Viql Tesis
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FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA
PROGRAMA DE DOCTORADO:
MOVILIDAD Y TRANSPORTE:
UNA MIRADA CUALITATIVA A LA PROBLEMÁTICA DE LOS
VIAJEROS METROPOLITANOS EN LA CIUDAD DE MÉXICO
Directora de tesis:
Dra. Dolores Sánchez Aguilera
Quiero hacer explícito mi agradecimiento a todos los que hicieron posible esta tesis. En
primer lugar, por el interés personal, acompañamiento académico y apoyo incondicional
que me ha dispensado a lo largo de estos años de trabajo mi directora y tutora de tesis, la
Dra. Dolores Sánchez Aguilera, profesora titular y vicedecana de la Facultad de Geografía
e Historia de la Universidad de Barcelona.
A los viajeros que participaron como informantes en las entrevistas realizadas en la ciudad
de México, gracias por compartir su testimonio genuino y valiosas visiones sobre el
transporte y la movilidad en México. A las instituciones y funcionarios que aportaron
recursos, información y estadística, muchas veces de uso reservado, gracias. A mis padres
Manuel y Consuelo, a mi tía Mary†, a mi familia en México y Cataluña, y en general a todos
aquellos que siempre tuvieron una palabra de aliento y apoyo, gracias mil.
Verónica Quiroz
Índice General
Resumen……………………………………………………………………………………………………… 21
Presentación………………………………………………………………………………………………… 25
INTRODUCCIÓN 27
1.3.4. Conclusiones…………………………………………………………………………………… 44
PRIMERA PARTE:
ESTADO DE LA CUESTIÓN Y NUEVO PARADIGMA 45
9
Verónica Quiroz López
10
Índices
SEGUNDA PARTE:
POLÍTICAS DE TRANSPORTE Y GESTIÓN DE LA MOVILIDAD
EN LA CIUDAD DE MÉXICO Y SU ZONA CONURBADA 135
11
Verónica Quiroz López
5.3.4. Hacia una gestión del control vehicular más global…………………………….. 222
TERCERA PARTE:
LOS IMAGINARIOS COLECTIVOS DEL VIAJERO METROPOLITANO
EN LA MEGALÓPOLIS MEXICANA 235
12
Índices
13
Verónica Quiroz López
8.1.3. Empleado medio… medio alejado pero con casita propia…………………… 305
8.1.4. Jóvenes estudiantes y/o trabajadores con gran movilidad……………..….. 306
CONCLUSIONES 337
Capítulo 9: Conclusiones……………………………………………………………………………… 339
14
Índices
Anexos............................................................................................................. 393
Anexo 1. Entrevista a profundidad – Guion para viajeros “Los sin coche”………….. 395
Anexo 2. Ejemplos de entrevistas a profundidad transcritas……………………………. 401
Anexo 3. Tabla de principales datos sociodemográficos de los viajeros…………….. 431
15
Verónica Quiroz López
Índice de Tablas
2.1. Temas de la Verkehrsgeographie por tipo de aporte, s. XIX……………………….. 51
2.2. Determinismo e historicismo geográfico en el transporte, 1900-1930…………… 53
2.3. Géographie de la circulation y regionalismo por tipo de aporte, 1940-1960….. 55
2.4. Transport Geography y neopositivismo por tipo de aporte, 1950-1970……….. 58
2.5. Aportaciones de la geografía social al estudio de la movilidad, 1970-2000……. 64
2.6. Tipo de desplazamiento entre áreas urbanas…………………………………………….. 82
3.1. Producto Interno Bruto Regional por sectores, 1998…………………………………... 93
3.2. Modelo de la planificación racionalista………………………………………………………. 104
3.3. Modelo de la planificación incrementalista…………………………………………………. 105
3.4. Modelo de la planificación intercesora-pluralista…………………………………………. 106
3.5. Diversidad de modelos en la planificación………………………………………………….. 107
4.1. Comparativo tiempo/distancia por transporte y propósito de viaje, 1994-2007 156
4.2. Organismos y niveles participantes en la COMETRAVI, 1994……………………….. 169
4.3. Agenda de gestión sobre la nueva ley de movilidad……………………………………. 179
5.1. Distribución de la flota vehicular circulante en la ZMVM, 2004…………………….. 189
5.2. Vehículos para el transporte de pasajeros y viajes/persona/día, 2004………….. 189
5.3. Emisiones de GEI del transporte por tipo de vehículo, ZMCM, 2006……………… 190
5.4. Número de vehículos de carga registrados en la ZMCM, 2006……………………… 191
5.5. Padrón vehicular en el AMCM, 2008-2011…………………………………………………. 192
5.6. Registro de vehículos en México, 2011……………………………………………………… 194
5.7. Longitud de las vialidades primarias en el DF, 1994……………………………………. 213
5.8. Accidentalidad vial en México, 1997-2002…………………………………………………. 229
7.1. Evolución demográfica y espacial de la ZMCM en el siglo XX……………………….. 264
7.2. Crecimiento poblacional por contornos, ZMCM 1990-2005…………………………… 265
16
Índices
Índice de Gráficos
1.1. Primera etapa: Exploración teórica……………………………………………………………. 38
1.2. Segunda etapa: Análisis de la gestión y las políticas…………………………………… 39
1.3. Tercera etapa: Estudio de caso………………………………………………………………… 40
2.1. Cambios conceptuales para una movilidad sustentable……………………………….. 77
2.2. Diferencias entre los modelos de movilidad……………………………………………….. 79
3.1. Lo local frente a lo global………………………………………………………………………… 98
3.2. Esquema de normas e instituciones de la planeación mexicana, 1920-2012…. 117
4.1. Reparto modal de la movilidad en la ZMCM, 1986-2010……………………………… 153
4.2. Comparativo de proporción de viajes por motivo en la ZMCM, 1994-2007…….. 155
5.1. Coches vendidos a nivel nacional y de la ZMVM, 1970-2010………………………… 187
5.2. Emisiones de Gases Efecto Invernadero por sectores para la ZMCM, 2006……. 190
5.3. Flota vehicular esperada y real que descansa por el HNC al día, 2004-2010…. 205
6.1. Distribución por género y rango de edad de los encuestados, 2007……………… 252
6.2. Tipo de hogar del sujeto muestral, 2007…………………………………………………… 253
6.3. Posición en el hogar del encuestado, 2007………………………………………………... 253
6.4. Lugar de nacimiento de los viajeros, 2007………………………………………………… 254
6.5. Lugar de residencia actual de los viajeros, 2007………………………………………… 254
6.6. Lugar de otras residencias anteriores de los viajeros, 2007………………………… 256
6.7. Posesión o no de la residencia actual de los viajeros, 2007………………………… 256
6.8. Nivel de estudios completado de los viajeros, 2007…………………………………… 257
6.9. Ocupación principal de los viajeros, 2007…………………………………………………. 257
6.10. Tipo de viajero por modo de transporte, 2007………………………………………… 258
6.11. Posesión de un automóvil particular, 2007……………………………………………… 258
17
Verónica Quiroz López
Índice de Mapas
2.1. Localización de la ZMCM en el contexto nacional, 2007………………………………. 87
2.2. El AMCM y la ZMCM en el contexto regional, 2007……………………………………… 87
3.1. Especialización sectorial de las regiones, 2000…………………………………………… 94
3.2. Producto Interno Bruto Regional per cápita, 2000………………………………………. 94
5.1. Red de vialidades de la ZMCM, 2007…………………………………………………………. 215
6.1. Delimitación área y zona metropolitana de la ciudad de México, 2007………….. 244
6.2. Distribución de viajes producidos en la ZMCM, 2007…………………………………… 245
6.3. Distribución de viajes atraídos en la ZMCM, 2007………………………………………. 245
6.4. Movilidad residencial del viajero 14 Centro-Periferia…………………………………… 255
6.5. Movilidad residencial del viajero 6 Centro-Periferia…………………………………….. 255
7.1. Viajes para ir a casa en la ZMCM, 2007…………………………………………………….. 268
7.2. Viajes producidos por trabajo en la ZMCM, 2007……………………………………….. 269
7.3. Viajes producidos por estudio ZMCM, 2007……………………………………………….. 269
18
Índices
Índice de Fotografías
3.1. Grabado del panorama de la ciudad de México en 1628……………………………… 111
3.2. Tranvías en el Zócalo de la ciudad de México, ca. 1923……………………………… 114
3.3. Primeras casas junto al canal de la Viga en Iztacalco, ca. 1920………………….. 114
5.1. Congestión vehicular en la ciudad de México, 2007…………………………………… 197
5.2. Contaminación vehicular en la ciudad de México, 2007……………………………… 197
5.3. Renovación de taxis colectivos “peseras” por microbuses, 2004………………….. 198
5.4. Cambio de microbuses a autobuses, 2003..............................…………………… 198
5.5. Flota de taxis modelo escarabajo para chatarrizar, 2003……………………………. 198
5.6. Flota para renovación de taxis particulares, 2004………………………………………. 198
5.7. “Deschatarrización” o destrucción de vehículos mayores a 10 años……………... 198
5.8. “Deschatarrización” o destrucción de vehículos mayores a 10 años……………… 198
5.9. El “Segundo Piso”, 2003………………………………………………………………………….. 215
5.10. Puente Peatonal y vialidades segregadas, 2003……………………………………….. 215
7.1. Aglomeraciones para entrar al vagón del metro en hora punta…..……………….. 301
7.2. Andenes del metro saturados en hora punta………………………………………….….. 301
7.3. Paso peatonal en el Eje Central y la calle de Madero..………………………………… 301
7.4. Tránsito en Eje Central a la altura de Bellas Artes………………………………………. 301
7.5. Paradero de Microbuses en Taxqueña….…………………………………………………… 301
7.6. Manifestación de choferes de taxis contra el servicio “ilegal”………………………. 301
7.7. Congestionamiento vehicular en Tlalpan y metro por el carril central……..…… 301
7.8. Carril rápido central para entrar a la ciudad………………………………….…………… 301
7.9. Usuarios caminando por el carril segregado del Microbús por avería……………. 302
7.10. Manifestación de transportistas en el Zócalo capitalino……………….…………….. 302
7.11. Paradero de la Raza, intercambio modal metro-microbuses y taxis…………….. 302
7.12. Puente peatonal sobre Insurgentes y acceso elevado al Metrobús………….….. 302
8.1. y 8.2. Programa Ecobici en la ciudad de México, 2014………………………………… 335
8.3 a 8.6 Programa Domingo en Bicicleta, ciudad de México, 2014…………..………… 336
8.7 a 8.8. Trolebús y Autobuses de la RTP, ciudad de México, 2014…………………… 336
8.9. a 8.10. Metrobús en la ciudad de México, 2014…………………………………………. 336
19
Verónica Quiroz López
Principales Abreviaturas
ALDF Asamblea de Representantes del Distrito Federal
AMCM Área Metropolitana de la Ciudad de México
AMDA Asociación Mexicana de la Industria Automotriz
CAM Comisión Ambiental Metropolitana
CETRAM Centro de Transferencia Modal
CONAPO Consejo Nacional de Población
CMMEEEMA Centro Mario Molina de Estudios Estratégicos de Energía y Medio Ambiente
DF Distrito Federal
EDOMEX Estado de México
EOD Encuesta de Origen Destino de la ZMCM
GDF Gobierno del Distrito Federal
INE Instituto Nacional de Ecología
INEGI Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática
LGAH Ley General de Asentamientos Humanos
LPDDF Ley de Planeación del Desarrollo del Distrito Federal
LMDF Ley de Movilidad del Distrito Federal (2014)
LTVDF Ley de Transporte y Vialidad del Distrito Federal (2002)
PITV Programa Integral de Transporte y Vialidad
PMDF Programa de Movilidad del Distrito Federal
RTP Red de Transporte Público del Distrito Federal
SDS Secretaría de Desarrollo Social
SETRAVI Secretaría de Transporte y Vialidad del Distrito Federal
SF Secretaría de Finanzas
SMA Secretaría de Medio Ambiente del Distrito Federal
SMDF Secretaría de Movilidad del Distrito Federal
SOS Secretaría de Obras y Servicios del Distrito Federal
STC Sistema de Transporte Colectivo Metro
STE Sistema de Transporte Eléctrico
TLCAN Tratado de Libre Comercio de América del Norte
ZMCM Zona Metropolitana de la Ciudad de México
ZMVM Zona Metropolitana del Valle de México
20
Resumen
El ámbito en que acontece es la ciudad de México y su área conurbada, que comprende las
dieciséis delegaciones que conforman el Distrito Federal, y los cuarenta municipios del
Estado de México que la encuesta de Origen-Destino del año 2007 (EOD 2007) incluía
también como parte de la metrópoli. Su temporalidad está delimitada a los últimos cuarenta
años en lo que se refiere al proceso de consolidación del modelo de movilidad cotidiana por
automotor de baja capacidad; no obstante el estudio de caso fue realizado en el año 2007.
El objetivo principal del estudio es dar una visión integral y tridimensional de la problemática
del transporte y la movilidad en la metrópoli mexicana, con base en la introducción del
nuevo paradigma conceptual de la movilidad y de la identificación de un modelo dominado
por el automotor, como herramientas de análisis de la problemática del desarrollo y la
planeación metropolitana; la política y la gestión del transporte de personas, al tiempo que,
desde una visión cualitativa, abordar las representaciones sociales que sobre la movilidad
tienen sus viajeros.
El propósito general es impulsar el debate sobre una visión integral del transporte y de la
movilidad humana para nuestra ciudad, como un elemento indisoluble del desarrollo social
y urbano, atendiendo no solo a los análisis cuantitativos sino también a las variables
cualitativas que configuran dinámicas propias en este proceso de apropiación de la ciudad
que también rediseña de alguna forma el territorio: los viajeros cotidianos metropolitanos
también transforman la ciudad a través de sus decisiones y prácticas de movilidad.
21
Verónica Quiroz López
Resum
L'àmbit en què esdevé és la ciutat de Mèxic i la seva àrea metropolitana, que comprèn les
setze delegacions que conformen el Districte Federal, i els quaranta municipis de l'Estat de
Mèxic que l'enquesta d'Origen-Destinació de l'any 2007 (EOD 2007) incloïa també com a
part de la metròpoli. La seva temporalitat està delimitada als últims quaranta anys pel que
fa al procés de consolidació del model de mobilitat quotidiana per automotor de baixa
capacitat; no obstant l'estudi de cas va ser realitzat l'any 2007.
El propòsit general és impulsar el debat sobre una visió integral del transport i de la mobilitat
humana per a la nostra ciutat, com un element indissoluble del desenvolupament social i
urbà, atenent no solament a les anàlisis quantitatives sinó també a les variables qualitatives
que configuren dinàmiques pròpies en aquest procés d'apropiació de la ciutat que també
redissenya d'alguna forma el territori: els viatgers quotidians metropolitans també
transformen la ciutat a través de les seves decisions i pràctiques de mobilitat.
22
Abstract
This research paper focuses its analysis on the problems about daily mobility and transport
of people from Mexico City and its metropolitan area, that it’s created by a mobility based
on the use of the motor vehicle as its object of study in general. Particularly, it focuses on
everyday metropolitan travellers as its subject of study, through whom the qualitative side
of the issue is explored, based on the analysis of the speeches, showing the perceptions on
practices, experiences, social representations and imaginer’s about their daily mobility.
The area where it happens is Mexico City and its conurbation area, comprising sixteen
boroughs that conformed the Federal District (D.F), and the forty municipalities of the State
of Mexico also included as a part of the metropolis in the 2007 Origin-Destination survey
(EOD 2007). Its temporality, regarding the process of consolidation of the model of daily
mobility for low capacity vehicles and it´s bounded to the last forty years; however, the
case of study was carried out in the year 2007.
This research mainly aims to give a comprehensive and three-dimensional view of the
problems of transportation and mobility in this Mexican metropolis, and it’s based on the
introduction of the new conceptual paradigm of mobility and the identification of a
dominated model which use the individual automobile, as a tools of analysis on the issue
of development and metropolitan planning, policy and management of transport of people,
however, from a qualitative point of view, it also boarding the social representations that
its travellers have about their mobility.
23
Verónica Quiroz López
24
Presentación
Esta tesis doctoral se adscribe a la línea de investigación sobre “Planificación y Gestión del
Territorio” del doctorado en Geografía, Planificación Territorial y Gestión Ambiental de la
Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona.
Personalmente, este trabajo significa una cita académica importante que pretende reflejar
la culminación de una larga etapa de formación y de aprendizaje, para dar paso a nuevos
ciclos de investigación y maduración del conocimiento adquirido. Pero también, desearía
que sirviera para señalar otros interrogantes, incentivar el interés y quizá generar nuevas
líneas de estudio sobre la temática y métodos de investigación que el presente trabajo
propone. Estoy cierta que sobre el transporte y la movilidad de personas en la ciudad de
México y su área metropolitana aún hay mucho por conocer, nuestra investigación pretende
sentar las bases para aproximarse a su complejidad desde una óptica tridimensional.
La elección del tema está íntimamente ligada con el aprendizaje y la experiencia personal
como estudiante e investigadora a lo largo de mi vida académica. Además de mi formación
como socióloga urbana interesada en el desarrollo y gestión de políticas públicas -adquirida
en la Ciudad de México-, se añaden los estudios realizados en Barcelona sobre planificación
territorial y desarrollo regional, en particular sobre la gestión de la movilidad, así como el
interés por los aportes etnográficos del análisis simbólico sobre las representaciones
sociales de la movilidad, derivado de una estancia en Berlín y alimentado por el
conocimiento de otras investigaciones mexicanas de actualidad.
Este trabajo pretende aportar una perspectiva novedosa y cualitativa sobre el estudio de la
movilidad cotidiana en la ciudad de México y su área metropolitana: la de las percepciones,
las representaciones y los imaginarios de los viajeros metropolitanos que cotidianamente
recorren esta metrópoli para realizar sus actividades diarias. Soy consciente que sobre la
temática, la investigación social tiene aún mucho que ofrecer, por lo que si este ejercicio
de investigación aporta un poco a su comprensión, el objetivo estará cumplido.
25
Verónica Quiroz López
26
INTRODUCCIÓN
27
Verónica Quiroz López
28
Capítulo 1: Etapas y metodología de la investigación
Capítulo 1
Etapas y metodología de la investigación
29
Verónica Quiroz López
Esta relación entre desarrollo urbano, planeación y gestión del sistema de transporte de
pasajeros para la ciudad de México fue la primera línea de estudio en la que se incursionó,
en el marco del trabajo realizado al amparo del grupo de investigación urbana de la maestría
en Planeación y Políticas Metropolitanas, de la Universidad Autónoma Metropolitana en la
ciudad de México (1995-2000), culminando con la presentación del trabajo final de grado
que versaba sobre las políticas y la gestión del transporte de pasajeros en la Ciudad de
México y su zona metropolitana entre 1970-2000. Este primer acercamiento proporcionó
un conocimiento general de la problemática y el interés de las tres temáticas abordadas,
además de aportar el uso continuado de una herramienta de información continua que
permite salvar la distancia espacial del fenómeno y aunque con ciertas limitantes, estar
informado, nos referimos al seguimiento hemerográfico de sucesos referidos al transporte
y a su gestión en la capital mexicana por internet.
30
Capítulo 1: Etapas y metodología de la investigación
Finalmente, en los últimos años se ha explorado una tercera vertiente de análisis, cuya
inspiración es la visión antropológica y etnográfica sobre la ciudad de México, descubierta
en las clases de la Dra. Anne Huffschmid de la Universidad Libre de Berlín, quién destacaba
la importancia del habitante de la ciudad como un sujeto participante y activo en los
procesos que tienen lugar en este entorno, en el marco de una estancia Erasmus en el
Instituto Latinoamericano de dicha Universidad, realizada en 2007. En los últimos años,
esta dimensión se ha enriquecido y retroalimentado con los interesantes trabajos a los que
hemos tenido acceso sobre las representaciones sociales e imaginarios urbanos realizados
por la Dra. Martha de Alba de la Universidad Autónoma Metropolitana, México.
31
Verónica Quiroz López
La introducción del estudio de caso en la investigación nos ha permitido abordar las tres
vertientes de investigación exploradas durante todos estos años. Por una parte, ofrece
información de primera mano sobre las representaciones sociales e imaginarios de la
movilidad desde la óptica de uno de los viajeros más desprotegidos, el metropolitano, al
32
Capítulo 1: Etapas y metodología de la investigación
tiempo que permite comparar los arreglos individuales de los residentes frente al estado
general del transporte en un contexto de metropolización de la ciudad. Y por otra, abre una
nueva veta de estudio cualitativo para la comprensión de la movilidad humana en la ciudad,
cuestionando el modelo dominante del automotor en la conformación del espacio urbano
desde la óptica del viajero, no como un sujeto pasivo, sino como parte activa del dominio
de la movilidad motorizada, reconociendo así el impacto que sus decisiones individuales
tienen en el estado general del sistema de transporte urbano, otorgando por fin voz al
viajero metropolitano dentro de la investigación temática.
Más allá de las etapas que explican la conformación de esta investigación, en este apartado
queremos ofrecer de forma ordenada y concreta los principales supuestos teóricos y
metodológicos que le comandan: la delimitación de su problemática, la identificación del
objeto y sujeto de estudio, el ámbito y el tiempo al que se suscribe, las justificaciones que
le respaldan, los objetivos generales y particulares, la hipótesis inicial y las hipótesis de
trabajo para el desarrollo de la segunda y tercera parte, las diferentes metodologías
empleadas para ello –investigación documental, seguimiento hemerográfico, observación
en campo, entrevistas en profundidad, análisis de discursos, etc.-, así como la estructura
de presentación de los resultados del presente trabajo.
33
Verónica Quiroz López
Si bien el automóvil hizo su aparición en la ciudad de México a principios del siglo pasado,
es desde hace casi cuatro décadas que su uso indiscriminado está coadyuvando a afianzar
la dominación de una movilidad motorizada de baja capacidad y de superficie. Este modelo
se está imponiendo en la conciencia de sus residentes no sólo como la solución individual
34
Capítulo 1: Etapas y metodología de la investigación
a sus problemas de movilidad cotidiana, sino también como la alternativa pública más
utilizada para resolver en lo inmediato la creciente demanda del transporte colectivo.
35
Verónica Quiroz López
Esta investigación tiene como objetivo principal dar una visión integral y tridimensional de
la problemática del transporte y la movilidad en la metrópoli mexicana, con base en la
introducción del nuevo paradigma conceptual de la movilidad y de la identificación de un
modelo dominado por el automotor, como herramientas de análisis de la problemática del
desarrollo y la planeación metropolitana, la política y la gestión del transporte de personas,
al tiempo que, desde una visión cualitativa, también permea las representaciones sociales
que sobre la movilidad tienen sus viajeros. Y como objetivos particulares:
Incentivar una reflexión desde las disciplinas sociales sobre las percepciones e
imaginarios que sobre el transporte y la movilidad tienen los viajeros cotidianos.
Cuestionar el uso del automotor de baja capacidad como una solución eficiente,
poniendo sobre la mesa de debate otras alternativas de transporte colectivo más
accesibles, en las que se privilegie el interés colectivo por sobre el privado y,
El propósito general es impulsar el debate sobre una visión integral del transporte y de la
movilidad humana para nuestra ciudad, como un elemento indisoluble del desarrollo social
y urbano, atendiendo no solo a los análisis cuantitativos sino también a las variables
cualitativas que configuran dinámicas propias en este proceso de apropiación de la ciudad
que también rediseña de alguna forma el territorio: los viajeros cotidianos metropolitanos
también transforman la ciudad a través de sus decisiones y prácticas de movilidad.
36
Capítulo 1: Etapas y metodología de la investigación
En este contexto, se formularon dos hipótesis de trabajo a explorar. La primera tenía que
ver con el papel del uso del automóvil: “A partir del auge de los automotores en la ciudad,
se afianza un modelo de movilidad motorizada en la conciencia colectiva de sus habitantes,
un modelo excluyente y depredador, pero que ofrece solución inmediata a los problemas
de transporte que la gestión pública no acaba por resolver”. Y la segunda, que tiene que
ver más con la decisión del viajero de alejar su residencia del centro: “Bajo la posibilidad
de realizar desplazamientos más largos gracias al uso del automotor, el habitante urbano
obtiene la posibilidad de poseer su residencia en la periferia urbana, sin calcular
conscientemente los beneficios o perjuicios que a la larga esta decisión, tanto a nivel
particular como a nivel general, le conlleva en términos de movilidad”, en el transcurso del
estudio estas dos hipótesis de trabajo se pudieron comprobar, más la pregunta inicial sólo
se ha podido responder de forma parcial a través del análisis de los imaginarios.
37
Verónica Quiroz López
Coincidiendo con las etapas de la investigación, tres han sido las estrategias analíticas que
se han desarrollado durante el trabajo: 1) una aproximación teórico-metodológica; 2) el
análisis de las políticas del transporte y de la movilidad en la ciudad y: 3) el diseño y
desarrollo de un estudio de caso de corte cualitativo; empleando para cada una de ellas
una serie de metodologías diferentes de aproximación o de análisis en cada etapa.
38
Capítulo 1: Etapas y metodología de la investigación
39
Verónica Quiroz López
40
Capítulo 1: Etapas y metodología de la investigación
Comprende las reflexiones y bases teóricas que constituyen el marco de referencia de esta
investigación en dos capítulos. En el capítulo 2: Del transporte a la Movilidad se
expone la diferencia de los dos conceptos principales abordados: movilidad y transporte;
en un repaso por las principales escuelas geográficas sobre el transporte se rescatan sus
aportes más significativos con una reinterpretación personal hacia la evolución conceptual
de la disciplina, del transporte a la movilidad. Con ello se expone lo que se considera la
irrupción de un nuevo paradigma que aborda distintamente al sujeto y objeto de estudio
de la movilidad humana contemporánea y ahonda en las vertientes más sociales de este
proceso, marcando nuevos retos hacia una movilidad más sostenible y equitativa.
41
Verónica Quiroz López
42
Capítulo 1: Etapas y metodología de la investigación
Por último, la tercera parte expone los resultados del estudio de caso de corte cualitativo,
sobre las percepciones del transporte y la movilidad de los viajeros cotidianos de la
megalópolis mexicana, dividida en tres capítulos. En el capítulo 6: Un acercamiento
cualitativo desde la óptica del viajero se expone en primer lugar, los supuestos
teóricos sobre las representaciones sociales en el espacio urbano, los distintos niveles del
análisis simbólico, las prácticas y las experiencias cotidianas frente a los imaginarios. En un
segundo momento se delimita el ámbito del estudio, los criterios de definición de la muestra,
el diseño de la entrevista como instrumento de recogida de información, sus códigos,
variables e indicadores, las etapas del análisis discursivo y el uso del programa Atlas.ti.
Finalmente se describe el perfil del viajero encuestado y se propone una tipología de éstos,
con el objetivo de caracterizar las percepciones colectivas sobre la movilidad.
43
Verónica Quiroz López
encontraron, llamadas imaginarios, aquellas premisas que, a la luz del análisis realizado
pierden toda racionalidad, no obstante, en la conciencia colectiva de los viajeros siguen
teniendo un peso significativo en la toma de sus decisiones.
1.3.4. Conclusiones
44
PRIMERA PARTE:
ESTADO DE LA CUESTIÓN Y NUEVO PARADIGMA
45
Verónica Quiroz López
46
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
Capítulo 2
Con frecuencia usamos transporte y movilidad como sinónimos para referirnos a un mismo
fenómeno: el desplazamiento de personas u objetos. Aunque dentro del entorno urbano
éstos pueden llegar a ser partes esenciales del mismo proceso, es conveniente distinguirlos.
El primero suele referirse a los medios por los cuales se realiza el viaje, el segundo hace
énfasis en las particularidades de la actividad misma. Más la movilidad es el concepto que
está de moda. Hoy en día, es común encontrar en la literatura académica referencias a la
movilidad social, residencial, internacional, obligada, pendular, cotidiana o habitual . Aunque
creemos que el uso frecuente de este concepto para tratar distintas aristas de la
investigación territorial merece una reflexión aparte, consideramos que su uso en el estudio
y la comprensión de la temática que nos ocupa es de vital importancia.
47
Verónica Quiroz López
1
Basta referir que en el X Congreso de la Población Española , realizado en la Universidad de Navarra de Pamplona en junio-
julio 2006, una de las tres temáticas fundamentales fue la “movilidad espacial y el uso temporal del territorio”, presentándose
más de una veintena de comunicaciones que referían explícitamente al término. También en México se comienza a utilizar el
concepto recientemente, como las sesiones del seminario internacional “Movilidades cotidianas en las metrópolis mexicanas”,
realizado por instituciones como AUNL, UAM-C, UAM-I y CEMCA, Ciudad de México, enero 2007.
2
“La movilidad espacial es distinta de la movilidad ocupacional (…) o de la movilidad social” en “Movilidad espacial”,
c. 8, Diccionario demográfico multilingüe, UIPECP, CELADE, pp.119-120, 2002.
48
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
Desde sus inicios, el estudio del desplazamiento de las personas ha sido abordado por
distintas disciplinas adoptando varias perspectivas, dentro de las espaciales destaca la
importantísima rama de la geografía del Transporte. Ella nos ha aportado sugerentes
análisis históricos de los hechos derivados de la aparición de medios como el ferrocarril y
el automóvil para desplazarse, o elementos de análisis cuantitativo de su comportamiento,
más propios de la tradición americana y las ciencias exactas.
49
Verónica Quiroz López
Giménez i Capdevila3 nos ofrece un amplio panorama del tratamiento de esta temática
desde una perspectiva histórica, agrupándolos en tres grandes períodos, dónde destaca los
aportes filosóficos, metodológicos, tecnológicos, económicos o sociales más significativos y
que definen la función del transporte en cada época. En primera instancia un determinismo
histórico, que marca una progresiva toma de conciencia durante el siglo XIX de la dimensión
espacial del transporte, así como de la creciente importancia de la movilidad de los
fenómenos humanos. En una segunda etapa se desarrollará una interpretación positivista
de la geografía contemporánea sobre el transporte, con posiciones ideológicas que
comprenden desde un positivismo determinista hasta un idealismo historicista, ambas
representadas por el regionalismo francés. Y en un tercer período, la revolución
neopositivista de los años cincuenta, surgida fundamentalmente en Norteamérica y cuya
particularidad es el uso de técnicas cuantitativas en el análisis del transporte, sobre todo
de aquellos medios terrestres (Giménez i Capdevila, 1986).
3
Rafael Giménez i Capdevila, en su tesis de licenciatura Els transports, objecte d’estudi de la geografia (1985) nos ofrece una
investigación minuciosa sobre los orígenes de la geografía del transporte y su desarrollo durante el último siglo alrededor del
mundo, en especial, las escuelas europeas y norteamericanas. Aquí rescataremos algunos puntos esenciales.
4
En su obra Der Verkehr und die Ansiedlung der Menschen in ihrer Abhängigkeit von der Gestaltung der Erdoberfläche ,
Johann Georg Kohl fue pionero en el desarrollo de modelos de redes de transporte representados en figuras geométricas, por
ello -y junto con Wilhelm Götz- es considerado como uno de los padres de la denominada Geografía de los transportes.
50
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
colonial (W. Götz, 1888).5 En esta dirección se desarrolló una potente corriente de la
geografía alemana que abordó el estudio del transporte en el comercio colonial y sus
consecuencias espaciales (Ver Hettner, Ratzel y Hückel, Tabla 2.1).
5
Intereses reflejados en los primeros congresos geográficos: Amberes 1871, París 1875 y 1889, llegando a concebir proyectos
de ferrocarriles transcontinentales que permitían a la vez la conquista y valorización económica del territorio. Como ejemplo
el proyecto panamericano Pepper, C. M.: “Geography of the Pan-American railway”, Washington 1905.
6
A. Hettner, Der gegenwärtige Stand der Verkehrsgeographie, 1897.
7
En el capítulo “Der Verkehr als Raumbewältiger” de su libro Politische Geographie de 1903, así como en su artículo “Die
geographischen Bedigungen und Gesetze des Verkehers und der Seetrategik”” en la revista Geographische Zeitschrift.
8
Sus ideas fueron glosadas y criticadas por G.A. Hückel en el artículo “La géographie de la circulation selon Friedrich Ratzel“,
en la revista Annales de Géographie, París, 1906 pp. 401-418 y 1907, pp. 1-14.
51
Verónica Quiroz López
Casi al mismo tiempo, otras corrientes europeas permitían una aproximación distinta al
estudio del transporte. La gran formación histórica de los geógrafos franceses abordó el
transporte desde la óptica de la circulation, a través de análisis regionales que centraban
la atención en sus aspectos morfológicos y sus límites (Le Play, Demolins, Picard, J. Brunhes
y P. Vidal de La Blache).9 Dicha corriente propone una filosofía posibilista con Paul Vidal de
La Blache, uno de sus máximos exponentes, al desarrollar el problema de la interacción
hombre-naturaleza entorno al concepto de circulation.10 Eludiendo una visión de
determinismo unilateral, De La Blache nos ofrece un estudio de la implantación del nuevo
medio de transporte: el ferrocarril, con una amplia gama de factores físicos y humanos a
combinar. Pero delimitando el ámbito de estudio a la región, la géographie de la circulation
vidaliana intentó comprender a través de la historia la evolución de las fuerzas ligadas al
ferrocarril en relación a las condiciones físicas y sociales preexistentes en una región, que
impedían o favorecían la movilidad por este medio y las consecuencias de su innovación.
Esta visión dominó la producción de la geografía francesa durante los años treinta del siglo
pasado y desarrolló dos corrientes: 1) un enfoque físico-regional que ponderaba los
elementos espaciales y morfológicos y; 2) una visión de la evolución histórico-técnica de
los medios del desplazamiento a través del territorio (ver Tabla 2.2). La vertiente físico-
regional se especializó en monografías regionales sobre los ejes ferroviarios existentes,
predominando el medio alpino, o las corografías axiales que estudiaban la distribución de
9
Para Jean Brunhes, la propuesta ratzeliana excedía el campo de la geografía cuyo objeto era la mera descripción espacial
del fenómeno. En esta línea, muchos estudios regionales optaron por abundar en la evolución histórica del ferrocarril o en los
problemas de trazado originados por la orografía, desarrollando lo que Michel Cresnais llamó la recherche intuitive.
10
En su obra Principes de géographie humaine Vidal de la Blache dedica un capítulo al transporte, sintetizando el enfoque
histórico-determinista, al tratar de estudiar hasta qué punto la circulación depende de la geografía física y si se puede librar
de ésta. BEORDOULAY, V. “Perspectivas actuales del posibilismo de Vidal de La Blache”, en Geocrítica, 47, 1983.
52
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
los medios sobre la superficie, extendiendo su influencia a otros países y tipos de redes
viarias (Reclus, Vidal de La Blache, P. Brunner o May). Sin embargo, a pesar de que la
irrupción de la Segunda Guerra Mundial significó la paralización de toda actividad académica
en Europa, podríamos afirmar que también la vertiente francesa permeó la
Verkehrsgeographie de Hettner en los años cincuenta, al retomar el método corológico en
el estudio de aquellos factores geográficos que ponderan la factibilidad o la presencia de
obstáculos naturales a la comunicación y difusión regional de los medios del transporte.11
En una segunda beta tenemos los trabajos dedicados a la cuestión de las innovaciones
tecnológicas, desde el estudio de la evolución de las redes ferroviarias y la introducción de
la electricidad de M. Pardé12 hasta la reflexión sobre las consecuencias del automóvil como
el medio de transporte más flexible sobre el espacio regional o la propuesta de la
especialización geográfica de los distintos modos de transporte de A. Demangeon.
11
Ver Herman WAGNER (1911): Trattato di geografia generale, 3 vols., Torino.
12
Maurice Pardé defendió el estudio de los aspectos tecnológicos del transporte en el campo geográfico, pues afirmaba que
no es posible comprender el papel del ferrocarril sin atender a su impacto en la historia del transporte, publicando varios
artículos en los años cincuenta sobre la electrificación de los ferrocarriles en el Bollettino della Società Geografica Italiana.
53
Verónica Quiroz López
Pero la rápida introducción del automóvil para los desplazamientos cotidianos derivó en una
crisis del imperio ferroviario. Su déficit financiero y consecuencias espaciales no escaparon
a la mirada de los geógrafos europeos, que se esforzaron por comprender las causas
históricas o tecnológicas de esta situación, sobre todo en el ámbito urbano, tema recurrente
en los estudios regionales del período.13
13
La aparición del automóvil propició el debate entre los geógrafos europeos. Unos valoraban positivamente la flexibilidad
del nuevo modo de transporte ya que suponía “una adaptación a la variedad infinita, en el tiempo y en el espacio, de las
condiciones geográficas locales”, ALLIX, A. “Le développement des transports en commun sur route”, Anales de Géographie,
1923. Otros, por el contrario, debatían la conveniencia de cierta especialización regional de su uso respecto a la distancia,
propiciando la circulación del ferrocarril lejos del automóvil “como hilos de una red capilar que distribuiría el movimiento hacia
las extremidades del país” DEMANGEON, A. “Le rail et la route”, en Annales de Géographie” 1923.
14
Ver Mayer, H.M. (1945): The railway terminal problem of central Chicago; Clozier, René (1940): La Gare du Nord, Krebs,
Norbert (1931) Geografía humana; Soria i Puig, A. (1979): I. Cerdà: Hacia una teoría general de la Urbanización.
54
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
Henri Cavaillès (1940) M. Wolkowitsh (1957) Giles Sautter (1961) René Clozier (1963)
Filosófico/ • Causas, obstáculos y • Sistemas y modos de • Visión Sistémica • Ecología, técnica y
metodológico dominios de C. • Cartografía dominios de circulación
circulación • Etapas del desarrollo
René Clozier (1940) R. Caralp (1959) J. N. Nikolski (1960) Pierre George (1965)
Económico/ • FFCC como agente • Transformaciones • Transporte y • Conexiones entre
tecnológico intercambio económicas por el FFCC estructura económica circulación y comercio
económico
René Clozier (1940) R. Caralp (1959) R. Murphey (1965) Jean Labasse (1966)
• Transformaciones • Transformación de la • Vías de comunicación • “Noción desenclave”
Social demográficas del población y su hábitat Como generador de Más transporte más
FFCC por el FFCC progreso demográfico beneficio social
Para el caso catalán, Jaume Font analiza históricamente la formación de las redes de
transporte, en particular las viarias y el FFCC.16 También las relaciones entre ciudad y región
generaban estudios sobre problemas del commuting o de delimitación regional de espacios
a partir de los servicios de transporte (F.H. Green y R. Courtot).17
15
El concepto de regionalización económica inspiró otros estudios fuera de Francia, una serie de trabajos destacan el papel
funcional del transporte dentro de la estructura de las regiones económicas. Ver S. Berezowski, (1962): Geografia transportu,
Varsovia; N. Nikolski, (1960) Geographia Transporta CCCP, Moscú; R. Murphey, (1956): “China’s transport problem and
communist planning”; y J.W. Alexander, (1994): “Freight rates as a geographic factor in Illinois”.
16
Ver J. Font (1999) La formació de les xarxes de transport a Catalunya (1761 – 1935), Oikos-tau, Bcn.
17
Ver F. H. Green (1950): “Urban hinterlands in England and Wales: an analysis of bus services, The Geographical Journal ,
London, y Courtot (1967): «Note sur les communications terrestres et le réseau urbain de la région de Valence , Espagne».
55
Verónica Quiroz López
Edward Ullman desarrolló una reflexión teórica con base en la idea de la geografía as spatial
interaction (como interacción espacial). Influido por sus colegas Schæfer, Garrison o
Hägerstrand, e inspirado en la expresión homóloga que definía a la sociología como el
estudio de las interacciones sociales, las reflexiones de este profesor americano otorgaron
a la geografía del transporte una base teorética positivista en la explicación de las relaciones
territoriales.20
18
Giménez i Capdevila distingue entre “modo de transporte” -cada uno de los sistemas de desplazamiento- y “medios de
transporte” –elementos físicos, como las infraestructuras o móviles, como los vehículos-. (Giménez i C.:1986).
19
En español ver: Glick, T. (1985): “Antes de la revolución cuantitativa: E. Ullman y la crisis de la geografía en Harvard”; Vilá
Valenti, J. (1983): Introducción al estudio teórico de la geografía; Capel, H. (1981): Filosofía y ciencia en la geografía
contemporánea; Derruau, M. (1976): Tratado de Geografía humana; y Claval, P. (1974): Evolución de la geografía humana.
20
En 1941 Ullman escribió A theory of location for cities, donde analizó las teorías de localización espacial más representativas,
como la agrícola de J. H. von Thünen (1826); el efecto de las rutas de transporte en la localización de centros urbanos J. G.
Kohl (1841); la de la influencia del ferrocarril en la actividad comercial de C. H. Cooley (1894); la de W. Christaller y Lösh
sobre los lugares centrales en la distribución del poblamiento (1933).
56
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
Ullman consideraba que pocas fuerzas influyen tanto en la modificación de los fenómenos
de la superficie terrestre como el transporte, aportando un tercer concepto al debate
histórico: junto con el verkehr alemán, la circulation francesa, encontramos ahora el de la
transportation americana. La transportation era el resultado de muchas fuerzas conjuntas,
que a su vez estaban determinadas por tres cualidades explicativas respecto a las relaciones
entre sus áreas -y que son materializadas en el movimiento de personas y las mercancías-
, a decir: 1) la complementariedad, donde un área ofrece algo que otra demandaba; 2) la
oportunidad intermedia, donde la interacción puede inhibirse o alentarse y; 3) la
transferibilidad, para hablar de la sustitución entre ellas.21
21
Desarrollados en su monografía American Commodity Flow: a geographic interpretation of rail and water traffic based on
principles of spatial interchange, Seattle (1957), un esfuerzo de investigación para analizar y cartografiar los flujos de
mercancías por ferrocarril y cabotaje en los Estados de la unión Americana.
22
En 1951 Ullman se trasladó a la Universidad de Washington donde conectó con el espíritu neopositivista que se inspiraba
en la ley física de la gravitación universal newtoniana aplicada en ciencias sociales desde la segunda mitad del siglo XIX a
partir de los trabajos del economista H. C. Carey (1858) y del demógrafo E. G. Ravenstein (1885).
23
Bajo el apoyo del departamento de Defensa norteamericano, Garrison y sus colegas abordaron al detalle los parámetros
topológicos. Garrison y Marbel D. F. (1962): The structure of transportation networks, US Army Transportation Command,
Washington; Kansky, K. (1963): “Structure of transport networks relationships between network geometry and region al
characteristics” Research Paper 84, University of Chicago; Haggett, P. y R. Chorley (1969): Network analysis in Geography,
London, Arnold; E. J. Taaffe y H. C. Gauthier (1973): Geography of transportation, Englewood Cliffs, Prentice Hall.
24
Garrison, W. (1960): “Connectivity of the interstate highway system”, en Regional Science Association, Philadelphia.
57
Verónica Quiroz López
2. J.G. Kohl (1841): rutas de transporte y ciudad teoría-llave de la realidad, formula, hipótesis,
3. C.H. Cooley (1894): FFCC y actividad comercial hace investigación empírica y resultados.
4. Christaller y Lösh (1933): lugares centrales en 2. Cuantitativo: presenta la teoría con claridad y
la distribución del poblamiento. coherencia matemática en variables
5. B. Ohlin (1933): Uso de técnicas estadísticas medibles: estadística informática, geometría
y topología.
• Combina tres elementos:
3. Definicional: cambia el enfoque regional por
√ Ciudad √ Transporte √ Desarrollo
uno funcional-espacial, sistémico, estructural
regional
y ahistórico.
EEUU •Auge de la industria automotriz y generalización del uso del auto CENTRO DE TRANSPORTE
• Transformaciones espaciales y desarrollo de una política territorial Northwestern University
1940 1970
Fuente: Elaboración propia con base en Giménez i Capdevila (1986).
El método deductivo partía de una teoría “llave” de la realidad, formulaba hipótesis que
deberían ser corroboradas con investigaciones empíricas. Su carácter cuantitativo satisfacía
la necesidad de presentar las ideas con coherencia y formalización matemática, apoyándose
en técnicas estadísticas e informáticas de la geometría o la topología; intentando encontrar
las regularidades, las estructuras y otras asociaciones espaciales a partir de un enfoque
sistémico-funcional. En España son pocos los trabajos en esta línea (Ver S. Pons: 1985). En
efecto, la revolución neopositivista -como la definió E.J. Taaffe- opuso al enfoque geográfico
regional otro más renovado, funcionalista y sistémico. Aunque de forma tardía, dada la falta
de datos estadísticos para su aplicación en México, B. Graizbord realizó un ejercicio
inspirado en esta propuesta al abordar el transporte mexicano con un enfoque cuantitativo
para el análisis urbano y regional del área metropolitana de la ciudad de México. Empleando
58
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
la teoría del lugar central describe la complejidad de la movilidad cotidiana de los individuos
en este espacio metropolitano que define como polinuclear, llevando el análisis a escala
regional y concluyendo una interdependencia entre sub-centros metropolitanos pero con
una fuerte predominancia jerárquica del centro histórico de la ciudad. 25
Si bien fue en EEUU donde se inició el desarrollo de la geografía del transporte debido a la
industria automotriz que generalizó el uso del automóvil y con ello la atención de los
estudios en las profundas transformaciones territoriales por uso masivo del vehículo
particular, sus repercusiones pronto cruzaron el Atlántico y se dejaron sentir en muchos
países alrededor del mundo, en Europa además de Inglaterra, destacan algunos estudios
significativos en Polonia, la URSS, Holanda y Suecia.
Por su parte, los análisis de interacción espacial ullmaniana reflejada en los flujos de
transporte, fueron estudiados con modelos gravitatorios, donde la masa y la distancia eran
los parámetros fundamentales. Para representar a la primera se tomaban variables de
población - total de habitantes o peso económico - y para medir la distancia, tomaba su
25
Graizbord, B. (2008) Geografía del transporte en el Área Metropolitana de la Ciudad de México, pp. 21-32. Rescataremos
los hallazgos más destacados de este análisis cuantitativo en la tercer parte de nuestro trabajo.
26
En la Universidad de Lund en Suecia, de la que procedía Torsten L. Hägerstrand, Sven Godlund desarrolló corometrías, una
variante de las corologías tradicionales que medía cuantitativamente los fenómenos del desarrollo espacial o “volumétrico de
la distribución y organización del tráfico, la red de transporte y sus relaciones funcionales con otros fenómenos sociales”. Ver
Godlund S. (1956): “Bus service in Sweden”, en Lund studies in geography, B, n. 17; “The function and growth of bus traffic
within the sphere of urban influence”, id. n. 18, 1956. Aplicada en Bromley, R. (1979) “Defining central place systems through
the analysis of bus services: the case of Ecuador”, The Geographical Journal.
27
Así lo realizan Taaffe, E. J., R. L. Morrill y P.R. Gould en países africanos “en vías de desarrollo” como Ghana y Nigeria en
“Transport expansion in underdeveloped countries: a comparative analysis”, Geographical Review, 1963. O Peter Hagget para
países desarrollados con su ensayo de evolución temporal sobre un paisaje teórico löschiano, rutas sustitutas entre centros
de orden sucesivamente superior (1965): Análisis locacional en la geografía humana, Barcelona, Gustavo Gili, 1975.
28
K.J. Kansky presentó un modelo “posdictivo” que reconstruyó la red ferroviaria de Sicilia en el pasado a través de una
técnica de procesos estocásticos: “Structure of transport networks relationships between network geometry and regional
characteristics”, Research Paper, no. 84, University of Chicago, 1963. J. Kolars y H. J. Malin modificaron este método
escogiendo como variables correlacionadas a la población y la accesibilidad de los centros, en su estudio Population and
accessibility: an analysis of Turkish railroads, en Geographical Review, 1970. Otros: para Irlanda del Norte Garrison y Marble
(1962); Morrill (1965) para Suecia; en España: Equipo Urbano (1972) Simulación de una red de transportes: el caso de los
ferrocarriles españoles.
59
Verónica Quiroz López
coste económico -en valor de tiempo o distancia social- y cuya evaluación se obtiene a
partir de un análisis de regresión lineal.29 Tanto los modelos de simulación como los
gravitatorios en nuestros días son muy utilizados para medir flujos de mercancías,
desplazamientos laborales o turísticos, realizar previsiones al trazar o dimensionar las
necesidades de infraestructuras del tráfico estimado, pero no aportan medidas correctoras
a los fenómenos acontecidos. De ello se ocupan los modelos de optimización que tratan de
resolver una mejor asignación de flujos entre los diferentes orígenes, destinos y vías a
través de la programación lineal o dinámica al introducir el tiempo.30
Con todo, la geografía europea de los años cincuenta, sesenta y setenta, en general siguió
abordando el estudio del transporte desde las corrientes clásicas europeas. No es sino hasta
1973, cuando la convergencia entre la geografía de la circulación y la del transporte es
afirmada por el geógrafo francés Wolkowitsch quien asume los postulados de la geografía
americana para su análisis. Y hasta los años sesenta del siglo pasado los modelos
cuantitativos en el tema del transporte ganaron adeptos, aunque también provocaron cierto
“endurecimiento de la disciplina”, debido a su compleja elaboración matemática, en el
sentido no del uso, sino del abuso de métodos analíticos matemáticos y geométricos. No
obstante podemos afirmar que el neopositivismo tuvo el acierto de incidir en algo más que
los métodos de trabajo, al dar paso a un debate sobre el objeto-sujeto de estudio, al
cuestionar la utilidad funcional de sus investigaciones.
A partir de los años setenta una nueva perspectiva dio paso al debate sobre el papel del
transporte en el desarrollo socioeconómico de la región. El inglés Alan M. Hay en su obra
Transport for the space economy (1973) sitúa al transporte como objeto de estudio en la
encrucijada entre los análisis geográficos y económicos. Para entonces, otros geógrafos ya
reivindicaban el estudio de la estructura económica alrededor del transporte como un
sistema espacial de desarrollo regional, definiendo al transporte del siguiente modo:
29 En México la escasa disponibilidad de datos estadísticos confiables obstaculizó este tipo de trabajos hasta hace muy poco,
cuando el INEGI incluyo en su censo nacional de vivienda información sobre la movilidad cotidiana por motivos laborales. Ver
B. Graizbord y Marlon Santillán que realizaron un análisis de la “Dinámica demográfica y generación de viajes al trabajo en
el Área Metropolitana de la Ciudad de México (AMCM), 1994-2000”, Estudios Demográficos y Urbanos , COLMEX, 2004.
30
Un ejemplo de programación lineal aplicada la aportan en 1973 Taaffe y Gauthier cuando analizan la asignación de flujos
a las diversas rutas de los transportes aéreos interubanos entre New York y los Ângeles. Y de programación dinámica en
Potrykoeski y Taylor, Zbigniew (1984): Geografía del transporte, Barcelona, Ariel, 1ª. Edición 1982.
60
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
“factor causal y precondición del desarrollo económico, que colabora para crear las
condiciones que le hagan posible, pero que no puede originarlo; no obstante, su
infraestructura absorbe gran cantidad de recursos”.31
La crisis energética mundial -por el alza de los precios del petróleo- contribuyó también a
la reflexión de los geógrafos sobre las consecuencias no sólo espaciales sino económicas
del transporte motorizado. Las inquietudes se concentraron en los problemas energéticos
de los sistemas, en su coste y su organización; las relaciones entre el consumo de la energía
y la localización de las actividades económicas, así como en la posibilidad del ahorro
energético en los distintos sistemas de transporte.33
En esta década, la geografía del transporte se caracteriza por contener un amplio abanico
de teorías, métodos y objetivos, que iban desde la pervivencia de antiguos enfoques
regionales o cuantitativos hasta las síntesis y visiones más funcionales o sistémicas. No
obstante podemos constatar una renovada tendencia hacia la incorporación de teorías
sociales, en las cuales el objetivo principal era la comprensión social, pasando de las
cuestiones económicas a las socioeconómicas; para en un segundo momento, aventurarse
mucho más lejos, acercándose a las preocupaciones de otras disciplinas como la sociología,
la psicología o la etnografía como veremos más adelante.
31
Howard L. Gauthier (1970): “Geography, transportation and regional development” , en Economy Geography, Worcester.
32
Wheeler, J. (1973): “Societal and policy perspectives in transportation geography”, en Economic Geography, Worcester.
33
Wolkowitsh, M. (1981): « Transport et énergie », en Annales de Géographie, pp. 535-559.
61
Verónica Quiroz López
Hasta ahora, el recuento histórico que hemos esbozado en los apartados anteriores para
los estudios geográficos del transporte destaca básicamente la preocupación por los
sistemas, modos y medios de desplazamiento. La distribución y localización de sus
infraestructuras, así como la evolución de los vehículos fueron el objeto central del análisis
geográfico del transporte que dominó en los últimos dos siglos. No obstante, a la par de
estas valiosas aportaciones revisadas, de sus mejores representantes y escuelas, podemos
visualizar una evolución conceptual casi intuitiva del conocimiento en este campo, que va
otorgando cada vez mayor importancia a la reflexión académica sobre los individuos que
utilizan dichos transportes, es decir, sobre el sujeto que se mueve, más allá de los objetos
en los que se realiza el desplazamiento.
34
Importantes exponentes neopositivistas como Hurst, Haggett o el propio Ullman comenzaron a cuestionarse el papel social
del transporte. “El cientifismo puede producir descripciones muy exactas (…) pero no de valor explicativo, no ayuda a
comprender. De hecho, es relativamente fácil en geografía de los transportes describir en términos matemáticos modelos
bastante complejos sin comprender los procesos básicos involucrados. Pocos geógrafos especializados en transporte
actualmente han superado el primer paso: la identificación del modelo” Elliot Hurst, M. (1974), p. 514.
35
Elisée Reclus ya utilizaba la expresión de geografía social, más la distinción lingüística con la geografía humana fue un
proceso que evolucionó a través del siglo pasado. Sobre todo para el habla anglosajona o en los Países Bajos, donde la
escuela de geografía social de Utrecht se inspiró directamente en las enseñanzas sobre el género de vida de Vidal de La
Blanche y de Brunhes. Más la naturaleza social interviene en la explicación geográfica muy tardíamente, con el desarrollo de
la geografía cultural, ya que anteriormente el geógrafo apenas se acercó desde la historia o la etnografía.
62
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
En este sentido Eliot Hurst en 1974 propone para la geografía del transporte dar una
prioridad a los condicionamientos sociales, rescatando así la propuesta de la geografía social
del transporte -apoyado en The theory of Transportation (1894) del sociólogo Charles H.
Cooley- enmarcando como su objeto de estudio a “aquellas interrelaciones entre los
diferentes subsistemas que componen al transporte”. Desde esta perspectiva, el quehacer
de la geografía social se aproximaba al de la geografía económica, dado que la estructura
social se convertía en el elemento explicativo de los sistemas de transporte y por tanto
socioeconómicos del espacio.
Así pues, se reconoce el papel de los condicionamientos físicos y sociales en el carácter del
transporte, el análisis de sus interrelaciones se vuelve condición necesaria para comprender
el fenómeno. Y este enfoque fue desglosado por Eliot Hurst en cuatro áreas de estudio: a)
el análisis de las conexiones entre estructura socioeconómica, la política del transporte para
los procesos de industrialización y la especialización económica; b) la evaluación del papel
de la legislación en la regulación, distribución y control de la producción de los modos de
transporte; c) el examen histórico y contemporáneo de los modelos, métodos y problemas
del transporte como variable de desarrollo de la ciencia social y; d) la influencia de nuevas
tecnologías en el desarrollo, el impacto espacial y las contradicciones e implicaciones en la
estructura socioeconómica (Tabla 2.5).39
36
“La geografía humana consiste de hecho en el estudio descriptivo y explicativo del comportamiento de las colectividades
humanas (es decir, de las sociedades) en las distintas regiones y partes del mundo. Pero la expresión de la geografía social
contiene indudablemente algo más concreto: el concepto de diversidad de las relaciones de producción y de las relaciones
sociales que de ella resultan en cada medio geográfico”. George, P. (1945): Géographie sociale du monde, col. « Que sais-
je? », n. 197, p. 119, PUF, Paris.
37
“Las relaciones sociales constituyen a un mismo tiempo la base de todo sistema económico y el efecto de los mecanismos
económicos. La apropiación privada de los medios de producción en sistema capitalista es un hecho social, ya que provoca
una división de la sociedad en clases poseedoras y en clases desposeídas. Y este hecho social determina por consiguiente las
características propias de la economía”, George, P. Géographie sociale du monde, op. cit. pp. 5-6.
38
Dentro del inventario de las fuerzas productivas se incluye también “el estudio del nivel de movilización de los recursos
terrestres, y lo que es inseparable, de los sistemas capaces de movilizar tales recursos…” George., P. (1950) “Réflexions sur
la géographie humaine a propos du libre de m. Le Lannou », Annales de Géographie, pp. 215.
39
En Michael, Eliot Hurst (1974) Transportation Geography. Comments and Readings , McGraw-Hill, New York, pp 516-517.
63
Verónica Quiroz López
Las bases analíticas del enfoque de E. Hurst serán rescatadas al caracterizar la gestión y la
política pública del sistema de transporte colectivo para la ciudad de México y su zona
metropolitana, abordada en la segunda parte del presente trabajo.
En general, la exploración de los estudiosos europeos hacia una geografía más social
muestra su interés por el hombre en un doble aspecto. 40 Por un lado, al retener la
importancia de las clases o categorías sociales, a la que A. Chatelain le llama sociografía; y
por otro, respecto al estudio de las propias características de la vida social –ya sean
observadas a través de la vida individual o de la vida colectiva-, la llamada geografía social
o sociológica, pues alude al comportamiento en sociedad.41
40
Puede encontrarse un análisis original sobre la evolución de la geografía con tendencias más sociológicas y sus relaciones
con dicha investigación en Buttimer, A., “Social space in interdisciplinary perspective”, Geographical Review, vol. 59.
41
Abel Chatelain (1946) « Cette nouvelle venue, la géographie sociale », Annales de Géographie. El francés ha abordado
varias veces conceptos y métodos de la geografía social: « Les fondements d’une géographie sociale de la bourgeoisie”,
Annales de Géographie , 1947 o « Horizons de la géographie sociologique », Review de Géographie de Lyon, 1953.
64
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
Siguiendo a Giménez i Capdevila, los derroteros de los trabajos geográficos sobre transporte
y movilidad del período podrían clasificarse en dos tendencias: una sociológica y otra
humanística.42 La geografía sociológica encuentra sus raíces en una lectura crítica y de corte
marxista sobre los condicionantes de la estructura política y económicas del transporte,
como muestra la crisis energética de los setenta del siglo XX que conduce al
replanteamiento de una política de fomento del transporte público y la sensibilización
ecológica por problemas de polución atmosférica, acústica o de deterioro del paisaje.
42
Giménez i Capdevila (1986) “La geografía de los transportes en busca de su identidad”, Geocrítica no 62, Barcelona, p. 49
43
La forma e intensidad del espacio personal de un individuo refleja la accesibilidad a una red de transporte, inversamente
la percepción geográfica condiciona la estructura del viaje y el modo de transporte, Potrykowski y Taylor (1984).
65
Verónica Quiroz López
Se ha de destacar que en los últimos años despuntan los estudios que se centran en dos
características ambientales significativas al planear los medios y modos de transporte
urbano: la permeabilidad y la accesibilidad. Tocando con ello problemas urbanos y
ecológicos asociados al desarrollo del transporte, poniendo de relieve la importancia de la
infraestructura como elemento que fractura o da unidad y equilibrio al territorio, sirva como
ejemplo el impacto de la construcción de nuevas vialidades sobre el territorio, abordaremos
este tema en la segunda parte de este trabajo.
Otra importante reflexión, también desatada por la crisis energética, es el impacto del
transporte en el tamaño, extensión y desarrollo de las ciudades, sobre todo de aquellas con
un carácter metropolitano.47 Aunque las consecuencias espaciales del dominio de modos de
transporte como el ferrocarril o el auto ya eran abordadas anteriormente por los geógrafos,
los problemas de escasez energética de los setenta renovaron el interés por los costes
económicos, humanos y territoriales de la organización del vehículo motorizado como
modelo de transporte. Entre sus problemáticas ocasionadas destacan: la circulación urbana
y la aglomeración; la organización y los retos de los sistemas de transporte colectivo; el
44
M. Hay determina como objeto de estudio de la geografía social: “el análisis de las interconexiones entre el sistema de
transporte y las estructuras sociopolíticas y económicas dentro de una región”. Ver Alan M. Hay, “Transport for the space
economy: a geographical study”, Seatle and London, University of Washington Press, 1973.
45
Roy I. Wolfe en Transportation and Politics (1963) criticó el abuso del punto de vista económico.
46
Destacando aquellos análisis sobre cómo las políticas espaciales de los estados se apoyan en el transporte, ya sea sobre
vías de ferrocarril construidas por el colonialismo o bien en países más desarrollados o extensos para la construcción de una
unidad nacional, ya que las buenas comunicaciones son necesarias para la valoración de territorios más alejados. Ver Belhedí
(1980); Pirie, G.H. (1982); Thery, H. (1981); Cermakian, J. (1982) en Giménez i Capdevila, op cit.
47
Sobre el debate del TGV en Francia ver Wackermann (1983) « Transports internationaux et stratégies spatiales » y F.
Beaucire (1979) « Transports et environnement », ambos en Bulletin de l´A.G.F. Una postura ecológica se encuentra en
Labeyrie, V. (1973) A propos de quelques conséquences écologiques de l´organisation des transports”, L´Espace
Geographique; y Saint-Laurent, G. (1983) « Impact de l´autoroute sur le milieu. Etude bibliographique et propositions de
recherches au Québec », Cahiers de Géographie du Québec, en Cataluña los estudios sobre el tunel de Cadí, etc.
66
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
Un enfoque sociológico intenta explicar los mecanismos sociales que reproducen distintas
formas de movilidad en el individuo, derivadas del grupo social al que pertenece y sus
consecuencias espaciales. Los primeros estudios desarrollados al respecto se realizaron en
los setenta en Estados Unidos bajo las conceptualizaciones de segregación socioespacial o
exclusión social de grupos étnicos, económicos o de género, y sus diferencias de
accesibilidad y, por ende, de movilidad.50 La técnica conlleva que el geógrafo social detecte,
caracterice, localice y cartografíe las desigualdades espaciales de movilidad en la ciudad,
buscando explicaciones desde la comprensión sociológica o la psicológica.
48
Leardi, E. (1979) « Mobilità urbana e transporti : le metropolitane, Rivista Geografica italiana, Barre, A (1983) « Métro
express et métro urbain dans la région Rhin-Ruhr », Revue de Géographie de Lyon ».
49
Aunque para la ciudad de México, son pocos y recientes los estudios que abordan esta problemática, consideramos como
referencias básicas dos obras: Legorreta J. (1989) Transporte y contaminación en la ciudad de México, Centro de Ecología y
Desarrollo, 2ª edición 1995, 356pp. y; Víctor Islas Rivera (2000) Llegando tarde al compromiso: la crisis del transporte en la
ciudad de México, Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano, El Colegio de México, 603 pp.
50
White y Senior, 1983, 161-162 pp.; Bailly, S. (1979) La percepción del espacio urbano, Madrid, pp. 129. Potrykowski y
Taylor, 1984, 279-280pp.; Eliot Hurst (1974) “Sobre el espacio de la actividad en zonas urbanas”; Müler, 1976, 215-226 pp;
Fagnani, J. (1976) “Activités fémenines et transports urbains”, Annales de Géographie, 542-561pp.
51
Las relaciones socio-espaciales son conceptualizadas como prácticas de vida social expresadas en el espacio, desde una
perspectiva sociológica cultural de distintas escalas espaciales. (Richardson, T. & Jensen, O.:2003).
67
Verónica Quiroz López
52
Martin Dijst de la Facultad de Ciencias Geográficas en Utrecht ha desarrollado un amplio trabajo al respecto: “The elliptic
lifestyle Thesis doctoral”, “Action space as a planning concept in spatial planning”, “Individual action space in the city” y
“Travel time ratio: the key factor in spatial reach” (Dijist, M: 1995; 1997; 1999; 2000).
53
Un ejemplo lo encontramos en el trabajo de Martin Dijst, Tom de Jong y Jan Ritsema van Eck, para los suburbios de
Zoetermeer, una ciudad holandesa (2002). Bajo un marco teórico y metodológico del tiempo-espacio usado basado en el
concepto de espacios de acción, que toma en cuenta las diferentes elecciones de los diferentes residentes, así como de la
disposición de alternativas de transporte con las que cuentan y sus posibilidades individuales, concluyen que el margen de
oportunidades en tiempo-espacio es mayor cuando existen transportes ambientalmente amigables. (Dijst, 2002).
54
En el cálculo de ahorro de tiempo por viaje dependiendo del motivo del mismo, Sergio Jara-Díaz y Cristián Guevara (2003)
construyen para el caso de Santiago de Chile modelos de actividades y valoraciones subjetivas para dos tipologías de usuarios
con distintos ingresos y distintas motivaciones: desde el trabajo hasta el ocio, un ejercicio de modelización matemática que
se aproxima a la comprensión del comportamiento individual y el valor que se le atribuye al tiempo.
68
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
Con base en esta revisión por las escuelas y los aportes geográficos en el estudio del
transporte podemos afirmar que, la disciplina ha mostrado desde sus inicios un interés
especial por algunos aspectos que originan el desplazamiento de personas y objetos en
nuestra sociedad, registrando además una evolución epistemológica y metodológica de su
sujeto-objeto de estudio. Mas también podemos afirmar que es hasta hace muy poco
cuando la geografía rescata el concepto de la movilidad, incrementando paulatinamente su
presencia en la investigación: “el peso que la movilidad está adquiriendo en relación con el
estudio del transporte está muy relacionado con la propia evolución de la naturaleza de la
movilidad y de sus repercusiones en la sociedad”.55
En palabras del profesor Vilà Valentí (1983) “Una característica formal de gran significado,
aunque poco estudiada, es que cada escuela, en particular las iniciadoras, se convierten en
un centro de irradiación terminológica, crean una determinada terminología, con unos
vocablos que difunden y se internacionalizan una vez han recibido determinado significado”.
Tanto el verkehr de la escuela alemana, la circulation de la escuela francesa o la
transportation de la escuela angloamericana, han sido referentes mundiales en el estudio
de los procesos y fenómenos que ahora denominamos de movilidad.
De tal forma que las más representativas escuelas geográficas que hemos revisado se han
aproximado de alguna forma al concepto de movilidad, ya sea abordando los modos y
formas en las que se realizan los desplazamientos y/o su infraestructura; o analizando los
motivos, sujetos y objetos que se mueven, así como sus consecuencias espaciales. En
Europa, tanto para la escuela alemana como para la tradición francesa del siglo pasado, el
FFCC fue el primer medio por excelencia al que se dedicaron sus estudios. Mientras que en
América, la veta cuántica y analítica fue explotada por la veta histórico-filosófica de la
revolución territorial que significó la aparición del uso del automóvil privado.
Más en ambos casos fue tardía la plena conciencia de la importancia de las implicaciones
socioeconómicas y las características psicosociales del individuo como sujeto de estudio,
rescatando relativamente reciente una perspectiva más social. Sin embargo, sólo la
55
Como lo expresa en su tesis doctoral Manuel Pazos Otón (2003) Movilidad de la población en la Galicia Occidental: El Eje
Urbano Atlántico Gallego, Departamento de Geografía, Universidad Santiago de Compostela, mimeo.
69
Verónica Quiroz López
intensidad y expansión de los estudios geográficos que anteceden a este punto pudieron
abrir camino a la nueva perspectiva de análisis, donde la dimensión sociológica del
fenómeno viene de la mano del concepto de la movilidad, haciendo énfasis en la dimensión
de la acción del sujeto, más allá del objeto en la que se produce.
De acuerdo con Pazos Otón 56 estos enfoques sociales entre los geógrafos americanos y
europeos otorgaron un lugar a la geografía de la movilidad como una reformulación de la
geografía de los transportes. Dentro de la tradición anglosajona entre los años ochenta y
noventa del siglo pasado, se desarrollaron los planteamientos metodológicos y conceptuales
de la geografía de la movilidad, por Holey y Knowles y más tarde nuevas líneas de
investigación sobre movilidad (Brayshay; Leinbach y Gelbmann-Ziv, 2000).57 Es entonces
cuando la geografía del transporte propicia el marco global para el análisis de la movilidad,
incluyendo además de los aspectos materiales, los personales y sociales, lo que ensancha
el abanico de temas que a lo largo de las siguientes décadas se explorarán.
