Barrios Industriales PDF
Barrios Industriales PDF
Barrios Industriales PDF
Eso significa que cuando operamos con la categoría Barrio como un sinónimo de
Comunidad, tenemos que tener en cuenta que el barrio real va indisolublemente unido al
concepto de ciudad. Son parejas, en las que el significado de una se construye como
oposición al significado de la otra. Así, frecuentemente se define al barrio a partir de una
serie de dicotomías que adjetivan el contrate con la ciudad. El barrio puede ser más
“humano” porque se contrasta con la ciudad “inhumana”. El barrio tiene un ritmo de
vida más tranquilo, en comparación con la aceleración de la ciudad. El barrio es el reducto
de las tradiciones, frente a la ciudad abanderada de la modernidad. En el barrio conoces a
tus vecinos y vecinas (al menos a algunos), y ellas a ti, y los puedes saludar en encuentros
por la calle. Por contraste, la ciudad es un territorio basado en el entrecruzamiento de
personas anónimas en el que el saludo es motivo de sospecha. En estas comparaciones, la
ciudad no es imaginada como el conjunto urbano (centro y periferia), sino como el centro
de la ciudad, caracterizado por una incesante circulación de personas y vehículos, que van
de un lado a otro, de forma acelerada, caótica y anónima.
De hecho, esta noción del barrio como parte de la ciudad, es recogida por la primera
definición de barrio del diccionario de la R.A.E.: “Cada una de las partes en que se dividen
los pueblos y ciudades o sus distritos”. Pero la segunda definición del término se entrecruza
con la palabra “arrabal” y se basa en su origen etimológico. Barrio proviene del término árabe
hispánico *bárri ‘exterior’, y este del árabe clásico barrī ‘salvaje’. De lo que se desprende
que barrio es sinónimo de “arrabal”, es decir, “barrio fuera del recinto de una población”. El
tercer significado de la definición de la RAE refuerza esta idea de barrio como periferia:
“Grupo de casas o aldea dependientes de otra población, aunque estén apartadas de ella”.
https://saludpublicayotrasdudas.wordpress.com/2018/05/26/el-barrio-como-lugar/
Alexander, hablando del barrio desde un punto de vista sociológico, lo define como “una
vecindad identificable”.
Lednt propone que “está compuesto por elementos físicos como equipamientos y límites
(coincidiendo en ese sentido con Rossi), pero además por una subcultura con ciertos rasgos
característicos y algún nivel de autonomía en términos de gobernabilidad”.
Castells, introduce una perspectiva temporal y dinámica (además de la cultural) : “La noción de
barrio es variada y en permanente transformación, por tanto requiere nuevas observaciones e
indagaciones, relativizando así sus resultados”
Hillier y Hanson expresan que se podría asumir como barrio aquella “estructura física, en sentido
tridimensional, pero explicable solo a través del análisis de su lógica de organización interna y
como soporte de ciertas relaciones sociales y económicas, que presentan diversos rasgos de
especificidad”.
En último término, Pedro Buraglia concluye, “El barrio es una unidad urbanística identificable,
un sistema organizado de relaciones a determinada escala de la ciudad y el asiento de una
determinada comunidad urbana”.
En relación con el ámbito temporal del dominio específico del patrimonio industrial, existen dos
opciones relativamente divergentes. Por un lado, la posición que sostiene que el patrimonio
industrial es aquel constituido exclusivamente por el legado y los testimonios de la revolución
industrial europea surgida desde la mitad del siglo xviii y el comienzo de los sistemas
tecnológicos de mecanización y automatización de procesos, más sus antecedentes históricos
inmediatos, así como sus extensiones planetarias. Es el patrimonio de la “sociedad industrial”.
Esta visión se sostiene en una noción de industria y producción industrial identificada con aquel
sistema de producción ejercido por medios mecánicos y en serie, activados por energía cuyo
origen no es humano (Guzmán y Fernández, 2003).
Por consiguiente, patrimonio industrial es todo aquel testimonio material o inmaterial surgido
directa e indirectamente del proceso de producción industrial concebido en todas sus
manifestaciones: desde la producción propiamente dicha, el intercambio y el consumo hasta la
gestión de estos procesos.
Como parte del patrimonio industrial tangible, se consideran, entre otras manifestaciones, los
bienes inmuebles directos y complementarios –complejos industriales, arquitectura industrial,
plantas de energía, barrios obreros, etc.–,4 y bienes muebles –mobiliario, maquinarias,
herramientas, entre otros–, así como los bienes del patrimonio industrial inmaterial –
costumbres, hábitos, tradiciones, entre otros–.
