Calles Caminadas Edit PDF
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Volumen XXXVII
XXXVII
CALLES CAMINADAS
ANVERSO Y REVERSO
ESTUDIO Y COMPILACIÓN
Eliana Largo
La colección Fuentes para la histo Esta publicación compila los textos de treinta y seis Eliana Largo Vera es feminista y
ria de la República es un repertorio entrevistas realizadas para el documental Calles cami licenciada en Antropología (Uni-
documental creado en la noción nadas, cuyo propósito fue visibilizar y difundir más am- versidad de Chile, 1979). Ha par-
de que la concepción actual de la pliamente la organización histórica de las mujeres en ticipado activamente en organiza
Estudio y compilación
historia requiere de nuevos tipos Chile, desde fines del siglo xix hasta inicios del siglo xxi, ciones y medios feministas, contri-
Eliana Largo
de fuentes que cubran todos los considerando su aporte e implicancia en los cambios de- buyendo en la década de 1980 y
aspectos del pasado; no solamente mocratizadores y en la instalación crítica de una cul comienzos de la década de 1990
los documentos oficiales y guber- tura de derechos que considere la raíz patriarcal del a la creación de La Morada, Ra-
nativos, los papeles de estadistas orden social moderno. Calles caminadas, anverso y reverso dio Tierra y periódico Marea Alta.
y próceres sino, también, los testi aborda la cuestión de género y la persistencia de las Entre los años 2005 y 2006 impul
monios de la vida privada, las cos- múltiples desigualdades, por tanto se interesa en las só el proyecto que originó el do-
tumbres, el arte, el pensamiento, las derivas reflexivas y organizativas del feminismo en cuan- cumental Calles caminadas, estre-
mentalidades y tantos otros temas to movimiento social que se proyecta más allá de las nado en Santiago el año 2006.
que conforman la vida entera. La mujeres, lo que es ilustrado también por series de imá Es autora, coautora y editora de
historia entera. genes fotográficas. diversas publicaciones que explo-
A través de esta colección, la Las entrevistas son precedidas por una introducción ran el nexo problemático entre
Dirección de Bibliotecas, Archivos que a modo de reseña las contextualiza histórica y cultu feminismo, género y derechos uni-
y Museos contribuye a acrecentar ralmente. versales.
y difundir el patrimonio cultural
ANVERSO Y REVERSO
de la nación, cumpliendo así con
CALLES CAMINADAS
la obligación moral contraída con
la cultura del país.
CENTRO
DE INVESTIGACIONES
DIEGO BARROS ARANA
estudio y compilación
Eliana Largo Vera
Editor
Sr. Marcelo Rojas Vásquez
Corrección de Textos
Srta. Paulina Bozo Prieto
Índice Onomástico
Srta. Macarena Ríos Llaneza
Fotografía de Portada
Primera manifestación pública como Movimiento Feminista
en las escalinatas de la Biblioteca Nacional,
Santiago, agosto 1983
Fotografía de Kena Lorenzini
CALLES CAMINADAS
anverso y reverso
Estudio y compilación
Eliana Largo Vera
CENTRO
DE INVESTIGACIONES
DIEGO BARROS ARANA
PRESENTACIÓN
Este texto está conformado por las entrevistas completas realizadas para el docu-
mental Calles caminadas, video digital de setenta y dos minutos estrenado el año
2006 en el cine del Centro Arte Alameda, en Santiago de Chile1. Una presentación
y una introducción preceden las entrevistas; al final hay un anexo con cuatro
documentos. La presentación da cuenta tanto del origen como de la realización
del documental y de este libro. En la introducción, a modo de reseña, se contex-
tualizan histórica y culturalmente las entrevistas desde un punto de vista autoral
constituido por experiencias personales y colectivas, y la confluencia crítica de
distintas voces y miradas sobre el devenir organizativo y reflexivo del feminismo
en el país, en tanto movimiento social que se proyecta más allá de las mujeres.
Disponible en www.youtube.com/watch?v=7Rqh4iHORrE.
1
Marcela Lagarde, “Pacto entre mujeres. Sororidad”, en Aportes para el Estado y la Administración Gu-
2
bernamental, año 14, Nº 25 (Buenos Aires, Asociación de Administradores Gubernamentales, julio 2008).
3
Para el 23 de enero de 2013 fue convocada la sexta conferencia sobre feminicidio/femicidio.
“¿Por qué siguen fracasando los Estados?”. La violencia contra las mujeres como eje central del
diálogo birregional sobre género entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoameri-
canos y Caribeños (UE-CELAC). La realidad del femicidio, sus causas y consecuencias, ha estado
presente en estas cumbres, denotando variados intereses y motivaciones. Por ejemplo, hace años el
Banco Mundial comenzó a investigar y difundir cuánto le cuesta, en dólares, tal flagelo a los países
y al mundo, problema económico.
Importa referir el origen de este proyecto que conecta historia y memoria, una
relación a menudo obliterada y fragmentada en la construcción de identidades
personales y colectivas, condicionando así los procesos de individuación.
La idea de hacer este documental surgió a fines del año 2003 en un taller
de cine realizado por el Programa de Género de la Universidad Academia de
Humanismo Cristiano (UAHC), a cargo de Kathya Araujo, y la Escuela de Cine
de Chile, dirigida por Carlos Flores.
En dicho taller se proyectaron materiales fílmicos relativos a sexualidad,
erotismo y pornografía homo y heterosexual desde abordajes críticos a la por-
nografía convencional en la teoría y praxis feminista.
“El (post) porno como un desarrollo contemporáneo del feminismo: las teo-
rías que enfatizan en la performance del género (léase Butler y teorías queer,
entre otras), considerando al cuerpo y su representación como un campo de
batalla ideológico”4.
4
Lucía Egaña, La pornografía como tecnología de género. Del porno convencional al post-porno, apuntes
freestyle. http://lafuga.cl/dossier/cine-y-pornografia/1/, visitado en diciembre de 2011.
5
El Mercurio, 8 de diciembre de 1983. Inserción pagada por Fiducia (Familia, Tradición y Pro-
piedad), hoy Acción Familia.
6
Desde mediados del año 2009 el Programa de Género de la UACH –Progénero– ya no existe
como tal. Hay una cátedra básica de derechos humanos, género y multiculturalismo, y un magíster
en sexualidades.
7
www.colectivamujerespublicas.blogspot.com, visitado en marzo de 2009.
10
Previo a las reuniones del colectivo se confeccionó una maqueta para visuali-
zar en conjunto el trabajo a realizar desde sus ejes principales, tanto diacrónicos
como sincrónicos: se desplegaron sobre una plancha de corcho cintas de colores
verde y rojo representando las distintas etapas o ciclos de la trayectoria movi-
mientista (visibilidad/latencia); junto a las cintas se ubicaron papeles autoadhe-
sivos con fechas, nombres de mujeres y organizaciones desde 1870 en adelante,
es decir, desde las primeras agrupaciones conocidas. Tal trayectoria se basó en
la periodización realizada por Julieta Kirkwood, socióloga feminista, socialista,
cuya muerte en 1985 interrumpió uno de los aportes más lúcidos y fructíferos
al conocimiento y a la acción/reflexión feminista nacional y latinoamericana8.
Sobre esta historia –pasado y presente– entrevistamos a cuarenta y cinco
personas, de ellas solo un hombre, entre los meses de septiembre de 2005 y ene-
ro de 2006 (véase nómina más adelante). El material grabado, cincuenta horas,
fue editado por ambas directoras (Verónica Qüense y Eliana Largo) hasta dejar
doce horas base para el montaje o edición final (setenta y dos minutos) a cargo
de Verónica Qüense, según fue su requisito.
El primer título tentativo del documental, Golondrinas que hacen verano, surgió
del reconocimiento de dos períodos históricos donde existió un activo movimiento
de mujeres en el ámbito nacional. En uno, el ya citado MEMCH (1935-1953),
movimiento que impulsó un programa completo para las mujeres “en lo econó-
mico, social, político, cultural, sexual y reproductivo”, siendo central el derecho
a voto en un contexto mundial que propugnaba grandes cambios sociales. En el
otro, desde 1973 a 1989, un creciente y masivo movimiento de mujeres antidic-
tatorial donde se expandió, no sin resistencias, el pensamiento y la acción femi-
nista que se recreaban en el país: Democracia en el país y en la casa fue la consigna
que se extendió también a otros países latinoamericanos. Un movimiento social
cuya influencia y masiva presencia pública se mantendría hasta el plebiscito de
1988, recuperando el sistema democrático. “La reflexión feminista surge desde
la reflexión sobre la democracia –incautada– y desde una revaloración y rescate
de sus contenidos”, escribía Julieta Kirkwood en esos años.
El título final del documental, Calles caminadas, expresa el sentido y signifi-
cado de un recorrido vivido, literal y simbólicamente, en las calles, fuera de los
espacios privados-domésticos y de las estructuras formales de poder, aunando
en la acción y la reflexión cuestiones relativas a identidad, género, autonomía,
ciudadanía y derechos humanos.
Para hacer realidad este proyecto contamos con el apoyo de Mama Cash y
Global Fund for Women –organizaciones feministas internacionales–, y de Hi-
vos y Oxfam Gran Bretaña, que aportaron recursos indispensables aunque sin
cubrir costos reales. La organización Solidaridad y Organización Local (SOL) y
Progénero/UAHC, facilitaron estas gestiones.
8
Julieta Kirkwood, Ser política en Chile. Las feministas y los partidos (Santiago, Flacso-Chile, 1986);
Julieta Kirkwood, Ser política en Chile. Los nudos de la sabiduría feminista (2ª ed., Santiago, Ed. Cuarto
Propio, 1990).
11
Las cincuenta horas grabadas conformaron un rico y vasto material que no podía
perderse, por lo que nos propusimos publicar las entrevistas en forma completa
en un libro que incluyera el video. Para ello, con recursos que aportó Oxfam GB
en el año 2008, se obtuvo y transcribió el audio de las entrevistas; luego de una
edición preliminar (más de seiscientas páginas), entre los años 2009 y 2010, cada
texto fue revisado y en muchos casos actualizado por las personas entrevistadas.
Agradecemos a Cecilia Millán, de Oxfam GB, que contribuyó a hacer posible esta
parte del proyecto. Asimismo, a Corporación Humanas por su aporte simbólico,
destacable por tratarse de una organización que no financia iniciativas como esta.
El título del libro, Calles caminadas, anverso y reverso, alude históricamente a
hechos y situaciones que potencian o desvitalizan los procesos organizativo/re
flexivos movimientistas, y a lo que serían logros, avances y dificultades, según como
se miren y analicen.
Con el propósito de publicar este libro, en marzo de 2009 presentamos un
proyecto al Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura –Consejo Nacional
de las Artes y la Cultura (CNCA)–, para contar con recursos que permitieran la
edición final del texto y su publicación (presentándose para ello, una parte editada
de las entrevistas, más dos copias del documental y dos maquetas). Este proyecto
(folio 397-2) no fue seleccionado por problemas originados en el Consejo: desde
proveer información inicial errada por dos de sus funcionarios –una muestra de
12
Las entrevistas
9
Se les envió carta a la ministra Paulina Urrutia Fernández; a la secretaria ejecutiva Ana Dyrla
Pérez Silva y al jefe del departamento de Creación Artística, Leonardo Ordóñez Galaz.
10
Colectivo Universitario por la Disidencia Sexual.
13
11
Virginia Guzmán y Claudia Bonan, “La institucionalización del tema de la equidad de gé-
nero y la modernización del Estado en América Latina”, en Aportes para el Estado y la Administración
Gubernamental. Políticas Públicas para la Equidad de Género, Nº 25 (Buenos Aires, Asociación de Ad-
ministradores Gubernamentales, julio 2008), p. 105.
12
Ibid.
14
Algunas observaciones
15
16
El siglo xx ha sido llamado el siglo de las mujeres, el siglo donde cristalizó la rebelión
de las mujeres: irrupción en el mundo público desde la organización propia y la
conquista de derechos, como el voto universal en 1949, el derecho a la participación
política y económica, y el ejercicio creciente de la actividad técnico-profesional
tras acceder a la educación superior en 1877, entre los más destacados. Incluida
la elección, por primera vez, de una mujer como Presidenta del país el año 2006
y su política de paridad, en consonancia con los procesos modernizadores del
siglo xx. Un siglo signado por movimientos revolucionarios y la impronta del
feminismo –los feminismos–, “el fenómeno más revulsivo de todos los tiempos”
erosionando progresivamente normas y leyes discriminatorias, logrando desen-
mascarar una cultura misógina milenaria1.
Desde la acción/reflexión feminista y la instalación de la cuestión de género
en las últimas décadas, el panorama instituido del conocimiento y el saber se ha
trastocado de manera irreversible mientras las políticas de lo público y lo privado,
institucionalizando derechos, han ido abriendo nuevos cauces y derivas2. La
crítica feminista a las nociones modernas de igualdad y libertad, a la luz de la
significación de la diferencia sexual en las sociedades patriarcales, tensionó las
visiones establecidas sobre identidad sexual y relaciones binarias jerárquicas
(hombre/mujer; masculino/femenino), mostrando, a la vez, la insuficiencia de
conceptos como conflicto social y acción política centrados en la cuestión de
clase como eje principal de las relaciones de dominación.
1
Ana María Portugal y Carmen Torres (eds.), El siglo de las mujeres (Santiago, Ediciones de las
Mujeres Nº 28, Isis Internacional, 1999), p. 10.
2
Sobre institucionalización de la agenda de género en el Estado, véase Virginia Guzmán y
Claudia Bonan, “La institucionalización del tema de la equidad de género y la modernización del
Estado en América Latina”, en Aportes para el Estado y la Administración Gubernamental. Políticas Públicas
para la Equidad de Género, Nº 25 (Buenos Aires, Asociación de Administradores Gubernamentales,
julio 2008), pp. 103-114.
19
“¡Quién lo hubiera pensado! Hoy le habla a este Congreso Pleno una mujer
Presidenta. Aquí están mis diez Ministras y mis quince Subsecretarias. Aquí
está, como lo prometí durante la campaña, el primer gobierno paritario de
toda nuestra historia”4.
“la investidura del más alto poder político en clave femenina y el anuncio
de la paridad significó para las mujeres el quiebre de horizontes vedados
en el hacer y su (auto) valoración como sujetos políticos en un contexto de
persistente desigualdad de género y restricciones a sus derechos humanos”5.
Cabe preguntarse qué significan y significarán esos cambios para una mayoría
de mujeres, y también hombres, bajo tutelas patriarcales y los modelos de mujer
que se valoran: modernas, independientes, trabajadoras. Se trata de cambios signados
por un horizonte de derechos sancionados internacionalmente: civiles, políticos,
económicos, sociales y culturales, incluidos los derechos sexuales y reproductivos.
Hoy derechos humanos interdependientes, integrales, indivisibles.
3
De qué cambio se habla. Argumentos para el cambio a favor de la equidad, Nº 81 (Santiago, CEM,
mayo 2009). www.argumentos.cem.cl
4
Michelle Bachelet, Congreso Nacional, 21 de mayo de 2006. La paridad fue de corto aliento
y duró lo que su mandato presidencial al no instituirse en una ley.
5
Lorena Fries, “Avances y desafíos en torno a la autonomía política de las mujeres”, en seminario
“¿Género en el poder? El Chile de Michelle Bachelet” (Santiago, mayo 2009), p. 2.
20
6
Alejandra Castillo, Julieta Kirkwood, Políticas del nombre propio (Santiago, Ed. Palinodia, 2007), p. 17.
7
Ponencias y resumen del foro en www.observatoriogeneroyliderazgo.cl/seminario/. Asimismo
en Teresa Valdés (ed.), Género en el poder. El Chile de Michelle Bachelet (Santiago, CEDEM, 2010).
8
Por ejemplo, véase Kathya Araujo y Virginia Guzmán, “El surgimiento de la violencia domés-
tica como problema público y objeto de políticas”, en Revista de la CEPAL Nº 70 (Santiago, CEPAL,
abril 2000).
9
Corporación Humanas realizó el año 2011 tres publicaciones con textos de distintas feministas
en la serie Género y Política, abordando estos asuntos: i) Autonomía política de las mujeres, algunas
reflexiones; ii) Democracia, políticas de la presencia y paridad: Estudio sobre participación política
de mujeres en el Ejecutivo (2006-2010) y iii) Representación social de las mujeres en los partidos
políticos y medios de comunicación en Chile.
21
“si se mira el acceso a la educación superior por quintiles, las mujeres jóvenes
del primer quintil (el más pobre de la población) que cursan o han cursado
estudios, alcanza al 20,6%. En cambio en el quinto quintil esta cifra se eleva
al 73,5%. En los hombres, los del primer quintil son el 18,4% y los del quinto
quintil, 66,2%”12.
10
Fries, op. cit., p. 2.
En marzo de 2013 la Cámara de Diputados aprobó perfeccionamientos a dicho régimen patri-
monial. El texto fue enviado al Senado a cumplir su segundo trámite constitucional. Véase en http://
aldiachile.microjuris.com/2013/03/06/camara-aprueba-perfeccionamientos-al-regimen-patrimonial-
de-la-sociedad-conyugal/ (nota de la autora).
11
“Mujeres siguen siendo discriminadas”, en La Nación, 27 de octubre de 2009 www.lanacion.
cl, visitada en octubre de 2009.
12
“Las cifras del machismo”, en http://lamansaguman.cl/2012/09/las-cifras-del-machismo/, visi-
tada en septiembre de 2009.
22
especie. En tal contexto habría que aquilatar logros y avances en el actual modelo
de desarrollo: el neoliberalismo o capitalismo mundial integrado. Capitalismo
cognitivo o cultural-informacional, como lo llaman autores como Suely Rolnik,
cuya característica fundamental es “instrumentalizar las fuerzas de creación del
cognitariado y ya no solo las fuerzas mecánicas del proletariado”13. Hombres y
mujeres desde un objetivo básico como símil de integración o inclusión: hogares
y personas con un mayor poder adquisitivo orientado al consumo por una pu-
blicidad millonaria cuyo costo paga cada consumidor/a. Un sistema perverso.
13
Suely Rolnik, La dictadura del paraíso. Entrevista realizada el año 2006 por el Colectivo Si
tuaciones en Buenos Aires (véase en Anexo).
14
Rolnik, op. cit., pp. 2, 4.
15
“Ejecutivas mujeres, el gran antídoto contra la crisis”, en El Mercurio, 17 de marzo de 2009,
www.elmercurio.cl, visitada en marzo de 2009.
23
económica, los altos precios de los alimentos y la mala distribución de los ingresos,
un problema político. En América Latina, cincuenta y tres millones de personas no
tienen qué comer16. Mientras esto sucede, el gasto militar en el mundo alcanzó, en el
año 2007, la cifra de 847.500.000 , una cantidad casi ciento noventa veces la ayuda
comprometida por los gobiernos para paliar la actual crisis alimentaria17. En ese
contexto la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), destacó
la generosidad de Suecia, “el país que más contribuye al desarrollo”: un 0,98% de su
PIB durante el año 200818. Un sistema perverso por donde se mire, cabe reiterar.
Orden de género
Base y andamiaje
Instituto Internacional de Investigación para la Paz con sede en Estocolmo, Informe anual 2008
17
24
19
Marcela Lagarde, “Claves identitarias de las latinoamericanas en el umbral del milenio”, en
Ana María Portugal y Carmen Torres (eds.), El siglo de las mujeres (Santiago, Ediciones de las Mujeres
Nº 28, Isis Internacional, 1999), p. 17.
20
Véase en www.mujeresycia.com/?x=nota/38985/1/marcela-lagarde-eliminar-los-inframundos,
visitada en noviembre de 2010.
25
Esto incide en las percepciones que hombres y mujeres tienen de sí, dice Vigi-
nia Guzmán, condicionando sus deseos, aspiraciones y acceso a oportunidades,
21
Chile, Informe Nacional presentado de conformidad con el párrafo 15 a) anexo a la resolución 5/1 del
Consejo de Derechos Humanos. NNUU (Ginebra, Asamblea General, 4 al 15 de mayo de 2009), p. 4 (el
destacado es nuestro).
22
A modo de indicador, instituciones del sistema de Naciones Unidas como UNIFEM primero
y ONU Mujeres después, exhiben nombres, siglas y cargos rimbombantes junto a los escasos recursos
materiales con que efectivamente cuentan. “Cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
inauguró en enero (2010) la histórica agencia especial para las mujeres, el secretario general, Ban Ki-
moon fijó una meta inicial de 500 millones de dólares como presupuesto anual”. Seis meses después,
el financiamiento voluntario para ONU Mujeres de parte de los ciento noventa y dos países miembros
del foro mundial fue de apenas ochenta millones de dólares. “No hay proporción con las aspiraciones
y ambiciones asignadas a ONU Mujeres”, señaló el embajador Hardeep Singh Puri, representante
permanente de India en la ONU. Para el período 2011-2013 el Plan Estratégico establece requisitos
financieros por casi mil doscientos millones de dólares. Véase Thalif Deen, ONU Mujeres “estrangulada
al nacer” , 7 de enero de 2011, en www.other-news.info/noticias/, visitada en febrero de 2011.
23
Virginia Guzmán, “Gobernabilidad democrática y género, una articulación posible”, en Serie
Mujer y Desarrollo, Nº 45 (Santiago, CEPAL, octubre 2003), pp. 13-14.
26
limitando el campo posible de sus elecciones. Para Gayle Rubin, “un sistema
sexo-género es simplemente el modo reproductivo de un ‘modo de producción’”24.
En otras palabras, más o menos simples, un orden de género es la base y el
andamiaje que posibilita la existencia y proyección de una sociedad dada. Asuntos sabi-
dos y repetidos discursivamente y que se actualizan a diario. Hablar de orden
de género es referirse a la construcción de lo masculino/hombre y femenino/
mujer implicados en una relación de poder y dominio para la (re)producción
de la sociedad patriarcal y sus consiguientes modelos de desarrollo, con costos
y beneficios desiguales para quienes conforman la díada hombre-mujer, por lo
cual se ha construido una especie de sinonimia política con los conceptos género
y mujer (“subordinación de género”).
A través del concepto “biopolítica” Michael Foucault manifestó en la década
de 1970 lo que ha ido haciéndose evidente: la “vida” y lo “viviente” son los retos
de las nuevas luchas políticas y de las nuevas estrategias económicas, mostrando
que la “entrada de la vida en la historia” corresponde al surgimiento del capi-
talismo. En efecto, dice Maurizio Lazzarato, desde el siglo xviii los dispositivos
del poder y del saber tienen en cuenta los “procesos de la vida” y la posibilidad
de controlarlos y modificarlos25.
Dada la diversidad de reflexiones críticas y experiencias feministas, valga
una mirada antropológica a culturas no occidentales para dimensionar derroteros,
sentido y significado de la acción organizada de mujeres en un orden patriarcal
que, en cada época y lugar, define lo que tendrían que ser y hacer como tales. Y
para denotar que la invisibilización y destrucción de modos de vida no patriarcales
han sido algunos de los mecanismos que contribuyen a naturalizar la organización
patriarcal: “el hombre siempre ha sido así, guerrero”. Un modo de vida cuyo
epítome, el capitalismo mundial integrado, es causa de la crisis planetaria y de
la actual “sociedad del riesgo mundial” o “malestar global” debido a siglos de
creciente desequilibrio humano y ambiental. Cuánto dolor y daño, hay que decir.
En Bolivia, antes de la Colonia, escribe Silvia Rivera Cusicanqui:
24
Citada por Gilda Luongo en “Género y clase: una suave trama explosiva”, ponencia presentada
en el seminario “Género y poder en la participación social y política”, organizado por el Sindicato
Nacional de Trabajadoras/es Luis Gauthier y patrocinado por la Universidad Arcis (Santiago, 29 y
30 de julio de 2009).
25
Maurizio Lazzarato, “Del biopoder a la biopolítica”, en Multitudes, Nº 1 (París, marzo 2000
www.sindominio.net/arkitzean/otrascosas/lazzarato.htm), visitada en septiembre de 2009.
27
26
Silvia Rivera C., “La noción de ‘derecho’ o las paradojas de la modernidad postcolonial:
indígenas y mujeres en Bolivia”, en Revista Aportes Andinos, Nº 11 (Programa Andino de Derechos
Humanos-Universidad Andina Simón Bolívar. Aportes sobre diversidad, diferencia e identidad,
2004), p. 3. www.uasb.edu.ec/padh/centro/pdfs11/silvia%20rivera.pdf, visitada en octubre de 2009.
27
Irene Silverblatt, Luna, Sol y Brujas. Género y clases en los Andes prehispánicos y coloniales (Cusco,
Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de Las Casas, 1990 (1995)), pp. 3-4, 16.
28
Otra realidad se vivía en las islas polinésicas hasta poco después del contacto
con occidente y la instalación de misioneros protestantes y católicos en ellas: para
sus habitantes originarios, que celebraban la vida, el acto sexual era sagrado. En
la sociedad hawaiana, todo niño y niña eran bienvenidos y su cuidado no estaba
a cargo solo de la madre o las mujeres, que eran las que transmitían el rango,
sino que se distribuía entre parientes de ambos sexos, quienes brindaban especial
atención a los genitales de los y las recién nacidos, componiendo cánticos que
buscaban asegurar su salud y placer. En el año 1820, según el diario de la esposa
de un misionero protestante de Nueva Inglaterra, que se instaló en las llamadas
Islas Sandwich, las conductas sexuales de sus habitantes y la relación abierta con
el cuerpo desnudo constituían “pecados de la carne”: prostitución, adulterio y tra-
vestismo29. En Samoa, lo sagrado de los ancestros se asociaba a las mujeres, siendo
la hermana sagrada la que absorbía el mana o poder de los y las antepasados30. En
Las Marquesas –sociedad estratificada también por relaciones de género y rango
de donde provendría el pueblo rapanui o pascuense, según varios/as autores/as–,
las mujeres de alto rango (ariki o reinas; esposas jefas; cabezas de familias) tenían
un marido principal y uno o más maridos secundarios llamados pekio (término
que proviene de kio: servicio, servidor, hoy trabajador de bajo estatus; y de pe,
que tiene varios sentidos, siendo uno copular). También podían ser pekio los jefes
que querían establecer alianzas más fuertes; había, asimismo, mujeres pekio para
el marido principal, pero esto era menos común. En los hogares marquesianos
(poliándricos) había normalmente una mujer y dos o tres hombres, y donde se
ejercía una jefatura, tres o cuatro mujeres, siendo una mujer la cabeza de familia,
con once o doce hombres. En niveles más bajos se daría la monogamia31.
En Rapa Nui o Isla de Pascua, la chilenización de su cultura, a partir de la
anexión de la isla en 1888 y su incorporación como provincia al territorio nacional
28
Elena Águila, “Mi opinión sobre el aborto”, en www.feministastramando.cl,visitada en di-
ciembre de 2009.
29
Caroline Ralston, “Changes in the lives of ordinary women in early post-contact Hawaii”, in
Margaret Jolly and Martha Macintyre (eds.), Family and gender in the Pacific. Domestic contradictions
and the colonial impact (Cambrigde, Cambridge University Press, 1989), pp. 45-64.
30
Annette B. Weiner, “Towards a theory of gender power: an evolutionary perspective”, in
Monique Leyenaar et al. (eds.), The gender of Power (Leiden, Nederland, Vakgroeps Vrouwenstudies
FSW, 1987), pp. 41-77.
31
Nicolás Thomas, “Domestic structures and polyandry in the Marquesas Islands”, in Marga-
ret Jolly and Martha Macintyre (eds.), Family and gender in the Pacific. Domestic contradictions and the
colonial impact (Cambrigde, Cambridge University Press, 1989, pp. 65-83. (El autor cita estudios de
Linton en 1939).
29
32
Eliana Largo, “Identidad y género en Isla de Pascua. Lo que dicen las mujeres”. Proyecto
FONDECYT 1960146. Documento de Trabajo, Nº 171 (Santiago, SUR, Centro de Estudios Sociales
y Educación, 1999).
33
Paloma Hucke, “La mujer como matriz en el orden social rapanui”, en Sonia Montecino
Aguirre (comp.), Mujeres chilenas. Fragmentos de una historia (Santiago, Chile, Editorial Catalonia,
2008), pp. 451-456.
34
Ramón Campbell, La cultura de la Isla de Pascua. Mito y realidad (2ª ed., Santiago, Ed. Andrés
Bello, 1987), p. 17.
35
Sebastián Englert, La Tierra de Hotu Matu’a. Historia y Etnología de la Isla de Pascua (Santiago,
Editorial Universitaria, 1974) p. 78.(6ª ed. 1993).
36
Comunicación personal con integrantes de las familias Lagos Huke y Paoa Huki (septiembre
2009).
30
37
M. Kay Martin y Bárbara Voorhies, La mujer: un enfoque antropológico (Barcelona, Ed. Anagra-
ma, 1978), pp. 68-69, 71.
38
Op. cit., p. 77.
31
legal de las mujeres, que es más elevada que la de los hombres”39. En Chile, los
primeros españoles en tierra mapuche se sorprendieron ante quienes fungían de
machi o chamanes, personas inclasificables según su sexo/género: “hombres con
características femeninas” usando extraños atuendos y sonajeras. Seres nefandos
los llamaron cronistas como Francisco Núñez de Pineda en el siglo xviii40.
En la cultura francesa del siglo xix, el trágico destino de Herculine Barbin,
entre otros, documentado por Michael Foucault a partir del manuscrito Memo-
rias de un hermafrodita francés del siglo xix41, es producto de culturas regidas por
estrictas categorías de género, donde “lo heterosexual” es la norma, lo normal, lo
corriente, lo natural, y “lo homosexual” es lo desviado, lo anormal, mientras con
el término “bisexual” se intentaría resolver lo que no tenía cabida en tal código
binario. Así, la relación sexual “normal” no ocurriría entre personas sino entre
sexos biológicos (macho y hembra) asociada a la reproducción, según nociones
instauradas por religiones patriarcales. Hoy, nuevos términos han complejizado
tales categorías, originando siglas como LGBT (lesbo-gay-bi-trans), a la que se
agrega con frecuencia la letra Q (queer: pansexuales, intersexuales, etc.), lo que
habla de la humana necesidad de comprender y clasificar (controlar) desde una
norma determinada. El término inglés queer con que se nombra o nombraba
“lo distinto”, “lo raro” “lo abyecto”, forma parte del actual lenguaje coloquial y
activista (‘cuir’, ‘kuir’), y del académico (estudios de género, estudios queer), con
sus representaciones y derivas teóricas cada vez más sofisticadas. Tal término,
reapropiado desde ‘la rareza’, devino en desafío a las visiones dominantes de la
norma (el sexo-género binario, la heterosexualidad obligatoria, las identidades
sexuales monolíticas), cuestionando las políticas normalizadoras de la sexualidad,
incluida la homosexualidad. Lo queer como movimiento posidentitario (“toda
identidad es una ficción“). Teresa de Lauretis será la primera feminista en hablar
de teoría queer. Ante las prácticas que vaciaron el término de contenido político, lo
abandona y elabora nuevas categorías, nuevos conceptos, como son los ‘sujetos
excéntricos’ y las ‘tecnologías del género’.
Comenzado el siglo xxi, el revuelo mediático en la opinión pública causado
por la publicación de las cartas de Gabriela Mistral, “nuestra” primera premio
Nobel de Literatura, a su albacea, la escritora Doris Dana, es indicador del
ambiente dominante, el cual se aprecia mejor a la luz de la respuesta de Doris
Atkinson, sobrina de Doris Dana, sobre el lesbianismo de la poeta:
“El amor es una palabra de la cual se abusa. Con ella se describe desde el
afecto por un niño hasta por un helado o un país. Los inuits tienen 200 palabras
39
Martin y Voorhies, op. cit., pp. 87, 96.
40
Mireya Zambrano, “Mujer mapuche, cultura, medio ambiente y desarrollo”, ponencia en
seminario interregional “Pueblo mapuche y desarrollo. Desafíos y propuestas” (Angol, Chile, FAO/
CEPI/CAPIDE/INPROA, 14-16 de enero 1993).
41
www.chasque.net/cotidian/2002/38_p42.htm; www.hartza.com/kampe9.htm, visitados en
junio de 2009.
32
para la nieve y nosotros apenas una para 200 tipos de amor. Cada relación
entre dos personas –no solo entre un hombre y una mujer– merecería su
propia palabra. ¿Por qué hay una fijación con el sexo y el amor? Creo que
es inmadurez en nuestra evolución humana. Espero que algún día nuestra
especie evolucione y conceda el lugar múltiple que el amor, en todas sus
formas, merece. Para mí, éste no tiene género”42.
42
http://diario.elmercurio.com/2009/09/19/el_sabado/reportajes/noticias/, visitado en septiem
bre de 2009.
43
www.elmercurio.cl 20 de febrero de 2010, visitado en febrero de 2010.
44
En Egaña, op. cit.
45
http://diario.latercera.com/2012/06/23/01/contenido/cultura-entretencion/30-112206-9-nue-
vo-diccionario-de-la-rae-reconoce-matrimonio-gay.shtml 23 de junio de 2012, visitado en junio de 2012.
33
“En diez países se permite el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, y
en doce se admite la adopción conjunta de una pareja de igual género, mientras
que la homosexualidad es ilegal en 78 y en cinco puede implicar la pena de
muerte, según un estudio a nivel mundial publicado hoy (15 de mayo de 2012)”46.
“el estratégico campo de batallas que es: un sitio de pugnas en torno a la le-
gitimidad de los saberes considerados socialmente transmisibles y sus escalas
de valoración social”49.
46
Véase http://es-us.noticias.yahoo.com/ser-homosexual-implicar-pena-muerte-5-pa%C3%
ADses-78-143100708.html, visitado en mayo de 2012.
47
Raquel Olea, en http://lamansaguman.cl/2012/10/la-lengua-de-chile/, visitado en octubre de 2010.
48
Por ejemplo: véase documental de su campaña “Dona por un aborto ilegal”, https://vimeo.
com/42176905, visitado en julio de 2012. Y la publicación Por un feminismo sin mujeres. Fragmentos del
segundo circuito Disidencia sexual (Santiago, Territorios Sexuales Ed., mayo 2011). Asimismo, convocatoria
a taller en www.disidenciasexual.cl/2011/04/abiertas-incripciones-para-nuevo-taller-cuds-de-video-
experimental-postfeminista-el-recorte-del-plano/, visitado en abril de 2011. Y el diálogo con Alejandra
Castillo en abril de 2012, en www.disidenciasexual.cl/2012/04/dialogo-con-la-filosofa-alejandra-
castillo-el-feminismo-no-tiene-y-no-busca-un-estatus/, visitado en abril de 2012. Y textos de Cristian
Cabello, en bibliotecafragmentada.cl, visitado en mayo de 2012; revista Nomadías, etcétera. Nueva
dirección: http://disidenciasexualcuds.wordpress.com/, visitado en junio de 2014.
49
Nelly Richard, “POSTFACIO/Deseos de... ¿Qué es un territorio de intervención política”?, en
Coordinadora Universitaria por la Disidencia Sexual (CUDS), Por un feminismo sin mujeres. Fragmentos
del segundo circuito Disidencia sexual (Santiago, Territorios Sexuales Ed., mayo 2011), p. 159.
34
“¿Por qué el feminismo tiene que ser un asunto exclusivo de ‘las mujeres’ si
no son ellas las únicas que se encuentran afectadas por los duros embates y
las nefastas estructuras de la heterosexualidad obligatoria?”50.
Cabría aquí responder con otra pregunta: ¿cómo podría “el feminismo”, que ins-
taló y legitimó el género como categoría política y de análisis para comprender/
explicar la construcción normativa de lo masculino y lo femenino, y la desigualdad
resultante de las mujeres en las sociedades patriarcales, ser un asunto “exclusivo”
de mujeres? Otra cosa son y serán las estrategias que decidan darse quienes se
organizan en tanto feministas, y aquí el campo es amplio y los desafíos diversos.
Está claro que la heterosexualidad obligatoria no afecta solo a las mujeres sino a
la población completa, no así la subordinación de la mitad de la población por
el hecho de ser mujeres (la “subordinación de género”, según se la define, y tal
como la nombra también Nelly Richard en la misma publicación, p. 176), la cual
resulta de una jerarquía de género patriarcal. Hay una diferencia que significa
desigualdad, que se expresa en opresión, violencia y subordinación, algunos de
los términos con que se nombran las consecuencias para las mujeres de tal orden
de género. Por lo tanto, respecto a la organización histórica de las mujeres en
tanto feministas,
“la caridad empieza por casa, dicen, había que hacerse cargo de qué es lo
que a una la obligaban a vivir porque sí no más, por ser mujer, biomujer...
para decirlo en breve”51.
50
Francisca Barrientos, “La mujer como piedra de tope. Una mirada frente al fracaso del femi-
nismo”, en Coordinadora Universitaria por la Disidencia Sexual (CUDS), Por un feminismo sin mujeres.
Fragmentos del segundo circuito Disidencia sexual (Santiago, Territorios Sexuales Ed., mayo 2011), p. 31.
51
Esta cita es parte de un comentario personal al texto “A pesar de la nostalgia del cuerpo femi-
nista”, de Luis Venegas, integrante de la CUDS, presentado en octubre de 2012 en el conversatorio
“Feminismo hecho en Chile” organizado por el Colectivo Lesbianas y Feministas por el Derecho a
la Información, en Santiago, en el contexto de las actividades previas al Encuentro Nacional de la
Diversidad Feminista, que se realizó en Valparaíso. En dicho encuentro no les fue permitido participar
a quienes siendo feministas tuviesen la condición de biohombres.
52
En la introducción de la publicación Eliana Largo (ed.), Representación social de las mujeres en
los partidos políticos y medios de comunicación en Chile (Santiago, Corporación Humanas, serie Género y
Política, 2011), p. 6.
35
“la idea de un feminismo sin mujeres, como lo proponía un grupo que se de-
nomina ‘posfeminista’ en Chile, es más que descabellada; como descabellado
sería pensar una política antirracista sin la presencia y la preponderancia de
los cuerpos sistemáticamente violentados por el sistema colonial capitalista,
es decir, los cuerpos producidos e identificados como negros-indígenas-
bárbaros; como descabellado sería pensar una lucha contra el régimen
heterosexual que prescindiera de los cuerpos lesbianos, trans o en rebelión
contra ese régimen”53.
53
www.disidenciasexual.cl/2012/08/%C2%BFencuentro-feminista-o-encuentro-de-mujeres-decla-
racion-cuds-sobre-exclusion-de-%E2%80%9Chombres%E2%80%9D-en-encuentro-feminista-2012/
comment-page-1/#comment-8832, visitado en septiembre de 2012.
54
Maurizio Lazzarato, “Los movimientos post-socialistas, el acontecimiento y la política”, po-
nencia en seminario “Crisis de la representación política y nuevos movimientos sociales” (Buenos
Aires, 10 de julio de 2003).
36
“surge como una medida de organización urgente ante las condiciones tanto
de tipo moral cultural, como jurídica del aborto en Chile, uno de los países con
mayores restricciones de todo el mundo en esta materia”.
Y señalan:
55
http://es-us.noticias.yahoo.com/madre-forzada-abortar-feto-7-meses-desata-pol%C3%-
A9mica-121900353.html, visitado en mayo de 2012.
56
http://es-us.noticias.yahoo.com/un-buz%C3%B3n-facilita-el-abandono-de-beb%C3%A9s.
html, visitado en julio de 2012.
57
Colectivo Lesbianas y Feministas por el Derecho a la Información, Línea aborto Chile: el manual,
¿cómo las mujeres pueden hacerse un aborto con pastillas? (Santiago, noviembre 2012).
58
Op. cit., p. 3.
37
“El flúor es un color que produce sospecha por muy luminoso, poco definido,
o mejor dicho, extremadamente definido en su espacio cromático que lo
desborda. A muchas personas le da pudor utilizar el flúor, quizás por fuerte,
quizás porque somos morenos y no nos asienta el flúor. O quizás por negati-
vo. Un átomo electronegativo. El más electronegativo de cierto feminismo.
El flúor es el elemento más electronegativo de los átomos conocidos hasta
ahora. Su negatividad habla de que no está completa su nube electrónica. Y
es esta condición de carencia extrema, de faltarle algo para completarse, la
que le permite unirse fácilmente a cualquier otro hasta constituirse en ese otro.
Ser el otro como en el feminismo es nuestra posibilidad de escapar de una sola
identidad, esa que nos asigna la biografía, para ser el otro en los feminismos.
Pero precisemos: hablamos de ser el otro, no definir al otro o ser definido
por otro, sino más bien habitar ese otro”60.
Del colectivo CUDS dicen sus integrantes: “Aquí no hay ni hombres ni mu-
jeres ni gays, somos lo que botó la ola feminista en Santiago de Chile”61. Es decir,
sin categorías fijas que provienen de naturalizar el sexo/género, consistente en
cierto modo con lo que expresara Simone de Beauvoir a mediados del siglo xx:
59
Colectivo Lesbianas y Feministas por el Derecho a la Información, op. cit., p. 5.
60
Texto elaborado por Lelya Troncoso, Luis Venegas, Ernesto Orellana y Jorge Díaz, véase www.
disidenciasexual.cl/2012/11/feminismo-fluor-disidencias-y-farmacopoder/, visitado en noviembre
de 2012.
61
Véase http://disidenciasexual.tumblr.com/, visitado en febrero de 2013.
38
62
Simone de Beauvoir, El segundo sexo, tomo i, p. 24, en www.upv.es/laboluz/leer/books/Beau-
voir_Simone_de_El_segundo_sexo.pdf, visitado en junio de 2010.
63
Antón Fernández de Rota, Reflexiones post-anarquistas ii. Revolución, deseo y diferencia. 2007. Dis-
ponible en www.nodo50.org/transversal y en http://es.scribd.com/doc/3930941/Anton-Fernandez-
de-Rota-Reflexiones-postanarquistas-Revolucion-diferencia-y-deseo-, visitado en enero de 2009.
64
Kirkwood, Ser política en Chile. Los nudos.., op. cit., p. 14.
39
65
El director de cine Alejandro Amenábar estrenó en Madrid el año 2009 su quinta película, Ágora,
donde aborda los fundamentalismos, la intolerancia y la violencia a partir de la historia de Hypatia.
66
Rita L. Segato, “Guía para o conversatorio sobre feminicidio”, Foro Social de Guatemala 9
de octubre de 2008.
67
Rita L. Segato, Territorio, soberanía y crímenes de segundo Estado: la escritura en el cuerpo de las mujeres
asesinadas en Ciudad Juárez (Brasilia, Universidad de Brasilia, departamento de Antropología, 2004).
68
Véase www.convencion.org.uy/menu9-060.htm, visitado en agosto de 2011.
69
Véase http://es-us.noticias.yahoo.com/pol%C3%ADtica-de-hijo-%C3%BAnico-ayudar%-
C3%ADa-a--las-ni%C3%B1as-en-china.html?cache=clear, visitado en julio de 2012.
70
Véase http://es-us.noticias.yahoo.com/pareja-paquistan-en-g-breta-mata-hija-por-172026962.
html, visitado en agosto de 2012.
71
Saskia Sassen, Contrageografías de la globalización. Género y ciudadanía en los circuitos transfronterizos
(Editorial Traficantes de Sueños, colección Mapas 2003), véase en www.traficantes.net, visitado en
40
“en los países de más alto desarrollo perviven desigualdades entre hombres
y mujeres, y hay mujeres que no acceden a las condiciones que otras ejer-
cen como derechos. Al lado de los indicadores de desarrollo se encuentran
intocadas formas de opresión de género no contabilizadas. No hay índices,
habría que hacerlos, que relacionen indicadores de calidad de vida en países
de alto y medio desarrollo con la prevalencia de la prostitución, el tráfico y
la servidumbre de mujeres, la explotación pornográfica de niñas y mujeres o
el consumo social de la pornografía y su relación con la violencia de género.
No hemos integrado como recurso para diagnosticar y evaluar el desarrollo
y la democracia, a la violencia contra las mujeres dialécticamente articulada
con la violencia masculina en todas sus modalidades. Solo la padecemos, nos
afanamos en reparar sus daños y secuelas y en crear normas, mecanismos y
condiciones que la impidan; aún debemos convencer sobre su perversidad.
Creemos vivir en democracia porque votamos y elegimos, aunque sigamos
siendo minoría política”74.
abril de 2009. En países latinoamericanos, por ejemplo, las antropólogas Adriana Piscitelli (Uni-
versidad de Campinas, Brasil) y Ofelia Becerril (El Colegio de Michoacán, México) investigaron el
cruce sexualidad y trabajo en las vidas de mujeres brasileñas en España (industria del sexo), y de
jornaleras y jornaleros mexicanos en Canadá (Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales),
entre otros estudios; véase www.clam.org.br, visitado en febrero de 2010. Por su parte, “Abriendo
mundos: mujeres migrantes, mujeres con derechos”, iniciativa de la Unión Europea y Oxfam GB,
conformada por organizaciones de diversos países, informa de derechos y promueve la organización;
véase www.abriendomundos.org, visitado en mayo de 2010.
72
Programa de radio Humanas.cl, www.humanas.cl, emitido el 28 de mayo de 2009.
73
Karin Alfredsson, Igualdad de oportunidades. Suecia abre camino (Estocolmo, Instituto Sueco, 2005).
74
Lagarde, “Pacto...”, op. cit., pp. 123-135.
41
75
Judith Astelarra, “Recuperar la voz: el silencio de la ciudadanía”, en Fin de siglo. Género y cambio
civilizatorio, Nº 17 (Santiago, Ediciones de las Mujeres, Isis Internacional, diciembre 1992), pp. 47-54.
76
Kirkwood, Ser política en Chile. Los nudos..., op. cit., p. 217.
77
Fries, op. cit., p. 5.
42
78
María Nieves Rico, Desarrollo y equidad de género: una tarea pendiente, Serie Mujer y Desarrollo
LC/L. 767 (Santiago, CEPAL, diciembre de 1993), p. 10.
79
Pierre Bourdieu define habitus como la presencia activa de las experiencias pasadas que depositadas
en cada organismo bajo la forma de esquemas de percepción, de pensamiento y acción, tienden de manera
más segura que todas las reglas formales y todas las normas explícitas, a garantizar la conformidad de las
prácticas y su constancia a través del tiempo. Pierre Bourdieu, El sentido práctico (Madrid, Ed. Taurus, 1992).
80
Evelyn P. Stevens, “Marianismo: La otra cara del machismo en Latino-América”, en Ann
Pescatelo (ed.), Hembra y macho en Latinoamérica: ensayos (México, Ed. Diana, 1977).
81
Sonia Montecino, Madres y huachos. Alegorías del mestizaje chileno (Santiago, Editorial Cuarto
Propio y CEDEM, 1991).
82
Gabriel Salazar, Ser niño ‘huacho’ en la historia de Chile (siglo xix) (2ª ed., Santiago, Lom Edi-
ciones, 2006).
43
“La mujer chilena tiene una maternidad apasionada, mejor aún, arrebatada.
El hijo es en ellas de veras una pasión. Parece que en la maternidad, mucho
más que en el amor de hombre, ella pone sus esencias más fuertes; nada
hurta, nada ahorra, nada regatea para sí, en esta santa calentura en la que
vive y en la que acaba, velando y sirviendo a su sangre. (...). Lo mismo será
si no se trata del hijo sino del hermano menor; lo mismo del allegado. Esa
mujer ardiente nació para gastarse y la palabra que menos parece entender,
la que no le llega o que no la convencerá nunca es la de ser ‘prudente’ –en
el sentido miserable de no arriesgar su alma”83.
“Si hubiera otra vida y fuera posible elegir, escogería ser mujer. Debe ser
maravilloso ser mujer, y muy duro. (...) Porque cómo en un solo individuo se
pueden conjugar tanta fortaleza, tanta fragilidad y tanta capacidad de darse.
El hombre en ese aspecto es como un cromañón”84.
“por el derecho a cuidar a sus hijos e hijas, por el derecho a verlos, a amarlos,
por evitarles el Síndrome de Alienación Parental (SAP) que les causan las
madres al impedirles la cercanía con el padre”85.
Es una organización que crece y obtiene logros mediante sentencias que sientan
jurisprudencia, consiguiendo que se legisle al respecto. Para muchas mujeres,
desde el mandato tradicional y su secular no-poder, hijas e hijos constituyen una
especie de botín, un medio. Hay casos extremos en que mujeres cuyo grupo
familiar está en situación de pobreza, “sacrifican” a una hija (abuso sexual), una
niña pequeña en muchos casos, para asegurar la manutención del grupo desde
quien la provee: el padre, padrastro u otro hombre cercano. Un sistema perverso.
Valores tan positivos como los involucrados en la “ética del cuidado”, ads-
crita naturalizadamente a las mujeres, de ser compartidos más allá de géneros
binarios jerárquicos, originarían un mundo solidario más armónico. “La biología
83
Gabriela Mistral, “El carácter de la mujer chilena”, en Luis Vargas Saavedra (comp.), Recados
para hoy y mañana. Textos inéditos (Santiago, Editorial Sudamericana, 1989), tomo ii, pp. 31-34.
84
Bolaño por sí mismo, entrevistas escogidas, selección y edición de Andrés Braithwaite, prólogo de
Juan Villoro (Santiago, Ediciones Universidad Diego Portales, 2006), p. 81.
85
www.amordepapa.org, visitado en diciembre de 2010.
44
86
Humberto Maturana, en Michael Basch Harper, Eduardo Yentzen Peric, Imágenes para un
mundo nuevo: entrevistas (Santiago, Ediciones Andrómeda, 1994), pp. 54-74.
87
Javier Iguíñiz, “Desarrollo y experiencias de género”, en Eliana Largo (ed.), Género en el Es-
tado. Estado del género (Santiago, Isis Internacional, Ediciones de las Mujeres Nº 27, diciembre 1998).
88
Op. cit., pp. 114-115.
45
Movimientos sociales
la política de lo político
Un punto de partida para el análisis de los actuales movimientos sociales es, se-
gún algunas autoras, la definición de Enrique Laraña que destaca los elementos
cognitivos y de reflexividad. Los movimientos sociales son una forma de acción
colectiva que:
89
Emir Sader, “América Latina: profundización del antineoliberalismo o restauración conserva-
dora”, en www.surysur.net/?q=node/10866, 6 de julio de 2009, visitada en julio de 2009.
90
Rolnik, op. cit., p. 7.
91
Enrique Laraña, La construcción de los movimientos sociales. (Madrid, Alianza, 1999), pp. 126-127.
Citado en Ana de Miguel Álvarez, “Movimiento Feminista y redefinición de la realidad”. Interven-
ción en el Congreso Feminista de Córdoba (España, Universidad de A Coruña, diciembre 2000), p.
1. Disponible en www.nodo50.org/mujeresred/feminismo-ana_de_miguel-movimiento_feminista.
html, visitado en junio de 2009.
46
lesbianas y gays92. El movimiento feminista cuenta con más de dos siglos de historia
relevando la desigualdad de la mitad de la humanidad afectada por relaciones
de sujeción. Por la razón o la fuerza, dice el escudo patrio chileno, razón alienada.
Julieta Kirkwood citaba en la década de 1980 a Herbert Marcuse, quien
declaró en 1976:
“Creo que hoy existen muchos movimientos que están relacionados con la
lucha de clases y que a la vez son independientes de ella. La lucha feminis-
ta, aliándose con la lucha de clases, podría conmover a la sociedad de una
manera que la trastornaría por completo”93.
“La III guerra mundial es la guerra no declarada contra todas las mujeres,
contra sus derechos y contra su autonomía relacional mediante la violencia
de género, la inacción y el mainstreaming”95.
92
De Miguel Álvarez, op. cit., p. 1.
93
Kirkwood, Ser política en Chile. Lo nudos..., op. cit., p. 67.
94
Susan Faludi, Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna (Buenos Aires, Editorial
Planeta, 1992).
95
Virginia Vargas y María Suárez, Quince días de gloria y 10 años de backlash (Plataforma de Acción
de las Mujeres 1995 y balance de Beijing + 10, 2005. Fuente: Radio Internacional Feminista RIA/
FIRE).
96
Lazzarato, “Los movimientos...”, op. cit., p. 11.
47
Este reconocido escritor parece no vislumbrar que las primeras violencias que
se aprenden e interiorizan son las de género, que de tan naturalizadas resultan
imperceptibles.
En cuanto a los nuevos movimientos sociales:
97
“Intervención de Eduardo Galeano en el Gigantinho”, en “Porto Alegre: la ciudadanía en
marcha”. Tercer Foro Social de Porto Alegre, 23 al 28 de enero de 2003. Le Monde Diplomatique
(Santiago, Editorial Aún Creemos en los Sueños, 2003), p. 55.
98
Fernández de Rota, op. cit., p. 6.
48
En Chile hay un antes y un después del golpe militar de septiembre de 1973, hito
fatídico que inauguró el reemerger movimientista que se desplegará en múltiples
sentidos hasta hoy, a partir de la urgencia y la necesidad que causó la aplicación
de “la doctrina del shock”, como la nombró Naomi Klein; instalación forzada
del modelo neoliberal mediante una “dictadura sangrienta”, en palabras de la
entrevistada Lucía Chacón en Calles caminadas.
De acuerdo con antecedentes historiográficos, la participación sociopolítica
de las mujeres en organizaciones propias se originó en las últimas décadas del
siglo xix, motivada, en gran parte, por el derecho al sufragio y el acceso a la
educación superior. Según Elena Caffarena, “cuando se habla del movimiento
femenino hay que partir del Decreto Amunátegui. Es lo que permite la entrada
de las mujeres a la Universidad”101 (año 1877). Para Julieta Kirkwood:
“esa fue la primera puerta derribada por las mujeres en tanto género (...).
Quizás si lo más embrionario de nuestro feminismo haya sido la compro-
bación entre un número creciente de mujeres de las trabas interpuestas a su
propia educación”102.
Excepciones había en las elites: Martina Barros Borgoño, en 1872, a los veintidós
años de edad, tradujo La esclavitud de la mujer, de John Stuart Mill, y escribió el
prólogo, para lo cual contó con la corrección literaria de su marido Augusto
Orrego Luco. Dos décadas después, Teresa Wilms Montt, también escritora, tuvo
un trágico destino por atreverse a romper el pacto conyugal.
En 1875 un grupo de mujeres de San Felipe se presentó en los registros elec-
torales con la intención de inscribirse para ejercer el derecho a voto. Aunque no
99
El destacado es nuestro.
Alberto Melucci, “Um objetivo para os movimentos sociais?”, en Lua Nova, Nº 17 (São
100
Paulo, 1989).
101
Diamela Eltit, Crónica del sufragio femenino en Chile (Santiago, patrocinado por el Servicio
Nacional de la Mujer, 1994), p. 95
102
Kirkwood, Ser política en Chile. Los nudos.., op. cit., p. 93.
49
“Cuando las hijas del pueblo se encuentren libres, por completo, de añejas
preocupaciones, de torpes rutinas, entonces caminarán resueltas y serenas,
protegidas por sus propias energías intelectuales, a conquistar aquellos dere-
chos que hasta hoy han sido monopolio exclusivo del hombre”105.
103
Carolina Carrera y Javiera Ulloa, Evolución del voto femenino y las candidaturas de mujeres en los
procesos electorales: 1992, 1996, 2000 y 2004 (Santiago, Corporación Humanas, s/f), p. 31.
104
Elizabeth Hutchison, “El feminismo en el movimiento obrero chileno: la emancipación de
la mujer en la prensa obrera feminista, 1905-1908”, en Revista Proposiciones, Nº 21 (Santiago, SUR,
1993), p. 56.
105
Hutchison, op. cit., p. 55.
50
quien con ese objetivo –animarlas a publicar– escribió artículos con seudónimo
femenino.
Con la impronta de anarquistas y socialistas que llegaban al país, como Belén
de Sárraga106, cuya influencia originó la proliferación de centros femeninos anticle-
ricales principalmente en el norte salitrero y hasta 1949, año en que les fue concedido
el derecho a voto, fueron miles las mujeres que desplegaron una creciente actividad
no solo en organizaciones sociales y movimientos sino, también, en partidos
políticos propios que fundaron entre 1920 y 1946, como el Partido Demócrata
Femenino (PDF), el Partido Cívico Femenino (PCF) y el Partido Femenino de
Chile (PFCH). Según una investigación de Alejandra Castillo, el último partido
de mujeres fue el Partido Progresista, de 1951, que tuvo dos años de duración107.
La primera oleada organizativa fue de obreras en las nacientes industrias tex-
tiles y de la confección –costureras, tejedoras, camiseras, aparadoras, sombrereras,
entre muchas otras–, con un doble propósito: apoyarse, en caso de enfermedad o
muerte, y para instruirse. Las “mutualistas” –sociedades de socorros mutuos; de
resistencia; de protección–, son las primeras agrupaciones donde las mujeres se
dan estructuras organizativas formales. La historiadora Cecilia Salinas menciona
como pioneras a la Sociedad de Obreras Nº 1, fundada en Valparaíso en 1887,
presidida por Micaela Cáceres de Gamboa, y a La Emancipación de la Mujer,
en Santiago, liderada en 1888 por Juana Roldán Escobar de Alarcón, organiza-
ción que dos años más tarde cambió su nombre –“por mala comprensión del
título”– al de Protección de la Mujer. En 1890, La Estrella del Mar, en Valparaí-
so, reunió a las esposas de marinos “para auxiliarse y protegerse mutuamente
en las vicisitudes y peligros de la vida del marino” (en 1915 tenía como socias
honorarias a Eufrosina Urrutia, una de las fundadoras, y a Carmela Carvajal,
esposa de Arturo Prat Chacón, erigido héroe nacional tras morir en el combate
naval de Iquique en 1879). En 1892 se creó la Sociedad de Señoras de Valparaí-
so; una de sus directoras, Clorinda Vega Castillo, fue delegada en el Congreso
Obrero celebrado en 1911 en Valparaíso, y en la Liga de Sociedades Obreras de
la misma ciudad, en 1915. Empleadas del comercio y modistas se asociaron en
106
Feminista española, librepensadora. Se estableció en 1900 en Montevideo, Uruguay, país de
tradición laica, tras sufrir varios atentados desde grupos ultra clericales y ser procesada y arrestada
por la monarquía española. En 1913 dio varias conferencias en Chile, tal como en otros países la-
tinoamericanos. Invitada a Santiago por radicales, fueron Luis Emilio Recabarren y Teresa Flores
quienes propiciaron su viaje al norte del país. A Belén de Sárraga –en la literatura aparece también
como Zárraga–, se la reconoce decisiva para el desarrollo de la conciencia de género en las mujeres
no solo asalariadas. Según Rafael Gumucio Rivas, nació en Puerto Rico, colonia española, y murió en
México en 1951, según consignó un artículo del diario El Tarapacá ese año. Véase www.alasbarricadas.
org./ateneovirtual, visitada en abril de 2012. Véase, también, en Julia Antivilo y Luis Vitale, Belén de
Sárraga: Precursora del feminismo latinoamericano (Santiago, CESOC, 2000). Y en Cecilia Salinas, La
mujer proletaria. Una historia por contar (Santiago, Ediciones LAR, 1987).
107
La investigación se denomina “El desorden de la democracia. Partidos políticos femeninos en
Chile”, a partir de la cual Alejandra Castillo publicó “Una nueva escena: partidos políticos femeninos
en Chile”, en Mapocho, Nº 67 (Santiago, primer semestre de 2010), pp. 199-226.
51
108
Salinas, op. cit., pp. 68-72.
52
“Se llamó a las mujeres de todas las clases sociales y de todos los niveles
económicos (...), universitarias, empleadas, obreras, campesinas, empleadas
domésticas, profesionales, dueñas de casa (...), la verdad es que al MEMCH
sólo llegaron las mujeres más avanzadas”110. [Véase foto en página siguiente].
109
www.memoriachilena.cl/temas/index.asp?id_ut=lamujernueva,1935-1941, visitada en enero
de 2013.
110
Eltit, op. cit., p. 99.
111
Eltit, op. cit., p. 103.
53
Ancestras maternas de Susana Peña Castro: Olga (1), Luzmila (2) y Filomena Castro (sentada, 3). Al centro Elena Caffarena.
MEMCH 1935-1953 (Archivo Susana Peña C.).
12-06-15 11:56
INTRODUCCIÓN
Este fue un acuerdo tomado sin mayoría, donde no estaba el MEMCH, motivo
por el cual se retiraron. Tal experiencia y otras similares irán mostrando que la
solidaridad de género no es posible cuando las lealtades partidarias están en
primer lugar. Según Elena Caffarena:
112
Servicio Nacional de la Mujer, Elena Caffarena. Un siglo, una mujer (Santiago Servicio Nacional
de la Mujer, marzo 2003).
113
Respecto a mujeres de estratos altos, el historiador Manuel Vicuña investigó la belle époque
chilena que “designa el cambio entre el siglo xix y el xx”, y “la importancia de las mujeres en la
reproducción del poder de una clase social, ampliando el espectro de las instituciones en las cuales
se fundaría la élite”. Entrevista en revista Ercilla, Nº 3.170 (Santiago, 20 de agosto de 2001), p. 76.
114
Eltit, op. cit., p. 101.
115
Eltit, op. cit., p. 104.
55
“El partido femenino fue una institución de vida muy fugaz y no dejó ninguna
influencia. Y era sencillamente porque era un partido que no tenía principios.
Podría perfectamente haberse llamado Partido María de la Cruz. Si usted
examina la historia del partido femenino, éste no hizo ningún aporte a la rei-
vindicación de las mujeres. María de la Cruz era una mujer de gran carisma,
116
Kirkwood, Ser política en Chile. Las feministas..., op. cit., pp. 154-155.
117
Carrera y Ulloa, op. cit., p. 39.
118
Edda Gaviola, Ximena Jiles, Lorella Lopresti y Claudia Rojas, Queremos votar en las próximas
elecciones. Historia del movimiento chileno 1913-1952 (Santiago, coedición La Morada/Isis Internacional/
Librería Lila/Fempress, ILET/Centro de Estudios de la Mujer-PEMCI, 1986).
119
Kirkwood, Ser política en Chile. Los nudos..., op. cit., pp. 170-172.
56
que tenía una condición muy rara en las mujeres chilenas, era buena oradora,
arrastraba a mucha gente, pero sus discursos eran sin consistencia. Ella ha-
blaba y después no se podía hacer una síntesis de lo que ella había dicho”.
“Nosotras siempre creímos que el último refugio de las fuerzas reaccionarias son
y serán las relaciones entre hombres y mujeres... tendremos que ser nosotras,
las mujeres, y solo nosotras, las que le demos impulso a esta liberación íntima,
a esta revolución que tiene que producirse en la cabeza de cada mujer”121.
En esa primera mitad del siglo xx hubo también mujeres mapuche que se
sintieron convocadas a participar políticamente y se postularon como candida-
tas, aunque no fueron electas: Herminia Aburto Colihueque se presentó como
independiente en las elecciones municipales de 1935; era integrante de la Fun-
dación Araucana, fundada por su padre, el conocido dirigente Manuel Aburto
Panguilef. En 1953, Zoila Quintremil fue candidata a diputada por el “partido
democrático del pueblo”122.
Según Julieta Kirkwood, desde inicios de la década de 1950, tras “la caída”
de la participación de las mujeres en organizaciones sociales y partidos propios, y
hasta el golpe militar de 1973, se instalará el “silencio feminista”: logrado el derecho
a voto y sintiéndose ciudadanas con derechos plenos, parecieron dejar sin mayor
reflexión las situaciones y problemas que marcaron su participación histórica.
120
Eltit, op. cit,. pp. 100-101.
121
Corinne Antezana-Pernet, El MEMCH hizo historia (Santiago, Fundación Biblioteca y Archivo
de la Mujer Elena Caffarena, 1997).
122
Rolf Foerster y Sonia Montecino, Organizaciones, líderes y contiendas mapuche (1900-1970)
(Santiago, CEM, 1988).
57
123
Kirkwood, Ser política en Chile. Los nudos..., op. cit., p. 172.
124
Edda Gaviola, Eliana Largo y Sandra Palestro, Una historia necesaria. Mujeres en Chile 1973-
1990 (Santiago, autoedición, 1994), p. 21.
125
Edda Gaviola, Lorella Lopresti y Claudia Rojas, “Centros de Madres. ¿La mujer popular en
movimiento? 1964-1973”, en Nuestro pasado, nuestro futuro, número especial (Santiago, revista de Isis
Internacional y Programa de la Mujer de CLACSO, 1989).
58
126
Gaviola, Largo y Palestro, op. cit., p. 26 (véase revista Eva, 10 de septiembre de 1970 y 15 de
junio de 1971).
127
Julieta Kirkwood, “Feministas y políticas”, en Nueva Sociedad, Nº 78 (julio-agosto 1985), pp.
62-70 (p. 12).
59
dictadura algunas presas políticas analizaban su dura situación desde una reflexión
crítica de las consecuencias de su condición de género en los partidos, como lo
manifiestan Carena Pérez y María Isabel Matamala en sus respectivas entrevistas,
aunque los términos ‘feminista’ y ‘género’ eran aún desconocidos en el país.
En 1976 mujeres comunistas, socialistas, radicales, mapucistas e indepen-
dientes refundaron en Valparaíso la agrupación Unión de Mujeres, UDEM, que
había existido entre 1952 y 1970. Por su parte, las sindicalistas se reunieron en
el Departamento Femenino de la Coordinadora Nacional Sindical, con partici-
pación de mujeres campesinas de la Confederación Ranquil y la Confederación
Unidad Obrero Campesina (UOC). El 8 de marzo de 1978 realizaron el primer
acto masivo en dictadura –primer Caupolicanazo–, y a fines de ese mismo año
el Primer Encuentro Nacional de la Mujer Chilena128: allí ocurrieron también
los primeros desencuentros con feministas, incluida la expulsión a empujones de
Julieta Kirkwood de ese primer encuentro. “Para que ustedes vean el ambiente”,
dice María Antonieta Saa en su entrevista.
La casa de Elena Caffarena acogió a toda clase de personas perseguidas,
también a feministas como Julieta Kirkwood, que investigaba la historia de las
mujeres desde la incipiente cuestión de género en el país, historia ya iniciada por
la propia Elena Caffarena. En 1983, Elena Caffarena y Olga Poblete apoyaron la
refundación del MEMCH, denominado ahora MEMCH ‘83 para diferenciarlo.
En este nuevo MEMCH participaban feministas con las que Elena Caffarena y
Olga Poblete decían sentirse más afines. El MEMCH ‘83 fue una coordinadora
de organizaciones sociales conformada por mujeres de partidos imposibilitados
de funcionar en dictadura. Rosa Ferrada las menciona en su entrevista.
A mediados de la década de 1970 mujeres que aún no se reconocían como
feministas habían comenzado a reflexionar en grupos pequeños y a preguntarse
por la situación política del país, y también de las mujeres en el contexto del
Año y Década Internacional de la Mujer: “¿Qué significa la democracia para
las mujeres?” “¿Las mujeres somos una contradicción principal o secundaria?”,
eran tiempos de revisión total del autoritarismo. El 22 de mayo de 1979, como
relata en su entrevista Rosalba Todaro, varios de estos grupos (Hojas; Grupo de
reflexión; Asuma129) realizaron un encuentro al que llegaron unas trescientas mu-
jeres, cantidad inesperada en dictadura. Para contar con el alero de la Academia
de Humanismo Cristiano, entidad fundada hacía poco por el cardenal Raúl Silva
Henríquez, decidieron organizarse ese mismo año como “grupo de estudio”: el
Círculo de Estudios de la Condición de la Mujer, que en los hechos fue mucho
más que un espacio de reflexión y trabajo académico. Expulsado el Círculo
de la Academia, en diciembre de 1983, debido al cuestionamiento de algunos
contenidos de sus boletines considerados contrarios a la doctrina de la Iglesia
Católica –ya no estaba el cardenal Raúl Silva Henríquez en el directorio–, se
128
Kirkwood, “Feministas...”, op. cit., pp. 69-87, 90.
129
Asociación para la Unidad de la Mujer.
60
130
La experiencia del grupo de teatro que existía en el Círculo fue citada y analizada dos décadas
después por el brasileño Gabriel Felipe Jacomel, en el año 2008, en “Feminilidades em construção
no teatro sul-americano (1975-1984)”. Seminario Fazendo Género 8 – Corpo, Violéncia e Poder,
Florianópolis, Universidad Federal de Santa Catarina.
131
Un gráfico que clasifica de manera cronológica a las organizaciones feministas en Chile esta-
blece la calidad de ONG de La Morada en 1983: una “sociedad de profesionales”. Sin embargo, el
término del Círculo ocurrió en diciembre de 1983 y la división formal se concretó en abril de 1984.
La Morada funcionó como un espacio feminista abierto y con un colectivo coordinador desde fines
de 1983 hasta fines de la década de 1980, cuando Margarita Pisano se instituyó como directora de la
“sociedad anónima”. Véase gráfico en Marcela Ríos T., Lorena Godoy C. y Elizabeth Guerrero C.,
¿Un nuevo silencio feminista? La transformación de un movimiento social en el Chile posdictadura (Santiago,
Centro de Estudios de la Mujer/Editorial Cuarto Propio, 2003), p. 374.
61
“El cuerpo de las mujeres, silenciado en los inicios del feminismo latinoa-
mericano de comienzos de siglo, ahora estalla sin censura y forma parte de
la amplitud de registros sensuales y sensoriales del conocimiento cultivado
por una diversidad de mujeres”.
132
Gilda Luongo y Alicia Salomone, en www.julietakirkwood.blogspot.com, visitada en agosto
de 2010.
133
Castillo, op. cit., pp. 19, 15.
62
En 1989, luego del plebiscito que puso fin a la dictadura cívico-militar, los
intereses partidarios consensuados en “la democracia de los acuerdos” estandariza-
ron los lenguajes y los códigos, la forma y el fondo, lo adecuado y lo inadecuado,
lo válido y lo legítimo, dejando que las innovaciones y la justicia se expresaran
en la medida de lo posible. En las organizaciones feministas se vivían escisiones y
se delineaba un abanico de visiones y estrategias; finalmente la matria no podía
no devenir patriarcal. La lucha contra la dictadura exigió una articulación fuerte
y los diversos intereses y orientaciones se pospusieron. A la vez:
134
Teresa de Lauretis, en Lazzarato, “Los movimientos...”, op. cit., p. 10.
135
Véase Gaviola, Largo y Palestro, op. cit., anexo 2: Manifiestos y declaraciones, pp. 234-256.
136
Concertación de Mujeres por la Democracia, véase Josefina Rossetti y Sonia Montecino
(eds.), Tramas para un nuevo destino. Propuestas de la Concertación de Mujeres por la Democracia (Santiago,
sin editorial, 1990).
63
feminista socialista, desde donde fueron despedidas. Ante este hecho no fue posi-
ble aunar voluntades para abordar la situación y solidarizar de manera pública;
las afectadas tienen claro de dónde provinieron los escasos apoyos, aunque haya
feministas que después se automencionaron. También en el periódico Marea Alta
–medio de comunicación del movimiento de mujeres–, hubo dificultades para
publicar una declaración de apoyo137. “No es el momento” fue una vez más la
frase de rigor en distintas organizaciones feministas. Diez días estuvieron presas
estas dos profesionales denunciadas por mujeres. Hechos como este que quedan
sin reflexión colectiva forjan también la historia de la desarticulación feminista
y el consiguiente desempoderamiento.
En 2008, un estudio sobre aborto publicado por la Red Chilena contra la
Violencia Doméstica y Sexual planteó:
137
Este periódico existió entre 1991 y 1994, con apoyo de la cooperación sueca. Su directora,
Gloria Ángelo, había comenzado a trabajar a la vez en el SERNAM.
138
Gloria Maira Vargas, Paula Santana Nazarit, Siomara Molina Sáez, Violencia sexual y aborto.
Conexiones necesarias (Santiago, Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual, 2008), p. 23.
139
Gloria Maira, Josefina Hurtado y Paula Santana, “Posicionamientos feministas sobre el aborto
en Chile”, mayo de 2010, en http://abortoinformacionsegura.blogspot.com/2010/05/posicionamien-
tos-feministas-sobre-el.html?zx=5ff3c808a578cd19, visitada en junio de 2010.
64
“aquí hay un gran nudo para las feministas, qué fue de ese movimiento político
potente en los ochenta, que se debilitó e invisibilizó en los noventa. Esto es
responsabilidad de todas”.
140
Sonia E. Álvarez, “Feminismos Latinoamericanos: Reflexiones Teóricas y Perspectivas Com-
parativas”, en conversatorio “Reflexiones teóricas y comparativas sobre los feminismos en Chile y
América Latina”. Santiago, Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Sociales, 2 y 3 de abril 1998.
65
Véase www.wim-network.org/2012/10/feminismo-de-estado-%C2%BFherramienta-para-el-
142
66
145
En mayo de 2012 se aprobó la ley antidiscriminación (“ley Zamudio”), varada años en el
Congreso hasta el asesinato de Daniel Zamudio.
146
Laura C. Pautassi, “El cuidado como cuestión social desde un enfoque de derechos”, en Serie
Mujer y Desarrollo, Nº 87 (Santiago, CEPAL 2007), p. 32.
67
Desigualdad estructural
147
Rosario Aguirre, “La necesaria redefinición de la noción de trabajo. Problemas conceptuales
y metodológicos”, en Aportes para el Estado y la Administración Gubernamental. Políticas Públicas para
la Equidad de Género, Nº 25 (Buenos Aires, Asociación de Administradores Gubernamentales, julio
2008), p. 38.
148
Cristina Borderías, “Repensar el trabajo. Mujeres, trabajo y cuidados”, entrevista realizada
por Silva L. Gil, 2008, véase www.circulobellasartes.com, visitada en septiembre de 2009.
149
Borderías, op. cit., p. 74.
68
150
Véase Corina Rodríguez E., “Economía del cuidado y política económica: una aproximación a
sus interrelaciones”, documento presentado en la 38ª reunión de la Mesa Directiva de la Conferencia
Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, Mar del Plata, 7 y 8 de septiembre de 2005
(y en foro virtual en 2007).
151
Borderías, op. cit., p. 4.
152
Ibid.
69
Hace ya más de un siglo, en 1898, un artículo firmado por Rosa Rubí y pu
blicado en la prensa anarquista nacional decía:
Más de cien años después Raquel Olea señala en su entrevista en Calles ca
minadas:
“en el cuerpo es donde se viven todas las opresiones de las alianzas patriar-
cales: las políticas laborales, de salud, las políticas sexuales, morales no se
viven solamente como coacciones político-discursivas, caen directamente
en los cuerpos”.
En la actualidad, dice Marcela Lagarde, cada vez son más las latinoameri-
canas que:
153
Declaración de Quito, 10ª Conferencia Regional sobre la Mujer. CEPAL, Informativo Electró-
nico, Nº 7 (agosto, 2007), en www.eclac.cl/mujer/noticias/noticias/3/27753/Informativo7Haciala10.
pdf, visitada en septiembre 2007.
154
Adriana Palomera y Alejandra Pinto (comp.), Mujeres y prensa anarquista en Chile (1897-1931)
(Santiago, Ediciones Espíritu Libertario, 2006), p. 23.
70
“sintetizan cada día una doble jornada que no es la simple suma de dos tiem-
pos de trabajo. Se trata de una doble vida configurada por dobles espacios,
dobles tiempos intensificados, actividades simultáneas y el sobre uso del
tiempo. Las normas y los códigos de comportamiento de cada espacio y
cada relación son diferentes, contradictorios y conflictivos. Las actividades
exigen habilidades especializadas, lenguajes particulares y desfases entre
poderes, deberes y prohibiciones. Innumerables conflictos surgen de esta
simultaneidad. (...) Cada mujer debe desarrollar artes malabares para pasar
de un ámbito a otro sin equivocarse de clave. Requiere una subjetividad que
le permita, por ejemplo, vivir en un ámbito en el que realice actividades y
funciones desvalorizadas y no reconocidas, sin sitio propio, posicionada en
un rango menor, subordinada casi a todos, y transitar el mismo día a otro
espacio, ocupar posiciones de mando, asumir jerarquías (de segunda), cum-
plir con responsabilidades, ganar dinero, tener algunos derechos sociales
y ser evaluada en su desempeño individual. La doble vida implica para las
mujeres, además de conflictos prácticos, rupturas y dramas identitarios que
dejan huella. Las ideologías neoliberales de género descalifican la queja y
la victimización y exigen éxito y disfrute en el empeño. (...) Sin embargo,
cuando las mujeres avanzan en la resolución creativa de conflictos o por el
aprovechamiento de hitos, la doble vida y la escisión sustentan innovaciones
imaginativas de la existencia”155.
155
Lagarde, “Claves...”, op. cit., p. 22.
156
Iris Marion Young, “Structural Injustice and Politics of Difference”, publicado de forma
póstuma en 2007; citado por Máriam Martínez, Teoría política de la diferencia: Iris Marion Young (con-
clusiones), tesis doctoral presentada en el seminario de Investigadores en Formación, Miraflores de
la Sierra, 28-29 de noviembre de 2008.
71
“exacción de valor cuando las mujeres les rendimos tributo a los hombres
en trabajo doméstico, en entrega sexual, en subordinación intelectual y en
obediencia política”157.
157
Segato, “Guía para...”, op. cit., p. 1.
158
SERNAM, Agenda de Género 2006/2010, Compromisos del gobierno de Chile para avanzar
en equidad de género, mayo 2006.
159
OIT/PNUD, Trabajo y familia. Hacia nuevas formas de conciliación con corresponsabilidad social.
Informe (Santiago, Oficina Internacional del Trabajo y Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, 2009).
160
En Chile, en el sector asalariado están ¾ partes del total de mujeres ocupadas y una proporción
poco inferior del total de hombres ocupados: las mujeres se concentran en el sector público y en el
asalariado doméstico. En el sector no asalariado, un importante número de mujeres realiza trabajo
doméstico y de cuidados informalmente remunerado. Véase Rosa Bravo, “Avances y desafíos en
torno a la autonomía económica de las mujeres”, en seminario “¿Género en el poder? El Chile de
Michelle Bachelet” (Santiago, mayo 2009), pp. 9-10.
72
“promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer como medios eficaces
de combatir la pobreza, el hambre y las enfermedades y de estimular un desarrollo
verdaderamente sostenible” (p. 33; el destacado es nuestro).
Es decir, “un medio para”, desde la identidad tradicional asignada a las mujeres:
ser-para-otros.
Para que el trabajo doméstico o de cuidados sea una responsabilidad compar-
tida o socialmente distribuida en un mundo dominado por relaciones mercantiles
y derechos retóricos, habría que considerar el pago por toda forma de trabajo
según su importancia para la vida –reconocimiento material y simbólico–, lo que
motivaría su reparto efectivo con los hombres.
La actual crisis planetaria, económica, ambiental –catástrofe estructural–,
es la oportunidad para soluciones radicales. En Chile, tras casi dos décadas de
dictadura militar e imposición de un modelo económico que valora a las personas
como “capital social” y les promete inclusión sobre todo a través del consumo, se
estudian las políticas de países desarrollados (industrializados; posindustrializados)
que promovieron la participación de la mujer y las medidas con que abordan las
consecuencias sociodemográficas de tal participación: postergación de la mater-
nidad, disminución del número de hijos e hijas, envejecimiento de la población,
aumento de mujeres solas, aumento de jefas de hogar, etcétera161.
En Islandia, país “envidiado” por feministas que defienden la equidad de géne-
ro, las mujeres hicieron huelga nacional el 24 de octubre de 1975 exigiendo, en
clave de igualdad, cambios efectivos en el reparto del trabajo con los hombres.
Al igual que en otros países desarrollados, en especial nórdicos, hoy los derechos
de las personas son centrales. Islandia es el primer país con gobernante mujer
que se declaró lesbiana. Una mayoría de mujeres trabaja en forma remunerada,
161
Singapur realizó una campaña en el año 2012 pidiendo a las parejas heterosexuales ser patrió-
ticas y tener al menos un/a hijo/a. “El país tiene un problema con la disminución de su población;
las tasas de fecundidad están bajando, el crecimiento de la población del país fue del 1% en 2010 y
se redujo a 0,5% en 2011, además la población está envejeciendo”. Véase http://es-us.noticias.yahoo.
com/video/singapur-pide-parejas-ser-patri-001738075.html, visitada en octubre de 2012.
73
“Cuando llegan los hijos, la mujer asume una mayor parte de los trabajos del
hogar”. “La asistencia a las personas mayores es uno de los mayores mercados
laborales de Suecia y está completamente dominado por la mujer”166.
162
www.ipsnoticias.net/2005/10/mujeres-islandia-camino-a-la-equidad-con-viento-a-favor/,
visitada en junio 2009.
163
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/03/09/actualidad/1331323885_752952.
html, visitada en abril de 2012.
164
A modo de ejemplo, el año 2006 Chile recibió el reconocimiento del Banco Interamericano
de Desarrollo (BID) por la “Política de participación de las mujeres en las Fuerzas Armadas” (...)
“una visión innovadora para la promoción de la igualdad entre mujeres y hombres”, véase www.
mujereshoy.cl, visitada en diciembre de 2009.
165
www.mujerhoy.com/hoy/trabajo/islandia-paraiso-para-mujeres-662907012012.html, visitada
en marzo de 2012.
166
Alfredsson, op. cit., pp. 9-10.
167
Alfredsson, op. cit., p. 20.
168
Véase http://mujer.latercera.com/2012/11/18/01/contenido/23_4105_9.shtml, visitado en no-
viembre de 2011.
74
“Desde niños, a mujeres y hombres se les enseña que tienen los mismos de-
beres y posibilidades, y es esa idea de igualdad la que intentamos potenciar
desde muy temprano, por eso a través del Ministerio de Niños, Equidad e
Inclusión garantizamos y promovemos una educación que no diferencia
entre sexos”,
“Esperamos que para el 2014 los hombres alcancen a ocupar un 25% de los
puestos de trabajo en educación temprana y jardines de infantes, porque
es importante su presencia, su visión y sus modos en la formación de los
niños. Asimismo, tratamos de fomentar que las mujeres se aventuren cada
vez más a optar por carreras ligadas a la tecnología y a la economía. En el
fondo, queremos eliminar las etiquetas que califican ciertas profesiones para
mujeres o para hombres”.
