8 Escatologia Completa

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Escatología

“Estudio de las Cosas uú ltimas” o tambieú n de los eventos “futuros”

en estos días cuando estábamos entregando tratados me encontré con un señor y me dijo
que yo estaba perdiendo el tiempo que Dios es un misterio y que el hombre muere y quedo
en la historia y recuerdos......

la escatologia se habla de
1. LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES
2. LAS SETENTA SEMANAS (Profecía de Daniel)
3. LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO
4. LAS RESURRECCIONES
5. LOS JUICIOS
6. EL MILENIO
7. EL TRONO BLANCO
8. EL INFIERNO
9. EL CIELO
INTRODUCCIÓN

El Término Escatología significa Estudio de las cosas ÚÚ ltimas o de los


eventos futuros y encuentra base en aquellos pasajes de la Escritura que
hablan en griego de:
1. “los uú ltimos díúas” eschatai hemerai. Isaías, 2:2. Miqueas, 4:1.
2. “el uú ltimo tiempo” eschatos ton chronos. 1ª Pedro, 1:20.
3. “uú ltima hora” eschate hora. 1ª Juan, 2.18.

La Escatología trata de la consumacioú n de todas las cosas, tanto las que


se relacionan con los individuos como con el mundo.
La esperanza cristiana para el futuro se desprende de la obra histoú rica de
Cristo.
1 Corintios 15:14-19
14
Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.
estuviéramos lamentándonos de la muerte de Cristo
Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aun estáis en vuestros pecados.

Romanos 6:4
4
Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó
de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
Escatología

El caraú cter escatoloú gico de la misioú n de Jesuú s tuvo su confirmacioú n en la


resurreccioú n. La resurreccioú n es un hecho escatoloú gico que pertenece a la
expectativa veterotestamentaria del destino final del hombre, de manera
que la inesperada resurreccioú n del Jesuú s, antes que todos los demaú s,
determinoú la conviccioú n de la iglesia de que el fin ya habíúa comenzado. EÚ l
ya se ha levantado de los muertos como las “primicias” de los muertos
(1 Corintios, 15.20). Jesuú s ya ha entrado, en nombre de su pueblo, en la
vida eterna de la era escatoloú gica; ha dado el paso inicial como pionero
(Hebreos. 12.2) para que otros lo puedan seguir. En las palabras de
Pablo, eú l es el “postrer Adaú n” (1 Corintios, 15.45), el Hombre
escatoloú gico. Para todos los demaú s hombres la salvacioú n escatoloú gica
significa ahora compartir su humanidad escatoloú gica, su vida de
resurreccioú n.

De manera que para los escritores del NT, la muerte y la resurreccioú n de


Jesuú s constituyen el acontecimiento escatoloú gico absolutamente decisivo
que determina la esperanza cristiana para el futuro: veú ase, p. ej.,
Hechos, 17.31; Romanos, 8.11; 2ª Corintios, 4.14; 1 Tesalonicenses,
4.14. Esto explica el segundo aspecto que distingue a la escatologíúa
neotestamentaria. Ademaú s de su caracteríústica tensioú n entre el “ya” y el
“todavíúa no”, la escatologíúa del NT se distingue por ser totalmente
cristocéntrica. El papel de Jesuú s en la escatologíúa neotestamentaria va
mucho maú s allaú del papel del Mesíúas seguú n la esperanza
veterotestamentaria, o la judaica de eú pocas posteriores. No hay ninguna
duda de que eú l es el Hijo del hombre celestial (Daniel, 7), el profeta
escatoloú gico (Isaías. 61; cf. S Lucas, 4.18–21), el Siervo sufriente (Isaías,
53), y aun el rey davíúdico, aun cuando no como lo esperaban sus
contemporaú neos. Pero la concentracioú n neotestamentaria del
cumplimiento escatoloú gico en Jesuú s refleja no solamente el cumplimiento
por su parte de estos papeles esencialmente escatoloú gicos.

Para la teologíúa neotestamentaria Jesuú s expresa tanto la obra escatoloú gica


de salvacioú n del propio Dios, como tambieú n el destino escatoloú gico del
hombre. En consecuencia, eú l es, por un lado, el Salvador y el Juez, el
Vencedor sobre el mal, el Agente del gobierno de Dios, y el Mediador de la
presencia escatoloú gica de Dios ante los hombres: eú l es en síú mismo el
cumplimiento de las expectativas veterotestamentaria de la venida

Jorge David Marulanda


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escatoloú gica de Dios mismo (cf. Malaquías, 3.1 con S Lucas, 1.76; 7.27).
Por el otro lado, eú l es, tambieú n, el Hombre escatoloú gico: no soú lo ha logrado
sino que define, en su propia humanidad resucitada, el destino
escatoloú gico de todos los hombres. De modo que ahora la afirmacioú n maú s
acertada en cuanto a nuestro destino es que seremos como eú l (Romanos.
8.29; 1ª Corintios, 15.49; Filipenses, 3.21; 1ª Juan. 3.2). Por estas dos
razones la esperanza del cristiano se centra en la venida de Jesucristo.

En todos los escritos del NT, la escatologíúa ostenta estas dos


caracteríústicas distintivas: ha sido inaugurada y es cristoceú ntrica. Sin
embargo, existen diferencias de eú nfasis, especialmente en cuanto al peso
relativo que se le acuerda a las expresiones “ya” y “todavíúa no”. El cuarto
evangelio destaca marcadamente tanto la escatologíúa realizada como la
identificacioú n de la salvacioú n escatoloú gica con Jesuú s mismo (veú ase, p. ej.,
11.23–26), pero no elimina la esperanza futura (5.28s; 6.3–9, etc.).

La doctrina de las uú ltimas cosas no es algo extranñ o al cristianismo.


Hablando en sentido general, se puede decir que el cristianismo nunca ha
olvidado las predicciones gloriosas respecto a su futuro.

Soú lo en el cristianismo verdadero es donde la doctrina de las uú ltimas


cosas se trata con grande precisioú n, y trae con ella una seguridad
fundamental en el manejo de las Santas Escrituras.

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Tiempos de los Gentiles

INTRODUCCIÓN
Los Tiempos de los Gentiles representan el largo períúodo que comienza
con la cautividad babiloú nica de Judaú , bajo Nabucodonosor (2º Reyes,
25:1-7; 2º Crónicas, 36:1-21; Jeremías, 39:1-18), Tiempo desde el cual
Jerusaleú n ha estado bajo el Dominio Gentil, y terminaraú con la destruccioú n
del poder mundial de los Gentiles por “la Piedra cortada, no con mano
(Daniel. 2:34, 35, 44), es decir, la Venida del Senñ or en Gloria y la Batalla
de Armagedoú n (Apocalipsis. 19:17-21), hasta ese tiempo Jerusaleú n
continuaraú políúticamente bajo el poder gentil (S Lucas, 21:24).

¿Quién dominará al mundo en el futuro?

Esta pregunta inquieta a mucha gente.


Ante la lucha por el poder y la influencia
que notamos díúa a díúa, entre las grandes
potencias, nos preguntamos ¿Quieú n llegaraú
a dominar al mundo? ¿Rusia o Estados
Únidos de Ameú rica? Otros consideran a
China con su enorme potencial humano, o
a Japoú n con su creciente poder econoú mico
como los probables candidatos. Tambieú n
Europa con su mercado comuú n se perfila y
llama poderosamente la atencioú n. ¿Estaú
por resucitar el imperio romano?
¿Jugará Europa un papel primordial en la conquista del dominio universal
en el futuro? O, ¿surgirá de pronto como gigante alguna otra nación?

