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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.

EL POEMA DEL HOMBRE DIOS


TOMO 7

CARTA DE SAN PABLO A LOR ROMANOS

13. Mas no quiero, hermanos, que dejéis


CAPITULO 1 de saber, que muchas veces he
propuesto hacer este viaje, para lograr
también entre vosotros algún fruto, así
Saludo y visita de Pablo a los fieles de como entre las demás naciones; pero
Roma. La impiedad humana y el castigo de hasta ahora no me ha sido posible.
Dios 14. Deudor soy igualmente a griegos y a
bárbaros, a sabios y a ignorantes.
1. Pablo, siervo de Jesucristo, apóstol por 15. Así (por lo que a mí toca) pronto
vocación divina, escogido para predicar la estoy a predicar la buena nueva también
buena nueva de Dios, a los que vivís en Roma,
2. buena nueva que el mismo Dios había 16. que no me avergüenzo yo de la
prometido anteriormente por sus profetas buena nueva, siendo él como es la virtud
en las santas Escrituras, de Dios para salvar a todos los que
3. acerca de su Hijo Jesucristo nuestro creen, a los judíos primero, y después a
Señor, que le nació según la carne del los gentiles.
linaje de David, 17. Y en la buena nueva es en donde se
4. y que fue predestinado para ser Hijo de nos ha revelado la justicia que viene de
Dios con soberano poder, según el espíritu Dios la cual nace de la fe, y se
de santificación por su resurrección de perfecciona en la fe, según aquello que
entre los muertos, está escrito*: El justo vive por la fe.
5. por el cual nosotros hemos recibido la 18. Se descubre también en él la ira de
gracia y el apostolado para someter a la fe Dios que descargará del cielo sobre toda
por la virtud de su nombre a todas las la impiedad e injusticia de aquellos
naciones, hombres, que tienen aprisionada
6. entre las cuales sois también contados injustamente la verdad de Dios;
vosotros, llamados a ella por Jesucristo. 19. puesto que ellos han conocido
7. A todos aquellos que estáis en Roma, claramente lo que se puede conocer de
que sois amados de Dios, y santos por Dios, porque Dios se lo ha manifestado.
vuestra vocación, gracia y paz de parte de 20. En efecto, las perfecciones invisibles
Dios nuestro Padre y de nuestro Señor de Dios, aun su eterno poder y su
Jesucristo. divinidad, se han hecho visibles después
8. Primero yo doy gracias a mi Dios por de la creación del mundo, por el
medio de Jesucristo acerca de todos conocimiento que de ellas nos dan sus
vosotros, de que vuestra fe es celebrada criaturas; y así tales hombres no tienen
por todo el mundo. disculpa;
9. Dios, a quien sirvo con todo mi espíritu 21. porque habiendo conocido a Dios, no
en la predicación de la buena nueva de su le glorificaron como a Dios, ni le dieron
Hijo, es mi testigo de que continuamente gracias; sino que ensoberbecidos
hago memoria de vosotros, devanearon en sus discursos, y quedó su
10. pidiéndole siempre en mis oraciones insensato corazón lleno de tinieblas;
que, si es de su voluntad, me abra 22. y mientras se jactaban de sabios,
finalmente algún camino favorable para ir fueron unos necios,
a veros. 23. hasta llegar a transferir a un
11. Porque tengo muchos deseos de ello, simulacro en imagen de hombre
a fin de comunicaros alguna gracia corruptible, y a figuras de aves, y de
espiritual con la que seáis fortalecidos, bestias cuadrúpedas, y de serpientes, el
12. quiero decir, para que hallándome honor debido solamente a Dios
entre vosotros podamos consolarnos incorruptible o inmortal.
mutuamente los unos a los otros, por 24. Por lo cual, Dios los abandonó a los
medio de la fe, que es común a vosotros y deseos de su depravado corazón, a los
a mí. vicios de la impureza, en tanto grado

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que deshonraron ellos mismos sus propios


cuerpos;
25. ellos que habían colocado la mentira
en el lugar de la verdad de Dios, dando
culto y sirviendo a las criaturas en lugar
de adorar al Creador, solamente el cual es
digno de ser bendito por todos los siglos.
Amén.
26. Por eso los entregó Dios a pasiones
infames. Pues sus mismas mujeres
invirtieron el uso natural, en el que es
contrario a la naturaleza.
27. Del mismo modo también los varones,
desechando el uso natural de la mujer, se
abrasaron en amores brutales de unos con
otros, cometiendo torpezas nefandas
varones con varones, y recibiendo en sí
mismo la paga merecida de su obcecación.
28. Pues como no quisieron reconocer a
Dios, Dios los entregó a un réprobo
sentido, de suerte que han hecho acciones
indignas del hombre,
29. quedando atestados de toda suerte de
iniquidad, de malicia, de fornicación, de
avaricia, de perversidad; llenos de
envidia, homicidas, pendencieros,
fraudulentos, malignos, chismosos,
30. infamadores, enemigos de Dios,
ultrajadores, soberbios, altaneros,
inventores de vicios, desobedientes a sus
padres,
31. irracionales, desgarrados,
desamorados, desleales, despiadados,
32. los cuales en medio de haber conocido
la justicia de Dios, no echaron de ver, que
los que hacen tales cosas, son dignos de
muerte eterna, y no sólo los que las hacen,
sino también los que aprueban a los que
las hacen.
________________________
17. Este versículo expone el tema de la
Carta: El evangelio es fuente de salvación
para el que cree. Hab 2, 4.

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CAPITULO 2 natural lo que manda la ley, estos tales


no teniendo ley, son para sí mismos ley
viva;
Los judíos son tan culpables como los 15. y ellos hacen ver que lo que la ley
gentiles. La ley de Moisés. Dios juzga con ordena está escrito en sus corazones,
la verdad como se lo atestigua su propia
conciencia, y las diferentes reflexiones
1. Por donde tú eres inexcusable, ¡oh que allá en su interior ya los acusan, ya
hombre, quienquiera que seas!, que te los defienden,
metes a condenar a los demás. Pues en lo 16. como se verá en aquel día, en que
que condenas a otro te condenas a ti Dios juzgará los secretos de los
mismo, haciendo como haces tú, ¡oh hombres, por medio de Jesucristo,
judío!, aquellas mismas cosas que según la doctrina de la buena nueva que
condenas. predico.
2. Sabemos que Dios condena, según su 17. Mas tú que te precias del renombre
verdad, a los que cometen tales acciones. de judío, y tienes puesta tu confianza en
3. Tú, pues, ¡oh hombre!, que condenas a la ley, y te glorías de adorar a Dios,
los que tales cosas hacen, y no obstante 18. y conoces su voluntad y, amaestrado
las haces, ¿piensas acaso que podrás huir por la ley, disciernes lo que es mejor,
del juicio de Dios? 19. tú te jactas de ser guía de ciegos, luz
4. ¿O desprecias tal vez las riquezas de su de los que están a oscuras,
bondad, y de su paciencia, y largo 20. preceptor de gente ruda, maestro de
sufrimiento? ¿No reparas que la bondad niños, o recién convertidos, como quien
de Dios te está llamando a la penitencia? tiene en la ley de Moisés la pauta de la
5. Tú, al contrario, con tu dureza y corazón ciencia y de la verdad;
impenitente vas atesorándote ira y más 21. y no obstante, tú que instruyes al
ira para el día de la venganza y de la otro, no te instruyes a ti mismo; tú que
manifestación del justo juicio de Dios, predicas que no es lícito hurtar, hurtas;
6. el cual ha de pagar a cada uno según 22. tú que dices que no se ha de cometer
sus obras, adulterio, lo cometes; tú que abominas
7. dando la vida eterna a los que, por los ídolos, eres sacrílego adorador suyo;
medio de la perseverancia en las buenas 23. tú, en fin, que te glorías en la ley, con
obras, aspiran a la gloria, al honor y a la la violación de la misma ley deshonras a
inmortalidad, Dios.
8. y derramando su cólera y su indignación 24. (Vosotros los judíos sois la causa,
sobre los espíritus porfiados, que no se como dice la Escritura*, de que sea
rinden a la verdad, sino que abrazan la blasfemado el nombre de Dios entre los
injusticia. gentiles).
9. Así que tribulación y angustias 25. Por lo demás, la circuncisión sirve si
aguardan sin remedio al alma de todo observas la ley; pero si eres
hombre que obra mal, del judío primero, y prevaricador de la ley, por más que
después del griego; estés circuncidado, vienes a ser delante
10. mas la gloria, el honor y la paz serán de Dios como un hombre incircunciso.
la porción hereditaria de todo aquel que 26. Al contrario, si un incircunciso
obra bien, del judío primero, y después del guarda los preceptos de la ley, por
griego; ventura, sin estar circuncidado, ¿no será
11. porque para con Dios no hay considerado circunciso?
preferencia de personas. 27. Y el que por naturaleza es
12. Y así todos los que pecaron sin tener incircunciso o gentil, y guarda
ley escrita, perecerán sin ser juzgados por exactamente la ley, ¿no te condenará a
ella; mas todos los que pecaron ti, que teniendo la letra de la ley y la
teniéndola, por ella serán juzgados. circuncisión, eres prevaricador de la ley?
13. Que no son justos delante de Dios los 28. Porque no está en lo exterior ser
que oyen la ley; sino los que la cumplen, judío, ni es la verdadera circuncisión la
ésos son los que serán justificados. que se hace en la carne;
14. En efecto, cuando los gentiles, que no 29. sino que el verdadero judío es aquel
tienen ley escrita*, hacen por razón que lo es en su interior, así como la

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verdadera circuncisión es la del corazón


que se hace según el espíritu, y no según
la letra de la ley; y este verdadero judío
recibe su alabanza, no de los hombres,
sino de Dios.
________________________
14. Muchos gentiles, aunque no tenían la
ley escrita, ayudados de la luz de la gracia
adoraban al verdadero Dios.
24. Is 52, 5; Ez 36, 2.

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CAPITULO 3 14. su boca está llena de maldición y de


amargura*;
15. son sus pies ligeros para ir a
Unos y otros están sujetos al pecado. No derramar sangre*;
es la ley, sino la fe en Jesucristo la que los 16. todos sus pasos se dirigen a oprimir
libra de su yugo y a hacer infelices a los demás;
17. porque la senda de la paz nunca la
1. ¿Cuál es, pues, me diréis, la ventaja de conocieron,
los judíos sobre los gentiles?; o ¿qué 18. ni tienen el temor de Dios ante sus
utilidad se saca en ser del pueblo ojos.
circuncidado? 19. Pero sabemos que cuantas cosas
2. La ventaja de los judíos es grande de dice la ley, todas las dirige a los que
todos modos. Y principalmente porque a profesan la ley a fin de que toda boca
ellos les fueron confiados los oráculos de enmudezca, y todo el mundo, así judíos
Dios*. como gentiles, se reconozca reo delante
3. Porque, en fin, si algunos de ellos no de Dios;
han creído, ¿su infidelidad frustrará por 20. supuesto que delante de él ningún
ventura la fidelidad de Dios? Sin duda que hombre será justificado por solas las
no, obras de la ley. Porque por la ley se nos
4. siendo Dios, como es, veraz, y ha dado el conocimiento del pecado.
mentiroso todo hombre* según aquellos 21. Cuando ahora la justicia que da Dios
que David dijo a Dios: A fin de que tú seas sin la ley se nos ha hecho patente, según
reconocido fiel en tus palabras, y salgas está atestiguada por la ley y los
vencedor en los juicios que de ti se hacen. profetas.
5. Mas si nuestra injusticia o iniquidad 22. Y esta justicia que da Dios por la fe
hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué en Jesucristo, es para todos y sobre
diremos? ¿No será Dios (hablo a lo todos los que creen en él, pues no hay
humano) injusto en castigarnos*? distinción alguna entre judío y gentil;
6. Nada menos. Porque si así fuese, ¿cómo 23. porque todos pecaron, y tienen
sería Dios el juez del mundo? necesidad de la gloria o gracia de Dios,
7. Pero si la fidelidad o verdad de Dios, 24. siendo justificados gratuitamente
añadirá alguno, con ocasión de mi por la gracia del mismo, en virtud de la
infidelidad o malicia se ha manifestado redención que todos tienen en
más gloriosa, ¿por qué razón todavía soy Jesucristo,
yo condenado como pecador? 25. a quien Dios propuso para ser la
8. ¿Y por qué (como con una insigne víctima de propiciación en virtud de su
calumnia esparcen algunos que nosotros sangre por medio de la fe, a fin de
decimos) no hemos de hacer nosotros un demostrar la justicia que da él mismo
mal, a fin de que de él resulte un bien? Los perdonando los pecados pasados,
que dicen esto son justamente 26. soportados por Dios con tanta
condenados. paciencia, con el fin, digo, de manifestar
9. ¿Diremos, pues, que somos los judíos su justicia en el tiempo presente; por
más dignos que los gentiles? No por donde se vea cómo él es justo en sí
cierto. Pues ya hemos demostrado que así mismo, y que justifica al que tiene la fe
judíos como gentiles todos están sujetos de Jesucristo.
al pecado, 27. Ahora, pues, ¿dónde está, ¡oh judío!,
10. según aquello que dice la Escritura*: el motivo de gloriarte? Queda excluido.
No hay uno que sea justo; ¿Por qué ley? ¿Por la de las obras? No,
11. no hay quien sea cuerdo, no hay quien sino por la ley de la fe.
busque a Dios; 28. Así que, concluimos ser justificado el
12. todos se descarriaron, todos se hombre por la fe viva sin las obras de la
inutilizaron; no hay quien obre bien, no ley.
hay siquiera uno; 29. Porque en fin, ¿es acaso Dios de los
13. su garganta es un sepulcro abierto*, judíos solamente?; ¿no es también Dios
se han servido de sus lenguas para urdir de los gentiles? Sí, por cierto, de los
enredos; dentro de sus labios tienen gentiles también.
veneno de áspides;

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30. Porque uno es realmente el Dios que


justifica por medio de la fe a los
circuncidados, y que con la misma fe
justifica a los no circuncidados.
31. Luego nosotros, dirá alguno,
¿destruimos la ley de Moisés por la fe en
Jesucristo? No hay tal, antes bien
confirmamos la ley*.
________________________
2. Las Escrituras Divinas. A ellos se les
prometió el Mesías y su reino eterno.
4. Dios no faltará a su palabra, aunque
hayan faltado los judíos.
5. Por nuestros pecados, puesto que ellos
manifiestan su perfección.
10. Sal 14 (13), 3.
13. Sal 5, 11.
14. Sal 9, 7.
15. Is 59, 7; Prov 1, 16.
31. Pues toda nuestra doctrina enseña
cómo obtener la justicia y la santidad.

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CAPITULO 4 hecha a Abrahán, o a su posteridad, de


tener al mundo por herencia suya.
14. Porque si sólo los que pertenecen a
Dios cumplió su promesa a Abrahán por su la ley de Moisés son los herederos, inútil
fe y no por su observancia de la ley fue la fe, y queda sin efecto la promesa
de Dios.
1. ¿Qué ventaja, pues, diremos haber 15. Porque la ley produce o manifiesta la
logrado Abrahán, padre nuestro según la cólera de Dios contra sus transgresores;
carne? en lugar de que allá donde no hay ley, no
2. Ciertamente que si Abrahán fuese hay tampoco violación de la ley.
justificado por las obras exteriores, él 16. La fe, pues, es por la cual nosotros
tiene de qué gloriarse, mas no para con somos herederos, a fin de que lo seamos
Dios. por gracia, y permanezca firme la
3. Porque ¿qué es lo que dice la promesa para todos los hijos de
Escritura*?: Creyó Abrahán a Dios, lo cual Abrahán, no solamente para los que han
le fue imputado a justicia. recibido la ley, sino también para
4. Pues al que trabaja, el salario no se le aquellos que siguen la fe de Abrahán,
cuenta como una gracia, sino como deuda. que es el padre de todos,
5. Al contrario, cuando a alguno, sin hacer 17. (según lo que está escrito: Te tengo
las obras exteriores, o de la ley, con creer constituido padre de muchas gentes*), y
en aquel que justifica al impío, se le que lo es delante de Dios, a quien ha
imputa su fe por justicia, es éste un don creído, el cual da vida a los muertos, y
gratuito según el beneplácito de la gracia llama, o da ser, a las cosas que no son,
de Dios. del mismo modo que conserva las que
6. En este sentido David llama son.
bienaventurado al hombre a quien Dios 18. Así habiendo esperado contra toda
imputa la justicia sin mérito de las obras, esperanza, él creyó que vendría a ser
diciendo: padre de muchas naciones, según se le
7. Bienaventurados aquellos cuyas había dicho: Innumerable será tu
maldades son perdonadas y cuyos descendencia.
pecados están borrados*; 19. Y no desfalleció en la fe, ni atendió a
8. dichoso el hombre a quien Dios no su propio cuerpo ya desvirtuado, siendo
imputó culpa. ya de casi cien años, ni a que estaba
9. ¿Y esta dicha* es sólo para los extinguida en Sara la virtud de concebir.
circuncisos? ¿No es también para los 20. No dudó él ni tuvo la menor
incircuncisos? Acabamos de decir que la fe desconfianza de la promesa de Dios,
se imputó a Abrahán por justicia. antes se fortaleció en la fe, dando a Dios
10. ¿Y cuándo se le imputó?, ¿después que la gloria,
fue circuncidado, o antes de serlo? Claro 21. plenamente persuadido de que todo
está que no cuando fue circuncidado, sino cuanto Dios tiene prometido, es
antes. poderoso también para cumplirlo.
11. Y así él recibió la marca o divisa de la 22. Por eso, creer le fue imputado por
circuncisión, como un sello, o señal de la justicia.
justicia que había adquirido por la fe, 23. Pero habérsele imputado por
cuando era aún incircunciso; para que justicia, no está escrito sólo para él,
fuese padre de todos los que creen sin 24. sino también para nosotros, a
estar circuncidados, a quienes se les quienes se ha de imputar igualmente a
imputase también la fe por justicia; justicia, creer en aquel que resucitó de
12. como así mismo padre de los entre los muertos, Jesucristo Señor
circuncidados; de aquellos, digo, que no nuestro;
solamente han recibido la circuncisión, 25. el cual fue entregado a la muerte por
sino que siguen también las huellas de la nuestros pecados, y resucitó para
fe que tenía nuestro padre Abrahán, nuestra justificación.
siendo aún incircunciso. ________________________
13. Y así no fue en virtud de la ley, sino en 3. Gen 15, 6; Gal 3, 6; Sant 2, 23.
virtud de la justicia de la fe, la promesa 7. Sal 32 (31).

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9. La dicha de estar justificado por la


gracia de Dios.
17. Gen 17, 4.

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CAPITULO 5 pecado no se imputaba como


transgresión de ella.
14. Con todo eso, la muerte reinó desde
La gracia de la fe de Jesucristo quita el Adán hasta Moisés aun sobre aquellos
pecado y colma de bienes espirituales que no pecaron con una transgresión de
la ley de Dios semejante a la de Adán*,
1. Justificados, pues, por la fe, el cual es figura del segundo Adán que
mantengamos la paz con Dios mediante había de venir.
nuestro Señor Jesucristo, 15. Pero no ha sucedido en la gracia, así
2. por el cual así mismo, en virtud de la fe, como en el pecado; porque si por el
tenemos cabida en esta gracia, en la cual pecado de uno solo murieron muchos,
permanecemos firmes, y nos gloriamos mucho más copiosamente se ha
esperando la gloria de los hijos de Dios. derramado sobre muchos la
3. Y no nos gloriamos solamente en esto, misericordia y el don de Dios por la
sino también en las tribulaciones, gracia de un solo hombre, que es
sabiendo que la tribulación ejercita la Jesucristo.
paciencia, 16. Ni pasa lo mismo en este don de la
4. la paciencia sirve a la prueba de nuestra gracia, que lo que vemos en el pecado.
fe, y la prueba produce la esperanza, Porque nosotros hemos sido
5. esperanza que no burla; porque la condenados en el juicio de Dios por un
caridad de Dios ha sido derramada en solo pecado, en lugar de que seamos
nuestros corazones por medio del Espíritu justificados por la gracia después de
Santo, que se nos ha dado. muchos pecados.
6. Porque ¿de dónde nace que Cristo, 17. Pues como por el pecado de uno solo
estando nosotros todavía enfermos del ha reinado la muerte por un solo hombre
pecado, al tiempo señalado murió por los que es Adán, mucho más los que reciben
impíos? la abundancia de la gracia, y de los
7. A la verdad apenas hay quien quisiese dones, y de la justicia, reinarán en la
morir por un justo; tal vez se hallaría vida por solo un hombre que es
quien tuviese valor de dar su vida por un Jesucristo.
bienhechor; 18. En conclusión, así como el delito de
8. pero lo que hace brillar más la caridad uno solo atrajo la condenación de
de Dios hacia nosotros, es que cuando muerte a todos los hombres, así también
éramos aún pecadores o enemigos suyos, la justicia de uno solo ha merecido a
fue cuando al tiempo señalado, todos los hombres la justificación que da
9. murió Cristo por nosotros; luego es vida al alma.
claro que ahora mucho más estando 19. Pues a la manera que por la
justificados por su sangre, nos salvaremos desobediencia de un solo hombre fueron
por él de la ira de Dios. muchos constituidos pecadores, así
10. Que si cuando éramos enemigos de también por la obediencia de uno solo
Dios, fuimos reconciliados con él por la serán muchos constituidos justos.
muerte de su Hijo, mucho más estando ya 20. Es verdad que sobrevino la ley, y con
reconciliados, nos salvará por él mismo ella se aumentó el pecado por haber sido
resucitado y vivo. desobedecida. Pero cuanto más abundó
11. Y no tan sólo eso, sino que también el pecado, tanto más ha sobreabundado
nos gloriamos en Dios por nuestro Señor la gracia,
Jesucristo, por cuyo medio hemos 21. a fin de que al modo que reinó el
obtenido ahora la reconciliación. pecado para dar la muerte, así también
12. Por tanto, así como por un solo reine la gracia en virtud de la justicia
hombre entró el pecado en este mundo, y para dar la vida eterna, por Jesucristo
por el pecado la muerte, así también la nuestro Señor.
muerte se fue propagando en todos los ________________________
hombres, por aquel solo Adán en quien 14. Contra una ley o mandato expreso de
todos pecaron. Dios, como pecó nuestro primer padre.
13. Así que el pecado ha estado siempre
en el mundo hasta el tiempo de la ley; mas
como entonces no había ley escrita, el

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CAPITULO 6 Dios vuestros cuerpos para servir de


instrumentos a la justicia o virtud.
14. Porque el pecado no se enseñoreará
Los fieles deben perseverar en la gracia ya de vosotros, si no queréis; pues no
recibida en el bautismo, haciendo nueva estáis bajo el dominio de la ley, sino de
vida y entregándose a Dios la gracia.
15. ¿Mas qué?, ¿pecaremos, ya que no
1. ¿Qué diremos, pues?; ¿habremos de estamos sujetos a la ley, sino a la
permanecer en el pecado para dar motivo gracia? No lo permita Dios.
a que la gracia sea copiosa? 16. ¿No sabéis que si os ofrecéis por
2. No lo permita Dios. Porque estando ya esclavo de alguno para obedecer a su
muertos al pecado, ¿cómo hemos de vivir imperio, por el mismo hecho quedáis
aún en él? esclavos de aquél a quien obedecéis,
3. ¿No sabéis que cuantos hemos sido bien sea del pecado para recibir la
bautizados en Jesucristo, lo hemos sido muerte, bien sea de la obediencia a la fe
con la representación y en virtud de su para recibir la justicia o vida del alma?
muerte? 17. Pero, gracias a Dios, vosotros,
4. En efecto, en el bautismo hemos aunque fuisteis siervos del pecado,
quedado sepultados con él muriendo al habéis obedecido de corazón la doctrina
pecado, a fin de que así como Cristo de la buena nueva y según su modelo
resucitó de muerte a vida para gloria del habéis sido formados de nuevo.
Padre, así también procedamos nosotros 18. Con lo que, libertados de la
con nuevo tenor de vida. esclavitud del pecado, habéis venido a
5. Que si hemos sido injertados con él por ser siervos de la justicia o santidad.
medio de la representación de su muerte, 19. Voy a decir una cosa, hablando a lo
igualmente lo hemos de ser humano, en atención a la flaqueza de
representando su resurrección, vuestra carne; y es, que así como habéis
6. haciéndonos cargo que nuestro hombre empleado vuestro cuerpo en servir a la
viejo fue crucificado con él, para que sea impureza y a la injusticia para cometer
destruido en nosotros el cuerpo del la iniquidad, así ahora lo empleéis en
pecado, y ya no sirvamos más al pecado. servir a la justicia para santificaros.
7. Pues quien ha muerto de esta manera, 20. Porque cuando erais esclavos del
queda ya justificado del pecado. pecado, estuvisteis como exentos del
8. Y si nosotros hemos muerto con Cristo, imperio de la justicia.
creemos firmemente que viviremos 21. Mas ¿y qué frutos sacasteis entonces
también con él, de aquellos desórdenes de que ahora os
9. sabiendo que Cristo resucitado de entre avergonzáis? En verdad que la muerte
los muertos no muere ya otra vez; y que la es el fin a que conducen.
muerte no tendrá ya dominio sobre él. 22. Por el contrario, ahora habiendo
10. Porque en cuanto al haber muerto, quedado libres del pecado, y hechos
como fue por destruir el pecado, murió siervos de Dios, cogéis por fruto vuestro
una sola vez; mas en cuanto al vivir, vive la santificación, y por fin la vida eterna.
para Dios, y es inmortal. 23. Porque el estipendio y paga del
11. Así ni más ni menos vosotros pecado es la muerte; pero la vida eterna
considerad también que realmente estáis es una gracia de Dios por Jesucristo
muertos al pecado por el bautismo, y que nuestro Señor.
vivís ya para Dios en Jesucristo Señor
nuestro.
12. No reine, pues, el pecado en vuestro
cuerpo mortal, de modo que obedezcáis a
sus concupiscencias.
13. Ni tampoco abandonéis más vuestro
cuerpo al pecado para servir de
instrumentos a la iniquidad; sino antes
bien entregaos todos a Dios, como
resucitados de muerte a vida, y ofreced a

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CAPITULO 7 violación del mismo mandamiento me ha


dado la muerte.
12. De manera que la ley es santa, y el
Ventaja del hombre en estado de gracia y mandamiento que prohíbe el pecado,
no en el pecado. El ejemplo del santo, justo y bueno.
matrimonio 13. Pero qué, ¿lo que es en sí bueno, me
ha causado a mí la muerte? Nada menos.
1. ¿Ignoráis acaso, hermanos (ya que Sino que el pecado, o la concupiscencia,
hablo con los que están instruidos en la es el que, habiéndome causado la
ley) que la ley no domina sobre el hombre, muerte por medio de una cosa buena,
sino mientras éste vive? cual es la ley, ha manifestado lo
2. Así es que una mujer casada está ligada venenoso que él es; de manera que por
por la ley del matrimonio al marido ocasión del mismo mandamiento se ha
mientras éste vive; mas muriendo su hecho el pecado sobremanera maligno.
marido, queda libre de la ley que la ligaba 14. Porque bien sabemos que la ley es
al marido. espiritual; pero yo por mí soy carnal,
3. Por estar razón será tenida por adúltera vendido para ser esclavo del pecado.
si, viviendo su marido, se junta con otro 15. Por lo que yo mismo no apruebo lo
hombre; pero si el marido muere, queda que hago; pues no hago el bien que amo,
libre del vínculo, y puede casarse con otro sino antes el mal que aborrezco, ése lo
sin ser adúltera. hago.
4. Así también vosotros, hermanos míos, 16. Mas por lo mismo que hago lo que no
quedasteis muertos a la ley en virtud de la amo, reconozco la ley como buena.
muerte del cuerpo de Cristo, para ser de 17. Y en esto no soy yo el que obra
otro, esto es, del que resucitó de entre los aquello, sino el pecado o la
muertos, a fin de que nosotros concupiscencia que habita en mí.
produzcamos frutos para Dios. 18. Que bien conozco que nada de bueno
5. Pues cuando vivíamos según la carne, hay en mí, quiero decir en mi carne. Pues
las pasiones de los pecados, excitadas por aunque hallo en mí la voluntad para
ocasión de la ley, mostraban su eficacia en hacer el bien, no hallo cómo cumplirla.
nuestros cuerpos, en hacerles producir 19. Por cuanto no hago el bien que
frutos para la muerte; quiero; antes bien hago el mal que no
6. pero ahora estamos ya exentos de esta quiero.
ley de muerte, que nos tenía ligados, para 20. Mas si hago lo que no quiero, ya no
que sirvamos a Dios según el nuevo lo ejecuto yo, sino el pecado que habita
espíritu, y no según la letra o ley antigua. en mí.
7. Esto supuesto, ¿qué diremos? ¿Es la ley 21. Y así es que, cuando yo quiero hacer
la causa del pecado? No digo tal. Pero sí el bien, me encuentro con una ley o
que no acabé de conocer el pecado, sino inclinación contraria, porque el mal está
por medio de la ley; de suerte que yo no pegado a mí.
hubiera advertido la concupiscencia mía, 22. De aquí es que me complazco en la
si la ley no dijera: No codiciarás. ley de Dios según el hombre interior;
8. Mas el pecado, o el deseo de éste, 23. mas al mismo tiempo echo de ver
estimulado con ocasión del mandamiento otra ley en mi cuerpo, la cual resiste a la
que lo prohíbe, produjo en mí toda suerte ley de mi espíritu, y me sojuzga a la ley
de malos deseos. Porque sin la ley el del pecado, que está en mi cuerpo.
pecado de la codicia estaba como muerto. 24. ¡Oh qué hombre tan infeliz soy yo!
9. Yo también vivía en algún tiempo sin ¿Quién me libertará de este cuerpo de
ley, dirá otro; mas así que sobrevino el muerte, o mortífera concupiscencia?
mandamiento, revivió el pecado, 25. Solamente la gracia de Dios por los
10. y yo quedé muerto; con lo que aquel méritos de Jesucristo, Señor nuestro.
mandamiento, que debía servir para Entretanto yo mismo vivo sometido por
darme la vida, ha servido para darme la el espíritu a la ley de Dios, y por la carne
muerte. a la ley del pecado.
11. Porque el pecado, tomando ocasión
del mandamiento, me sedujo, y así por la

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

CAPITULO 8 13. porque si viviereis según la carne,


moriréis; mas si con el espíritu hacéis
morir las obras o pasiones de la carne,
Felicidad y esperanza de los justos, a viviréis,
quienes nada los puede separar del amor 14. siendo cierto que los que se rigen
de Jesucristo por el Espíritu de Dios, esos son hijos de
Dios.
1. Por consiguiente nada hay ahora digno 15. Porque no habéis recibido ahora el
de condenación en aquellos que están espíritu de servidumbre para obrar
reengendrados en Cristo Jesús, y que no todavía solamente por temor como
siguen la carne. esclavos, sino que habéis recibido el
2. Porque la ley del espíritu de vida, que espíritu de adopción de hijos en virtud
está en Cristo Jesús, me ha libertado de la del cual clamamos con toda confianza:
ley del pecado y de la muerte. Abba, esto es, ¡oh Padre mío!
3. Pues lo que era imposible que la ley 16. Y con razón, porque el mismo
hiciese, estando como estaba debilitada espíritu de Dios está dando testimonio a
por la carne, lo hizo Dios cuando habiendo nuestro espíritu de que somos hijos de
enviado a su Hijo revestido de una carne Dios.
semejante a la del pecado, y héchole 17. Y siendo hijos, somos también
víctima por el pecado, mató así al pecado herederos, herederos de Dios, y
en la carne, coherederos con Cristo, con tal, no
4. a fin de que la justificación de la ley obstante, que padezcamos con él a fin
tuviese su cumplimiento en nosotros, que de que seamos con él glorificados.
no vivimos conforme a la carne, sino 18. A la verdad yo estoy firmemente
conforme al espíritu. persuadido de que los sufrimientos o
5. Porque los que viven según la carne, se penas de la vida presente no son de
saborean con las cosas que son de la comparar con aquella gloria venidera,
carne; mientras los que viven según el que se ha de manifestar en nosotros.
espíritu, gustan de las que son del 19. Así las criaturas todas están
espíritu. aguardando con gran ansia la
6. La sabiduría o prudencia de la carne es manifestación de los hijos de Dios.
una muerte, pero la sabiduría de las cosas 20. Porque se ven sujetas a la vanidad,
del espíritu, es vida y paz: o mudanza, no de grado, sino por causa
7. por cuanto la sabiduría de la carne es de aquel que les puso tal sujeción, con la
enemiga de Dios; como que no está esperanza
sometida a la ley de Dios, ni es posible que 21. de que serán también ellas mismas
lo esté, siendo contraria a ella. libertadas de esa servidumbre a la
8. Por donde los que viven según la carne, corrupción, para participar de la libertad
no pueden agradar a Dios. y gloria de los hijos de Dios.
9. Pero vosotros no vivís según la carne, 22. Porque sabemos que hasta ahora
sino según el espíritu, pues el espíritu de todas las criaturas están suspirando por
Dios habita en vosotros. Que si alguno no dicho día, y como en dolores de parto.
tiene el Espíritu de Cristo, éste no es de 23. Y no solamente ellas, sino también
Jesucristo. nosotros mismos, que tenemos ya las
10. Mas si Cristo está en vosotros, aunque primicias del Espíritu Santo, nosotros,
el cuerpo esté muerto, o sujeto a muerte, con todo eso, suspiramos de lo íntimo
por razón del pecado de Adán, el espíritu del corazón, aguardando el efecto de la
vive en virtud de la justificación. adopción de los hijos de Dios, esto es, la
11. Y si el espíritu de aquel Dios, que redención de nuestro cuerpo*.
resucitó a Jesús de la muerte, habita en 24. Porque hasta ahora no somos salvos,
vosotros, el mismo que ha resucitado a sino en esperanza. Y no se dice que
Jesucristo de la muerte dará vida también alguno tenga esperanza de aquello que
a vuestros cuerpos mortales, en virtud de ya ve y posee; pues lo que uno ya ve o
su espíritu que habita en vosotros. tiene, ¿cómo lo podrá esperar?
12. Así que, hermanos míos, somos 25. Si esperamos, pues, lo que no vemos
deudores no a la carne, para vivir según la todavía, claro está que lo aguardamos
carne, sino al espíritu de Dios, por medio de la paciencia.

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

26. Y además el espíritu divino ayuda a 39. ni todo lo que hay de más alto, ni de
nuestra flaqueza; pues no sabiendo más profundo, ni otra ninguna criatura
siquiera qué hemos de pedir en nuestras podrá jamás separarnos del amor de
oraciones, ni cómo conviene hacerlo, el Dios, que se funda en Jesucristo nuestro
mismo espíritu hace, o produce en nuestro Señor.
interior, nuestras peticiones a Dios con ________________________
gemidos que son inexplicables. 23. De las miserias de esta vida, por su
27. Pero aquel que penetra a fondo los resurrección.
corazones conoce bien qué es lo que desea 32. El perdón de los pecados y los
el Espíritu, el cual no pide nada por los auxilios para alcanzar la gloria.
santos, que no sea según Dios. 36. Sal 44 (43), 23.
28. Sabemos también nosotros que todas
las cosas contribuyen al bien de los que
aman a Dios, de aquellos, digo, que él ha
llamado según su decreto para ser santos.
29. Pues a los que él tiene especialmente
previstos, también los predestinó para
que se hiciesen conforme a la imagen de
su Hijo Jesucristo, de manera que sea el
mismo Hijo el primogénito entre muchos
hermanos.
30. Y a éstos que ha predestinado,
también los ha llamado; y a quienes ha
llamado, también los ha justificado, y a los
que ha justificado también los ha
glorificado.
31. Después de esto, ¿qué diremos ahora?
Si Dios está con nosotros, ¿quién contra
nosotros?
32. El que ni a su propio Hijo perdonó, sino
que le entregó a la muerte por todos
nosotros, ¿cómo después de habérnosle
dado a él, dejará de darnos cualquier otra
cosa*?
33. Y ¿quién puede acusar a los escogidos
de Dios? Dios mismo es el que los justifica.
34. ¿Quién osará condenarlos? Después
que Jesucristo no solamente murió por
nosotros, sino que también resucitó, y
está sentado a la diestra de Dios, en donde
asimismo intercede por nosotros.
35. ¿Quién, pues, podrá separarnos del
amor de Cristo? ¿Será la tribulación?, ¿o la
angustia?, ¿o el hambre?, ¿o la desnudez?,
¿o el riesgo?, ¿o la persecución?, ¿o el
cuchillo?
36. (Según está escrito*, por ti, ¡oh,
Señor!, somos entregados cada día en
manos de la muerte, somos tratados como
ovejas destinadas al matadero).
37. Pero en medio de todas estas cosas
triunfamos por virtud de aquel que nos
amó.
38. Por lo cual estoy seguro de que ni la
muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los
principados, ni las virtudes, ni lo presente,
ni lo venidero, ni la fuerza, o violencia,

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

CAPITULO 9 tendré compasión de quien yo quiera


tenerla.
16. Así que no es obra del que quiere, ni
Los israelitas y los hijos de Abrahán, del que corre, sino de Dios que usa de
llamados por Dios, se rinden a la fe de misericordia.
Jesucristo 17. Dice también al faraón en la
Escritura*: A este fin te levanté, para
1. Cristo es mi testigo de que os digo la mostrar en ti mi poder; y para que mi
verdad; y mi conciencia da testimonio, en Nombre sea celebrado por toda la tierra.
presencia del Espíritu Santo, de que no 18. De donde se sigue que con quien
miento, quiere usa de misericordia, y endurece o
2. al asegurarnos que estoy poseído de abandona en su pecado al que quiere.
una profunda tristeza y de continuo dolor 19. Pero tú me dirás: ¿Pues cómo es que
en mi corazón, se queja Dios, o se enoja?; porque,
3. hasta desear yo mismo ser apartado de ¿quién puede resistir a su voluntad?
Cristo por la salud de mis hermanos, que 20. Mas, ¿quién eres tú, ¡oh hombre!,
son mis deudos según la carne, para reconvenir a Dios? ¿Un vaso de
4. los cuales son los israelitas, de quienes barro dice acaso al que le labró: Por qué
es la adopción de hijos de Dios, y la gloria me has hecho así*?
y la alianza, y la legislación, y el culto, y 21. Pues qué, ¿no tiene facultad el
las promesas, alfarero para hacer de la misma masa de
5. cuyos padres son los patriarcas, y de barro, un vaso para usos honrosos, y
quienes desciende el mismo Cristo según otro al contrario para usos viles?
la carne, el cual es Dios, bendito sobre 22. Nadie puede quejarse si Dios,
todas las cosas por siempre jamás. Amén. queriendo mostrar en unos su justo
6. Pero no por eso la palabra de Dios deja enojo, y hacer patente su poder, sufre
de tener su efecto. Porque no todos los con mucha paciencia a los que son vasos
descendientes de Israel son verdaderos de ira, dispuestos para la perdición,
israelitas; 23. a fin de manifestar las riquezas de su
7. ni todos los que son del linaje de gloria en los que son vasos de
Abrahán son por eso hijos suyos y misericordia, que él preparó o destinó
herederos; pues por Isaac, le dijo Dios*, para la gloria;
se contará tu descendencia. 24. y ha llamado a ella, como a nosotros,
8. Es decir, no los que son hijos de la no solamente de entre los judíos, sino
carne, éstos son hijos de Dios; sino los que también de entre los gentiles,
son hijos de la promesa, ésos se cuentan 25. conforme a lo que dice por Oseas*:
por descendientes de Abrahán. Llamaré pueblo mío al que no era mi
9. Porque las palabras de la promesa son pueblo; y amado, al que no era amado; y
éstas*: Por este mismo tiempo dentro de objeto de misericordia, al que no había
un año vendré; y Sara tendrá un hijo. conseguido misericordia.
10. Mas no solamente se vio esto en Sara, 26. Y sucederá que en el mismo lugar en
sino también en Rebeca, que concibió de que se les dijo*: Vosotros no sois mi
una vez dos hijos de Isaac, nuestro padre. pueblo, allí serán llamados hijos de Dios
11. Pues antes que los niños naciesen, ni vivo.
hubiesen hecho bien, ni mal alguno (a fin 27. Por otra parte Isaías* exclama con
de que se cumpliese el designio de Dios en respecto a Israel: Aun cuando el número
la elección), de los hijos de Israel fuese igual al de las
12. no en vista de sus obras, sino por el arenas del mar, sólo un pequeño residuo
llamamiento y elección de Dios, se le dijo: de ellos se salvará.
13. El mayor ha de servir al menor, como 28. Porque Dios en su justicia reducirá
en efecto está escrito: He amado más a su pueblo a un corto número; el Señor
Jacob, y he aborrecido a Esaú. hará una gran rebaja sobre la tierra.
14. ¿Pues qué diremos a esto?; ¿por 29. Y antes había dicho el mismo Isaías:
ventura cabe en Dios injusticia? Nada Si el Señor de los ejércitos no hubiese
menos. conservado a algunos de nuestro linaje,
15. Pues Dios dice a Moisés*: Usaré de hubiéramos venido a quedar semejantes
misericordia con quien yo quiera usarla, y a Sodoma y Gomorra.

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

30. Esto supuesto, ¿qué diremos sino que


los gentiles, que no seguían la justicia,
han abrazado la justicia, aquella justicia
que viene de la fe;
31. y que, al contrario, los israelitas que
seguían con esmero la ley de la justicia, o
la ley mosaica, no han llegado a la ley de
la justicia, o a la justicia de la ley?
32. ¿Y por qué causa? Porque no la
buscaron por la fe, sino por las solas obras
de la ley; y tropezaron en Jesús, como en
piedra de escándalo,
33. según aquello que está escrito*: Mirad
que yo voy a poner en Sión una piedra de
tropiezo, y piedra de escándalo para los
incrédulos; pero cuantos creerán en él, no
quedarán confundidos.
________________________
7. Gen 21, 12.
9. Gen 18, 10.
15. Ex 33, 19.
17. Ex 9, 16.
20. Sab 15; Is 45, 9; Jer 18, 6.
25. Os 2, 24; 1 Pe 2, 10.
26. Os 1, 10.
27. Is 10, 22.
33. Is 8, 14; 28, 16; 1 Pe 2, 7.

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

CAPITULO 10 anuncian la buena nueva de la paz, de


los que anuncian los verdaderos bienes!
16. Verdad es que no todos obedecen la
Sin la fe de Jesucristo nadie puede buena nueva. Y por eso dijo Isaías*: ¡Oh
salvarse. Por eso es predicada en todo el Señor!, ¿quién ha creído lo que nos ha
mundo oído predicar?
17. Así que la fe proviene de oír, y oír
1. Es cierto, hermanos míos, que siento en depende de la predicación de la palabra
mi corazón un singular afecto a Israel, y de Cristo.
pido muy de veras a Dios su salvación. 18. Pero pregunto: Pues qué, ¿no la han
2. Yo les confieso y me consta que tienen oído ya? Sí, ciertamente: su voz ha
celo de las cosas de Dios, pero no es un resonado por toda la tierra, y se han oído
celo según la ciencia. sus palabras hasta las extremidades del
3. Porque no conociendo la justicia que mundo.
viene de Dios, y esforzándose a establecer 19. Mas digo yo: ¿Será que Israel no lo
la suya propia, no se han sujetado a Dios ha entendido? No por cierto. Moisés es
para recibir de él esta justicia. el primero en decir* en nombre de Dios:
4. Siendo así que el fin de la ley es Cristo Yo he de provocaros a celos por un
para justificar a todos los que creen en él. pueblo que no es pueblo mío; y haré que
5. Porque Moisés dejó escrito*, que el una nación insensata o ignorante venga
hombre que cumpliere la justicia a ser el objeto de vuestra indignación y
ordenada por la ley o sus mandamientos, envidia.
hallará en ella la vida. 20. Isaías, levanta la voz, y dice: Me
6. Pero de la justicia que procede de la fe, hallaron los que no me buscaban; me
dice así*: No digas en tu corazón: ¿Quién descubrí claramente a los que no
podrá subir al cielo?, esto es, para hacer preguntaban por mí.
que Cristo descienda; 21. Y, al contrario, dice a Israel: Todo el
7. ¿o quién ha de bajar al abismo?, esto es, día tuve mis manos extendidas a ese
para sacar a vida de entre los muertos a pueblo incrédulo y rebelde a mis
Cristo. palabras.
8. Mas ¿qué es lo que dice la Escritura*? ________________________
Cerca está de ti la palabra que da la 5. Lev 18, 5; Ez 20, 11.
justificación, en tu boca está y en tu 6. Deut 30, 12.
corazón; esta palabra es la palabra de la 8. Deut 30, 14.
fe que predicamos. 11. Is 28, 16.
9. Pues si confesareis con tu boca al Señor 13. Joel 2, 32.
Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios 15. Is 52, 7; Nah 1, 15.
le ha resucitado de entre los muertos, 16. Is 53, 1.
serás salvo. 19. Deut 32, 21.
10. Porque es necesario creer de corazón
para justificarse, y confesar la fe con las
palabras u obras para salvarse.
11. Por esto dice la Escritura*: Cuantos
creen en él, no serán confundidos.
12. Puesto que no hay distinción de judío
y de gentil; por cuanto uno mismo es el
Señor de todos, rico para con todos
aquellos que le invocan.
13. Porque todo aquel que invocare de
veras el nombre del Señor, será salvo*.
14. Mas ¿cómo le han de invocar, si no
creen en él? O ¿cómo creerán en él, si de
él nada han oído hablar? Y ¿cómo oirán
hablar de él, si no se les predica?
15. Y ¿cómo habrá predicadores, si nadie
los envía?, según aquello que está
escrito*: ¡Qué feliz es la llegada de los que

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

CAPITULO 11 ¿cuánto más lo será su plenitud, o futura


restauración?
13. Con vosotros hablo, ¡oh gentiles! Ya
Escarmiento de los judíos incrédulos. que soy el apóstol de las gentes, he de
Pablo amonesta a los gentiles, para que no honrar mi ministerio,
presuman 14. para ver también si de algún modo
puedo provocar a una santa emulación a
1. Pues, según esto, digo yo ahora: ¿Por los de mi linaje, y logro la salvación de
ventura ha desechado Dios a su pueblo? alguno de ellos.
No por cierto. Porque yo mismo soy 15. Porque si el haber sido ellos
israelita del linaje de Abrahán y de la tribu desechados ha sido ocasión de la
de Benjamín. reconciliación del mundo*, ¿qué será su
2. No ha desechado Dios al pueblo suyo , restablecimiento o conversión, sino
al cual conoció de antemano. ¿No sabéis resurrección de muerte a vida?
vosotros lo que de Elías refiere la 16. Porque si las primicias de los judíos
Escritura, de qué manera dirige él a Dios son santas, esto es, los patriarcas, lo es
sus quejas contra Israel, diciendo: también la masa o el cuerpo de la
3. ¡Oh Señor!, a tus profetas los han nación; y si es santa la raíz, también las
muerto, demolieron tus altares, y he ramas.
quedado yo solo, y atentan contra mi vida? 17. Que si algunas de las ramas han sido
4. Mas ¿qué le responde el oráculo divino? cortadas, y si tú, ¡oh pueblo gentil!, que
Me he reservado siete mil hombres, que no no eres más que un acebuche, has sido
han doblado la rodilla delante de Baal. injertado en lugar de ellas, y hecho
5. De la misma suerte, pues, se han participante de la savia o jugo que sube
salvado en este tiempo algunos pocos que de la raíz del olivo,
han sido reservados por Dios según la 18. no tienes de qué gloriarte contra las
elección de su gracia. ramas naturales. Y si te glorías, sábete
6. Y si por gracia, claro está que no por que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz
obras; de otra suerte la gracia no fuera a ti.
gracia. 19. Pero las ramas, dirás tú, han sido
7. De aquí, ¿qué se infiere?; que Israel que cortadas para ser yo injertado en su
buscaba la justicia, mas no por la fe, no la lugar.
ha hallado; pero la han hallado aquellos 20. Bien está, por su incredulidad fueron
que han sido escogidos por Dios, cortadas. Tú estás ahora firme en el
habiéndose cegado todos los demás; árbol, por medio de la fe; mas no te
8. según está escrito*: Les ha dado Dios engrías, antes bien vive con temor.
hasta hoy día, en castigo de su rebeldía, 21. Porque si Dios no perdonó a las
un espíritu de estupidez y contumacia; ramas naturales, o a los judíos, debes
ojos para no ver, y oídos para no oír. temer que ni a ti tampoco te perdonará.
9. David dice también*: Venga a ser para 22. Considera, pues, la bondad y la
ellos su mesa un lazo donde queden severidad de Dios, la severidad para con
cogidos, y una piedra de escándalo, y eso aquellos que cayeron, y la bondad de
en justo castigo suyo. Dios para contigo, si perseverares en el
10. Oscurézcanse sus ojos de tal modo que estado en que su bondad te ha puesto;
no vean; y haz que sus espaldas estén de lo contrario, tú también serás
cada vez más encorvadas hacia la tierra. cortado.
11. Mas esto supuesto, pregunto: ¿Los 23. Y todavía ellos mismos si no
judíos están caídos para no levantarse permanecieren en la incredulidad, serán
jamás? No por cierto. Pero su caída ha otra vez unidos a su tronco; pues
venido a ser una ocasión de salud para los poderoso es Dios para ingerirlos de
gentiles, a fin de que el ejemplo de los nuevo.
gentiles les excite la emulación para 24. Porque si tú fuiste cortado del
imitar su fe. acebuche, que es tu tronco natural, e
12. Que si su delito ha venido a ser la injerto contra la naturaleza en la oliva
riqueza del mundo, y el menoscabo de legítima, ¿con cuánta mayor razón serán
ellos el tesoro o riqueza de las naciones, injertas en su propio tronco las ramas
naturales del mismo olivo?

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

25. Por tanto, no quiero, hermanos, que


ignoréis este misterio (a fin de que no
tengáis sentimientos presuntuosos de
vosotros mismos) y es, que una parte de
Israel ha caído en la obcecación, hasta
tanto que la plenitud de las naciones haya
entrado en la Iglesia,
26. entonces se salvará todo Israel, según
está escrito*: Saldrá de Sión el Libertador
o Salvador, que desterrará de Jacob la
impiedad;
27. y entonces tendrá efecto la alianza que
he hecho con ellos, habiendo yo borrado
sus pecados.
28. Es verdad que en orden a la buena
nueva, son enemigos de Dios por ocasión
de vosotros; mas con respecto a la
elección de Dios, son muy amados por
causa de sus padres los patriarcas.
29. Pues los dones y vocación de Dios son
inmutables.
30. Pues así como en otro tiempo vosotros
no creíais en Dios, y al presente habéis
alcanzado misericordia por ocasión de la
incredulidad de los judíos;
31. así también los judíos están ahora
sumergidos en la incredulidad para dar
lugar a la misericordia que vosotros
habéis alcanzado, a fin de que a su tiempo
consigan también ellos misericordia.
32. El hecho es que Dios permitió que
todas las gentes quedasen envueltas en la
incredulidad, para ejercitar su
misericordia con todos.
33. ¡Oh profundidad de los tesoros de la
sabiduría y de la ciencia de Dios, cuán
incomprensibles son sus juicios, cuán
inapelables sus caminos!
34. Porque, ¿quién ha conocido los
designios del Señor*? O ¿quién fue su
consejero?
35. O ¿quién es el que le dio a él primero
alguna cosa, para que pretenda ser por
ello recompensado?
36. Todas las cosas son de él, y todas son
por él, y todas existen en él; a él sea la
gloria por siempre jamás. Amén.
________________________
8. Is 6, 9; Mat 13, 14.
9. Sal 69 (68), 23.
15. Hech 13, 46-47.
26. Is 59, 20.
34. Sab 9, 13; Is 40, 13; 1 Cor 2, 16.

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

CAPITULO 12 11. No seáis flojos en cumplir vuestro


deber; sed fervorosos de espíritu,
acordándoos que el Señor es a quien
Reglas de perfección, conforme a los servís.
dones de Dios y a la fe de Jesucristo. La 12. Alegraos con la esperanza del
Iglesia y el amor premio; sed pacientes en la tribulación;
en la oración continuos;
1. Ahora, pues, hermanos míos, os ruego 13. caritativos para aliviar las
encarecidamente, por la misericordia de necesidades de los santos, o fieles;
Dios, que le ofrezcáis vuestros cuerpos prontos a ejercer la hospitalidad.
como una hostia o víctima viva, santa y 14. Bendecid a los que os persiguen;
agradable a sus ojos, que es el culto bendecidlos, y no los maldigáis.
racional que debéis ofrecerle. 15. Alegraos con los que se alegran y
2. Y no queráis conformaros con este llorad con los que lloran.
siglo, antes bien transformaos con la 16. Estad siempre unidos en unos
renovación de vuestro espíritu; a fin de mismos sentimientos y deseos, no
acertar qué es lo bueno, y lo más buscando cosas altas, sino
agradable, y lo perfecto que Dios quiere de acomodándoos a lo que sea más
vosotros. humilde. No queráis teneros dentro de
3. Por lo que os exhorto a todos vosotros, vosotros mismos por sabios o
en virtud del ministerio que por gracia se prudentes.
me ha dado, a que en vuestro saber o 17. A nadie volváis mal por mal,
pensar, no os levantéis más alto de lo que procurando obrar bien no sólo delante
debéis, sino que os contengáis dentro de de Dios sino también delante de todos
los límites de la moderación, según la los hombres.
medida de fe que Dios ha repartido a cada 18. Vivid en paz si se puede, y cuanto
cual. esté de vuestra parte con todos los
4. Porque así como en un solo cuerpo hombres.
tenemos muchos miembros, mas no todos 19. No os venguéis vosotros mismos,
los miembros tienen un mismo oficio, queridos míos, sino dad lugar a que se
5. así nosotros, aunque seamos muchos, pase la cólera; pues está escrito*: A mí
formamos en Cristo un solo cuerpo, siendo toca la venganza; yo haré justicia, dice
todos recíprocamente miembros los unos el Señor.
de los otros. 20. Antes bien si tu enemigo tuviere
6. Tenemos por tanto dones diferentes, hambre, dale de comer; si tiene sed, dale
según la gracia que nos es concedida; por de beber; que con hacer eso,
lo cual el que ha recibido el don de amontonarás ascuas encendidas sobre
profecía, úselo siempre según la regla de su cabeza.
la fe; 21. No te dejes vencer del mal, o del
7. el que ha sido llamado al ministerio de deseo de venganza, mas procura vencer
la Iglesia, dedíquese a su ministerio; el al mal con el bien, o a fuerza de
que ha recibido el don de enseñar, beneficios.
aplíquese a enseñar, ________________________
8. el que ha recibido el don de exhortar, 19. Eclo 28, 1-2; Mat 5, 39.
exhorte; el que reparte limosna, que la dé
con sencillez; el que preside o gobierna,
sea con vigilancia; el que hace obras de
misericordia, hágalas con apacibilidad y
alegría.
9. El amor sea sin fingimiento. Tened
horror al mal, y aplicaos perennemente al
bien,
10. amándoos recíprocamente con ternura
y caridad fraternal, procurando
anticiparos unos a otros en las señales de
honor y de deferencia.

19
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

CAPITULO 13 12. La noche está ya muy avanzada, y va


a llegar el día de la eternidad. Dejemos,
pues, las sobras de las tinieblas, y
El amor del prójimo es el compendio de la revistámonos de las armas de la luz.
ley. Imitación de Jesucristo 13. Andemos con decencia y honestidad,
como se suele andar durante el día; no
1. Toda persona esté sujeta a las en comilonas y borracheras, no en
potestades superiores: Porque no hay deshonestidades y disoluciones, no en
potestad que no provenga de Dios; y Dios contiendas y envidias;
es el que ha establecido las que hay en el 14. mas revestíos de nuestro Señor
mundo. Jesucristo, y no busquéis cómo
2. Por lo cual quien desobedece a las contentar los antojos de vuestra
potestades, a la ordenación o voluntad de sensualidad.
Dios desobedece. Por consiguiente, los ________________________
que tal hacen, ellos mismos se acarrean la 9. Lev 19, 18; Mat 22, 29.
condenación.
3. Mas los príncipes o magistrados no son
de temer por las buenas obras que se
hagan, sino por las malas. ¿Quieres tú no
tener que temer nada de aquel que tiene
el poder? Pues obra bien; y merecerás de
él alabanza:
4. Porque el príncipe es un ministro de
Dios puesto para tu bien. Pero si obras
mal, tiembla; porque no en vano se ciñe la
espada, siendo como es ministro de Dios,
para ejercer su justicia castigando al que
obra mal.
5. Por tanto, es necesario que le estéis
sujetos, no sólo por temor del castigo,
sino también por obligación de conciencia.
6. Por esta misma razón les pagáis los
tributos; porque son ministros de Dios, a
quien en esto mismo sirven.
7. Pagad, pues, a todos lo que se les debe;
al que se debe tributo, el tributo; al que
impuesto, el impuesto; al que temor,
temor; al que honra, honra.
8. No tengáis otra deuda con nadie, que la
del amor que os debéis siempre unos a
otros; puesto que quien ama al prójimo,
tiene cumplida la ley.
9. En efecto, estos mandamientos de Dios:
No cometerás adulterio, no matarás, no
robarás, no levantarás falso testimonio,
no codiciarás nada de los bienes de tu
prójimo, y cualquier otro que haya, están
recopilados en esta expresión: Amarás a
tu prójimo como a ti mismo*.
10. El amor que se tiene al prójimo no
sufre que se le haga daño alguno. Y así el
amor es el cumplimiento de la ley.
11. Cumplamos, pues, con él, y tanto más
que sabemos que el tiempo insta, y que ya
es hora de despertarnos de nuestro largo
letargo. Pues estamos más cerca de
nuestra salud, que cuando recibimos la fe.

20
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

CAPITULO 14 14. Yo bien sé, y estoy seguro según la


doctrina del Señor Jesús, que ninguna
cosa es de suyo inmunda, sino que viene
Los fuertes en la fe deben soportar a los a ser inmunda para aquel que por tal la
débiles. Dios es el juez de todos tiene.
15. Mas si por lo que comes, tu hermano
1. Tratad con caridad al que todavía es se entristece y escandaliza, ya tu
débil en la fe o poco instruido en ella, sin proceder no es conforme a caridad. No
andar con él en disputas de opiniones. quieras por tu manjar perder a aquel por
2. Porque tal hay que tiene por lícito el quien Cristo murió.
comer de todo, mientras el débil no 16. No se dé, pues, ocasión a que se
comerá sino legumbres, o verduras. blasfeme de nuestro bien.
3. El que de todo come, no desprecie ni 17. Que no consiste el reino de Dios en
condene al que no se atreve a comer de comer, ni en beber esto o aquello, sino
todo; y el que no come de todo, no se meta en la justicia, en la paz y en el gozo del
en juzgar al que come; pues Dios le ha Espíritu Santo.
recibido por suyo o en su Iglesia. 18. Pues el que así sirve a Cristo, agrada
4. ¿Quién eres tú para juzgar al que es a Dios, y tiene la aprobación de los
siervo de otro? Si cae, o si se mantiene hombres.
firme, esto pertenece a su amo; pero firme 19. En suma, procuremos las cosas que
se mantendrá, pues poderoso es Dios para contribuyen a la paz, y observemos las
sostenerlo. que pueden servir a nuestra mutua
5. Del mismo modo también uno hace edificación.
diferencia entre día y día, al paso que otro 20. No quieras por un manjar destruir la
tiene todos los días por iguales, cada uno obra de Dios, escandalizando al prójimo.
obre según le dicte su recta conciencia. Es verdad que todas las viandas son
6. El que hace distinción de días, la hace limpias; pero hace mal el hombre al
para agradar al Señor. Y el que come de comer de ellas con escándalo de los
todo para agradar al Señor come, pues da otros.
gracias a Dios. Y el que se abstiene de 21. Y al contrario, hace bien en no comer
ciertas viandas, por respeto al Señor lo carne, y en no beber vino, ni en tomar
hace; y así es que da gracias a Dios. otra cosa por la cual su hermano se
7. Como quiera que ninguno de nosotros ofende, o se escandaliza, o se debilita en
vive para sí, y ninguno de nosotros muere la fe.
para sí. 22. ¿Tienes tú una fe ilustrada*?; tenla
8. Que como somos de Dios, si vivimos, para contigo delante de Dios y obra
para el Señor vivimos, y si morimos para según ella. Dichoso aquel que no es
el Señor morimos. Ora, pues, vivamos, ora condenado por su misma conciencia en
muramos, del Señor somos. lo que resuelve.
9. Porque a este fin murió Cristo, y 23. Pero aquel que hace distinción de
resucitó, para redimirnos y adquirir un viandas, si come contra su conciencia,
soberano dominio sobre vivos y muertos. es condenado por ella misma, porque no
10. Ahora bien, ¿por qué tú que sigues obra de buena fe. Y todo lo que no es
todavía la ley condenas a tu hermano?; o según la fe o dictamen de la conciencia,
¿por qué tú que no la sigues desprecias a pecado es.
tu hermano que aún la guarda? No le ________________________
juzgues, porque todos hemos de 11. Is 45, 24.
comparecer ante el tribunal de Cris-to. 22. De que ya no obligan las
11. Pues escrito está*: Yo juro por mí observancias de la ley antigua.
mismo, dice el Señor, que ante mí se
doblará toda rodilla, y que toda lengua o
nación ha de confesar que soy Dios.
12. Así que cada uno de nosotros ha de dar
cuenta a Dios de sí mismo.
13. No nos juzguemos, pues, ya más unos
a otros; pensad sí, y poned cuidado en no
causar tropiezo o escándalo al hermano.

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

CAPITULO 15 13. El Dios de la esperanza nuestra os


colme de toda suerte de gozo y de paz
en vuestra creencia, para que crezca
Pablo concluye su exhortación a los vuestra esperanza siempre más y más,
romanos. Acepta a tu prójimo y no a ti por la virtud del Espíritu Santo.
mismo 14. Por lo que hace a mí estoy bien
persuadido, hermanos míos, de que
1. Y así nosotros, como más fuertes en la estáis llenos de caridad, y de que tenéis
fe, debemos soportar las flaquezas de los todas las luces necesarias para
menos firmes y no dejarnos llevar de una instruiros los unos a los otros.
vana complacencia por nosotros mismos. 15. Con todo os he escrito esto, ¡oh
2. Al contrario, cada uno de vosotros hermanos!, y quizá con alguna más
procure dar gusto a su prójimo en lo que libertad, sólo para recordaros lo mismo
es bueno y pueda edificarle. que ya sabéis, según la gracia que me ha
3. Considere que Cristo no buscó su propia hecho Dios,
satisfacción, antes bien, como está 16. de ser ministro de Jesucristo entre
escrito*, decía a su Padre: Los oprobios de las naciones; para ejercer el sacerdocio
los que te ultrajaban vinieron a descargar de la buena nueva de Dios, a fin de que
sobre mí. la oblación de los gentiles le sea grata,
4. Porque todas las cosas que han sido estando santificada por el Espíritu
escritas en los libros santos, para nuestra Santo.
enseñanza se han escrito, a fin de que 17. Con razón, pues, me puedo gloriar en
mediante la paciencia y el consuelo que se Jesucristo del suceso que ha tenido la
saca de las Escrituras, mantengamos obra de Dios.
firme la esperanza. 18. Porque no me atreveré a tomar en
5. Quiera el Dios de la paciencia y de la boca, sino lo que Jesucristo ha hecho por
consolación haceros la gracia de estar medio de mí para reducir a su obediencia
siempre unidos mutuamente en a los gentiles, con la palabra y con las
sentimientos y afectos según el espíritu de obras,
Jesucristo, 19. con la eficacia de los milagros y
6. a fin de que no teniendo sino un mismo prodigios, y con la virtud del Espíritu
corazón y una misma boca, glorifiquéis Santo; de manera que desde Jerusalén,
unánimes a Dios, el Padre de nuestro girando a todas partes hasta el Ilírico, lo
Señor Jesucristo. he llenado todo de la buena nueva de
7. Por tanto, soportaos recíprocamente, Cristo.
así como Cristo os ha soportado y acogido 20. Por lo demás, al cumplir con mi
con amor a vosotros para gloria de Dios. ministerio, he tenido cuidado de no
8. Digo, pues, que Jesucristo fue ministro, predicar la buena nueva en los lugares
o predicador de la buena nueva, para con en que era ya conocido el nombre de
los de la circuncisión, a fin de que fuese Cristo, por no edificar sobre fundamento
reconocida la veracidad de Dios, en el de otro, verificando de esta manera lo
cumplimiento de las promesas que él que dice la Escritura*:
había hecho a los padres. 21. Aquellos que no tuvieron nuevas de
9. Mas los gentiles deben alabar a Dios por él, le verán; y los que no le han oído, le
su misericordia, según está escrito*: Por entenderán, o conocerán.
eso publicaré, ¡oh Señor!, entre las 22. Esta es la causa que me ha impedido
naciones tus alabanzas, y cantaré salmos muchas veces el ir a visitaros, y que
a la gloria de tu Nombre. hasta aquí me ha detenido.
10. Y en otro lugar: Alegraos, naciones, en 23. Pero ahora no teniendo ya motivo
compañía de los judíos que son su pueblo. para detenerme más en estos países, y
11. Y en otra parte*: Alabad todas las deseando, muchos años hace, ir a veros,
gentes al Señor, y ensalzadle los pueblos 24. cuando emprenda mi viaje para
todos. España espero pasar visitaros, y ser
12. Así mismo dice Isaías: De la estirpe de encaminado por vosotros a aquella
Jesé nacerá aquel que ha de gobernar las tierra, después de haber gozado algún
naciones, y las naciones esperarán en él*. tanto de vuestra compañía.

22
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

25. Ahora estoy de partida para Jerusalén, del Espíritu Santo, que me ayudéis con
en servicio de los santos. las oraciones que hagáis a Dios por mí,
26. Porque la Macedonia y la Acaya han 31. para que sea librado de los judíos
tenido a bien hacer una colecta para incrédulos, que hay en Judea, y la
socorrer a los pobres de entre los santos o ofrenda de mi ministerio, o la limosna
fieles de Jerusalén. que llevo, sea bien recibida de los santos
27. Así les ha parecido, y a la verdad en Jerusalén,
obligación les tienen. Porque si los 32. a fin de que de esta manera pueda ir
gentiles han sido hechos participantes de con alegría veros, si es la voluntad de
los bienes espirituales de los judíos, Dios, y descansar, y recrearme con
deben también aquéllos hacer participar a vosotros.
éstos de sus bienes temporales. 33. Entretanto el Dios de la paz sea con
28. Cumplido, pues, este encargo, y todos vosotros. Amén.
habiéndoles entregado este fruto de la ________________________
caridad, dirigiré por ahí mi camino a 3. Sal 69 (68), 10.
España. 9. 2 Sam 22, 50; Sal 18 (17), 50.
29. Y sé de cierto que llegando a vosotros, 11. Sal 117 (116), 1.
mi llegada será acompañada de una 12. Se puede traducir Florecerá la raíz
abundante bendición y dones de la buena de Jesé y saldrá un retoño que se
nueva de Cristo. levantará para regir las naciones, y las
30. Entretanto, hermanos, os suplico por naciones esperarán en él. Is 11, 10.
nuestro Señor Jesucristo y por la caridad 20. Is 52, 15.

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

CAPITULO 16 15. Saludad a Filólogo, y a Julia, a Nereo


y su hermana, y a Olimpíade, y a todos
los santos, o fieles, que están con ellos.
Encomiendas y saludos de Pablo a los 16. Saludaos unos a otros con el ósculo
fieles residentes en Roma. Alabanza final santo de la caridad. A vosotros os
saludan todas las iglesias de Cristo.
1. Os recomiendo nuestra hermana Febe, 17. Y os ruego, hermanos, que os
la cual está dedicada al servicio de la recatéis de aquellos que causan entre
iglesia de Cencrea*, vosotros divisiones y escándalos,
2. para que la recibáis por amor del Señor, enseñando contra la doctrina que
como deben recibirse los santos, o fieles, vosotros habéis aprendido; y evitad su
y le deis favor en cualquier negocio que compañía;
necesitare de vosotros; pues ella lo ha 18. pues los tales no sirven a Cristo
hecho así con muchos, y en particular Señor nuestro, sino a su propia
conmigo. sensualidad, y con palabras melosas y
3. Saludad de mi parte a Prisca y a Aquila, con adulaciones seducen los corazones
que trabajaron conmigo en servicio de de los sencillos.
Jesucristo 19. Vuestra obediencia a la fe se ha
4. (y los cuales por salvar mi vida hecho célebre por todas partes, de lo
expusieron sus cabezas, por lo que no cual me congratulo con vosotros. Pero
solamente yo me reconozco agradecido, deseo que seáis sabios, o sagaces, en
sino también las iglesias todas de los orden al bien, y sencillos como niños en
gentiles); cuanto al mal.
5. y saludad con ellos a la Iglesia de su 20. El Dios de la paz quebrante y abata
casa. Saludad a mi querido Epéneto, presto a Satanás debajo de vuestros
primicia, o primer fruto, de Cristo en Asia. pies. La gracia de nuestro Señor
6. Saludad a María, la cual ha trabajado Jesucristo sea con vosotros.
mucho entre vosotros. 21. Os saluda Timoteo, mi coadjutor; y
7. Saludad a Andrónico y a Junia, mis Lucio y Jasón y Sosípatro, mis parientes.
parientes y compañeros de cautiverio, que 22. Os saludo en el Señor yo, Tercio, que
son ilustres entre los apóstoles, o he sido el amanuense en esta carta.
ministros de la buena nueva y los cuales 23. Os saluda Cayo, mi huésped, y la
creyeron en Cristo antes que yo. Iglesia toda. Os saluda Erasto, el
8. Saludad a Ampliato, a quien amo tesorero de la ciudad, y nuestro
entrañablemente en el Señor. hermano Cuarto.
9. Saludad a Urbano, coadjutor nuestro en 24. La gracia de nuestro Señor
Cristo Jesús, y a mi amado Estaquis. Jesucristo sea con todos vosotros.
10. Saludad a Apeles, probado y fiel Amén.
servidor de Jesucristo. 25. Gloria a aquel que es poderoso para
11. Saludad a los de la familia de fortaleceros en mi buena nueva y en la
Aristóbolo. Saludad a Herodión, mi doctrina de Jesucristo que yo predico,
pariente. Saludad a los de casa de Narciso, según la revelación del misterio de la
que creen en el Señor. redención; misterio que después de
12. Saludad a Trifena y a Trifosa, las haber permanecido oculto en todos los
cuales trabajan para el servicio del Señor. siglos pasados,
Saludad a nuestra carísima Pérsida, la 26. acaba de ser descubierto por los
cual asimismo ha trabajado mucho por el oráculos de los profetas, conforme al
Señor. decreto del Dios eterno, y ha venido a
13. Saludad a Rufo, escogido del Señor, y noticia de todos los pueblos, para que
a su madre, que también lo es mía en el obedezcan a la fe;
amor. 27. a Dios, digo, que es el solo sabio, a
14. Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a él la honra y la gloria por Jesucristo en
Hermas, a Patrobas, a Hermes y a los los siglos de los siglos. Amén.
hermanos que viven con ellos. ________________________
1. Puerto en el arrabal de Corinto.

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

LECCIONES
2 – 1 – 48 zzz
Lecciones. De la Epístola de San Pablo a los Romanos:
Cap. 1°, v. 3 y 4. “…acerca de su Hijo que le nació, según la carne, del linaje
de David; declarado Hijo de Dios por propia virtud, según el espíritu de
santificación, y por la resurrección de la muerte”.
Dice el Autor Santísimo:
“Declarado Hijo de Dios por propia virtud” ¿Cuál? ¿Una? ¿Muchas? ¿De
qué naturaleza? Yo te lo diré.
Primero. De naturaleza divina.
El Hijo del Padre es Dios como el Padre, y el haber tomado carne humana
no destruyó, ni puso una pausa en la unión entre el Padre, del cual el Hijo
se genera, y en cuyo Hijo el Padre se complace. Y no sólo esto, sino que el
Hijo de Dios no deja de ser Dios por haber asumido la naturaleza de
hombre. Generado por el Padre Dios mediante la expansión natural del
Amor perfecto, que por su naturaleza tiene necesidad de amar, y que por
su dignidad tiene necesidad de amar una Perfección igual a la suya, infinita
– todo otro amor de Dios, exceptuado aquel hacia la Beatísima, es
benignidad de Dios – Él sólo, con el amor de Hijo, y de Hijo de Dios,
satisface a Dios con un amor digno de Él.
Me adelanto a tu objeción diciéndote: Amando a María, Dios también se
ama a Sí mismo, porque Él la ha formado llena de Gracia, por un
pensamiento de Gracia, para que diera a luz la Gracia al mundo. María
puede ser llamada “seno de Dios” porque ha dado a luz al Hijo de Dios, la
Gracia de la cual se encontraba llena, y ha dado un Hombre, sobre la tierra,
digno del Amor Paterno.
Como circular pecera en la cual las aguas fluyen sin jamás ir a la
desembocadura, así María, agua purísima de fuente sellada,1 brotó del
incandescente calor del Pensamiento eterno y se desliza por playas de paz,
llevando consigo paz y pureza, y reentró en Dios para acoger a Dios y

1
Cantar de los Cantares 4, 12

26
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

generar al Hijo de Dios; y volvió entre las salvajes arenas para dar a los
desiertos de los corazones la Luz, la Verdad, la Vida; y nuevamente,
cumplida su misión, como agua aspirada por el sol, ascendió al místico seno
que os la dio a luz para que os diera a luz la Salvación. Y allí está: Inviolada
fuente de pureza, único espejo digno de la Perfección, que todo olvida, de
lo que es ofensa, mirando a la Inmaculada.
No cesa el Verbo de ser Dios porque se haya hecho Hombre. No es la
Humanidad tomada, envilecimiento de la Divinidad, su eterna Naturaleza,
sino que es elevada la Humanidad, aunque sin perder su naturaleza, a la
perfección de unión con la Divinidad, cosa atestiguada por los prodigios
hechos por Cristo. El Padre siempre con el Hijo. El Hijo siempre Dios como
el Padre, porque la Divinidad no puede ser dividida o mudar naturaleza
por división aparente, y aniquilamiento en una naturaleza inferior a la
divina.
Jesucristo es pues Hijo de Dios por la Naturaleza divina del Verbo
generado por el Padre, encarnado por obra del Espíritu Santo 2 para la
salvación de la humanidad.
Segundo modo. Se ha declarado también Hijo de Dios por naturaleza
humana, virtuosa en manera perfecta.
Jesucristo, el Hijo que le nació al Padre de la estirpe de David, 3 tenía una
voluntad libre, como Dios y como hombre. Esta libertad de su voluntad la
muestran sus acciones, hechas según como Él quería, cuando quería, y
sobre quien quería. Ni elementos,4 ni criaturas podían oponerse a su
voluntad, que era perfecta, con la libertad propia de Dios.
No podían. Sólo una vez pudieron. Pero entonces fue porque el Hijo de Dios
no prevaricó, no abusó de esta su libre voluntad potente, para huir a la
muerte de cruz.5 De haberlo hecho, habría cometido hurto, abuso,

2
Lucas 1, 35
3
Mateo 9, 27
4
Lucas 8, 22; Mateo 8, 23; Marcos 4, 35-41
5
Mateo 26, 36-46; Marcos 14, 32-42; Lucas 22, 39-46; Juan 14, 10-15

27
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

prevaricación de sus infinitos poderes de Hijo de Dios. Y, nuevo Lucifer


rebelde,6 más aún que Lucifer, se habría vuelto. zzz
Pero cristo nunca fue rebelde. Nada, aún la natural repugnancia al suplicio
hízole ser tal, puesto que sobre su voluntad libre estaba la Voluntad del
Padre, y así el Perfectísimo Hijo divino, igual por su Naturaleza al Padre,
no se prevalió de ello, antes con amor reverencial dijo siempre a Aquel que
habíale engendrado: “Hágase tu Voluntad”, 7 y, manso y obediente, ofreció
sus manos a las ligaduras para ser arrastrado al sacrificio.1
Tuvo pues voluntad libre; pero usó de ella para ser perfecto como hombre
lo mismo que lo era como Dios.
Suele decirse: “No podía pecar”. Tal frase sería exacta si Cristo hubiera
sido Dios tan sólo. Dios, al ser la misma perfección, no puede pecar. Mas su
segunda naturaleza hállase sujeta a tentaciones2 y las tentaciones, si no se
las rechaza, vienen a ser un medio para pecar. Las más duras tentaciones
se desencadenaron contra el Hombre. Todo el odio, el rencor, el miedo, la
envidia del Infierno y de los hombres en contra de Él, contra el Fuerte al
que advirtieron Vencedor por más que tuviera mansedumbre de cordero.3
Ahora bien, Jesús no quiso pecar. Tributad al Fuerte el Justo
reconocimiento de su Fortaleza. No pecó porque no quiso pecar. Y también
por esta su perfección de justicia en contra de todas las insidia y eventos,
Él ha declarado ser Hijo de Dios.
¿No se os dijo también a vosotros: “Sois dioses e hijos del Altísimo?4 Él lo
fue porque en su Humanidad igual a la vuestra, fue Dios e Hijo del Altísimo
por la santidad de todos sus actos.
Hombres, os dice la Sabiduría que la declaración de la filiación divina en
Jesús, nacido de María de la estirpe de David, se manifiesta, no sólo por la
palabra del Padre, por los milagros, por sus enseñanzas de Maestro y por
su resurrección, sino también por este su Señoría sobre las pasiones
6
Isaías 14, 10-15
7
Mateo 26, 39; Marcos 14, 36; Lucas 22, 42
1
Isaías, del 52, 13 al 53, 12
2
Mateo 4, 1-11; Marcos 1, 12-13; Lucas 4, 1-13
3
Isaías 53, 7; Mateo 11, 29; Juan 1, 29
4
Salmo 82 (Vulgata, 61). 6

28
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

humanas y las tentaciones que acometieron al Hombre, Santo por su


naturaleza divina, verdadero Primogénito5 de la familia eterna de los hijos
de Dios, coherederos del Reino de los Cielos.6
Declarose, en fin, Hijo de Dios por su espontánea resurrección. Dios: Él
mismo: Dios-Hombre, muerto por los hombres para la salvación de estos,
consumado el sacrificio, dada la prueba segura de haber quedado muerto,
se infundió de nuevo la vida7 y Él mismo, sin esperas ni juicio, glorificó
igualmente su Cuerpo vencedor de todas las miserias consiguientes al
pecado original primero.”
Mientras habla la Voz divina, pienso yo: “Dirán que ya fue dicho todo
esto”. Y dice la voz divina:
“Es verdad. Y los doctos que, por estar harto convencidos de serlo, hurgan
entre las perlas sin número con que Dios te ha regalado para adornarte con
ellas, anotarán una vez más estas palabras, las confrontarán y las
desmenuzarán al modo que los médicos indagan los secretos de la
naturaleza y los de la vida y muerte de los hombres.
Mas tú, no. No rememores ni catalogues. Siempre es nuevo y hermoso para
ti. Eres el niño sencillo, pletórico de amor y de fe, y Yo hablo para ti, para
ti sola.
¿Qué mejor y más apacible compañía para encaminarte al Reino de la Vida
y trasponer sus umbrales que mis lecciones extraídas de las cartas de aquel
que predicó a Cristo aún después de su muerte con el triple brote de las
tres fuentes en el lugar donde ahora ha surgido un manantial de milagros
por la misericordia de María8 que es la llave con que se abren las
misericordias divinas?”
*****

5
Colosense 1, 15; Apocalipsis 1, 4-5
6
Romanos 8, 14-17; Gálatas 4, 1-7
7
Juan 10, 17-18
8
Alusión al martirio de San Pablo que fue decapitado en roma el año 67 y cuya cabeza, al dar tres botes,
habría hecho surgir tres fuentes de agua. En ese mismo lugar, conocido precisamente con el nombre de las
“Tres Fuentes”, se apareció nuestra Señora en 1947

29
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

4-1-48
Dice el Autor Santísimo:
“”El justo vive de la fe”1 (A los Romanos c.1, v.17)
Al citar estas palabras el Apóstol, orgulloso un tiempo de su ciencia
rabínica, hácese “niño”, es decir, humilde y sencillo,2 y confiesa e, incluso,
profesa: “Yo no me avergüenzo del Evangelio, virtud de Dios para la
salvación de todos los creyentes… En él, en efecto, se manifiesta la justicia
de Dios que proviene de la fe y tiende a la fe”. 3
Hubo un tiempo en que Pablo, aún más que avergonzarse de creer por su
cuenta en el Evangelio, se avergonzaba de Él como de una ignominia
lanzada entre las inspiradas o doctas palabras de la sabiduría de Israel. Y,
al objeto de borrar aquella ignominia impresa en las mentes de los secuaces
del Nazareno, les perseguía apagando de consumo palabras evangélicas y
vidas, creyendo así vencer. Mas la Palabras eterna a la que fuerza alguna
humana ni diabólica puede hacer callar, le aterró en el camino de Damasco
preguntándole: “¿Por qué Me persigues?”4
Aquellos que ahogan las pequeñas voces, los que oprimen a quienes hablan
en nombre de Dios, y ellos, los doctos de ahora, saben cómo se les llamaba
en el Antiguo Testamento5 y cual sea su misión –pues ellos son y siempre
serán, hasta el fin de los tiempos, como heraldos de Dios entre las turbas
ciegas- deberían meditar mucho y aprender de aquel “Me persigues” a
temer perseguir al Verbo y temblar de hacerlo.
Dios vive en su instrumento. Vive, no de un modo corriente sino, de una
manera extraordinaria. La personalidad humana no es más que el velo que
guarda al Santo de los Santos6 que está operando, ya que Dios, tras el velo,
nunca está inerte en su trono.

