Con Tacones y Huevos

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Primera edición: 2016

D.R. © 2015, Eleven

Esta obra no debiera reproducirse total ni parcialmente –incluido el


diseño tipográfico y de portada– sea cual fuere el medio, electrónico o
mecánico, sin el consentimiento por escrito del Autor.

La piratería es un mal hábito, ¡no lo hagas!

Editado en México/Edited in Mexico

https://www.facebook.com/WallaceSed
CONTENIDO

INTRODUCCIÓN
I UNA MUJER CON HUEVOS
II La clave para dejar de fracasar
III Cómo funciona la sociedad
IV ¡Escapa del sistema!
V Tu lifestyle ideal
VI Tu papel en el amor
VII Cómo funcionan los hombres
VIII Todos los hombres son iguales
IX Concíbete como un producto exclusivo
X Persuasión femenina
XI Poder e influencia
XII ¡Conecta con todos!
XIII Tu silencio vale oro
XIV Poder sexual y romántico
XV ¡Sé auténtica!
INTRODUCCIÓN

Qué mejor introducción que ir directo al contenido a descubrir todo lo que


puedes llegar a ser, querida lectora. No quisiera desperdiciar tu valioso tiempo
“introduciéndote”, cuando puedes saltar este apartado e ir directo al grano. Eso,
creo que sería lo mejor para ti sinceramente. Sin embargo, sí quisiera hablarte
un poquito acerca del contenido que he escrito, así tú sabrás a qué le entras.

El título de esta obra promete, seamos sinceros, pero lo cierto es que después
de terminar la obra me he percatado que el título se ha quedado corto. Así es,
querida amiga, el título de esta obra se ha quedado corto. La verdad es que he
puesto lo mejor de mí para brindarte herramientas de verdad, comprobadas y
basadas en años intensos de práctica. El título ciertamente debería discurrir por
“Cómo ser la mujer más poderosa e influyente de cualquier lugar” o quizá algo
como “Cómo ser una dama poderosa y atractiva” o algún otro título poderoso
que se te ocurra.

Dentro de esta joya encontrarás lo básico, lo necesario y el extra que necesitas


para dar un giro radical a tu estilo de vida. Te adelanto que no encontrarás
frases motivacionales, o tontas palmaditas en la espalda que busquen
alentarte, no. Lo único que encontrarás será lo que realmente se requiere para
ser diferente, para no ser una mujer del montón, para conseguir todo lo que te
propongas y lograr tener esa vida de tus sueños, eso es lo que te ofrezco.

Primeramente me he tomado un tiempo imperioso para brindarte capítulos que


te permitan comprender cómo funciona la sociedad en general. Esto es
bastante conveniente ya que debes conocer el funcionamiento del medio en
que día a día te desenvuelves. De esta manera, sabrás cómo comportarte en
función del contexto y de los objetivos que busques, así como la manera en
qué has de comunicarte para influir en las interacciones de manera positiva.

También he incluido algún capítulo en el que te explico cómo funcionan los


hombres en el aspecto sentimental y emocional. Lo anterior con el objeto de
que entiendas cómo “hackear” el sistema masculino y salir triunfante ante el
sexo opuesto. De manera análoga, me he tomado la libertad de explicarte
cómo funcionan las mujeres, esto, para que tú seas consciente de lo que
probablemente te resulte atractivo de un hombre.

Así mismo, he escrito respecto de los tipos de hombres, sus características y la


forma en que se comportan. Eso te servirá para entender que no todos los
hombres son iguales y saber cómo gestionar a cada uno.

Más adelante, descubrirás herramientas de comunicación avanzadas que te


permitirán ser una mujer verdaderamente poderosa. Primeramente te explico
cómo llegar a ser una mujer exclusiva, esto, a través de la herramienta del
marco. Si sabes controlar y dominar tu marco, la gente tendrá la sensación de
tener enfrente a una mujer peculiarmente poderosa. Pero si tu marco no tiene
un sustento real (una vida plena, por ejemplo) será relativamente difícil llegar a
ser la mujer de tus sueños.

Pero el contenido de esta obra es tan exquisito que te he incluido herramientas


más poderosas todavía. Si bien bastaría con explicarte la herramienta del
marco y cómo ésta influye en tu poder social, lo cierto es que quise ir a más y
brindarte poderes sobrenaturales para que conquistes lo que se te antoje. Así,
te hablaré de las presuposiciones y de las submodalidades que te permitirán
estar en la élite de la sociedad. Brindándote poderes realmente alucinantes y
exóticos.

Y por si todo lo anterior fuera poco, te he incluido un capítulo entero de cómo


se articulan las relaciones amorosas. He desnudado su proceso para que tú lo
entiendas a profundidad y tengas un poder extra normal sobre las personas.
Entiendo que sabrás utilizarlo con sabiduría y madurez.

Finalmente, te invito a que desarrolles y construyas tu vida en todos los


aspectos que debes. Desde tu salud y entrenamiento, hasta la relación que
guardas con tus familiares y amigos. Mientras devoras esta joya literaria,
descubrirás cómo todos los capítulos expuestos se articulan entre sí y
convergen en un único objetivo, que seas una mujer verdaderamente femenina
y poderosa. Te deseo mucha disciplina para contigo misma.
I UNA MUJER CON HUEVOS

Todo lo que siempre has soñado es posible, te lo adelanto. Infortunadamente,


la mayoría de las mujeres no alcanza sus metas, sus sueños ni sus
ambiciones. Es triste escucharlo, pero es totalmente cierto. Y por supuesto,
conviene saberlo y entenderlo.

No me cansaré de decirlo una y otra vez; “las mujeres tienen todas las
posibilidades del mundo para destacar”. Aquella chica que no lo hace, o es
porque no se quiere de verdad, o es porque no es consciente de su potencial.
Bien lo dice el seductor Wallace (gran amigo y persona a la que admiro
sobremanera); “Si te quieres de verdad, invierte tu tiempo en ti”. Lo cierto es
que nuestro tiempo es el recurso más valioso que tenemos, resulta
fundamental utilizarlo en nosotros mismos.

En esta obra he puesto lo mejor de mí para proporcionarte herramientas


comprobadas en el mundo real. Olvídate de las teorías absurdas, de los
“métodos seudo científicos”, de las “cabronas” y de todas las tonterías que te
han intentado vender para aprovecharse de ti. Si de verdad buscas un cambio
de fondo, te invito a inyectarte cada palabra de esta obra en tus finas venas.
Como sabrás, todo lo que vale la pena cuesta, por ello has pagado por adquirir
este tesoro de libro. A medida que avances dentro de sus páginas, felizmente
te darás cuenta que cada centavo que has invertido merece infinitamente la
pena. ¡Te lo prometo!

Una mujer con huevos no debe tomarse en el sentido literal de la palabra, no


querida amiga, una mujer con huevos no es una mujer que literalmente tenga
un par de bolas colgando entre las piernas (risas). Una mujer con huevos es
una chica que toma sus ovarios y sale al mundo a tomar lo que le pertenece, lo
que le apetece y todo lo que sabe que merece. Una mujer que respeta y se
hace respetar, una mujer que no teme de aquello que piense la gente, una
chica que toma riesgos y afronta las consecuencias si las hay, una mujer que
pone las condiciones a su favor. Eso, es una mujer con “huevos”, ya me
entiendes ;).

Dentro de la sociedad las mujeres desempeñan papeles importantísimos, los


cambios dentro de los mecanismos sociales han venido favoreciendo
paulatinamente a las mujeres. El acceso a más y mejores condiciones, han
propiciado que las mujeres aspiren a una mayor calidad de vida. Lo gris del
asunto es que no todas las mujeres están explotando esto a su favor, otras ni
siquiera se enteran. Ello induce que muchas sigan expresándose desde
perspectivas precarias y esto, lejos de optimizar, limita.

En función de las nuevas dinámicas sociales, es menester que toda mujer


conozca esta obra, que aprenda y practique todas y cada una de las
herramientas que se desnudan, y que ello converja en un mayor desarrollo
integral de la lectora. La presente obra pretende que tu vida se transforme
favorablemente y que logres todo lo que siempre has querido.

Como bien apunté anteriormente, el tiempo es el recurso más importante que


posee toda persona. Es un recurso que tiene fecha de caducidad y que
conviene administrar correctamente. Para continuar quisiera hacerte saber que
realmente me complacería que esta obra influyera favorablemente en tu vida,
querida amiga. Por ello voy a ponerme un poco serio y quisiera que hicieras lo
mismo y prestes especial atención a lo siguiente:

Va de nuevo, el tiempo es el recurso más importante que posee toda persona.


Tristemente la mayoría de las personas o no lo sabe, o no lo termina de
entender, o les resulta incómodo saberlo. Y esto, aunque suene frívolo, egoísta
o triste, representa una grandísima ventaja para ti sobre el resto de personas.
Esta ventaja es oro puro, si entiendes a profundidad lo que trato de hacerte ver,
vas a descubrir que gestionar tu tiempo va a permitirte centrarte en lo
realmente importante. Y en tiempo récord estarás muy por encima de la
persona promedio.

Antes de entrar a profundidad considero pertinente saber qué hace la persona


promedio con su tiempo, en qué lo desperdicia. De esta manera entenderás
qué es en lo que NO debes desperdiciar ni malgastar tu tiempo.

Actualmente las tecnologías han tomado especial relevancia en las actividades


a las que dedicamos nuestro tiempo. Las redes sociales han pasado a formar
parte de la cotidianidad de cada persona, especialmente las más jóvenes. Miles
de horas son evaporadas (literalmente) en el consumo de “basura social”. Las
personas desperdician cientos de horas en compartir información carente de
utilidad, en consumir programas basura de “entretenimiento”, en revisar perfiles
sociales y buscar la aprobación social a través de los medios informáticos.
Quienes no pasan tiempo en Internet, malgastan su tiempo en aborrecer y
criticar a otras personas, en quejarse por lo miserables que son, en pelear por
tonterías de lo más absurdas, en buscar que su prójimo sea igual de mísero, en
montar calumnias para desprestigiar a otros. En fin, desperdician su tiempo en
cosas que no les favorecen ni les ayudan a desarrollarse.

Ahora bien, te invitaría a releer el párrafo anterior para que queden las cosas
claras, pero como sé que eres una mujer más inteligente que el promedio
(adquirir este libro lo ratifica) no lo haré. Sinceramente debo apuntar que el
hecho de que estés leyendo estas páginas sagradas, me transmite cierta
relajación, pues ello indica que existen mujeres que sí quieren descubrir a la
mujer de sus sueños. Mujeres que no están conformes con su actual yo, y
buscan de alguna manera superar sus propias expectativas de vida. Mujeres
que se comprometen y que tienen interés en descubrir su verdadera
femineidad y sentirse lo suficientemente poderosas para conquistarse a sí
mismas. Y ello, querida lectora, no es fácil de encontrar.

Ahora bien, es momento de mostrarte qué es lo que realmente merece tu


tiempo. Y la respuesta, por simple que parezca eres tú. La clave de todo está
en ti; tú éxito depende única y exclusivamente de ti, y claro, de la forma en que
administres tu valioso tiempo.

Así es, estimada lectora, tu tiempo, todo tu tiempo o al menos la mayor parte
de tu tiempo, dedícala a ti misma. Soy consciente de que todas las personas
tenemos ambiciones, sueños, metas por cumplir, sería insensato no subrayar la
importancia que tiene esto en la construcción de tu vida. Por ello te invito
firmemente a que persigas tus sueños, a que busques cumplir tus metas, a que
te comprometas y logres todas y cada una de tus ambiciones. Y por favor, ¡deja
de lado las excusas, pon manos a la obra, deja que el viento se encargue de
las críticas, comprométete contigo misma, sé disciplinada, adquiere hábitos
favorables, suprime actividades basura y haz todo lo que sea necesario para
llegar a ser la mujer de tus sueños! Esa, habrás de descubrir, es una mujer con
huevos.

Y recuerda bien esto:

“Tu tiempo es valioso sólo si tú lo valoras”.


II La clave para dejar de fracasar

Quisiera desnudar la clave del éxito de una manera bastante peculiar, esto es,
a través de conocer por qué las personas fracasan. Si entendemos por qué las
personas fracasan, será natural comprender como evitarlo y lograr todo aquello
que nos propongamos.

Lo cierto es que son muchas las razones por las que una persona en específico
fracasa en sus proyectos a lo largo de su existencia. Muchas de las causas
pueden ser agentes externos o internos, físicos o sociales, entre otros. Sin
embargo, todas esas razones o causas se conglomeran en un único concepto
que iré desarrollando durante este capítulo.

Emprender algo nuevo implica ineludiblemente una cierta incertidumbre, una


serie de resultados no esperados que invitan a claudicar, así ha sido desde
tiempos remotos. Algunas personas se toman un tiempo imperioso para
investigar, planear y reducir (hipotéticamente) la probabilidad de fracaso. Sin
embargo, muchas veces dichos planes no resultan como se esperaba, las
condiciones cambian y una mala gestión mental y de enfoque conlleva al
escenario desfavorable, habitualmente conocido como fracaso.

Antes de continuar, quisiera reivindicar un poco la concepción de fracaso pues


considero que la mayoría de las personas ha concebido al fracaso como algo
absoluto; como una especie de patología contra la que no hay cura, y se ha
cultivado tanto dicho concepto que tiende a religión. Lo anterior ofusca la
perspectiva desde la que se abordan los resultados y entonces se acarrean
problemas de enfoque. Considero pertinente, para con los objetivos de esta
obra, el colapso de la dicotomía “éxito – fracaso”, pues a partir de ello tendrás
mayor probabilidad de absorber óptimamente la información aquí contenida y
aplicarla certeramente.

Primero que todo, debo decir que el fracaso en realidad no existe. Si yo fuera
conservador, metería menos la pata diciendo que el fracaso es relativo y que
depende de cada persona, pero lo cierto es que mi experiencia me ha
enseñado que el fracaso en realidad no existe. No sé quién inventó la palabra y
le adjudicó significado, pero quien sea que haya sido, muy probablemente logró
nada en su vida.

Cuando emprendemos algo nuevo, y dado el ineludible transcurso de los días,


es inevitable que una persona obtenga resultados o información de la actividad
o acción que ha emprendido. Un “mal” resultado, lo que la gente llama fracaso,
en realidad es información que indica o comunica algo, lo mismo sucede a la
inversa, un “buen” resultado es también información pura y dura que ha de ser
preferentemente bien utilizada.
Es astronómicamente difícil no obtener resultados en lo que sea que
decidamos emprender, aprender es parte de la naturaleza del Ser Humano. Y
ello conlleva que dentro de dicho aprendizaje se comprendan resultados,
independientemente del matiz que cada persona les dé.

Iniciar un nuevo proyecto, como ya he comentado, tiene una injerencia


importantísima en nuestro aprendizaje y acervo intelectual, pues la obtención
de resultados se da por mera inercia; si hago las cosas “mal”, obtengo
resultados; si hago las cosas “bien”, obtengo resultados también. Lo anterior
implica en esencia obtener información, sin embargo, lo verdaderamente
importante aparece en el punto en que una persona debe decidir qué hacer con
dicha información; abandonar, continuar o relajarse. Abandonar sugiere que los
resultados no sean favorables y la persona decida abortar su proyecto;
continuar comprende que pese a que los resultados no sean favorables, la
persona haga ajustes y continúe su camino hacia la consecución de sus
objetivos y; relajarse tiene que ver directamente con la obtención de resultados
favorables que propician una satisfacción inmediata.

El único problema palpable y del que merece la pena comentar, es el que


acaece cuando una persona inicia o intenta nada, pues en dicha situación
evidentemente no se obtienen resultados. “A toda acción corresponde una
reacción…” parte de lo que dicta la tercera Ley de Newton. Solidariamente a lo
antes planteado, a ninguna acción corresponde ninguna reacción, es decir; “si
algo no se intenta, no se obtienen resultados de ese algo”. Analizándolo a
fondo y en fusión con una frase de Franklin Delano Roosevelt; “lo peor que le
puede pasar a una persona es jamás intentar algo”.

Pues bien, dicha dicotomía “éxito – fracaso” se rompe cuando se conoce la


importancia de interpretar los resultados obtenidos como información de alta
utilidad y de primera mano. Y sobre todo, de estrujar con inteligencia dichos
resultados para con nuestro aprendizaje y la consecución de nuestros
objetivos. Si cada vez que intentamos algo somos conscientes de que
obtendremos resultados, y de que estos resultados nos orientarán en el camino
para llegar a los propósitos planteados, el proceso se volverá más nítido y
placentero. Esto implica que intentarlo arrojará, por gravedad, resultados que
deberán ser interpretados favorablemente para incluir los ajustes propicios que
corrijan el rumbo y lograr así los propósitos propuestos.

Mi primer objetivo hasta aquí ha sido dejar en claro que el fracaso es una
absurda concepción que conviene ir difuminando de nuestra mente. Al suprimir
gradualmente el concepto de fracaso, se debe entender que el polo opuesto
también debe ser alterado, pues el éxito pese a ser un concepto “positivo”, en
realidad es tan perjudicial como el fracaso mismo. Ello deja el panorama limpio
para introducir, a partir de esta obra, la importancia de concebir RESULTADOS
y no éxitos o fracasos como entes absolutos.
Conviene que, a partir de este momento, logres marcar una pauta sustancial en
tu vida y entiendas que cualquier cosa que emprendas, forzosamente arrojará
RESULTADOS que te indicarán si estás haciendo las cosas bien o no, si
avanzas en la dirección correcta o no. Entonces, la obtención de resultados
favorables indica que se camina por el sendero correcto, y la obtención de
resultados desfavorables, indica que se debe corregir la dirección.

La capacidad para abrazar los resultados en cualquier proyecto iniciado,


permite desahogar la pregunta más importante para este capítulo: ¿por qué la
gente fracasa? Para ello es importante aludir el concepto de motivación, pues
ésta representa el combustible que alimenta la continuidad en un proyecto. Si
la motivación es baja o nula, el proyecto se abandona, mientras que si dicho
combustible es alto, el proyecto puede ser llevado a buen término.

La respuesta a la pregunta planteada converge con el concepto de motivación;


la gente fracasa debido a un bajo nivel de motivación, mismo que impide la
continuidad de los proyectos. Ante tal carencia, es bastante fácil que cualquier
persona termine abandonando sus objetivos, metas y sueños.

En los años setenta el psicólogo Noel Burch (trabajador del Gordon Training
International) dio origen al denominado “modelo de las cuatro etapas del
aprendizaje”, que comprende cuatro diferentes fases por las que una persona
debe forzosamente atravesar para lograr sus objetivos y adquirir nuevas
habilidades y conocimientos.

Dichas fases consisten en:

- Fase 1; Incompetencia inconsciente. Que hace alusión al “ignorar que no


se sabe”, es decir, no saber que no se posee una habilidad o
conocimiento,
- Fase 2; Incompetencia consciente. Hace referencia al “saber que no se
sabe”, es decir, estar cierto acerca de no poseer una habilidad o
conocimiento,
- Fase 3; Competencia consciente. Que implica “saber que se sabe”, es
decir, tener claros nuestros conocimientos y habilidades y,
- Fase 4; Competencia inconsciente. Cuya esencia radica en “ignorar que
se sabe”, esto es, ignorar que se poseen conocimientos y/o habilidades.

El trabajo de Noel es importantísimo para con el objeto de este capítulo, pues si


se entiende cada una de las fases y cómo éstas afectan los niveles de
motivación, podrás desarrollar el máximo potencial en cualquier proyecto que te
propongas.

En la figura 1 se muestra una gráfica en la que se representa el nivel de


motivación de una persona a través del tiempo en cada una de las fases de
aprendizaje cuando inicia un proyecto.
Al iniciar un proyecto nuevo, nos encontramos en la Fase 1, ya conocida como
Fase de la Incompetencia Inconsciente. Ésta, es la fase inicial por norma de
todo proyecto que se emprende.

La Fase de la Incompetencia Inconsciente, como su nombre lo indica, implica


una falta de pericia de la que no se es consciente, esto es, no se sabe que no
se sabe. En este punto, la persona que emprende el proyecto no es consciente
de su incompetencia y/o falta de pericia acerca de las tareas o actividades que
implica su nuevo proyecto. Aun cuando quien inicia el proyecto es alguien
calificado, existen incompetencias que éste desconoce y que posteriormente le
representarán obstáculos.

El grado de motivación en esta Fase 1, como podemos ver en la referida figura


1 es alto, debido a que todo proyecto nuevo suele ser atractivo y motivador.
Toda persona que inicia un proyecto nuevo se encuentra altamente motivada
debido al empujón hormonal que representa la expectativa de lograr sus
objetivos. Tristemente, la mayoría de las personas está acostumbrada (por
cultura y sociedad) a la obtención rápida de resultados favorables, siendo que
casi siempre estos no ocurren, lo que propicia frustraciones y desaliento.

La motivación de comenzar y lograr rápidamente sus objetivos desde esta


Fase, ofusca la perspectiva y la crítica, haciendo que la persona que emprende
el proyecto no se detenga a observar sus debilidades y amenazas, lo que
precisamente acarrea errores y malos resultados.

Al encontrarse en esta Fase 1, la expectativa es alta, lo que alimenta la


motivación de conseguir lo planeado y bajo el entendimiento de que todo saldrá
bien. Con el tiempo, la persona que ha emprendido el proyecto comienza a
obtener resultados, siendo normalmente resultados no favorables.

Los resultados no favorables comienzan, a través del tiempo, a reducir los


niveles de motivación y a mermar las ganas de continuar de la persona en
cuestión. Dicha reducción de los niveles de motivación, tiene relación directa
con el hecho de que la persona comienza a ver que la consecución de sus
objetivos no es ciertamente “fácil” como pensaba en un inicio, los obstáculos e
incluso los errores cometidos, comienzan a jugar un papel sustancial en la
continuidad del proyecto, obligando, casi siempre, a la mayoría de la gente a
transigir y a cultivar, inconscientemente, una cultura de “dejar las cosas a
medias”.
Figura 1. Gráfica del comportamiento de la motivación en un proyecto
nuevo a través del tiempo. Fuente: Elaboración propia.

Como se aprecia en la figura 1, los niveles de motivación se reducen conforme


el tiempo se aproxima a la Fase 2, o Fase de la Incompetencia consciente,
misma que aguarda para hacer ver a la persona (que cree estar preparada)
que no está lista, que no es apta para la tarea, o que requiere de habilidades
(que no posee) que le permitan corregir la dirección de su proyecto.

Durante la transición de dicha Fase 1 a la Fase 2, se comprende un periodo de


“Obtención de resultados”, en el que las personas deben entender que iniciar
un proyecto nuevo implica obtener resultados, sean favorables o no. La gente
fracasa, en parte, por creer que un “mal” resultado significa ipso facto “fracaso”.

Cada “mal” resultado indica, orienta o advierte a la persona acerca de una


acción o error que compromete la consecución de sus objetivos, pero dicho
“mal” resultado no tiene que ver con “fracasar”.

Conviene sobremanera iniciar un proyecto motivado, pero siempre consciente


de que los resultados serán desfavorables, de este modo al presentarse dichos
resultados desfavorables, la persona en cuestión no vería tan afectado su nivel
de motivación.

Desafortunadamente, la mayoría de las personas cree que todo será miel sobre
hojuelas, y cuando los resultados desfavorables aparecen, abandonan el
proyecto. Lo peor que puede pasar en cualquier proyecto emprendido, es
arribar a la Fase 2, que es en la que se alcanza un valle en los niveles de
motivación. Es decir, la mínima motivación que experimentaremos será en la
Fase 2, en la que seremos conscientes de que no poseemos habilidades o
conocimientos respecto del proyecto que hemos emprendido. Y es justo en
este punto de la curva, en el que la mayoría de las personas quedan atrapadas,
pues son conscientes de que tal o cual habilidad no es lo suyo.

Una primera parte de la respuesta a la pregunta que imprime interés a este


capítulo, deriva del primer tramo de la curva mostrada en la anterior figura 1,
i.e., en el dominio de la curva comprendido entre las Fases 1 y 2. Esto significa
que la gente fracasa debido a que su motivación disminuye a medida que
obtienen resultados desfavorables, lo que merma su capacidad de persistencia.

La segunda parte de la respuesta a la ya mencionada pregunta, se estructura a


partir del resto de la curva (figura 1). Esto es, en el dominio que se comprende
a partir de la Fase 2 en adelante (hasta la Fase 4).

Insisto, observemos nuevamente la figura 1. Es posible apreciar que a partir de


la Fase 2 (Incompetencia consciente) la curva describe una trayectoria
creciente, es decir, la motivación, de acuerdo a la gráfica, debiera
incrementarse a medida que discurre el tiempo. Veamos si es así.

Una vez que se ha recorrido el tramo de la curva para desplazarse de la Fase 1


(Incompetencia inconsciente) hacia la Fase 2 (Incompetencia consciente), y
toda vez que se han obtenido resultados, las personas debieran –utilizo
“debieran” ya que la gente no lo hace, en su lugar opta por claudicar antes de
tiempo– depurar la información obtenida y gestionarla de tal manera que
corrijan sus errores y obtengan mejores resultados.

Las personas que son perspicaces e inteligentes (como entiendo que eres tú),
depuran la información obtenida en el periodo “Obtención de resultados”, hacen
ajustes y siguen intentándolo. Precisamente, la curva de la figura 1 dicta que si
se hace lo anterior (depurar, ajustar y persistir) los niveles de motivación
comenzarán a incrementarse debido a un mayor número de aciertos o
resultados favorables, lo que redunda en una mayor confianza en sí mismo del
individuo que lo sigue intentando.

A la acción de depurar, ajustar y persistir, la denomino “Gestión de la


información” e implica precisamente ello, gestionar INTELIGENTEMENTE la
información obtenida entre las Fases 1 y 2.
La gran mayoría de las personas jamás llegará hasta este periodo de gestionar
la información, pues como he expuesto, esta inmensa mayoría queda atrapada
entre las brazas de la transición Fase 1 a Fase 2.

Si la información es bien gestionada, es cuestión de tiempo para que los


resultados favorables comiencen a hacer acto de presencia y con ello, la
motivación aumente de manera paralela. Tan pronto como una persona
comienza a adquirir habilidad, conocimiento y se torna con pericia en el arte u
oficio que su proyecto le requiere, se aproxima a la Fase 3, la de la
Competencia consciente.

De nuevo me refiero a la figura 1. En ella, se puede observar que gestionar


correctamente la información nos traslada hasta la Fase 3, dicha Fase 3
comprende a una persona que sabe ejercer su proyecto, ha depurado la
información, ha aprendido qué no hacer y ahora solamente realiza las cosas
que funcionan. Dicha persona ha encontrado la clave para realizar su proyecto
y en consecuencia poder cumplir sus objetivos. Ello le confiere pericia en su
proyecto, y por supuesto sus niveles de motivación están incluso más altos que
en un principio cuando inició su proyecto (Fase 1).

Existe una diferencia enorme entre la Fase 1 (Incompetencia inconsciente) y la


Fase 3 (Competencia consciente) pues no es lo mismo “aspirar a ser o a
hacer”, que “ser o hacer”; no es lo mismo querer ser millonario, que ser
millonario. La motivación de un aspirante es sin duda alta, pero la motivación
de alguien que lo ha conseguido es mayor, pues implica una nítida satisfacción
y una nutrida carga de mensajes positivos subconscientes para consigo mismo.

Si dicha persona, pese a haber conseguido sus objetivos iniciales, continúa


practicando lo aprendido y lo hace parte de su persona, llega a una cuarta
Fase, la número cuatro; Fase 4, Competencia inconsciente.

La cuarta Fase de la Competencia inconsciente, refiere a una persona que ha


interiorizado tanto su proyecto, que no necesita recordarlo o ser consciente de
ello, su conocimiento y/o habilidad surge de manera espontánea, sin pensarlo,
como si hubiese nacido con ello. Entonces sabremos que dicha persona ha
alcanzado la Fase 4.

La motivación en la Fase 4 (figura 1) se encuentra en un nivel muy superior a


cualquiera de las otras Fases, pues la persona que se encuentra allí derrocha
seguridad en sí mismo debido al camino que ha tenido que recorrer.

Una persona que se encuentra en la Fase 4 sabe que puede lograr cualquier
cosa en la vida, pues conoce el proceso y sabe que para lograrlo hay que
batallar e insistir.

Como bien apunté anteriormente, la primera parte de la respuesta a “¿Por qué


la gente fracasa?” tiene que ver con que la motivación disminuye al enfrentarse
a resultados adversos. Es muy normal que, al vernos en dificultades, optemos
por abandonar nuestros proyectos y sigamos en nuestra zona de confort sin
intentarlo continuamente. Sin embargo, la segunda parte de la respuesta es
aun más trágica, pues la gente ha fracasado, fracasa y fracasará porque NO
CONOCE LA GRÁFICA DE LA FIGURA 1. ¿Ahora se entiende por qué tanta
insistencia en la figura 1?

La realidad es muy triste y oscura, que el “destino” de muchas personas esté


en función de conocer y entender una gráfica (figura 1). Pero lo cierto es que la
mayoría de las personas fracasa en sus proyectos por no saber cómo se
comporta el proceso del aprendizaje y aun más, por no saber que pase lo que
pase, pueden lograr lo que se propongan. Si la mayoría de las personas tuviera
esta obra en sus manos, seguro estoy que el mundo sería otro. Ciertamente
conociendo y entendiendo todas y cada una de las Fases, así como la
injerencia que la motivación tiene en el logro de sus objetivos.

Analizando nuevamente la gráfica de la figura 1 es posible adelantar que, en


cualquier proyecto que una persona emprenda, conviene que se vea en
dificultades, que depure, que ajuste, que persista, que aprenda y que domine.
Estos, querida amiga, son las columnas para formar personas íntegras y felices
que dejen el mundo mejor que como lo han encontrado.

Me he atrevido a incluir este capítulo porque considero que si en verdad te


interesa conseguir el “éxito” en todas las áreas de tu vida, deberás afrontar
todas y cada una de las Fases ya descritas. La buena noticia es que ahora
sabes que no importa que llueva, truene o relampaguee, si persistes y no
transiges, lograrás un nivel de vida digno de las diosas. Y no me limito a lo
anterior, ahora sabes que cualquier proyecto que emprendas puede lograrse,
pues conoces el final de la película (Fases 3 y 4), ¿acaso no vas a intentarlo si
sabes que lo lograrás?

En verdad quedaré muy satisfecho si logro aportar algo a tu vida, habrá valido
la pena cada segundo estrujado en reflexionar al respecto. Por ahora te invito a
descubrir las herramientas descritas en esta obra, a practicarlas y a dominarlas
hasta hacerlas parte de ti.
III Cómo funciona la sociedad

Para comenzar a ser una mujer más poderosa, debes conocer el medio en el
que te vas a desenvolver. Por ello me he tomado la libertad de mostrarte cómo
funciona la sociedad, cómo “crackearla” y cuál es su dinámica, así que, ¡vamos
a ello!

Imagina por un segundo los siguientes escenarios:

- Vas en tu auto, de repente ves que el semáforo está en amarillo, luego


se pone rojo…
- Estás sentada dentro de un restaurante, de pronto llega el mesero…
- Es tu cumpleaños, tus amigos te compran un pastel y comienzan a
cantarte “feliz cumpleaños”…
- Te invitan al cine, llegan y compran los boletos, para amenizar la peli…
- Te presentan a una persona, te da la mano…

La dinámica social es el conjunto de mecanismos con que se articula una


sociedad. Todos los actos o protocolos, incluidos formalismos, movimientos,
gestos, o cualquier tipo de comunicación, conscientes o no, quedan
comprendidos en la dinámica social.

Conviene, en términos de consonancia con el objeto de este capítulo, que


adoptemos y concibamos a la dinámica social desde un punto de vista más
apegado a la sociología. Esto es, como el conjunto de mecanismos que
articulan las interacciones interpersonales, que en esencia forjan las
costumbres y protocolos sociales aún existentes.

En relación a lo hasta ahora planteado tenemos que, caminar por la banqueta


forma parte de la dinámica social; por algo fueron concebidas. La dinámica
social puede ser básica o radical, en este aspecto no existen intermedios.
Comer sopa con cuchara es un acto de dinámica social básica, que existan
cucharas hasta para la gelatina es meramente un acto radical, pues bien podría
estandarizarse un tipo de cuchara para todo tipo de alimentos.

En los escenarios anteriores, la dinámica social los complementaría de la


siguiente manera:

- Vas en tu auto, de repente ves que el semáforo está en amarillo, luego


se pone rojo… Entonces te detienes a esperar que se ponga en verde,
- Estás sentado dentro de un restaurante, de pronto llega el mesero…
Entonces él te pregunta qué vas a ordenar y tú ordenas,
- Es tu cumpleaños, tus amigos te compran un pastel y comienzan a
cantar “feliz cumpleaños”… Entonces se parte el pastel y lo repartes,
- Te invitan al cine, llegan y compran los boletos, para amenizar la peli…
Compran palomitas y refresco,
- Te presentan a una persona, te da la mano… Entonces tú dices que es
un placer conocerle.

La dinámica social tiene su esencia en el estudio del comportamiento


interactivo entre una o más personas dentro de un entorno social. Todos los
actos, acciones y la forma en que las personas se relacionan entre sí, es objeto
de estudio para la dinámica social. Parecería raro entender cómo una sola
persona puede interactuar “sola”. En realidad una sociedad es un sistema, el
cual funciona por la participación de todos sus componentes y miembros. Por
ejemplo, si un paramédico no llega a tiempo, es probable que un abogado
muera, si dicho abogado muere no cerraría un contrato para llevar una vacuna
a otros países, si dicha vacuna no llega, miles de personas morirían, luego
entonces el sistema se vería afectado por el fallo de una persona, el
paramédico. Resulta un ejemplo exagerado, lo admito, pero me parece
ilustrativo para reivindicar que la dinámica social es en esencia el cumplimiento
de roles dentro de la sociedad.

Cada persona asume, por default, un papel que puede o no corresponderle


dentro de una sociedad en específico. Por experiencia propia, puedo bosquejar
que la mayoría de las personas vive interpretando un papel que no le
corresponde. Sin embargo y por norma, una persona no debe saltarse su
papel, pues ha venido siendo educada para seguir los protocolos que han sido
firmemente establecidos.

Lo que interesa a esta obra, no es estudiar el comportamiento de una sola


persona. El alma de este capítulo radica en el estudio del comportamiento que
siguen dos o más personas cuando interactúan. Aunque parte de lo que se
comparte tiene injerencia en cómo puede alguien comportarse para sí solo, en
una especie de comunicación reflexiva.

La dinámica social entre dos o más personas es todo un arte, las herramientas
que se describen a lo largo de estas hojas buscan nutrirla y que ello nos
permita hacernos personas más hábiles cuando de comunicarse se trate. Ello
se reflejará en el hecho de ser y sentirnos más poderosos. Cuando logramos
comunicar efectivamente lo que queremos, las cosas se tornan más azules,
más ligeras y más fáciles de digerir. Comunicarnos correctamente nos permitirá
acercarnos a una versión superior de nosotros mismos, y lograr así que tú seas
la mujer de tus sueños.

Tomemos el escenario de cuando te presentan a una persona, por ejemplo. La


dinámica social establecida infiere que ambos, tanto tú como la persona que te
presentan, deben comportarse amablemente, sea que ésta te haya dado o no
una buena primera impresión. También ambos deben expresar su “placer” de
conocerse, sea que éste exista o no. Además debes mostrar atención a la
interacción. Incluso debes sonreír ante cualquier comentario de esa nueva
persona. Todos esos protocolos forman parte de la dinámica social
estandarizada que muchos conocemos y con la que hemos sido
“programados”.

Hasta antes de que comenzaras a leer este libro, tú has practicado dinámica
social estandarizada, mi intención es que luego de que conozcas las
herramientas que te comparto, aprendas a sacarle todo el provecho a tus
interacciones, que aprendas a comunicarte de una manera más nítida y
exquisita, que obnubiles y nutras a otros con tu experiencia, ¿entendido?

Ahora bien, para comenzar a descubrir “fenómenos” y su potente efecto dentro


de la dinámica social avanzada, convendrá que introduzca ya los conceptos de
cualificación y acreditación. Dichos conceptos son parte sustancial de la
esencia de la dinámica social en general, no importando si es estandarizada o
no, pues está presente en cualquier tipo de ésta.

Primeramente, resulta orgánico definir el verbo cualificar. En dicho sentido y


según la Real Academia Española tenemos que:

Cualificar; Apreciar o determinar las cualidades o circunstancias de alguien o


de algo.

Como podemos observar de la definición anterior, cualificar apela básicamente


y de conformidad con el objeto de este apartado, a apreciar o determinar
cualidades o circunstancias en alguien. Esto es, a resaltar (apreciar) cualidades
de alguien, o bien a imponer (determinar) ciertas características que nos
gustaría que alguien tuviera.

Con base en lo anterior, tendríamos que la cualificación en esencia comprende:

La cualificación es un proceso de la interacción cuyo objetivo es aceptar los


estándares más fuertes de uno de los interlocutores; aquel que esté más claro
y congruente con su propia realidad.

Para ejemplificar correctamente la definición anterior, imagina a dos personas


que interactúan normalmente. Una de ellas es un empresario exitoso que le
cuenta a la otra, un estudiante de negocios, cómo le ha hecho para lograr el
éxito en sus negocios. En dicha situación, la interacción estará cargada hacia la
realidad del empresario, quien probablemente tiene una vida y una experiencia
más nutrida que la del estudiante. La dinámica social dicta que el estudiante
estará más predispuesto a escuchar que a hablar.

Algo que puede resultar un tanto complejo o abstracto es el concepto del


“espectro” dentro de la interacción. Sin embargo, su entendimiento será de
utilidad para entender el fin y la esencia de la cualificación, por ello conviene
expresar su definición en términos claros y concisos.
El espectro es un mecanismo, dentro de la interacción misma, que permite
juzgar la realidad de los interlocutores. Podría entenderse como una especie de
“tercer interlocutor” mudo e invisible que solamente escucha y juzga.

Continuando con el ejemplo anterior, al espectro le interesará juzgar las


realidades de los interlocutores, y probablemente le interese mucho más
escuchar al empresario que al estudiante. Ello por tener el empresario quizá
una realidad más sólida.

En cualquier interacción será de utilidad entender cuál es el interés del


espectro para entender quién tiene la realidad más fuerte y quién tenderá a
“cualificarse” primero. Que, de acuerdo a la definición de cualificación,
cualificarse comprende la acción de que el interlocutor con la realidad más
débil, entre en el mundo del interlocutor con la realidad dominante.
Entendiéndose, cabe mencionar, a la realidad como la auto concepción de uno
mismo, incluyendo vivencias, valores, logros, mentalidad, salud, entre otros
aspectos más. Ser una mujer más femenina y poderosa implica desarrollar una
personalidad dominante y buscar (en la mayoría de las veces) cualificar a los
interlocutores.

La cualificación es la primera parte fuerte de la dinámica social. Sin embargo,


implica algunos riesgos cuando no se tiene certeza sobre su presencia. Por
ejemplo, una persona con una realidad pobre, puede llegar a quedar atrapada
en la realidad de una persona bastante poderosa, sufriendo quizá de ligeros
cambios de personalidad. Una persona con una personalidad pobre puede ser
fácilmente influenciada y manipulada, haciendo que sus creencias y valores se
modifiquen con sencillez.

El acto de cualificarse generalmente sucede de manera inconsciente, aunque


algunas veces el interlocutor débil puede hacerlo conscientemente. En el
ejemplo que he venido desarrollando, el estudiante podría estar de acuerdo con
el empresario con el objeto de formar una amistad que luego le sirva para
despegar en el mundo de los negocios. En dicha situación, probablemente el
estudiante se cualifique con la intención de que el empresario lo acepte y se
decida a orientarlo y apoyarlo; ello implicaría una cualificación consciente
orientada a resultados.

Por otra parte, la “acreditación” es el complemento por norma de la


cualificación. La acreditación viene luego de que la cualificación ha hecho acto
de presencia, nunca antes. Con base en lo ya referido, tenemos que:

La acreditación es la acción de aprobar al interlocutor de realidad débil. Debe,


forzosamente, acaecer luego de que el interlocutor de realidad débil se haya
cualificado.
Tal y como lo he dicho, la acreditación sucede luego de la cualificación. En una
interacción habitual, no es posible que primero aparezca la acreditación y luego
la cualificación, es inorgánico.

Podría incluso apelar un concepto que quizá hayas escuchado en algún


momento, me refiero al fenómeno de “buscar aprobación social”. Esto es, la
necesidad (programada) de buscar validación social externa, sea en otra
persona o bien en un grupo de personas. En dicho sentido, son varios los
autores que dicen que la búsqueda de aprobación social ocurre cuando un
individuo teme a la desaprobación social, pues valora vivir en armonía con
otros, niega faltas comunes y desea aparecer como santo siguiendo las normas
y reglas sociales lo mejor que pueda.

Partiendo del párrafo anterior, podemos relacionar el efecto de la búsqueda de


aprobación con el fenómeno de acreditación ya delimitado. La superposición de
ambos sucesos deriva en que la acreditación es precisamente la dosis que
aprueba socialmente a un individuo. Esto es, una persona al ser acreditada
satisface su necesidad de aprobación.

Sin importar el número de interlocutores que converjan en una interacción,


habrá siempre alguien con una realidad más dominante que lleve la dirección
de la interacción, mientras que el resto de los interlocutores se cualificarán o
no. La intención es que tú, querida amiga, llegues a ser una mujer de realidad
dominante.

Cualificarse, dentro de cualquier interacción, no es obligatorio, sin embargo, la


continuidad de la interacción se llenará de emociones opuestas si no sucede
dicha cualificación. Cualificar, ser cualificado, acreditar y ser acreditado, son
actos que permiten que una interacción proceda libre de vicios y disparidades
sociales. En caso de que dichos actos no ocurran, la interacción puede
estancarse o caer en una batalla de egos, es decir, realidades encontradas
dispares que generan acritud.

Resumiendo un poco, dentro de cualquier interacción existirá, casi siempre, un


interlocutor con una realidad más fuerte. Así mismo, el resto de los
interlocutores serán aquellos con realidades menos fuertes, siendo, en dicho
caso, quienes tendrán mayor disposición a ser cualificados, sea que se
cualifiquen o no.

El papel del interlocutor fuerte (de realidad fuerte) será el de exponer y


acreditar. Exponer comprende que el interlocutor fuerte exponga y transmita su
realidad a los demás interlocutores, a través de conversaciones en las que
aflore su personalidad dominante.

El papel del o los interlocutores débiles (de realidad débil o menos fuerte) será
siempre el de evaluar y cualificarse. Evaluar comprende que el interlocutor
débil evalúe si quiere cualificarse o no. Conviene mencionar que la evaluación
generalmente es inconsciente, sucede de manera casi automática.

En términos coloquiales, el interlocutor débil decide si quiere “quedar bien”


frente al interlocutor fuerte. En caso de que así sea, entonces procederá a
cualificarse, en caso contrario no intentará “quedar bien”. El interlocutor fuerte,
si nota que existe intención de cualificación, deberá acreditar al interlocutor
débil. Al ser acreditado, el interlocutor débil entrará automáticamente a la
realidad del interlocutor fuerte, es decir, aceptará algunos de los valores y
características que el interlocutor fuerte le transmita.

Entonces, la cualificación y la acreditación son la esencia de las relaciones


sociales. La secuencia un tanto más desarrollada sería; exponer (el interlocutor
fuerte expone su realidad), evaluar (el o los interlocutores menos fuertes
evalúan), cualificarse (el o los interlocutores débiles se cualifican) y acreditar (el
interlocutor fuerte acredita), luego entonces, la interacción continúa de manera
óptima y relajada.

Interactuar con el vecino o con un compañero de trabajo, implica que existirá


en algún momento una campaña de cualificación y su consecuente
acreditación. Me atrevo a decir que incluso “los entrenadores o encantadores
de perros” aplican parte de dichos conceptos para imponer su realidad sobre la
del animal, el “amo” expone, el perro evalúa y se cualifica, y finalmente el “amo”
acredita. Secuencia típica.

Para ser prácticos, quiero ilustrar con un ejemplo (empresario – estudiante)


cómo se articulan la cualificación y la acreditación en una interacción:

Empresario: “En los negocios se necesita mucha paciencia y mucha


inteligencia”.

Estudiante: “Sí, eso es lo que he escuchado”.

Empresario: “Así es, si no eres valiente y perseverante no tienes


oportunidad de triunfar”.

Estudiante: “Claro, yo sí soy valiente y perseverante”.

Empresario: “Entonces, vas por buen camino”.

Estudiante: “¡Gracias!, me gustaría llegar a ser como Usted”.

Empresario: “Bueno, eso depende de qué tan dispuesto estés a


esforzarte”.

Estudiante: “Eso no es problema, estoy dispuesto a dejar el alma en


ello”.

Empresario: “Ok, entonces sigamos platicando…”


Como puede observarse en la conversación anterior, existen algunas pautas
que marcan la cualificación y la acreditación. Tal y como he venido apuntando,
primero debe sostenerse la campaña de cualificación y una vez hecho, se
continúa hacia la acreditación.

Cuando el empresario dice: “Así es, si no eres valiente y perseverante no


tienes oportunidad de triunfar”, en realidad lo que está sucediendo es que el
empresario está mostrando parte de su esencia, parte de su realidad al
estudiante. Ser valiente y perseverante son estándares que el empresario
considera pertinentes para lograr el éxito en los negocios. Una vez que el
empresario ha mostrado y ofrecido parte de su realidad, debe ser el estudiante
quien valore si cumple, o quiere cumplir, con dichos estándares.

En el mismo ejemplo, el estudiante al decir: “Claro, yo sí soy valiente y


perseverante”, está dejando claro que quiere compartir, o que ya comparte, la
realidad ofrecida por el empresario. Esto representa, en forma y fondo, la
campaña de cualificación; el estudiante se está cualificando ante el empresario,
quien ahora debiera acreditarlo.

Ahora bien, la acreditación sucede una vez el estudiante se ha cualificado, esto


es así cuando el empresario dice: “Entonces, vas por buen camino”, lo que se
podría traducir como; “Vas por buen camino, el mío”.

Como se mencionó en algún párrafo anterior, la cualificación puede pensarse


como el “quedar bien” con una o varias personas, entiéndase el o los
interlocutores que tengamos en frente. Mientras que la acreditación puede
concebirse como sinónimo de “aprobar” a alguien.

