Lecciones Carta San Pablo Romanos Es
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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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26. Y además el espíritu divino ayuda a 39. ni todo lo que hay de más alto, ni de
nuestra flaqueza; pues no sabiendo más profundo, ni otra ninguna criatura
siquiera qué hemos de pedir en nuestras podrá jamás separarnos del amor de
oraciones, ni cómo conviene hacerlo, el Dios, que se funda en Jesucristo nuestro
mismo espíritu hace, o produce en nuestro Señor.
interior, nuestras peticiones a Dios con ________________________
gemidos que son inexplicables. 23. De las miserias de esta vida, por su
27. Pero aquel que penetra a fondo los resurrección.
corazones conoce bien qué es lo que desea 32. El perdón de los pecados y los
el Espíritu, el cual no pide nada por los auxilios para alcanzar la gloria.
santos, que no sea según Dios. 36. Sal 44 (43), 23.
28. Sabemos también nosotros que todas
las cosas contribuyen al bien de los que
aman a Dios, de aquellos, digo, que él ha
llamado según su decreto para ser santos.
29. Pues a los que él tiene especialmente
previstos, también los predestinó para
que se hiciesen conforme a la imagen de
su Hijo Jesucristo, de manera que sea el
mismo Hijo el primogénito entre muchos
hermanos.
30. Y a éstos que ha predestinado,
también los ha llamado; y a quienes ha
llamado, también los ha justificado, y a los
que ha justificado también los ha
glorificado.
31. Después de esto, ¿qué diremos ahora?
Si Dios está con nosotros, ¿quién contra
nosotros?
32. El que ni a su propio Hijo perdonó, sino
que le entregó a la muerte por todos
nosotros, ¿cómo después de habérnosle
dado a él, dejará de darnos cualquier otra
cosa*?
33. Y ¿quién puede acusar a los escogidos
de Dios? Dios mismo es el que los justifica.
34. ¿Quién osará condenarlos? Después
que Jesucristo no solamente murió por
nosotros, sino que también resucitó, y
está sentado a la diestra de Dios, en donde
asimismo intercede por nosotros.
35. ¿Quién, pues, podrá separarnos del
amor de Cristo? ¿Será la tribulación?, ¿o la
angustia?, ¿o el hambre?, ¿o la desnudez?,
¿o el riesgo?, ¿o la persecución?, ¿o el
cuchillo?
36. (Según está escrito*, por ti, ¡oh,
Señor!, somos entregados cada día en
manos de la muerte, somos tratados como
ovejas destinadas al matadero).
37. Pero en medio de todas estas cosas
triunfamos por virtud de aquel que nos
amó.
38. Por lo cual estoy seguro de que ni la
muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los
principados, ni las virtudes, ni lo presente,
ni lo venidero, ni la fuerza, o violencia,
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25. Ahora estoy de partida para Jerusalén, del Espíritu Santo, que me ayudéis con
en servicio de los santos. las oraciones que hagáis a Dios por mí,
26. Porque la Macedonia y la Acaya han 31. para que sea librado de los judíos
tenido a bien hacer una colecta para incrédulos, que hay en Judea, y la
socorrer a los pobres de entre los santos o ofrenda de mi ministerio, o la limosna
fieles de Jerusalén. que llevo, sea bien recibida de los santos
27. Así les ha parecido, y a la verdad en Jerusalén,
obligación les tienen. Porque si los 32. a fin de que de esta manera pueda ir
gentiles han sido hechos participantes de con alegría veros, si es la voluntad de
los bienes espirituales de los judíos, Dios, y descansar, y recrearme con
deben también aquéllos hacer participar a vosotros.
éstos de sus bienes temporales. 33. Entretanto el Dios de la paz sea con
28. Cumplido, pues, este encargo, y todos vosotros. Amén.
habiéndoles entregado este fruto de la ________________________
caridad, dirigiré por ahí mi camino a 3. Sal 69 (68), 10.
España. 9. 2 Sam 22, 50; Sal 18 (17), 50.
29. Y sé de cierto que llegando a vosotros, 11. Sal 117 (116), 1.
mi llegada será acompañada de una 12. Se puede traducir Florecerá la raíz
abundante bendición y dones de la buena de Jesé y saldrá un retoño que se
nueva de Cristo. levantará para regir las naciones, y las
30. Entretanto, hermanos, os suplico por naciones esperarán en él. Is 11, 10.
nuestro Señor Jesucristo y por la caridad 20. Is 52, 15.
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LECCIONES
2 – 1 – 48 zzz
Lecciones. De la Epístola de San Pablo a los Romanos:
Cap. 1°, v. 3 y 4. “…acerca de su Hijo que le nació, según la carne, del linaje
de David; declarado Hijo de Dios por propia virtud, según el espíritu de
santificación, y por la resurrección de la muerte”.
Dice el Autor Santísimo:
“Declarado Hijo de Dios por propia virtud” ¿Cuál? ¿Una? ¿Muchas? ¿De
qué naturaleza? Yo te lo diré.
Primero. De naturaleza divina.
El Hijo del Padre es Dios como el Padre, y el haber tomado carne humana
no destruyó, ni puso una pausa en la unión entre el Padre, del cual el Hijo
se genera, y en cuyo Hijo el Padre se complace. Y no sólo esto, sino que el
Hijo de Dios no deja de ser Dios por haber asumido la naturaleza de
hombre. Generado por el Padre Dios mediante la expansión natural del
Amor perfecto, que por su naturaleza tiene necesidad de amar, y que por
su dignidad tiene necesidad de amar una Perfección igual a la suya, infinita
– todo otro amor de Dios, exceptuado aquel hacia la Beatísima, es
benignidad de Dios – Él sólo, con el amor de Hijo, y de Hijo de Dios,
satisface a Dios con un amor digno de Él.
Me adelanto a tu objeción diciéndote: Amando a María, Dios también se
ama a Sí mismo, porque Él la ha formado llena de Gracia, por un
pensamiento de Gracia, para que diera a luz la Gracia al mundo. María
puede ser llamada “seno de Dios” porque ha dado a luz al Hijo de Dios, la
Gracia de la cual se encontraba llena, y ha dado un Hombre, sobre la tierra,
digno del Amor Paterno.
Como circular pecera en la cual las aguas fluyen sin jamás ir a la
desembocadura, así María, agua purísima de fuente sellada,1 brotó del
incandescente calor del Pensamiento eterno y se desliza por playas de paz,
llevando consigo paz y pureza, y reentró en Dios para acoger a Dios y
1
Cantar de los Cantares 4, 12
26
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generar al Hijo de Dios; y volvió entre las salvajes arenas para dar a los
desiertos de los corazones la Luz, la Verdad, la Vida; y nuevamente,
cumplida su misión, como agua aspirada por el sol, ascendió al místico seno
que os la dio a luz para que os diera a luz la Salvación. Y allí está: Inviolada
fuente de pureza, único espejo digno de la Perfección, que todo olvida, de
lo que es ofensa, mirando a la Inmaculada.
No cesa el Verbo de ser Dios porque se haya hecho Hombre. No es la
Humanidad tomada, envilecimiento de la Divinidad, su eterna Naturaleza,
sino que es elevada la Humanidad, aunque sin perder su naturaleza, a la
perfección de unión con la Divinidad, cosa atestiguada por los prodigios
hechos por Cristo. El Padre siempre con el Hijo. El Hijo siempre Dios como
el Padre, porque la Divinidad no puede ser dividida o mudar naturaleza
por división aparente, y aniquilamiento en una naturaleza inferior a la
divina.
Jesucristo es pues Hijo de Dios por la Naturaleza divina del Verbo
generado por el Padre, encarnado por obra del Espíritu Santo 2 para la
salvación de la humanidad.
Segundo modo. Se ha declarado también Hijo de Dios por naturaleza
humana, virtuosa en manera perfecta.
Jesucristo, el Hijo que le nació al Padre de la estirpe de David, 3 tenía una
voluntad libre, como Dios y como hombre. Esta libertad de su voluntad la
muestran sus acciones, hechas según como Él quería, cuando quería, y
sobre quien quería. Ni elementos,4 ni criaturas podían oponerse a su
voluntad, que era perfecta, con la libertad propia de Dios.
No podían. Sólo una vez pudieron. Pero entonces fue porque el Hijo de Dios
no prevaricó, no abusó de esta su libre voluntad potente, para huir a la
muerte de cruz.5 De haberlo hecho, habría cometido hurto, abuso,
2
Lucas 1, 35
3
Mateo 9, 27
4
Lucas 8, 22; Mateo 8, 23; Marcos 4, 35-41
5
Mateo 26, 36-46; Marcos 14, 32-42; Lucas 22, 39-46; Juan 14, 10-15
27
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5
Colosense 1, 15; Apocalipsis 1, 4-5
6
Romanos 8, 14-17; Gálatas 4, 1-7
7
Juan 10, 17-18
8
Alusión al martirio de San Pablo que fue decapitado en roma el año 67 y cuya cabeza, al dar tres botes,
habría hecho surgir tres fuentes de agua. En ese mismo lugar, conocido precisamente con el nombre de las
“Tres Fuentes”, se apareció nuestra Señora en 1947
29
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Dice el Autor Santísimo:
“”El justo vive de la fe”1 (A los Romanos c.1, v.17)
Al citar estas palabras el Apóstol, orgulloso un tiempo de su ciencia
rabínica, hácese “niño”, es decir, humilde y sencillo,2 y confiesa e, incluso,
profesa: “Yo no me avergüenzo del Evangelio, virtud de Dios para la
salvación de todos los creyentes… En él, en efecto, se manifiesta la justicia
de Dios que proviene de la fe y tiende a la fe”. 3
Hubo un tiempo en que Pablo, aún más que avergonzarse de creer por su
cuenta en el Evangelio, se avergonzaba de Él como de una ignominia
lanzada entre las inspiradas o doctas palabras de la sabiduría de Israel. Y,
al objeto de borrar aquella ignominia impresa en las mentes de los secuaces
del Nazareno, les perseguía apagando de consumo palabras evangélicas y
vidas, creyendo así vencer. Mas la Palabras eterna a la que fuerza alguna
humana ni diabólica puede hacer callar, le aterró en el camino de Damasco
preguntándole: “¿Por qué Me persigues?”4
Aquellos que ahogan las pequeñas voces, los que oprimen a quienes hablan
en nombre de Dios, y ellos, los doctos de ahora, saben cómo se les llamaba
en el Antiguo Testamento5 y cual sea su misión –pues ellos son y siempre
serán, hasta el fin de los tiempos, como heraldos de Dios entre las turbas
ciegas- deberían meditar mucho y aprender de aquel “Me persigues” a
temer perseguir al Verbo y temblar de hacerlo.
Dios vive en su instrumento. Vive, no de un modo corriente sino, de una
manera extraordinaria. La personalidad humana no es más que el velo que
guarda al Santo de los Santos6 que está operando, ya que Dios, tras el velo,
nunca está inerte en su trono.
1
Habacuc 2,4
2
Mateo 11,25-30; 18, 1-4; Marcos 10, 13-15:Lucas 10. 21-22
3
Romanos 1, 16-17
4
Hechos 9, 4; 22, 7; 26, 14
5
Mateo 23, 1-12
6
Éxodo 25-27; 33, 7-11; del 35, 8 al 38, 31: del 39, 33 al 40, 38; Números 9, 15-23
30
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Cuando las feroces huestes de los caldeos, una vez vencidos los israelitas de
manera absoluta en su corte, dieron fuego a la casa de Dios y se llevaron
las riquezas y cosas santas del templo;7 cuando las potentes legiones
romanas destruyeron para siempre, conforme a la profecía de Jesucristo,8
el templo sobre el Moria; ¿contra quien, de verdad, se lanzaron? ¿Contra
el edificio, contra los sacerdotes, contra los útiles del Templo o bien contra
ese Ente inmaterial que, en la mente de los Israelitas lo llenaba de Sí?9
Digo “en la mente de los israelitas” porque, a partir de la hora nona de
aquel Parasceve, abismo de Misericordia y de Delito, el Espíritu de Dios
había abandonado10 el Santo de los Santos y, aun a las horas de incienso,11,
se hallaba vacía la gloria del Tabernáculo. Mas todavía subsistía la Idea. Y
esa Idea lo era todo para Israel.
¿Contra quién fue la persecución del enemigo? ¿Contra los hombres y la
piedras o contra la Idea? Contra la Idea. Para herir al pueblo, hirió la Idea.
Y así lo destruyó u lo dispersó.
¡Oh míseros, míseros hombres superficiales! Que, por más que seáis
católicos practicantes, sois tan tibios para la Idea, para el Cristianismo y
para la Iglesia que son los que constituyen la Idea que proporciona fuerza,
poder, cohesión, victoria, salvación contra los ejércitos humanos y
extrahumanos de los servidores del Dragón,12 meditad en esta gran lección
que se desprende de los ejemplos de la historia: Cuando la inercia, el
pecado o el asentimiento a doctrinas satánicas hacen que los enemigos de
Dios y de las almas asalten, destruyan, desbaraten la única Idea santa,
verdadera y eterna –Dios– en aquello que lo pregona y representa, todo,
digo todo, viene a desbaratarse y destruirse, aún aquello que no querríais
que lo fuese: vuestro bien personal egoísta, el patrimonio familiar, la
tranquilidad y, a las veces, la misma familia.
7
2° Reyes (Vulgata: 4° Reyes) del 24, 18 al 25, 21
8
Mateo 23, 37-39; Lucas 13, 34-35
9
Éxodo 40, 34-35; 1° Reyes 8, 10-13
10
Mateo 27, 45-54; Marcos 15, 33-39; Lucas 23, 44-47; Juan 19, 28-30
11
Éxodo 30, 1-10
12
Daniel 7; Apocalipsis 12-13
31
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13
Mateo 8, 23-27; Marcos 4, 35-41; Lucas 8, 22-25
14
2° Samuel (Vulgata: 2° Reyes) 20, 1 1° Reyes (Vulgata: 3° Reyes)12, 16
15
Efesios 6, 10,20
16
Apelativo dado a María Valtorta que, por su espiritualidad e índole de su misión, se asemeja al grande Juan,
apóstol y evangelista
32
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17
Filipenses 3, 4-6
18
Hechos 5, 34-42, 22, 1-5
19
Hechos 9, 18
20
Romanos 1, 16
33
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es vida por ser caridad y que la caridad es vida por ser Dios, el Viviente,
acogido en ellos y ellos en Dios.21
Y he aquí cómo, a través de un largo procesos, hemos llegado a la primera
proposición del dictado de hoy: “El justo vive de la fe, más sabrá vivir de
la fe. Por esto dijo el divino Maestro “Si no llegáis a haceros como niños,
no entraréis en el reino de los Cielos”.22 El niño sabe creer. Y por este su
saber creer conoce a Dios y es merecedor de poseerlo y gozarlo eternamente
por más que muera antes de llegar a ser docto cual lo sois vosotros.
Verdaderamente, el mucho saber difícilmente constituye salvación,23
aunque no sea sino porque 2ª quien más se le dio más se le reclama”,24 y “a
quien acumuló tesoros difícilmente dejarán de asaltarlo los ladrones”.25
Mas este antiguo proverbio aun no lo conocíais, ni sabéis de qué ladrones
Yo hablo. Vosotros, que sois tan sabios, intentad conocerlos y así,
conociéndolos, podréis defenderos de la muerte que ellos tratan de daros
con sus armas.
Mas los “niños pequeñitos” se hallan libres de tales peligros. Ellos saben
vivir de la fe con simplicidad. Ellos confían en el Señor, y está dicho que
quien confía el Señor comprende la verdad.26 Por eso ellos comprenden por
más que no lo sepan científicamente. Comprenden: por la caridad que vive
en ellos y porque tienen por maestros la Caridad y a su ángel de la guarda.
****
21
1° Juan 4, 16
22
Mateo 18, 3; Marcos 10, 15; Lucas 18, 17
23
1° Corintios 8, 1
24
Lucas 12, 48
25
Mateo 6, 19-21: Lucas 12, 33-34
26
Sabiduría 3.9
34
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6 – 1- 48
“Al presente se manifiesta la ira de Dios desde el Cielo contra toda
impiedad e injusticia de los hombres que ahogan la verdad de Dios en la
injusticia”. (A los Romanos, c.1, v. 18)
Dice EL Autor Santísimo:
“En la lección precedente os invité a defender la Idea religiosa al objeto de
conseguir la salvación y la paz porque, cuando un pueblo cae en la
“impiedad y la injusticia” –y la impiedad mayor, la más grande injusticia
es ofender a Dios, hacer chacota de la Religión, atacarla, apagarla en las
mentes y desobedecerla consciente y premeditadamente en todos sus
preceptos– entonces es cuando la ira de Dios se manifiesta desde el Cielo.
No son precisos rayos, cataclismos ni diluvios para que se haga manifiesta.
Basta que Dios os abandone para que vosotros mismos os proporcionéis
muerte, congojas y desesperación. La ira, la verdadera e inmutable ira de
Dios, más que con castigos, se manifiesta con dejarlos a vosotros mismos.
Cuanto vosotros llamáis manifestaciones de la ira de Dios –como son las
guerras, los medios atroces de destrucción, los cataclismos, las pestes– no
alcanza a ser todavía la ira inmutable y absoluta. Son reconvenciones,
llamadas de un Padre ofendido pero ganoso de dar a los hijos culpables su
ayuda y su perdón.
Mas cuando “la impiedad y la injusticia aniden en el corazón del 99% de
la humanidad, cuando la impiedad y la injusticia de la mente como de la
materia, hallan invadido todas las clases sociales y la abominación halla
penetrado igualmente en la casa de Dios –en cuanto a la abominación de la
desolación1 de que habla el profeta y lo confirma el Verbo, aun no habéis
acertado a dar a la palabra “desolación”, de la que está dicho que ha de
ser, y será, la señal del fin, su justo significado– entonces Dios no os
reprenderá con castigos paternales –que por desgracia, es justo
constatarlo, salvan a pocos sino porque los más ya son servidores de
Satanás– sino que os dejará a vosotros mismos. Se retirará. Ya no actuará
hasta el momento en que un rayo de su voluntad ordene a sus ángeles abrir
1
Daniel 9, 20-27; Mateo 24, 15-25; Marcos 13, 14-23
35
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
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los siete sellos,2 hacer sonar las cuatro trompetas,3 de liberar al águila de
los tres ayes,4 y después ¡horror!, sonará la quinta trompeta5 y el Judas del
últimos tiempos abrirá el pozo del abismo6 para hacer salir de él lo que el
hombre habrá querido más que a Dios.
¿Cuándo? ¿Cuándo? ¿Es ésta ya esa hora o estáis por entrar en ella?
Temed, lo estáis preguntando… Pero no os arrepentís. No se os dirá el
cuándo. Se halla escrito en el corazón de los actuales profetas, “mas lo que
a ellos les han dicho los siete truenos se encuentra sellado y no lo dirán”.7
Y entonces, cual astro de paz sobre el horror y el terror de las encrespadas
olas –la tierra toda agitada con mar tempestuoso y los hombres cual
náufragos en medio de la tempestad, todos menos los siervos de Dios
acogidos en la barca de Pedro, fieles al marinero santo– entonces
despuntará la aurora de la Estrella del Mar, precursora de la Estrella
Matutina en el surgir de su última aparición.8 En su segunda, última
venida, el Cordero de Dios,9 el Redentor, el Santo de los santos, tendrá por
precursor, no al penitente del desierto,10 salado con las maceraciones y
salador de los pecadores para curar su pesantez haciéndoles prontos para
acoger al Señor, sino que tendrá por precursor a nuestro Ángel, Aquel que,
aun teniendo carne, fue un Serafín; Aquel en el que hicimos la morada más
dulce y digna que pudimos tener, el Arca dilectísima del oro más fino que,
aún ahora, Nos contiene como Nosotros la contenemos a Ella,11 que
trasvolará los cielos irradiando su amor para preparar al Rey de los reyes
su trayectoria perfumada y real, y para preparar –para engendrar y
alumbrar, en una última maternidad- el mayor número posible de
gérmenes vivientes que halla y quieran ser dados a luz para el Señor.12
2
Apocalipsis 6
3
Apocalipsis 8, 6-11
4
Apocalipsis 8, 13
5
Apocalipsis 9, 1-12
6
Apocalipsis 9, 1-12
7
Apocalipsis 10, 1-7
8
Apocalipsis 2, 28; 22,16
9
Juan 1, 29-30
10
Mateo 3; Marcos 1, 1-11; Lucas 3, 1-22; Juan 1, 19-34
11
Esta frase recibirá aclaración en la lección del 2 de febrero.
12
Apocalipsis 12
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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Mirad allá, al oriente de los tiempos… Por entre las sombras cada vez más
densas y malditas que cubren la tierra, se dibuja un alba que más dulce no
cabe. Es el tiempo de María que surge, la postrer misericordia que nuestro
Amor ideó para vosotros.
Grande será la largura del camino. Obstaculizada por su eterno enemigo
que, por más que sea vencido, no es por eso menos obstinado en molestarla
y combatirla. Él embota las inteligencias de los hombres para que no
conozcan a María; apaga su fe en Ella, produce tinieblas y lanza fango.
Mas la Estrella del Mar está muy por encima de las olas contaminadas
sobre las que pasará por alto sin que el fango manche la orla de su vestido.
Bajará tan solo, rauda como una arcángel a escribir su sigla, junto con el
signo Tau,13 sobre la frente de los fieles, de los salvados para el Reino
eterno. Y, al contacto de la mano de la Madre de la Vida, de la fuente de
Salud, penetrarán la fortaleza y la paz en sus espíritus.
Bendecid a Dios que concedió a la Estrella purísima emprender su camino
para atraerlos a Dios con la dulzura de su amor, Salvadora compasiva,
extrema, compensadora para las almas buenas de su cada vez más
profundo alejamiento de Dios, disgustado por las culpas de los hombres.
No os parezca injusto este alejamiento de Dios. Se lee en los Macabeos14 que
cuando con Antíoco Epífanes penetró la corrupción en Israel, e Israel se
alejó de la Ley por haberse sometido muchos jefes de Israel, “hijos de
iniquidad”, a las “naciones vecinas” hasta el punto de adoptar sus mismas
perversas costumbres “vendiéndose para hacer el mal”, el santuario quedó
desolado como un desierto, las solemnes festividades se trocaron en luto,
los sábados en abyección y toda la gloria aniquilada. Y no sólo esto sino que
fue aceptado “el culto de los ídolos”. Ello provocó la persecución de los
pocos que permanecieron fieles, y la muerte, la violencia y el dolor vinieron
a constituir el patrimonio de aquel pueblo que había suscitado la ira del
Señor. Estableced comparaciones, meditad y escoged.
13
Ezequiel 9, 4-6; Apocalipsis 7, 1-8
14
1° Macabeos 1, 11-67 (texto griego: 10-64)
37
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Una vez más os repite Jesús en la última fiesta de los Tabernáculos: “Un
poco, todavía estoy con vosotros… y después me marcho. Y entonces me
buscaréis pero no me encontraréis”.15
Sí, durmientes. Os hablo a vosotros más que a los enemigos declarados. A
vosotros que, si despertaseis, podríais defender la Idea y vuestro bien. A
vosotros que dormís mientras los demás trabajan y os mecéis en la ilusión
de que ha de estar Dios a vuestro servicio, de que Jesús ha de ser vuestro
siervo y siervo tonto que, tras haber sido olvidado, no buscado ni seguido
hasta el punto de haber llegado a la persuasión de dar por inútil su
permanencia entre vosotros, pueda estar pronto y dispuesto a sacaros del
apuro cuando lleguéis a estar a punto de veros sumergidos en él y,
finalmente, aunque no para todos en el tiempo, os despertaréis.
Buscad al Salvador mientras aun está entre vosotros, antes de que el odio
le aleje fuera de vuestros confines… en Efraín,16 entre aquellos pueblos que
nacen a la luz mientras vosotros os hundís en las tinieblas que “ahogan la
verdad, no haciéndola ver, levantando el muro de las tibiezas, de los
quietismos cuando no el de la impiedad y las injusticias”.17
Digo antes de apagarse la Voz Santísima: “Oh Señor Divinísimo!, ahora
que hablas con frecuencia, porque me ha dicho P.B.18 que no están
convencidos de que Tú ahora, ¡oh Divinísimo!, hablas muy de cuando en
cuando”.
Me responde:
“Obro como quiero. He demostrado que vengo diariamente o que no vengo
por espacio de decenas de días sin que tú llenes tales vacíos con palabras
tuyas. Y esto les sirve de lección. Todo lo he hecho para persuadirles. Mas
15
Juan 7, 31-34
16
Juan 11,54
17
Ampliación de: Romanos 1, 18
18
Debe tratarse del Padre Berti. El Padre Conrado M. Berti, de la Orden de los Siervos de María, profesor en
Roma de la facultad teológica “Marianum”, había recibido de su hermano en Religión Padre Romualfo M.
Miglirini el encargo de ocuparse de María Valtorta cuando éste, después de casi cuatro años de dirección
espiritual de la escritora enferma, hubo de abandonar Viareggio y retirarse a Roma.
38
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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40
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
7 – 1 - 48
Cap 1°, v. 20-22 de la Epístola a los Romanos.
Dice el Autor Santísimo:
“Los que ahogan la verdad de Dios en la injusticia se dividen en esas dos
perversas categorías que son: los negadores que dicen: “No creo en Dios
porque no lo veo” y los demoledores, esos necios que querrían demoler a
Dios y, no pudiéndolo conseguir, resquebrajan con fatiga inmensa e inútil
el monumento del testimonio de Dios y –trabaja que te trabaja– no logran
hacer sino que se desprenda el polvo y el moho del mismo para que
aparezca así más bello y esplendoroso. Porque, hablando con claridad, no
hacen sino suscitar reacciones santas en los hombres rectos.
Estas dos categorías de desgraciados, al romper con la paz de este mundo
y del otro, son, más que nada, mentirosos o dan a entender que son necios
privados de razón. Porque al hombre no le es posible negar a Dios. Sólo con
que se estudie a sí mismo –la armónica formación de su naturaleza en la
que, sin choques ni disonancias, la parte animal y la espiritual se
entremezclan formando un todo maravilloso– sólo con que considere esto,
no puede el hombre negar la existencia de Dios diciendo: “No creo en Dios
porque no lo veo”.
No vale hablar de envilecedoras descendencias parea justificar el prodigio
espontáneo del hombre inteligente. La evolución nunca jamás podrá
comunicar a la bestia la perfección humana visible. Al referirme a aquellos
que admiten lo espiritual, hablo sólo de perfección humana material y, por
tanto, visible. Esta pues basta para negar la evolución de la bestia al hombre
y para acreditar la creación divina.
Dios se hace visible “en sus invisibles perfecciones, en su poder eterno y en
su divinidad” a la razón del hombre inteligente “mediante las obras
creadas”. Todo –desde la brizna de escarcha hasta el sol, desde el mar a los
volcanes, desde el gusano hasta el hombre, desde los mohos arbóreos a los
secuoyas gigantescos, desde la luz a las tinieblas– habla de Dios, lo muestra
41
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
en su poder divino. Por eso he dicho que aquellos que niegan a Dios, visible
en todas las cosas, mienten o confiesan ser tontos.1 Mas no, no son tontos.
Son esclavos de la Mentira, de la Soberbia y del Odio. Esto es lo que
únicamente son. Porque, ciertamente, conocen que Dios existe y, con todo,
lo niegan, repudian, tratan de escarnecerlo en vez de alabarlo y glorificarlo,
y lo odian en lugar de estar reconocidos a los infinitos cuidados que el tiene
con ellos por más que no los merezcan.
Si Dios no fuese Dios, es decir, Aquel que está por encima del odio y de la
venganza; si Dios fuese como ellos, ¿les daría acaso aire, luz, sol, alimentos?
No se objete diciendo que: “Lo da para los buenos y, por estos, gozan todos
de ello. No puede hacer que mueran los buenos por privar a los malos del
aire, de la luz, del sol y del alimento”. Y ¿quién lo podría impedir? Todo le
es posible a Dios. Mas Él es quien hace descender los rayos del sol sobre los
buenos y los malos,2 sobre los buenos para acariciarles y sobre los malos
para advertirles, dándoles tiempo a convertirse. Porque Dios es paciente y
su venganza es el perdón otorgado 70 veces 73 y 700 veces 7. Mientras hay
vida en el hombre Él es longánimo. Después juzga y su juicio es inapelable.
La suya es la última palabra y tal que hasta el más pertinazmente
desvariado de los hombres saldrá de su delirio blasfemo, y, despavorido,
como aquel que es sacado de una cárcel lóbrega a plena luz, fulgurado por
la luz divinísima, entrará dentro de sí gritando: ¡Maldito mi soberbio
pensamiento! Negué la Verdad y ella me hiere eternamente. Adoré lo que
no era y negué lo que es. Podría haberme hecho con el premio incorruptible
que deriva de la fusión con el Incorruptible perfecto. Preferí la múltiple
corrupción y, eterno pero corrompido, eternamente estaré sumergido en
ella”.
****
1
Salmo 13 (en hebreo: 14), 1
2
Mateo 5, 43-48; Lucas 6, 27-35
3
Mateo 18, 21-35; Lucas 17, 3-4
42
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
8-1-48
A los Romanos, C. 1°, del versículo 24 al 31 inclusive.
Dice el Autor Santísimo:
“Con más exactitud que una pintura que retrata a la perfección la realidad
y que una crónica que retrate fielmente los acontecimientos y costumbres
de una época, la epístola paulina describe los usos de este tiempo que se
sataniza.
Cada palabra es una pincelada de color que dibuja al hombre de esta
época, a las nueve décimas partes de los hombres de esta época. Todos los
matices precisos para pintar, no al hijo de Dios tal cual habría querido Dios
que lo fuese, no al hombre superhombre que cree ser estos monstruos de
aspecto humano que son las nueve décimas partes de los hombres, sino para
pintar al antihombre, al degenerado hijo de Dios, al fruto pavoroso del
connubio de la Humanidad con la Corrupción, al servidor de Satanás, son
empleadas para obtener una pintura perfecta.
Y las tintas menos atroces las dan los epítetos: murmuradores,
jactanciosos, necios, desordenados. Las tintas se van ensombreciendo
después más y más hasta alcanzar el color del más profundo infierno, de
los pecados contra la naturaleza tan corrientes hoy día y cometidos, no ya
para satisfacer su réprobo sentido, sino también para saciar su avidez de
riquezas.
Ahora bien, por más que Pablo hablase a hombres de su tiempo, a hombres
que vivían entre paganos y, más que paganos, a hombres sin dios alguno –
porque si al menos hubiesen respetado a un dios, o sea, una ley moral
imperfecta, puesto que hasta el hombre más ignorante de todo código
religioso percibe instintivamente, de no ser uno que no quiere percibir, la
existencia de un Ser Supremo al que su espíritu aspira por su propia
naturaleza espiritual, mediante la cual, como espiritual que es, trata de
unirse con el Espíritu que fue su principio– a hombres que
intencionalmente querían ignorar cualquier dios para carecer de todo
freno de ley moral aunque sólo fuese natural; por más que hablase Pablo a
hombres como estos que vivían entre tales monstruos, no, todavía no nos
dejó marcada la tinta más sombría del cuadro.
