10 Parabolas Cortas

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1.

Parábolas Los Trabajadores de la Viña


El dueño de una viña se marchó a contratar obreros,
a unos hombres en la plaza encontró y a la viña fueron.
El precio del trabajo que ofreció fue de un denario por un día de esfuerzo y de
sudor no era mal salario.

2. Parábola del pastor


Un pastor llamado Háral y que tenía muchas ovejas vivía prendado de Présida, la
bella hija del Rey del pueblo. A menudo cruzaba miradas con ella hasta que se
decidió a cortejarla. Cuando al fin le habló, y le propuso un romance, ella le dijo:
“Háral, tú me simpatizas, pero yo no puedo tener que ver con un simple pastor. Mi
Pueblo no lo querría”.
Háral, de inmediato, le prometió que dejaría de ser pastor y así lo hizo. Pasados
varios días, un amigo le preguntó a Háral como le iba con Présida y él respondió:
“Présida me rechazó”. “¿Pero por qué?”, preguntó el amigo. Háral le respondió:
“Yo dejé de ser pastor tal y como prometí, pero por doquier que yo pasara, las
ovejas venían detrás de mí”.

3. Parábola de los Hambrientos


“¿Quién de vosotros asumirá la responsabilidad de alimentar a los hambrientos” ,
preguntó Buda a sus discípulos cuando el hambre asolaba Shrvasti.
Ratnakar, el banquero, movió la cabeza diciendo:
- “Todas mis riquezas no bastarían para dar de comer a los hambrientos. “
Jayasen, el general del Ejército real, respondió:
- “Estaría dispuesto a dar mi propia sangre, pero no tengo comida suficiente en mi
casa.”
Dharmapal, que poseía muchas hectáreas de tierra, dijo con un suspiro:
- “El demonio de la sequía ha absorbido la humedad de mis campos. No sé cómo
pagar los impuestos.”
Se levantó entonces Snpriya, la hija del mendigo. Hizo una reverencia a todos y
dijo humildemente:
- “Seré yo quien dé de comer a los hambrientos” .
- “¿Cómo?”, gritaron todos sorprendidos. “¿Qué esperanzas puedes tener tú de
cumplir esa promesa?”
- “Soy la más pobre de todos vosotros. Esta es precisamente mi fuerza. Tengo mi
arcón y mi despensa en cada una de vuestras casas.”

4. Parábola del sembrador


Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha
gente; y entrando Él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les
habló muchas cosas por parábolas, diciendo: «He aquí, el sembrador salió a
sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron
las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y
brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y
porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron,
y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a
sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.
5. DE TI DEPENDE
En un pueblo oriental vivía en la montaña un anciano que era muy conocido por su
sencillez y su sabiduría. Pero en el pueblo cercano vivía un joven malicioso y
envidioso de aquel anciano.
Un día acompañado de un par de amigos decidió ir al encuentro de aquel anciano
para dejarlo en evidencia, se compró un pájaro y fue al encuentro del anciano.

Cuando estuvo frente a El, le dijo:

- Buen anciano, todo el mundo habla bien de ti; yo quiero ponerte a prueba a ver si
lo que dicen de ti es cierto. Este pájaro que llevo en la mano que pasará con El,
cuando la abra:¿ volará o caerá muerto?. (porque el joven pensaba, si dice que
volará, aprieto la mano, lo ahogo y caerá muerto, por el contrario, si dice que
morirá abriré la mano y saldrá volando; este viejo, pensaba, no tiene escapatoria).

El buen anciano se dió cuenta enseguida del mal de aquel joven y empezó a
mirarle fijamente a los ojos para que reflexionase, pero el joven insistía: ¿volará o
caerá muerto?.

Finalmente el anciano le clavo sus ojos en los de El y le dijo: DE TI DEPENDE.

Fue suficiente, aquellas palabras le llegaron al fondo del corazón, abrió la mano,
salió el pájaro libre y regreso junto con sus amigos en silencio al pueblo; parece
que la lección de aquel anciano había servido de mucho.

