Número 61. TRABAJOS DE JARDINERÍA PDF
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Número 61. TRABAJOS DE JARDINERÍA PDF
CONTENIDO Esta publicación está editada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene
en el Trabajo y su principal objetivo es divulgar contenidos prácticos sobre la
EDITORIAL prevención de riesgos laborales. Nuestro público de referencia es el profesorado
de Formación Profesional pero estamos encantados de que otros destinatarios
Cultura de salud
interesados en la prevención nos visiten.
NOTICIAS
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Registro de empresas sancio-
nadas por riesgos laborales
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Nº TRABAJOS DE JARDINERÍA
Estudiantes del ciclo forma-
tivo te jardinería estrenan
instalaciones
NOTAS PRÁCTICAS
Trabajos de jardinería
Caso Práctico: Descripción
Análisis del Caso Práctico.
Factores de riesgo
ACTIVIDADES DE
AYUDA
PUBLICACIONES
LEGISLACIÓN
Director de la Publicación: Juan Guasch. Redacción: Rosa Banchs, Pilar González, Jaume Llacuna. Edita:
Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Redacción y Administración: INSHT-Centro Nacional
de Condiciones de Trabajo. Dulcet, 2-10 08034-Barcelona. Teléfono: 93-280-01-02 – Ext. 2313 / Fax: 93 280
00 42 / Internet: http://www.insht.es e-mail: [email protected] NIPO 211-08-002-9
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Cultura de salud
El “editorial” de una publicación supone el pensamiento fundamental de la misma, la idea
clave que representa el sentir del grupo y la transmisión de una idea o una opinión que
recorre la “filosofía” de lo publicado. De ahí que los editoriales no acostumbren a ir firmados
ni se identifique de manera clara el autor del mismo. No obstante, en la presente edición el
editorialista desearía manifestarse como una persona concreta inmersa en el problema (o la
situación) de la que pretende hablar. Es evidente que “Erga FP” comparte (es de suponer)
la idea transmitida y que los muchos años de intervenir en este producto hayan hecho del
comentarista alguien con cierto conocimiento de la filosofía profunda que subyace en él.
Se trata del mismísimo concepto de la ya más que clásica “cultura de prevención”. Siempre
hemos definido dicha cultura como inherente a la conducta humana en general y no
limitada al mundo del trabajo, al del hogar o al del ocio. El accidente es accidente siempre
que se produce, se dé donde se dé. Otra cosa es el tratamiento administrativo del mismo.
Las consecuencias, lógicamente, de un accidente (pongamos como ejemplo la ruptura de
tibia y peroné debidos a una caída) son las mismas siempre sin ninguna matización
material debida al espacio en el que se ha producido.
Caerse en el jardín de casa puede suponer las mismas consecuencias que caerse en un
taller de reparación de vehículos, en una oficina o en una obra en construcción. Cierto que
en general, los riesgos que presentan determinados trabajos son mayores, más complejos
o más frecuentes que los que puedan darse en el hogar. Esto parece claro pero no invalida
que las consecuencias del accidente sean las mismas. Romperse la pierna resbalando en
un jardín cuando se pasea por él es el mismo accidente que romperse la pierna trabajando
como jardinero podando un árbol. ¿Está más expuesto el jardinero que el paseante?,
probablemente, de ahí que protejamos la actuación laboral del jardinero y no la de
paseante (que no está en situación laboral). Pero todo ello sigue sin ser significativo al
hablar de cultura de prevención. El paseante ¿no está expuesto a ningún riesgo? Por el
hecho de no estar trabajando en el jardín, ¿queda exento de toda probabilidad de
accidente? El hecho de no estar trabajando, ¿le exime de la debida precaución, de la
debida “prevención”? Por supuesto que no. Y aquí interviene la famosa cultura de
prevención. Por una parte, es necesario que la conducta del “paseante”, del ciudadano,
sea lo más “preventiva” posible para que no desencadene un accidente que redunde en su
salud o en la de otros; por otra, es evidente que las condiciones materiales en las que se da
la actuación deben guardar todas las características preventivas que son de desear: que el
suelo no resbale, que esté debidamente señalizado el camino, que existan artilugios donde
sujetarse en condiciones peligrosas o que el desplazamiento de personas con problemas
de movilidad sea posible fácilmente.