La cualificación y la acreditación son dos fenómenos de la dinámica social que


forman parte de las interacciones habituales. Cuando dos amigos platican,
cuando una pareja platica, cuando familiares interactúan, entre muchas otras
ocasiones. Dentro de cualquier interacción, es bastante habitual que exista una
persona con una realidad más poderosa, quien tenderá a ocupar el papel de
acreditar, mientras que el resto de los interlocutores deberá asumir la campaña
de cualificación.

Pero, podría suceder que la persona con la realidad más débil decida no
cualificarse. En tal caso, será la persona fuerte (de realidad fuerte) quien
evalúe si requiere que la otra persona se cualifique o si decide seguir así.

Retomemos el ejemplo del empresario y el estudiante. Pero esta vez el


estudiante no quiere cualificarse:

Empresario: “En los negocios se necesita mucha paciencia y mucha


inteligencia”.

Estudiante: “Sí, eso es lo que he escuchado”.


Empresario: “Así es, si no eres valiente y perseverante no tienes
oportunidad de triunfar”.

Estudiante: “Es probable, sin embargo pienso que tiene que ver más con
inteligencia y capacidad de improvisación”.

Empresario: “También cuentan, pero entiende que aun cuando seas


inteligente y sepas improvisar bien, si no eres perseverante no llegarás lejos”.

Estudiante: “Puedes ser perseverante, pero si no eres inteligente, ¿de


qué te sirve perseverar?”

Empresario: “En muchas ocasiones tiene más éxito el que persiste, que
el genio”.

Estudiante: “Supongo que depende de la persona, yo por ejemplo, me


considero inteligente y parte de esa inteligencia entiende que hay que luchar
por lo que se quiere”.

Empresario: “¿Lo ves?, luchar por lo que quieres implica perseverar”.

Estudiante: “Tiene razón, no lo había visto así”.

Empresario: “No te preocupes, solo recuerda ser perseverante en lo que


quieras”.

Estudiante: “Así es, de ahora en adelante lo tomaré muy en cuenta”.

Empresario: “Me alegra saber que entiendes lo que te comparto”.

Estudiante: “¡Sí, gracias!”

Resulta evidente notar que en el ejemplo anterior el estudiante no estaba de


acuerdo con el empresario, esto es, que el estudiante no quería cualificarse, o
bien, que los estándares y la realidad del empresario no eran lo que para el
estudiante resultara lo ideal. Sin embargo, se puede apreciar que el empresario
supo empujar al estudiante hasta su realidad y lograr que al fin éste aceptara
sus estándares y se cualificara. Luego de ello, el empresario simplemente lo
acreditó por compartir sus valores; en este caso la perseverancia como ente
del éxito en los negocios.

De acuerdo a lo que he venido exponiendo, la cualificación es una parte de la


dinámica social que busca inclusión, aceptación o integración. Esto es, la
persona que se cualifica busca que la otra parte (la que acredita) le dé el “visto
bueno”. Resulta bastante ilustrativo pensar en un grupo de adolescentes cuya
vida gira en torno al materialismo y al consumismo. Dichos jóvenes pueden
tener la computadora, el celular de moda, o aquello que infiera alto estatus. Un
chico que no tenga el poder adquisitivo o el estatus necesario, no será bien
visto por el grupo materialista. Sin embargo, si otro chico aparece y sí tiene la
capacidad económica, podrá aspirar a pertenecer al grupo de los chicos
materialistas. En dicho ejemplo, los estándares de la realidad fuerte (el grupo
de chicos materialistas) comprenden alto estatus, poder adquisitivo, entre otros.
El grupo de los chicos materialistas acreditará a alguien sólo si ese alguien
posee dichas características socioeconómicas. Dicho de otro modo, el grupo de
chicos materialistas te aprobará en su grupo sólo si posees las características
que los definen a ellos.

Ahora bien, algo que resulta bastante ilustrativo para absorber mejor los
conceptos de cualificación y acreditación, es haciéndonos la pregunta: “¿Cómo
interpretar a la cualificación y a la acreditación?”. De dicha pregunta se derivan
otras comunes con respuestas que permiten esclarecer la importancia de tales
conceptos.

Primeramente, debemos ser conscientes de lo que significan para nosotros los


conceptos de cualificación y acreditación, desde un punto de vista de un
interlocutor con realidad fuerte dentro de una interacción puntual. Es decir,
cuando desempeñamos nosotros el papel de cualificar y acreditar. En dicha
circunstancia, podemos interpretar lo siguiente:

- Cuando a nuestros interlocutores los cualificamos nosotros, o bien,


cuando son ellos los que se cualifican ante nosotros.
En la primera situación (nosotros cualificamos y ellos acceden), la
interpretación que se puede dar radica básicamente en que dichas
personas aceptan nuestra realidad dentro de la interacción. También
puede interpretarse como una forma en la que nuestros interlocutores
comparten nuestros valores, nuestros motivos, nuestras creencias y la
dirección que hemos elegido en la interacción y, en ocasiones, nuestro
proyecto de vida.
Cuando uno o más interlocutores son los que, por iniciativa propia, se
cualifican ante nosotros, la interpretación es muy similar a la anterior. En
tal situación, se puede bosquejar que nuestros interlocutores aspiran, de
cierta forma, a ser como nosotros, a seguir nuestro ejemplo, o
simplemente a que los consideremos importantes para nosotros. Como
una especie de buscar nuestra atención y aprobación social. Dicha
necesidad radica en la esencia natural del Ser Humano de pertenencia.
- Cuando acreditamos a nuestros interlocutores.
En el momento que cualificamos o se nos cualifican, y nosotros
acreditamos, lo que en realidad sucede es la satisfacción de una
necesidad de pertenencia y aprobación. Esto es, una persona
cualificada (per se, o debido a nuestra insistencia) necesita saber que, al
compartir nuestros valores y creencias, la tomaremos en cuenta dentro
de la interacción. Algo parecido a ganar un lugar (pertenecer) dentro de
una tribu.
A partir de lo anterior, puedes deducir el significado de las acciones desde un
punto de vista de interlocutor con realidad débil. Esto es, el interpretar lo que
significa; el que nos cualifiquen; que por iniciativa propia nos cualifiquemos; y
que nos acrediten.

Es importante recalcar la necesidad de tener presentes estos conceptos de


cualificación y acreditación, pues llegar a ser una mujer realmente atractiva y
poderosa requiere de estrujar los mecanismos con que se articula la sociedad.
Comprender cómo funcionan las interacciones y utilizarlo a tu favor, significará
la diferencia entre ser una mujer que leyó un grandioso libro, y ser una mujer
que luego de devorar una magnífica obra conquistó su mundo, sus miedos y
alcanzó sus más ambiciosas metas personales, ¿atrapas las diferencia?
IV ¡Escapa del sistema!

Aunque no quisiera que esta obra sea demasiado técnica, es imposible no


utilizar algunas palabras técnicas. Después de todo me interesa que realmente
llegues a ser la mujer que siempre soñaste, que tengas la vida que te mereces
y que desarrolles una personalidad astronómicamente poderosa. Y si ello
requiere de tecnicismos, pues ni modo, los incluimos. Ambos nos beneficiamos
de un medio óptimo de comunicación; tú entiendes y yo logro transmitir
correctamente el mensaje y hacer que descubras tu potencial femenino.

Los Seres Humanos por naturaleza somos sociales. No podemos vivir aislados
y sin comunicación con otras personas porque nos deprimimos. Es un hecho
que a nadie le gusta ser excluido de un círculo social. En la escuela por
ejemplo, un niño que no es tomado en cuenta por su grupo de estudio, no
tendrá el mismo desempeño que aquél que sí es considerado. Un futbolista que
está inscrito en un equipo y no se le considera para participar en los juegos,
normalmente desarrollará una especie de resentimiento para con el técnico y
sus compañeros. En un grupo de chicas en donde la más atractiva siempre
liga, y la menos agraciada se queda siempre sola, ésta última desarrollará una
especie de aspereza hacia la chica guapa. ¡Aborrecemos ser ignorados!

Al ser seres altamente sociales, cuando no somos reconocidos en aquello en


que quisiéramos serlo, tendemos a dejar que nuestro estado interno se vea
afectado. Sea en forma de depresión, rencor o cualquier otro tipo de
sentimiento negativo. Tanto hombres como mujeres tienen este
comportamiento; temor a quedar excluidos.

El mismo hecho de ser seres sociales, da cabida a la dinámica social que ya he


expuesto. La cual pretendo, se entienda como una serie de comportamientos
“programados” del Ser Humano. Las personas se comportan de ciertas
maneras en función del medio en que se desenvuelven y en que son educadas.
Por ello, algunas personas son mucho más respetuosas que otras. Y así con
cada cualidad que distinga a cada persona.

El Ser Humano es una especie que fundamenta su comunicación y ejecución,


en base a protocolos perfectamente establecidos, mismos que lo han sido a lo
largo del tiempo en que nuestra civilización se ha venido desarrollando. Si por
casualidad estudias idiomas, estarás de acuerdo conmigo en que una de las
primeras cosas que se aprende al estudiar otra lengua, son los saludos;
buenos días, buenas tardes y buenas noches. Dicho protocolo está presente,
es un factor común que no discrimina lengua.

Entonces, dado que la mayoría de las personas ha sido educada para seguir
esos protocolos, continuará así por el resto de su existencia. Como máquinas
que nacen se reproducen y mueren. Funcionando bajo esquemas sociales bien
definidos y nunca tomando riesgos que les lleven a la consecución de sus
objetivos, ambiciones ni metas. Algo así como un sistema impositivo.

Tal sistema impositivo de dinámica social ya lo conoces. Lo más seguro es que


lo has estado viviendo durante lo que llevas viva. Es así porque yo y todas las
personas a quienes conozco, lo hemos hecho. Yo al menos hasta hace unos
seis años y créeme, no está bien hacerlo. Todos, salvo contadísimas
excepciones, hemos sido educados desde pequeños con el sistema impositivo
de dinámica social. Y sin acritud, ¡apesta!

A grandes rasgos, el sistema impositivo de la dinámica social busca que tu


existencia pase inadvertida, que sea una más del montón. Como ya dije antes,
nacer, reproducirse y morir, sin una función específica e importante que
recalcar.

Desde que nacemos, somos educados bajo el sistema impositivo. La culpa por
supuesto no es de nuestros padres, pues ellos también fueron educados bajo
el mismo esquema. Así ha sido generación tras generación. Este problema,
como lo llamo, tiene sus orígenes hace muchísimos años. Pero para ser
honesto, no va a beneficiarte saber cuándo se originó, es información basura.
Lo que realmente te va a ser de ayuda, es saber cómo revertirlo y
precisamente ése, es el objeto de este y el siguiente apartado. Prescindir de
dicho sistema impositivo y practicar un estilo más congruente contigo, una
mujer más femenina y poderosa.

Para comenzar a tener un sólido panorama de lo que sucede con este sistema
impositivo, quiero que lo visualices como un reglamento estricto dentro de una
empresa que por “diversos motivos” carece de sindicato. En dicha empresa, los
empleados se deben someter a una serie de reglas que regulan el
comportamiento dentro de ella. Si algún empleado viola el reglamento,
normalmente se consideran castigos para que se enmiende su acto. El objeto
del reglamento, es hacer que los empleados sigan protocolos a fin de obtener
los resultados que los dueños de la empresa buscan. Lo único que importa es
el objetivo del dueño de la empresa, el empleado que se joda. Si por ejemplo,
un empleado se queja de la jornada laboral abusiva e incita a sus compañeros
a que lo hagan también, el reglamento contempla que dicho empleado sea
dado de baja de la nómina de la empresa, e incluso boletinado para impedir su
reincorporación al sector laboral. Pues bien, algo similar sucede con el sistema
impositivo de la dinámica social, adivina quién es la empresa, quiénes los
dueños y quiénes los empleados. No va a causarte el mínimo de gracia el
asunto.

Contrario a la analogía anterior, en la vida real existen diferentes castigos y


diferentes formas de violar el “reglamento”. Por supuesto, la manera en que
violes el “reglamento” dictará tu castigo. Queda claro que cometer delitos
implica penas en prisión, esa no sería desde luego una manera de violar el
“reglamento”. En esta obra, ser una mujer más poderosa comprende una
manera de hacerlo sin adquirir consecuencias… Bueno sí, pero las
consecuencias que se acarrean son para bien y disfrute tuyo.

Quiero que analices la siguiente secuencia: nacer, reproducirte y morir. Para


muchos es lo que da sentido a la vida. La razón por la que hemos venido aquí.
Para mí, es una secuencia que claramente forma parte del sistema impositivo
de dinámica social y su objetivo es que tu paso por este mundo físico sea
insignificante. En sí, dicha secuencia no está mal, de hecho es difícil asegurar
que ello no ocurra, pues todos nacemos, nos reproducimos y morimos, es ley
de vida. El problema radica sustancialmente en las omisiones que se hacen en
esa secuencia.

Para acercarnos a lo anterior, quiero que analicemos una vida ordinaria de una
pareja a la que ni tú ni yo conocemos…

[Ese alguien (Él) luego de años de ser educado bajo el sistema impositivo,
decide formar una familia; contrae matrimonio con Ella y tiene dos hijos. Todos
los días se levanta (Él) a las siete de la mañana para ir a trabajar, luego de
ocho horas laborales regresa a casa agotado, se echa a dormir y así durante
cinco días a la semana. Los fines de semana, él prefiere descansar un poco y
de vez en cuando sale con su familia a la playa o a algún sitio que le permita
recargar pila.

Todos los días se levanta (Ella) a las seis de la mañana a preparar el desayuno
de Él y de sus hijos, luego lleva a los niños a la escuela y regresa a casa a
hacer los deberes, recoge a los niños de la escuela, les da de comer, los ayuda
con las tareas y por la tarde está agotada. Él llega, platican un rato y se van a
la cama, y así durante cinco días a la semana. Los fines de semana permanece
en casa o en ocasiones sale a la playa con su familia.]

Lo descrito anteriormente aplica perfectamente para el caso contrario; Él en


casa y Ella en la oficina. Ahora quiero que medites durante un tiempo imperioso
algunos de los puntos que pudieran parecerte normales. No importa que
detengas tu lectura, créeme, tu libro no se va a ir a ninguna parte. Por favor,
detente a analizar por un momento…

Bien, si llevaste a cabo mi recomendación anterior, es posible que nada te haya


parecido fuera de lugar. No quisiera asustarte, pero entre más natural te
parezca la vida de la familia anterior, más impuesto tienes el sistema que
hemos venido comentando. Por supuesto no te culpes, tú no eras tan
consciente de lo que sucede en la dinámica social establecida. A ti solamente
se te ha “educado” para ser una persona de bien.
Lejos de encontrar culpables, lo que quiero es que queden claras las pautas
que de ahora en adelante te conviene seguir. No importa en realidad qué tan
“programada” estés, ello es historia y ni archivarla merece la pena. Lo que tiene
todo el sentido del mundo, es saber qué tan dispuesta estás a dejar atrás los
modelos sociales establecidos y vivir como se debe, con sueños y metas por
cumplir. Ser la mujer de tus sueños.

Retomando el ejemplo de la familia anterior, quiero dejar sobre la mesa


algunos argumentos que comienzan a esclarecer el fallo en la secuencia
aquella de nacer, reproducirse y morir. Por supuesto que lo que busco es que
los analices y juzgues en base a tus criterios, de preferencia los que estás por
adquirir.

Como dije anteriormente, la secuencia y en general el sistema impositivo de


dinámica social, han hecho omisiones nada convenientes para con sus
creadores. Veamos, nacer es algo que no está bajo el control de nosotros. Es
decir, un bebé recién nacido, no elige nacer, nace y listo. Quienes toman esa
decisión son los padres, quienes a su vez tampoco eligieron nacer. Es un ciclo,
vaya.

Reproducirse por su parte, es algo que sí está bajo nuestro control. Cada uno
de nosotros decidimos si queremos tener hijos, nadie nos obliga a hacerlo o no.
Aunque es un hecho que la sociedad tiene una cierta injerencia en dicha
decisión. ¿Cómo que no vas a tener hijos? ¿Cómo que no te vas a casar?
¿Piensas quedarte sola? Son algunas de las preguntas formales con que la
sociedad cercana acribilla a quien decide cosas “diferentes”. Entonces, dicha
etapa de la vida, reproducirse, aunque parece que no, en realidad sí que está
atrapada dentro de la secuencia del sistema impositivo.

Morir, al igual que nacer, es algo sobre lo que no tenemos control. Todos,
absolutamente todos vamos a morir, es un hecho. Claro que existen personas
que, quizá por circunstancias adversas, deciden quitarse la vida. Aunque
pareciera que ello es tener control sobre la muerte, en realidad no lo es. La
intriga que debiera rondar por nuestra cabeza es entender que, si bien
moriremos, habría que marcar nuestro paso por este mundo. No sé si me estoy
dando a entender, nacer, aunque no es nuestra decisión, debiera significar
algo. Morir también debe significar algo, de nada sirve nacer y crecer mientras
se deja pasar el tiempo hasta morir, debiera haber un significado o para ser
más conciso, un “producto”. Un “producto” que represente al tiempo que
estemos físicamente presentes.

La mayoría de la gente siempre hablará de lo mismo. Si no me crees, te invito a


que salgas y platiques con quien quieras. Todos te hablarán de la secuencia
típica del sistema impositivo. Muchas de las veces no escucharas tajantemente
un: “nacer, reproducirte y morir”. Lo más habitual es que escuches una versión
disfrazada tipo: “nacer, crecer, estudiar una carrera, casarte, tener hijos, verlos
crecer y morir”. Casi literalmente, por supuesto incluyendo variantes.

Si somos perspicaces, podremos notar que algunas de esas “etapas” en


realidad son disgregaciones de las principales.

Crecer, es una consecuencia de nacer. Resulta evidente que alguien que nace
debe, por naturaleza, crecer. Ello implica que nacer y crecer estén íntimamente
asociados en la primera categoría, nacer.

Casarte, aunque no es necesario, queda incluida dentro de tener una pareja


para reproducirte. Tener hijos implica, literalmente, reproducirte. Verlos crecer,
es una mera consecuencia de tener hijos, por lo que entra en la categoría de
reproducirte. Si te das cuenta, sigues en la etapa de reproducción.

Estudiar una carrera sea quizá, una etapa nueva dentro de la secuencia que
hasta ahora habíamos venido debatiendo. Pero, ¿en realidad será necesaria
esa etapa? Conviene ahora conocer las omisiones que el sistema impositivo de
dinámica social ha hecho intencionalmente. Ello redundará en la manera en
que deberías comenzar a vivir, el lifestyle definitivo para convertirte en una
mujer más femenina y poderosa. Para ello, creo que resultará enriquecedor
continuar hacia el siguiente capítulo…
V Tu lifestyle ideal

De verdad espero que lo comentado en el capítulo anterior te haya quedado


claro. Es importante que si algo no llegases a entender, leas nuevamente el
apartado anterior, pues resulta fundamental entender el sistema impositivo de
dinámica social. Sobre todo, el objeto que tan nefasto sistema tiene para
contigo. Nada benéfico, estarás de acuerdo conmigo.

Pues bien, en este apartado tengo la firme intención de hacer un bosquejo de


lo que sería un sistema ideal para ti, para mí, ¡para todos! Un sistema que te
permita desenvolverte plenamente y llegar a ser una mujer íntegra, congruente
con sus ideales y con la fortaleza mental para perseguir aquello que anhela.
Dicho sistema ideal se basa, fundamentalmente, en las omisiones que el
sistema impositivo ha hecho con la filípica intención de joder nuestras vidas.

Quiero dejarme de metáforas y analogías que quizá se presten un poco a


confusión. El sistema impositivo de dinámica social, busca hacerte creer que no
existe opción. “Todo lo que siempre has querido, soñado, anhelado o lo que
sea, NO ES POSIBLE”. Al menos eso es lo que el sistema impositivo busca
hacerte creer. Aniquilar tus sueños y fantasías a como dé lugar.

La gente te dice: “Estudia una carrera, sal, consigue un buen empleo y tendrás
la vida de tus sueños”. No suena tan mal, quizá estudies una carrera, salgas,
encuentres un excelente empleo y te permitas una vida con algunos lujos. Pero
ya lo han dicho: “El dinero no lo es todo”. En realidad hay un poco de razón en
ello, el dinero no lo es todo. Desafortunadamente, en la actualidad la vida no es
barata y aunque el dinero no lo sea todo, viene bien tenerlo.

El sistema impositivo está estratégicamente diseñado para producir personas


incautadas bajo el consumismo mediático. A los “dueños de la empresa” no les
conviene gente que piense. Para eso está la televisión, para que los
“empleados” se entretengan y no se “quejen” de la “jornada laboral”.
¿Recuerdas la analogía?

Si te detienes un momento a pensar en las personas que se ponen a pensar un


poco y divergen, versus las personas atrapadas bajo el sistema impositivo,
verás que el número de los primeros es muchísimo menor que el del segundo
grupo, no pinta vaya. La mayoría de las personas, arriba del noventa y cinco
por ciento, está programada para obedecer, para seguir patrones de
comportamiento y para cumplir a rajatabla, la secuencia de dicho sistema. El
sistema impositivo de dinámica social, al parecer funciona de huevos, perdón
por la expresión.

Y no es coincidencia que el sistema impositivo de dinámica social funcione de


maravilla. Si investigas un poquito, encontrarás que más del noventa y cinco
por ciento de la riqueza mundial está en manos de unos cuantos. Mientras que
el resto de la riqueza, se reparte entre el noventa y cinco por ciento de las
personas. ¿Comienzas a entender este juego un tanto macabro del sistema
impositivo?

Como ya he comentado, el sistema ideal se fundamenta en las omisiones que


el sistema impositivo ha hecho. En la secuencia típica recordarás que las
etapas principales comprenden nacer, reproducirse y morir. Pues bien, ahora
vamos a profundizar en las omisiones, que aunque no son muchas, sí que
cambian astronómicamente la vida de quien las incluye. Felizmente he de
decirte que serás de las pocas mujeres que lo sepa, y todo gracias a que
tuviste el coraje y la ambición de adquirir esta joya literaria.

Antes de continuar, quisiera dejar claro que, como lo dije anteriormente, la


secuencia del sistema impositivo no está mal, el problema son las omisiones.
Por ello es que se debe entender que nacer, reproducirse y morir no son
etapas que se deban omitir, resulta obvio. Lo que conviene, es incluir las
etapas que el sistema impositivo ha omitido y de esa manera, fomentar las
condiciones propicias para alimentar un sistema ideal que te permita obtener tu
potencial como persona, y sobre todo como una mujer íntegra.

Una vez hecha la aclaración anterior, creo que es momento de comenzar a


tratar las omisiones que desde ya te voy diciendo conviene que las adaptes a
tu estilo de vida, para que comiences a vivir como una verdadera princesa,
diosa, reina o como la mujer con quien siempre has fantaseado, ¡tu mejor
versión posible!

La primera omisión que el sistema impositivo de dinámica social ha hecho, es:


la pasión por el conocimiento. Sí, ya lo sé, sé que te imaginas a una chica con
lentes de fondo de botella metida en una biblioteca todo el santo día. Y casi es
lo mismo… no es cierto, bromeo (risas).

Con pasión por el conocimiento no me refiero a que te vuelvas una científica en


astrofísica, para nada. Aunque quién sabe y quizá esa sea tu pasión. La pasión
por el conocimiento tiene que ver con aquello que en verdad te apasiona, lo
que te pone la piel chinita y aquello que te permite disfrutar en serio de cada
instante haciéndolo.

Cuando estás en la educación media y a punto de ingresar a la universidad,


mucho se atiende referente a la “vocación”, aquello que más te llama la
atención estudiar y a lo que probablemente dedicarás el resto de tu vida. Pues
bien, con pasión por el conocimiento, voy más allá. La pasión por el
conocimiento de verdad te pone en un estado ufano de goce y singular entrega.
No se trata de fingirlo, en realidad debe hacer que cada latido de tu corazón
merezca la pena, que tu energía se invierta en algo que te llena. Aquello que
hace que cada día al despertar, mueras de ganas por continuar con lo que
dejaste pendiente el día anterior.

Fíjate bien, el sistema impositivo no quiere que pierdas tu tiempo en “burradas”.


A los “dueños de la empresa” no les interesa que desempeñes tus pasiones, lo
que les interesa es que sigas esclavizada dentro del sistema para que tu vida
no tenga ninguna repercusión, pero que la de ellos sí la tenga.

No quiero que te confundas, no quiero que pienses que este libro va de


autoayuda y motivación, porque eso no funciona. Si estás leyendo este valioso
contenido, es porque estás dispuesta a hacer cambios que te permitan en serio
disfrutar de tu paso por esta cortísima vida. No quiero que te obnubiles por dos
frases tontas que quizá yo incluya. Lo que merece la pena es que seas crítica,
que analices, que busques otras referencias y aprendas a tomar lo mejor de
este material. Yo te proporciono el panorama y las herramientas, lo que hagas
con ellas es meramente asunto tuyo. Aunque no negaré que sería fantástico
que tomaras tus ovarios y salieras al mundo a imponer tu estilo, tus
condiciones, tu esencia.

Seguro estoy que algo en este mundo te apasiona y si no es así, te invito a que
te integres en actividades o cursos que te ayuden a descubrir aquello que más
te apasione. El baile, el dibujo, los idiomas, el deporte, las ciencias, el arte o lo
que sea. Como te dije, si no tienes una inclinación hacia algo en concreto, toma
clases de algo que te llame la atención, al practicarlo sabrás si te apasiona o si
debes cambiar a otras cosas.

Como experiencia personal, debo admitir que estudiar inglés no me gustaba


para nada. Durante la universidad, decidí tomar clases de idiomas, entonces
descubrí mi pasión por ellos. Con el paso del tiempo, le tomé mucho gusto al
inglés y otros idiomas he empezado a estudiar. Ahora tengo como objetivo que
antes de los treinta años debo dominar el inglés y el portugués.

Lo conveniente de la pasión por el conocimiento, es que al hacerlo con entrega


lo harás bien, disfrutarás, te divertirás y te sentirás completa. La sensación de
vacío será sustituida por la de una vida con sentido. Además claro, de que ello
te puede permitir vivir cómodamente.

Sistemáticamente, la pasión por el conocimiento tiene una relación directa


mutuamente incluyente con la siguiente omisión del sistema impositivo: la
creación.

Para explicar la omisión de la creación, conviene regresar al ejemplo de la


familia que vive bajo el sistema impositivo. Recordarás que Él trabajaba todos
los días de la semana desde muy temprano y durante ocho horas diarias. Pues
bien, el fundamento de que eso sea así, radica precisamente en evitar la
creación.
Quizá alguna vez te hayas preguntado cuántas personas somos en la tierra, si
no lo has hecho, te hago una amable invitación a que lo hagas. Imagínate lo
que sería de la Humanidad, si cada uno de los habitantes aportara algo único y
especial en vez de desperdiciar su tiempo en una oficina sacando copias.

En el ejemplo de la familia, Él trabaja durante ocho horas diarias. Eso es una


estupidez, porque en realidad su desempeño sería igual que el de alguien
motivado trabajando durante dos horas. Es decir, mientras Él tiene
forzosamente que permanecer en una oficina durante ocho horas, de las cuales
sólo trabaja dos y las otras seis se inventa trabajo. Otra persona trabaja esas
dos horas y el resto las utiliza en otras actividades que le complementan,
entiéndase la pasión por el conocimiento.

Lo que sucede en realidad, es que Él está en la oficina no porque realmente


tenga trabajo para ocho horas, sino porque el sistema impositivo lo necesita
ocupado o mejor dicho, encerrado mentalmente como para crear nada. El
sistema impositivo busca que todos y cada uno de los empleados permanezca
ocupado en tonterías, para que no tengan tiempo ni energía en su pasión por el
conocimiento y mucho menos para crear.

Como mencioné en párrafos anteriores, la Humanidad sería muy distinta si


cada persona creara algo nuevo y único. También, ahora sabes que la pasión
por el conocimiento está ligada a la creación. Es así porque cuando haces algo
que te apasiona, inviertes lo mejor de ti en llevarlo a cabo y al adquirir maestría
en esa actividad, eres capaz de crear nuevas cosas y aportar nuevo
conocimiento mediante tus creaciones. Además, eres consciente de que
puedes vivir perfectamente de tu pasión. Pero no todo es dinero, también se
trata de lo que eres capaz de crear.

Yo te invito firmemente a que te apasiones en algo, practícalo, hazlo tuyo y


cuando menos te des cuenta, estarás creando. Créeme, es una sensación de
plenitud que no tiene explicación alguna, es un jodido privilegio que
desafortunadamente pocos tendrán en su vida. Por eso tú, que tienes este libro
en tus manos y que tus ojitos leen justo ahora, tienes la noble obligación de
apasionarte, crear y disfrutar de la vida.

Como tercera omisión del sistema impositivo y casi como consecuencia se


encuentra: el avance.

Al tener una pasión por el conocimiento de una o varias áreas, se logra el


disfrute y la diversión. Al adquirir maestría en dicha actividad apasionante, es
posible que comiencen a gestarse creaciones que confieren plenitud y
satisfacción, pues una creación implica algo que antes no existía. Ello refiere
que tu creación aporta avance, nuevo conocimiento, nuevas técnicas, nuevos
métodos, etc. Tu vida y tu tiempo rinden frutos únicos que no cualquiera puede
presumir. Ahora mismo, este libro representa un aporte de mi vida para con la
Humanidad, pues antes no existía y ahora está ayudando a miles de mujeres a
entender aspectos que quizá desconocían y que espero, cambien la vida de
muchas mujeres como tú. Y por qué no decirlo, también la vida de muchos
hombres.

El avance entonces, es una consecuencia de que dediques tu tiempo y energía


a cosas que te apasionen. Cuando te adentras tanto en algo que te llena,
logras un conocimiento profundo que te permite “innovar” y permitir el avance.
Todo es un proceso que debes aprender a disfrutar y llevar al siguiente nivel.

Las omisiones del sistema impositivo quedan de la siguiente manera: la pasión


por el conocimiento, la creación y el avance. Entonces la secuencia debiera
quedar como:

Antes de dar por terminado este capítulo, quisiera hacerte saber del potencial
que tendría el sistema ideal si lo adoptaras a tu vida. Considero que es
pertinente que sepas las cosas que puedes lograr con la inclusión de las
omisiones, que el sistema impositivo ha hecho con todo el dolo y mala fe.

Cuando incluyes en tu vida actividades apasionantes y eres capaz de crear y


permitir el avance, logras una paz interior y una plenitud que difícilmente
podrás encontrar en otro lugar. Ni siquiera el dinero o la riqueza, se comparan
con la sensación de saber que tu tiempo y energía han aportado algo único y
especial. Aunque claro, el sistema ideal puede darte muchas sorpresas, quién
sabe y quizá te vuelvas millonaria con alguna de tus creaciones.

Muchos aspectos de tu vida cambian cuando sigues el sistema y la secuencia


ideales. Puedes violar el “reglamento” en la salud y dejar de consumir la
porquería que lo medios te venden. Cuidar tu cuerpo, vaya. Puedes también
violar el “reglamento” económico, dejar de esclavizarte en un empleo que no te
llena y comenzar a invertir tu tiempo, en actividades apasionantes que te
permitan generar riqueza. Ganar dinero divirtiéndote, vaya. Puedes además
violar el “reglamento” en lo emocional, dejar de sufrir por amores imposibles y
conquistar al chico de tus sueños. Ligarte a tu príncipe azul, vaya.

En fin, el sistema ideal te permite hacer grandes cambios en todos los aspectos
de tu vida. Todos ellos apuntando a un único objetivo bien definido: que llegues
a ser la mujer más femenina y poderosa que puedes ser.
VI Tu papel en el amor

La dinámica social, en el aspecto de las relaciones sentimentales, sigue una


secuencia típica que pocos entienden. O mejor sea dicho, las personas la
entienden de manera totalmente equivocada. Lo que trae por consecuencia
millones de corazones rotos.

En la antigüedad, en el transcurso y por supuesto en la actualidad, para cumplir


con la etapa de reproducción, los hombres deben buscar una pareja que les
resulte atractiva para procrear. La dinámica social dicta que un hombre debe
buscar pareja y que una vez la encuentra, debe cortejarla hasta seducirla y
tener relaciones sexuales. Lo que permite que sus genes se repliquen
mediante sus hijos, esto es, dejar una herencia genética.

Para que entiendas cuál es tu papel en el amor quisiera enmarcar


correctamente el contexto. Para esto quisiera que, al menos en este capítulo se
entienda como dinámica social, al conjunto de comportamientos sociales tanto
de hombres como de mujeres en el ámbito sexual y/o romántico. Es decir,
cuando me refiera a dinámica social deberá entenderse como dinámica sexual
y/o romántica. Una dinámica en que hombres se comunican con mujeres con el
objeto de seducirlas y lograr relaciones románticas y sexuales, sea con fines
reproductivos o de recreación. Como ya apunté, al menos entiéndelo así
durante este capítulo y el siguiente, a lo más.

Pues bien, la dinámica social que acaece dentro de una interacción hombre –
mujer, puede bosquejarse como: acercamiento, enganche, atracción,
seducción y relación.

A lo largo de la dinámica social, el hombre y la mujer desempeñan diferentes


papeles, los cuales tienen la función de crear las condiciones que propicien una
relación transitoria o permanente, el resultado depende de qué tan fuertes y
sólidas sean dichas condiciones.

En este apartado quiero analizar el papel que desempeña la mujer dentro de la


dinámica social que se refiere. Si bien el papel de la mujer es muy diferente
que el desempeñado por el hombre, existen algunos aspectos que conviene
mencionar; aspectos que te permitirán entender los fallos, tanto de ellos como
tuyos.

La dinámica social apunta a dos roles muy bien definidos; el rol activo y el rol
pasivo. Las mujeres, dentro de la dinámica social, llevan el rol pasivo de la
interacción. Pero, ¿qué implica llevar un rol pasivo? ¡Vamos a ello!

Quizá parezca confuso, pero la realidad es que el rol de la mujer es variable;


algunas situaciones la obligan a asumir un rol pasivo, mientras que otros
contextos la hacen tomar un rol activo. El hombre, por su parte, la mayoría del
tiempo lleva un rol activo, aunque de vez en cuando puede adoptar una
posición pasiva.

Cuando estás en algún lugar y de pronto notas que un chico te está mirando,
una especie de tensión comienza a gestarse. Si el chico en cuestión te parece
atractivo, normalmente le mandarás “señales” para guiarle un poco y hacerle
saber que, al igual que él, estás interesada. Si por el contrario el chico no te
atrae, buscarás terminar con el contacto visual; sea que te vayas del sitio, sea
que le hagas un gesto feo para que se asuste o lo que te permita hacerle saber
que no te gusta que te mire.

De la misma manera, si le gustas a un chico y se siente seguro, éste intentará


acercarse a conversar contigo. La sociedad te ha programado para que sean
los chicos quienes te aborden, no para que seas tú quien los aborde. Entonces,
si un chico al que le gustas se acerca a platicar contigo, serás tú quien decida
cómo continúe la cosa.

Inconscientemente, tu familia y ancestros te han programado para poner a


prueba a los hombres. No te preguntes qué significa ello porque quizá no seas
consciente de lo que haces y jamás te habías detenido a preguntártelo. Mi
trabajo es dejártelo claro, así que no desesperes ya lo entenderás. Despacio
pero seguro.

Dado que tu rol es normalmente pasivo, tu trabajo no se centra en buscar


pareja. Por supuesto que existen chicos que te llaman la atención y con
quienes te gustaría tener una linda relación de noviazgo. Sin embargo, no
serás tú quien se acerque a platicar con ellos, pues no es bien visto por la
sociedad. Van a pensar que eres una cualquiera, y eso no te conviene, ni ahora
ni en el futuro.

El rol pasivo implica que debes “escuchar propuestas” y elegir la que mejor te
parezca. Esto es, tú como mujer, normalmente vas a tener chicos que estén
interesados en tener algo contigo, tu trabajo es simplemente quedarte con el
que más te mueva. Entiendo que quizá ninguno de esos chicos sea el que
realmente te guste, descuida, en capítulos posteriores aprenderás cómo hacer
que el chico que te gusta presente su propuesta. Si por naturaleza no eres tan
agraciada y sientes que ningún chico quiere algo contigo, descuida también, en
los capítulos próximos descubrirás cómo hacer que ese chico de ensueño se
vuelva loquito por ti.

Ahora bien, ya que te he comentado que el rol pasivo implica “escuchar


propuestas”, quisiera que entendieras que no siempre debes mantener el rol
pasivo. Pues como te comentaba, la mujer puede en algunos contextos asumir
una posición activa. Sin embargo, una mujer poderosa además de inteligente,
sabe calibrar en todos los contextos de tal manera que si así lo decide, puede
asumir papeles activos aun cuando el contexto no le favorezca. Pero ello se
explica a detalle en apartados posteriores. Por lo pronto, quiero que se
entienda el rol pasivo por default que la sociedad le ha conferido al sexo
femenino.

Tu rol como mujer es esperar a que los hombres interesados se acerquen,


muestren lo que tienen, se esfuercen por impresionar y luego, decidas si
merece la pena intentar algo con él o no. Para cumplir con tu papel, ya has sido
programada para saber de qué están hechos los aspirantes. El sistema que las
mujeres en general utilizan para saber la madera del chico que presenta su
“propuesta” se basa en pruebas de aptitud y supervivencia.

Sí, ya sé que suena un poco raro lo que te comento. Felizmente puedo decirte
que todo es real, si en algún momento algún chico se ha acercado a intentar
ligar contigo, lo más probable es que le hayas puesto alguna prueba para ver
su comportamiento. Si la prueba o las pruebas fueron superadas, quizá hayas
tenido algo con el chico. De lo contrario, lo más probable es que lo hayas
rechazado o lo hayas hecho tu amigo. Así funciona la dinámica social. Es cruel
y fría, para quienes no saben “alterarla”.

Tu papel normalmente se limita a “filtrar” a los candidatos y a dejar que el más


apto tenga una relación contigo. Si eres una mujer medianamente atractiva,
seguramente has tenido cantidad de chicos detrás de ti. Si eres una chica poco
agraciada, es probable que no muchos chicos se acerquen a intentar algo
contigo. Si eres una súper modelo, es probable que te encuentres confundida
del porqué los chicos no se atreven a intentar algo contigo. Para dar respuesta
a las inquietudes planteadas, te invito a seguir leyendo. Ya sabes que tu papel
en el amor es sustancialmente pasivo, pero conviene conocer a fondo el papel
de los hombres en el amor, ¡vamos a ello!

Los hombres, a diferencia de las mujeres, deben asumir el rol activo de la


interacción. Esto significa que, el hombre es quien tiene la obligación social de
acercarse a la mujer, interactuar con ella e intentar seducirla hasta hacerla su
pareja. Como ya sabes, tu papel como mujer es simplemente filtrar a los chicos
que están interesados en ti. Dicho filtro, recordarás, es a base de pruebas de
aptitud y supervivencia.

Para el hombre implica mucho más trabajo, pues debe “saberse vender”
cuando se acerca a ti. La mayoría de los hombres van a fracasar cuando se
acerquen a platicar contigo, pues nadie les enseña cómo venderse ante las
mujeres que les atraen. Así que lo más probable es que no te encuentres con
hombres que sepan hacer las cosas correctamente. Será habitual y quizá ya lo
hayas experimentado, los hombres se ponen nerviosos, tontean, babosean y al
final terminan sin ser atractivos. Así funciona la dinámica social. No descartes
la opción de que algún día te topes con un hombre que conozca de dinámica
social avanzada y entonces tus conocimientos como toda una mujer poderosa
propicien una interesantísima conversación que ojalá, termine en una nutritiva
experiencia para ambos.

Entendiendo lo anterior, te resultará cómodo saber que la mayoría de los


hombres con que debas lidiar son unos babucas (o babosos). Los chicos que te
atraen normalmente entran en la categoría anterior, babucas. No te ofendas, no
quiero decir que el chico que te gusta no merezca la pena. Pero recordarás que
el sistema impositivo te ha programado para que no aspires a lo mejor, para
que tengas una mentalidad escasa y conformista. ¿Me sigues?

Los hombres hemos sido programados para sentirnos incómodos cuando


intentamos ligar con una chica que nos atrae. Si a algún chico promedio le
incitas a acercarse a una súper modelo, lo más seguro es que no lo haga, y si
lo llegara a hacer sería un verdadero desastre. Si además le sumas la basura
que la sociedad nos aconseja tipo: “sé tú mismo, regálale flores, está pendiente
de ella, entre muchas más”, lo más seguro es que los hombres terminemos
conformándonos con aquella chica que medianamente nos hacía caso en la
escuela. Una mentalidad escasa y conformista, ¿es acaso culpa del sistema
impositivo?

Lo que me interesa que te quede bien claro a ti como mujer, es que entiendas
el rol que debes asumir y el rol que esperas que él debe asumir. Los chicos que
se acerquen a platicar contigo irán en su modus “ligar, ligar y ligar”. No te
asombre si te parecen patéticos, arrastrados o como quieras clasificarlos, los
hombres somos torpes por naturaleza y en la escuela nadie nos enseña cómo
ligar efectivamente.

Ahora bien, debes saber además cómo identificar a un chico que merece la
pena. No todos los hombres son unos babucas. También existen chicos que,
por su medio recreativo, conocen un poquito de dinámica social avanzada.
Quizá ése chico te parezca simpático y atractivo. Entonces, no te convendría
que lo desecharas sólo por no saber cómo identificarlo. Por supuesto, las
herramientas necesarias para ello se describen en capítulos más adelante.

Continuando con el rol masculino, quiero mostrarte el siguiente ejemplo, con el


objeto de que notes la marcada programación que tienen los hombres en el
ámbito socio – sexual. Para ello, voy a modelar el comportamiento y la
conversación que cualquier hombre tendría en la situación que utilizaré. La
chica serás tú, ¿ok? Por supuesto no te conozco y no sé cómo te comportarías,
pero aun así, me arriesgaré a predecirlo. El chico es alguien que te gusta.
Ambos están en una fiesta con amigos y él te ha estado mirando. Como último
dato, ambos están por conocerse, ¿lista? ¡Vamos a ello!

Él: ¡Hola! ¿Cómo estás? –dice el chico con cara de tonto. Tú eres capaz
de notar su nerviosismo.
Tú: ¡Hola! –sonríes un poquito nerviosa. Dado que te estaba mirando y
te parecía atractivo, tu “hola” le parece suficiente para seguir–. Estoy bien,
gracias.

Él: Soy Juan –busca caerte bien.

Tú: ¡Mucho gusto! Soy ____ –vuelves a sonreír. Parece que él comienza
a sentirse ansioso.

Él: Y… ¿qué tal la fiesta? –pregunta buscando alargar la conversación.


Comienzas a decepcionarte un poco, parece torpe.

Tú: Bien, me gusta bailar. Por eso vine –sonríes y lo miras, te gusta.
Quizá humedezcas tus labios. Es obvio que buscas que te saque a bailar,
pero…

Él: Y… ¿quieres algo de beber? –pregunta torpe. Al parecer no captó tu


sugerencia. Qué tristeza.

Tú: Pues… sí, estaría bien –haces muecas con tu boca, resignada. Él
cree que avanza.

Él: Ok, voy a traer algo –evidentemente busca tu aprobación, se arrastra.

FIN.

Como te habrás dado cuenta, la conversación anterior es solo un extracto de lo


que podría ser una real. Por supuesto he hecho la modelación con un chico
común un tanto torpe, producto del sistema impositivo. Pero el objeto de
hacerlo es que notes que el chico anterior, en todo momento buscaba
mantener la conversación activa. Quizá sin rumbo, pero activa. Ello, esa
necesidad de avanzar, es lo que vas a encontrarte con cualquier hombre, no
importa qué tan social sea o qué tan torpe sea. Siempre vas a encontrarte con
chicos que busquen avanzar contigo, ése es el rol masculino, actividad; nunca
estar estáticos.

Desde luego hay chicos demasiado torpes que, una vez pierden el rumbo,
terminan estancándose. Un clarísimo ejemplo son algunos de tus amigos. Esos
amigos de los que te hablo, se acercaron a ti no con el objetivo de hacerse tus
amigos, lo hicieron con el objeto de meterte en la cama. Sin embargo, no
supieron darle dirección a la interacción, perdieron el rumbo, se asustaron ante
las circunstancias y no supieron avanzar correctamente. Luego entonces, se
volvieron tus amigos. Quizá me atrevería a afirmar que fuiste tú, quien decidió
que serían tus amigos, y entonces comenzaste a tratarlos como tales.

Aun así, los hombres van a estar detrás de ti. Aun cuando sean ya tus amigos,
los hombres torpes mantienen la esperanza de tener algo contigo algún día.
Sea que suceda o sea que no. Ello no importa, el chiste es estar cerca de ti
para “atacar” cuando se presente la ocasión.

El rol masculino está en los genes. Esa competitividad entre nosotros de


sentirnos atractivos y fértiles ha sido la que nos lleva casi siempre a fracasar
con ustedes las chicas. No es fácil aceptar que se es torpe con las mujeres,
doy fe. Pero cuando logras aceptarlo y decides que no puedes pasarte la vida
sin tomar el control de tu naturaleza emocional y/o sexual, el panorama se
vuelve favorable. Tan es así, que ahora mismo puedo orientarte perfectamente
sobre cómo gestionar a los chicos que te atraen.

Mételo en tu cabecita mujer, el trabajo de tu chico es el de guiarte. Tomar la


iniciativa casi en todo. Tu trabajo, es simplemente filtrar y elegir al candidato
más valioso según tus criterios, claramente. No te obsesiones por querer darle
todas las pistas a ese chico que te gusta, lo más probable es que si lo haces
parecerás fácil y desesperada. Nada conveniente para ti, ni para él.

Mi mayor recomendación para cuando conozcas a un chico que te gusta, es


que te relajes y te dejes llevar, si él merece la pena, sabrá gestionar las
“señales” que le mandes; sean conscientes o no. Ello no está bajo tu control,
así que despreocúpate y limítate a disfrutar de cada momento que dure la
interacción.