43
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
9
2° Corintios 12, 1-9
2
2° Tesalonicenses 2, 1-12 (vale también como cita para tres líneas más abajo)
3
Apocalipsis desde el 13, 19 al 20, 10
4
Génesis 3; Apocalipsis 9, 1; 11, 7; 12, 7-9 y 17, 8
5
Levítico 18, 21; 2° Samuel (Vulgata: 2° Reyes) 12, 26-30; 1° Reyes (Vulgata: 3° Reyes) 11, 1-13; Jeremías
32, 28-35; 49, 1-6
44
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
¿Oh cómo reirá Lucifer con su carcajada horrenda en estos sus tiempos y
horas de gloria! Está –él, el maldito, el fulminado, el expulsado por Dios6–
sobre su trono, sobre el trono que los hombres le han alzado y a su horrendo
escarnio se le ofrece el Cordero,7 Aquel a quien jamás él venció, Aquel en
quien jamás él pudo entrar, Aquel que lo venció cien y mil veces, le vence
desde hace veinte siglos y lo vencerá hasta el fin, liberando a los espíritus
de buena voluntad de su infame poder.
Será vencido. Mas, entre tanto, tiene algo de vencedor. Y el Sacramento de
los sacramentos, este misterio de amor para el que, hasta el más seráfico
amor del hombre es siempre insuficiente a tributarle el debido honor, es
dado por los hombres a Satanás como medio para su efímero triunfo.
Esto Pablo no lo conoció. No. La misericordia de Dios le mantuvo oculto
este pecado que hace estremecer al Cielo entero. Y –escuchad bien vosotros
que os sobrecogéis de horror en el Cielo– si aquellos que profanan las
Sagradas Especies ignorasen que en ellas se encuentra Cristo vivo y
verdadero, tal como fue en la tierra y está en el Cielo; si no creyesen en su
presencia en las Especies consagradas, sus prácticas se reducirían a un
simple acto de magia. Mas ellos lo saben y esto constituye su pecado
imperdonable.
No es aplicable a ellos la plegaria del Redentor puesto que “saben lo que
hacen”.8 Ni tampoco la palabra de Pablo –“Habiendo conocido que la
divinidad, cual en ella se crea y se piense, premia a los justos y castiga a los
malos, ya que un concepto de justicia, por muy imperfecto que sea, lo tiene
en su pensamiento todo aquel que crea en la divinidad que se ha forjado o
que conoce ser la verdadera y única, no comprendieron que quien hace tales
cosas es digno de muerte”– porque ellos comprenden y, eso no obstante,
llevan a cabo la suprema profanación.9
*****
6
Apocalipsis 20, 7-10
7
Juan 1, 29-31
8
Lucas 23, 33-34
9
Romanos 1, 32
45
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
9-1-48
A los Romanos, Cap II, V.1.
Dice el Autor Santísimo:
“Dice el apóstol: “Tú… te haces inexcusable ya que, al condenar a los
demás, te condenas a ti mismo haciendo aquello que tú condenas”.
¿A quién hablo yo? ¿a los fieles corrientes o a la parte escogida de la grey?
Hablo a la parte escogida. Porque mi palabra es levadura que debe hacer
fermentar la harina pura, la harina de hostias para que esa harina venga a
ser con su perfección levadura dentro de la gran masa,1 dentro de la harina
cernida con cedazo más o menos tupido.
Cuando el ama de casa quiere hacer el pan, no toma, para tomar la bola de
levadura la harina impura, llena de salvado, sino que coge la flor de la
harina, la mezcla con agua pura y la pone a fermentar a fin de que forme
la levadura que ha de hacer levantar a la harina, por más que sea impura,
convirtiéndola en pan comestible. Los ácimos2 eran sin levadura; pero
entonces la harina que se tomaba era pura, de obleas, y así resultaran
comestibles en pequeñas hogazas planas cocidas a fuego vivo.
La parte escogida de la grey del Cordero que es Pastor,3 que es Pan de
Vida,4 que es el Señor, es la harina de hostias, de aquellas hostias que en un
espiritual sacrificio, cual es el de la Nueva Ley, vienen e, incluso, se ponen
a sí mismas como un memorial sobre el altar, como oblación de suavísimo
olor ardiente sobre el altar del sacrificio. (Levítico cap. II)
El antiguo rito, ofrecido y consumado con harinas o carnes, se ha cambiado
al nuevo, pero con formas nuevas y más escogidas, no depositándose sobre
el altar de los Cielos sino los sacrificios de los hombres santos, como
asimismo sobre los altares de la tierra y no llegan a consumarse sino la
Carne y la Sangre de Dios Hombre. Y esto con el fin de que el Dios Hombre
sea modelo para los hombres que, por obediencia al Evangelio, llegan a ser
hombres-dios y para que, constituidos por su caridad en sacerdotes y
1
1 Corintios 5, 6
2
Éxodo 12, 15-20
3
Juan 10, 1-21
4
Juan 6, 30-40
46
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
47
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Y mostraos contentos de ser llamados y deseados por Dios para esta función
de hostias. Mucho más necesarios que los elementos indispensables para el
sostenimiento de la vida humana son los sacrificios de las almas víctimas.
Ya os lo dice el Amor: “Los que son víctimas de holocausto constituyen las
legiones de arcángeles que desbaratan a las legiones de demonios y
sostienen el mundo haciendo que Dios se muestre propicio con él. Los que
son hostias son los más auténticos imitadores de Cristo. Los que se
sacrifican engendran hijos para el Señor su Dios”.
*****
48
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
11-1-48
A los Romanos cap. II, v. 2 al 8°
Dice el Santísimo Autor:
El juicio de Dios es según la vedad. Sea para quien es réprobo, como para
quien es tibio, como para quien arde de purísimo amor hasta el sacrificio.
Ni la riqueza, o los vestidos, o la condición, o la posición, alterarán el juicio
de Dios. No lo confundirán los recursos y los escenarios puestos para
engañar a los hombres, no las hipocresías, ni los actos impuros de bondad,
de fe, de honestidad, de amor.
Las palabras del Maestro son siempre vivas y justas, sea cuando dice: “No
sólo quien dice “Señor, Señor” entra en el reino de los Cielos”1 como
cuando hace la analogía entre el publicano y el fariseo,2 sea cuando da el
admirable código de la Ley con el discurso en la montaña. (Mateo caps 5,
6, 7)
No hay cambio de leyes por el cambio de los tiempos. Y no habrá diversidad
de juicios. Porque Dios siempre juzgará según la verdad y la justicia.
Y más todavía será juzgado aquel que está destinado a juzgar o se apropia
el derecho de hacerlo. Más juzgado, porque más será cuestionado: “No
juzguen para no ser juzgados”3.
¡Sean pequeños! Sean pequeños o vosotros que Yo los amo. Si lo serán, Yo
les enseñaré la Sabiduría, se aprende más por amor que por instrucción.
Yo que os amo, vosotros que me amáis somos luz para entender las
palabras de la Sabiduría, que sin luz de amor, sino por la sola cultura,
quedan a oscuras en todo o en partes.
Por esto jamás terminará de gritar el Amor: “Es por la caridad que habrá
salud y paz”4 porque quien tiene caridad no desprecia las riquezas de la
bondad divina, de la paciencia t tolerancia; quien tiene caridad ama la
1
Mateo 7, 21; Lucas 6, 46
2
Lucas 18, 9-14
3
Mateo 7, 1; Lucas 6, 37
4
Gálatas 5, 22
49
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
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TOMO 7
50
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
14 – 1 – 48
A los Romanos, c. II, v. 9-10-11
La tribulación y la angustia son siempre las compañeras del hombre que
obra mal por más que no aparezca así a los ojos de los demás hombres.
El que es culpable no goza de esa paz que es fruto de la buena conciencia,
Las satisfacciones de la vida, cualesquiera que sean, no son bastantes para
dar paz. El monstruo del remordimiento acomete a los culpables con
asaltos imprevistos, a horas que menos lo esperan y los tortura. A veces
sirve para hacerles arrepentirse, otras para hacerles mayormente
culpables moviéndoles a desconfiar de Dios y a arrojarlo totalmente de sí.
Porque el remordimiento viene de Dios y de Satanás. El primero los
estimula a salvarse, El segundo a terminar de perderse, por odio, por
desprecio.
Ahora bien, el hombre culpable, que es ya pertenencia de Satanás, no
considera que sea su tenebroso rey el que lo tortura tras haberlo seducido
para que fuera su esclavo. Y culpa a Dios únicamente del remordimiento
que siente agitarse dentro de sí e intenta demostrar que no teme a Dios, que
lo da por inexistente al aumentar sus culpas sin temor alguno, con la misma
avidez malsana con que el bebedor, aun sabiendo que lo perjudica el vino,
bebe más y más; con el mismo frenesí con que el lujurioso no acaba de
saciarse del sórdido placer; y el que se habitúa a drogas tóxicas aumenta la
dosis de las mismas a fin de gozar más aun de la carne y de las drogas
estupefacientes. Todo ello con la intención de aturdirse, de embriagarse de
vino, de drogas, de lujuria, hasta el extremo de idiotizarse y no sentir ya el
remordimiento ni la culpabilidad de querer ahogar en sí la voz que le habla
de triunfos más o menos grandes y temporales.
Pero queda la angustia, queda la tribulación. Son estas las confesiones que
ni a sí mismo se hace un culpable o espera a hacerlas en el último momento,
cuando, caídas las bambalinas del escenario, el hombre se ve desnudo, solo
ante el misterio de la muerte y de su encuentro con Dios. Y estos últimos
son los casos buenos, los que alcanzan la paz más allá de la vida tras la justa
51
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
1
Luca 23, 39-43
2
Juan 15, 1-6
52
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Premio a quien sigue la justicia. Castigo a quien hace el mal. Porque todo
hombre se halla dotado de alma y de razón y con ellas tiene en sí lo bastante
para exigirle norma y ley. Y Dios, en su justicia, premiará o castigará en la
medida que el espíritu fue consciente, más severamente, por tanto, en la
medida que el espíritu y la razón son de individuos civilizados en contacto
con sacerdotes o ministros cristianos de religiones reveladoras y según la fe
de cada espíritu. Porque si uno, aunque de iglesia cismática o separada tal
vez, cree firmemente hallarse en la verdadera fe, su fe le justifica, y si obra
el bien para conseguir a Dios, Bien Supremo, recibirá un día el premio de
su fe y de la rectitud d sus obras con mayor benignidad divina que la
concedida a los católicos. Porque Dios ponderará cuánto mayor esfuerzo
habrán tenido que realizar para ser justo los separados del Cuerpo místico,
los mahometanos, brahmánicos, budistas, paganos, esos en los que no se
hallan la Gracia ni la Vida y con ellas mis dones y las virtudes que de dichos
dones se derivan.
Para Dios no hay aceptación de personas. Él juzgará por los actos
realizados, no por el origen humano d los hombres. Y habrá muchos que,
creyéndose elegidos por ser católicos, se verán precedidos por otros muchos
que, al practicar la justicia, sirvieron al Dios verdadero en el suyo
desconocido”.
*****
53
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
16 enero 1948
A los Romanos, cap. II, v. 12
Dice el Autor Santísimo:
“La gran misericordia de Dios resplandece más luminosamente aún en las
palabras de Pablo que, inspirado, proclama cómo únicamente perecerán
aquellos que no reconocen ley alguna –natural, sobrenatural ni racional–
mientras que aquellos que conocieron la Ley y no la practicaron, serán
condenados por la misma Ley que salva; y más aún: que los Gentiles que
no tienen la Ley sino que, natural y racionalmente, hacen lo que la Ley para
ellos desconocida prescribe, –entregándose, por la sola luz de la razón, por
su rectitud de corazón, por sumisión a las voces del Espíritu para su
espíritu de buena voluntad, por obediencia, a aquellas inspiraciones que
ellos, siguen porque su virtud las ama sin saber que, de modo inconsciente,
sirven a Dios– que estos Gentiles que con sus actos dan a entender que la
ley se haya escrita en su corazón virtuoso, serán justificados en el día del
Juicio.
Estas tres grandes categorías las observamos en el Juicio divino y por ellas
resplandece una miseria y justicia perfectas.
Los que no reconocen ley alguna natural, humana, y por tanto racional, ni
sobrehumana, ¿quiénes son? ¿Los salvajes? No. Son los luciferes de la
tierra cuyo número va creciendo progresivamente con el error de los
tiempos cuando, por el contrario, la civilización y la difusión del evangelio
con la predicación exhausta del mismo deberían hacer que su número se
fuera reduciendo cada vez más. Mas la paz, la justicia y la luz están
prometidas a los hombres de buena voluntad1 y ellos lo son de mala
voluntad.
Son los rebeldes a toda ley aun la natural, y, por tanto, inferiores a los
brutos. Reniegan voluntariamente de su naturaleza de hombres, seres
racionales dotados de inteligencia y de alma. Hacen cosas contra la
naturaleza y contra la razón. No merecen sino desaparecer de entre el
1
Lucas 2, 14
54
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
2
Génesis 1, 27
3
Mateo 25, 14-30
4
Apocalipsis 5, 9-10
5
Mateo 27, 45-50
55
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
6
Génesis 3; Romanos 5, 12-21
56
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
17 – enero – 48
A los Romanos, c. II, del v. 17 al 29.
“La observancia de los preceptos de la Ley es verdaderamente circuncisión
hasta para los incircuncisos y en el tiempo actual absolución aún para los
que no son de la Ley. Dice Pablo: “No es verdadero judío el que aparece
como tal, ni es circuncisión la que la que se manifiesta en la carne, sino que
es judío aquel que lo es en su interior, y es circuncisión la del corazón, la
que es según el espíritu y no según la letra, siendo ésta la que recibirá
premio de Dios”.
“Circuncidad vuestro corazón”1 es palabra muy antigua. Es el precepto
divino. Porque es en vano conocer la Ley según la palabra si después no se
la conoce y practica consecuentemente con el espíritu. Esta es la única
circuncisión verdadera.
¿Qué hace llevar vestido talar –digo talar para indicar el de los hijos de la
Ley– si después el hombre que lo lleva no es hijo de la Ley sino esclavo del
sentido, del mundo y del demonio? También los mimos y comediantes se
ponen vestidos de rey, de sacerdote, de guerrero, de obrero o campesino sin
que por ello lleguen a ser reyes, sacerdotes, guerreros, obreros o
campesinos. Terminada la escena, echado el telón, se despojan de los
vestidos tomados para la representación y se ponen los suyos. Su corazón
no cambia de lo que es por haber representado la magnanimidad de un rey,
la santidad de un sacerdote, el valor de un guerrero los sentimientos de un
obrero o de un campesino. Ellos continúan siendo lo que son: justos, si
justos, por más que hayan representado a la perfección un papel de
malvado, y monstruos de maldad, por más que hayan representado
perfectamente a un santo.
Muchos, demasiados, que, por la Ley que aparentan servir, parecen a los
ojos del mundo circuncisos –o decapitados más bien por la triple
concupiscencia– a ojos de Dios y de los habitantes del Cielo aparecen con
sus siete serpientes vivas en el corazón. Estos, no, no pueden decirse
circuncidados en el corazón, antes a su naturaleza no mutilada por la triple
concupiscencia, patrimonio del pecado heredado de Adán por todos los
1
57
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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58
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
59
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
4
Juan 13, 35
5
En el sentido restringido y exacto que aparece en Juan, 14, 25-26; 16, 13-15
6
Salmo 68 (Vulgata: 67), 12-13
60
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
ellos?”7 Son las voces de los profetas de todos los tiempos; son esas almas
que son voces de Dios, sino con la palabra, sí con su ejemplo; son los santos,
los elegidos de la Tierra: almas ya paradisíacas esparcidas por la Tierra
para dar testimonio de Dios; son los pequeños Benjamines en el éxtasis del
alma”.8 En vano los atropellan las fieras del calcañal y las manadas de toros
querrían quitar de en medio a estos que se hallan probados como la plata.
Al Señor que aparece por oriente y les da la voz de su poder, ellos, los
nuevos profetas, los heraldos del Verbo, sus continuadores en la
propagación de la Buena Nueva, los nuevos evangelistas, –no porque hagan
un nuevo evangelio, sino porque os ayudan a ver luminosamente el misterio
del evangelio de Cristo, y Pablo de Tarso es uno de los primeros de estos
nuevos evangelistas– el Señor que se manifiesta cual luminosos Sol divino
que surge por oriente y hace el recorrido hasta occidente a través de su
Universo, ellos, ahora y después formarán su séquito y, exultando con los
serafines, compondrán un coro en la hora final cantándole con su
verdadera naturaleza sobrenatural –no Gentiles como tantos los
consideran, sino escogidos de entre su pueblo elegido– su: “Mi alma
engrandece a su Señor… que ha puesto su mirada en nuestra pequeñez…
y ha hecho cosas grandes en nosotros Aquel que es poderoso””.9
*****
7
Salmo 68 (Vulgata: 67), 18
8
Mateo 11, 25; Lucas 10, 21
9
Lucas 1, 46-55
61
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
22 -. 1 – 48
A los Romanos, cap. III del v. 1 al 20
Dice el Autor Santísimo:
“El temor de Dios, no está delante de sus ojos” dice el Apóstol Y con esta
breve sentencia explica las depravaciones del espíritu incircunciso.
La mayoría de los hombres católicos –hablo a éstos porque estos hombres
han recibido los siete dones maravillosos del Paráclito y deberían por esto
conocer al menos la fortaleza, la paz, la luz que irradia de ellos y la realidad
de su naturaleza– la mayoría de los católicos no sabe exactamente lo que
sea el temor de Dios ni cómo se practique.
También aquí hay tres categorías. La de los escrupulosos, la de los
quietistas o indiferentes y la de los justos. Más antes de hablar de ellas
hablaré del don.
¿Qué es el temor de Dios? ¿Miedo de Él, cual si fuera un justiciero
insobornable que se complace en castigar, un inquisidor que no deja de
anotar las imperfecciones más menudas para mandar a las torturas
eternas? No. Dios es caridad y no se le debe tener miedo. Ciertamente, su
eje divino ve todas las acciones de los hombres, aún las más insignificantes.
Cierto también que su justicia es perfecta. Más por lo mismo que es así, Él
sabe valorar la buena voluntad de los hombres y las circunstancias en las
que el hombre se encuentra, circunstancias que son frecuentemente otras
tantas tentaciones de pecar de soberbia y, por tanto, de desobediencia, de
ira, de avaricia, de gula, de lujuria, de envidia y de pereza.
Dios castigó duramente a Adán y a Eva; mas a su castigo siguió de
inmediato la misericordia: la promesa de un Redentor que les habría de
librar de la prisión consiguiente a la culpa, a ellos, a sus hijos y a los hijos
de sus hijos.1 A Adán y a Eva, llenos de inocencia y de gracia, dotados de
integridad y de una ciencia proporcionada a su excelso estado y a su aún
mayor excelso fin –pasar del Paraíso a la Tierra al del Cielo y gozar
eternamente de su Dios– Dios habría podido muy bien condenarlos para
siempre, porque habían tenido cuanto necesitaban para santificarse y ser
1
Génesis 3, 14-15
62
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
2
Lucas 12, 47-48
3
Génesis 1, 26-31
4
Génesis 3, 8
5
Génesis 3, 1-13
63
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Mas Dios no los amenazó con el Infierno. ¿Acaso no podía fulminarlos allá
mismo, al pié del árbol de la Prueba que había resultado para ellos árbol
de la concupiscencia? Ellos, de su voluntad, habían hecho tal y hubiera
justo que perecieran ellos, planta maligna nacida de una semilla perfecta –
el Pensamiento divino– maleada por el veneno de la baba infernal. ¿No
podía ordenar Dios a su Arcángel que los hiriese con su espada de fuego
allí, en los umbrales del Paraíso terrenal, para que sus despojos inmundos
no contaminasen la Tierra y precipitarlos desde aquel límite al Abismo del
que saliera aquel a quien ellos habían preferido en contraposición a Dios?
Claro que lo podía, y hubiera estado en su perfecto derecho. Mas la
Misericordia y el Amor amortiguaron la condena con la promesa de la
Redención y, por ello, del premio eterno.
Aquellos, todos aquellos que mueren en medio de escrúpulos y que ofenden
con ella la Paternidad de Dios, su Amor, su Esencia, teniéndolo por un dios
terrible, intransigente, que no tolera debilidad alguna en sus pequeños
hijos a los que aplica la medida de su Perfección infinita, deberían
reflexionar sobre esto. ¿Quién se salvaría jamás si Dios fuese como ellos se
lo forjan? Si la medida de la perfección humana hubiera de ser la
Perfección Divina, ¿quién de entre los hijos de Adán habitaría los Cielos?
Una sola: María.
Mas, con todo, está dicho: “Sed perfectos como mi Padre y vuestro”, 6 no
para asustarlos sino para animarlos a hacer lo más que podáis. Seréis
juzgados –no me canso de repetirlo– no por la perfección conseguida en
medida perfecta tomando como norma la de Dios sino por el amor con que
hayáis procurado obrar.
Se dice en el mandamiento del Amor: “Ama con todo tú mismo”.7 Y este
“tú mismo” cambia de una persona a otra. Hay quien ama como un serafín
y quién tan solo sabe amar como un niño, muy embrionariamente. Pero el
Maestro, puesto que la mayoría sabe amar como niño, –muy
embrionariamente– mientras que sólo criaturas de excepción saben amar
6
Mateo 5, 48
7
Deuteronomio 6, 5; Mateo 22, 37
64
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
8
Mateo 18, 1-11; Marcos 10, 15; Lucas 18, 17
9
Éxodo 20, 1-17; Deuteronomio 5, 6-22
65
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
bien porque están seguros de que Dios es tan bueno que con todo está
siempre contento. Y con el mayor empeño, seducidos por su estática
somnolencia, procuran quedarse inmóviles cerrando su mente a las
verdades que les desagrada saber, esto es: a las que hablan e castigo, de
purgatorio, de infierno, de obligación de hacer penitencia y de trabajar en
perfeccionarse.
Son almas ofuscadas y soberbias. Sí, porque los quietistas son soberbios.
Soberbios, por creerse ya perfectos hasta el punto de estar seguros de que
no pecan nunca. Soberbios porque, si bien llevan a cabo actos de piedad y
de penitencia, son actos externos, para ser tenidos por “santos” y alabados
como tales. Al ser egoístas se hallan desprovistos de caridad. Sobre su altar
está su yo y no Dios. Son embusteros y, a menudo, se fingen contemplativos
y predilectos de Dios con dones extraordinarios. Mas no es Dios el que los
hace sus predilectos sino Satanás que los seduce para extraviarlos cada vez
más. Se creen pobres de espíritu porque no tienen santa urgencia de
realizar actos buenos para merecer el Cielo; mas no son pobres de espíritu,
antes se encuentran llenos de la envidia y avaricia más sórdidas y
profundas, y son perezosos. Son intemperantes porque nada niegan a la
materia, y si uno les dice: “No es lícito que haces”, responden: “Dios lo
quiere para probarnos; pero nosotros sabemos salir de lo ilícito con la
misma facilidad con que entramos en él, ya que estamos asentados en
Dios”. Son verdaderos herejes y Dios los aborrece.
Por último están los justos. Ellos tienen el dulce y reverencial temor de
Dios. Temen causar dolor a Dios y por eso procuran con todas sus fuerzas
hacer el mayor número de actos buenos y del modo mejor que les es posible.
Si caen en alguna imperfección o pecado, tienen un ardiente
arrepentimiento apresurándose a depositarlo a los pies de Dios y una no
menos ardiente voluntad de reparación. La culpa involuntaria no los
paraliza, pues saben que Dios es Padre y se compadece de ellos. Lavan,
reparan, reedifican lo que la Insidia múltiple y salteadora alevosamente
manchó, deterioró y derribó; y lo hacen con amor invocando cada vez con
más fuerza al divino Amor: “Infunde tu amor en mi corazón”. Estos son
los que tienen el verdadero temor de Dios.
66
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
10
Filipenses 2, 8
11
Juan 13, 1-20
12
Colosenses 1, 15-20
67
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
25 – 1 – 48
A los Romanos, cap. III, del v. 21 al 31.
Dice el Autor Santísimo:
“Si el mundo entero ha de reconocerse culpable ante Dios, si la conciencia
del pecado viene de la Ley y nadie será justificado ante Dios mediante las
obras de la Ley, ¿quién podrá salvarse? Y si todo el mundo debe ser
reconocido culpable ante Dios, ¿merecerá la pena, en tal caso, pertenece a
su Pueblo?
Estas palabras del Apóstol a renglón seguido del párrafo meditado
anteriormente, ¿no destruyen la esperanza en la promesa divina? No. No
destruyen la esperanza ni la promesa. No condenan al mundo a perecer
inexorablemente. No desaniman con el pensamiento de la inutilidad de
pertenecer al Pueblo de Dios antes ensanchan la esperanza y la promesa, la
confianza en el amor del Padre Creador de todo ser, invitan a entrar en
este Pueblo bendito, animan a realizar las obras de la Ley sin temer que no
valgan para salvarse al conocerlas y practicarlas sino para condenarse si
se cumplen siempre imperfectamente.
Y ¿por qué? Porque “todos aquellos que creen en Cristo son justificados
gratuitamente por su gracia mediante la Redención llevada a cabo por Él”.
¡Oh! verdaderamente Él “tomó sobre sí todas las maldades del hombre;
Dios, su Padre, cargó sobre Él la iniquidad de todo el mundo y sufrió el
castigo que devuelve a los hombres la paz”.1
He aquí el Pastor y el Cordero que congrega a “las ovejas errantes que se
desviaron del camino del Cielo”.2 Él, a los hombres atraídos por los halagos
de la carne, del mundo y de Satanás, prontos a pasar a pastos engañosos,
le ha marcado una señal con su Sangre. Esa señal lleva de esa fangosa
Tierra en que vivís al Reino de Dios. Esa Sangre divina del Verbo
Encarnado, esa Sangre inocente del Hijo del Hombre, brilla y da voces a
todos los hombres indicándoles el camino y la verdad que han de seguir
para hacerse con la Vida.
1
Isaías 53, 4-12
2
Ezequiel 34, 12
68
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
3
Mateo 2, 1; Lucas 2, 1-7
4
Hebreos 1, 1-2
5
Génesis 15
6
Génesis 3, 16-19
7
Génesis 1, 3
69
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
70
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
día hasta que la entrada en el Reino de Dios enjugue todo llanto y anule
todo dolor para siempre.
Esta es la promesa y esta es la respuesta a quien cree que sólo un católico
puede salvarse. Y esta es también la explicación de mis palabras: “o por
espiritual conocimiento”.
Dios tiene todo el poder. Dios tiene toda la misericordia. Y se goza en
comunicarse a esos espíritus que anhelan al Dios desconocido cuya
existencia sienten sin saber cómo, quién, dónde se encuentre ni cómo ir a
Él. Muchos, si se mira a su número, mas pocos si se comparan con los miles
de millones de hombres que, a partir de Adán, han pisado el suelo de la
Tierra, son los que se han “salvado” por la fe en el Dios verdadero, por esa
fe encontrada misteriosamente viva en el centreo de su espíritu y a la que
Dios hizo más fuerte y diáfana en premio a su justicia ofrecida al Dios
desconocido que ellos trataban de conocer.
¡Muchos!, sí, ¡muchos!. Porque Dios justifica, tanto a los incircuncisos por
medio de la fe. Y muchas veces, verdaderamente, los incircuncisos,
mediante la fe misteriosa que les anima (un don divino para éstos de buena
voluntad), sin que conozcan las obras prescritas por la Ley obran mejor
que aquellos que las conocen, haciendo así patente que la fe vale más que
la Ley para salvar al hombre, porque donde hay fe en un Dios desconocido
que ama y premia por el bien realizado en su honor, allí hay esperanza y
allí está la caridad. Y donde hay caridad hay salvación. Porque,
ciertamente, al final de los tiempos, aquellos que no fueron bautizados con
el agua lo serán con el Fuego, es decir, con la Caridad dada como premio
de su caridad”.
*****
71
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
1 febrero 1948
A los Romanos, cap. 4°
Dice el Autor Santísimo:
“Abraham fue el padre de todos los creyentes,1 es decir, de aquellos que
por su Justicia no sólo merecen oír resonar en su espíritu la Vos espiritual
y santísima de Dios sino que saben comprender las palabras de esta Voz
inefable y creer y obedecer tanto a ella como a sus mandatos.
Esta voz, no hubo, no hay ni habrá quien, en un momento fugaz y único o
repetidas veces y por largo espacio, no la sienta resonar dentro de sí. Es la
llamada misteriosa del Señor único y santo, del Creador universal. Como
rayo de luz, cual onda sonora, viene y penetra, unas veces dulce, otras
severa y, otras más, terrible.
No importa que pertenezca el hombre a la Religión escogida para recibir
esta llamada. Dios es el Creador de los hijos de su pueblo lo mismo que del
salvaje que desconoce su Nombre santísimo, y su llamada, al igual que
resuena en la iglesias católicas, en las naciones católicas y civilizadas, en las
otras civilizadas pero no católicas y en los pueblos de otras religiones
reveladas, llenas también de sí las soledades salvajes y heladas, las zonas
son aun inexploradas, las islas perdidas, los archipiélagos en donde el
hombre se encuentra a nivel muy semejante al de las fieras –hecho de
instintos y, a menudo de instintos desenfrenados– las cálidas e intrincadas
selvas, todavía inexploradas, a las que la civilización no llegó con su
progreso y su refinada corrupción. Dondequiera habla Dios por ser el
Creador de todos los hombres.
Muchas veces el hombre, y no sólo el hombre inculto, toma la llamada
misteriosa de Dios, sobre todo si ésta es de reproche, por la voz de la propia
conciencia, por el remordimiento que grita en el fondo de su yo. En
ocasiones, y en particular al comienzo de los tiempos, el culpable sabía
distinguir la voz de Dios de la del propio yo turbado por el remordimiento.
Caín es el ejemplo de estos culpables que saben distinguir. 2 Ahora bien,
1
Génesis 12, 25
2
Génesis 4, 9-15
72
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
3
Génesis 1, 26-27
73
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
74
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
4
Mateo 17, 20
5
Juan 6, 47
75
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
76
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
2 febrero 1948
1
1° Corintios 6, 19
2
Sabiduría 1, 7
3
Génesis 1, 2
77
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
78
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
6
Génesis 3, 6-7
7
Éxodo 25, 10
79
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
80
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
81
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
12 – 2 – 48
82
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
83
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
84
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
4
Génesis 2, 7
5
En el sentido explicado en los dictados del 1 y 7 de octubre de 1943 contenidos en la obra de María Valtorta:
“Cuadernos de 1943”.
85
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
86
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
6
Juan 4, 7 y 5, 1
87
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
7
Colosenses 1, 15
8
1° Pedro 1, 18-21
9
Apocalipsis 19, 16
10
Lucas 1, 38
11
Génesis 1, 3
88
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
13 – 2 – 48
A los Romanos c. 5, v. 5.