1
Habacuc 2,4
2
Mateo 11,25-30; 18, 1-4; Marcos 10, 13-15:Lucas 10. 21-22
3
Romanos 1, 16-17
4
Hechos 9, 4; 22, 7; 26, 14
5
Mateo 23, 1-12
6
Éxodo 25-27; 33, 7-11; del 35, 8 al 38, 31: del 39, 33 al 40, 38; Números 9, 15-23

30
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Cuando las feroces huestes de los caldeos, una vez vencidos los israelitas de
manera absoluta en su corte, dieron fuego a la casa de Dios y se llevaron
las riquezas y cosas santas del templo;7 cuando las potentes legiones
romanas destruyeron para siempre, conforme a la profecía de Jesucristo,8
el templo sobre el Moria; ¿contra quien, de verdad, se lanzaron? ¿Contra
el edificio, contra los sacerdotes, contra los útiles del Templo o bien contra
ese Ente inmaterial que, en la mente de los Israelitas lo llenaba de Sí?9
Digo “en la mente de los israelitas” porque, a partir de la hora nona de
aquel Parasceve, abismo de Misericordia y de Delito, el Espíritu de Dios
había abandonado10 el Santo de los Santos y, aun a las horas de incienso,11,
se hallaba vacía la gloria del Tabernáculo. Mas todavía subsistía la Idea. Y
esa Idea lo era todo para Israel.
¿Contra quién fue la persecución del enemigo? ¿Contra los hombres y la
piedras o contra la Idea? Contra la Idea. Para herir al pueblo, hirió la Idea.
Y así lo destruyó u lo dispersó.
¡Oh míseros, míseros hombres superficiales! Que, por más que seáis
católicos practicantes, sois tan tibios para la Idea, para el Cristianismo y
para la Iglesia que son los que constituyen la Idea que proporciona fuerza,
poder, cohesión, victoria, salvación contra los ejércitos humanos y
extrahumanos de los servidores del Dragón,12 meditad en esta gran lección
que se desprende de los ejemplos de la historia: Cuando la inercia, el
pecado o el asentimiento a doctrinas satánicas hacen que los enemigos de
Dios y de las almas asalten, destruyan, desbaraten la única Idea santa,
verdadera y eterna –Dios– en aquello que lo pregona y representa, todo,
digo todo, viene a desbaratarse y destruirse, aún aquello que no querríais
que lo fuese: vuestro bien personal egoísta, el patrimonio familiar, la
tranquilidad y, a las veces, la misma familia.

7
2° Reyes (Vulgata: 4° Reyes) del 24, 18 al 25, 21
8
Mateo 23, 37-39; Lucas 13, 34-35
9
Éxodo 40, 34-35; 1° Reyes 8, 10-13
10
Mateo 27, 45-54; Marcos 15, 33-39; Lucas 23, 44-47; Juan 19, 28-30
11
Éxodo 30, 1-10
12
Daniel 7; Apocalipsis 12-13

31
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

¡Levantad, cristianos! Un día, a Jesús que dormía, le gritaron: “Despierta,


Maestro, que perecemos”.13 Pero ahora es Dios el que os grita: “Despertad,
cristianos, pues si no os despertáis, pereceréis. La tormenta la tenéis
encima”. Para agruparlo en la defensa de la religión y de la patria se le
decía al Israel antiguo: “¡A tus tiendas Israel!”14 Os grito Yo a vosotros: ¡A
tus tabernáculos, pueblo cristiano! ¡A tu fe! ¡A tu Señor Jesucristo! ¡A la
vencedora de Satanás! ¡Levántate! Vuelve a encender la luz y el fuego de
la fe y de la caridad; despójate de esos vestidos por demás carnales que te
hacen orgulloso e indolente, y revístete de justicia”.15
Tú, tú sólo has de salvarte. En tu voluntad radica tu victoria. Dios te
observa, mas no es su Voluntad la que te salva. ¡Tantas veces lo intentó…!;
mas tú, de la victoria de la salvación has hecho escalón por el qué descender
a las tinieblas, al hielo y al vicio. Lo dije ya al comienzo de la labor del
pequeño Juan.16 Os habéis reído, burlado e increpado a la pequeña voz que
os repetía mis palabras, muchas de las cuales, por ser divinas, han tenido
ya cumplimiento.
No os riáis, no os burléis, no denigréis estas, pues, al defender la Idea
divina, la Iglesia y la Fe, os defendéis a vosotros mismos, defendéis vuestra
tranquilidad y vuestro bienestar. Lo que Satanás y sus secuaces pretenden
es atacar a la Iglesia y a la Fe, es decir, al corazón y a la sangre y al aliento
que mantienen viva vuestra misma vida, dolorosa, es cierto, penosa,
también, Mas si triunfase Satanás en un mundo ya sin Dios, tres veces ¡ay
de vosotros!
¡Nada sabéis! No alzo el velo tendido sobre ese horror que ya es actual y
cierra filas para lanzarse al asalto. Os apunto a a lo alto: el Cielo, Dios; os
indico el corazón de la Cristiandad: La Roma Vaticana; os señale el
tabernáculo. Defendedlos si queréis estar defendidos, y meditad bien mis
palabras.

13
Mateo 8, 23-27; Marcos 4, 35-41; Lucas 8, 22-25
14
2° Samuel (Vulgata: 2° Reyes) 20, 1 1° Reyes (Vulgata: 3° Reyes)12, 16
15
Efesios 6, 10,20
16
Apelativo dado a María Valtorta que, por su espiritualidad e índole de su misión, se asemeja al grande Juan,
apóstol y evangelista

32
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Y, sobre todo, no seáis de aquellos que se aprestan a perseguir a Dios en su


Idea, en la Iglesia Romana, en la Fe, al perseguir a Jesucristo en sus
pequeñas voces. No persigáis a Jesucristo, os repito, porque Él, al perseguir
vosotros a sus instrumentos, os dice con su divina y justa sinceridad: “¿Por
qué me perseguís?”
Sí. Le perseguís en éstos a los que no dejáis en paz. Sí. Le perseguís en éstos
porque negáis que sea el Verbo el que habla en ellos, que lo sea el Espíritu
Santo que es siempre autor de toda enseñanza divina.
Imitad a Pablo en el segundo periodo de su vida mortal, pues sabéis
imitarle cuando aún era Saulo de Tarso, de la tribu de Benjamín, fariseo y
perseguidor de los cristianos.17 Y vosotros, rabinos noveles, no os
avergoncéis de aprender cosas de fe y de sabiduría, que al presente
ignoráis, y de aprenderlas de una pequeña voz.
Comparado con el rico, poderoso e imponente Gamaliel,18 semejante a un
rey en su fausto y cortesanos, libro viviente de la sabiduría de Israel, el
humilde Maestro de Nazaret debía parecerle harto despreciable a Saulo de
Tarso, desconocedor de su condición social, de su método de enseñanza y
de su género de vida. Más cuando las escamas del fariseísmo cayeron,19 no
de las pupilas de sus ojos sino de su espíritu, y con perseverante estudio
penetró en la sabiduría del Evangelio, “virtud de Dios para la salvación de
los creyenyes”,20 Pablo reconoció que en el Evangelio “se manifiesta la
justicia que deriva de la fe y que tiende a la fe”.
Esta justicia, hecha luminosa y comprensible por bondad de la misma
Palabra de Dios que se compadece de vosotros, viene a manifestarse en el
don que la pequeña voz os ha proporcionado en nuestro nombre.
Los justos aman. El amor es luz. La luz hace posible la visión. Los justos
creen y tienen sed ardiente de creer cada vez más. Comprenden que
conocimiento es una ayuda poderosísima para creer. Sienten que el creer

17
Filipenses 3, 4-6
18
Hechos 5, 34-42, 22, 1-5
19
Hechos 9, 18
20
Romanos 1, 16

33
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

es vida por ser caridad y que la caridad es vida por ser Dios, el Viviente,
acogido en ellos y ellos en Dios.21
Y he aquí cómo, a través de un largo procesos, hemos llegado a la primera
proposición del dictado de hoy: “El justo vive de la fe, más sabrá vivir de
la fe. Por esto dijo el divino Maestro “Si no llegáis a haceros como niños,
no entraréis en el reino de los Cielos”.22 El niño sabe creer. Y por este su
saber creer conoce a Dios y es merecedor de poseerlo y gozarlo eternamente
por más que muera antes de llegar a ser docto cual lo sois vosotros.
Verdaderamente, el mucho saber difícilmente constituye salvación,23
aunque no sea sino porque 2ª quien más se le dio más se le reclama”,24 y “a
quien acumuló tesoros difícilmente dejarán de asaltarlo los ladrones”.25
Mas este antiguo proverbio aun no lo conocíais, ni sabéis de qué ladrones
Yo hablo. Vosotros, que sois tan sabios, intentad conocerlos y así,
conociéndolos, podréis defenderos de la muerte que ellos tratan de daros
con sus armas.
Mas los “niños pequeñitos” se hallan libres de tales peligros. Ellos saben
vivir de la fe con simplicidad. Ellos confían en el Señor, y está dicho que
quien confía el Señor comprende la verdad.26 Por eso ellos comprenden por
más que no lo sepan científicamente. Comprenden: por la caridad que vive
en ellos y porque tienen por maestros la Caridad y a su ángel de la guarda.
****

21
1° Juan 4, 16
22
Mateo 18, 3; Marcos 10, 15; Lucas 18, 17
23
1° Corintios 8, 1
24
Lucas 12, 48
25
Mateo 6, 19-21: Lucas 12, 33-34
26
Sabiduría 3.9

34
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

6 – 1- 48
“Al presente se manifiesta la ira de Dios desde el Cielo contra toda
impiedad e injusticia de los hombres que ahogan la verdad de Dios en la
injusticia”. (A los Romanos, c.1, v. 18)
Dice EL Autor Santísimo:
“En la lección precedente os invité a defender la Idea religiosa al objeto de
conseguir la salvación y la paz porque, cuando un pueblo cae en la
“impiedad y la injusticia” –y la impiedad mayor, la más grande injusticia
es ofender a Dios, hacer chacota de la Religión, atacarla, apagarla en las
mentes y desobedecerla consciente y premeditadamente en todos sus
preceptos– entonces es cuando la ira de Dios se manifiesta desde el Cielo.
No son precisos rayos, cataclismos ni diluvios para que se haga manifiesta.
Basta que Dios os abandone para que vosotros mismos os proporcionéis
muerte, congojas y desesperación. La ira, la verdadera e inmutable ira de
Dios, más que con castigos, se manifiesta con dejarlos a vosotros mismos.
Cuanto vosotros llamáis manifestaciones de la ira de Dios –como son las
guerras, los medios atroces de destrucción, los cataclismos, las pestes– no
alcanza a ser todavía la ira inmutable y absoluta. Son reconvenciones,
llamadas de un Padre ofendido pero ganoso de dar a los hijos culpables su
ayuda y su perdón.
Mas cuando “la impiedad y la injusticia aniden en el corazón del 99% de
la humanidad, cuando la impiedad y la injusticia de la mente como de la
materia, hallan invadido todas las clases sociales y la abominación halla
penetrado igualmente en la casa de Dios –en cuanto a la abominación de la
desolación1 de que habla el profeta y lo confirma el Verbo, aun no habéis
acertado a dar a la palabra “desolación”, de la que está dicho que ha de
ser, y será, la señal del fin, su justo significado– entonces Dios no os
reprenderá con castigos paternales –que por desgracia, es justo
constatarlo, salvan a pocos sino porque los más ya son servidores de
Satanás– sino que os dejará a vosotros mismos. Se retirará. Ya no actuará
hasta el momento en que un rayo de su voluntad ordene a sus ángeles abrir

1
Daniel 9, 20-27; Mateo 24, 15-25; Marcos 13, 14-23

35
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

los siete sellos,2 hacer sonar las cuatro trompetas,3 de liberar al águila de
los tres ayes,4 y después ¡horror!, sonará la quinta trompeta5 y el Judas del
últimos tiempos abrirá el pozo del abismo6 para hacer salir de él lo que el
hombre habrá querido más que a Dios.
¿Cuándo? ¿Cuándo? ¿Es ésta ya esa hora o estáis por entrar en ella?
Temed, lo estáis preguntando… Pero no os arrepentís. No se os dirá el
cuándo. Se halla escrito en el corazón de los actuales profetas, “mas lo que
a ellos les han dicho los siete truenos se encuentra sellado y no lo dirán”.7
Y entonces, cual astro de paz sobre el horror y el terror de las encrespadas
olas –la tierra toda agitada con mar tempestuoso y los hombres cual
náufragos en medio de la tempestad, todos menos los siervos de Dios
acogidos en la barca de Pedro, fieles al marinero santo– entonces
despuntará la aurora de la Estrella del Mar, precursora de la Estrella
Matutina en el surgir de su última aparición.8 En su segunda, última
venida, el Cordero de Dios,9 el Redentor, el Santo de los santos, tendrá por
precursor, no al penitente del desierto,10 salado con las maceraciones y
salador de los pecadores para curar su pesantez haciéndoles prontos para
acoger al Señor, sino que tendrá por precursor a nuestro Ángel, Aquel que,
aun teniendo carne, fue un Serafín; Aquel en el que hicimos la morada más
dulce y digna que pudimos tener, el Arca dilectísima del oro más fino que,
aún ahora, Nos contiene como Nosotros la contenemos a Ella,11 que
trasvolará los cielos irradiando su amor para preparar al Rey de los reyes
su trayectoria perfumada y real, y para preparar –para engendrar y
alumbrar, en una última maternidad- el mayor número posible de
gérmenes vivientes que halla y quieran ser dados a luz para el Señor.12

2
Apocalipsis 6
3
Apocalipsis 8, 6-11
4
Apocalipsis 8, 13
5
Apocalipsis 9, 1-12
6
Apocalipsis 9, 1-12
7
Apocalipsis 10, 1-7
8
Apocalipsis 2, 28; 22,16
9
Juan 1, 29-30
10
Mateo 3; Marcos 1, 1-11; Lucas 3, 1-22; Juan 1, 19-34
11
Esta frase recibirá aclaración en la lección del 2 de febrero.
12
Apocalipsis 12

36
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Mirad allá, al oriente de los tiempos… Por entre las sombras cada vez más
densas y malditas que cubren la tierra, se dibuja un alba que más dulce no
cabe. Es el tiempo de María que surge, la postrer misericordia que nuestro
Amor ideó para vosotros.
Grande será la largura del camino. Obstaculizada por su eterno enemigo
que, por más que sea vencido, no es por eso menos obstinado en molestarla
y combatirla. Él embota las inteligencias de los hombres para que no
conozcan a María; apaga su fe en Ella, produce tinieblas y lanza fango.
Mas la Estrella del Mar está muy por encima de las olas contaminadas
sobre las que pasará por alto sin que el fango manche la orla de su vestido.
Bajará tan solo, rauda como una arcángel a escribir su sigla, junto con el
signo Tau,13 sobre la frente de los fieles, de los salvados para el Reino
eterno. Y, al contacto de la mano de la Madre de la Vida, de la fuente de
Salud, penetrarán la fortaleza y la paz en sus espíritus.
Bendecid a Dios que concedió a la Estrella purísima emprender su camino
para atraerlos a Dios con la dulzura de su amor, Salvadora compasiva,
extrema, compensadora para las almas buenas de su cada vez más
profundo alejamiento de Dios, disgustado por las culpas de los hombres.
No os parezca injusto este alejamiento de Dios. Se lee en los Macabeos14 que
cuando con Antíoco Epífanes penetró la corrupción en Israel, e Israel se
alejó de la Ley por haberse sometido muchos jefes de Israel, “hijos de
iniquidad”, a las “naciones vecinas” hasta el punto de adoptar sus mismas
perversas costumbres “vendiéndose para hacer el mal”, el santuario quedó
desolado como un desierto, las solemnes festividades se trocaron en luto,
los sábados en abyección y toda la gloria aniquilada. Y no sólo esto sino que
fue aceptado “el culto de los ídolos”. Ello provocó la persecución de los
pocos que permanecieron fieles, y la muerte, la violencia y el dolor vinieron
a constituir el patrimonio de aquel pueblo que había suscitado la ira del
Señor. Estableced comparaciones, meditad y escoged.

13
Ezequiel 9, 4-6; Apocalipsis 7, 1-8
14
1° Macabeos 1, 11-67 (texto griego: 10-64)

37
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Una vez más os repite Jesús en la última fiesta de los Tabernáculos: “Un
poco, todavía estoy con vosotros… y después me marcho. Y entonces me
buscaréis pero no me encontraréis”.15
Sí, durmientes. Os hablo a vosotros más que a los enemigos declarados. A
vosotros que, si despertaseis, podríais defender la Idea y vuestro bien. A
vosotros que dormís mientras los demás trabajan y os mecéis en la ilusión
de que ha de estar Dios a vuestro servicio, de que Jesús ha de ser vuestro
siervo y siervo tonto que, tras haber sido olvidado, no buscado ni seguido
hasta el punto de haber llegado a la persuasión de dar por inútil su
permanencia entre vosotros, pueda estar pronto y dispuesto a sacaros del
apuro cuando lleguéis a estar a punto de veros sumergidos en él y,
finalmente, aunque no para todos en el tiempo, os despertaréis.
Buscad al Salvador mientras aun está entre vosotros, antes de que el odio
le aleje fuera de vuestros confines… en Efraín,16 entre aquellos pueblos que
nacen a la luz mientras vosotros os hundís en las tinieblas que “ahogan la
verdad, no haciéndola ver, levantando el muro de las tibiezas, de los
quietismos cuando no el de la impiedad y las injusticias”.17
Digo antes de apagarse la Voz Santísima: “Oh Señor Divinísimo!, ahora
que hablas con frecuencia, porque me ha dicho P.B.18 que no están
convencidos de que Tú ahora, ¡oh Divinísimo!, hablas muy de cuando en
cuando”.
Me responde:
“Obro como quiero. He demostrado que vengo diariamente o que no vengo
por espacio de decenas de días sin que tú llenes tales vacíos con palabras
tuyas. Y esto les sirve de lección. Todo lo he hecho para persuadirles. Mas

15
Juan 7, 31-34
16
Juan 11,54
17
Ampliación de: Romanos 1, 18
18
Debe tratarse del Padre Berti. El Padre Conrado M. Berti, de la Orden de los Siervos de María, profesor en
Roma de la facultad teológica “Marianum”, había recibido de su hermano en Religión Padre Romualfo M.
Miglirini el encargo de ocuparse de María Valtorta cuando éste, después de casi cuatro años de dirección
espiritual de la escritora enferma, hubo de abandonar Viareggio y retirarse a Roma.

38
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

sucede como está dicho: “Hemos tañido y no habéis bailado, hemos


entonado cantos plañideros y no habéis llorado”.19
Ahora bien, estas páginas no son para ellos e, incluso, te ordeno que las
quites de aquí y hagas con ellas un fascículo aparte que has de entregar
cómo y a quiénes te he dicho. Cuanto era necesario para la aprobación de
la obra de Jesús ya lo han tenido, lo demás es un tesoro que, para tenerlo
hay que merecerlo. Y a quien lo ha merecido por haber hecho nuestro
Querer para contigo con caridad perfecta y sin reclamar nada por lo hecho
contigo. Y, esto aparte, hay otro motivo de providencia divina para
disponerlo de este modo”.
Tan amada me siento y tan feliz por el retorno de la Virgen de Lourdes que
vino ayer, (a partir de las 17, y tan… fuertemente, que me hallaba fuera de
los sentidos de lo que Marta20 puede dar razón), que pregunto, con relación
a lo acaecido en San Paulino21 y con las palabras de María Santísima de
ayer tarde: “Si tienen fe obraré prodigios de gracias”; y el Divinísimo
responde:
En el 4° de los Reyes,22 c7, v. 19, dice aquel en cuyo brazo se apoyaba el rey:
“Aunque abriese el Señor las cataratas del cielo, ¿podría nunca suceder lo
que tú dice?” Te digo que hay muchos que, por más que el Señor abriese
las cataratas del cielo para inundar la tierra de gracias y de milagros,
seguirían diciendo: “Puede ser esto? No”.
El milagro presupone la fe. Dios da la señal. Se manifiesta. Es una continua
epifanía llamando los espíritus a la fe, a la esperanza, a la caridad, a Dios.
Mas a renglón seguido, os deja libres para crecer o no crecer.
Pero os digo que el río de gracias, pronto a derramarse, si el hombre le
pone un dique con su incredulidad, se vuelve para otra parte. He aquí por
qué la Beatísima pone la condición “Si tiene fe” para prometer “obrar
prodigios de gracias”.
19
Mateo 11, 17; Lucas 7, 32
20
Marta Diciotti, nacida en Lucca el año 1910, vivió al lado de María Valtorta a la que asistió amorosamente
desde el año 1935 hasta la muerte de la escritora enferma, acaecido el 12 de octubre de 1961.
21
En la parroquia de María Valtorta en Viareggio en donde algunos creyeron haber notado algo extraordinario
en la estatua de la Inmaculada.
22
El 4° de los Reyes es según la Vulgata que corresponde al 2° de los Reyes.

39
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Viene la hora de la gracia; quédate a su espera. Mas si el hombre no la


invita diciéndole; “Quédate con nosotros”, pasa y ya no vuelve”.
****

40
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

7 – 1 - 48
Cap 1°, v. 20-22 de la Epístola a los Romanos.
Dice el Autor Santísimo:
“Los que ahogan la verdad de Dios en la injusticia se dividen en esas dos
perversas categorías que son: los negadores que dicen: “No creo en Dios
porque no lo veo” y los demoledores, esos necios que querrían demoler a
Dios y, no pudiéndolo conseguir, resquebrajan con fatiga inmensa e inútil
el monumento del testimonio de Dios y –trabaja que te trabaja– no logran
hacer sino que se desprenda el polvo y el moho del mismo para que
aparezca así más bello y esplendoroso. Porque, hablando con claridad, no
hacen sino suscitar reacciones santas en los hombres rectos.
Estas dos categorías de desgraciados, al romper con la paz de este mundo
y del otro, son, más que nada, mentirosos o dan a entender que son necios
privados de razón. Porque al hombre no le es posible negar a Dios. Sólo con
que se estudie a sí mismo –la armónica formación de su naturaleza en la
que, sin choques ni disonancias, la parte animal y la espiritual se
entremezclan formando un todo maravilloso– sólo con que considere esto,
no puede el hombre negar la existencia de Dios diciendo: “No creo en Dios
porque no lo veo”.
No vale hablar de envilecedoras descendencias parea justificar el prodigio
espontáneo del hombre inteligente. La evolución nunca jamás podrá
comunicar a la bestia la perfección humana visible. Al referirme a aquellos
que admiten lo espiritual, hablo sólo de perfección humana material y, por
tanto, visible. Esta pues basta para negar la evolución de la bestia al hombre
y para acreditar la creación divina.
Dios se hace visible “en sus invisibles perfecciones, en su poder eterno y en
su divinidad” a la razón del hombre inteligente “mediante las obras
creadas”. Todo –desde la brizna de escarcha hasta el sol, desde el mar a los
volcanes, desde el gusano hasta el hombre, desde los mohos arbóreos a los
secuoyas gigantescos, desde la luz a las tinieblas– habla de Dios, lo muestra

41
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

en su poder divino. Por eso he dicho que aquellos que niegan a Dios, visible
en todas las cosas, mienten o confiesan ser tontos.1 Mas no, no son tontos.
Son esclavos de la Mentira, de la Soberbia y del Odio. Esto es lo que
únicamente son. Porque, ciertamente, conocen que Dios existe y, con todo,
lo niegan, repudian, tratan de escarnecerlo en vez de alabarlo y glorificarlo,
y lo odian en lugar de estar reconocidos a los infinitos cuidados que el tiene
con ellos por más que no los merezcan.
Si Dios no fuese Dios, es decir, Aquel que está por encima del odio y de la
venganza; si Dios fuese como ellos, ¿les daría acaso aire, luz, sol, alimentos?
No se objete diciendo que: “Lo da para los buenos y, por estos, gozan todos
de ello. No puede hacer que mueran los buenos por privar a los malos del
aire, de la luz, del sol y del alimento”. Y ¿quién lo podría impedir? Todo le
es posible a Dios. Mas Él es quien hace descender los rayos del sol sobre los
buenos y los malos,2 sobre los buenos para acariciarles y sobre los malos
para advertirles, dándoles tiempo a convertirse. Porque Dios es paciente y
su venganza es el perdón otorgado 70 veces 73 y 700 veces 7. Mientras hay
vida en el hombre Él es longánimo. Después juzga y su juicio es inapelable.
La suya es la última palabra y tal que hasta el más pertinazmente
desvariado de los hombres saldrá de su delirio blasfemo, y, despavorido,
como aquel que es sacado de una cárcel lóbrega a plena luz, fulgurado por
la luz divinísima, entrará dentro de sí gritando: ¡Maldito mi soberbio
pensamiento! Negué la Verdad y ella me hiere eternamente. Adoré lo que
no era y negué lo que es. Podría haberme hecho con el premio incorruptible
que deriva de la fusión con el Incorruptible perfecto. Preferí la múltiple
corrupción y, eterno pero corrompido, eternamente estaré sumergido en
ella”.
****

1
Salmo 13 (en hebreo: 14), 1
2
Mateo 5, 43-48; Lucas 6, 27-35
3
Mateo 18, 21-35; Lucas 17, 3-4

42
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

8-1-48
A los Romanos, C. 1°, del versículo 24 al 31 inclusive.
Dice el Autor Santísimo:
“Con más exactitud que una pintura que retrata a la perfección la realidad
y que una crónica que retrate fielmente los acontecimientos y costumbres
de una época, la epístola paulina describe los usos de este tiempo que se
sataniza.
Cada palabra es una pincelada de color que dibuja al hombre de esta
época, a las nueve décimas partes de los hombres de esta época. Todos los
matices precisos para pintar, no al hijo de Dios tal cual habría querido Dios
que lo fuese, no al hombre superhombre que cree ser estos monstruos de
aspecto humano que son las nueve décimas partes de los hombres, sino para
pintar al antihombre, al degenerado hijo de Dios, al fruto pavoroso del
connubio de la Humanidad con la Corrupción, al servidor de Satanás, son
empleadas para obtener una pintura perfecta.
Y las tintas menos atroces las dan los epítetos: murmuradores,
jactanciosos, necios, desordenados. Las tintas se van ensombreciendo
después más y más hasta alcanzar el color del más profundo infierno, de
los pecados contra la naturaleza tan corrientes hoy día y cometidos, no ya
para satisfacer su réprobo sentido, sino también para saciar su avidez de
riquezas.
Ahora bien, por más que Pablo hablase a hombres de su tiempo, a hombres
que vivían entre paganos y, más que paganos, a hombres sin dios alguno –
porque si al menos hubiesen respetado a un dios, o sea, una ley moral
imperfecta, puesto que hasta el hombre más ignorante de todo código
religioso percibe instintivamente, de no ser uno que no quiere percibir, la
existencia de un Ser Supremo al que su espíritu aspira por su propia
naturaleza espiritual, mediante la cual, como espiritual que es, trata de
unirse con el Espíritu que fue su principio– a hombres que
intencionalmente querían ignorar cualquier dios para carecer de todo
freno de ley moral aunque sólo fuese natural; por más que hablase Pablo a
hombres como estos que vivían entre tales monstruos, no, todavía no nos
dejó marcada la tinta más sombría del cuadro.

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

¿Por qué no nos la dejó? Porque la ignoraba. Él subió en espíritu al tercer


cielo9 y conoció multitud de verdades, incluidas las de los últimos tiempos.2
Mas no tuvo conocimiento de una perversidad de estos tiempos semifinales,
una perversidad que prepara el advenimiento de la apostasía y de la
manifestación del hombre de pecado.
Escribía Él a los Tesalonicenses: “Está ya en acción el misterio de la
iniquidad”, más, a renglón seguido lo debatía diciendo: “Solamente está
allí el que ahora lo detiene y lo detendrá hasta que sea quitado de en
medio”.
Mas cuando las nueve décimas partes de la humanidad rechacen a Aquel
que detiene el desarrollo del misterio de iniquidad hasta pasar de misterio
a realidad horrenda con el nefando reinado de la Bestia3 que se proclamará
Dios exigiendo honor divinos. Ahora bien, cuando a la Bestia le sean
tributados honores divinos y sea invocada y evocada con ritos obscenos en
su honor, ¿podrá Dios continuar oponiendo el dique a los avances de la
Serpiente infernal?4
Y ¿qué nombre daré Yo a esos ritos obscenos, a esas orgías horrendas
terminadas en cúpulas satánicas en las que el señor y sacerdote es el mismo
Satanás?
Y qué vocablo emplearé para llamar con su justo nombre a este pecado
supremo, a esta religión satánica, superior en atrocidad a la más bárbara
religión antigua o a otra que aún exista entre los salvajes?
Aquí no se inmola a los dioses los cuerpos de las víctimas inocentes como,
en un tiempo, a Moloc.5 Aquí no se mata hombres civiles para homenajear
con ellos al ídolo salvaje. Aquí se inmola al inmolado; aquí se hiere al
Inocente; aquí se da en sacrificio al Adversario al Hijo de Dios encarnado
vivo en el Santísimo Sacramento, en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

9
2° Corintios 12, 1-9
2
2° Tesalonicenses 2, 1-12 (vale también como cita para tres líneas más abajo)
3
Apocalipsis desde el 13, 19 al 20, 10
4
Génesis 3; Apocalipsis 9, 1; 11, 7; 12, 7-9 y 17, 8
5
Levítico 18, 21; 2° Samuel (Vulgata: 2° Reyes) 12, 26-30; 1° Reyes (Vulgata: 3° Reyes) 11, 1-13; Jeremías
32, 28-35; 49, 1-6

44
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

¿Oh cómo reirá Lucifer con su carcajada horrenda en estos sus tiempos y
horas de gloria! Está –él, el maldito, el fulminado, el expulsado por Dios6–
sobre su trono, sobre el trono que los hombres le han alzado y a su horrendo
escarnio se le ofrece el Cordero,7 Aquel a quien jamás él venció, Aquel en
quien jamás él pudo entrar, Aquel que lo venció cien y mil veces, le vence
desde hace veinte siglos y lo vencerá hasta el fin, liberando a los espíritus
de buena voluntad de su infame poder.
Será vencido. Mas, entre tanto, tiene algo de vencedor. Y el Sacramento de
los sacramentos, este misterio de amor para el que, hasta el más seráfico
amor del hombre es siempre insuficiente a tributarle el debido honor, es
dado por los hombres a Satanás como medio para su efímero triunfo.
Esto Pablo no lo conoció. No. La misericordia de Dios le mantuvo oculto
este pecado que hace estremecer al Cielo entero. Y –escuchad bien vosotros
que os sobrecogéis de horror en el Cielo– si aquellos que profanan las
Sagradas Especies ignorasen que en ellas se encuentra Cristo vivo y
verdadero, tal como fue en la tierra y está en el Cielo; si no creyesen en su
presencia en las Especies consagradas, sus prácticas se reducirían a un
simple acto de magia. Mas ellos lo saben y esto constituye su pecado
imperdonable.
No es aplicable a ellos la plegaria del Redentor puesto que “saben lo que
hacen”.8 Ni tampoco la palabra de Pablo –“Habiendo conocido que la
divinidad, cual en ella se crea y se piense, premia a los justos y castiga a los
malos, ya que un concepto de justicia, por muy imperfecto que sea, lo tiene
en su pensamiento todo aquel que crea en la divinidad que se ha forjado o
que conoce ser la verdadera y única, no comprendieron que quien hace tales
cosas es digno de muerte”– porque ellos comprenden y, eso no obstante,
llevan a cabo la suprema profanación.9
*****

6
Apocalipsis 20, 7-10
7
Juan 1, 29-31
8
Lucas 23, 33-34
9
Romanos 1, 32

45
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

9-1-48
A los Romanos, Cap II, V.1.
Dice el Autor Santísimo:
“Dice el apóstol: “Tú… te haces inexcusable ya que, al condenar a los
demás, te condenas a ti mismo haciendo aquello que tú condenas”.
¿A quién hablo yo? ¿a los fieles corrientes o a la parte escogida de la grey?
Hablo a la parte escogida. Porque mi palabra es levadura que debe hacer
fermentar la harina pura, la harina de hostias para que esa harina venga a
ser con su perfección levadura dentro de la gran masa,1 dentro de la harina
cernida con cedazo más o menos tupido.
Cuando el ama de casa quiere hacer el pan, no toma, para tomar la bola de
levadura la harina impura, llena de salvado, sino que coge la flor de la
harina, la mezcla con agua pura y la pone a fermentar a fin de que forme
la levadura que ha de hacer levantar a la harina, por más que sea impura,
convirtiéndola en pan comestible. Los ácimos2 eran sin levadura; pero
entonces la harina que se tomaba era pura, de obleas, y así resultaran
comestibles en pequeñas hogazas planas cocidas a fuego vivo.
La parte escogida de la grey del Cordero que es Pastor,3 que es Pan de
Vida,4 que es el Señor, es la harina de hostias, de aquellas hostias que en un
espiritual sacrificio, cual es el de la Nueva Ley, vienen e, incluso, se ponen
a sí mismas como un memorial sobre el altar, como oblación de suavísimo
olor ardiente sobre el altar del sacrificio. (Levítico cap. II)
El antiguo rito, ofrecido y consumado con harinas o carnes, se ha cambiado
al nuevo, pero con formas nuevas y más escogidas, no depositándose sobre
el altar de los Cielos sino los sacrificios de los hombres santos, como
asimismo sobre los altares de la tierra y no llegan a consumarse sino la
Carne y la Sangre de Dios Hombre. Y esto con el fin de que el Dios Hombre
sea modelo para los hombres que, por obediencia al Evangelio, llegan a ser
hombres-dios y para que, constituidos por su caridad en sacerdotes y
1
1 Corintios 5, 6
2
Éxodo 12, 15-20
3
Juan 10, 1-21
4
Juan 6, 30-40

46
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

víctimas, puedan ofrecer y consumar el sacrificio sobre el universal altar


de los Cielos a la gloria de Dios y por la redención del mundo.
Estos sacrificios individuales y escogidos de la parte selecta de la grey son
la levadura que levanta la masa impura de la clase ínfima de la mayoría de
la grey y, sin saberlo, le confieren ese mínimo de fermento que la hace ser
parte aceptable de la grey.
Y por esto hablo a la parte escogida, a la que actúa por más que se
encuentre escondida y, en apariencia, ausente. Y vale más su secreta acción
que todas las acciones manifiestas, unas veces ruidosas, otras
intransigentes y, otras más, marcadas son la soberbia –con aquella misma
soberbias que corrompió al Sacerdocio, a los Escribas y Rabinos de Israel–
de los que creen hacerlo todo y muchas veces son merecedores de que se les
diga: “Te haces inexcusable ya que, al condenar a los demás, te condenas a
ti mismo haciendo aquello que tú condenas”
Le hablo pidiéndole explicaciones, reparaciones, obras perfectas de
caridad para que, al menos, la parte decente de la grey de Cristo, los
pastores de más o menos categoría de dicha grey, cuando ellos no son
“parte escogida y hostia de sacrificio”, se encuentren cuando menos entre
la parte impura –con la inmensa mayoría inconvenientemente informe de
los cristianos de hoy– y la parte escogida: la de las víctimas que son las
columnas que sostienen el templo, de escala áurea5 por la que los débiles de
la grey puedan subir a Dios, puesto que no saben volar hasta Él, las
luminarias que señalan el camino y, más aún, as estrellas qie indican la ruta
que lleva hasta el Corazón de Cristo.
Hablo a las almas-hostias. La Divinidad tiene necesidad de hostias puras,
santas y hechas inmaculadas por su caridad que las purifica de las
debilidades humanas. Tiene necesidad de hostias. Hostias de amor que
reparen todas las ofensas inferidas al Amor. Hostias de expiación que
reparen los pecados del mundo. Hostias de purificación. El hedor de los
pecados que apesta al mundo sube hacia el Cielo en fuerza de su magnitud
e intensidad. Purificad la inmensa catedral de la Creación para que Dios
pueda mirarla con esa su piedad que salva.
5
Probable alusión a: Génesis 28, 10-22

47
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Y mostraos contentos de ser llamados y deseados por Dios para esta función
de hostias. Mucho más necesarios que los elementos indispensables para el
sostenimiento de la vida humana son los sacrificios de las almas víctimas.
Ya os lo dice el Amor: “Los que son víctimas de holocausto constituyen las
legiones de arcángeles que desbaratan a las legiones de demonios y
sostienen el mundo haciendo que Dios se muestre propicio con él. Los que
son hostias son los más auténticos imitadores de Cristo. Los que se
sacrifican engendran hijos para el Señor su Dios”.
*****

48
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

11-1-48
A los Romanos cap. II, v. 2 al 8°
Dice el Santísimo Autor:
El juicio de Dios es según la vedad. Sea para quien es réprobo, como para
quien es tibio, como para quien arde de purísimo amor hasta el sacrificio.
Ni la riqueza, o los vestidos, o la condición, o la posición, alterarán el juicio
de Dios. No lo confundirán los recursos y los escenarios puestos para
engañar a los hombres, no las hipocresías, ni los actos impuros de bondad,
de fe, de honestidad, de amor.
Las palabras del Maestro son siempre vivas y justas, sea cuando dice: “No
sólo quien dice “Señor, Señor” entra en el reino de los Cielos”1 como
cuando hace la analogía entre el publicano y el fariseo,2 sea cuando da el
admirable código de la Ley con el discurso en la montaña. (Mateo caps 5,
6, 7)
No hay cambio de leyes por el cambio de los tiempos. Y no habrá diversidad
de juicios. Porque Dios siempre juzgará según la verdad y la justicia.
Y más todavía será juzgado aquel que está destinado a juzgar o se apropia
el derecho de hacerlo. Más juzgado, porque más será cuestionado: “No
juzguen para no ser juzgados”3.
¡Sean pequeños! Sean pequeños o vosotros que Yo los amo. Si lo serán, Yo
les enseñaré la Sabiduría, se aprende más por amor que por instrucción.
Yo que os amo, vosotros que me amáis somos luz para entender las
palabras de la Sabiduría, que sin luz de amor, sino por la sola cultura,
quedan a oscuras en todo o en partes.
Por esto jamás terminará de gritar el Amor: “Es por la caridad que habrá
salud y paz”4 porque quien tiene caridad no desprecia las riquezas de la
bondad divina, de la paciencia t tolerancia; quien tiene caridad ama la

1
Mateo 7, 21; Lucas 6, 46
2
Lucas 18, 9-14
3
Mateo 7, 1; Lucas 6, 37
4
Gálatas 5, 22

49
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

paciencia, no juzga, no condena, no da escándalo, no se vuelve tibio o frío


o sucio de corrupción.
Quien tiene caridad desarma el corazón de Dios, aun por cuanto tenga de
culpabilidad. Dios perdona a quien lo ama y le llora en el regazo, y no sólo
dará seguridad según las obras, siempre imperfectas, del hombre, sino
teniendo cuenta de su amor que frecuentemente es más grande que su
capacidad de hacer el bien. Incluso el deseo de perfección será calculado,
cuando sea un deseo activo, o sea un verdadero deseo que no se completa
perfectamente solamente por que la criatura no tiene la capacidad de
cumplirlo.
Dios ve. Realmente ve. Y ve como puede ver Dios perfectísimo: con
perfección que no se detiene con las apariencias. Y con perfección juzga
después de paciente espera.
*****

50
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

14 – 1 – 48
A los Romanos, c. II, v. 9-10-11
La tribulación y la angustia son siempre las compañeras del hombre que
obra mal por más que no aparezca así a los ojos de los demás hombres.
El que es culpable no goza de esa paz que es fruto de la buena conciencia,
Las satisfacciones de la vida, cualesquiera que sean, no son bastantes para
dar paz. El monstruo del remordimiento acomete a los culpables con
asaltos imprevistos, a horas que menos lo esperan y los tortura. A veces
sirve para hacerles arrepentirse, otras para hacerles mayormente
culpables moviéndoles a desconfiar de Dios y a arrojarlo totalmente de sí.
Porque el remordimiento viene de Dios y de Satanás. El primero los
estimula a salvarse, El segundo a terminar de perderse, por odio, por
desprecio.
Ahora bien, el hombre culpable, que es ya pertenencia de Satanás, no
considera que sea su tenebroso rey el que lo tortura tras haberlo seducido
para que fuera su esclavo. Y culpa a Dios únicamente del remordimiento
que siente agitarse dentro de sí e intenta demostrar que no teme a Dios, que
lo da por inexistente al aumentar sus culpas sin temor alguno, con la misma
avidez malsana con que el bebedor, aun sabiendo que lo perjudica el vino,
bebe más y más; con el mismo frenesí con que el lujurioso no acaba de
saciarse del sórdido placer; y el que se habitúa a drogas tóxicas aumenta la
dosis de las mismas a fin de gozar más aun de la carne y de las drogas
estupefacientes. Todo ello con la intención de aturdirse, de embriagarse de
vino, de drogas, de lujuria, hasta el extremo de idiotizarse y no sentir ya el
remordimiento ni la culpabilidad de querer ahogar en sí la voz que le habla
de triunfos más o menos grandes y temporales.
Pero queda la angustia, queda la tribulación. Son estas las confesiones que
ni a sí mismo se hace un culpable o espera a hacerlas en el último momento,
cuando, caídas las bambalinas del escenario, el hombre se ve desnudo, solo
ante el misterio de la muerte y de su encuentro con Dios. Y estos últimos
son los casos buenos, los que alcanzan la paz más allá de la vida tras la justa

51
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

expiación. Y a veces, como en el caso del buen ladrón,1 junto a la contrición


perfecta está la paz inmediata.
Mas es harto difícil que los grandes ladrones –todo gran culpable es un
gran ladrón que le roba a Dios un alma: la suya de culpable, y otras muchas
más: las arrastradas a la culpa por el gran culpable que será llamado a
responder de estas almas, buenas tal vez e inocentes antes de su encuentro
con el culpable y por él hechas pecadoras, con mucha mayor severidad que
la suya; es un gran ladrón asimismo por robar al alma propia su bien
eterno y, a la vez que a la suya, a las almas de aquellos a quienes indujo al
mal– es difícil, digo, que un ladrón grande y obstinado alcance en su último
momento el arrepentimiento perfecto. De ordinario no alcanza ni el
arrepentimiento parcial, bien porque la muerte le cogió de improviso o
porque rechazó hasta el último instante su salvación.
Mas la tribulación y la angustia de esta vida apenas si son una muestra
insignificante de la tribulación y de angustia de la otra vida, ya que el
infierno y la condenación son errores cuya exacta descripción dada por el
mismo Dios es siempre inferior a lo que en sí son. No podéis vosotros, ni
aun a través de una descripción divina, concebir exactamente qué sean la
condenación y el infierno. Porque, del mismo modo que la visión y
descripción divina de lo que es Dios no puede proporcionarnos aun el gozo
infinito del exacto conocimiento del día eterno de los justos en el Paraíso,
así tampoco la visión y descripción divina del infierno puede daros una idea
de aquel horror infinito. Vosotros, vivientes, tenéis establecidas fronteras
en el conocimiento del éxtasis paradisíaco lo mismo que de la angustia del
infierno, porque si los conocieseis tal cual son moriríais de amor o de
horror.
El castigo o el premio será con justa medida tanto al judío como al griego,
es decir, tanto al que cree en el verdadero Dios como al que es cristiano
pero está desgajado del tronco de la eterna Vid,2 como al hereje, como al
que siga otras religiones reveladas o la suya propia si se trata de persona
que ignora toda religión.

1
Luca 23, 39-43
2
Juan 15, 1-6

52
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Premio a quien sigue la justicia. Castigo a quien hace el mal. Porque todo
hombre se halla dotado de alma y de razón y con ellas tiene en sí lo bastante
para exigirle norma y ley. Y Dios, en su justicia, premiará o castigará en la
medida que el espíritu fue consciente, más severamente, por tanto, en la
medida que el espíritu y la razón son de individuos civilizados en contacto
con sacerdotes o ministros cristianos de religiones reveladoras y según la fe
de cada espíritu. Porque si uno, aunque de iglesia cismática o separada tal
vez, cree firmemente hallarse en la verdadera fe, su fe le justifica, y si obra
el bien para conseguir a Dios, Bien Supremo, recibirá un día el premio de
su fe y de la rectitud d sus obras con mayor benignidad divina que la
concedida a los católicos. Porque Dios ponderará cuánto mayor esfuerzo
habrán tenido que realizar para ser justo los separados del Cuerpo místico,
los mahometanos, brahmánicos, budistas, paganos, esos en los que no se
hallan la Gracia ni la Vida y con ellas mis dones y las virtudes que de dichos
dones se derivan.
Para Dios no hay aceptación de personas. Él juzgará por los actos
realizados, no por el origen humano d los hombres. Y habrá muchos que,
creyéndose elegidos por ser católicos, se verán precedidos por otros muchos
que, al practicar la justicia, sirvieron al Dios verdadero en el suyo
desconocido”.
*****

53
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

16 enero 1948
A los Romanos, cap. II, v. 12
Dice el Autor Santísimo:
“La gran misericordia de Dios resplandece más luminosamente aún en las
palabras de Pablo que, inspirado, proclama cómo únicamente perecerán
aquellos que no reconocen ley alguna –natural, sobrenatural ni racional–
mientras que aquellos que conocieron la Ley y no la practicaron, serán
condenados por la misma Ley que salva; y más aún: que los Gentiles que
no tienen la Ley sino que, natural y racionalmente, hacen lo que la Ley para
ellos desconocida prescribe, –entregándose, por la sola luz de la razón, por
su rectitud de corazón, por sumisión a las voces del Espíritu para su
espíritu de buena voluntad, por obediencia, a aquellas inspiraciones que
ellos, siguen porque su virtud las ama sin saber que, de modo inconsciente,
sirven a Dios– que estos Gentiles que con sus actos dan a entender que la
ley se haya escrita en su corazón virtuoso, serán justificados en el día del
Juicio.
Estas tres grandes categorías las observamos en el Juicio divino y por ellas
resplandece una miseria y justicia perfectas.
Los que no reconocen ley alguna natural, humana, y por tanto racional, ni
sobrehumana, ¿quiénes son? ¿Los salvajes? No. Son los luciferes de la
tierra cuyo número va creciendo progresivamente con el error de los
tiempos cuando, por el contrario, la civilización y la difusión del evangelio
con la predicación exhausta del mismo deberían hacer que su número se
fuera reduciendo cada vez más. Mas la paz, la justicia y la luz están
prometidas a los hombres de buena voluntad1 y ellos lo son de mala
voluntad.
Son los rebeldes a toda ley aun la natural, y, por tanto, inferiores a los
brutos. Reniegan voluntariamente de su naturaleza de hombres, seres
racionales dotados de inteligencia y de alma. Hacen cosas contra la
naturaleza y contra la razón. No merecen sino desaparecer de entre el

1
Lucas 2, 14

54
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

número de los hombres que fueron creados a imagen y semejanza de Dios2


y, en efecto, perderán su condición de hombres tomado la de demonio
querida por ellos.
Segunda categoría: los hipócritas, los falaces, los que se burlan de Dios, los
que, teniendo la ley, teniéndola sólo, no la practican. Y ¿puede decirse que
la tienen de verdad no sacando beneficio alguno de Ella? Son semejantes a
aquellos que, poseyendo un tesoro, lo dejan improductivo y abandonado.3
No extraen del mismo frutos de vida eterna ni ventajas para antes de su
muerte; y Dios los condenará porque tuvieron el don de Dios y no hicieron
uso de él en reconocimiento al Donante que les puso en la parte escogida de
la Humanidad: la de su pueblo marcado con el signo cristiano.
Tercera categoría: Los Gentiles.
Hoy en día damos tal calificación a quienes no son cristianos católicos.
Llamémoslos así mientras meditamos las palabras de Pablo. Ellos que, sin
tener la Ley, hacen precisamente lo que la Ley prescribe, –y es para ellos
su ley, mostrando así cómo su espíritu ama la virtud y tiende al Bien
supremo– ellos, cuando juzgue Dios por medio del Salvador las secretas
acciones de los hombres, serán justificados.
Estos son muchos, en gran número. Será la muchedumbre inmensa… de
toda nación, tribu, pueblo, lengua, sobre la cual, en el último día, por los
infinitos méritos de Cristo inmolado hasta el derramamiento de la última
gota de sangre y humos acuoso, aparecerá impreso, como prenda de
salvación y premio, antes del último e inapelable juicio, el sello de Dios
vivo.4
Su virtud, su obediencia espontánea a la Ley les habrá bautizado sin más
bautismo, les habrá consagrado sin otro crisma que los infinitos méritos del
Salvador. El Limbo no será ya en adelante morada de los justos, pues, como
sucedió en la tarde del Viernes Santo, 5 que el Limbo se vació de los justos
que en él había porque la Sangre derramada por el Redentor les había

2
Génesis 1, 27
3
Mateo 25, 14-30
4
Apocalipsis 5, 9-10
5
Mateo 27, 45-50

55
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

purificado de la mancha original,6 así será en la tarde e los tiempos, en que


los méritos de Cristo, triunfador de todos sus enemigos, les absolverá del
hecho de no haber sido de su grey en atención a su fe firme de pertenecer a
la religión justa; y les premiará las virtudes que ejercitaron en vida.
Si así no fuese, Dios defraudaría a estos justos que se impusieron una ley
de justicia y defendieron la justicia y la virtud. Y Dios no defrauda jamás,
por más que, a veces se demore su realización; pero siempre es cierto su
premio”.
*****

6
Génesis 3; Romanos 5, 12-21

56
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

17 – enero – 48
A los Romanos, c. II, del v. 17 al 29.
“La observancia de los preceptos de la Ley es verdaderamente circuncisión
hasta para los incircuncisos y en el tiempo actual absolución aún para los
que no son de la Ley. Dice Pablo: “No es verdadero judío el que aparece
como tal, ni es circuncisión la que la que se manifiesta en la carne, sino que
es judío aquel que lo es en su interior, y es circuncisión la del corazón, la
que es según el espíritu y no según la letra, siendo ésta la que recibirá
premio de Dios”.
“Circuncidad vuestro corazón”1 es palabra muy antigua. Es el precepto
divino. Porque es en vano conocer la Ley según la palabra si después no se
la conoce y practica consecuentemente con el espíritu. Esta es la única
circuncisión verdadera.
¿Qué hace llevar vestido talar –digo talar para indicar el de los hijos de la
Ley– si después el hombre que lo lleva no es hijo de la Ley sino esclavo del
sentido, del mundo y del demonio? También los mimos y comediantes se
ponen vestidos de rey, de sacerdote, de guerrero, de obrero o campesino sin
que por ello lleguen a ser reyes, sacerdotes, guerreros, obreros o
campesinos. Terminada la escena, echado el telón, se despojan de los
vestidos tomados para la representación y se ponen los suyos. Su corazón
no cambia de lo que es por haber representado la magnanimidad de un rey,
la santidad de un sacerdote, el valor de un guerrero los sentimientos de un
obrero o de un campesino. Ellos continúan siendo lo que son: justos, si
justos, por más que hayan representado a la perfección un papel de
malvado, y monstruos de maldad, por más que hayan representado
perfectamente a un santo.
Muchos, demasiados, que, por la Ley que aparentan servir, parecen a los
ojos del mundo circuncisos –o decapitados más bien por la triple
concupiscencia– a ojos de Dios y de los habitantes del Cielo aparecen con
sus siete serpientes vivas en el corazón. Estos, no, no pueden decirse
circuncidados en el corazón, antes a su naturaleza no mutilada por la triple
concupiscencia, patrimonio del pecado heredado de Adán por todos los
1

57
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

hombres, añaden otra serpiente más: la de la hipocresía, la de la traición


que hacen a sus semejantes mostrándose ante ellos como en verdad no son
y creyendo hacerlo igualmente con Dios como si pudiesen engañar a Dios
con el polvo dorado que lanzan al aire para que el mundo los admire.
Polvo. Dios no acepta polvo de oro. Lo que acepta es oro puro, macizo,
precioso, La verdadera caridad. La verdadera caridad que es obediencia a
la Ley y, por ello, circuncisión del corazón que se desprende de la triple
concupiscencia para ser realmente hijo de la Ley y, por tanto, hijo de Dios.
Y Yo os digo que si el Padre Santísimo sabe aún ser todo misericordia para
los de buena voluntad sojuzgados traidoramente por Satanás, por la carne
y por el mundo sin su consentimiento y sin buscar ellos voluntariamente la
tentación, es, en cambio todo rigor para los hipócritas, y, tanto más lo es
cuanto más uno, bien por ser sacerdote, religioso o profeta de Dios, voz de
Dios, discípulo de Dios, se halla en condición, ya por gracia de estado o por
don sapiencial extraordinario, de ser más perfecto que la masa, tiene el
deber de ser perfecto, no sólo por reconocimiento a Dios que le eligió
sacerdote, religioso o profeta suyo, más también por no ser escándalo para
los pequeños de la grey.
Digo escándalo. Muchos son los escándalos que se dan en el mundo y la
masa apenas si se mueve un instante por ellos mientras dura el rumor del
escándalo. A veces, sobre todo en momentos de general relajación de los
valores morales –no hablo ya de los espirituales sino simplemente de los
morales– ni siquiera se conmueve de ellos…
Mas se dan escándalos que hieren la emoción sincera de los justos y hasta
la de los indiferentes, haciendo a veces de los justos disgustados y
escarnecedores de los indiferentes. No hay para qué decir lo que son ciertos
escándalos en manos de los enemigos de Dios y de su Iglesia. Son como
palanca aplicada a un bloque, como mina bajo un edificio, como agujero
en una barca. Estos escándalos ponen en serio peligro a la Fe y a la Iglesia.
Muere por ellos la Fe en muchos corazones y la Iglesia sufre rudos golpes
de importancia incalculable.
Así pues, cuando se suceden los escándalos viene a ser como un alargarse
de círculos en un lago turbado por el lanzamiento de piedras. Una sola

58
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

piedra provoca una serie de círculos que al fin se extinguen muriendo en la


arena, Mas si las piedras se suceden y éstas son cada vez mayores hasta
llegar a ser el desplome completo de una ladera de un monte, los círculos,
entonces se cambian en olas encontradas y éstas en acometidas de agua
contra las riberas produciendo estragos.
Así es con los escándalos de quienes “llevan nombres de judíos, descansan
en la Ley y se glorían en Dios”… y, sobre todo, de ser “ministros de Dios”,
no siendo lámparas para los que buscan la luz, guías para los que están
ciegos, ni maestros verdaderos para los pequeños de la grey, antes
confusión, crepúsculo, desorden y negación. Sí. Negación, porque”enseñan
a los demás, pero no a sí mismos”, porque su vida está llena de las culpas o
debilidades que reprochan a sus corderos. Ellos con su vida de pastores-
ídolos,2 de pastores mercenarios, deshonran a Dios conculcando la ley que
conocen y predican.
“Y, por su culpa, el Nombre de Dios es vituperado entre las gentes”.
Vituperando. Porque los enemigos de Dios presentan al desprecio de los
pueblos a los siervos de Dios, harto pecadores o también demasiado
imperfectos, perezosos, tibios, desprovistos de fe verdadera. Ciertamente,
hay más fe en los corderos que en la mayoría de los pastores que de su
ministerio han hecho un oficio más que una misión real. Sí. Vituperado.
Porque, invirtiendo la observación que los Gentiles de los primeros siglos
hacían sobre los sacerdotes católicos y que motivó su conversión a Cristo:
“Mirad cómo se aman entre sí y qué perfectos son sus sacerdotes”,3 ahora
los más, aun entre los católicos fervorosos, dicen o se lo dicen a sí mismos
dentro de su corazón: “¡Mira cómo son los sacerdotes. Peores que nosotros.
Si de verdad fuesen ministros de Dios, Dios no permitiría esos escándalos”.
Y concluyen: “Por eso creo (o comienzo a creer) que no existe ese Dios que
predican, que no hay una segunda vida, que no existen los sacramentos…”.
Y ya tenemos aquí la muerte de la Fe, de la Gracia y de la Vida.
Pero existe Dios que toma a los Gentiles, a esos a quienes los orgullosos
ministros de Dios –orgullosos y pecadores, escándalo para sus pequeños
corderos– desprecian, combaten y persiguen porque no les parece justo a
2
Deuteronomio 10, 16; Jeremías 4, 4
3
Ezequiel 34

59
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

ellos, orgullosos e imperfectos pastores-ídolos que un cordero haya de saber


lo que ellos no saben y que lo haya de saber directamente de Dios cuya Voz
Santísima esos pastores-ídolos no merecen oír, porque no les parece justo
asimismo que un cordero pueda ser “voz de Dios” y continuar así la
revelación.4
Toma a los Gentiles. Llamemos así a quienes no son ministros de Dios, no
son los “depositarios de la Revelación y de la Sabiduría”, son aquellos que
“cierran la puerta del Reino a los pequeños, no entran ellos y no dejan
entrar a los demás.5 A estos a quienes los doctos desprecian, persiguen y
condenan, los toma y los pone en medio de las turbas que no ven, no sabe y
no creen muy distintamente, y los hace “nuncios” suyos, del modo como
aparece expresado en el salmo profético sobre el cual tan inútilmente se
cansan los doctores: “Tiene la palabra mi Señor. Afortunados
anunciadores (los profetas y los Ángeles) gritan: “milicia numerosa””. 6 S.
67.
Esta “milicia numerosa” prometida por Dios a través de los profetas y de
los espíritus a los asediados por los enemigos de Dios y de sus hijos,
semejante a la “lluvia benéfica sobre la heredad del Señor” –lluvia que
restaura, voz que fortalece, palabra de buena nueva que consuela– es la de
las “voces” que siempre hallarán en nombre de Dios que –lo prometió y no
falta a su palabra– dará su Palabra, su siempre Buena Nueva a los
continuadores de >Cristo, Verbo y Maestro eterno.
Las voces: las que están sobre el monte, sobre el monte de Dios, monte
pingüe el de las múltiples cimas, sobre el que el Señor se complace en estar
rodeado de sus siervos ocultos, sólo por el conocimiento en lo que son, y
amado por ellos del modo como sólo ellos, llenos de Él, saben amar. Las
voces: los que forman el coche triunfante de Dios, esplendente de caridad.
Y ¿os sorprendéis de que existan “voces” y de que sean éstas numerosas?
¿Acaso no lo dice el salmo, oscuro para los doctos aunque no para Mí? ¿No
dice tal vez que “son millares de exultantes y el Señor está en medio de

4
Juan 13, 35
5
En el sentido restringido y exacto que aparece en Juan, 14, 25-26; 16, 13-15
6
Salmo 68 (Vulgata: 67), 12-13

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TOMO 7

ellos?”7 Son las voces de los profetas de todos los tiempos; son esas almas
que son voces de Dios, sino con la palabra, sí con su ejemplo; son los santos,
los elegidos de la Tierra: almas ya paradisíacas esparcidas por la Tierra
para dar testimonio de Dios; son los pequeños Benjamines en el éxtasis del
alma”.8 En vano los atropellan las fieras del calcañal y las manadas de toros
querrían quitar de en medio a estos que se hallan probados como la plata.
Al Señor que aparece por oriente y les da la voz de su poder, ellos, los
nuevos profetas, los heraldos del Verbo, sus continuadores en la
propagación de la Buena Nueva, los nuevos evangelistas, –no porque hagan
un nuevo evangelio, sino porque os ayudan a ver luminosamente el misterio
del evangelio de Cristo, y Pablo de Tarso es uno de los primeros de estos
nuevos evangelistas– el Señor que se manifiesta cual luminosos Sol divino
que surge por oriente y hace el recorrido hasta occidente a través de su
Universo, ellos, ahora y después formarán su séquito y, exultando con los
serafines, compondrán un coro en la hora final cantándole con su
verdadera naturaleza sobrenatural –no Gentiles como tantos los
consideran, sino escogidos de entre su pueblo elegido– su: “Mi alma
engrandece a su Señor… que ha puesto su mirada en nuestra pequeñez…
y ha hecho cosas grandes en nosotros Aquel que es poderoso””.9
*****

7
Salmo 68 (Vulgata: 67), 18
8
Mateo 11, 25; Lucas 10, 21
9
Lucas 1, 46-55

61
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TOMO 7

22 -. 1 – 48
A los Romanos, cap. III del v. 1 al 20
Dice el Autor Santísimo:
“El temor de Dios, no está delante de sus ojos” dice el Apóstol Y con esta
breve sentencia explica las depravaciones del espíritu incircunciso.
La mayoría de los hombres católicos –hablo a éstos porque estos hombres
han recibido los siete dones maravillosos del Paráclito y deberían por esto
conocer al menos la fortaleza, la paz, la luz que irradia de ellos y la realidad
de su naturaleza– la mayoría de los católicos no sabe exactamente lo que
sea el temor de Dios ni cómo se practique.
También aquí hay tres categorías. La de los escrupulosos, la de los
quietistas o indiferentes y la de los justos. Más antes de hablar de ellas
hablaré del don.
¿Qué es el temor de Dios? ¿Miedo de Él, cual si fuera un justiciero
insobornable que se complace en castigar, un inquisidor que no deja de
anotar las imperfecciones más menudas para mandar a las torturas
eternas? No. Dios es caridad y no se le debe tener miedo. Ciertamente, su
eje divino ve todas las acciones de los hombres, aún las más insignificantes.
Cierto también que su justicia es perfecta. Más por lo mismo que es así, Él
sabe valorar la buena voluntad de los hombres y las circunstancias en las
que el hombre se encuentra, circunstancias que son frecuentemente otras
tantas tentaciones de pecar de soberbia y, por tanto, de desobediencia, de
ira, de avaricia, de gula, de lujuria, de envidia y de pereza.
Dios castigó duramente a Adán y a Eva; mas a su castigo siguió de
inmediato la misericordia: la promesa de un Redentor que les habría de
librar de la prisión consiguiente a la culpa, a ellos, a sus hijos y a los hijos
de sus hijos.1 A Adán y a Eva, llenos de inocencia y de gracia, dotados de
integridad y de una ciencia proporcionada a su excelso estado y a su aún
mayor excelso fin –pasar del Paraíso a la Tierra al del Cielo y gozar
eternamente de su Dios– Dios habría podido muy bien condenarlos para
siempre, porque habían tenido cuanto necesitaban para santificarse y ser
1
Génesis 3, 14-15

62
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

perfectos en contra de todas las tentaciones, y lo habían tenido sin sentir en


sí los incentivos del pecado.
Vosotros, hombres, tenéis estos incentivos. El Bautismo y los Sacramentos
borran en vosotros la mancha de origen, os devuelven la Gracia y os
infunden las virtudes principales, os borran los pecados cometidos después
del uso de la razón, os fortifican con la fuerza misma de Cristo,
alimentándoos de Él y os sostienen con la gracia de estado. Mas queda la
herencia del Pecado original con sus incentivos, y sobre esta herencia y
estas secuelas del contagio traído del Progenitor, trabaja Satanás con más
facilidad de éxito que sobre Adán y Eva.
Dado que uno de los axiomas de la divina Justicia es que: “A quien más
recibió más se le exige”, 2 a Adán y a Eva, que habían recibido todo y no
tenían en sí taras hereditarias, antes, únicamente, la perfección de haber
salido formados de las manos de Dios, del Pensamiento de Dios –porque
Dios con sólo su pensamiento ordenó al barro que se formara conforme a
su diseño, y las moléculas del barro, materia inerte e insensible,
obedecieron,3 porque todo obedece al mandato de Dios, todo, a excepción
de Satanás y del hombre más o menos rebelde–, a Adán y a Eva, salidos ya
formados del Pensamiento de Dios y animados con su aliento, a Adán y a
Eva todo debía serles exigido y reclamado y, en caso de pecar, todo debía
serles quitado y ser condenados a castigo sin término.
Ellos conocían a Dios. Conversaban con Él al céfiro de la tarde.4 Además
de su Autor, Él era ara ellos su Maestro y ellos eran las primeras “voces”
destinadas a revelar a los venideros las verdades aprendidas de Dios. T, a
pesar de todo, no obstante haber tenido conocimiento del Horror al que
prestaron oídos desatendiendo la Palabra de Dios. Ofendieron gravemente
al Padre Creador, al Hijo Verbo que les instruía acerca del Bien y del Mal,
sobre las cosas, animales y plantas creados, y al Amor porque, ingratos,
olvidaron por un lúbrico Seductor que les tentaba con un fruto, sólo con
uno, todo cuanto la Caridad les había dado para que fueran felices.5

2
Lucas 12, 47-48
3
Génesis 1, 26-31
4
Génesis 3, 8
5
Génesis 3, 1-13

63
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TOMO 7

Mas Dios no los amenazó con el Infierno. ¿Acaso no podía fulminarlos allá
mismo, al pié del árbol de la Prueba que había resultado para ellos árbol
de la concupiscencia? Ellos, de su voluntad, habían hecho tal y hubiera
justo que perecieran ellos, planta maligna nacida de una semilla perfecta –
el Pensamiento divino– maleada por el veneno de la baba infernal. ¿No
podía ordenar Dios a su Arcángel que los hiriese con su espada de fuego
allí, en los umbrales del Paraíso terrenal, para que sus despojos inmundos
no contaminasen la Tierra y precipitarlos desde aquel límite al Abismo del
que saliera aquel a quien ellos habían preferido en contraposición a Dios?
Claro que lo podía, y hubiera estado en su perfecto derecho. Mas la
Misericordia y el Amor amortiguaron la condena con la promesa de la
Redención y, por ello, del premio eterno.
Aquellos, todos aquellos que mueren en medio de escrúpulos y que ofenden
con ella la Paternidad de Dios, su Amor, su Esencia, teniéndolo por un dios
terrible, intransigente, que no tolera debilidad alguna en sus pequeños
hijos a los que aplica la medida de su Perfección infinita, deberían
reflexionar sobre esto. ¿Quién se salvaría jamás si Dios fuese como ellos se
lo forjan? Si la medida de la perfección humana hubiera de ser la
Perfección Divina, ¿quién de entre los hijos de Adán habitaría los Cielos?
Una sola: María.
Mas, con todo, está dicho: “Sed perfectos como mi Padre y vuestro”, 6 no
para asustarlos sino para animarlos a hacer lo más que podáis. Seréis
juzgados –no me canso de repetirlo– no por la perfección conseguida en
medida perfecta tomando como norma la de Dios sino por el amor con que
hayáis procurado obrar.
Se dice en el mandamiento del Amor: “Ama con todo tú mismo”.7 Y este
“tú mismo” cambia de una persona a otra. Hay quien ama como un serafín
y quién tan solo sabe amar como un niño, muy embrionariamente. Pero el
Maestro, puesto que la mayoría sabe amar como niño, –muy
embrionariamente– mientras que sólo criaturas de excepción saben amar

6
Mateo 5, 48
7
Deuteronomio 6, 5; Mateo 22, 37

64
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TOMO 7

seráficamente, he aquí que os ha propuesto por modelo a un niño,8 no a Sí


mismo, ni a su Madre, ni tampoco a su padre putativo. No. A un niño. A
sus Apóstoles, a Pedro, cabeza de la Iglesia, les propuso por modelo a un
niño.
Amad con perfección de un niño que, para explicarse los misterios, creó sin
elucubraciones científicas; espera sin temor paralizante, fruto del excesivo
raciocinio y de ociosas cavilaciones; ama tranquilamente a Dios al que tiene
por un buen papá, un buen amigo, un buen hermano, un buen amigo que
le protege, y hace su pequeño bien por dar gusto a Jesús. Y así seréis
perfectos en vuestra medida perfecta, perfectos en vuestra bondad relativa,
del modo que es perfecto Dios en su bondad infinita.
Temor de Dios no es pues terror de Dios. Recuerden esto los aquejados de
escrúpulos, los cuales ofenden a Dios en su amor y se paralizan a sí mismos
en un continuo sobresalto. Recuerden que una acción no buena viene a ser
más o menos pecado en la medida que uno se halle convencido de que lo
sea o que esté seguro de que lo sea o no crea que lo sea del todo. Por eso, si
uno llega a hacer un acto que ciertamente no es pecaminoso, pero está
convencido de que lo es, obra injustamente porque su intención es hacer
una cosa injusta, mientras que si uno hace algo que no es justo ignorando
que lo sea, pero ignorando de verdad que sea así, Dios no le imputa dicha
acción como culpa.
Así también, cuando circunstancias especiales obligan a un hombre a llevar
a cabo acciones que el decálogo9 u otra ley evangélica prohíben (verdugos
que han de cumplir con la justicia, soldados que deben combatir y matar,
conjurados que, por no mandar al patíbulo a sus compañeros y dañar
intereses superiores, juran ser ellos solos los culpables y mueren por salvar
a los otros), Dios juzgará con justicia, el obligado homicidio o el heroico
perjurio. Basta que el fin de la acción sea recto y ésta realizada con justicia.
Temor no es terror, pero tampoco el temor de Dios es quietismo. Los
quietistas son el polo opuesto de los escrupulosos. Son aquellos que, por un
exceso de confianza, pero confianza desordenada, no se aprestan a hacer el

8
Mateo 18, 1-11; Marcos 10, 15; Lucas 18, 17
9
Éxodo 20, 1-17; Deuteronomio 5, 6-22

65
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TOMO 7

bien porque están seguros de que Dios es tan bueno que con todo está
siempre contento. Y con el mayor empeño, seducidos por su estática
somnolencia, procuran quedarse inmóviles cerrando su mente a las
verdades que les desagrada saber, esto es: a las que hablan e castigo, de
purgatorio, de infierno, de obligación de hacer penitencia y de trabajar en
perfeccionarse.
Son almas ofuscadas y soberbias. Sí, porque los quietistas son soberbios.
Soberbios, por creerse ya perfectos hasta el punto de estar seguros de que
no pecan nunca. Soberbios porque, si bien llevan a cabo actos de piedad y
de penitencia, son actos externos, para ser tenidos por “santos” y alabados
como tales. Al ser egoístas se hallan desprovistos de caridad. Sobre su altar
está su yo y no Dios. Son embusteros y, a menudo, se fingen contemplativos
y predilectos de Dios con dones extraordinarios. Mas no es Dios el que los
hace sus predilectos sino Satanás que los seduce para extraviarlos cada vez
más. Se creen pobres de espíritu porque no tienen santa urgencia de
realizar actos buenos para merecer el Cielo; mas no son pobres de espíritu,
antes se encuentran llenos de la envidia y avaricia más sórdidas y
profundas, y son perezosos. Son intemperantes porque nada niegan a la
materia, y si uno les dice: “No es lícito que haces”, responden: “Dios lo
quiere para probarnos; pero nosotros sabemos salir de lo ilícito con la
misma facilidad con que entramos en él, ya que estamos asentados en
Dios”. Son verdaderos herejes y Dios los aborrece.
Por último están los justos. Ellos tienen el dulce y reverencial temor de
Dios. Temen causar dolor a Dios y por eso procuran con todas sus fuerzas
hacer el mayor número de actos buenos y del modo mejor que les es posible.
Si caen en alguna imperfección o pecado, tienen un ardiente
arrepentimiento apresurándose a depositarlo a los pies de Dios y una no
menos ardiente voluntad de reparación. La culpa involuntaria no los
paraliza, pues saben que Dios es Padre y se compadece de ellos. Lavan,
reparan, reedifican lo que la Insidia múltiple y salteadora alevosamente
manchó, deterioró y derribó; y lo hacen con amor invocando cada vez con
más fuerza al divino Amor: “Infunde tu amor en mi corazón”. Estos son
los que tienen el verdadero temor de Dios.

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

¿Qué es pues el verdadero temor de Dios, vivo siempre en su espíritu? El


temor de Dios es amor, humildad, obediencia, fortaleza, dulzura,
mansedumbre, templanza, actividad, pureza, sabiduría y elevación. Y el
verdadero Modelo del perfecto temor de Dios fue dado por Cristo que amó
a Dios con un amor que se plegó alegre y de buena gana a todos los deseos
del Padre hasta la obediencia de cruz;10 que fue humilde hasta abajarse a
los pies del traidor y besárselos;11que fue fuerte entre todas las insidias,
dulce como un niño, sobrio como un asceta, manso como un cordero, puro
como un ángel, y más que un ángel, sabio por ser el Hombre uno con Dios,
contemplativo que ascendía con su espíritu arrobado a las adoraciones
perfectas que hacían que exultasen los Cielos a los que, por fin, subía desde
la Tierra, del Hombre, una adoración que saciaba el deseo de Dios.
También María fue un ejemplo de temor perfecto. Mas Ella fue lo que fue
en atención a los méritos de su Hijo. Y por eso hay que seguir diciendo que
Quien desde la eternidad poseyó el temor perfecto fue el Verbo de Dios por
el que todo fue hecho,12 hasta la maravilla del Cielo y de la tierra: la Virgen
Inmaculada, Hija, Madre y Esposa de Dios.
De entre tantos versículos uno tan sólo ha sido comentado. Mas su
importancia es tal que la Sabiduría se ha detenido en él.
Si poseéis el perfecto amor de Dios poseeréis el amor perfecto y con él
poseeréis a Dios y seréis de él poseídos. Y esto eternamente”.
*****

10
Filipenses 2, 8
11
Juan 13, 1-20
12
Colosenses 1, 15-20

67
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

25 – 1 – 48
A los Romanos, cap. III, del v. 21 al 31.
Dice el Autor Santísimo:
“Si el mundo entero ha de reconocerse culpable ante Dios, si la conciencia
del pecado viene de la Ley y nadie será justificado ante Dios mediante las
obras de la Ley, ¿quién podrá salvarse? Y si todo el mundo debe ser
reconocido culpable ante Dios, ¿merecerá la pena, en tal caso, pertenece a
su Pueblo?
Estas palabras del Apóstol a renglón seguido del párrafo meditado
anteriormente, ¿no destruyen la esperanza en la promesa divina? No. No
destruyen la esperanza ni la promesa. No condenan al mundo a perecer
inexorablemente. No desaniman con el pensamiento de la inutilidad de
pertenecer al Pueblo de Dios antes ensanchan la esperanza y la promesa, la
confianza en el amor del Padre Creador de todo ser, invitan a entrar en
este Pueblo bendito, animan a realizar las obras de la Ley sin temer que no
valgan para salvarse al conocerlas y practicarlas sino para condenarse si
se cumplen siempre imperfectamente.
Y ¿por qué? Porque “todos aquellos que creen en Cristo son justificados
gratuitamente por su gracia mediante la Redención llevada a cabo por Él”.
¡Oh! verdaderamente Él “tomó sobre sí todas las maldades del hombre;
Dios, su Padre, cargó sobre Él la iniquidad de todo el mundo y sufrió el
castigo que devuelve a los hombres la paz”.1
He aquí el Pastor y el Cordero que congrega a “las ovejas errantes que se
desviaron del camino del Cielo”.2 Él, a los hombres atraídos por los halagos
de la carne, del mundo y de Satanás, prontos a pasar a pastos engañosos,
le ha marcado una señal con su Sangre. Esa señal lleva de esa fangosa
Tierra en que vivís al Reino de Dios. Esa Sangre divina del Verbo
Encarnado, esa Sangre inocente del Hijo del Hombre, brilla y da voces a
todos los hombres indicándoles el camino y la verdad que han de seguir
para hacerse con la Vida.