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Una extraordinaria revelación del futuro


Era alrededor del anñ o 600 A.C. Nabucodonosor, el
rey de Babilonia, se acostoú una noche
preocupado, pensando en el futuro de las vastas
provincias de su imperio que auú n flotaban en la
incertidumbre de las conquistas. Aquella noche
tuvo un suenñ o muy extranñ o. Quedoú
profundamente impresionado, pero lo olvidoú . En
su afaú n de recordarlo y conocer su significado
llamoú a todos sus "magos, astrólogos,
encantadores y caldeos para que le expliquen su
sueño" (Daniel, 2:2), pero en vano. Estaban
dispuestos a darle alguna explicacioú n del
significado si eú l les relataba el suenñ o, pero Dios
permitioú que lo olvidase. En su impotencia le
dijeron al fin: "No hay hombre sobre la tierra que
pueda declarar el asunto al rey; además de esto
ningún rey, príncipe, ni señor preguntó cosa semejante... porque el asunto
que el rey demanda es difícil y no hay quien lo pueda declarar al rey, salvo
los dioses cuya morada no es con la carne" Daniel, 2:10-11.
Nabucodonosor se llenoú de ira y ordenoú matar a todos los sabios de
Babilonia. "Y se publicó el edicto que los sabios fueran llevados a la muerte;
y buscaron a Daniel y a sus compañeros para matarlos" Daniel, 2:13. Estos
cuatro joú venes habíúan sido transportados de Judaú cuando los babilonios
conquistaron estas tierras. Conocíúan al Dios verdadero y al enterarse de
que iban a ser muertos, pidieron tiempo al rey y clamaron con profundo
fervor al que todo conoce.
"Entonces el secreto fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual
bendijo Daniel al Dios del cielo... y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de
siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. El muda los
tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y
la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y lo escondido..." Daniel,
2:19-22.
Cuando el auú n joven profeta Daniel se presentoú al monarca le dijo: "El
misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos
lo pueden revelar al rey. Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los

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misterios, y El ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de


acontecer... Estando tú, oh rey, en tu cama, te vinieron pensamientos por
saber lo que había de ser en lo porvenir; y el que revela los misterios te
mostró lo que ha de ser..." Daniel, 2:27-29.

Ún suenñ o impresionante. Daniel, 2:31-35.


"Tú oh rey veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen,
que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba
en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. la cabeza de
esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata;
su vientre y sus muslos de bronce; sus piernas, de hierro; sus
pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas
mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e
hirió a la imagen en sus pies de hierro y barro cocido, y los
desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el
hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron
como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin
que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a
la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra"

El significado del sueño


No todos los suenñ os tienen significado, pero es una de las maneras como
Dios se ha revelado a los profetas. Este suenñ o de Nabucodonosor, fue una
revelacioú n divina y encierra la historia de Los Tiempos de los Gentiles.

Daniel continuú a: "Este es el sueño; también la interpretación diremos en


presencia del rey" Daniel, 2:36.

Cada una de las partes de esta estatua representa un reino.

Se describe la sucesioú n ordenada de la conquista del poder en el mundo


conocido de aquel entonces.

Veamos la interpretacioú n que el profeta Daniel da al rey:

LA CABEZA DE ORO

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"Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino,
poder, fuerza y majestad... tú eres aquella cabeza de oro" Daniel, 2:37-38.

La cabeza de oro, representa a BABILONIA. Existió desde el año 606 al


538 A.C.

El oro es el metal ideal para representar a este reino, el cual tuvo un gran
esplendor. Teníúa amplias avenidas y suntuosos palacios. Sus jardines
colgantes, eran una de las 7 maravillas del mundo antiguo. Sobre terrazas
escalonadas, habíúan colocado gran cantidad de tierra y crecíúan
gigantescos aú rboles.

Abundaba el oro. En el gran templo de Marduk habíúa imaú genes de Bel y


una mesa de 12 x 4,50m., ambas de oro puro, las que juntas pesaban unos
23.000 kilos. Tambieú n habíúa leones y una figura de oro de 5,40m. De
altura.

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La ciudad era aparentemente inexpugnable. Seguú n el Historiador


Herodoto estaba rodeada de un muro de unos 60m. De altura y una
profunda fosa con agua alrededor.

Consideraban imposible reducirla, sitiaú ndola hasta que los habitantes se


rindan por el hambre, ya que los babilonios, teníúan provisiones para 20
anñ os y teníúan agua en abundancia, pues el ríúo Eufrates cruzaba por debajo
de los muros por el medio de la ciudad.

La caída de babilonia
El rey Ciro, al mando del ejeú rcito Medo-Persa conquistoú primeramente la
ciudad de Cíúpara que estaba situada ríúo arriba junto al Eufrates. Allíú
existíúa un lago artificial y un sistema de compuertas para regular el curso
del ríúo. Este audaz conquistador, aprovechoú una noche, cuando los
babilonios se hallaban de fiesta, para penetrar inadvertidamente,
mientras que una mano divina escribioú la sentencia en los muros de la
sala del banquete real (Daniel, 5). En Cíúpara, desvioú el curso del ríúo
EÚ ufrates, y cuando bajoú su nivel, penetraron por debajo de los muros los
soldados maú s avezados, encontrando abiertas las puertas que protegíúan
ambas maú rgenes. Antes que los habitantes se percataran, ya estaba el
ejeú rcito en el palacio real. Asíú fue sustituido este reino por otro menor, tal
como la profecíúa lo habíúa senñ alado.

El pecho y los brazos de plata


"Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo..." Daniel, 2:39.
Representan al imperio MEDO-PERSA (538-331 a.c.)

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Era menor en esplendor que el anterior.

Los dos brazos, representan los dos paíúses que forman el reino, Media y
Persia.

Por primera vez comenzaron a circular las monedas de plata para el


intercambio comercial.

El vientre de bronce
"...y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la
tierra" Daniel, 2:39. Representa al imperio GRIEGO (331-168 A.C.)

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Las armas que usaban los griegos eran de Bronce. Los llamaban los
soldados de bronce.

El vientre: Alejandro Magno, lo amaba mucho y por esto el imperio se


dividioú . Murioú a los 32 anñ os de edad por intoxicacioú n alcohoú lica, al beber
por segunda vez el vaso Heú rcules que conteníúa 5 litros de vino.
El brillo efíúmero del bronce, coincide con la gloria pasajera de este reino.

Las piernas de hierro


"Y el cuarto reino será fuerte como el hierro; y como el hierro rompe y
desmenuza todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo" Daniel
2:40. Representa al IMPERIO ROMANO (168 A.C.-476 D.C.) Este duroú
644 anñ os. Era aú spero, fríúo y ruú stico, como lo es el hierro en comparacioú n a
los demaú s metales. Las atrocidades hechas por Neroú n y otros
emperadores atestiguan que era cruel y terrible.

Las armas usadas por los romanos eran las espadas cortas de hierro.
Y asíú fue como los romanos con sus cortas espadas conquistaron al mundo
con una crueldad sin precedentes y destrozaron todo lo que quedaba de
los tres imperios anteriores. La historia nuevamente dio un testimonio
exacto del cuadro panoraú mico de los sucesos del mundo.

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Pero tambieú n Roma ha desaparecido, y ahora corresponde que nos


volvamos a la extranñ a imagen para saber doú nde nos encontramos en los
relatos del tiempo.

Los pies de hierro y barro cocido


"Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y
en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza
del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los
dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será
en parte fuerte, y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con
barro cocido, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero NO SE
UNIRÁN el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro"
Daniel, 2:41-43.

El imperio Romano SE DIVIDIOÚ en 10 partes, entre el siglo IV y V.


Sucumbioú ante el empuje de las tribus germaú nicas del norte de Europa.

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Al final quedaron ocupando el territorio del imperio romano los: Francos


(Francia), alemanes (Alemania), Anglosajones (Inglaterra), Lombardos
(Italia), Suevos (Portugal), Visigodos (Espanñ a) y burgundios (Suiza). Los
Heú rulos, Vaú ndalos y Ostrogodos han desaparecido.
En parte estas naciones son fuertes y en partes deú biles (Daniel, 2:42).

Se trataríúan de unir nuevamente por parentescos, casaú ndose entre los


miembros de las familias reinantes. Pero a pesar que en un dado
momento casi todos los reyes habíúan emparentado, no lograron unir la
Europa dividida.

Otros intentaron reconstruir el Imperio Romano por la fuerza de las


armas, pero fracasaron. Fueron: Justiniano, emperador de oriente; Carlos
V, Felipe II, Luis XIV, Napoleoú n, el Kaiser Guillermo II y al final Hitler, pero
las tres palabras de la profecíúa bíública "NO SE ÚNIRAÚ N" eran maú s fuertes
que los ejeú rcitos de estos ambiciosos gobernantes. Por el poder de estas
tres palabras perdioú Hitler la guerra. Su intencioú n era unir esas naciones
representadas por los diez dedos de los pies, pero Dios habíúa dicho "no".
La Europa de la actualidad ha logrado por conveniencia, importantes
acuerdos en el campo econoú mico, y ha logrado zanjar ciertos
antagonismos, pero permaneceraú políúticamente dividida.