Él como hombre, tiene la obligación de hacer que las cosas sucedan. Él debe
guiarte y hacerte ver que merece la pena intentar algo. Con las herramientas
que aprenderás en esta obra, serás capaz de filtrar de una manera finísima que
te permita quedarte sólo con lo mejorcito. Además claro, de ser capaz de
flechar a los hombres más atractivos. Y una cosa que conviene que sepas. Una
mujer íntegra sabe que la apariencia no lo es todo, te anticipo que habrá chicos
que físicamente no parezcan atractivos, pero espera a conocerlos. Algunos de
ellos son dinamita pura, literalmente.

Por lo pronto te invito a que conozcas cómo funcionan los hombres en el


ámbito sexual y que estés firmemente preparada. ¡El asunto se pone calientito!
VII Cómo funcionan los hombres

“Los hombres son unos animales”

Con esa afirmación quisiera iniciar este capítulo. Un hecho contundente que
quizá alguna vez te planteaste.

La realidad es que el sexo masculino tiene unos instintos naturales muy


marcados. Irrenunciables para ser preciso. El problema nuevamente, es el
sistema impositivo que reprime a la gente y hace que ésta deje de lado su
naturaleza animal.

Los hombres entonces suplantan sus instintos animales por unos instintos con
“consciencia social”. Aunque la Humanidad fue creada para sentir atracción y
excitación, la sociedad ha logrado que dichas sensaciones sean satanizadas
hasta el punto de referirlas como “sucias e indecentes”. Sin embargo, el sexo
es lo más natural que puede ocurrir entre una mujer y un hombre.

La misma religión prohíbe el sexo. El objeto resulta en ocasiones confuso, pues


por qué se prohibiría un acto que da pie a la vida. Quizá la religión igual tenga
acciones participativas dentro del sistema impositivo que busca incautarnos
emocionalmente. Eso lo dejo a tu imaginación y criterio.

El comportamiento sexual, tanto en hombres como en mujeres, debiera ser


exactamente el mismo. Sin embargo, y como ya se ha comentado, el sistema
impositivo ha buscado desgastarlos a ambos. Para ser honesto, su misión ha
cobrado éxito. Tan solo te invito a que salgas, ve al parque, sal al cine o visita
una fiesta; te darás cuenta de la manera en que ambos sexos se comportan,
bastante reprimidos, aunque deseosos de ir a más.

Desde luego que mi charla no incita a la promiscuidad. Lo que pretendo es que


la gente, y en especial tú, se deshagan de los tabúes y los protocolos
políticamente correctos. Vivir como variables dependientes no resulta funcional,
es inorgánico y lo ratifica mi pasado aburrido. Por ello que de cuando en
cuando encontrarás tópicos que intentan reforzar mis argumentos. Aun cuando
no tengan aparente relación con la misiva de este libro, créeme, tienen toda la
relación necesaria.

Al inicio de esta obra te lo advertí, no voy a ser “buena ondita” contigo. No


quiero ofenderte ni hacerte sentir mal. Pero debes estar cierta de que para
llegar a dominar algo se requiere sacrificio, salir de tu zona de confort sobre
todo. Si te quedas dentro de tu burbuja de seguridad, poco o nada podrá
hacerse. Por ello resulta fundamental ponerme duro contigo, solo así tendrás
un panorama sólido y robusto que te permitirá adquirir habilidades
incomparables y llegar a ser más poderosa y femenina.
Los hombres, como ya sabes, tienen una serie de instintos animales bien
definidos. Sin embargo y por regla social, no está permitido hacerlos presentes
de manera obvia. A diferencia de los animales, razonamos las cosas antes de
hacerlas. Si alguien intenta tomarte por la fuerza y hacerte suya, incurre en
delito e iría a la cárcel. Sin embargo, si ese alguien logra encantarte, te seduce
y mantiene relaciones sexuales contigo, incluso el mismo día de conocerte, no
se incurre en ninguna clase de delito. Ello no implica saltarse ninguna regla o
norma socialmente aprobada, y desde luego que puede suceder.

Para que algo de lo anterior suceda, antes deben ocurrir una serie de
condiciones. Primero, debe haber una disposición de él para acercarse a ti.
Segundo, debe haber una disposición tuya para “darle entrada”. Tercero, debe
haber una atracción intensa y mutua para consentir las relaciones sexuales
“prematuras”.

El objeto por ahora es entender exclusivamente la primera condición que debe


cumplirse para que ocurra algo interesante: “disposición de él para acercarse a
ti”. Es obvio que si el chico que te gusta no quiere conocerte, poco o nada
podrá hacerse, de ahí su importancia.

Voy a ser bastante franco contigo, esto se trata de una relación sana; libre de
vicios y mentiras. A los hombres nos gustan las “mujeres sabrosas”. Sabes a lo
que me refiero con “sabrosas”. Mujeres atractivas que, por azahares de la
naturaleza fueron dotadas de traseros perfectos, senos abundantes, figuras
esbeltas, rostros angelicales, y muchas de las características que definen la
belleza femenina. Yo te invitaría a que si lo anterior es tu caso, dejes de
depender de tu físico y explotes otras características que, seguro estoy, te
harán una mujer más completa y muchísimo más “sabrosa”.

A los hombres nos gustan ese tipo de chicas, es un hecho. Si bien existimos
hombres que, además de mujeres altamente atractivas, buscamos mujeres
íntegras, inteligentes, fuertes y demás, la mayoría de los hombres se dejan
llevar por el atractivo físico de una mujer. La gran mayoría de hombres babean
por mujeres guapas.

Siendo así, entenderás que los hombres son superficiales. En efecto, los
hombres son muy superficiales, unos animales como dije al inicio del capítulo.
Las buena noticia es que, si sales a la calle, el hombre común no sale con este
tipo de mujeres. Lo notarás en la mayoría de las parejitas que salen por un
helado. Incongruentemente, el hombre promedio sale con mujeres que no
cumplen con los cánones de belleza socialmente establecidos.

El problema no es que el hombre común prefiera a las mujeres menos


agraciadas, el problema es que él no cuenta con las habilidades sociales que le
dan acceso a las mujeres altamente espectaculares físicamente. De contar con
dichas habilidades, normalmente irían por las mujeres más lindas. Sin
embargo, ello no erradica el hecho de que los hombres seamos visuales.
Carecer de la habilidad para atraerlas y conquistarlas, no significa que se les
pierda el gusto, el interruptor visual sigue activo.

Hagamos un sencillo experimento: contacta a alguno de tus amigos, sea por e-


mail, por celular o por como mejor prefieras, llámalo y pregúntale qué chica le
gusta más de la escuela u oficina. Si la práctica no me falla, la respuesta
referirá a una mujer atractiva. Aun cuando a ti no te lo parezca o te choque la
chica en cuestión, lo más seguro es que tu amigo fantaseé con la chica más
popular y guapa del círculo social común. Es casi un jodido hecho, hombres
calenturientos e insensibles.

Conviene que sintetices la información de tal forma que quede claro el hecho
de que los hombres nos fijamos más en un trasero o unos senos, que en
cuántos idiomas hablas o qué estudios tienes. Eso a los hombres comunes no
les interesa, sale sobrando. Si tienes un lindo cuerpo y un rostro coqueto, el
semáforo se pone en verde y la primera condición aparece: “disposición para
acercarse a ti”.

Ahora bien, existen parejas y no me dejarás mentir, en donde ella no es


atractiva pero su novio sí que lo es, casi un modelo de Men´s Health. Entonces
es habitual que te preguntes cómo rayos le hizo para conquistarlo, e incluso
para que la primera condición se cumpliera. Pues según lo que hemos venido
tratando, los hombres necesitan estar dispuestos a acercarse a ti y ello sólo
sucede si eres atractiva. ¿Acaso la chica es una bruja malvada que consigue
chicos sexys con fórmulas secretas? La respuesta es… casi.

No nos engañemos, las mujeres tienen sus truquitos para atraer a los chicos.
Tú misma tendrás tus recetitas para hacerlo. Me queda claro que en este
ámbito de las relaciones, las mujeres tienen una comprensión muy superior a la
de los hombres comunes. Si tu situación es que no eres tan atractiva, los
truquitos jugarán a tu favor. Después de todo, algo que es una verdadera
realidad es que los hombres aunque son visuales, pueden llegar a enamorarse
de una chica poco agraciada, más por lo que les proporciona y hace vivir, que
por lo qué tan guapa sea. Así que, hazme caso y estruja los truquitos para
sacarle el mejor provecho a estos conocimientos.

El “truco” más utilizado por las mujeres “trampositas” es la vestimenta y el


maquillaje. Vamos a tratarlo, después de todo entiendes que al ajustar tu
lifestyle al de la mujer que pretendes ser, éste te dará otros trucos mucho más
explosivos que te harán conseguir lo que sea que quieras en esta efímera vida.

Las mujeres que poseen cierta experiencia tratando con hombres, saben
sobremanera la ayuda que les proporciona la vestimenta y el maquillaje. Una
mujer que no es tan guapa, si escoge bien su ropa y aprende a utilizar
sombras, labiales, entre otros cosméticos, tendrá muchas más probabilidades
de atraer chicos que una chica que no cuida su apariencia. Eso es un hecho,
las mujeres logran “engañar” a los hombres mediante dicho truquito. Con el
tiempo, uno como practicante aprende a distinguir a una mujer bastante guapa
que no usa ni maquillaje ni ropa sexy, así como a una mujer promedio que
busca ocultar su verdadera esencia bajo el maquillaje y la ropa. Pero eso no es
tópico de este libro, así que a lo que nos toca.

Los hombres, como ya has de entender, son visuales. Debes entrarles por el
ojo, por la vista vaya. Utilizar ropa acorde contigo y maquillaje que no sea tan
pesado te permitirá “venderte mejor” que si vas normalita y sin chiste. También
debo resaltar que debes encontrar un equilibrio, pues me han tocado chicas
que exageran en el maquillaje y parecen otra cosa, menos mujeres. La
vestimenta también debe ser inteligentemente elegida, pues algunas creen que
se trata de parecer prostitutas y esto no va de eso. Los accesorios son
importantísimos, acorde a la forma en que una mujer poderosa los explota.

Quizá no lo sepas, por ello lo voy a compartir contigo. Los accesorios serán tus
grandes aliados cuando te topes con un chico inhábil socialmente, es decir, un
chico que se quede sin tema de conversación. En dicha situación puedes
“juguetear” con tus accesorios de tal manera que logres que el chico te
pregunte por ellos. Mejor si tus accesorios tienen un significado para ti, así
lograrás ser interesante y permitir que la interacción no se torne aburrida.
Muchas mujeres no lo saben y desaprovechan oportunidades de mostrarse
más valiosas. Tú como mujer poderosa ahora lo sabes y lo utilizarás a tu
conveniencia.

Quiero hacer un paréntesis un tanto breve pero altamente potenciador, duro y


difícil de gestionar pero que cambiará diametralmente tu vida. No quiero que
las cosas se confundan y dejen de ayudarte, mi única intención es que después
de leer esta magnífica obra seas una mujer distinta, que ni el espejo dé crédito
de lo que ve. ¡Una mujer que sea capaz de salir a conseguir lo que se propone,
sin miedo ni titubeos!

Comprendo que muchas lectoras quizá no se consideren atractivas y tengan


algún complejo que las persigue maliciosamente a donde sea que vayan; un
lunarcito debajo de la boca, una verruguita en la nariz, estatura bajita, unos
cabellos necios, qué sé yo. El problema con dejar que ese complejo te reduzca,
es que no serás capaz de hacer lo que te plazca, de disfrutar al máximo tu vida.
Pues si un complejito te minimiza, imagínate lo que la cruel sociedad podrá
hacerte. El sistema impositivo juzga y reprime, jamás consiente o se
compadece.

Soy consciente de que no fue culpa tuya tener esa característica que te parece
limitante. Lo que sí que es culpa tuya es darle una clasificación sin reparo.
Quién te dice que ese complejo te hace peor persona, honestamente creo que
te hace especial y única, pero jamás peor. En este planeta ni los gemelos son
iguales, todos tenemos características diferentes y ni raza ni estatus nos hacen
peores o mejores, esas son consecuencias estultas del sistema impositivo. Yo
te invito a que, lejos de sentirte mal y compadecerte a ti misma, utilices esa
característica como un plus que otras mujeres no ofrecen.

Una característica que te hace única, no debería hacerte sentir mal bajo
ninguna circunstancia. Debería hacerte especial, y hacer que salgas de tu zona
aburrida de confort. Créeme, hay más cosas afuera de tu pequeña burbuja de
comodidad. Pero antes debes saber que existen peligros y amenazas, es un
ambiente hostil para el que no caben sentimentalismos ni complejos.

Ser una mujer poderosa no se limita únicamente a conseguir al hombre de tus


sueños. También aplica para conseguir la vida de tus sueños, el perro de tus
sueños, el carro de tus sueños, el trabajo de tus sueños, las amigas de tus
sueños… ¿me entiendes? Si es así, entonces eres consciente de que no
puedes andar lamentándote por tus “complejos” absurdos, afuera las cosas son
mucho más intensas que un débil: “¡maldito lunar, me chocas!”

Habiendo hecho el paréntesis que creo será útil, quisiera continuar este
apartado haciendo énfasis en la utilidad que tiene saber que, los hombres
presentarán su disposición a acercarse a ti cuando visualmente les parezcas
atractiva. Y saber que no implica únicamente que seas muy guapa, pues como
ahora conoces bien, hacer trampa no está mal, solo debes encontrar el
equilibrio que saque lo mejor de tu esencia femenina. Sin hartazgos ni
exageraciones, por favor.

Supongo que te interesará saber qué es lo que te atrae de un hombre, o al


menos lo que atrae a la mayoría de las mujeres. Entonces, continuemos a
descubrirlo.

A diferencia de lo que se pudiera pensar, las mujeres tienen un


comportamiento sexual mucho más nutrido, más exquisito. Quizá hasta podría
hablarse de un comportamiento híbrido, compuesto en parte, por su propio y
característico comportamiento femenino y en menor grado, por una pizca de
comportamiento masculino. Una mezcla explosiva que no todas las mujeres
tienen el placer de conocer, y quienes lo tienen, carecen del potencial
necesario para poderlo estrujar, una verdadera lástima. Por fortuna tienes este
libro en tus manos, así que pierde cuidado, serás una mujer muy poderosa que
transpire femineidad y tendrás esa vida de ensueño que tanto anhelas; si así lo
deseas, claro está.

Tú y tus amigas quizá en alguna plática privada hablaron de que tal o cual
chico “está bueno”. La realidad es que las mujeres, al igual que los hombres,
tienen una serie de instintos sexuales bastante fuertes. Infortunadamente, el
sistema impositivo ha sido mucho más rudo con el sexo femenino que con el
masculino. Las mujeres son mucho más presionadas para no tener sexo que
los hombres. Por ello es que en algún momento llegaste a escuchar la típica
ideología machista de “Si un hombre se acuesta con muchas mujeres, es un
cabrón. Si una mujer se acuesta con muchos hombres, es una cualquiera”. No
te sorprendas entonces con que, aun cuando te sientas sexualmente atraída
por un chico en especial, no te lo permitas por sentirte “fácil”.

Sonará un tanto descabellado y tal vez seas consistente, pero la realidad


apunta a que las mujeres son incluso mucho más sexuales y morbosas que los
hombres, ¡es un hecho! Personalmente y dada mi humilde experiencia como
seductor profesional, puedo decir que una vez que logras poner en estado de
lujuria a una mujer, será difícil hacer que pare. A las chicas les gusta tanto o
más el sexo que a nosotros los hombres. No deberías sentirte culpable por ese
instinto que te “acecha”, es natural.

La sociedad como ya habrás de intuir, ha sido más favorable para con el


comportamiento sexual masculino que para con el femenino. Por ello no es
bien vista la promiscuidad en las mujeres. Por supuesto no estoy sugiriendo
que el camino es que te vuelvas una promiscua, ya que esto, lejos de ayudar
perjudica. Lo que quiero que quede claro es que aun cuando la sociedad diga
una cosa, tú elijas siempre lo que en base a tus criterios te convenga más. Y
por supuesto cuidando tu salud e integridad.

Ahora bien, las mujeres aunque tienen un comportamiento sexual que se


asemeja al comportamiento visual de los hombres, han desarrollado
mecanismos sexuales mucho más sofisticados. Esto atiende la segunda
condición de: “disposición tuya para darle entrada”.

Es cierto que si un chico te parece atractivo y se acerca a ti, estarás más


dispuesta a entablar una conversación con él. Ello activa tu comportamiento
visual y superficial. Pues un chico “feo y descuidado” no tendría las mismas
oportunidades que el primero. Luego entonces, estarías en tu aspecto de mujer
con comportamiento ligeramente “masculino”, comportamiento visual.

Siendo lo anterior así, la segunda condición estaría cumplida. Tus mecanismos


“masculinos” se activarían filtrando a los hombres menos favorecidos
físicamente. Supongo que intuyes que tu filtro visual tiene la función de
“preseleccionar” a los chicos en función de su apariencia. Por ello que si un
chico común y “corriente” te aborda, normalmente inventarás cualquier excusa
con tal de huir de la situación que quizá sea incómoda. Justo en dicha
situación, es tu mecanismo visual el que filtra a los hombres. Esta es la forma
en que la segunda condición se cumple, ya que cuando el chico te parece
atractivo estarás más dispuesta a “darle entrada” que cuando no.

Por supuesto que tu comportamiento sexual no termina ahí. Como recordarás,


falta una tercera condición que dice más o menos así: “debe haber una
atracción intensa y mutua para consentir las relaciones sexuales”. Dicha
condición es la más importante pues si no existe tal, lo más seguro es que todo
termine como una charla más. Sin poder llegar a algo único.

La parte de tu comportamiento que se regía por la vista, tiene influencia


solamente durante la etapa del acercamiento. Sin embargo, apenas se cumple
la segunda condición de “darle entrada”, tu comportamiento básicamente se
regirá por un mecanismo “evolutivo”. Las cosas comienzan a tornarse más
complejas, por ello conviene ir lento.

Algo que no se debe dejar de lado y que conviene traer a colación, es que un
chico, incluso cuando no te parezca visualmente atractivo, puede hacer que se
cumpla la segunda condición. Entonces en dicha situación, no estarías
comportándote en función de lo que visualmente te transmite tal chico. Estarías
bajo un comportamiento “evolutivo”, por ello que al principio dije que el
comportamiento sexual femenino era mucho más exquisito e incluso híbrido. La
parte que intento explicar es que las mujeres no pueden estar solamente en un
solo interruptor sexual. Su sistema es altamente variable y cambia en función
de tus emociones. Un chico puede, inconscientemente, transmitir un “no sé
qué” que hace que le “des entrada”. Mientras que otro sencillamente no te entra
y no te entra. ¿Me sigues?

Supongamos entonces que un chico te parece atractivo visualmente


(mecanismo de comportamiento visual), y que le “das entrada”. Las primeras
dos condiciones se cumplen de manera habitual. Tu mecanismo se mantiene
hasta que es necesario cumplir la tercera condición, para lo que rápidamente tu
mecanismo se vuelca hacia el “evolutivo”.

La atracción intensa que se comprende en la tercera condición, no se da por sí


sola. Ambas partes (él y tú) deben asumir sus roles (activo y pasivo) y cuando
la conversación no vaya por buen camino y comience a apagarse, ambos
deberán asumir diferentes roles. Siempre claro, con la condición de que exista
un interés genuino.

Tal y como se vio en el capítulo anterior, el hombre y la mujer tienen diferentes


roles. Si no lo recuerdas, es momento de que vuelvas y repases el capítulo
anterior. Dichos roles van a permitir que surja algo entre ustedes.

Para entender la tercera condición “atracción intensa y mutua”, es necesario


hablar de la inversión que cada uno debe hacer. Él como hombre debe asumir
su rol activo, es decir, debe hacer que las cosas surjan y la interacción avance.
Aprovechar oportunidades para avanzar. Tú por tu parte debes además de
“darle entrada”, permitir o “prepararle el terreno” para que no vaya tanto a
ciegas. No te desesperes, algunos hombres son bastante torpes, por lo que
quizá debas dejarte de sutilezas y mandarle “indirectas” bastante directas.
¿Entiendes?
La tercera condición se cumplirá cuando tú asumas tu rol pasivo. Él presentará
su “propuesta” y tú le escucharás, además de ayudarlo a corregir errores
“ortográficos”, ¿comprendes el símil?

Ya que ha quedado claro el hecho de la tercera condición, creo que resulta


fundamental que conozcas, por lo pronto, un poquito del comportamiento
“evolutivo”. Será interesantísimo que entiendas las razones por las que ciertos
tipos de hombre generan en ti una atracción instantánea. Mientras que otro tipo
de hombre sencillamente te aburre y no logras hacer “click”.

Pues bien, el comportamiento “evolutivo” tiene sus bases en la antigüedad.


Resulta que cuando vivíamos en cavernas el ambiente que se respiraba era
demasiado hostil. Fuera del grupo étnico existían bastantes peligros; como
animales grandes y hambrientos con los que una sola persona no podía lidiar;
o como otras aldeas que quizá fueran caníbales. Por ello tenía cierta
justificación pertenecer a un grupo en específico, así las cosas se manejaban
en equipo y los riesgos se minimizaban. Por aquella época, las mujeres se
dieron cuenta de que convenía tener una relación con los hombres más fuertes
del grupo. Ello les brindaría protección y cuidado. Así, si llegaban a andar solos
por la jungla, un hombre que fuera cazador tendría la habilidad para
enfrentarse a lo que pasara y proteger a su mujer, etc.…

Luego de la pequeña clase de historia paleolítica, considero conveniente hacer


las siguientes señalizaciones. Primera, las mujeres antiguas buscaban liarse
con los hombres más fuertes del grupo, pues así podrían estar protegidos tanto
ellas como sus hijos. Segunda, dentro de una aldea a una mujer no le convenía
ser promiscua, pues ello acarreaba que todo el grupo lo llegara a saber y
entonces ningún hombre la tomaría en serio. Tercera, los hombres que
cortejaban a una mujer en específico, debían mostrar ciertas características a
dicha mujer que le hicieran confiar a ésta en la protección que probablemente
le brindaría.

Algunas cosas que han cambiado de aquellas épocas con respecto a la


actualidad, son sencillas de comprender. Antes, las mujeres no tenían el filtro
visual que ahora sí, para las mujeres antiguas convenía más fijarse en la
posición que ocupaba un hombre dentro del grupo. Los demás aspectos,
aunque disfrazados, siguen siendo exactamente iguales que en tiempos
remotos.

El comportamiento “evolutivo” actual se rige básicamente por una serie de


aspectos bastante peculiares y redundantes. Las mujeres de ahora siguen
experimentando sensaciones con hombres fuertes y poderosos. Los hombres
“comunes” son como el pelele de la aldea, aburridos y “X”. Esa es la realidad,
las cosas no han cambiado gran cosa.
Un aspecto que infiere importancia es que tú, como mujer actual, cuentas
ahora con mecanismos que se han perfeccionado con el paso de las
generaciones. Mientras tu tatarabuela carecía de ellos, tuvo que sufrir para
aprender algunas cosas que ahora no tienes por qué sufrir tú. Ella aprendió
ciertas lecciones y la evolución hizo su trabajo. En este libro no sólo serás
consciente de dichas habilidades, lo que te comparto te permitirá ir a un nivel
supremo del manejo emocional de tus relaciones. Lo que te conferirá un estilo
de vida diferente del montón y lleno de comodidad y plenitud; ser más femenina
y poderosa.

Espero que se entiendan, hasta ahora, la mayoría de conceptos. En lo adelante


se introducen otros más que complementarán tu concepción de la dinámica
social. Así mismo, te reitero que conviene su amplio entendimiento, pues serán
de gran utilidad para integrar a tu vida una dinámica social avanzada, ¡de otro
nivel!

Quisiera, para cerrar este capítulo, puntualizar la importancia que tiene para ti
como mujer el hecho de no cerrarte a lo que conoces. Entiendo que jamás
hayas leído cosas similares a las hasta ahora tratadas. Descuida, es normal
que tu vida te pereciera habitual, lo más seguro es que de esta obra saques
cosas buenas que te complementen como mujer. Porque, para ser sinceros, es
muy probable que si compraste este libro sea porque tienes la intención de
llevar tu vida a otro nivel. Así que no temas extrapolar y hacer experimentos
con los conocimientos que te comparto. Después de todo estamos para
aprender, créeme que me daré por satisfecho si algún día nos llegamos a
encontrar y te noto radiante, feliz y poderosa. Sabré que mi trabajo como
profesional ha surtido el mejor de los efectos.

Será de vital importancia que continúes al siguiente capítulo, mismo que te


hará ver que no todos los hombres son iguales. Ello servirá para que en lo
próximo, comprendas cómo llegar a ser una mujer con más poder social y
personal. ¡Vayamos entonces!
VIII Todos los hombres son iguales

¡Tranquila! Hemos llegado a un capítulo que quizá te morías por leer primero.
No te desesperes ya estás aquí, ahora queda leer y entender. Parecerá
mentira, pero la realidad es que este capítulo tiene un papel trascendental en tu
formación como mujer poderosa. Conocer los tipos de hombres que existen te
ayudará para clasificarlos apenas se te acerquen, así sabrás cómo gestionarlos
sin que se te salgan de las manos. Ya te voy diciendo que será una
herramienta bastante útil, no tendrás que perder el tiempo con chicos aburridos
y sabrás reconocer hombres que quizá merezca la pena escuchar.

Para que llegues a ser una mujer verdaderamente femenina y poderosa, es mi


deber aclararte que los hombres no son iguales. Si así fuera, o terminarías
enamorada de todos, o no te apetecería estar con ninguno. De cualquier
manera los hombres no son iguales, así que pretendo marcar las diferencias
para que aprendas a seleccionar a los mejores. Para ello los he clasificado en
distintos tipos, pues ello resulta más práctico de comprender y dejar claras las
cosas, ¡vamos a ello!

Chico tímido

El primer tipo de chico que voy a comentar es el chico tímido. La mayoría de


las personas, quizá todas, conocemos a un chico tímido. Algunos a más de uno
probablemente.

Chicos tímidos hay de todos los niveles; desde niveles decentes, hasta niveles
extremos, casi rayando lo religioso. Esta característica no se presenta
únicamente en los hombres, mujeres también las existen tímidas.

En cuestión de relaciones, que es lo que interesa, los chicos tímidos presentan


dificultades para socializar. Ya no hablemos entonces de intentar ligar con una
chica. No les resulta cómodo salir de su zona de confort, perciben una cierta
acritud social, algo así como una “fobia” a interactuar con otras personas.
Quizá su comportamiento se base en la identificación extrema de riesgos.
Honestamente no lo sé, no soy psicólogo ni terapeuta para emitir una opinión
sólida. Sin embargo, esa es mi impresión y en dinámica social, en lo que sí
tengo práctica, eso es claramente lo que sucede.

Evidentemente, este tipo de chicos ni siquiera propiciarán las condiciones


necesarias para que surja algo. Al menos la primera condición será difícil
cumplirla. Dada su indisposición a socializar, resultará casi un milagro que él
tome la iniciativa.

Un chico tímido debe lidiar con aspectos que quizá no conozcamos, es algo
que no está bajo tu control. Para el chico tímido, normalmente intentar
conseguir novia resultará cuesta arriba. Afortunadamente todas las personas,
incluso los tímidos, tenemos necesidades básicas, aquello que te comentaba
de los instintos sexuales. Ello propicia que en algún momento sus niveles de
testosterona se eleven y tenga que “entrar en acción” para buscar una
potencial pareja.

Es altamente probable que ese chico que te gusta sea tímido, y sería una
verdadera lástima no poder llegar a conocerlo debido a su indisposición. Si bien
podrías esperar una eternidad a que él tome la iniciativa cuando sus niveles de
testosterona estén lo demasiadamente altos como para acercarse, queda claro
que tienes mejores cosas que hacer con tu tiempo, ya lo he tratado. Por suerte
con las herramientas de este libro, sabrás cómo hacer que incluso un chico
tímido cambie su actitud, así que despreocúpate y continúa leyendo.

Como bien sabes, el rol que tú como mujer debes asumir es el rol pasivo. Esto
es, esperar a que sea tu chico quien inicie el acercamiento y demás cosas que
ya debes tener bien metidas en tu cabecita. También debes recordar que el rol
de la mujer es mucho más flexible que el del hombre. Esto es así porque, si a
un hombre le impones demasiado o es muy tímido, lo más seguro es que
jamás se acerque a ti. En consecuencia, nunca sabrán lo que pudo haber
pasado. ¿Me sigues?

Si lo anterior queda claro, entonces lo es también el hecho de que tu rol con


este tipo de chicos no puede ser pasivo. Obviamente si asumes una posición
pasiva nada puede ocurrir. ¿A caso debo decir qué tipo de rol debes asumir?
Bien, entonces lo haré… el rol que debes tomar en este tipo de situaciones es
el rol activo. Si el chico que te gusta es extremadamente tímido, o tú eres
demasiado guapa a grado tal que “asustas” (en el sentido de entablar
conversación contigo), tu deber es tomar el rol activo. No hay de otra, debes
hacer algunas cositas para que él se anime a retomar su rol en el futuro.

Explicado lo anterior, te preguntarás en qué consiste básicamente asumir el rol


activo en dicha situación. Pues bien, de manera general, asumir el rol activo de
la interacción o mejor dicho, para iniciar la interacción, consiste en mandar
“señales” gradualmente intensas. Pero, ¿a qué me refiero con esto?,
inicialmente a que debes ir al ataque tú, pero de manera sutil. Si tus primeros
intentos fracasan, entonces deberás ser un poquito más obvia. Conviene
contextualizar lo anterior mediante un ejemplo gradualmente evolutivo…

Imagina que en tu barrio hay un chico que te gusta. Ese chico y tú cruzan
miradas algunas veces y aunque, inconscientemente, le envías señales, él no
termina por animarse. Incluso en ocasiones baja la mirada. Tal vez te parezca
algo cerrado, pero intuyes cierta timidez en su persona, así que sigues mis
consejos. Un día podrías, al cruzarte con él, preguntarle la hora con una ligera
sonrisa para que se sienta cómodo. Si el chico no alimenta la interacción pero
notas que se pone nervioso, suena a que le gustas pero no está preparado
para sostener una conversación, es muy tímido. En otra ocasión podrías ser
más arriesgada y quizá pedirle un consejo de hombre; un regalo para tu
hermano o primo; un perfume para tu padre o tío; lo que se te ocurra. Si sigue
sin invertir en la conversación o lo hace escasamente pero notas que aparece
cierta comodidad o sonrisitas, entonces todo va por buen camino. Para la
próxima vez deberías ser menos sutil, convendría que le pidieras un pequeño
favor, como que te tuerces un pie y él te ayuda a reincorporarte. Sí, lo sé, sé
que suena algo muy extremo, pero debes entender que existen chicos tan
descalibrados socialmente que lo que te recomiendo no está lejos de la
realidad.

Si nada de lo anterior surte efecto, entonces quizá debes mover otras fichas y
buscar a otros chicos que estén preparados para brindarte emociones y tiempo
de calidad. Por favor no caigas en el papel de “desesperada y urgida”, no
intentes ser directa con él. Eso lejos de ayudarte va a afectar la percepción que
él tenga de ti y no será congruente con la imagen que ha creado en su mente.

Un chico tímido no debería ser difícil de gestionar. Con lanzar “indirectas” y


aumentar la intensidad gradualmente, sería normal que él se animara a
sostener la conversación e invertir en ella. Cuando notas que nada funciona, es
habitual que te aburras y dejes de intentarlo. Si crees que tal chico merece la
pena, te aconsejo que insistas, pero sin caer en lo urgida. Vas a necesitar
paciencia, ya lo estoy viendo.

Una cosa que potenciará tus resultados es el “dale y priva”. Puedes utilizar las
indirectas gradualmente, mostrar cierto interés. Si no reacciona con tus
indirectas entonces le retiras la atención, dejas de mostrar interés. Por
supuesto sin volverte fría; retirar tu interés no significa que cuando lo veas
hagas como que no lo has visto. Retirar tu interés significa tratarlo como al
principio, sin privilegios ni muestras de interés, muéstrate indiferente y deja que
asuma las consecuencias. Normalmente las consecuencias comprenden su
disposición a tomar su papel de hombre.

Mi recomendación es que debes ser inteligente con las herramientas que te


brindo, saber utilizarlas a tu favor, nunca en contra tuya. Una mezcla de dar y
privar suele ser un potente remedio contra chicos tímidos.

Chico promedio

El chico promedio no es tan difícil de describir y gestionar como el chico tímido.


El chico promedio vive en su burbuja de que “sabe ligar”. Aunque tú y yo
sabemos que los hombres son torpes en estas cuestiones, para el chico
promedio las mujeres no son un misterio.
La sociedad ha condicionado bastante al chico promedio, haciéndole creer que
lo que sucede en las telenovelas o en los libros es precisamente lo que hace
que las mujeres se enamoren.

El chico promedio vive engañado y explotado por la mercadotecnia. Es de los


que creen que regalar flores o chocolates, invitar la cena, regalar joyas o
cualquier cursilería, sirven para demostrar su “amor”. Seamos honestos, tú bien
sabes que esas cosas no son las que te atraen de un hombre. No estoy en
contra de hacer algunos regalitos a las mujeres, pero una cosa es que surja de
manera espontánea y otra, que los regalos tengan el objetivo de comprar tu
amor.

Medita un momento lo siguiente: ¿tú o tus amigas a quien preferirían, a un


chico que está detrás de ustedes con regalos, chocolates y flores, o a un chico
que “inexplicablemente” encuentras atractivo y peligroso? La respuesta no
necesito conocerla, guárdala para ti.

Una parte de la misiva del sistema impositivo, es precisamente engañar a los


hombres respecto de las cosas que atraen a las mujeres. Por eso la televisión
monta programas estúpidos que tienen el objeto de confundir a la mayoría de la
gente. El chico promedio incluido en dicho sector.

Por supuesto, un chico promedio no tendrá problemas en acercarse a ti. La


sociedad también lo ha programado para hacerse el valiente, no te extrañe que
sea mucho más lanzado estando con sus amigos. Lo más probable es que se
acerque a ti más por demostrar que es un “macho” que por otra cosa. Sabes
que su comportamiento es visual, entonces si eres guapa o si te arreglas
convenientemente, puede ser posible que intente acercarse a conversar
contigo y si así lo decides, llegar a tener algo.

Gestionar a un chico promedio es lo más sencillo del mundo. La mayoría de las


mujeres tienen como pareja a un chico promedio. Personalmente tengo
algunas amigas que tienen novios promedio y los tratan como chanclas (sabes
a lo que me refiero). No estoy a favor de maltratar a los hombres ni mucho
menos a las mujeres, pero a veces parece que la gente lo disfruta o al menos,
eso es lo que percibo en ciertas parejas.

El chico promedio no tiene, en general, una sólida percepción de sí mismo.


Qué te esperas entonces de su aporte en una relación, básicamente nada. Si
un hombre no sabe o no es consciente de su potencial, poco te aportará dentro
de una relación. Conviene que comiences a entender que las relaciones vacías
no sirven, sólo quitan el tiempo y hacen que no mejores como persona.

No tengo nada en contra del chico promedio, algunos valen la pena. Sin
embargo, la estadística apunta a que la mayoría de las relaciones promedio no
cuentan con esa magia que toda mujer busca algún día encontrar en su
príncipe azul.

Con el chico promedio no debes esforzarte, el cumplirá a menudo su rol activo.


Tu trabajo se limitará a escuchar su propuesta, a notar incongruencias en su
comportamiento, a filtrarlo si así lo decides y a fijarte en otro prospecto que
infiera un mejor partido. A diferencia del chico tímido, el chico promedio no dará
lata en el sentido de que tengas que asumir un rol activo. Tu papel con el chico
promedio es seleccionar y dejarte arrastrar.

Chico popular

Ahora entramos en un concepto que te puede parecer más interesante que los
anteriores. Aunque quién sabe y quizá el chico tímido te parezca más atractivo
o quizá el chico promedio, yo qué sé. Lo que te parezca atractivo, siempre que
te llene emocionalmente, será bueno para ti.

Cuando cursabas la escuela, en cualquier nivel, siempre en tu salón había un


chico que era el más popular. De igual manera, había una chica que era la más
guapa del salón, quizá por descuido o lo que sea, con el paso del tiempo la
chica guapa del salón terminó fea y harapienta, no lo sé. El chico más popular
del salón generalmente era quien organizaba cada cosa del grupo; todos
querían formar equipo con él, los ñoños le pasaban las tareas, era quizá el líder
del equipo de fútbol, las chicas deseaban enrollarse con él, etc. La realidad es
que el chico popular tenía ciertos privilegios.

Tal vez tú hayas sido parte del juego de querer ser novia del chico popular, o te
hubiese gustado que el salón supiera que le gustabas. Fantasear con el chico
popular era la tarea más insistente durante la escuela.

Ahora que has crecido, pudieras tomarlo como chiste y reírte, cosa que no te
recomiendo. ¿Sabes por qué? Porque aunque ahora eres una mujer más
desarrollada y madura, los chicos populares siguen haciéndote perder la
cabeza y otras cosas que no considero prudente mencionar. Los chicos
populares siguen teniendo una influencia en tu comportamiento sexual, aun
cuando no quieras aceptarlo, es un hecho que he comprobado una y otra vez.

El chico popular reúne una serie de características que te atraen


inconscientemente y despiertan tus emociones. Relájate, voy a tratarlas con el
objeto de que las conozcas y aprendas a controlarlas. Por controlarlas espero
que entiendas que me refiero a que no te dejes llevar por ellas, no confundas
controlar con reprimir o lo que es peor, suprimir. Esas características inducen
ciertas emociones que como mujer balancean tus hormonas, por eso no
conviene reprimirlas, simplemente te sugiero que seas consciente de lo que te
pone loquita por el chico popular y aprendas a no ser tan exhaustiva con él.
Otro hecho es que, cuando un chico popular sabe que tú también estás loquita
por él, ya no le representas esfuerzo, sabe que te tiene sí o sí. Esa es
precisamente la razón por la que quiero que controles tus emociones, para
evitar que seas parte del “montón” de mujeres que se sienten atraídas por el
chico popular.

El chico popular es igual que todos los chicos, solo que él posee unas
características que vuelven locas a las mujeres. Dichas características
comprenden:

- Valor social,
- Preselección y
- Seguridad en sí mismo.

Tratemos por separado cada una de ellas, a efectos de que entiendas por qué
te tienen tan enganchada.

El valor social en términos sencillos, es la aceptación que una persona tiene


por parte de la sociedad. Un cierto grupo de personas consideran como
“diferente” a una persona por su capacidad de liderazgo, de lanzarse aun
habiendo riesgo, entre otras. El valor social se puede adquirir de muchísimas
formas. Por ejemplo, una serie de chicos que tocan algún instrumento musical
podrían considerar formar una banda de Rock y comenzar a tocar en algunas
fiestas. Con el tiempo, a la gente le gustaría su música con lo que ganarían
fama, pues bien, la fama es una forma de valor social. Yo te preguntaría, ¿te
gustaría salir con un famoso?, por favor no me respondas, es retórica.

Tristemente el valor social es precisamente eso, valor. La sociedad te pone un


valor en función de tu impacto social. Si eres famosa o popular entonces vale la
pena “rozarse” contigo, pero si no lo eres entonces no mereces la pena ni el
tiempo, después de todo qué gana la gente con alguien común y corriente. Así
funciona, no te sorprendas ya que conoces la misión del sistema impositivo;
joder vidas y programar personas ocupadas.

Pero la verdadera razón del porqué te sientes atraída hacia el valor social del
chico popular, es porque al estar con alguien famoso, automáticamente
adquieres su valor social. Entonces, al adquirir el valor social del chico popular
la sociedad comienza a darte un trato especial y diferente. La gente te respeta
por ser la novia del chico popular, en pocas palabras, al tener lío con el chico
popular gozas de un estatus superior en comparación con estar con un chico
promedio, que desde luego no tiene el mismo valor social.

La segunda característica magnética del chico popular es la preselección. Ésta


se podría explicar como el suceso de que otras chicas se sienten atraídas
hacia él.

La preselección juega a favor del chico popular porque, como ya sabes,


muchas mujeres quieren tener algo con él debido a su valor social. Cuando tú
te percatas de que otras chicas están interesadas en él e incluso notas que
muchas de ellas son muy cariñosas con el chico popular, inconscientemente
sabes que esas mujeres ven “algo” en ese chico. Ello te llena de curiosidad
que, sumada al valor social, hacen que pierdas la cabecita por el chico
populachón.

Precisamente esas chicas que se sienten atraídas por el chico popular lo están
eligiendo a él como potencial pareja romántica y/o sexual. Esa elección que las
mujeres hacen, es como separar los granos de maíz buenos de los podridos.
Cuando tú vas a comprar fruta, normalmente tomas las frutas más frescas, y
las que están a punto de echarse a perder las haces a un lado. Con el chico
popular es lo mismo; las chicas a su alrededor lo preseleccionan, es decir,
hacen la tarea por ti, ya que no tienes por qué filtrarlo si otras ya lo hicieron.
Puede también pensarse como que viene “recomendado”.

Esto es, un chico popular generalmente va a ser preseleccionado por otras


mujeres. Mientras que en tu salón eran tres o cinco las chicas que buscaban
algo con él, en la oficina son dos o tres mujeres las que se sienten atraídas. A
mayor escala, un rockero famoso puede tener a cientos o miles de mujeres
loquitas por sus huesos.

La otra característica, seguridad en sí mismo, simplemente es una


consecuencia de las otras dos anteriores. Un hombre, al ser socialmente
aceptado y admirado por otros, se siente cómodo dentro de la sociedad en que
se desempeña y si la escala es mayor, dentro de su esfera. De igual manera al
saberse deseado por muchas mujeres, no tiene la necesidad de esforzarse
cuando conoce a una que le atrae, sabe que es probable que “caiga” rendida a
sus brazos por el valor social que tiene.

Una mujer, y espero que lo hayas vivido, siente más atracción por un hombre
seguro de sí mismo, que por un babucas. Un hombre seguro de sí mismo es
capaz de transmitir inconscientemente esa seguridad a la chica que le gusta, lo
que hace que se cumplan las tres condiciones que se han venido trabajando.
Su seguridad le permite acercarse y entablar conversación, primera condición
cumplida. Su valor social y preselección hacen que tú estés disponible a
conocerlo, lleva ventaja sobre otros hombres, segunda condición afianzada. Su
seguridad, valor social y preselección hacen que se propicie una atracción
intensa y mutua, tercera condición aterrizada. Una relación será entonces la
forma en que probablemente termine una interacción entre un chico popular y
tú.

Chico malo

Al igual que el chico popular, el chico malo posee las tres características
anteriormente mencionadas: valor social, preselección y seguridad en sí
mismo. Aunque existen diferentes medios de obtención.
El chico malo o patán, concepto tan popular entre la comunidad femenina, no
es otra cosa que una versión peligrosa y disfrazada del chico popular. La
diferencia radica principalmente en que el chico malo muchas de las veces no
es famoso, o al menos no lo sabes.

Algo que considero debe quedar claro es que en el chico malo, pese a tener un
valor social alto, no serás capaz de notarlo hasta que comiences a conocerlo.
Entonces sabrás que tiene alto valor social. Antes de conocerlo será difícil
saberlo pues normalmente los chicos malos no son famosos.

De la misma manera, es casi imposible que sepas si otras mujeres están


interesadas en un chico malo solamente con verlo. Vas a necesitar conocerlo
para que te transmita que, en efecto, otras mujeres se sienten atraídas por él.
De manera similar, será hasta que se acerque a conocerte, que entenderás
que es un hombre seguro y con personalidad.

Un chico malo, según la sociedad, es aquél que transmite una sensación de


peligro y aventura. Una mujer ordinariamente experimentará algunas
emociones fuertes estando al lado de un chico malo. La concepción es sencilla,
sin embargo, muchas personas creen que el chico malo es, necesariamente,
aquél que golpea y maltrata mujeres. Ello redunda en tergiversar los conceptos;
un hombre que golpea y maltrata mujeres no es un chico malo, ¡es un enfermo!

En algún momento de nuestra vida fuimos víctimas de tan errado concepto; un


hombre con cara de malote, lleno de tatuajes, con panza tripera y cigarro en la
boca, y que para acabarla de amolar, golpea mujeres y las maltrata, todo ello
apuntaba a estar en presencia de un chico malo, nada más alejado de la
realidad. Personalmente también pensaba que eso era un chico malo en forma.
Inclusive, cuando la gente hablaba acerca de una mujer locamente enamorada
de un chico malo, me preguntaba si aquella mujer estaría loca. Cómo una
mujer puede enamorarse de alguien así. Para fregarla, cuando crecí, fui testigo
muy de cerca de un caso totalmente igual e incluso peor; una mujer locamente
enamorada de un hombre que la golpeaba, la humillaba, era un mantenido y
encima, salía con otras mujeres descaradamente.

Si en algún momento llegas a encontrarte con un enfermo así, te recomiendo


ampliamente que te alejes lo más que puedas. No es sano estar en una
relación donde se te presiona y obliga a hacer cosas que no te gustan. Esos
enfermos, normalmente son sutiles al principio, luego, son casi imparables. Eso
claramente no es un chico malo.

Regresando a lo que estábamos, el chico malo no va a tratarte bien, eso es un


hecho. Pero el trato que te dará no comprende abuso psicológico ni golpes. El
chico malo se limitará a no darle tanta importancia a su relación, quizá no esté
tan pendiente de ti, no sea tan detallista o tal vez te ponga los cuernos, casi
rayando lo patán. ¿Me entiendes? Me alegro, si te das cuenta, es evidente que
esto último no tiene nada que ver con un hombre que te golpea y te acosa.
¡Ponte lista mujercita!

El hombre

La última categoría, El hombre.

Antes de entrar de lleno a esta categoría, quiero que seas consciente de la


posibilidad de ocurrencia de encontrarte algún día con El hombre. Créeme, no
intento hacerlo un mito, ni tocar tarola y bombo antes de describirlo. La realidad
y la estadística apuntan a que es casi nula la probabilidad de que encuentres al
tuyo. Sin embargo, estoy obligado a mencionarlo en este libro porque, quién
sabe y algún día te encuentras con uno, y si no sabes cómo atraparlo, lo más
seguro es que me eches la culpa. Por ello prefiero tratarlo para que lo tengas
presente, aun si la probabilidad sugiera que no es necesario.

