Elementos de La Oracion

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LOS VERBOIDES

Son las formas no conjugadas del verbo. También se los llama formas no personales porque
no admiten sujeto. Se clasifican en:
• Infinitivo: ar, er, ir.
• Participio: ado,ido.
• Gerundio: ando, iendo.

Son las formas no conjugadas de los verbos: infinitivo participio y gerundio. Pueden tener valor
verbal o funcionar como sustantivos, adjetivos y adverbios, respectivamente. Cada uno tiene sus
propias desinencias:

CONJUGACIÓN

PRIMERA SEGUNDA TERCERA

INFINITIVO -ar -er -ir

PARTICIPIO -ado, -ada, -ados, -ido, -ida, -idos, -idas

-adas

GERUNDIO -ando, -iendo


El infinitivo tiene valor verbal y sustantivo. Como verbo expresa la acción, estado o proceso en
forma neutra y, como sustantivo expresa el nombre del verbo. Suele usarse con valor impertaivo,
en órdenes e instructivos (Revolver durante un minuto. ¡A estudiar!)

El participio tiene valor verbal y adjetivo. Como verbo, expresa la acción terminada. Como adjetivo
y cuando forma parte de la frase verbal pasiva, presenta variaciones en género y número.

Algunos verbos tienen participios irregulares (morir, muerto; escribir, escrito) y otros tienen una
forma regular y otra irregular, con distinto matiz de significado (soltar, soltado, suelto) o (corregir,
corregido, correcto)

El gerundio tiene valor verbal y adverbial. Sea cual fuere su valor, solo recibe modificadores
verbales. Como verbo expresa la acción en su desarrollo. Como adverbio suele constituir
circunstanciales de modo.

Participios en los textos:

El participio también puede usarse para hacer referencia a segmentos anteriores de un texto.
Generalmente, se trata de participios de verbos de decir (dicho, explicado, expuesto) que muchas
veces aparecen acompañados por el artículo neutro lo (lo mencionado, lo expuesto)

Uso del gerundio:

El gerundio tiene valor adverbial y, por lo tanto, no puede usarse para modificar un sustantivo:
*elaboró una presentación conteniendo la propuesta. Como indica simultaneidad o anterioridad
en la relación con el verbo principal, tampoco puede señalar una acción posterior a la expresada
por el verbo principal o una consecuencia del mismo: *Llegó tarde a la playa provocando la ira de
sus amigos.

Como tiene aspecto imperfectivo, no es correcto usarlo con verbos que indican acciones
momentáneas:

*Está disparando.

El sujeto del gerundio no puede ser diferente del que tiene el verbo que acompaña: *Salió Díaz,
entrando en su lugar Silva.

No se usa gerundio para anunciar acciones futuras: *Estoy llegando en un rato.


1. CONCEPTO DE ADVERBIO

Dentro de la clase de adverbios encontramos palabras de naturaleza lingüística distinta. De


acuerdo con la definición tradicional, adverbio es una parte de la oración que modifica el verbo,
al adjetivo o a otro adverbio. El adverbio es una palabra que tiene una función terciaria, es decir,
modifica a palabras, que, por su parte, ya ejercen una misión modificadora: el verbo y el adjetivo,
que se refieren a un sustantivo. Precisamente por eso el adverbio es la parte invariable de la
oración, pues modifica a varias partes de la oración al mismo tiempo, y debe carecer de rasgos
morfológicos o accidentes morfológicos, dependientes de estas partes de la oración.

2. Clasificación de los adverbios

Los adverbios pueden clasificarse según varios criterios:

Por su forma pueden clasificarse en simples o primitivos (muy, cerca, hoy); derivados, con el sufijo
–mente (lentamente, felizmente); compuestos, que proceden de fusión de más de un elemento
(enfrente, apenas) y funcionales, que constituyen locuciones adverbiales (tal vez, de repente, a
oscuras, de rodillas).

Por su significación podemos distinguir adverbios determinativos (circunstanciales) y calificativos.

Determinativos

Se llaman también circunstanciales. Expresan las circunstancias en las cuales se realizan las
acciones y se refieren por eso sólo al verbo. Su significado es muy abstracto, por lo que parecen
mucho a los pronombres y se llaman también pronominales. Tienen significación deíctica: al igual
que los pronombres demostrativos sitúan en el espacio y en el tiempo. Compárense, pues:
Con más frecuencia se emplean los adverbios determinativos de tiempo y de lugar.