“Cerrar la brecha de género tiene que ser una parte central de cualquier
estrategia para crear economías más sostenibles y sociedades integradoras”.
Estas son algunas de las conclusiones del informe presentado por la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que pone el acento en
el “precio” económico que estas últimas pagan por ser madres.
Desde otra óptica se instala el reconocimiento del derecho al cuidado, según
muestra la experiencia argentina, que proveyó un caso concreto de exigibilidad
de responsabilidad del Estado: el derecho al cuidado como derecho justiciable.
169
www.mujeresycia.com/index.php?x=nota/51117/1/el-precio-de-ser-madres-las-mujeres-ganan-
un-21-menos-, visitado en diciembre de 2012.
75
“no se trata de la ‘lucha’ por una parte de la sociedad por mejorar las condi-
ciones en las que se realizan las tareas de cuidado sino del reconocimiento
de un derecho universal e inalienable a cuidar, ser cuidado y a cuidarse. Este
será un primer paso para distribuir las responsabilidades de cuidado entre
todos los miembros de la sociedad y no depositarlas solo en las mujeres”.
“extender a cada vez más mujeres los avances en derechos, recursos, bienes
y poderes de los que gozan algunas, es decir, contribuir al empoderamiento
de cada una”172.
El punto está –de nuevo– en cómo y quiénes definen esos derechos, cuáles se
priorizan y por qué (no creas tener derechos, repetirían las feministas de Milán); sin
debate amplio desde y con las mujeres –las principales afectadas–, y sin las con-
diciones materiales y simbólicas que produzcan cambios efectivos en la división
sexual del trabajo, es poco posible gozar del derecho a elegir, a decidir, a ser como
se quiera ser. Es decir, la libertad como control de la propia vida en un mundo
que no separe desigualmente lo público de lo privado-doméstico. No la aporía de
la libertad y la igualdad, la autonomía o la justicia en “la república masculina”,
170
Natalia Gherardi y Carla Zibecchi, “El derecho al cuidado: ¿una nueva cuestión social ante
los tribunales de justicia de Argentina?”, en revista Política, N° 52 (Santiago, Universidad de Chile,
dossier: Derecho, justicia y política, 2009), pp. 7, 9.
171
Eliana Largo, Del trabajo doméstico no remunerado al reconocimiento del derecho al cuidado, estudio
realizado para Oxfam GB (estado del arte) (Santiago, 2010).
172
Lagarde, “Pacto...”, op. cit., p. 130.
76
173
Alejandra Castillo, La república masculina y la promesa igualitaria (Santiago, Palinodia, 2005).
174
Entrevista a Pepe Auth, en El Mercurio, www.elmercurio.cl 23 de mayo de 2009, visitado en
mayo de 2009.
175
Crisóstomo Pizarro C., en La Nación, www.lanacion.cl 21 de mayo de 2009, visitado en mayo
de 2009.
176
Comunicación personal.
177
Mario Mendoza, “Un aquelarre en la calle Donceles 815”, en Mario Mendoza, Carlos Fuentes.
Vida y obra (Santafé de Bogotá, Grupo Editorial Norma, 1994), p. 5.
178
Carole Pateman, “Democratizando la ciudadanía: algunas ventajas del ingreso básico”, en La
nueva cuestión feminista. Actuel Marx Intervenciones, Nº 4 (Santiago, Lom Ediciones-Universidad ARCIS,
2005), pp. 25-44. Traducido por Alejandra Castillo, publicado en Politics and Society, vol. 32, Nº 1,
Thousand Oaks, CA, March 2004).
77
179
“Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”: artículo 1º de la Constitución
Política de Chile.
180
El concepto “trabajo decente” de la OIT intenta modernizar y normar las condiciones labo-
rales del trabajo que exige la economía global. Aunque considere derechos previsionales y ‘variables
de género y ambientales’, entre otras, todo trabajo es indecente en tanto contribuye a sustentar el
actual sistema económico generador de desigualdades entre las personas y depredador del planeta.
Junto al multimillonario presupuesto para armas, los gobiernos de países desarrollados continúan
subsidiando con billones de dólares el uso de energías sucias. Actualmente se exigen multas a quienes
polucionan y contribuyen al desastre ambiental.
78
decía Julieta Kirkwood), están los límites y topes de innumerables reformas que,
cual círculos viciosos, no cambian estructuralmente el orden social al no disponer
una base material que sustente y posibilite a la vez la experiencia humana de la
libertad y la igualdad, facultades y capacidades indivisibles, inseparables. De ser
así, otro canto cantaríamos.
Se accede a la libertad —reiteraría Julieta Kirkwood–, si se tiene y sólo si se
tiene garantizado el dominio de las necesidades vitales.
Si no chocamos contra la razón, nunca llegaremos a nada, diría Albert Einstein. Y
de la razón patriarcal se trata, de esa lógica.
Según Diana Maffía, filósofa, ex diputada argentina, el siglo xxi es y será
el siglo de las mujeres. O más bien, habrá que decir, terminada la división del
mundo en público y privado-doméstico con sus valoraciones desiguales, un solo
mundo a resolver por cada persona que lo compone, independiente del devenir
de su sexo/género, y para ello valor y afecto como cuestión central a dilucidar.
79
*
Cada entrevista se presenta tal como fue devuelto el texto por la persona entrevistada tras
revisarlo y en algunos casos completarlo e incluir autopresentación, subtítulos y notas a pie de página
(estas notas se indican cuando son de su autoría). Las preguntas y comentarios de quienes entrevis-
taron, se resumen y presentan en letra cursiva.
Estoy en un día un poco tristón, no sé por qué, tengo tristeza por muchas cosas.
El invierno está tan bonito, ¿verdad?, pero, oye, a una mujer vieja que ha vivido
tanto le cuesta mucho a veces sentirse en el ambiente de las cosas nuevas. Ayer
no leí la prensa, quería cambiar un poco, a mí lo que me apasiona y lo que más
leo y busco en todas las cosas, es sobre cómo la sociedad va a salir adelante
algún día... y en eso nosotras las mujeres, ¿no? Tampoco veo televisión porque
la televisión un día tras otro día siempre es lo mismo, lo negativo, entonces es
tan difícil a veces, a estas alturas de la vida... porque la vejez es una cosa muy
interesante cuando las mujeres han trabajado hasta el final en algo para ellas y
para los demás, yo les digo que es tan interesante porque uno ama más la vida.
No tengo miedo de morirme, pero sí amo la vida porque se pueden hacer
cosas tan lindas, uno quiere satisfacerse de tantas cosas, pero por sobre todo, para
mí, está esta palabra que ahora está muy en boga, pero que tiene un contenido
tan enorme, que es el amor, oye, el amor. Y sobre todo que uno está en esta
cosa política, feliz de que haya por fin una mujer Presidenta, ¿no?, sea cual sea,
una mujer. Yo me refiero a Chile, sí, y me acuerdo de la Golda Meir, la Tatcher
y todo, las he seguido, pueden ser peores que los hombres, claro, y tenemos
razones para decir por qué son peores, porque en realidad es terrible pasar
desde adonde estoy sentada a sentarme arriba en el podio, entonces cambio,
quiero imitar porque no tengo o prácticamente no voy a tener una experiencia,
¿entiendes? Yo tengo noventa y cinco años, ustedes son jóvenes, una de las cosas
porque lucho es porque las mujeres hoy día sean ágiles, jóvenes, elegantes, bo-
nitas, amorosas, pero se están poniendo viejas a veces porque están tan metidas
en el trabajo, oye. Tienen que hacer yoga, tienen que hacer tai chi, tienen que
salir a correr, todas esas cosas. Aquí me tienen con problemas de equilibrio por
la edad, la edad es muy importante, y ustedes vienen a esta conversación y yo
me puse un poco nerviosa, de repente me acordé cuando tenía veinte años y me
hicieron hacer los primeros discursos, porque yo ingresé al Partido Comunista
a los veinte años, fíjate. Y he vivido tanto, he viajado tanto, he conocido tantos
1
Elena Pedraza falleció en abril de 2008, un mes antes de cumplir noventa y ocho años. Esta
entrevista fue realizada el año 2005. Revisó esta entrevista su hijo Claudio Fonseca Pedraza, quien
puso algunas notas a pie de página.
85
lugares, ¿no?, y tengo tres hijos, me siento feliz, pero mi problema es sentir que
la vida es muy corta, ¡uy, qué es corta!
Yo venía de Viña del Mar, nací ahí, yo era una mujer de hogar modesto, mi pa-
dre era obrero, un viejo encantador, loco, medio picaresco, pero yo me eduqué
en un hogar muy bien organizado. Yo empiezo a participar en el año treinta,
yo parto ese año treinta maravilloso en que fue el cambio grande de Chile. Es
la etapa más linda la década del treinta, aparece el Frente Popular con Aguirre
Cerda, hay una conmoción tremenda, el estudiantado, las reformas, la presencia
de la revolución rusa. Y los cambios sociales, acuérdate tú que son los cambios
de gobierno, Ibáñez y la dictadura, pero anteriormente había estado Alessandri
Palma. La clase media surge por primera vez, antes estaban las grandes masas,
la oligarquía, digamos, y los proleta, ¿no?, y la clase media surge, eso es lo inte-
resante. Entonces me vine de Viña a Santiago a estudiar, a los veinte años. Yo
me formé antes, como te digo, estuve en el liceo muy bien, tenía una formación
cultural muy grande, mi hermano era pintor. Yo jugaba con las muchachitas –con
los hijos de los ingleses–, en las calles del cerro Castillo donde vivíamos, era
muy lindo, era una aldea Viña del Mar. Y en ese tiempo llegaban los barcos a
Valparaíso –qué bueno que Valparaíso sea ahora Monumento Nacional–, traían
las revistas de Francia, de Inglaterra, de toda Europa las teníamos ahí, era un
centro muy importante Valparaíso. Y en el liceo, fíjate, las profesoras chilenas eran
pocas, había una inglesa, una francesa, la profesora de piano era una italiana que
nos cantaba óperas, nos enseñaban óperas en italiano. Era muy linda la vida en
ese tiempo, entonces yo viví y me formé bien, tuve una muy buena educación.
Yo iba a estudiar Filosofía y Biología en Santiago, tenía que venir a la univer-
sidad y con una amiga mía, que su padre era dentista, un gran dentista, vinimos
a estudiar, oye, solas las dos. Y hay un cambio en la universidad, surge el bachi-
llerato, y nosotras solas las dos muchachas; ella iba a estudiar dentística y yo iba
a estudiar Filosofía en el Pedagógico, y perdimos la etapa, no pudimos entrar por
el tiempo. Entonces nos metimos a Educación Física las dos, y eso fue para mí tan
interesante porque me llevó a la cosa más bien artística, estudié danza, estudié con
Cavesqui. Con las amigas y otras estudiantes éramos del grupo Avance, un grupo
totalmente de izquierda, nos pusimos a luchar por las reformas, por los cambios.
Primero con la influencia de la revolución rusa, después viene la cosa española y
en Chile el Frente Popular, es una etapa muy interesante, y enseguida ahí surge
en 1935 el MEMCH, Movimiento Pro Emancipación de la Mujer. Fíjate que en
ese tiempo las mujeres salían de las casas a trabajar, o trabajaban en sus casas,
a domicilio, y no sabían lo que era el salario, ni nada, porque en ese tiempo el
hombre recibía la plata que ellas ganaban; tiene que haber habido mucha influen-
cia de este cambio social en el mundo entero, la Guerra Civil española, que trajo
mucha gente de afuera. En esa década del treinta llegaron muchos extranjeros a
86
Chile, llegaron los exiliados españoles al final de la década, que fueron muchos;
antes habían llegado aquí a Chile y a Argentina gente huyendo de los países en
los que se estaba preparando la Segunda Guerra Mundial. Ésa es una etapa muy
interesante, digamos que un geógrafo, un político, un especialista que entiende
estas cosas te las puede analizar mucho mejor que nosotras, por lo menos yo.
Me olvidaba de una cosa importante, fue la etapa de la depresión, entonces
vino la terrible pobreza, imagínate tú que las salitreras estaban en auge y vino la
depresión y huyeron hacia Santiago desde el norte. Piensa tú que el norte fue la
parte más importante para el MEMCH, hay mucho que contar, mira, yo tendría
que hablar días, noches enteras, pero ya no tengo capacidad.
Yo me casé con un hombre que era profesor primario y que fue dirigente
del Partido Comunista, yo me hice comunista a los veinte años; en 1931 entro
al partido, no hay juventud comunista, entro como todos los estudiantes. En la
universidad, los estudiantes de ese tiempo, los de Medicina –piensa tú Cruz Coke–,
toda esa gente de esa hornada, gente tan inteligente que hizo cambios tan lindos,
¿no?, los grandes antecesores de ellos eran de ese tiempo en que yo estaba ahí,
cuando empezó el año treinta; fue gente que luchó por las reformas, por abrir
un poco más el espacio que era muy oligárquico. Yo fui muy militante, siempre
sigo pensando en la justicia social, pero ya no me gustan mucho los partidos. En
ese tiempo las mujeres luchábamos con los hombres contra Ibáñez, entonces las
grandes peleas eran en la universidad, me acuerdo del pobre Andrés Bello en
su estatua, se subían los estudiantes arriba con los volantes, con los discursos y
todo. Con la Micha Lagos, que era trotskista, luchábamos e íbamos en las grandes
manifestaciones, cuando mataban, como a Anabalón, un profesor que fondea-
ron. Íbamos todos juntos, los estudiantes, los profesores primarios, los obreros,
y entre los estudiantes nosotras, mujeres. Y por otro lado, estaba la FOCH, la
Federación Obrera de Chile, es la etapa en que surge la sindicalización obrera,
de Recabarren, que ustedes saben, ¿no?, y con todos los que venían del norte,
todos obreros sindicalizados. Entonces es toda una sociedad revuelta, pero de
gente de aquí (se toca las sienes), brava, bullente, que gritaba, bailaba, cantaba;
la gente hablaba sus problemas.
En ese tiempo qué partidos había, el Partido Liberal, el Partido Conservador
y el Partido Radical, que tiene una ascendencia muy grande, ahí estaba Amanda
Labarca, que fue una mujer muy extraordinaria, se ha escrito poco de ella, es muy
importante2. La Amanda corresponde a su época, es muy honesta en su época,
ella viene de una familia bien ordenada, se metió como estudiante y profesora en
lo suyo, muy abierta hacia la mujer, ¿no? En el mundo, digamos político o social,
2
Su nombre era Amanda Pinto Sepúlveda; se hace llamar Amanda Labarca Huberston, apellidos
del marido, lo que le habría facilitado su participación social. Véase Gilda Luongo, “Amanda Labarca
y Julieta Kirkwood, Hay que tener niñas bonitas”, en José Luis Martínez (ed.), Sujetos e identidades.
Para una discusión latinoamericana (Santiago, Ediciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades,
Universidad de Chile, 2002), pp. 261–287.
87
estuvo más metida hacia los márgenes de la estructura del Estado, y nosotros no,
nosotros estábamos en la calle, saltando y gritando.
Yo fui gran amiga de Elena Caffarena hasta el final, hasta que murió, la
conocí mucho, y al final ella –bueno, el cuento es más largo–, tenía una tristeza
muy grande, fue una personalidad muy interesante. Elena es nacida el seis, 1906,
y yo nací en mayo de 1910, imagínate. Tengo aquí este libro –sabía que venían
ustedes–, está todo rayado, subrayado. Yo estudié las cartas de Elena, aquí hay
ciento veintitrés cartas de las que hizo Corinne el libro... –a esta edad hay vacíos
de la memoria–3, a mí ella me hizo varias entrevistas, este libro para mí fue una
cosa maravillosa. Cuando Corinne hizo este libro yo estaba todavía yendo a
Cuba, volví de Cuba y me puse a estudiarlo, se hicieron trescientos ejemplares
solamente, ¿sabían ustedes?, este libro a todo el mundo le digo que debe tener-
lo, saquen fotocopias. El MEMCH ha sido la única historia de las mujeres en
Chile, la grande, la que abarcó desde Arica a Magallanes, donde estaba uno de
los primeros comités en la larga historia nuestra, el Comité de Arica, y al último
estaban los de Punta Arenas, donde hasta allá llegó la revista La Mujer Nueva.
La Mujer Nueva es una de las revistas, hay dos. Yo dirigí La Voz de la Mujer,
hicimos tres números y después vino la represión y no pudo seguir, ésta la hice yo
como partido, ¿no?, era la compañera Pedraza, encargada femenina. Empezaba
la reunión, fulano, sutano, merengano, todos, pas, pas, pas, se hablaba de todo.
Aunque yo venía con una formación intelectual hasta cierto punto, para mí era
una novedad, miraba así, no digo con la boca abierta, pero observaba y decía,
qué maravilla, veía la pasión de los compañeros, ¿no?, era la única en la base
del partido; también había una muchacha que estudió Arquitectura, había muy
pocas mujeres, y nosotras trabajábamos con las mujeres. En el año treinta y cinco
en el MEMCH conozco a dos grandes mujeres, la Eulogia Román y la María
Ramírez4, eran dirigentes del partido; una estaba en el comité central y la otra
era militante de base de una comuna, ellas trabajaban en el partido y trabajaban
aquí en el MEMCH, tenían doble militancia, ¿me entiendes tú?
Yo pongo como cabeza a Elena, tenía que haber alguien por encima de
las demás, todas eran profesionales y unas tantas obreras. El marido de Elena
Caffarena era abogado como ella, pero era comunista él, un comunista hecho y
derecho, como eran en ese tiempo, ¿no?, mucha disciplina y todo. Elena había
hecho su memoria de título sobre la mujer en el trabajo a domicilio. Ella observó
mucho el norte, ella vivió en el norte, sus hermanas dicen que iban a las fiestas,
tenían dinero porque su padre, Blas Caffarena, fue un comerciante, un hombre
muy honorable –yo tengo aquí el libro de él que escribió, muy interesante, me lo
regaló Elena, tan linda ella. Entonces, fíjate, las hermanas bailaban y ella siempre
observaba, estudiaba y leía mucho, y también observó mucho al hombre, claro, y
3
Se refiere a Corinne Antezana-Pernet y su tesis doctoral El MEMCH hizo historia (Santiago,
Fundación Biblioteca y Archivo de la Mujer Elena Caffarena, 1997).
4
Su nombre real era Ema Gómez (nota de Claudio Fonseca Pedraza)
88
siempre tuvo ideas no comunistas. Mucho más que a Marx leyó a Engels, ¿sabes
por qué?, porque Engels tenía más carácter hacia la mujer. Engels escribió sobre
la mujer y Marx nunca escribió ninguna cosa, bueno, la sociedad de clases, el
problema de la lucha de clases, ¿no? Ella estaba de acuerdo con una sociedad
justa, sabía que había algo injusto, no podía existir esta pobreza, le dolió mucho
porque la vio en las salitreras, todo esto ustedes ya lo saben, lo que fue la vida
del caliche, qué horror todo. Ella lo sintió. Y vio detrás de ese hombre, atrasado,
que también merecía preocuparse de él, a la mujer al lado, y el niño. Ella nunca
fue así, efusiva, pero como era muy inteligente supo hacer bien las cosas. Este
estudio que yo les digo, entusiasma claro, pero en general, gran discurso, toda la
gente se entusiasma y después se olvida de todo. Pero lo importante es que ella
todo lo pensaba, estudió las leyes y se dio cuenta exactamente, porque Elena tenía
una cultura que no era solamente Chile, ella ya había estudiado el problema en
Alemania, en Inglaterra, admiraba a las sufragistas. Cuando yo fui a Inglaterra
me dice ella, lo único que te pido Elena es que vayas allá al palacio y veas dónde
está la estatua de Emmeline y le pones un clavel en mi nombre5.
Elena entonces ve la necesidad –es la década del treinta, no se olviden de la
importancia que tuvo el año treinta–, y dice “hay que hacer algo”. Bueno, cuando
tú tengas la edad mía vas a estar diciendo, aunque estés así sentada, tengo algo
más que hacer, a lo mejor ya no se están estudiando estos problemas, pero a
lo mejor otras cosas te van a interesar, como a cualquiera, esto no se pierde. Y
entonces surge en ella la necesidad, ella no quiere una organización, nada de
directora, presidenta, secretaria, sino mujeres juntas, hablemos de esto, conver-
semos, eso. Entonces vinieron la Marta Vergara, gran figura, alguien de ustedes
tiene que escribir sobre ella, la Olga Romecín, fue grande ella en el tiempo con
Elena, la quería mucho... y en ese tiempo del treinta, treinta y cinco, empieza la
organización, fue una cosa muy importante porque están las mujeres acercándose
a Elena, muchas mujeres intelectuales, casi todas profesionales, la doctora María
Hart, a todas esas mujeres las conocí en ese tiempo, mujeres inteligentísimas to-
das, y las obreras, la Eulogia Román, la María Ramírez y todas las de Santiago,
porque aquí en Santiago fue el frente para hacer todo este movimiento nacional,
único en América Latina, yo he recorrido y he buscado y he leído, no ha habido
en América Latina, en Europa hubo grandes huelgas, grandes mujeres y todo
lo demás. Hay que pensar cómo organizó la Elena. Ella era muy modesta, aquí
estaría con ustedes y te diría, oye, dos o tres cosas y nada más... y nadie sabe
nada de todo lo que piensa.
5
Se refiere a la estatua de Emmeline Pankhurst, instalada en 1928 cerca del parlamento en
Londres. Elena Caffarena cita a Evelyn Sharp, “quien mejor expresa el significado de las luchas de
la admirable Mrs. Pankhurst (sufragista británica): De la historia de su vida, dice, puede deducirse
que consideró la campaña por la emancipación de las mujeres como la gran batalla por la libertad,
que nunca termina”, en Un capítulo en la historia del feminismo (Santiago, Ediciones MEMCH, 1952),
p. 99 (nota de Claudio Fonseca Pedraza).
89
La mujer no tenía idea de derecho a voto, lo que quería era comer; a las
profesionales que estaban ahí, a todas ellas Elena Pedraza las conocía, yo conocí
ese medio, brillantes mujeres, amorosas, pero las que se fajaron, las que lucharon,
las que tenían conciencia, era por sus propios intereses, hambre, miseria. Yo viví
el año treinta, voy en el tranvía y aquí, así, un tremendo piojo... yo me metía de
repente a las ollas comunes, el partido nos mandaba a hacer cosas, era de una
miseria horrible, horrible. Y todas estas mujeres del MEMCH, tanto de Santiago
como de provincia, todos los comités, y todos los maridos, los hombres, estaban
en esa lucha tremenda de esa época que fue de grandes luchas sociales.
Elena Caffarena dijo “soy feminista por vocación democrática”; también dijo “yo me convertí
en feminista porque me identifico con mis hermanas, las mujeres, y sobre todo porque creo
en la justicia”. Según Corinne Antezana, el MEMCH aunó en el feminismo los derechos
de la mujer y la cuestión social, pero se empezaron a producir problemas entre las propias
mujeres del MEMCH debido a las militancias partidarias.
90
6
En el Movimiento de Partidarios de la Paz (nota de Claudio Fonseca Pedraza)
91
A la Fundación Viña del Mar yo la conozco, está el libro ahí, yo trabajé tres
años con las cartas que escribieron las mujeres del MEMCH, ahí está una parte,
yo tengo el otro archivo. Aquí habría que pegarles a los hombres porque lo único
que hicieron fue echarla para afuera porque era mujer. Elena no estuvo de acuerdo
en que se pusiera su nombre nunca más porque ella vivió para su época, que era
una época muy especial. ¿Sabes cuál fue el método con que se hizo grande ese
movimiento?, solamente la correspondencia con Elena, que mandaba todos los
días una carta, ¿y quién ha leído esas cartas hasta ahora?, ella hizo ciento veinti-
trés cartas, pero no estaban compiladas. Elena Pedraza lo hizo, trabajé tres años
en eso... el artículo con el verbo, volverlas a escribir, “señora Elena Caffarena,
nosotras luchamos por esto, por lo otro, hemos recibido su carta... hemos leído
la revista y la revista nos enseña a saber”; eso lo tengo yo ahí, ¡la revista enseña
a saber! La vida está en las cartas, la vida del MEMCH está en las cartas, y esas
cartas no se han podido sacar.
Esas cartas, cientos de cartas, llegaron a esa mesa un día cuando la Ana María
Jiles las trajo, las tenía la Janet Gallo, que era secretaria de Elena; le había dicho
Elena que quería que se publicaran las cartas, cartas manuscritas, vieras tú cómo
escriben desde todo Chile, impresionante. Entonces, está este libro de Antezana
que yo lo encuentro lo mejor como historia del MEMCH, pero el otro es este,
que serviría mucho para el feminismo chileno, cómo las mujeres trabajaron con
otras chilenas que eran sus congéneres, trabajadoras, profesionales. Piensa tú que
en ese tiempo mujeres médicos, profesoras, todas estuvieron en el MEMCH,
como la mamá de Maturana.
Ahora, como mujer les digo, había problemas entre las mujeres, por ejemplo,
esta era lavandera y las otras pobres, pobres, eran un grupo, no tenían nada de
organización, ninguna era presidente, secretaria, todas esas cosas, y había proble-
mas serios –eso está en las cartas–, se notaba el problema de la supremacía, de
querer ser como los hombres, como los sindicatos; la que dirigía ahí le gustaba
a estas y a las otras las echaban. Había problemas de clasismo, el problema po-
lítico, el problema de rivalidad entre ellas fue muy grande, muchas mujeres se
deformaron, se volvieron verdaderas tiranas y se llevaron para la casa la cosa y
lo manejaban como querían.
Elena luchó tanto, el problema de Elena, que no lo entendió el Partido Co-
munista, fíjate que fue muy feo, en el partido como en todas partes hay bueno y
malo, y fíjate tú que se desbandó una fracción, y esa fracción, un grupo de gente
–una forma muy típica del partido, no era por maldad–, era por querer ganar,
cuestiones de poder. Cuando vino el segundo congreso en el año cuarenta, ya
se habían formado miles de comités de mujeres por todos lados y todos estaban
trabajando, y la gente quería nombrarla a la Elena por aclamación porque la Elena
era querida no solo en Santiago. Había mujeres muy importantes que trabajaban
acá, las profesoras, mujeres de clase media, pero ellas no iban al norte ni al sur,
no, eso lo recorrían estas dos comunistas que iban y hacían doble militancia.
Elena lo sabía, la Elena tuvo gran admiración por el PC, tenía confianza porque
92
“yo no voy a seguir por ahora, creo que debe quedar ella –aunque ella salió,
la Elena– estoy cansada, tan agotada, pero pasado un poco de tiempo yo
quiero seguir en la organización”.
7
El Servicio Nacional de la Mujer, SERNAM, fue creado por ley N° 19023 publicada el 3 de
enero de 1991.
93
8
La Unión de Mujeres de Chile, UCHM, surge en 1952 en la idea de continuar el trabajo
movimientista del MEMCH. En 1966 organizan el Tercer Congreso de Mujeres. Véase Gaviola,
Largo y Palestro, op. cit., p. 24.
9
Elena Pedraza fue dirigenta de la CONADEMKI, organización de enfermeras universitarias,
matronas, dietistas, kinesiólogas y visitadoras sociales (nota de Claudio Fonseca Pedraza).
10
La Agrupación de Mujeres Democráticas, AMD, surge en Chile en 1973 a raíz del golpe militar.
94
11
Adriana Santa Cruz y Viviana Erazo fundaron y dirigieron la Agencia de Prensa Latinoame-
ricana entre los años 1981 y 2001: publicaron mensualmente la revista Mujer/Fempress y editaban un
servicio de prensa dirigido a la prensa de América Latina y un servicio radiofónico que se distribuía
a más de cuatrocientas radios del continente. Son también autoras del libro Compropolitan. El Orden
Transnacional y su modelo femenino (México, Editorial Nueva Imagen, 1980, 1981, 1982).
95
etapa bonita, me sirvió mucho, viví lo que era una sociedad sin clases sociales,
trabajé ahí, di parte de mi vida ahí; y me vinculaba siempre con Elena, trabajé
cinco años ahí y me vine a Chile nuevamente cuando salió Allende, y después
todo se fue al diablo, se acabó. Pero vino el ochenta y tres, el ochenta y tres fue
muy lindo, conocí ahí a esta mujer tan interesante, Julieta Kirkwood, y a todas
las mujeres que había ahí, muchas mujeres muy interesantes, y me acuerdo que
Elena estaba totalmente clara en sus cosas. Yo me fui a Cuba en 1966, me jubilé
y me fui a trabajar allá, pero me gustaba venir, estaba viniendo continuamente
y sabía de todo, nunca me desvinculé de mi país.
Es tan grande el peso que tiene el movimiento de mujeres del treinta que lo
que yo les he informado no es nada. Mira, yo quiero decirles un mensaje, ustedes
tienen que ver, me siento emocionada al saber que están estudiando esto, me
han visto una mujer bastante mayor y un poco alocada de repente, que pierdo
los estribos, soy apasionada y amo todo este trabajo, empecé tan jovencita, a los
veinte años, y siempre amé tanto esto, y siento un gran cariño por la mujer. Por
ejemplo, hoy día yo considero que la mujer se ha liberado, claro, está toda esa
juventud, hay un período difícil en todas estas transiciones y todo el mundo dice,
¡ay, la juventud!, las niñas hoy día no cuidan esto o lo otro y aparecen desnudas,
todas esas cosas que hay, pero son cosas que hay que entenderlas, estos son
procesos. ¿En qué forma se puede llegar?, si hubiera un movimiento de mujeres
que fueran bien abiertas, bien convencidas de todo, que no se vuelvan tampoco
demasiado serias, en que la mujer tiene que ser esto o tomarla como un símbolo
muy especial, ¿no?, hay que irlas acercando al varón, el varón está cada vez más
disminuido y no podemos cantar ni estar felices porque los miramos así. Tenemos
que sentirlos a los varones como lo que son, algo nuestro, ¿no?, somos nosotras;
por eso es que yo he estado mucho en estas cosas, he participado; por ejemplo,
las mexicanas son de repente muy antivarones porque como tienen todos esos
problemas con el machismo, un machismo terrible. Y ahora el SERNAM, ¿qué
papel ha jugado sobre la mujer?, claro, lo de la violencia está bien, hay una ley
y todo, ¿pero el SERNAM empuja algo al desarrollo de un movimiento de mu-
jeres?, no, no pueden hacerlo.
Ahora ya no esta aquí la Adriana con la revista Fempress, qué falta hizo esa
revista, oye, y talleres como se hacen en Europa y en otras partes; si no hay lo-
cales, en las casas se juntan las mujeres, las propias mujeres escritoras, de todas
las ramas. ¿Qué está haciendo ahora Marisa Weinstein?, me acuerdo que en un
tiempo yo la visitaba, ¿y la Soledad Larraín, que era esposa del que estuvo en el
exilio en Italia?, yo me olvido los nombres, bueno, todas estas mujeres, tantas
que hay, de repente las veo que andan por ahí, sé por la prensa, por la televisión;
y la Karin Rosemblatt, que escribió también, hay que agruparlas un poco, hay
que juntarse un poco. Quizá el momento sea otro, pero cada día está mucho
más débil, aunque claro, en el poder, por ejemplo, ahora mismo, por primera
vez una mujer. Miremos este problemita tan sencillo que puede ser para ustedes
que vaya una mujer al gobierno, porque sabemos que no es la maravilla ni que
96
Háblenos sobre la entrevista que le hizo la periodista Pamela Jiles, nieta de Elena Caffarena
Yo estaba en Cuba y la Pamela pasó por ahí y me dice, “yo quiero hacerle una
entrevista porque me han dicho que usted tuvo un amor muy bello”... claro, fue un
amor en que no me importó la virginidad. En ese tiempo que una niña perdiera la
virginidad, oye, era terrible, se habló lo que quisieron, nunca me olvido porque,
claro, ese amor tan lindo como fue... viví en muchas partes cosas tan hermosas, en
el partido y la lucha social, aunque pasamos pobreza y de todo, ¿no?... yo estaba
estudiando en el Físico, a mí me mandaban ciento cincuenta pesos mensuales
para pagar la pensión, y cuando mi madre y mi padre supieron que yo estaba
97
viviendo con un hombre sin casarme, fueron terribles, pensaron esta niña se echó
a perder ya. Me quitaron la pensión y tuve que empezar a trabajar en el Diario
Ilustrado en las crónicas deportivas para ganar $100 oye, pero eso fue muy lindo.
Y le conté a Pamela todo esto, que pasamos hambre, que pasamos esto, todo;
hay una parte muy bonita –yo tengo muchas entrevistas que pueden servir para
quien quiera, de la época, no de mí, de la época–, y le conté que iba con los
muchachos al cine, al teatro Municipal, a la galería por supuesto... yo tenía mu-
cha seguridad y personalidad porque ya venía con esa preparación que tuve en
Viña del Mar, como te digo, en el liceo, yo salí la mejor alumna del liceo, había
estado en los círculos literarios en ese tiempo, muy joven, muy niña, en eso fue
mi hermano quien me ayudó... entonces la Pamela dice en la entrevista que yo
le cuento que mis compañeras decían “la Elena es hetaira, es una hetaira”, ¿y
sabes qué puso ella?, “puta”. Mis hijas se indignaron porque eso salió en la revista
La Araucaria que hacían los exiliados; una me decía, mamá, me da vergüenza;
mijita, le digo, tú tenías cinco años cuando murió tu padre, yo quedé sola y he
viajado con ustedes, he estado aquí y allá y nadie ha tenido que decirme nada
porque me haya o no cuidado con eso, porque no lo sentí, no lo pude vivir más.
Califiqué tanto a los varones a veces oye, grandes amigos, ¿no?, toda la vida,
pero no pude, ella tuvo razón, fue un gran amor, una cosa muy bella, y eso fue.
Pero en fin, mis hijas se han dado cuenta, me quieren así, se pelean por estar
conmigo, yo las quiero mucho a mis hijas, mis dos hijas y un hijo, y me respetan,
yo ayudo si hay que hacer algo, aunque nunca me dediqué a las labores de la
casa. Trabajé, trabajé, trabajé, pagaba una empleada para eso porque yo quedé
viuda a los treinta y ocho años; fue corto, fue muy corto.
MEMCH ‘83
Eso sigue todavía, yo estuve el ochenta y tres con Elena, conocí las reuniones
con Julieta Kirkwood y quedé impresionada, tenía el libro de ella. Elena dijo
que el MEMCH no se debía repetir. Cuando se formó de nuevo el MEMCH
el año ochenta y tres, todas le pidieron, la Olguita y todo el mundo, entonces
Elena aceptó, aceptó que ese sería el último MEMCH porque como era antes el
movimiento, que nadie tuvo ninguna cosa y –escúchame bien– como decía ella, la
gente se entregó. Tuvo esta cosa que se entregaron todas, que las que viajaban no
tenían plata y se sacrificaban las activistas y todo, fue una cosa solidaria con todas
las mujeres de todo Chile. Ahora no es lo mismo, el MEMCH es una ONG, lo
que sea. Tú sabes que la Rosita Ferrada es mi nuera, ¿no?, y ha tenido problemas,
yo no digo que ha sido duro para mí, yo la quiero mucho a ella, es mi nuera...,
pero resulta que esto estaba en una casa que se llamaba Partido Comunista, y yo
sigo con un gran respeto por el partido, yo lo digo, que tiene errores, sí, errores
tremendos. Yo estuve hasta el final, estaba ahí con la Olguita cuando ellas sacaron
la boletina, ¿y cómo se portaron con Elena y con la Olguita?, mal, yo viví esa
etapa, yo fui, hablé que se preocuparan, en fin (...) que se preocuparan de Elena.
98
Yo viví con Elena hasta el final y yo lo que digo aquí, lo estoy recordando
porque lo viví. Mira, ella no tiene nada contra eso, lo único es que no quiso saber
nunca más nada porque hubo cosas que no puedo yo hablar con ustedes porque es
la memoria de Elena Caffarena y yo me muero con eso. Yo tendré mis relaciones
y todo lo demás, pero lo de Elena para allá no saco nada, porque de aquí va a
salir, ¿sabes para donde?, para la biblioteca, la Biblioteca Nacional. Las mujeres
pidieron que se cree la sala del MEMCH en la Biblioteca Nacional, entonces se
iba a entregar todo lo que tenemos y lo que tiene la Ana María Jiles a la Sala de
la Mujer, y habíamos pensado los nombres de todas estas mujeres. Porque en el
año treinta y ocho ellas hicieron una exposición en la Biblioteca Nacional y allí
estuvo la madre de Maturana, la Olga Romecín, que él te hable un poco de lo
que fue eso. Entonces mira, yo quiero que me respeten eso porque para mí, mi
relación con Elena es una relación muy honda, muy fuerte, y yo, del año treinta
y cinco hasta que murió, yo estuve con ella hasta el final.
No existe más que un MEMCH, esto lo acepta Elena en el ochenta y tres,
costó mucho, pero hubo que hacerlo porque era la lucha contra la dictadura, por
la libertad, pero no una organización que te pagaba aquí, te pagaba allá, ella lo que
quiere es solidaridad, no quería que se metiera plata en ninguna de estas cosas,
era cuáquera. Elena era una mujer tan consecuente, de ahí no la sacaba nadie y
no se equivocaba, tenía razón porque era muy inteligente... era una inteligencia
ella, de una sencillez oye, para qué decirte. Nunca se puso aros, le gustaban poco,
porque piensa tú lo que fueron las feministas, claro que después se deformó mucho
esto del feminismo en el mundo, ¿no?; ella usaba un sombrerito especial, nunca
usó cartera, rara vez usaría un collar, y si usaba un collar era fino, lo mejor, pero
zapatos gruesos, pantalón..., aunque de una voz suave oye, era una paloma, pero
una paloma tan segura de sí misma. Y la vida le fue dura, no fue feliz.
Ustedes han visto mi vida, yo les hablé de mi vida, pero yo no quiero decir lo
que es vivir, sí, por ejemplo, que Elena Pedraza se va a morir estudiando, leyendo,
queriendo, amando, pero no es fácil practicarlo a veces cuando uno quisiera, uno
tiene muchos dichos, pero no ese, cuesta. Cuando uno tiene ciertas tendencias,
por ejemplo, en esos tiempos nosotros no trabajábamos con nadie que no fuera
comunista o procomunista, y ahora no, grandes amigas católicas, en fin. Además
yo trabajé tanto con niños enfermos, eso a mí me dio una gran calidad humana,
yo trabajaba con esos niños que hacen gestos, que mueven la cara, y vi el dolor
de las madres en un hospital oye, en el Roberto del Río, cuando llegaban con
sus niños en la micro, apenas oye. Yo he conocido mucho el dolor humano y es
increíble lo que eso sirve, es la mejor educación, y claro, me ayudó mucho, y me
ayudó a mí la época que viví, que he vivido luchando.
Yo ahora, claro, lo recuerdo, pero a veces me vuelvo un poco intransigente
con la historia de las mujeres, porque esas mujeres de ese tiempo, para hacer un
movimiento de esa naturaleza, no se puede mirar así por debajo de la pierna, es
muy serio. Para mí, son las mujeres que lucharon, esas que están en las cartas,
esas que decían cómo era la vida de ellas, lo que tenían y qué querían, esas mu-
99
jeres sintieron que había algo que les había ayudado, que se llamaba MEMCH,
Movimiento por la Emancipación de la Mujer Chilena. Fíjate que tenían estan-
darte, tenían los ritos de los sindicatos, el estandarte rojo, ¿no?, se ponían aquí
un brazalete, tenían sus contraseñas y todo para juntarse cuando entraban a las
concentraciones; era una cosa tan linda oye –yo podría darte tantas cosas, pero
fíjate que me he puesto avara–, iban con un estandarte las mujeres y con un bra-
zalete que decía MEMCH. Yo nunca me olvido del tiempo de González Videla,
imagínate, íbamos por la calle y nosotros pidiendo, gritando, nada con el pacto
militar, cuando esas cosas terribles de la guerra, entonces íbamos caminando y
venían los pacos, los pacos, los pacos –los pacos les decíamos nosotros– y Elena
con su sombrerito, yo estaba con ella, y corríamos y corríamos y corríamos me
acuerdo, con las consignas y todo, y ya estaban apaleando, y corríamos hasta los
puentes. Y me acuerdo que había una niñita con un canasto –yo lo cuento en mis
relatos– una niñita con las palomitas esas, unos pancitos que tenían un engrudo
blanquito, ¿no?, y entonces la niña lloraba, tendría siete años, ocho años, y decía,
mi mamá cuando llegue me va a pegar porque no traje plata. Porque como todas
nosotras corríamos –iba con Elena yo tomada de la mano–, botaron el canasto y
cayó todo al suelo. Entonces Elena la abraza, la acaricia y le da dinero, y le dice
“ahora vas a tu casa, vete a tu casa”, con un beso, con una ternura tremenda.
Pero cuando venían los pacos, oye, era una actitud de ella tan arrogante, tan fría,
tan dura, así oye, para enfrentarlos, porque sabía que eso tenía que venir. Elena,
que van a llegar los pacos. Tranquila, me decía, ya, tranquila. Ahora, cuando yo
escribía el otro día sobre esto lo digo, porque ella sabía lo que era el drama de
las mujeres y la persecución a las mujeres, sobre todo a las feministas, con todo
lo que sufrieron. Mira, yo les voy a mandar un librito que se llama... ya no me
acuerdo... en que están las sufragistas, y escribe ella, lo voy a buscar.
100
12
Falleció el 17 de octubre de 2013, a los ochenta y siete años de edad.
101
que cubría desde el voto político hasta la difusión de los métodos anticonceptivos.
Como decía Marta Vergara en su libro Memorias de una mujer irreverente, “hablar
en esa época de sexualidad y métodos anticonceptivos era una gran audacia y
casi una temeridad”.
Surge nítidamente en mi memoria el recuerdo de una de nuestras principales
actividades. Nos dábamos cita todos los 21 de mayo al inaugurarse las sesiones
del Congreso Nacional, y ahí permanecíamos horas sujetando pancartas que exi-
gían el derecho a voto de la mujer. Eran tiempos difíciles aquellos. Nos llamaban
despectivamente “las sufragistas” y muchas veces nos dispersaron violentamente
con la fuerza pública. Hace sesenta años, no teníamos ni fax ni mails ni internet,
solo el valioso poder de la palabra.
Y Elena sí tenía el poder de la palabra. Como oradora era magnífica, como
abogada exponía los temas con claridad y precisión, tenía un agudo sentido de
observación, era comprensiva y tolerante, junto con poseer un amplio espíritu
crítico, y donde más expresaba su valentía y su postura contestataria era en la
defensa irrestricta de la verdad, la justicia y los principios éticos. En sus numerosas
publicaciones puede apreciarse su mentalidad de jurista, estos textos contribuye-
ron a sustentar las reformas a nuestro Código Civil que acogieron reivindicacio-
nes femeninas. Otro de los rasgos de la personalidad de Elena era el que no se
apreciaba en ella ni un asomo de vanidad. En una oportunidad le comentó a su
gran amiga María Marchant “la vanidad es el peor defecto que puede tener una
persona”. Era parte de su código de vida el no caer en la debilidad de envane-
cerse por algo que hubiera hecho o escrito. Me consta que su sencillez llegaba al
extremo que en su oficina no había un espejo, y en una época en que las mujeres
usaban sombrero, yo le comentaba que me parecía admirable que fuera la única
mujer que conocía que se colocaba el sombrero sin siquiera mirarse en el espejo.
Creo difícil encontrar organizaciones femeninas superiores a lo que fue el
MEMCH en su época. Su carácter extraordinario se debió en gran parte a la
forma en que sus dirigentes ejercían el poder sin caer en los excesos del poder. El
MEMCH fue una escuela de civismo donde se educaba y capacitaba a mujeres de
todos los estratos sociales en los contenidos de la democracia. Prueba de ello fue la
intervención de Govinda Villalobos en el Segundo Congreso Nacional de Mujeres
celebrado en Valparaíso en 1947. Ella era una modesta campesina que asistió como
delegada del MEMCH representando a un pueblo minero nortino, Rica Ventura, y
sus primeras palabras fueron: “Las mujeres empiezan a vivir cuando se organizan”,
palabras que revelaban el cambio experimentado en ella como resultado de más
de diez años de esfuerzo del MEMCH para organizar a las mujeres.
La sencillez y la modestia de Elena no se contradecían con su espíritu rebelde
que reaccionaba con dignidad y valentía frente a lo injusto y arbitrario. Así fue
notoria su actitud cuando, días después que se concediera el voto político a la
mujer, se la privó del derecho a voto cancelándose su inscripción en los registros
electorales en virtud de la ley de defensa de la democracia. Elena apeló y en una
brillante defensa logró revocar esta decisión.
102
“Mis años de lucha por los derechos de la mujer me han convencido de que
los partidos políticos, aún los que tienen hermosas declaraciones feministas
en sus programas, tienen siempre asuntos más graves y más importantes
para ellos de qué ocuparse… Estoy convencida de que la emancipación de
la mujer y la conquista de cada una de sus reivindicaciones, solo pueden ser
la obra de la lucha tenaz de las mismas mujeres y de sus organizaciones”13.
13
“Elena Caffarena: el derecho a voz, el derecho a voto”, en Diamela Eltit, Cuadernos Casa de
Chile, Nº 50 (México AC, Ediciones Casa de Chile, 1993).
103
la mentalidad tanto del hombre como de la mujer. No basta –decía Elena– con
que las mujeres ocupen puestos de poder. Hay muchas mujeres que también son
machistas, y otras que no se declaran feministas, pero en la forma en que asumen
sus vidas, han incorporado principios feministas.
A pesar de que el MEMCH dejó de existir como tal, recuerdo que Elena y
Olga siguieron teniendo reuniones con Julieta Kirkwoord y la nueva generación
de mujeres que no se quedaron con las reivindicaciones propias del año treinta
y cinco en que se formó el MEMCH. A pesar de la diferencia de edades, com-
partían con ellas el concepto de género como una categoría de análisis de las
relaciones de poder a que está sujeta la mujer en una sociedad patriarcal como
la nuestra. Había, entonces, una continuidad de pensamiento, y quizá esta fue
una de las razones por las cuales Elena y Olga se resistieron a la creación del
MEMCH ‘83, organización que agrupa y coordina a una serie de organizaciones
de orientación feminista, progresista y de izquierda. El MEMCH histórico gozaba
de gran prestigio en el exterior y en palabras de Olga Poblete –en entrevista apa-
recida en la revista Paula de junio de 1988–, sintieron que el MEMCH ‘83 solo
tomó su nombre para actividades importantes, pero de un carácter mucho más
contingente que aquellas que le dieron contenido valórico al MEMCH histórico.
Elena y Olga eran mujeres de todos los tiempos, por eso no podían perma-
necer inactivas y durante los sombríos años de la dictadura la casa de Seminario
244 en que vivía Elena fue un lugar de reunión permanente en que se gestaron
generosas iniciativas, se incubaron proyectos en apasionantes diálogos que tenían
lugar en el living de su casa, se proyectaron sueños y esperanzas, y llegó a ser una
especie de territorio libre en que desahogaron sus penas y fueron escuchadas las
mujeres de los presos políticos, de los torturados y los desaparecidos. En el marco
de estas iniciativas se creó el PIDEE14 para proteger con la ayuda internacional
a la infancia dañada por los estados de emergencia, y se fundó también AMAD,
una organización para el apoyo a las mujeres discriminadas políticamente.
Las mujeres de Chile tenemos una deuda histórica con Elena Caffarena y
Olga Poblete.
Olga Poblete, a los ochenta y ocho años y a pesar de la fragilidad de su cuerpo,
miraba al mundo con las inquietudes de siempre. Desde su barrio, Ñuñoa, que ella
definía como un barrio de duraznos y cerezos floridos, dirigió un proyecto con la
Casa de Todos de Ñuñoa que llamó “Ñuñoa-Ñuñohue, Identidad y Memoria”,
en que rescataba las vivencias, los orígenes y transformaciones de esa comuna
a través de la mirada de sus adultos mayores. En 1991 fue la figura central en el
Primer Encuentro Comunal de la Mujer Adulta Mayor que el SERNAM orga-
nizó con la Casa de Todos de Ñuñoa. Ahí nos dijo que: “se era joven mientras
se tenía audacia para desafiar esquemas y convicciones, y certeza para llevarlos
a cabo”. Y terminó diciendo:
14
Protección a la Infancia Dañada por los Estados de Emergencia.
104
Olga Poblete falleció en 1999 y Elena Caffarena la sobrevivió hasta casi los
cien años. Fui a ver a Elena poco antes de su partida y al atravesar el portón de
Seminario 244, los recuerdos y las imágenes volvieron atropelladamente a mi
memoria.
La saludé con una emoción profunda y creí ver en su mirada la sabiduría de
la tribu. Al despedirme recordé la frase de los poetas, “cada cual tiene la edad
de su alma”.
105
LUCÍA CHACÓN
Contadora auditora
Militante del Partido Comunista
Integrante de la Agrupación de Mujeres Democráticas, AMD
1
Unión de Mujeres de Chile, UCHM, formada en 1952.
2
Se refiere a Elena Pedraza
107
3
La brigada muralista Brigada Chacón se llama así por Juan Chacón Corona, en reconocimiento
a su trayectoria.
108
mamá se sacaba los alfileres del sombrero y se los enterraba en los ijares a los
caballos de los pacos
Pasé al partido también peleando en un congreso en que hubo muchos cho-
ques, y entonces me mandé por ahí, en un congreso regional, una intervención,
y de ahí Cortés, que era el encargado de control y cuadros del partido, al tiro
tiraje para el partido y al tiro Comité Central, o sea, nunca tuve la oportunidad
de ser militante de base. Eso fue mi vida hasta hace poco, hasta el tiempo de la
Gladys, la Gladys Marín, ahí ya hubo un tiraje definitivamente y yo me quedé
por fin sentadita en mi casa, no en mi casa, sino que, bueno, a nivel de base,
que ya es mucho más rico porque uno vive con otra gente, vive otras cosas, vive
otras causas, vive, qué sé yo, la reunión con las bases. Bueno, y toda la pelea
contra la dictadura.
Yo nunca estuve clandestina, era regidora de Santiago. Me vinieron a buscar
una vez los tiras y les extrañó tanto que yo estuviera aquí, que se fueron; iban
por la calle y se devolvieron a preguntarme si yo tenía carné, porque creían
que no era yo, o sea, pensaron que no era yo, y no volvieron. Durante toda la
lucha clandestina yo nunca estuve escondida, estuve siempre pública, estuve
en la pelea siempre, y como era regidora la gente me conocía, entonces seguí
yendo a todas las reuniones en las poblaciones. Me peleé una vez con Romo4
en los años setenta, porque Romo era gran dirigente gran aquí en Peñalolén, ese
gallo se metió, se metió, se metió, y los compañeros le tenían desconfianza, pero
aquí era el gran dirigente, el que le paraba gallos a Allende. Así que yo estuve
militando un tiempo en Peñalolén, después en el centro, en la primera comuna
que se llama, después fui elegida regidora y ahí seguí en la pelea hasta ahora.
Me acuerdo que yo no quería ser candidata, mi papá estaba indignado de que
yo me negara. Ahora estoy sólo con la Agrupación de Mujeres Democráticas.
Bueno, y después con el trabajo de los ediles, como se llamaban los regidores.
Estábamos con el chico este, Otero, el enano maldito, que siendo regidor de dere-
cha era gran admirador de los comunistas que estábamos ahí en la Municipalidad,
nos encontraba puros. Me acuerdo que cuando llegó el momento de elegir al
presidente de la comisión de Hacienda él propuso que fuera yo, y por primera
vez en la Municipalidad de Santiago, por unanimidad, fui elegida presidenta de
la comisión de Hacienda con el voto de todos ellos, de Otero, de la DC, de todo
el mundo. A mí me da vergüenza recordarlo, pero Otero me propuso porque
consideraba que yo estaba profundamente equivocada de partido, qué estás
haciendo ahí, me decía, si tú no eres mujer para eso. Él tenía una idea muy mala
del partido, consideraba que yo estaba tan equivocada, que no tenía nada que
hacer en ese lugar. Bueno, hasta el golpe, el golpe me pilló en la Municipalidad,
y yo le decía a los compañeros, yo todavía soy regidora, nunca se cumplió mi
etapa, simplemente salí volando. Después nos pasamos al trabajo clandestino y
4
Se refiere a Osvaldo Romo Mena, quien era agente de la Dirección de Inteligencia Nacional
(DINA).
109
5
A fines del gobierno de González Videla nace la Asociación de Dueñas de Casa como orga-
nismo público, así como la Fundación Ropero del Pueblo en el gobierno de Ibáñez, para canalizar
institucionalmente a los comités de dueñas de casa, organizaciones propias de las mujeres de sectores
populares y antecedente de los Centros de Madres, que serán numerosos posteriormente. Un millón
de mujeres participaba en estos centros durante el gobierno de Allende, donde se multiplicaron las
uniones comunales de centros de madres. Véase Edda Gaviola, Lorella Lopresti y Claudia Rojas,
“Centros de Madres. ¿La mujer popular en movimiento? 1964-1973”, en Nuestro pasado, nuestro futuro,
Número especial (Santiago, Revista de Isis Internacional y Programa de la Mujer de CLACSO, 1989).
110
totalmente a eso porque había muchas cosas que hacer. Y la Unión de Mujeres
siguió siendo durante no mucho tiempo más una organización de dueñas de casa.
Y yo no soy muy buena dueña de casa empezando, pero tampoco era para mí
esa historia de las dueñas de casa, yo más bien iba a la pelea. Eso murió luego,
desgraciadamente, sobre todo cuando la compañera que dirigía toda esa historia
se enfermó, estuvo un tiempo después una compañera radical, la Rosa Valdés
de Contín a cargo de la Unión de Mujeres. Y después las compañeras fueron
desapareciendo y quedó la Agrupación de Mujeres Democráticas que hasta el
día de hoy existe.
Bueno, ayer tuvimos un acto por un judío famoso que fue captor de nazis
–tiene un nombre recomplicado–, hasta ahora estamos haciendo fundamental-
mente actos. Hay como tres comités diferentes en la Agrupación de Mujeres
Democráticas, a veces se va a ver a los presos, que todavía quedan presos políti-
cos, se les lleva ropa, se les lleva comida, se ayuda a distintas compañeras de la
Agrupación, pero fundamentalmente estamos celebrando eventos, como llaman
las compañeras, eso es más que nada, porque pelea en este tiempo, como que ya
no tenemos ese tipo de trabajo.
111
qué sé yo, habilitamos lugares, así como salió Neruda de repente, habilitábamos
lugares donde se pudiera, por los pasos cordilleranos, incluso hubo marinos que
nos ayudaban en estas cosas. Y la Agrupación de Mujeres se dedicaba a ese tipo
de cosas, fundamentalmente a sacar gente, ayudar a los compañeros que estaban
detenidos, que estaban presos, esa era nuestra tarea fundamental.
Me acuerdo de la compañera Busto, la María Asunción6, ella tenía una camio-
neta, una camioneta chiquitita que se abrían las puertas atrás, siempre llevábamos
propaganda en esa camioneta, cantidades de cuestiones las trasladábamos. Y una
vez nos atajan los pacos y yo pensé, ahora nos van a abrir la camioneta atrás, y
entonces –era muy valiente la compañera, debe ser valiente todavía, como que
se decepcionó después de toda esta pelea política–, entonces la compañera le
dijo a los pacos:
“mire, soy María Asunción Busto, soy psicóloga y tengo un niño que en este
momento está ahorcándose –dio la dirección y todo–, y si usted no me deja
llegar el niño se va a ahorcar y usted va a ser responsable”.
Con la firmeza con que lo dijo, los pacos nos dejaron pasar, pero yo transpiraba la
gota gorda... porque fue un tiempo que hacían abrir los autos, levantar debajo de
los asientos, y si no me equivoco fue en el tiempo en que se perdió un oficial, que
después lo buscaban por todas partes y no había auto que no pararan. Yo dije, si
me salvo de esta cuestión voy a vivir hasta los cien años. Teníamos la camioneta
llena de material, de volantes y cuestiones que había que repartir. No sé en que
estará la María Asunción porque de repente le bajó la decepción. Muy autoritarios
los partidos, mucho, y la María Asunción era una compañera admirable, yo me
sacaba el sombrero porque era muy valiente, ella siempre estaba a la cabeza de
cualquier cosa, si había que pelearla estaba a la cabeza... Me acuerdo una vez
que nos mojaron en Mapocho los pacos, yo agarrada de un árbol y el agua me
corría y la María Asunción en plena calle ahí gritándoles estos tales por cuales,
porque era rebuena pa’l garabato, la mojaban y ella seguía gritando, era una
mujer súper valiente. Bueno, lo malo del caso es que toda esta gente después se
fue quedando como al margen de las cosas, lo que es bien triste, pero la María
Asunción es una de las compañeras que yo recuerdo de pelea, de mucha pelea
en ese tiempo. Una vez nos juntamos ahí en la plaza Santa Lucía, los pacos no
se esperaban que estuviéramos ahí; salimos a la calle desde ahí por la Alameda
y nos dejaron llegar, hasta que encerramos a un paco, no sé si tú estuviste, y le
quitamos la gorra, y tú sabes que los pacos no pueden llegar sin gorra, los castigan,
los sancionan. Lo encerramos en un pasaje, ahí a la vuelta de Ahumada, el paco
poco menos que lloraba, una compañera le tenía la gorra y se la mostraba, y él
no se la podía quitar... fue divertido. Y le decían al paco, por qué está haciendo
6
Miren Asunción Busto (conocida como Mirenchu).
112
usted esto, y le explicaban, nosotras estamos peleando por esto y por esto otro.
Yo creo que el paco las escuchaba por un oído y se le iba por el otro del susto
que tenía, al final le devolvieron la gorra para que se fuera.
Eran cosas que antes no sucedían en verdad, ese fue uno de los logros de la
dictadura, yo digo, cómo las mujeres lograron sobreponerse al temor, al marido
en la casa, salir a deshora, los chiquillos que había que alimentar, compañeras
que dejaban todo listo en la casa. O sea, la dictadura ayudó mucho a lograr que
las mujeres salieran de su entorno y fueran a la pelea, fueran a organizarse por
las mismas condiciones que había, porque realmente la cesantía, la miseria, la
falta de comida en las poblaciones... mil y un problema.
Bueno, y ahora felizmente sigue viva la Agrupación de Mujeres Democráticas
porque se mantiene en la pelea, se mantiene haciendo actos; la gracia que ha
tenido es que hay de todas las fuerzas políticas, hay compañeras radicales, hay
compañeras socialistas, hay independientes, hay de todo. Y no hay entre ellas
ningún choque, ningún tipo de actitudes no políticas, nada, eso ha sido bastante
bueno; mucha gente independiente, muchas compañeras radicales que casi no
existen dentro del Partido Radical, pero que sí están en la Agrupación de Muje-
res Democráticas. Está gente como la Sandra Palestro, hay mucha gente de ese
tipo, organizadas. Ahora estamos trabajando por el Comité pro Monumento a
la Mujer, Mujeres en la Memoria7.
Las mujeres, cuando estaban los mapuches, cuando estaban los araucanos,
las mujeres eran las que dirigían muchas de sus organizaciones, en muchas de
sus peleas eran mujeres las que estaban al frente, y eso después como que se fue
perdiendo, eso fue lo que sucedió. Me ha llamado la atención que en los partidos
están dándole bastantes posibilidades de organizarse a las mujeres ahora. Me ex-
trañó mucho ese acto que hubo en el court del Estadio Nacional para la Michelle,
la Michelle Bachelet, porque eran puras mujeres y no siempre es fácil llenar ese
lugar, y eran mujeres socialistas, lo que muestra que le han estado dando mucho
lugar al trabajo de las mujeres, se han dado cuenta, han valorado el trabajo de
ellas, cosa que antes no pasaba, ni por nada. Tú no tenías en un comité central
socialista o comunista o lo que fuera, a una mujer, ni por sueño, pero ahora están
siendo bastante valoradas, me extrañó. Yo no supe del acto, si no habría ido de
todos modos porque da gusto ver cómo la gente grita, cómo sacan sus banderas
y cómo son tan ingeniosas las mujeres, sacan unos gritos súper simpáticos.
La Julieta Kirkwood era una feminista tremenda, pero muy inteligente, una
mujer muy brillante...
7
El Monumento Mujeres en la Memoria fue inaugurado en Santiago el 12 de diciembre de
2006. El discurso inaugural estuvo a cargo de Sandra Palestro (se incorpora al final de la entrevista).
113
Dices “pero”
Sí, realmente me pillé... yo odiaba todo lo que era feminismo, realmente lo odiaba,
o sea, trabajo de mujeres ni por nada sobre la tierra, con la Julieta Campusano
teníamos unas peleas más o menos en el partido. Nunca fue feminista la Elena
Caffarena en el sentido que le importaran solamente los derechos de las mujeres,
a ella le importaban los derechos de todos; nunca estuvo tampoco metida en el
partido, ella no fue militante de partido, tampoco en las reuniones y asambleas
donde la invitamos dio la pelea porque hubiera mujeres en la dirigencia... Oye,
nosotros lo que peleábamos no era porque el hombre se quedara con los niños,
sino por tener jardines, hogares donde pudiéramos dejar los niños para poder
salir, nunca nos metimos en la cabeza de que el hombre debiera asumir también
de repente quedarse con los niños mientras uno iba a cumplir tareas políticas,
no, nosotras pensábamos en jardines, hogares. Aquí en Ñuñoa tratamos de cons-
truir hogares donde dejar los niños, el problema es que nunca conseguimos las
parvularias suficientes, ni el dinero ni la casa. Incluso, en los países socialistas
tampoco hay, ni en Cuba. Cuando la Vilma Espín hablaba de toda la libertad de
las mujeres en Cuba, ni en Cuba, porque, además, en Cuba son súper machistas,
tremendamente machistas. Los cubanos que están en Chile, cómo son, cuesta re
que te harto... en Prensa Latina –que yo trabajo en Prensa Latina–, siempre viene
el macho y la mujer viene mucho tiempo después, y viene porque ya el hombre
no se puede arreglar con la comida. Aquí teníamos una oficina en Prensa Latina
en que no había cocina, o sea, había solamente un lugar donde calentar el agua,
y ahora cuando vino una de las compañeras, que es una compañera refortacha,
dijo, cómo, yo no puedo cocinar aquí; ordenaron cocina, trajo ollas, compró,
qué sé yo. Porque los hombres se iban a almorzar a la embajada o almorzaban
en cualquier lado, pero en su casa no, no había ni platos, ni servicios, ni copas ni
ollas, ninguna cuestión para hacer comida hasta que no llegaban las compañeras.
Nosotras habíamos establecido bases de mujeres, pero ahora se consideró que
era mejor bases mixtas, pero yo estoy en una base de hombres en que yo soy la
única mujer y todos los demás son varones, o sea, no han podido los compañeros
atraerse otro par de mujeres para militar con nosotros. Yo creo que eso pasa en
todos los partidos, donde hay, diríamos, un diez por ciento de mujeres militantes
y los demás son varones, veinte por ciento y no más. Yo siempre alego eso, de
que mi partido no tiene atractivo, un trato diferente. Yo me acuerdo que cuando
yo ingresé a la Jota en Valparaíso, teníamos mesas de pimpón, teníamos juegos,
teníamos baile... era recómico porque entonces era joven yo y mi mamá iba
conmigo para que yo no fuera a bailar con quien no correspondía, pero teníamos
todo tipo de cosas que ahora no existen, como que los jóvenes hubieran perdido
su interés por ser jóvenes.
Yo intervine en un pleno la última vez –los compañeros se reían–, en que
había puras mujeres, y en una de las partes del pleno dije, hablemos del amor, y
todo el mundo se quedó mudo... cómo, qué vamos hablar del amor, cómo en el
114
Partido Comunista se va hablar del amor. Dije, bueno, pero hablemos del amor,
cómo se llevan ustedes con el compañero, cómo se pelean entre sí, porque las
jóvenes se pelean entre sí por el lolo de más allá, porque te miró o no te miró, y
empezamos a conversar sobre eso. Y efectivamente estaban de lo más asombradas
que se pudiera hablar sobre eso, pero eso es la vida...
Yo soy contador auditor; resulta que todos los hijos de los miembros del Comité
Central del partido estaban bajo la tutela de una compañera, que era la apoderada
de todos los hijos de los compañeros, y esta apoderada, Raquel se llamaba, era
una mujer de plata, su marido era el gerente de Laboratorios Recalcine. Y ella
tenía su concepto de que todos estos hijos de proleta eran proletas, por lo tanto,
ninguno de ellos debía ir a la universidad, entonces nos metió a todos al Instituto
Comercial en Valparaíso, a todos. Creo que el hijo de Ricardo se salvó, el Leo se
salvó porque la Elena Pedraza se opuso, pero todos los demás hijos fuimos a parar
al Instituto Comercial. Porque según esta compañera comunista, todos los hijos de
estos miembros del Comité Central eran gente proletaria y, por lo tanto, tenían que
tener una profesión rápida para que pudieran ganarse la vida pronto, porque en
realidad, como éramos gente pobre, no teníamos que aspirar. Yo quería estudiar Me-
dicina, ¡puf!, ni soñarlo siquiera, ni soñarlo. Bueno, tengo dos hijos médicos ahora,
saqué mi frustración. Pero realmente todos fuimos a parar al Instituto Comercial,
queramos o no queramos, y claro, los compañeros eran más que los funcionarios
del partido. Mi papá no ganaba nada, era vicepresidente del INECONA, Instituto
Nacional de Economía, algo así, pero todo ese sueldo venía a las arcas del partido,
y ahí el partido le hacía un sueldo, entonces, claro, apenas teníamos para comer,
menos íbamos a tener para ir a ninguna escuela. Había un compañero que todos
los días nos regalaba el pan. Qué triste esa cuestión, me acuerdo que una vez en
mi escuela se hizo un acto en que había que ponerse un traje muy lindo, era una
bata no más, pero muy bonito, había que comprar un tul especial, y esta señora no
quería comprarme el tul porque eso no era para proletaria, imagínate, y como yo
lloraba tanto, al final me consiguieron el traje. Para que veas tú cómo es reaccionaria
la gente aún siendo co-mu-nis-ta. Ella no lo era en el fondo, porque era la mujer
de un hombre que ganaba mucho dinero, vivía en un mundo muy diferente. Así
son las cosas, ni soñar estudiar Medicina, cómo una hija de proleta iba a estudiar
Medicina, ella no lo concebía no más. Con el secretario general del partido, Ricardo
Fonseca, ahí las cosas eran diferentes, además que la Elena siempre ha tenido su
carácter, su personalidad fuerte, pero nosotros apenas sobrevivíamos con el sueldo.
Se les pasa la mano. Uno de mis grandes sueños cuando niña era estudiar piano,
y esta misma tutora consideró que los hijos de los miembros del Comité Central,
que eran obreros en su mayoría, no podían estudiar piano. Yo creo que debe seguir
más o menos parecido, por lo menos los compañeros que están por el partido en
cargos altos, seguramente tienen que entregar una cuota para el partido.
115
Eso surgió como una iniciativa de un grupo de mujeres de un comité que teníamos
por los derechos humanos, estaban la Raquel Díaz, una compañera socialista, la
Sandra Palestro y otras compañeras del partido. Nos reunimos una vez en el Centro
Michoacán treinta y cinco mujeres, ahí se retomó la iniciativa. En realidad nos ha-
bíamos reunido para otra cosa, pero ahí surgió de nuevo que era necesario levantar
un monumento a la mujer chilena, a la mujer que había peleado contra la dictadura,
a la mujer que había sacado la cara. Entonces se creó un comité pro monumento
a la mujer y se llamó a un concurso público en que se dieron tres premios, hubo
unas veinte propuestas. En un lugar público se hizo la exposición de las propuestas
y se nombró a tres artistas de renombre –creo que entre otros está Balmes–, para
que eligieran, para no elegir nosotras porque es muy probable que no tuviéramos
muy buen gusto, a pesar de que a mí no me gustó el monumento que eligieron8.
Bueno, y estuvimos trabajando con el Ministerio de Obras Públicas –yo
estoy metida en ese comité–, la persona que está a cargo del MOP es una mujer
muy sensible; ella pensaba, por ejemplo, cómo iba a ser el monumento con la
propuesta que se eligió, en primer lugar qué tipo de vidrio, porque si va a ser
en vidrio resulta que una saeta, una piedra, una flecha, cualquier cosa lo va a
romper, entonces qué tipo de vidrio; tuvimos que andar por no sé cuántas vi-
drierías e, incluso, ver la posibilidad de importar el vidrio. Y la opinión mía era
que se hicieran esos dos bloques de vidrio y que entre medio hubiera un grupo
de ampolletas que iluminaran, bueno, todavía no hemos llegado a un acuerdo
total. Luego fue buscar el lugar, porque primero nos había dado Lavín el lugar y
después Alcaíno lo quitó9. La idea nuestra era hacerlo ahí en la avenida Bulnes,
pero no quisieron. El problema es que ellos querían elegir al mismo tiempo un
lugar para un monumento a la figura de Jaime Guzmán10 en plaza Baquedano,
pleno centro de Santiago, en el parque que hay atrás, y nosotros no queríamos ni
por nada aceptar eso a cambio11. Bueno, la cuestión es que la Municipalidad nos
8
Según Sandra Palestro: “se llamó a un Concurso de Arte Público por razones democráticas,
artísticas y de transparencia. Se recibieron 33 propuestas con seudónimo de artistas de ciudades de
seis regiones del país. El Departamento de Obras y Arte del MOP nombró un jurado de 12 personas,
presidido por Ivania Goles, directora de la Dirección de Arquitectura del MOP. Entre los integran-
tes del jurado estaban Claudio Di Girólamo, artistas y arquitectos; una representante de la AFDD
(Lorena Pizaro), una representante de la Agrupación de Ejecutados Políticos (Mónica Silva) y una
representante del Comité Pro Monumento (Sandra Palestro). La selección de las obras se hizo en el
Museo Salvador Allende, donde estaban expuestas las 33 maquetas, y luego de la jura, se dejaron
en exposición durante un mes. Sólo después de haber seleccionado el 1er, 2º y 3er lugares, abrimos
los sobres para ver los nombres de los ganadores” (comunicación personal).
9
Joaquín Lavín, ex alcalde de la Municipalidad de Santiago; Raúl Alcaíno fue su sucesor.
10
Ideólogo gremialista que sentó las bases de la Constitución chilena en el régimen militar.
11
Según Sandra Palestro, “nos dijeron que había un diseño urbanístico proyectado para el centro
cívico, en el que había un acuerdo de no poner monumentos y de retirar la ‘llama de la libertad’.
Esto último fue lo que hizo peso en nosotras” (comunicación personal).
116
12
A octubre de 2008, fecha en que Lucía Chacón revisó esta entrevista, el monumento inau-
gurado en 2006 se encuentra en estado de abandono por parte de la Municipalidad de Santiago.
Mujeres del ex Comité Pro Monumento y jóvenes voluntarias se organizan esporádicamente para
jornadas de limpieza.
117
que libraron las mujeres de fines del siglo xix y comienzos del xx, junto a
los obreros del salitre, del carbón, de ferrocarriles, por mejores condiciones
de vida. Las luchas de las mujeres por el acceso a la educación superior y
por el derecho a voto.
La historia también nos recuerda la difícil integración de las mujeres a
los partidos políticos en los años 50, esas mujeres que traían el impulso de
haber conquistado el derecho a elegir, pero se les mezquinaba el derecho a
ser elegidas. Pasaron décadas en que ni siquiera fuimos minoría en los cargos
de decisión política. Una mujer en instancias de decisión era siempre una
excepción. Y ahora, hemos elegido a una mujer Presidenta de Chile.
Cómo no vivir nuevamente el recuerdo del vigoroso movimiento de
mujeres que emergió durante la dictadura militar; las infatigables jornadas
de organización y movilización, en que lográbamos unirnos mujeres de tan
distinta procedencia social y tendencias políticas.
Ese movimiento que tenía rostros y pasión: de mujeres que buscaban a
sus familiares entre los detenidos; de mujeres que suplieron con creatividad
y dignidad los recursos para el sustento diario; de las que se organizaron,
por razones éticas, religiosas, ideológicas o políticas para la defensa de los
derechos humanos y la recuperación democrática; de las detenidas, tortu-
radas, exiliadas. De las 118 mujeres que fueron ejecutadas y las 72 mujeres
que permanecen desaparecidas.
Cómo no recordar que recién ahora, en el proceso de construcción de
este Monumento, dos hechos nos remecieron:
Uno, que a raíz del Informe Valech se empezó a develar el tipo de tortura
sufrida por la mayoría de las mujeres, y omitida en sus relatos por pudor. Su-
pimos que la represión política tuvo el mismo sello de la violencia de género
contra las mujeres, que sucede tanto en guerras y dictaduras como en “tiempos
de paz”. A las mujeres se las violó como forma de tortura, así como en tiem-
pos de paz se viola, se agrede, se acosa sexualmente, se controla los cuerpos
y las vidas de las mujeres, y a veces se las mata, por el solo hecho de serlo.
Partimos denunciando la represión política por parte de agentes del Es-
tado, y nos encontramos con que ello representó el sentir de otras mujeres
agredidas, antes y ahora, y en cualquier lugar. Democracia en el país y en
la casa, fue la consigna del Movimiento Feminista chileno que recorrió el
mundo durante la dictadura, y que nos sigue interrogando sobre cuánto nos
queda por hacer todavía.
Otro hecho fue que cuando nos aprestábamos a sentir orgullo de que
este Monumento fuera el único de su tipo en América Latina, supimos del
femicidio en Ciudad Juárez en México, y el de Guatemala y el de El Salva-
dor, sin que se supiera cabalmente quién los cometió. Entonces, nos dimos
cuenta que era el único por la peor de las razones, porque en otros lugares
de América Latina aún no han terminado los crímenes contra las mujeres,
atribuibles al aparato estatal.
118
Sandra Palestro
119
MALÚ URRIOLA
Escritora15
15
Esta nota y las siguientes son de la entrevistada.
Ha publicado Piedras rodantes, 1988; Dame tu sucio amor, 1994; Hija de perra, 1998; Nada, 2003;
Bracea, 2007. En el año 2004 recibe el premio Mejor Aporte Televisivo, que otorga el Servicio
Nacional de la Mujer a medios de comunicación, por el guión Sofía (una historia de maltrato a la
mujer) dirigido por Christine Lucas para la serie “Cuentos de mujeres” transmitido por Televisión
Nacional de Chile en el año 2003. En el año 2004 recibe el premio Municipal de Poesía por el libro
Nada. El premio Mejores Obras Editadas 2004, que otorga el Consejo Nacional del Libro y el premio
Pablo Neruda 2006.
http://maluurriolaguionista.blogspot.com; www.laseleccionesafectivaschile.blogspot.com/;
http://amigasrobadasyladisenadoradevestuario.blogspot.com/ y www.letras.s5.com.istemp.com/ar-
chivopoesiaesmas.htm
16
Junto a su amiga, la psicóloga María Marchant, Caffarena se convirtió en una de las primeras
mujeres en participar en la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH). En 1926
Caffarena logró su título de abogada, siendo una de las primeras quince mujeres juristas del país.
Al egresar de la universidad ya tenía clara su vocación de lucha por los derechos de las mujeres. De
hecho, se declaró “Feminista por vocación democrática”. En 1935 funda el Movimiento de Eman-
cipación de las Mujeres de Chile (MEMCH), organización que articuló junto a otras destacadas
feministas del país. El gran aporte del MEMCH fue concertar variadas movilizaciones de mujeres
en la lucha de sus derechos como trabajadoras, madres y ciudadanas. Caffarena fue una de las más
tenaces defensoras de la ampliación de los derechos políticos femeninos mediante el voto. En Chile,
en 1935 se logró que las mujeres votaran en las elecciones municipales. En 1949 se promulgó la ley
para que las mujeres pudieran ejercer el sufragio en las elecciones presidenciales. Paradójicamente,
siendo Elena Caffarena –con Flor Heredia–, redactora de este cuerpo legal, no fue invitada a la
ceremonia de promulgación llevada a cabo de manera fastuosa en el teatro Municipal de Santiago
y encabezada por el entonces Presidente de la República Gabriel González Videla. Sólo tres días
después del acto, el presidente González Videla dictó la Ley Permanente de Defensa de la Democracia
(conocida como “Ley Maldita”), la que prohibió cualquier tipo de actividad del Partido Comunista.
En este contexto, Elena Caffarena fue injustamente acusada de pertenecer al comunismo, aunque
nunca se había afiliado a un partido político. De esta manera, se le privaron sus derechos políticos,
situación que no le impidió continuar defendiendo a hombres y mujeres que sufrían una persecución
más dura de parte del gobierno. Como abogada, Caffarena realizó grandes aportes a la sociedad
chilena. Entre ellos, su libro Capacidad de la mujer casada en relación a sus bienes, texto que incluía ideas
revolucionarias para la época, como, por ejemplo, que en el matrimonio es vital y obligatorio que
exista el amor. En 1957 publica el libro El recurso de amparo frente a los regímenes de emergencia. Durante
la dictadura militar Caffarena trabajó por la defensa de los derechos humanos que estaban siendo
121
Elena, una mujer que creyó y luchó por la libertad y la justicia social hasta el
último día de su vida.
Elena Caffarena era cien por ciento feminista y desconfiaba de los partidos,
religiones o cualquier cosa pensada por el hombre como sociedad patriarcal.
Elena no solo fue feminista desde temprana edad sino legalista que dio luchas
certeras que terminaron por conseguir el derecho a voto de las chilenas –esto
también lo toma la escritora Diamela Eltit en un libro precioso que se titula Crónica
del sufragio femenino en Chile–, la Caffarena con Amanda Labarca17, que después
se pelearon políticamente porque Labarca fue más leal al Partido Radical que
a la lucha feminista. Dos mujeres interesantes, intelectuales e innovadoras, una
luchando por la educación de la mujeres y la otra por el derecho a voto.
Elena Caffarena me parece la mujer más de avanzada que ha existido en este
país, lejos, una tipa con ideas de izquierda, pero que reconoció en la izquierda al
patriarcado tanto como en la derecha; laica; además, su gesto de estudiar Leyes,
de ir con la ley debajo del brazo a pedir lo justo, ¿no?, que las mujeres seamos
tratadas como ciudadanas de primera categoría igual a los hombres, con los
mismos derechos. Elena no cejó hasta, tras años de esfuerzos y luchas, obtener
los logros políticos más significativos para las chilenas, aparte de inaugurar la
petición de la ley de divorcio en los años treinta, pedir ley de aborto, etc. Legis-
lativamente la Caffarena hizo movimientos bastante certeros que cambiaron la
escena política, cultural y social de las mujeres chilenas, junto a Flor Heredia,
María Marchant, Olga Poblete18.
sistemáticamente quebrantados. En 1980 fue una de las fundadoras del Comité de Defensa de los
Derechos del Pueblo (CODEPU), corporación encargada de la defensa jurídica, social y atención
médica de las víctimas de la dictadura y sus familias.
17
A los dieciocho años de edad Labarca obtuvo el título de profesora de Estado en Castellano. Es-
tudió en la Universidad de Columbia y La Sorbona, donde se impregnó de las ideas feministas vigentes
en Europa, rescatando la responsabilidad y la conciencia que la mujer debe tener de su propia historia.
Participó activamente a través de la educación como herramienta insustituible, impulsando tertulias fe-
meninas en el palacio Urmeneta. De ahí surgió el Círculo Femenino de Estudios, en 1919. En ese mismo
año publica La educación secundaria y toma la cátedra de Psicología Pedagógica en el Instituto Pedagógico
de la Universidad de Chile. De 1927 a 1931 fue jefa de la Dirección General de Educación Secundaria
del Ministerio de Educación. En 1939 publicó La historia de la educación en Chile y La evolución de la segunda
enseñanza. En Bases para una política educacional promueve la función social de la educación, al servicio de
la población y sus realidades. Dictó cursos y seminarios en países de toda América. En 1940 publicó La
educación decadente. Junto a otras mujeres crea, en 1944, la Federación Chilena de Instituciones Femeninas
(FECHIF). En 1945 publica Desvelos del alma. Un año después fue nombrada representante de Chile
ante las Naciones Unidas y fue jefa de la sección Status de la Mujer, entre 1947 y 1949. Regresa a Chile
y retoma sus actividades académicas y activistas. En 1964 fue distinguida como miembro académico de
la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile y en 1969 de la Academia de Ciencias
Políticas, Sociales y Morales del Instituto de Chile. Sus últimos años los dedicó a la escritura de numerosos
estudios y artículos de prensa relativos a la educación y la mujer, y continuó con sus famosas tertulias, am-
pliándose a importantes intelectuales de toda Latinoamérica. Fallece en Santiago el día 2 de enero de 1975.
18
Olga Poblete nació en la entonces ciudad chilena de Tacna en 1909, hija de una mujer soltera.
Al trasladarse a Santiago para iniciar sus estudios, su atención se fue volcando poco a poco hacia lo
122
La percepción que yo tengo es que este país produce personajes muy inte-
resantes. Lo que me interesa de este país es ese blanco y negro de Chile, donde
aparecen estos personajes como Caffarena capaces de producir pensamiento
vanguardista para el resto de los países latinoamericanos. De hecho, el movimien-
to feminista fue vanguardia para otros movimientos latinoamericanos y estuvo,
por ejemplo, muy en comunicación con el resto de las intelectuales y feministas
latinoamericanas e inglesas. El fenómeno Allende también es así, engendrado
en un pensamiento laico, preocupado enteramente por mejorar la educación
para todos y todas. Aunque también convivimos con un brazo conservador de
derecha bastante fuerte que ha ido revistiendo su imagen con éxitos económicos,
pero es la misma derecha conservadora que no se ha movido un ápice desde el
siglo xix hasta nuestros días. Además, es re loco porque este país también pro-
dujo a Gabriela Mistral, que fue el primer premio Nobel no solamente chileno
sino que latinoamericano, años antes de que pudiera votar en su propio país, lo
que es una contradicción muy loca; y también es una intelectual absolutamente
invisibilizada, reducida a su rol de maestra pobre y maternal. El homenaje a
Pablo Neruda explotó por el mundo y acá en Chile de forma desmesurada, y
este que es el año de la Gabriela Mistral, no has visto una sola cosa oficial que
se acerque siquiera a la figura nerudiana, siendo que Neruda fue discípulo de la
Mistral; si no hubiese sido por la Mistral a Neruda le habría costado mucho más
llegar a ser Neruda. También he pensado en los trabajos que ha hecho la Sonia
Montecino, como Madres y huachos, sobre la mezcla política, racial, de la vida
ideológica de este país.