Historia predicha a través de símbolos


La Biblia interpreta sus propios síúmbolos y revela su significado. Si
queremos hallar la verdad, hemos de guiarnos exclusivamente por la
interpretacioú n de la Biblia, no por las interpretaciones ni la imaginacioú n
del hombre.

En el capítulo 7 de Daniel encontramos exactamente los mismos síúmbolos:


las bestias, las siete cabezas, los 10 cuernos y tambieú n el leoú n, el oso y el
leopardo. Y la Biblia nos dice lo que estos síúmbolos representan.

Dios le habíúa dado a Daniel entendimiento en suenñ os y visiones (Daniel,


1.17). El Profeta tuvo un suenñ o y una visioú n (Daniel, 7.1) en que vio
cuatro grandes bestias (versículo 3). Noú tese que al igual que en el libro de
Apocalipsis, las bestias subíúan del mar.

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Por ejemplo:
Bestias representan reinos. "La cuarta bestia será un cuarto reino en la
tierra" (Daniel, 7:23).
- Cabezas y cuernos representan divisioú n de reinos, (Daniel, 7:24).
- Alas simbolizan velocidad, (Habacuc, 1:8).
- Vientos representan guerras, Jeremías 49:36-37.
- Aguas representan muchedumbres, Apocalipsis 17:15.
- En las profecíúas, un díúa equivale a un anñ o (Ezequiel, 4:6; Números,
14: 34).
- En Daniel, 7:2-3 leemos que aparecen cuatro bestias simboú licas en
medio de vientos subiendo del mar.
Útilizando las claves expuestas, seríúan 4 imperios que surgiríúan en medio
de guerras entre muchedumbre de gente.
La Biblia dice: "Estas cuatro bestias son cuatro reyes que se levantarán en
la tierra" (Daniel, 7:17):

"La primera era como león y tenía alas de


águila..." (vers. 4) Representa al Imperio
Babilónico, que existioú entre los anñ os 606 -
538 A.C.; las alas, la velocidad de conquista del
rey Nabucodonosor.

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"He aquí otra segunda bestia semejante a un oso la cual se alzaba de un


costado más que del otro y tenía en su boca tres costillas..." Daniel, 7:5.
Representa al Imperio Medo Persa (538 - 331 A.C.).

Se levanta maú s de un lado: la supremacíúa de los persas sobre los medos.


Teníúa tres costillas entre sus dientes: conquistoú tres provincias: Babilonia,
Lidia y Egipto.

"Otra semejante a un leopardo, con


cuatro alas de ave en sus espaldas, tenía
en su cabeza cuatro cabezas; y le fue
dado dominio" Vers 6. Representa al
Imperio Griego, (331 - 168 A.C.).
Las cuatro alas representan doble
velocidad de conquista.
En solamente 8 anñ os llegoú a dominar un
aú rea de 5 millones de km2.
Cuatro cabezas: Cuando Alejandro
Magno murioú (323 A.C.), se dividioú el imperio en cuatro: Lisíúmaco dominoú
Tracia; Tolomeo, Egipto; Casandro, Grecia y Seleuco, Siria y Babilonia.

Surge una "cuarta bestia espantosa y


terrible... tenía diez cuernos" Vers. 7, 19-
20, 23. La misma Biblia explica: "La cuarta
bestia será un cuarto reino en la tierra...
devorará trillará y despedazará"
Representa al Imperio Romano (169 A.C.
- 476 D.C.).

Con su ferocidad representada por las


unñ as de bronce y dientes de hierro. Los 10
cuernos representan las 10 naciones de

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Europa Occidental, que quedaron cuando se deshizo el Imperio Romano,


(vers. 24).

Surge otro cuerno, otro poder: "Mientras yo contemplaba los cuernos, he


aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de ellos fueron
arrancados tres cuernos de los primeros, y he aquí este cuerno tenía ojos
como de hombre y una boca que hablaba grandes cosas... parecía más
grande que sus compañeros. Y veía que este cuerno hacía guerra contra los
santos y los vencía." Daniel, 7:8, 20-21.

Se informa auú n maú s de este poder: "Hablará palabras contra el Altísimo, y


a los santos del Altísimo quebrantará y pensará en cambiar los tiempos y la
ley..." Daniel, 7:25.

Este cuerno pequenñ o no debe confundirse con el cuerno pequenñ o de


Daniel, 8:9 que corresponde a Antíúoco Epíúfanes, quien profanoú el Templo
y persiguioú de manera terrible a los judíúos en el anñ o 175 A.C.

¿Quieú n es ese poder, que surgiríúa sobre los escombros del Imperio
Romano? Seríúa diferente a los anteriores, hablaríúa blasfemias, perseguiríúa
a los santos -praú ctica de inquisicioú n-; cambiaríúa los tiempos -haríúa un
calendario nuevo-; y pensaraú en cambiar la ley -los mandamientos de
Dios.

"..Vi subir del mar una bestia que tenía


siete cabezas y diez cuernos; y en sus
cuernos tenía diez diademas; y sobre
sus cabezas un nombre blasfemo. Y la
bestia que vi era semejante a un
leopardo, y sus pies como de oso, y su
boca como boca de león. Y el dragón le
dio su poder y su trono y grande
autoridad”…. “(Apocalipsis, 13:1-2).
Tendríúa la sagacidad de un leopardo, la
ferocidad de un oso y seríúa respetado
como un leoú n.

Jorge David Marulanda


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"Se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias"...

(v. 5). Su poder estaú en su boca, en lo que habla, no en la fuerza de sus


armas. Esto hace referencia a un poder eclesiaú stico, que se hace pasar por
Dios, pues eso significa blasfemia, en este contexto. (S Juan, 10:33).
Iba a "hacer guerra contra los santos y vencerlos": Inquisicioú n.

Se le dio autoridad sobre toda tribu, lengua, pueblo y nacioú n (v. 7)

Su tiempo de actuacioú n seríúa "cuarenta y dos meses". (v. 5)


Veamos: 42x30= 1260 (en el calendario judíúo, el mes era de 30 díúas).
Períúodo que coincide con los "1.260 días" de Apocalipsis 12:6, y Daniel
7:25 habla de tiempo (un anñ o), tiempos (dos anñ os), y medio tiempo (seis
meses).

"Después vi otra bestia que subía de


la tierra; y tenía dos cuernos
semejantes a los de un cordero, pero
hablaba como dragón. Y ejerce toda
la autoridad de la primera bestia en
presencia de ella, y hace que la
tierra, y los moradores de ella
adoren a la primera bestia, cuya
herida mortal fue sanada."
Apocalipsis 13:11-12. Lea hasta el
17.

Contemplemos la claridad con la cual la Biblia detalla las caracteríústicas


de cada reino: Esta bestia sale de la tierra, en contraposicioú n con las otras
bestias de Daniel 7, que salen del mar y con vientos, que significan
muchedumbres y guerras, este es el Falso Profeta.

Su semejanza a un "cordero", denota juventud y bondad, sus dos cuernos


son la fortaleza de su poder: la libertad religiosa y civil. Pero lo
sorprendente de esa caracteríústica, es que llegado el momento, eso seríúa
una pantalla pues "hablaba como dragón".

Jorge David Marulanda


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Su actuacioú n es semejante a la primera bestia, pues "ejerce toda la


autoridad de la primera bestia"

"También hace señales, de manera que aún hace descender fuego del cielo a
la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra, con
las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia,
mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia..."
Apocalipsis 13:13-14.

"Y hacía que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se
les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno
pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la
bestia o el número de su nombre." Ver, 16-17.
"Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la
bestia, pues es número de hombre. Y su número es 666." Apocalipsis,
13:18.

El próximo imperio mundial


"Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a
la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó" Daniel,
2:34.

¿A quieú n representa?
Las palabras "no con mano" significan que no se trata de un
acontecimiento humano, sino Divino.
"Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que no será
jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y
consumirá a todos estos reinos, pero Él permanecerá para siempre" Daniel,
2:44-45.

- Seríúa despueú s que trataron de unirse estas naciones y no pudieron.


- Dios estableceraú un reino que no seríúa sustituido jamaú s por ninguú n
otro.

Jesucristo representa la piedra que rompioú la imagen. "Este Jesús, es la


piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser

Jorge David Marulanda


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cabeza del ángulo" Hechos, 4:11. "y la roca que los seguía era Cristo"
1ª Corintios, 10:4.