El Plan Nacional de Protección del Patrimonio Industrial Español considera, por ejemplo, tres
grupos de valores y criterios de selección: “Grupo A: Valor testimonial, Singularidad y/o
representatividad tipológica, Autenticidad e Integridad. Grupo B: Interés histórico-social, Interés
tecnológico, Interés artístico-arquitectónico e Interés territorial. Grupo C: Posibilidades de
restauración integral, Estado de conservación, Plan de Viabilidad y rentabilidad social y Situación
jurídica” (Plan Nacional de Protección del Patrimonio Industrial Español 2002, Incuna).
La “Carta de Nizhny Tagil sobre el Patrimonio Industrial”, suscrita en julio del 2003 por la
Asamblea de Delegados Nacionales de The Internacional Committee for the Conservation of the
Industrial Heritage, Ticcih, considera, entre otros valores del patrimonio industrial, el valor
universal que supone la evidencia de actividades que han tenido, y aún tienen, profundas
consecuencias históricas; asimismo resalta el valor social que encarna este patrimonio como
parte del registro de vidas de hombres y mujeres corrientes, lo que proporciona un importante
sentimiento de identidad; también se considera el valor tecnológico y científico, así como el
valor estético de cada evidencia. Todos estos valores –según los planteamientos de la Carta–
son intrínsecos del mismo sitio industrial, de su entramado, de sus componentes, de su
maquinaria y de su funcionamiento, en el paisaje industrial, en la documentación escrita y
también en los registros intangibles de la industria almacenados en los recuerdos y las
costumbres de las personas.
COMPANY TOWNS
Se trata de aquellas ciudades-campamento que surgieron a la par de la constitución de los
primeros complejos de transformación industrial moderna en la agricultura, la minería y la
explotación petrolera. En el primer caso, se trata de ciudadescampamento y complejos
industriales dedicados a la explotación agroindustrial del azúcar y el algodón ubicados a lo largo
de la costa del Perú. En el segundo, se trata de aquellas instalaciones creadas para la explotación
minera y petrolera ubicados en la sierra y el norte del país.
Casa Grande. - Se constituye como una de las más importantes por su extensión, estructura y
nivel de desarrollo. Representa un caso excepcional. De propiedad de los hermanos Juan, Matías
y Enrique Gildemeister, inició sus operaciones en 1889. Se trata de una auténtica ciudad factoría
con todos los componentes requeridos. Fue proyectada en Alemania con grandes instalaciones
de procesamiento industrial y barrios estratificados según los rangos de la población
trabajadora, así como con un conjunto de edificios de gran factura constructiva dedicados a los
servicios urbanos (Aragón, 2003).
Hacienda Cartavio. - Este emporio contaba con un moderno sector industrial y un sistema de
transporte ferroviario conectado directamente con el puerto. El ferrocarril de vapor permitía la
exportación del azúcar producido por el Puerto Chicama. En 1872 la hacienda pasó a manos de
la W.R. Grace & Co. Durante la guerra con Chile y los años inmediatamente posteriores, la
mayoría de las haciendas aledañas con sembríos de caña quedaron en muy malas condiciones,
lo que posibilitó que Cartavio expandiera su terreno agrícola a través de la compra de esas
pequeñas haciendas.
ARQUEOLOGIA INDUSTRIAL
Uno de estos casos que supone controversia y cuestionamiento del orden establecido es el que
alude al tema del patrimonio industrial, desde que hace casi medio siglo Michael Rix (1955)
hiciera alusión por primera vez a la categoría “arqueología industrial” en relación con un campo
disciplinar y convirtiera el fascinante paisaje industrial de fines del siglo xviii y el siglo xix en un
objeto de valoración y referente histórico cultural ineludible. No se trató solo de una puesta en
superficie de los testimonios arquitectónicos materiales de la revolución industrial –territorios,
complejos industriales, edificios, maquinarias, artefactos, objetos producidos, medios de
transporte industrial, infraestructuras de soporte, etcétera– sino de todo aquello vinculado con
este proceso y sus repercusiones en la vida cultural, social, política, económica, tecnológica y
científica de cada uno de los pueblos identificados con él. Se asumió desde el principio que la
noción de patrimonio industrial no tenía que circunscribirse solo al legado científico técnico de
la producción industrial de un momento determinado, sino a todo el conjunto de procesos y de
relaciones establecidas entre esta forma de producción y la sociedad en su conjunto. Es en esta
dimensión donde se legitiman los valores históricos culturales de carácter industrial.