En los cuentos que te leían tus padres cuando eras niña, era demasiado
habitual que apareciese un “príncipe azul” que siempre debía rescatar a la
princesa. Luego de un mágico beso, terminaban enamorándose, casándose y
siendo muy felices. No importaba que hubiera dragones, brujas, extraterrestres,
presidentes pendejos o manzanas envenenadas, el príncipe azul era capaz de
lidiar con lo que fuera necesario para hacer que la princesa se enamorara de
él, tener hijitos y dar fin al chingado cuento. Pues resulta que en tu vida lo
mismo puede ocurrir; tú serás la princesa y El hombre, el príncipe azul.

El hombre, intencionalmente, ha sido el último de la clasificación de tipos de


hombres. Lo he hecho así porque creo que, si eres capaz de conquistar y
cautivar a El hombre, las otras categorías son de juguete, sencillamente no
cuentan. El máximo reto que podrías encontrarte en la conquista de tu príncipe
azul queda representado por El hombre.

El hombre incluye únicamente a dos tipos de chicos; los naturales y los


formados. Ambas sub clasificaciones son bastante peligrosas, emocionalmente
hablando. Ambos tipos de chicos pueden hacer morder el polvo a una chica
común, no importa qué tan atractiva sea. Son capaces de crear una fuerte
adicción en las mujeres que les atraen. Sin ser extremista, este tipo de chicos
pueden seducir casi a cualquier mujer que apetezcan, por ello que si logras
gestionar a uno de estos, podrás con el que se te ponga enfrente. Formar a
una mujer con “huevos” está pensado fundamentalmente para ser capaz de
interactuar correctamente con El hombre.

Ahora sabrás que aquello que otros libros te decían de “ser el premio” y demás
cuentos de “cabronas”, no te sería de demasiada ayuda ni siquiera para
gestionar a un chico tímido. ¿Qué podrías esperar si te toca El hombre?

La sub categoría de los naturales se describe como aquellos chicos que desde
pequeños han crecido dentro de un medio óptimo que propicia las
características del chico popular: valor social, preselección y seguridad en sí
mismo. Sin embargo, los naturales son chicos que desde temprana edad
desarrollaron un sexto sentido, una especie de lenguaje especial, el lenguaje
de las mujeres. Desde pequeños tuvieron sus “aventuras” con compañeritas de
la escuela, y han desarrollado un calibraje social que les permite comunicarse
de manera altamente efectiva con las mujeres.

Los naturales son chicos bastante seguros de sí mismos, será difícil


confundirlos. Las pruebas comunes que las mujeres hacen a los hombres no
resultan con los naturales. Tienen tanta seguridad que no desconfían de su
habilidad de gustar a las mujeres. Para que tengas una ligera idea de quién
podría ser un natural, quiero que pienses en el actor mexicano (ya fallecido)
Mauricio Garcés. Mau era un natural bastante efectivo, tan solo mira alguna de
sus películas y podrás darte cuenta de la seguridad que tenía al comunicarse
con las mujeres. No dudaba ni por un instante. Otro ejemplo muy claro y
funcional, es el actor Daniel Craig en su interpretación de James Bond. Es
difícil notar inseguridad en su papel, todo el tiempo está seguro de lo que hace
y transmite preselección por los poros de la piel. Si bien el segundo es un
personaje de ficción, en la realidad conozco a algunos naturales que arrasan
con las mujeres y muestran una seguridad bastante similar, así que de que
existen, existen.

La otra sub categoría de El hombre, los formados. Estos son incluso más
“peligrosos” que los naturales. Para que notes un poco la diferencia, imagínate
a una mujer que tiene la habilidad de hacer a la gente millonaria luego de
besarla en la boca. Sin embargo, la chica no es consciente de su habilidad y
piensa que es coincidencia que sus únicos dos novios se hayan hecho ricos.
¿Entiendes lo que podría lograr esa chica si supiera de su habilidad? Pues
bien, eso es exactamente lo que pasa con los naturales y los formados.

Los naturales tienen una formación inconsciente, ligan sin saber de su


habilidad, simplemente actúan. Los formados por el contrario, ligan estando
conscientes en todo momento de su habilidad para hacerlo. Por lo tanto
conocen las etapas, los contextos, las reacciones, las pruebas, casi todo.
Vencerlos es imposible si eres una chica normalita sin habilidades sociales,
pero si entiendes las herramientas que propongo y adoptas la secuencia de
una mujer poderosa, la balanza se equilibra y tus posibilidades de amarrarlo se
disparan.

Ahora bien, ¿cuáles son las características de El hombre? A continuación hago


una lista de las características más importantes que debes conocer de El
hombre. Éstas te ayudarán a identificarlo e intentar comenzar el juego. Dichas
características serían:

- Valor social elevado,


- Preselección sólida,
- Seguridad en sí mismo inquebrantable,
- Exitoso,
- Socialmente calibrado (amable, respetuoso, atrevido, etc.),
- Altamente inteligente,
- Famoso,
- Aventurero y arriesgado,
- Tranquilo y relajado,
- Atlético,
- Innovador,
- Entre muchas otras.

La lista anterior representa algunas de las cualidades que El hombre


normalmente suele tener. Por supuesto, algunas pueden no estar presentes,
sobre todo en los naturales. Los formados son chicos mucho más completos y
no prescinden de ninguna de las características anteriores, ello deja clara la
complejidad del asunto.

Ahora, algunas características de los formados y algunos naturales, quedaron


incluidas en la lista anterior. Sin embargo, conviene que conozcas algunas de
las actitudes que quizá El hombre tome contigo. Para hacer esto más
interesante, vamos a olvidarnos de los naturales y enfocaremos nuestra
energía en los formados, quienes ocupan la punta en la pirámide de la
complejidad social y/o sexual.

Un chico que es formado es aquél que anteriormente no era así. Los chicos
formados, cuando eran más jóvenes, solían tener problemas con las chicas;
intentaban algo y fracasaban, lo volvían a hacer y nuevamente fracasaban.
Generalmente los formados tienen un pasado negro que algunos presumen,
otros por diversas razones no. Con el tiempo comenzaron a entender algunos
comportamientos femeninos, experimentaron hasta que dieron con el clavo y
fueron conscientes de sus logros. Los practicaron hasta conseguir la maestría y
en la actualidad no tienen problema en las relaciones con las mujeres. Lo
anterior es una manera de describir a los formados, chicos que vienen de
menos a más y cuyo camino es mucho más gratificante que el destino.

Primordialmente, un formado interesado en ti, va a tomarte por sorpresa. El


primer movimiento que utilizará será sacarte de estado (lo sé porque lo he
hecho miles de veces). Se dice que todos estamos en estado, ahora mismo tu
estado es estar leyendo esta maravilla, si alguien te llega por detrás y te toca,
es probable que te asustes. Entonces sales de estado.

Pues bien, un formado siempre buscará sacarte de estado. No sería orgánico


decirte cómo lo hará, porque para ser sincero existen un millón de formas en
cómo yo lo haría. Lo que debe quedarte claro es que intentará sacarte de
estado, es tan cierto como que el sol sale todos los días. Para nada es habitual
que alguien te logre sacar de estado, los hombres normalitos no saben hacerlo,
si alguien lo logra, es posible que capte tu atención, por ello que ese es su
primer movimiento. Cuando alguien se acerque y consiga tomarte por sorpresa,
es probable que sea El hombre. ¡Quédate atenta!

Lo que seguirá será alucinante, va a proporcionarte una dosis, casi letal, de


intensas y lumínicas emociones que no serías capaz de controlar en este
momento. Si yo estuviera donde tú, ten por seguro que casi estarías mojada,
pero no nos perdamos en cachondeo. Las emociones que un formado puede
brindarte son supremas, apuesto lo que sea a que jamás las has
experimentado, y no importa cuántos novios hayas tenido. No las has aún
experimentado. Esa diferencia tan marcada, es precisamente lo que hace a las
mujeres adictas. Si encuentras a El hombre en su versión de formado, es casi
un hecho que no podrás vivir sin él. Tiene el mismo efecto que para un
diabético la azúcar.

Lo próximo que sabrás es que, si todo sale bien, te encuentres entre sus
brazos, entregada y tan dispuesta a hacerle el amor salvajemente. En ese
momento no serás tú, lo más probable es que El hombre te haya hecho
descubrir tu instinto sexual animal. Aquél que comentábamos en los primeros
capítulos.

Finalmente quedarás flechada y con ganas de más. Al siguiente día no sabrás


explicarte lo que sucedió y te sentirás un poco desconcertada. Pasarán algunos
días y aunque te haya pedido el número de teléfono, no llamará. Perderás la
paciencia esperando su llamada. Luego quizá llame, tú reclamarás su ausencia
y lo notarás inalterable que no te quedará opción que sucumbir a su llamado.
Volverás a estar con él, y una nueva dosis de emociones altamente placenteras
y exquisitas invadirá cada parte de tu cuerpo. Notarás cómo el erótico sudor
discurre por tu piel y una especie de tibio calor en tu pecho comienza, con cada
segundo, a hervir tu sangre. Sus manos danzarán al tenor de tu firme figura y
sus labios humedecerán tu entrepierna. Cuando menos te des cuenta, estarás
desnuda y sus dedos sutiles harán que arquees la espalda mientras escurren
entre tus senos. Tu mirada lo comerá mientras tus uñas se deslizan por su
dorso. Finalmente y luego del cálido torrente que bañará tus piernas, te
ocupará, te derretirás y te harás adicta. ¡Lo prometo!

¿Sabes a lo que me refiero? Ok, pues eso es lo que puede pasar con un
formado, ¡emociones intensas! El problema no es vivirlas y experimentarlas, el
problema es probarlas y no volverlas a ver nunca más.

Los naturales y formados no abundan, para serte sincero y sin exageraciones,


habrán repartidos por el mundo unos cien mil. Tal y como lo escuchas, cien mil
hombres (naturales y formados) que son capaces de hacerte alucinar de
emociones hilarantes. ¿Te parece mucho? Pues investiga cuántas personas
somos en el planeta y sabrás a qué me refiero.
Si de por sí es poco probable que te cruces con El hombre, es todavía menos
probable que se acerque a ti, pues es altamente selectivo. Pero aun así,
supongamos que un día te cruzas con uno, te mira y decide acercarse a ti…

¿Estarías preparada para la aventura?


IX Concíbete como un producto exclusivo

Ha llegado el momento de ponernos serios. Si realmente te interesa ser esa


mujer imponente, respetada, admirada y poderosa, entonces te invito a que
prestes toda la atención del mundo a este y los siguientes capítulos. Tu vida,
sin duda, depende de qué tan claros te queden los conceptos que estoy por
exponer.

Ya conoces cómo dejar de fracasar, sabes que no existe cosa imposible, si tan
sólo te comprometes de verdad, sabes que al final conseguirás todo lo que
siempre has querido. También sabes cómo funciona la sociedad y cuál debería
ser tu lifestyle más óptimo. Así mismo, conoces la mecánica de las relaciones
amorosas y sabes cuál es tu papel y la forma en que funcionan los hombres
(así como los tipos que existen). Perfecto, bases para ser más poderosa tienes,
pero lo que sigue es prácticamente la dosis que necesitas para desarrollar una
verdadera personalidad femenina, cautivadora, magnética y poderosa. Así que
vamos por ello.

Tal y como puede notarse en el título de este capítulo, una mujer femenina y
poderosa es en esencia un producto exclusivo. No es una mujer del montón,
no es otra más, no es una chica sin chiste, no. Una mujer con “huevos” y de
verdad poderosa es única, escasa, exclusiva. No se encuentra fácilmente.

Para llegar a ser la mujer de tus sueños debes entender que tú eres única,
exclusiva. Si alguien quiere algo de ti o a ti, debe forzosamente recurrir a ti.
Nadie más le brindará lo que sólo tú puedes brindar, no existen opciones ni
genéricos. Tú eres tú y la gente se tiene que joder. Pero, ¿cómo lograr eso?
Sigue leyendo y descúbrelo.

Si alguien se siente como un tonto, puede estar seguro que se comporta como
un tonto, y más seguro puede estar que la gente lo ve como un tonto. En
consecuencia, la gente lo tratará como un tonto.

Al revés; si alguien se siente poderoso, puede estar seguro que se comporta de


manera poderosa, y más seguro puede estar que la gente lo ve como alguien
poderoso. En consecuencia, la gente lo tratará como alguien poderoso.

Bien dice el dicho: “Como te ven te tratan”.

Un principio que personalmente me parece ilustrativo del contenido y esencia


de este capítulo, se reivindica y denomina “Ley de la realidad dominante”. Que
según Mario Luna en su obra “Apocalipsex” dicta:
“Cuando dos o más personas interactúan, aquella con las creencias más firmes
y una capacidad superior para comunicarlas, tiende a arrastrar a las otras hacia
su realidad.”

A partir de la sentencia anterior, la esencia de este capítulo cobra todo el


sentido del mundo. Como ahora sabrás, para llegar a ser tu mejor versión
posible, debes vivir interpretando papeles que sean congruentes con tu
personalidad y que te obliguen a salir de tu zona de confort. Entender lo
anterior es una de las piezas para avanzar en la dirección correcta.

El actor principal de este capítulo será el marco, quien engloba la esencia de


una interacción.

El marco es la representación de lo que sentimos, de la forma en cómo nos


concebimos nosotros mismos y el cómo queremos que se nos reconozca
socialmente. Implica las creencias, vivencias y toda la experiencia que nos
representa como persona y que queremos transmitir, tanto a nosotros mismos
como al exterior.

El concepto de marco es el alma de esta obra y su entendimiento será de vital


importancia para realmente llegar a ser la mujer que quieres ser. En alusión a
todo lo anterior, el sociólogo Dominique Picard en su obra “La interacción
social” apunta a que:

El marco designa las estructuras espaciales y temporales en las que se


inscribe la interacción. El marco espacio – temporal no es un simple entorno,
especie de telón de fondo en donde los efectos serían relativamente neutros.
Estructurado por la cultura, tiene un efecto estructurador sobre las relaciones
sociales.

De la definición de Dominique, podemos articular el sentido que, para efectos


de esta obra, ha de tener el concepto de marco. Así, es posible apuntar a que
el marco es entonces el entorno en donde se desenvuelve una interacción en
un plano físico (lugar) y temporal (momento).

Aunado a la definición previa que expuse, es factible decir que, el marco es el


entorno desde el que una persona parte dentro de una interacción puntual,
desarrollando su participación interactiva mediante sus valores, creencias y su
esencia base. Teniendo en cuenta, preferentemente, que dicha participación
interactiva sea congruente con los objetivos que busca de una interacción en
específico.

Conviene apuntar a que, en función del contexto en que se desenvuelva la


interacción, el marco deberá ser tan flexible como la congruencia con la propia
esencia base lo permita. En el entendido de que la esencia base comprende la
evolución desde tu personalidad actual, hasta llegar a poseer la personalidad
que deseas. En este sentido, debe señalarse que, si bien la esencia base es
susceptible de un cambio sostenido en el largo plazo, el marco puede ser
modificado de acuerdo al contexto, siempre que este cambio se apegue a la
consecución de los objetivos previamente planteados.

Mientras la esencia base tiene que ver con el punto desde el que partimos y
que, al pasar el tiempo, es susceptible de cambio por la inclusión o exclusión
de características y/o hábitos dentro de la personalidad propia, el marco tiene
que ver con nuestra realidad, con la forma en cómo nos sentimos y todo
aquello que transmitimos al exterior debido a nuestro estado.

Para avanzar óptimamente, conviene definir al estado:

El estado o estado emocional representa todas las emociones o sensaciones,


conscientes o inconscientes, por las que una persona atraviesa en un momento
puntual.

El estado puede ser intra-inducido, inter-inducido o extra-inducido. Las formas


en cómo se inducen estados se tratan a profundidad en el capítulo siguiente.
Por ahora, conviene quedarnos solamente con la definición de estado a fin de
evitar confusión y no llenarnos de definiciones.

La esencia base implica cambio, ya se ha comentado. Evolucionar o mejorar


nuestra esencia base, nos permite alcanzar o al menos acercarnos a ese súper
yo que tanto nos gusta. Agregar o suprimir características y/o hábitos que nos
hagan mejores personas, todo claro. Si quieres ser más atrevida, entonces
probablemente debes hacer cosas atrevidas hasta que tu subconsciente se
adapte y dicha característica (ser atrevida) forme parte de ti. Pero si eres
desordenada y ello afecta tu desempeño profesional, entonces deberías
considerar suprimir tu actitud desordenada, ello te acercaría a esa súper mujer
que tiene todo bajo control.

El marco por su parte, implica desenvolvimiento, proyectarse y transmitir


precisamente nuestra esencia base. Y aunque el marco puede verse afectado
por un estado inter-inducido o extra-inducido, el objetivo de este capítulo es
que siempre sea un estado intra-inducido (inducido por uno mismo) el que
gobierne nuestro marco. Si voy a una reunión y quiero parecer interesante, lo
primero que debería hacer es sentirme interesante, ello de forma congruente
con mi esencia base, de tal forma que el subconsciente capte el mensaje y me
permita comportarme como una persona interesante. El marco en tal situación
sería: “Soy interesante”.

Como bien apunté al inicio de este capítulo, si alguien se siente como un tonto,
la mayoría de la gente lo tratará como un tonto. Aquello del “como te ven te
tratan” cobra relevancia. El marco en la situación de ese alguien es: “Soy un
tonto, me siento tonto, ¡trátenme como un tonto!” el subconsciente entiende el
mensaje y actúa en consecuencia; controlando tanto el lenguaje verbal, como
el no verbal. Lo mismo aplica con alguien que se siente poderoso. Si tú quieres
ser una mujer verdaderamente poderosa, comienza a comportarte como una
mujer realmente poderosa.

Como hasta ahora puede sentirse, verse, escucharse u olfatearse, el marco y


la esencia base juegan como un equipo que debe, casi siempre, practicar en
conjunto. No conviene practicar cada aspecto de manera aislada, pues son
conceptos mutuamente incluyentes.

Haciendo una analogía con un edificio, la esencia base sería la cimentación y


la estructura, mientras que el marco sería la fachada y los acabados. Esto debe
entenderse e interpretarse de forma madura, pues no se trata de fingir un
marco al azar. La esencia base lleva la palabra “base” por algo; porque es
precisamente la base del marco, es decir, el marco debe en todo momento
sustentarse en la esencia base (verdadera personalidad del individuo). De lo
contrario al subconsciente le parecerá incongruente un marco sin sustento y
entonces aflorará la verdadera personalidad que no es precisamente lo que el
marco intentaba transmitir.

Entiéndase que no se trata de engañar a la gente, ya que la peor consecuencia


es acabar engañándose a uno mismo, y eso, querida amiga, no es objeto de
esta obra.

Por ello mi firme interés en que se comprendan los conceptos de marco y


esencia base, pues si los omitiera y me limitara a enseñar solamente la
aplicación del marco, esto se volvería una fiesta de personalidades vagas y sin
sentido. Como debe comprenderse y como se ha comentado, se vale actuar
(yo mismo lo recomiendo), exagerar y divertirse, pero siempre con la condición
de realmente evolucionar nuestra esencia base; a través de la inclusión o
exclusión de características y/o hábitos que nos acerquen a ese súper yo, a
esa súper mujer que deseas llegar a ser.

Si por ejemplo me quiero sentir poderoso, mi marco puede ser “soy poderoso” y
en consecuencia quizá me comporte como alguien poderoso. Pero si a dicho
experimento le agrego que estoy empezando a hacer actividades que en
realidad me hacen sentir poderoso (negocios, deporte, relaciones, etc.), el
efecto de mi marco sería contundente y no fingido. Actuar con bases sólidas,
no con una vida vacía y aburrida.

Ahora sí se justifica el camino de querer alcanzar tu súper tú, pues mi


experiencia dicta que el mejor camino para poseer una personalidad poderosa,
magnética y lograr el “éxito” en cualquier área, es sin duda buscar convertirse
en la mejor versión de uno mismo. Y ello se complementa con el hecho de que,
si recorres el camino para convertirte en tu mejor versión posible, tendrás
bases que nutran a tu esencia base (experiencia adquirida por la inclusión o
exclusión de características y/o hábitos) y ello te permita sustentar tu marco
“Ser una mujer realmente femenina y poderosa que tiene todo bajo control”. El
subconsciente no encontraría diferencia alguna entre la forma en que vives
(esencia base) y lo que tu marco trata de transmitir, luego entonces transmites
lo que quieres realmente, debido a que lo vives día a día.

Esta parte es crucial, entender que el marco se sustenta en tu esencia base es


la parte más importante de esta obra. Si lo anterior falla, cualquier herramienta
por poderosa que sea, no surtirá los mismos efectos, o lo que es peor, los
efectos serán contrarios a lo deseado.

Otra ejemplo (¿por qué insistiré tanto en esto?) que encuentro provechoso para
aclarar esta parte, es como en la facultad con un profesor que imparte clase de
compra de acciones en la bolsa de valores. Si dicho profesor nunca ha pisado
una bolsa de valores y en su vida jamás ha comprado acciones, cómo puede
hablar del tema si no lo ha vivido en carne propia. Lo mismo es con los
conceptos de marco (impartir clase de acciones) y esencia base (no pisar una
bolsa de valores); si el marco de alguien quiere transmitir alegría pero la vida
(esencia base) de ese alguien es triste y aburrida, tarde o temprano la máscara
caerá, pues no se puede transmitir alegría si no se vive en carne propia, ¿se
entiende?

Voy a continuar con este capítulo bajo la condición de que repases lo hasta
ahora visto en este mismo capítulo. Créeme, entender todo lo anterior es la
cimentación de tu cambio, yo no vacilaría con ello. Estúdialo y repásalo como si
tu vida dependiera de ello, porque depende de ello.

Si ha quedado clara la diferencia existente entre esencia base y marco, así


como la forma en que ambos interactúan, entonces podemos profundizar en la
aplicación de dichos conceptos.

Dentro de la dinámica social todos los interlocutores tienen una esencia base y
un marco. El papel que se hayan ganado con el tiempo (interlocutores
conocidos entre sí) o el papel que buscan implantar en la interacción
(interlocutores desconocidos entre sí) se regirá fundamentalmente por el marco
que intenten “venderle” al espectro.

Para facilitar la comprensión, debes recordar que dentro de una interacción


cualquiera, el espectro es esa tercera persona “invisible” que prestará atención
al interlocutor con mayor fortaleza mental, o con una realidad más fuerte y
atractiva.

El marco, al ser la realidad de cada uno de los interlocutores, buscará


generalmente dos cosas: encajar o imponerse. Como se vio en capítulos
anteriores, dentro de una interacción existirán siempre dos tipos de actores
principales: los interlocutores de realidad fuerte y los interlocutores de realidad
menos fuerte o débil. La misma interacción se regirá en lo conducente por el
papel que cada interlocutor tenga o pretenda tener.

El papel que tú busques desempeñar dentro de una interacción, dependerá


SIEMPRE de las intenciones que pretendas. No en todas las interacciones
conviene imponer tu marco, en ocasiones es mejor asumir una posición “débil”
que te lleve a la consecución de tus objetivos.

Algunas de las personas a las que les he compartido mis conocimientos, se


aferran al hecho de que en todas las interacciones deben ser el interlocutor de
realidad fuerte e imponer su marco. Lo anterior aunque sería lógico, no siempre
es lo mejor.

En una situación en la que nuestros intereses dictan que la mejor forma de


consumarlos es la adopción de un marco débil, se deberá proceder de dicha
manera. Sin embargo, en otras ocasiones el marco y sobre todo, la realidad
que debemos transmitir deberán ser fuertes.

Una forma de comenzar a visualizar al marco, es como en un examen


profesional, el aspirante debe sustentar su trabajo de tesis, mientras que los
sinodales deben buscar lo contrario. De principio a fin, el estudiante debe
argumentar a favor de su tesis y defenderla a muerte; aunque algunas veces la
tesis sea incorrecta. Con el marco sucede una cosa similar, el interlocutor en
una interacción debe defender de principio a fin su realidad, la esencia base
que proyecta, sus creencias, sus valores, su marco.

Para ejemplificar y aterrizar al campo el concepto de marco, quiero que leas y


analices la siguiente interacción. Dicha interacción me sucedió hace años,
cuando recién aprendía estos conceptos, fue entre el conductor del transporte
público y un usuario; el usuario debía pagar los pasajes de su hija, esposa y él,
pero solo pretendía pagar el de su esposa y el de él. El ejemplo es muy
contundente:

Usuario: ¡Se cobra de dos por favor! –el usuario le da el dinero al


conductor.

Conductor: ¿Cuántos? –el conductor espejea y se da cuenta de que en


realidad se deben pagar tres pasajes.

Usuario: ¡Dos, cóbrese de dos por favor! –el usuario insistía en pagar
solamente dos pasajes, pretendía ahorrar uno.

Conductor: No lo escucho señor, ¿de cuántos me cobro? –el conductor


no estaba dispuesto a tolerar el engaño pretendido.

Usuario: ¡Dos, por favor! –el usuario comenzaba a ponerse nervioso.

Conductor: Entonces, ¿cuántos? –insistió.


Usuario: De tres, cóbrese de tres por favor –el usuario acepta que debe
pagar tres pasajes. El conductor deja de insistir y se cobra.

Como puede notarse en el ejemplo anterior, el usuario pretendía que se le


cobraran solamente dos pasajes y así engañar al conductor. En dicha
situación, el marco del usuario era el de “solamente debo pagar dos pasajes”,
mientras que el marco del conductor era “son tres los que debes pagar”.
Aunque en la interacción se encuentran otras herramientas que ya hemos
comentado (cualificación), lo importante es notar que el usuario rompió su
marco, es decir, aceptó que su realidad no era cierta. Ello conlleva a que sea el
marco del conductor el que se imponga como totalmente cierto dentro de la
corta interacción.

En el párrafo anterior se puede ver que hago mención de “romper marco”,


dicha acción es muy importante y deriva del hecho de no soportar la presión
que ejerce la interacción (o algún interlocutor) hacia los interlocutores. Lo que
lleva a alguna o varias de las partes a mostrar sus verdaderas cartas y aceptar
(o fingir aceptación) el marco más fuerte.

En la interacción del ejemplo anterior, la presión de la interacción se aplica a


ambas partes (conductor y usuario), sin embargo es el usuario el que la tolera
menos y lo lleva a aceptar que el conductor tiene la razón (marco del
conductor); ello implica que el usuario rompa su marco.

En la vida cotidiana, en algunas ocasiones deberás romper el marco, sin


embargo, dichas situaciones serán así porque tendrás cierto interés en que sea
así. La realidad es que en muchas de las relaciones que tengas día a día, será
de vital importancia sostener tu marco hasta que la otra parte sea la que rompa
su marco. En capítulos posteriores se hablará de herramientas como la
inducción que te permitirán saber acorralar a la otra parte y hacer que rompa su
marco o que lo arrastre hacia el tuyo.

Una ventaja que tiene estudiar este tipo de tópicos, es el hecho de que la
mayoría de la población no tiene idea de que existen todas las herramientas
que te he brindado y las que estoy por mostrarte. Ello conlleva a que
desarrolles una personalidad ventajosa y sólida que te permita cumplir todos
tus objetivos.

La aplicación de conocer estas herramientas es amplia, y puede resolverte


problemas tan “sencillos” como los hijos. Aunque debo admitir que no tengo
hijos, sí que he aplicado estos conocimientos con sobrinos, primos pequeños o
con los hijos de otras personas, específicamente cuando son niños
maleducados que no respetan ni a los padres. El caso específico que quiero
compartir es cuando los niños no obedecen a los padres y estos deben recurrir
a los golpes para “solucionar” el problema, cuando es tan sencillo como
conocer el concepto de marco solamente y solucionar en serio el problema. El
ejemplo que voy a compartir es real y es acerca de uno de mis primos
pequeños (el más maleducado que tengo) y cuya madre recurría a los golpes
para hacer que obedeciera, hasta que le enseñé algunos “trucos” (herramientas
avanzadas) para dominarlo y ahora obedece porque obedece. Los nombres
que plasmo no son los reales, vayamos al ejemplo:

Madre: ¡Kevin, haz la tarea! –dice la madre con tono medio serio, Kevin
la ignora–. ¡Kevin, te dije que a hacer la tarea, hazme caso! –Kevin continúa
ignorándola, entonces la madre se levanta de la silla y camina hacia él con la
intención de golpearlo, al verla, Kevin comienza a agredirla verbalmente, y la
madre le dice que va por el cinturón y yo aprovecho para controlarlo. En la
mesa se encontraban mis otras dos tías, mi abuela y una prima mayor.

Yo: ¿Por qué no lo llevan con Doña Margara? –digo dirigiéndome a una
de mis tías (tía 1), que no capta el juego, obviamente.

Tía 1: ¿Quién hijo? –responde un tanto desconcertada.

Yo: Con Doña Margara tía, la señora que se come los dedos de los
niños que no obedecen –digo seriamente mientras le guiño el ojo a mi tía (tía 1)
y noto que mi primito presta atención a nuestra plática.

Tía 1: ¡Ah ya, sí, Doña Margara! –resulta chistoso que apenas mi tía (tía
1) me sigue el juego, mi otra tía y mi prima se lo creen–. Pues dile a tu tía (la
madre) que lo lleve a ver si así obedece –en eso mi primito entra en la plática.

Kevin: ¿Quién primo, quién es Doña Margara? –pregunta desconcertado


y con algo de miedo.

Yo: Una señora que parece bruja y se come los dedos de los niños que
no obedecen a su Mamá –digo seriamente sin un síntoma de broma, de tal
manera que a Kevin todo le parezca cierto. En eso entra mi tía (la madre).

Madre: Ya traigo el cinturón –dice y aprovecho para interrumpirla.

Yo: Tía, ¿por qué no lleva a Kevin con Doña Margara? –digo seriamente
refiriéndome a mi tía (la madre), Kevin me observa.

Tía 1: Sí, ¿por qué no se lo llevas para que lo eduque? –me sigue la
corriente mi tía (tía 1).

Madre: ¿Quién es Doña Margara? –pregunta mi tía (la madre)


desconcertada.

Yo: La señora que vive detrás de la iglesia y que educa a los niños
desobedientes –continúa mi seriedad, parece que Kevin está más tranquilo
pero espantado–. Si quiere le doy su número de celular para que la llame y
venga por él –le digo a mi tía (la madre) quien asienta y me proporciona su
teléfono móvil, yo saco mi celular y hago finta de anotar el número en el
teléfono de mi tía–. ¡Ya está tía!, si quiere llámela y ahorita mismo viene por él.

Madre: Sí, le voy a llamar porque yo ya estoy harta –dice mi tía (la
madre) con seriedad también.

Kevin: No, ma, no mami, no la llames ya voy a hacer mi tarea te lo juro–


suplica Kevin con algo de desesperación. En cuanto Kevin comienza a suplicar
porque no llamen a “Doña Margara”, mi abuela se ablanda y comienza a reírse.

Abuela: (Risas) No les creas hijo, no va a venir nadie –le dice a Kevin,
quien sigue dudoso. Sin embargo, mi otra tía (tía 2) y mi prima también
comienzan a burlarse.

Tía 2: No que no obedecías Kevin, haber ya te asustaron –le dicen a


Kevin quien comienza a entender que era broma todo.

Prima: (Risas) Te la creíste, parecías niñita –dice mi prima mayor quien,


junto como mi otra tía (tía 2) y mi abuela, no entienden que no se debía caer la
broma (romper marco).

El ejemplo anterior, aunque algo largo, deja ver mucha información útil y de
valiosa aportación. Primeramente debo aclarar que aunque en ese momento el
intento de implantar un ancla en Kevin falló, posteriormente enseñé a mi tía
cómo hacerlo satisfactoriamente.

De las nutritivas cosas que podemos estrujar del ejemplo anterior, se encuentra
el hecho de que el marco lo fue todo en dicha interacción. Mi marco era “Doña
Margara es real” y fue aceptado, en principio, por todos en la interacción. Kevin
al notar que yo no estaba bromeando y que todo lo decía seriamente (tanto
verbal como no verbalmente) aceptó la existencia de Doña Margara, al grado
de tenerle miedo.

Otra cosa muy valiosa que se rescata es la acción de romper marco. En el


ejemplo mostrado, se puede notar perfectamente que el marco se rompe, pero
que el “dueño” del marco (o sea, yo) no es quien rompe dicho marco, sino otros
interlocutores: la abuela, mi tía 2 y mi prima, en este caso. Esto muestra que
dentro de una interacción no siempre es el propio interlocutor el que rompe su
marco, pues existe la posibilidad de que sean otros interlocutores los que
propicien la rotura del marco de alguien en específico. Así mismo, conviene
agregar que no necesariamente deben ser otros interlocutores los que rompan
el marco de alguien en específico, también cabe la posibilidad de que sean
factores externos a la interacción los que propicien la rotura de algún marco.

Podría seguir indefinidamente con ejemplos en los que se aprecia la


importancia del marco en las interacciones habituales, sin embargo, sería
disfuncional para con los objetivos de esta obra, toda vez que se pretenden
mostrar más herramientas que complementen y faciliten las condiciones para
que tú, querida lectora, desarrolles una personalidad de mayor nivel.

El marco, como puede verse, constituye una herramienta sustancial para la


forma en cómo nos comunicamos y cómo nos proyectamos hacia la sociedad.
No debe ser pasada por alto, ya que cualquier otra herramienta que yo pueda
proporcionar, perderá efecto si la adopción de un marco adecuado no se
efectúa.

Para efectos de ser muy práctico, voy a enlistar tres contextos y situaciones en
las que pudieras encontrarte, y los tipos de marco que conviene que adoptes
según tus intereses:

- Entrevista de trabajo.
Preferentemente tu marco debe ser “Soy un elemento muy valioso”.
Ahora bien, no bastará con saber que ese es el marco, también debes
recordar que debes actuar en consecuencia, sentirte valiosa y tener una
vida que te haga sentir valiosa, en este caso.
- Ventas.
Preferentemente tu marco debe ser “Lo que vendo es único y exclusivo”.
Habrás de actuar y comportarte en consecuencia, nada de rebajar tu
producto, pues un producto único y exclusivo no se rebaja.
- Flirteo y relaciones amorosas.
Preferentemente tu marco debe ser “Soy lo mejor que te puede pasar”.
Nuevamente, habrás de comportarte como lo mejor que le puede
suceder a la otra persona. De lo contrario serás cualquiera y eso no
resultará atractivo.

Como alguna vez escuché decir a alguien: “Es mejor enseñarte a pescar, que
darte el pez en la boca”. Una frase muy cierta, no quisiera proporcionar todos
los contextos posibles ya que, además de imposible, sería inorgánico si lo que
buscas es dominar estas herramientas; hay que mojarse para hablar de la
alberca. Por ello te invito a que hagas tu propia lista de marcos convenientes y
luego los evalúes volviendo a leer este capítulo. Así, además de asegurar tu
buena elección, repasarás un concepto tan importante como lo es el marco.

En la actualidad, así como en la historia y a lo largo del tiempo, el marco ha


existido, no es el descubrimiento del siglo. Sin embargo, lo novedoso de este
asunto es el hecho de estar conscientes de su existencia y de su utilidad a la
hora de comunicar nuestras ideas y proyectar nuestro poder hacia la sociedad.
No es lo mismo interactuar sin saber qué está pasando, que interactuar
teniendo control absoluto del rumbo que lleva la interacción. No te preocupes,
quizá pienses que cuando platiques con tus amigos estarás atenta al marco de
cada uno. Al principio quizá sea así, pero si tu práctica es constante, al cabo de
unos meses todo será de manera automática (competencia inconsciente), no te
darás cuenta de que controlas tu marco e influyes en el marco de los demás.
Será como predecir el futuro, ¡garantizado!

Finalmente y para comprobar que realmente entendiste la esencia e


importancia de este capítulo quisiera hacer lo siguiente:

Recordarás que el título de este capítulo es “Concíbete como un producto


exclusivo”. Ahora bien, si entendiste todo lo hasta ahora expuesto, no tendrás
problemas en contestar las siguientes preguntas:

- ¿Tú eres un producto exclusivo?


- ¿Cómo sabes que eres un producto exclusivo?
- ¿Qué te caracteriza del resto de mujeres?
- ¿Cómo es la mujer de tus sueños? ¡Descríbela!
- ¿Qué actividades piensas hacer para ser más femenina y poderosa?
- ¿Qué actividades limitan tu desarrollo como mujer?
- ¿Cuál deberá ser tu marco de ahora en adelante?
- ¿Lo que deseas es imposible?
X Persuasión femenina

Una mujer poderosa debe poseer una capacidad de persuasión sobre las
personas. Debe ser capaz de persuadir correctamente a la gente de tal manera
que se note su poder al hablar, al comunicarse, al callar, y al expresarse de
cualquier forma. Por ello considero fundamental que conozcas las herramientas
que la élite guarda con recelo. Así, serás una mujer imparable que tenga una
capacidad extraordinaria de “encantar” a cualquier persona.

Lo que sigue es muy importante, pero por todos los cielos, antes de que
continúes leyendo, ¡lávate las manos!

Los dos renglones anteriores, son un intento de inducción. Debe entenderse


que debido a que mi intento es un intento muy frágil y débil, quizá no haya
surtido el efecto deseado. Si pese a no estar al lado tuyo, caíste en mi “trampa”
y miraste tus manos buscando rastros de suciedad, ¡felicitaciones!, has sido
víctima de la inducción. De lo contrario te explico, mi intención era que te
miraras las palmas y te dirigieras a lavarte las manos, que probablemente no
necesiten ser lavadas.

De acuerdo a la literatura enciclopédica la palabra inducción parte del verbo


inducir que, según esta comprende:

Inducir; Incitar, Instigar, mover a uno.

A partir de la definición anterior, es posible entender que inducir en efecto,


comprende incitar a alguien. En sintonía con el objeto de este capítulo, inducir
comprende persuadir y mover, emocionalmente, a alguien. Incluso podría
apuntar que, inducir incluye no sólo incitar sino conmover a alguien.

Superponiendo lo antes expuesto con los objetivos de esta obra, tomaremos


partida de la siguiente definición que doy, de acuerdo a mi experiencia, de la
inducción:

La inducción es el fenómeno que ocurre cuando algún factor externo o interno


altera nuestro estado emocional, llevándonos de un estado “A” a otro diferente
“B”, o matizando el mismo estado “A”.

Entonces, la inducción hace que el estado, o bien cambie, o bien se matice (se
intensifique o reduzca).

Conviene que recuerdes la definición de estado o estado emocional:

El estado o estado emocional representa todas las emociones o sensaciones,


conscientes o inconscientes, por las que una persona atraviesa en un momento
puntual.
En este mismo momento, apostaría lo que sea a que tu estado es de relajación
y disposición a la lectura, pues entiendo que te tomas tu tiempo en apreciar el
contenido de esta magnífica obra. Si en este preciso instante (sin que tú lo
sepas) alguien por detrás te asusta tocándote por la espalda, lo más seguro es
que grites, te muevas o hagas algo que infiera espanto. Dicha acción
representa una inducción de estado; del estado relajado a un estado alterado
de espanto. El espanto que tú sufrirías elevaría los niveles de cortisol y
adrenalina en tu sangre obligándote a reaccionar; sea para escapar del
momento o; para enfrentarte al momento mismo.

Otro ejemplo muy sencillo de la inducción diaria, que además te resultará


chistoso y que puedes utilizar apenas termines de leerlo es el siguiente:

Cuando estés platicando entretenidamente con alguna persona en algún


lugar y haya una puerta, voltea hacia dicha puerta como si alguien fuese a
entrar, la otra persona (tu interlocutor) volteará inconscientemente. Tú habrás
inducido un estado de curiosidad en la otra persona.

Un ejemplo muy común de inducción en cualquier interacción sucede cuando


alguno de los interlocutores bosteza y en consecuencia hace (quien sabe por
qué) que otro u otros interlocutores también bostecen. El hecho de que alguien
nos induzca sueño (mediante el bostezo) significa que existe cierta proximidad
(también conocida como Rapport. El rapport significa “acompañar” con la
finalidad de establecer una empatía con la(s) persona(s) con la(s) que
hablamos, ya que facilita el contexto de la comunicación) en la interacción que
propicia las condiciones para que ocurra la inducción.

Inducir estados dentro de la dinámica social y dentro de tu desarrollo como


mujer poderosa y femenina resulta muy importante para lograrlo. No debes
olvidar nunca que, así como aprenderás a inducir estados en otras personas y
persuadirlas, también es importante que aprendas a auto inducirte estados a ti
misma.

Para efectos de clasificación y claridad, conviene mencionar los tres tipos de


inducción que existen:

- Inducción intra-personal: el estado lo induce el propio interlocutor para


alterar su propio estado,
- Inducción inter-personal: el estado lo inducen los otros interlocutores de
la interacción e,
- Inducción extra-personal: el estado lo inducen factores externos a la
interacción.

Como puede verse, un estado puede ser intra-inducido, inter-inducido o extra-


inducido.
Un ejemplo de la intra-inducción sucede cuando somos capaces de ponernos
felices con alguna serie de pasos que solamente nosotros conocemos, o que
aprendemos a detectar que el hacer o decir algo nos pone de tal o cual humor.
Por ejemplo cantar o escuchar una canción que nos encanta. Cuando
escuchamos dicha canción y ésta nos pone felices, tenemos una forma de
intra-inducir un estado emocional, en este caso, felicidad. Debe entenderse que
pese a que alguien no sepa intra-inducir un estado, nuestra persona siempre
estará en estado (alegría, aburrimiento, cansancio, etc.), pues resulta
complicado que nuestro cuerpo no experimente estados.

Te resultará evidente que la intra-inducción es todo un arte, pues es lógico


entender que deberemos encontrar algunas pautas para auto inducir (cambiar
o matizar) estados en nuestra propia persona. Así quizá comer chocolate
amargo te induzca un estado de relajación y concentración; así quizá conocer
gente te induzca un estado de seguridad y poder; entre otras situaciones.
Como siempre, te invito a que salgas al mundo real y experimentes todo lo que
te venga en gana, después de todo ya cuentas con herramientas para
interactuar como un diosa.

Cuando, por ejemplo, alguien nos relata tan magníficamente una historia de
terror que logra aterrarnos, nos encontramos ante la inter-inducción. Es decir,
uno de los interlocutores de la interacción logra inducir un estado de espanto o
sugestión en nuestra persona. En dicha situación nuestro estado cambió de
relajación y atención, a espanto y sugestión.

Otra situación muy común es con esa persona que nos gusta y nos pone
nerviosos apenas cruzamos palabra alguna con ella. En dicha situación,
nuestro interlocutor (persona que nos atrae) induce un estado de nerviosismo y
“tonteo”, en el que no tenemos absoluto control de lo que sentimos y hacemos,
en consecuencia dicho estado nos hace parecer torpes.

Algo muy importante es entender la injerencia que el marco tiene en la


inducción de estados. Normalmente y como se ha venido comentando, el
interlocutor con la realidad más fuerte, o sea con el marco más fuerte, será
quien logre contagiar o “absorber” a los otros interlocutores. Ello significa que
además de imponer el marco, y si las cosas salen bien es posible inducir
estados mediante la imposición de nuestro marco. Por ejemplo, un interlocutor
con un marco sólido, congruente con su esencia base y al que se le nota
felicidad, sabrá inducir o “contagiar” dicha felicidad hacia sus interlocutores. En
consecuencia, los interlocutores sentirán la felicidad del interlocutor fuerte
debido a que su estado (marco imponente de por medio) domina en la
interacción y pasa a ser la realidad de todos dentro de la interacción, contagio
emocional.

Por otra parte, la extra-inducción tiene que ver generalmente con la sociedad,
el medio y el ambiente que rodean a la interacción puntual que se tiene. Si
recuerdas (si no conviene repasarlo) el ejemplo del conductor con el usuario, el
usuario rompió su marco debido a una extra-inducción; los demás usuarios lo
miraban como un aprovechado. En el momento en que la gente mira al usuario
de mala forma, en realidad se está induciendo un estado de presión social
contra el que el usuario no resiste y entonces rompe el marco; el estado
emocional que atravesaba lo embargó y en consecuencia se abandonó al
momento, aceptando que debía pagar tres pasajes.

Si en este preciso momento tú puedes salir a algún lugar público y acercarte a


conocer a un chico desconocido, probablemente la gente (sociedad) se les
quede mirando como extrañados. En dicha situación la sociedad inducirá
(extra-inducción) un estado de presión social, mismo que normalmente hará
que te sientas incómoda y quizá abandones la interacción por pena, vergüenza
o miedo.

Y es precisamente la presión social la reina de los estados emocionales


derivados de la extra-inducción. Por experiencia propia y ajena, la presión
social es el factor más determinante en el éxito que se consiga o no. En función
de cuánto le afecte a una persona la presión social, estará determinado el éxito
que logre; si la sociedad logra inducirle presión social y ésta posee a dicha
persona, sus probabilidades de éxito disminuyen; si logra controlarla y usarla a
su favor, sus probabilidades de éxito se disparan positivamente. Así funciona,
recordarás al ya famoso sistema impositivo.

Lejos de entrar a fondo en el concepto de presión social (mismo que escapa al


alcance de este libro), quiero continuar con el tema principal de este capítulo, la
inducción.

Como ahora sabemos, la inducción puede determinarse por factores internos


(intra-inducción) y por factores externos (inter-inducción y extra-inducción).
Inducir estados es una herramienta verdaderamente explosiva cuando se usa
correctamente; imagina lo que pasaría si puedes “manipular” el cómo se siente
tu interlocutor. Aunque pareciera macabro o exótico, en realidad es una
herramienta que potenciará tu comunicación y te dará más poder, pues ahora
no se trata de hablar aburridamente, la inducción agrega color, música en vivo
a la interacción, lo que la vuelve más nutritiva e interesante. Similar a tener
poderes mágicos.

Debo agregar que no en todas las situaciones es posible ni conveniente inducir


estados, es imperante recalcar que la inducción de estados solamente será útil
cuando trates asuntos clave en tu vida. No valdría la pena inducir a tu
interlocutor un estado de nerviosismo solamente para divertirte; sería tiempo
perdido. Sin embargo, si debes conseguir un empleo en una entrevista de
trabajo, inducir nerviosismo o hacer que el entrevistador acepte tu marco y
rompa el suyo, sí que vale cada segundo de esfuerzo invertido. Si estás
negociando algo importante, convendrá inducir confianza, confort, imponer tu
marco y cerrar el negocio. Pero siempre habrás de ponderar la importancia de
un asunto u otro, y la pertinencia de utilizar o no inducción.