EÚ l mismo intervendraú en los asuntos humanos en su segunda venida, para


establecer su reino.
Apocalipsis, 11:15 describe al gobernante del proú ximo imperio mundial:
"Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y Él
reinará por los siglos de los siglos".

El propoú sito de Dios es poner fin al sufrimiento y al dolor, al pecado y a la


muerte.
Ante la inminencia de este maravilloso suceso, se nos exhorta diciendo:
"Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis,
el hijo del hombre vendrá".

La plenitud de los gentiles


Es la consumacioú n del propoú sito de Dios en la presente Dispensacioú n; es
el llamamiento de de entre los gentiles de un Pueblo para el Nombre de
Jesucristo “La Iglesia que es su Cuerpo”. Hechos, 15:14. 1ª Corintios,
12:12. Efesios, 1:22-23. 4:11-13 esta expresioú n debe distinguirse de
“Los Tiempos de los Gentiles”

Jorge David Marulanda


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Escatología

LAS SETENTA SEMANAS

Introducción
Úna de las maú s grandes profecíúas de todos los tiempos corresponde a las
Setenta semanas de la visioú n de Daniel, se extiende desde el anñ o 20 de
Artajerjes (Nehemías, 2:1) hasta el establecimiento del Reino Milenial
en un lapso de 490 anñ os divididos en tres períúodos:
F Siete semanas - 49 anñ os
F 62 semanas - 434 anñ os
F Úna semana - 7 anñ os

Comienzo del periodo


Las 70 semanas comenzaron en el mes de “Nisaú n” o sea el mes de (Abril)
(Nehemías, 2:1) unos 445 anñ os A.C. fecha del mandato para restaurar y
edificar a Jerusaleú n (Nehemías, 2:25).
En cuarenta y nueve anñ os edificaron la ciudad y los muros de Jerusaleú n
“en tiempos angustiosos”, luego 62 semanas maú s se cuentan hasta que el
Mesíúas fue muerto, o sea 434 anñ os, sumando 49 + 434 = 483 anñ os. La
historia comprueba que fueron 483 anñ os hasta que el Mesíúas fue muerto.

La profecíúa de las 70 semanas (Daniel, 9.24–27) se considera de crucial


importancia para la escatologíúa bíública.

El escritor piensa que las 70 semanas han de calcularse a partir del


decreto de Artajerjes I para la reconstruccioú n de Jerusaleú n en el anñ o 445
a.C. (Nehemías, 2.1–8) y que terminan con el establecimiento del reino
milenial (Daniel, 9.24). Parece evidente que existe un claro o laguna que
separa el final de la sexageú simo nona semana del principio de la
septuagesima (Daniel, 9.26) (La Gracia).

Asíú, la septuageú sima semana, seguú n los premilenaristas


dispensacionalistas, es un períúodo de siete anñ os inmediatamente anterior
al segundo advenimiento de Cristo, en cuyo lapso el anticristo alcanza el
dominio mundial y persigue a los santos.

Jorge David Marulanda


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Escatología

Esto nos deja pensando en una semana que nos falta todavíúa, o sea 7 anñ os,
dicho de otra manera la semana setenta.
Al terminar la 69 semana Dios dejoú de tratar con Israel como nacioú n y
comenzoú un tiempo no contado el cual todos nosotros sabemos, la
Dispensacioú n de la Gracia.

Entre la 69 y la 70

F Jerusaleú n destruida 70 anñ os D. C.


F Los Judíúos dispersados
F Jerusaleú n hollada por los gentiles (anñ o 70 D. C.)
F El lugar de la Iglesia tomada de los gentiles
F La apostasíúa del cristianismo
F Los Judíúos en parte regresaríúan a Jerusaleú n en incredulidad (Sionismo)
F El arrebatamiento de la Iglesia o levantamiento.
Acontecimiento escatológico de la semana 70. (La gran tribulación)

La gran tribulación, que dura 3½ anñ os (Daniel, 7.25; cf. S Mateo,


24.21), se inicia con la victoria del arcaú ngel Miguel sobre los ejeú rcitos
celestiales de Sataú n (Daniel, 12.1; cf. Apocalipsis, 12.7ss), y termina con
la resurreccioú n corporal de los santos del períúodo de la tribulacioú n
(Daniel, 12.2–3; cf. Apocalipsis, 7.9–14). Aunque el períúodo de la
tribulacioú n dura soú lo 1.260 díúas (Apocalipsis, 12.6), parecen requerirse
30 díúas adicionales para la limpieza y la restauracioú n del templo (Daniel,
12.11), y otros 45 díúas antes de que se pueda disfrutar plenamente de las
bendiciones del reino milenial (12.12).

La gran tribulacioú n es el períúodo de afliccioú n sin precedente en la historia,


el cual se predice en los pasajes citados bajo este mismo tíútulo desde el
Salmos, 2:5 hasta Apocalipsis, 7:14 y se describe en los capíútulos 11-18
de este uú ltimo libro. Aun cuando incluiraú en cierto sentido toda la tierra
(3:10), la gran tribulacioú n seraú de manera distintiva el "tiempo de
angustia para Jacob" (Jeremías, 30:7) y tendraú como su voú rtice la ciudad
de Jerusaleú n y la Tierra Santa. Su duracioú n seraú de tres anñ os y medio, o sea
la uú ltima mitad de la semana setenta de Daniel (Daniel, 9:24-27;

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Escatología

Apocalipsis, 11:2, 3), y afectaraú al pueblo de Dios que habraú regresado a


Palestina, en estado de incredulidad.

Eventos de la tribulación:
F La manifestacioú n del anticristo.
F El anticristo y sus relaciones pactadas con los judíúos.
F El cruel reinado de la bestia que sube "del mar" (Apocalipsis, 13:1) y
quien al principio de los tres anñ os y medio quebrantaraú su pacto con
los judíúos (en virtud del cual ellos habraú n restablecido el culto del
templo, Daniel, 9:27), y se presentaraú personalmente en el templo
demandando ser adorado como si fuera Dios (S Mateo, 24:15; 2ª
Tesalonicenses, 2:4).
F La gran tribulacioú n “tiempo de angustia para Jacob” (Jer. 30:7).
F La activa intervencioú n de Satanaú s "con gran ira" (Ap. 12:12), y su obra
de impartir poder a la Bestia (Ap. 13:4, 5).
F La inusitada actividad de los demonios (Ap. 9:2, 11).

F El terrible juicio de las "copas", anunciado en Apocalipsis cap 16. Sin


embargo, la gran tribulacioú n seraú tambieú n un períúodo de salvacioú n.
Aquíú se ve un gran nuú mero que Dios ha electo en la nacioú n de Israel
(Ap. 7:4-8).
F La venida de Cristo en gloria y los eventos con ella relacionados siguen
inmediatamente a la gran tribulacioú n (Mt. 24:29, 30).
F La segunda venida de Cristo para librar a Israel (batalla de
Arrmagedoú n Ap. 19:17).
F La derrota de los hombres poderosos y jactanciosos, en vano el
anticristo y sus ejeú rcitos se esforzaraú n para hacer guerra contra Cristo
y sus huestes (Is. 66:15-16; Ap. 19).

Los siete sellos.


Siete sellos cubren todo el períúodo de la semana 70 o desde la traslacioú n
de los santos hasta el final de la gran tribulacioú n siempre han habido
histoú ricamente terribles terremotos, granizadas, hambres, pestes,
erupciones volcaú nicas, tempestades, pero el cumplimiento pleno y terrible
se espera hasta el final de los juicios divinos (Joel 12.28-32; Hageo 2:6
Heb. 12:26).

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Escatología

Desde el capíútulo 6 de Apocalipsis hasta el capíútulo 20 se registran los


eventos que han de suceder durante la uú ltima semana de las setenta
semanas de Daniel (Ap. 6:1) “un jinete sobre un caballo blanco quien sale
venciendo y para vencer” (no tiene flechas) le fue dada una corona, se
hace rey.

Las siete copas.


