Cruz 2017 Territorios Cuerpos Femeninos

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UNA MIRADA MUY OTRA A LOS TERRITORIOS-CUERPOS FEMENINOS 1 A very


other gaze at the territories-female bodies

Article · January 2017

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Delmy Tania Cruz


Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologia Social
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UNA MIRADA MUY OTRA A LOS TERRITORIOS- CUERPOS FEMENINOS1

A very other gaze at the territories - female bodies

Delmy Tania Cruz Hernández2

CIESAS / CLACSO

RESUMEN

El artículo presenta una propuesta colectiva que puede ayudar a comprender el


significado del planteamiento feminista cuerpo-territorio que es enunciado principalmente
por mujeres indígenas organizadas en defensa de sus territorios y por mujeres diversas que
acompañan las luchas.

El escrito recopila diversas corrientes feministas del pensamiento para entender


cómo se han venido trabajando los cuerpos y los territorios, hasta encontrarse con la
propuesta emergente de cuerpos-territorios. Trata de abonar al significado colectivo y
comprometido que se le da al planteamiento cuerpos-territorios desde una mirada
decolonizadora, feminista y latinoamericana caribeña.

Palabras claves

Cuerpos, territorios, cuerpo-territorio, mirada feminista

ABSTRACT

The article presents a collective proposal that can help to understand the meaning of
the feminist body-territory approach wich is stated mainly by indigenous women organized
in defense of their territories and by diverse women who accompany the struggles.

The paper compiles various feminist currents of thought in order to understand how
bodies and territories have been worked until they meet the emerging proposal of bodies-
territories. It tries to subscribe to the collective and committed meaning that is given to the

1 Cruz Hernández Delmy Tania (2016). Una mirada muy otra a los territorios-Cuerpos femeninos. En:
SOLAR, Revista de Filosofía Iberoamericana Año12 Vol. 12-1. ISSN: 1816-2924.
2
Delmy Tania Cruz Hernández es feminista indígena mexicana con corazón chiapaneco. Doctorante del
Centro de Investigaciones de Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-unidad sureste). Estudió
Etnología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Realizó sus estudios de maestría en Género y
Desarrollo en la Facultad Latinoamérica de Ciencias Sociales (FLACSO) sede Ecuador. En 2007 hizo la
maestría en Estudios de Desarrollo Rural Regional en la Universidad Autónoma de Chapingo sede Chiapas.
Las líneas de investigación que trabaja son: Teoría de género, Teoría feminista, cuerpo-territorio, educación
popular y defensa del territorio. Actualmente es co-coordinadora del Grupo de Trabajo de CLACSO
“Cuerpos, territorios y feminismo”. Es profesora y coordinadora de la maestría en Pedagogía del Sujeto y
Práctica Educativa de la Universidad Indígena en Red (UCIRED) sede Chiapas. Cofundadora del grupo
Miradas Criticas del Territorio desde el Feminismo con quienes publicó el libro El Yasuní en Clave
Feminista: La vida en el centro el Crudo bajo tierra. Co-coordinadora de la organización Mujeres
Transformando Mundos AC que tiene su sede en Chiapas, México que se dedican a acompañar procesos de
mujeres indígenas y rurales en defensa de sus territorios.

body-territories approach from a decolonizing, feminist and Latin American Caribbean
perspective.

Keywords

Bodies, territories, body-territory, feminist gaze

El documento que presento es una compartición. La palabra compartición es una


propuesta zapatista que nos dice que queremos contar de nuestro ser y estar en el mundo a
otras personas. Abogando a esa premisa me dispongo a la compartición de un proceso de
trabajo colectivo de cuatro años que trata de comprender y desentrañar la importancia que
tiene el argumento cuerpo-territorio nombrado por algunas feministas comunitarias y que
está siendo retomado por algunas mujeres amazónicas, indígenas y rurales de América
Latina y el Caribe que se encuentran en la defensa de sus territorios.

Como sujeta acompañante de procesos sociales con mujeres indígenas en territorios


vulnerados3 me resonaba mucho las consignas que se escuchan sobre “mi cuerpo es mi
territorio” o “ni las mujeres ni la tierra somos territorios de conquista”. Los colectivos de
los que formo parte sostuvimos conversaciones con diversas mujeres tanto de la Amazonía
Ecuatoriana como de la Selva Fronteriza de Chiapas sobre la defensa de su territorio y con
frecuencia se hacían analogías en como su cuerpo era su territorio y viceversa. De estos
diálogos nos preguntamos ¿qué pasa con nuestros cuerpos-territorios? Comenzamos
dialogándolo entre nosotras y con otras mujeres feministas. Este primer paso nos dio las
luces para decidir tomar la idea cuerpo-territorio como un eje central de nuestro ejercicio
académico y militante.