1. Los adverbios de tiempo son: ahora, ayer, después, de noche, de día, en fin, entonces,
mañana, nunca, jamás, por fin, siempre, tarde, temprano, todavía, ya, etc.

2. Los adverbios de lugar son: abajo, aquí, adentro, afuera, cerca, delante, dentro, detrás,
dónde, ante, arriba, lejos, a la derecha, a la izquierda, a casa, en casa, en todas partes, en
ninguna parte, aquí, acá, ahí, allí, allá, enfrente, etc.

Casos de transposición

La transposición entre los adverbios de lugar y de tiempo es constante. Adverbios temporales


pueden aparecer con significado de lugar y recíprocamente: El pueblo está después del
cruce (tiempo → lugar); Más adelante nos enteramos de todo (lugar → tiempo).

Puesto que los adverbios determinativos tienen ciertas características de los pronombres, algunos
gramáticos ofrecen distinguir los adverbios pronominales de los verdaderos (no pronominales)
diferenciando entre los primeros los siguientes grupos:

interrogativos: ¿dónde?, ¿a dónde?, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿cuánto?

relativos: que son verdaderos elementos de enlace en las oraciones subordinadeas de relativo): Me
quedé en aquella casa, donde había vivido mi padre; En julio, cuando más calor hace, nos vamos al
campo;

demostrativos: aquí, ahí, allí;

indefinidos: siempre, nunca, jamás, etc.

Calificativos

Estos califican o cuantifican y tienen significación permanente, independiente de la situación en el


discurso. En la oración desempeñan el papel del complemento circunstancial de modo. Son los
adverbios de modo o de manera y los adverbios de cantidad.

1. Los de modo constituyen el complemento intrínseco del verbo, de la misma manera que el
adjetivo lo es del sustantivo. Los más usados son: bien, mal, bajo, alto, despacio, pronto,
aprisa, claro, rápido, ligero, etc. Indican la calidad de la acción.

A los de modo se refieren también los adverbios derivados en -mente: rápidamente,


silenciosamente, equivocadamente, insensiblemente. Pero debemos tener en cuenta que las
palabras en -mente constituyen un grupo bastante heterogéneo. Así, las
palabras anteriormente o posteriormente tienen un claro valor temporal. A veces la palabra en -
mente entra en un sintagma adjetival, subordinándose a un adjetivo: totalmente oscuro,
enormemente hermoso, particularmente fuerte, etc. En estos casos siempre tiene un valor
semántico cuatitativo. Así vemos, que el fusijo -mente no tiene siempre un verdadero valor de
adverbio de modo y, además, no siempre dicho valor se expresa con el sufijo indicado.

También son los adverbios calificativos de modo las locuciones adverbiales. Se llama locución
adverbial a dos o más palabras que juntas hacen oficio de adverbio simple: a ciegas, a todo correr,
a la moda, de prisam de golpe, en resumen, en vano, por desgracia, de improviso, etc.

2. Los de cantidad indican la intensidad de realizar acciones o la de la cualidad del objeto. Los
más usados son: muy, mucho, poco, tan, tanto, aún más, enormemente, bastante,
demasiado, algo, etc. Ejemplos: El cielo había oscurecido aún más. Tenía muy buena
intención. Sus ojos eran enormemente hermosos.

Casos de transposición

Hay casos cuando el adverbio calificativo de modo se transforma en el de cantidad.


Compárense: El trabaja terriblemente (de modo). – El trabaja terriblemente mucho (de cantidad).

Modales

Los adverbios modales indican la posibilidad, probabilidad de la acción, afirman o niegan la acción.
Los más usados son: acaso, quizás, tal vez, por lo visto, ciertamente, también, tampoco, de ningún
modo, de todas maneras.

1. CONCEPTO DE CONJUNCIÓN

La palabra conjunción toma su origen de la latina conjunctio, derivada de conjúngere, que


significa juntar con. La conjunción sirve para denotar el enlace entre dos o más palabras u
oraciones. Es menester que las palabras o frases sean análogas. Tales son los sujetos de un mismo
verbo, o los verbos de un mismo sujeto, los adjetivos de un mismo sustantivo, los adverbios de un
mismo verbo o de un mismo adjetivo, etc.: Luis y María descansan; Juan no bebe sino fuma;
Antonio vivió y murió con un santo; el duro, estrecho, apocado y fementido lecho de Don Quijote;
es bueno, pero torpe; paga trarde, mal y nunca; etc.