Las grandes manifestaciones de la ira de Dios sobre un mundo apoú stata.
Pero antes de que estos siete aú ngeles salgan y derramen las copas de ira
sobre los inicuos, vemos los maú rtires del capíútulo (14: 2-3) adorando en
la gloria.
F La primera Copa es derramada sobre la tierra, “uú lcera maligna y
pestilente sobre los hombres que teníúan la marca de la bestia y que
adoraban su imagen (Ex. 9:8-12) uú lcera, manifestacioú n exterior de la
corrupcioú n interior.
F Se derrama sobre el mar el cual se convierte en sangre (Ap. 8:8) Las
aguas del mar se corrompen como sangre de hombres muertos, que
causan la muerte a todo ser vivo en las aguas, el mar y las aguas tipifica
a las naciones, pueblos y lenguas, entonces tiene referencias a la
continua matanza y derramamiento de sangre que caracterizaraú la
historia de los tiempos de los gentiles.
F Ver (Ap. 16:49 derramada sobre los ríúos y fuentes de aguas, afecta el
agua potable de todo el mundo (Ex. 7:19) rechazaron la sangre de
Cristo tendraú n que tomar sangre para mitigar su sed contra lo
establecido “sangre no comereú is”.
F Es derramada sobre el sol (ap. 8:9), y los hombres arden con grande
calor (Mal. 4:1) el díúa que arderaú como horno (Is. 24.5-6).
F Derramada sobre el trono de la bestia, hizo que su reino se cubriera de
tinieblas y mordíúan sus lenguas de dolor (Ex. 10:20) con la lengua
blasfemaron y hablaron sin temor e irreverentes.
F Ver (Ap. 12) sobre el gran ríúo Eufrates y sus aguas se secaron, asíú
preparando camino para los reyes del oriente, Dios quitaraú el estorbo
grande a las actividades militares; cruzaraú n China, Japoú n, India y estos
ayudaraú a los Judíúos volver a su tierra “Batalla de Armagedoú n”.
F Derramada en el aire marca la consumacioú n de la ira de Dios “hecho
estaú o consumado es” el aíúre esto es sobre el imperio de Satanaú s el

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Escatología

príúncipe de la potestad del aíúre habraú convulsiones en todo el orden,


de la naturaleza siendo la hora del colapso, cuando la piedra no
cortada con mano del suenñ o de Nabucodonosor hace su obra
desmenuzar.
Las siete trompetas.
Seguú n el verso 2 del capíútulo 8 de Apocalipsis, fueron dadas siete
trompetas a siete aú ngeles. Histoú ricamente las trompetas eran utilizadas
para:

F Llamar a la guerra (Num. 10:9


F Convocar al pueblo
F Levantar el campamento (Num.10:2)
F En las fiestas solemnes (Num. 10.2)
F Cuando Dios fue manifestado en Sinaíú (Ex. 19:16)
F En la destruccioú n de Jerico (Jos. 6:13)
F Al echar los simientes del Templo de Jehovaú (Esd. 3:10).

Trompetas de guerra y notas de alarma y juicio contra un mundo apoú stata


tambieú n hallamos de jubileo anunciando a Israel que el tiempo de su
liberacioú n y restauracioú n a llegado. El toque de las trompetas significa
caíúda, asíú como cayeron los muros de Jericoú , de la misma manera este
mundo.
F Primera Trompeta, granizo y fuego mezclado con sangre “y se quemoú
toda yerba”.
F Segunda Trompeta Y como una gran montanñ a en fuego fue
precipitada en el mar, mueren la tercera parte de los seres vivientes
que estaban en el mar.
F Tercera Trompeta, “cayo del cielo una grande estrella ardiendo como
una antorcha” aguas amargas y muerte en parte en los hombres.
F CuartaTrompeta, fue herida la tercera parte del sol, la luna y las
estrellas resultado “oscuridad”.
F Quinta Trompeta, primer ay, los juicios anteriores afectaron la tierra,
los aú rboles, la hierba, la mar, las fuentes, los ríúos, el calor, la luz del sol,
la luna, las estrellas. Del poso salen como demonios para atormentar a
muchos y los hombres buscaraú n la muerte pero no la hallaraú n.
F Sexta Trompeta, “los cuatro aú ngeles que estaú n atados, son sueltos”.

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Escatología

F Séptima Trompeta, (Ap. 10:7) “el misterio de Dios se consumaraú ”.

Bosquejo del apocalipsis

6:1—8:5 Los siete sellos


6:1, 2 El primer sello
6:3, 4 El segundo sello
6:5, 6 El tercer sello
6:7, 8 El cuarto sello
6:9-11 El quinto sello
6:12-17 El sexto sello
7:1-17 Intervalo entre el sexto y el seú ptimo sellos
8:1-5 El seú ptimo sello
8:6—11:19 Las siete trompetas
8:6-12 La primera, segunda, tercera y cuarta
trompetas
8:13—9:21 La quinta trompeta
10:1—11:14 Intervalo entre la sexta y la seú ptima
trompetas
11:15-19 La seú ptima trompeta
12:1—14:20 Conflicto entre Israel y los poderes del mal
12:1-17 La mujer, el dragoú n y el libertador
13:1-18 El anticristo y su profeta
14:1-20 Oraú culos del reino y del juicio
15:1—16:21 Las siete copas de la ira
15:1-8 Introduccioú n a las copas de juicio
16:1-21 La descripcioú n de las copas de juicio
17:1—19:10 El reinado y la ruina de la ciudad del anticristo
17:1-6 Úna visioú n de Babilonia y su gloria
17:7-18 La interpretacioú n de la visioú n: la
condenacioú n de Babilonia
18:1-24 Úna maldicioú n sobre Babilonia
19:1-10 Acción de gracias por los juicios sobre Babilonia.

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Escatología

LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO

Dos fases en la segunda venida de cristo:

Primera fase - El Arrebatamiento de la Iglesia – Cristo Viene por sus


Santos
El entendimiento moderno del rapto parece tener poca o ninguna
conexioú n con el evento escatoloú gico. Sin embargo, la palabra se aplica
correctamente a ese evento del porvenir, el termino rapto, viene de la
traduccioú n al latíún del vocablo griego para, arrebatar. El teú rmino viene de
la palabra latina, rapto, que significa asir, o arrebatar en relacioú n con el
eú xtasis del espíúritu o la remocioú n misma de un sitio a otro.

El rapto
El traslado de la Iglesia. La palabra griega de la cual tomamos el teú rmino
“rapto” aparece en 1ª Tes, 4:17 traducido “arrebatar”. La traduccioú n en
latíún de este versíúculo usa la palabra “rapuro”. La palabra griega que
traduce es “arpazo” que significa arrebatar o llevarse.

Ejemplo: El Espíúritu se llevoú a Felipe de Gaza a Cesarea Hec, 8:39 y para


describir la experiencia de Pablo de haber sido arrebatado hasta el tercer
cielo 2ª Cor, 12:2-4.

 Los componentes del arrebatamiento (1ª Tes.4:13-18)


1. El regreso de Cristo (Ver. 16).
2. El Senñ or mismo
3. Úna resurreccioú n, soú lo los muertos en Cristo (Ver.16).
4. Seraú instantaú neo y no gradual (1ª Cor. 15:52)
5. Úna reunioú n (Ver.17).
6. Los que habíúan muerto y los que seraú n transformados en un encuentro
especial.

 Trasladación.
a. Enoc traspuesto para no ver muerte antes del diluvio (Gn.5:24).
b. Elíúas subioú al cielo (2º Re.2: 11).

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Escatología

c. Lot sacado antes del fuego de la ira en Sodoma (Gn. 19:22-24).

 Existe la teoríúa que en el arrebatamiento soú lo seraú n:


1. Incluidos los cristianos espirituales.
2. La teoríúa del arrebatamiento parcial.
3. Los cristianos carnales seraú n dejados para soportar la tribulacioú n, esta
teoríúa no tiene fundamento.
4. Todos seremos transformados (1ª Cor. 15:51).

El rapto parcial significa que solo aquellos que esteú n velando y guardando
en cuanto a la venida del Senñ or seraú n dignos de escapar de los terrores del
porvenir.
Esta teoríúa nacioú en el anñ o 1835, con Roberto Govett y prevalece hasta
hoy mayormente entre los Norte Americanos.
El parcialismo. Este contempla que el bautismo del Espíúritu Santo y
plenitud es soú lo para unos creyentes y no para todos. Como tambieú n que
los creyentes que no son vencedores seraú n resucitados despueú s del
milenio, incluyendo asíú en la segunda resurreccioú n a creyentes y a no
creyentes; ensenñ a que va haber varias ocasiones de raptos y
resurrecciones de vencedores.