El aporte de Julieta Kirkwood es invaluable, pero la Julieta fue para mí más
un aporte teórico que un aporte político concreto, la tipa escribió Ser política en
Chile, que es un texto fundamental, sin embargo, casi la única que tomó el toro
por las astas y que dejó marcas dentro de la legislación chilena hasta hoy, es Elena
Caffarena. Caffarena fue una visionaria en varios aspectos, no solamente luchó,
no solamente escribió y pensó sino que, además, ella tomó una herramienta que
para la mujer era impensable en ese momento, que es la condición de abogado,
y con esos saberes pensó legislaciones en favor de las mujeres.
Las apariciones en la historia de Chile de mujeres que han luchado por la
visibilización de otras me parecen todas fundamentales, siento que es un gran
collar de perlas que sin una perla no está la otra, independientemente de que
social y lo político. Fue así como participó en “Avance”, grupo decisivo en la definición política de los
estudiantes de los años veinte. Al igual que muchos estudiantes, Poblete formó parte de las grandes
manifestaciones para derrocar la dictadura del general Carlos Ibáñez del Campo, en 1931. Trabajó
para lograr el triunfo del Frente Popular y de su abanderado Aguirre Cerda. Siendo joven, en los
difíciles años treinta, junto a Elena Caffarena se transformaron en el símbolo chileno de la liberación
de las mujeres al fundar el Movimiento por la Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH), y
posteriormente llegar a su presidencia en 1947. Otro de sus grandes aportes fue la enseñanza de las
nuevas generaciones al desempeñarse como profesora del liceo experimental Manuel de Salas, y más
tarde como catedrática universitaria donde sus alumnas y alumnos aprendieron historia.
123
tengan diferentes propuestas políticas, éticas y de estructura del ser mujer. María
de la Cruz, que fue senadora, también era una tipa bastante interesante y todo,
pero también medio perdida; llegó a senadora con las leyes de los hombres debajo
del brazo. En ese sentido la Caffarena lo hizo mejor, si tú vas a operar un cuerpo
tienes que ser cirujano. Independientemente que tú andes luchando en la vida
pública y en la cosa de masas, también se requiere el instrumental, se requiere
la sabiduría, se requiere el conocimiento para operar. Y en ese sentido yo siento
que la única de todas las que han aparecido, que ha dado los instrumentos, es
Elena Caffarena. Dijo ya, claro, aquí no solo se necesita armar un movimiento de
mujeres, también se necesita legislar para que no quede todo sujeto a movimien-
tos reivindicativos que tal vez desaparezcan. A mí me parece que ese momento
histórico de Chile fue espectacular porque sucedieron muchas cosas encadenadas
que llevaron a un buen pie teórico y político al movimiento feminista chileno.
Y claro, tiene que retroceder porque el sistema se va armando de acuerdo a lo
que se va pensando al margen del sistema. Siempre he creído que Marx le hizo
el trabajo al neoliberalismo, que repensó el capitalismo y la idea de masa por
individuo. Con los trabajos teóricos y propuestas emancipatorias y libertarias
de las mujeres pasa lo mismo; cada vez que se da un avance grande legislativo,
luego vienen retrocesos históricos de años, legislativos también.
Me parece que la lucha de las mujeres por salir de ese lugar segundón en el
que las tiene el sistema patriarcal ha sido en todas partes del mundo una lucha a
muerte, y estoy de acuerdo ahí, por ejemplo, con la feminista Margarita Pisano
cuando dice que las mujeres también somos misóginas, que portamos la histo-
ria de la misoginia en nuestros cuerpos femeninos19. Caffarena siempre se dijo
“feminista por vocación democrática” y en esos tiempos me imagino que tiene
que haber sido más demonizante que ahora decir que una es feminista. En ese
sentido creo, las luchas que han dado las mujeres son por la igualdad, porque
en ese tiempo las mujeres luchaban por la igualdad. Ahora el feminismo ha ido
repensando su historia, me parece un momento histórico y político de los mejores
del movimiento feminista latinoamericano.
Lo que pasa es que las mujeres son muy poderosas, en sus políticas, en sus estéticas
y en lo que ellas creen, son bastante poderosas. O sea, si tú piensas que Amanda
19
Margarita Pisano, arquitecta, feminista crítica de la cultura contemporánea, fundadora de la
Casa de la Mujer La Morada, Radio Tierra y Movimiento Feminista Autónomo. Es una de las más
connotadas teóricas feministas chilenas, estudiosa de las condiciones culturales en las que se estructura
y desarrolla lo femenino y lo masculino. Ha publicado los libros: Deseos de cambio o... ¿el cambio de los
deseos?, 1995; Un cierto desparpajo, 1996; El triunfo de la masculinidad, 2001; Julia, quiero que seas feliz,
2004. (Nota de la ed: A comienzos de 2009 publicó con Andrea Franulic su libro Una historia fuera
de la historia. Biografía política de Margarita Pisano; en 2012 reeditó Julia, quiero que seas feliz).
124
Labarca fue una de las aliadas que le jugaron en contra a Caffarena, quien luego
de conseguir el derecho a voto para las chilenas fue impedida de votar... Porque
González Videla promulgó la ley que declara ilegal al partido comunista, y Elena
fue impedida de ejercer el derecho a voto por ser considerada filo comunista, por
su relación con Jorge Jiles, comunista, es decir, la castigan por el marido a ella,
que fue la sufragista de la historia de Chile. La derecha en contra sumada a esas
pequeñas traiciones entre mujeres –de las que también habla Margarita Pisano–
marcadas por la misoginia de los poderes. Por un cierto liderazgo se termina
renunciando a esa libertad democrática a que apelaba Caffarena. Carecemos
de esa complicidad que tienen los hombres, que, aunque se odien a muerte o
sean de distintos partidos, si tienen que ir por una cosa van por esa cosa. Que
Caffarena no haya podido votar porque una de sus pares, con la que luchó, le
niega el derecho, apoya el que no vote... es que no solo no la invitaron sino que,
además, la dejaron sin votar. Lo mismo pasó con María de la Cruz cuando fue
senadora, aunque representaba al Partido Femenino, a pesar de ser un partido
que repetía las leyes de la masculinidad, donde las mujeres debían cumplir el
rol de esposas, madres, amigas, y habiendo sacado mayoría de votos, llega al
Senado y nadie le habla, está sola, toma té sola, y las que piden la revocación de
su cargo son mujeres. En ese sentido a mí la figura de la Caffarena me parece
absolutamente política, la tipa va a luchar por una cosa política y se manda las
leyes debajo del brazo, se titula de abogada y eso es lo que defiende y eso es lo
que hace. Más que las otras que eran más de oratoria, como Amanda Labarca,
por ejemplo, profesora de castellano que tenía más que ver con la cosa de la
oratoria, de las masas.
Me parece que estas cosas han pasado en el feminismo como han sucedido en
todos los movimientos de izquierda y revolucionarios. Yo creo que los argentinos
están haciendo algo súper interesante en el sentido de cuando el pueblo dice que
se vayan todos, están proponiendo la renuncia del poder. Yo creo que estamos
en un momento histórico y político donde todos estos grupos que tuvieron sus
pequeñas conquistas, sus pequeñas entradas en la cosa legislativa y política, es-
tán volviendo a resurgir con otro tipo de pensamiento... que el mercado puede
revertir, sumar o apropiárselo cuando lo estime o quiera volverlo moda, para
que al pasar la moda, muera entre las polillas del olvido.
125
barato y por ello el asunto de género es político y más que nada económico. Las
mujeres, y este dato no es novedad para nadie, son las más pobres del mundo,
las que más trabajan, las que alimentan a la familia, las grandes precursoras en
las artes, las que rompen. Por lo tanto, son animales de riesgo para cualquier
sistema, entonces no me parece incongruente que estén esclavizadas en sentido
simbólico y legislativo.
Chile es la maqueta del neoliberalismo más perfecto para Latinoamérica y fue
aplicado durante el gobierno de Pinochet, durante todos y cada uno de los días
que Pinochet ostentó el mando. La Operación Cóndor en toda Latinoamérica
es la entrada del neoliberalismo, no hay otra, se privatizó la salud, la educación,
la locomoción, se privatizó todo, eso hicieron los militares en Latinoamérica,
defender a los ricos, a Estados Unidos y un montón de empresas transnacionales.
Esos tejidos se armaron en dictadura, un grupo de gente considerable luchaba
por la política nacional sin ver que se estaba aplicando una política internacional:
el neoliberalismo. Yo siento que las luchas eran puntuales, no eran globales, y
en esas puntualidades las luchas de las mujeres quedaron atrás completamente.
Quedaron atrás por otros procesos políticos, pero en el fondo la dictadura es la
implementación del modelo liberal y más misógino jamás visto. A mí me tocó
ver ahora, cuando fui hace poco a Buenos Aires, donde estuve visitando con
Olga Viglieca, periodista y feminista argentina, una asamblea con las piqueteras,
con las mujeres luchadoras, me tocó ver la resistencia al neoliberalismo que ha
hecho Argentina. En Argentina recién está pasando lo que pasó aquí en Chile,
ni bien designado Pinochet, desapareció y mató a los y las que había que matar
y se implementó el modelo neoliberal y se acabó la educación gratuita, se acabó
la salud gratuita, se acabó todo al mismo tiempo y la gente se murió de hambre,
hizo ollas comunes, fue todo en el mismo período.
Hoy veo al movimiento feminista chileno bastante vuelto atrás, bastante
minado y cooptado por el neoliberalismo, bastante acotado y restringido a la
ignorancia de las masas. Lo que yo vi en el Encuentro Feminista en Olmué fue
una falta de información terrorífica de la gente que asiste y en eso también res-
cato lo que dice Margarita Pisano: las mujeres no leen su propia historia. En su
mayoría las mujeres que asisten a estos encuentros feministas es porque sienten el
deseo de liberación, pero ese deseo viene contaminado enteramente por el lugar
común del imaginario de lo establecido, sin conciencia de lo que es la historia del
feminismo en este país porque no hay lecturas previas. Al presenciar las mesas
de ponencias, sentí que era un poco como un perro que trata de morderse la
cola, y cuando la discusión llegó al aborto terapéutico pensé en la Pisano, que
esto pasa porque las mujeres no han leído ni tienen idea sobre el feminismo
nacional y el gran peak de discusión que alcanzó en los años de Caffarena y de
Julieta Kirkwood en los ochenta. Ahora, lo que sí me parece interesante como
repulsa al neoliberalismo, es que se sigan armando estos encuentros, que se siga
insistiendo en la reflexión, que se sigan abriendo mesas de debate porque me
parece que en este país las mujeres estamos en el mismo punto de hace un siglo,
126
que hubo destellos en la historia de Chile con las mujeres, con la igualdad, pero
que tal igualdad o paridad o como sea que lo signen, no existe hasta hoy.
Me parece fundamental y necesario que lleguen mujeres jóvenes a los en-
cuentros feministas y me parece regio que los jóvenes entren a partidos políticos
a militar. Ahora mi interrogante es siempre, ¿se sabe la historia de lo que está
criticando?, ¿tiene alguna idea de Elena Caffarena?, ¿o Madonna le parece
feminista? Punto número dos, qué propuesta nueva trae, porque después de un
siglo de luchas de las mujeres es muy frustrante escuchar sobre el derecho al
aborto, el derecho a divorcio, ¿no?; después de un siglo de historia de lucha de
las mujeres en este país, me parece una falta de respeto la ignorancia. Me parece
bien que existan nuevas generaciones, ojalá estudiosas e interesantes como las
feministas italianas. Pienso que las nuevas generaciones que van a luchar por
los derechos de las mujeres van a existir siempre, porque las mujeres siempre
hemos sido un animal de sometimiento; en eso nos parecemos a los animales,
que son literalmente esclavos del sistema patriarcal, los matan, los venden, los
despedazan, los filetean, los tienen de mascotas, se compran, se venden, se meten
al porno, se visten y desvisten, etc. Me parece esperanzador y positivo al menos
que se hagan encuentros feministas, que se repiense el lugar que ocupamos las
mujeres dentro del patriarcado, pero también he estado en tantos lugares que
siento que a veces no solo la esperanza es suficiente, que sin saberes cualquier
discusión se puebla de metaforones y lugares comunes. Es un largo y pedregoso
camino, cantaba Bessie Smith en 1925 o por ahí.
Personalmente discrepo de las nociones de igualdad o con el término de
diferencia, tengo problemas con ambos porque siento que ninguno significativa-
mente posicione nada; siento que la igualdad en este país es una palabra bastante
política, porque no se trata solamente de oportunidades, de sueldos, de leyes
que están en contra de las mujeres, se trata de cambiar un imaginario machista
por uno democrático y, por tanto, me parece utópico. Y la palabra ‘diferencia’
le hace favor al neoliberalismo, o sea, entre tanta diferencia en el fondo no hay
nada, o su contraparte medio circense y freak del mundo queer, entre enanos,
mujeres, elefantes y niños, hambrientos, piercing, tatuajes, mujeres musulmanas.
Donde no hay ninguna diferencia se pierde el sentido de la palabra del mismo
modo que apelar a una igualdad solo expone la desigualdad, no la repara, no
tiene el poder de operar esa reparación. Por eso habría que repensar el lenguaje
con que trabaja y habla el neoliberalismo, y el lenguaje con el que se formulan
los grupos en contra del neoliberalismo. Entonces por eso te decía que la palabra
me parece utópica, no sé, como la época de los esclavos. El sistema es injusto y
desigual, está fundado en la desigualdad, y ese es su eje. El neoliberalismo no
va a financiar movimientos sociales que los vengan a cuestionar, sería estúpido
y contraproducente financiar el autoboicot.
Con la dictadura militar perdí la inocencia de muchas cosas porque veía que
estaban pasando muchas cosas, o sea, no solamente estaba pasando la cosa polí-
tica y la persecución en este país a todo el que se opusiera al modelo neoliberal,
127
¿Y la Iglesia Católica?
128
habitado por humanos es una loquera, una loquera sin sentido... derechos de las
ballenas ok, derechos de los animales ok, pero derechos humanos en 2005 me
parece ya una cosa loca. Derechos de las mujeres ya vendría en segundo lugar
de los derechos humanos. Si este sistema no respeta los derechos humanos, por
qué va a respetar los derechos de sus esclavas, que son las mujeres. Me parece
que son largas luchas, que si se hacen bien, espectacular para las mujeres que
vienen en el futuro porque ya a nosotras no sé si nos tocará ver al patriarcado
convertido en brillante generador de sentidos, humanitario y prohumanas, niños,
animales. No creo. El patriarcado depreda, no crea nada nuevo. Sólo depreda y
devora como un gordo frente a la TV mirando piluchas, pensando en pescar o
hacer dinero poniendo una termoeléctrica, aunque todo el pueblo respire vidrio
molido. Para el patriarcado dios es el dinero y el hombre como género su hijo.
El resto es mera escenografía en un caudal de ganancias.
En relación con el movimiento también me parece importante el aporte
que han hecho las mujeres desde la academia, aunque hayan sido criticadas;
yo he conocido varia gente que ha trabajado en diferentes lugares y me parece
que todas han hecho un aporte bastante interesante a este collar; yo siento que
se necesitaría hacer un gran debate, pero así, un gran debate que incluya a las
escritoras y criticas literarias.
En el encuentro en Olmué alguien me decía, ahí va la Judith Ress, y yo decía,
¡guauu, la Judith Ress!, ¿me entiendes?, que mucha gente puede tener proble-
mas con la Judith Ress; otra gente me decía, ahí va la Largo... bueno, yo a ti te
conocía porque la Margarita me ha contado que ustedes fundaron La Morada y
que después se pelearon, me da lo mismo, todas las intra peleas del movimiento
feminista las miro de lejos, porque yo veo que cada una es un gran elefante de
una manada de elefantes que si se hubieran aliado..., que es imposible también,
porque si yo pienso en la Labarca con la Caffarena aliadas, aliadas hasta el fin,
este país y la historia política y económica de las mujeres habrían sido otra cosa.
Por otro lado, esos quiebres que se producen entre grandes sujetos políticos,
culturales, hacen avanzar un montón también, el pensamiento se funda en la
discusión y la diversidad de las ideas. O sea, que yo esté sentada en mi casa
hoy día escribiendo poesía y no atendiendo a ocho hijos y un marido es porque
miles de mujeres han luchado a lo largo de la historia y han dejado libros que
atestiguan su existencia y también de quien las lee. Con algunas tengo mis peros
y con otras no. He estado leyendo a Echeverría y veo su lado derechista, veo
esos lados que arrastran las mujeres también. Ahora, a mí me encanta la Pisano,
yo encuentro que ella es la punky del feminismo. Bueno, mi ligazón con ella es
que yo trabajé un tiempo con ella, y si no hubiese sido por eso no habría tenido
acceso a su biblioteca y a la historia del feminismo nacional, entonces esa puerta
pisanesca fue fundamental... yo siempre bendigo las puertas por las que entro
a profundizar otros saberes. Había leído de feminismo, pero hasta trabajar con
ella no había visto el mapa general. A veces discrepamos como todos los seres
pensantes, porque yo soy poeta y ella es feminista solamente, como Caffarena,
129
y porque encuentra que los intelectuales no han hecho nada por el feminismo,
al contrario, han denigrado a las mujeres.
Vengo de una camada de mujeres a las que admiré tempranamente; vengo
de una historia literaria matriarcal, completamente matriarcal, porque son las
escrituras que a mí me interesan; me interesan los sujetos de riesgo y me intere-
san las escrituras de riesgo. Soy absolutamente mistraliana, adoro los poemas de
Wilms Montt, el “Recado a Chile” es espectacular y tan duro como el de Mistral,
es un placer leer el trazo de la pluma desgarradora y fría de Marta Brunet... de
ahí vengo yo, además, que he leído mucha literatura canónica tradicional mas-
culina, pero no me parece más interesante que la reverberación de otros poetas
hombres geniales. Las apuestas estéticas y políticas que me interesan han sido
trabajadas por escritoras como Diamela Eltit, por ejemplo, que también es otra
mujer brillante. O Eugenia Brito, creo que no hay en Chile otra poeta tan erudita
y fina como ella en el sentido estético. Y generalmente esas mujeres no han tenido
ligazones ni militancias, esas sí que no se han cazado, con z, se han casado con
hombres algunas, pero no se han casado con ninguna ideología, ni de izquierdas
ni menos de derechas, y eso a mí me parece libertario y apasionante. La Mistral
navegó, hizo veinticinco mil caminos y nunca se casó con ninguno, ella sostuvo
un amantazgo por sobre todo con su poesía y eso a mí me parece un plus más.
Me considero feminista, aunque no he militado, soy completamente feminis-
ta. Nunca he sido parte de movimientos, tal vez por mi oficio requiero más los
libros que las gentes, pero sé que siendo mujer no me queda otra que pensarme
en relación a la historia del feminismo nacional, y porque admiro esa historia y
la inteligencia de esas mujeres soy feminista.
Hay una historia chilena –que es lo que también quiero trabajar en la pelícu-
la– que es el poder del silencio, el poder del silencio de los logros de las mujeres.
Cada vez que las mujeres logran algo, se pierden en las páginas de la historia, se
pierde. En cambio, los iconos patriarcales, aunque fallen, aunque sean fallidos
como Arturo Prat, por ejemplo, que no ganó ninguna guerra, son levantados y
declarados héroes, y eso es lo que a mí me interesa. Yo no tengo muchas am-
biciones salvo la visibilidad de esos sujetos, no tengo más ambiciones que eso,
la visibilidad de esos sujetos que fueron grandes aportes, tal cual los hombres,
solo que la historia se las tragó porque la historia fue escrita por hombres, o sea,
Encina, Castedo, etc. No se ha escrito una historia de las mujeres chilenas, y no
quiero desechar un término antes de haber sido utilizado, no quiero desechar lo
feminista antes de haberlo vivido o experimentado. O sea, estoy armando cons-
tantemente mi historia de matriarcado de mujeres teóricas, feministas, pintoras,
escritoras que probablemente no tengan el ingrediente feminista o no lo tengan
asumido por conveniencias tradicionalistas, pero han sido precursoras sin saberlo,
y eso es lo que me interesa recoger; no tengo grandes ambiciones al respecto,
salvo recoger mi propia línea histórica de matriarcado.
He visto también gente que se las ha sufrido trabajando desde el Estado y
que ha tratado de hacer un aporte, que, en realidad, creyeron que se podían
130
hacer aportes desde dentro; no creo que se haya ido toda la gente ahí por las
lucas. Siempre hay un sector que cree que desde dentro se puede cambiar y
otro sector que no lo cree. Y que opina legítimamente que no se puede cambiar
nada desde dentro, sino más bien mutar y terminar siendo parte del sistema.
Casos hay. Pero hay aportes bastante importantes de mujeres también desde
dentro, por ejemplo, el trabajo que hace Verónica Oxman sobre la desigualdad
económica de las mujeres en el mundo, el trabajo asalariado de las mujeres, qué
sé yo, es un punto importante: si yo me meto a internet para saber cuánto ganan
las mujeres en el mundo, cuántas son las mujeres desocupadas en el mundo, es
un conocimiento que está ahí, que ella puso ahí. Ximena Azúa, que trabaja en la
Universidad de Chile, ha hecho todo un trabajo de recopilación de la literatura
colonial de mujeres que no lo ha hecho ninguna otra crítica ni crítico literario. O
sea, yo no soy tan tajante. Pienso que porque me viví la dictadura siendo chica
y estuve en los movimientos políticos y sociales en la calle en mi juventud, y
porque la polaridad siempre me ha parecido sistemática, me parece mucho más
móvil e interesante el tránsito, pues para optar afuera del sistema patriarcal hay
que haber estado dentro o viceversa. Cierto que hubo mujeres feministas que
se fueron al Banco Mundial, cierto que hubo feministas que se fueron a tener
puestos y renunciaron al feminismo, también la propia traición de sor Juana
Inés de la Cruz, yo la peor de todas. Claro que en el caso de sor Juana la opción
fue la hoguera de la inquisición o que jamás volviera a la poesía. Cierto que las
mujeres han hecho esos tránsitos de renuncias, pero también la huella que han
dejado antes de hacer esos tránsitos es importante, es una huella que, aunque
cueste, se puede recopilar. Quién recopila la historia de lo poco que han ganado
las mujeres desde hace siglos si no lo hace Oxman, o la historia de la literatura
de mujeres en la Colonia si no lo hace la Azúa, o el trabajo que ha hecho la
Kemy Oyarzún en la Universidad de Chile. O Sonia Montecino con Madres y
huachos. También los trabajos que han hecho Diamela Eltit y Lotty Rosenfeld
han sido para mí fundamentales. Para mí el libro Crónica del sufragio femenino en
Chile de la Diamela Eltit es un libro poderoso, ella se dio el trabajo de poner la
historia de una lucha de mujeres en un libro serio, documentado; ese trabajo de
años lo hizo Diamela, y el de registro Lotty Rosenfeld. Y son mujeres que han
estado entrando y saliendo de los movimientos feministas, de los movimientos
sociales, de los movimientos de izquierda, son mujeres de tránsito; yo encuentro
absolutamente válido el tránsito. Aunque claro, me sigue pareciendo que la Diva
en materia de feminismo fue Caffarena.
Que exista una candidata mujer o una Presidenta no es sinónimo de nada,
para mí es un gran ícono. No sé fíjate, no creo que ella tenga claro nada respecto
al feminismo, sí de género, no creo que tenga claro nada respecto a un montón
de temas que son prioritarios dentro del marco de la diferencia. Suponte tú la
homosexualidad, ella dijo que no estaba de acuerdo. Creo que a ella le interesa
lo que le interesa a la mayoría de la gente más de izquierda de la Concertación,
que es la pobreza y todos esos puntos que aún tiene este país sin resolver y que
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Hay varias, ojalá fueran muchas más jóvenes que están saliendo de las universida-
des y que vienen de tomar o hacer ayudantía de cursos de teóricas de la literatura
también con un pensamiento feminista, que han estado trabajando el discurso
feminista y en algunos casos de género, y también eso es importantísimo. Las
alumnas de la Kemy Oyarzún, de Ximena Azúa, de la misma Damiela Eltit, de
la Lotty Rosenfeld, de Eugenia Brito, de la poeta Marina Arrate, son jóvenes que
provienen de distintos campos, audiovisuales, historia, literatura, filosofía, que
también llegan al feminismo por el aula, no solo se llega desde el movimiento.
Las mujeres interesadas en el pensamiento no ven un grupo de mujeres en la
Alameda y se bajan de la micro, no, llegan desde el saber, donde fueron guia-
das por otras mujeres también. Siempre pienso en Caffarena, María Marchant,
Eloísa Díaz. Pienso que el camino o los caminos desde los que se hace o piensa
el feminismo son múltiples, variados pero enriquecedores para toda mujer que
piensa y repiensa su época.
132
Esta organización nace de manera informal –no tengo otra manera de definirlo–
inmediatamente después del golpe cuando familiares de los primeros detenidos
desparecidos acuden a los distintos centros de detención de la dictadura a consultar
sobre sus parientes que no habían llegado a sus domicilios. Y estos empiezan a
ser negados como detenidos, nunca salieron en los informes oficiales de la época
de la dictadura en torno a los lugares donde se encontraban los miles de chilenos
que estaban siendo detenidos en ese momento. Los familiares se empezaron a
dar cuenta de que entre ellos había una triste y trágica coincidencia: el no reco-
nocimiento de sus detenciones.
Esto significó que inicialmente en grupos empezaran a buscarlos juntos y
a recorrer los distintos centros de detención, las morgues, los hospitales... un
peregrinar bastante doloroso. Y se empezaron a presentar muchísimos recursos
de amparo, los cuales siempre fueron negados por los Tribunales de Justicia
donde jamás ni siquiera se estudió la posibilidad de su detención. Esto originó
una demanda internacional muy potente, exigiéndole a la dictadura de Pinochet
que respondiera sobre estas personas, hombres y mujeres, incluidos niños, en un
número indeterminado, que los familiares decían que no estaban siendo recono-
cidos en ningún lugar. Lo que significó que, para dar una respuesta oficial a esta
creciente presión internacional, se ideara una macabra operación, la operación
Colombo, que significó la publicación en 1975 de dos listas, una en Argentina y
otra en Brasil, que señalaba que ciento diecinueve hombres y mujeres se habrían
asesinado entre sí en supuestos enfrentamientos en ambos países. Cuando sale la
publicación de estas listas en Chile, con titulares bastante macabros de la prensa
oficialista del momento –uno decía “miristas se exterminan como ratas en el
exterior”–, los familiares al revisar estas listas se dan cuenta que precisamente
los nombres eran de los hombres y mujeres que hasta el momento se encontra-
ban detenidos desaparecidos, lo que obligó a los familiares a formar, de manera
formal, la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
Esto permitió de una manera muy trágica darnos cuenta que estábamos frente
a una forma de represión y exterminio nueva en el continente. Si bien esto nace
20
Fue electa en el año 2003. Su madre Sola Sierra Henríquez dirigió la Agrupación entre 1977
y 1995, año de su fallecimiento.
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y quisieran terminar con esto para siempre, y de una manera lamentable tengo
que señalar, más cercanos a quienes violaron los derechos humanos que a nuestro
lado. Nosotros hemos contado sí con el respaldo de la gente, con el respaldo de
un pueblo que no se va a expresar como lo hacía en los años de la dictadura,
con movilizaciones masivas. Pero la gente se expresa gritándole a Ricardo Lagos
cuando asume la Presidencia de la República, ¡juicio a Pinochet!, y se expresa
cuando detienen a Pinochet en Londres y sale a la calle a festejar; y se expresa
cuando hacen una encuesta para el indulto de uno de los veinte condenados que
cumple cárcel hoy día en las cárceles de lujo que construyó la Concertación. A
la gente la someten a una encuesta y le preguntan si está de acuerdo con que se
indulte a quien degolló a un dirigente sindical y el 70% de la población dice que
no. Cuando nosotros vamos a la calle y entregamos nuestros folletos, la gente nos
respalda. Si nosotros hemos logrado que la impunidad no sea un hecho real hoy
día en Chile, ha sido gracias a ese pueblo, pero hemos tenido que seguir deman-
dando a quienes tienen el poder para resolverlo, porque ellos no lo han hecho.
Michelle Bachelet debiese tener una conducta distinta porque ella sufrió
lo que fue la dictadura, y porque ella sabe que un país no se puede construir
sobre la base de la impunidad. Existe una responsabilidad muy grande de las
autoridades en torno a que esto nunca más vuelva a pasar, y, sin duda, que si
fuera por eso, nosotros debiésemos tener por primera vez en todos estos años de
transición, un respaldo de las autoridades de gobierno. Michelle Bachelet está
recién empezando su período, hay que estar atentos a lo que hace, está recién
empezando. Pero nosotros vamos a exigir de quien sea que en Chile no se instale
la impunidad. De Ricardo Lagos mucha gente tenía muchas esperanzas, porque
Lagos era el que había indicado con el dedo a Pinochet, porque Lagos había
sufrido el exilio, porque Lagos estuvo más de alguna vez preso por los famosos
decretos de la dictadura. Pero Ricardo Lagos presentó proyectos al Parlamento
de rebaja de penas para los violadores de derechos humanos; pero Ricardo
Lagos legitimó la mesa de diálogo y la gran mentira que significó, y un gran
dolor a los familiares; pero Ricardo Lagos indultó a quien violó los derechos
humanos y a quien había sido el degollador de un dirigente sindical. Ricardo
Lagos, finalmente, no hizo nada de lo que tenía que hacer. Nosotras nos reuni-
mos con la Presidenta cuando ya era electa, le entregamos nuestra plataforma
de trabajo y ahora es responsabilidad de ella no solo escuchar a las organiza-
ciones de Derechos Humanos, es responsabilidad de ella asumir las tareas que
la humanidad entera entrega. Porque en esta lucha también contra la dictadura
no hemos estado solos los chilenos, fíjate que los ojos del mundo están siempre
puestos en Chile, más que en otros países. No olvidemos que la detención de
Pinochet se produjo en el extranjero, acá nunca fueron capaces. No olvidemos
que siempre se supo que Pinochet se había enriquecido ilícitamente, pero, sin
embargo, donde se dio el grito, el campanazo, fue en el extranjero, no acá. Hay
que responder también a una comunidad internacional que fue incondicional
y solidaria con Chile en los años de dictadura, que todavía también exige que
138
en Chile sean sancionados los que violaron los derechos humanos. Entonces la
presidenta Michelle Bachelet hoy tiene una gran responsabilidad, y los ojos de
muchos están puestos en ella. Y yo espero que haga lo que no hizo Lagos, pero
eso se va a ver en el camino.
Esperanza a ciegas yo en lo personal no tengo, estoy atenta, alerta, porque
las experiencias nuestras han sido muy amargas. Nosotros pensábamos como
organización que terminada la dictadura nunca más íbamos a hacer una huelga
de hambre, y eso no fue. Nosotros pensábamos que terminada la dictadura
nunca más íbamos a ser reprimidas, eso no fue. Nosotros teníamos la inocente
esperanza que íbamos a encontrar a los nuestros y que íbamos a sancionar a los
responsables, y eso tampoco ha sido. Entonces, hay que esperar, pero nosotros
vamos a seguir demandando, eso sí.
139
ROSA FERRADA
¡Feminista!
Mi familia
Cuba
En esos años nos marcó la revolución cubana. Mi compañero termina la univer-
sidad, nos casamos y partimos a Cuba. Fue la experiencia más hermosa de mi
141
142
y alegría. Había trabajo en todas partes, muchas cosas por hacer. Una compa-
ñera chilena profesora de Educación Física me invitó a trabajar en un equipo
del Instituto de Deportes y Recreación (INDER), que posteriormente se amplió
con el Ministerio de Educación. Era necesario incorporar la educación física en
los colegios en toda la isla. En una primera etapa participaron los directores en
jornadas de capacitación. Fue un proceso muy interesante y crecedor. Este equi-
po se preparaba técnicamente y laboralmente. Realizamos muchas actividades
masivas. Por varios años trabajé en granjas de rehabilitación de niñas menores.
Ellas en la mañana estudiaban y en las tarde trabajaban en una granja avícola.
La gran mayoría había ejercido la prostitución en los muelles del puerto, lugar
en que, antes de la revolución, llegaban muchos marineros que no discriminaban
con la edad que tenían estas niñas. Otras habían tenido problemas en sus hogares
y estaban en la calle.
Después de varios años de estudio y trabajo fui seleccionada para estudiar
en la Universidad de La Habana. Continuamos con nuestro ritmo de trabajo y
estudio de lunes a viernes y los sábados durante todo el día se realizaban nues-
tras clases y seminarios. Durante la semana teníamos que preparar trabajo en
equipo, además de nuestra jornada normal de trabajo. En junio del año 1971 nos
íbamos a titular como profesores de Educación Física. Esto no pudo ser porque
regresamos a Chile a fines de 1970. No podíamos perdernos este acontecimiento
histórico que encabezaba el presidente Salvador Allende.
Creo que es importante precisar la fecha del nacimiento del MEMCH para res-
ponder a esta pregunta: el MEMCH tiene su fundación el 11 de mayo de 1935.
Responde a la necesidad histórica del momento. El país estaba saliendo de la
143
depresión de los años treinta, con altos índices de pobreza y cesantía. Junto con
los procesos nacionales, se recibe la influencia de la revolución Rusa de 1917 que
cambia radicalmente el escenario a nivel mundial. Acompañando este avance
revolucionario, se contrapone el proceso contrarrevolucionario con el surgimiento
del fascismo y la militarización que apuntaba a la segunda guerra mundial.
El MEMCH existió a lo largo de dieciocho años, hasta finales del año 1953.
Las causas por las cuales el MEMCH se desarticula responden a los aconteci-
mientos políticos que se vivían en esos años. Olga Poblete señala:
“Creo que este fue un movimiento femenino que vivió en y para su época.
Respondió a intereses de las mujeres en un par de décadas muy importantes
de nuestra historia. También es posible –agrega– que haya operado un factor
interno de dispersión. La multiplicidad de frentes para la acción, capacidad
organizativa y condiciones de liderazgo que tenían las memchistas, las lle-
varon a colaborar en muchas actividades. Ocurrió como la disgregación de
una gran familia, cuyos frutos y semillas fueron a enriquecer otros surcos”.
Creo que de esa época se pueden hacer muchos análisis políticos, lo im-
portante es situarse en lo que estaba pasando en el país. Por ejemplo, Gabriel
González Videla surge como candidato a la presidencia como un hombre pro-
gresista. Como tal recibe el apoyo de los partidos de izquierda. Desde el inicio
de su mandato va cambiando radicalmente su postura. El Partido Comunista
va siendo aislado y posteriormente perseguido, encarcelado y relegado. Esta
situación también golpea al MEMCH. Dentro de la organización había muchas
comunistas. Se dictó una ley que pone fuera de la ley al partido, a sus militantes
y a toda persona que tenga ideas de avanzada. Este Presidente borra de los re-
gistros electorales a los comunistas y a muchas personas que no eran militantes.
El día que se promulga por ley el derecho al voto de la mujer, no es invitada la
señora Elena Caffarena, que no era comunista, pero también había sido borrada
de los registros electorales. Ella, como abogada, había jugado un gran papel en
esta lucha por el derecho a voto de las mujeres, fue coautora del proyecto de ley.
Muchas veces se tiende a buscar culpables por la desaparición de ese MEMCH.
No soy de esa postura, hay que pensar en la escisión que se produce dentro de
la sociedad y que afectó al MEMCH.
Con el derecho al voto se cumplió una de las grandes aspiraciones ciudadanas
que el movimiento de mujeres, partiendo por las sufragistas, venía impulsando
durante tantos decenios. Históricamente era un nivel más avanzado en la lucha
por la igualdad. Naturalmente nosotras sabemos que una cosa es votar y otra la
designación de mujeres tanto para la presidencia como para el Parlamento y los
cargos de gobierno, ello es algo que aún esta lejos de ser un derecho. Aún no
tenemos partidos ni movimientos con una claridad política tal que rompan con
esta discriminación odiosa y retardataria.
144
Recabarren feminista
Se termina por las razones antes expuestas. Esto de que se había logrado el
derecho al voto no me parecía que resolviera la discriminación a la mujer. El
MEMCH tiene el mérito de haber sido en Chile el primer movimiento femenino
organizado, militante, con permanencia y continuidad en el tiempo. No es una
organización elitista, integra a mujeres de toda condición social: intelectuales,
obreras, campesinas, dirigentes sindicales y dueñas de casa. El MEMCH fue una
escuela, formadora de grandes luchadoras sociales. La agenda del MEMCH fue
profundamente rupturista y revolucionaria. Se inspira en la lucha femenina por
hacer valer sus derechos de ser social en igualdad de condiciones con el hombre
y con un justo reconocimiento a su participación en la vida de la comunidad. Con
una reglamentación científica, se pedía el aborto en determinadas circunstancias y
que las mujeres pudieran abortar en los establecimientos hospitalarios del Estado.
Había una gran preocupación por la infancia. Se exigía jardines infantiles para
los niños. Una lucha constante en contra de la pobreza.
El MEMCH se caracterizaba por su espíritu unitario y su visión internacio-
nalista. Nunca abandonó el concepto de interacción entre el acontecer nacional
y el internacional. Juega un papel relevante en la lucha por la paz. Aporta en
relación a la participación de las mujeres en los partidos políticos: la mujer puede
actuar con los partidos, pero, además, es indispensable que haya organizaciones
de mujeres que mantengan en alto la bandera de las reivindicaciones propiamente
femeninas. Éstas solo pueden ser la obra de la lucha tenaz de las mismas mujeres
145
El MEMCH ‘83
En el MEMCH ‘83 estaban las mujeres que representaban con sus organizacio-
nes a los partidos de izquierda, víctimas del golpe de Estado militar-empresarial:
MUDECHI-Mujeres de Chile, del Partido Comunista; Unión Chilena de Muje-
res, UCHM, del Partido Socialista; Unión Popular de Mujeres, UPM, también
del Partido Socialista; Acción Femenina, del MAPU; Comité de Derechos de
la Mujer, CODEM, del MIR; Frente de Mujeres Juanita Aguirre, del Partido
Radical; Agrupación de Mujeres Democráticas, AMD, que responden a diversos
partidos de izquierda.
Cuando llegué del exilio, empecé a trabajar en el MEMCH desde el MUDE-
CHI. Ser parte del MEMCH fue una experiencia muy importante y crecedora
para mí. Existía una planificación por parte de la coordinación de las actividades
a desarrollar. Yo fui parte del equipo de capacitación en el cual estaban Carla
Braga, María Lenina del Canto, Ana María Duque. Se trabajaba con armonía
y respeto a todas las integrantes procedentes de diferentes tendencias. Tengo la
certeza que fue un espacio político de gran amplitud. Naturalmente en ese tiem-
po lo principal era terminar con la dictadura fascista. No quiere decir que no se
realizaran capacitaciones relacionadas con los derechos de la mujer. Cada orga-
nización trabajaba en esa dirección realizando su trabajo en poblaciones donde
estaban sus grupos. En este espacio se constituía un comité para preparar los 8 de
Marzo, Día Internacional de la Mujer. En él estaban los partidos de izquierda y la
DC. Y muchas organizaciones como, por ejemplo; la Agrupación de Familiares
de Detenidos Desaparecidos, de Ejecutados Políticos, Movimiento Feminista,
Catemu, Momupo, Mujeres por la Vida, Colectivo Mujeres y Educación, SIN-
TRACAP, Casa de la Mujer de Huamachuco, CEMPROS, Coordinadora de
Talleres de Puente Alto, Las Araucarias, Casa Sofía, Casa Malén, RIDEM. Había
muchas más, desgraciadamente los archivos en esos tiempos no funcionaban y la
memoria te traiciona. Posteriormente, nacen otras coordinaciones y redes, como
el Colectivo Mujer y Salud; el Foro Abierto de Salud y Derechos Reproductivos;
la Red contra la Violencia; la Coordinación de Organizaciones Femeninas de
Santiago. En conjunto se realizaron diversas campañas, como la campaña “Soy
mujer tengo derechos”.
Para mí, en ese tiempo empezaron a cambiar muchas cosas. Todas éramos
militantes de diferentes partidos de la izquierda, pero el desarrollo que se produce
en la mujer no se reflejaba al interior de los partidos. En el partido podíamos
146
discutir, podíamos ver cuáles son las estrategias, qué es lo que estaba pasando,
analizando el todo en su conjunto. Pero dentro del movimiento somos las mu-
jeres concretamente quienes decidimos. Bueno, y así se fue dando dentro del
MUDECHI, al cual yo representaba en el MEMCH. Comencé a reflexionar, tú
veías mucho activismo, pero no estaba el contenido, no había suficiente discusión,
sino tareas y había que cumplirlas. Todo se transformó en tareísmo sin discusión.
¿Cuándo aparecerán los problemas de las mujeres dentro de los partidos?, ¿cuán-
do la representación de las mujeres en los cargos de dirección? No había y no
hay la voluntad de hacer partidos donde hombres y mujeres tengan los mismos
derechos y exista, a lo menos, un 50% de mujeres en cargos de representación.
Esta reivindicación va acompañada de grandes exigencias y transformaciones a
nivel de la familia en que se tiene que compartir el trabajo diario y rutinario del
hogar por la pareja. Mi militancia se empezó a resentir por diversos problemas,
muchas veces tu célula no funcionaba como correspondía, por diferentes causas,
y se extinguía. Hay que tener en cuenta que eran tiempos difíciles. Me fui alejan-
do de una militancia regular y no pasó nada, nadie me llamó a conversar. Esto
no me pasó solo a mí, otras mujeres dejaron de militar en sus partidos, aunque
otras aún están ellos. En mi caso, continúo siendo una persona comprometida
con una cultura comunista. Yo empecé a militar a los diecinueve años. Eso no se
borra, es parte de tu vida. Me tocó vivir un tiempo de cambios tan importantes
que me marcaron para siempre.
Con respecto a eso mismo, esta relación entre feminismo y derecha, o que la relación
es obvia entre feminismo e izquierda, ¿cómo la ves tú?
147
La Unidad Popular
Con la Unidad Popular se produjeron grandes avances, una de las cosas que
más impacto tuvo fue el empoderamiento de los sectores populares, el sentirse
ciudadanos con derechos, el crecimiento del poder adquisitivo de los más po-
bres, la nacionalización del cobre, “el sueldo de Chile”, el acceso a la cultura,
libros a precios muy bajos. Nosotras estuvimos trabajando dentro de los diversos
espacios de los partidos de la Unidad Popular, pero no estuvimos dedicadas al
trabajo concreto en el terreno de los derechos de las mujeres, así, de esta manera,
haber reflexionado y haber profundizado en lo nuestro, qué es lo que queríamos
nosotras concretamente, eso no se hizo.
Estaban los centros de madres que surgen con los democratacristianos, aunque
dicha organización agrupaba a mujeres pobladoras que estaban fuera de los
centros de trabajo. Yo venía llegando de Cuba, porque mi primer paso es Cuba,
la Revolución Cubana, y estoy ahí ocho años, de 1962 a 1970, por lo tanto, no
estaba muy compenetrada de las organizaciones de masas de la etapa DC.
El trabajo en el exilio
148
En el año 1984 aparecí en la lista con autorización para volver a Chile. Me sacaron
la L del pasaporte que teníamos todos los exiliados que no podíamos retornar.
Naturalmente que de mi familia solo yo podía regresar. Eso era típico de la dicta-
dura, a veces eran los niños menores de edad los que podían retornar, pero toda
la familia no. Nosotros siempre estábamos dispuestos a retornar a Chile. Entonces
dije, yo me voy, abriendo camino. Mi hija y mi hijo estaban estudiando en la
universidad. Teniendo en cuenta que podían pasar años sin permitir el ingreso del
resto de la familia, tomé la decisión de que si dentro de un año mi gente seguía
excluida de volver, yo regresaba a Berlín. No estaba dispuesta a vivir alejada de
mi familia por tiempo indefinido. Permanecí desde fines de enero de 1984 hasta
principios de marzo del 85 en Santiago. Estuve trabajando en el Comité Pro Re-
torno de Derechos Humanos. Nuestra meta era luchar por el término del exilio
que, por cierto, estaba estrechamente vinculado con el fin de la dictadura fascista.
El MEMCH actual
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150
ROSALBA TODARO
Economista, Centro de Estudios de la Mujer, CEM
21
ASUMA, Asociación para la Unidad de las Mujeres.
22
Según Kirai de León, fueron mujeres militantes del Partido Socialista quienes hicieron la re-
vista Furia; en el grupo Hojas había otras mujeres como ella, vinculada a la FLACSO, pero no al PS.
23
Academia de Humanismo Cristiano.
151
nales, etc. Entonces, había algunos grupos que habían salido de las universidades,
como fue en su momento el GEA –Grupo de Estudios Agrarios–, el CERC y el
PIIE24. Y después se formaron una cantidad de círculos –círculos de estudios de
arquitectos, de economía y otros–, que discutían su cuento y otros que discutían
los temas de educación. La Academia se fue formando para eso, para acoger,
porque en esa época si tú te querías juntar a discutir, tenías que pedir permiso al
jefe militar de zona si eran más de tres personas juntas, todo lo que significa estado
de sitio y toque de queda. Y la Academia, al mismo tiempo que trabajó con los
temas de derechos humanos, que podríamos llamar más duros, que tenían que
ver con los detenidos-desaparecidos y toda esa parte, también era parte de los
derechos humanos que la gente pudiera seguir pensando y seguir trabajando de
una manera menos riesgosa. Y algunas de las personas que estaban en ASUMA
conocían este trabajo, tenían sus parejas que estaban en algún otro círculo, y esto
es interesante, es divertido que estuviera eso presente ahí. Y entonces fueron
contactando a distintas personas, formalmente o no. Por ejemplo, el grupo con el
que yo conversaba –que era este grupo más suelto donde estaban Rosa Bravo e
Irma Arriagada–, Rosa Bravo mandaba a sus hijos al colegio donde iban los hijos
de una persona que estaba en ASUMA, entonces en un momento dijeron, oye
Rosa, tú estás interesada en esto, nosotras queremos escribir un documento, tú
eres economista, nos viene bien que hagamos un grupo interdisciplinario. Porque
la idea era hacer un encuentro, ver qué interés había para armar un círculo de
estudios de la mujer, y bueno, tratar de contactar la mayor cantidad de mujeres
posible en distintos grupos o sueltas, pero participando del mismo lado. Y la
idea era presentar un documento donde se planteara la posición de entrada, un
documento que abriera el debate. Y entonces un grupo escribió ese documento.
El Encuentro o jornada fue el 22 de mayo de 1979, se hizo en la Casa de
Ejercicios Francisco Javier esta reunión; era una sala grande, la gente de la Aca-
demia era respetuosa, estuvo abierta a que esto se hiciera, jamás se esperó que
llegaran más de cincuenta personas, jamás. Y, además, por eso que dije antes,
que eran esposas, qué sé yo, bueno, era que las niñitas hagan algo también, ¿no?;
yo le estoy poniendo intencionalidad, de repente él era súper feminista..., pero
bueno, era el contacto, el conocer a estas mujeres, y llegaron, no sé, doscientas
cincuenta, trescientas, fue una cosa muy sorprendente. Ahí estaban también in-
vitadas Olga Poblete y Elena Caffarena, o sea, ahí era como se agarraba el hilo.
Y, además, te digo, en ese momento todavía no se hablaba de género siquiera.
No se hablaba en ninguna parte.
Todos los centros de estudios eran de la mujer, había Women’s Studies en
Estados Unidos, había muy poco explícitamente de género, inclusive uno puede
ir detectando cuándo empezó a aparecer, no sé si ustedes se acuerdan; en la cosa
más convencional era Women in Development, la cosa del WID, y después de
24
CERC: Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea. PIIE: Programa Interdisciplinario
de Investigaciones en Educación.
152
años fue el Gender and Development, GAD, o sea, entra el concepto de género.
Rastreando el tema, yo ahora no me acuerdo exactamente, pero creo que es un
antropólogo quien empezó a usar el concepto de género en el sesenta y ocho o
algo así25.
Nosotras nos considerábamos feministas; primero el círculo se llamó Círculo
de Estudios de la Condición de la Mujer, porque la discusión era que una cosa es
la situación de la mujer y otra es la condición, o sea, cómo se genera la condición
de ser mujeres en esta sociedad. Para mí eso es feminismo, y así se llamaba el
círculo, después lo acortamos. Alguna gente decía qué es esto de la condición,
parece una enfermedad; otra gente decía, bueno, no puede ser; no podemos tener
siglas decía yo, práctica, es muy largo, y lo acortamos a Círculo de Estudios de
la Mujer, además por todo eso de los estudios de la mujer que ya empezaban a
pintar como una disciplina.
Bueno, eso tuvo mucho impacto en nosotras mismas y a partir de ahí seguimos
juntándonos permanentemente, era un grupo como de catorce que estábamos
ahí –estaban: Patricia Crispi, Julieta Kirkwood, Mary Cruzat, Rosa Bravo, Ximena
Valdés, Isabel Gannon, Quena Hola...– éramos la comisión organizadora del
Centro de Estudios de la Mujer, y fuimos por varios meses eso. Era complica-
do, porque siempre nos daban largas al asunto de incorporarnos como círculo
oficialmente. Y ahí hubo todo un proceso y movidas. Y es curioso, pero –esto
puede ser muy poco correcto decirlo–, también influyó que hubiera feministas
en la Fundación Ford, fundación que apoyaba a la Academia por el asunto de
derechos humanos y de los círculos y las investigaciones de los programas. Bueno,
había esta feminista que se llama Cornelia Flora, una socióloga que trabajó un
tiempo en la Fundación y después se fue de nuevo a la universidad, que nos vio
y que le hacía mucho sentido lo que hacíamos, y que dijo:
25
El psicólogo Robert Stoller distinguió género de sexo a fines de los sesenta. Antes, a mediados
de los cincuenta, el biólogo John Money había aportado con sus estudios a esa distinción.
153
eso. Había una directiva que era de cinco personas, colegiada. Los encuentros los
hacíamos en San Francisco Javier y las monjas ponían un biombo en la capilla
delante de Jesucristo porque era complicado. De repente las monjas entraban y
miraban súper nerviosas, era entendible. Después, cuando imprimíamos cosas,
ellos nos imprimían a mimeógrafo; la FLACSO estaba en la Academia –había
perdido su estatus internacional porque para eso hace falta consentimiento de
los gobiernos–, y entonces nosotras imprimíamos nuestros documentos en el
mimeógrafo de la FLACSO los sábados en la tarde.
Para poder hacer un proyecto había que tener algún lugar con personalidad
jurídica, y eso era la Academia. Entonces, ellos administraban fondos y llegaba
gente de otros lados, había mucho interés en Chile, en las universidades, era en
plena dictadura. Llegaba gente, iban a la Academia, querían saber qué hacían,
no sé, y cuando les deban las listas de los círculos, donde estábamos nosotras
también, muchos querían venir porque, claro, estaba en auge en otros países
esto, y el hecho que hubiera acá y en dictadura... Entonces, ellos se lucían un
poco, o sea, “nosotros somos amplios y modernos”. Nosotras nos reíamos de eso,
hacíamos siempre bromas con ese cuento.
Después nos fuimos a la calle José Arrieta26, que eran tres mini piecitas, con
un bañito chiquito en un patio, pero ahí empezamos a funcionar. Ya teníamos
una persona que podía estar ahí dos o tres veces por semana, un medio tiempo,
nos podíamos poner un horario y la gente podía venir a preguntar, a inscribirse,
a hacer cosas, a tener reuniones. Ahí empezó a haber distintas comisiones, o
sea, había comisión para los talleres de toma de conciencia, para promover el
debate, inclusive ahí empezó una pequeña semilla de investigación. Y las mujeres
venían porque conocían a alguien, porque tú le contaste a una amiga, porque
la otra anda inquieta y está buscando qué hay en esto, qué sé yo, y, entonces,
llegaban. Se hacían los talleres de toma de conciencia; Isabel Gannon había vi-
vido en California y había trabajado en grupos –con mujeres que creen que sus
problemas son culpa de ella: “esto me pasa porque yo soy loca”, “porque yo soy
tonta”, “porque no me sé integrar”, etc.–, para darse cuenta de cómo operaba el
sistema, cómo se construía este ser mujer. Y también contrastar estas sensaciones
de insatisfacción, esto de salirse de la fila, cuando te diste cuenta que estabas
insatisfecha, y tú creías que era porque eras tímida, qué sé yo; algunas se dieron
cuenta a los ocho años que la hacían limpiar cuando al hermano no se lo hacían
hacer, y otras no, cómo se sometieron y qué significó para ellas eso.
Primero era esta cosa colegiada, después probamos hacer otro tipo de orga-
nización porque una de las cosas que uno se da cuenta es que los liderazgos están
igual y que el poder está igual, ¿no? Saber reconocerlo porque para nosotras,
¿qué diablos de poder vamos a tener acá adentro?, pero sí, hay algo. Hay poder
en las relaciones personales y eso lo hablábamos claramente, cómo sentíamos
26
Ubicada entre avenida Bustamante y avenida Vicuña Mackenna, en Santiago.
154
más autoridad de algunas personas que de otras, todo ese tipo de problemas.
Entonces, decíamos que esto de que no hay liderazgos, para lo que sirve es para
ocultar los liderazgos, entonces tienen que ser explícitos los liderazgos y las res-
ponsabilidades; porque también pasa que en las reuniones era ‘hay que hacer’,
y el ‘hay que’ es una cosa dificultosa. Me acuerdo que una vez tuvimos un taller
que hicimos un fin de semana completo con una feminista que vino de Argentina,
que tenía práctica en el trabajo grupal, y entonces vimos cómo la desigualdad
que habíamos vivido las mujeres se transformaba en un exceso o una presión
por la homogeneidad, porque para nosotras ser diferentes podía significar ser
desiguales. Entonces le pasas por encima a las diferencias, homogenizas, ¿no?...
y es falso, aplastas a unas personas y a otras, y además cubres quién está impo-
niendo qué sobre quién. Entonces, en ese sentido las mínimas cosas podían ser
también objeto de un debate más importante. Cuando Isabel Gannon y yo, que
éramos las que no teníamos trabajo remunerado en ese momento, nos hicimos
cargo de la secretaría, trabajábamos algunos días solas, otros días juntas, éramos
secretarias, y había una directiva de cinco personas y estas dos secretarias, y de
repente nos agarrábamos unos berrinches, porque era como la jerarquía…
Bueno, después de eso, cuando tuvimos un poco más de plata nos mudamos
a Bellavista, fue mejorando el pelo como ustedes vieron el otro día, ¿no?, de un
papelito hasta eso que era un poco más decentito –el boletín–, y ahí sacamos
uno –en el año 82 debe haber sido–, que era sobre el divorcio. No pasó nada.
Seguimos haciendo estos encuentros y se publicaron transcripciones o resúmenes
de debates que había, donde se tocaron temas de sexualidad. Menciono esos dos
boletines porque eso tuvo que ver con lo que pasó después. Poblete, el sacerdote,
cree recordar que hablábamos de aborto. Cuando me lo encontré hace poco me
decía, bueno, ustedes hablaban de aborto. Se hablaba de todo, claro, pero yo no
recuerdo que hayamos publicado nada específicamente sobre el aborto. Uno de
los boletines dice que es sano para los niños masturbarse, por eso FIDUCIA27 nos
dice “propugnan el vicio solitario” –imagínate, vicio solitario, la masturbación,
¿no es cómico?–, por lo que nos calificaron de “porno revolucionarias”. Así nos
llamaban, yo lo encuentro tan divertido que me da gusto, me parece fantástico.
Bueno, pero el asunto es que estas cosas que pasaron el 82 dio lugar a que en
el 83, cuando hubo un cambio de arzobispo de Santiago, de quien dependía la
Academia, salió Silva Henríquez que parece que miraba estas cosas y encontraba
simpáticas a estas niñas, o no sé, pero el asunto es que no había pasado nada o
que estaba dentro de su idea del pluralismo... después la cosa se puso más conser-
vadora con Fresno, de hecho28. Esto puede ser muy irrespetuoso para la jerarquía
de la Iglesia, pero nosotras –digo nosotras, pero también mucha más gente– lo
llamábamos ‘frenos’ en vez de Fresno. Y entonces en un momento dado, como a
mediados del 83 creo que fue, después me enteré, comisionaron a algunas perso-
27
Organización de ultra derecha: Tradición Familia Propiedad.
28
Francisco Fresno, el Arzobispo de Santiago que sucedió a Silva Henríquez.
155
nas –uno de los cuales era Gonzalo Vial, que había sido ministro de Educación de
Pinochet y que estaba en el directorio de la Academia, entre otra gente–, a leer lo
que producían todos los círculos. Y entonces encontraron estas perlas y empezaron
a debatir que esto no podía ser, al final, mal que mal, esto era una institución de
iglesia. Y así fue como en noviembre de 1983 nos llamaron un día por teléfono
y nos dijeron que la Academia nos iba a quitar el patrocinio, que teníamos que
retirarnos. Había muchas presiones al interior de la Iglesia Católica. Cuando fue
ese manifiesto de FIDUCIA, que salió en una hoja entera de El Mercurio el 8 de
diciembre de 1983, a nosotras ya nos habían avisado que nos iban a quitar el pa-
trocinio. O sea, que eso que salió publicado ahí era algo que estaba internamente
corriendo, y había mucha presión sobre el Arzobispo, muy fuerte. Si ahí lo dice
FIDUCIA –es muy interesante leerlo–, cómo estamos perdiendo nuestra Iglesia
en manos de esta gente que es, bueno, de todo, vamos a perder el país en manos
del marxismo manejado por Rusia, por ejemplo, y además la moral... que están
inspiradas en Suecia, cantidad de estereotipos. Yo saqué una fotocopia de la hoja
para que ustedes la tengan, porque es un documento histórico.
Y nosotras decidimos apelar, por gusto de apelar, y, además, porque quería-
mos una reunión con el directorio de la Academia. Entonces fue todo un revuelo
y miles de discusiones internas, y ahí empezó esta cosa, nos vamos a tener que ir,
qué hacemos. Ya habían empezado en Chile las protestas, había una especie de
bullir de distintos sectores y esto nos hacía pensar que quizás ya no estábamos en
eso tan cerrado en que estábamos antes, y que había que pensar en algo fuera de
la Academia si esto no prosperaba. Aunque todavía había mucho miedo, entonces
estar ahí protegidas en la Academia no dejaba de tener su sentido, darnos libertad.
Ahí empezaron todas estas discusiones y pedimos una reunión con el directorio
de la Academia y finalmente nos dieron una reunión que fue el 16 de diciembre
del 83. Y ahí fuimos con María Antonieta Saa, fuimos ella y yo, estábamos en
la directiva. Ella era la coordinadora general, éramos tres en la directiva, con
Patricia Crispi a cargo de distintas áreas, pero trabajábamos bastante en colectivo
las tres en esa época. Entonces fuimos las dos a esta reunión y ahí nos dijeron
las razones, sobre todo que esto no era consistente con la doctrina de la Iglesia,
eso fue la gran discusión. Ahí había gente que no le gustaba que nos echaran,
pero creo que no hizo una gran defensa de que nos quedáramos en la Academia,
además, parece que ya estaba dado por perdido por la gente más progresista. Y
fue muy interesante para nosotras, además nos reímos mucho. Con Antonieta,
cuando llegamos de vuelta al Círculo –estaba todo el mundo esperándonos a ver
qué había pasado–, les dijimos, bueno, por suerte ya no estamos en la época en
que a las brujas las quemaban en la hoguera, pero nosotras sentimos un cierto
calorcito en las plantas de los pies... porque, claro, era muy fuerte todos estos
pecados mortales que nosotras teníamos.
Me acuerdo que después de esa reunión nos acompañó hasta el ascensor D’
Etigny, que era el vicepresidente ejecutivo de la Academia, y nos dijo que nos
deseaba suerte, que esperaba que nos fuera bien, que lo lamentaba mucho, que
156
nunca había querido que esto pasara. O sea, alguien los calificó como el direc-
torio de los hombres buenos, ¿no?, esta actitud de juntar distintas personas para
dirigir una institución, buenas personas la mayoría de ellos, pero nosotras éramos
demasiado trasgresoras para una institución de Iglesia, y había cosas que había
que preservarlas y cuidarlas dentro de la Academia. Entonces ahí nos fuimos,
ya estábamos en este debate de cómo hacerlo, y se siguió discutiendo distintas
posibilidades. Por un lado, habíamos llegado a la conclusión de que había distintos
tipos de actividades que requerían distintas formas de organizarnos; por ejemplo,
había un sector que trabajaba más en la cosa pública, más en el debate, había
una comisión de debates; ya no era decidir qué actividad era la importante sino
cómo hacer para que las dos cosas, las tres, las cinco, las que fueran, funcionaran
mejor. Entonces, uno de los debates era que podíamos generar una institución
grande que tuviera patas, que una fuera la del activismo, la otra de investigación,
la otra de las publicaciones, pero con autonomía, con cierta autonomía entre sí,
pero con acuerdos, con un directorio más general.
Y eso es algo que sigo pensando, en Chile somos muy institucionales, de
formalizar, o sea, tú tienes un grupo que hace cualquier cosa, y que se junta todos
los días a las siete de la noche y trabaja media hora, y al poco tiempo quiere
sacar personalidad jurídica y quiere tener papeles, porque es muy legalista. Y yo
encontraba que se asfixiaba un poco el movimiento de esa manera. Entonces, yo
estaba encantada de poder pertenecer a un lugar así, que no fuera mi lugar de
trabajo, sino que fuera movimiento, ¿no?, y, por otro lado, yo tuviera mi trabajo.
Una trabajaba en una empresa y yo hacía investigación en temas de género, pero
no era mi modelo, o sea, todo el mundo tiene que hacer eso, tiene que trabajar
en el CEM, o tiene que hacer distintos CEM, sino que hay unas cosas que tie-
nen una lógica y otras cosas que tienen otra. Entonces, esta idea de aire a mí me
acomodaba mucho. De hecho, nosotras, por ejemplo, en el Círculo teníamos una
pequeña biblioteca que se fue juntando con las donaciones, lo que cada una traía
de otros lados, y eso decidimos que tenía que ir a un lugar público, tenía que ser
para compartirlo con la mayor cantidad de gente posible. Bueno, entonces, es ahí
donde se armó, por un lado, La Morada, esto fue en 1984 cuando decidimos en
marzo que iba a haber diferentes espacios. El Centro de Estudios de la Mujer se
quedaría con los proyectos que tenían que ver con investigación, con un trabajo,
digamos, más profesional, y el grupo más de movimiento se quedaría en esa casa
de Bellavista, con la biblioteca, y repartimos el dinero que había, el dinero que
teníamos acumulado29. Y este grupo, que era más abierto, que era movimien-
tista, iba a tener gente asociada o afiliada, digamos, socias con cuotas. Bueno,
siempre pagamos cuotas en el Círculo y había que hacer una cuota para que La
Morada pudiera empezar a funcionar independientemente. Y de hecho íbamos
a las reuniones. La Morada resultó de un juego de palabras muy lindo, que es la
29
Tiempo después La Morada fue atacada de manera anónima con una bomba incendiaria que
quemó parte de la biblioteca.
157
morada como la casa, ¿no?, y la morada como el color que en ese momento nos
identificaba como feministas, idea de Julieta Kirkwood. Margarita Pisano llegó
bastante cerca del fin del Círculo.
Cuando nos encontramos hace un par de años con Poblete le recordé lo que
nos dijo cuando nos expulsaron de la Academia, porque él es un cura bastante
progre dentro de lo que sé, y eran solidarios con muchas cosas. Él nos dijo el
año 83, cuando nos expulsaron:
“quizás en el año 2000 la Iglesia esté pensando como usted, pero por ahora,
lo que ustedes hacen está en contra de la doctrina de la Iglesia”.
158
muy valiosa, eso yo no lo descarto, no creo que eso se llame liberalismo. O sea,
es recuperar algo de la libertad de los seres humanos para decidir sus proyectos
de vida, y que eso construya sociedad también, y construya una sociedad más
democrática en el sentido amplio de la palabra democrática.
159
ISABEL GANNON
Socióloga
Integró el Círculo de Estudios de la Mujer (1979-1983)
Queremos ver hasta qué punto hoy en día existen organizaciones de mujeres en
las poblaciones con una orientación feminista30, de partida no usando el término;
tú le preguntas a la gente, ¿usted es feminista?, y salen corriendo, es la mejor
manera de que no entres al tema. Más bien tratando de ver si hay una mirada
de género, si toman en cuenta la discriminación de la mujer. Nos dedicamos
a pesquisar organizaciones que trabajaran ese tema, hicimos noventa y cuatro
entrevistas. La selección, los lugares, la gente a entrevistar, se obtuvo de cuatro
fuentes: todas las ONG de género que tuvieran listados de organizaciones de
mujeres en poblaciones; a través de municipios, fuimos a todos los municipios
urbanos de Santiago, treinta y cuatro municipios, a averiguar los listados que
tenían; a través de agencias que dan fondos para organizaciones populares que
ubicamos a través de la Intendencia y la Dirección de Organizaciones Sociales de
la Presidencia. Con esa información llegamos a un listado de doscientas cincuenta
organizaciones que tuvimos que chequear por teléfono si correspondían o no a
lo que queríamos, y desde ahí fuimos reduciendo hasta llegar al grupo que nos
interesaba, y a esas entrevistamos.
Te cuento un poco cómo nació la idea de los talleres, que no es ninguna nove-
dad, es una copia. No fueron a raíz del Círculo los talleres, los talleres nacieron
de una experiencia personal mía, yo viví en Estados Unidos entre el año 67 y
el 70 y participé del movimiento de liberación de la mujer en California. Fui
parte de un grupo de toma de conciencia durante más de un año y medio, al que
llegué a través de la información que empezó a salir en los diarios de los estu-
diantes; avisos de que se llama a reunión para tratar temas como, por ejemplo,
el cuidado infantil, para que las madres puedan trabajar. Porque en esa época,
para tu gran sorpresa y la mía, no había nada en Estados Unidos, nada, nada,
30
Investigación conjunta con la socióloga Eugenia Hola.
161
nada para dejar a los niños, o sea, si tú ibas a estudiar, o estudiaba el marido
o estudiaba la mujer, pero no podían estudiar los dos a la vez porque las salas
cunas no existían y solo había uno que otro jardín infantil y carísimo; o sea, uno
de los dos tenía que quedarse en la casa hasta que el niñito estuviera en edad
escolar. Entonces, dentro de las demandas que planteaban estaba el asunto de
formar jardines infantiles y cosas como abortion on demand, como decían ellas, que
traducido libremente es el derecho al aborto voluntario. Yo tenía sentimientos
encontrados con las propuestas de ellas, entre que me llamaban la atención y las
encontraba lo más atinado que hay, como el asunto del cuidado infantil, pero,
a la vez, tenía un poco de susto porque las encontraba pasadas para la punta en
asuntos como el aborto. Y un día conversando con una compañera de curso de
mi marido en esa época, que era una sueca, me dijo, oye, ¿tú estás interesada en
esta cuestión?, fíjate que la próxima semana en Santa Bárbara hay una reunión,
¿quieres ir?, te convido. Ya, pues, dije yo. Y de ahí fui para siempre jamás, llegué
y me encontré con un grupo de mujeres maravillosas –debemos haber sido unas
doce o catorce–, donde fue cosa de llegar y desde el primer minuto sentirse que
tú estás en tu casa. Había lolas que recién habían entrado en la universidad, que
estaban en primero y segundo año, había señoras de profesores de la universidad,
bastante más adultas, de cuarenta y cinco y cincuenta años, o sea, había desde
más o menos veintidós, veintitrés años hasta como cincuenta y cinco en el grupo.
Y empezamos a conversar y ahí me voy dando cuenta cómo era el asunto, la
idea era conversar de lo que a ti te pasaba, desde tu cuerpo, la experiencia de
ser mamá, las relaciones con tu madre, lo que fuera; se ponía un tema por vez
y se iba dando la vuelta, y tú ahí te dabas cuenta. Yo pensaba, cómo no va a ser
insólito que yo, que soy chilena, encontrar que tengo cosas iguales a una gringa
que creció en el medio oeste y que tuvo un papá predicador, por ejemplo, y que
la de más acá... era la misma cosa. Entonces, cuando tú empiezas a cachar que
no eres tú la única, para mí fue un tortazo, porque, además, yo estaba justo en esa
época metida en el rol materno, criando, o sea, yo tenía una guagua de un año y
medio, sola, sin conocer ni al gato en Estados Unidos, ¡y estaba hasta aquí, hasta
las masas!, había tenido más de una vez ganas de tirar por la ventana a la guagua,
con la culpa viva. Mi marido en ese entonces –porque yo me separé después– se
iba todo el día a estudiar y llegaba a las doce de la noche, porque la biblioteca
cerraba a las doce; venía a comer y después se volvía a la biblioteca y yo pasaba
todo el día con la guagua, que lo único que sabía decir era agú. O sea, estaba
con una neura horripilante y toda esta cuestión no tenía con quien compartirla,
no tenía ninguna salida, ni una amiga ni una nada. Entonces, llego a este grupo
y me encuentro con que todos los problemas que yo tenía, los tenían todas las
otras, los habían vivido igual, habían tenido rabia, habían tenido pena y habían
llorado... entonces yo me dije, de aquí soy, y nunca más me despegué del grupo.
Y la otra cosa fantástica que tenían las gringas –que nunca fueron así los grupos
chilenos–, es que las gringas tienen una cualidad que yo encuentro maravillosa
y me gusta mucho, y es que son del dicho al hecho. O sea, en este grupo la idea
162
era que si tú creías algo, era cómo transmitírselo a las mujeres. Entonces este
mismo grupo se convirtió en un grupo de acción; había que sacar un boletín
para repartirlo en la universidad y entonces, ya, tú tienes máquina de escribir,
tú escribes, la de más allá le pega al periodismo, tú lo haces; nada de pajearse,
nada de que tendríamos que pensarlo, que fíjate, que..., ¡no! Además, tenían un
sistema de que tú te tenías que turnar en las actividades, a mí me tocó en una
oportunidad ir a hablar en una reunión de la Iglesia Unionista ante cuatrocientas
personas, a explicar lo que era el feminismo, y me tocó porque era ene tene tú,
te toca a ti, con todo el apoyo de las demás, eso sí. O sea, ya, esta vez te toca a ti,
pero cómo, si yo sé poco inglés, que aquí que allá, qué vergüenza... se aprende
haciendo, y así era. Hicimos exposiciones en la calle, hablamos en iglesias, en la
universidad, y con tanto éxito de la manera de funcionar del grupo que cuando
yo me vine, en el año 70, ya había más de cuatro grupos en el lugar y se había
formado una guardería infantil en la universidad gracias al trabajo de todas noso-
tras. Se consiguió que la universidad diera un terreno gratis donde se instalara un
jardín infantil y lo empezaron a hacer funcionar las mismas mujeres que tenían
niños chicos, se ofrecieron de voluntarias para turnarse, a una le tocaba el lunes,
a otra el martes, a otra el miércoles, de manera que las otras tenían seis días de
la semana libre de cuidado del niño. Y entonces lo echaron a andar, eran cosas
palpables, tú veías un progreso increíble gracias a estos pequeños grupos.
Cuando yo volví de Estados Unidos, llegué transmitiendo con el cuento del
feminismo, cáchate tú cuándo, en 1970, recién salido Allende; todo el mundo
me miraba como diciendo, ¡estai meando fuera de la chata!, no te puedo decir
la cara de asco que me pusieron... vendida al imperialismo, con ideas foráneas,
qué es esa huevá, tú crees que alguien te va a pescar en eso en este país, tú estás
loca. O sea, realmente me tuve que quedar con mi feminismo guardado porque
no había hueco, no había espacio, no había nada. Y cuando se empezó a formar
el Círculo, yo no me recuerdo bien quién me convidó, pero alguien que sabía que
yo transmitía en esta onda me convidó a las primeras reuniones que se hacían
en la consulta de María Isabel Cruzat, no tengo idea quién me convidó, yo no
sé si la Julieta (Kirkwood), que vivía al otro lado de mi casa, o fue al revés, que
yo convidé a la Julieta, no me acuerdo ya, pero yo fui a las primeras reuniones
cuando todavía éramos un grupo que se juntaba no más, una vez a la semana.
Y yo sé que habían dos grupos previos, la María Isabel venía de un grupo que
se llamaba ASUMA31, en el que estaba la psicóloga Mirenchu Busto, que nunca
participó en el Círculo. Y la otra, que pertenecía a otro grupo, era la Marisol
Lago, no me acuerdo del nombre del grupo, que también era un pequeño grupito
que desembocó aquí. Entonces, yo creo que a raíz de los contactos que tenía
la Mary Cruzat y gente como ella consiguieron la pasada con la Academia de
Humanismo Cristiano para que nos acogieran como uno de los tantos grupos
que funcionaban en ese momento.
31
ASUMA, Asociación para la Unidad de las Mujeres.
163
Este cuento del Círculo fue una manera que la Academia tuvo de acoger a
una cantidad de gente disidente que formó círculos de distintas cosas; entonces
a alguien se le prendió la ampolleta, que así como existía el Círculo... no sé, de
periodistas, ya ni me acuerdo cuántos círculos había ya andando bajo el para-
guas de la Academia, que por qué no vendíamos la pomada de esto del Círculo
de Estudios de la Mujer. Entonces, la Academia nos dijo que bueno, y echamos
a andar el primer encuentro que fue en San Francisco Javier. Este encuentro
coincidió con que era la graduación de la básica de mi hija y había un acto en el
colegio, y yo no fui porque fui a la jornada de las mujeres, y me acuerdo que hubo
una discusión con mi suegra a la hora de almuerzo –porque me fui a la jornada
desde el almuerzo en la casa de mi suegra–, y entonces ella me dijo, ¡una madre
siempre tiene tiempo para sus hijos!... y me fui con esa sentencia condenatoria
al encuentro, así, agachada, culpable... me partió por el eje.
Una vez que empezó a funcionar el Círculo, yo ahí rápidamente dije, aquí
tiene que haber un lugar para los talleres de toma de conciencia, porque yo tenía
clarísimo que la manera en que la gente engancha con el feminismo es cuando
lo relaciona con la vida personal. Hay alguna gente excepcionalmente como la
Julieta que enganchó por los libros, porque la Julieta se volvió feminista leyendo
a la Simone de Beauvoir, pero la gran mayoría de la gente no engancha por ese
lado, engancha por el lado cuando te das cuenta de que “a mí también me pasa”,
no es una cuestión allá afuera, que les pasa a las otras, o a las mujeres más pobres
o a las más viejas o a las más jóvenes. Una siempre como mujer tiene la excusa
de creer que a la de más allá no le pasa... o sea, cómo te dijera, a estas no les
pasa porque son más inteligentes que yo; entonces, no les debe pasar lo mismo;
a estas otras no les pasa porque son más educadas que yo; a la de más acá no le
pasa porque tiene una buena pareja y lo que pasa es que mi marido es penca y
por eso es que yo tengo más problemas. De alguna manera una siempre se las
arregla para creer que lo de uno es único, que una es la única idiota que no sabe
cómo ser mamá, que no sabe cómo ser dueña de casa, que no tienes puta idea
de cómo criar a los hijos. Y, además, te sientes muy culpable de comentarlo con
cualquiera persona porque la respuesta que tú recibes de la sociedad es, ¡pero
si es tan fantástico ser madre, Isabel!, entonces, una se empieza a achicar, y te
empiezas a sentir mal..., ¿cómo he osado yo criticar semejantes maravillas de la
naturaleza que es la maternidad?
Entonces yo jodí, jodí y jodí en el Círculo y yo dije yo voy hacer talleres de
toma de conciencia, y lo discutimos en el Círculo y estuvieron de acuerdo con
que hubiera, y yo creé mi área, que eran los Talleres de Toma de Conciencia. Y
me conseguí un manual, gringo, por supuesto, porque las gringas todo lo escriben
y no se hacen rollos, lo escriben sin preocuparse mucho si está todo correcto o
no, había montones de panfletos y de cosas –arme su propio grupo, trate tales
y cuáles temas–, me conseguí ese manual, que era harto bueno, que desgracia-
damente se me perdió y no me acuerdo ni el nombre de las autoras, siempre
me he sentido que estoy en deuda con ellas, pero ni me acuerdo el nombre. Y
164
guiándome por ese manual estructuramos los distintos módulos de los talleres
con la Quena –la Eugenia Hola–, que en ese minuto se incorporó al Círculo y yo
necesitaba trabajar con alguien, porque el sistema que ideamos para los talleres
era que hubiera siempre un observador que te ayudara. Por un lado, por si a una
se le arrancaba la moto, para que te plantara... porque era re’fácil en una dinámica
grupal, sobre todo tratando temas muy personales, que el grupo se te arranque,
entonces necesitas a alguien que te ayude a enrielar la cosa, a ver si se está ponien-
do muy peluda; o sea, necesitas un ojo alerta para ayudarte. Y, además, alguien
con quien conversar después, porque nosotras todas las sesiones las grabábamos;
entonces, entre una sesión y otra lo que hacíamos era oír las cintas innumerables
veces, las transcribíamos, era un trabajo de chino, era sumamente difícil porque
hablaba mucha gente, entonces en base a lo que había pasado la vez anterior,
planeábamos la sesión siguiente. Y teníamos ciertos temas que había que tratar
de todas maneras. Yo creo que el primero que tratábamos siempre era el cuerpo,
ese ejercicio de imaginería de ponerse frente al espejo en pelotas y pedirle a la
gente que describiera qué es lo que ve. Esa parte era siempre muy impactante
porque tú dabas la vuelta y veías a una niña que tú encontrabas regia, joven, es-
tupenda, diciendo, ¡ooh, yo me miro al espejo y me veo unas pechugas horrible
horrible horrible!; la demás allá se veía el pelo no sé cómo; la otra, que el rollo
de por aquí... mira, no había ni una, pero ni una sola que no tuviera una mirada
despiadada por su pobre cuerpo, absolutamente de hacerse mierda y absoluta-
mente poco real porque tú veías unas niñas lindas que se encontraban horrible.
Si tú leías la transcripción de lo que habían dicho, no te habrías imaginado
jamás que era esa misma que tú estabas mirando, porque la descripción que ha-
cían era de las pechugas caídas o las pechugas para los lados... entonces, por ahí
le entrábamos siempre, ese tema era muy revelador de qué es lo que te hace a ti
la sociedad y la educación. En el ejercicio te imaginas a ti misma en una pieza,
sola, con un espejo cuerpo entero y tienes que describir qué ves; entonces, iba
una por una describiendo lo que veía. Y tú veías la cara de sorpresa de las otras,
todas las demás eran capaces de darse cuenta que la imagen que tú tenías era
distorsionada, pero ella no se daba cuenta que la de ella misma era distorsionada.
A medida que iba dando vuelta era claro que tú no tenías que hacer mucho más
que decir, bueno, qué les parece lo que ha salido, y salía al tiro. O sea, sin que
uno tuviera que hacer mayor esfuerzo te decían, ¡pero pucha, si es una imagen
totalmente distorsionada! Y por qué es distorsionada, preguntémonos por qué,
de dónde viene. Entonces ahí tú dabas la palabra y empezabas... poco a poco la
gente iba cachando que había patrones culturales respecto a la belleza femenina,
que nos habíamos estandarizado, que te hacían que tú te desvalorizaras, que todo
el mundo trataba de medirse con una vara que era poco realista, que no acep-
tabas tu propio cuerpo. Y que si no aceptabas tu propio cuerpo, tu autoestima
estaba como el forro, o sea, que eso estaba muy ligado a quien eras tú, uno es su
cuerpo y si uno se odia, andamos mal puh cabras. Entonces hacíamos ese tipo
de dinámicas.
165
166
La Julieta escribía como los dioses, yo creo que esa es una de las cosas..., o sea, de
toda la gente que se juntó ahí, era la única que realmente le hacía al lápiz firme,
además, escribía lindo y sabía mucho, entonces era la única que era capaz de darle
un poco más de vuelo teórico a la cuestión. No es que las otras no tuvieran ideas,
pero no tenían el training ni la habilidad literaria de la Julieta para poner las cosas
por escrito. Porque la Julieta, las cosas que yo he leído de ella, escribe muy lindo,
la Julieta tenía una facilidad enorme, buena escritora. Siempre me recuerdo algo
que me hacía mucha gracia, la Julieta tenía una cosa muy lúdica con la escritura,
cuando escribía cosas ponía citas, porque en el ambiente académico –que dentro
de todo había, todas éramos gente que venía de profesiones–, era bien visto que
tú citaras, qué sé yo, tal y tal señor, entonces, ella cuando quería poner una idea
bonita que se le había ocurrido a ella, inventaba una cita, fulanita no sé cuánto,
feminista australiana, ponte tú... y como nadie conocía el feminismo australiano,
nadie le iba a impugnar que era mentira de la mentira misma.