Dice el Autor Divinísimo:
“Te he hecho contemplar las dos naturalezas de Jesús, Hijo de Dios y del
hombre, y cómo la divina, aniquilándose, limitándose dentro de los
estrechos confines de una carne humana –ella que es infinita– no se haya
por eso envilecido antes, por el contrario, haya divinizado a la humana
volviendo a crear al nuevo Adán en el nuevo paraíso terrenal en el que todo
es hermoso y bueno –hermoso para verlo y bueno para gustarlo– y en el
que se encuentran firmes e incontaminados del abrazo de la serpiente el
árbol de la Vida, esto es, de la Gracias, y el de la Ciencia del Bien y del Mal
al que no se tiende con avidez la mano para coger el fruto y hacerse “dioses”
conforme a la falaz promesa sino que a su rumor sapiencial se le presta
oído puro para aprender el Bien y huir del Mal, rogando compasivamente
por los incautos que no escuchan el humor de la follaje movida por el aura
buena de Dios sino, al pié del árbol, el silbar del Tentador.1
Dos veces, pero ¡qué distintas! La una viene de las cimas acariciadas por la
pureza del aire y la luminosidad del sol. La otra, de lo profundo, de la
tierra, de la penumbra. La voz de Dios es: Luz, Sabiduría y verdad. La de
Satanás: Tinieblas, Fango y Mentira.
La primera Eva, bajando sus ojos, prestó oídos a la voz de las tinieblas, del
fango y de la mentira. La segunda Eva –segundo paraíso terrenal en el que
a Dios le agradó conversar con la Inocencia en el frescor de la tarde, esto
es, en la paz de un espíritu desconocedor de las fiebres y el ardor de la
lujuria– prestó oídos a la voz de la Luz, de la Sabiduría y de la Verdad.
¡Oh nuevo paraíso terrenal de Dios! Hermoso, lindo, puro jardín de delicias
en el que todo cuanto hay es don de Dios, conservando hermoso y puro con
venerante cuidado de amor para abrirlo al descanso del eterno y ofrecerlo
a la caridad por su morada; jardín regado con la Fuente purísima que
fertiliza la tierra (los hombres) a cuya Agua –Jesús– se vuelven; lugar de
1
Génesis 3, 1-13
89
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
delicias por el que discurre el río de gracia que se divide en cuatro brazos:
el primero, de adoración al eterno, el segundo; de amor al prójimo, el
tercero, de compasión por los pródigos o los descarriados fuera de los
confines paternos, los separados de la Vid bendita y de la Vida y el cuarto,
de misericordia para con todas las miserias de los vivientes y de los que ya
están vivos.
De Ti, María Virgen, por una serie de circunstancias, nos vino el Hombre,
Cristo sin que fuese necesaria fecundación humana para fertilizar tu seno.
Tú sola fuiste la Generadora. Por Ti sola concebiste y donaste la Luz a la
luz. La Gracia, plena ya en Ti, penetró tu seno en un torbellino de ardores
incontenibles y el Verbo tomó carne para habitar entre los hombres y
darles vida.
La primera Eva, por querer ser “como dios”, perdió lo que hace del
hombre animal un hijo de Dios. Tú, sin gula de ninguna especie, por querer
ser esclava tan solo, te divinizaste por tus esponsales con el Amor divino y
por tu divina Maternidad.
A Ti, que te sentiste la más pequeña y pobre de todas las mujeres y
justamente encontraste el dolor que fue tu compañero inseparable de toda
tu vida; a Ti, que justamente encontraste el tener que sufrir las
consecuencias del Pecado con las fatigas, los sufrimientos, la muerte, ¡oh
Virgen bella, humilde, casta, paciente, obediente, amorosa, nueva Eva,
Inmaculada por Querer de Dios y fiel a la Gracia por querer tuyo!, Dios
decretó: “Tú no morirás, no puede morir Aquella que dio la Vida a la
tierra”. Más, por haber dado el Fruto de tu seno, por haberlo dado para
que fuese tomado, cogido, comido y estrujado, Pan, Vino, Sangre,
Redentor, se abrirán tus ojos y serás como Dios teniendo el conocimiento
del Bien y del Mal: para amar y enseñar a amar, ¡oh Maestra admirable!,
al primero, y para combatir con tus armas al segundo.
Por Ti el nuevo Adán. Por Ti el Orden reconstruido. Por Ti la Gracia para
los hombres. Por Ti la Redención. Por Ti Cristo y, por Ti y por Cristo, Yo,
el Espíritu Santo.
Yo te hice fecunda y parece como si Tú hubieses dado a los hombres el
Verbo hecho Carne tan sólo. Mas Aquel que ve y sabe, dice que Tú–en una
90
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
91
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
4
Juan 17
92
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
14 – 2 – 48
Dice el Autor Divino:
“Todo cuanto Dios establece es perfecto, bien sea en cuanto al tiempo, como
al modo y a la persona.
He aquí pues cómo, habiendo sido prometido al inicio del castigo,1 vino
Cristo en la hora conveniente. Los siglos van transmitiendo con voz cada
vez más clara, con pormenores cada vez más nítidos, el anuncio de la divina
promesa de un Mesías Redentor y de la Mujer sin concupiscencia que
castigará al Prevaricador dando a luz al vencedor del Pecado y de la
Muerte.
Muchos son los símbolos y las voces que repiten la promesa a través de los
siglos. Mas una palabra divina no ha sido aun entendida en su justa verdad.
Se dice en el 9° del Génesis: “… pondré mi arco iris en las nubes y será la
señal del pacto entre Yo y la Tierra. Y cuando cubriere de nubes (castigo)
el cielo, aparecerá en las nubes mi Arco iris y Yo me acordaré del pacto…
del pacto sempiterno establecido en Dios y en toda carne que está sobre la
Tierra”.2
Arco iris: señal de paz. Arco iris: puente entre el Cielo y la Tierra. María,
puente de paz que une de nuevo el Cielo con la Tierra, la Predilecta que
con su sola presencia alcanza misericordia para los pecadores. Y Dios, en
los siglos anteriores a Cristo, cuando las prevaricaciones de los hombres
acumulaban las nubes de los castigos divinos sobre aquella Humanidad de
dura cerviz y de espíritu soberbio, al contemplar en su Pensamiento a
Aquella que “ab aeterno” había sido constituida Arca de la Palabra divina,
Fuente de Gracia, Sede de la Sabiduría, gozo pacífico de su Señor, disipó
las nubes del inexorable castigo, dando tiempo a la Humanidad en la espera
de su Salvación.
Esta era la voz de la Virgen aun no nacida: “¡Paz, Señor, piedad!” Y su
amor perfecto, su perfecta obediencia, conocidos ya del Señor antes de que
fuese la Estrella purísima, eran sacrificio de suave olor que aplacaba la ira
1
Génesis 3, 15
2
Génesis 9, 13-16
93
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
3
Génesis 6, 9; 7, 7: Pedro 3, 20
4
Génesis 9, 12-13
94
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
preestablecida, vino a morir, no sólo por los justos, mas también, y sobre
todo, por los pecadores.
Todos eran pecadores, al menos con el pecado heredado. Sólo María se
hallaba sin pecado. Las obras santas de los justos, aun siendo beneficiadas
por el Eterno, no daban a sus espíritus la herencia del Reino de Dios.
Ser justo resultaba muy difícil ya que los espíritus carecían de la Gracia.
La Ley, más que de salvación, venía a ser causa de pecado, porque para
gran parte del pueblo de Dios era a la sazón la Ley “Motivo de ira”5 pues
que tan abandonada y violada se encontraba. La Sabiduría era falseada
por sus voceros hechos a predicar lo que no había de hacerse a gloria de
Dios sino en provecho de los ávidos maestros.
Un caos cada vez más profundo, por ser espiritual, había suplantado a la
simple y perfecta Ley del Señor, y los espíritus se extraviaban en él cuando
no se perdían del todo dándose la muerte espiritual. Una idolatría peor que
la del becerro de oro6 se había adueñado de la mayoría de las conciencias.
Cada personaje de Israel era un “becerro de oro” que se idolatraba a sí
mismo y quería que lo idolatraran las gentes.
El Templo era un nombre tan solo. Los ritos una representación mímica.
La invisible presencia de Dios en el Santo de los Santos no la creía sino la
gente sencilla y humilde del pueblo que aún lo tenía por santo. Todavía
enseñaban los sacerdotes y Rabinos que Dios moraba en su Templo,
magnífico de gloria y que hablaba a sus ministros. Mas estos sabían bien
que Dios había abandonado el Templo en el que no se Le adoraba sino a
los intereses de los Príncipes de los Sacerdotes, de los Escribas y Fariseos.
Ellos advertían el vacío que siguiera a la Presencia, ese vacío irremediable,
ya que no hay industria alguna de los hombres que pueda colmar el vacío
de Dios. Es en vano intentar colmar o al menos paliar el vacío de un altar
del que se alejó Dios: Nada, nada en absoluto puede ilusionar ni
proporcionar paz a quien está convencido en el interior de su conciencia de
que Dios no se halla presente y de que ha abandonado a los soberbios a su
propio destino, a sus concupiscencias e idolatrías.
5
Romanos 4, 15
6
Éxodo 32, 1-6
95
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Esa fue la hora en que Jesús vino. Si Dios midiese las cosas con la medida
de los hombres, ninguna hora menos propicia que aquella debiera haber
escogida para el advenimiento de la hora de la Misericordia. Mas aquella
no era únicamente hora de Misericordia. Lo era también de Justicia.
Justicia para Israel que ya no era merecedor de ser el Pueblo de Dios. Otro
pueblo debía ser elegido en lugar suyo: el cristiano.
El fin del Templo, había llegado. Se imponía la nueva Ley, perfección de la
antigua, predicada a los hombres directamente por Dios. La Caridad de
Dios se manifestaba a los hombres en toda su plenitud.
Caridad no quiere decir injusticia pues es toda misericordia, Caridad
quiere decir hacer todo por amor a los hombres. Este es también el
precepto que Jesús os dio.
Mas Él, que es la Perfección, no se limitó a enseñar que no hay amor más
grande que el de quien muere por sus amigos.7 Él murió. Y no sólo por los
amigos, por los justos, por los amantes de la justicia, –también estos últimos
son amigos de Dios aunque débiles todavía e informes de espíritu– Él murió
también por sus enemigos. No rogó desde la cruz por los amigos sino por
los enemigos.8
Cristo, Sabiduría eterna e infinita, sabía cómo había entrado en el mundo
para el hombre el pecado y con él la muerte y cómo esto era también así
antes de la Ley. Si no se hubiera pecado no hubiera habido necesidad de un
código contra el pecado que fermentó en sus diversas formas de soberbia,
de gula, avaricia, que enloquecieron a los Progenitores hasta el punto de
hacerles rebeldes contra Dios y, por tanto, a Dios, siguió la violencia contra
la inocencia, violada y destruida, para dar paso a la malicia, y a esto siguió
la violencia contra el hermano en el fratricidio cometido por Caín9 y el
homicidio perpetrado por Lamec10 y la lujuria de los hijos de Dios con las
hijas de los hombres11 y la soberbia de los constructores de Babel 12 y la
7
Juan 15,13
8
Lucas 23, 33-34
9
Génesis 4, 1-16
10
Génesis 4, 23-24
11
Génesis 6, 1-4
12
Génesis 11, 1-9
96
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
13
Génesis 18, 13-33; 19, 1-29
14
Resulta oportuno consignar aquí la siguiente anotación de María Valtorta encontrada escrita en un trozo de
papel de carta entre las páginas de la Carta a los Romanos en la Biblia usada por ella: Dice el Consolador:
“Interpreta así: Como por obra de un solo hombre (Adán) entró el pecado en el mundo y por el pecado la
muerte, así alcanzó a todos los hombres la muerte de Adán en el que todos pecaron”. (A los Romanos c. 5
v.12).
97
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
26 – 2 – 48
A los Romanos c. 6° v. 1-10
Dice el Autor Divinísimo:
“Muchos de entre los cristianos, y aun de entre aquellos que si se les dijese
que están aquejados de quietismo se rebelarían como ante una calumnia,
caen en la herejía de creer que, puesto que hay Quien expió por todos y dio
la Gracia con abundancia infinita, es inútil reprimirse en el pecar
violentando el propio yo. Y aun llevan su herejía hasta el punto de decirse
y decir que, al obrar ellos así, aumentan la gloria y el poder de Dios
demostrando que sólo por los méritos infinitos del Hombre-Dios y sin
cooperación alguna de buena voluntad, se salvan los hombres.
No. No es así. El raudal de Gracia es infinito; mas casi sin límites es la
enormidad de esta herejía que vilipendia la Sangre y el Sacrificio divino de
Cristo.
Él murió por todos, siendo compasivo con todos, medicina para todos,
salud para todos y Vida para todos. Mas la voluntad de estos todos debe
ser de justicia. Que después su debilidad les hace caer, que el demonio
traidoramente los derriba y arrastra, Jesús, haciendo honor a su nombre,1
salva, acude, alienta, cura, perdona y purifica. Es el reparador eterno.
Una fuente puede dejar de manar y secarse un depósito de agua. A lo largo
de siglos y siglos de vida de la tierra, mares enteros y lagos se han desecado
dando lugar a arenosos desiertos o a desoladas y petrosas hondonadas
circundadas de montes que antes se miraban en el espejo de un lago. Mas
hay una fuente que jamás se ha de secar si no es el fin de los siglos. Ella,
generosa y santísima, verterá siempre su fluido para misericordia de los
hombres. Es la Fuente que mana del Cuerpo del Cordero inmolado.
Mas ¿ya advertís vosotros, cristianos qué onda perenne de Sangre divina
os baña y nutre de continuo?
Si hubiera un rey tan rico y de tanta munificencia que hiciera comunicar
las casas de sus súbditos con un pozo suyo maravilloso que manase oro, los
1
Mateo 1, 20-21
98
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
súbditos de ese rey le adorarían como a un dios. Con todo, aquel oro no
sería eternamente suyo. A su muerte habrían ellos de dejarlo. Mas la
Sangre de Cristo, esta Sangre más preciosa que los metales preciosos o las
alhajas, esta Sangre del Rey de los reyes ¿no se os dio gratuitamente, no se
derramó con abundancia sobre vosotros sin limitación alguna en su virtud
y en el tiempo? Esta Sangre vence a la muerte, vence al Pecado, supera el
tiempo y perdura en sus frutos riquísimos por toda la eternidad. Y aún
más, es precisamente por su virtud que subís al Reino con vestido de
púrpura, con vestimenta real; y es en la eternidad, es en el Cielo, más que
en el tiempo y sobre la Tierra, donde gozaréis de ese infinito tesoro.
Él, el Viviente, apuró el horror de la muerte parta que vosotros murieseis
al pecado y resucitéis a la Gracia. No os es lícito pues tornar al pecado y a
la muerte con intención previa de volveros.
Dijo Él: “no se puede servir a la vez a Dios y a Mammón”.2 Y Yo os digo:
“No se puede tener a la vez la Vida y la Muerte”.
Jesús, al resucitar, dio testimonio de tres cosas:
I.– Que era Dios, y así podía resucitar por Sí solo.
II.– Que había muerto realmente crucificado. Por eso conservó en su
Cuerpo glorioso los estigmas de la Pasión. De aquel Cuerpo habían
desaparecido todas las huellas de la Pasión: el deterioro corporal, las
sordideces, los bálsamos espesos del embalsamamiento. Y para demostrar
que el Cristo, real, humano y no una ficción incorpórea del mismo había
estado clavado en la cruz, quedaron en su verdadera Carne los verdaderos
orificios de los clavos y la hendidura de la lanza.
III. – Que había vencido para siempre a la muerte y había resucitado, por
la virtud de Dios, en Cuerpo y Alma, por los siglos de los siglos. Así como o
vieron las piadosas mujeres en el sepulcro, los apóstoles en la tarde de la
Resurrección y los discípulos en las sucesivas apariciones,3 así lo vieron, lo
ven y lo verán los espíritus de los hombres al pasar de la vida terrena a la
ultraterrena; y así lo verán todos los hombres en el Juicio final, lo mismo
2
Mateo 6, 24; Lucas 16, 13
3
Mateo 28: Marcos 16; Lucas 24; Juan 20-21
99
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
que lo vieron aparecer en el Limbo4 y descerrajar sus puertas los justos que
subieron con Él al Cielo que de nuevo les fue franqueado a los santos de
Dios.
Ahora bien, de una cuarta cosa dio también testimonio Cristo al resucitar
y la testimonió con el símbolo de su resurrección tras el sacrificio. Es ésta;
que el cristiano, sumergió en las ondas salutíferas de su Sangre, sepultado
en este baño salvador como en una tumba de cuya profundidad extrae vida
y no muerte, incorruptibilidad y no corrupción, resucite a nueva vida, a
vida gloriosa, igual que le sucedió a Él, que fue depositado en las entrañas
del sepulcro “como leproso, con los huesos descoyuntados y a la vista, y sus
miembros traspasados”5 y salió de aquellas entrañas con una vestidura de
tan gloriosa belleza que sólo los ángeles y la Purísima pudieron mirarla en
su cabal esplendor.
Cristo, tras la Resurrección, alcanzó la plenitud perfecta de su misterio.
Antes de la Pasión era ya perfección: perfección del Hombre-Dios,
perfección de Dios. Mas en la Pasión su perfección anterior de Hombre-
Dios se perfeccionó con la de Dios-Redentor. Y después de la Resurrección
se completó con aquella, misteriosa hasta el final de los siglos, contenida y
aclarada “en el hombre sólo por Él conocido2 de que habla Juan en su
Apocalipsis.6
También el hombre, viviendo en Cristo (la lucha del hombre, el
sufrimiento, la pasión diurna combatida, soportada, acabada en justicia) y
resucitando por Cristo y en Cristo, alcanzará la perfección que abre las
puertas del Cielo y recibirá “el nombre nuevo escrito sobre piedrezuela
blanca, nombre que nadie conoce fuera de aquel que lo recibe”.7
“Yo soy la Vid verdadera… El sarmiento que no puede permanecer unido
a la vid no da fruto. Así también vosotros, como dijo Él, si no estuviereis
injertados en Mí, no traeréis fruto… y seréis echados fuera como rama
seca”.8
4
1° Pedro 3, 18-19
5
Isaías 53, 3
6
Apocalipsis 2, 17
7
Apocalipsis 2, 17
8
Juan 15, 1-6
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TOMO 7
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TOMO 7
27 – 2 – 48
A los Romanos, Capítulo 6°, V. 11-23
“Se lee en los libros de moisés que las hostias d los sacrificios y de las
oblaciones tenían qué ser de animales sin tacha ni defecto y que las ofrendas
y oblaciones de flor de harina, aceite o cereales, habrían de ser aderezados
con sal pero sin levadura ni miel, y si de primicias de cereales se trataba,
verdes aún, estos debían ser tostados y triturados antes de ser ofrecidos y
siempre sazonados con aceite y unidos con el incienso.1
Se lee también que aquellos que pertenecían al linaje de Aarón y, por tanto,
a la estirpe sacerdotal, quedaban excluidos del sacerdocio si tenían
cualquier defecto físico o enfermedad incurable.2 Cuerpo perfecto de
constitución y de salud debía poseer el que oficiaba delante del Creador del
hombre, delante del Altísimo que hiciera al hombre perfecto de miembros,
de sentidos y de sentimientos y para el que ver las deformidades y dolencias
era un testimonio de la rebelión del hombre y del menosprecio de Satanás
por la obra más querida de Dios, siendo, por tanto, más que nada, desprecio
de Dios.
En los tiempos mosaicos los sacrificios eran de animales y de cereales, cosas
materiales todas ellas. En el tiempo cristiano los sacrificios son de espíritu.
Fue David quien profetizó este tiempo en el que los sacrificios habrían de
ser, no de animales sino “sacrificio de espíritu compungido, de corazón
contrito y humillado”.3
Aquel era tiempo de rigor. El hombre ni osaba pensar que pudiese ofrecer
en sacrificio suave su corazón. Sobre aquel corazón aparecía la mancha
corruptora. El corazón de los hombres, aun el de los justos, era impuro. La
Culpa original, ella sola, manchaba el corazón de los hombres aun en los
santos. Así pues, ¿cómo ofrecerlo en sacrificio de suave olor a aquel que
prescribiera que fuesen sin defecto los animales y cereales que habían de
ofrecerse en su altar, no admitiéndose en ellos ni la mancilla del pelambre
o de tizón? ¿Es acaso culpable un becerro o un cordero de haber nacido
1
Levítico 1, 3; 6, 7-16; 7, 1-15; 22, 17-30
2
Levítico 21, 16-24
3
Salmo 51 (Vulgata: 50), 18-19
103
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104
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5
Salmo 110 (Vulgata: 109), 4; Hebreos 7, 17
6
Mateo 26, 39; Marcos 14, 36; Lucas 22, 42
7
Lucas 2, 49
105
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TOMO 7
Dijo Jesús con su sabiduría y munificencia divinas: “Los últimos serán los
primeros”.8 Y asimismo, antes de sanar al ciego de Jerusalén, para hacerlo
su discípulo y evangelizador, proyectando su mirada a los tiempos futuros
en los que muchos de los que el mundo desprecia llegarían a ser “saludo”
para el mundo, dijo: “Ni él ni sus padres han pecado sino que esto es así
para que se manifiesten en él las obras de Dios”.9 Es él y por él. ¡Cuántos
hay que, por generosa obediencia o heroico requerimiento llegan a ser
“hostias”, “redentores”, “continuadores y completadores de la Pasión de
Cristo”¡
Mas, aún sin tener en cuenta a estos especiales héroes de la más subida
caridad, todos vosotros, cristianos, sois “hostias vivas” y debéis ofrecer
vuestros miembros como objeto de justicia”. Y ofrecerlos limpios de culpa
ya que, a la sazón, no “estáis bajo la ley sino bajo la justicia”. Liberados
como estáis de la esclavitud del pecado, sostenidos como estáis por la
Gracia, no debéis conocer ya la muerte del espíritu; y no la conoceréis si de
nuevo no os hacéis esclavos del pecado.
Servid al Señor Dios que dio a los hombres la Ley para que les fuese freno
y bocado contra la torpeza cada vez más fuerte de la Tierra; pero que, con
la vendida de su Cristo y la restitución d la Gracia por los méritos del
mismo, aunque os dejase el freno y el bocado de la Ley para combatir las
seducciones de Satanás, del mundo y de la carne, puso alas a vuestro
espíritu librándolo de las cadenas para que volase bien alto por encima del
fango de las concupiscencias al encuentro de Aquel que apareció por la
parte de oriente y al que conocisteis y, en cuanto os está concedido mientras
os encontráis en el exilio, ardisteis con Él y le seguisteis por los caminos de
la Vida dejando para siempre los senderos de la Tierra y de la Muerte,
atraídos por el olor de sus perfumes, conquistados por la única Belleza, por
el Verbo hecho Carne, Jesucristo vuestro Señor, Redentor y Maestro cuya
doctrina es dulce, cuyo yugo es ligero y son de efecto corroborante contra
toda languidez y muerte su Carne y su Sangre entregadas por vosotros y
para vosotros sobre el altar del Gólgota y sobre los altares de los templos
en la Comunión Santísima con el Hijo de Dios, Dios como el Padre.
8
Mateo 19, 30; 20, 16; Marcos 10, 31; Lucas 13, 30
9
Juan 9, 3
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
28 febrero
A los Romanos, c. 7, v. 1-13
Dice el Autor Divinísimo:
“Es verdad firme que los primeros Padres, además de la Gracia
santificantes y de la inocencia, recibieron otros dones de su Creador al
tiempo de su creación. Y eran éstos: la integridad, esto es, la perfecta
subordinación del sentido a la razón, la ciencia proporcionada a su estado,
la inmortalidad y la inmunidad de todo dolor y miseria.
Sobre la inmunidad y la pérdida d esta inmunidad ya te hablé ayer. Hoy
hago fijar la atención a tu mente en el don de la ciencia proporcionada a su
estado. Una ciencia vasta, verdadera, capaz de ilustrar al hombre en todas
las cosas necesarias a su ser de rey de todas las demás criaturas naturales
y de criatura creada a imagen y semejanza de Dios por su alma que es
espiritual, libre, inmortal, racional, capaz de conocer a Dios y, por tanto,
de amarle, destinada a gozarlo eternamente. Tal es el alma dotada con los
dones gratuitos de Dios, de los que el primero de todos es la Gracia que
eleva al hombre al orden sobrenatural de hijo de Dios, heredero del Reino
de los Cielos.
El hombre por este don de ciencia, sabía clara y sobrenaturalmente cómo
obrar, qué camino tomar para alcanzar el fin por el que fue creado, es
decir, con una ciencia perfecta adecuada a su grado de hombre lleno de
Gracia y de inocencia. Mas le amaba con un amor ordenado que era
ardiente aunque sin rebasar los límites del reverencial respeto que la
criatura, por más santa que sea, debe tener siempre a su Creador.
Este amor intenso, pero que en su intensidad no desborda los diques de la
reverencia que la criatura debe a su Creador, flor de perfección, preferida
por Dios, nunca se ha dado sino en Jesús y en María, porque el Hijo de
Hombre y la Inmaculada fueron el nuevo Adán y la nueva Eva,
reparadores de la ofensa de los primeros y consoladores del Padre Dios,
usando con perfección de todos los dones recibidos de Dios sin jamás
prevaricar por soberbia de ser los predilectos de todas las criaturas.
108
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Este don de ciencia, del modo que regula el amor de la criatura con su
Creador, regula también el de la criatura con la criatura: con la esposa, su
semejante, en primer lugar, teniendo para ella un amor sin desorden de
lujuria, ese amor ardiente de los inocentes con el que sólo los lujuriosos y
corrompidos se creen incapaces de amar.
¡Oh ceguera causada por los fermentos de la corrupción! Los inocentes, los
castos, estos son los que saben amar y amar de verdad. Amar los tres
órdenes que hay en el hombre y con los tres órdenes que hay en él; pero
comenzando del más alto y dando al más bajo –el natural– esa ternura
virginal que se refleja en el más ardiente amor materno y en el más ardiente
amor filial. Esto es, en estos dos únicos amores desprovistos de atracción
sensual: amor del alma, amor de criatura-hijo hacia el vivo tabernáculo
que le llevó; amor de criatura-madre hacia el testimonio vivo de su
cualidad de procreadora, gloria de la mujer que, por las penas y el
sacrificio de la maternidad se eleva e mujer a cooperadora de Dios,
“obteniendo un hombre con el concurso de Dios”. (Génesis c. 4, v. 1)
Regulaba el amor del hombre para con las demás criaturas a las que se
unía por razón de utilidad o de afecto. En todas las cos creadas veía el poder
amoroso de Dios que las había creado para el hombre y las veía al igual que
Dios, “muy buenas”. (Génesis c. 1, v. 31)
Debiera haber regulado también el amor del hombre hacia las criaturas
nacidas de su amor santo con Eva. Mas Adán y Eva no llegaron a este amor
porque –aun antes de que “el hueso de los huesos de Adán y la carne de su
carne, por la que el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su
mujer y serán los dos una sola carne”,1 le floreciese un hijo del modo como
de una planta besada por el sol, y no por otro alguno, nacen flores y fruto–
el Desorden había corrompido con su veneno el amor santo de los
Progenitores que quisieron conocer más de cuanto les era justo y suficiente
que conociesen, por lo que dijo la Justicia: “Tengamos cuenta que no vaya
el hombre ahora a extender la mano y coja también del árbol de la vida,
coma de él y viva eternamente”.2
1
Génesis 2, 23-24
2
Génesis 3, 22
109
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Esta frase deja perplejos a muchos y a otros muchos les sirve para
presentar al Buenísimo y Generoso como un avaro cruel. Les sirve también
para negar una de las verdades religiosas: la correspondiente a uno de los
dones de Dios a los primeros padres, esto es, la inmortalidad.
El don, para que sea don, ha de ser dado. Dios había dado la inmortalidad
al igual de los otros dones entre los que estaba el de una ciencia
proporcionada a la condición del hombre. No toda la Ciencia puesto que
sólo Dios es sapientísimo. E igualmente había dado inmortalidad, mas no
eternidad, puesto que sólo Dios es eterno.
El hombre había de nacer, ser procreado por el hombre creado por Dios y
ya no morir sino pasar del paraíso terrenal al Celestial y gozar ahí de
perfecto conocimiento de Dios.
Mas el hombre abusó. Prefirió no haber recibido don alguno gratuito.
Quiso toda la Ciencia sin reflexionar que hasta de las cosas buenas se ha de
usar con medida proporcionada a la propia capacidad y que únicamente el
Inmenso y Perfectísimo puede conocer todo sin peligro puesto que su
infinita Perfección puede conocer todo el mal sin recibir de él turbación
alguna corruptora.
Dios sufre por el mal que ve, mas el sufrimiento es por el que él mismo
produce en vosotros, no por Él, ya que Se encuentra muy por encima de
cuanto pueda el mal intentar, y un aun el obstinado y astuto poder que tiene
por nombre Satán puede causar menoscabo a su Perfección.
Es en vosotros como Satán ofende a Dios. Mas si vosotros os mantuvierais
fuertes, no habría manera de que Satán ofendiese a Dios por vuestro medio.
Si pensaseis en esto, vosotros que amáis a Dios más o menos intensamente,
no pecaríais jamás, porque ninguno de cuantos os gloriáis del nombre de
cristianos-católicos querríais sentiros cómplices de Satanás en ofender a
Dios.
Y, sin embargo, lo hacéis. Es que jamás reflexionáis en lo astuto que es
Satanás y tan rapaz que no se contenta con tentaros o venceros, sino que,
más que a vosotros, mira a mofarse de Dios, a arrebatarle las almas, a
ridiculizar y destruir el sacrificio de Cristo haciéndolo inútil para muchos
de vosotros y para otros muchos capaz apenas de evitarles la condenación.
110
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Satán lo sabe muy bien, tiene contadas todas las lágrimas, todas las gotas
de sangre del Hijo del hombre. En cada lágrima, en cada gota ha visto el
verdadero nombre, el verdadero motivo de las mismas: la indiferencia
inerte de un católico por esas lágrimas, la perdición de un católico por las
gotas de la sangre divina. Sabe cuál fue la causa del dolor que arrancó
lágrimas y sudor purpúreo a Cristo,3 su Adversario divino, Adversario
desde el momento de su Rebelión. Adversario eterno y Vencedor eterno
para millones de espíritus a los que Cristo dona y donó el Cielo.
Pero volvamos a la lección y, por los dones que el Sacrificio del Cristo os
ha proporcionado, que cada una complete el pensamiento que Yo
interrumpo aquí.
Tras querer toda la Ciencia, Adán habría podido querer toda la vida, es
decir, la posesión de la vida, no como don recibido y conservado con amor,
sino por esa violencia que falta al respeto, destruye el orden y, sin mérito
alguno, se auto crea eterno para igualarse a Dios. Igual a Dios, querer ser
tal, hubiera sido cometer el mismo pecado de Lucifer.4 Y para el pecado de
Lucifer no hay perdón.
Dios quería poder perdonar al hombre. Quería poder devolverle la
inmortalidad, la posesión del Cielo, la Ciencia proporcionada a su estado,
la Gracia, Él mismo. E intervino con la condena para salvar. Dictó muerte
para dar Vida. Dictó destierro para dar la Patria eterna Dictó –he aquí el
comienzo de la lección que ahora reanuda su argumento– dictó una ley en
el lugar de la Ciencia gratuita que perdiera el hombre con la muerte de la
Gracia en su corazón. La ley es fruto de las consecuencias del Pecado.