 Teorías sobre el Arrebatamiento:


1. Mitribulacionísmo. Ocurriraú a la mitad de la gran tribulacioú n 1ª
Tes, 5:9. No nos ha puesto Dios para ira. Forzan a la Iglesia a ser
castigada tres anñ os y medio.
2. Postribulacionísmo. El arrebatamiento seraú hasta el final de la
gran tribulacioú n.

El Nuevo Testamento presenta a la Iglesia como el cuerpo y la esposa de


Cristo.

El arrebatamiento es pretribulacional.
1. En naturaleza incluye a todos los creyentes (Rom. 5:9; 1ª Tes. 1:10).
2. Es mencionada la Iglesia hasta Apocalíúpsis 6.
3. Luego no aparece la Iglesia en la tierra (Apc. 4:1). Sube acaú .

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Escatología

4. Somos embajadores en el cielo (2ª Cor. 5:20). Recogidos los


embajadores.
5. La posicioú n de la Iglesia es que el arrebatamiento es total y no
parcial (1ª Cor. 15:51-52) en un momento.

 Plenitud de los gentiles


a. Significa, cumplimiento, abundancia, y plena restauracioú n derivado
del verbo “pleron” (llenar), completado.
b. Cumplimiento del nuú mero de los Gentiles en esta dispensacioú n de la
Gracia (Rom. 11:25).
c. La conversioú n de los Gentiles formando el cuerpo de Cristo que es la
Iglesia.
d. Este periodo comenzoú en el díúa de Pentecosteú s y duraraú hasta el
arrebatamiento de la Iglesia (1ª Tes. 4:16-17).

El apóstol Pablo dice:


1. Que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte.
2. Hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles (Rom. 11:25).
3. Es el final del plan de Dios.
4. El pueblo propio para Cristo es la Iglesia.
5. Esta es la edad de la predicacioú n del Evangelio a los Gentiles o de las
naciones (Mateo 24:14; Marcos 13:10) muchos de los Gentiles
entraran a la Iglesia en grande nuú mero durante esta dispensacioú n,
antes de la parousia.

 Tiempos de los Gentiles


Con el imperio de Babilonia, empezaron estos tiempos la profecíúa se dio
en (Jer. 25; Ap. 279) (Dn. 2, En donde se habla de una imagen dividida en
cuatro partes y representa los cuatro imperios mundiales).
1. Babilonia.
2. Medo persa.
3. Griego.
4. Romano.

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Escatología

En la primer venida de Cristo se vivíúa bajo el imperio Romano y en los


díúas de los santos apoú stoles; Cristo les dijo a los Judíúos que ellos estaríúan
exiliados o desterrados hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan
(Lucas 21:24).
Los tiempos de los Gentiles representan el largo períúodo que comienza
con la cautividad babiloú nica de Judaú , bajo Nabucodonosor, y terminan con
la aparicioú n de la bestia, su gobierno y la destruccioú n del poder mundial
de los Gentiles por “la piedra cortada no con mano” (Dn. 2:34, 35,44), es
decir, la venida del Senñ or en gloria (Ap. 17:18; 19:11,21). Hasta ese
tiempo Jerusaleú n continuaraú políúticamente bajo el poder mundial de los
Gentiles (Lc. 21:24).

 La Iglesia después del Arrebatamiento


Porque es necesario que todos nosotros compadezcamos ante el tribunal
de Cristo (2ª Cor.5:10); la palabra bema traducida del Griego significa
tribunal todos los competidores estaraú n ante el bema para recibir sus
premios o coronas la vida cristiana es una carrera y el arbitro divino
evaluú a a cada concursante. Despueú s que la Iglesia haya terminado la
carrera juntaraú a todos los miembros ante el tribunal para darle el premio
apropiado a cada uno.

 Algunos recibirán Recompensas:


Si permaneciere la obra de alguno que sobre edificoú , recibiraú
recompensa (1ª Cor. 13:14).

La Biblia menciona por lo menos cinco recompensas posibles. Las


recompensas incluyen:
1. Corona incorruptible (1ª Cor.9:25-27) Esta corona es la del vencedor,
es para los que frente a la batalla dominaron el cuerpo y los apetitos
carnales que batallan contra el alma, es decir los que no se rinden ni
permiten que los placeres del mundo les impidan servir al Senñ or.
Llevemos la corona del vencedor.
2. La corona de regocijo. (1ª Tes. 2:19-20; Prov. 11_30; Dn. 12:3). Esta
es la corona del que gana almas para el Senñ or; nos sentiremos con solo
llevar los brazos llenos de gavillas a los graneros eternos premiados.

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Escatología

3. Corona de vida (Santiago 1:12; Ap. 2:10), eú sta es la del maú rtir,
mencionada dos veces en la Biblia perdieron la vida y la hallaron “se
fiel hasta la muerte, y yo te dareú la corona de la vida”.

4. Corona de justicia (2ª Tim. 4:8; Lucas 12:31-40), Esta corona es para
los que esperan la venida de Cristo; muchos no pueden creer en su
venida personal, a pesar de su promesa “vendreú otra vez” asíú como se
fue ciertamente regresaraú . “en el se purifica asíú mismo” (1ª Jn. 3:3).
5. Corona de gloria (1ª Pedro 5:4), esta es la corona del anciano o del
Pastor, reservada para los que imparten fielmente y no han torcido las
escrituras con sus ensenñ anzas aquel Pastor que trabajoú con las
herramientas provistas como son: la revelacioú n, la iluminacioú n, y la
inspiracioú n en las Doctrinas fundamentales profeú ticas y Apostoú licas.
(Talentos y habilidades).

Segunda fase - Cristo Viene con sus Santos

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Escatología

La venida de Cristo en gloria; esta se efectuaraú de acuerdo a los siguientes


pasajes de la Biblia: (Mt. 19:28; 23:39; 24:5; 25:5; 25: 46; Mr. 13:24-27;
Luc. 12:35-48; 17: 22-37; 18:8; 21:25-28; hechos 1:10-11; 15:16-18;
Rom.11:25-27; 1-º Cor. 11:26; 2ª Tes. 1:7-10; 2ª Ped. 3:3,4; Jud. 14,15)

 Esta será:
1. Postribulacional y premilenial
2. Su regreso es personal (ingreso) Zac, 14:4 al modo de su ascensioú n
Hec, 1:11.
3. Esta venida seraú visible y gloriosa. (Mt. 24:27; Hechos 1:11).
4. Esta venida seraú a la tierra
5. Los aú ngeles estaú n presentes estos acompanñ araú n juntamente con la
iglesia (Zac. 14:4; 1ª Tes. 3:10).
6. El propoú sito de la 2ª venida seraú juzgar las naciones y establecer su
reino en la tierra (Mt. 25:31).
7. Vendraú a liberar a los oprimidos de Israel que habraú n sobrevivido
(Rom. 11:26) “vendraú n a establecer el reino Davíúdico o milenial.
8. Para Israel, seraú el su juez, su libertador y el cumplidor de los pactos
que estaú pendientes con Israel.
9. Para los gentiles seraú la piedra que quebrantaraú y que da fin a la
autoridad gentil (Sal. 2:7-9; Dn. 2:44-45).
10. Pondraú fin al imperio de la bestia y lo destruiraú con el resplandor de su
venida (2ª Tes. 2:10-11).

Batalla de armagedón
Forma hebraizada de Har-magedoú n (Ap. 16.16), podríúa referirse al
distrito montanñ oso de Meguido, o al monte Gerizim, que domina la llanura
de Meguido, lugar en el que se cumplen las escenas apocalíúpticas
(Zacaríúas 12.11).

El punto de reunioú n en la escena apocalíúptica del gran díúa de Dios


Todopoderoso (Ap. 16.16; uú nica referencia). La interpretacioú n maú s
antigua que se conoce es “el lugar plano pisoteado”.

De cuatro interpretaciones modernas, a saber, “montanñ a de Meguido”,


“ciudad de Meguido”, “monte de reunioú n” y “su collado fructíúfero”, la
mayoríúa de los entendidos prefiere la primera.