Anteriormente mencioné la importancia que tiene el marco en la inducción de


estados. Quisiera que comprendieras la importancia de trabajar paralelamente
con tu marco y con la inducción de estados.

En apartados anteriores, hemos visto que poseer un marco sólido, fuerte y que
vaya en concordancia (o que se sustente) con tu esencia base resulta
fundamental. Es así debido a que en muchas de las situaciones en que te
encuentres, será de vital importancia dominar tu propio marco y tu propio
estado. Si no eres capaz de controlarte a ti misma, mal vamos.

Ahora bien, se entiende que la intra-inducción es la inducción que nos


proporcionamos a nosotros mismos, es decir, la habilidad que desarrollamos de
ser capaces de cambiar nuestro estado interno a voluntad; si estoy triste o
enojado, sé cómo ponerme feliz y alterar mi propio estado, pasar de un estado
“A” a un estado “B”; si estoy feliz pero requiero estar más feliz, sé cómo
hacerlo, intensificar el estado “A”.

Primeramente y antes que cualquier cosa, debes entender la relación que la


intra-inducción y el marco tienen. Ello se cuece entendiendo que, de nada sirve
tener o trabajar un marco fuerte si alguien llega, nos induce y hace que nos
olvidemos de dicho marco, es decir, nos hace salir de nuestro papel (altera
nuestro estado). Y a la inversa tiene exactamente el mismo efecto; si alguien
aparenta una cierta personalidad y somos capaces de sacarlo de estado, será
mucho más fácil dominar la interacción.

Si tú controlas tu estado (por experiencia, práctica, intra-inducción, etc.) es casi


un hecho que tu marco no se verá afectado por el intento que otros hagan para
sacarte de dicho estado. Sin embargo y dada mi experiencia, existen muchas
contingencias que no podremos dominar al cien por ciento y ello tendrá alguna
repercusión en la alteración de nuestro estado. Como bien sabemos, alterar
nuestro estado es inducción pura. Si alguien nos altera emocionalmente, no
quepa duda de que nos ha inducido un estado.

El simple hecho de tener claro que nuestro estado puede alterarse y éste a su
vez afectar nuestro marco, ya es una ventaja grandísima sobre la mayoría de la
población mundial. Si se está consciente de que factores externos pueden
alterar nuestro estado, sabremos que podemos recuperar o conservar nuestro
estado original sin que el marco se vea afectado.

Para que todo quede bien ilustrado, imagina que alguien por la calle se te
acerca con pinta sospechosa y te dice: “¿Cómo te llamas?”. Probablemente su
forma de abordarte, su pinta sospechosa y la pregunta te hagan sentir un tanto
incómoda o hasta algo asustada, algo totalmente normal. Una persona común
quizá comience a tartamudear víctima del estado alterado que tiene, pero
alguien que es consciente de la dinámica detrás de los estados, podrá, o
conservar su estado, o intentar alterar el estado (inducir) de su interlocutor.

La realidad es que en todo momento atravesamos por estados emocionales,


algunas personas mayores debido a su experiencia saben inducir estados
inconscientemente. Otras personas han tenido que aprender a controlarse y
hacer que sus interlocutores pierdan el propio control. Personalmente he
conocido de todo.

Hasta ahora he hablado de la importancia de controlar nuestro estado (evitar


ser inducidos) y evitar así que nuestro marco pueda verse afectado. Sin
embargo, podrías preguntarte cómo alguien puede sin experiencia aprender a
controlar su estado interno. La respuesta es súper sencilla: exponiéndose al
“peligro”.

Exponerse al “peligro” es sin duda la mejor respuesta que jamás aprenderás.


Quizá existan otros expositores que te digan que se requiere hacer yoga, hacer
ciertos ejercicios de respiración, o circo, maroma y teatro para aprender a
controlar tu estado interno, pero la realidad es que la respuesta no va por allí.
Quiero aclarar que con “peligro” no me refiero a que metas la cabeza en el
hocico de un cocodrilo, o a que te enfrentes cuerpo a cuerpo contra un león
africano, no. Por “peligro” me refiero a que te enfrentes precisamente a lo que
sabes que altera tu estado; temor a socializar, pláticas uno a uno, bailar en
público, hablar frente al público, entre otros. Siempre de manera gradual pero
segura y perenne.

Al exponerte a situaciones que te generan tensión y estrés, deberás practicar el


control de tu estado bajo dicha tensión, así aprenderás poco a poco a controlar
tu estado interno aun cuando te encuentres bajo la situación incómoda que te
genera cierta tensión. Con el tiempo te darás cuenta de que la tensión es cada
vez menor y sentirás cómo una refrescante sensación de comodidad te
embarga incluso en situaciones adversas. Como lo dije al principio de esta
obra, dominar las herramientas de este libro requiere de salir de tu zona de
confort y enfrentarte a lo que haga falta.

Una herramienta que yo utilizaba mucho en el pasado y con menor frecuencia


en el presente, es exponerme a las actividades que me resultan incómodas
siempre pensando en futuro. Por ejemplo, si tenía que presentar una
exposición (me ponía muy nervioso) en la escuela, siempre me mantenía
pensando en lo que sucedería luego de que dicha exposición pasara, por
ejemplo al salir del salón e ir a tomar un jugo. Es muy útil cuando nos
enfrentamos a algo que nos resulta incómodo, pues al no prestar atención con
antelación al suceso y dirigirla hacia el futuro de dicho suceso, no tenemos
tiempo en preocuparnos y es más fácil exponernos sin un miedo preconcebido.
Exponerte a las situaciones que te ponen incómoda o te hacen cambiar de
estado, es la herramienta más eficaz a la hora de acostumbrarte al propio
estado inalterado y conocer cómo evadirlo. Como ya te habrás dado cuenta,
controlar tu propio estado es fundamental si quieres llegar a ser esa mujer
poderosa que tiene todo bajo control.

Controlar nuestro estado es sinónimo de una barrera anti inducción. Algo así
como un escudo que bloquea los intentos de inducción de agentes externos
(inter-inducción y extra-inducción). Ello deja únicamente la posibilidad de que
nuestro estado sea intra-inducido.

Si nuestro estado es inalterable, nuestro marco no tendrá ninguna alteración y


será más fácil llevarlo de manera congruente con nuestra esencia base. Tener
un marco sólido e inalterable permite expresarse correctamente y nos otorga
permiso para poder inducir estados a nuestros interlocutores. De lo contrario no
podremos pensar en inducir estados a otras personas mientras tenemos que
lidiar con las emociones que nos hayan inducido a nosotros.

Un ejercicio que creo conviene que pongas en práctica para conocer un estado
alterado en ti misma, consiste en ir hacia un lugar público donde el tránsito de
personas sea alto, situarte en el centro del lugar y gritar: “HOLA”. Hecho lo
anterior, deberás permanecer por un par de minutos para que la presión social
haga su trabajo. Al hacer lo anterior, la gente normalmente volteará a ver a la
“loca” que gritó “hola” y ejercerán cierta desacreditación sobre ésta. Debes
entender que para controlar algo, primero debes vivirlo en carne propia.
Situaciones como la anterior, son las que te permiten tener un control óptimo
sobre tu propio estado, exponerte a ellas es sustancial si buscas un dominio
absoluto de tu persona, del cómo te sientes y del cómo manejas situaciones
incómodas. Lograrlo, implica que realmente estás comprometida en ser una
mujer más poderosa y femenina que nunca.

La otra parte de la ecuación asume que tú tienes control total sobre tu estado.
Ello implica que si alguien intenta alterar tu estado interno, éste tendrá muy
poco o nulo efecto sobre tu estado, es decir, tú controlas tu estado y en
consecuencia tu marco. Traducido, se implica que las personas no logran
inducir estados en ti, y quienes lo logran lo hacen pobremente sin tener el
efecto deseado.

Inducir estados en realidad es muy sencillo, la mirada misma es la herramienta


más útil para inducir estados rápidamente. Las palabras que decimos son
también material para inducir estados, los gestos, el contacto físico y el
lenguaje corporal en general, es también tema de inducción.

Un ejemplo muy práctico de lo anterior consiste en que tú te quedes mirando


fijamente a un hombre o a una mujer (lo que desees). Luego deberás mantener
la mirada fija a la otra persona y sostenerla hasta que sea dicha persona la que
retire la mirada o rompa el lazo visual. Si bien podrías pensar que la mirada es
la inducción misma, en realidad representa solamente al vehículo inductivo,
pues serán los gestos del rostro los que dicten el objeto de la inducción. En
principio, sostener la mirada a la otra persona, permitirá que segundos adelante
tú decidas qué quieres inducir a la otra persona.

Entonces, si por ejemplo miras a un hombre y quieres inducir inseguridad y


nerviosismo en dicho sujeto, tus gestos o muecas deberían inferir repulsión,
asco o acritud hacia dicho hombre. El hombre al no saber qué sucede o qué
provoca dichas emociones de ti hacia él, inmediatamente se sentirá inseguro y
el nerviosismo le invadirá inconscientemente. La inducción puede corroborarse
al mirar al sujeto, pues su lenguaje corporal lo delatará apenas surta efecto el
inductor. Pero, querida amiga, no me creas, ¡sal y comprueba!

Un vehículo inductivo es un medio de conexión comunicativa entre dos o más


interlocutores que permite inducir estados emocionales.

De manera análoga, puedes inducir infinidad de estados en función de tus


objetivos, preponderantemente utilizando como vehículo inductivo; la mirada, el
contacto físico o el habla. Adicionalmente y en menor medida, pueden ser
utilizados como vehículo inductivo el olfato, la escucha, la proximidad y la
ausencia de cualquiera de todos los anteriores.

Es un hecho que los vehículos inductivos que más utilizamos son la mirada, el
contacto físico y el habla. Así como la ausencia de cualquiera de los anteriores.
Esto nos arroja a enfocar nuestros esfuerzos en aprender a inducir estados
utilizando únicamente dichos vehículos inductivos.

Como ilustré anteriormente, la mirada es un vehículo inductivo muy importante


en la comunicación, pues está presente en todas y cada una de las
interacciones que sostenemos cotidianamente. Cada vez que interactuamos
miramos a las personas, sea porque la interacción es interesante o por
cortesía, pero casi nunca para inducir estados.

Explotar la mirada como vehículo inductivo es imperante en cualquier


interacción, sobre todo si quieres tener absoluto control de tu comunicación.
Sin embargo, debes entender que la mirada simplemente representa eso, un
vehículo inductivo, ya que para inducir estados se requiere del auxilio del
lenguaje corporal, preferentemente del que nos proporcionan los gestos de la
cara. De acuerdo a lo anterior, para inducir un estado es necesario un vehículo
inductivo y un inductor, en concordancia con lo hasta ahora expuesto, los
gestos de la cara (lenguaje corporal, específicamente facial).

Primeramente, quisiera aclarar que para que la inducción dé comienzo, debe


establecerse la conexión a través de la mirada y sólo entonces, aplicar el
inductor deseado, esto es:
Vehículo inductivo + Inductor = Inducción
Retomando el ejemplo antes mencionado tendríamos:

Miras a un hombre y quieres inducir inseguridad y nerviosismo en dicho sujeto,


tus gestos o muecas deberían inferir repulsión, asco o acritud hacia dicho
hombre. El hombre al no saber qué sucede o qué provoca dichas emociones
de ti hacia él, inmediatamente se sentirá inseguro y el nerviosismo le invadirá
inconscientemente. La inducción puede corroborarse al mirar al sujeto, pues su
lenguaje corporal lo delatará apenas surta efecto el inductor.

Desnudando el ejemplo, bastará con establecer el vehículo inductivo, es decir,


mirar al hombre. Posteriormente deberás (sosteniendo la mirada) hacer
muecas o gestos con el rostro que alteren el estado del hombre en cuestión. El
vehículo inductivo (sostener la mirada) más el inductor (muecas y/o gestos)
derivan en la inducción misma (inseguridad y nerviosismo en el hombre).

Los gestos y muecas (inductor) que se utilicen, serán los que dicten el objeto
de la inducción. La función del vehículo inductivo es simplemente transportar
dicho inductor de manera eficiente. Entonces, si por ejemplo tú quieres inducir
un estado de confianza y socialización deberás, primeramente, establecer
contacto visual (vehículo inductivo) con la otra persona, posteriormente y
manteniendo la mirada, deberás sonreír ligeramente hasta que la otra persona
acceda. Luego entonces se puede corroborar el estado de confianza y
socialización de dicha persona, al acercarte a platicar con ella; lograrlo
confirmaría el éxito de la inducción.

Habrás de intuir que en función de los gestos o muecas que se hagan, estará el
efecto de la inducción. Yo te invitaría a que explores diferentes gestos frente a
un espejo, y en una hoja blanca, anotes las sensaciones que te transmiten
dichos gestos. De esta manera sabrás ampliar tu espectro de inductores.

Ahora bien, antes mencioné que también se pueden inducir estados


emocionales cuando existe ausencia de los vehículos inductivos. Esto es así
debido a que es posible inducir estados aun cuando no se mira a la gente, por
ejemplo, un estado de culpa social:

Si en una conversación que sostengas con algún conocido tuyo, su plática no


te parece interesante, bastará con que retires la atención; no mirándolo
(ausencia de vehículo inductivo) y; volteando a ver otras cosas, bostezando,
rascándote la cabeza, entre otros (inductores). Aunque parece descortés,
dichas acciones inducirán en tu interlocutor la sensación (o estado) de que está
decepcionándote (culpa social), haciendo que se preocupe por el rumbo de la
interacción y quizá te pregunte si ya te aburrió, o si quieres que cambien el
tema, etc., entonces el inductor habrá logrado su cometido.
Conviene hacer un paréntesis en el efecto de la culpa social. La culpa social es
un fenómeno bastante parecido a la presión social. Sabemos ya que la presión
social es un fenómeno que infiere incomodidad a un individuo, esto debido a la
no aprobación de la sociedad. Es decir, al ejecutar un acto que la sociedad no
aprueba, inmediatamente ésta reprime al ejecutante haciéndolo sentir
incómodo, inseguro o apenado, y en efecto, alterando su estado. Siendo la
presión social, sustancialmente, un acto de inducción extra-personal.

Por otra parte, la culpa social es un fenómeno que infiere incomodidad o


preocupación a un individuo, debido a la no aprobación de alguien cercano.
Esto es, cuando interactuamos con alguien cercano y hacemos (o no) o
decimos (o no) algo que ese alguien no aprueba, automáticamente ese alguien
nos reprime haciéndonos sentir incómodos, inseguros, apenados o culpables
por algo. En dicha situación hace acto de presencia la culpa social, siendo ésta,
una acción pura de inducción inter-personal.

No quiero parecer exótico, pero debo mencionar que muchas cosas se pueden
conseguir si se entiende el concepto de culpa social y se dominan además las
herramientas de inducción aquí descritas. Tu poder sobre las personas se
disparará de manera exponencial, y habrás llegado a un nivel comunicativo
digno de las diosas.

Hasta aquí cierro el paréntesis que me permití abrir, continuamos…

En resumen, se pueden inducir estados emocionales tanto si miramos como si


no. Lo importante es saber hacer uso de los inductores, para que de esta
manera podamos inducir correctamente los estados deseados.

Por otra parte, quisiera también ejemplificar cómo se pueden inducir estados
utilizando el vehículo inductivo del contacto físico y de la ausencia del mismo.
Un ejemplo muy práctico y que probablemente puede estrujarse sobremanera,
es cuando quedamos en una cita con alguien. En dicha situación, podemos
llegar por detrás de la persona con la que nos citamos y con nuestras manos,
tapar sus ojos. Lo anterior permitirá establecer comunicación mediante el
vehículo inductivo del contacto físico y la inducción quedará determinada, en
este caso, por lo que digamos o no, y desde luego por el cómo. Si decidimos
quedarnos callados (inductor), la inducción que resultará en la otra persona
será de un estado de curiosidad e intriga. Si decidimos hablarle al oído
seductoramente, la inducción redundará en un estado de felicidad y excitación.
Si, en cambio, decidimos fingir una voz grave y amenazante, la inducción se
volcará hacia la preocupación y el espanto.

Conviene hacer notar que en el ejemplo anterior, se utiliza también, el vehículo


inductivo del habla, sin embargo, es posible notar que en dicha situación, el
habla está fungiendo como inductor mismo pero no como vehículo inductivo.
Quizá ya hayas hecho lo anterior (taparle los ojos a tu cita) y sin saber, hayas
inducido estados en la otra persona. A partir de ahora, sabes que la acción
antes descrita es una poderosa herramienta que te permite inducir estados y
que, como puede intuirse, no es necesario aplicarse en una cita, ya que cuando
se anda por la calle podemos encontrar a conocidos a los que les podemos
inducir estados emocionales. En fin, su aplicación no tiene límites.

La ausencia del contacto físico como vehículo inductivo, tiene un poder


tremendo en las interacciones que sostenemos cotidianamente. Sobre todo con
las personas cercanas a nosotros, tales como amigos, familiares, conocidos,
compañeros de trabajo, entre otros.

Para ilustrar esta situación, me refiero al caso de una pareja de novios que
llevan un tiempo saliendo y se quieren mucho. Ella está acostumbrada a que su
novio la abrace, la mime y le confiera atención emocional. Sin embargo, un día
ella le hace un desplante a su novio frente a muchas personas, haciéndolo
quedar en “ridículo”. Pasados los días se vuelven a ver, él le habla más o
menos normalmente, responde a algunas cosas y alimenta medianamente la
conversación, pero hay una cosa que ha cambiado y que se nota a lo lejos; él
no la toca, no la mima, no la consiente ni nada por el estilo. Dicha ausencia de
contacto físico (vehículo inductivo) más una mediana inversión en la interacción
(inductor) hacen que ella experimente la culpa social (inducción). Ella comienza
a sentirse culpable y a saber que él no está contento, pues no aprueba lo que
ella le hizo, entonces sensaciones incómodas la embargan y ella buscará, de
alguna forma, reparar los daños ocasionados. Así, sabremos que el inductor ha
logrado su objetivo, meter en estado de culpa social a la chica.

Como se puede apreciar en el ejemplo anterior, la ausencia de contacto físico


(vehículo inductivo), tiene un gran poder para inducir estados emocionales. Tal
y como se comentó anteriormente, la culpa social puede ser una herramienta
poderosa para conseguir objetivos diversos. Sin embargo, te invito a que uses
dicha herramienta con sabiduría y madurez, jamás debe ser utilizada para
lastimar ni sobajar el valor social de alguien.

El último vehículo inductivo que abordaré en este capítulo será el del habla.
Como debiera entenderse, el habla es una parte de la comunicación que no se
puede hacer a un lado. Ésta representa la mayor actividad consciente que
hacemos a lo largo de nuestra existencia y su importancia merece.

El habla es el único vehículo inductivo que no se auxilia forzosamente de otras


herramientas para inducir estados. A diferencia de la mirada, que necesita del
lenguaje corporal (gestos o muecas del rostro) para inducir estados, y del
contacto físico que requiere del auxilio del habla para también inducir estados,
el habla no se auxilia, en general, de otros agentes para hacerlo, es
autosuficiente por así decirlo.
De cualquier manera, en algunas situaciones es preferente auxiliarse de otros
vehículos inductivos o agentes para que el mensaje y sobre todo, la inducción,
sean más fuertes y certeros.

Para inducir estados utilizando el habla como vehículo inductivo, se requieren


de inductores que, como he comentado, se encuentran en la propia habla.
Dichos inductores quedan comprendidos por el tono, el timbre de la voz, la
velocidad y las múltiples combinaciones que de ellos derivan. En función de
cómo lo digamos, será el inductor usado.

A diferencia de los otros vehículos inductivos (mirada y contacto físico), el


habla requiere de muchísima más práctica, pues dominarla requiere maestría.
Imagina lo que sería si controlaras perfectamente tu voz femenina y tuvieras un
poder extraordinario sobre las personas, serías exquisita.

En una conversación cualquiera, son muchas las combinaciones de voz que se


logran apreciar, desde un grupo de amigos que platican en voz alta y que
parecen divertirse, hasta una pareja de novios que se hablan al oído. En cada
situación el tono, timbre y velocidad de la voz, juegan un papel determinante en
el mensaje emitido y lo más importante, en las emociones que se encuentran
en la interacción.

Para que se entienda lo exquisito que es inducir estados emocionales, quiero


exponer dos ejemplos y analizarlos a detalle.

El primero de los ejemplos dice:

Persona A: “¡Muchas gracias por esta comida! –eructa.”

Persona B: “¡Oye! –replica la persona B mirando a la persona A con cara


de asco y sin dar un paso atrás.”

Persona A: “Perdón –la persona B sigue mirándolo con asco. La persona


A se sonroja y se apena.”

Analicemos este primer ejemplo. La persona A da gracias por la comida y en


seguida eructa, gesto que no le parece correcto a la persona B, quien
inmediatamente lo hace saber. Lo que en realidad sucede, es que la persona
B, inconscientemente, induce un estado emocional en la persona A. Para lograr
su cometido, utiliza el vehículo inductivo del habla, sin embargo, es posible
notar que también se auxilia del vehículo inductivo de la mirada.

Primeramente, analicemos el vehículo inductivo del habla utilizado por la


persona B. Inmediatamente después de que la persona A eructa, la persona B
hace saber su descontento y replica “¡Oye!”, el tono, timbre y velocidad
utilizados sugieren regaño y desaprobación (cualificación – acreditación). De
cierta forma la persona B está reprimiendo a la persona A por eructar. El
“¡Oye!” de la persona B “regaña” a la persona A.

Por otra parte, la persona B al replicar, utiliza el vehículo inductivo de la mirada,


que es acompañada por los inductores de lenguaje facial (gestos y/o muecas)
que en esta situación refieren asco, enojo, molestia y/o inconformidad. Estos,
en conjunción con los vehículos inductivos del habla y de la mirada, reprimen a
la persona A haciendo que ésta ceda ante la culpa social. Lo anterior se ratifica
cuando la persona A se disculpa, apena y sonroja. Luego entonces, el inductor
“desaprobación – culpa social” ha surtido efecto.

Aunque no lo menciono expresamente, deberías notar que tácita y


paralelamente a la inducción, se juega una campaña de cualificación y
acreditación. La persona B expone su realidad (no eructar en la mesa), la
persona A la acepta y se cualifica (pide perdón) y aunque no se alcanza a
apreciar, probablemente la persona B acredita a la persona A, quizá diciéndole
que no lo vuelva a hacer.

En el segundo ejemplo que aludo, se dicta lo siguiente:

Persona A: “¡Hola, buenos días!”

Persona B: “… –no responde al saludo, permanece callada–. Dígame,


¿qué se le ofrece?”

Persona A: “¡Hola, buenos días! –repite la persona A pero exagerando el


saludo.”

Persona B: “Buenos días, perdón –accede por fin a saludar.”

En este otro ejemplo, la persona A utiliza una inducción de culpa social.


Primeramente debo decir que en esta situación, la persona A utiliza como
vehículo inductivo el habla, probablemente aunque no se nota, también se haya
utilizado la mirada como complemento inductivo. En segunda instancia, el
inductor que utiliza la persona A comprende tono, timbre y velocidad en su voz,
auxiliados quizá, por el lenguaje facial (gestos y/o muecas).

Cuando la persona A saluda por primera vez, en realidad no sucede nada aún.
Sin embargo, cuando la persona A se percata que la persona B no le presta
atención, decide reprimirla por su descortesía.

Al momento en que la persona B decide alimentar la interacción e ignora el


saludo, la persona A toma dicho gesto como un gesto maleducado y entonces
comienza la inducción. La persona A repite el saludo, pero esta vez con un
tono correctivo que transmita culpa social a la persona B, que ha propiciado la
acción. El vehículo inductivo simplemente transmite la información (el saludo),
mientras que el inductor (tono, timbre y velocidad) aunado probablemente al
lenguaje facial (gestos y/o muecas) transmiten el descontento de la persona A
hacia la persona B. Posteriormente, la persona B responde al saludo y se
disculpa por su indisposición inicial.

De manera similar, en dicha interacción ocurre un proceso de cualificación y


acreditación; la persona A expone su realidad (contestar el saludo), y la
persona B se cualifica (responde el saludo y se disculpa).

Como podrá apreciarse, la culpa social es uno de los estados emocionales que
más se inducen en las interacciones. Generalmente, cuando alguien intenta
inducir un estado en específico, termina induciendo además culpa social.
Nuevamente, la práctica permitirá ser certero en el mensaje emitido y evitar, si
no se desea, inducir culpa social. La culpa social puede ser muy lesiva,
emocionalmente hablando, por ello recomiendo prudencia al inducirla.

La inducción es una herramienta sumamente poderosa que, bien aplicada,


puede generar resultados favorables que se impriman en relaciones fructíferas
y nutritivas. Queda en tus tersas manos darle un uso adecuado a tan poderosa
herramienta y lograr tus objetivos (ser más poderosa sin perder tu femineidad)
sin anteponerte a la integridad de otros.

Como te habrás dado cuenta, las herramientas que amablemente te comparto


tienen un único objetivo; que realmente logres ser esa mujer que quieres ser.
Una mujer más poderosa e influyente, que sepa comunicarse con autoridad y
flexibilidad, pero que siempre sepa resaltar su esencia femenina; ¡Con tacones
y con huevos! ;)
XI Poder e influencia

Entramos a la sección de esta obra en que las pequeñas cosas hacen una gran
diferencia y te permiten evolucionar tu comunicación de manera real y palpable.
Como bien habrás de intuir, ser una mujer poderosa comprende tener el poder
de influir positivamente sobre las personas, haciendo que la mayoría de éstas
acepten tu realidad (marco) como absoluta y fuerte dentro de cualquier
interacción. Por ello me he tomado la libertad de incluir este y el siguiente
capítulo para que tengas absoluto control sobre tu comportamiento y sobre la
manera en que una mujer poderosa se proyecta hacia la sociedad.

Ser preciso en inducir estados resulta fundamental para ser capaces de


comunicar efectivamente nuestros mensajes, imprimiendo tonalidades a
nuestra comunicación. Tener un marco sólido y fuerte, permite contagiar a
otras personas con nuestros valores y nuestra esencia base. Y ambos nos
permiten proyectarnos hacia la sociedad como personas realmente poderosas
y en absoluto control de nosotros mismos y de cualquier situación. Sin
embargo, existen pequeñas joyas que pulen nuestro poder y lo hacen mucho
más exquisito, creíble, real e impoluto.

Las presuposiciones son pequeñas herramientas que refuerzan


astronómicamente nuestra comunicación, haciendo que nuestra realidad
(marco) sea más robusta y difícil de modificar. En consecuencia, las
presuposiciones hacen que nuestros interlocutores den por cierta nuestra
realidad y se vean arrastrados hacia ella.

Con base en lo hasta ahora expuesto, es posible dinamizar la definición de


presuposiciones como la articulación lingüística de oraciones. Específicamente
y en consonancia con el objeto de este apartado, conviene establecer su
definición como sigue:

Las presuposiciones son articulaciones lingüísticas cuya función es relacionar


oraciones expresas que den por hecho y por cierto, el contenido de una frase o
argumento.

Lo anterior significa que las presuposiciones forman parte de una frase o un


argumento, pero cuya utilidad radica en el hecho de dar por cierto dicho
argumento o dicha frase. Por ejemplo, analicemos la frase:

“Hoy hace más frío que ayer”.

Si eres perspicaz, puedes notar que en la frase anterior existe una especie de
“truco”, mismo que radica en el hecho de que ha hecho frío. En efecto, de la
frase se puede deducir que tanto ayer como hoy ha hecho frío, es algo que se
asume. Es decir, no se cuestiona el hecho de “que ha hecho frío”, lo único
probablemente cuestionable es en qué día se ha presentado con mayor
intensidad. En dicho ejemplo, la palabra “más” funge como presuposición de la
frase y su función infiere en el hecho de dar por sentado que tanto ayer como
hoy, ha hecho frío.

Como podrás intuir, las presuposiciones suponen un “extra” en tu poder de


influencia, pues de tal manera podrás controlar una interacción y darle el rumbo
que te convenga. A través del uso de las presuposiciones, puedes incluso dar
la impresión de flexibilidad en una interacción, cuando lo que en realidad
sucede es que tú delimitarás el alcance de una interacción en específico. Es
decir, tendrás el control de la interacción en todo momento pese a parecer que
no es así.

Para equiparte con un arsenal de presuposiciones que puedas utilizar en tus


interacciones diarias y mejorar tu poder de influencia, considero pertinente
exponer algunas de ellas a manera ilustrativa, y complementarlas además con
ejemplos prácticos que muy probablemente te ocurrirán en lo habitual:

Las presuposiciones pueden ser de diferentes tipos, y por supuesto, su


utilización acata una pluralidad de objetivos diversos. Será cuestión tuya,
aplicarlas con inteligencia y acorde a tus necesidades comunicativas, o en
función del mensaje o propósito que intentes conseguir.

En primera instancia, abordaré las presuposiciones de tiempo. Entre estas se


comprenden las palabras:

- Antes.
Por ejemplo: “¿Quieres ver la casa ANTES de comprarla?”
En dicho ejemplo, se da por sentado que se comprará la casa, lo único
cuestionable es si quiere ver la casa o no.
- Después.
Por ejemplo: “DESPUÉS de que te sientes y te calmes, te lo cuento”.
Se asume que la otra persona se sentará y se calmará. Además, en
dicho ejemplo se incluye una condición (si te sientas y te calmas,
entonces te lo cuento), lo que refuerza la esencia de la frase.
- Mientras.
Por ejemplo: “MIENTRAS prendes el auto, voy a apagar la
computadora”.
Se da por hecho que la persona prenderá el automóvil. Además se
puede apreciar un efecto compensador; tú prendes el auto y yo apago la
computadora (ganar – ganar).
- Durante.
Por ejemplo: “Siente cómo te alivias DURANTE mi plática”.
Se da por hecho que la persona se aliviará.
- Luego de.
Por ejemplo: “LUEGO DE sonreír y sonrojarte, me das un abrazo”.
Se asume que la otra persona sonreirá y se sonrojará.
- A medida que.
Por ejemplo: “A MEDIDA QUE te relajas puedes notar una sensación de
alivio en el estómago”.
Se asume que la persona se relaja.

Como bien se puede apreciar en la lista anterior, las presuposiciones asumen


cierta parte de las oraciones. En el caso específico de las presuposiciones de
tiempo, se puede notar que estas asumen una actividad presente o futura.

De manera periférica, se encuentran las presuposiciones de orden. Como quizá


pueda pensarse, las presuposiciones de orden son similares a las de tiempo,
pues marcan un antes y un después (presuposiciones) en la interacción. Sin
embargo, mi experiencia me dice que las presuposiciones de orden tienen un
efecto mayor en la otra persona. Es decir, las presuposiciones de orden son
mucho más fáciles de aceptar para la otra persona que las presuposiciones de
tiempo; personalmente, utilizo sobremanera las presuposiciones “antes,
mientras y luego de”.

En realidad, el espectro de las presuposiciones de orden comprende, a efectos


prácticos, el grupo de los números ordinales; primero, segundo, tercero, cuarto,
etc.

Por ejemplo, imagina que estás con un amigo y que ambos se disponen a salir,
entonces tú le preguntas:

“¿A dónde quieres ir primero: a comer o a la feria?”

Ahora yo te pregunto a ti: “¿Qué puedes notar en el ejemplo anterior?”

Si no fuiste capaz de notar algo en el ejemplo anterior, probablemente no has


entendido el concepto de presuposiciones. En cambio, si detectaste que en el
ejemplo anterior, tú (al utilizar la presuposición) asumes que van a ir a ambos
sitios (comer y la feria) y que lo único cuestionable es el orden en que lo harán,
déjame felicitarte, pues has entendido en esencia el concepto y la función de
las presuposiciones.

Como dije anteriormente, las presuposiciones de tiempo y orden tienen una


relación muy próxima que incluso podrían caber dentro de una sola categoría.
Por ejemplo, quisiera que compararas los siguientes dos enunciados y que
saques tus propias conclusiones:

Enunciado # 1: “¿Qué quieres hacer primero, abrazarme o besarme?”

Enunciado # 2: “Antes de que me beses, abrázame”.

Antes de hacer comentario alguno sobre los dos enunciados anteriores,


esperaría que tú saques tus propias conclusiones y que éstas sean muy
similares a las que expondré en seguida. De verdad y mientras analizas
nuevamente los conceptos hasta aquí vertidos, debes entender que es
importante entender la función y aplicación de las presuposiciones. Créeme,
estas representan una herramienta cuyo conocimiento y comprensión no tienen
precio, de ahí mi insistencia en su repaso.

Bien, mis conclusiones discurren por lo siguiente: en ambos enunciados se


insertan dos opciones a “escoger” (digo escoger, porque nuestro interlocutor
puede experimentar la sensación de que él escoge, cuando en realidad somos
nosotros los que delimitamos sus opciones), abrazar y besar. Sin embargo, en
el primer enunciado la presuposición radica en hacer (a futuro) ambas acciones
y en un orden aparentemente flexible. Mientras que en el segundo enunciado
se ha asumido la realización de ambas acciones, una en el presente y otra en
el futuro. En conclusión, ambas presuposiciones podrían considerarse de
orden, solo que una de ellas (primero) da la sensación de “escoger”, mientras
que la segunda (antes) establece el orden y no permite elegir.

En caso de que quisiéramos que nuestro interlocutor nos besase y abrazase,


podríamos utilizar cualquiera de las presuposiciones antes expuestas, o bien,
yuxtaponerlas y hacer que el mensaje sea más difícil de deshacer, por ejemplo:

“¿Qué quieres hacer antes de besarme: sonreír o abrazarme?”

Como puede notarse, en la frase anterior estoy utilizando dos presuposiciones.


Probablemente no encuentres la segunda presuposición, pues si eres
perspicaz habrás notado que no incluí la presuposición de orden (primero,
segundo, tercero, etc.). En realidad, la palabra “o” es una presuposición,
aunque esta es una presuposición aislada, pues no pertenece a ningún grupo
de presuposiciones.

La simple palabra “o” tiene un poder tremendo cuando intentamos dar por
asumida cierta información que nos conviene. Al utilizar la palabra “o” como
presuposición, se asume que al menos alguna de las opciones va a ocurrir.
Como habremos de entender, la presuposición “o” asume una actividad a
futuro.

Analicemos la frase del siguiente ejemplo:

“Me besas o te beso”.

Se puede apreciar que la presuposición “o” arroja dos opciones a escoger (me
besas; te beso), dicha acción asume que cualquiera de las dos opciones va a
suceder, independientemente de cuál sea la elegida. Además, en el ejemplo
anterior se incluye otra herramienta denominada “lazo doble” (implica que
cualquiera de las opciones elegida por nuestro interlocutor, deriva en el mismo
resultado); en el ejemplo anterior, que ambas personas terminen besándose.
Muchas serán las circunstancias en que la presuposición “o” pueda utilizarse y
delimitar las opciones que brindemos a nuestros interlocutores. Como ya lo he
venido comentando, en una misma oración es posible incluir muchas
presuposiciones de tal forma que el significado global sea tomado como cierto.
Nuevamente, serán tu capacidad de entendimiento y tu práctica, las que te
permitan dominar y adquirir más poder de influencia en tu personalidad.

Existe otro monosílabo que permite presuponer acciones continuas pudiendo,


en esencia, pertenecer a las presuposiciones verbales que trataremos más
adelante. Estoy hablando de la palabra “ya”, dicha palabra al ser utilizada en
nuestras interacciones habituales, presupone acciones que se han venido
desarrollando con antelación y hasta el uso de la propia presuposición.

Por ejemplo analicemos la siguiente oración:

Tú: “Ya no me mires así”

En la oración anterior, se presupone que la otra persona te ha estado mirando


de manera continua a lo largo de la interacción. Por ello, al utilizar la
presuposición “ya” notificas a tu interlocutor de la forma en que te mira para
que éste sea consciente. Independientemente de si tu interlocutor te mira o no,
cuando utilizas la presuposición “ya” haces creer a tu interlocutor que sí te está
mirando de cierta manera. Si eres hábil, te habrás dado cuenta que puedes
utilizar esta presuposición como inductor; al “acusar” a tu interlocutor de mirarte
de cierta forma, le habrás inducido cierto nerviosismo y alterado su estado.

Como puede interpretarse, al utilizar la partícula “ya” para presuponer acciones


dentro de la interacción, se da la sensación de que dicha acción se venía
realizando, sea que haya sido así o no. Otro ejemplo de su aplicación podría
ser cuando hablas con un chico que te atrae y quieres “manipularlo” o inducir
culpa social:

Tú: “Ya no me gustas”

En el ejemplo anterior, se asume que tú tenías cierta atracción por el chico, es


decir, que te gustaba. Al decir “ya no” se acota la acción, esto es, se da por
terminada [me gustabas  ya no me gustas]. Precisamente la presuposición
“ya” sirve de acotación, pues se asume que la acción se venía desarrollando
hasta que tú la acotas (al decir “ya no”) y evidencias.

Continuemos ahora hacia otro tipo de presuposiciones, las presuposiciones de


rango, como yo las denomino. Este tipo de presuposiciones se me hacen muy
útiles cuando quiero que las personas (mis interlocutores) asuman en mí
características o condiciones que me potencian (me hacen de un marco
todavía más sólido de lo que ya es) y me hacen más poderoso.
Las presuposiciones de rango presuponen una característica o condición, que
dejan como único elemento de debate, la medida en que dicha característica o
condición se encuentra en la interacción o en el interlocutor.

Generalmente y de acuerdo a mi experiencia, este tipo de presuposiciones son


muy peculiares, pues casi siempre vienen dadas en pares, es decir, son
presuposiciones que trabajan mejor en conjunto y que conviene, en términos
prácticos, aplicarlas de manera paralela.

Para ejemplificar óptimamente este tipo de presuposiciones, voy a enlistar las


más importantes que considero sean las de mayor utilidad y practicidad.
Además claro, de que son las que mejor me han funcionado una y otra vez en
mis interacciones diarias, estas comprenden:

- Más.
Por ejemplo: “¿Qué te gusta MÁS: el color rojo o el amarillo?”
En tal ejemplo, se presupone que a la otra persona ambos colores le
gustan (rojo y amarillo), lo único cuestionable es en qué medida lo hace
cada uno. Nótese que se incluye la presuposición “o” dentro del ejemplo.
De manera similar funcionaría la palabra “Menos”.
- Del X al Y.
Por ejemplo: “DEL 1 AL 10, ¿qué tan agradable te consideras?”
Puede notarse que la presuposición consiste en asumir que nuestro
interlocutor es agradable, la cuestión radica en establecer un rango (1 al
10). Así, si la otra persona dice 2 ó 10, habrá, de cualquier manera,
ratificado la presuposición (ser agradable).
Esta presuposición en particular, resulta muy potente debido a la
flexibilidad que posee. Si por ejemplo preguntamos a una persona que
nos resulta atractiva: “DEL 8 AL 10, ¿cuánto te gusto?”, se puede
apreciar que la oración asume que yo le gusto a la otra persona.
Además de que asumo que le gusto, al menos, en grado 8, por lo que lo
único cuestionable es si le gusto mucho o muchísimo.
- Sin contar.
Por ejemplo: “SIN CONTARME a mí, ¿quién te parece agradable?”
Nótese que la presuposición da por hecho que yo soy agradable, es algo
incuestionable, lo único que interesa es saber quién otro lo es también.
De manera similar funcionaría la palabra “Además”.

Las presuposiciones de rango permiten dar por ciertas, como hemos visto,
características de un interlocutor en específico y condiciones de una interacción
puntual. La utilización de este tipo de presuposiciones supone agregar fortaleza
a nuestra realidad (marco) dentro de la interacción y del contexto social, pues
la gente percibe una seguridad en nosotros mismos inquebrantable. Esto, al
asumir como ciertas algunas de las condiciones de la propia interacción y
características que deseamos se asocien a nosotros. Lo anterior refuerza el
marco de: “Sé lo que quiero y a dónde voy”, uno de los marcos que una
persona poderosa domina.

Pero no nos detengamos, todavía existe otro tipo de presuposiciones que


conviene explorar y tener así, un arsenal de herramientas que potencien
nuestra comunicación. Particularmente, el tipo de presuposiciones con el que
continúo posee una característica que otras no tienen, continuidad. Estoy
hablando de las presuposiciones verbales.

Las presuposiciones verbales son, en esencia, verbos que asumen que una
acción se ha venido dando dentro de la interacción. A diferencia de los otros
tipos de presuposiciones que hemos visto, en los que la presuposición infiere
una acción en el presente o en el futuro, las presuposiciones verbales
presuponen una acción que se ha estado desarrollando con anterioridad y que
es continua.

Dentro de este tipo de presuposiciones, y como ya mencioné, se encuentran


verbos cuya utilidad radica precisamente en transmitir (asumir) que se es
consciente de una acción que nuestro interlocutor ha venido desarrollando
dentro de la interacción. Entre las presuposiciones verbales más importantes
encontramos los siguientes verbos:

- Detener.
Por ejemplo: “Detén esa mirada que me sonrojas”.
En dicho ejemplo, se asume que ya existía una mirada (hasta antes de
hacérselo saber a nuestro interlocutor), es decir, le comunicamos o
informamos a nuestro interlocutor que ha venido mirándonos de una
manera que nos sonroja.
- Seguir.
Por ejemplo: “Sigue relajándote mientras llego”.
Para este ejemplo, la presuposición da por cierto que la otra persona ya
se relajaba, lo único que sugerimos es que continúe con lo que está
haciendo, es decir, relajándose.
- Continuar.
Por ejemplo: “Continúa mirándome de esa forma y voy a tener que
besarte”.
Ahora bien, en el ejemplo anterior, lo característico aflora dando por
hecho que la otra persona ya nos miraba de una cierta forma. La única
parte cuestionable, es si va a seguir haciéndolo o si se detendrá. De
cualquier manera, al utilizar la presuposición “continúa” le hacemos
saber a nuestro interlocutor que nos ha estado mirando de tal forma que
si persiste vamos a tener que besarle.
- Acabar.
Por ejemplo: “Acaba de apreciarme y luego me saludas”.
Nuestra frase afirma que la otra persona nos está apreciando
físicamente, lo único que sugerimos es que, al terminar, nos salude.

Como podemos deducir a partir de los ejemplos mostrados, las


presuposiciones verbales dan por ciertas acciones que se han venido
desarrollando durante la interacción. La función de utilizarlas es precisamente
hacer consciente a nuestro interlocutor de sus acciones, sea que estas sean
ciertas o que simplemente queramos que así lo crea (lo asumimos e influimos
en su comportamiento).

Las presuposiciones en general, transmiten a nuestros interlocutores que


sabemos controlar el espacio y la interacción, ya que parece que ofrecemos
“posibilidades” cuando en realidad dirigimos el rumbo de la plática o
conversación. De tal manera, una persona inteligente que entiende la utilidad
de las presuposiciones y las domina, puede hacer que sus interacciones
parezcan más interesantes para sus interlocutores. Y lo más importante, ser
más poderosos ante los ojos de ellos, nuestros interlocutores.

Al interactuar con personas allegadas, podemos utilizar presuposiciones para


realizar actividades o acciones que queremos hacer y que parezca, en cierta
forma, que la otra persona también lo ha elegido. En ciertos contextos, habrán
personas que decidan no aceptar lo que ofrecemos (aquello que asumimos),
las presuposiciones si bien son una herramienta potenciadora, son susceptibles
de no funcionar con cierto tipo de personas. La flexibilidad en la interacción,
debe formar parte de tu esencia base. Entender lo anterior potenciará sin duda,
todas y cada una de las interacciones que sostengas; si te cierras (te molestas,
debido a que tus interlocutores no aceptan las presuposiciones ofrecidas),
normalmente no tendrás control sobre tu marco, luego entonces la interacción
puede no serte favorable.

No obstante, debo hacer patente la injerencia que tiene el lenguaje corporal en


las presuposiciones. Al igual que todo lo que he venido desarrollando a lo largo
de estos capítulos, el lenguaje corporal debe funcionar de manera armónica
con el uso de presuposiciones.

No es práctico, ni conveniente, utilizar presuposiciones porque sí. Resulta


inorgánico lanzarse a una interacción sin saber cómo se articula el lenguaje
corporal con el adecuado uso de presuposiciones.

Fundamentalmente habremos de entender que al hacer uso de


presuposiciones, será la gesticulación facial la que imprima certeza a nuestras
interacciones, incluida la información que queremos asumir. Una gesticulación
fuera de sintonía o una carencia de la misma, puede propiciar que nuestro
interlocutor no capte, no entienda o no acepte la información que nos interesa
se dé por asumida.
Si por ejemplo decimos: “ya no me mires así”, con un rostro que refleja estar a
la expectativa de cómo reacciona nuestro interlocutor, el mensaje
probablemente no será efectivo. Si por el contrario decimos: “ya no me mires
así”, con un rostro que ligeramente reprime, probablemente nuestro interlocutor
perciba que sí nos estaba mirando de cierta forma.

La gesticulación del rostro es importantísima para que los mensajes que


transmitamos sean certeros y no divaguen dentro de la conversación. Esto se
aplica no sólo al uso de presuposiciones, también cuando usamos dinámica
social, inductores, en nuestro marco, etc. Por ello mi insistencia constante en
que no se deje de lado tal importancia.

Finalmente debo recalcar que, al igual que en otros apartados, la práctica será
fundamental para tener un dominio amplio de las presuposiciones. Practicar en
cada interacción y a todas horas, te acercará paulatinamente hacia esa
personalidad femenina y poderosa que estás ya desarrollando. Quedaré
tranquilo sabiendo que estás dispuesta a practicar más que hoy mientras
repasas cada interesante capítulo de esta poderosa obra mía.
XII ¡Conecta con todos!

La mujer en la que estás trabajando día a día necesita hacer “click” con todas y
cada una de las personas con las que interactúa. El carisma es una
característica intrínseca a la personalidad de una mujer poderosa. Por ello es
de vital importancia saber conectar con las personas, pues así se propician las
condiciones necesarias para ser una mujer referente.