Más frecuentemente une la conjunción oraciones que palabras sueltas. Cuando se trata de unir
palabras, las conjunciones se usan sólo para la unión coordinante (Juan y María; baila o canta)
mientras que las preposiciones sirven para la unión subordinante (el amigo de Juan, entrar en el
cuarto). Si se trata de oraciones, la misión de la conjunción puede ser, en cambio, coordinante o
subordinante.

En cuanto al origen de las conjunciones, su procedencia de otras partes de la oración es evidente


en la mayoría de los casos. La conjunción puede empezar por ser adverbio (cuando, antes, luego,
donde), pronombre relativo (que), una preposición unida a otra palabra (para que, según que,
conque), un adjetivo o participio con otra palabra o sin ella (excepto, salvo, puesto que), un
sustantivo precedido de preposición y seguido de que (de modo que, de manera que, en grado
que), otra conjunción con un verbo (siquiera) o con un adverbio (si bien), o con otra conjunción
(más que). De todo lo dicho se infiere la dificultad de distinguir en muchos casos la función
gramatical de las tres clases de palabras: adverbio, preposición, conjunción.

2. Clasificación de las conjunciones

La conjunción puede empezar por ser adverbio (cuando, antes, luego, donde), pronombre relativo
(que), una preposición unida a otra palabra (para que, según que, conque), un adjetivo o participio
con otra palabra o sin ella (excepto, salvo, puesto que), un sustantivo precedido de preposición y
seguido de que (de modo que, de manera que, en grado que), otra conjunción con un verbo
(siquiera) o con un adverbio (si bien), o con otra conjunción (más que).

Por la estructura

Conjunciones simples. Son las que se expresan con una sola palabra como: y, ni, que, pero, mas.

Conjunciones compuestas. Son las que en su estructura constan de dos o más elementos
como: porque, sino, aunque.

Locuciones funcionales. Son locuciones con valor conjuntivo como: si bien, si bien que, para que,
por consiguiente, con el fin de que, de manera que, a condición de que.

Numerosas locuciones prepositivas formadas con adverbios o sustantivos (antes de, después de,
encima de, a fin de, enseguida de, etc.) se transforman en locuciones conjuntivas mediante la
adición de que: Antes de que te cases, mira lo que haces; La visitó a fin de que se lo dijera todo de
palabra.

Por la significación
La clasificación tradicional distingue las conjunciones de coordinación de las de subordinación, lo
que corresponde a los tipos de oraciones subordinadas y coordinadas.

Conjunciones coordinantes

Copulativas. Son las más abstractas, pues expresan unión pura y simplemente: y, ni, ni...ni.

Disyuntivas: o, o...o, ya...ya, ora...ora.

Adversativas. Son las que unen entre sí dos oraciones coordinadas entre las cuales existe
oposición o contrariedad: pero, mas, sino (si hay negación), sin embargo, no obstante, antes bien.

Conjunciones subordinantes

Son subordinantes las que enlazan una oración principal con una subordinada. Se clasifican por la
naturaleza de la relación que establecen y toman el nombre de las oraciones que introducen.

Completivas: que.

Temporales: cuando, así que, luego que, desde que, antes que, apenas, hasta que, mientras, etc.
Muchos gramáticos no admiten esta clase de conjunciones y no descubren otra conjunción
sino que en las mencionadas partículas.

Causales: porque, puesto que, pues, etc.

Finales: para que, a fin de que, con el fin de que, con el objeto de que, a que, etc.

Condicionales: si, dado que, en caso que, a condición de que, con tal (de) que, etc.

De modo: como, según, de manera que, de modo que, sin que, conforme, a medida que, como si,
cual si.

Comparativas: estas conjunciones forman con las palabras correlativas las


combinaciones (más...que, menos...que, tanto)... como, así...como, tal(es)...como, tanto...cuanto,
tal...cual).

Concesivas: aunque, bien que, por...que, a pesar de que, aun cuando, siquiera, etc.

Consecutivas:, pues, conque, por consiguiente, así que, así pues, luego, por esto.