Quiere decir que una “real” cultura de prevención (como enuncia la legislación vigente)
supone la suma de una conducta consciente preventiva y la adecuación del “ambiente” (en
el sentido más amplio del término). Un compañero profesor de estos temas en la
Universidad de Sevilla me decía hace muy poco que, en el fondo, seguíamos diciendo (y
haciendo) lo mismo que cuando hace ya muchos años nos iniciamos en la seguridad y
salud en el trabajo: existe un “factor humano” y un “factor técnico” que determinan la
operatividad de lo que llamamos seguridad (tanto en el trabajo como fuera de él). La verdad
es que personalmente hacía mucho tiempo que no oía la tradicional división y que, de oírla,
generaba en mí una cierta actitud negativa. La prevención debe ser tal que aun en
deficiencia de la conducta humana no pueda la persona sufrir un accidente. Esto está muy
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bien, ciertamente…pero las prisas de un paseante en un día de lluvia son datos por lo
menos importantes para caer y romperse una pierna. Y, probablemente, la conciencia de
ello sería un integrante claro de la “fatal” cultura. Cierto que si el camino del jardín hubiera
estado dotado del pavimento antideslizante oportuno, las probabilidades de caer serían
menores, pero… ¿quién se detiene a pensar cuando “nunca ocurre nada” que puede llegar
a ocurrir “algo”? Esta es, desgraciadamente, una norma aplicable a multitud de situaciones.
Yo llamaría a la cultura de prevención, “cultura de salud”, aquella cultura que en épocas ya
un tanto remotas se definía como la capaz de generar el “gozo de vivir”. Y nos referimos a
una salud plena (en la clásica definición de la OMS) que implica, como un todo
inseparable, la actuación laboral, la del hogar, la del ocio, etc. Es decir: una especie de
seguridad integral basada en la conciencia clara, por parte de todos, de que la realidad
puede ser más agresiva de lo que deseamos en cualquier situación. Es evidente que dicha
concepción no puede partir más que de una profunda creencia personal y social, producto
de un formación heredada y convertida, casi, en una manifestación “genética” (por hablar
en términos de biología de la conducta), impregnada en la forma de vivir y percibir el
mundo. De hecho, la cultura de la salud (que en su más profunda raíz implicaría un
absoluto respeto por la persona, la sociedad y la naturaleza) es el resultado de una larga
tradición formativa, en la que el valor vida está por encima de cualquier otra visión.
Ya sé que puede llegarse a trascendentalizar hasta el infinito el simple hecho de un
resbalón, pero puede asegurarse que cuando toca en la propia carne las teorías que se han
mantenido durante años se transforman en realidades concretas y que hubiéramos
deseado que la cultura de prevención hubiera sido una actitud más que una referencia. Tal
vez es lo que deseamos cuando hablamos de formación y cuando esperamos que dicha
formación no sea una simple teoría sino la base de una conducta real.
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Registro de empresas sancionadas por riesgos
laborales
Las empresas que hayan sido sancionadas por infracciones muy graves en
prevención de riesgos laborales aparecerán en una web del Departament de Treball
de Catalunya. La medida fue aprobada por el Consejo Ejecutivo de la Generalitat y
tiene como objetivo el que pueda ser consultada “por todas las personas interesadas,
así como las empresas y los organismos competentes en materia de contratación
pública de las administraciones”, según indicó el Govern.
El contenido completo de esta medida se puede consultar en el Diario Oficial de la
Generalitat de Catalunya (DOC) nº5310
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Las “Notas Prácticas” que presentamos a continuación tratan un tema específico
relacionado con la prevención de riesgos laborales, en cada número del Erga-FP.
El que corresponde a esta edición es: “Trabajos de jardinería”.
Se incluyen los siguientes apartados: un conjunto de recomendaciones que
constituyen el cuerpo teórico del tema; un Caso Práctico, acompañado de un
análisis sobre factores de riesgo; y actividades didácticas que el profesorado
puede desarrollar a partir de dicho Caso y otras propuestas. Estos ejercicios son
orientativos y tienen como finalidad que el profesorado los utilice como
herramienta de apoyo en la enseñanza de la prevención de riesgos.
Trabajos de jardinería
Los trabajos de jardinería implican una serie de riesgos laborales específicos que
están asociados a las distintas tareas que se realizan: podar, plantar, injertar, aplicar
productos fitosanitarios, eliminar malas hierbas, limpiar terrenos, etc. Los riesgos más
frecuentes a los que están expuestas las personas que trabajan en este sector son
los sobreesfuerzos y los movimientos repetitivos (lumbalgias, lesiones cervicales,
tendinitis…); los derivados del uso de herramientas y equipos de trabajo (golpes,
cortes y pinchazos, y atrapamientos); las caídas de altura de árboles, escaleras o
zanjas; y la exposición a sustancias químicas peligrosas, como consecuencia de la
manipulación de productos fitosanitarios (intoxicación, lesiones de la piel y
alteraciones del sistema nervioso y respiratorio).