Es además importante tener siempre en mente que no se puede gustar a todo


el mundo. Desarrollar una personalidad femenina y poderosa te hará de un
público bastante nutrido, ya lo creo. Tu esencia base sabes bien que debes
alimentarla todos los días para que sustente sólidamente a tu marco.
Precisamente esa personalidad que estás desarrollando, aunque no gustará a
todo el mundo, debe gustarle a una sola persona, a ti mujer.

Todas las personas experimentamos el mundo de manera distinta; para


algunas puede verse gris, para otras puede sentirse áspero, otras tantas dirán
que suena cruel, y así indefinidamente.

La manera en cómo interpreta cada individuo su alrededor, deja ver parte de su


propia esencia base, es decir, del tipo de personalidad que se desenvuelve en
función de cómo experimenta su medio y de las experiencias que ha adquirido
a lo largo de su existencia.

Como bien sabemos, tenemos cinco sentidos; el gusto, relacionado con la


boca; la vista, que deriva de los ojos; la escucha, sentido que emana del oído;
el tacto, que prácticamente constituye nuestro cuerpo a través de la piel y; el
olfato, que se gesta desde la nariz. En la primaria, recordarás, los maestros se
esforzaban por enseñarnos que el cuerpo humano puede experimentar su
medio a través de dichos cinco sentidos, y que son estos los que permiten una
relación simbiótica con el medio. Personalmente, fue hasta que estudié y
practiqué comunicación seductiva cuando entendí que el tema no debía quedar
en el salón de clases de la primaria a la que asistí, si no que debía explotarse
de otra manera además de la relación que guarda con el medio.

Los cinco sentidos que nuestro cuerpo nos proporciona, propician que nuestro
desarrollo en el medio sea óptimo, pues es a través de ellos que podemos
interactuar con el mismo. Los estados emocionales por los que cada persona
atraviesa en momentos determinados, tienen una relación intrínseca con los
sentidos que desarrollamos o hemos desarrollado; cuando vemos algo
impactante y nos sugestionamos, el sentido de la vista ha permitido que
nuestro subconsciente induzca un estado emocional alterado (sugestión); si
alguien nos toca y está frío, nuestra piel reacciona contrayéndose y una
sensación de escalofrío nos recorre. Lo anterior, es cada uno de nuestros
sentidos en acción, proveyéndonos sensaciones y estados emocionales.

Cada persona es todo un mundo, nuestros pensamientos, ideas, objetivos y


manera de ser, resultan diversos de persona a persona. De manera similar, la
forma en que experimentamos el mundo varía en función de cada persona,
mientras una persona puede experimentar el mundo sustancialmente a través
del tacto, otra puede valerse primordialmente de la vista para interpretarse en
su medio. Es decir, no todas las personas experimentamos las mismas cosas
del mismo modo. Y lo que es aún más importante, que experimentemos de
manera diferente hace que las relaciones sean nutritivas y enriquecedoras,
pues si todos percibiéramos lo mismo, no habría aprendizaje ni crecimiento.

Así, las sensaciones que se generen por distintos sentidos, serán muy diversas
tanto en forma como en intensidad para cada persona. Lo anterior no debe
malinterpretarse y creer que cierta persona no tiene sentido del tacto, por
ejemplo. Lo que realmente quiero que se entienda, es que algunas personas
han desarrollado más un sentido que otro, o bien, que éstas se valen más de
uno o dos sentidos en particular, que del resto de ellos. Esto debe entenderse
como que algunas personas se avocan, inconscientemente, más por un sentido
en específico, pero sin abandonar totalmente el resto de ellos.

De cada uno de los cinco sentidos que los Seres Humanos poseemos, se
derivan submodalidades de los mismos, es decir, formas en que una acción o
característica nos permite percibir cada uno de los sentidos. Por ejemplo, si yo
digo “oír”, lo primero con que se relaciona dicha palabra es con el sentido de la
escucha.

En continuidad con lo antes mencionado, las submodalidades son las


distinciones más finas, pequeñas y sutiles a nivel formal, sin referencia al
contenido, de nuestra experiencia subjetiva en su vertiente de representaciones
modales perceptibles por los sentidos (frente a las representaciones amodales,
más abstractas).

A partir de lo anterior, la definición práctica de las submodalidades comprende:

Las submodalidades son cualidades, características o acciones sensoriales


que se relacionan directamente con la experimentación de un sentido en
específico.

Los verbos que utilizamos habitualmente, representan una forma de


submodalidad de cada uno de los cinco sentidos con que experimentamos el
mundo. En función del verbo y de lo que éste nos infiera, será entonces la
sensación que se aluda ligada a cierto sentido en especial.
En términos sencillos, el presente pliego representa una relación entre algunos
verbos que utilizamos cotidianamente y el sentido sensorial con que están
relacionados:

- La vista.
Verbos relacionados con este sentido; ver, observar, mirar, acercar,
alejar, apreciar, notar, guiar, apreciar (visualmente), ampliar, reducir,
matizar, colorear, entre otros.
Todo aquello que podemos hacer (ópticamente) con nuestros ojos.
- El gusto.
Verbos relacionados con este sentido; probar (alimentos), degustar,
catar, irritar, picar, endulzar, entre otros.
Todo aquello que podemos hacer (gustativamente) con nuestra boca.
- El tacto.
Verbos relacionados con este sentido; sentir, tocar, acariciar, percibir,
calentar, enfriar, comprimir, vibrar, apretar, entre otros.
Todo aquello que podemos hacer o percibir (físicamente) con nuestro
cuerpo.
- La escucha.
Verbos relacionados con este sentido; oír, escuchar, callar, hablar, decir,
susurrar, gritar, silenciar, sonar, entre otros.
Todo aquello que podemos hacer (auditivamente) con nuestros oídos.
- El olfato.
Verbos relacionados con este sentido; oler, olfatear, percibir, entre otros.
Todo aquello que podemos hacer (olfativamente) con nuestra nariz.

Como se puede apreciar, cada sentido tiene influencia sobre los verbos que se
le relacionan. Cada uno de los verbos antes enlistados, infiere una acción
sensorial que nos remite a alguna de las modalidades sensitivas.

Es ilustrativo observar que ciertos sentidos agrupan una cantidad mayor de


verbos que otros, ya veremos más adelante a qué se debe tal fenómeno.

Cada modalidad sensitiva comprende submodalidades sensoriales; la vista,


submodalidad visual; la escucha, submodalidad auditiva; el olfato, el gusto y el
tacto, para efectos prácticos, la submodalidad kinestésica. Cada una de las
anteriores abarca una pluralidad de cualidades o características sensoriales
que dan pie a tales conceptos.

En el mundo real son tres los sentidos con los que más experimentamos y
exploramos el mundo, aquellos que más practicamos y con los que estamos
más acostumbrados. Estos sentidos son: la vista, el tacto y la escucha. Los
otros dos sentidos, olfato y gusto, son sentidos que utilizamos en menor
medida. A efectos prácticos, conviene enfocar nuestros esfuerzos en dominar,
preferentemente, los tres sentidos antes mencionados y en especial cada una
de sus submodalidades, siendo estos, los que más nos servirán para nutrir
nuestras interacciones, y conectar prácticamente con cualquier persona.

Como se mencionó anteriormente, existen también características y/o


cualidades asociadas con cada uno de los sentidos. En la siguiente lista, hago
alusión a dichas características y/o cualidades (submodalidades) relacionadas
con su respectivo sentido:

- La vista. Submodalidad visual.


Cualidades que se atribuyen a este sentido; brillo, distancia, color,
enfoque, tamaño, posición, movimiento, percepción (visual), entre otros.
Todo aquello que podemos ver a través de nuestros ojos.
- La escucha. Submodalidad auditiva.
Cualidades que se atribuyen a este sentido; volumen, ritmo,
proveniencia, intensidad sonora, entre otros.
Todo aquello que podemos percibir con nuestros oídos.
- El gusto, el olfato y el tacto. Submodalidad kinestésica.
Cualidades que se atribuyen a estos sentidos; sabor, intensidad,
reacción, consistencia, percepción (gustativa), temperatura, vibración,
presión, peso, intensidad, lugar en el cuerpo, intensificación, textura,
intensidad, olor, percepción (olfativa), entre otros.
Todo aquello que podemos experimentar con nuestra lengua, nariz y
cuerpo.

Como debe ser, las submodalidades agrupan tanto a los verbos como a las
cualidades y/o características antes enlistadas. Esto es, los verbos ya referidos
más las cualidades apenas mencionadas, dan por resultado el área de
influencia de cada submodalidad.

Probablemente no encuentres aún la relación o la función que guardan las


submodalidades con mejorar tu poder de encantar a las personas. En tal caso,
quisiera esclarecer cómo las submodalidades benefician tu comunicación y te
permiten que una interacción en particular discurra de manera orgánica,
dinámica y siempre a tu favor.

Las submodalidades pueden facilitarte muchas interacciones, haciendo que tus


interlocutores te adjudiquen poderes extra normales. Es decir, con el uso de las
submodalidades dentro de tus conversaciones e interacciones cotidianas,
podrás crear conexión con todos y cada uno de los interlocutores que se te
presenten.

Tal y como mencioné anteriormente, las personas experimentan el mundo de


diferentes formas, y son precisamente las submodalidades la vía en que cada
persona expresa su apreciación del mundo y el cómo cada situación le afecta
de manera particular.
Así por ejemplo, una persona puede decir:

“Lo que me cuentas no me suena”.

En tal situación, dicha persona nos está proporcionando información de cómo


experimenta el mundo, en ese ejemplo utiliza la palabra “suena” que hace
alusión directa a la submodalidad auditiva, específicamente al verbo sonar.

Cuando interactuamos con las personas, son éstas las que nos proporcionan
información que posteriormente habremos de usar para que nuestra
comunicación con dichas personas sea más personal, más íntima y más
allegada. Puede incluso interpretarse como una especie de comunicación en
sintonía, como hablar en el mismo idioma.

Conocer la submodalidad predilecta de una persona en específico, nos


permitirá comunicarnos con ella de manera más puntual y precisa. Una
persona que tiene predilección por la submodalidad kinestésica, describirá su
mundo usando este tipo de submodalidades; sentir, presionar, tocar, etc. Para
que la interacción con dicha persona resulte orgánica y poderosa, conviene
dirigir nuestra comunicación al canal de la submodalidad kinestésica.

Para reafirmar lo anteriormente explicado, ejemplificaré las tres


submodalidades más utilizadas por la mayoría de la gente; visual, auditiva y
kinestésica.

Ejemplo de interacción bajo submodalidad visual:

Persona A: Hola, ¿qué tal te va?

Persona B: Mal, me he sentido pésimo.

Persona A: Lo supuse, como no viniste ayer al trabajo.

Persona B: Sí, mi novio me vio la cara.

Persona A: ¿Por qué lo dices?

Persona B: Porque miré su celular y vi que se mensajeaba con otra


chica.

Persona A: ¿Y qué decía el mensaje?

Persona B: No lo sé, no alcancé a ver bien, solo noté que decía “te
extraño”.

Persona A: Oh, ya veo. Pero yo no le veo nada de malo.

Persona B: Además me fijé que se molestó porque agarré su celular.


Persona A: Te viste mal, debes confiar en él. Si se ve con otra chica, él
te lo dirá.

Persona B: ¿Tú crees? No me parece que él sea transparente en ese


aspecto.

Persona A: No mires problemas donde no los hay, relájate y aprecia


nuestro alrededor… ¿Verdad que ahora te notas más nítida?

Persona B: Sí, un poco.

Como espero que haya sucedido, en el ejemplo anterior debiste haber


identificado que la persona A detectó correctamente la submodalidad de la
persona B, es decir, la submodalidad visual. En el desarrollo del ejemplo,
queda claro que la persona A se comunica con la persona B mediante el canal
de la submodalidad visual, esto es, atendiendo características, cualidades y
verbos de dicha submodalidad.

Cuando entablamos conversaciones con personas desconocidas, y aun más


con personas cercanas, identificar su submodalidad predilecta y expresarnos
bajo dicha óptica, nos permitirá crear mayor conexión y evitar que la interacción
resulte o se vuelva aburrida y trivial. Resulta evidente que cada persona es
diferente y que la forma en que experimenta su mundo también lo es, por ello
es importante prestar atención a la información que nos proporcionan a fin de
tejer una interacción “a la medida”. Que por supuesto resulte orgánica y
puntual.

Anticipo que resultará incongruente con tu marco exagerar en el uso de las


submodalidades sensoriales. Por ejemplo, no puedes aludir cualidades o
verbos submodales en cada una de tus frases, porque se sentirá áspero e
incómodo. Es mejor idea incorporar características gradualmente y cuando un
mensaje en específico lo amerite. Es decir, cuando quieras que tu mensaje
impacte de manera sustancial en tu interlocutor, qué mejor forma de
transmitírselo que a través de su submodalidad predilecta.

Entonces, ya que he acotado el uso indiscriminado de cualidades y verbos


submodales, doy continuidad a la ejemplificación en la identificación y uso de
los mismos.

Continuando, el siguiente ejemplo hace alusión a la submodalidad auditiva.


Recomiendo firmemente que prestes especial atención a las pautas en que;
uno de los interlocutores identifica la submodalidad y; cuándo se comunica en
dicha submodalidad.

Ejemplo de interacción bajo submodalidad auditiva:

Persona A: Ayer visité a mi prima Karla.


Persona B: ¿Y cómo se encuentra?

Persona A: Ella dice que está bien, pero alcancé a oír a su Mamá
diciendo que sigue mal.

Persona B: Pero, ¿tú cómo la ves?

Persona A: Devastada, callada. Sabes, es extraño no escucharla reír a


carcajadas.

Persona B: Lo imagino. No la conozco demasiado pero me suena eso


que dices.

Persona A: Su silencio me asusta.

Persona B: Tú tranquila, mientras sus palabras afloran, date cuenta que


su silencio te está gritando tantas cosas.

Persona A: ¿Cómo?

Persona B: Sí mujer, ¿sabías que el silencio también habla?


Probablemente Karla te esté diciendo mil cosas y no te estás concentrando en
escuchar lo que su silencio te susurra. Concéntrate y vas a oír lo que te dice.

Persona A: ¿En serio?

Persona B: Sí, pero ahora Shh. Mientras sigues relajándote así, escucha
mis suaves palabras y comienza a comunicarme tu silencio.

Persona A: ¿Cómo?

Persona B: Shh, nota cómo la vibración de mis palabras va entrando


sigilosamente en tus tímpanos mientras acaricia tu nuca.

El ejemplo anterior resucita un tópico importantísimo en submodalidades. Estoy


hablando del cambio sensorial, que se traduce como la identificación de una
submodalidad, la comunicación en el canal de dicha submodalidad y la
transición de dicha primera submodalidad hacia otra que una persona en
específico no expresa demasiado.

Podemos darnos cuenta, a partir del ejemplo antes expuesto, que la persona B
identifica correctamente la submodalidad de la persona A, auditiva.
Posteriormente, dicha persona B se comunica en el canal de la submodalidad
auditiva. Sin embargo, al final de la conversación es posible notar que la
persona B cambia su comunicación desde la submodalidad auditiva, hacia la
submodalidad kinestésica. Esto, al aludir características como vibración,
tímpanos (lugar en el cuerpo) y verbos como acariciar. Todos, propios de la
submodalidad kinestésica.
Con lo anterior, hacemos que nuestro interlocutor experimente su mundo de
otra manera, es decir, le hacemos ver que así como puede disfrutar del mundo
mediante sus ojos (submodalidad visual), también puede experimentarlo con
sensaciones físicas (submodalidad kinestésica). Esto converge con el hecho de
transmitir que sabemos expresar lo que vivimos y sentimos, aquí y ahora, de
muchas maneras distintas. Además, claro, de hacer que nuestros interlocutores
se compenetren más con nuestra plática y de este modo se ratifique (valor
agregado) nuestra realidad fuerte (marco).

Finalmente, quisiera ejemplificar una interacción en la que la submodalidad


predilecta de uno de los interlocutores sea la kinestésica.

Ejemplo de interacción bajo submodalidad kinestésica:

Persona A: Quizá no vaya a la fiesta.

Persona B: ¿Por qué?

Persona A: Me siento cansada y un poquitín pesada.

Persona B: ¿Hiciste ejercicio o algo parecido?

Persona A: No, pero como que mi cuerpo no se sostiene por sí solo; lo


noto rígido.

Persona B: ¿Y cómo es eso; como que te cuesta moverte o es más


como que te desvaneces?

Persona A: Como que me cuesta moverme. Me levanto y no logro


sentirme libre.

Persona B: ¿Y tu piel cómo se siente, tensa o seca?

Persona A: Yo diría que tensa.

Persona B: Tal vez sea tu plexo solar desestabilizado. Mira, si pones tu


mano sobre tu pecho te vas a dar cuenta cómo late tu corazón –la persona A
pone su mano sobre su pecho–. Mientras te relajas, concéntrate en cada latido
de tu corazón.

Persona A: Ok, ¡ya lo sentí!

Persona B: Ahora nota cómo tus pulmones inhalan y exhalan el aire


fresco de nuestro alrededor. ¿Qué escuchas más, mis tibias palabras o el
susurro sutil de tus órganos?

Persona A: El susurro de mi corazón (risas).

Persona B: Bien, ahora fíjate en la forma en que tu corazón bombea la


sangre, ¿lo hace lentamente o intermitentemente?
Persona A: Intermitentemente.

Persona B: Perfecto, observa cómo la sangre llena cada parte de tu


cuerpo brindándote movilidad y flexibilidad.

Persona A: Sí, todo esto es relajante.

Persona B: Así es, espero que antes de ir a la fiesta te des cuenta de la


libertad que tu cuerpo acaba de brindarse.

Como podemos apreciar en el ejemplo anterior, la persona A tiene una


preferencia hacia la submodalidad kinestésica. En principio, la persona B
comienza comunicándose en el canal kinestésico; moverse, desvanecerse, piel
tensa y/o seca, sentir, pulmones inflándose, relajarse, etc. Posteriormente
combina sus narraciones con canales de las otras submodalidades, visual
(concentrarse, notar, mirar, fijarse, observar, darse cuenta, entre otros) y
auditiva (escuchar y susurros).

El ejemplo anterior es muy ilustrativo de la forma en que puedes usar las


submodalidades para hacer de algo trivial, toda una experiencia. Usar
submodalidades hace que pases de una charla genérica, a lo particular y
ampliamente descriptivo. Como una especie de comunicación subjetiva. Esto,
hace que tu realidad (marco) se vuelva dominante y atractiva dentro de
cualquier interacción.

Una manera bastante práctica de concebir a las submodalidades, y en


específico, de detectarlas, es prestando especial atención a la manera en que
nuestros interlocutores describen sus experiencias. Cuando interactuamos con
una persona, sus historias, relatos y/o vivencias se basan en características,
cualidades y verbos submodales, bastará con identificarlos y saber a qué
submodalidad pertenecen. Posteriormente, habrías de comunicarte en el
mismo canal submodal, y si tu intención es maximizar la conversación, podrías
incluso saltar de una submodalidad a otra y así mostrarle a tu interlocutor una
manera alterna de vivir la misma experiencia.

No es pertinente aferrarse a la idea de que una persona siempre experimentará


su mundo mediante una sola submodalidad. En la práctica aprenderás que las
personas son muy distintas, y que así como existen personas que sólo
aprecian su mundo a través de una submodalidad, también existen personas
que viven y perciben mediante la combinación de dos o más submodalidades.
En tal caso, un multi desarrollo sensorial de tus interacciones será bienvenido
con este tipo de personas en específico.

Aprovecho para recalcar la importancia de entender el uso adecuado de las


submodalidades. Es práctico referirnos a la combinación de submodalidades,
pues como vimos en los ejemplos anteriores, cuando una persona tiene cierta
predilección por un tipo de submodalidad en particular, podemos aprovechar
para nutrir la interacción y describir nuestras historias o desarrollar el hilo
conversacional con el uso de submodalidades distintas a las de dicha persona.

Ahora ya puedes comenzar a bosquejar acerca del poder que se adquiere


cuando combinas las herramientas que se han venido desarrollando a lo largo
de esta obra. Una mujer que estudia y practica este tipo de herramientas, con
el tiempo puede dar la sensación de tener poderes sobrenaturales; sus
interacciones se vuelven nítidas y valiosas para sus interlocutores. Una mujer
única, diferente, auténtica, femenina y poderosa.

Recomiendo ampliamente a partir de ahora, la recreación y la constante


práctica de las submodalidades en todas las interacciones que sostengas.
Insisto en que será una práctica sostenida en el tiempo, la que te adjudique
maestría en el dominio de esta y otras herramientas de comunicación
avanzada.

Por lo pronto, doy continuidad al contenido de esta obra y dejo a tu voluntad, la


decisión de salir inmediatamente a reafirmar con práctica lo hasta ahora
aprendido. Quedaré muy satisfecho con tan inteligente decisión.
XIII Tu silencio vale oro

Esa mujer que estás a punto de alcanzar, además de tener un poder absoluto
de lo que dice y hace, también ha desarrollado una capacidad suprema para
transmitir fuerza a través de su silencio. Para ser realmente poderosa, no solo
debes persuadir con tus palabras, tu silencio será un grandísimo aliado para
cimbrar al mundo con tu presencia. Y precisamente ese, es el objeto de este
capítulo, enseñarte a persuadir, influir e impactar con todo aquello que no
dices, que tus silencios potencien tu esencia base y te confieran un marco
único, difícil de tambalear.

Como hasta ahora hemos visto, muchas de las herramientas que he expuesto
tienen que ver con una articulación lingüística. Es decir, son herramientas que
se valen, fundamentalmente, de lo que expresamos y articulamos con nuestras
cuerdas vocales, aquello que decimos y transmitimos a los demás. Sin
embargo, poco se ha comentado en alusión a aquello que no decimos y que
“no” transmitimos o expresamos verbalmente.

Si bien en apartados anteriores hice mención de los vehículos inductivos, y de


cómo su ausencia también juega un papel sustancial en el mensaje transmitido,
debe recalcarse que no se ha entrado de lleno al tema. Específicamente a la
ausencia del vehículo inductivo del habla, que representa una poderosa
herramienta que debes conocer y practicar.

Los vehículos inductivos, como ya sabes, te permiten establecer la conexión y


te permiten comunicarte con tus interlocutores, además de servir como medios
para inducir estados emocionales. La ausencia de los mismos, aunque
pareciera que representa la interrupción (Ausencia de vehículos inductivos =
Término de la comunicación) de la comunicación, en realidad permite continuar
la misma, con el agregado de potenciar nuestros mensajes si se hace un
adecuado uso de ella.

Es preciso señalar que el silencio no es solamente la ausencia del vehículo


inductivo del habla, también la ausencia de los otros vehículos inductivos
(mirada y contacto físico) representa una forma de silencio. Si por ejemplo,
dejamos de mirar a nuestro interlocutor, estamos “callando o silenciando”
información que se transmite por este medio. Lo mismo sucede si retiramos
(silenciamos) el vehículo inductivo del contacto físico; dejamos de transmitir
información a nuestros interlocutores.

Entonces, para efectos prácticos convendrá disponer a cada vehículo inductivo


con su respectiva forma de silencio siendo que:

- El habla; Hablar  Callar,


- La mirada; Mirar  Evadir miradas y
- Contacto físico; Tocar  No tocar.

De la manera anterior, cada uno de los vehículos inductivos con los que hemos
hasta ahora trabajado, tiene su manera o modo de silencio. Como ahora se
sabe, el silencio no es solamente la ausencia de habla.

El silencio (callar) representa una forma en que el vehículo inductivo del habla
se ausenta, es decir, cuando guardamos silencio (callamos) estamos bien
ausentando nuestra comunicación lingüística, retirándola de la interacción y
creando vacíos sonoros. Cualquier persona sin conocimiento podría decir que
callarse da la sensación de cortar la comunicación y, en efecto, las personas
que carecen del conocimiento necesario, en realidad están cortando la
comunicación. En este apartado pretendo que tú, al ausentar cualquier vehículo
inductivo en una interacción, enriquezcas tu comunicación y tu mensaje
(comunicación en general) sea más nítido y congruente con lo que quieres
transmitir.

El silencio puede estar determinado por un vehículo inductivo o por la


conjugación de dos o más de estos. La articulación grupal o individual
dependerá sustancialmente del contexto en que se desarrolle una interacción;
en ocasiones conviene solamente callar, en otras callar y evadir la mirada, y
otras más infieren el retiro de todos los vehículos inductivos, posterior a una
acción previa. Nuevamente, dependerá del contexto y del calibraje social
(Representa el hecho de conocer y entender los protocolos sociales
establecidos. Puede concebirse también, como la capacidad de adaptar las
propias habilidades de socialización al contexto en que una interacción se
desarrolla) que cada persona haya desarrollado a lo largo de su práctica
cotidiana.

El silencio, conviene aclarar, te permitirá sustancialmente inducir estados


emocionales. Es decir, la utilización del silencio en cualquiera de sus
modalidades tendrá por objeto, preferentemente, la inducción de estados
emocionales. Al igual que con la utilización de cualquiera de los vehículos
inductivos ya aludidos se propicia la inducción, con la ausencia de estos se
tiene un efecto similar y, en ocasiones, incluso más potente.

De preferencia habremos de evitar silencios inorgánicos, esto es, silencios que


derivan de una falta de tema en la conversación. Por ello en capítulos
anteriores hice hincapié en la necesidad de que salgas de tu zona de confort y
te acostumbres a socializar, pues de dicho modo adquieres experiencia,
habilidades sociales y resulta mucho más difícil quedarte sin tema de
conversación.

Entonces, la utilización del silencio debe, preferentemente, derivar hacia la


inducción de estados, hacia hacer que nuestro interlocutor o interlocutores
experimenten emociones con nuestra conversación. Y evitar, en medida de lo
posible, que se acarreen silencios inorgánicos que hagan que la energía de la
interacción se disuelva.

Es importante entender el objeto de la utilización del silencio, pues una vaga


comprensión del tema te contraerá problemas para con la interacción. Es
habitual observar que las personas creen que con guardar silencio logran algo,
sin entender que el silencio de preferencia debe auxiliarse de otras
herramientas para lograr su cometido.

Quisiera desarrollar la ausencia de cada vehículo inductivo de manera


sistémica, pues en la práctica resulta disfuncional y nada práctico trabajar cada
modalidad por separado, ya que son interdependientes.

Fundamentalmente voy a utilizar el habla como pivote, pues se entiende que de


ella emana propiamente el silencio, aunque como ya he dicho, el silencio
comprende otras modalidades que en lo adelante se detallarán y articularán.

El vehículo inductivo del habla, como ahora sabes, permite inducir estados
emocionales diversos. Algo similar sucede con la ausencia de dicho vehículo
inductivo, es decir, callar. Sabes también que cuando quieres inducir un estado
en tu interlocutor, debes auxiliar al vehículo inductivo del habla con el del
lenguaje corporal, específicamente la gesticulación del rostro y en ocasiones,
con el vehículo inductivo de la mirada. Pues bien, cuando ausentas el habla,
también te conviene auxiliarte de la gesticulación del rostro para imprimir
energía a tu mensaje. La mirada en algunas situaciones se utiliza como auxiliar
para no perder el lazo de la comunicación con nuestro interlocutor, aunque la
gesticulación de los músculos periféricos a los ojos también es determinante de
la esencia del mensaje transmitido.

Como puede deducirse, la ausencia del habla (silencio) debe auxiliarse del
vehículo inductivo de la mirada, de su ausencia y del lenguaje corporal (gestos
o muecas). No olvidar que la ausencia del vehículo inductivo del contacto físico,
también aporta al contenido del mensaje que se intenta transmitir. Por
supuesto, en algunas ocasiones la ausencia del habla o cualquier otro vehículo
inductivo, actúa de manera aislada, sin embargo, nuestros mensajes se
refuerzan y aclaran cuando articulamos la ausencia de más de un vehículo
inductivo. Podría apuntar que, la articulación de la ausencia de los vehículos
inductivos confiere mayor nitidez y contundencia en la recepción de la
información que enviamos.

Por lo anterior, mi insistencia en concebir al silencio como un sistema (articular


la ausencia de cada vehículo inductivo) y no como un factor aislado carente
sólo de habla. El silencio no se limita a callar pues como ya apunté
anteriormente, deriva de la ausencia de los vehículos inductivos, aunque a su
vez dicha ausencia funge como tal, como un vehículo inductivo.
De forma solidaria, al utilizar principalmente la ausencia de la mirada,
preferentemente debemos auxiliarla de otros vehículos inductivos como el
contacto físico, su ausencia y desde luego, el lenguaje corporal, por ejemplo.

Una pluralidad de contextos son los que permiten inducir estados emocionales
a partir del silencio verbal (Comprende la ausencia del vehículo inductivo del
habla. En lenguaje corriente, implica callar, o bien guardar silencio). En el día a
día, encontrarás que puedes utilizar el silencio para generar diversas
emociones en tus interlocutores e imprimir nitidez a cada una de las
interacciones en donde lo emplees.

Los inductores, como sabemos, tienen diferentes objetivos. Cada contexto


requiere de diferentes inductores y de diferentes mecanismos para hacerlos
llegar a nuestro interlocutor. Algunos inductores que pueden transmitirse
mediante la ausencia de los vehículos inductivos comprenden:

- Culpa social,
- Presión social,
- Repugnancia,
- Tristeza,
- Felicidad,
- Excitación,
- Entre muchos otros.

En función de lo que queramos que nuestro interlocutor experimente, será la


forma en que el silencio deba ser dirigido, esto, a través de la ausencia de dos
o más vehículos inductivos, es decir, haciendo presente el silencio de manera
sistémica interdependiente.

Para hacer un uso ilustrativo y práctico de este apartado, voy a ejemplificar


cada inductor en diferentes contextos y la forma en que el silencio puede
articularse a fin de inducir el estado inferido por cada uno de los inductores
enlistados anteriormente.

Primeramente, voy a articular un ejemplo con el inductor de culpa social. En


este ejemplo, voy a plantear la situación de una pareja de novios que deciden
algunas cosas, la chica induce en su novio un estado de culpa social y logra su
cometido. Vamos a ello:

Chica: El lunes tenemos que ir a la fiesta de mi prima –dice con alegría.

Chico: El lunes tengo que asistir a la graduación de Juan, ya te lo había


comentado –replica con desenfado.

Chica: O sea que no vamos a ir con mi prima –afirma con cara de


desaprobación y reprimiendo.
Chico: Ya te había dicho que tenía que ir con Juan, y tú me dijiste que sí
iríamos –replica suavizando la situación.

Chica: Está bien, ya me di cuenta que no me tomas en consideración,


pero está bien –sentencia y retira su atención de la interacción; no lo mira, se
aleja y no habla.

Chico: Oh por Dios, ya vamos a empezar –dice dirigiéndose a su novia,


que no le hace caso–. De seguro ya te molestaste, ¿eh? –la chica no le presta
el mínimo de atención, crea una especie de “hielo” dentro de la interacción. El
chico parece comenzar a sentirse incómodo–. Contéstame, ¿ya te enojaste? –
la chica no responde y el chico decide conceder–. Está bien, vamos con tu
prima, pero ya no te enojes.

Chica: ¡Gracias, te quiero mucho, mucho, mucho! –inmediatamente


cambia su estado de un “retiro mi atención” a un “gracias por complacerme”.

En el ejemplo anterior, es posible notar que el silencio hizo su trabajo; inducir


culpa social en el chico. Sin embargo, es posible apreciar que están detrás
otras herramientas que ya hemos tratado con antelación. ¿Podrías señalar
cuáles?

Si la respuesta que diste se asemeja a cualificación, acreditación y el marco,


entonces has comprendido perfectamente dichos conceptos y ahora es posible
notar cómo se articulan todas las herramientas brindadas a lo largo de esta
obra. Como ejercicio adicional, sería práctico que subrayaras el lugar en que
cada acción (cualificación, acreditación, marco, silencio) surte efecto. Créeme,
será de mucha utilidad y te servirá para reafirmar y consolidar lo hasta ahora
aprendido.

Por otra parte, conviene señalar que el silencio que la chica utilizó en el
ejemplo antecedente, implica la ausencia de todos los vehículos inductivos sin
reserva alguna. Por ello que la comunicación aparentemente se corta, aunque
ahora sabemos que el mensaje que su silencio transmitía era del tipo: “Hasta
que no me complazcas, olvídate de mí”. El chico al captar (inconscientemente
quizá) el mensaje, decide cualificarse y ceder a los términos de la chica, quien
posteriormente lo acredita.

Es interesante darnos cuenta que antes de conocer todas las herramientas


vistas, en realidad quizá habíamos ya coincidido con tales fenómenos. Se me
ocurren muchas situaciones en las que probablemente hayas experimentado el
silencio de otras personas y sucumbido a la culpa social. O quizá hayas sido tú
quien ha utilizado, inconscientemente, el silencio para hacer que tu interlocutor
cediera a tus condiciones.

A diferencia del pasado, ahora eres consciente del poder que tiene el silencio
cuando lo utilices favorablemente sobre tus interlocutores. Así como todo lo
que puede repercutir si tú eres "víctima” del silencio, pero conoces el concepto
y aplicación de no romper marco. Pues como apunté en capítulos anteriores,
sostener un marco sólido en muchas de las ocasiones, será determinante para
salir airoso en cualquier interacción.

Ahora bien, continuemos con la utilización del silencio en conjunción con otro
de los inductores antes mencionados, la presión social. En esta situación, voy a
utilizar como ejemplo cuando estamos en una reunión con amigos y por
diversas circunstancias queremos que una persona haga el ridículo. Para que
el ejemplo se entienda, en esta ocasión voy a utilizar nombres personales al
azar:

Juan: Pues sí, esa vez fue muy divertido.

Paco: Sí, recuerdo que tú no lo creías.

Juan: Claro, cómo voy a creerme ese cuento sin pruebas.

Carlos: Y entonces, ¿cuándo te diste cuenta de que todo era cierto?

Juan: Cuando me mostró las fotos. Eran chistosísimas –todos en la


mesa comienzan a reír–. Como la vez que Laura nos enseño a su perrito,
¿verdad Ángel? –Ángel no responde la pregunta y guarda silencio, ni siquiera
voltea a mirar a Juan, quien comienza a sentirse incómodo. Todos en la mesa
se quedan callados como sorprendidos. Ángel no rompe marco y se mantiene
en silencio absoluto.

Paco: Pero sí, las fotos estaban algo chistosas –trata de suavizar la
situación. Juan queda desconcertado y le cuesta incorporarse a la
conversación.

Aunque algo intenso, el ejemplo anterior es muy ilustrativo de cómo la presión


social es un inductor bastante fuerte y la forma en que afecta a sus “víctimas”.
En tal ejemplo, se puede apreciar que Ángel guarda absoluto silencio hasta que
Juan sucumbe ante la presión social. Debo señalar que la presión social
también afecta al propio Ángel, quien es el que la induce. Sin embargo, Ángel
consciente de su aparición, sabe que solamente debe aguantar el marco y
dejar que la propia presión social haga su trabajo; desacreditar a Juan y
hacerlo quedar en ridículo.

Nuevamente y al igual que en el ejemplo de los novios, es posible percatarnos


de que Ángel utiliza el silencio a través de la ausencia de todos los vehículos
inductivos. No repara en hacerlo, tolera la presión social y no rompe el marco,
lo que propicia que sea Juan quien sucumba ante la presión social del grupo y
quede en ridículo. Aunque como ya he mencionado, si Ángel no controlara bien
su marco, posiblemente sería también víctima de la presión social
adjudicándose un estereotipo de “mala onda”, de “descalibrado social”, de
“retrasado mental”, entre otros. Sin embargo y dado su control del marco,
podría incluso continuar la charla hacia otro tema, aprovechando el shock en el
que el grupo se encuentra y de esa forma no lo tacharían de tonto o cosa por el
estilo.

Conviene apuntar que la presión social representa en realidad un arma de


doble filo, pues así como puede surtir efecto a quien se le induce, también
puede hacerlo en la propia persona que la induce. Tener presente siempre el
concepto de no romper marco será fundamental para tolerar presión hasta que
sea nuestro interlocutor quien rompa su propio marco y entonces toda la
presión surta efecto en aquél. De lo contrario podríamos propiciar nuestra
propia incomodidad e inducción desfavorable dentro de una interacción puntual
y dar la sensación de “descalibrado social”.

Algunas de las sensaciones que Juan puede experimentar incluyen: presión en


el pecho, “hueco en el estómago”, enrojecimiento del rostro, vergüenza, pena,
sentido del ridículo, impotencia, leve dificultad para respirar, desaprobación
social, entre otras.

Es oportuno mencionar mi desaprobación a utilizar estas herramientas para


herir a cualquier persona. Los ejemplos simplemente tienen la misión de ilustrar
la forma en que dichas herramientas trabajan, pero con ello no pretendo que
sean mal encauzadas y que se pretenda menospreciar a nadie. Es estricta
responsabilidad tuya la forma en que sean utilizadas las herramientas que
brindo, así como las eventuales consecuencias que se gesten por un
inadecuado uso.

La presión social debe ser utilizada en ocasiones que de verdad sean


importantes y lo ameriten; que representen un antes y un después. No es
prudente utilizar presión social simplemente para desquitar hechos del pasado
y ridiculizar a alguien. Sin embargo, si su uso versa en obtener algo que
sustancialmente nos beneficiará, quizá su aplicación se justifique.

El siguiente inductor que quiero ejemplificar es la repugnancia. En este


ejemplo, voy a utilizar la situación de dos amigas que se encuentran en el
parque y un tipo desconocido intenta hacer amistad con ellas:

Chica 1: Pues Ana me dijo que Luis me iba a invitar a salir.

Chica 2: ¡No! ¿Es en serio?

Chica 1: ¡Sí! ¿Cómo ves?

Chica 2: Pues no me lo creo. ¿Luis el de sexto?

Chica 1: Que sí tonta, ese mismo.


Chico desconocido: ¡Hola chicas! ¿Cómo están? –la chica 1 lo mira
primero a los ojos y luego lo barre (Lo mira detenidamente de pies a cabeza,
como buscando defectos o reprobándolo socialmente) con la mirada y se
queda callada. Luego de unos segundos el chico desconocido, a la espera de
una contestación, comienza a experimentar presión social. La chica 1 lo vuelve
a barrer y cuando lo mira a los ojos, hace gestos de asco e incomodidad hacia
el chico, quien no lo soporta y mejor se va.

Parecerá radical, pero el anterior es un ejemplo muy ilustrativo de la forma en


que alguien puede inducir, a través del silencio, un sentimiento de repugnancia
y/o asco hacia otra persona. Quizá parezca fría o antisocial la forma en la que
ejemplifico, pero mi intención es que conozcas las situaciones más extremas,
pues si las conoces y sabes cómo actuar ante ellas, el resto de contingencias
no te serán problema alguno, en caso de que tú seas la “víctima”, por supuesto.
En caso contrario (tú induces el estado de repugnancia) conoces más o menos
cómo articular un inductor de este tipo basándote en el ejemplo anterior.

Es preciso señalar que la chica 1 del ejemplo pasado, utiliza los vehículos
inductivos de la mirada más el auxilio de la gesticulación facial, y a todo ello se
suma el silencio mediante la ausencia del vehículo inductivo del habla. Lo
anterior redunda en la inducción del estado de repugnancia en el chico
desconocido, quien además de experimentar el rechazo de la chica 1, también
se lleva una parte de presión social, ya que no recibe contestación lo que se
traduce en desaprobación social.

Un chico que estudia, práctica y se vuelve hábil con las herramientas que
brindo en esta obra, bien pudo haber contestado de la siguiente manera:

Chica 1: Que sí tonta, ese mismo.

Chico desconocido: ¡Hola chicas! ¿Cómo están? –La chica 1 lo mira


primero a los ojos y luego lo barre con la mirada y se queda callada–. ¡Oh,
tienes escáner! Cuéntame –mirando fijamente en tono sarcástico a la chica 1 y
con rostro firme–, ¿y qué otras aplicaciones android tienes?

Chica 1: (risas) Pues no lo sé, tú dime.

Se puede apreciar en otro contexto del ejemplo anterior, que el chico


desconocido (hábil con las herramientas de esta obra) desacredita a la chica 1
por su mal carácter y la forma en que ésta lo intentó tratar. Además de inducir
en ella algo de culpa social mediante su mirada, gesticulación facial y lenguaje
corporal. Aunque en el ejemplo anterior la conversación se corta, lo más
conveniente para el chico desconocido sería usar un poco de silencio verbal y
mantener el vehículo inductivo de la mirada fijo, hasta que la chica 1
comenzara a sonrojarse y apenarse por su comportamiento.
Dejando de lado lo anterior, la inducción de tristeza o felicidad mediante el
silencio, realmente ocurre de manera muy similar, por lo que creo oportuno
ejemplificar solamente uno de estos estados anímicos. Probablemente la
tristeza sea antónimo de la felicidad, no lo sé, los que hacen las normas
ortográficas y gramáticas no terminan por ponerse de acuerdo.

Inducir felicidad en nuestro interlocutor en realidad es bastante sencillo. Las


personas habitualmente se complican la vida pensando que con frases del tipo
“No te preocupes, todo va a estar bien” o “No estés triste ya verás que todo
sale bien” acompañadas de algunas palmaditas en la espalda, van a conseguir
que su interlocutor automáticamente se ponga feliz (aunque en ocasiones llega
a ocurrir). La realidad es que el silencio supera por mucho a este tipo de
tácticas.

Cuando hacemos uso adecuado del silencio, podemos comunicar nuestro


estado anímico y terminar contagiando a quienes nos rodean. Partiendo de
esta base, si nosotros estamos felices (o tristes, eufóricos, excitados,
alarmados, preocupados, etc.) y mantenemos nuestro estado en concordancia
con nuestro marco, en cualquier momento nuestros interlocutores terminarán
por estarlo también. Es muy práctico observar en Internet vídeos de
experimentos sociales en los que se aprecia cómo la risa es contagiosa;
alguien intencionalmente comienza a reír, no para y en minutos todas las
demás personas comienzan a reír también. Lo cierto es que el estado que
implica risas, no es el único que se contagia, muchos de los estados que
experimentamos terminan contagiándose si dicho estado se mantiene en el
tiempo y está en concordancia con nuestro marco, hasta que uno o dos de
nuestros interlocutores se contagien. Pero, apenas salimos o abandonamos tal
estado, el lazo comunicativo se rompe y será imposible contagiar a los demás,
empíricamente lo he comprobado una y otra vez.

Si por ejemplo un día queremos inducir felicidad en alguno de nuestros


interlocutores, primeramente debemos sentirlo (estar felices) y vivirlo en carne
propia, si mantenemos el estado y éste es congruente con nuestro marco (“soy
peculiarmente feliz”) en ese momento, será cuestión de segundos para que
nuestro interlocutor se contagie. Si queremos que nuestra forma de inducir (o
contagiar) felicidad a nuestro interlocutor sea a través del silencio:

- Deberíamos sentir felicidad en primera instancia,


- Establecer la comunicación mediante el vehículo inductivo de la mirada
o contacto físico,
- Mediante nuestro lenguaje corporal y una gesticulación facial creíble y
genuina (muecas de felicidad), mantener la mirada,
- No perder el estado de felicidad y creernos ese umbral de dicha
felicidad,
- Cuando nuestro interlocutor nos pregunte algo, comenzar a reír y no
hablar (silencio verbal) y,
- Tolerar cualquier fenómeno (presión social, culpa social, etc.) que ocurra
hasta que nuestro interlocutor comience a dar señas de contagio
emocional.

De la forma anterior, es posible inducir una infinidad de estados emocionales


hacia nuestros interlocutores, utilizando simplemente el silencio verbal, visual,
kinestésico o la combinación de ellos. Como ahora sabes, la mayoría de las
personas utilizamos sustancialmente los canales submodales de la
visualización, la audición y la kinestesia para comunicarnos. Por ello la
importancia que hago en el silencio mediante la ausencia de los vehículos
inductivos de la mirada, del habla y del contacto físico. ¿Puedes notar que todo
lo aprendido se articula orgánicamente?

Es imperante la necesidad de recalcar la potencia que se adquiere con el uso


de esta y las demás herramientas que hemos aprendido. Ahora que de verdad
comienzas a sentir un genuino y peculiar impulso de convertirte en una mujer
poderosa, debes saber que estudiar a fondo esta obra (leerla al menos tres
veces) y comprometerte con su aplicación práctica, tarde o temprano te
situarás en la fase de la competencia inconsciente; aquella que tratábamos en
el capítulo segundo, ¿recuerdas?

En general e insisto, deben entenderse y sobre todo aplicarse de manera


sistémica todas las herramientas que comparto en esta obra. Créeme, será
muy complicado que una sola herramienta de manera aislada, provoque todas
las sensaciones que se pueden lograr si articulas distintas herramientas a la
vez. El trabajo en equipo de todas y cada una de las herramientas que he
brindado, te permitirá llevar tu comunicación a otro nivel, estarás a años luz de
la mujer promedio y ello, tarde o temprano, se verá reflejado en el tumulto de
objetivos cumplidos gracias a expresarte desde tu mejor versión posible.

Me sentiré muy satisfecho si logro que al menos tú, querida amiga, te integres
a este pequeñísimo grupo de personas íntegras y poderosas que buscan ser su
mejor versión posible, que saben lo que quieren y toman acción para
conseguirlo, que no se rinden jamás, que saben que todo es cuestión de
tiempo y práctica, pero sobre todo, de estas personas que están dispuestas a
morir intentándolo porque saben que su vida depende de ello. ¡Te mando un
beso!
XIV Poder sexual y romántico

En los capítulos anteriores, he tenido el objetivo de prepararte para que sepas


expresarte y desenvolverte con poder dentro de la sociedad en general. Que tu
poder y valor social se incrementen en cualquier interacción y ante los ojos de
cualquier persona (hombre o mujer; joven o anciano). Todas y cada una de las
herramientas que he desnudado para ti, buscan brindarte mayor poder de
persuasión, influencia e impacto en las personas. Ello para que destaques de la
mayoría y desarrolles una personalidad y una vida más cómoda, placentera y
poderosa. Pero no nos engañemos, también entiendo que quieres tener más
poder y control sobre las relaciones amorosas y sentimentales. Por ello te
brindo este capítulo para que desarrolles tu capacidad de mujer poderosa
sobre el proceso de cortejo y enamoramiento y sepas identificar al hombre de
tus sueños. Lo único que te pido a cambio (ya que no contarás con mi ayuda)
es que prestes atención y subrayes en los ejemplos, las partes en las que se
utilizan las herramientas que ya conoces y practicas, ¿cuento con ello?

