El País de La Laguna
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SERGIO ANTONIO CORONA PÁEZ
EL PAÍS DE LA LAGUNA:
IMPACTO HISPANO-TLAXCALTECA
EN LA FORJA DE LA COMARCA LAGUNERA
EDICIÓN
Jaime Muñoz Vargas
SEGUNDA EDICIÓN
ISBN968-5162-30-1
Torreón, Coahuila
2011
PRESENTACIÓN
10
PREFACIO A LA PRIMERA EDICIÓN
DE LA UIA LAGUNA
11
FELIPE ESPINOSA TORRES, SJ
13
SERG[O ANTONIO CORONA PAEZ
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PÓRTICO A LA PRIMERA EDICIÓN
DE NUESTRO «LABERINTO DE LA SOLEDAD»
17
JAIME MUÑOZ VARGAS
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SERG[O ANTONIO CORONA PAEZ
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EL PAÍS DE LA LAGUNA:
IMPACTO HISPANO-TLAXCALTECA EN LA FORJA
DE LA COMARCA LAGUNERA
El origen y la configuración
del territorio, cultura e identidad
La Región Lagunera —si nos atenemos al criterio hi-
drológico de configuración— se encuentra conformada
por las porciones suroeste del estado de Coahuila y no-
reste del estado de Durango. Este territorio se ubica entre
los meridianos 102º 00 y 104º 47 de longitud oeste, y
los 24º 22 y 26º 23 de latitud norte. Comprende quince
municipios, de los cuales diez corresponden a Durango
y cinco a Coahuila con un total de 48,887.50 kilómetros
cuadrados.1 Esta amplia región es regada por dos ríos
interiores: el Nazas y el Aguanaval. Las ciudades co-
nurbadas de Torreón, Coahuila, y de Gómez Palacio y
Lerdo, en Durango, constituyen el corazón de esta co-
marca.2 Su importancia como zona de intensa produc-
ción agrícola y pecuaria es bien conocida, y sus enormes
cosechas de algodón a finales del siglo XIX la convirtie-
ron en escaparate internacional de la modernización
porfiriana.
Sería un error pensar que el auge agropecuario de la
Comarca Lagunera es una «novedad» histórica de fina-
les del siglo XIX, y que su peculiar identidad la forja-
ron los fenómenos migratorios y económicos que comen-
zaron durante la segunda mitad de dicho siglo. El
surgimiento del núcleo conurbado es relativamente re-
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EL PUEBLO DE PARRAS.
DETALLE DEL MAPA DE URRUTIA. 1769.22
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Los tlaxcaltecas
Como se ha mencionado a lo largo de este texto, desde la
fundación del pueblo de Santa María de las Parras los
tlaxcaltecas desempeñaron un papel importante en la
difusión del cristianismo y de la cultura occidental. Apo-
yaron y secundaron a los misioneros y se convirtieron
en ejemplos vivos de lo que podía hacer occidente por
los indígenas.
De acuerdo con las cuentas del padre Dionisio Gutié-
rrez del Río, párroco y juez eclesiástico de Parras du-
rante la segunda mitad del siglo XVIII, en 1692 había
en el pueblo (con pleno derecho de vecindad) ciento cua-
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Los españoles
La influencia castellana ha existido en la Comarca La-
gunera desde los primeros intentos por explorarla y
asignarle una toponimia. El río de las Nazas —el más
importante de los sistemas fluviales de la región— hace
clara referencia a la nasa, artefacto de pesca y de alma-
cenamiento de la pesca. El vocablo es de origen latino a
través del castellano.178 Otro elemento de la hidrología
regional, la «Laguna Grande», «Laguna de Parras»,
etcétera, también fue bautizada en lengua castellana. Era
tan característica esta gran masa o masas de agua a la
mitad del semidesierto, que a la larga con este nombre
se designó a toda la región: «La Laguna». El nombre
genérico que los castellanos aplicaron a los habitantes
de sus orillas se deriva del mismo término. Así se llama-
ba a los indios «laguneros» y en la actualidad subsiste
como gentilicio. Somos laguneros quienes vivimos en la
Comarca Lagunera. El nombre de Parras —de origen
castellano y no irritila, zacateco o náhuatl— fue asigna-
do al paraje donde se fundaría la misión del mismo nom-
bre desde la época de las primeras exploraciones espa-
ñolas en la región. Y esto a causa de la presencia de
parras silvestres que se asemejaban a las parras de vitis
vinífera de Castilla.179 Con el nombre de «Valle de las
Parras» o «del Pirineo» (sin duda, algún vasconavarro
quiso recordar el homónimo macizo montañoso) se le
conocía desde 1578.180 Una merced de tierras otorgada
por el teniente de gobernador de la Nueva Vizcaya a
Juan de Zubía, en el Valle de Parras, el 1 de abril de
1578,181 hace referencia a algunas de estas parras sil-
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Una fe en común
En la Comarca Lagunera colonial, la fe en las enseñan-
zas de la Iglesia Católica era el vínculo común, el aglu-
tinante que mantenía la cohesión social entre cada gru-
po étnico y cada estamento o clase social. A los
habitantes españoles o hispanizados de la comarca de
la laguna y riberas del Nazas, la fe católica, apostólica
y romana era lo que le daba sentido de universalidad
y de pertenencia al imperio español. Hasta las mone-
das de la época amalgamaban gráficamente en su me-
tal precioso las ideas de unión del viejo y del nuevo
mundos bajo la corona de un rey puesto por Dios en la
tierra. Cada moneda invitaba al reconocimiento de
«ambas majestades».207
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La herencia biológica
y cultural en los siglos XIX y XX
Para quienes hemos nacido en Torreón y hemos vivido
en ella la mayor parte de nuestras vidas, es un axioma
que Torreón es la «ciudad de los grandes esfuerzos».