6. ADMITE TUS FALTAS


Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en
evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron los
lentes en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo
de ventilar sus fuertes opiniones.
Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas. Al
detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a
criticarlo. Con aire de superioridad dijo: "El marco es completamente inadecuado
para el cuadro. El hombre está vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa.
En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan
vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto".
El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él
entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: "Querido, -
estás mirando un espejo!!!".
Muchas veces nuestras propias faltas, las cuales tardamos en reconocer y admitir,
parecen muy grandes cuando las vemos en los demás. Debemos mirarnos en el
espejo más a menudo, observar bien para detectarlas, y tener el valor moral de
corregirlas; es más fácil de negarlas que reconocerlas. Por eso es necesario hacer
a un lado el orgullo pues solo con humildad podremos ver nuestros defectos y
corregirlos.
7. AMAR LA VIDA
Un profesor fue invitado a dar una conferencia en una base militar, y en el
aeropuerto lo recibió un soldado llamado Ralph.
Mientras se encaminaban a recoger el equipaje, Ralph se separó del visitante en
tres ocasiones: primero para ayudar a una anciana con su maleta; luego para
cargar a dos pequeños a fin de que pudieran ver a Santa Claus, y después para
orientar a una persona. Cada vez regresaba con una sonrisa en el rostro.
"¿Dónde aprendió a comportarse así?", le preguntó el profesor. "En la guerra",
contestó Ralph.
Entonces le contó su experiencia en Vietnam. Allá su misión había sido limpiar
campos minados. Durante ese tiempo había visto cómo varios amigos suyos, uno
tras otro, encontraban una muerte prematura.
"Me acostumbré a vivir paso a paso" -explicó. "Nunca sabía si el siguiente iba a
ser el último; por eso tenía que sacar el mayor provecho posible del momento que
transcurría entre alzar un pie y volver a apoyarlo en el suelo.
Me parecía que cada paso era toda una vida".
Nadie puede saber lo que habrá de suceder mañana. Qué triste sería el mundo si
lo supiéramos. Toda la emoción de vivir se perdería, nuestra vida sería como una
película que ya vimos.
Ninguna sorpresa, ninguna emoción. Pienso que lo que se requiere es ver la vida
como lo que es: una gran aventura.
Al final, no importará quién ha acumulado más riqueza ni quién ha llegado más
lejos. Lo único que importará es quién lo disfrutó más.
Ama más quien más ha servido, porque aprecia su vida y la de los demás.

8. EL REY Y EL MENDIGO
Un pobre hombre que vivía en la miseria y mendigaba de puerta en puerta,
observó un carro de oro que entraba en el pueblo llevando a un rey sonriente y
radiante.

El pobre se dijo de inmediato "Se ha acabado mi sufrimiento, se ha acabado mi


vida de pobre. Este rey de rostro dorado ha venido aquí por mi, lo sé. Me cubrirá
de migajas de su riqueza y viviré tranquilo".
En efecto, el rey, como si hubiese venido para ver al pobre hombre, hizo detener
el carro a su lado.

El mendigo, que se había postrado en el suelo, se levantó y miro al rey,


convencido de que había llegado la hora de su suerte.
Entonces, de repente, el rey extendió la mano hacia el pobre y le dijo:
- Qué tienes para darme? El pobre , muy sorprendido y muy desilusionado, no
supo que decir.
"Es un juego - se preguntó - lo que el rey me propone? Se burla de mi? Es un
nuevo pesar?"
Entonces al ver la persistente sonrisa del rey, su luminosa mirada y su mano
tendida, el pobre metió la mano en su alforja, que contenía unos puñados de
arroz.
Cogió un grano de arroz, y se lo dió al rey, que le dió las gracias y se fue
enseguida llevado por unos caballos sorprendentemente rápidos.

Al final del día, al vaciar su alforja , el pobre encontró un grano de oro.


Entonces se puso a llorar diciendo:
- Porqué no le habré dado todo mi arroz ?!

9. EL NAUFRAGO
El único sobreviviente de un naufragio fue visto sobre una pequeña isla inhabitada.
El estaba orando fervientemente, pidiendo a Dios que lo rescatara,y todos los dias
revisaba el horizonte buscando ayuda, pero esta nunca llegaba.

Cansado, eventualmente empezó a construir una pequeña cabañita para


protegerse, y proteger sus pocas posesiones.
Pero entonces un dia, despues de andar buscando comida, regresó y encontró la
pequeña choza en llamas, el humo subía hacia el cielo.

Lo peor que había pasado, es que todas las cosas las había perdido.
El estaba confundido y enojado con Dios y llorando le decía "Cómo pudiste
hacerme esto?" Y se quedó dormido sobre la arena.
Temprano de la mañana del siguiente día, el escuchó asombrado el sonido de un
barco que se acercaba a la isla. Venian a rescatarlo, y les preguntó, Como sabían
que yo estaba aquí?.
Y sus rescatadores le contestaron... "Vimos las señales de humo que nos hiciste. "

10. UN CIEGO CON LUZ


Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que
una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite
encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En
determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo
reconoce.

Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo.

Entonces, le dice: -¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano?
¡Si tú no ves!
Entonces, el ciego le responde: - Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo
conozco la oscuridad de las calles de memoria.

Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi... No solo
es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros
puedan también servirse de ella.
Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno mismo y para que sea
visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.

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