No puedo comenzar los argumentos sobre la premisa cuerpo-territorio sin antes


situarme. A su vez, situarse es abogar por el lugar de enunciación que implica desnudarse,
re-pensarse y definir la subjetividad. Mi lugar de enunciación es la militancia feminista y la
academia comprometida, me ubico como sujeta política de conocimiento y acompañante de
procesos sociales y políticos en América Latina y el Caribe. Soy mujer latinoamericana y


3
Retomo la categoría de vulnerabilidad propuesta por Judith Butler en sus libros: Vida precaria. El
poder del duelo y la violencia (2010). Marcos de Guerra. Las vidas lloradas. (2009). Dar cuenta de sí mismo.
Violencia ética y responsabilidad.


caribeña, con raíces indígenas, estoy siendo feminista y militante que aboga por procesos
colectivos en la academia y la militancia.

Cuando una se sitúa se pregunta si ¿el conocimiento nos ha enriquecido como


sujetos-sujetas? Cuestionamiento que ha sido planteada por el filósofo latinoamericano
Hugo Zemelman (2005, p. 81) quien nos interroga cuestionando ¿para qué conocemos? ¿el
conocimiento nos ha enriquecido como sujetos? Zemelman está sugiriendo destapar la
consigna de que “la verdad” sólo se comprende desde los límites de la razón instrumental
pero él arrebatadamente añade que se puede conocer también desde la emocionalidad y la
corporalidad. El planteamiento zemelmaniano nos propone la postura del sujeto erguido
ante el conocimiento; es decir, mirar cómo yo y las otras nos paramos ante nuestras
circunstancias y decimos ya basta; es decir, nos invita a ver las acciones que las y los
sujetos realizamos para cambiar nuestras condiciones. Para Zemelman, las que nos
acercamos a “lo otro” somos subjetividad dialogando con otras subjetividades y eso no
puede quedar fuera de nuestro actuar y de nuestro decir. Dicho planteamiento lo anuncia la
pensadora feminista Donna Haraway (1995), quien nos plantea que somos sujetas situadas
y que lo que veamos tiene limites y alcances, no pretendamos tener el “ojo de Dios” que
todo lo ve. Miramos desde un lugar del mundo y desde ahí conocemos. No pretendo entrar
al viejo debate generado desde algunos pensadores de las ciencias sociales quienes
cuestionan la idea de objetividad vs subjetividad, más bien pongo en evidencia lo que ya
muchas colegas feministas han tratado desde hace muchas décadas que es exponer mi
subjetividad para el escrito siguiente.

El planteamiento de situarme me lleva a discutir lo puesto en el título del artículo


que es lo muy otro. ¿A qué me refiero con dicho planteamiento? Cuando en Chiapas surge
el movimiento zapatismo uno de sus cuestionamientos más interesantes desde mi
perspectiva era a la academia como institución blanca, hegemónica, patriarcal y colonial y a
quienes estaban construyendo desde ese lugar. Uno de los puntos centrales que se pone
sobre la mesa es ¿para qué han servido tantas investigaciones? El movimiento de manera
indirecta cuestiona cómo las y los académicos hemos estado realizando políticas extractivas
de investigación para publicar, reflexionar y “dialogar” (lo pongo entre comillas”) sobre los
otras-otros. Dijeron y pusieron los puntos a las ies del cómo construían- construíamos lo
“otro” al “otro-otra-otre” ¿qué cuestionamientos hacíamos hacia un conocimiento


eurocéntrico, clasista, racista y patriarcal? ¿Cómo nos posicionamos ante él?

Una de las muchas resonancia que nos trajo el movimiento fue que el conocimiento
por el conocimiento no sirve, el conocimiento sin posicionarnos políticamente no sirve, sin
mirar la desigualdad desde los y las de abajo, muchas y muchos que lo escuchamos
justamente somos eso las de abajo, las no reconocidas, las no blancas, las no publicables.

La consigna de lo “muy otro” surge de querer intentar poner en acción otras formas,
otros modos, otras prácticas. De saberme dialogante, interpelada, de saberme receptiva, de
saberme puesta. Las prácticas “otras” de conocimiento, cuestionan ser los sabedores-as de
todo, se cuestiona la imposición de una ciencia como medida de todas las ciencias; Es
decir, un ya basta a la violencia epistémica que invisibiliza el conocimiento de los pueblos
originarios, de las mujeres, de la infancia. Es un Surear como posibilidad de enunciación
desde América Latina y el Caribe una oportunidad de enunciación desde haceres feministas
latinoamericanos y caribeños.

