Elementos de La Oracion
Elementos de La Oracion
Elementos de La Oracion
Son las formas no conjugadas del verbo. También se los llama formas no personales porque
no admiten sujeto. Se clasifican en:
• Infinitivo: ar, er, ir.
• Participio: ado,ido.
• Gerundio: ando, iendo.
Son las formas no conjugadas de los verbos: infinitivo participio y gerundio. Pueden tener valor
verbal o funcionar como sustantivos, adjetivos y adverbios, respectivamente. Cada uno tiene sus
propias desinencias:
CONJUGACIÓN
-adas
El participio tiene valor verbal y adjetivo. Como verbo, expresa la acción terminada. Como adjetivo
y cuando forma parte de la frase verbal pasiva, presenta variaciones en género y número.
Algunos verbos tienen participios irregulares (morir, muerto; escribir, escrito) y otros tienen una
forma regular y otra irregular, con distinto matiz de significado (soltar, soltado, suelto) o (corregir,
corregido, correcto)
El gerundio tiene valor verbal y adverbial. Sea cual fuere su valor, solo recibe modificadores
verbales. Como verbo expresa la acción en su desarrollo. Como adverbio suele constituir
circunstanciales de modo.
El participio también puede usarse para hacer referencia a segmentos anteriores de un texto.
Generalmente, se trata de participios de verbos de decir (dicho, explicado, expuesto) que muchas
veces aparecen acompañados por el artículo neutro lo (lo mencionado, lo expuesto)
El gerundio tiene valor adverbial y, por lo tanto, no puede usarse para modificar un sustantivo:
*elaboró una presentación conteniendo la propuesta. Como indica simultaneidad o anterioridad
en la relación con el verbo principal, tampoco puede señalar una acción posterior a la expresada
por el verbo principal o una consecuencia del mismo: *Llegó tarde a la playa provocando la ira de
sus amigos.
Como tiene aspecto imperfectivo, no es correcto usarlo con verbos que indican acciones
momentáneas:
*Está disparando.
El sujeto del gerundio no puede ser diferente del que tiene el verbo que acompaña: *Salió Díaz,
entrando en su lugar Silva.
Por su forma pueden clasificarse en simples o primitivos (muy, cerca, hoy); derivados, con el sufijo
–mente (lentamente, felizmente); compuestos, que proceden de fusión de más de un elemento
(enfrente, apenas) y funcionales, que constituyen locuciones adverbiales (tal vez, de repente, a
oscuras, de rodillas).
Determinativos
Se llaman también circunstanciales. Expresan las circunstancias en las cuales se realizan las
acciones y se refieren por eso sólo al verbo. Su significado es muy abstracto, por lo que parecen
mucho a los pronombres y se llaman también pronominales. Tienen significación deíctica: al igual
que los pronombres demostrativos sitúan en el espacio y en el tiempo. Compárense, pues:
Con más frecuencia se emplean los adverbios determinativos de tiempo y de lugar.
1. Los adverbios de tiempo son: ahora, ayer, después, de noche, de día, en fin, entonces,
mañana, nunca, jamás, por fin, siempre, tarde, temprano, todavía, ya, etc.
2. Los adverbios de lugar son: abajo, aquí, adentro, afuera, cerca, delante, dentro, detrás,
dónde, ante, arriba, lejos, a la derecha, a la izquierda, a casa, en casa, en todas partes, en
ninguna parte, aquí, acá, ahí, allí, allá, enfrente, etc.
Casos de transposición
Puesto que los adverbios determinativos tienen ciertas características de los pronombres, algunos
gramáticos ofrecen distinguir los adverbios pronominales de los verdaderos (no pronominales)
diferenciando entre los primeros los siguientes grupos:
relativos: que son verdaderos elementos de enlace en las oraciones subordinadeas de relativo): Me
quedé en aquella casa, donde había vivido mi padre; En julio, cuando más calor hace, nos vamos al
campo;
Calificativos
1. Los de modo constituyen el complemento intrínseco del verbo, de la misma manera que el
adjetivo lo es del sustantivo. Los más usados son: bien, mal, bajo, alto, despacio, pronto,
aprisa, claro, rápido, ligero, etc. Indican la calidad de la acción.
También son los adverbios calificativos de modo las locuciones adverbiales. Se llama locución
adverbial a dos o más palabras que juntas hacen oficio de adverbio simple: a ciegas, a todo correr,
a la moda, de prisam de golpe, en resumen, en vano, por desgracia, de improviso, etc.
2. Los de cantidad indican la intensidad de realizar acciones o la de la cualidad del objeto. Los
más usados son: muy, mucho, poco, tan, tanto, aún más, enormemente, bastante,
demasiado, algo, etc. Ejemplos: El cielo había oscurecido aún más. Tenía muy buena
intención. Sus ojos eran enormemente hermosos.
Casos de transposición
Modales
Los adverbios modales indican la posibilidad, probabilidad de la acción, afirman o niegan la acción.
Los más usados son: acaso, quizás, tal vez, por lo visto, ciertamente, también, tampoco, de ningún
modo, de todas maneras.
1. CONCEPTO DE CONJUNCIÓN
Más frecuentemente une la conjunción oraciones que palabras sueltas. Cuando se trata de unir
palabras, las conjunciones se usan sólo para la unión coordinante (Juan y María; baila o canta)
mientras que las preposiciones sirven para la unión subordinante (el amigo de Juan, entrar en el
cuarto). Si se trata de oraciones, la misión de la conjunción puede ser, en cambio, coordinante o
subordinante.