1
Isaías 53, 4-12
2
Ezequiel 34, 12

68
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Advertid que Yo hablo en presente porque la Redención mediante “la


Víctima propiciatoria preordinada por Dios” es un eterno presente que
tuvo su inicio, no desde la hora de nona, ni desde el vagido de Belén, 3 ni
desde la revelación de los profetas,4 ni desde la promesa hecha a
Abraham,5, ni desde la condena del Edén,6 ni desde la primera disposición
creativa: “Hágase la luz”,7 sino que fue desde siempre, siempre, al igual
que desde siempre fue Dios, Uno y Trino, engendrado de su perfecta
Unidad al Hijo y al Paráclito que de los dos primeros procede sin producir
por ello división el la Unidad y sin, por esta inalterada Unidad, crear
confusión alguna de Personas.
El Pensamiento, en su eterno presente divino, siempre tuvo preordinada y
querida la Víctima redentora. Y este su latido infinito de amor
misericordioso eternamente habido por la Unidad pensante antes de que
fueran creados el Universo y las criaturas de éste, perfectas en su origen e
imperfectas por su voluntad, engendró el Verbo, la Víctima.
He aquí por qué cabe decir que Dios es Amor y que toda operación de Dios
es amor desde aquella misteriosa e infinitamente admirable operación de
la generación del Verbo como también del ser del Paráclito que es amor
infinito y recíproco de los dos primeros, hasta la semilla que en este
momento, después de milenios transcurridos desde la Creación, lanza su
germen fuera del surco para crear más adelante una familia de granos,
futuro pan para el hombre.
Dios es infinitamente bueno, amoroso, sabio, paciente. Por estas sus
perfecciones el quiso el Redentor antes de que fuese el Pecado, y por estas
sus perfecciones supo “soportar los delitos precedentes de los hombres a
fin de dar a conocer la justicia en el momento preciso y para que tuviesen
redención todos aquellos que, por luz espiritual o por conocimiento
doctrinal, creen en Cristo Jesús”.

3
Mateo 2, 1; Lucas 2, 1-7
4
Hebreos 1, 1-2
5
Génesis 15
6
Génesis 3, 16-19
7
Génesis 1, 3

69
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

He dicho: “todos aquellos que, por luz espiritual o por conocimiento


doctrinal”. Este es un punto que no meditan muchos suficientemente y
sobre el cual inciden en el mismo error de los antiguos hebreos que creían
ser ellos los únicos destinados al Cielo por ser los únicos que conocían la
existencia del verdadero Dios y su Ley.
¡Míseros! ¡Para cuántos de ellos resultó condenación, este conocimiento!
Condenación, porque tal conocimiento no fue en ellos motivo de humildad
sino de soberbia. Se tuvieron por justificados, sin necesidad de circuncisión
de espíritu, por el mero hecho de hallarse circuncidada su carne.
Creyéndose en posesión del triunfo por la rapiña, por derecho prepotente.
No. El Cielo es para todos conquista. Dura. Larga. Segura tan solo para
quienes perseveran con buena voluntad hasta el término de su existencia.
Fue dicho por los profetas que la Sinagoga será destruida y destruidos
también el Templo y la Nación de Israel, mientras que el desierto sin
caminos de la Tierra se verá lleno de alegría”, y surgirán en el desierto las
multitudes de los nuevos pueblos de Dios “y verán la gloria del Señor” y
oirán estas invitadoras palabras: “No temáis. Aquí está vuestro Dios. Él
viene y os salva”. Y “entonces se abrirán los ojos de los ciegos y los oídos
de los sordos (los Gentiles). Y los cojos (los bárbaros) correrán como
ciervos”, igual que si estuviesen sanos, a las aguas del Salvador. Y “las
aguas purificadoras brotarán hasta en donde ahora (hablo al presente de
Dios, pero aludo a los tiempos que se iniciaron con la evangelización
apostólica y que no terminarán hasta el final de los tiempos) hay aridez de
idolatría, y los torrentes (de la sabiduría) se derramarán por donde hay
ignorancia de Dios y de su doctrina… y donde antes se encontraban los
cubiles de los dragones” (el pecado de la idolatría, las herejías, toda
perversidad nacida del Mal) surgirán las moradas de los elegidos a la
filiación divina y “habrá una vía que será llamada santa”. La vía marcada
con la sangre de Cristo. “El que la sigue, aunque sea ignorante, no podrá
errar”. ¡Oh consoladora promesa! “No habrá en ella leones ni bestias
maléficas sino que caminarán por ella los liberados, los redimidos por el
Señor”8 que volverán a la amistad divina y a la filiación entre Dios y el
hombre rota desde Adán, y, llenos de sobrenatural alegría, completarán su
8
Isaías 35

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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día hasta que la entrada en el Reino de Dios enjugue todo llanto y anule
todo dolor para siempre.
Esta es la promesa y esta es la respuesta a quien cree que sólo un católico
puede salvarse. Y esta es también la explicación de mis palabras: “o por
espiritual conocimiento”.
Dios tiene todo el poder. Dios tiene toda la misericordia. Y se goza en
comunicarse a esos espíritus que anhelan al Dios desconocido cuya
existencia sienten sin saber cómo, quién, dónde se encuentre ni cómo ir a
Él. Muchos, si se mira a su número, mas pocos si se comparan con los miles
de millones de hombres que, a partir de Adán, han pisado el suelo de la
Tierra, son los que se han “salvado” por la fe en el Dios verdadero, por esa
fe encontrada misteriosamente viva en el centreo de su espíritu y a la que
Dios hizo más fuerte y diáfana en premio a su justicia ofrecida al Dios
desconocido que ellos trataban de conocer.
¡Muchos!, sí, ¡muchos!. Porque Dios justifica, tanto a los incircuncisos por
medio de la fe. Y muchas veces, verdaderamente, los incircuncisos,
mediante la fe misteriosa que les anima (un don divino para éstos de buena
voluntad), sin que conozcan las obras prescritas por la Ley obran mejor
que aquellos que las conocen, haciendo así patente que la fe vale más que
la Ley para salvar al hombre, porque donde hay fe en un Dios desconocido
que ama y premia por el bien realizado en su honor, allí hay esperanza y
allí está la caridad. Y donde hay caridad hay salvación. Porque,
ciertamente, al final de los tiempos, aquellos que no fueron bautizados con
el agua lo serán con el Fuego, es decir, con la Caridad dada como premio
de su caridad”.
*****

71
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

1 febrero 1948
A los Romanos, cap. 4°
Dice el Autor Santísimo:
“Abraham fue el padre de todos los creyentes,1 es decir, de aquellos que
por su Justicia no sólo merecen oír resonar en su espíritu la Vos espiritual
y santísima de Dios sino que saben comprender las palabras de esta Voz
inefable y creer y obedecer tanto a ella como a sus mandatos.
Esta voz, no hubo, no hay ni habrá quien, en un momento fugaz y único o
repetidas veces y por largo espacio, no la sienta resonar dentro de sí. Es la
llamada misteriosa del Señor único y santo, del Creador universal. Como
rayo de luz, cual onda sonora, viene y penetra, unas veces dulce, otras
severa y, otras más, terrible.
No importa que pertenezca el hombre a la Religión escogida para recibir
esta llamada. Dios es el Creador de los hijos de su pueblo lo mismo que del
salvaje que desconoce su Nombre santísimo, y su llamada, al igual que
resuena en la iglesias católicas, en las naciones católicas y civilizadas, en las
otras civilizadas pero no católicas y en los pueblos de otras religiones
reveladas, llenas también de sí las soledades salvajes y heladas, las zonas
son aun inexploradas, las islas perdidas, los archipiélagos en donde el
hombre se encuentra a nivel muy semejante al de las fieras –hecho de
instintos y, a menudo de instintos desenfrenados– las cálidas e intrincadas
selvas, todavía inexploradas, a las que la civilización no llegó con su
progreso y su refinada corrupción. Dondequiera habla Dios por ser el
Creador de todos los hombres.
Muchas veces el hombre, y no sólo el hombre inculto, toma la llamada
misteriosa de Dios, sobre todo si ésta es de reproche, por la voz de la propia
conciencia, por el remordimiento que grita en el fondo de su yo. En
ocasiones, y en particular al comienzo de los tiempos, el culpable sabía
distinguir la voz de Dios de la del propio yo turbado por el remordimiento.
Caín es el ejemplo de estos culpables que saben distinguir. 2 Ahora bien,

1
Génesis 12, 25
2
Génesis 4, 9-15

72
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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cada vez más, con el correr de los siglos, se ha ofuscado en el hombre la


capacidad de comprender y distinguir –me refiero al hombre de corazón
pérfido– porque, igual que muro macizo en que rebotan la voz y la luz, se
ha levantado en el hombre la negación de Dios y ha arraigado en el mismo
el desprecio hacia Él.
El “superhombre”, auto creado tal, es un monstruo, una deformación del
hombre, es el bastardo resultante del connubio de la razón humana, creada
por Dios y rebelde a Él, con el Enemigo de Dios. Apartado de Dios por
propia voluntad, el hombre de este siglo, es decir, el que se ha formado a sí
mismo conforme a las doctrinas humano-satánicas, no puede ni quiere
comprender la llamada de Dios. Le faltan todos los requisitos para poderlo.
Aunque lleve nombre de católico; más aun: por más que lo sea practicante;
todavía más; aunque vista hábito sagrado, difícilmente toma por tal la
palabra de Dios.
Demasiadas son las cosas que hay todavía en aquellos que, por su hábito,
su misión y la gracias de estado, deberían ser sensibilísimos a la llamada de
Dios y a la comprensión de sus palabras para que pudiesen comprenderlas.
La soberbia mata y turba su razón y ensordece su espíritu. Razón soberbia
es razón loca. No hay ya, pues, razón. Espíritu soberbio es altar ocupado.
Es, por tanto, altar al que el Eterno no puede descender a decir lo que
quiere. Otro es el que habla, y lo hace con la voz áspera de la
concupiscencia. Y si Dios, desde su excelso trono, llega a lanzar alguna
llamada que al fin penetra, queda anonadado, como así él lo quiere, porque,
oírla y despreciarla, le parece demasiado, y así prefiere no oírla.
Abraham, por el contrario, era un hombre que amaba al Dios verdadero.
Su razón no era soberbia. Veía a Dios en todas las cosas. Se reconocía
criatura suya. Sometía su pensamiento con reverencial sujeción al Altísimo
que se manifiesta en toda la creación. Su espíritu era justo conservándose
puro de toda suerte de idolatrías. Y justo era también su cuerpo, obediente
a los mandatos dados por Dios al padre de los hombres: Adán.3 Se había
desposado con Sara para ser con ella una sola carne y hacer crecer y
multiplicar el número de los hombres sobre la tierra. Trabajaba la tierra

3
Génesis 1, 26-27

73
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

para obtener de ella el alimento; aceptaba la fatiga y encontraba justo que


le fuese penosa y que la sal del sudor propio fuese el condimento de su pan;
y justa era para él la muerte que habría de convertir en polvo su carne.
Humilde en presencia del Altísimo, se sentía “polvo”, granito de polvo ante
el Inmenso, el Infinito, el Potentísimo. Y, cual granito de polvo, se dejaba
llevar de la Voluntad del Señor sin apego a cosa alguna transitoria.
Creyente de Dios, confiado en la bondad de Dios, obediente a Dios, reunía
los requisitos necesarios para sentir resonar en su espíritu la Voz santísima
de Dios, comprender sus palabras y llevar a cabo lo que dichas palabras le
mandaban.
Citando las palabras de la Escritura, escribe Pablo: “Abraham creyó en
Dios y le fue imputado a justicia”. Mas si bien diga esto la Escritura después
de que Abraham diera crédito a la promesa divina de una descendencia,
Yo os digo en verdad que Abraham creyó mucho antes, cuando tenía ya la
certeza de que Sara habría de tener descendencia; cuando prófugo, lejos
de su tierra y de su parentela se encontraba en las condiciones menos
propicias para creer que el Señor habría de hacer de él “una gran Nación”
y que “a su progenie le habría de dar aquella tierra” que después fue
Palestina, aquella misma tierra “al septentrión, mediodía, oriente y
occidente” que le fue dada a él y a su prosperidad, a aquella progenie que
Dios habría de multiplicar como el polvo de la tierra”.
De una semilla puede venir una espiga granada y de esta, derramada en
sus granos, cien nuevas espigas y de éstas, vueltas a sembrar, mil y después
diez mil y cien mil. Mas si falta la semilla primera, ¿cómo ha de poder
haber posteridad y multiplicación?
A Abraham le faltaba la semilla; el heredero. En el seno estéril de Sara no
florecía la semilla de posteridad. Sin embargo, a pesar de todo, creyó
Abraham que Dios le habrías de conceder el heredero y su fe no se debilitó
por que pasara el tiempo sin cumplirse la promesa. Y esto fue lo que se le
imputó a Justicia. Sin tener en cuenta otras obras suyas, Dios, por su fe, le
juzgó digno de gracia.
La fe es pues circuncisión mística, de un valor igual y aún mayor que el rito
material. Dios reconoce por siervos suyos a aquellos que creen en Él y son

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

obedientes a su Voluntad. Es en vano tener la señal en la carne y el nombre


en los registros si no aparece la señal del vasallaje a Dios en el corazón y si
el nombre está en oposición a las obras. Por su fe le fue prometido a
Abraham el heredero. Por vuestra fe se os dará la herencia. Tener la ley,
pero sin cumplirla, aparte de no ser fe, es motivo de perder el reino de los
Cielo y antes su conquista.
Y ¿cómo dar cumplimiento a ley si no se creen las verdades reveladas por
Dios? Cuando son despreciados como patrañas, tanto el premio como el
castigo, la eternidad, el infierno, el paraíso, la resurrección de la carne y el
juicio divino; cuando la duda sobre la existencia de Dios hace descuidar la
Ley, ¿de qué sirve tener y conocer el código de la Vida? ¿Qué defensa os
queda contra los estímulos y tentaciones si, al faltaros la fe, no os cuidáis
de vivir la Ley?
Dijo el Verbo de Dios un día: “Si tuvieseis así de fe como un grano de
mostaza, podríais decir a aquel monte o a este árbol: Arráncate de aquí y
plántate en el mar y lo conseguiríais”.4
Ahora bien, este granito de fe es el que necesitáis para arrancar de vosotros
los estímulos y las tentaciones y torturan y os llevan tal vez a la muerte
espiritual, que “se lancen al mar” dejándoos libres”. Y este granito de fe es
el que os hará fuertes como héroes y será vuestra justificación y perdón
aun de las obras imperfectas o de las caídas.
El que tiene fe no puede perderse. Aquel que tiene fe tiene en sí el medio
que le impide ofender irreparablemente al Padre. Aquel que tiene fe cree
en Jesús Hijo del Padre, en Jesús Salvador y Redentor y de él está dicho
que quien cree en Él y en quien lo envió tendrá la vida eterna.5 Aquel que
tiene fe cree en la Tercera Persona, en el Amor del Amor perfectísimo que
es Dios Uno y Trino, y quien cree en el Amor ama, y quien cree y ama tiene
a Dios en sí, y quien tiene a Dios no puede conocer la muerte eterna.
Por eso, quien tiene fe tiene el Reino de Dios en sí, en su interior, durante
la jornada terrena, a Dios Rey, Dios Amigo, Dios Maestro, Luz, Camino,

4
Mateo 17, 20
5
Juan 6, 47

75
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Verdad y Vida. Y en la otra vida la posesión y conocimiento beatífico sin


fin”.
*****

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

2 febrero 1948

Respondiendo una objeción mía acerca de una frase contenido en el dictado


del 6 de enero de 1948… el Arca dilectísima (María)… aún nos contiene
como Nosotros la contenemos a Ella”, dice el Autor Divinísimo:
Está dicho que el cuerpo del hombre es templo del Espíritu Santo.1 Y ha de
ser creído por ser verdad. Una verdad que impulsa a una vida perfecta
para poseer al Huésped divino que es el Espíritu Eterno que inhabita en el
alma de los justos. Mas no ha de creerse, que sólo la Tercera Persona habita
en vosotros. Se le nombra a Ella porque es la que abraza y contiene a las
Dos que la preceden. Mas, al ser indivisible la Unidad Trinitaria, donde
está Uno están los Otros. Así pues vosotros, poseyendo al Espíritu Santo,
tenéis con vosotros todo el Amor, es decir, a Dios Uno y Trino.
Está dicho también: “El Espíritu del Señor llena todo el mundo”. 2 Todo el
mundo. Desde siempre. Y para siempre. Siguiendo las diversas evoluciones
dispuestas por el Querer de Dios. No auto evoluciones sino evoluciones
dispuestas por el Creador, por el Eterno, Señor Omnipotente.
“El Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas” está dicho 3 y es una de las
primeras palabras de la maravillosa historia de la Creación. Ya era Dios.
Él siempre fue. Y por su Ser pudo crear todo de la nada; del desorden el
orden; de lo incompleto –mas: de lo informe– el completo, la forma con ley
de sabiduría potentísima. Del caos surgió el universo. De los vapores
cargados de moléculas en desorden, de la anarquía de los elementos “creó
el cielo y la tierra” y enseguida su Espíritu “se cernió sobre las aguas”. Y
al paso que las sucesivas obras de la Creación se iban realizando, “el
Espíritu del Señor” se cernía sobre ellas con sus leyes y providencias, Las
obras se iban sucediendo, y cada vez más poderosas, desde el caos que se
separa y ordena, lo diré, por familias, -las partes sólidas con las partes
sólidas para formar el globo del planeta Tierra, las partes húmedas con las
partes húmedas para formar sucesivamente los mares, los lagos, los ríos,

1
1° Corintios 6, 19
2
Sabiduría 1, 7
3
Génesis 1, 2

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

los arroyos– hasta la luz, la primera de las cosas ordenadas, no ya con


elementos preexistentes del caos sino creada con poder propio de la nada.
Porque la luz no existía, “las tinieblas cubrían la faz del abismo”,4 es decir,
del caos en el que confusamente entrechocaban masas de vapores cargados
de humedad, de gas y de moléculas. Y Dios creó la luz. Su luz. Él concedió
al mundo, que por su Querer surgía de la nada, este atributo, uno de sus
atributos: la luz.
Dios es luz, el Padre de la luz y de las luces. Y a la Tierra, su primera
criatura, le concedió y donó la luz. Y, por modo semejante, al hombre,
perfección de la creación y última de las seis obras de los seis días divinos
tras los que Dios descansó, le concedió el atributo que le hace semejante a
Él, el del espíritu libre, inmortal, su hábito divino infundido en la materia
para que ella estuviese animada por Dios y tuviese derecho al Cielo, a la
Morada del Padre.
A este espíritu del hombre Él, el buenísimo, le preparó ya la plenitud de la
Vida y de sus dones con su Cristo. Y Cristo vendrá cuando haya llegado la
hora de su venida y los hombres poseerán la plenitud de la Vida, de la
Gracia y de la unión de los méritos de Cristo y por los Sacramentos
instituidos por Él.
Mas no es en esta lección que hablaré de este último supremo don. 5 Ahora
te instruyo acerca de tu duda de si habrás entendido y escrito mal a fin de
quitártela y hacer que lo sepas.
El cuerpo del hombre, de todo hombre, está animado por el soplo de Dios.
Por esto, en todo hombre y sobre cada uno de los hombres se extiende y
penetra el Espíritu de Dios con derechos de Rey y con amor de Padre
Creador. Aun antes de la Redención, el Espíritu del Señor –el Amor– guió
a los patriarcas y amaestró a los profetas y a los justos. Y su voz resonó en
los espíritus desde el comienzo de los tiempos, resuena y resonará para
proporcionar a los hombres ese tanto de dirección que la Providencia
Creadora no niega a hombre alguno y que aumenta en la medida que su
buena voluntad lo mueve a honras y servir al Ser Supremo que aparece con
4
Génesis 1, 2
5
Hablará de él en las lecciones siguientes, particularmente en la del 14-2-48

78
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

multitud de nombres y de diversas formas según sean los pueblos y


religiones, pero cuya existencia es reconocida por los creyentes de todos los
pueblos siendo reputado digno de toda adoración.
La inhabitación de Dios en el hombre habría sido perfecta de no haber este
pecado. La Pasión de Cristo y la pertenencia a su Iglesia, restableciendo el
Orden y restituyendo la Gracia, otorgan de nuevo la inhabitación de Dios
en vosotros: el Reino de Dios en vosotros.
Y así, de modo como el alma está en vosotros y sin embargo os contiene no
obstante ser, por su origen e inmortalidad, superior a la carne, así vosotros
contenéis a Dios en el templo de vuestro cuerpo en el que está –Santo de los
Santos– el alma en gracia. Mas Dios os abraza por ser el Infinito que acoge
en su Inmensidad a todos sus amados.
Dicho esto, te pregunto: Si vosotros, pecadores, si vosotros en quienes aún
queda la cicatriz de la gran llaga del Pecado original con su fomes que a
veces turba hasta a los más heroicos en el Bien, tenéis al Espíritu Santo en
el templo de vuestro cuerpo, tenéis en vosotros la Caridad que tanto más
estrechamente os abraza cuanto más vivís en ella, es decir, estáis en la
Caridad porque en Ella está todo lo que es santo, ¿cómo podrá dudarse que
María, Aquella que “ab aeterno” fue ideada por el Pensamiento divino –
que es Querer y Poder perfectos– Inmaculada y llena de Gracia, Hija,
Esposa y Madre de Dios, Aquella que correspondió al Querer Divino con
su voluntad, libre como la de Jesús, y de cuya libre voluntad quiso servirse
para caminar siempre en la presencia de Dios y ser perfecta, no tuviese a
Dios en Sí y no estuviese en Él?
Ella ciertamente “no pecó porque no quiso pecar”. Segunda Eva, no imitó
a la primera6 y aplastó a la Serpiente porque, abismada totalmente en Dios
reinaba en su espíritu y lo abrazaba constituyendo su amor, fue ciega,
sorda y ajena del todo a cuanto no fuese Dios y amor para Él.
Arca más santa que aquella de madera de setim,7 contuvo en sí a la
Trinidad y a la Palabra Encarnada; después también a la Trinidad y a

6
Génesis 3, 6-7
7
Éxodo 25, 10

79
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Cristo Eucarístico; y ahora, asimismo, nos contiene a Nosotros, estando


Nosotros en Ella y Ella en Nosotros.
¿Dónde descansa Dios? En el espíritu de los justos. ¿Qué es el espíritu? Es
la parte mejor de vuestra alma. ¿Cuándo deja de ser trono de Dios?
Cuando la domina la concupiscencia. ¿Cuándo os deja el alma? Cuando en
la hora de la muerte se separa de la carne para ser juzgado y espera la
resurrección de la carne, teniendo con ella el juicio eterno final.
Pero María no murió. Pasó en un rapto de ésta a la otra vida y en dicho
paso su espíritu purísimo fue más que nunca trono de Dios. Así debería
haber sido también con todos los hombres si ellos en Adán no hubieran
todos pecado.
María no fue juzgada. Era la Inocente no sujeta a juicio ni a la muerte cual
lo estáis vosotros. María no quedó reducida a polvo en su carne inmaculada
por cuanto su alma la hizo incorruptible por haber llevado al Hijo de Dios
y del Hombre. Fue asunta al Cielo en cuerpo y alma por los Ángeles. Y, sin
embargo, a la hora de su tránsito, su alma se separó totalmente y subió
intelectualmente pero de un modo total, no al tercero sino al Cielo supremo
y empíreo y allí adoró. Y mientras tanto, el Espíritu Uno y Trino tampoco
dejó su dulce y virginal tabernáculo en el que había reposado.
María está en el Cielo en cuerpo y alma, viva cual estaba en la Tierra, feliz
como Ella puede serlo en el Cielo. Y Dios, que inhabitó en Ella mientras
estuvo en la Tierra, inhabita en Ella en el Cielo. Nada ha cambiado.
Colocada en el centro del Fuego divino que hace converger sobre Ella sus
ardientes amores, nos dice eternamente: “¡Oh Dios!, he aquí la esclava”8 y
nos abre su corazón y nos acoge en un misterio de amor inefable.
Los Santos amantes de María intuyeron esto y proclamaron que quien
pretende encontrar a Dios, la Salvación y la Vida, ha de ir a María en la
que encontrará la Caridad, al Salvador, la Vida, la Luz y la Sabiduría. Y
allí renacerá de hombre a verdadero hijo de Dios. Porque María,
Engendradora divina, es asimismo la fecunda y santa Madre que hasta el
final de los siglos acoge y acogerá en su seno a aquellos que quieren nacer
hijos de Dios, y de estas debilidades informes, de estos gérmenes
8
Lucas 1, 38

80
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

incompletos –difícilmente capaces de vivir por sí solos– hace y hará


“vivientes” del Reino de Dios; da y dará estos hijos a su Dios.
María es corredentora y Cooperadora incansable en el divino triunfo final;
es caridad exhausta e inagotable, laboriosa como Esclava y gloriosa como
Reina para la gloria de Dios; es Madre y Madre perfecta para todos
aquellos que acuden a Ella en busca de la Vida”.
*****

81
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

12 – 2 – 48

A los Romanos, c. 5°, v. 1-5.


Dice el Autor Divinísimo:
“En la lección precedente (del 2 – 2) he hablado de la creación y de las
sucesivas jornadas de la misma, así como del don infinito que el Buenísimo
le había ya preparado al hombre aun antes de que el hombre hubiera
pecado: el Cristo.
Al comienzo de estas lecciones sobre las epístolas paulinas te dije1 cómo
Jesús, el Cristo, “Hijo de Dios”, nacido para Dios del linaje de David según
la carne, declarado “Hijo de Dios por propia virtud conforme al espíritu
de santificación y por la resurrección de la muerte”,2 manifestó su
naturaleza divina con múltiples prodigios –que atestiguaban su naturaleza
de Dios no separado, bien que se hubiera hecho Carne, del Dios Uno y
Trino– con los testimonios de su Padre, con la resurrección de la muerte,
con su santidad perfecta que libremente la quiso tal y con su Voluntad justa
y caritativa para su Autor Santísimo.
Vuelvo a ocuparme de estos temas para hacerte contemplar a Cristo, tu
Salud.
Dije3 que del caos creo Dios el Universo ordenando las caóticas materias y
elementos en aquella perfección de mundos, estaciones, criaturas y
elementos que, tras millones de siglos, aún duran. Mas pocos, al observar
la Creación, saben meditar cómo ésta sea semejante a una escala
ascendente, a un canto que va subiendo de nota en nota hasta llegar a la
perfecta y sublime nota. Cómo se asemeje a un generarse de vidas en que,
de las precedentes, salen otras cada vez más completas y perfectas hasta
alcanzar la plenitud definitiva.
Mira: Lo primero; de las moléculas sólidas, de los vapores y fuegos
desordenados que constituían las nebulosas primitivas, se formaron la
1
En la lección del 2-1-48
2
Romanos 1, 3-4
3
En la lección del 2-2-48

82
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

tierra y las aguas, y en la tierra y en las aguas aún mezcladas que en el


futuro habían de constituir los mares, lagos, fuentes, ríos, se mezclaron o
se diluyeron los minerales, mientras que las moléculas sólidas hicieron
costa y horno para los fuegos subterráneos, para los azufres interiores y
metales, así como fondo para las aguas. La atmósfera se purifica un tanto
al librarse en parte de lo que la nebulosa originaria hacía pesado, la nada
caótica, y la Tierra, todavía, desnuda, estéril y muda, lanzada en su
trayectoria, se desplaza rauda por espacios silenciosos con las calvas crestas
de sus montañas emergiendo apenas de las sombrías aguas de las futuras
cuencas.
Después fue la luz. No la solar ni la lunar como tampoco la estelar. El sol,
la luna y las estrellas son criaturas más jóvenes que el globo terráqueo. El
cielo, es decir, el elemento “aire”, fue purificado, después de su creación,
de los restos de la nube primitiva y los astros y planetas resplandecieron
prestando con su fulgor elementos vitales al globo terrestre.
Mas la luz fue antes que ellos. Una luz propia, independiente de cualquier
otro manantial que no fuese el Querer de Dios. Una luz misteriosa a la que
sólo los Ángeles vieron obrar maravillosas operaciones a favor del globo
terráqueo. Porque ninguna de las cosas creadas por Dios es inútil, ni
ninguna fue creada sin ninguna razón de orden perfecto. Por eso, si fue la
luz antes que los astros y los planetas, es señal de que la Perfección
estableció este orden creativo por motivos útiles y razonables. Después
fueron el sol, la luna y las estrellas.
Y el elemento “aire”, privado de gases deletéreos y rico en los que eran
útiles para la vida, favoreció la pervivencia de las nuevas criaturas: los
vegetales que, si bien son aun esclavos por sus raíces, tienen ya movimiento
en sus ramas, y, una vez creados, tienen ya en sí elementos para
reproducirse, cosa que no les está permitida al polvo de la Tierra, a los
minerales ni a las aguas. Estos tres elementos pueden cambiar de aspecto y
de naturaleza: de leña soterrada llegar a ser carbón, de fuegos azufres, de
carbones perlas, el agua transformarse en vapor o éste en agua o
consumirse, mas no pueden reproducirse.

83
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

El mundo vegetal, sí. En él está ya la linfa, los órganos reproductores aptos


para fecundar y ser fecundados. Les falta, en cambio, la libertad del
querer, siquiera sea instintivo. Obedecen a las leyes climáticas,
estacionales, al querer de los elementos y del hombre. No puede la palmera
vivir y fructificar en tierras frías ni el liquen polar decorar las rocas de las
zonas tórridas. No puede la planta florecer fuera de la estación de floración
o sobrevivir al ciclón, al fuego y al hacha. Con todo, la vida vegetal es ya un
prodigio de progresión del caos a la perfección de la Creación.
Progresión que aumenta con la vida animal, libre en sus movimientos, en
sus instintos y en el querer de sus seres. También en ella hay un orden, pues
el animal goza ya de la libertad de elegirse un cobijo y una compañera, de
escapar a las insidias del hombre y de los elementos; tiene, incluso, un
instinto o más bien: un magnetismo suyo propio que le advierte de la
proximidad de un cataclismo y le guía en búsqueda de salvación, al igual
que posee una rudimentaria capacidad de pensar y decidir sobre cómo
nutrirse, defenderse, atacar y sobre cómo hacer amistad con el hombre y
ser su amigo.
En el animal, además de las perfecciones creativas de la linfa vital (la
sangre) y de los órganos reproductores como en las plantas, se dan también
las perfecciones creativas del polvo, de la piedra y de los minerales. El
esqueleto, la médula, la sangre, los órganos, ¿no os enseñan acaso los
científicos que se hallan compuestos y contienen esas sustancias llamadas
minerales de las que, en su fondo, está compuesta la Tierra que habitan los
hombres y pueblan los animales?
En los animales pues se halla representado y perfeccionado lo que en los
reinos inferiores: el mineral y vegetal, se encuentra. Y va ascendiendo la
escala. La nota se hace cada vez más alta y pura, más amplia, y más
magnificante Dios.
Y he aquí el hombre. El hombre es el que a los tres reinos precedentes –el
primero privado de linfa, el segundo de movimiento y de razón el tercero–
se añade el cuarto: el de la criatura racional dotada de palabra, de
inteligencia y de razón. Razón que regula los instintos. Inteligencia que
abre el pensamiento a comprensiones y visiones que son muy superiores, y

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

a veces en grado infinito, a las que otorgan a los animales capacidad de


pensar en un bien material. Palabra que le hace capaz de expresar sus
necesidades y afectos, captar lo que sus semejantes y, sobre todo, alabar a
Dios su Creador y rogarle o evangelizarlo a quien lo ignora.
En el hombre se encuentran: el reino mineral, el vegetal, el animal, el
humano y, perfección dentro de la perfección, el espiritual.
Esta es la escala que, partiendo del desorden del caos, sube hasta el orden
sobrenatural pasado por el natural. He aquí cómo a esa criatura natural
en la que aparecen representados y reunidos en síntesis todos los elementos
y caracteres de lo que forma las otras creaciones, reunidas y
perfeccionadas; a esa criatura –piénsalo bien– hecha con el barro, es decir,
con el polvo en el que se desmenuzan las sales minerales y con el elemento
agua, dotada de calor (elemento fuego), de respiración (elemento aire), de
vista natural e intelectual (elemento luz), de sangre y humores, de glándulas
y órganos reproductores (linfa), de instintos y de pensamientos, de
movimiento, de libertad y de la facultad de querer, Dios le infunde su soplo,
es decir, “el soplo de la Vida”.4
El alma: la parte inmortal como todo lo que directamente da el Eterno; el
espíritu que no muere, el espíritu libre de todas las leyes del tiempo, de
enfermedades, de cataclismos metereológicos y de insidias humanas; el
espíritu creado para volver a unirse con su Origen y así poseerlo y gozarlo
eternamente; el espíritu al que únicamente el hombre puede hacerle
esclavo de un rey cruel, pero que, por su naturaleza y por su voluntad
divinas, no tiene esclavitud alguna sino tan solo dulce filiación y sublime
destino de llegar a ser heredero del Señor y de su Reino.
Aquellos que niegan el alma y su inmortalidad (inmortalidad por ser
creación, infusión y parte5 de Dios eterno) y dicen que si el hombre tiene
inteligencia, ingenio, libertad, voluntad y capacidad para arrebatar a la
Creación sus fuerzas y sus secretos, es únicamente por ser “hombre”, es
decir, la criatura que ha evolucionado hasta el grado perfecto y no porque

4
Génesis 2, 7
5
En el sentido explicado en los dictados del 1 y 7 de octubre de 1943 contenidos en la obra de María Valtorta:
“Cuadernos de 1943”.

85
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

tenga alma, son semejantes a los testarudos que se obstinan en mantener


que la obra perfecta de un artista (escultor o pintor) haya de tener vida y
vista sólo por haber sido modelada o pintada con un verismo perfecto.
También el animal tiene vida y vista. Incluso tiene además una razón
rudimentaria. En los animales domesticados desde hace siglos por el
hombre se ha desarrollado aún más esta razón rudimentaria llegando a ser
más razón que instinto el comportamiento que tiene en sus relaciones con
el hombre, cosa que falta en los animales selváticos y salvajes en los que
predomina sólo el instinto. Pero ningún animal, por domesticado,
apreciado e instruido que esté, puede tener ese poder de inteligencia y de
capacidad multiforme que posee el hombre.
Es el alma la que diferencia al hombre del animal y lo hace dios sobre todos
los demás seres creados, dios-rey que domina, sojuzga, comprende,
instruye, provee; y dios también por su origen y destino futuro.
Es el alma la que, iluminada por su origen divino, sabe, quiere y puede con
una fuerza ya semidivina. Fuerza que tanto más patentemente Dios apoya
y ayuda cuanto el alma más se eleva en la justicia y el hombre se diviniza
con una vida de justicia.
Es el alma la que al hombre le da derecho de decir a Dios: “Padre mío”
Es el alma la que hace del hombre templo vivo del Espíritu de Dios.
Es el alma la que hace de la creación del hombre la obra más perfecta del
Universo.
Así pues, ¿podría decirse entonces: “que con el hombre, y el hombre justo,
se ha alcanzado el último peldaño de la escala ascensional, la nota más
aguda de este canto divino, la perfección creativa? No. Todo eso es creación
de un mundo sensible. Es posesión de otra posesión. Es unión del mundo
natural con otro sobrenatural. Mas no es aún la Perfección.
La Perfección es Jesús. La Perfección es Cristo: El Hombre-Dios. La
Perfección es el Hijo de Dios y del Hombre, Aquel que por su Divinidad no
tuvo sino a su Padre, Aquel que por su humanidad no tuvo sino a su Madre,
Aquel que en su vestidura de carne encerró dos Naturalezas, unidas ambas,

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

y a las que separa siempre una distancia que es la que se da entre la


perfección del hombre, siquiera sea éste el más santo, y la de Dios.
Solo en Jesús se hallan unidas, y no confundidas, las naturalezas divina y
humana haciendo un solo Cristo. En Él, Hijo del Hombre, está
representado el mundo sensible al igual que en cada hombre; está
representado el mundo suprasensible: la naturaleza espiritual; y está, en
fin, representado el Increado, el Eterno: Dios, Aquel que, sin haber nunca
sido engendrado, existe; Aquel que, sin otra operación que su amor,
engendra.
Cristo: el que diviniza la materia, la glorifica y restituye a Adán su
dignidad. Cristo: anillo que vuelve a unir lo que se había roto, el Cordero
que revirginiza al hombre en la inocencia que es Gracia. Por su naturaleza
divina lo puede todo; por su caridad humano-divina lo puede todo; por su
Voluntad, al darlo todo, lo puede todo.
El que sabe contemplar a Cristo posee la Sabiduría, pues Él es la
Perfección, no sólo divina sino también humana. El que lo contempla con
sabiduría ve la persona admirable del Hijo del Hombre en el que se halla
la plenitud de la santidad.
Ahora bien, la sabiduría que se extrae de esta contemplación y la imitación
que naturalmente surge en quien de veras la sabe contemplar, vuelve al
alma tan iluminada que ella misma, en un rapto de amor y de conocimiento,
exclama: ¡Aquí está el Dios vivo, el Emmanuel. Aquí el misterio vivo de la
infinita Caridad de Dios!” Es la comprensión de lo que es cristo: compendio
del triple Amor, testimonio del amor de Dios hacia el hombre.
Y sucede entonces que el misterio inefable de la Concepción virginal se
ilumina con los incandescentes destellos del Amor y el alma del que lo
contempla, inundada de esta Luz que es Fuego, de este Fuego que es
Sabiduría, de esta Sabiduría que es Luz, no sólo cree por la fe, sino que cree
porque ve. Y he aquí explicadas las palabras del seráfico Juan de Betsaida:
“El que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios… El que cree en Jesucristo
ha nacido de Dios”.6 Verdaderamente, sólo el que ama con todo lo que él es

6
Juan 4, 7 y 5, 1

87
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

puede conocer a Dios y el misterio inefable que es la Encarnación del


Verbo.
Primogénito de todas las criaturas, imagen de Dios invisible, como lo define
Pablo;7 cordero inmaculado y sin mancha, preordinado desde la creación
del mundo para hacer a los hombres partícipes de la naturaleza divina,
como escribe Pedro.8 Vencedor, Rey de reyes, y Señor de los señores, como
canta Juan;9 Nuevo Adán, no concebido por hombre sino por el Espíritu
del Señor Eterno asentado en María, paraíso vivo en el que la Trinidad
tiene sus complacencias, el amor de Dios tomó carne, el Verbo amado del
Padre se encarnó para ser ofrecido víctima por la salvación del mundo.
Y fue la Virgen sacerdotisa real y purísima, ardiendo en la caridad más
pura y fuerte que criatura humana tuvo jamás. Ella lo aceptó y lo ofreció
por todos los hombres, y el “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí
según su Palabra”,10 vino a ser el “Sea la Luz”11 de la más genuina creación,
de la re-“creación” del hombre como hijo de Dios y heredero del Reino de
los Cielos.
Así pues, por Cristo tienen los hombres la Vida. Por el Hijo de Dios, Hijo
por su Naturaleza divina o Hijo por su perfección humana, tienen los
hombres la Gracia. Por Jesús y su imitación, los hombres, sostenidos por
la Gracia, tendrán la gloria de hijos de Dios. Por la Segunda Persona, en
fin, y su perfecta obediencia a la Primera, tienen los hombres el Espíritu
Santo, esto es: el Maestro, la Fortaleza, la Caridad y la Sabiduría”.
*****

7
Colosenses 1, 15
8
1° Pedro 1, 18-21
9
Apocalipsis 19, 16
10
Lucas 1, 38
11
Génesis 1, 3

88
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

13 – 2 – 48

A los Romanos c. 5, v. 5.
Dice el Autor Divinísimo:
“Te he hecho contemplar las dos naturalezas de Jesús, Hijo de Dios y del
hombre, y cómo la divina, aniquilándose, limitándose dentro de los
estrechos confines de una carne humana –ella que es infinita– no se haya
por eso envilecido antes, por el contrario, haya divinizado a la humana
volviendo a crear al nuevo Adán en el nuevo paraíso terrenal en el que todo
es hermoso y bueno –hermoso para verlo y bueno para gustarlo– y en el
que se encuentran firmes e incontaminados del abrazo de la serpiente el
árbol de la Vida, esto es, de la Gracias, y el de la Ciencia del Bien y del Mal
al que no se tiende con avidez la mano para coger el fruto y hacerse “dioses”
conforme a la falaz promesa sino que a su rumor sapiencial se le presta
oído puro para aprender el Bien y huir del Mal, rogando compasivamente
por los incautos que no escuchan el humor de la follaje movida por el aura
buena de Dios sino, al pié del árbol, el silbar del Tentador.1
Dos veces, pero ¡qué distintas! La una viene de las cimas acariciadas por la
pureza del aire y la luminosidad del sol. La otra, de lo profundo, de la
tierra, de la penumbra. La voz de Dios es: Luz, Sabiduría y verdad. La de
Satanás: Tinieblas, Fango y Mentira.
La primera Eva, bajando sus ojos, prestó oídos a la voz de las tinieblas, del
fango y de la mentira. La segunda Eva –segundo paraíso terrenal en el que
a Dios le agradó conversar con la Inocencia en el frescor de la tarde, esto
es, en la paz de un espíritu desconocedor de las fiebres y el ardor de la
lujuria– prestó oídos a la voz de la Luz, de la Sabiduría y de la Verdad.
¡Oh nuevo paraíso terrenal de Dios! Hermoso, lindo, puro jardín de delicias
en el que todo cuanto hay es don de Dios, conservando hermoso y puro con
venerante cuidado de amor para abrirlo al descanso del eterno y ofrecerlo
a la caridad por su morada; jardín regado con la Fuente purísima que
fertiliza la tierra (los hombres) a cuya Agua –Jesús– se vuelven; lugar de
1
Génesis 3, 1-13

89
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

delicias por el que discurre el río de gracia que se divide en cuatro brazos:
el primero, de adoración al eterno, el segundo; de amor al prójimo, el
tercero, de compasión por los pródigos o los descarriados fuera de los
confines paternos, los separados de la Vid bendita y de la Vida y el cuarto,
de misericordia para con todas las miserias de los vivientes y de los que ya
están vivos.
De Ti, María Virgen, por una serie de circunstancias, nos vino el Hombre,
Cristo sin que fuese necesaria fecundación humana para fertilizar tu seno.
Tú sola fuiste la Generadora. Por Ti sola concebiste y donaste la Luz a la
luz. La Gracia, plena ya en Ti, penetró tu seno en un torbellino de ardores
incontenibles y el Verbo tomó carne para habitar entre los hombres y
darles vida.
La primera Eva, por querer ser “como dios”, perdió lo que hace del
hombre animal un hijo de Dios. Tú, sin gula de ninguna especie, por querer
ser esclava tan solo, te divinizaste por tus esponsales con el Amor divino y
por tu divina Maternidad.
A Ti, que te sentiste la más pequeña y pobre de todas las mujeres y
justamente encontraste el dolor que fue tu compañero inseparable de toda
tu vida; a Ti, que justamente encontraste el tener que sufrir las
consecuencias del Pecado con las fatigas, los sufrimientos, la muerte, ¡oh
Virgen bella, humilde, casta, paciente, obediente, amorosa, nueva Eva,
Inmaculada por Querer de Dios y fiel a la Gracia por querer tuyo!, Dios
decretó: “Tú no morirás, no puede morir Aquella que dio la Vida a la
tierra”. Más, por haber dado el Fruto de tu seno, por haberlo dado para
que fuese tomado, cogido, comido y estrujado, Pan, Vino, Sangre,
Redentor, se abrirán tus ojos y serás como Dios teniendo el conocimiento
del Bien y del Mal: para amar y enseñar a amar, ¡oh Maestra admirable!,
al primero, y para combatir con tus armas al segundo.
Por Ti el nuevo Adán. Por Ti el Orden reconstruido. Por Ti la Gracia para
los hombres. Por Ti la Redención. Por Ti Cristo y, por Ti y por Cristo, Yo,
el Espíritu Santo.
Yo te hice fecunda y parece como si Tú hubieses dado a los hombres el
Verbo hecho Carne tan sólo. Mas Aquel que ve y sabe, dice que Tú–en una

90
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

maternidad superexcelsa en la que tu carne no es ni siquiera arcilla con la


qué modelar la Forma divina–diste a los hombres el Espíritu Santo.
Este Espíritu Santo sin el cual no pueden los hombres amar, comprender y
vivir el amor.
Ese Espíritu Santo, sin el cual no hay conocimiento de Dios.
Ese Espíritu Santo sin el cual no hay filiación divina.
Ese Espíritu Santo impulsor de los heroísmos de los santos.
Ese Espíritu Santo teólogo divino de los teólogos humanos.
Ese Espíritu Santo que valora las plegarias de los moribundos gritando:
“Padre”, en tu nombre.2
Ese Espíritu Santo dador munífico de dones que perfeccionan y completan
las virtudes sobrenaturales, fertilizando el espíritu, haciéndolo activo, dócil
y pronto para vivir la vida verdadera del cristiano, esto es, del hijo de Dios.
He aquí que este espíritu del Espíritu de Dios, superesencia del Divino
Amor, os lo dio Cristo y os lo dio por María, Madre de Cristo y Madre
vuestra, no en sentido simbólico sino real, puesto que la que da la vida es la
madre y María os dio la Vida y, en consecuencia, el Espíritu Santo, o sea,
Aquel que sustenta la Vida en vosotros y, lo que es más, hace de vosotros
portadores de Cristo; más aún; “otros Cristos” según la frase de Pablo: “Yo
no soy yo el que vivo: es cristo el que vive en mí”.3
El menor queda ofuscado ante el mayor que le absorbe, y el mayor
sobresale y resplandece anulando al menor, no atropellándolo sino
elevándolo a un grado más alto, absorbiendo y asimilando la poquedad a
la Plenitud, la debilidad a la Fortaleza y la limitación a la Infinitud.
Un rey que trajese consigo al trono a un pobre niño desnudo encontrado
por cualquier camino y lo amase hasta el extremo de nombrarlo su
heredero haciéndolo aclamar por las multitudes mientras lo cobija bajo su
manto real no pudiéndolo así rechazar las multitudes, este pobre niño
pequeño, al que no ven, viendo tan solo al rey en su majestad, este pobre
2
Romanos 8, 15
3
Gálatas 2, 20

91
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

niño estrechándose feliz al buen rey hasta el punto de desaparecer en el


paludamento real, dichoso de no ser visto por tal arte, ese niño sería el
símbolo acabado de esta condición del cristiano que se convierte en otro
Cristo.
No de otra suerte María, encinta de Dios, se sintió criatura anulada por el
Todo encerrado en su seno. Ella no, sino el que estaba en Ella. La veía, La
llevaba, La presentaba a la veneración de los hombres.
También a vosotros, cristianos, el Espíritu os fecunda de Cristo y si vuestra
voluntad colabora con la del Amor, Cristo toma vida en vosotros y vosotros
unido con Él, venís a ser, por tanto, “una sola cosa” con el Padre, con el
Hijo y con el Espíritu Santo que los une, del modo que lo pidió Jesús en su
oración de la última cena,4 para que con los Tres, que son Uno, moréis
eternamente, gocéis del amor y después de la gloria de Dios y de la paz
bienaventurada que es el premio de quienes acogieron la Luz y la Palabra
y vivieron en la Caridad y en la Verdad, naciendo para Dios y de Dios y
dando testimonio de Cristo viviente en ellos con una vida perfecta conforme
al mandato y ejemplo de Jesús”.
*****

4
Juan 17

92
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

14 – 2 – 48
Dice el Autor Divino:
“Todo cuanto Dios establece es perfecto, bien sea en cuanto al tiempo, como
al modo y a la persona.
He aquí pues cómo, habiendo sido prometido al inicio del castigo,1 vino
Cristo en la hora conveniente. Los siglos van transmitiendo con voz cada
vez más clara, con pormenores cada vez más nítidos, el anuncio de la divina
promesa de un Mesías Redentor y de la Mujer sin concupiscencia que
castigará al Prevaricador dando a luz al vencedor del Pecado y de la
Muerte.
Muchos son los símbolos y las voces que repiten la promesa a través de los
siglos. Mas una palabra divina no ha sido aun entendida en su justa verdad.
Se dice en el 9° del Génesis: “… pondré mi arco iris en las nubes y será la
señal del pacto entre Yo y la Tierra. Y cuando cubriere de nubes (castigo)
el cielo, aparecerá en las nubes mi Arco iris y Yo me acordaré del pacto…
del pacto sempiterno establecido en Dios y en toda carne que está sobre la
Tierra”.2
Arco iris: señal de paz. Arco iris: puente entre el Cielo y la Tierra. María,
puente de paz que une de nuevo el Cielo con la Tierra, la Predilecta que
con su sola presencia alcanza misericordia para los pecadores. Y Dios, en
los siglos anteriores a Cristo, cuando las prevaricaciones de los hombres
acumulaban las nubes de los castigos divinos sobre aquella Humanidad de
dura cerviz y de espíritu soberbio, al contemplar en su Pensamiento a
Aquella que “ab aeterno” había sido constituida Arca de la Palabra divina,
Fuente de Gracia, Sede de la Sabiduría, gozo pacífico de su Señor, disipó
las nubes del inexorable castigo, dando tiempo a la Humanidad en la espera
de su Salvación.
Esta era la voz de la Virgen aun no nacida: “¡Paz, Señor, piedad!” Y su
amor perfecto, su perfecta obediencia, conocidos ya del Señor antes de que
fuese la Estrella purísima, eran sacrificio de suave olor que aplacaba la ira

1
Génesis 3, 15
2
Génesis 9, 13-16

93
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

del Señor. Y, en los siglos posteriores a Cristo, es María paz y misericordia


para la Humanidad. Y cuando los pecados crecen y aumentan las nubes de
la ira divina y de los humos de Satanás, es María la que disipa las nubes, la
que desarma los rayos, la que tiende su místico puente a la Humanidad
caída en el abismo para que suba de nuevo por ese camino fácil a su Bien.
“Pondré mi arco iris entre las nubes… y recordaré mi pacto”.
¡Oh!, el Iris de la paz, la Corredentora está entre las nubes, por encima de
las nubes, dulce astro que brilla en la presencia de Dios para recordarle la
promesa de misericordia que hizo a los hombres y dio su Hijo para que los
hombres tengan perdón. Lo que hay en Ella no es una dulzura idealizada
sino una realidad viva, completa, con su alma sin mácula y su carne sin
corrupción. Y no se contenta con estar adorando y ser bienaventurada sino
que se muestra activa y llama una y otra vez a la Humanidad a la Salvación.
La hora de María es ésta.
El arca de Noé no salvó a todos los hombres sino únicamente a los que Dios
encontró justos en su presencia.3 Incluso en la hora actual, en esta hora que
surge y habrá de avanzar del todo cubriéndose cada vez más de
nubarrones, no podrá el Arca de Dios salvar a todos los hombres, muchos
hombres , no querrán salvarse ni encontrar la salud mediante el Arca de
Dios.
El arco iris, tras el diluvio, lo vieron únicamente los justos que quedaron
vivos sobre la Tierra.4 Mas, por el contrario, en la hora actual, María, el
arco iris, la señal de paz, en una sobreabundancia de misericordia, será
vista por muchos que no sean justos. Su voz, su perfume, sus prodigios
serán dados a conocer a justos y pecadores y, dichosos aquellos de entre
estos últimos que, al igual que por el Iris de Dios la ira de Éste no se
desencadena, así, por éste que es María se vuelvan a la justicia y a la fe en
Jesús en el que está la salvación.
Cristo vino pues en el tiempo fijado para restablecer el orden turbado por
la Culpa original y los lazos de filiación entre Dios y los hombres. Víctima

3
Génesis 6, 9; 7, 7: Pedro 3, 20
4
Génesis 9, 12-13

94
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

preestablecida, vino a morir, no sólo por los justos, mas también, y sobre
todo, por los pecadores.
Todos eran pecadores, al menos con el pecado heredado. Sólo María se
hallaba sin pecado. Las obras santas de los justos, aun siendo beneficiadas
por el Eterno, no daban a sus espíritus la herencia del Reino de Dios.
Ser justo resultaba muy difícil ya que los espíritus carecían de la Gracia.
La Ley, más que de salvación, venía a ser causa de pecado, porque para
gran parte del pueblo de Dios era a la sazón la Ley “Motivo de ira”5 pues
que tan abandonada y violada se encontraba. La Sabiduría era falseada
por sus voceros hechos a predicar lo que no había de hacerse a gloria de
Dios sino en provecho de los ávidos maestros.
Un caos cada vez más profundo, por ser espiritual, había suplantado a la
simple y perfecta Ley del Señor, y los espíritus se extraviaban en él cuando
no se perdían del todo dándose la muerte espiritual. Una idolatría peor que
la del becerro de oro6 se había adueñado de la mayoría de las conciencias.
Cada personaje de Israel era un “becerro de oro” que se idolatraba a sí
mismo y quería que lo idolatraran las gentes.
El Templo era un nombre tan solo. Los ritos una representación mímica.
La invisible presencia de Dios en el Santo de los Santos no la creía sino la
gente sencilla y humilde del pueblo que aún lo tenía por santo. Todavía
enseñaban los sacerdotes y Rabinos que Dios moraba en su Templo,
magnífico de gloria y que hablaba a sus ministros. Mas estos sabían bien
que Dios había abandonado el Templo en el que no se Le adoraba sino a
los intereses de los Príncipes de los Sacerdotes, de los Escribas y Fariseos.
Ellos advertían el vacío que siguiera a la Presencia, ese vacío irremediable,
ya que no hay industria alguna de los hombres que pueda colmar el vacío
de Dios. Es en vano intentar colmar o al menos paliar el vacío de un altar
del que se alejó Dios: Nada, nada en absoluto puede ilusionar ni
proporcionar paz a quien está convencido en el interior de su conciencia de
que Dios no se halla presente y de que ha abandonado a los soberbios a su
propio destino, a sus concupiscencias e idolatrías.

5
Romanos 4, 15
6
Éxodo 32, 1-6

95
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Esa fue la hora en que Jesús vino. Si Dios midiese las cosas con la medida
de los hombres, ninguna hora menos propicia que aquella debiera haber
escogida para el advenimiento de la hora de la Misericordia. Mas aquella
no era únicamente hora de Misericordia. Lo era también de Justicia.
Justicia para Israel que ya no era merecedor de ser el Pueblo de Dios. Otro
pueblo debía ser elegido en lugar suyo: el cristiano.
El fin del Templo, había llegado. Se imponía la nueva Ley, perfección de la
antigua, predicada a los hombres directamente por Dios. La Caridad de
Dios se manifestaba a los hombres en toda su plenitud.
Caridad no quiere decir injusticia pues es toda misericordia, Caridad
quiere decir hacer todo por amor a los hombres. Este es también el
precepto que Jesús os dio.
Mas Él, que es la Perfección, no se limitó a enseñar que no hay amor más
grande que el de quien muere por sus amigos.7 Él murió. Y no sólo por los
amigos, por los justos, por los amantes de la justicia, –también estos últimos
son amigos de Dios aunque débiles todavía e informes de espíritu– Él murió
también por sus enemigos. No rogó desde la cruz por los amigos sino por
los enemigos.8
Cristo, Sabiduría eterna e infinita, sabía cómo había entrado en el mundo
para el hombre el pecado y con él la muerte y cómo esto era también así
antes de la Ley. Si no se hubiera pecado no hubiera habido necesidad de un
código contra el pecado que fermentó en sus diversas formas de soberbia,
de gula, avaricia, que enloquecieron a los Progenitores hasta el punto de
hacerles rebeldes contra Dios y, por tanto, a Dios, siguió la violencia contra
la inocencia, violada y destruida, para dar paso a la malicia, y a esto siguió
la violencia contra el hermano en el fratricidio cometido por Caín9 y el
homicidio perpetrado por Lamec10 y la lujuria de los hijos de Dios con las
hijas de los hombres11 y la soberbia de los constructores de Babel 12 y la

7
Juan 15,13
8
Lucas 23, 33-34
9
Génesis 4, 1-16
10
Génesis 4, 23-24
11
Génesis 6, 1-4
12
Génesis 11, 1-9

96
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

codicia de los pueblos y de las tribus y los múltiples pecados de Sodoma y


Gomorra13 renacidos cada vez con más fuerza a través de los siglos.
Y Cristo, al morir, ruega por los enemigos de Dios a fin de que obtengan el
perdón y tornen a la justicia. Jesús es el restaurador del orden.
Si en una balanza se pone un peso desproporcionado al peso equilibrado,
la balanza se inclina de un lado. Mas si se restablece el equilibrio, ambos
platillos de la balanza estarán en una misma línea.
Así pues, por el delito de uno, muchos perecerán.14 La balanza de Dios
estaba inclinada totalmente del lado de la Justicia. Mas por el sacrificio de
Cristo se dan las Gracias y la Vida a todos aquellos que creen en Jesús. Y
de este modo, no sólo se restablece el equilibrio, sino que, puesto que el
sacrificio del Hombre-Dios es de un valor infinito son los méritos de Cristo
Salvador mientras que la culpa de Adán, aun dentro de su gravedad, es
limitada, –y lo demuestra el hecho de que puede ser reparada, lo que habría
resultado imposible de haber sido infinita, y así las dos infinitudes, la de la
Gracia y la de la Culpa, se habrían enfrentado sin poder vencer la una a la
otra, como sucede cuando se ponen entre sí dos fuerzas iguales– la balanza
de Dios se inclina del lado d la Misericordia, y misericordia y perdón se
desbordan del platillo colmado de Sangre divina derramada por la
salvación del mundo.
Toda se derramó. Y tanta más se derramó cuanto más abundaba el pecado
y así, abundando la Gracia, venciese al pecado y la Vida a la Muerte,
muriendo para devolver la Vida a los espíritus inmortales de los hombres.
La Vida, esto es, el Reino de Dios en vosotros y para vosotros aquí y, más
allá de la vida, en el Reino de los Cielos”.
*****

13
Génesis 18, 13-33; 19, 1-29
14
Resulta oportuno consignar aquí la siguiente anotación de María Valtorta encontrada escrita en un trozo de
papel de carta entre las páginas de la Carta a los Romanos en la Biblia usada por ella: Dice el Consolador:
“Interpreta así: Como por obra de un solo hombre (Adán) entró el pecado en el mundo y por el pecado la
muerte, así alcanzó a todos los hombres la muerte de Adán en el que todos pecaron”. (A los Romanos c. 5
v.12).

97
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

26 – 2 – 48
A los Romanos c. 6° v. 1-10
Dice el Autor Divinísimo:
“Muchos de entre los cristianos, y aun de entre aquellos que si se les dijese
que están aquejados de quietismo se rebelarían como ante una calumnia,
caen en la herejía de creer que, puesto que hay Quien expió por todos y dio
la Gracia con abundancia infinita, es inútil reprimirse en el pecar
violentando el propio yo. Y aun llevan su herejía hasta el punto de decirse
y decir que, al obrar ellos así, aumentan la gloria y el poder de Dios
demostrando que sólo por los méritos infinitos del Hombre-Dios y sin
cooperación alguna de buena voluntad, se salvan los hombres.
No. No es así. El raudal de Gracia es infinito; mas casi sin límites es la
enormidad de esta herejía que vilipendia la Sangre y el Sacrificio divino de
Cristo.
Él murió por todos, siendo compasivo con todos, medicina para todos,
salud para todos y Vida para todos. Mas la voluntad de estos todos debe
ser de justicia. Que después su debilidad les hace caer, que el demonio
traidoramente los derriba y arrastra, Jesús, haciendo honor a su nombre,1
salva, acude, alienta, cura, perdona y purifica. Es el reparador eterno.
Una fuente puede dejar de manar y secarse un depósito de agua. A lo largo
de siglos y siglos de vida de la tierra, mares enteros y lagos se han desecado
dando lugar a arenosos desiertos o a desoladas y petrosas hondonadas
circundadas de montes que antes se miraban en el espejo de un lago. Mas
hay una fuente que jamás se ha de secar si no es el fin de los siglos. Ella,
generosa y santísima, verterá siempre su fluido para misericordia de los
hombres. Es la Fuente que mana del Cuerpo del Cordero inmolado.
Mas ¿ya advertís vosotros, cristianos qué onda perenne de Sangre divina
os baña y nutre de continuo?
Si hubiera un rey tan rico y de tanta munificencia que hiciera comunicar
las casas de sus súbditos con un pozo suyo maravilloso que manase oro, los

1
Mateo 1, 20-21

98
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

súbditos de ese rey le adorarían como a un dios. Con todo, aquel oro no
sería eternamente suyo. A su muerte habrían ellos de dejarlo. Mas la
Sangre de Cristo, esta Sangre más preciosa que los metales preciosos o las
alhajas, esta Sangre del Rey de los reyes ¿no se os dio gratuitamente, no se
derramó con abundancia sobre vosotros sin limitación alguna en su virtud
y en el tiempo? Esta Sangre vence a la muerte, vence al Pecado, supera el
tiempo y perdura en sus frutos riquísimos por toda la eternidad. Y aún
más, es precisamente por su virtud que subís al Reino con vestido de
púrpura, con vestimenta real; y es en la eternidad, es en el Cielo, más que
en el tiempo y sobre la Tierra, donde gozaréis de ese infinito tesoro.
Él, el Viviente, apuró el horror de la muerte parta que vosotros murieseis
al pecado y resucitéis a la Gracia. No os es lícito pues tornar al pecado y a
la muerte con intención previa de volveros.
Dijo Él: “no se puede servir a la vez a Dios y a Mammón”.2 Y Yo os digo:
“No se puede tener a la vez la Vida y la Muerte”.
Jesús, al resucitar, dio testimonio de tres cosas:
I.– Que era Dios, y así podía resucitar por Sí solo.
II.– Que había muerto realmente crucificado. Por eso conservó en su
Cuerpo glorioso los estigmas de la Pasión. De aquel Cuerpo habían
desaparecido todas las huellas de la Pasión: el deterioro corporal, las
sordideces, los bálsamos espesos del embalsamamiento. Y para demostrar
que el Cristo, real, humano y no una ficción incorpórea del mismo había
estado clavado en la cruz, quedaron en su verdadera Carne los verdaderos
orificios de los clavos y la hendidura de la lanza.
III. – Que había vencido para siempre a la muerte y había resucitado, por
la virtud de Dios, en Cuerpo y Alma, por los siglos de los siglos. Así como o
vieron las piadosas mujeres en el sepulcro, los apóstoles en la tarde de la
Resurrección y los discípulos en las sucesivas apariciones,3 así lo vieron, lo
ven y lo verán los espíritus de los hombres al pasar de la vida terrena a la
ultraterrena; y así lo verán todos los hombres en el Juicio final, lo mismo

2
Mateo 6, 24; Lucas 16, 13
3
Mateo 28: Marcos 16; Lucas 24; Juan 20-21

99
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

que lo vieron aparecer en el Limbo4 y descerrajar sus puertas los justos que
subieron con Él al Cielo que de nuevo les fue franqueado a los santos de
Dios.
Ahora bien, de una cuarta cosa dio también testimonio Cristo al resucitar
y la testimonió con el símbolo de su resurrección tras el sacrificio. Es ésta;
que el cristiano, sumergió en las ondas salutíferas de su Sangre, sepultado
en este baño salvador como en una tumba de cuya profundidad extrae vida
y no muerte, incorruptibilidad y no corrupción, resucite a nueva vida, a
vida gloriosa, igual que le sucedió a Él, que fue depositado en las entrañas
del sepulcro “como leproso, con los huesos descoyuntados y a la vista, y sus
miembros traspasados”5 y salió de aquellas entrañas con una vestidura de
tan gloriosa belleza que sólo los ángeles y la Purísima pudieron mirarla en
su cabal esplendor.
Cristo, tras la Resurrección, alcanzó la plenitud perfecta de su misterio.
Antes de la Pasión era ya perfección: perfección del Hombre-Dios,
perfección de Dios. Mas en la Pasión su perfección anterior de Hombre-
Dios se perfeccionó con la de Dios-Redentor. Y después de la Resurrección
se completó con aquella, misteriosa hasta el final de los siglos, contenida y
aclarada “en el hombre sólo por Él conocido2 de que habla Juan en su
Apocalipsis.6
También el hombre, viviendo en Cristo (la lucha del hombre, el
sufrimiento, la pasión diurna combatida, soportada, acabada en justicia) y
resucitando por Cristo y en Cristo, alcanzará la perfección que abre las
puertas del Cielo y recibirá “el nombre nuevo escrito sobre piedrezuela
blanca, nombre que nadie conoce fuera de aquel que lo recibe”.7
“Yo soy la Vid verdadera… El sarmiento que no puede permanecer unido
a la vid no da fruto. Así también vosotros, como dijo Él, si no estuviereis
injertados en Mí, no traeréis fruto… y seréis echados fuera como rama
seca”.8

4
1° Pedro 3, 18-19
5
Isaías 53, 3
6
Apocalipsis 2, 17
7
Apocalipsis 2, 17
8
Juan 15, 1-6

100
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

En verdad, Él “cargó con todos vuestros males” al llevar y apurar todas


“vuestras iniquidades”.9 Él se desecó como una vasija”10 porque, para
haceros vivir, os dio su Sangre que es la linfa vital de la Vid verdadera que
da fruto.
Es la Vid fructífera. Vosotros los sarmientos silvestres incapaces de dar
fruto. Y su Padre, que es a la vez vuestro, cultivador de la viña eterna, os
tomó a vosotros, sarmientos estériles y silvestres, y os injertó en Él. Y Él
aceptó beber y apurar todos vuestros jugos homicidas, todas vuestras
fiebres concupiscentes, hasta morir como víctima en su carne sin que
vuestra corrupción llegase a turbar y emponzoñar su espíritu santo de
Inocente eterno y así fueseis vosotros, al final de los siglos, como Él lo fue,
gloriosos de alma y de cuerpo, habiendo revestido de carne incorruptible
vuestros santos espíritus y, bienaventurados ya, se realizase, por la amistad
de Dios, aún antes del primer juicio y del otro último la inhabitación en
vosotros del Espíritu Santo, la fusión con Cristo Amigo y Pan del Cielo
sobre la Tierra y la paz en Dios después de la muerte a la espera de la
resurrección de la carne para compartir la alegría y gloria de la misma.
El Pensamiento y el Querer divinos obraron un misterio al querer que, aun
antes de que existieseis, hubieran sido vuestros pecados expiados por
Cristo. “Él tomó sobre Sí los pecados de muchos” dice Isaías.11 Y estos
muchos son aquellos que durante la vida, o al menos antes de la muerte, no
dejaron, por su buena voluntad, infructuosos para ellos los méritos
infinitos de Cristo.
Sobre la balanza de la Cruz, sobre aquel patíbulo de Justicia en el que
estaban toda la Santidad y toda la Iniquidad y la primera destruía a la
segunda, cada uno de vuestros pecados se habían clavado como saetas en
el Cuerpo del Mártir. Numerosísimos fueron los golpes de los flagelos,
numerosísimas igualmente las punzadas de las espinas sobre su Cabeza
torturada, atroces los espasmos de los clavos; pero ninguno de tantos que
se compadecieron de Cristo que estaba sufriendo las torturas infligidas por
una justicia humana y cruel, se golpeó el pecho diciendo: Es verdad: esto y
9
Isaías 53, 1-12
10
Salmos 22, 16
11
Isaías 53, 12

101
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

esto, estos miles y decenas de miles de aguijones yo te los he clavado en tus


carnes y en tu corazón con mis miles y decenas de miles de pecados. Tú me
has reconocido, Redentor mío, con la totalidad de los miles de pecados
míos. Ni uno solo de ellos ha sido ignorado por Ti. De todas tus torturas yo
he sido la mayor para Ti”.
¿Quién podrá numerar los millones y millones de pecados que el Purísimo
sintió clavarse en su Cuerpo expiador? ¿Quién, al meditar esto, no debería
sentir, un odio absoluto al pecado, la huida del mismo, la obligación y el
dolor de no servir más al pecado puesto que el Sacrificio de un Dios os
liberó de él?
Estáis muertos al pecado. El muerto no hace ya cuanto hacía de vivo.
¿Cómo pues, si hay en vosotros una fe segura en la muerte de Cristo y en
la Gracia que esa muerte os mereció librándoos de la muerte del pecado y
proporcionándoos los medios con qué permanecer libres, cómo pues
vosotros, al igual de Cristo, no resucitáis para siempre d esta muerte y vivís
para siempre en Dios de la misma manera que Jesús –el Hijo de Dios, el
Hijo del Hombre, muerto como Hombre para expiar la culpa y las culpas
del hombre– vive “para Dios”, es decir, de Dios?
Mas, no sólo Él, Dios; todo aquel que vive en Cristo y por Cristo,
recordadlo, se diviniza al llegar a ser hijo del Altísimo.
*****

102
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

27 – 2 – 48
A los Romanos, Capítulo 6°, V. 11-23
“Se lee en los libros de moisés que las hostias d los sacrificios y de las
oblaciones tenían qué ser de animales sin tacha ni defecto y que las ofrendas
y oblaciones de flor de harina, aceite o cereales, habrían de ser aderezados
con sal pero sin levadura ni miel, y si de primicias de cereales se trataba,
verdes aún, estos debían ser tostados y triturados antes de ser ofrecidos y
siempre sazonados con aceite y unidos con el incienso.1
Se lee también que aquellos que pertenecían al linaje de Aarón y, por tanto,
a la estirpe sacerdotal, quedaban excluidos del sacerdocio si tenían
cualquier defecto físico o enfermedad incurable.2 Cuerpo perfecto de
constitución y de salud debía poseer el que oficiaba delante del Creador del
hombre, delante del Altísimo que hiciera al hombre perfecto de miembros,
de sentidos y de sentimientos y para el que ver las deformidades y dolencias
era un testimonio de la rebelión del hombre y del menosprecio de Satanás
por la obra más querida de Dios, siendo, por tanto, más que nada, desprecio
de Dios.
En los tiempos mosaicos los sacrificios eran de animales y de cereales, cosas
materiales todas ellas. En el tiempo cristiano los sacrificios son de espíritu.
Fue David quien profetizó este tiempo en el que los sacrificios habrían de
ser, no de animales sino “sacrificio de espíritu compungido, de corazón
contrito y humillado”.3
Aquel era tiempo de rigor. El hombre ni osaba pensar que pudiese ofrecer
en sacrificio suave su corazón. Sobre aquel corazón aparecía la mancha
corruptora. El corazón de los hombres, aun el de los justos, era impuro. La
Culpa original, ella sola, manchaba el corazón de los hombres aun en los
santos. Así pues, ¿cómo ofrecerlo en sacrificio de suave olor a aquel que
prescribiera que fuesen sin defecto los animales y cereales que habían de
ofrecerse en su altar, no admitiéndose en ellos ni la mancilla del pelambre
o de tizón? ¿Es acaso culpable un becerro o un cordero de haber nacido

1
Levítico 1, 3; 6, 7-16; 7, 1-15; 22, 17-30
2
Levítico 21, 16-24
3
Salmo 51 (Vulgata: 50), 18-19

103
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

matizado? ¿O una espiga de haber sido atacada por el moho o el tizón? No


lo son. Pues, con todo, no debían ser presentados sobre el Altar. Ni dicha
presentación habría de hacerla hombre en el que apareciese manifiesta la
herencia del pecado con defectos, delgadez o enfermedades.
Por el pecado de Adán entraron en los hombres la enfermedad, las
deformidades y la muerte. Porque la malicia, al tomar asiento donde en un
principio sólo había llama de pura caridad, condujo a los hombres a
perversiones del sentido y de los sentimientos, origen de todas las dolencias
o monstruosidades que se manifiestan en el hombre. De raíces corruptas se
derivan árboles, frondas y frutos corrompidos. Y, dado que la corrupción
inicial fue aumentando de continuo con nuevas perversiones, la carne del
hombre siempre sufrió, sufre y sufrirá cada vez más, de modo creciente,
las dolorosísimas consecuencias de la decadencia de tantísimos hombres
que, de hombres se convierten en brutos.
En el tiempo de la Misericordia, cuando la Gracia revigoriza los espíritus
con sus candores divinos; en el tiempo de espíritu, en el que los valores
humanos se encuentran en la base pero en el vértice están los
sobrehumanos y éstos, más que aquellos, son los que se ofrecen a Dios y
Éste los acepta como dádiva; en el tiempo en que la carne sirve de envoltura
al alma reina y es medio para conseguir la victoria si bien es el espíritu el
que domina o debiera dominar; en el tiempo en que “por virtud de Aquel
que de las tinieblas os llamó a la luz admirable haciendo de los cristianos
la nación santa, el nuevo pueblo de Dios por Él conquistado por la sangre
del hombre –Dios, el linaje escogido, el sacerdocio real” como escribe
Pedro,4
Caducaron las limitaciones de la Ley mosaica y el hombre que sea marcado
con la señal de Cristo y ungido como siervo por el Pontífice eterno, santo,
inocente e inmaculado, puede, o mejor, debe ser hostia y sacerdote, materia
y ministro del sacrificio espiritual que es grato a Dios.
En la epístola paulina (v. 13) falta una palabra. La palabra “hostia”.
“Ofreceos a Dios como hostias vivas tras haber estado muertos. Ofrecedle
vuestros miembros como instrumento de justicia”. He aquí el sacerdocio
4
1° Pedro 2, 9-10

104
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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real al que está llamado el cristiano, el sacerdocio de todo cristiano a


imitación del ejercido por el “Sacerdote para siempre según el orden de
Melquisedec”.5
Viene de la antigua Ley, elevada al grado espiritual, la obligación de ser sin
mancha mortal, sin vicios capitales consentidos por la razón y por el
espíritu y llevado a la práctica con plena advertencia, sin fermento de odio
y de concupiscencia, sin miel de molicie sensual, sin enfermedades
espirituales que nos e procuran curar, sin ceguera ni albugo para la luz, sin
sarna ni herpes de sinuosa simpatía hasta con las culpas pequeñas, y sin
fracturas o gibas en la magnífica formación cristiana.
Soldados del Dios verdadero, atleta de la religión santa, sacerdotes y
víctimas del tiempo nuevo, debéis s a l a r o s con la sal de la voluntad
heroica que quema y cauteriza pero fortifica las partes débiles y las
inmuniza contra la gangrena, debéis tostaros y trituraros con el fuego de la
caridad y la muela de la mortificación para haceros harina de hostias. Y
después, ungidos con la santa unción de la virtud y perfumados con el
incienso –y que sea abundante – de la adoración, ofreceos o inmolaos
pronunciando la perenne palabra de Cristo: “He aquí, Padre, dispuesto a
hacer, no mi Voluntad sino la tuya”.6 Prontos a responder a quien con
halagos o amenazas, con amor o con odio quiera retraeros de predicar a
Cristo con vuestra vida entera los doctores del mundo: “¿No sabéis que
debo ocuparme de las cosas de mi Padre?”.7
Sea hostia santa todo lo que sois pues todo está ungido con el crisma
santificante del sacrificio de Cristo. Los miembros menos nobles del
cuerpo, al igual de los más nobles, todos están llamados al servicio de Dios.
No se hallan excluidos de este servicio, aquellos a quien la Voluntad de Dios
ungió con el crisma especial de los consagrados al dolor: los inválidos, los
enfermos, los inocentes injustamente condenados, los perseguidos y
escarnecidos por el mundo. La Gracia juzga y también eleva.