El Pecado hizo al hombre torpe en su inteligencia para discernir el bien y
el mal, y en su integridad. Al igual que un humo, había ofuscado la Verdad
conocida y, como un estruendo, había apagado el sonido de las palabras
divinas oídas al frescor de la tarde en el hermoso Edén.5 Decaído de su
condición de hijo adoptivo de Dios hasta el grado de animal racional, el
hombre apreciaba por instinto que el matar debía ser un “mal” y que el
3
Lucas 22, 44
4
Isaías 14, 14
5
Génesis 3, 8-10
111
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
6
Génesis 7
7
Génesis 19, 1-29
8
Éxodo 12, 1-14
9
Éxodo 20, 1-17; Deuteronomio 5, 6-21
112
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
10
Proverbios 17, 3
11
1° Juan 2, 16
12
Mateo 23, 1-11
113
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
13
Mateo 8, 13; 13, 42-49; 22, 13; 25, 30
14
Lucas 10, 38-42
114
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
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TOMO 7
115
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
todas sus obras y relaciones hechas por amor a Dios, al prójimo y a las
criaturas inferiores.
Yo, soy Caridad y Sabiduría, os digo a vosotros: menos ciencia y más amor,
y poseeréis la Sabiduría.
Querer explicar con ciencia humana el misterio de Dios y los maravillosos
procesos de la Creación, de la evolución, de la transformación de las cosas
creadas, es locura que degenera más tarde en herejía. No se puede explicar
el origen de lo finito sino contemplando con amor, es decir, con fe –ya que
la fe nunca está separada del amor – al infinito.
La fe ilumina la ciencia ayudándole a comprender. Es como la leche
materna que va haciendo del infante un ser cada vez más formado. Ahora
bien, como un recién nacido no podría sostener y nutrir a s madre como
tampoco a un adulto, así tampoco puede la ciencia nutrir y ayudar a la fe.
Porque fe es religión, y la religión permite a la criatura inteligente, aunque
limitada, conocer lo sobre inteligible e infinito.
Y si basta la ciencia para conocer las ideas finitas, resulta indispensable la
sabiduría –esto es, la fe y el amor – para conocer las verdades
trascendentes. Al creer se produce la luz. En cambio, al analizar para
comprender, discutir y aceptar el misterio al modo como los médicos y
abogados averiguan una enfermedad o una lesión moral, se producen
tinieblas y hielo.
La fe no contradice a la ciencia, antes la ciencia humana encuentra ayuda
en la religión para explicarse las leyes del Universo y realizar
descubrimientos. Ahora bien, mientras la ciencia humana, del orden que
se, sin el concurso de la religión, ha de caer necesariamente en el error, la
religión, en cambio, aun sin el concurso de paciencia, conduce ala Verdad
y el conocimiento de las verdades esenciales.
Mas cuando ya no son las leyes y los hechos naturales los que únicamente
se investigan con ciencia humana, sino que lo que se quiere explicar e
investigar son los misterios sobrenaturales –Dios siempre es un misterio
para el hombre – entonces, más que al error, a lo que se llega es a la
negación.
116
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
1
Juan 16, 4-15
117
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Continúan aquí las lecciones sobre la Epístola a los Romanos. Las otras
lecciones aparecen en dos cuadernos entregados al R. P. Conrado M. Berti1
que juzgó oportuno recogerlos por más que el último no estuviera aun
terminado, como asimismo falta todavía mucho para que el comentario del
Espíritu Santo sobre la Epístola a los Romanos quede ultimado.
Pero por la atención y reconocimiento, sobre todo reconocimiento, que debo
al Padre Conrado por el comportamiento que siempre ha tenido, lleno de
caridad, de paciencia y de obediencia para conmigo, pobre criatura, y para
los deseos del seño, he accedido a entregar todo cuanto tenía. Es justo que
a quien tanto ha hecho por la Obra2 se le corresponda en igual medida.
¡Hizo tanto bien el Padre Migliorini…!3 ¡Bastaría recordar lo mucho que
mecanografió! Mas… cada cosa tiene su “quid”.
Y la obra tiene este “quid”: que si no hubiera sido por el Padre Berti, era
seguro que, dado el comportamiento de todos –o al menos de todos menos
poquísimos, verdaderas excepciones en la masa de los Padres, Siervos de
María que siempre han combatido, criticado, afligido sin medida, y sólo de
poco tiempo a esta parte han cambiado de proceder y de pensamiento
respecto a la Obra de Jesús y de su pobre instrumento – la Obra habría
terminado por serle retirada a la Orden de los Siervos de María.
Mas la dulzura, la sinceridad y la honradez acaban de desarmar. Sí.
Desarman a Dios y al instrumento de Dios que debe defender tenazmente
los intereses y los designios de Dios, por mucho que le cueste, porque no
resulta grato discutir, reconvenir y amenazar con castigos.
No sé cuánto me queda de permanencia en la Tierra ni si se me dará poder
editada la Obra. Pero lo que sí tengo qué hacer constar es que si la Obra
ha de proporcionar luz y bien a las almas y lustre a la Orden de los Siervos
de maría, tanto la almas como los Siervos de María, deben estar agradecidos
al P. Berti y al P. Migliorini que, de modo diverso mas con el mismo tesón,
1
Véase la nota n° 1 de la Lección del día 6-1-48
2
Es esta la obra monumental, narrativa, narrativa y doctrinal sobre la vida del Señor que, al publicarse, fue
titulada: “Il poema dell’Uomo-Dio
3
Una breve reseña bibliográfica del P. Romualdo M. Migliorini que, durante casi cuatro años, fue director
espiritual de María Valtorta, aparece en la nota n° 2 del dictado del 31 de mayo de 1943 de los “Cuadernos de
1943”.
118
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
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TOMO 7
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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
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TOMO 7
120
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
20 – 5 – 1948
S. Pablo a los Romanos c. 7
Dice el dulce Huésped:
“Del v. 14 al 25 es una lección de los maestros del espíritu deberían
repetírsela continuamente a sí mismos, lo mis o que a las almas farisaicas
que ven la brizna de paja en el ojo de los hermanos a los que censuran
ásperamente y no advierten la viga de la anticaridad que tienen en el suyo,
que oprime su espíritu bajo el peso del egoísmo y de la soberbia;1 y debería
repetírseles a esas pobres almas -¡Oh!, menos culpables que las otras
farisaicas, las cuales, si bien se sienten culpables y se duelen de ello, al
reconocer que lo son, la humildad y el arrepentimiento son ya para ellas
una absolución- a esas pobres almas que han pecado y lloran porque temen
al Señor, Juez de su debilidad.
Así pues, estos doce versículos vienen a ser una norma para juzgar a los
hombres y una medicina para apreciar cómo juzgará Dios a los pecadores
arrepentidos.
Quien los escribió fue Pablo, fariseo, descendiente de fariseos y discípulo
de Gamaliel,2 de aquel Gamaliel que era una biblioteca viviente de la
doctrina de Israel. Pablo, feroz perseguidor, en un principio, de aquellos a
quienes tenía por anatema, después vaso de elección y de justicia, apóstol
perfecto, evangelizador y represor heroico de su antiguo yo encontrado
digno de subir con la parte escogida de su alma hasta el tercer cielo y de oír
allí misteriosas palabras divinas;3 un hombre, por tanto, del que, por la
intransigencia de su primera época de vida y por la heroicidad de su
segunda cabría pensar que había estado siempre muy por encima d los
estímulos carnales.
Sin embargo, si lo hubiera estado, no habría podido ser “el Apóstol de los
Gentiles”, es decir, de aquellos a los que la licencia consentida del
paganismo, salvo raras excepciones de espíritus naturalmente virtuosos, les
hacía más brutos que las criaturas dotadas de razón y de conciencia. Tan
1
Mateo 7, 1-5; Lucas 6, 37-42
2
Hechos 5, 34; 22,3
3
2° Corintios 12, 1-4
121
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
4
Marcos 3, 17
122
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
5
Mateo 2, 1-12
6
Juan 20, 22-23
7
Hechos 2, 1-4
123
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
21/28 – 5 – 1948
A los Romanos c. VII, v. 14-25
Dice el dulce Huésped:
“Para comprender debidamente las palabra de Pablo es preciso considerar
bien el Pecado original.1
Lección dada multitud de veces que nunca resultan excesivas porque la
dolorosa realidad, de aquel pecado y sus nefastas consecuencias son con
frecuencia negadas o puestas en duda por muchos, por demasiados. Y entre
estos no faltan los que debieran, más que nadie, estar convencidos de la
realidad del pecado original y de sus consecuencias, por los estudios
realizados y, sobre todo, por sus experiencias en el ministerio que las pone
de continuo ante sus ojos sagaces la decadencia del hombre que, de criatura
perfecta, se ha cambiado, por el pecado original, a criatura débil e
impotente contra los asaltos de Satanás y de cuanto rodea y hay adentro
del hombre, creación maravillosa envidiosamente turbada por el enemigo
de Dios.
Dirá alguno: “Lección que se repite, lección, por tanto, que resulta inútil”.
Mas es siempre útil, ya que nunca sabréis apreciar debidamente su
necesidad, tanto para vosotros mismos como para los demás.
¡Qué poco le importa a Satanás que no la sepáis! Por eso él produce en
vosotros niebla para ocultaros el debido conocimiento de este episodio que
no tuvo término ni límite en el día que se produjo ni en los seres que lo
protagonizaron sino que, como por semilla y por la sangre, todos los
hombres han heredado la vida (la existencia) de Adán y de Eva –y en el
último hombre que nazca sobre la Tierra aparecerá todavía manifiesta la
descendencia de los dos Primeros Hombres– y así, por funesta herencia, se
propaga el primer generante, Adán, de generación en generación, a todos
los hijos de hombre hasta el último engendrado.
Para comprender bien la confesión de pablo, que viene a ser la voz desolada
de todos los hombres que, deseosos de obrar el bien con perfección se
sienten impotentes de realizarlo con la perfección deseada, es preciso
1
Génesis 3; Romanos 5
124
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
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TOMO 7
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2
Génesis 1
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3
En el sentido de “participación”, según se dice unas líneas más abajo y se explica en los dictados del 1 y 7 de
octubre de los “Cuadernos de 1943”
4
1° Juan 4, 7
129
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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5
Génesis del 7, 17 al 8, 14
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
mediante los pocos justos, como a través de cerradas nubes, llegaba aún
algún rayo de la perdida estrella: e recuerdo de Dios y de su promesa.
Y así, destruidos los monstruos, fue conservada la Humanidad y
multiplicada de nuevo partiendo de la estirpe de Noé que fue juzgada justa
por Dios. Se volvió, por tanto, a la naturaleza primera del primer hombre,
hecha siempre de materia y de espíritu y continuando tal aun después de
que la culpa despojara al espíritu de la Gracia divina y de su inocencia.
¿Cuándo y cómo habría el hombre de recibir el alma si fuese el producto
último de una evolución de seres brutos? ¿Es imaginable siquiera que los
brutos hayan recibido junto con su vida animal, el alma espiritual, el alma
inmortal, el alma inteligente, el alma libre? Sólo el pensarlo es una
blasfemia. ¿Cómo entonces podían trasmitir lo que no tenían? Y ¿podía
Dios ofenderse a Sí mismo infundiendo el alma espiritual, su soplo divino
en un animal, todo lo evolucionado que se quiera pensar pero siempre
procedente de una dilatada procreación de brutos? Incluso este
pensamiento es ofensivo al Señor.
Dios, queriéndose crear un pueblo de hijos para expandir el amor del que
sobreabundaba y recibir el del que se hallaba sediento, creó al hombre
directamente con un querer perfecto suyo, con una única operación
realizada el sexto día de la Creación mediante la cual hizo del polvo una
carne viva y perfecta a la que después animó, dada su especial condición de
hombre, hijo adoptivo de Dios y heredero del Cielo, no ya sólo con esa alma
“que también los animales tienen en las narices”6 y que termina con la
muerte del animal, sino con el alma espiritual que es inmortal, que sobrevive
a la muerte del cuerpo al que reanimará, tras la muerte, al sonar las trompetas
del Juicio final y del triunfo del Verbo Encarnado, Jesucristo, y así las dos
naturalezas, que vivieron juntas sobre la Tierra vivan juntas también gozando
o sufriendo, según como juntas lo merecieron, por toda la eternidad.
Esta es la verdad, ya la aceptéis o rechacéis. Y por más que muchos os
empeñéis en rechazarla obstinadamente, día vendrá en que la conoceréis
perfectamente y se os esculpirá en vuestro espíritu convenciéndoos de
haber perdido el Bien para siempre por ir tras la soberbia y la mentira.
6
Qoelet (Vulgata: Eclesiastés) 3, 19-21
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Es verdad que quien no admite la creación del hombre por obra de Dios –
y del modo expuesto, esto es, de tal forma que, rápido y de continuo, le hace
capaz, si quiere, de guiar todos sus actos en orden a conseguir el fin para el
que el hombre fue creado; fin inmediato: amar y servir a Dios durante la
vida terrenal; y fin último: gozar de Él en el Cielo – no puede entender con
exactitud qué es lo que exactamente constituya la Culpa, el por qué de la
condena y las consecuencias de ambas.
Mas seguidme. Mi palabra es luminosa y sencilla, pues soy Dios. Y Dios,
Sabiduría Infinita, sabe acomodarse a la ignorancia y relatividad de sus
pequeños y, por más que sean humildes, les digo: “El que sea pequeño, que
venga a Mí y Yo le enseñaré la Sabiduría”.7
La prueba.
Cuando el hombre despertó de su primer sueño y encontró la compañera a
su lado, advirtió cómo Dios había completado su felicidad.
¡Lo era ya tan grande también en un principio…! Todo en Adán y en torno
suyo había sido hecho para que gozara de una felicidad completa, sana y
santa, y la delicia, esto es, el Edén, no estaba sólo en derredor suyo sino
también dentro de él. Le rodeaba el jardín lleno de bellezas vegetales,
animales y marinas, mas dentro de él florecía un jardín de bellezas
espirituales con virtudes de todo género prontas a madurar en frutos de
santidad perfecta; y allí estaba el árbol de la ciencia adaptada a su estado
y el de la vida sobrenatural: la Gracia; no faltaban allí las aguas preciosas
de la fuente divina que se partía en cuatro brazos y regaba de continuo con
renovadas ondas las virtudes del hombre y así creciesen gigantescas
haciéndole espejo cada vez más fiel de Dios.
Como criatura natural gozaba con cuanto veía: la belleza de un mundo
virgen recién salido del Querer de Dios; gozaba con su poder;
comprobando su señorío sobre las criaturas inferiores. Todos había puesto
Dios al servicio del hombre: desde el sol al insecto y así todo le
proporcionase placer.
7
Proverbios 9, 1-6
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8
Génesis 3, 8
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Gracia, que os devolvió la Vida con su Muerte y del que siempre podéis
comer y beber para vivir la vida de los justos y alcanzar la Vida eterna.
Dios no prohibió a Adán los frutos del Árbol de la Vida sino que le prohibió
coger aquellos, inútiles, del Árbol de la Ciencia, ya que un exceso de saber
habría despertado la soberbia en el hombre que se creería igual a Dios por
la nueva ciencia adquirida, creyéndose neciamente capaz de poseerla sin
peligro con el consiguiente urgir de un abusivo derecho al auto-juicio de las
propias acciones, y de obrar, en consecuencia, conculcando los deberes de
filial obediencia a su Creador –dado que nunca le era semejante en ciencia-
a su Creador que, directamente o por gracia y ciencia infusas, le había
amorosamente indicado lo lícito y lo ilícito.
La medida puesta por Dios es siempre justa. Quien quiere más de lo que Dios
le dio, es concupiscente, imprudente e irreverente. Ofende al amor. Quien
lo toma abusivamente es un ladrón y un violento. Ofende al amor. Quien
quiere obrar independientemente de toda sumisión a la Ley sobrenatural y
natural es un rebelde. Ofende al amor.
Ante el mandato divino, los Primeros Padres debían obedecer sin
importarles los por qué que son siempre el naufragio del amor, de la fe y
de la esperanza. Cuando Dios manda o hace algo, se debe obedecer y hacer
su voluntad sin preguntar por qué ordena u obra de aquel modo. Todas sus
acciones son buenas por más que así no le parezcan a la criatura, tan
limitada en su saber.
¿Por qué no habrían de ir a aquel árbol, coger aquellos frutos y come de
ellos? Inútil saberlo. Lo útil es obedecer, no otra cosa, y contentarse con lo
mucho que se tiene. La obediencia es amor y respeto y, a la vez, medida del
amor y del respeto. Tanto más se ama y venera a una persona cuanto más
se le obedece.
Ahora bien, en este caso, al ser Dios el que ordenaba –Dios infinitamente
Grande, infinitamente Bueno, Benefactor munífico del hombre- éste, tanto
por respeto como por reconocimiento, debía dar a Dios, no “mucho” amor,
sino “todo” el amor adorante de que era capaz y, por ende, toda la
obediencia, sin analizar las razones de la prohibición divina.
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10
Romanos 5, 12; y véase la nota 14 de la lección del día 14-2-48
11
En cuanto a la Sabiduría: Sabiduría 2, 24; en cuanto al Verbo docente; Hebreos 1, 1-31; en cuanto al
Salmista: Salmo 6, 38 (Vulgata:37); 51 (Vulgar: 50); 88 (Vulgata: 87)
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TOMO 7
12
Génesis 4, 1-16
13
Génesis 3, 19
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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
14
Véase la nota 14 de la lección del día: 14-2-48
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por crueldad sino por tener activas las fuerzas y la voluntad del hombre
para alcanzarlo y aumentar así la capacidad humana de recibir con fruto
y hacerse colmar de la Gracias, esto es, hasta del mismo Dios. Porque,
verdaderamente, el hombre es tanto más apto para recibir y poseer a Dios
y su Gracia santísima, cuanto más activa, incansable e intensamente se
mueve hacia Dios.
He hablado refiriéndome al tiempo presente porque tal es la condición
actual del hombre en relación con la Divinidad inmensa, incomprensible a
toda inteligencia creada. Ni aún los más grandes contemplativos –y pondo
entre éstos los nombres de Juan y de Pablo para indicaros dos redimidos
ya por Cristo a los que se abrió el Cielo hasta el tercer y séptimo grado,15 y
también a Moisés, Ezequiel y Daniel que vieron respectivamente: “la
espalda de Dios”,16 la “luz dejada por la Luz Infinita”, el Ser con aspecto
de hombre” por más que era “fuego de ámbar” y “voz que se dejaba oír
desde más arriba del firmamento”,17 “el anciano de días cuyo rostro
aparecía velado por el río de fuego que discurría con rapidez por delante
de su faz”18 dejando visibles únicamente sus cabellos y vestidos- pudieron
conocer al incognoscible mientras estuvieron entre los mortales los dos
primeros, y en el Cielo, tras la Redención. Los restantes.
Mas tal era, particularmente, la condición de Adán, elevado al orden
sobrenatural y, por ello, dotado, lo mismo que vosotros, una vez restituidos
a la Gracia y fieles a Ella, de una inteligencia espiritual capaz de acercarse
mucho a la Verdad, pero no de conocer el Misterio de Dios.
Sólo por Jesús pudo el hombre penetrar más adelante -¡Oh, mucho más
adelante!- atravesar distancias, alzar velos, arrimarse al calor del hogar
Uno y Trino y conocer la inmensidad del Amor con una profundidad
desconocida para Adán.
Desconocida por medida de prudencia. Porque Adán, en el supuesto de que
Dios le hubiera presentado al Cristo futuro exigiéndole adorar al Verbo,
Encarnado por amor y por obra del Amor, y se hubiera negado a adorar
15
Por lo que se refiere a Juan: Apocalipsis 12, 1; por lo que se refiere a Pablo: 2° Corintios 12, 2
16
Éxodo 33, 18-23
17
Ezequiel 1, 25-28
18
Daniel 7, 9-10
146
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
al verdadero Compendio del Amor Trino haciéndose con ello culpable del
mismo pecado de Lucifer, habría venido a ser Satanás por haber rehusado
adorar al Amor hecho carne pretendiendo soberbiamente ser capaz por sí
mismo de redimir al hombre siendo semejante a Dios en esencia, potencia,
sabiduría, belleza, aparte serle asimismo semejante por participación de
naturaleza, ofendiendo de este modo particularmente al Espíritu Santo,
Dador de las luces, sabiduría y verdades contenidas en Dios. Y los pecados
contra el Espíritu Santo, de los que Lucifer y sus compañeros de rebelión
se hicieron culpables al igual de muchos hombres, no son perdonados.19
Dios quería perdonar al hombre y así le propuso la prueba de la
obediencia; mas le evitó la de adorar al Verbo hecho Hombre a fin de que
Adán no pecara de modo imperdonable codiciando el poder de Cristo,
presumiendo poder salvarse y salvar sin necesidad de Cristo, negando
como imposible la verdad que se le daba a conocer de que el Increado
pudiera hacerse “creado” naciendo de mujer y que el Espíritu Purísimo,
que es Dios, pudiera hacerse hombre asumiendo carne humana.
Vosotros, no. Vosotros, redimidos por Cristo; vosotros, llegados después de
la vendida de Cristo y, sobre todo, después del sacrificio e Cristo, tenéis
conocimiento de todo el amor de Dios. Cristo, Él mismo, con su palabra,
con su ejemplo y con sus actos os reveló este amor infinito.
Mirando a Cristo niño gimiendo en una gruta no tenéis miedo de Él, antes
aquella debilidad humana atrae la vuestra espiritual que no se siente
abatida ni temerosa ante el Niño Dios, ese Dios que se anonadó, Él, el
Inmenso, con miembros diminutos, Él, el Poderoso, con miembros
necesitados de todo auxilio en tanto ellos no fuesen capaces de proveer a las
necesidades del organismo.
Al mirar a Cristo niño no le teméis. Su Sabiduría es dulce. Con pocas
palabras os indica el camino seguro para llegar a la casa del Padre:
“Ocuparse de lo que Dios quiere, de lo Dios tiene dispuesto”.20 Toda la Ley
se haya contenida en esta respuesta breve y sapiente. Él os dice, al hablar a
aquellos que representan a la humanidad elegida y querida por el Señor:
19
Mateo 12, 30-32; Marcos 3, 28-30; Lucas 12, 8-12; Hebreos 6, 1-8; 10, 26-31; 1° Juan 5, 14-17
20
Lucas 2, 41-52
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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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“¿No sabéis que ha de hacerse esto, esto sólo, esto por encima de cualquier
otra ocupación, tener este amor por encima de cualquier otro amor para
tener un puesto en el Cielo?”.
Y este Cristo docente total se descubre en estas breves palabras que dice a
Marta: “Te ocupas de excesivas cosas; una sola es necesaria”.21 El Cristo
que dice al discípulo demasiado apegado aún a las cosas del mundo: “Deja
que los muertes entierren a sus muertos”,22 y también: “Quien, después de
haber puesto la mano en el arado, vuelve la vista atrás, no es apta para el
Reino de Dios”.23
Ese Cristo que, aun amando con perfección a su Madre, no la antepone a
su misión, antes dice claramente que es su consanguíneo el que hace la
Voluntad de Dio”,24 y Él es el primero en hacerla, ya que el amor a Dios es
siempre, en el ámbito de los deberes, el más grande respecto a cualquier
otro amor, incluido, incluso, el debido a su Madre Santísima.
Ese Cristo que reprochaba a Pedro llamándole “Satanás” porque le
tentaba a no hacer la Voluntad del Padre.25 El Cristo del Sermón de la
Montaña.26 El Cristo que proclama la última bienaventuranza:
“Bienaventurados los ponen en práctica la palabra de Dios”,27 es decir, una
vez más, la Ley.
Este Cristo que le enseña a Nicodemus cómo un hombre ya viejo, heredero
del Adán decaído, pueda conseguir la regeneración y ver el Reino de Dios
“renaciendo por el agua”, y esta agua de vida os la da Él, Cristo, y “por el
Espíritu Santo”,28 o sea, por el amor, y amor es hacer la Voluntad de Dios
en la obediencia a su Ley por cada uno de vosotros en todos y cada uno de
sus preceptos.
21
Lucas 10, 38-42
22
Mateo 8, 21-22; Lucas 9, 59-60
23
Lucas 9, 61-62
24
Mateo 12, 46-50; Marcos 3, 311-35; Lucas 8, 19-21
25
Mateo 16, 21-23; Marcos 8, 31-33
26
Mateo 5, 7; Lucas 6, 20-49
27
Lucas 3, 1-8
28
Juan 3, 1-8
148
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
29
Juan 5, 30; 6, 38-40
30
Juan 14, 9-10
31
Juan 8, 9
32
Juan 8, 29
33
Juan 10, 17
34
Juan 17, 3
35
Juan 19, 11
36
Lucas 22, 42
149
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
37
Mateo 6, 10
38
Juan 15, 13
39
Lucas 15, 11-32
150
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Después de haber meditado todo esto, es dulce concluir que si fue grande
el castigo que, por otra parte, no fue injusto, mayor, infinitamente mayor
que el castigo fue la Misericordia que no se contenta con restituiros, el
precio de su Dolor, de su Sangre y de su Muerte de cruz, los dones que os
defraudara Adán sino que se os da a Sí mismo en la Sagrada Eucaristía, os
da las aguas de la Vida de la que es fuente que asciende al Cielo, os da su
dulce Ley de amor, su ejemplo, su Humanidad para que a la vuestra le sea
fácil amarlo, su Divinidad para que vuestras plegarias sean escuchadas por
el Padre cual si fuesen la propia voz de su Hijo amadísimo que vive en
vosotros, os da el Espíritu Santo con todos sus dones mediante los cuales
las virtudes infundidas con el Bautismo son poderosamente ayudadas a
desarrollarse y perfeccionarse, esos dones que ayudan grandemente al
cristiano a vivir su vida cristiana, esto es, la vida divinizada de hijo de Dios
y que, sin anular los estímulos, os dan la fuerza para reprimirlos,
cambiándolos de “mal” que son en “bien”, es decir, en heroísmo, en medio
de victoria y en corona y vestidura de gloria.
Igual que para Pablo, la vida de cada uno de vosotros es una lucha interior
que sostiene la carne con el espíritu, la aspiración al Bien con las acciones
no siempre del todo buenas, lucha en la que Dios os conforta y ayuda. Por
eso, nadie se escandalice si un prójimo suyo confiesa de palabra y con actos
ser como Pablo “carnal y sometido”. Y ninguno se desanime si comprende
serlo, antes sea el ejemplo de Pablo el que le guíe y le sostenga”.
*****
151
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
29-5 / 3-6-48
A los Romanos C 7° v. 14-25
Dice el Dulce Huésped:
“La Ley es espiritual. Y lo es también cuando prohíbe cosas materiales.
Verdaderamente, en el Decalogo1 los mandamientos puramente
espirituales son los tres primeros. Los otros siete y, en particular, los seis
últimos son prohibiciones de pecados contra el prójimo, contra la vida, sus
propiedades, sus derechos y su honor. Se podría, por tanto, decir que es
justo llamar “espiritual a la Ley porque ella procede de Dios; mas no es del
todo justo llamarla así en cuanto en sus dos buenas terceras partes ordena
no cometer actos materiales que Dios prohíbe realizar.
Mas por encima de los diez Mandamientos de la Ley perfecta está la
perfección de la Ley con dos mandamientos dados por el Verbo decente;
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda
tu mente. Este es el máximo y primer mandamiento. El segundo es
semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos depende toda la Ley y los profetas”.2
A la luz de la Luz que es el Verbo se ilumina la espiritualidad que late en
toda la Ley porque fue dada ésta para hacer vivir en el amor, porque toda
la Ley descansa y vive por el amor y porque el amor es algo espiritual, sea
cualquiera el Ente o la criatura a los que se dirija.
Triple amor a Dios: amor del corazón, del alma y de la mente, porque en
el hombre se da esta pequeña trinidad: la material (el corazón), el alma (el
espíritu) y la mente (la razón); y es justo que las tres cosas creadas por Dios
para hacer con ellas una única criatura –el hombre- tributen a Dios por
igual su reconocimiento por el ser que recibieron de Él.
Triple amor, por tanto: amor del corazón, amor del alma y amor de la
mente; porque Adán pecó con el corazón (concupiscencia de la carne), con
el alma (concupiscencia del espíritu) y con su mente (concupiscencia de la
razón), saliendo del orden para abusar de los dones recibidos de Dios y
1
Éxodo 20, 1-7; Deuteronomio 5, 1-22
2
Mateo 22, 37-40
152
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
ofendiendo a Dios con los mismos dones recibidos de Él para que el hombre
pudiese asemejársele y le sirvieran como causa de gloria.
Así con las mismas cosas que sirvieron para el pecado, se repara éste, se
cancela la ofensa y se restablece el orden violado.
Y para esto el Verbo se hizo Carne, como también para devolveros “la
gracia y la verdad” y esto con una medida plena, rebosante e inexhausta.
Con cuanto pecó el primer hombre, el Hombre-Dios repara, y os enseña
más con el ejemplo que con la doctrina, la cual, como es obvio, resulta
perfecta por más que la tengáis por imposible de practicar. Él es Maestro,
no sólo de palabras sino de hechos, y cuando Él hizo podéis hacerlo
vosotros.
La herencia de Adán perdura en cada uno de los hombres. En cada carne
se halla como escondido un Adán que puede ser débil en la prueba al igual
que lo fue el primer Adán en los orígenes del tiempo. Mas Cristo vino para
reparar vuestras caídas, resarcir vuestras lacras y restituiros a la Gracia
vital cuando vuestra debilidad en las pruebas diarias os hace morir a
aquella vida sobrenatural que os había dado en el Bautismo. Mas Cristo
vino para ser vuestro Maestro y Modelo y para que vosotros seáis sus
discípulos y hermanos, no tanto de nombre y en la carne, cuanto en espíritu
y en verdad, imitándole en su perfección y en su triple amor a Dios.
Por este triple amor fue fiel Jesús a la justicia de la carne por más que fuese
probado y se encontrase con libertad en su libre albedrío como otro
hombre cualquiera.
Por este triple amor fue Jesús perfecto en la justicia del alma, esto es, en la
obediencia al antiguo precepto divino: “Amarás al Señor tu Dios”, 3 no
sintiéndose exento de tal deber por ser Dios al igual que su Eterno
Generante; Hombre-Dios, verdadero Hombre y verdadero Dios, no por
infusión temporal del Espíritu de Dios en una carne predestinada para ello,
o por unión moral de un justo con su Dios, sino por unión hipostática de las
dos Naturalezas sin mutación de la naturaleza divina por más que se unió
3
Deuteronomio 6,5
153
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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4
Filipenses 2, 7
5
Juan 15, 9-17
154
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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caridad de todos los hombres deben tener para poder vivir en Dios,
conduce lentamente, como por consunción espiritual, a la muerte del ama.
No sería justo que la predestinación estuviera desligada del valor heroico
de la criatura, y Dios no puede querer cosas injustas. Hablo aquí de la
predestinación a la santidad proclamada por la justicia de la vida y por
hechos extraordinarios que puntúan como estrellas la vida y la ruta del
predestinado fiel hacia su destino a la gloria y tras su muerte continúan
siendo proclamados como milagros.