En 1978 se crea el Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial –The
International Committe for the Conservation of the Industrial Heritage, Ticcih– con motivo de la
iii Conferencia Internacional sobre la Conservación de Monumentos Industriales que se celebró
en Suecia. El Comité tiene por objetivo estudiar, inventariar, conservar y difundir el Patrimonio
Industrial, además de fomentar la relación entre las personas interesadas en esta materia a nivel
internacional. Junto a estas organizaciones entre fundacionales y de carácter supranacional, se
han creado decenas de instituciones de carácter nacional, regional y comunal.
CONCEPTOS
La modernización en los países de América Latina, a inicios del siglo XX, conllevó a una progresiva
industrialización y asimismo implicó un proceso de urbanización creciente de estas sociedades.
En este escenario, la instalación de la inversión extranjera en determinados lugares, para la
explotación especialmente de recursos agro-industriales, minerales y petróleo propició la
creación de company towns, que eran centros residenciales relacionados de manera espacial
con la localización de actividades industriales. Las compañías extranjeras que controlaban estas
actividades productivas trataron de difundir un estilo de vida nuevo y moderno que ponía en
evidencia procesos de segregación socio-espacial urbana, acompañados de una rutina y
disciplina que procuraba imponerse no solamente en el espacio del trabajo, sino también en la
residencia y en el uso del tiempo libre. Efectivamente en los campamentos el ejercicio del poder
disciplinario y la ordenación jerárquica y segregada en su diseño, se inspira como señala M.
Foucault (2009: 177):
CASO DE TALARA
Talara que había sido una caleta de pescadores, cuando se inicia la actividad petrolera, se
convierte en un centro poblado donde se instala equipamiento industrial y se afincan
trabajadores petroleros, la mayoría migrantes procedentes de los valles agrícolas cercanos y de
las caletas del litoral de los alrededores. Esta mano de obra conforme se consolida la actividad
petrolera, logra estabilidad en el empleo y fija su residencia en el lugar. Los trabajadores y sus
familias, en la etapa inicial de la actividad petrolera, ocuparon viviendas precarias llamadas
"palomares" que eran cuadras de habitaciones de área reducida, sin servicios básicos, en general
en malas condiciones de salubridad.
Las casas y otros edificios eran módulos prefabricados de madera de Oregón importados de
Estados Unidos. Las viviendas de los trabajadores no tenían servicio de agua y desagüe tampoco
energía eléctrica, y estaban conectadas a una red de gas para cocinar, existían en el espacio
público baños de uso común y pilones para el abastecimiento de agua. Las casashabitación
formaban parte de un diseño urbano que comprendía amplias avenidas asfaltadas, para el
alumbrado público se encendían mechones de gas al anochecer. En 1920 en Talara residían
4,000 habitantes, de los cuales 1,500 eran trabajadores petroleros
La estrecha relación entre el desarrollo de la industria petrolera y la evolución urbana de Talara
se evidencia en las dos etapas por las que transita este centro urbano en el período que va de
1914 a 1970, y que corresponde a la presencia de la I.P.C. en el lugar: a) el campamento de
madera 1914-1940, y b) la ciudad empresa 1940-1970. Cada una de ellas presenta una
configuración urbana particular como escenario de una dinámica social que pasaremos a
analizar.
a) Campamento de madera:
La población del campamento de madera residía en barrios jerarquizados en función de
la ubicación de los trabajadores petroleros en la estructura empresarial, de acuerdo a la
labor desempeñada. El área residencial comprendía los siguientes barrios:
- Planta Alta, habitado por el personal "staff"86
- Planta Baja, lugar de residencia de los empleados peruanos con formación profesional
como: geólogos, ingenieros y médicos. Este barrio estaba conformado por calles
numeradas de la 100 a la 400
- Barrio obrero o "canchones", denominado Chorrillos, donde vivían los obreros y
empleados de baja categoría en la organización empresarial.
La imagen urbana del campamento incorporaba como hitos importantes: la refinería ubicada al
noroeste, al lado del muelle, y en el entorno los campos petroleros con máquinas de bombeo
para extraer el petróleo de los pozos que era transportado a través de oleoductos a la refinería
Plano de la Nueva Ciudad de Talara
b) La Ciudad Empresa
Al transcurrir el tiempo, la infraestructura del campamento de madera se fue
deteriorando. La compañía decide entonces construir una nueva ciudad empresa de
“material noble”, desarrollando un proyecto urbano moderno para brindar mejores
condiciones de vida a sus trabajadores.