5
Salmo 110 (Vulgata: 109), 4; Hebreos 7, 17
6
Mateo 26, 39; Marcos 14, 36; Lucas 22, 42
7
Lucas 2, 49

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Dijo Jesús con su sabiduría y munificencia divinas: “Los últimos serán los
primeros”.8 Y asimismo, antes de sanar al ciego de Jerusalén, para hacerlo
su discípulo y evangelizador, proyectando su mirada a los tiempos futuros
en los que muchos de los que el mundo desprecia llegarían a ser “saludo”
para el mundo, dijo: “Ni él ni sus padres han pecado sino que esto es así
para que se manifiesten en él las obras de Dios”.9 Es él y por él. ¡Cuántos
hay que, por generosa obediencia o heroico requerimiento llegan a ser
“hostias”, “redentores”, “continuadores y completadores de la Pasión de
Cristo”¡
Mas, aún sin tener en cuenta a estos especiales héroes de la más subida
caridad, todos vosotros, cristianos, sois “hostias vivas” y debéis ofrecer
vuestros miembros como objeto de justicia”. Y ofrecerlos limpios de culpa
ya que, a la sazón, no “estáis bajo la ley sino bajo la justicia”. Liberados
como estáis de la esclavitud del pecado, sostenidos como estáis por la
Gracia, no debéis conocer ya la muerte del espíritu; y no la conoceréis si de
nuevo no os hacéis esclavos del pecado.
Servid al Señor Dios que dio a los hombres la Ley para que les fuese freno
y bocado contra la torpeza cada vez más fuerte de la Tierra; pero que, con
la vendida de su Cristo y la restitución d la Gracia por los méritos del
mismo, aunque os dejase el freno y el bocado de la Ley para combatir las
seducciones de Satanás, del mundo y de la carne, puso alas a vuestro
espíritu librándolo de las cadenas para que volase bien alto por encima del
fango de las concupiscencias al encuentro de Aquel que apareció por la
parte de oriente y al que conocisteis y, en cuanto os está concedido mientras
os encontráis en el exilio, ardisteis con Él y le seguisteis por los caminos de
la Vida dejando para siempre los senderos de la Tierra y de la Muerte,
atraídos por el olor de sus perfumes, conquistados por la única Belleza, por
el Verbo hecho Carne, Jesucristo vuestro Señor, Redentor y Maestro cuya
doctrina es dulce, cuyo yugo es ligero y son de efecto corroborante contra
toda languidez y muerte su Carne y su Sangre entregadas por vosotros y
para vosotros sobre el altar del Gólgota y sobre los altares de los templos
en la Comunión Santísima con el Hijo de Dios, Dios como el Padre.
8
Mateo 19, 30; 20, 16; Marcos 10, 31; Lucas 13, 30
9
Juan 9, 3

106
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Esa Comunión que es Vida. Vida en Jesucristo. Vida en el Amor que es el


Autor de Cristo. Vida en los Tres porque donde está Uno están los Otros
así en el Cielo como en el corazón de los hombres”.
*****

107
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

28 febrero
A los Romanos, c. 7, v. 1-13
Dice el Autor Divinísimo:
“Es verdad firme que los primeros Padres, además de la Gracia
santificantes y de la inocencia, recibieron otros dones de su Creador al
tiempo de su creación. Y eran éstos: la integridad, esto es, la perfecta
subordinación del sentido a la razón, la ciencia proporcionada a su estado,
la inmortalidad y la inmunidad de todo dolor y miseria.
Sobre la inmunidad y la pérdida d esta inmunidad ya te hablé ayer. Hoy
hago fijar la atención a tu mente en el don de la ciencia proporcionada a su
estado. Una ciencia vasta, verdadera, capaz de ilustrar al hombre en todas
las cosas necesarias a su ser de rey de todas las demás criaturas naturales
y de criatura creada a imagen y semejanza de Dios por su alma que es
espiritual, libre, inmortal, racional, capaz de conocer a Dios y, por tanto,
de amarle, destinada a gozarlo eternamente. Tal es el alma dotada con los
dones gratuitos de Dios, de los que el primero de todos es la Gracia que
eleva al hombre al orden sobrenatural de hijo de Dios, heredero del Reino
de los Cielos.
El hombre por este don de ciencia, sabía clara y sobrenaturalmente cómo
obrar, qué camino tomar para alcanzar el fin por el que fue creado, es
decir, con una ciencia perfecta adecuada a su grado de hombre lleno de
Gracia y de inocencia. Mas le amaba con un amor ordenado que era
ardiente aunque sin rebasar los límites del reverencial respeto que la
criatura, por más santa que sea, debe tener siempre a su Creador.
Este amor intenso, pero que en su intensidad no desborda los diques de la
reverencia que la criatura debe a su Creador, flor de perfección, preferida
por Dios, nunca se ha dado sino en Jesús y en María, porque el Hijo de
Hombre y la Inmaculada fueron el nuevo Adán y la nueva Eva,
reparadores de la ofensa de los primeros y consoladores del Padre Dios,
usando con perfección de todos los dones recibidos de Dios sin jamás
prevaricar por soberbia de ser los predilectos de todas las criaturas.

108
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Este don de ciencia, del modo que regula el amor de la criatura con su
Creador, regula también el de la criatura con la criatura: con la esposa, su
semejante, en primer lugar, teniendo para ella un amor sin desorden de
lujuria, ese amor ardiente de los inocentes con el que sólo los lujuriosos y
corrompidos se creen incapaces de amar.
¡Oh ceguera causada por los fermentos de la corrupción! Los inocentes, los
castos, estos son los que saben amar y amar de verdad. Amar los tres
órdenes que hay en el hombre y con los tres órdenes que hay en él; pero
comenzando del más alto y dando al más bajo –el natural– esa ternura
virginal que se refleja en el más ardiente amor materno y en el más ardiente
amor filial. Esto es, en estos dos únicos amores desprovistos de atracción
sensual: amor del alma, amor de criatura-hijo hacia el vivo tabernáculo
que le llevó; amor de criatura-madre hacia el testimonio vivo de su
cualidad de procreadora, gloria de la mujer que, por las penas y el
sacrificio de la maternidad se eleva e mujer a cooperadora de Dios,
“obteniendo un hombre con el concurso de Dios”. (Génesis c. 4, v. 1)
Regulaba el amor del hombre para con las demás criaturas a las que se
unía por razón de utilidad o de afecto. En todas las cos creadas veía el poder
amoroso de Dios que las había creado para el hombre y las veía al igual que
Dios, “muy buenas”. (Génesis c. 1, v. 31)
Debiera haber regulado también el amor del hombre hacia las criaturas
nacidas de su amor santo con Eva. Mas Adán y Eva no llegaron a este amor
porque –aun antes de que “el hueso de los huesos de Adán y la carne de su
carne, por la que el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su
mujer y serán los dos una sola carne”,1 le floreciese un hijo del modo como
de una planta besada por el sol, y no por otro alguno, nacen flores y fruto–
el Desorden había corrompido con su veneno el amor santo de los
Progenitores que quisieron conocer más de cuanto les era justo y suficiente
que conociesen, por lo que dijo la Justicia: “Tengamos cuenta que no vaya
el hombre ahora a extender la mano y coja también del árbol de la vida,
coma de él y viva eternamente”.2

1
Génesis 2, 23-24
2
Génesis 3, 22

109
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Esta frase deja perplejos a muchos y a otros muchos les sirve para
presentar al Buenísimo y Generoso como un avaro cruel. Les sirve también
para negar una de las verdades religiosas: la correspondiente a uno de los
dones de Dios a los primeros padres, esto es, la inmortalidad.
El don, para que sea don, ha de ser dado. Dios había dado la inmortalidad
al igual de los otros dones entre los que estaba el de una ciencia
proporcionada a la condición del hombre. No toda la Ciencia puesto que
sólo Dios es sapientísimo. E igualmente había dado inmortalidad, mas no
eternidad, puesto que sólo Dios es eterno.
El hombre había de nacer, ser procreado por el hombre creado por Dios y
ya no morir sino pasar del paraíso terrenal al Celestial y gozar ahí de
perfecto conocimiento de Dios.
Mas el hombre abusó. Prefirió no haber recibido don alguno gratuito.
Quiso toda la Ciencia sin reflexionar que hasta de las cosas buenas se ha de
usar con medida proporcionada a la propia capacidad y que únicamente el
Inmenso y Perfectísimo puede conocer todo sin peligro puesto que su
infinita Perfección puede conocer todo el mal sin recibir de él turbación
alguna corruptora.
Dios sufre por el mal que ve, mas el sufrimiento es por el que él mismo
produce en vosotros, no por Él, ya que Se encuentra muy por encima de
cuanto pueda el mal intentar, y un aun el obstinado y astuto poder que tiene
por nombre Satán puede causar menoscabo a su Perfección.
Es en vosotros como Satán ofende a Dios. Mas si vosotros os mantuvierais
fuertes, no habría manera de que Satán ofendiese a Dios por vuestro medio.
Si pensaseis en esto, vosotros que amáis a Dios más o menos intensamente,
no pecaríais jamás, porque ninguno de cuantos os gloriáis del nombre de
cristianos-católicos querríais sentiros cómplices de Satanás en ofender a
Dios.
Y, sin embargo, lo hacéis. Es que jamás reflexionáis en lo astuto que es
Satanás y tan rapaz que no se contenta con tentaros o venceros, sino que,
más que a vosotros, mira a mofarse de Dios, a arrebatarle las almas, a
ridiculizar y destruir el sacrificio de Cristo haciéndolo inútil para muchos
de vosotros y para otros muchos capaz apenas de evitarles la condenación.

110
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Satán lo sabe muy bien, tiene contadas todas las lágrimas, todas las gotas
de sangre del Hijo del hombre. En cada lágrima, en cada gota ha visto el
verdadero nombre, el verdadero motivo de las mismas: la indiferencia
inerte de un católico por esas lágrimas, la perdición de un católico por las
gotas de la sangre divina. Sabe cuál fue la causa del dolor que arrancó
lágrimas y sudor purpúreo a Cristo,3 su Adversario divino, Adversario
desde el momento de su Rebelión. Adversario eterno y Vencedor eterno
para millones de espíritus a los que Cristo dona y donó el Cielo.
Pero volvamos a la lección y, por los dones que el Sacrificio del Cristo os
ha proporcionado, que cada una complete el pensamiento que Yo
interrumpo aquí.
Tras querer toda la Ciencia, Adán habría podido querer toda la vida, es
decir, la posesión de la vida, no como don recibido y conservado con amor,
sino por esa violencia que falta al respeto, destruye el orden y, sin mérito
alguno, se auto crea eterno para igualarse a Dios. Igual a Dios, querer ser
tal, hubiera sido cometer el mismo pecado de Lucifer.4 Y para el pecado de
Lucifer no hay perdón.
Dios quería poder perdonar al hombre. Quería poder devolverle la
inmortalidad, la posesión del Cielo, la Ciencia proporcionada a su estado,
la Gracia, Él mismo. E intervino con la condena para salvar. Dictó muerte
para dar Vida. Dictó destierro para dar la Patria eterna Dictó –he aquí el
comienzo de la lección que ahora reanuda su argumento– dictó una ley en
el lugar de la Ciencia gratuita que perdiera el hombre con la muerte de la
Gracia en su corazón. La ley es fruto de las consecuencias del Pecado.
El Pecado hizo al hombre torpe en su inteligencia para discernir el bien y
el mal, y en su integridad. Al igual que un humo, había ofuscado la Verdad
conocida y, como un estruendo, había apagado el sonido de las palabras
divinas oídas al frescor de la tarde en el hermoso Edén.5 Decaído de su
condición de hijo adoptivo de Dios hasta el grado de animal racional, el
hombre apreciaba por instinto que el matar debía ser un “mal” y que el

3
Lucas 22, 44
4
Isaías 14, 14
5
Génesis 3, 8-10

111
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

corromperse con liviandades obscenas debía serlo igualmente. Mas no


sabía distinguir hasta qué punto era malo matar, y qué lujurias eran las
más abyectas para Dios.
Por lo que Dios, después de haber castigado y vuelto a castigar de nuevo
con el diluvio6 y haber, después de esto, dado las primeras normas para ser
menos violentos (prohibición de comer carne con sangre:: Génesis 9, 4); y
más tarde con la dispersión de las gentes y confusión de las lenguas (Génesis
11, 8), origen de futuros pueblos, reinos y guerras que aun os atormentan;
y castigando nuevamente una vez más con el fuego caído del Cielo sobre
Sodoma y las otras ciudades pecadoras;7 después de haber dado al justo
Abraham una más clara ley de sujeción al Señor (Génesis 17, 10), llama a
Moisés a Sí y, mediante sucesivas órdenes y llamadas, lo conduce a la
celebración del primer sacrificio pascual8 –sacrificio perpetuado hasta el
fin de los siglos porque, al llegar la hora de la Gracia, el cordero añejo fue
sustituido por el Cordero divino, Hostia perpetua sobre todos los altares
del mundo y por todos los siglos- y de esta ley pascual conduce a Moisés al
Decálogo.9
Mas no habría dado el Decálogo si la razón hubiese dominado siempre a
los sentidos, esto es, si no se hubiese cometido la Culpa en el Edén. Y no se
habría dado si, al desorden de los sentidos no hubiera sucedido la pérdida
de la Gracia y de la Inocencia y, por tanto, de la Ciencia igualmente. Y así
el Decálogo es a la vez piedad y castigo. Piedad para los débiles y castigo
para los que se burlan de Dios haciendo el mal concientes de lo que hacen.
El Decálogo, con su parte positiva: “Harás; y negativa: “No harás”, crea el
pecado con todas sus consecuencias. Porque se peca al saber que se peca, y
así el hombre, después de la Ley, no tuvo excusa para decirse a sí mismo:
“No sabía que pecaba”.

6
Génesis 7
7
Génesis 19, 1-29
8
Éxodo 12, 1-14
9
Éxodo 20, 1-17; Deuteronomio 5, 6-21

112
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

El Decálogo es piedad, castigo y prueba. Como “prueba” era también el


árbol que se erguía en medio del Edén. Sin prueba no se puede formar
juicio del hombre como el orfebre prueba el oro en el crisol.10
Sólo las virtudes fuertes y, sobre todo, la caridad, se acomodan a las
disposiciones negativas de la Ley. Porque, generalmente, el hombre, por
insinuación satánica y por estímulos latentes, apetece lo que está prohibido.
Por lo que son verdaderos héroes los que aplastan el sentido y las
tentaciones bajo el peso de su fuerte amor y no alargan con avidez sus
manos al fruto prohibido.
Y estos son los verdaderos cristianos que no hacen mal uso de los infinitos
méritos de Cristo, de la Gracia obtenido por su medio y, sarmientos
silvestres injertados a la verdadera Vida, dan para Dios frutos copiosos de
virtudes activas y están ciertos por ello de alcanzar la vida eterna.
Estos son los verdaderos cristianos en los que se encuentran vivos los dones
del Espíritu Santo, al que completa Jesús comunicando a los hombres en
Gracia de Dios la ciencia, ese gran don perdido por el Pecado de Adán, la
ciencia sin la cual la Ley dada para ser “vida”, puede resultar “muerte”.
Porque el hombre que no posee la ciencia proporcionada a su estado, no
ama ordenadamente a Dios ni a las criaturas, cualesquiera que estas sean;
cae en las diferentes idolatrías, en la triple concupiscencia;11 desfigura la
misma religión con un conjunto híbrido de prácticas pecaminosas cuando
no –siendo así que el cristiano recibe con el Bautismo el don infinito de la
Gracia- de prácticas farisaicas condenadas por el Verbo divino;12 no se
conoce a sí mismo y por eso hace de su placer un obsequio al Querer Divino;
altera en sí la imagen y semejanza de Dios; los dones recibidos para su bien
los vulva y emplea para hacer y hacerse mal; si hace limosnas, no las hace
por misericordia a los pobres sino para ser alabado por ellos; si escruta los
misterios de la Creación, lo hace para recibir gloria de los hombres, mas
no para dar gloria al Creador. De esta suerte, sus acciones pierden ese
perfume que las hace santas a los ojos de Dios y él tiene en la Tierra su bien

10
Proverbios 17, 3
11
1° Juan 2, 16
12
Mateo 23, 1-11

113
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

fugar, mientras que “el hielo y el rechinar de dientes”, como decía el


Verbo,13 le aguardan allá donde no cuentan las apariencias sino la verdad
de las acciones humanas.
Y si, no obstante haber hecho mal aquel bien que podía llevar a cabo, elude
por la misericordia de Dios el hielo y la tortura del infierno, larga
permanencia le aguarda en la escuela del Purgatorio en donde aprenda la
verdadera caridad que no es “herejía de las obras”, el azote de vuestros
días, pues son muchos los que se afanan en servir a Cristo con un bullir de
prácticas y actos exteriores tan solo que dejan a los buenos como estaban o
escandalizados tal vez, y no sirven para mejorar a los malos ni convertirlos.
La verdadera caridad es, por tanto, el ejemplo de una vida profunda y
conscientemente cristiana en todo. La verdadera caridad es aquella que
Jesús quería de Marta, afanada con exceso en tributar honores externos al
Hijo de Dios.14
El vivir de este siglo no admite la contemplación del modo que muchos la
entienden. Mas Dios no bendice la sola acción. Él quiere que se
complementen la vida activa y la contemplativa, y que las obra no se
reduzcan a simple fragor, agitación y aun a discusión con los enemigos; que
no sean “herejía” sino religión, esto es, trabajo que equivale a plegaria por
el continuo ofrecimiento de los propios actos a Dios, realizándolos todos
únicamente a su gloria y así la plegaria sea trabajo. Trabajo continuo sobre
sí mismo tallándose cada vez más conforme al Modelo Jesucristo y
modelando a los demás con el ejemplo.
En vano se afanan los hombres si Dios no bendice sus actos. Y ¿cómo
queréis que Dios esté con vosotros bendiciéndoos y triunféis en vuestras
empresas si en ellas no actúa el don de ciencia por el que el hombre se
conduce en todos sus actos guiado por un fin santo y no por la propia
gloria?”.
*****

13
Mateo 8, 13; 13, 42-49; 22, 13; 25, 30
14
Lucas 10, 38-42

114
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

16 mayo 48. Pentecostés


Dice el Dulce Huésped (desde el 7 de marzo quiere el Espíritu Santo que el
llame así):
“En la última lección para vosotros, hombres, y en especial hombres
destinados a enseñar la Verdad y el conocimiento de la naturaleza de Dios,
o sea, de la Caridad que si falta en vuestro corazón ya no sois sus hijos,
hablé de la ciencia verdadera y de la ciencia no verdadera, incompletamente
verdadera, al moverse por zonas de saber humano. La verdadera ciencia
supera estas zonas bajas, míseras limitadas, relativas, y se lanza, cual flecha
de oro ardiente, más allá de lo que es humanidad, al encuentro de las
Verdades eternas que constituyen la ciencia verdadera o, expresado con
más justo nombre, la verdadera sabiduría.
La verdadera sabiduría se encuentra en ese centro luminoso y ardiente que
es la Caridad. No es con el mucho saber obras humanas y, sobre todo, no
es con el mucho discutir manteniendo por escrito largas, pedantes disputas
teológicas como se adquiera la verdadera sabiduría, es decir, el verdadero
conocimiento de lo que es Dios, de lo que quiere Dios, de lo que se debe
hacer para poseer eternamente a Dios. Es con el mucho amar.
El que ama con perfección, entendida ésta dentro de los límites de la
humana relatividad –ya que amáis perfectamente si lo hacéis con todas
vuestras fuerzas – infunde la perfección no sólo en su espíritu sino también
en su mente.
Porque una inteligencia iluminada por la caridad es inteligencia perfecta.
E inteligencia perfecta es inteligencia sobrehumana, es decir, inteligencia
conocedora de esa ciencia verdadera que no precisó libros ni estudios para
penetrar en el hombre; de aquella ciencia verdadera que Adán y Eva
poseyeron infusa y proporcionada a su estado en el alborear dichoso, puro
y perfecto de los mismos días de la Humanidad; aquella ciencia verdadera
que Dios infundió directamente en la criatura hecha a su imagen y
semejanza. Y una prueba de esta divina imagen y semejanza es este
conocimiento de la Verdad eterna que Dios posee sin límites y que debería
poseer el hombre en la medida a él proporcionada para que le guiase en

115
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

todas sus obras y relaciones hechas por amor a Dios, al prójimo y a las
criaturas inferiores.
Yo, soy Caridad y Sabiduría, os digo a vosotros: menos ciencia y más amor,
y poseeréis la Sabiduría.
Querer explicar con ciencia humana el misterio de Dios y los maravillosos
procesos de la Creación, de la evolución, de la transformación de las cosas
creadas, es locura que degenera más tarde en herejía. No se puede explicar
el origen de lo finito sino contemplando con amor, es decir, con fe –ya que
la fe nunca está separada del amor – al infinito.
La fe ilumina la ciencia ayudándole a comprender. Es como la leche
materna que va haciendo del infante un ser cada vez más formado. Ahora
bien, como un recién nacido no podría sostener y nutrir a s madre como
tampoco a un adulto, así tampoco puede la ciencia nutrir y ayudar a la fe.
Porque fe es religión, y la religión permite a la criatura inteligente, aunque
limitada, conocer lo sobre inteligible e infinito.
Y si basta la ciencia para conocer las ideas finitas, resulta indispensable la
sabiduría –esto es, la fe y el amor – para conocer las verdades
trascendentes. Al creer se produce la luz. En cambio, al analizar para
comprender, discutir y aceptar el misterio al modo como los médicos y
abogados averiguan una enfermedad o una lesión moral, se producen
tinieblas y hielo.
La fe no contradice a la ciencia, antes la ciencia humana encuentra ayuda
en la religión para explicarse las leyes del Universo y realizar
descubrimientos. Ahora bien, mientras la ciencia humana, del orden que
se, sin el concurso de la religión, ha de caer necesariamente en el error, la
religión, en cambio, aun sin el concurso de paciencia, conduce ala Verdad
y el conocimiento de las verdades esenciales.
Mas cuando ya no son las leyes y los hechos naturales los que únicamente
se investigan con ciencia humana, sino que lo que se quiere explicar e
investigar son los misterios sobrenaturales –Dios siempre es un misterio
para el hombre – entonces, más que al error, a lo que se llega es a la
negación.

116
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

La razón, es gran cosa que distingue al hombre del bruto, es grande


ciertamente si se le compara con el instinto, única luz que poseen los seres
inferiores; mas es cosa pequeña, muy pequeña, pequeñita si se le cimienta
en la investigación de lo que es Dios. Y la razón, si es humilde, cae en
obsequio ante Dios incomprensible e infinito gritando: “¡Creo! Creo para
comprender y la fe en tu Revelación es luz para mí y alimento para vivir.
Vivir de Ti, en Ti, Contigo, para llegar a Ti y conocerte cual les será dado
conocerte a los justos que viven en el Reino del Cielo”.
Ni el idealismo ni el positivismo dan explicación de Dios, de la Creación, de
la segunda vida y son encapaces de leer las respuestas a los porqués
científicos escritos en los cuerpos humanos, en las páginas del firmamento
y en los estratos terrestres. Y no explican a Dios, La Creación, la segunda
vida, como tampoco la soberbia de la mente que por sí quiere entender lo
que rebasa la humana razón, ni la ignorancia o semi-ignorancia que cree
saber y poder juzgar de lo que, sin mi luz, no pueden juzgar ni saber con
un criterio justo ni aun los que son tenidos por doctos en religión.
Mas todo lo explica la caridad porque ésta une a Dios y pone a Dios en
vosotros como Huésped y Maestro. Por esto es justa verdad el dicho de que:
“son verdaderos teólogos aquellos que son conducidos por el Espíritu
Santo, esto es, por el Amor””.1
*****

1
Juan 16, 4-15

117
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Continúan aquí las lecciones sobre la Epístola a los Romanos. Las otras
lecciones aparecen en dos cuadernos entregados al R. P. Conrado M. Berti1
que juzgó oportuno recogerlos por más que el último no estuviera aun
terminado, como asimismo falta todavía mucho para que el comentario del
Espíritu Santo sobre la Epístola a los Romanos quede ultimado.
Pero por la atención y reconocimiento, sobre todo reconocimiento, que debo
al Padre Conrado por el comportamiento que siempre ha tenido, lleno de
caridad, de paciencia y de obediencia para conmigo, pobre criatura, y para
los deseos del seño, he accedido a entregar todo cuanto tenía. Es justo que
a quien tanto ha hecho por la Obra2 se le corresponda en igual medida.
¡Hizo tanto bien el Padre Migliorini…!3 ¡Bastaría recordar lo mucho que
mecanografió! Mas… cada cosa tiene su “quid”.
Y la obra tiene este “quid”: que si no hubiera sido por el Padre Berti, era
seguro que, dado el comportamiento de todos –o al menos de todos menos
poquísimos, verdaderas excepciones en la masa de los Padres, Siervos de
María que siempre han combatido, criticado, afligido sin medida, y sólo de
poco tiempo a esta parte han cambiado de proceder y de pensamiento
respecto a la Obra de Jesús y de su pobre instrumento – la Obra habría
terminado por serle retirada a la Orden de los Siervos de María.
Mas la dulzura, la sinceridad y la honradez acaban de desarmar. Sí.
Desarman a Dios y al instrumento de Dios que debe defender tenazmente
los intereses y los designios de Dios, por mucho que le cueste, porque no
resulta grato discutir, reconvenir y amenazar con castigos.
No sé cuánto me queda de permanencia en la Tierra ni si se me dará poder
editada la Obra. Pero lo que sí tengo qué hacer constar es que si la Obra
ha de proporcionar luz y bien a las almas y lustre a la Orden de los Siervos
de maría, tanto la almas como los Siervos de María, deben estar agradecidos
al P. Berti y al P. Migliorini que, de modo diverso mas con el mismo tesón,
1
Véase la nota n° 1 de la Lección del día 6-1-48
2
Es esta la obra monumental, narrativa, narrativa y doctrinal sobre la vida del Señor que, al publicarse, fue
titulada: “Il poema dell’Uomo-Dio
3
Una breve reseña bibliográfica del P. Romualdo M. Migliorini que, durante casi cuatro años, fue director
espiritual de María Valtorta, aparece en la nota n° 2 del dictado del 31 de mayo de 1943 de los “Cuadernos de
1943”.

118
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

trabajaron para que se cumpliera la Voluntad Divina y recibieran las


almas el don de Dios.
Y así mismo pláceme recordar, tras esos dos primeros, operarios
constantes de Dios, a unos pocos más que cooperaron con caridad a
consolar al instrumento y a prestar ayuda a los dos principales artífices del
triunfo de la Voluntad de Dios y de su Palabra: el R. P. Gargiani, P.
Sostengo Benedetti, P. Tosí y el P. Mariano de Santis.
*****

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

20 – 5 – 1948
S. Pablo a los Romanos c. 7
Dice el dulce Huésped:
“Del v. 14 al 25 es una lección de los maestros del espíritu deberían
repetírsela continuamente a sí mismos, lo mis o que a las almas farisaicas
que ven la brizna de paja en el ojo de los hermanos a los que censuran
ásperamente y no advierten la viga de la anticaridad que tienen en el suyo,
que oprime su espíritu bajo el peso del egoísmo y de la soberbia;1 y debería
repetírseles a esas pobres almas -¡Oh!, menos culpables que las otras
farisaicas, las cuales, si bien se sienten culpables y se duelen de ello, al
reconocer que lo son, la humildad y el arrepentimiento son ya para ellas
una absolución- a esas pobres almas que han pecado y lloran porque temen
al Señor, Juez de su debilidad.
Así pues, estos doce versículos vienen a ser una norma para juzgar a los
hombres y una medicina para apreciar cómo juzgará Dios a los pecadores
arrepentidos.
Quien los escribió fue Pablo, fariseo, descendiente de fariseos y discípulo
de Gamaliel,2 de aquel Gamaliel que era una biblioteca viviente de la
doctrina de Israel. Pablo, feroz perseguidor, en un principio, de aquellos a
quienes tenía por anatema, después vaso de elección y de justicia, apóstol
perfecto, evangelizador y represor heroico de su antiguo yo encontrado
digno de subir con la parte escogida de su alma hasta el tercer cielo y de oír
allí misteriosas palabras divinas;3 un hombre, por tanto, del que, por la
intransigencia de su primera época de vida y por la heroicidad de su
segunda cabría pensar que había estado siempre muy por encima d los
estímulos carnales.
Sin embargo, si lo hubiera estado, no habría podido ser “el Apóstol de los
Gentiles”, es decir, de aquellos a los que la licencia consentida del
paganismo, salvo raras excepciones de espíritus naturalmente virtuosos, les
hacía más brutos que las criaturas dotadas de razón y de conciencia. Tan
1
Mateo 7, 1-5; Lucas 6, 37-42
2
Hechos 5, 34; 22,3
3
2° Corintios 12, 1-4

121
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

solo Jesús, el Hombre-Dios, pudo comprender a los pecadores a pesar de


no haber pecado. Para cualquier otro maestro constituye un doloroso bien
el haber caído, más o menos, al demonio, al mundo y a la carne, porque,
experimentando el poder de las tentaciones y la propia debilidad, es como
se adquiere la sabiduría para ser maestro y médico con los discípulos y
hermanos pecadores.
Quiero que os fijéis en la norma observada por el Divino Maestro, para
elegirse el colegio apostólico y los 72. En el primero, tan solo Juan era
virgen. En los segundos, menos unos pocos que aún eran casi niños cuando
llegaron a ser discípulos, no hubo uno siquiera que hubiera dejado de
morder el fruto apetitoso, dando con ello comienzo a las sucesivas caídas
en la culpa. Eran hombres, nada más que hombres, hijos de Adán y así el
fomes se agitaba como serpiente en sus cuerpos. La rama de la
concupiscencia carnal estaba viva en los más justos de entre ellos, o sea, en
aquellos que ya habían domado la concupiscencia del oro y la soberbia de
la vida.
Mas no había quien estuviese sin imperfecciones, ni aun el mismo Juan, el
serafín de los discípulos del Maestro. Propenso a la ira como su hermano,
mereció ser llamado “hijo del trueno”4 por Aquel que tanto lo amaba. El
Apóstol de la Caridad, perfecto en el amor a su Maestro, llegó a ser apóstol
de la caridad contemplando la mansedumbre, la caridad, la misericordia
del Mártir divino de alba al ocaso del viernes pascual y se despojó para
siempre del hábito de la ira ante la desnudez santísima del Rey de los reyes
que se despojó hasta de su inmortalidad divina para conocer la muerte y
salvar al hombre.
Jesús Dios, recorriendo la tierra, -de haber querido lo podía haber hecho-
habría podido encontrar, entre los habitantes de los tres continentes d
entonces 12 y 72 justos más justos que los 12 y 72 que escogió en Israel.
Porque Dios Creador puso (y pone) en el alma de todo hombre un don
excelso; la Ley natural, que en los mejores desarrolla santidad de vida
cualquiera que sea su conocimiento de la Divinidad. Y quien la observa y
la reconoce como venida del Ser Supremo, de Dios, puede, sin errar, decirse

4
Marcos 3, 17

122
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

que es espíritu naturalmente unido al Dios verdadero Uno y Trino. El Rey


universal, con su querer, podía pues llamar a Sí de los tres continentes a 12
y a 72, lo mismo que con la voz de los astros llamó a su cuna a los tres
Sabios5 y de este modo, tener un Colegio de justos a su servicio. Y no lo
hizo.
Tomó a hombres muy humanos: materia tosca, informe, con muchas partes
impuras, y la formó. Sufrió, al hacerlo, por las defecciones y las traiciones
de algunas partes de ella. Mas, en su Ascensión, dejó una Iglesia decente
capacitada para ser su continuadora en la redención del mundo.
Capacitada por la doctrina y el ejemplo recibidos del Verbo; capacitada
por la ayuda del Espíritu Santo recibido de Jesús resucitado una primera
vez en el Cenáculo6 y por segunda vez, en el mismo Cenáculo, diez días
después de la Ascención7 en cumplimiento de la promesa divina y por la
acción directa del Espíritu Santo, en virtud de la cual, fuesen llenos los doce
del Espíritu Paráclito y lo pidiesen transmitir a sus colaboradores en el
ministerios sacerdotal; y capacitada, en fin, para que, instruida n sus
diversos miembros con la propia experiencia de sus debilidades, de sus
combates de hombres para formarse en la justicia y de sus recaídas, no
fuese incapaz de ser maestra, antes, al contrario, supiese comprender,
compadecer, sostener y guiar a Cuantos venían al cristianismo débiles todo
ellos por ser hombres y debilísimos en su espíritu por ser paganos, ya que
el paganismo era doctrina materialista y de placeres desenfrenados.
Este es el prólogo de la lección que se desprende de los versículos que te he
indicado y que te los explicaré mañana por no consentir tu actual estado
más prolongada fatiga”.
*****

5
Mateo 2, 1-12
6
Juan 20, 22-23
7
Hechos 2, 1-4

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

21/28 – 5 – 1948
A los Romanos c. VII, v. 14-25
Dice el dulce Huésped:
“Para comprender debidamente las palabra de Pablo es preciso considerar
bien el Pecado original.1
Lección dada multitud de veces que nunca resultan excesivas porque la
dolorosa realidad, de aquel pecado y sus nefastas consecuencias son con
frecuencia negadas o puestas en duda por muchos, por demasiados. Y entre
estos no faltan los que debieran, más que nadie, estar convencidos de la
realidad del pecado original y de sus consecuencias, por los estudios
realizados y, sobre todo, por sus experiencias en el ministerio que las pone
de continuo ante sus ojos sagaces la decadencia del hombre que, de criatura
perfecta, se ha cambiado, por el pecado original, a criatura débil e
impotente contra los asaltos de Satanás y de cuanto rodea y hay adentro
del hombre, creación maravillosa envidiosamente turbada por el enemigo
de Dios.
Dirá alguno: “Lección que se repite, lección, por tanto, que resulta inútil”.
Mas es siempre útil, ya que nunca sabréis apreciar debidamente su
necesidad, tanto para vosotros mismos como para los demás.
¡Qué poco le importa a Satanás que no la sepáis! Por eso él produce en
vosotros niebla para ocultaros el debido conocimiento de este episodio que
no tuvo término ni límite en el día que se produjo ni en los seres que lo
protagonizaron sino que, como por semilla y por la sangre, todos los
hombres han heredado la vida (la existencia) de Adán y de Eva –y en el
último hombre que nazca sobre la Tierra aparecerá todavía manifiesta la
descendencia de los dos Primeros Hombres– y así, por funesta herencia, se
propaga el primer generante, Adán, de generación en generación, a todos
los hijos de hombre hasta el último engendrado.
Para comprender bien la confesión de pablo, que viene a ser la voz desolada
de todos los hombres que, deseosos de obrar el bien con perfección se
sienten impotentes de realizarlo con la perfección deseada, es preciso
1
Génesis 3; Romanos 5

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

contemplar el fruto de la Culpa primera y, consecuentemente, esa misma


Culpa a fin de no encontrar injusta la condena ni sus consecuencias.
Confiesa Pablo: “Yo soy carnal, vendido y sujeto al pecado”. Y prosigue:
“No sé lo que me hago: no hago el bien que quiero sino el mal que
aborrezco. Porque, si bien hago lo que no quiero, reconozco asimismo que
la ley es buena (al prohibir o mandar lo que prohíbe y manda), mas (cuando
hago el mal que aborrezco con mi parte mejor mientras que no hago el bien
que desearía hacer) no soy yo en estos momentos el que obro sino el pecado
que habita en mí… En mis carnes no habita el bien… Tengo voluntad de
hacerlo, mas no hallo la manera de realizarlo… Para cuando quiero hacer
el bien, ya tengo el mal a mi lado… Me complazco en la Ley de Dios según
el hombre interior, pero veo en mis miembros otra ley que se opone a la ley
de mi mente y me hace esclavo de la ley del pecado que está en mis
miembros…”
“Yo soy carnal”.
También Adán se hallaba formado de carne además de espíritu. Mas no
era carnal, ya que el espíritu y la razón ejercían su señorío sobre la materia.
Y su espíritu inocente y lleno de Gracia tenía una semejanza admirable con
su creador en lo que tenía de inteligente para comprender cuanto supera a
las cosas naturales. La elevación del hombre al orden sobrenatural, es
decir, a la filiación divina por medio de la Gracia, había elevado la
inteligencia humana, ya de sí vastísima por el don preternatural de la
ciencia infusa, capaz, por ello, de entender todas las cosas naturales, e
inteligencia sobrenatural susceptible de poder comprender lo que resulta
incomprensible a quien no se halla predispuesto con un don sobrenatural,
d poder comprender a Dios y, en grado menor, de poder ser fiel imagen
suya por el orden y la justicia, por la caridad, la sabiduría y la liberación
de toda restricción envilecedora.
¡Libertad espléndida la del hombre lleno de gracia! Libertad respetada por
el mismo Dios, libertad no asechada por fuerzas exteriores o estímulos
internos. Realeza sublime la del hombre deificado, hijo de Dios y heredero
del Cielo; realeza dominadora de todas las criaturas y de que ahora os

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

tiraniza frecuentemente: ese yo en el que fermentan sin tregua los tóxicos


de la gran herida.
Cuando se dice: “el hombre, rey de la creación sensible, fue creado con
poder de dominio sobre todas las criaturas”. Hay que tener en cuenta que
él, por la Gracia y por los demás dones recibidos desde el primer instante
de su ser, había sido formado para ser rey, incluso de sí mismo y de su parte
inferior por el conocimiento de su fin último, por el amor que le hacía
tender sobrenaturalmente a él y por el dominio sobre la materia y los
sentidos latentes en ella. En unión con el Orden y amante del Amor, había
sido formado para saber dar a Dios lo que le es debido y al yo lo que resulta
lícito darle sin desórdenes en las pasiones o desenfreno de los instintos.
Espíritu, entendimiento y materia constituían en él un todo armónico y esta
armonía la alcanzó desde el primer momento de su ser y no por fases
sucesivas como quieren algunos.
No hubo autogénesis ni evolución sino Creación querida por el Creador.
Esa razón, de la que tan orgullosos estáis, os debería hacer ver que de la
nada no se forma una cosa inicial y que de una cosa única e inicial no puede
derivarse el todo.
Sólo Dios puede ordenar el caos y poblarlo con las innumerables criaturas
que integran el Universo. Y este Creador potentísimo no tuvo límites en su
creador, que fue múltiple, como tampoco lo tuvo en producir criaturas
perfectas, cada una con la perfección adecuada al fin para el que fue
creada. Es de necios pensar que Dios, al querer para Sí un Universo,
hubiera creado cosas informes, habiendo de esperar a ser por ellas
glorificado en cuanto cada una de las criaturas y todas ellas alcanzasen, a
través de sucesivas evoluciones, la perfección de su naturaleza, de modo
que fuesen aptas para el fin natural o sobrenatural para laque fueron
creadas.
Y si esta verdad es segura en las criaturas inferiores con un fin natural y
limitado en el tiempo, es todavía más cierta con el hombre, creado para su
fin sobrenatural y con un destino inmortal de gloria en el Cielo. ¿Cabe
imaginar un Paraíso en el que las legiones de Santos, que entonan aleluyas

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

en torno al trono de Dios, sean el resultado último de una larga evolución


de fieras?
El hombre actual no es el resultado de una evolución en sentido ascendente
sino el doloroso resultado de una evolución descendente en cuanto que la
culpa de Adán lesionó para siempre la perfección físico-moral-espiritual
del hombre originario. Tanto la lesionó que ni la Pasión de Jesucristo, con
restituir la vida de la Gracia a todos los bautizados, puede anular los
residuos de la culpa, las cicatrices de la gran herida, es decir, esos estímulos
que son la ruina de quienes no aman o aman poco a Dios y el tormento de
los justos que querrían no tener ni el más fugaz pensamiento atraído por
las llamas de los estímulos y que libran, a lo largo de la vida, la batalla
heroica de permanecer fieles al Señor.
El hombre no es el resultado de una evolución, como tampoco el Universo
es el producto de una autogénesis. Para que haya una evolución es siempre
necesaria la existencia de una primera fuente creativa. Y pensar que de la
autogénesis de una única célula se hayan derivado las infinitas especies, es
un absurdo imposible.
La célula, para vivir, necesita de un campo vital en el que se den los
elementos que permitan la vida y la mantengan. Si la célula se auto-formó
de la nada, ¿dónde encontró los elementos para formarse, vivir y
reproducirse? Si ella no era todavía cuando comenzó a ser, ¿cómo encontró
los elementos vitales; el aire, la luz, el calor, el agua? Lo que aún no es no
puede crear. Y ¿cómo entonces ella, la célula, encontró, al formarse, los
cuatro elementos? Y quién le sugirió, a modo de manantial, el germen,
“vida”? Y aun cuando, por un suponer, este ser inexistente hubiese podido
formarse de la nada, ¿cómo de su sola unidad y especie habrían podido
derivarse tantas especies diversas cuantas son las que se encuentran en el
Universo sensible?
Astros, planetas, tierras, rocas y minerales; las varias numerosísimas
calidades del reino vegetal; las aun más variadas y numerosas especies y
familias del reino animal; de los vertebrados a los invertebrados, de los
mamíferos a los ovíparos, de los cuadrúpedos a los cuadrumanos, de los
anfibios y reptiles a los peces, de los carnívoros y feroces a los mansos

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

ovinos, de los armados y revestidos de duras armas ofensivas y defensivas


a los insectos a los que una nadería es bastante a destruir, de los gigantescos
moradores de las selvas vírgenes, cuyo asalto no resisten sino otros colosos
iguales a ellos, a toda la variedad de artrópodos llegando hasta los
protozoos y bacilos; ¿todos viene de una misma célula? ¿Todos de una
espontánea generación?
Si así fuese, la célula sería más grande que el infinito. ¿Por qué el Infinito,
el Sin Medida en todos sus atributos realizó sus obras por espacio de seis
días, seis épocas, haciendo el Universo sensible, subdividiendo su labor
creadora en seis órdenes de creaciones ascendentes, evolucionadas, eso sí,
hacia una perfección siempre mayor?2 No porque Él fuese aprendiendo a
crear sino por el orden que regula todas sus divinas operaciones. Orden
que hubiera sido violado –y así habría resultado imposible la supervivencia
del último ser creado; el hombre– si este hubiese sido hecho en primer lugar
y antes de ser creada la Tierra en todas sus partes y hecha habitable por el
orden puesto en sus aguas y continentes y confortable por la creación del
firmamento; hecha luminosa, bella, fecunda por el sol benéfico, por la
luciente luna, por las innumerables estrellas; hecha morada, despensa y
jardín para el hombre por todas las criaturas vegetales y animales de que
está cubierta y poblada.
En el sexto día fue hecho el hombre en el que, en síntesis, se encuentran
representados los tres reinos del Mundo sensible y, en maravillosa realidad,
la creación por Dios del alma espiritual infundida por Él en la materia del
hombre.
El hombre verdadero aro de unión de la Tierra con el Cielo; verdadero
punto de enlace entre el mundo espiritual y el material; ser en el que la
materia es tabernáculo para el espíritu; ser en el que el espíritu anima la
materia, no sólo para la vida limitada mortal sino para la vida inmortal
tras la resurrección final.
El hombre: la criatura en la que esplende y mora el Espíritu Creador.

2
Génesis 1

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

El hombre maravilla del poder de Dios que infunde su soplo, parte3 de su


Ser Infinito, en el polvo elevándolo a la categoría de hombre y dándole la
Gracia que eleva la categoría del hombre animal a la de la vida y condición
de criatura sobrenatural, de hijo de Dios por participación de naturaleza,
haciéndola capaz de ponerse en relación directa con Dios, disponiéndola
para comprender al Incomprensible y haciéndole posible y lícito amar a
Aquel que en tal medida sobrepasa a todo otro ser que, sin un don suyo
divino, el hombre, por su capacidad y reverente consideración, no podría
ni aun desear amar.
El hombre: triángulo creado que apoya su base –la materia– sobre la
Tierra de la que fue extraído; que con sus facultades intelectuales tiende a
subir al conocimiento de Aquel a quien se asemeja; y con su vértice el
espíritu del espíritu, la parte escogida del alma– toca el Cielo perdiéndose
en la contemplación de Dios-Caridad, mientras la Gracia, recibida
gratuitamente, le une a Dios, y la caridad, inflamada por su unión con Dios,
le deifica. Porque: “el que ama nació de Dios”4 y es privilegio de los hijos
participar de la similitud de naturaleza. Por su alma deificada por la
Gracia es pues el hombre imagen de Dios y por la caridad, que es posible
por la Gracia, semejante a Dios.
En el sexto día, pues, fue creado el hombre, completo, perfecto en su parte
material y espiritual, hecho conforme al Pensamiento de Dios según el
orden (el fin) para el que había sido creado: amar y servir a su Señor
durante la vida humana, conocerlo en su Verdad y, de aquí, gozar de Él
para siempre en la otra.
Fue creado el único Hombre, aquel de quien debía proceder toda la
Humanidad y, antes de nada, la Mujer compañera del Hombre y para el
Hombre, con el cual habría de poblar la Tierra reinando sobre todas las
demás criaturas inferiores. Fue creado el único Hombre, aquel que, como
padre, habría de transmitir a sus descendientes todo cuanto había recibido:
vida, sentidos, facultades, así como inmunidad de todos los sufrimientos,

3
En el sentido de “participación”, según se dice unas líneas más abajo y se explica en los dictados del 1 y 7 de
octubre de los “Cuadernos de 1943”
4
1° Juan 4, 7

129
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

razón, entendimiento, ciencia, integridad, inmortalidad y, por último, el


don por excelencia: la Gracia.
La tesis del origen del hombre, conforme a la teoría evolucionista que, para
sostener su equivocado aserto, se apoya en la conformación del esqueleto y
en la diversidad de colores de la piel y del semblante, no es tesis que
contradice la verdad del origen del hombre – ser creado por Dios – antes la
favorece. Porque lo que revela la existencia de un Creador es precisamente
la diversidad de los colores, de estructuras y de especies en las criaturas
queridas por Él, el Potentísimo.
Y si esto es válido con las criaturas inferiores, mucho más lo es con la
criatura-hombre que es hombre creado por Dios por más que, debido a
circunstancias de clima, de vida y también de corrupciones – por las que
vino el diluvio5 y después, mucho después, se dictaron tan severos mandatos
y castigos en las prescripciones del Sinaí y en los anatemas mosaicos
(Levítico 18, 23 y Deuteronomio 27, 21) – muestre diversos semblantes y
color de una raza a otra.
Es cosa probada, ratificada y confirmada por continuas pruebas, que una
fuerte impresión puede influir sobre una madre gestante de modo que la
haga dar a luz un pequeño monstruo que reproduzca en sus formas el
objeto que turbó a la madre. Es cosa también probada que una larga
convivencia con gentes de raza distinta a la aria produce, por mimetismo
natural, una transformación más o menos acentuada de los rasgos de un
rostro ario en los de los pueblos que no son arios. Y resulta probado
asimismo que especiales condiciones de ambiente y de clima influyen en el
desarrollo de los miembros y en el color de la piel.
Por eso las elucubraciones sobre las que los evolucionistas querrían
cimentar el edificio de su presunción, no lo afianzan antes favorecen su
derrumbamiento.
En el diluvio perecieron las ramas dañadas de la humanidad que andaba a
tientas por entre las tinieblas subsiguientes a la caída, en las que, y sólo

5
Génesis del 7, 17 al 8, 14

130
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

mediante los pocos justos, como a través de cerradas nubes, llegaba aún
algún rayo de la perdida estrella: e recuerdo de Dios y de su promesa.
Y así, destruidos los monstruos, fue conservada la Humanidad y
multiplicada de nuevo partiendo de la estirpe de Noé que fue juzgada justa
por Dios. Se volvió, por tanto, a la naturaleza primera del primer hombre,
hecha siempre de materia y de espíritu y continuando tal aun después de
que la culpa despojara al espíritu de la Gracia divina y de su inocencia.
¿Cuándo y cómo habría el hombre de recibir el alma si fuese el producto
último de una evolución de seres brutos? ¿Es imaginable siquiera que los
brutos hayan recibido junto con su vida animal, el alma espiritual, el alma
inmortal, el alma inteligente, el alma libre? Sólo el pensarlo es una
blasfemia. ¿Cómo entonces podían trasmitir lo que no tenían? Y ¿podía
Dios ofenderse a Sí mismo infundiendo el alma espiritual, su soplo divino
en un animal, todo lo evolucionado que se quiera pensar pero siempre
procedente de una dilatada procreación de brutos? Incluso este
pensamiento es ofensivo al Señor.
Dios, queriéndose crear un pueblo de hijos para expandir el amor del que
sobreabundaba y recibir el del que se hallaba sediento, creó al hombre
directamente con un querer perfecto suyo, con una única operación
realizada el sexto día de la Creación mediante la cual hizo del polvo una
carne viva y perfecta a la que después animó, dada su especial condición de
hombre, hijo adoptivo de Dios y heredero del Cielo, no ya sólo con esa alma
“que también los animales tienen en las narices”6 y que termina con la
muerte del animal, sino con el alma espiritual que es inmortal, que sobrevive
a la muerte del cuerpo al que reanimará, tras la muerte, al sonar las trompetas
del Juicio final y del triunfo del Verbo Encarnado, Jesucristo, y así las dos
naturalezas, que vivieron juntas sobre la Tierra vivan juntas también gozando
o sufriendo, según como juntas lo merecieron, por toda la eternidad.
Esta es la verdad, ya la aceptéis o rechacéis. Y por más que muchos os
empeñéis en rechazarla obstinadamente, día vendrá en que la conoceréis
perfectamente y se os esculpirá en vuestro espíritu convenciéndoos de
haber perdido el Bien para siempre por ir tras la soberbia y la mentira.
6
Qoelet (Vulgata: Eclesiastés) 3, 19-21

131
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Es verdad que quien no admite la creación del hombre por obra de Dios –
y del modo expuesto, esto es, de tal forma que, rápido y de continuo, le hace
capaz, si quiere, de guiar todos sus actos en orden a conseguir el fin para el
que el hombre fue creado; fin inmediato: amar y servir a Dios durante la
vida terrenal; y fin último: gozar de Él en el Cielo – no puede entender con
exactitud qué es lo que exactamente constituya la Culpa, el por qué de la
condena y las consecuencias de ambas.
Mas seguidme. Mi palabra es luminosa y sencilla, pues soy Dios. Y Dios,
Sabiduría Infinita, sabe acomodarse a la ignorancia y relatividad de sus
pequeños y, por más que sean humildes, les digo: “El que sea pequeño, que
venga a Mí y Yo le enseñaré la Sabiduría”.7
La prueba.
Cuando el hombre despertó de su primer sueño y encontró la compañera a
su lado, advirtió cómo Dios había completado su felicidad.
¡Lo era ya tan grande también en un principio…! Todo en Adán y en torno
suyo había sido hecho para que gozara de una felicidad completa, sana y
santa, y la delicia, esto es, el Edén, no estaba sólo en derredor suyo sino
también dentro de él. Le rodeaba el jardín lleno de bellezas vegetales,
animales y marinas, mas dentro de él florecía un jardín de bellezas
espirituales con virtudes de todo género prontas a madurar en frutos de
santidad perfecta; y allí estaba el árbol de la ciencia adaptada a su estado
y el de la vida sobrenatural: la Gracia; no faltaban allí las aguas preciosas
de la fuente divina que se partía en cuatro brazos y regaba de continuo con
renovadas ondas las virtudes del hombre y así creciesen gigantescas
haciéndole espejo cada vez más fiel de Dios.
Como criatura natural gozaba con cuanto veía: la belleza de un mundo
virgen recién salido del Querer de Dios; gozaba con su poder;
comprobando su señorío sobre las criaturas inferiores. Todos había puesto
Dios al servicio del hombre: desde el sol al insecto y así todo le
proporcionase placer.

7
Proverbios 9, 1-6

132
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Como criatura sobrenatural, gozaba –mediante éxtasis racional y


suavísimo- de la comprensión de la Esencia de Dios: el Amor; de las
relaciones amorosas entre el Inmenso que se entregaba y la criatura que le
amaba adorándole. El Génesis da una idea de esta facultad del hombre y
de este comunicarse de Dios a él, con la frase: “habiendo oído la voz de Dios
que se paseaba por el edén con el frescor de la tarde”.8
Por más que el Padre diera a sus hijos adoptivos una ciencia proporcionada
a su estado, con todo, les amaestraba. Y es que el amor de Dios es infinito
y, después de haber dado, anhela dar nuevamente y, tanto más da, cuanto
la criatura es más hija suya. Dios se da siempre a quien con generosidad se
da a Él.
Así pues, cuando el hombre se despertó y vio a la mujer semejante a sí.
Comprobó que su felicidad de criatura era completa al poseer el todo
humano y tener el Todo sobrehumano por haberse dado el Amor al amor
del hombre.
La única limitación puesta por Dios al poseer inmenso del hombre era la
prohibición de coger los frutos del Árbol de la Ciencia del bien y del mal.
Recolección inútil e injustificada habría sido ésta teniendo el hombre, como
tenía, aquella ciencia que le era necesaria, y una medida que rebasara la
establecida por Dios no podía sino causar daño.
Considerad: Dios no prohibió coger los frutos del árbol de la Vida, ya que
de ellos tenía el hombre necesidad natural para vivir una existencia sana y
longeva hasta que un más vivo deseo divino de descubrirse totalmente a su
hijo de adopción, no le hiciese a Dios pronunciar el : “Hijo, sube a mi
morada y abísmate en tu Dios”, la llamada, sin sufrimiento de muerte, el
Paraíso Celestial.
El Árbol de la Vida que se encuentra al comienzo del Libro de la Gran
Revelación (Génesis 2, 9; 3, 22) y que de nuevo vuelve a encontrarse al final
del Libro de la Gran Revelación: la Biblia (Apocalipsis de Juan 22, 2 y 14),
es figura del Verbo Encarnado –cuyo fruto, la Redención, pende del leño
de la cruz- de aquel Jesucristo que es Pan de Vida, Fuente de Agua Viva,

8
Génesis 3, 8

133
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Gracia, que os devolvió la Vida con su Muerte y del que siempre podéis
comer y beber para vivir la vida de los justos y alcanzar la Vida eterna.
Dios no prohibió a Adán los frutos del Árbol de la Vida sino que le prohibió
coger aquellos, inútiles, del Árbol de la Ciencia, ya que un exceso de saber
habría despertado la soberbia en el hombre que se creería igual a Dios por
la nueva ciencia adquirida, creyéndose neciamente capaz de poseerla sin
peligro con el consiguiente urgir de un abusivo derecho al auto-juicio de las
propias acciones, y de obrar, en consecuencia, conculcando los deberes de
filial obediencia a su Creador –dado que nunca le era semejante en ciencia-
a su Creador que, directamente o por gracia y ciencia infusas, le había
amorosamente indicado lo lícito y lo ilícito.
La medida puesta por Dios es siempre justa. Quien quiere más de lo que Dios
le dio, es concupiscente, imprudente e irreverente. Ofende al amor. Quien
lo toma abusivamente es un ladrón y un violento. Ofende al amor. Quien
quiere obrar independientemente de toda sumisión a la Ley sobrenatural y
natural es un rebelde. Ofende al amor.
Ante el mandato divino, los Primeros Padres debían obedecer sin
importarles los por qué que son siempre el naufragio del amor, de la fe y
de la esperanza. Cuando Dios manda o hace algo, se debe obedecer y hacer
su voluntad sin preguntar por qué ordena u obra de aquel modo. Todas sus
acciones son buenas por más que así no le parezcan a la criatura, tan
limitada en su saber.
¿Por qué no habrían de ir a aquel árbol, coger aquellos frutos y come de
ellos? Inútil saberlo. Lo útil es obedecer, no otra cosa, y contentarse con lo
mucho que se tiene. La obediencia es amor y respeto y, a la vez, medida del
amor y del respeto. Tanto más se ama y venera a una persona cuanto más
se le obedece.
Ahora bien, en este caso, al ser Dios el que ordenaba –Dios infinitamente
Grande, infinitamente Bueno, Benefactor munífico del hombre- éste, tanto
por respeto como por reconocimiento, debía dar a Dios, no “mucho” amor,
sino “todo” el amor adorante de que era capaz y, por ende, toda la
obediencia, sin analizar las razones de la prohibición divina.

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Toda discusión presupone un auto juicio y crítica de una orden o acción


ajenas. Juzgar es cosa difícil y raramente el juicio es justo; pero jamás lo es
cuando juzga inútil, errada e injusta una orden divina.
El hombre debía obedecer. La prueba de esta su capacidad, que es medida
de amor y de respeto, estribaba en el modo con que habría o no habría
sabido obedecer.
El medio: el árbol y la manzana. Dos cosas pequeñas, insignificantes, si se
les compara con las riquezas que Dios había otorgado al hombre.
¿Cómo se había dado Él: Dios, y prohibía mirar a un fruto? ¿Cómo, había
proporcionado al polvo la vida natural y la sobrenatural, había infundido
en el hombre su aliento, y prohibía coger una fruta? ¿Cómo, había hecho
al hombre rey de todas las criaturas, le consideraba, no como súbdito sino
como hijo, y le prohibía comer una fruta?
Al que no sabe meditar con sabiduría, puede parecerle este episodio un
pique inexplicable, semejante al capricho de un benefactor que, tras haber
cubierto de riquezas a un mendigo, le prohíbe recoger una piedrita caída
en el polvo. Mas no es así. La manzana no era únicamente la realidad de
una fruta. Era asimismo un símbolo. El símbolo del derecho divino y del
deber humano.
Aun cuando Dios llama y beneficia extraordinariamente, los beneficiados
han de tener siempre en cuenta que Él es Dios y que el hombre jamás debe
prevaricar por más que se sienta extraordinariamente amado. Con todo,
esta es la prueba que pocos elegidos saben superar. Quieren más de lo que
ya recibieron y tienden la mano para coger el don que no se les dio. Y así
se encuentran con la Serpiente y sus frutos venenosos.
¡Alerta, elegidos de Dios! Recordad siempre que en vuestro jardín, tan
repleto de los dones de Dios, siempre está el árbol de la prueba en torno al
cual trata siempre de enroscarse el Adversario de Dios y vuestro para
arrebatarle a Dios un instrumento y seduciros arrastrándoos a la soberbia,
a la codicia y a la rebelión. No violéis el derecho de Dios. No conculquéis la
ley de vuestro deber. Jamás.

135
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Parecen ser muchos, demasiados, a juicio de algunos, los instrumentos de


Dios, las “voces”. Pues bien, Yo os digo a todos vosotros, teólogos y fieles,
que serían cientos de veces más, si todos aquellos a quienes Dios llama a un
ministerio especial, acertasen a no tomar lo que Dios no les dio para tener
más aún.
Todos los fieles tienen en el Decálogo, árbol de la ciencia del Bien y el mal,
su prueba de fe, de amor y de obediencia. Para las “voces” y los
instrumentos extraordinarios, resulta, más que nada, atrayente ese árbol,
objeto de l insidias de Satanás. Porque cuanto mayor es lo que se da, tanto
más fácil surge la soberbia, la codicia la presunción de tener asegurada de
cualquier forma la salvación. Yo os digo, por el contrario, que quien más
tuvo más en el deber está de ser perfecto si quiere librarse de grave
condena, cosa que no ocurrirá con quien, habiendo tenido poco, le alcanza
la atenuante de haber sabido poco.
Me adelanto a una pregunta: ¿Aquel árbol tenía pues frutos buenos y
frutos malos?
Tenía frutos en nada diferentes de los demás árboles. Pero ra árbol de bien
y de mal, resultando uno y otro según fuera el comportamiento del hombre,
no en relación con el árbol sino en relación con la orden divina. Obedecer es
un bien. Desobedecer es un mal.
Sabía Dios que a aquel árbol acudiría Satanás para tentar. Dios lo sabe
todo. El fruto malvado era la palabra de Satanás gustada por Eva. El peligro
de acercarse al árbol radicaba en la obediencia. A la ciencia pura
proporcionada por Dios inoculó Satanás su malicia impura que pronto
llegó a fermentar en la carne. Mas Satanás primero corrompió el espíritu
haciéndolo rebelde y después el entendimiento haciéndolo astuto.
¡Oh, qué bien conocieron después la ciencia del Bien y del Mal! Porque
todo, hasta esta nueva vista que les hizo conocer que se encontraban
desnudos, les advirtió de la pérdida de la Gracia que los había hecho felices
en su inteligente inocencia hasta entonces y de la pérdida asimismo de la
vida sobrenatural.

136
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

¡Desnudos!, no tanto de vestidos cuanto de dones de Dios. ¡Pobres!, por


haber querido ser como Dios. ¡Muertos!, por haber temido morir con su
especie si no hubiesen obrado por su cuenta.
Cometieron el primer acto contra el amor con la soberbia, la obediencia, la
desconfianza, la duda, la rebeldía, la concupiscencia espiritual y, por
último, con la concupiscencia carnal. Digo: por último. Creen algunos que
el primer pecado fue, por el contrario, la concupiscencia carnal. No. Dios
es ordenado en todas las cosas.
Aun en las ofensas a la ley divina, el hombre pecó primero contra Dios,
queriendo ser semejante a Dios: “Dios” en el conocimiento del Bien y del
mal y en la absoluta y, por tanto, ilícita libertad de obrar a su antojo y
querer contra todo consejo y prohibición de Dios; después contra el amor,
amándose desordenadamente, negando a Dios el amor reverencial que le
es debido, poniendo al yo en el puesto de Dios, odiando a su futuro prójimo;
su misma prole a la que proporcionó la herencia de la culpa y de la
condena; y, en último término, contra su dignidad de criatura real que había
tenido el don del perfecto dominio sobre sus sentidos.
El pecado sensual no podía producirse mientras durara el estado de Gracia
y los demás estados consiguientes al mismo. Podían darse tentaciones, mas
no consumación de la culpa sensual mientras duraba la inocencia y, con ella,
el dominio de la razón sobre el sentido.
Castigo. No desproporcionado sino justo.
Para entenderlo se ha detener en cuenta la perfección de Adán y de Eva.
Con la mira puesta en ese hito, se puede medir la magnitud de la caída en
aquel abismo.
Si Dios tomara a algunos de vosotros y os pusiera en un nuevo Edén
dejándoos tal como sois pero dándoos los mismos mandatos que a Adán y
vosotros desobedecieseis como Él, ¿creéis que Dios os condenaría con el
mismo rigor que a Adán? No. Dios es justo y sabe qué herencia tan
tremenda arrastráis vosotros.
Las consecuencias del pecado de origen fueron reparadas por Cristo en
cuanto atañe a la Gracia. Mas perdura la debilidad de la lesión inferida a

137
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

la perfección original. Y esta debilidad la constituyen los estímulos,


semejantes a gérmenes infecciosos que quedaron latentes en el hombre,
prontos a entrar en acción para vencer a la criatura. Hasta en los santos
más santos se encuentran estos. Y otra cosa no es en el fondo la santidad que
la lucha y la victoria continuas que el alma y la razón del justo sostienen y
consiguen contra y sobre los estímulos para permanecer fieles al Amor.
Dios, que es infinitamente justo, no sería ahora inexorable contra ninguno
de vosotros como lo fue con Adán, ya que tendría en cuenta vuestra
debilidad.
Con Adán lo fue por estar él dotado de todo lo que podía hacerle vencedor,
y fácil vencedor, de la tentación. De ahí que fuera castigado con aquel
castigo en el que se ve que si el hombre prevaricador no respetó las
limitaciones puestas por Dios, Éste, en cambio, respetó las que, en relación
con el hombre, se había impuesto a Sí mismo.
Dios no violentó el libre albedrío del hombre, mientras que, por su parte, el
hombre violentó los derechos de Dios. Ni antes ni después de la culpa
violentó Dios la libertad de acción del hombre. Simplemente lo sometió a
una prueba. Mas era justo que lo sometiera a ella a fin de confirmarlo en
gracias, lo mismo que, con idéntico fin, sometiera a los ángeles a prueba,
confirmando en gracia a cuantos, de entre ellos, la superaron. Y así, una
vez sometido a prueba, le dejó en libertad de obrar con respecto a ella.
Si Dios hubiera querido violentar la libre voluntad del hombre en escogerse
su destino, no le habría propuesto o le habría sujetado de tal modo las
potencias del querer que se vería imposibilitado de obrar mal. Así bien, de
haberle querido premiar a pesar de todo, le habría perdonado todo por
anticipado o, a fin de tener un motivo de otorgarle su perdón, le habría
suscitado la contrición perfecta en el corazón o, cuando menos, una atrición
por los bienes que había perdido, ayudándole con un rayo suyo de amor a
volver su imperfecto dolor de atrición por la pérdida de los bienes presentes
de aquel instante y de los futuros, en un perfecto dolor de contrición por la
ofensa inferida a Dios y por la pérdida de su Gracia y Caridad.
Mas todos estos supuestos hubieran resultado injustos en relación con los
ángeles que fueron sometidos a prueba. No tuvieron sujetas las potencias

138
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

del querer, no fueron perdonados por anticipado ni Dios suscitó en su ser


movimiento alguno de contrición o atrición apto para suscitar el perdón
divino.
Cierto que los ángeles habían sido más favorecidos que los hombres al no
pecar por los dones de gracia y de naturaleza (espíritus privados de cuerpo
y, por tanto, de sentidos) y estar exentos, por ello de las presiones internas
del sentido y de las externas (la Serpiente) y, sobre todo, por el
conocimiento de Dios. Y, no obstante, pecaron sin atenuantes de ignorancia
ni de estímulo del sentido, por pura malicia y querer sacrílego. Mas nada
de cuanto antes se ha dicho se dio, ni de parte de Dios ni de parte del
hombre.
Dios respetó la voluntad humana. El hombre perseveró en su estado de
rebeldía para con su Benefactor divino. Salió del Edén lleno de soberbia
tras haber mentido –porque nunca en él hubiese dado el maridaje con la
Mentira- y haber aducido pobres excusas de su pecado, mientras que el
haberse hecho ceñidores de hojas atestiguaba que se avergonzaban, no de
que estaban desnudos y no querían aparecer así ante Aquel que les había
creador vestidos únicamente de gracias y de inocencia, sino que tenían
miedo de comparecer ante Dios por ser culpables.
Miedo, sí. Arrepentimiento, no. Por lo que Dios, después de haberlos
echado del Edén, “puso dos querubines en los umbrales del mismo 9 para
que los dos prevaricadores no volviesen a entrar en él fraudulentamente y
se apoderaran de los frutos del árbol de la vida anulando con ello una parte
del justo castigo defraudando una vez más a Dios de su derecho de dar y
quitar la vida tras haberla conservado sana, gozosa y longeva con los frutos
saludables del árbol de la vida.
Castigo justo, por tanto. Privación de cuanto el hombre, espontáneamente,
despreciara: la Gracia, la integridad, la inmortalidad, la inmunidad y la
ciencia. Y, en consecuencia, la pérdida de la paternal caridad de Dios y de
su poderoso auxilio; y, de ahí, la debilidad del alma herida, la fiebre
avivada de la carne y el delirio y exceso de la razón; d ahí el miedo de Dios,
la pérdida del Edén en el que sin fatiga ni dolor discurría la vida; de ahí el
9
Génesis 3, 24

139
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

cansancio, la muerte, la sujeción de la mujer al hombre, la enemistad entre


los hombres y entre los hijos de un mismo seno, el abuso, todos los males
que torturan a la humanidad, el miedo a la muerte y al juicio, el tormento
de haber provocado el dolor y haberlo transmitido a una con la vida a
aquellos que más se aman.
Consecuencias.
Aparte de la condena inmediata y personal y sus próximas consecuencias
personales, el pecado de Adán, con su inherente condena, tuvo efectos que
han de durar hasta el fin de los tiempos pesando sobre la Humanidad.
Adán, como iniciador de la familia humana, transmitió la enfermedad por
él contraída a sus descendientes.
Otro tanto ocurre cuando un hombre tarado procrea hijos. Con más o
menos virulencia, los gérmenes de la enfermedad pasan a la prole y de esta
a las siguientes de unas a otras. Y si bien es posible con medicamentos
adecuados reducir a forma más benigna lo maligno de la enfermedad
hereditaria portadora, incluso, de la muerte; pero nunca aquellos hijos ni
los hijos de sus hijos serán sanos como los procedentes de una sangre
incontaminada.
“Por obra de un solo hombre entró el pecado en el mundo” está escrito; 10
y es verdad.
Este dolor, antes que Pablo, lo expresaron: la Sabiduría, el Verbo docente,
el Salmista11 y, en fin de cuentas, Dios, ya que siempre es Dios el que habla
por boca de sus inspirados.
Este dolor inunda el mundo, se transmite de generación en generación y no
acabará sino con el mundo. Con sus lamentos hizo resonar la gleba de la
Adán, fatigosamente y regándola con su sudor, extraía el pan. Se derramó
por la Tierra y los confines, los desfiladeros, las selvas y los animales lo
sintieron horrorizados transmitiéndoselo unos a otros. Y, cual luz

10
Romanos 5, 12; y véase la nota 14 de la lección del día 14-2-48
11
En cuanto a la Sabiduría: Sabiduría 2, 24; en cuanto al Verbo docente; Hebreos 1, 1-31; en cuanto al
Salmista: Salmo 6, 38 (Vulgata:37); 51 (Vulgar: 50); 88 (Vulgata: 87)

140
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

cegadora, hizo ver a Adán y a Eva la inmensidad de su pecado, cometido,


no sólo contra Dios sino también contra su propia carne y su propia sangre.
Hasta aquel momento el veredicto de Dios no había aún quebrantado la
rebeldía del hombre, el cual, con la facilidad de adaptación del animal –
pues el hombre privado de la Gracia no es sino el más perfecto de los
animales- se había adaptado prontamente a su nuevo destino, no tan suave
y gozoso como el primero, mas tampoco desprovisto de satisfacciones
personales que venían a compensar los dolores humanos.
La pasión del sentido se saciaba con la carne compañera a la que se unía,
no santamente como Dios quería y del modo que el hombre inocente y lleno
de ciencia había entendido en el Edén que debía formarse una sola carne;
la alegría de crear por sí solos -¡Oh altanería pertinaz!- nuevas criaturas
ilusionándose con ellos de ser semejantes a Dios Creador; el dominio sobre
los animales, la satisfacción de las cosechas y de bastarse a sí mismos sin
tener que agradecérselo a nadie, eran gozos sensuales; pero, gozos al fin.
¡Oh, en qué cantidad y con qué obstinación perduraron en los dos
protervos el humo del orgullo y la calígine de las concupiscencias
desenfrenadas!
La maternidad e alcanzaba con dolor, mas el gozo de los hijos compensaba
aquel dolor.
El alimento se conseguía con fatiga, mas el vientre se llenaba igualmente y
la gula quedaba satisfecha pues la Tierra se hallaba colmada de cosas
buenas.
La enfermedad y la muerte se hallaban lejos, gozando sus cuerpos, que
fueron creados perfectos, de una salud y virilidad que hacían pensar a los
protervos en una vida longeva, cuando no eterna.
Y la soberbia que fermentaba en ellos les suscitaba este pensamiento
mofador: “¿Dónde está el castigo de Dios? Sin Él somos también felices”.
Pero un día el verde de los campos sobre el que se abrían las flores
multicolores creadas por Dios, se enrojeció con la primera sangre humana
vertida sobre la Tierra, y ululó la madre volcada sobre el cuerpo del dulce

141
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Abel extinto,12 y el padre comprendió cómo no había sido vana aquella


amenaza que pronosticaba: “Retornarás a la tierra de la que fuiste sacado,
porque polvo eres y polvo volverás a ser”.13 Adán murió dos veces: por sí y
por su hijo, pues un padre muere la muerte de sus hijos viéndolos extintos,
y Eva alumbró con desgarro dando a la Tierra el cuerpo exánime de su hijo
querido y comprendió lo que es dar a luz en pecado.
Mas igualmente, al tiempo en que aún fulguraba –y era asimismo señalada
misericordia. El castigo de Dios, murió el orgullo y vino a nacer el
arrepentimiento, la nueva vida con la que los dos Culpables iniciaron la
subida por el sendero de la Justicia y merecieron, tras larga expiación y
espera, el perdón divino por los méritos de Cristo.
Y de María. ¡Oh!, dejadme que celebre aquí esta verdad de la Inmaculada
que fue y que es mía, la cual, por nuestro amor conjunto, dio al mundo el
Verbo hecho Carne: el Emmanuel-
Por la infidelidad de la mujer conoció el género humano el pecado, el dolor
y la muerte. Y por la fidelidad de la Mujer obtuvo el género humano su
regeneración a la Gracia y, en consecuencia, el perdón, la alegría pura y la
Vida.
Por la concupiscencia, la muerte, todas las muertes. Y por la pureza de una
triple virginidad –de cuerpo, de mente y de espíritu- la Vida, la verdadera
Vida, la de la carne resucitada de los justos para vivir eternamente, la de
la mente abierta a la Verdad y la del espíritu renacido a la Gracia.
Por el maridaje con Satanás, el odio fratricida y deicida. Por el connubio
con Dios, el amor fraterno y el espíritu que abarcan a la Divinidad y a la
Humanidad derramándose, sobre ambas, operando a la vez por ellas el
Amor Encarnado y el Amor virginal, ofreciéndose voluntariamente,
totalmente, hasta consumarse para consolar a Dios y salvar al hombre.
La muerte de Abel quebrantó el orgullo de Adán e hizo experimentar a Eva
lo más atroz del alumbramiento destinado a las Tinieblas. La muerte de
Cristo quebrantó el Pecado e hizo ver a la Humanidad lo mucho que cuesta

12
Génesis 4, 1-16
13
Génesis 3, 19

142
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

el alumbramiento a la Gracia. El ulular de Eva tiene su correspondencia


en el clamor de María a la muerte de su Hijo Santísimo.
Les digo a quienes creen en María ajena al dolor por estar llena de Gracia,
que, en modo alguno, sufrió Eva, en su desolación merecida, lo que sufrió
María inocente. Porque si el ulular de Eva indicaba el nacimiento del
Arrepentimiento, el clamor de María fue la señal del nacimiento de una
nueva era. Y si en aquella hora, marcada con la primera sangre humana
derramada por criminal violencia, por la que fue la Tierra maldecida por
segunda vez, se inició la subida hacia la Justicia, en la hora de nona,
marcada con la última gota de la Sangre divina, bajó de los Cielos la
Redención, saliendo, cual río de salud, de dos Corazones inocentes y
lacerados; el del Hijo y el de la Madre.
Verdaderamente, no sólo por los méritos de Jesús, si que también por los
de María estáis vosotros en posesión d la Vida; y Ella, Madre de la Vida,
Madre Virgen, pura, inocente que no conoció los dolores del parto –según
la ley de la carne decaída- al dar a luz a Jesús, conoció, en cambio, y bien
conocidos los del más doloroso parto, al daros a luz a vosotros, Humanidad
pecadora a la nueva vida de la Gracia.
Por un solo hombre conoció el hombre la muerte. Por un solo Hombre
conoció el hombre la Vida.14 Por Adán heredó la Humanidad la Culpa y
sus consecuencias. Por Jesús, Hijo de Dios y de María, la Humanidad
Heredó de nuevo la Gracia y sus consecuencias.
Y esa Gracia, por más que no anule todas las consecuencias terrenas de la
culpa original, -como son el dolor, la muerte y los estímulos que os
quedaron para daros pena, temor y combate- os ayuda fuertemente a
soportar el dolor presente con la esperanza del Cielo, os ayuda a afrontar
el miedo de morir con el conocimiento de la Misericordia divina, os ayuda
a hacer frente a los estímulos o fomes y domarlos con los auxilios
sobrenaturales proporcionados por los méritos de Cristo y los Sacramentos
por Él instituidos.

14
Véase la nota 14 de la lección del día: 14-2-48

143
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

He dicho: “Por más que no anules la Gracia todas las consecuencias de la


Culpa…” Es este un punto contra el que se rebelan muchos diciendo: “¿Es
esto justo? ¿No podía el Redentor devolver toda la perfección?”.
Es justo. Todo en Dios es justo.
El hombre no resultó herido en choque alguno con Dios, a resultas del cual
debiera Dios sentirse obligado a reparar los daños causados
voluntariamente o involuntariamente. El hombre se hirió a sí mismo
voluntaria y concientemente. De ahí que, cuando un hombre se infiere de
este modo heridas verdaderamente graves queda para toda la vida
mutilado, tarado o marcado con hondas cicatrices, no habiendo médico que
pueda anular con su intervención la totalidad del daño y, menos, reponer
las partes perdidas.
Adán se mutiló a la Gracia, la vida sobrenatural, la inocencia, la integridad,
la inmunidad, la inmortalidad y la ciencia. Y, como miembro fundador de
la familia humana, transmitió su penosa herencia a todos sus
descendientes.
Mas la Humanidad, con más fortuna que el hombre singular, obtuvo su
curación por medio de Jesús-Salvador-Redentor. Más aún: su “recreación”
en la Gracia que es vida del alma. Y mediante los sacramentos por Él
instituidos, mediante las virtudes que los mismos infunden y mis dones,
obtuvo también los medios para ir creciendo cada vez más en la perfección
para alcanzar la cumbre con la “supercreación” que es la santidad.
Con todo, ni aun el Sacrificio del Hombre-Dios, capaz y suficiente para
restituiros los dones perdidos y para volver a elevaros al orden
sobrenatural -es decir, a la capacidad de amar, conocer y servir a Dios en
esta vida para poseerlo con gozo eterno en la otra-, borró las cicatrices de
las graves heridas que el hombre se infirió voluntariamente y, en especial,
las de la triple concupiscencia, pronta siempre a reproducir la llaga de no
estar el espíritu vigilante para tener a raya las malas pasiones.
He dicho también: “El conocimiento de la Misericordia divina”. Sí. Aparte
la herencia de la Culpa, tal como os la obtuvo el Redentor; Éste os obtuvo
también el conocimiento de la infinita caridad, sabiduría y poder divinos.