56
“La Geografía del Transporte propiciaba el marco global para el análisis de la movilidad, incluyendo los aspectos materiales
(infraestructuras y medios de transporte) y los personales/sociales (los desplazamientos y su relación con el individuo y su
contexto socioeconómico).”, Op. cit, p. 13.
57
Holey, B. y R. Knowles (1998) Modern Transport Geography, Ed. Wiley & Sons, Reino Unido; Brayshay, M. (2000) “Transport
Geography Research Group page Ashgate series-Transport and Mobility” y Leinbach, T. (2000) “Mobility in development
context: changing new perspectives, new interpretation, and the real issues”, ambos en Journal of Transport Geography,
Elsevier, London. Gelbmann-Ziv (2000) “La mobilité des persones: évolution et perspectives, en Transports.
58
Graham, B. y R. Knowles 2000. Ambos pertenecen al TGRG o Grupo de investigación de Geografía del Transporte de la
Royal Geographical Society y el Institute of British Geographers.
70
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
De igual modo, para gestores y planificadores territoriales fue propicio conocer las pautas
de movilidad cotidiana de la población, cómo se desplaza en el espacio, las características
y las variables personales que influyen, la diferencia temporal y particularmente el reparto
modal dieron paso a las aspiraciones de una movilidad óptima y adecuada a las necesidades
sociales, una movilidad sostenible, que no comprometiese el futuro ambiental al tiempo que
previese los impactos negativos. De ahí el surgimiento de empresas y consultoras
especializadas en movilidad, como la belga Langzaam Veerker o la holandesa Adviesburo
Voor Mobiliteit AVM.
Finalmente, estas orientaciones en el estudio de la movilidad han sido recuperadas por los
geógrafos españoles C. Miralles y A. Cebollada en años recientes, nuestro ejercicio de
investigación tendrá como fundamento sus planteamientos en lo que se refiere al modelo
de movilidad excluyente, a los supuestos de la organización territorial del transporte y de
la movilidad de grupos desfavorecidos. Llama la atención la ausencia de este enfoque en
México, pues aunque en grado y forma distinta, las diferencias económicas, sociales y
culturales también están presentes al contrastar las relaciones entre el cambio social y la
movilidad en la sociedad mexicana, así como las consecuentes modificaciones en los
patrones de viajes de los residentes periféricos de la ciudad de México.
En especial en dos formas, por un lado, abordando los problemas que generan como
factores de conflicto inherentes a la relación dominante entre el transporte, la movilidad, el
comportamiento y los procesos de cambio social. Y por otro lado, a las necesidades de
administrar el incremento y diversificación de dicha movilidad de la sociedad urbana bajo
los criterios de sustentabilidad ambiental. De este modo, las formas que adquiere la
movilidad en el contexto de una sociedad en desarrollo han cambiado las interpretaciones
y perspectivas de muchos de sus tópicos, como bien lo afirmaba Leinbach ante la
comunidad científica americana.59 Más allá del reconocimiento de la importancia del
transporte para el desarrollo de nuestras sociedades, su re-conceptualización hacia una
geografía de la movilidad inserta nuevas líneas de investigación, como el rol de las
estructuras institucionales, la administración y el control de los recursos ambientales o la
sustentabilidad, lo que estimula a la comprensión del importante papel del transporte y la
movilidad de las personas en la sociedad contemporánea.
59
En el Congreso Anual sobre Geografía del Transporte de 1999 de la Asociación de Geógrafos Americanos: “Mobility in
development context: changing perspectives, new interpretations and the real issues” (Leinbach, (b) 2000; 1-8).
71
Verónica Quiroz López
Esta evolución de los estudios geográficos del transporte hacia el concepto de movilidad
tiene una profunda carga no solo técnica, sino también política y sobre todo social. La
movilidad tiene como objeto de estudio el movimiento de personas y mercancías revirtiendo
72
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
implícitamente la antigua jerarquía del vehículo sobre el usuario. Así emergen con mayor
fuerza la dimensión y necesidades de los viajeros, ciclistas o peatones. Los problemas de
movilidad no son más los del tráfico o la circulación de vehículos, sino que refieren a las
condiciones adecuadas para el viaje de las personas, de acuerdo a criterios económicos,
ambientales o sociales más equitativos o al menos, menos excluyentes.
Mas esta evolución conceptual necesaria en la geografía sobre el nuevo objeto y sujeto de
estudio precisaba además de una revolución en los métodos de análisis de los fenómenos
relacionados con ella, así como de los instrumentos y métodos de recopilación de datos.
Éste es un reto sobre todo al aparato conceptual y metodológico del académico, pero
también al gestor y planificador, ya que todavía son los indicadores clásicos de las redes y
flujos los que se ponderan sobre aquellos de carácter más cualitativo de corte psicosocial,
que enfocan su atención en el individuo.
Del mismo modo, las herramientas de los políticos, técnicos, otros gestores urbanos y
ciudadanos en la materia han de revolucionarse, las que hasta ahora se basaban en una
gestión de la oferta más que en la demanda, ahora ha de ser vital la consideración de la
demanda en la atención y ordenación de las actividades, los modos y el modelo de movilidad
en que se sustentan nuestras sociedades.
73
Verónica Quiroz López
Otra dimensión que a nuestro criterio hemos de considerar para afrontar el reto que nos
plantea este nuevo paradigma de la movilidad es la sustentabilidad. En principio aludimos
al concepto no en el sentido del uso máximo de los recursos energéticos y materiales de
los que se dispone o a los esfuerzos por reducir los impactos adversos del consumo de
combustibles en el transporte -y del que reconocemos su importancia- como se ha sugerido
en algunos de los estudios más importantes al respecto. Más bien, el uso del concepto de
sustentabilidad se deriva de una reflexión sobre cuáles son los límites practicables que el
incremento de la movilidad en la sociedad contemporánea impone, los límites de la
necesidad y demanda de desplazarnos de un lugar a otro de la ciudad y la capacidad real
de afrontar sus costos y prácticas actuales. 60
60
Ver: Sanz Alduán, A. (2005) El viatge de les paraules, en Mobilitat obligada, SAM, Diputació Barcelona.
74
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
En otras palabras, “una movilidad urbana sustentable debería cubrir las necesidades
actuales de desplazamientos sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras
para satisfacerlas, permitiendo el acceso a bienes y servicios, al trabajo, a la educación, al
ocio y a la información, de forma segura para la salud pública y a la integridad del ambiente,
garantizando la equidad intergeneracional, ser asequible, operar de manera eficiente y
ofrecer intermodalidad, minimizando los consumos energéticos no renovables, limitando las
emisiones de ruido y de gases de efecto invernadero a la capacidad del planeta para
absorberlos” (Lizárraga, 2006:29).
75
Verónica Quiroz López
sensibilidad social una nueva cultura de la movilidad debe ser capaz de hacer frente a los
retos sociales de una sociedad contemporánea excluyente:
“Hace falta una nueva cultura de la movilidad capaz de hacer frente a los nuevos
retos sociales y ambientales. En esta nueva cultura, los conceptos y términos
también tienen un papel significativo, por eso hay que aprovecharlos en la dirección
del cambio y evitar la tentación y la comodidad de seguir haciendo lo mismo con
diferentes palabras” (Sanz, A., 2005: 124).
Para ello, hemos querido retomar la propuesta de C. Miralles y A. Tulla en el marco del
nuevo paradigma de la movilidad sustentable y con base en su entramado conceptual
innovador que sugiere además un cambio cultural del modelo socio territorial y, por tanto,
del modelo de movilidad dominante, donde la sustentabilidad implique la responsabilidad
sobre los recursos naturales pero también sobre el medio construido.61 Esta reelaboración
61
C. Miralles y A. Tulla (2000) “Mobilitat sostenible: Innovacions conceptuals i estat de la qüestió”, sèrie
Elements de debat territorial, Àrea de Cooperació y Servei de Cooperació local, Diputació de Barcelona.
76
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
GRÁFICO 2.1.
CAMBIOS CONCEPTUALES PARA UNA MOVILIDAD SUSTENTABLE
Bajo la crítica a una gestión sectorial de la ciudad, dados los modelos de corte sistémico y
funcionalista del quehacer público, en cuyo territorio se organizan las actividades urbanas
segregándolas de los lugares de residencia, de tal forma que el estudio, el trabajo o el ocio
se localizan en espacios apartados de la residencia y solo son unidos por una enorme
infraestructura vial que a su vez, es servida por un transporte motorizado de baja capacidad
y depredador de muchos recursos, no sólo energéticos, sino sobre todo humanos, como el
tiempo. Una forma de organización territorial extensiva y dispersa, pero que al mismo
tiempo concentra y especializa en espacios concretos muchas actividades, dando origen a
una enorme demanda de movilidad cotidiana que los una.
Al tiempo que incide en la segregación territorial de los grupos sociales más desfavorecidos,
en particular de aquellos residentes que viven en la periferia urbana, lejos de los principales
polos de atracción de las actividades cotidianas. Esta situación además es agravada por la
77
Verónica Quiroz López
poca posibilidad del uso de medios de transporte alternativos, las largas distancias y
condiciones urbanas excluyen la posibilidad de ir caminando o en bicicleta y, donde la
implantación de un transporte colectivo eficiente es poco probable. Este modelo de
desarrollo territorial es recreado e impulsado a su vez por aquellos grupos económicos que
sacan provecho de él: los constructores de la red viaria, los fabricantes de los automotores,
los promotores inmobiliarios, entre otros, son los actores más activos. Dichos colectivos
parecen haberse consolidado a lo largo del siglo XX en la ciudad de México como un grupo
de presión que incentiva el statu quo del modelo urbano que le sustenta al insertarse en
muchos ámbitos de gestión, promoviendo la liberalización de la oferta pública de transporte
o incentivando la infraestructura vial, bajo el falso argumento del crecimiento económico y
la promoción laboral que aporta.
Tal como lo afirma C. Miralles, “la organización del espacio moderno origina la necesidad
de conectar distintas áreas a través de los desplazamientos cotidianos que hacen posible el
acceso a las distintas actividades que ofrece el territorio, la suma de los cuales se denomina
movilidad. En consecuencia podemos afirmar que la movilidad cotidiana se convierte en
una condición prioritaria de adaptación y participación de la vida urbana de sus residentes”
(Miralles, 2000:12). Pero la movilidad cotidiana es un fenómeno que se ha desarrollado
junto con su territorio, en el ámbito urbano tres son sus pautas de evolución: 1) el
incremento de la distancia física y del tiempo de recorrido; 2) la diversificación de los
motivos y las horas del desplazamiento y, 3) el grado de la accesibilidad territorial,
condicionado por la dispersión o la concentración de los destinos de dicha movilidad.
78
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
Por otra parte, se pone en entre dicho la tendencia de asociar la movilidad solo a motivos
educacionales o laborales, cada vez más los patrones de la vida moderna nos dan más
indicios sobre la diversificación de la movilidad, la obligatoriedad o pendularidad de la
movilidad no otorga importancia a otros motivos del desplazamiento, como el ocio, las
compras u otros servicios. Además es necesario incluir en los análisis de movilidad las
estrategias del viaje, la variedad de destinos, motivos enlazados o la diversificación de los
modos de transporte, que también dan cuenta del cambio de soluciones que condicionan
la movilidad cotidiana actual, sobre todo en territorios urbanos (Ver Gráfico 2.2).
GRÁFICO 2.2.
DIFERENCIAS ENTRE LOS MODELOS DE MOVILIDAD
79
Verónica Quiroz López
Pero también la accesibilidad es una característica relacionada con las opciones que tienen
los diferentes viajeros para acceder a la ciudad utilizando uno u otro modo de transporte.
En una misma ciudad la accesibilidad puede ser heterogénea para la mayoría de sus
habitantes, dependiendo de las características individuales del viajero. Cada persona tiene
un ámbito espacio-temporal de accesibilidad, definida por su edad, género, renta, pero
también por las facilidades que la organización territorial le proporcione, así como por el
grado de conocimiento y las relaciones que se establezcan con el medio.
80
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
De esta forma, la movilidad de las personas en la ciudad puede devenir en una actividad
democratizadora o bien, en un elemento selectivo que permitirá que sus habitantes hagan
uso de la totalidad de espacio urbano o no, tanto en lo que se refiere a las características
individuales –edad, género u ocupación- como a las desigualdades espaciales –residencia
en el centro o la periferia-; o las temporales –uso en la noche o el día, laboral o festivo-.
Mas hoy en día, el modelo de movilidad dominante en nuestras ciudades parece favorecer
la movilidad individual o de baja capacidad motorizada y de superficie, y con ello incide en
algunos procesos de exclusión social que ya tienen cabida en la ciudad, dado que no todos
los medios de transporte colectivo están al abasto territorial de la demanda, sobre todo
afectando a aquellos individuos que no tienen acceso al uso cotidiano del automotor
individual. Importantes sectores de población, sobre todo en la periferia urbana quedan
fuera de los corredores de movilidad motorizada, lo que les coloca en una situación de
exclusión respecto a las posibilidades de uso del territorio urbano (Cebollada, 2004).
81
Verónica Quiroz López
Obteniendo tres tipologías de territorio urbano según su capacidad inherente de revertir los
procesos de exclusión social con medidas que fomenten la cohesión social (Kaufmann,
2000). En primer lugar están aquellas áreas centrales cuyo elevado porcentaje de
desplazamientos a pie o de proximidad es complementado con una suficiente oferta de
transporte público; en segundo lugar están las áreas urbanas semiperiféricas con
predominio de los desplazamientos motorizados, pero donde el papel del transporte
colectivo aún es importante; finalmente tenemos las áreas periféricas cuya dependencia del
auto particular es mucho mayor a otras formas de desplazamiento (Ver Tabla 2.6).
No obstante, la dinámica de exclusión social que se podría generar a partir del déficit de
transporte colectivo se acentúa también a medida que se profundiza la especialización
territorial del suelo, separando los usos habitacionales de otras actividades, al tiempo que
se aumenta la dependencia del uso particular del automotor. Y a pesar del aumento del
índice de motorización actual, la dispersión urbana y la diversificación de la movilidad darán
como consecuencia final altos grados de exclusión social, sobre todo de los residentes de
las periferias urbanas monofuncionales y sin transporte colectivo.
82
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
Todo y que el uso individual del automotor aún no es la opción mayoritaria en nuestra
sociedad, este vehículo se ha convertido sin duda en un elemento hegemónico de la
movilidad urbana, gracias a sus supuestas bondades tecnológicas y de practicidad, que
legitiman los recursos privados y públicos en la planificación para su uso sectorial. En
palabras de Ward “la imposición del coche como el elemento privilegiado que permite la
conexión integral del territorio es el triunfo del individualismo”, se abandonan las soluciones
comunitarias de las necesidades colectivas y se crean problemas individuales, son las
personas por sí mismas quienes han de resolver su movilidad (Ward, 1996).
Como hemos podido constatar, los conceptos de transporte y movilidad están muy lejos de
ser sinónimos, aunque en las sociedades urbanas actuales formen parte esencial del mismo
proceso: el desplazamiento de personas u objetos. Mientras el transporte alude a los medios
por los cuales se realiza el viaje, la movilidad nos refiere a las particularidades de los sujetos
que se desplazan. Con base en la revisión por las escuelas y los aportes geográficos en el
estudio del transporte podemos afirmar que la disciplina geográfica ha mostrado desde sus
inicios un interés especial por algunos aspectos que originan el desplazamiento de personas
y objetos en nuestra sociedad, registrando además una evolución epistemológica y
metodológica de su sujeto-objeto de estudio.
83
Verónica Quiroz López
Mas también podemos afirmar que es hasta la década de los noventa cuando la geografía
rescata el concepto de la movilidad, incrementando paulatinamente su presencia en la
investigación, el peso que la movilidad está adquiriendo en relación con el estudio del
transporte está muy relacionado con la propia evolución de la naturaleza de la movilidad
de las personas y de sus repercusiones en las sociedades contemporáneas.
De tal forma que las escuelas geográficas que hemos revisado se han aproximado de alguna
forma al concepto de movilidad, ya sea abordando los modos y formas en las que se realizan
los desplazamientos y/o su infraestructura; o analizando los motivos, sujetos y objetos que
se mueven así como sus consecuencias espaciales. En Europa, tanto para la escuela
alemana como para la tradición francesa del siglo pasado, el ferrocarril fue el medio por
excelencia al que se dedicaron sus estudios. Mientras que en América, la veta cuántica y
analítica fue explotada por la aparición del automotor y por la veta histórico-filosófica de la
revolución territorial que significó el uso del automóvil de forma privada.
Más en la mayoría de los casos fue tardía la plena conciencia de la importancia de las
implicaciones socioeconómicas y las características psicosociales del individuo como sujeto
de estudio, rescatando recientemente una perspectiva más social. No obstante, sólo la
intensidad y expansión de los estudios geográficos que anteceden a este punto pudieron
abrir camino a la nueva perspectiva de análisis, la dimensión social del fenómeno viene de
la mano del concepto de movilidad, haciendo énfasis en la acción del sujeto. Aunque en el
último siglo, la movilidad ha sido estudiada asiduamente por la geografía del transporte, no
es hasta finales de los setenta cuando se inicia un proceso de madurez conceptual y
metodológica, que se consolidará a partir de los noventa, con una serie de reflexiones
metodológicas de carácter social respecto al sujeto del nuevo paradigma de la movilidad.
Se trata a nuestro entender, de poner énfasis en las particularidades del individuo que se
mueve, en las implicaciones sociales y medioambientales de nuestros modelos dominantes
de movilidad, un momento paradigmático, para el quehacer no sólo académico, sino
político, económico, ambiental y social; y que se refleja en la cantidad y contenido de los
actuales debates académicos o reivindicaciones sociales y políticas sobre la cuestión
alrededor del mundo. Por ello reivindicamos la importancia de realizar investigaciones más
cualitativas que exploren los fenómenos socioespaciales generados por los
desplazamientos, poniendo de relieve al sujeto que se mueve y la acción misma de su
84
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
Así, la oposición entre distancia física y distancia relativa del determinismo histórico pone
en la mesa del análisis social la complejidad de los factores de accesibilidad a la movilidad
urbana de las personas. Lo que se podría traducir en un análisis de los elementos de
inclusión o exclusión social existentes, dependiendo de las características y los medios que
los individuos tengan a su alcance, pero también de aquellos que social y públicamente se
proporcionen. Del mismo modo, la idea ratzeliana del transporte como modelador del
espacio destaca la existencia de una desigualdad territorial, dada la dotación o no de
transporte, de la naturaleza pública o privada de este servicio, y que puede dar lugar a
situaciones socioespaciales de exclusión de aquellos colectivos sociales más desfavorecidos,
sobre todo en espacios de la periferia urbana.
85
Verónica Quiroz López
las funciones. Sin perder de vista que estas características urbanas nos ponen frente a un
territorio desigual en materia de movilidad individual, dónde posiblemente se están
desencadenando procesos de exclusión social coadyuvados por el modelo de movilidad
dominante, particularmente para algunos grupos sociales más desfavorecidos que viven en
la periferia y que se definen por su edad, género o condición socioeconómica.
Aunque el estudio social del transporte y la movilidad para la ciudad de México y su área
metropolitana es un campo poco explorado en el urbanismo mexicano, en las tres últimas
décadas un puñado de prestigiosos académicos han puesto el tema sobre la mesa de
debate. El prestigioso arquitecto Jorge Legorreta (1989) fue pionero en incursionar en el
tema, al realizar un minucioso compendio sobre la historia y el desarrollo de los diversos
modos de transporte colectivo y sus impactos ambientales.62 También el profesor Bernardo
Navarro ha realizado varias investigaciones y publicado diversos libros y artículos
monográficos sobre la gestión y coordinación metropolitana en materia de transporte desde
la óptica de los retos de la planeación estatal.63 Y quizá uno de los más completos
compendios sobre estos temas es de V. Islas (2000) que contiene una serie de propuestas
concretas para cambiar la política de transporte.64
62
Abordaremos con detalle en la segunda parte del trabajo su visión. Ver. J. Legorreta (1989) Transporte y
contaminación en la Ciudad de México, Ed. Centro de Ecología y Desarrollo, Ciudad de México.
63
Entre otros: Gestión del transporte público en la Ciudad de México, Dialéctica contradictoria del
Transporte; Metro, Metrópoli; ¿Qué pasa con el transporte capitalino en la actualidad?, de igual forma sus
propuestas serán abordadas en el capítulo sobre transportes colectivos para la ciudad.
64
V. Islas (2000) Llegando tarde al compromiso: la crisis del transporte en la ciudad de México, COLMEX.
86
Capítulo 2: Del transporte a la movilidad
Otros estudiosos mexicanos han otorgado una óptica más regional a la problemática del
transporte urbano, destacando entre los estudios geográficos los de Javier Delgado, quién
ha desarrollado todo un enfoque sobre el carácter mega-metropolitano de la ciudad, lo que
incluiría la comunicación interurbana de toda la meseta central mexicana tomando como
concepto base el de ciudad-región (Ver mapas 2.1 y 2.2).65
Fuente: Elaboración de Juan Carlos Hernández, con base en los datos del INEGI, 2007
Fuente: Elaboración de Juan Carlos Hernández, con base en los datos del INEGI, 2007.
65
Ver. J. Delgado (1998) Ciudad-región y transporte en el México Central, ed. Plaza y Valdés, México.
87
Verónica Quiroz López
También Boris Graizbord realizó un ejercicio tomando la teoría de flujos y nodos sobre las
centralidades intraurbanas de esta megalópolis mexicana y; en 2003, Ángel Molinero
coordinó en una guía sobre planeación, diseño, operación y administración del transporte
para la capital mexicana. Más a pesar de este importante abanico de aportaciones e
investigaciones sobre la historia, el desarrollo y las políticas de transporte en México, existe
muy pocos referentes respecto a las aristas más cualitativas de la movilidad, tan solo los
estudios sobre percepciones e imaginarios en la ciudad de Martha de Alba, los que serán el
apoyo para proponer una línea en esta vertiente cualitativa de la movilidad cotidiana de
personas en el entorno metropolitano que aquí proponemos.
Así, este trabajo tiene como fundamento los planteamientos de Carmen Miralles y Ángel
Cebollada en cuanto a la organización territorial del transporte y el estudio de la movilidad
de los grupos menos favorecidos, tema que llama la atención en México, aunque en grado
y forma distinta dadas las diferencias económicas, culturales y de políticas públicas, estos
supuestos nos ayudarán a caracterizar el cambio del modelo de movilidad de la sociedad
mexicana, así como los patrones de viajes de los residentes más periféricos y viajeros de la
Ciudad de México. En dos sentidos, por un lado, abordando los problemas que generan la
relación entre el transporte dominante, la movilidad, el comportamiento social y; por otro,
sobre la necesidad de administrar el incremento y diversificación de dicha movilidad.
Del mismo modo, el análisis del comportamiento de los viajeros más desfavorecidos de la
periferia metropolitana en la capital será permeado por los supuestos de la segregación o
la exclusión social provocada por el modelo de movilidad basado en el uso del automotor
de baja capacidad. También bajo el enfoque de la accesibilidad y exclusión abordaremos
aspectos psicosociales del comportamiento del viajero definidos por características como la
edad, el género, la condición económica o la ocupación. Así, al realizar el estudio de los
imaginarios colectivos de los viajeros cotidianos residentes en la metrópoli mexicana,
rescataremos también los patrones de comportamiento individual que están permeados por
representaciones colectivas. Consideramos que esta nueva perspectiva cualitativa al análisis
de la movilidad de las personas puede ser beneficiosa en términos metodológicos y
conceptuales ya que reivindica una diversidad de usuarios y de patrones de movilidad como
factor de importancia vital que se ha obviado en no pocos enfoques: mujeres, jóvenes,
gente de la tercera edad o migrantes de culturas diversas configuran un nuevo universo de
estudio, mucho más amplio y diverso que el tradicionalmente abordado.
88
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Capítulo 3
En este capítulo nos proponemos caracterizar someramente los principales rasgos que han
destacado en el desarrollo y la planeación en México, en especial en la región centro, el de
la zona y área metropolitana de la ciudad de México (ZMCM y AMCM), con el objetivo de
enmarcar la reflexión crítica del debate mexicano acerca de los límites a la movilidad con el
modelo de ciudad adoptado, así como de la importancia creciente de establecer nuevas
formas de planeación urbana más participativas e inclusivas.
De esta forma, en el segundo apartado abordaremos algunos de los enfoques que se han
adoptado en el estudio y la práctica de la planeación del desarrollo urbano, en particular,
el modelo normativo e institucional que se ha practicado en el caso mexicano, las
dificultades para su operatividad y los límites que le impone el acelerado crecimiento
demográfico y territorial de la ZMCM para la implementación de un sistema de transporte
público y eficiente para la ciudad. Finalmente, en el último apartado repasaremos las
medidas que, desde la planeación urbana, han incidido en la movilidad de los residentes,
para rescatar los que, a juicio propio, consideramos los principales retos que se presentan
para la planeación metropolitana mexicana en materia de transporte y movilidad.
89
Verónica Quiroz López
Abordar el desarrollo regional en nuestro país nos remite a una constelación de geografías,
culturas y niveles de crecimiento que se han ido conformando a través de su historia. Entre
el norte y el sur de México existe una gran diferencia económica y cultural que se refleja
en el tipo de desarrollo adoptado y las reglas que ello impone en el ámbito social, el
desarrollo del centro del país está claramente marcado por el peso cultural precolombino,
la influencia hispánica y la jerarquía política de nivel nacional.
En el siguiente apartado queremos dar cuenta de la reflexión crítica sobre los modelos que
han conducido el desarrollo regional mexicano, así como los instrumentos de acción
empleados para resolver aquellos desequilibrios económicos y sociales heredados de un
modelo económico sumido hoy por hoy en una crisis profunda. Bajo una nueva pluralidad
política y el avance democrático de las dos últimas décadas, hoy en día es necesario un
enfoque de la planeación territorial cuya acción pública sea más incluyente y eficiente en la
distribución de los recursos para el desarrollo local y nacional (Delgadillo, 2002).
66
Varias reuniones académicas y congresos se convocaron en torno a estas reflexiones a principios de este
siglo, estudiosos y especialistas de la disciplina vertieron sus opiniones y discutieron los nuevos desafíos a los
que se enfrentan. Ver más en “Actualidad de la Investigación Regional en el México Central”, 2002.
90
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Si bien uno de los primeros antecedentes más destacados sobre el estudio de las regiones
socio-económicas en México se remonta al naturalista alemán Alexander Von Humboldt con
su Ensayo político sobre el reino de la Nueva España (1811-1831), no es sino hasta un siglo
después, en el siglo XIX cuando investigadores de varias disciplinas, entre ellas la geografía,
abordarán el análisis espacial con base en el estudio de las regiones y la posibilidad de
utilizarlas para incidir sobre sus estructuras desiguales.67
Sin duda, la primera regionalización socioeconómica completa del México moderno fue
realizada en los años cuarenta,68 cuando el país era eminentemente rural y las actividades
agrícolas y ganaderas predominaban sobre las industriales. Tras el auge económico
nacional, llamado “el milagro mexicano” en las dos décadas posteriores, hacia los setenta
se hicieron más patentes las desigualdades regionales y la transformación urbana del
territorio y, con ello, la necesidad de impulsar una nueva regionalización para la planeación
estatal de su desarrollo.69 Mas este esfuerzo analítico no tuvo su correlato en la aplicación
de políticas de equilibrio, dados los poderosos intereses regionales en juego.
A partir de los años setenta, cuando se aceleran las dinámicas demográficas y espaciales
de algunas regiones, las investigaciones territoriales se focalizarán más en el desarrollo de
éstas áreas que en el estudio y tratamiento integral del país. De forma similar, hacia los
años ochenta, los sucesivos gobiernos nacionales aplicaron algunos planes de interés
sectorial, pero la ausencia de un cambio estructural en el equilibrio regional nacional fue
patente. Finalmente, en los últimos veinticinco años, las repercusiones regionales del
Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), así como algunos procesos de
transnacionalización de la economía mundial y los fenómenos de la globalización han hecho
más urgente la necesidad de reflexionar sobre el modelo de desarrollo adoptado.
67
Una primera compilación de Bibliografía geográfica de México fue editada en 1955 por Ángel Bassols
Batalla, bajo la dirección de Geografía y Meteorología de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, México. Y
en el año 2000 otra más actualizada: Geografía socioeconómica de México, ed. Trillas, México.
68
Bajo el régimen Cardenista y la supervisión de la Dirección General de Estadística, el Ing. E. Alanís Patiño
inició los trabajos en 1936 y se prolongaron hasta su publicación en 1947.
69
Destacamos de este período dos estudios realizados por A. Bassols: La división económica regional de
México, IIE-UANM, 1967 y la tesis doctoral publicada en 1993 Formación de regiones económicas, México.
91
Verónica Quiroz López
70
La abstracción del espacio regional en la teoría del desarrollo retoma propuestas como las redes virtuales,
los tecnopolos, los distritos industriales y la integración de ciudades mundiales, las áreas de influencia virtual,
o los bits como indicadores del desarrollo (Castells, 1998, Borja, 2000; Hall y Sassen, 1991).
92
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
TABLA 3.1.
PRODUCTO INTERNO BRUTO REGIONAL POR SECTORES, 1998*
Los datos de las altas tasas de concentración del PIB en el centro del país tienen, en parte,
su explicación en la fuerte atracción que posee la Zona Metropolitana de la Ciudad de
México (ZMCM) sobre el conjunto de la nación. No obstante, la región centro-este está
conformada por siete entidades con un marcado impulso, las cuales aportaron el 41.8% del
PIB nacional entre 1993-1998, de entre las que destacan: Querétaro (6.8%), Tlaxcala
(4.2%) y Puebla (4%); mientras que el Estado de México creció en 3.4%, Hidalgo (2.6%),
y sólo Morelos (1.1%) creció menos que el Distrito Federal (1.7%).
93
Verónica Quiroz López
Fuente: Datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Delgadillo, 2002.
Fuente: Datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Delgadillo, 2002.
Mas al apreciar la relación entre las variables población y PIB, a pesar de que la región
centro se encuentra en promedio por encima del país (27.5% superior en 1998), se observa
que el incremento real del PIB por habitante favoreció más a algunas áreas sobre otras.
Con un 6% en el promedio nacional, en la región centro aumentó un 32.8%, de las cuales
destaca el Distrito Federal con un 16.9% y Querétaro que aumentó un 28.5%, frente al
resto de las entidades regionales que sufrieron retrocesos (SEDESOL, 2000).
94
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Por ello, uno de los mayores retos en términos de desarrollo y planeación en México es
lograr un desarrollo equilibrado del conjunto territorial, manteniendo e impulsando las
ventajas competitivas de zonas ya consolidadas como lo es la ZMCM, al tiempo que se
fortalece la integración de otras cadenas productivas locales, enlazándolas con las
regionales y nacionales, para difundir los beneficios al resto del sistema urbano nacional.
Ello se lograría diseñando estrategias de desarrollo territorial a diferentes niveles y escalas
regionales, siempre partiendo de un plan integral a mediano y largo plazos, y todo ello en
el marco de una estrategia nacional que se imponga a los proyectos regionales y que dé
mayor protagonismo a la participación ciudadana en materia de planificación.
95
Verónica Quiroz López
Si nos situamos en otro nivel, podemos afirmar que el territorio mexicano ha cambiado
parcialmente su fisonomía en los últimos treinta y cinco años, a partir de los fenómenos de
desconcentración industrial, de la hiperconcentración de las actividades terciarias, de la
vinculación de procesos supraregionales, de la rearticulación de los flujos migratorios y
espacios de trasnacionalización, pero sobre todo, de la llamada “irrupción de un nuevo perfil
protagónico de algunas ciudades a nivel más global” (Perló, 2000).
Muchos estudiosos argumentan que los procesos de globalización -en términos de la división
internacional del trabajo-, en otras palabras, del mosaico de economías regionales tienen
como efecto a nivel nacional, la activación de ciertas regiones o ciudades como nuevos ejes
de una economía que funciona a escala mundial. De esta forma, las posibilidades reales o
potenciales de desarrollo de muchas de estas ciudades -debido a un posicionamiento
favorable a escala mundial- han desatado un interés por los estudios sobre la capacidad de
estos “nodos” para comandar un proceso nacional (Beck, 1998).
De este modo, la ciudad de México sólo se reconoce en este discurso como un “centro
articulador de la economía nacional”, cuyas posibilidades de beneficiarse de los circuitos del
capital global dependen de su capacidad para atraerlo. Efectivamente, la metrópoli ha sido
tradicionalmente el centro de la vida política nacional, pero también el vértice financiero de
país, en ella se produce más del 50% del PIB total y se crea una tercera parte de la
producción industrial; además, a nivel nacional, se considera el nodo por excelencia
especializado en el sector servicios, comercios y negocios, dada su capacidad de
acumulación de infraestructura en transporte y telecomunicaciones, entre otros.
96
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Sin embargo, este potencial global de la capital del país tiene como corolario un vasto
territorio adyacente marcado por los fuertes desequilibrios regionales acumulados a lo largo
de décadas, y cuya polarización de sus áreas de desarrollo actualmente se presenta en un
solo “nicho territorial” existente, dada la brecha de la fragmentación territorial a lo largo del
país. Además de las políticas de impulso de la ZMCM, la política de desarrollo nacional ha
de contar con la promoción de otras políticas más regionales que reviertan el deterioro de
las condiciones sociales y medioambientales de sus territorios aledaños, como lo son los
municipios del Estado de México e Hidalgo, bajo un nuevo concepto de organización
territorial, más equitativa y más redistributiva.
Desde esta propuesta se podría entender y justificar un nuevo modelo de planeación a nivel
regional y de ordenamiento territorial a nivel nacional en México. Una forma de planear que
sea capaz de reorientar el cambio territorial regional con una visión integral, consolidando
gradualmente distintas aristas de un mismo proyecto de corte nacional del desarrollo, que
sea nacional, con una perspectiva a largo plazo y que logre conciliar un amplio consenso
social y el respaldo político hacia el desarrollo global del país.
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Verónica Quiroz López
GRAFICO 3.1.
LO LOCAL FRENTE A LO GLOBAL
A pesar de la alternancia política nacional a raíz de los comicios electorales del año 2000,
la planeación regional mexicana sigue sin ser impulsada desde la gestión de la presidencia
de la República, muy por el contrario, se sigue fortaleciendo su tratamiento sectorial y
empresarial. No obstante, este cambio democrático está favoreciendo la pluralidad de los
gobiernos estatales, los cuales han iniciado una “asociación horizontal por estados” una
alternativa, mediante la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO),71 lo que bien
gestionado, podría catapultar en el futuro una nueva alternativa regional.
Sin embargo, hoy por hoy, ante la ausencia de un liderazgo federal en materia de
planeación regional, lo que se propone es propiciar la convergencia de la voluntad de
numerosos actores que han estado involucrados y comprometidos con los procesos de
coordinación intergubernamental en los distintos niveles y regiones del país hacia una
estrategia común de acción, provocando un respaldo institucional de la acción integral. Una
nueva estrategia que sea capaz de vertebrar a todos los actores regionales en torno a la
formulación de acciones meso-regionales de desarrollo (Ferreira, 2005).
71
Promovida sobre todo por gobiernos estatales de oposición política y con el objetivo de una reforma
hacendaria que les favorezca.
98
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
El impulso a una planeación regional del desarrollo además, debería estar basado en la
fortaleza de una acción interinstitucional articulada a la formación de una extensa red de
actores técnicos, que cuenten con el respaldo de los gobiernos plurales respecto a la
consolidación y el sostenimiento de la regionalización del presupuesto federal, lo cual
requeriría de una aceptación y cooperación del gobierno federal en la creación de nuevas
dependencias federales que garanticen el cumplimiento de objetivos de planeación a largo
plazo, más allá de los estipulados para cada período de gobierno u opción partidaria.
En otras palabras, lo que Ferreira nos propone es impulsar una nueva institucionalidad en
materia de planeación y de la gestión pública relacionada con ella, con base en una revisión
del marco jurídico y normativo sobre el desarrollo, permitiendo establecer las reglas
generales de un nuevo tipo de planeación. Es indispensable además, considerar la creación
y buen funcionamiento de un órgano interinstitucional responsable, fuera de la estructura
sectorial de la administración pública federal, que disponga de fondos propios de asignación
flexible para iniciar tareas de innovación y desarrollo federal o local, en otras palabras, dotar
de autonomía presupuestaria a las regiones.
Este nuevo protagonismo estatal puede justificarse como una reacción local que pretende
protegerse de los efectos de los procesos de globalización, donde el debilitamiento de los
gobiernos nacionales en la formulación de políticas públicas o su trayectoria errática hace
que se trasladen hacia el nivel regional los conflictos no resueltos en otros niveles. La
oportunidad de consolidar esta inercia local se basa en la creación y consolidación de nuevas
formas de relacionarse con el gobierno federal, que eviten la contraproducente indefinición
de los campos de la planeación que existe en la actualidad.
99
Verónica Quiroz López
En este apartado revisaremos brevemente, pero con una mirada crítica, las distintas teorías
de la planificación urbana de las que tenemos algún conocimiento, con el objetivo de
enmarcar los supuestos de este ejercicio de investigación dentro de una en particular, la
planificación participativa. Para ello ahondaremos en aquellas corrientes que desde la
arquitectura y la sociología urbana han abordado el desarrollo y la planeación en América
Latina, sus fundamentos operativos y normativos, así como los retos de su planeación
estratégica, sus instrumentos de aplicación y las formas de evaluación.
La premisa se basa en que frente al desarrollo del territorio y de nuestras ciudades, hacen
falta distintos profesionales que se dediquen a la planificación y al urbanismo. No obstante,
esta acción racional sobre el territorio también es una acción voluntaria, lo que nos
introduce en el terreno de la ética. En palabras de Fernando Savater (2003) existen tres
elementos que intervienen en dicha acción para considerarla voluntaria: 1) el estado de las
cosas del que parte el individuo; 2) el conjunto de iniciativas compatibles con tal estado de
cosas y, 3) el acto de voluntad con el que se decide elegir una.
Y en esta dirección algunos estudiosos de las ciudades y metrópolis señalan que “la
planificación urbana se refiere a la formulación voluntaria de propósitos y medios para el
desarrollo metropolitano, independientemente de si la determinación de los mismos es
conducida por planificadores oficialmente reconocidos o no”, en otras palabras, la
planificación urbana es necesaria para alcanzar “valores urbanos” (Fainstein, 1999:250).
100
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Respecto a la dimensión pública del quehacer del planificador, sobre todo en sociedades de
mercado, se destacan los esfuerzos por acoger y dirigir el apoyo al sector privado de la
economía al garantizar la estabilidad económica del sistema en su conjunto al proveer de
servicios públicos a la ciudad, lo que ya representa una parte importante de los costos de
reproducción de la fuerza laboral que no asumen las empresas – como los costos de la
educación o la vivienda-; así como la inversión en infraestructuras urbanas -autopistas,
sistemas de transporte público, alumbrado, etc.-; pero básicamente con la protección de
los derechos de la propiedad privada y de los usos del suelo (Friedmann, 1987).
Por otro lado, también se presentan los fines de la planificación regional y urbana que
responden a un enfoque social, dirigidos por una suerte de racionalidad social de dicha
planificación estatal, a decir: la redistribución del ingreso, la transferencia de beneficios a
los más vulnerables o los esfuerzos para amortiguar las consecuencias disfuncionales en
términos sociales, espaciales y ambientales (Rodríguez, 2006). Estas acciones tienen más
un perfil de acciones correctoras, y muestran la tensión a la que el planificador opera al
gestionar el fin último del “bien público” con la racionalidad de mercado, señalando la
relación íntima entre las políticas públicas, los dilemas y los conflictos que conlleva.
Bajo los límites de esta disyuntiva ética y política, Campbell y Fainstein (2003) abordan los
retos que la planificación presenta para la consecución del desarrollo urbano de nuestras
ciudades en un contexto de crisis del capitalismo y del sistema democrático, con una
situación cada vez más difícil para conciliar los intereses particulares con aquellos de justicia
social. Entonces se apuesta al rol técnico y científico del planificador, como un ser racional
y objetivo, con una visión global que le liberaba de prejuicios o sesgos de clase y que velaba
por el interés público, aunque fuera por un encargo estatal.
101
Verónica Quiroz López
Desde otra vertiente, la planificación urbana fue abordada desde el ámbito académico de
la sociología urbana. En este planteamiento, la ciudad es visualizada, en primer lugar, como
una construcción social, cuya dimensión propicia que el estudioso social no sólo intervenga
física y espacialmente en el territorio, sino que también interactúe con la compleja y
conflictiva producción social del ámbito urbano, en la que participan múltiples y diversos
actores, uno de los cuales es el planificador. Se propone abrir la discusión sobre la ciudad
a diversos actores y fuerzas sociales, dada la necesidad de contar con un sistema de
información eficaz en la gestión de la ciudad (Castells, 1972).
Dentro de este contexto, diversos científicos sociales se replantearon una reflexión de las
relaciones entre el Estado y la sociedad civil en otra dimensión más política, de crisis de
legitimidad de los argumentos que defienden el Estado de Bienestar como hasta entonces
se había definido la intervención gubernamental (Offe, 1979; Lojkine, 1976). En especial,
para el caso mexicano, los estudiosos definieron los alcances y los límites de la planeación
bajo los preceptos del paradigma estructuralista marxista (Duhau, Coulomb, 1994).
De modo tal que la financiación del marco construido y de sus medios, entre ellas las formas
de movilidad, no son asumidos por el capital mismo, sino que son financiados y
desarrollados por el Estado, que no obtiene ganancia económica y sufre crónicamente el
déficit de su dotación. La creación de instituciones, instrumentos técnicos y de operación
solamente logra resolver en lo inmediato los límites impuestos, pues la concentración de
los recursos urbanos en pocas manos, así como el crecimiento de la demanda conllevan
una contradicción en las funciones del Estado en sí (Duhau, 1993; Coulomb, 1993).
102
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Sobre este último enfoque de los límites de la práctica de la planificación volveremos con
mayor detalle en la tercera parte del presente capítulo, donde se rescatará el análisis para
el caso de la planeación urbana en México, en particular sobre el transporte y la movilidad,
baste decir ahora que la planificación en nuestras latitudes hasta los años setenta del siglo
pasado había tenido, por lo menos, cuatro modelos de planificación destacados: 1) el
utópico; 2) el racionalista puro (Rational comprehensive planning); 3) el incrementalista
(Muddling Through) y; 4) el intercesor-pluralista (Advocacy planning).
El modelo utópico, a pesar de ser un modelo que rehusaba la práctica racional, cumplía
con el importante papel de explorar formas alternativas urbanas proyectadas al futuro,
Ebenezer, Howard o Le Corbusier, entre otros, presentaban propuestas difíciles de llevar a
cabo en la realidad, dada la falta de preocupación sobre los medios para realizar sus ideales
en términos espacial y social -siendo rechazadas políticamente-, pero permitieron poner los
fundamentos sobre los cuales se buscaba una planeación ideal.
Por su parte, el enfoque del racionalismo puro buscaba la práctica integral de control del
espacio urbano, bajo un exhaustivo análisis de algunos de sus elementos. Su modelo se
cubría en 4 etapas: 1) el diagnóstico de la situación actual y la definición del estado deseable
a alcanzar a corto, mediano y largo plazo; 2) la generación de alternativas para alcanzar
dicho estado y formulación del plan; 3) Aplicación de las medidas propuestas y; 4) un
análisis de resultados y evaluación respecto a los fines propuestos (Althuser, 1973).
Pero estos enfoques presuponían que se contaba con una completa disponibilidad de
información sobre la ciudad y sus habitantes, así como sobre los recursos y habilidades
técnicas para abordarlos desde la práctica estatal, y donde el “comprehensive planner”
analizaba objetivamente las variables y el sistema como un todo, extendiendo sobre el
espacio sus instrumentos de actuación, coordinando las visiones de los diferentes
especialistas y las agencias del desarrollo urbano; siempre bajo la óptica del interés público
general, el plan integral a largo plazo era la base de esta concepción y el planificador poseía
los recursos técnicos necesarios que le conferían un papel protagónico en la gestión de la
ciudad (Ver Tabla 3.2).
103
Verónica Quiroz López
TABLA 3.2.
MODELO DE LA PLANIFICACIÓN RACIONALISTA
En la práctica, casi siempre se realizaba una simplificación de las etapas del modelo, dados
los recursos humanos y económicos, así como la falta de información, su limitación en la
capacidad de procesamiento de datos y la racionalidad subjetivada del planificador,
“bounded rationality” (Simon, 1957). Muchas veces todos estos factores adversos hacían
imposible tomar decisiones puras y perfectamente racionales. De modo tal que, desde los
años cincuenta, las fuertes críticas de los especialistas acabaron cuestionándolo, dando
paso a dos alternativas en esta misma línea (Forester, 1987).
En este caso destaca sobre todo la tendencia liberal del modelo, su influencia por los
designios de la economía de mercado y el papel que la multitud de intereses tenía respecto
al interés general, con lo que el papel técnico y científico del planificador quedaba muy
reducido a una serie de pruebas de ensayo/error y sin objetivos concretos, lo que para
algunos representaba la negación de la planificación racional.
104
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
TABLA 3.3.
MODELO DE LA PLANIFICACIÓN INCREMENTALISTA
Para esta propuesta, la planificación urbana debía ir más allá de los aspectos físicos, del
desarrollo económico de la ciudad, concentrándose en el desarrollo social. Por ende, el
planificador habría de ser un luchador social pero profesional, un activista en “la práctica
de la planificación pluralista y de la política social” (Davidoff, 1965:295). Se planteó
entonces la posibilidad del ejercicio de la planificación urbana fuera del ámbito estatal,
desde la sociedad civil y comprometida con los más vulnerables (Ver Tabla 3.4).
Dado el impulso que la planificación ha recibido desde la función pública estatal, esta última
corriente ha sido poco ejercida y favorecida hasta nuestros días, el planificador urbano en
México se convirtió por muchos años en el profesional que ponía sus conocimientos técnicos
al servicio del planeamiento del desarrollo urbano desde la administración pública. No
obstante, hoy en día podemos encontrar muchas prácticas de planificación inspiradas en la
advocacy planning o “planificación progresista comunitaria”, como se le ha rebautizado, y
que abordaremos más adelante (Angotti, 2008).
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Verónica Quiroz López
TABLA 3.4.
MODELO DE LA PLANIFICACIÓN INTERCESORA-PLURALISTA
La rigidez de estos primeros modelos dieron origen a un debate académico que ha sido
fundamentalmente crítico con la planificación racionalista del uso del suelo, del diseño
urbano y de la gestión de las infraestructuras y equipamientos, temas que marcaron los
derroteros del planeamiento mexicano en los años setenta. En contrapartida, el auge de
una planificación normativa e institucionalizada desde las esferas gubernamentales en
nuestro país también se mostró poco eficaz e inviable en el control y redirección de la
expansión territorial en el México central, no obstante el marco jurídico creado.
De cualquier forma, en otros países de Norteamérica, donde esta visión se aplicó con cierta
eficacia, las críticas se dirigieron más bien a los efectos negativos de su ejecución, como lo
fue la destrucción de los centros urbanos tradicionales, su dispersión urbana y con ella el
incremento de la movilidad pendular sobre todo para los residentes de bajos ingresos, su
consecuente segregación social y espacial, así como el predominio del uso del coche
particular, la exclusión social o el deterioro medioambiental (Campbell, 2003).
Del mismo modo, a nivel mundial nuevos enfoques teórico-metodológicos tomaron forma
en el área de la teoría de la planificación urbana, de entre ellos quizá los más conocidos
son: el nuevo urbanismo (Duany, Plater-Zyberk, Speck, 2001); la planificación estratégica
en EEUU y parte de Europa (Kemp, 1992; Güell, 1997) o la planificación sustentable que
hoy en día se ha generalizado nivel global (Naciones Unidas, Agenda 21, 1992).
106
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Pero también se desarrollaron propuestas con un claro acento social al abordar los temas
de la inclusión o la equidad y la democratización, a decir, la planificación comunicativa
(Forester, 1993); la planificación equitativa-ciudad justa (Fanstein, Campbell, Krumholz,
2003); y la antes mencionada planificación progresista (Kennedy, 1996; Angotti, 2007). En
el siguiente apartado nos enfocaremos en estas tres últimas, por considerarlas más
cercanas a la visión sociológica de nuestro estudio, no obstante hemos de decir que, en la
práctica, también retomamos algunos aspectos relevantes de la planificación estratégica y
sustentable (Ver Tabla 3.5).
TABLA 3.5.
DIVERSIDAD DE MODELOS EN LA PLANIFICACIÓN
“Para ser racionales en la práctica, los planificadores deben ser capaces de pensar
y actuar políticamente, no para hacer campaña (…) sino para anticipar y replantear
relaciones de poder y de subordinación” (Forester, 1989:7).
107
Verónica Quiroz López
Queda implícita la idea de una planificación democratizadora que busca estrechar vínculos
sobre todo con aquellos sectores sociales que han sido excluidos de las grandes decisiones.
El planificador ha de identificar y comprender los conflictos, antes de proponer estrategias
de mediación-negociación siempre contingentes entre sí, corrigiendo el peso de los actores
dominantes en el sistema. Es decir, no basta con invocar la participación ciudadana, el
planificador deberá liderar las dinámicas comunicativas que generen una planificación
participativa, creando además de ciertos beneficios conjuntos, un aprendizaje y un capital
social para futuras gestiones (Rodríguez, 2011:246).
108
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Para otros, sin embargo, el proceso ha de ser más pautado por el planificador, quien
ayudará a desarrollar en la comunidad un pensamiento crítico y habilidades para resolver
los proyectos urbanos, replicando estas habilidades hacia el futuro (Kennedy, 1996).
En ambos casos, este modelo se define por tres premisas básicas: a) el control democrático
del suelo urbano; b) que las contradicciones sociales o conflictos son la fuente de la
planificación comunitaria y; c) que la búsqueda de la equidad socio ambiental está
sustentada por un marco institucional que la reconoce (Angotti, 2008).
Y es en esta última lógica que queremos mencionar el documento Ciudad Justa del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales 2008, que propugna por una nueva práctica
planificadora en los países latinoamericanos. Una nueva manera de entender la planificación
donde el sentido ético de la justicia es permeado con ideas como el acceso equitativo a los
bienes y servicios; la igualdad de oportunidades; la participación en espacios de decisión y
poder; el reconocimiento y respeto de las prácticas de movilización de la ciudadanía; la
coexistencia de la diversidad y el rechazo a la marginación; la promoción de una economía
social y la distribución equitativa de la riqueza; o la defensa del uso del espacio urbano
sobre su mercantilización (CLACSO, 2008).
Finalmente queremos subrayar que, en este breve repaso por algunos de los modelos y
enfoques críticos más relevantes de la teoría del planeamiento urbano podemos percatarnos
de la naturaleza cambiante de la tarea del planificador. Desde la visión más racional, basada
en una ingenua propuesta de implementación de un plan de alcance inmediato y corte
técnico, hasta una visión más holística, incluyente y de largo plazo, que busca el consenso
comunitario sobre el desarrollo urbano y la resolución de conflictos, con sensibilidad
ambiental, justicia social y sentido democrático, ideales todos deseables.
En la práctica, podríamos afirmar que estas tendencias teóricas han sido en todo caso
moldeadas no solamente por las particularidades del momento histórico y del proceso de
crecimiento de los territorios para las que fueron acuñadas, incluyendo el caso mexicano,
sino también por el grado de concienciación que sobre el desarrollo urbano se van formando
los distintos actores sociales que participan en el proceso, así como de sus posibilidades
económicas, políticas y culturales para concretarlos.
109
Verónica Quiroz López
No obstante, en México la práctica planificadora territorial desde sus inicios contó con una
profusa legislación y normativa, que lamentablemente no tuvo una correlación directa con
su implementación. A pesar del impulso estatal a la planificación, las lógicas de mercado
ahogaron la voluntad de sus distintos gobiernos, predominando a la larga el poder de
determinados actores económicos sobre el interés general, ahogando el esfuerzo de la
institucionalización tardía del ejercicio planificador en una correlación de poderes locales y
federales que resultaron desfavorables a la aplicación de una planificación que mostrara los
valores de los últimos enfoques más participativos que hemos abordado.
Una mirada retrospectiva de la planeación en la capital del México contemporáneo nos dará
cuenta de su carácter pragmático como instrumento de gestión, al tiempo que nos plantea
el enorme reto de su reconstrucción conceptual y metodológica actual.
No obstante la evolución normativa del último medio siglo, al evaluar los límites y los
alcances del sistema de planeación mexicano contemporáneo nos encontramos con
conceptos, modelos, herramientas e instrumentos posmodernos que han sido limitados en
su eficacia y que están siendo superados por una realidad más global y compleja. A pesar
de todo el camino recorrido, hoy en día asistimos a la ausencia de una reflexión crítica sobre
el modelo de planeación urbana vigente y seguimos aplicando los viejos esquemas que
fueron concebidos para una realidad distinta, cuando el país ya ha cambiado.
110
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Desde sus orígenes, Tenochtitlán, como se llamó a la ciudad prehispánica del altiplano
central mexicano, contaba ya con una compleja organización social basada en una élite
teocrática militarizada, que era capaz de gestionar al conjunto de la sociedad azteca y su
entorno. La fundación de la ciudad contó con un sistema hidráulico único en su tiempo, con
controles sobre su abasto alimentario y una especial selección de materiales idóneos para
la construcción del hábitat. Lo que hace posible considerar que, desde su fundación,
Tenochtitlán mostraba una implícita planeación de su territorio (Hiernaux, 2000).
La ciudad se extendía a partir del templo central (zócalo) en una división impuesta por el
trazado de cuatro vías radiales y ortogonales que reflejaban una estructura social muy
jerarquizada en el espacio, al distribuir a los distintos clanes en barrios (calpullis). En cada
calpulli existía un centro comunal con un palacio (tecpan), un templo (teocalli) y un mercado
(tianguis), donde se llevaban a cabo las actividades cotidianas de gobierno, religiosas y
comerciales. No obstante, el orden imperial indígena centralizó el poder político y religioso,
ubicando a su burocracia en las áreas centrales, cuyo acceso era controlado en función de
su posición social (Ver Fotografía 3.1.).
FOTOGRAFÍA 3.1.
GRABADO DEL PANORAMA DE LA CIUDAD DE MÉXICO EN 1628
Fuente: Grabado en perspectiva por Juan Gómez de Trasmonte, reproducido por Chaparro, 2009. El original se encuentra
en el Museo de la Ciudad de México. (http://www.mexicomaxico.org/Tenoch/Tenoch5.htm)
111
Verónica Quiroz López
Dado su entorno ambiental lacustre, el control hidráulico del sistema lagunar-insular que
evitaba las inundaciones fue quizá la obra pública más importante realizada en su tiempo.
Las amplias y limpias calles (calzadas) con sus palacios y casas de piedra construidas bajo
el imperio de Moctezuma también fueron una muestra del primer esfuerzo de planeación
de la ciudad, concebido para una sociedad altamente desigual, pero capaz de desarrollar
un concepto de hábitat y organización socio-espacial que impresionó a los europeos.72
72
Ver estudio dirigido por Daniel Hiernaux (1988) sobre la historia de la planeación y administración de la
ciudad de México, Dirección General de Reordenamiento Urbano y Protección Ecológica del DDF, México.
73
Ver Andrés Lira (1983) Comunidades indígenas frente a la ciudad de México, Ed. COLMEX, México.
74
Por voluntad del virrey Revillagigedo en 1794 se produjo un plan modelo de la ciudad con indicaciones
esquemáticas sobre los usos del suelo. Ver la reproducción en El territorio mexicano, IMSS, México, 1982.
112
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
75
Ver Gustavo Garza (1989); Daniel Hiernaux (2000) y Alfonso Iracheta (1993).
76
Destacan la Ley Orgánica del Distrito y Territorios Federales de 1928, que señalaba la necesidad de
establecer normas de regulación urbana para la capital; la Ley Sobre Planeación General de la República de
1930, que incluía la planificación y zonificación urbana y regional del Distrito Federal; la Ley de Planificación
y Zonificación del Distrito Federal y Territorios de Baja California de 1933, modificada en 1936; y en 1940
se expide la Ley de Planificación del Distrito Federal, iniciándose con ésta la elaboración del Plan Regulador
del Distrito Federal. Para mayor relación legislativa ver a Juan R. Gil, 1987.
113
Verónica Quiroz López
FOTOGRAFÍA 3.3. Primeras casas junto al Canal de la Viga en Iztacalco, ca. 1920
114
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Hubo que esperar hacia los años cuarenta, cuando la estabilización política del país dio paso
a una segunda etapa para la planeación del desarrollo urbano de la capital. El crecimiento
sostenido de la economía y la centralización del poder político en la ciudad de México se
tradujeron espacialmente en una concentración territorial y un crecimiento demográfico
espectacular, acompañado de una gran transformación urbana y de su estructura. Mas el
impulso planificador, que parecía imponerse como un quehacer estatal en la etapa anterior,
fue frenado por las nuevas tendencias de “laissez-faire” de los gobiernos en turno. Las
acciones estatales hicieron sólo lo necesario para garantizar el funcionamiento del sistema
urbano, pero dejando libre curso a las presiones del capital.
Es por ello que se afirma que, en cierto sentido, el modelo de ciudad funcional de los
primeros planificadores de la etapa anterior dio paso en ésta a otro muy influenciado por
el urbanismo americano, cuyo modelo nos remite a la imagen de una ciudad extensa, donde
las infraestructuras viales y el automotor son prioritarios para ejercer la movilidad, a la par
que estimulados por el Estado y por el mercado inmobiliario, transportistas e industria
automotriz se convierten en actores centrales de la gestión de la movilidad urbana.77 Así,
mientras la administración pública de la ciudad consolidaba la planeación de la vía pública
“el capital tenía a su cargo la verdadera planificación de la ciudad, entendida como aquella
serie de intervenciones organizadas con vistas a lograr el tipo de ciudad que satisface sus
necesidades” (Hiernaux, 1989:245).
77
En 1950 se emite un nuevo Plan Regulador para el DF, cuyo punto fuerte fue la construcción de una serie
de vialidades que, en opinión de muchos estudiosos, fue lo que rigió la política urbana hasta los años setenta.
78
Ejemplo de ello fue la larga regencia de Ernesto Uruchurtu (1952-1966), el llamado regente de Hierro
programó, invirtió, organizó, permitió y prohibió sin un plan oficial que lo respaldara legalmente, dado que el
Plan Regulador de 1950 no fue decretado oficialmente, a pesar de haber orientado la planeación de la década.
79
Es el caso de la construcción de las primeras líneas de metro en 1968 junto con el crecimiento demográfico
y territorial, la proximidad de la celebración de los Juegos Olímpicos detonó la intervención. (Infra, Cap.4).
115
Verónica Quiroz López
Durante la segunda mitad del siglo pasado, entre 1950 y 1970, tuvo lugar en el país un
prolongado crecimiento económico basado en el modelo proteccionista de sustitución de
importaciones, lo que volcó las prioridades del control estatal sobre las regulaciones
industriales (López, 1993). Mientras que en la ciudad de México se llevaba a cabo una
planeación implícita, basada en una serie de regulaciones generales que limitaban la
intervención estatal al fomento de grandes infraestructuras viales y obras hidráulicas de
gran envergadura, con el fin de impulsar la promoción del desarrollo industrial en la zona
(Garza, 1992). No obstante, se abandonó una visión más integral e intervencionista de la
planeación urbana en su conjunto, al tiempo que se consolidaba un modelo de movilidad
depredador del suelo, basado en el uso del automotor, sobre todo de forma particular.
En este período, tres rasgos marcaron el laxo esquema de planeación de la ciudad, lo que
facilitó un proceso de gran expansión del área urbana hacia el Estado de México: 1) la
existencia de una demanda popular masiva de la vivienda, que al no ser satisfecha por la
oferta pública o el mercado inmobiliario formal, se solventó con la autoconstrucción en
terrenos ejidales en muchas áreas de la periferia urbana; 2) aunado a ello, se generaron
facilidades legales a fraccionadores privados para construir en municipios contiguos al DF,
dadas las dificultades que se mostraron para urbanizar algunas zonas del DF y;80 3) una
elevada discrecionalidad en la toma de decisiones por parte de la autoridad pública.
No obstante, hacia finales de los años sesenta, este modelo de crecimiento económico
estabilizador se comenzaba a desmoronar, dando paso a conflictos sociales y urbanos. La
tercera etapa se inicia con la reorganización administrativa del Distrito Federal en las
actuales 16 delegaciones que la conforman, buscando cierta homogeneización territorial del
espacio urbano pero ignorando la ya existente conurbación con el Estado de México, en
una suerte de respuesta al reclamo nacional pero sobre todo internacional proveniente de
las Naciones Unidas y el Banco Mundial, preocupados por el futuro de la rápida urbanización
de los llamados países en desarrollo.81
80
Durante la regencia de Uruchurtu no fueron autorizados nuevos fraccionamientos en el Distrito Federal, lo
que indujo a la explosión de procesos de urbanización irregular sobre tierras ejidales (Cruz, 1993).
81
En 1971 se reformó la desgastada Ley de Planificación del Distrito Federal de 1953; en 1975 se creó un
Consejo Consultivo como mecanismo de auscultación del Estado, pero controlado por el partido en el poder;
también en este año se creó la Dirección General de Planificación y en 1976 se emitió un decreto sobre la Ley
de Desarrollo Urbano del Distrito Federal, con su Plan Director, dando pauta al primer Programa General
de Desarrollo Urbano del distrito federal, en el mismo año, que fue revisado hacia 1980 y en 1982 presentado
como Plan General de Desarrollo Urbano del Distrito Federal.
116
GRÁFICO 3.2. ESQUEMA DE NORMAS E INSTITUCIONES DE LA PLANEACIÓN MEXICANA, 1920-2012
FUENTE: Elaboración propia a partir de los datos de Gil, 1987; Pradilla, 1989; Garza, 1993, Iracheta, 1998; Hiernaux, 2000; Ward, 2002.
117
De nuevo se recurre a la práctica planificadora, retomada entonces como un remedio contra
la crisis, al menos en el papel, en una época donde la profusión de planes a muy diversas
escalas hacían explicita una normatividad de la planificación (Hiernaux, 2000).82 La
planeación fue entonces acompañada por algunos esfuerzos de descentralización de la
ciudad y fomento al desarrollo de otras regiones, con una serie de medidas y planes en el
seno del Distrito Federal83 que pusieron de nuevo sobre la mesa de debate las bondades
del liberalismo económico, no obstante, dicha normativa fue poco capaz de modificar de
forma sustancial la gran dinámica de crecimiento demográfico y urbano de la ciudad.
82
En 1975se creó la Dirección General de Planificación, independiente de la Dirección de Obras Públicas; y
en 1976 en el ámbito federal se creó la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas (SAHOP).
83
En 1979 nace una nueva versión del Plan Director de la ciudad, junto con una serie de planes parciales
referentes a la planeación de las delegaciones del Distrito Federal que incentivaron sobre todo un programa de
gran envergadura sobre la vialidad y el transporte colectivo.
84
En el nivel federal, se delinean las bases del “Sistema Nacional de Planeación Democrática” con la Ley y
Plan Nacional de Desarrollo en 1983, que en su artículo 27 reivindica el derecho de imponer a la propiedad
privada el interés público para ordenar, planear y regular la fundación, conservación, mejoramiento y
crecimiento de los asentamientos humanos; así como las facultades y formas de coordinación y concurrencia
del gobierno federal, estatal y municipal, que se consagran en los artículos 73 y 115.
85
Entre 1976 y 1982 se reiniciaron los esfuerzos de coordinación entre Estado de México y DF al crearse dos
nuevas comisiones metropolitanas, una sobre agua y otra sobre transporte, que constituyeron importantes
antecedentes para la aparición de otros organismos de gestión conjunta sobre los problemas metropolitanos.
86
Para ello se crea la Secretaría de Reordenamiento Urbano y Protección Ecológica y su Programa en 1985
y su programa PRUPE, una declaración de intenciones sobre el reordenamiento y medio ambiente sin un
verdadero documento de trabajo que recibió la oposición velada de otras instituciones públicas con
competencias paralelas como la SEDUE, además del rechazo social, político y técnico de diversos sectores,
dada la politización de intereses de distintos grupos de poder, lo que dio como resultado que el programa cayera
en el olvido.
118
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Por otra parte, a pesar de su conurbación, para el Estado de México no existió un esfuerzo
paralelo a la planificación normativa del Distrito Federal, no por lo menos hasta los años
ochenta, cuando se creó la primera Ley de Planeación, bajo la cual se elaboraron los planes
municipales de todo el estado, en especial para los municipios adjuntos al área
metropolitana de la ciudad de México.87 El objetivo principal de las políticas de la entidad
fue la contención del crecimiento acelerado de esta área, proponiendo a los municipios
conurbados como “centros estratégicos de población”, sujetos tanto a las atribuciones
locales como a las estatales, convirtiéndolos en procesos más regulados.
Más la franca desventaja, tanto técnica como financiera, del Estado de México respecto al
Distrito Federal continuó acentuando en la práctica el crecimiento “fragmentado” en las dos
entidades que para entonces ya formaban parte de la mega-ciudad. Y debido a la nula
existencia de mecanismos realmente eficaces para responder a las necesidades de vivienda
de los estratos de bajos ingresos, los procesos de urbanización irregular continuaron
dándose en una escala considerable. La falta de planeación y el poco control del crecimiento
urbano en las áreas rurales coadyuvaron a la consolidación de una ciudad dual, marcada
por el límite administrativo entre DF y el estado de México (Cruz, 1993).
87
Hacia los setenta se crea el Instituto de Acción Urbana e Integración Social (AURIS), que junto con la Ley
de Fraccionamientos del Estado de México de 1979 fueron el antecedente de una planeación institucional. En
el contexto de la crisis económica, en 1983 se expide el Plan Estatal de Desarrollo Urbano, bajo la Ley de
Asentamientos Humanos del Estado de México (LAHEM) y a partir de 1984 se expiden planes municipales.
119
Verónica Quiroz López
A pesar de ello, los planes y programas sólo se pusieron en marcha de forma parcial, y se
tuvo que esperar hasta el auge petrolero de finales de los años setenta, para entrar en la
cuarta etapa de la planificación. Fue entonces cuando la planeación se reveló como el
campo de batalla dónde se enfrentaron grupos de poder con distintos modelos de ciudad,
dominando en particular los grandes capitales de la construcción, que continuaron
incentivando una urbanización periférica muchas veces ilegal, acompañada de un modelo
de transporte basado en las grandes distancias y el uso cotidiano del automotor, mientras
que el Estado pugnaba sin éxito por una descentralización de la capital mexicana.88
88
Como medida para contar con una visión metropolitana y neutralizar las desigualdades mencionadas entre
el DF y el Estado de México, en 1976 se creó la Comisión de Conurbación para el Centro de País (CCCP),
organismo que definió un área metropolitana formada por 57 municipios de varios estados de la región centro
y que era su campo de acción. Sin embargo, la CCCP solo tuvo un carácter político, pues no tuvo efecto alguno
sobre la gestión coordinada de las entidades respectivas, ni fue tomado en cuenta por las federales.
89
La Secretaria creada en 1985 es transformada en una Dirección General que dependerá directamente del
regente, y cuyas funciones prioritarias de reconstrucción subordinaran las “rutinarias de planeación”. No
obstante, la reconstrucción de viviendas fue asignada directamente a un organismo independiente.
120
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
A principios de los años noventa, el país vivía una recuperación económica efímera bajo el
plan neoliberal construido en torno a la privatización de entidades públicas, la eliminación
de barreras arancelarias y el Libre Comercio. Pero con la irrupción del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN) en 1994 México entró en recesión dada la corrupción de una
élite política, además de la combinación del levantamiento indígena, los asesinatos políticos
en las esferas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la revelación de los nexos de
la élite de gobierno y los carteles de la droga (Ward, 2000).