Porque una es la predestinación a la Gracia divina, común a todos los
hombres y concedida, por tanto, gratuitamente por Dios en medida
suficiente para salvarse, y otra la predestinación a la gloria que se da a
quienes durante su vida terrena hicieron buen uso del don de la Gracia y
permanecieron fieles a pesar de cuantas pruebas les tentaban al mal o de
otros dones extraordinarios aceptados con emocionada alegría aunque no
pretendidos ni destruidos por formarse con ellos una necia presunción de
ser tan amados y estar tan seguros de poseer la gloria, que ya no tengan
necesidad, en adelante, de luchar ni perseverar en el heroísmo para arribar
a ella.
El quietismo en el que degeneran a veces los primeros impulsos de un
espíritu llamado a sendas extraordinarias, es aborrecido por Dios e
igualmente aborrecidas son la soberbia y la gula espiritual: dos pecados tan
fáciles de penetrar en los elegidos y beneficiados –y probados para
confirmarlos en su misión o privarlos de ella como indignos- con dones
extraordinarios, pecados de Lucifer, de Adán y de Judas de Keriot, los
cuales, teniendo muchísimo, lo quisieron todo; se creyeron seguros de
salvarse sin mérito alguno suyo y sólo por el amor de parte de Dios;
confiaron únicamente en la Bondad infinita sin pensar que la perfecta
Bondad divina, por más que sea infinita, jamás es necia e injusta; y, por
creerse “dioses” al ser tan altamente escogidos, pecaron tan gravemente.
Dios sabe con certeza quiénes serán los que ha de perseverar heroicamente
hasta el final, mientras que el hombre no sabe si ha perseverar hasta el fin.
Y también en esto resplandece la justicia, porque si Dios quisiera que, no
obstante el libre albedrío del hombre que a menudo resulta
155
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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con que os sostiene son su Caridad; y las palabras que os dirige para
enseñaros la verdadera sabiduría son su Caridad.
Dice el Evangelio de San Lucas: “Le son perdonados muchos pecados
porque ha amado mucho”.6 Mas quién llevó a la pecadora a la redención
del mucho amar a Aquel que es Santo sino el mucho amar del Redentor
hacia ella? Tengo dicho: “En todo hombre hay un Adán”. Pero añado: “En
toda criatura hay una María Magdalena”. Y lo que muchas veces salva al
alma pecadora es el infinito amor de Dios hacia ella.
Verdaderamente sois vosotros los redimidos por el amor antes todavía que
por la Sangre y por la muerte del Hijo de dios. La Sangre y la Muerte
fueron accidente último de vuestra redención. En cambio el amor de Dios
hacia vosotros es la posición eterna de Dios en relación con vosotros y este
divino amor comenzó a salvaros desde su eterno Ser, porque, antes de que
existiera el tiempo, estabais vosotros en el pensamiento de Dios: Todos
vosotros, desde Adán hasta el último hombre, con vuestros heroísmos y
extravíos, con vuestros tesoros y miserias y con vuestra gran necesidad de
ser fortísimamente ayudados, divinamente ayudados, para poder alcanzar
el fin para el que fuisteis creados. Y el Amor había ya establecido “desde el
principio” en su Saber y Querer divinos cuanto era preciso para traeros de
nuevo a la Vida, tanto como Humanidad como individuos. Abrazó todo
cuanto suponía sacrificio y dolor por amor vuestro y para amaros a
vosotros, tan frecuentemente ingratos y más frecuentemente débiles, se
inmoló desde siempre por vuestro amor.
Sólo con que contempléis la voluntad heroica dl Hijo de Dios, futuro Cristo,
constituido tal desde siempre, desde antes de la Redención, desde antes de
su Nacimiento, desde antes de su Encarnación, desde el principio del mundo
y antes del principio del mundo retrocediendo en una inmensidad de tiempo
que ya no es tiempo sino “eternidad”, podéis vosotros comprender cómo es
por el amor que habéis sido salvados. Porque así como “en el principio el
Verbo estaba junto a Dios”,7 otro tanto: “en el principio el amor estaba
junto a Dios”, o más bien, era Dios, puesto que Dios otra cosa no es sino
amor. Y así como está escrito que: “Todas las cosas fueron hechas por
6
Lucas 7, 47
7
Juan 1, 1
159
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
medio de Él”,8 otro tanto es justo escribir que: “todas las cosas fueron
hecha por medio del Amor”.
Toda la creación sensible y suprasensible es obra del amor. Todas las
providencias, leyes físicas, morales y sobrenaturales son obras del amor.
Los actos todos de dios son obras de amor. Amor la creación
particularizada del hombre, hijo adoptivo de Dios. Amor la Encarnación
del Verbo; amor su Pasión para redimir al hombre; amor la Eucaristía;
amor los dones del Paráclito que Éste, Teólogo de los teólogos, Dado de
Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad, Temor de
Dios, da a cuantos dignamente le reciben a Él, Amor del Padre y del Hijo,
Fecundador y Santificador de cuantos le saben retener en sí con una vida
pura y santa; amor la Iglesia, dispensadora de gracia y Maestra para sus
fieles.
El perfecto Amor Uno y Trino os colma de Sí mismo y de sus munificencias
para haceros perfectos en la Tierra y dichosos en el Cielo; y Cristo os
propone las dos perfeccione por las que habréis de llegar a la gloria eterna.
Jesús, como Verbo, dirigiéndose a criaturas divinizadas por la Gracia, os
propone la misma santidad de su Padre: “Sed perfectos como lo es vuestro
Padre celestial”.9 Y como Maestro que se dirige a hombres semejantes a Él
en el cuerpo y en el alma os propone su propia santidad: “Aprended de Mí.
Os he dado ejemplo a fin de que, como Yo he hecho, hagáis también
vosotros. Seréis dichosos si llegáis a poner en práctica mi ejemplo. Sois mis
amigos si hacéis lo que os mando”.10
Entre las paralelas de estas dos santidades propuestas, camino para
vosotros de vida eterna, se halla Cristo que abarca en Sí mismo, como
Verbo Hijo de Dios, y, como Jesús, Hijo de María Inmaculada, la justicia
perfecta del Hombre inocente, lleno de Gracia y de Verdad. Y, puesto que
“vosotros sois dioses e hijos del Altísimo”, 11 vosotros, hombres redimidos
por Cristo, podéis y debéis, como hijos de Dios e hijos del hombre, copiar a
vuestro Hermano Jesús, haceros otros Cristos, hijos verdaderos de Dios y
8
Juan 1, 3
9
Mateo 5, 48
10
Juan 13, 15-17; 15, 14
11
Salmo 82 (Vulgata: 81), 6; Juan 10, 34
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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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161
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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para decirme: “haz esto” o, por el contrario: “No hagas aquello”. Mas yo
–a pesar de tener voluntad de hacer el bien y reconocer ser santa esta Ley
que mi conciencia de hombre y la raza que me diferencia de los brutos y
me fue dada por Dios para hacerme capaz de entender, reflexionar, escoger
y querer lo que está bien, me dicen ser buena, a pesar del impulso divino
que en mi interior activa Él mismo, es decir, Dios, Moviente eterno de todas
las criaturas, Inmenso, que me comunica, igual que a todo otro hombre
divinizado, llamado a grandes cosas, si Inmensidad para que sea capaz yo,
su hijo de adopción, de llevar a término obras grandes que sean una
semejanza de las suyas grandísimas y perfectísimas, de las que la primera
y mayor de todas es la de tender a Él con todo mi amor por ser Él el único
bien verdadero- mas yo no logro hacer el bien que desearía sino que cedo
al mal que fermenta en mí más fuerte que el bien”.
No. No podéis decir esto porque si el mal es grande como grande es también
la herencia que dejó en vosotros y más grande el mal que se halla soterrado
para dañaros en las varias circunstancias de la vida (el mundo) y muy
grande asimismo el mal que tiene por nombre Satanás, principio del Mal,
monstruo devorador e insaciable, odio eterno viviente e incansable contra
el Creador y sus criaturas; mas uno sólo es infinito: Dios. Y el hombre
divinizado tiene consigo la Gracia, esto es, a Dios. Dios Caridad, Dios
Inteligencia, Dios Santidad, Dios Fortaleza, Dios Poder, Dios Sabiduría,
Dios Vida, Dios Bondad, Dios Pureza, atributos todos ellos perfectísimos e
infinitos, Dios el Todo.
Y el hombre de buena voluntad puede todo esto si permanece unido a
Jesucristo que, por no atemorizar al hombre con los clamores divinos de la
Ley del Sinaí –amedrentado con las cuatro imposiciones y las seis
prohibiciones, el hombre, en el que la ley desordenada del sentido es más
fuerte que la razón o cuando menos hay equilibrio de fuerzas en la lucha
que tiene entablada con la razón desde que el don de la integridad resultó
herido en el Edén- reduce y condena toda la Ley en un doble mandamiento
de amor y os la presenta así con la vestidura dulce, atrayente y goza del
amor: “Amad a Dios, amad al prójimo.
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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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Amar es más fácil que adorar, que honrar, que privarse de hacer algo. Al
amar a Dios, Éste se acerca al hombre y el hombre a Dios. Amar tiene más
atractivo que temer y es escala para ascender a la adoración.
El hombre no puede alcanzar de súbito las cumbres de la adoración. La
misma grandeza de Dios le detiene de hacerlo y, a la vez, con el miedo de
Dios, que era habitual en los antiguos hebreos, y las miserias de la
naturaleza, forma las ligaduras que le mantienen alejado de Dios. Mas el
amor desata con su ardor esas ligaduras y coloca sus alas de fuego al alma
que así puede subir cada vez más arriba a medida que se lanza más y más
sin parar mientras en lo que deja: miserias, pobres honores, limitaciones,
riquezas y afectos caducos, sino en lo obtiene y conquista: Dios, el Cielo. No
hay acto de culto formal que os una tanto a Dios como el acto espontáneo y
continuo del amor.
Fruto de la unión con Dios es la sabiduría. Y la sabiduría conduce al
ejercicio de la justicia en todas las cosas.
El hombre que se encuentra unido a Dios es activo y alegre. Y de esta
alegría que le viene de la complacencia de Dios por sus actos de hombre
amante de Dios, toma impulso para ser cada vez más activo en el bien,
porque la unión con Dios produce paz activísima, nunca paz inerte.
No se da inercia alguna en Dios que es el operante eterno; como tampoco
se da en el hombre que se encuentra unido a Dios por el amor. Él ama
activamente a Dios y es por Dios activamente amado. Y esta doble actividad
produce un desbordar, un irradiar de fuegos caritativos sobre las criaturas,
no bastándose el hombre a contener en sí el Amor Infinito que se revierte
en él para consuelo de su amor como en un recipiente digno y ansioso de
acogerlo; y, no bastándole al hombre, una vez dentro del torbellino
ardiente del amor divino, con amar únicamente al Creador, pues los ojos
de su espíritu y el espíritu de su alma, al contemplar al Creador, ven
también en Él a todas las criaturas, y así el hombre se siente impulsado a
amarlas a todas santamente por ser obra del Amor suyo amadísimo.
Y he aquí el amor del prójimo que nace, brota y se derrama, por santa e
inevitable consecuencia, del santo amor de Dios. El amor al prójimo ha de
practicarse con justicia poniendo a cada criatura en su lugar exacto, esto
163
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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es, en un grado siempre inferior a Dios por más que ésta sea la más querida
por vínculos de sangre o de afecto a lo más santa por la justicia de su vida,
no anteponiéndola, por tanto, jamás a Dios, antes viendo en ella algo así
como un nuevo don de Dios concedido por Él para hacer más fácil,
agradable, dulce y meritoria de la vida al que vive en la Tierra.
Y he aquí cómo, por obra del amor, conquista del hombre la sublime
libertad sobre las insidias del yo, del mundo, del demonio y de las
constricciones consiguientes a la Culpa original.
La caridad es fuego vivo. El fuego vivo es llama. La llama es libre y sube
del cielo. Irradia a la vez calor y luz, y beneficia a quien a ella se acerca. Y
he aquí, en efecto, cómo el hombre encendido en caridad sube con su llama
hacia Dios, centro de todo fuego de amor y, al mismo tiempo, irradia su
fuego sobre los hermanos, remedia sus miserias, ilumina sus tinieblas y la
alegra llevándoles la luz que es Dios, purifica sus impurezas porque todo es
santo –y santo es quien ama con todo su ser a Dios y al prójimo- es
purificador de sus hermanos, socorre con piedad sublime a los afligidos, a
los pobres, a los enfermos del cuerpo o del espíritu, predica y establece así
el Reino de Dios en sí mismo y en el mundo. Porque el Reino de Dios en el
hombre es el amor. En el interior del hombre y en el mundo, el reino de
Dios es el amor, en contraposición al reino de Satanás que es odio, egoísmo
y triple lujuria.
¡El Reino de Dios!
Es decir; el “Pater noster” vivido, hecho vivo por los justos, hecho “acción”
continua y no esterilizado con palabras murmuradas más o menos
distraídamente. El “Pater” vivido de verdad, santificando el Nombre
Santísimo de Dios al tributarle la alabanza más auténtica: la de adorarle
en espíritu y en verdad y trabajar para que los demás le adoren mediante
el doble amor que es obediencia a la Ley dada para inclinar al hombre a la
religión, esto es, a la unión con Dios y con los hermanos vistos en Dios, y al
respeto lleno de veneración para con los derechos de Dios, como también
al respeto fraterno de los derechos del prójimo.
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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
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El “Pater” hecho vivo por la instauración del Reino de Dios en las criaturas
y en el mundo mediante el doble amor: a Dios y al prójimo, camino
obligado para llegar a la posesión del Reino de los Cielos.
El “Pater” hecho vivo por la adhesión a la Voluntad de Dios, cualquiera
que ésta sea, mediante el doble amor que hace aceptar pruebas, penas,
agonías, luchas, con pacífica obediencia, como venidas de la mano de Dios,
y soportar al prójimo en los sufrimientos que nos puede proporcionar,
considerándolo como un “medio” para la consecución de méritos eternos
por la paciencia que os fuerza a ejercitar con aquellos que os prueban y
que son vuestros pobres hermanos culpables contra el amor y necesitados
de misericordia y de plegarias para que vuelvan a entrar en el camino de
la Vida.
El “Pater” hecho vivo en la caridad al prójimo, la más difícil de ejercitar:
la del perdón otorgado a los propios ofensores, ofreciéndolo a Dios Amor
para que os perdone el débito que tenéis con Él.
La caridad es la mayor de las purificaciones, pudiendo ser continua: una
continua purificación de vuestras imperfecciones llevado a cabo por las
llamas del doble amor. Y es también la caridad la Ley espiritual llevada a
la práctica, que puede ser puesta en práctica hasta por el hombre carnal,
porque, unida a esa caridad, va siempre la fe que, al proponeros sus
verdades, os estimula a superar las pruebas de la vida a la vista del Origen
y del fin de todas las criaturas: Quién las creó, por que, para qué destino,
Quién les ayuda a conseguir ese destino feliz y les asegura que tal destino
bienaventurado es patrimonio de cuantos viven en justicia.
Toda verdad revelada es una confirmación de lo bueno, próvido y justo que
es el Señor Uno y Trino. Bueno, próvido y justo es Dios Padre, Creador que
“todas las cosas las dispuso con medida, número y peso”13 y las ordenó a su
fin dándole al hombre, cuyo fin es sobrenatural, además de la Gracia, el
medio indispensable para alcanzar dicho fin: la razón y la conciencia, las
cuales le permiten conoce y seguir la ley moral natural, no escrita por
legislador perecedero y falible sobre materiales corruptibles sino por el
dedo de Dios sobre páginas espirituales y, por tanto, inmortales, del alma
13
Sabiduría 11, 20
165
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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y así no esté sujeta a otra manumisión que la voluntaria del hombre rebelde
que, por otra parte, puede huir y apagar las voces de la razón y de la
conciencia con el clamor de los sentidos desenfrenados, mas nunca sofocar,
y menos para siempre, estas voces interiores. Porque ellas son la voz misma
de Dios que resuena en todos y cada uno de los hombre, bien sean católicos
o infieles, cismáticos o hebreos, herejes, separados o excomulgados, y así
todas las criaturas racionales conozcan y vivan, si quieren, siguiendo los
dictados de la Ley eterna del Bien.
Bueno, próvido y justo es Dios Hijo, Salvador, que se encarnó para ser Jesús
y murió para que vosotros fueseis de nuevo “una misma cosa con Dios” 14
como los hijos son un solo amor con su padre. Y resucitó y ascendió al Cielo,
no sólo para dar a los hombres la prueba principal de su Divinidad sino
también para daros, con su resurrección y ascensión al Cielo, la promesa y
garantía de la resurrección final de la carne y de la existencia del Reino de
los Cielos al que cuantos vivan y mueran en el Señor serán asuntos para
que gocen de la visión beatífica de Dios, alcanzado con ella el gozoso
conocimiento del misterio de Dios que inteligencia alguna humana puede
penetrar.
Bueno, próvido y justo es Dios Espíritu Santo, Santificador, alma de la
Iglesia a la que vivifica con su Gracia y sus Dones, amaestra y satura de
amor para que discierna y decrete con justicia y sabiduría cuanto atañe a
la fe y a las costumbres y aplique con amor y justicia tanto los bienes
espirituales como los castigos y, con amor y justicia, desprovista de todo
apego personal a juicios, cálculos, intereses, prejuicios o cualquier otro
móvil humano, guíe, sostenga y amaestre a sus hijos, su Cabeza y su Señor,
al que debe servir y no afligir poniendo obstáculos a su voluntad, aun cuando
lo que quiere se salga de lo ordinario. Porque Dios puede querer cualquier
cosa buena para sus hijos y a nadie le es lícito juzgar los actos de Dios ni
condenarlos poniéndoles obstáculos.
La Iglesia existe porque Dios Verbo la fundó con el beneplácito de Dios
Padre y con la ayuda de Dios Espíritu Santo. Y la Unidad Trinitaria la hizo
tan fecunda, ampliando así en extensión y profundidad el Reino de Dios en
14
Juan 17, 11
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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7 – 11 de junio zzz
A los Romanos c. 7
Dice el Dulce Huésped:
“Caridad, fe, esperanza, permiten al hombre carnal seguir la ley espiritual,
tan en contra de la ley del pecado que vive en sus miembros.
“Y ¿quién os libera de este cuerpo de muerte? La Gracia de Dios por
Jesucristo Señor nuestro”.1
Ella no anula al hombre sino que del hombre viejo hace un hombre nuevo.
Ni se limita a regeneraros una sola vez mediante las aguas medicinales del
Bautismo, sepulcro del pecado original, seno del cual emerge una criatura
nueva, inocente, santa, divinizada, sino que os regenera y ayuda tantas
veces por cuantas el hombre se arrepiente tras una caída voluntaria en
materia grave, o llora sobre su debilidad, causa de caídas involuntarias o
aunque sólo se turbe al sentir agitarse en sí el viento de los fomites y
temiendo que ellos provoquen una tempestad en los sentidos con pérdida
de la cercanía de Dios y venga a apagarse su voz pacífica, semejante
siempre al soplo de un “ligero céfiro”.2 Tantas veces os regenera, conforta
y asegura, cuantas de ello tenéis necesidad, con sus divinos auxilios, por
medio de Jesucristo y mediante los Sacramentos, medios por Él instituidos
para regeneraros y reforzaros en la Gracia.
Y ¿quién podrá resistir a Aquel que venció al demonio, al pecado y a la
muerte? Nadie ni nada, siempre que vosotros le permanezcáis fieles. Fieles
en el hombre interior, que es el que realmente tiene valor, como le dijo
Jesús a Nicodemus3 y no por él sólo.
Porque el espíritu es el que anima la carne, del modo que la sangre
mantiene la vida en el cuerpo del hombre. Mas si éste pierde toda su sangre
o si ésta se contamina, de nada le sirve al hombre tener sanos sus miembros.
La muerte le acogerá lo mismo, ya que el líquido vital es la sangre y,
perdida ésta o maleada, el cuerpo perece, mientras que un cuerpo, por
1
Romanos 7, 24-25
2
1° Reyes (Vulgata: 3° Reyes) 19, 12-13
3
Juan 3, 1-21
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
estar en torno al trono del Cordero con las palmas de los victoriosos en las
manos!6
¿Nunca habéis pensado qué palmas eran las que vio Juan en las manos de
los elegidos? En el simbolismo cristiano se suele poner la palma gloriosa en
las manos de los mártires. Mas Juan que fue arrebatado por el Espíritu de
Dios a contemplar, conocer y escribir misterios excelsos y los de los últimos
tiempos, dice que las palmas las tienen los elegidos en sus manos, los 144000
elegidos que rodean el trono del Cordero.
La multitud de los santos y de los elegidos no la integran únicamente los
mártires que llegaron a sufrir el martirio cruento, pues todos los santos son
merecedores de llevar la palma de los mártires, ya que todo santo es un
mártir del Amor o del Odio, del espíritu o de la carne, y todas las potestades
del Cielo, del mundo, del yo carnal y de los abismos tenebrosos le
acometieron sobre la Tierra para probarle, tentarle y martirizarle todos
los días.
¡De veras que es astuto, tenaz y feroz el martirio que proporciona aquel a
quien Cristo llama “homicida desde el principio”,7 pues no hay homicida
que se le iguales porque ningún asesino puede ejercer violencia si no es
contra la carne del hombre. Mas Satanás mata o trata de matar la parte
inmortal del hombre privándole, no de la existencia –porque el alma, por
más que haya sido creada, ya no ha de perecer eternamente- sino de la
Vida, o sea, de su Dios. Y esto lo hace porque, mientras Dios tiene como fin
de su creación el premio de darse a los hombres, es decir, de reunir a Sí a
los hombres después de su muerte -con el espíritu inmediatamente después
de la muerte y con el espíritu unido a la carne tras la resurrección y juicio
final- para hacerlos felices con su Conocimiento y Visión y para regocijarse
con el Pueblo de sus hijos, así también Satanás tiene como fin su rebelión
privar al Creador de cuantas más criaturas por Él paternalmente queridas
pueda y privar del goce de su Creador a cuantas más criaturas le sea
posible.
6
Apocalipsis 7, 9-17
7
Juan 8, 44
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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fin, espiando cada una de las acciones del hombre, prestando atención a
cada una de sus palabras, haciendo de su conocimiento de las acciones y
palabras humanas, de la constitución física del individuo, de sus
enfermedades, desventuras, estudios, afectos, ocupaciones, en una palabra,
de todo, campo abonado para lanzaros su cizaña, efectuando prodigios con
qué seduciros y haceros caer en el error.
Los prodigios de que habla Jesucristo10 al predecir los últimos tiempos y
poner en guardia a los hombres frente a los mismos y frente a las voces de
falsos profetas y falsos cristos que surgirán y aparecerán por un sitio y por
otros y que no serán otra cosa que trampas satánicas y satánicos profetas,
servidores del Anticristo profetizado, suscitados para traer seducidos a los
hombres a la Mentira y a las falsas doctrinas engañosas y hacer que se
encuentren desprevenidos cuando llegue el momento tremendo del reinado
del Anticristo sobre la Tierra y de la consecutiva última venida del Hijo del
Hombre, de Cristo Vencedor para el Último Juicio de separación de los
corderos y ovejas de los cabritos y moruecos, de elección y condena, de
bendición y de maldición. Los prodigios de que habla Pablo en su 2°
Epístola a los de Tesalónica (c. II). Los prodigios de que habla Juan en el
capítulo XIII de su Apocalipsis.
Sí. Es verdaderamente astuto, tenaz y feroz el martirio que da Satanás a
los espíritus fieles al Señor.
Y no menos tenaz, mordaz, punzante y demoledor es el martirio que
proporcionan al hombre interior las fuerzas del fomes individual y de
cuanto se ha establecido en el mundo desde que Satanás es su príncipe
tenebroso: la triple concupiscencia, la cizaña maldita lanzada en los
campos del Señor para dañar el grano selecto, sofocándolo, tumbándolo al
suelo o pervirtiéndolo hasta el punto de hacerlo capaz de despreciar a Dios
e idolatrarse a sí mismo.
Y no es menos causa de martirio el dolor que puede ser de géneros diversos,
mas siempre dolor, y tal vez acerbísimo, que nunca falta en la vida de los
elegidos.
10
Mateo 24, 4-31; 25, 31-46; Marcos 13, 5-23; Lucas 21,8-28
172
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
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11
2° corintios 12, 8
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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espiritual. Éste cómplice no puede ser otro que vuestro yo, esto es, vosotros
mismos con vuestra voluntad y vuestra razón saliendo del orden para
entrar en el desorden, ya que, por más que el odio entre criaturas esté
motivado por culpas ciertas del odiado hacia el que odia, siempre se
produce el desorden en las relaciones entre hombre y hombre. Porque el
orden se halla en el amor. El orden es amor y quien sale del amor sale del
orden. Por tanto, en el odio de la criatura hacia su creador –y el pecado es
odio al Creador, cuya Ley, al pecador, se viene a despreciar, así como la
justicia es amor de la criatura a su Creador, cuya Ley, al amar, se viene a
practicar en espíritu y en verdad- es siempre y únicamente el yo el cómplice
o elemento indispensable para que se den el odio o el amor.
Como tampoco hay amor si la libre voluntad y la razón del hombre no
prestan su consentimiento a los mandatos e inspiraciones de Dios y no
secundan los deseos que nacen en el alma –esos deseos que Dios mismo
suscita en el espíritu del hombre para que su grado de gloria sea cada vez
mayor y, tras haberlos suscitado, ayudando poderosamente a la voluntad y
facultades limitadas del hombre, hace que pueda realizar los deseos santos
que el Señor suscitó en su espíritu- así también, si no hay consentimiento
de la voluntad y de la razón a los estímulos internos y externos de la carne,
del mundo y de Satanás, si no se secundan los apetitos irascibles y
concupiscibles, es decir, si el alma no ofende con advertencia y voluntad
plenas a su Señor, no existe odio de la criatura a su Creador.
Siempre se da el martirio del dolor en la vida de los elegidos, los cuales
manifiestan también su justicia mediante su amor al dolor, no ya soportado
con resignación, sino también suplicado como un octavo sacramento y una
novena bienaventuranza, para ser ungidos víctimas y ser verdadera
imagen de Jesús-Víctima.
Son el sacramento no instituido y la bienaventuranza no promulgada
abiertamente por el Maestro divino y Sacerdote eterno. Mas aquellos que
saben leer y comprender el evangelio, no en la letra sino en el espíritu,
encuentran promulgada siempre esta bienaventuranza por los propios
actos de Jesús, el Hombre del Sacrificio y del Dolor, y encuentran este
sacramento que no necesita materia, forma ni ministro para ser signo de
gracia sensible y eficaz, sino que él mismo es materia y forma de gracia y,
175
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
12
Juan 9, 30
13
Juan 12, 24
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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
14
Filipenses 2, 6-11
177
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
un brazo tan solo; el de hacer lo que Dios quiere; hacer lo que Dios, que
vive en las almas, que inhabita en las almas amantes, indica, dispone o
propone hacerse; este amor obediente, activo y constante introduce en
vosotros la vida divina y completa vuestra identificación con Dios que es
Amor, además de Espíritu, lo mismo que es también espíritu vuestra alma;
que es Libre, al igual que lo sois vosotros para querer; y que es Eterno,
como eterno es vuestro espíritu desde que fue creado.
El amor, que es el más grande de los mandamientos, pone en vosotros la
semejanza divina de naturaleza espiritual, de movimiento de amor y de
luces intelectivas, y no por prevaricación arbitraria como la de Adán que
hizo caso a las insinuaciones y sugestiones de la Serpiente y mordió el fruto
prohibido para llegar a ser “como dioses”,15 sino por participación de la
misma esencia del Ser Supremo: el amor que os hace “dioses e hijos del
Altísimo”16 Porque el amor presupone la Gracia en el espíritu que ama, y
la Gracia es la participación de la vida divina; es operar, a través d la
capacidad de intuir lo que es Dios según su Querer, amar del modo que sois
amados; es preparación para ver lo que creísteis, conocer el Misterio de
Dios con todos sus misterios y los misterios producidos por Dios con sus
actos, misterios, a veces, incomprensibles mientras estéis en el exilio
terrestre rodeados d sus nieblas; es preparación para ver a Dios cara a
cara, poseer el conocimiento peno de toda Verdad, llegar a ser una misma
cosa con Dios en la perfección de la unión que sólo en el Cielo puede darse
tras la prueba y la elevación a la gloria en la perfección del Amor que
entonces habrá alcanzado la medida perfecta, o mejor, las tres medidas
perfectas.
El amor es verdaderamente el don de los dones, medio para conseguir el
mantenimiento de las virtudes y la obtención del fin último. Por él se nos
da el Espíritu santo, Espíritu del Espíritu divino, esencia del amor
perfectísimo y recíproco del Padre y del hijo, que procede de su beso, de su
mutua atracción y de su contemplación jubilosa.
La voluntad del hombre puede hacer que sea activísimo este don del
Espíritu de Amor, suficiente por sí mismo de hacer conseguir el fin para el
15
Génesis 3, 4-5
16
Salmo 82 (Vulgata 81), 6; Juan 10, 34
178
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
17
Romanos 2, 14-16
179
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
El amor es una actividad santa que moviliza toda la fuerza del hombre
dirigiéndolas a su fin último. El amor es sabiduría; y la sabiduría es
libertad de las cosas caducas y limitadas; y la libertad fe lo que limita y os
tiene atados a la Tierra abre al espíritu los espacios infinitos para que vuele
por ellos y se lance al encuentro de la Verdad eterna que se abaja hasta su
amado al que se entrega haciéndose gustar y amar, en la medida posible a
una criatura todavía mortal, arrancando al hombre de las tinieblas de su
triste destierro para elevarlo hasta Sí y develarse en parte para ser por él
cada vez más amado sin, por eso, hacerle ajeno y extraño a las necesidades
de los hombres. Y aún más, el hombre abismad en Di0os, le adora y obtiene
de Él gracias y beneficios, no sólo para sí, mas también para los hermanos
sobre quienes los derrama con acción santa y continua de caridad.
Por estos numerosos martirios proporcionados por el dolor y por el amor,
aquellos que hayan permanecido fieles al hombre interior llevarán en el
Cielo el vestido y la palma descritos por Juan. Porque con su voluntad se
habrán hecho tal vestido, purificando sus estolas en la Sangre del Cordero
que con su onda purificadora habrá disipado las sombras de los errores
iniciales y de las imperfecciones últimas, y los martirios soportados, el del
amor más que ningún otro, con las fuerzas todas del hombre y la acción de
la Gracia divina habida por Jesucristo Señor nuestro, harán que estos sean
los vencedores del nombre nuevo a los que serán dado el maná escondido,18
la corona de vida,19 la potestad sobre las naciones,20 la gloria de sentarse en
torno al Trono excelso, estando eternamente ante el Cordero21 y ante la
Estrella de la Mañana22 que les guió a lo largo del camino de la Tierra al
Cielo, ante la estrella de su mañana terreno cuyo pronto final pedirán a
cada latido del corazón con el grito de su alma amante: “Ven, Señor
Jesús”,23 ante la Estrella de su mañana celestial y eterno del día en que
entrarán para siempre en el Reino de los Cielos”.