167
La otra cosa que tenía buena la Julieta creo yo, era que la Julieta –bien astuta
en ese sentido–, siempre perteneció al Círculo y a las Mujeres Socialistas y a La
Morada, participó de muchos grupos a la vez y nunca se casó por esa misma cosa
maldita que ella hizo de ‘dividirlas’ en sus textos en políticas y feministas32. Ella
circuló por los distintos grupos y no se casó con ninguno. Y, entonces, de alguna
manera eso le permitió a ella también tener una visión mucho más amplia de lo
que estaba pasando. Además, era mi vecina. Es un hecho de la causa que hasta
hoy las feministas están divididas en torno a esta categorización. Y parece no
haber forma de superar esta división para lograr un solo movimiento feminista.
Centrar la acción feminista en intentar superar ese quiebre creo que es un error,
hay que aprender a convivir con esa diversidad y aceptar que hay diversas formas
de entender el feminismo, igualmente válidas como opción, independiente de
con cual de ellas se identifique uno. Para mí esa es una disyuntiva falsa. Creo que
todas las formas de hacer feminismo son esencialmente políticas y todas tienen
su validez en tanto hagan conciencia social de la posición de desventaja del ser
mujer y la necesidad de modificarla para lograr una sociedad más justa y libre.
Desafortunadamente en todos los movimientos sociales los cambios son
lentos, yo me he convencido con el dolor de mi corazón que no es como una
cree o como le gustaría que fuera, que fuera más rápido, no es así no más. Si
tú analizas la historia del movimiento sindical, el movimiento obrero, el movi-
miento de los negros por la no discriminación, el movimiento contra el apartheid,
cualquier movimiento social, te das cuenta que son luchas re’largas y que tienen
para allá y para acá, altos y bajos... y en todos los momentos el movimiento se
puede desvirtuar.
¿Qué pienso yo que es ser feminista hoy?, yo creo que pienso lo mismo
que pensaba en ese entonces, ser feminista es querer tener las posibilidades de
realizarte sin cortapisas, no tener la camisa de fuerza de lo que es ser femenino
metido adentro y ser más libre; yo lo veo por el lado de la libertad, de que cada
quien pudiera escoger más su destino de manera más libre de lo que te permite
actualmente la sociedad, que estamos todos metidos en unos moldes de que
esto es ser hombre, esto es ser mujeres, esto es ser mamá. Siento que es una
reivindicación de permitirle a la gente un desarrollo más autónomo, más liber-
32
“Uso la denominación políticas en el sentido estricto en que esta categoría de mujeres se refiere
a sí misma, sin que ello involucre un pronunciamiento o una adhesión a la justicia del término”, en
Julieta Kirkwood, Ser política en Chile. Los nudos de la sabiduría feminista (2ª ed., Santiago, Ed. Cuarto
Propio, 1990), p. 248. Cuestión abordada en “Feministas y políticas”, Material de discusión Nº 63,
agosto 1984, FLACSO-Chile. Y citada en Patricia Crispi Tejiendo rebeldías, escritos feministas de Julieta
Kirkwood (Santiago, CEM/La Morada, 1987): “...las políticas –y las llamaré así para distinguirlas como
a sí mismas se distinguen de las feministas, sin tocar la legitimidad de los términos” (p. 109). Para las
militantes de partidos que se autodefinían y autodefinen como ‘políticas’, excluidas de tal definición
las feministas independientes, el eje del posicionamiento es el partido y su quehacer. Ser militante
de un partido y ser feminista a la vez era tener doble militancia. Los términos “militar” y “militante”
eran y son parte del lenguaje.
168
tario, y también de una sociedad, o sea, para que eso pueda ser real tiene que
ir acompañado de una sociedad también más tolerante, más diversa, más capaz
de soportar que haya pluralidad, básicamente eso. Yo creo que el cambio social
se va produciendo porque una va como corriendo los límites un poco, haciendo
los límites menos limitantes cada vez, pero tú dentro de un determinado período
histórico no puedes ir más allá... es como lo que decía Aylwin, nos guste o no
nos guste, la justicia dentro de lo posible... atroz, pero es cierto. Yo me acuerdo
cuando yo voté por Aylwin, se me revolvían las borras de tener que votar por un
democratacristiano, lo encontraba terrible, y después no... a pesar que uno piensa
que gran parte de los problemas que tenemos hasta el día de hoy tiene que ver
con la transaca que se hizo en el primer gobierno, yo lo veo, también pienso qué
otra cosa se podía haber hecho en ese momento. Y yo creo que así se avanza.
Creo que sería súper bueno para las mujeres que hubiera una presidenta
mujer, aunque con el riesgo terrible que si lo hace mal vamos a retroceder no sé
cuánto... pero es una imagen bien potente, una presidenta mujer significa que algo
cambia en el imaginario colectivo sobre lo que las mujeres son capaces de hacer.
Yo creo que el patriarcado no se desmantela en una generación, ni en dos ni
en tres, no sé cuándo. Yo creo que se va modificando progresivamente, y como
te digo, siempre se está en peligro de retroceder. Y por eso tienen que existir
organizaciones de mujeres siempre, no suponer que los partidos políticos van a
dar la lucha. Si las mujeres nos quedamos guardadas en la casa sin hacer ninguna
huevá, nos van a pasar la aplanadora por encima de nuevo, yo estoy convencida
de eso, porque las luchas las tienen que dar las mujeres; pero pretender desman-
telar el patriarcado en una generación es iluso.
Actualmente, yo te digo como persona, no del movimiento ni nada, yo creo
que siguen habiendo los mismos problemas que teníamos nosotras, exactamente
iguales, a mí me impresiona. Yo tengo una hija que es doctora, ella me contaba
las cosas que pasaban en su universidad y eran los mismos problemas que tuvo
una en la universidad, los mismos... el mismo machismo medioambiental, creer
que las mujeres ahora tienen muchas más posibilidades, están más liberadas y
todo, barniz a mi manera de ver. O sea, siguen los mismos problemas, las lolas
siguen no usando métodos anticonceptivos, yo pensaba que en una carrera como
Medicina, es insólito sobre todo en esa carrera que las mujeres tuvieran una
actitud pacata y muerta de susto frente a los anticonceptivos, yo lo encontraba
insólito. Mi hija tuvo no sé cuántas compañeras que se quedaron embarazadas
por no usar anticonceptivos, que a mí no me va a pasar... la misma cosa de hace
cuarenta años. Yo creo que se han instalado ciertos temas a nivel institucional y
se han deslavado los temas a nivel institucional. O sea, se han dado las dos co-
sas, un avance por un lado en el sentido que cosas como la violencia doméstica
es un tema que se habla y todo, y por otro lado como que se diluye el carácter
confrontacional, la parte crítica que tiene el feminismo se ha deslavado.
Yo creo que en todas partes es así, y eso como una tincada, no por ninguna
base, ni por haberlo estudiado ni nada, yo creo que el feminismo en todas partes
169
es cooptado, o sea, que junto con avanzar es cooptado, entonces tiene que venir
una nueva generación de mujeres a, de nuevo seguir peleando para avanzar
otro paso, para que te vuelvan a cooptar. Yo creo que se avanza así, que es im-
posible mientras haya patriarcado que no te coopten, se van a apropiar siempre
los partidos de tus ideas, se va a apropiar siempre la gente política de tus ideas.
En este mismo estudio que hicimos ahora veíamos cómo se le da la vuelta a la
tuerca a la cosa de género en las municipalidades. Cuando recién comenzó a
funcionar el SERNAM –Servicio Nacional de la Mujer–, se crearon en casi todas
las municipalidades las Oficinas de la Mujer o su equivalente que se llamaba
Área de la Mujer; en algunas municipalidades donde llegó gente de la UDI o
Renovación Nacional a las alcaldías pasó a llamarse Departamento de la Familia,
y al ser Departamento de la Familia se borró todo, volvieron al mismo esquema
anterior, pero ahora sí tienen un departamento para la mujer, un departamento
para la mujer que reproduce exactamente lo mismo que había antes, y que no
tiene hueco para la disidencia, y eso tú lo ves en todas partes. Incluso, el cuento
de la Oficina de la Mujer es un arma de doble filo, porque junto con relevar los
problemas de la mujer, al mismo tiempo los fragmenta, los segmenta. Entonces,
quién se preocupa de los problemas de la mujer, la Oficina de la Mujer, pero
en Trabajo, que se preocupa otra parte de la municipalidad, no hay ninguna
mirada de género, entonces es medio esquizofrénico el cuento; pero yo creo
que tiene que ser así, no veo que pueda ser de otra manera (...) ¿Cómo se podría
revertir eso?, hay instituciones que ya están establecidas que tienen que entrar
a negociar, o sea, no pueden llegar y hacer lo que tú crees que hay que hacer,
tienes que negociar con el partido, negociar con el gobierno, y transar. Es como
el cuento de la ley de violencia intrafamiliar, yo eso lo encuentro un estupendo
ejemplo de la transaca, porque el nombre Ley de Violencia Intrafamiliar es un
asco, pero gracias a esa ley, o sea, yo tampoco puedo ser ciega y decir que no se
ha conseguido nada, mejor que haya una ley de violencia intrafamiliar a que no
haya nada, pero es a costa de echarle pomada al tema y escamotear la posibilidad
de enfrentar la violencia masculina y sistémica hacia la mujer, pero es la única
manera que se aprobó, que se pasara la ley.
Yo no sé si es porque no hay un movimiento de mujeres fuerte o son más cosas
que tienen que pasar; yo creo que tiene que haber un movimiento de mujeres
fuerte, tienen que haber más mujeres en puestos de poder, no hay suficientes
parlamentarias tampoco en una postura progresista, y eso es lenteja. Además
que tú no tienes ninguna seguridad de que las mujeres una vez que llegan a las
posiciones de poder no se den vuelta la chaqueta. Este país es así, está metido en
los huesos de la gente, o sea, la gente que ha sido toda su vida militante, lo tiene
metido como en la piel, no la vas a convencer nunca que no ponga primero la
lealtad partidaria antes que nada.
170
Yo conocí en el año 1980, 1981, a las mujeres que formaron el Círculo de Estudios
de la Mujer, la mayoría eran mujeres profesionales que sentían la inquietud de qué
significaba ser mujer y empezaron a incursionar a través de grupos... yo diría un
poquito de autoconciencia, y empezaron a darse cuenta que el tema había estado
ausente en el país durante todo el proceso de la Unidad Popular, no existía esta
inquietud de las mujeres por ellas mismas. Empezaron a cuestionarse qué pasaba
con las mujeres y la discriminación y decidieron formar el Círculo de Estudios de
la Mujer, y tímidamente se llamaban feministas, no sabían si decirlo o no decirlo
en esa época. Estábamos en plena dictadura, pero fueron capaces de formar este
círculo de estudios de la mujer y ponerse bajo el amparo de un organismo que
tenía la protección de la Iglesia Católica, que era la Academia de Humanismo
Cristiano. Ese organismo protegía a varios círculos –casi todos de carácter inte-
lectual, de Ciencias Sociales– contrarios a la dictadura y que no necesariamente
eran católicos, y entre estos, estas mujeres consiguieron que la Academia ampa-
rara a este círculo de estudios de la mujer. Y empezaron a convocar gente y a
juntarse y a organizar jornadas y reflexionar sobre la discriminación de la mujer;
a este Círculo pertenecían mujeres que yo conocía de mucho tiempo. Yo en ese
momento militaba en el MAPU, que era un partido que había participado en la
Unidad Popular, estábamos en la clandestinidad, el MAPU Obrero Campesino,
y a mí me parecía súper importante que existieran estas mujeres. Yo me acuerdo
que les decía: a mí me parece muy bueno que ustedes existan, no nos corresponde
a los partidos hacer esto, ustedes son un movimiento social y en todo lo que yo
pueda apoyar... O sea, me encantaba, y con una envidia terrible de poder estar
ahí, pero sentía que yo ocupaba como otra trinchera y no era lícito que estuviera
en esa trinchera de las mujeres.
El año 82 yo viajé a Italia con una beca a trabajar en una organización femi-
nista, Isis Internacional, donde había unas chilenas que se encargaban de la parte
en español, y mi mayor interés allá era ponerme en contacto con las feministas
europeas, con las feministas italianas, en fin. Y la verdad es que tuve un lugar bien
privilegiado porque el Isis era como un centro de documentación de la mujer
que tenía contactos con muchas organizaciones y para mí fue tremendamente
interesante poder conocer el pensamiento feminista europeo y lo que significaba.
Incluso, estuve en España en las primeras jornadas de las feministas socialistas,
171
me acuerdo que en esa jornada estaba la autora de un libro que era Mundo de
hombres, conciencia de mujer, una inglesa; así es que yo volví de Europa muy clara
en que esto es lo que había que impulsar en Chile, que era súper importante.
Como te digo, yo venía del mundo de la política, había estado en la Unidad
Popular, en el MAPU, pero siempre me había inquietado el tema de la mujer y
uno de mis cuestionamientos a la Unidad Popular y a la gente de izquierda era
que lo subsumían en la lucha de clases. Me parecía que no era así y que políti-
camente era súper inadecuado que ellos, sin estudiar este tema de qué pasaba
con las mujeres y la discriminación, su análisis era tan grueso que simplemente
le dejaba las mujeres a la derecha, punto, no hacían un mayor cuestionamiento.
Cuando volví de Europa entré al Círculo de Estudios de la Mujer y renuncié a
mi partido, decidí que yo iba a ocupar mis energías en el movimiento de mu-
jeres. A poco andar –había que cambiar la coordinadora general– me eligieron
coordinadora del Círculo de Estudios de la Mujer. Para mí era una tremenda
cosa, lo encontraba tremendamente importante, y ahí tuvimos una cosa muy
interesante, que fue el contacto con las feministas latinoamericanas. Ya el 81 se
había hecho la primera reunión feminista latinoamericana en Bogotá33 –yo tenía
noticias porque Isis hacía reportajes de todo esto-, y el 83 el Círculo encabezó
una delegación de mujeres al II Encuentro Feminista Latinoamericano en Lima,
Perú. Yo creo que para todas las que fuimos, que fuimos como sesenta, fue una
tremenda experiencia ponernos en contacto con el movimiento feminista de
Perú, de República Dominicana, de Argentina, de Ecuador, de Bolivia, Colombia.
Y ahí tuvimos la oportunidad de conocer a muchas de las líderes que han sido
del movimiento feminista latinoamericano, mujeres como la Gina Vargas y la
Magaly Pineda. Para nosotras, por lo menos para mí y yo creo que para muchas
otras, fue un encuentro tremendamente importante, donde nos empapamos un
poco de lo que hacían las otras mujeres de Latinoamérica, fue muy importante.
Cuando volvimos de Lima, yo que tengo esta vocación pública, dije, aquí
tenemos que dar una conferencia de prensa, tenemos que dar a conocer al
país. Y extrañamente nos tomaron en cuenta en plena dictadura, salimos en los
diarios, debe haber recortes todavía por ahí. Veníamos también con una amiga
nuestra, Judith Astelarra, que se educó en Chile y que era parte importante del
movimiento feminista español, y con la Judith hicimos la conferencia de prensa
y contamos que sesenta mujeres chilenas habíamos ido a esto en plena dictadura.
El Círculo era para mí una mezcla de intelectuales, de investigadoras que ha-
bían ido desarrollando una serie de redes de financiamiento para la investigación,
que era muy interesante, y otro grupo que éramos como las feministas activistas,
por así llamarlas, que no nos dedicábamos a la investigación propiamente tal y que
queríamos militar mucho más. Y se dio entonces la formación del Movimiento
Feminista, tuvimos largas discusiones, que por qué nos vamos a poner “movimien-
33
Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, 1981, Bogotá, Colombia.
172
to feminista”, que feministas pueden ser todas, pero por otro lado, decíamos, en
Chile tiene que conocerse el feminismo y, por lo tanto, es importante que demos
un testimonio que somos feministas. Y creamos el Movimiento Feminista, que
era un movimiento de mujeres muy activo, en términos de activismo feminista,
esto pasó en el año 83, y salimos a la calle34. En ese momento empezaban las
primeras protestas contra la dictadura y nosotras nos sumamos a esas protestas
como Movimiento Feminista, hacíamos panfletos, carteles, qué sé yo, había pan-
fletos como haga el amor y no la cama... ahí plasmábamos nuestras reuniones, que
eran muy intensas y muy llenas de contenido; estábamos viviendo lo que dice
un sociólogo italiano, Alberoni, “el estado de gracia”, el estado de gracia por esto
del feminismo, de la causa, integrado a esta acción contra la dictadura. Y ahí se
plasmó ese lema que dio la vuelta al mundo porque lo adoptaron feministas de
todas partes, que es Democracia en el país y en la casa.
El Círculo partió de distintos grupos de mujeres, un grupo era la Furia, eran
mujeres del Partido Socialista donde estaba Julieta Kirkwood, mujeres que se
declararon feministas dentro del partido, en la clandestinidad por supuesto. Y
también un grupo que se llamaba ASUMA35, y otro sin nombre, de reflexión...
mujeres de izquierda la mayoría, que habían llegado a reflexionar sobre el tema
de las mujeres. Todo eso llevó a la formación del Círculo, llevó a este camino que
les estoy contando, y empezamos nosotras a influir bastante en el movimiento
de resistencia a la dictadura, por un lado, y también en el movimiento político.
En esos momentos se formó el Bloque Socialista, parece que así se llamaba,
que era un movimiento de renovación del socialismo donde muchas de noso-
tras nos sentíamos identificadas y decidimos estar ahí para meter el tema de la
liberación de la mujer. Me acuerdo de un encuentro inmenso que hubo en Punta
de Tralca, todo esto en la clandestinidad, estábamos un grupo de mujeres muy
fuerte ahí, la mayoría eran varones, y a mí me tocó exponer el tema de la libera-
ción de la mujer, como decíamos en esa época. Y entre los varones se creó toda
una resistencia diciendo que ese tema había que discutirlo en la cocina o en el
dormitorio. Eran los albores de esta lucha, me acuerdo que les hicimos una talla
bien buena que les quedó como lección... ahí empezamos a notarnos y a tratar de
meter el tema de la discriminación de la mujer en la agenda política democrática.
En los años 80 existía un movimiento fuerte de mujeres políticas que nació
de la Coordinadora Nacional Sindical, que existía en ese momento, donde había
un departamento de la mujer que organizó en el año 80 una jornada en Padre
Hurtado, en la casa de los jesuitas, y ahí llegaron las feministas socialistas. Y las
mujeres de la Coordinadora las echaron porque en ese momento la izquierda
sentía que el tema de la liberación de las mujeres, el tema de la discriminación de
las mujeres, era un tema pequeño burgués que desviaba de la batalla principal.
34
La primera salida pública fue en agosto de 1983, una sentada en la Biblioteca Nacional con
un lienzo: Democracia Ahora. Movimiento Feminista
35
ASUMA, Asociación para la Unidad de las Mujeres.
173
Hubo un tremendo conflicto ahí, yo estaba todavía en el MAPU, era una de las
dirigentes, y me acuerdo que mi choque más grande fue cuando se discutía si se
formaba o no se formaba una organización de mujeres, y esto se discutía a puertas
cerradas donde había puros hombres, los encargados sindicales de los partidos y
yo. Yo no admití que de mi partido fuera ningún hombre, este era un encuentro
de mujeres, y fui yo con la representación de mi partido; es la única vez que
he tenido jaqueca en mi vida porque la discusión fue tan fuerte, había una cosa
tan voluntarista de estos hombres adentro de una reunión donde habían puras
mujeres que no sabían que existía este núcleo discutiendo, ellos, si la consigna
era formar la organización de mujeres de Chile ya ahora, o no, pero como un
instrumento político antidictadura. Habían llegado las mujeres socialistas de la
Furia y las otras mujeres existentes en esa reunión las echaron, ¡las echaron!...,
yo decía, ¡pero cómo es posible!..,. para que ustedes vean el ambiente y lo que
significaba este tema, era el ambiente de la izquierda también. Y echaron a la
Julieta Kirkwood a empujones, fue fuerte, consideraron que era una bandera
pequeño burguesa que no correspondía al momento político que vivíamos, que
distraía la atención.
El 83 había ya este movimiento feminista que participaba en las protestas,
pero desde nuestra propia perspectiva, sacábamos declaraciones en las radios,
eran las primeras protestas y las primeras salidas con respecto al movimiento
social chileno antidictadura. El Círculo siempre tomó contacto con las antiguas
feministas que cumplieron un papel muy importante, que eran la Olguita Poblete
y la Elena Caffarena, nosotras tuvimos mucho contacto con ellas. También el año
83 mujeres de otros partidos más de izquierda empezaron a tomar conciencia de
este tema y llamaron a crear el MEMCH ’83, así lo llamaron. El MEMCH ’83
partió de una opción política, pero se fueron empapando de todo lo que nosotras
planteábamos, en ese sentido tuvimos una enorme influencia en términos de la
agenda de la discriminación de la mujer y de la lucha por la liberación de las
mujeres de los partidos políticos de izquierda. Yo me acuerdo de una reunión
muy linda donde la Elena y la Olguita nos decían a las mujeres del Círculo: “us-
tedes son nuestros pares, ustedes son nuestras hermanas del feminismo”. Porque
sentían que todavía en las otras mujeres primaba mucho más el tema político
partidario, por así decirlo, que el tema propiamente de la mujer, y nosotras en el
Círculo considerábamos que no teníamos que estar en una burbuja en dictadura
sino que era nuestra principal motivación y lo sentíamos absolutamente legítimo.
Ahí en el año 83 nosotras éramos parte de la Academia de Humanismo
Cristiano, que la había formado el cardenal Raúl Silva Henríquez con enorme
generosidad, era el paraguas de esta serie de organizaciones. Y en un momento
yo recibo, como coordinadora del Círculo, un llamado del secretario general de
la Academia de Humanismo Cristiano que me dice, María Antonieta, quiero
comunicarte que el directorio de la Academia decidió expulsar al Círculo de
la Mujer. Pero cómo toman una decisión así, le digo yo, no nos consultan, no
podemos apelar, encuentro el colmo, aquí estamos en un espacio democrático,
174
cómo no nos llaman y nos dicen por qué nos echan, no nos dejan hacer nuestros
descargos. No, era una comunicación absolutamente tajante de que nos habían
expulsado de la Academia de Humanismo Cristiano. Eso significaba en tiem-
pos de dictadura bastante orfandad porque quedábamos solas, desprotegidas
del paraguas de la Iglesia, realmente era una cuestión que nos lanzaban a los
leones de la dictadura. Tanto fue lo que discutimos que nos invitaron a reunión
de directorio, a esa reunión fui con Rosalba Todaro, miembro de la dirección
del Círculo. En esa época, el movimiento conservador de la Iglesia Católica,
Fiducia, el más ultra conservador, había publicado una página en El Mercurio que
denunciaba a la Iglesia, por así llamarla democrática36. Y dentro de los párrafos
de esta denuncia que hacían, había una respecto a nosotras que decía: “el Círculo
de Estudios de la Mujer, protegido por la Iglesia, por la Academia Humanismo
Cristiano, predica el hedonismo más impúdico...”, es un texto que casi me lo
sé de memoria, por ahí debe estar... que nosotras predicábamos el hedonismo
más impúdico, el igualitarismo –como si fuera el pecado más grande–, el vicio
solitario, las relaciones prematrimoniales, etcétera, y que esto era un escándalo
cobijado por esta Iglesia que ellos atacaban, que era la Iglesia que estaba contra
la dictadura, como la Vicaría de la Solidaridad. Pensamos que eso había influido
en el directorio de la Academia, además ya había sido nombrado cardenal mon-
señor Fresno, ya había salido don Raúl Silva Henríquez. Cuando llegamos a esa
reunión de directorio con la Rosalba Todaro, yo le decía, Rosalba, golpeémonos
las manos porque somos del vicio solitario... bueno, llegamos las dos bastante
nerviosas a un consejo donde había un obispo, había académicos universitarios,
el directorio de esta academia, que con la llegada de monseñor Fresno también
estaba ahí este historiador Vial, que escribe en La Segunda. Llegamos ahí y nos
leen la sentencia:
36
El Mercurio, 8 de diciembre de 1983.
175
176
Pollarolo, Patricia Verdugo, Estela Ortiz, las Duque, mujeres muy luchadoras por
los derechos humanos. La Chela Bórquez y la Patricia Verdugo eran democrata-
cristianas, había mujeres militantes y otras no militantes. Y ese movimiento, que
era un grupo pequeño de mujeres, hizo cosas tremendamente importantes y en
determinado momento nos llamaron a nosotras porque sentían que les faltábamos
las feministas ahí. Y yo entré a Mujeres por la Vida un poco llamada desde mi
ámbito del feminismo, fue un grupo bastante importante que por varios años
lideró y unificó al movimiento de mujeres antidictadura.
Yo me acuerdo que en 1983 Mujeres por la Vida organizó en el teatro
Caupolicán un tremendo Mujerazo por la unidad frente a la dictadura, incluso,
antes que se planteara la Alianza Democrática o las estructuras políticas que
empezaron a unir políticamente a los distintos partidos contra la dictadura. El
acto en el teatro Caupolicán fue importantísimo, imagínense ustedes, en plena
dictadura juntamos diez mil mujeres, y el llamado de ese momento era unidad,
unidad contra la dictadura, o sea, no nos despeguemos, que aquí exista la unidad
política, y eso lo hacían las mujeres, este era un protagonismo de las mujeres
realmente increíble. Mujeres por la Vida organizó después una serie de actos, de
protesta, algunos muy simbólicos como uno que hicimos por ahí por el año 85,
86 en Providencia, que se llamó Somos +, donde pintábamos cruces en las calles
con artistas como la Lotty Rosenfeld, que también participaba en el grupo; era
un movimiento que convocó mucho.
Yo te diría que en esos años las mujeres de los partidos, del MEMCH ‘83,
del movimiento de mujeres pobladoras también, todas fueron influenciándose
con esta agenda más feminista, y desde el punto de vista social fuimos creando el
sujeto social mujer que no había existido en el país. Porque en el país qué existía,
existían los trabajadores como sujeto social, los campesinos, los indígenas, los
estudiantes, pero nadie hablaba ni veía en el país un sujeto social mujeres como
tal. O éramos parte de los pobladores o éramos parte de los estudiantes..., pero
aquí empezó a crearse, con esta red de organizaciones, y además con lo que
pasó en el sector popular –el movimiento de Ollas Comunes, el movimiento
Comprando Juntos, en que eran protagonistas básicamente las mujeres, las mu-
jeres que denunciaban los atropellos a los derechos humanos–, se fue creando
en el país este sujeto social mujer. Como siempre digo yo, se creó un nosotras, ya
podíamos decir nosotras y hablar como nosotras, fue una cosa muy interesante.
Yo creo que esto se pudo hacer en dictadura por el vacío en el mundo social que
había privatizado el mundo de la dictadura, no había mundo público, en ese
vacío existente yo creo que las mujeres nos armamos, nos transformamos en la
adversidad en un nosotras y asumimos muchas tareas de protagonismo social y
político bastante importante.
Así empezamos a meter todas estas banderas en el mundo político y en
el mundo de la resistencia a la dictadura, y cuando se creó la Asamblea de la
Civilidad, que fue un movimiento bien importante de protesta en el año 86, no-
sotras reclamamos que teníamos que estar ahí, que éramos parte de la civilidad;
177
entonces estaban los trabajadores, los estudiantes, los indígenas, los pobladores,
los académicos universitarios, los profesionales y las mujeres. Ahora el problema
era que nosotras no teníamos una organización nacional representativa, pero
al final los convencimos que Mujeres por la Vida, que era este grupo que de
alguna manera sintetizaba y convocaba, tenía que ser la representación de las
mujeres en la Asamblea de la Civilidad. Y ahí Mujeres por la Vida me nombró
a mí la representante de las mujeres en la Asamblea de la Civilidad, y como tal
la Asamblea hizo un documento que se llamaba la Demanda de Chile, con las
demandas de los distintos sectores sociales. Estaba la demanda de los trabajadores,
la demanda de los estudiantes, la demanda de los indígenas y la demanda de las
mujeres. Entonces ahí, en la agenda social, del movimiento social chileno, de la
civilidad, estaban nuestras demandas específicas como mujeres. Y eso fue una
cuestión bien interesante, diría yo, que ya teníamos una identidad, una identidad
propia al interior de este movimiento social donde toda esta demanda se traducía
en la demanda por la democracia en el país. Como Asamblea de la Civilidad
llamamos a un paro nacional el 1 y 2 de julio del año 86, y ese paro es el triste
recuerdo en el sentido de la represión que tuvimos, ahí fue cuando quemaron a
Carmen Gloria Quintana y murió Rodrigo Rojas, y ahí los dirigentes estuvimos
detenidos y acusados por atentar a la seguridad del Estado, a la seguridad interior
del Estado, ahí estuve presa como dos meses. Posteriormente seguimos, La Mo-
rada seguía, seguíamos los movimientos de mujeres, se iban diversificando cada
vez más, pero teníamos una unidad, éramos un sujeto que estaba ahí, político, y
muchas de nosotras, no sé si la mayoría pero muchas participamos en el plebiscito.
Cuando se formó la Concertación de Partidos por la Democracia, nosotras
formamos la Concertación de Mujeres por la Democracia, que eran mujeres de
los partidos, mujeres feministas, mujeres independientes. Antes habíamos escrito
un documento –debe estar por ahí– que se llamaba Demanda de las mujeres a la
democracia, donde fuimos especificando mucho más la demanda, lo que nosotras
le pedíamos a la democracia como mujeres. Ahí salía, por ejemplo, la creación de
un servicio, una oficina nacional de la mujer con políticas de género transversales
en el gobierno democrático, salían nuestras demandas como personas, como
ciudadanas. Ahí estaba toda la historia del poder, la posibilidad de ser elegidas y
participar en la construcción, estaban los derechos políticos, los derechos sociales,
los derechos laborales de las mujeres, los temas de la familia, la violencia... es un
documento bastante completo que lo logramos publicar en un diario y que lo
firmaran varias mujeres que en ese momento eran bastante públicas. Lo publica-
mos creo que en el Fortín Mapocho, una página de diario completa, juntamos las
platas. Yo me acuerdo que fui a la Concertación de Partidos por la Democracia
y les dije, miren, este debe ser el documento de campaña de la democracia...
después tuvimos problemas entre nosotras, porque ellos estaban dispuestos. Mi
idea era que ese documento lo suscribiera esta Concertación y que firmáramos
solemnemente en un estadio lleno de mujeres, que se comprometieran con una
firma todos los líderes de ese momento, que se comprometieran con nosotras
178
Eso es bien importante, yo lo viví muy fuerte porque nunca logramos hacer
una discusión al interior de La Morada, que era como el núcleo feminista más
duro, nunca logramos hacer una discusión entre nuestros diversos puntos de
vista feminista, porque en el movimiento feminista hay diversidades, diversidad
de posiciones, de estrategias, pero nunca lo logramos conversar. Por supuesto
que en esa Morada, en esa casa, había las diversas posiciones, estábamos –que
ahora le podemos poner nombres– las feministas políticas por la igualdad, las
feministas de la diferencia, las feministas más radicales, existíamos todas, pero
nunca pudimos tener una discusión, había también una cosa muy fuerte de cari-
ño. Tampoco teníamos el lenguaje como para poder hacer una discusión clara,
explicitar nuestras diferencias, y las luchas se dieron al final como se dan las
cosas, un poco más por el poder, teniendo un contenido subyacente, ahí había
una cosa rara. Ahí viví una experiencia bien particular, porque yo ya estaba muy
involucrada en la lucha política más abierta y más inserta en la Concertación de
Partidos por la Democracia, el 86 se había creado el PPD y yo había vuelto a los
partidos. Con la Julieta tomamos conciencia de que en este país iba a volver la
democracia luego y que siempre eran los partidos los que habían mediatizado el
movimiento social, y que si nosotras no estábamos en los partidos no íbamos a
lograr meter en la agenda política nuestros temas. Y la Julieta me convenció y yo
ingresé al Partido Socialista, después se creó el PPD e ingresé al PPD, y yo me fui
por el camino de la política. Y en lo humano qué tuve yo, tuve una experiencia
bien complicada, una especie de juicio, y yo no me daba mucho cuenta que era
un juicio, en el fondo una explicitación de las diferencias. Al parecer, la mayoría
de La Morada –yo no me había dado cuenta porque yo me sentía de ahí–, quería
seguir por un camino distinto al que yo había escogido, que era el camino más
político, de participar en la política, de volver, porque yo había tenido militancia
política anterior, y bueno, fue bien fuerte para mí.
¿Qué te criticaban?
Un poco traición, un poco una ligazón en ese momento con el poder... el poder
patriarcal era un fantasma, de verdad existía, pero había una cosa con el poder
en general, entonces sentían que yo era como una Margaret Thatcher que lo que
quería era “el poder”... fue bien complicado para mí en lo personal, fue muy
duro porque yo me sentía de ahí, me sentía parte. Pero claro, yo no me había
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dado cuenta que se había creado esta diversidad de caminos, estábamos todavía
viviendo –o yo vivía– en el núcleo ese, originario, humanamente tan rico que
era ese período de enamoramiento de que hablábamos, de la causa y de ese
estado de gracia cuando descubrimos este tremendo desafío del feminismo y lo
que significaba haber vivido juntas todo ese ir descubriendo una serie de cosas.
Bueno, y ahí como les digo, me fui y formamos la Concertación de Mujeres por
la Democracia, que al final nos expulsaron porque éramos muy independientes,
pero logramos imponer un programa de gobierno; no logramos poner mujeres
en los cargos decisivos, nos fue bastante mal en eso, lo único que logramos fue
formar el SERNAM, que hubiera una sola ministra ahí. Y yo seguí el camino
más político y el presidente Aylwin me nombró alcaldesa en Conchalí porque
no se podían elegir todavía los alcaldes, y de ahí seguí mi camino a diputada.
Te diría que esa época fue una época de gran riqueza... yo creo que fuimos
muy privilegiadas de vivir esa época, del descubrimiento que íbamos haciendo
en conjunto, de sentirnos absolutamente que éramos... esa cosa maravillosa
cuando tú empiezas a construir esa igualdad, esa hermandad entre mujeres, esa
solidaridad entre mujeres, el compartir todas las vivencias que nos llevaban a
enfrentar una situación mayor y un querer jugárselas por las mujeres en general,
por esa lucha, fue una cosa realmente muy bonita.
Yo no quiero decir eso, lo que quiero decir es que fue el camino de la política
activa, contingente, por supuesto que política se hace en todas partes, pero el
camino más de la institucionalidad democrática, de poder meter en las agendas de
los partidos políticos nuestras reivindicaciones, de empezar a hacer las reformas,
a ese tipo de política me refiero.
Porque yo creo que soy de una generación que viví lo que fue la Unidad Popular,
el tremendo costo que hubo en vidas, y yo empecé a valorar muy profundamente
lo que era la democracia, de verdad. Yo era una mujer que estaba en los partidos
políticos en la Unidad Popular y también en los temas de mujeres, cuando ahí
no era prestigioso estar en los temas de mujeres. Yo me acuerdo que todas las
mujeres querían estar en los frentes sindicales, y que yo estuviera en los frentes
de mujeres era algo como de tercera clase, pero yo siempre estaba ahí. Y me
preguntaba en el comando de mujeres de la Unidad Popular por qué la política
hacia las mujeres en el país tenía que tenerla la Primera Dama y no se decidía en
los partidos, bueno, yo me hacía muchas preguntas así. Estaban los Centros de
Madres, en el fondo era repetir, era enseñarles a las mujeres a ser buenas dueñas
de casa, no cuestionarse para nada la discriminación. Yo me acuerdo que el himno
180
de la CUT, que era precioso, decía, “Yo te doy mi vida entera, te la doy, te la
entrego compañera, y el día que yo me muera, mi lugar lo ocupas tú”... bueno,
yo siempre tuve esa inquietud, y tuve la inquietud después de la Unidad Popular.
Lo que pasó cuando queríamos alcanzar el cielo con las manos, yo trabajé en
la reforma agraria en alfabetización campesina y vi como se desataron las espe-
ranzas más grandes, y fui parte de esas esperanzas..., pero era una estrategia que
no había considerado las fuerzas del enemigo, una estrategia que consideraba
que nos desatamos en millones de sueños y que nos alejamos de lo posible... y
el castigo fue atroz, toda la gente que murió, toda la gente que... ustedes saben...
fue una cosa que a mí me dolió, a todos nos dolió, pero yo me sentía como parte
de una dirigencia política tremendamente responsable, porque la política es el
arte de lo posible. O sea, tú para lograr tus objetivos tienes que tomar en cuenta
cuál es la fuerza que tienes y cuál es la fuerza de los que se oponen. Entonces,
desde ese punto de vista yo me sentí tremendamente convocada a la democracia
y sentí que era un camino también para ir haciendo reformas que mejoraran la
calidad de vida de las mujeres y que apuntaran a lo que yo pensaba, por eso
elegí el camino de la política.
La autonomía es algo que uno maneja, la autonomía es un valor que tú de-
fiendes, ¿qué he sentido yo en el mundo de la política?, bueno, a lo mejor por eso
elegí el PPD, el Partido Por la Democracia, que es un partido más abierto, más
moderno, que no tiene esa tradición histórica patriarcal de años, por eso no me
quedé en el Partido Socialista. Sentí que en este partido, el PPD, había como un
campo abierto a poner estos temas en la agenda política, esa fue una decisión súper
racional mía, también de piel porque estuve en el Partido Socialista y sentí que el
machismo era una cosa tremenda, y este otro partido, que era partido nuevo, un
partido más abierto en que podíamos poner otros temas, poner también temas
ambientales, ese era el camino que nos permitía ponerlos en la agenda política y
poder avanzar en lo concreto en políticas de Estado que ayudaran a cambiar y a
mejorar la vida de las mujeres. Quizás yo enterré las utopías, no las he enterrado
en mi mente ni en mi actuar porque es lo que guía mi vida cotidiana, pero yo
tengo un lema que es, pragmatismo, ética y pasión. O sea, yo creo en la pasión
de todos los días, no creo en las dicotomías, por ejemplo, ¡patria o muerte!, creo
más bien en el camino cotidiano, creo que así se cambia el mundo, en el día a día,
en lo que tú vas ganando. Por supuesto que no descalifico para nada otro tipo de
visiones, yo creo que es muy importante, por ejemplo, que haya en la sociedad
expresiones feministas radicales que hagan pensar a la sociedad, que pongan en
cuestión, siento que es tremendamente complementario para el camino que yo
elegí, pero ese camino era mi experiencia, era donde más podía aportar.
Uno siempre está insatisfecha con lo que puede hacer, pero también siento
que hemos hecho cosas, por ejemplo, en lo que se refiere a la cosa más legislati-
va hemos logrado cambiar todo un código de familia del año mil ochocientos y
tanto, con una visión súper patriarcal, que don Andrés Bello debe estar tiritando
en la tumba, pero lo hemos cambiado. Siento que hay muchas carencias, que
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se podría ser mucho más fuertes..., pero, por ejemplo, lo de Michelle Bachelet,
nuestra acción siempre fue compartir el poder, y con todos los presidentes siempre
lo planteamos. A Aylwin, que tuviera ministras, nos conseguimos solamente la
ministra de la Mujer, Soledad Alvear. Después con Frei le exigimos –yo perso-
nalmente con varias otras–, “ya, Presidente, cuántas ministras va a nombrar”,
logramos tres. Lagos se comprometió a cinco, y de esa voluntad política de La-
gos de nombrar cinco ministras, en El Mercurio salía “cómo va a compatibilizar
el presidente electo su compromiso de excelencia con su promesa de nombrar
mujeres en el gabinete”... imagínate tú, escrito por una mujer. Bueno, estas mu-
jeres que fueron al gabinete tuvieron la oportunidad, se mostraron al país y la
ciudadanía las eligió y hoy día tenemos a Michelle Bachelet, que es una mujer
que la eligió la ciudadanía, impuesta a los partidos, una mujer, entonces eso me
llena de satisfacción.
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las prioridades que tú te pones en una sociedad. O sea, cuando nuestra candidata
hoy día dice, mi primera prioridad son los niños en términos de la educación, la
sala cuna, la educación preescolar, ahí estás también teniendo una prioridad de
mujeres que comparten de alguna manera la crianza de los niños con el Estado,
y que tienen un espacio de trabajo, poder auto independizarse y tener autonomía
económica, que es una cuestión vital para las mujeres, son maneras estratégicas.
Cuéntanos algo de tu vida sin marido ni hijos, una vida con encuentros amorosos,
eróticos, algunos llamativos, estrambóticos incluso; es interesante porque habla
de una libertad, de un romper con mandatos culturales que eran fuertes
Yo no tengo hijos, yo creo que nunca sentí ese mandato como parte de mi gene-
ración donde la verdad es que casarse joven y tener hijos era un mandato fuerte;
hice el tradicional pololeo de las mujeres de mis años, donde una tenía pololeos
largos y se casaba muy joven y tenía hijos; bueno, yo no, yo ahí rompí con mi
pololo que iba a ser mi marido, y nunca más. Tuve muchos encuentros, pero así
como un mandato fuerte la necesidad de casarme, nunca lo sentí, y simplemente
no encontré la persona adecuada y no me arrepiento para nada. Y el no tener
hijos tampoco lo he sentido como una carencia, he hecho una vida súper reali-
zada del punto de vista del afecto, con mi familia, mis sobrinos, mis amigos, o
sea, no siento ahí una carencia ni el ser menos mujer por no haber tenido hijos
ni marido. Ahora, en términos de la cosa más de encuentros, bueno, he tenido
varios encuentros, varias relaciones... tú me preguntas por la más llamativa, la
más pintoresca por así decirlo, fue un affair, por llamarlo así, con un connotado
caballero hace muchos años, con Fidel Castro, cuando él era joven y yo era lola,
y que fue muy simpático; un encuentro de pocos días, bonito, muy bonito, un
buen recuerdo.
Bueno, yo creo que sí, me echan muchas tallas, uno me decía que yo era como un
tábano porque siempre “la a”... –la a para mí en el lenguaje es importantísima–,
y entonces yo le dije que se había equivocado, que era una tábana gramatical.
Yo creo que nos hemos ido ganando un respeto; estos temas cuando llegué al
Congreso eran difíciles de plantear, no solo los temas de las mujeres, los temas
de las discriminaciones. Por ejemplo, yo presenté todas las indicaciones para
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modificar el delito de sodomía, el tema de los derechos diversos, las leyes anti-
discriminación. He planteado la discriminación por orientación sexual, las leyes
de los derechos de las personas que viven con VIH, todos temas resistidos aquí
y, sin embargo, los hemos ido planteando. El tema de los delitos sexuales, por
ejemplo, el tipificar la violación conyugal, el tipificar la violación no solo como la
violación vaginal, son temas que los hemos ido planteando, no solo yo, también
otros, y el tema de las mujeres. Ya están acostumbrados, me echan tallas, pero yo
creo que hemos ido ganando respeto acá, y esto se ha ido plasmando en leyes, se
ha ido plasmando en políticas de gobierno que desde aquí han salido y hemos ido
haciendo que estos temas sean reconocidos por parte de la agenda. No hay una
animadversión, hay más bien tallas todavía, hay risas, por ejemplo, aquí están
obligados en esta sala, cuando están en la testera, decir, acotados los señores y
las señoras, los señores diputados y las señoras diputadas, y cuando no lo dicen
me miran a mí y como que se sienten culpables; hemos ido introduciendo una
serie de cosas acá, divertidas. Yo creo que una cosa que nos pasa a las mujeres
chilenas y que es muy importante deshacerla, es esto que tenemos los chilenos
del sentido del ridículo, y yo creo que las mujeres lo tenemos muy adentro y es
parte de nuestra cultura machista también esto de ser, comillas, respetables para
los varones, o que los varones te consideren inteligente, eso es un peso muy fuerte
para las mujeres, sobre todo profesionales. Entonces, de repente ser herética es
una cuestión súper importante, no tenerle susto al ridículo, plantear las cosas,
y esa experiencia a mí me ha afirmado mucho, me da mucha seguridad, no le
tengo susto al ridículo, no me importa lo que me digan; por eso mismo yo creo
que mis colegas aquí me respetan, ¡ya salió la Antonieta!, pero me respetan,
hemos conseguido votaciones por unanimidad de cosas que eran inimaginables
hace algunos años.
185
Yo creo que ya no, yo creo que no solo en Chile sino que en todos los países
del mundo, yo diría que los progresistas más bien que izquierda, los progresistas
del mundo están con estas luchas de las mujeres; no por nada hemos tenido las
cinco cumbres de las mujeres y realmente en las Naciones Unidas éste es un
tema de la mayor importancia que todavía no logra que los gobiernos planteen
y hagan todo lo que está planteado en la Plataforma de Beijing, por ejemplo, o
en la Plataforma de El Cairo; yo te diría que donde hay más resistencia es acá en
Chile. Con todo lo conservador que es, la ley de divorcio al final la aprobamos y
no pasó nada en términos de la catástrofe y el terror, y terminaron votando por
la ley de divorcio muchos parlamentarios católicos. Yo creo que los temas más
resistentes son los relativos a la sexualidad, y en ese sentido un tema pendiente
acá, en el parlamento chileno, es el tema de los derechos reproductivos y sexua-
186
les. Presentamos hace años un proyecto de ley que no hemos logrado tramitarlo,
aquí hay una resistencia fuerte en el tema de la sexualidad de las mujeres. En la
autonomía de sus derechos sexuales y reproductivos es donde está yo creo hoy
día la resistencia más fuerte del conservadurismo, de izquierda y de derecha.
Claro, muchas cosas son muy discursivas, pero por lo menos hay un discurso,
yo creo que es deber nuestro, como decía la Julieta Kirkwood, de las mujeres,
hacer que ese discurso sea realidad y que se haga carne. Ahora hemos tenido
fuerza para poner el discurso, para ponerlo en Naciones Unidas, para ponerlo en
las agendas, en la agenda de los gobiernos, en las reuniones de los presidentes,
pero que se haga carne es problema nuestro, responsabilidad nuestra. La Julieta
decía, en una relación de opresión, la rebeldía le corresponde a los oprimidos...
somos nosotras, no podemos esperar una dádiva, somos nosotras las que tenemos
que romper esa cadena de opresión. En Chile echo de menos un movimiento
fuerte de mujeres que logre ir rompiendo barreras no solo legislativas, que es
lo último, sino que las barreras culturales, que ponga los temas en la opinión
pública, que se hagan acciones que vayan demostrando a la sociedad que las
mujeres hemos cambiado, que queremos otra cosa. Ahí es donde echo de menos
yo el tema de una política desde las mujeres, que es lo que decía la Julieta, que
para tener una política de las mujeres tenemos que tener el ser social, el sujeto
político mujer, y ese sujeto político mujer hay que construirlo. Y ahí está todo el
tema del affidamento que dicen las italianas, el tener confianza unas con otras, de
poder ir armando esa voz que chilenos y chilenas no escuchamos con suficiente
fuerza, porque no está fuerte esa voz.
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lesión, todas las lesiones físicas van a lo penal, en ningún caso puede existir la
reparación, y eso lo votamos. El Senado había votado eso. Y en la comisión
mixta que estudió esta ley –éramos cuatro mujeres diputadas, cinco senadores y
un diputado–, logramos que los senadores entendieran por qué no podía haber
reparación, que aquí hay un delito que tiene que ser sancionado y castigado, y,
por otro lado, que las medidas de protección tienen que ser realmente muy bue-
nas y eficaces. Entonces, se van a nombrar próximamente fiscales especializados
que entiendan que en esto no hay reparación posible. Porque hace poco hubo
un fallo, el año pasado, de un juez que dictaminó que la reparación que tenía
que hacer el golpeador, el agresor, era invitar a comer a su señora. Imagínate el
absurdo, llevarle flores, claro, como que el amor todo lo borra. Entonces, en ese
sentido en la nueva ley está clarísimo, no hay perdón posible, aquí hay sanción
porque se ha cometido un delito.
Lo otro que logramos aplicar en la nueva ley es el delito de maltrato habi-
tual, que no necesariamente es una lesión física, sino que refiere también a la
violencia psicológica. En el maltrato habitual lo que tienes que denunciar es una
situación continua y permanente de maltrato psicológico, cuando se crean esos
ambientes de terror, de temor; eso ya está tipificado como delito y va a ingresar
por los tribunales de familia, y como tienen un consejo técnico con psicólogos,
en fin, ahí se probará la existencia de este delito, y eso va a pasar a lo penal y
va a tener una sanción sesenta y uno y quinientos cuarenta días de detención.
Por ejemplo, hoy día, cuando se rompen las medidas de protección y el agresor
se acerca a la víctima o va a la casa donde habita o al trabajo, o la amenaza y es
sorprendido in fraganti por Carabineros, Carabineros lo tiene que detener y va
a ser penalizado por desacato; el desacato tiene una pena de prisión que va más
allá de los sesenta días. A mí me pasan muchos casos que llegan a mi oficina que
tengo en las comunas, por ejemplo, mujeres que vienen desesperadas, “¡me ha
venido a amenazar todas las noches, yo llamo a Carabineros, Carabineros me
dice no es posible!”... bueno, ahora la mujer va a tener su orden de protección
registrada aquí en la comisaría, puede llamar a Carabineros y decirle, mire,
aquí está esta persona, venga inmediatamente a detenerla, y el carabinero lo va
a poder detener; antes con la antigua ley no podía detener cuando se había roto
la medida de protección.
Lo que pasa es que en la primera ley que se hizo, para poder pasar una ley que
fue muy difícil hacerlo, se habló de violencia intrafamiliar, en ese momento en
varios países había leyes de violencia intrafamiliar y, bueno, no se le cambió
el nombre porque la antigua ley también tipificaba los otros tipos de violencia,
pero mayoritariamente la ley y la discusión que se dio en el Congreso fue la
violencia contra las mujeres, y lo llevó el Servicio Nacional de la Mujer. Hay
que cambiar el nombre posteriormente, y yo creo que lo que hay que hacer
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hoy día está plasmado en una legislación que tiene muchas posibilidades, pero va
a depender de cómo se use, de cómo se reclame, de cómo se avance.
Nosotros estamos creciendo como país y hay que aprovechar esas circuns-
tancias, por ejemplo, estamos discutiendo acá en el Congreso una ley súper
importante, que es la ley de asociatividad, y eso va a significar un fondo para
las organizaciones sociales, un fondo de subvención. Bueno, el movimiento de
mujeres –cuando salga esto– tiene que hacerse parte, conocer los fondos de
distintos programas que se pueden presentar al Estado, sobre todo ahora que se
reconoce a las organizaciones sociales en esta ley de asociatividad, realmente la
existencia de las organizaciones va a ser más fácil.
El mío no tiene ninguna condición para crear esas cosas. Bueno, el Partido Comu-
nista siempre ha sentido que la sociedad civil es un brazo del partido, nunca han
confiado mucho en la autonomía del movimiento social, o sea, el sindicalismo,
por ejemplo, es el brazo de los partidos, y si tú ves las elecciones que se hacen en
la CUT, son en base a las alianzas más políticas. La lógica de los tiempos anterio-
res era esa, hacer política en los frentes sociales. Yo creo que las organizaciones
sociales deben ser absolutamente autónomas, donde el factor político partidario
no debe jugar más que la autonomía de la organización y el objetivo que tiene.
Por ejemplo, yo siento que hoy día se están creando una serie de organizaciones
nuevas en torno a problemas de la gente, yo he tenido experiencias lindísimas;
por ejemplo, el maltrato de la jueza de menores dio pie a que las víctimas de ese
maltrato se organizaran y hoy día están a punto de organizarse ya formalmente
en una corporación, ellas quieren poner un observatorio de la judicatura de
niños para observar si se respetan o no los derechos de los niños, una cuestión
súper importante. Otras mujeres se agruparon en una organización que se llama
Acción Hijos, que fueron las que estuvieron detrás de la motivación de la ley de
reconocimiento de los padres. Entonces, hay un fenómeno social hoy día muy
interesante, que la gente se organiza en torno a problemas, y precisamente esa
ley de asociatividad va a eso. Siempre los fondos van a ser difíciles, pero mira,
los municipios tienen subvenciones, nunca son muchas, pero pueden permitir la
subvención a organizaciones de acción social, de la sociedad civil, organizacio-
nes funcionales –que la legislación hace que tengan personalidad jurídica– que
pueden competir por fondos en los municipios, o en esta posibilidad de fondos.
Yo creo que hay posibilidades, siempre es más difícil fondos institucionales, pero
para proyectos hay fondos. La gracia de la ley de asociatividad es que va a haber
fondos institucionales que permitan la vida de la organización.
Yo creo que lo que necesitamos como democracia, además, es lo que los
gringos llaman accountability, es decir, ciudadanos que vigilan la acción del Es-
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tado entendiendo que el Estado es propio y que tienen todo el derecho a tomar
cuenta de las autoridades y personas en las cuales delegan, y eso me parece vital.
Además, estamos haciendo nosotros muchos esfuerzos por la transparencia de
los procesos, la transparencia de las acciones del Estado, no puede haber secreto.
Por ejemplo, el tema del secreto administrativo, tú sabes que hoy en día con la
nueva ley de modernización del Estado cuando un trámite no está en el tiempo
previsto se considera aprobado, porque había un silencio administrativo. Yo creo
que todo eso es muy importante que los ciudadanos lo utilicen como herramienta,
porque no sacamos nada con hacer cosas que los ciudadanos no tengan idea ni lo
utilicen porque la única manera de tener una democracia real es con el control y
la toma de cuenta de la ciudadanía. En fin, hay mucho por hacer, que va desde
detalles hasta grandes sueños.
Yo estoy contenta, voy a mi cuarto período, un poco mucho ya, tendré que
jubilar luego, hay muchos reclamos de generaciones jóvenes que dicen, ya, ponga-
mos limitantes, y yo creo que es importante que en estos cargos de representación
pública haya límites para la reelección, pero yo hoy día no me siento en absoluto
culpable de ir a un cuarto período, la gente me va a elegir, no me cabe duda, y
porque siento que hay mucho que hacer y que es muy apasionante este trabajo.
191
VERÓNICA MATUS
Abogada, socia de la Corporación La Morada
Consultora Tres Calidad de Vida
Iniciativa Red Ciudades de Derechos Humanos
Trabajé desde octubre del 73, inmediatamente después del golpe, en el Comité
para la Paz, después Vicaría de la Solidaridad. En la Vicaría trabajábamos con
mujeres porque ellas encaraban la crisis, se organizaban desde la experiencia del
dolor o la necesidad, para sobrevivir o buscar a su familiar detenido-desaparecido
y sobrellevar los malos tiempos. Conocí de cerca a muchas mujeres que se rein-
ventaron saliendo a trabajar por primera vez, haciendo gestiones, organizándose,
generando ingresos. Sabía cómo las mujeres, aún en las peores circunstancias,
creaban espacios, oficios, obtenían recursos, desplegaban sus capacidades y se
hacían de nuevo.
Recuerdo que Julieta Kirkwood hizo un taller de feminismo en la FLACSO,
al que fui. Ahí comprendí lo que era el feminismo y desde entonces me declaré
feminista. Terminado el curso de feminismo en FLACSO le pedí a Julieta hacer
un taller con mujeres de sectores populares de la Zona Oriente, que transmitiera
la historia del movimiento de mujeres. Hicimos un equipo con Julieta y Eliana
Betancourt, psicóloga que trabajaba en el Equipo de Solidaridad, invitamos a
Carmencita Vivanco, de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos,
hoy debe tener unos noventa y tantos años, nació en las salitreras. Fue una expe-
riencia profunda y bonita, Carmencita contaba su vida cotidiana: caminatas al sol,
labores domésticas, participación en huelgas, en fin, la memoria de mujeres en los
movimientos obreros del salitre. Tuvimos dudas si su militancia comunista podría
cambiar el sentido del taller puesto que las mujeres que participaban –pobladoras,
integrantes de talleres de arpilleras, ollas comunes y agrupaciones solidarias–, en
su mayoría no tenían ninguna relación con la política. Ella, desde su experiencia
de mujer, sencilla, concreta, abrió un diálogo con una generación de mujeres jó-
venes que no he vuelto a presenciar en estas últimas décadas. Julieta, por su parte,
trabajaba sobre la historia del movimiento de mujeres, y nosotras, las del Equipo
de Solidaridad, creábamos material para incorporar los aprendizajes de la histo-
ria pasada de las mujeres en las prácticas de ese momento en las organizaciones
solidarias y mostrando el legado de las mujeres a las mujeres.
En la misma época conocí a mujeres profesionales que se reunían en el Círcu
lo –Círculo de Estudios de la Mujer– y entonces desde mi lugar en el Comité y
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37
Desde ese proyecto se trabajó durante dos años con mujeres de distintas edades y sectores
poblacionales, considerando sus realidades, necesidades y deseos, quienes como “promotoras legales”
en plena dictadura orientarían a otras mujeres en los lugares donde vivían. Fue el primer proyecto
financiado en La Morada, presentado de manera no institucional (por Eliana Largo), a la coopera-
ción holandesa, cuando La Morada era todavía un espacio feminista abierto, informal, horizontal.
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Se refiere a Raquel Olea y Vicky Quevedo.
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que allí trabajaban. Ellas hicieron valer los derechos que tenían: dos tercios de la
propiedad de una sociedad anónima, y en 1994 refundaron la Corporación La
Morada. Convocaron a quienes nos habíamos ido. Algunas aceptamos, otras no.
El conflicto entre mujeres fue fuerte. Recuerdo un rayado en el frontis de la
casa. El rayado decía algo así como lesbianas corruptas del sistema, o corruptas
del poder. Cuando vi las caras de perplejidad de Raquel, Vicky, Francisca Pérez,
Claudia Barattini... no lo podía creer. Margarita demandó su parte, se le hizo
entrega de parte de los bienes (la Casa Sofía, la casa de Radio Tierra y entiendo
que algo más). Ello hizo aparecer mal intencionadamente como que La Morada
no quería trabajar en sectores populares, y costó tiempo demostrar lo contrario.
Allí se jugó una estrategia plural de construcción de movimiento y un proyecto
institucional para La Morada. Con todo, La Morada fue el lugar que mejor reflejó
ese deseo político de las mujeres de cuestionar el sistema. La complicidad de una
diversidad de mujeres que allí pasaron, de una reflexión/acción desde distintos
ámbitos: ciudadanía, cultura, salud, comunicaciones, hizo un espacio en que se
potenció el quehacer entre mujeres y fue muy productivo en la década de los 90.
Las mujeres siguen juntándose, siguen mostrando su rebeldía, están los colecti-
vos de mujeres jóvenes; desde el Encuentro Nacional Feminista en Olmué hasta
hoy, hay diversos colectivos que muestran que un grupo importante de mujeres
jóvenes están construyendo, pensando, haciendo. Quizás estamos muy cerca en
el tiempo para apreciar el legado del movimiento de los 80, y quienes vivimos
la experiencia podemos abrir las memorias para dar cuenta de lo que hicimos,
aunque son las mujeres que vienen las que mejor pueden apreciarlo. Las que
participamos tenemos que dar lugar a esas memorias, abrirlas, porque en esa
pluralidad está la clave para interpretar esa historia.
El movimiento de mujeres experimenta las mismas dificultades que otros
movimientos. Es claro que el desarrollo de ciudadanía, de asociación/acción
colectiva ciudadana no ha interesado a los gobiernos de la Concertación, y los/
las ciudadanos no tenemos la capacidad de articular, coordinar, generar nuestros
propios espacios. La falta de cauces para la memoria dificulta a las nuevas genera-
ciones tener claves para comprender la historia. Hay olvido y verdad oficial. Y un
movimiento de mujeres fragmentado en pequeñas organizaciones y ONG, débil
en su acción colectiva, carentes de nuevas prácticas. Es cierto que hay períodos en
que el movimiento se expresa y otros en que está latente, eso sirve para explicarlo,
mas no para la acción política. Ya surgen prácticas nuevas, preguntas nuevas que
se hacen las jóvenes, y podrán romper con la inercia de una transición tan larga.
Quizás las redes sean una posibilidad, veo que la jóvenes sí las crean y usan.
La institucionalización de ciertas demandas, el enfoque de género en el Estado,
el reconocimiento de derechos, no basta si no hay energías para volver a poner
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INGRID DROGUETT
Periodista, cofundadora de Radio Tierra
La Radio Tierra sale al aire un 31 de agosto de 1991, como resultado de seis años
de trabajo en el área de las comunicaciones. El punto de partida de este proyecto
es el programa radial Mujeres Hoy, que empieza a transmitirse por radio Nuevo
Mundo en 1985. Al principio, el espacio duraba solo media hora, los sábados por
la mañana; luego fue captando cada vez más audiencia en esa emisora contraria
al gobierno militar, por lo que logramos tener finalmente un espacio de lunes a
viernes, de nueve a doce de la mañana.
Ese momento coincide con que en la Casa de la Mujer La Morada yo dirigía
lo que llamábamos con mucho orgullo el Área de Difusión y Comunicaciones,
donde éramos varias mujeres que desarrollábamos un trabajo voluntario y con
escasos recursos39. Los recursos financieros nos alcanzaban apenas para sacar lo
que llamamos La Hojita, porque en realidad era eso, dos páginas para difundir
noticias en el movimiento de mujeres, en otras ONG y, sobre todo, para una
comunicación interna. Entonces, mientras en La Morada elaborábamos La Hojita,
en la radio Nuevo Mundo se consolidaba el programa Mujeres Hoy.
En el ámbito personal, cuando regresé del exilio en 1984, yo traía un pro-
yecto que en ese momento parecía un sueño. En París, donde estuve exiliada
entre los años 1974 y 1984, realicé algunos estudios de posgrado, entre ellos de
Periodismo, pero cuando descubrí “la radio” dediqué la mayor parte del tiempo
a trabajar en ella, realizando programas sobre América Latina con contenidos
culturales y políticos. En otros ámbitos desarrollé diversas actividades junto a
otros exiliados en Francia y pertenecí al Comité de Mujeres Chilenas Exiliadas
en París, donde encontré a otras feministas.
Es en ese contexto que empiezo a pensar en este sueño de una radio hecha
por mujeres, nunca creí que iba a poder realizarlo, pero volviendo a Chile des-
cubro el único espacio donde en realidad yo me sentía cómoda, donde encontré
mujeres iguales a mí, con las mismas locuras, las mismas rebeldías, los mismos
sueños. Recorrí muchos espacios, algunas ONG y otras organizaciones del mundo
alternativo, y el lugar donde sentí que era mi casa fue la casa de la mujer La Mora-
da.
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Participaban ahí: Eugenia Velasco, Anne Croocker, Cecilia Pizarro, Ana Santa María y Lucía
Salinas.
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En esas reuniones participó también Gina Vargas, feminista peruana. El proyecto radio
se enlazaría con Perú, con las organizaciones de mujeres que realizaban exitosamente programas
radiales en ese país.
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DANIDA, agencia estatal de cooperación danesa.
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Se proyectaba extender esta experiencia radial Perú-Chile a otros países de América Latina.
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ciones físicas. Nos hicimos asesorar por profesionales con experiencia (hombres)
para comprar la antena e instalarla. Como era difícil comprar una concesión
desde donde se escucharan bien las transmisiones, que era desde el cerro Santa
Lucía, nos instalamos en Quilicura.
Este proyecto, que se concretó en la Radio Tierra, parte financiado con un
millón doscientos mil dólares en 1991, con lo que había que adquirir todo: la
concesión de la antena, la antena misma, los equipos, los permisos para transmitir,
y comprar también una estación de radio que por tratarse de una radio pequeña
tenía bastantes limitaciones, sobre todo a nivel de funcionamiento técnico.
Otro aspecto que tiene que ver con el financiamiento y que me parece im-
portante destacar al momento de hacer una evaluación de una experiencia como
esta, es que este proyecto era un proyecto de La Morada, elaborado por gente de
La Morada43; siempre hubo una cierta dependencia de La Morada y diferencias
importantes entre la directora de La Morada en esos momentos44 y el equipo de la
Radio Tierra, donde fui la primera directora. Por ejemplo, los fondos financieros
que estaban destinados a financiar el proyecto radio fueron en parte utilizados
para adquirir un espacio más grande para el funcionamiento de La Morada45.
Esta distribución de los recursos fue uno de los primeros problemas para
el buen funcionamiento de la radio. Pienso que es importante la evaluación y
la autocrítica, pero hay que considerar la falta de experiencia en este tipo de
megaproyecto, no teníamos la experiencia en gestión de recursos económicos,
por ejemplo.
Otro tema importante aparte del financiamiento, pero ligado a él, son las
decisiones, dónde se tomaban con respecto al proyecto específico de la Radio
Tierra. Considerando que teníamos un financiamiento que debía ser decreciente,
se suponía que al cabo de tres años ya empezábamos a autofinanciarnos parcial-
mente para, al cabo de cinco años, financiarnos en forma completa. Sin embargo,
se trabajó con muy poca flexibilidad y las proyecciones para el autofinanciamiento
fueron desapareciendo.
En mi caso, como periodista feminista no estaba dispuesta a transar con los
contenidos que difundíamos a través de Radio Tierra, pero si queríamos lograr
algún mínimo financiamiento teníamos que vender publicidad, por ejemplo, algo
que nunca logramos debido a la oposición proveniente de la dirección de La
Morada. Entonces, yo nunca entendí de dónde íbamos a obtener financiamien-
to, o sea, si tú tenías una visión de futuro cercano incluso, no veías de dónde.
Patrocinio teníamos, pero necesitábamos auspicios para financiarnos. Además,
43
Una propuesta que no prosperó fue que Radio Tierra no dependiera solo de La Morada sino
que hubiese un consejo asesor en el que participaran feministas de distintas organizaciones sociales
y ONG.
44
Margarita Pisano.
45
Con esos fondos se adquirió la casa donde funcionaba Radio Tierra, en calle Nueva Dardig-
nac, y también la casa para La Morada, en calle Purísima, ambas ubicadas en Bellavista, Santiago.
203
46
Después se sucedieron otras directoras en la radio: Vicky Quevedo, Carolina Rossetti, María
Eugenia Meza; posteriormente llegaron Pía Matta y Perla Wilson.
204
Fue así que en marzo de 1976 realizaron en Bruselas, Bélgica, el Primer Tribu-
nal Internacional de Crímenes contra las Mujeres, inaugurado por Simone de
Beauvoir. El Tribunal se convierte en un hito porque por primera vez mujeres
de diferentes partes del mundo se atreven a romper el silencio, especialmente
aquellas que fueron víctimas de dictaduras y persecuciones políticas.
Durante el Tribunal se produce un incidente, las organizadoras decidieron
negar el acceso a las sesiones a periodistas varones, con excepción de periodis-
tas mujeres. Esta decisión fue polémica, algunos medios se retiran en señal de
protesta, como Le Monde, The New York Times. Ciertamente, las periodistas que
cubren el acto no todas eran sensibles al tema y también tenían prejuicios contra
47
Jane Cottingham, “Un proyecto visionario”, en Isis Internacional, Los veinte años de Isis, Revista
Mujeres en acción, Nºs 2-3, edición especial (Santiago, Isis Internacional, 1994), pp. 6-12.
205
206
las pautas y decidía los temas a tratar. Pero las ediciones eran un producto muy
caro, tanto por los costos de impresión como de distribución. Con la disminución
de los aportes de la cooperación internacional tuvimos que cerrar esta línea edi-
torial en el año 2003. Había llegado el momento de readecuar nuestro trabajo.
El desafío de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) fue
asumido en la nueva etapa donde nuevas receptoras, nuevo público, esperaban
que les ofreciéramos información con nuevos contenidos, y encontramos que las
TIC eran el canal más adecuado para llegar a públicos más amplios.
Es así que con el inicio del siglo xxi Isis Internacional empieza una etapa de
adecuación de su trabajo de cara a los nuevos escenarios marcados por el cambio
de época, el surgimiento de nuevas actoras y actores sociales, las transformacio-
nes en los ámbitos de la información y comunicación, sumado a la disminución
del apoyo de la cooperación internacional que nos ha impedido mantener la
línea de publicaciones impresas. De manera que paulatinamente pasamos de
las publicaciones impresas al internet y al correo electrónico, dos instrumentos
que empezamos a potenciar a partir del año 2000 con la creación de un sistema
informativo virtual volcado en el portal “Mujeres Hoy”, el Banco de Datos sobre
Feminicidio en América Latina y el Caribe, el sitio institucional y el sitio Redfem.
En el año 2004 vivimos una situación de incertidumbre, de seguir o no seguir,
porque si no tienes recursos es muy difícil continuar manteniendo una institu-
ción como esta, considerando que el centro de documentación, que es como el
meollo de nuestra actividad, estaba sin financiamiento. Finalmente, llegamos a
convencimiento que había que “pelear” por un proyecto que cuando se inició
fue visionario. Entonces, decidimos continuar con un equipo reducido y repensar
cómo afrontar el futuro.
Un instrumento importante de esta nueva etapa es el Banco de Datos sobre
Feminicidio en América Latina y el Caribe, instalado en el año 2004, que ini-
cialmente recogía las experiencias de la Campaña de la Red Feminista Latinoa-
mericana y del Caribe contra la Violencia. Una campaña que duró tres años y
que hizo posible visibilizar el fenómeno de los asesinatos de género. El Banco de
Datos es otro de los instrumentos de Isis que está al servicio de los movimientos
de mujeres y con información actualizada.
Entonces vimos que, por un lado, teníamos que tomar la decisión de seguir
adelante con un equipo más pequeño y con pocos recursos, y haciendo el gran
esfuerzo de salvar el centro de documentación que, por ser regional, contiene
un valioso acervo documental basado en la producción de conocimientos de los
feminismos y movimientos sociales de mujeres. Este importante recurso debe
quedar en manos de las mujeres. Entonces, después de pensarlo mucho, decidimos
proponerle a la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y de El Caribe,
cuya sede está acá en Chile, si a ellas les interesaba participar en este proyecto
dado que las bases de datos nuestras sobre salud y violencia, que son los temas
que ellas también desarrollan, eran importantes. Y el consejo asesor directivo de
la Red en ese momento, compuesto por mujeres de otros países, dijeron que por
207
Creo que es un poco exagerado pensar que todas las ONG de mujeres han prio-
rizado esa línea o que el Estado está muy interesado en aprovechar las experticias
y conocimientos desarrollados por estas instituciones; tal vez podríamos hablar de
208
casos muy puntuales. Siempre me llamó la atención la manera como, por ejemplo,
algunas agencias europeas aplican su lógica en relación a los apoyos estatales a las
organizaciones civiles. Más de una vez escuché decir a personas encargadas de
la cooperación, “ahora el Estado tiene que asumir...”, olvidando que en nuestros
países impera la lógica partidaria, si tú no estás en el partido que está en el gobierno
no tienes ninguna posibilidad de acceder a los fondos, además, no hay ninguna
independencia. Entonces, es otra experiencia y otra manera de ver las cosas.
209
mismo tiempo, no hay una efectiva estrategia comunicacional desde las feministas,
lo que existe es una utilización de los medios de comunicación para situaciones
coyunturales, para realizar una conferencia de prensa, para anunciar una cam-
paña o enviar artículos, pero no existe una acción de continuidad destinada a
establecer nexos permanentes con los medios de comunicación.
210
211
Este es el tiempo para reposicionar las agendas sobre violencia contra las mu-
jeres a partir del reiterado cuestionamiento de los feminismos a la cooptación
que hacen los gobiernos y los organismos internacionales de nuestros discursos
y del “acomodo” y/o aceptación de un sector de ONG feministas del discurso
oficial respecto de la violencia intrafamiliar y/o violencia doméstica. Pienso en
las leyes vigentes que bajo ese rubro ocultan el verdadero sentido de lo que sig-
nifica la violencia contra las mujeres. Entonces, cuando la Red Chilena contra
la Violencia Doméstica y Sexual habla de reposicionar el tema, está creando las
condiciones para una nueva etapa de trabajo donde el fenómeno de la violencia
de género sea politizado en todos sus aspectos. Porque no solamente es la violen-
cia al interior de la casa, pues existen otras formas de violencia. Falta hacer un
trabajo mucho más político elaborando nuevos argumentos a partir de la raíz del
fenómeno: vivimos en sociedades basadas en una cultura de la violencia en todos
los ámbitos, donde nosotras las feministas también tenemos que autocriticarnos
de tener conductas violentas.
212
Y, entonces, se dice que no solamente las mujeres sufren violencia, la sufren los
niños, los ancianos, los pobres, y, entonces, por qué se tiene que legislar solamente
en función de la violencia contra las mujeres. Pero una ley que se llame violencia
intrafamiliar invisibiliza las violencias que sufren las mujeres por ser mujeres. Lo
que las feministas estamos pidiendo es que se aclare este concepto y se considere
que la violencia contra las mujeres es una violencia específica, mucho más grave y
dañina en la sociedad; que necesitamos una legislación donde se castigue los actos
de violencia contra las mujeres por ser mujeres, ese es el meollo del asunto. Por
ejemplo, en España ya se dio esa ley y se llama Violencia de Género. El término
produjo una polémica; un sector de feministas decía que no debió usarse la palabra
género porque era un término académico, otras dijeron que era correcto. También
intervino la Academia de la Lengua que, con una visión ortodoxa, dictaminó que no
existe el vocablo ‘género’. Desde mi punto de vista, la denominación es “violencia
en contra de las mujeres”. Es más comprensible para el común de las personas.
Yo creo que al margen o por encima de las legislaciones de los Estados, aunque
obviamente es importante tener una ley, los movimientos feministas tienen que
tener su agenda propia y hacer visible sus reivindicaciones a través de acciones
y campañas donde se visibilice el concepto que manejamos de violencia. Desde
luego, esto es lo que se viene haciendo hace tiempo y, por cierto, muchas redes y
organizaciones de América Latina utilizan el término ‘violencia sexista’. Entonces,
es ahí donde nosotras tenemos que validar el concepto, independiente de que los
Estados mantengan una nomenclatura o no quieran cambiar.
213
Según economistas cepalinos y otros, los años 80 fueron “la década perdida
para América Latina”... no vislumbraron que, como en Chile, fue una década
ganada por los movimientos feministas y en general los movimientos sociales
214
TERESA VALDÉS
Socióloga 48
, integrante de Mujeres por la Vida (1983-1991)
y del Grupo Iniciativa (1995-2004)
Mujeres por la Vida fue un colectivo que tuvo varias denominaciones –también se
llamó Movimiento Unitario Mujeres por la Vida– y que surgió en una coyuntura
extraordinariamente particular, a partir de una necesidad colectiva. Estábamos
en el año 1983, habían empezado las protestas, había represión muy fuerte y
divisiones espantosas en los partidos. En un acto en el teatro Caupolicán en que
había estado Frei Montalva, todos se habían sacado los ojos, habían gritado unos
contra otros, los democratacristianos contra los socialistas, atroz. Y bueno, la repre
siguió aumentando y se produjo ese hecho, ya no me acuerdo la fecha exacta,
cuando Sebastián Acevedo se inmoló frente a la catedral de Concepción porque
tenía dos hijos que habían sido tomados por la CNI49, se inmoló, se quemó, y
fue una cosa terriblemente chocante. A raíz de eso surgieron dos movimientos,
el Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo, que hacía acciones para
denunciar la tortura y que fueron extraordinariamente activos, importantes –iban
frente a los centros de detención, hacían manifestaciones en silencio, desde la no
violencia activa–, y paralelamente surgió este grupo llamado Mujeres por la Vida.
El núcleo inicial fueron mujeres periodistas de los partidos políticos que iban
desde la Democracia Cristiana hasta el MIR50, que eran amigas entre ellas, que
habían trabajado juntas muchos años algunas, y que decidieron que había que
hacer algo, mostrar que las mujeres sí éramos capaces de ponernos de acuerdo,
porque si ellas eran amigas, ¿no es cierto?, tenía que haber una posibilidad. Yo
diría que las gestoras de la idea fueron la Patricia Verdugo, la Mónica González,
la María Olivia Monckeberg también. O sea, hubo ahí una experiencia muy
importante y la idea de que era posible ampliarla y ponerle el tema político, es
decir, que hubiera representación de los distintos partidos políticos para hacer
inicialmente una declaración que se llamó “Hoy y no Mañana”. Así partió este
grupo, y como periodistas con mucho sentido comunicacional redactaron una
bella declaración diciendo que no puede haber nada tan grave que nos separe
48
Esta entrevista se realizó en FLACSO, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, donde
Teresa Valdés trabajó desde 1981 hasta 2006. Actualmente trabaja en el CEDEM, Centro de Estudios
para el Desarrollo de la Mujer, y coordina el Observatorio de Género y Equidad www.observatorio-
generoyequidad.cl; observatoriogenero y liderazgo.cl
49
Central Nacional de Inteligencia.
50
Movimiento de Izquierda Revolucionario.
215
como para que estemos permitiendo que pasen cosas tan terribles como la muerte
de Sebastián Acevedo. Con sus gestiones, la declaración “Hoy y no Mañana”
empezó a ser firmada por muchísimas mujeres; ellas eran bien movidas, sabían
cómo llegar a mujeres de muy alto nivel, entonces aumentaron las firmas, más y
más y más, y pasaron las cien, las doscientas firmas. A mí me llamaron para que
firmara y ahí partió mi relación con Mujeres por la Vida.
Hubo una conferencia de prensa con presencia de mujeres notables y de ahí
salió la idea de convocar a un Caupolicán unitario, que tenía la simbología doble:
por una parte, que era el Caupolicán, el mismo teatro Caupolicán en el cual se
había producido la tremenda división entre los distintos sectores políticos de la
oposición y, por otra, la demostración de que las mujeres sí éramos capaces de
hacer un acto conjunto desde el espectro más amplio que era posible imaginar
en ese minuto. Entonces, empezamos a organizar el Caupolicán, a voluntad, a
pura pechuga como se dice; formamos comisiones y nos distribuimos las tareas.
La comisión más importante era, por supuesto, el grupo creativo, que debía
hacer el libreto; “el creativo” tenía que hacer las propuestas, pero dentro de un
libreto. Fue el primer acto que no tenía discurso, en que el discurso era el libreto
y, por lo tanto, en el libreto participaron representantes de los partidos políti-
cos, estas mismas mujeres que aportaban su condición partidaria, pero también
hubo aportes de mujeres como Julieta Kirkwood. El problema principal fue que
la Democracia Cristiana aceptara ir a este acto con los demás sectores políticos.
Hasta el último minuto, hasta el día antes no daban la autorización a sus mili-
tantes, pero ya estaba todo listo y se dieron cuenta que no había cómo parar el
acto, que iba igual. El libreto, que era muy bello, que recogía historias, cantos,
homenajes a tanta gente que se lo merecía, incluía en un momento, mediante la
proyección de diapositivas, un punto cúlmine, que era una imagen de un anillo
que incluía las banderas de todos los partidos, desde la Democracia Cristiana
hasta el MIR. Esa diapositiva costó... ¡no se pueden imaginar lo que eso fue!,
conseguir la aprobación aunque durara un minuto, un segundo proyectada sobre
la pantalla. Alguien la tiene que tener, no sé quien la tendrá.
El Caupolicán se llenó de mujeres, yo estuve en la comisión de finanzas y
ahí desarrollamos todo tipo de gestiones para que el acto tuviera participación de
mucha gente, en forma gratuita por supuesto. En especial la gente que cantaba,
lo que teníamos que pagar era la producción básica; Lucho Vera era nuestro
permanente productor de todo, y tenía que hacer de todo, pa’ la patá y el combo,
de chincol a jote. Y bueno, se armó el Caupolicán y las mujeres no cabían, quedó
gente afuera, muchísima gente afuera que no cupo; fue una sorpresa tan grande
porque nunca se nos ocurrió que iba a ser tan, tan, tan grande la respuesta51.
Eran tiempos peligrosos, o sea, no eran tiempos en los cuales tú pudieras andar
así tan simplemente en un acto que evidentemente era de oposición. Fueron
51
El acto fue en diciembre de 1983.
216
miles, miles de mujeres, nosotras calculamos que eran entre diez mil y doce mil
mujeres, muchas no pudieron entrar y en esos tiempos no existían las pantallas
gigantes para poner afuera, y en la calle estaban los pacos.
Lo que sucedió después de eso fue que tomamos conciencia de que habíamos
parido una criatura, que había una necesidad tremenda de la gente de expresar
ese sentimiento de que sí era posible una acción unitaria. Entonces, hicimos
una convocatoria a la gente, pensando en cómo seguir, aunque la verdad es que
no teníamos idea, fue pura intuición, no teníamos un proyecto. No obstante,
quedó muy claro lo que sí era; además, a los partidos políticos les empezó a
parecer interesante que hubiera esto. Recuerdo que lo siguiente que hicimos fue
coordinarnos para el próximo 8 de Marzo. Favorecimos que las actividades se
realizaran en horarios diferentes para que todas pudiéramos ir al mayor número
de acciones. Ese 8 de Marzo tomaron detenidas a varias amigas, entre ellas a
Julieta Kirkwood, con cinco más que les pegaron fuerte en el bus. A partir de
esa experiencia empezamos a sacar declaraciones, a hacer cosas más puntuales,
a tener una voz, con un grupo básico que incluía, por supuesto, a este grupo
de periodistas, pero también otras mujeres, como la Moy de Tohá, la Fabiola
Letelier, la Mónica Echeverría, la María de la Luz Silva, la María Ester Aliaga,
también jóvenes como la Milena Vodanovic, la Pamela Jiles y muchas más. Era
un grupo bastante más amplio que después se fue reduciendo a un grupo más
estable, que proponía y convocaba a las acciones. Las básicas, las que nos reu-
níamos periódicamente, eran la Fanny Pollarolo, la Chela Bórquez, la Marcela
Otero, la Paty Verdugo, la Inés Cornejo, la Mónica González, la María Olivia
Monckeberg, la Haydée López, la Ximena y la Patricia Duque, la María Rozas,
yo, la Berta Belmar, la Nelda Panicucci, la Lotty Rosenfeld, importantísima, la
Kena Lorenzini, que no sé si se incorporó después, y había varias jóvenes más;
la Sandra Radic y la Roxana Pizarro estuvieron bastante tiempo; la Mirenchu
Busto muy importante, importantísima, porque la Mirenchu estaba coordinando
el MUDECHI52, que estaba recién creado, que también pretendía ser un espacio
de articulación de mujeres amplio, aunque en realidad era el grupo de mujeres
del Partido Comunista. También estaba la María Lenina del Canto, que venía
junto con la María Rozas de la Coordinadora Nacional Sindical. En realidad, era
la segunda experiencia unitaria, porque efectivamente la Coordinadora Nacional
Sindical es anterior, donde ya había sentados en la mesa representantes de los
distintos partidos a nivel de los trabajadores y las mujeres de la Coordinadora
Nacional Sindical también ya tenían esa experiencia. Después se sumó la Estela
Ortiz.