Al igual que el resto del país, la ciudad de México hubo de enfrentar una política de gran
austeridad con un consecuente rechazo a la planeación normativa, justificada por los
fracasos en materia ambiental -dados episodios de inversiones térmicas debido a los altos
índices de contaminación atmosférica-; además de la carencia de canales de participación
efectiva de la población sobre el proceso de planificación y la existencia de poderosos
intereses inmobiliarios sin atender. En consecuencia, la gestión de planeación en la capital
se limitó a tres acciones pragmáticas. En primer lugar a la adecuación de la normatividad
para agilizar el otorgamiento de licencias de construcción.91 También se crearon como
instrumentos de microplaneación las Zonas Especiales de Desarrollo Controlado (ZEDEC´s),
un mecanismo creado específicamente para la negociación directa con los habitantes
afectados por los planes -sobre todo de altos recursos- para llegar a acuerdos sobre los
cambios de uso del suelo, densidades, reservas ecológicas o utilidad estratégica.
90
Se plantea un urbanismo más democrático, dado que los medios propuestos de concertación se reducen a la
“consulta popular” del Programa Director ya realizado, pero sin discutir el modelo de ciudad. Volveremos a
este tema en el último apartado del presente capítulo.
91
Se crea la Ley General de Asentamientos Humanos (1995), el Programa Nacional de Desarrollo Urbano
1995-2000, la Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal (1996), el Programa General de Desarrollo del
Distrito Federal y el de Ordenación de la Zona conurbada (1996).
121
Verónica Quiroz López
Por otra parte se impulsaron mega proyectos que inducían a la inversión inmobiliaria en
áreas estratégicas para la reestructuración económica de la ciudad, de entre las que
destacan dos proyecto: el Xochimilco y el Alameda, ambos criticados fuertemente por la
antigua población residente, dadas las dificultades financieras para su ejecución. Otro
destino tuvo un tercer proyecto: Santa Fe, que sí tuvo un desarrollo considerable gracias a
las inversiones inmobiliarias durante el breve período de recuperación económica que
sucedió hacia principios de los años noventa, y dado que estaba ubicado en el límite entre
el DF y el Estado de México, lo que propició un esfuerzo de coordinación metropolitana.92
Mientras tanto, el gobierno del Estado de México también realizó ciertos esfuerzos de
planeación en sintonía metropolitana, los procesos acelerados de urbanización planteaban
ya la necesidad de establecer una visión y un trabajo conjunto con las autoridades del
Distrito Federal, en aras de la planeación del Área Metropolitana de la Ciudad de México
(AMCM).93 No obstante, en la práctica la planeación oficial se sustentaba en un sistema
normativo de carácter estatal, con una serie de planes municipales sectoriales y parciales,
a los que faltaba un verdadero ejercicio de prospección poblacional para predecir las líneas
del crecimiento urbano, así como la ejecución de instrumentos de control.
A pesar de todas las dificultades, hemos de destacar la importante iniciativa del gobierno
del Estado de México al proponer el plan para el Valle de Cuautitlán-Texcoco, un área de la
Cuenca de México donde se ubicaban muchos de los municipios conurbados a la ciudad de
México y que, ciertamente, eran los que tenían mayor crecimiento demográfico y territorial
respecto al resto de la entidad. Por su parte, en el Distrito Federal, el proceso de la Reforma
Política emprendida había dado mayores atribuciones para la planeación metropolitana a
las instancias locales de gobierno, con el Nuevo Estatuto de Gobierno y la Ley Orgánica de
la Administración Pública del DF, se otorgaba a la nueva Asamblea Legislativa del Distrito
Federal (ALDF) más facultades legislativas en materia de desarrollo urbano y usos de suelo.
En particular, se creó un programa de ordenación de la Zona Metropolitana de la Ciudad de
México (ZMCM), que fue avalado después de dicha reforma por el primer gobierno electo
en 1998, el de Cuauhtémoc Cárdenas (PRD), reconociendo un marco normativo que guiara
una intervención conjunta de ambos gobiernos.
92
Con la elaboración del quinto Programa General de Desarrollo urbano del DF, decretado en 1996.
93
En 1997 elaboró un plan metropolitano gracias a un equipo de planificadores formados en su gran mayoría
en la SAHOP, sin embargo, este plan conllevaba un claro conflicto de competencias jurídicas, dado que no
tenía injerencia normativa en el Distrito Federal, en donde no tenía efectos legales.
122
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Desde entonces, todos los gobiernos electos que han existido en el Distrito Federal han
buscado establecer una planeación operativa más eficaz que sus antecesoras, por un lado
se ha especificado en los programas delegacionales proyectos concretos y; por otro, se han
definido ciertas áreas prioritarias mediante más de una treintena de planes parciales a
pequeña escala, un tipo de planeación a la que se está recurriendo cada vez más, pero que
todavía tiene como desafío la participación de la población, a pesar de proponer consultas
en casos concretos. Mas su realización no está exenta de dificultades, como las limitaciones
financieras o la oposición de algunos intereses particulares, a pesar de ello, esta práctica
planeadora está siendo sin duda más incluyente que las anteriores.94
Este nuevo hacer de la planeación urbana, como forma de gestión más que regulación
estatal de los conflictos del suelo, más que dirigir el desarrollo urbano, se ha constituido en
un espacio de gestión entre los intereses de diversos actores involucrados para la
apropiación de los recursos urbanos. Sin embargo, a pesar de que, por un lado, logró mayor
capacidad de regulación pública en la conformación del entorno urbano, fracasó en la
contención de la expansión ilegal del suelo, incentivando la migración de la residencia
dentro de la metrópoli, a través de la demanda de suelo; lo que acentuó la diferencia
espacial de la ciudad planeada y la no planeada, producto del poco control de la inversión
inmobiliaria, la difícil y costosa introducción de servicios e infraestructura y la desigual
capacidad de recursos financieros entre el DF y el Estado de México (Duhau: 1989).
94
De entre los proyectos que destacan: el Centro Histórico; el Centro de Coyoacán; Santa María la Ribera;
Hipódromo Condesa; Alameda, Cerro de la Estrella, La Merced y Santa María de Nativitas entre otros.
123
Verónica Quiroz López
El papel del transporte dentro de la planeación mexicana tuvo su reflexión más sistemática
a raíz de los desequilibrios evidenciados entre el ansiado desarrollo industrial y la capacidad
de soporte del entorno ambiental. Rescatando corrientes internacionales, así como las
técnicas para corregir los efectos nocivos de las ciudades industriales existentes se inició la
práctica de la planeación del transporte hacia la segunda mitad del siglo XX; sobre todo con
una serie de acciones correctivas que buscaban el diseño arquitectónico de una ciudad
funcional, conciliando crecimiento urbano y actividad industrial.95
Así, Lojkine define los límites que el sistema capitalista impone al financiamiento de los
medios de consumo colectivo, entre ellos el transporte de personas y mercancías: vías de
tránsito, comunicación, la infraestructura vial y de transporte de la fuerza de trabajo. La
premisa es que el capital privado no invertiría en ellos, pues su rentabilidad es restringida,
no obstante son indispensables en la reproducción de la formación social en su conjunto.
95
La crítica a los excesos de la ciudad industrial de los utópicos progresistas como Robert Owen, Saint Simon, Fourier y
Cabet; y los llamados humanistas o culturalistas E. Howard. Ruskin, Morris (Benévolo, 1963).
96
J. Lojkine, “Contribution to a Marxist theory of capitalist urbanization”, en C.G. Pickvance (ed.), Urban Sociology-
Critical Essays, Londres, Tavistock Publications, 1976, p. 128.
124
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Por lo que el Estado asume el desarrollo de los mismos para asegurar la existencia del
capital y las condiciones para su reproducción, al tiempo que concilia las contradicciones
inherentes al sistema, a través de la dotación de medios de subsistencia a la fuerza de
trabajo, asegurando por tanto, la reproducción total de la formación capitalista (Iracheta,
1988). De modo tal que la gestión de los medios de consumo colectivo se condiciona al
intento permanente de controlar los límites inherentes al sistema capitalista, ya que, el
financiamiento del “marco construido” y de sus medios no es asumido por el capital, sino
por el Estado, quien no obtiene ganancia económica alguna. Por ello, la planeación de una
buena parte del desarrollo urbano en las ciudades de sistema capitalista, con sus
instituciones e instrumentos técnicos y de operación, solamente resuelve en lo inmediato
los límites impuestos, lo que conlleva una contradicción en las funciones del Estado.
En otros términos, desde la óptica meramente económica, la acción del Estado promueve
principalmente la reproducción del capital, mientras que encuentra su principal límite en la
incapacidad de planear la urbe en su conjunto, dados los conflictos de intereses de los
diversos agentes sociales y la restringida capacidad financiera del Estado. Sin embargo,
desde una perspectiva social, la práctica estatal de la planeación deberá orientarse a la
consecución de la distribución más equitativa de los recursos, al proveer de los satisfactores
básicos a la población que, paradójicamente, no se llega a concretar.
Sin duda uno de los medios de consumo colectivo por excelencia en la ciudad es el
transporte de personas. En la visión funcionalista, el transporte es uno de los satisfactores
básicos para la reproducción de la fuerza de trabajo, y forma parte de los medios de
consumo colectivo. De la misma forma lo es la estructura vial por la que éste se desplaza,
pues también es parte de la infraestructura creada para la reproducción del capital y de la
fuerza de trabajo, es por ello que, en las condiciones descritas, una planeación con estas
condiciones no podría nunca asumir sola la gestión y la producción de dichos bienes.
125
Verónica Quiroz López
En concreto, para el análisis que nos ocupa y de acuerdo con los supuestos teóricos
funcionalistas antes expuestos, Emilio Duhau (1986) afirma que por los menos existen tres
limitantes estructurales que el sistema capitalista impone a la planeación del transporte
urbano, a decir: 1) no poseer plena libertad de planeación dada su deficiente capacidad
financiera; 2) su planeación se vuelve un espacio de gestión del conflicto, entre los intereses
vinculados al capital privado y el objetivo de prestación del servicio y; 3) posee poco control
en la producción, prestación y administración del servicio.
Por ello, en este trabajo entenderemos por planeación del transporte urbano el proceso
social y político donde la acción gubernamental es antecedida por su gestión como medio
de consumo colectivo; no sólo en lo que se refiere a la infraestructura vial, sino también a
la prestación del servicio en sí. Pero además, la planeación del transporte también refiere
al proceso económico, administrativo y técnico de planeación, como una intervención
deliberada del Estado en el ámbito urbano, con el objetivo de dotar eficientemente del
satisfactor básico de movilidad a sus habitantes a través del transporte.
No obstante el papel primordial del transporte dentro del desarrollo urbano, y por tanto el
de la movilidad, y que en el caso de la ciudad de México es reconocido tanto en la normativa
como en las instituciones que han orientado la planeación, aún no es posible establecer en
la práctica una serie de mecanismos operativos de la norma de forma eficiente. De modo
tal que, no es sino hasta estos últimos años que se ha reparado en la actualización de la
legislación, llegando incluso a generar la primera Ley de Movilidad, en 2013, redactada de
forma ambigua y manteniendo cierta duplicidad de algunas funciones, incluso en materia
de coordinación metropolitana, donde el transporte sigue sin tener un tratamiento integral,
sino más bien sectorial y sujeto a los diversos cambios políticos.
126
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
En 1980, con una proyección poco acertada sobre crecimiento poblacional de la ciudad y
su zona metropolitana, el programa calculaba casi 34 millones de habitantes para el año
2020; 9.6% de los cuales ocuparía el DF y el 89.4% restante los municipios conurbados.
Por lo que expresa entre sus principales metas: 1) abatir la migración hacia los municipios
y estimular el arraigo en las áreas centrales; 2) un aprovechamiento de la estructura
existente; 3) un acceso más equitativo a los bienes y servicios urbanos ; 4) la distribución
más equilibrada de las actividades productivas y diversificación en los usos del suelo y; 6)
“el mejoramiento de la estructura vial, el estímulo al desarrollo y la utilización del transporte público,
ampliando su oferta y mejorando las condiciones de seguridad, confort y rapidez” (p.41).
97
Entre los elementos del transporte de personas, tenemos por un lado los vehículos y, por otro la vialidad a través de la
que se desplazan. En la Ley de Desarrollo urbano del DF, se define a la estructura vial como "el conjunto de vías públicas
y los demás elementos necesarios para el traslado de personas y bienes", título I, artículo7 fracción VIII.
98
"Este cambio no se efectuó a partir del uso de los modos más eficientes, ya que el metro, por ejemplo, disminuyó su
participación relativa del 17.8% de los viajes totales en 1983 al 10.6% en 1991; los autobuses urbanos y suburbanos
cambiaron de 48.5% al 16.8% en el mismo período, mientras que los taxis y colectivos dominaron la movilidad para pasar
de 3.5% de los viajes en 1983 a más del 50% en 1991. (p.60)
99
En el título III, capítulo III, se estipula como contenido del “Programa general y delegacional” la inclusión de la estructura
vial, metropolitana, primaria, la organización y características del sistema de transporte y, en general "toda forma de
penetración al territorio del DF de vías generales de comunicación, toda clase de redes de transportación".
127
Verónica Quiroz López
No obstante el discurso del programa por hacer el esfuerzo de incorporar la propuesta del
transporte urbano como inductor del desarrollo, durante muchos años esta propuesta de
una planeación a largo plazo para los trenes radiales claudicó a los requerimientos de una
instrumentación a corto plazo de un "sistema de transporte automotor alternativo, masivo
y con cobertura suburbana, que complemente y substituya gradualmente al transporte que
se realiza a través de taxis, combis y microbuses, que constituyen un estímulo a la
expansión y al crecimiento urbano en zonas inadecuadas" (p. 112).
Por otro lado, una de las líneas del Programa que merece especial mención, por tratar de
incidir directamente en la mejor planeación de la ciudad y que hace referencia al transporte,
es la diversificación del uso del suelo: "tratar de disminuir los desplazamientos innecesarios,
con la diversificación del suelo, incorporando actividades comerciales y de micro y pequeña
industria en las zonas habitacionales; estimulando la realización de programas de vivienda
en zonas de predominio comercial y servicios; y complementando el equipamiento
educativo, cultural, de salud, deporte y recreación donde se registre déficit" (p. 141).
También para este objetivo la estrategia se dirige hacia el logro de la autosuficiencia en las
actividades básicas en ciertas áreas, formando subcentros urbanos; más éstos no se han
impulsado, dado que la instrumentación de la propuesta necesita un mayor control sobre
la propiedad del suelo, su reordenación y mejor conocimiento de la dinámica del mercado
inmobiliario, además de la construcción de la estructuración vial.
Hasta este punto, dentro del marco legal mexicano de la planeación del desarrollo urbano
existe una cierta indefinición respecto a si el transporte de personas constituye o no un
servicio urbano o su dotación se reduce sólo a la dotación de su infraestructura. Hasta este
momento tampoco se explicitan todos los elementos que le conforman, ni se enlistan
estrategias específicas para la eficaz consecución del servicio o de la estructura vial.
128
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Esta indefinición que sufrió el transporte en sus inicios como un elemento básico para el
desarrollo urbano también se refleja en la disímil asignación de recursos públicos para su
infraestructura vial por un lado, como para el servicio de transporte por otro, así como las
atribuciones de la participación pública, de la participación social y de la participación por
cooperación. De modo tal que la existencia de una nueva Ley y Programa de Desarrollo
Urbano más completa y avanzada no fue garantía de su instrumentación. Fue necesario
avanzar en la instrumentación de las disposiciones y la vigilancia de su cumplimiento, y en
materia de transporte de personas se necesita su explícita definición como servicio urbano
básico, así como la claridad en las formas de participación social y privada, y las del ejercicio
público para su consecución, sobre todo en términos financieros.
En nuestros días, esta diferenciación económica y socio espacial, así como la segregación
del hábitat y de los espacios de actividad mercantil, educativa y de trabajo son algunos de
los fenómenos más característicos de nuestra ciudad. También lo es su crecimiento
territorial intensivo, la conurbación metropolitana con una gran especialización de las áreas
por actividades, y la centralización no sólo del poder político y administrativo, sino también
del económico y de intercambio comercial que se realiza en el país, lo que afecta a la
distribución espacial tanto de sus habitantes, como de sus actividades económicas.
129
Verónica Quiroz López
Pero a pesar del enorme esfuerzo por dotar de instrumentos normativos más específicos a
la planeación, este marco jurídico no resolvía por sí solo las limitantes estructurales del
sistema capitalista que hemos descrito en apartado anterior (limitada capacidad financiera
el poco control en su producción y reproducción, así como la generación de un espacio de
conflicto). Aún más, a ellas habría que añadir las dificultades de la diferenciación político-
administrativa de su territorio y su difícil coordinación metropolitana, no sólo la técnica, sino
también de la administración política. La planeación se plantea entonces como una
necesidad de acción correctiva sobre los problemas ya existentes, más que como un
proyecto propositivo que exprese claramente el modelo de ciudad que se desea.
130
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
No obstante, es hasta muy recientemente que, desde el nivel federal, se han comenzado a
hacer esfuerzos por impulsar la planeación de la movilidad en las ciudades mexicanas. Entre
1992 y 2008, ochenta y tres ciudades y zonas metropolitanas desarrollaron estudios
integrales de vialidad y transporte y/o planes estratégicos de transporte o de movilidad.
Estos estudios y planes fueron financiados con recursos del programa “Cien Ciudades”, tres
créditos del Banco Mundial y fondos del Programa Hábitat, que en total significaron un
presupuesto de doce mil millones de pesos (Valdés, 2012).
En este sentido, aunque estos PIMUS han sido incentivados de forma pragmática para el
desarrollo de proyectos específicos de transporte, como tales, no se han orientado al
desarrollo urbano partiendo de una concepción de la movilidad coordinada e integrada. Por
lo general, el desarrollo de los PIMUS particulares sólo ha redituado en la obtención de
recursos para desarrollar alguna línea BRT, sin que esto signifique una transformación
medular en las formas de concebir el crecimiento urbano y sus formas de movilidad.
Los PIMUS no son requisito indispensable de la planeación estatal o local, sino que se
consideran programas sectoriales o especiales del desarrollo urbano, su categoría es de un
nivel jerárquico inferior a otros dentro del sistema de planeación nacional, obligándoles a
competir por recursos económicos para llevarse a cabo. Ello pone de manifiesto que, por
un lado el desarrollo y la planeación urbana mexicana no le ha otorgado un lugar apropiado
a la movilidad integral y; por otro, que la existencia de la planeación de la movilidad urbana
no ha logrado consolidarse dentro de una visión sistémica del desarrollo urbano. Hasta
ahora es un hecho que sigue primando en México una separación en la gestión pública
entre el desarrollo urbano y la planeación de la movilidad.
131
Verónica Quiroz López
Desde sus inicios, a principios del siglo XX, la práctica de la planeación en México destaca
una clara orientación hacia la ordenación física y socioespacial del territorio. Con un carácter
marcadamente funcionalista e influencias en diferentes niveles de aproximación y
profundidad, la ciudad fue inspirada por propuestas diversas, pasando por el ensanche de
Cerdà hasta una concepción un poco más incompleta de la Ciudad Jardín de Howard,
pasando por la funcionalidad y racionalidad de Le Corbusier; lo que –a propósito de la Carta
de Atenas- dio inicio a una práctica exhaustiva de formulación de diversos “Planes
Reguladores” como forma de institucionalizar la acción del Estado, destacando la indicación
de mecanismos de zonificación, densificación y cierto control de la expansión, pero también
el diseño de espacios arquitectónicos, vialidades e infraestructuras.
La influencia de los modelos y las escuelas de pensamiento postindustriales, entre las que
destacan la europea y norteamericana, se expresa en la histórica tendencia de los gobiernos
mexicanos en general y, de la ciudad de México en particular, por utilizar un Plano
Regulador como medio de intervención y, la zonificación como mecanismo de control. De
tal manera que la profusa normatividad de la planeación urbana mexicana se ha mostrado
más como instrumento de legitimación política que como una disciplina capaz de proyectar,
construir y dirigir en realidad el desarrollo urbano (Sánchez, 2002).
Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX la reflexión teórica y metodológica
de la disciplina entró en una fase estacionaria de la que algunos afirman no ha podido
escapar aún (Gutiérrez, 2009). El acento en el excesivo carácter regulatorio e institucional
le ha debilitado tanto como instrumento de conducción del desarrollo urbano que como
herramienta de legitimidad. A pesar del importante período de desarrollo económico del
país, éste no ha sido acompañado de una planificación más integradora y equilibrada del
desarrollo urbano. Como consecuencia de ello, México es en nuestros días un país altamente
urbanizado, pero también ostenta grandes desigualdades territoriales, sus ciudades de
elevada concentración poblacional y serios problemas de planificación urbana y de
movilidad, contrastan con zonas despobladas con altos índices de marginación y pobreza,
y la planeación sectorial ejercida no se ha mostrado eficaz para resolver estos
desequilibrios, es por ello que hoy en día se aboga por una práctica más integral.
132
Capítulo 3: Desarrollo y planeación urbana en México
Más la planeación urbana en nuestro país ha sido promovida más como una herramienta
auxiliar de la política de desarrollo económico y social que como una disciplina integral de
análisis y de gestión global del desarrollo urbano, supeditada a las externalidades de la
política económica y perfilando un estilo de criterios técnicos y normativos que tienen su
origen en decisiones de corto plazo, ya sea de la esfera política o externas, pero marcadas
por las sucesivas crisis, producto de los distintos cambio de poder nacional.
Por otra parte, la ausencia de una línea de actuación a través del tiempo, señala claramente
la influencia de determinados grupos de poder en la orientación de la práctica de
planeación, tanto desde la óptica gubernamental como de aquella que se ha venido
ejerciendo más allá de la normativa y de las instituciones, cada una de ellas defendiendo o
imponiendo un modelo de reproducción del capital que no es acorde con un modelo más
sustentable de desarrollo de nuestras ciudades. A pesar de los rasgos de centralismo y
presidencialismo mexicano, los gobiernos en turno no han podido mostrar continuidad en
la voluntad de reordenar el territorio de la capital.
A pesar de la alternancia política nacional y local a raíz de los comicios electorales del año
2000, la planeación regional mexicana sigue sin ser impulsada desde el gobierno de la
República, por el contrario, se sigue fortaleciendo su tratamiento sectorial y empresarial.
Mas este cambio democrático paulatino podría estar favoreciendo la pluralidad de los
gobiernos estatales, quienes podrían concretar una “asociación horizontal por estados”,
mediante la Conferencia Nacional de Gobernadores, una alternativa a la alineación regional
que, bien gestionada, podría catapultar en el futuro la nueva alternativa regional. Por ello
se propone incentivar la convergencia de diversos niveles de gobierno federal, estatal y
local comprometidos en los procesos de desarrollo, hacia una estrategia común, que sea
capaz de vertebrar las regiones en torno a la formulación de una nueva alianza.
133
Verónica Quiroz López
Estudiosos mexicanos de estos procesos afirman que la planeación en México ha sido una
fachada discursiva para disimular la ausencia de voluntad política, convirtiéndose en un
instrumento de legitimación de las acciones sobre el territorio. La ausencia de un poder
político del Estado para confrontar un modelo de ciudad frente a los intereses de los
constructores y especuladores de la tierra, además de la descoordinación entre los distintos
niveles de gobierno y la ausencia de la participación de la sociedad civil, se reflejan en la
profusa formulación de leyes e instituciones y en la incapacidad técnica de sus
planificadores de dotar a la capital mexicana de un proyecto integral de ciudad.
Un nuevo enfoque regional, a la vez que más holístico e integral, ha de comandar los
procesos de desarrollo frente a las políticas de libre mercado y la globalización, un nuevo
pacto federal en materia de planeación que propicie la articulación horizontal estatal, al
tiempo que reivindique la inclusión de la participación ciudadana activa en los procesos de
planificación del territorio. En especial, para la zona metropolitana de la ciudad de México
(ZMCM), que atienda a las desigualdades existentes entre los municipios de los estados
conurbados a la ciudad y las delegaciones del Distrito Federal, que arrastran dos siglos de
desarrollo urbano desigual. En especial, la que se refiere a la dotación y gestión de los
bienes de consumo colectivo, entre ellos, las vialidades para el transporte y toda la
infraestructura derivada de ello. Comenzando con un tratamiento integral, no diferenciado
entre la dotación del servicio y la creación de sus infraestructuras, a pesar de su poca
rentabilidad y financiación, el transporte público de pasajeros ha de convertirse en el eje
articulador de una política integral de movilidad, resolviendo en lo posible los conflictos
entre los distintos actores desde una óptica de sostenibilidad y utilización eficiente de los
recursos, reorientando de forma estructural y no correctiva, sino propositiva, el modelo de
movilidad existente, basado en el automóvil particular.
134
SEGUNDA PARTE:
POLÍTICAS DE TRANSPORTE Y GESTIÓN DE LA MOVILIDAD
EN LA CIUDAD DE MÉXICO Y SU ZONA CONURBANA
135
Verónica Quiroz López
136
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
Capítulo 4
El derecho a la movilidad y la política del transporte
También ofreceremos una visión general de lo que han sido el diseño y la implementación
de las políticas del transporte público para la capital mexicana desde mediados del siglo
pasado. Asimismo, bajo los cambios tecnológicos, económicos y demográfico-espaciales,
caracterizaremos la ausencia de una planificación del transporte dentro de un contexto de
desarrollo urbano disperso, así como la urgente necesidad de dotarle de un marco legal y
normativo que permita su integración dentro del planeamiento urbano. Lo que redundará
en una política clara y bien definida, dirigida desde todos los ámbitos involucrados hacia
una movilidad sostenible, y por tanto hacia un transporte público más eficiente.
Del mismo modo también se hará un recuento del marco normativo, de los programas que
giran en torno al transporte desde la gestión pública del gobierno del Distrito Federal, de
sus retos en el marco de su conurbación con el Estado de México, con la defensa del
transporte público como un derecho social dentro del marco constitucional y de los desafíos
que impone una nueva Ley de la movilidad. Finalmente, se recapitulará en el último
apartado con un balance de la gestión en estos últimos años, así como los cambios en las
normativas y sus retos, como la nueva Ley de movilidad o las últimas gestiones en la
consecución de una movilidad social y ambientalmente sustentable.
137
Verónica Quiroz López
En otras palabras, desde el enfoque del derecho social, el desplazamiento de las personas
puede considerarse como parte del “derecho a la ciudad”, y por tanto, la gestión pública ha
de ofrecer opciones para que todos los habitantes gocen de este derecho; el garantizar la
movilidad y, de este modo, el transporte de personas, ha de considerarse como un
importante objeto de política social en el entorno metropolitano de la capital mexicana.
138
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
Sin duda, el antecedente más claro sobre el cambio de paradigma en materia de políticas
de transporte público es el célebre documento Traffic in Towns –mejor conocido como
Informe Buchanan-. Realizado en la Inglaterra de los años sesenta aportaba un nuevo
enfoque sobre las consecuencias del uso del automotor y ponía de manifiesto las
dificultades de satisfacer la movilidad de las personas por medio del automóvil particular.
Mas fueron los países nórdicos los primeros en tomar medidas efectivas para la reducción
del transporte motorizado, así Copenhague y Estocolmo fueron las primeras ciudades que
peatonalizaron sus centros y apostaron por el uso de la bicicleta, marcando un hito de
referencia mundial dentro del ámbito de la planificación urbana del transporte.
En los últimos años, numerosas ciudades han adoptado estos preceptos de planificación,
en particular, la Unión Europea se alineó a estas actuaciones mediante el llamado Libro
Blanco del Transporte 2001-2010101, documento que recoge la política a adoptar por los
estados miembros, de entre las que destacan a nuestro interés: 1) la necesidad de limitar
el tráfico motorizado; 2) una política de precios y tarifas que internalice todos sus costos
asociados; 3) mejorar la eficiencia de los modos de transporte público mediante la
competencia y el intercambio modal; 4) desarrollar medidas de protección al viajero,
seguridad pública y vial y; 5) potenciar cambios de comportamiento más sostenibles, como
desplazamientos cortos, uso de bicicleta, viajes encadenados, etc.
100
La Carta, suscrita por 80 autoridades locales europeas y 253 representantes de organismos internacionales,
gobiernos nacionales, instituciones científicas, consultores y particulares, recoge el compromiso de planificar
conforme a los procesos de la Agenda Local 21, el desarrollo a largo plazo.
101
Recientemente actualizado: CE, (2011) Libro Blanco: Hoja de ruta hacia un espacio único europeo de
transporte, por una política de transporte competitiva y sostenible, Bruselas.
139
Verónica Quiroz López
Del otro lado del Atlántico, aunque partiendo de un modelo de ciudad dispersa y de baja
densidad, la tendencia en Estados Unidos ha sido también la de internalizar los costes
externos del transporte. El Plan Regional de Transportes de Los Ángeles se centraba en la
construcción de una ambiciosa red ferroviaria, carriles de alta ocupación en autopistas y
reducción de los viajes en horas punta mediante estrategias de gestión de la demanda,
encaminadas a reducir los viajes en vehículo privado, entre otros. Desafortunadamente, los
resultados obtenidos en términos de usuarios de transporte público no se compensan por
los elevados costes del programa; en especial, en el subsidio público que implica la puesta
en servicio de las nuevas líneas de transporte ferroviario (Wachs, 1989).102
102
Ver también The evolution of Transportation Policy in Los Angeles. Images of Past Policies and Future
Prospects, Martin Wachs, Institute for Transportation Studies, UCLA, The City, 1998.
103
Así se recoge en el Protocolo de Toronto 2 y es ratificado por los miembros de la UITP en el Congreso
Mundial de Toronto en 1999, así como en la Declaración de las ciudades en movimiento, Melbourne, 2005.
104
UITP, Billete al Futuro: las tres paradas de la movilidad sostenible, Bruselas, 2003.
140
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
En definitiva, desde la óptica del “derecho a la ciudad” y bajo los principios del derecho
internacional de los derechos humanos, podemos concebir al transporte público como un
derecho, y por tanto, como un medio para el ejercicio de la movilidad urbana. Dada la
relevancia de este medio para una vida digna y sostenible, el transporte ha de tratarse
como un bien social y cultural, y no sólo como un bien económico. Además, el modo en
que se ejerza este derecho ha de ser sustentable, es decir, que lo puedan disfrutar las
generaciones actuales y futuras. Asimismo ha de cumplir con una serie de criterios
fundamentales como: “la disponibilidad, accesibilidad, asequibilidad, calidad, seguridad,
equidad y sostenibilidad”, según las observaciones generales del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Art. 11, PIDESC).
105
Similares argumentos se pueden encontrar en normatividades diversas, como la Ley de Movilidad de la
Comunidad Autónoma de Cataluña 9/2003; la Ley de Ordenación del Transporte y la Movilidad por Carretera
de la Comunidad de Madrid 5/2009; la proposición de la Ley de movilidad sostenible de España, 1083/06; o la
iniciativa de Ley de Movilidad del D.F, 2008.
106
Ver Ballén, Duque, Derecho a la Movilidad. La experiencia de Bogotá, D.C., 2004.
141
Verónica Quiroz López
107
Declaración Universal de Derechos Humanos, artículos 1 y 2.
108
Declaración de Río, principios 1, 3 y 4; Programa 21 ONU, cap. 9B, numeral 2.
142
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
De esta forma, el transporte de personas en la ciudad también puede ser definido como un
servicio público, en el sentido que conjunta una serie de prácticas sociales que van desde
la gestión del equipamiento y la infraestructura vial, hasta las condiciones de prestación de
su servicio. Y como un servicio básico, porque su acceso es de carácter colectivo, todos los
residentes de la urbe necesitan desplazarse por la ciudad y; finalmente, su satisfacción, que
se define como una tarea adjudicada al poder público.
143
Verónica Quiroz López
El concepto de gestión urbana, propuesto por René Coulomb, sugiere este doble sentido
en la relación entre Estado y sociedad, respecto al desarrollo. Por un lado, entendida como
aquella administración técnica y financiera de los recursos públicos; y por otro, comprendida
como la diligencia de la población civil ante el aparato estatal: "la gestión de los servicios
urbanos remite entonces al conjunto de prácticas políticas y sociales a través de las cuales
se gestionan, al mismo tiempo, las demandas de la población y las respuestas técnicas y
administrativas de estas demandas" (Coulomb, 1993).
144
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
El desarrollo urbano del último medio siglo en nuestra ciudad, ha mostrado una capacidad
hiperproductora inmobiliaria, que no sólo ha incrementado la desigualdad social existente
sino también la espacial. En la mayoría de las grandes ciudades este desarrollo no ha
solucionado los problemas básicos de sus residentes más vulnerables, sino que los ha
incrementado, al desplazarlos hacia la periferia urbana, sin ocuparse de dotarles de una
infraestructura de servicios adecuada, entre ellos el transporte de personas, pues hasta
hace muy poco la construcción inmobiliaria obvió los costes externos de la movilidad
asociada a estos nuevos desarrollos urbanos para las áreas más alejadas del centro.
Ahora bien, la gestión de los servicios urbanos es heterogénea según sea su naturaleza,
pero en algunos casos se tiende a confundirla con su infraestructura o equipamiento. De
diferente forma, una visión integral ha de asumir que el servicio público conjunta situaciones
y prácticas político-sociales, que van más allá de la infraestructura, es decir, hacia la gestión
del servicio mismo, como el transporte. A su vez, la gestión, el control y la planeación de
los recursos financieros y humanos del sector, así como la definición de las prioridades en
su quehacer político, nos expresa la importancia que el transporte ha desempeñado en el
proyecto de ciudad que se tiene, que se desea y que se fomenta.
145
Verónica Quiroz López
De esta forma, se hace cada vez más evidente la falta de una planeación del transporte en
la capital mexicana respecto a su modelo de ciudad, cuya gestión ha de apoyarse en un
marco legal y normativo que establezca las bases para su integración dentro del proceso
de planificación, en el marco de una política clara y bien definida, dirigida desde todos los
ámbitos realmente involucrados y que apuesten por una movilidad sostenible, que satisfaga
en tiempo y costes razonables la demanda, pero que minimice los efectos negativos sobre
el entorno y la calidad de vida que tienen sus habitantes.
Sin olvidar atender a la perspectiva de una movilidad más sustentable, entendiéndola como
la capacidad de impulsar formas de transporte más accesibles, donde se privilegien la
proximidad frente a las largas distancias, la utilización de formas colectivas frente a los usos
privados, así como una participación comprometida de todas las administraciones públicas
que intervienen en su gestión. Una visión integral y coordinada entre el modelo de
crecimiento territorial incentivado y las formas de transporte planeadas, nuevas formas de
desarrollo más sostenible para nuestros entornos urbanos (Miralles, 2002). Estas premisas
son fundamento del análisis de este ejercicio de investigación; no obstante también
estamos conscientes que existen otras líneas de estudio fuera del alcance de este ejercicio,
pero que podrían ser retomadas en futuros trabajos.
146
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
Fue la conjugación de por lo menos tres factores, lo que determinó la forma dominante que
tomó el transporte colectivo en la capital mexicana a partir del siglo XIX. El primero
tecnológico, al introducirse los vehículos de combustión interna; el segundo económico,
dado el impulso al transporte por los requerimientos del proceso de industrialización; y el
tercero demográfico-espacial, fundado en el crecimiento intensivo y expansivo de la ciudad
al transformarse en una megalópolis a mediados del siglo pasado. Con todo ello también
se favoreció una demanda de movilidad tanto pública como privada, no obstante la
necesidad de transporte fue en un primer momento atendida por la oferta privada, en el
último medio siglo la gestión pública ha intervenido de forma intermitente.
La intrínseca relación entre el cambio tecnológico y la sociedad se visualiza con gran nitidez
en el tema del transporte. Y esta relación particular y dialéctica se muestra más
potentemente en el territorio a partir de la revolución industrial, con la máquina de vapor
de Watt, la independencia locacional de la nueva fuente energética significó también la de
sus fuerzas productivas y población, el ferrocarril y la navegación de vapor respondió a las
necesidades de una movilidad más intensiva hacia territorios más lejanos (Navarro, 2003).
Hacia la segunda mitad del siglo XIX, en la ciudad de México convivían distintas formas de
transporte, junto con las tradicionales carrozas y tranvías de mulitas109 coexistían otros
modos de traslado ya existentes desde la época prehispánica, como la navegación en
canoas, barcas y lanchones por los canales y acequias que todavía cruzaban la ciudad, así
como por las zonas lacustres que aún existían, trasladando personas, productos agrícolas
y materiales de construcción desde zonas lejanas como Xochimilco, Chalco o Mixquic, así
los tranvías urbanos, que alcanzaron los 175km de vías y 7 mil trabajadores (Vidrio, 1987).
También los ferrocarriles y los tranvías de mulitas vinculaban la producción de las haciendas
cercanas de la oligarquía porfirista a la capital, al tiempo que incorporaban a la dinámica
cotidiana de la movilidad urbana a aquellos sectores medios de la burocracia y el comercio
que también habitaban en las zonas residenciales intermedias.
109
El dominio de la arriería de mulas en las formas de tracción fue un legado colonial. El vehículo de carga
principalmente usado durante este siglo era una carreta pequeña de dos ruedas jalada por bueyes o mulas, hecha
de madera y cuero. (Garza, 1987).
147
Verónica Quiroz López
Fue a partir del uso de la energía eléctrica que se hicieron más ligeros y económicos los
tranvías, con lo cual la red urbana creció y se expandió hacia aquellos poblados cercanos
que se comenzaban a urbanizar como Tlalpan, Azcapotzalco, Tacuba, Tacubaya o la Villa
de Guadalupe. Junto con ellos, también el servicio regional hacia las ciudades como Puebla,
Veracruz, Cuernavaca, Pachuca o Guadalajara creó una red de vías férreas suburbanas que
coadyuvaron a la primera gran expansión de la ciudad de México para quintuplicar su
superficie en pocas décadas (Morales, 1978). El boom del transporte eléctrico público fue
indudable durante las primeras tres décadas del siglo pasado, dadas sus ventajas como su
mayor capacidad, rapidez o limpieza, aumentando de 35 unidades en 1910 a 330 para los
años veinte y alcanzando 447 tranvías al finalizar los años treinta. Pero su hegemonía fue
corta, pues con el movimiento revolucionario muy pronto emergió la nueva alternativa de
110
Los tranvías iniciaron su operación en 1900 con una línea, pero en 1917 ya formaban una trama de 14 líneas
que cubrían la ciudad en todas direcciones, con 343 kilómetros de vías, es decir, más del 50% de la red de
metro actual (Navarro, 1993:28; y Navarro y Rodríguez, 1990:16). Es interesante mencionar que la empresa
concesionaria de los tranvías, del alumbrado público y del suministro eléctrico en la ciudad de México detentó
el monopolio del transporte hasta 1917, cuando aparecieron los primeros camiones.
148
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
transporte que competiría con los tranvías: los autobuses llamados “camiones”, dando paso
a un nuevo ciclo tecnológico fundado en los motores de combustión interna aplicados al
transporte de pasajeros en la ciudad de México.111
111
Fue durante el período armado que surgieron los camiones como un nuevo modo de transporte colectivo,
llamados así porque efectivamente eran camiones adaptados al transporte de personas, con un chasis al que se
le colocaba una plataforma de maderas con banquillos y a veces toldos. (Navarro y Rodríguez, 1990:3).
149
Verónica Quiroz López
Una segunda etapa de expansión de la capital mexicana tuvo lugar durante el proceso de
industrialización en las décadas cuarenta, cincuenta y sesenta. La ciudad se desbordó
principalmente hacia algunos municipios del Estado de México, siguiendo el eje de las
carreteras regionales hacia Querétaro, Naucalpan o Tlanepantla y, de forma muy similar,
posteriormente avanzó por el oriente sobre Nezahualcóyotl en dirección a Puebla. En esta
época se comenzaron a diversificar las formas de transporte colectivo, a pesar del servicio
de tranvías y trolebuses otorgado a partir de los cincuenta, la movilidad se apoyó más en
los vehículos de combustión interna y energía fósil. Aunque de forma mixta, por un lado
despuntó el uso del automóvil privado y, por otro, se extendió el servicio colectivo
autobuses de propiedad privada, los cuales ocuparon poco a poco el espacio que dejó el
tranvía eléctrico tras su quiebra -dadas las huelgas y las limitaciones tecnológicas y de
capital que le acosaron sobre todo hacia finales de los años cincuenta-.
112
Este monopolio se originó a partir del control político que ejerció la Alianza de Camioneros de México, que
a principios de los años ochenta estaba integrado por 20 grupos que poseían 76 empresas y 7mil autobuses.
(Ver B. Navarro y M. Vidrio, 2000).
150
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
Finalmente fue en 1985 cuando las autoridades del entonces Departamento del Distrito
Federal (DDF) cancelaron las concesiones privadas y crearon la primera empresa
eminentemente pública para el servicio colectivo de pasajeros llamada Autotransporte
Urbano Ruta 100, tomando como modelo una empresa municipalizada, la línea “Lomas de
Chapultepec-Reforma Ruta 100”, comprometiéndose con ello de lleno a la participación del
Estado en la prestación del servicio. Pero de la misma forma tuvo origen su poderoso
sindicato, el Sindicato Único de Autotransporte Urbano Ruta 100 (SUTAUR 100).
Si bien este esquema público permitió otorgar un mejor servicio a la ciudad, se configuró
en origen con dos condiciones adversas que al final le pasaron factura: un déficit en la
administración financiera acompañado de un enorme poder de los miembros del SUTAUR
100. Las autoridades entregaron a sus líderes y asesores jurídicos la administración de los
recursos y todo lo relativo a las condiciones laborales de los operarios, de forma tal que
pronto se generó una nueva caída, quiebra y desaparición de Ruta 100, consecuencia
ineludible de la mala administración y los conflictos políticos (González, 1996).
151
Verónica Quiroz López
En este contexto de auge del transporte de baja capacidad, la expansión de la ciudad y los
vaivenes de la gestión del transporte de pasajeros, se hizo un esfuerzo gubernamental por
apostar a un transporte eficiente y masivo, en 1969 se inicia la construcción de la primera
línea del llamado Sistema de Transporte Colectivo-Metro, (STC-Metro). Aunque a ritmo
desigual, el metro creció en las dos décadas siguientes, conformando así, una red
importante que ha dotado a una parte de la ciudad de una oferta de transporte masiva,
eficaz, segura y económica, cosa que no existía desde la desaparición del tranvía. Sin duda,
el metro se ha constituido en uno de los pilares del transporte masivo urbano,
principalmente para los sectores de bajos recursos, realizando en la actualidad más de
cuatro millones y medio de viajes diarios dentro de la metrópoli (SETRAVI, 2011).
A pesar de la apuesta pública por el metro como un modelo de transporte masivo y eficiente
para la ciudad, la gestión de la movilidad en otros aspectos ha sido insuficiente y a veces
contradictoria. Mientras que en otros países de Norteamérica y Europa desde los setentas
ya se cuestionaba la eficiencia del uso particular del automotor –ocupación del espacio,
grandes costos sociales y ambientales o desigualdad en el acceso, entre otros- en la misma
década en la ciudad mexicana se construyó una red de ejes viales e incentivó a la industria
automotriz, lo que alentó el crecimiento vehicular y su uso. Es hasta el presente siglo que
la gestión pública capitalina ha contemplado incursionar en sistemas de transporte masivo
más alternativos y económicos como lo son el Metrobús o el tren suburbano. Y la gestión
urbana está comenzando a incentivar los desplazamientos a pie o en bicicleta por sobre los
motorizados, no obstante aún falta mucho por resolverse.
152
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
Este cambio en la estructura modal acontece particularmente en las tres últimas décadas.
Entre 1986 y 2010 las combis y microbuses incrementaron su participación dentro del total
del reparto modal de 6% a 45%, frente a una caída en picada del porcentaje para los
autobuses –como Ruta 100- que pasó de un 42% a un 10% en el mismo período; y del
mismo modo el metro decreció del 24 al 19%, a pesar de haberse incrementado su red de
líneas durante los últimos años. En otras palabras, el transporte de alta capacidad fue
sustituido por el de mediana y baja capacidad por la oferta concesionada, y la participación
del transporte público en la movilidad cotidiana se redujo (Gráfico 4.1).
GRÁFICO 4.1.
Reparto Modal de la movilidad en la ZMCM, 1986-2010
Porcentaje de viajes por modo
19 16 14 14 14
20 Suburbano
10 9 9,8 Metro
10,1
19 Bicicleta
Metrobús
42
54 45,4 45,2 Trolebuses
53
36 Autobuses
6 Microbuses
6
6,2 6,2
6 6 Taxis
3
24 20,7 20,8 Automóvil
16 17 16
153
Verónica Quiroz López
unidades en dicho periodo, por lo que todo ello en conjunto generó un uso ineficiente del
espacio vial, con un alto impacto económico y ambiental, debido a la saturación vial y los
consiguientes congestionamientos, accidentalidad e inseguridad vial.
Asimismo, tanto los viajes que se realizaban en transporte público como los privados
sufrieron una disminución de velocidad e incremento del tiempo de recorrido, de tal modo
que el tiempo promedio del viaje metropolitano en la ciudad de México aumentó de 47 a
53 minutos entre 1994 y 2007. Aunque el alargamiento del viaje es ligeramente mayor para
los vehículos privados, también la movilidad colectiva se vio afectada, tanto por la falta de
capacidad del metro o de los autobuses públicos, como por los problemas de confinamiento
de carriles en el caso del Metrobús, trolebuses y tren ligero.
En 1994 sólo el 16.8% del total de viajes se realizaban por medios privados –automóvil,
moto o bicicleta- y el 77.8% restante en transporte público –metro, colectivo, RTP,
Trolebús, Tren ligero y Metrobús; para 2007 la participación del transporte público se redujo
a 69%, mientras que la privada aumentó un 3%, llegando a casi un 20%. Es claro que
hubo un trasvase de viajes que antes se realizaban en transporte público por viajes
privados, hecho que en cierta medida estuvo condicionado por la contracción de la oferta
pública, pero también por la disminución de la movilidad total, ya que, según la EOD-2007
se reportaron un millón de viajes menos respecto a la EOD-1994.113
Si atendemos al número de viajes promedio por residente –que utiliza alguna forma de
transporte mecánico, eléctrico o motorizado- se puede constatar que entre la EOD-1994 y
la EOD-2007 este se mantuvieron alrededor de 2.36 viajes diarios por persona. Asimismo,
las proporciones de viajes por motivos también se mantuvieron más o menos iguales entre
ambos períodos. Con una mayor proporción, más de un 70%, tuvieron como propósito del
viaje ir a trabajar o estudiar. Del resto destacan los viajes cuyo propósito fue ir de compras,
variando entre 3.9% y 4.64%; los que tenían como motivo llevar o recoger a alguien, que
en 1994 significaban el 3.8% y en 2007 el 5.3% y los relacionados con actividades sociales
que se elevaron ligeramente del 2.4% al 2.7% (Ver Gráfico 4.2).
113
Cabe señalar que, tanto el tren ligero -que no aparece como modo desagregado en la EOD-1994- y el
Metrobús –cuya introducción es muy reciente, en 2009- tienen una participación menor en el conjunto
actualmente. Así, el único medio de transporte masivo al que se le puede atribuir un incremento de viajes en
términos absolutos en el período de las dos encuestas 1994-2007, es el metro con 4.5 millones de viajes.
154
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
GRÁFICO 4.2.
Comparativa de proporción de viajes por motivo en la ZMCM, 1994-2007
45,01
Porcentaje de viajes por propósito
44,49
Regreso a casa
Trabajo
Escuela
27,53 26,67 Compras
Llevar o recoger a alguien
Otros
Social
10,72 Relacionado con el trabajo
8,42
5,75 Comer
3,56
1994 2007
Dentro del rubro de propósitos de viaje, cabe señalar el significativo incremento de los
viajes cuyo motivo no se especifica, denominados “Otros”, pues aumenta más de 2% entre
1994 y 2007. Ello quizá se explique por el cambio de patrón en la movilidad urbana que ha
acontecido en los últimos tiempos a escala mundial, donde los viajes que tradicionalmente
eran pendulares pasan a ser viajes encadenados, es decir, aunque tienen un origen, son
multidestino -salir de casa para llevar los niños al colegio y después ir a trabajar o salir de
trabajar para realizar compras u ocio antes de regresar a casa-, no obstante la especificidad
del motivo se pierde dado el planteamiento de la encuesta.
155
Verónica Quiroz López
Ahora bien, el aumento en el tiempo de recorrido cuando hay una distancia relativamente
estable implica una disminución de la velocidad de traslado. En general, tanto los viajes que
se realizaban en transporte público como privado vieron una disminución de la velocidad
del recorrido en este período. De forma agregada, el transporte privado era mucho más
rápido que el público en 1994. Para 2007, prácticamente no hay diferencia en las
velocidades de traslado, aunque hemos de puntualizar que las distancias que se recorren
en el transporte público son mucho más largas que las del transporte privado. Esta
tendencia de disminución de la velocidad se puede explicar con factores como el
congestionamiento vehicular o los déficits de una oferta pública (Ver Tabla 4.1).
TABLA 4.1.
COMPARATIVO TIEMPO/DISTANCIA POR TRANSPORTE
Y PROPÓSITO DE VIAJE, 1994-2007
1994 2007
Público 60 15.3 15 65 16 15
Trabajo Privado 41 13.1 19 54 13.6 15
Otros 31 9.5 18 43 10.5 15
Público 45 12.1 16 48 11.6 15
Escuela Privado 28 10.6 23 40 9.6 15
Otros 26 8.8 20 35 8.6 15
Público 53 13.8 16 57 14.4 15
Regreso
Privado 35 12.3 21 50 12.3 15
a casa
Otros 19 9.1 29 40 9.4 14
Fuente: Encuesta de Origen-Destino 1994 y 2007, INEGI.
156
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
El presupuesto del gobierno local en materia de transporte público para la ciudad de México
se ejerce en tres formas: 1) la funcional, es el gasto que se asigna en las tareas de
desarrollo social y económico, así como para ejercer el buen gobierno; 2) por sector o
secretaría, en el caso del transporte las más relevantes son la Secretaría de Desarrollo
Urbano y Vivienda (SEDUVI), Obras y Servicios (SOS) y la de Transporte y Vialidad
(SETRAVI) y; 3) el económico, dividido en gasto corriente y de capital.
Al analizar la asignación del gobierno del DF a las tres secretarías antes mencionadas se
observa que se ha favorecido la vivienda social y la construcción de vialidades, antes que
la asignación al transporte público, y con ello se refuerza un patrón de crecimiento urbano
que es acorde con el modelo de movilidad individual dominante. Y aunque entre 2004 y
2009 se ha asignado un presupuesto mayor en términos absolutos al transporte público, en
términos relativos éste se ha reducido entre 2006 y 2009, en favor del presupuesto asignado
a la construcción de vialidades, dada la política de construcción vial para contrarrestar
temporalmente los efectos de la crisis económica mundial.
157
Verónica Quiroz López
Si bien los problemas y soluciones del transporte en la ciudad de México han presentado
un comportamiento irregular, con avances y retrocesos respecto a la oferta pública de un
transporte masivo, podríamos afirmar que sin duda la faltante más importante es una
gestión integral orientada al largo plazo. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, las
crisis de transporte han sido resueltas con acciones a corto plazo, que carecen de una visión
general del sistema y de una perspectiva temporal de largo alcance.
158
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
El primer referente sobre el ‘derecho a un transporte público’ para la capital mexicana fue
la Ley de Transporte y Vialidad del Distrito Federal (2002)114, que en su primer artículo
contemplaba como objeto: “regular y controlar la prestación de los servicios de transporte
de pasajeros (…) a fin de que de manera regular, permanente, continua, uniforme e
ininterrumpida se satisfagan las necesidades de la población” (art. 1).
Estas líneas marcaron el proceder inicial de la política pública del transporte, pues aunque
se hablaba de “la satisfacción de las necesidades de la población como fin del servicio”, se
contempló a este último como una prestación. Este concepto de prestación resulta ambiguo,
al implicar la idea errónea de hacer depender la satisfacción del derecho a la movilidad de
la voluntad gubernamental o su capacidad económica, sin que se constituya por sí mismo
como una obligación estatal referente a un derecho inalienable.
114
No obstante, la ley ha sufrido desde entonces 14 enmiendas, ver Gaceta Oficial del DF, 02.12.2013.
115
En el apartado 3.1 se desarrolla el marco jurídico internacional del derecho al disfrute de la ciudad y por
ende a una movilidad y accesibilidad universal, en cuya instrumentación se implica el transporte público.
159
Verónica Quiroz López
Por otro lado, la ley menciona otros rasgos definitorios para un transporte público como: la
eficacia, la eficiencia, la accesibilidad, la equidad, sostenibilidad ambiental, la seguridad o
la coordinación entre distintos niveles de gobierno. No obstante, estos conceptos sólo
aparecen de forma esporádica a lo largo de la norma, sin congruencia en el discurso y casi
nula instrumentación.116 Por ejemplo, en el art. XXII, menciona “la promoción de la
accesibilidad física al transporte público en función de las necesidades”, mas no explicita si
estas necesidades de los ciudadanos son o no de prioridad gubernamental; o en el art.
XXVII, donde se promueve la equidad para personas en condiciones de vulnerabilidad física,
y sin embargo deja fuera a los grupos en extrema pobreza al no mencionarlos.
Del mismo modo, también el término de usuario nos revela el argot técnico y funcional
con el que la ley alude a los sujetos beneficiarios del servicio, abstrayendo el supuesto del
derecho de las personas a la movilidad urbana y por tanto al transporte, contemplándolos
más como objetos que como sujetos reales con una necesidad básica legitimada. El art.
101 es quizá, el que más se aproxima a hablar del derecho al transporte público, pero no
llega a configurarlo como un derecho inalienable, pues se condiciona a su disponibilidad,
dejando de lado entre otros temas como la asequibilidad, sostenibilidad y equidad:
116
En el art. 7 al recoger las facultades de la Secretaría de Transporte y Vialidad (SETRAVI) menciona la
“eficiencia y eficacia al garantizar la seguridad de usuarios y peatones…” (apdo. III); “disminuir los índices de
contaminación ambiental…” (apdo. IX); “la coordinación con las autoridades locales y federales…” (apdo.
XXX); “instrumentar acciones para la población infantil, personas con discapacidad, de la tercera edad, mujeres
en período de gestación…”
117
Actualizado en enero de 2013, para el período 2013-2018. Ver http://www.setravi.df.gob.mx/.
160
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
Otro aspecto digno de mencionar son los preceptos de la política tarifaria de transporte
respecto a los grupos más vulnerables. El art. 104 planteaba: “los sistemas de transporte
masivo de pasajeros exentarán de pago de cualquier tarifa a los niños menores de cinco
años y a los adultos mayores de sesenta”. Empero en la práctica, el carnet que ampara el
servicio gratuito se expide hasta que se cumplen los 65 años. También en el art. 82 se
autorizan tarifas especiales de pago, pero no se especifican los sectores beneficiarios,
incluso se habla de hacer asequible el transporte colectivo a los grupos poblacionales menos
favorecidos económicamente, pero no se explicitan las formas de implementación.
118
Actualizado como “Reglamento de Tránsito Metropolitano del DF”, al 2007 Ver: http://www.df.gob.mx/.
161
Verónica Quiroz López
119
Actualizado al 28 de octubre del 2013 bajo el nombre de “Programa Integral de Movilidad, 2013-2018”.
120
Sus contenidos se sometieron a consideración de especialistas académicos e institucionales de la UNAM,
UAM, IPN, COLMEX, UIA, Centro Mario Molina, Centro de Transporte Sustentable, INE, IPTyD, etc.
162
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
Por ello, el documento programático se propone entre sus objetivos: a) dar cobertura con
servicio público de calidad en zonas marginadas de la ciudad; b) garantizar el acceso al
transporte público para grupos vulnerables; c) ofrecer alternativas de transporte digno y
eficiente a la población con menos oportunidades y; d) contribuir a la disminución de
desigualdades de género y violencia contra las mujeres en el transporte público.
En ese sentido, desde su publicación hasta la fecha, el gobierno de la ciudad por medio de
la antigua SETRAVI -actualmente Secretaria de Movilidad- ha implementado algunas
acciones dirigidas a fomentar la equidad de género, la accesibilidad de las personas con
discapacidad, la movilidad para gente de la tercera edad o el subsidio al transporte público,
instrumentando subprogramas tales como el Proyecto Red Integral de Transporte para
Personas con Discapacidad (STE, RTP, STC) o el Programa Viajemos Seguras en el
Transporte Público de la ciudad, de alcance interinstitucional.
El programa hace una descripción por parámetros y medios de transporte de las ventajas
que traerán las nuevas políticas en materia de derechos ciudadanos. Sin duda, este enfoque
de atención a los grupos sociales más vulnerables o excluidos no ha de discriminar al resto
de la sociedad capitalina, muy por el contrario, su propósito ha de ser incluirla pero en
condiciones de igualdad frente a aquellos que carecen de recursos. No obstante, el PITV
no implementa políticas explícitas de restricción al auto privado, sino que alude al “uso
racional” del mismo, lo que no obliga necesariamente a la reducción del parque vehicular
obsoleto, la jerarquización del uso de la red vial o el control ambiental.121
121
Esta orientación del PITV rompe con las pautas de la Unión Internacional de Transporte Público UITP, que
aboga explícitamente por la restricción del automóvil privado, de conformidad con las pautas de desarrollo
sostenible de la Agenda 21 de la ONU y del Protocolo de Kyoto.
122
Aunque en la redacción no se recoja expresamente está contemplado de forma tácita, ya que reconoce
literalmente el derecho a la “accesibilidad social a la ciudad”, que es uno de los fundamentos del derecho a la
movilidad urbana. Y este “derecho a la ciudad” sí está recogido de forma clara tanto en la Carta Mundial como
en la Carta de la Ciudad de México 2008 al derecho al transporte público y la movilidad urbana.
163
Verónica Quiroz López
Son varias las normativas para la ciudad que por su área de regulación pueden establecer
vínculos con la actividad y políticas del transporte público. En este apartado analizaremos
aquellos documentos normativos y programáticos que, a nuestro parecer, son los más
relevantes en la materia: 1) la Ley y el Programa de Planeación para el Desarrollo (2000);
2) la Ley de Desarrollo Urbano (2010); 3) la Ley y su Programa de Desarrollo social (2000
y 2007-2012 respectivamente) y; 4) la Ley y el Programa de Medio Ambiente (2000).
De modo tal que, el PGDDF propone una serie de acciones de línea política en el rubro de
infraestructura vial y transporte público de entre las que destacamos: un programa de
ampliación de la red del STC Metro; habilitación de puentes peatonales, paradas de
autobuses, pasos a desnivel, subterráneos y senderos seguros e higiénicos; beneficios
metropolitanos del metro con cofinanciamiento interestatal y nuevos esquemas de cobro;
cambio de microbuses por autobuses; actualización de tarifas para brindar un servicio de
calidad y; modernización de los Centros de Transferencia Modal (CETRAM).
123
En 2014 el Foro Internacional de Políticas de Bienestar y Desarrollo ONU-HABITAT estimaba que al año,
los residentes de la ZMVM en promedio pierden el equivalente a mes y medio en traslados cotidianos.
164
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
En ese sentido, una cuestión relevante resulta el compromiso de la ley para “coadyuvar al
reconocimiento y ejercicio del derecho de la ciudad” y de forma tácita, la inclusión del
derecho a la movilidad por transporte al proponer “establecer y actualizar un sistema de
planificación urbana que se adapte a la movilidad de la población del DF” (art. 2, V). En
cierta forma la LDU debería ser un referente obligado para una nueva Ley de Movilidad, y
en consecuencia, la política de transporte público habría de incorporar los criterios del
desarrollo sustentable, del derecho a la ciudad y por tanto, el derecho al transporte.
De forma contraria, la Ley de Desarrollo Social del DF (2000) no parece explicitar entre sus
conceptos fundamentales el transporte, pasando por alto la relevancia de esta esfera en el
acceso a otros derechos sociales como el trabajo, la educación, la salud o la vivienda, y de
las propias condicionantes de desigualdad social que significa un acceso diferenciado al
transporte. Sin embargo en su Programa de Desarrollo Social. Ciudad con equidad,
incluyente y participativa, PDSDF (2007-2012) se atisba una visión transectorial, que entre
sus objetivos estratégicos incluye el “uso masivo de medios de transportación no
motorizados y de transporte público no contaminante” y “la recuperación de las vialidades
para el transporte colectivo eficiente, menos contaminante y de calidad y, la promoción de
la movilidad no motorizada” e incorpora, aunque de manera no prioritaria, al transporte
dentro de otros temas respecto a la política social.
124
Sobre el control y prevención de la contaminación atmosférica por fuentes fijas y móviles (art. 2, 1-VI); el
derecho al medio ambiente (art. 9, III) y; las energías alternativas para el transporte de pasajeros (art. 9, XL).
165
Verónica Quiroz López
Además esta ley salva la omisión de la LPD sobre las obligaciones de las autoridades locales
de observar las normas de la política ambiental en materia de planeación y ejecución en
cualquier administración pública del Distrito Federal (art. 24).
A pesar de esta revisión sobre el diseño de las políticas en el DF, al considerar que su marco
jurídico-normativo se ha convertido en el vertebrador de la gestión del transporte
metropolitano, no podemos obviar la gestión de los gobiernos estatales y municipales que
participan en el área conurbada de la metrópoli mexicana. Mas dado que nos es
materialmente imposible revisar todas las bases legales y programáticas, en el presente
ejercicio de investigación abordaremos a grandes rasgos las políticas de las entidades que
han resultado más representativas respecto a la coordinación metropolitana.
El acelerado proceso de conurbación que vivió la capital mexicana a lo largo del último siglo
ha derivado en la multiplicación de actividades y funciones metropolitanas, entre ellas el
desplazamiento de las personas ha sido una de las más dinámicas, presentando enormes
166
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
167
Verónica Quiroz López
Hacia mediados de los años noventa, la COTREM fue reabsorbida por la Secretaría de
Comunicaciones y Transporte del Estado de México, lo que representa su transformación
de organismo descentralizado –con injerencia directa en el servicio- hacia una estructura
más centralizada y tradicional, pero quizá con mayor coherencia desde el punto de vista de
sus funciones administrativas y de su carácter rector del sector estatal, de forma tal que
podría ser favorable de cara a la coordinación del transporte metropolitano. No obstante,
en contraparte, el DDF concurría a la negociación con la Coordinación General del
Transporte (COTAM), cuyo nivel es inferior al de su homóloga del Estado de México, por lo
que las autoridades del Estado de México consideraban que las negociaciones con una
autoridad de nivel no equivalente al suyo, dificultaban el alcance de acuerdos.
125
Durante 1985, la DGAU fue responsable de regular un tercio de la oferta de transporte metropolitano.
168
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
TABLA 4.2.
ORGANISMOS Y NIVELES PARTICIPANTES EN LA COMETRAVI, 1994
Nivel Federal Gobierno del DF Gobierno del Edo. México
Sría.* Comunicaciones y Transportes Jefe de Gobierno del DF Gob. Estado de México
Sría. Seguridad Pública Sría. de Transporte y Vialidad Sría. de Comunicaciones
Dir. Gral. Conservación Carreteras Coord. Gral. Programas Subsría. de Infraestructura, Carretera,
metropolitanos
Dir. Gral. De Tarifas, transporte Dir. Gral. Planeación y Vialidad Vial y de Comunicaciones
ferroviario y multimodal Dir. Gral. de Transporte Dir. Gral. Operación de Transporte
Coord. Seguridad Regional de la Dir. Gral. de Obras Públicas Dir. Gral. de Vialidad
Policía Federal de Caminos Dir. Gral. STC-Metro Dir. Gral. de la Junta de Caminos
Dir. Gral. STE Dir. Gral. Transporte Alta Capacidad
Dir. Gral. de Tránsito Dir. Planeación Metropolitana
Sría. Técnica de la Comisión Ejecutiva Agencia de Seguridad Estatal
* Abreviación de Secretaría, el equivalente a un Ministerio español. ** Subsecretaría. Fuente: COMETRAVI, 1994.
El Pleno estaría presidido, en forma rotativa cada dos años, por los titulares del Distrito
Federal, del Estado de México y por el Secretario de Comunicaciones y Transportes del
gobierno federal. En teoría, la Comisión ejercería las funciones de coordinación territorial
metropolitana con la participación de los titulares de cada entidad y nivel de gobierno en
las diversas especialidades que intervienen en el transporte, a través de la conformación
de grupos de trabajo en rubros como aspectos jurídicos; normas técnicas, operación del
servicio; tarifas y finanzas; infraestructura; ahorro de energía; etc., cuyas sesiones tendrían
como objeto generar y aprobar convenios de carácter tripartito, que se formalizaran en
documentos con carácter ejecutivo.
169
Verónica Quiroz López
En resumen, entre los retos que presenta la coordinación de la gestión del transporte de
personas en la metrópoli mexicana, destacamos la necesidad de una simplificación
administrativa y especialización de las instancias de atención al ciudadano y al público en
general; agrupando funciones que actualmente se repiten en muchas instancias y creando
vínculos homologables entre ellas, que favorezcan la comunicación y coordinación de sus
acciones, buscando el equilibrio intersectorial, gremial e incluso político y favoreciendo los
mecanismos de representación ciudadana en los aspectos que lo requieran.
En particular, para el Distrito Federal, la idea de la creación de una nueva institución que
aglutine al conjunto de organismos directamente involucrados en temas de movilidad
urbana pasa no sólo por el cambio de nombre, sino por la reordenación total de las
funciones de sus instancias, reuniendo a todas las atribuciones y tareas que están en
distintos organismos sectoriales, con el objetivo de dar mayor coherencia y efectividad a la
gestión del transporte en la ciudad, al tiempo que aporta también unanimidad en temas
metropolitanos, un nuevo organismo que otorgue presencia y capacidad necesarias frente
a otras instancias estatales y de nivel federal y nacional, aún pendiente.
170
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
todavía se advierte un desfase de paradigmas entre las normas jurídicas del transporte y
las líneas programáticas de la política real. La antigua Ley de Transporte y Vialidad del DF
y su reglamento estaban afianzados en criterios prestacionales y técnicos, y la nueva Ley
de Movilidad, como veremos a continuación, aún dista mucho de salvar esta visión, ya que
sólo en el discurso se ha asumido el derecho a la ciudad y, por lo tanto también el derecho
a una movilidad a través de la dotación de un transporte de gestión pública.
Este desfase normativo comenzó a ser abordado -por lo menos en intención- respecto a la
normatividad desde hace muy poco tiempo, ello ya significa un avance en la consecución
del derecho a la ciudad y, por ende a moverse por ella. No obstante, aún no podemos
afirmar que LTVDF (2002) estuviera en concordancia con los nuevos paradigmas de la
movilidad y el transporte, no es sino hasta los actuales programas de transporte, desarrollo
urbano y medio ambiente del DF que se comienza a dar un paso adelante en términos del
derecho a la movilidad, todo y que el escenario programático sigue siendo ambiguo en el
tema del derecho a la movilidad y el desarrollo social.
En este contexto, en los últimos años se han presentado varias propuestas ante la Asamblea
Legislativa (ALDF) para una reforma a la LTVDF. En 2005 Martha Delgado, diputada
independiente, promovía la iniciativa titulada Movilidad Urbana, en la que se reconocía “el
derecho de los ciudadanos a una movilidad eficiente y segura”, rescatando los temas de la
movilidad peatonal y ciclista y, aunque la iniciativa no mostraba grandes cambios respecto
al transporte público de pasajeros, mencionaba la “no discriminación por edad, sexo o
condición de movilidad” (Art. 27), mas no se consignaban disposiciones nuevas sobre
accesibilidad por discapacidad o género; y en lo que respecta al uso del automóvil particular,
solo sugería su “racionalización” (Art. 12).
171
Verónica Quiroz López
Finalmente, en aras de resolver este desfase entre el discurso político del gobierno local y
la normativa hasta entonces vigente, en la primavera del 2014 la ALDF promulga la primera
Ley de movilidad del DF 126 derogando la antigua LTVDF (2002). Este nuevo marco jurídico-
normativo concretó por primera vez la voluntad política de introducir la temática de la
movilidad y la equidad, emulando la línea de las actuaciones de ciudades europeas o
latinoamericanas con problemáticas similares –Barcelona, Bogotá o Quito- ahora a la
vanguardia normativa en la movilidad urbana. No obstante, sus contenidos aún dejan
mucho que desear en materia de implementación, como veremos a continuación.