El cuerpo y el territorio; si con la y, conjunción que sirve para dividir ha sido


prácticamente estudiado por pensadoras feministas desde diversas disciplinas. Para este
artículo tocaré sólo algunas, especialmente he realizado una revisión en tres sentidos: a)
geógrafas feministas, b) feminismo comunitario, c) ecofeminismos norte-sur donde nos
encontramos por este momento nosotras como colectiva.

Geógrafas feministas

Sobre territorios y cuerpos femeninos como categorías separadas se ha trabajado


mucho sobre todo en el pensamiento feminista se ha abordado el tema de los cuerpos
femeninos como construcciones sociales. En las disciplinas de la geografía, historia y
antropología se ha abordado el territorio como “lugar estructural que es estructurado” ó
como “espacio donde se dan relaciones de poder y de apropiación por parte de grupos
humanos”.

Una de las pensadoras que comienza a interrogarse sobre la relación espacios-


cuerpos es Doreen Massey (2005). La autora británica parte de la premisa que lo importante
de estudiar el espacio es reconocer cómo ha sido construido y bajo qué estructuras políticas
y relaciones de poder/saber. Buscar cómo se construyó el espacio nos puede dar pistas para

entender las desigualdades sociales que se viven en éstos. Para Massey existe una
relacionalidad del concepto de espacio y políticas de desarrollo; es decir, una política que
permite la movilidad de algunos, está limitando la inmovilidad de otros: “(…) los diferentes
individuos están situados de maneras muy distintas en esos flujos e interconexiones (…) lo
que tiene que ver con el poder en relación a los flujos y al movimiento” (Massey, 2005, p.
165).

Massey (1995) sugiere que una de las formas más poderosas en que el espacio
social puede ser conceptualizado es a partir de las relaciones sociales, las interacciones
sociales, reconocer que en todas partes existe una expresión y un medio de poder. Por otra
parte, si el espacio es conceptualizado de esa manera, entonces es posible pensar la
identidad de lugar.4

El vínculo que realiza entre espacio y poder es para concluir que el poder tiene una
geografía que genera desigualdad entre las personas, países, regiones, etc. También para
mencionar que hay diferentes formas en que este poder se representa en un mismo espacio
y es ahí donde profundiza en las desigualdades de género que se dan en los espacios.
Específicamente menciona cómo ciertas políticas laborales impuestas para algunos
empleos, desplazan a las mujeres a determinados espacios, por ejemplo, el ámbito
doméstico.5

Otra teórica que ha abonado reflexiones sobre la relación entre espacio y cuerpos
desde una mirada feminista es Mc Dowell quien está muy interesada en crear un puente
entre los estudios feministas y la geografía. Para ella, es fundamental revisar las divisiones
espaciales – público vs privado; dentro vs fuera, porque considera tiene una importancia
fundamental para la construcción social de las divisiones de género (2000, p. 27). En el
libro Género, identidad y lugar hace una recapitulación de diversos estudios que han
relacionado el cuerpo con el espacio. Al final, Mc Dowell captura principalmente una de las
premisas detonadas por Bourdieu [1991] (1999). “(...) los hombres son la presencia en el


4
La idea de "lugar" retomada por Massey deriva del argumento planteado por Mouffe sobre la
identidad. Massey sugiere que ambos proyectos pueden evocar nuevas formas de profundizar sobre la
conceptualización del poder y la identidad o subjetividad política y en el caso de la geografía
conceptualización del espacio y el lugar. El argumento es presentado por Massey en el libro For Space.
5
En el libro For Space, Massey presenta varios ejemplos dónde se puede analizar el espacio desde una
mirada de género, ejemplo, el caso de las y los trabajadores de Cambrigde, o los mineros de carbón.

espacio, las mujeres la insignificancia”, además intenta articular cómo las políticas, planes
diseñados a los lugares reafirman el argumento bourderiano. Otra arista que intenta
desentrañar Mc Dowell tiene que ver con la idea proporcionada por Simone de Beauvoir
que sugiere cómo se restringió a lo femenino a la escala del cuerpo, dejando a los cuerpos
masculinos como incorpóreos y pasándolos al área de la mente, jerarquizando siempre la
mente por encima de los cuerpos.

Con el argumento de Mc Dowell y Massey queda claro que los cuerpos están
situados en el espacio. El cuerpo en sí ya es una escala, como bien define Smith, el lugar
del cuerpo establece la primera frontera entre yo y el otro (Smith, 1993, p. 110), pero para
entender la escala de los cuerpos el género no es la única categoría que debemos tomar en
cuenta, sino, también la raza, la edad o los dotes personales (Young, 1990).