Apenas un rancho fundado a mediados del siglo XIX,
se convirtió en estación de ferrocarril en 1883. Ya para
1893 se le otorgó el rango de villa debido a su creciente
población de inmigrantes regionales, nacionales y ex-
tranjeros. Finalmente, Torreón fue elevado a la catego-
ría de ciudad el 15 de septiembre de 1907. En 1910, su
producción algodonera resultaba casi legendaria, y la
fibra regional cotizaba en Nueva York al alza o a la
baja, de acuerdo a las maniobras y especulaciones de los
mayores agricultores regionales.229 Orgullo de Porfirio
Díaz y escaparate internacional de la modernización
mexicana, Torreón experimentaba una temprana tran-
sición hacia la diversificación, desde la economía agro-
pecuaria a la economía industrial. Las agroindustrias
aprovechaban los desechos de las despepitadoras de al-
godón para la fabricación de aceites, jabones y alimen-
tos para el ganado. La industria metalmecánica tam-
bién despuntaba. Al final del régimen porfirista, la
fábrica instalada en la cercana hacienda de Hornos230
manufacturaba tranvías de tracción animal y vagones
de ferrocarril —vagones de carga, vagones de trans-
porte de líquidos, vagones de pasajeros— e, incluso, lo-
comotoras.231 Torreón fue una de las primeras ciudades
de México en contar con los servicios del tranvía eléc-
trico, inaugurado en los inicios del siglo XX. El extraor-
dinario ritmo de crecimiento de la ciudad, la demanda
de bienes y servicios que generó y los volúmenes de
circulante que se invertían y producían, atrajo el inte-
rés de una gran cantidad de inmigrantes de diversos
orígenes.
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Conclusión
Aunque se ha dicho que cada época configura sus pro-
pios valores, su propia concepción de la vida según la
mentalidad de sus múltiples creadores de cultura que
surgen en cada espacio y en cada tiempo, resultaría trá-
gico pensar la problemática cultural de la Comarca La-
gunera del presente en términos ahistóricos o reduccio-
nistas. Efectivamente, al hablar de sociedades y de
problemas del presente, debemos tener muy claro que
estas sociedades reaccionan a los estímulos y fenómenos
del presente con inercias culturales, con elementos del
pasado. Es decir, sería poco atinado afirmar que el pre-
sente surge del presente y responde desde el presente.
El tiempo presente es en realidad el escenario en el cual
percibimos la interacción, amalgamación o confronta-
ción de inercias compartidas que van muy atrás en el
tiempo y en el espacio. Esa es una característica de la
cultura: su perennidad, su capacidad de reproducirse a sí
misma hasta el infinito por medio de la apropiación de
las nuevas generaciones que, en sus respectivos grupos
sociales, están sometidas a su estímulo y aprendizaje.
La cultura —que podemos describir como una ma-
nera social y compartida de percibir, vivir, interactuar,
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APÉNDICE DOCUMENTAL
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CUADRO 1. PRODUCCIÓN DE ALGODÓN EN LA HERMANDAD DE LAS ÁNIMAS.
SAN JOSÉ Y SANTIAGO DEL ÁLAMO 1810-1823.264
Nota: los datos en gris pueden estar interpolados con los movimientos de los años de 1825, 1826 y 1827. La importancia de
este cuadro es que nos permite conocer el calendario y la tecnología agrícolas.
CUADRO 3. PRODUCCIÓN ANUAL DE ALGODÓN 1820-1824.