Desde el primer capítulo, sobre las generalidades de la norma, se advierte una exposición
confusa en cuanto al objeto de regulación, así como su titularidad y la responsabilidad
respecto al derecho a la movilidad. Sin reconocer explícitamente este derecho universal, se
marca como objeto el establecer las bases y directrices para la planificación, regulación y
gestión de ella, al asegurar sólo “el poder de elección”:
“(…) las disposiciones establecidas en esta ley deberán asegurar el poder de elección
que permita el efectivo desplazamiento de las personas en condiciones de seguridad,
calidad, igualdad y sustentabilidad, que satisfaga las necesidades de las personas y
el desarrollo de la sociedad en su conjunto.” (Art. 1)
126
El 30 de abril 2014, la Comisión de Movilidad, Transporte y Vialidad de la VI legislatura de la ALDF,
promulga la primera Ley de Movilidad para el Distrito Federal, otorgando nuevas atribuciones a la también
recientemente nominada Secretaría de Movilidad; obligando a la creación de nuevos ordenamientos, manuales
y programas, tales como el Programa Integral de Movilidad o el de Seguridad Vial; a la creación de un Comité
del Sistema Integrado de Transporte Público, un Consejo Asesor de Movilidad y Seguridad Vial y sus consejos
delegacionales, así como un Fondo Público de Movilidad y Seguridad Vial. (Arts. transitorios).
172
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
De la misma forma, en su artículo 9 define una serie de conceptos que podrían afianzar la
legitimidad del derecho a la movilidad128, sobre todo para aquellos grupos que considera
más vulnerables -peatones, ciclistas y motociclistas-. Asimismo, reconoce y vuelve objeto
de regulación los desplazamientos a pie o por medio de vehículos no motorizados, al
127
Y con ello afectando tácitamente a las líneas estratégicas de otros lineamientos como el PITV (2007-2012),
del PGDDF (2007-2012), de la LDU (2010), de la LMA (2000) y su PSMA (2007-2012), entre otros.
128
Define la movilidad como el “conjunto de desplazamientos de personas y bienes que se realizan a través de
diversos modos de transporte, que se llevan a cabo para que la sociedad pueda satisfacer sus necesidades y
acceder a las oportunidades de trabajo, educación, salud, recreación y demás” (art. 9, apdo. LV).
173
Verónica Quiroz López
Por otro destaca, aunque de carácter consultivo y honorífico, las atribuciones del nuevo
Consejo Asesor de la Movilidad -que sustituye a la antigua COMETRAVI- y, que incluye la
propuesta de políticas, acciones y programas prioritarios, la evaluación de proyectos, la
participación en el diseño de los Programas Integrales de Movilidad y Seguridad Vial , así
como la coordinación con los 16 Consejos Delegacionales (art. 21). También en el ámbito
metropolitano, se estipulan como órganos auxiliares de consulta las Comisiones
metropolitanas, el Comité del Sistema Integrado de Transporte Público y el Comité de
promoción para su financiamiento, así como su Fondo Público (Art. 18).
En comparación con la anterior LTyV, la nueva Ley define algunos criterios de planeación,
destacando el “tomar decisiones con base en diagnósticos, pronósticos y criterios técnicos
que garanticen el uso eficiente de los recursos públicos” (art. 37), lo que conlleva la creación
de un nuevo Programa de Movilidad, que sustituye al anterior PITyV, pero ahora con un
contenido respecto a la planeación, aunque aún sigue faltando una vinculación con temas
de suelo e infraestructura. Por ello, en su título segundo ordena la creación de los
174
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
Sin duda, la generación y uso de información es quizá uno de los temas más difíciles de
alcanzar para los gobiernos locales de la ciudad, sobre todo para la gestión del transporte
y la movilidad; mas es el primer gran paso para lograr una capacidad real de planeación y
operación en el sector; no obstante, aún no queda claro cómo se integrará este sistema.
De entrada, es un problema técnico que requiere procedimientos y controles especiales,
pero sobre todo soporte presupuestal, recursos humanos y económicos para poder llevarlo
a cabo, ya que la verdadera capacidad de planeación dependerá de no dejar a la mera
percepción los acuerdos, las políticas y las decisiones sobre movilidad. En resumen, muchos
de estos instrumentos de planeación tienen su correlato en otros planes y programas
pasados que a pesar de existir han sido incumplidos, la diferencia ahora podría estar en
una “coordinación interinstitucional incluso a nivel metropolitano, así como la creación y el
uso compartido y público de la información generada” (Art. 236).
Respecto a la integración del transporte, como nota positiva, la nueva Ley define por
primera vez un Sistema de Transporte Público (SITP) para el DF “un conjunto de servicios
de transporte público de pasajeros que están articulados de manera física, operacional,
informativa, de imagen y que tienen un mismo medio de pago” (Art. 9). Y su integración
como “la articulación física, operacional, informativa, de imagen y del medio de pago del
servicio de transporte público concesionado y los servicios de transporte proporcionados
por la Administración Pública” (Art. 73). Para ello creará el Comité del SITP, compuesto por
los organismos adheridos y un representante de la SMDF.
Así, a pesar de que el SITP incluiría al Metro, Metrobús, STE, RTP y al resto del transporte
concesionado del DF, deja fuera los servicios concesionados en el Estado de México, el Tren
Suburbano de titularidad Federal y a la Ecobici operada por la SEDEMA. Con ello, de nuevo
129
El actual Programa Integral de Movilidad 2013-2018 (PIM) fue publicado el 15.10.2014 en el Diario Oficial
de la Federación y está compuesto por 6 ejes estratégicos, 27 metas, 243 acciones y 11 indicadores de
seguimiento que se sustentan en la accesibilidad universal, la visión metropolitana y el cambio de paradigma
del transporte a la movilidad, poniendo en el centro de la política a las personas.
175
Verónica Quiroz López
Pero quizá el cambio de visión más claro en la nueva Ley se aprecie en el tratamiento de la
vía como un espacio público de uso universal, al establecer el “aprovechamiento de la
vialidad (…) para la movilidad y sus servicios deberán promover el respeto a los derechos
humanos” y “promover un diseño vial que procure un uso equitativo del espacio público por
parte de todos sus usuarios” (Art. 170). De la misma forma, se obliga por primera vez que
las vialidades primarias cuenten con zonas peatonales y vías de circulación prioritaria o
exclusiva para el transporte público y los ciclistas.130 Para la gestión vial se ordena crear un
Centro de Gestión de la Movilidad en coordinación con el CI4 SSPDF131, que “coordine
acciones para una eficiente operación de las vialidades y de los servicios de transporte
público de superficie” (Art. 223), un centro de información en tiempo real sobre flujos y
velocidades, con cámaras y geolocalización de unidades de transporte público que pueda
gestionar mejor el tránsito sobre todo en horas de mayor afluencia y zonas centrales.
130
El art. 183 ordena la creación de un Manual de Diseño Vial, que fomente la movilidad sustentable.
131
Centro de Comando, Control, Comunicación, Cómputo, Inteligencia, Integración, Información e
Investigación de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal.
176
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
Por otro lado, gracias a un enfoque más progresista, la nueva Ley se retracta de la anterior
política de fomento al aparcamiento “el desarrollo de los estacionamientos (…) en zonas
cercanas a los centros de transferencia modal, terminales y bases de servicio público de
transporte”, la cual afortunadamente está siendo rediseñada, dado el documentado impacto
negativo de la misma como atractor de viajes en auto particular. Ahora se otorgan más
facultades a la SEMOVI para la realización de estudios en pro de la reducción de demanda
de plazas, así como la definición de más zonas de regulación del aparcamiento en vía
pública, no obstante todavía se omiten facultades y la coordinación con la SEDUVI, la
secretaría de Desarrollo Urbano y principal responsable del rubro.
Un tema polémico aún sin resolver son sin duda los llamados “Estudios de Impacto de
Movilidad” que se han de realizar para la implantación de desarrollos inmobiliarios privados,
pues podría darse el caso de una sobrerregulación al respecto por las dos secretarías la
SEMOVI y la SEDUVI, algo que aún no se ha resuelto en la práctica. Otro tema que aún
queda pendiente por resolver dentro de la nueva ley es el control de las tarifas de los
aparcamientos públicos, cuando éstos no son servicios de interés general.
Por primera vez, la seguridad vial es materia de regulación de esta ley a través de varios
instrumentos. En primer lugar en materia de planeación, el Programa Integral de Seguridad
Vial, instrumento coordinado con el Programa Integral de Movilidad (Art. 42 y 43) a
actualizar cada 3 años. Un segundo elemento importante es una nueva Auditoría de
Movilidad y Seguridad Vial (Art. 51), un procedimiento de evaluación de la vialidad (o de
un proyecto vial) para comprobar si tiene las condiciones de seguridad y diseño universal
adecuados. Un tercer instrumento es el Fondo de Movilidad y Seguridad Vial (Art. 32 a 34)
para “mejorar las condiciones de la infraestructura, seguridad vial y acciones de cultura en
materia de movilidad” que será integrado con el pago de derechos derivados de la
resolución de impacto de movilidad, aunque queda pendiente la propuesta de destinar un
porcentaje de los pagos de primas de accidentes de tránsito a este Fondo.
177
Verónica Quiroz López
Finalmente, destaca en el capítulo XV sobre una nueva cultura de la movilidad, el papel que
se otorga a la participación ciudadana, reduciéndola al apoyo de la sociedad civil organizada
para la formación de una educación vial y, consagrando “el derecho que todo habitante
tiene a ser sujeto activo en el mejoramiento de su entorno social, procurando acciones en
materia de educación vial y movilidad, que garanticen la máxima transparencia de los
procesos de planificación…” (Art. 238).
Para que la nueva Ley de Movilidad en la capital mexicana pueda estar acorde con este
cambio de paradigma habrá -además de explicitar en los fundamentos sus motivos- que
configurar instrumentos de intervención, redistribución de responsabilidades y funciones
que realmente ordene las atribuciones públicas a realizar. Y sobre todo, más que ser una
ley de obligaciones para el ciudadano, ha de transformarse en una hoja de ruta legible para
las administraciones, que son las que en primer lugar han de ejercer las funciones que la
ley explicite, a través de la planificación, la programación y su evaluación.
Sobre las atribuciones urbanas, la ley ha de establecer con precisión las formas de
planeación respecto al orden jerárquico de atribuciones de las diversas instituciones,
órganos y niveles de gobierno que coinciden en la ciudad y su área metropolitana -distrital,
municipal, estatal, federal, metropolitano- y generar el Programa Metropolitano de
Movilidad con un nivel de instrumentación, que a su vez guíe los planes locales que se
instrumenten en esta materia, de manera tal que se vinculen exitosamente a otros
instrumentos del planeamiento y de la administración dentro del desarrollo de la ciudad.
178
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
En esta línea, el Instituto de Políticas de Transporte en México (ITDP), a la luz del análisis
sobre la nueva Ley de Movilidad, ha propuesto diez mejoras en su implementación:
TABLA 4.3.
AGENDA DE GESTIÓN SOBRE LA NUEVA LEY DE MOVILIDAD
179
Verónica Quiroz López
132
El 02 de diciembre de 2014, la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión adicionó a los artículos 11
y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el derecho a la movilidad Universal y a tener
normatividades jurídicas y administrativas que lo impulsen.
180
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
En este marco federal, también recientemente el Gobierno del Estado de México reformó
su Ley Orgánica de la Administración Pública para crear la nueva Secretaría de Movilidad
del Estado de México, en sustitución a la antigua Secretaría de Transporte, y cuyas
principales atribuciones se expresan como: “La Secretaria de Movilidad es la dependencia
encargada de planear, formular, dirigir, coordinar, gestionar, evaluar, ejecutar y supervisar
las políticas, programas, proyectos y estudios para el desarrollo del sistema integral de
movilidad, incluyendo el servicio público de transporte de jurisdicción estatal y de sus
servicios conexos” (Art. 33).133 Asimismo, se decretó también una adición al Art. 5 sobre
los derechos humanos y garantías a nivel estatal para elevar la movilidad como garantía
constitucional, y de esta forma convertirla en derecho humano de pleno disfrute. La ley de
Movilidad de Estado de México aún está en proyecto, pero se prevé que contenga, al menos
formalmente, los supuestos básicos de su homóloga en el DF, solo el tiempo podrá testificar
si estos cambios jurídicos se llevan a la práctica.
133
El 17 de diciembre del 2014 fue publicada en la Gaceta del Gobierno del Estado de México la creación de
la Secretaria de Movilidad del Gobierno del Estado de México, para tal efecto se reformaron la fracción XVI
del Artículo 19 y el artículo 33 de la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de México.
181
Verónica Quiroz López
Si bien podemos reconocer en las últimas tres administraciones del gobierno del Distrito
Federal un esfuerzo por remontar sobre las políticas que favorecen un transporte público
colectivo más eficiente, estamos aún muy lejos de consolidar una gestión integral. No
obstante, hemos de reconocer las aportaciones del PITV 2007-2012 y esperamos que su
sucesor las capitalice, este instrumento programático que en sí mismo puede sentar las
bases de integración de las acciones de los distintos organismos y sectores del gobierno
local que inciden en el tema. El nuevo Programa Integral de Movilidad 2013-2018,
constituirá la herramienta de la política de transporte por excelencia, respaldada por la
nueva Ley de Movilidad, ha de reivindicar el derecho a una movilidad sostenible, como parte
de los derechos sociales y de disfrute de la ciudad.
Asimismo, reconocemos que desde 2007, la Secretaría del sector ha intentado reorientar el
ejercicio de su presupuesto al transporte público, llevando a cabo algunas acciones de
alcance, como el Metrobús. Empero, del análisis del ejercicio presupuestal del GDF por
sector y secretaría de los últimos años se desprende que la proporción de obras para el
transporte público respecto a la creación de vialidades todavía se muestra muy
desventajosa para el primero, lo que rompe con el espíritu de una movilidad universal y el
impulso de un modelo de transporte de gran capacidad y ambientalmente más viable.
182
Capítulo 4. El derecho a la movilidad y la política del transporte
Incluso la cobertura del transporte público en la capital es otro problema, ya que no cubre
la totalidad del territorio del DF, presentando una cobertura limitada y diferenciada. Así, el
servicio público con mejor calidad, accesibilidad y eficiencia se concentra en el centro y
poniente de la ciudad, mientras que en el oriente aún hay amplias zonas en las que la
población no tiene alternativas de transporte colectivo de carácter público, ello favorece el
uso del automóvil particular o del transporte concesionado de baja capacidad, quienes
determinan las rutas, los horarios y el tipo de servicio, más por sus intereses particulares,
que por las necesidades de la demanda, con la consecuente baja en la calidad.
Existe además una deficiente coordinación entre organismos similares entre el Estado de
México y el Distrito Federal (como las secretarías de desarrollo urbano, de comunicaciones
y transportes, de seguridad, etc.), así como las comisiones metropolitanas que inciden en
los problemas metropolitanos del transporte, por lo que es de vital importancia que en
183
Verónica Quiroz López
realidad funcione una Comisión Metropolitana del Transporte. En los últimos años, esta
coordinación sólo ha funcionado en materia intermitente, sólo estrechado alianzas cuando
se refiere a la aplicación de los recursos del Fondo Metropolitano, el cual se ha estado
utilizando para obras que benefician las áreas fronterizas entre ambas entidades, tal es el
caso de los distribuidores viales, más dista mucho de tener una óptica integral.
Pero quizá, el mayor desafío en materia jurídica para el transporte en la ciudad es dotarle
de una perspectiva de derecho social y humano, con el reconocimiento expreso del derecho
a una movilidad urbana sostenible por medio de un transporte público adecuado, así como
de establecer las vías judiciales y administrativas necesarias para su defensa. Desde la
promoción de una ejecutable Ley de Movilidad que dé sustento y marco a un nuevo
Programa Integral de Movilidad, hasta el desarrollo de los instrumentos normativos y
programas diversos que asuman el derecho a la movilidad bajo los principios de equidad
social, universalidad, desarrollo sustentable y participación ciudadana. En este último punto
queremos enfatizar que en el actual modelo no existen ni se han generado mecanismos de
participación ciudadana que evalúen la gestión pública y sus políticas de movilidad, es
necesario establecer los mecanismos eficientes para que la ciudadanía manifieste sus
opiniones, presente sus quejas y conozca los medios existentes para presentar denuncias,
así como para promover la seguridad en los traslados. En suma, se ha de establecer una
estrategia de planeación conjunta para la movilidad, el transporte y la vialidad y las políticas
de desarrollo urbano, económico y social. Esta coordinación se debe establecer no sólo
entre las dependencias y organismos del Distrito Federal y los gobiernos delegacionales,
sino también con los gobiernos metropolitanos a la que se conurba como el Gobierno del
Estado de México y con el gobierno Federal.
184
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
Capítulo 5
En especial, el Gobierno del DF ha diseñado a lo largo de los últimos 35 años una serie de
programas para combatir la congestión y contaminación que generan estos vehículos, de
entre los que destacaremos el Hoy No Circula, la Verificación Vehicular o su Renovación. En
este capítulo describiremos el crecimiento exponencial de los automotores particulares, el
ascenso del uso de motocicletas, así como la participación del transporte de carga a la
congestión de la ciudad. De tal forma que en un segundo apartado nos centraremos en las
acciones y la racionalidad ecológica que dirige los programas diseñados para su control y
reordenamiento, dado que el tránsito en la ciudad requiere enormes recursos humanos
invertidos, lo que está planteando a la gestión pública un gran desafío para su control y
regulación, a cambio de fomentar el uso del automóvil particular.
Así, en un tercer apartado debatiremos el impacto que las acciones individuales de los
viajeros tienen por sobre el conjunto del estado de la movilidad metropolitana. Finalmente,
en el último apartado rescataremos la importancia de la movilidad peatonal, sin duda uno
de los rubros de la gestión pública más olvidados, el rescate de los desplazamientos a pie,
la seguridad vial y la accesibilidad universal a la ciudad.
185
Verónica Quiroz López
134
De los medios de transporte existentes, es en el automotor en donde confluyen más características que lo
hacen atractivo para su uso particular: la velocidad que puede alcanzar respecto a otros medios como la
bicicleta o la tracción animal; la comodidad de decidir cómo y cuándo se quiere usar; o la flexibilidad de
penetración en la topografía urbana, otorgando la facilidad de un “puerta a puerta” excepcional.
186
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
La metrópoli mexicana no ha escapado a los problemas de ocupación vial que acosan a las
grandes ciudades entregadas a la movilidad motorizada de uso individual. En el último
medio siglo, la ciudad de México ha sufrido un importante incremento de la cantidad de
automotores en circulación. Dada la evolución urbana, los ingresos de la clase media, las
facilidades de acceso para la adquisición de un auto particular y las nuevas prioridades en
el estilo de vida del habitante metropolitano, en la ciudad de México se está reforzando la
idea de poseer un automotor como una prioridad dentro de las necesidades básicas.
GRÁFICO 5.1.
COCHES VENDIDOS A NIVEL NACIONAL Y EN LA ZMVM, 1970-2010
187
Verónica Quiroz López
Como se aprecia, es hacia los años noventa cuando la tasa de motorización se dispara
significativamente, tanto a nivel nacional como en la metrópolis mexicana. Pasada la crisis
de 1994, la mejora de las condiciones económicas del país facilitó a las clases medias y
altas la compra de automóviles de uso particular. Entre otros factores, una reducción de los
precios de venta, una disminución de las cargas impositivas, la apertura del mercado
internacional a vehículos más económicos, las facilidades de créditos y la ampliación del
mercado de autos usados fueron algunos de sus detonantes (Thomson, 2001).
Atrás habían quedado los años de la masiva migración poblacional campo-ciudad, ahora la
capital del país era saturada por un nuevo ocupante del espacio urbano: el coche. El
automóvil de uso particular tenía una tasa de crecimiento que rebasaba por mucho el
crecimiento poblacional, hasta ese momento exponencial, desde entonces se comenzó a
marcar un descenso en la tasa de natalidad en la ciudad de México, incluso inferior a la
tasa de vehículos registrados en la capital. En 2001, en el Distrito Federal se inscribieron
238 mil vehículos nuevos, mientras que sólo se registraron 175 mil nacimientos en el mismo
año. Más la tendencia de baja de la natalidad sigue acentuándose, cada año al reducirse
entre 5 y 10 mil el número de niños registrados (CONAPO, 2010).
Otro alarmante hecho fue que la mayor parte de los nuevos automóviles en circulación se
destinaron al uso individual, sólo el 3% los autos en circulación se dedicaban al transporte
colectivo, todo y que este modo movilizaba ya entonces al 80% de los viajeros cotidianos
metropolitanos (SETRAVI, 2012). De este modo, el incremento vehicular experimentado en
los últimos veinticinco años en la capital mexicana y el uso del automóvil particular se
concentran en un reducido grupo socioeconómico, mientras que la gran mayoría de los
residentes urbanos continúan desplazándose a través de la insuficiente red de transporte
público masivo o de la oferta pública concesionada a privados.
Hacia 2004, circulaban por el área metropolitana 3.7 millones de automotores, el 40% de
todos los vehículos del país (SETRAVI, 2005). De este total vehicular, sólo 6% eran
autobuses, combis y microbuses que se destinaban al servicio del transporte público en la
capital: 118 mil taxis particulares, 52 mil taxis colectivos -combis y microbuses- y 32 mil
autobuses para toda el área metropolitana. En contraparte, se registraban casi 3 millones
de autos de uso particular, casi el 80% de la flota vehicular total, además destacaba el
incremento de las motocicletas, con 127 mil unidades, el 3% del total (Tabla 5.1).
188
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
TABLA 5.1.
DISTRIBUCIÓN DE LA FLOTA VEHICULAR CIRCULANTE EN LA ZMVM, 2004
Número de vehículos %
Tipo de Vehículo
Distrito Federal Estado de México ZMVM ZMVM
Autos Particulares 1,2,3,9 1,924,281 1,043,612 2,967,893 79
Taxis 4,5 106,642 11,992 118,634 3
Combis 4,5 3,904 15,581 19,485 1
Microbuses 3,4,8 21,502 11,549 33,051 1
Pick Up 1,2,3 43,288 84,993 128,281 3
Vehículos <= 3Toneladas 3,4,8 145,500 45,908 191,408 5
Tractocamiones 3,7 63,638 19,396 83,034 2
Autobuses 3,4,6,7 28,582 3,983 32,565 1
Vehículos > 3Toneladas 3,9 18,805 39,108 57,913 2
Motocicletas 4,5,10 117,435 10,019 127,454 3
Total 2,473,577 1,286,141 3,759,718 100
Fuente: Secretaria de Transporte y Vialidad, (SETRAVI), 2002-2003; RTP, D.F., 2005; DGTT-SCT, Estado de México, 2001.
1
Consultas a la base de datos del PVVO del año 2002, DIP/DGGAA/SMA-GDF; 2 Consultas a la base de datos del PVVO del
año 2003, DIP/DGGAA/SMA-GDF; 3 Consultas a la base de datos del PVVO del año 2004, DIP/DGGAA/SMA-GDF; 4 Anuario de
Transporte y Vialidad de la Ciudad de México 2002-2003, SETRAVI; 5 Dirección General de Transporte Terrestre, Secretaría
de Comunicaciones y Transportes, Gobierno del Estado de México, 2001; 6 Red de Transporte de Pasajeros del Distrito Federal,
2005; 7 Estadística Básica del Autotransporte Federal 2004, SCT; 8 SMA/DGGAA/DIP/SPFM/JUD Políticas de Fuentes Móviles,
2005; 9 Presentación: “La experiencia del GNC en México, DGGAA, DIP, Enero de 2002; 10 Anuarios de Transporte y Vialidad
de la Ciudad de México 1995-1996, 1997, 1998-1999, 2000, 2001 y 2002-2003. SETRAVI.
TABLA 5.2.
VEHÍCULOS PARA EL TRANSPORTE DE PASAJEROS Y VIAJE/PERSONA/DIA, 2004135
135
Cabe destacar además que, tanto las estadísticas oficiales del Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática
(INEGI) como las de la Secretaría de Transporte y Vialidad del DF (SETRAVI) no habían considerado hasta entonces en
esta contabilización de los medios de transporte ni los viajes hechos en bicicleta, ni aquellos que fueron realizados a pie,
aludiendo al bajo porcentaje que representaban dentro del conjunto de la movilidad cotidiana urbana. Y a pesar de que en
los últimos años se ha comenzado a reconocer que ambas modalidades en realidad forman parte esencial en los
desplazamientos cotidianos de los residentes metropolitanos, tampoco en el levantamiento de la Encuesta Origen-Destino
de 2007 se incorporaron en el conteo los tramos de los viajes realizados a pie.
189
Verónica Quiroz López
GRÁFICO 5.2.
EMISIONES DE GEI POR SECTORES PARA LA ZMCM, 2006
Transporte
50%
Otras fuentes
Industrial 14%
24% Comercial 2% Residencial 10%
TABLA 5.3.
EMISIONES DE GEI POR TIPO DE TRANSPORTE PARA LA ZMCM, 2006
136
GDF-SMA (2008) Inventario de Emisiones de Gases Efecto Invernadero de la ZMCM 2006, México.
190
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
TABLA 5.4.
NÚMERO DE VEHÍCULOS DE CARGA REGISTRADOS EN LA ZMCM, 2006
El otro problema de este sector es la antigüedad de su flota, para 2007 las unidades de
carga de toda la zona metropolitana tenían en promedio una antigüedad de 12 años. Pero
de ellas, el 59% público registrado en el DF alcanzaba los 29 años, mientras que las del
servicio público federal (un 20% aproximadamente), sólo llegaban a los 7 años. Es decir, a
pesar de sus políticas, el DF contaba con la flota de carga más numerosa y más antigua de
la metrópoli, con lo cual, su contribución a la contaminación ambiental se exacerbaba. No
obstante, otros vehículos de carga de nivel federal o del Estado de México contribuían a
este patrón, debido al papel de polo de atracción económica que la capital siempre ha
ejercido, llegando a casi 400 mil viajes diarios por vehículos de carga en las horas punta,
utilizando para sus desplazamientos principalmente 75 corredores metropolitanos.
137
De acuerdo al “Estudio Integral Metropolitano del Transporte de Carga y Medio Ambiente” realizado por
el Instituto de Ingeniería de la UNAM, a solicitud de la Comisión Metropolitana de Medio Ambiente.
191
Verónica Quiroz López
A pesar de que los vehículos de carga representan una parte importante de la movilidad en
la ZMCM, su control y regulación había sido obviada hasta hace muy poco dentro de la
gestión local del transporte, y a falta de una regulación adecuada y de infraestructuras
especiales propias, el servicio de carga hacía un uso intensivo de la vialidad con poco
control, realizando maniobras de carga y descarga en la misma vía pública sin regulación,
generando tráfico, contaminación y elevando los costos y el tiempo del transporte en
general, además de contribuir a la inseguridad vial del sistema de movilidad urbano.
En resumen, el incremento del parque vehicular presentó para el área metropolitana una
tasa de crecimiento de casi el 25% entre 2005 y 2010, mientras que en el Distrito Federal
la SMA tenía registrados 2,8 millones de automotores, se contabilizaban más de 1,6 millones
en los municipios conurbados del Estado de México, sin considerar camiones y autobuses
con placas federales ni vehículos de paso en tránsito. (SETRAVI, 2012).
TABLA 5.5.
PADRÓN VEHICULAR EN EL AMCM, 2008-2011
Hacia 2011 se reportaban en el DF casi 4 millones de autos de uso particular, 4.4 millones
si agregamos los municipios conurbados, conservando una tasa de crecimiento anual del
10%, aunque apenas resolvían el 20% de los desplazamientos urbanos. Así, el automóvil
privado ocupaba más del 80% del espacio vial y con un índice de ocupación menor a 2
personas por vehículo (SMA, 2004). En otras palabras, la congestión vial era fomentada por
un quinto de los viajeros, aquellos que se transportaban individualmente, mientras el 80%
restante se movía con el 3% del parque vehicular de uso colectivo.138
138
“La tendencia de motorización en la capital se acelera, se estima que en la más optimista de las perspectivas para el
2010 tendremos 4 millones de vehículos”. Antonio Alonso Concheiro, especialista en estudios prospectivos, 2003.
192
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
Con todo y que, para los municipios conurbados del Estado de México el tratamiento en
principio era diferente, pues los motociclistas sí debían acatar un día a la semana la
restricción a la circulación, en 2004 la Secretaria de Medio Ambiente creó un esquema por
el cual, mediante la obtención de un permiso, se permitía la exención total al programa.
Así, entre el 2003 y el 2007 se duplicó el número de motocicletas nuevas registradas al año
en el área metropolitana, pasando de 19,815 a 41,019 unidades (SETRAVI, 2006).
139
El 28 de abril de 2005 la Asamblea Legislativa del DF (ALDF) aprobó una reforma a la Ley Ambiental por
la cual El Hoy No Circula y la verificación vehicular quedaron suprimidos para las motocicletas hasta que la
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) emitiera la Norma Oficial Mexicana en
la que se definiera el procedimiento técnico y los equipos que deben tener los verificentros para medir las
emisiones de éstas, cosa que a la fecha no ha sucedido. Ver Iván Sosa, Reforma, 28.12.2006.
140
"Bogotá tenía, en 1995, 32 mil motos, el año pasado se vendieron 175 mil unidades, y la moto todavía cuesta
alrededor de los mil 500 dólares, calculamos que llegará, según proyecciones internacionales, a los 600-700
dólares; en 4 o 5 años las motos chinas van a empezar a invadir no sólo Sudamérica, sino a México", Ricardo
Moctezuma, director de la Fundación Ciudad Humana en Colombia y asesor del Centro de Transporte
Sustentable-México, Reforma, 06.05.2007.
193
Verónica Quiroz López
Hacia 2010 ya existían más de un millón de motocicletas circulando por todo el país, casi
un 3,6% del parque vehicular total, de ellas se calcula que unas 450 mil se concentraban
en la ciudad de México y su área metropolitana (Tabla 5.6). Así, asociaciones de motoristas,
diputados locales y empresarios del ramo comenzaron a impulsar ante el Gobierno de
Distrito Federal (GDF) no sólo reformas en el Reglamento de Tránsito Metropolitano, sino
su inclusión en la entonces propuesta de Ley de Movilidad.
TABLA 5.6.
REGISTRO DE VEHÍCULOS EN MÉXICO, 2011
Tipo de Vehículos Unidades Porcentaje
En la práctica, la conducción “sin ley” de los motoristas ha sido tolerada, tanto en el acceso
de vías rápidas como en temas de aparcamiento. No obstante las leyes siguen sin
contemplarlas como un transporte cotidiano y de servicio. Muchas unidades circulan sin
placas, lo que limita su control por parte de la Secretaría de Transporte y Vialidad del DF
(SETRAVI), careciendo de una normativa vial específica. Por ello, es necesario que se
impulsen centros de capacitación y certificación para su conducción, así como normas
generales y particulares para las flotillas de empresas de servicios o paquetería.141
141
En febrero de 2011 se abrió la primera escuela de conducción de motocicletas en la Ciudad de México, la
Suzuki-Aramoni Safety School, cuyos cursos costaban entre 100 y 150 euros por nivel, no obstante hasta
entonces no era obligatorio realizar dichos cursos para comprar una moto y conducirla en el DF.
194
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
De este modo, en 2011, tras una iniciativa de Ley del Partido Revolucionario Institucional
(PRI) sobre la Circulación de Vehículos Automotorizados , se permitió su acceso a algunas
vialidades rápidas.142 Sin embargo, a mediados del 2012 un informe de la Secretaría de
Seguridad Pública (SSP) demostraba que en 19 vialidades de la Ciudad de México, las motos
encabezaban la causa de accidentes -por adelantamientos indebidos o exceso de velocidad-
registrándose 1,494 percances el primer semestre de dicho año; del mismo modo, también
se registraron más delitos donde se veían involucradas.143
142
El programa piloto puesto en marcha por la SSP en septiembre de 2011 autorizaba a las motos de 400 cm3
a acceder a las vías rápidas en la capital por un período de 3 meses, con el propósito de “evaluar” dicho modo
como una alternativa viable al auto privado, pero ahora el programa se ha extendido indefinidamente.
143
"Es un problema de seguridad, porque por lo regular actualmente es el medio que utiliza la delincuencia
organizada, la mayoría opera a través de motonetas, Estas motonetas no tienen placa, son utilizadas para asaltar
en vías rápidas, para robar vehículos con violencia o para ajusticiar a otras personas" Israel Betanzos legislador
del PRI en la ALDF, 13.04.2011, sec. Metrópoli, periódico Reforma.
144
Consulta interactiva de datos en la web: http://www.inegi.org.mx/ realizada el 30.05.2014.
145
Algunos miembros del PVEM han defendido que su contribución al tránsito es menor que la del coche por
sus dimensiones y a la polución atmosférica, mas eso depende de su tecnología y los tiempos de marcha.
195
Verónica Quiroz López
Una de las características que hace más impactante este rápido ascenso de la movilidad
motorizada en la ciudad es que, a la par de ella, la gestión pública no ha logrado llevar a
cabo una renovación del parque vehicular, los autos viejos no son sustituidos por los
nuevos, sino que siguen en funciones. Para 1994, la flota vehicular de la capital tenía una
edad promedio de 10 años y casi alcanzaba los 13 años para el caso de los automóviles
particulares; hoy en día existen todavía miles de autos en uso con una antigüedad entre 20
y 40 años.146 En 1997, el primer gobierno electo del Distrito Federal intentó promover la
modernización vehicular al eliminar el impuesto sobre automóviles nuevos para facilitar su
compra, pero este incentivo económico no vino acompañado de una “chatarrización” o
recogida y destrucción de los autos viejos, por lo que éstos siguieron en circulación.
La distribución espacial del registro vehicular no ayudó a esta gestión, pues no todos los
autos que circulaban en la metrópoli estaban registrados en el DF, una gran cantidad
pertenecían a otros estados, principalmente al Estado de México. En el 2000, la flota
vehicular no residente pero sí usuaria de la infraestructura vial de la urbe se estimaba en
un 12% del total de automotores, los cuales no estaban registrados en el Distrito Federal.
Las consecuencias negativas sobre el medio ambiente por el incremento de automotores
son enormes tanto para la congestión y contaminación atmosférica a la que contribuyen
como para la ocupación depredadora de los automóviles del espacio público (Ver fotos 5.1
y 5.2.).
146
Así lo demuestran los datos aportados de parque vehicular que V. Islas maneja en su estudio sobre La crisis del
Transporte Público en la Ciudad de México, llegando tarde al compromiso, Colegio de México, 2000. pp. 354 a 356.
196
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
En 2002 se recurrió de nuevo a una política diseñada por el gobierno federal basada en
exenciones fiscales que beneficiaban a la industria automotriz en la producción, así como a
los compradores con la reducción del Impuesto sobre la Tenencia Vehicular (ITV) o la
eliminación del Impuesto Sobre la Adquisición de Vehículos Nuevos (ISAN). No obstante se
incentivó la compra de autos nuevos, a largo plazo esta política ha demostrado tener un
impacto negativo, al aumentar el tránsito de la metrópoli, pues de nuevo los autos viejos
no fueron sacados de la circulación, y la saturación vial se convirtió en la primera de una
serie de consecuencias urbanas y ambientales negativas.
147
"Si la banca no está invirtiendo en servicios como el transporte, es imposible cambiarlo con el presupuesto
del Gobierno. Cambiar todo el parque vehicular de microbuses, que son 28 mil, equivale a 14 mil millones de
pesos para hacer toda esa renovación y no contamos con ellos", así lo afirmaba el titular de la SETRAVI
Francisco Garduño, 27.05.2004, sección Metrópoli, periódico Reforma.
197
Verónica Quiroz López
A pesar de los esfuerzos de la SETRAVI, las cifras oficiales en 2004 estimaban que tan sólo
se había renovado un 20% de los taxis y un 10% de microbuses respecto a la meta
planteada de reemplazar 28 mil unidades por el programa de Sustitución de Microbuses por
Autobuses iniciado en 2001 y de Taxis iniciado en 2003. Y es que de los 4 mil microbuses
que se habían sustituido, sólo la mitad había sido por medio de los programas de sustitución
del GDF, mientras la otra mitad fue directamente por los concesionarios.
198
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
Es hasta 2005 cuando el gobierno federal incluye una cláusula de deschatarrización tanto
para los vehículos usados del servicio público federal de carga y pasaje como para los
dedicados al autotransporte de pasajeros, gracias a la financiación del programa de
Nacional Financiera (NAFIN) para su renovación (Fotos 5.7 y 5.8).148 Entonces la mayoría
de los casi 30 mil autobuses, microbuses y combis registrados como parque vehicular en el
Distrito Federal, así como las 35 mil unidades del Estado de México, ya rebasaban los 10
años de vida y requerían ser sustituidos (COMETRAVI, 2005).
Para atacar esta problemática, se ha intentado contar con un padrón de transporte público
colectivo concesionado que permitiera la regularización de 35 mil unidades y sus títulos de
concesión. Sin embargo, las metas que se propone el PITV son difíciles de cumplir sin contar
con una plena capacidad financiera -de la que hasta ahora se carece- para hacer realidad
la modernización del transporte concesionado en la capital. Tan sólo el DF contaba en 2007
con una flota de 30 mil unidades, de las cuales 20 mil eran microbuses que funcionaban
bajo el viejo esquema de hombre-camión, agrupados en 106 organizaciones, de las cuales
solo 9 se constituían como empresas y el resto como sociedades civiles, lo que hacía más
difícil la negociación no solo del recambio, sino también del reordenamiento y legalidad de
su concesión, dado que más del 80% eran vehículos viejos y con la concesión caducada.
148
Luego de ser destruido el vehículo, las empresas otorgaban un certificado que servía como enganche con el
que la distribuidora de vehículos nuevos que el transportista beneficiario elegía y daba a cambio un vehículo
nuevo a cargo del gobierno restándolo del monto de impuestos que habría de pagar (crédito fiscal).
149
De las cuales sólo 30 mil tendrían algún tipo de apoyo del GDF a través de los fondos de Garantía y la
participación de la SF, mientras que las 45 mil restantes habían de ser sustituidas por los concesionarios.
199
Verónica Quiroz López
Para el servicio de Taxis en el DF la situación era aún más crítica, ya que al 2007 sólo se
tenían 108 mil unidades registradas, de las cuales alrededor de 70 mil tenían vencido su
permiso de servicio, 64 mil tenían problemas de titularidad y 16 mil no habían pasado su
revisión vehicular anual. Es decir, incluso las unidades controladas por la gestión pública no
cumplían con las normativas y condiciones idóneas de servicio, promoviéndose así, la
existencia de condiciones permisivas, inseguras e ilegales de funcionamiento, provocando
además un impacto ambiental y de tráfico que se sumaba al del transporte colectivo.
La renovación del parque vehicular en la metrópoli mexicana significa aún una empresa
titánica de difícil cumplimiento en cuanto al control y reorganización de la gestión pública,
tanto por la limitada capacidad territorial de los gobiernos del DF y EDOMEX, como por el
mantenimiento de un statu quo de ilegalidad y desregulación resistente. Lo demuestran así
las cifras de los logros a este respecto, hacia 2010 la SETRAVI sólo pactó la sustitución de
4,406 microbuses y otorgó apoyos a 3 mil taxis. Las políticas de renovación vehicular en la
ciudad han de reorientarse hacia alternativas de mayor capacidad y mejor gestión como los
sistemas BTR, superando la actual figura de explotación de hombre-camión.
Por su parte, en el Estado de México destaca la ausencia de políticas al respecto, con una
antigüedad promedio de 25 años y un pésimo estado de sus unidades esta entidad se ha
quedado considerablemente rezagada en la conversión del parque vehicular de transporte
público. Basta mencionar que hacia 2012 sumaban más de 30 mil unidades de transporte
público que operaban en el Estado de México, a pesar de que no podían ser renovadas sus
unidades por la falta de liquidez, como lo afirmaba la Unión de Crédito del Transporte
Público, su órgano auxiliar financiero desde 2008, avalado por la Secretaría de Transporte
del Estado en 2011 y que administraba los fondos de los transportistas. A este fracaso de
las políticas de renovación vehicular hay que añadir el efecto colateral del programa Hoy
no circula sobre el incremento del tránsito de automotores. En 2008 el GDF extendió dicho
programa a los sábados, hecho muy criticado por los especialistas, ya que en el Estado de
México no se adoptaba la medida, con lo cual el registro del parque vehicular se desplazó
al Estado vecino sin que las condiciones atmosféricas mejoraran, es decir, ambos programas
se perfilaban ya como herramientas para la mitigación inmediata del tráfico cotidiano, pero
sin poderse aplicar conjuntamente al área metropolitana.150
150
El GDF solicitó al Estado de México adoptar la medida, sin embargo, por diferencias partidarias las
autoridades mexiquenses se negaron mientras la Comisión Ambiental Metropolitana no lo determinara.
200
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
Asimismo, desde hace más de tres décadas, la preocupación por el deterioro ambiental ha
impactado transversalmente este aumento, al impulsar la modernización de vehículos con
tecnologías menos contaminantes, como lo ejemplifica el Programa de Acción Climática de
la Ciudad de México 2008-2012, que planteaba entre sus principales acciones tanto la
renovación de la flota vehicular como el uso de carburantes más limpios. O la iniciativa del
GDF de aplicar desde 2011 un nuevo esquema en el pago de la “tenencia vehicular” en
relación con la emisión contaminante del automóvil, es decir, la exención a la norma de los
vehículos más nuevos o menos contaminantes.151 Por ello, en 2012, la Secretaría de
Hacienda anunció una nueva asignación de 100 millones de pesos para que NAFIN, junto
con la AMDA, la Asociación de Bancos de México (ABM) y la Asociación Mexicana de
Entidades Financieras Especializadas (AMEFE) impulsara la compra de 20 mil vehículos.
Sin duda, también los esfuerzos públicos por renovar el parque vehicular de uso privado en
la ciudad han marcado una clara línea de acción de incentivos fiscales, que van de la mano
de la dotación de créditos de la banca privada a los particulares, pero sin una política
complementaria que saque de la circulación y destruya las unidades antiguas que se
renuevan. La ventaja de poseer un automóvil nuevo, por las posibles exenciones a las
restricciones de los distintos programas que limitan la circulación vial, no ha redundado por
sí sola en la desaparición del parque vehicular viejo. No obstante, ello tampoco sería
suficiente si no se aplica al conjunto del área metropolitana, y regula el recambio en los
municipios conurbados, que en la práctica, también forman parte de la movilidad urbana.
Al mismo tiempo, se acusa la vital necesidad de incentivar conjuntamente el uso de un
transporte colectivo eficiente y de calidad, que responda a la demanda generada.
151
En septiembre de 2010, NAFIN anunciaba un programa de garantías por 3 mil millones de pesos para
impulsar la compra de autos nuevos a través de Bancomer, Banorte, Volkswagen, Nissan, Chrysler y Mi Banco
AutoFin, el programa de garantías se anunció junto con la eliminación de la Tenencia para impulsar la venta
de autos en el mercado mexicano. Sara Cantera, 10.08.2012, sección Negocios, Reforma.
201
Verónica Quiroz López
El Día sin Coche se planteó por primera vez en Europa en 1994 en Toledo, España 152, mas
no se llevó acabo hasta 1998 en La Rochelle, Francia, bajo la consigna “En la ciudad sin mi
coche”. Esta idea surgió de la necesidad de pensar en una alternativa real al uso del auto
particular -como usar la bicicleta o el transporte público- con el objetivo de disminuir la
congestión, el estrés y la contaminación generada por el automotor. En la búsqueda de un
nuevo modelo de movilidad, menos contaminante, menos ruidoso, más eficiente y humano,
en el año 2000 la Comisión Europea instauró el primer programa internacional del Día sin
Coche y, en 2002 se celebró en Bruselas “La primera semana europea de la movilidad”, una
crítica a la ciudad en la que imperaba el uso del automóvil particular.
152
Al estadounidense Eric Britton se le considera el padre del “Día sin Auto” realizado en Bogotá en 1999.
202
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
En la ciudad de México es hasta el 2005 que se celebra por primera vez el “Día mundial sin
Auto”, más como una tímida iniciativa de las autoridades, que como un sólido espacio de
reflexión del conjunto de la sociedad civil sobre el modelo de movilidad individual que se
imponía en la ciudad.153. No obstante, las organizaciones civiles pro-ciclismo y pro-peatones
se han mostrado entusiastas al respecto154, a pesar de que la conmemoración se ha
realizado de forma desigual, posponiéndose por coincidir con otras manifestaciones, o
mostrándose desde la autoridad local un tímido compromiso de su promoción.
A pesar de que ni la gestión pública ni la sociedad civil mexicana se han sustraído del todo
al debate mundial sobre una movilidad más sustentable, no es sino hasta los últimos años
que comienza a tener más impacto. Diversos sectores sociales y gubernamentales se han
dado a la tarea de organizar mesas de debate, congresos, o exposiciones alrededor del
tema, cada vez con más frecuencia y profundidad. Lo que a largo plazo está comenzando
a impactar en la conciencia colectiva y sobre todo en la gestión del transporte urbano,
incorporando normas, planes y programas que de algún modo impulsan la introducción de
formas alternativas de desplazamiento para los habitantes de la metrópoli mexicana.
Anterior a este boom mundial, surgió el programa Hoy no circula (HNC) como una medida
coyuntural contra la crisis ambiental que la capital mexicana sufrió a finales de los años
ochenta, cuando las emisiones contaminantes del transporte y la industria dispararon la
contaminación atmosférica. Se instauró en 1989 en el DF y 18 municipios conurbados del
Estado de México que sumaban 2 millones de autos, su aplicación significaba restringir de
la circulación al 20% de ellos.155 La norma prohibía la salida de los coches a la calle un día
a la semana -dos en caso de contingencia atmosférica- cuando fueran modelos anteriores
a 1993 o sin convertidor catalítico o sin sistemas de inyección electrónica de combustible,
con ello se evitaría la emisión de 30 mil toneladas mensuales de contaminantes.
153
Por ello, aunque originalmente se celebra los días 22 de septiembre de cada año, las autoridades de la
Secretaría de Medio Ambiente del DF la cambiaron a un día no hábil, “para no generar problemas de tráfico
con el cierre de los centros delegacionales y calles aledañas” Ma. Robles, Dra. Educación Ambiental, SMA.
154
Entre las asociaciones civiles que promueven la celebración destacan: Presencia Ciudadana, Planeta
Sustentable, Convivencia y Espacio Público, Convive en movimiento, Bicitekas, Instituto de Transporte y
Políticas de Desarrollo, Red Global de Acción Juvenil, las cuales lo siguen conmemorando libremente.
155
No obstante, fue hasta el 1 de marzo de 1990 cuando se le otorgó el carácter de obligatorio y permanente a
la limitación de la circulación, durante el día laboral y en horario comprendido entre las 5:00 y 22:00 horas,
exceptuando a las unidades de servicios médicos, seguridad pública, bomberos o servicio de pasajeros. .
203
Verónica Quiroz López
De esta forma, el programa HNC pretendía una doble función, por una parte evitar la
emisión de contaminantes provenientes del parque vehicular antiguo que debía descansar
uno o dos días a la semana y por otro lado permitir reducir la tasa de emisión de
contaminantes de los vehículos, monitoreada a través del programa de “Verificación
Vehicular”, pero que al tiempo autorizaba la exención a esta restricción de circulación.
Además, dado que tales servicios tenían un costo al automovilista, también significaron una
nueva e importante fuente de recaudación fiscal para el gobierno local.
A la par, la gestión pública también desplegó una serie de acciones que se impulsaron como
incentivos a la exención del HNC, tales como la utilización de vehículos con otras energías
alternativas -el gas licuado de petróleo o el gas natural-, la autorregulación de flotillas de
transporte de pasajeros y mercancías a diésel, la sustitución de convertidores catalíticos en
mal estado o el mejoramiento de las normas ambientales y del programa de “Verificación
Vehicular” en el Estado de México. Estas medidas tuvieron cierto éxito, pero también
propiciaron que el HNC perdiera cobertura y eficiencia al final de la década de los noventa
y principios del nuevo siglo. No obstante, podríamos afirmar que hasta entonces el HNC se
constituyó en una de las pocas políticas locales dirigidas a combatir la contaminación e
incidir en el uso indiscriminado del automotor en nuestra ciudad.
Así, en el 2003 se estimaba que de los 3.2 millones de vehículos matriculados en el área
metropolitana –Distrito Federal y Estado de México-, unos 1.8 millones estaban exentos del
programa HNC, lo que significaba que, en realidad, diariamente dejaban de circular solo el
8.6% de la flota vehicular –aproximadamente unos 276 mil automotores-, en lugar del 20%
que originalmente se planteaba. Otra razón de la pérdida de su eficacia se debió al gran
número de vehículos nuevos que anualmente se vendían y entraban en circulación en el
área metropolitana –cerca de 300 mil unidades-, mismos que por sus bajas emisiones
contaminantes quedaban también exentos de la restricción de circulación.
204
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
GRÁFICO 5.3.
FLOTA VEHICULAR ESPERADA Y REAL QUE DESCANSA POR EL HNC, 2004-2010
% Flota vehícular que descansa
9
8
7
6
5 HNC Actual
4 HNC Propuesto
3
2
1
0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Por otra parte, el programa HNC no había incluido hasta entonces a los vehículos de diesel
ligeros en el esquema de exención debido a que el procedimiento de verificación instalado
no era capaz de detectar las unidades en mal estado;156 todo y que la emisión de óxidos de
nitrógeno –precursor primordial del ozono- era uno de los principales problemas de
emisiones de dichos vehículos. No obstante, en el 2005, la Asociación Mexicana de la
Industria Automotriz firmó un convenio de exención del programa HNC de sus unidades a
diésel con la Comisión Ambiental Metropolitana (CAM), en tanto no se instrumentaran los
parámetros de su control.
156
El principal problema de las emisiones de los vehículos a diésel son los óxidos de nitrógeno y las partículas,
mientras que el principal problema de contaminación del aire al que se enfocó el control gubernamental en el
área metropolitana eran las partículas suspendidas y el ozono. (Fuente: Reporte Gestión Ambiental, GDF).
205
Verónica Quiroz López
De esta forma, a pesar de la existencia de una normatividad que debiera aplicarse a todos
los automotores del país, existían problemas de control en las emisiones de los vehículos a
diésel. Por ello, el GDF instauró el programa “Autorregulación de vehículos a diésel”, dirigido
en particular a las flotas de empresas mercantiles de carga y rutas de transporte público de
pasajeros; más la aplicación del programa, el mantenimiento y la observancia eran
voluntarias y no obligatorias, con lo que sólo se sometían a ella los vehículos que perseguían
la exención del HNC, y no siempre se sancionaba a los que no la poseían.157
Visualizando estos puntos débiles, ya desde el 2002 algunos diputados solicitaban ante la
Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) el cese del programa y la evolución hacia
otro tipo de controles por medio de la Ley relativa a los sistemas, equipos, dispositivos y
servicios anticontaminantes para vehículos automotores de combustión interna , que junto
con el propuesto Programa Integral de Reducción de Emisiones Contaminantes (PIREC),
responderían a la necesidad global de regular las condiciones generales de todos los
automotores que circulaban en la ciudad de México, haciéndolo obligatorio, tanto para
vehículos particulares como públicos, con el fin de que se revisaran periódicamente
conforme a las normatividades de funcionamiento óptimo legisladas.
157
Entre el año 2000 y 2006 el número de unidades diésel que se sometieron a los controles pasaron de 2 mil
a 4.7 mil unidades, todas ellas de flotas mercantiles, dejando de emitir alrededor de 800 toneladas de
contaminantes anualmente (Ibíd., p. 177).
206
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
Pero la propuesta fue rechazada y el programa HNC sigue funcionando hasta nuestros días,
si bien las autoridades locales comienzan a aceptar que su eficacia ha disminuido y que se
ha de acompañar de otros instrumentos programáticos y de gestión de transporte colectivo.
De la misma forma, la propuesta de Ley presentada ante la ALDF no prosperó, la ciudad de
México y su área metropolitana no cuentan hoy por hoy con un sistema de control público
obligatorio sobre la tenencia y el uso de los automotores similar a la ITV que se aplica en
España. Actualmente, la única regulación obligatoria pública en la ciudad es la Verificación
Vehicular, que se dedica sólo al control de emisión de contaminantes, pero no revisa otros
sistemas del automóvil para la seguridad vial.
Mas sin duda, una de las acciones menos afortunadas en la gestión del HNC fue la decisión
unilateral del GDF en 2008 de ampliar el programa a los sábados159, provocando una
polémica tanto con organismos gubernamentales como la CAM, la SEMARNAP y el INE como
con las autoridades del gobierno del Estado de México, este último no acató la medida. Así,
las justificaciones técnicas del GDF carecían de relevancia si el programa no se
instrumentaba en toda el área metropolitana, además se consideraba inequitativo que se
excluyeran de la medida a los engomados “0” y “00”, de forma tal que se alegó que el HNC
dejaría de ocuparse de la contaminación para ocuparse de la congestión.160
158
A pesar de ello, en este año se toma la decisión de eliminar el holograma “Uno” para los autos viejos.
159
Al ampliarse el HNC a los sábados, también se estableció un criterio de 8 años para obtener y renovar el
holograma “0”, así como la homologación en los procedimientos y criterios de verificación de los vehículos
federales, la promoción de mecanismos para desincentivar el uso de carburadores.
160
Según el director del Instituto de Políticas para el Transporte, Bernardo Baranda, Reforma, 03.09.2013.
207
Verónica Quiroz López
Efectivamente, bajo las actuales condiciones de aplicación del HNC, parece que está
incidiendo mejor sobre el volumen de automotores en circulación, que en la reducción de
contaminantes atmosféricos, más en contrapartida ha generado un serio problema de
congestión, debido al volumen de autos que ha puesto en circulación, y del incremento de
la antigüedad del parque vehicular en el área metropolitana. Las normas mexicanas no
exigieron hasta 2006-2007, que los convertidores catalíticos tuvieran una vida útil de 10
años, de tal forma que hay que esperar a que estos coches superen los 10 años para
sacarlos de la circulación si no cumplen con las normas ambientales, de ahí la necesidad de
continuar con el HNC, dado que el 46% de los coches registrados en el programa portaba
el holograma “Dos”, la suspensión inmediata de este programa aportaría de nuevo un
enorme volumen de autos al tráfico existente.
161
“No entiendo (…) molestar a casi 4 millones de automovilistas, si controlando 150 mil vehículos públicos
se puede reducir la contaminación en el 40% y el gasto sería únicamente obligar a todo el transporte público
a que tuviera convertidor catalítico. Eso bajaría más la contaminación.” Riveros, Reforma, 19.01.2008.
208
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
162
Las pegatinas de serigrafía, llamadas “calcomanías” pronto fueron falsificadas, por lo que en 1991 se
cambiaron por hologramas: como el holograma cero “0” y doble cero “00” para vehículos nuevo.
163
Talleres mecánicos particulares a los que se autorizaba para realizar la revisión de emisiones contaminantes
a la atmósfera, la convocatoria llegó a aglutinar a más de 900 centros autorizados.
209
Verónica Quiroz López
En ese mismo año se vinculó esta obligación a la exención del cumplimiento del programa
Hoy no circula para los vehículos con las más bajas emisiones de contaminantes.164 Y en
1999, también se exentó de la verificación a los vehículos nuevos, si cumplían las normas
internacionales sus armadoras. Y en 2001 también se inició el programa de sustitución de
convertidores catalíticos de los vehículos viejos, modelos 1993 y anteriores, con el fin de
mejorar su eficiencia energética y alcanzar los estándares para obtener la exención.
Por ello, y tras un debate sobre la efectividad de ambos programas, en 2002 la Comisión
Ambiental Metropolitana encargó tres estudios para evaluar su impacto y consecuencias. El
Instituto Mexicano del Petróleo realizó la Auditoría Integral al Programa de Verificación
Vehicular; asimismo la empresa ICF Consulting auditó el Proyecto de Administración de
Transporte y Calidad del Aire en la ZMCM, cuyo tema central era la verificación vehicular;
y finalmente, también el Instituto Tecnológico de Massachusetts165 abordó los programas
en su evaluación al Programa Integral sobre Contaminación Urbana, Regional y Global . En
los tres estudios las conclusiones fueron similares, aunque el programa se consolidaba
como una fuente importante de recaudación local y constituía un esfuerzo importante de
coordinación de la gestión metropolitana, los beneficios ambientales no eran tan claros.
164
Mediante el otorgamiento del holograma cero “0” y doble cero “00”, si cumplían las normas.
165
Bajo la dirección del Dr. Mario Molina, premio nobel en Química, crítico del modelo de movilidad actual.
166
En “Fuentes Móviles”, Gestión Ambiental del Aire en el Distrito Federal 2000-2006, SMA-GDF, México.
210
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
incentivó una nueva migración a la entidad mexiquense, esta vez del parque vehicular
matriculado al Estado de México. Finalmente, fue más certera la decisión de homologar los
criterios del protocolo, las normativas, el control y la operación de los Verificentros en ambas
entidades -aunque en 2001 se suspendiera la coordinación entre ellas- pues con ello se
mejoraron tanto los equipos como las técnicas de análisis167, además de propiciar un
intercambio de información en el inventario de emisiones y sobre todo, iniciar cierto control
del parque vehicular existente y en circulación para cada entidad, y con ello se facilitaba la
aplicación de otros programas transversales a los vehículos.
167
Introducción de la distribución de Lambda en el protocolo de evaluación en 2001; detección de fraudes
entre los sistemas de análisis de información de los Verificentros y la SMA, SIVEC; el desarrollo de un
software propio de la autoridad ambiental con elementos de seguridad en 2005, (Ídem, pp.141-147).
168
El Fideicomiso patrocinó la prueba piloto y la infraestructura de cómputo, el software, la red local y los
servidores, y la Secretaría de Medio Ambiente se ha encargado de mantenerlo y mejorarlo desde entonces.
169
La norma oficial mexicana exige valores de emisión por 80 mil kilómetros para los automóviles, en tanto
que para las motos, el criterio normativo no presentaba condiciones de durabilidad hasta el año 2008, cuando
por primera vez en el mundo se comienza a aplicar en su fabricación en Estados Unidos de Norteamérica.
211
Verónica Quiroz López
Por su parte, tampoco el recambio vehicular parece estar aconteciendo en la dimensión que
se esperaba, en parte debido a la aplicación de una serie de parámetros de exención oficial
para incumplir el programa HNC, sino también por las posibilidades que añade a la exención
el programa de Verificación Vehicular. La exención por parte de las autoridades capitalinas
de la verificación de emisiones a los vehículos más nuevos y por ende menos contaminantes
ha significado, muy por el contrario, una exclusión social dependiendo del de ingreso de
dueño del vehículo.170 Y es que, bajo estos parámetros, en 2006 el 54% de los 2.5 millones
de vehículos que circulaban en el DF no estaban obligados a cumplir la norma y el 46%
restante podían circular 6 días a la semana, a pesar de tener una antigüedad igual o mayor
a 10 años y contar con un viejo convertidor catalítico171.
170
Conforme al Esquema de incentivos impuestos para la introducción de vehículos limpios de la CAM, incluso
se ofrecía la exención a la verificación hasta por seis años a los vehículos que presentaran sólo 20% de
contaminación.
171
Este dispositivo se coloca en el tubo de escape de los vehículos antiguos y actúa como una barrera para que
los contaminantes producidos en la combustión no salgan a la atmósfera, se ha instalado en los autos viejos a
partir de los noventa. En 1999 el GDF lanzó el programa de Reducción de Emisiones Contaminantes cuyo
objetivo era la sustitución de los convertidores catalíticos dañados, como incentivo para su recambio, las
autoridades locales volvieron a ofrecer la exención de la Verificación vehicular y el Hoy no circula. Si en un
principio la tendencia fue sustituir los convertidores basándose en un criterio de edad de la unidad, en 2006 se
tomó la decisión de hacerlo solo en los vehículos más contaminantes, eximiendo también a los vehículos de
importación o con inyección de aire de este dispositivo.
212
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
TABLA 5.7
Longitud de las vialidades primarias en el Distrito Federal, 1994
Vías Km planeados Km construidos
Viaducto Miguel Alemán 16.8 11.8
Calzada de Tlalpan 17.2 14.4
Anillo Periférico 87.2 59.7
Circuito Interior 41.4 27.9
Radial Aquiles Serdán 9.4 3.6
Radial Río San Joaquín 5.4 5.4
Calzada Ignacio Zaragoza 14.1 9.6
Insurgentes 30.4 12.0
Gran Canal 10.0 8.0
Total 229.9 150.7
Fuente: Anuarios de transporte y vialidad, 1993-1994, Setravi-DDF, México.
172
Las principales vías de acceso controlado: Anillo Periférico y Circuito Interior, son la columna vertebral de la red vial
movilizando grandes flujos; de los viaductos destacan el Miguel Alemán, Río Becerra y Viaducto Tlalpan; existen además
31 ejes viales, con una longitud de 328 km, 6 al norte, 10 al sur, 7 al poniente y uno Central; además, de 30 vías radiales
destacando Calzada Ignacio Zaragoza, Aquiles Serdán, Río San Joaquín, Av. Gran Canal y Calzada de Tlalpan.
Datos estimados a partir de la red vial digitalizada de 1995, Programa de Vialidad y Transporte, 2003, Setravi. México.
173
Datos de Islas, V. Llegando tarde al compromiso, la crisis del transporte en la ciudad de México, COLMEX, 2000.
213
Verónica Quiroz López
De la misma forma, el alto deterioro de la capa asfáltica, causado por el tráfico constante
de vehículos pesados y ligeros, así como la falta de mantenimiento, refleja la ausencia de
mantenimiento y renovación de estas vialidades por parte de la Secretaría de Obras y
Servicios del DF y de su homóloga mexiquense. Además, el Programa Integral de
Transporte y Vialidad, 2003 consideraba la necesidad de terminar el tercer anillo
metropolitano, lo que permitiría a los vehículos cuyo destino era otra zona del país y no la
Ciudad de México no tener que entrar en ella, más la construcción del tramo faltante entre
la autopista a Querétaro y la de Puebla aún sigue pendiente.
Asimismo, en 2004, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal ALDF aprobó el Programa
General de Desarrollo Urbano, en cuyas líneas estratégicas para el transporte, se incluía
continuar la construcción de un segundo piso; dos distribuidores viales y algunos pasos a
desnivel que han sido parcialmente realizados en las siguientes administraciones.
Actualmente, el segundo piso de estas vialidades toma forma bajo nombres distintos, según
el tramo: de Cuautitlán hasta Naucalpan, se llama Viaducto Elevado Bicentenario; del Toreo
en el norte hasta San Jerónimo en el suroeste del Distrito Federal, funciona como Autopista
Urbana Norte y; en San Jerónimo hasta el entronque con la Calzada de Tlalpan, en el sur
de la ciudad el segundo piso funciona como Autopista Urbana Sur. No obstante, este auge
en la construcción de infraestructura vial de cuota tiene en contrapartida una disminución
de recursos destinados al sistema de transporte masivo.
214
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
MAPA 5.1
Red de vialidades de la ZMCM, 2007
Fuente: Elaboración propia con la colaboración de Juan Carlos Hernández, datos del INEGI, 2007
215
Verónica Quiroz López
Es un hecho que el uso individual del automóvil se afianza en la metrópoli mexicana como
parte de un fenómeno global de la sociedad moderna, más los costes individuales de esta
decisión no visualizan las consecuencias globales de reproducir un modelo de movilidad
individualizada. Pero incluso desde un análisis del comportamiento del viajero individual, a
la larga lo que más conviene a todos es el mejoramiento del sistema de transporte público
en general, ello aportaría las condiciones propicias para que los viajeros se decantaran por
el beneficio colectivo sobre el individual, es necesario que la gestión pública de un giro
hacia la promoción de un nuevo modelo de movilidad más incluyente.
Al analizar la movilidad desde una perspectiva económica, podemos afirmar que el acceso
al transporte urbano como un bien demandado tiene sus características particulares. En
principio obedece a la necesidad básica de acceso a los sitios en los que se realiza la vida
cotidiana, de ahí que su demanda sea poco elástica; es, además, eminentemente variable
ya que tiene a lo largo del día una serie de horas punta o pico donde se concentra la mayor
demanda, mientras que en otras es de menor envergadura174; de la misma forma los
destinos y las motivaciones de los viajes tienen una amplia gama de posibilidades. En su
conjunto, el transporte es una actividad que consume importantes recursos en las ciudades
medias y grandes de América Latina y el Caribe, representando al menos 6.5% del PIB, del
cual, la mitad es medido a través del valor social del tiempo consumido.
174
Recientemente se han realizado estudios sobre los patrones horarios de la movilidad cotidiana en la ZMCM,
ver en Scripta Nova de Geocrítica, volumen XVIII, 2014.
216
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
Y es que, como lo hemos argumentado anteriormente, entre las opciones con las que
cuenta el residente urbano se han favorecido aquellas que se asocian generalmente con
conceptos como autonomía, comodidad o confiabilidad, aquellas que se especula otorga el
automóvil particular o el transporte de baja capacidad como microbuses, combis o peseras,
no obstante son los medios que mayor uso del espacio vial por pasajero realizan, llevando
invariablemente a la congestión del tránsito.175 Así, el uso del término congestión urbana
nos remitirá a la problemática de obstrucción o entorpecimiento del paso de unos vehículos
por otros a la circulación, también llamado tránsito en la ciudad.
Pero estas bondades del automóvil de uso particular encuentran sus límites en el análisis
económico, pues es hasta cierto nivel de tránsito que los autos pueden circular a una
velocidad constante. A mayor volumen en circulación, cada vehículo adicional estorbará el
desplazamiento de los otros y es esta fricción entre vehículos lo que llamamos c ongestión:
“una condición que prevalece si la introducción de un vehículo en un flujo de tránsito
aumenta el tiempo de circulación de los demás” (Thomson, 2002:110).
A pesar de ello, estos costos no han sido plenamente percibidos por los automovilistas que
los generan. El usuario individual percibe sólo parte de la congestión que causa, los
llamados costos promedio privados derivados del viaje particular, como el mantenimiento
del auto, el consumo de tiempo, del combustible. Pero los costos marginales sociales
derivados del conjunto de costos de tiempo y operación que causan a los demás usuarios
de la vía, la contaminación atmosférica y acústica o incluso el estrés generado no se cuentan
frecuentemente dentro de la percepción de costos del conductor medio.
175
Al medir en cada modo de transporte el monto de pasajeros por vehículo, podemos afirmar que un automóvil
particular con un promedio de ocupación de 1.5 personas congestionará once veces más que un bus que
transporta a 50 pasajeros a razón del espacio que ocupa en la red viaria. Sin embargo, una excesiva e ineficiente
flota de buses también puede contribuir a agravar la congestión, lo que sucedió en la ciudad tras la
desregulación del servicio y que será objeto de análisis en el siguiente capítulo.
217
Verónica Quiroz López
De este modo, la mayor parte de los vehículos en la ciudad se destinan al uso particular.
La relevancia que está cobrando para las familias mexicanas la adquisición de un auto como
un bien patrimonial es inducida en parte por la mala gestión de la movilidad. En primer
lugar, el residente urbano aspira a tener una casa propia, aunque ello signifique tenerla
lejos del centro urbano, debido a los altos costos del mercado inmobiliario. Y esta decisión
tiene como consecuencia que en un segundo lugar se encuentre la adquisición de un
automóvil, pues dada la expansión de la ciudad y la falta del transporte público, aquel se
convierte en una necesidad básica de transporte, además de ser objeto de status.
Además, como incentivos a este hecho destaca que la adquisición de un automóvil nuevo
cuenta con facilidades de financiamiento, las agencias automotrices manejan créditos y
tasas accesibles, mientras que los compradores calculan sus posibilidades económicas y
oportunidades para adquirirlo como una forma de hacerse de un patrimonio y un servicio.
A su vez, ello ha repercutido en la ampliación de la reventa de autos usados, poniendo al
alcance de los sectores con menos ingresos, antes que sacarlos de la circulación.