*****
18
Apocalipsis 2, 17
19
Apocalipsis 2, 10
20
Apocalipsis 2, 26
21
Apocalipsis 3, 21
22
Apocalipsis 2, 28; 22, 16
23
Apocalipsis 22, 20
180
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
12 – 14 junio 1948
A los Romanos c.8
Dice el Dulce Huésped:
“Al igual que Dios da la predestinación a la Gracia a todos los hombres y
la predestinación a la gloria a aquellos de entre los hombres que
permanecen fieles a la Gracia, da también la justificación a aquellos que
con firme voluntad saben hacer activos en sí los dones gratuitos dados,
dejados o restituidos por Jesucristo, siendo cristianos, no sólo de nombre y
por ciertos signos recibidos no vivificantes en ellos –porque los pecados en
materia grave y la permanencia en ellos los destruyeron- sino cristianos de
hecho por su voluntaria fidelidad a la ley espiritual, que renace en espíritu
por el Espíritu Santo y por el agua, signo de la Gracia que limpia y sepulta
al hombre muerto restituyendo al nuevo, y, asimismo, por el Espíritu de
Amor y por la Sangre que purifica y lava las culpas en que puedan haber
caído.
Estos tales, con su voluntad, operan incansablemente y sin desfallecimiento
ni agobios su segunda creación o recreación en Cristo y para Cristo y se
forman y modelan conforme al ejemplo y semejanza de Cristo, Cabeza del
Cuerpo del que son ellos miembros. Y no por reconocerse humilde y
sinceramente miembros débiles y hasta abyectos dejan de esforzarse en
asumir la proporcionada belleza que esplende del Cuerpo Místico y
especialmente de su Cabeza, Jesús, al contrario y, precisamente, porque se
reconocen tales, trabajan sin desmayo en imitar a Cristo tomando cada vez
más la semejanza del Hombre perfecto que, en su perfección, fue en tal
grado verdadera imagen y semejanza de Dios, que pudo decir: “Quien me
ve a Mí ve a mi Padre”.1
Unidos a Él, fieles a Él, con voluntad, por su amor, de “no caminar según
la carne”,2 vosotros, los cristianos de hecho, sois justificados por Él y
vuestros actos, aunque imperfectos todavía, se hacen buenos por revestirlos
Él con la abundancia de sus méritos infinitos.
1
Juan 14, 19
2
Romanos 8, 4
181
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Más aún: por el Espíritu de Dios que habita en nosotros y que de nuevo
torna a vosotros cada vez que la Sangre divina os vuelve a consagrar
templos en los que pueda habitar la Gracia-Dios, venís a ser vosotros
renovados, recreados, resucitados y sanados tras haber estado muertos o
heridos por el pecado actual más o menos grave.
Todo, por tanto, os viene de Él y por Él que todo lo dio y padeció por
vuestro amor y, junto con su Carne inocente, hecha hostia pura, santa e
Inmaculada, crucificó y destruyó el Pecado sobre la cruz.3
3
Queda aquí interrumpida l lección que continuará tras el fragmento que sigue.
182
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
183
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
184
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
sin que ninguna de ellas sufriera mutación en su real esencia. Y así Cristo-
Hombre fue en el tiempo y siempre Dios, Uno con el Padre y con el Espíritu
Santo, como lo era antes de la Encarnación; y fue verdadero Hombre por
haber sido hecho de mujer por obra del Espíritu Santo sin concupiscencia
de carne y sin sujeción a la Culpa original ni a culpa otra alguna.
¡Cómo no habrían de bastar aquellas gotas de sangre divina para redimir
a la Humanidad sin llegar a la efusión total de la misma entre tantos
martirios! Mas, en la unión real de las dos naturalezas en una sola persona,
en el anonadamiento de Dios en una carne primero y en una inmolación
total después, está la medida de la inmensidad del amor divino y de la
gravedad de la Culpa, lo mismo que en la Resurrección está la prueba
innegable de la verdadera personalidad de Jesús de Nazaret, el Cristo, el
Emmanuel, Hijo de Dios e Hijo del Hombre, sin posibilidad de duda ni de
error. Porque sólo un Dios podía por Sí resucitarse a Sí mismo en su parte
humana después de tal muerte y tal sepultura, y resucitar glorioso sin
muestras de heridas a no ser las salutíferas de las Cinco Llagas, hecho
hermosísimo –Él, que ya era el “Hermoso entre los hijos de los hombres”5
no sólo por herencia materna y por hallarse exento de las taras
consiguientes a la Culpa, sino también por un don divino, necesario a su
misión y a su fin- hecho hermosísimo, más majestuoso y potente aún que la
hermosura de los cuerpos glorificados.
Esto le habría podido bastar al Padre para conseguir el fin de devolver la
Gracia al hombre caído y todo lo habría podido llevar a cabo el Padre sin
llegar hasta aquel abismo de anonadamiento y a aquella cima de dolor que
quiso para su Hijo a fin de que fuese cancelada la Culpa y reabierto el Cielo
a los hijos adoptivos de Dios. Mas ¿qué consecuencias se habrían derivado
de ahí? Las de nuevos pecados de rebeldía, de desorden, de soberbia, de
dureza y de negación que habrían precipitado en el abismo a la Humanidad
sacada de él por el Redentor y anulado su obrar de Maestro, de Fundador
y de santificador de los hombres.
La humanidad soberbia, y, más que ninguna otra, la de Israel, ¿habría
acaso inclinado su frente ante la doctrina, la justicia, las manifestaciones
5
Salmo 45 (Vulgata: 44), 3
185
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
186
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
6
Mateo 26-28; Marcos 14-16; Lucas 22-24; Juan 18-21; Hechos 1, 6-11
7
Es el nombre, no bíblico sino tradicional, del soldado romano que atravesó con su lanza el costado de Jesús:
Juan 19, 34
187
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Todo y todos sirvieron para dar testimonio de que Jesús de Nazaret era el
Hijo de Dios.
Fijaos, hombres, y meditar en qué tiempo acaecieron los principales
acontecimientos de Cristo. Ocurre el Nacimiento cuando el edicto de un
César llama a los hebreos esparcidos por la Tierra a sus ciudades de origen
para ser censados.8 La Muerte, la Resurrección y la Ascensión tienen lugar
cuando los preceptos de la Ley mosáica9 hacen que se reúnan los hijos
dispersos de Israel, en torno al Templo, en la Ciudad santa.
Es la Humanidad la que debe ser salvada por aquel Infante que gime en su
pesebre. Y la Humanidad, representada, no sólo por los palestinos sino
también por los hebreos emigrados en diferentes naciones, se reúne por
aquel tiempo en la nación donde Él viene a la luz.
Es la Humanidad, que debe ser redimida por el Cordero inocente de Dios
muriendo en la Cruz, la que se agrupa en la ciudad deicida y homicida por
el tiempo en que Él iba a ser inmolado, presenciando así el delito cometido,
en el tiempo y modo predicho por los Profetas,10 con el Rey Mesías: el
Hombre-Dios.
Es también la Humanidad, agitada por sobresaltos y remordimientos, por
dudas y afirmaciones, la que debe ser confirmada en la fe y se halla
presente cuando, tras la sacudida del segundo terremoto, resucita el Occiso
mientras el Sepulcro se vacía del Viviente inútilmente muerto y tiene así la
respuesta de Dios Uno y Trino, respuesta mitigante o torturante sobre el
Hombre de Nazaret.
Es igualmente la Humanidad, siempre dudosa por ser siempre soberbia y
proterva, la que está presente, en aquella mañana fúlgida de nisán, cuando
Aquel a quien se le quiso reconocer por lo que era ni escuchar, antes se le
dio la muerte esperando así apagar su voz, que siempre hablará y siempre
encenderá en el amor hacia Él a los hombres de buena voluntad, la
Humanidad le vio ascender a pleno sol, más resplandeciente que éste por
la luminosa belleza y hermosura de los cuerpos glorificados.
8
Lucas 21, 3
9
Éxodo 12, 21-27; 23, 14-19
10
Salmo 22 (Vulgata: 21); Isaías, del 52, 13 al 53, 12
188
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
11
Hechos 2, 1-36
189
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
6 enero 1950
Dice el Espíritu Santo:
Escribe; y sirva de respuesta a las necias deducciones de algunos.
Respuesta el prolongado silencio (18 meses), y respuesta la nueva palabra.
Respuesta el prolongado silencio, porque es respuesta que dice a tus
calumniadores que no hay en ti voluntad de escribir o no escribir sino,
únicamente, voluntad de obedecer a Dios.
Si Él habla, tú escribes. Si Él calla, tú no escribes, pues no eres simuladora
de cosas extraordinarias ni una desequilibrada que tome por
sobrenaturales palabras y visiones dictadas por el delirio. Tú eres el
instrumento y la portavoz. Y un instrumento permanece inerte hasta que
el artífice lo toma en sus manos para realizar con él un trabajo. Y un
portavoz no tiene voz hasta en tanto la voz no la llena de Sí para que la
difunda por el mundo. Esto y no más eres tú.
Y es respuesta la nueva palabra, tras el prolongado silencio, para decir la
verdad a los ciegos que tienen sus ojos cubiertos con las escamas de su
carnalidad, los cuales ven las cosas como se las presenta su malvado
pensamiento y no como son en realidad porque están ciegos. Ven lo exterior
y no saben lo que pasa entre el Espíritu divino y el espíritu del siervo de
dios. Ven el aparente silencio, pero no pueden penetrar los motivos de este
silencio, porque el hombre carnal no puede penetrar con su opaco
pensamiento en los misterios de la Luz hecha Palabra.
Para responder a estos necios, digo Yo ahora que voy a hablar después de
tanto callar. Mas porque soy Dios y Dios es Bondad, no te violentaré a ti,
víctima que te vas consumiendo más y más. Ajustaré mi Palabra a tus
posibilidades físicas, dando así una nueva lección a los culpables contra la
caridad y la justicia y, por ende, contra dios, los cuales no regulan con la
caridad y la justicia sus actos para contigo que te encuentras enferma, y
pecan contra el doble amor que la ley antigua y el verbo encarnado
proclamaron ser el primer mandamiento,1 sin el cual no pueden ser
verdaderos y vivos los otros, y son vanas, falsas y despojos muertos, sin valor
1
Deuteronomio 6, 4-7; Mateo 22, 34-40; Marcos 12, 28-31; Lucas 10, 25-28
190
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
191
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
8 enero 1950
A los Romanos c.8° v. 5, 6, 7
“La ley del espíritu liberó, por Jesucristo, del pecado y de la carne,
redimiendo de la culpa original y lavando las culpas de la carnalidad
nacidas de los estímulos dejados por la primera Culpa, estímulos que el
hombre no reprime con afilada y heroica voluntad.
Mas, la ley del espíritu no suprimió la ley del libre albedrío. Por lo que, de
haberlo hecho, ya no sería justo dar el premio a los victoriosos que se
hallarían todos sin culpa aunque también sin mérito de no haber querido
pecar.
El libre albedrío y los estímulos dejados por la primera Culpa constituyen
un peligro de muerte para la criatura hecha a imagen y semejanza divinas
y predestinada a la gracia y a la gloria. Pero son un peligro santo, venido,
dado por la Santidad infinita, permitido por el infinito Amor para poder
dar con justicia a cada criatura lo que ella mereció con su amor o con su
desamor en el tiempo de la carne con la ayuda de ésta y con la victoria de l
voluntad espiritual sobre la carne por amor a Dios y aspiración al Cielo, no
por evitar el Infierno sino únicamente por un movimiento de amor hacia el
amor indecible e incognoscible que sólo una vida y muerte en gracia
permitirán comprender, conocer y poseer.
Ahora entre las muchedumbres de cristianos y cristianos católicos, son
muchos los que llevan la señal exterior del cristiano lo mismo que los
antiguos fariseos llevaban las filacterias en la frente y en las muñecas, pero
que después no tienen la verdadera señal del cristiano en su corazón, como
tampoco tenían los fariseos la verdadera ley dentro de su corazón, regla,
tanto para aquellos como para éstos de la verdadera vida de hijos de Dios.
Llevan el nombre y la señal exterior de cristianos, mas no la vida de tales.
La vida cristiana es amor. Toda amor. El Amor es el que dio los
mandamientos a los cristianos. Y el amor de los cristianos en el que les hace
posible la práctica efectiva de los mandamientos. El Amor es el propone y
dispone para premiar. Y es el amor de los cristianos el que acoge y pone en
práctica para merecer el premio y dar contento al amor.
192
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Mas el amor, impulso que viene del generador de todas las cosas, de las
criaturas procedentes de su voluntad –desde el tallo de hierba hasta el sol,
desde la piedra opaca e inerte a la estrella esplendente que trasvuela por el
firmamento, desde el gusano hasta el hombre divinizado por la Gracia,
desde el animal al ángel- es un impulso espiritual, como Espíritu purísimo
Aquel que, siendo el amor infinito, lo infundió, desde su creación, a una con
el ser, en las criaturas habitantes del Reino de los Cielos (los ángeles fieles)
y en las que surgieron y surgirán (los espíritus bienaventurados) a lo largo
de milenios.
Y el amor, al ser espiritual, no puede ser gustado ni poseído por aquellos a
los que domina la carne. La carne acostumbra llamar “amor” al apetito
concupiscible hacia otra o muchas otras carnes. Mas eso no es amor: eso es
libídine, lujuria, concupiscencia de la carne.
El amor lo tuvieron perfecto, dentro de lo que cabe en una criatura y en la
medida de sus méritos y de su santidad, el Hijo del hombre, María su
Madre y el Justo José. Tres grados diferentes de perfección que
resplandecen a distancia de otras perfecciones de justos, desde Juan, el
apóstol virgen de Jesús, a los justos de todos los tiempos, es decir; aquellos
que caminaron según el espíritu divinizado por la caridad que es también
Dios en el hombre.
Estos tales, los separados, los segregados, consagrados a Dios, poseen y
gustan el amor. Los otros: los cristianos según la letra y no según el espíritu,
poseen y gustan la concupiscencia de la carne que no es amor sino apetito
de placer carnal. Entre los primeros y los segundo media un abismo. Entre
los primeros y los segundos está la imposibilidad de alianzas y la
incomprensión en todo. Un puente se halla tendido sobre el abismo, un
puente en sentido ascendente: el nombre de Dios.
Los primeros, con su amor compasivo hacia sus pobres hermanos, lanzan
llamas desde el extremo más alto del puente y les tienden la mano a sus
pobres hermanos para ayudarles a salvar el abismo y ponerles en la vía del
espíritu, haciendo valer para ellos la seducción de ese Nombre que
despierta percepciones de gozos inenarrables. Mas los segundos, o no
atienden a la invitación, otras haber subido un poco, agobiados por el peso
193
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
de la carne, seducidos por los frutos de ésta que se hallan en la parte baja
del puente que enlaza la Tierra con el cielo, se precipitan de nuevo sobre
las palpables, materiales y carnales frutos de la carne y se pacientan de
ellos, dejando de apetecer los misteriosos y espirituales frutos del Cielo,
insípidos a su gusto carnal y pervertido que lleva la corrupción a su
espíritu, por cuanto “la prudencia de la carne es muerte”.1
Ahora bien, los segundos, que creen poder servir a Dios y a Mamón,
balanceando y contrabalanceándose con prácticas y ritos religiosos
literales, con actos propios de la carne, y tomando la Misericordia divina
por abobada bondad de la que es lícito reírse cuando la vida es bella, buena
la salud, los negocios y riquezas cosas floridas, limitándose a un
arrepentimiento en el último extremo para evitar el infierno,
arrepentimiento que Dios, escarnecido durante toda la vida, no siempre
concede poder llevar a cabo, se tienen por “sabios” porque saben gozar y
rezar, ¡Oh!, fangosas oraciones que producen náuseas al Purísimo. Esta es
la “prudencia de la carne”, que no paz, vida, ni terreno y moneda de futura
y eterna paz y vida celestial.
Mas estos tales son los amigos-Judas de Dios. Los que, al igual del Traidor,
fingen obsequiar a Dios y al prójimo, presentes ambos en el Dios-Hombre
Jesús; y le llama “Amigo” –a Él, presente siempre en sus verdaderos hijos,
en aquellos que viven según el espíritu y se nutren con alimento espiritual
del que únicamente gustan- y después traicionan a Dios y Le son enemigos
al desobedecer su Ley de amor y el Decálogo en su totalidad, poniendo
obstáculos a su querer y oprimiendo y crucificando a sus siervos, a sus
voces y a sus instrumentos.
Ahora bien, el final de Judas no fue sólo muerte de la carne sino muerte
también del espíritu. Él era ya un “muerto”, un “despojo” de Satanás al
tiempo en que aún estaba comiendo el cordero con el Cordero y el Pan de
Vida bajaba a él.2 Y fue justo más bien entonces que, por su hipocresía,
entra Satanás en él como supremo y eterno señor. Porque Dios es Verdad
y no puede estar donde se hallan la mentira, la hipocresía y el falso
testimonio contra un inocente. Todo eso era Judas. El Pan de Vida no pudo
1
Romanos 8, 6
2
Juan 13, 27
194
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
3
Es el nombre, no bíblico sino tradicional, del buen ladrón 23, 39-43
195
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
19 enero 1950
A los Romanos c. 8, v. 6-7-8.
“La perfección es amor. El amor es armonía. La armonía es orden.
No se da armonía donde se altera el orden. No se da amor donde se altera
la armonía. No se da perfección donde falta el amor.
Así es en todas las cosas y en todas las obras, lo mismo en las humanas como
en las sobrehumanas.
No cabe música verdaderamente armónica si el músico o los ejecutantes
faltan a la exacta aplicación de las normas musicales de tiempo y de tono.
En lugar de una música armoniosa, de una armonía, resultará un ruido
discordante que pondrá en fuga a los oyentes.
Imposible resultará la armonía moral entre los componente de una familia,
de una sociedad, de una nación, de un conjunto de naciones, si entre ellos
llega a faltar el amor. El desamor, es decir, el desorden en las relaciones
recíprocas, lleva a la ruptura y a la ruina de la familia, de una sociedad al
fin, a la ruina de la nación y a la guerra entre las naciones.
No cabe perfección de costumbres, de leyes ni de vidas, si viene a faltar el
amor, esto es, y una vez más, la armonía y el orden que son la base de todo
cuanto es bueno.
Por esto la Perfección infinita y eterna .que es Amor, que es Orden, que es
Armonía súper perfecta hasta el punto de ser Una y Trina sin que ello
conduzca a la anulación o confusión de una Persona o de las Personas, que
continúan tan distintas aun estando tan armónicamente unidas por el amor
hasta ser una Unidad perfecta y que tal perfección se repite de forma
distinta, pero con orden idéntico, en el Verbo hecho Carne, en el que se
unieron la Divinidad y la Humanidad sin confundirse ni aventajarse,
quedando cada una de las dos cualidades en lo que eran, sin separación del
hijo con el Padre y sin abusivo privilegio de la Humanidad de Cristo por
ser Él Dios- por esto, decía, la Perfección infinita y eterna creó
armónicamente todas las cosas y todas las criaturas y puede decirse que
todo el Universo en una sublime armonía que dura desde que es, por cuanto
se atiene a las leyes sempiternas que regulan el curso de los astros y
196
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
197
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
198
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
1
Mateo 11, 12; Lucas 16,16
2
1° Pedro 5, 8
199
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
26 – I – 50
A los Romanos c. 8, v. 6-8
“Nadie escapa a esta dolorosa consecuencia del desorden de un ángel y de
los Primeros Padres. Ni siquiera el Hijo del Hombre, el Verbo santísimo
del Padre que, sin haber cometido pecado, supo no obstante del asalto del
Tentador;1 y que, en el tiempo que fue “el Hombre” Aquel que, como
carnero expiatorio, cargó con los pecados de todos los hombres, fue echado
a morir fuera de la Ciudad Santa2 en el mayor de los desiertos –el del
abandono, no sólo de su pueblo, sino también de los amigos y hasta de su
mismo Padre- y, a pesar de ser Dios y, por tanto, Eterno, Purísimo y exento
de las consecuencias de la Culpa, experimentó en propia carne el dolor y la
muerte.
Ni aún María, la Sin Mancha por privilegio divino y por voluntad y
fidelidad heroicas, escapó a la ley del dolor, consecuencia del pecado. Y si
bien no murió materialmente sino que traspuso adorando, separándose su
espíritu de la carne con el ímpetu de la contemplación –para abrir camino
a Aquella que debía conocer la putrefacción de la carne al no haber
conocido la todavía más totalmente irreparable podredumbre de la Culpa
y de los pecados, sino que debía, con la carne glorificada unida de nuevo a
su alma purísima entrar cual Reina en el Cielo- con todo, conoció el dolor
y gustó la muerte del corazón al ver expirar sobre una cruz a su Dios, el
Hijo de sus entrañas.
Ninguno pues de los nacidos de mujer se encuentra libre de las
consecuencias de la Culpa que violó para siempre el orden establecido por
Dios, perturbó la armonía de las criaturas con su Creador, contaminó el
amor santo del todo en un principio, con falsos amores, esto es, con el
hervor de las pasiones carnales fácilmente desordenadas e idóneas para
arrastrar a la imperfección y a la muerte espiritual al alma humana creada
con predestinación a la gloria.
¿Son irreparables estas consecuencias? ¿Representan para los hijos de
Adán un obstáculo para el Cielo? No. Si la impronta dejada por la Culpa
1
Mateo 4, 1-11; Marcos 1, 12-13; Lucas 4, 1-13
2
Levítico 16; Hebreos 13, 12
200
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
3
Lucas 2, 13-14
201
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
4
“Autobiografía”, primera edición, pag 155.
5
Mateo 5, 27-28
202
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
6
Juan 17, 11-21
203
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
29 – 1 – 1950
A los Romanos c. 8°
“Se dirige el Apóstol a los hijos de Dios. El Amor se dirige asimismo a ellos,
ese mismo Amor que inspiró a Pablo y que inspira, amaestra y santifica a
aquellos que aman a Dios. También en estos aparece congénita en su carne
“la ley del pecado” desde que quiso probar la fruta prohibida.
Ninguno de los siervos de Dios dejó de probar este yugo, esta cadena, este
“aguijón” de que habla el mismo Pablo quien, por más que fuera
arrebatado hasta el tercer Cielo y oyera palabras ocultas, no por eso dejó
de sufrir los asaltos “de un ángel de Satanás”, instigador cruel, envidioso
de la santidad del Apóstol, y los estímulos de la carne.1
Y el inspirado Apóstol que tuvo entrada a los misterios de Dios sin que le
fuera posible repetir aquellas “secretas palabras” que se revelaron, no
profiere lamento alguno por estos asaltos y estímulos, no se queja del Señor
por haberlos permitido sino que, “teniendo en sí el espíritu de Cristo,
comprende la razón sobrenatural de amor y de justicia que permitió tales
asaltos y estímulos a seguido de “la grandeza de las revelaciones”, acepta
la respuesta de Dios y proclama: “Así pues, me gloriaré de mis
enfermedades a fin de que habite en mí el poder de Cristo”.
He aquí cómo el hombre, en el que hay naturaleza carnal y naturaleza
espiritual, ley carnal y ley espiritual, puede vivir según el espíritu, teniendo
en sí el poder de Cristo. La Gracia y la buena voluntad contribuyen a tener
en orden las partes carnales y espirituales, contrapuestas entre sí. Mas lo
que afirma, confirma y fija en la ley del espíritu, en la vida del espíritu, es
la inhabitación de Cristo en el hombre, esto es, la vida en Cristo Vida. En
Cristo, mística vid, que alimenta a los sarmientos. En Cristo, Cabeza del
Cuerpo místico, cuya composición se produce por la unión de todos los
católicos vivos por la Gracia divinamente dada, por la buena voluntad
heroicamente practicada por la unión, o mejor, por la fusión en Cristo,
obrando en cada momento y acción en Él, como Él y para Él.
La doctrina toda de Jesús y la de Pablo vienen a coincidir en esta lección.
1
2° Corintios 12, 1-10
204
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
2
Juan 15, 1-8
3
Juan 14, 12-14 y 26
4
Lucas 12, 48
5
Mateo 6, 24; Lucas 16, 13
205
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
6
1° Corintios 12, 12-27
7
Romanos 8, 14-27
206
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
8
Mateo 18, 22
9
1° Pedro 2, 4-5
10
2° Pedro 1, 4
11
1° Juan 1, 6-7
207
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
12
1° Juan 2, 1
13
1° Juan 2, 6
14
1° Juan 3, 9
15
1° Juan 5, 12
16
1° Juan 5, 20
208
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
8 – 2 – 50
A los Romanos c. 8°, v. 12-16.
“¿A quién debe estar reconocido y obligado, en justa correspondencia por
los favores y dones recibidos, el que fue beneficiado? A aquel que le
benefició.
¿A quién ha de estar, por tanto, reconocido el hombre? ¿A la carne que se
dejó corromper por la seducción del fruto prohibido, por el que el hombre,
de dios que era por la gracia recibida del Creador, se redujo a simple
hombre destinado al dolor, a la fatiga, a la muerte y al destierro del Cielo,
o más bien al espíritu que, renacido a la gracia, regenerado en la misma
por los méritos de Cristo y, redivinizado, proporcionará también a la carne
la posibilidad de gozar del Cielo?
Verdaderamente el hombre, más que reconocimiento, debe obediencia al
espíritu que lo conduce al gozo eterno. Y el espíritu, a su vez, que es movido
por el Espíritu Santo, debe obediencia y reconocimiento a Dios.
Si bien todos los hombres son criaturas de Dios, aquellos tan sólo que viven
la vida del espíritu son “hijos de Dios”. Los otros, aquellos que tan sólo
obedecen a los instintos y estímulos de la carne como esclavos de los
mismos, son únicamente hijos de la carne, esto es, criaturas animales en
nada diferentes de las especies animales que viven sobre la Tierra, en las
aguas y en el aire, creadas por Dios en el sexto día (Génesis c. 1, v. 20-25)
Mas, mientras todas las criaturas animales saben complacer a su Creador
obedeciendo cada una a la función para la que fue creada sin violar su
respectiva ley natural, tanto en el procrear como en el servir al hombre y a
la naturaleza toda, el hombre que viola el orden en sí mismo al violar la ley
divina y yendo, por ello, contra Dios y arrebatándole el gozo de dar al
hombre aquello para lo que le creó, - así como privándose a sí mismo del
premio eterno que es el fin para el que fue creado – desagrada grandemente
a Dios que lo aparta de Sí y de su reino por ser un homicida que va contra
su propia naturaleza.
No os parezca esto un error: El pecador que vive y muere en pecado es un
homicida de sí mismo en sus dos naturalezas que se hallan tan íntimamente
209
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
210
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
pueden llamarle “Padre” – hablo de los hombres a los que Cristo y la vida
en Cristo les devolvió la Gracias y se la mantiene viva – a Aquel a quien el
mismo pueblo elegido no osaba llamarle directamente con su Nombre
Santísimo y le llamaba temblando: “El que es – Jehová”.2
Mas el hombre en el que vive Cristo-Gracia puede llamar “Padre” al
Eterno del que es Hijo el Verbo Encarnado. Porque es Cristo el que todavía
llama desde el interior del hombre al Padre Creador de todos los hombres.
Y porque Cristo es Verdad, ese su llamar “Padre” desde el interior del
hombre y con el hombre, hace que Dios venga a ser el testimonio seguro de
que todos aquellos que viven y obran por el espíritu y movidos por el
Espíritu Santo que habita en ellos sean verdaderamente “hijos de Dios”.”
*****
2
Éxodo 3, 14
211
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
20 – 2 – 50
A los Romanos c. VIII, v. 17-19
“Es propio de todo hijo tener semejanza con su padre. Quedó ya explicado1
en qué estriba la semejanza y similitud del hombre, hijo adoptivo de Dios,
con su Padre celestial. Y quedó también dicho con qué medios y conforme
a qué ejemplar puede el hombre ir alcanzando más y más su semejanza con
la eterna Perfección. Y quedó, en fin, sentado, como verdad firme, que
aquellos que viven según el espíritu pueden llamar a Dios:”Padre”, y
llamarle con la voz para Él más grata: la de Jesús que inhabita con su
espíritu en los hijos de Dios.
Mas un padre no da sólo amor y semejanza a sus hijos. Les da también sus
riquezas y su herencia.
La Primera Persona de la Trinidad Santísima, lo mismo que da al Hijo,
consustancial al Padre, el Reino y la posesión de todo cuanto hay en el Cielo
y en la Tierra, da también a los hijos de adopción y hermanos de Jesús en
la carne, la coparticipación en el Reino y en los dominios del Hijo. Les dio
ya a los hombres la coparticipación en la vida divina mediante la Gracia.
Les dio asimismo la coparticipación en los tesoros de Cristo mediante la
vida en el Cuerpo místico. Y, más allá de la existencia terrena, quiere darles
la coparticipación en los bienes celestiales y en la herencia de Cristo.
Estos son los dones y el deseo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, de
los Tres que, al igual que son una misma cosa, tienen también un mismo
pensamiento, una misma voluntad y un mismo amor.¿Cuál debe ser el
deseo de los hijos de adopción para corresponder al de Dios? El mismo:
coparticipación en la vida divina mediante la fidelidad a la Gracia, la unión
con el Cuerpo místico y una vida vivida de modo que se alcance el fin último
que es la coparticipación y herencia en común de los bienes celestiales.
Y, puesto que, como ya se ha visto,2 no se da victoria sin lucha ni vestido
ornamentado y pala de gloria sin dolor y sin cruz, - medios por los que
Cristo fue exaltado por su Padre después de la suprema humillación y
1
En las lecciones precedentes y también en las del 2 y 12 de febrero de 1948 y 21/28 de mayo del mismo año.
2
En la lección del 7-11 de junio de 1948
212
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
213
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Todas las cosas serán entonces restauradas conforme las había Dios
concebido antes de crearlas. Y, lanzados el diablo y sus servidores al
estanque eterno3 sin libertad ya de salir ni de actuar por los siglos de los
siglos y, desaparecidos de la creación la muerte y el dolor junto con el
Príncipe del mal – por el que entraron en el mundo, al par de la culpa, el
dolor y la muerte – las cosas de antes cesarán. Sí, cesarán las cosas que
fueron bellas, buenas, sin lutos ni miserias, sin crueldades ni engaños, sin
malicia ni corrupción, pero a las que Satanás y la flaqueza del Hombre y
de los hombres malearon trocándolas nocivas, dolorosas, crueles,
engañosas y corruptas.
Y, con la Jerusalén eterna,4 se dará inicio al nuevo mundo, ese mundo
nuevo eterno al que ya no tendrá accesos posible Satanás, en el que el dolor
no podrá torturar, la malicia confundir ni la violencia dañar y causar la
muerte.
Será la gran revelación de los hijos del pueblo eterno de Dios, esa revelación
cuya magnificencia sólo Dios, que todo lo conoce y ve desde la eternidad,
conoce y ve en su Pensamiento con el ojo del Verbo, a través del cual todos
los hijos de Dios tendrán igualmente la perfecta revelación de Dios al que
verán y conocerán sin limitación alguna”.
*****
3
Apocalipsis 19, 20; 20, 10 y 14-15; 21, 8
4
Apocalipsis 21-22
214
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
3 marzo 1950
A los Romanos c. 8, v. 20-21
““La creación estuvo sujeta a la vanidad”, dice Pablo.