Denominamos ciudad empresa a una nueva tipología edilicia y morfológica urbana
basada en un proyecto urbano moderno que se instala en Talara en el período de la
postguerra, después de 1945, y que fue planificada con precisión formal y funcional para
reemplazar al campamento tradicional inspirado en los company towns surgidos en el
ámbito de la Revolución Industrial, que era la forma de asentamiento existente desde
inicios del siglo XX en esta zona petrolera.
En 1945, la I.P.C. contrata a la firma peruana Dammert & Morales Arquitectos para que
se encargue del planeamiento urbano de la nueva ciudad, el diseño arquitectónico y
urbanístico fue aprobado por la compañía tal y como había sido concebido por los
arquitectos peruanos, solamente se hicieron algunos ajustes. El urbanista Luis Dorich
informó a la I.P.C. acerca de la delineación del plan principal que comprendía cinco
distritos: dos distritos para casas de los trabajadores, un distrito para el centro
comercial, un distrito para casas de empleados del gobierno que trabajaban en Talara,
y finalmente un distrito de edificios individuales para negocios particulares y para
residencias. Se estableció que dentro de los distritos, el área ocupada por los edificios
no debería exceder el 20% del área disponible y el 80% restante sería para parques,
senderos, avenidas y caminos de acceso a las casas. Es decir, se destacaba la importancia
de los espacios públicos como lugares de encuentro ciudadano en la concepción
moderna de este proyecto urbanístico.
Valle cultural
Enclave agroindustrial
Barrio industrial
Introducción
Por su parte, los espacios industriales irán conformando un paisaje singular producto de la
concentración de grandes fábricas al pie de las minas, junto a los puertos de mar o en zonas
privilegiadas por factores como la abundancia de materias primas, la dotación de
infraestructuras de transporte y comunicaciones o la disponibilidad de mano de obra (Tandy,
1979). A medida que los espacios industriales se consolidan e imponen su lógica a un territorio
cada vez más amplio y dinámico la ciudad crece pegada a ellos y a la inversa, de forma que la
relación ciudad-industria se refuerza y la trama urbana se va nutriendo de barrios obreros y
establecimientos industriales, hasta conformar el modelo de ciudad fordista dominante hasta
los años sesenta del siglo XX.
Uno de los fenómenos más elocuentes del impacto territorial de la desindustrialización y del
traslado de la industria hacia espacios periurbanos por efecto de la mutación del sistema
productivo que acabamos de señalar es, precisamente, la aparición de espacios industriales
abandonados.
Para los gobiernos locales y regionales el tratamiento de las ruinas industriales no se planteaba
a principios de los años ochenta como un fin en sí mismo, es decir, no se pensaba en ellas como
patrimonio a conservar por ser tributarias de valores intrínsecos (histórico, estético, cultural)
sino más bien como un recurso —suelo, fundamentalmente— al servicio de la política de
reconversión industrial y de las acciones regionales acompañantes. Desde esta perspectiva
parecía necesario planificar las medidas de reconversión y la reabsorción de las áreas
industriales abandonadas, lo que exigía una evaluación meticulosa del problema y definir
acciones concretas de intervención resultado, al menos, de tres operaciones:
Otro ejemplo de intervención política, a escala nacional en este caso, lo representan las Zonas
de Urgente Reindustrialización, un instrumento de promoción industrial aprobado por el
Gobierno español en el año 1985 con el fin de reactivar las economías regionales y recomponer
el tejido productivo de los espacios más castigados por la crisis industrial mediante acciones que
contemplaban, en ciertos casos, la recuperación de áreas industriales abandonadas con un
nuevo uso: el de polígonos industriales orientados a incrementar la oferta de suelo y, con ello,
las oportunidades de nuevas inversiones. Con resultados desiguales en unos espacios y otros,
este instrumento no fue tan eficaz como el PED debido a la combinación de varios factores:
insuficiencia de los recursos aplicados, falta de cooperación entre los agentes implicados en el
proceso de reconversión y, quizá, un mal entendimiento del problema.
Interés Social por el Patrimonio Industrial
Destacan en tal sentido las aportaciones de Kenet Hudson y Augus Buchanan: el primero
definió el objeto de la arqueología industrial como el descubrimiento, la catalogación y el
estudio de los restos físicos, las comunicaciones y el pasado industrial; el segundo la explicó
como un campo de estudio práctico y teórico que recurre al trabajo de campo y a la protección
de los monumentos industriales y centra el análisis teórico en el proceso de valoración del
significado de los vestigios industriales en el contexto de la historia social y tecnológica (Hudson,
1963; Buchanan, 1972).