El encuentro y entendimiento entre las feministas y las políticas de esa época
fue un proceso bastante complejo y yo creo que Mujeres por la Vida jugó un rol
muy importante en ello. Efectivamente, cuando se formó Mujeres por la Vida
52
Mujeres de Chile.
217
53
Movimiento Democrático Popular.
54
Miren Busto, conocida como Mirenchu, Mirentxu, diminutivo en vasco.
218
55
Existe un video de registro de esta marcha “Somos +”, realizado por Pablo Salas. ICTUS 1985.
219
por los derechos de las mujeres y contra la discriminación. Y las feministas que
se consideraban feministas a ultranza, habían transitado a un trabajo en que la
acción política también era necesaria con las mujeres de esos partidos, que no
se podía actuar en forma prejuiciosa. La idea base fue que éramos capaces de
trabajar juntas y que no podían las definiciones partidarias dividir a una fuerza
que tenía un propósito mucho mayor.
En Mujeres por la Vida hicimos todos los años, los días 11 de septiembre, un
acto con distintos niveles de masividad, porque eran arriesgados. Nos vestíamos
todas de negro, poníamos en distintos lugares un letrero de cartón con una con-
signa dibujada por la Lotty y la Kena –a veces en la Iglesia de Nuestra Señora
de la Providencia, creo que también lo hicimos en la catedral–, y simplemente
nos parábamos en silencio y el letrero decía “Hoy es 11 de septiembre”. Igual
llegaban los pacos, pero hacíamos los actos en forma relámpago, convocábamos
a la prensa discretamente y la prensa siempre estaba disponible, y esta masa, a
veces más, a veces menos, decía ‘hoy estamos de luto’.
Teníamos posibilidades de hablar por la radio, poco, pero podíamos, hablaban
las que tenían acceso, concretamente en la radio Cooperativa. Hablaban la Chela
Bórquez, la Fanny Pollarolo cuando la dejaban, la Nelda Panicucci. Hacíamos
conferencias de prensa donde siempre había una mujer “vieja” representante
del Partido Socialista, de la Democracia Cristiana y del Partido Comunista. Nos
sumábamos las otras, pero esas eran las voces y el símbolo era decir “aquí esta-
mos, somos capaces, podemos estar juntas”.
También hicimos varias acciones después que asesinaron y degollaron a José
Manuel Parada, a Santiago Nattino y a Manuel Guerrero en marzo de 1985. En
una oportunidad nos tomaron presas con los autos, fue lo más ridículo porque
hicimos una marcha, una caravana en vehículos con letreros y pompones negros
haciendo el recorrido desde donde los habían secuestrado a cada uno. Y llegaron
los pacos a tomarnos presas y nos pusieron una cuca adelante y otra atrás y nos
llevaron con autos y todo. Fuimos estacionando los autos uno al lado del otro en
la comisaría, nuevamente en Las Tranqueras, era ridículo. Nos tomaron presas
muchas veces en muchas otras acciones. Otra acción importante fue en 1986
cuando le cambiamos el nombre a la calle 11 de Septiembre; hicimos una movi-
lización grande, organizamos brigadas que se subieron en andas simultáneamente
a lo largo de muchas cuadras y cambiaron el 11 por 18, quedando la calle como
18 de Septiembre. Esa vez estaba preso... ya no me acuerdo quién, y fuimos a
dejar una carta a la Nunciatura dirigida al Papa que iba a venir, informándole
de la situación de represión. Yo fui a dejar la carta con María Rozas, que estaba
con una pierna enyesada. Por supuesto que nos tomaron presas. Esa vez fue muy
extraordinario porque había tal cantidad de gente y nos tomaron presas a tantas
mujeres que los pacos no sabían qué hacer con nosotras. Nos llevaron arriba,
a la comisaría de Las Tranqueras. Recuerdo que estábamos la Fanny y yo, nos
habían metido en un carro celular en que íbamos todas apretadas, y pasó lo si-
guiente: estábamos en la comisaría y empieza la Fanny a decirme, Tere, hagamos
220
algo, no sabemos cuánto rato vamos a estar aquí. ¿Qué hicimos?, nos sentamos
en el suelo y empezamos una conversación en que cada una fue diciendo por
qué estaba ahí y qué representaba estar ahí para ella. Éramos muchas mujeres
presas, cincuenta, sesenta, muchas, y empezaron a hablar; habían dos que eran
la madre y la hija, había unas monjas, gente que venía de los lugares más raros,
y todas empezaron a decir,
“yo estoy aquí porque yo quiero que mis hijos sepan que yo hice algo para
que la dictadura terminara”; “yo estoy aquí porque no acepto más lo que
está pasando”,
y así, una por una. Había algunas medio golpeadas, a todas nos revisaron
para ver si estábamos heridas. Teníamos, claro, bastantes amigos abogados que
corrían detrás de nosotras cuando nos tomaban presas. Esa vez llegó un grupo de
la CNI que nos quería fichar a todas y los abogados no lo permitieron. Entonces,
hicimos esa dinámica y teníamos un tremendo ánimo, esa sensación de decir,
estamos haciendo la contribución más importante a la democracia, y lo hago
porque soy mujer, y lo hago con las otras. Imagínate, testimonios de monjas,
de obreras, de pobladoras, uno hubiera querido tener la máquina fotográfica
y una grabadora en esos tiempos. Después llegó otra micro llena de mujeres
que se sumaron a esta dinámica. Los pacos nos miraban y no sabían qué hacer.
Nosotras, todas felices porque estábamos presas y todas explicando y diciendo,
mira, esto es algo extraordinario, esto es para mi vida, esto es lo que yo le dejo
a mis hijos. Fue muy hermoso.
Los 8 de marzo se transformaron en un momento fundamental, tenían una
doble condición. El año 86 creo que fue el más conocido con la consigna ¡No +
porque Somos +! De una foto que fue tomada en la marcha Somos + hicimos un
afiche en que están tirándole agua a la Fanny Pollarolo y a un grupo de mujeres.
Nos fuimos al parque Forestal, éramos muchísimas mujeres, llegaron los pacos
y nos sacaron la mugre, pero igual muchas mujeres se fueron al centro y nos
tomamos el centro haciendo rondas en las esquinas de las calles; yo no sé cuánta
gente se acordará de eso, pero fue genial. Nos poníamos en un cruce, por ejem-
plo en la calle Estado con Moneda, y nos poníamos a cantar: “juguemos en el
bosque mientras el lobo no está”, y vamos bailando, bailando, y todas teníamos
un pequeño letrero que decía No + porque somos +. Llegaban los pacos y nosotros
corríamos a la otra esquina, fue impresionante, muy impactante porque éramos
muchas, muchas mujeres.
A medida que se hizo más arriesgado fue bajando la participación en nuestros
actos, al igual que la convocatoria y la participación en las protestas nacionales en
que participábamos como convocantes. El 86 se creó la Asamblea de la Civilidad
y participamos allí representando a las mujeres. Fue de lo más divertido porque
llegamos a la primera reunión y nos miraron con sorpresa y nos preguntaron por
qué íbamos tantas mujeres si bastaba con una. Nosotras dijimos, es que somos
221
222
56
Video realizado por Tatiana Gaviola. ICTUS 1988.
223
el plebiscito. Había que mandar un mensaje a toda la gente que tenía miedo de
que faltara una voz, y para ello el mensaje no me olvides era un mensaje fuerte.
Después, bastante después, se inscribieron en los registros electorales. Estela se
inscribió yo creo cuando fue de candidata a diputada, ahí recién yo creo que
se inscribió; de las que integraban el grupo, varias no se inscribieron. Cuando
se formó la Concertación de Partidos por la Democracia se esperaba que este
grupo se sumara, pero para nosotras era imposible, si este grupo se sumaba a la
Concertación se dividía en ese minuto. La segunda fase de la campaña fue la del
afiche, un afiche que todavía tenemos, que después lo traspasamos para muchas
acciones de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
Nosotras seguimos haciendo actividades como Mujeres por la Vida hasta
después que murió la Marcela Otero. O sea, cada vez que la Agrupación de Fa-
miliares... y ahí ya con una definición más fuerte de derechos humanos, cuando
ya estábamos en democracia, cada vez que hubo algún intento de ley que parecía
punto final, nosotras nos sumamos y pusimos nuestras figuras; una marcha hacia La
Moneda en una oportunidad, y otra vez una vigilia en la plaza de la Constitución.
Después del plebiscito, cuando se realizó la campaña presidencial, nosotras
hicimos otra actividad en paralelo, la campaña Soy mujer tengo derechos. Con ella
tratamos de decir, nuestra agenda es de Derechos Humanos y Derechos de las
Mujeres, nuestro aporte a la política es en el campo de los derechos humanos,
pero los derechos de las mujeres, ¿cómo los hacemos visibles? La campaña Soy
mujer tengo derechos fue preciosa, consistió en la discusión con muchos grupos de
mujeres en tres regiones, Santiago, Concepción y Valparaíso, acerca de cuáles
eran nuestras propuestas y nuestras demandas a la hora de la democracia. Con-
seguimos algo de recursos, formamos monitoras, realizamos muchas jornadas,
sistematizamos los debates y publicamos los resultados, y todavía tiene validez
en muchos sentidos57. Trabajamos con mucha gente a nivel popular, hacíamos
jornadas con una metodología especial, con papelógrafos, con representaciones,
con todo, y fuimos recogiendo propuestas de qué era lo que queríamos, la de-
mocracia que queríamos.
El 89 era más difícil actuar, hicimos cosas más declarativas, estábamos ya en
campaña de elecciones y seguíamos teniendo una tensión interna. Ya se habían
marginado María Antonieta Saa y Berta Belmar, las primeras que decidieron irse
a trabajar en los partidos. María Antonieta fue la única mujer alcaldesa designada
por el presidente Aylwin en Conchalí, y también Berta tuvo un cargo de gobierno
desde el principio. Esa parte del grupo se nos cayó, pero seguimos trabajando
y seguimos reuniéndonos, hicimos cosas en torno a temáticas diversas que iban
apareciendo, y era necesaria una voz unitaria de mujeres diciendo “esto No”.
Como siempre, hay distintos elementos, escenarios y marcos, hay canchas
que te rayan y evidentemente quienes integrábamos este grupo, teniendo un
57
Coordinación de Organizaciones Sociales de Mujeres. Soy mujer... tengo derechos, FLACSO-
SEPADE, Santiago, Chile, 1991.
224
Esto pasa dentro del feminismo, ha pasado en muchos otros países, y aquí está
claro que mayoritariamente las feministas optaron por una agenda de institucio-
nalización y de influencia ante el nuevo gobierno. Y muchas de nosotras partici-
pamos en las comisiones de la Concertación de Mujeres por la Democracia. Yo
estuve en la que “inventó” el SERNAM. Una vez que se unificaron las comisiones
programáticas con la Concertación de Partidos por la Democracia estuve en otra
comisión dedicada al tema de la participación de las organizaciones de pobladoras;
es decir, ya estábamos comprometidas en que había que reconstruir la democracia
y desarrollar políticas públicas. Yo creo que no había una fuerza, por lo menos
con la que nosotros nos relacionáramos, de un feminismo que fuera más crítico,
más cuestionador de lo que estaba pasando. Después, y en el marco del debate
más general latinoamericano, empezó a aparecer más fuertemente el tema de la
autonomía en el feminismo, pero era embrionario. Lo más dominante fue el sector
que se la jugó por la institucionalización de las políticas y la agenda de género.
Tras la elección de Aylwin58 organizamos dos acciones que tuvieron repre-
sión. La primera fue cuando apagamos “la llama de la libertad”59, organizada por
Kena Lorenzini, irresponsablemente porque estábamos en una etapa en que no
sabíamos bien cómo seguir, eso fue el mismísimo 90. Entonces, nos juntábamos
a hacer actividades que cada una proponía a las demás, y esta vez tocaba la ac-
tividad que propusiera Kena Lorenzini, que nos citó en Alameda con Morandé;
llegamos puntualmente a hacer lo que dijera la Kena un montón de mujeres
de distintas organizaciones. Entonces, nos dice, “vamos a apagar la llama de la
libertad”. Nos paramos como niñas buenas en el primer peldaño de la escalera
58
Patricio Aylwin Azócar, elegido Presidente en 1989, luego del plebiscito que terminó con la
dictadura militar, iniciando la transición democrática.
59
La Llama de la Libertad, ubicada en el paseo Bulnes frente al palacio de La Moneda y al costado
del Ministerio de Defensa, fue colocada por la dictadura militar en 1979 en el llamado Altar de la
patria, sobre la tumba de Bernardo O’Higgins, y solo fue posible apagarla a partir de la remodelación
del sector, con la creación de la plaza de la Ciudadanía.
225
que da a la llama con un letrero grande, verde con blanco que decía “Esta llama
nos ofende y contamina”. En ese tiempo todavía la llama de la libertad no estaba
protegida por rejas, pero había muchos pacos. Nosotras nos paramos muy serias,
en silencio, siempre actuábamos en silencio, con nuestro bello lienzo. Había
bastante prensa y expectación, porque estaba avisada la prensa, de repente, no
sé quien empezó, pero comenzamos a subir, hacia atrás, un peldaño tras otro, y
cuando llegamos arriba alguna de nosotras muy bien preparada, traía una toalla
mojada y agua en una bolsa, la tiró encima de la llama de la libertad y la apagó.
Bueno, ahí llegaron los pacos histéricos y quisieron llevar presa a la compañera
que había apagado la llama y entonces decidimos que nos íbamos todas presas
y nos subimos a la micro. Estuvimos presas parte de la tarde, hasta que nos
ingresaron a los registros, nos citaron al tribunal por desórdenes y pagamos la
multa del caso.
La segunda vez fue para el primer 11 de septiembre en democracia, en que
organizamos un acto ritual de cierre pensando que ya no seríamos necesarias
como grupo. Fue muy duro para nosotras porque nos trataron muy mal y nos
reprimieron mucho, pero, además, porque esa represión hizo visible lo que se
venía. En ese minuto, con lo que pasó con nosotras quedó claro que la transición
venía a las patadas, que el ministro del Interior no tenía autoridad sobre la policía,
que la policía, los pacos, se mandaban solos en las calles, y mientras a nosotras nos
sacaron la mugre en la plaza de la Constitución, en la Escuela Militar había miles
de personas felices apoyando a Pinochet, sin que ningún policía los reprimiera.
Habíamos organizado un acto simbólico que consistía en un círculo frente a La
Moneda, en que soltaríamos globos de color negro, con gas, como quien dice “se
va lo negro”, y terminaríamos poniendo una gran maceta con flores no me olvides al
centro de la plaza de la Constitución, tras leer una declaración. Habíamos pedido
los permisos del caso, yo había ido personalmente a La Moneda a hablar con
el ministro Secretario General de Gobierno, Enrique Correa, a informar lo que
íbamos a hacer, en qué consistía, todo. No hicimos más que llegar a la plaza y
llegan los pacos. Hay unas tomas horribles, que las dieron miles de veces por la
tele, en que arrastraban a la Estela Ortiz, a la Ninoska Damianovic, que llevaba
los globos, las subían a los carros celulares a empujones, fue una cosa tremenda.
Y nuestras distinguidas autoridades, que sabían todo, estaban en misa recordando
el 11 de septiembre y las víctimas, adentro de La Moneda. Al poco rato llegaron
a la comisaría, me acuerdo de Jorge Burgos, subsecretario del Interior, desespe-
rados. Se nos informó que la policía había actuado por su cuenta, siguiendo las
normas vigentes hasta la fecha: no necesitaban orden del ministro del Interior
para reprimir cualquier desorden. Nosotras los mandamos a la punta del cerro y
les dijimos “ustedes sabían que esto estaba autorizado”. Después que nos llevaron
presas, salieron de la misa y pedían se leyera la letanía que habíamos preparado
para la ocasión. Cuando ya habían salido todas las mujeres detenidas en la co-
misaría, fuimos a dejarle al ministro Correa la maceta con las flores no me olvides
junto con una nota diciéndole que lamentábamos que no se hubiera respetado
226
la autorización, que habíamos terminado presas. Eso fue muy fuerte, muy brutal,
pero al mismo tiempo fue revelador, quedó puesto sobre la mesa cómo sería el
futuro. Era muy duro, pero fue positivo.
El SERNAM desde sus inicios estuvo liderado por una mujer democratacristiana,
con lo que significa eso para el movimiento de mujeres
y el feminismo en cuestiones claves
60
Ley Nº 20.066 de Violencia Intrafamiliar de 2005, que modifica la Ley 19.325 aprobada en
1994.
227
del modelo, como los hay en otros planos, porque también está el tema de los
jóvenes, en todo podrías hacer el mismo símil. Lo que pasa es que a nosotras
lo que más nos afecta y nos parece más significativo es el tema de las mujeres.
228
61
Consejo Ciudadano para el Desarrollo de la Sociedad Civil, Informe final, 2000.
229
231
232
233
234
62
www.rompiendoelsilencio.cl
235
63
www.rsmagazine.cl. A partir de 2008 la revista RS Magazine se distribuye y vende en soporte papel
64
www.radionumerocritico.cl
65
En el año 2012, abogados y abogadas de Karen Atala (de Corporación Humanas, de Libertades
Públicas y del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales) calificaron “como
un fallo histórico sin precedentes la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) contra el Estado de Chile, por violar el derecho a la igualdad y la no discriminación, a la
vida privada y la familia, y el derecho de los niños a ser oídos”. www.humanas.cl/?p=9365, visitada
en abril de 2012.
236
transgénero) relativa a hechos de violencia. Los resultados precisan que del total
de personas que respondió la encuesta, la gran mayoría, 81%, ha sufrido algún
tipo de violencia en algún momento de su vida debido a su orientación sexual66.
Muñoz fue claro en señalar que de todas las encuestas realizadas por equipos
del CLAM en las marchas del orgullo gay de diferentes ciudades de América
Latina, Santiago resultó ser la ciudad con mayor porcentaje de agresiones, 84,4%,
y respecto de situaciones de discriminación, 80,3%.
Mientras está discutiéndose en el Senado una ley antidiscriminación, el pre-
sidente de la Cámara sugirió eliminar del proyecto el apartado que pide no dis-
criminar a las personas por orientación, identidad o condición sexual, intentando
así, en coalición con algunos senadores de ultra derecha, eliminar el artículo que
menciona la orientación sexual. Asimismo, insistiendo en reducir las menciones
específicas, estableciendo una terminología vaga, lo cual no tendría ningún efecto
ni beneficio para las víctimas de violencia por orientación sexual o identidad
de género67. Y esto justamente cuando la Asamblea General de las Naciones
Unidas ha aprobado una declaración que exhorta a poner fin a las violaciones
de los derechos humanos fundadas en la orientación sexual y la identidad de
género. El documento, firmado por sesenta y seis países incluido Chile, significa
el primer paso para la despenalización universal de la homosexualidad. Es la
primera vez que la Asamblea General de la ONU trata este tema, coincidiendo
con la celebración de los sesenta años de la declaración de derechos humanos.
La Iglesia Católica chilena ha marcado con una cruz asuntos bien determina-
dos que en consenso con otros poderes legisla tramposamente o mantiene en un
silencio estratégico como, por ejemplo, los derechos sexuales y reproductivos y la
despenalización del aborto. Las voces integristas de las iglesias en temas valóricos
rebota con diversos ecos: es clarísima en contra de la píldora del día después,
algo confusa y carraspienta sobre la violencia en contra de las mujeres, afónica
con el tráfico de mujeres, silba mirando hacia otro lado si se trata de abuso sexual
de niñas y niños, y no ha abierto la boca sobre asesinatos y violencia en contra
de personas de diversa orientación sexual.
En este país laico, la Iglesia Católica cuenta con el decreto ley 924, que la
faculta para emitir un certificado de idoneidad que autoriza a lxs profesores de
Religión a hacer clases. En el año 2007 a la profesora Sandra Pavez le fue negado
su derecho a continuar haciendo clases de Religión por ser lesbiana: el vicario
para la Educación de San Bernardo, René Aguilera Colinier y el obispo Juan Ig-
nacio González Errázuriz le exigieron vivir en celibato y someterse a tratamiento
psiquiátrico para cambiar su orientación sexual. Por su parte, la Corte Supre-
ma, por unanimidad, rechazó un recurso de protección a favor de la profesora
Pavez, asesorada por un abogado del MOVILH. Finalmente, y por presión de
www.clam.org.br
66
En mayo de 2012 fue aprobada la ley antidiscriminación o “Ley Zamudio”, en memoria del
67
237
238
239
lo más acertado?, ¿logramos los mínimos que se planteaban? Bueno, allí cada
una le dará su propia valoración, nosotras pensamos que como mujeres y como
mujeres lesbianas, dimos demasiado por tan poco. Todo lo que tenía que ver con
movimiento social, cuando llega la democracia, finalmente a nivel de partido
político y lo que significa la administración del Estado, sacó todas las cabezas de
las mujeres que de alguna manera estaban por un paso político más sustantivo, y
yo siento que ahí el Colectivo Ayuquelén fue perdiendo bastante fuerza porque
desde lo político tú no eras viable en ese minuto.
Si tú no haces un análisis, una revisión de lo que pasó en el movimiento
de mujeres, a nosotras nos van a seguir pasando las mismas cosas. Y no digo a
nosotras como lesbianas, sino como mujeres que estamos insertas en un mundo
de poderes corporativos, con medios para informar y desinformar, con alianzas
estratégicas, en fin, con todo un poder patriarcal al servicio de sistemas que han
perpetuado discriminaciones de toda índole. Un mundo en que nosotras tenemos
que tener alianzas, tenemos que fijar compromisos desde el más grande al más
chico. Y si tú estás en la mesa solamente para apoyar algunas cosas y después te
bajan de la mesa porque no es coyuntural o no te sirve, obviamente que eso te va
generando divisiones y desconfianzas dentro del movimiento de mujeres. Aquí
creo que debemos aprender cómo hacer política constructiva, no corporativa,
y dejar algo de los mitos entre nosotras, eso de que nos queremos tanto y que
no podemos manejar conflictos.
No quiero que pasen veinte años con esta nueva generación de jóvenes, con
esta nueva generación de mujeres lesbianas, que a lo mejor van a vivir otros
procesos y se van a demorar otros veinte años más para que salga una ley insufi-
ciente, poco clara o difusa, que se presta para cualquier interpretación patriarcal
que obviamente deja la sensación de que les dimos algo en lo teórico, pero en
la práctica no sirve, donde le van a dar solamente el nombre a un ministerio
y no le van a dar realmente solución a un problema que es real. Por ejemplo,
violencia contra las mujeres, por ejemplo, violencia contra las mujeres lesbianas,
por ejemplo, el tema del aborto, por ejemplo, el tema de la pastilla del día des-
pués. O sea, son cosas que nosotras como mujeres deberíamos haberlas peleado
con esa energía que teníamos, porque para poder hacer una demanda política,
por mucho que tengas a las dirigentes ahí negociando, si tú tienes una presión
social fuerte de mujeres, aunque no lo quieran negociar lo van a tener que hacer.
240
Me gusta mucho esto que estás haciendo, el documental, es como estas carreras
de posta en que tú entregas un cetro y la otra generación sigue corriendo, eso es
muy bonito, es parte de un proceso evolutivo natural. Nosotros, como humani-
dad, avanzamos de esa manera, de generación en generación, aunque sabemos
que no es un proceso lineal.
La generación anterior puede transmitir el conocimiento adquirido, pero la
generación más joven igual tiene que vivir algunas tensiones como las que vivimos
las generaciones mayores. La asimilación de algo nuevo –ideas, maneras de ver,
conductas, etcétera– a veces requiere de varias generaciones. Ocurre dentro de
una familia, por ejemplo, la hermana mayor piensa que va a ayudar a la menor
a que no pase por ciertas experiencias dolorosas; efectivamente hay una ayu-
da, pero hay algunas experiencias por las cuales las menores tienen que pasar,
vivírselas en carne propia por así decir. También ocurre con mucha frecuencia
que las madres quieran evitar que sus hijas o hijos sufran lo mismo que ellas. No
estamos todavía como humanidad en un nivel de desarrollo y conciencia que nos
permita vivir sin entrar en el sufrimiento. Todavía necesitamos el dolor como un
maestro en el devenir consciente y saludable.
En una misma generación hay personas cuya madurez las hace aparecer como
mayores que otras; tienen la misma edad, pero no la misma cualidad de experiencias
y vivencias. Cuando una persona se encuentra con serias dificultades, obstáculos
y profundos dolores en su vida, puede vivirlo como una desgracia y se victimiza o
puede vivirlo como un estímulo u oportunidad de crecimiento y desarrollo. Esto
puede ocurrir si la persona hace, por cierto, una reflexión interior, significativa sobre
sus propias vivencias. La reflexión sobre la propia experiencia nos da sabiduría.
A la primera reunión que yo fui de mujeres, fue una que hubo allí en Lastarria,
tú debes haber ido, fue como el año 82, las Jornadas de la Mujer69. Y a mí me
www.transformacion.cl
68
Estas Jornadas fueron organizadas por el Círculo de Estudios de la Mujer y el Centro Cultural
69
Mapocho y se realizaron durante tres días en noviembre de 1982. Véase reseña en Boletín Nº 11 del
Círculo de Estudios de la Mujer, Santiago, Chile, enero 1983.
241
emocionó muchísimo, yo nunca había ido a una reunión de puras mujeres, tan
masiva, ocuparon una bellísima casa; estábamos en dictadura, no podía haber
reuniones grandes, estaban prohibidas las reuniones masivas. Y a mí me emo
cionó mucho, sobre todo el movimiento que estaban teniendo las mujeres en
cuanto a incorporarse ellas mismas, a presentarse, a organizarse, en fin, esto
era una cosa que a mí me impactó muchísimo. Eso yo no lo había vivido, no lo
había visto, aun si yo fui siempre a un colegio de puras mujeres, o sea, yo había
estado acostumbrada de alguna manera a estar con hartas mujeres. Pero eso
me emocionó muchísimo, eso fue como la primera impresión que yo tuve. Y
después, en un tiempo posterior, cuando me conecté con La Morada, que debe
haber sido como en el año 86, entonces ahí participé más en algunas reuniones,
venía gente de afuera, en fin, y a mí lo que más me atrajo es que yo vi en esas
reuniones una especie como de laboratorio de relaciones humanas. Eso fue lo
que yo viví. Mujeres buscadoras que además de tener una concepción un poco
distinta o, por lo menos, analizar dónde estamos, quiénes somos, había esta parte
justamente de los procesos personales en las interrelaciones. Y bueno, desde mi
desviación psicológica, digámoslo así, eso me apasiona, entonces eso me encantó.
Ahora, yo venía ya de haber hecho mucho trabajo en mí, había estado más
de diez años en un trabajo fuerte conmigo misma, también en una comunidad,
una comunidad mixta, con hombres, mujeres. Entonces, esto para mí era como
volver a encontrarme con un espacio donde las personas se estaban atreviendo
a mirarse, a expresarse. Y bueno, iban saliendo las dificultades que tenemos
los seres humanos con nuestras personalidades y nuestros caracteres a veces
fuertones, eso fue lo que más me atrajo. La verdad es que siempre me mantuve
relacionada con La Morada. Tú me conoces, yo siempre me mantuve en esa
relación porque me atraía y yo sentía ahí que de alguna manera el trabajo que
yo había hecho conmigo misma en estos otros ámbitos, en parte podía servir
ahí y en parte yo iba a aprender muchísimo en ese laboratorio. Entonces yo me
metí en esa interacción. Y de hecho me procesé montones de cosas, montones.
Yo diría que en esa época se procesaron fuertes emociones, contradicciones,
anhelos, ideas, deseos. Pero un deseo, más que solo una idea que estuvo siempre
en nuestro proceso, era “el poder”. Bueno, no es extraño, pues estábamos en
dictadura, que era el ejercicio de un poder total sobre la comunidad chilena. En
verdad habíamos llegado como sociedad a una polarización extrema y se resolvió
de esa manera: se cortó el escaso diálogo y se impuso arbitrariamente una fuerza
y una persona a la cabeza, dictaminando. El poder en la figura de un dictador es
autoritario, más aún cuando su actuar es favoreciendo a unos/as y destruyendo
a otros/as. Así, pues, en nuestra sociedad había gente que amaba al dictador y
gente que lo odiaba. En este clima el tema del poder era, por cierto, lo que más
fuertemente nos movía, unas veces subterráneamente, otras abiertamente.
El asunto del poder es para mí una de las cosas más difíciles de vivir, de
compartir, de asumir. Cuando estás en una posición de poder social como au-
toridad, ¿cuál es la actitud adecuada, justa, armónica, firme, decidida, etcétera?
242
Las posiciones de autoridad son servicio, son para servir a la comunidad, pero las
personalidades (egos) olvidan eso. Nos sucede a todos, no es fácil, se requiere un
conocimiento y dominio de sí misma, de sí mismo. Por eso yo siempre reflexionaba
y decía en la consulta o en estas reuniones que cada una tiene su Pinochet adentro,
dictaminando hacia adentro y hacia fuera. Nosotras necesitamos darnos cuenta
cada una del propio Pinochet, cómo funciona. De una u otra manera, nosotros
como sociedad proyectamos el autoritarismo, y al tener a un señor ahí refleján-
donos, podemos, más bien necesitamos darnos cuenta y hacer consciente nuestra
proyección, nuestras propias conductas autoritarias. ¿Puedo reconocer mi propia
exigencia autoritaria conmigo misma y con los demás? En lo más profundo de sí
mismo, el ser humano sabe que la energía del poder no es de nadie en particular,
es de todos y está en todo; por eso lo que aprendemos es a canalizar la energía,
entonces el poder se realiza en forma efectiva, sana, útil para la sociedad, para la
naturaleza, para la convivencia. Es un ideal que buscamos alcanzar y podemos
realizar; se requiere, diría yo, primero trabajo personal, autoconocimiento y trans-
parencia para canalizar, conciencia de sí misma, de sí mismo, y responsabilidad
individual y social. Una actitud como esta deja de ser patriarcal.
Lo que percibí en el movimiento de mujeres fue ese impulso, ese anhelo, esa
sensibilidad despertando a una mayor conciencia de sí mismas, del entorno y
de la realidad que vivimos. Es una tarea en la que, como tú dices Eliana, todavía
estamos, y yo espero que siempre estemos en ella responsablemente como una
nueva actitud de vivir la vida.
Yo pienso que el verdadero cambio no es producto ni del socialismo ni de
la dictadura, sino del dolor sufrido, reconocido y aceptado en lo individual y en
lo social. Entonces, surge una nueva comprensión de quién soy, de qué quiero,
de cómo actuar y adónde ir.
243
empecé a entender también esto de la agresividad porque era como unas ganas de
destruir el patriarcado; desde este análisis las ganas eran de destruir. Igual como
estaba haciendo el gobierno dictatorial, eliminar al opositor con armamento. O
sea, salir del patriarcado era con destrucción, en esa época por lo menos; entonces,
psicológicamente era como con metralleta. Yo internamente me acuerdo que me
procesé mucho esta cosa, y en algunos momentos de procesos difíciles, yo lo único
que quería era poder trascender esto a una relación más amorosa, más cordial,
donde justamente hubiese más cooperación que competencia. Hubo muchas di-
sociaciones también, separaciones. Se dio así, como parte del proceso de cambio.
Cuando estábamos en la lucha contra la dictadura se silenciaban las asperezas,
se producían “armonías”, no había fuertes choques y se juntaban los distintos
grupos en torno a una misma meta. Pero cuando se disolvía la acción común,
cada cual quería tener su posicionamiento y se producían las divisiones dentro de
los grupos y entre los grupos. Personalmente a mí nunca me gustó el concepto de
“lucha”, tampoco el de “demanda”, reflejaban actitudes muy patriarcales; empecé
entonces a buscar una salida. Por cierto la búsqueda era interior, necesitaba un
cambio en mí. Me di cuenta que en tanto yo estuviera en contradicción siempre
iba a estar en guerra, es decir, en lucha dentro y fuera de mí. Para armonizar
necesitaba aceptar los opuestos sin combatirlos, es decir, sin ponerlos en con-
tradicción, por ejemplo, sin querer a toda costa tener la razón. Una manera de
lograrlo es aprender a desidentificarme. Una verdadera desidentificación de las
polaridades: sin apego ni a lo uno ni a lo otro. Alcanzar ese desapego es un largo
proceso dentro de nosotras mismas, que se logra con firme voluntad, gran perse-
verancia, una actitud alerta y, por sobre todo, una aceptación incondicional frente
a los errores y torpezas propias de la condición humana. Destruir el patriarcado
no resulta, no es efectivo, trascenderlo sí. Destruir las conductas patriarcales que
he adquirido e introyectado en la experiencia de vivir y crecer, no es necesario;
basta dejar de cooperar con ellas si he probado que son dañinas, dejar de operar
desde ellas, soltarlas, dejarlas ir, desidentificarme. Más aún, me atrevo a afirmar,
jamás combatirlas sino aceptarlas serenamente cuando ellas aparecen inadverti-
damente. Es decir, trascenderlas.
Trascender significa ir más allá, implica un anhelo de cambio, de algo distinto
que intuimos superior, aunque a veces no resulte empática esa palabra. Buscando
esto de trascender empecé a trabajar con una mujer, una psíquica, una sanadora
mística que me enseñó muchas cosas. Fueron dos mujeres, en realidad, que me
abrieron y enseñaron una dimensión espiritual cósmica en el existir humano: una
conexión con niveles de conciencia superiores que los que usamos habitualmente
los humanos. Entonces, al incorporar la dimensión espiritual en tu entendimiento,
puedes desidentificarte del condicionamiento (patriarcal) y convertirte en testigo
de tus procesos sin involucrarte.
En el proceso de ser consciente, miras los opuestos no como contradictorios
sino como complementarios, ya que no te involucras ni apegas a ninguno de los
polos como tu baluarte.
244
245
una mirada que tiene que ver con algo más espiritual. Y la espiritualidad no es
una cuestión de meterte en una cueva por allá en la montaña o en una iglesia no
sé cuantito, lo espiritual está en lo cotidiano, es ir a lo profundo.
La desidentificación, salirse de las identificaciones, ¿eso no entiendes? Noso-
tros en nuestro proceso de crecer, desde el nacimiento vamos absorbiendo nuestro
ambiente, y nuestro ambiente está conformado por normas de conducta, maneras
de pensar, de qué es lo que se debe hacer y qué no se debe hacer, etcétera, de un
modelo y de una forma de comportamiento social. Y todo eso lo introyectamos
de manera bastante inconsciente, ¿no es cierto? Cuando un niño se refiere a sí
mismo muchas veces no es con el yo sino que es con el nombre propio, porque es
como lo nombran, o la nombran. Entonces, empieza un darse cuenta, y ese niño
o niña está completamente ya identificado con el ambiente. La desidentificación
es irse dando cuenta quién soy verdaderamente y qué es lo que he adquirido,
qué es lo que me conforma de prestado, por así decir. Sí, es difícil y es largo, es
un proceso que puede ser hasta el día de tu muerte.
Bueno, esa era una cosa que estaba ocurriendo cuando yo me contacté con el
movimiento de mujeres, y especialmente donde yo más estuve fue en La Morada.
Ese laboratorio que te digo yo, era en el fondo un proceso de desidentificación
con mayor o menor conciencia de estar haciéndolo, pero eso era lo que estaba
pasando ahí. Con la desidentificación me refiero yo a que esos elementos del con
dicionamiento dejen de dominarte a ti, y tú de defenderlos como si fueran la verdad
o como si fueran la realidad, incluso. Es una mirada. Por ejemplo, este famoso
“debería” que todos tenemos, la estructura del debería funciona así: tú quieres hacer
algo, sin embargo, este querer tuyo se cruza muchísimas veces con lo que deberías
hacer. Entonces, entre lo que tú quieres y lo que deberías hacer, la mayor parte
de las veces gana el debería. El debería es de prestado y te lo impones, y lo que tú
quieres hacer pasa a ser a veces muy sepultado, uno se deprime, en fin. Entonces,
cuando empiezas a tomar conciencia de esto, te desidentificas de tu deberías, ¿me
entiendes?, y pierde la emocionalidad que tiene eso para ti y empiezas a atreverte
también a disentir con la forma de pensar de la estructura social. Y eso es a lo que
me estoy refiriendo con la desidentificación. Cuando estás desidentificada o en
proceso de, tienes conciencia de que lo que transmites u opinas es tu mirada, tu
subjetividad; no es necesariamente la realidad, es solo como tú la ves desde tus
experiencias y educación. Esta conciencia facilita y agiliza la comunicación, pues
lo que tú ves en ti lo ves también en la otra persona, percibes el intercambio de
subjetividades. Esta conciencia libera de tensiones la comunicación y permite fluir
en el cambio, pues si lo que otra persona transmite tiene significativa resonancia
interna en ti, entonces tu opinión o tu posición o tu acción cambia.
El despertar de este proceso en mí ocurrió en un lugar distinto, que no era el
movimiento de mujeres, era un movimiento de transformación más psicológico.
Yo lo hice esto en el Instituto Arica, que es un instituto de formación humana, de
cambio, de trascender la mirada y la estructura donde tú estás inmersa, es trabajo
para la amplitud de conciencia. Ahí, por ejemplo, aprendí, y por supuesto que
246
lo fui mirando, que la tarea del ser humano y de la humanidad como especie, es
la de ser consciente. Entonces, todo lo que fue para mí desarrollar mi capacidad
de ser consciente era –es todavía– lo que me atrae, lo que me mueve, lo que me
mueve a estar aquí, en fin, compartir. Y eso lo viví en una comunidad, en un curso
donde entró mucha gente; se formó una pequeña comunidad porque trabajamos
muchos meses, años juntos. Y, por supuesto, se desarrolló un lenguaje, y en un
momento dado me era difícil compartir con otras personas que no habían estado
en este proceso de transformación, me era difícil.
De hecho yo entré a hacer este proceso cuando todavía era alumna de la
universidad, todavía estaba estudiando Psicología, y fue justamente en esa época
que ocurre el golpe. Fue un poco antes del golpe que yo empecé en esto, y bue-
no, se paralizó la universidad, se paralizaron muchas cosas y yo me quedé sin
terminar las últimas etapas que tenía que hacer para ser profesional, la práctica
y una tesis. De repente sentí que era importante para mí hacer la tesis, terminar
con esta situación y sacar el cartón. Y me fui a la universidad a conversar con una
profesora que pensé que me iba a entender. Fui con un colega, un amigo, Gonzalo
Pérez, los dos estábamos en esta misma situación y fuimos a conversar. Yo lo único
que quería era que me dieran un tema porque yo la verdad es que no sabía qué,
yo tenía mis temas, pero mis temas eran completamente revolucionarios por así
decir, no eran comprensibles. Entonces, esta persona dijo no, yo no les voy a dar
ningún tema a ustedes porque ustedes son creativos, así que ustedes van a poner
los temas. Entonces, yo empecé a balbucear mi tema y por supuesto que la pro-
fesora no me entendía nada, esta era una profesora que nos había hecho el ramo
de Personalidad y mi tema era que la personalidad no existía, entonces era como
borrarle el ramo, cómo iba a entender. Y justamente la personalidad es todo lo
adquirido, entonces en sí no existe, y no me entendía por supuesto. Yo le estaba
hablando y de repente la empiezo a mirar y le digo, no me estás entendiendo
nada. No, me dijo, nada. Entonces, yo le dije, bueno, no sé, por eso es que yo
quería que tú me dieras el tema. Entonces, quedamos para juntarnos otra vez y a
mí se me ocurrió llevarle una revista donde habían entrevistado al creador de este
movimiento, de este proceso de transformación, que era Óscar Ichazo. En Estados
Unidos le habían hecho una entrevista y la entrevista era bastante interesante,
el título decía “No queremos reforzar el ego ni hacerlo más feliz”. Y todo lo que
yo había estudiado en Psicología era eso, reforzar la personalidad y hacerla feliz;
la personalidad y el ego pueden acercarse a una igualdad. Entonces, le muestro
este artículo a mi profesora, dio un grito, no lo podía creer. Yo le dije, bueno, por
eso es que no nos estamos entendiendo. Me costó mucho retomar un lenguaje.
¿Dónde veo el poema, la poesía dices tú?, bueno, yo siempre la veo en esto de
trascender, en la mirada más cósmica, yo estoy constantemente buscando, apelan-
do a una conciencia cósmica, abarcativa, yo siempre quiero encontrar ese orden
247
248
tos sociales siempre están dentro de tensiones, y que son procesos larguísimos,
o sea, todavía estamos en la Revolución Francesa, estamos trabajándolo, ¿no
es cierto?, justamente, la igualdad, la fraternidad, la libertad, estamos hablando
siempre de esas cosas, que a lo mejor en la actualidad lo entendemos distinto
a como lo entendieron los que la empezaron, los que hicieron esa revolución.
Yo pienso que es una manera que nosotros tenemos de aprender, no sé si
tiene que ver, yo creo que sí, con nuestro encapsulamiento en un cuerpo que tiene
dos hemisferios, que tiene dos extremidades, que tiene el dos, las dualidades. Y,
por supuesto, que cuando tú sales de una dictadura, donde no se ve la dualidad
porque hay un solo dictamen, lo interesante que pasó aquí es que de repente
se vio la dualidad, entonces hay movimiento, cuando no hay dualidad no hay
movimiento, hay algo estático.
Había en muchas mujeres del grupo una crisis respecto a la manera jerárquica
en que estaban organizadas; querían un cambio, pero se sentían impotentes de
hacerlo, pues estaban en una fuerte dependencia de una autoridad que percibían
como inflexible. Muchas personas ya no querían estar ahí y les era problemático
irse; otras querían participar de manera distinta a la que tenían, pero se sentían
trabadas. El problema era que esas mujeres necesitaban dar un paso en relación
a valorarse más ellas mismas, asumirse en sus deseos y sus acciones. Vivían una
crisis de autoridad. Hicimos un trabajo para revisar las relaciones interpersonales
en el grupo y las relaciones consigo mismas. En medio del trabajo, recuerdo que
algunas de las personas que estaban ahí me reclamaron que yo había prometido
o dicho que iba a ocurrir un cambio de autoridades, de la conformación que ellas
tenían, y que yo no estaba haciendo eso. Estaban nuevamente en una dependen-
249
cia, apelando a una autoridad externa que actuara por ellas. Entonces, yo les dije:
yo no soy la que voy a hacer el cambio, son ustedes; cada una de ustedes tiene
que ver qué es lo que quiere y atreverse a expresarlo y hacerlo. Entonces lo que
pasó ahí, en síntesis, es que cada una tomó conciencia de que en verdad “yo soy
autoridad de mí misma” y pudo soltar la dependencia innecesaria y obstaculizan-
te. Fue un proceso de crecimiento. El cambio organizacional demoró en venir.
250
RAQUEL OLEA
Doctora en Literatura, crítica literaria,
académica Universidad de Santiago, Chile
251
252
esa limitación cuando se propone escribir la historia de las mujeres, porque ella
dice, no puedo sino escribir dos libros, dos historias: una que es la historia que
yo puedo escribir como socióloga, con los instrumentos, con la metodología, con
los conocimientos de la Sociología, pero yo quiero escribir la historia de lo que a
mí como sujeto, como persona me ha pasado, esa historia en la que me encuen-
tro involucrada como sujeto que habla y como objeto de pensamiento. Y ahí es
donde ella pone en crisis de manera muy certera, muy inteligentemente, al decir
que la lengua de la Sociología no le sirve. Que es lo que podríamos decir ahora,
la lengua de las disciplinas académicas no sirve para narrar las experiencias y
pensar las experiencias de las mujeres porque entonces la experiencia se vuelve
experimento para ser hablado por lenguajes tecnificados. Las metodologías que
narraban las experiencias vividas y pensadas eran inventadas, porque en esos
talleres lo inventábamos (casi) todo.
Cuando yo me incorporé en La Morada el año 1988, una de las primeras
experiencias que pusimos en práctica fue armar un taller de lectura de mujeres,
leer literatura de mujeres, pero sin cuestiones literarias relativas a la historia de la
Literatura, o a teorías críticas, sino que buscábamos hacer circular las experien-
cias de la lectura como experiencias de encuentro entre mujeres. Porque al leer
poesía o al leer un cuento, uno siempre encuentra algún punto de identificación
con otras y ese punto de identificación tiene siempre que ver con una condición
vital que hace posible una reflexión; entonces, ese punto de identificación de
la experiencia de la lectura y sus conexiones a las prácticas se fuga desde la
experiencia personal hacia la experiencia de las otras, de la otra a la otra, y se
va armando un reticulado que al final tú estás pensando un problema cultural,
una situación cultural, llámese maternidad, llámese cuerpo, llámese amor u odio,
llámese experiencia política, experiencia laboral, etc. Lamentablemente estas
prácticas y metodologías se han subordinado a las formas normadas de la clase
o el seminario.
253
desde ahí busco torcer las lecturas oficiales e históricas de los textos para abrirlos
a dimensiones que, aunque implícitas en el texto pasan de largo a las prácticas de
lecturas más convencionales, leer es fijarse y detenerse en las palabras más que
en las oraciones o los sentidos totalizantes, hay mucho aún por leer en palabras
no leídas. De pronto me parece que toda la literatura hay que volver a releerla
para ampliar sus significados a todo aquello que aún no ha sido mirado.
Pienso que en los programas de género las mujeres tienen más libertad para
pensar o programar cuestiones feministas o más políticamente organizadas que
en los espacios disciplinarios, pero los programas de género siempre han tenido
el peligro del “ghetto” de mujeres solo para mujeres, cuando el género es justa-
mente lo contrario que la detención en el género femenino, es la posibilidad de
desconstruir las oposiciones binarias situadas en la oposición masculino/femenino.
Siempre se puede hacer fisuras, siempre se puede romper, siempre se puede estar
interrogando, siempre se puede estar cuestionando; como feminista eso es lo que
hago, tener una actitud interrogante, viendo por dónde leer los órdenes de los
discursos del poder para desordenar y resquebrajar, para incorporar la cuña que
desmorone lo que parece inamovible. Ese es el sentido político de trabajar con
los lenguajes, las estéticas y los textos culturales; como feminista trabajamos en
relación directa con las instituciones discursivas. Valorar la enseñanza como una
producción posible de ser realizada con un material teórico feminista es abrir
el conocimiento, porque desde ahí se está proponiendo al alumnado mirar de
otra manera, o incorporar algo que no se ha hablado, descubrir verdades en lo
oculto. Yo creo que las verdades están mucho más en las cosas que están ocultas
que en las cosas que se muestran, entonces siempre trato ahí de revertir el orden
con que la historia, con que los discursos han ordenado las verdades.
“El poder”, como dice la mayoría, como si fuera uno solo... el poder no está
en una cajita que alguien se la apropia, decía Julieta Kirkwood;
desde el feminismo se ha complejizado el conocimiento
con el concepto género, las visiones de mundo
254
cultural. Pero hay que dejar en claro que género no es lo mismo que feminismo,
como tampoco es equivalente a mujer; la mujer es también un producto de la
historia, lo femenino y lo masculino son valoraciones simbólicas asignadas a las
prácticas de los cuerpos, el género es la respuesta que los cuerpos deben dar a un
guión omnipresente en la cultura, aunque no sepamos quien lo escribió. El género
como categoría de análisis ingresada a la academia se ha situado en las Ciencias
Sociales, debe cumplir con las normas de objetividad exigidas al pensamiento
“científico”, mientras el feminismo se construye abiertamente con una voluntad
política de producir transformaciones y cambios en las relaciones jerarquizadas
entre los géneros; el feminismo es disruptor, insolente y le gusta la irreverencia,
la provocación. Las feministas se andan metiendo en la pata de los caballos. Es
interesante pensar la brecha que se produjo entre feminismo y género para po-
der pensar cómo hacemos feminismo con el discurso de género entremedio; se
puede estudiar y trabajar género sin feminismo, ese aspecto es muy importante
pensarlo y es importante por eso que haya mujeres feministas que trabajen con
género, porque le dan una perspectiva diferente. Porque género es un discurso
cultural que también puede servir para reproducir una esencialidad femenina,
las condiciones de subordinación. A través del concepto de género se puede
exaltar la feminidad como una esencia glorificada sin elaborar críticamente una
reflexión histórica acerca de las significaciones de las instituciones que mantie-
nen el orden simbólico en la vida de las mujeres, sin interrogar los poderes que
las han sostenido. Creo que hay que distinguir un discurso de género crítico a
la construcción cultural del género o un discurso de género que afirma el lugar
del género culturalmente patriarcal, digo esto porque, de pronto, las palabras se
vuelven modas y en ese momento se vacían de sus contenidos más transforma-
dores. En ese sentido, son las mujeres feministas, con voluntad política, quienes
producen una diferencia, esa es una de las diferencias del feminismo, que es un
proyecto político transformador de las relaciones de género. Porque se puede
tener un discurso de género que no pretende alterar el sistema, eso hay que con-
siderarlo porque de lo contrario la palabra género se transforma en una palabra
que puede circular asépticamente, ese es el peligro.
El género tiene que ser politizado y esa politización del género se la otorga
un posicionamiento feminista, un querer transformar relaciones, un querer inte-
rrumpir los discursos del poder dominante, un insistir permanentemente en que
ese discurso de género acrítico es un discurso que atenta contra la autonomía de
las mujeres, contra la libertad de las mujeres, contra la decisión de las mujeres.
El género como categoría de análisis debe servir para abrir nuevas acciones y
nuevas reflexiones, un ejemplo ha sido la necesidad de pensar el cuerpo, ya
que la omnipresencia del género para nombrar las situaciones que viven las
mujeres produce un ocultamiento del cuerpo, y pensar el cuerpo ha abierto una
multiplicidad de interrogantes acerca del deseo, la sexualidad. El cuerpo es el
lugar donde se viven los mandatos de género, pensar el cuerpo es advertir que
este se escenifica como un constructo cultural que también es controlado por
255
discursos dominantes, como la medicina, por ejemplo, las normas morales y otros
discursos que circulan como mandatos y verdades. Las experiencias del cuerpo
de las mujeres están sometidas a reducción binaria, proscribiendo todas aquellas
formas de sexualidad que no están destinadas al mandato de la reproducción,
particularmente en el caso de las mujeres, quienes han sido pensadas como cuer-
pos saturados de sexualidad, pero, sin embargo, las prácticas que incitan a los
placeres están proscritas o son estigmatizadas como desvíos o perversiones. En
el cuerpo es donde se viven todas las opresiones de las alianzas patriarcales: las
políticas laborales, de salud, las políticas sexuales, morales no se viven solamente
como coacciones político-discursivas, caen directamente en los cuerpos. Pienso
que el género como categoría de análisis amplifica su potencial crítico cuando
se lo asocia a otros discursos críticos, a otras categorías, como por ejemplo la de
subalternidad, la de etnicidad u otras.
Pero lo que yo quería decir y que me parece importante, es que hay un re-
surgimiento de grupos de mujeres –llámense a sí mismas feministas o no– que al
interior de las universidades o al interior de las llamadas “tribus urbanas” están
haciéndose preguntas por sus propias prácticas y relaciones con los mandatos
culturales; son experiencias aún no sistematizadas, pero que estoy segura que
responden a aquello que los programas universitarios no satisfacen, y que cons-
truyen espacios más políticos. Conozco en la Universidad de Santiago, donde
trabajo, algunos grupos de los que hemos hablado, Tú Decides; Coordinadora
por la Diversidad Sexual, que está formada de hombres y mujeres. A veces son
grupos de vida fugaz, pero eso habla de una insurgencia, de inquietudes respecto
a problemas que recogen experiencias de los y las jóvenes que no tienen donde
fluir. Para que eso tenga un efecto y vaya fisurando lo dominante, tiene que haber
mujeres informadas en el feminismo, en sus discursos, su historia, sus itinerarios;
tienen que haber mujeres convencidas de que la propuesta feminista empieza
en la pregunta por la propia experiencia, por el propio lugar en el mundo, por
el propio cuerpo. La construcción de género está tramada a la economía, a los
discursos sociales que emergen desde los poderes institucionales y también
desde las distintas instancias de lo social. Las universidades son un espacio
muy poderoso, es la institución donde se produce y legitima la relación entre el
poder y el saber, es la institucionalidad del saber. Ese lugar es defendido desde
su propia institucionalidad y, entonces, hay que pensar cómo funcionan en su
interior los programas de género que tanto trabajo político costó a las mujeres
instalar en ese espacio. En la Universidad de Chile las mujeres que instalaron
los primeros programas de género dieron peleas muy fuertes al interior de la
universidad, porque la universidad se defendía de dejar entrar a sus aulas estos
discursos sin tradición académica. La gran pregunta –y creo que estamos en un
momento bastante productivo después de todo lo que significó la democracia
tan consensuada– es hasta cuándo viviremos en esta práctica de consensuar y
hacer oídos sordos a los deseos de nuevos saberes, a las conjunciones de saberes
emergidos de otros registros de lo social.
256
Espero que nos estemos cansando del consenso, hay un sector que se ha can-
sado de los consensos porque los consensos han minado todas las interrogantes,
han puesto cortapisas al pensamiento crítico, los consensos han impedido que
se desarrollen nuevos deseos de saber, particularmente hay un deseo de abrir
los discursos a aquello que queda ocluido, aquello que impide el desarrollo de
posiciones y confrontaciones que no tienen por qué ser resueltos con violencia,
esa es una de las marcas más feroces que la dictadura ha dejado en esta sociedad:
impedir hablar las diferencias, evitar conocer las verdades, negar lugares a lo
disruptor; todo parece haberse transformado en una especie de conciliábulo para
que no haya conflicto como si todo fuera compatible. Me parece que ya es tiempo
de reconocer que en toda sociedad democrática hay incompatibilidades y que se
puede construir democracia reconociéndolas, pero sobre todo pienso que desde
ahí surge la posibilidad de reflexionar, debatir y coexistir en la heterogeneidad.
Son dieciocho años de democracia consensuada que es necesario revisar para
darnos cuenta de los cambios producidos en las subjetividades: vivimos en una
sociedad que ha perdido la curiosidad, pareciera que no interesa elaborar pregun-
tas ni saber más de aquello que se nos da envasado en una información también
formateada por fórmulas de un lenguaje empobrecido que no alimenta la pasión
de construir otro mundo. En ese sentido la universidad actual no cumple para
nada la función de producir sujetos atentos, despiertos al deseo de interrogar el
saber para adquirir herramientas que posibiliten abrir la producción de nuevos
proyectos, de nuevas utopías, de producir heterogeneidad en vez de uniformidad.
Al menos si los hay, esto no tiene una intervención visible en lo social.
Somos un país donde un cuarenta por ciento de personas sigue votando por
la derecha, tenemos que interrogar ese dato, esa negación de la pregunta por los
efectos de las ausencias sociales que favorecen esa decisión: falta de prensa inde-
pendiente, televisión de consenso, medios de comunicación de masas banalizados
y banalizadores, medios que no dicen lo que se necesita saber sino que bajo el
anuncio de la entretención producen la estupidización de una población que no
puede generar opinión propia, que no sabe siquiera que no sabe. Una sociedad
que no lee no puede desarrollar una opinión crítica, no puede tener posición
respecto a su propia identidad; es una sociedad que va a la miseria moral.
Pensar hoy la política exige pensar desde el fenómeno nombrado como
“biopolítica”, es decir, la forma como la política ha ingresado en todas nuestras
formas de vida y dirige la vida misma según intereses de los grupos y las alianzas
de poder que controlan la vida y la sobrevivencia humana. Los poderes fácticos
organizados desde la economía neoliberal han ingresado a nuestros cuerpos, se
han tomado nuestros deseos. Lo grave es que esos poderes tienen a su disposición
maquinarias publicitarias, editoriales, mediáticas de producción y organización de
necesidades y deseos a partir de falsedades que poco a poco ingresan al imagina-
rio social para hacer creer que en ellas están los modos de vivir y de ser felices.
La palabra felicidad es maldita porque encierra una gran mentira al prometer
algo que no puede cumplirse, la felicidad no es un sustantivo absoluto, tiene su
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opuesto en la tristeza, la desgracia, los malestares que son parte de la vida y con
los cuales hay que coexistir, siempre. La felicidad consiste en valorar esos espacios
de tregua –entre los trabajos y los días– que hacen sentir que la vida vale la pena
de ser vivida aun habiendo momentos de tristeza o de infelicidad.
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esta camisa que le había puesto el fisco para tenerla ahí fiscalizada, que apareciera
la Mistral ocultada, la Mistral que habla de su madre, que habla de otros cuerpos
de mujeres, que habla de locas mujeres, que habla de la política, que habla de
América Latina, que habla de la democracia, que habla contra los militares. Y
ese fue el primer espacio de lo que después llegó a ser en La Morada el Área
de Educación y Cultura, porque antes el área de educación se llamaba Área de
Formación y trabajaba en talleres donde las mujeres pensaban y potenciaban una
cierta resistencia al orden establecido de lo femenino, de esos modos femeninos
que constriñen y restringen la libertad de las mujeres.
La Morada hasta entonces había sido fundamentalmente un espacio de acti-
vismo feminista, de promoción de la organización. Margarita Pisano, su directora,
tenía muchos prejuicios frente al hecho de trabajar con la cultura, le negaba poder
político a la palabra literaria, incluso nos criticaba por proponer la creación de
espacios de reflexión, ella solo creía en la acción político-doctrinaria de lograr que
todas las mujeres llegaran a ser mujeres feministas, no le daba lugar al pensamiento
discursivo como práctica política; después se dejó seducir por la creación del área
de cultura. Margarita fue una de las fundadoras de La Morada y tenía una gran
convicción feminista, pero era también una mujer muy autoritaria. La Morada
fue el primer lugar feminista que empezó a pensar las producciones culturales
de las mujeres y la necesidad de producir discursos alteradores del orden de los
géneros. Se logró llegar a pensar culturalmente. Fue así como desde ese espacio
de trabajo literario empezamos a trabajar en género y cultura, trabajamos con
Olga Grau, con Alejandra Farías, éramos tres en el área, y además de organizar
talleres en la casa, para mujeres de todos los sectores sociales, quisimos hacer
preguntas por la educación formal, pensar cómo las escuelas formateaban los
comportamientos de género, los roles de género. El año 1990 organizamos un
primer seminario en la Universidad Andrés Bello que se llamó Ver a la mujer,
Ver desde la mujer, un ciclo de varias sesiones donde invitábamos a distintas
personas –hombres y mujeres, mayoritariamente mujeres–, a pensar problemas
que tuvieran que ver con interrogar la construcción de los géneros y la manera
de desarticular el dominio masculino. De ese primer congreso Ver a la mujer, Ver
desde la mujer, hay una publicación, un libro del mismo nombre publicado por
Cuarto Propio. Después hicimos en la Universidad Metropolitana de Ciencias
de la Educación un congreso sobre educación y género para sensibilizar desde la
academia a los y las educadoras respecto a los problemas de género en el campo
de la educación formal, invitamos a personas del Ministerio de Educación, del
ámbito de la Iglesia y del pensamiento laico y educacional en un sentido plural.
La Morada era una ONG que llegó a tener mucha legitimidad por su radica-
lidad, trabajaba desde la cultura y en la búsqueda de intervención en los espacios
organizacionales, de ONG e institucionales, y el hecho de tener una radio –Radio
Tierra– exigía pensar la producción de discurso y mensajes comunicacionales
desde el feminismo. La Morada siempre había trabajado en el campo de la edu-
cación informal en los talleres, su trabajo con sectores populares, y en salud, fue
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261
en las producciones de las mujeres; ese es el trabajo que hace la crítica literaria
feminista. Uno de los trabajos de la crítica literaria feminista es preguntarse por
la palabra de la mujer, porque en la palabra se simboliza el mundo. Muchos de
los programas de Radio Tierra tenían que ver con la voz de las mujeres, “Pásame
la voz” se llamaba un programa, “La Trenza” se llamaba el otro, trenzar la voz,
insistir mucho en el lenguaje. El lenguaje de las mujeres construye su poder, no
solo a nivel estético sino que políticamente las saca del discurso de la víctima;
hasta cuándo las mujeres hablamos como víctimas, como minoría, si nosotras
ya tenemos un soporte que nos permite hablar más poderosamente. Eso es lo
que no soporta el machismo chileno, la palabra de la mujer, es impactante lo
reaccionario y conservador que es el machismo chileno al negar y desconocer
la palabra de las mujeres. Es vergonzoso.
Yo creo que Julieta Kirkwood es la figura más importante del feminismo
chileno de la década de los setenta, ochenta; ella no solo reactivó el feminismo
en dictadura sino que pensó, en sus libros y en sus trabajos de escritura, las
complejidades de situarse en el mundo desde un sujeto femenino, pensó en las
relaciones entre poder y saber, pensó en la política; lo más notable de ella fue
realizar el cruce entre lenguajes políticos, científicos y feminista, habló desde
lugares diferentes que, aunque separados, ella los cruzó en su discurso, no se
quedó en la disciplina sociológica, incursionó en la poesía, rompió con las meto-
dologías sociológicas para pensar el feminismo. Se dio cuenta que la Sociología
no le servía para escribir y para producir un pensamiento que venía desde otra
parte, que venía de su experiencia y su existencia y sus trabajos con mujeres,
desde los encuentros feministas. Julieta Kirkwood se dio cuenta de la vitalidad
tremenda del feminismo como motor de cambio social y cultural y de enrique-
cimiento del pensamiento, el feminismo era para ella un espacio de continuas
interrogantes. Se preguntó, entonces, cómo hacer política desde esos lugares o
cómo transformar todo lo que se hiciera en dictadura en gestos políticos, para
mí ese es el gran aporte de Julieta Kirkwood. A las mujeres actuales, las mujeres
de izquierda que están en la política, en la política institucional, les haría harto
bien leerla, no estarían tan silenciosas en los escaños del Parlamento, estarían
un poco más desordenadas, menos sumisas a la institucionalidad. Creo que a
esas mujeres les falta una conexión con su “furia”, que es uno de los aspectos
más reprimidos en las mujeres. La cultura dominante obliga a las mujeres a la
bondad y la pasividad, algunas se lo creen.
Cuando Julieta descubre en la imagen del nudo la productividad de un con-
cepto –el concepto del nudo, porque nudo es una imagen que conceptualiza un
estado de cosas, el nudo es algo que está apretado, el nudo es algo difícil de des-
armar, es una apelación a aflojar una resistencia, ella le llamó nudo a la dificultad
de las mujeres para relacionarse con el poder–, estableció una importante relación
entre poder y saber como síntomas de la impotencia femenina por romper una
situación de opresión. Lo negado a lo femenino. Allí está la misma reflexión de
Foucault –el poder construye el saber y el saber otorga poder. Al preguntarse por
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las mujeres y la política, se está preguntando cómo las mujeres pueden construir
fuerza política desde su saber sin poder, desde un saber que es propio de una
experiencia de modos de estar en el mundo fuera de los espacios de poder. Y
eso articulado a las formas de funcionar de los partidos políticos, obviamente
plantea una gran interrogante a las mujeres feministas porque ahí se reproduce
el lugar de un saber subalterno, de un saber subordinado, entonces las mujeres
que están en los partidos políticos –y eso es lo que ella pensó– van a hacer un
compromiso entre su propio saber y el saber del poder, o el poder de ese saber.
Es lo que Bourdieu llamará “violencia simbólica”, la forma cómo el dominado
compromete su lugar con el lugar del dominador; en ese compromiso el domi-
nado transa su fuerza, en ese compromiso transa su energía, en ese compromiso
transa su propio saber. Por eso Julieta desconfía de las mujeres en los partidos
políticos, porque el poder masculino allí está dominante, muy dominante, y por
eso ella piensa que los espacios de mujeres lo que hacen es potenciar el saber/
poder de las mujeres. Por eso ella tiene unas frases tan preciosas en su libro,
cuando dice que está escrito en dos tonos, uno en la voz alta, en la voz fuerte
de la Sociología, que es una ciencia establecida, y otro en un tono bajito, que
es el de la experiencia feminista; ella dice: “entonces me digo bajito, con esta
fuerza, con esta vida, con esta vitalidad, así no se han construido sociedades”.
Lo paradójico es que la dictadura con su exacerbación del dominio masculino
propiciaba estas reflexiones que luego en democracia se suspendieron; entonces
muchas mujeres eligieron cambiar la sociedad desde la nueva institucionalidad, y
allí a mí me parece que el avance de las mujeres es más lento, sus políticas están
siempre con un minus, el minus de la subordinación histórica de lo femenino,
creo que es importante decirlo.
Es muy interesante el fenómeno de Michelle Bachelet como candidata a
la presidencia de la república, pero también es un fenómeno que nos permite
comprobar la relación de violencia simbólica en que queda situada. Si miramos
críticamente cómo se conforma la figura de Michelle Bachelet candidata, desde
su cuerpo hasta su palabra, su voz y su cuerpo –el cuerpo, la voz, el poder–,
miremos el cuerpo inicial de Michelle Bachelet, su voz enraizada a la risa ha ido
deshaciéndose para transformarse en una voz y un cuerpo formateado para el buen
uso que la institución del poder haga de él, para hacerlo creíble en ese lugar, un
cuerpo que ha sido empaquetado al servicio de un discurso que no es su propio
discurso, y su voz también se escucha débil en el espacio del poder. Y no es que
yo tenga nada contra lo débil, sabemos que ahí también hay un poder, pero el
poder arrasante de los equipos de los partidos políticos no valoran esos rasgos
femeninos como poder, no le dan lugar al poder de ella, no valoran esa voz, o
lo que ella ha hecho en su vida, su currículo; es un currículo que tiene mucho
menos peso que el currículo de un político convencional, porque la convención
acepta un currículo masculino relacionado al poder político. Las interrogantes
que se le hacen a Michelle Bachelet como candidata responden al hecho concreto
que no se están haciendo cargo que ella no es un hombre, y que, por lo tanto,
263
ella se escenifica de otra manera, pero ellos no conocen esa performance, solo
conocen la performance masculina y entonces como ella es más nueva en esto,
ahí titubea... yo le digo, ¡suelta tus trenzas Rapuncel!
Creo que el gran aporte de Michelle Bachelet a la política será desde la
posibilidad de ejercer una ruptura a las formas de los liderazgos patriarcales. En
ese sentido Lagos le hace un favor porque él es una caricatura de una forma de
liderazgo masculino tan anacrónico por lo autoritario, lo prepotente, lo altanero;
ese señor se cree que está en el feudalismo, se autoriza a retar a las personas, a
negarle la mano a un diputado, a no contestar a los periodistas; es un ogro. La
inteligencia de Bachelet será perseverar en las rupturas a los protocolos masculinos
de ejercer el poder. Yo confío en ella porque tiene una experiencia de la política
propia, desde sus opciones progresistas, pero cruzadas con lo más patriarcal de la
cultura dominante, que es el mundo militar, de donde viene por familia. Desde
ese lugar ella ha desarrollado la posibilidad de una mirada doble, que procede
desde una experiencia muy particular.
El que Michelle Bachelet pueda sostenerse en el poder se lo debe al feminismo
histórico y al hecho que en el mundo –al contrario que en Chile– el feminismo es
un pensamiento respetado como pensamiento y movimiento social que ha hecho
grandes aportes a los cambios culturales. De lo contrario, una mujer sola en un
gran conglomerado dominado por la masculinidad más conservadora, no podría
hacer un gesto de resistencia fuerte si no tiene un movimiento atrás, porque se
destruiría. Una persona sola no puede hacer cambios sociales fuertes porque el
sistema es poderoso y destruye lo débil, para hacer cambios se necesita una gran
fuerza social. Y eso es lo que el feminismo debería aportar a las mujeres que
están en el poder político. Aunque Chile sea un país anacrónico en ese aspecto
–ni su clase política ni su intelectualidad reconocen al feminismo como fuerza
de cambio–, hay que recordar la fuerza de un movimiento que sabe desafiar el
orden público, que sabe desafiar la palabra del poder militar, que sabe desafiar
los cuerpos masculinos, incluso, con armas... una mujer sola no podría sostener
eso. Todavía se ve cómo las mujeres ingresan a los espacios del poder político
para lograr algo, siempre salen trasquiladas, siempre van enmudeciendo. Los
hombres chilenos parecen no querer entrar en diálogo –político, intelectual– con
una palabra que viene de un sujeto mujer, su práctica es más bien silenciar esa
voz, hacerla callar.
El feminismo es una parte importante del pensamiento contemporáneo,
entonces el feminismo tiene que ser trabajado, tiene que ser pensado, tiene que
ser estudiado; las primeras feministas que lucharon con una conciencia de dis-
criminación fueron dejando una huella, y esa huella debe ser recuperada, esa es
una parte de la tradición de lucha de la sociedad chilena; las feministas tienen
historia, iconologías, discursos que se articulan a un saber que es un saber político.
Actualmente estamos en una dificultad porque pareciera que la búsqueda
de cambios se produce con acuerdos, no se produce con combates, sean estos
verbales o de acciones, pero yo al menos, descreo de las políticas de los acuerdos
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porque las políticas de los acuerdos siempre las manejan quienes tienen más po-
der. Hoy día no hay sindicatos en los espacios laborales, negocia el dueño de la
fábrica con cada uno, ahí hay una asimetría feroz y en condiciones de asimetría
siempre pierde o mayoritariamente pierde el débil, y cuál es la posibilidad de
la fuerza de los sujetos débiles, la unión, ¡si ya lo dijo la Flora Tristán en el año
1845, la vieja más lúcida que nadie!, después se lo achacaron a Lenin, pero la
vieja dijo la unión obrera, la unión de todos los obreros y las obreras, o sea, cuál
es la fuerza del sujeto despojado, la fuerza de la unión (...) es una palabra que está
cargada históricamente de voluntad política de cambiar el mundo.
Estamos en un momento en que es muy difícil pensar la política. La glo-
balización, la construcción de una economía global, la pérdida de poder de los
sindicatos, hacen que hoy día la pregunta por la política sea una pregunta com-
plicada desde los lugares minoritarios, y desde los lugares feministas también es
una pregunta complicada. Pero cómo hacer política para que las mujeres vayan
logrando realmente las transformaciones que el feminismo desde siempre ha
producido o ha buscado, es una pregunta que está instalada, que está presente.
Ésas son preguntas que hay que trabajarlas, hay que pensarlas, hay que estudiar-
las, hay que hacer propuestas. Y en este momento, me parece que en la medida
que las mujeres se han ido o han vuelto a los partidos políticos, se han diluido
las preguntas particularmente feministas, propiamente feministas. Pero creo
que el feminismo ha contribuido a abrir el espacio de la política a preguntas, y
desde la cultura también, porque hoy día hay que pensar la política como un
lugar cultural, no podemos pensar la política como algo que está fuera de la cul-
tura justamente porque la política se hace, creo yo, con lenguaje, y las palabras
construyen los espacios simbólicos y es de donde se producen. La pregunta por
cómo hacer política feminista hoy es una pregunta que estamos retomando y
que está haciéndose, ¿no?, los grupos que trabajan por el aborto, las mujeres que
han levantado la denuncia del femicidio, la pregunta por los controles del cuerpo
que el sistema realiza a través de las políticas de los derechos reproductivos o de
impedir que los derechos reproductivos surjan desde la voz de las mujeres, esos
son gestos políticos que están haciendo.
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cambio, que significó la intromisión del neoliberalismo, eso contaminó todo, tanto
las subjetividades, los deseos como la relación con los dineros.
La Morada aún continúa su trabajo en un contexto muy hostil al feminismo,
las mujeres que trabajan ahí tienen otras prioridades, pero yo las admiro porque
de alguna manera han hecho permanecer una idea, una imagen y un proyecto
que tuvo gran importancia en la construcción de ciertas reflexiones. El año 2000
yo me retiré de La Morada para trabajar en la universidad. Ahora, debo decir
que al interior de La Morada también se produjeron cambios importantes que
no permitieron consolidar nuevamente modos colectivos de trabajo, eso también
falló; en un momento hubo, desde las distintas áreas, conductas competitivas por
los dineros y eso hizo que las áreas más debilitadas no pudieran subsistir. Yo era
de la política que se volvieran las platas a hacer un fondo común y que se diversi-
ficaran a las distintas áreas para que las áreas más pobres, como cultura, pudieran
seguir trabajando con plata que le caía de otro proyecto, pero eso no fue posible.
Se separó el trabajo en especializaciones que fueron lentamente disolviendo un
espíritu político-colectivo. Se recompuso una pugna generacional entre las más
jóvenes, yo pasé a ser de las viejas. Fue otro grupo de mujeres que defendió esta
propiedad del área, independencia del área, y adentro de la propia Morada se
produjo una atomización. Después de mi dirección yo vuelvo a mi área y ya
fue muy difícil obtener financiamientos para trabajos culturales. Además, Chile
empezó a ser un país “exitoso” desde las perspectivas más centrales, sobre todo
empezó a desarrollar esta cara de nuevo rico que hoy ostenta. Yo admiro a las
mujeres que trabajan en el mundo social porque en la actualidad es estar en un
lugar sin prestigio, en los márgenes del éxito. Lo que sucede en Chile es trágico,
un país que se ha puesto arribista y como todo arribista niega sus orígenes y su
identidad. Nosotras trabajábamos con un Chile que no se ve en los medios de
comunicación ni en la farándula local.
Las preguntas más importantes del feminismo ligadas a la libertad y a la creati-
vidad de nuevos modos de convivencia se fueron neutralizando por los consensos,
cómo hacemos familia de otra manera, cómo hacemos maternidad de otra manera,
cómo hacemos pareja de otra manera, cómo hacemos la vida de otra manera... las
mujeres que habían estado en el feminismo eligieron el Estado. La Morada en eso
ha sido consistente en negarse a participar de formas individualistas y patriarcales
de estar en el poder, nunca nos interesó, era una discusión permanente al interior
de nuestros grupos de trabajo. Creo que las posiciones feministas más radicales
son necesarias para pensar los modos en que las mujeres hacemos sociedad y
colaboramos con los proyectos actuales; ahí tienes que frente a la pregunta cómo
hacemos cuerpo de otra manera, están todas las mujeres operándose las pechugas,
las caras, estamos en una sociedad de Frankestein.
En Chile, ya en democracia consensuada, las posiciones más radicales fueron
desmanteladas por los propios pares, no solo por el poder dominante, también
por los propios pares, esas son las preguntas que uno tiene que hacerse hoy para
pensar la política. Yo creo que es un momento de grandes preguntas para volver
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a pensar cómo hacemos política desde las mujeres, generando una masa crítica
que tenga fuerza y pueda ser productora de discursos potentes.
En la década de los 90 se entró en el período de transición; cuando estábamos
acá en La Morada muchos de los programas de televisión, que los hacían periodistas
jóvenes, sabían que aquí había una fuente de información, entonces, si querían
hacer un programa sobre la violencia doméstica, venían para acá y nosotras les
entregábamos materiales, les contábamos las experiencias, nuestros pensamientos,
nuestros puntos de vista. Éramos validadas, éramos interlocutoras. Yo me pregunto
hoy día, cuando se hacen los programas que se hacen, hablan los opinólogos, las
opinólogas, la farándula, vivimos en una sociedad farandulizada, ¿me entiendes? La
voz de las experiencias ha quedado subordinada, ni siquiera a la de los especialistas
sino a los políticos que también se sienten autorizados a hablar de cualquier tema
sin conocerlo, ya no les preguntan a las organizaciones de mujeres, a los grupos de
mujeres, porque las encuentran que desentonan, estamos en un mundo de lo light.
Antes se decía que las mujeres éramos tontas, que no sabíamos nada, pero cuando
las mujeres sabemos entonces somos densas, somos graves, somos antipáticas,
conflictivas. Y esas son formas de recomposición de la dominación masculina, la
dominación se recompone, se está recomponiendo permanentemente. No se puede
trabajar ahora con las mismas estrategias que teníamos en los 80, sobre todo en el
terreno de los cambios culturales, porque estos son lentos, requieren de profundas
alteraciones en el mundo de las representaciones y de los imaginarios sociales.
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en que se prefiere todo el protagonismo en las mujeres, creo que hay que ver la
dimensión más política en cada situación, para mí es una cuestión estratégica.
En la actualidad el feminismo se piensa no solo como un problema relativo a las
mujeres, la experiencia de género es siempre relacional y en ese sentido es muy
importante discutir algunos temas entre hombres y mujeres, pero hay otros temas
y otras situaciones que requieren ser pensados solo entre mujeres, por eso pienso
que hay que tener la flexibilidad para no excluir siempre y por principio a los
hombres del pensar y el hacer feminismo. Siempre se ha hablado de la “guerra
de los sexos”, creo que esa lógica de campo de batalla es negativa, siempre son
mejores las inclusiones que las exclusiones, pero no por principio; ya sabemos que
los binarismos tienen muchos puntos entre medio de sus extremos, producir posi-
ciones de sujeto en esos múltiples puntos puede ser más productivo que situarse
en los extremos. Hombres y mujeres sensibilizados respecto a las problemáticas
de género pueden producir reflexiones más interesantes, en conjunto, porque
el género siempre se vive relacionalmente. Entiendo que en un determinado
momento del feminismo era necesaria la potenciación de las mujeres entre
mujeres, pero pienso que hoy día las cosas han cambiado y hay hombres muy
sensibilizados respecto a los problemas de las identidades sexuales y de género.
Sabemos que cuando hablamos de lo femenino no nos referimos a una categoría
esencial propia de las mujeres; lo femenino o lo masculino se ha construido en
el lenguaje y responde a las valoraciones culturales que sitúan en los cuerpos los
signos de poder o de no poder, lo minoritario que se condice con lo femenino
toca a muchos hombres por las formas de la dominación, están bajo el signo de lo
femenino, de lo minorizado. Además, la historia del pensamiento de género nos
permite pensar hoy nuevos géneros que competen tanto a los cuerpos de hombres
como a los cuerpos de mujeres. Para situarse en el feminismo es necesario haber
pasado por alguna reflexión crítica acerca de la configuración de las relaciones
de género, de las identidades sexuales; haber estado en espacios de reflexión,
de trabajo, desarrollar un cierto espíritu autocrítico. Todas las personas pueden
hacer ese camino, para eso es necesaria una voluntad político-cultural, una cultura
social que incite la curiosidad, el deseo de saber; la curiosidad intelectual es algo
perdido por la irrupción del conocimiento envasado. El neo-liberalismo con su
voluntad de tener y consumir es uno de los peores males de la humanidad actual,
borra la curiosidad, disuelve lo social, disuelve la colectividad. Para ser feminista
hay que pasar por cierta formación, espacios, lecturas, trabajo, como cualquier
pensamiento. Tú no puedes ser marxista sin conocer el marxismo, ¿me entiendes?,
no puedes ser liberal sin conocer el liberalismo. Yo le doy lugar al pensamiento.
270
de las vivencias de las otras mujeres, es necesario pensar cómo se procesan las
experiencias individuales y sociales, elaborar formalmente y dándole sentidos para
transformarla en narrativas y conocimiento. Cuando empecé a hablar dije que mi
relación con el feminismo surge de mi experiencia, principalmente mi experiencia
en el exilio, de ahí surge una conciencia, un traer a la conciencia por medio de
la reflexión el peso de la historia, tanto personal como social. Particularmente la
experiencia chilena de represión y supresión de las libertades individuales por
un régimen totalitario fue un punto de partida para pensar la cultura patriarcal
en que siempre las mujeres han vivido; las feministas cumplieron esas funciones
de hacer conciencia cultural a partir de una experiencia concreta, la dictadura.
Es ahí cuando se le pone nombre a la experiencia.
Importancia de La Morada
Desde su fundación a fines del 83, principios del 84 –las fundaciones son siempre
fechas inestables–, La Morada ha cumplido una función fundamental en la sociedad
chilena, no ha sido lineal ni continua en sus veinticinco años de vida, ha habido
distintos momentos de mayor o menos relevancia, pero yo estimo sobre todo el
hecho de haber puesto en lo social preguntas y problemas antes no pensados por
esta sociedad, relativos a la familia, a la salud de las mujeres, a la violencia do-
méstica. La Morada fue la institución que por primera vez en Latinoamérica puso
en marcha una radio hecha, pensada y concebida desde una perspectiva política
feminista. Creo que es importante decir que hubo muchas otras ONG coinciden-
tes en levantar problemas y preguntas relativas a la vida y las experiencias de las
mujeres, pero La Morada le dio una impronta de radicalidad a sus posiciones que
sirvió para sacar algunas ronchas a una sociedad tan recatada como la chilena. La
sociedad chilena necesita posiciones insolentes, necesita intempestividad, y eso La
Morada lo puso permanentemente en escena, tanto con sus acciones políticas como
con sus posiciones y reflexiones. La Morada siempre se mantuvo independiente
de los partidos políticos, pienso que ese es un punto interesante, el haber insistido
en mantenerse fuera de esos espacios que funcionan con una lógica absolutamente
patriarcal. En Chile hay aún muchas instituciones que funcionan con una lógica
arcaica desde el punto de vista de las relaciones de género, aunque las mujeres
militan desde hace muchos años, tienen cargos, pueden ser senadoras o diputadas,
los partidos políticos siguen siendo lugares mayoritariamente dominados por la
lógica de lo masculino. La Morada, que ha sabido adecuarse a distintos contextos
políticos y sociales sin abandonar su autonomía y su independencia, se ha man-
tenido como una institución autónoma, independiente, que siempre tuvo ciertos
roces y ciertas fricciones con incluso otras ONG feministas no oficiales. Eso ha
tenido un costo, no es fácil situarse en los márgenes, recibir los estigmas con que
se califica al feminismo, pero esa es también su potencia y su consistencia.