176
Thomson afirma que en América Latina, los usuarios de los autobuses urbanos tienen ingresos muy inferiores a los
automovilistas, en Santiago de Chile el ingreso de los conductores triplicaba al de los pasajeros de buses, ídem p 118.
218
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
Aunado a ello, el ingreso cada vez más mayoritario al mercado laboral de mujeres, ha dado
a las familias la oportunidad de comprar un coche por sobre otras necesidades. 177 Por
ejemplo, el cambio en el estilo de vida de las mujeres mexicanas está retrasando el
promedio de su edad reproductiva, alargando su período de formación y vida laboral, al
tiempo que pospone el de procreación de hijos, que se sitúa después de la consecución de
los bienes patrimoniales como son una casa o un automóvil de uso particular.
Una visión sugerente en la comprensión del fenómeno del HNC nos la aporta el trabajo
realizado desde la economía por Estavillo, dentro del Programa Universitario de Estudios de
la Ciudad (PUEC) y en colaboración con el DDF en 1997.178 Para comprender las conductas
de los automovilistas frente a las restricciones del programa HNC se ensayó un ejercicio de
representación de estrategias alternativas que los sujetos desarrollan para resolver su
necesidad básica de movilidad cotidiana en la ZMCM dentro de la restricción.
Dado el hecho de la implantación del programa, los viajeros afectados se ven obligados a
tomar decisiones para hacer frente al día sin auto, tratando de obtener mayor provecho de
los recursos disponibles. En el análisis, las motivaciones de los usuarios del automóvil
responden en primera instancia a una racionalidad de mayor beneficio a menor costo,
aunque se reconocen otras variables de carácter no económico.179 Mientras su entorno
177
Incluso algunos investigadores han asociado la baja de la tasa de fecundidad de los últimos años en la ciudad con el
incremento de la compra de autos, como Carlos Welti, investigador del comportamiento reproductivo del Instituto de
Investigaciones Sociales, UNAM.
178
Refiere al estudio llamado “Situación actual y perspectivas del programa Hoy No Circula”, elaborado por Estavillo et
al. y el programa Universitario de Estudios de la Ciudad, para el Departamento del Distrito Federal, en octubre de 1997.
179
No poder circular un día a la semana o verse obligado a postergar/cancelar viajes, puede significar altos
costos de oportunidad para un individuo al no aprovechar recursos valiosos como el tiempo disponible o el
automóvil (Estavillo, 2001:441); al igual que la aspiración de poseer un bien que además ofrece un servicio.
219
Verónica Quiroz López
proporciona un marco de incentivos o desincentivos, que incluye por igual las reglas y los
procedimientos a los que deben ajustarse, así como las ventajas o desventajas del grupo
socioeconómico al que pertenecen o con el que se identifican, lo que también determina
sus preferencias, actividades y comportamientos sociales aprendidos.
Sin embargo, el transporte en una gran ciudad, como lo es la ciudad de México y su entorno
metropolitano se presenta como un bien básico del que sus habitantes no pueden
prescindir, existe la necesidad de su consumo para el desempeño de las actividades
cotidianas, por ello es un bien cuya elasticidad de demanda es muy pequeña, y sus
consumidores se ven obligados a aceptar aumentos considerables en su precio sin poder
disminuir la cantidad demandada. Dado el grado de necesidad primaria, quienes lo
necesitan tratarán de asegurar su consumo aun escogiendo las alternativas más caras. Por
ello, el nivel de ingreso de los individuos es un determinante importante dentro de la gama
de soluciones posibles por sobre sus preferencias, dicho de otro modo, aquellos individuos
de ingresos más altos tendrán más alternativas al resolver sus desplazamientos respecto a
aquellos de ingresos más bajos. Del mismo modo, el carácter obligatorio o no de las
actividades de los viajeros determina sus posibilidades de comportamiento, los trabajadores
o estudiantes no pueden postergar el viaje que les ha sido restringido a otro día, como lo
pueden hacer los que van de compras o de paseo, por poner un ejemplo.
Mas las alternativas elegidas también dependerán del corto o largo plazo de la restricción.
En el caso de una duración finita y conocida del programa -como lo es en los días de
contingencia ambiental con el doble HNC- los usuarios tienden a establecer estrategias
provisionales, como tomar un taxi, postergar o cancelar el viaje, usar transporte público o
compartir automóvil en ese día específico con otra persona. Mientras que a largo plazo, con
una restricción permanente, además de las alternativas anteriores los individuos estarán
dispuestos a realizar arreglos más arriesgados, desde erogaciones sustanciales como la
compra de un coche nuevo o viejo, hasta eludir el programa -registrarse en otro estado,
conseguir una etiqueta irregular, circular sin él o aun en los días restringidos-. Ello se explica
como una de las causas del rápido crecimiento del parque vehicular.
Una creencia equivocada ligada al HNC, es asumir que al ser más caro el uso privado de un
automóvil, la gente tenderá a utilizar el transporte público, tomándolos como bienes
sustitutos. Pero pensemos que, para que un bien sea sustituto, además de satisfacer una
220
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
necesidad similar, debe producir una utilidad superior al que sustituye, menos tiempo de
viaje o menos costo, más cuando el ahorro monetario no compensa el tiempo gastado, se
produce un nivel de utilidad inferior al anterior. Por ello, para que pudiera sustituir el
transporte público al privado debiera ocurrir una modificación sustancial respecto a la
eficiencia del primero; más si el efecto es el contrario lo que provoca es que, quien en un
principio no pagaría el transporte privado, ahora quiera hacerlo. (Estavillo, 2001:444).
Finalmente, para comprender las alternativas que toman los viajeros es necesario analizar
las variables que pueden beneficiarles y el grado de control que ejercen sobre ellas, en el
marco de un fenómeno que alude a la noción de “la tragedia de los recursos comunes”. A
decir, una persona que usa un transporte individual asume que no puede afectar el nivel
existente de contaminación o congestión, pues visualiza que su contribución a los efectos
negativos es pequeña o marginal, pues considera que no puede cambiar el panorama por
sí solo. Al tomar entonces la congestión y la contaminación como variables exógenas a su
problema, tratará de maximizar el beneficio de su decisión, controlando las variables que
están a su alcance, como el vehículo de transporte, el tiempo o el dinero invertido.
Sin embargo este supuesto es falso, pues este comportamiento individual, cuando se replica
supone una complicación del panorama general, ya que la actuación conjunta de todos los
usuarios que cambian al transporte individual afecta indirectamente a las variables que
erróneamente piensa que son endógenas y sobre las que no tiene ningún control, a decir,
la congestión y contaminación; obteniéndose modificaciones involuntarias a su propio nivel
de utilidad. Todo ello, aunado a un contexto donde no existen mejores alternativas de
movilidad o incentivos para que el individuo cambie al transporte colectivo, la estrategia
dominante será como resultado final, el uso del automóvil particular.
221
Verónica Quiroz López
De esta forma, el comportamiento del viajero individual respecto al HNC según la teoría de
juegos nos dibuja una situación de exclusión o segregación del total de modos de los que
se dispone en la movilidad cotidiana, mientras que pocos residentes pueden afrontar la
restricción usando un automóvil particular, el resto tendrá sólo las oportunidades del
transporte público.180 Y en tanto este transporte público y colectivo no se considere como
un mejor sustituto respecto al uso del transporte privado, a largo plazo la restricción de la
circulación vehicular del programa HNC provocará un efecto adverso, más presencia de
vehículos privados y por tanto más congestión. Así, desde el análisis del comportamiento
del viajero individual, a la larga lo que más conviene a la gestión pública es considerar el
mejoramiento del sistema de transporte público en su conjunto, la reestructuración del
transporte colectivo de baja capacidad hacia formas más eficientes, lo que aportaría las
condiciones propicias para que los viajeros elijan las mejores acciones encaminadas a la
obtención del mayor beneficio colectivo, por sobre su beneficio individual.
Como alternativa a los programas de control general del tránsito de México, Bogotá, São
Paulo o Santiago de Chile, en Europa se implantaron peajes por zonas y franjas horarias.
En 2003, para circular en el centro de Londres se implantó un peaje urbano a los coches
180
No obstante, el análisis teórico tipifica el comportamiento individual como conservador y no cooperativo,
es decir, de ser posible, el individuo sacrificaría su contribución posible a la producción de un bienestar público
en aras de un beneficio individual incierto. La autora acota que no obstante la experimentación sobre
comportamiento económico ha encontrado que existen fenómenos de cooperación importantes, cuando los
individuos eligen la obtención de un bien público, un acto “altruista” (Estavillo, 1997:454).
181
“Cuando se implementó la restricción vehicular afectaba al 20% del parque automotor, hoy ese porcentaje
no supera el 3%”, Germán Correa, ex ministro de Transporte en Santiago. En periódico Reforma, 9.09.2006.
222
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
por su aporte a la congestión entre las 7 am y las 6 pm, en 2007 la zona de restricción se
amplió hacia el oeste y en 2008 se planeaba reestructurar la tarifa de precios según sus
emisiones de CO2. A pesar de que en un principio se redujo el tránsito hasta en un 30%,
al paso del tiempo volvió a alcanzar los niveles de congestión anteriores, añadiendo
consecuencias negativas sobre el comercio y las ventas del centro de la ciudad. Por lo que
ha sido muy criticado por los residentes aledaños al centro, fomentando la congestión y el
aparcamiento en sus zonas cercanas a las estaciones de metro y del tren que van al centro,
sugiriendo que la medida simplemente amplió los atascos del centro a las afueras.
Además del programa HNC, en la ciudad existen otros instrumentos de gestión pública de
reducción el tránsito y las emisiones contaminantes, desde la ingeniería de tránsito, como
regular el flujo de vehículos con el cierre de avenidas o limitar el acceso a vías primarias, el
monitoreo con helicópteros y 8 mil cámaras instaladas por toda la ciudad, así como el
control computarizado de más de mil 200 cruces con semáforos o la reciente aplicación de
carriles reversibles en algunas de las vialidades más transitadas. No obstante toda esta
batería de medidas, la circulación en horas pico sigue rebasando su efectividad.
Sin embargo, desde el surgimiento del HNC, en la ciudad se ha creado todo un entramado
de instancias, normas y controles para regular el uso del automóvil particular, todo y que
182
El sistema fue implementado por IBM como parte de un contrato con el gobierno sueco, usó pequeños
transmisores de señales de radio, detectores láser y una red de cámaras para rastrear cada auto en la ciudad.
Cuando un vehículo pasaba por uno de los 23 puntos de peaje, el sistema lo identificaba y después calculaba
la tarifa adecuada dependiendo del lugar y la hora. (Ibíd.).
223
Verónica Quiroz López
A partir de la decisión del GDF de construir los corredores viales de “segundo piso” en el
Periférico y Viaducto se ha reavivado el debate académico sobre esta problemática. La
posición de la economía clásica defiende que la oferta y la demanda de vialidades son dos
variables autónomas, o que al menos la calidad de la oferta vial es independiente de la
demanda (Mackie, 1996). Desde esta óptica, la construcción y expansión de la red de
vialidades en la ciudad es parte del desarrollo urbano y su dotación por parte del gobierno
solo responde a una demanda preexistente que pide el aumento de kilómetros de asfalto
recorrido que son posibles para un automotor. El supuesto es que este aumento en la
calidad o cantidad de la estructura vial reducirá la congestión y con ello los tiempos y los
costos del transporte individual al proporcionar una mayor velocidad de circulación, hacer
más eficiente el uso de los carburantes empleados y por tanto, disminuir las emisiones de
contaminantes a la atmósfera al agilizar la circulación (Cervero y Hansen, 2002).
224
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
Otra posición opuesta argumenta que el volumen del tránsito es en realidad una función de
la demanda, de ahí que una reducción general de los costos de transporte o mejora en su
calidad se traduzca en más demanda y por tanto, en el incremento de su volumen. En este
supuesto, las condiciones de la oferta inducen al aumento de la demanda y de esta forma
las extensiones o mejoras a la red vial para aliviar los problemas de congestión tienden a
auto eliminarse en el largo plazo (Litman, 2003). El concepto de tránsito inducido es el eje
analítico y refiere al aumento del movimiento vehicular asociado a mejoras en la
accesibilidad y capacidad de la red vial, que es distinto a la generación del tránsito que
proviene de factores como el crecimiento demográfico, aumento de la renta o crecimiento
económico. El tránsito inducido reúne entonces aquellos aumentos en el volumen debidos
a nuevos viajes, incremento de su frecuencia y duración o cambios del modo utilizado con
creación de nuevas vialidades y es medido generalmente por el aumento de los kilómetros
totales recorridos por automotor (Noland y Lem, 2002).
Existe evidencia empírica a nivel internacional de que un viajero siempre está dispuesto a
prolongar su desplazamiento hasta determinado umbral de tiempo promedio, lo que
conduce a que los ahorros de tiempo y costo inducidos por nuevas vialidades se traduzcan
en viajes adicionales o mayores distancias de recorrido (Goodwin, 1996). Esta situación se
originaría en condiciones donde el aumento de las velocidades de tránsito permite al usuario
la redistribución de sus actividades en un radio de espacio mayor empleando el tiempo
liberado anteriormente, generando desplazamientos más largos y con mayor frecuencia. El
impulso más fuerte para el incremento de los viajes en ciudades de países desarrollados
fue precisamente la ampliación de la capacidad vial, seguida del crecimiento demográfico,
el aumento de los niveles de ingreso y finalmente, con un efecto menor, el precio de la
gasolina (Gordon y Richardson, 1994).
En suma, el tráfico inducido plantea una paradoja para la planeación urbana, pues una
mayor oferta induce una demanda adicional a largo plazo, generando un círculo vicioso que
no resuelve la situación permanente de déficit. La ampliación de una infraestructura vial se
asocia a un aumento del tráfico final, si bien disminuye momentáneamente la razón de uso
de las vías, paulatinamente se va incrementando. De este modo la ampliación genera en el
corto plazo una mejora del servicio que tiende a deteriorarse con el tiempo. Esta mejora
debe, sin embargo, evaluarse con referencia a los costos que implica en el largo plazo una
opción de desarrollo urbano que privilegia el uso del automóvil como medio de transporte”.
225
Verónica Quiroz López
(Galindo, et al., 2006, pp.123). Un estudio reciente sobre el tránsito en la ciudad de México
de la Comisión Ambiental Metropolitana ha caracterizado los impactos de
congestionamiento que a largo plazo la ampliación de nuevas vialidades puede provocar en
el comportamiento del tráfico urbano a propósito de la construcción del distribuidor vial y
de los segundos pisos en la ZMCM (Galindo, et al, 2006). Los resultados del análisis
realizado con un modelo de vectores autoregresivos y con cointegración indican que en la
ciudad de México, un ahorro diario de 10% de tiempo gastado en viajes por la construcción
vial provocaría un incremento en el volumen de tráfico de 3.8% para un promedio de 60
minutos de viaje por persona. Otros estudios similares de referencia confirman que el
efecto del tránsito inducido ubica el congestionamiento en niveles entre 0 y 30% para los
primeros 4 años y de 50 a 80% entre los 4 y los 14 años siguientes a la construcción vial
(Hansen, et al., 1993).
Por ello, para aprovechar al máximo las mejoras de la infraestructura, debieran venir
acompañadas de modificaciones en la distribución modal del transporte, elevando los
índices de ocupación de los automotores que circulan por ellas, favoreciendo con otras
medidas los desplazamientos por medios colectivos por sobre los individuales. El reconocer
la presencia de estos costes sociales en las políticas de transporte generaría políticas más
eficaces y eficientes para el conjunto de la sociedad. Entre ellas, es necesaria una definición
estratégica de un desarrollo urbano sustentable, considerando con detenimiento los efectos
del tráfico inducido y por tanto una visión más holística de la sustentabilidad de la ciudad,
adoptando otras formas de transporte más imaginativas que sólo la expansión de la red vial
para el uso del automóvil privado.
226
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
Sin duda, el peatón es el sujeto más importante, aunque el menos protegido de entre las
distintas formas que adquiere la movilidad de personas en una ciudad. En especial en áreas
urbanas donde existen más limitaciones, barreras naturales o artificiales a la movilidad
motorizada, los desplazamientos a pie adquieren un papel relevante como el modo más
básico, accesible y universal para desplazarse. La ausencia de condiciones favorables a la
movilidad y seguridad peatonal, así como la falta de accesibilidad y la poca permeabilidad
territorial se pueden convertir en elementos de exclusión socio espacial para los residentes
más alejados, los cuales necesariamente han de desplazarse a pie como parte del trayecto
hacia sus actividades cotidianas.
Por ello, el mejor cuidado del entorno urbano y vial con base en las necesidades de estos
usuarios menos favorecidos, podría incidir tanto en el mejoramiento de la movilidad de
proximidad, como en una mayor seguridad, accesibilidad y permeabilidad del territorio,
dotando de mayor cohesión urbana y elevando la calidad de vida a sus habitantes; al tiempo
que contribuiría a una distribución más justa del uso y disfrute de la calle, recuperando su
valor como espacio público y no sólo como espacio de tránsito para los coches. En este
apartado abordaremos la ausencia de políticas públicas en la materia, así como los desafíos
de la planeación mexicana para incentivar la movilidad peatonal.
183
Reconocido en el Programa de mediano plazo 1985-1988, DDF, México. p. 194.
227
Verónica Quiroz López
Ello sería preocupante si se reconociera la gran cantidad de viajes a pie que se realizan en
la metrópoli mexicana. Según el Estudio de Origen-Destino del Área Metropolitana de la
Ciudad de México (EOD) en 1983 se realizaban seis millones de viajes caminando, estos
recorridos peatonales superaban en cantidad a cualquiera de los otros modos censados. En
1994, la segunda Encuesta de Origen Destino de los viajes de los Residentes del Área
Metropolitana de la ciudad de México (EO-D´94) ya no consideraba los viajes a pie como
un modo de desplazamiento a censar; tampoco la última Encuesta Origen-Destino sobre la
movilidad cotidiana de los residentes de la ZMCM, realizada en 2007 contabilizó los
desplazamientos a pie, a pesar de esta grave omisión, no cabe la menor duda de que siguen
formando parte de los trayectos de viajes multimodales metropolitanos.
Las condiciones de seguridad en las que se realizan los desplazamientos a pie han sido poco
favorecidas por las políticas públicas. El Reglamento de Tránsito del DF señalaba en su art.
6 que, “los peatones tienen preferencia en el derecho de paso en la vía pública, no deben
transitar sobre el arroyo vehicular salvo cuando crucen las avenidas, debiendo utilizar las
marcas pintadas en el piso o cruzar por las esquinas y puentes peatonales”. También el PIT
del 2003 afirmaba que gran parte de la red vial se encontraba con un alto grado de
accidentalidad debido a “la falta de precaución, el no respeto a los señalamientos, el exceso
de velocidad y la circulación en sentido contrario”. Sin embargo, en la ciudad de México, la
mayoría de las zonas para paso peatonal han desaparecido borradas por el tránsito
vehicular y los puentes peatonales son poco utilizados.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) los accidentes viales cobran la
vida de un millón 200 mil personas al año en el mundo, así la mortalidad derivada de los
accidentes de tránsito se está convirtiendo en una epidemia de grandes dimensiones, en
México se registran mil casos al día. En 2002, según el Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática (INEGI) se registraron 5 091 muertes; más la Secretaría de Salud
contabilizaba más de 13 761 decesos por esta causa a largo plazo, en total un 14% de la
mortalidad, y tomando en cuenta a conductores, pasajeros y transeúntes heridos, según el
INEGI, unas 168 717 personas fueron víctimas de la inseguridad vial (Tabla 5.8). De
acuerdo con la Secretaría de Salud (SS), atender a las víctimas de accidentes reportaba un
gasto de más de 63 mil millones de pesos al año. Pero a diferencia de otros problemas de
salud, los accidentes viales son evitables, aunque se consideren fortuitos, en la actualidad
se pueden prevenir y controlar muchos de los factores que les detonan.
228
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
TABLA 5.8
ACCIDENTALIDAD VIAL EN MÉXICO, 1997-2002*
Año Personas Personas Personas Peatones
accidentadas fallecidas heridas muertos
1997 acc
248.1 7.40 107.84 s.d.
1998 262.6 5.82 135.20 s.d.
1999 285.4 7.87 127.37 s.d.
2000 311.9 5.33 144.17 1.64
2001 364.8 4.96 155.91 1.47
2002 399.0 5.09 168.72 1.40
*En miles. Fuente: Centro de Investigaciones en sistemas de Salud, IMSP, México.
Un estudio del Instituto Mexicano de Salud Pública (IMSP), señalaba que entre 2004 y 2007,
3 687 personas fallecían por atropellamientos en las calles de nuestra ciudad.184 Entre éstas,
los peatones eran el grupo más vulnerable, según datos del Servicio Médico Forense del DF
(SMF), en promedio 59 mil personas eran atropelladas cada año y de ellas poco más de 1
500 perdían la vida, por cada defunción registrada habían 13 personas heridas que recibían
algún tipo de atención médica. Para el Estado de México, durante el 2002, un estudio de la
Secretaría General de Gobierno (SGG) reconocía 774 casos de atropellamientos y 93
muertes. Las víctimas por atropellamientos ocupaban el 12% de las muertes y eran la
segunda causa de lesiones y muertes en la entidad, superadas sólo por los choques
automovilísticos, que en el mismo lapso registraban 6 522 casos, el mayor número de
peatones arrollados se registró en los municipios del área metropolitana.185
A pesar de estas cifras, en la actualidad la ciudad no cuenta con una política integral de
prevención de accidentes que coordine desde el desarrollo urbano, la seguridad pública, el
mejoramiento de la calle, la atención a la salud y el fomento a una educación vial. El peatón
aún no ha sido incluido como un sujeto fundamental en las políticas de movilidad, a pesar
de su vulnerabilidad, la gestión del automotor y la adecuación de las vialidades está por
sobre la seguridad de los transeúntes. La gran parte de las medidas preventivas en esta
materia están dirigidas al conductor, como el uso del cinturón de seguridad, las campañas
para evitar se maneje en estado de ebriedad, la prueba del alcoholímetro, etc.; pero falta
una política explícita desde el desarrollo urbano dirigida al peatón.186
184
En el estudio "El Crecimiento Urbano y sus Consecuencias no Planeadas. El Caso de los Atropellamientos", elaborado
por Martha Híjar Medina, del Centro de Investigación en Sistemas de Salud, México, 2008.
185
Las regiones de más incidencia de atropellados son Valle de México con 525 personas atropelladas: Toluca con 172;
San Mateo Atenco con 15; Zinacantepec con 17, Nezahualcóyotl con 31 y Tejupilco con 14 más. Fuente INEGI, Secretaría
General de Gobierno del Estado de México, Estado Mayor de la Policía Estatal 2002.
186
“De todos los medios de transporte, el peatonal, sin duda el más importante, es el más descuidado; no hay una política
pública, una organización administrativa o un presupuesto claramente asignado para procurar mejoren las condiciones de
los caminantes", José Luis Samaniego, director del Centro de Transporte Sustentable (CDS). En Reforma, 11.03.2004.
229
Verónica Quiroz López
Un ejemplo de ello es la baja utilización de los puentes elevados peatonales para el cruce
de arterias de circulación continua, como el Circuito Interior, Periférico o Viaducto, debido
en muchos casos a que su diseño es poco funcional, su mala ubicación o a las condiciones
de deterioro de los mismos por falta de mantenimiento (Foto 5.10). En 2002, según la
Dirección General de Servicios Urbanos del GDF (DGSU), sólo se atendieron 200 de los 500
puentes peatonales que existían en la capital, con un presupuesto de 7 millones 500 mil
pesos. Y en 2003 el mantenimiento cayeron aún más los recursos para esta área, los 6 674
000 pesos no fueron suficientes para cubrir la meta anual programada. 187
187
"Cuando le preguntas a los peatones por qué no usan los puentes, las explicaciones van desde limitaciones físicas,
pasando por inseguridad, miedo a las alturas, imposibilidad de subir cargando bultos y la edad hasta la ubicación de los
mismos", destaca en entrevista Martha Híjar, integrante del Centro de Investigaciones en Sistemas de Salud.
188
Un recuento más exhaustivo de medidas para mejorar la seguridad vial fue realizado para el estudio: “Movilidad y
Seguridad peatonal en zonas periurbanas”, como trabajo final de Máster, Verónica Quiroz, 2009, UPC, mimeo.
189
Sobre una nueva Cultura de la movilidad: "no podemos hacer nada si la gente no entiende y no tiene un cambio de
hábitos de cómo se mueve en la ciudad, va a ser imposible generar esta trasformación, digamos que es el software del
hardware que queremos implementar", Dhyana Quintanar, directora General de Planeación y Vialidad de la Secretaría de
Transportes y Vialidad (Setravi). Citado en Reforma, 09.05.2013.
230
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
iniciativas ciudadanas para reclamar la atención sobre la necesidad de una mejor gestión
de su seguridad y derechos peatonales, como lo es la creación de la figura de un superhéroe
enmascarado, Peatónito, cuya misión es proteger a los transeúntes de la ciudad de los
abusos de los automovilistas, dar ejemplo de civilidad entre los usuarios de la vía, así como
difundir el mensaje “el peatón es el rey de la vialidad y a partir de ahí crear conciencia
sobre la importancia de mejorar la movilidad peatonal”.190
Pero sigue quedando pendiente una reflexión amplia sobre el papel que tiene la movilidad
peatonal en la racionalidad del transporte en la ciudad, y por tanto la importancia de su
promoción en un marco de seguridad y cultura vial, especialmente para los peatones, con
una mejor señalización vial para transeúntes por sobre la presencia de los automovilistas.
Más la educación vial además de ser dirigida a los conductores, también es necesaria para
los peatones, es necesario un estudio a fondo de las conductas y trayectos que realiza el
peatón, y a partir de ahí definir la ubicación de las rutas y los puentes peatonales, la gran
mayoría de los residentes de la ciudad son usuarios del transporte público y peatones a la
vez, por ello el cuidado y respeto a sus hábitos y costumbres cotidianos se tienen que
revalorar y en esta medida se revalorará también la calle como un espacio público.
190
Peatónito, el superhéroe creado por Jorge Cañes, estudiante de Ciencias Políticas en el ITAM que sale a las
calles con máscara y disfraz para combatir a conductores agresivos, denunciar la falta de infraestructura
peatonal y la obstrucción de los autos al paso de transeúntes en la Ciudad de México. Reforma, 8.04.2013.
231
Verónica Quiroz López
Es el viandante el que tiene que subir y bajar las escaleras de los puentes que salvan el
flujo incesante de los vehículos en las vías rápidas, rodear los vallados de seguridad, si es
que existen, y, en caso de no poder utilizar las escaleras, han de arriesgarse a cruzar con
la mayor rapidez posible sobre las mismas avenidas rápidas o carreteras, dado que, dentro
de los distintos modos que puede adoptar el desplazamiento humano en la ciudad, la
movilidad a pie no es contemplada por la práctica de la planeación urbana. Por ello, es
necesaria la intervención eficaz del desarrollo urbano, para conseguir que el entorno siga
funcionando adecuadamente, e incluso mejorar la conectividad anterior, poner en marcha
distintos mecanismos de ordenación, planeación y gestión que aseguren la permeabilidad
territorial, sobre todo para los usuarios más vulnerables: los peatones.
De esta forma, muchas de las deficiencias que muestra el espacio urbano en la ciudad de
México podrían encontrar solución desde la gestión local o municipal, con la mejora de las
calles, introduciendo los criterios de la seguridad peatonal y accesibilidad universal,
mejorando el mobiliario urbano, mantenimiento y limpieza de la vía, así como la vigilancia
de la correcta convivencia de sus distintos usuarios. Con especial interés en la calle como
espacio público básico del itinerario peatonal, que cuente con aceras y espacios amplios,
libres de obstáculos en sus recorridos, dotarlas de áreas de descanso y buena iluminación,
cuyas pendientes sean posibles de salvar y con una señalización clara sobre la jerarquía
peatonal. Finalmente, es necesario vigilar el cumplimiento de la norma y la sanción en caso
de comportamientos incívicos que obstruyan el paso, como el aparcamiento indebido o la
promoción del comercio ambulante, concienciando a los residentes de la importancia de
contar con itinerarios peatonales de calidad, pues todos somos peatones.
232
Capítulo 5. De la conquista del coche a la reconquista del peatón
Con base en este recuento sobre el incremento del uso del automotor en nuestra ciudad,
tanto de uso colectivo como individual, del poco control sobre el transporte de carga y el
ascenso del parque de motocicletas, así como de las políticas y programas que desde el
Gobierno del DF se han diseñado para su control y regulación, como el programa Hoy No
Circula, la Verificación Vehicular o la Renovación Vehicular, podemos concluir que al
implantar estas medidas, la racionalidad ecológica omite un problema más complejo, el
fomento del uso del automotor como modelo de movilidad dominante en la ciudad.
La congestión de tránsito reclama enormes recursos, tiempo, dinero y esfuerzo, más como
consecuencia sólo ofrece un acceso diferenciado a la ciudad, lo que está planteando un
gran desafío a la gestión pública para su control y regulación. El crecimiento del parque
vehicular ha superado hasta ahora la capacidad institucional de su gestión, por ello la
planificación y administración del transporte urbano en general requiere de un competente
sistema de transporte público como alternativa eficiente para la movilidad cotidiana de sus
residentes. Mas el lograr un mejor equilibrio entre la propiedad y el uso del automóvil
privado es un reto que involucra no solo a la gestión pública, sino también a la
responsabilidad de todos y cada uno de los viajeros urbanos.
Aunque los niveles de contaminación se han controlado en los últimos años, es claro que la
mejora ambiental está también asociada a otros rubros de la gestión pública, los cuales no
se han vinculado dentro de una atención integral de la problemática. Nos referimos a otras
políticas de desarrollo urbano y de fomento del uso del transporte colectivo, que regulen
entre otras cosas, el crecimiento ordenado de la ciudad en la periferia, en particular el ilegal
que lo hace sobre suelo de conservación y reserva ecológica; la puesta en práctica de una
política de transporte integral de largo plazo, y; la reestructuración de todo el sistema de
transporte público, jerarquizando el servicio y las zonas de servicio de los distintos modos,
que combata el desorden existente actual y la falta de autoridad.
233
Verónica Quiroz López
proyecto deberían estar los programas de mejoramiento del transporte público colectivo
como el metro, los trolebuses o el Metrobús. Está claro que la construcción del segundo
piso vial en la metrópoli mexicana beneficia principalmente a los usuarios de vehículos
privados, impactando sólo en una pequeña porción de los viajeros de la ciudad. De
evaluarse necesaria su realización y dada la naturaleza de sus usuarios, se podía haber
concedido a una empresa privada y con ella el cobro de su peaje, sin castigar los recursos
públicos de que puede disponer el transporte colectivo. Más la decisión de llevar a cabo una
obra de esta magnitud no debiera pasar por alto la evaluación rigurosa del impacto
ambiental que la infraestructura causará sobre la inducción del tráfico y el uso del auto
privado, obstaculizando y prescindiendo de otros elementos útiles de la planeación viaria
como los distribuidores viales, túneles o pasos a desnivel, a cambio de otorgar más
esfuerzos a la construcción de nuevas vialidades, pues la experiencia nos muestra que a
mayor oferta de espacios viales sin otras medidas paralelas, sólo incrementa el tránsito.191
191
“Europa dejó de construir autopistas dentro de las ciudades y ha optado por el transporte público para solucionar las
necesidades de movilidad (…) privilegiar las vías para autos por encima de la construcción de infraestructura y la inversión
en transporte público es ir en la dirección equivocada". “Un fuerte consejo para México sería tomar espacios que pertenecen
a los autos para desarrollar un transporte público moderno y reflejar en sus políticas de transporte la segmentación del
mercado". Hans Rat, Unión Internacional de Transporte Público (UITP).
234
TERCERA PARTE:
LOS IMAGINARIOS COLECTIVOS DEL VIAJERO
METROPOLITANO EN LA MEGALÓPOLIS MEXICANA
235
Verónica Quiroz López
236
Capítulo 6: Un acercamiento cualitativo desde la óptica del viajero
Capítulo 6
Un acercamiento cualitativo desde la óptica del viajero
En esta última parte abordaremos las percepciones que sobre el transporte y la movilidad
de la ciudad de México tienen sus viajeros metropolitanos. Para ello nos apoyamos en el
estudio de los discursos de una muestra pequeña pero significativa de viajeros residentes
en la urbe que, a pesar de vivir fuera de los grandes ejes de movilidad de la ciudad y ser
habitantes de la periferia metropolitana, tienen como característica común realizar día a día
largos viajes sobre el continuo urbano para realizar sus actividades cotidianas. Este análisis
sobre las percepciones de las formas de movilidad conocidas y/o elegidas se realizó a partir
de una tipología de usuarios -conforme su edad, sexo, nivel económico o actividad-, y
posteriormente exploró las percepciones que sobre cada modo de transporte tienen; lo que
en conjunto pretende otorgar una óptica socio-espacial distinta sobre la problemática de la
movilidad en la ciudad, desde la perspectiva del viajero metropolitano y potencial
demandante de una movilidad más sostenible y eficiente.
Este capítulo expondrá las razones para realizar un estudio cualitativo, los supuestos
teóricos acerca de las representaciones sociales, prácticas, experiencias e imaginarios que
le sustentan, así como las hipótesis y objetivos que lo comandan. Delimitaremos el ámbito
y sujeto de estudio, explicitaremos el método que definió el número de encuestados, la
experiencia de su aplicación en 2007, las ventajas o limitantes de ello y la experiencia que
nos aportó la utilización del programa informático Atlas.ti en el análisis de los discursos de
los viajeros encuestados192.Defenderemos la entrevista semidirigida para la recogida de la
información, expondremos el diseño del guion utilizado, comentaremos la pertinencia de
sus variables e indicadores, y la forma en que se enriquecieron o modificaron. Finalmente,
en el último apartado, expondremos los hallazgos sobre la categorización de los viajeros
entrevistados, punto de partida para desarrollar en los dos últimos capítulos las
percepciones, representaciones e imaginarios de este viajero metropolitano.
192
El programa de análisis cualitativos Atlas.ti, fue desarrollado en Alemania por Thomas Muhr y es uno de
los más utilizados por los investigadores de las ciencias sociales para el análisis de datos cualitativos.
237
Verónica Quiroz López
En esta línea trabajan desde hace varias décadas un grupo de estudiosos mexicanos, de
entre los que deseamos destacar a Martha de Alba y sus reflexiones acerca de los niveles
de construcción simbólica, a través de los que se puede abordar metodológicamente lo que
genéricamente aquí llamaremos percepciones. Lo que propone es que los procesos de
construcción social de la realidad se puedan abordar desde distintos niveles simbólicos:
imaginarios, representaciones sociales, praxis o experiencias vividas y; que entre ellos se
puedan establecer una serie de relaciones dialécticas (De Alba, 2009); así, presente y
pasado se mezclan en la experiencia del viajero, alimentando tanto su conocimiento como
su fantasía y modificando las acciones que realiza en el espacio. Bajo estas categorías
podemos analizar las entrevistas abiertas con información rica y compleja, observar las
decisiones sobre sus itinerarios, así como las razones, teorías, prejuicios o imaginarios que
alimentan su experiencia día a día al realizar los desplazamientos cotidianos.
238
Capítulo 6: Un acercamiento cualitativo desde la óptica del viajero
Las representaciones sociales dan sentido a la parte del mundo a la que se refieren, en
nuestro caso a la movilidad cotidiana de los viajeros metropolitanos. Su objeto de estudio
probablemente más identificable sean las distintas formas que toma el transporte, a decir,
el transporte individual -automóvil, motocicleta, bicicleta, ir a pie- o el transporte colectivo
-metro, metrobús, autobús, microbús, peseros, taxis colectivos, etc.- respecto a los que
podemos identificar toda suerte de conocimientos, creencias o mitos, que a su vez guían la
acción y los comportamientos individuales y sociales de los viajeros que los utilizan, en
tanto sujetos de la acción que nos compete.193
Pero aún más, las representaciones del transporte tienen una dimensión social y espacial
que nos permite comprender tanto el significado de la acción de desplazarse, como el de
los lugares a los que llega y los modos que utiliza; ello en función de las características y
de la identidad del viajero, quien puede ocupar distintas posiciones en la estructura social.
De esta forma es importantísimo en el estudio de la movilidad cotidiana urbana, tanto el
conocimiento del territorio analizado –si se trata de un espacio homogéneo o diverso,
enlazado o segregado, etc.-; así como el conocimiento sobre los viajeros que construyen
dichas representaciones, en tanto que son sujetos sociales que se definen por su relación
territorial. Para nuestros objetivos, nos focalizaremos en los residentes metropolitanos que
a su vez son viajeros cotidianos, en su mayoría usuarios del transporte público y colectivo
o usuarios del transporte privado y particular, es decir, del automóvil.
Por su parte, las prácticas son aquellas acciones derivadas de representaciones sociales
a priori, pero que a su vez se retroalimentan y modifican con las experiencias adquiridas,
enriqueciendo la idea inicial que se tenía sobre las cosas; es decir, “el pensamiento se crea
y estructura a partir de la experiencia, concebida como la interacción con el mundo y con
los otros” (Mead, 1934). Y este mundo simbólico incluye la conciencia de sí, las ideas sobre
las cosas, la interiorización de roles sociales y de situaciones nuevas en un mundo
socialmente elaborado, porque se genera y se reconstruyen en el acto social.
193
Moscovici también los dos mecanismos del pensamiento que la elaboran: la objetivación y el anclaje, lo que
otorgan materialidad a las representaciones sociales y las ubican en un contexto histórico determinado,
activando el bagaje socio-cultural de quienes la reconstruyen como un objeto presente en la realidad social.
239
Verónica Quiroz López
Desde esta óptica, las prácticas pueden abordarse como resultado de vivencias complejas
que se insertan en un marco sociocultural determinado y que pueden derivar en actos
creativos e innovadores susceptibles de modificar el mundo, la relación con otros y el
sistema de representaciones que le da sentido. En particular, en las prácticas de movilidad
urbana “los individuos pueden organizar semánticamente el espacio que recorren y
resignificarlo a partir de su experiencia, independientemente del sentido con el que fue
planeado por el urbanista, arquitecto o diseñador, ya que los individuos pueden inventar
nuevos itinerarios, romper barreras o innovar usos para el mismo” (De Certeau, 1990).
240
Capítulo 6: Un acercamiento cualitativo desde la óptica del viajero
Este rico bagaje conceptual en la teoría de las representaciones sociales, prácticas y las
experiencias, nos será muy útil para realizar un análisis flexible y que nos permita abordar
de forma cualitativa la problemática de la movilidad urbana desde la perspectiva del viajero
metropolitano; en por lo menos tres niveles de análisis, ellos son: 1) a nivel del sujeto
social; 2) al de las relaciones entre grupos y; 3) al de formas de pensamiento social general.
No obstante, en la medida que estas representaciones se impregnen de creencias pasadas,
tradiciones o costumbres, se alejarán de su sentido funcional-racional, apegado a la práctica
cotidiana y se aproximarán más a la noción de representaciones colectivas que definía
Durkheim o a la de los imaginarios de Canclinni.194
241
Verónica Quiroz López
De este modo, las representaciones sociales, las prácticas, las experiencias y los imaginarios
pueden ser conceptos que nos ubiquen en un nivel distinto de análisis de un mismo sistema
de pensamiento y percepción sobre la movilidad cotidiana y las formas de transporte que
los viajeros metropolitanos adoptan para el caso de la ciudad de México, sin embargo, todos
y cada uno de ellos se encuentran estrechamente interconectados. Pero, aunque cada uno
sea específico para el análisis, en la realidad es difícil establecer sus fronteras y
diferenciarlos claramente. Es por ello que De Alba propone verlos como “puntos de un
continuo en la construcción simbólica que va de la representación social, a la práctica, la
experiencia o al imaginario en una relación dialéctica y dinámica que hace que un concepto
alimente a otro” (De Alba, 2007).
Bajo estos supuestos, el objetivo de esta sección será contestar a las preguntas: ¿Cuáles
son las percepciones dominantes del viajero metropolitano sobre el transporte y la
movilidad en la ciudad de México? ¿Qué elementos conforma las representaciones sociales
de cada uno de los modos de transporte? ¿Cómo es vivida la experiencia y la práctica del
desplazamiento cotidiano? ¿Cuáles son los imaginarios de la movilidad más compartidos por
sus usuarios? Nuestro supuesto general es que existen a priori una serie de percepciones
dominantes sobre el transporte en la ciudad que comandan la práctica del viajero más allá
de su propia experiencia vivida; no obstante, la práctica cotidiana del viaje se convierte en
experiencia útil cuando modifica o enriquece estas representaciones sociales
conscientemente, en la medida en la que el viajero reflexiona sobre el impacto de sus
elecciones; más el rol que siguen jugando algunos imaginarios más comunes respecto al
transporte están siendo muy difíciles de erradicar de forma colectiva.
242
Capítulo 6: Un acercamiento cualitativo desde la óptica del viajero
Un estudio anterior sobre las representaciones de la Ciudad de México (De Alba, 2002)
confirmaba la fuerza de la ciudad central en el conjunto metropolitano, espacio donde se
entrelazan prácticas, experiencias, representaciones e imaginarios sobre el transporte. Tras
la industrialización, el área urbana desbordó los límites delegacionales integrando
progresivamente los poblados circundantes hasta conformarse la actual megalópolis. Si bien
el crecimiento del transporte fue de la mano con el de la ciudad, su desarrollo no fue del
todo homogéneo, de tal forma que hoy en día podemos identificar algunos ejes con mayor
movilidad, abordados en estudios anteriores (Quiroz, 2000) el más representativo de ellos
se dibuja de norte a suroeste, pasando por la ciudad central (Mapa 6.2 y 6.3).
195
En 2007, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística INEGI consideraba como parte de la ZMCM las
16 delegaciones del Distrito Federal y 40 municipios conurbados del Estado de México, (EO-D, 2007); si lo
consideramos tan solo como un continuo urbano la extensión territorial del AMCM era de casi 5,600km2, de
los cuales el 27% correspondían al D.F. y el 73% restante al Estado de México (Struck, 2007).
243
244 Verónica Quiroz López
MAPA 6.1.
Delimitación del área y zona metropolitana de la Ciudad de México, 2007
Fuente: Elaboración propia con colaboración de Juan Carlos Hernández, datos de la EOD-2007
Capítulo 6: Un acercamiento cualitativo desde la óptica del viajero
MAPA 6.2.
Distribución de viajes producidos por delegación y municipio en la ZMCM, 2007
Fuente: Elaboración propia con colaboración de Juan Carlos Hernández, datos de la EOD-2007.
MAPA 6.3.
Distribución de viajes atraídos por delegación y municipio en la ZMCM, 2007
Fuente: Elaboración propia con colaboración de Juan Carlos Hernández, datos de la EOD-2007.
245
Verónica Quiroz López
Dadas las enormes dimensiones del área metropolitana y de la diversidad de viajeros que
en ella realizan sus actividades cotidianas, nos sería imposible tomar una muestra
estadísticamente proporcional de viajeros para realizar el estudio que nos compete.
Además, dado el poco conocimiento que hasta ahora la comunidad académica mexicana ha
generado respecto a las representaciones sociales y prácticas sobre la movilidad en
concreto, nos invita a ser modestos y decantarnos por un primer acercamiento cualitativo
del fenómeno, con base en la elección de un universo pequeño –acorde a los recursos
personales del investigador- pero que consideramos es representativo del tipo de viajeros
metropolitanos, a los que realizamos una entrevista semiestructurada a profundidad con el
objetivo de explorar sus percepciones sobre el transporte y la movilidad cotidiana.
246
Capítulo 6: Un acercamiento cualitativo desde la óptica del viajero
Uno de los instrumentos más utilizado por las ciencias sociales para la observación directa
de los fenómenos sociales es la entrevista, pues además de proporcionarnos una fuente
de primera mano, “representa un procedimiento cómodo y económico de obtener datos de
los miembros de una sociedad” (Brunet, 2000). Como instrumento de recolección de
información, la entrevista nos ofrece la ventaja de acceder a la realidad observada con
amplitud, explorando la comprensión del objeto de estudio tal y como la construye la
persona, sin intermediarios, ya sea desde la recolección de datos objetivos -características
físicas, económicas, profesionales o sociales-; hasta aspectos más subjetivos -creencias,
opiniones, actitudes, sentimientos, conductas-; un acercamiento directo del investigador.
Por ello consideramos que para nuestros propósitos, el recurso de la entrevista constituye
una fuente completa al aportar a la investigación la profundidad, detalles y perspectivas de
los sujetos entrevistados que a menudo la encuesta cerrada no alcanzaría.
247
Verónica Quiroz López
Con este propósito, se diseñó un guion de temas esenciales para explorar el discurso de los
viajeros a través de una entrevista abierta que, a pesar de que contaba con una batería de
preguntas concretas, al realizarla tenía la ventaja de permitir la libre asociación de temas
afines o el poder abordar nuevos tópicos que surgían espontáneamente. En una primera
sección este guion abordó las características sociodemográficas básicas, como son: el sexo,
la edad, el lugar de nacimiento, el tipo de hogar, la ocupación principal, el nivel de estudios,
lugar y tiempo de residencia actual y anteriores, posesión de vehículos propios y las formas
más habituales en las que realizaban sus viajes (Anexo 1).
A partir de esta información se elaboró un primer análisis sobre las particularidades del
universo muestral, identificando y perfilando 3 grandes tipos de viajeros metropolitanos,
asociando variables como el sexo, la edad, lugar de procedencia, tipo de hogar, ocupación
principal y nivel de estudios (Anexo 4). Con base en los antecedentes de las residencias
anteriores y la actual, se ha podido constar un patrón de movilidad residencial común en
este tipo de viajeros, migraciones intra-metropolitanas que van del centro a la periferia,
aunque no se ha podido corroborar la relación entre esta última variable y la posesión o
posterior adquisición de un automóvil de uso particular (Mapas 6.5, 6.6 y Anexo 5).
Por otra parte, inicialmente en el diseño del guion se contempló una tercera sección en la
que se intentaba profundizar sobre la actividad cotidiana principal: trabajo o estudio, y
donde se preguntaba sobre los motivos o razones para la elección de ese trabajo o
institución educativa, así como su opinión respecto a experiencias anteriores; los arreglos
o estrategias del desplazamiento (compartir transporte con otros miembros de la familia, o
realizar algún cambio de residencia para poder acceder a ese trabajo/escuela) y; las
248
Capítulo 6: Un acercamiento cualitativo desde la óptica del viajero
consecuencias derivadas de las formas de transporte elegidas (su peso en el global del
gasto familiar, pérdida de mejores oportunidades para trabajar o estudiar por ubicación).
Sin embargo, en el proceso de aplicación de la entrevista nos dimos cuenta que estos temas
ya eran abordados de forma plena en el desarrollo de la sección anterior, o que en algunos
casos, las dos actividades principales mencionadas eran igualmente importantes para el
viajero, por lo que en las entrevistas subsecuentes se fusionaron ambas secciones en una
exploración intuitiva, pero que siempre terminaba con la pregunta: ¿de qué forma le
gustaría desplazarse habitualmente hacia su(s) actividad(es) principal(es)?
Con esta pregunta se pretendía dar entrada a la penúltima sección, la valoración de las
distintas formas de movilidad, en donde ya se abordaba plenamente las representaciones
sociales, percepciones e imaginarios sobre las distintas formas de transporte, a decir, el
autobús urbano y suburbano, el microbús o “pesero”, el metro, metrobús, trolebús, tren
ligero, el taxi, el automóvil, la motocicleta, la bici o el caminar. A la pregunta de ¿Qué opina
respecto a…? se invitaba a hablar sobre las ventajas o desventajas que se percibían sobre
la forma de movilidad en cuestión, y para lo cual ya se tenía una lista de temas por
transporte. Sin duda, fue esta sección donde encontramos más hallazgos respecto a las
representaciones y percepciones imaginadas, las cuales presentaron una asociación más o
menos directa al tipo de viajero que las vertía, lo que será materia del siguiente capítulo.
249
Verónica Quiroz López
Esta forma de recolección de información nos proporcionó un gran volumen de datos por
cada uno de los veintisiete viajeros entrevistados, aportando gran riqueza conceptual. Por
ello, para su análisis, nos planteamos realizar tres etapas, consecuentes con nuestros
supuestos teóricos: 1) descriptiva, forma en la que se desarrolla el viaje cotidiano, ¿qué
es lo que se hace? como primer acercamiento; 2) explicativa, razones por las cuales se
realizan ciertas prácticas cotidianas y no otras, dependiendo del tipo de viajero ¿por qué lo
hace así?, invitando a un proceso de reflexión al entrevistado, quien se redescubría en la
acción y; 3) interpretativa: ahondando en las representaciones sociales, discursos e
imaginarios, ¿cómo se está diciendo?, en donde se atiende a los argumentos tanto como
productos sociales o discursos generales -más allá de la percepción individual-.
Dado el volumen de los datos recabados, empleamos el programa informático Word para
la transcripción literal de los más de mil minutos de entrevistas grabadas (Anexo 2). Y para
la ordenación, clasificación y análisis del discurso, el programa Atlas.ti196, específico para el
análisis de datos cualitativos, gracias a su interfaz diseñada para el manejo de un gran
volumen de información discursiva, permitió extraer, categorizar e inter-vincular los datos;
las posibilidades de su mesa de trabajo ayudó a visualizar patrones y relaciones entre los
distintos discursos de manera casi intuitiva, permitiendo de nuevo reagruparlos por
variables e indicadores afines, según los criterios del investigador. En nuestro caso, sin
duda, la riqueza de la información recabada sobre las percepciones e imaginarios del viajero
metropolitano mexicano se ha beneficiado al utilizarlo, aportando versatilidad al análisis,
sin necesidad de reducir la información cualitativa de forma numérica.
196
Parte de la formación para su uso se realizó: 1) 2010-2011 “Curso de Introducción al Atlas.ti v. 5” con la
Profa. M. Paz Sandín Esteban, Facultat de Pedagogia, UB, Barcelona; 2) 2014 “Taller Atlas.ti v.6” del SAIC
Exprés, con el Dr. Joan Miquel Verd, del Centre d’Estudis i de Recerca d’Humanitats, UAB, Bellaterra.
250
Capítulo 6: Un acercamiento cualitativo desde la óptica del viajero
Para la etapa de la descripción, destacan los códigos sobre el tipo de viajero -usuario de
transporte público o privado- así como sus percepciones acerca del papel económico del
transporte en la economía de la unidad familiar, la percepción del tiempo perdido o ganado
al transportarse, el transporte en la elección de la actividad, etc., a las que hemos agrupado
en Familia de viajeros; además de la familia de Desplazamientos de proximidad y
Desplazamientos largos, las que engloban los motivos y las formas de éstos y por último la
familia Otras Estrategias de viaje, coche compartido, exclusividad de ruta.
Complementando a las dos anteriores, está la familia Características negativas que incluye
los códigos: accidentalidad, acoso sexual, aglomeraciones humanas o de tránsito, asaltos,
barreras físicas, condiciones climatológicas, contaminación acústica o ambiental, estrés,
falta de mantenimiento del transporte, frecuencia de paso, incomodidad, inseguridad vial,
alto costo o restricción en los horarios de servicio. Y las Características positivas: ahorro
monetario y de tiempo, comodidad, eficacia, ejercicio y salud, independencia, rapidez,
seguridad o utilización familiar. Aunque estos indicadores conforman la valoración racional
que sustenta representaciones sociales asumidas, muchos de ellos ya se adentran en el
inconsciente social o imaginario, como veremos más adelante en la etapa interpretativa.
En la etapa explicativa se abordan las razones asumidas por las que se realizan estos
patrones de movilidad, las consecuencias y relaciones que sobre la vida cotidiana del
entrevistado establecen y el carácter que imprimen estas decisiones en su percepción de la
movilidad cotidiana. Los códigos y sus familias en el mapa conceptual que sustentan las
representaciones sociales o imaginarios versa sobre cada uno de los distintos modos de
transporte, y que agrupamos genéricamente como Familia de Percepciones, cabe destacar
que el caminar fue la forma menos abordada en las entrevistas, al no ser considerada como
una forma de movilidad por los viajeros; mientras que se presentaron con mayor
recurrencia percepciones comparativas entre otros modos como las diferencias microbús-
metro, metro-autobús y microbús-combis/peseros.
251
Verónica Quiroz López
Antes de pasar al análisis más discursivo, en este penúltimo apartado describiremos las
características sociodemográficas más destacables de la muestra estudiada: la distribución
por género y rango de edad; el tipo de hogar y la posición que tienen los viajeros en su
unidad familiar; el lugar de nacimiento, así como su comportamiento residencial, si se han
producido migraciones residenciales intra-metropolitanas y la influencia de la posesión de
una casa o departamento propios; la relación entre el nivel de estudios y su ocupación;
además de la relación entre la posesión de un automotor y su definición como viajero de
transporte público o como conductor de un vehículo privado.
GRÁFICO 6.1.
Distribución por género y rango de edad de los entrevistados
252
Capítulo 6: Un acercamiento cualitativo desde la óptica del viajero
La muestra se caracteriza por tener una población en su mayoría joven y representativa del
tipo de hogares que existen en la ciudad. Destacan los sujetos que pertenecen a una familia
nuclear, es decir, conviven con miembros de vínculo familiar directo -padres e hijos-
conformando el 70% del total; de entre ellos, la familia nuclear de cuatro miembros es la
más común. Los viajeros restantes pertenecen a familias extensas -donde existe una
convivencia intergeneracional- o conforman hogares unipersonales, con 11% cada uno; y
finalmente los viajeros que cohabitan con otra persona sin vínculo familiar –comparten piso
o viven donde trabajan- y que representan el 8% del total (Ver Gráfico 6.2).
Atendiendo a estas características, podríamos afirmar que contamos con por lo menos tres
tipos de viajeros metropolitanos: 1) viajeros mayores de 25 años que trabajan y que son
proveedores económicos de la familia; 2) viajeros entre 20 y 24 años que trabajan y
estudian, contribuyendo al gasto familiar y; 3) viajeros muy jóvenes, menores a 25 años,
cuya actividad principal es estudiar y son dependientes económicamente hablando.
253
Verónica Quiroz López
Por otra parte, una aproximación al origen de los entrevistados nos muestra el dominio del
Distrito Federal como lugar de nacimiento, seguido de los nacidos en algún municipio del
Estado de México que forma parte de la zona conurbada de la metrópoli actualmente; de
tal manera que 4 de cada 5 residentes metropolitanos entrevistados han nacido ya en la
metrópoli, referida como Área Metropolitana de la Ciudad de México AMCM. Mientras que,
el resto de los viajeros han nacido en otros estados de la república Mexicana, en Querétaro,
Tlaxcala, Guerrero, Veracruz y Oaxaca, y que generalmente responden a los rangos más
altos de edad, es decir, a los residentes más veteranos, que se trasladaron a la urbe en las
grandes migraciones del campo a la ciudad (Ver Gráfico 6.4).
Un gráfico distinto se obtiene al agruparlos por lugar de residencia actual, ya que el 52%
de los viajeros viven en el Estado de México (azul), mientras que del 48% que vive en el
Distrito Federal (rojo) de los cuales sólo un 16% lo hace en alguna de las delegaciones
centrales –Cuauhtémoc, M. Hidalgo, V. Carranza o G.A. Madero- y la mitad de éstos últimos
declararon que su barrio de residencia colindaba con el EDOMEX (Gráfico 6.5.).
254
Capítulo 6: Un acercamiento cualitativo desde la óptica del viajero
Fuente: Elaboración propia con colaboración de Juan Carlos Hernández, datos de la EOD-2007.
Fuente: Elaboración propia con colaboración de Juan Carlos Hernández, datos de la EOD-2007.
255
Verónica Quiroz López
Por el contrario, el restante 15% de los viajeros encuestados que reportaron no haber
tenido movilidad residencial en su vida, corresponden en su mayoría a residentes del centro
de la ciudad –Cuauhtémoc, Azcapotzalco o G.A. Madero-, para los cuales la propiedad de
la residencia es una constante, -ya sea porque siguen viviendo con sus padres o porque
ellos mismos son los propietarios. Esta es una de las razones que más aludieron nuestros
entrevistados para justificar su movilidad residencial, el objetivo de tener una casa propia
pesa por sobre las dificultades para desplazarse cotidianamente. El 74% de nuestros
viajeros declararon poseer una casa propia, ubicada en su mayoría en el Estado de México,
11% un piso –éstos sí ubicados en el Distrito Federal- y tan sólo un 11% que vive de alquiler
se puede dar el lujo de vivir en las áreas centrales de la ciudad, por último, una entrevistada
declaró vivir en su lugar de trabajo, el cual también está ubicado en una zona más bien
periférica de la ciudad (Gráfico 6.7).
De este modo, también podemos anotar al perfil del viajero metropolitano que, además de
ser un antiguo morador de la ciudad y de tener la experiencia de vivir en otras zonas más
centrales, ha preferido sacrificar centralidad y con ello aumentar el tiempo y la distancia de
sus desplazamientos, en pro de ser propietario de su lugar de residencia.
256
Capítulo 6: Un acercamiento cualitativo desde la óptica del viajero
Respecto al nivel de estudios de nuestra muestra, cabe destacar una alta proporción de
viajeros metropolitanos con estudios de educación media superior o superior, los que
conforman el 67% del total, es decir, viajeros que declaran tener al menos el bachillerato
terminado (equivalente a la ESO); de los cuales el 35% cuentan con una carrera profesional,
estos viajeros con un nivel educativo superior se encuentran en el rango de edad de los 25
a los 38 años. Por otra parte, el 22% de los entrevistados declararon tener la secundaria
terminada, es decir, cuentan con una educación media, en su gran mayoría son gente que
va de los 40 a los 61 años. Por último, un 7% cuenta con educación básica y 4% no posee
ningún estudio (Gráfico 6.8.).
257
Verónica Quiroz López
En resumen, a pesar de que la mayoría de los viajeros entrevistados posee algún tipo de
estudio, sus ocupaciones no siempre corresponden al nivel que poseen, destacando cuatro
grupos al menos. En un extremo, un grupo de viajeros básicamente varones de mediana
edad, con estudios superiores y con la más alta remuneración; en el otro, un grupo de
viajeras de edad avanzada con bajo nivel educativo y la remuneración más baja. En los
grupos intermedios tenemos, por un lado a estudiantes/estudiantes-trabajadores jóvenes
con nula remuneración y; por otro, a viajeros de diversas edades y con diversos niveles de
estudios, que perciben una remuneración media en la escala. Esta distribución condiciona
en algunos casos la forma de transporte elegida, así como la posibilidad de tener un
automóvil particular o de ni siquiera plantearse tenerlo.
6.3.5. Tipo de viajero por uso de transporte y posesión del automóvil particular
A pesar de que uno de los criterios en el diseño muestral para la elección de sujetos era el
uso de las formas públicas o colectivas de transporte en su vida cotidiana, en la aplicación
de la entrevista se decidió incluir dos viajeros que se desplazaban cotidianamente en
automóvil, con el objetivo doble de simular la proporción real en los desplazamientos de la
ZMCM y; para propiciar la comparación en algunos comportamientos; así el 92% de
nuestros viajeros se identificaron con la figura de viajero por transporte público, mientras
que tan solo un 8% se definió como conductor de automóvil particular (Gráfico 6.10).
No obstante, del 92% de viajeros que se visualizaron como usuarios de transporte público,
sólo un 54% de ellos no había poseído automóvil en su vida –el viajero más veterano incluso
aseguró que no lo había necesitado en su vida a pesar de haber vivido siempre en la
258
Capítulo 6: Un acercamiento cualitativo desde la óptica del viajero
periferia, y que nunca lo había deseado-; en cambio, un 8% de los viajeros lo había tenido
con anterioridad pero se accidentó y no lo recuperó –por accidentes graves que dejaron las
unidades inservibles o crearon rechazo por parte del conductor-. Un 21% de los sujetos
declararon que, a pesar de que existía al menos un automóvil en la unidad familiar, no lo
usaban cotidianamente, porque estaba destinado al miembro que trabajaba o que llevaba
a los hermanos más pequeños a la escuela; sólo un 9% declaró que aunque lo tenía, sólo
hacía uso esporádico de él –los fines de semana, para salir fuera de la ciudad o para realizar
las compras-, ya que prefería usar el transporte público cotidianamente, a pesar de todos
sus inconvenientes (Gráfico 6.11).
Por lo que podemos concluir que, por lo menos en la muestra estudiada, la posesión de un
vehículo privado no es una limitante para su uso, una parte importante de los viajeros
metropolitanos entrevistados tenían a su alcance un coche para su uso particular, y sin
embargo se trasladaban cotidianamente en transporte colectivo y público, a diferencia de
lo que acontece en Cataluña, donde una de las barreras más importantes es posesión del
carnet de conducir (Cebollada, 2004). En el caso mexicano, parece ser que las limitantes
en el uso de éste son de tipo más bien económico o de estrés. Mientras que para el resto
de los viajeros que nunca habían poseído un auto, parece que las prioridades de bienes,
anteponían la casa propia a la posesión de un automóvil.
Esta breve descripción de los viajeros que formaron parte del estudio nos puede arrojar
unas primeras impresiones sobre la naturaleza del residente de la periferia metropolitana
de la Ciudad de México que tiene que desplazarse cotidianamente a alguna de las áreas
con mayor movilidad de la ciudad central. En primer lugar, que en su gran mayoría son
nativos del área metropolitana, o en su caso, que son antiguos inmigrantes y/o residentes
veteranos, que a lo largo de su vida han tenido un comportamiento migratorio residencial
muy activo, trasladando su residencia con el tiempo desde el centro hacia la periferia
urbana; o en el caso de los viajeros más jóvenes, con una migración desde otros estados
del país directo hacia zonas de la periferia de la metrópoli. Este comportamiento parece
estar estrechamente ligado a la búsqueda de la posesión de una residencia propia, es decir,
en la búsqueda de posesión de bienes de estos residentes, prevalece primero la adquisición
de una vivienda antes que la adquisición de un automóvil.
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Verónica Quiroz López
De este modo, podemos anotar al perfil del viajero metropolitano estudiado que, además
de ser un antiguo morador de la ciudad y, en algunos casos de tener la experiencia de vivir
en zonas centrales de la ciudad, ha preferido sacrificar centralidad y aumentar el tiempo y
la distancia de sus desplazamientos, en pro de ser propietario de su casa. Y en lo que
concierne a la posesión de un vehículo privado, parece no manifestarse como una limitante
para su uso, ya que una parte importante de los viajeros entrevistados tenían a su alcance
un coche de uso particular, y sin embargo se trasladaban cotidianamente en transporte
colectivo. Mientras que para el resto de los viajeros, las prioridades de bienes anteponían
la posesión de una casa propia a la posesión de un automóvil.
Sobre su formación, la mayoría de los viajeros entrevistados manifestaron poseer algún tipo
de estudios, no obstante sus ocupaciones no siempre corresponden a dicho nivel. En un
extremo, tenemos a los viajeros varones de mediana edad, con estudios superiores y la
más alta remuneración; en el otro, están las viajeras de edad avanzada con bajo nivel
educativo y baja remuneración. En medio tenemos por un lado a estudiantes/estudiantes-
trabajadores jóvenes con nula remuneración y; por otro, a viajeros de diversas edades y
con diversos niveles de estudios, que perciben una remuneración media en la escala. Esta
distribución, condiciona en algunos casos, la forma de transporte elegida, así como la
posibilidad de tener un automóvil particular o de ni siquiera plantearse tenerlo.
En resumen, podemos destacar tres tipos de viajeros metropolitanos. En primer lugar, los
sujetos adultos, mayores de 25 años que trabajan y que son proveedores económicos de
la unidad familiar, a los que llamaremos “Jefes de familia”. Estos a su vez se pueden dividir
entre los que tienen altas, medianas o bajas remuneraciones, de ellos, en el extremo
superior encontramos a los varones de mediana edad a los que llamaremos “profesionistas
automotorizados”, mientras que en el extremo inferior encontramos a las mujeres de edad
avanzada, a las que denominaremos trabajadoras informales. En un segundo tipo
encontramos a los viajeros jóvenes, entre 19 y 24 años, cuya actividad principal es estudiar,
no obstante algunos la combinan con el trabajo o las prácticas, y cuya remuneración
económica es muy baja o nula, a ellos los denominaremos estudiantes o
estudiantes/trabajadores. Finalmente, un tercer tipo es el de viajeros de todas las edades
y cuyos estudios son básicos o medios, pero cuya ocupación no les permite tener una
remuneración muy alta, fundamentalmente dedicados a los servicios técnicos o
administrativos, a ellos los denominaremos empleado medio.
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Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
Capítulo 7
Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
Mostrados los supuestos teóricos del estudio, los criterios de definición de la muestra, las
características principales y la tipología de viajeros, en este capítulo nos adentraremos en
el análisis de las prácticas y el impacto de nuevas experiencias en la movilidad cotidiana.
En primer lugar se hablará de la movilidad de proximidad, aquellos viajes que se hacen
caminando desde la residencia, los principales motivos que se esgrimen para desplazarse y
las barreras físicas o psicológicas que se aludieron para no hacerlo. Destaca que esta
movilidad no tiene punto de comparación con los datos de la encuestas de Origen-Destino
(EOD) 2007 del INEGI, dado que dichos estudios no contemplan los desplazamientos a pie
como una forma de movilidad, por lo que sus hallazgos son más interesantes.
261
Verónica Quiroz López
197
Unikel tomó en cuenta: 1) el porcentaje de la PEA; 2) el grado de urbanización; 3) el valor agregado de la
producción industrial; 4) el incremento medio poblacional y; 5) la distancia entre la ciudad central y la cabecera
de los municipios contiguos y continuos. El primer criterio era seleccionar a los municipios urbanos de más de
50 mil habitantes que fueran centrales susceptibles de generar esta metropolización, relacionando la intensidad
de uso del suelo y la dinámica del cambio de una situación rural a una más urbana.
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Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
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Verónica Quiroz López
Nuestro estudio comparte los supuestos de diferenciación entre la ciudad central, el área y
zona metropolitana, de tal forma que aludiremos a los conceptos de Ciudad de México,
ZMCM y AMCM según sea el caso. Utilizaremos los términos Ciudad de México, metrópoli,
urbe o megalópolis para hablar de la ciudad a nivel global; el de ZMCM cuando se analice
la totalidad administrativa de las 16 delegaciones y los 40 municipios que englobaba al 2007
la metrópoli y; hablaremos de AMCM para referirnos al continuo físico urbanizado reportado
por imagen satelital y que hemos trabajado en un estudio anterior para definir los ejes de
mayor movilidad (Quiroz, 2000); finalmente, cuando hablemos de la ciudad central, nos
referiremos a cuatro delegaciones que históricamente han formado el núcleo de la urbe:
Cuauhtémoc, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Gustavo A. Madero.
Desde sus inicios, la ciudad presentaba muy definidamente tres características físicas,
demográficas, políticas y socioeconómicas que determinaron su desarrollo urbano durante
el siglo XX, a decir, una gran expansión territorial, un intensivo crecimiento poblacional y
una diferenciación espacial y social de sus actividades, características que han modificado
su territorio actual. Por una parte, la gran concentración poblacional fue definida a partir
de los setenta por un intensivo crecimiento natural y social, que se asentó de manera
diferenciada en el espacio urbano, la segregación del hábitat y los centros de actividad fue
su distintivo. También el crecimiento territorial intensivo hacia la periferia urbana contrastó
con la concentración central de la actividad administrativa y política, además de la gran
especialización de áreas de actividades industriales y de servicios (Tabla 7.1).
264
Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
En 2000, la ZMCM contaba con más de 18 millones de habitantes, de los cuales el 45%
vivía en el DF y un 55% en el Estado de México; con una tasa de crecimiento anual de 2,6
arriba de la media nacional. Mas este crecimiento no era homogéneo, mientras que en la
zona central la tasa era negativa, -2,02, conforme se alejaba hacia la periferia aumentaba
hasta llegar a 7,71 en algunos municipios conurbados del oriente, es decir, había gran
movilidad residencial intrametropolitana del centro hacia la periferia urbana, con una
consecuente expansión física de la ciudad hacia algunos sectores.