144
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

El hombre, hijo de Dios, regenerado por medio de Jesús, conoce lo que


Adán no conocía. Conoce el grado de inmensidad al que llega el amor del
Padre que entrega a su Unigénito para cancelar con su Sangre el decreto
condenatorio de la Humanidad decaída en su Cabeza primera.
Adán por su ciencia infusa y, más aún, por la Gracia que, elevándole el
orden sobrenatural, le había capacitado para conocer a Dios, tenía un gran
conocimiento de lo mucho que Dios le amaba, pues todo lo que rodeaba y
estaba dentro de Adán le hablaba del amor divino. Y Adán, por su elección
al orden sobrenatural, sabía amar en gran medida. Sabía amar con aquélla
justa medida que Dios había entendido suficiente durante la vida para
preparar al hombre a la visión y goce de Dios después del tránsito de la
Tierra al Cielo. Mas nunca, ni aun en los transportes del más subido amor,
pudo Adán inocente alcanzar a subir con su deseo de conocer y amar, hasta
el centro de la Verdad, nunca pudo abismarse en este horno ardiente del
Amor, que a la vez es Verdad, nunca pudo poseer el conocimiento total de
aquélla verdad que tiene por nombre Amor infinito.
El hombre que vive sobre la Tierra no puede ver a Dios tal cual es, como
tampoco lo pudo el Hombre-Adán recién creado y rico en dones. En todo
resonaba la voz de Dios. Todo le hablaba de Dios. Todo le atraía a Dios.
Era el hombre, el grandemente amado y recubierto de dones que le
ayudasen a amar. Mas entre el hombre y Dios media siempre un abismo.
Son dos abismos que se contemplan y de los que el Mayor atrae al menor,
destella ante su espíritu, le inviste con sus fuegos y le enriquece con sus
luces que lanzan sus dardos sobre el espíritu del hombre como en una
continua infusión de sabiduría.
El Amor Divino se presenta al hombre en el ademán de invitación de dos
brazos y un seno que se abren y se ofrecen al abrazo que beatifica, y el amor
humano presta alas al hombre para que pueda olvidar la Tierra y lanzarse
hacia el Cielo, hacia Dios que le llama. Mas una ley de justicia tiene
establecido que el encuentro total, la fusión, se realice únicamente después
de la prueba que confirma en la gracia.
Por esto, cuanto más sube el hombre en su tentativa y deseo de unirse a
Dios, más Éste huye y se retira a su abismo sin término. Y esto no lo hace

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

por crueldad sino por tener activas las fuerzas y la voluntad del hombre
para alcanzarlo y aumentar así la capacidad humana de recibir con fruto
y hacerse colmar de la Gracias, esto es, hasta del mismo Dios. Porque,
verdaderamente, el hombre es tanto más apto para recibir y poseer a Dios
y su Gracia santísima, cuanto más activa, incansable e intensamente se
mueve hacia Dios.
He hablado refiriéndome al tiempo presente porque tal es la condición
actual del hombre en relación con la Divinidad inmensa, incomprensible a
toda inteligencia creada. Ni aún los más grandes contemplativos –y pondo
entre éstos los nombres de Juan y de Pablo para indicaros dos redimidos
ya por Cristo a los que se abrió el Cielo hasta el tercer y séptimo grado,15 y
también a Moisés, Ezequiel y Daniel que vieron respectivamente: “la
espalda de Dios”,16 la “luz dejada por la Luz Infinita”, el Ser con aspecto
de hombre” por más que era “fuego de ámbar” y “voz que se dejaba oír
desde más arriba del firmamento”,17 “el anciano de días cuyo rostro
aparecía velado por el río de fuego que discurría con rapidez por delante
de su faz”18 dejando visibles únicamente sus cabellos y vestidos- pudieron
conocer al incognoscible mientras estuvieron entre los mortales los dos
primeros, y en el Cielo, tras la Redención. Los restantes.
Mas tal era, particularmente, la condición de Adán, elevado al orden
sobrenatural y, por ello, dotado, lo mismo que vosotros, una vez restituidos
a la Gracia y fieles a Ella, de una inteligencia espiritual capaz de acercarse
mucho a la Verdad, pero no de conocer el Misterio de Dios.
Sólo por Jesús pudo el hombre penetrar más adelante -¡Oh, mucho más
adelante!- atravesar distancias, alzar velos, arrimarse al calor del hogar
Uno y Trino y conocer la inmensidad del Amor con una profundidad
desconocida para Adán.
Desconocida por medida de prudencia. Porque Adán, en el supuesto de que
Dios le hubiera presentado al Cristo futuro exigiéndole adorar al Verbo,
Encarnado por amor y por obra del Amor, y se hubiera negado a adorar
15
Por lo que se refiere a Juan: Apocalipsis 12, 1; por lo que se refiere a Pablo: 2° Corintios 12, 2
16
Éxodo 33, 18-23
17
Ezequiel 1, 25-28
18
Daniel 7, 9-10

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

al verdadero Compendio del Amor Trino haciéndose con ello culpable del
mismo pecado de Lucifer, habría venido a ser Satanás por haber rehusado
adorar al Amor hecho carne pretendiendo soberbiamente ser capaz por sí
mismo de redimir al hombre siendo semejante a Dios en esencia, potencia,
sabiduría, belleza, aparte serle asimismo semejante por participación de
naturaleza, ofendiendo de este modo particularmente al Espíritu Santo,
Dador de las luces, sabiduría y verdades contenidas en Dios. Y los pecados
contra el Espíritu Santo, de los que Lucifer y sus compañeros de rebelión
se hicieron culpables al igual de muchos hombres, no son perdonados.19
Dios quería perdonar al hombre y así le propuso la prueba de la
obediencia; mas le evitó la de adorar al Verbo hecho Hombre a fin de que
Adán no pecara de modo imperdonable codiciando el poder de Cristo,
presumiendo poder salvarse y salvar sin necesidad de Cristo, negando
como imposible la verdad que se le daba a conocer de que el Increado
pudiera hacerse “creado” naciendo de mujer y que el Espíritu Purísimo,
que es Dios, pudiera hacerse hombre asumiendo carne humana.
Vosotros, no. Vosotros, redimidos por Cristo; vosotros, llegados después de
la vendida de Cristo y, sobre todo, después del sacrificio e Cristo, tenéis
conocimiento de todo el amor de Dios. Cristo, Él mismo, con su palabra,
con su ejemplo y con sus actos os reveló este amor infinito.
Mirando a Cristo niño gimiendo en una gruta no tenéis miedo de Él, antes
aquella debilidad humana atrae la vuestra espiritual que no se siente
abatida ni temerosa ante el Niño Dios, ese Dios que se anonadó, Él, el
Inmenso, con miembros diminutos, Él, el Poderoso, con miembros
necesitados de todo auxilio en tanto ellos no fuesen capaces de proveer a las
necesidades del organismo.
Al mirar a Cristo niño no le teméis. Su Sabiduría es dulce. Con pocas
palabras os indica el camino seguro para llegar a la casa del Padre:
“Ocuparse de lo que Dios quiere, de lo Dios tiene dispuesto”.20 Toda la Ley
se haya contenida en esta respuesta breve y sapiente. Él os dice, al hablar a
aquellos que representan a la humanidad elegida y querida por el Señor:

19
Mateo 12, 30-32; Marcos 3, 28-30; Lucas 12, 8-12; Hebreos 6, 1-8; 10, 26-31; 1° Juan 5, 14-17
20
Lucas 2, 41-52

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

“¿No sabéis que ha de hacerse esto, esto sólo, esto por encima de cualquier
otra ocupación, tener este amor por encima de cualquier otro amor para
tener un puesto en el Cielo?”.
Y este Cristo docente total se descubre en estas breves palabras que dice a
Marta: “Te ocupas de excesivas cosas; una sola es necesaria”.21 El Cristo
que dice al discípulo demasiado apegado aún a las cosas del mundo: “Deja
que los muertes entierren a sus muertos”,22 y también: “Quien, después de
haber puesto la mano en el arado, vuelve la vista atrás, no es apta para el
Reino de Dios”.23
Ese Cristo que, aun amando con perfección a su Madre, no la antepone a
su misión, antes dice claramente que es su consanguíneo el que hace la
Voluntad de Dio”,24 y Él es el primero en hacerla, ya que el amor a Dios es
siempre, en el ámbito de los deberes, el más grande respecto a cualquier
otro amor, incluido, incluso, el debido a su Madre Santísima.
Ese Cristo que reprochaba a Pedro llamándole “Satanás” porque le
tentaba a no hacer la Voluntad del Padre.25 El Cristo del Sermón de la
Montaña.26 El Cristo que proclama la última bienaventuranza:
“Bienaventurados los ponen en práctica la palabra de Dios”,27 es decir, una
vez más, la Ley.
Este Cristo que le enseña a Nicodemus cómo un hombre ya viejo, heredero
del Adán decaído, pueda conseguir la regeneración y ver el Reino de Dios
“renaciendo por el agua”, y esta agua de vida os la da Él, Cristo, y “por el
Espíritu Santo”,28 o sea, por el amor, y amor es hacer la Voluntad de Dios
en la obediencia a su Ley por cada uno de vosotros en todos y cada uno de
sus preceptos.

21
Lucas 10, 38-42
22
Mateo 8, 21-22; Lucas 9, 59-60
23
Lucas 9, 61-62
24
Mateo 12, 46-50; Marcos 3, 311-35; Lucas 8, 19-21
25
Mateo 16, 21-23; Marcos 8, 31-33
26
Mateo 5, 7; Lucas 6, 20-49
27
Lucas 3, 1-8
28
Juan 3, 1-8

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Este Cristo que enseña la religión que es juzgada verdadera y merecedora


de premio por parte de la Justicia Divina: “No busco mi querer sino el de
Aquel que me envió”.29
Este Cristo que os da a ese Dios al que se le puede amar sensiblemente:
“Hasta ahora nunca habéis escuchado vosotros la voz de Dios ni visto su
rostro. Mas, heme aquí. Yo soy Aquel sobre el que Dios imprimió su sello.
Quien me escucha a Mí escucha al Padre, porque nada mío he hablado Yo
sino que he dicho cuanto el Padre me encargó decir”.30 Y os descubre el
amor del Padre que de la culpa de Adán saca el medio de estimularos a un
amor más grande, a un más exacto conocimiento y a una estrecha unión:
“Es la Voluntad de mi Padre que me conozcáis por lo que soy: Dios”.31
Este Cristo que proclama: “Nada hago Yo por mi cuenta sino que digo y
hago lo que quiere mi Padre. Siempre hago lo que a Él le place”.32
Este Cristo, Pastor buen, que confiesa la más verdadera razón del grande
amor del Padre hacia Él: “Por eso me ama el Padre: porque doy mi vida
voluntariamente, porque este es el deseo de mi Padre: que vosotros seáis
salvos”.33
Este Cristo que, en los umbrales de su Pasión, dice: “Mi Padre me ha
mandado y me ha prescrito lo que debo decir y hacer. Y sé que su mandato
es vida eterna”.34
Este Cristo que, por Sí mismo, absuelve a Pilatos diciéndole: “No tendrías
sobre Mí poder alguno si no se te hubiera dado de lo alto, Aquel que me ha
entregado en tus manos es más culpable que tú de mi muertee”.35 Y Aquel
que le entrega en las manos de la autoridad, en una divina locura de amor
por el hombre, es su Padre, el Dios infinito ante el cual pronuncia el Hijo
su oración perfecta: “Que no se haga mi Voluntad sino la tuya.36 Hágase tu

29
Juan 5, 30; 6, 38-40
30
Juan 14, 9-10
31
Juan 8, 9
32
Juan 8, 29
33
Juan 10, 17
34
Juan 17, 3
35
Juan 19, 11
36
Lucas 22, 42

149
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Voluntad así en la Tierra como en el Cielo”.37 Y es dios Padre el que


permite a las autoridades humanas ser tales mientras Él lo quiere sin que
se valga de la fuerza de las armas ni de otra fuerza alguna para mantenerlas
en su puesto de mando.
¡Oh! Ese Cristo obediente, desde su nacimiento a su muerte; ese Cristo que
dice “Sí” con su primer vagido y dice “Sí” con su postrer palabra en el
Gólgota, el Verbo del “Sí” eterno a su Padre; ese Cristo que jamás causa
temor, que no atemoriza con su ley porque os muestra con el ejemplo cómo
es posible su cumplimiento por parte del hombre porque Él –Hombre- la
vivió primero antes de enseñárnosla; ese Dios-Hombre que se entrega a la
muerte, a sus enemigos, a los desprecios, a la fatiga, a la pobreza, a la carne
–y he puesto la muerte en primer lugar y la carne en el último, no por error
sino porque al Salvador le fue más dulce morir que no al Verbo-Dios
limitarse en una carne- y a vosotros, hombres, os da el conocimiento de lo
que es Dios-Amor.
Y este Padre Divinísimo, que inmola a su Divinísimo, os da la medida del
amor de Dios hacia vosotros.
Está dicho: “No hay amor más grande que el de aquel que da la vida por
sus amigos”.38 Mas se ha de decir también que: “El amor de un Padre que
sacrifica a su legítimo y único Hijo por salvar la vida de los hijos adoptivos
que, como verdaderos hijos pródigos,39 se alejaron voluntariamente de la
casa paterna y se hicieron desgraciados llenando de dolor al Padre, es un
amor todavía mayor.
Y con este amor es con el que os ha amado Dios. Sacrificó a su Unigénito
por salvar a la Humanidad culpable, esa Humanidad que, si no le fue
agradecida, obediente ni amorosa al comienzo de los tiempos cuando
gozaba de lo mucho recibido gratuitamente de Dios, tampoco le es
agradecida, obediente ni amorosa ahora cuando ya, desde hace veinte
siglos, recibió de Dios, no el mucho sino el Todo, el Inmenso, al darse Dios
a Sí mismo en su Segunda Persona.

37
Mateo 6, 10
38
Juan 15, 13
39
Lucas 15, 11-32

150
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Después de haber meditado todo esto, es dulce concluir que si fue grande
el castigo que, por otra parte, no fue injusto, mayor, infinitamente mayor
que el castigo fue la Misericordia que no se contenta con restituiros, el
precio de su Dolor, de su Sangre y de su Muerte de cruz, los dones que os
defraudara Adán sino que se os da a Sí mismo en la Sagrada Eucaristía, os
da las aguas de la Vida de la que es fuente que asciende al Cielo, os da su
dulce Ley de amor, su ejemplo, su Humanidad para que a la vuestra le sea
fácil amarlo, su Divinidad para que vuestras plegarias sean escuchadas por
el Padre cual si fuesen la propia voz de su Hijo amadísimo que vive en
vosotros, os da el Espíritu Santo con todos sus dones mediante los cuales
las virtudes infundidas con el Bautismo son poderosamente ayudadas a
desarrollarse y perfeccionarse, esos dones que ayudan grandemente al
cristiano a vivir su vida cristiana, esto es, la vida divinizada de hijo de Dios
y que, sin anular los estímulos, os dan la fuerza para reprimirlos,
cambiándolos de “mal” que son en “bien”, es decir, en heroísmo, en medio
de victoria y en corona y vestidura de gloria.
Igual que para Pablo, la vida de cada uno de vosotros es una lucha interior
que sostiene la carne con el espíritu, la aspiración al Bien con las acciones
no siempre del todo buenas, lucha en la que Dios os conforta y ayuda. Por
eso, nadie se escandalice si un prójimo suyo confiesa de palabra y con actos
ser como Pablo “carnal y sometido”. Y ninguno se desanime si comprende
serlo, antes sea el ejemplo de Pablo el que le guíe y le sostenga”.
*****

151
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

29-5 / 3-6-48
A los Romanos C 7° v. 14-25
Dice el Dulce Huésped:
“La Ley es espiritual. Y lo es también cuando prohíbe cosas materiales.
Verdaderamente, en el Decalogo1 los mandamientos puramente
espirituales son los tres primeros. Los otros siete y, en particular, los seis
últimos son prohibiciones de pecados contra el prójimo, contra la vida, sus
propiedades, sus derechos y su honor. Se podría, por tanto, decir que es
justo llamar “espiritual a la Ley porque ella procede de Dios; mas no es del
todo justo llamarla así en cuanto en sus dos buenas terceras partes ordena
no cometer actos materiales que Dios prohíbe realizar.
Mas por encima de los diez Mandamientos de la Ley perfecta está la
perfección de la Ley con dos mandamientos dados por el Verbo decente;
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda
tu mente. Este es el máximo y primer mandamiento. El segundo es
semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos depende toda la Ley y los profetas”.2
A la luz de la Luz que es el Verbo se ilumina la espiritualidad que late en
toda la Ley porque fue dada ésta para hacer vivir en el amor, porque toda
la Ley descansa y vive por el amor y porque el amor es algo espiritual, sea
cualquiera el Ente o la criatura a los que se dirija.
Triple amor a Dios: amor del corazón, del alma y de la mente, porque en
el hombre se da esta pequeña trinidad: la material (el corazón), el alma (el
espíritu) y la mente (la razón); y es justo que las tres cosas creadas por Dios
para hacer con ellas una única criatura –el hombre- tributen a Dios por
igual su reconocimiento por el ser que recibieron de Él.
Triple amor, por tanto: amor del corazón, amor del alma y amor de la
mente; porque Adán pecó con el corazón (concupiscencia de la carne), con
el alma (concupiscencia del espíritu) y con su mente (concupiscencia de la
razón), saliendo del orden para abusar de los dones recibidos de Dios y
1
Éxodo 20, 1-7; Deuteronomio 5, 1-22
2
Mateo 22, 37-40

152
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

ofendiendo a Dios con los mismos dones recibidos de Él para que el hombre
pudiese asemejársele y le sirvieran como causa de gloria.
Así con las mismas cosas que sirvieron para el pecado, se repara éste, se
cancela la ofensa y se restablece el orden violado.
Y para esto el Verbo se hizo Carne, como también para devolveros “la
gracia y la verdad” y esto con una medida plena, rebosante e inexhausta.
Con cuanto pecó el primer hombre, el Hombre-Dios repara, y os enseña
más con el ejemplo que con la doctrina, la cual, como es obvio, resulta
perfecta por más que la tengáis por imposible de practicar. Él es Maestro,
no sólo de palabras sino de hechos, y cuando Él hizo podéis hacerlo
vosotros.
La herencia de Adán perdura en cada uno de los hombres. En cada carne
se halla como escondido un Adán que puede ser débil en la prueba al igual
que lo fue el primer Adán en los orígenes del tiempo. Mas Cristo vino para
reparar vuestras caídas, resarcir vuestras lacras y restituiros a la Gracia
vital cuando vuestra debilidad en las pruebas diarias os hace morir a
aquella vida sobrenatural que os había dado en el Bautismo. Mas Cristo
vino para ser vuestro Maestro y Modelo y para que vosotros seáis sus
discípulos y hermanos, no tanto de nombre y en la carne, cuanto en espíritu
y en verdad, imitándole en su perfección y en su triple amor a Dios.
Por este triple amor fue fiel Jesús a la justicia de la carne por más que fuese
probado y se encontrase con libertad en su libre albedrío como otro
hombre cualquiera.
Por este triple amor fue Jesús perfecto en la justicia del alma, esto es, en la
obediencia al antiguo precepto divino: “Amarás al Señor tu Dios”, 3 no
sintiéndose exento de tal deber por ser Dios al igual que su Eterno
Generante; Hombre-Dios, verdadero Hombre y verdadero Dios, no por
infusión temporal del Espíritu de Dios en una carne predestinada para ello,
o por unión moral de un justo con su Dios, sino por unión hipostática de las
dos Naturalezas sin mutación de la naturaleza divina por más que se unió

3
Deuteronomio 6,5

153
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

con la humana y sin alteración de la naturaleza humana –compuesta de


carne, mente y espíritu- aunque estuviese unida a la divina.
Por este triple amor, en fin, fue sublime Jesús en la justicia de la mente,
sometiendo su entendimiento perfectísimo, no sólo a la Ley divina, como
debe hacerlo todo hombre que la conozca, sino también a los designios que
Dios Padre tenía para Él y sobre Él, como Hombre, aceptando cuanto le
propuso y cumpliendo en todo su Voluntad hasta el extremo de la muerte
de cruz.
Al “hacerse siervo”4 por toda la Humanidad decaída, Jesús cumplió en Sí
mismo cuanto señaló a los hombres para llegar al amor perfecto; mas no
impuso a estos el sacrificio total como término del amor para poseer el
Cielo, y así, en el segundo precepto del amor, os dice únicamente esto:
“Amad a vuestro prójimo como os amáis a vosotros mismos”. Él fue más
adelante. No se limitó a amar a su prójimo como se amaba a Sí mismo sino
que le amó muchísimo más que a Sí mismo, porque, para hacer “bien” a
este su prójimo, sacrificó su vida y la consumó en el dolor y en la muerte.
Mas a vosotros no os propone tanto. Bástale con que la gran mayoría de los
miembros de su Cuerpo Místico lleven la pequeña cruz de cada día y amen
al prójimo como se aman a sí mismos.
Tan solo a sus elegidos, a sus predestinados, le sindica su Cruz y su suerte
y así les dice: “Amaos como Yo os he amado”, e insiste: “Ninguno tiene un
amor más grande que el de aquel que da la vida por sus amigos”, y termina:
“Sois mis amigos si hacéis lo que Yo os mando”.5
Nunca la predestinación se haya desligada del heroísmo. Los santos son
héroes, de esta o de la otra forma, pero su vida es heroica de la manera que
Dios se la propone. Ello saben lo que hace y a qué les lleva a hacer lo que
hacen, pero no se asustan por ello. Saben también que lo que hacen sirve
para continuar la Pasión de Cristo, acrecentar los tesoros de la Comunión
de los Santos, salvar al mundo de los castigos de Dios y arrebatar al
Infierno tantos tibios y pecadores que, sin su inmolación, no se salvarían de
la condenación. Porque también la tibieza, al enfriar gradualmente la

4
Filipenses 2, 7
5
Juan 15, 9-17

154
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

caridad de todos los hombres deben tener para poder vivir en Dios,
conduce lentamente, como por consunción espiritual, a la muerte del ama.
No sería justo que la predestinación estuviera desligada del valor heroico
de la criatura, y Dios no puede querer cosas injustas. Hablo aquí de la
predestinación a la santidad proclamada por la justicia de la vida y por
hechos extraordinarios que puntúan como estrellas la vida y la ruta del
predestinado fiel hacia su destino a la gloria y tras su muerte continúan
siendo proclamados como milagros.
Porque una es la predestinación a la Gracia divina, común a todos los
hombres y concedida, por tanto, gratuitamente por Dios en medida
suficiente para salvarse, y otra la predestinación a la gloria que se da a
quienes durante su vida terrena hicieron buen uso del don de la Gracia y
permanecieron fieles a pesar de cuantas pruebas les tentaban al mal o de
otros dones extraordinarios aceptados con emocionada alegría aunque no
pretendidos ni destruidos por formarse con ellos una necia presunción de
ser tan amados y estar tan seguros de poseer la gloria, que ya no tengan
necesidad, en adelante, de luchar ni perseverar en el heroísmo para arribar
a ella.
El quietismo en el que degeneran a veces los primeros impulsos de un
espíritu llamado a sendas extraordinarias, es aborrecido por Dios e
igualmente aborrecidas son la soberbia y la gula espiritual: dos pecados tan
fáciles de penetrar en los elegidos y beneficiados –y probados para
confirmarlos en su misión o privarlos de ella como indignos- con dones
extraordinarios, pecados de Lucifer, de Adán y de Judas de Keriot, los
cuales, teniendo muchísimo, lo quisieron todo; se creyeron seguros de
salvarse sin mérito alguno suyo y sólo por el amor de parte de Dios;
confiaron únicamente en la Bondad infinita sin pensar que la perfecta
Bondad divina, por más que sea infinita, jamás es necia e injusta; y, por
creerse “dioses” al ser tan altamente escogidos, pecaron tan gravemente.
Dios sabe con certeza quiénes serán los que ha de perseverar heroicamente
hasta el final, mientras que el hombre no sabe si ha perseverar hasta el fin.
Y también en esto resplandece la justicia, porque si Dios quisiera que, no
obstante el libre albedrío del hombre que a menudo resulta

155
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

contraproducente para la consecución de la gloria, -porque el hombre


difícilmente usa con justicia de este don real de Dios que Éste le entrega
para que, consciente de su fin último, elija libremente el cumplimiento de
solas las acciones buenas para merecer con ellas la consecución de aquel fin
bienaventurado- todos los hombres se salvasen forzándoles a no pecar, no
guardaría entonces la debida consideración a la libertad del individuo
creado por Él con todos aquellos dones que le capacitan para distinguir el
bien del mal, para comprender la ley moral y para tender a su fin y
conseguirlo.
Y con ello vendría también a faltar para cada uno de los predestinados la
causa de su gloria: la heroicidad de su vida por permanecer fieles al fin
para el que fueron creados, y por usar, y usar santamente, de los dones
gratuitos recibidos de Dios, de esos dones que son los frutos admirables del
divino Amor que querría la salvación y el gozo eterno de cada uno de los
hombres, pero a los que deja en libertad de elegir su futuro terno de gloria
o de condenación.
Y es también motivo de justicia el que, por vuestra parte, ignoréis vuestra
suerte última. Porque si conocieseis vuestro futuro eterno, os faltaría el
móvil que impulsa a los justos a obrar para merecer la visión beatífica de
Dios, que es gozo sin medida, y podríais caer en el quietismo o en la
soberbia que, aunque transitoria, sería siempre suficiente para ocasionaros
una más larga expiación y un menor grado de gloria, mientras que los
injustos tendrían en eso el móvil que les impulsaría a ser verdaderos
satanes, pues así llegarían a odiar y a maldecir a Dios y a perjudicar a su
prójimo sin freno alguno, al saberse ya destinados al infierno.
No. Conociendo la Ley y el fin al que la obediencia o la desobediencia a la
misma lleva, si bien ignorando cuanto sólo la omnividencia de Dios sabe,
de modo que no les falte a los justos el estímulo del puro amor que los ha
de merecer la gloria y a os perversos, que prefieren el pecado y el delito a
la justicia y al amor, la libertad de hacer lo que a ellos les place –y así, a la
hora de la condena divina, no cometan el último pecado contra el Amor
lanzándole esta acusación blasfema: “He obrado así porque Tú, desde
siempre, me tenías destinado al infierno”- cada una de las criaturas

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

racionales debe escoger libremente el camino que le plazca y elegir el fin


que prefiera.
La predestinación a la gloria no es un don gratuito que se conceda a todos
los hombres, sino más que un don, una conquista llevada a acabo por los
que perseveran en la justicia, una conquista que se consigue con el uso
perfecto de los dones y auxilios de Dios y con la buena voluntad que jamás
deja inactiva cosa alguna que le proponga o le entregue Dios, antes todo lo
hace activo y lo dirige al fin santo de la visión intuitiva de Dios y a la
posesión gozosa del mismo.
Alguno objetará: “Pues entonces, ¿sólo aquellos que son santos en el trance
de la muerte tienen la gloria? ¿Y os demás? ¿No es acaso el Purgatorio una
prisión, aunque menos dolorosa siempre constringente, que separa a las
almas de Dios? ¿No están acaso los espíritus purgantes predestinados
también al Cielo?
Lo están. Día llegará, y será éste el del Juicio final, en el que el Purgatorio
habrá desaparecido y pasarán sus moradores al Reino de Dios. Y tampoco
el Limbo existirá ya, por cuanto el Redentor lo es tal para todos los hombres
que siguen a la justicia por honrar a Dios en el que creen y por tender a Él,
del modo que le conocen, con todas sus fuerzas.
Mas ¡qué largo destierro todavía, tras la vida terrena, para estos tales! Y
¡qué largo también para aquellos que, diciéndose católicos, limitan su amar
y su obrar a ese mínimo indispensable que no les haga morir en desgracia
de Dios!
¡Que diferencia entre estos hombres salvados, más que por méritos
propios, por los infinitos del Salvador, por la intercesión de María, por los
tesoros de la Comunión de los Santos y las oraciones y sacrificios de los
justos, y aquellos que quisieron la gloria, no por egoísmo, sino por amor a
Dios!
¡Qué diferencia entre los primeros que, a duras penas y con multitud de
pausas de decaimiento, murmurios de descontento y hasta extravíos por las
sendas del egoísmo, arrastran cual pesada cadena su limitadísimo amor, y
los segundos que, amantes verdaderos de Dios o imitadores de Jesucristo.
“Aman como Jesús amó” dando hasta la vida, abrazando siempre todas las

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

cruces e, incluso, pidiéndolas, como el mayor de los dones, para salvar la


vida del alma de su prójimo, almas-hostias que ante el conocimiento divino
aparecen desde siempre como “amigos de Jesús” ya que harán cuanto Él les
mande!
Presente eterno: “sois mis amigos”. Dios lo conoce. Condición
individualizada: “Si es que hacéis”. Porque la conquista de una amistad
requiere obras capaces de conseguir es amistad. Y la seguridad de que tales
obras os consiguen la amistad de aquel a quien deseáis por amigo, os
ayudan a realizarlas. Como sucede entre los hombres, así, y más
perfectamente, sucede entre Dios y los hombres.
Jesús, cuando su instrucción era ya más “hechos” que “palabras”, da la
última lección a sus apóstoles para que alcancen la perfección exigida por
Jesús para llamarlos “amigos”. Y ella es la perfección impuesta por Él a
todos los predestinados a una gloria rápida, proclamada por la justicia
heroica de su vida, por hechos extraordinarios durante la vida y por
milagros después de su muerte: “Vosotros sois mis amigos si es que hacéis
lo que Yo os mando”. Alienta al esfuerzo futuro premiado ya con el
presente: “sois”.
Jesús conocía a sus apóstoles, como conoce a cada uno de los hombres, y los
consideraba, lo mismo que a vosotros, por lo que eran: criaturas débiles
por la herencia de Adán, agobiadas por tantos elementos contrarios a la
elevación a las esferas de la perfección. Y sabía, como sabe, qué elemento
tan potente es el amor dado anticipadamente para estimular el trueque. El
hombre es como un niño que aprende a hacerse adulto e independiente del
concurso ajeno; os, valga la comparación, un incapaz que necesita ser
asistido en todo para crecer, nutrirse, caminar, debiendo ser atendido por
quien se halla ya formado por haber alcanzado la edad perfecta en el
cuerpo, en el entendimiento y en el espíritu.
Y Jesús se hace “madre” para hacer del hombre un “niño espiritual”, un
adulto del linaje escogido, un sacerdote real, una hostia viviente que de
continuo se ofrece a Dios como Cristo, con Cristo y por Cristo a fin de
continuar el sacrificio perpetuo que se inició con Cristo y tendrá su término
al final de los siglos. Y la leche con que se nutre es su Caridad; los abrazos

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

con que os sostiene son su Caridad; y las palabras que os dirige para
enseñaros la verdadera sabiduría son su Caridad.
Dice el Evangelio de San Lucas: “Le son perdonados muchos pecados
porque ha amado mucho”.6 Mas quién llevó a la pecadora a la redención
del mucho amar a Aquel que es Santo sino el mucho amar del Redentor
hacia ella? Tengo dicho: “En todo hombre hay un Adán”. Pero añado: “En
toda criatura hay una María Magdalena”. Y lo que muchas veces salva al
alma pecadora es el infinito amor de Dios hacia ella.
Verdaderamente sois vosotros los redimidos por el amor antes todavía que
por la Sangre y por la muerte del Hijo de dios. La Sangre y la Muerte
fueron accidente último de vuestra redención. En cambio el amor de Dios
hacia vosotros es la posición eterna de Dios en relación con vosotros y este
divino amor comenzó a salvaros desde su eterno Ser, porque, antes de que
existiera el tiempo, estabais vosotros en el pensamiento de Dios: Todos
vosotros, desde Adán hasta el último hombre, con vuestros heroísmos y
extravíos, con vuestros tesoros y miserias y con vuestra gran necesidad de
ser fortísimamente ayudados, divinamente ayudados, para poder alcanzar
el fin para el que fuisteis creados. Y el Amor había ya establecido “desde el
principio” en su Saber y Querer divinos cuanto era preciso para traeros de
nuevo a la Vida, tanto como Humanidad como individuos. Abrazó todo
cuanto suponía sacrificio y dolor por amor vuestro y para amaros a
vosotros, tan frecuentemente ingratos y más frecuentemente débiles, se
inmoló desde siempre por vuestro amor.
Sólo con que contempléis la voluntad heroica dl Hijo de Dios, futuro Cristo,
constituido tal desde siempre, desde antes de la Redención, desde antes de
su Nacimiento, desde antes de su Encarnación, desde el principio del mundo
y antes del principio del mundo retrocediendo en una inmensidad de tiempo
que ya no es tiempo sino “eternidad”, podéis vosotros comprender cómo es
por el amor que habéis sido salvados. Porque así como “en el principio el
Verbo estaba junto a Dios”,7 otro tanto: “en el principio el amor estaba
junto a Dios”, o más bien, era Dios, puesto que Dios otra cosa no es sino
amor. Y así como está escrito que: “Todas las cosas fueron hechas por
6
Lucas 7, 47
7
Juan 1, 1

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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medio de Él”,8 otro tanto es justo escribir que: “todas las cosas fueron
hecha por medio del Amor”.
Toda la creación sensible y suprasensible es obra del amor. Todas las
providencias, leyes físicas, morales y sobrenaturales son obras del amor.
Los actos todos de dios son obras de amor. Amor la creación
particularizada del hombre, hijo adoptivo de Dios. Amor la Encarnación
del Verbo; amor su Pasión para redimir al hombre; amor la Eucaristía;
amor los dones del Paráclito que Éste, Teólogo de los teólogos, Dado de
Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad, Temor de
Dios, da a cuantos dignamente le reciben a Él, Amor del Padre y del Hijo,
Fecundador y Santificador de cuantos le saben retener en sí con una vida
pura y santa; amor la Iglesia, dispensadora de gracia y Maestra para sus
fieles.
El perfecto Amor Uno y Trino os colma de Sí mismo y de sus munificencias
para haceros perfectos en la Tierra y dichosos en el Cielo; y Cristo os
propone las dos perfeccione por las que habréis de llegar a la gloria eterna.
Jesús, como Verbo, dirigiéndose a criaturas divinizadas por la Gracia, os
propone la misma santidad de su Padre: “Sed perfectos como lo es vuestro
Padre celestial”.9 Y como Maestro que se dirige a hombres semejantes a Él
en el cuerpo y en el alma os propone su propia santidad: “Aprended de Mí.
Os he dado ejemplo a fin de que, como Yo he hecho, hagáis también
vosotros. Seréis dichosos si llegáis a poner en práctica mi ejemplo. Sois mis
amigos si hacéis lo que os mando”.10
Entre las paralelas de estas dos santidades propuestas, camino para
vosotros de vida eterna, se halla Cristo que abarca en Sí mismo, como
Verbo Hijo de Dios, y, como Jesús, Hijo de María Inmaculada, la justicia
perfecta del Hombre inocente, lleno de Gracia y de Verdad. Y, puesto que
“vosotros sois dioses e hijos del Altísimo”, 11 vosotros, hombres redimidos
por Cristo, podéis y debéis, como hijos de Dios e hijos del hombre, copiar a
vuestro Hermano Jesús, haceros otros Cristos, hijos verdaderos de Dios y

8
Juan 1, 3
9
Mateo 5, 48
10
Juan 13, 15-17; 15, 14
11
Salmo 82 (Vulgata: 81), 6; Juan 10, 34

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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herederos del Cielo, cosa que no es imposible porque Él, Jesús, ha


demostrado cómo es posible serlo.
Si el Verbo se hubiera manifestado únicamente como Palabra divina, como
Maestro increado y espiritual, del modo que se manifestó a los Patriarcas
y Profetas antes de la venida de Cristo, el hombre, despavorido o rebelde,
habría podido lamentarse o increpar, conforme a su estado de ánimo
“¿Cómo voy a poder yo, carnal como soy, yo, perpetuo Adán, tentado por
el pecado y débil por naturaleza, hacer lo que Tú enseñas, Tú, que eres
Espíritu purísimo al que Satanás no tienta ni le afectan las imperfecciones
de la naturaleza?”. O también: “¿Por qué permitiste que desde el seno
mismo de mi madre estuviese yo contaminado? ¿Por qué permitiste que el
padre de la Humanidad lo estuviese si es que me querías santo?
Correspondo a tu burla con mi maldición”.
Mas el Verbo se hizo Carne, tomó naturaleza humana, semejante en todo a
sus hermanos en Abraham, no diferente, por el tiempo en que vivió Jesús
de Nazaret, de Adán, lleno de gracias y de inocencia desde su primer día en
el Edén, y cómo él tentado12 para ser probado y así poder comprender y
ayudar, incluso por su experiencia directa de Hombre y con su ejemplo, a
quienes se hayan en la prueba.
El hombre no puede desanimarse diciendo: “Yo, carnal, no puedo ser
perfecto como el Padre de los Cielos ni hacer lo que el Verbo enseña”. Y
tampoco puede llamar “burla” a la enseñanza que el Verbo da a quien por
su naturaleza humana, debilitada y corrompida por el Pecado original, a
duras penas y con esfuerzo continuo alcanza a ponerla en práctica.
Como tampoco puede el hombre decir: “No se acomoda a mi naturaleza
carnal la Ley espiritual por ser tan contraria a la voz exterior de mis
miembros, del mundo que me rodea, del demonio que de continuo me
ronda y tienta las bajas pasiones de mi naturaleza animal y las morales de
mi naturaleza racional, ni se acomoda a la voz interior de la conciencia que
se dirige a mi naturaleza espiritual, como tampoco a la voz misma de Dios
–pues la voz de la conciencia es el toque de alarma de Dios a la criatura
para que no se aparte de la Ley o la vulnere– voz que me habla en el interior
12
Mateo 4, 1-11; Marcos 1, 12-13; Lucas 4, 1-13; Hebreos 4, 15

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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para decirme: “haz esto” o, por el contrario: “No hagas aquello”. Mas yo
–a pesar de tener voluntad de hacer el bien y reconocer ser santa esta Ley
que mi conciencia de hombre y la raza que me diferencia de los brutos y
me fue dada por Dios para hacerme capaz de entender, reflexionar, escoger
y querer lo que está bien, me dicen ser buena, a pesar del impulso divino
que en mi interior activa Él mismo, es decir, Dios, Moviente eterno de todas
las criaturas, Inmenso, que me comunica, igual que a todo otro hombre
divinizado, llamado a grandes cosas, si Inmensidad para que sea capaz yo,
su hijo de adopción, de llevar a término obras grandes que sean una
semejanza de las suyas grandísimas y perfectísimas, de las que la primera
y mayor de todas es la de tender a Él con todo mi amor por ser Él el único
bien verdadero- mas yo no logro hacer el bien que desearía sino que cedo
al mal que fermenta en mí más fuerte que el bien”.
No. No podéis decir esto porque si el mal es grande como grande es también
la herencia que dejó en vosotros y más grande el mal que se halla soterrado
para dañaros en las varias circunstancias de la vida (el mundo) y muy
grande asimismo el mal que tiene por nombre Satanás, principio del Mal,
monstruo devorador e insaciable, odio eterno viviente e incansable contra
el Creador y sus criaturas; mas uno sólo es infinito: Dios. Y el hombre
divinizado tiene consigo la Gracia, esto es, a Dios. Dios Caridad, Dios
Inteligencia, Dios Santidad, Dios Fortaleza, Dios Poder, Dios Sabiduría,
Dios Vida, Dios Bondad, Dios Pureza, atributos todos ellos perfectísimos e
infinitos, Dios el Todo.
Y el hombre de buena voluntad puede todo esto si permanece unido a
Jesucristo que, por no atemorizar al hombre con los clamores divinos de la
Ley del Sinaí –amedrentado con las cuatro imposiciones y las seis
prohibiciones, el hombre, en el que la ley desordenada del sentido es más
fuerte que la razón o cuando menos hay equilibrio de fuerzas en la lucha
que tiene entablada con la razón desde que el don de la integridad resultó
herido en el Edén- reduce y condena toda la Ley en un doble mandamiento
de amor y os la presenta así con la vestidura dulce, atrayente y goza del
amor: “Amad a Dios, amad al prójimo.

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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Amar es más fácil que adorar, que honrar, que privarse de hacer algo. Al
amar a Dios, Éste se acerca al hombre y el hombre a Dios. Amar tiene más
atractivo que temer y es escala para ascender a la adoración.
El hombre no puede alcanzar de súbito las cumbres de la adoración. La
misma grandeza de Dios le detiene de hacerlo y, a la vez, con el miedo de
Dios, que era habitual en los antiguos hebreos, y las miserias de la
naturaleza, forma las ligaduras que le mantienen alejado de Dios. Mas el
amor desata con su ardor esas ligaduras y coloca sus alas de fuego al alma
que así puede subir cada vez más arriba a medida que se lanza más y más
sin parar mientras en lo que deja: miserias, pobres honores, limitaciones,
riquezas y afectos caducos, sino en lo obtiene y conquista: Dios, el Cielo. No
hay acto de culto formal que os una tanto a Dios como el acto espontáneo y
continuo del amor.
Fruto de la unión con Dios es la sabiduría. Y la sabiduría conduce al
ejercicio de la justicia en todas las cosas.
El hombre que se encuentra unido a Dios es activo y alegre. Y de esta
alegría que le viene de la complacencia de Dios por sus actos de hombre
amante de Dios, toma impulso para ser cada vez más activo en el bien,
porque la unión con Dios produce paz activísima, nunca paz inerte.
No se da inercia alguna en Dios que es el operante eterno; como tampoco
se da en el hombre que se encuentra unido a Dios por el amor. Él ama
activamente a Dios y es por Dios activamente amado. Y esta doble actividad
produce un desbordar, un irradiar de fuegos caritativos sobre las criaturas,
no bastándose el hombre a contener en sí el Amor Infinito que se revierte
en él para consuelo de su amor como en un recipiente digno y ansioso de
acogerlo; y, no bastándole al hombre, una vez dentro del torbellino
ardiente del amor divino, con amar únicamente al Creador, pues los ojos
de su espíritu y el espíritu de su alma, al contemplar al Creador, ven
también en Él a todas las criaturas, y así el hombre se siente impulsado a
amarlas a todas santamente por ser obra del Amor suyo amadísimo.
Y he aquí el amor del prójimo que nace, brota y se derrama, por santa e
inevitable consecuencia, del santo amor de Dios. El amor al prójimo ha de
practicarse con justicia poniendo a cada criatura en su lugar exacto, esto

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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es, en un grado siempre inferior a Dios por más que ésta sea la más querida
por vínculos de sangre o de afecto a lo más santa por la justicia de su vida,
no anteponiéndola, por tanto, jamás a Dios, antes viendo en ella algo así
como un nuevo don de Dios concedido por Él para hacer más fácil,
agradable, dulce y meritoria de la vida al que vive en la Tierra.
Y he aquí cómo, por obra del amor, conquista del hombre la sublime
libertad sobre las insidias del yo, del mundo, del demonio y de las
constricciones consiguientes a la Culpa original.
La caridad es fuego vivo. El fuego vivo es llama. La llama es libre y sube
del cielo. Irradia a la vez calor y luz, y beneficia a quien a ella se acerca. Y
he aquí, en efecto, cómo el hombre encendido en caridad sube con su llama
hacia Dios, centro de todo fuego de amor y, al mismo tiempo, irradia su
fuego sobre los hermanos, remedia sus miserias, ilumina sus tinieblas y la
alegra llevándoles la luz que es Dios, purifica sus impurezas porque todo es
santo –y santo es quien ama con todo su ser a Dios y al prójimo- es
purificador de sus hermanos, socorre con piedad sublime a los afligidos, a
los pobres, a los enfermos del cuerpo o del espíritu, predica y establece así
el Reino de Dios en sí mismo y en el mundo. Porque el Reino de Dios en el
hombre es el amor. En el interior del hombre y en el mundo, el reino de
Dios es el amor, en contraposición al reino de Satanás que es odio, egoísmo
y triple lujuria.
¡El Reino de Dios!
Es decir; el “Pater noster” vivido, hecho vivo por los justos, hecho “acción”
continua y no esterilizado con palabras murmuradas más o menos
distraídamente. El “Pater” vivido de verdad, santificando el Nombre
Santísimo de Dios al tributarle la alabanza más auténtica: la de adorarle
en espíritu y en verdad y trabajar para que los demás le adoren mediante
el doble amor que es obediencia a la Ley dada para inclinar al hombre a la
religión, esto es, a la unión con Dios y con los hermanos vistos en Dios, y al
respeto lleno de veneración para con los derechos de Dios, como también
al respeto fraterno de los derechos del prójimo.

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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El “Pater” hecho vivo por la instauración del Reino de Dios en las criaturas
y en el mundo mediante el doble amor: a Dios y al prójimo, camino
obligado para llegar a la posesión del Reino de los Cielos.
El “Pater” hecho vivo por la adhesión a la Voluntad de Dios, cualquiera
que ésta sea, mediante el doble amor que hace aceptar pruebas, penas,
agonías, luchas, con pacífica obediencia, como venidas de la mano de Dios,
y soportar al prójimo en los sufrimientos que nos puede proporcionar,
considerándolo como un “medio” para la consecución de méritos eternos
por la paciencia que os fuerza a ejercitar con aquellos que os prueban y
que son vuestros pobres hermanos culpables contra el amor y necesitados
de misericordia y de plegarias para que vuelvan a entrar en el camino de
la Vida.
El “Pater” hecho vivo en la caridad al prójimo, la más difícil de ejercitar:
la del perdón otorgado a los propios ofensores, ofreciéndolo a Dios Amor
para que os perdone el débito que tenéis con Él.
La caridad es la mayor de las purificaciones, pudiendo ser continua: una
continua purificación de vuestras imperfecciones llevado a cabo por las
llamas del doble amor. Y es también la caridad la Ley espiritual llevada a
la práctica, que puede ser puesta en práctica hasta por el hombre carnal,
porque, unida a esa caridad, va siempre la fe que, al proponeros sus
verdades, os estimula a superar las pruebas de la vida a la vista del Origen
y del fin de todas las criaturas: Quién las creó, por que, para qué destino,
Quién les ayuda a conseguir ese destino feliz y les asegura que tal destino
bienaventurado es patrimonio de cuantos viven en justicia.
Toda verdad revelada es una confirmación de lo bueno, próvido y justo que
es el Señor Uno y Trino. Bueno, próvido y justo es Dios Padre, Creador que
“todas las cosas las dispuso con medida, número y peso”13 y las ordenó a su
fin dándole al hombre, cuyo fin es sobrenatural, además de la Gracia, el
medio indispensable para alcanzar dicho fin: la razón y la conciencia, las
cuales le permiten conoce y seguir la ley moral natural, no escrita por
legislador perecedero y falible sobre materiales corruptibles sino por el
dedo de Dios sobre páginas espirituales y, por tanto, inmortales, del alma
13
Sabiduría 11, 20

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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y así no esté sujeta a otra manumisión que la voluntaria del hombre rebelde
que, por otra parte, puede huir y apagar las voces de la razón y de la
conciencia con el clamor de los sentidos desenfrenados, mas nunca sofocar,
y menos para siempre, estas voces interiores. Porque ellas son la voz misma
de Dios que resuena en todos y cada uno de los hombre, bien sean católicos
o infieles, cismáticos o hebreos, herejes, separados o excomulgados, y así
todas las criaturas racionales conozcan y vivan, si quieren, siguiendo los
dictados de la Ley eterna del Bien.
Bueno, próvido y justo es Dios Hijo, Salvador, que se encarnó para ser Jesús
y murió para que vosotros fueseis de nuevo “una misma cosa con Dios” 14
como los hijos son un solo amor con su padre. Y resucitó y ascendió al Cielo,
no sólo para dar a los hombres la prueba principal de su Divinidad sino
también para daros, con su resurrección y ascensión al Cielo, la promesa y
garantía de la resurrección final de la carne y de la existencia del Reino de
los Cielos al que cuantos vivan y mueran en el Señor serán asuntos para
que gocen de la visión beatífica de Dios, alcanzado con ella el gozoso
conocimiento del misterio de Dios que inteligencia alguna humana puede
penetrar.
Bueno, próvido y justo es Dios Espíritu Santo, Santificador, alma de la
Iglesia a la que vivifica con su Gracia y sus Dones, amaestra y satura de
amor para que discierna y decrete con justicia y sabiduría cuanto atañe a
la fe y a las costumbres y aplique con amor y justicia tanto los bienes
espirituales como los castigos y, con amor y justicia, desprovista de todo
apego personal a juicios, cálculos, intereses, prejuicios o cualquier otro
móvil humano, guíe, sostenga y amaestre a sus hijos, su Cabeza y su Señor,
al que debe servir y no afligir poniendo obstáculos a su voluntad, aun cuando
lo que quiere se salga de lo ordinario. Porque Dios puede querer cualquier
cosa buena para sus hijos y a nadie le es lícito juzgar los actos de Dios ni
condenarlos poniéndoles obstáculos.
La Iglesia existe porque Dios Verbo la fundó con el beneplácito de Dios
Padre y con la ayuda de Dios Espíritu Santo. Y la Unidad Trinitaria la hizo
tan fecunda, ampliando así en extensión y profundidad el Reino de Dios en

14
Juan 17, 11

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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los corazones y sobre la tierra, y, de este modo, llegue la Humanidad, en el


mayor número posible, al reino de Dios en el Cielo.
Y con la fe está la esperanza que se alimenta de la fe, lo mismo que ambas
están vivificadas por la caridad. La esperanza que nace y descansa sobre la
certeza de que Dios no miente ni falta a sus promesas y por ello prodiga al
hombre todos sus auxilios para que pueda conseguir la resurrección feliz y
la vida eterna por haber conocido y creído en el Hijo de Dios y puesto en
práctica su Palabra que salva de la muerte espiritual. Porque la fe, la unión
con Cristo y el vivir en Cristo es “vida” y quien vive en Cristo y de Cristo
no conocerá la muerte. Es mas, aunque sea sarmiento muerto, si después,
por gracia de Dios y buena voluntad humana, alcanza la primera
resurrección: la de injertar su sarmiento –muerto, por haber estado
desgajado del tronco de la Vid: Jesús, bien por el pecado o por pertenecer
a iglesias separadas- en la única Iglesia Católica Apostólica Romano,
cambia su muerte espiritual en vida.
He aquí cómo por la Caridad, -caridad de Dios con el hombre y del hombre
con Dios y con sus semejantes- por la Fe y la Esperanza, por todo aquello
que os viene de las tres virtudes teologales, por todo aquello que ellas
producen en vosotros, el hombre carnal, aún llevando en sí todavía el peso
tremendo de su humanidad herida, puede cumplir la Ley espiritual y llegar
a la gloria.”Y ¿quién os libera de este cuerpo de muerte? La Gracia por
Jesucristo Señor vuestro”.”
*****

167
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

7 – 11 de junio zzz
A los Romanos c. 7
Dice el Dulce Huésped:
“Caridad, fe, esperanza, permiten al hombre carnal seguir la ley espiritual,
tan en contra de la ley del pecado que vive en sus miembros.
“Y ¿quién os libera de este cuerpo de muerte? La Gracia de Dios por
Jesucristo Señor nuestro”.1
Ella no anula al hombre sino que del hombre viejo hace un hombre nuevo.
Ni se limita a regeneraros una sola vez mediante las aguas medicinales del
Bautismo, sepulcro del pecado original, seno del cual emerge una criatura
nueva, inocente, santa, divinizada, sino que os regenera y ayuda tantas
veces por cuantas el hombre se arrepiente tras una caída voluntaria en
materia grave, o llora sobre su debilidad, causa de caídas involuntarias o
aunque sólo se turbe al sentir agitarse en sí el viento de los fomites y
temiendo que ellos provoquen una tempestad en los sentidos con pérdida
de la cercanía de Dios y venga a apagarse su voz pacífica, semejante
siempre al soplo de un “ligero céfiro”.2 Tantas veces os regenera, conforta
y asegura, cuantas de ello tenéis necesidad, con sus divinos auxilios, por
medio de Jesucristo y mediante los Sacramentos, medios por Él instituidos
para regeneraros y reforzaros en la Gracia.
Y ¿quién podrá resistir a Aquel que venció al demonio, al pecado y a la
muerte? Nadie ni nada, siempre que vosotros le permanezcáis fieles. Fieles
en el hombre interior, que es el que realmente tiene valor, como le dijo
Jesús a Nicodemus3 y no por él sólo.
Porque el espíritu es el que anima la carne, del modo que la sangre
mantiene la vida en el cuerpo del hombre. Mas si éste pierde toda su sangre
o si ésta se contamina, de nada le sirve al hombre tener sanos sus miembros.
La muerte le acogerá lo mismo, ya que el líquido vital es la sangre y,
perdida ésta o maleada, el cuerpo perece, mientras que un cuerpo, por

1
Romanos 7, 24-25
2
1° Reyes (Vulgata: 3° Reyes) 19, 12-13
3
Juan 3, 1-21

168
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

herido que esté, si no ha perdido la sangre o no se halla ésta infectada, de


seguro se curará.
Permaneced pues fieles en el hombre interior y no temáis.
Los ángeles que ven a Dios y conocen su pensamiento, os anunciaron esta
gracia la noche del Nacimiento del Hijo de Dios y de María: la gracia de la
paz a los hombres de buena voluntad.4
Dios sabe y ve, Dios es Padre y Amor, Dios es Justicia y Misericordia. Sabe
compadecer y premiar; pero quiere “la buena voluntad”. No siempre es ella
una permanente realidad buena y constante. Tiene también sus altibajos y
caídas. Mas el ojo divino que os ve caer o fluctuar, ve también cómo quiere
imponerse vuestra buena voluntad interior y contempla vuestra pena por
haber caído o por haber cedido en el embate de un asalto imprevisto, y
perdona porque no ve en vosotros el consentimiento en el mal que odiáis
sino el deseo de llevar a cabo el bien, por más que siempre lo logréis. Ve que
no es vuestro yo intelectual sino las secuelas de la culpa de Adán: los
estímulos enraizados en vuestra parte inferior los que operan en vosotros.
Y de este contraste entre las dos fuerzas que se combaten en vosotros y las
dos voluntades que se enfrentan, -una movida por el amor de Dios, que se
dirige a Dios, y la otra por el Odio, que pone en acción su veneno por odio
a vosotros y a Dios- el Señor extrae las riquezas que os conseguirán el
acceso al Reino de los Cielos.
Constituyen ellas vuestro vestido nupcial, ese vestido del que habló Jesús
en la parábola del banquete dispuesto para las bodas reales.5 Y ¡ay de aquel
que no hila ni teje su vestido nupcial durante su jornada terrena
proveyéndose de materiales qué hilar y de instrumentos para tejer
mediante la asidua voluntad interior de hacer lo que la Ley de Dios propone
o Dios presenta, y la lucha continua entre la voluntad del hombre interior
y la ley del pecado que incuba en sus miembros, o entre la buena voluntad
y cuanto de malo os rodea: el mundo, y os tienta: el demonio! ¡Ay de
aquellos que no se tejen a diario el vestido nupcial y no lo adornan con las
perlas conquistadas, sufriendo la “gran tribulación” que les haga dignos de
4
Lucas 2, 14
5
Mateo 22, 1-14

169
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

estar en torno al trono del Cordero con las palmas de los victoriosos en las
manos!6
¿Nunca habéis pensado qué palmas eran las que vio Juan en las manos de
los elegidos? En el simbolismo cristiano se suele poner la palma gloriosa en
las manos de los mártires. Mas Juan que fue arrebatado por el Espíritu de
Dios a contemplar, conocer y escribir misterios excelsos y los de los últimos
tiempos, dice que las palmas las tienen los elegidos en sus manos, los 144000
elegidos que rodean el trono del Cordero.
La multitud de los santos y de los elegidos no la integran únicamente los
mártires que llegaron a sufrir el martirio cruento, pues todos los santos son
merecedores de llevar la palma de los mártires, ya que todo santo es un
mártir del Amor o del Odio, del espíritu o de la carne, y todas las potestades
del Cielo, del mundo, del yo carnal y de los abismos tenebrosos le
acometieron sobre la Tierra para probarle, tentarle y martirizarle todos
los días.
¡De veras que es astuto, tenaz y feroz el martirio que proporciona aquel a
quien Cristo llama “homicida desde el principio”,7 pues no hay homicida
que se le iguales porque ningún asesino puede ejercer violencia si no es
contra la carne del hombre. Mas Satanás mata o trata de matar la parte
inmortal del hombre privándole, no de la existencia –porque el alma, por
más que haya sido creada, ya no ha de perecer eternamente- sino de la
Vida, o sea, de su Dios. Y esto lo hace porque, mientras Dios tiene como fin
de su creación el premio de darse a los hombres, es decir, de reunir a Sí a
los hombres después de su muerte -con el espíritu inmediatamente después
de la muerte y con el espíritu unido a la carne tras la resurrección y juicio
final- para hacerlos felices con su Conocimiento y Visión y para regocijarse
con el Pueblo de sus hijos, así también Satanás tiene como fin su rebelión
privar al Creador de cuantas más criaturas por Él paternalmente queridas
pueda y privar del goce de su Creador a cuantas más criaturas le sea
posible.

6
Apocalipsis 7, 9-17
7
Juan 8, 44

170
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

La mona de Dios quiere también ella prepararse su pueblo y lo hace


depredando porque es ladrón; al paso que Dios, para crearse su pueblo,
dotó al hombre, creado a su imagen y semejanza, de todos los dones
sobrenaturales aptos para conducirle al Reino eterno y, contento con eso,
dio su Hijo Unigénito y amado para que fuese inmolado a fin de ser
Salvador de los hombres. Y ello porque, mientras Satanás es principio del
mal, es odio, es mentira, es desorden, es ladrón, Dios es principio del Bien,
es Amor, es Verdad, es Orden y es divinamente Dador munífico de toda
gracia.
Desde el momento en que Satanás quiso ser igual a Dios en todos sus actos:
libertad, poder y voluntad de acción, deseando desordenadamente él,
criatura creada, ser igual al Increado –que es Dios como Padre que lo
engendró: Hijo Unigénito- y deseándolo para que el universo pudiera decir
de él lo que del Verbo Encarnado se dice al comienzo del Evangelio de Juan
dictado al Evangelista por el Amor y la Luz, por el Espíritu de Dios que es
Amor y Luz: “Todas las cosas fueron hechas por medio de Él”,8 desde aquel
momento el arcángel fulminado es sacrílego, homicida y ladrón.
Era Lucifer y pensó de sí ser luz. Mas ser “portador de luz” no es ser luz,
pues es muy distinto “portar” que “ser”, La Luz, es decir, el Hijo de Dios,
el Verbo del Padre, el Increado y Eterno, Inmenso y Perfectísimo,
“engendrado”, no hecho, consustancial al Padre”, por medio del cual
“todas las cosas fueron hechas”, en nada es igual y nada tiene de común
con la criatura angélica creada para ser portadora de luz y mensajera de
Dios, como en un principio lo fue Lucifer que prevaricó al querer ser la
Luz, porque, libre y voluntariamente quiso ser infiel al Señor su Creador y
a su Gracia. Y así, delirando de orgullo en su intento de creerse Dios y, por
ende, no sujeto a la obediencia y adoración a Dios, Éste fulminó al rebelde.9
Desde aquel momento quiere Satanás hacerse su pueblo para
contraponerlo al Pueblo de Dios. Y esto lo persigue sin descanso, por odio
a Dios y a las criaturas que Dios ama como Padre. Y su inteligencia,
conservada idéntica tras la fulminación divina –inteligencia agudísima cual
correspondía al príncipe del pueblo angélico- y su poder, los usa con este
8
Juan 1, 3
9
Isaías 14, 12

171
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

fin, espiando cada una de las acciones del hombre, prestando atención a
cada una de sus palabras, haciendo de su conocimiento de las acciones y
palabras humanas, de la constitución física del individuo, de sus
enfermedades, desventuras, estudios, afectos, ocupaciones, en una palabra,
de todo, campo abonado para lanzaros su cizaña, efectuando prodigios con
qué seduciros y haceros caer en el error.
Los prodigios de que habla Jesucristo10 al predecir los últimos tiempos y
poner en guardia a los hombres frente a los mismos y frente a las voces de
falsos profetas y falsos cristos que surgirán y aparecerán por un sitio y por
otros y que no serán otra cosa que trampas satánicas y satánicos profetas,
servidores del Anticristo profetizado, suscitados para traer seducidos a los
hombres a la Mentira y a las falsas doctrinas engañosas y hacer que se
encuentren desprevenidos cuando llegue el momento tremendo del reinado
del Anticristo sobre la Tierra y de la consecutiva última venida del Hijo del
Hombre, de Cristo Vencedor para el Último Juicio de separación de los
corderos y ovejas de los cabritos y moruecos, de elección y condena, de
bendición y de maldición. Los prodigios de que habla Pablo en su 2°
Epístola a los de Tesalónica (c. II). Los prodigios de que habla Juan en el
capítulo XIII de su Apocalipsis.
Sí. Es verdaderamente astuto, tenaz y feroz el martirio que da Satanás a
los espíritus fieles al Señor.
Y no menos tenaz, mordaz, punzante y demoledor es el martirio que
proporcionan al hombre interior las fuerzas del fomes individual y de
cuanto se ha establecido en el mundo desde que Satanás es su príncipe
tenebroso: la triple concupiscencia, la cizaña maldita lanzada en los
campos del Señor para dañar el grano selecto, sofocándolo, tumbándolo al
suelo o pervirtiéndolo hasta el punto de hacerlo capaz de despreciar a Dios
e idolatrarse a sí mismo.
Y no es menos causa de martirio el dolor que puede ser de géneros diversos,
mas siempre dolor, y tal vez acerbísimo, que nunca falta en la vida de los
elegidos.

10
Mateo 24, 4-31; 25, 31-46; Marcos 13, 5-23; Lucas 21,8-28

172
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Dolor permitido por Dios y que puede provenir de enfermedades,


desgracias, hastío, envidia u odio de parte de las criaturas. Hastío, envidia
y odio que pueden llegar hasta el delito material o moral, quitándole al
prójimo, la reputación, la libertad, o conculcando tal vez sus derechos,
apropiándose de las cosas ajenas, sean éstas riquezas materiales o
intelectuales, alternando la verdad de las cosas hasta el extremo de
presentar como obras de un demente, de un demonio o de un simulador, lo
que es obra y acción de un genio o de un justo elegido por Dios para cosas
extraordinarias.
Dolor permitido por Dios, aunque condenado por Dios, el dado por las
criaturas a otras criaturas, semejantes, de mil maneras, para torturar al
justó con calumnias, mofas, pruebas aborrecibles a Dios practicadas sobre
la psiquis del santo con la intención de provocarle, de hacerle dudar
interiormente de sí mismo, de la aceptación divina de su misión, así como
de todo lo que ve y siente; pruebas practicadas sin prudencia, sin caridad
y sin justicia, con un fin no recto que ofende y disgusta, tanto a Dios como
a la criatura; pruebas ilícitas por rebasar ese límite sagrado marcado por
la caridad debida al prójimo y que con excusa aparente alguna se ha de
sobrepasar.
Dolor que puede provenir del propio yo por el sufrimiento de sentirse aún
tan desemejante, imperfecto, débil y distante de aquella perfección a la que,
por puro amor de Dios y obediencia al consejo de Jesús., aspiran llegar
todos los justos.
Almas generosas, no os atormentéis. Soportaos a vosotras mismas del modo
que soportáis a los demás. Tened paciencia con vuestras pequeñas miserias
espirituales como la tenéis con las pequeñas enfermedades de vuestro
cuerpo. Tenedla y que vaya siempre acompañada de la confianza, por más
que haya momentos comparables a enfermedades peligrosas y repentinas
en las que “para que la grandeza de los dones extraordinarios no os
ensoberbezca, se os da el estímulo de la carne, un ángel de Satanás que os
abofetee”.11 Es una proximidad y un estímulo que os repugnan como
suciedad que os pasa rozando o bascas que revuelven vuestro interior

11
2° corintios 12, 8

173
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

desbordando al fin en vómitos. Mas soportadlos con paciencia sin


consentirlos y sin inquietaros por perder el ánimo por ello.
Permaneced en la paz pensando en el amor de Dios que sostiene vuestra
debilidad con el poder de su gracia y, ciertamente, con mayor abundancia
en esas hora en las que el estímulo de la carne o del ángel de Satanás viene
a insinuaros el pensamiento de que, no obstante los dones sobrenaturales o
extraordinarios, el hombre continúa siendo hombre, o sea, criatura en la
que su naturaleza espiritual divinizada por la gracia se encuentra
enfrentada a la humana sojuzgada por desordenados apetitos de la
concupiscencia, por lo que vosotros no podéis permanecer fieles a la
justicia. Continuad indiferentes a estas voces inferiores o satánicas que os
hablan para desanimaros, seguid en la paz y que no os turbe el hedor de los
miasmas del mundo y de Satanás.
No os turbe el pensamiento de que Dios pueda alejarse de vosotros por este
hervir de estímulos y este desencadenamiento de asaltos desatado
súbitamente en vosotros y en vuestro derredor para turbaros y haceros
dudar de vuestra misión de verdaderos hijos de Dios. Únicamente
consintiendo alejaréis al Señor. Porque el consentimiento es lo que se valora,
tanto en la tentación como en la inspiración, en el mal como en el bien, en
el odio como en el amor y lo que realmente hace que un acto sea merecedor
de condena o de premio.
Si no hay consentimiento, las voces bajas quedan reducidas a un murmullo
inútil. Si no hay consentimiento, las voces de lo alto no pasan de inútiles
llamadas. Si no consentís al mal, seguid felices a Dios por más que seáis
rudamente tentados hasta el extremo de ser momentáneamente superados.
Si no consentís al bien, tan solo en este caso, faltáis al amor. Porque el amor
es consentimiento. Si no hay consentimiento recíproco entre dos seres, no
se crea el amor. Mas si no hay consentimiento, es decir, obediencia pronta
a las voces del Amor eterno, no existe amor recíproco entre Dios que ama
y la criatura que ama poco o mal y así no se crea ni crece el verdadero amor.
También el odio es consentimiento. Y si bien el odio no necesita de
consentimiento recíproco entre el que odia y el odiado, con todo, para que
surja, es siempre preciso el consentimiento de un cómplice. Hablo del odio

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

espiritual. Éste cómplice no puede ser otro que vuestro yo, esto es, vosotros
mismos con vuestra voluntad y vuestra razón saliendo del orden para
entrar en el desorden, ya que, por más que el odio entre criaturas esté
motivado por culpas ciertas del odiado hacia el que odia, siempre se
produce el desorden en las relaciones entre hombre y hombre. Porque el
orden se halla en el amor. El orden es amor y quien sale del amor sale del
orden. Por tanto, en el odio de la criatura hacia su creador –y el pecado es
odio al Creador, cuya Ley, al pecador, se viene a despreciar, así como la
justicia es amor de la criatura a su Creador, cuya Ley, al amar, se viene a
practicar en espíritu y en verdad- es siempre y únicamente el yo el cómplice
o elemento indispensable para que se den el odio o el amor.
Como tampoco hay amor si la libre voluntad y la razón del hombre no
prestan su consentimiento a los mandatos e inspiraciones de Dios y no
secundan los deseos que nacen en el alma –esos deseos que Dios mismo
suscita en el espíritu del hombre para que su grado de gloria sea cada vez
mayor y, tras haberlos suscitado, ayudando poderosamente a la voluntad y
facultades limitadas del hombre, hace que pueda realizar los deseos santos
que el Señor suscitó en su espíritu- así también, si no hay consentimiento
de la voluntad y de la razón a los estímulos internos y externos de la carne,
del mundo y de Satanás, si no se secundan los apetitos irascibles y
concupiscibles, es decir, si el alma no ofende con advertencia y voluntad
plenas a su Señor, no existe odio de la criatura a su Creador.
Siempre se da el martirio del dolor en la vida de los elegidos, los cuales
manifiestan también su justicia mediante su amor al dolor, no ya soportado
con resignación, sino también suplicado como un octavo sacramento y una
novena bienaventuranza, para ser ungidos víctimas y ser verdadera
imagen de Jesús-Víctima.
Son el sacramento no instituido y la bienaventuranza no promulgada
abiertamente por el Maestro divino y Sacerdote eterno. Mas aquellos que
saben leer y comprender el evangelio, no en la letra sino en el espíritu,
encuentran promulgada siempre esta bienaventuranza por los propios
actos de Jesús, el Hombre del Sacrificio y del Dolor, y encuentran este
sacramento que no necesita materia, forma ni ministro para ser signo de
gracia sensible y eficaz, sino que él mismo es materia y forma de gracia y,

175
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

al transformar al hombre en una víctima resignada o, al alcanzar un grado


más elevado de identificación con el Maestro divino y Redentor Santísimo,
siendo víctima voluntaria aceptada por Dios, hace de él el ministro de su
inmolación y un pequeño cristo continuador del Sacrificio divino de
Jesucristo.
Porque si Jesús fue “Jesús”, esto es, Salvador, lo fue por el dolor y la
muerte. Fue por el dolor y la muerte como Jesús alcanzó el fin por el que
se hizo Hombre y dio cumplimiento al plan de Dios: hacer de su Unigénito,
del Verbo, el Hombre-Dios y así Éste pudiese ser Redentor y Dador de la
Gracia a los hijos de Adán, desheredados, por culpa de Adán, de tan
sublime don.
Y es todavía, y lo será siempre, mediante el dolor y el holocausto como el
hombre, continuando la obra de salvación iniciada por Cristo, se salva. El
dolor meditado, comprendido y contemplado sobrenaturalmente, no es
castigo del rigor divino sino gracia del divino amor. Gracia que dios
concede a sus hijos mejores para hacer de ellos cristos por participación.
Sí, por participación del cáliz amargo, de la dolorosa pasión, del Getsemaní
al Gólgota y a la Cruz, tal como fue el yugo de Cristo, yugo pesadísimo,
aplastante, yugo imposible de llevar si el amor a Dios y al prójimo no lo
hiciese “suave y ligero” aunque no a la carne, sí, al menos, al corazón, a la
mente y al espíritu. Fue el perfecto amor a Dios y al prójimo el que le hizo
al Verbo de Dios correr al encuentro de la Cruz con un santo anhelo de
“tener ya todo cumplido”.
Toda su Vida, esto es, su Eternidad de Verbo, fue un ansiar este
cumplimiento. Toda su Vida, sea cuando aún estaba con el Padre en el
Cielo, como cuando salió para encarnarse en el seno de María o cuando
respiró por primera vez, como cuando crecía en edad, en gracia y en
sabiduría estando sujeto a María y a José, como después a la Ley y a los
Quereres supremos de su Padre Santísimo hasta llegar a consumirse para
poder exhalar su espíritu diciendo: “Está cumplido”, 12 tuvo este anhelo.
Había enseñado que si el grano no muere, no da fruto.13 Y así Él, el

12
Juan 9, 30
13
Juan 12, 24

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
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Viviente, el Eterno, murió para transformarse de grano de espiga virginal


en Pan de Vida para los hombres.
El dolor y el holocausto participan de la suerte del Grano santísimo nacido
de una espiga inmaculada y virginal, Jesús; participan del amor perfecto
del Hijo del hombre para con sus hermanos que llegó a dar la vida por
ellos; y participan de la santidad de Cristo, santidad que se alcanza
mediante la renuncia, el sacrificio e, incluso, la muerte.
Jesús fue exaltado por su Padre y recibió un Nombre superior a todo otro
nombre y tal, que ante ese Nombre todo debe postrarse en adoración en la
Tierra y en el Cielo después que se humilló hasta la muerte de cuz.14
De aquí se infiere que quien quiere su alma y quiere proporcionarle la vida
eterna y feliz, debe odiar su carne amando, incluso, las persecuciones y las
enfermedades que destruyen la materia, amando asimismo la elevación, ya
sea material o espiritual, sobre lacruz de un martirio cualquiera, sobre la
cruz que destaca de la Tierra y levanta el Cielo en una elevación mística,
en una continua “misa” del cristiano verdaderamente formado que se
muda de hombre en hostia, en pequeña hostia que quiere ser consumada a
la vez en la Hostia grande, con Jesús Eucaristía, e sacrificio latréutico ,
eucarístico, propiciatorio e impetratorio.
Y con el martirio del dolor está el del amor, no menos destructor, dentro
de su ardiente dulzura, que el del dolor.
El martirio del amor, Las exigencias del amor. El absolutismo del amor
que aísla en una santa locura a la criatura abrazada por el Amor, que se
sumerge con pleno y voluntario consentimiento en el océano llameante del
amor. Es la generosidad total del amor reinante, a la sazón, con poder de
rey absoluto en el espíritu, generosidad que ya no mide cosa alguna, ni
renuncias, ni penas, ni perdones, ni obras de misericordia corporales y
espirituales, mirando sólo a que Dios reciba gloria y el prójimo consuelo,
perdón y gracias.
La adhesión absoluta y continua de la criatura dándose al amor y a la
Voluntad santísima de Dios, conservando de su libre voluntad de hombre

14
Filipenses 2, 6-11

177
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

un brazo tan solo; el de hacer lo que Dios quiere; hacer lo que Dios, que
vive en las almas, que inhabita en las almas amantes, indica, dispone o
propone hacerse; este amor obediente, activo y constante introduce en
vosotros la vida divina y completa vuestra identificación con Dios que es
Amor, además de Espíritu, lo mismo que es también espíritu vuestra alma;
que es Libre, al igual que lo sois vosotros para querer; y que es Eterno,
como eterno es vuestro espíritu desde que fue creado.
El amor, que es el más grande de los mandamientos, pone en vosotros la
semejanza divina de naturaleza espiritual, de movimiento de amor y de
luces intelectivas, y no por prevaricación arbitraria como la de Adán que
hizo caso a las insinuaciones y sugestiones de la Serpiente y mordió el fruto
prohibido para llegar a ser “como dioses”,15 sino por participación de la
misma esencia del Ser Supremo: el amor que os hace “dioses e hijos del
Altísimo”16 Porque el amor presupone la Gracia en el espíritu que ama, y
la Gracia es la participación de la vida divina; es operar, a través d la
capacidad de intuir lo que es Dios según su Querer, amar del modo que sois
amados; es preparación para ver lo que creísteis, conocer el Misterio de
Dios con todos sus misterios y los misterios producidos por Dios con sus
actos, misterios, a veces, incomprensibles mientras estéis en el exilio
terrestre rodeados d sus nieblas; es preparación para ver a Dios cara a
cara, poseer el conocimiento peno de toda Verdad, llegar a ser una misma
cosa con Dios en la perfección de la unión que sólo en el Cielo puede darse
tras la prueba y la elevación a la gloria en la perfección del Amor que
entonces habrá alcanzado la medida perfecta, o mejor, las tres medidas
perfectas.
El amor es verdaderamente el don de los dones, medio para conseguir el
mantenimiento de las virtudes y la obtención del fin último. Por él se nos
da el Espíritu santo, Espíritu del Espíritu divino, esencia del amor
perfectísimo y recíproco del Padre y del hijo, que procede de su beso, de su
mutua atracción y de su contemplación jubilosa.
La voluntad del hombre puede hacer que sea activísimo este don del
Espíritu de Amor, suficiente por sí mismo de hacer conseguir el fin para el
15
Génesis 3, 4-5
16
Salmo 82 (Vulgata 81), 6; Juan 10, 34

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

que los hombres fueron creados: la predestinación a la Gracia y a la Gloria.


Porque, en verdad, todos aquellos que son movidos por el amor vienen a
ser “hijos de Dios” (Pablo a los Romanos c. 8, v.16) por cuanto todos sus
actos se hallan inspirados por el amor, esto es, por el bien hacia Aquel del
que se siente ser, por más que no lo conozcan exactamente y hacia sus
semejantes; ; y viven, por ello, conforme a la ley, natural-moral puesta y
conservada por Dios-Creador en el corazón del hombre.
Es de estos de quien escribe S. Pablo: “Cuando los gentiles, que no tienen
ley, hacen naturalmente lo que la ley impone y, al no tener ley, son ley para
sí mismos y muestran cómo el temor de la ley está escrito en su corazón,
como lo atestigua su conciencia… serán justificados el día en que Dios, por
medio de Jesucristo, ha de juzgar las acciones secretas de los hombres”.17
En efecto, todo aquel que obre con recta conciencia siguiendo los dictados
de la ley moral, demuestra tener un alma naturalmente cristiana, abierta al
Bien y a la Verdad, y Jesús, muerto para que los hombres tuviesen la Vida
eterna –los hombres de buena voluntad- será su justificación. Porque todos
los que, aun sin el conocimiento de Dios que tienen los católicos, creen
firmemente que hay un Dios, un Dios justo, próvido y remunerador de todo
cuanto cada uno ha merecido, pertenecen, por la caridad que hacia Él
sienten para con su prójimo y para consigo mismo, por la caridad y justicia
que tienen para con su prójimo y para consigo mismos, por su deseo de
Dios y por la contrición perfecta de las culpas que hubieran podido
cometer, al alma de la Iglesia.
Como dije que el dolor es el octavo sacramento y la novena
bienaventuranza, así también digo que el amor verdaderamente vivido
practicado y el arrepentimiento sincero del mal que se ha podido
involuntariamente cometer, son el bautismo de deseo que da validez a la
pertenencia implícita al Cuerpo Místico y, consecuentemente, a la
participación de la Gracia. Sólo Dios y los hombres en los que Dios opera
conocen la acción divina para llevar las criaturas humanas a la salvación y
al celestial conocimiento de la Verdad para los que fueron creadas.