Ya expliqué1 cómo fue la desmesurada vanidad de pretender ser como Dios
que fue causa de la Culpa y de sus consecuencias. Toda la creación, por
culpa de la loca vanidad del hombre, obra maestra de la Creación, quedó
afeada por el Pecado y por los pecados contra Dios y contra el prójimo. El
más afectado de toda la creación, más que las otras criaturas inferiores, fue
el hombre, la criatura superior, por ser la única criatura de naturaleza
racional, libre, inteligente, capaz de desarrollo, en el sentido humano de la
palabra, no sólo físico sino también intelectual, y capaz asimismo de
desarrollo espiritual por ser él, el hombre, según la acertada sentencia del
gran teólogo:2 un infinito en potencia y una capacidad que sólo Dios puede
colmar.
Ciertamente es así. Y lo es desde que existe el hombre. Y si bien la Culpa
redujo grandemente tal capacidad, con todo no pudo privar al hombre de
estas dos cualidades de las que Dios le había dotado al crearlo.
En la propia pareja primigenia, una vez que la muerte de Abel3 dispara los
humos locos del orgullo que hasta aquel momento habían tenido al hombre
bajo la sugestión del Rebelde eterno, volvió a despertar de nuevo esta
capacidad aletargada a resultas del golpe recibido del pecado y del castigo.
Y el hombre, alzando otra vez su mirada al Cielo que perdiera, buscando
a Aquel que tan justamente le había echado, comprendió nuevamente que
sólo Dios podía consolar su dolor, colmar su deseo de amor, levantar sus
fuerzas morales con las esperanzas eternas y con la promesa depositada en
Adán a la vez de la condena:4 de que su seductor habría de ser vencido y
de que la liberación de su ruin penuria, esto es, la restitución de su estado
de Gracia y, por ende, de la herencia del Reino de los Cielos, se habría de
1
En las lecciones sobre el pecado original.
2
San Agustín, en su libro de “Las confesiones”, Libro I, cap. I, n° 1 , expresa un pensamiento equivalente:
“Fecisti nos ad te et inquietum est cor nostrum donec requiescat in te” (Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro
corazón está inquieto hasta que descanse en Ti)
3
Génesis 4, 1-16
4
Génesis 3, 14-19
215
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
5
Génesis 3, 15
6
Isaías 7, 14; Mateo 1, 22-23
216
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
7
Salmo 8, 6; Hebreos 2, 5-9
8
Génesis 3, 15
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
14 marzo 1950
A los Romanos c. 8°, v. 22-25
“El mundo está poblado, o mejor, estuvo poblado, desde el principio, de
criaturas irracionales y racionales. Poblado, no porque hubiese muchas de
cada especies sino porque eran muchas las especies de criaturas
irracionales y, sobre ellas, como reina, la pareja de las dos criaturas
dotadas de razón y de alma espiritual e inmortal, bien distinta de la que es
llamada “alma viviente” en el capítulo 1° del Génesis, versículo 30, que otra
cosa no era sino la respiración a la que alude el Libro cuando escribe de
ellas que “tenían el alma en las narices”.1 Y todas las cosas hechas eran
“buenas” 2 a juicio del mismo Dios Creador que es Bondad absoluta y
perfecta.
Eran “muy buenas”. ¿Con qué bondad? ¿Sólo con la de servir al hombre
de ayuda para el cultivo del Edén, con la de servirle de alimento o de
placer? Es decir, ¿con una bondad pasiva, por creerse obligadas a hacer
aquello, o con una bondad servir hacia el hombre, criatura distinta de todas
las demás por su posición erecta, por su andar majestuoso, belleza de su
rostro, poderío de sus actos y de su voz, por ese dominio propio del ser
racional que se manifiesta n la seguridad de la voluntad, en el mandad
decidido, en la capacidad de premiar o de castigar con justicia; todas esas
cosas, en fin, que infunden a los seres inferiores una natural sujeción?
No. Eran “muy buenas” porque carecían aún de ferocidad, de maldad y de
astucia; y así el león estaba con la ovejita, el lobo con el cordero, el leopardo
con el cabrito y las crías del oso estaban con las de la yegua; todo lo cual se
trasluce del versículo 19 del capítulo II del génesis, cuando se dice que adán
se entretuvo familiarmente con todos los animales de la tierra y del aire,
dando a todos ellos su nombre, sin ser acometido por los feroces y sin
infundir temor a ninguno de ellos, porque eran buenos y apreciaban
instintivamente que el hombre, “bueno” él también, no les habría de
castigar sin motivo; y así será también cuando, como predice Isaías, “la
1
Isaías 2, 22
2
Génesis 1, 31
219
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
3
Juan 1,13
4
Isaías 43, 1-3 y 7; 63,8
220
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
No hay que pararse a decir ni pensar que en el Cielo, por más que haya
diversidad de moradas, esto es, diferentes grados de gloria, haya de ser
mayor o menor el premio de los bienaventurados. No. La gloria a la que
vuestro Padre celestial os predestinó, la constituye el vivir en su
Tabernáculo. La bienaventuranza del Cielo está en ver a Dios cara acara.
Y esta visión la tendrán todos los bienaventurados por igual. El grado será
distinto, por cuanto a todos les fue dado el don de Cristo en idéntica
medida, si bien a todos en la medida suficiente a conseguir el grado que la
Sabiduría eterna sabe, desde siempre, ha de ser alcanzable por cada uno.
Mas el premio será igual, ya se trate de un siervo que ara la tierra como de
poderoso rey, de un doctor de la Iglesia como de un indocto que apenas
sabe recitar, y no siempre bien, las oraciones más sencillas y comunes, no
teniendo otro conocimiento que el de las verdades esenciales de la religión;
si viven según la justicia y ésta en la medida correspondiente a la llamada
divina y a la divina donación proporcionada a su particular misión en el
mundo y hacen uso con igual veneración y respeto de los tesoros que Dios
les entregó, haciéndoles fructificar, estos tales encontrarán su tesoro en el
Cielo.5
No todos apóstoles, no todos profetas, no todos evangelistas ni sacerdotes y
santos del Cielo. No todos eremitas, no todos penitentes, no todos mártires
por la fe entre los bienaventurados. No todos vírgenes, no todos padres, no
todos niños entre “los 144,000, la muchedumbre que nadie podía contar, de
toda nación, tribu, pueblo y linaje! De que habla Juan.6 El Cuerpo místico
se halla formado por miembros de toda clase. Pero todos, aun los más
humildes, suspiran y sufren en la Iglesia militante para engendrar en sí a
Cristo y llegar “por la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios,
al hombre perfecto y a la medida de la edad plena de Cristo”, 7 esa
perfección semejante ala del Padre, que es la que Jesús propuso a los
hombres como medida perfecta de los hijos de Dios.
Este formar y engendrar para dar a la luz del Cielo un “hijo de Dios” es
labor dolorosa. Por eso se dice que el pueblo de los salvados que entonan
5
Mateo 2, 20; Lucas 12, 33
6
Apocalipsis 7, 4-9
7
Efesios 4, 13
221
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
8
Apocalipsis 7, 14
9
Romanos 8, 22
10
Santo Tomás (en su Suma Teológica, parte tercera, cuestión 62, art. 6, respuesta a la tercera objeción) expresa
el concepto de gracia como raíz o causa de la gloria. Mas ya San Agustín (en su sermón 169, num. 13) expone
la necesidad de la cooperación del hombre a la obra de la gracia con su célebre frase “Qui fecit te sine te, non
te justificat sine te” (El que te creó sin ti, no te salva sin ti) MIGNE, Patrología Latina, Vol. 38, col. 923.
222
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
11
Romanos 8, 17
12
Juan 16, 21
13
Lucas 21, 19
223
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
29 marzo 1950
A los Romanos c. 8, v. 26-27
“El Divinísimo Espíritu dispone de múltiples medios con que asistir a
vuestra debilidad.
Al darse a vosotros con la inmensidad de su luz y de su poder, os penetra e
ilumina hasta los senos más profundos de vuestro espíritu fecundándolo
todo, haciendo que medren en vosotros la Gracia y las demás virtudes y
haciendo que conozcáis al Padre, al Hijo y a su recíproco Amor, o sea, a Él
mismo, cual libro alguno ni palabra de sabiduría humana pueden alcanzar
a hacerlo.
Porque, en la inmensidad de su Sabiduría, Dios es siempre luminoso y
simple, su enseñanza es toque divino que enciende luces aptas para
alumbrar los misterios, es caricia que despierta el amor en vosotros, es beso
que os hace gustar el sabor de Dios, de ese Dios Padre que os nutre, como
con leche, con su amor providente, de ese Dios Hijo que os apacienta con s
Carne y con su Sangre, de ese Dios Espíritu Santo que os sustenta con la
miel de su Sabiduría para así haceros desear a Dios del modo que las abejas
desean el néctar de las flores.
Y ¿qué flor más espléndida, suavísima y purísima que Dios? Y ¿qué cosa
más atrayente puede darse que una flor perfumada, bella de colores,
cargada de jugos salutíferos, que atrae hasta a los más sencillo e indoctos,
a los niños, a los ancianos carentes ya de ilusiones humanas e, incluso, a los
enfermos clavados en su cruz, porque atrae sin fatigar, alegra y es un
testimonio de la existencia de Dios y de su providencia que cuida hasta la
hierbita del campo?
Así simplícimamante, humanamente divino Silencio, aunque,
espiritualmente, el Espíritu, con su voz incansable resonando en el silencio
expectante del alma, os instruye, os amaestra, os aconseja, os guía y, a cada
efusión suya secundada por vosotros, os comunica un conocimiento cada
vez más amplio de Dios, generador, a su vez, de un grado cada vez más
elevado de amor a Dios, una persuasión cada vez más firme de que los actos
realizados por amor a Dios y, por tanto, en su caridad, se realizan con la
ayuda y en unión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo y, por
224
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
225
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
hipócritas que se gozan en ser vistos de los hombres, sino, antes bien, entrad
en casa y encerraos allí”1 – entonces es cuando os transformaréis de
hombres en hijos de Dios. Imitad, por tanto, al Padre que opera en el
misterio de su Cielo; imitad al Hijo que no apeteció las aclamaciones por
más que pudiera hacerlo sin contravenir los designios de su Padre, sino la
vida oculta de Nazaret, huyendo más tarde, después de cada milagro
grandioso que había de obrar en presencia de las turbas para confirmar su
verdadera naturaleza de Verbo del Padre y de Mesías, retirándose a las
montañas,2 alejándose con la barca sobre el lago,3 o al huerto de los Olivos4
o a las regiones de Tiro y de Sidón,5 o a las cercanías de Magdala y también
a los confines de Samaria:6 imitad7 al espíritu Santo, cuy acción
santificadora se desarrolla sin ruido ni agitación alguna en el interior del
espíritu humano.
Os transformáis y realizáis obras propias de hijos de Dios, aumentando a
la vez con ello vuestra identificación con Él y vuestra escalada a la
perfección. Más aún: vuestro yo, lo mismo el natural que el espiritual,
siempre imperfectos ambos a resultas de la Culpa original, se anula ésta es
la palabra exacta – para asumir el yo perfecto de Jesús.
Dice Pablo: “No vivo yo, es Cristo el que vive en mí”. Todo cristiano que
realice esta transformación terrena que es el medio por el que, después de
la muerte, se transformará en heredero eterno del Cielo, heredero en
posesión de su parte de herencia, puede decir con Pablo: “Yo no, es cristo
quien vive en mí”. Y sus acto serán, en verdad, actos efectuados conforme
al espíritu de Cristo, sus oraciones serán oraciones continuadoras de la
oración que incesantemente hizo Cristo mientras estuvo en la tierra, y sus
padecimientos serán ciertamente continuación y complemento de los
padecimientos sufridos por Cristo con la misma intención: la santificación
1
Mateo 6, 5-6
2
Marcos 6, 46; Juan 6, 15
3
Mateo 14, 13
4
Lucas 22, 39
5
Mateo 15, 21; Marcos 7, 24
6
Lucas 17, 11; Juan 4, 4
7
Gálatas 2, 20
226
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
227
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
25 – 4 – 50
A los Romanos c. 8°, v. 28-30
Para el que ama a Dios todas las cosas se cambian en bien, porque dios las
predispone todas para que sean medio de bien para sus santos. Incluso
aquellos que, por su naturaleza, les parece a los superficiales sean motivo
de dolor y peligro de mal, pudiendo, con lo que son, llevar al alma al
abatimiento, a la duda o a la rebeldía.
Mas no son las cosas en sí las que pueden llevar a estas consecuencias. Es
el carácter no acomodado a la ley moral, aun la natural, es el alma en
desacuerdo con la ley divina, es decir, sin una buena voluntad de servir a
Dios en cuanto el proponga, lo que puede hacer de las cosas predispuestas
por Dios para un fin de bondad, motivo, incluso, de caída en imperfecciones
y hasta en culpas más o menos graves. Y si esto sería se pensase lo contrario,
esto es, que Dios predispone las cosas a un fin que no es de bien, esto sería
tanto como decir que la predestinación a la gracia es también un mal
porque ocurre con frecuencia lo del talento de la parábola al que no se le
hizo fructificar,1 que, al holgazán que tan injustamente juzgó de su amo,
este le quita el talento para dárselo a otros que sean capaces de hacerlo
fructificar.
Porque, ¿acaso es Dios el que impide que los hombres, todos los hombres
predestinados a la gracia, hagan uso de este tesoro de manera justa y del
modo que les fue concedido poder hacerlos? No. Tanto es así que Él, aun a
aquellos que nada saben del Dios verdadero, les pone en el corazón una ley
natural y una conciencia por las que puedan vivir de suerte que
pertenezcan, si no al Cuerpo, cuando menos al alma de Cuerpo místico y
así poder gozar de los beneficios de la Gracia.
Dios sabe quiénes son, quiénes fueron y quiénes serán – y lo sabe desde
siempre – los que ha de dejar improductivos los misteriosos auxilios de dios
para que el hombre alcance su fin. Como sabe igualmente quiénes fueron,
son y serán los que, de forma más o menos completa, se transforman, se
transformaron o se transformarán a sí mismos en la semejanza o imagen
1
Mateo 25, 14-30
228
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
2
Mateo 25, 31-46: Marcos 9, 41
229
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
230
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
sin esperar al final de los siglos para gozar, con la carne también, del júbilo
perfecto de los que han de resucitar y ser glorificados después del último
Juicio”.
*****
231
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
18 – 5 – 50 Ascensión.
“No podéis vosotros quedar exentos de la corrupción de la carne ni subir
inmediatamente a la completa glorificación del alma y de la carne, como
sucedió con Jesús y con María. Estas dos son las únicas cosas en las que,
aun teniendo la misma condición de hijos fieles y amantes de Dios, os
diferenciáis del Unigénito que, por su naturaleza, es consustancial al Padre,
y del primogénito de entre todos los hombres por su naturaleza humana y
perfección de vida, y de su Madre, a la que la Revelación (Eclesiástico
XXV,5)1 y los doctores de la Iglesia llaman “Primogénita” que, por gracia
y santidad, se halla enseguida del Verbo hecho Carne, el cual, por ser Dios,
es la Gracia y la Santidad mismas, perfectísimas ellas e infinitas.
En todas las demás cosas, en nada os diferenciáis, porque Dios, por medio
de su Cristo que se inmoló para poderos dar los tesoros de la Gracia
mística, de la Comunión de los Santos de la que Él es la Cabeza santísima,
de la Vida eterna y dichosa, os hace partícipes y coherederos de las riquezas
sobrenaturales con las que recubrió a sus dos Dilectos: Jesús y María. No
os diferenciáis de ellos en la condición. Mas recapacitad: No os diferenciáis
en la condición y en el destino ultraterreno y sobrenatural; pero, ni aun en
el natural.
Como Jesús y María tuvieron sus pruebas, sus dolores, sus luchas, sus
ansias y sus incomprensiones, así también los tenéis, los debéis tener
vosotros si habéis de asemejaros a ellos.
Como Dios justificó a esos dos Elegidos de entre sus elegidos y los glorificó
a la vista de los hombres y de los ángeles, en particular a su Hijo, y del
modo más solemne, -pues los milagros realizados por Cristo durante los
tres años de su vida pública eran un aval dado por el Padre a los actos de
su Hijo y una respuesta a las acusaciones d los enemigos de Éste – en el
Jordán, 2 en el Tabor,3 sobre el Moria (San Juan c. XII, v. 27-28) y sobre el
Monte de los Olivos4 40 días después de la Pascua. Y por lo que hace a
1
Sirácida (Vulgata: Eclesiástico) 24, 5
2
Mateo 3, 13-17; Marcos 1, 9-11; Lucas 3, 21-22; Juan 1, 32-34
3
Es el monte sobre el que coloca la tradición la transfiguración de Jesús: Mateo 17, 1-8; Marcos 9, 2-8; Lucas
9, 28-36
4
Marcos 16, 19; Lucas 24, 51
232
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
María, con el desgarro y los ayes de las más santa y atormentada de todas
las madres, sobre el Calvario, en el Sepulcro, en el Cenáculo y también
sobre el Monte de los Olivos cuando, separado el espíritu purísimo de
María de su cuerpo virginal e inocente en el último de sus ardientes éxtasis
de amor, fue asunta por los ángeles al Cielo, 5 así también seréis justificados
vosotros por Dios y después glorificados si acertáis a vivir como hijos de
Dios.
Dios no condena las lágrimas ni la repugnancia del hombre al sufrimiento
y al dolor. Condena sólo el pecado, la impenitencia y el desesperar d su
misericordia. Sean Jesús y María vuestro ejemplo en eso. Queda justificada
en el primero su repugnancia a la muerte, ¡y semejante muerte!
Justificados asimismo en la segunda sus angustiados lamentos, mudos o
clamorosos, dirigidos al Padre de su Hijo y suyo, desde el comienzo de la
Pasión hasta la Resurrección.
Aborrecer la muerte, repugnar el dolor, llorar al sentirse abandonado y
ante el desgarramiento de un ser querido lamentándose por ello a Dios.
Éste no lo condena antes esas lágrimas y repugnancias son las monedas de
más valor para conquistar el Cielo si, al sufrirlas y derramarlas, no os
apartáis del amor de Dios y a la justicia.
Jesús, que las derramó, y en tanta abundancia, que las probó y apuró todo
dolor, tanto por el desgarro de su Madre como por el de su Cuerpo,
intercede por vosotros ante el Padre. Él sabe muy bien lo que es ser
Hombre, y os dice: “Haced como Yo hice. Llorad, estremeceos, gemid a la
vista de vuestra pasión y de vuestra cruz. Mas, al igual que Yo, haced la
Voluntad del Padre.6 Y Yo os justificaré de todo. Permaneced unidos a Mí
y con María, lo mismo que Yo con mi Padre y con mi Madre, y Nosotros
seremos vuestro sostén. Yo soy la Vida7 y Ella es Madre de la Vida y Madre
vuestra que os tomó por hijos8 en aquella hora en que, si no murió, fue por
voluntad y auxilio divinos, pues su tormento era mayor que el mío al verme
5
Los episodios aquí eludidos aparecen narrados en la obra monumental sobre la vida de Jesús, escrita por
María Valtorta.
6
Juan 4, 34; 5, 30: 6, 38
7
Juan 14, 6
8
Juan 19, 25-27
233
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
9
Romanos 8, 35-39
10
Ezequiel 9, 4; Apocalipsis 7, 3
11
El nombre de Miguel: Daniel 10, 13-21
234
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
1
Hechos 22, 3; Romanos 11, 1; Gálatas 1, 13-14; Filipenses 3, 4-6; 2° Corintios 11, 22
2
Hechos 9, 1-18; 22, 5-16; 26, 9-18
3
Mateo 16, 13-19; Juan 21, 15-17
235
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Era Pablo de Tarso de Cilicia,4 ciudadano romano por tanto ya que Cilicia
dependía de Roma; mas judío de tribu de Benjamín5 por su nacimiento y
por la Ley y así había muy pocos como él entre los prosélitos, entre los
habitantes de la Diáspora y aún entre los mismos fariseos de Palestina que
fuesen tan ardientes como Saulo en las prácticas mosaicas y farisaicas, con
un ardor rayando en el fanatismo y en la injusticia.
El apego a sus hermanos de sangre y de anterior fe permanecía pues aún
en él tras haber abrazado la nueva fe y haberse hecho apóstol de Cristo, el
más ardiente de sus apóstoles, es más, habiéndose traspasado a sí mismo al
tiempo nuevo tal como era, con toda su intransigencia y con todo su
fanatismo del tiempo pasado, cualidades congénitas de su naturaleza
humana.
Mas, al haberse realizado su paso por obra extraordinaria de Dios, -el
Verbo encarnado – su amor a los hermanos de un tiempo, al igual de toda
otra cosa, se había transformado, pasando de afecto terreno a caridad
sobrenatural. Y aun su propia intransigencia y su fanatismo, por más que
seguía teniéndolos, se habían transformado también. Y así Saulo, el
ardiente, el intransigente, el fariseo fanático, el lapidador de Esteban6 si no
con las piedras sí con las palabras, el perseguidor de los cristianos, vino a
transformarse en el Pablo ardiente, no de odio sino de amor, intransigente
con cuanto hiciese relación al honor de Dios y al bien de los demás, primero
consigo mismo y después con todos, desde Pedro, el Pontífice, hasta el
último fiel.
Y he aquí cómo el efecto terreno a sus hermanos de un tiempo se eleva, se
sublima y resulta en él martirio de caridad sobrenatural, porque querría
verlos también en el Reino, convertidos, arrepentidos, renovados por, para
y en Cristo, al que, cuando estaba entre ellos, habían rechazado y
perseguido hasta la muerte, pidiendo cayera su Sangre sobre ellos,7 no con
un fin santo de redención sino por odio y por escarnio.
4
Hechos 9, 11; 21, 39; 22, 3
5
Romanos 11, 1; Filipenses 3, 5
6
Hechos, del 7, 55 al 8, 4
7
Mateo 27, 25
236
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
8
Mateo 1, 1-17; Lucas 3, 23-38; Lucas 3, 23-38
9
Mateo 5, 44-46; Lucas 6, 27
10
Lucas 23, 34
237
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
238
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
16
Éxodo 20-23; Deuteronomio, del 5, 1 al 6, 13
17
Mateo 13, 55
18
Génesis 21, 8-21
239
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
19
Génesis 3, 14-15
20
Juan 6, 45-47
21
Apocalipsis 21, 1-8
240
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
241
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
nudo que los estrecha, el abrazo que los une, el fuego que los funde sin
producir confusión de Personas, la paz en la que incansablemente operan
y descansan juntos en el Amor, por el Amor y con el Amor que de Ellos
procede y que constituye el atributo mayor y la esencia misma de Dios.
Él, Dios, siendo Amor, no puede ser sino Justicia, porque sólo quien no ama
es injusto con sus semejantes o con sus hijos y hermanos. Por el contrario,
el que ama es siempre justo, pues, aun reconociendo que las acciones de
uno son injustas – porque, no reconocerlas por tales, si tales son, no sería
bondad sino estulticia – es justo asimismo al castigarlas no excediéndose en
la severidad ni en la indulgencia sino obrando con arreglo a la medida que
la culpa exige.
Dios ama. Ama como Padre a sus hijos, al igual que Jesús, Dios-Hombre,
ama a sus hermanos. De aquí que siempre sea justo, lo mismo al castigar
que al premiar. Y cuando de los labios de la Sabiduría encarnada salían
aquellos consejos evangélicos: “Haced cuanto y como Yo hago. Sed
perfectos como el Padre de los Cielos”,4 era a esta perfección de justicia
amorosa a la que el Verbo estimulaba: a la Justicia perfecta del Padre y del
Hijo hecho hombre. A esa justicia que no claudica por parte alguna, ni ante
presiones ni por dádivas, amistad o parentesco, antes, con espíritu
remontado sobre toda cosa material y terrena, juzga, absuelve o condena
conforme es debido.
Ser justos con el prójimo es más difícil que ser amantes de Dios, porque
Dios es bueno y es fácil amar al que es bueno. Dios es confortador y resulta
fácil amar a quien conforta y consuela. Dios es sostén y es cosa fácil amar
a quien nos sostiene. Dios es perdón y es fácil amar al que perdona. Mas el
prójimo es, a menudo, malo, injusto, dispuesto a causaros dolor y a
aumentárselo con sus incomprensiones, obstinaciones, burlas y asperezas,
fáciles en abandonaros si os encontráis oprimidos o en desgracia, cuando
no viene a hacerse cómplice del que ya os está oprimiendo para, a su vez,
oprimiros y adoloraros él aún más; duro en perdonar aun cuando se siente
injustamente ofendido o perjudicado al tiempo que vosotros sois inocentes;
4
Mateo 5, 48
242
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
5
Mateo 5, 44-45
6
Éxodo 33, 19
7
Génesis 3, 14-20
8
Génesis 1, 26-27
243
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
arena que forman el fondo de los mares, desde su venida redentora hasta
el fin de los siglos, esto da la medida exacta de la infinita misericordia y
compasión de Dios.
´l contemplaba ab aeterno a su verbo, y su Pensamiento eterno pensaba en
todas las cosas que por el Verbo habría de crear y, jubiloso, admiraba en
su pensamiento las innumerables bellezas y maravillas de la Creación que,
en el momento preciso, habrían de hacerse por el Verbo.9 Mas, al mismo
tiempo, el Padre de las luces veía mancillarse aquel poema creativo, todo
luz y bondad, con una mancha perturbadora y maléfica, origen de toda
culpa y desventura.
Como aquel que se detiene admirado a contemplar un lugar de delicias,
lleno todo él de balsámicas flores, de aguas cristalinas, de pájaros cantores,
y gime después horrorizado viendo salir de él una serpiente venenosa y
agresiva que rompe, muerde y destroza plantas y animales y contamina las
aguas y las flores, así el Padre del Verbo y del hombre, al contemplar ab
aeterno la futura creación en la que todo lo creado sería “bueno”,10 vio a la
serpiente atacar, corromper, contaminar todas las cosas y traeros el dolor;
vio al hombre caído, vio a Caín asesino de Abel,11 figura del otro Caín
(Israel) que habría de dar muerte al nuevo Abel: su Verbo.
Ante un acontecimiento como éste aún el mas santo d los hombres habría
llegado, si no a odiar, si al menos a sentir brotar dentro de él displicencia
hacia el ingrato, tan inútilmente beneficiado y disipador de los beneficios
recibidos.
Dios, no; Dios lo sabe todo. Y su misericordia y compasión no mueren ni
languidecen sino que, precisamente, este conocimiento eterno es el que las
hace surgir y así, ab aeterno decretan que, puesto que el Hombre y los
hombres han de ser pecadores y homicidas de su parte eterna y de los
hermanos, si de nuevo ha de hacérseles “vivientes”, “hijos” y
“coherederos”, es preciso sacrificar al Hijo.
9
Juan 1, 3; Colosenses 1, 16
10
Génesis 1, 1-31
11
Génesis 4, 1-16
244
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
12
Juan 11, 45-53
13
Éxodo del 7, 8 al 12, 34
14
Hebreos 7, 26
15
Lucas 22, 42
245
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
16
Mateo 27, 46; Marcos 15, 34
17
Mateo 26, 69-75; Marcos 14, 66-72; Lucas 22, 55-62; Juan 18, 25-27
246
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
22 – 6 – 50
A los Romanos c. IX, v. 19-24
Muchos al sentirse llamar a los caminos de la justicia, para no disgustar a
Dios responden con esta reconvención blasfema:
“¿De qué pues se lamenta? ¿No es Él quien nos hizo así? Bien podía
habernos creado intangibles a los asaltos del Mal o, al menos, no dejar que
el Mal nos asalte. Podía habernos hecho a todos buenos y santos. Por el
contrario, ¿dónde está su justa medida de bondad y de providente cuidado
con todos? Hay quien es rico, quien es miserable, quien está sano y quien
siempre se encuentra enfermo; hay quien se ve amado por sus parientes,
por su esposa, por sus hijos y amigos y quien se siente incomprendido,
frustrado, traicionado y desarmado por esos mismos; hay quien triunfa
siempre y quien, con tener todos los medios, incluso santos, a su favor, no
triunfa jamás. ¿Cómo es posible pretender que quien es víctima de la
sociedad, de la familia, de los infortunios o enfermedades, no se rebele
viendo que muchos otros, lejos de ser víctimas, triunfan? Y quien fue
creado con sangre bullente de ira o de lujuria, no puede acaso decir: “¿Por
qué me recreaste así? Es Él, es Dios el que así lo quiere y es inútil oponerse
a su Querer tanto en lo Bueno como en lo Malo. Es Él quien lo quiere”.
No. No es Él. No caigáis en las herejías de ciertas sectas, hoy ya oficialmente
desaparecidas, pero que, en realidad, aún perduran en los corazones con
sus doctrinas heréticas o en las de otras oficialmente activas que, con sus
doctrinas contrarias a la verdad, a la luz y a la sabiduría divinas – por estar
dichas sectas separadas del Cuerpo místico – llegan a la conclusión de que
el hombre no fue creado para el Cielo sino para ser un réprobo, ya que fue
creado de tal suerte que no puede menos de pecar.
Esto no es así. No lo creáis si os loticen. No admitáis tal pensamiento si
Satanás os lo insinúa en vuestra mente, pues extraña apostasía, ingratitud
y desesperación. Renegaríais e Dios, vendríais a desconocer su naturaleza,
su Paternidad, todos sus atributos; caerías en el pecado de desesperar de
salvaros y, cual hojas caídas, os dejaríais arrastra lejos d la meta verdadera:
el Cielo, y por caminos cuajados de tinieblas y de fango os precipitaríais en
el abismo, en ese abismo en el que fatalmente se precipitan todo aquellos
247
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
1
Mateo 27, 46; Marcos 15, 34
2
Mateo 2, 1; Lucas 2, 1-7
3
Filipenses 2, 5-11
4
Génesis 3; Romanos 5, 12-21
248
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
5
Mateo 27, 1-5
6
Es el nombre, no bíblico sino tradicional del buen ladrón: Lucas 23, 33-43
249
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
250
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
8
Juan 2, 19-22
251
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
16 – 7 – 50
1
Génesis, del 5, 21 al 6, 12
2
Génesis 12, 35
3
Éxodo 2, 20
4
Éxodo 29
5
Josué 1-24
252
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
6
Oseas 2, 4-25
7
Isaías 10, 21
253
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
24 – 7 – 50
254
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
3
Mateo 28, 19-20
4
Juan 4, 9-10
5
Hechos 10, 1-11 y 18
6
Juan 18, 36
7
Juan 6, 15
255
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
fuerte era, aun entre los mejores del viejo Israel y entre los santos de la
nueva Iglesia de Cristo, la prevención contra los Gentiles.
Mas Jesús, Redentor de todos los justos de voluntad y de espíritu, quiso, al
llamar a todos los hombres a su Reino, testimoniar y probar que todos los
hombres, en cuanto de Dios está, se hallan predestinados al Cielo, 8 siendo
Él, Padre amoroso y providente de todos los hombres.
Los Gentiles, es verdad, no buscaban la justicia, la verdadera Justicia; mas
no era porque la despreciaran sino porque no sabían dónde estuviera ni
había quién les mostrase en qué consistía. Pero, una vez conocida, la
abrazaron, y con un heroísmo de fe que asombró al mundo haciéndolo
cristiano.