Durante la dictadura La Morada supo que su principal función debía ser el
activismo político y la coordinación de organizaciones de mujeres, hacer movi-
271
272
273
HUMBERTO MATURANA
Doctor en Biología, Universidad de Harvard
Cofundador del Instituto de Formación Matríztica70
Yo fui criado por mujeres, pero no quiere decir que no había hombres, no era este
un núcleo femenino exclusivo. Lo que sí quiere decir es que hubo una relación
de la mamá en la cual nunca apareció un hombre al cual nosotros nos tuviésemos
que subordinar como si ese hombre fuese el padre. Hubo amigos, algunos que
fueron papás un tiempo, pero no hombres como figuras de autoridad. Si había
alguna figura de autoridad, en último término era la mamá o la abuela, pero no
como una autoridad que yo pudiese decir que era tan central como autoridad,
la mamá era mamá más que otra cosa, y mi abuela, abuela, cada una con sus
características personales.
Yo diría que la mamá era más matrística que matriarcal en la cultura patriarcal/
matriarcal o matriarcal/patriarcal, pero por supuesto que al mismo tiempo vivía-
mos la cultura patriarcal. Por ejemplo, uno de los argumentos que la mamá tenía
para que mi hermano y yo aprendiésemos a hacer de todo, era que uno nunca
sabía cuándo venía la guerra, y uno no podía estar expuesto a quedar en una
situación de incapacidad porque uno no sabía cocinar, no sabía tejer, no sabía
zurcir calcetines –que era una cosa muy importante cuando yo era niño chico–,
no sabía arreglar el tejado, no sabía criar los pollos, no sabía hacer jardinería. Uno
tenía que aprender a hacer de todo porque uno nunca sabía cuándo vendría la
guerra, y ese era el argumento interesante porque era un argumento de recambio.
www.matriztica.org
70
En la entrevista participó también Ximena Dávila, del Instituto Matriztico; algunas de sus
intervenciones se incorporaron junto a las del equipo. Humberto Maturana fue entrevistado, sobre
todo, en su condición de hijo de Olga Romecín, no en tanto cofundador del Instituto Matríztico con
Ximena Dávila, por lo cual supusieron que ambos tenían que dar la entrevista.
275
Claro, bueno, ella no era una niña como cualquiera otra porque, entre otras cosas,
había vivido, había presenciado la muerte de su padre, y tenía un gran enojo con
todo porque, en fin, su padre había sido asesinado y ella lo vio, bueno... y era una
niña muy huraña. Después, cuando fue supuestamente rescatada de este vivir en
el ayllu en el altiplano boliviano como una niña india, como una niña quechua,
ella era una niña muy huraña y pensaba que todos los adultos eran mentirosos y
tramposos. Hasta que en alguna ocasión una tía, que además se llamaba Empe-
ratriz –era emperatriz de Dalmahue, bonito eso, era la emperatriz de Dalmahue
porque era dueña de un fundo ahí–, dice, a esta niñita hay que llevarla al campo,
así que yo me la llevo. Y dice que la niña va a estar a cargo de ella y se la lleva;
supongo yo que tendría allí unos diez años ya en ese momento, cuando estuvo en
el altiplano debe haber sido entre los siete y los ocho. Y lo primero que hace la
tía Emperatriz es ordenar que le hagan delantales, treinta delantales para que se
pueda cambiar todos los días y no haya ningún problema cuando se los ensucie;
segundo, le da una compañera, que era la hija de la cocinera; tercero, puede
andar por donde quiera, pero tiene dos obligaciones fundamentales, una de ellas,
tenía que traer el vino a la mesa a la hora de almuerzo, y dos, tenía que estar
en la casa antes de la puesta del sol. Entonces, andaba a caballo en pelo con su
compañera, que era un poco mayor que ella, recorrían los potreros con una tabla
cada una, con esta tabla pasaban la cerca; apoyaban la tabla en la cerca, que era
chiquitita, y la pasaban a caballo, y recorrían todo. En una ocasión ella contaba
que había traído una culebra a una reunión de damas, esto tiene que haber sido
por allí en 1910, antes de la primera guerra, 1910, 1911, y pone la culebra ahí y
las señoras gritan, se paran arriba de los sillones, en fin, se produce un escándalo
cuando aparece la culebra ahí. Y entonces la tía dice, bueno, por ahí la Olguita
debe andar, a ver... entonces, saca la culebra, después llama a la Olguita y le dice:
Bueno, esa fue para ella ciertamente una experiencia transformadora igual que la
experiencia como niña ahí en Bolivia. Yo le pregunté cuando ella tendría como
ochenta años, qué era lo que había aprendido, que recordara lo más importante
que había sido para ella el vivir como niña ahí, y entonces ella dijo: “aprendí a
colaborar y a compartir, porque esa es la tarea de los niños”. Bueno, colaborar
sería tarea, pero compartir era la forma natural de la convivencia.
276
Uno no puede negar las palabras que existen, la lucha, y hay lucha; el problema
con la lucha es cuando la lucha pasa a ser lo central, qué pasa cuando uno gana
la lucha, hacemos la revolución y ganamos la revolución, qué pasa. La mamá
Goga decía que el tema central no era uno de confrontación de género, sino
que de igualdad de oportunidades. Eso, la igualdad de oportunidades tiene que
ser el centro de esta dinámica que es de confrontación cuando hay oposición
frente a eso, pero el verdadero problema está cuando la noción de lucha pasa
a ser central, somos luchadoras, luchadoras. Yo me acuerdo que yo asistí a una
reunión feminista en La Morada años atrás, por allá por el noventa, y entonces
la situación era tan confrontacional, había tanto enojo con los hombres, pero
tanto enojo con los hombres que yo pedí la palabra y dije:
Unas mujeres gritaron, ¡no! Está bien, qué bueno, ¿no?, es más armónico por la
misma constitución biológica. Pero el que haya sido oportuno el que yo plantease
eso, quiere decir que el tema de la lucha y del resentimiento contra los hombres
estaba candente ahí. Ahora, que hay resentimiento yo lo entiendo, claro que hay,
es una historia muy larga de negación, de abuso, de sometimiento de la mujer.
277
Pero yo creo que es bueno que nos demos cuenta que el tema es que si hablamos
de lucha estamos en un problema, ahora es un problema que puede resolverse
con la conciencia de lo que uno hace, de modo que uno no pierde la conciencia
de qué se trata, pero el fragor de la lucha puede llevarnos a errores.
Pero no hay, lo que pasa –es interesante hacer la reflexión– que no es cierto que
los organismos luchan por la sobrevivencia. Se habla de la lucha por la sobrevi-
vencia, pero los seres vivos no luchan por la sobrevivencia, o viven o no viven,
así no más.
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279
La cultura resulta cambiada a partir de lo que uno hace. Lo social no existe como
una entidad en sí, lo social se constituye en la convivencia de las personas o de
los organismos, de los seres vivos, y todo ser vivo, todos, absolutamente todo ser
vivo opera exclusivamente desde su localidad...
280
de lo que nos pase a cada uno de nosotros como individuos. Fíjense ustedes que
un grupo hace un acuerdo, muy bien, MEMCH, nos ponemos de acuerdo para
hacer esta manifestación o esta reunión, entonces fulano se va a encargar de esto,
el otro se va a encargar de lo otro, etc., y en qué se funda el que eso opere, en la
confianza en que fulana se va a encargar de esto, mengana se va a encargar de
lo otro, y la otra va a hacer lo otro... actúan como individuos.
¿Y por qué no hablar de sujeto social, por ejemplo?, el individuo está solo,
el sujeto está siendo convocado a algo
Porque el sujeto está sujeto, igual que usted es una sujeta, está detenida... si el
miedo está en que uno piensa que está solo si no ve a nadie más, claro, usted está
sola aquí, pero no está sola, ¿verdad?, yo tampoco estoy solo y ella tampoco está
sola, ¿y por qué no estamos solos?, porque nos vemos, nos escuchamos, tenemos
opiniones distintas, nos apasionamos y todo eso... y, sin embargo, esto sigue siendo
de alguna manera un conjunto de personas haciendo algo juntos, en este caso es
una conversación. Somos biológicamente solitarios, pero la convivencia humana
trasciende esa solitariedad en la coordinación de los haceres que hacemos en
nuestro existir en el lenguaje. La palabra individuo e individualismo dicen cosas
distintas, nosotros escuchamos individuo como individualismo, ¡no es cierto!,
el individualismo claramente todos sabemos que es una enajenación en una
postura de individuo que niega a los demás, como el solipsismo, en vez de ser
solitario, digamos, ser único y nada más que uno, solipsismo, solo, pero como
un extremo negador; el individualismo es un extremo negador. Lo social como
extremo negador niega a las personas que lo componen, niega a los individuos
que lo componen, y eso ha sido el conflicto... socialismo, ah, el socialismo niega
al individuo, ah, las sociedades liberales niegan a lo social, bueno, podemos cul-
tivar una cultura que niegue lo social desde blablablá o una cultura que niegue
a los individuos desde blablablá, pero querámoslo o no, todo pasa por cada uno
de nosotros.
Acerca del logo del Instituto Matríztico, el dibujo con las flechas
Lo que pasa ahí es que tenemos biología del conocer y biología del amar, lo que
está en juego es el entrelazamiento de la biología del conocer y la biología del
amar, por eso estas flechas que nos conectan, y eso corresponde a la reflexión y al
darse cuenta y al preguntarse por eso, preguntarse por lo humano en esta unidad
de la biología del conocer y la biología de amar. Por dónde se pregunta uno: o
por la curiosidad o por el dolor; son las dos ocasiones en que uno se pregunta,
pero comprometen de manera distinta. En el preguntarme por la curiosidad yo
puedo permanecer externo. En el preguntarme por el dolor no puedo, porque
tiene que ver conmigo, me pone en el centro de lo que está sucediendo: a mí me
duele, yo no puedo pretender que no me duele el que ese niño sea maltratado.
281
¡Ah!, yo tengo curiosidad, qué interesante el fenómeno este del maltrato de los
niños. Son dos, ambos te pueden llevar al compromiso eventualmente, pero el
dolor te pone exactamente a ti como partícipe...
Yo creo que el problema con la guerra es que siempre termina en muerte, no crea
usted que los aztecas hacían prisioneros para tratarlos bien, era para sacrificarlos a
los dioses, o sea, iban a terminar en muerte también, pero el camino era distinto,
por eso es que era guerra. Pero lo que pasa con la lucha, el verdadero problema
de la lucha aparece cuando uno gana; ya, yo gané, y qué hago ahora, llega la
revolución, gané la revolución, y qué hago... o creo una nueva revolución con
lo cual genero todos los dolores y los martirios y los sufrimientos porque estoy
manteniendo la revolución. Empiezo hacer lo mismo, aquello por lo cual combatí,
a menos que tenga conciencia de que en el momento que gano la revolución
desaparecen las armas, tengo que hacer otra cosa; entonces, si yo no entiendo
eso, nunca va a pasar, nunca voy a poder ver que es posible. La gente pobre,
mire usted cuántos años un problema serio, y aparece hambre, hay pobreza,
¿dónde aparecen las ollas comunes, en los ricos o en los pobres?, en los pobres,
¿qué quiere decir eso?, que los pobres ven a los otros, y ven a los otros porque
ellos saben lo que es tener hambre.
En las culturas matrísticas según evidencias arqueológicas de hace diez mil años
en Creta, las personas, hombres y mujeres, vivían en armonía; es en la cultura
patriarcal donde la desigualdad es un modo de vida naturalizado
Supongamos que pasa lo siguiente, este movimiento de mujeres –las mujeres son
mayoría, más mujeres que hombres–, resulta que gana, gana tremendamente
porque son mayoría y hay hombres que también lo hacen, y entonces escogemos
a una mujer nuestro líder, y esta mujer, nuestro líder, empieza a decir, bueno,
ahora que tenemos el poder hagamos las cosas correctas, somos nosotras las
282
Exactamente, eso si uno puede irse para el otro lado, si ese es el punto, si la
verdadera responsabilidad aparece cuando uno gana, qué hago... qué bueno que
eso no es feminismo, qué bueno que no es así, pero por favor, qué bueno que
no es así, pero lo interesante es que uno tiene que ser consciente para ser eso, yo
tengo que saber que eso puede pasar. Si alguien dice no, eso no va a pasar nunca
conmigo, yo no le creo porque quiere decir que no se da cuenta que puede pasar.
Es darse cuenta lo importante, es muy fundamental, si yo no me doy cuenta de
que yo también puedo caer en ese extremo, nunca voy a cuidarme de no caer
en ese extremo, ese es el punto; y ese es el problema de la revolución, yo gano
la revolución porque estoy combatiendo la tiranía y me transformo en tirano.
Por eso mismo tampoco dice nada que haya más mujeres en puestos políticos
Estoy de acuerdo, pero yo hablaba de esta manera solamente para poner una
situación.
283
El tema está por la psiquis, dónde está uno en cada momento, por ejemplo, si
existe la oportunidad de entrar a las Fuerzas Armadas para hombres y mujeres,
¿dónde estoy yo?, desde dónde escojo o rechazo, ese es el punto. Existe la misma
oportunidad para estudiar Medicina o estudiar Ingeniería, y yo escojo una o la
otra, desde dónde escojo, ese es el tema, y eso es lo que creo oscurecido cuando
haces un proyecto de lucha. Los proyectos de lucha tienen un cierto propósito
de obtener un cierto resultado, por eso digo, una vez que uno ganó el resultado,
qué empieza, ahí aparece de verdad el tema, dónde estoy yo, dónde quiero estar.
Entonces por eso es que nosotros pensamos que el tema central es el cambio de
cultura que uno no puede forzar, pero que resulta si cambia el entendimiento de
lo humano, y eso es lo que nosotros hacemos en el instituto. Y cambia la psiquis,
cambia el modo de relacionarse, cambia el modo de darse cuenta de dónde está
uno y cómo está uno y por qué es tan fundamental el amar y hacia dónde este
espacio efectivamente hace posible una convivencia que podría llamar en este
momento, así en términos generales, democrática. Podemos participar en un
proyecto común de una convivencia en la colaboración, en el mutuo respeto, en
hacer cosas juntos, desdeñar algunas, escoger otras, corregir errores; pensamos
que este era un camino adecuado para lo que estábamos haciendo y resulta que
no; esa libertad reflexiva. Pero la libertad reflexiva exige entendimiento, exige
el poder soltar el apego, pero soltar el apego exige entendimiento.
Exactamente, los tres pilares para la conducta social responsable, para la con-
ducta responsable desde un punto de vista social de cada uno, es que uno sepa
de qué se trata, entienda la conectividad y cómo estamos involucrados, y tenga
una acción a la mano posible que sea efectiva en ese ámbito.
284
Perfecto, porque eso es válido para cualquier proyecto en que tú sabes cuál es la
naturaleza del término, hasta dónde vas a llegar, y eso no te deja en la nada sino
que te deja en un punto de partida nuevo para nuevas acciones.
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Blanca Aurora Díaz Solar, del Comité Pro Retorno, madre de Rosa Ferrada.
Santiago (fotografía: Riet Delsing)
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Elena Caffarena y Olga Poblete entre miles de mujeres en el acto del Teatro Caupolicán,
Santiago, diciembre 1983 (fotografía: Kena Lorenzini)
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Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo 1984. Leen el discurso María Antonieta Saa, Amparo
Claro y Loreto Bravo. Iglesia San Francisco, Santiago
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Manifestación feminista antidictatorial. Sostienen el lienzo de izq. a der. María Antonieta Saa,
Margarita Pisano, Jimena Pizarro, Sabine Reichert y Antonieta Luna. Santiago, 1984
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Manifestación SOMOS +, convocada por Mujeres por la Vida. Providencia, Santiago, octubre
1985 (fotografía: Kena Lorenzini)
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Feministas en manifestación masiva contra la dictadura militar. Parque O’Higgins, Santiago, 1985
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Julieta Bañados, madre de Julieta Kirkwood, junto a Alicia Frohmann en La Morada, 1986
(fotografía: Anne Croocker)
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Lilian Inostroza mira un afiche destruido por bomba incendiara en La Morada. Santiago, 1986
(fotografía: Lucía Salinas Briones)
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María Asunción (Mirentxu) Busto, Nelda Panicucci y Fanny Pollarolo. Mujeres por la Vida.
Providencia, Santiago, 25 de agosto 1987 (fotografía: Kena Lorenzini)
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Parte del equipo de la Morada 1988. De izq. a der: Alejandra Valdés, Ingrid Droguett,
Eugenia Velasco, Lorena Fries. Arriba: Claudia Nelson, Loreto Bravo.
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Teresa Valdés y María Asunción (Mirentxu) Busto levantando el lienzo de Mujeres por la Vida.
Parque O’Higgins, Santiago, 1988 (archivo Teresa Valdés)
310
71
Al momento de la entrevista María Isabel Matamala Vivaldi (Marisa) trabajaba en la Organi-
zación Panamericana de la Salud, OPS (las notas siguientes son de la entrevistada).
313
314
72
Editora adjunta de Monthly Review, publicación de izquierda en Estados Unidos, dirigida por
P. Sweezy y H. Magdoff.
73
Periodista y dirigenta del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, quien rechazó tal
premio a su labor profesional por provenir de una empresa que promueve el consumo de productos
cosméticos entre las mujeres.
315
Objetos preparados para ocultar mensajes, dinero, etc., que se enviaban a destinatarios/as
75
316
En los inicios de la era industrial, cuando el salario del hombre era un salario
familiar, se fortaleció la división sexual del trabajo, la división de los espacios del
mundo público y del mundo privado instalada política y jurídicamente desde
el siglo xviii. Las guerras del siglo xx obligaron a las mujeres a incorporarse en
forma mucho más masiva al trabajo de puertas afuera, iniciándose un cambio
de la situación. Las mujeres salieron a trabajar puertas afuera, pero siguieron a
cargo del mundo de puertas adentro, y esa sobrecarga empujó su darse cuenta de
la injusticia, de la desigualdad. Esa situación forzó el avance del pensamiento y la
reflexión feminista. Pienso que ese proceso de producción de conocimiento y de
movilización, funcionalizado o no funcionalizado, ha ampliado la libertad de las
mujeres entendida como desarrollo humano: la libertad resultante del desarrollo
de capacidades para analizar y decidir sobre su realidad, planteándose respuestas
para transformarla y mejorarla. La instalación del marco conceptual de género
es expresión de este proceso. En ese sentido, entiendo el proceso como un gran
logro, independientemente de su funcionalización como fuerza de trabajo.
Posteriormente, el modelo económico trajo consigo que el salario del hom-
bre proveedor ya no fuera capaz de resolver las necesidades familiares. Se hizo
ineludible la incorporación de las mujeres al mercado del trabajo y su correspon-
sabilidad en la mantención del grupo familiar, a pesar de lo cual siguieron con
la exclusividad del trabajo no remunerado en el espacio doméstico, incluido el
317
76
Filósofa norteamericana autora del libro Iustitia interrupta, 1997, entre otros.
318
Reconocimiento
77
Economista nacido en India, premio Nobel de Economía en 1998, integrante de la Comisión
Internacional de Determinantes Sociales de la Salud de la OMS, ha trabajado profundamente las
problemáticas del desarrollo y la equidad desde el enfoque de capacidades.
319
Existen algunos aprontes, algunas mujeres están decididas a avanzar en este sentido.
Confiemos en que así sea y que las cuentas económicas contribuyan a modificar lo
simbólico, identificando a hombres y mujeres con el mundo doméstico. También
es cierto que cuando el trabajo doméstico es remunerado –lo ejecuta una persona
ajena al grupo familiar–, ello posibilita por dos vías que mujeres se incorporen al
mercado del trabajo, con todas sus implicancias económicas y de autonomía. En es-
tas relaciones contractuales también se ha avanzado, no olviden a Laura Rodríguez,
que trabajó con las empleadas de casa particular para mejorar sus condiciones78.
Hay camino por recorrer en lo referido a relaciones contractuales. Países que hoy
reciben muchas mujeres migrantes de América Latina para el trabajo doméstico,
como son Estados Unidos o España, tienen relaciones contractuales muy diferentes
a las de la mayoría de los países latinoamericanos donde estas relaciones tienen
aún resabios de servidumbre. Habrá que abogar por mayor regulación del trabajo
doméstico, por contratos que lo formalicen más, prestigiándolo y legitimándolo
como trabajo importante. Mira lo que pasa hoy con los restoranes, los chefs son
hombres, sin embargo, se supone que es trabajo de mujeres, ¿verdad? Lo cierto es
que cuando el trabajo se remunera bien, deja de percibirse como trabajo exclusivo
de mujeres y entonces ese espacio se comienza a poblar de hombres.
Y al revés, cuando las profesiones se feminizan bajan sus salarios y prestigio. Sin
ir más lejos, en la actual reforma de salud, con la Ley de Autoridad Sanitaria por
primera vez entró un número importante de mujeres, aproximadamente 30%
como SEREMIS de Salud79 y se incrementó el número de mujeres directoras de
Servicios de Salud a nivel del país. Pero hay que observar el proceso en perspectiva
porque un requisito para ser director o directora es la exclusividad, trabajar solo
en eso. Entonces, se debe observar cuál será la tendencia que predominará: si
la acción positiva como expresión de cambio cultural o el menor interés de los
hombres en esos cargos porque no pueden trabajar en consultas privadas y ello
cierra mejores oportunidades financieras. Así, otros espacios pasan a tener más
prestigio y hacia allá se produce la migración masculina. Son interrogantes que
hoy me planteo, no creo que sea esto último lo predominante actualmente pero
hay que poner atención.
No cabe duda que el sector salud es un espacio femenino, pero las mujeres
están en los trabajos con menor salario y prestigio; en los espacios de decisión
nunca han predominado mujeres a pesar que el setenta por ciento de la fuerza de
trabajo en salud son mujeres. Ahí se aprecia claramente la desigual distribución
78
Laura Rodríguez, diputada, reconocida líder del Partido Humanista que falleció en los primeros
años de la transición democrática.
79
SEREMI: Secretaría Regional Ministerial.
320
del poder, concentrado, además, en el poder médico masculino que hoy también
comienza a abrirse a las médicas. Insisto, hay que observar el proceso.
Considero que entre los logros está la organización y el interés de las mujeres por
incidir en los cambios, en la política; en los últimos años ha surgido la decisión de
ejercer vigilancia ciudadana o control ciudadano. En esa línea, discutiendo con
las mujeres a lo largo del país se vio la necesidad de construir en salud un espacio
que vigilara las transformaciones positivas y negativas que promueven las políticas
públicas en la salud y el bienestar de las mujeres. Es por eso que el organismo
en el cual trabajo, como parte de sus políticas definió cooperar técnicamente con
la sociedad civil para que las mujeres comprometidas con la equidad de género
en salud se apropiaran de un espacio instrumental de vigilancia y señalaran, en
forma potente, las políticas públicas que están permitiendo avances y aquellas que
obstruyen el bienestar de las mujeres. A ese instrumento se le llamó Observato-
rio de Equidad de Género en Salud; funciona con alrededor de cincuenta y seis
organizaciones que conforman su foro civil y con diez personas –la gran mayoría
mujeres, solo dos hombres–, que trabajan los aspectos más técnicos, que significa
construir y mantener actualizado un conjunto de datos que evidencian el alcance
e impacto de las políticas en salud. Esos datos se analizan con las organizaciones
para que ellas trabajen en el espacio público, presionando o haciendo sugerencias
de políticas. Esperamos que la mayoría de las sugerencias se recojan.
El primer informe del Observatorio saldrá en diciembre, se está completan-
do; se puede adelantar que entre los temas centrales aparecen salud y trabajo,
violencia de género y femicidio, muertes maternas en relación con violencia. El
Observatorio está tratando de afinar su mirada identificando también la super-
posición de inequidades en salud con las de estrato social y también con etnia,
por lo cual apoyó la instalación de una estación del Observatorio en Temuco,
en la Región de La Araucanía, en la cual trabajen mujeres de las organizaciones
mapuche, mujeres no mapuche, organizaciones que trabajan en VIH-Sida y sec-
tores académicos de la Universidad de La Frontera. La alianza de sociedad civil
y academia es potente y de una y otra manera está haciendo camino, tanto en el
nivel nacional como en Temuco, mostrando que la ciudadanía que trabaja por la
equidad de género en salud puede contribuir a la mejoría de las políticas públicas.
321
de mujeres en el mercado del trabajo son cada vez más necesarias porque el
cambio de la estructura familiar en Chile dejó atrás las familias extendidas que
permiten resolver en forma compartida –entre mujeres– el trabajo que demanda
el grupo familiar y comunitario. Si no existen esas políticas sociales de apoyo
social a la crianza –salas cuna y jardines infantiles accesibles, jornadas escolares
extensas, lavanderías y cocinerías accesibles financieramente para los sectores
populares– una gran cantidad de mujeres no puede trabajar remuneradamente
porque el trabajo doméstico aún no es asumido en forma de corresponsabilidad
por parte de los hombres. Y esa es una de las sólidas bases de la persistencia de
la desigualdad. Pienso que es preciso un esfuerzo grande y sostenido para que
se modifique esa situación de baja participación de las mujeres en el espacio del
trabajo remunerado. Es un asunto sustantivo que tiene que ver con la división
sexual del trabajo; es necesario generar condiciones reales para empujar la co-
rresponsabilidad de mujeres y hombres respecto del trabajo doméstico –crianza,
cuidado, trámites, producción de bienes y servicios para el propio consumo–, para
que los hombres ingresen al espacio laboral de los hogares en forma paritaria al
ingreso de las mujeres al trabajo remunerado fuera del hogar.
Aparte de esas dificultades determinadas por el contexto cultural y político
que mantiene este diseño estructural en materia económica, existen otras que
tienen que ver con las propias mujeres y que limitan la construcción de su fuerza
con base en la articulación y las alianzas. Observo que en Chile se da un fenó-
meno que no ocurre en todos los países de Sudamérica o de América Latina,
en aquellos con movimientos más poderosos. Es la división drástica y paradojal
entre las mujeres así llamadas políticas y las mujeres organizadas como feministas
(que ante todo son políticas, pero no afiliadas a partidos). Si se compara con lo
que sucede en Brasil, en Uruguay, en Argentina, se aprecia que en esos países
unas y otras se unen tras demandas políticas feministas porque se prioriza por el
avance hacia la justicia social en materia de género.
A pesar de ello, al interior del movimiento feminista percibo que se ha
venido dando un proceso de morigeración de las divisiones que se agudizaron
entre los años noventa e inicio del 2000. Después se ha producido una fase que
califico de más amorosa en el movimiento feminista, de mayor reconocimiento
entre sí, de mayor respeto entre los distintos sectores, independientemente de
que persistan algunas desconfianzas que parece que nunca terminan de existir.
Sin embargo, considero que el encuentro feminista en Olmué el 2005, con esa
tremenda irrupción de mujeres jóvenes con gran potencial, fue una sorpresa
que nunca nos imaginamos, al igual que lo fue la capacidad de dialogar entre
sectores tremendamente antagónicos; lo siento como un avance. Esto no significa
que hayan desaparecido los problemas o que no existan incoherencias; intuyo
que hemos aprendido a aceptar que el movimiento feminista no es mesiánico,
conformado por mujeres fantásticas, sin ningún defecto. A aceptar que es cierto
que allí hay mujeres, sí, con una utopía, con voluntad de cambio y un horizonte,
pero que en el cotidiano se enfrentan con incoherencias y contradicciones, como
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323
80
MAPU, Movimiento de Acción Popular Unitaria.
325
326
327
81
VII Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, Chile 1996.
328
FRANCISCA RODRÍGUEZ
ANAMURI, Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas,
responsable de Trabajo Internacional
y coordinadora de la Campaña de la Semilla,
Soberanía Alimentaria
Como integrante del movimiento sindical yo vivía muy presionada por mi re-
lación con el movimiento de mujeres, en particular por muchas buenas amigas
feministas con las que en esa época de la dictadura realizábamos tantas acciones
en conjunto. Por un lado, la constante pregunta de si yo era o no feminista y,
por otro, el permanente enjuiciamiento de mis compañeros, que yo me estaba
poniendo feminista. Así que lo constante de esa pregunta, ¿tú eres feminista o
no eres feminista?, se convirtió casi en un trauma. Incluso, me acuerdo siempre
de cuando estuve con una compañera en la Conferencia Mundial de la Mujer
en Beijing –la Josefina, no recuerdo su apellido, del Instituto de la Mujer de
Concepción–, estábamos en el mismo cuarto: ¿tú eres feminista o no eres fe-
minista? A ver Josefina, le dije yo, explícame lo que es ser feminista. Me daba
como angustia que me dijeran que era feminista. Entonces, la Josefina me hace la
siguiente afirmación: mira, yo soy socialista, pero primero soy feminista, y si mi
partido planteara una cosa que estuviera en contra del feminismo o no estuviera
de acuerdo con esto, entonces yo dejo de ser socialista porque yo soy feminista.
Ah no, le dije, entonces yo no soy feminista porque si mi partido plantea una
cosa en que yo no estoy de acuerdo, yo voy a seguir porfiada adentro dando la
lucha política ideológica porque si no, para qué milito en un partido, pues, o sea,
tengo que ganarlo para esto; entonces no soy feminista. Y quedé tan contenta
y tranquila porque me había librado de que todo el mundo me dijera que era
feminista; yo ahí me convencí que no era feminista.
Sin embargo, al poco andar, frente a medidas a mi juicio muy arbitrarias,
cuando en ausencia me revocan de mi cargo de responsable del trabajo de la
mujer en la Confederación, mi reacción fue muy violenta y la defendí a fondo, y
mi defensa fue que ellos me podían destinar a otras funciones, pero que yo no iba
a dejar de trabajar con las mujeres porque yo era feminista. Esa remoción de mi
cargo la sufrí como una agresión, porque era una agresión en el fondo quitarme
esa responsabilidad que era mi fuerte, era mi fortaleza. O sea, el trabajar con las
mujeres y por las mujeres era como mi deber, entonces, ya, jodía tanto con el tema
de las mujeres que seguro pensaron a la Pancha saquémosla de ahí y la ponemos
acá. Y yo en ese minuto, que fueron los minutos de mi resistencia –uno tiene el
minuto ¿no?–, me declaré con convicción feminista. Después que salí me encontré
tan valiente, primero haberles dicho a los viejos que yo no dejaba de trabajar
329
con las mujeres porque yo era feminista, y después de eso decir, bueno, ¿y seré
feminista? Porque había mucha moda también de ser feminista, entonces yo decía
esta es una cuestión mucho más profunda, o sea, es como decidir militar en un
partido, ¿no?, entonces no es tan fácil. Y se los conté a las compañeras, éramos
del departamento Femenino de la Comisión Nacional Campesina, y les dije: “hoy
día me he declarado feminista”. Entonces me dijo la Alicia: “¿hoy día no más?,
pero si nosotras somos feministas hace tiempo, ya las feministas nos adoptaron,
ya nos tienen bajo su dominio”. Nosotras nos reíamos mucho porque cada día
conversábamos. Fue tanto así que cuando fue el encuentro feminista latinoame-
ricano acá en Chile82, nosotras estábamos recién constituidas y firmamos las dos
cartas, la de las autónomas y la de las institucionales, porque no teníamos idea
de nada. O sea, eran las compañeras feministas nada más y llegaron a conversar
con nosotras, y nosotras estábamos absolutamente de acuerdo, entonces, claro,
firmamos la carta, estábamos recién como ANAMURI, había que ser solidaria
con las compañeras. Y después llegan las otras, oye, ¡pero nosotras ya firmamos la
carta!, les dijimos. No, si no la han firmado, miren este problema... tienen toda la
razón les dijimos, la firmamos también. Y después vinimos a saber que había un
problema de división, que habían unas feministas autónomas y las institucionales,
y para nosotras eran feministas, fueran autónomas, fueran institucionales, eran
las mujeres con las cuales habíamos hecho un camino, con las cuales habíamos
tenido mucha inspiración, habíamos recogido mucho de ellas, eran las compañeras
feministas. Entonces, cuando nos invitaron al encuentro nosotras dijimos, oye,
cómo vamos a ir si en esa disputa nosotras no estábamos, y de verdad nos dolía,
y por eso no fuimos al encuentro feminista acá en Chile y decidimos mandar
solo una carta de saludo y decirles la importancia que habían tenido, incluso, en
nuestra decisión de la propia constitución de ANAMURI, y que el proceso que
habíamos hecho estaba marcado por el desarrollo del movimiento feminista de
este país. Y ahí les decíamos, ustedes han hecho cambios tan importantes, se ha
generado esta nueva cultura de mujer, que de repente pareciera que no somos
capaces de ver porque somos muy malas para evaluar nuestros avances, ¿no? Así
que les mandamos una carta bien bonita, y como estábamos con las dos, tenía
que ser una carta integradora.
Y ahora, cuando se realizó nuestro encuentro feminista83 nos encantó, lo dis-
cutimos en esta misma sala, convencidas de que tiene que haber un movimiento
feminista, entonces resolvimos si ANAMURI va. Florencia dijo que vayan las
que son feministas. Y esa fue la decisión que hubo, entonces fuimos la Mafalda,
la Alicia, yo y la Angie, las que dentro de ANAMURI nos definimos como fe-
ministas. Pero, además, en nuestras escuelas uno de los temas que tenemos es el
estudio del feminismo, y ahí nos hemos venido dando cuenta de las diferentes
vertientes, hasta que llegamos al feminismo político. Y sentimos que aquí esta-
82
Se refiere al VII Encuentro Feminista Latinoamericano y de El Caribe, Cartagena, Chile, 1996.
83
Encuentro Nacional Feminista, Olmué 2005.
330
mos, aquí sí que calzamos nosotras, por eso dijimos “somos feministas políticas”,
somos la otra vertiente nueva que arranca desde la Marcha de las Mujeres, de
esta alianza desde los movimientos sociales, de este planteamiento común que
tenemos de cuestionamiento del modelo, de esta identidad que nosotras hemos
ido adquiriendo, y por eso es que nos definimos como feministas políticas. No
tiene otra razón y sentido, pero sí esta valorización que hacemos. Es tal vez una
de las discusiones más constante, permanente, nuestra discusión, incluso con las
mujeres indígenas, porque tú entenderás que la mujer indígena se plantea desde
su cosmovisión dual, y que tiene un tremendo valor desde el punto de vista de su
fundamentación, pero que se queda ahí, en la fundamentación a nuestro juicio.
En el mundo indígena las relaciones tampoco han tenido un carácter igualitario,
a lo mejor valoran el rol de la mujer como reproductora de una forma diferente
dentro del mundo indígena, y nos ha costado mucho con las compañeras asumir
que hoy esa cosmovision dual está trasgredida. Un día les dije:
331
332
nuestros hijos valorizan lo que hacemos, aparte de criarlos, si los maridos se dan
cuenta, si es que se sienten aplastados por nosotras de repente, si es que sienten
temores frente a esto, si es que somos capaces de conversar, si esta conversación
la trasladamos o no la trasladamos a nuestra casa, la socializamos o no la socia-
lizamos, o si la casa se ha puesto hermética, cerrada. Porque una de las cosas
importantes que había en la cultura campesina era precisamente la conversación,
se conversaba, se hablaba haciendo las labores diarias, ¿no?; cuando se pierden
las semillas es porque también se pierde la realidad; a la hora que separabas la
semilla, que limpiabas esto, tú estabas conversando, estabas hilando cuentos. De
todo eso, nos marcó el encuentro de Puerto Montt, o sea, la necesidad de volver
esta mirada hacia adentro, por eso le pusimos así, “la mirada hacia adentro”, si
yo sé cómo estoy en mi casa, sé cómo voy a llegar a la organización. Después de
eso, “la mirada hacia afuera”, ¿por qué voy a la organización?, ¿voy arrancando
de la casa o voy porque necesito espacio para actuar?, o voy porque me estoy
reconociendo en mis capacidades, o porque quiero hacer esto... porque todos
llegan buscando algo a la organización, ¿cuál es la búsqueda mía? Y después de
ese trabajo, era cómo me relaciono dentro de la comunidad, dónde interactúo,
y eso es parte del proceso de formación. Y dijimos, ese proceso lo hacemos
nosotras, no se lo entregamos a nadie porque es como cuando crías a tus hijos,
y, entonces, es lo que nos permite hablar en un lenguaje igual, en general con la
metodología de lo diario y lo cotidiano. Por eso incorporamos la mística como
parte de nuestra actividad y tú verás aquí la semilla, nuestros frutos, la tierra, el
agua, o sea, lo que nos identifica. Nosotras trabajamos fuertemente la mística,
no hay actividad de ANAMURI que no empiece con un proceso de mística que
nos conecte primero. Entonces, creo que fue importante porque empezamos a
trabajar y a reconocer también nuestra espiritualidad, a caminar nuevamente por
el mundo de los afectos. Y yo creo que eso es lo nuevo que tiene ANAMURI,
que la ha hecho una organización en que las mujeres quieren estar. Ahora, no
quiere decir que no tiene problemas, a medida que nosotros tenemos crisis de cre-
cimiento, no tenemos las capacidades, tenemos mayores demandas; ANAMURI
hoy día es una organización bien conceptualizada en el país, en la región, en las
comunidades. Las municipalidades, por ejemplo, se hinchan con las actividades
que hacemos; en esta feria de biodiversidad que hicimos, hubo municipalidades
donde hemos tenido que pelear porque dicen “el alcalde invita a la actividad
de ANAMURI”. No, el alcalde no invita, nosotras invitamos al alcalde. Y son
peleas con las alcaldías porque se quieren apropiar de lo nuestro, lo necesitan, y
entonces les decimos, mire, es mucho más importante que ustedes estén al lado
nuestro, que estén apoyando, a que se quieran apropiar. Es hacerles entender que
no se trata de que ellos quieran darle el sello de la municipalidad a la actividad
que nosotros tenemos, sino que la municipalidad tiene que apoyar esta actividad
porque significa que tiene una comunidad que crea, que vive.
Creo que ahí han habido dos cosas muy importantes, primero, que ANAMU-
RI surge vinculada al mundo internacional, al movimiento de América Latina,
333
y ese movimiento de América Latina se gesta en esa lucha que hicimos, en esa
campaña de los quinientos años de resistencia indígena, campesina, popular.
Nosotros fuimos los únicos en este país, nos costó montones acarrear a los com-
pañeros indígenas para esta campaña continental que generó la base para los
movimientos sociales. Porque ahí estaban los campesinos, indígenas, pobladores,
los pueblos negros, los afrodescendientes, ¿no? Entonces, de toda esa riqueza
nosotras fuimos herederas, la fuimos tomando y la fuimos transportando acá al
país, y creo que esa es la particularidad que hay, o sea, estamos ligadas. ¿Qué
es lo que ha pasado con esta organización?, muchas nos dicen que somos las
mujeres voladoras porque viajamos mucho, pero también ha sido la necesidad
de que la gente tenga expectativas, que vea que fuera de las fronteras la vida
florece, que fuera de las fronteras el sistema no te aplasta como nos aplasta acá.
Aquí te quieren convencer que somos los mejores y cuando sales afuera te das
cuenta que no somos los mejores, que todavía somos un pueblo que no somos
capaces de recuperarnos. Y eso a nosotras nos ha significado, por ejemplo, en el
Foro Social Mundial, cincuenta, setenta compañeras de todo el país afuera; para
nosotros esas son escuelas de formación. Ahora se van doce compañeras a Mar
del Plata y tenemos el problema de qué diablos va a pasar, ¿no?, van primero a
una escuela del cono Sur, donde nos juntamos todas las mujeres, y cuando vamos
a Mar del Plata vamos sabiendo qué es lo que está pasando en Mar del Plata,
sabiendo que va a haber movilización, a lo que estamos expuestas, nosotros aquí
a nadie le doramos la píldora, todo el mundo sabe a lo que va. Y cuando vamos
a los foros, vamos a campamentos, aperramos, no vamos a hoteles, vamos con
saco de dormir, con nuestro plato, incluso, llevamos los fondos, llevamos todo
y hacemos campamento. Entonces, parte de nuestras actividades son aperradas
porque teníamos que lograr romper esta dependencia que se ha generado tan
fuerte, todo este sistema de subsidio, todo este proyectismo te genera una de-
pendencia muy grande, una competencia muy fuerte y una competencia muy
desleal. Porque imagínate, presentas un proyecto y compites entre los municipios
y las universidades, y nosotras...
ANAMURI hoy es un fenómeno para muchas personas, para mucha gente
es un fenómeno, y para el movimiento campesino de Chile que hoy día, por
supuesto, nos quiere y nos ama y nos reconoce; nos costó mucho, pero nos
ganamos el espacio. Pero es un fenómeno a lo mejor dentro de este país, son
los nuevos tiempos, en cada país hay fuertes organizaciones de mujeres rurales.
¿Por qué las organizaciones de mujeres rurales surgen con más fuerza que las
organizaciones urbanas?, yo creo que es producto del propio aislamiento que
tuvimos, es el descubrir el mundo, el salir hacia afuera, además, porque estába-
mos menos permeadas desde el punto de vista de lo que era la lucha política y la
lucha partidaria. Entonces, hoy día tienes que vivir ese otro proceso a la inversa,
o sea, las mujeres generalmente le tienen mucho temor a la política. Si tú miras
los programas de nuestras escuelas, nosotras abordamos todo, nuestros cursos son
cursos de formación, primero tenemos esta formación, que es la formación de base
334
335
entonces son parte de las culturas, de las relaciones que se dan, unas muy buenas
y otras muy oscuras. Hay un mundo que no es solamente campesino, que es de
todos los chilenos porque la agricultura es un patrimonio de los pueblos. Y la
cultura que se genera de ahí también, en que la ciudad no se ha dado permiso y
hoy día es muy difícil que se dé permiso para reconocerlo porque, imagínate, a
qué hora, a qué hora si estás agobiada, estás al día a día, estás pensando en que
esté el niño en el colegio, en que tienes que trabajar y que tienes un pituto por
aquí, que tienes otro por allá. Entonces, estás ante una sociedad agobiada, y yo
creo que en el fondo el trabajo que hemos venido haciendo nos ha devuelto a
nosotras muchas de las cosas que habíamos perdido, muchos valores que ya no
estaban, pero para compartirlos con los demás, entonces el compartir es parte
de la vida cotidiana que hace esta organización.
Florencia venía llegando de la última actividad que hubo en Puerto Montt,
se hizo en la comuna de Fresia y ahí llegaron todas las comunas, o sea, de todo
el sector, y me decía, oye, esto es maravilloso, y ninguna de nosotras fue a pre-
parar ni a decirle a las compañeras “hay que hacerlo”, las mujeres de las regiones
preparan su propia actividad. Yo estuve en Cañete, estuve en el trafkwintu, el
intercambio de semillas, donde llegaron mujeres de las regiones, y las mujeres
indígenas las estaban esperando porque van a empezar un proyecto de recupera-
ción de semilla y todo el mundo las iba a aconsejar; en el fondo es un intercam-
bio de conocimientos, vinieron también las mujeres aimaras. Nosotras dijimos:
es un encuentro de sabias que vienen a aconsejar a las mujeres, también para
recuperar esto, la transmisión, la conversación, porque hoy día no se transmite,
se perdió. En el campo también se perdió y en los indígenas también el valor
que había, por ejemplo, en los consejos de ancianos. Por esto, nosotras decimos:
no tenemos consejos de ancianas, vamos a formar un consejo de saberes porque
la ancianidad está desprestigiada. Entonces, nosotras pedimos que vinieran las
mujeres sabias –nosotras les decimos las guardianas de la tierra, las guardianas
de la biodiversidad– a aconsejar a las mujeres nuevas que empiezan con este
trabajo y a la brigada de jóvenes, a los jóvenes y niños que se vienen preparando.
En el congreso de la CLOC, la Coordinadora Latinoamericana de Organi-
zaciones del Campo, que tuvimos en Guatemala ahora recién, la mayoría eran
mujeres y jóvenes, y cuando tú vas a la organización te da un gusto ver tanta
gente joven. Nosotros hicimos ahí los aconsejamientos y estaban bastante equi-
librados, las mujeres, los jóvenes, los niños, y creo que eso es parte importante,
el traspaso. Una parte simbólica nuestra en estos encuentros es el traspaso de
la semilla de las viejas a los jóvenes, el traspaso de nuestras banderas a la gente
joven, esa es la continuidad de la organización, no hay otra. Lo hemos hecho muy
simbólicamente, o sea, se hace en las plazas públicas, se hace en cada lugar, donde
quiera que esté, está este traspaso. No como decía el himno de la CUT, “el día
que yo me muera mi lugar lo ocupas tú”, no, nosotras queremos que sea ahora,
no esperar que ellos se mueran para tener un espacio. Por eso estamos diciendo,
bueno, qué es lo que tenemos que ver, ya las más viejas tenemos que retirarnos,
336
no irnos, y por eso es que estamos planteando que vamos a crear este consejo
de saberes donde a lo mejor habrán muchas mujeres en la cosa de formación, de
capacitación. Dónde entregas eso, en ir a conversar simplemente con la gente, en
estar presente en los intercambios, en los trafkwintu, ¿no?, porque el trafkwintu,
que en palabra mapuche es intercambio, es la hermandad que queda. Cuando
tú entregas una semilla, la que te la entrega sabe a quién se la entrega y te da
recomendaciones, pero después vas a buscar el resultado en el otro encuentro.
Nosotras nos ponemos en resistencia, por ejemplo, a la Expo Mundo Rural,
hemos dicho que no vamos más porque perdió su esencia y no van los campesinos;
ahí está la esencia del mundo empresarial, han querido hacer de cada campesino
un empresario, les han metido a los viejos que solamente tienen posibilidad de
progresar si llegan a exportar, y cuando llegan a exportar se acabó ese campesino,
al año está quebrado, endeudado, ¿no?, desaparece. Cada vez que alguien exporta
es una familia campesina que desaparece porque esa es la mayor de las mentiras.
Entonces, nosotros decimos que no necesitamos exportar, necesitamos producir
para este país, para este pueblo, para esta gente. Pero tenemos que conversar y
decirle la importancia de la alimentación, el que sepan qué es lo que están con-
sumiendo, por qué hoy día están todos enfermos, llega la primavera y todo el
mundo está con alergia, ¿cuándo antes habían tenido alergia?, llega un poco de
frío y todo el mundo se resfría, no hay defensas. Y cómo va a haber defensas si
sobre todo la juventud está consumiendo las papas transgénicas que vienen de
Holanda y que bajan las defensas. En todo lo que estamos comiendo están los
transgénicos, todo está a base de soya y la soya está transgenizada, dicen que de
ahí vienen las alergias. Entonces, esa es la conversación que nosotras hacemos,
porque les hablan de los transgénicos y la gente no tiene idea, entonces les expli-
camos que la transgenia, como dice la palabra, es porque trans-greden las reglas
de la naturaleza. Y no solamente la están transgrediendo con los productos, la
están transgrediendo también con nosotras. O sea, a lo mejor tiene algún efecto
importante desde el punto de vista de la medicina, desde hace muchos años,
muchos siglos que existe transgenia, pero hoy día es una cosa comercial que
ataca la producción campesina.
Por otro lado, cada vez más se nos cierran espacios, se están exterminando
las ferias, y las ferias son la comunicación, un nexo entre la ciudad y el campo,
son un lugar de encuentro, son nuestros lugares también de afectividad, de
comunicación. ¿Qué haces cuando vas al supermercado?, callada con el carro
comprando, mirando precios, calculando, quién sabe quién está a tu lado, no
tienes idea de nadie. Cuando vas a una feria tú conversas, preguntas de dónde
viene, ¿no?, y eso se está perdiendo, y eso es lo que tenemos que recuperar, por
eso para nosotras las semillas son la recuperación de nuestros mercados, por eso
hacemos la feria, necesitamos conversar con la gente. Hicimos un programa que
le llamamos la ollita hervidora, recuperar nuestras comidas, recetas, a lo mejor
tenemos que repensarlo, ¿era tan desgastador para nosotras el cocinar que nos
facilitó la vida hacer la sopa en sobre? Cuando les hemos dicho a las mujeres que
337
338
339
84
Grupo de jóvenes organizado en torno a la identidad feminista y a la identidad generacional.
85
Ríos Tobar, Godoy Catalán y Guerrero Caviedes, op. cit.
86
VII Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, Cartagena, Chile, 1996.
341
342
escrito sobre feminismo, bien o mal, estemos de acuerdo con su reflexión o no;
eso es algo que pocas han hecho, ha habido poca reflexión. Por ello decimos que
las principales diferencias que tenemos y que han ido generando los quiebres o
las disputas al interior del feminismo tienen que ver con las estrategias: es decir,
optar por una acción más movimientista o no; o en las palabras de las que se
han denominado autónomas, si es que hay que pararse desde adentro o desde
afuera. Esas diferencias ya están claras.
Por otro lado, nosotras nos hemos encontrado mucho con la idea de que “yo
soy feminista y hago lo que puedo” o “hago mi acción desde mi trabajo”, y no hago
ningún esfuerzo por articularme con otra. Yo creo que eso también es tramposo,
también genera este discurso como complaciente, que porque entendemos esto
como campo de acción podemos estar en muchas partes, y no importa que yo
esté solita y que no haga ningún esfuerzo porque igual estoy haciendo un cambio.
Es cierto, yo creo que uno puede hacer un cambio con su familia cercana, sus
amigos, igual uno ahí puede hacer un trabajo cotidiano de cambio cultural, pero
yo creo que es necesaria la acción colectiva para promover cambios sociales más
grandes. Entonces tú no puedes pensar que es suficiente –si es que uno tiene esta
idea de movimiento social y de cambio social–, que basta con que yo solita me
quede en mi casa porque yo desde aquí aporto con mi cuadro si es que soy artis-
ta, yo aporto con mi libro si es que escribo, y yo aporto con mi consultoría, por
ejemplo, como en mi caso; no, yo sé que no. O sea, ese es mi trabajo y si puedo
aportar, voy a aportar algo, pero yo si realmente quiero aportar, tengo que actuar
articuladamente con otras y tengo que tener un deseo de acción colectiva; yo creo
que los cambios se hacen así. Entonces, ahí a mí sí me pasa que este discurso de
que solita hago esto desde la academia, yo solita hago esto otro, no promueve el
cambio social. Hay una falta de energía y de ponerse, de disponerse, de entregar
algo de una. Si al final, aunque lo hagas desde tu trabajo, igual tu pega es tu pega,
por eso te pagan, ¿me entiendes?, distinto es decir, mira, después de mi trabajo,
aunque esté cansada, yo voy a una reunión, yo voy a hacer algo.
Es que para mí, esta lógica de que todo está atravesado por el dinero es lo que
más me complica de cómo han venido funcionando las cosas en los últimos años.
Por eso creo que es importante que todas logremos salir de esto y destinar un poco
de tiempo a este trabajo militante. Y, aunque no te guste la palabra militante a mí
me gusta porque es la palabra que yo tengo para decir este trabajo es militante,
yo lo hago voluntariamente, porque yo quiero, porque creo profundamente que
con eso yo aporto, además de que puedo hacer otros aportes. Por ejemplo, a las
mujeres de la Casa Yela yo las encuentro realmente admirables. La Casa Yela tiene
uno de los pocos albergues que hay en el país para mujeres que sufren violencia,
y ellas lo mantienen a pulso en Talca, porque no tienen recursos, entonces con
dos pesos montan esta casa, reciben a las mujeres, a sus hijos, les dan protección y
casa y comida durante un tiempo y etcétera. Entonces, claro, yo digo cómo entre
todas las que estamos aquí no vamos a ser capaces de juntar dinero para aportar
mensualmente, que no es asistencialidad, es apoyar uno de los pocos albergues
343
que hay, si casi no hay en Chile, no hay albergues gubernamentales; están las
mujeres de Coronel con dos pesos también, que han encontrado unos fondos
concursables, pero para postular a tres pesos. Yo creo que nosotras podríamos,
por ejemplo, hacer acciones de movilización y también podríamos meternos la
mano al bolsillo, pero no hacemos esas cosas. Hay que estar atentas, falta tener
la iniciativa, y todo eso es tiempo, es energía, es recursos, no es la plata, recursos,
me entiendes, o sea, mira, pasó esto, hay que llamar, hay que ir, hay que buscar,
eso algunas lo hacen, lo hacemos, pero no basta con cinco o diez. Se necesita
energía, se necesita fuerza. O sea, para armar este encuentro nosotras estuvimos
un año yendo a reuniones, siempre las mismas a las reuniones87.
Yo estuve hace poco en Perú y comentaban este mismo tema de la organiza-
ción, pero ellas tienen más cultura de organización. Yo creo que aquí ha habido un
proceso de desorganización muy fuerte, que no es solo las mujeres, no es que nos
afecte a nosotras no más, es una cuestión social más grande. Pero yo insisto que
no estoy de acuerdo que miremos solo por qué pasa, como que desde afuera nos
pasa, ¿me entiendes?, porque tenemos un determinado Estado, un determinado
gobierno, unas determinadas políticas, lo que es cierto, pero también nos pasa
porque tenemos unas determinadas características nosotras que no nos movili-
zamos. O sea, yo creo que la responsabilidad última siempre es de una, porque
si una se quiere juntar con la otra, va y se junta, ¿no? Algo nos pasa, yo creo que
es –no sé cómo se llama cuando no es sinergia sino al revés–, algo que se nos va
dando, y entonces te empiezas a desincentivar y cuesta mucho generar procesos.
Nosotras en el colectivo Bajo Sospecha éramos siete, ya se acabó el grupo,
pero mantenerse seis años era un esfuerzo, y a mí me sorprendía que fuéramos
de los pocos grupos de mujeres jóvenes en los 90, porque no había más. Cuesta
que la gente se junte, se anime, se mueva, destine tres horas semanales para una
causa que es más allá de trabajar, de su familia, pucha, cuesta tanto.
Estoy de acuerdo contigo, y ahí creo que un error que cometieron muchas femi-
nistas es no reciclarse y no hacer recambios. Y ahí, cuando nosotras demandamos
el recambio generacional, no tiene que ver –siempre lo dijimos–, con una posta,
no es que llegamos nosotras y se van las otras, porque eso es ridículo. La idea
es que los espacios pueden abrirse infinitamente, es como el amor, no es que
solo puedas amar a una persona, no es que solamente puedan entrar tres a un
grupo y tienen que salir tres, no. Pero no hubo esta capacidad ni este deseo ni
este esfuerzo de abrirse e incorporar a otras. Y eso ha pasado en todas las ONG
de mujeres, no las quiero mencionar, ¿cuántos años llevan ahí mismo?, y no hay
otras mujeres más jóvenes. No es que ellas tengan que irse, pero no han tenido
87
Se refiere a la comisión organizadora del IV Encuentro Nacional Feminista, Olmué 2005.
344
Cuando nosotras armamos el grupo –el Colectivo Bajo Sospecha–, fue en una
reunión donde nos conocimos con Marcela (Ríos) y Lorena (Nuñez) a propósito
del Encuentro Feminista Latinoamericano en Chile, en Cartagena, y todo este
conflicto con las autónomas. Se hizo una jornada que se llamó Tertulia Feminista,
entonces invitaron a todas las feministas que se conocían, de las ONG princi-
palmente, algunas sueltas, pero la mayoría de ONG. Yo fui porque trabajaba en
el Instituto de la Mujer, porque si no, no habría llegado; Marcela trabajaba en
el CEM y Lorena fue porque Ana Cáceres la conocía y se le ocurrió invitarla.
Éramos las únicas tres mujeres que no éramos conocidas del circuito y que éra-
mos más jóvenes, y ahí nos conocimos, éramos como las únicas ajenas al grupo.
Y es más, previo hubo una reunión en el Instituto y a mí casi no me invitaron,
yo trabajaba ahí, pero está esta cosa como excluyente, como del grupo de ami-
gas, de conocidas, de juntarse entre las mismas. En que, por ejemplo, llegan a
una reunión y no se presentan porque todas se conocen, para qué nos vamos
a presentar, no importa que haya tres que no han visto nunca. Entonces, como
todas nos conocemos no nos presentamos, y están viendo que hay tres que no
se conocen, que no las conocen, pero no importa, y eso lo hacemos –lo hacen,
345
88
Servicio Nacional de la Mujer.
89
Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación.
346
En términos de logros yo creo que un avance importante tiene que ver con la
incidencia en las políticas públicas, y creo que eso es un punto conflictivo. Es lo
que se evalúa como mayor logro desde nosotras, las feministas y el movimiento
de mujeres en general, pero, a la vez, es lo que genera más conflictos porque
tiene que ver con la estrategia de incidencia, de dónde queremos estar y aportar
e incidir. Entonces, es un logro bastante contradictorio. Por ejemplo, cuando
nosotras en el libro hacíamos una pregunta general sobre cuáles son los logros,
había unanimidad respecto a que se había avanzado en términos de políticas
públicas, legislación, avance en el sentido más institucional en el país. Yo creo que
eso es y era reconocible por todas. Sin embargo, tiene esta cosa contradictoria de
que es una estrategia con la que no todas pueden haber estado de acuerdo, pero
es donde también habíamos estado haciendo apuestas desde distintos espacios.
Yo creo que esta cosa contradictoria tiene que ver con que ha estado mucho la
apuesta ahí y poco la apuesta en un ámbito más movimientista o en un ámbito
más cultural. Por otra parte, creo que ha habido hartos cambios en el entorno,
no sé si decir desde lo cultural, ha habido cambios societales importantes que
no atribuiría solamente al movimiento feminista o a lo que hemos hecho las
mujeres. Yo creo que hay un cambio, una corriente de cambio que tiene que ver
con la globalización, que tiene que ver con que estamos mucho más expuestas
a los medios y a muchas otras cosas, que se engancha con los procesos, que
se engancha con que también hay un movimiento acá, que también hay una
reflexión, que hay mujeres feministas en distintos espacios, y esas cosas se van
vinculando. No creo que podamos atribuirle todo ese cambio a las feministas o al
347
movimiento de mujeres, pero sí creo que hay una incidencia y ahí un aprovechar
oportunidades y coyuntura.
Con todo, no creo, por ejemplo, esto que dicen que las nuevas generaciones
vienen súper cambiadas y que los jóvenes están súper cambiados, no, yo ese cuen-
to no me lo creo. Yo creo que los roles más o menos se mantienen, yo creo que
hay cambios, pero eso es bastante lento, mucho más lento de lo que quisiéramos
reconocer; creo que la liberalidad sexual en los jóvenes, por ejemplo, no significa
que hay un cambio en el tipo de relaciones de pareja que establecen, sino que
son dos cosas distintas. Una cosa es que estén dispuestos a tirar más abiertamente
antes del matrimonio y otra cosa es que estén dispuestos a negociar el uso del
condón, que estén dispuestos, luego de casados o emparejados, a cambiar los
roles domésticos. Para mí son dos cosas distintas y no creo que venga tan fuerte,
pero sí creo que hay cambios culturales.
Para mí un ejemplo tiene que ver con la aceptación de la candidatura de
Michelle Bachelet, o sea, a mí me parece que es un hito histórico en el país el que
una mujer vaya a ser Presidenta, no solo porque sea una mujer, una mujer que
es de los partidos de la Concertación, etcétera, ella reúne una serie de requisitos,
sino, también, por lo que significa y lo que he visto en la sociedad. En la calle no
he escuchado todavía a alguien que le pregunten que diga que no le parece, que le
parece mal, que las mujeres no estemos preparadas, que por ser mujer no puede
hacerlo. Yo creo que ese es un cambio súper relevante y que tiene que ver con un
cambio cultural que ha vivido el país, siento que casi no ha habido cuestionamiento,
o puede haberlo habido, puede que a puertas cerradas lo haya habido más, pero
siento que en el común de las personas no hay un cuestionamiento a la posibilidad
de que una mujer sea Presidenta del país. Y eso, sin duda, que nos va abriendo
camino también, y creo que, a su vez, ha sido influido por todas las mujeres que han
abierto caminos en sus propios ámbitos, que es una cosa que es iterativa, de ida y
vuelta, que se ve ayudada por los procesos y que, a la vez, ayuda a los otros procesos.
En términos de logros, yo diría principalmente los avances en términos le-
gislativos y políticas públicas y reconocimiento de derechos de las mujeres, ahí
ha habido un campo importante, una reflexión, un reconocer y nombrar nuevos
derechos. Yo creo que eso es lo más visible también, aunque quedan ámbitos –y
ahí vienen las dificultades y los desafíos– ámbitos importantes de derecho todavía
muy desprotegidos. Todo lo que son los derechos sexuales y reproductivos como
nudo gordo, difícil de entrar, difícil de avanzar, y otros que no están tan desprote-
gidos y que pareciera ser que hay unanimidad como tema, la violencia contra las
mujeres, que, sin embargo, se aborda desde perspectivas más amplias sin entrarle
al problema de fondo, que tiene que ver con las relaciones entre los géneros, la
desigualdad, las relaciones de poder. Son ámbitos donde no te puedes saltar la
discusión, o te la puedes saltar, pero te vas a quedar con medidas súper superfi-
ciales. Sí, creo que muchas cosas, como dices, se enmarcan en lo políticamente
correcto, y ahí concuerdo con las cosas que dice de repente la Margarita (Pisano)
con esto de cambiar para que todo quede igual. Porque sí, porque efectivamente
348
90
Marcha nocturna convocada por la Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual el 25
de noviembre, Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres. En esta marcha participaron
varios miles de mujeres y también hombres.
349
tres días no son suficiente para ello, pero sí sirven para encontrarse y para llenarse
de energías, para volver a casa y hacer lo que hay que hacer. Espero que esta
vez la marcha sea distinta, yo voy a ir, y ojalá que sea distinta porque, aunque
no esté de acuerdo voy a ir igual, pero me pasa que tenemos estas cosas que son
cuarenta organizaciones convocantes y llegan treinta personas; entonces cómo
llegan treinta si convocan cuarenta, al menos debería haber cuarenta personas
porque una esperaría que haya una por institución, en rigor podría esperar dos,
la que convocó y que arrastre a una de la institución, pero si no somos capaces
de lograr ni siquiera eso. Y para cuarenta personas no hacemos una marcha, ¿me
entiendes?, hacemos otra cosa. Por ejemplo, me gustó este acto cuando hicieron
esa cosa de los zapatos afuera91, porque ya eso es más visual, tiene otro cuento,
pero para ir a marchar cuarenta, encuentro mucho el esfuerzo para tan poco,
eso me pasa.
Podemos hablar de género en la educación pensando en el caso de Chile, en
un sistema que ve la educación como un bien de mercado, o sea, por mucho que
tú quieras meterle género a los planes y programas y a las prácticas, la educación
sigue siendo un bien de mercado, entonces yo creo que no están las condiciones
para discutir eso, que deberían generarse. Pero creo que quienes gobiernan el país
hoy, quienes son las elites que deciden, hay como un acuerdo –sea de donde sea,
derecha, izquierda, centro, da lo mismo–, hay un acuerdo de que eso está bien,
que así funciona bien; no sé mucho cómo podríamos avanzar ahí. Y sí creo que
es algo que puede aunar a distintos movimientos sociales y en ese sentido es po-
tente; por otro lado, también se corre el riesgo que ya conocemos, de desperfilar
las demandas que son más feministas en pos de este cambio más global que se
requiere. Porque cambiar el modelo económico no es solo el modelo, o sea, es
todo, es cómo está estructurada nuestra sociedad, cómo funciona.
Lo que yo te planteaba es cómo hacemos que nuestros discursos, nuestras
demandas, conecten con la vida cotidiana de las mujeres. Yo siento que cada vez
más vamos generando una distancia, una distancia tal que casi te van faltando
palabras para poder explicarle a la otra de qué estamos hablando. La sutileza
del discurso que no nos es útil para comunicarnos y para comunicar lo que que-
remos. Eso por una parte, pero, por otra, yo creo que las mujeres tenemos un
problema de género para relacionarnos entre mujeres que no tiene que ver solo
con la solidaridad o la rivalidad entre mujeres –no estoy hablando de eso–, sino
de que tenemos un problema de género para relacionarnos y para aprender a
diferenciarnos y a discutir. Yo lo he sentido mucho en las reuniones en que he
estado, en la propia preparación del Encuentro, que cuesta tanto entender que la
otra te discuta, que te diga que no está de acuerdo. Yo lo viví en el colectivo, por
ejemplo, que si discutíamos mucho y muy fuerte y acaloradamente –pero sin llegar
a descalificarse y decirse malas palabras porque no hay para qué entrar a eso–,
91
Acto realizado por la Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual en el marco del
primer estudio sobre femicidio en Chile, coordinado por Soledad Rojas y publicado en 2004.
350
del solo hecho de discutir emergía el reclamo de cómo nos podíamos tratar así si
éramos todas amigas. No tiene que ver con eso, si nadie ha dejado de ser amiga,
pero una puede debatir ideas, discutirlas, insisto, sin entrar en la descalificación
porque eso es otra cosa. Pero tenemos una dificultad para disentir, para no estar
de acuerdo, para tratar de poner en común argumentos y para decir no estoy
de acuerdo en eso y no lo voy hacer. Siento que nos cuesta mucho hacer eso, y
yo creo que eso nos ha ido más bien debilitando, y pienso que es un problema
de género porque yo creo que a los hombres no les pasa, sino que están como
socializados de una manera en que para ellos es todo un juego. Y creo que no
es malo. Ellos discuten, se pueden pelear en una reunión, salen y se van a tomar
un copete y todo bien. Y nosotras no podemos, nos peleamos en una reunión y
lo más probable es que salgamos de la reunión y no nos queramos ver y capaz
que no nos hablemos nunca más por una reunión en que nos peleamos, y esa
cuestión me parece muy jodida. Otro tema de género tiene que ver con la relación
con el dinero en el caso de nosotras las mujeres, por ejemplo, nos cuesta tanto
cobrar, nos cuesta tanto hablar de plata; cuando te dicen cuánto cobras por algo,
es una cosa que encontramos casi obsceno, es como si el dinero fuese obsceno.
Es un tema que tiene que ver con cómo nos relacionamos nosotras y que nos
dificulta trabajar colectivamente, aunadamente. Y también otra dificultad que
tenemos es reconocer liderazgos y levantar liderazgos, y eso no sé si es de todas
las mujeres o del movimiento feminista principalmente, quizás por todo lo que
ha pasado hay un temor súper grande a reconocer liderazgos y asumirlos. Y,
además, es un contrasentido porque yo creo que objetivamente tiene que haber
liderazgos, alguien tiene que liderar la cuestión, no estoy hablando de liderazgo
autoritario, que mande, que dirija, no, puede ser otro tipo de liderazgo, liderazgos
más carismáticos, liderazgos democráticos, pero necesitamos líderes, necesitamos
mujeres líderes, pero nos cuesta mucho. Primero, las que tienen características
de líderes, ellas deben reconocerse a sí mismas, porque ahí también se percibe
como si fuera medio perverso. Por otro lado, reconocer a las que son líderes sin
que eso te genere un conflicto, sin “es que ella se arroga la palabra”. Hay una
dificultad para reconocernos, para valorarnos, para legitimarnos entre nosotras
y para asumir que una puede ser líder y yo puedo tener otra habilidad, yo puedo
ser mejor en otra cosa. O sea, yo, por ejemplo, no soy creativa, soy súper fome,
ni para los papelógrafos, encuentro que me quedan horribles, pero si me piden
que haga otra cosa yo la hago, o no tengo problema en reconocer que alguien
pueda tener liderazgo en algunos ámbitos, por ejemplo, que hable mejor que yo.
Pero uno tiene que ver dónde puede uno aportar y cómo generar ahí un cuento.
351
que tienen esas capacidades y yo creo que necesitamos entre nosotras recono-
cer y valorar esas capacidades para que esas personas no se sientan cohibidas
de desarrollarlas también. Y, a la vez, el resto también ver en qué aporta cada
una y en qué va ejerciendo cada una su mejor rol, su mejor papel, el que puede
desempeñar mejor. Creo que son desafíos más internos que tenemos, y estos
desafíos a mí me preocupan tanto como los otros temas importantes, los temas
país que a discutir. Bueno, antes les comentaba también de los tiempos y esas
cosas, porque creo que ahí es donde están nuestras debilidades.
Yo creo que es una lógica de funcionamiento que es difícil que cambie, porque
está el fondo que tú mencionabas92 y están, por ejemplo, los pocos recursos que
tiene el Servicio Nacional de la Mujer, y que son recursos que van quedando o en
las organizaciones de partidos políticos o en un pequeño grupo de organizaciones
que tienen, a su vez, más recursos no solo económicos sino más recursos de co-
nocimientos, de red, de contactos, de afinidades, de relaciones; y las otras van a
ir quedando sistemáticamente excluidas. Y con la cooperación internacional no
tenemos mucho que avanzar ahí. Yo creo que por eso hablaba de la militancia,
porque creo que para las organizaciones y no solo de mujeres, va haber cada vez
menos plata, y entonces no veo cómo se va a revertir eso, a menos que pudiéramos
levantar estrategias de generación de recursos y ahí entramos a una onda muy de
modelo económico también, el modelo económico que tenemos. Por eso es tan
contradictorio todo, porque lo único que yo voy viendo que podríamos hacer es
generar recursos desde la sociedad civil, como lo hace el Hogar de Cristo o tantas
ONG o fundaciones. Yo pensaba en la Casa Yela y decía que deberíamos hacer
colecta o adhesiones o socias, hágase socia de la Casa Yela y del refugio, porque
no es posible que no tengan plata y que sostengan con cien lucas mensuales una
cuestión que es tan importante. Porque no creo y no veo de dónde vayan a llegar
recursos para este tipo de organizaciones, y mucho menos para otras que tienen
por objetivo cambiar el sistema, ahí sí que no, no veo posibilidad. Por eso creo
que todo está en nuestras manos, porque tenemos un desafío muy grande, y ahí
es donde viene lo de la militancia, porque la militancia es con el tiempo gratuito,
es poner a disposición nuestros propios recursos, no hablo solo de plata, pero
nuestros propios recursos porque no creo que vayamos a tener otros de afuera,
yo en ese sentido soy pesimista.
Yo creo que este accionar más movimientista no depende de los recursos,
exceptuando quienes trabajan en determinadas partes. Pero si yo tengo resuelto
92
Fondo de apoyo a la sociedad civil gestionado por la División de Organizaciones Sociales, DOS.
352
mi tema laboral, yo no dependo de nada para hacer la acción más política que
yo quiera, para estar a favor del aborto, para estar en contra de determinadas
políticas, porque no dependo de ello económicamente, yo creo que en ese sentido
eso nos favorece, pero claro, hay una brecha entre quienes pueden o quienes no
lo tienen resuelto.
353
93
VIII Encuentro Feminista Latinoamericano y de El Caribe, Juan Dolio, República Domini-
cana, 1999.
354
KATHYA ARAUJO
Psicóloga y psicoanalista, doctora en Estudios Americanos
Directora del Programa de Estudios de Género y Sociedad
–PROGÉNERO– y del magíster en Ciencias Sociales,
mención en Investigación e Intervención Social
en sexualidades de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano
Creo que lo que hay que preguntarse es por qué la tendencia principal ha sido
ver las diferencias y rupturas y no a subrayar e iluminar de la misma manera los
ámbitos de articulación, que de hecho, si uno analiza, ha sido una característica
también del campo del feminismo chileno. ¿Por qué poner en el centro de la
percepción del feminismo el “corte” en la modalidad del quiebre? Sin duda tiene
que ver, por lo menos parcialmente, con el problema del poder. Por un lado,
con la vieja asociación entre Estado –poder–dominación, que hizo que para
muchas posturas emancipatorias y libertarias la tarea principal consistiera en
ponerle límites a este Estado. Por supuesto, en el caso de Chile ello se potencia
con una experiencia histórica, la de la dictadura, en la que el Estado no es solo
una amenaza virtual sino un agente sistemático de vulneración. Por otro lado, el
problema del poder se puede relacionar con lo que muchas jóvenes dicen o más
bien denuncian y reprochan: las dificultades de la generación mayor de abandonar
ciertas posiciones, las que reconocen como de poder. Si en efecto es así no es aquí
la discusión, lo que importa es que esta es una percepción extendida y actuante.
Lo que una percepción del campo marcada por la división y la confronta-
ción tan acendrada revela, es el sentimiento subjetivo que el campo feminista es
un campo de lucha por el poder, y ese poder se mide, de manera importante,
aunque no única, en dos ejes interrelacionados: el eje cercanía o distancia de la
institucionalidad y el eje generacional. Estos ejes se interrelacionan porque evi-
dentemente las figuras generacionales más investidas de poder, y esto no es ima-
ginario solamente porque implica cosas tan concretas como el acceso a recursos,
son las que se acercan de manera importante al Estado y a apoyar los procesos
de institucionalización. Pero creo que hay otra arista que explica la conformación
de esta separación, y ella es la cultura del debate. Este aspecto no toca solo a las
feministas, es algo que he investigado por varios años, pero sí es un aspecto que
el feminismo chileno con todo su compromiso crítico a la sociedad no ha sabido
resolver. Estamos en un medio en el que es muy difícil debatir y disentir. No está
inscrito en la cultura relacional un aprendizaje sobre las diferencias en su dimen-
sión más básica. Es como si hubiera solo dos polos: o se está completamente de
355
acuerdo y entonces una se reúne con otros u otras para estar de acuerdo, o no se
está de acuerdo y, entonces, la amenaza es la de destrucción al otro o por el otro.
El punto principal en una cultura democrática es que sea posible disentir sin
que ello se constituya en “algo personal”, personal contra el otro, quiero decir.
Yo puedo disentir de tus ideas sin tener que destruirte. Es un poco difícil cuando
esto no es posible porque ello hace que muy rápidamente lleguemos al cisma, al
quiebre, a “ningunear” el trabajo de la otra, a no reconocer que es su trabajo, que
es valioso, que es diferente al mío, que no piensa igual, pero que está haciéndolo
desde otro lado y vale. El diálogo crítico y el crecimiento de un campo radican
en la posibilidad de disentir sin por ello tratar de destruir al otro y sin que el otro
nos deba destruir por disentir. Los argumentos ad hominem son devastadores para
la construcción de un campo académico o político o el que sea. El otro no es sus
ideas. Cada cual tiene ideas que puede defender, pero no es sus ideas. Y es por eso
que se puede equivocar, y admitirlo, y puede cambiar de opinión varias veces, y
así avanzar. El reconocimiento de la diversidad no es la fofa aceptación de todo,
por cierto, pero sí es el respeto por la posibilidad de disentir sin que uno de los
dos deba abandonar definitivamente el campo. La diversidad pone el acento en
la articulación. El fundamentalismo en la oposición excluyente.
No creo en la división excluyente de institucionalistas y autónomas porque
creo que cada una tiene ámbitos distintos de trabajo feminista. Estoy a favor
y creo que fue muy importante que se introdujeran las feministas y principios
feministas en la institucionalidad. Ello a pesar de las modificaciones, deforma-
ciones, transformaciones, resultado de estos procesos de institucionalización,
inevitables por lo demás, pero dignos de atención y cuidado, sin duda. Estos
procesos han permitido muchos cambios concretos en las vidas de muchísimas
mujeres. Pero también, se tiene que reconocer que a lo largo de la década de
los 90 la interferencia de los partidos políticos ha sido enorme y, entonces, el
desarrollo de una sociedad civil autónoma ha ido cuesta arriba, muy difícil. Una
parte de las agendas del feminismo han sido pautadas por razones políticas. Se
tomaron decisiones de poner temas públicos según el criterio de si al hacerlo se
iba en contra de la Concertación y era favorecer a la derecha. La Concertación
y la democracia eran consideradas sinónimas y, entonces, ir contra una era ir
contra la otra. Se trató de una verdadera contaminación del sistema político, de
los participantes en el sistema político, en la sociedad civil.
Pero reconociendo lo anterior, de otro lado, no se puede dejar a las institu-
ciones sin ser tomadas, no puedes no tomarte los espacios. Tienes que entrar a
las instituciones. Pero entrar a la institucionalidad e influir en la institucionalidad
no quiere decir que se sometan las agendas a los intereses de la institucionali-
zación. En estos casos las estrategias combinadas son las más indicadas. Tienen
que haber aquellas que vayan por el máximo y quienes se ocupen de asegurar
el mínimo. Otros feminismos latinoamericanos han mostrado la ventaja de esta
combinación estratégica. La disciplina y el temor aplicado a todo el campo es
una apuesta que se paga caro.
356
Por eso, yo creo que decir, por ejemplo, como se ha dicho con frecuencia,
que el género entró a la universidad y “qué horror, entonces, ahora se neutralizó”,
es una tontería de las más grandes. ¿Qué hubiéramos hecho si no hubiéramos
entrado a la universidad? No tendríamos todas estas generaciones de jóvenes
universitarios que se interesan profundamente o que tienen una cierta simpatía por
el feminismo. Las feministas jóvenes, una parte por cierto, no todas, son mujeres
que han tenido sus primeros contactos con el feminismo en las universidades.
¿Qué habríamos hecho o ganado si no hubiéramos entrado a la universidad?
94
Kathya Araujo (ed.), Cruce de lenguas. Sexualidades, diversidad y ciudadanía (Santiago, Lom
Ediciones, 2007).
357
358
“Las Clorindas” como colectivo feminista autónomo surgimos el año 1998, con
posterioridad a lo que fue la Cumbre de los Pueblos, cumbre alternativa a la
Cumbre de las Américas, que se realizó en nuestro país ese año. En esa cumbre
alternativa nos encontramos con otras feministas latinoamericanas.
Inicialmente surgimos como un espacio instrumental para coordinar y organi-
zar nuestro viaje al primer Encuentro Feminista Autónomo organizado en Sorata,
Bolivia, por Mujeres Creando. Allí participamos mujeres feministas de México,
Brasil, Uruguay, Argentina, España, Alemania, Chile y Bolivia; alrededor de unas
sesenta feministas, todas autónomas. Las Clorindas nos organizamos con mujeres
provenientes del feminismo autónomo, del anarco feminismo, ex militantes de
izquierda y con mujeres que por primera vez se acercaban al movimiento. Este
parto ocurrió entre octubre y noviembre de 1998, en él unimos nuestras ganas,
dolores, solidaridades, historias, alegrías, diversidades, confianzas y el deseo de
enfrentar organizadamente al patriarcado capitalista, neoliberal, globalizador.
¿Cómo se organizaron?
359
Los aquelarres han sido una excelente estrategia para dar a conocer el feminismo
autónomo e incorporar compañeras al movimiento. Son espacios abiertos de
debate para mujeres y hombres. Hemos realizado varios aquelarres coyunturales
relacionados a los momentos políticos que se estaban viviendo. Por ejemplo, en
un minuto decidimos que era importantísimo denunciar toda la política de con-
trol social que mediáticamente el gobierno había instalado. Entonces hicimos un
aquelarre sobre “seguridad ciudadana y control social”. Hubo otros sobre aborto,
feminización de la pobreza, violencia en contra de las mujeres, sexualidad, dere-
chos humanos y mesa de diálogo; en este último denunciamos lo que implicaba
en ese momento la política concertacionista95 y su negociación de los derechos
humanos. Algunos aquelarres los hicimos con panelistas invitadas o con panelistas
de nuestro propio colectivo. En otros, bastaba una motivación audiovisual o una
teatralización (hecha por nosotras mismas) para generar el debate.
Realizamos aquelarres itinerantes en diversos lugares: Casa América, sedes
sindicales, taller Sol, salas de universidades y centro cultural Manuel Rojas, entre
otros. Hubo aquelarres en que logramos convocar a cien personas, en su mayoría
mujeres, y siendo nosotras un colectivo chico, eso nos dejaba re contentas. En
otros llegaban sesenta, treinta o veinte.
Otra de nuestras estrategias es la acción y vinculación con otros movimientos
sociales, como los objetores de conciencia “Ni Casco ni Uniforme”, las traba-
jadoras sexuales “Ángela Lina”, la organización mapuche Meli Wixan Mapu,
el movimiento lésbico, las asambleas populares, las universidades populares y
grupos de okupas.
¿Universidades populares?
Sí, hemos estado en tres de ellas con el taller “Participación social y política de
las mujeres en Chile, 1870 -1990”. La primera con el centro cultural Manuel
Rojas y luego en las universidades populares Ignacio Valenzuela y Pedro Barría,
organizadas por alumno@s del ARCIS. Esa experiencia fue muy potente, sobre
todo la que vivimos en el ARCIS porque implicó llegar a un medio ideologizado,
izquierdoso y machista, cargado de prejuicios con el feminismo. En las primeras
sesiones del taller iban a vernos como bichos raros y con la idea de aportillar
nuestro discurso. Sin embargo, para un importante sector de jóvenes el taller
implicó conocer las luchas históricas de las mujeres en nuestro país y sacarse los
prejuicios y estereotipos construidos en torno al feminismo, y eso fue muy bueno.
No era solo una cuestión de comunicar a otras mujeres, nosotras apostamos
a la construcción de un movimiento feminista autónomo, antisistémico. Con este
95
De la Concertación de Partidos por la Democracia.
360
objetivo en mente, nuestra idea era participar en otros espacios, llegar con nuestra
política y con nuestro planteamiento a otras personas, principalmente mujeres.
Además, queríamos terminar con el mito de que las feministas no nos interesamos
por otras problemáticas políticas y sociales. Digo mito porque a nosotras nos
interesa mucho llegar a otros sectores mostrando lo que es el feminismo, instalar
la política feminista no solamente entre convencidas sino ligar el feminismo a
otros movimientos sociales, incorporándolo a otras problemáticas. Esto no ha
sido fácil, por ejemplo, hicimos una incursión corta por lo que eran las asambleas
populares, alcanzamos a ir a cuatro o cinco reuniones y no nos dio para más.
Nosotras sabíamos a lo que íbamos y decidimos participar en esos espacios de la
política tradicional intentando levantar nuevas formas de hacer política, como lo
hacemos las mujeres feministas, planteando e instalando nuevas problemáticas.
361
¿Qué es la autonomía?
“como una estrategia política independiente que pretende frenar los procesos
de cooptación que el Estado, los partidos políticos y las instituciones pretenden
hacer de los movimientos sociales. Para nosotras la autonomía es una estra-
tegia de transformación, de construcción permanente y una forma diferente
de independencia que busca cuestionar las diversas formas de subordinación,
incluyendo aquellas que intentan instalarse dentro del propio movimiento.