265
Verónica Quiroz López
En general, el 65% del suelo urbano de la ZMCM tenía un uso habitacional, 16% usos
mixtos, 7% usos industriales y 13% distintos espacios abiertos. Pero había una diferencia
entre entidades administrativas, mientras que el DF tenía el doble de área dedicada a la
industria y servicios, el Estado de México contaba con un mayor uso del suelo residencial.198
El equipamiento público también estaba concentrado en la ciudad central y disminuía de
forma gradual del 30% al 8% siguiendo el patrón del centro-periferia (Delgado, 1990). Al
comparar la proporción de equipamiento con la población residente, encontramos una falta
de éste en la periferia, principalmente hacia los municipios del norte, nororiente y poniente,
debido en parte a los procesos de tercerización del centro y del desplazamiento de las áreas
residenciales hacia áreas periféricas.
198
Con base en el modelo que Javier Delgado desarrolla en 1988, y que actualiza para 1999.
266
Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
De entre la gran movilidad del DF, destacaba la atracción de las delegaciones centrales,
llegando a presentar una variación entre 10 y 2 viajes producidos por persona, dibujando
un eje de alta movilidad en torno a un corredor comercial, financiero y de servicios que
cruza de norte a sur la ciudad de lado poniente, segregando de esta dinámica de gran
movilidad a la zona oriente (Mapa 7.1). El peso del área central en la concentración de
viajes responde tanto al grado de equipamiento vial y de transportes, como a la localización
de lugares de trabajo y estudio (Mapa 7.2 y 7.3). Por su parte, con un grado medio se
dibujaba al nororiente un sistema regional de movilidad que combinaba zonas residenciales
e industriales, formado por municipios con atracción local, aunque sin ser tan alta como la
movilidad del área central ya representaba el 23.1% del total metropolitano. Y finalmente,
se encontró una menor movilidad para el resto de los municipios de toda el área conurbada,
ubicados principalmente en el norponiente y oriente de la ciudad, con 20.6% del total
metropolitano.
De este modo, la dinámica de movilidad diaria destacaba una diferencia entre unidades
administrativas, en un patrón de centro-periferia, respondiendo a la ubicación de las áreas
urbanas dotadas de transporte, así como la aglutinación en las zonas de intensa actividad
económica, financiera y de servicios (Quiroz, 2000). En resumen, la dinámica de movilidad
diaria disminuía conforme se alejaba de las áreas centrales, pero también sugería una
relación estrecha entre los montos de los viajes diarios y la actividad predominante en el
área, habitacional en el norte, nororiente, oriente y poniente; administrativa, comercial y
de servicios en las zonas centrales y en el sur-poniente; e industrial o laboral para el norte
y norponiente de la ZMCM.
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Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
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Pero a pesar de que el universo muestral se conformó mayoritariamente por personas que
se asumían básicamente como usuarios de formas públicas de movilidad, en no pocos casos
se explicitó que poseían o tenían al abasto un automóvil particular para su uso, ya sea como
conductores ocasionales o como acompañantes. De igual forma, se ha incluido en el
muestreo dos casos de usuarios cotidianos de transporte privado, que a pesar de ello,
opinan sobre sus experiencias anteriores como viajeros de transporte público y las
confrontan con su situación actual, una visión que es rica en contrastes tanto desde el
ámbito de las prácticas y de la experiencia, como la de las percepciones e imaginarios.
En general, los viajeros metropolitanos analizados se desplazan muy poco caminando para
realizar actividades cotidianas cerca de su lugar de residencia y cuando lo hacen son
desplazamientos muy cortos, de menos de 1 kilómetro. Dos son los motivos encontrados
para ello: 1) que no existen suficientes servicios y comercios cerca de donde viven: “…es
que allá estamos apartados de todo, no hay ni bancos cerca” (Alfonso, 37 años); o están
más lejos “lo más próximo es a dos kilómetros, al centro de Tecámac” (Julieta, 23 años); y
2) que los largos desplazamientos a los que están obligados cotidianamente han desplazado
sus espacios de vida diaria lejos de su residencia: “No tengo mucha vida dentro de mi
colonia, casi todo está fuera de aquí, todo depende de mi oficina y de la escuela, ya de ahí
yo me puedo mover para todos lados” (Jonathan2, 21 años).
270
Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
Este comportamiento se verifica sobre todo en viajeros cuya vivienda es más periférica, ya
que buscan capitalizar el obligado desplazamiento diario hacia su trabajo o escuela para
realizar otras gestiones, hacer ocio o realizar visitas: “Donde yo vivo no hay lugares
recreativos, nos tenemos que trasladar en auto, también para las visitas a la familia” (Javier,
34 años, padre de familia y residente en Tultitlán). En particular, los viajeros más jóvenes
parecen consolidar este estilo de vida, en el cual la casa familiar ya no es un referente de
vida cotidiana, ya que realizan más actividades fuera de ella “… yo creo que por lo mismo
casi nunca estoy en mi casa, siempre estoy de un lado a otro, casi no tengo amigos ahí… ”
(Lulú, estudiante 21 años, residente en Tlalnepantla).
Pero la elección de caminar para realizar estas compras depende más del volumen o el peso
de la carga que de la distancia a recorrer desde su residencia, incluso cuando esta última
es de menos de 1 kilómetro, muchas veces se opta por la comodidad de un automotor: “…
y en ocasiones hacer compras o al supermercado, entonces como hay que cargar, hay que
echar las cosas al carro” (Miguel Ángel, 30 años); “Caminando me puedo hacer como unos
15 minutos (…) lo que pasa es que ya de regreso, como que ya viene uno muy cansado y
entonces como que ya digo: Ah! caminar no, lo pienso y se me hace eterno” (Ibíd. Martha,
2:25). Y dicha práctica parece ser independiente de la posesión o no de un automóvil
particular, dada la vasta red de transporte de baja capacidad que existe en toda la ciudad,
en especial en la periferia urbana, casi siempre hay la posibilidad de tomar un autobús, una
combi, un pesero, un microbús o un taxi, o de formar redes de ayuda familiar para realizar
estas compras voluminosas, como lo veremos más adelante.
271
Verónica Quiroz López
Las visitas a familiares o amigos cercanos es el segundo motivo más enunciado para la
movilidad pedestre de proximidad, sobre todo si dichos desplazamientos se pueden cubrir
en menos de 2 kilómetros: “digamos que a unas 10 cuadras caminando vive una de sus
tías (…) ahí si vamos peatonalmente, lo hacemos caminando” (Armando, 19 años). En este
caso parece que la variable de la distancia sí juega un papel relevante en la elección del
modo de transporte; incluso, en algunas ocasiones, incluyen el uso de otros medios
mecanizados menos favorecidos por el conjunto de los viajeros, como lo son la bicicleta o
el patinete, nos referimos entonces a viajeros más jóvenes que relatan sus experiencias en
donde el entorno urbano lo permite: “Sí, para ir a la tienda, para distancias cortas, para
visitar un amigo usaba la bici” (Jonathan, 22 años); “Antes me gustaba la patineta, pero
para moverme, en todo caso me gusta caminar” (Víctor 32 años).
Otro motivo menos socorrido pero que fue mencionado son los desplazamientos cortos para
la práctica del deporte o paseo, al acudir a un Deportivo –Centros de actividades
polideportivas-, academias de baile o a equipamientos públicos que existen en algunas
zonas de la ciudad para la práctica al aire libre de algunos juegos de pelota: “hay unas
canchas de básquetbol, las cuales visito, están a 5 minutos de mi casa caminando” (Ibíd.,
24:16). Asimismo, aunque en menor medida, están los paseos a parques o sub-centros
urbanos cercanos al domicilio: “y para correr, a unos 5 minutos caminando está un
parquecito adentro de mi colonia” (Memo, 19 años); “Nomás voy con mi hija al parquecito
donde hay un mirador, como 5 minutos” (María, 59 años); “Paseo, lo que es el centro de
San Cristóbal, que está en la periferia de mi casa” (Jonathan, 22 años).
En mucho menor medida se presentaron desplazamientos a pie para realizar otras cosas,
como el ocio: ir al cine o al teatro, a comer o cenar, la mayoría de estas actividades, así
como las gestiones administrativas o las visitas a centros de salud ya implicaban, en casi
todos los casos, el uso de transporte motorizado, por lo que las hemos considerado
movimientos de larga distancia, independientemente de que ésta pudiera ser recorrida
caminando o en bicicleta. En resumen, podríamos decir que la movilidad de proximidad de
nuestros viajeros metropolitanos es poco variada en motivos, lo que se podría explicar
también por la poca diversidad del uso de suelo que presentan sus áreas de residencia,
constriñendo sus espacios de vida cotidiana al interior de sus viviendas y coadyuvando a la
exclusión social de los sujetos por lo menos en su entorno cercano, y en no pocos casos
también parece ser significativo el poco conocimiento que poseían de éste.
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Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
Con base en este análisis de los motivos para los desplazamientos de proximidad, nos
podríamos aventurar a decir que la mayoría de los viajeros metropolitanos de nuestra
muestra se mueven poco a pie. Pero independientemente de la posibilidad de realizar
actividades cerca de su residencia caminando, o de los hábitos particulares que puedan
tener los sujetos, existen una serie de barreras físicas más allá de la distancia –avenidas,
barrancos, pendientes, calles cerradas- y también de percepción de la inseguridad- que les
inhibe a hacerlo. A continuación mencionaremos algunas de ellas.
273
Verónica Quiroz López
Al parecer, esta medida sui generis de protección ciudadana que comenzó a realizarse en
áreas residenciales con alto nivel adquisitivo como una respuesta a la inseguridad pública
a partir de los años noventa, en la actualidad se ha extendido a otras zonas de la ciudad:
“¿Dónde lo has vivido? En diferentes colonias residenciales, cuando trabajaba como Office
Boy cubría una parte de la ciudad para hacer los recados y me encontraba con ese tipo de
colonias (…) También hace dos años, estuve haciendo lo del conteo de vivienda,
(Encuestador para el Instituto Nacional de Estadística) me tocó en una zona residencial
Colinas del Sur, en la delegación Álvaro Obregón y también fue un poco complicado, sobre
todo por las medidas de seguridad que toman” (Erick, 12:39). 199
Así, creemos que este tipo de vigilancia privada está inhibiendo el libre desplazamiento de
personas ajenas a los espacios cerrados, contribuyendo a la segregación socio-espacial
urbana, y representando una clara barrera a la movilidad de proximidad: “Nosotros la
contratamos por calle, cada quien se organiza y contrata también por calle su seguridad
privada, en caso de que la calle tenga dos entradas, se clausura una y se deja la otra con
un policía, el cual te pide identificación para poder entrar” (Víctor, 24:18); lo que otro
viajero corrobora “sobre todo si voy a un lugar donde tengo que cruzar alguna zona
residencial, está realmente difícil, porque te piden identificación” (Erick, 12:39).
Con menor incidencia se mencionaron otras barreras físicas tales como la nula o mala
urbanización, la falta de buena iluminación nocturna o de arbolado para guarnecerse del
sol, como un factor de baja accesibilidad para colectivos especiales como gente mayor o
niños, aunque en realidad no se veían como una determinante en la preferencia de caminar,
esto lo trataremos con más detalle en el apartado Experiencias de Viaje.
199
En este modelo de citación de nuestros informantes se incluye, además del nombre, el número de entrevista
y el número de párrafo codificado según el programa Atlas.ti, por ejemplo: (Erick, 12:39) significa que
corresponde a la entrevista realizada a Erick con el número 12 y el párrafo pertenece al código 39.
274
Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
Y de manera similar a lo que pasa con las calles cerradas, hemos encontrado que la
percepción de la inseguridad nocturna parece haberse extendido a todas las zonas y
estratos económicos en la ciudad. Contrariamente a lo que se suele pensar, sobre una
mayor inseguridad en zonas de bajos recursos, uno de nuestros informantes explica lo que
acontece en una zona media-alta: “lo que pasa es que es una colonia envejecida, en parte
275
Verónica Quiroz López
es un nivel económico alto, no hay relación entre las personas, entonces todo mundo es de
su casa para dentro, la calle es otra cosa. Esa situación hace muy conflictiva la zona, por
eso hay muchos robos a automóviles a mano armada (…) ya en la noche, después de las 7
de la noche ya no se sale, es notorio, tú pasas por las calles vacías, no hay niños fuera, por
eso las formas de ocio es ir al Club” (Miguel Ángel, 13:18).
No obstante, hemos encontrado que algunos de los residentes de mayor edad, migrantes
que han vivido los primeros años de su vida en otros estados de la República Mexicana,
están dispuestos a caminar mucho más para realizar sus compras incluso con carga, más
allá de 30 minutos, ya que lo ven como una práctica común a su estilo de vida: “bueno yo
vengo de provincia… yo vengo del estado de Oaxaca y allá nosotros caminábamos de un
pueblo a otro, kilómetros y kilómetros, y… entonces ya no le afecta a uno tanto caminar ”
(Eugenio, 42 años). En este caso, la percepción del tiempo es distinta a la que presenta
una gran parte de los viajeros profesionistas que entrevistamos, para los cuales el ahorro
de tiempo es vital, tema que trataremos con más detalle en el apartado de Percepciones.
276
Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
Dado que la movilidad a pie para nuestro universo es poco significativa en comparación a
la que un residente de la ciudad central presentaría, es de suponer que el grueso de las
prácticas de movilidad de este colectivo sea en largas distancias. Su diversidad de motivos
es mucho más amplia que en cortas distancias y, aunque las principales causas siguen
siendo el trabajo y el estudio, es destacable el hallazgo de una práctica creciente de viajes
con más de un motivo. El viaje multidestino se abre paso por sobre la imagen clásica de
la movilidad pendular -aún dominante en los estudios de origen/destino- pero ha sido poco
estudiado cuantitativamente, pues se trata de un viaje con mayor duración y más complejo,
compuesto de movimientos encadenados que pueden llegar a durar todo el día. A
continuación intentaremos dar una imagen por lo menos cualitativa de este fenómeno, sin
perder de vista las particularidades del sujeto y su carácter metropolitano.
A decir de nuestros informantes, los principales motivos de sus viajes metropolitanos son
el trabajo para el 74% de ellos; el estudio para el 15% y, ambas actividades para el
11% restante -jóvenes estudiantes que además trabajan o realizan prácticas de formación
universitaria, llamadas servicio social-. En este último caso, es donde es más patente el
encadenamiento cotidiano del viaje, los estudiantes suelen ir de su casa al trabajo y de ahí
a la escuela, o de la escuela al servicio social, sin regresar a casa, comiendo entre una
actividad y otra, comida casera que llevan a la Universidad o al comedor del trabajo: “No
es cómodo, con la mochila y todo lo que traiga de comer” (Cora, 23 años);“No, la comida
la realizo en la oficina, tenemos comedor ahí, cuesta 15 pesos y pues ahí vamos todos. Y
entonces, ¿te vas de tu oficina a la escuela? Exactamente.” (Jonathan2, 27:30).
Además del encadenamiento de viajes por trabajo o estudio, también encontramos otros
desplazamientos que aprovechan la centralidad de su ubicación para realizar compras,
deportes u ocio, antes del regreso a casa: “Cualquier situación o cosa que tengo que
comprar en el centro, ya nada más camino hacia dentro (…) ¿Podríamos decir que aceptó
el centro porque además de su trabajo puede hacer otras cosas? Sí, compras o pagos.”
(Teresa, 4:32); “con más frecuencia voy de la escuela a la academia sin ir a casa” (Memo,
17:22); “¿Y cerca de tu trabajo? (…) Solamente al cine, nos quedamos de ver (con su novia)
277
Verónica Quiroz López
en un lugar intermedio, cerca de su casa o la mía” (Erick, 12:42). También suelen realizarse
gestiones como motivos complementarios al viaje: “¿Aprovechas la centralidad del
trabajo? Sí, es que allá estamos apartados de todo, no hay bancos cerca” (Alfonso, 21:16).
Con todo, parece estar claro que el encadenamiento de actividades está condicionado al
motivo principal, es decir, se aprovecha el viaje obligado para realizar compras, gestiones,
deporte u ocio, aunque éste no sea el motivo inicial del viaje.
Asimismo, el desplazarse encadenando una actividad con otra, da como resultado viajes
mucho más complejos en cuanto a formas y destinos, cuestión que abordaremos en el
siguiente apartado. Pero también tienen como característica una mayor duración, tiempo
que se ha de agregar a las grandes distancias que de por sí ya recorren los viajeros
residentes en la periferia urbana, pasando una buena parte del día fuera de casa: “porque
es un tiempo concreto, que va de 8 a 10 o 12 horas y ponle tres horas de transporte, se
vuelve una jornada muy grande” (Rosalba, 7:55); “Sí, bastante tiempo. Más ahora que
estoy en el Servicio Social y en el Servicio también es bastante tiempo a mi casa” (Cora
11:25). Por ello, la posibilidad del viaje multidestino está condicionado a la flexibilidad
horaria, a decir, que las gestiones, la compra o el ocio se puedan realizar antes o después
de la actividad principal y en una hora donde los servicios estén disponibles.
Cuando éste no es el caso, los residentes de la periferia urbana no tienen más opción que
reproducir muchos de los viajes metropolitanos que realizan de lunes a viernes en los fines
de semana, con tal de llevar acabo aquellas actividades que no han podido realizar en los
viajes entre semana: “Aquí al Distrito Federal solamente me traslado para trabajar, alguna
que otra vez a algún evento especial o lugar común, alguna feria que no hay allá, porque
aquí sí hay mucho de entretenimiento que allá no, para eso sí llego a trasladarme
ocasionalmente” (Raymundo, 28 años). Y cuando los viajes no son imprescindibles o las
formas de transporte son escasas, se llegan a descartar: “cuando tenía coche, si me iba al
cine, al antro o a la fiesta. Sobre todo por el horario, ahora que no tengo el coche, ya casi
no salgo, cuando tenía sí salía más seguido” (Mónica, 5:13). Una mención aparte merecen
los viajes por motivos más específicos, como la atención sanitaria o las visitas a
familiares o amigos: “También hay que tomar transporte público y por ejemplo, para ir a
atención médica igual, ocupo transporte” (Juan, 26:18); “y para mis familiares utilizo
transporte público o taxi. (…) La familia relativamente cercana me lleva una hora, y las más
lejanas de 2 horas y media a tres horas, depende” (Ibíd. Juan, 26:26).
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Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
A diferencia de lo que ocurre con la movilidad de proximidad, los viajes largos tienen menor
flexibilidad en la elección de los medios utilizados, independientemente de los motivos, el
movimiento se relaciona con la disposición del transporte existente. En especial para los
usuarios de transporte colectivo residentes de la periferia urbana, está relacionado con la
cobertura de la red concesionada en primer lugar y, en segundo, con la preferencia de los
usuarios sobre las distintas rutas disponibles. En nuestro análisis destacaron tres estrategias
básicas: 1) A pie/Pesero-Suburbano/Metro/Pie-Microbús; 2) Pesero-Micro-Suburbano/pie-
Autobús y; 3) Taxis colectivos exprés.
En general, el viaje desde la periferia más alejada hacia zonas centrales se compone de
tres etapas: 1) primero se camina un tramo importante hasta llegar al punto enlace con
cualquier transporte concesionado de baja o mediana capacidad: pesero, combi, microbús
o bus suburbano, localizado en algún punto del área metropolitana del Estado de México;
2) después el desplazamiento en dicho modo hasta alcanzar los límites del Distrito Federal
y con ello su red de transportes, generalmente una línea de metro o en su defecto otro
autobús urbano del DF; 3) y por último la llegada o transbordo de nuevo a otro medio de
mediana o baja capacidad y así sucesivamente hasta alcanzar el destino final.
279
Verónica Quiroz López
La distancia recorrida por el primer transporte colectivo es considerable, pero aún lo es más
el tiempo que tarda en alcanzar el metro más cercano, lo que llega a implicar entre la mitad
y dos terceras partes del tiempo del viaje, todo y que la distancia que se llega a recorrer
en el metro es muchísimo mayor: “Me desplazo media hora en microbús para el metro, del
metro Taxqueña viajo como 8 minutos y me bajo y tomo otro pesero, que hace 20 minutos
más, y ya estoy en el trabajo” (Carlos, 16:20). En algunos casos incluso, la mayor parte del
trayecto se hace en colectivo de baja capacidad, usando el metro lo mínimo, pues como
veremos más adelante, se prefiere el microbús aunque realice más tiempo: “Desde que
salgo de mi casa, camino sólo una cuadra, de ahí espero a que pase el microbús que lleva
el rumbo al metro Balbuena, hace entre una hora, hora y cuarto, la pura micro. Después
me traslado en metro, línea 1, es nada más una estación, de metro Balbuena a Bulevar
Aeropuerto, de ahí camino para tomar otra combi, que va a UPICSA, que esa ya me lleva
hasta la escuela, que está ubicada en Pantitlán” (Memo, 17:19).
Otra característica de estos viajes largos es la cantidad de transbordos que pueden llegar
a hacerse estando dentro del sistema del metro, dado que su red adolece de una línea
circular que evite el paso innecesario por el centro de la ciudad, el viajero ha de realizar
hasta 3 enlaces para alcanzar su destino final: “Llego a Indios Verdes y tomo el metro
colectivo, de todos los usuarios del DF, dirección Centro Médico, línea 3, transbordo a la
línea 7, que va de Pantitlán a Tacubaya, hago otro transbordo en el metro Chabacano y
tomo la línea 9 que va de Garibaldi a Metro Constitución de 1917 y finalmente llego al metro
Iztacalco, y de ahí camino” (Javier, 15:19); “Salgo y camino 10 minutos hacia la avenida
(…) tomo el microbús hacia metro Taxqueña, aproximadamente 30 minutos y otros 30
minutos en metro hacia Chapultepec en Polanco, bueno una estación antes, porque yo
transbordo en Tacuba, caminaré otros 10 minutos para hacer el segundo transbordo en Rio
San Joaquín, otros 5 minutos” (Juan, 26:21).
280
Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
10 minutos de que tomo el micro y ahí espero un camión, a veces tarda un poco, pero es
lo más directo, (…) es el mismo que tomo en la otra ruta al final, pero si estoy muy cansado,
la verdad es que tomo la ruta larga y me voy todo el tiempo sentado” (Víctor, 24:50); “De
regreso camino hasta la delegación Iztacalco unos 20 o 25 minutos y ahí tomo un solo
camión, que es la ruta 42, me cobra 4.50 pesos, lo que me gastaría regresando por el otro
lado, pero con un solo transporte” (Armando, 19:40).
La práctica de utilizar rutas alternativas más cómodas, aunque de mayor duración para el
viaje de regreso, en el caso de los estudiantes se presenta también de ida, pues como
analizaremos en el siguiente apartado, ello les permite leer o realizar otras actividades: “Es
una odisea, yo tomo cuatro camiones para venir a la escuela, y hago más o menos, si me
salgo a las 6.15 llego aquí al 20 para las 8” (Cora, 11:18); “primero agarro un camión que
pasa en la esquina de mi casa, que me deja en Safari, viajo unos 15 o 20 minutos, y después
tomo otro, que es el más largo, una media hora hasta llegar a Camarones, y luego otro
hasta la escuela, que son otros 20 minutos” (Lulú, 21 años); “De mi casa camino 3 cuadras
al eje, ahí tomo una pecera que va a Pantitlán, hago como 15 minutos (…) me bajo y
camino 5 minutos y tomo otro microbús que va a Xochimilco, hago una hora y cuarto o 20
minutos, me deja en la puerta de la escuela” (Saraí, 18:19).
Otra de las razones por las que se evita viajar en el metro, sobre todo por las mañanas o
en horas de mayor afluencia, es la saturación de sus estaciones de enlace o transbordo, la
gran cantidad de gente que lo utiliza y satura es un elemento disuasorio para sustituirlo o
evitarlo “Sí, me podría venir en el metro, me ahorraría 11 pesos diarios, no gastaría ni 5
centavos. Pero el problema es que va a reventar, hay veces que no se puede ni siquiera
entrar, es que es mucha gente la que viene de Plaza Aragón, entonces ya cuando pasa a
la tercera o cuarta estación, que es donde yo subiría, ya viene a reventar” (Teresa, 4:42).
También se refieren constantes incidentes y cortes o pausas en el servicio, lo que lo hace
poco fiable “Lo malo del metro es que si se descompone, hay una falla, todo se vuelve
caótico, para los que nos movemos en metro es imposible” (Rosalba, 7:34).
Finalmente, con una menor presencia, se registraron tres usuarios de transporte público
cuyos desplazamientos eran más directos y sin combinaciones con el transporte de baja
capacidad, ya sea porque la ubicación de su residencia no era tan periférica o porque tenían
cerca una línea de metro, trolebús o Metrobús: “Me voy en Metrobús, camino 2 o 3 minutos,
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Verónica Quiroz López
Como una tercera estrategia relevante encontramos a los taxis colectivos exprés, una
variante del uso de las peseras, combis, microbuses o suburbanos que se distinguía por
ofrecer de manera extra-oficial un servicio de base a base, es decir, el transportista sólo
cargaba pasaje en el origen y tenía como destino el metro, ofreciendo mayor rapidez: “ La
pecera, porque es más rápida, son sólo 12 lugares, se llena rápido y ya no va parando, es
más rápida” (Javier, 15:27). Cabe señalar que esta estrategia seguía siendo sólo una etapa
del viaje, más con el tiempo el destino dejo de ser sólo uno y las paradas fueron
aumentando: “Caminaba de casa al microbús como 15 o 20 minutos, el microbús venía de
manera directa, es decir, cargaba todo su pasaje en la Terminal y ya no subía a nadie, lo
único que hacía era ir bajando a las personas en su destino” (Alfonso, 21:28).
Al parecer, esta modalidad del servicio surgió a partir de un acuerdo fuera de la legalidad,
entre choferes y pasajeros, los primeros para cobrar un viaje mucho más caro de lo que
estaba estipulado y los segundos para ganar tiempo en los desplazamientos de mañana:
“Bueno, era sólo el horario de la mañana, no sé a qué hora salía el primero, pero sólo era
en las mañanas y a las 9 ya dejaba de dar el servicio, era exclusivamente para sacar a la
gente” (Ibíd. 21:29). No obstante, pronto se confirmó que el cálculo de mayor ganancia de
los transportistas no era correcto, y a pesar de cobrar hasta el doble por un viajero no les
compensaba llevar solo pasajeros sentados, rompiendo unilateralmente el acuerdo:
“cuando optamos por el transporte de servicio directo, una de las condiciones que ponían
ellos mismos eran de que, cuando se llenaran los asientos, se iban y era servicio directo.
Entonces, pagabas tus ocho pesos y llenándose los asientos, el conductor no decía nada y
salía enseguida. Tiempo después, las unidades estaban mucho peor. El conductor no
respetaba el acuerdo, y llenaba el autobús con gente de pie, y encima si alguien decía algo,
se molestaba y te agredía” (Ibíd., 21:34).
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Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
De manera más residual, se mencionaron otras estrategias de viaje de larga distancia que
incluían el uso compartido de taxi entre compañeros, familiares o amigos para completar
trayectos, salidas nocturnas o para hacer compras: “A veces, cuando nos encontramos
varios compañeros, ya tomamos un taxi, así pagamos menos” (Armando, 19:25);“Me voy
en grupito, salimos en la tardecita y regresamos en la mañanita, entonces sí tomamos un
taxi” (Toña, 1:20); “Combi cuando voy solo o taxi cuando voy con mi mamá, es más barato”
(Juan Carlos, 6:18). También encontramos cierta asiduidad en el uso compartido de
automóviles privados a los cuales nuestros viajeros tenían acceso en algún momento
puntual, pero ello no significaba una práctica cotidiana: “la chava con la que comparto
departamento tiene coche, entonces si yo llego a salir con ella, ya traemos el coche”
(Mónica, 5:16); “él tiene un coche pero nada más se lo prestan los martes y jueves,
entonces esos días sí lo compartimos, bueno, él me trae a casa” (Jonathan2, 27:26); “O
mis hermanos me llevan y me apoyan en eso, ellos sí tienen auto” (Erick, 12:19).
283
Verónica Quiroz López
Esta característica de la gran duración del desplazamiento metropolitano ha dado lugar para
realizar algunas actividades mientras se viaja, de entre las cuales, dormir y leer son las más
mencionadas. Lo que puede ser visto como una ventaja dependiendo del tipo de usuario y
la actividad que lleve a cabo. En el siguiente apartado abordaremos este hecho, así como
el papel que juega en la elección de uno u otro modo de transporte, todo y que a pesar de
la percepción que se tenga de ellas no siempre corresponden a la realidad.
La posibilidad de dormir fue una de las actividades más mencionadas en las entrevistas.
Por las grandes distancias que se recorren y la gran duración del viaje que han de realizar
día a día –pues muchos de los viajeros comienzan la jornada laboral muy temprano, incluso
de madrugada- la posibilidad de tomar un transporte con menos transbordos se ve como
una oportunidad para completar las horas de sueño perdidas: “Me duermo (…) a veces
duermo pocas horas en casa y las completo ahí” (Julieta, 8:23);“Completar mis horas de
sueño, dormitamos, porque va uno incómodo. En el camión sí se duerme un poquito más,
pero en la pecera es bien incómodo. En la parte de atrás son 15 gentes de entre unos 70 y
100 kilos y venimos aplastados, pero lo utilizo porque es rápido” Javier, 15:21); “Porque si
me desvelo mucho, me da flojera ir parado. Entonces, ¿una ruta es para dormir? Sí (se ríe).
Y la otra es para cuando me urge” (Víctor, 24:23).
Pero dadas las malas condiciones del viaje, como la saturación humana o la conducción
temeraria, la mayoría de los usuarios reconocen que a pesar de su intención no es posible
descansar bien: “Pues algo, porque no duerme uno igual que en su cama, es incómodo”
(María, 23:25); “A veces no puede uno ni dormitar (…) siendo que la distancia se presta
para venir ahí un momento dormitando un rato, ya que no completa uno bien el sueño,
madrugando para salir” (Eugenio, 2:23); “No puedo dormirme del todo, pero sí, puedo
tomarlo como un descanso” (Erick, 12:25). Por su parte, otros viajeros ni siquiera se
plantean la posibilidad del descanso, muy por el contrario, permanecen más alertas, debido
a su percepción sobre la inseguridad: “yo no puedo ni cerrar los ojos por el mismo miedo
de que alguien se suba a asaltar” (Teresa, 4:22). Así, la hipotética ventaja de aprovechar
los viajes largos para descansar es echada por tierra dadas las condiciones del viaje, aunque
en la práctica esta percepción ha favorecido el uso de autobuses o peseras por sobre el uso
de otros medios como el metro, que implican mayores transbordos.
284
Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
Un mejor resultado parece que se podría obtener con la intención de aprovechar los
trayectos para leer, según lo expresan los viajeros, en su mayoría estudiantes que realizan
esta práctica, capitalizando el tiempo perdido del desplazamiento en la medida de lo posible
haciendo deberes: “Comúnmente leo, y acabando mis lecturas, ya es cuando me duermo”
(Saraí, 18:25); “Si es posible leo las lecturas que nos dejan en la escuela, tareas, repasando
apuntes” (Jonathan, 9:23). Otros confiesan que esta práctica tampoco es posible: “ahorita
intento leer, porque tengo más tareas, aunque hay veces que por más que quiero me
duermo” (Lulú, 10:22); “Leo (…) a veces no hay comodidad, por ejemplo en el camión, a
veces no están encendidas las luces, pero lo intento” (Carlos, 16:23).
De forma similar a lo que ocurre al tratar de dormir, para leer el viajero también suele
discriminar entre uno u otro tipo de transporte propicio para realizar esta actividad: “En el
micro sí puedo leer, como es base, siempre me toca asiento, siempre leo. En el metro es
más variable que me siente, igual y nunca me siento” (Martha, 14:21); “Leo, leo el
periódico, me gusta. Bueno cuando encuentras lugar sí, claro, si te toca parado, pues no
puedes hacer relativamente nada” (Jonathan2, 27:24). Vuelve a coincidir el hecho de que
los transportes de baja capacidad se visualizan como más propicios para leer, todo y que
comparten saturación, incomodidad o falta de luz con otros modos de alta capacidad, más
el viajero suele tener la percepción que en los primeros es más factible ir leyendo por ir
sentado: “Por darme la oportunidad de leer y de no estresarme” (Miguel Ángel, 13:23).
Un par de actividades más se mencionaron que se llevan a cabo durante el viaje: el tejer
–para las mujeres mayores- y escuchar música en general, a pesar de que esta última a
veces no era voluntaria. Nos referimos a que muchos choferes del transporte colectivo
concesionado acompañan los trayectos con música a gran volumen, práctica que no ha sido
regulada por las entidades que otorgan la concesión y que suele ser molesta para muchos
pasajeros: “No acostumbro mucho la música por la cuestión auditiva, perdemos
sensibilidad, pero luego el conductor llega a traer su música alta y no hay remedio, la
escuchamos” (Javier, 15:25). Otros lo combaten escuchando su propia música “A veces
traigo mi MP3 y escucho música” (Mónica, 5:23); “como tengo mi teléfono, pues escucho
música, me gusta el programa: Ya párate” (Armando, 19:22). Como podemos confirmar,
las ventajas de realizar otras actividades mientras se viaja son relativas, dadas las malas
condiciones en que se llevan a cabo, no obstante, muchos pasajeros no hacen consciente
este hecho y reproducen la práctica sin cuestionarse la calidad de su viaje.
285
Verónica Quiroz López
De lo que sí son conscientes todos nuestros entrevistados, es del impacto que tiene el viajar
en horas pico (períodos de mayor afluencia o congestionamiento) con un aumento del doble
o hasta el triple del tiempo de desplazamiento: “No pues en 20 minutos del metro
Moctezuma a mi domicilio sin tráfico, pero si hay tráfico, ahí si me llevo tres cuartos de
hora, a veces una hora” (Teresa, 4:24); “El itinerario que hemos descrito es sin tráfico, con
tráfico he llegado a hacer más de 2 horas, casi 2 horas y media” (María, 23:21). Para
muchos de los usuarios del transporte motorizado de superficie, el factor determinante es
el congestionamiento vehicular, al que llamamos tráfico: “Es que el tráfico es una variable
muy fuerte, porque sin tráfico puedo hacer 35 minutos, con tráfico puedo hacer una hora”
(Cora, 11:24). Y la saturación de personas para los sistemas colectivos como el metro: “hay
veces que sí es más larga esta segunda ruta, porque el metro a esa hora y en esta dirección
hay mucha gente, y se tarda en pasar y es más tiempo” (Lulú, 10:20).
286
Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
No obstante, al preguntar sobre el horario con mayor congestión vial o humana para realizar
el viaje, se describen dos franjas horarias, una por la mañana y otra por la tarde-noche,
independientemente del transporte utilizado: “Por lo regular está como entre 6.30 y 8.30
de la mañana, son como dos horas, porque hay muchos que entran a las 7, otros a las 8 y
otros a las 9, entonces varía” (Rosalba, usuaria del metro); “Pues es muy estricto, porque
si salgo 5 minutos después del tiempo calculado, ya me toca mucho tránsito, máximo
6:40am y llego a las 8am, si salgo 6:45 llego 8:30” (Raymundo, automovilista). Mientras
que por la tarde las horas pico parecen distribuirse en una franja más amplia “Entre más
tarde me vaya, más tráfico hay” (Saraí, usuaria de combis y microbuses); “el metro va muy
lleno por la tarde de las 16.30 a las 20hrs” (Juan, 26:28); “Si salgo a las 6pm ya me tocó
tránsito pesado, si salgo a las 5pm está muy tranquilo, ¿Ubicas el tráfico en un horario
determinado? Sí, de 6pm a 7.30pm” (Raymundo, 25:22).
Visto así, el costo del transporte podría incluir la percepción del valor del tiempo, mas no
parecen presentar una relación directamente proporcional, como lo reflejan las respuestas
de la mayoría de nuestros sujetos de estudio, quienes hasta cierto punto consideran que el
transporte en la ciudad es accesible en términos monetarios. Aunque en la práctica la baja
calidad del servicio y las pérdidas de tiempo que les significan no sean contabilizadas de
ninguna forma: “Yo creo que no es caro, porque el boleto (billete) del metro es al menos
muy accesible, y también, a pesar de que es mal servicio el del microbús, creo que no es
287
Verónica Quiroz López
caro” (Mónica, 32 años); “No es caro, comparándolo con la distancia que recorremos, no
es caro” (Saraí, 18 años); “las distancias y lo que nos cobran no se me hace exagerado”
(Toña, 48 años). En cifras, hacia 2007, el 51% de los viajeros estudiados gastaban entre
10 y 20 pesos diarios en transporte; un 26% entre 21 y 40 pesos -destacando estudiantes
y residentes del Estado de México- y; 10 pesos el 23% restante, casi todos residentes del
Distrito Federal y usuarios de un solo modo de transporte: metro, Metrobús o trolebús.
A decir de una gran parte de nuestros entrevistados, el costo del transporte público era
adecuado, accesible e incluso barato: “Para mí es muy barato, demasiado barato” (Carlos,
31 años). De hecho, en el Distrito Federal el metro, el trolebús y el tren ligero llevan décadas
subsidiados por los gobiernos, no se llega a pagar ni la tercera parte de su valor real -
incluso es gratis, para la gente de más de 60 años-: “Bueno, ahorita el metro me sale gratis.
¿Por qué? Por mi credencial de la tercera edad” (Teresa, 60 años). Para el Estado de México,
el congelamiento de tarifas del transporte concesionado es la coadyuvante a la falta de
mantenimiento de las unidades, la conducción temeraria en la guerra por el pasaje y la baja
calidad del servicio, lo que es conocido por la mayoría de nuestros viajeros: “Pues sí, por
2.50 o 3.50 pesos, pues tampoco quieras un asiento reclinable o que la gente no se suba y
que sea de élite” (Jonathan2, 21 años).
El bajo costo monetario del transporte en el Distrito Federal es una política ya consolidada
desde hace tiempo, sin importar el partido político, por lo que es visto como un elemento
de apoyo a las economías familiares más desfavorecidas, y que es difícil de erradicar. Sin
embargo, casi todos los viajeros entrevistados manifestaron que estarían dispuestos a
pagar más para mejorar su calidad y eficiencia: “Pues no, no me desfalca. No se me hace
ni mucho ni poco. ¿Estarías dispuesta a pagar más dinero para tener una forma de llegar
aquí más cómoda? Pues sí, si se pudiese sí” (Martha, 14:22); “¿Estarías dispuesto a pagar
más para tener un mejor servicio? Sí, y más que nada también que los conductores no sean
groseros, que no maltraten a la gente” (Jonathan2, 27:25).
Por el contrario, en el Estado de México se paga más debido a que la mayoría de la red de
transporte está concesionada a privados y, aunque por ley existan límites tarifarios, la lógica
es más empresarial. No obstante el pago mayor, el servicio de transporte, según un
consenso general, se considera peor: “En el Estado de México puedes llegar a pagar hasta
8 pesos por trayecto, ésa es otra diferencia entre el DF y el Estado de México, que ahí nadie
288
Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
regula, siendo la misma ciudad, porque el Estado de México ya viene siendo parte de la
misma metrópoli” (Víctor, 23:43); “la combi en Neza me cuesta 5 pesos, no tendría por qué
ser así, el servicio es igual, o a veces hasta más nefasto” (Memo, 17:41); “Bueno, sí lo
puedo asumir, pero se me hace un poco caro, porque en el Estado de México siempre
cobran más caro el transporte” (Teresa, 4:20).
Sin embargo, esta diferencia entre los costos de la movilidad por unidades administrativas,
los viajeros entrevistados no perciben como una ventaja cambiar su residencia a los límites
del Distrito Federal, dada esta lógica aplastante: “en la ciudad de México las rentas son
bastante caras, bueno más que nada es por la cuestión económica, el ahorro si yo rentara
aquí, no es sustancial, si yo rentara aquí, con ese dinero, pago perfectamente lo que son
los pasajes (…) al contrario sería más gasto, me sale más barato vivir allá aunque sea lejos.
¿Te sale más barato vivir lejos y trasladarte cotidianamente? Exactamente. Sí, se pierden
muchas horas del día, pero bueno, uno tiene que aguantar esas cuestiones, ¿no? Por
economizar” (Juan Carlos, 6:28).
Respecto al papel del gasto del transporte dentro de la economía familiar, encontramos dos
posiciones más o menos bien definidas: por un lado, aquellos viajeros para los cuales no
tiene una posición relevante el gasto en transporte o que, directamente no son conscientes
de ella: “Al mes no he hecho cuentas” (Toña, 1:27); mientras que para otros, el gasto es
importante, dada la baja remuneración que reciben, el número de personas en la familia
que realizan los viajes o aquellos que ponderan más su tiempo y prefieren gastar más en
los desplazamientos en automóvil particular:
“Sí, porque es muy poco lo que gano, 987 pesos la quincena (…) Pero si gastas 20 pesos
en transporte a la semana, son 80 pesos al mes. Pues sí, pero más los gastos de la casa,
los alimentos, y a mi hermana le doy” (Sandra, 22:21); “¿lo que tú gastas en transporte es
importante dentro de la economía familiar? Sí, de hecho sí, porque como todos somos
estudiantes ahora, pues sí son muchos gastos de mi casa en transporte” (Lulú, estudiante,
4 hermanos); “¿Cuánto gastas por usar tu auto? Más o menos 380 pesos semanales sólo
en gasolina. Si ocupara la carretera de cuota (peaje), ya se incrementaría, 100 pesos
diarios. De ida casi no la ocupo, cuando la llego a ocupar es de regreso, cuando salgo tarde
o necesito llegar a Toluca y está muy congestionada la salida de aquí de la Ciudad, trato
de ahorrar tiempo y pues prefiero pagar” (Raymundo, 25:39).
289
Verónica Quiroz López
El ser consciente del gasto que implica el transporte parece estar relacionado con la
responsabilidad económica en la familia, además del nivel de ingreso global en la unidad
familiar y del número de personas que tengan necesidad de viajar, por ejemplo, una familia
con hijos en edad de estudiar es más probable que le otorgue un papel importante al costo
del transporte, cuánto más sí vive lejos de sus actividades cotidianas. A pesar de ello, el
transporte para el conjunto de los viajeros metropolitanos es considerado como un servicio
accesible en términos monetarios, sin importar su baja calidad o la pérdida del tiempo;
aunque en comparación el servicio del Distrito Federal es más barato y de mayor calidad
respecto al del Estado de México, los viajeros entrevistados no lo consideran un motivo
para plantearse cambiar de residencia hacia zonas más centrales.
De manera similar a las prácticas cotidianas sobre la movilidad de larga o corta distancia,
las experiencias de viaje de nuestros residentes metropolitanos representan una fuente de
gran significación para el conocimiento de sus percepciones e imaginarios al respecto. Por
ello, en este segundo apartado abordaremos un amplio abanico de experiencias positivas y
negativas que nos han referido nuestros entrevistados, muchas de las cuales se llegan a
convertir en razones o ideas de peso para la elección de las formas de transporte que se
favorecen, o para definir las pautas del desplazamiento. Estas experiencias de primera
mano, ya sean cognitivas o subjetivas, conscientes o inconscientes, alimentan la percepción
inicial del viajero y le aporta nuevos elementos a la percepción inicial sobre el transporte,
llegando a modificar las decisiones sobre su itinerario, retroalimentando de este modo otras
prácticas individuales y/o colectivas de la movilidad.
Para efectos de esta exposición, hemos agrupado dichas experiencias en dos grandes
categorías: las positivas y las negativas. Las primeras se refieren básicamente a las ventajas
que representan una u otra forma de transporte urbano, a decir, el ahorro de dinero y/o
tiempo, la posibilidad de realizar actividades en trayecto, la disponibilidad del servicio, su
rapidez o su comodidad dependiendo del modo utilizado. Las experiencias negativas
refieren a las desventajas de la movilidad urbana en general, a su vez divididas en tres
grandes bloques: 1) las experiencias que versan sobre la seguridad pública o vial; 2) las
experiencias derivadas de la saturación humana en los transportes y; 3) las experiencias
que tienen que ver con los transportistas y el servicio que reciben.
290
Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
Pero la característica positiva que más destaca del Sistema de Transporte Colectivo Metro
es su bajo precio, la mayoría de nuestros entrevistados valoraron muy alto la relación
precio-distancia que les ofrece este modo: “Es barato, muy barato, con un boleto puedes
dar la vuelta a la ciudad completamente” (Erick, 12:37); “Su ventaja yo la vería en que es
barato, te puedes desplazar distancias muy largas con poco dinero” (Mónica, 5:35); “En
metro, pues es muy económico, económico y rápido” (Juan Carlos, 6:40). Incluso para
algunos viajeros veteranos, además ofrecía seguridad vial y pública “La rapidez, es muy
rápido y prácticamente muy seguro, en el sentido vial y en el sentido de que no haya
delincuencia, asaltos, robos, hay bastante vigilancia” (Juan, 61 años); aunque esto último
no ha sido ratificado por la opinión de otros viajeros, como lo veremos más adelante.
A pesar de esta valoración positiva, muchas veces ello no tenía el peso suficiente para
decantarse finalmente por su utilización, es decir, todo y que el metro sea percibido como
económico y rápido, algunos viajeros siguen prefiriendo pagar un poco más en otras formas
de transporte y sacrificar más tiempo en el trayecto para evitar las aglomeraciones que le
caracterizan: “Definitivamente el metro no me gusta, porque de hecho yo podría no gastar
esos 11 pesos (que gasta en otro transporte) porque hay metro hacia allá, que es la línea
B, pero resulta que ese metro viene sumamente lleno, llenísimo, todo el tiempo. A parte se
va parando y yo la verdad, pues el tiempo de las mañanas, lo que sea un poco más rápido,
por eso tomo la pesera” (Teresa, 4:40). El factor de la saturación humana lo abordaremos
con más detenimiento en el siguiente apartado.
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Verónica Quiroz López
Sea como fuere, el metro es percibido como uno de los transportes más rápidos de la
ciudad, sólo después del automóvil de uso privado, al que se le otorga la percepción de
mayor rapidez, tanto por los que son usuarios de transportes colectivos, como por los que
lo utilizan cotidianamente “Entonces, el tiempo del trayecto, eso sí, es la gran ventaja que
le veo al coche” (Víctor, automovilista); “El tiempo, sobre todo eso, que vas más rápido,
hacer más corto el trayecto, que de hecho si es más corto se reduce el tiempo” (Cora,
estudiante, residente en Tlalnepantla y usuaria del transporte público). No obstante, en la
práctica no se constata que la rapidez del transporte de superficie dependa más de la
posibilidad de utilizarlo individualmente como del factor tráfico, común a ambos.
Por su parte para el metro, la rapidez está supeditada a su buen funcionamiento, es decir,
a que las incidencias en el servicio sean una excepción y no una regla. Y por supuesto, al
alcance de su red, porque a pesar de la amplitud que posee, una buena parte de la ciudad
-sobre todo la periferia metropolitana- carece de una estación de metro, lo que obliga a
utilizar otras formas de baja capacidad para poder alcanzar algún punto de la red del metro.
En este sentido, el transporte colectivo de baja capacidad, llámese combis, peseras o
microbuses, es el que cuenta con la red de rutas más amplia: “Hay muchos microbuses
que se meten en lugares a los que a veces no llega (el metro) o que a veces otros
transportes públicos del gobierno tampoco pueden, digamos en diferentes partes, se meten
los micros y a uno le conviene ello” (Armando, 19:34); “Creo que hay muchas redes de
microbuses, hay varias opciones, variedad. En algunos casos te puedes ir en diferentes
rutas y te dejan en el mismo lugar” (Mónica, 5:34).
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Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
De forma similar al factor de la centralidad residencial, el vivir cerca de alguno de los ejes
de alta movilidad, aunque no sea el centro urbano, puede ofrecer una diversidad de
transportes, por lo menos a nivel individual: “Puedes elegir, utilizar micro, camiones que
son más grandes o las combis. O sea, hay una diversidad en la zona donde yo vivo, es
cerca de la Avenida Zaragoza (…) estoy en una zona de comunicaciones buenas” (Rosalba,
7.30). En suma, conforme a las experiencias de viaje expresadas, pocas son las ventajas
del transporte colectivo de la ciudad de México, destacando el bajo precio del Metro y su
relativa rapidez frente a otras formas colectivas; la amplitud de la red de rutas del transporte
de baja capacidad que alcanzan incluso la periferia urbana, a pesar de que ello redunde en
el congestionamiento vehicular y finalmente; la diversidad de modos de transporte que
puede ofrecer la ciudad central o sus zonas más consolidadas.
En menor medida se mencionaron otras ventajas, de entre las que destaca la mayor
comodidad de un modo colectivo sobre otro, determinada básicamente por la posibilidad
de ir sentado leyendo o descansando. Por supuesto, es natural que los autobuses de alta
capacidad o las rutas de microbuses menos saturadas fueran los más mencionados al
respecto: “a tempranas horas es más incómodo el metro que las combis, en el metro voy
parado, en la combi me puedo sentar” (Memo, 17:34); “Yo considero que este tiempo, y
no sé si sea la costumbre, es saludable para mí, porque me da tiempo de varias cosas en
este trayecto. De caminar, de leer un poco, bueno, traigo una “Palm” y puedo contestar mi
correo o haciendo otras cosas” (Carlos, 16:30), la posibilidad de consultar internet en
dispositivos móviles ya aparecía a pesar de que entonces aún no estaban tan extendidos.
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Verónica Quiroz López
Así, la relativa comodidad del microbús respecto al metro se debe a la desventaja más
nombrada por los usuarios, las aglomeraciones humanas que el viajero ha de soportar
cotidianamente. De nuevo, es el metro el que concentra el mayor número de experiencias
negativas: “Yo creo que el servicio es bueno, pero ya es insuficiente, sigue siendo bueno
porque la gente nos hemos acostumbrado a hacernos sardinas en el metro, pero ya es
insuficiente, debería de pasar más seguido, haber más trenes” (Rosalba, 24:40). Aunado a
la aglomeración, se encuentra la mala refrigeración o ventilación de los vagones, haciendo
el trayecto poco agradable: “Sobre todo en época de calor, los trenes son antiguos en su
mayoría y ya no les funciona el aire acondicionado, las temperaturas llegan a subirse yo
creo que a los 35 grados y es bastante incómodo” (Erick, 12:35).
Ante este problema, se han desplegado una serie de estrategias para combatirlos, tanto
formal –de parte de la administración del sistema- como informalmente –de parte de los
propios usuarios-. De entre estas últimas, destacan las reflexiones sobre la distribución de
los usuarios a lo largo del tren: “El espacio que tiene (el vagón), y luego hay veces que la
gente es imprudente, porque en la parte media puede haber mucho espacio, pero la gente
se queda en la puerta. También es cuestión de cultura, de que digas, bueno me faltan cinco
estaciones, pues dejo pasar a la gente y una estación antes me puedo ir acercando hacia
la puerta para poder bajar. Pero no, la gente se queda ahí y si va un trayecto hasta de 10
estaciones, no se quita de la puerta, y no permite el libre acceso a las personas que suben
como a las personas que bajan” (Jonathan2, 27:48).
294
Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
Bajo este razonamiento, algunos pasajeros despliegan sus propias estrategias para evadir
la saturación de los vagones: “Muchas veces tiene que ver la ubicación del vagón, porque
normalmente los vagones que más van llenos son los de en medio, y los de las puntas, ya
sea de enfrente o atrás, llevan menos, busco los vagones donde pueda ir más cómodo”
(Juan, 26:27); o simplemente hacen eco en su predilección por otro modo de transporte
debido a esta experiencia de incomodidad “Ventilación, si es que, en horas pico, el metro
no cuenta con la suficiente ventilación como para que refresque, sino que, digamos el calor
humano y la mezcla de olores, es como que muy feo. La aglomeración de la gente a mí no
me gusta. Lo que más me incomoda es el calor y la necesidad de ir tan pegado, cuerpo con
cuerpo” (Jonathan2, 27:38).
Lamentablemente en las horas punta, una mujer ha de elegir entre una mayor saturación
con su mismo género o subirse a un vagón mixto y exponerse a otras prácticas probables
de acoso: “Así de que te agarran, que te manosean tu cuerpo, que puedes sufrir acoso
sexual” (Julieta, 8:32). La situación llegó a tomar tales dimensiones, que hace un par de
años se implementaron módulos de justicia para denunciar este tipo de delitos dentro de
las estaciones de metro más conflictivas, sin embargo la proporción de denuncias es muy
baja aún: “Lo que pasa es que como te digo, que vas tan apretado, tan apretado, que tu
cuerpo queda junto al cuerpo de otro… O habemos mujeres muy desconfiadas u hombres
muy aprovechados. Entonces, se han generado muchos conflictos, por lo que se optó en
separar en esas horas tan caóticas, dos vagones para mujeres y el resto para hombres”
(Rosalba, 7:39); no obstante, la distribución de viajeros por género es más proporcional y
la reserva de un par de vagones exclusivos para mujeres no es suficiente.
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Verónica Quiroz López
El tema del acoso sexual derivado de los problemas de saturación del transporte público
es visto de manera diferente según el género. Mientras las mujeres viven esta situación con
gran estrés y rechazo: “debería haber más seguridad, sobre todo una por ser mujer (…)
una por ser mujer es más vulnerable a muchas situaciones” (Cora, 11:30), los varones le
dan menos importancia, un viajero de edad avanzada se refiere a estos episodios de este
modo: "porque a veces pasa uno, a lo mejor también trata uno de pasar con cuidado entre
todos los que van allá arriba, pero de repente le llega uno a rozar con la mochila (…)
entonces, sin querer a veces llega uno a darle a alguien" (Eugenio, 2:38).
De este modo, concluimos que la mayor experiencia negativa de un viaje metropolitano por
las aglomeraciones humanas es la incomodidad de la saturación, el ir pegado cuerpo a
cuerpo y las altas temperaturas a las que se llega por falta de una buena refrigeración, es
una situación que se manifiesta en casi todos los modos de transporte colectivos, pero en
especial en el Metro, en donde se han implementado algunas medidas para paliar los
efectos de esta saturación, como la segregación de los viajeros por género o las oficinas de
atención ciudadana para denunciar los abusos y el acoso a que esta situación da lugar. Mas
queda pendiente una profunda evaluación de las posibilidades de ampliar el servicio,
adecuándolo a la demanda existente y dotando de mecanismos de protección ciudadana.
A pesar de ello y sin restarle importancia, el tema del acoso sexual no es la experiencia
negativa más aludida en el área de la seguridad pública. La presencia de la delincuencia
generalizada es la experiencia más grave que refieren los viajeros metropolitanos, y que va
desde atracos con intimidación pero sin violencia, hasta asaltos a mano armada con grandes
daños y perjuicios a sus víctimas: “En cualquier tipo de transporte, sí, desde un taxi hasta
el camión foráneo (…) Bueno, como cuatro veces me han asaltado en microbús y camión
(…) la facilidad de que se puede subir la persona y saca un arma y comienza a amenazar a
la gente y a despojarlos de sus pertenencias, sin violencia, pero amenazando” (Jonathan2,
27:28); con mayores consecuencias otro viajero relata: “Y que nos asaltan a los dos. Y por
el hecho nada más de traer la credencial de Policía, o sea, yo di la billetera con el dinero
ahí, y en la billetera iba mi credencial de policía. No, con eso tuve. Entre dos me agarraron
a cuchillazos, ahí me dejaron sangrando. Ya cuando fui reaccionando, ya tenía el suero
aquí, ya iba yo arriba de una ambulancia” (Eugenio, 2:32).
296
Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
Expresado por los viajeros, a pesar de la poca valía del botín, parece ser una constante los
asaltos con intimidación o con alguna violencia física o verbal: “Los asaltos son con
violencia y a mano armada, pero no me pasó nada, obviamente es para asustar, que uno
dé el dinero o lo que traiga, pero pues el susto, igual uno no sabe qué tipo de gente sea,
lo que traigan en la cabeza, no sabe si sean armas de verdad, porque a veces son de
utilería, uno no sabe cómo van a reaccionar si se sienten acorralados o asustados” (Cora,
11:43); “subieron unos tipos vestidos de payasos y comenzaron a hacer un show normal,
de repente sacaron pistolas y comenzaron a asaltar la micro (…) y pues se acercó uno de
ellos, me quitó la mochila y por no querérsela dar, me dio un golpe con la cacha de la
pistola, entonces ya me quitaron mis cosas y se siguieron asaltando” (Memo, 17:32).
Pese a esta realidad, la delincuencia menor en el transporte es vivida por sus usuarios como
algo que forma parte de la cotidianeidad, un riesgo del que no se puede escapar, una
normalidad que no debería de serlo, que frustra, pero que existe: “¿Te parece eso violento?
Yo creo que sí, es violento, deja de ser impactante porque te acostumbras, pero no deja
de violentarte, pero te acostumbras a ese tipo de violencia y deja de impresionarte. (…)
Más que violento, quizá es frustrante, porque tú valoras tu vida de manera diferente, tú no
quieres pelear por dinero, sobre todo con una persona que trae un arma. Pero tú ya sabes
que ellos saben que tú piensas así, por eso lo hacen, porque saben que no vas a arriesgar
tu vida por 50 pesos que traigas, pero por lo mismo lo hacen ya con la mayor de las
facilidades” (Víctor, 24:32).
297
Verónica Quiroz López
Dada la falta de presencia policial dentro de los vehículos, algunas veces los propios viajeros
se enfrentan a los delincuentes: “En el último, acabamos golpeando al que nos quería
asaltar. Pero porque un señor sí se les puso, eran unos chamaquitos y yo creo que sí, la
gente ya está harta de que todo el tiempo quiere abusar de ti (…) un señor se puso ahí
medio loco, los cuates estos se pusieron nerviosos y el pasaje correspondió al enojo del
señor, acabamos sacándolos a patadas del micro. El señor era una persona fuerte y al cuate
que agarró, le torció la mano y le quitó el cuchillo, con ese mismo cuchillo le quitó el cuchillo
al otro, el otro al ver la facilidad con la que desarmó al compañero, casi lo entregó y el
resto del colectivo los comenzamos a golpear, y ya se bajaron, mientras el micro iba
andando, porque el chofer no se quiso parar” (Ibíd., 24:35).
A pesar de esta percepción, una viajera joven nos relató un atraco con intimidación en los
andenes del metro, empero cierta presencia policial en las instalaciones: “Fue más de
amenazas, estaba con unos amigos en la parte de hasta atrás del andén, un chico de mal
aspecto, medio drogado, como de 20 años, primero nos preguntó si teníamos un peso, le
dijimos que no. Y a uno de mis amigos le comenzó a decir que lo conocía, que era del barrio
donde traía bronca. Lo que hace este tipo era alzarse la playera y debajo traía un cuchillo,
nos amenazaba veladamente. Y aunque en cada estación de metro hay un policía, el
nuestro estaba en las taquillas y por más que lo volteáramos a ver, no nos atendía (…) duró
como 5 minutos y nunca se acercó el policía” (Saraí, 18.32).
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Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
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Verónica Quiroz López
Aunado al maltrato del pasaje, la conducción temeraria por parte de los choferes es
la experiencia más mencionada: “la manera en que manejan, que es así como… porque
hay una desesperación, los que manejan los micros no son los dueños, tienen que pagar
una cuota que tienen que sacar, juntar más pasaje, entonces, de repente también hay
como más descuido, competencia entre ellos, y el tráfico que yo creo que también ha de
ser desesperante para ellos” (Rosalba, 7:38). En una metrópoli con más de 4.5 millones de
autos, seguramente la conducción puede llegar a ser estresante y agresiva para cualquier
automovilista, pero en particular, para los choferes del transporte de baja capacidad esta
premisa se ha extendido dentro del imaginario común, bajo el argumento de las precarias
condiciones de trabajo y la poca rentabilidad del servicio, se justifican todas las prácticas
abusivas que realizan o permiten en materia vial e incluyendo la seguridad del pasajero: “O
se cuelgan (los pasajeros) de la parte de atrás o de la parte de enfrente (…) A mí me ha
tocado, en una ocasión irme colgando y se siente horrible, porque el aire te va dando y
sientes que en cualquier momento te vas a caer, o a resbalar o va a pasar un carro y te va
a arrollar, a golpear, sí es feo” (Martha, 3:33).
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Capítulo 7: Dinámicas, prácticas y experiencias cotidianas de los viajeros
Fuentes: Internet y acervo fotográfico propio realizado por Ariadna Maestre Gutiérrez.
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Verónica Quiroz López
Si bien estas situaciones dejan mucho que desear de la calidad del servicio y son molestas
para el pasajero, el cual no está exento de sufrir algún incidente, los sucesos en primera
persona no son una constante como en el caso de los asaltos analizados anteriormente. Sin
embargo, la percepción de una alta accidentalidad está presente en el discurso de varios
de nuestros entrevistados: “La manera loca de conducir, una vez un tipo iba a chocar, pero
por librar la camioneta frenó, y yo iba en medio de la fila de hasta atrás, yo no sé cómo caí
que todos cayeron encima de mí, del enfrenón que dio, aunque yo no me hice daño”
(Martha, 14:31); “la forma de conducir, porque por eso ocurren los accidentes, que quieren
echar carreritas entre ellos, y es cuando se meten entre los otros carros y no falta de que
uno se le ponga igual y es cuando ocurren los accidentes” (Armando, 19:36).
Fuentes: Acervo fotográfico propio, realizado por Ariadna Maestre Gutiérrez y Francisco Paúl Escartín.
302
Capítulo 8: “Ser un sin coche”: Imaginarios del viajero metropolitano
Capítulo 8
“Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
En el primer apartado rescatamos las características del viajero como sujeto social a través
de la tipología propuesta: el profesional automotorizado; el trabajador medio como usuario
de transporte colectivo; los estudiantes y estudiantes/trabajadores con una movilidad
multidestino compleja; y las trabajadoras informales, aquellas viajeras que se llevan la
experiencia más dura de la movilidad en la metrópoli mexicana. En un segundo apartado,
con base en los dos motivos principales de los viajes de larga distancia: trabajo y estudio,
recogeremos las estrategias más comunes para realizar estos desplazamientos, así como
los pros y los contras de dichas elecciones entre uno u otro modo de transporte.
Finalmente, en los últimos dos apartados nos adentraremos en las representaciones sociales
e imaginarios de nuestros viajeros, y que se materializan de mejor manera en las distintas
formas que toma el transporte: el idealizado uso del automóvil particular, la accesibilidad
al transporte colectivo de baja capacidad, las ventajas del viaje en metro, los prejuicios
sobre otras formas alternativas como el Metrobús, la bicicleta o caminar; así como las
percepciones más comunes y generales sobre la movilidad y el transporte, para poder
concluir con aquellas representaciones sociales que, al hacerse conscientes, podrían
cambiar la dinámica de la movilidad en general de este colectivo.
303
Verónica Quiroz López
Para obtener una dimensión social de las representaciones e imaginarios del transporte nos
hemos apoyado en la categorización de los sujetos en función de su ocupación y las formas
de transporte más utilizadas. Aquí proponemos cuatro grandes colectivos que hemos
identificado y trabajado, a pesar de que estamos ciertos que una reducción como ésta no
puede ser extrapolable al total de los residentes urbanos, dada la diversidad de
características y de las identidades que pueden adoptar todos y cada uno de ellos. Sin
embargo, por lo menos en la pequeña muestra estudiada, se definen muy bien cuatro tipos
de viajeros cuyas pautas de desplazamiento son similares, atendiendo a las variables
analizadas, a continuación los expondremos con mayor detalle.
De esta forma, el primer colectivo que se desmarca y define respecto a sus hábitos de
movilidad cotidiana es el sujeto cuya actividad profesional calificada le permite acceder al
uso individual de un automóvil en su movilidad diaria, el 8% muestral. Son básicamente
varones jóvenes de entre 28 y 38 años, laboralmente activos y responsables económicos
de la unidad familiar. Estos profesionales con alto poder adquisitivo, en general valoran su
tiempo de forma distinta a otros colectivos, razón que esgrimen para el uso individual del
coche, al cual por supuesto tienen acceso cotidianamente, prefiriendo gastar más dinero a
cambio de obtener comodidad y ahorro de tiempo en el desplazamiento.
304
Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
En el otro extremo se encuentran los tres tipos de viajeros restantes, para quienes la
posesión de un coche privado para su movilidad cotidiana no es una prioridad. Y es que,
como lo hemos apuntado anteriormente, a diferencia de lo que acontece en Cataluña, para
una parte de residentes de la ciudad de México, la posesión de un vehículo no es una
barrera para su uso, el 30% de los residentes entrevistados podían tener acceso a un
vehículo particular e incluso referían su uso esporádico o puntual, pero a pesar de ello el
92% de los viajeros entrevistados utilizaba diariamente formas de transporte colectivas.
De entre estos tres tipos, el empleado medio es uno de los viajeros más comunes, con el
37% de los entrevistados; aquel cuya remuneración no es la más alta y que, por tanto, se
decanta por el uso de transporte colectivo y público. El perfil de este grupo corresponde a
sujetos mayores de 25 años, cuya actividad principal son trabajos con cierto nivel de
especialización –como la vigilancia privada, los servicios técnicos de radiofrecuencia,
informáticos, secretarias, administrativos o vendedores-. Muchos de ellos también son
proveedores económicos de la unidad familiar; el 17% conforman hogares unipersonales,
ya sea porque viven solos o porque comparten casa sin vínculo familiar; un 19% son hijos
económicamente independientes, pero que siguen viviendo en casa de sus padres. Pero la
mayoría son padres de familia, hombres y mujeres que comparten la responsabilidad
económica y que, por tanto, determinan cuáles son las prioridades sobre los bienes y
servicios requeridos, no sólo para ellos mismos, sino para el conjunto de la familia, y dentro
de las cuales no se encuentra en primera línea la posesión de un coche.
305
Verónica Quiroz López
Para este colectivo, y a pesar de que puede tener las posibilidades económicas de adquirir
un automóvil, prevalece ante todo la posesión de un departamento (piso) o casa propia. Ya
sean antiguos moradores de la ciudad o migrantes, que incluso en no pocos casos han
vivido en zonas céntricas de la ciudad con anterioridad, finalmente han optado por sacrificar
esa centralidad y aumentar el tiempo y la distancia de traslado a sus actividades cotidianas
en aras de convertirse en propietarios de su residencia, pues consideran que no contar con
un coche particular no es una limitación para su movilidad ni una prioridad, es decir,
prefieren tener una casa propia antes que un coche, aunque ello les suponga grandes y
largos desplazamientos metropolitanos en el día a día.
Como se puede suponer, la variable del tiempo de desplazamiento no tiene el mismo peso
que le otorga el profesional automotorizado. Lo que no significa que este tipo de viajero no
despliegue en el día a día ciertas estrategias para agilizar su desplazamiento, incluso
llegando a pagar un poco más para buscar más comodidad o rapidez. Sin embargo, su
apuesta no es tan radical para plantearse el uso de un coche particular, se mueven a través
de una o varias formas colectivas de transporte y, sólo excepcionalmente, utilizan un taxi,
tal como lo hemos analizado en el capítulo anterior. Asimismo, este tipo de viajero tiene
una noción menos rígida del tiempo y discrimina, según las circunstancias, las estrategias
de movilidad elegidas, por ejemplo, si tiene una hora estricta de llegada al trabajo o a la
escuela, o si puede disponer de más tiempo en el regreso a casa.
En una tercera categoría ubicamos al grupo de viajeros más entrevistado con el 41%, eran
hombres y mujeres entre los 18 y 24 años, la mayoría de los cuales tenían como actividad
principal sólo estudiar, aunque tres de ellos además trabajaban o realizaban las prácticas
profesionales, llamadas también servicio social. Todos declararon vivir dentro de una familia
nuclear o extensa y casi todos dependían económicamente de sus padres, dado que no
recibían remuneración económica alguna por la realización de sus prácticas; a excepción
de uno de ellos, quien tenía un trabajo pagado sin relación directa con sus estudios y, al
que otorgaba la misma importancia que a estudiar. Para estos viajeros, también usuarios
del transporte colectivo, lo que predominaba en la elección del modo, era la comodidad del
viaje, ya sea para estudiar o completar las horas de sueño pérdidas, quedando en un
segundo término el tiempo, cuya valoración era relativamente baja.