Jorge David Marulanda


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Escatología

La explicacioú n mas probable de este nombre es la que lo liga con el monte


(heb. har) de Meguido. Meguido fue escenario de muchas grandes batallas
en la historia (cf. 2 Cr. 35.22), y su aparicioú n en el contexto apocalíúptico
resulta enteramente apropiada. Para los enemigos de Cristo este
encuentro significaraú destruccioú n (Ap. 19.17–21). Pero de esta manera el
Sal. 110 y una cantidad de pasajes del AT encontraraú n su cumplimiento
cuando comience la era del gobierno mesiaú nico.
Meguido. Importante ciudad veterotestamentaria que se encontraba en la
cadena del Carmelo, unos 30 km al Suroeste del actual puerto de Haifa.
Ciudad que constituíúa el principal paso en la importante ruta de Gaza a
Damasco. Fue tomada por los israelitas en la conquista de Canaaú n.
Salomoú n gobernoú sobre ella y la reconstruyoú (Jos 12.21; Jue 5.19; 1 R
4.12; 9.15). El rey Josíúas murioú en los llanos de Meguido cuando peleaba
contra los egipcios (2 R 23.29–30). En el NT, el teú rmino «Armagedoú n» (o
colina de Meguido) es un nombre simboú lico para referirse al lugar donde
habraú una gran batalla al final de los tiempos (Ap 16.16).
El Juicio de las naciones. (Mt. 25:41; Sal. 2.1-10; 2ª Tes. 1:7-10; Ap. 19:
11-21; Joel 3:9-16).

Jorge David Marulanda


31
Escatología

LAS RESURRECCIONES
Resurrección.
Accioú n de levantarse de la muerte:
1. Con un cuerpo fíúsico en el mismo estado previo a la muerte (Juan 11).
2. Con un cuerpo nuevo y transformado, como en el caso de Jesuú s (Mateo
28).

Concepto de las doctrinas no Cristianas


Aunque la creencia en la inmortalidad del alma humana o en la
resurreccioú n de ciertos seres divinos formaba parte de algunas religiones
antiguas, la creencia en la resurreccioú n de los seres humanos era, en la
praú ctica, desconocida. Sin embargo, se encuentran huellas de esta
doctrina, en la religión egipcia, en el zoroastrismo y en el judaísmo.

Hacia el siglo I d.C. la resurreccioú n se habíúa convertido en una doctrina


formal de los fariseos y de la mayoríúa de los judíúos, aunque los saduceos
no la aceptaban y la negaban abiertamente.
En el islam, el Coraú n situú a la resurreccioú n de todos los seres humanos en
el Díúa del Juicio Final.

Teorías frente a la resurrección:


1. Los griegos. Pensaban que el cuerpo era algo que impedíúa la
verdadera vida, y esperaban el momento en que el alma se liberaríúa
de su prisioú n. Concebíúan la vida despueú s de la muerte en funcioú n de
la inmortalidad del alma, pero rechazaban firmemente toda idea de
resurreccioú n (la burla ante la predicacioú n de Pablo en Hch. 17.32).
2. Los judíos. Estaban firmemente persuadidos de los valores del
cuerpo, y pensaban que estos no se perderíúan, por lo que esperaban
la resurreccioú n del cuerpo. Pero creíúan que seríúa exactamente el
mismo cuerpo.
3. Los cristianos. Pensaban que el cuerpo seríúa resucitado, pero
tambieú n transformado para convertirse en vehíúculo adecuado para
una vida diferente en la era venidera (1 Co. 15.42ss). El concepto
cristiano es, por lo tanto, distintivo.

Jorge David Marulanda


32
Escatología

La muerte
a. Interrupcioú n irreversible de la vida.
b. Separacioú n del alma y el espíúritu del cuerpo bioloú gico.

 BOSQUEJO

Antiguo Testamento:
1. Origen de la muerte. Gn 2.17; 3.19; Sab 2.24*.
2. Situacioú n despueú s de la muerte. Sal 6.5 (6)*; 49.17 (18).
3. Dios salva de la muerte Sal 33.18-19; 49.15 (16); Is 25.8.
4. Aspectos diversos. Sal 49; Ez 18.31-32; Eclo 41.1-4; Sab 3.1-9; 4.7-19.

Nuevo Testamento:
1. Origen de la muerte Jn 8.44; Ro 5.12,17; 6.23; 1 Co 15.21-22; Heb 2.14.
2. Muerte de los hombres Heb 9.27.
3. Muerte de Jesuú s Mt 27.50; Mc 15.37; Lc 23.46; Jn 19.30.
4. Valor de la muerte de Jesuú s Mt 20.28; 26.27-28; Jn 16.7; Ro 5.6-8; 1 Co
15.3; 2 Co 5.14-15; Col 2.14-15; 1 P 3.18.
5. Muerte con Cristo en el bautismo Ro 6.3-11; Col 2.20; 2 Ti 2.11.
6. Muerte al pecado Ro 6.10-11.
7. La muerte del creyente Jn 11.25-26; Ro 14.7-9; Flp 1.21-24; Ap 14.3.
8. Muerte espiritual causada por el pecado Ef 2.1; Col 2.13.

Estado intermedio

El sheol
El teú rmino hebreo LOEHS Sheol se traduce del A.T. al griego: hades, y
significa "el mundo invisible", se revela como el lugar donde se
encuentran, hasta el díúa de la resurreccioú n, los espíúritus humanos que han
partido de este mundo.

La palabra hades ocurre en (Mt. 11:23; 16:18; Lc. 10:15; Hch. 2:27, 31;
Ap. 1:18; 6:8; 20:13, 14) y es equivalente del teú rmino
antiguotestamentario, sheol (Hab.2:5).

Jorge David Marulanda


33
Escatología

Hades antes de la ascensión de Cristo.


Los pasajes donde la palabra ocurre hacen claro que el hades se dividíúa
antes en dos partes, una para los perdidos y otra para los salvos. La
primera de estas divisiones se llamaba "el paraíúso" y "el seno de
Abraham". Ambos nombres tienen su origen en el Talmud, pero Cristo los
adopta en Lc. 16:22; 23:43. Los bienaventurados estaban con Abraham,
eran conscientes de su estado y recibíúan consolacioú n (Lc. 16:25). Los
perdidos se hallaban separados de los salvos por "una grande sima" (Lc.
16:26).

El hombre representativo de los perdidos que estaú n actualmente en el


hades, es el rico mencionado en Lc. 16:19-31. El estaba vivo, consciente,
en pleno uso de sus facultades, memoria, etc., y en medio de tormentos.

El malhechor creyente recibioú la promesa de que eú l iba a estar con Cristo,


en aquel mismo díúa, en "el paraíúso".

Hades desde la ascensión de Cristo.


En lo que toca a los perdidos, las Escrituras no revelan que haya habido
alguú n cambio en su condicioú n o lugar en el maú s allaú . Cuando se efectuú e el
juicio del gran trono blanco, el hades entregaraú a los muertos y ellos seraú n
juzgados y lanzados al lago de fuego (Ap. 20:13, 14); Pero síú se ha
efectuado un cambio que afecta al paraíúso. Pablo "fue arrebatado hasta el
tercer cielo... al Paraíúso" (2 Co. 12:1-4). El paraíúso, por lo tanto, estaú ahora
en la presencia inmediata de Dios. Se cree que Ef. 4:9-10 indica el tiempo
cuando dicho cambio tuvo lugar. "Subiendo a lo alto, llevoú multitud de
cautivos" A continuacioú n se anñ ade que El habíúa descendido previamente
"a las partes Inferiores de la tierra"; es decir, a la divisioú n del hades
llamada el paraíúso.

Durante la presente era de la Iglesia los salvos que parten de este mundo
estaú n ausentes del cuerpo y "presentes con el Senñ or". Tanto los impíúos
que se hallan en hades como los justos que estaú n con el Senñ or en el
paraíúso, han de experimentar un díúa la resurreccioú n (Job 19:25; 1 Co.
15:52).

Jorge David Marulanda


34
Escatología

La morada del alma después de la muerte según roma

El purgatorio.
Seguú n la Iglesia de Roma las almas de aquellos que estaú n perfectamente
puros a la hora de la muerte, son por lo mismo, admitidos al cielo, o a la
beatíúfica visioú n de Dios, (Mt. 25:46; Fil. 1:23), pero aquellos que no estaú n
perfectamente limpios, que todavíúa estaú n cargados con la culpa de los
pecados veniales que no han recibido el castigo temporal merecido por
sus pecados y esta es la mayor parte de los fieles a la hora de la muerte,
deben someterse a un proceso de purificacioú n antes de que puedan entrar
en las suprema y bienaventuranza y a los goces celestiales. En lugar de
entrar al cielo de inmediato, entran al purgatorio.