COFRADÍA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LOS DOLORES. SAN JOSÉ Y SANTIAGO DEL ÁLAMO.266
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Oygan los sielos con todos los ánjeles y santos que go-
san de la vida eterna, la confisión que ago de la Fe cha-
tólica, y la protestasión270 de agrabios y ofensas echas
contra mi Dios y bienechor, y contra el mismo sielo, de
donde justamente bibo desterrado. Escúcheme la tierra
con los que en ella biben y séanme testigos todas las
criaturas, de la enmienda y pública satisfasión y engem-
plo. Estén atentos los ynfiernos con todos los espíritus
malinos y desdichadas almas tan justamente condena-
das a fuego eterno, y porque no se bolbieron a su dios y
no perseberaron en su fe y su amor, entiendan el escar-
miento que yo tomo en su cabesa, y en fin, generalmen-
te— sepan quantos esta carta de berdadera protesta-
sión271 y donasión de mi alma a dios y esta postrera y
última boluntad bieren, como yo, Juan de morales, mise-
rable pecador yjo pródigo, estando en mi sano y entero
juicio, digo que, abiendo rresibido de mi heterno padre
gran patrimoño y rriquesas del sielo en el discurso de
mi vida, las e menospreciado y e negado, desipado y
perdido, no estimando la eselensia y noblesa que es ser
yjo de dios. Declaro que soy sierbo suio por munchos
títulos; por título de creasión, pues me crió a su imagen
y semejansa para que le sirbiese, conosiese y amase; por
título de rredensión, pues quiso bajar desde los sielos
este pastor dibino en busca de mi alma como de obeja
perdida, y allándome en poder de los demoños, para me
resgatar me conpró con su sangre, pasando trinta i tres
años de esesibos trabajos; por título de donasión, pues
que yo, en el bautismo, yse boto solene de rrenunsiar las
ponpas y las (-2-) leyes del demoño y del mundo, y en-
tonses, el mismo dios onipoten(te), siendo señor supre-
mo y rrei de la gloria y io enemigo suio, y(jo) de yra y
cautibo del demoño, entonses digo sin mir(ar) mi bajesa
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NOTAS
1 Los municipios de Durango son General Simón Bolívar, Gó-
mez Palacio, Lerdo, Mapimí, Nazas, Rodeo, San Juan de
Guadalupe, San Luis del Cordero, San Pedro del Gallo, Tl-
ahualilo. Los de Coahuila son Francisco I. Madero, Matamo-
ros, San Pedro, Torreón y Viesca. SARH, Estadísticas, 1989, p.
11
2 Aunque existe cierta diferencia entre los términos «Región
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NOTAS
ternas.
16 San Francisco del Mezquital, en el estado de Durango. Al
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NOTAS
de 1773.
29 Gibson, Tlaxcala, 1991, p. 179; Adams, Colonias, 1991, p. 234;
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ción se ubica.
41 Churruca Peláez et al., Sur, 1994, pp. 24-26.
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NOTAS
españolas.
47 Ellos mismos tenían en su casa de Parras viñedos productivos
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Formación, 1992.
59 M. Ladd, op. cit., p. 114.
128
NOTAS
81 Ibid.
82 Ibid.
83 Ibid.
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130
NOTAS
131
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108 Ibid.
otro apartado.
110 Basta dar un vistazo a los libros de cofradías de Parras y de
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NOTAS
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anónimas.
130 Unos pocos ejemplos de sociedades anónimas creadas en la
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NOTAS
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144 Corona Páez, Censo, 2000, pp. 43-44. Mixares aclara que no
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NOTAS
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O «Tecoacingo».
160 Cada rey era soberano en su señorío, pero para defenderse
185.
162 Díaz del Castillo, Historia verdadera, 1976, cap. LXXVIII, p. 135.
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NOTAS
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con dominio.
187 M. Ladd, Nobleza, 1984, pp. 12-15.
140
NOTAS
200 Ibid.
141
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205 Ibid.
142
NOTAS
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población de la ciudad.
234 Corona Páez, Vitivinicultura, 2004, pp. 180-182. 235
239 AGN, Tierras, vol. 1389, 1ª parte, exp. 1, fs. 202, años 1807-
1809.
240 Sus apellidos eran Adame, Aguilera, Alvarado, Antúnez,
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NOTAS
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249 Wallace, Buffalo, 1879, pp. 23-24 Este relato ha sido recien-
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NOTAS
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NOTAS
defensor».
277 Irritar: «Anular, invalidar. Rescindere». Diccionario de la lengua
castellana, 1817.
278 AHCSILP. Exp. 175.
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SIGLAS Y ARCHIVOS
MANUSCRITOS
153
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MAPAS
BIBLIOGRAFÍA
157
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RECURSOS VIRTUALES
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ÍNDICE
PRESENTACIÓN ~ 7
EL PAÍS DE LA LAGUNA ~ 21
El origen y la configuración del territorio,
cultura e identidad ~ 21
Economía y valores culturales ~ 42
Los tlaxcaltecas ~ 65
Los españoles ~ 73
Una fe en común, 78
La herencia biológica y cultural en los
siglos XIX y XX ~ 93
Conclusión ~ 104
NOTAS ~ 121
REFERENCIAS, 151
161
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162
El País de La Laguna, obra de Sergio
Antonio Corona Páez, se terminó de
imprimir el 26 de julio de 2011 en los
talleres de Celsa Impresos, Gómez Pa-
lacio, Durango, México. La edición
tuvo un tiraje de 500 ejemplares.
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