Entonces, si asumimos que no todos los cuerpos son iguales, ni tienen un mismo
estándar y que además dependen de los roles de género, clase, etnia, edad y raza que te
“impone” el imaginario colectivo ¿Qué lugar ocupan los cuerpos de las mujeres en los
territorios? La primera respuesta es que las feminidades y las masculinidades se producen y
reproducen junto a todo aquello que une simbólicamente a las y los sujetos con su lugar
(Mc Dowell, 2000). El lugar es a la vez centro de significado y contexto externo de nuestras
acciones, es decir, espacio vivido y representación (De Certeau, 2000, p. 129). Lo que
permite afirmar, todo lo que hacemos está espacialmente situado y encarnado en cuerpos
diferenciados y jerarquizados. En ese sentido, el cuerpo está asignado no sólo por las
determinaciones físicas del contexto geográfico; sino por las construcciones culturales que
subyacen a la idea del espacio, lugar, territorio, comunidad y contexto.

Otra autora que ayuda a entender la necesidad de articular el cuerpo con los espacios
es Alicia Lindón. En un análisis sustantivo6 que recorre diversos estudios sobre el vínculo
entre cuerpos y espacios, la autora invita a seguir profundizando en éstas relaciones pues
afirma se han quedado en que el cuerpo se localiza siempre en algún locus o es considerado
el primer espacio. Lindón invita a ir más allá. Para ello, argumenta dos premisas: a) se
desprende del término cuerpo, pues considera éste es sólo la materia prima, acuñe la
categoría de corporalidad que define como “el lenguaje estructural que traspasa en el

6
Me refiero al artículo denominado “Corporalidades, emociones y especialidad: Hacia un renovado
betweenness”

cuerpo” (Lindón, 2012, p. 703) b) será en las prácticas cotidianas donde podemos encontrar
pistas sobre la(s) relación(es) entre corporalidades y espacialidades, pues afirma que es en
la cotidianidad donde se configura lo social.

Considero que uno de los muchos aportes de estas pensadoras es cuestionar o poner
en duda al espacio como lugar neutro; es decir, si bien abogan por mencionar que el espacio
es socialmente construido, esa construcción tiene un referente y es patriarcal, las mujeres y
los cuerpos femeninos no somos vistas como parte de él y solamente añadidas a él;
entonces, quedamos en desigualdad y más aún si la etnia, la clase, raza y edad se articulan
al debate.

Feminismos latinoamericanos

Una línea de pensamiento que ha abonado a repensar el vínculo cuerpos-territorios


es el pensamiento decolonial. Cuando las feministas entran a la corriente decolonial, una de
las premisas que señalan es la ceguera de género que tiene esta corriente. Por tanto, como
primer marco de referencia es hacer visible su pensamiento a través de crear un programa
feminista que acoja una perspectiva situada histórica y geopolíticamente desde la
colonialidad, la cual es su dirección (Mendoza, 2014, p. 93). El género es uno de los
elementos a tomar en cuenta, pero no el único, puesto que para entender el hecho colonial,
será necesario comprender el concepto de “raza” y ponerlo en el centro del debate. Es en
este diálogo dónde se alude a conceptos como tierra-cuerpo- territorio-cuerpo.

Feministas inscritas en la línea decolonial y con apellido comunitarias como Lorena


Cabnal (2010) aborda el término cuerpo-tierra para ahondar en el daño que se ha hecho a
los territorios desde la invasión colonial que ha pasado de la expropiación de sus tierras,
territorios, recursos, saberes utilizando como vehículo los cuerpos de las mujeres.

La invasión genera una penetración colonial que se configura “como una condición
para la perpetuidad de las desventajas múltiples de las mujeres indígenas” (Cabnal, 2010, p.
15), condiciones de discriminación y desventaja que llegan hasta la actualidad.

Como bien señalan Cabnal (2010) y un año después Paredes (2011) sería
esencialista pensar que las violencias y subordinaciones ejercidas sobre las mujeres


indígenas, solo vienen de fuera, también se generan dentro de sus comunidades y que no se
dieron sólo con el hecho colonial, sino que existía un patriarcado desde antes de la colonia.
Concluyen que para entender la defensa de los territorios de las mujeres se tiene que
comprender el proceso histórico del patriarcado. En el concepto cuerpo-tierra subyace una
demanda política que emana de una reflexión colectiva de mujeres indígenas con el fin de
mostrar su visión en la defensa de sus territorios.