La autonomía es una opción que busca desarrollar el control y poder de las
mujeres en sus vidas, organizaciones y en los contextos sociales, políticos,
económicos y culturales en que nos toca vivir, pensar y actuar. La autonomía
es una forma de pararse frente al mundo de manera insolente y subversiva”.
362
Es aquí donde marco la diferencia y no estoy diciendo con esto que no haya
que trabajar en ONG, porque yo misma vengo trabajando en ONG desde hace
mucho tiempo. El tema no es donde tú estás instalada laboralmente para ganarte
el sustento diario, pues no siempre se puede escoger lo más progre. El cuento es
a quién le apostamos la construcción del movimiento social. ¿Se lo apuesto a la
oenege, se lo apuesto al Estado, al partido político?, ¿o se lo apuesto a la cons-
trucción de movimiento social autónomo? Como Clorindas y como Memoria
le apostamos a esto.
La lógica de las oeneges y sus redes –ahí va mi crítica al feminismo insti-
tucionalizado que se presta y/o acomoda a esta lógica–, ha sido por una parte
fragmentar el cuerpo y las luchas de las mujeres (en derechos sexuales y repro-
ductivos, violencia, trabajo, libre comercio, globalización, etcétera) y, por otra,
trabajar con esas problemáticas mientras reciba recursos para ello. Esto a mí
me parece poco ético porque con o sin recursos las discriminaciones, abusos,
injusticias y violencias siguen afectando cotidianamente nuestras vidas. Además,
nosotras hemos probado que no necesitamos la proyectología para irnos a parar
en el paseo Ahumada, frente a la catedral o frente a La Moneda y denunciar la
violencia, las violaciones a los derechos humanos, el abuso infantil, para apoyar
al pueblo mapuche, denunciar la intromisión de Estados Unidos en Irak, en fin,
tantas acciones para las cuales jamás hemos recurrido a proyectos.
363
O sea que “el librito azul” como lo llamas y que encontraste bueno,
es porque es simple
Ese es un libro súper educativo96. Yo creo que tú Eliana y las otras autoras, no
imaginan la cantidad de uso que se le ha dado a ese libro, porque es un aporte
concreto al rescate de la memoria histórica del movimiento de mujeres y del femi-
nismo en nuestro país, al igual que el libro Queremos votar en las próximas elecciones97.
Cuando caí detenida tenía veinticuatro años, entre las presas políticas las feminis-
tas eran la Marisa Matamala, Lily Rivas y Gladys Díaz, quien el año 1972 había
96
Se refiere a Edda Gaviola, Eliana Largo y Sandra Palestro, Una historia necesaria. Mujeres en
Chile. 1973-1990, Santiago, autoedición con apoyo de ASDI, Suecia, 1994.
97
Edda Gaviola, Ximena Jiles, Lorella Lopresti y Claudia Rojas, Queremos votar en las próximas
elecciones. Historia del movimiento chileno 1913-1952, Santiago, coedición La Morada/Isis Internacional/
Librería Lila/Fempress-ILET/Centro de Estudios de la Mujer-PEMCI, 1986.
364
365
366
Comencé a trabajar con jóvenes a principios de los 90, quienes pasaron de ser
protagonistas de los cambios sociales –actores de los distintos momentos de
lucha contra la dictadura– a jóvenes visibilizados por los discursos oficiales,
institucionales y los medios de comunicación masivos por su apatía y por ser
portadores de problemáticas sociales como la delincuencia y la drogadicción.
Por tanto, responsables de su exclusión y marginación de las oportunidades y
mecanismos que se ofrecerían para su integración a través de la creación e insta-
lación de institucionalidad(es), políticas y programas. Estas abordarían de modo
fragmentado las diversas problemáticas de acuerdo a un modelo de sociedad
que se estaría construyendo postdictadura, el que en sus bases, formas, modos,
espacios y medios estaría cerrado a participaciones diversas, múltiples y diná-
micas: existiría un acuerdo implícito o subyacente clausurado para incorporar
perspectivas y modalidades participantes activas en la reconstrucción y profun-
dización de la democracia recuperada desde las movilizaciones y resistencias
sociales y populares.
La configuración del modelo de democracia se cristalizó o más bien se fijó
en la captura de una imagen: el plebiscito del año 1988, imagen de una sociedad
que ordenadamente según el mito de la tradición del comportamiento republi-
cano de los chilenos, consigue cambios con procesos regulares e institucionales
como son las elecciones. Se destaca el buen comportamiento cívico como quien
responde a un padre-Estado castigador y violento luego de ataques de rebeldías
o berrinches denotados como manifestaciones vandálicas, y se llega a acuerdo:
hacer los deberes responsablemente –como y donde lo señala él-, puesto que
quien sale fuera o juega sin permiso, será duramente castigado o excluido y no
tendrá lugar ni para ser significado como víctima con derecho a reparación;
ahora ocupa el lugar de culpable. Lugar y posición que ocupan desde principios
de los años 90 los y las jóvenes de sectores empobrecidos o populares. En el
reverso del mismo discurso, cuando son victimizados, siempre son víctima de sí
mismos, de sus familias y entornos poblacionales que, a la vez, son creados por
estos mismos, es decir, un circuito cerrado casi sin salida, se redime si se rinde
y acepta su culpabilidad, en consecuencia, los castigos que ameritan. El modelo
económico neoliberal pactado, protegido, intocable, no provoca, ni asume, ni re-
para los efectos de sus daños en los proyectos de vidas personales y comunitarios.
367
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369
que lo que se nos niega ahí es a hacernos partícipes de nuestra historia, o sea, a
ser protagonistas de la historia que estamos viviendo desde donde elijamos ha-
cerla. Lo que sí se entiende es que hay algunos que deciden por nosotras, estos
son varones obviamente, que es la clase política. Nosotros no tenemos nada que
discutir ya como ciudadanas o ciudadanos, no hay discusión para nosotros, noso-
tras. Entonces, ellos tienen que debatir, ellos tienen que discutir, pero no discuten,
ellos acuerdan; acuerdan porque hay un consenso implícito que lo que no se toca
aquí es el orden instalado; de ahí partimos, mientras no cuestionemos ese orden
y organización en esos distintos planos, como te decía, patriarcal, capitalista y
neoliberal, de ahí podemos hablar todos los matices de la cosa, cómo llevamos
este sistema adelante. Pero si tú sacas... si emerge eso que está debajo de la al-
fombra, eso no se cuestiona, hay un pacto instalado, un pacto de género también.
Está instalado también un miedo, el miedo a la descalificación, es miedo a
la soledad en el fondo, yo sé que cuando una insiste, permanece en esta idea,
radicalmente planteando que quiere subvertir este orden, realmente lo que
quiere es subvertirlo desde los distintos lugares donde una esté, y por eso milito
activamente en un espacio feminista, también soy parte de la construcción de ese
espacio autónomo. El miedo es que en el fondo hay un castigo, que es el aisla-
miento, y cómo descalifican a las mujeres por locura..., ¡aah, es que eso ya pasó
de moda!, te tratan de anacrónica. Lo primero que me gustaría que pase de moda
son los femicidios, me gustaría que eso sí pasara de moda, mientras esa realidad
no cambie yo creo que nosotras seguimos aún más vigentes, porque cuando
pase de moda eso, las muertes de las mujeres, la discriminación que vivimos las
mujeres en todos los planos, porque yo creo que no hay ni una mujer que no
haya vivido algún tipo de discriminación, y todas las muertes... especialmente
cuando no vuelvan a ocurrir casos como el de las jóvenes de Alto Hospicio, por-
que eso fue toda una institucionalidad adultocéntrica, patriarcal, que se movió
y apoyó, porque ahí la complicidad fue toda. Yo te digo, cuando dos veces a la
semana no sigan muriendo mujeres, mujeres que prácticamente viven con el
torturador en su casa, y no sigan siendo las más pobres de los pobres... yo digo
sí, sigo entonces siendo tan arcaica, tan arcaica como esas mismas situaciones,
y voy a seguir pegada en eso mismo mientras esas situaciones no cambien, real
y no simbólicamente. Porque no es que nosotras estemos esperando un cambio
simbólico, no, a mí me interesa la cotidianidad, la vida. Desde dónde surgió el
feminismo, de cuestionar nuestra cotidianidad como mujeres, nosotras hemos
hecho política desde nuestras vidas, desde lo personal como decimos, ¿no?, y
eso es lo que nos interesa para todos, y para todas las mujeres. Entonces, a mí
eso me sigue manteniendo en la radicalidad en función de la radicalidad con
que este sistema castiga a las mujeres, nos castiga, nos discrimina y nos violenta.
Cuando no exista más el abuso de nuestros cuerpos como una mercancía, y te
puedo mencionar montones de situaciones diarias, cotidianas, los avisos en los
diarios que nos violentan a través de todas estas expresiones... incluso hoy día,
la expresión libre del amor entre mujeres, todo eso. Entonces, sí soy tan antigua
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queramos crear nuestras propias comunidades de vínculo, así sea con hombres,
con mujeres, etcétera, como cada uno quiera su comunidad de vínculo, pero no
en base a la cohesión como se hace en las familias sino en base al vínculo posible
que es el amor. ¿Por qué hay hijos que están obligados a vivir con padres que los
castigan y no vuelven a sus casas?, ¿por qué tanto niño en la calle?, porque están
más protegidos afuera. Y nos dicen que están en riesgo, los niños y las niñas en la
calle salieron porque estaban en riesgo, ellos se protegen, viven en comunidades
de niñas y niños que lamentablemente se ponen en otros riesgos. Y no estoy di-
ciendo que niños y niñas se vayan a la calle, pero miremos más al fondo, lo que
no se toca en esos consensos es ese dispositivo, la familia patriarcal. Entonces,
la máxima es la crisis en la familia, todo lo que pasa hoy día, la droga, no es el
problema estructural del sistema que no da oportunidad a los jóvenes, que no
pueden tener proyectos futuros, que tienen incertidumbre con respecto a lo que
van a hacer, que son doblemente desempleados, no, el problema es la familia. Y
la gente se siente culpable, se culpabiliza, porque cuál es el mecanismo que usan,
que ha usado el sistema para nosotros: la culpa. ¿Cuál es el mecanismo mayor
de presión que tenemos las mujeres, cómo nos controlan? A través de la culpa,
porque si cuestionan a la familia, ¿a quién están cuestionando?, a las mujeres,
porque como sea, nosotras nos tenemos que quedar con los hijos, como sea, y a
nosotras se nos evalúa según cómo funciona la familia, en el fondo esta sociedad
está mal –y yo lo he escuchado en los análisis– porque la mujer salió a trabajar,
te lo han dicho, la droga, todo, es porque las mujeres salieron a trabajar. Y tú
dices, de nuevo Eva, de nuevo volvemos a Eva la pecadora, ella es la culpable de
todos los males de la sociedad. Hoy no están dispuestos a decirlo tan abiertamente
porque tampoco nosotras estamos tan dispuestas a aceptar.
A mí me gustaría contarles de Las Clorindas porque para mí fue un espacio
donde me sentí y me siento integrada a la Memoria Feminista, yo obviamente
fui militante de izquierda y luché contra la dictadura, estuve en el movimiento
estudiantil fuertemente en los 80, pero para mí el feminismo fue un cambio radical
en mi vida, realmente. Yo me rebelé frente a situaciones a las que no les podía
poner nombre, pero yo sentía que eran discriminaciones exclusivamente por
ser mujer, desde chica, con ciertos juegos, me arrancaba a jugar a la pelota, por
ejemplo, todas estas rebeldías que a una la van construyendo. Pero después, cómo
canalizar esta rebeldía que siempre es catalogada de locura, de desviación, a una
acción política. Y para mí, ser parte de la construcción de un espacio como Las
Clorindas ha sido súper vital en mi vida. Yo venía de una crisis, estas crisis que
uno pasa y dice, pucha, qué hago en esta vida, para qué, entonces encontrar a las
compañeras con las que el año 98 construimos ese espacio, para mí ha sido súper
importante en mi vida. No es que de nuevo no pueda entrar en algunos niveles
de crisis, pero fue poder –lo que yo te decía antes–, encontrar el método de la
creatividad para ir y salir y subir, y que no te puedan agarrar de nuevo, para no
poder ser cooptable, para poder ser –un término que me encantó– irreductible,
para seguir y continuar en esta lucha en que estamos.
373
Esto fue el año 2003 a propósito de los treinta años del golpe de Estado en
Chile: como Clorindas habíamos hecho un taller de historia del movimiento de
mujeres y del movimiento feminista en Chile, pero además de hacer este taller
en una universidad popular con muchas mujeres que asistieron, decidimos qué
hacíamos como feministas para los treinta años. Entonces, proyectando el taller
que era de Historia, articularlo como Memoria Feminista porque queríamos tener
vigente la memoria de las mujeres en la historia, el protagonismo histórico. Y por
otro lado, a propósito del golpe de Estado, la memoria también de las mujeres
como víctimas de represión o sobrevivientes de situaciones de violación a los
derechos humanos. A partir de esos dos ejes conformamos este espacio de me-
moria para articular acciones. Salimos a la calle, unas compañeras que eran de
arte, artistas, hicieron una escultura que está hecha de las caras de las detenidas
desaparecidas y ejecutadas políticas, entonces salimos con esa escultura a la calle
y la llevamos con velas, y la gente la iba siguiendo. Además, a nuestras acciones
se ha ido agregando mucha gente que va a hacer su propia performance, eso
me gusta mucho, entonces ya se construye un espacio de libertad de expresión,
creatividad. Muchos de los más marginales son nuestros aliados, los chicos y
chicas okupas, las anarquistas punk, los gay o las lesbianas más discriminadas,
los que están “fuera de” van a nuestras acciones, y ellas y ellos van a expresarse
desde los lenguajes que inventen.
En la construcción de Memoria Feminista también ha sido interesante poder
estar con mujeres de otros colectivos, o feministas sueltas, y ha sido algo que
hemos tratado de mantener para ampliar el espacio de participación de mujeres.
En las acciones callejeras también participan varones que sean respetuosos
con las expresiones feministas; por ejemplo, una vez hicimos una acción por la
despenalización del aborto frente a la catedral y nos pasó algo muy interesante
374
porque hicimos una clase en vivo, usar condón con la gente en la calle, andába-
mos con unos dildo, estos penes de plástico para hacer clases de educación. Y
empezamos a enseñarles a usar condones a la gente en la calle, hicimos perfor-
mance y todo eso, pero pasó algo interesante porque llegó una chica del Opus
Dei a gritarnos asesinas, y muchos hombres ahí, eran unos veinte varones más
o menos, gente de trabajo que nos estaba mirando, se pusieron a discutir con
ella en favor de la despenalización del aborto. Y el argumento que le decían
es, tú no sabes, tú eres rica, tú no sabes por qué. Me llamó la atención que solo
varones fueron a discutir con esta mujer, y muy apasionados, yo creo que es un
tema de género también que este tema para ellos nunca había sido politizado
en sus vivencias de sexualidad, entonces es interesante. Obviamente nuestras
acciones están dirigidas preferentemente a las mujeres, pero yo creo que es un
tema que también hay que discutir porque se confunde por ahí, cómo participan
los varones en los espacios del feminismo, y si deberían participar o no, yo creo
que son asuntos que tenemos que discutir más las feministas.
El filósofo Lipovetsky habla de “la tercera mujer”, la mujer del siglo xx:
desde un ser “esclavas de la procreación”, la “servidumbre inmemorial”,
a ser independientes, profesionales, a estar en lo público, a estar “sujeta a sí misma”,
lo que supone “una autocreación femenina”, según sus palabras.
Desde soñar con ser madres, esposas y amas de casa según el modelo instituido
–lo que se requería en otro momento–, a “querer” una actividad profesional,
estar en la cuestión política, estar en cargos de gobierno, incidir en las decisiones.
Por otro lado, en Chile hay “baja tasa” de participación laboral de las mujeres,
menor que otros países latinoamericanos, pero nos consideramos muy modernos,
una paradoja se ha dicho... ¿Considerarán esos análisis la realidad
del trabajo informal de las mujeres, tan extendido en sectores de mayor pobreza,
las políticas sociales que ven a las mujeres en tanto madres, responsables del bienestar
familiar, como la vía “natural” para impactar en la situación de pobreza de sus familias?
375
Hay un texto donde Lazzarato distingue al sujeto político en cuanto sujeto ético
antes que sujeto de derechos; es el sujeto a construir, donde los derechos no signifiquen
reproducir el mismo sistema; por ejemplo la igualdad de oportunidades:
las mujeres entran a las Fuerzas Armadas y el gobierno es felicitado por el BID,
el Banco Interamericano de Desarrollo; no es neutra la igualdad
Es que también eso es tramposo, derecho a qué, y quién me enmarca cuáles son
los derechos, quién me dice qué derechos tengo, los tienen enmarcados, “Yo tengo
derechos”, los decálogos de los derechos, o sea, usted tiene derechos mientras
lo diga una institución del Estado u organismos internacionales. Lo otro es que
se ejerzan esos derechos, que usted tenga posibilidad de ejercerlos, o sea, que se
respeten esos derechos. Yo creo que el principal derecho que tenemos los seres
humanos, hombres y mujeres, es a hacer nuestra propia historia. Yo creo que
más que eso de la ciudadanía, yo pienso que el derecho es a hacer historia, a ser
partícipes de la historia, o sea, a ser sujetos que participen y que cambien y que
transformen o que estén activamente en la historia, incluso, dentro de sus histo-
rias personales. Porque a veces parece que estamos viviendo un determinismo
376
o de modo inercial, como que tu vida está destinada por ser mujer o varón. Yo
creo que el mayor determinismo que existe hoy día en relación a la historia es la
sentencia dada de que esta se acabó, es fuerte, bueno, vivimos en este sistema,
vivimos acá, vivimos esta situación, y el derecho a hacer historia, al cambio, que
es uno de los derechos fundamentales, a cambiar, y que tú tienes posibilidades
y capacidades de transformación.
377
378
Marcia: ser feminista autónoma lo vivo como una mirada, una actitud, una prác-
tica, un pararse ante la vida a todo nivel, desde el plano personal al económico,
desde mi ser mujer, desde cómo me desconstruyo y construyo. Si hablo de au-
tonomía, tengo una fuerte crítica hacia el Estado, personalmente no espero nada
que provenga de ahí. Sí creo en la organización y en la unidad de las mujeres
para enfrentar los problemas, en especial la violencia en contra de las mujeres y
su máxima expresión, el femicidio.
379
Y los hombres cercanos a ustedes, o los hijos, ¿han logrado entender algo?
Con respecto a los cabros más jóvenes, los que participaron en los talleres han
ido procesando de a poco, han ido revisando actitudes, acciones, lenguaje. Como
contaba la María, hace años en dictadura hubo una coordinadora de organiza-
ciones populares acá en Lo Hermida, y el año 2002 hubo un intento de reeditar
esa Coordinadora y ahí de nuevo volvieron a existir los mismos problemas: ¡ah!,
¡llegaron las feministas!, ¡jajaja!, era como una cosa así, muy para la broma, para
la chacota, como que lo nuestro no era político, y es ahí donde nosotras decíamos
que lo privado y lo personal es político, hace rato ya que tenemos que entrar de
la puerta para adentro de la casa y hacer ahí revolución también, no solo afuera.
María: Yo lo veo en los chiquillos que están formando pareja, veo que esas relacio-
nes son mucho más igualitarias entre ellos y ellas, o sea, tú los ves compartiendo
el cuidado de las guaguas, porque por lo general ellas se embarazan, tú los ves
cómo lo asumen; tienen la posibilidad también de hacerse un aborto y, aunque
manejan esa posibilidad optan por tener el hijo y lo asumen los dos, y si la niña
va a trabajar, él se queda con la guagua o viceversa, andan con la guagua para
todos lados, comparten, van a fiestas. Es una cosa que una no lo vivió, entonces,
yo veo a esas cabras jóvenes de otra forma enfrentando la vida, viviendo desde
la igualdad los dos. Y de repente ni con tantas obligaciones si la cosa no da para
más, en buena también, no la pelean, y no terminan con el cabro chico por un
lado, sino que, también, dándose la posibilidad de que si no están juntos, de ver
su hijo. En los consultorios antes a ti no te dejaban entrar con tu compañero a
los controles, ahora los dejan entrar a los papás, a los dos juntos al control de la
guagua, esa cuestión es importante, son avances porque hacen sentirse partícipes
a los cabros, saber del cuidado de su hijo, ese tipo de cosas. Nosotras desde el
colectivo trabajamos con los jóvenes, es la nada misma quizá, pero es importante.
Cuando hicimos el proyecto FOSIS98, había un spot –no sé si ustedes lo vieron en
la televisión– que era de los proyectos, y salía el nuestro, y la gente se interesó en
eso, por lo menos acá, porque salíamos nosotras, las mujeres de la población. Se
interesó en qué era lo que estábamos haciendo, ¡pucha, qué buena onda y todo!,
98
Fondo de Solidaridad e Inversión Social, dependiente del Ministerio de Planificación.
380
mucha gente no sabía, entonces yo creo que eso es bueno igual. El problema está
que también cooptan la idea, se la dejan para ellos y la arreglan y todo; yo creo
que ahí está la cuestión nuestra también de seguir y seguir.
Bueno, puede ser el sistema, el gobierno, te dan vuelta; el caso, por ejemplo, de
la Ley de Violencia Intrafamiliar, el derecho a voto... imagínate cuántas mujeres
a las que mataron, les sacaron la mugre y todo el asunto, y resulta que ahora la
mayoría de las mujeres vota por la derecha, entonces cómo ellos también utilizan
eso para su provecho. También nosotras perdimos en ese espacio, o sea, ganamos
el derecho a voto, pero también perdimos la capacidad de cambio quizá ahí, que
era lo que en ese momento se veía. Y con esa cuestión de la ley de violencia a mí
me pasan hartas cosas, porque, por un lado, yo encuentro que nosotras hemos
dado hartas luces por lograr leyes y todo el asunto, y de repente nos sentimos
decepcionadas; también es porque nosotras vamos un poco más adelante, pero
para otras mujeres es importante. Es importante, suponte tú, que se logre que a
nivel de gobierno saquen un panfleto, alguna cuestión que repartan en los consul-
torios, porque para nosotras es difícil eso, lo hemos hecho y es cuestión de sacar
plata hasta de nuestros bolsillos para poder hacerlo, y estos huevones manejan
cualquier cantidad de recursos y no lo hacen. Si nosotras podemos exigir que lo
hagan, yo creo que eso es importante.
Marcia: Yo creo que también ahí –todas cachamos lo que quería el sistema, que
lamentablemente lo ha ido logrando–, es donde nosotras tenemos que pararnos
y atinar en no permitir la cooptación de los movimientos sociales, que a través
de eso se ha creado este ambiente de apatía, individualismo e insolidaridad, en
resumen, la cultura del “sálvese quién pueda” y mientras más solo y sola, mejor.
Las instituciones se llevan tus ideas, distintos organismos, por ejemplo la muni-
cipalidad, los partidos políticos, etcétera, van haciendo las cosas que tú hacías
antes, que tú habías creado desde acá, desde tu realidad. Eso influye en que se
desarmen los movimientos sociales; lo otro que influye es perder la capacidad
de los sueños, el dejar de jugártela. Ayer mismo estuve en una reunión y decía-
381
mos, ¡chuta!, por qué si una en los 80 era capaz de partir con los cabros chicos a
reuniones, o si te decían que hay que estar a las seis de la mañana en tal lado, tú
estabas a esa hora, hoy, en cambio, te quedas en la casa porque te dio lata o flojera.
¿Se perdieron las ideas?, cuando yo escucho hablar de cooptación de personas me suena
como que alguien fue abducido contra su voluntad; pienso que hay una cuestión
de reflexión y de responsabilidad de todos, mujeres y hombres. Si cooptan ideas
quiere decir que son buenas las ideas, qué bueno que se expandan, pero ahí sigue
el desafío de la relación y el trabajo permanente, en colectivo, y también exigiendo
al Estado su responsabilidad
99
Soledad Rojas, Camila Maturana y Gloria Maira, Femicidio en Chile (Santiago, Corporación
La Morada/PNUD, 2004).
382
enseña eso. Al contrario, lo que quiere y con lo que se goza, es que estemos sepa-
radas, el instalar la duda, no te juntes con la otra, la competencia entre mujeres,
la envidia. El que hoy en día estemos hablando así es también porque muchas
mujeres lucharon y se la jugaron por un cambio, por algo más desde la horizon-
talidad, aprender a construir relaciones distintas. Yo creo que hoy en día ninguna
de nosotras está planteando que todos los hombres son una mierda, no. Varias
tenemos pareja, compañeros puertas adentro, puertas afuera, pero queremos vivir
una cosa distinta en la cotidianidad. A mi propio hijo lo cuestiono y él también
me cuestiona, y eso es bacán; de repente me desarma cuando me pregunta o me
interpela por cómo yo me vivo en la cotidiana mi discurso feminista.
María: Yo estuve una o dos veces con Julieta Kirkwood en algunas reuniones
justo en el tiempo en que después falleció100, yo tenía como veinte o veintidós
años, igual estaba recién pollita... lo único que quería tener era un vestido negro
y un pañuelo morado; no lograba captar todavía eso. Igual yo quedaba peinada
para atrás escuchando hablar a la Margarita Pisano, a la Julieta, a un montón de
mujeres, nunca había escuchado eso, me quedaba peinada para atrás, así con la
boca abierta. Me acuerdo que la Julieta era una mujer como hiperkinética, que
hablaba harto, que planteaba cuestiones, que las peleaba, fuimos a una marcha,
me acuerdo que la mojaron, la agarraron los pacos, pero mira, para qué te voy
a decir, te mentiría si te dijera que me acuerdo de qué cosas planteaba. Tenemos
su libro, Ser política en Chile. Yo, por lo menos, lo que vivo del movimiento de
mujeres, del feminismo, lo vivo desde aquí, de repente voy a encuentros, cosas
así, y capto ideas, cosas, pero no tengo otra visión más allá.
María: Esa es la idea porque tenemos harto material guardado, en mi casa está
la mayoría de las cosas.
Claro, y eso es lo penca que queda, entonces, en vez de avanzar yo encuentro que
nos quedamos unas por acá, otras por allá. Me duele, claro, porque yo conozco
a mucha gente de este grupo y del otro de allá.
100
Julieta Kirkwood falleció el 8 de abril de 1985.
383
Lo que pasa es que se puede estar de acuerdo en las ideas, pero las puras ideas
no sirven si no existe la práctica
Por supuesto que tienen que ir las dos juntas caminando, yo encuentro que po-
demos tener muchas diferencias, pero igual tiene que haber algún momento en
que nos juntemos en alguna parte.
Por eso te pregunté por qué no fuiste a este encuentro, porque de eso se trataba también,
junto con saber qué había luego de diez años sin un encuentro nacional
después del desencuentro de Cartagena
Es que hay diferentes cuestiones, pasa por el tiempo, pasa por la plata...
Yo creo que pasa por las ganas, imagínate que fuimos a Uruguay nosotras, pobla-
doras, se necesitaba pagar el pasaje, en avión más encima las patudas, y como te
digo, lo hicimos, pedimos un préstamo, una amiga nos prestó plata y partimos.
Eso fue el 2001, fuimos como Colectivo Malhuen con Marcia, por eso te digo
que pasa por las ganas, porque sí hicimos el sacrificio de ir para allá.
Porque sucede que... imagínate, pasó la cuestión en Bolivia, que hubo un quiebre
bastante fuerte entre las autónomas, mucha cosa, y en Uruguay también... de
repente nosotras tratábamos de echarlo a la broma, porque cómo tanta bronca,
cómo tanta cosa.
384
A solucionar problemas
Claro, problemas de subsistencia más que nada, por eso me imagino que en ese
tiempo quizá no éramos tan feministas, así declaradas. Yo empiezo a participar
como el 83, 84 más o menos; las chiquillas ya estaban participando en la Vica-
ría, haciendo cosas, solucionando problemas, el problema de la comida con las
ollas comunes, el cuidado de los niños. Y también las ganas de participar porque
igual en el gobierno de la Unidad Popular la gente acostumbraba a juntarse, a
agruparse en diferentes cosas, entonces quedó con esa inquietud y las mujeres
volvieron a eso, a pesar que estaba prohibido reunirse. Las mujeres igual salieron
y se juntaban, buscando el alero de las iglesias, de los jardines infantiles, de las
ollas comunes, y de ahí se empezó a marchar. También en ese tiempo el grupo
era contestatario a la dictadura, yo me acuerdo que en ese tiempo salíamos a las
protestas, nos juntábamos a hacer cuestiones, panfletos, a denunciar, a acom-
pañar gente a la Vicaría denunciando los problemas de derechos humanos que
ocurrían acá. Es lo que nos pasa a las mujeres, que nos metemos como en hartas
cuestiones, no llevamos como una línea, como que abarcamos hartas cosas, los
cabros chicos, la casa, el marido, los amigos, hartas cosas. Yo encuentro que las
mujeres hacemos eso, andamos agarrando un montón de problemas que de
repente ni nos conciernen, o sea, nos conciernen, pero lo veo así, lo vi en ese
tiempo así también, no tan definido como feminismo, pero igual estaba la idea.
En ese tiempo había otras organizaciones acá, de hombres, de derechos
humanos, de talleres, de grupos juveniles, grupos políticos inclusive, entonces
nosotras también participábamos, había una coordinadora. Y nosotras de repente
no encajábamos en ninguno porque éramos contestatarias también a esos grupos,
porque también nos trataban mal siendo de la misma población, pobladores,
amigos, compañeros, y nos trataban mal, no es que nos anduvieran pegando
ni mucho menos. Por ejemplo, yo me acuerdo, era una talla así, llegábamos a
la reunión, habría unas cuarenta, cincuenta personas de los diferentes grupos,
y en el grupo de las mujeres había un taller de cueros, donde hacían llaveros,
monederos, cositas de cuero, entonces ellos decían, ¡ah llegaron los cueros, ah,
qué rico!, y todos aplaudían, entonces, una se sentía mal porque eso no era gracia
para una, eran tallas que quizá no las hacían con mala intención, pero era penca.
Cuestiones así. De repente había una compañera que llegaba golpeada a la re-
unión, o sabíamos que no había ido a la reunión porque estaba golpeada, ¿qué
pasó?, empezábamos a preguntar y decíamos, pero cómo le decimos al huevón,
si el huevón era el presidente de la cuestión, entonces pucha, qué onda, qué es-
tamos hablando, qué decimos y cómo lo decimos porque el compañero era, ¡El
Compañero!, entonces no, no le digamos nada. Había como hartas cuestiones y
esas cosas yo creo que nos hicieron irnos definiendo más, cachar que tampoco
podemos caber en todos lados, no podríamos hacernos las lesas en cualquier
parte si sabemos de cosas.
385
Marcia: Fue bien peleado ese tiempo, yo lo resumí una vez en algo que escribí
cuando nos pidieron que habláramos sobre qué nos pasaba con la violencia
hacia nosotras, las mujeres. Bueno, yo me dediqué a recopilar lo que contaban
las compañeras desde su experiencia, en ese tiempo a muchas compañeras les
costaba pelea, a veces llanto el poder salir para ir a una reunión, porque para
Los Compañeros, ellos sí hacían política, pero no se tomaba en serio esto de las
mujeres porque era hueveo, ¡ah, ya vas a ir a huevear a la reunión! Y las muje-
res, las compañeras, muchas veces tuvieron que sacar a las guaguas en invierno,
con los pañales, con las mamaderas, con los coches, la guagua súper abrigada,
porque el compadre, el compañero revolucionario, no iba a ser solidario con la
mujer y cuidar la guagua, en su imaginario no cabía eso. Una vez a una compa-
ñera, incluso, le tiraron un coche por encima de la reja, él le dijo, ¡claro, te vai!,
pero..., ¡paf! Entonces, es esta cuestión del famoso hombre nuevo, ellos que tanto
pregonaban del hombre nuevo, el hombre nuevo.
María: Siempre había discusiones de ese tipo, no encajábamos, había con-
tradicciones pencas, cuestiones cotidianas nuestras. Y también, por ejemplo,
había compañeras que decían que no éramos iguales las feministas populares
con las feministas burguesas, o sea, se les decía feministas burguesas porque no
teníamos los mismos tipos de problemas, entonces, también había como una
discusión en ese sentido. Y claro, para nosotras era fregado, desde empezar a
pensar diferente, desde empezar a discutir cuestiones en la casa porque la ma-
yoría de nosotras tenemos compañero, tenemos hijos, tenemos que cuidar de
ellos; si no los cuidamos nosotras no los cuida nadie más, no tenemos nana, no
tenemos nada, entonces, había ese tipo de diferencias. Íbamos a reuniones, a La
Morada, a cualquier lado, y teníamos que ir con cabros chicos, y es molesto ir a
una reunión con cabros chicos, es molesto para las demás compañeras y para una
misma, pero no teníamos otra posibilidad, y muchas íbamos con cabros chicos.
Mi hija se crió en esos ambientes porque era nuestra realidad, no teníamos otra,
entonces igual había peleas en ese sentido.
¿Por qué el Colectivo Malhuen no sigue?, tú dijiste que hubo muchos problemas
Yo creo que las mujeres pasamos igual por procesos, por cosas, de repente nos
alejamos, después de nuevo nos reencontramos. Yo creo que es importante el
espacio para nosotras, tener el espacio físico, teniendo el espacio una logra atraer
gente.
Marcia: Es importante lo que dice la María, pero, por otro lado, no creo que
sea algo de competencia exclusiva del Malhuen, sino que lamentablemente ha
ocurrido en muchos espacios del feminismo hoy en Chile, y que es el poco res-
peto que nos tenemos las propias compañeras, nosotras, las feministas, que no
creemos que estamos haciendo política de veras. Estas disputas por “el poder”
386
donde muchas veces copiamos los formatos patriarcales de los partidos políticos
a la hora de visibilizar las conducciones... creo que tenemos un fuerte problema
de egos y, por otro lado, está la irresponsabilidad, esta cosa como de pasillo, entre
que voy un rato a un grupo, ¡ah, qué buena onda, me encantaron, me cayeron
bien!, pero después me voy y no digo nada. Es una falta de respeto absoluta y eso
seguramente años atrás no lo habríamos hecho quienes participamos en partidos
políticos u organizaciones mixtas, no se hace, tú con los hombres estableces otra
cosa, das explicaciones, pero acá no; esto que ocurrió en el Malhuen yo lo he
visto en otros espacios también; entonces, cuándo realmente desde nuestras dis-
tintas posturas vamos a hacer que el feminismo hoy en Chile sea un movimiento
político social, ¿cuándo?, ¿cuándo realmente nos la vamos a jugar?
Sí, es heterogéneo, y yo, por ejemplo, no quiero que hablen a nombre mío. Enton-
ces, analizando al calor de las reuniones, de las discusiones con las compañeras,
pienso que sí, que me equivoqué, que debería haber ido para haber captado un
poco más y para plantearlo ahí, pero me quedé en lo otro.
María: Yo escuché la grabación de una parte cortita de las plenarias, no
mucho, en esa no estaba planteado el asunto del apoyo a la Bachelet, inclusive
387
La María dijo algo bien cierto, que las diferencias sociales y económicas marcan
diferencias entre mujeres feministas, desigualdades; pienso que lo mismo ocurre
con las jóvenes que tienen una especificidad por su edad, problemáticas propias
La idea no es hacer un corte etario, no es que se esté valorando lo joven versus lo viejo,
lo antiguo, sino que tiene que ver con cacharnos en un contexto parecido,
con ideas parecidas, no tiene que ver con discriminaciones etarias
María: Cuando fuimos a Bolivia se produjo lo mismo, iba gente con toda la trayec-
toria –la Edda Gaviola, Margarita Pisano–, y había cabras que también andaban
refunfuñando y empezaron a conversar con ellas, qué onda, qué pasa, no, no
estamos de acuerdo. Y como que no se atrevían a plantear cuestiones y también
armaron un grupo de jóvenes, hicieron su trabajo y todo, pero fueron ellas las
que quisieron; es que ellas como que no encajaban en la discusión a ese nivel. A
mí lo que me pasaba con la Margarita, porque había harta gente que la criticaba,
es que yo no podía tener esa actitud con ella porque fue una de las mujeres que
a mí me alumbró el camino. Me imagino que ella va a años luz de mucha gente,
yo la respeto por eso y respeto a muchas mujeres de ese tiempo y a las que están
saliendo ahora, yo encuentro que son producto de muchas cosas también. Yo
alcancé a conocer a la Elena Caffarena, me acuerdo que cuando preparábamos
los 8 de marzo a la Elena Caffarena la llevaban, la instalaban ahí; en ese tiempo
no era tan viejita, es que era bien parada la Elena. Fíjate que yo en esta pega que
hago –yo cuido enfermos–, conocí a una amiga de ella, de la misma época, era
abogada también, Olguita se llamaba, falleció este año recién, tenía como noventa
y ocho, noventa y nueve años –no es la Olga Poblete–, era de todo ese grupo de
388
Marcia: Yo creo que, además, ahí estamos hablando de qué es el feminismo, cómo
vivimos el ser feministas, qué tipo de construcción, qué tipo de relaciones. Por
ejemplo, cuando recién llegué al Malhuen y empecé a transitar –afortunadamente
llegué al feminismo autónomo–, tuve la suerte de no vivir esas divisiones, esas
peleas a muerte que hubo; tampoco viví lo de Cartagena porque acá el Malhuen
no pudo ir, no se le dio la posibilidad de asistir a las compañeras. Precisamente
por plata, porque nosotras queríamos ir y nos dijeron que no se podía porque
había que pagar, no sé, diez lucas, veinte lucas, y de repente una no tiene esa
cantidad de plata. Después, nosotras pensamos, pero cómo, si era aquí en Car-
tagena, cuántas veces vamos a la playa con mochilas, con lo que sea... esa vez yo
creo que sentimos eso de que “no importa que no vayan ustedes”, claro, porque
quizá iba a ser otra la discusión. No sé, de repente me tincó eso también, porque
sí fuimos a Uruguay con la nada, qué nos costaba haber ido a Cartagena, pero
yo creo que sentimos eso, que no importaba que no fuéramos.
Yo tuve la suerte de llegar al Malhuen justo cuando vinieron unas compañeras
a hacer un taller donde nos capacitaron para trabajar como monitoras en preven-
ción de violencia en contra de las mujeres, y yo recuerdo que en ese momento
quien me apoyó fue María, esa cosa que debiera existir en el feminismo, esa cosa
de abrir puertas, no de cerrar.
Las solidaridades
389
pero la María me decía anda, anda; había encuentros, actividades, y ella me decía
anda, anda. Entonces, yo creo que ese tipo de cosas tenemos que recuperarlas
hoy en día en el feminismo, podemos estar en distintas posturas, puede ser una
compañera a lo mejor de una ONG, de la red, de aquí, de allá, pero cuando
estoy hablando con ella no estoy hablando con una enemiga, o sea, los diálogos
debieran ser otros. Por otro lado, algo que igual nos cuesta mucho a las mujeres,
es que le tenemos mucho miedo al conflicto, nos gusta mucho hacernos las locas;
a mí me pasa de repente que prefiero hacerme la loca, no discuto, pero eso va
aplicado también con tu historia de vida, qué te pasa a ti con eso, con lo que vas
haciendo. La cuestión es cómo vamos construyendo ahora para adelante y el
tratar también de ser congruentes entre lo que decimos y lo que vamos haciendo,
tratar de ser lo más honestas posible y no andar contándonos el cuento.
Yo quisiera que este documental sea no solo para feministas sino que sea
para cualquier persona que quiera saber qué es el feminismo, su historia en el país,
en ese sentido me gustaría preguntarles qué es para ustedes el feminismo
Es que se nos juntaron varias cosas, cuestiones cotidianas entre esas, algunas
discusiones entre nosotras mismas, la pérdida del espacio físico porque igual eso
nos mantenía unidas. Siempre decimos que de repente en el Malhuen hay diez,
veinte mujeres participando, haciendo cosas, talleres, y de repente quedamos dos,
de repente queda una, siempre hay una que queda “cuidando el fuego” y después
de nuevo rearmamos y empezamos a hacer cosas, yo encuentro que eso no se
ha perdido. Tenemos la posibilidad de que nos pasen un espacio en una Junta de
Vecinos, está a medio empezar la construcción, eso sería lo ideal porque la casa
de madera que teníamos ya se pudrió todo. Siempre hemos tenido un espacio,
antes arrendábamos inclusive, hacíamos actividades, juntábamos plata. Casi nunca
390
hemos estado con proyectos, una vez tuvimos uno, el proyecto FOSIS, que nos
significó críticas por un lado y críticas por otro. Porque imagínate, fue uno de los
primeros proyectos cuando recién se creó el FOSIS, igual había una cuestión po-
lítica ahí, nos decían que cómo íbamos a estar aceptando cuestiones del gobierno,
nada que ver. Eso fue el 96 y 97, fueron dos años, era un proyecto sobre prevención
de embarazo en adolescentes, imagínate que nosotras empezamos a armar ese
cuento porque nos pasaba aquí en la población. O sea, las cabritas, hijas nuestras,
de las compañeras, se embarazaban a los trece, catorce años, dejaban los colegios,
era un problema bastante fuerte. Las mismas niñas que participaban con nosotras,
de repente quedaban embarazadas y se iban para la casa. Y empezamos a ver el
asunto, qué hacer, se presentó la posibilidad, armamos el proyecto y lo hicimos;
estuvimos dos años haciendo talleres con adolescentes, con jóvenes y con mamás.
Sí, fue una de las buenas experiencias, teníamos tres o cuatro talleres con jóvenes
en la población, en las juntas de vecinos, y también tuvimos un taller en la toma
de Peñalolén, ahí había mujeres más mayores. Como finalización de año hicimos
una jornada en la playa, estaban todos los grupos, la mayoría eran jóvenes, chi-
quillos hombres y mujeres, mujeres maduras, de todo había, y nosotras igual con
el miedo, imagínate, nos fuimos a San Sebastián, arrendamos una casa y todo el
asunto. Resulta que nosotras decíamos, ¡chuta!, quizás vamos a poder hacer los
talleres en la mañana, pero en la tarde los cabros se nos van a desaparecer, se nos
van a ir a cualquier parte; andábamos así como preocupadas. Estuvimos tres o
cuatro días y ninguno de los chiquillos se fue a la playa solo ni a la discoteque ni
a ese tipo de cosas, compartieron todo el día y toda la noche con nosotras. En la
noche hacíamos lo típico, juegos, bailamos, todos bailando rancheras, cantando
la Palmenia, los chiquillos avivándonos la cueca, bailando con nosotras, fue una
integración yo diría así como mágica.
Yo no sé si una podría medir así como decir de veinte, una o dos quedaron o
no quedaron embarazadas, no sé, pero es lo que una siembra, es lo que queda,
o sea, si tú ves a esas chiquillas de repente, nunca te van a olvidar, siempre te
van a recordar, dónde te las encuentres te saludan, te preguntan cómo estás, qué
estás haciendo. También ellas han seguido participando en otras cosas, con otros
grupos, han creado otro tipo de organizaciones propias de ellos, de jóvenes, hip
hoperos, una niña hizo canciones de hip hop con temas relativos a las mujeres,
a la problemática de ellas, entonces es eso, no es si quedan más o menos emba-
razadas. Es a un crecimiento personal al que yo creo que aspira una, que es lo
que se logró también.
391
Marcia: Yo creo que también es importante decir por qué se postuló al proyecto
FOSIS, porque lo que pasaba acá en el Malhuen –y que no solo pasaba en esta
población, pasó en muchas poblaciones que fueron emblemáticas en tiempos de
dictadura–, es que llegaban compañeras de otros lados, de universidades o de
grupos que hacían sus estudios con las mujeres de la población, hacían talleres de
desarrollo personal, y muchas veces se abrían heridas, pero no se cerraban. No
tengo la menor duda de que muchas de esas compañeras que venían a trabajar a
las poblaciones, a pesar de vivir una realidad totalmente distinta, sentían un real
compromiso con los procesos que hicieron muchas mujeres pobladoras. Pero llegó
el momento en que las chiquillas acá en el Colectivo dicen, bueno, nosotras ya
tenemos la práctica en el tema, tenemos la experiencia; acá en el Colectivo hay
una compañera que es capísima en el tema de sexualidad, la Lily, de todas las
mujeres que he visto es una de las que más sabe, se maneja súper bien, entonces
cómo dejar que otras digan y hablen por ti de lo que aquí estaba pasando. Por-
que cuando nosotras dábamos los talleres, las mujeres que recibían el taller, esas
lolas y esos lolos sabían que nosotras vivíamos aquí, que estábamos aquí, que
tomábamos la misma micro que ellos, que muchas veces no teníamos plata, que
le teníamos que pedir al chofer que nos llevara por cien pesos, que teníamos los
mismos problemas, que, en definitiva, vivíamos la misma realidad. Entonces, en
ese momento fue súper acertado el por qué se decidió optar al proyecto.
Yo llegué al Malhuen el 96 y esto del robo fue en el verano del 97, yo estaba recién
llegando y para mí fue súper impactante porque, además, yo estaba alucinada
con todo el cuento de las chiquillas, del feminismo, recién estaba entrando en la
onda y no podía creer que ellas, las compañeras, siguieran con esos huevones
al lado. O sea, tú decís, si tu pareja te hace esto, qué puedes esperar. Claro, era
contradictorio, contradictorio con ellas mismas. Ahí entonces empieza la cuestión,
o sea, la idea de la congruencia. No somos perfectas ni cagando, cometemos caleta
de errores, nos equivocamos, pero yo creo que una a lo que tiene que apuntar,
es como a vivir en paz, en armonía contigo misma, con lo que piensas, con tu
práctica, tratar de ser congruentes. A que tu cuerpo, tu pensamiento, tu boca,
tus palabras vayan en una misma dirección. Y, entonces, ahí, cachai, qué onda,
qué pasa, somos feministas en lo público, patriarcales en lo privado, ¿qué onda?
Una se cuestiona todo eso. A mí me dolió mucho, igual se pensó en ir a los pacos,
pero cómo vas a llevar a los pacos un caso donde para ellas sobre todo –repito,
porque yo recién estaba llegando–, son años de estar juntas, sus hijos crecieron
juntos, compartían, organizaban peñas, estuvieron juntos en la lucha contra la
dictadura, entonces cómo vas a llevar a los pacos a gente que eran todos amigos,
amigas. Imagínate entregarle tu gente a los pacos, a la represión, qué lata, ¿no?
Fue un ataque político en cuanto a que su acción –los que robaron–la realiza-
ron desde toda su misoginia patriarcal y también desde su envidia machista hacia
392
393
394
395
si no, olvídate; entonces la comadre nos decía: “oye, pero qué va a pasar ahora,
yo quiero hacer cosas, quiero participar”. Y nos acordábamos de cómo en el
invierno no nos importaba el frío, teníamos las manos heladas de repente, andá-
bamos pegando afiches con el engrudo, y las manos y la nariz nos dolía todo por
el frío, o en el verano con el sol, el calor, y lo hacíamos igual, ¡y con unas ganas!
María: Yo creo que esta cuestión también viene de cuando una es chica, de
cómo nos criaron. Yo soy hija de mamá soltera y a mí mi mamá me dejó con mi
abuela, cachai, y yo sufría. Mi abuela era súper buena gente, buena onda toda
mi familia, pero yo sufría por mi mamá. Entonces, no me hubiese gustado que
mis hijos pasaran por eso. Yo trabajé desde los diecisiete, dieciocho años, pero
cuando ya tuve a mi hija, no. Empecé a trabajar al principio, pero después dejé
de trabajar, yo cuidaba niños recién nacidos, y yo decía, estoy cuidando cabros
chicos que no son míos y dejo mi cabra chica botada, no puede ser. Era una
contradicción tan grande, dolorosa, y dije no, yo, por último, paso hambre y
cuestiones, pero yo me quedo con mi cabra chica. Y me volví a la casa, y eso fue
en los peores tiempos de la dictadura, o sea, la cesantía, el Jorge trabajaba en el
POJH101, íbamos a las ollas comunes. Una vez nos enfermamos porque comimos
toda una semana porotos, no sabíamos por qué nos habíamos enfermado, claro,
si comimos una semana entera porotos. Yo igual podría haber trabajado y haber
hecho otras cosas, pero no me nacía dejar a mi hija. Yo soy bien aprensiva con
mis cabros, onda que yo duermo con los cabros hasta como los diez años, son
grandes y todavía duermen conmigo.
101
Programa Ocupacional para Jefes de Hogar, que se inició en 1982, en reemplazó del PEM,
Plan de Empleo Mínimo, creado en 1974, empleos de emergencia creados durante la dictadura militar.
396
la María, al tiro dijimos, ¿y por qué no vamos? Hicimos comida, vendimos ropa
en la feria, una amiga nos prestó un poco de plata para facilitar la cuestión de
los pasajes, porque viajamos en avión, y María Eugenia se encargó de escribir,
de resumir nuestros escritos, y, además, nos hizo una dedicatoria, Colectivo de
Mujeres Malhuen de Lo Hermida, María Riveros Toledo y Marcia Quirilao
Quiñinao, nos apoyó mucho.
Y ahí es donde yo quiero retomar un poco esto de la María porque lo pa-
samos tan bien en Uruguay, aparte de lo bien que se pasa en un encuentro de
mujeres. Nosotras fuimos con nuestra carpa porque no teníamos para estar en
cabañas, así que ahí estuvimos en nuestra carpa, incluso un día llovió, hicimos
unas zanjas y ahí nos quedamos, lo pasamos bien y no andábamos ni siquiera
con plata. Ahí yo veía a la María tan libre, y yo, además, me sentí muy libre,
recuerdo que pensaba, así quisiera vivir siempre, me sentí como muy fresca, muy
revitalizada, y al lado de mujeres maravillosas, mujeres que tenían como onda
sesenta y tantos años y eran tan jóvenes, son tan jóvenes, tan vitales, la María
Eva, la América, todas mujeres alegres. Y nos tocó justo ver a algunas lolas –a mí
por lo menos me impresionó, qué lástima decía yo–, tan metidas con la onda del
estereotipo a pesar de que teóricamente tenían todo un discurso del feminismo,
pero tan pegadas en la competencia, en la cosa del cuerpo, muy centradas en
eso. La verdad es que no tenía muchas ganas de estar con ellas, en cambio, con
las otras mujeres nos sentíamos muy bien, ¿cierto?
María: Es que es otro ambiente el que se vive.
Marcia: Sí, por eso también yo le decía, María, tú tienes que ir a Sorata,
porque yo no podía ir, justo había empezado a trabajar y había estado mucho
tiempo cesante, estaba súper mal económicamente, entonces agarré esta pega en
la librería y no podía pedir permiso, además, que no tenía plata, pero la María sí.
Yo le decía, María, tú tienes que ir porque si tú vas yo voy a estar allá también,
y ahí la María fue a Bolivia, a Sorata.
María: No, puñetes no, pero hubo harta discusión, igual quedó medio la escoba,
pero yo creo que es propio, o sea, tiene que haber discusión. Igual habían cosas
–no sé si una lo puede decir–, o sea, hay gente que cree que lo que piensa, es eso,
tiene que ser eso, y si otra persona no está de acuerdo con ella, poco menos que
ya no servís. Para mí el encuentro no es eso, yo creo que es compartir más, es
vivencia, es conocer otras mujeres, saber qué están haciendo. Por ejemplo, a mí
me encantan las Mujeres Creando102, todas las cuestiones que han hecho, ellas
viven una vida en función del movimiento, de lo que hacen, todo lo que realizan,
es su vida; lo ideal para mí sería eso, ser congruente con lo que uno hace y dice.
102
Colectivo de mujeres bolivianas, hoy dividido.
397
Por eso yo digo, cuando tú quieres hacerlo, lo haces como sea, no va a im-
portar la plata, ni va a importar el marido, ni el trabajo ni nada, está la decisión.
Cuando se hizo el encuentro acá, yo supe, pero no me motivó porque quizás no
estaba tan metida en lo que se estaba haciendo a nivel de movimiento ni nada
de eso. Y lo otro que me decepcionó bastante fue esa cuestión, lo que pasó en
Sorata, pero no lo que pasó con las otras mujeres, sino lo que me pasó a mí... me
dejó así, plop, porque a mí me gusta que se discuta. Lo que pasó en Uruguay, por
ejemplo, también fue penca porque hubo gente que igual reclamaba por cosas que
si no era lo que ellas querían, no existía no más, simplemente, no podía existir,
y no podía avanzar el encuentro si no se llegaba a esos acuerdos.
Primero estaban las de Bolivia, las mujeres de Uruguay no tenían mucha opinión
porque eran colectivos de mujeres jóvenes, nuevos, entonces como que no tenían
mucha historia... la Edda Gaviola entró como a mediar más la cosa porque a las
cuatro chiquillas las llevaban para allá, después hablaban con el otro grupo, las
traían para acá, no se llegaba a ningún acuerdo al final. Yo voy a un encuentro
a aprender, yo quiero aprender y quiero conocer mujeres y saber qué se está
haciendo, ese tipo de cosas, pero no me voy a enojar con la del lado porque no
piensa igual a mí; eso me decepciona. Entonces, como te digo, este otro encuentro
no me motivó para nada, la Marcia igual me decía, hay hasta becas, pero no...
Marcia: Yo consideraba que nosotras como Memoria Feminista teníamos
que juntarnos con otras mujeres primero y hacer algo como más piola. Sí, ne-
cesitamos encontrarnos, pero yo quería primero encontrarme como Feministas
Autónomas. Algunas compañeras me interpelaron, fue bueno, una decía: “es que
yo encuentro raro que si hubiese un encuentro ecologista que los ecologistas no
fuesen a su encuentro”, y es cierto, yo no aterricé en eso, sí era un encuentro de las
feministas, estar ausente fue penca, me perdí cosas, pero tampoco me arrepiento
porque igual fue una opción mía. Tengo un familiar que lo estaba pasando muy
mal en ese momento, una persona muy importante en mi vida, una mujer que
se las ha jugado por mí, y estaba muy mal y yo quise estar con ella, eso fue, y la
huevá del resort, será resentimiento, quizás qué huevá será, poco análisis, no me
gusta esa opulencia, me molesta todo eso.
Mi vida transcurre bien piola en términos económicos... mi madre fue em-
pleada toda la vida, empleada doméstica, y a ella no le gustaba que le dijeran
empleada doméstica, sino que asesora del hogar; también tuve la diosa, la diosa
no me olvidó y estuvo conmigo desde que yo era chica porque a mi mamá le
costó mucho salir adelante, se vino desde el campo conmigo en la guata. Dejó
a mi papá porque cachó que mi papá estaba con otra mujer, y mi mamá lo que
hizo yo creo que fue algo muy grande, una lección de feminismo práctico, ella
no hizo ningún escándalo, no estuvo ni ahí, dobló la carta y la dejó debajo de la
almohada donde la encontró, hizo su maleta y se vino a Santiago a trabajar. Claro
398
que lo que no sabía era que yo ya estaba en la guatita de ella y fue muy duro, muy
aporreado porque más encima yo lloraba toda la noche, entonces imagínate, ella
trabajaba todo el día y en la noche, gua gua gua, yo lloraba y lloraba, entonces
ella me tenía que ir a dejar en distintos lados. Incluso, me fue a dejar al campo
donde me tenían en un corral tirada y desnutrida hasta que un abuelo mío ca-
chó y, ¡ooh!, media onda para rescatarme, y mi papá ausente, siempre ausente,
toda la vida. Y llega en un momento un dato por una tía, y fueron juntas con mi
mamá a ver, a una casa allá en La Reina, y con la patrona empiezan a hablar del
acuerdo, el acuerdo en plata, toda la onda, y ella le dice, tú tienes esta chiquitita...
y yo estaba así mirando, sí, le dice mi mamá, pero no se preocupe porque a ella
la cuida una hermana mía, ella no es problema –porque a ella la rechazaban en
las pegas por mí. Entonces esta patrona, que es la gran persona importante en
mi vida, mi tatá, le dice, no, es que si tú no vienes con la niña yo no te recibo, yo
te recibo con la niña; ella era una mujer súper aperrada y que luchaba sola por
sus tres hijas, entonces yo crecí con ellas como mis hermanas. O sea, ellas son
mi familia de corazón, cuando yo te decía denante que somos afectivas, que nos
gusta expresarnos cariño y todo, es con ellas, es con esa familia. Entonces, cuando
yo opté por no ir al encuentro, una de las razones fue porque mi tatá estaba muy
enferma y yo no quise estar ausente de lo que le estaba pasando, ella se las jugó
siempre por mí, toda la vida, hasta hoy; imagínate, yo tengo cuarenta y dos años y
yo llegué a esa casa cuando tenía cuatro años, o sea, ha estado siempre conmigo.
Y se enoja de repente, antes, ya no, ella no entendía por qué si yo crecí ahí y me
dieron la posibilidad de estudiar, cómo no había estudiado... ella siempre esperó
que yo fuera a la universidad, que surgiera en términos económicos, y yo no. Mi
opción fue otra, yo me fui a vivir a la Yungay, allá en La Granja, en la población,
a hacer lo que a mí me gustaba; después llegué a Lo Hermida y de aquí no me
he movido, y ahora ella entiende. Ahora no me dice nada porque sabe que esto
es lo que yo quiero vivir, que a lo mejor yo podría sacarme la cresta para irme
a vivir a otro lado, pero de qué sirve, a qué costo; es mi postura, así me siento
tranquila. Yo sé que si llego a Grecia, ahí al paradero, y entro caminando, ya
estoy en mi territorio, y más cuando cruzo El Valle. Anoche le decía a la María,
de repente a mí me da miedo andar sola en la noche tarde, no me gusta, pero ya
llegando ahí a Lo Hermida me siento tranquila, me siento en casa.
Mi mamá murió cuando mi hijo mayor nació, a los diecisiete días que el Ni-
colás había nacido, fue muy aporreado eso, yo tenía veinticinco años y siempre
tuvimos una relación muy complicada, incluso a ratos yo sentía que la odiaba.
Igual quería mencionar algo, el cuento de mis relaciones de pareja, a mí me
costó mucho sacarme la onda del ser amorosa, ser así como... para el hombre,
para él, para que el hombre me quisiera; mi psicóloga me decía que, claro, como
yo nunca había estado con mi papá, como me había abandonado, como que yo
en mi imaginario tenía tan internalizado esto de que nadie se iba a quedar con-
migo, ningún hombre, entonces, como que yo tenía que ser buenita y amorosita
para ser digna de amor. Y yo sufrí violencia psicológica en una relación de pareja
399
que tuve, una violencia psicológica muy heavy, y yo la permitía, era un cuento
muy insano. Por eso cuando llego al Colectivo de Mujeres Malhuen, justo llego
cuando estaban la Patty Ortiz y la Jacqueline Larroche haciendo un taller para
que nosotras como monitoras trabajáramos el tema de la violencia en nuestras
vidas. Y la Jacqueline, que era la psicóloga, cachó que a mí me pasaba algo fuerte
con la violencia, y ahí estuvimos, un año más menos. Estuve metida en terapia
con ella porque, claro, si vas a trabajar la violencia de las otras mujeres, lo que
les pasa a ellas, primero tienes que pasar por ti, por tu vida, por tu cuerpo, por
tu historia para poder mirarla y para poder caminar más en paz. Seguramente
hay unas cuantas cosas que todavía me dan vuelta, pero creo que hoy día estoy
mucho mejor parada que antes, de todas maneras.
¿Cuánta violencia crees que hay en Lo Hermida, en las parejas, contra las mujeres?
Violencia física yo diría un 60%, por decir un número, porque ahora con todas
estas campañas que se están haciendo es un tema que se está develando, ya no es
como antes. De que hay, hay, y es fuerte como en todos los lugares, sin diferencias
de tener más o menos plata. Acá en la población el machismo está legítimamente
instalado en el imaginario de la gente, por todo este formato que te han metido
en la cabeza respecto de lo que tú como mujer debes ser, pero más allá de una
ley, hoy la gente está escuchando un poco más, l@s vecin@s están más atentos y
se está perdiendo el temor a meterse, como que se ha ido perdiendo el miedo y
sacándose la idea de que tienen que arreglar su problema a solas. Esto ha sido un
proceso muy lento, de a poquitito, yo no digo que ha avanzado mucho, pero creo
que de a poco se está instalando otra cosa en las mentes. Violencia psicológica
yo creo que es muy fuerte, mucho más alto el porcentaje porque es algo que se
manipula más finito, está ahí la exigencia a las mujeres, el maltrato, en eso creo
que se ha avanzado re poco.
Yo creo que las formas que tiene para develarse la violencia en las poblaciones es
más fuerte, más concreta, porque si violentan a una mujer, ella no sale arrancando
al tiro, muchas veces se demora porque no tiene los recursos y porque siempre
habrá alguien al lado que le dirá “no, tienes que aguantarte, si pa’ eso te casaste
o te juntaste con este gallo, piensa en los niños”.
María: Como uno lo vive a diario, quizás hasta no se da cuenta de qué es lo que
pasa, cree que es porque uno hace esto o porque hace esto otro, es como propio.
Es fuerte en nuestra clase social baja y todo, pero también uno ha aprendido que
también en las clases sociales altas se ve, yo no sé si es tan frecuente como nos pasa
a nosotras en las poblaciones, quizás es más notorio para nosotras, o sea, quedar
con un ojo negro. Nosotras igual tenemos que ir a trabajar, tenemos que salir a la
calle y todo, y a lo mejor si le pasa a una mujer de clase alta se puede quedar en su
400
Extraña cercanía
Sin embargo,
esa tarde en el metro,
mientras viajaban en el más estricto
de los silencios, sus manos
traspasaron como por accidente
el límite de la sensatez.
401
(Lamashi)
Mujer amiga
Mariposa estremecida
arrullada por el viento,
angélica presencia
en tiempos intempestivos,
bruja maga, danzarina,
paridora de verdades,
rayo firme, luminoso.
(Antonia)
402
JUDITH RESS
Economista y teóloga ecofeminista
JOSEFINA HURTADO
Antropóloga y terapeuta corporal
UTE SEIBERT
Teóloga feminista y terapeuta corporal
Colectivo Con-spirando103
Judith: Con-spirando empieza en 1991, nos parece muy importante decir que los
comienzos fueron a partir de querer juntarnos para reflexionar y hacer ritos, eso
nos marca porque en las iglesias, en nuestros espacios, estábamos algo incómodas
con la Teología, con la espiritualidad, y aun cuando algunas éramos parte de una
iglesia, en contra de cualquiera religión institucional. Había mucha sed de una
espiritualidad más nuestra, para juntarnos a celebrar lo que nosotras teníamos
que celebrar. Así comenzamos el año 91 en Chile.
Josefina: De los inicios quedamos tres. Con-spirando se amplía en su quehacer y
encontramos a mujeres que habitualmente llegan a participar en los ritos, pueden
llegar cincuenta a un rito simplemente porque ya se sabe que aquí celebramos los
cambios de estaciones, celebramos el día de homenaje a las brujas y otros ritos
que hemos definido como importantes. Y aquí ser teóloga, ser antropóloga o ser
cuentista no es lo más importante. Es cómo las mujeres nos apropiamos de un
poder que tiene que ver con la espiritualidad y que es un poder-hacer y darnos la
autoridad a nosotras mismas y no dársela a una iglesia ni a un hombre, sino que
nosotras definir qué es lo que nos interesa celebrar, cómo lo queremos celebrar,
y cómo nos organizamos para ello. A nivel latinoamericano hay personas que se
identifican con Con-spirando por la revista104 y por las escuelas de espiritualidad
y ética ecofeminista que desarrollamos durante una década. La identificación es
más con una propuesta que con una reivindicación. Aunque no negamos la im-
portancia del reclamo y la reivindicación, y lo hacemos también en conjunto con
otras mujeres y redes, este es más bien un espacio para crear y hacer justamente
lo que queremos hacer. Y desde el conocimiento de esta experiencia llevarla a
otros espacios como propuesta.
Ute: Ha sido una experiencia interesante poder incorporar lo que hemos crea-
do e inventado en este espacio con otras mujeres en lugares como la universidad,
en espacios más formales, con grupos mixtos, con jóvenes. Poder trabajar con
103
www.conspirando.cl
104
Con-spirando. Revista latinoamericana de Ecofeminismo, Espiritualidad y Teología.
403
404
ni a una iglesia, entonces, esto nos da una libertad. También pienso que estamos
ofreciendo algo al feminismo que no había quizás antes, y eso es la espiritualidad,
porque ser feminista no significa que uno no tiene hambre de una espiritualidad.
Y hay mucha fuerza, mucha energía en el sentido, entonces, trabajamos mucho
el sentido, trabajamos mucho imágenes de lo sagrado, sentimos que hay mucha
violencia en las imágenes de un padre Dios, y eso lo trabajamos con las mujeres,
nos parece muy importante abrir el sentido de lo que llamamos Dios.
Josefina: También es importante ubicar nuestros inicios en Chile influenciadas
por un contexto. Hemos compartido, por ejemplo, la influencia de nuestros padres
con sus bibliotecas de revoluciones cubana, rusa y del mundo que alimentaron
nuestros sentidos, y cómo, para algunas, nuestras madres y religiosidades queda-
ron excluidas de nuestro interés. Hemos compartido las marcas que la dictadura
dejó en nuestra memoria, y en estas vueltas algunas sentimos la necesidad de
reencontrar una espiritualidad después de haberla negado por años, como ha-
ber dicho nosotras no porque el marxismo, el leninismo al cual adscribíamos o
estábamos más cerca, tenía esta asociación de la religión como opio del pueblo.
Entonces, el ser después una persona que se acerca a estos grupos para celebrar
también, a una la hacía aparecer un poco rara y sospechosa para otras.
Cada cual tiene su experiencia, por ejemplo, durante algunos años trabajé
con mujeres pentecostales, con mujeres de iglesias evangélicas en esta línea que
dice Judith de deconstruir la Biblia, deconstruir lo que sigue siendo para muchas
mujeres un conocimiento que es la verdad. Y nosotras no teníamos una verdad
alternativa, sino que simplemente la invitación era a ver qué hace bien, qué es
nutritivo, qué es lo que está perjudicando, qué es lo que discrimina, y con ese
discernimiento que tiene el ser humano, poder definir y decidir, tomar las mejores
decisiones para nosotras como mujeres.
Judith: Bueno, trabajamos mucho eso, trabajamos las imágenes de lo sagrado antes
del Dios Padre y, entonces, vamos hacia atrás, hacia atrás, para ver todo eso de
la primera imagen que aparece de lo sagrado, que es la Madre Tierra, llena de
posibilidades de parir todo. Eso es sumamente importante porque cuando las
mujeres vemos que hubo una evolución de la imagen de lo sagrado, podemos
imaginar otras imágenes más allá de dios padre.
En nuestras escuelas de Espiritualidad Ecofeminista trabajamos mucho una
línea de tiempo sobre la evolución de estas imágenes. En una forma muy resumida
diría que había tres etapas en nuestra evolución psíquica. La primera, que data de
los comienzos del homo sapiens, es la época de la Gran Madre (dos millones-10.000
aC). Nuestra conciencia emergente experimentaba la tierra como una madre
que nos nutría igual que nutría a los otros animales. Vivíamos en cavernas, un
símbolo de su vientre que, a la vez, se convirtió en nuestra tumba en la rueda
405
406
más con el dios Sol. Si durante la época de la Gran Madre nos hemos concebido
como parte de la naturaleza y entonces nuestro poder venía desde la naturaleza,
en esta época quisimos controlar la naturaleza, igual como el Sol controla las
estaciones de la Tierra. Todos los poderes de la naturaleza –una expresión de la
Gran Madre– se proyectaron hacia al Sol, hacia el cielo y fuera de la Tierra. Desde
acá surgió un dios masculino que tenía su reino en el cielo. La humanidad pasó de
ser politeísta a ser monoteísta. Ahora el Rey no fue el consorte de la Gran Madre,
sino el representante del dios solar, que gobernaba en su nombre. El que ejercía
más poder era quien tenía más fuerza y estaba más cerca de la luz. Y acá nace el
sistema jerárquico que conocemos tanto. El establecimiento de las jerarquías va
a la par con la evolución de la individualidad y la independencia en desmedro
de la colectividad de la tribu, la identidad comunitaria, la cooperación. Es acá
donde nace el mito del héroe, un nuevo estado de conciencia donde emerge
más claramente el ego. Estos individuos –los héroes– matan a la Gran Madre
(el caso más emblemático es el mito babilónico de Marduk y Tiamat). Según la
lógica de esta etapa, la Gran Madre representaba el caos de la naturaleza y tenía
que ser conquistada por el héroe. Su rueda cíclica de vida y muerte restringía el
progreso lineal de la historia.
No podemos regresar a una época de pensamiento mágico donde la Gran
Madre nos protege con una seguridad que no permitía la separación. Tampoco
podemos quedarnos en esta época patriarcal donde un dios de los cielos controla
todo. Esta época nos tiene enfermas, tanto a nivel individual como colectivo.
Anhelamos una conciencia post-ego, posindividualista y pos tan fieramente inde-
pendiente. Queremos pertenecer –ser interdependiente, relacional, comunitaria–
sin perder los dones de nuestra propia particularidad. Eso es nuestro desafío.
Ute: Sí, de a poco hemos ido recuperando esta historia o la hemos ido cons-
truyendo. Desde el trabajo en los talleres, con grupos de mujeres durante veinte
años se puede ver que hay procesos que van emergiendo por muchos lados y
que apuntan a estas búsquedas de otras relaciones: con nosotras mismas, con los
demás, con la manera de hacer política, con el planeta y también con lo sagrado.
Son procesos complejos, no lineales, así como decir antes y ahora. En el trabajo
con mujeres nos hemos dado cuenta que las mujeres que han hecho algún pro-
ceso como mujeres, desde movimientos de mujeres, en la organización social,
sin conocer esa historia han evolucionado o han cambiado sus imágenes de lo
sagrado. En muchos talleres he visto que el dios de la niñez, ese ojo de triángulo
que ve todo, sabe todo y observa todo –el dios castigador–, se va transformando
a partir de momentos claves en la historia de vida de las mujeres, a partir del
darse cuenta, de las conversaciones con otras mujeres; y en las mujeres adultas
este es un dios amiga o amigo o amante. Entre los símbolos significativos de hoy
hay imágenes de círculos, arco iris, de colores, muchas imágenes relacionadas a
la naturaleza que hacen sentido para las mujeres en su comprensión de qué es lo
sagrado, y hacen sentido para su vida cotidiana. Y si ahí lo puede después conectar
con la otra historia de la humanidad, se produce un movimiento muy interesante.
407
Josefina: Hay matices y hay corrientes ya sea teóricas o de prácticas que también
nos van diferenciando a unas de otras, y en eso yo creo que el principal cuidado
que algunas quisiéramos tener es no confundir lo que puede ser femenino con algo
que pueda ser natural, y que es el gran tema de género y de la construcción social.
No ser esencialista
408
estudio muy interesante sobre las vírgenes y las diosas o las figuras femeninas
detrás de la virgen, bueno, todas sabemos el caso de la Virgen de Guadalupe,
que detrás de ella está la diosa azteca de la fertilidad, Tonantzin. Pero pocas
sabemos quién está atrás, por ejemplo, de la Virgen del Carmen de La Tirana,
pocas sabemos la historia de La Tirana, es decir, la Ñusta, princesa incaica que
estableció una comunidad de resistencia contra los españoles allá en el desierto,
o aún más atrás, que este lugar ha sido un lugar sagrado para la gente aimara,
parece que este lugar tenía mucha fertilidad... todas estas cosas las estamos in-
vestigando y es fascinante.
Judith: Nos invita a pensar qué podríamos tener en el futuro, no podemos regresar
al pasado, igual queremos una sociedad postpatriarcal, y cómo sería entonces, qué
podríamos aprender, y allá es la imaginación, y allá es nuestro sueño propositivo,
no tenemos claro cuál es la solución...
Josefina: Bueno, y eso también no deja de entrar en contradicciones y parado-
jas porque hacer algo distinto a lo que es habitual siempre va a ser complicado
y encontrará resistencias. Nosotras llevamos más de diez años como colectivo,
y por algún motivo seguimos insistiendo en que esto es importante, y yo creo
que lo que nos convoca y que convoca a más gente a conectarse a través de la
revista, las escuelas y talleres, es que esto que parece una locura, se puede hacer.
Nosotras dijimos, vamos a hacer un colectivo y lo hemos mantenido sin que exista
una estructura jerárquica, y ha funcionado así, y las personas que entran es lo
que valoran. Y lo que descubrimos con este pensar juntas es que también se van
compartiendo las responsabilidades y el peso se hace más chico. Pero sin darnos
cuenta, por esta cosa de los hábitos, tendemos de repente a... a que algunas están
asumiendo un rol y, sin tener un título a lo mejor, están haciendo lo mismo que
hacen otras instituciones. Entonces, permanentemente entre nosotras tenemos
que estarnos moviendo y decir, bueno, a lo mejor en este minuto es hora de ha-
cer otra cosa, pero aquí ninguna voz debiera ser más fuerte ni más potente que
la otra. Sin embargo, está el aprendizaje de la jerarquía, de que hay alguien que
tiene que ser jefa. Lo interesante es poder verlo, reflexionar sobre ello y tomar
decisiones de manera conjunta.
Judith: Para mí el ecofeminismo es una palabra nueva para una sabiduría muy
antigua, una sabiduría que todavía duerme dentro de nuestros huesos y memo-
rias genéticas. Es el descubrimiento, o mejor dicho, el despertar paulatino de
que no somos los “dueños del universo”, sino una parte más del gran tejido de
la vida. Los elementos de nuestros cuerpos fueron formados en aquella primera
409
gran explosión cuando nació el universo hace quince billones de años. Estabas
tú y estaba yo en esta inimaginable gran fulguración primordial; estaban los
dinosaurios, las ballenas, los pájaros, los hormigas, los árboles, todo, todo lo que
estará estaba presente en este primer momento sagrado.
El ecofeminismo desafía fuertemente los conceptos androcéntricos y antro-
pocéntricos de la teología cristiana tradicional. Las ecofeministas preguntan si
el cristianismo puede ser suficientemente flexible para cambiar sus conceptos
antropológicos tanto del ser humano como de Dios. Preguntan, además, si pueden
cambiar su cosmología desde un deus ex machina afuera del universo, pero “en
control” de todo lo que pasa en él hacia un sentido de lo sagrado inmanente, un
gran misterio que, como nosotros/as, está en continua evolución.
La opresión de la mujer y la destrucción del planeta no son dos fenómenos
aislados, sino dos formas de la misma violencia. Los dos vienen de una aberrante
necesidad de controlar lo que es diferente, lo que no entendemos. De ser fuentes
de vida, tanto la tierra como la mujer, hemos llegado a ser recursos. Pero hoy día
las ecofeministas estamos más y más conscientes de que nuestra inhabilidad de
reconocer que somos parte de la comunidad de la Tierra nos está llevando al
ecocidio de vastos sectores del planeta y al suicidio de nuestra propia especie. Es
como si finalmente estuviésemos despertándonos de un sueño muy largo, recor-
dando quiénes somos realmente. Quiero subrayar que las prácticas ecofeministas
emergieron de las exigencias de la vida, de los imperativos de la historia, no de
una teoría prefabricada. Cuando las mujeres protestan contra la destrucción del
medio ambiente o la amenaza de la destrucción nuclear, enseguida se dan cuenta
de la conexión entre la violencia contra la mujer y la violencia contra la gente
pobre y contra la naturaleza. Para proteger a sus hijos e hijas, sus cultivos o su
salud, más y más mujeres han ido levantándose para defender su “terruño” –el
río que se está contaminando, el subsuelo, el aire–, y desde este activismo han
surgido las propuestas teóricas del ecofeminismo que incluyen una invitación a
buscar una teología y una espiritualidad más holística. El ecofeminismo combina
las intuiciones que vienen de la ecología profunda y del feminismo cultural o radical.
La ecología profunda examina los patrones simbólicos, psicológicos y éticos de
las relaciones destructivas entre la especie humana y la naturaleza. Busca nuevas
maneras de crear una nueva conciencia y cultura holística que esté en armonía
con los ecosistemas de la Tierra. Los ecologistas profundos ven el mundo como
una red de fenómenos que están profundamente interconectados y son interde-
pendientes.
El feminismo radical o cultural sostiene que la tarea del momento es identificar
y analizar la dinámica de terror y resentimiento que está detrás de la dominación
del macho sobre la hembra. Es así que representantes de esta corriente estudian
los orígenes y desarrollo del patriarcado y sus esfuerzos para controlar el poder
elemental femenino. Preguntan por qué hay tanto miedo a nuestra mortalidad,
a la parte de desintegración y muerte que cada ciclo de vida lleva consigo. A
la vez, la ecología profunda está muy influenciada por los descubrimientos que
410
vienen de lo que se llama “la nueva ciencia” –la física cuántica en particular– y
la cibernética, la teoría de lo sistémico. Una nueva manera de ver el universo
que tiene mucho que ver con las cosmovisiones ancestrales de nuestros pueblos
originarios. Los y las ecologistas profundas están comprometidos en construir
economías sustentables, “a escala humana”, que estén en armonía con los ciclos
de los ecosistemas de la biorregión donde uno vive.
El feminismo cultural/radical ha sido muy influenciado por la antropología
feminista, sobre todo por el trabajo de Marija Gimbutas y el descubrimiento de
la centralidad de la diosa en nuestro desarrollo síquico como especie humana.
También las ecofeministas están atraídas por la psicología jungiana, sobre todo el
trabajo con los arquetipos como pistas para entendernos. Otra fuente primordial
del ecofeminismo es el cuerpo –la sabiduría dentro de los huesos, nuestra me-
moria corporal tanto de violencia y dolor como de placer y alegría. Igual como
los ecologistas profundos, las feministas radicales anhelan comunidades pospa-
triarcales donde las relaciones entre los géneros y la tierra sean más igualitarias.
En nuestro caminar hacia el nuevo paradigma, hacia una cosmovisión más
satisfactoria, estamos llamadas a abrazar una nueva espiritualidad. Dejamos atrás
tanto el politeísmo como el monoteísmo. Son proyecciones “hacia afuera” –hacia
la Gran Madre, la naturaleza, o hacia el Padre, el Sol, dios de los cielos o sus
reemplazantes. El gran Misterio en que vivimos siempre ha sido experimenta-
do y definido en cada época de nuestra historia según la evolución de nuestra
conciencia. Ahora nos toca dejar de proyectar lo divino en imágenes concretas
fuera de nosotras –sea una montaña, una virgen, diosa o santa, o un pan y una
copa de vino. Todo es sagrado, todo está relacionado, no hay un “afuera”. Cuando
navegamos en las profundidades de nuestra propia alma, de nuestro propio self,
encontramos en nuestro propio centro el alma del mundo, anima mundi. De he-
cho, ese es el gran secreto que se está revelando hoy en día, que en el centro de
cada cosa, de cada ser, existe el alma del mundo, en cada flor, en cada manzana,
en cada canto del pájaro, en cada beso de la abuela, del amante, de la guagua...
411
un espacio regular que denominamos Retrato, intencionando que cada vez una
organización encontrara allí un lugar donde darse a conocer y de esta manera
facilitar la construcción de esta red de organizaciones afines.
Luego de un viaje a Cajamarca, Perú, donde habíamos sido invitadas a realizar
un taller, surgió la idea de ampliar el espacio a varias páginas de la revista para
dar cabida a la presentación de la organización en su contexto, con entrevistas a
personas de la organización y del lugar, así como selección de textos, imágenes
y fotografías. Algunas organizaciones recogieron el desafío y nos enviaron el
material listo para ser publicado. Iniciamos la sección Vínculos y posteriormen-
te afinamos una matriz con la intención de contar con categorías comunes. La
validamos sistematizando el Encuentro de Espiritualidad y Ética Ecofeminista el
año 2007, luego con nuestro propio colectivo y después con dos organizaciones
amigas, Domodungu, de Talca, Chile, y la Alianza de Mujeres de Panamá.
Atisbamos un gran potencial en la sistematización de nuestras experiencias, y
en la reflexión sobre lo ya realizado surgieron ciertas pistas que queremos seguir
madurando, hemos descubierto el valor de ser una organización que acompaña
el proceso de sistematización de otra organización: emerge la idea de espejearse
entre pares. Facilitar que la otra se mire es un proceso enriquecedor, necesitamos
de la mirada externa para repensar lo interno. Se nos presenta como un desafío
la forma en que presentamos los artículos en la página web, el encontrar una
fórmula que nos permita la interacción y la construcción de conocimiento colec-
tivo a partir de nuestras prácticas. Queremos afinar la mirada investigativa con el
deseo de reencontrar una mirada antropológica. Nos desafiamos a conectarnos
con los liderazgos creativos que hay en nuestras organizaciones y confiamos que
la experiencia que nos da el salir adelante en contextos adversos se convierta en
sabiduría para el sostenimiento de nuestros deseos, sueños y proyectos.
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Integrante del colectivo que murió en un accidente.
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Feminista socialista, candidata a diputada en 1989.
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“Y vosotros revolucionarios, ocupados en hacer y deshacer constituciones ¿cómo no habéis
pensado en que toda libertad será un fantasma mientras viva en esclavitud la mitad del género hu-
mano?” (Asociación de Costureras, 1908, Chile).
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416
por la lógica de los proyectos. Parecía un gran seminario, pese a ello el encuentro
para mí y quienes participamos activamente en él, fue fructífero. En los últimos
encuentros se viene dando una dinámica que da cuenta de la despolitización del
movimiento, como es el atrincheramiento de distintos grupos en identidades
que se definen por la discriminación de que son objeto. Es paradojal que los
cierres de los encuentros terminen en una larga secuencia de interpelaciones al
movimiento, a las feministas, como si en esos espacios se concentrara el poder
patriarcal contra el cual estamos luchando y ubicándose desde fuera de él. Sin
negar que estemos traspasadas por este poder, claramente esta práctica diluye
nuestra potencia transformadora. La identidad debe ser un espacio político, no
un lugar de victimización.