306
Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
Mas lo que distingue a este colectivo por sobre los otros, es la complejidad del patrón de
su movilidad cotidiana compuesta por viajes multidestino. Debido a las grandes distancias
que habían de recorrer para alcanzar sus instituciones educativas –mayoritariamente
concentradas en pocas áreas de la ciudad- y que para algunos se sumaba al hecho de tener
que compaginarlo con el trabajo, tenían que ir de una a otra sin regresar a su domicilio,
dando origen a viajes más complejos que los pendulares, de mayor duración y con más de
un destino, ya sea de la casa al trabajo y del trabajo al estudio o de la casa al estudio,
después al trabajo y finalmente el regreso a casa. Ese tipo de movilidad presenta por lo
menos dos condicionantes, por un lado obliga al viajero a pasar la mayor parte del día fuera
de casa, dada la localización periférica de la residencia en contraposición con la centralidad
de la actividad; y por otro, determina la utilización intensiva de los distintos modos de
transporte a su alcance, complejizando las rutas y horarios elegidos.
Empero, encontramos un cuarto tipo de viajeras que aún tiene mayores desventajas de
movilidad que los anteriormente analizados, representando al viajero más desfavorecido de
los aquí estudiados. Con un 14% del total muestral, se trata de mujeres de edad avanzada,
entre 41 y 61 años, inmigrantes veteranas y también antiguas residentes de la ciudad
central, quienes además habían tenido una alta movilidad residencial intraurbana a lo largo
de su vida, ya que la mayoría de ellas habían mudado su residencia varias veces y cada vez
más hacia la periferia urbana, mientras que otras siempre habían vivido en ella. Eran
mujeres trabajadoras con baja remuneración económica que se dedicaban a los servicios
domésticos -limpieza o cuidado de ancianos a domicilio-, y con un nivel de estudios bajo o
nulo, lo que no les permitía acceder a trabajos mejor pagados.
Bajo estas condiciones, su movilidad cotidiana también era precaria en varios sentidos. La
mayoría de ellas vivían en zonas muy alejadas y recorrían las distancias más largas que se
refirieron en las entrevistas con tal de llegar a su lugar de trabajo en los horarios más
matinales, alguna salía de su casa a las cuatro de la madrugada. En segundo término, la
elección de los modos de transporte se restringía a las formas colectivas que existían en su
entorno, pero para alcanzarlas habían de caminar más de 2 kilómetros y; aunque en su
caso era muy importante el bajo costo del transporte, muchas veces no tenían elección,
eran usuarias cautivas del caro transporte de baja capacidad del Estado de México.
307
Verónica Quiroz López
De esta forma, podemos concluir que en la metrópoli mexicana existen por los menos cuatro
pautas de movilidad metropolitana cotidiana bien definidas, que se pueden dibujar según
el tipo de viajero y las características de su ocupación, nivel de ingreso, edad y género,
siempre y cuando residan en algún punto de la periferia metropolitana: 1) los profesionales
automotorizados; 2) empleados medios usuarios del transporte colectivo; 3) los jóvenes
estudiantes y estudiantes/trabajadores con una movilidad más compleja y multidestino y;
4) las trabajadoras informales, las viajeras más desfavorecidas. Bajo esta tipología, a
continuación analizaremos con detalle la eficacia y las consecuencias del despliegue de las
estrategias de movilidad cotidiana que dichos colectivos realizan.
Todo y que, como lo hemos defendido en apartados anteriores, el análisis de los discursos
de nuestros viajeros confirma la tendencia general hacia una movilidad multidestino, más
intensiva y compleja que la imagen de la movilidad pendular abordada por los estudios
tradicionales sobre el origen y destino hasta ahora realizados para la ciudad de México, ello
no es incompatible con el hecho de que sus viajes metropolitanos sigan teniendo un motivo
principal que obliga al largo desplazamiento. En nuestro caso, el 74% de los entrevistados
tenían como actividad principal el trabajo, 15% el estudio y, el 11% restante dividían su
tiempo a partes iguales entre el estudio y el trabajo o las prácticas profesionales. Mas para
poder realizar estas actividades, todos y cada uno de nuestros informantes había de realizar
día a día desplazamientos de larga distancia, empleando uno o varios modos de transporte
privado o público, ejerciendo largos y complejos viajes multimodales, que a continuación
analizaremos según su actividad principal.
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Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
Sin duda, el trabajo fue la actividad que más predominó entre nuestros informantes, y a
pesar de que los trabajadores se presentaron como un colectivo diverso, tenían en común
que la mayoría empleaba una parte importante del día en cubrir la jornada laboral, y en
gran medida debido a la larga duración de su desplazamiento. Ya sean los profesionistas
automotorizados, los empleados medios o las trabajadoras informales, el denominador
común era la gran cantidad de tiempo empleado para ir y regresar al trabajo, empleando
entre una hora y media y dos por trayecto, lo que sumado a la propia jornada laboral,
abarcaba una buena parte del día útil, entre 10 y 12 horas diarias.
Asimismo, la premisa de la comodidad aludida por estos viajeros sólo podía corroborarse
en tres aspectos positivos: no tener que sufrir saturaciones humanas, realizar un viaje sin
transbordos y asegurarse el ir sentado. A cambio había de conducir el vehículo y afrontar
las mismas desventajas de la inseguridad vial o pública que el resto, pero a un coste mucho
mayor que el usuario del transporte colectivo; a pesar de ello, muchos de nuestros
entrevistados no eran del todo conscientes de los costos reales asumidos de su elección.
De esta forma, al hacer un balance de los pros y los contras del uso del transporte particular
y, dejando de lado la posibilidad de viajar sentado, sin transbordos y sin aglomeraciones
humanas, la ventaja que realmente distinguía a los automovilistas de otros viajeros
trabajadores, era la posibilidad de plantearse tomar un trabajo mucho más lejano del
normal que, sin el automóvil particular, quizá estaría fuera de su alcance.
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Verónica Quiroz López
A propósito de estas últimas formas de transporte, entre los trabajadores encontramos tres
casos distintos dignos de mencionar: los usuarios de Metrobús, metro o trolebús que no
tenían que realizar ningún otro transbordo, pues sus desplazamientos, a pesar de ser largos,
eran más directos –dado que podían circular por carriles confinados, separados o en
contraflujo- sin tener que realizar otras combinaciones con el transporte de baja capacidad,
logrando un ahorro efectivo en el tiempo de viaje, además de su bajo costo; aunque no
podían librarse de las otras condicionantes negativas como las aglomeraciones humanas,
la inseguridad pública o vial. Más para poder lograrlo, los viajeros habían de ubicar su
residencia o punto de partida en zonas más centrales de la metrópoli o, en su defecto,
situarse próximos a una zona bien dotada con este tipo de transporte.
Finalmente, encontramos entre los trabajadores una tercera estrategia menos usual y con
una eficacia menos probada, pero igualmente interesante. La de utilizar las peseras, combis,
o microbuses como taxis colectivos exprés, al llegar a un acuerdo extra-oficial con los
choferes para realizar un servicio de base a base a cambio de un costo mayor del legalmente
permitido, es decir, el transportista sólo cargaba pasaje en el origen –algún punto de la
periferia metropolitana- y tenía como único destino alguna estación de Metro o punto de
conexión con otro transporte de alta capacidad, ofreciendo mayor rapidez. A pesar de la
dudosa rentabilidad de esta práctica para ambas partes, la modalidad exprés pronto se
extendió a otros modos, no obstante, su eficacia quedaba en entredicho, pues no llegaba
a ser tan económico como el transporte colectivo y tampoco libraba a sus usuarios del
tiempo perdido en aglomeraciones o caravanas de entrada a la ciudad.
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Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
El estudio fue la segunda actividad principal más mencionada por nuestros entrevistados.
Los viajeros que sólo estudiaban se presentaban como un colectivo más homogéneo en
cuanto a sus pautas de movilidad, realizando viajes cotidianos muy largos y multimodales,
algunas veces pendulares y otras encadenándolos con actividades deportivas, de ocio o de
compras. Más en la elección de los modos empleados, antes que el ahorro de tiempo,
primaba la comodidad y la posibilidad de realizar otras actividades en trayecto. Así, se
decantaban por usar modos de baja o mediana capacidad: combis, peseras, microbuses o
autobuses, con la idea de ahorrarse transbordos innecesarios y buscando la comodidad de
ir sentados para leer, estudiar o dormitar; no obstante, la mayoría de ellos confesaron que
pocas veces lo lograban, debido a las aglomeraciones y a la conducción temeraria.
Esta idea del viajero sobre que el transporte colectivo, a diferencia del individual, permite
realizar otras actividades en el trayecto como dormir o leer, no es exclusiva del colectivo de
estudiantes, sin embargo, entre éstos, la premisa tenía cierto peso en la elección del modo
elegido. De tal forma encontramos que, entre los estudiantes se visualizaba en particular al
transporte concesionado de baja capacidad como un modo más propicio para leer, todo y
que como otros transportes, también se saturaba, era incómodo o faltaba luz. A pesar de
ello, muchos pasajeros lo elegían por este motivo, sin cuestionarse la calidad de las
condiciones para realizar dichas actividades, ni tampoco la del viaje mismo. De forma similar
a los trabajadores, los estudiantes sufrían una serie de desventajas durante el viaje sin
cuestionarlas, tales como la saturación humana, la conducción temeraria, la posibilidad de
asaltos o accidentes, los atascos o la incomodidad de los transbordos.
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Verónica Quiroz López
En concordancia con las características descritas para los viajeros que sólo estudiaban, pero
dada su doble actividad principal, los estudiantes que también trabajaban fueron el colectivo
que presentó la movilidad más compleja en nuestro análisis, pues además de ser multimodal
como en el caso de los otros grupos, era también por definición multidestino. A pesar de
que la práctica de aprovechar un viaje con varios motivos fue encontrada también en otros
viajeros de forma esporádica, pues aprovechaban los desplazamientos a zonas centrales de
la ciudad para realizar otras actividades como compras, gestiones, ocio, deporte, etc.; en
el caso de los estudiantes/trabajadores, era una práctica cotidiana pautada que marcaba la
diferencia en por lo menos estos dos aspectos.
Sin duda, por un lado este grupo de estudiantes/trabajadores presentaba los viajes más
largos y complejos que se nos describieron, los cuales podían llegar a durar todo el día,
incluyendo, por supuesto, la comida lejos de casa. Por el otro, significaban el empleo de
varias formas de transporte colectivo, ya fuera público o concesionado, tanto de baja, como
mediana y alta capacidad, e incluso algunas veces se beneficiaban del hecho de que algún
familiar les acercara en algún tramo con su automóvil particular. En resumen, la
característica distintiva de este colectivo era la de ser los viajeros más asiduos y versátiles
en cuanto a destinos y modos empleados, reportando la mayor movilidad cotidiana de los
viajeros que entrevistamos, desplegando sus actividades en el conjunto metropolitano.
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Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
Así, esta exposición rescata las representaciones más comunes del viajero metropolitano
sobre el transporte en la ciudad de México, los elementos que las conforman y la forma
como las experiencias o los saberes anteriores a ellos retroalimentan dichas prácticas de
desplazamiento, originando otras nuevas o modificando las anteriores. Mas en algunos
casos, los imaginarios sobre la movilidad compartidos por la mayoría de los habitantes de
la urbe pesan mucho sobre sus acciones, comandando la práctica del viajero más allá de
su propia experiencia vivida. No obstante, la práctica del viaje se convierte en experiencia
útil cuando el viajero reflexiona conscientemente de las consecuencias de su elección,
modificando o enriqueciendo las representaciones sociales anteriores; todo y que, como
hemos comprobado, algunos imaginarios están tan arraigados en la consciencia colectiva
que, sin tener referencia racional de ello, siguen impregnando sus acciones.
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Verónica Quiroz López
En especial, la posesión del automóvil para el uso familiar es el motivo más racionalizado
al que se aludió entre nuestros informantes, independientemente de su ocupación, edad o
género: “¿siempre vas en auto? Sí, cuando voy con la familia siempre lo hago en auto”
(Miguel Ángel, 13:27); “sí, hay una camioneta y un carro. Los ocupa mi mamá, para mis
hermanos más pequeños, porque a nosotros muy rara vez nos lo deja, cuando vamos a la
iglesia a ensayar, es para lo que a veces lo utilizamos, yo o mis hermanos” (Lulú, 10:30).
Y la única desventaja de no tenerlo: “Para mí ninguna, no es una desventaja, pero ya en lo
familiar sí (…) cuando mi papá se pone enfermo y necesitamos llevarlo de repente al
hospital” (Jonathan, 9:42); “Como algunos de mis vecinos tienen su carrito, luego me dicen,
papá compre un carrito para que nos lleve a pasear, más cómodo” (Eugenio, 2:39).
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Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
Y es que cuando la unidad familiar incluye hijos pequeños o familiares con una movilidad
más reducida, el automotor de uso particular se considera un objeto necesario para salvar
situaciones especiales o de emergencia: “Para un caso de emergencia, por ejemplo, mi
mamá va para los 70 años (…) Dios no lo quiera, tiene un accidente y necesitas llevarla de
urgencia a un hospital o algo así, pues te quedas imposibilitado a que sea rápida tu
respuesta al evento” (Víctor, 24:48); “el auto lo usa mi esposa, para llevar a los niños, irse
a su trabajo y regresar (…) Mira, yo tengo 17 años viviendo en la ciudad de México y mi
prioridad nunca fue tener un auto, porque no me es indispensable. El carro lo obtuve
cuando me casé, por mi mujer y mi hijo recién nacido” (Javier, 15:47,48). En estos casos,
el sentido de su posesión suele cambiar del lujo o el status al de necesidad: “cuando eres
soltero, con un carro sí tienes esa sensación de libertad (…) pero ahora con las niñas eso
cambia, entonces lo que buscas es más comodidad y seguridad” (Miguel Ángel, 13:47). A
pesar de esta opinión generalizada, los viajeros referían que ante estas contingencias y no
tener un automóvil, el uso de un taxi o de las redes solidarias entre sus familiares o vecinos
salvaba las contingencias, no así en el desplazamiento cotidiano.
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Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
En contraposición con la valoración general positiva que se daba al uso del automóvil, las
peores percepciones del viajero cotidiano en la ciudad de México las obtenía el transporte
concesionado de baja capacidad. Los microbuses, las combis, los peseros y los taxis eran
considerados un mal necesario en el desplazamiento: “ventajas propias que me beneficien
a mí, no. Para la población en general, pues sí, porque mueve a una gran parte de la
población, pero para mí no, viajo en microbús porque no tengo opción” (Erick, 12:33). Las
experiencias de viaje remitían a una larga lista negativa desde la saturación humana, la
conducción temeraria, el maltrato al pasaje por los choferes, una alta accidentalidad, la
falta de mantenimiento de los vehículos o la sensación de vulnerabilidad ante los asaltos.
De entre todas ellas, quizá las que impacten más sean referentes a la inseguridad pública.
Tal como lo apuntamos en capítulos anteriores, en las entrevistas se refirieron una buena
cantidad de atracos sucedidos a nuestros informantes en microbuses, combis o peseras.
Aunado a ello, se encontraron percepciones anteriores a la propia experiencia que, junto
con ellas, acababan formando un bagaje de conocimientos y mitos muy negativos sobre
ello: “porque en la combi se me hace ya tan común que se suban y que te asalten (…) a
uno de mis primos hermanos, allá cerca de su casa, se subió un tipo, ni siquiera entabló
conversación, nada más llegó y le disparó al chavo que estaba en el asiento de a lado lo
mató se bajó y ya, así te sientes más vulnerable” (Raymundo, 25:31). A la percepción
común de la vulnerabilidad por inseguridad en este modo de transporte se une, muchas
veces, una imagen de impunidad del delito por la ausencia policial y falta de persecución
del delincuente, a lo que sin embargo hay que arriesgarse pues no hay otra opción.
Estos imaginarios negativos acaban determinando ciertas estrategias de defensa entre los
viajeros, modificando algunas de sus pautas de movilidad cotidiana. Así lo encontramos en
el uso del taxi entre las mujeres, todo y que no hayan tenido la experiencia en primera
persona, la refieren con gran vivacidad: “¿utilizas taxi? No, definitivamente no, ni de por
favor, porque hay muchos asaltos (…) a una sobrina igual, se la llevaron, le estuvieron
trayendo, le esculcaron, que dónde vivía, que si la mamá trabajaba, ella tuvo que mentir”
(Teresa, 4:32,37); “Trataron de asaltarme en una ocasión en un taxi (…) en un momento
dado saque mi celular, él se espantó y no le quedó otra, más que darme mi cambio. Y ya
me salí rápido del taxi, ¿la había amagado? No, eso ya fue intuición mía” (Teresa, 4:36).
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De forma similar pero menos presente, esta sensación de inseguridad al coger un taxi es
extensiva a los hombres: “estás sujeto a la incertidumbre de que sea un taxi seguro o que
te toque una persona con mala fe y te vaya a asaltar. Vives esa incertidumbre, de que te
pueda pasar algo o no” (Jonathan2, 27:39); “platicando con una compañera me contó que
saliendo del metro la subieron a un taxi y la raptaron tres horas, la llevaron al cajero y le
sacaron el dinero, está latente, esto es lo que le llaman un secuestro exprés. Esto se
escucha desde hace más o menos dos o tres años” (Javier, 15:41). La impunidad con la
que opera el transportista ilegal se aúna al imaginario tan común sobre la posibilidad de ser
presa un secuestro rápido: “he escuchado en pláticas o en las noticias, de los asaltos en los
taxis piratas” (Armando, 19:39), nuestro informante se refiere a aquellos taxis que aun sin
tener una concesión o permiso válido, salen a la calle y ofrecen sus servicios ostentando
permisos falsificados y quienes muchas veces son parte activa de los robos.
Por ello, una estrategia de protección frente a este tipo de inseguridad es identificar a los
operarios legales que ofrecen sus servicios desde un sitio o base donde se concentran los
vehículos y en donde se corrobora la legalidad del permiso: “Utilizar el taxi por la noche es
peligroso, a menos que sea de sitio, y los de sitio son carísimos (…) te están cobrando la
garantía de que vas a llegar, hay un lugar donde lo puedes reportar” (Víctor, 24:47);
“Solamente así es que tomo taxi, siendo de sitio y personas que conozcan el sitio, los
coches, las personas” (Teresa, 4:39). A pesar de esta medida, siguen produciéndose un
gran número de episodios de delincuencia en estas formas de transporte concesionado,
dado el poco control que sobre las unidades ilegales tienen las autoridades de la ciudad y
la gran cantidad de formas de concesión que coexisten en la metrópoli.
Esta impunidad con la que se cometen cotidianamente los delitos a bordo de las combis,
peseras o microbuses retroalimenta aquellos imaginarios ya preestablecidos acerca de sus
otras desventajas –conducción temeraria, accidentalidad, maltrato o saturación- y que junto
con las experiencias propias o referidas por conocidos e incluso por los distintos medios de
comunicación sobre su peligrosidad dan como resultado una pésima valoración en general
por los viajeros metropolitanos, pero en particular por sus usuarios cotidianos, quienes sin
embargo, manifiestan que tienen la necesidad de utilizarlos, debido a que en muchas zonas
de la periferia urbana no se cuenta con otro modo de transporte colectivo que ofrezca una
red tan extendida de rutas y ramales, llegando a donde los otros modos de alta capacidad
no lo han hecho o tienen dificultades para hacerlo, como el metro.
318
Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
En efecto, a pesar de que la ciudad de México cuenta con una importante red de metro que
abastece sobre todo una parte del territorio del DF, fue construido entre los setenta y
noventa del siglo pasado para una ciudad de otras dimensiones, más las sucesivas crisis
económicas y políticas públicas han frenado su expansión. Mientras que la ciudad y su
población siguió extendiéndose -aunque con un ritmo cada vez menos acelerado-, la
conurbación fue ocupando y densificando otras áreas del Estado de México que hoy en día
carecen de una línea de metro, cosa que los viajeros echan en faltar: “Me gustaría que el
metro llegara hasta mi casa” (Toña, 1:31); “aunque no tiene muchos destinos, no llega a
donde uno quisiera, eso estaría bien” (Eugenio, 2:31); “El metro se me hace una buena
opción, pero ya no es suficiente, no es suficiente porque no ha crecido y la población sí, y
cada vez demanda más medios de transporte” (Miguel Ángel, 13:38).
Por el contrario, la saturación y las aglomeraciones humanas en horas punta es, a juicio de
sus usuarios, la peor de sus características: “sí tiene su desventaja, porque nos vamos todos
aplastados” (Marta, 3:43); “el inconveniente más grande es que a ciertas horas, sobre todo
en la mañana que todo mundo quiere llegar a su trabajo está saturadísimo” (Raymundo,
25:30); “podríamos decir que entramos a presión, porque te meten a presión (…) ya
hacemos la parte solidaria, porque mucha gente no se mueve, de empujar y empujamos y
tratamos de cerrar la puerta para que sea más ágil” (Rosalba, 7:32); “a parte del calor que
hay, la gente a veces está esperando el turno para bajarse y a veces lo bajan a la fuerza o
lo meten y ¡todo pasa!” (Eugenio, 2:36). A pesar de ello, el metro ha sido el modo de
transporte colectivo mejor valorado por nuestros entrevistados.
319
Verónica Quiroz López
Aunque más de un entrevistado refirió atracos vistos en el metro, pero al compararlos con
los de otros transportes, se percibía menos violencia: “una vez en el metro, bueno a mí no
me pasó, pero vi que estaban enfrente de mi asaltando a un señor (…) yo estaba muy cerca
y alcancé a escuchar, le dijo me vas a dar tu anillo y tu reloj y te callas, cuidado y grites”
(Mónica, 5:53); “yo no, pero tengo referencias, en el metro les han sacado los celulares,
las carteras, les quitan las bolsas, sin violencia” (Julieta, 8:38); “pero por lo menos ahí no
hay violencia, a lo mejor ni susto pasas, ni te das cuenta, hasta que ya buscas lo que hace
falta” (Raymundo, 25,33). Incluso en alguna narración los viajeros se defienden: “una vez
me tocó golpear a unos que querían asaltar a una señora, igual en el metro, nos volvimos
locos, nos revelamos y acabamos golpeándolo” (Víctor, 24:37).
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Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
En la misma línea otros viajeros aludían la seguridad vial : “Es un transporte muy seguro,
no hay eventualidades de que vaya a chocar con algún otro tren o algo así” (Jonathan2,
27:35). Contra esta percepción generalizada encontramos como excepción un testimonio
que relató un grave accidente que sufrió en metro en 1996: “se paró el tren, pero no era
como otras veces, de repente se apagó la luz y se comenzaron a escuchar explosiones, (…)
se iluminaba todo por dentro de las explosiones, la gente gritaba, rompían cristales y llegó
un momento en que ya no se podía respirar, por todo el humo (…) nadie nos auxilió, nos
bajamos como pudimos, cortaron la corriente, todos hicimos como una “cadenita” y
caminamos en el túnel todo oscuro, hasta la estación siguiente, pero nadie nos auxilió, (…)
Como pudimos nos bajamos, porque estaba muy alto, yo no me explico si había niños y
ancianos como le hicieron. Pero te queda el trauma.” (Martha, 14:40).
Pero en general, las percepciones más positivas del transporte colectivo y público, las
encontramos en el metro, incluyendo la calidad de sus instalaciones: “ El metro es muy
seguro, incluso para cuestiones sísmicas, es donde se ha comprobado que ha habido menos
riesgo de muerte, por cuestiones subterráneas, en 1985, fue donde no hubo tanto índice
de mortalidad” (Javier, 15:42), nuestro informante se refiere al terremoto de 7.9 grados en
la escala de Richter ocurrido en la ciudad de México el 19 de septiembre de 1985, en cuyos
derrumbes perecieron, según las cifras oficiales 300 mil personas, más en el metro no
sucedieron ni accidentes, ni derrumbes. En suma y a pesar de algunos relatos negativos
vividos personalmente, en el imaginario colectivo de los viajeros estudiados, el STC metro
se considera el transporte público más seguro, controlado y ordenado con el que se cuenta
en la urbe, no obstante ahora es insuficiente, dada su capacidad rebasada.
Como alternativa a las dificultades de afrontar los altos costos de construcción de nuevas
líneas de metro, hacia 2004, el gobierno de la ciudad de México apostó por la introducción
de los BTR’s, una nueva modalidad de transporte de superficie que ya estaba en auge en
otras ciudades latinoamericanas. Los buses transrápidos o metrobuses, como se llamaron
en la metrópoli mexicana, son una variante más económica al metro, su implantación en
superficie aprovecha la estructura vial ya existente, en la que se segregan algunos carriles
para sustituir y unificar las rutas de microbuses o peseros, pero utilizando autobuses de
mayor capacidad, para potenciar, ordenar, profesionalizar y controlar dicho servicio.
321
Verónica Quiroz López
El escepticismo general con el que se acogió esta propuesta fue acompañado por la poca
aceptación de los transportistas que ya poseían la concesión, por cuestionar las precarias
condiciones de su servicio y obligarles a conformarse en asociaciones para optar a nuevos
permisos que, en caso de ganar, les obligaba a cambiar sus viejos vehículos por nuevos
autobuses. Aunado a ello, la administración pública también tuvo que convencer de sus
bondades a un sector de viajeros, automovilistas fundamentalmente, que veían como se
reducía la cantidad de carriles por la que podían circular en una de las avenidas más
importantes de la ciudad: “como automovilista esa calle redujo el flujo de automóviles, es
mucho más lento. El dar las vueltas se ha complicado, hay que rodear una manzana, incluso
ahí se hacen colas para dar vuelta en algunos lugares” (Alfonso, 21:36).
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Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
Muy pronto este nuevo sistema mostró que requería de una mucho mejor planeación y de
más recursos que el simple espacio segregado en una vía ya existente, a pesar de su bajo
costo en comparación con el metro, el diseño precario de muchas de sus estaciones mostró
otras de sus limitantes, como la accidentalidad derivada de la vulnerabilidad del carril
confinado o su invasión por otros viajeros: “En la semana pasada se acaban de echar a un
motociclista porque se metió en el carril de ellos (…) sí, el Metrobús lo arrolló” (Ibíd. 13:35);
“ves el asfalto por dónde corre el Metrobús, está muy dañado el carril, y eso a la larga
dañará las unidades (…) también los boyardos, los separadores de carril, hay un riesgo
inherente en la forma en que operan (…) los andenes, cualquier persona se puede asomar,
yo creo que son detalles que quedan muy mal” (Alfonso, 21:37).
De forma similar al metro, este nuevo sistema mostró pronto su capacidad de recorrer
largas distancias en un menor tiempo, lo que, aunado a la desaparición de los microbuses
en esa ruta, favoreció su uso y exponencial demanda, así lo expresan nuestros viajeros:
“las rutas aquí son muy largas, las que antes eran en micro por Insurgentes, que ahora
recorre el Metrobús, pero ahora éste lo hace en menos tiempo, por el carril confinado, eso
es una ventaja, lo que sí importa, porque el tiempo es un bien escaso” (Miguel Ángel,
13:36); “parece muy bueno por la misma razón del metro, tiene bajo costo e igual recorre
la ciudad en poco tiempo, debido al carril que tiene asignado, pero le sucede exactamente
lo mismo que al metro, está lleno, llenísimo, peor que el metro” (Raymundo, 25:34).
Por lo que, sin duda uno de los problemas más mencionados fue su rápida saturación: “al
principio parecía un proyecto interesante (…) pero la cantidad de gente que lo utiliza es
impresionante, llega un momento que pasan 3 o 4 metrobuses y no te puedes subir, la
gente va totalmente apretada, cuerpo con cuerpo encerrada” (Jonathan2, 27:47). Otra
percepción que encontramos que comparte con otros transportes es la saturación en horas
de mayor demanda, las horas punta: “aunque es cierto, llega algún momento en que es
insuficiente, o sea, se satura igual que cualquier transporte público en horas pico, lo que
por otra parte yo creo que a mucha gente no le beneficia” (Alfonso, 21:36).
A pesar de este problema, las percepciones respecto al nuevo transporte parecían ser más
positivas que negativas, todo y que reclamaban ajustes en su implantación, en el fondo
conducían a una demanda implícita de los viajeros por un transporte público con mayor
capacidad, más eficiente y mejor diseñado, demostrando que también los viajeros tienen
323
Verónica Quiroz López
opinión sobre lo que utilizan y quieren ser parte activa de las soluciones: “Pero yo creo que
es una buena alternativa, en sí no es el Metrobús, sino un transporte masivo bien diseñado”
(Alfonso, 21:40); “pues sí estaría bien el Metrobús, pero mejor planeado, que también
tomaran parecer de la gente, que es la que lo utiliza (…) preguntar a la gente cuáles son
sus necesidades, que es lo que quieren de un sistema así y que es lo que está fallando, que
exista esa retroalimentación con la gente, que es el alma de ese servicio que se está
ofreciendo” (Jonathan2, 27:51).
Aunque en el momento en que se realizó la entrevista aún se desconocía mucho este nuevo
sistema, también podemos decir que se posicionó rápidamente en el imaginario de la
movilidad mexicana como una alternativa similar al metro, pero en condiciones más
precarias, y aunque no resolvía el problema de la movilidad metropolitana, sí se sumaba al
abanico de posibilidades reales para aquellos viajeros por los que su ruta atravesaba, no
obstante, la percepción más común al respecto fue la del intruso que quita espacio a otros
modos que ya han probado su utilidad, como los microbuses o los automóviles.
Si bien se mencionaron otras percepciones sobre formas de transporte menos utilizadas por
nuestros entrevistados, como el trolebús o las motocicletas, destacó especialmente el bajo
posicionamiento de la bicicleta en el imaginario de los viajeros, pues les costaba
considerarla una forma de transporte viable para la ciudad. Por contra, la visualizaban más
como un juguete o un instrumento de uso lúdico: “La bici es así como para los niños (…)
no se está preparado para que uno se pueda desplazar por esta ciudad” (Rosalba, 7:44);
“es muy divertido, bueno a mí me gusta mucho la bicicleta, también de distracción, pero es
mucha distancia, o sea, sí me gustaría venir en bici, pero llegaría toda sudorosa (…) que sí
es divertido y buen ejercicio, pero pues no” (Mónica, 5:29).
Esta percepción fue más evidente para los viajeros veteranos, para quienes su uso no era
ni siquiera contemplado en las cortas distancias, menos con las dimensiones de la ciudad:
“se me hace obsoleta la bicicleta para transportarme” (Juan, 26:35); “Bueno, a lo mejor es
tonta mi respuesta, pero me da pena. Sí, me da vergüenza” (Martha, 14:34); “¿has
considerado desplazarte en bici? Ay no… (Cree que bromeo), como está la situación, con
tanto tráfico, si estuviera tranquilo sí, pero así no (…) yo soy cobarde” (Sandra, 22:35).
324
Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
Por su parte, otros viajeros centraban su rechazo bajo la percepción de falta de cultura y
respeto vial hacia ella, pues se consideraba que los ciclistas era uno de los usuarios más
vulnerables en la vía: “aquí no creo que tengamos esa cultura, por así decirlo, de respetar
al peatón ni al ciclista (…) a mí me llegó a pasar en Ecatepec, te avientan el coche, como
si fueras otro auto más, a la bici, entonces eso también tiene su riesgo” (Mónica, 5:49); “yo
siento que no hay respeto por los ciclistas, me sentiría inseguro de que me hicieran daño,
un golpe o algo, tendría miedo de los autos” (Memo, 17:38); “Una bicicleta es algo muy
frágil, te hace una persona vulnerable” (Miguel Ángel, 13:40); “si me viniera en bicicleta
hay un riesgo enorme, tenemos una incultura los mexicanos por la vialidad, no respetamos
ni al transeúnte, ni los señalamientos, ni la velocidad” (Javier, 15:36) .
Asimismo, otra de las causas esgrimidas para rechazar su uso fue falta de vías adaptadas
para ello “hay digamos, muchas posibilidades de ser arrollado por un coche o camión (…)
no hay espacios a parte para que transiten las bicicletas” (Juan Carlos, 6:32). A pesar de
que años atrás el gobierno de la ciudad desplegó una política para incentivar su uso,
habilitando un par de carriles sobre algunas avenidas céntricas, en opinión de nuestros
entrevistados éstos no eran operables: “en el gobierno anterior según querían fomentar el
uso de la bicicleta, pero yo creo que más bien fue cosa política, porque en el camelloncito
(mediana) que está ahí en medio pintaron una pista, pero nadie la usa” (Mónica, 5:30);
“pues no, no funcionan, aquí está uno y no pasa ni una bicicleta, en avenida Chapultepec,
puedes pararte ahí un rato y no pasa ninguna, no es viable” (Miguel Ángel, 13:41).
Y también se aludió a la falta de apoyo por parte de los centros de trabajo para incentivar
su uso, crear políticas de empresa que permitan guardarlas: “obviamente hay que ponerle
seguridad para que no se la roben, también sería esa cuestión, si quieres te puedes venir
en la bicicleta, pero en el servicio (trabajo) no nos dejan, que donde la vamos a meter, que
dónde la vamos a guardar” (Armando, 19:33); “yo creo que los centros de trabajo necesitan
un lugar para estacionar la bicicleta, y por lo menos aquí no los hay” (Miguel Ángel, 13:42),
por el contrario, la dependencia gubernamental dónde este informante trabajaba tenía
entre las prestaciones laborales para su personal más cualificado la opción de aparcamiento
gratuito a los que utilizaban automóvil cotidianamente. Bajo todas estas precepciones
negativas sobre la falta de respeto, mala adaptación de las vías para su uso, inseguridad
vial, ausencia de políticas empresariales de apoyo, sus ventajas de transporte saludable, no
contaminante y barato, no pesaban lo suficiente a la hora de la elección.
325
Verónica Quiroz López
Sólo en los aspectos de convivencia entre los distintos usuarios de la vía pública, nuestros
viajeros refirieron la percepción de vulnerabilidad del peatón frente al automovilista: “la
gente no respeta las normas de vialidad más básicas, como dejar paso al peatón, cuando
están viendo que ya hay mucha gente (esperando en el paso de cebra) y no se detienen.
O la otra, cuando están los límites para el paso peatonal, se ponen ahí e impiden cualquier
paso. Y no nada más al peatón, sino también las personas con discapacidades, sí, eso es lo
peor que pueden hacer y no les importa” (Erick, 12:38). Así constatamos que, en el
imaginario de los viajeros estudiados, el hecho de caminar y las condiciones en las que ello
se realiza no han sido materia de su reflexión ni de demanda de su mejora.
326
Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
Finalmente, en el nivel más global de este análisis simbólico sobre las percepciones del
transporte y la movilidad de los viajeros cotidianos metropolitanos de la ciudad de México,
queremos abordar aquellas construcciones sociales o imaginarios comunes a todos sus
habitantes. Más allá de la ocupación, edad, género, condición familiar o socioeconómica de
los residentes que hemos entrevistado, nos referimos a aquellas premisas o ideas
establecidas respecto al transporte que ya forman parte de los imaginarios colectivos de los
residentes metropolitanos, y que constituyen las bases de sus comportamientos, tales como
lo caótico del transporte y lo errático de las políticas públicas, que la elección de uno u otro
modo puede salvarnos de muchos de sus inconvenientes o la poca importancia de vivir lejos
si tenemos un transporte barato, son premisas erradas que están impidiendo que el viajero
metropolitano se haga consciente de los límites de este statu quo.
327
Verónica Quiroz López
protestar como sujeto con plenos derechos por las condiciones de su transportación, es
decir, a pesar de la cantidad de recursos que le significa el traslado cotidiano en esas
condiciones, no se plantea llevar a otro nivel su queja, no repara en que la necesidad de
un mejor transporte sea tan importante como para constituirse y movilizarse como sujeto
social, ser más consecuente en sus elecciones o demandarlo a sus gobiernos.
Este imaginario está estrechamente ligado con el primero, sobre el caos que reina en el
transporte, extendiendo la percepción de manera negativa hacia las nuevas políticas que
emprenden las administraciones encargadas del transporte en la ciudad, mostrándose
contrarios o por lo menos escépticos hacia estas nuevas alternativas. Así lo demuestran las
opiniones sobre la implantación de un nuevo sistema de autobuses rápidos en la urbe. La
introducción de la primera línea de Metrobús en una de las avenidas más importantes que
cruzan la ciudad de norte a sur, Insurgentes, no sólo ha tenido que combatir las sinergias
negativas de los transportistas a los que se pretendía profesionalizar, ordenar y controlar,
sino que además ha tenido que luchar contra los prejuicios de algunos de los usuarios de
la vía, tanto automovilistas que veían mermados sus privilegios particulares de circulación,
como los de los usuarios de otros modos colectivos de transporte ya en funcionamiento,
pues veían en la nueva alternativa un elemento intruso al sistema.
328
Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
Otro de los imaginarios más comunes está relacionado con una variable no contemplada
inicialmente en nuestra investigación, pero que sin embargo se ha presentado con cierta
constancia en el análisis de forma transversal en muchos de los temas abordados. Se trata
de la falta de seguridad vial y de la vulnerabilidad del viajero a ser víctima de la delincuencia
en la ciudad, hecho que planea por sobre muchas de las percepciones de nuestros viajeros,
tanto en experiencias propias, como en imaginarios alimentados por el conocimiento social
transmitido e incluso, moldeado por la información de los medios de comunicación, esto
está permeando muchas de sus prácticas cotidianas de movilidad.
En especial, las percepciones relacionadas con la inseguridad pública, es decir, que tienen
que ver con la delincuencia en el transporte, se encuentran más latentes y determinantes
en las pautas de movilidad de las mujeres, aunque también juegan un rol importante en el
imaginario masculino. Sobre todo cuando se trata de transportes que son menos
controlados o posiblemente ilegales como lo pueden ser los microbuses, las combis, las
peseras o los taxis, destacando en ellos la total ausencia de control policial y la impunidad
con la que se cometen los delitos. Más a pesar de que se han referido atracos en casi todos
los modos de transporte, los viajeros hacen una distinción de éstos según donde se perciben
más protegidos o seguros, tal es el caso del metro, en donde en general los viajeros se
sienten menos vulnerables. Caso aparte es el automóvil particular, que tiene la singularidad
de polarizar los imaginarios de la delincuencia, mientras que para algunos es el modo más
seguro, para otros puede dar origen a los atracos más violentos.
Por otro lado, las percepciones sobre una alta siniestralidad vial son más generales en
cualquier modo de transporte, aunque una parte sustancial de su imaginario se constituye
en particular con base en la forma temeraria de conducción de las peseras, combis o
microbuses, todo y que la mayoría de los casos referidos sobre accidentalidad sucedieron
a nuestros viajeros mientras viajaban en automóvil particular, y sólo alguno mencionó al
peatón como el usuario más vulnerable de la calle entre sus preocupaciones. Sea como
fuere, los distintos discursos de los viajeros entrevistados nos llevan a pensar que, tanto la
accidentalidad como la delincuencia en la ciudad era una situación generalizada en la
ciudad, y en la que la elección de uno u otro modo de transporte, no parece determinar por
sí misma el evitarlo, constituyendo así dicha elección un falso dilema.
329
Verónica Quiroz López
Aunque cierto que el estado actual del transporte de personas en la megalópolis mexicana
no se caracteriza por su ordenamiento ni por el control gubernamental, que ofrece un
servicio de baja calidad y malas condiciones, que atiende de manera desigual el territorio
urbanizado, que sufre una inseguridad vial y pública alarmante, esto no significa que no
movilice cotidianamente a su población, generándose al día más de 20 millones de viajes.
Y ello en parte se debe a que aún funciona como eje vertebrador de la movilidad central el
STC Metro, que no obstante estar saturado y rebasado por el crecimiento de la ciudad, aún
forma parte de muchos de los viajes de los residentes urbanos. Sin embargo, la política del
bajo costo del billete -que es uno de los últimos reductos de la política social urbana y
reclamo de la población- impide una captación mayor de recursos y no coadyuva a su
valoración, minando así la posibilidad de potenciar la calidad del servicio, su correcto
mantenimiento o su necesaria ampliación hacia los territorios conurbados.
Asimismo, la implantación de una red de líneas de Metrobús como alternativa de bajo costo
para dotar a la ciudad de un transporte masivo vertebrador, se está viendo minada también
por las actuaciones irregulares de sus distintos gobiernos y por los presupuestos ajustados
para su ejecución, no obstante, se ha negociado la concesión del servicio con los antiguos
dueños/choferes de las rutas de colectivos afectados, quienes ya operaban con bajas cuotas
en detrimento de las malas condiciones de las unidades. El resultado no acaba de ser
satisfactorio, por un lado la planeación y calidad de las instalaciones de este nuevo
transporte masivo deja mucho que desear, y por otro, el ajustado precio del billete para
conseguir su financiación, aún sigue pareciendo caro al residente metropolitano, que está
acostumbrado a la subvención de otras formas de transporte masivo.
330
Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
Mas esta situación tiene su origen en la elección del modelo de movilidad que prevalece
desde hace medio siglo en la urbe mexicana, basado en el uso intensivo del automotor de
superficie. Ya sea de forma individual o colectiva, la apuesta general por un transporte
motorizado de baja capacidad hace que éste se convierta en el mayor ocupante de las vías
existentes en particular y del espacio urbano en general. Dicho modelo, aunado al
crecimiento poblacional y territorial exponencial que sufrió la ciudad, ha complejizado y
multiplicado la movilidad cotidiana de sus residentes, fenómeno al que no le ha seguido el
desarrollo de un sistema de transporte público de igual envergadura y que, por lo tanto, ha
dado lugar a soluciones parciales a la necesidad de desplazarse, como el crecimiento
exponencial de la red de colectivos concesionados de baja capacidad, que a pesar de
contribuir a dotar de movilidad a sus residentes, lo hace en condiciones precarias.
331
Verónica Quiroz López
Por último, en los imaginarios sobre la movilidad de las personas en la ciudad de México
aún sigue prevaleciendo la idea de que son sólo las autoridades públicas las responsables
de que el sistema de transporte no responda con eficacia a la cada vez más compleja y
mayor necesidad de movilidad, dado el crecimiento urbano acelerado y de las condiciones
que imponen las migraciones intrametropolitanas de sus habitantes, sin cuestionar ni lo uno
ni lo otro. Efectivamente, en el imaginario del residente metropolitano, la decisión personal
de mudar su residencia hacia territorios más alejados de su actividad cotidiana, no se
vincula en principio con la responsabilidad propia de prever la nueva situación de dicha
movilidad, y cuando se pensaba, se estaba dispuesto a asumir las dificultades en lo
individual, sin meditar en las consecuencias colectivas que a la larga esta decisión
conllevaba, pues la idea de poseer una casa o piso propio pesaba mucho más que cualquier
otra condición, por lo menos para la mayor parte de nuestros entrevistados.
Y es que dados los altos precios del suelo en la ciudad central, para una parte importante
de la población urbana, la posibilidad de poseer una casa propia sólo se podía realizar en
las áreas urbanas más periféricas, se trate de antiguos residentes de las áreas centrales,
de nuevas familias migrantes o familias de reciente formación, entre nuestros informantes
la elección de poseer su casa fue la razón de mayor peso para decidir vivir en la periferia.
Esta premisa se mostró dominante por sobre otras condicionantes de vital importancia,
como la de alejarse de los espacios de vida cotidiana, no sólo de los centros de trabajo o
estudio, sino también de otros espacios de consumo o de recreo; tampoco las condiciones
del transporte en los nuevos espacios residenciales marcaron pauta en su decisión, para
casi ninguno de los viajeros, las oportunidades laborales o las elecciones en sus estudios
mostraron vinculación alguna con las formas de transporte disponibles.
Esta situación implicó, por un lado alejar la residencia de las áreas de actividad principal y
por otro, reducir el tiempo que se pasaba en los espacios de la vida familiar en pro de los
desplazamientos, alargando así la jornada laboral, reduciendo el tiempo disponible para
realizar actividades lúdicas e introduciendo el estrés del largo viaje a la vida cotidiana. Y si
además el propietario metropolitano optaba por comprar un coche, contribuía doblemente
a agudizar los problemas de movilidad, al aportar un nuevo vehículo a la congestión, dos
decisiones individuales que impactan fuertemente en el empeoramiento de la situación.
332
Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
A lo largo de este capítulo hemos presentado, desde diferentes perspectivas, los hallazgos
más representativos en las percepciones sociales e imaginarios de la movilidad cotidiana.
Ya sea desde la óptica del tipo de viajero, de sus actividades principales, de los diferentes
modos utilizados o desde una visión más generalizada, muchas de ellas forman parte de
las representaciones sociales del colectivo de residentes más numeroso en la ciudad, el de
viajeros que no poseen un automóvil de uso individual, o que aun poseyéndole o teniendo
acceso a él, por distintas razones no lo emplean cotidianamente. En esta última parte
ahondaremos en las percepciones sobre la posesión de un automóvil como elemento de
status, herramienta útil, condición indispensable para moverse o ausencia de sentimiento
al respecto, con la finalidad de concluir con la imagen global de estos viajeros.
Y es que, en los imaginarios colectivos más comunes el automóvil era visto como una
herramienta útil especialmente en ciertas situaciones “digamos para ir a distancias más
lejos, me es más cómodo y más rápido, o usarlo el fin de semana que es más accesible la
ciudad, en ocasiones para acarrear cosas, mover cosas y como un medio económico para
ir de paseo cuando quiero salir de la ciudad” (Miguel Ángel, 13:43), Y quizá una de las más
referidas haya sido el uso familiar: “Si yo vengo solo, no hay problema, pero si vengo con
mi mujer y mis hijos, pues ya es más pesado y el gasto se eleva más, se multiplica por
cuatro” (Javier, 15:49); “ahorita no tenemos hijos, pero en un momento sí pensamos, y yo
entonces sí ya empiezo a verlo como una limitante, porque ahorita somos sólo él y yo, y no
hay problema” (Rosalba, 7:52), más en general no se consideraba indispensable.
333
Verónica Quiroz López
Respecto a la premisa de posesión del coche como un elemento de status social, sólo fue
aceptada por un par de viajeros de escasos recursos: “para mí sería de categoría” (Toña,
48 años); “yo creo que es status” (Eugenio, 42 años), mientras que otros informantes
problematizaban esta percepción: “La posesión que la gente tiene del carro es un nivel de
status, yo me voy en mi carro y que el mundo ruede” (Miguel Ángel, 13:39); “respecto al
status social, yo creo que no, en algunas ocasiones con los clientes a los que atiendo, te
ven mal de que no lleves auto, yo estoy muy en contra de eso, no es más ni menos el que
tiene un auto, y bueno, ellos sí llegan en su auto y eso lo ven mal” (Carlos, 16:37). A pesar
de negar la importancia de este imaginario, en la vida cotidiana de muchos de los viajeros
entrevistados esta premisa seguía pesando en sus relaciones sociales.
Otras percepciones menos compartidas tenían que ver con las supuestas virtudes que se le
han adjudicado al automotor de uso individual, como la sensación de independencia o de
libertad de los viajeros para decidir viajar en cualquier momento “en algunas ocasiones me
gustaría sentirme libre de decir, tengo este auto y si alguien necesita algo, poder hacerlo,
ayudarlo” (Marta, 3:46); “poder tomar mis propias decisiones y decir, me voy a mover a tal
lado, sin depender de nadie” (Jonathan2, 27:44); “te excluyes de la libertad que representa
tener un automóvil (…) cosas que he dejado de hacer por el hecho de que los trayectos
son muy largos (…) no tener esa facilidad de decir, sí, sí voy y me regreso a la hora que
quiera, dependes de que alguien te regrese o de un taxi” (Víctor, 24:49). Mas estos
imaginarios no formaban parte principal de sus razones para no comprarlo.
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Capítulo 8: “Ser un sin coche” Imaginarios del viajero metropolitano
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Fuente: Acervo fotográfico propio realizado por Ariadna Maestre Gutiérrez y Francisco Paúl Escartín.
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CONCLUSIONES
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Verónica Quiroz López
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Capítulo 9: Conclusiones
Capítulo 9
Conclusiones
“el tiempo de unos cuantos adquiere un valor muy alto, en tanto que se
desprecia el de la mayoría (...) No se pueden identificar las condiciones para
una circulación óptima sin decidir de antemano que la circulación en cuestión
debe ser la locomoción de personas y no de los vehículos”.
Iván Illich, 1980:67
En este último apartado se expondrán las que se consideran las principales conclusiones,
los resultados y los hallazgos de este ejercicio de investigación. A la luz de las tres
dimensiones analíticas propuestas inicialmente para abordar esta problemática: 1) teórica,
2) de planeación y políticas de transporte y, 3) la mirada cualitativa de la movilidad; así
como del objetivo general de dar una visión integral del transporte en la ciudad mexicana
y marcar sus retos, y de los objetivos específicos sobre el estudio de caso; con base en los
métodos de aproximación cualitativa y el trabajo realizado, se propondrán algunas
respuestas a las interrogantes iniciales, explicitando aquellas cosas que no se han podido
responder del todo, pero que se propone se constituyan en futuras líneas de investigación,
puesto que este estudio nos las ha puesto al descubierto.
339
Verónica Quiroz López
A través del viaje realizado por algunas de las escuelas fundacionales de la geografía del
transporte hemos observado cómo la disciplina ha mostrado desde sus inicios un interés
especial por los diversos aspectos que conforman el fenómeno del desplazamiento de
personas en las sociedades modernas, registrando también una evolución epistemológica y
metodológica a lo largo del tiempo. Así lo reconocemos en la discordancia semántica sobre
el uso de términos como verkehr, circulation o transportation para denominar a su objeto
de estudio, lo que a la larga ha derivado en un replanteamiento de la importancia que cobra
el sujeto que se mueve, representado en el rescate del concepto de movilidad. Asistimos
de este modo a una inflexión paradigmática del quehacer geográfico respecto a la movilidad
de personas, no solo tomando conciencia sobre la importancia de la actividad en sí misma,
sino también redimensionando el interés sobre los sujetos que la realizan.
Como resultado del rescate de la dimensión social del fenómeno, se pone énfasis en el
estudio de la acción del sujeto más allá del objeto en el que se produce el viaje, y con ello
se otorga un mayor espacio en la reflexión académica a la condición de viajero, a quien
también se le redimensiona respecto al quehacer de la planeación del desarrollo urbano y
del transporte de personas, revirtiendo implícitamente la antigua jerarquía del vehículo
sobre el sujeto. De esta forma emerge el interés por las necesidades de todos los sujetos
móviles, no sólo los usuarios de automotores, sino también los ciclistas o los peatones,
quienes antes quedaban sumergidos bajo la falsa homogenización del término “usuarios”.
Es por ello que abordamos la problemática del transporte y la movilidad urbana más allá
del tránsito de coches, confrontando la eficiencia y calidad de los sistemas de transporte
colectivo de personas y cuestionando las condiciones del entorno para otros usuarios de la
vía, como los peatones, bajo una óptica más cualitativa, la del viajero mismo.
340
Capítulo 9: Conclusiones
En otras palabras, es necesaria una movilidad que cubra las necesidades actuales de
desplazamiento sin comprometer la capacidad futura para satisfacerlas, permitiendo el
acceso universal a bienes y servicios urbanos como el trabajo, la educación y el ocio, de
forma segura para la salud pública y para la integridad del medio ambiente. En particular,
en el ámbito de la planeación, el concepto de sustentabilidad sugiere reformular los
métodos e instrumentos de intervención territorial enfatizando la relación entre medio y la
movilidad humana al tiempo que minimiza otras las consecuencias socio-ambientales.
341
Verónica Quiroz López
Nuestro trabajo e adscribe a este quehacer más social y humanista de la geografía, dónde
por un lado se hace una lectura crítica de la planeación y de las políticas que hasta ahora
se han llevado a cabo en la metrópoli mexicana y su área conurbada respecto al sistema
de transporte de personas; pero por otro, descubre la dimensión más cualitativa del
fenómeno a través del estudio psicosocial de las percepciones y el comportamiento del
viajero, con base en una recolección de información a través de entrevistas a profundidad,
con el objetivo de realizar un acercamiento más cualitativo a la movilidad de los distintos
grupos sociales que conforman el universo de sujetos móviles, previamente agrupados en
una tipología de viajeros dadas sus características de género, edad, ocupación o condición
económica, para llegar a la posibilidad de realizar un acercamiento a los imaginarios
colectivos de los viajeros mexicanos rico en matices y temáticas.
342
Capítulo 9: Conclusiones
Y es esta esfera del desarrollo urbano en donde la planeación del transporte de personas
se ha convertido en importante espacio de gestión de intereses en conflicto entre algunos
de los actores involucrados. La creación de diversos marcos normativos para el transporte
de personas no ha sido suficiente para defender una política integral a largo plazo con un
carácter social frente a los fuertes intereses particulares. La planeación se ha planteado
hasta ahora como una acción correctiva sobre los problemas ya existentes para el
transporte, más que como un proyecto propositivo que exprese claramente el modelo de
movilidad que se desea. De este modo, se ha enfrentado una necesidad social de primer
orden, la de la movilidad de las personas, con la poca efectividad de un transporte
concesionado de baja capacidad y la liberalización de gran parte del sector en general,
mermando con ello, la capacidad de acción y control estatal.
343
Verónica Quiroz López
Del mismo modo, la continuidad de una política a largo plazo ha sido obstaculizada debido
a las distintas competencias de los diferentes niveles de gobierno involucrados: el federal,
el estatal y del Distrito Federal; la diferencia en dotación de recursos, de normatividades,
de instituciones y de los distintos alcances de sus facultades son los problemas formales
que se suman a la falta de un proyecto integral de transporte. La concepción fragmentada
de los elementos que intervienen en el sistema, que han tratado de manera diferenciada a
la infraestructura y a la oferta pública del servicio, es el problema de fondo. Más una de las
mayores faltantes en la planeación del transporte es la incorporación espacial de los
territorios más alejados al sistema de transporte colectivo de gran capacidad y con ello de
la población que reside en la periferia metropolitana ha sido una de las más afectadas.
344
Capítulo 9: Conclusiones
Desde la óptica del Derecho, también hemos explorado cómo el derecho al transporte y a
la movilidad es parte de los derechos humanos, dado que es un elemento esencial para el
disfrute de la ciudad y por tanto, materia de la política social y la gestión pública. Es por
ello que, el transporte colectivo en la ciudad de México ha de constituirse en un servicio
básico, de acceso universal y de naturaleza estatal. En consecuencia, ha de ser la gestión
pública la que ofrezca las opciones para que todos los habitantes gocen de este derecho,
garantizando la movilidad de las personas a través de un transporte público y colectivo
apropiado para la capital mexicana y su entorno metropolitano.
345
Verónica Quiroz López
346
Capítulo 9: Conclusiones
Más sin duda, la faltante más importante de la planeación del transporte ha sido la carencia
de una gestión integral orientada al largo plazo. Las crisis de transporte que ha vivido la
ciudad han sido resueltas muchas veces con acciones que carecen de una visión del sistema
general y una perspectiva de largo alcance. Estas crisis de movilidad metropolitana se han
presentado de forma cíclica, marcadas ya sea por los conflictos laborales de los
transportistas, la saturación vial o las emergencias ambientales y, a las cuales se ha
respondido con intervenciones puntuales de poca eficiencia e incluso contraproducentes,
como lo fue la desaparición de Ruta-100 sin la creación de una nueva red de autobuses de
gestión pública; la suspensión de la construcción de la red de líneas de metro; la
implementación permanente del programa “Hoy no circula”, que impactó en el incremento
vehicular o la construcción de nuevas vialidades de segundo nivel, sin dar prioridad de paso
a los sistemas de transporte masivo antes que al automóvil particular.
De esta forma, se hace cada vez más evidente la falta de una planeación integral del
transporte en la capital mexicana respecto al modelo de ciudad deseado, cuya gestión ha
de apoyarse en un marco normativo claro que establezca las bases para su integración
dentro del proceso de planificación del desarrollo urbano general, con una política clara
347
Verónica Quiroz López
dirigida desde todos los ámbitos involucrados que apueste por una movilidad sostenible,
satisfaga en tiempo y costes razonables la demanda, minimice los efectos negativos sobre
el entorno y mejore la calidad de vida que tienen sus habitantes. Con todo, hemos de
destacar que en la última década comienza a dibujarse un sutil cambio en la gestión pública,
que se manifiesta en una intención aún tímida de cambiar el modelo de movilidad
metropolitana articulando algunas políticas de corte más sostenible.
Algunas de las acciones de los últimos gobiernos, sobre todo en el Distrito Federal, se han
reorientado e intentan reequilibrar las inversiones en materia de movilidad individualizada
-como fue la creación de un segundo piso de pago en el periférico-, con otras acciones
dirigidas a la movilidad colectiva en la ciudad como lo es la instalación de varias líneas de
autobuses rápidos (BTR) llamados en México, Metrobús, y que aprovechan las ventajas de
la confinación de carriles en superficie, al tiempo que reduce los costos de construcción
respecto a una línea de metro al aprovechar la red vial existente. La implementación de
esta red de autobuses de superficie con carriles confinados es, sin duda, la acción más
significativa de la gestión pública en los últimos tiempos para favorecer el transporte público
colectivo. No obstante, la gestión integral del transporte metropolitano aún ha de consolidar
su control sobre de la flota de microbuses existente y regularizarla.
348
Capítulo 9: Conclusiones
• Redirigir los recursos dedicados al transporte colectivo de alta capacidad, sobre todo
equilibrando las diferencias entre la poca cobertura para el Estado de México
respecto al DF, además de vincular el transporte entre ambas entidades.
• Rediseñar políticas públicas que disuadan propositivamente del uso cotidiano del
automóvil particular, evitando así el derroche de recursos urbanos y fomentando el
transporte colectivo de mayor capacidad, como el Metro, el trolebús y el Metrobús.
349
Verónica Quiroz López
Por su parte, los principales retos que plantea esta etapa de la investigación se pueden
expresar en cinco prioridades de la planeación urbana y del transporte en la megalópolis
mexicana para el mejoramiento de las condiciones de movilidad humana:
350
Capítulo 9: Conclusiones
En esta segunda parte expondremos los resultados, conclusiones y hallazgos del estudio
sobre las percepciones del transporte y la movilidad de los viajeros cotidianos residentes
en la periferia de la megalópolis mexicana. El análisis de los discursos de una muestra de
residentes de las zonas urbanas más alejadas que realizaban cotidianamente largos viajes
hacia el centro de la ciudad se apoyó en una tipología de viajeros que los agrupaba según
su edad, sexo y ocupación y contó con la realización de una entrevista semidirigida sobre
sus prácticas, experiencias, representaciones sociales e imaginarios respecto a sus viajes
cotidianos y a los medios de transporte que utilizaban para moverse. Dichas percepciones
se expresan desde el nivel del sujeto individual hasta otro más de consciencia colectiva,
pudiendo recolectar una serie de representaciones sociales sobre la movilidad desde la
perspectiva del residente y viajero metropolitano mexicano.
Asimismo, a través de este enfoque abordamos el tema de la exclusión social por modos
de transporte que se favorece en el entorno metropolitano mexicano, aunque no ha sido
desde un ejercicio cuantitativo, sino desde el análisis cualitativo del comportamiento de los
viajeros urbanos más desfavorecidos, aquellos que ubican su residencia en la periferia
metropolitana, todo y que trabajan en otras zonas más centrales de la ciudad. En otras
palabras, sin pretender realizar una caracterización estadística de la segregación
socioespacial, -imposible dada la falta de datos georreferenciados para el conjunto
metropolitano- nos hemos aproximado al fenómeno a través de las percepciones sociales
de los viajeros metropolitanos sobre el transporte, sus decisiones, prácticas, experiencias
de movilidad cotidiana y su relación sobre la elección de su residencia.
A través del enfoque psicosocial, hemos rescatado al viajero como sujeto social que
pertenece a un determinado colectivo, pues consideramos que muchos de los patrones del
comportamiento individual están permeados por su adscripción a un determinado grupo
social. El individuo percibe y se percibe a sí mismo como usuario de uno o varios modos de
transporte, conductor, usuario de transporte colectivo, motociclista, ciclista o peatón, su
viaje cotidiano depende de la comprensión individual pero también social que tiene sobre
el espacio y la información que posee para desplazarse.
351
Verónica Quiroz López
A través del análisis de las representaciones sociales e imaginarios del transporte nos
acercamos a la comprensión del significado que los viajeros otorgan al desplazarse, a sus
motivaciones primarias, razones o imaginarios que esgrimen para elegir uno u otro modo
de transporte, así como los supuestos que dirigen su comportamiento al moverse, en tanto
que, como sujetos sociales se definen por su relación con el territorio a través de sus
prácticas cotidianas. Para ello realizamos un análisis en tres niveles: el del sujeto social; el
de la pertenencia a un grupo y; el del pensamiento social general. Encontrando que en la
medida que estas percepciones se impregnan de creencias pasadas, tradiciones o
costumbres y se alejan del sentido racional apegado a la experiencia y se convierten en
representaciones colectivas como las llamaría E. Durkheim, o en un nivel de mayor
abstracción atendiendo a N. Canclinni las llamaremos aquí imaginarios del transporte.
352
Capítulo 9: Conclusiones
En este marco, hemos encontrado ciertas respuestas a las preguntas iniciales sobre:
¿Cuáles son las percepciones dominantes del viajero metropolitano sobre el transporte y la
movilidad en la ciudad de México? ¿Qué elementos conforma las representaciones sociales
de cada uno de los modos de transporte? ¿Cómo es vivida la experiencia y la práctica del
desplazamiento cotidiano? ¿Cuáles son los imaginarios de la movilidad más compartidos por
sus usuarios? Lo que expondremos en los siguientes apartados, junto con algunos otros
temas que constituyen nuevos hallazgos que el planteamiento inicial no contemplaba, como
la importancia de la inseguridad vial y pública en la movilidad, el tema del acoso sexual, el
papel de la propiedad de la residencia, o la poca relevancia que se le da al gasto en
transporte dentro de los gastos domésticos, entre otros.
Pero antes, quisiéramos defender la validación de los supuestos iniciales del estudio:
“existen a priori una serie de percepciones dominantes sobre el transporte en la ciudad que
comandan la práctica del viajero más allá de su propia experiencia vivida; no obstante, la práctica
cotidiana del viaje se convierte en experiencia útil cuando modifica o enriquece estas
representaciones sociales conscientemente en la medida en la que el viajero reflexiona sobre el
impacto de sus elecciones; pero el importante rol que siguen jugando los imaginarios más comunes
respecto al transporte está siendo muy difícil de erradicar de la consciencia colectiva”.
A través de sus discursos, se constata que el viajero mexicano tiene una imagen
preconcebida de caos y de poca eficiencia del sistema de transporte en general. Esta
percepción es independiente de su propia experiencia vivida, pero se retroalimenta con ella,
y solo en algunos casos modifica su visión inicial con base en experiencias primeras; no
obstante se acusa la ausencia de una imagen global de la movilidad en la ciudad y poca
consciencia sobre papel que el propio viajero como sujeto activo desempeña.
Para obtener una dimensión social de las representaciones e imaginarios del transporte nos
hemos apoyado en la categorización de los sujetos estudiados en función de su ocupación,
el nivel de ingresos y las formas de transporte más utilizadas, proponiendo cuatro colectivos
de viajeros similares estudiados: el profesionista automotorizado, el empleado medio, los
estudiantes/practicantes y los trabajadores informales; no obstante, aunque hemos
identificado y trabajado solo estos cuatro colectivos, sabemos que una reducción como ésta
no puede ser extrapolable al total de residentes urbanos.
353
Verónica Quiroz López
En el otro extremo se encuentran los otros tres tipos de viajeros restantes, para quienes la
posesión de un coche privado no es una prioridad. De entre ellos, el empleado medio es
uno de los más comunes, el 37% muestral; aquel cuya remuneración no es la más alta y
que, por tanto, se decanta por el uso de transporte colectivo y público. Eran viajeros
mayores de 25 años, responsables de su unidad familiar, lo que determina cuáles son las
prioridades sobre los bienes adquiridos, y dentro de los cuales no se encuentra, al menos
en primera línea, la posesión de un coche. Por el contrario, prefieren la posesión de un piso
o casa propia, aunque sea en la periferia de la ciudad, ya sean antiguos moradores o
migrantes, que incluso en no pocos casos han vivido en zonas céntricas con anterioridad,
finalmente han optado por sacrificar esa centralidad y aumentar el tiempo y la distancia de
traslado a sus actividades en aras de convertirse en propietarios de su residencia.
Los estudiantes y estudiantes/trabajadores son el tercer tipo, con el 41% del total. Eran
jóvenes entre los 18 y 24 años, la mayoría de los cuales tenían como actividad principal
sólo estudiar, aunque tres de ellos además realizaban las prácticas profesionales. Todos
declararon vivir en familia y casi todos dependían económicamente de sus padres, eran
básicamente usuarios del transporte colectivo, con un patrón complejo de movilidad en
cuanto a horarios, rutas y destinos elegidos, es decir, su movilidad era multimodal y
multidestino, siendo la comodidad lo que predominaba en la elección de su transporte, ya
sea porque eso les permitía leer, estudiar o completar las horas de sueño pérdidas, dada la
amplitud de tiempo que requerían para desplazarse de un sitio a otro, así quedaba en un
segundo término el tiempo, cuya valoración era relativamente baja.
354
Capítulo 9: Conclusiones
Y un cuarto grupo muy desfavorecido, con el 14% del total muestral, eran mujeres de entre
41 y 61 años, inmigrantes veteranas y también antiguas residentes de la ciudad central,
con una historia de alta movilidad residencial intraurbana que las había expulsado
paulatinamente del centro a la periferia, mientras que otras siempre habían vivido en ella.
Eran mujeres trabajadoras con baja remuneración económica que se dedicaban a los
servicios domésticos y con un nivel de estudios bajo o nulo, lo que no les permitía acceder
a trabajos mejor pagados. Su movilidad cotidiana era precaria en varios sentidos, pues al
vivir en zonas mal comunicadas tenían que caminar largas distancias antes de alcanzar un
transporte motorizado, muchas veces de madrugada dados sus horarios laborales, y aunque
en su caso era importante el bajo costo del transporte, muchas veces no tenían elección y
eran usuarias cautivas del transporte de baja capacidad del Estado de México.
Con base en esta tipología, el primer nivel de análisis abordado fue el de las prácticas, como
aquellas acciones derivadas de representaciones sociales preestablecidas, que se
retroalimentan y modifican a través de las propias experiencias adquiridas, enriqueciendo
la idea inicial que se tenía sobre las cosas. En un mundo simbólico, el individuo además de
incluir la conciencia de sí mismo, interioriza roles sociales y percepciones sobre situaciones
nuevas que también son socialmente elaboradas, al generarse y reconstruirse en el acto
social. En consecuencia, tanto las prácticas como las experiencias de nuestros informantes
nos han aportado un conocimiento cualitativo de la movilidad de primer orden, dado que
éste no sólo se reduce al almacenamiento de la información proveniente del medio, sino
que se conforma en un bagaje de percepciones de construcción social que nos posicionan
la acción dentro de un marco de creencias sociales.
355
Verónica Quiroz López
A través del análisis de la movilidad de corta y larga distancia se muestra cómo es vivida la
experiencia cotidiana del viaje. Un primer acercamiento al conocimiento de los hábitos de
los entrevistados abordó sus motivos, medios utilizados, estrategias de viaje, tiempos,
costos, distancias, barreras, condiciones o preferencias, así como la conciencia que cómo
usuarios de transporte público, conductores, motociclistas, ciclistas o peatones tienen.
Aunque nuestro universo muestral se conformó mayoritariamente por personas que se
asumían como usuarios de formas colectivas de transporte, en varios casos se explicitó que
poseían o tenían al abasto un coche de uso individual pero que no utilizaban en el día a
día; además, un par de conductores cotidianos opinaron sobre sus experiencias como
antiguos viajeros de transporte público, confrontando su situación pasada y actual.
En primer lugar, se encontró que los viajeros realizan muy pocos desplazamientos de
proximidad, básicamente por la falta de servicios y comercios en las zonas donde residen o
porque están muy lejos para realizarlos caminado. Así, muchos de los entrevistados han
desplazado sus espacios de vida cotidiana lejos de su residencia y próximos al lugar de su
actividad diaria, aprovechando la obligatoriedad del desplazamiento y la diversidad de
servicios que en estos lugares encuentran. En particular, los jóvenes parecen consolidar
este estilo de vida, dónde la casa familiar deja de ser un referente de vida cotidiana, que
se traslada a otros puntos de la ciudad, ya sea para el estudio, el ocio, la cultura o la
práctica de deportes, utilizando la residencia sólo como punto de pernoctación. Y cuando
se mueven en distancias cortas, en la elección de la forma de desplazamiento interviene
más la comodidad que el costo del transporte, como cuando llevan compras voluminosas o
cuando se considera poco seguro caminar, para lo cual se suele emplear la vasta red de
transporte colectivo de baja capacidad que cubre incluso zonas periféricas de la ciudad.
