Abre Boca

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"¿Qué pasajes escogerías si desarrollaras una serie de estudios

bíblicos sobre el tema del templo?"

Fue una inocente pregunta que me hizo un joven que acababa

de conocer en una conferencia de entrenamiento para el ministerio.

Estaba por iniciar mis estudios en el seminario. Dentro de dos años

estaría listo para trabajar en una iglesia y me sentía novato. Desde

hacía seis años había vivido como un cristiano comprometido, pero

mi conocimiento de la Biblia, en especial del Antiguo Testamento,

era muy limitado, lo cual explica por qué la pregunta de mi nuevo

amigo me había puesto tan nervioso. Había oído del templo, pero

la verdad es que no tenía ni idea de su significado, ni de dónde

buscar en la Biblia más información, así que evité contestar al

hacerle la pregunta: "¿Qué pasajes utilizarías tú?"

En los siguientes diez minutos me llevó a un recorrido tan

rápido a través de toda la Biblia, que quedé con la cabeza dándome

vueltas. Iniciamos en el jardín del Edén, donde Adán y Eva no

necesitaban ningún templo porque la presencia de Dios estaba en

todas partes; y llegamos hasta la nueva creación (el cielo), en donde

otra vez no se necesita ningún templo "porque el Señor Dios

Todopoderoso y el Cordero son su templo" (Apocalipsis 21:22). A lo largo del camino hicimos
algunas paradas breves en el tabernáculo

en el desierto; el templo en Jerusalén; las profecías de Ezequiel sobre

el nuevo templo; el Señor Jesucristo, quien "hizo su tabernáculo" o

"tabernáculó" entre nosotros (Juan 1:14, traducido literalmente), y

la iglesia ("un templo santo en el Señor", Efesios 2:21).

Estaba muy impresionado. Ya había obtenido un título

universitario en teología, sin embargo no estaba capacitado para

orientarme en la Biblia. Había hecho análisis minuciosos de pasajes

y libros en particular, pero nadie me enseñó cómo armonizaban.

Sin embargo, mi amigo era capaz de viajar a través de la Biblia con

aparente facilidad. Parecía como si viajara con un mapa, mientras


yo me quedaba sin ningún sentido de orientación. Así que le

pregunté cómo lo conseguía. Me habló de un libro que bosquejaba

los principales elementos en la historia de la Biblia, de principio

a fin. Se trataba de la obra de Graeme Goldsworthy, Evangelio y

Reino.

Al día siguiente compré el libro y lo leí en una semana. Por

fin tenía el mapa que necesitaba. Aún ignoraba muchas cosas de la

Biblia, pero ya tenía establecido el marco.

Quien haya leído Evangelio y Reino verá su influencia sobre

este libro. Este no es un intento por mejorar ese libro. Adopto

de manera amplia su misma postura, pero intento presentarla

ligeramente de manera menos técnica. Mi intención es brindar

a todos los cristianos, desde el nuevo converso hasta el creyente

maduro, un panorama general de toda la Biblia, que les ayude a

ver cómo se relacionan sus diferentes partes. Espero que esta obra

sea sencilla sin ser simplista. Deseo poner en las manos del lector el

mapa que me ha sido de gran utilidad.

Al final de cada capítulo se proporciona un bosquejo de

estudio bíblico (se incluye uno adicional en el largo capítulo 4).

Los estudios se han diseñado para uso individual o grupal. Sacará

Graeme Goldsworth, Evangelio y Reino (Torrentes de Vida, Mexico, 2005) mayor provecho de
los estudios si usted o los miembros del grupo

leen por adelantado cada capítulo (o la mitad pertinente del

capítulo 4).

Agradezco a Richard Coekin, quien fue el primero en

conducirme al camino, y a Graeme Goldsworthy, cuyo libro me

dio el mapa. Este material se preparó en un principio para pláticas

impartidas en la Iglesia St. Ebbe, Oxford, Titus Trust Holidays,

Spring Harvest World Alive y en la conferencia FIEC Caister. Me

han beneficiado las enseñanzas de muchos escritores y oradores


en el área, incluyendo a Shaun Atkins, F. F. Bruce, Edmund P.

Clowney, Jonathan Fletcher, Ian Garrett, Phillip Jensen, Walter

J. Kaiser, Simon Manchester, Mark Meynell, Alec Motyer, Mike

Neville, Alan Purser y Simon Scott. Pocas son las ideas buenas

que realmente son nuevas y no me excuso por utilizar aquellas de

otros autores a través de este libro. He olvidado dónde escuché por

primera vez algunas de estas ideas, por lo tanto, si usted reconoce

alguna de ellas como suya, ¡ahora se lo agradezco!

Vaughan Roberts

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