En verdad que el fango del paganismo se lavó con ríos de sangre de
mártires que, en su mayor parte, eran Gentiles convertidos a Cristo, y el
humo de las hogueras, sobre las que ardían los héroes de Cristo,
purificaron al mundo, mientras que las osamentas de los confesores,
amasadas con sus cenizas y su sangre, pusieron los cimientos de la Iglesia
y sus mismos nombres atestiguan qué muchedumbres de mártires,
confesores de Cristo, dieron los Gentiles.
Como Jesús, al llamar a todos los hombres a su Reino, viene a atestiguar
cómo el Reino fue predestinado a todos los hombres habiéndoseles de dar
a cuantos lo merecieran con su virtud, del mismo modo los Gentiles, al
elegir con espontánea buena voluntad querer formar parte de este Reino
de Dios, primero en sí y después en el Cielo, dan testimonio de que
cualquier hombre puede pertenecer a él con tal de que lo quiera, no
habiéndose de tener en cuenta para nada su pasado.
Por el contrario Israel, que conocía ciertamente desde hacía siglos la
Justicia y la Sabiduría y que, sin más que quererlo, se hallaba en
disposición de completar, perfeccionar y acoger a la Sabiduría y Justicia
vivientes, - a Jesús, Sabiduría y Justicia9 divinas y encarnadas – no quiso
procurase este remate, esta perfección, antes, en vez de acoger a Aquel que
8
Romanos 11, 26; 1° Timoteo 1, 15; 2, 4
9
1° Corintios 1, 24
256
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
10
Mateo 26, 65; Juan 8, 48
11
Mateo 23, 3-4; Lucas 11, 46
12
Mateo 23, 13
257
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
258
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
18
Mateo 21, 9; Marcos 11, 9-10; Lucas 19, 38; Juan 12, 13
19
Isaías 11, 1
20
Isaías 7, 14; Mateo 1, 23
259
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
1 – 9 - 50
Cap. X, v. 1
“No puede argüirse, por esto, que no tenga también Dios misericordia y
justicia con Israel. Escucha: Desde siglos, después de haberle preparado
por espacio de tiempos y tiempos para recibir a Cristo reconociéndole por
tal; desde siglos está esperando que vuelva Israel a las sendas de la Verdad
y de la Vida para abrirle los brazos y el Reino.
Fue bueno Dios con su pueblo culpable, al igual que lo fue también el
Apóstol salido de ese pueblo,1 amando por él mientras perteneció al mismo
y se mostró acorde, hasta el fanatismo,2 con sus ideas y después lo
escarneció y odió como a un rengado de la Ley hebrea y como a un desertor
de la Sinagoga y de su raza.
Pablo fue bueno por ser un verdadero seguidor, siervo y apóstol de Cristo,3
del que asimiló todas sus enseñanzas y, en especial, la de la caridad, tan
opuesta a su temperamento fogoso y duro, pero que predicó y practicó
heroicamente, doblegándose y partiéndose a sí mismo y a su yo hasta hacer
de esta lucha entre su naturaleza y su voluntad un martirio íntimo e
incruento, aunque no menos doloroso, y así dice: “El voto de mi corazón y
la plegaria que hago es para que se salven, porque sé que tienen celo de
Dios, mas no según el conocimiento de la verdad, y, al ignorar la justicia de
Dios y procurar establecer la propia, no se han sometido a la justicia de
Dios”.
Pablo, por tanto, con su experiencia del pecado y de las causas que
originaban el pecado de los hebreos que no quisieron someterse a la justicia
de Dios, por haberlo cometido él mismo antes de ser fulminado en el camino
de Damasco,4 aplica nombres exactos, aunque abiertamente no lo dice, a
las pasiones nada buenas que hacían descaminar a Israel y reconocer que
ellas son las mismas que cerraron durante siglos a Adán el Edén y el
1
Romanos 11, 1
2
1° Timoteo 1, 13; Hebreos 8, 3; Gálatas 1, 13-14; 1° Corintios 15, 9: Filipenses 3, 6
3
Tito 1, 1
4
Hebreos 9, 1-19; 22, 1-16; 26, 9-18; Galatas 1, 11-24
260
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Paraíso, cerraron también el Paraíso a los hebreos. Ellos vienen a ser, una
vez más, los frutos concupiscentes nacidos del veneno esparcido por la
Serpiente para corromper a dos Inocentes.5 Son éstos la soberbia, la
desobediencia y la avaricia.
El que es, le había dicho a Moisés, su profeta: “Yo soy el Señor tu Dios. No
tendrás otros dioses porque Yo soy un Dios celoso”.6 A lo largo de siglos y
por medio de profetas llegados después, había invitado a su pueblo a
reconocer al Mesías en su realidad de Salvador y de Rey celestial, de
Rey de reyes y Señor de los señores, Verbo del Padre y Verdad eterna,
digno, por tanto, de ser adorado como Dios, venerado como Santo de los
santos, escuchado y obedecido en sus enseñanzas. Mas estas enseñanzas y
la misma humildad en el aspecto y en la condición de Cristo, chocaban con
el concepto que de Él se habían forjado los soberbios hebreos y, más que
nada, chocaban con sus costumbres morales.
Se sentían “dioses”, no por santidad de vida sino por fuerza de poder. Ellos
eran los Príncipes de los Sacerdotes, los Fariseos, Los Escribas, Los
Herodianos, Los Saduceos. Jesús era tan solo 2el carpintero de Nazaret”.7
Ellos daban lecciones en el Templo, o mejor, como dice Cristo en el v. 2 del
capítulo 23 de Mateo: “Se sentaban en la cátedra de Moisés” Jesús en
cambio, tuvo por cátedra durante 30 años el banco de carpintero de
Nazaret: José; y durante otros tres años, excepto breves apariciones en el
Templo durante las fiestas obligadas y raras lecciones en alguna sinagoga,
tuvo por cátedra, Templo y sinagoga los caminos, los bosques, las orillas de
los lagos y de los ríos, las plazas de los mercados, los patios de las casas
pobres, y, a lo más, alguna vez, los de las ricas moradas de Lázaro, 8 de
Juana9 y de algunos otros pocos amigos de elevado rango.
Para quienes todo lo cifraban en la exterioridad y en la opulencia, esta
humildad de origen, de carácter, de vestido, de lugares, de enseñanzas, eran
5
Génesis 3
6
Éxodo 20. 2-6
7
Mateo 13, 55; Marcos 6, 3
8
Juan 12, 1-11
9
Lucas 8, 3
261
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
otros tantos motivos, o más bien, otros tantos pretextos para no reconocer
en el hijo del carpintero de Nazaret al Hijo de Dios, al Mesías prometido.
Él enseñó la humildad, tanto con la palabra como con el ejemplo,10 escogió
de entre el pueblo humilde a sus apóstoles haciendo del más ignorante y
rudo de ellos, pero de buena voluntad, su Cabeza, su Piedra, su
continuador y su primer Pontífice.11 Uno tan solo de los doce se parecía en
ideas, gustos y carácter a los que se sentaban en la cátedra de Moisés, Y, de
entre ellos, fue el único que le traicionó.12
Tanto en el capítulo 18° de Mateo como en el 9° de Marcos y de Lucas y
también en el 10° de Marcos y de Lucas, Él, el Maestro de infinita
Sabiduría tenía dicho, presentando un niño a sus elegidos: “Si no os hacéis
humildes como este niño no entraréis en el Reino de los Cielos. El más
pequeño (humilde), ése es el más grande a los ojos de Dios que mantiene
escondidas las cosas excelsas a los sabios e inteligentes y las revela a los
pequeños por su humildad”.13
Antes aún que Jesús, Palabra divina de Dios encarnado, la Llena de Gracia
y del Espíritu Santo, hecha ya, incluso materialmente, “una sola cosa” con
Dios por hallarse encinta del Verbo divino, había cantado: “Dios dispersó
a los soberbios, volcó el trono de los poderosos y exaltó a los humildes”. 14
Y, en verdad era Dios mismo el que hablaba por los labios de María. Era,
en verdad, el Verbo eterno, pequeño embrión que se vestía de carne,
encerrado en su seno virginal, el que ponía esta verdad – que después,
hecho Hombre y adulto, habría de predicar tantas veces – en los labios de
su Madre, Asiento d la Sabiduría.
Y había indicado con estas lecciones cómo se puede ser sabios y maestros a
la vez que hijos del Reino, hijos de Dios y santos del Cielo.
Otras veces, como en el capítulo 22° de Mateo y en el 14° y 18° de Lucas,
había enseñado que todos los llamados quedan elegidos cuando, subidos en
10
Mateo 11, 29
11
Mateo 16, 13-19; Lucas 22, 31-32; Juan 21, 15-17
12
Mateo 10, 4; 26, 20-25; 7, 47-50; 27, 3-5;Marcos 3, 19; 14, 18-21 y 43-46; Lucas 6, 16; 22, 21-23 y 47-48;
Juan 6, 71; 13, 21-27; 18, 1-15
13
Mateo 11, 25; 18, 1-15; Marcos 9, 33-37; 10, 13-16; Lucas 9, 46-48; 10, 21; 18, 15-17
14
Lucas 1, 51-52
262
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
15
1° Juan 2, 16
16
Mateo 16, 13-20
17
En la lección del 24 de julio de 1950
18
Mateo 5, 20
263
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
propuestos por una justicia en nada conforme con sus gustos, tan amantes
de los honores y de las supremacías.
Y propuesta, ¿por quién? Por un aldeano Galileo. Bien es verdad que Éste
se profesaba Hijo de Dios y hacía obras19 y daban lecciones propias de Dios.
Mas ¿podía el soberbio Israel aceptar lo que venía de un hombre de
condición humilde –no obstante saber, por ser verdad ciertamente
histórica, cómo recibió Moisés, entre rayos y fulgores divinos las Ley del
Sinaí20 junto con las demás disposiciones, y cómo reveló Dios las cosas
futuras y mesiánicas a los Profetas- habiendo sustituido la Ley primera,
simple y perfecta, por un código de preceptos humanos que, mientras
descargaban de los pesos a los poderosos, oprimían a los pobres, al pueblo
llano, y si, en lugar del Mesías espiritual, como aparecía presentado en las
profecías, se había formado la idea de un Mesías humano, conquistador
para Israel de toda la Tierra? No podía.
Y, por ello, se sometió a la justicia de Dios que el mismo Dios, no ya entre
rayos y a uno sólo –Moisés- sino a todo el pueblo por boca de Jesús, su
Verbo, y con prolongada y clara enseñanza –había venido a inculcar a las
gentes para que todos los creyentes se hicieran justos y tuviesen la Vida
eterna y el Reino de Dios”.21
****
19
Lucas 24, 19-20; Juan 10, 37-38
20
Éxodo 19, 16-211; Deuteronomio 5, 1-22
21
Juan 20, 30-31
264
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
14 – 9 – 50
C. X, v. 5-21
“Cuando los mandamientos y enseñanzas aún no habían sido dados ni
repetidos sin descanso por Cristo, sino que habían sido entregados a uno
sólo; Moisés y por un número muy limitado de veces, Moisés, sintiéndose
ya próximo al fin de su tiempo mortal, para que el pueblo, a su muerte, no
llegara a desviarse saliendo del camino del Señor, reunió a su pueblo y
promulgó la Ley en presencia de los Ancianos y de las tribus, así como las
maldiciones y bendiciones, según se hiciesen las obras de acuerdo o en
desacuerdo con la Ley de Dios, terminando con las palabras a que Pablo
hace referencia.1
La justicia, en verdad, deriva del cumplimiento de la Ley y ni aún en los
tiempos anteriores a Cristo o en los de Cristo, cabía excusa para el que no
la practicaba, toda vez que los mandamientos fueron dados perfectamente
claros y promulgados a todo el pueblo por el mismo que los había recibido.
En diversas ocasiones Dios había dado órdenes a sus hijos. Desde Adán a
Moisés, en numerosas ocasiones, Dios había instruido sobre esto o aquello
a sus hijos. Pero nunca como en el Sinaí fueron tan completas las órdenes
e instrucciones y dadas, no para éste o aquel hijo de Dios sino para todo su
pueblo elegido. Y para que no se perdiesen aquellas leyes, fueron escritas
por el dedo de Dios sobre las tablas de piedra mejor aún que por la mano
de Moisés sobre las tablas del testimonio y conservadas en el Arca santa. 2
No podía, por tanto, aquellos israelitas aducir excusa alguna para no
practicar la Ley que ya no estaba encerrada en el Cielo o en la Mente
divina; ni era preciso ya, porque la creyeron celestial, que un hombre
elegido por Dios, fuera raptado con su espíritu al Cielo para conocer la
revelación, o que un espíritu del Cielo descendiese para comunicarles la
revelación.
La palabra de Dios, como dice Moisés, estaba desde el Sinaí ya “muy
cercana a los miembros del Pueblo de Israel”,3 en el Arca puesta en el
1
Deuteronomio 31-33
2
Éxodo 25, 16; Deuteronomio 10, 1-5
3
Éxodo 25, 22; 29, 45-46
265
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
4
Isaías 6, 9-10; Mateo 13, 14-15; Juan 12, 40
266
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
5
Juan 16, 5-15
6
1° Corintios 6, 15; 12, 12-27; Romanos 12, 4, 51; Gálatas 2, 19-20
7
Juan 14, 12
8
Romanos 10, 12
9
1° Corintios 12, 3-7
267
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
10
Mateo 5, 1-12; Lucas 6, 20-23
11
Tobías 12, 7
12
Cantar de los Cantares 1, 3
268
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
13
Apocalipsis 19, 7-9
14
1° Juan 3, 2
15
Lucas 16, 9
269
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
16
Mateo 27, 27-30; Marcos 15, 16-20; Juan 19, 2-3
17
Mateo 27, 39-44; Marcos 15, 29-32; Lucas 23, 35-37
18
Romanos 2, 11
19
Isaías 53. 1; Romanos 10, 16
270
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
20
Romanos 8, 38-39
21
1° Juan 2, 18-29; 2° Juan 7, 11
271
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
No sólo durante “todo el día” sino durante toda su vida entre los hombres
tuvo extendidas sus manos,22 abrió su corazón y derramó los tesoros de la
Palabra eterna al pueblo de Israel. Mas los grandes de Israel no quisieron
reconocer en aquel gesto, no quisieron entrar en aquel corazón ni recoger
aquellos tesoros.
Hasta sobre la Cruz aceptó – pues sólo una libre aceptación suya podía
hacer que fuese alzado de tal manera – estar con los brazos abiertos y
extendidos, como Sacerdote y Amante que se ofrecía e invitaba a su Pueblo;
y, aun muerto ya, quiso tener abierto el corazón,23 muda y postrer
enseñanza para toda la humanidad de la inmensa caridad de Dios y de la
puerta santa que acoge en el reino de la misericordia infinita a cuantos se
vuelven a Dios –Hombre con espíritu bueno.
Mas, al paso que los pueblos acogieron la invitación y la última enseñanza
de Cristo, Israel, incrédulo y rebelde, que no tenía excusa en su pertinaz
juicio sobre Cristo tras las pruebas por Él dadas – desde los milagros a la
doctrina, desde la resurrección a la ascensión – persistió en su voluntaria
obcecación, mereciendo la reprobación de Dios”.
*****
22
Isaías 65, 2; Romanos 10, 21
23
Juan 19, 31-37
272
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
1
Hechos 5, 34-42
273
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
2
Génesis 3; 1° Juan 2, 16
3
Éxodo 32, 9
4
1° Reyes (Vulgata: 3° Reyes) 19, 10 y 14
5
Mateo 23, 1-12
274
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
6
Mateo 5, 17
7
Mateo 19, 30; Lucas 13, 30
275
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
8
Mateo 27, 54; Marcos 15, 39
9
Juan 1, 4-5
10
Santiago 1, 1
11
Juan 15, 1-17
12
Mateo 1, 1-17; Lucas 3, 23-38
13
Génesis 3
276
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
277
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
2 – 11 – 1950
C. XI, v. 25-36
“Una de las señales de la última venida de Dios y del Juicio que seguirá al
fin del mundo es la conversión de Israel, que será la postrer conversión del
mundo a Dios.
¿Por qué ellos los últimos, cuando fueron los primeros en ser pueblo de
Dios? Por decreto eterno y por decreto humano.
Y no os parezca injusto el decreto eterno: Ellos que eran ya los primeros –
o mejor aún: los únicos – en el conocimiento de las verdades
sobrenaturales, debieron haber sido los primerísimos en el nuevo pueblo
de Dios: el pueblo de los cristianos; lo mismo que Adán y su mujer debieron
haber sido los primerísimos del pueblo celestial. Mas la falta de buena
voluntad hizo de los primeros los últimos. Y como se dice en la Escritura1
de Enoc y Elías que fueron arrebatados, en vida, por Dios fuera del mundo
y llevados a otro mundo mejor para retornar, en el momento oportuno, a
predicar penitencia y combatir al Anticristo cuando el mundo se halle
convertido en una Babilonia y en un Anticristo2 – y ello por su justicia
extraordinaria – otro tanto se dice en la Escritura: que Israel, a causa de
sus pecados, será reprobado por Dios y que, de primero, vendrá a ser el
último que entre en l Reino de Cristo.3
Adán es figura bien señalada de lo que significa caer en la reprobación de
Dios, pues él, no obstante haber expiado largamente su pecado sobre la
Tierra, hubo d aguardar, por cierto, siglos y milenios antes de volver a
entrar en el Paraíso, al menos terrenal, en donde Enoc y Elías gozaban ya
desde hacía siglos de la consoladora amistad de Dios.
Del mismo modo deberán pasar para el pueblo hebreo, aun no estando para
él inexorablemente cerrado el Reino de Dios por haberlo rechazado cuando
podía admitirlo, siglos y milenios antes de que Israel torne a la amistad con
1
Génesis 5, 21-24; 2° Reyes (Vulgata: 4° Reyes) 2, 11-12; Hebreos 11, 5
2
Apocalipsis 17-18
3
Isaías 27, 6-13
278
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Antes habrán de ser “pueblo de Dios”
los demás pueblos. Los últimos, ellos; los judíos. Los últimos, por más que
de Sión, como siempre, hayan de venir los que han de ser la salvación.
Sión está aquí para llamar a Israel e Israel está aquí para significar “pueblo
de los hijos de Dios”. De Israel vino Jesús. De Israel vinieron Enoc y Elías
y a Él volverán para preparar el retorno del Hijo de Dios: Cristo, a fin de
que, a su venida, la impiedad o la abominación de la desolación 4, de que
habla la palabra evangélica, no sea como un cenagal inmundo que alcance
a toda la Tierra y a todos los rincones de la misma, y para que todos, aun
aquellos que durante siglos fueron protervos, sean en su totalidad
predestinados a la Vida y la alcancen antes de que ya no exista el tiempo.
Todos, incluso Israel. Porque, si como dijo Aquel que es la Palabra
encarnada y Sabiduría del Padre, por los méritos de los elegidos serán
acortados los días de la desolación,5 otro tanto ha de creerse que no todo
Israel ha de ser reprobado y excluido, y esto debido a los méritos de sus
padres (patriarcas, profetas y justos del pueblo hebreo). Por la justicia de
estos, Dios usará de misericordia y no cancelará la elección de los hebreos
a ser su pueblo por no separar a los padres de los hijos y porque Dios no es
voluble en sus designios.6
Si está lleno de misericordia para los paganos e idólatras y hasta para los
pecadores que se arrepienten, en modo alguno podrá de ser Padre de
misericordia7 para aquellos que eran su pueblo y que por un celo que ya no
resultó justo al no guardar medida ni ser ordenado – un celo que quería
ser y se tenía por más perfecto que el mismo decreto, querer y designio de
Dios – no supieron creer, aceptar y acoger a Cristo tal como Diosa Padre le
había mandado.
También para los hebreos murió Cristo. Y más aún; en sus plegarias
postreras desde la Cruz encomendó al Padre a los hebreos más que a
4
Daniel 9, 27; 11, 31; 12, 11; Mateo 24, 15; Marcos 13, 14
5
Mateo 24, 22; Marcos 13, 20
6
Números 23, 19
7
2° Corintios 1, 3
279
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
ningún otro pueblo8 porque eran los que más habían merecido la
reprobación de Dios y persistido tenazmente en su error.
¿Por qué el pueblo elegido precisamente habría de ser el más culpable?
¿No podía impedir Dios que tal sucediese? Como fulminó a Saulo9, ¿no
podía fulminar igualmente a los Príncipes de los Sacerdotes, a los Fariseos
y Escribas y así convertirlos a la Verdad y a la Justicia? Cierto que lo
habría podido. Mas, ¿dónde entonces el mérito de su conversión, no
espontánea sino forzada por un poder y querer divinos?
¿Hubo o no un motivo inescrutable en esta conducta de Dios? Cierto que
lo hubo, pues Dios nada hace sin un motivo y un fin, Y todo fin es justo por
más que resulte misterioso para los mortales.
Llegará el momento en que todas las cosas, ahora incomprensibles, obradas
por Dios, se os descubran. Y entonces repetiréis con Pablo: “¡Oh
profundidad de las riquezas de la Sabiduría y Ciencia de Dios!””
*****
8
Lucas 23, 34
9
Hechos 9, 1-19; 22, 5-16; 26, 9-18; Gálatas 1, 12-17
280
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
8 – 11 – 50
Capítulos XII y XIII completos.
“”Sacrificio vivo – culto racional”.
Los sacrificios eran la base y la forma de la religión antigua. Todo se
impetraba y todo se expiaba mediante sacrificios.1 Con el sacrificio se
pretendía honrar a Dios y aplacarlo, lo mismo que darle gracias por una
victoria o una curación. Era la época del sacrificio material. Y era lógico
que así fuese, ya que no había otro rito ni otro modo manifiesto de honrar
al Eterno e impetrar su ayuda.
El hombre, no instruido aún por la Palabra encarnada y a falta de una
Víctima santa para un Sacrificio perpetuo y perfecto,2 y sintiendo no
obstante, incluso por ley natural, que al Creador, al Dios verdadero o al
dios adorado en cada una de las religiones, se le debía ofrecer de los dones
que Él proporcionara al hombre, recurría a los animales y a los frutos de
la tierra consumiéndoles con el fuego para que realmente fuesen
sacrificados.
Mas, ¿era “sacrificio vivo”? No. Eran sacrificios de animales o productos
vegetales, muertos ya los primeros y una vez arrancados de la tierra que
los nutría los segundos. No había víctima viva colocada para que se
consumiera en sacrificio honrado a Dios. Y, por tanto, el sacrificio era
siempre relativo por más que fuera de animales cebados de gran valor
material.
Jamás, antes del Cristo-Cordero inmolado para aplacar y expiar la ira
divina y las culpas humanas, jamás un hombre, a no ser en las religiones
idólatras, había sido sacrificado o se había sacrificado para tributar honor
y reparación perfectos a Dios. Y así el sacrificio era siempre relativo e
imperfecto, porque, precisamente, por las culpas del hombre y, en
particular, por aquellas, eran inmolados, no el culpable sino los animales,
menos culpables que los hombres, sustituyendo sobre el altar al verdadero
culpable. Y, por la benignidad de Dios que había Él mismo indicado estos
1
Levítico 1-7
2
Hebreos 10, 1-18
281
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
sacrificios a la espera de aquel otro perfecto, venían así a expiarse todas las
culpas.
Toda, menos una: la Culpa original. Para esa no habrían bastado montañas
de víctimas. Aunque, de una sola vez, se hubieran inmolado todos los toros,
becerros, corderos y machos cabríos que, a lo largo de siglos y,
principalmente, durante las fiestas rituales, transformaban el Templo en
una perpetua carnicería escurriendo ríos de sangre y humeando con las
piras de las víctimas, no hubiera sido suficiente dicho sacrificio para lavar
la Culpa original.
Para que el espíritu del hombre fuese de nuevo creado en Gracia y
reintegrado el hombre a su dignidad de hijo de Dios y coheredero del Cielo;
para que la justicia quedase aplacada y el Mal vencido, era precisa una
víctima perfecta y única que, siendo Dios al igual del Dios ofendido, pagase,
de Dios a Dios, el rescate del hombre y, como Hombre santísimo, expiase
por el hombre pecador.
Sólo el Hombre-Dios, Jesús, siendo verdadero Dios y verdadero Hombre,
podía aplacar a Dios y redimir al hombre.
Y Jesús fue inmolado. Pero su Sacrificio no se consumó con carnes muertas
sino con un Cuerpo vivo sobre el que descargaron todos los tormentos a fin
de expiar todas las culpas con las que el Inocente, para consumirlas todas,
se hallaba cargado.
Sacrificio total; del espíritu de Cristo probado por el abandono del Padre3
a fin de reparar la culpa del espíritu de Adán, culpable de haber
abandonado a Dios y su Ley; del entendimiento perfecto del Hijo del
Hombre, para reparar la soberbia de Adán; de la carne inocente del
Cordero de Dios, para reparar la lujuria de Adán. Y para que el mundo,
siempre pecador, contase permanentemente con una víctima perfecta,
Cristo, Pontífice eterno, instituyó, antes de su inmolación, el sacrificio
perpetuo; el sacrificio eucarístico en el que aún está y siempre estará Cristo
con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, que es ofrecido y consumado
sobre los altares.
3
Mateo 27, 46; Marcos 15, 34
282
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
283
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
caída en tierra fertilísima que viene a hacer árbol frondoso capaz de nutrir
con frutos santificantes no sólo a su propietario sí que también a otros
muchos, más desgraciados que culpables y más pobres de Dios por no saber
de Él y no haber quien les instruya debido a su indiferencia – se tiene
haciendo en todo y por todo lo que Dios propone hacer, del modo como dios
lo propone y en la medida que Dios indica.
Constituye el bien de todo el Cuerpo místico, tanto el que recorre
continentes y se gasta en el terreno apostólico para llevar nuevos cristianos
a la Iglesia militante, como el que sufre ignorado y oculto y hace plegaria
de su dolor para ayudar a los misioneros; y no es menos grata al Señor su
pequeña Misa (las víctimas son hostias y su lecho es el Gólgota sobre el que
consuman su sacrificio para el bien de muchos). Contribuye al bien de sus
hermanos, tanto el que escribe las revelaciones de Dios por haberlo hecho
Este su revelador, como el que, teniendo talento, escribe obras con las que
hacer comprensibles puntos oscuros d la Escritura o de las verdades de l
fe, y para hacer más amables, al hacer que se les conozca mejor, a Jesús y
a María. Basta con que cada acción o ministerio sea movido y regido por la
caridad. Caridad verdadera.6
Caridad verdadera que hace odiar el mal en sí mismo, no porque dé motivo
al castigo ultraterreno sino porque es un dolor que se le causa a Dios.
Caridad verdadera que, si no mueve a no querer hacer mal, nos impele
también a arrancar del mal a nuestros hermanos pecadores y nos inspira
para ellos reprensiones que, si bien son, por obligación, justamente severas,
no carecen, por otra parte, de misericordia, hasta el punto de irritarles o
desanimarles en vez de levantar a los caídos. Caridad verdadera que hace
de los hombres hermanos que, con ser con ser imperfectos en gran medida,
se ayudan siempre y se aman en el Señor. Caridad verdadera que hace a los
hombres diligentes en su esmero por las cosas que atañen a Dios, fervientes
de espíritu, serenos en las pruebas, pacientes en las tribulaciones,
incansables en la plegaria por más que, al parecer, el Cielo no la oiga,
misericordiosos y por ello, practicantes de todas las obras de misericordia
corporales y espirituales, sin rencor, odio o deseo de venganza, llenos de
comprensión con el prójimo, sin envidiarle si prospera, sin indiferencia o
6
1° Corintios del 12, 31 al 13, 13
284
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
285
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
7
Mateo 26, 57-67; Marcos 14, 53-65; Lucas 22, 54-55; 7, 66-71; Juan 18, 24
8
Lucas 23, 8-12
9
Mateo 14, 1-12; Marcos 6, 14-16; Lucas 9, 7-9
10
Hechos 4, 1-22
11
Hechos 12, 1-2
286
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
12
Hechos 13, 10
13
Génesis 17; Deuteronomio 10, 12-22; del 29, 29 al 30, 14; Jeremías del 3, 1 al 4, 4: 9, 24-25; Ezequiel 44,
4-9; Hechos 7, 51-53; Romanos 2, 25-29; 1° Corintios 7, 17-24; Gálatas 5-6; Colosenses 2, 11-13; 3, 9-11; 1°
Juan 2, 16-17
14
1° Juan 3, 6
287
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
16 – 11 – 50
c. XIV – XV hasta el final de la Epístola.
“La explicación sobre la caridad – Y maestros en ella deberían ser aquellos
a quines Jesús hizo “pastores, maestros, sal y lámparas” 1 – va dirigida
también a los débiles en la fe.
No a todos les es dado9 llegar a ser pastores, maestros, sal y lámparas o
campeones de sabiduría y de justicia. Lo mismo que en el firmamento no
tienen todos los astros la potencia del sol – y ¡ay si la tuvieran! – otro tanto
ocurre en la Iglesia militante, que no todos son gigantes en poder y en
santidad, siendo este último lo que más cuenta por tener un valor y
duración sobrenaturales. Hay corderos y hay pastores2 y los corderos son
de robustez diversa, pues los hay proclives: unos a las caídas, otros a las
distracciones y otros más a la somnolencia. Es menester comprenderlos a
todos y ayudarles con caridad.
“He aquí que Yo mismo iré en busca de mis ovejas…las apartaré de los
lugares de tinieblas y de brumas… las conduciré a su Tierra… a los pastos
óptimos… iré en busca de las extraviadas, haré volver a las que huyeron,
ligaré sus fracturas, corroboraré a las débiles… “dice el Buen Pastor en
Ezequiel 34, 11-16; y dice en Juan: “Yo doy mi vida para que mis ovejas
tengan la Vida y la tengan sobreabundante”.3
Y dirigiéndose a los malos pastores que no apacientan a sus ovejas ni las
asisten antes las explotan y oprimen, dice: “No fortalecisteis al débil, no
curasteis al enfermo, no vendasteis al quebrantado, no hicisteis volver al
ahuyentado ni fuisteis en busca del perdido sino que usasteis del dominio
con rigor y crueldad… A mis ovejas les disteis a comer y beber el alimento
y el agua corrompidos por vuestros pies (Ezequiel, 34, 4-19). Se ja
encendido por ello mi furor contra los pastores… ¡Ay de los pastores ídolos
que abandonan y oprimen a su grey…! He cogido y quebrado la vara de la
Gracia para romper el pacto con os que no me han sido siervos-pastores
fieles”.
1
Mateo 5, 13-16; Marcos 9, 50; Lucas 14, 34-35
2
Juan 21, 15-19
3
Juan 10, 10
288
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
4
Mateo 7, 1; Lucas 6, 37
5
Génesis 3
289
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
6
Mateo 18, 6-7; Marcos 9, 42; Lucas 27, 1-2
7
Juan 5, 22
8
Santiago 5, 19, 20
290
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
9
Mateo 13, 24-30 y 36-43
291
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
10
Juan 10, 16
11
Isaías 42, 6-7
12
Mateo 21, 13
292
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7
Fin de la explicación
De la Epístola de Pablo
A los Romanos
13
Salmo 82 (Vulgata; 81), 6
14
1° Juan 4, 9-10
15
Hebreos 5, 9
293