A continuación, presentamos un conjunto de medidas básicas de prevención y
protección que todas las personas implicadas en trabajos de jardinería deben tener en
cuenta, con el objetivo de evitar accidentes o enfermedades. Las recomendaciones
señaladas son de carácter general, pero en el apartado de la maquinaria hemos
considerado conveniente tratar de forma específica las precauciones relativas a la
motosierra y el cortacésped, ya que estos equipos se usan de forma habitual en los
trabajos de jardinería y su manejo es de especial peligrosidad.
Medidas preventivas*
1. Disponer de información sobre los riesgos laborales relacionados con los
trabajos de jardinería, así como recibir formación periódica sobre buenas
prácticas de trabajo en labores específicas (manejo de herramientas, educación
postural, técnicas de poda, etcétera.).
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3. Verificar el buen estado de las herramientas antes de empezar el trabajo.
Revisar los mangos, el filo y las zonas de acoplamiento, con el fin de controlar
posibles roturas o astillas que puedan dar lugar a un accidente. Las
herramientas de corte deben estar correctamente afiladas, sin rebabas ni
bordes romos, prestando especial atención al dentado en limas y sierras
metálicas. Hay que conservarlas limpias, con la punta y el filo protegidos, y sin
grasa. Del mismo modo, deben almacenarse en lugares resguardados de la
intemperie para evitar su deterioro.
6. Frente a las temperaturas altas y la exposición al sol hay que utilizar gorra o
sombrero, aplicar crema solar protectora, beber agua con frecuencia y planificar
las tareas más duras a primera hora de la mañana, con el fin de evitar el exceso
de calor.
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9. Utilizar los equipos de protección adecuados a cada tarea: casco para trabajos
de poda; gafas; guantes de protección adecuados a los productos químicos que
se manipulen; guantes de cuero aptos para la manipulación de cargas y el
manejo de herramientas; mascarilla antipartículas; calzado de seguridad; ropa
que cubra el cuerpo entero y protectores auditivos cuando se utilicen máquinas
(desbrozadora, cortacésped, motosierra, etcétera). En la aplicación de
pesticidas deben usarse: sombrero de ala ancha, mascarilla facial integral (que
proteja la nariz y la boca), gafas que eviten las salpicaduras en los ojos y ropa
de trabajo que cubra todo el cuerpo. Nunca debe usarse un pañuelo, en lugar
de la mascarilla, puesto que favorece el contacto bucal con la sustancia
peligrosa. Antes de iniciar cualquier trabajo, siempre hay que mirar la etiqueta
del producto que se va a manipular para cerciorarse de que se usará la
protección que se indique en ella.
10. Comprobar que las máquinas de trabajo disponen del marcado CE que anuncia
las garantías de seguridad del equipo. No manipular, por ningún motivo, los
dispositivos de seguridad. Antes de iniciar la actividad, hay que inspeccionar la
zona donde se utilizarán las máquinas, como el cortacésped o la desbrozadora,
para retirar elementos como piedras, ramas u otros objetos que obstaculicen su
buen funcionamiento y puedan provocar un accidente.
*
Textos consultados
• Documentación INSHT.
• “Guía formativa de prevención de riesgos laborales en trabajos de jardinería”. Ana Mercedes Díaz
Rodríguez. Diputación Provincial de Huelva.
• “Manual de prevención de riesgos laborales en jardinería”. Servicio de Prevención de Riesgos
Laborales. Institut Municipal de Parcs i Jardins de Barcelona.
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Caso Práctico
Son las once de la mañana de un día de verano. El sol brilla con fuerza y sopla un
ligero viento.
Eloy empuja con ímpetu el cortacésped contra la fuerte pendiente del jardín hasta
alcanzar la zona superior más llana. Una vez allí, suelta la máquina, yergue los
hombros y deja ir un largo soplido, mientras se sujeta la cintura con una mano y arquea
la espalda hacia atrás. ¡Este precioso manto verde que piso acabará conmigo! —piensa
el chico.
Eloy trabaja hace más de un año en una pequeña empresa de jardinería y desde
entonces visita cada semana el lugar donde se encuentra. Se trata de una extensa
zona verde comunitaria, que pertenece a un edificio de apartamentos de verano, y él es
la persona encargada de su mantenimiento. Las tareas que realiza habitualmente en la
finca son las propias de su oficio: recortar los setos, podar los árboles, abonar, recoger
las insistentes hojas que caen al suelo, cuidar las plantas ornamentales y mantener
impecable el césped. Esto último es la faena que le resulta más antipática, porque el
terreno es irregular e inclinado y pasar el cortacésped le implica prestar mucha
atención, al igual que esfuerzo.