17
Romanos 2, 14-16

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

El amor es una actividad santa que moviliza toda la fuerza del hombre
dirigiéndolas a su fin último. El amor es sabiduría; y la sabiduría es
libertad de las cosas caducas y limitadas; y la libertad fe lo que limita y os
tiene atados a la Tierra abre al espíritu los espacios infinitos para que vuele
por ellos y se lance al encuentro de la Verdad eterna que se abaja hasta su
amado al que se entrega haciéndose gustar y amar, en la medida posible a
una criatura todavía mortal, arrancando al hombre de las tinieblas de su
triste destierro para elevarlo hasta Sí y develarse en parte para ser por él
cada vez más amado sin, por eso, hacerle ajeno y extraño a las necesidades
de los hombres. Y aún más, el hombre abismad en Di0os, le adora y obtiene
de Él gracias y beneficios, no sólo para sí, mas también para los hermanos
sobre quienes los derrama con acción santa y continua de caridad.
Por estos numerosos martirios proporcionados por el dolor y por el amor,
aquellos que hayan permanecido fieles al hombre interior llevarán en el
Cielo el vestido y la palma descritos por Juan. Porque con su voluntad se
habrán hecho tal vestido, purificando sus estolas en la Sangre del Cordero
que con su onda purificadora habrá disipado las sombras de los errores
iniciales y de las imperfecciones últimas, y los martirios soportados, el del
amor más que ningún otro, con las fuerzas todas del hombre y la acción de
la Gracia divina habida por Jesucristo Señor nuestro, harán que estos sean
los vencedores del nombre nuevo a los que serán dado el maná escondido,18
la corona de vida,19 la potestad sobre las naciones,20 la gloria de sentarse en
torno al Trono excelso, estando eternamente ante el Cordero21 y ante la
Estrella de la Mañana22 que les guió a lo largo del camino de la Tierra al
Cielo, ante la estrella de su mañana terreno cuyo pronto final pedirán a
cada latido del corazón con el grito de su alma amante: “Ven, Señor
Jesús”,23 ante la Estrella de su mañana celestial y eterno del día en que
entrarán para siempre en el Reino de los Cielos”.
*****

18
Apocalipsis 2, 17
19
Apocalipsis 2, 10
20
Apocalipsis 2, 26
21
Apocalipsis 3, 21
22
Apocalipsis 2, 28; 22, 16
23
Apocalipsis 22, 20

180
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

12 – 14 junio 1948
A los Romanos c.8
Dice el Dulce Huésped:
“Al igual que Dios da la predestinación a la Gracia a todos los hombres y
la predestinación a la gloria a aquellos de entre los hombres que
permanecen fieles a la Gracia, da también la justificación a aquellos que
con firme voluntad saben hacer activos en sí los dones gratuitos dados,
dejados o restituidos por Jesucristo, siendo cristianos, no sólo de nombre y
por ciertos signos recibidos no vivificantes en ellos –porque los pecados en
materia grave y la permanencia en ellos los destruyeron- sino cristianos de
hecho por su voluntaria fidelidad a la ley espiritual, que renace en espíritu
por el Espíritu Santo y por el agua, signo de la Gracia que limpia y sepulta
al hombre muerto restituyendo al nuevo, y, asimismo, por el Espíritu de
Amor y por la Sangre que purifica y lava las culpas en que puedan haber
caído.
Estos tales, con su voluntad, operan incansablemente y sin desfallecimiento
ni agobios su segunda creación o recreación en Cristo y para Cristo y se
forman y modelan conforme al ejemplo y semejanza de Cristo, Cabeza del
Cuerpo del que son ellos miembros. Y no por reconocerse humilde y
sinceramente miembros débiles y hasta abyectos dejan de esforzarse en
asumir la proporcionada belleza que esplende del Cuerpo Místico y
especialmente de su Cabeza, Jesús, al contrario y, precisamente, porque se
reconocen tales, trabajan sin desmayo en imitar a Cristo tomando cada vez
más la semejanza del Hombre perfecto que, en su perfección, fue en tal
grado verdadera imagen y semejanza de Dios, que pudo decir: “Quien me
ve a Mí ve a mi Padre”.1
Unidos a Él, fieles a Él, con voluntad, por su amor, de “no caminar según
la carne”,2 vosotros, los cristianos de hecho, sois justificados por Él y
vuestros actos, aunque imperfectos todavía, se hacen buenos por revestirlos
Él con la abundancia de sus méritos infinitos.

1
Juan 14, 19
2
Romanos 8, 4

181
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Más aún: por el Espíritu de Dios que habita en nosotros y que de nuevo
torna a vosotros cada vez que la Sangre divina os vuelve a consagrar
templos en los que pueda habitar la Gracia-Dios, venís a ser vosotros
renovados, recreados, resucitados y sanados tras haber estado muertos o
heridos por el pecado actual más o menos grave.
Todo, por tanto, os viene de Él y por Él que todo lo dio y padeció por
vuestro amor y, junto con su Carne inocente, hecha hostia pura, santa e
Inmaculada, crucificó y destruyó el Pecado sobre la cruz.3

(Paréntesis.- Me interrumpe en este punto una cada vez más fuerte


debilidad, me dejo caer sobre la almohada y el Dictante divino me deja
reposar. Mas, no bien me rehago un poco, el Espíritu Santo me dicta un
pensamiento que yo, en un momento de dejadez motivado por el
decaimiento que tengo, no me esfuerzo en escribirlo diciéndome: “Ya lo
recordaré”.
Eran las doce. Ahora son las catorce y trato en vano de recordarlo- ¡Lo doy
por pedido! Y ¡era tan profundo…! Sufro en mi espíritu. Me agito
buscando inútilmente lo que por mi culpa perdí. De primeras, siento al
Espíritu Santo que con voz severa me dice: “Te has vuelto perezosa de un
tiempo a esta parte. Cuando lo que te interrumpe son motivos de caridad o
impertinencias ajenas, nosotros acudimos con nuestra asistencia. Mas
cuando es tu indolencia la causa de que pierdas una perla, no acudimos
entonces. Quédate con tu pena y no indagues más, pues no darás con esas
mis palabras así hojees todos los libros de la Tierra. Que este tu sacrificio
te sirva de purificación”.
Tienes razón. Mas me encontraba tan cansada, tan débil, que la pluma se
me iba de los dedos y me caía por todos los lados. No me era posible tener
abiertos los ojos, ni Dios me comunicaba su fuerza par servirle como lo
hace cuando quiere. Con todo… debiera haber escrito, cómo y donde
pudiera, con la salvedad de tener que copiarlo después. Mas, lo hecho,

3
Queda aquí interrumpida l lección que continuará tras el fragmento que sigue.

182
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

hecho está y ya no hay remedio. Si aquí aparece una laguna, es por mi


culpa.
Es verdad. Tan mal a la sazón me veo, que me he hecho perezosa. Hasta
ahora dios se ha compadecido. Hoy me castiga. ¡Pobrecita! Esto me lo
merezco y es justo el castigo)

Continúa el dictado del 12 de junio, hoy 14 de junio.


Y expió en su Cuerpo santísimo todos los pecados. Y para que vosotros
pudieseis revestiros con el traje nupcial, vestido limpio y ornamentado, se
vistió Él de llagas, heridas, cardenales y sangre.
Se abatió sobre Él la ira Divina de Dios, la ira de vuestros infinitos pecados,
desde el Pecado primero, padre de todos los demás, hasta el último que e
cometa; y la Justicia clavó y ahogó todas las culpas en su Cuerpo inocente.
Cual ciervo acosado por una turba de arqueros, así fue acosado Él por las
flechas de Dios para que fueran expiadas con su Sangre todas las culpas.
De la cabeza, en la que tan solo anidaron pensamientos santos y de la que
únicamente salieron palabras de sabiduría, de justicia y de amor, a sus
dulces pies de Mensajero de Paz que, para venir, había salvado distancias
y bajado valles cual ningún otro hombre salvará y bajará –habiendo
atravesado la distancia abismal existente entre sus naturalezas divina y
humana y descendió hasta el profundísimo, angosto, oscuro y contaminado
valle de pecado y de dolor que es la Tierra, tan distinta del Empíreo sin
confines, todo luz, pureza, armonía y gozo superiores a toda concepción
humana, para encontrar en ella, después de tantas pruebas, fatigas y penas,
la Cruz- de la cabeza a los pies fue todo una llaga.
Y si resulta imposible contar las estrellas desparramadas por la
inmensidad de los cielos, así también es imposible contar las heridas
esparcidas sobre el Inmenso que se hizo limitado en su Carne expiatoria.
Porque cada una de las llagas y cada uno de los cardenales eran parte del
total de las muchas heridas y golpes padecidos por Aquel que, dada su
naturaleza divina, no era pasible al dolor ni a la muerte, sino que se hizo
Hombre para borrar los pecados del mundo, hacer las ofrendas que

183
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

rescatan toda impureza, conocer el dolor y la muerte abandonándose a


ellos para proporcionar la Vida a los muertos a la gracia y a los fieles a ella,
la paz de los hijos de Dios sobre la Tierra y la gloria golosísima en el Cielo.
Podía Dios darse por pagado con otros sacrificios de su Hijo divino que no
fuesen los atroces e infamantes de la flagelación y de la cruz, suplicios para
malhechores y esclavos. Sólo la mortificación que suponía para el Verbo
tener qué vivir en una carne, su estar sujeto a las necesidades del hombre,
su vivir entre pecadores, blasfemos, falsos adoradores de Dios, lujuriosos,
violentos y mentirosos para sacrificarlos con su paso entre ellos, podía
bastarle al Padre.
La conversión del hombre, del desorden del pecado al orden de la Ley,
podía realizarse, claro que podía realizarse, con sólo el amaestramiento de
Cristo. La fundación de la religión cristiana podía verificarse por la sola
permanencia del Emmanuel en Palestina. Otros han llegado a fundar
religiones que han resistido a los siglos y eran simples hombres. Con mucha
mayor razón se habría podido llevar a cabo la fundación de la religión
cristiana por medio de Cristo, Verbo de Dios hecho Hombre, durante su
estancia entre los hombres, pues nadie fue Maestro más Maestro que Él.
Incluso Dios habría podido escoger de entre los hombres al más justo de
ellos y unir al mismo temporalmente al Espíritu de su Verbo para que la
nueva religión fuese, por su justicia y verdad, verdaderamente divina.
El Pecado original y todos los demás pecados habrían podido ser
cancelados y los hombres redimidos hasta con una sola gota de Sangre de
Jesucristo. Habría sido más que suficiente la sangre brotada en la
circuncisión de su prepucio sacrificado, por cuanto el Hijo del hombre, al
ser el Inocente nacido de la Virgen inocente e inmaculada, no estaba
obligado al rito impuesto a los descendientes de Abraham para formar
parte del pueblo hebreo.4 No era precisa alianza alguna entre el Hijo de
María y Dios Padre, ya que él era, no el hijo de adopción sino el Hijo
Unigénito del Padre santísimo.
Cristo era hombre, mas la Carne asumida en el tiempo no abolió en Él la
Divinidad, antes bien se unieron en una sola Persona ambas naturalezas
4
Génesis 17, 9-14

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

sin que ninguna de ellas sufriera mutación en su real esencia. Y así Cristo-
Hombre fue en el tiempo y siempre Dios, Uno con el Padre y con el Espíritu
Santo, como lo era antes de la Encarnación; y fue verdadero Hombre por
haber sido hecho de mujer por obra del Espíritu Santo sin concupiscencia
de carne y sin sujeción a la Culpa original ni a culpa otra alguna.
¡Cómo no habrían de bastar aquellas gotas de sangre divina para redimir
a la Humanidad sin llegar a la efusión total de la misma entre tantos
martirios! Mas, en la unión real de las dos naturalezas en una sola persona,
en el anonadamiento de Dios en una carne primero y en una inmolación
total después, está la medida de la inmensidad del amor divino y de la
gravedad de la Culpa, lo mismo que en la Resurrección está la prueba
innegable de la verdadera personalidad de Jesús de Nazaret, el Cristo, el
Emmanuel, Hijo de Dios e Hijo del Hombre, sin posibilidad de duda ni de
error. Porque sólo un Dios podía por Sí resucitarse a Sí mismo en su parte
humana después de tal muerte y tal sepultura, y resucitar glorioso sin
muestras de heridas a no ser las salutíferas de las Cinco Llagas, hecho
hermosísimo –Él, que ya era el “Hermoso entre los hijos de los hombres”5
no sólo por herencia materna y por hallarse exento de las taras
consiguientes a la Culpa, sino también por un don divino, necesario a su
misión y a su fin- hecho hermosísimo, más majestuoso y potente aún que la
hermosura de los cuerpos glorificados.
Esto le habría podido bastar al Padre para conseguir el fin de devolver la
Gracia al hombre caído y todo lo habría podido llevar a cabo el Padre sin
llegar hasta aquel abismo de anonadamiento y a aquella cima de dolor que
quiso para su Hijo a fin de que fuese cancelada la Culpa y reabierto el Cielo
a los hijos adoptivos de Dios. Mas ¿qué consecuencias se habrían derivado
de ahí? Las de nuevos pecados de rebeldía, de desorden, de soberbia, de
dureza y de negación que habrían precipitado en el abismo a la Humanidad
sacada de él por el Redentor y anulado su obrar de Maestro, de Fundador
y de santificador de los hombres.
La humanidad soberbia, y, más que ninguna otra, la de Israel, ¿habría
acaso inclinado su frente ante la doctrina, la justicia, las manifestaciones

5
Salmo 45 (Vulgata: 44), 3

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

de un hombre, y un hombre del pueblo, del hijo del carpintero de Nazaret,


si no se hubiera rendido a las maravillas de sus milagros, de su
Resurrección y Ascensión? ¿Podría un hombre, por santísimo que fuese, al
que se le uniera por algún tiempo Dios, conseguir el objetivo de hacer
aceptar una religión tan contraria a su doctrina a la triple sensualidad que
muerde, abrasa y enloquece a los hombres? ¿Era conveniente y justo que
la Religión perfectísima hubiera de ser predicada y fundada por la sola
permanencia del Emmanuel en Palestina? Y ‘cabe imaginar un mundo
convertido por las enseñanzas de un simple hombre por santísimo que
fuera?
Ninguna de estas preguntas puede tener respuesta afirmativa. No hubiera
sido posible, justo ni conveniente, porque el hombre la habría hecho nula e
imposible de abrazar con sus cavilaciones, su incredulidad, sus injustos
escándalos y sus necias e irreverentes ironías.
Porque la Religión de Cristo debía ser universal, y así la contempló siempre
el Pensamiento divino. Por eso debía ser apoyada, sufragada y reconocida
como única y perfecta, con perpetuidad hasta el fin de los siglos, digna de
ser abrazada por todos los pueblos y no sólo por el de Palestina que era ya
“Pueblo de Dios”, si bien se había mudado, a través de los siglos y en
particular durante los tres últimos años de la vida terrena del Verbo
Encarnado, en “Pueblo contrario a Dios”.
Porque hubiera sido excesivamente grande la desproporción entre la culpa
y su expiación, entre el océano de las culpas pasadas, presentes y futuras
de toda la Humanidad, desde Adán hasta el último viviente, y la medida del
sacrificio, de no haber sido éste de inmolación total.
Porque harto débiles habrían sido para los excesivamente débiles las
pruebas de la verdadera Personalidad de Jesucristo, de haber Él tornado
al Padre tras cumplir su misión de Maestro, Fundador y Santificador, sin
entes haber sido torturado y muerto de aquella manera en presencia de
multitudes procedentes de todas las naciones reunidas en Jerusalén para la
Pascua, de suerte que, tanto los israelitas prevaricadores y deicidas, como
los Gentiles, desconocedores del Dios verdadero, fueron testigos y
testificadotes, mal de su grado, de la verdadera personalidad de Jesucristo,

186
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Dios y Hombre, que por Sí mismo resucitó y se apareció a muchos tras la


resurrección después de haber sido capturado, torturado, muerto por los
de su Pueblo y confirmado como muerto por la lanzada del romano; y que
ascendió al Cielo por su propia virtud a la vista también de muchos llegados
asimismo a Jerusalén para la fiesta próxima de las mieses o de la siete
semanas, llamada más tarde de Pentecostés, de toda la Diáspora, ya fuesen
israelitas puros, prosélitos o familias mixtas compuestas de gentiles y
hebreos.6Nada carece de razón en lo que establece o permite Dios. Y esta
razón es perfecta y buena. Por eso fue inmolado Cristo en el viernes
pascual, resucitó mientras aún duraba la aglomeración de la Pascua,
ascendió cuarenta días después, cuando nuevamente se hallaba la ciudad
atestada de peregrinos que volvían para Pentecostés y se habían quedado
para cumplir con el doble rito de presentar cada uno de los hijos varones
en el templo y para las dos fiestas de primavera.
Aquellos peregrinos, al desparramarse seguidamente para retornar a sus
respectivas ciudades de la Diáspora y asimismo a cualquiera otra parte,
habrían de esparcir por doquiera que habitaran, la nueva de los prodigios
que habían visto y, sin saberlo, habrían de contribuir a divulgar por el
mundo la verdad de que Jesús de Nazaret era el Hijo de Dios, el Predicho
por los Profetas, el Mesías esperado, el Salvador y Redentor; al igual que
contribuyó a idéntico fin Poncio Pilato con su informe a Cayo Tiberio
César sobre el proceso y condena de “un hebreo de Nazaret, por nombre
Jesús, muerto por voluntad del pueblo acusado de subvertir la nación y de
instigar al pueblo a no pagar los tributos al César, pues no había sino un
solo rey sobre la Tierra y éste era Él: Jesús”; como sirvieron Longinos 7 y
los demás legionarios que vieron su mansedumbre y la majestad que se
traslucía aun a través de aquella cubierta de heridas que desfiguraban al
Mártir, oyeron sus palabras solemnes en el interrogatorio del Procónsul y,
a lo largo de la vía dolorosa y de su cruz, asistieron a los prodigios que
acompañaron su muerte.

6
Mateo 26-28; Marcos 14-16; Lucas 22-24; Juan 18-21; Hechos 1, 6-11
7
Es el nombre, no bíblico sino tradicional, del soldado romano que atravesó con su lanza el costado de Jesús:
Juan 19, 34

187
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Todo y todos sirvieron para dar testimonio de que Jesús de Nazaret era el
Hijo de Dios.
Fijaos, hombres, y meditar en qué tiempo acaecieron los principales
acontecimientos de Cristo. Ocurre el Nacimiento cuando el edicto de un
César llama a los hebreos esparcidos por la Tierra a sus ciudades de origen
para ser censados.8 La Muerte, la Resurrección y la Ascensión tienen lugar
cuando los preceptos de la Ley mosáica9 hacen que se reúnan los hijos
dispersos de Israel, en torno al Templo, en la Ciudad santa.
Es la Humanidad la que debe ser salvada por aquel Infante que gime en su
pesebre. Y la Humanidad, representada, no sólo por los palestinos sino
también por los hebreos emigrados en diferentes naciones, se reúne por
aquel tiempo en la nación donde Él viene a la luz.
Es la Humanidad, que debe ser redimida por el Cordero inocente de Dios
muriendo en la Cruz, la que se agrupa en la ciudad deicida y homicida por
el tiempo en que Él iba a ser inmolado, presenciando así el delito cometido,
en el tiempo y modo predicho por los Profetas,10 con el Rey Mesías: el
Hombre-Dios.
Es también la Humanidad, agitada por sobresaltos y remordimientos, por
dudas y afirmaciones, la que debe ser confirmada en la fe y se halla
presente cuando, tras la sacudida del segundo terremoto, resucita el Occiso
mientras el Sepulcro se vacía del Viviente inútilmente muerto y tiene así la
respuesta de Dios Uno y Trino, respuesta mitigante o torturante sobre el
Hombre de Nazaret.
Es igualmente la Humanidad, siempre dudosa por ser siempre soberbia y
proterva, la que está presente, en aquella mañana fúlgida de nisán, cuando
Aquel a quien se le quiso reconocer por lo que era ni escuchar, antes se le
dio la muerte esperando así apagar su voz, que siempre hablará y siempre
encenderá en el amor hacia Él a los hombres de buena voluntad, la
Humanidad le vio ascender a pleno sol, más resplandeciente que éste por
la luminosa belleza y hermosura de los cuerpos glorificados.

8
Lucas 21, 3
9
Éxodo 12, 21-27; 23, 14-19
10
Salmo 22 (Vulgata: 21); Isaías, del 52, 13 al 53, 12

188
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Y es, en fin, la Humanidad, todavía titubeante después de tantas pruebas,


la que se halla presente al milagro pentecostal,11 a la epifanía de la Iglesia
docente, la que, no por capacidad propia, sino por haber quedado repleta
del Espíritu Santo, de la incorpórea Tercera Persona d la Trinidad Eterna
bajada a la Tierra, -tal como la Segunda Persona lo había anunciado antes
de consumar su Sacrificio y ascender al Cielo, a ese Cielo del que bajara
por el Querer de la primero Persona y por un único trino amor que quiere,
en Uno, lo que las otras dos quieren, siendo ellas una única Unidad en tres
personas- indica su magisterios de la Religión.
Las obras de Dios son obras de verdad y de luz, completándose con la luz
y afirmándose con la verdad. La verdad apetece y busca la luz. La luz que
resplandezca la verdad aun para pupilas que se empeñen en ser ciegas. Y
esto, para que puedan decir: “No le habíamos visto” y para que la condena
que habrá de darles el juez divino sea condena motivada por su malvada
voluntad y voluntariamente mecida al hacerse obstinadamente ciegos en no
reconocer la verdad.
Dios, en su amorosa voluntad, se conduce de tal suerte que todos puedan
percibir la Verdad y tengan así el modo de salvarse. Es deseo de Dios que
todos se salven. Que todos alcancen la gloria es su eterno suspiro. Y que
tantos rechacen su salvación y la gloria constituye su infinito dolor.
Para que todo aquellos que son de buena voluntad recibiesen la
justificación, la salvación y la gloria, mandó Él a su Verbo entre los
hombres y le vistió de Carne pura, santa e inmaculada para que la
Sabiduría de Dios hablase a las gentes, las amaestrase y el Cordero de Dios
fuese inmolado y así redimiese a la Humanidad de la Culpa que la privaba
de la Gracia y los hombres, nuevamente creados para la vida sobrenatural,
pudiesen caminar por la senda de Cristo y alcanzar el Reino celestial, el
conocimiento y visión de Dios y la Vida eterna y gloriosa, fin éste para el
que Dios los creó”.
*****

11
Hechos 2, 1-36

189
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

6 enero 1950
Dice el Espíritu Santo:
Escribe; y sirva de respuesta a las necias deducciones de algunos.
Respuesta el prolongado silencio (18 meses), y respuesta la nueva palabra.
Respuesta el prolongado silencio, porque es respuesta que dice a tus
calumniadores que no hay en ti voluntad de escribir o no escribir sino,
únicamente, voluntad de obedecer a Dios.
Si Él habla, tú escribes. Si Él calla, tú no escribes, pues no eres simuladora
de cosas extraordinarias ni una desequilibrada que tome por
sobrenaturales palabras y visiones dictadas por el delirio. Tú eres el
instrumento y la portavoz. Y un instrumento permanece inerte hasta que
el artífice lo toma en sus manos para realizar con él un trabajo. Y un
portavoz no tiene voz hasta en tanto la voz no la llena de Sí para que la
difunda por el mundo. Esto y no más eres tú.
Y es respuesta la nueva palabra, tras el prolongado silencio, para decir la
verdad a los ciegos que tienen sus ojos cubiertos con las escamas de su
carnalidad, los cuales ven las cosas como se las presenta su malvado
pensamiento y no como son en realidad porque están ciegos. Ven lo exterior
y no saben lo que pasa entre el Espíritu divino y el espíritu del siervo de
dios. Ven el aparente silencio, pero no pueden penetrar los motivos de este
silencio, porque el hombre carnal no puede penetrar con su opaco
pensamiento en los misterios de la Luz hecha Palabra.
Para responder a estos necios, digo Yo ahora que voy a hablar después de
tanto callar. Mas porque soy Dios y Dios es Bondad, no te violentaré a ti,
víctima que te vas consumiendo más y más. Ajustaré mi Palabra a tus
posibilidades físicas, dando así una nueva lección a los culpables contra la
caridad y la justicia y, por ende, contra dios, los cuales no regulan con la
caridad y la justicia sus actos para contigo que te encuentras enferma, y
pecan contra el doble amor que la ley antigua y el verbo encarnado
proclamaron ser el primer mandamiento,1 sin el cual no pueden ser
verdaderos y vivos los otros, y son vanas, falsas y despojos muertos, sin valor

1
Deuteronomio 6, 4-7; Mateo 22, 34-40; Marcos 12, 28-31; Lucas 10, 25-28

190
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

alguno para el juicio de paz y de gloria, las manifestaciones formales y


literales del culto. Porque lo que es vida divina, lo que diviniza hasta,
incluso, una sonrisa, haciendo de ella motivo para un premio futuro, es el
amor. Sólo el amor.
No sin acuerdo divino quedaron detenidas las lecciones en el versículo 4!°
del capítulo 8° de la Epístola a los Romanos para reanudarlas en el
versículo 5° del mismo capítulo después de 18 meses. Hasta el 4° se hablaba
de ti, que vives del espíritu, y de quienes son como tú. Del 5° en adelante
hasta el 7° se habla de éstos. Y en este punto queda reanudada la lección,
acomodada a los tiempos actuales.
Hasta el balanceo de un lirio lo regula la Sabiduría de Dios.

191
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

8 enero 1950
A los Romanos c.8° v. 5, 6, 7
“La ley del espíritu liberó, por Jesucristo, del pecado y de la carne,
redimiendo de la culpa original y lavando las culpas de la carnalidad
nacidas de los estímulos dejados por la primera Culpa, estímulos que el
hombre no reprime con afilada y heroica voluntad.
Mas, la ley del espíritu no suprimió la ley del libre albedrío. Por lo que, de
haberlo hecho, ya no sería justo dar el premio a los victoriosos que se
hallarían todos sin culpa aunque también sin mérito de no haber querido
pecar.
El libre albedrío y los estímulos dejados por la primera Culpa constituyen
un peligro de muerte para la criatura hecha a imagen y semejanza divinas
y predestinada a la gracia y a la gloria. Pero son un peligro santo, venido,
dado por la Santidad infinita, permitido por el infinito Amor para poder
dar con justicia a cada criatura lo que ella mereció con su amor o con su
desamor en el tiempo de la carne con la ayuda de ésta y con la victoria de l
voluntad espiritual sobre la carne por amor a Dios y aspiración al Cielo, no
por evitar el Infierno sino únicamente por un movimiento de amor hacia el
amor indecible e incognoscible que sólo una vida y muerte en gracia
permitirán comprender, conocer y poseer.
Ahora entre las muchedumbres de cristianos y cristianos católicos, son
muchos los que llevan la señal exterior del cristiano lo mismo que los
antiguos fariseos llevaban las filacterias en la frente y en las muñecas, pero
que después no tienen la verdadera señal del cristiano en su corazón, como
tampoco tenían los fariseos la verdadera ley dentro de su corazón, regla,
tanto para aquellos como para éstos de la verdadera vida de hijos de Dios.
Llevan el nombre y la señal exterior de cristianos, mas no la vida de tales.
La vida cristiana es amor. Toda amor. El Amor es el que dio los
mandamientos a los cristianos. Y el amor de los cristianos en el que les hace
posible la práctica efectiva de los mandamientos. El Amor es el propone y
dispone para premiar. Y es el amor de los cristianos el que acoge y pone en
práctica para merecer el premio y dar contento al amor.

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Mas el amor, impulso que viene del generador de todas las cosas, de las
criaturas procedentes de su voluntad –desde el tallo de hierba hasta el sol,
desde la piedra opaca e inerte a la estrella esplendente que trasvuela por el
firmamento, desde el gusano hasta el hombre divinizado por la Gracia,
desde el animal al ángel- es un impulso espiritual, como Espíritu purísimo
Aquel que, siendo el amor infinito, lo infundió, desde su creación, a una con
el ser, en las criaturas habitantes del Reino de los Cielos (los ángeles fieles)
y en las que surgieron y surgirán (los espíritus bienaventurados) a lo largo
de milenios.
Y el amor, al ser espiritual, no puede ser gustado ni poseído por aquellos a
los que domina la carne. La carne acostumbra llamar “amor” al apetito
concupiscible hacia otra o muchas otras carnes. Mas eso no es amor: eso es
libídine, lujuria, concupiscencia de la carne.
El amor lo tuvieron perfecto, dentro de lo que cabe en una criatura y en la
medida de sus méritos y de su santidad, el Hijo del hombre, María su
Madre y el Justo José. Tres grados diferentes de perfección que
resplandecen a distancia de otras perfecciones de justos, desde Juan, el
apóstol virgen de Jesús, a los justos de todos los tiempos, es decir; aquellos
que caminaron según el espíritu divinizado por la caridad que es también
Dios en el hombre.
Estos tales, los separados, los segregados, consagrados a Dios, poseen y
gustan el amor. Los otros: los cristianos según la letra y no según el espíritu,
poseen y gustan la concupiscencia de la carne que no es amor sino apetito
de placer carnal. Entre los primeros y los segundo media un abismo. Entre
los primeros y los segundos está la imposibilidad de alianzas y la
incomprensión en todo. Un puente se halla tendido sobre el abismo, un
puente en sentido ascendente: el nombre de Dios.
Los primeros, con su amor compasivo hacia sus pobres hermanos, lanzan
llamas desde el extremo más alto del puente y les tienden la mano a sus
pobres hermanos para ayudarles a salvar el abismo y ponerles en la vía del
espíritu, haciendo valer para ellos la seducción de ese Nombre que
despierta percepciones de gozos inenarrables. Mas los segundos, o no
atienden a la invitación, otras haber subido un poco, agobiados por el peso

193
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

de la carne, seducidos por los frutos de ésta que se hallan en la parte baja
del puente que enlaza la Tierra con el cielo, se precipitan de nuevo sobre
las palpables, materiales y carnales frutos de la carne y se pacientan de
ellos, dejando de apetecer los misteriosos y espirituales frutos del Cielo,
insípidos a su gusto carnal y pervertido que lleva la corrupción a su
espíritu, por cuanto “la prudencia de la carne es muerte”.1
Ahora bien, los segundos, que creen poder servir a Dios y a Mamón,
balanceando y contrabalanceándose con prácticas y ritos religiosos
literales, con actos propios de la carne, y tomando la Misericordia divina
por abobada bondad de la que es lícito reírse cuando la vida es bella, buena
la salud, los negocios y riquezas cosas floridas, limitándose a un
arrepentimiento en el último extremo para evitar el infierno,
arrepentimiento que Dios, escarnecido durante toda la vida, no siempre
concede poder llevar a cabo, se tienen por “sabios” porque saben gozar y
rezar, ¡Oh!, fangosas oraciones que producen náuseas al Purísimo. Esta es
la “prudencia de la carne”, que no paz, vida, ni terreno y moneda de futura
y eterna paz y vida celestial.
Mas estos tales son los amigos-Judas de Dios. Los que, al igual del Traidor,
fingen obsequiar a Dios y al prójimo, presentes ambos en el Dios-Hombre
Jesús; y le llama “Amigo” –a Él, presente siempre en sus verdaderos hijos,
en aquellos que viven según el espíritu y se nutren con alimento espiritual
del que únicamente gustan- y después traicionan a Dios y Le son enemigos
al desobedecer su Ley de amor y el Decálogo en su totalidad, poniendo
obstáculos a su querer y oprimiendo y crucificando a sus siervos, a sus
voces y a sus instrumentos.
Ahora bien, el final de Judas no fue sólo muerte de la carne sino muerte
también del espíritu. Él era ya un “muerto”, un “despojo” de Satanás al
tiempo en que aún estaba comiendo el cordero con el Cordero y el Pan de
Vida bajaba a él.2 Y fue justo más bien entonces que, por su hipocresía,
entra Satanás en él como supremo y eterno señor. Porque Dios es Verdad
y no puede estar donde se hallan la mentira, la hipocresía y el falso
testimonio contra un inocente. Todo eso era Judas. El Pan de Vida no pudo
1
Romanos 8, 6
2
Juan 13, 27

194
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

sobreponerse al sabor del fruto carnal y Judas, mezclando sacrílegamente


el apetito concupiscible de la carne con el fruto suavísimo y santísimo del
Sacramento de amor, signó su decreto de muerte eterna.
Porque amor y odio no pueden vivir unidos. Porque no se puede servir a la
vez a Dios y a Satanás. Porque no se da perdón del pecado contra el Amor,
pecado deicida y fratricida. Porque no pueden entrar en el reino de la
Verdad el hipócrita, el mentiroso y el calumniador.
“Quedan fuera de la celestial Jerusalén los perros, los venenosos, los
impúdicos, los homicidas, los idólatras y cuantos aman y practican la
mentira”. (Apocalipsis, c. 22, v. 15). Ahora se envenena y se mata incluso
sin otro veneno que la calumnia y el dolor proporcionado al hermano.
Ahora se idolatra también tomando por ídolo al propio yo al que se adora
creyéndolo perfecto o se idolatra a cualquier otro yo.
Yo digo que es más fácil que se salve un Dimas,3 sincero en su confesión,
que no un falso servidor de la Ley y de Cristo. Porque Dios ama
paternalmente al pecador que se arrepiente. Mas su bondad rechaza al que
convierte en fruto concupiscible los mismos dones de Dios y pone motivos
de interés carnal hasta en donde no hay sino interés divino.
Y como Jesús rechazó a los falsos discípulos de que habla Juan en el c. 6, v.
22-72 de su Evangelio, así tampoco agradan al Padre los falsos cristianos
que, al tiempo que le honran con formas exteriores, lo combaten realmente
criticando sus designios y a sus siervos, y juzgan, como necios, lo que sólo
el tiempo y Dios mismo aclararán: acciones o aparentes contradicciones
que tienen su razón, y razón divina, de ser y que constituirán un sello de
gracia para el siervo de Dios y una condena para quienes quisieron juzgar
a Dios con ellas”.
*****

3
Es el nombre, no bíblico sino tradicional, del buen ladrón 23, 39-43

195
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

19 enero 1950
A los Romanos c. 8, v. 6-7-8.
“La perfección es amor. El amor es armonía. La armonía es orden.
No se da armonía donde se altera el orden. No se da amor donde se altera
la armonía. No se da perfección donde falta el amor.
Así es en todas las cosas y en todas las obras, lo mismo en las humanas como
en las sobrehumanas.
No cabe música verdaderamente armónica si el músico o los ejecutantes
faltan a la exacta aplicación de las normas musicales de tiempo y de tono.
En lugar de una música armoniosa, de una armonía, resultará un ruido
discordante que pondrá en fuga a los oyentes.
Imposible resultará la armonía moral entre los componente de una familia,
de una sociedad, de una nación, de un conjunto de naciones, si entre ellos
llega a faltar el amor. El desamor, es decir, el desorden en las relaciones
recíprocas, lleva a la ruptura y a la ruina de la familia, de una sociedad al
fin, a la ruina de la nación y a la guerra entre las naciones.
No cabe perfección de costumbres, de leyes ni de vidas, si viene a faltar el
amor, esto es, y una vez más, la armonía y el orden que son la base de todo
cuanto es bueno.
Por esto la Perfección infinita y eterna .que es Amor, que es Orden, que es
Armonía súper perfecta hasta el punto de ser Una y Trina sin que ello
conduzca a la anulación o confusión de una Persona o de las Personas, que
continúan tan distintas aun estando tan armónicamente unidas por el amor
hasta ser una Unidad perfecta y que tal perfección se repite de forma
distinta, pero con orden idéntico, en el Verbo hecho Carne, en el que se
unieron la Divinidad y la Humanidad sin confundirse ni aventajarse,
quedando cada una de las dos cualidades en lo que eran, sin separación del
hijo con el Padre y sin abusivo privilegio de la Humanidad de Cristo por
ser Él Dios- por esto, decía, la Perfección infinita y eterna creó
armónicamente todas las cosas y todas las criaturas y puede decirse que
todo el Universo en una sublime armonía que dura desde que es, por cuanto
se atiene a las leyes sempiternas que regulan el curso de los astros y

196
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

planetas, la llegada de las estaciones, el continuo recrearse de las especies


animales y vegetales de modo que a la criatura-hombre no le llegue a faltar
cuanto le es necesario para la vida terrena.
Realizada sin fatiga, por haber sido realizada ordenadamente, la creación
habría continuado sin esfuerzo alguno por parte de las criaturas, de no
haber venido el desorden a turbar la armonía de los Cielos con la rebelión
de Lucifer y la armonía del Edén con la rebeldía del Hombre-Adán.
Se llamaba “Edén” al lugar donde el Hombre fue creado y puesto para que,
con su compañera, lo poblase. Lo mismo que se llamaba “Cielo” al lugar
donde los ángeles, espíritus puros, fueran puestos tras haber sido creados
por Dios para que le adorasen y sirviesen por los siglos de los siglos. Edén
quiere decir “jardín”, esto es, lugar de delicias. Cielo quiere decir “Reino
de Dios”, esto es, lugar de santidad y de gozo. Si el orden nuca hubiese sido
voluntariamente violado por las criaturas a las que Dios dio, junto con el
ser, lugares de gozo y de delicias, el Edén hubiera continuado siendo Edén
para todos los descendientes de Adán y el Infierno no hubiera existido.
Mas, en primer lugar, el ángel, al conocer por un don sublime los futuros
misterios y las futuras obras del Señor, misterios y obras que Lucifer, bien
que fuese el más excelso de entre los ángeles, jamás habría podido realizar,
en vez de contemplar adorando el infinito Poder y la Caridad de su
Creador –lo que habría equivalido a “vivir en el orden, vivir en la armonía
de movimientos intelectivos buenos”- se levantó contra su Señor en un acto
de loca rebeldía que mató en él y en sus seguidores la caridad y en ella la
armonía y el orden. Y creo… Sí, él fue ciertamente creador. Pero, ¿qué es
lo que creó? Creó el desorden, el pecado, el infierno. Eso era lo que podía
crear uno que se había apartado de Dios.
El desorden e los movimientos o instintos humanos, que Dios los había
proporcionado buenos, ordenados y armónicos entre sí en orden y armonía
con el fin último para el que había creado al hombre, vino a ser creado por
Lucifer, el rebelde que, por haber sido “el lucero de la mañana” en la
creación celeste de los ángeles, se creyó “semejante al Altísimo” sobre cuyo
cielo trató de “levantar su trono” (Isaías 14).

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

El pecado contra el amor, esto es, la soberbia de la muerte y del corazón


por la que el Hombre-Adán inocente vino a hacerse culpable del tremendo
pecado del yo que quiere “llegar a ser como Dios” (Génesis 3,5), fue creado
por Lucifer que, tras haber pecado él sedujo al Hombre para hacerlo
semejante a sí en la rebeldía contra el Señor. El Infierno, lugar de eterna e
inconcebible tortura al que se precipitan los que obstinadamente viven
odiando al Señor y a su Ley, fue creado a causa de él, el Arcángel rebelde
fulminado con sus seguidores por la ira divina y vencido por los ángeles
fieles porque, despojado a la sazón del poder que le comunicaba su estado
de gracia, fulminado y “precipitado en el profundo del Abismo” (Isaías) en
el que su horrendo fuego de odio, sus no menos horrendas luz y llamas, tan
distintas de la luz y llama de gracia y de amor de las que Dios le había
dotado al crearle, encendieron los fuegos eternos y atrocísimos.
El Cielo continuó siendo Cielo aún después de la rebelión y caída de los
rebeldes, pues en el Reino de Dios todo está fijado por reglas eternas y así
– echados los soberbios, los rebeldes, los auto idólatras, cuya morada es el
estanque ardiente del Infierno- la santidad, el gozo, el amor, la armonía y
el orden perfectos continúan eternos.
Mas estaba ya el desorden y, con él el pecado. El dolor y la muerte pudieron
infiltrarse sinuosamente por entre las delicias del Edén, turbar el orden, la
armonía y el amor del mismo; esparcir su tóxico, corromper el
entendimiento, la voluntad, los sentimientos y los instintos; suscitar
apetitos pecaminosos, destruir la inocencia y la gracia, apesadumbrar al
Creador, hacer de las criaturas, antes sobrenatural y naturalmente felices,
dos infelices, condenado el uno a extraer fatigosamente su pan de la tierra,
ahora maldita y productora de abrojos y espinas, condenada la otra a parir
con dolor y a vivir en el dolor y bajo el dominio del hombre; condenados
ambos a conocer el dolor del hijo muerto por el otro hijo y la vergüenza de
haber engendrado a un hijo fratricida; y, en fin, a probar el dolor de morir.
Todo este dolor milenario tiene su origen en el desorden producido por un
rebelde en el Cielo y por la aquiescencia al desorden propuesto por la ya
maldita serpiente en el Edén a los primeros habitantes de la Tierra. Y
nunca más pudieron resurgir la primera perfección, el primer amor, la

198
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

armonía y el orden de un principio después que, voluntariamente, un ángel


y dos inocentes prefirieron el Mal al supremo Bien.
Ni siquiera el Sacrificio de un Dios haciéndose Hombre para redimir, fue
bastante para restablecer el estado primigenio del orden, de armonía, de
amor y de perfección. La Gracia restaura, mas la herida permanece. La
Gracia socorre, pero quedan los estímulos.
Mientras que en el principio, el acceso al Reino de Dios hubiera resultado
dulce y sin esfuerzo, ahora, en cambio, es preciso “echar mano de la
violencia”1 para conseguir el Reino de los Cielos. Violencia santa contra la
violencia maligna. Porque, desde que se produjo el Pecado, están el Bien y
el Mal que se combaten fuera y dentro del hombre.
Dios llama. Satanás llama. Dios inspira. Satanás inspira. Dios ofrece sus
dones. Satanás los suyos. Y entre Dios y Satanás se encuentra el hombre en
el que hay ya dos naturalezas que luchan entre sí: la carnal, en la que están
los estímulos de la Culpa y la espiritual, en la que están las voces de la
Gracia. Y si Dios se dirige a la parte que a Él se asemeja, porque es Padre
que ama a su criatura con la que se quiere reunir tras la prueba terrena de
la misma, Satanás, su Adversario, el Odiador de Dios y del Hombre,
criatura de Dios, se dirige a entrambos e instiga a la carne mientras trata
de seducir a la espiritual para que venza y haga presa aquel “león rugiente
que quiere devorar” de que habla el apóstol Pedro”.2
*****

1
Mateo 11, 12; Lucas 16,16
2
1° Pedro 5, 8

199
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

26 – I – 50
A los Romanos c. 8, v. 6-8
“Nadie escapa a esta dolorosa consecuencia del desorden de un ángel y de
los Primeros Padres. Ni siquiera el Hijo del Hombre, el Verbo santísimo
del Padre que, sin haber cometido pecado, supo no obstante del asalto del
Tentador;1 y que, en el tiempo que fue “el Hombre” Aquel que, como
carnero expiatorio, cargó con los pecados de todos los hombres, fue echado
a morir fuera de la Ciudad Santa2 en el mayor de los desiertos –el del
abandono, no sólo de su pueblo, sino también de los amigos y hasta de su
mismo Padre- y, a pesar de ser Dios y, por tanto, Eterno, Purísimo y exento
de las consecuencias de la Culpa, experimentó en propia carne el dolor y la
muerte.
Ni aún María, la Sin Mancha por privilegio divino y por voluntad y
fidelidad heroicas, escapó a la ley del dolor, consecuencia del pecado. Y si
bien no murió materialmente sino que traspuso adorando, separándose su
espíritu de la carne con el ímpetu de la contemplación –para abrir camino
a Aquella que debía conocer la putrefacción de la carne al no haber
conocido la todavía más totalmente irreparable podredumbre de la Culpa
y de los pecados, sino que debía, con la carne glorificada unida de nuevo a
su alma purísima entrar cual Reina en el Cielo- con todo, conoció el dolor
y gustó la muerte del corazón al ver expirar sobre una cruz a su Dios, el
Hijo de sus entrañas.
Ninguno pues de los nacidos de mujer se encuentra libre de las
consecuencias de la Culpa que violó para siempre el orden establecido por
Dios, perturbó la armonía de las criaturas con su Creador, contaminó el
amor santo del todo en un principio, con falsos amores, esto es, con el
hervor de las pasiones carnales fácilmente desordenadas e idóneas para
arrastrar a la imperfección y a la muerte espiritual al alma humana creada
con predestinación a la gloria.
¿Son irreparables estas consecuencias? ¿Representan para los hijos de
Adán un obstáculo para el Cielo? No. Si la impronta dejada por la Culpa
1
Mateo 4, 1-11; Marcos 1, 12-13; Lucas 4, 1-13
2
Levítico 16; Hebreos 13, 12

200
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

es imborrable, si es permanente el castigo del dolor y de la muerte, si los


incentivos continúan aún después que el Redentor y los Sacramentos por
Él instituidos devuelven la Gracia a los descendientes de Adán, no por eso
está cerrado el Cielo ni negada la gloria a quienes saben conquistar
heroicamente la santidad.
Entre otros muchos dones que continuaron aún después de la Culpa y
fueron reintegrados tras la Redención, el hombre recibió de dios el
entendimiento la conciencia y la Ley.
El entendimiento tiene capacidad para distinguir lo que está bien y lo que
está mal. Y en esta labor de distinción lo ayuda, incluso, la Ley divina que
indica lo que es bueno y lo que es malo e instruye acerca del cómo y el por
qué se puede y se debe querer hacer el bien y no querer hacer el mal.
La voz de la conciencia –que podría llamarse “voz del mismo dios que habla
en el interior del hombre”- es otra ayuda, no sólo para estimular la
voluntad a las acciones buenas o detenerla ante las malas, sino que es fuente
de la que brota el arrepentimiento y aguijón que mueve a la reparación de
un mal llevado a cabo para que así reencuentre el hombre la gracia de Dios
una vez que la hubo perdido por el pecado.
Es Dios el que se la dio al hombre. Y para que sus actos no carecieran de
mérito, le dio la libertad de querer. El hombre puede hacer cuanto quiera:
lo mismo el bien que el mal. En su voluntad de hacer uno u otro radica la
prueba que ha de volver a confirmarle en Gracia o que ha de lanzarle fuera
de la Vida verdadera.
Las palabras de los ángeles en la noche de Belén3 no fueron palabras de
gozo y de prometa tan solo. Fueron una lección para los hombres presentes
y futuros de que Aquel Inocente, colocado en un pesebre y destinado a
morir en una cruz, era, sí, el Príncipe de la Paz, el Príncipe del siglo futuro,
el Salvador, -Jeosciua- el Mesías, el prometido a los Primeros Padres en la
hora misma de su condena, el Redentor y Pontífice Santísimo y Eterno de
la verdadera y perfecta religión, pero que sí había de ser todo esto para las

3
Lucas 2, 13-14

201
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

muchedumbres de descendientes de Adán, les era necesario a éstos poner


de su parte la “buena voluntad”.
Con ella no hubiera resultado inútil para algunos el sacrificio de un Dios
que se encarna y del Hijo del Hombre que muere sobre una cruz. Con ella
estos habrían alcanzado la paz, la verdadera paz. Paz del corazón sobre la
Tierra durante el tiempo del destierro. Paz del espíritu, y más tarde, del
espíritu junto con la carne resucitada, en el Reino de los Cielos, paz esta de
desmesurado gozo. Paz entre los hombres, entre los pueblos y ciudades y
entre las naciones. La buena voluntad del hombre es la condición esencial
para que la venida de Cristo dé los frutos que el Padre tuvo en cuenta
cuando la dispuso.
En las contrapuestas voces del Bien y del Mal al que Dios deja obrar para
poner a prueba a los hombres y sacra del mismo Mal motivo de gloria
eterna para sus hijos adoptivos, heroicos en el vencer el Mal y querer el
Bien, la libre voluntad del hombre encuentra la manera de conquistar el
puesto que le atrae más fuertemente. Todos los actos del hombre traen su
origen de la voluntad. Si su voluntad es buena, el hombre hará actos buenos
o, al menos, deseará fuertemente hacerlos. Si su voluntad es mala, los actos
que haga serán malos o, al menos, deseará intensamente hacerlos.
Y, llegados aquí, te recuerdo, alma mía, unas Palabras que, tiempo atrás,
te dirigió el Eterno Amor y que, con caracteres indelebles, se grabaron en
tu espíritu y en él brillan cual faro que ilumina toda tu vida y tu camino
hacia Dios tu Amor: “No basta con no hacer el mal. Es también preciso no
desearlo”.4 Esto te fue dicho para llevarte hasta donde has llegado y en
donde verás tu fin.
Mas debiera decirse a todos, predicarse y decirse en los libros, en la iglesias
y, más que nada, en las almas. Porque aquel que hoy desea hacer el mal,
mañana lo hará ciertamente. Por eso te dijo el Verbo: “El que mira a una
mujer deseándola es ya un adúltero en su corazón”.5 Mientras que quien
desea hoy hacer el bien y continúa deseándolo todos los días, es, en verdad,

4
“Autobiografía”, primera edición, pag 155.
5
Mateo 5, 27-28

202
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

como si lo realizara por más que, a causa de una enfermedad u otro


obstáculo cualquiera, le fuese imposible cumplirlo.
Un deseo infamado por el amor de que Dios sea amado, conocido, servido
y de que un pecador se arrepienta, puede conquistar más almas para Dios
que no un activo prodigarse desprovisto de puro amor y, por tanto, de
oculto sacrificio. Porque el deseo inflamado por el amor de que Dios sea
amado y las almas redimidas, de tal manera se funde con el eterno aliento
y deseo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que llega a hacer de la
criatura humana “una sola cosa”6 con Dios, cooperando a la gloria del
Padre, a la redención del Hijo y a la santificación obrada por el Espíritu
Santo.
Los hombres de buena voluntad que, con sus actos o con el deseo
martirizante de realizarlos, más aniquilador a veces que el propio acto,
viven de este modo, poseen la cordura del espíritu y practican, por ello, la
ley de la Caridad y la del Decálogo divino y llegan a la gloria eterna.
Los verdaderos hijos de Dios, que viven según el espíritu, bien que
obligados a luchar contra los asaltos del mal y de la carne, permanecen
fieles al orden, a la armonía y al amor para con Dios y para con el prójimo
y terminan por identificarse con la Perfección eterna: mientras aquellos
que voluntariamente eligen la sabiduría de la carne, enemiga de Dios y de
su Ley, tras su transitorio triunfo terreno, conocen la desesperación de los
rechazados por Dios y el horror de aquel Abismo del que es rey Satanás”.
*****

6
Juan 17, 11-21

203
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

29 – 1 – 1950
A los Romanos c. 8°
“Se dirige el Apóstol a los hijos de Dios. El Amor se dirige asimismo a ellos,
ese mismo Amor que inspiró a Pablo y que inspira, amaestra y santifica a
aquellos que aman a Dios. También en estos aparece congénita en su carne
“la ley del pecado” desde que quiso probar la fruta prohibida.
Ninguno de los siervos de Dios dejó de probar este yugo, esta cadena, este
“aguijón” de que habla el mismo Pablo quien, por más que fuera
arrebatado hasta el tercer Cielo y oyera palabras ocultas, no por eso dejó
de sufrir los asaltos “de un ángel de Satanás”, instigador cruel, envidioso
de la santidad del Apóstol, y los estímulos de la carne.1
Y el inspirado Apóstol que tuvo entrada a los misterios de Dios sin que le
fuera posible repetir aquellas “secretas palabras” que se revelaron, no
profiere lamento alguno por estos asaltos y estímulos, no se queja del Señor
por haberlos permitido sino que, “teniendo en sí el espíritu de Cristo,
comprende la razón sobrenatural de amor y de justicia que permitió tales
asaltos y estímulos a seguido de “la grandeza de las revelaciones”, acepta
la respuesta de Dios y proclama: “Así pues, me gloriaré de mis
enfermedades a fin de que habite en mí el poder de Cristo”.
He aquí cómo el hombre, en el que hay naturaleza carnal y naturaleza
espiritual, ley carnal y ley espiritual, puede vivir según el espíritu, teniendo
en sí el poder de Cristo. La Gracia y la buena voluntad contribuyen a tener
en orden las partes carnales y espirituales, contrapuestas entre sí. Mas lo
que afirma, confirma y fija en la ley del espíritu, en la vida del espíritu, es
la inhabitación de Cristo en el hombre, esto es, la vida en Cristo Vida. En
Cristo, mística vid, que alimenta a los sarmientos. En Cristo, Cabeza del
Cuerpo místico, cuya composición se produce por la unión de todos los
católicos vivos por la Gracia divinamente dada, por la buena voluntad
heroicamente practicada por la unión, o mejor, por la fusión en Cristo,
obrando en cada momento y acción en Él, como Él y para Él.
La doctrina toda de Jesús y la de Pablo vienen a coincidir en esta lección.

1
2° Corintios 12, 1-10

204
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

“Yo soy la verdadera Vid y vosotros los sarmientos. El sarmiento no puede


dar fruto si no permanece unido a la vid. Si uno permanece en Mí y Yo en
él, éste da mucho fruto2 y podrá hacer las obras que Yo hago y aún mayores
porque mi Padre hará cuanto le pidáis en mi Nombre: Yo mismo haré en
vosotros cuanto en mi Nombre me pidáis. E, incluso, el Espíritu de verdad,
que procede del Padre habitará en vosotros y os instruirá en toda verdad”.3
Y esto lo dijo después de haber salido el Traidor que no era digno de
escuchar las otras más sublimes palabras de Vida, por ser ya un muerto,
un impuro, habiendo sido siempre un impuro y un cambalachero que
oscilaba entre Cristo y Satanás. La Palabra era Vida para quien la escogía,
adquiriendo así el derecho a ser “hijo de Dios”. Mas era, por el contrario,
Muerte para quien, habiéndola conocido, no la había escogido con pureza
de intención, antes, tras haber esperado sacar utilidad y gloria humana de
ella, la condenaba y vendía.
Verdaderamente, también ahora es así. Los que se sirven de la Palabra
para conseguir gloria y utilidad humanas o, al menos, tratan de hacerlo,
están aún más muertos que aquellos que no conocieron la Palabra, a los
que, ante los ojos justísimos de Dios, les servirán de premio, incluso, la ley
natural y las buenas obras realizadas conforme a la religión por ellos
conocida para honrar a la divinidad tal como a ellos les había sido dado
conocerla.
¡Ay del que “mucho tuvo”4 sin haber dado mucho” ¡Ay de quien trata de
servir a Dios y a Mammón5 al mismo tiempo! ¡Ay de quienes, habiendo
recibido, directa o indirectamente, un don extraordinario de Dios, lo rebaja
poniéndole precio y trocándolo por una codicia de gloria humana y de
dinero!
En la doctrina de Pablo contenida en esta lección aparece también la
profunda doctrina del Cuerpo místico.

2
Juan 15, 1-8
3
Juan 14, 12-14 y 26
4
Lucas 12, 48
5
Mateo 6, 24; Lucas 16, 13

205
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

“Vosotros sois el cuerpo de Cristo y miembros unidos a los otros


miembros… Como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos, por
más que sean muchos, forman un solo cuerpo, así también el Cuerpo
místico de Cristo… que es Cabeza en el Cuerpo de la Iglesia. E, incluso, los
miembros que parecen más débiles son los más necesarios… habiendo Dios
dispuesto el cuerpo de tal forma que reciban un más alto honor aquellos
miembros que carecían de él…6 pero que llegaron a ser dignos de honor
por su inhabitación en el Cuerpo místico y por la inhabitación de Cristo en
ellos, de Cristo en el que se encuentra la plenitud de la divinidad y de unión
con el Padre y con el Espíritu Santo, ese mismo Espíritu “que pide (por los
miembros) con gemidos inenarrables”, mientras el Padre “conoce a aquel
que apetece con ansia su Espíritu Santo”, y el hijo amado, que vive en el
verdadero cristiano, grita con espíritu infundido en los corazones de los
hijos de Dios: “Abba-Padre”.7
Y he aquí cómo le es posible al hombre, a pesar de la disconformidad de la
carne con el espíritu, de las leyes de la carne con las del espíritu y de los
asaltos de Satanás, mantenerse en el orden, en la armonía y en el amor, y
conseguir la perfección y el Cielo.
El cuerpo siempre será cuerpo y conocerá los estímulos, al igual que
conocerá la la muerte al final de sus días. Mas el cuerpo quedará sujeto al
espíritu por la inhabitación en él de Cristo que lo hace fuerte, justo y vivo
con la segunda y sobrenatural vida que no conoce la muerte.
No perecerá, por tanto, el que vive en Cristo, por Cristo y con Cristo. No
se precipitará en el abismo. Podrá ser combatido y derribado a tierra tal
vez, mas no perecerá así. Resurgirá, después de cada asalto, más fuerte que
antes hasta llegar a la última resurrección que no tendrá término.
También Cristo, durante su vida pública, pareció muchas veces haber sido
vencido, puesto en fuga y obligado a retirarse. También Cristo pareció
haber sido derrotado para siempre el Viernes Santo. Mas aquel su
completo aniquilamiento hizo mucho más completo su triunfo.
Precisamente, por haber sido durante algún tiempo “el reo” merecedor del

6
1° Corintios 12, 12-27
7
Romanos 8, 14-27

206
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

suplicio de la cruz, por haber sido acusado de ser “blasfemos, sacrílego” y


el oprobio del Pueblo santo”, fue más tarde el Vencedor, el Santo de los
santos, el Pontífice eterno y la Gloria del Pueblo cristiano.
Él venció la tentación, el pecado y la muerte. Quien vive en Él y por Él,
soporta, al igual que Él, la tentación y la vence; y, aunque caiga, no muere
permaneciendo en el pecado, no permanece en la muerte sino que resucita.
Por más que hubiera muerto a causa de un imprevisto golpe de viento
carnal, resucita siempre, porque habría querido ser de Cristo y vivir en su
ley que es ley de espíritu. Porque Él, Cristo Salvador, que instituyó los
Sacramentos para devolver la vida a los espíritus, murió para redimir y
enseñó a sus Apóstoles a perdonar setenta veces siete 8 las debilidades
humanas de las que se arrepienten de haber pecado, está apostado allí, a la
puerta del corazón que le echó fuera con un pecado y llama a la puerta
para entrar de nuevo y devolverle la “Vida y la Luz”.
En esta lección viene también al caso la doctrina de Pedro:
“… Al cual (Señor)… arrimándoos, sois también vosotros como piedras
vivas, edificaciones sobre Él, para ser casa espiritual (del Señor, dado que
el cuerpo del justo es templo del Espíritu de Dios), sacerdocio santo para
ofrecer víctimas espirituales9 (por cuanto todo hombre justo se ofrece a sí
mismo en perpetua inmolación de obediencia a la Ley por amor a Dios y
puede ser maestro espiritual con la palabra y con el ejemplo, llevando hasta
Dios a otros hombres)… El poder divino de Cristo nos ha dado todo cuanto
corresponde a la vida y a la piedad… para haceros partícipes de la
naturaleza divina”10
E igualmente encaja en esta lección la doctrina de Juan:
“Si dijésemos que estamos en comunión con Él y caminamos en las
tinieblas, somos embusteros y no practicamos la verdad. Si, por el
contrario, caminamos en la luz, estamos en comunión recíproca y la Sangre
de Jesucristo, su Hijo, nos purifica de todo pecado…11 Tenemos un

8
Mateo 18, 22
9
1° Pedro 2, 4-5
10
2° Pedro 1, 4
11
1° Juan 1, 6-7

207
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

abogado ante el Padre, Jesucristo, el Justo…12 Quien diga estar en Él (Dios)


debe vivir como Jesús vivió…13 Todo aquel que nació de Dios (por haber
creído y acogido a Jesús y a su Ley) no comete el pecado porque tiene en sí
el germen vital de Dios…14 Dios nos dio la vida eterna y esta vida está en el
Hijo. Quien tiene al Hijo (en sí) tiene la vida y quien no lo tiene, no tiene la
vida…15 La divina generación le conserva (al que tiene en sí a Cristo
Vida)… Vino el Hijo de Dios y nos dio inteligencia para conocer al
verdadero Dios y estar en su Hijo verdadero”.16
Verdaderamente, para “vivir”, por tanto, la vida verdadera que no conoce
término, debe el hombre poseer “el espíritu de Cristo”. La carne, en tal
caso, esclava del pecado, será doblemente esclava del espíritu, animada por
el espíritu de Jesús Santísimo que habrá sojuzgado al pecado y a la carne
que ya no podrá dar muerte al espíritu, antes, por la virtud de la santidad
de éste, volverá asimismo la carne a la vida para gozar jubilosa ella también
en el Reino eterno”.
*****

12
1° Juan 2, 1
13
1° Juan 2, 6
14
1° Juan 3, 9
15
1° Juan 5, 12
16
1° Juan 5, 20

208
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

8 – 2 – 50
A los Romanos c. 8°, v. 12-16.
“¿A quién debe estar reconocido y obligado, en justa correspondencia por
los favores y dones recibidos, el que fue beneficiado? A aquel que le
benefició.
¿A quién ha de estar, por tanto, reconocido el hombre? ¿A la carne que se
dejó corromper por la seducción del fruto prohibido, por el que el hombre,
de dios que era por la gracia recibida del Creador, se redujo a simple
hombre destinado al dolor, a la fatiga, a la muerte y al destierro del Cielo,
o más bien al espíritu que, renacido a la gracia, regenerado en la misma
por los méritos de Cristo y, redivinizado, proporcionará también a la carne
la posibilidad de gozar del Cielo?
Verdaderamente el hombre, más que reconocimiento, debe obediencia al
espíritu que lo conduce al gozo eterno. Y el espíritu, a su vez, que es movido
por el Espíritu Santo, debe obediencia y reconocimiento a Dios.
Si bien todos los hombres son criaturas de Dios, aquellos tan sólo que viven
la vida del espíritu son “hijos de Dios”. Los otros, aquellos que tan sólo
obedecen a los instintos y estímulos de la carne como esclavos de los
mismos, son únicamente hijos de la carne, esto es, criaturas animales en
nada diferentes de las especies animales que viven sobre la Tierra, en las
aguas y en el aire, creadas por Dios en el sexto día (Génesis c. 1, v. 20-25)
Mas, mientras todas las criaturas animales saben complacer a su Creador
obedeciendo cada una a la función para la que fue creada sin violar su
respectiva ley natural, tanto en el procrear como en el servir al hombre y a
la naturaleza toda, el hombre que viola el orden en sí mismo al violar la ley
divina y yendo, por ello, contra Dios y arrebatándole el gozo de dar al
hombre aquello para lo que le creó, - así como privándose a sí mismo del
premio eterno que es el fin para el que fue creado – desagrada grandemente
a Dios que lo aparta de Sí y de su reino por ser un homicida que va contra
su propia naturaleza.
No os parezca esto un error: El pecador que vive y muere en pecado es un
homicida de sí mismo en sus dos naturalezas que se hallan tan íntimamente

209
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

unidas que vienen a formar una misma cosa. No se puede matar


impunemente la naturaleza sobrenatural del hombre sin implicar al mismo
tiempo en la muerte eterna a su naturaleza humana. Como tampoco se
puede vivir al modo d los brutos sin dar también muerte precozmente a la
naturaleza animal: a la carne, con las enfermedades que son secuelas de los
vicios.
De aquí que el hombre que viva animalmente es un homicida y un deicida,
pues mata en sí la vida animal y la vida espiritual divinizada y hiere al
Amor Creador que puso su asiento en el espíritu del hombre (vosotros sois
templos del Espíritu de Dios)1 hasta que dicho espíritu sea asunto a la sede
eterna de Dios: al Cielo.
Por lo que el hombre no es ni debe considerarse deudor de la carne, de la
que sólo castigo y muerte le pueden venir, sino que ha de ser deudor del
espíritu al que debe servir, ya que el propio espíritu es el que proporciona
a la carne las luces, las voces, las fuerzas, los auxilios y los sobrenaturales
goces que compensan las tribulaciones cotidianas. Luces, voces, fuerzas,
auxilios y goces que le vienen al espíritu de Dios que inhabita en él.
Este ser deudor y siervo del espíritu ¿supone acaso una esclavitud para el
hombre?. No. O ¿es tal vez un motivo de temor exagerado, de miedo
continuo y de incertidumbre paralizante? Tampoco.
Cuando un hombre es débil, bien por su edad o por enfermedad; cuando
uno es ciego o de vista defectuosa tan sólo; cuando es tardo de oído o de
mente obtusa, se hace ayudar de quien no tiene defectos ni debilidades. De
igual manera debe el hombre hacerse ayudar de las luces, voces, fuerzas y
auxilios del espíritu que saca sus luces, sus voces y sus fuerzas del Espíritu
de Dios.
De entre los muchos dones otorgados por el Padre Santísimo a sus hijos de
adopción, éste del señorío del espíritu divinizado sobre la materia, es uno
de los más señalados, puesto que le proporciona a la carne el modo de poder
llegar a la vida gloriosa. No es esclavitud sino elección al más alto grado
que criatura alguna puede alcanzar. Esta es la adopción divina de la se
deriva la filiación espiritual de Él, esto es, de Dios, por la que los hombres
1
1° Corintios 3, 16: 6, 19; 2° Corintios 6, 16

210
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

pueden llamarle “Padre” – hablo de los hombres a los que Cristo y la vida
en Cristo les devolvió la Gracias y se la mantiene viva – a Aquel a quien el
mismo pueblo elegido no osaba llamarle directamente con su Nombre
Santísimo y le llamaba temblando: “El que es – Jehová”.2
Mas el hombre en el que vive Cristo-Gracia puede llamar “Padre” al
Eterno del que es Hijo el Verbo Encarnado. Porque es Cristo el que todavía
llama desde el interior del hombre al Padre Creador de todos los hombres.
Y porque Cristo es Verdad, ese su llamar “Padre” desde el interior del
hombre y con el hombre, hace que Dios venga a ser el testimonio seguro de
que todos aquellos que viven y obran por el espíritu y movidos por el
Espíritu Santo que habita en ellos sean verdaderamente “hijos de Dios”.”
*****

2
Éxodo 3, 14

211
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

20 – 2 – 50
A los Romanos c. VIII, v. 17-19
“Es propio de todo hijo tener semejanza con su padre. Quedó ya explicado1
en qué estriba la semejanza y similitud del hombre, hijo adoptivo de Dios,
con su Padre celestial. Y quedó también dicho con qué medios y conforme
a qué ejemplar puede el hombre ir alcanzando más y más su semejanza con
la eterna Perfección. Y quedó, en fin, sentado, como verdad firme, que
aquellos que viven según el espíritu pueden llamar a Dios:”Padre”, y
llamarle con la voz para Él más grata: la de Jesús que inhabita con su
espíritu en los hijos de Dios.
Mas un padre no da sólo amor y semejanza a sus hijos. Les da también sus
riquezas y su herencia.
La Primera Persona de la Trinidad Santísima, lo mismo que da al Hijo,
consustancial al Padre, el Reino y la posesión de todo cuanto hay en el Cielo
y en la Tierra, da también a los hijos de adopción y hermanos de Jesús en
la carne, la coparticipación en el Reino y en los dominios del Hijo. Les dio
ya a los hombres la coparticipación en la vida divina mediante la Gracia.
Les dio asimismo la coparticipación en los tesoros de Cristo mediante la
vida en el Cuerpo místico. Y, más allá de la existencia terrena, quiere darles
la coparticipación en los bienes celestiales y en la herencia de Cristo.
Estos son los dones y el deseo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, de
los Tres que, al igual que son una misma cosa, tienen también un mismo
pensamiento, una misma voluntad y un mismo amor.¿Cuál debe ser el
deseo de los hijos de adopción para corresponder al de Dios? El mismo:
coparticipación en la vida divina mediante la fidelidad a la Gracia, la unión
con el Cuerpo místico y una vida vivida de modo que se alcance el fin último
que es la coparticipación y herencia en común de los bienes celestiales.
Y, puesto que, como ya se ha visto,2 no se da victoria sin lucha ni vestido
ornamentado y pala de gloria sin dolor y sin cruz, - medios por los que
Cristo fue exaltado por su Padre después de la suprema humillación y

1
En las lecciones precedentes y también en las del 2 y 12 de febrero de 1948 y 21/28 de mayo del mismo año.
2
En la lección del 7-11 de junio de 1948

212
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

obediencia – así como justamente deseáis ser coherederos del Reino


celestial del que el Cordero de Dios, Verbo encarnado, es Rey de reyes y
Señor de los señores, así también debéis desear ser coherederos de su parte
de dolor, inmolación y obediencia, porque sólo así podéis ser con Él, el
Victorioso y Glorioso, glorificados.
Breve, siempre es breve la prueba terrena en relación con la eternidad.
Relativos, siempre son relativos el sufrimiento y la cruz comparados con el
gozo celestial e infinito, como todo cuanto viene de Dios, para aquellos que
están ya en el conocimiento de Dios como “hijos y herederos suyos”
¿Qué es lo que constituye el premio de los bienaventurados? La posesión
de Dios. No resulta, por tanto, equivocado decir que será este un gozo
infinito por cuanto Dios es infinito y en la Revelación del mismo y de su
Misterios disfrutarán los bienaventurados de un gozo sin medida y, por
tanto, infinito.
De igual manera, siempre serán relativas las humillaciones terrenas
respecto a aquella gloria que se manifestará en los elegidos cuando les
comunique Dios, con medida plena y perfecta, su Gracia, su Belleza, su
Conocimiento, el Fuego de su Amor, su Luz, todos sus Atributos, todos
aquellos Bienes, todas aquellas glorias y todas aquellas virtudes que Él
tiende a comunicar de forma relativa y proporcionada al viviente,
haciéndola más vasta, profunda y elevada a medida que el viviente va
creciendo en la vida sobrenatural y se vacía de sí y de toda otra cosa para
acoger a Dios en el tiempo en el que el hombre se encuentra todavía en la
Tierra.
Entonces, sólo entonces, al final de los tiempos, cuando los cuerpos
resucitados de los santos hayan sido asuntos a la gloria y se hayan unido a
sus respectivos espíritus ya bienaventurados y gloriosos, la creación, tras
una espera de milenios, contemplará la revelación de los hijos de Dios, la
revelación de lo que desde un principio deberían haber sido siempre los
hijos de Dios si en aquel principio el primero de ellos no hubiera pecado
afeando con una Mancha sacrílega, envilecedora y dolorosa la Creación
perfecta llevada a cabo por Dios.

213
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Todas las cosas serán entonces restauradas conforme las había Dios
concebido antes de crearlas. Y, lanzados el diablo y sus servidores al
estanque eterno3 sin libertad ya de salir ni de actuar por los siglos de los
siglos y, desaparecidos de la creación la muerte y el dolor junto con el
Príncipe del mal – por el que entraron en el mundo, al par de la culpa, el
dolor y la muerte – las cosas de antes cesarán. Sí, cesarán las cosas que
fueron bellas, buenas, sin lutos ni miserias, sin crueldades ni engaños, sin
malicia ni corrupción, pero a las que Satanás y la flaqueza del Hombre y
de los hombres malearon trocándolas nocivas, dolorosas, crueles,
engañosas y corruptas.
Y, con la Jerusalén eterna,4 se dará inicio al nuevo mundo, ese mundo
nuevo eterno al que ya no tendrá accesos posible Satanás, en el que el dolor
no podrá torturar, la malicia confundir ni la violencia dañar y causar la
muerte.
Será la gran revelación de los hijos del pueblo eterno de Dios, esa revelación
cuya magnificencia sólo Dios, que todo lo conoce y ve desde la eternidad,
conoce y ve en su Pensamiento con el ojo del Verbo, a través del cual todos
los hijos de Dios tendrán igualmente la perfecta revelación de Dios al que
verán y conocerán sin limitación alguna”.
*****

3
Apocalipsis 19, 20; 20, 10 y 14-15; 21, 8
4
Apocalipsis 21-22

214
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

3 marzo 1950
A los Romanos c. 8, v. 20-21
““La creación estuvo sujeta a la vanidad”, dice Pablo.
Ya expliqué1 cómo fue la desmesurada vanidad de pretender ser como Dios
que fue causa de la Culpa y de sus consecuencias. Toda la creación, por
culpa de la loca vanidad del hombre, obra maestra de la Creación, quedó
afeada por el Pecado y por los pecados contra Dios y contra el prójimo. El
más afectado de toda la creación, más que las otras criaturas inferiores, fue
el hombre, la criatura superior, por ser la única criatura de naturaleza
racional, libre, inteligente, capaz de desarrollo, en el sentido humano de la
palabra, no sólo físico sino también intelectual, y capaz asimismo de
desarrollo espiritual por ser él, el hombre, según la acertada sentencia del
gran teólogo:2 un infinito en potencia y una capacidad que sólo Dios puede
colmar.
Ciertamente es así. Y lo es desde que existe el hombre. Y si bien la Culpa
redujo grandemente tal capacidad, con todo no pudo privar al hombre de
estas dos cualidades de las que Dios le había dotado al crearlo.
En la propia pareja primigenia, una vez que la muerte de Abel3 dispara los
humos locos del orgullo que hasta aquel momento habían tenido al hombre
bajo la sugestión del Rebelde eterno, volvió a despertar de nuevo esta
capacidad aletargada a resultas del golpe recibido del pecado y del castigo.
Y el hombre, alzando otra vez su mirada al Cielo que perdiera, buscando
a Aquel que tan justamente le había echado, comprendió nuevamente que
sólo Dios podía consolar su dolor, colmar su deseo de amor, levantar sus
fuerzas morales con las esperanzas eternas y con la promesa depositada en
Adán a la vez de la condena:4 de que su seductor habría de ser vencido y
de que la liberación de su ruin penuria, esto es, la restitución de su estado
de Gracia y, por ende, de la herencia del Reino de los Cielos, se habría de
1
En las lecciones sobre el pecado original.
2
San Agustín, en su libro de “Las confesiones”, Libro I, cap. I, n° 1 , expresa un pensamiento equivalente:
“Fecisti nos ad te et inquietum est cor nostrum donec requiescat in te” (Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro
corazón está inquieto hasta que descanse en Ti)
3
Génesis 4, 1-16
4
Génesis 3, 14-19

215
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

realizar mediante la Mujer5 que, siendo Virgen, daría a Luz al Emmanuel,6


al Salvador y Redentor.
He aquí entonces cómo la creación, sujeta a la vanidad y, podría decirse,
obstaculizada para progresar hacia su perfección final: la del espíritu cada
vez más triunfador sobre la materia, reemprendió su camino en dirección
a la luz, a lo alto, hacia Dios, hacia su fin, a todos los cuales les habría vuelto
la espalda, bajando no sólo la pendiente que va del Paraíso terrenal a la
Tierra, sino también la que va de ésta al reino de las tinieblas y del pecado.
Faltaba, es cierto, la Gracia, sol del alma que por ella ve distintamente y
por ella germinan las virtudes y crece en perfección; mas permanecían la
conciencia y su voz: la llamada paternal de Dios hacia Sí mismo y hacia el
fin último. Es decir, que permanecía en el hombre, a una con el alma
espiritual y, unido a ella, ese mínimo suficiente apto para hacerle capaz de
tender a su fin, ese terreno dispuesto a acoger, ya que no la reintegración a
la Gracia, sí, al menos, aquellas luces que Dios jamás escatimó a hombre
alguno, por culpable que fuese, con las que pudiera mantener vivos aquel
conocimiento y aquel amor de Dios que de Él recibiera el hombre a una con
su existencia y con él seguían latentes.
Escribe Pablo – y es esta una frase mal entendida, ya por la dificultad que
entraña, o bien por el deseo de entenderla mal con el fin de desalentar a los
hombres en la persecución del Bien para conseguir el Cielo, asegurando
que el hombre, por tendencia pecador, no puede salvarse. Teoría esta,
herética, nacida de las ramas desgajadas del tronco de la mística Vid y de
miembros rebeldes que se separaron del Cuero místico. Profesión contraria
al Amor divino que creó con predestinación a la Gracia y a la Gloria y no
a la condenación. Profesión justamente condenada por la Iglesia docente –
escribe Pablo: “Sujeta a la vanidad, no por su voluntad, sino por la de
Aquél que la sujetó con la esperanza de que también ella sea liberada de la
servidumbre de la corrupción para tener parte en la libertad gloriosa de
los hijos de Dios”.