Desde otra mirada, feministas indígenas, lesbianas, afrocolombianas, y urbanas de


nuestra América han puesto sobre la mesa, la importancia de ahondar en el cuerpo-
territorio que es: “Analizar nuestro devenir como sujetas en acción” (Espinosa Yuderkis,
2014, p. 9) “[…] Es un aprendizaje cotidiano e incesante, que ha requerido mucho amor,
fuerza de decisión y valor para renunciar a prácticas patriarcales…” (Gómez Grijalva:
2013, p. 26). En este argumento el cuerpo visto como territorio es en sí mismo un espacio,
un territorio-lugar, que ocupa, además, un espacio en el mundo y puede vivenciar todas las
emociones, sensaciones y reacciones físicas, para encontrar en él, un lugar de “resistencia”
y resignificación.

Aunque comparto los postulados que el feminismo decolonial imprime en sus enunciados
cuerpo-tierra y cuerpo-territorio aún las descripciones que realizan se queda más en
enunciado político y de lucha que como categoría de análisis. No obstante, considero
fundamental la mirada decolonial para mirar la relación entre cuerpos femeninos y
territorios con mujeres porque es un lugar de enunciación política fundamental para re-
pensar los territorios hoy amenazados.

Nuevas miradas ecofeministas desde el Sur

El Colectivo Miradas Criticas del Territorio desde el Feminismo desde 2012 hemos
intentado crear puentes teóricos entre territorios y cuerpos femeninos. El primer
acercamiento ha sido metodológico y lo hemos realizado a través de impulsar encuentros
entre mujeres organizadas para poner en práctica herramientas de cartografía social y
corporal donde se visualizan los vínculos entre cuerpos y territorio.7

En un sentido teórico después de la marcha de las mujeres amazónicas (2013)


7
Revisar la página web del colectivo http://territorioyfeminismos.org/

pusieron sobre la mesa el debate entre territorios amenazados y las consecuencias para los
cuerpos femeninos. Llegamos a reflexionar, a través de las voces de las mujeres, cómo se
masculiniza los territorios cuando las empresas extractivas se instalan en territorios, a lo
cual le denominan la patriarcalización de los territorios. En 2015 iniciamos la búsqueda por
la relación entre cuerpos- territorios y desde las voces de mujeres organizadas enmarcan el
ejercicio de dicho vínculo desde los conceptos del pensamiento feminista8.

No hemos llegado a una conclusión del significado del argumento cuerpo-territorio,


tal vez ese no es nuestro fin, sino generar preguntas, insumos desde las voces de las propias
mujeres y desde nuestras interpelaciones. Lo cierto es que podría decir que la enunciación
cuerpo-territorio es una epistemología latinoamericana y caribeña hecha por y desde
mujeres de pueblos originarios que viven comunidad; es decir, la articulación cuerpo-
territorio pone en el centro lo comunitario como forma de vida. Además a todas las demás
personas nos ayuda a mirarnos territorialmente desde distintas escalas. Puesto que pone
énfasis en la escala más micro, más íntima, que es el cuerpo. Donde nuestro cuerpo es el
primer territorio de lucha. No obstante, consideramos que el cuerpo femeninos y otrxs
cuerpos disidentes son la plasmación de muchas otras escalas de opresiones, de
resistencias: familia, plaza pública, comunidad, barrio, organización social, territorio
indígena, etc. La relación entre el cuerpo y estas otras escalas genera una potente dialéctica
entre nuestra existencia y las relaciones que la unen a los territorios que habitamos.

También consideramos que el argumento cuerpo-territorio es una forma de


acompañamiento sororal y político, es un dialogo entre feministas y mujeres diversas
organizadas que las une el interés de otros mundos posibles.

Considero que la invitación que deja la propuesta cuerpo-territorio es mirar a los


cuerpos como territorios vivos e históricos que aluden a una interpretación cosmogónica
y política, donde en él habitan nuestras heridas, memorias, saberes, deseos, sueños
individuales y comunes; y a su vez, invita a mirar a los territorios como cuerpos sociales
que están integrados a la red de la vida y por tanto, nuestra relación hacia con ellos debe ser
concebida como “acontecimiento ético” entendido como una irrupción frente a lo “otro”


8
Ponencia presentada por Delmy Tania Cruz Hernández en el Congreso de Comunalidad 2015
https://miradascriticasdelterritoriodesdeelfeminismo.files.wordpress.com/2015/11/comunalidad-cruz.pdf

donde la posibilidad de contrato, dominación y poder no tienen cabida. Donde existe la
acogida comprendida como la co-responsabilidad y la única propuesta viable para mirar el
territorio y entonces para mirarnos a nosotras-nosotros-nosotres mismxs.

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