Es importante mantener y recuperar espacios de acción política feminista au-
tónomos, como los colectivos, los grupos pequeños que actúan por cuenta propia,
sin depender del financiamiento, porque lo que nos reúne es el que compartimos
posturas políticas y visiones de mundo y desde ahí construimos propuestas crea-
tivas de cambio que nos interesan a nosotras y que responden a nuestras propias
necesidades. Esto de alguna manera lo hemos perdido y reemplazado por ONG
que confundimos como espacios políticos, pretendiendo representar a las mujeres.
Las mujeres obreras luchaban, armaban sus propias organizaciones y eran pro-
tagonistas de sus luchas. Las mujeres pobres hoy día no lo hacen, ¿por qué no lo
hacen?, su voz está siendo tomada por otras, ellas no son las protagonistas de los
cambios. Todos los movimientos sociales se ven afectados por esta dinámica de
intermediación donde las líneas son dictadas por los proyectos y/o los partidos. La
cara más visible del movimiento feminista es la de intermediarias, están luchando
por otras, por salvar a las mujeres y no necesariamente por salvarse a sí mismas; y
esta salvación pasa por exigir al Estado. Estamos muy enfrascadas en esa lógica,
nuestro radio de incidencia se reduce al gobierno, al Estado, a las instituciones.
Ahora las cuestiones comienzan al revés y nosotras estamos perdiendo el norte
porque confiamos y descansamos en que la ley, la institución y la política pública
nos va a resolver todo, cuando las mujeres en realidad no están en esa, ¿en qué
están?, ¿por qué no nos estamos preocupando de eso? Desde mi experiencia, creo
que de lo que se trata es potenciar lo que tenemos, todas tenemos recursos que
compartir para desarrollarnos como sujetas plenas, dejando de lado ese ánimo
de iluminadas o salvadoras, dejando de lado la victimización que diluye nuestras
capacidades, reconociendo que todas tenemos el poder de transformar-nos, y en
ese sentido, me interesa trabajar con otras, avanzar con otras y apoyar los pro-
cesos de autoconciencia y de liberación de otras. Creo que esto es lo más difícil
porque nos enfrenta con la asistencialidad, por ejemplo, con las mujeres pobres,
sin embargo, la metodología feminista justamente lo que permite es apoyar los
procesos de desarrollo autónomos de las mujeres; es lo que nos ha arrebatado la
tecnificación y la institucionalización de nuestros saberes.
417
PATRICIA OLEA
Psicóloga
Ana María: SOL nace a fines del año 1989 por iniciativa de un grupo de profesio-
nales que formaban parte de un equipo asesor de Diakonía-Suecia, para el apoyo
a proyectos de organizaciones sociales en todo Chile. SOL se organiza, entonces,
en tres lugares: en Iquique para cubrir la zona norte del país; en Concepción,
para las regiones del sur y en Santiago, para la zona central. En sus inicios SOL
continuó prestando apoyo a los proyectos de organizaciones poblacionales para el
fortalecimiento organizacional, la autonomía, la coordinación para la acción y las
propuestas, y para una mayor incidencia en función de necesidades y derechos.
Con el transcurso del tiempo se fue priorizando el trabajo con organizaciones de
mujeres y de jóvenes porque en aquellos tiempos mostraban más desarrollo y au-
tonomía y, por lo tanto, mayor capacidad para realizar proyectos propios. A partir
del año 1993, como consecuencia del retiro de las agencias de cooperación, SOL
debe reducir el apoyo y prioriza el trabajo con organizaciones de mujeres de tres
regiones del país: la Región Metropolitana, la de Valparaíso y la Región del Maule.
El Fondo de Proyectos de SOL se mantuvo en funcionamiento hasta 1997 y
posterior a esa fecha el trabajo continúa orientado a las organizaciones de mujeres
de sectores populares de las tres regiones mencionadas, apoyando el fortaleci-
miento organizacional, la autonomía y la articulación de manera de lograr una
mayor capacidad de vigilancia e incidencia pública en relación con los derechos
humanos de las mujeres, la equidad de género y la justicia social. En relación
a experiencias de esa época podemos mencionar la Casa Yela en la Región del
Maule. Hasta ahora recuerdo los inicios de Casa Yela, nos reuníamos con ellas
en una placita del sector norte de Talca, llenas de sueños y planes para armar
una casa para las mujeres. Con el tiempo esos sueños se hicieron realidad y con
grandes esfuerzos consiguieron su casa donde han ofrecido refugio a una gran
cantidad de mujeres que viven violencia. Fue la primera casa-refugio que logró
establecer el movimiento de mujeres.
El Fondo de Proyectos fue financiado por Diakonía hasta el año 1997. Pos-
teriormente Oxfam-Gran Bretaña apoyó el trabajo de SOL hasta el año 2004,
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Servicio Nacional de la Mujer.
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www.nomasviolenciacontramujeres.cl
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Andrea Alejandra Araneda Bobadilla, joven universitaria asesinada por Víctor Sepúlveda
Sáez en mayo de 1999 en Concepción, luego que ella denunciara las agresiones de Víctor Sepúlveda
en contra de su esposa Natalia Silva. Andrea arrendaba una pieza en la casa de la pareja.
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que no saben adónde acudir o qué hacer. Ellas saben de evaluación de riesgo,
trabajan desde un enfoque de derechos humanos, sacándolas de la posición de
víctimas y reforzando su capacidad de tomar decisiones y resguardar sus vidas.
Ana María: El Mesón de Belén, uno de los cuatro centros de atención impul-
sados por SERNAM y que atiende los casos de la zona norte de Santiago, cierra
a fin de año. Este centro, uno de los precursores de estas experiencias apoyadas
por SERNAM, cuenta con el auspicio de la Iglesia Evangélica, quienes retirarán
su apoyo a fin de año. Desconozco las razones del retiro, pero pienso que debería
haber una alianza estratégica entre el SERNAM, o mejor dicho, el Estado y las
organizaciones de la sociedad civil para mantener las casas de acogida creadas
por las organizaciones de mujeres.
423
Patricia: Yo viví esta crisis desde fuera, no estaba involucrada en ese mo-
mento, pero me di cuenta que había ciertas posiciones que logro identificar en
algunas organizaciones de mujeres, que tienen que ver con cierta resistencia a
las ONG, que son consideradas entidades que utilizan a las organizaciones, que
las subordinan a sus objetivos para la obtención de recursos económicos. Existe
el prejuicio de que las ONG se benefician a costa de las organizaciones sociales,
eso lo puedo percibir en algunas, hay una cierta desconfianza y un cierto recelo
hacia las ONG en función de su quehacer cotidiano en las comunas. Me da la
impresión que quizás también operó una desconfianza hacia SOL en ese sentido.
Creo que faltó la visión política por parte de las organizaciones para abordar
este problema, no partidario, sino discutir los problemas de fondo, sin prejuicios,
de manera abierta y honesta, creo que el punto quedó en cuestiones accesorias.
Ana María: Hay que destacar que las críticas provenían de un grupo pequeño,
más bien de las dirigentas ligadas a un partido político, y ese grupo también se
fue aislando de las organizaciones porque desgraciadamente todo esto llevó a
que las organizaciones se fueran desconectando de REMOS, y hoy día REMOS
es una cosa ínfima a lo que era en esa época, que llegó a tener cuarenta y cinco
organizaciones asociadas. Otra de las dificultades fue la necesidad de establecer
una organización legal que les permitiera un funcionamiento con organizaciones
de varias regiones, ello las llevó a elegir la asociación gremial, que tiene una
estructura muy rígida de funcionamiento, y algunas mujeres muy apegadas a la
legalidad, a los estatutos y reglamentos, pierden de vista el sentido de la organi-
zación y la importancia de la articulación.
¿Hay relación entre las organizaciones sociales de mujeres y los partidos políticos?,
¿alguna reflexión?
Patricia: Yo creo que los partidos políticos –todos– no han hecho una reflexión
acerca de la posición y situación de las mujeres, no escucho en los discursos de
dirigentes políticos (casi todos hombres) que aludan a la discriminación que viven
las mujeres en este país, no entienden cuál ha sido el aporte del movimiento de
mujeres y feminista a las Ciencias Sociales, ni idea de qué queremos decir cuando
hablamos de equidad entre los géneros, de cuerpo, sexualidad, libertad de decidir.
La izquierda pone el problema de clase como lo único válido a reivindicar. Y ahí
se produce un quiebre porque independientemente de que existen problemas
de clase, que los hay, hay problemas como la violencia hacia las mujeres que
afecta a todos los niveles socioeconómicos, todas las ideologías, por lo tanto, es
un problema social, cultural y político que afecta la vida, el pleno desarrollo de
las mujeres. Ahí no cabe el análisis reducido del partido tal o cual, aquí lo que
se necesita es el reconocimiento de las mujeres como tales, como personas con
derechos, capaces de aportar en todas las esferas de la sociedad.
Ana María: Yo creo que ha habido muy poca reflexión en torno a la relación de
las organizaciones sociales con los partidos políticos, creo que nunca lo discutimos.
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Día Internacional por la No Violencia contra las Mujeres.
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tenemos que asegurar que va a haber movilización, porque las mujeres de los
sectores populares no tienen plata para irse en colectivo o en taxi a las doce de la
noche para las comunas, hay que tomar en cuenta la realidad en que vivimos. Se
decidió hacer la marcha en la noche porque pensamos que es un símbolo, vamos
a ir con antorchas para hacernos visible, si en el día no nos ven, aquí estamos en
la noche, de blanco y con antorchas.
Ana María: Yo pienso que tenemos que apoyar a Bachelet. Piñera ha hecho siem-
pre una crítica feroz a las ONG, desconfía totalmente del trabajo que hacen y no
entiendo por qué. Con Acción –nuestra Asociación Nacional de ONG– hemos
hecho algunas actividades de repudio a Piñera. Ahora como candidato tratará de
ponerse en la buena con las ONG. Siempre tenemos que trabajar para producir
los cambios, cambiar el sistema económico, hacerlo más humano, y creo que
con Bachelet es más posible que con Piñera. No sé si escucharon el discurso que
Bachelet hizo en Comunidad Mujer, de casualidad la encontré en TV cable y me
sorprendió su discurso, contiene todas nuestras propuestas, por lo que creo que
hay mujeres del movimiento que están trabajando en su campaña, en su programa.
Por ejemplo, casas de acogida para las mujeres que viven violencia, apoyo para las
organizaciones de mujeres, apoyo para las organizaciones de los barrios. Pienso
que tenemos que tener ese discurso para poder controlar su puesta en práctica.
Patricia: Yo voy a votar por el Juntos Podemos porque en este gobierno de
Lagos pareciera que los empresarios han prosperado más, según el análisis que
compartía Teresa Valdés en una reunión en Acción. Eso quiere decir que la des-
igualdad ha aumentado más en este último tiempo. Bachelet no va a gobernar
sola, sigue siendo la Concertación, donde está fuertemente la DC reforzando los
postulados de la Iglesia Católica, que en nada sirven para fortalecer los derechos
de las mujeres. Entonces, “la democracia sigue en deuda con las mujeres”.
Percepción del rol del SERNAM en relación con la violencia hacia las mujeres
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ADRIANA GÓMEZ
Periodista
Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y de El Caribe112
112
Esta entrevista se hizo durante la realización del seminario internacional “Si hablamos de
derechos, hablemos del aborto”, organizado por el Foro Red de Salud y Derechos Sexuales y Re-
productivos, en Santiago, en octubre de 2005.
113
La RSMLAC fue creada en 1984 durante el Primer Encuentro Regional de Salud de las
Mujeres, en Tenza, Colombia. Más de sesenta mujeres de trece países de la región latinoamericana
y caribeña acordaron la formación de esta Red, que inició su accionar con el legado histórico del
feminismo y del movimiento de salud de las mujeres.
114
Para mayor información: www.reddesalud.org
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431
un trabajo político con mucha dedicación y creatividad. Yo creo que acá nosotras
nos desarticulamos, sobre todo porque hay un aspecto de acceso a recursos que
se cruza y que tiene a las organizaciones en situaciones precarias. Pero también
porque nos quedamos a la espera de aquello que se nos debería haber entregado
con la vuelta a la democracia: todos nuestros derechos, pero estos derechos no
llegan si no los reclamamos con suficiente fuerza.
En México también hay una articulación de los temas que nos importan a
las mujeres con aquellas demandas sociales generales, y hay una apertura en la
sociedad hacia ellos, cosa que aquí no existe. Aquí hay un castigo social profundo
frente a ciertos temas, y los políticos y las políticas les tienen tanto temor a romper
ese castigo social y a enfrentarse a los grandes poderes, como la Iglesia y otros, que
por ello se inmovilizan. También influye el tema de los medios de comunicación
en Chile, en otras partes hay una mayor apertura, hay una mayor apertura en
Brasil, en Argentina –otro país que está muy fuerte en términos de movilización
social–, en Uruguay, México, Venezuela. En Venezuela se está construyendo un
tremendo pacto de mujeres en torno a estos temas, con vigilancia ciudadana de
los derechos. ¿Qué nos está pasando a nosotras?, yo no sé, es una cuestión muy
compleja, tiene que ver con situación de recursos de las organizaciones, tiene que
ver con conflictos internos, tiene que ver con que nuestros temas siguen ausentes
de las agendas públicas, hay muchas cosas que se entremezclan. Creo que el
reto ahora es rearticularnos, es reencontrar agendas comunes, puntos comunes.
Nuestras hermanas argentinas, nuestras hermanas uruguayas y brasileñas, van
construyendo estos logros. Yo creo que es un desafío para nosotras.
Paralelamente, siento que el pueblo chileno, la juventud chilena, es mucho
menos conservadora de lo que dicen. Hay que sacar más a la luz pública esta nueva
forma de plantearse, más libertaria frente a la vida y al cuerpo. Las encuestas te
lo dicen, te dicen que hay una enorme cantidad de gente que está a favor de la
píldora del día después, a favor de la legalización del aborto en ciertas causales.
Entonces no nos engañemos, yo realmente tengo esperanzas en esta apertura.
Aunque todavía estamos con el peso de lo que hizo la Iglesia Católica durante
la dictadura, es decir, eso es muy fuerte. Todavía hay como una deuda que se le
está pagando, eternamente, pues para muchos la Iglesia fue determinante en la
lucha por los derechos humanos, sacó la voz para defender los derechos humanos.
Y yo creo que eso es efectivo, que no se da en otras partes; no se dio en otras
partes con la fuerza que se dio acá, entonces, ese factor tiene mucho peso. No es
lo que pasó en Argentina, claramente. Pero esa deuda no debe amarrarnos y no
debe amarrar a los que gobiernan.
Yo tengo, repito, muchas esperanzas en términos de la gente joven, de las
mujeres jóvenes, mujeres y hombres en realidad. Yo acabo de volver del encuen-
tro feminista latinoamericano que hubo en São Paulo, en Sierra Negra, ¡impre-
sionante las mujeres jóvenes, impresionante!, es decir, se tomaron el encuentro
prácticamente, y eso lo percibí en otras partes donde estuve. Estuve en Costa
Rica hace un tiempo y las mujeres jóvenes están liderando muchas cosas. Y creo
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En el país se están impulsando proyectos sobre aborto desde una perspectiva de derechos.
La Red de Salud está desarrollando el proyecto “Construcción de Redes de Ciudadanas y Ciuda-
danos” para abrir el debate sobre despenalización del aborto terapéutico en Chile, con apoyo de
IPPF. A su vez, Corporación Humanas impulsó un fondo para variadas acciones y actividades que
cubrieron temas de aborto, violencia sexual y comunicación, entre otros. El tema está cada vez más
en la discusión pública, pero no en la discusión de los tomadores de decisión, quienes lo continúan
castigando con el silencio y la omisión del debate democrático.
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4 de septiembre 2008
Articulación 28 de Septiembre
Foro Red de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos
Movimiento pro Emancipación de la Mujer Chilena, MEMCH
Mesas Ciudadanas Proyecto Safe Abortion Action Fund RSMLAC/IPPF
Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual
Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, ANAMURI
Marcha Mundial de Mujeres, Punto Focal Chile
Movimiento por la Defensa de la Anticoncepción “Por la Libertad de Decidir”
Católicas por el Derecho a Decidir-Chile
Colectivo Con-spirando
Área de Género Vivo Positivo
Fundación Instituto de la Mujer
Observatorio de Equidad de Género en Salud
Solidaridad y Organización Local, SOL
Educación Popular en Salud, EPES
Corporación Humanas. Centro Regional de Derechos Humanos y Justicia
de Género
Mujeres Quinta Región
Las Choras del Puerto, Guerrilla Feminista
Colectivo de Mujeres “Belén de Sárraga” V Región
Kïpal Consultores
Feministas Biobío
Colectiva Feminista Mujeres Públicas
Centro de las Mujeres de Temuco
Ong EDUK
Centro de Apoyo Poblacional Puente Alto (C.A.P.P.A.)
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Actualmente el nombre de la red es Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres.
117
En 1981 se realizó en Bogotá, Colombia, el I Encuentro Feminista Latinoamericano y del
Caribe.
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El Foro-Red de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos, y la Red Chilena contra la
Violencia Doméstica y Sexual.
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Restricción que los gobiernos democráticos hasta ahora no han eliminado.
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Rojas, Maturana y Maira, op. cit.
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de los asesinatos de las mujeres. Hay todo un sistema cultural que permite ese
sentido de dominación, de control, de propiedad que el hombre en general siente
hacia las mujeres hasta llegar a matarlas... porque ‘no hacen lo que ellos quieren’,
porque ‘no quieren estar con ellos’, o porque ‘se metieron con otro’, o porque
‘no quieren tener sexo’, o porque... cantidades de cosas, y esto opera como una
advertencia para todas. Y en ese proceso de repolitizar la violencia contra las
mujeres inscribimos las marchas, campañas, foros y debates que hemos organi-
zado en los últimos años, rearticulando el movimiento de mujeres para ir más
allá de la exclusiva esfera de la demanda hacia el Estado, que ha preponderado
en muchas organizaciones en estos años. Y subrayo ‘exclusiva’ porque debemos
mantener esta demanda, el Estado tiene que hacerse cargo de proteger la vida
y los derechos humanos de todas y todos, y la violencia contra las mujeres es
una violación de derechos humanos. A pesar de que en Chile las violaciones a
los derechos humanos se asocian principalmente a la brutal represión política
bajo la dictadura de Pinochet, existen un sinnúmero de tratados y convenciones
internacionales suscritas también por el Estado chileno que reconocen la violen-
cia contra las mujeres como una violación sistemática y sistémica a los derechos
de las humanas. Al menos en el papel está, la Convención de Belém do Pará121,
entre otras, que establece obligaciones a los Estados firmantes de tomar medidas
para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer en un sentido
mucho más amplio que lo que la ley chilena y las políticas públicas han definido.
El Estado chileno debe cumplir estas disposiciones y no se cumplen cabalmente.
Tenemos no solo el derecho sino la obligación de exigir al Estado y a los gobiernos
políticas públicas integrales y con recursos suficientes para dar servicios de calidad
a las mujeres, que afirmen su autonomía y sus derechos, además de prevención
y protección efectiva, cuestión que sabemos no se cumple.
El movimiento en contra de la violencia hacia las mujeres se articuló en una
época en que la atención al problema y a las mujeres afectadas por violencia física
explícita era dada por las propias mujeres, con mucha creatividad y compromiso.
Se hicieron experiencias muy importantes, que afirmaban un poder colectivo de
las mujeres y que generaron mucha mística. Recuerdo las acciones con los pitos
en Perú y también aquí en Chile: cuando se detectaba que un hombre estaba
maltratando a una mujer, desde distintas casas las mujeres empezaban a tocar
pitos, una suerte de control social que se fue perdiendo. Me llamó la atención
hace un tiempo escuchar en la radio una campaña del Ministerio del Interior/
Seguridad Ciudadana de ‘combate a la delincuencia’, allí se publicitaba la entrega
de recursos para instalar en las casas una chicharra que la gente toca cuando se
ve amenazada de robos o cosas así, y entonces todos saben que tantas casas más
allá... en fin, es el mismo mecanismo. Es un buen mecanismo, efectivo y parti-
cipativo. Eso lo hicieron las mujeres en los 80. Pero nunca he escuchado que se
121
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer, 1994.
440
haya puesto recursos para alertar y movilizar a la población ante los agresores
de mujeres. En Chile, los delitos contra la propiedad son más graves que los
delitos contra las personas, y la violencia contra las mujeres no se nombra como
tal. Si ves las estadísticas que publica el Ministerio del Interior de los ‘Delitos
de mayor connotación social y violencia intrafamiliar’ –la VIF se pone aparte–,
no es posible identificar ni conocer la magnitud de la violencia contra mujeres.
Probablemente, si se desagregaran por sexo una serie de delitos como lesiones,
amenazas de muerte, violación y homicidio, y se sumaran a las altas cifras de
denuncia de VIF, que ya sabemos son mayoritariamente de mujeres, tendríamos
un panorama muy claro respecto a que la violencia contra las mujeres es uno de
los problemas de mayor connotación social en el país. En esto, como en tantas
otras situaciones, se ve la permanente invisibilización de la violencia contra las
mujeres, las resistencias a asumir un problema que pone profundamente en
cuestión el ordenamiento patriarcal.
La violencia contra las mujeres opera como un dispositivo de reproducción
de este ordenamiento. Por la vía del ejercicio de la violencia patriarcal se controla
a las mujeres, se las inferioriza, se las victimiza, y la victimización es inferioridad;
una víctima no es una persona plena, en su propia subjetividad es una persona
menoscabada. Identificar y comprender como expresiones de un mismo orden
las diversas y variadas expresiones de violencia contra las mujeres –en el ámbito
afectivo, familiar, laboral, educacional, en la calle o donde sea– y nombrarla
como tal, es clave. Términos como: ‘violencia conyugal’, ‘violencia en la pa-
reja’, ‘violencia intrafamiliar’, ‘abuso sexual de menores’, ‘acoso laboral’, entre
otras, encubren en una voz neutral la direccionalidad de género de este tipo de
violencia. Nombrar el femicidio ha sido de un gran significado político porque
identifica aquello que la VIF había mantenido encubierto: que los agresores son
hombres y las agredidas/asesinadas son mujeres. El lenguaje es muy importante,
y es necesario hacer todas las distinciones que nos permitan identificar en forma
precisa los problemas y resignificar nuestras experiencias; el lenguaje es una
herramienta política.
Existe un sinnúmero de cuestiones que no se sitúan directamente en la relación
interpersonal entre un hombre y una mujer y que constituyen de igual modo
violencia contra las mujeres, pero están tan naturalizadas y normalizadas en lo
cotidiano que resultan muchas veces imperceptibles. Vivimos inmersas en un
tramado cultural que está reproduciendo constantemente la dominación mascu-
lina y que las propias mujeres han/hemos internalizado. Desde la socialización
más temprana en la familia, en la escuela, en los medios de comunicación, en la
publicidad, en la política, en el humor y en el amor, se refuerzan modos de ser
y formas de relacionamiento que asignan roles y llevan implícitas jerarquías que
inferiorizan a las mujeres. Cuántas mujeres toleran a lo largo de sus vidas malos
tratos y descalificaciones permanentes en sus relaciones de pareja por ‘amor’ o
por ‘miedo a estar solas’, o por ‘temor a perder el estatus’, a ‘devaluarse social-
mente’. Cuántas viven en silencio o no terminan relaciones de violencia porque
441
salir de ellas les significa un cambio muy grande en sus modos de vida que no
están dispuestas a asumir. Cuántas mujeres arriesgan sus vidas en pabellones
quirúrgicos tras cirugías que moldean sus cuerpos –y sus comportamientos– de
acuerdo a patrones culturales que operan como dispositivos de control y some-
timiento. Cuántas mujeres sufren severos trastornos alimentarios y emocionales
que las enferman, anorexias y otras, a razón de la dictadura de la talla única.
Así, el sometimiento de las mujeres pasa muchas veces inadvertido o se oculta
en los relacionamientos cotidianos, tanto en las relaciones de pareja como en el
trabajo y en la política. Estas situaciones y muchas otras deben estar presentes
en nuestras reflexiones sobre violencia contra las mujeres. Es un desafío identi-
ficarlas y nombrarlas.
Necesitamos espacios de reflexión feminista para intervenir nuestros propios
imaginarios, para ensayar nuevas formas de relacionarnos, para potenciarnos,
legitimarnos, otorgarnos valor. También necesitamos posicionamientos claros,
explicitaciones, ruptura de silencios y debates que quedaron presos de las
dicotomías que se establecieron en el feminismo latinoamericano y chileno a
comienzos de los 90. Aquí hay un gran nudo para las feministas, qué fue de ese
movimiento político potente en los 80, que se debilitó e invisibilizó en los 90.
Esto es responsabilidad de todas.
En Chile ha habido un cierto acomodo en los sectores tradicionales de la
política que alcanza también a algunas feministas, o que alguna vez lo fueron.
Más allá de que no les guste el modelo político, económico, ni la exclusión, su
postura o su crítica es simplemente retórica porque de alguna manera están muy
bien así como están las cosas. Los criterios de incidencia política han cambiado
en desmedro del movimiento social. Las organizaciones sociales de mujeres
hoy día tienen un peso específico mucho menor del que tuvieron en los años
80 y no ha habido política alguna que contemple su participación ni valore su
conocimiento. Tampoco cuentan con recursos propios y muchas veces, para sos-
tenerse, van de un lado a otro tras los variados y precarios fondos concursables
que ofrecen diversos programas de gobierno, que a menudo no tienen que ver
con sus objetivos. Y esto ha desperfilado al movimiento. Algunas organizaciones
no gubernamentales obtienen recursos por la vía de hacer trabajos al gobierno,
como ‘expertas’ en materias que tienen que ver con los problemas que afectan
a las mujeres, lo que genera una tensión, ya que muchas veces se funcionarizan
hacia necesidades o prioridades del gobierno que no siempre coinciden con las
necesidades de las mujeres, son distintas. Esto, sin embargo, no es algo que ten-
ga que ocurrir fatalmente, de hecho desde la Red hicimos un gran aporte en la
elaboración de indicadores de riesgo vital para introducir en el parte policial de
las denuncias de VIF, en un trabajo conjunto con Carabineros/DIPROFAM y
Seguridad Ciudadana, pero nuestro norte es fortalecer el movimiento de mujeres
y feminista como estrategia política/de poder.
Para nosotras en la Red, el fortalecimiento del movimiento social y político
de las mujeres es clave para efectuar transformaciones de fondo que terminen
442
443
122
Gloria Maira, Paula Santana y Siomara Molina, Violencia sexual y aborto: conexiones necesarias
(Santiago, Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual, 2008).
444
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123
IV Encuentro Nacional Feminista, Olmué 2005.
446
LORENA FRIES
Abogada
Máster en Derecho Internacional de los Derechos Humanos
de la Universidad de Oxford; presidenta de Corporación Humanas,
Centro Regional de Derechos Humanos y Justicia de Género124
Origen feminista
124
En julio de 2010 Lorena Fries fue elegida directora del recién creado Instituto Nacional de
Derechos Humanos www.indh.cl
447
125
www.humanas.cl
126
Se retiró de La Morada a mediados de 1989.
448
449
Una cosa es la firma de un tratado y otra cosa es que ese tratado se implemente
a nivel nacional. Hay países donde el solo hecho de firmar un tratado hace que
automáticamente dicho tratado se incorpore a la legislación doméstica. En el caso
450
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455
Lo primero que diría en relación con los tribunales simbólicos es que producen
un efecto movilizador y son una herramienta de capacitación en materia de de-
rechos y de su exigibilidad jurídica. A través de estos las mujeres no solo ligan
la experiencia de violación a sus derechos sino que la ligan con la noción de
derechos. Y si hay algo que yo creo que hemos constatado a lo largo del tiempo,
es que cuando uno habla de derechos habla de un horizonte de acción y, por lo
tanto, da sentido a la acción política de las mujeres. ¿Qué pasó después? Se hizo
un registro del proceso, y de los casos que se llevó al Tribunal Regional de De-
rechos Económicos, Sociales y Culturales, que fueron cinco en total, tres de ellos
se están presentando a instancias internacionales, concretamente a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. Eso puede significar que se resuelva a
nivel internacional que hubo una violación de derechos humanos y que, por lo
tanto, el Estado tendría que reparar de alguna manera esa violación. En el caso
particular, la violación a un derecho debiera ser reparada individualmente, pero
también hay otros mecanismos como el de la solución amistosa, que permite llegar
a un acuerdo con el Estado ya no solo para resolver la situación particular de una
mujer sino que para introducir medidas que impidan que dicha violación afecte a
otras mujeres. Entonces, también es un mecanismo para hacer transformaciones
nacionales, por ejemplo, a través de leyes o de políticas específicas.
Es curioso cómo nos ven en la Comisión Interamericana de Derechos Hu-
manos, ciertamente no somos el país de la región con más problemas en materia
de derechos, y más bien los casos chilenos que llegan a la comisión son propios
de países que tienen un conjunto de cosas básicas más o menos solucionadas.
Así, imperan los casos sobre discriminación a poblaciones específicas, como el
de Karen Atala que es por discriminación por orientación sexual127.
127
Jueza chilena a la que se le quitó la tuición de sus tres hijas por declarar públicamente ser
lesbiana.
456
hacer más cosas de las que yo pensaba! Creo también que, si bien la agenda es
de la Concertación y en ese sentido es una continuidad sin mucha novedad, me
parece que un tema clave debiera ser la participación de las mujeres. Bachelet no
puede darle la espalda a la gran cantidad de mujeres que están votando por ella.
Y de hecho ella ya ha planteado lo que no ha planteado ningún Presidente desde
1990: paridad en el gabinete y ley de cuotas. Vamos a ver cómo se materializa
eso. En definitiva, creo que una no debiera aspirar a que Michelle Bachelet lleve
a cabo o implemente una agenda feminista, no es una idéntica, es una aliada o
puede ser una aliada para las feministas... De hecho, creo que el ejercicio del
poder político y los obstáculos con los que se va a encontrar la van a acercar a
una mirada más feminista, pero eso está aún por verse. De todas maneras, no
dudo que es mucho mejor que esté ella a que esté alguien que no toma en cuenta
las necesidades de las mujeres.
Hay un elemento de identificación de las mujeres con Bachelet, que es evi-
dente, pero hay otro elemento que es el discurso de Bachelet, un discurso que
incluye la experiencia de las mujeres, al menos de muchas. No cualquier mujer
nos va a dar a las feministas lo que queremos, y si la Bachelet no tuviera un dis-
curso hacia las mujeres probablemente no tendría el apoyo que está teniendo.
Me parece también que hay una crisis de los modelos de liderazgo en este país, o
sea, si soy crítica, creo que la Bachelet tiene algo de Lavín y Lavín tiene algo de
Bachelet, lo que está claro es que ninguno de los dos tiene algo parecido a Lagos,
y en ese sentido también me parece que hay que asumir que hay un cambio.
Yo no sé, quizás Lagos pasa a ser el último estadista, padre, gran patriarca de la
nación, y vamos a empezar con liderazgos mucho más simplificados, incluso, si
tú quieres más light, cuestión que se está viendo en todos lados; Kirchner no es
mucho mejor que Lavín, también hay ciertos grados de populismo, pero ya este
gran patriarca... yo creo que eso es lo que ya no quiere Chile, capaz que pasemos
a la gran mamá ahora, sin embargo, ahí hay valores y hay elementos que yo creo
que son rescatables128.
128
“Hay que explotar los plus de nuestra socialización”, diría Victoria Hurtado, de Corporación
Humanas.
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Eliana Largo, Edda Gaviola y Sandra Palestro. 1994 (fotografía: Mariela Rivera)
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Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo 2000. Marcha en Santiago (fotografía: Anne Croocker)
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Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo 2000. Marcha en Santiago (fotografía: Anne Croocker)
Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo 2000. Marcha en Santiago (fotografía: Anne Croocker)
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Marcha Mundial de las Mujeres, Santiago, Plaza de Armas, 2000 (fotografía: Anne Croocker)
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Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo 2004. Francia Jamett (archivo Las Clorindas)
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Las Otras Familias en el Día del Orgullo LGTTBI; a la izq. con lentes de sol, Karen Atala; a la der.
Emma de Ramón con gorro blanco. Santiago, septiembre 2004 (fotografía: Gigliola di Giammarino)
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Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo 2008. Viviana Díaz Caro y Gabriela Zúñiga Figueroa,
Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, AFDD. Santiago (fotografía: Eliana Largo)
472
Marcha por la Libertad de Decidir, convocada por el Movimiento por la defensa de la anticoncepción.
Santiago, abril 2008 (fotografía: Adriana Gómez)
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Católicas por el Derecho a Decidir en manifestación convocada por la Articulación Feminista por
la Libertad de Decidir. Santiago, Plaza de la Constitución, 2008 (fotografía: Eliana Largo)
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Manifestación convocada por la Articulación Feminista por la Libertad de Decidir. Santiago, Plaza
de la Constitución, 2008 (fotografía Eliana Largo)
Campaña ¡Cuidado! El machismo mata. Red Chilena Contra la Violencia hacia las Mujeres.
Santiago, 2009 (fotografía Jennifer Gutiérrez)
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Lily Fuenzalida en protesta en La Moneda. Santiago, 2009 (fotografía: Soledad Rojas Bravo)
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Marcia Quirilao Quiñinao denuncia la violencia hacia las mujeres. Santiago, mayo 2010
Día por la despenalización del aborto, 28 de septiembre 2009 (fotografía: Astrid Alvarado)
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Colectivo muralista Las Kallejeras protestan en el Día del Trabajo. Santiago, 1 de mayo de 2012
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Luis (Lucha) Venegas y Felipe Rivas marchan por la educación gratuita y de calidad.
Santiago, 26 de junio 2013
Jorge Díaz, Felipe Rivas y Eliana Largo marchan por la educación gratuita y de calidad.
Santiago, 26 de junio 2013
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Caminata del silencio contra el femicidio convocada por Colectiva Feministas Valpo y Red
Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres. Valparaíso, agosto 2013 (fotografía: Rens Veninga)
Caminata del silencio contra el femicidio convocada por Colectiva Feministas Valpo y Red
Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres. Valparaíso, agosto 2013 (fotografía: Rens Veninga)
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Caminata del silencio contra el femicidio convocada por Colectiva Feministas Valpo y Red
Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres. Valparaíso, septiembre 2013
(fotografía: Tamara Malbrán)
Caminata del silencio contra el femicidio convocada por Colectiva Feministas Valpo y Red
Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres. Valparaíso, octubre 2013 (fotografía: Tamara Malbrán)
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Caminata del silencio contra el femicidio convocada por Colectiva Feministas Valpo y Red
Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres. Valparaíso, octubre 2013 (fotografía: Rens Veninga)
490
Panel en “Desencuentros feministas ¡Urge discutir de feminismo!”. De izq. a der: Francia Jamett
(activista feminista), Claudia Rodríguez (activista y escritora travesti feminista),
Constanza Guerrero (Teresa Flores – Pan y Rosas), Ana López (Teresa Flores – Pan y Rosas),
y Constanza Álvarez Castillo (Missogina). Al costado: Cristian Cabello (CUDS).
Santiago, 26 y 27 de octubre 2013 (fotografía: archivo CUDS)
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492
EL FEMINISMO
COMO UNA POLÍTICA DE LO MÚLTIPLE129
Alejandra Castillo
129
Ponencia presentada en el Seminario “¿Por qué feministas?”, el 7 de marzo de 2008, en
Santiago, ICAL.
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130
Entrevista del Colectivo Situaciones a Suely Rolnik el año 2006 en Buenos Aires, con motivo
de la presentación de su libro Micropolítica. Cartografías del deseo, en coautoría con Félix Guattari,
editado el año 2006 por Tinta Limón Ediciones www.tintalimon.com.ar. Agradecemos al Colectivo
Situaciones y a Tinta Limón su disposición a que sea publicada aquí.
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131
El término fue propuesto por Suely Rolnik en 1989, en su libro Cartografía Sentimental, Con-
temporâneas do desejo (São Paulo, Estação Liberdade, 1989).
501
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Salimos de allí y al lado había uno de los shoppings centers más espectaculares
de San Pablo, con tiendas de materiales de construcción gigantescas, cuando ellos
no tienen ni siquiera basura para construir. Entonces, esta población sí que no se
identifica, pero la población que suele llamarse marginal en general sí se identifica.
Por eso para mí ha sido tan importante la elección de Lula, aún si ahora todo
corre el riesgo de perderse. Y es que en Brasil las clases están totalmente insta-
ladas en sus lugares, no hay ninguna conciencia política, ni de la élite ni de los
dominados. Siempre ha sido así: la gente está totalmente instalada subjetivamente.
En Brasil hay un prejuicio de clase brutal, tal vez el más importante del mundo
porque somos el segundo país en términos de diferencia de clase, entre ricos y
pobres. La elección de Lula significó la salida del pobre de ese lugar, la ruptura
con el discurso ideológico que la élite tiene sobre los pobres, el comienzo de un
habla desde su propio cuerpo. Eso tuvo un efecto en el primer momento, yo lo
sentí, y es que la gente, los dominados, empezaban a hablar de otra manera. Algo
de la cartografía instalada desde la colonización cambió.
Entonces, hay esas dos cosas. También se opera una reidentificación. Cuando
los gobiernos democráticos dicen que hay que incluir a una parte excluida de la
población al sistema económico, esto también significa incluir a una parte excluida
de la población a la identificación con la promesa de paraíso. El mercado tiene
montones de porquerías que se producen para los pobres, para volverlos más
próximos al paraíso. Eso se consume mucho: en la favela todo el mundo tiene
televisión. Además, en Brasil está la TV O Globo, que es una fábrica ideológica
poderosísima. En Brasil, en los momentos más importantes de las novelas, que
es cuando el tipo millonario finalmente se va a casar con la joven sirvienta, pa-
rece que el 80% de la población brasilera –incluidas todas las clases–, tiene la
televisión encendida.
Colectivo Situaciones: Entonces, ¿qué dirías del modo de producción de sub-
jetividades en la época del neoliberalismo?
Suely Rolnik: Como todos sabemos, el neoliberalismo ha sido una respuesta
a los movimientos poderosísimos de los años 60 y 70 (mi generación) en todo el
mundo. Nosotros no teníamos idea del tamaño del agujero que estábamos ha-
ciendo, de la crisis que estábamos provocando. Es cierto que nosotros queríamos
hacer la revolución total, pero no teníamos idea del poder de crisis que tenía todo
eso. El neoliberalismo es la solución del capitalismo, la respuesta a una crisis que
ha sido cultural, subjetiva, social, política y económica. La respuesta a la crisis
que el capitalismo encontró fue instrumentalizar exactamente lo que había sido
inventado por esos movimientos: la política de subjetivación y, al mismo tiempo,
las formas culturales y de resistencia que habían sido creadas por esa generación.
Tenemos que ver un poco la historia. Yo hablé del sujeto moderno que se
constituye en el siglo xviii. A fines del siglo xix empieza a entrar en crisis esta
política de subjetivación identitaria, por todas las razones que ya mencioné. Pero
una razón especial son las mujeres: cuando entran en el mercado de trabajo,
en la vida pública, son las que viven más violentamente los cambios que están
503
aconteciendo en el mundo a fines del siglo xix. Es primero a las mujeres a quienes
se les vuelve imposible tener una subjetividad que pueda organizarse según las
representaciones de la percepción formal de la realidad. Lo que entra en crisis
aquí es la facultad de la percepción, la cual nos permite aprehender el mundo en
tanto formas para, enseguida, proyectar sobre ellas las representaciones de que
disponemos, y así atribuirles sentido. Esta capacidad, que nos es más familiar, está
asociada al tiempo, a la historia del sujeto y al lenguaje. Es en torno a ella que se
yerguen las figuras del sujeto y el objeto, claramente delimitadas y manteniendo
entre sí una relación de exterioridad. Esta capacidad, que según la neurociencia
es lo propio de un nivel cortical de la sensibilidad es la que permite mantener
un mapa de representaciones vigentes, de modo que nos podamos mover en un
escenario conocido en el que las cosas permanecen en sus debidos lugares, y
guarden una mínima estabilidad.
Lo que las mujeres tienen necesidad de activar es lo que yo llamo el cuerpo
vibrátil, que supone una capacidad totalmente diferente de nuestra subjetividad,
pero también más desconocida, debido a la represión histórica a que ha sido so-
metida. Según las últimas investigaciones de la neurociencia, incluso, se trata de
una capacidad subcortical presente en todos nuestros órganos de sentido y, por lo
tanto, irreductible a la percepción. Esta segunda capacidad nos permite aprehender
el mundo en su condición de campo de fuerzas vivas que nos afectan y se hacen
presentes en nuestro cuerpo como sensaciones. El ejercicio de esta capacidad está
desvinculado de la historia del sujeto y del lenguaje. Con ella, el otro es una pre-
sencia viva hecha de una multiplicidad plástica de fuerzas que pulsan en nuestra
textura sensible, tornándose parte de nosotros mismos. Se disuelven así las figuras
del sujeto y el objeto, y con ellas la separación del cuerpo respecto del mundo.
Por ejemplo, si yo te miro sólo con mi capacidad de percepción lo que veo es
una forma que rápidamente asocio con mis representaciones y así puedo ubicarte
inmediatamente como: argentino, hijo de desaparecidos, militante de tal grupo,
etc. En dos minutos ya estás ahí, fuera de mí. Pero si yo pongo en actividad esa
capacidad otra de todos los órganos de sentido, del ojo, del tacto, del olfato, de
la escucha, tu presencia viva como conjunto de fuerzas me afecta y pasas a ser
una sensación en mi propia textura sensible, como si fueras parte de mi cuerpo.
Pero esto no es una metáfora, es real. Todo el tiempo se acumulan sensaciones
porque todo el tiempo estás vulnerable al entorno y llega un momento en que
toda esa novedad ya no puede ser expresada a través de las representaciones.
Esa es la paradoja que te fuerza a crear: uno se siente forzado a expresar lo que
ya es una realidad sensible, pero que no está todavía actualizada en la realidad
concreta. Y esa es la cosa más importante del proceso de subjetivación porque
es la dimensión donde el otro existe como presencia viva y real en tu cuerpo,
obligando a replantear todo, todo el tiempo. Y no por una cuestión ideológica,
sino por un proceso mucho más primitivo e incontrolable.
Entonces, a fines del siglo xix, cuando las mujeres entran a la vida pública, ellas
están tan atravesadas por esta otra realidad que les es absolutamente imposible
504
mantenerse sólo con sus referencias de la vida doméstica, les resulta imposible
quedarse con los ojos corticales, con las retinas. Las mujeres deben activar –aunque
ya lo tenían activado, lo deben activar en esta nueva situación– esa otra actividad
de su sensibilidad que es el cuerpo vibrátil. Y es tan violento lo que están viviendo
que en un primer momento se expresa en convulsiones corporales. Así se pro-
duce la histeria que el señor Freud tuvo la dignidad de escuchar como algo del
deseo que pasaba por allí y toda una parte de la medicina se dedicó a tratar eso.
En esa misma época, las vanguardias artísticas e intelectuales de fines del
xix y principios del xx, empiezan a experimentar otra manera de crear cultura
y también de organizarse subjetivamente. En ese momento surge la subjetividad
flexible132 esa doble capacidad sensible según la cual el otro existe, y la existencia
de uno mismo es creada a partir de lo que implica la existencia del otro. Las
formas así creadas tienden a expresar la incorporación de las fuerzas del mundo
subjetivo, a través de un devenir-otro de sí mismo. Todo esto se libera a lo largo
del siglo xx hasta los años 60 y 70, donde se experimenta ya no como movimiento
de vanguardia cultural e intelectual que se desarrolla en los márgenes, sino como
movimiento de masas. Toda mi generación, en el mundo entero, experimentó eso.
Para nosotros fue absolutamente insoportable identificarnos con la vida burguesa
de nuestros padres, de nuestras familias. Y esta subjetividad flexible muy atada
a la creación experimental pasa a ser nuestra manera de vivir.
Inventamos otra relación con la alimentación, con la educación y la vida
comunitaria. Cambia completamente el régimen de la creación artística que ya
no es de cierre, de protegerse a sí mismo, sino que son prácticas que envuelven
al otro y donde la obra que se hace entra en esa relación –y ya no sólo fetichizada
en el objeto de arte.
El neoliberalismo, entonces, es la solución que el capital encuentra una vez
que estas mutaciones se consolidan, que el escenario es otro, que ya no estamos
más en un régimen identitario y, por lo tanto, la política de subjetivación ya no
es la misma. El nuevo régimen consiste exactamente en instrumentalizar esa
subjetividad flexible, esa libertad de creación y de experimentación fabulosa,
incluso invirtiendo las formas que inventamos. Entonces, lo que para nosotros
era abandonar la cocina burguesa y comer de una manera mucho más interesante
para el cuerpo, de no consumo de comida industrial, se torna una industria bio,
ligth, súper chic, la más cara de todas. Toda esa liberación de la invención colec-
tiva, que estaba reinventando todo, pasa a ser la fuente principal de producción
132
El desarrollo de la noción de “subjetividad flexible” puede encontrarse en varios ensayos
recientes de Suely Rolnik, entre ellos en: “Politics of Flexible Subjectivity. The Event-Work of Lygia
Clark”, in Terry Smith, Nancy Condee & Okwui Enwezor, Antinomies of Art and Culture: Modernity,
Postmodernity and Contemporaneity (Durham, Duke University Press, 2006). En “Life for Sale”, in
Adriano Pedrosa (Org), Farsites: urban crisis and domestic symptoms (San Diego/Tijuana, InSite, 2005).
Véase igualmente Brian Holmes, “The Flexible Personality”, in Brian Holmes, Hieroglyphs of the Future
(Zagreb, WHW/Arkzin, 2002).
505
506
detrás de esa superioridad que muestra hay una miseria total y una incapacidad
absoluta de mirar hacia el otro. Pero cuando una mujer que está atrapada en esa
mierda lo percibe, lo abandona y no quiere nunca más escuchar su nombre. Lo
mismo debería suceder con nosotros porque el capital funciona como ese hombre
aparentemente maravilloso: el capital vehiculiza ese tipo de cosas, esa misma
indiferencia que te hace sentir excluida, horrible, y que te lleva a consumir de
todo para hacerte devenir algo que pueda finalmente ser incluido en ese mundo
maravilloso del paraíso capitalista. Para romper con una relación perversa hay
que darse cuenta que detrás de esa maravilla, hay una miseria subjetiva, intelec-
tual, política y ética total.
Colectivo Situaciones: ¿Y cómo ha operado en términos de producción de
subjetividad el hecho de que en América Latina el neoliberalismo esté asociado
en su origen a las dictaduras?
Suely Rolnik: Esta misma situación, como en todo el planeta, también se dio en
América Latina y en los países de Europa del Este, en países bajo dictaduras, sean
de izquierda o de derecha. Desde el punto de vista de la política de subjetivación,
que una dictadura sea de izquierda o de derecha es exactamente lo mismo porque
una dictadura se caracteriza por paralizar el proceso de creación. Desde el punto
de vista del proceso de subjetivación, más allá de la cuestión visible de la censura,
de la prisión, de la tortura, de las desapariciones y las muertes, hay un aspecto
invisible que tiene como efecto paralizar el proceso de creación, porque cuando
uno va a expresar algo, esa expresión queda asociada con el peligro de muerte,
de prisión, de tortura y, poco a poco, se paraliza totalmente, dando lugar a una
patología social muy grave en términos de creación individual, pero también
de inteligencia colectiva. Y eso demora mucho tiempo en deshacerse, continúa
operando mucho después que el régimen dictatorial ha finalizado, porque queda
inscripto en tu deseo, en tu cuerpo.
Entonces, si bien es cierto que en nuestros países las dictaduras prepararon el
advenimiento del neoliberalismo, podríamos decir que el neoliberalismo participó
de la disolución de las dictaduras. ¿Por qué? Porque desde el punto de vista de la
subjetividad, la rigidización patológica del principio identitario que caracteriza
a las dictaduras es totalmente incompatible con el neoliberalismo, que debe
liberar la flexibilidad de experimentación para funcionar él mismo. Entonces,
así como ha habido movimientos internos en las dictaduras para derrocarlas,
el neoliberalismo mismo tuvo que deshacerlas, por su fuerza de destrucción
meramente conservadora.
Pero tanto, en América Latina como en Europa del Este, se planteó una si-
tuación específica que yo estoy intentando pensar y me parece una idea que hay
que desarrollar, y que no puedo hacerlo sola porque esto hay que hacerlo entre
muchos. En estos países el neoliberalismo ha hecho una operación doblemente
perversa porque no sólo ha cafishizado las fuerzas de creación, la libertad de
experimentación y la flexibilidad subjetiva, sino que también se alimentó de la
herida, de todo lo que estaba marcado por esa herida.
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508
se ve claro a nivel de sus lenguajes y consignas, que son objeto de una retórica
contemporánea que se autocalifica como “setentista” y se vale de ciertos recuer-
dos, de algunos rasgos de experiencias de aquellos años para crearse una suerte
de identidad en el presente. Este momento es entonces paradojal: si por un lado
este reconocimiento supone la apertura de nuevas posibilidades para las luchas,
en la medida en que generaliza una narración en la que la lucha y la creación
son valores importantes, no es menos cierto que estos valores son presentados
en una coexistencia abierta con la perpetuación de una dinámica neoliberal que
los subsume y reinstrumentaliza.
Suely Rolnik: Veamos el primer momento: vuelve la democracia, pero diciendo
“cuidado, que siempre hay peligro”. Desde el punto de vista de la subjetividad,
la propuesta es que libere las fuerzas, pero sin relación con mi cuerpo sensible,
y así yo despolitizo el proceso de subjetivación. Es exactamente lo que ustedes
dicen: está todo bien a condición de que no haya política. Si el otro es una ex-
periencia viva que te afecta, que te hace crear y replantearte las cosas, no puede
haber una reactivación de esta sensibilidad acompañada de una despolitización
de esa misma subjetividad. Sin embargo, en Argentina se ha hecho un enorme
trabajo sobre este tema que en Brasil no se ha realizado con la misma intensidad.
Pero el tercer momento que nombran es muy delicado, porque es en este
momento que puede haber mucha confusión. No estoy diciendo que esta situa-
ción es solamente perversa y que no hay que participar. No, hay que participar,
pero, ¡cuidado! Porque en este momento uno puede quedar muy fascinado con
el hecho de estar en el poder, porque el discurso parece ser el mismo: es ahí
donde perdés capacidad crítica.
Hay otra cuestión importante: el neoliberalismo cuando se instala aumenta
la miseria, y Argentina es maravillosa porque es el agujero del capital. Ustedes
tuvieron el privilegio de estar en el corazón del ciclón, en el abismo total. Como
esto no puede sostenerse, el neoliberalismo también produce una nueva clase
política que va a desplegarlo de otra manera, tratando de incluir una base mayor
de la población. Sin embargo, el hecho de que el neoliberalismo libera las fuerzas
de creación no es menor, es más bien irreversible. Una vez que pasa la primera
confusión, y se empieza a sentir el malestar de este modo de vida, que es una
mierda, el problema es cómo esas mismas fuerzas pueden liberarse de su instru-
mentalización. Ahí comienzan a haber acontecimientos que escapan al régimen
neoliberal y creo que actualmente en América Latina están sucediendo las dos
cosas: tanto una extensión de la catástrofe económica que hace reaccionar al
capital, como un rechazo de las generaciones más jóvenes de este modo de vida.
Entonces, empieza la necesidad de alimentarse de otras historias, de otras
experiencias.
Colectivo Situaciones: En Argentina conocimos el ojo de la crisis y también la
insurrección del 2001. Allí hubo un ejercicio inmenso de destitución colectiva
de la promesa de paraíso. Ahora, sin embargo, se intenta reconstruir de otro
modo esa misma promesa. Y este intento divide aguas entre quienes percibieron
509
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512
se sentía muy bien cotidianamente, pero que estaba muy angustiada con la falta
total de problematización intelectual y política de la realidad. Mientras, del lado
de la militancia, gente que estaba muy bien con la discusión intelectual y muy
mal con sus formas de vida. Era muy angustiante, yo me sentía muy frágil por
eso. Yo fui a prisión por esa actividad alternativa, no por la militancia. Era una
niña de veinte años, muy ingenua. El gobierno había hecho una campaña de
prensa contra la contracultura e inventó toda una narrativa que no tenía nada de
verdad con lo que hacíamos. Por ejemplo, una cosa chistosa: yo siempre estaba
vestida con ropa árabe, y ellos decían que yo caminaba por las calles en camisón.
La única vez que la televisión me dio la palabra en la prisión –fue así como mis
padres se enteraron que estaba presa– comencé a decir:
513
y una subjetividad procesual que quiere la presencia del otro y se dibuja a partir
de ahí. Lo micro sería lo procesual y lo macro sería ese régimen más identitario.
En segundo lugar, el concepto de transversalidad, que yo no lo había pensado,
pero puede ser súper útil nuevamente, porque se lo puede asociar con la idea de
ser vulnerable al otro. Transversalidad sería esta presencia fuerte y variable de la
alteridad en tu propio cuerpo, en tu propia subjetividad. Entonces, un grupo se
aísla cuando crea una imagen macro, una imagen identitaria de sí mismo y hace
sus cosas sólo hacia dentro. La transversalidad supone que el grupo siga siendo
atravesado por todo lo que está a su alrededor y eso lo hace problematizarse y
problematizar su modo de vida todo el tiempo. Entonces, creo que el problema
no debería plantearse en términos de cómo juntar los microgrupos con la lucha
más amplia, sino cómo mantener en las experiencias en general la presencia
fuerte de la alteridad como condición misma de la experiencia. Otra cuestión es
cómo se vinculan estas varias experiencias para pensar un modo de organización
no partidaria ni estatal. Es importante que esta articulación mantenga un fuerte
nivel de transversalidad porque si no rápidamente se vuelve a una identidad de
partido, incluso si no lo llamamos partido y le decimos red.
Colectivo Situaciones: ¿Y cómo se desarrolla este proceso en Brasil entre estas
experiencias, estas singularidades y el gobierno de Lula? ¿Hay algún tipo de
vínculo positivo en el que las experiencias pueden mantener realmente su auto-
nomía crítica y organizativa? De hecho, esta pregunta tiene también relación con
el proceso actual de Argentina, donde la polarización se da entre quienes “van
por adentro” y participan del gobierno, muchas veces hipotecando totalmente
su autonomía, y quienes “van por afuera” y se oponen absolutamente, perdiendo
también su autonomía porque, en los hechos, están más pendientes de enfrentar
al gobierno, que de su propio desarrollo...
Suely Rolnik: La cuestión no es estar adentro o afuera. El problema es que es
muy difícil inyectar transversalidad en la máquina estatal. Yo no sabría hablar
de eso porque no participé del gobierno de Lula, pero mis amigos sí lo vivieron
y una de sus reflexiones pasaba por ahí.
La máquina estatal tiene su propio funcionamiento y es muy difícil que sea
atravesada justamente por la transversalidad. Pero no creo que no haya que
participar. Hay que participar, pero manteniéndose vivo y eso, como decían,
es un trabajo eterno. Creo que es un desafío súper interesante que no hay que
rechazar, sino enfrentar. Hay experiencias en Brasil, por ejemplo, en el campo
de la salud mental con el programa de “humanización de la salud”, que sería
muy importante que conozcan.
Por otro lado, está el problema de qué pasó con Lula. Para mí, hay dos
hipótesis, y cada vez creo más en la segunda. Una posibilidad es que sufrió la
imposición de fuerzas más grandes que las que se singularizaron en él, fuerzas
externas que le impusieron otra realidad. La otra sería que Lula finalmente
perdió su capacidad de singularización y se identificó con el neoliberalismo, se
identificó con ese lugar identitario. Tengo la impresión que al comienzo mantenía
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133
Publicado en Gilles Deleuze, Une vie philosophique, Eric Alliez (Org) (Paris, Les empêcheurs
de penser en rond, 1998), pp. 463-476.
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Mujeres organizadas:
¡poder, derechos y libertades ahora!
Este 8 de Marzo las mujeres estamos en las calles ejerciendo nuestro poder como
sujetas políticas y ciudadanas, y como integrantes del movimiento social amplio,
diverso e inclusivo que está transformando Chile.
Durante 2011, mujeres de todas las edades y condiciones fuimos protagonistas
y actoras en las movilizaciones por el fin al lucro en la educación, a favor de las
libertades sexuales, por la defensa de nuestros recursos naturales, por una re-
construcción posterremoto digna, por el rechazo a la violencia sexista, aportando
contenidos e impulsando la participación.
Hoy, más que nunca, confrontamos una institucionalidad que, en lo eco-
nómico, social, político y cultural sustenta el sistema patriarcal y lo promueve
desde el Estado, las iglesias y los medios de comunicación. El modelo neoliberal
mercantiliza y transgrede nuestros derechos, precariza el trabajo y se apropia de
los bienes comunes, nuestros recursos naturales.
Frente a ello, miles de estudiantes, trabajadoras, mujeres de todos los pueblos,
jefas de hogar, pobladoras, artistas, intelectuales, lesbianas, bisexuales y trans,
jóvenes y viejas, hemos salido a la calle a decir basta al lucro de las grandes
empresas y de la banca. Basta a la voracidad del mercado que violenta nuestros
cuerpos, nuestra salud, nuestra educación, nuestro trabajo, nuestras vidas.
La política tradicional –que tiene en el sistema binominal una de sus expresio-
nes– restringe nuestro poder de decisión, intenta relegarnos a roles domésticos e
impide la expresión de la diversidad. En las últimas décadas, todos los gobiernos
han fallado en reconocer nuestra actoría política y social, y han sepultado nuestras
demandas históricas. En respuesta, y desde todos los puntos del territorio, desde
los centros estudiantiles, las organizaciones vecinales, los sindicatos y las organi-
zaciones feministas, las mujeres nos autoorganizamos, articulando movimiento
social para hacer otra política, aquella que en lo cotidiano construye nuevos
relacionamientos para alcanzar una vida mejor para todas y todos.
Esta crisis de representación y de institucionalidad nos desafía a ser protago
nistas de un poder popular constituyente desde donde emerja una nueva Constitu-
ción, libertaria, garante de los derechos de todas y todos. Una nueva Constitución
519
para y por el pueblo, que abra camino a la total libertad y emancipación de las
mujeres.
Desde el Estado se insiste en que la violencia contra las mujeres es sólo un
problema al interior de las familias y las parejas, ocultando que se trata de un
problema estructural, inmerso en la cultura machista que nos afecta en todos
los ámbitos y durante toda nuestra vida: a las niñas, las jóvenes y las adultas, a
lesbianas y trans. Repudiamos la violencia física y sexual de la policía sobre las
jóvenes y las mujeres indígenas; la violencia en el trabajo por exposición a con
diciones laborales insalubres, incluso, a costa de la vida; la violencia sexista de
los medios de comunicación y la publicidad, y en el discurso y la práctica de las
élites que gobiernan; la violencia institucional, visible en políticas públicas y leyes
infames que condenan a mujeres que abortan, que discriminan en los planes de
salud; que naturalizan la desigualdad entre mujeres y hombres.
No aceptamos la invocación de la crisis económica para imponer flexibili-
dad laboral y restricción de los ya precarios derechos laborales de las mujeres.
Rechazamos el código laboral que obstaculiza la sindicalización, que propicia la
inestabilidad en el empleo y que no permite la negociación colectiva de verdad,
quedando al arbitrio de los empresarios. Repudiamos los planes de salud indignos
que discriminan a las mujeres, como, asimismo, el sistema de AFP fracasado,
que entrega pensiones indignas a todos los trabajadores, y a las trabajadoras en
forma particular.
Rechazamos los abusos a las mujeres inmigrantes y la negación de sus dere-
chos al trabajo, la salud, la educación, la vivienda e identidad cultural.
A las iglesias les decimos que no queremos sus discursos machistas y medie-
vales en nuestras vidas, nuestra sexualidad y nuestra cama. Ya va siendo hora
que el Estado asuma su carácter laico, que respete nuestras decisiones sobre
continuar o no un embarazo, o con quien formamos familia, y que garantice que
esta libertad sea ejercida por todas, en igualdad y sin discriminación.
Este 8 de Marzo saludamos a todas las mujeres que en Chile están luchando
por sus derechos en las calles, los barrios y las poblaciones, las organizaciones,
los sindicatos y las asambleas ciudadanas. Nos comprometemos a seguir fortale-
ciendo la movilización social y el protagonismo de las mujeres en la construcción
de un país auténticamente igualitario, justo y solidario, libre de dominaciones
y exclusiones.
Exigimos, demandamos, defendemos:
• Autonomía y libertad sexual y reproductiva.
• Aborto libre, legal, seguro y gratuito.
• Maternidad voluntaria, protegida y segura.
• Basta de violencia hacia las mujeres. Ni una mujer menos, ni una muerta
más.
• Basta de violencias y discriminaciones contra lesbianas, bisexuales y trans.
• No a la violencia y la represión a las mujeres de los pueblos originarios.
Basta de militarización de territorios de pueblos originarios.
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Coordinadora 8 de marzo
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Enviar adhesiones a:
[email protected]
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PUBLICACIONES PERIÓDICAS
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Agenda Mujer 1987-2010. Edición: Sole Rojas/Carmen Durán. Diseño: Vesna Sekulovic
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ÍNDICE ONOMÁSTICO
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544
147, 151, 153, 158, 163-164, 167-168, Lopresti, Lorella, 56, 58, 110, 364
173-174, 176, 179, 187, 193-194, 216-219, Lorenzini, Kena, 217, 225, 290-291, 293-
252, 254, 261-263, 287, 293, 302, 341, 297, 299-301, 304-307, 467, 470
383, 447, 461, 497
Lucas, Christine, 121
Klein, Naomi, 49
Lula da Silva, Luiz Inácio, 503, 514
Kruschev, Nikita, 142
Luna, Antonieta, 295
L Luongo, Gilda, 27, 62, 87
545
546
Pisano, Margarita, 16, 61, 124-126, 129, 158, Rico, María Nieves, 43
176, 196-197, 202-203, 260-261, 267, Ríos, Marcela, 61, 341, 345
295, 303, 309, 342, 348, 383, 388, 390
Riquelme, Cecilia, 231-232
Pizarro, Cecilia, 201
Rivas, Felipe, 486
Pizarro, Crisóstomo, 77
Rivas, Lily, 364
Pizarro, Jimena, 295
Rivera, Mariela, 463
Pizarro, Roxana, 217
Rivera Cusicanqui, Silvia, 27-28
Pizarro, Waldo, 59
Riveros Toledo, María, 15, 379-380, 382-383,
Pizarro Sierra, Lorena, 14, 59, 133 386-390, 393-394, 396-397, 399-400
Poblete (sacerdote), 155, 158 Robles, Víctor Hugo, 236
Poblete, Olga, 53, 60, 91, 93, 95, 101, 103-105, Rodríguez, Claudia, 491
122-123, 144, 152, 174, 280, 291, 388
Rodríguez, Corina, 69
Pollarolo, Fanny, 91, 176-177, 217, 220-221,
305 Rodríguez, Francisca, 15, 329
Portugal, Ana María, 15, 19, 25, 62, 205, 302 Rodríguez, Laura, 320
Prat, Arturo, 51, 130 Rojas, Claudia, 56, 58, 110, 364
Prats, Carlos, 223 Rojas, Julia, 16
Preciado, Beatriz, 33 Rojas, Rodrigo, 178
Rojas Bravo, Soledad, 15, 65, 350, 382, 437,
Q 439, 469, 471, 476-477, 479, 540
Rokha, Pablo de, 119
Quevedo, Vicky, 196-197, 204, 472
Roldán Escobar de Alarcón, Juana, 51
Quintana, Carmen Gloria, 178
Rolnik, Suely, 16, 23, 46, 77, 499-503, 505,
Quintremil, Zoila, 57 507, 509-515, 517-518
Quirilao Quiñinao, Marcia, 15, 379, 381-382, Román, Eulogia, 88-89
384, 386, 388-389, 392-393, 395- 399,
Romecín, Olga, 53, 89, 99, 275-276, 278, 280,
401, 478
284
Qüense, Verónica, 11, 15
Romo Mena, Osvaldo, 109
R Rosa, Nalvia, 119
Rosemblatt, Karin, 96
Radic, Sandra, 217
Rosenfeld, Lotty, 131-132, 177, 217-218, 220
Ralston, Caroline, 29
Rossetti, Carolina, 204
Ramírez, María (Ema Gómez), 88-89
Rossetti, Josefina, 63, 346
Ramón, Emma de, 13, 469
Rowbotham, Sheila, 315
Rancière, Jacques, 36
Rozas, María, 217, 220
Recabarren, Luis Emilio, 50-51, 87, 145
Rubí, Rosa, 70
Reichert, Sabine, 295
Rubin, Gayle, 27
Ress, Judith, 15, 129, 403-405, 408-409
Richard, Nelly, 34-35
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549
ÍNDICE
Presentación...............................................................................................................7
Introducción............................................................................................................ 19
...........Orden de género/base y andamiaje........................................................... 24
...........Movimientos sociales/la política de lo político......................................... 46
........... Chile, un antes y un después en el movimiento de mujeres.................... 49
........... Desigualdad estructural........................................................................... 68
Las entrevistas
Primera parte
Elena Pedraza............................................................................................... 85
Eliana Bronfman Weinstein...................................................................... 101
Lucía Chacón............................................................................................. 107
Malú Urriola............................................................................................... 121
Lorena Pizarro Sierra................................................................................ 133
Rosa Ferrada................................................................................................141
Rosalba Todaro...........................................................................................151
Isabel Gannon............................................................................................ 161
María Antonieta Saa...................................................................................171
Verónica Matus.......................................................................................... 193
Ingrid Droguett.......................................................................................... 201
Ana María Portugal...................................................................................205
Teresa Valdés...............................................................................................215
Susana Peña Castro/Voz en off................................................................. 231
Ana María Noé.......................................................................................... 241
Raquel Olea................................................................................................ 251
Humberto Maturana................................................................................. 275
Archivo visual década de 1980............................................................................ 287
Segunda parte
María Isabel Matamala..............................................................................313
Patricia Vera Traslaviña.............................................................................325
Francisca Rodríguez..................................................................................329
Elizabeth Guerrero Caviedes................................................................... 341
Kathya Araujo............................................................................................355
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552
Títulos publicados
1990-2014
A 90 años de los sucesos de la escuela Santa María de Iquique (Santiago, 1998, 351 págs.).
Adler Lomnitz, Larissa, Lo formal y lo informal en las sociedades contemporáneas (Santiago,
2008, 404 págs.).
Álbum de Isidora Zegers de Huneeus, con estudio de Josefina de la Maza, edición en con
memoración del bicentenario de la Biblioteca Nacional de Chile (Santiago, 2013)
Alcázar Garrido, Joan de Chile en la pantalla. Cine para escribir y enseñar la historia (1970-
1998. (Santiago, 2013, 212 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2000, tomo i, 347 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2000, tomo ii, 371 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2000, tomo iii, 387 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2000, tomo iv, 377 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2000, tomo v, 412 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2001, tomo vi, 346 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2001, tomo vii, 416 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2002, tomo viii, 453 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2002, tomo ix, 446 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2002, tomo x, 462 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2003, tomo xi, 501 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2005, tomo xii, 479 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2005, tomo xiii, 605 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2005, tomo xiv, 462 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2005, tomo xv, 448 págs.).
Barros Arana, Diego, Historia general de Chile, 2ª edición (Santiago, 2000, tomo xvi, 271 págs.).
Bascuñán E., Carlos, Magdalena Eichholz C. y Fernando Hartwig I., Naufragios en el océano
Pacífico sur (Santiago, 2003, 866 págs.).
Bascuñán E., Carlos, Magdalena Eichholz C. y Fernando Hartwig I., Naufragios en el océano
Pacífico sur, 2ª edición (Santiago, 2011, tomo i, 838 págs.).
Bascuñán E., Carlos, Magdalena Eichholz C. y Fernando Hartwig I., Naufragios en el océano
Pacífico sur (Santiago, 2011, tomo ii, 940 págs.).
Bauer, Arnold, Chile y algo más. Estudios de historia latinoamericana (Santiago, 2004, 228 págs.).
Feliú Cruz, Guillermo, Obras escogidas. En torno de Ricardo Palma, 2ª edición (Santiago,
2000, vol. iii, 143 págs.).
Feliú Cruz, Guillermo, Obras escogidas. La primera misión de los Estados Unidos de América en
Chile, 2ª edición (Santiago, 2000, vol. iv, 213 págs.).
Fernández Canque. Manuel, ARICA 1868 un tsunami, un terremoto y un albatros (Santiago,
2007, 332 págs.).
Fernández Labbé, Marcos, Bebidas alcohólicas en Chile. Una historia económica de su fomento
y expansión, 1870-1930 (Santiago, 2010, 270 págs.).
Fondo de Apoyo a la Investigación 1992, Informes, Nº 1 (Santiago, julio, 1993).
Fondo de Apoyo a la Investigación 1993, Informes, Nº 2 (Santiago, agosto, 1994).
Fondo de Apoyo a la Investigación 1994, Informes, Nº 3 (Santiago, diciembre, 1995).
Fondo de Apoyo a la Investigación 1995, Informes, Nº 4 (Santiago, diciembre, 1996).
Fondo de Apoyo a la Investigación Patrimonial 1998, Informes, Nº 1 (Santiago, diciembre, 1999).
Fondo de Apoyo a la Investigación Patrimonial 1999, Informes, Nº 2 (Santiago, diciembre, 2000).
Biblioteca Darwiniana
Darwin, Charles, Observaciones geológicas en América del sur, traducción de María Teresa
Escobar Budge (Santiago, 2012, 464 págs.).
Fitz Roy, Robert, Viajes del “Adventure” y el “Beagle”. Apéndices (Santiago 2013, 360 págs.).
Fitz Roy, Robert, Viajes del “Adventure” y el “Beagle”. Diarios, traducción de Armando García
González (Santiago 2013, 584 págs.).
Vol. i Fray Francisco Xavier Ramírez, Coronicón sacro-imperial de Chile, transcripción y estudio
preliminar de Jaime Valenzuela Márquez (Santiago, 1994, 280 págs.).
Vol. ii Epistolario de don Nicolás de la Cruz y Bahamonde. Primer conde de Maule, prólogo,
revisión y notas de Sergio Martínez Baeza (Santiago, 1994, 300 págs.).
Vol. iii Archivo de protocolos notariales de Santiago de Chile. 1559 y 1564-1566, compilación y
transcripción paleográfica de Álvaro Jara H. y Rolando Mellafe R., introducción de
Álvaro Jara H. (Santiago, 1995-1996, dos tomos, 800 págs.).
Vol. iv Taki Onqoy: de la enfermedad del canto a la epidemia, estudio preliminar de Luis millones
(Santiago, 2007, 404 págs.)
Vol. i Jaime Valenzuela Márquez, Bandidaje rural en Chile central, Curicó, 1850-1900 (San-
tiago, 1991, 160 págs.).
Vol. ii Verónica Valdivia Ortiz de Zárate, La Milicia Republicana. Los civiles en armas. 1932-
1936 (Santiago, 1992, 132 págs.).
Vol. iii Micaela Navarrete, Balmaceda en la poesía popular 1886-1896 (Santiago, 1993, 126
págs.).
Vol. iv Andrea Ruiz-Esquide F., Los indios amigos en la frontera araucana (Santiago, 1993,
116 págs.).
Vol. v Paula de Dios Crispi, Inmigrar en Chile: estudio de una cadena migratoria hispana
(Santiago, 1993, 172 págs.).
Vol. vi Jorge Rojas Flores, La dictadura de Ibáñez y los sindicatos (1927-1931) (Santiago, 1993,
190 págs.).
Vol. vii Ricardo Nazer Ahumada, José Tomás Urmeneta. Un empresario del siglo xix (Santiago,
1994, 289 págs.).
Vol. viii Álvaro Góngora Escobedo, La prostitución en Santiago (1813-1930). Visión de las
elites (Santiago, 1994, 259 págs.).
Vol. ix Luis Carlos Parentini Gayani, Introducción a la etnohistoria mapuche (Santiago, 1996,
136 págs.).
Vol. x Jorge Rojas Flores, Los niños cristaleros: trabajo infantil en la industria. Chile, 1880-1950
(Santiago, 1996, 136 págs.).
Vol. xi Josefina Rossetti Gallardo, Sexualidad adolescente: Un desafío para la sociedad chilena
(Santiago, 1997, 301 págs.).
Vol. xii Marco Antonio León León, Sepultura sagrada, tumba profana. Los espacios de la muerte
en Santiago de Chile, 1883-1932 (Santiago, 1997, 282 págs.).
Vol. xiii Sergio Grez Toso, De la “regeneración del pueblo” a la huelga general. Génesis y
evolución histórica del movimiento popular en Chile (1810-1890) (Santiago, 1998, 831
págs.).
Vol. xiv Ian Thomson y Dietrich Angerstein, Historia del ferrocarril en Chile (Santiago,
1997, 279 págs.).
Vol. xiv Ian Thomson y Dietrich Angerstein, Historia del ferrocarril en Chile, 2ª edición
(Santiago, 2000, 312 págs.).
Vol. xv Larissa Adler Lomnitz y Ana Melnick, Neoliberalismo y clase media. El caso de los
profesores de Chile (Santiago, 1998, 165 págs.).
Vol. xvi Marcello Carmagnani, Desarrollo industrial y subdesarrollo económico. El caso chileno
(1860-1920), traducción de Silvia Hernández (Santiago, 1998, 241 págs.).
Vol. xvii Alejandra Araya Espinoza, Ociosos, vagabundos y malentretenidos en Chile colonial
(Santiago, 1999, 174 págs.).
Vol. xviii Leonardo León, Apogeo y ocaso del toqui Francisco Ayllapangui de Malleco, Chile
(Santiago, 1999, 282 págs.).
Vol. i Alone y los Premios Nacionales de Literatura, recopilación y selección de Pedro Pablo
Zegers B. (Santiago, 1992, 338 págs.).
Vol. ii Jean Emar. Escritos de arte. 1923-1925, recopilación e introducción de Patricio Lizama
(Santiago, 1992, 170 págs.).
Vol. iii Vicente Huidobro. Textos inéditos y dispersos, recopilación, selección e introducción de
José Alberto de la Fuente (Santiago, 1993, 254 págs.).
Vol. iv Domingo Melfi. Páginas escogidas (Santiago, 1993, 128 págs.).
Vol. v Alone y la crítica de cine, recopilación y prólogo de Alfonso Calderón S, (Santiago,
1993, 204 págs.).
Vol. vi Martín Cerda. Ideas sobre el ensayo, recopilación y selección de Alfonso Calderón S.
y Pedro Pablo Zegers B. (Santiago, 1993, 268 págs.).
Vol. vii Alberto Rojas Jiménez. Se paseaba por el alba, recopilación y selección de Oreste
Plath, coinvestigadores Juan Camilo Lorca y Pedro Pablo Zegers B. (Santiago, 1994,
284 págs.).
Vol. viii Juan Emar, Umbral, nota preliminar, Pedro Lastra; biografía para una obra, Pablo
Brodsky (Santiago, 1995-1996, cinco tomos, c + 4.134 págs.).
Vol. ix Martín Cerda. Palabras sobre palabras, recopilación de Alfonso Calderón S. y Pedro
Pablo Zegers B., prólogo de Alfonso Calderón S. (Santiago, 1997, 143 págs.).
Vol. x Eduardo Anguita. Páginas de la memoria, prólogo de Alfonso Calderón S. y recopilación
de Pedro Pablo Zegers B. (Santiago, 2000, 98 págs.).
Vol. xi Ricardo Latcham. Varia lección, selección y nota preliminar de Pedro Lastra y Alfon-
so Calderón S., recopilación de Pedro Pablo Zegers B. (Santiago, 2000, 326 págs.).
Vol. xii Cristián Huneeus. Artículos de prensa (1969-1985), recopilación y edición Daniela
Huneeus y Manuel Vicuña, prólogo de Roberto Merino (Santiago, 2001, 151 págs.).
Vol. xiii Rosamel del Valle. Crónicas de New York, recopilación de Pedro Pablo Zegers B.,
prólogo de Leonardo Sanhueza (Santiago, 2002, 212 págs.).
Vol. xiv Romeo Murga. Obra reunida, recopilación, prólogo y notas de Santiago Aránguiz
Pinto (Santiago, 2003, 280 págs.).
Colección de Antropología
Vol. i Mauricio Massone, Donald Jackson y Alfredo Prieto, Perspectivas arqueológicas de los
Selk’nam (Santiago, 1993, 170 págs.).
Vol. ii Rubén Stehberg, Instalaciones incaicas en el norte y centro semiárido de Chile (Santiago,
1995, 225 págs.).
Vol. iii Mauricio Massone y Roxana Seguel (compiladores), Patrimonio arqueológico en áreas
silvestres protegidas (Santiago, 1994, 176 págs.).
Vol. iv Daniel Quiroz y Marco Sánchez (compiladores), La isla de las palabras rotas (San-
tiago, 1997, 257 págs.).
Vol. v José Luis Martínez, Pueblos del chañar y el algarrobo (Santiago, 1998, 220 págs.).
Vol i. Rodrigo Sánchez R. y Mauricio Massone M., La Cultura Aconcagua (Santiago, 1995,
64 págs.).
Vol. i Aunque no soy literaria. Rosa Araneda en la poesía popular del siglo xix, compilación y
estudio Micaela Navarrete A. (Santiago, 1998, 302 págs.).
Vol. ii Por historia y travesura. La Lira Popular del poeta Juan Bautista Peralta, compilación y
estudio Micaela Navarrete A. y Tomás Cornejo C. (Santiago, 2006, 302 págs.).
Vol. iii Los diablos son los mortales. La obra del poeta popular Daniel Meneses, compilación y
estudios Micaela Navarrete A. y Daniel Palma A. (Santiago, 2008, 726 págs.).
Vol. iv Si a tanta altura te subes. “Contrapunto” entre los poetas populares Nicasio García y Adolfo
Reyes, compilación y estudios Micaela Navarrete A. y Karen Donoso F.. (Santiago,
2011, 530 págs.).
Vol. i Bárbara de Vos Eyzaguirre, El surgimiento del paradigma industrializador en Chile (1875-
1900) (Santiago, 1999, 107 págs.).
Vol. ii Marco Antonio León León, La cultura de la muerte en Chiloé (Santiago, 1999, 122 págs.).
Vol. iii Clara Zapata Tarrés, Las voces del desierto: la reformulación de las identidades de los
aymaras en el norte de Chile (Santiago, 2001, 168 págs.).
Vol. iv Donald Jackson S., Los instrumentos líticos de los primeros cazadores de Tierra del Fuego
1875-1900 (Santiago, 2002, 100 págs.).
Vol. v Bernard Lavalle y Francine Agard-Lavalle, Del Garona al Mapocho: emigrantes, comer-
ciantes y viajeros de Burdeos a Chile. (1830-1870) (Santiago, 2005, 125 págs.).
Vol. vi Jorge Rojas Flores, Los boy scouts en Chile: 1909-1953 (Santiago, 2006, 188 págs.).
Vol. vii Germán Colmenares, Las convenciones contra la cultura. Ensayos sobre la historiografía
hispanoamericana del siglo xix (Santiago, 2006, 117 págs.).
Vol. vii Marcello Carmagnani, El salariado minero en Chile colonial su desarrollo en una sociedad
provincial: el Norte Chico 1690-1800 (Santiago, 2006, 124 págs.).
Vol. ix Horacio Zapater, América Latina. Ensayos de Etnohistoria (Santiago, 2007, 232 págs.).
XXXVII
CALLES CAMINADAS
ANVERSO Y REVERSO
ESTUDIO Y COMPILACIÓN
Eliana Largo
La colección Fuentes para la histo Esta publicación compila los textos de treinta y seis Eliana Largo Vera es feminista y
ria de la República es un repertorio entrevistas realizadas para el documental Calles cami licenciada en Antropología (Uni-
documental creado en la noción nadas, cuyo propósito fue visibilizar y difundir más am- versidad de Chile, 1979). Ha par-
de que la concepción actual de la pliamente la organización histórica de las mujeres en ticipado activamente en organiza
Estudio y compilación
historia requiere de nuevos tipos Chile, desde fines del siglo xix hasta inicios del siglo xxi, ciones y medios feministas, contri-
Eliana Largo
de fuentes que cubran todos los considerando su aporte e implicancia en los cambios de- buyendo en la década de 1980 y
aspectos del pasado; no solamente mocratizadores y en la instalación crítica de una cul comienzos de la década de 1990
los documentos oficiales y guber- tura de derechos que considere la raíz patriarcal del a la creación de La Morada, Ra-
nativos, los papeles de estadistas orden social moderno. Calles caminadas, anverso y reverso dio Tierra y periódico Marea Alta.
y próceres sino, también, los testi aborda la cuestión de género y la persistencia de las Entre los años 2005 y 2006 impul
monios de la vida privada, las cos- múltiples desigualdades, por tanto se interesa en las só el proyecto que originó el do-
tumbres, el arte, el pensamiento, las derivas reflexivas y organizativas del feminismo en cuan- cumental Calles caminadas, estre-
mentalidades y tantos otros temas to movimiento social que se proyecta más allá de las nado en Santiago el año 2006.
que conforman la vida entera. La mujeres, lo que es ilustrado también por series de imá Es autora, coautora y editora de
historia entera. genes fotográficas. diversas publicaciones que explo-
A través de esta colección, la Las entrevistas son precedidas por una introducción ran el nexo problemático entre
Dirección de Bibliotecas, Archivos que a modo de reseña las contextualiza histórica y cultu feminismo, género y derechos uni-
y Museos contribuye a acrecentar ralmente. versales.
y difundir el patrimonio cultural
ANVERSO Y REVERSO
de la nación, cumpliendo así con
CALLES CAMINADAS
la obligación moral contraída con
la cultura del país.
CENTRO
DE INVESTIGACIONES
DIEGO BARROS ARANA