En especial, las personas mayores, mujeres o adultos con niños tiene pocos motivos y
recurren poco a la movilidad de proximidad debido a las barreras físicas como avenidas
grandes, barrancos, pendientes o calles cerradas; o también por barreras psicosociales, de
entre las que destaca la percepción de inseguridad pública como el mayor disuasorio a
caminar en la periferia, lo que constriñe sus espacios de vida al interior de sus viviendas y
coadyuva a la autoexclusión social al no realizar vida en sus barrios, hecho exacerbado en
algunos casos por el desconocimiento o percepción negativa de su entorno. No obstante,
contrariamente a lo que esperábamos, la mayoría de las barreras físicas no representan
una determinante absoluta que inhiba el desplazamiento, solamente lo dificultan. A
356
Capítulo 9: Conclusiones
excepción de las calles cerradas con vigilancia privada, las cuales además de inhibir el libre
tránsito de los automóviles también inhiben de facto la movilidad de las personas,
considerándose éste abuso de privatizar la calle -siendo un espacio público-, una práctica
ilegal que contribuye directamente a la segregación socioespacial de la ciudad.
Pero los desplazamientos largos tienen poca flexibilidad en la elección de los medios
utilizados y el viaje depende del transporte existente; sobre todo en la periferia están
357
Verónica Quiroz López
Una variable que se presentó más determinada por el tipo de viajeros estudiados fue la
percepción del tiempo, todo y que el valor del tiempo invertido en el desplazamiento y el
358
Capítulo 9: Conclusiones
tipo de transporte elegido se convertía en un asunto de peso sólo para unos cuantos
viajeros. Si para los profesionistas el ahorro del tiempo era vital, determinando tanto sus
estrategias como los modos empleados y el costo que estaban dispuestos a pagar, para los
empleados medios o las trabajadoras informales el tiempo tenía relativa importancia,
dependiendo si iban hacia sus actividades laborales o regresaban a casa; en cambio, para
los estudiantes la importancia del tiempo quedaba relegada a un segundo término, detrás
de la comodidad que ofrecía el modo de transporte elegido para realizar otras actividades
en trayecto como dormir, leer o simplemente descansar; todo y que eran patentes las malas
condiciones en que se llevaban a cabo dichas actividades muchos pasajeros no eran
conscientes de ello y reproducían la práctica sin cuestionarse la calidad del viaje.
Visto así, el costo del transporte podría incluir una valoración consciente del tiempo, pero
las respuestas de la mayoría de nuestros sujetos de estudio no establecían una relación
directa y hasta cierto punto consideraban que el transporte en la ciudad era accesible en
términos monetarios. Aunque en la práctica, la baja calidad del servicio y las pérdidas de
tiempo que les significaba no eran contabilizadas de ninguna forma. A decir de una gran
parte de nuestros entrevistados, el costo del transporte público era adecuado, accesible e
incluso barato; en efecto, en el Distrito Federal el metro, el trolebús y el tren ligero llevan
décadas subsidiados, no se paga ni la tercera parte de su valor real, mientras que en el
Estado de México el congelamiento de tarifas al transporte concesionado es coadyuvante
en la baja calidad de su servicio. Sin embargo, casi todos los viajeros entrevistados
manifestaron estar dispuestos a pagar más para mejorar su calidad y eficiencia.
Respecto al papel del gasto del transporte dentro de la economía familiar, encontramos dos
posiciones definidas: por un lado, los viajeros que no otorgan un papel relevante al gasto
en transporte o que, directamente no son conscientes de ello; mientras que para otros, el
gasto es importante dada la baja remuneración que reciben, el número de personas en la
familia que se mueven, o los conductores de automóvil particular que valoran mejor su
tiempo y prefieren pagar más para obtener “rapidez”. Así, el ser consciente del gasto que
implica el transporte está relacionado con la responsabilidad económica que detente el
viajero en la unidad familiar, del nivel de ingreso global y del número de miembros que
tengan necesidad de viajar, cuánto más sí se vive lejos de sus actividades cotidianas. A
pesar de ello, el transporte para el conjunto de los viajeros metropolitanos fue considerado
como un servicio accesible en términos monetarios, sin importar su baja calidad o la pérdida
359
Verónica Quiroz López
del tiempo; y aunque en comparación el servicio del Distrito Federal es más barato y de
mayor calidad respecto al del Estado de México, los viajeros no lo consideraron motivo para
cambiar su residencia hacia zonas más centrales.
En particular, fue el metro el modo de transporte que recibió mejor valoración, por su
rapidez para atravesar gran parte de la ciudad sin verse afectado por el tráfico; por su bajo
precio en relación a la distancia recorrida; incluso por la seguridad pública y vial que ofrece.
No obstante estas ventajas, muchos de los usuarios lo evitaban dados los problemas de
aglomeraciones humanas, derivadas de la saturación del servicio; además del alcance
limitado de su red, pues a pesar de la amplitud que posee, una buena parte de la periferia
360
Capítulo 9: Conclusiones
metropolitana carece de una estación de metro. Sea como fuere, el metro se consideró el
segundo transporte más rápido, después del automóvil particular, todo y que en la práctica
no se constató la rapidez del coche frente al metro, lo cual dependía más del factor del
tráfico que de la posibilidad de utilizarlo individualmente.
361
Verónica Quiroz López
está jugando un papel importante no solo en la elección del transporte de los viajeros, sino
en la propia calidad del desplazamiento y del servicio proporcionado. De este modo, se
comprueba que, la movilidad de personas en la ciudad de México es, como otros ámbitos,
muy vulnerable ante la delincuencia generalizada que se vive en la ciudad.
En suma, conforme a las experiencias de viaje expresadas, pocas son las ventajas
percibidas por el viajero metropolitano respecto al transporte colectivo y al transporte
individualizado, destacando sólo el bajo precio del metro y su relativa rapidez frente a otras
formas colectivas; por su parte, la amplitud de la red de rutas del transporte de baja
capacidad concesionado -combis, microbuses o peseras- que son las que alcanzan incluso
la periferia urbana más alejada es la razón por la que muchos de los viajeros la utilizan, a
pesar de sus desventajas latentes y de que la expansión de esta modalidad de transporte
está redundando en el congestionamiento vehicular, y; finalmente la diversidad de modos
de transporte que ofrece la ciudad central o sus zonas más consolidadas tampoco parece
ser una razón de peso para que los viajeros se planteen cambiar su residencia.
El tercer nivel de análisis abordó las percepciones colectivas más comunes del universo
muestral, derivadas de la experiencia colectiva. Por un lado, las representaciones sociales,
que tienen un sujeto y objeto precisos, ancladas en el micro-universo simbólico social
formado por el grupo de pertenencia del sujeto; por otro, los imaginarios, asociados a
representaciones más generales de la realidad respecto al transporte y a la movilidad,
362
Capítulo 9: Conclusiones
incluso en algunos casos apoyándose en algunos mitos o leyendas urbanas que dejan en
un segundo plano a las experiencias propias con espacio y tiempo precisos, para situarse
en el bagaje de conocimientos colectivos que entrelaza la percepción individual con las
imágenes simbólicas del entorno, que existen por sí mismas en la consciencia colectiva y
que no necesariamente parten de una comprensión práctica de la problemática.
En primer lugar encontramos que, entre los modos de transporte de la urbe mexicana, el
automóvil particular es el que condensa las representaciones sociales más positivas,
argumentando su rapidez, comodidad y practicidad, tanto los viajeros más jóvenes como
aquellos que nunca habían poseído un coche, tendían a idealizar estas ventajas por sobre
sus inconvenientes. Más a pesar del desconocimiento inicial, existía un aprendizaje entre
quienes tenían o habían tenido un automóvil y, con base en su propia experiencia,
contraponían a las ventajas socialmente aceptadas, otras desventajas más reales como los
costos, el mantenimiento, el estrés de conducir, el tránsito, los accidentes, los asaltos o la
falta de aparcamiento. El uso más racionalizado se asoció a la unidad familiar con hijos
pequeños o personas mayores, pues se consideraba necesario para emergencias, aunque
ante estas contingencias, los que no lo tenían acudían al uso del taxi.
En contraposición con la valoración general positiva que se daba al uso del automóvil, las
peores percepciones del viajero cotidiano en la ciudad de México las obtenía el transporte
concesionado de baja capacidad. Los microbuses, las combis, los peseros y los taxis eran
considerados un mal necesario en el desplazamiento, dado que sus experiencias de viaje
remitían a una larga lista de desventajas tales como la saturación humana, la conducción
temeraria, el maltrato de los choferes, una alta accidentalidad, la falta de mantenimiento
363
Verónica Quiroz López
de los vehículos o la sensación de vulnerabilidad ante los asaltos e impunidad del delito por
ausencia policial. Estos imaginarios negativos determinaban algunas estrategias de defensa
individual, modificando en muchos casos sus pautas de movilidad cotidiana, como el poco
uso de taxis nocturnos entre mujeres; además de retroalimentar otros imaginarios sobre
sus otras desventajas, dando como resultado una valoración pésima de este modo, a pesar
de ello, se veían en la necesidad de utilizarlo cuando era la única oferta.
Otra de las formas colectivas a la que se le reconocía gran alcance fue el metro, siendo el
transporte colectivo mejor valorado en la relación tiempo-distancia. Sin embargo, también
encontramos una serie de representaciones sociales e imaginarios negativos en cuanto a la
saturación humana o a los cortes del servicio que se viven, aunque sin mencionarlos, los
suicidios y accidentes en las vías del tren también ocupan un lugar en el imaginario de sus
usuarios. En contraposición, en el metro el viajero en general reducía la percepción de
inseguridad pública, con atracos menos violentos argumentando mayor presencia policial,
a pesar de que testimonios de primera mano manifestaban haber sido atracados en los
andenes, a tan solo unos metros del policía de la estación sin que éste se percatara.
De forma muy similar, las percepciones sobre el entonces recién implantado Metrobús,
situaban en el centro de debate su rápida saturación, reclamando más unidades, lo que en
el fondo conducían a una demanda implícita de los viajeros por un transporte público con
mayor capacidad, más eficiente y mejor diseñado. El metrobús pronto se posicionó en el
imaginario de la movilidad mexicana como una alternativa similar al metro, pero de
condiciones más precarias y aunque no tocaba el problema de la movilidad metropolitana,
sí se sumaba al abanico de posibilidades reales para aquellos viajeros por los que su ruta
atravesaba. No obstante, el imaginario más extendido fue el del intruso que quita espacio
al automotor, tanto al individual como a las formas colectivas de superficie.
364
Capítulo 9: Conclusiones
De este modo, desde diferentes perspectivas, ya sea desde la óptica del tipo de viajero, de
sus actividades principales, de los diferentes modos utilizados o desde una visión más
general de la movilidad, las representaciones sociales e imaginarios de los viajeros
metropolitanos apuntan a un gran desconocimiento de la situación de la movilidad y el
transporte en general, así como del papel activo que él mismo tiene en la concreción de
ella. En la megalópolis mexicana, contrariamente a lo que sucede con la posesión de una
vivienda, la posesión de un automóvil, al menos en la población analizada, no constituye
una aspiración social de primer orden. El “ser un sin coche” no es vivido como una
condicionante insalvable para el uso y disfrute de la ciudad, dadas las posibilidades ofrecidas
por la oferta de transporte en general, pero más concretamente por la del colectivo de baja
capacidad en la periferia urbana, que a pesar de su baja calidad del servicio, permite la
posibilidad de poseer la residencia, una premisa muy deseable en nuestra muestra, y esto
responde en parte a la pregunta de por qué no se ha constituido en una demanda social
que comande un movimiento social que le reivindique.
365
Verónica Quiroz López
En el marco del estudio de caso sobre las percepciones de los viajeros cotidianos
respecto al transporte metropolitano mexicano, se han analizado las prácticas, las
experiencias, las representaciones sociales e imaginarios más comunes, así como el
impacto que tienen las decisiones del sujeto social dentro de la dinámica general de
la movilidad humana en la megalópolis mexicana. Encontrándose al transporte como
un elemento que coadyuva a la exclusión social territorial.
Del mismo modo se han expuesto otros hallazgos encontrados. Como el rol que
juegan algunas representaciones sociales e imaginarios negativos más comunes en
las pautas de transporte, a decir la percepción de la inseguridad pública y vial, no
obstante, muchas veces no se corresponden a la experiencia personal, siguen siendo
determinantes en el comportamiento diario del viajero.
366
Capítulo 9: Conclusiones
Se ha reflexionado sobre las consecuencias que el poco valor que los viajeros de
transporte público otorgan a su tiempo tiene sobre la movilidad general. Destaca la
poca importancia que los usuarios dan al bajo costo que tiene el transporte público
y a los impactos económicos, ambientales y de calidad que conlleva este hecho. Del
mismo modo, se encontró la poca consciencia del importante papel que el costo del
transporte dentro de la economía familiar adquiere.
Un hallazgo significativo fue la poca consciencia que, como sujeto social presentan
los viajeros para demandar un mejor transporte, dado que, aunque se padece una
mala calidad, el transporte metropolitano tiene cierto grado de eficacia al permitir
acceder a bajo costo a muchos de los destinos. Los viajeros sacrifican de algún
modo el derecho a una movilidad más sostenible, pues en su consciencia colectiva
son otros bienes los que demandan su atención, como la vivienda o el trabajo.
Además es importante resaltar la poca relación que los viajeros establecen entre el
transporte y sus decisiones sobre la localización de su residencia, trabajo o estudio
y las formas de transporte que éstas requieran. No obstante, a lo largo de los años,
no solo ha crecido el tiempo de desplazamiento, sino también ha disminuido la
calidad de vida y el tiempo libre que se tiene al vivir en la metrópoli.
367
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392
ANEXOS
393
Verónica Quiroz López
394
Anexo 1
ANEXO 1
Guion para la entrevista a profundidad para viajeros
No Entrevista: ________
Fecha: ______________
I. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS
1. Sexo: Femenino / Masculino 2. Edad: >18 años / 18-45 / 45-65 / < 65
años
3. Lugar de Nacimiento: 4. Tipo de Hogar:
Dentro de la ZMCM / Nacional / Familia Nuclear / Extensa / Cohabitación /
Internacional Solo
5 Ocupación principal: 6. Nivel de estudios concluidos:
trabaja / estudia / hogar / desempleado / sin ellos / básico / medios / técnicos /
otros superiores
8. Lugar y tiempo de residencia actual: 9. Otras residencias anteriores:
10. Vehículos propios en casa: 11. La forma más habitual de realizar sus
Bicicleta / motocicleta / Auto / Otros viajes:
Automóvil / Transporte Público / A pie o en bici
395
Verónica Quiroz López
396
Anexo 1
- Ventajas - Desventajas
Son más baratos Limitaciones por distancia y obstáculos físicos
Tienen completa autonomía las horas de desplazamiento / (in)seguridad
No requieren de permisos Malas condiciones de la infraestructura vial
Sirven de ocio y son saludables Condiciones climatológicas
Otros Cansancio / pérdida de tiempo
- Ventajas - Desventajas
Salvan la distancia y obstáculos Altos costos de uso y mantenimiento
Permiten viajes puerta a puerta Tráfico y condiciones de infraestructura vial
Salvan horarios nocturnos y clima Contaminan el medio ambiente
Tiene completa Autonomía Cansancio / estrés / pérdida de tiempo
Comodidad, viajes encadenados Inseguridad vial y pública
- Ventajas - Desventajas
Es más o menos económico Servicio malo e inseguro (asaltos/accidentes)
Accesibilidad de rutas El tráfico y aglomeraciones
Viajes casi puerta a puerta Contamina el ambiente
Es incómodo / pérdida de tiempo
Falta de autonomía
- Ventajas - Desventajas
Es económico Poca oferta, destinos, horarios reducidos
Es más rápido y puntual Aglomeraciones / incómodo
Salva distancias en poco tiempo Es incómodo
Inseguro (robos, atracos, etc.)
397
Verónica Quiroz López
398
Anexo 1
D. Percepciones
¿Qué significa (ría) para Usted tener y utilizar un automóvil particular cotidianamente?
1. Una condición necesaria e imprescindible para realizar las actividades cotidianas
2. Un elemento de status, aceptación social, una meta a cumplir para estar satisfecho
3. Una forma de independencia y libertad personal, de entrada a la edad adulta
4. Un elemento necesario para la integración social y el entorno urbano
¿Qué significaría(a) para Usted no poseerlo? (Papel simbólico de ser “un sin coche”)
1. Autopercepción negativa: falta de éxito / no realización / desvalorizado / frustrado
2. Autopercepción positiva: ecológicamente correcto / liberación / tranquilidad
3. Sentimiento de exclusión social (falta de status / fuera del sistema / no estar integrado
4. Sentimiento de diferenciación social (barrera económica / segregado / injusticia
5. No tiene ningún sentimiento al respecto
399
Verónica Quiroz López
400
ANEXO 2
401
Verónica Quiroz López
EJEMPLO DE ENTREVISTA 1
Entrevista no. 2
6 de marzo, 2007
Sr. Eugenio, H, 42 años
Migrante de Oaxaca
Policía Auxiliar (privado)
I. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS
2. ¿Dónde nació?
En el Estado de Oaxaca. ¿Oaxaca ciudad? No. En un pueblito.
6. ¿dónde reside?
Actualmente en el Municipio de Villa Nicolás Romero en el Estado de México.
9. ¿Por qué?
Pues la necesidad más que nada, no tanto el gusto, sino que aquí era muy costoso pagar
una renta. Y por último compre “un pedazo de terreno” ahí donde vivo actualmente, hice
mis “cuartos” y ahorita vivo ahí. Si, así es, compre un pedazo de terreno.
402
Anexo 2
10. ¿se fue acercando hacia el norte porque era mejor la vivienda?
Pues, ummm! Pues prácticamente…. ¿Cómo le dijera yo? Pues yo diría que más que nada
por la necesidad. Si, de que aquí una renta ya no se podía pagar. Y allá tuve la oportunidad
de comprar un terreno más o menos económico y ya, me quedé ahí.
11. ¿Bicicleta?
Si, los muchachos.
13. Por favor explíqueme un poco ¿cómo exactamente lo hace? ¿Cuánto tiempo tarda?
Pues yo, normalmente tengo varias formas de llegar. A veces me vengo por metro toreo,
ahí me vengo ya sea en microbús o en una camioneta pecera que les llaman. O a veces me
vengo al metro Popotla.
Bueno, pues yo para tomar el camión, o el autobús o micro camino alrededor de 10 cuadras
(calles) para llegar a la parada. ¿Cuánto tiempo? Caminando son como 20-25 minutos
caminando rápido. Y después tomo el pesero ¿y después? Uno de ellos me trae a la estación
del metro Popotla
¿Cuánto tiempo hace? ¿De la casa hasta acá? Por decir si lo tomo a las 5 de la mañana,
vengo llegando como a las 6:40 más o menos, o siete. Dos horas aproximadamente, de ahí
a dónde lo tomo al Metro Popotla.
¿Pero solo toma un pesero? Me decía que tiene varias formas de venir a trabajar.
Así es. Sí, me puedo venir por metro Toreo. Es un poco más corto el camino al Toreo, pero
siempre y cuando yo salga a una hora “regular” temprano diríamos, porque ya después de
las siete, en el Toreo, lo que es Periférico, desde las Torres hacia el rumbo del metro Toreo
403
Verónica Quiroz López
se hace mucho tráfico, se hace más tráfico de este lado que por el lado dónde me vengo
últimamente.
Pero, por decir, cuando me vengo por metro Toreo, tomo el metro y me bajo aquí en el
metro Normal, y luego todavía me tengo que regresar a “cuadrilátero” para firmar la entrada
al servicio, ya de ahí me regreso otra vez caminando y entro a las 8 aquí.
¿Y de regreso es similar?
Es un poco menos. Porque el Periférico está un poco despejado, o sea, yendo del Toreo
para ciudad Satélite, todo eso. Aja, es un poco menos, digamos, de aquí para allá serían
como 20 minutos en metro de Normal al Toreo y del Toreo para allá, es aproximadamente
404
Anexo 2
hora, hora y cuarto. Bueno, al menos que ocurra un accidente o algo, ¿no? O cuando hacen
Tianguis, que siempre obstruyen parte de la avenida que llega hasta allá.
Pues la verdad sí, porque nos desvelamos. Toda la noche aparentemente está tranquilo
aquí, pero tenemos que reportar por teléfono que no pasa nada, luego pasa la patrulla para
que firmemos una lista que ellos llevan y todo eso….
Esto es respecto a su trabajo, pero cuando no trabaja ¿Cómo se mueve para salir…
(Le interrumpe otra persona porque le estoy entrevistando por la noche en su lugar de
trabajo)
405
Verónica Quiroz López
día. Pero a veces. Y a veces, venimos a la “capital”, pero a la capital ya casi ya no, aquí a
Chapultepec. Es más, los chamacos ya como que no se hayan ya aquí, prefieren ellos mejor
andar más hacia allá, más donde, este… ¿Cómo dijéramos? Más dónde hay más vegetación
y todo eso.
18. Bueno, ahora me gustaría un poco que habláramos sobre los costos del transporte, ya
hemos hablado cuanto tiempo le cuesta trasladarse, así que hablemos de los gastos
monetarios.
Pues de allá de dónde tomo el transporte que me trae aquí al metro ya sea al Toreo o a
Popotla son 9 pesos, lo que cobra. ¿En suma (total)? Bueno, cuando vengo a Popotla, pues
como me aviento caminando desde Popotla hasta el “cuadrilátero”, son nueve pesos nada
más. Pero cuando me vengo por Toreo y tengo que tomar el metro, son 9 pesos y 2 pesos
del boleto del metro, serían 11 pesos.
Bueno, pues eso de la lectura, como tengo de por si la vista ya un poco cansada, inclusive
ya un poco de carnosidad, pues ya como que fuerzo mucho la vista y luego me anda
lagrimeando, cada rato me ando tallando los ojos. ¿No le es muy cómodo? No, me gusta,
y si me gusta la lectura, no le voy a decir que no, porque a veces aunque sea el periódico
o tengo una Biblia ahí, y pues una repasadita. Y este, pero es un poco realmente lo que
leo, otros libros de historia, casi no.
20. Yo le quiero preguntar, estando tan lejos y teniendo las dificultades que tiene para
desplazarse, ¿por qué motivos eligió este trabajo?
Bueno, al principio cuando yo ingresé aquí, era porque aquí se ganaba más o menos. Más
que una fábrica. De hecho ya tenía yo mi plaza en el gobierno, en la delegación Cuajimalpa,
406
Anexo 2
pero en la policía se ganaba un poco más. Lo que no tomé en cuenta es que a largo plazo,
aquí en la Policía no hay prestaciones, como debe de ser, como para lo que es un burócrata,
no aquí no hay eso, eso fue lo que perdí yo por dejar la plaza en la delegación. Ya tenía
cuatro años de plaza allá, pero el salario era menor de lo que se ganaba en la Policía, y si
doblaba uno turno, aquí en la Policía se ganaba más, y no había tanta presión como ahora,
se trabajaba a gusto y no pensaba uno a futuro, porque iba uno sobre el dinero. De hecho
de aquí de lo que yo ganaba, saque para lo del terrenito, hice los cuartitos. Me hice de otro
terrenito, que también ya liquidé también. Entonces, se aprovechó lo que se pudo. Aunque
ahora ya no, nos va igual, porque ahora hasta nos bajaron el sueldo y todo eso. ¿Les
bajaron el sueldo? Si, nos bajaron el sueldo, nos “tabularon”, la mayoría, como al 70% de
los policías, por lo menos de la Policía Auxiliar nos disminuyeron el salario. Y no nos dieron
una explicación.
Bueno, un poco regresando a que se cambió de trabajo por el sueldo y ese sueldo le
permitió…
Por lo menos comprar un pedazo de terreno, y tener dónde vivir, construir una casita y
para no pagar renta.
21. Entonces ¿usted ha elegido el lugar dónde quiere residir independientemente de dónde
trabaje?
Pues a la mejor, más que nada la necesidad, diría yo. Porque eso también de estar pagando
renta es realmente algo de nunca acabar, porque es estar pague y pague, y cada mes,
cada mes ahí que pagar. Y a parte eso, pues ya ve los caseros son muy puntuales para
cobrar y le prohíben a uno que tenga visitas familiares o poner el radio a alto volumen y
todo, todo les molesta a los dueños de las casas. Entonces, llega el momento en que uno
se cansa y dice, voy a hacer lo posible, aunque sea lejos de aquí, pero voy a comprar un
“pedazo” ¿no? A ver cómo le hago.
407
Verónica Quiroz López
24. Y entonces si pudiera escoger la forma para venir a trabajar, ¿Qué escogería un auto,
el metro?
Pues un carro sería bueno ¿no?, pero también es costoso mantener un carro, la gasolina,
el tráfico, que no se salva uno del tráfico, o algún accidente también, que luego sucede.
Hemos llegado casi a la penúltima parte de la entrevista. Ahora me gustaría un poco que
Usted valorara o me dijera que le parece la forma de moverse por distintos modos de
transporte, ¿cuáles ventajas o desventajas encuentra usted? Por ejemplo de caminar o de
ir en bici.
Ujule, como que no le entendí bien.
25. A Usted le gusta moverse caminando para ir al súper ¿no? Si ¿Qué ventajas tiene ir
caminando?
Pues… bueno, yo lo veo como un ejercicio también y este… bueno yo me he dado cuenta
que también este, si viaja uno en transporte es un poco molesto, con la gente, si pasa uno
con el carrito y no falta que hasta lo “bronqueen” a uno, porque ya le pegó uno con el
carrito, y todo eso. Y bueno, pues eso, que…. Pues yo pienso que le hace bien caminar a
uno.
408
Anexo 2
Pues el tiempo. Siempre es algo de tiempo de ir y venir. Pero también el clima. Si Señorita,
si es tiempo de lluvia también no se anda a gusto, o demasiado calor, también igual. ¿El
cansancio? Un poco creo, pero si es uno… bueno yo vengo de provincia… yo vengo del
estado de Oaxaca y allá nosotros caminábamos de un pueblo a otro, kilómetros o
kilómetros, y… entonces ya no le afecta a uno tanto caminar. Mi mujer también es de
provincia, ella es de Michoacán, también ella es “de campo” sabe sembrar milpa y todo eso.
Aunque yo llegue muy chamaco a la ciudad, también ella es de provincia y nos gusta
caminar. Más o menos nos conservamos jóvenes.
Allá sí. Por lo menos allá sí. Aquí, aquí está más duro. Hasta a mí me han asaltado, también
me han hecho un montón de cosas, me han acuchillado, me han fracturado las costillas,
aquí en el DF. Aquí si es más peligroso…
En una ocasión, cobre, fui a la Comandancia, en aquel entonces nos pagaban con cheque,
salí del servicio y fui a la comandancia, me pagaron con cheque, fui a cambiar el cheque.
Y por ahí me encontré a una compañera, se me ocurrió platicar con ella, la encaminé a su
parada a su camión y yo dije “de todos modos ahí a bordo el metro y me voy para el Toreo”
y la encamine. Pero si ya era un poco tarde, es que ese día nos retrasaron el pago. O sea,
nos pagaron un poco tarde. Serían como las cuatro, apenas yo alcance el banco, porque lo
cerraban a las 5. En caminé un poco a la compañera, nos sentamos un poco a platicar ahí.
Y que nos saltan a los dos. Y por el hecho nada más de traer la credencial de Policía, o sea,
yo di la billetera con el dinero ahí, y en la billetera iba la credencial de policía. No, y con
eso tuve. Entre dos me agarraron a cuchillazos, ahí me dejaron sangrando. Ya cuando fui
reaccionando, ya tenía yo el suero aquí, ya iba yo arriba de una ambulancia. Si. Perdí hasta
el conocimiento. ¿Qué hora era? Ya serían como las 6, medio se obscurecía, en esa ocasión
era cuando cae la noche a temprana hora, como ahora, más o menos, este horario que
tenemos (invierno), que se obscurece temprano. Pues ya, me llevaron al hospital, me
suturaron las heridas y me aventé como tres meses de incapacidad, porque me dieron en
la pierna, en la axila, en diferentes partes y no podía ni caminar.
409
Verónica Quiroz López
Pues dos veces ya. Afortunadamente han sido golpes leves. Pero… O luego también, bueno,
eso ya es otra cosa, ¿no? Luego se suben también a medio camino a asaltar, porque
también me ha tocado. ¿Verdad? O a veces también hay agresiones entre los mismos
pasajeros, porque a veces pasa uno, a lo mejor también trata uno de pasar con cuidado
entre todos los que van allá arriba, pero de repente le llega uno a rozar con la mochila,
porque siempre hay que traer mochila, para traer la comida, entonces, sin querer a veces
llega uno a pegarle a alguien.
¿Y cómo ventajas?
410
Anexo 2
Ummm, pues ventajas…. (Se queda sin contestar medio minuto). Pues yo digo que ni es
tan económico…. Como que ventaja, pues… Entonces porque le gustaría? Pues porque es
necesario para llegar al trabajo.
32. Ya me ha dicho que no tiene Usted automóvil, que no lo utiliza cotidianamente, que
hay razones de tipo económico que no le permiten tenerlo, y quisiera saber si además de
estas razones económicas piensa que hay otras razones: falta de motivación, dificultad para
conseguir el auto o la licencia.
Como le digo, si se hiciera un esfuerzo, a lo mejor si puedo tenerlo. Si es necesario, también,
no digo que no, si es necesario, la verdad. El problema es que yo pienso que si cuesta
mantenerlo, darle su mantenimiento y todo eso. Pero yo pienso que si es necesario tenerlo
también, porque a veces va uno a una reunión (…) se le hace uno tarde y necesita llegar
uno a la casa y a veces más tarde en algunos lugares ya no hay ni taxis, ni micros ni nada
para moverse. Si tuviera un carro pues sería la ventaja no.
411
Verónica Quiroz López
La familia a veces también quisiera. Yo lo he comprobado con mis más chiquitas. Como
algunos de mis vecinos tienen su carrito, luego me dicen “Papá compra un carrito para
que nos lleve a pasear, más cómodo” y todo eso. Pues si, yo creo que si, que esa es la
desventaja. La familia siente un poco de que no tiene uno, pero pues, que más quisiera
uno.
Para finalizar, le voy a hacer dos preguntas que son de percepción, le daré algunas opciones
de respuesta. Usted lo piensa y me dice luego por favor, cual considera que sería su
respuesta.
35. ¿Qué significaría para Ud. tener y utilizar un automóvil particular? Es una condición
necesaria, que es un elemento que le da status o categoría social, una meta para estar
satisfecho, que es una forma de independencia o libertad personal o que es simplemente
un instrumento necesario para poder disfrutar e integrarme en la ciudad.
Yo creo que el primero que me dijo. Un elemento de status. Es decir para usted no es una
condición necesaria para moverse porque ya lo hace. A veces. ¿Usted puede ir a dónde
quiere sin el auto? Pues yo pienso que ya no es un lujo, una necesidad ¿Cuándo? Pues
sobre todo cuando en la casa, por decir, alguien se enferma, y no hay un sitio de taxis ahí
cerca o no hay un teléfono para llamar a un taxi, pues agarraría uno el auto.
52. ¿Cómo se siente de no poseerlo? ¿Siente que es falta de éxito, que es ecológicamente
correcto, se siente de alguna forma excluida, de no poder llegar a algún punto de la ciudad,
que es injusto?
Pues, no se crea, creo que si hay eso que Usted dice, que si le gustaría a uno, pero piensa
uno en las posibilidades, pues como le digo, con un esfuerzo, reúne uno para un auto, pero
luego para mantenerlo eso sería el problema, está limitado del presupuesto.
412
Anexo 2
EJEMPLO DE ENTREVISTA 2
Entrevista no. 13
16 de marzo, 2007
Miguel Ángel, H, 38 años
Nació en el D.F.
Actuario
I. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS
1. ¿Qué edad tienes?
Dentro de este rango (me señala el guion y nos reímos). Tengo 38 años.
2. ¿Dónde naciste?
Aquí, en la capital, en el D.F. ¿en qué delegación? En la delegación Gustavo A. Madero.
3. ¿Con quién vives?
Con mi esposa y mis hijas ¿Cuántas hijas tienes? Dos.
4. ¿Cuál es tu ocupación principal?
Soy Actuario de licenciatura y tengo un postgrado como Demógrafo.
5. ¿En dónde vives actualmente?
En Lindavista, es la zona norte, en la Gustavo A. Madero (GAM).
6. ¿Cuánto tiempo tienes viviendo ahí?
6 años.
7. Antes ¿has vivido en otra parte de la Zona Metropolitana?
Si, en la colonia estrella, igual en la GAM. ¿Cuánto tiempo? 32 años. ¿Siempre has residido en el
Distrito Federal? Si.
8. En tu casa ¿hay vehículos propios? Si.
9. Y ¿generalmente cómo te desplazas?
En transporte público.
Bueno, ahora me gustaría que habláramos un poco sobre tus desplazamientos. Y me gustaría que
lo hiciéramos en dos partes. Primero explorar tus desplazamientos cercanos, que no van más allá de
un kilómetro o 15 minutos caminando. Y después los de distancia, cuales son los motivos, los modos,
cómo lo haces, las dificultades que tienes ¿sí? Si.
413
Verónica Quiroz López
Llevar a la escuela a mis hijas y en ocasiones a hacer compras o al supermercado. Entonces como
hay que cargar, hay que echar las cosas al carro. ¿Cuándo vas a la escuela a dejar a tus hijas lo
haces caminando? No, en carro, como son muy pequeñas, entonces la distancia es, ponle un
kilómetro. Entonces, pues las llevo en carro por la comodidad de ellas, no mi comodidad, por eso. Y
¿en qué horarios? 7.50 de la mañana, 10 para las 8am. ¿Es dentro de la misma delegación? Si y de
la misma colonia. ¿Tienes una barrera o condiciones especiales que te impidan hacerlo rápidamente?
Una avenida grande, la tengo que brincar, pues como hay mucho tránsito y con las niñas cargando
y con sus cosas, es más viable en el carro. ¿Cuánto tiempo tardas en el carro? Dos minutos. ¿No
tienes problemas para…? ¿Estacionarme? Nada, es directo, de preferencia yo me estaciono antes
(de llegar a la escuela) y camino con ellas.
414
Anexo 2
¿Para ir a comer? Hay varios lugares para ir a comer caminando, pero si vamos más lejos, más de 3
kilómetros si agarramos el carro.
17. Si yo te preguntara que palabra te define más respecto a tu manera cotidiana de moverte, serías
usuario de transporte público, conductor, viajero de auto particular, chofer? No, transporte público.
¿Cuánto tiempo utilizas para desplazarte a tu trabajo? Media hora. ¿Tus horarios? A las 8.30am lo
tomo y a las 9am ya estoy aquí. ¿Y de regreso? A las 6pm sale el Bus y a las 6.30pm ya estoy en mi
casa. ¿Qué medios usas? En Metrobús. ¿Caminas de tu casa al Metrobús? Si, 2 o 3 minutos. ¿Me
podrías un poco explicar el desplazamiento? Lo tomo en la estación 18 de marzo y me bajo en
Hamburgo (Insurgentes) y camino otros 5 minutos.
18. ¿Cuándo lo tomas te da tiempo de leer o qué más haces mientras viajas?
Si, por lo general vengo leyendo. ¿No te duermes o escuchas músicas? No, vengo leyendo o
revisando revistas. ¿Cuál es el gasto del Metrobús? 3.50 de ida y 3.50 de regreso.
415
Verónica Quiroz López
cuatro personas en él, entre cuatro pagábamos el taxi. ¿Todos iban para el mismo rumbo? El taxi se
iba por el Circuito Interior y ya la gente decía dónde se bajaba, cubría una misma ruta, entonces
pagábamos 6, 7 o 8 pesos y nos dejaba cerca de nuestro trabajo. El taxi hacía toda la ruta, desde
calzada de los Misterios, Reforma hasta que termina la avenida. Y entonces la gente que llegaba a
la ruta del taxi, se apuntaba. Y era bastante rápido, 20 minutos, costo-beneficio era mejor, más
cómodo. ¿Y cuándo te cambiaste a CONAPO? Usaba el metro, hacía 40 minutos, también era rápido.
Al IMSS hacías 20 minutos y a CONAPO hacías 40 minutos. Si, cuando estaba CONAPO en Angel
Urraza, pero siempre estaba en el rango de mi accesibilidad.
416
Anexo 2
problemas con la frecuencia de paso de las unidades? Pues sí, pero vamos es como un servicio que
a horas “pico” es lógico que está así. Y está lleno es porque funciona.
26. Y ¿si lo compararas con la opción que antes había para correr sobre Insurgentes, los microbuses,
las peceras?
No. Ni las peceras eran buenas, ya estaban muy viejas, en cada esquina iban parando. Entonces,
bueno yo creo que a veces hay que ser conscientes y caminar un poco más. ¿Respecto al precio de
las peceras y Metrobús? Es casi lo mismo, en promedio.
28. ¿alguna otra cuestión que se te venga a la mente sobre las ventajas o desventajas de los
microbuses respecto al Metrobús?
Pues yo creo quizá que las rutas aquí son muy largas. ¿No? Por ejemplo, las que antes eran de
insurgentes en micro que ahora recorre el Metrobús, ahora éste lo hace en menos tiempo, por el
carril confinado, eso es una ventaja. Lo que sí importa, porque el tiempo es un bien escaso.
29. Y ¿otras ventajas que le veas a otros transportes por ejemplo a los trolebuses o al metro?
Por ejemplo, el metro se me hace muy buena opción. Pero ya no es suficiente. Yo creo que el metro
no es suficiente porque no ha crecido y la población sí, y cada vez demanda más medios de
transporte. La posesión que la gente tiene de los carros es un nivel de status, ¿no? Entonces, “yo
me voy en mi carro y que el mundo ruede” Y te puedes estar dos horas en mi carro. Pero para ti no,
tú ocupas el auto para ciertos trayectos y ves como otras soluciones son mejores. Más rapidez no,
por ejemplo, en carro de mi casa aquí, haría hora y cuarto. El mismo trayecto en carro, lo haría en
hora y cuarto, porque tendría que venirme todo Insurgentes, y “viene a vuelta de rueda”, es un
estacionamiento enorme. ¿Y tendrías estacionamiento? Sí, tenemos oportunidad de estacionamiento
y los gastos del auto. Si, por ejemplo, en ocasiones que viene por mí, de aquí con el carro a mi casa
son 13 minutos, siempre antes de las 18hrs. ¿hay ciertas horas “pico”? Depende de a qué hora
salgas, puedes llegar pronto. Saliendo de aquí al 5 para las 6 en carro, 6.08pm estoy en mi casa,
417
Verónica Quiroz López
pero si lo hago antes de las 18hrs. que es la hora “pico”. ¿Y por la mañana? No, en la tarde, en la
mañana alguna vez es hora y cuarto, sí porque vienen todos, ya entro a trabajar en la hora “pico”.
30. ¿Qué opinas de la opción de desplazarte en bicicleta o a pie, para hacer algunos trayectos dónde
vives y con respecto a tus actividades, podría ser una opción para ti?
No es la idea. El problema no es con la idea, es con la idiosincrasia del mexicano, o sea, “siempre
paso yo primero y con mi carro”. Una bicicleta es algo muy frágil, te hace una persona vulnerable.
O sea, aquí en México el automovilista piensa solo por su propio interés. Por ejemplo, en provincia
en una diagonal (cruce en realidad) pasa un carro de un sentido y luego otro. Aquí “paso yo y tu
pasas hasta que alguien se “apendeje”. Aquí no se cede el paso. Entonces desplazarte en bicicleta
sería un riesgo. ¿Pero no te parece más saludable, como ocio, que están de moda los carriles bici?
Pues no, no funcionan. Aquí está uno y lo ves y no pasa ni una bicicleta. Aquí en Avenida Chapultepec
ahí hay uno, y puedes pararte ahí un rato y no pasa ninguna bicicleta. O sea, no es viable. ¿por qué
no funciona? Viene bien delimitada y pintada, pero no es solo la bicicleta, yo creo que los centros de
trabajo necesitan un lugar para estacionar la bicicleta, y por lo menos aquí no las hay. No, nada más
son los buenos deseos, tiene que ser un conjunto. El lugar dónde vas a dejar tu bicicleta. La
seguridad, ¿no? Sí, porque hay bicicletas de 300 pesos hasta de 6 mil o 7 mil pesos. Entonces dejar
una bicicleta así y que salgas y no la encuentres, pues no. Sí, son muchos factores. Y otros factores,
como políticas de empresas.
31. ¿Qué significó para ti tener y utilizar un auto particular para tu uso cotidiano? 1. Que era una
condición necesaria e indispensable para realizar tus actividades; dos, que era un elemento de status
y de aceptación social, una meta que pudiste cumplir; tres, una forma de independencia y libertad
personal; cuatro, un elemento necesario para poder acceder a cualquier parte. O alguna otra que se
te ocurra.
O sea para mí, desde mi percepción. ¿Lo que yo creo o lo que yo veo? Si, lo que tú crees. Puede ser
la cuatro. Porque yo lo veo como un bien que me brinda un servicio. Hasta dónde yo lo puedo usar
ahí. Digamos para ir a distancias más lejos, me es más cómodo y más rápido en carro. O usarlo el
fin de semana que es más accesible en la ciudad. Pues en ocasiones, para acarrear cosas no. Mover
cosas ¿no? Acortar distancias y como un medio económico para ir de paseo. Cuando quiero salir de
la ciudad es más económico utilizar mi carro que hacerlo en un autobús de línea. Para acercar
distancias o lugares.
418
Anexo 2
32. Y si no lo tuvieras, ¿que significaría para ti no tenerlo? Te voy a dar también una serie de opciones
para responder. Uno, una autopercepción negativa, sientes que falta de éxito, realización,
desvalorizado, frustado; o dos, una autopercepción positiva, que es ecológicamente correcto, que te
sientes más libre, más tranquilo de no tener que ocuparte de él. Pues eso es aparte, porque bueno,
si te da un beneficio pero también es una carga. un sentimiento de exclusión social, que estas fuera
del sistema, que no estas integrada como otros compañeros que tienen auto y lo usan
cotidianamente No; cuatro, un sentimiento de diferenciación social, una barrera económica que estas
segregada, que no puedes acceder a diferentes lugares de la ciudad. O simplemente no tienes ningún
sentimiento de no poseerlo ahora.
Más bien lo que te digo, esa de que es una carga. El hecho de llevarlo a verificar, lo haces porque
no contamine, pero lo llevas, lo afinas y no pasa. Y es un trauma.
35. ¿Te han robado un auto? Si, ya cuando llegue ya no estaba. ¿Me puedes contar un poco cómo
fue? Si, lo dejé estacionado, me fui a hacer unas compras y cuando regresé ya no lo encontré. Fue
en Villalongin. Lo primero que me dijeron es que una grúa se lo llevó, pero se lo llevó a desmantelar,
pues sí, porque no es fácil robárselo. Primero fui a buscarlo a los corralones, y cuando me dijeron
que no fue levantado, pues ya puse la demanda de robo. El trámite es molesto, estar dos o cuatro
horas para que te tomen la declaración. Además del hecho de la pérdida. ¿Lo tenías asegurado? No.
Mi carro tenía dos switch (interruptores) Sólo yo lo podía encender. Yo pensaba que así no se lo
podían llevar. Pero nunca te imaginarás que llegará una grúa y lo lleve. Superan todas las previsiones
que puedas tomar. Llega una grúa lo levanta y se lo lleva. ¿Fue pérdida total? Si lo recuperé después,
pero ya estaba todo desvalijado. Entonces, uno piensa, ¿para qué quiero un carro? Eso me
condicionó para decir que lo utilizó para ciertas cosas, pero ya no busque un carro de último modelo,
sino algo que te sea funcional.
419
Verónica Quiroz López
Antes, cuando eres soltero, pues si tienes esa sensación de libertad (al tener un auto), andar a toda
velocidad, “te vale gorro” pasarte los semáforos. Pero ahora que tengo a las niñas eso cambia.
Entonces buscas más seguridad. ¿Desventajas o inconvenientes de no tener auto? Yo creo que las
desventajas no sería de no tener auto, sino de no tener cerca un medio de transporte público
cercano, pues si vives en un lugar dónde estás bien conectado ¿para qué quieres el carro? O sea, si
tú estás bien ubicado, no necesitas un carro. ¿Te plantearías cambiarte a otra zona de la ciudad a
costa del transporte público? No, porque ahí estoy bien, tengo vías de acceso, puedo tomar un
microbús, un camión, el Metrobús o el metro. Pues a mí no me afecta. Pero por ejemplo, si yo viviera
en Coacalco dónde no hay metro, entonces ya es comprensible.
37. Te puedo preguntar ¿tu casa es propia? Si. Esa es una gran ventaja. ¿Consideras que vives en
una zona privilegiada de la ciudad? Pues no tanto privilegiada, porque hay muchos asaltos, sino más
bien pienso que es una zona bien ubicada.
Pues ha sido muy buena entrevista. Yo te agradezco mucho. No al contrario, gracias a ti.
420
Anexo 2
EJEMPLO DE ENTREVISTA 3
Entrevista no. 22
22 de marzo, 2007
Sandra, M, 47 años
Nació en el D. F.
Asistenta de limpieza
I. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS
Me gustaría que dividiéramos la entrevista en dos partes, en una primera parte hablaríamos de los
desplazamientos cortos, que puedes hacer caminando o en bicicleta, bueno en tu caso no, pero que
421
Verónica Quiroz López
sea más o menos de un kilómetro. Me gustaría que me contaras los motivos, los horarios, las
frecuencias, si tienes barreras físicas o de horario, cualquier cosa que se te ocurra y después ya
hablaríamos de los desplazamientos a distancia, dónde ya necesitarías un vehículo para moverte.
¿Si? Aja.
12. Para hacer estas tres cosas caminando, ¿tienes algún límite horario? Por ejemplo, que digas que
después de determinada hora ya no lo hagas.
Um, me voy eso sí temprano, cuando tengo que ir a trabajar, sí. Pero luego lo hago los domingos,
para no estar tan presionada. ¿Te sientes segura cuando caminas por la noche aquí? No, la verdad
no. Entonces ¿tienes un horario límite? Pues sí, la verdad sí. Yo salgo trabajar a las 9pm, 9.30pm,
depende, y llego aquí una media hora después, a las 10pm, pero corro. ¿Cuándo sales del trabajo
te vienes directo? Si. ¿Cuáles son tus horarios de trabajo? Entro a las 2 o 2.30pm y por muy tarde
salgo a las 9.30pm. Por eso hago “el Super” los domingos o por la mañana. ¿Alguna otra cosa que
se te ocurra que sea una barrera o una condición que determine el tiempo o la forma en la que te
desplazas para ir al “Super” al mercado o a la leche. No. A la leche ¿a qué hora vas? Como a las 8
de la mañana, no es tarde.
422
Anexo 2
14. ¿Cuánto tiempo haces? 30 minutos. ¿Con tráfico o sin tráfico? Igual. ¿Por qué? Pues el trolebús
si se va despacio, pero no hay problema, porque va por un carril especial y en contraflujo del tráfico.
Pero los automovilistas a veces se meten en su carril, como siempre, no respetan y más si es la
“combi, el grande”, pero esos si se les hecha. ¿La combi se les hecha a los automovilistas que se
meten en sentido contrario? Si. En suma, cuando llegas a Salto del Agua ¿Qué haces? Me voy
caminando, llego como en 5 minutos, porque no está retirado de ahí de la parada a mi trabajo.
¿Cuánto tiempo haces en total todo el trayecto? Son como 50 minutos. ¿Siempre calculas 50 minutos
para llegar a tiempo? Sí, no me gusta llegar tarde. Y de regreso ¿haces la misma ruta? De regreso
salgo, bueno yo trabajo en las oficinas del metro, y entonces como trabajadores nos dan una
credencial para entrar gratis, yo el metro si no lo pago, pero si lo tomo para venirme. Lo tomo en
Salto del Agua, lo agarro a Bellas Artes, que son más o menos 10 o 15 minutos. Y de Bellas Artes ya
tomo una combi que me deja en casa. Me deja en la esquina y de ahí córrele. ¿ Cuánto hace la
combi? Luego hace como 20 minutos. Y entonces me bajo y camino o me echó a correr porque ya
va una vez que me asaltan.
423
Verónica Quiroz López
de bajar, las traigo en mi mano. ¿Pero es sólo media calle de dónde te deja la combi a tu casa? Pues
sí, a la altura del Kinder vi que vino un muchacho y como si nada, y ya a mitad del Kinder, en una
de las jardineras me agarró y me asaltó. ¿Y después de ese incidente, ¿no has hecho alguna
estrategia para no estar sola? Al principio pues sí, mi mamá o mi hermana Alma estaban al pendiente
por mí, pero ya no. Entonces como sé que ya no están al pendiente de cuando yo me bajo, traigo
las llaves ya en la mano, y si puedo corro porque ya no me gustaría otro sustito más. Entonces, ¿ni
pensar hacer otra cosa saliendo del trabajo? No, mejor venirme directo.
16. ¿Algún otro desplazamiento que hagas de larga distancia por motivos distintos?
Pues rara es la vez que salgo. Pero aquí en el centro, nada más, que si me invita un amigo o nos
vamos a ver (no se entiende lo que dice) o de compras, pero es muy esporádico, no, no soy muy
afecta a salir o ir de visita. ¿Para tomar un café? Sí, no más, pero no es muy frecuente la verdad. Y
¿a dónde vas? Aquí al centro, igual lo que es el centro. ¿Haces entonces la misma ruta que para tu
trabajo? Si. ¿Para pagar el agua o la luz? No, mi mamá y mi hermana son las que hacen esas cosas,
yo soy muy floja para hacerlas. No y luego no hay tiempo, no puedo por mi trabajo.
424
Anexo 2
León y Baja California, colonia Condesa. Igual de SAGARPA, quitaron ese inmueble y nos pasaron en
la misma colonia en Baja California e Insurgentes. ¿Cuál fue el último? Ahí en Avenida Baja California
e Insurgentes. ¿Cuánto tiempo hacías para allá? Ahí si me aventaba casi una hora, o más, ahí si
dependía de cómo estuviera el tráfico. ¿En este último no depende? No, fijate que no, aunque haya
mucho tráfico en el eje, o aunque se metan en contraflujo, el trolebús va más rápido. Y en la Condesa
era más variable por esto del tráfico. ¿Cómo te ibas? De aquí tomaba el trolebús hasta el metro
Lázaro Cárdenas, me iba entonces en el metro y ya saliendo tomaba la combi que me llevaba al
Parque Hundido, cuando estuve ahí. ¿Cuándo estuve en Baja California? Me bajaba en el metro
Chilpancingo y de ahí ya me iba caminando al trabajo. ¿Cuánto tiempo hacías en el último? Ahí sí
era más retirado, caminando como 15 minutos, pero en total, casi una hora. ¿Cuánto gastabas? No,
pues era más, porque ahí si gastaba yo en el metro y en el trolebús, porque yo entraba en la mañana
y yo tenía que llegar, y luego en la mañana dilataban más en pasar (el transporte). Tardabas más
en llegar y gastabas más. Sí, todo, pasajes y comida, bueno, desayuno y comida, cuando me
quedaba yo a trabajar por la tarde. Y ahora las ventajas que tienes es que tardas menos en ir, y
gastas menos. La desventaja es que tienes que regresar en la noche. Pues sí, pero eso no importa,
yo corro para que no pase nada.
23. Bueno, yo creo que esta pregunta de alguna forma ya me la has respondido, pero te la voy a
hacer directamente, ¿Significa para ti un gasto mensual importante el transporte a tu trabajo?
Sí, porque gano muy poquito. ¿Aún ahora que gastas menos? Sí, porque es muy poco lo que gano,
son 987 pesos a la quincena. Y ahorita nos aumentaron, porque antes cobrábamos 950, nos
aumentaron 37 pesos. Pero si gastas 20 pesos en transporte a la semana, son 80 pesos. Pues sí,
pero más los gastos de la casa, más el gasto de mis alimentos, pues a mi hermana le doy. Te quedan
1800 pesos para los otros gastos. Si, al mes.
425
Verónica Quiroz López
reciben la credencial. ¿Pero el STC-Metro es independiente de los trolebuses? Si, si fueran juntos
sería feliz, nada más enseño mi credencial y no pago nada.
25. ¿Consideras que has perdido oportunidades mejores de trabajo por el lugar dónde vives?
Pues te diré, no lo sé. ¿Has tenido ofertas mejores para trabajar lejos de aquí? Lejos en otro lado
no. Porque vivo en un lugar céntrico y hay medios de transporte. ¿Tienes compañeros que vivan
lejos del trabajo? Sí, tengo compañeros que viven hasta Pantitlán, los Reyes, Nezahualcóyotl, o sea
que si viven retirado.
26. Si pudieras escoger la forma para hacer tus viajes, ¿en qué te gustaría irte?
La verdad prefiero un transporte público a ir en carro. ¿Por qué? Porque te puedes mover más
fácilmente, yo digo que el transporte es más fácil de moverse que en carro, porque como está el
tráfico, para mí es más sencillo, me pongo nerviosa. ¿Tú conduces? No, no sé ni manejar. ¿Te
gustaría aprender? La verdad no. No me gustaría aprender a manejar, me pondría yo muy nerviosa,
así estoy bien, voy parada o sentadita, no tengo problema.
426
Anexo 2
suficiente? ¿Qué puedes ir en metro a dónde quieras? Si. ¿Qué tal las aglomeraciones? Te diré, hay
estaciones dónde se acumula la gente, depende de que estación, pero no en todas.
29. Y como tú usas mucho el trolebús ¿Qué diferencia ves entre el metro y el trolebús?
Bueno, los dos cobran casi igual, 2 pesos, el boleto del metro cuesta igual que el trolebús. (Toce
mucho y se queja de la garganta). ¿Qué diferencia? Pues casi igual, en el metro te puedes trasladar
(largo) y en el trolebús puedes hacer una sola ruta. Además de esta ruta ¿utilizas otra ruta de
trolebús? No, es la única. Y ¿las aglomeraciones en el trolebús? También depende, luego va muy
saturado de gente y luego casi no, muy poca gente.
30. ¿Has vivido algún accidente en alguno de los medios de transporte público?
Hasta ahorita no, gracias a Dios no, en ninguno.
32 ¿Cuáles son los motivos o las causas por las que no posees un auto?
En primera, por mis posibilidades económicas, no son las más adecuadas. En segunda, te digo, me
da miedo manejar. ¿Cuál de estas dos cosas pesa más? ¿Qué no tienes posibilidad económica o te
da miedo o es difícil aprender a manejar? Pues yo creo que las dos cosas, porque ¿cuánto hay que
dar para un carro? Y te digo a mi me da mucho pavor el volante, ver tanto tráfico. Y los costos, si
estuvieran baratos bueno, pero no. ¿Alguna otra razón? No. Solamente que me lleven en carro, así
si, o el taxi, cuando sea muy necesario, como ir a mi clínica. Pero para lo demás, no. El que sí, mi
hijo, cuando vamos con él siempre quiere ir en taxi, aunque esté el camión, él es el que paga. ¿Tu
hijo trabaja? Trabaja y estudia, tiene 21 años. Trabaja en una empresa de cobranzas en sistemas.
33. Hablemos de nuevo de las desventajas de no tener un coche para tu uso propio.
Reflexionemos ¿Qué desventajas habría en no tener un coche? ¿Cómo que dependes de ciertos
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Verónica Quiroz López
horarios o de que funcione cierto tipo de transporte? ¿O que pierdes tiempo o que vas incómoda?
¿Qué cosas se te ocurren?
Mira el coche si me gustaría para las noches, porque saldría y rápido. Pero para transportarme
cotidianamente, no. No lo sé, tal vez porque estoy acostumbrada a viajar en transporte público que
no, no me da miedo. No tengo inseguridad. Gracias a Dios no me ha pasado ningún accidente. En
las cuestiones de que te roben, pues sí, es obvio, ya sabes, dónde quiera se suben los carteristas,
pero también una vez estaba trabajando, ahí en Chilpancingo, se subieron en el trolebús en la
mañana a asaltar, gracias a Dios esa vez si no me quitaron nada, revisaron mi bolsa y vieron que no
llevaba nada de valor y me la dejaron. O sea, no me robaron nada. Relátame un poco como fue.
Eran dos jóvenes, se subieron en Bellas Artes ¿iban armados? Yo del susto ni me fije. Pero uno se
quedó adelante con el chofer y otro si se fue para atrás con la demás gente. Yo iba con mi sobrino,
el hijo de mi hermana, y lo único que llevabamos eran los relojes, pero alcanzamos a quitárnoslos.
Me siento tranquila en ese aspecto. Y ¿cuando tienes que llevar a tu mamá a algún sitio o que tienes
que hacer un viaje largo? Te digo, todo en transporte público, me siento más segura.
34. Y ahora hablemos sobre las ventajas de no tenerlo ¿pérdida de recursos? ¿Qué ahí se te va el
dinero? O ¿Qué no tienes autonomía para moverte a la hora que quieres? ¿Qué desventajas
encuentras a no tener auto?
Pues te digo que no, no lo había pensado, será porque nunca lo hemos tenido. Será porque nunca
he tenido yo carro. Nunca, nunca. Ni cuando tu hijo era pequeño ¿no tuviste problema? No, porque
para las escuelas, fue al Kinder de aquí enfrente, a la primaria fue aquí cerca también, cuando entro
a la secundaria iba a San Cosme, pero la escuela tenía camión y el camión venía por él, lo llevaba y
lo traía.
35. ¿Qué significaría para ti tener y utilizar un automóvil particular cotidianamente? 1. Una condición
necesaria e indispensable para realizar tus actividades cotidianas; 2. Un elemento de status y de
aceptación social; 3. Una forma de independencia y libertad personal; 4. Un elemento necesario para
la integración de mi entorno urbano, para acceder a todos los puntos de la ciudad.
Pues ninguna. Nunca me había puesto a pensar en esto.
36. Y ¿Qué significa para ti no poseerlo? 1. Que tienes una percepción negativa, sientes que falta
de éxito, que no estás realizada; 2. Una percepción positiva, es ecológicamente correcto, estoy
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Anexo 2
tranquila, me siento libre de preocupaciones; 3. Un sentimiento de exclusión social, que estoy fuera
del sistema, que no estoy integrado porque “mucha gente lo tiene y yo no lo tengo”; 4. siento una
diferenciación social, una barrera económica, ¿qué es injusto que haya sitios a los que solo se pueda
acceder en auto? O simplemente no significa nada para ti no tenerlo.
Lo único es que ya estoy acostumbrada a andar en mis camiones, estoy tranquila y sin ningún
problema. Realmente no me es necesario, porque teniendo los medios de transporte público, para
mí la verdad un auto, con lo que yo gano, y dar aquí y allá, no. No puedo. Yo creo que aunque
ganará más, de todas maneras no lo tendría. Porque yo lo veo, es mucho gasto, el carro se merece
mucho gasto, si se descompone, mucho cuidado, hay que estarlo manteniendo.
De que, no te preocupes.
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Verónica Quiroz López
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ANEXO 3. TABLA RESUMEN DE DATOS SOCIODEMOGRAFICOS DEL LOS ENTREVISTADOS
Viajero Sexo Edad RangoEdad*# pers/hogar Tipo de hogar Posición en hogar Lugar de nacim. Entidad de nacim. Tipo residente Ocupación Lugar de Ocupac. Nivel Estudios Rango estud.*Sit. Residencia Lugar residencia Unidad Admiva. Años de residir Otras residencias Otras U. Admiva. Años otras resid.Pose/usa auto Tipo Viajero
E1 Mujer 48 3 2 Cohabitación Compañera Querétaro Querétaro Inmigrante Sirvienta Coyoacán S/estudios 0 lugar trabajo Tlalpan D.F. 7 Tlalpan D.F. 10 No T. Público
E2 Hombre 42 4 6 Familia nuclear Padre/esposo OaxacaProvincia Oaxaca Inmigrante Policía Aux. Normal Secundaria 2 Casa propia Villa Nic. Romero Edo. México 15 Benito Juárez D.F. 10 No T. Público
E3 Mujer 41 3 5 Familia nuclear Madre/esposa Tlaxcala Tlaxcala Inmigrante Asist. 3a edad Vértiz Narvarte Secundaria 2 Depto. Propio Iztapalapa D.F. 17 G. A. Madero D.F. 10 No T. Público
E4 Mujer 60 5 1 Unipersonal Única V. Carranza D.F. Nativo Secretaria Zona Rosa Preparatoria 3 Casa propia Ecatepec Edo. México 27 V. Carranza D.F. 33 No T. Público
E5 Mujer 30 2 2 Cohabitación Compañera Azcapotzalco D.F. Nativo Cursos Funcionar Centro Histórico Licenciatura 4 renta Azcapotzalco D.F. 4 Ecatepec Edo. México 26 No(1 antes) T. Público
E6 Hombre 32 2 2 Familia nuclear Hijo G. A. Madero D.F. Nativo Vendedor Coyoacán Licenciatura 4 Casa propia Coacalco Edo. México 25 G. A. Madero D.F. 7 No(1 antes) T. Público
E7 Mujer 32 2 2 Familia nuclear Compañera Nezahualcóyotl D.F. Nativo Administrativa Colonia Doctores Licenciatura 4 Depto. Propio Iztapalapa D.F. 5 Nezahualcoyotl Edo. México 27 1(no lo usa) T. Público
E8 Mujer 23 1 5 Familia nuclear Hija/hermana Miguel Hidalgo D.F. Nativo Estudiante Casco Sto. Tomás Bachillerato 3 Casa propia Tecamac Edo. México 22 Azcapotzalco D.F. 1 No T. Público
E9 Hombre 22 1 4 Familia nuclear Hijo/hermano Tulpetlac Edo. México Inmigrante Estudiant/Trabaj Caso Sto. Tomás Vocacional 3 Casa propia San Cristóbal Edo. México 15 Coacalco Edo. México 7 No T. Público
E10 Mujer 21 1 7 Familia nuclear Hija/hermana Coatzacoalcos Veracruz Inmigrante Estudiante Caso Sto. Tomás Bachillerato 3 Casa propia Tlanepantla Edo. México 5 Villahermosa Provincia 5 2 (no los usa) T. Público
E11 Mujer 23 1 4 Familia nuclear Hija/hermana V. Carranza DF D.F. Nativo Estudiant/Trabaj Casco Sto. Tomás Bachillerato 3 Casa propia Tlanepantla Edo. México 20 Azcapotzalco D.F. 3 2 (no lo usa) T. Público
E12 Hombre 25 1 6 Familia nuclear Hijo/hermano Alvaro Obregón D.F. Nativo Geógrafo Zona Rosa Licenciatura 4 Casa propia Alvaro Obregón D.F. 25 no n/a n/a no T. Público
E13 Hombre 38 3 4 Familia nuclear Padre/esposo G. A. Madero D.F. Nativo Actuario Zona Rosa Postgrado 4 renta G. A. Madero D.F. 6 G. A. Madero D.F. 32 1(uso esporad) T. Público
E14 Mujer 46 4 1 Unipersonal Única Benito Juárez D.F. Nativo Secretaria Zona Rosa Secundaria 2 Depto. Propio Iztapalapa D.F. 9 Nezahualcoyotl D.F. 17 1 (no lo usa) T. Público
E15 Hombre 34 3 4 Familia nuclear Padre/esposo Arcelia, Guerrero Guerrero Inmigrante Profesor Iztacalco Licenciatura 4 Casa propia Tultitlán Edo. México 6 Coyoacán D.F. 11 1(uso esporad) T. Público
E16 Hombre 31 3 4 Familia nuclear Hijo/hermano V. Carranza D.F. Nativo Consultor Inform Benito Juarez Ingeniería 4 Casa propia Coyoacán D.F. 26 Azcapotzalco D.F. 5 3 (uso espora) T. Público
E17 Hombre 19 1 4 Familia nuclear Hijo/hermano Cuauhtémoc D.F. Nativo Estudiante UPICSA Iztacalco Bachillerato 3 Casa propia Nezahualcoyotl Edo. México 19 no n/a n/a 1 (no lo usa) T. Público
E18 Mujer 18 1 5 Familia nuclear Hija/hermana Cuauhtémoc D.F. Nativo Estudiante UAM Xochimilco Preparatoria 3 Casa propia V. Carranza D.F. 16 Cuauhtémoc D.F. 3 1 (no lo usa) T. Público
E19 Hombre 19 1 3 Familia nuclear Padre/esposo Texcoco Edo. México Nativo Policia privado Iztacalco Secundaria 2 renta Miguel Hidalgo D.F. 1 Iztacalco D.F. 18 no T. Público
E20 Hombre 32 2 4 Familia nuclear Padre/esposo Tejupilco Edo. México Inmigrante Seguridad Iztacalco Secundaria 3 Casa propia Naucalpan Edo. México 7 Naucalpan Edo. México 5 no T. Público
E21 Hombre 37 3 4 Familia nuclear Padre/esposo Coyoacán D.F. Nativo Actuario Zona Rosa Licenciatura 4 Casa propia Tuyehualco Edo. México 7 Coyoacán D.F. 31 1 T. Privado
E22 Mujer 47 4 4 Familia extensa Madre/hija Peralvillo D.F. Nativo Limpieza Centro Histórico Primaria 1 Casa propia Cuauhtémoc D.F. 47 no n/a n/a no T. Público
E23 Mujer 59 5 1 Unipersonal Única Toluca Edo. México Inmigrante Limpieza Centro Histórico Primaria 1 Casa propia Ixtapaluca Edo. México 4 Taxqueña D.F. 20 no T. Público
E24 Hombre 32 2 2 Familia nuclear Hijo/hermano V. Carranza D.F. Nativo Radiotécnico Lindavista Ingeniería 4 Casa propia G. A. Madero D.F. 28 V. Carranza D.F. 4 1 (no lo usa) T. Público
E25 Hombre 28 2 4 Familia nuclear Padre/esposo Iztapalapa D.F. Nativo Ingeniero Lindavista Ingeniería 4 Casa propia Toluca Edo. México 26 Querétaro Querétaro 2 1 T. Privado
E26 Hombre 61 5 5 Familia extensa Padre/esposo Cuauhtémoc D.F. Nativo Dibujante Rio Sn Joaquin Secundaria 2 Casa propia Tlalpan D.F. 24 G. A. Madero D.F. 37 no T.Publico
E27 Hombre 21 1 4 Familia extensa Hijo/nieto Cuauhtémoc D.F. Nativo Estud/trabaj Claveria/Galerias Bachillerato 3 Casa propia Cuauhtémoc D.F. 21 no n/p n/p no T. Público
*Rango Edad: 1= >25; 2=25-35; 3=36-45; 4=46-55; 5=56-65; 6= +65 **Rango Estudios: 0=S/estud.; 1=Primaria; 2=Secundaria; 3=Bachillerato o Vocacional; 4=Superior
# Personas en el hogar (incluyendo al encuestado) Tipo de residencia: Nativo si ha nacido en el AMCM; Inmigrante: si ha nacido fuera del AMCM.
Tipo de hogar: Familia nuclear= Padres e hijos; Familia extensa= más otros familiares; Cohabitación= Personas sin parentesco; Unipersonal=sola. Nivel de estudios: siempre terminado. Rango de Estudios: 1=primaria; 2=Secundaria; 3=Preparatoria, Bachillerato, Vocacional; 4=Licenciatura y Posgrados.
431 Anexo 3
432 Verónica Quiroz López
ANEXO 4.1. MAPA DE VARIABLES CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS
433 Anexo 4
434 Verónica Quiroz López
435 Anexo 4
436 Verónica Quiroz López
437 Anexo 5
438 Verónica Quiroz López
Anexo 6. Desarrollo poblacional y espacial de la ZMVM entre 2000-2010
439
Verónica Quiroz López
440