5
Génesis 3, 15
6
Isaías 7, 14; Mateo 1, 22-23

216
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Ahora, muchos, sacrílegos, herejes, negadores del atributo principal de


Dios, nuevos satanes porque odian el amor y la verdad, hacen de esta frase
fundamento de su pseudo-religión y dicen: “¿Veis quién es el que quiere
vuestra caída, vuestra debilidad, vuestra ruina? Él, ese al que llamáis
“Padre”.
No. A esta horrenda blasfemia, a esta insinuación de la más sutil astucia
diabólica, Yo respondo; y respondo así: Dios sometió al hombre a la prueba
para confirmarlo en la Gracia. Y esto incluso para aquellos que supieron
ser justos aun después de una o más caídas momentáneas, purificadas por
un sincero arrepentimiento y una caridad ardiente. Mientras que para los
ángeles rebeldes, cuya naturaleza angélica era superior a la humana – tanto
que se dijo de Cristo: “Lo hiciste un poco inferior a los ángeles”7 – no hubo
promesa de perdón ni supervivencia en ellos de cuanto pudiera servirles
para llevarles de nuevo, a través de la contrición y del amor perfecto, a su
primer estado bienaventurado. Para el hombre hubo todo esto y mucho
más: las voces de los Patriarcas y de los Profetas confirmando una y otra
vez la promesa del Redentor contenida en el Protoevangelio,8 las
revelaciones de Dios a través de sus manifestaciones e inspiraciones a los
Patriarcas, a Moisés – el libertador y legislador del pueblo hebreo – a Josué,
a los Profetas y, como culminación del prodigio de su donación, el
amaestramiento e inmolación del Hijo de dios,
Jamás retiró Dios la predestinación a la Gracia para todos los hombres.
Jamás. Porque Dios no es voluble en su Voluntad y lo que una vez quiere,
lo quiere para siempre porque se atiene al Querer de su Voluntad. Jamás.
Por cuanto Dios nunca obra, según impropiamente se escribe, como
“esperando”, sino “sabiendo”, ya que Dios nada ignora. De aquí que en Él
no cabe el esperar. Espera aquel que ignora el futuro total o parcialmente,
mas no el que, como Dios, nada ignora y todo lo conoce desde la Eternidad,
incluso el destino de cada uno.
De aquí que se haya de decir y creer que Dios sometió la creación a prueba
en la criatura más perfecta de la misma, sabiendo bien que esta habría de

7
Salmo 8, 6; Hebreos 2, 5-9
8
Génesis 3, 15

217
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

pecar de soberbia y de rebeldía por su vanidad de querer llegar a ser como


Dios, pero queriendo darle a la misma la medida de su amor a los hombres.
Antes de la creación del hombre, y de la prueba por tanto, Dios había
dispuesto el Medio con el que el hombre habría de liberarse, en un
principio, de la servidumbre de la corrupción y alegrarse después con la
libertad gloriosa de los hijos de Dios, una vez conseguida su parte de
herencia en el Reino celestial. Dios, pues, vuestra caída, vuestra debilidad
ni vuestra ruina, sino que, habiendo querido proporcionarse un pueblo de
hijos, os creó y, sabiendo que no habríais de preservar en la Gracia,
predispuso, aun antes de crearos, el Medio santísimo, el más santo y
poderoso que hubiera de resultar para vosotros, con qué salvaros y daros
vuestra parte en el Reino.
De donde también aquí puede decirse que resplandece en toda su verdad
la infinita e insaciable Caridad de Dios hacia los hombres, sus hijo de
adopción.
*****

218
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

14 marzo 1950
A los Romanos c. 8°, v. 22-25
“El mundo está poblado, o mejor, estuvo poblado, desde el principio, de
criaturas irracionales y racionales. Poblado, no porque hubiese muchas de
cada especies sino porque eran muchas las especies de criaturas
irracionales y, sobre ellas, como reina, la pareja de las dos criaturas
dotadas de razón y de alma espiritual e inmortal, bien distinta de la que es
llamada “alma viviente” en el capítulo 1° del Génesis, versículo 30, que otra
cosa no era sino la respiración a la que alude el Libro cuando escribe de
ellas que “tenían el alma en las narices”.1 Y todas las cosas hechas eran
“buenas” 2 a juicio del mismo Dios Creador que es Bondad absoluta y
perfecta.
Eran “muy buenas”. ¿Con qué bondad? ¿Sólo con la de servir al hombre
de ayuda para el cultivo del Edén, con la de servirle de alimento o de
placer? Es decir, ¿con una bondad pasiva, por creerse obligadas a hacer
aquello, o con una bondad servir hacia el hombre, criatura distinta de todas
las demás por su posición erecta, por su andar majestuoso, belleza de su
rostro, poderío de sus actos y de su voz, por ese dominio propio del ser
racional que se manifiesta n la seguridad de la voluntad, en el mandad
decidido, en la capacidad de premiar o de castigar con justicia; todas esas
cosas, en fin, que infunden a los seres inferiores una natural sujeción?
No. Eran “muy buenas” porque carecían aún de ferocidad, de maldad y de
astucia; y así el león estaba con la ovejita, el lobo con el cordero, el leopardo
con el cabrito y las crías del oso estaban con las de la yegua; todo lo cual se
trasluce del versículo 19 del capítulo II del génesis, cuando se dice que adán
se entretuvo familiarmente con todos los animales de la tierra y del aire,
dando a todos ellos su nombre, sin ser acometido por los feroces y sin
infundir temor a ninguno de ellos, porque eran buenos y apreciaban
instintivamente que el hombre, “bueno” él también, no les habría de
castigar sin motivo; y así será también cuando, como predice Isaías, “la

1
Isaías 2, 22
2
Génesis 1, 31

219
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

sabiduría del Señor”, es decir, el reino del espíritu, habrá llenado


verdaderamente la Tierra (Isaías c XI, v. 6-9).
Después Adán pecó y la Tierra quedó maldita por su culpa y, entre los
muchos abrojos que produjo para el hombre decaído, fue uno el de la
insubordinación de las criaturas inferiores contra él, además de sacar
fatigosamente de la tierra, ahora maldita, su alimento diario, habrá de
defenderse, a duras penas, de los animales que dejaron de ser buenos,
rebeldes contra él al igual que él lo fue contra el Creador, y enemigos entre
sí, porque el desorden había instaurado ya su reino que durará mientras
no lleguen el Día del Señor y su Reinado en que el cielo y la tierra
desaparecerán del modo que ahora son, sucediéndoles un nuevo cielo y una
nueva tierra (Apocalipsis c. 21, v. 1) y la labor de las criaturas habrá
terminado.
Porque habrá llegado verdaderamente el día y el reinado eterno para todos
los hijos de Dios que, hasta que llegue aquel día, habrán siempre de luchar,
suspirar y gemir para engendrar por sí mismos al “hijo de Dios” nacido
como tal, no “de la sangre ni del querer carnal”3 sino por haber acogido la
Vida Divina, al acoger al Verbo hecho Hombre, a Aquel de quien escribe
Isaías repitiendo las palabras de la Palabra eterna: “… Yo te redimí y te
llamé por tu nombre: tú eres mío,… Yo soy tu Salvador… A cuantos
invocan mi Nombre los creé para mi gloria, los formé, los hice”, y también:
“Son mi pueblo, hijos que no reniegan de Mí”.4
Acoger la Vida divina quiere decir potenciar la propia vida de hombre para
obras sobrenaturales. Ser llamados por el nombre y acudir a la llamada
divina quiere decir; hacer lo que el Hombre-Dios hizo y lo que se puede
hacer, porque Él os redimió y os salvó, por lo que tenéis en vosotros
elementos sobrenaturales y, el primero de todos, la Gracia, por medio de
los cuales podéis vivir como justos y, como santos, ascender con vuestro
espíritu, una vez reunido éste con la carne, al cielo, cada cual al grado de
gloria que hubiere merecido con su correspondencia a la medida del don
de Cristo entregado a cada uno de los hombres.

3
Juan 1,13
4
Isaías 43, 1-3 y 7; 63,8

220
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

No hay que pararse a decir ni pensar que en el Cielo, por más que haya
diversidad de moradas, esto es, diferentes grados de gloria, haya de ser
mayor o menor el premio de los bienaventurados. No. La gloria a la que
vuestro Padre celestial os predestinó, la constituye el vivir en su
Tabernáculo. La bienaventuranza del Cielo está en ver a Dios cara acara.
Y esta visión la tendrán todos los bienaventurados por igual. El grado será
distinto, por cuanto a todos les fue dado el don de Cristo en idéntica
medida, si bien a todos en la medida suficiente a conseguir el grado que la
Sabiduría eterna sabe, desde siempre, ha de ser alcanzable por cada uno.
Mas el premio será igual, ya se trate de un siervo que ara la tierra como de
poderoso rey, de un doctor de la Iglesia como de un indocto que apenas
sabe recitar, y no siempre bien, las oraciones más sencillas y comunes, no
teniendo otro conocimiento que el de las verdades esenciales de la religión;
si viven según la justicia y ésta en la medida correspondiente a la llamada
divina y a la divina donación proporcionada a su particular misión en el
mundo y hacen uso con igual veneración y respeto de los tesoros que Dios
les entregó, haciéndoles fructificar, estos tales encontrarán su tesoro en el
Cielo.5
No todos apóstoles, no todos profetas, no todos evangelistas ni sacerdotes y
santos del Cielo. No todos eremitas, no todos penitentes, no todos mártires
por la fe entre los bienaventurados. No todos vírgenes, no todos padres, no
todos niños entre “los 144,000, la muchedumbre que nadie podía contar, de
toda nación, tribu, pueblo y linaje! De que habla Juan.6 El Cuerpo místico
se halla formado por miembros de toda clase. Pero todos, aun los más
humildes, suspiran y sufren en la Iglesia militante para engendrar en sí a
Cristo y llegar “por la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios,
al hombre perfecto y a la medida de la edad plena de Cristo”, 7 esa
perfección semejante ala del Padre, que es la que Jesús propuso a los
hombres como medida perfecta de los hijos de Dios.
Este formar y engendrar para dar a la luz del Cielo un “hijo de Dios” es
labor dolorosa. Por eso se dice que el pueblo de los salvados que entonan

5
Mateo 2, 20; Lucas 12, 33
6
Apocalipsis 7, 4-9
7
Efesios 4, 13

221
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

hosannas al Cordero se halla integrado por los que “vienen de la gran


tribulación”8 proporcionada por las fuentes de que ya os hablé: el demonio,
el mundo y el yo debilitado y alterado por las derivaciones de la Culpa. Y
así la comparación paulina: “dolores de parto”,9 hace alusión, más que
nada, a estas consecuencias.
Así pues, si Adán y su mujer hubieran permanecido inocentes y fieles al
Señor, la mujer hubiese dado a luz sin dolor, y el hombre y la mujer
habrían alcanzado sin lucha ni fatiga su fin último, lo mismo que a todos
los descendientes de Adán no les ocasionaría dolores, semejantes a los de
un prolongado trabajo, el llegar al natalicio del Cielo después de haber
engendrado en sí a Cristo: al cristiano verdadero, otro cristo.
Mas con la culpa llegó la condena y, con la condena, toda suerte de fatigas,
desde la física y moral a la espiritual, para llegar a ser “hijos de Dios”.
Fatiga que encuentra su sostén en la espera cierta de la salvación final. Una
esperanza tan cierta que equivale ya a ver, por intuición, lo que ha de ser
el futuro feliz. Y la esperanza se transforma en fe y la fe os da la paciencia
en la espera de aquel futuro.
La fe, la esperanza y la caridad, las tres virtudes teologales que os ayudan,
especialmente la caridad a conseguir el desarrollo completo de cuanto, en
germen, hay en vosotros: la Gracia, raíz de la Gloria que, según dice el gran
doctor,10 precisa la cooperación de todas vuestras facultades intelectuales
y espirituales y de todas vuestras energías, ya sean sensibles, espirituales o
sobrenaturales, de forma que se vuelquen con anhelo y deseo santo hacia
Dios y operen eficazmente en vosotros llevándoos a la consecución de
vuestro fin último que es la Gloria.
La transformación del hombre carnal en hombre espiritual y de este en
hijo elevado a la posesión del Reino del Pare, del que es heredero por Cristo

8
Apocalipsis 7, 14
9
Romanos 8, 22
10
Santo Tomás (en su Suma Teológica, parte tercera, cuestión 62, art. 6, respuesta a la tercera objeción) expresa
el concepto de gracia como raíz o causa de la gloria. Mas ya San Agustín (en su sermón 169, num. 13) expone
la necesidad de la cooperación del hombre a la obra de la gracia con su célebre frase “Qui fecit te sine te, non
te justificat sine te” (El que te creó sin ti, no te salva sin ti) MIGNE, Patrología Latina, Vol. 38, col. 923.

222
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

y en Cristo,11 es, en realidad, semejante a una larga y laboriosa gestación y


a un doloroso trabajo de parto.
Pero vosotros que lo estáis viendo, fortaleced vuestro espíritu con las
palabras del Maestro divino: “La mujer cuando da a luz, está en dolores,
porque llegó su hora; mas una vez qe dio a luz a su hijo, ya no se acuerda
más de su angustia por la alegría que le produce haber traído un hombre
al mundo”.12 Y nacimiento mucho más trascendental es el del hombre que
renace, por propia voluntad, de hombre carnal a hijo de Dios. Y recordad
también estas otras palabras divinas: “con vuestra paciencia granjearéis
vuestras almas”,13 esto es, les proporcionaréis la gloria tras el prolongado
trabajo terreno.
Trabajad pues con fidelidad y constancia para transformaros en hijos de
Dios y aguardad con paciencia a ver lo que ahora creéis tan sólo que exista
y esperad a poder verlo. Por larga que sea la existencia y áspera la prueba,
siempre serán desmesuradamente inferiores en longitud y en profundidad
respecto a la eternidad y a la bienaventuranza que os aguardan. Por fuertes
que sean las causas y los agentes que os ocasionan lucha y dolor, pensad
que Dios os ha proporcionado agentes y causas de fortaleza y de victoria
infinitamente mayores que los que os atacan y afligen: la Gracia, los
Sacramentos, la Palabra evangélica, la ley puesta fácil por el motor
aplicado por Cristo: el amor; y, en definitiva, los auxilios y ruegos el
Espíritu Santo”.
*****

11
Romanos 8, 17
12
Juan 16, 21
13
Lucas 21, 19

223
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

29 marzo 1950
A los Romanos c. 8, v. 26-27
“El Divinísimo Espíritu dispone de múltiples medios con que asistir a
vuestra debilidad.
Al darse a vosotros con la inmensidad de su luz y de su poder, os penetra e
ilumina hasta los senos más profundos de vuestro espíritu fecundándolo
todo, haciendo que medren en vosotros la Gracia y las demás virtudes y
haciendo que conozcáis al Padre, al Hijo y a su recíproco Amor, o sea, a Él
mismo, cual libro alguno ni palabra de sabiduría humana pueden alcanzar
a hacerlo.
Porque, en la inmensidad de su Sabiduría, Dios es siempre luminoso y
simple, su enseñanza es toque divino que enciende luces aptas para
alumbrar los misterios, es caricia que despierta el amor en vosotros, es beso
que os hace gustar el sabor de Dios, de ese Dios Padre que os nutre, como
con leche, con su amor providente, de ese Dios Hijo que os apacienta con s
Carne y con su Sangre, de ese Dios Espíritu Santo que os sustenta con la
miel de su Sabiduría para así haceros desear a Dios del modo que las abejas
desean el néctar de las flores.
Y ¿qué flor más espléndida, suavísima y purísima que Dios? Y ¿qué cosa
más atrayente puede darse que una flor perfumada, bella de colores,
cargada de jugos salutíferos, que atrae hasta a los más sencillo e indoctos,
a los niños, a los ancianos carentes ya de ilusiones humanas e, incluso, a los
enfermos clavados en su cruz, porque atrae sin fatigar, alegra y es un
testimonio de la existencia de Dios y de su providencia que cuida hasta la
hierbita del campo?
Así simplícimamante, humanamente divino Silencio, aunque,
espiritualmente, el Espíritu, con su voz incansable resonando en el silencio
expectante del alma, os instruye, os amaestra, os aconseja, os guía y, a cada
efusión suya secundada por vosotros, os comunica un conocimiento cada
vez más amplio de Dios, generador, a su vez, de un grado cada vez más
elevado de amor a Dios, una persuasión cada vez más firme de que los actos
realizados por amor a Dios y, por tanto, en su caridad, se realizan con la
ayuda y en unión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo y, por

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

ello, quedan sobrenaturalizados; y así el hombre, individual, por una


continua generación del Verbo y por deseo del Padre que os quiere “otros
cristos”, se transforma en hijo de Dios, en hijo, tanto más hijo, cuanto más
él vive en la Caridad del Padre y del Hijo, o sea, en el abrazo del Espíritu
de Dios.
Esta transformación, cuando llega a ser total, en la medida posible a una
criatura que todavía vive en el destierro terreno, por haberse vaciado de
todo lo que no es amor puro – y es amor puro de Dios y para Dios el que se
halla despojado de cuanto pueda serle impedimento: afectos sensibles no
ordenados al fin caritativo sobrenatural, temores excesivos al parangonar
la imperfección de los actos humanos con la Perfección que es Dios, afán
desmedido de hacer demasiado y demasiadas cosas provocadas por la
propia voluntad de hacer, siquiera sea con un fin bueno pero que produce
cansancio y distracción e impide escuchar y poner en práctica las divinas
inspiraciones y propósitos sugeridos y aconsejados por dios al espíritu del
hombre – esta transformación, he dicho, cuando llega a ser total, en la
medida posible a un espíritu todavía encerrado en una carne, lleva a
superar todos los límites y limitaciones relacionadas a la naturaleza
humana y a elevarse a alturas insondables de caridad hasta la inmolación
o de contemplación hasta el éxtasis y las revelaciones en las que el alma
mística gusta por breves instantes – y de las que una criatura en modo
alguno podría gozar sin morir – lo que es una anticipación del perfectísimo
gozo eterno y gusta de él sin morir de dulzura porque una secreta acción
de Dios la sostiene mientras lo recibe. Os ayuda suscitando en vosotros
deseos santos que os impulsan a realizar obras santas siempre que seáis
dóciles y atentos a sus inspiraciones.
Cuando os dejáis inspirar y mover por el eterno y perfecto Moviente que
ejecuta todo sus movimientos por amor, os transformáis en criaturas de
amor y ponéis al amor por guía y virtud principal vuestra. Entonces,
cualquier cosas que hagáis o digáis por más que le parezca a alguno que
nada hacéis, - ya que vuestra actividad no será llamativa, ruidos, agitada,
sino íntima del todo; plegaria y ofrecimiento diarios, inmolación solicitada
y a continuación cumplida, todo ello en el interior de vuestro yo,
acordándoos de aquellas palabras: “Cuando queráis orar, no imitéis a los

225
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

hipócritas que se gozan en ser vistos de los hombres, sino, antes bien, entrad
en casa y encerraos allí”1 – entonces es cuando os transformaréis de
hombres en hijos de Dios. Imitad, por tanto, al Padre que opera en el
misterio de su Cielo; imitad al Hijo que no apeteció las aclamaciones por
más que pudiera hacerlo sin contravenir los designios de su Padre, sino la
vida oculta de Nazaret, huyendo más tarde, después de cada milagro
grandioso que había de obrar en presencia de las turbas para confirmar su
verdadera naturaleza de Verbo del Padre y de Mesías, retirándose a las
montañas,2 alejándose con la barca sobre el lago,3 o al huerto de los Olivos4
o a las regiones de Tiro y de Sidón,5 o a las cercanías de Magdala y también
a los confines de Samaria:6 imitad7 al espíritu Santo, cuy acción
santificadora se desarrolla sin ruido ni agitación alguna en el interior del
espíritu humano.
Os transformáis y realizáis obras propias de hijos de Dios, aumentando a
la vez con ello vuestra identificación con Él y vuestra escalada a la
perfección. Más aún: vuestro yo, lo mismo el natural que el espiritual,
siempre imperfectos ambos a resultas de la Culpa original, se anula ésta es
la palabra exacta – para asumir el yo perfecto de Jesús.
Dice Pablo: “No vivo yo, es Cristo el que vive en mí”. Todo cristiano que
realice esta transformación terrena que es el medio por el que, después de
la muerte, se transformará en heredero eterno del Cielo, heredero en
posesión de su parte de herencia, puede decir con Pablo: “Yo no, es cristo
quien vive en mí”. Y sus acto serán, en verdad, actos efectuados conforme
al espíritu de Cristo, sus oraciones serán oraciones continuadoras de la
oración que incesantemente hizo Cristo mientras estuvo en la tierra, y sus
padecimientos serán ciertamente continuación y complemento de los
padecimientos sufridos por Cristo con la misma intención: la santificación

1
Mateo 6, 5-6
2
Marcos 6, 46; Juan 6, 15
3
Mateo 14, 13
4
Lucas 22, 39
5
Mateo 15, 21; Marcos 7, 24
6
Lucas 17, 11; Juan 4, 4
7
Gálatas 2, 20

226
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

de los hombres y, consiguientemente, con idéntico fin: su exaltación


gloriosa y eterna tras la humillación y el martirio de la inmolación.
En fin, después de haber llevado a cabo la unión mediante la comunicación
a vosotros de Sí mismo y la transformación de vosotros en Él con vuestra
dócil adhesión a sus inspiraciones – que Él no suscitaría en vosotros si viese
que no habíais de poder llevarlas a la práctica, de modo que, de fuente de
bien, se hubieran de mudar para vosotros en motivo de condenación – el
espíritu que habita en vosotros os ayuda con su plegaria perfecta a sostener
vuestra debilidad y llevar a término vuestra santificación.
Él, por ser Dios, sabe cómo haya qué rogar y lo hace con vosotros y por
vosotros, y su plegaria sube con la vuestra, hecha eficaz por la unión con la
plegaria del Espíritu, hasta el Cielo, hasta el trono de Aquel que
“escudriña” los corazones y conoce cómo clama el Espíritu e intercede por
los santos conforme a los designios que Dios tiene para cada uno de ellos.
Y la ayuda de las ayudas es ésta: vuestra justificación, vuestra fortaleza,
vuestra santificación que se realiza, se ejercita, se inicia en la tierra y se
corona en el Cielo”.
*****

227
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

25 – 4 – 50
A los Romanos c. 8°, v. 28-30
Para el que ama a Dios todas las cosas se cambian en bien, porque dios las
predispone todas para que sean medio de bien para sus santos. Incluso
aquellos que, por su naturaleza, les parece a los superficiales sean motivo
de dolor y peligro de mal, pudiendo, con lo que son, llevar al alma al
abatimiento, a la duda o a la rebeldía.
Mas no son las cosas en sí las que pueden llevar a estas consecuencias. Es
el carácter no acomodado a la ley moral, aun la natural, es el alma en
desacuerdo con la ley divina, es decir, sin una buena voluntad de servir a
Dios en cuanto el proponga, lo que puede hacer de las cosas predispuestas
por Dios para un fin de bondad, motivo, incluso, de caída en imperfecciones
y hasta en culpas más o menos graves. Y si esto sería se pensase lo contrario,
esto es, que Dios predispone las cosas a un fin que no es de bien, esto sería
tanto como decir que la predestinación a la gracia es también un mal
porque ocurre con frecuencia lo del talento de la parábola al que no se le
hizo fructificar,1 que, al holgazán que tan injustamente juzgó de su amo,
este le quita el talento para dárselo a otros que sean capaces de hacerlo
fructificar.
Porque, ¿acaso es Dios el que impide que los hombres, todos los hombres
predestinados a la gracia, hagan uso de este tesoro de manera justa y del
modo que les fue concedido poder hacerlos? No. Tanto es así que Él, aun a
aquellos que nada saben del Dios verdadero, les pone en el corazón una ley
natural y una conciencia por las que puedan vivir de suerte que
pertenezcan, si no al Cuerpo, cuando menos al alma de Cuerpo místico y
así poder gozar de los beneficios de la Gracia.
Dios sabe quiénes son, quiénes fueron y quiénes serán – y lo sabe desde
siempre – los que ha de dejar improductivos los misteriosos auxilios de dios
para que el hombre alcance su fin. Como sabe igualmente quiénes fueron,
son y serán los que, de forma más o menos completa, se transforman, se
transformaron o se transformarán a sí mismos en la semejanza o imagen

1
Mateo 25, 14-30

228
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

del Hombre Dios mediante el amor, la obediencia a la voz de la conciencia


y a los dictados de la ley moral.
Ciertamente, en el Gran Juicio del último día, entre los que estarán a la
derecha del Hijo del hombre, se verán muchos a los que los hombres tenían
por no destinados al reino porque no pertenecían a la Iglesia, mientras que
estarán a su izquierda muchos que, por haber sido, en apariencia al menos,
- pues únicamente Dios sabe la verdad de las cosas – miembros vivos del
Cuerpo místico, los hombres les juzgarán ciertamente coherederos del
Cielo. Y grande, en verdad, será el estupor de os que así juzgaron, lo mismo
que el de las dos categorías de juzgados.
Y los elegidos por misteriosas operaciones de Dios, secundadas por su recta
conciencia, dirán: “¡Cómo, ¿nosotros aquí? ¡Si no te habíamos conocido ni
servido como Tú dices: dándote de comer, de beber, acogiéndote y
visitándote!”
Y el Justo Juez, que murió para dar a todos aquellos hombres de buena
voluntad, la vida eterna, responderá: “Porque, sin saberlo, me conocisteis
y me servisteis mediante la caridad que hicisteis a vuestro prójimo. Me
socorristeis porque, hasta un sorbo de agua suministrado con amor a un
sediento, fue una muestra de amor que me hicisteis a Mí”.
Y preguntarán los rechazados: “¿Cómo puedes cerrarnos tu Reino cuando
fuimos de los tuyos?”.
Y Él responderá: “Como cerrasteis vuestro corazón a vuestros hermanos
necesitados, así os cierro Yo las puertas del Reino. Lo que no hicisteis al
menor de entre vosotros, dejasteis de hacerlo también a Mí, y con culpa
mucho más grave, por cuanto vosotros sabíais de Mí, de mi evangelio y de
mi Ley. Id pues lejos de Mí, obradores de iniquidad, porque es mi hermano
el que toma mi semejanza y vosotros, bajo esa careta hipócrita, no os
asemejáis a Mí al carecer del Amor que constituye mi Naturaleza”.2
Ved e qué estriba la semejanza: en el amor. Amor perfectísimo en el
Primogénito de entre los hermanos. Amor que trató de ser el más perfecto
posible en los hermanos con Cristo en la carne y en la fe. Quien no vive en

2
Mateo 25, 31-46: Marcos 9, 41

229
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

el amor y practicando obras de amor, no es hermano de Cristo que amó


hasta el extremo de morir por sus hermanos y, por tanto, no es su
coheredero.
Les llamó asimismo también a los predestinados a la gloria. Y aquellos a
quienes llamó no permanecieron ni permanecen sordos a su llamada ni se
cansaron de seguirle, antes, con heroísmos, fueron y van tras sus pisadas
por el áspero camino de la perfección. Ni se amilanan y desaniman si el
amor de elección del Señor hacia ellos viene a resultar una sucesión de
pruebas y de penas. Como tampoco se tuvieron ni se tienen por menos
amados cuando permite dios que los hombres y los acontecimientos se
abatan sobre ellos. De igual modo, no se abaten si la debilidad de la carne
o un doblegamiento del espíritu les hizo o les hace caer. Por el contrario
conociendo a Aquel que les llamó, conociendo su Amor y su Misericordia,
lo sienten como Padre y hermano hasta en las horas de tempestades
dolorosas y, confiando en los infinitos méritos de Cristo en el que creen o
creyeron, realizaron y realizan su andadura hasta el Cielo del que les viene
la llamada.
Nadie puede salirse de esta norma si quiere acabar en el grado de gloria al
que Dios le predestinó. Nadie, por muy amado que se sienta, debe caer en
el quietismo, diciendo: “Como es tanto lo que Dios quiere verme allí, Él se
cuidará de llevarme a aquel sitio”. Cada uno debe trabajar en hacer
fructificar y no dejar inactivos los dones divinos.
Adán y Eva que, ciertamente, eran inocentes y estaban llenos de Gracia y
de otros dones, dilapidaron tantos tesoros y durante siglos y siglos
purgaron su infidelidad y su necio juicio de que, por ser tan amados de
Dios, no debían abrigar tantos temores ni tener absoluta obediencia.
Jesús, Hombre por haber nacido de Mujer, y María, ambos inocentes,
colmados de dones y amadísimos del Padre como el primero hombre Adán
y la primera Eva, fueron guardadores fieles y solícitos d los domes
recibidos, usando de ellos con justicia; y como haría sido para todos los
hombres si hubieran permanecido inocentes y llenos de Gracia, no
conocieron la corrupción de la carne sino que con ella unida al alma sin
mancha alguna, entraron en el Reino eterno para su completa glorificación

230
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

sin esperar al final de los siglos para gozar, con la carne también, del júbilo
perfecto de los que han de resucitar y ser glorificados después del último
Juicio”.
*****

231
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

18 – 5 – 50 Ascensión.
“No podéis vosotros quedar exentos de la corrupción de la carne ni subir
inmediatamente a la completa glorificación del alma y de la carne, como
sucedió con Jesús y con María. Estas dos son las únicas cosas en las que,
aun teniendo la misma condición de hijos fieles y amantes de Dios, os
diferenciáis del Unigénito que, por su naturaleza, es consustancial al Padre,
y del primogénito de entre todos los hombres por su naturaleza humana y
perfección de vida, y de su Madre, a la que la Revelación (Eclesiástico
XXV,5)1 y los doctores de la Iglesia llaman “Primogénita” que, por gracia
y santidad, se halla enseguida del Verbo hecho Carne, el cual, por ser Dios,
es la Gracia y la Santidad mismas, perfectísimas ellas e infinitas.
En todas las demás cosas, en nada os diferenciáis, porque Dios, por medio
de su Cristo que se inmoló para poderos dar los tesoros de la Gracia
mística, de la Comunión de los Santos de la que Él es la Cabeza santísima,
de la Vida eterna y dichosa, os hace partícipes y coherederos de las riquezas
sobrenaturales con las que recubrió a sus dos Dilectos: Jesús y María. No
os diferenciáis de ellos en la condición. Mas recapacitad: No os diferenciáis
en la condición y en el destino ultraterreno y sobrenatural; pero, ni aun en
el natural.
Como Jesús y María tuvieron sus pruebas, sus dolores, sus luchas, sus
ansias y sus incomprensiones, así también los tenéis, los debéis tener
vosotros si habéis de asemejaros a ellos.
Como Dios justificó a esos dos Elegidos de entre sus elegidos y los glorificó
a la vista de los hombres y de los ángeles, en particular a su Hijo, y del
modo más solemne, -pues los milagros realizados por Cristo durante los
tres años de su vida pública eran un aval dado por el Padre a los actos de
su Hijo y una respuesta a las acusaciones d los enemigos de Éste – en el
Jordán, 2 en el Tabor,3 sobre el Moria (San Juan c. XII, v. 27-28) y sobre el
Monte de los Olivos4 40 días después de la Pascua. Y por lo que hace a

1
Sirácida (Vulgata: Eclesiástico) 24, 5
2
Mateo 3, 13-17; Marcos 1, 9-11; Lucas 3, 21-22; Juan 1, 32-34
3
Es el monte sobre el que coloca la tradición la transfiguración de Jesús: Mateo 17, 1-8; Marcos 9, 2-8; Lucas
9, 28-36
4
Marcos 16, 19; Lucas 24, 51

232
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

María, con el desgarro y los ayes de las más santa y atormentada de todas
las madres, sobre el Calvario, en el Sepulcro, en el Cenáculo y también
sobre el Monte de los Olivos cuando, separado el espíritu purísimo de
María de su cuerpo virginal e inocente en el último de sus ardientes éxtasis
de amor, fue asunta por los ángeles al Cielo, 5 así también seréis justificados
vosotros por Dios y después glorificados si acertáis a vivir como hijos de
Dios.
Dios no condena las lágrimas ni la repugnancia del hombre al sufrimiento
y al dolor. Condena sólo el pecado, la impenitencia y el desesperar d su
misericordia. Sean Jesús y María vuestro ejemplo en eso. Queda justificada
en el primero su repugnancia a la muerte, ¡y semejante muerte!
Justificados asimismo en la segunda sus angustiados lamentos, mudos o
clamorosos, dirigidos al Padre de su Hijo y suyo, desde el comienzo de la
Pasión hasta la Resurrección.
Aborrecer la muerte, repugnar el dolor, llorar al sentirse abandonado y
ante el desgarramiento de un ser querido lamentándose por ello a Dios.
Éste no lo condena antes esas lágrimas y repugnancias son las monedas de
más valor para conquistar el Cielo si, al sufrirlas y derramarlas, no os
apartáis del amor de Dios y a la justicia.
Jesús, que las derramó, y en tanta abundancia, que las probó y apuró todo
dolor, tanto por el desgarro de su Madre como por el de su Cuerpo,
intercede por vosotros ante el Padre. Él sabe muy bien lo que es ser
Hombre, y os dice: “Haced como Yo hice. Llorad, estremeceos, gemid a la
vista de vuestra pasión y de vuestra cruz. Mas, al igual que Yo, haced la
Voluntad del Padre.6 Y Yo os justificaré de todo. Permaneced unidos a Mí
y con María, lo mismo que Yo con mi Padre y con mi Madre, y Nosotros
seremos vuestro sostén. Yo soy la Vida7 y Ella es Madre de la Vida y Madre
vuestra que os tomó por hijos8 en aquella hora en que, si no murió, fue por
voluntad y auxilio divinos, pues su tormento era mayor que el mío al verme

5
Los episodios aquí eludidos aparecen narrados en la obra monumental sobre la vida de Jesús, escrita por
María Valtorta.
6
Juan 4, 34; 5, 30: 6, 38
7
Juan 14, 6
8
Juan 19, 25-27

233
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

morir entre tantas torturas. Todo lo probamos Nosotros: el hambre, el


cansancio, la pobreza, la angustia, las persecuciones, los peligros, la espada
de la justicia y del dolor y por esto intercedemos por vosotros. Amadnos
como os amamos y superaréis cuanto pudiera separaros de Dios. Amadnos
y la caridad hacia Dios Uno y Trino y hacia la Hija, la Esposa y la Madre
de Dios y Madre vuestra será vuestra justificación y vuestra gloria futura
y eterna. ¿Quién podrá separaros de Dios,9 quién arrebataros en Cielo al
que estáis predestinados si permanecéis unidos con Dios y con el Cielo
mediante el vínculo del amor? ¿Qué cosas son las que podrán entrar en
vosotros para separaros y distanciaros de Dios si Yo, el Amor, os llego a
colmar de Mí para que así os vaciéis de todo y podáis acogerme a Mí sólo?
¿Qué es lo que puede llegar a causaros la verdadera muerte si la Vida o,
más bien, la Caridad habita en vosotros? ¿Quién podrá venceros teniendo
en vosotros a Aquel que venció al mundo, al demonio y a la carne? Nada
podrá separaros de Dios, privados del Cielo, haceros esclavos de Satanás y
de los hombres, haceros “morir” a la verdadera Vida, si vosotros no queréis.
Nada podrá dañaros eternamente si vosotros, con bravura,, queréis ser de
Dios. Nada podrá venceros si aparece el Tau marcado en vuestra frente10 y
se encuentra en vuestro corazón la caridad. El Cielo es del que sabe
merecerlo y Dios lo quiere repleto de vosotros. Por eso os da cuanto puede
ayudaros a merecer el Cielo y, junto con ello, a su propio Hijo, a Sí mismo
y a su Espíritu Santo. “¿Quién como Dios?” es el grito del Arcángel
defensor.11 Y el Arcángel lucha con vosotros y por vosotros y os asegura
que si tenéis a Dios en vosotros, nada ni nadie podrá venceros, causaros la
muerte del ama ni la ruina eterna”.”
*****

9
Romanos 8, 35-39
10
Ezequiel 9, 4; Apocalipsis 7, 3
11
El nombre de Miguel: Daniel 10, 13-21

234
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

2 junio 1950, viernes 1° del mes del S. Corazón

A los Romanos c. IX, v. 1-13


“Punto es este muy profundo, tanto por la norma que establece para la
práctica de la caridad como por la lección que da a quienes, por los bienes
terrenos, renuncian a los celestiales.
Invocando al Espíritu Santo que habita en los corazones y en los cuerpos
de los justos, Voz que habla a la conciencia que en Ella pone su enseñanza,
su guía y su ley, dice Pablo: “Tengo una gran tristeza, un dolor continuo en
el corazón; quería ser separado yo mismo de Cristo por mis hermanos (por
el bien de mis hermanos) que son de mi sangre según la carne: los Israelitas,
a los que pertenecen la adopción de hijos (de Dios), la gloria, la alianza, la
ley, el culto, las promesas, los Patriarcas de los que (vino) Cristo según la
carne…”
Pablo era hebreo e israelita, descendiente de Abraham, y lo declara como
testimonio y gloriándose de la nobleza de la sangre heredada de sus
mayores1 y esto, aún después que un rayo, en el camino de Damasco, 2 le
arrancara de la Sinagoga árida para sumergirlo en el río de la gracia de
siete brazos que fluye del seno de la Iglesia, de la Piedra puesta por el
Pontífice eterno: Cristo,3 contra la que, en vano, se habría lanzado Saulo,
no habiendo quedado destrozado en el choque que sólo un Querer Divino
que había dispuesto grandes cosas para él.
Aunque apartado, a la sazón, de la Sinagoga, aún se sentía unido por lazos
de afecto con sus hermanos de sangre en Abraham. Ni es responsable tal
efecto porque, si ha de considerarse como prójimo, al que se ha de amar, a
todo hombre habitante de la Tierra, mucho más prójimo es aquel con quien
nos une una descendencia, una patria y una ley comunes.

1
Hechos 22, 3; Romanos 11, 1; Gálatas 1, 13-14; Filipenses 3, 4-6; 2° Corintios 11, 22
2
Hechos 9, 1-18; 22, 5-16; 26, 9-18
3
Mateo 16, 13-19; Juan 21, 15-17

235
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Era Pablo de Tarso de Cilicia,4 ciudadano romano por tanto ya que Cilicia
dependía de Roma; mas judío de tribu de Benjamín5 por su nacimiento y
por la Ley y así había muy pocos como él entre los prosélitos, entre los
habitantes de la Diáspora y aún entre los mismos fariseos de Palestina que
fuesen tan ardientes como Saulo en las prácticas mosaicas y farisaicas, con
un ardor rayando en el fanatismo y en la injusticia.
El apego a sus hermanos de sangre y de anterior fe permanecía pues aún
en él tras haber abrazado la nueva fe y haberse hecho apóstol de Cristo, el
más ardiente de sus apóstoles, es más, habiéndose traspasado a sí mismo al
tiempo nuevo tal como era, con toda su intransigencia y con todo su
fanatismo del tiempo pasado, cualidades congénitas de su naturaleza
humana.
Mas, al haberse realizado su paso por obra extraordinaria de Dios, -el
Verbo encarnado – su amor a los hermanos de un tiempo, al igual de toda
otra cosa, se había transformado, pasando de afecto terreno a caridad
sobrenatural. Y aun su propia intransigencia y su fanatismo, por más que
seguía teniéndolos, se habían transformado también. Y así Saulo, el
ardiente, el intransigente, el fariseo fanático, el lapidador de Esteban6 si no
con las piedras sí con las palabras, el perseguidor de los cristianos, vino a
transformarse en el Pablo ardiente, no de odio sino de amor, intransigente
con cuanto hiciese relación al honor de Dios y al bien de los demás, primero
consigo mismo y después con todos, desde Pedro, el Pontífice, hasta el
último fiel.
Y he aquí cómo el efecto terreno a sus hermanos de un tiempo se eleva, se
sublima y resulta en él martirio de caridad sobrenatural, porque querría
verlos también en el Reino, convertidos, arrepentidos, renovados por, para
y en Cristo, al que, cuando estaba entre ellos, habían rechazado y
perseguido hasta la muerte, pidiendo cayera su Sangre sobre ellos,7 no con
un fin santo de redención sino por odio y por escarnio.

4
Hechos 9, 11; 21, 39; 22, 3
5
Romanos 11, 1; Filipenses 3, 5
6
Hechos, del 7, 55 al 8, 4
7
Mateo 27, 25

236
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Aquel pecado de deicidio es el dolor que oprime y colma el corazón de


Pablo. Su obstinada permanencia en este pecado que le acompañaba
mientras perseguía a Cristo al perseguir a los cristianos, era lo que
constituía la tristeza de Pablo hasta el punto de llegar a desear y casi pedir
ser separado de Cristo, el Amor de sus amores, para que ellos lleguen a
arrepentirse y a amarlo, mereciendo con ello ser vivos hijos adoptivos de
Dios y hermanos de Cristo, no sólo por la carne – asumida por Él de la
descendencia de Adán por línea materna, y de Abraham, Isaac, Jacob y
después, a través de sucesivas generaciones, de José, y, por último, de
María d la estirpe de David, por la cual Jesús de Nazaret es israelita
procedente del tronco más puro del Pueblo elegido8 – mas también por ser
coherederos del Reino del Padre celestial.
Aquellos que quieran ser verdaderos cristianos han de tener sentimientos
idénticos a los de Pablo para con los hermanos separados, hijos pródigos
de clases distintas a la de los que son cristianos, pues si bien creen en Cristo,
no son miembros del Cuerpo místico porque no están unidos al tronco de
la mística Vid, esto es, a la Iglesia Romana, y habiendo tenido el bautismo
y otros sacramentos de la Iglesia verdadera, más tarde, bien por mala
voluntad de quien les hizo caer en diversas herejías y en formas de vida
pecaminosas o por haber caído en herejías de diferentes especies (por
supersticiones, idolatrías incluso para con el hombre, comercio con el
demonio, pertenencia a sectas anticristianas, espiritismo, magia y otras y
otras cosas por el estilo).
El sacrificarse por estos tales a fin de que tornen a la Vida y alcancen la
Salvación eterna, es obra perfecta de caridad con el prójimo. Y la norma
es ésta: amar, no sólo a quienes son semejantes a vosotros en religión y
justicia y a los que os aman, sino también, y sobre todo, a los que son
diferentes a vosotros y enemigos,9 no sólo porque tienen mayor necesidad
de ello sino también porque amar a quien nos persigue o también nos odia
por nuestra fe y por nuestra manera de obrar, es dar testimonio de nuestra
perfecta formación en Cristo que perdonó hasta a quienes le crucificaron10

8
Mateo 1, 1-17; Lucas 3, 23-38; Lucas 3, 23-38
9
Mateo 5, 44-46; Lucas 6, 27
10
Lucas 23, 34

237
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

y escarnecieron y es, a la vez, moneda de infinito valor para vuestro tesoro,


en el Cielo.
La segunda lección, aquella que hace referencia a las distintas valoraciones
de los bienes terrenos y celestiales, se encuentra en los versículos 6, 7 y 8, y
la conclusión en el versículo 13.
“No todos los que descienden de Israel son israelitas, ni los nacidos de la
estirpe de Abraham son todos hijos suyos sino que su descendencia será de
Isaac. Por tanto, los hijos de la carne no son hijos de Dios sino que son
contados como descendientes los hijos de la promesa”.
He aquí pues cómo la voluntad libre del hombre es la que decide su suerte
futura y eterna. Cómo en Adán fue su voluntad la que le hizo caer; cómo a
Caín11 fue su voluntad la que le hizo fratricida y errabundo dando origen
a los hijos de la carne, esto es, a los rebeldes a toda ley, incluso moral, como
fue también su mala voluntad la que motivó que Ismael12 fuera echado de
la tribu de Abraham y viniera a ser engendrado de hijos d la carne, y no de
dios, al unirse a una mujer de Egipto, esto es, idolatría.
Al paso de los siglos, repetirá Israel ese yerro contrayendo su rey nupcias
con mujeres extranjeras e idólatras,13 instaurando el culto de los ídolos
junto al Templo del Señor y preparando así el terreno para el cisma político
y religioso14 que dividió durante siglos a Israel en el Reino de Judá y en el
de Israel y enfrentó a los habitantes de Palestina – Judíos y Galileos – con
los Samaritanos hasta después de la muerte de Cristo.
Mas, antes también, otro, por su desprecio de las cosas verdaderamente
preciosas e imperecederas y su apego a las cosas terrenas, perderá la
primogenitura15 de la estirpe elegida y después la bendición paterna,
semejante a la bendición transmitida del Padre Creador al padre natural
para investir al primogénito de poderes extraordinarios y, por fin, perderá
su pertenencia al Pueblo de la promesa, dando origen a la estirpe de los
edomitas e idumeos , pueblo desdeñado por e Señor (Malaquías I, 4) por
11
Génesis 4, 1-16
12
Génesis 21, 8-21
13
1° Reyes (Vulgata: 3° Reyes) 11, 1-6
14
1° Reyes (Vulgata: 3° Reyes) 12, 1-33
15
Génesis 25, 29-34

238
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

no ser ya Israel sino raza de esclavos y no de libres, como la de Ismael, signo


de la diferencia futura entre los hijos de la Ley de la Sinagoga y los de la
Ley de la Iglesia de Cristo que hace de los hombres que la observan hijos
de Dios, hermanos de Cristo y coherederos del Cielo.
Así pues, no es cambio alguno en la eterna y perfecta Voluntad el que lleva
a unos más que a otros a la perfecta libertad y a la vida en el Reino, como
quieren decir las iglesias reformadas y heréticas, sino la libre voluntad del
hombre que puede elegir lo que más le place: la carne o el espíritu, el
mundo o el Cielo, Satanás o Dios.
Pero aquellos únicamente que permanecen fieles a Dios, creen firmemente
en Cristo su Hijo y practican su Ley y su Doctrina – que en complemento
de la ley del Sinaí16 despojada de las ligaduras de la Sinagoga y hecha de
nuevo libre con la libertad de Dios, buena con la bondad de Dios y siempre
con la simplicidad de Dios – éstos sólo logran ser o permanecen hijos de
Dios.
Aquellos que creyéndose los “primogénitos” del pueblo de Dios por haber
venido antes, perseguirán a los tenidos como inferiores por haber venido
después, más tarde que el “Hijo del Carpintero de Nazaret” 17 al que
escarnecieron, y sólo por haberlo despreciado, - y haber despreciado, a la
vez que a Él, la predilección que tuvo Dios con Israel haciendo nacer en
Israel a su Verbo encarnado – hará con ellos lo que con Ismael y Esaú18
que, de primogénitos de la descendencia elegida, quedaron reducidos a
esclavos de su pecado y a ser de aquellos que estarán detrás, agobiados por
sus culpas y, más que nada, por la gran culpa del deicidio, a ser los
separadores del Pueblo de los hijos y los odiados por el Amor eterno al no
haber sabido acoger y amar al Amor hecho Carne por amor.
Por el contrario, aquellos que no eran Pueblo de Dios (los Gentiles de todo
tiempo y lugar) llegaron a serlo, formando parte del Reino de Cristo en la
Tierra, al pertenecer a su Esposa real, la Iglesia y, en el Cielo, al alcanzar
su posesión tal como la inmutable Palabra de Dios lo prometió desde el

16
Éxodo 20-23; Deuteronomio, del 5, 1 al 6, 13
17
Mateo 13, 55
18
Génesis 21, 8-21

239
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Edén19 y después. A través de los Patriarcas y de los Profetas, hasta Cristo


por boca de Éste y, posteriormente, a través del magisterio de la Iglesia por
el tiempo que Ésta dure.
La antigua promesa del Redentor, habiéndose, a la sazón, cumplido con su
venida y con el cumplimiento de su misión en el mundo, queda sustituida
con la nueva promesa: “Todo el que crea en Cristo, le acepte a Él y su
doctrina, se hace hijo de Dios y tiene la vida eterna”;20 lo mismo que sucedió
con la antigua Sinagoga que fue sustituida para siempre, hasta el fin de los
siglos, por la Iglesia de Cristo; y como el Nuevo testamento que sucedió al
Antiguo.
Sólo los hijos de la promesa, esto es, los que creen en Cristo y viven en su
Cuerpo místico del que Él es su Cabeza santísima y miembros suyos la
asamblea de los fieles, “son contados como descendientes” y, por ello,
coherederos del Reino de la Jerusalén eterna”.21
*****

19
Génesis 3, 14-15
20
Juan 6, 45-47
21
Apocalipsis 21, 1-8

240
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

16 de junio 1950.- Fiesta del Sagrado Corazón

A los Romanos c. IX, v. 14-18


“Nadie puede apropiarse el derecho de hacer observaciones e imposiciones
a Dios por más que parezca injusto su modo de proceder con los individuos,
las naciones, o la humanidad entera, a menos de ser un sacrílego o
declararse incrédulo.
Porque, verdaderamente, los que no creen que una cosa pueda ser de Dios
si no la ven confirmada por una manifestación divina, además de imitar en
su culpa al apóstol Tomás1 –culpa de hombre aún no confirmado en la fe
de Cristo antes zarandeado en la misma por la captura y muerte
ignominiosa de Cristo – repiten la culpa imperdonable y no perdonada de
los Fariseos, Príncipes de los Sacerdotes, Escribas y de todos aquello que,
en el momento de la consumación del más grande sacrificio de amor de
Dios, Caridad Infinita, exigían para creer – ni tampoco les habría bastado,
porque hubieran dicho: “Lo hizo porque es un Satanás y le ayudó Belcebú2
– que Cristo bajase de la cruz y se salvase a sí mismo.3
No hay quien pueda hacer observaciones o imposiciones a Dios, porque
Dios es Dios y todo –personas y cosas, pasadas, presentes y futuras – es
nada comparado con Él, Único y Trino, Inmenso, Perfecto en la totalidad
de sus Tres Personas y en su Unidad admirable, lo mismo que en sus
Atributos y en sus Actos.
No hay otro Dios fuera de Él: el Dios Padre, Creador y Señor del Cielo y
de la Tierra, Primera Persona de la Trinidad Santísima, el Cual por
ninguno fue engendrado porque es Eterno, y por Sí mismo, mediante divina
generación, engendró a su Verbo – por medio del cual todas las cosas
fueron hechas – la Segunda Persona, divina, Eterna, Perfecta, igual en todo
a la Primera que en Él se complace, así como el Hijo se complace en el
Padre que lo engendró, dando origen, mediante esta doble complacencia,
al Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo y es su mismo amor, el
1
Juan 20, 19-29
2
Mateo 12, 24; Lucas 11, 15
3
Mateo 27, 39—44; Marcos 15, 29-32; Lucas 23, 35-39

241
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

nudo que los estrecha, el abrazo que los une, el fuego que los funde sin
producir confusión de Personas, la paz en la que incansablemente operan
y descansan juntos en el Amor, por el Amor y con el Amor que de Ellos
procede y que constituye el atributo mayor y la esencia misma de Dios.
Él, Dios, siendo Amor, no puede ser sino Justicia, porque sólo quien no ama
es injusto con sus semejantes o con sus hijos y hermanos. Por el contrario,
el que ama es siempre justo, pues, aun reconociendo que las acciones de
uno son injustas – porque, no reconocerlas por tales, si tales son, no sería
bondad sino estulticia – es justo asimismo al castigarlas no excediéndose en
la severidad ni en la indulgencia sino obrando con arreglo a la medida que
la culpa exige.
Dios ama. Ama como Padre a sus hijos, al igual que Jesús, Dios-Hombre,
ama a sus hermanos. De aquí que siempre sea justo, lo mismo al castigar
que al premiar. Y cuando de los labios de la Sabiduría encarnada salían
aquellos consejos evangélicos: “Haced cuanto y como Yo hago. Sed
perfectos como el Padre de los Cielos”,4 era a esta perfección de justicia
amorosa a la que el Verbo estimulaba: a la Justicia perfecta del Padre y del
Hijo hecho hombre. A esa justicia que no claudica por parte alguna, ni ante
presiones ni por dádivas, amistad o parentesco, antes, con espíritu
remontado sobre toda cosa material y terrena, juzga, absuelve o condena
conforme es debido.
Ser justos con el prójimo es más difícil que ser amantes de Dios, porque
Dios es bueno y es fácil amar al que es bueno. Dios es confortador y resulta
fácil amar a quien conforta y consuela. Dios es sostén y es cosa fácil amar
a quien nos sostiene. Dios es perdón y es fácil amar al que perdona. Mas el
prójimo es, a menudo, malo, injusto, dispuesto a causaros dolor y a
aumentárselo con sus incomprensiones, obstinaciones, burlas y asperezas,
fáciles en abandonaros si os encontráis oprimidos o en desgracia, cuando
no viene a hacerse cómplice del que ya os está oprimiendo para, a su vez,
oprimiros y adoloraros él aún más; duro en perdonar aun cuando se siente
injustamente ofendido o perjudicado al tiempo que vosotros sois inocentes;

4
Mateo 5, 48

242
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

y durísimo después en perdonar cuando vuestra culpa es manifiesta.


Amarle es, por tanto, difícil.
Con todo esto, está dicho: “Amad a los que os odian y seréis hijos del
Altísimo”.5 ¿Por qué? Porque poseeréis el perfecto amor y la imagen y
semejanza más acabada con Dios. Más aún: como el hijo asume la vida que
seminalmente le transmite su padre y resultan incancelables las cualidades
físicas de éste tanto en la sangre como en el aspecto y el carácter además
del apellido, así vosotros, si asumís el principal de los atributos de Dios, ese
que constituye su esencia, asumís en vosotros la Vida misma de Dios, vivís
por Él y en Él y venís a ser sus verdaderos hijos, no por la igualdad de
naturaleza y esencia sino por sobre naturalización de la criatura que viene
a quedar así divinizada por participación relativa en los actos de Dios Uno
y Trino y por semejanza al hacer lo que Él hace desde siempre: amar.
Ya lo dijo Dios a Moisés: “Usaré de misericordia… tendré compasión…”6
Mas su misericordia y su compasión no tuvieron su inicio en aquel
momento. Bien que unidas a la justicia divina, aparecen ya vivas en el Edén
ante aquellos dos prevaricadores, condenados en el tiempo con el trabajo,
el dolor, la fatiga, el destierro y la muerte, mas perdonados para la eternidad
con la promesa de la Redención y mediante Ella.7
Mas todavía: la misericordia y la compasión existieron aún antes de que
viviese el hombre, cuya culpa futura no la ignoraba su Creador. Y esto, por
haber creado al hombre para darle el Cielo y la filiación y semejanza
divinas;8 por haberlo creado sabiéndolo destinado ya a ser, por propia
voluntad, un pecador, un rebelde, un prevaricador, un ladrón, un
homicida, un violento, un embustero, un concupiscente, un sacrílego, un
idólatra – hallándose presentes en él, por condescendencia propia, todas las
malas tendencias humanas, en él, en el hombre, que debía ser santo – y,
sobre todo, por haberlo creado sabiéndolo capaz de dar muerte una vez a
su Verbo que por el hombre había asumido la Humanidad y de herirle
innumerables veces con sus pecados, tantas cuantos son los granitos de

5
Mateo 5, 44-45
6
Éxodo 33, 19
7
Génesis 3, 14-20
8
Génesis 1, 26-27

243
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

arena que forman el fondo de los mares, desde su venida redentora hasta
el fin de los siglos, esto da la medida exacta de la infinita misericordia y
compasión de Dios.
´l contemplaba ab aeterno a su verbo, y su Pensamiento eterno pensaba en
todas las cosas que por el Verbo habría de crear y, jubiloso, admiraba en
su pensamiento las innumerables bellezas y maravillas de la Creación que,
en el momento preciso, habrían de hacerse por el Verbo.9 Mas, al mismo
tiempo, el Padre de las luces veía mancillarse aquel poema creativo, todo
luz y bondad, con una mancha perturbadora y maléfica, origen de toda
culpa y desventura.
Como aquel que se detiene admirado a contemplar un lugar de delicias,
lleno todo él de balsámicas flores, de aguas cristalinas, de pájaros cantores,
y gime después horrorizado viendo salir de él una serpiente venenosa y
agresiva que rompe, muerde y destroza plantas y animales y contamina las
aguas y las flores, así el Padre del Verbo y del hombre, al contemplar ab
aeterno la futura creación en la que todo lo creado sería “bueno”,10 vio a la
serpiente atacar, corromper, contaminar todas las cosas y traeros el dolor;
vio al hombre caído, vio a Caín asesino de Abel,11 figura del otro Caín
(Israel) que habría de dar muerte al nuevo Abel: su Verbo.
Ante un acontecimiento como éste aún el mas santo d los hombres habría
llegado, si no a odiar, si al menos a sentir brotar dentro de él displicencia
hacia el ingrato, tan inútilmente beneficiado y disipador de los beneficios
recibidos.
Dios, no; Dios lo sabe todo. Y su misericordia y compasión no mueren ni
languidecen sino que, precisamente, este conocimiento eterno es el que las
hace surgir y así, ab aeterno decretan que, puesto que el Hombre y los
hombres han de ser pecadores y homicidas de su parte eterna y de los
hermanos, si de nuevo ha de hacérseles “vivientes”, “hijos” y
“coherederos”, es preciso sacrificar al Hijo.

9
Juan 1, 3; Colosenses 1, 16
10
Génesis 1, 1-31
11
Génesis 4, 1-16

244
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Él será el Hijo del Hombre, el Adán fiel y santísimo, el Abel y el Cordero


inmolado por Caínes deicidas. Y por la Culpa primera y la segunda –la del
Edén y la del Templo12 – vendrá la Redención.
Y Dios será compasivo y misericordioso con quien lo desee, es decir, con
todos aquellos que, a su vez, quieran, con buena voluntad, ser “hijos de
Dios” por haber acogido con amor a Cristo y seguido y practicado los
mandatos y enseñanzas de la Palabra divina.
Dios siempre saca bien de todas las cosas.
De la culpa de Adán sacó el bien de la Redención, medida de la Caridad
divina que es infinita y perfectísima. La confirmación de su poder, justicia
y bondad infinitos la sacó de la obstinación del Faraón 13 en oponerse a las
órdenes que Moisés, su siervo, le transmitía al monarca egipcio, el cual, de
este modo, - por las plagas que azotaron a Egipto y por el exterminio de los
primogénitos y de los Egipcios en el mar Rojo – conoció que Dios es el Señor
como lo conoció también el Pueblo de Dios que, mediante tales prodigios,
quedó confirmada su fe, en el Dios Único, en su Dios.
De la culpa de Israel, crucifixor de su Verbo encarnado, sacó la certeza feliz
de la Resurrección de la carne y de la Jerusalén eterna, a la que suben los
espíritus de los justos con sus respectivos espíritus para una vida eterna de
gozo.
De todo saca l Buenísimo cosas buenas. Lo que únicamente haría falta es
que el hombre, con su voluntad que debe ser buena, supiese extraer su bien
de todo cuanto Dios hace. ¿Cómo? No rebelándose ni alejándose del Padre
de los Cielos cuando carga su mano y es amargo su cáliz.
Vosotros sois pecadores. Todos. Aún los mejores son imperfectos. Jesús era
inocente, santo y perfecto.14 Con todo, el Padre cargó sobre Él la suma total
de las culpas de los hombres para que las saldase sobre el Gólgota y le
presentó el cáliz más amargo,15 amargo con todas las amarguras y

12
Juan 11, 45-53
13
Éxodo del 7, 8 al 12, 34
14
Hebreos 7, 26
15
Lucas 22, 42

245
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

desazones: desde la amargura del abandono del Padre, 16 del dolor de la


Madre y de la traición del amigo y apóstol, hasta la vileza de los demás
apóstoles, la negación de su Cefas17 y la ingratitud del pueblo. Ningún
hombre cargó ni cargará con tal cantidad ni beberá el cáliz que abrumó y
amargó a Cristo Inocente.
Aprended de aquí a imitarle en su perfecta buena voluntad, en su
obediencia santísima para así extraer vuestro bien de todo cuanto Dios
permite que os suceda para vuestra prueba y vuestro premio”.
*****

16
Mateo 27, 46; Marcos 15, 34
17
Mateo 26, 69-75; Marcos 14, 66-72; Lucas 22, 55-62; Juan 18, 25-27

246
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

22 – 6 – 50
A los Romanos c. IX, v. 19-24
Muchos al sentirse llamar a los caminos de la justicia, para no disgustar a
Dios responden con esta reconvención blasfema:
“¿De qué pues se lamenta? ¿No es Él quien nos hizo así? Bien podía
habernos creado intangibles a los asaltos del Mal o, al menos, no dejar que
el Mal nos asalte. Podía habernos hecho a todos buenos y santos. Por el
contrario, ¿dónde está su justa medida de bondad y de providente cuidado
con todos? Hay quien es rico, quien es miserable, quien está sano y quien
siempre se encuentra enfermo; hay quien se ve amado por sus parientes,
por su esposa, por sus hijos y amigos y quien se siente incomprendido,
frustrado, traicionado y desarmado por esos mismos; hay quien triunfa
siempre y quien, con tener todos los medios, incluso santos, a su favor, no
triunfa jamás. ¿Cómo es posible pretender que quien es víctima de la
sociedad, de la familia, de los infortunios o enfermedades, no se rebele
viendo que muchos otros, lejos de ser víctimas, triunfan? Y quien fue
creado con sangre bullente de ira o de lujuria, no puede acaso decir: “¿Por
qué me recreaste así? Es Él, es Dios el que así lo quiere y es inútil oponerse
a su Querer tanto en lo Bueno como en lo Malo. Es Él quien lo quiere”.
No. No es Él. No caigáis en las herejías de ciertas sectas, hoy ya oficialmente
desaparecidas, pero que, en realidad, aún perduran en los corazones con
sus doctrinas heréticas o en las de otras oficialmente activas que, con sus
doctrinas contrarias a la verdad, a la luz y a la sabiduría divinas – por estar
dichas sectas separadas del Cuerpo místico – llegan a la conclusión de que
el hombre no fue creado para el Cielo sino para ser un réprobo, ya que fue
creado de tal suerte que no puede menos de pecar.
Esto no es así. No lo creáis si os loticen. No admitáis tal pensamiento si
Satanás os lo insinúa en vuestra mente, pues extraña apostasía, ingratitud
y desesperación. Renegaríais e Dios, vendríais a desconocer su naturaleza,
su Paternidad, todos sus atributos; caerías en el pecado de desesperar de
salvaros y, cual hojas caídas, os dejaríais arrastra lejos d la meta verdadera:
el Cielo, y por caminos cuajados de tinieblas y de fango os precipitaríais en
el abismo, en ese abismo en el que fatalmente se precipitan todo aquellos

247
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

que no creen, no esperan y ya no aman a Dios, sus promesas seguras ni su


Ley.
Imitad a Cristo. Nadie fue más probado que Él. Nadie como Él supo de la
soledad, de la incomprensión y de los abandonos,1 desde los del Cielo hasta
los humanos. No hubo quien, como Él, padeciera todos los dolores: no hablo
sólo de los correspondientes a sus últimos días que terminaron en el
sepulcro, hablo de todos los dolores que soportó desde que abrió sus ojos
en Belén,2 dolores de toda especie y cada vez mayores. Mas nunca reprochó
a su Padre por este océano de dolores que le envolvía y que, con sus olas
amargas, cada vez más altas, trataba de anegarle.
Jamás recriminó a su Padre. Sabía que Él permitía esto para su posterior
exaltación3, por sus méritos en una medida sin medida, desproporcionada
con el sufrimiento. Sabía que el mal, el dolor, toda la soledad y angustia
que sufría, eran debidos al Hombre decaído,4 a Adán y a sus descendientes
que, por haber caído, no podían sino proporcionar dolor a Aquel que era
Dios en vestidura humana y que esto era así para hacer de ellos hijos de
Dios. El mismo Satanás era el motor y lo sabía, pues, conciente de su
próxima derrota por la restitución del estado de gracia a los redimidos, se
vengaba con el mayor de los odios contra el Amor.
Imitad a Cristo y no blasfeméis culpando a Dios de vuestras debilidades.
¿No os creó Él a todos iguales? ¿No os dio a todos, por igual, un
entendimiento para comprender, un corazón para amar, una conciencia
para distinguir el bien del mal y un alma para que se den en ella espirituales
arranques y sean posibles vuestros encuentros con Dios?
¿Sufrís? Pensad en lo que y en quien os hace sufrir y veréis que es el hombre
la causa de vuestros sufrimientos: porque, siendo pecador, os transmitió
sangre impura o porque atentó contra vuestra integridad física o porque
os tuvo envidia u odio y os calumnió o dañó moralmente.

1
Mateo 27, 46; Marcos 15, 34
2
Mateo 2, 1; Lucas 2, 1-7
3
Filipenses 2, 5-11
4
Génesis 3; Romanos 5, 12-21

248
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

¿Os sentís débiles en vuestro espíritu y humillados por vuestras caídas?


Examinaos bien ¿Es acaso Dios el que os trajo a esa tentación o sois, por
ventura, vosotros los que os pusisteis en ella no huyendo de vuestros
tentadores?
La Culpa que incuba en vuestra alma y es lavada por el Bautismo, aunque
dejando el fomes, al igual de las demás culpas vuestras, ¿son acaso tales
que hagan de vosotros unos perversos que no puedan ya dejar de serlo o
unos repudiados que hayan perdido su semejanza con el Padre sin
posibilidad de ir acrecentando esta divina similitud?
No. Como acaece con un hombre que, por más que nazca deforme o lo sea,
o, tal vez, bestial y monstruoso, no por eso deja de ser hombre; y, aunque
haya quedado lesionada su inteligencia, sigue viva el alma o susceptible de
tornar a la vida por más que el hombre, por degeneración psíquica, caiga
en pecado de bestialidad, pero después se arrepiente de él y reclama las
aguas de la Vida para su alma muerta, así, y con mayor razón, el alma
nunca pierde del todo su semejanza con el Padre que la creó, ni se apaga
en ella por completo la tendencia al Bien ni la llamada su origen y a su fin.
Y también aquí es la parte humana del hombre la que, con espontánea y
satánica voluntad, puede querer la muerte para el alma; mas ésta, de
encontrarse libre y sola, siempre tendrá la búsqueda de Dios y el gozo de
estar con Él.
El que espontánea y premeditadamente mata su alma, termina casi siempre
por dar también muerte a su cuerpo. Al ser violento con su alma, lo es
también con su carne y, al renegar del Ser, del Fin, de la Fe y de la
existencia en él del espíritu, acaba por matarse como Judas.5
El que, sin premeditación mata su propia alma con el pecado mortal, mas
después tiene voluntad de Vida y, arrepentido, procura regenerarse y, a
imitación de Dimas,6 confía en la Misericordia, no sólo devuelve la vida a
su espíritu, sino que, por la humillación de la caída, disminuye en soberbia
y crece en humildad; y, de aquí que la culpa y sus mismas tendencias, al
mantenerlo humilde, le sirven para caminar hacia la perfección que nunca

5
Mateo 27, 1-5
6
Es el nombre, no bíblico sino tradicional del buen ladrón: Lucas 23, 33-43

249
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

puede estar en donde se halle la soberbia, mientras que la experiencia del


amor de Dios que perdona al culpable arrepentido, le lleva a un más vivo
amor de Dios y, de éste, a su Fin.
Muchas veces – y de ello es un ejemplo Pablo – de grandes miserias, de
vasos de arcilla colmados, tal vez, de fango, de lujuria y de odio, saca Dios
sus vasos de elección.
Igual que el Alfarero divino que de la misma materia hace los vasos, todos
los vasos. De la misma materia. De modo idéntico, os mezcla los mismos
elementos. A todos da igual misión y el mismo fin y sabe su pensamiento
quiénes han de ser fieles a esa misión y a ese fin y quiénes no. Mas no es Él
quien los quiere así. Es la materia la que quiere o no quiere permanecer
fiel.
La paciencia divina todo lo soporta. Sabe esperar. Hace de los hombres –
vasos de elección o de perdición, de caridad o de odio, de verdad o de
mentira, de castidad o de lujuria – otros tantos medios para probar a los
demás hombres en su voluntad de salvación o de ruina, de avaricia o de
amor a la pobreza espiritual por desapego de todo lo que no es Dios, de
rebeldía o de mansedumbre, de ira o de paciente llanto en el dolor, de
injusticia o de justicia, de dureza o de misericordia, de triple
concupiscencia o de triple pureza, de cólera o de paz, de persecución contra
los hermanos o de fidelidad más bien durante la persecución, para premiar
o castigar según lo exija el mérito o el demérito, como también para hacer
que resplandezca su Poder dando el Reino a los que responden a sus luces,
a sus invitaciones, a sus mandatos, y quitándoselo a quienes,
autoproclamándose “dioses y justos, no se pliegan a sus Voces, llaman
“tinieblas” a sus luces y sugestiones de Satanás a sus prodigios.
Esto mismo hizo Israel con el Señor y con su verbo. Y Dios, que quería
castigar a Israel, el cual, de la Ley divina tan sólo tenía ya la letra pero no
el espíritu7 y había caído en los perennes pecados de soberbia, de dureza
del corazón, de rebeldía y hasta de idolatría – menospreciando al Dios
verdadero, hecho carne por amor y dándole muerte para ser ellos “dioses”
– después de haber soportado pacientemente durante siglos a estos vasos
7
2° Corintios 3, 5-6

250
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

sobre los que bajan ya su ira para condenarlos a la perdición, repudiando


a la Sinagoga y a sus ministros, de la misma reprobación de Israel, culpable
del máximo pecado, extrajo la salvación. La misericordia y la gloria eterna
para los Gentiles y en el lugar del Templo y de su altar, ya demolidos, -
como estaba anunciado por los Profetas y por Cristo -8 y de los antiguos
sacrificios, reconstruyó el nuevo Templo y el nuevo altar, al igual que el
nuevo Sacrificio perpetuo y santísimo, como eterno y santísimo es también
su eterno Pontífice: Cristo, Hijo de Dios.
A los dichos Templo, altar y sacrificio, todos los pueblos eran y son
admitidos porque todos los hombres son, por igual, criaturas de Dios,
tienen un mismo origen, un mismo fin e idénticos derechos de hijos con el
Padre que es misericordioso y compasivo para con todos aquellos que se
vuelven a Él”.
*****

8
Juan 2, 19-22

251
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

16 – 7 – 50

A los Romanos c. 9°, v. 25-29.