1. CONCEPTO DE INTERJECCIÓN

Las interjecciones pertenecen también al grupo de palabras invariables. Las interjecciones


no son palabras conceptuales, tampoco son palabras de relación. No desempeñan ninguna
función dentro de la oración, ni como elementos de la misma, ni como simples relacionantes.
No entran en relaciones sintácticas con otras palabras y pueden representar de por sí una
oración independiente. En muchas gramáticas las interjecciones se excluyen de las partes de
la oración, pues son palabras que tienen un valor equivalente al de las oraciones. Son palabras
destinadas a ser empleadas exclusivamente en un determinado tipo de oraciones, como son
las exclamativas.
La procedencia de las interjecciones es muy varia. Todas las partes de la oración pueden
contribuir a formarlas. Vemos interjecciones que son nombres: canario, caracoles, cuidado,
diablo, fuego, cáscaras, etc. Otras son adjetivos: bravo, magnífico, soberbio, bueno. Pueden
ser verbos: calle, anda, oiga, sopla, vaya, mira. Además las interjecciones pueden proceder de
los adverbios: abajo, arriba, aquí, cómo, adelante, ya. La base de las interjecciones la
constituyen también pronombres (qué) y hasta conjunciones (pues).

2. Clasificación de las interjecciones

Las gramáticas suelen distinguir entre las llamadas interjecciones propias y las impropias.

Propias. Entre éstas tenemos ¡Oh!, ¡Ay!, ¡Ah!, ¡Eh!, etc., que se hallan en los límites del lenguaje
articulado y cerca de los gritos instintivos. Otras tienen una estructura más clara como signos
articulados y son más parecidas en su forma externa a las demás palabras. Entre estas últimas
tenemos, por ejemplo, ¡Caramba!, ¡Cáspita! Sin embargo, en uno y otro caso se trata de
interjecciones propias, o sea, de palabras que no pueden ser otra cosa que interjecciones.

No hay que cometer el error de identificar estas interjecciones con los gritos instintivos en sí
mismos. Las interjecciones no son más que fijaciones convencionales de sonidos naturales. De ahí
que difieren muchísimo en los diversos idiomas, de acuerdo con las reglas fonéticas peculiares de
cada uno de ellos.

Impropias. Están constituidas, en cambio, por palabras capaces de otros usos, pero que con
frecuencia desempeñan la misma función exclamativa que las propias: ¡Bravo! ¡Espléndido!
¡Ánimo! ¡Cáscaras!

Hay expresiones en función de interjecciones formadas por más de una palabra, como ¡Por
Dios! Algunas interjecciones pueden combinarse con otros elementos, por ejemplo, con
preposiciones, y formar locuciones como ¡Ay de mí!; ¡Ay de los vencidos!

Contenido semántico de algunas interjecciones

¡Ah!, ¡Ay!, ¡Eh!, ¡Oh! – se usan para denotar pena, gozo, sorpresa, desprecio, ira, admiración.

¡Bah! – indica molestia, desdén o repugnancia.

¡Ca o quia! – negación o incredulidad.

¡Cáspita! – admiración o extrañeza.

¡Ea! – sirve para infundir ánimo, dar prisa, imponer silencio para expresar enojo o contradicción.

¡Guay! – intimación y amenaza.

¡Hola! – ya alegría, ya extrañeza.

¡Huy! – dolor físico repentino, asombro o disgusto.

¡Ojalá! – indica vivo deseo de alguna cosa.

¡Puf! – manifiesta asco o desagrado.

¡Sus! – sirve únicamente para animar.


¡Tate! – sorpresa, advertencia.

¡Uf! – indica cansancio, sofocación.

¡Zape! – sirve para ahuyentar a los gatos o para expresar temor.

¡Ox! (pronunciado ¡Os!) – para espantar a las aves y por extensión a otros animales.

¡Oxte! – se emplea para rechazar a persona o cosa que molesta, ofende o daña.

¡Chist! (la Academia recoge sólo como ¡chis, chis!) – imposición de silencio.

Otras interjecciones, que propiamente sólo se emplean para llamar, azuzar o ahuyentar a algunos
animales, adquieren un sentido metafórico. Tales son, por ejemplo: ¡arro!, ¡so!, ¡tus!, ¡miz!, etc.

Una misma interjección se emplea para casos muy diversos, para manifestar la alegría, el dolor, el
susto, la admiración, la burla, el enojo, la ira, etc. La voz, el gesto y los ademanes son los que nos
han de dar la clave para distinguir la pasión que inspira la interjección.

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