Ser una mujer femenina y poderosa es un privilegio supremo. No quiero que la


percibas como una chica que va por la vida seduciendo hombres atractivos y
volviéndolos locos de atracción. Esto va más allá, es el estilo de vida que toda
mujer debería adoptar y que le permitiría ser “exitosa” en cada aspecto de su
vida, confiriéndole plenitud y felicidad.

Realmente quisiera que encuentres una relación que te complemente y no una


que te lastime. Por ello quiero brindarte de herramientas prácticas que te
permitirán identificar al hombre que tienes enfrente y no conformarte con
babosos y/o patanes que nada te aportarán ahora que ya estás construyendo
tu poder y valor social.

Los filtros avanzados son aquellas herramientas que nadie te enseña. Ni en la


escuela, ni tus padres, ni siquiera tus amigas. Los filtros avanzados se
adquieren con la experiencia y yo te los comparto para que no tengas que
pasarte diez o quince años bajo prueba y error.

Los filtros avanzados se dividen básicamente en dos tipos: los que surgen en
función de tu comportamiento o “cebos”, y los que surgen en función del
comportamiento del chico que te gusta “pruebas”. Ambos interactúan
simbióticamente y buscan calificar al chico en cuestión. Su objeto es el de
salvaguardar a tu corazoncito y evitar sufrimiento sentimental en el futuro. Algo
así como… ¡asegurar la inversión!

Los cebos son filtros que surgen a partir de tu estado interno y que regulan tu
comportamiento. Esto es, filtros que actúan en función de cómo te sientes.
Supongamos por ejemplo, que en una charla con el chico que te gusta, sientes
unas ganas inmensas de besarlo, pero él parece no estar seguro de si hacerlo
o no. Además tu papel no es el activo, pero quieres “echarle una mano” para
que entienda lo que sientes. Entonces tú le haces una “sugerencia” para ver si
actúa en consecuencia o si desconoce el “protocolo”. Ejemplifiquemos la
sugerencia con la siguiente conversación:

Tú: Oye, ¿tengo los labios resecos? –lo haces con el objeto de
“juguetear”.

Él: No, no lo parecen –ni siquiera se acerca a revisar. Es probable que


no haya entendido.

Tú: Sabes, hace tiempo que no me besan –tiras otro cebo para ver si
ahora la capta. Esto resulta demasiado lanzado para mi gusto.

Él: ¿Y eso? –obviamente sigue sin entender. Probablemente lo haya


entendido pero no se siente seguro de lanzarse.

Tú: Solo decía… –quizá te sientas decepcionada de que no ha captado


tu “sugerencia”. A los hombres les cuesta comunicarse efectivamente con las
mujeres, ¡paciencia!

El objeto de los cebos es “ayudarle” al chico que te gusta a que pise terreno
firme. Es decir, una de las funciones de los cebos es indicarle a tu chico el
camino. Imagínalo como un semáforo, con los cebos puedes indicarle que el
semáforo está en verde, ¿me entiendes? Los colores anaranjado y rojo se
tratan más adelante. Pero el color verde lo abarcan sustancialmente los cebos.

Tal y como dije anteriormente, a los hombres les cuesta entender a las
mujeres. Por eso es que ustedes han desarrollado mecanismos avanzados
para “echarnos una manita” y así nosotros no tengamos que ir tan a ciegas.

Como filtro, el cebo tiene el objetivo de saber a qué tipo de chico te enfrentas.
En la conversación anterior, es casi un hecho que el tipo de chico que tienes
enfrente es tímido o promedio. Los otros tipos de hombre normalmente
captarían tus cebos y actuarían en consecuencia.

Imaginemos ahora que el chico que te gusta es El hombre (¿lo recuerdas?). La


intensa conversación que puede brindarte te obnubilaría y sentirías unas
fuertes ganas de arrancarle los labios, pero no quieres parecer tan lanzada…

Tú: Oye, ¿tengo los labios resecos? –lo haces con el objeto de
“juguetear”.

Él: Déjame ver –se acerca y desliza sus dedos sobre tus labios. Acerca
su rostro al tuyo y alterna su mirada entre la tuya y tus labios. Experimentas
una tensión sexual muy fuerte que comienza a vencerte. Luego de echar un
vistazo se aleja.
Tú: Sabes, hace tiempo que no me besan –tiras otro cebo para ver cómo
reacciona. Esto resulta demasiado lanzado para mi gusto.

Él: … –guarda silencio clavándote la mirada y la tensión sexual alcanza


un pico–. ¿Qué tan buena eres besando, del 1 al 10? –te ofrece también un
cebo mientras te derrite con su seguridad. Esto terminará mal…

Tú: Mmm... –Tiemblas y estás nerviosísima, entras en un estado


intenso–, un 8 –dices medio tonteando y con una sonrisa nerviosita.

Él: ¿En serio?, vamos a ver –sonríe y lentamente se acerca a ti. Quedas
paralizada y deseosa. Finalmente terminan besándose.

¿Encuentras diferencia en las conversaciones? Bien.

La conversación anterior es de un nivel muy avanzado a lo que normalmente te


encontrarás. Dicha conversación es parte de una que personalmente sostuve
con una chica con la que viví experiencias increíbles. Al parecer ella tenía
mucha experiencia pues sabía, quizá inconscientemente, del uso de los cebos.
Me parece ilustrativo mostrártela, por eso la he incluido como ejemplo.

Los cebos serán tus mejores aliados cuando notes que tu chico no da una.
Sirven para orientarlo y para darle vía. La interacción avanzará y no te
aburrirás, es una ayuda que puedes proporcionarle y que brindará a ambos una
relación sana y nutritiva.

Ahora bien, las pruebas. Las pruebas, a diferencia de los cebos, no surgen en
función de lo que sientes. Las pruebas, por su parte, surgen en función del
comportamiento de tu chico. Quiero que entiendas a las pruebas como filtros
más fuertes, su mala utilización puede derivar en asustar a los chicos y no
volverles a ver la cara.

Las pruebas no buscan ayudar a tu chico y quitarle lo tímido, para ello están los
cebos. La principal función de las pruebas es protegerte. Sí, entiéndelo, la
principal función de las pruebas es protegerte. Éstas, buscan evitar a toda
costa que termines lastimada por un patán, o que termines enrollada con un
chico que no vale la pena.

Quiero hacer la siguiente analogía, imagina al servicio militar para hombres. Un


aspirante debe ser sometido a una pluralidad de exámenes para saber si
cumple con las condiciones que la milicia busca en sus reclutados. Si el
aspirante falla en los exámenes, es probable que no sea admitido.

Pues bien, en continuidad con la analogía, resulta que tú eres la milicia, el


chico que tengas enfrente será el aspirante y las pruebas serán los exámenes.
Si el chico falla tus pruebas debería quedar fuera. Aunque no hay que ser tan
drásticos, pues es probable que ningún hombre normal pase todas tus pruebas.
Si falla un par de ellas, quizá tú consideres que vale la pena darle otra
oportunidad. Sin embargo, si falla pruebas sustanciales es muy recomendable
que desestimes su participación y dediques tu tiempo a otros candidatos
potenciales.

De igual forma, quiero ejemplificar a las pruebas con una conversación que
recientemente tuve con una chica dedicada al modelaje. Si quieres una
recomendación bastante amplia, te diría que te hicieras amiga de una chica
muy atractiva (o más atractiva que tú), pues ellas suelen tener muchísima
experiencia y poseen conocimientos invaluables. Y no se diga en pruebas,
pues mis interacciones con ellas han iniciado inmediatamente con pruebas,
luego terminan enamoradas y adictas, pero las pruebas sí que las hacen.
Bueno, continúo con el ejemplo:

Yo: ¡Hola, ya llegué! –digo amable y sonriendo mientras la miro


fijamente. Ella voltea y me “escanea”–. ¡Qué linda, tienes antivirus! –digo con
sarcasmo para sacarla de estado.

Ella: ¿Quién eres?, ¿qué quieres? –dice con bastante acritud,


mirándome casi como con asquito. La miro y sonrío.

Yo: Quería besarte, pero veo que te pongo muy cachonda –le digo con
una seguridad abrumadora y sin quitarle la mirada. Ella parece salir de estado.

Ella: Jajaja… –se parte de la risa–. ¿Por qué no te vas a la chingada? –


dice retadoramente. Al parecer analiza mi reacción. Cualquier hombre habría
salido corriendo luego de pedir disculpas.

Yo: Jajaja… –me río, en serio me gusta su respuesta–. Pues tienes tu


encanto mujer, y ¿qué otras aplicaciones tienes? –digo, continuando con el
sarcasmo…

Como bien te dije, lo anterior solamente es un extracto de una conversación


que afortunadamente llegó a buen puerto. Lo interesante del ejemplo real son
las contestaciones que ella me dio en su momento ya que, querida amiga, esas
son pruebas puras y duras; mujer altamente atractiva y poderosa vs El hombre.

Quizá intuyas que pruebas como las que esa chica me hizo tienen la firme
convicción de filtrar a los “perdedores” y evitar la pérdida de tiempo. Tendrías
toda la razón del mundo si tu intuición te lleva a ello. Ya dije antes que las
pruebas tienen por objeto desechar a los candidatos menos aptos para ti,
incluidos aquellos que puedan lastimarte en algún punto de una eventual
relación sentimental. Entiende a las pruebas como tu sistema inmunitario en
materia de relaciones sentimentales, el que combate a los parásitos e
infecciones (patanes y babosos).
Las pruebas buscan evidencia, no hipótesis. Si un hombre te dice que es
millonario, quizá tu sistema “inmunitario sentimental” libere pruebas para
constatarlo. Una manera de hacerlo, sería diciéndole al supuesto millonario que
necesitas un préstamo fuerte, si se ofrece a prestarte entonces quizá sea
millonario, por el contrario ten por seguro que es solamente un fanfarrón más
(babucas o baboso).

Otro ejemplo podría ser un chico que se las da de <<Don Juan>>, fácilmente
podrías coquetearle y cuando se acercara, podrías hacerle el feo y decirle que
está horroroso, que se largue. Si se molesta con tu actitud y se va, quizá toda
su pinta de “Don Juan” sea falsa; una frágil y chistosa máscara frente a una
personalidad débil y aburrida (babucas). Si se queda y termina conquistándote,
¿cuál sería tu respuesta?

Pero bueno, no quiero adelantarme. Profundicemos en los distintos tipos de


pruebas y cebos que van en función de la etapa del juego. Desde el
acercamiento hasta la relación, existen cebos y pruebas que una mujer
poderosa emplea habitualmente y con los que conquista a quien se le dé la
gana. Dinámica social avanzada, ¿recuerdas?

Te invito a ponerte lo más cómoda que puedas, porque lo que viene ¡ES
DINAMITA PURA!

Antes de que tú y él se besen, se abracen, se enamoren o lo que sea con que


fantasees, deben conocerse, ¡es un hecho! Resulta obvio que lo primero es el
acercamiento, bueno, ni tanto… Para muchas personas, resulta más orgánico
pasar horas por la tarde fantaseando con la persona que les gusta, que poner
manos a la obra, decidirse y acercarse a conocerla. Las existen, quizá
conozcas a más de una.

¿Qué me dirías si te digo que con un par de pruebas puedes desechar a los
hombres aburridos y no aptos? ¿Sería grandioso, verdad? Pues la realidad es
así, tú puedes saber qué tipo de hombre es el que tienes enfrente, con la ayuda
de pruebas tan sencillas que te ahorrarán horas, días y años de aburrimiento y
decepción. De esta manera, podrás gestionar tu tiempo de mejor manera y
solamente salir con chicos que merezcan tu atención, chicos que pasen por tus
filtros y te den evidencia de ser lo que buscas. ¡Fantástico!

Antes de continuar quiero que seas honesta contigo misma. A mí no me


interesa si nos mientes a los dos, si en verdad quieres llegar a ser una mujer
íntegra, poderosa y controlar el aspecto emocional de tu vida, debes tener claro
lo que quieres en las relaciones, lo que te llena, lo que te hace o te haría feliz,
lo que esperas de tu chico, lo que estás dispuesta a dar, lo que… ¿me
entiendes? Te invito a tomar un tiempo imperioso al respecto y a ser clara en
tus estándares, en tus gustos, en tus fortalezas, en todo lo que te describe
como mujer. Ello dictará el rumbo que tomarán tus decisiones y la estructura de
tus filtros. Queda claro que no puedes ponerte a soltar pruebas incongruentes
que lo único que logren es que te quedes sola, ¿me sigues?

Bien, si me has hecho caso, probablemente ahora tengas las cosas más claras.
No todos los chicos pueden gustarte, hay unas características en especial que
buscas en él, tu chico. A lo mejor seas de las chicas que sienten atracción por
los chicos altos, o qué me dices de los morenos, los rubios, o los delgados,
quizá los “mamados o cachas”, no lo sé, los gustos son tuyos y debes estar
consciente de ellos. También las características de actitud de tu chico pueden
variar, probablemente te gusten los chicos atentos, un poco celosos,
indiferentes, atrevidos, con sentido del humor, alegres, entre muchas otras
características.

De acuerdo a lo que hablamos en capítulos anteriores, existen ciertas


cualidades que atraen a la mayoría de mujeres. No importa el físico o actitud de
tu chico, estas cualidades son comunes a las mujeres y todo hombre que las
posee tiene un poder magnético sobre ellas. Si no las recuerdas
despreocúpate, voy enseguida a citarlas: valor social, preselección y seguridad
en sí mismo.

Las primeras pruebas que vas a conocer, atienden la búsqueda de dichas


características. Por lo que te será de grandiosa utilidad aprenderlas y por
supuesto, practicarlas. Pero antes de entrar a ello, quiero poner sobre la mesa
algunos contextos del acercamiento.

Espero con el alma que mis lectoras y en especial tú, sean mujeres dispuestas
a cambiar su vida. Sin importar si eres una estudiante de preparatoria, un ama
de casa, una cultora de belleza, si estás en la Facultad estudiando Derecho, o
si eres una Ingeniera profesional que labora en una prestigiosa empresa, en
realidad no importa. Lo que quiero es tranquilidad al saber que tienes la
fortaleza mental para generar hábitos que te confieran mejores resultados con
el sexo opuesto y con la sociedad en general. ¿Estamos?

Dependiendo de tus hábitos y actividades normales, será el contexto en que


sucedan las cosas. El chico de tus sueños puede aparecer en cualquier lugar,
nunca se sabe. Desde un parque, la feria, una convención o congreso, en la
oficina, en el barrio, en la escuela, en el centro comercial, en un balneario…
¿me entiendes? Nunca se puede saber dónde aparecerá tu príncipe azul, de lo
que sí puedes estar segura es de tu capacidad para identificarlo y conquistarlo.
Eso sí que depende totalmente de ti.

A la gente le espanta lo desconocido, suele tener una desconfianza de las


personas que intentan entablar una conversación de la nada. Para todos es
bien sabido que los noviazgos que se llegan a tener, normalmente surgen con
personas que conocemos a lo largo del tiempo dentro de nuestro círculo social.
Es muy raro enrollarse con personas a las que acabamos de conocer, aunque
sucede.

Lo que puedo asegurarte es que tu príncipe azul puede aparecer un día y ser
un flechazo de esos que sólo suceden en las telenovelas. Es una probabilidad
que existe y que más vale tengas presente, no deberías cerrarte a conocer
gente nueva. Sí, ya sé que tú babeas por el primo de tu amiga que conoces
hace años, pero, sería raro que luego de años él no haya intentado nada. Mi
recomendación se vuelca a que consideres otras posibilidades e incluir en tu
repertorio a gente nueva. Por supuesto, no quiero que vayas por la vida
dándole conversación a toda la gente, pero si notas que existe un “algo” con un
chico en especial, no te cierres y conócelo.

En concordancia con el capítulo referente a los roles pasivo y activo, será


relativamente probable que sea él quien inicie la interacción. Aunque como
sabrás, algunos chicos son demasiado tímidos y para ello hemos ya discutido
algunas maneras de ayudarlos a dar ese primer paso. En este capítulo quiero
centrarme en contextos habituales y en conversaciones reales, mismas que te
permitirán anticiparte a potenciales situaciones que te sucederán apenas
conozcas a tu chico.

Los contextos más generalizados son dos: el contexto real y el contexto fingido.
A qué me refiero con ello. Básicamente a hombres que intentan “venderte
humo” y hombres que en realidad te venden un producto especial. El venderte
humo implica un contexto fingido, mientras que el venderte algo especial
significa un contexto real.

Durante la etapa del acercamiento, las pruebas te permitirán saber si el chico


que intenta ligar contigo te está vendiendo humo o algo real. Un contexto
fingido o un contexto real, ¿me sigues?

La mayoría de los hombres iniciará su “ataque” con frases triviales o con


palabras socialmente aprobadas. Un simple “Hola” podría ser suficiente para
“romper el hielo” y continuar hacia conocerte. El chico promedio intentará ser
agradable desde el inicio, el chiste según ellos, es que te confíes y luego
atacar, ¡vaya sátira! Entiéndelo como una forma de ocultar su interés real en ti.
A los chicos normales no les resulta cómodo ni conveniente aceptar que
quieren tener sexo contigo, ello por estar socialmente desaprobado, ¿sistema
impositivo acaso?

La intención de proporcionarte pruebas avanzadas es que filtres con poca


energía a los chicos con los que no valdría la pena tener algo. Recuerda que
quien decide si alguien vale o no la pena, eres tú. Nadie, además de ti, tiene la
facultad para decirte qué hacer o con quién enrollarte, esa decisión es
solamente tuya.
Para entender la prudencia de algunas pruebas, considero pertinente la
limitación del espacio contextual. Por una parte, un espacio cerrado implica que
el chico de tus sueños está dentro de tu círculo social más cercano; amigos,
amigos de amigos, familiares, amigos de familiares, conocidos del trabajo,
conocidos de conocidos, entre otros. Mientras que un espacio abierto da lugar
a que tu príncipe azul pueda ser cualquier chico desconocido que decida a
acercarse a platicar contigo.

Entenderás que los contextos son totalmente diferentes, puesto que un chico
conocido que intenta ligar contigo tiene ciertas “ventajas” en comparación con
un chico desconocido que se te acerca en el centro comercial. Con el chico
conocido tendrás mayor predisposición, con el chico desconocido tendrás una
cierta desconfianza. Uno juega con ventaja, el otro lo tiene más complicado.

Entonces, si tu disposición a mantener una interacción es diferente, las pruebas


también deben ser diferentes. Si quien te aborda es el hermano de tu mejor
amiga, no podrás ser tan dura y cruel con él. Si quien te aborda es un
desconocido tienes la obligación de filtrarlo duramente. Así lo dicta la sociedad
del sistema impositivo.

Para mantener cierta cortesía, conviene que las pruebas que le hagas a
alguien conocido sean más sutiles que las que ofrezcas a un total desconocido.
En los siguientes ejemplos podrás comparar cómo gestionar a un chico
desconocido (CD) y a un chico conocido (CC).

CC: ¡Hola!, ¿cómo estás?

Tú: Bien, gracias, ¿y tú qué tal?

CC: Bien… ¿quieres beber algo?

Tú: No, gracias. Estaba a punto de leer.

CC: Ah, perdón…

La prueba en este caso, consiste en ver qué tan seguro está el chico conocido
(CC) de sostener una conversación contigo. Según las respuestas, el CC no
estaba tan seguro de que tú quisieras conversar con él, ya que apenas lo
pruebas sucumbe a la presión. Veamos qué sucede con el chico desconocido
(CD):

CD: ¡Hola!, ¿cómo estás?

Tú: Bien, gracias, ¿y tú qué tal?

CD: Bien… ¿cómo te llamas?

Tú: ¡Déjame sola!


CD: No ya, en serio… ¿cómo te llamas?

Tú: Si no me dejas en paz voy a gritar.

CD: No, está bien. Ya me voy

Las pruebas que ofreces al chico desconocido (CD) no son, ni de cerca, las
mismas que ofreciste al CC. Ello es así porque no le faltarías al respeto al
hermano de tu amiga, por ejemplo. Mientras que al CD no lo conoces, por lo
que no te interesaría parecerle engreída.

En la realidad te darás cuenta de que puedes ser amable con las personas. De
hecho estás trabajando para ser más social, pero siempre poniendo especial
atención a la gente que busca cometer algún delito o abusar de tu amabilidad.

Los lugares que resultan menos imponentes a los hombres comunes para
acercarse a ligar contigo, son eventos sociales llevados a cabo para tales
efectos. Por ejemplo las fiestas de quince años, las bodas, los cumpleaños, los
bailes, las discotecas, el pub, etc. Dichos eventos son más propensos a
utilizarse como medios para conocer gente nueva. Es muy baja la probabilidad
de que un chico se te acerque en un parque o en el súper, pues ello es más
intimidante por la presión social que conlleva. Si en algún momento de tu vida
un chico te aborda en el súper o en un centro comercial, existe cierta
probabilidad de que sea El hombre, ya que a éste no lo intimida ningún
contexto.

Seguro estoy que, saber cuándo un chico es un patán o un babucas, te servirá


para desecharlos inmediatamente. Las categorías de hombre que tratamos
anteriormente comprenden a los patanes (chicos malos y populares) y a los
babucas (chicos tímidos y promedio). Al saber filtrar a estos chicos te quedarás
únicamente con oro puro. Desde luego y como he venido comentando, tú
sabrás si algún chico promedio te parece indicado para tener algo con él. Así
que no descartes la posibilidad de encontrar en dicho chico, a alguien que llene
tus expectativas.

Las pruebas para detectar a los babucas son más sencillas que las necesarias
para “detectar” a los patanes. Pues estos últimos suelen ser más resistentes a
las pruebas iniciales, así que habrás de incrementar la intensidad de las
mismas.

La seguridad o confianza de un babucas, normalmente está por los suelos, así


que si te enfocas en manipularla, sabrás si en efecto es un babucas y quizá no
te interese tener nada con él. No quiero que se malinterpreten mis palabras, al
socavar en la seguridad de un probable babucas, no me refiero a que lo
lastimes y lo trates como basura. Una mujer poderosa jamás busca hacer sentir
mal a nadie, simplemente busca asegurarse de conseguir a una pareja
emocionalmente estable, alguien que no titubé, alguien que pueda hacerla
sentir segura y protegida.

Una mujer particularmente poderosa es amable y está socialmente calibrada


para saber cómo comportarse en función del contexto. Si puedes ahorrar
tiempo, ahórralo, si no, entonces concede cierto espacio temporal. Esto es, si
estás sola en un parque y un chico se te acerca, puedes filtrarlo en menos de
dos minutos, si estás en una fiesta con conocidos y alguien se te acerca, debes
calibrar y evaluar si puedes filtrarlo rápido o si debes hacerlo más despacio. Lo
que es muy importante y no lo he mencionado es que, pase lo que pase, debes
divertirte. Diviértete mientras pruebas a un chico, yo me divierto mientras las
mujeres me ofrecen sus pruebas, luego les volteo la tortilla y también me
divierten sus caras de sorpresa y fascinación. Este juego de la seducción se
trata de que ambos, mujer y hombre, se diviertan, y si en el proceso ambos se
enamoran perdidamente, qué mejor.

Ahora sí, vamos por las pruebas para detectar babucas. La pruebas deben
estar dirigidas hacia socavar su autoconfianza. Algunas pautas a seguir serían:

- Físico; estatura, complexión, rasgos, entre otros,


- Apariencia; vestimenta, peinado, accesorios, higiene personal, entre
otros y
- Actitud; creencias, seguridad, falsa apariencia, presunción, entre otros.

Para que entiendas mejor la estructuración y la potencia de las pruebas, vamos


a enfocarnos en aplicarlas a chicos que no conoces de nada. Los chicos de tu
círculo social son mucho más fáciles de gestionar. Bastará con que adaptes
pruebas a la medida del contexto.

Primeramente, voy a ofrecerte un ejemplo que te permitirá intuir la


estructuración y el objeto de la prueba. Dicho ejemplo será supuesto, y se
comprende luego de cinco minutos de charla:

Él: Y… ¿qué te gusta hacer?

Tú: Estar sola –con sonrisa amable.

Él: ¿Quieres que me vaya? –preocupado.

Tú: ¡Por favor! –lo analizas. Él se va.

Este ejemplo atiende la actitud (seguridad en sí mismo) del chico. Por lo que
parece la prueba surtió efecto, pues el chico demostró no estar seguro de
seguir adelante. El siguiente ejemplo es:

Él: Mis ex novias me siguen acosando, ¿qué me recomiendas hacer? –


se quiere hacer el “mujeriego”.
Tú: Ponerte a trabajar. Esa pinta que tienes me dice que les debes
dinero… y mucho –lo miras analíticamente.

Él: … –queda sin palabras. Tú te burlas.

Tú: Lo ves. Márchate, yo no tengo dinero –sentencias.

En este ejemplo, se atienden dos aspectos; la apariencia (vestimenta) y la


actitud (creencias). El chico promedio no tiene nada que hacer con esas
pruebas, es altamente probable que luego de que las sueltes no sepa qué
hacer y prefiera regresar a su zona de confort abandonando la conversación.
Luego entonces, terminas filtrándolo y asegurándote de que no tenía la
fortaleza suficiente para hacer frente a situaciones adversas.

Ahora quiero ofrecerte dos ejemplos más. Pero esta vez no voy a decirte qué
aspectos se atienden. La tarea que quiero que realices es precisamente
entender qué aspectos atiende la prueba, cuántas pruebas hay en cada
ejemplo, y si logran su objetivo. Estos últimos ejemplos son un poquito más
largos que los anteriores. Lo hago así con el fin de que te quede más clara la
función que cumplen las pruebas.

Ejemplo 1:

Él: Estaba mirándote y decidí venir a conocerte –se hace el valiente.

Tú: Mira, yo pensé que estabas visco –lo analizas.

Él: ¿Por qué lo dices? –dice desconcertado.

Tú: Tu cara está chistosa –te ríes mientras lo miras.

Él: ¿Qué tengo?, ¿tengo algo en la boca?, ¿por qué te ríes? –su valentía
se desvanece.

Tú: Más bien en la cara. Y tu cabello parece un casco –lo miras


analizándolo.

Él: ¿Cómo que casco? –parece enojado y derrotado…

Bien, sabes ahora cuál es tu tarea así que a hacerla. Espero que lo tengas
claro y no dudes, si es así, entonces te recomiendo que repases los aspectos
que se pueden atender. Ahora voy con el siguiente ejemplo.

Ejemplo 2:

Él: Hola amiga, ¿cómo te llamas? –parece sonriente.

Tú: ¡Jimena! Pensé que no te acercarías –mientes acerca de tu nombre


y usas el sarcasmo para contraatacar.
Él: ¿De verdad? ¿Y por qué lo dices? –pregunta animado.

Tú: ¡Porque eres guapísimo! Mírate en un espejo; esos pelos necios, esa
mirada chueca, ese cuerpazo, ¡todo un Latin Lover! Cómo no voy a estar
emocionada –exageras en el sarcasmo.

Él: ¿Te estás burlando de mí? –dice inseguro.

Tú: No, pero si quieres puedes irte –lo invitas con seguridad. Él se va.

Espero que seas capaz de identificar las pruebas, el número de éstas y la


función que tienen. Así como detectar que en realidad han cumplido su misión.

Quizá parezcan exagerados los ejemplos, pero en ocasiones hay chicos que se
ponen muy pesados creyendo que te pueden ligar fácilmente. Si es tu
situación, no repares en atacar más duro. Las pruebas, recordarás, tienen el
objeto de protegerte y evitar que termines de novia con un patán que no te
valorará o con un babucas que te aburrirá.

Los primeros filtros y sobre todo cuando apenas el chico se te ha acercado, no


deben ser tan hirientes o duros, basta con que te asegures de que el chico
tiene ingenio y creatividad para salir de tu prueba. Si un chico resuelve tu
prueba con ingenio, creatividad y además se lo toma con humor y tranquilidad,
puedo asegurarte de que vale la pena seguir interactuando con él. Quién sabe
y termine siendo tu príncipe azul.

Para que entiendas más o menos a qué me refiero con que un chico se tome
las cosas con humor y tranquilidad, y además resuelva la prueba con ingenio y
creatividad, vuelvo a citar el ejemplo que anteriormente te compartí:

Yo: ¡Hola, ya llegué! –digo amable y sonriendo mientras la miro


fijamente. Ella voltea y me “escanea”–. Qué linda, tienes antivirus –digo con
sarcasmo para sacarla de estado. Reprocho que me analice y ella lo sabe.

Ella: ¿Quién eres?, ¿qué quieres? –dice con bastante acritud,


mirándome casi como con asquito. La miro y sonrío, parece coqueta después
de todo.

Yo: Quería besarte, pero veo que te pongo muy cachonda –le digo con
una seguridad abrumadora y sin quitarle la mirada. Ella parece salir de estado.

Ella: Jajaja… –se parte de la risa–. ¿Por qué no te vas a la chingada? –


dice retadoramente. Al parecer analiza mi reacción. Cualquier hombre habría
salido corriendo luego de pedir disculpas.

Yo: Jajaja… –me río, en serio me gusta su respuesta–. Pues tienes tu


encanto mujer, y ¿qué otras aplicaciones tienes? –digo continuando con el
sarcasmo.
Ella: Pues, básicamente puedo ser más grosera. ¿Eso es lo que
quieres? –dice sonriente y analítica.

Yo: ¿Y en el sexo, también eres groserita? –evalúo y analizo. Ella sonríe


y relaja la tensión sexual.

Ella: Con mi novio, a veces –ofrece nuevamente una prueba que atiende
aspectos de seguridad y creencias.

Yo: Con tu novio… ¿y conmigo? –la miro sin reparo. Busco ponerla
nerviosa hasta que no sostenga la mirada. Ella se vence y mira a otro lado,
humedece sus labios.

Ella: Jajaja, no me gustas –ofrece prueba que atiende seguridad


mientras sonríe. Además quién le preguntó si yo le gusto; está en estado, eso
es un hecho.

Yo: Tú a mí tampoco, pero si sigues sonriendo así quizá pueda


pensármelo –comienzo el jugueteo previo al enganche.

Ella: Yo no sonrío, mientes. Te sientes muy Casanova, ¿no? –sigue


ofreciendo pruebas, pero ya noto su lenguaje corporal vencido, está atraída. Ya
rozo los límites hacia el enganche.

Yo: La verdad, sólo en el sexo. Tengo un Máster en besar tus labios


muuuy rico... –mi mirada penetra hasta el fondo de sus ojos.

Ella: Jajaja… pues… –ríe y antes de articular palabra alguna la


interrumpo.

Yo: … Y luego besaría tu boca –y señalo su boca con mi mano…

Hasta aquí te comparto, lo demás es historia, erótica, pero historia.

Como podrás ver en el ejemplo anterior, me he tomado las cosas con calma y
humor. Una chica a la que no conozco no tiene por qué influir en mi
comportamiento, por eso es que no me lo tomo personal. Para contestarle he
tenido que ser ingenioso y rápido en la contestación para parecer natural. Por
supuesto que la chica, luego de ver que su tonta actitud no funcionaba
conmigo, decidió dejarla de lado y comenzar a abrirse. Luego de un tiempo
compartíamos cama y parecía bastante feliz. Modestia aparte.

Las pruebas que en serio tienen una influencia decisiva en la interacción


acaecen más adelante, así que durante el acercamiento no es tan importante
ser dura. Sé dura si realmente tienes cosas que hacer y solo merece la pena
invertir tu tiempo en hombres que merezcan la pena. Si estás justa de tiempo y
percibes que el chico es un babucas, entonces dale duro y no temas gestionar
favorablemente tu tiempo.
Luego del acercamiento viene el enganche. La etapa de enganche es aquella
en la que percibes en la interacción un interés de parte tuya. Algo así como
unas ganas de querer conocer al chico que tienes enfrente. Cuando un chico
se te acerca, lo pones a prueba, él soluciona tus pruebas de manera favorable
y te ofrece plática interesante de modo que no te urge abandonarla, entonces
has alcanzado el punto de enganche.

Durante el enganche es habitual que tú como mujer sientas una genuina


sensación de querer estar atenta a la conversación. Si el chico te hace reír o
comienzas a sentirte cómoda platicando con él, es muy probable que comience
a gestarse la semilla de la atracción, aunque no nos adelantemos, todo con
calma.

La fase del enganche infiere que debes estar atenta a dos cosas: al cómo te
sientes y al cómo él se comporta. Si comienzas a sentirte cómoda las cosas
van por buen camino. Si él se comporta cómodamente, es señal de que la
interacción avanza.

Conviene no bajar la guardia durante esta etapa. No deberías dejar de analizar,


de vez en cuando, cómo avanza la interacción. Como ya te dije anteriormente,
debes disfrutar en cada momento de la interacción, y estar atenta de su
evolución quizá represente dejar el goce de lado. Lo que puedo recomendarte
es que hagas más caso a tus emociones y al cómo te sientes, que al qué
sucede. Cuando haya que volver a poner pruebas lo sabrás. Recuerda que
estás programada para poner a prueba a los hombres, así que tómate algunos
aspectos de la interacción con calma.

El enganche es una etapa en la que normalmente no necesitarás pruebas, lo


que representa esta etapa es la fase del conocimiento. Tú lo conoces y él a ti.
No te aferres a querer ponerle pruebas y filtrarlo. Para que te quede un poco
claro y consistente, quiero que recuerdes la metáfora de las propuestas. El
enganche es precisamente la fase en la que debes escuchar la “propuesta” del
chico y valorar si conviene continuar (pruebas superadas favorablemente) o dar
la “entrevista” por terminada (pruebas no superadas).

Para que te quede más clara la idea del enganche, quiero que pienses en un
libro, en una novela por ejemplo. Si tuvieras el tiempo contado para leer, te
asegurarías de que tal libro merece la pena, pero cómo sabrías que en verdad
merece la pena. Fácil, leerías el primer capítulo, si luego no dejas de leerlo
entonces te has enganchado al librito. Si lees el primer capítulo y ni siquiera lo
terminas, entonces era un libro que quizá no valía la pena. Lo importante es
que supiste gestionar tu tiempo asumiendo riesgos.

De manera análoga, con un chico dado debes leer el primer capítulo (escuchar
su propuesta) y ver de qué va. Si luego de unas páginas (acercamiento y
algunos instantes de conversación) decides no terminar el capítulo (escuchar
su propuesta), quizá no merezca la pena seguir leyéndolo (ofreces pruebas y
filtras). Si terminas de leer el primer capítulo (escuchar su propuesta) y sigues
al segundo capítulo, entonces te has enganchado al libro (has alcanzado la
fase de enganche).

Espero que la analogía anterior te haya sido útil. Te adelanto que no muchos
chicos desconocidos (CD) alcanzarán el enganche contigo. Lo más probable es
que durante al acercamiento no resuelvan tus pruebas y la interacción ni
siquiera dure cinco minutos. Sin embargo, debes entender que cuando alguien
alcance el enganche contigo, deberás estar atenta a su “propuesta” y no así a
pensar en ofrecer pruebas. Las pruebas interesantes deben liberarse en fases
más avanzadas; para asegurarte de que tu chico es lo que en realidad tú
mereces, no a cualquiera.

Superado el enganche, tu chico debiera generar atracción, y digo “debiera”


porque no todos lo logran. La fase de la atracción, al igual que la de enganche,
es una etapa de “inercia”, es decir, es una fase en la que conviene dejarte
llevar por el chico con el que interactúas. Si el chico que tienes enfrente sabe
hacer las cosas bien, será orgánico continuar hasta esta etapa del juego. Por el
contrario, si el chico solamente ofrece plática aburrida y tienes más sueño que
en clase de historia, entonces sería buena idea continuar a filtrarlo y ocupar tu
tiempo en cosas más provechosas.

Para serte sincero, serán aun menos los chicos que logren despertar atracción
en ti. Sobre todo al poco rato de haberte conocido. Algunos chicos que han
estado detrás de ti durante mucho tiempo, es posible que con el paso de los
días te hayan parecido propicios para gestar una bonita relación. Sin embargo,
algo que deberías concluir es que han necesitado mucho tiempo para parecerte
aptos, lo que implica que quizá seas tú la que cambió, no necesariamente
ellos.

La fase de atracción se rige por una serie de aspectos que espero hayas
experimentado en carne propia. De esta manera será posible que te sientas
identificada y, lo que más adelante explico, te parezca conocido. Ello implica
que no te líes asimilándolo.

Para que te hagas una idea de a qué me refiero, quiero que pienses en la
última vez que, según tú, te enamoraste. Una primera cosa que quizá te haya
sucedido es un peculiar ofuscamiento que te impedía ver defectos en tu chico,
era perfecto según tus creencias y lo que tus ojos te remitían. Es difícil ponerse
las pilas cuando se está enamorado, como hombres, vemos a nuestras chicas
como la más bella flor del jardín y no nos detenemos a otra cosa más que a
admirarla. Supongo que en las chicas es igual, están enamoradas y ven a su
chico como un súper héroe. O algo similar.
La realidad es que cuando te enamoras, no son causas de los astros o la
alineación de Júpiter con Saturno, ni nada por el estilo. Cuando te enamoras, el
chico que se hace tu novio ha logrado transmitirte con éxito todas o alguna de
las características básicas que comentábamos: valor social, preselección y
seguridad en sí mismo.

La atracción es precisamente la fase en la que, una vez alcanzado el


enganche, el chico debe mostrar los rasgos que te transmitan que es un
hombre socialmente aprobado (valor social), que es posible que otras chicas se
sientan o se hayan sentido atraídas hacia él (preselección) y que no dude de lo
que hace, dice o aparenta (seguridad en sí mismo). Preferentemente ha de
cumplir con las tres características, pero si a ti te basta con que cumpla dos,
adelante, sé feliz.

Ahora vamos a algo muchísimo más interesante, las “señales” que te indican
que ese chico está atraído a ti, que tiene interés en conocerte y llegar quizá a
más, que le gustas vaya. De igual forma quiero que seas consciente de las
“señales” que te delatan y que sugieren que tú estás interesada en él, que
quieres conocerlo y llegar quizá a más, que te gusta vaya. ¿Comprendes?

En primera instancia, algunas de las señales que lo delatan a él son:

- Se esfuerza. Puede que demasiado o lo suficiente, pero siempre busca


aportar a la conversación. Si la charla comienza a apagarse y él intenta
reavivarla, le gustas. Si lo ignoras, se desconcierta y no sabe qué hacer
y te busca, le gustas. Si te invita a algún lugar pero le das largas y él
insiste, le gustas. Si le dices que algo de él no te gusta y él accede a
modificarlo, le gustas, etc.,
- Busca hacerte reír. Sea que lo logre o no, siempre intentará sacarte una
sonrisa de tal forma que la plática sea amena y ambos se diviertan
teniéndola. Si te cuenta un chiste y busca tu sonrisa, le gustas. Si hace
comentarios de la gente buscando tu sonrisa, le gustas. Si te cuenta una
anécdota cómica de él, le gustas. Si te comparte imágenes en su celular
chistosas, le gustas, etc.
- Tiene algunos detallitos contigo. Unos chicos a veces exageran en sus
detalles y te ayudan con la mochila, con la bolsa, con el perro, con lo
que sea que te represente trabajo. La idea fundamental es que veas que
puedes contar con ellos. Si caminan juntos y se ofrece a llevar tu
mochila, le gustas. Si no puedes con una tarea y se ofrece a ayudarte, le
gustas. Si se te adelanta a abrirte la puerta, le gustas. Si te invita a
comer algo para estar solos, le gustas, etc.
- Buscarán atención. Algunos chicos han sido programados para buscar
tu atención, y no descansarán hasta que los escuches y les des tu
opinión. Esto es muy raro, pero te puede tocar, estos chicos lejos de
querer tu opinión lo que buscan es una “señal” tuya para saber si van
por buen camino. Si buscan algunos de tus minutos con cualquier
excusa, le gustas. Si piden tu opinión para cualquier cosa, le gustas. Si
te buscan cuando estás con tus amigas, le gustas, etc.,
- No deja de mirarte. Algunos son más sutiles que otros. Cuando platicas
con ese chico y notas una mirada peculiar que de reojo te mira, le
gustas. Si el chico te mira de frente, fijamente y busca ponerte
nerviosita, le gustas. Si su mirada se entre abre y cierra, como
analizándote, le gustas. Si cuando caminan y se cruzan, se miran y
sonríe, le gustas, etc.,
- Busca ayuda estratégica. Algunos chicos hacen amistad con algunas de
tus amigas para que les ayuden, otros no lo hacen por pena. Si una de
tus amigas te habla bien de él, lo ayuda porque le gustas. Si
“casualmente” tu amiga te hace cruzar con él, le gustas. Si tu amiga te
entrega un mensaje de él, le gustas, etc.,
- Muchos otros que estoy seguro habrás vivido en algún momento.

La lista anterior representa algunas de las señales que lo delatan y que te


dejan ver que él siente atracción por ti. En palabras coloquiales, le gustas.
Quizá aún no tenga la seguridad de lanzarse, por ello es que muchas veces
intentará, inconscientemente, enviarte sus señales y ver cómo respondes. Si
respondes bien, entonces puede que se atreva a declararse. Si respondes mal,
es muy probable que no quiera lanzarse contigo.

Ahora vamos a conocer las señales que te delatan a ti. Las cosas que tú haces
y que le indican a él, que también estás un poquito loquita por sus huesitos:

- Sonríes demasiado cuando estás con él. Si te la pasas a gusto


platicando con él, te gusta. Si te cuenta un chiste y te ríes aunque sea
malo, te gusta. Si ambos ríen con cualquier cosa, te gusta. Si tú también
buscas hacerlo reír a él, te gusta, etc.,
- Te pones rojita cuando te dice que le gusta algo característico de ti. Si te
dice que tienes bonitos ojos y te pones rojita, te gusta. Si te dice que
hueles bien y te pones nerviosita, te gusta. Si te dice que tu sonrisa tiene
un “algo” y te sonrojas, te gusta, etc.,
- Te muerdes o humedeces los labios cuando estás con él. Te advierto
que esto es algo que haces inconscientemente, así que no te preocupes
por ello,
- Te acomodas el cabello detrás de tu oreja o lo echas hacia un lado de tu
espalda. De igual manera, este es un acto inconsciente que no está bajo
tu control. Así como estás programada para soltar algunas pruebas,
también estás programada para liberar algunas señales,
- Lo miras de reojo. Esta señal es bastante similar a la de los hombres, es
decir, cuando platicas con ese chico y lo miras de reojo, te gusta. Si lo
miras de frente, fijamente y buscas ponerlo nervioso, te gusta. Si tu
mirada se entre abre y cierra, como analizándolo, te gusta. Si cuando
caminan y se cruzan se miran y sonríes, te gusta, etc.,
- Te propone algún jueguito tonto y accedes. Si te da cualquier excusa
para estar cerca de ti y tú accedes encantada, te gusta. Si te invita a la
fiesta más aburrida del mundo y tú vas, te gusta. Si te propone jugar
tonterías y tú juegas con él, te gusta, etc.,
- Cuando lo ves, tu rostro cambia y se nota divino. Este es un acto del que
no estás en control, sucede por mera inercia, así que no te flageles
intentando controlarlo. Te invito a que mejor lo disfrutes,
- Tus amigas te avisan que “ahí viene”. Tus amigas serán tus mejores
aliadas cuando ellas detecten que ese chico te late. Así que no puedes
engañarlas, ellas también son mujeres y tienen un buen olfato para
detectar cuando una de ustedes está atraída por un chico en especial.
Lejos de reprimirlo, te invito a que aproveches esa ayudita que te será
de gran utilidad,
- Entre muchas otras.

Como podrás notar, las señales anteriores son solamente algunas de una
infinidad que pueden presentarse. Si te parece útil y cómodo, podría valer la
pena que observaras a una pareja de chicos que aún no sean novios, pero que
parezca que estén atraídos el uno por el otro y mira su comportamiento. Debes
ser bastante observadora y ver cómo se comporta ella cuando está con alguien
que le gusta, y cómo se comporta cuando está con alguien que no. De igual
manera sería conveniente que miraras en el comportamiento del chico, ver
cómo se comporta con la chica que le gusta y ver cómo lo hace con chicas que
no le gustan. Si estás en la escuela puedes hacerlo con compañeros. Si estás
en la oficina, con compañeros también. Si estás en el barrio puedes hacerlo
mirando a los vecinos. Explora y practica, es lo que mejor puedo recomendarte.

Estar en la fase de atracción es muy divertido, además de enriquecedor. No


malgastes tu tiempo en pruebas cuando lo que debes hacer en esta etapa es
asumir tu rol pasivo, seguir escuchando la “propuesta” de tu chico y dejarte
arrastrar por las emociones que eventualmente pueda brindarte.

Estoy seguro de que no todos los chicos que conoces o has conocido, han
logrado llegar hasta la fase de atracción. Quienes lo han hecho muy
probablemente pasaron las pruebas que, inconscientemente, les hiciste.

Ahora que eres consciente de ello, te invito a que te relajes, escuches la


propuesta, te diviertas y si así lo consideras pertinente, camines junto con él
hacia la dirección que te proponga.

Cuando haya que poner pruebas tu mente inconsciente lo sabrá hacer, y las
herramientas que yo te brindo, serán complementos que te asegurarán estar
con la persona correcta.
En las dos etapas anteriores, enganche y atracción, se puede prescindir de las
pruebas, relajarse y disfrutar. En la siguiente etapa, seducción, ello no vale,
queda anulado. La etapa de seducción es una de las etapas más relevantes del
juego. Es análogo a la compra de un departamento, se deben atender muchas
cuestiones para saber si es la mejor decisión posible.

Antes de entrar de lleno a la seducción, quiero establecer el contexto de las


etapas anteriores y aterrizarlo mediante un esquema numerativo. Dicho
esquema sería el siguiente:

1) Conoces a un chico en la escuela u oficina,


2) Platican y llegan a la fase de enganche,
3) Platican durante una semana y sabes que te gusta,
4) En una de sus pláticas, él te envía señales que lo delatan, le gustas,
5) Ambos se sienten atraídos,
6) Tus amigas comienzan a codearte cuando él viene,
7) Una de tus amigas te platica cosas sobre él,
8) Es un hecho, están por entrar en la fase de seducción.