Trabajos que analizan ejemplos de edificios y espacios industriales abandonados repartidos por
toda la Europa del carbón y del acero, el textil o el automóvil. Especial interés reviste, por lo que
aquí se trata, la difusión de esta preocupación en nuestro país, donde algunos encuentros de
especialistas sirven, desde mediados de los años 80 y principios de los 90, para impulsar el
debate sobre el patrimonio industrial, su estudio, protección y revalorización. Al respecto baste
citar las I Jornadas sobre la Protección y Revalorización del Patrimonio Industrial celebradas
en Bilbao en 1982, las I Jornadas Ibéricas del Patrimonio Industrial y la Obra Pública celebradas
en Sevilla en 1990 o las I Jornadas d’Arqueología Industrial de Catalunya organizadas en
L’Hospitalet de Llobregat en 1991. Conviene, asimismo, recordar el VII Congreso Internacional
para la Conservación del Patrimonio Industrial organizado en Madrid en septiembre de 1992 a
instancias del Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial (TICCIH).
el Programa Nacional de Interés Comunitario y el Resider I han hecho posible proyectos como
el Museo de la Minería de El Entrego, la Ciudad Industrial de Valnalón en Langreo, el centro
de empresas de Cristasa en Gijón, o el de La Curtidora en Avilés (vid. Benito, 1996). En la
actualidad, el Programa Cultura 2000, que reúne los antiguos programas Raphael, Caleidoscopio
y Ariane se ocupa del patrimonio cultural europeo y expresamente incluye en sus acciones la
cultura industrial, con un presupuesto para el periodo 2000-2004 de 167 millones de euros.
En España desde el año 2000 está en marcha el Plan Nacional de Patrimonio Industrial
vinculado al Instituto del Patrimonio Histórico Español. Su ámbito de aplicación es todo el
territorio español y como aspecto a destacar figura la distinción de tres tipos de Bienes
Industriales:
— Elementos aislados por su naturaleza o por la desaparición del resto de sus componentes
pero que sean testimonio suficiente de una actividad industrial a la que ejemplifican.
https://bage.age-geografia.es/ojs//index.php/bage/article/viewFile/437/408
En este caso, interesa el Estado como entidad político-territorial; una asociación política
o comunidad asentada sobre un espacio determinado y organizada política-mente. (Méndez
y Molinero, 1984).
VALOR PATRIMONIAL DEL PAISAJE CULTURAL
Paisaje Cultural
El Convenio Europeo del Paisaje lo define, a su vez, como “el resultado de la interacción en el
tiempo de las personas y el medio natural, cuya expresión es un territorio percibido y
valorado por sus cualidades culturales, producto de un proceso y soporte de la identidad
de una comunidad (Plan Nacional de Paisaje Cultural, en línea). De ahí que los paisajes
culturales tienen capacidad evocadora y que hayan sido calificados como archivos
territoriales de la memoria colectiva (Silva, Fernández, Mata, 2017: 19)
Siguiendo a Ortega Valcárcel, “la consideración del territorio colmo un recurso cultural y
económico deriva de su reciente y progresiva valoración como parte del patrimonio histórico
y cultural.” (1998: 33). Sigue el autor comentando que tanto la revalorización actual del
patrimonio como del territorio por las sociedades modernas nos permite hablar del patrimonio
territorial como concepto que cualifica no solo al objeto edificado sino a la “construcción” del
espacio, más allá del edificio.
https://www.redalyc.org/pdf/3768/376839856002.pdf
https://uvadoc.uva.es/bitstream/handle/10324/28943/Paisajes_culturales_patrimoniales_sost
enibles.pdf;jsessionid=CC1F76D7FF880028C9E16E342F438C17?sequence=1
REVISAR
https://www.jstor.org/stable/1793374?seq=1
https://periodicos.sbu.unicamp.br/ojs/index.php/labore/article/view/199/pdf_19
https://www.sistemamid.com/panel/uploads/biblioteca/2014-05-19_12-40-41102150.pdf
http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/141612/De-Company-town-a-hotel-del-
salitre.pdf?sequence=1
https://www.raco.cat/index.php/TreballsSCGeografia/article/view/10480/331651
https://ddd.uab.cat/pub/dag/02121573n29/02121573n29p19.pdf