Eloy es un chico fuerte y tranquilo pero últimamente padece unas molestias en la
espalda que le han irritado el carácter.
Aunque los vecinos estén contentos conmigo, la encargada debería facilitar que Elisa o
Juan me sustituyan de vez en cuando —continúa reflexionando Eloy—; de todos
modos, ya es mucho que haya enviado a Laila para ayudarme. El joven se gira y mira a
lo lejos a su compañera que está con la motosierra en alto podando la rama rota de un
pino.
Laila ha terminado hace poco los estudios del ciclo formativo de jardinería y está recién
incorporada a la empresa. A Eloy le gusta la chica porque, a pesar de su inexperiencia,
es muy alegre y dispuesta para el trabajo.
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Eloy abandona sus pensamientos, pone el cortacésped en marcha y lo impulsa
andando transversalmente sobre el terreno inclinado. Al cabo de un rato, llama su
atención una pequeña vibración que entorpece el funcionamiento de la máquina, así
que decide empujarla con más fuerza hacia delante para intentar liberarla. Lo hace con
tanta energía que la máquina se vuelca y provoca la caída violenta del chico hacia la
pendiente. Eloy ve como se acerca el suelo y se protege la cara con los brazos,
mientras su cuerpo rebota como una pelota sobre la hierba e inicia un seguido de
volteretas hasta que se detiene boca arriba y con los brazos en cruz sobre un parterre,
en compañía del cortacésped. Por fortuna, aunque la máquina cae muy cerca de él, no
lo golpea. Eloy tarda muy poco en descubrir que se ha hecho daño en una pierna, así
que se levanta y renqueando va en busca de su compañera, a la que encuentra,
sudorosa y con un pañuelo en la boca, fumigando el seto del jardín.
Fumigar el seto sin disponer de la formación específica para ello, cubriéndose la boca
con un pañuelo, de cara al viento y vistiendo una camiseta de manga corta.
Medidas preventivas 7, 8 y 9
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1. Analizar el Caso Práctico en pequeños grupos. El objetivo es identificar los factores
de riesgo de la situación laboral que se describe.
Propuesta: Trabajar en pequeños grupos. Cada uno de ellos deberá escoger una de
las tareas que el profesorado plantee: plantar; podar; limpieza del jardín;
mantenimiento del césped, plantas ornamentales y setos; fumigar; etcétera. Después,
cada grupo deberá estudiar este trabajo específico (herramientas que se utilizan,
movimientos más habituales, la carga física que implica, etc.) y elegir el riesgo más
importante que esté relacionado con él. Por ejemplo: plantar implica la manipulación
de pesos (transporte y colocación de grandes o pequeños árboles, plantas, etc.) que
pueden originar dolencias musculoesqueléticas. Por consiguiente, en este caso, el
alumnado debería explicar de forma sencilla, con ideas simples y frases cortas, las
medidas preventivas más adecuadas para prevenir este riesgo (técnicas de
manipulación de carga). Cada grupo anotará en un folio la información que considere
pertinente, que podrá ir acompañada de dibujos o fotografías que ejemplaricen el
texto, y presentará el trabajo en clase. A continuación, el grupo–clase consensuará
las recomendaciones que considere más prácticas, para posteriormente recopilar toda
la información en un sencillo catálogo que se podrá utilizar como documento de
consulta.
3. Estudiar las etiquetas de los productos fitosanitarios que se utilizan con más
frecuencia en jardinería, con el fin de familiarizarse con la información que aportan y
valorar la importancia que tiene seguir sus indicaciones.
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4. Elaborar un catálogo (dossier) en el que se recopilen los diversos sistemas de
protección individual que se utilizan en los trabajos de jardinería. Esta actividad tiene
como objetivo favorecer argumentos de discusión en torno al empleo de estas
protecciones y aprender cuáles son sus prestaciones.
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Ergonomía fácil. Guía para la selección de herramientas manuales. INSHT
Breve folleto divulgativo sobre el dolor lumbar y los criterios para su prevención en el
ámbito laboral, que consta de cuatro páginas. El texto va acompañado de
ilustraciones muy representativas.
Esta guía está dirigida a los empresarios y a los trabajadores del sector,
especialmente de las empresas más pequeñas, con la intención de que puedan
abordar, por sí mismos, la tarea de evaluar sus riesgos y asumir, a continuación, las
acciones preventivas oportunas. Todo ello de una forma necesariamente simplificada,
que permita superar la carencia de conocimientos específicos, frecuente en estas
pequeñas empresas.
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• Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales. (BOE
10.11.1995) y sus posteriores modificaciones.
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