Entrar en la fase de seducción implica que ya has escuchado la propuesta de


tu chico y es el momento de tomar una decisión. Precisamente la fase de
atracción te permite contar con argumentos sólidos para que, una vez llegues a
la etapa de seducción, puedas estar segura de si dar el paso hacia una relación
o no.

Para serte sincero, durante la fase de atracción simplemente debes centrar tu


atención en lo que el chico te ofrece y creerle. La fase de seducción tiene el
objeto de cerciorarte que todo lo que el chico te dijo sea verdad. La etapa de
seducción tiene el deber de ayudarte a elegir correctamente y a que no te creas
todo lo que el chico te dijo que era durante la etapa de atracción.

Las pruebas duras y puras hacen acto de presencia en esta fase, seducción.
Recordarás que en la primera fase, acercamiento, te hice mención de algunas
pruebas que podías hacer para no perder tu tiempo con chicos en quienes
quizá, no valía la pena invertir tu tiempo. Pues bien, en la fase de seducción las
pruebas te ayudarán a filtrar a los mejores candidatos, aquellos que lograron
llegar hasta este punto. No te confundas, el hecho de que un chico llegue hasta
esta etapa no quiere decir que sea tu príncipe azul, la fase de seducción
todavía tiene el deber de comprobar los datos proporcionados en su
“propuesta”.

Al igual que en la fase de acercamiento, las pruebas de la fase de seducción


atienden las mismas características, con la sutil diferencia que éstas últimas
son letales, no se andan con rodeos ni juegos, ¡es tu felicidad la que está en
juego! Las pruebas que una mujer poderosa utiliza en la fase de seducción son
armas de destrucción masiva. No pretenden ser condescendientes con ningún
candidato, ninguno de los chicos que estén por entrar a seducción tiene
privilegios, todos deben ser filtrados rigurosamente. Si no lo haces así, es casi
un hecho el que puedas terminar lastimada y herida. No me culpes si no te
pones fría y dura al someter tus pruebas a los chicos que te interesan.

Los aspectos que se atienden, si acaso no los recuerdas, son:

- Físico; estatura, complexión, rasgos, entre otros,


- Apariencia; vestimenta, peinado, accesorios, higiene personal, entre
otros y
- Actitud; creencias, seguridad, falsa apariencia, presunción, entre otros.

La estructuración que debas dar a tus pruebas debe estar en función del tipo
de chico de que se trate. No será lo mismo un chico que parece ser muy
seguro de sí mismo (en cuyo caso deberás comprobar dicha seguridad), que
un chico muy guapo (en cuyo caso deberás comprobar sus creencias), ¿me
explico? La forma en que debas ofrecer pruebas será gradual, generalmente
basta con tres a cinco pruebas bastante fuertes que te permitan notar
reacciones en su comportamiento y ver si es congruente con lo que dice ser, lo
que dice ofrecer, o lo que dice creer.

En función de lo que el chico te ofrezca, es en cómo deberás actuar. Ya lo dije


anteriormente; si el chico se “cree mucho” ataca sus creencias hasta hacerlo
dudar de sí mismo, si lo logras era un enmascarado; si el chico dice o te
transmite tener otras chicas tras él, ataca con trampas hasta que se contradiga,
si lo logras era un farsante; si el chico dice tener una banda de rock y ser
popular, entonces pruébalo con trampas; entre muchos otros ejemplos, ¿me
explico?

La base de las pruebas que hagas es que estés totalmente segura de que lo
que el chico te “vende” es real y no una mentira. Sería bastante desagradable
que un chico que te transmite seguridad no sea capaz de defenderte de
acosadores. ¿Captas más o menos por dónde va la idea?

Para que no te pierdas y te quede más claro todo, voy a retomar mi vivencia
con la modelo tapatía que anteriormente te compartí, la groserita esa. En este
caso voy, entre paréntesis y en negritas, a hacer comentarios y anotaciones de
las pruebas que ella me ofreció, el objeto que tenían y lo que yo logré al
pasarlas. Pues bien, vamos a ello:

Yo: ¡Hola, ya llegué! –digo amable y sonriendo mientras la miro


fijamente. Ella voltea y me “escanea”–. Qué linda, tienes antivirus –digo con
sarcasmo para sacarla de estado. Reprocho que me analice y ella lo sabe. (La
intención de mi comentario era ser agradable y no parecer invasivo, no
me gusta incomodar a la gente. Cuando ella me escaneó, evidentemente
era una prueba de creencia para saber si en realidad yo estaba seguro de
lo que hacía o si su mirada fría lograría asustarme y hacer que me fuera.
Para equilibrar la balanza, utilicé un poco de sarcasmo para hacerle saber
que era grosera y que no me había gustado su mirada. Además de que mi
rostro jamás mostró enfado o reacción alguna, me lo tomé con calma y
humor, y ella lo supo.)

Ella: ¿Quién eres?, ¿qué quieres? –dice con bastante acritud,


mirándome casi como con asquito. La miro y sonrío, parece coqueta después
de todo. (Al ver que no me afectó su primera prueba, ella quiso asegurarse
de si en verdad estaba muy seguro, por ello es que me hace jetas de asco,
lo que significa que la prueba continúa. Cuando la miré, le transmití
relajación y amabilidad, ella entendió que sus pruebas no lograban alterar
mi estado, ella buscaba asustarme con su actitud. Evidentemente es una
mujer con mucha experiencia que sabe que los chicos débiles no
merecen la pena, sus estándares me parecieron muy elevados, luego lo
confirmé.)

Yo: Quería besarte, pero veo que te pongo muy cachonda –le digo con
una seguridad abrumadora y sin quitarle la mirada. Ella parece salir de estado.
(La intención de ser tan atrevido era sacarla de su estado. Hasta ese
momento la que analizaba y ponía pruebas era ella, al ser agresivo
busqué que apareciera tensión sexual y ella no estuviese tan concentrada
en poner pruebas. Mi respuesta la logró descolocar, sin embargo, su
experiencia le hizo volver casi de inmediato a su estado original.)

Ella: Jajaja… –se parte de la risa (Su risa era bastante nerviosa, sabía
que ella había salido de su estado) –. ¿Por qué no te vas a la chingada? –
dice retadoramente. Al parecer analiza mi reacción. Cualquier hombre habría
salido corriendo, luego de pedir disculpas. (Su respuesta fue exagerada –te
digo que no debes tener piedad–. Mi experiencia me dijo que la tensión
sexual ya estaba presente, su sonrisa me lo hacía saber, ella se delataba
inconscientemente. Sin embargo, seguía ofreciendo pruebas, lo que me
confirmó que tiene estándares muy altos, no se enrolla con cualquiera.)

Yo: Jajaja… –me río, en serio me gusta su respuesta–. Pues tienes tu


encanto mujer, y ¿qué otras aplicaciones tienes? –digo continuando con el
sarcasmo. (Mi respuesta le ratificaba mi posición de “no alteración”, ella
notó que me divertía y estaba bastante tranquilo. Al responderle, ella
humedeció sus labios y comenzó a juguetear con su cabello, se delataba.
Sabía que era cuestión de segundos para que ella dejara de ofrecer
pruebas, así que me limité a disfrutar.)

Ella: Pues, básicamente puedo ser más grosera. ¿Eso es lo que


quieres? –dice sonriente y analítica. (Su respuesta fue otra prueba, pero la
intensidad evidentemente disminuyó, lo que sabía que se debió a que
había pasado sus pruebas de seguridad y creencia. Al preguntarme si eso
es lo que quiero, ella me ofrecía una prueba muy débil, anticipando su
disposición a alimentar la conversación, fase de enganche.)

Yo: ¿Y en el sexo, también eres groserita? –evalúo y analizo. Ella sonríe


y relaja la tensión sexual. (Con mi pregunta, básicamente le dejé ver que
soy muy lanzado y que tengo mucha seguridad en lo que hago.
Prácticamente le propuse sexo, ella debía reaccionar para asegurarse de
que era apto para ello.)

Ella: Con mi novio, a veces –ofrece nuevamente una prueba que atiende
aspectos de seguridad y creencias. (Su contestación resultó en una prueba
de seguridad. Al mencionar al novio, busca dos cosas; por una parte
asustarme, al hacerme saber que puedo meterme en problemas y; por
otra, advertirme de que si llegase a pasar algo, ella ya está comprometida.
Busca protegerse, no quiere parecer fácil.)

Yo: Con tu novio… ¿y conmigo? –la miro sin reparo. Busco ponerla
nerviosa hasta que no sostenga la mirada. Ella se vence y mira a otro lado,
humedece sus labios. (Mi reacción buscaba decirle: “no me interesa si
tienes novio, no tengo problema con ello”. Al preguntarle cómo se
comportaría conmigo, sigo firme en mi propuesta de sexo, para este
punto su lenguaje corporal la delataba. Estábamos a punto de entrar en
seducción.)

Ella: Jajaja, no me gustas –ofrece prueba que atiende seguridad


mientras sonríe. Además quién le preguntó si yo le gusto; está en estado, eso
es un hecho. (Su risa nerviosa, humedecer sus labios, juguetear con su
cabello, mirarme con deseo, todo la estaba delatando y ella creía que me
engañaba. El hecho de que ella me haya dicho que yo no le gustaba
cuando no se lo pregunté, resultaba otra forma de delatarse, quizá se
haya preguntado a sí misma por qué se sentía así, tal vez porque la
“fleché”. Además, al decirme que no le gusto me ofrecía otra prueba para
ver si luego de decirlo me desmoronaba, pero yo atendí más a sus
“señales” que a lo que decían sus delgados labios.)

Yo: Tú a mí tampoco, pero si sigues sonriendo así, quizá pueda


pensármelo –comienzo el jugueteo previo al enganche. (Fui directo a la
yugular al hacerla consciente de las “señales” que la delataban. Su
sonrisa y su mirada eran abismalmente diferentes a las de un principio.
Estaba enganchada.)

Ella: Yo no sonrío, mientes. Te sientes muy Casanova, ¿no? –sigue


ofreciendo pruebas, pero ya noto su lenguaje corporal vencido, está atraída. Ya
rozo los límites hacia el enganche. (Durante su contestación, sus “señales”
la delataban sobremanera. Era difícil que me engañara, estaba más
declarada que en el fisco. Sin embargo, no paraba de ofrecer pruebas –si
eres perspicaz, puedes notar que todas atienden mis creencias y mi
seguridad.)

Yo: La verdad, sólo en el sexo. Tengo un Máster en besar tus labios


muuuy rico... –mi mirada penetra hasta el fondo de sus ojos. (Le seguí
ofreciendo inalterabilidad y relajación. Además de que seguía en mi
postura de ofrecerle buen sexo y emociones placenteras. Ella estaba más
enganchada que la ropa en una tienda, así que todo marchaba bastante
bien.)

Ella: Jajaja… pues… –ríe y antes de articular palabra alguna la


interrumpo. (Su sonrisa era hipnotizante, su mirada se clavaba en la mía,
parecía asombrada. Yo sabía que lo que sucedía entre nosotros era una
atracción muy fuerte y ella no daba crédito de lo que tenía enfrente. No
podía seguir en su posición de mujer fría y ruda, estaba vencida,
obnubilada y bastante enganchada. La seducción era evidente.)

Yo: … Y luego besaría tu boca –y señalo su boca con mi mano… (Esta


frase fue su sentencia, ella quería tomar acción conmigo pero no quería
parecer fácil. Así que yo llevé la dirección de la interacción y ella
solamente se limitó a dejarse arrastrar. Mi propuesta le pareció real,
ofreció pruebas muy intensas, se cercioró de que yo no era un fanfarrón y
luego se limitó a disfrutar y a abandonarse al torrente de emociones que
pude brindarle. Fue una excelente jugadora, fácilmente podría decir que
ella es una seductora en forma; se enfrentó a El hombre y lo exprimió
hasta el límite.)

El ejemplo que te proporciono es para que puedas guiarte de una situación


real. Una mujer que no tiene el conocimiento que ahora tú tienes y que sin
embargo, su experiencia le ha enseñado cómo gestionar a los hombres de
manera efectiva. Tan es así, que se puede notar que me ofreció un intenso
juego, en el que ambos empatamos y salimos ganando.

Quiero dejar a tu imaginación la cantidad de pruebas rudas que puedes utilizar,


yo te muestro el camino, pero a final de cuentas debes ser tú quien lo recorra.
Ser una mujer poderosa y femenina va más allá de que te aprendas unas
pruebas y las repitas como un lorito, ser la mujer de tus sueños requiere
inteligencia, habilidad social, creatividad, tranquilidad, frialdad y seguridad en lo
que se hace. De nada serviría que yo te diera una serie de instrucciones, si
después no sabes cómo resolver otras contingencias que no conozcas. Por ello
es que te impulso a que seas capaz de improvisar, basándote en las directrices
que te facilito. Alimenta tu ingenio y lígate a ese chico que te pone loquita.

La parte “final” del juego, la relación. La verdad es que la relación no es, ni de


lejos, la parte final del juego. Aunque podría parecer que es así, la relación es
de hecho el comienzo del juego. La relación comprende una etapa en la que
habrás de comprobar con mayor plazo que, en efecto, el chico que te gusta sea
lo que demostró ser al pasar tus pruebas.

Luego de que has conocido a un chico en especial, lo hayas filtrado para ver
que no es un babucas, te hayas enganchado a su conversación, se hayan
atraído mutuamente, hayan entrado en la fase de seducción, lo hayas filtrado
fuertemente hasta el límite y finalmente hayan tenido algo, entonces puedes
plantearte la posibilidad de tener una relación formal con él. Por supuesto que
no estás obligada a tener una relación con él, quizá no te haya gustado cómo
besa, cómo te acaricia, o cualquier cosa que no te haya parecido. Si crees que
es conveniente tener algo serio con él, entonces adelante, no te reprimas. Si
sientes que no merece la pena intentarlo, siéntete segura de hacer lo correcto,
nadie te juzgará por haber tenido un “break”.

Cada quien tiene ciertas preferencias, quizá a ti te guste la exclusividad en una


relación, entonces hazle saber a tu chico que quieres un compromiso serio y
que requieres que él se comprometa al cien contigo. Si te gusta sentirte libre y
no quieres tener que darle razón de tu vida a tu chico, entonces hazle saber
que quieres ir despacio y que quisieras tener algo más abierto. Ajusta tus
necesidades y platícalo con él, así se evitarán malentendidos.

Una relación formal y exclusiva demanda demasiada energía, además de los


eventuales conflictos que surjan en el tiempo. Una relación abierta también
tiene sus desventajas, como que si un día ves a tu chico con otra, no puedes
sentirte con el derecho de reclamar nada, pues ese tipo de relación no lo
permite.

Las circunstancias también juegan un papel importantísimo en el rumbo que


tome tu relación con él. Quizá hayas apenas salido de una relación que te dejó
secuelas y no estés lista para entrar en otra similar. O tal vez hayas estado tres
años sin novio y creas que ahora es tiempo de conseguirlo. No lo sé, tú sabrás
cuál es tu situación y lo que mejor te convenga. Puedo quedarme tranquilo de
que ya posees conocimientos y herramientas de sobra para hacer frente a lo
que sea que se te ponga enfrente.

Finalmente y ya para cerrar este apartado, debe quedarte claro que una mujer
con “huevos”, además de ser poderosa, también debe consistir en una mujer
exclusiva, en una mujer que destaca y que es exótica, una mujer que se
esfuerza cotidianamente y que persevera en cualquier área. Una mujer que no
abunda, que escasea y sobre todo, que es auténticamente magnética y valiosa.
XV ¡Sé auténtica!

Querida amiga…

Sí, tú que has decidido dar un paso de gigante en tu vida. Tú que has decidido
tomar el control de tu vida social, emocional y cambiarlas definitivamente para
bien. Tú que has llegado hasta este capítulo, sin importar que quizá ya no
tenga mucho que ver con ser poderosa. Tú que quieres sacarle el máximo
provecho al tiempo que tienes en este mundo. Tú que no te conformas con lo
que la sociedad te dice que “mereces”. Tú que sencillamente quieres ser una
mujer verdaderamente femenina, poderosa y estar a años luz del montón de
mujeres… para ti es este mensaje.

Ser una mujer femenina y poderosa no se limita a conquistar o hipnotizar a


cualquier persona que quieras, entiéndelo. Ser una mujer poderosa implica
mucho esfuerzo y sacrificio. Ser una mujer realmente poderosa marcará un
antes y un después en tu vida. Alguna vez leí lo siguiente: “En esta vida vas a
nacer dos veces; la primera ya fue; la segunda es después de leer este libro”.
No quiero parecer pretencioso, pero la realidad es que una vez comprendas el
contenido total de este libro, vas a sentir que vuelves a nacer, habrá una
marcada diferencia entre tu antes y tu después.

Ahora voy a ser un poco duro contigo… Ser una mujer altamente poderosa no
funciona en mujeres mediocres, si estás leyendo este libro, quizá sea porque tú
no lo eres. Esta obra es para mujeres inconformes, ambiciosas y quizá, para
mujeres dudosas y desorientadas. Pero definitivamente para mujeres
mediocres no lo es.

Si por razón alguna no vas a tomar en serio lo que te comparto, te invitaría a


que vayas inmediatamente a la librería, devuelvas este libro y pidas un
reembolso. Le harías un grandísimo favor a otra mujer que sí esté dispuesta a
llegar lejos, a una mujer con hambre de “éxito” y con la firme decisión de dejar
huella en este planeta. Si por el contrario eres una mujer decidida y
comprometida consigo misma, entonces guarda este libro como el tesoro que
jamás volverás a tener. Créeme, cada página vale su superficie en oro.

Todo el contenido está pensado para cualquier mujer, sin importar el físico o la
apariencia. Una mujer normalita puede, sin problema alguno, tener los mismos
o incluso mejores resultados que una mujer atractiva. Ser una fémina poderosa
tiene más poder cuando se tiene una firme decisión de cambiar, que cuando se
tiene un físico espectacular. Por supuesto, si tienes un físico espectacular y
una firme decisión de cambiar tu vida, entonces tus resultados serán
impresionantes. Sea que seas guapa o “fea”, esta obra te cambiará
radicalmente.
Lo anterior busca hacerte ver que si eres una mujer normalita encontrarás que
no cabe ser mediocre. Imagínalo, eres normalita, te compadeces a ti misma,
buscas cualquier excusa para no mover el culito… ¿en serio crees que con esa
actitud vas a llegar a alguna parte?

Si no eres agraciada y tal vez no tienes un rostro angelical, o estás algo


pasadita de peso, o tienes algún “defectito”… ¿qué chingados estás esperando
para mover el culo y cuidar de tu persona? Puede que la vida te haya hecho
“feíta”, o chaparrita, o gordita, o la excusa que quieras darme. Pero ello no
implica que no te puedas poner a hacer ejercicio, a comer bien, a divertirte y
pasarla bien… y a ponerte buena de tanto ejercicio. Sean cuales sean tus
características físicas, lo cierto es que puedes llegar a ser magnéticamente
irresistible cuidando tu cuerpo, y créeme, a los hombres nos gustan las mujeres
atractivas, ya lo recordarás.

Anteriormente lo dejé bien clarito, si eres una mujer mediocre difícilmente vas a
poder poner manos a la obra y cambiar tu apariencia. La gente mediocre es
floja, conformista, envidiosa y casi siempre busca que los demás sean igual de
miserables. Una aspirante a ser una mujer astronómicamente poderosa y
atractiva se deja de mamadas, rompe mitos, va más allá, se enfrenta contra lo
que sea sin titubeos, y hace lo que sea necesario para modificar a favor sus
condiciones de vida.

Una aspirante a fémina poderosa es, por definición, radicalmente diferente del
resto. No tiene cabida en el montón, y si hace las cosas correctamente se hará
notar destacando por su esencia disruptiva, y dejará, sin duda alguna, el
mundo mejor de cómo se lo ha encontrado.

Ahora bien, para comenzar a trabajar en tu apariencia física de manera


orgánica, debes saber que tu alimentación y los alimentos que escoges, juegan
un papel sustancial en tus resultados. Lo cierto es que es muy probable que lo
que comes sea una porquería, entiéndelo y asimílalo.

La mayoría de lo que nuestra sociedad come hoy en día tiene un único objeto:
enfermar a la gente. El sistema impositivo ha planeado minuciosamente cada
aspecto de ello, y sonará macabro, pero más vale que lo entiendas, que
investigues, te documentes, y que te alejes lo más pronto posible de las
“recomendaciones alimenticias” que te hacen los médicos y los nutriólogos.
Porque no son otra cosa que mentiras.

No soy un experto en la materia, sólo quiero dejarte algunas ideas sobre la


mesa que he ido estructurando de mis investigaciones. Si lo piensas
detenidamente y lo complementas con mayor información, deberá quedarte
clarísimo.
Quienes planearon y controlan el sistema impositivo son personas poderosas,
eso queda claro. Estas personas buscan estar siempre en la cúpula del poder,
tienen influencia en todos los sectores que comprende nuestro actual hábitat, y
la nutrición es uno de ellos.

De acuerdo a cómo yo lo veo, esas personas poderosas derraman su poder en


primera instancia, en el sector alimenticio, esto para utilizar pesticidas en
cultivos, hormonas en criaderos y demás porquerías que redundan en
alimentos modificados no naturales. Luego, la gente los consume y adquiere
una pluralidad de enfermedades que antes no se conocían. Al lograr su primer
cometido, esas personas poderosas derraman ahora su poder en el sector
farmacéutico, esto para desarrollar las “curas” a las enfermedades que ellos
mismos propiciaron. Lo que resulta un negocio redondo y muy lucrativo.
¿Macabro? Pues créeme que lo es.

Algunos alimentos han resultado, durante los últimos años, bastante


controversiales: trigo, soya, cebada, entre otros más. La realidad es que en la
literatura científica hay gente a favor de su consumo y gente en contra.
Entonces quedas entre la espada y la pared, tu tarea… investigar a fondo.

Personalmente y luego de indagar por un tiempo sustancial, he sido capaz de


discernir entre el consumo de algunos alimentos y evitar, en medida de lo
posible, el consumo de otros alimentos. Antes de entrar a comentar aquellos
alimentos que quizá no te convenga consumir, quiero hacer mención de
aquellos que deben formar parte, desde ya, de tu alimentación. Una mujer que
quiere llegar a ser su mejor versión tiene una alimentación bastante completa y
prescinde, sin dudarlo, de las porquerías industrializadas que venden en las
tiendas. Los alimentos que tu mejor versión consumiría sin falta son:

- Agua,
- Té; verde, blanco, rojo, manzanilla, canela, menta, hierbabuena y limón
preferentemente, aunque se pueden incluir otros,
- Frutas,
- Verduras,
- Pescado; salmón, trucha, carpa, sardina, atún, entre otros,
- Pollo y huevos. Pueden incluirse otras aves como patos, codornices,
guajolotes o pavos, entre otras,
- Carnes rojas; res, cerdo, conejo y caballo preferentemente,
- Frutos secos: pistaches, almendras, nueces, pepitas de calabaza, entre
otros,
- Grasas; aceite de coco, de aguacate, de olivo, de almendra, entre otros.

La lista anterior incluye los alimentos que la mujer de tus sueños consumiría
preferentemente. Tu nutrición no se trata de dietas milagrosas, ni de pasar
hambre o cuentos sociales otros. Una mujer poderosa consume dichos
alimentos para tener en forma su cuerpo, para que funcione de manera
correcta. Y cuando la ocasión lo merece, como un cumpleaños, una fiesta, una
reunión o lo que sea, se da algún caprichito; una taza de café con galletitas,
una rebanadita de pastel, un trozo de pizza, un vasito de jugo o refresco… ¿me
entiendes?

Vivir como una fémina poderosa debe ser fantástico, no una tortura. Los días
en que no tengas ningún evento social debes abundar tu consumo de los
alimentos mencionados en la lista anterior. Ello te proporcionará bastante pila
para hacer tus deberes.

Ahora bien, los alimentos que deberías dejar de consumir aunque sea de
manera gradual, o que debes esforzarte por evitar consumir, son:

- Bebidas: café, refresco, jugos industriales, energetizantes, alcohol, agua


con saborizantes artificiales y todas aquellas bebidas que encuentras en
el súper o en la tienda,
- Lácteos: yogurt, leche, quesos y cremas,
- Cereales: trigo, soya, cebada, avena, entre otros,
- Fast food en general,
- “Antojos”: pan, galletas, pizza, tortas, tamalitos, tortillas, pastel, entre
otros.

Quizá te resulte confuso que mencione alimentos que son bastante


recomendados como los lácteos o los cereales. La realidad es que son
alimentos que tu cuerpo no necesita. Incluso no hago mención de algunas
legumbres como los frijoles que, al menos en México, gustan tanto y que
también convendría que limitaras en tu nutrición.

Muchos de los padecimientos que la gente actual sufre se deben en gran


medida a una mala alimentación. Los fármacos simplemente bloquean los
síntomas, no los curan. Si padeces algunas patologías como: colitis, gastritis,
asma, alergias, colon irritable, migrañas, dolor articular o cualquier otro, haz
pequeños cambios en tu nutrición y vas a notar cómo gradualmente comienzan
a desvanecerse los síntomas sin el uso de medicamentos. Yo noté grandísimos
resultados con mi alergia al polvo, era una puta chingadera (perdón por la
palabra) despertar todos los días con escurrimiento nasal, ojos llorosos, nariz
irritable, mal humor… luego ir al médico y él mandándome antihistamínicos que
me calmaban, pero luego los síntomas regresaban. Apenas comencé a
modificar mis hábitos alimenticios, y ¡santo remedio!

¿En serio crees que a esas personas poderosas les conviene decirte que te
alimentes bien? Si así lo hicieran sus grandes negocios farmacéuticos se
vendrían abajo pues no habría enfermos. Si así lo hicieran, sus grandes
negocios de comida chatarra se vendrían abajo, nadie la comería al saber de
las consecuencias. Si así lo hicieran, la gente pensaría mejor y sus grandes
negocios manipuladores se vendrían abajo. ¿Comienzas a atar cabos?
Prueba con algo tan sencillo como dejar todo lo que hasta ahora bebes, y
comenzar a beber agua y té. Simplemente eso, deja el café y el refresco,
sustitúyelos por agua y té, y ya me contarás cómo te va. Estaré muy contento
de que me digas qué tal te va con tu nueva forma de alimentación.

No es necesario que de un solo golpe hagas cambios tan drásticos. Como te


comento, comienza por beber solamente agua y té, aléjate del café y de las
bebidas industrializadas. Con ese sencillo cambio notarás cómo tu cuerpo
comienza a tomar el paso hacia la salud verdadera.

Con el tiempo sería conveniente que comenzaras a ir acercándote a una


alimentación basada en lo que una mujer altamente poderosa consume. Pero
al inicio es recomendable que comiences con pequeños logros, el agua y el té
por ejemplo. Tus dolencias comenzarán a desaparecer apenas estés cerca de
nutrirte como debes, los resultados te parecerán sorprendentes.

Si a ello le añades un buen estilo de vida en el ejercicio, mejor que mejor…

El ejercicio es el complemento perfecto para una buena nutrición, pues te


ayuda a mantener tus niveles hormonales funcionando correctamente. Además
de brindarte energía durante todo el día.

Una mujer empoderada no deja de lado el cuidado de su cuerpo. Para ella,


tener una figura atlética resulta importante, pues si su cuerpo funciona
correctamente será capaz de hacer sus deberes de manera óptima. Un cuerpo
funcional te permite disfrutar de todo lo que te rodea y vivir con plenitud.
Además de tener una figura femenina que te hará ver bastante más atractiva
de lo que ahora pudieras parecer.

En el mundo del ejercicio existen bastantes tendencias. Yo te invito a que elijas


la que mejor se adapte a tu ritmo de vida, puede ser que prefieras sesiones de
crossfit o tabata, o tal vez prefieras hacer pesas o pilates. Todo en función de
tu tiempo y circunstancias, además claro, de la disponibilidad de lugares para
llevarlo a cabo.

Algo que debo compartirte y que considero pertinente, es que si en verdad


quieres tener un cuerpo bastante atractivo atiendas las siguientes veinte
recomendaciones que te comparto:

1) El ejercicio debe ser intenso (nada de ir a chismear o a jugar con el


celular, al gimnasio se va a dejar el alma en cada sesión),
2) La duración no debería superar los 50 minutos (tampoco se trata de
pasarte horas en la escaladora, cincuenta minutos son suficientes si
eres inteligente y los sabes invertir),
3) Mezcla ejercicios con pesas y ejercicio cardiovascular (busca un
equilibrio entre entrenamiento de alta y media intensidad),
4) Los ejercicios con pesas deben comprender preferentemente, ejercicios
compuestos que trabajen todo tu cuerpo (así quemarás más calorías
que con ejercicios aislados),
5) El ejercicio cardiovascular, de preferencia, debe ser después del
ejercicio con pesas (es uno de los mejores momentos para quemar
grasa, pues terminado el entrenamiento de pesas el glucógeno se ha
agotado y el cuerpo comienza a utilizar la grasa como combustible),
6) El ejercicio cardiovascular no debería durar más de 20 minutos (trata de
que la intensidad sea media),
7) Los mejores ejercicios de pesas son: sentadillas, pesos muertos, press
de banca, press militar, enviones, hiper extensiones, entre otros
(ejercicios compuestos como habrás de notar),
8) Los mejores ejercicios de peso corporal son: dominadas, flexiones,
burpees, zancadas o desplantes, saltos de caja, fondos para tríceps,
entre otros (más ejercicios compuestos, por algo será),
9) Busca que el número de repeticiones por serie no sea mayor a 15 (esto
impedirá que sobreentrenes, pero que llegues a lastimar al músculo),
10) El número de series por ejercicio debe ser máximo 5 (también evitará el
sobre entrenamiento, pero te permitirá avanzar hacia ese cuerpazo que
tanto buscas),
11) Trata de no descansar más de 30 segundos entre serie y serie, ello
condicionará la intensidad de tu entrenamiento (menor descanso implica
mayor intensidad en el entrenamiento; nada de chismear o fingir
demencia en el gimnasio, allí se va a sudar y jadear),
12) Bebe agua suficiente durante el entrenamiento (la hidratación es
importante, así entrenas con mayor concentración),
13) Mezcla ejercicios compuestos con aislados, de acuerdo a tus objetivos
(de preferencia que el número de ejercicios compuestos sea mayor que
el de ejercicios aislados),
14) Luego de terminar tu entrenamiento de pesas, consume carbohidratos
de rápida absorción para recuperar el glucógeno perdido (esto te
permitirá un último impulso para ir hacia el cardio mayormente
motivada),
15) Al terminar lo anterior, inicia tu entrenamiento cardiovascular, esto es:
entrenamiento de pesas – consumir carbohidratos – entrenamiento
cardiovascular (esta mezcla es bastante efectiva si lo que buscas es un
cuerpo de ensueño),
16) Al terminar todo tu entrenamiento procura darte un festín con una
comida balanceada que incluya proteínas, carbohidratos y grasas (ello
permitirá que tu cuerpo inmediatamente comience a recuperarse),
17) Evita estresarte o sobre preocuparte (ello evitará que el cortisol te afecte
y que tu esfuerzo se desvanezca),
18) Procura dormir al menos siete horas y media (descansar es tan o quizá
más importante que entrenar, si no descansas adecuadamente tu
progreso se puede ver mermado),
19) Si llegaras a querer utilizar suplementos, busca que sea creatina y
vitaminas (la creatina te permitirá rendir en el entrenamiento y las
vitaminas mantenerte radiante),
20) Si algún día no tienes muchas ganas de entrenar, parte una naranja por
la mitad, cómetela y me cuentas cómo te fue.

La lista anterior representa algunas directrices para hacer que tu camino hacia
adoptar un estilo de vida más sano sea placentero y divertido.

Hacer ejercicio no tiene por qué ser tedioso y aburrido. Encuentra el estilo de
ejercicio que más se adapte a ti, atiende mis recomendaciones anteriores, y
busca disfrutar del proceso de tener un cuerpazo y una salud que te conferirán
como una mujer más radiante y atractiva.

Piensa en el largo plazo, no creas que por ir dos semanas al gimnasio tus
pompis van a estar esculturales. Tener salud óptima y un cuerpo de diosa
requiere de trabajo disciplinado y sostenido en el tiempo. No te voy a mentir,
vas a tener que sudar la gota gorda en el gym, pero créeme, vale la pena.

Resulta fundamental invitarte a investigar. Aprende de alimentación, de macro


nutrientes, de tipos de entrenamiento, de todo lo que puedas aprender y que te
permita ser mejor persona. Ello complementará lo que yo te recomiendo y hará
que tus resultados sean lo más beneficiosos posible.

Lo que puedo prometerte es que si sigues mis recomendaciones de ejercicio y


nutrición y te comprometes al cien por ciento, en menos de un año deberías
tener un cuerpo bastante bien formado. Los resultados que valen la pena
cuestan. Asiste regularmente (mínimo tres días a la semana) al gimnasio,
apégate a tu plan de nutrición, investiga mucho y en menos de lo que canta un
gallo comenzarás a notar cambios sustanciales en tu cuerpo, salud y estado
mental. ¡Lo prometo!

Nutrirte bien y hacer ejercicio regularmente te ayudarán a tener mayor vitalidad


y desarrollar mejor tus habilidades intelectuales. Si de verdad estás
comprometida contigo misma, será sencillo que al adoptar el estilo de vida que
te propongo te des cuenta de querer hacer algo que te guste o atraiga.
Entonces, querrás dedicar tu tiempo libre a actividades que te parezcan
enriquecedoras.

Todos tenemos alguna pasión, algunos sienten pena por desarrollar su lado
artístico, otros lo desarrollan sin problema y gustan de hacerlo. Puede que a ti
te guste el baile, entonces podrías apuntarte a una escuela, o a alguna
actividad que implique bailar. Tu cuerpo sabrá compensarte por darte tus
gustitos.

Los hobbies, para la mujer que buscas ser, representan actividades


importantísimas que no se deben dejar de lado. Representan distracciones que
alimentan el corazón y el cerebro, pues las emociones que te brinda algo que
te gusta son difíciles de encontrar en el día a día habitual. Por eso cuando
tengas tiempo libre dedícalo a tus hobbies.

Bien puedes pintar, dedicarte a la fotografía, practicar algún deporte, viajar,


cocinar, o lo que sea que te complemente, hazlo más habitualmente. Dedicar
tiempo a actividades recreativas y placenteras puede hacer que te desconectes
por un tiempo del trabajo, de la vida cotidiana. Además de ayudarte a recargar
pila para cuando regreses.

Mi mayor recomendación es que organices tu tiempo al máximo. Si tenías


planeado ver la televisión, mejor apágala y sal al parque en bici, o saca a
pasear a tu perro, date una vuelta en tu coche por la ciudad, haz algo que te
distraiga y te permita disfrutar de tu tiempo a “solas”.

Una mujer comprometida consigo misma exprime cada segundo al máximo y


busca siempre invertir su energía en crear, en aportar, en crecer como mujer
íntegra y en disfrutar de cada instante en su vida, sea que tenga pareja o no.
Lo importante es lo que te llena, si a la gente le parece ridícula alguna de tus
actividades, deja que se monten su propia y aburrida película, tú a lo tuyo.
¿Comprendes?

La mezcla de todo lo que te recomiendo deberá redundar en tu “éxito”


profesional. No te confundas, el referirme a “éxito profesional”, no
necesariamente implica que debas tener una licencia profesional, o un
posgrado en una universidad prestigiosa. Con “éxito” profesional me refiero a
que sea lo que sea que hagas, lo hagas con pasión, entrega y de la manera
más profesional posible.

Ser “exitosa” en lo que haces te proporciona dos cosas: estabilidad económica


y satisfacción propia. La primera cuestión resulta importante porque te permite
tener una vida tranquila, libre de preocupaciones financieras. Al ser “exitosa” en
lo que haces, la gente reconoce tu talento y tienes mejores ingresos
económicos. La segunda cuestión es muy compensativa, pues al tener “éxito”
te sientes útil e importante; satisfecha y completa.

Cuando lo que haces lo haces con pasión y entrega, es muy probable que
termines siendo “exitosa”. El trabajo bien hecho siempre es recompensado. No
importa si a ciertas personas no les gusta lo que haces, siempre tendrás tu
público, el que te recompensará por tus aportaciones y por tu talento. Gustar a
todos es prácticamente imposible, atiende al público que gusta de tus
actividades y verás las grandes recompensas que obtienes.

Si tienes un trabajo fijo que te gusta mejor que mejor. Si no es así, comienza a
perseguir tu profesión predilecta poco a poco. Quizá tengas un proyecto metido
en la cabeza que suena genial. Tu trabajo actual no tiene por qué ser tu
condena, si te organizas bien y planeas tus próximos dos años, seguro estoy
que puedes llevar tu proyecto de la idea a la realidad. Al principio tendrás, casi
forzosamente, que iniciar tu proyecto a tiempo parcial; por las tardes, los fines
de semana o en días de asueto. Cuando sientas que es el momento entonces
puedes dejar tu trabajo y comenzar a vivir tu proyecto a fondo.

Si tienes algunos ahorros bien podrías intentar desarrollar tu proyecto y echarlo


a andar. Aunque parece arriesgado, podrías pensar en dejar tu trabajo y
dedicarte de tiempo completo a tu proyecto. Quién sabe y quizá sea todo un
“éxito” apenas inicie.

Lo importante para alcanzar el “éxito” profesional es que hagas tu trabajo, oficio


o profesión con la mayor entrega. Haz un trabajo único difícil de imitar. Tu
producto debe ser único y especial. No vendas lo que todos venden,
desmárcate, valora tu esfuerzo y deja que sólo la gente apta pague por ello.

Ser “exitosa” es una característica de una mujer verdaderamente poderosa y


femenina que la complementa sólidamente. Una mujer así cuida todos los
detalles de su trabajo, le gusta esmerarse en lo que hace, aquello que le llena.
Ella no ofrece cosas o productos del montón, para eso están las chicas del
montón. Una mujer empoderada se caracteriza por crear cosas únicas, por
saberlas vender a un precio justo; creaciones que ofrecen ventajas y plusvalía
a su comprador. Una verdadera fémina seductora jamás se conforma, si logró
el “éxito” busca enseñar a otras mujeres dispuestas lo que ella conoce.
Comparte su “éxito” con otras mujeres para que éstas también sean capaces
de tenerlo.

Por supuesto, también ayuda a la gente, no todo es el dinero. Si tiene la


oportunidad de beneficiar a otras personas a cambio de nada, lo hará sin
dudarlo. Una mujer íntegra siempre buscará dejar mejor el mundo, aportar su
granito de arena. Intentará a toda costa cambiar el mundo, en cierto grado
busca hacer historia.

Ser una mujer así implica una gran responsabilidad, pues su aprendizaje le
enseña que debe apoyar a los menos favorecidos. Será muy habitual que una
mujer influyente promueva derechos justos, pugne por injusticias y mejore las
condiciones de los que menos herramientas tienen para defenderse.
Ahora bien, sola ni a la esquina. Parte del aprendizaje de una mujer
empoderada se fundamenta en los valores que comparte con su familia y
amigos.

La familia es muy importante para ella, con quien comparte mucho tiempo;
aprendiendo, enseñando y disfrutando de cada instante. Su crianza se
desarrolla básicamente dentro de su entorno familiar.

Cuando logra ser una mujer íntegra, busca compartir su opinión con sus
familiares de tal manera que logre aportar cosas positivas a sus vidas. Una
poderosa fémina no tiene la intención de infravalorar a ninguna persona, mucho
menos a sus familiares, pues parte de lo que ellos son, forma parte de su
esencia. Para ella es mucho más valioso y enriquecedor enseñar y mejorar la
vida de los suyos, que detenerse a discutir por tonterías. La mujer que quieres
ser nunca se detiene en invertir su tiempo en criticar a las personas, ni en
pelearse con la gente en el metro por idioteces, mucho menos en estar atenta
al qué dirán, eso es del submundo y ella lo sabe.

Si tú, querida lectora, tienes alguna aspereza con algún familiar, te invito a que
dejes de lado estupideces y ayudes a otros a mejorar para bien, es mucho
mejor ayudar que pelear. Como aspirante a mujer íntegra, entenderás que tu
tiempo vale muchísimo, por lo que tener riñas con familiares o amigos no
resulta ventajoso ni benéfico.

Tu felicidad y tu “éxito” depende exclusivamente de ti, y va más allá de tener


pareja; no escuches a la gente que te infravalora porque estás soltera, sólo
tienes una vida, no la desperdicies haciendo lo que la sociedad te dice que es
correcto. Ten estándares, sé congruente con ellos; estudia, apasiónate,
aprende, viaja, persigue tus sueños día con día y aprovecha el poquísimo
tiempo que tienes en este mundo. Si algo puedo asegurarte, es que cuando
llegues a vieja y mires atrás, estarás sumamente orgullosa de haber elegido el
camino que te propongo. Estarás alegre de haber escapado de las garras del
sistema impositivo.

Una familia que te quiere, aprecia y admira, te resultará en mayor seguridad en


todo lo que haces, en mayor seguridad en lo que sientes, en mayor seguridad
en lo que dices y el cómo lo transmites, y eso te complementará como una
mujer íntegra. No se trata simplemente de fingir estar a gusto con tu familia,
debes sentirlo y estarlo en realidad. Las incongruencias al poco tiempo se
notan y dejarán ver en ti una personalidad débil que nada tiene que ver con la
de una mujer verdaderamente poderosa.

Procura disfrutar el tiempo que pasas con todos y cada uno de los integrantes
de tu familia; padres, hermanos, abuelos, tíos, primos, sobrinos, con todos.
Gestiona relaciones genuinas con cada uno de ellos, platica detenidamente,
escúchalos y en lo que puedas, oriéntalos y ayúdalos. Te sorprenderás del tipo
de relación que una excelente comunicación propicia.

Busca en todo momento ser una buena hija, una buena nieta, una buena prima,
una buena sobrina, o una buena tía. Recibir afecto es bueno para ti, y ser
recíproca también beneficia la relación interpersonal. No te limites, por pena o
vergüenza, a expresar tus sentimientos y emociones con los tuyos. Un abrazo
a tu Padre y un “te quiero” le vendrá bien escucharlo, te aseguro que te sentirás
muy contenta de hacerlo. Expresa lo que sientes ahora que los tienes junto a ti,
luego podría ser demasiado tarde y es probable que si no lo haces te lamentes.

Los amigos, por otra parte, son esenciales en tu vida social. Muchas veces te
ayudan a salir de apuros que difícilmente habrías podido tú sola. Los
verdaderos amigos, como habrás escuchado, son los que están ahí en todo
momento, sin importar el color del problema.

Un amigo no es sólo el que te sonsaca para ir a las fiestas a escondidas, un


amigo es el que te acompaña en las situaciones aburridas, en las situaciones
peligrosas y en los problemas complejos.

Un amigo o amiga, tienen un injerencia importante en qué tan satisfecha


socialmente puedas estar, nunca se puede estar solo. Siempre vendrá bien
tener con quién quedar para ir por una cerveza o para ir a alguna parte; de
compras o por un helado, qué sé yo.

Muchas veces los amigos llegan a formar parte de tu familia, toda tu familia los
conoce y se llevan de maravilla. Tus amigos deben recibir un trato digno y
deberías buscar, en medida de lo posible, aportar algo a sus vidas. Al igual que
con la familia, se trata de que compartas tus conocimientos con tus amigos,
siempre, buscando hacerlos mejores personas; aprender de ellos, compartir tus
conocimientos y que ambos adopten lo que mejor les convenga.

A tus amigas ayúdalas a que consigan la maestría en esto de las relaciones


interpersonales, en especial con los hombres; ya tienes los conocimientos
necesarios como para orientarlas. Aconséjalas con los chicos que les gustan,
no dejes que las lastimen hombres miserables. Invítalas a comprar este tesoro,
tal y como tú lo has hecho, comparte tus conocimientos y experiencias. Guíalas
en todo lo que puedas y forja amistades sólidas que te permitan alcanzar la
cumbre como toda una mujer emocionalmente arrasadora.

Hazles saber que no deben depender de una relación para ser felices. Diles
que está bien gestar una bonita relación de pareja, pero recalca que lo malo
sucede cuando se hacen dependientes; cuando el comportamiento de otra
persona decide su felicidad. Muéstrales que tener pareja es sustancial para el
desarrollo humano, que tener sexo es tan importante como alimentarse, sin
embargo, ello no implica que su estado de ánimo escape a su control. Que
entiendan que son responsables por lo que sienten, por cómo se conciben, su
felicidad es únicamente su problema y que pasarle el muerto a sus parejas
para que sean éstas las que decidan su felicidad es suicidio, así de claro. Si de
algo puedo estar seguro, es que velarás porque tus amigas también se hagan
unas mujeres como tú en forma y fondo. De esa manera ganamos todos;
mujeres exigentes y hombres ansiosos por tener a nuestro lado a una mujer
íntegra, una como aquella en la que estás trabajando.

Evidentemente hay personas de todo tipo. Algunas que dicen ser tus mejores
amigos y luego resultan en personas que tenían otras intenciones contigo.
Siempre debes estar alerta de aquellas que no te “suenen” o que percibas algo
raro en su comportamiento.

Los verdaderos amigos que llegases a tener a lo largo de tu vida, deberás


valorarlos bien. No todas las personas llegan a establecer relaciones genuinas
con otras que deriven en una amistad sólida y real. Y menos aun, quienes las
mantienen vitales durante toda la vida. Así que aprende a valorar lo que tienes
y a aquellas personitas que han decidido compartir tiempo a tu lado.

Pasa tiempo con ellos, disfruta de su compañía, busca aprender siempre de


ellos y también apórtales beneficios. Nunca estará de más decir que, un buen
amigo es para toda la vida. ¡Mucho “éxito” con ellos, y mucho más para ti!
Te recuerdo que si quieres profundizar y llegar a ser todavía más
poderosa, puedes apoyarte en mis obras:

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clave respondidas por un seductor profesional”.
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“El poder del éxito”
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Las he escrito con toda mi pasión para que obtengas resultados de


verdad. No te conformes con menos.

¡La vida que siempre soñaste es posible!

Escríbeme todas tus dudas en:

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¡Éxito!

ELEVEN

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