“¿No ocurre, tal vez, lo mismo entre los hombres? Cuando un padre, un
buen padre de familia, después de haber amado con un amor recto a sus
hijos, haber trabajado para ellos, haberse agotado en darles bienestar y
desvelado por ellos para hacerlos crecer sanos de cuerpo y de espíritu, llega
a verse repudiado, abandonado o, tal vez, maltratado, explotado, u otras
cosas más por, ellos, ¿no se vuelcan acaso sus ansias de amar y de hacer el
bien sobre cualquier pobre niño huérfano o hijo de nadie – que es el más
triste de las orfandades – y lo toma adoptándolo, destinando para él los
bienes que los hijos d su sangre rechazaron? Y esto lo hace para amar y
tener quién lo ame.
Así hace Dios Padre. Así lo hizo.
Desde el principio de la humanidad amó Dios al hombre y, de entre los
hombre, distinguió con particular amor a los antiguos justos, padres y
patriarcas llenos de dignidad, de prudencia, de valor, de justicia y de todas
las demás virtudes con las que agradaron a Dios. Desde Enoc a Noé,1 desde
Abraham a Isaac y Jacob2 y, más tarde, al gran Moisés3 – caudillo y
salvador del Pueblo elegido, legislador por disposición de Dios que le confió
la Ley y sus disposiciones – a Aarón, primer sacerdote,4 a Josué5 que llevó
a término las órdenes dadas por Dios a Moisés acerca de la posesión de la
Tierra prometida a los hijos del Pueblo elegido, a los Jueces, a los Profetas
y Reyes, ¡cuánto amor prodigó Dios a su pueblo a través de estos más
elegidos de entre los elegidos!
Mas, por sentirse infinitamente amados, cayeron en el mismo pecado de
Adán. Creyeron serles todo lícito. Tuvieron por inútil obedecer a Dios. No
sólo eso: osaron criticar las acciones de Dios y las juzgaron, ya inútiles,

1
Génesis, del 5, 21 al 6, 12
2
Génesis 12, 35
3
Éxodo 2, 20
4
Éxodo 29
5
Josué 1-24

252
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

absurdas, satánicas y hasta imposibles. Cuanto Dios – el Padre desde el


Cielo y el Hijo sobre la Tierra – más daba a entender la naturaleza de
aquellos prodigios, de aquellas palabras y más atestiguaba con esos mismos
prodigios y con la sabiduría de aquellas palabras que “aquello era de Dios”,
tanto más juzgaba Israel como satánicos los prodigios, asegurando ser
Satanás el que los realizaba, que eran blasfemas sus palabras y sacrílegos
sus actos.
Y Dios repitió el gesto que tuvo con los dos prevaricadores del Edén.
Repudió a Israel y, para tener un Pueblo, eligió a los gentiles.
El Espíritu de Dios anunció por su profeta Oseas: “Vuestra madre (la
Sinagoga) no es ya mi mujer… No tendré compasión de sus hijos porque
son hijos de fornicación… Haré que terminen todas sus alegrías, sus fiestas,
sus novilunios, sus sábados y todos sus días de fiesta… Y diré a aquel que
no era mi Pueblo (los gentiles): “Tú eres mi pueblo, y él me dirá: “Tú eres
mi Dios”…”6
Y más todavía, profetizando cuán pocos del numeroso Pueblo que ya era
de Dios, del Pueblo de “El que es” del tiempo antiguo y del antiguo Templo
habrían de hacerse del nuevo Pueblo de Isaías 10,21Dios-Jesús y del nuevo
Templo, se dijo: “Los residuos de Jacob, los residuos, digo, (o sea, los
israelitas todavía justos como los de la estirpe directa y primigenia de
Jacob) se convertirán al Dios fuerte”.7Y se dijo lo que expresa Pablo
refiriéndose a otros puntos de las profecías de Oseas y de Israel. Y cuanto
se dijo tuvo cumplimiento. Y los que formaron el Pueblo fueron los Gentiles
y unos pocos israelitas que supieron acoger a Cristo, llegando a ser por esto
“hijos de Dios”.
Hijos es mucho más que súbditos porque a los súbditos no les es dado
habita en la casa real mientras que a los hijos sí. Y los hijos de Dios,
hermanos de Cristo, habitarán en la Casa del Rey de los reyes para
siempre”.
*****

6
Oseas 2, 4-25
7
Isaías 10, 21

253
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

24 – 7 – 50

A los Romanos c. 9°, v. 30-33


“Si la arribada al Reino de Dios – Reino de Amor, de Justicia y de Pureza
– se hubiera circunscrito a los israelitas y a los hebreos de la Diáspora,1 no
habría resultado posible, al ser Jesús el Hombre-Dios, Rey universal y de
infinito poder, el que toda la Humanidad hubiera podido pretender,
merecer y obtener el Reino de Dios, primero en sí y junto a Dios después.
Si esta llamada y derecho a heredar el Reino hubieran quedado reducidos
al solo pueblo hebreo – cosa que sólo hubiera podido suceder gracias a un
milagro fulgurante de Dios capaz de desbaratar el errado mundo de ideas
que tenazmente defendían los hebreos contra todo lo que pudiera hacerlo
caer y desaparecer - ¿cómo habría podido decirse que Dios es Padre
infinitamente bueno para todas las criaturas dotadas de alma espiritual?
Las otras, todas las demás criaturas esparcidas por los continentes entonces
conocidos y por los aún desconocidos, ¿cómo podrían decir, al final de los
siglos, que Dios era bueno y paternal con todos los hombres? Ellas no
tenían culpa de haber nacido en otras patrias y en otras religiones. Si
alguna culpa había, era ésta la de los hebreos que abrigaban un odio
encarnizado y un desprecio desdeñoso hacia todos los incircuncidados por
más que éstos fuesen, moralmente, más justos que ellos.
Debido a este desprecio injustificado y contrario al mandamiento del amor
para con el prójimo que no se limita a los compatriotas y correligionarios,
jamás intentó Israel dar a conocer el verdadero Dios a los adoradores de
múltiples dioses, como tampoco a aquellos paganos que, por ser
particularmente virtuosos, presentían la existencia de un Dios verdadero –
diferente de los falsos dioses, Único, Santo, Creador, de modo muy distinto
a como declaraban las míticas leyendas, Tutor y Moviente de todo el
Universo – llegando a levantar un altar al Dios Desconocido2 y
conservándolo allí durante siglos con objeto de invocarle. Y sin un mandato
expreso del Verbo encarnado – “Id a evangelizar a todas las gentes
1
Así se les llama a los Israelitas que viven fuera de la tierra prometida; Santiago 1, 1
2
Hechos 17, 22-34

254
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,


enseñándoles cuanto os he enseñado”3 – ni aun los mejores de Palestina, los
elegidos, los amaestrados por Él durante tres años con la palabra y con el
ejemplo, hubieran removido las pasadas piedras de sus concepciones
hebraicas que calificaban de “abominación e impureza” cuanto no fuese
Israel, mezclando en su desprecio a los Samaritanos4 con los Fenicios, con
los Romanos y con cuantos no pertenecían a la Sinagoga de Israel.
Los Hechos de los Apóstoles dan testimonio de esta terca cerrazón y
aversión aun entre los Apóstoles.5 Jesús, el Maestro, que durante tres años
les había explicado cómo su Reino no era de este mundo,6 que había
rechazado todas sus insinuaciones de hacerse “rey”7 que les había
reprochado sus sueños de humana gloria, sueños que hicieron de uno de
ellos su traidor por la desilusión de un delirio desvanecido. Está para tomar
al Padre. Y mientras, bendiciéndoles de nuevo, se halla a punto de dejarles,
después que recibieran ya de Él una vez el Espíritu Santo (Juan c. XX, v.
22) para poder entender las cosas sobrenaturales y las espirituales – y así
poder absolver, comprendiéndolos, los misterios del corazón y de la carne
– aún le preguntan:: “¿Es ahora cuando vas a reconstruir el reino de
Israel?” (Hechos, c. I, v. 6). Aún no habían entendido, tanto eran Israel
antiguo, que el Mesías era Rey de un reino espiritual y eterno.
Y años después, cuando Saulo era ya Pablo y Pedro era Pontífice y estaba
lleno, desde hacía tiempo, del Espíritu Santo, la prevención contra los
Gentiles era aún tan viva que Dios, para persuadir a Pedro de que no debía
rechazar al centurión Cornelio de Cesárea, hubo de obrar un doble milagro
(Hechos 10, 11-16 y 10, 25-33) y una confirmación, lo mismo para Pedro
que para los demás Apóstoles y hermanos de Judea, prontos a reprochar a
Pedro por lo que había hecho. (Hechos 10, 44-48; 11, 2; 11, 15-17).
Todo esto, cierto por estar contenido en un complemento del Evangelio que
los Padres de la Iglesia han tenido por aceptable y de fe, es prueba de cuán

3
Mateo 28, 19-20
4
Juan 4, 9-10
5
Hechos 10, 1-11 y 18
6
Juan 18, 36
7
Juan 6, 15

255
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

fuerte era, aun entre los mejores del viejo Israel y entre los santos de la
nueva Iglesia de Cristo, la prevención contra los Gentiles.
Mas Jesús, Redentor de todos los justos de voluntad y de espíritu, quiso, al
llamar a todos los hombres a su Reino, testimoniar y probar que todos los
hombres, en cuanto de Dios está, se hallan predestinados al Cielo, 8 siendo
Él, Padre amoroso y providente de todos los hombres.
Los Gentiles, es verdad, no buscaban la justicia, la verdadera Justicia; mas
no era porque la despreciaran sino porque no sabían dónde estuviera ni
había quién les mostrase en qué consistía. Pero, una vez conocida, la
abrazaron, y con un heroísmo de fe que asombró al mundo haciéndolo
cristiano.
En verdad que el fango del paganismo se lavó con ríos de sangre de
mártires que, en su mayor parte, eran Gentiles convertidos a Cristo, y el
humo de las hogueras, sobre las que ardían los héroes de Cristo,
purificaron al mundo, mientras que las osamentas de los confesores,
amasadas con sus cenizas y su sangre, pusieron los cimientos de la Iglesia
y sus mismos nombres atestiguan qué muchedumbres de mártires,
confesores de Cristo, dieron los Gentiles.
Como Jesús, al llamar a todos los hombres a su Reino, viene a atestiguar
cómo el Reino fue predestinado a todos los hombres habiéndoseles de dar
a cuantos lo merecieran con su virtud, del mismo modo los Gentiles, al
elegir con espontánea buena voluntad querer formar parte de este Reino
de Dios, primero en sí y después en el Cielo, dan testimonio de que
cualquier hombre puede pertenecer a él con tal de que lo quiera, no
habiéndose de tener en cuenta para nada su pasado.
Por el contrario Israel, que conocía ciertamente desde hacía siglos la
Justicia y la Sabiduría y que, sin más que quererlo, se hallaba en
disposición de completar, perfeccionar y acoger a la Sabiduría y Justicia
vivientes, - a Jesús, Sabiduría y Justicia9 divinas y encarnadas – no quiso
procurase este remate, esta perfección, antes, en vez de acoger a Aquel que

8
Romanos 11, 26; 1° Timoteo 1, 15; 2, 4
9
1° Corintios 1, 24

256
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

venía a hacerles justos y sabios de verdad, rechazó, ultrajó y mató a Cristo,


santo y sabio; y, persistiendo en su malquerer también a sus continuadores.
Israel no quiso ser justo. Nunca lo quiso. Ni con el Maestro, ni con el
Taumaturgo, ni con el Mesías, ni con el Verbo encarnado, ni con el
Inocente. Condenó como blasfemas y satánicas10 las palabras y acciones del
Maestro y sacrílego al Mesías; no quiso reconocer al Verbo cuya divinidad
era patente hasta para quien no lo quisiera admitir y llevó a la cruz a Quien
era digno de todo honor como Hombre justísimo y como Verdadero Dios.
Así, siempre obra así el perpetuo Israel, esto es, la clase inmortal de fariseos
y escribas con los justos, con los siervos de Dios, los elegidos de Dios. El
enemigo de todo lo que es santidad y bien, enemigo de Dios y enemigo de
los siervos de Dios, agita su ponzoña y los sedimentos de la culpa de Adán
contra los hombres y hacerlos concupiscentes, esto es, envidiosos,
vengativos, mentirosos e injustos con los santos que sirven a Dios del modo
que Dios les llamó a servirle.
Israel, lo mismo el antiguo que el nuevo, tiene la letra de la justicia, mas no
su espíritu. No la tuvo a lo largo de estos últimos veinte siglos ni la tiene
ahora.
La letra, no, una balumba más bien de letras: “los pesos” insoportables
cargados sobre las espaldas de los “pequeños” mientras que no los echan
encima de los “poderosos”11; las “cerraduras” puestas para hacer
imposible a la gente entrar en el Reino de los Cielos12; los “diezmos” que se
han de pagar como público servicio a la ley, diezmos que no son pesados
para los ricos mientras que resultan un gravamen para los pobres con los
que no hay justicia ni caridad, o sea, las cosas más esenciales de la Ley, y,
como justificación de la dureza, del egoísmo y de la avaricia, se le llama
“corbán” al denario que estaría mejor empleado en socorrer una miseria.
Todas estas cosas, de las que Cristo habló a sus amigos y a sus enemigos
con la imparcialidad propia de quien es veraz y ajeno a todo pensamiento

10
Mateo 26, 65; Juan 8, 48
11
Mateo 23, 3-4; Lucas 11, 46
12
Mateo 23, 13

257
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

humano, eran y son la “letra” y no el “espíritu” de la Ley y constituyen su


impedimento para entrar en la justicia.”13
Israel, pues, no entró en la justicia y, al permanecer vendado y momificado
con las fórmulas que a sí mismo se había dado, además de sepultado y
vuelto ciego por los escombros acumulados sobre su entendimiento y sobre
su espíritu, quedó privado, como un cadáver, de la vida y de la fe perfectas:
la de Cristo y en Cristo; y lo que debiera haber sido “luz” y “Piedra
angular”, vino a ser por eso y sobre todo por eso, piedra de tropiezo. Piedra
de la que había ya hablado y anunciado Isaías,14 y de la que, asimismo,
Cristo, profetizado por el anciano Simeón como “ruina y resurrección de
muchos y signo de contradicción”,15 dice: “La piedra que desecharon ha
venido a ser la piedra angular… y quien vaya contra esta piedra se estrellará
y cuantos por esta piedra sean golpeados (al caer la misma sobre ellos)
quedarán triturados”.16
¿Quiénes son los que se estrellan por ir contra la Piedra-Jesús-Iglesia? Los
enemigos de Cristo que es Piedra-Iglesia-Cabeza de la misma.
Aún no se ha visto que enemigo alguno verdadero y grande de la Iglesia
Católica Apostólica Romana haya obtenido victoria. La historia de veinte
siglos demuestra que todo aquel que alzó su mano prepotente sobre la
Iglesia y desató su odio contra ella, se estrelló en sus sueños de gloria
perversa, como demuestra también que las condenas eclesiásticas no son
“letra” tan solo sino realidad que Dios rubrica con su Querer y que, a los
heridos por ellas, otra cosa no les espera sino ruina en el tiempo y en la
eternidad.
¿Quiénes son aquellos sobre los que cae la Piedra triturándolos? Los que
pidieron cayera sobre ellos esa Piedra trituradora gritando: “Caiga su
Sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos”.17
Y, efectivamente, cayó aquella Sangre que trituró el Templo y el Altar, a
los sacerdotes, a los poderosos y hasta a los ínfimos de Israel y, con ellos,
13
Mateo 23, 23-24
14
Isaías 8, 14
15
Lucas 2, 33-35
16
Salmo 118 (Vulgata; 117) 22-23; Mateo 21, 42-44
17
Mateo 27, 25

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

trituró su necio orgullo nacional, su despiadada dureza con los más


pequeños y sus equivocadas deducciones y convicciones acerca del Reino y
sobre el Mesías-Rey. Todo lo trituró y para siglos. Y no terminará esta
trituración mientras, vencidos su orgullo y su pertinaz ceguera, - que no lo
deja ver cómo la Piedra caída pulverizó y esparció como polvo al orgulloso
Israel – no alce Éste con humildad su grito demandando perdón, grito de
reflexión y de reconocimiento que desde hace veinte siglos lo está esperando
el Eterno para perdonar a Israel su horrendo pecado de deicidio y
readmitirle a la visión salvadora de Cristo”. “¡Bendito el que viene en el
nombre del Señor! ¡Hosanna a Cristo Hijo de Dios por generación eterna
y al Hijo de David18 por generación humana de la Virgen, retoño de la raíz
de Jesé,19 flor, lirio inviolado salido de esta raíz, de la que, al bajar el
Espíritu del Señor sobre su virginal e inmaculada corola, vino el
Emanuel!”.20
Hasta entonces pesará la condena sobre Israel, mientras que para aquellos
que, sean de donde sean, crean en Cristo o, cuando menos, pertenezcan al
alma de la Iglesia, bien por su buen deseo, por la práctica de la justicia o
por el ejercicio de la caridad con el prójimo y con Dios, por más que a Éste
no lo conozcan, Cristo será confirmación de sus esperanzas y premio de sus
virtudes”.
*****

18
Mateo 21, 9; Marcos 11, 9-10; Lucas 19, 38; Juan 12, 13
19
Isaías 11, 1
20
Isaías 7, 14; Mateo 1, 23

259
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

1 – 9 - 50

Cap. X, v. 1
“No puede argüirse, por esto, que no tenga también Dios misericordia y
justicia con Israel. Escucha: Desde siglos, después de haberle preparado
por espacio de tiempos y tiempos para recibir a Cristo reconociéndole por
tal; desde siglos está esperando que vuelva Israel a las sendas de la Verdad
y de la Vida para abrirle los brazos y el Reino.
Fue bueno Dios con su pueblo culpable, al igual que lo fue también el
Apóstol salido de ese pueblo,1 amando por él mientras perteneció al mismo
y se mostró acorde, hasta el fanatismo,2 con sus ideas y después lo
escarneció y odió como a un rengado de la Ley hebrea y como a un desertor
de la Sinagoga y de su raza.
Pablo fue bueno por ser un verdadero seguidor, siervo y apóstol de Cristo,3
del que asimiló todas sus enseñanzas y, en especial, la de la caridad, tan
opuesta a su temperamento fogoso y duro, pero que predicó y practicó
heroicamente, doblegándose y partiéndose a sí mismo y a su yo hasta hacer
de esta lucha entre su naturaleza y su voluntad un martirio íntimo e
incruento, aunque no menos doloroso, y así dice: “El voto de mi corazón y
la plegaria que hago es para que se salven, porque sé que tienen celo de
Dios, mas no según el conocimiento de la verdad, y, al ignorar la justicia de
Dios y procurar establecer la propia, no se han sometido a la justicia de
Dios”.
Pablo, por tanto, con su experiencia del pecado y de las causas que
originaban el pecado de los hebreos que no quisieron someterse a la justicia
de Dios, por haberlo cometido él mismo antes de ser fulminado en el camino
de Damasco,4 aplica nombres exactos, aunque abiertamente no lo dice, a
las pasiones nada buenas que hacían descaminar a Israel y reconocer que
ellas son las mismas que cerraron durante siglos a Adán el Edén y el

1
Romanos 11, 1
2
1° Timoteo 1, 13; Hebreos 8, 3; Gálatas 1, 13-14; 1° Corintios 15, 9: Filipenses 3, 6
3
Tito 1, 1
4
Hebreos 9, 1-19; 22, 1-16; 26, 9-18; Galatas 1, 11-24

260
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Paraíso, cerraron también el Paraíso a los hebreos. Ellos vienen a ser, una
vez más, los frutos concupiscentes nacidos del veneno esparcido por la
Serpiente para corromper a dos Inocentes.5 Son éstos la soberbia, la
desobediencia y la avaricia.
El que es, le había dicho a Moisés, su profeta: “Yo soy el Señor tu Dios. No
tendrás otros dioses porque Yo soy un Dios celoso”.6 A lo largo de siglos y
por medio de profetas llegados después, había invitado a su pueblo a
reconocer al Mesías en su realidad de Salvador y de Rey celestial, de
Rey de reyes y Señor de los señores, Verbo del Padre y Verdad eterna,
digno, por tanto, de ser adorado como Dios, venerado como Santo de los
santos, escuchado y obedecido en sus enseñanzas. Mas estas enseñanzas y
la misma humildad en el aspecto y en la condición de Cristo, chocaban con
el concepto que de Él se habían forjado los soberbios hebreos y, más que
nada, chocaban con sus costumbres morales.
Se sentían “dioses”, no por santidad de vida sino por fuerza de poder. Ellos
eran los Príncipes de los Sacerdotes, los Fariseos, Los Escribas, Los
Herodianos, Los Saduceos. Jesús era tan solo 2el carpintero de Nazaret”.7
Ellos daban lecciones en el Templo, o mejor, como dice Cristo en el v. 2 del
capítulo 23 de Mateo: “Se sentaban en la cátedra de Moisés” Jesús en
cambio, tuvo por cátedra durante 30 años el banco de carpintero de
Nazaret: José; y durante otros tres años, excepto breves apariciones en el
Templo durante las fiestas obligadas y raras lecciones en alguna sinagoga,
tuvo por cátedra, Templo y sinagoga los caminos, los bosques, las orillas de
los lagos y de los ríos, las plazas de los mercados, los patios de las casas
pobres, y, a lo más, alguna vez, los de las ricas moradas de Lázaro, 8 de
Juana9 y de algunos otros pocos amigos de elevado rango.
Para quienes todo lo cifraban en la exterioridad y en la opulencia, esta
humildad de origen, de carácter, de vestido, de lugares, de enseñanzas, eran

5
Génesis 3
6
Éxodo 20. 2-6
7
Mateo 13, 55; Marcos 6, 3
8
Juan 12, 1-11
9
Lucas 8, 3

261
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

otros tantos motivos, o más bien, otros tantos pretextos para no reconocer
en el hijo del carpintero de Nazaret al Hijo de Dios, al Mesías prometido.
Él enseñó la humildad, tanto con la palabra como con el ejemplo,10 escogió
de entre el pueblo humilde a sus apóstoles haciendo del más ignorante y
rudo de ellos, pero de buena voluntad, su Cabeza, su Piedra, su
continuador y su primer Pontífice.11 Uno tan solo de los doce se parecía en
ideas, gustos y carácter a los que se sentaban en la cátedra de Moisés, Y, de
entre ellos, fue el único que le traicionó.12
Tanto en el capítulo 18° de Mateo como en el 9° de Marcos y de Lucas y
también en el 10° de Marcos y de Lucas, Él, el Maestro de infinita
Sabiduría tenía dicho, presentando un niño a sus elegidos: “Si no os hacéis
humildes como este niño no entraréis en el Reino de los Cielos. El más
pequeño (humilde), ése es el más grande a los ojos de Dios que mantiene
escondidas las cosas excelsas a los sabios e inteligentes y las revela a los
pequeños por su humildad”.13
Antes aún que Jesús, Palabra divina de Dios encarnado, la Llena de Gracia
y del Espíritu Santo, hecha ya, incluso materialmente, “una sola cosa” con
Dios por hallarse encinta del Verbo divino, había cantado: “Dios dispersó
a los soberbios, volcó el trono de los poderosos y exaltó a los humildes”. 14
Y, en verdad era Dios mismo el que hablaba por los labios de María. Era,
en verdad, el Verbo eterno, pequeño embrión que se vestía de carne,
encerrado en su seno virginal, el que ponía esta verdad – que después,
hecho Hombre y adulto, habría de predicar tantas veces – en los labios de
su Madre, Asiento d la Sabiduría.
Y había indicado con estas lecciones cómo se puede ser sabios y maestros a
la vez que hijos del Reino, hijos de Dios y santos del Cielo.
Otras veces, como en el capítulo 22° de Mateo y en el 14° y 18° de Lucas,
había enseñado que todos los llamados quedan elegidos cuando, subidos en
10
Mateo 11, 29
11
Mateo 16, 13-19; Lucas 22, 31-32; Juan 21, 15-17
12
Mateo 10, 4; 26, 20-25; 7, 47-50; 27, 3-5;Marcos 3, 19; 14, 18-21 y 43-46; Lucas 6, 16; 22, 21-23 y 47-48;
Juan 6, 71; 13, 21-27; 18, 1-15
13
Mateo 11, 25; 18, 1-15; Marcos 9, 33-37; 10, 13-16; Lucas 9, 46-48; 10, 21; 18, 15-17
14
Lucas 1, 51-52

262
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

soberbia, faltan con el Rey benévolo, y cómo los primeros puestos en el


Reino y en el convite celestial son para los que en la tierra fueron humildes
y caritativos con los pobres, y cómo agrada a Dios la plegaria del humilde
y desprecia la del soberbio que se tiene por perfecto sólo porque guarda la
exterioridad de la Ley.
El Maestro habla para todos. Mas ¿a quién tenía presente, a quién
apuntaba bajo el velo de sus parábolas y lecciones? A Pedro: el humilde
que fue exaltado por su humildad sencilla y buena; a Judas de Keriot que
fue humillado por su jactancia, su triple concupscencia,15 su exterioridad
de la Ley y de su amistad con Cristo, su cálculo de adulto – y adulto astuto
– para el que hasta un suspiro encerraba doble fin. A Pedro, un niño por
más que fuese adulto, al que se le dio el Reino espiritual como Papa 16 y el
Reino celestial como santo. A Judas: el sabio hinchado de vanagloria que,
por haber sido malévolo con el Rey infinitamente benévolo, fue lanzado
fuera del Reino de Dios al abismo y al tormento del Infierno.
Deberíais meditar el Evangelio y los caracteres de los apóstoles mucho más
profundamente de lo que generalmente se hace. Recibiríais respuestas y
lecciones luminosas con las qué guiar a los espíritus de buena voluntad por
los caminos de la verdadera Sabiduría que conduce al Cielo.
Mas los Fariseos, Escribas y Sacerdotes, no podían, porques esto, en su
soberbia, ni querían hacerlo, ya que se tenían por perfectos en la Sabiduría.
He dicho17 y repito: “Poseían el perfecto conocimiento de la letra de la
Sabiduría, mas carecían en absoluto del espíritu de la misma. Por tanto, no
poseían la verdad, la luz para ver la verdad, ni la caridad para tener la luz
del amor con la que iluminar la verdad de la Ley del amor”. Tenían celo,
pero equivocado, por hallarse fuera de la caridad y, por ende, de la verdad
sobre cómo ser celosos en el servicio de Dios. Tenían una justicia suya
propia, toda humana, 18 que se habían dado a sí mismos, a la que no sabían
renunciar porque, renunciar a ella quería decir inclinar la cabeza,
despojarse de los propios hábitos morales para hacerse con otros

15
1° Juan 2, 16
16
Mateo 16, 13-20
17
En la lección del 24 de julio de 1950
18
Mateo 5, 20

263
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

propuestos por una justicia en nada conforme con sus gustos, tan amantes
de los honores y de las supremacías.
Y propuesta, ¿por quién? Por un aldeano Galileo. Bien es verdad que Éste
se profesaba Hijo de Dios y hacía obras19 y daban lecciones propias de Dios.
Mas ¿podía el soberbio Israel aceptar lo que venía de un hombre de
condición humilde –no obstante saber, por ser verdad ciertamente
histórica, cómo recibió Moisés, entre rayos y fulgores divinos las Ley del
Sinaí20 junto con las demás disposiciones, y cómo reveló Dios las cosas
futuras y mesiánicas a los Profetas- habiendo sustituido la Ley primera,
simple y perfecta, por un código de preceptos humanos que, mientras
descargaban de los pesos a los poderosos, oprimían a los pobres, al pueblo
llano, y si, en lugar del Mesías espiritual, como aparecía presentado en las
profecías, se había formado la idea de un Mesías humano, conquistador
para Israel de toda la Tierra? No podía.
Y, por ello, se sometió a la justicia de Dios que el mismo Dios, no ya entre
rayos y a uno sólo –Moisés- sino a todo el pueblo por boca de Jesús, su
Verbo, y con prolongada y clara enseñanza –había venido a inculcar a las
gentes para que todos los creyentes se hicieran justos y tuviesen la Vida
eterna y el Reino de Dios”.21
****

19
Lucas 24, 19-20; Juan 10, 37-38
20
Éxodo 19, 16-211; Deuteronomio 5, 1-22
21
Juan 20, 30-31

264
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

14 – 9 – 50
C. X, v. 5-21
“Cuando los mandamientos y enseñanzas aún no habían sido dados ni
repetidos sin descanso por Cristo, sino que habían sido entregados a uno
sólo; Moisés y por un número muy limitado de veces, Moisés, sintiéndose
ya próximo al fin de su tiempo mortal, para que el pueblo, a su muerte, no
llegara a desviarse saliendo del camino del Señor, reunió a su pueblo y
promulgó la Ley en presencia de los Ancianos y de las tribus, así como las
maldiciones y bendiciones, según se hiciesen las obras de acuerdo o en
desacuerdo con la Ley de Dios, terminando con las palabras a que Pablo
hace referencia.1
La justicia, en verdad, deriva del cumplimiento de la Ley y ni aún en los
tiempos anteriores a Cristo o en los de Cristo, cabía excusa para el que no
la practicaba, toda vez que los mandamientos fueron dados perfectamente
claros y promulgados a todo el pueblo por el mismo que los había recibido.
En diversas ocasiones Dios había dado órdenes a sus hijos. Desde Adán a
Moisés, en numerosas ocasiones, Dios había instruido sobre esto o aquello
a sus hijos. Pero nunca como en el Sinaí fueron tan completas las órdenes
e instrucciones y dadas, no para éste o aquel hijo de Dios sino para todo su
pueblo elegido. Y para que no se perdiesen aquellas leyes, fueron escritas
por el dedo de Dios sobre las tablas de piedra mejor aún que por la mano
de Moisés sobre las tablas del testimonio y conservadas en el Arca santa. 2
No podía, por tanto, aquellos israelitas aducir excusa alguna para no
practicar la Ley que ya no estaba encerrada en el Cielo o en la Mente
divina; ni era preciso ya, porque la creyeron celestial, que un hombre
elegido por Dios, fuera raptado con su espíritu al Cielo para conocer la
revelación, o que un espíritu del Cielo descendiese para comunicarles la
revelación.
La palabra de Dios, como dice Moisés, estaba desde el Sinaí ya “muy
cercana a los miembros del Pueblo de Israel”,3 en el Arca puesta en el

1
Deuteronomio 31-33
2
Éxodo 25, 16; Deuteronomio 10, 1-5
3
Éxodo 25, 22; 29, 45-46

265
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Tabernáculo que estaba siempre en medio al pueblo de Israel; era más


bien, porque ya anotada “en la boca y en el corazón” de los hijos de aquel
pueblo, y los justos entre él podían vivir según la Ley.
Con más razón habrían debido vivir la justicia de la Ley que eran coetáneos
y contemporáneos de Cristo, los cuales además de la Ley y la profecía de
Moisés sobre el futuro Mesías –“El Seor tu Dios suscitará a tu Nación y
entre los hijos de ella (y hermanos de Moisés) un grande profeta: escúchalo.
Será profeta como tú, pero Yo no pondré mi Palabra en su boca, y Él dirá
todo lo que Yo le he ordenado decir. Y si alguno no querrá escucharlo, ni
escuchar mi Palabra que hablará en mi nombre, Yo no me vengaré (Deum.
18, 15-19) – oían estas palabras de la misma palabra de Cristo: “Mi
doctrina no es mía, sino de Aquel que me ha enviado (Jn. 7, 16). Yo dogo lo
que el Padre me ha enseñado. (Jn 8, 28). Quien no cree en Mí se condena
(Jn 3, 18). He venido en nombre de Mi Padre y no me acogen… Yo no os
acusaré con el Padre porque ya hay quien os acusará, Moisés en quien
vosotros tenéis puesta la esperanza… que de Mí se dijo: ¡Si no creyerais en
sus palabras y no las escucharais, cómo creeréis y escucharéis las mías? (Jn
5, 43-47). Vosotros tratáis de matarme porque mi palabra no penetra en
vosotros (Jn 8, 37).
Mas, según la profecía de Isaías, “ellos tuvieron ojos y no vieron, oídos y no
escucharon, un corazón duro que no comprendió, porque no lioso
comprender”4; y por tanto, aunque la Palabra misma de Dios hubiera
descendido del Cielo para instruirlos o hubiera venido de los infiernos para
persuadirlos y amaestrarlos aun para convertirlos, no se convirtieron, no
quisieron reconocer a Cristo fin y perfección de la Ley, y por esto viene su
condena.
Aquella misma condena que, sobre la Tierra y hasta de la Tierra y más allá
de la Tierra, golpeará de condena más o menos temporal y tremenda a
todos aquello que no creen en Cristo y no practican la Ley; y no sólo esto,
sino, jueces novatos, le negaron el derecho de poder hacer obras santas de
continua evangelización por medio de sus elegidos y no ACCOLGONO
sino escarnecen y persiguen, las místicas lámparas que Dios continuamente

4
Isaías 6, 9-10; Mateo 13, 14-15; Juan 12, 40

266
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

enciende para que de este modo no perezca en las tinieblas y en el hielo


espiritual.
No basta creer en la existencia de Dios, del Cristo, de la otra vida, del
premio y en tantas variedades de fe que es culpa no creer. Es preciso creer
también en la infinita potencia y misericordia de Dios que, así como ha
enviado a su Hijo a evangelizar el mundo, y a su Espíritu a dar sus luces y
sus dones a los Apóstoles y discípulos de la nueva Iglesia para que la Tierra
conociera al Cristo. Salvador de cuantos en Él creen, así manda los fuegos
y lumbres del Espíritu Santo a aquellos que quiere y a aquellos que han
merecido tal don, para que hagan inflamar las llamas de la caridad y avivar
y completar las verdades en los corazones5, de donde fe y amor son
alimentados continuamente en la masa de los hombres, que, muchas veces,
no perecen porque lo quieran, sino por falta de ayudas extraordinarias que
las saquen de las debilidades y de la muerte del espíritu, como Jesús daba
la salud y a nueva vida a los desfallecidos o los muertos de la carne y del
espíritu.
Se dijo por boca inspirada: “Vosotros sois otros cristos”.6 Y ¿podrá negarse
que los verdaderos “otros cristos” pueden hacer obras de sabiduría y de
salvación igual que las hacía Cristo? ¿No dijo Él: “Vosotros haréis obras
como las mías y aún mayores”?7 ¿Acaso no llamó Él a la luz y llevó a su
Reino a paganos, gentiles, griegos y judíos? ¿Por ventura no han
confirmado los acontecimientos las palabras de Pablo: “No existe
diferencia entre Judíos y Griegos”?8, y también; “Ninguno que hable
movido por el Espíritu de Dios lanza anatemas contra Jesús… Hay
diversidad de dones, mas uno mismo es el Espíritu que opera en todos para
utilidad común”?9
Así pues, todo aquel que cree e invoca al Señor – y si le invoca es porque le
ama – tiene la salvación, vive en Dios, sirve a Dios del modo como Él quiere
que su vasallo le sirva y recibirá idéntico premio al de quienes sirvieron al

5
Juan 16, 5-15
6
1° Corintios 6, 15; 12, 12-27; Romanos 12, 4, 51; Gálatas 2, 19-20
7
Juan 14, 12
8
Romanos 10, 12
9
1° Corintios 12, 3-7

267
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Señor de formas diferentes por haber recibido de Dios misiones diversas y


dones adecuados a cada una de esas misiones.
Bellos son los pies que se cansan de tanto andar evangelizando. Como bellos
son también los entendimientos y corazones de los contemplativos que
ruegan por aquellos que se gastan en la vida activa. Y bellos igualmente los
espíritus obedientes, atentos y humildes que hacen la voluntad de Dios por
más que sea ésta extraordinaria y no divagan con su espíritu ni caen en la
soberbia por haber llegado a ser oídos que escuchan al Señor e
instrumentos de revelación privada para los hermanos.
Bellos son los perseguidos por esto. A la corona de los justos se añadirá
para ellos la de los mártires porque sufrieron por la justicia. En verdad que
a ellos les alcanza la beatitud de todas las bienaventuranzas.10
Ellos son pobres de espíritu porque no tienen apego a las riquezas ni a las
alabanzas, no negocian con los dones de Dios ni echan bando de su servicio
extraordinario. Tienden los velos de su humildad sobre los secretos del
Rey;11 como fuentes ocultas de sabiduría, se dan a los hermanos necesitados
no queriendo recibir a cambio ni el aplauso de las gentes que es para ellos
motivo de turbación tan sólo. Y por esto es ya suyo el Reino de los Cielos
que está en su corazón y descubre sus misterios a sus sentidos espirituales
a la espera de recibirlos para siempre en la otra vida.
Ellos son mansos para el Querer de Dios por más que les resulte doloroso
tal Querer y poseen la Tierra, es decir, obran en su aislamiento como muy
pocos lo hacen: conquistando innumerables almas para Dios. Son reyes y
maestros para muchos durante y después de la vida y de ellos puede decirse
lo que en el Cantar: “Correrán tras el olor de sus perfumes de sabiduría
esparcida como un bálsamo para que muchos tengan en ella curación y
consuelo espiritual”.12
Ellos, puesto que el mundo, en el que no hay sino tinieblas o, al menos,
obscura niebla de orgullo, los aflige y lloran lágrimas amargas por la

10
Mateo 5, 1-12; Lucas 6, 20-23
11
Tobías 12, 7
12
Cantar de los Cantares 1, 3

268
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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

incomprensión humana, son consolados aquí por el Rey de dolores y por la


Madre desolada y lo serán allá mil veces mil por cada vez que lloraron.
Ellos, que por su hambre y sed de justicia hubieron de gustar la ceniza, la
hiel, el ajenjo y el vinagre que les proporcionaron los hombres, habiendo
sido saciados en su espíritu únicamente por el Espíritu de amor, su diario
maná, tomarán asiento, al final, en el banquete nupcial del Cordero13 y Dios
mismo será quien los sacie revelándose a ellos y revelándoles todos los
consoladores misterios de Dios.
Ellos, que con espíritu de misericordia no dejaron de servir a Dios – aun
sabiendo que con ello habrían de encontrar y sufrir la inmisericordia
humana que es envidia hacia los elegidos y se venga de ellos de mil formas
para hacer de su elección una cruz – encuentran y encontrarán completa
misericordia en el corazón de la indestructible Misericordia: Jesús, yen el
de la Mujer que no sólo no odió a los que mataron a su Hijo sino que rogó
por su conversión.
Ellos, puros de corazón, no volviendo la mirada más que a su Señor para
servirle siempre prontamente – ni pueden escuchar otras voces, así de los
sentidos como de las tentaciones, pues únicamente están atentos a las voces
del Cielo – gustan ya la beatitud de la visión de Dios, de su conocimiento,
grande, aunque limitado todavía, y aguardan con sencillez la llegada de la
hora en que poder verlo tal cual es14 por toda la eternidad.
Ellos, pacíficos, por ser hijos y siervos del Rey de la paz, compenetrados en
las palabras del Pacífico cuyos ejemplos siguen aun con sus adversarios,
son verdaderos hijos de Dios, siendo con tal nombre llamados eternamente
y habitarán en sus tabernáculos15 después de haberle dado hospitalidad en
su corazón, pues Dios está con los hombres de paz.
Ellos, que por amor a la justicia y por haber trabajado para que ella
aumentase en muchos y acudiesen muchos a ella, sufrieron toda clase de
persecuciones, no pudiéndose decir que sea persecución únicamente el
martirio cruento que viene a resultar rápido. No. El amo del mundo y sus

13
Apocalipsis 19, 7-9
14
1° Juan 3, 2
15
Lucas 16, 9

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EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

servidores, más o menos concientes de serlo, tienen mil modos de perseguir,


fraudulentos, disimulados, lentos, basados en la mentira, en la calumnia,
en la injusticia, que los emplean con astucias refinada contra los siervos de
Dios, martirizándolos incluso y sobre todo, en aquellas partes del yo que
verdugo alguno puede martirizar, en las partes incorpóreas: en la mente y,
más que nada, en el espíritu. Estos tales despojan de todo a los siervos de
la justicia: de su derecho a servir al Señor, de trabajar por llevar los
hermanos a la justicia, de su buen nombre y hasta de la verdad de su
condición. Y los cubren con la vestidura de ignominia con que vistieron a
Cristo16 y los escarnecen con las mismas palabras: “Si es verdad que eres
lo que dices ser, dile al Señor que intervenga y te ayude”.17 Mas a cada
despojo, a cada burla sufrida por ellos en la Tierra corresponde un nuevo
adorno añadido al vestido de bodas que les espera en el Cielo, un aumento
de gloria para estos ciudadanos seguros del Reino y una alabanza mayor
de parte del pueblo de los santos y de los ángeles que desde lo alto de los
Cielos contemplan y juzgan con justicia sobrenatural las acciones todas de
los hombres, los cuales, no todos, ¡ay de mí!, obedecen al Evangelio, ley y
doctrina de caridad, de verdad y de justicia. Verdad que enseña cómo Dios
no hace distinción de personas,18 que no cuentan para Él bienes, cargos o
cultura sino que mira el corazón, al espíritu de las personas. Y, puesto que,
cuenta más humildad de vida y simplicidad de costumbres hay, tanta más
humildad de mente y de corazón, tanta más simplicidad de sentimientos y
pureza de fines hay también por lo general, así es como Cristo, de acuerdo
con esa norma, tomó hombres sencillos y humildes para hacer de ellos sus
Doce y otro tanto hace Dios al escoger sus instrumentos de entre los
sencillos, humildes y puros de corazón y de intención.
La pobreza del instrumento sirve, por otra parte, para hacer resplandecer
el poder y la acción directa de Dios. Mas estos instrumentos de Dios bien
pueden dirigir al Señor la queja de los profetas y de los apóstoles, reiterado
y reasumida por Pablo: “¿Quién creyó en lo que decíamos nosotros?”19

16
Mateo 27, 27-30; Marcos 15, 16-20; Juan 19, 2-3
17
Mateo 27, 39-44; Marcos 15, 29-32; Lucas 23, 35-37
18
Romanos 2, 11
19
Isaías 53. 1; Romanos 10, 16

270
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Pero no se desanimen estos instrumentos por persecuciones, vejaciones,


opresiones, calumnias y desprecios que puedan sufrir de parte de quienes
vienen a repetir las maneras del antiguo Templo y de los grandes en bienes
y en soberbia de Palestina contra Cristo; mírenlo a Él e imítenlo sin hacer
pausa en su misión y sin acobardarse.
La Palabra de Dios fue escarnecida, calumniada y ahogada sobre la cruz.
Mas desde hace veinte siglos Ella triunfa, llena la Tierra y resuena, no ya
hasta los últimos confines de la misma cual eco imposible de ahogar y luz
que no se puede apagar, sino que allá está también Ella donde Cristo sufre
persecución en sus hijos. Ni la espada ni los tormentos, dijo Pablo, pueden
separar de Cristo a quien lo ama.20 Esto no lo pudieron conseguir los
paganos de Roma de los primeros cristianos, ni los endemoniados
servidores del actual Anticristo21 lo pueden conseguir ahora de los actuales,
continuadores de aquellos.
Es como una mística lámpara encerrada en los corazones, pronta a salir y
llamear de nuevo. La alimentan las lágrimas de los perseguidos en su fe, de
aquellos que, nunca como ahora, buscan a Cristo y su Reino que
constituyen su única paz, su única luz en las tinieblas y en las crueldades
que imperan allí de donde Cristo fue desterrado, y su única esperanza de
vida goza tras la opresión terrena.
Nada hay que contribuya tanto a aumentar el poder de una idea o de una
religión como la persecución de las mismas. El mismo Cristo adquirió ese
sello de gloria imperecedera por el que reina y reinará como Santo de los
santos aun en su naturaleza de hombre, precisamente por su dilatada
persecución moral y por su atroz persecución final. Así es como lo
encuentran cuantos le buscan con amor; así es como se presenta a cuantos
se hallan oprimidos, afligidos y agobiados bajo un yugo temporal,
mostrándose a ellos con alientos insospechados sólo conocidos por Él; y así,
ciertamente, se presenta también y hace que lo encuentren con su severo
juicio cuantos, desde los hebreos de su tiempo, enemigos suyos, hasta sus
enemigos de ahora, que lo persiguieron y lo persiguen en sus fieles.

20
Romanos 8, 38-39
21
1° Juan 2, 18-29; 2° Juan 7, 11

271
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

No sólo durante “todo el día” sino durante toda su vida entre los hombres
tuvo extendidas sus manos,22 abrió su corazón y derramó los tesoros de la
Palabra eterna al pueblo de Israel. Mas los grandes de Israel no quisieron
reconocer en aquel gesto, no quisieron entrar en aquel corazón ni recoger
aquellos tesoros.
Hasta sobre la Cruz aceptó – pues sólo una libre aceptación suya podía
hacer que fuese alzado de tal manera – estar con los brazos abiertos y
extendidos, como Sacerdote y Amante que se ofrecía e invitaba a su Pueblo;
y, aun muerto ya, quiso tener abierto el corazón,23 muda y postrer
enseñanza para toda la humanidad de la inmensa caridad de Dios y de la
puerta santa que acoge en el reino de la misericordia infinita a cuantos se
vuelven a Dios –Hombre con espíritu bueno.
Mas, al paso que los pueblos acogieron la invitación y la última enseñanza
de Cristo, Israel, incrédulo y rebelde, que no tenía excusa en su pertinaz
juicio sobre Cristo tras las pruebas por Él dadas – desde los milagros a la
doctrina, desde la resurrección a la ascensión – persistió en su voluntaria
obcecación, mereciendo la reprobación de Dios”.
*****

22
Isaías 65, 2; Romanos 10, 21
23
Juan 19, 31-37

272
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

29 – 10 – 50 Fiesta de Cristo Rey


C. XI, v. 1-24

“No es total ni perpetua dicha reprobación. Si Dios es Justicia, también es


Misericordia. Y qué Misericordia sea ésta atestiguarlo el haber hecho de su
Verbo el Cordero destinado al sacrificio para la redención de los hombres.
Se desprende de aquí que no todo Israel fue reprobado, ya que no todo
Israel era malo. Al igual que en toda sociedad humana, también n Israel
había justos y así, los más justos de Él comprendieron, siguieron y amaron
a Cristo desde que lo conocieron. Otros, menos sencillos y menos justos,
aguardaron a tener pruebas fuertes para creer que Él fuese el Mesías. A
otros más los movieron únicamente los últimos milagros (de la
Resurrección y Ascensión). Algunos, en fin, tan solo se rindieron cuando
vieron a los Apóstoles, rudos e incultos, cambiarse a evangelizadores, llenos
de dignidad y de sabiduría, ser valientes cuando antes eran miedosos, verles
obrar milagros como su Maestro y, sobre todo, tan firmes en su fe hasta el
punto de saber hacer frente al Sanedrín, respondiendo así una y otra vez a
sus injustas órdenes: “Que sea o no justo ante Dios obedecer a Dios antes
que a vosotros, juzgadlo vosotros mismos. Por lo que hace a nosotros, no
podemos dejar de hablar de cuanto hemos visto y oído. (Hechos, c. IV, v.
19-20) Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de
nuestros padres resucitó a ese Jesús al que matasteis vosotros colgándolo
de la cruz. A este Príncipe y Salvador, Dios le exaltó con su diestra para
proporcionar a Israel la penitencia y el perdón de los pecados. Y nosotros
somos testigos de ello junto con el Espíritu Santo que Dios concedió a
quienes le obedecen (Hechos, 5, 29-32)”.
Los más justos entre las cabezas de Israel, entre los que se encontraba
Gamaliel,1 el principal de los rabinos d aquel tiempo, se convirtieron
entonces al Señor Jesús. Porque n todo lo del hombre y lo que hay en el
hombre es malo por más que no sea él totalmente justo. El pecado original

1
Hechos 5, 34-42

273
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

y los pecados de la triple concupiscencia2 no destruyen todo lo que de Dios


hay en el hombre, esto es, lo que es tendencia buena de la parte incorpórea
(espíritu y entendimiento). La razón, a la que sólo una demencia puede del
todo anular, siempre puede abrir caminos a la verdad y a la justicia e
iluminar a los hombres para que, usando bien de su libre albedrío, admitan
cuanto en un principio abiertamente rechazaron o dejaron de admitir,
reconociéndolo verdadero y bueno y como medio para ir hacia la Verdad.
Los demás de Israel, “pueblo de dura cerviz”,3 persistieron, ya desde los
tiempos de Moisés, en su error, rechazando la fe en Cristo, repudiando su
doctrina que es camino de salvación. Y aun preconociendo al Mesías
anunciado muchas veces por Dios a sus hijos, no lo acogieron antes lo
rechazaron como a un pecador, porque en ellos no anidaba la caridad que
es vida en Dios y vida de Dios en el hombre sino la soberbia que es dureza
de corazón y humo que no deja ver la verdad.
Dios, por el contrario, por más que fuese enorme la culpa de Israel, no
repudió a la totalidad de su pueblo, reservándose de él, como ya se lo dijo
a Elías,4 un cierto número de hombres que no habían doblado su rodilla
ante ídolo alguno y que, más o menos rápidamente, habrían de venir al Rey
de los reyes. A estos restos del Pueblo elegido – porque los demás, de hijos
se habían cambiado a hijastros de Dios al no reconocer al Primogénito de
todos los verdaderos hijos de Dios, Primogénito por naturaleza y por
Gracia – llegó la Gracia que es el don que Dios predestinó, es verdad, para
todos los hijos, pero que va y se queda como don con el que no la rechaza o
se despoja de ella con el pecado.
De igual suerte Israel, por querer ser con exceso “el principal” conforme a
sus miras y haber tomado asiento, en la persona de sus grandes, sobre la
cátedra de Moisés5 sin vivir, por otra parte, según la justicia de Moisés para
ser tenidos por “maestros” ante el mundo, haciendo imposible la Ley por
el cúmulo de leyezuelas humanas añadidas y sobrepuestas a la Ley, y para
ser tenidos como jueces hasta del Santo de los santos venido del Cielo para

2
Génesis 3; 1° Juan 2, 16
3
Éxodo 32, 9
4
1° Reyes (Vulgata: 3° Reyes) 19, 10 y 14
5
Mateo 23, 1-12

274
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

hacer tornar Israel a la Justicia y la Ley a su divina y perfecta simplicidad,6


gracias a la cual le es posible a todo hombre ponerla en práctica, ya sea éste
judío o samaritano, griego o romano, no consiguió la gloria humana que
buscaba ni la gloria sobrenatural de la que, orgullosamente, se juzgaba ya
en posesión, antes mereció, a excepción de los pocos hebreos convertidos a
Cristo, el castigo del Cielo, la ceguera, el aturdimiento, las asechanzas, la
trampa, los tropiezos y el castigo humano con el que le hizo caer al suelo
bajo los golpes de sus opresores y andar disperso y mal visto del mundo a
lo largo de los siglos.
Rechazaron, negaron y mataron al Rey de reyes, a aquel Rey que les habría
proporcionado un reino sin término y, para su castigo y humillación,
tuvieron or reyes y emperadores a los dominadores humanos de todos los
tiempos.
Este fue el pan ofrecido a su soberbia: verse reemplazados como Pueblo de
Dios por los Gentiles y ver destruidos el Templo, el altar y la ciudad de la
que tan orgullosos se sentían hasta el punto de faltar a la caridad con todo
aquel que no fuese ciudadano de nacimiento o por elección a cargos
relevantes.
Despreciaron y se vieron despreciados. Dominaron con cetro de hierro y
fueron dominados con varas y cadenas por aquellos a quienes durante
tanto tiempo habían escarnecido. No hubo ya más Jerusalén ni Sinagoga
sino Roma e Iglesia. Como dijera la Palabra omnisciente y omnividente:
“los primeros” vinieron a ser “los últimos”.7
Con todo, por cuanto Dios de todo saca bien por más que, de por sí, sea
algo esencialmente malo, del delito de los judíos se derivó un bien para los
Gentiles, los cuales, aunque paganos, no eran con Cristo peores que los
Judíos, pues respetaban en Él al hombre docto y pacífico, al hombre que
no les despreciaba ni enseñaba a las turbas a despreciarlos, antes era bueno
con ellos por más que fuesen Gentiles. Mas, después del delito del Gólgota,
se abrieron sus ojos a la verdad y en el hombre bueno, pacífico, docto,

6
Mateo 5, 17
7
Mateo 19, 30; Lucas 13, 30

275
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

obrador de milagros, reconocieron al “Hijo de Dios”8 y se volvieron a Él,


viviente en su Iglesia, recibiendo la Vida.
He aquí cómo el delito de los Judíos, delito de avaros por concupiscencia
de poder, resultó riqueza de tesoros espirituales para los Gentiles que se
encontraban privados de ellos y su (de los Judíos) voluntaria escasez de
comprensión y de entendimiento que se cierra con obstinación repeliendo
la Luz y prefiriendo las tinieblas a la Luz,9 fue causa de que la Luz pasase
a los Gentiles y de que de esta primera causa se siguiesen las demás y, de
entre ellas, la caridad, por la que hombres de naciones enemigas entre sí o
que se odiaban por ser unos, dominadores y dominados otros, gentes de
todo lugar y lengua, se reconciliaran mutuamente llamándose “hermanos”
en el nombre del Hermano Santísimo que vino a morir para darles una
única Vida, ya fuesen Judíos, Gentiles, Hebreos de la Diáspora,10 Griegos,
Romanos, Libios, Egipcios, Partos o Sirios.
La caridad que es vida en Dios, surgió primero o resurgió allí donde estaba
muerta y la caridad hizo santas las primicias, hizo santa la masa y santificó
toda la mística Vid11 desde las raíces – que procedían de Israel por María,
Madre de Jesús, virgen de la estirpe de David12 y por Jesús, Unigénito suyo;
por los Apóstoles, hijos de Israel, y por los discípulos extraídos de las doce
tribus – hasta los sarmientos nuevos proporcionados por los Gentiles,
injertados en su tronco, reemplazando a aquellos que, por no haber
querido permanecer unidos a Cristo, tronco de la mística Vid, fueron
seccionados de él por estar muertos.
Al ser santa la Cabeza, era santo también el Cuerpo místico y santos los
sarmientos injertados al mismo – por más que anteriormente no lo fueran
– para que no volviesen a cometer el antiguo pecado por el que Adán perdió
la Gracia13 e Israel, en la casi totalidad de su pueblo, además de la Gracia,
perdió la bendición de Dios.

8
Mateo 27, 54; Marcos 15, 39
9
Juan 1, 4-5
10
Santiago 1, 1
11
Juan 15, 1-17
12
Mateo 1, 1-17; Lucas 3, 23-38
13
Génesis 3

276
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Vida de los sarmientos nuevos y de los retoños de la vid es la caridad, linfa


divina que alimenta a quien, por soberbia, no se separa del tronco. Porque
la soberbia lleva a la duda, tanto sobre la verdad como sobre los deberes
que si no se cumplen vienen a desagradar a Dios. Y de la duda se pasa al
enfriamiento de la fe, de aquí a la incredulidad, e ésta a la pérdida del temor
de Dios y, por último, a la convicción de que Dios es tan bueno que no sabe
ser nunca severo.
Dios es justo dentro de su bondad; severo mientras el hombre persiste en
su pecado; dulce cuando el hombre se arrepiente de él; más dispuesto a
redimirlo en su amistad que a condenarlo; y feliz si a quien se halla
espiritualmente muerto pude darle o tornar a darle la vida. Ahora bien,
necio no lo es jamás.
El Señor por ser infinito su poder y su misericordia e infinitos los méritos
de Cristo Redentor, puede obrar toda suerte de milagros. Mas, una cosa es
necesaria para conseguir el milagro; la buena voluntad del hombre, su fe
en Dios, su esperanza en el Señor y su caridad para con Dios y para con el
prójimo; sobre todo la caridad, ya que ella viene a ser el terreno que hace
posible la floración de todas las virtudes y la unión con Dios”.
*****

277
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

2 – 11 – 1950

C. XI, v. 25-36
“Una de las señales de la última venida de Dios y del Juicio que seguirá al
fin del mundo es la conversión de Israel, que será la postrer conversión del
mundo a Dios.
¿Por qué ellos los últimos, cuando fueron los primeros en ser pueblo de
Dios? Por decreto eterno y por decreto humano.
Y no os parezca injusto el decreto eterno: Ellos que eran ya los primeros –
o mejor aún: los únicos – en el conocimiento de las verdades
sobrenaturales, debieron haber sido los primerísimos en el nuevo pueblo
de Dios: el pueblo de los cristianos; lo mismo que Adán y su mujer debieron
haber sido los primerísimos del pueblo celestial. Mas la falta de buena
voluntad hizo de los primeros los últimos. Y como se dice en la Escritura1
de Enoc y Elías que fueron arrebatados, en vida, por Dios fuera del mundo
y llevados a otro mundo mejor para retornar, en el momento oportuno, a
predicar penitencia y combatir al Anticristo cuando el mundo se halle
convertido en una Babilonia y en un Anticristo2 – y ello por su justicia
extraordinaria – otro tanto se dice en la Escritura: que Israel, a causa de
sus pecados, será reprobado por Dios y que, de primero, vendrá a ser el
último que entre en l Reino de Cristo.3
Adán es figura bien señalada de lo que significa caer en la reprobación de
Dios, pues él, no obstante haber expiado largamente su pecado sobre la
Tierra, hubo d aguardar, por cierto, siglos y milenios antes de volver a
entrar en el Paraíso, al menos terrenal, en donde Enoc y Elías gozaban ya
desde hacía siglos de la consoladora amistad de Dios.
Del mismo modo deberán pasar para el pueblo hebreo, aun no estando para
él inexorablemente cerrado el Reino de Dios por haberlo rechazado cuando
podía admitirlo, siglos y milenios antes de que Israel torne a la amistad con

1
Génesis 5, 21-24; 2° Reyes (Vulgata: 4° Reyes) 2, 11-12; Hebreos 11, 5
2
Apocalipsis 17-18
3
Isaías 27, 6-13

278
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Antes habrán de ser “pueblo de Dios”
los demás pueblos. Los últimos, ellos; los judíos. Los últimos, por más que
de Sión, como siempre, hayan de venir los que han de ser la salvación.
Sión está aquí para llamar a Israel e Israel está aquí para significar “pueblo
de los hijos de Dios”. De Israel vino Jesús. De Israel vinieron Enoc y Elías
y a Él volverán para preparar el retorno del Hijo de Dios: Cristo, a fin de
que, a su venida, la impiedad o la abominación de la desolación 4, de que
habla la palabra evangélica, no sea como un cenagal inmundo que alcance
a toda la Tierra y a todos los rincones de la misma, y para que todos, aun
aquellos que durante siglos fueron protervos, sean en su totalidad
predestinados a la Vida y la alcancen antes de que ya no exista el tiempo.
Todos, incluso Israel. Porque, si como dijo Aquel que es la Palabra
encarnada y Sabiduría del Padre, por los méritos de los elegidos serán
acortados los días de la desolación,5 otro tanto ha de creerse que no todo
Israel ha de ser reprobado y excluido, y esto debido a los méritos de sus
padres (patriarcas, profetas y justos del pueblo hebreo). Por la justicia de
estos, Dios usará de misericordia y no cancelará la elección de los hebreos
a ser su pueblo por no separar a los padres de los hijos y porque Dios no es
voluble en sus designios.6
Si está lleno de misericordia para los paganos e idólatras y hasta para los
pecadores que se arrepienten, en modo alguno podrá de ser Padre de
misericordia7 para aquellos que eran su pueblo y que por un celo que ya no
resultó justo al no guardar medida ni ser ordenado – un celo que quería
ser y se tenía por más perfecto que el mismo decreto, querer y designio de
Dios – no supieron creer, aceptar y acoger a Cristo tal como Diosa Padre le
había mandado.
También para los hebreos murió Cristo. Y más aún; en sus plegarias
postreras desde la Cruz encomendó al Padre a los hebreos más que a

4
Daniel 9, 27; 11, 31; 12, 11; Mateo 24, 15; Marcos 13, 14
5
Mateo 24, 22; Marcos 13, 20
6
Números 23, 19
7
2° Corintios 1, 3

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

ningún otro pueblo8 porque eran los que más habían merecido la
reprobación de Dios y persistido tenazmente en su error.
¿Por qué el pueblo elegido precisamente habría de ser el más culpable?
¿No podía impedir Dios que tal sucediese? Como fulminó a Saulo9, ¿no
podía fulminar igualmente a los Príncipes de los Sacerdotes, a los Fariseos
y Escribas y así convertirlos a la Verdad y a la Justicia? Cierto que lo
habría podido. Mas, ¿dónde entonces el mérito de su conversión, no
espontánea sino forzada por un poder y querer divinos?
¿Hubo o no un motivo inescrutable en esta conducta de Dios? Cierto que
lo hubo, pues Dios nada hace sin un motivo y un fin, Y todo fin es justo por
más que resulte misterioso para los mortales.
Llegará el momento en que todas las cosas, ahora incomprensibles, obradas
por Dios, se os descubran. Y entonces repetiréis con Pablo: “¡Oh
profundidad de las riquezas de la Sabiduría y Ciencia de Dios!””
*****

8
Lucas 23, 34
9
Hechos 9, 1-19; 22, 5-16; 26, 9-18; Gálatas 1, 12-17

280
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

8 – 11 – 50
Capítulos XII y XIII completos.
“”Sacrificio vivo – culto racional”.
Los sacrificios eran la base y la forma de la religión antigua. Todo se
impetraba y todo se expiaba mediante sacrificios.1 Con el sacrificio se
pretendía honrar a Dios y aplacarlo, lo mismo que darle gracias por una
victoria o una curación. Era la época del sacrificio material. Y era lógico
que así fuese, ya que no había otro rito ni otro modo manifiesto de honrar
al Eterno e impetrar su ayuda.
El hombre, no instruido aún por la Palabra encarnada y a falta de una
Víctima santa para un Sacrificio perpetuo y perfecto,2 y sintiendo no
obstante, incluso por ley natural, que al Creador, al Dios verdadero o al
dios adorado en cada una de las religiones, se le debía ofrecer de los dones
que Él proporcionara al hombre, recurría a los animales y a los frutos de
la tierra consumiéndoles con el fuego para que realmente fuesen
sacrificados.
Mas, ¿era “sacrificio vivo”? No. Eran sacrificios de animales o productos
vegetales, muertos ya los primeros y una vez arrancados de la tierra que
los nutría los segundos. No había víctima viva colocada para que se
consumiera en sacrificio honrado a Dios. Y, por tanto, el sacrificio era
siempre relativo por más que fuera de animales cebados de gran valor
material.
Jamás, antes del Cristo-Cordero inmolado para aplacar y expiar la ira
divina y las culpas humanas, jamás un hombre, a no ser en las religiones
idólatras, había sido sacrificado o se había sacrificado para tributar honor
y reparación perfectos a Dios. Y así el sacrificio era siempre relativo e
imperfecto, porque, precisamente, por las culpas del hombre y, en
particular, por aquellas, eran inmolados, no el culpable sino los animales,
menos culpables que los hombres, sustituyendo sobre el altar al verdadero
culpable. Y, por la benignidad de Dios que había Él mismo indicado estos

1
Levítico 1-7
2
Hebreos 10, 1-18

281
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

sacrificios a la espera de aquel otro perfecto, venían así a expiarse todas las
culpas.
Toda, menos una: la Culpa original. Para esa no habrían bastado montañas
de víctimas. Aunque, de una sola vez, se hubieran inmolado todos los toros,
becerros, corderos y machos cabríos que, a lo largo de siglos y,
principalmente, durante las fiestas rituales, transformaban el Templo en
una perpetua carnicería escurriendo ríos de sangre y humeando con las
piras de las víctimas, no hubiera sido suficiente dicho sacrificio para lavar
la Culpa original.
Para que el espíritu del hombre fuese de nuevo creado en Gracia y
reintegrado el hombre a su dignidad de hijo de Dios y coheredero del Cielo;
para que la justicia quedase aplacada y el Mal vencido, era precisa una
víctima perfecta y única que, siendo Dios al igual del Dios ofendido, pagase,
de Dios a Dios, el rescate del hombre y, como Hombre santísimo, expiase
por el hombre pecador.
Sólo el Hombre-Dios, Jesús, siendo verdadero Dios y verdadero Hombre,
podía aplacar a Dios y redimir al hombre.
Y Jesús fue inmolado. Pero su Sacrificio no se consumó con carnes muertas
sino con un Cuerpo vivo sobre el que descargaron todos los tormentos a fin
de expiar todas las culpas con las que el Inocente, para consumirlas todas,
se hallaba cargado.
Sacrificio total; del espíritu de Cristo probado por el abandono del Padre3
a fin de reparar la culpa del espíritu de Adán, culpable de haber
abandonado a Dios y su Ley; del entendimiento perfecto del Hijo del
Hombre, para reparar la soberbia de Adán; de la carne inocente del
Cordero de Dios, para reparar la lujuria de Adán. Y para que el mundo,
siempre pecador, contase permanentemente con una víctima perfecta,
Cristo, Pontífice eterno, instituyó, antes de su inmolación, el sacrificio
perpetuo; el sacrificio eucarístico en el que aún está y siempre estará Cristo
con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, que es ofrecido y consumado
sobre los altares.

3
Mateo 27, 46; Marcos 15, 34

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Sacrificio perpetuo y sacrificio vivo es el nuevo sacrificio de la religión


perfecta. “Este es mi Cuerpo, esta es mi Sangre, que son consumados por
vosotros. Hacer esto en memoria mía”.4 El Verbo dice “es”. Usa el presente
porque, efectivamente, hasta el fin d los siglos el sacrificio será siempre
nuevo y siempre igual en todo al consumado por Cristo, con idéntico valor
ante Dios y a favor de los hombres.
Mas al sacrificio vivo que se consuma sobre los altares debe unir el hombre
su propio sacrificio personal, el de todas las horas, que debe abarcar todas
las ocupaciones, deberes y, sobre todo, la voluntad de Dios; por más que
ésta sea de dolor. Sacrificio que puede ser de la parte carnal, moral o
espiritual. Enfermedades, pobreza, trabajo extenuante, que corresponden
a vuestra parte material. Injusticias, calumnias e incomprensiones, a
vuestra parte moral. Y a vuestra parte espiritual: persecuciones de parte
de los hombres o abandonos de Dios para probar la fidelidad de sus siervos
y también su fidelidad a la Ley, conservando castos, justos y amorosos los
cuerpos, los pensamientos, los sentimientos y los espíritus.
Porque esto, más que los ritos externos, es lo que constituye el culto racional
de que habla Pablo.5 No la forma tan solo sino la esencia del culto a Dios. Y
lo que proporciona la esencia es la renovación, el continuo renovarse del yo
individual del modo que se renueva de continuo toda la creación en sus
animales, en sus vegetales y en sus estaciones, una continua renovación
espiritual y moral para hacerse una humanidad nueva y transformarse
cada vez más en Cristo. La esencia del culto a Dios la constituye la continua,
fatigosa y hasta, a veces, dolorosa subida hacia la perfección para hacer la
voluntad de Dios, siendo la primera y común Voluntad Divina para todos
los creados con semejanza divina la predestinación a la gloria: que se hagan
santos a fin de subir para siempre a la morada del Padre.
Esta renovación, esta transformación, esta subida a la perfección, esta
voluntad humana, propia, no obstante, del hombre en el que más viva es su
semejanza con el Padre, su unión con el Hijo y su docilidad a todas las
inspiraciones del Espíritu Santo – de modo que sus dones no queden
improductivos como semilla caída sobre piedra, sino activos como semilla
4
Mateo 26, 26-29; Marcos 14, 22-25; Lucas 22, 19-20; 1° Corintios 11, 23-25
5
Romanos 12, 1

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

caída en tierra fertilísima que viene a hacer árbol frondoso capaz de nutrir
con frutos santificantes no sólo a su propietario sí que también a otros
muchos, más desgraciados que culpables y más pobres de Dios por no saber
de Él y no haber quien les instruya debido a su indiferencia – se tiene
haciendo en todo y por todo lo que Dios propone hacer, del modo como dios
lo propone y en la medida que Dios indica.
Constituye el bien de todo el Cuerpo místico, tanto el que recorre
continentes y se gasta en el terreno apostólico para llevar nuevos cristianos
a la Iglesia militante, como el que sufre ignorado y oculto y hace plegaria
de su dolor para ayudar a los misioneros; y no es menos grata al Señor su
pequeña Misa (las víctimas son hostias y su lecho es el Gólgota sobre el que
consuman su sacrificio para el bien de muchos). Contribuye al bien de sus
hermanos, tanto el que escribe las revelaciones de Dios por haberlo hecho
Este su revelador, como el que, teniendo talento, escribe obras con las que
hacer comprensibles puntos oscuros d la Escritura o de las verdades de l
fe, y para hacer más amables, al hacer que se les conozca mejor, a Jesús y
a María. Basta con que cada acción o ministerio sea movido y regido por la
caridad. Caridad verdadera.6
Caridad verdadera que hace odiar el mal en sí mismo, no porque dé motivo
al castigo ultraterreno sino porque es un dolor que se le causa a Dios.
Caridad verdadera que, si no mueve a no querer hacer mal, nos impele
también a arrancar del mal a nuestros hermanos pecadores y nos inspira
para ellos reprensiones que, si bien son, por obligación, justamente severas,
no carecen, por otra parte, de misericordia, hasta el punto de irritarles o
desanimarles en vez de levantar a los caídos. Caridad verdadera que hace
de los hombres hermanos que, con ser con ser imperfectos en gran medida,
se ayudan siempre y se aman en el Señor. Caridad verdadera que hace a los
hombres diligentes en su esmero por las cosas que atañen a Dios, fervientes
de espíritu, serenos en las pruebas, pacientes en las tribulaciones,
incansables en la plegaria por más que, al parecer, el Cielo no la oiga,
misericordiosos y por ello, practicantes de todas las obras de misericordia
corporales y espirituales, sin rencor, odio o deseo de venganza, llenos de
comprensión con el prójimo, sin envidiarle si prospera, sin indiferencia o
6
1° Corintios del 12, 31 al 13, 13

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

placer cuando sufre, sin avidez de escalar puestos de honor derrocando,


con calumnias incluso, a los demás, contentos siempre con el propio estado
y sin jamás vengarse ni de quie les dañó.
Esta es la caridad, la verdadera caridad que da gloria a Dios y bienes a los
hermanos. Y Dios, si los hermanos no lo hacen, la recompensará
restableciendo la justicia, poniendo en claro la verdad de los hechos y
castigando y premiando con arreglo a lo que cada uno haya merecido.
La caridad debe asimismo regular las relaciones entre las autoridades, bien
sean éstas eclesiásticas o laicas, y los súbditos. Ninguna de ellas, porque esté
arriba, debe ejercerse sin caridad y justicia. Dios – porque es Dios el que
permitió que éste o aquel accediese al poder – a nadie puso en alto para
atormentar a sus hermanos sino para probar la justicia y la caridad de las
autoridades y para castigar a quienes no la practiquen creyéndose
neciamente exceptuados de tales deberes por ocupar puestos de relevancia.
Estar arriba, ser “cabezas”, implica deberes de paternidad como también
de fraternidad, y quien falte a ellos es juzgado severamente por Dios que le
hace responsable, no sólo de su propia culpa de falta de caridad y de
justicia, sino también de las reacciones que tales culpas suyas provocan en
los súbditos. Aquel que, porque está arriba, persigue, atormenta y hiere
injustamente a un humilde, a un súbdito, será llamado por Dios a
responder de los escándalos, amarguras y dudas sobre la justicia y
providencia divinas que, inevitablemente, surgen en el corazón de los
oprimidos.
Dios no castiga ni castigará a quien fue castigado injustamente por los
hombres revestidos de cualquier clase de autoridad; y esto, aun cuando el
oprimido hay tenido justificadas reacciones. Por el contrario, será
inexorable con aquel que, con su arbitrario modo de obrar, atenta contra
el espíritu de los humildes, suscitando en ellos dudas, rebeldías y demás.
Y los castigará porque estos tales es a Dios a quien hieren. Sí, a Dios, que
puede venir a ser privado de un hijo o sentirse poner en duda por otro hijo
a causa de la libertad con que obran el mal los “poderosos”. Y así, ¿qué
piensa el maltratado? “Bueno, si Dios es omnipotente, ¿por qué no
interviene?” “Luego no es verdad que la plegaria confiada obtenga ayuda

285
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

de Dios”. ¿Comprenden los “poderosos” a quién hieren al herir


injustamente a un súbdito? Hieren a Dios. A Dios que sufre con y en quien
padece injusticia. A Dios que resulta herido cada vez que se falta a la
caridad.
Y la caridad es la que debe regular igualmente las relaciones de los súbditos
con las autoridades. No las juzguen y dejen a Dios el juicio de las mismas.
No se revelen contra ellas siempre que sus órdenes no sean contrarias a la
religión, a la moral, a la colectividad o a una anterior e inmutable
disposición divina, en cuyo caso, aun a costa de sufrir martirio cruento o
incruento, es preciso seguir el ejemplo de Cristo que no se plegó a los
desordenados quereres del Sanedrín7 y de los Fariseos en general ni a los
de Herodes;8 el ejemplo asimismo del Bautista9 que sirvió a la justicia aun
sabiendo que, obrando así habría de perder la vida; los ejemplos de Pedro
y de Juan ante el Sanedrín,10 el de Santiago,11 y después el de toda aquella
muchedumbre de mártires de todo tiempo aniquilados, desde los
despedazados, quemados, desgarrados en los circos y otros lugares a los
quemados en las hogueras, como servidores del demonio o herejes, por
haber hecho lo que Dios les ordenaba.
Saber decir: “Es preciso obedecer únicamente a Dios” y “Hay que servir
en primer lugar a Dios” como supieron decir los héroes de Dios, desde
Pedro a Juana de Arco. Saber decir, hablando de otras persecuciones
incruentas, lo que dijeron Bernarda de Lourdes, Lucía de Fátima y sus
primitos, y muchos, muchos otros,
Salvo que los poderosos, mientras lo son – porque, de un día a otro, una
fosa o un levantamiento popular podría hundir en la putrefacción y reducir
a nada el poder del que tan orgullosos estaban hasta el punto de hacer
objeto de tortura a los pequeños – salvo que los poderosos no ordenen cosas
contrarias al Querer de Dios que es el único, verdadero, eterno y perfecto
Poderoso, o más bien, Omnipotente – y esto cada cual, por muy alto que se

7
Mateo 26, 57-67; Marcos 14, 53-65; Lucas 22, 54-55; 7, 66-71; Juan 18, 24
8
Lucas 23, 8-12
9
Mateo 14, 1-12; Marcos 6, 14-16; Lucas 9, 7-9
10
Hechos 4, 1-22
11
Hechos 12, 1-2

286
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

encuentre, debería tenerlo presente para no caer en múltiples pecados –


cosa contrarias a la religión y a la moral, salvo estos casos, deben ser
obedecidos. Porque, en el supuesto que ordenen cosas lícitas, ellos vienen a
transmitir las órdenes de bien que Dios, en primer término, enseñó a los
hombres.
¿Acaso no alcanza la ley humana a aquellos a quienes alcanza ya la ley
divina? Así pues, para evitar el castigo de Dios y el de los hombres y vivir
en la justicia y en la caridad, como deben vivir los hijos de Dios para ser y
mantenerse verdaderamente tales, es preciso no hacer el mal, ningún mal,
ni contra Dios ni contra los hombres; es preciso no faltar a la ley de la
caridad y no desobedecer a la voz de la conciencia que puso Dios en todo
hombre para que le guíe hacia el bien.
De este modo – cumpliendo con la ley de la caridad, de la justicia y de la
conciencia, y, sobre todo, no faltando de forma alguna a la caridad – daréis
a Dios culto racional y alcanzaréis la perfección en la observancia de la Ley,
ya que el amor es el complemento de la Ley12 y quien vive en el amor no
cae en la concupiscencia de la carne, de la mente ni del espíritu13 y
permanece en la Luz, esto es, en Dios,14 se identifica con Cristo y partirá
con Él su Reino”.
*****

12
Hechos 13, 10
13
Génesis 17; Deuteronomio 10, 12-22; del 29, 29 al 30, 14; Jeremías del 3, 1 al 4, 4: 9, 24-25; Ezequiel 44,
4-9; Hechos 7, 51-53; Romanos 2, 25-29; 1° Corintios 7, 17-24; Gálatas 5-6; Colosenses 2, 11-13; 3, 9-11; 1°
Juan 2, 16-17
14
1° Juan 3, 6

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Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

16 – 11 – 50
c. XIV – XV hasta el final de la Epístola.
“La explicación sobre la caridad – Y maestros en ella deberían ser aquellos
a quines Jesús hizo “pastores, maestros, sal y lámparas” 1 – va dirigida
también a los débiles en la fe.
No a todos les es dado9 llegar a ser pastores, maestros, sal y lámparas o
campeones de sabiduría y de justicia. Lo mismo que en el firmamento no
tienen todos los astros la potencia del sol – y ¡ay si la tuvieran! – otro tanto
ocurre en la Iglesia militante, que no todos son gigantes en poder y en
santidad, siendo este último lo que más cuenta por tener un valor y
duración sobrenaturales. Hay corderos y hay pastores2 y los corderos son
de robustez diversa, pues los hay proclives: unos a las caídas, otros a las
distracciones y otros más a la somnolencia. Es menester comprenderlos a
todos y ayudarles con caridad.
“He aquí que Yo mismo iré en busca de mis ovejas…las apartaré de los
lugares de tinieblas y de brumas… las conduciré a su Tierra… a los pastos
óptimos… iré en busca de las extraviadas, haré volver a las que huyeron,
ligaré sus fracturas, corroboraré a las débiles… “dice el Buen Pastor en
Ezequiel 34, 11-16; y dice en Juan: “Yo doy mi vida para que mis ovejas
tengan la Vida y la tengan sobreabundante”.3
Y dirigiéndose a los malos pastores que no apacientan a sus ovejas ni las
asisten antes las explotan y oprimen, dice: “No fortalecisteis al débil, no
curasteis al enfermo, no vendasteis al quebrantado, no hicisteis volver al
ahuyentado ni fuisteis en busca del perdido sino que usasteis del dominio
con rigor y crueldad… A mis ovejas les disteis a comer y beber el alimento
y el agua corrompidos por vuestros pies (Ezequiel, 34, 4-19). Se ja
encendido por ello mi furor contra los pastores… ¡Ay de los pastores ídolos
que abandonan y oprimen a su grey…! He cogido y quebrado la vara de la
Gracia para romper el pacto con os que no me han sido siervos-pastores
fieles”.

1
Mateo 5, 13-16; Marcos 9, 50; Lucas 14, 34-35
2
Juan 21, 15-19
3
Juan 10, 10

288
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Esta es la palabra eterna de la Sabiduría antes, durante y después de su


venida. Caridad, compasión, ayuda a las ovejas y a os corderos. Como os
enseñó Cristo, habiéndolo hecho Él primero sin violar la libertad
individual que Dios mismo respeta en el hombre y que es motivo de prueba,
de premio o de castigo para cada uno.
Nadie sabe cómo conduce Dios a cada una de las almas. Nadie hay tan
capacitado que pueda juzgar siempre con justicia. Hay criaturas que, a los
que son miopes por su soberbia, les parecen rebeldes o culpables, no
siéndolo. Y hay otras que lo son, pero que, por su astucia refinada, guardan
apariencias de justas haciendo bien las obras externas y mal las internas.
Aparentemente son justas, pero son injusta por partida doble: porque
disimulan y porque obran mal.
“No juzguéis” dijo la Palabra de verdad.4 Esta debiera ser la regla perfecta.
Mas si juzgáis, hacedlo al menos, ya seáis hombres modestos o poderosos,
con caridad, y esto siempre, pues no podéis, por vuestra humana limitación,
penetrar el interior de los hombres y ver el por qué de todos sus actos.
Pensad que nada se oculta al Omnividente por más que realicéis vuestras
acciones injustas y forméis vuestros fingidos, injustos y anticaritativos
juicios sobre vuestro prójimo en el mayor secreto. Dios os ve y os siente
mientras obráis y habláis, y Él, sí, os juzga con juicio justo e inapelable.
El haber sido poderosos no os eximirá del juicio de Dios. Antes, en la
medida en que se os dio, así será de riguroso vuestro juicio cuando, al igual
que todos los hombres, hayáis de presentaros ante Dios para rendir cuenta
de vuestros actos. Y recuerde todo aquel que haya estado más alto que la
masa que la grey de Cristo, bien por un cargo o por elección extraordinaria,
que a veces, una sola culpa contra el Amor, o sea contra el Espíritu Santo
que es Espíritu de Sabiduría, de Piedad, de Justicia y de Amor, puede echar
por tierra todos los méritos de una vida vivida en la Ley. Dios puede heriros
súbitamente después de haberlo herido vosotros a Él en un siervo suyo o en
una obra suya de amor. Puede heriros de súbito como a Adán,5 súbito

4
Mateo 7, 1; Lucas 6, 37
5
Génesis 3

289
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

después de una culpa de soberbia vuestra. Y entonces ¿de qué habrán


servido las obras anteriores? ¿De qué los cargos? ¿De qué las elecciones?
“¡Ay de aquel por quien se produce escándalo!”6 ha dicho Aquel en cuyas
manos traspasadas puso el Padre todo poder de juicio.7 Y, por más que Él
fuese la Misericordia encarnada, claramente dio a entender la muerte que
aguarda al que escandaliza a las almas con acciones injustas.
Y si es verdad que, por un alma que uno llegue a salvar, ese tal salva
ciertamente la suya,8 es asimismo verdad que por cada alma que desista o
retroceda de la perfección o, lo que es peor, caiga en el pecado de desconfiar
de Dios, del poder de la oración y de la verdad e cuanto antes creía, un
castigo; que puede llegar hasta el tormento eterno – y con seguridad a una
larguísima expiación purgativa – alcanzará a aquel que fue ocasión de
desistimiento, de retroceso o de caída de un alma.
Si puede causar turbación en el alma de un “pequeño” la injusticia que se
comete contra él, también la puede producir ver cómo los pastores, las luces
y los maestros dan un ejemplo que contradice cuanto enseñan. ¡Ay de
quienes son intransigentes con los “pequeños” y los abruman con cargas
mientras que consigo y con su yo tienen todas las condescendencias!
La mutua edificación es un deber que obliga a todos, pero mil veces más a
los que están en alto.
En el comer como en el beber, en la manera de vivir y de vestir, como en la
habitación, se halla siempre presente la caridad y el recuerdo del que tiene
hambre y sed, no le llega para vestir y carece de albergue. Ni los mantos
reales, ni los vestidos de púrpura y oro dan derecho a entrar en los Cielos
sino, más bien, la manera como se llevaron. Será más fácil ver la vestidura
de las nupcias eternas en uno que llevó – con resignación si fue pobre y con
humildad, por espíritu de caridad, si fue poderoso – un vestido sencillo y
modesto, que no en quien apeteciendo los signos externos de la pompa más
que los internos el que es misericordioso, llevó vestidos de gran valor
sabiendo bien que su conciencia le aconseja otro género de vida.

6
Mateo 18, 6-7; Marcos 9, 42; Lucas 27, 1-2
7
Juan 5, 22
8
Santiago 5, 19, 20

290
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Por en esto estriba la condena: en hacer lo que la conciencia aconseja que no


se haga. Hacerlo con plena advertencia y deliberado propósito tras una
libre determinación.
Para que llegue a ser pecado una acción que no es buena, es preciso
realizarla con plena advertencia. Así pues, examínese cada cual a sí mismo,
ya esté en puesto alto o en bajo, y sépase el por qué de cada acción suya y
que este examen y esta consideración sean verdaderamente sinceros, como
lo es el bisturí del cirujano al poner al descubierto hasta las raíces más
profundas del mal. Y puesto que su acción es no buena, secciónela de su
voluntad para quitarle la vida; y no se limite a esto sino que hunda el
escalpelo de una recta conciencia en el propio terreno y en su humanidad
para extirpar hasta las raíces y los jugos que puedan hacer surgir en el
corazón, en la mente y en el espíritu, plantas no buenas por ser soberbias,
y lo abrase todo en la hoguera de la caridad que, ciertamente, volverá a
brillar cuando el terreno quede libre de la gélida soberbia y de las cizañas9
producidas por ella, cizañas estériles, venenosas y entenebrecedoras,
sembradas por el Soberbio: por Satanás.
Y si aquellos que se encuentran en alto son fuertes, sostengan con piedad a
los débiles sin orgullos necios, reconociendo que Dios, más que el yo,
contribuye a hacer de un hombre, un santo. Bendigan a Dios si es que los
amó de un modo extraordinario; pero no se tengan por artífices absolutos
de su santidad ni desprecien a quien es, o así parece, menos santo que ellos.
Cristo, santísimo y perfectísimo por ser Dios, y sin pecado heredado ni
voluntario en cuanto Hombre, a nadie despreció y, por su compasión para
con todas las miserias, llevó a gran número de personas a la salvación.
Cristo obró muchos y portentosos milagros y derramó ríos de sabiduría;
pero lo que más atrajo a las gentes a Él y, por tanto, a la Salvación y a la
vida, fueron, ante todo, su misericordia y, después, su justicia incorruptible
e imparcial con todos.

9
Mateo 13, 24-30 y 36-43

291
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

Al no buscar su propia satisfacción sino el verdadero bien de las almas y la


gloria de Dios, atrajo sobre sí ultrajes, improperios, rencores, odios y
venganzas; mas con ello pudo llevar muchas almas a la Verdad y a la Vida.
Por su paciencia, constancia y fidelidad a la Ley, por el celo santo por su
Padre, por su amor infinito hacia todas las almas, fue ejemplo para los
Judíos y para los Gentiles y salvación para todos aquellos que no
rechazaron voluntariamente la Luz venida para llevarles a la Vida y para
restablecer su filiación con Dios.
Ministro para los circuncisos y Pastor único, eterno y universal que no se
limitó a recoger únicamente las ovejas de su Redil sino que recogió también
“a las que no eran de su redil”10 a fin de que también estas estuviesen bajo
la custodia del único Pastor, recogió y acogió, tanto a los Gentiles como a
los Judíos y así todos glorificasen a Dios por su Misericordia.
Y lo glorificaron los gentiles. Glorificaron a Dios Padre, finalmente
conocido, a su Hijo santísimo y al Espíritu que de Ellos procede; y entraron
a formar parte de la grey de Cristo y así se cumplieron las profecías en lo
que en ellas se dice de que Dios entregó su Verbo para que fuese “alianza”
entre los pueblos11 y luz para las naciones; para que abriese los ojos (no
sólo materiales) a los ciegos, sacase de la cárcel del paganismo a los
prisioneros, abriese las fuentes de agua viva que da la vida eterna y
entregase, a cuantos la quieran, la Palabra que es vida, y para que las
naciones, que no conocían al Señor, corriesen a Él y llegaran a ser hijos de
Dios cuantos observasen su Ley y se mantuviesen fieles en estrecha amistad
con Él, viviendo en la casa de oración para todos los pueblos de la Tierra”,12
es decir en la Iglesia de Cristo.
Todo esto hizo el Señor para salvar al hombre caído por culpa de Adán.
Llevó la Luz y la Ley, incluso a los Gentiles; dio al hombre los dones
sobrenaturales para ayudarle a vencer la ley de la carne que le hace carnal
e inclinado al mal, y para seguir la ley del espíritu que lo hace sobrenatural
elevándolo, de ser racional, a criatura divinizada. Porque quien vive fiel a

10
Juan 10, 16
11
Isaías 42, 6-7
12
Mateo 21, 13

292
Lecciones sobre la epístola de Pablo a los Romanos.
EL POEMA DEL HOMBRE DIOS
TOMO 7

los dones de Dios reobtenidos por medio de Cristo y fiel también a la


Doctrina perfecta enseñada por Cristo, se hace merecedor de que se diga
de él lo que dicen las palabras del salmo: “Vosotros sois dioses e hijos del
Altísimo”.13
Esto era en el pensamiento de Dios el destino de todos los hombres.
Como así habría sido de no haber pecado Adán.
Como así es posible que sea para un número inmenso de criaturas, gracias
al Sacrificio de Cristo que tanto amó a los hombres que dio su vida por
ellos.14
Como así será hasta el fin de los siglos.
Y tendrán vida cuantos, de toda época y nación, hayan amado a Cristo.
Causa para ellos de eterna Salvacióm”.15
*****

Fin de la explicación
De la Epístola de Pablo
A los Romanos

13
Salmo 82 (Vulgata; 81), 6
14
1° Juan 4, 9-10
15
Hebreos 5, 9

293

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