La conjunción puede empezar por ser adverbio (cuando, antes, luego, donde), pronombre relativo
(que), una preposición unida a otra palabra (para que, según que, conque), un adjetivo o participio
con otra palabra o sin ella (excepto, salvo, puesto que), un sustantivo precedido de preposición y
seguido de que (de modo que, de manera que, en grado que), otra conjunción con un verbo
(siquiera) o con un adverbio (si bien), o con otra conjunción (más que).
Por la estructura
Conjunciones simples. Son las que se expresan con una sola palabra como: y, ni, que, pero, mas.
Conjunciones compuestas. Son las que en su estructura constan de dos o más elementos
como: porque, sino, aunque.
Locuciones funcionales. Son locuciones con valor conjuntivo como: si bien, si bien que, para que,
por consiguiente, con el fin de que, de manera que, a condición de que.
Numerosas locuciones prepositivas formadas con adverbios o sustantivos (antes de, después de,
encima de, a fin de, enseguida de, etc.) se transforman en locuciones conjuntivas mediante la
adición de que: Antes de que te cases, mira lo que haces; La visitó a fin de que se lo dijera todo de
palabra.
Por la significación
La clasificación tradicional distingue las conjunciones de coordinación de las de subordinación, lo
que corresponde a los tipos de oraciones subordinadas y coordinadas.
Conjunciones coordinantes
Copulativas. Son las más abstractas, pues expresan unión pura y simplemente: y, ni, ni...ni.
Adversativas. Son las que unen entre sí dos oraciones coordinadas entre las cuales existe
oposición o contrariedad: pero, mas, sino (si hay negación), sin embargo, no obstante, antes bien.
Conjunciones subordinantes
Son subordinantes las que enlazan una oración principal con una subordinada. Se clasifican por la
naturaleza de la relación que establecen y toman el nombre de las oraciones que introducen.
Completivas: que.
Temporales: cuando, así que, luego que, desde que, antes que, apenas, hasta que, mientras, etc.
Muchos gramáticos no admiten esta clase de conjunciones y no descubren otra conjunción
sino que en las mencionadas partículas.
Finales: para que, a fin de que, con el fin de que, con el objeto de que, a que, etc.
Condicionales: si, dado que, en caso que, a condición de que, con tal (de) que, etc.
De modo: como, según, de manera que, de modo que, sin que, conforme, a medida que, como si,
cual si.
Concesivas: aunque, bien que, por...que, a pesar de que, aun cuando, siquiera, etc.
Consecutivas:, pues, conque, por consiguiente, así que, así pues, luego, por esto.
1. CONCEPTO DE INTERJECCIÓN
Las gramáticas suelen distinguir entre las llamadas interjecciones propias y las impropias.
Propias. Entre éstas tenemos ¡Oh!, ¡Ay!, ¡Ah!, ¡Eh!, etc., que se hallan en los límites del lenguaje
articulado y cerca de los gritos instintivos. Otras tienen una estructura más clara como signos
articulados y son más parecidas en su forma externa a las demás palabras. Entre estas últimas
tenemos, por ejemplo, ¡Caramba!, ¡Cáspita! Sin embargo, en uno y otro caso se trata de
interjecciones propias, o sea, de palabras que no pueden ser otra cosa que interjecciones.
No hay que cometer el error de identificar estas interjecciones con los gritos instintivos en sí
mismos. Las interjecciones no son más que fijaciones convencionales de sonidos naturales. De ahí
que difieren muchísimo en los diversos idiomas, de acuerdo con las reglas fonéticas peculiares de
cada uno de ellos.
Impropias. Están constituidas, en cambio, por palabras capaces de otros usos, pero que con
frecuencia desempeñan la misma función exclamativa que las propias: ¡Bravo! ¡Espléndido!
¡Ánimo! ¡Cáscaras!
Hay expresiones en función de interjecciones formadas por más de una palabra, como ¡Por
Dios! Algunas interjecciones pueden combinarse con otros elementos, por ejemplo, con
preposiciones, y formar locuciones como ¡Ay de mí!; ¡Ay de los vencidos!
¡Ah!, ¡Ay!, ¡Eh!, ¡Oh! – se usan para denotar pena, gozo, sorpresa, desprecio, ira, admiración.
¡Ea! – sirve para infundir ánimo, dar prisa, imponer silencio para expresar enojo o contradicción.
¡Ox! (pronunciado ¡Os!) – para espantar a las aves y por extensión a otros animales.
¡Oxte! – se emplea para rechazar a persona o cosa que molesta, ofende o daña.
¡Chist! (la Academia recoge sólo como ¡chis, chis!) – imposición de silencio.
Otras interjecciones, que propiamente sólo se emplean para llamar, azuzar o ahuyentar a algunos
animales, adquieren un sentido metafórico. Tales son, por ejemplo: ¡arro!, ¡so!, ¡tus!, ¡miz!, etc.
Una misma interjección se emplea para casos muy diversos, para manifestar la alegría, el dolor, el
susto, la admiración, la burla, el enojo, la ira, etc. La voz, el gesto y los ademanes son los que nos
han de dar la clave para distinguir la pasión que inspira la interjección.