El Purgatorio no es un lugar de probacioú n sino de purificacioú n y de


preparacioú n para almas de los creyentes que estaú n seguros de su entrada
definitiva al cielo; pero que todavíúa no estaú n aptos para entrar a la
bienaventuranza de la beatíúfica visioú n de Dios. Peú rdida de la felicidad;
castigo de los sentidos, afliccioú n del alma.

La duracioú n de la permanencia en el purgatorio se puede prolongar seguú n


el grado de purificacioú n que todavíúa se haga necesario. Puede acortarse o
atenuarse mediante las oraciones y las buenas obras de los fieles que
estaú n en la tierra, y en forma especial, por el sacrificio de la misa. Es
posible que se permanezca en el purgatorio hasta que llegue el juicio final.
El papa tiene jurisdiccioú n sobre el purgatorio. Aligera los sufrimientos, y
puede darlos por terminados, el apoyo principal para esta doctrina se
encuentra en “Macabeos 12:42-45” (Isaíúas 4:4; Miq. 7:8; zac. 9:11).

El limbus patrum:
Limbus (franja) se usoú en la “edad media” para indicar dos lugares
situados en la franja o en los linderos del infierno, el limbus patrum y el
limbus infantum. El primero es lugar a donde, de acuerdo con las
ensenñ anzas de Roma, las almas de los santos del Antiguo Testamento
detenidas en un estado de expectacioú n hasta la resurreccioú n de Jesuú s.

Jorge David Marulanda


35
Escatología

El limbus infantum.
Esta es la morada de las almas de todos los ninñ os que murieron sin
bautizar. Seguú n la Iglesia catolicoromana los ninñ os no bautizados no
pueden ser admitidos al cielo, no pueden entrar al reino de Dios (Jn. 3:5),
teoú logos catoú licos Romanos dicen que tales ninñ os podíúan ser salvados
mediante la fe de sus padres de las torturas infernales, Dios puede
comisionar aú ngeles para bautizarlos. Que estaú n consignados a un lugar
de las maú rgenes del infierno, en donde las terribles llamas y fuegos no
llegan; permanecen en este lugar para siempre sin ninguna esperanza de
liberacioú n.

Aniquilación o aniquilamiento.
Definicioú n. Seguú n esta doctrina, no hay para los malvados despueú s de la
muerte una conciencia consciente. La teoríúa de la inmortalidad
incondicional carece de atractivos.

El aniquilasionismo ensenñ a:
1. Que el hombre fue creado inmortal pero que el alma continuú a en el
pecado.
2. En un acto positivo de Dios queda despojada del don de la
inmortalidad, y por uú ltimo destruida.
3. Privada para siempre de la conciencia, reducida a la inexistencia.
Estaú teoríúa fue ensenñ ada por Arnobio y por los socisianos y por filoú sofos
Locke y Hobbes, la idea de la inmortalidad del hombre fue importada al
pensamiento cristiano de la filosofíúa griega y es un caso de la corrupcioú n
de la verdad que se debe a la influencia pagana.

Materialismo y Teoría:
El placer es el fin supremo del hombre.

El Ateísmo y su teoría:
1. La vida no tiene profundidad.
2. Es superficial. Su argumento, lo sustenta sobre la base bíública, Dios es
el uú nico que tiene inmortalidad (1ª Tm. 6:16).

Jorge David Marulanda


36
Escatología

La doctrina de la inmortalidad estaú claramente contradicha por la Biblia:


1. Que los pecadores como los santos continuaraú n existiendo para
siempre (Eclesiasteú s 12:7; Mt. 25:46; Rom. 12:10; Ap. 14:11, 20:10).
2. Que los malvados sufriraú n el castigo eterno, lo que quiere decir que
continuaraú n para siempre conscientes de un castigo que ellos
reconocen como justamente merecido, y que por lo tanto no seraú n
aniquilados (Lc. 12:47-48; Rom.2:12).

La resurrección en la historia

En el Antiguo Testamento
En el Antiguo Testamento, la creencia en la resurreccioú n de los cuerpos al
final de los tiempos estaú basada en Is 26.19 y Dn 12.2.

En el Antiguo Testamento no tiene base en las religiones de los gentiles,


sino en la revelacioú n divina del Dios de Israel una afirmacioú n clara
respecto a la resurreccioú n de los muertos antes de los Profetas, la
encontramos ya implicada en (Exodo 3:6; Mateo 22:29-32), los patriarcas
miraban a la resurreccioú n (Hebreos 11:10, 16,19).

Cuando los siguientes textos hablan de la liberacioú n del Sheol se refiere a


la resurreccioú n (Salmo 49:15; 73:24-25; Proverbios 23:14), famosa
expresioú n del patriarca Job (19:25-27).

En boca del profeta Isaíúas (Is. 26.19), y en (Daniel 12:2) “y muchos de los
que duermen en el polvo de la tierra seraú n despertados”, implicacioú n del
valle de los huesos secos (Ezequiel 37:1-14).

En el Nuevo Testamento
En el N.T. Jesuú s habloú de la resurreccioú n futura (Jn 5.25, 28–29) para
todos, asíú como de su resurreccioú n especíúfica despueú s de tres díúas (Mc
8.31). La resurreccioú n de Jesuú s y la futura resurreccioú n para vida eterna,
en el reino de los cielos, constituyeron elementos baú sicos de la ensenñ anza
apostoú lica (Hch 2.31; 4.2, 33; Flp 3.10–11).

Jorge David Marulanda


37
Escatología

En los díúas de Jesuú s habíúa diferencia de opinioú n, respecto a la


resurreccioú n:
1. Los Fariseos creíúan en ella.
2. Los Saduceos no creíúan en la resurreccioú n (Mateo 22:23).

La fe de los cristianos en la resurreccioú n de los muertos se basa en el


acontecimiento de la resurreccioú n de Cristo que los apoú stoles entendíúan
como testimonio y como garantíúa de la resurreccioú n de cada individuo.

Cuando Pablo habloú de la resurreccioú n en Atenas, se encontroú con la burla


(Hechos 17:32), Himeneo apoú stata y Fileto teníúan un concepto diferente
(1ª Tm. 1:20; 2ª Tm. 17:18), algunos de los Corintios negaban la
resurreccioú n (1ª Cor. 15:12-13).

La resurrección de Cristo y nuestra resurrección Según (1ª Cor,


15:12–19)
Si Cristo no resucitó. Con el uso de siete “si”, Pablo explora las
consecuencias de la creencia de algunos de los cristianos de Corinto que
sosteníúan que el cuerpo no resucita.
Bosquejo del apoú stol Pablo:
1. Verso 12 Comienza refirieú ndose nuevamente al hecho de la
resurreccioú n de Cristo. ¿Coú mo podíúa alguien afirmar que no existe tal
cosa como la resurreccioú n?
2. Verso 13 Si, como creíúan los fundadores del Areoú pago de Atenas, la
resurreccioú n del cuerpo era una imposibilidad en síú misma, entonces,
la resurreccioú n de Cristo era imposible.
3. Verso 14 Si Cristo no ha resucitado, el evangelio es inuú til y los corintios
pusieron su confianza en el lugar equivocado.
4. Verso 15 Maú s aun, el testimonio de los apoú stoles de que Dios resucitoú
a Cristo es fraudulento. Pero Dios no podríúa hacer algo que en realidad
no sucede, eso es, la resurreccioú n de los muertos.
5. Verso 16 Que no haya resurreccioú n significa que no tenemos tal cosa
como un Cristo resucitado.
6. Verso 17 No tener un Cristo resucitado significa que la fe de los
corintios estaú en el lugar equivocado y que sus pecados no estaú n
perdonados (cf. v. 3).

Jorge David Marulanda


38
Escatología

7. Verso 18 Ademaú s, los creyentes en Cristo que ahora estaú n muertos y a


quienes se habíúa convencido de que abandonaran sus convicciones
religiosas anteriores estaú n perdidos; sin embargo, Pablo síú creíúa que
aquellos que habíúan muerto sin Cristo estaban perdidos.
8. Verso 19 Si la fe cristiana es solamente una mera panacea para esta
vida, entonces, dado el costo de ser cristiano en el mundo pluralista de
Corinto, los cristianos eran la gente maú s digna de conmiseracioú n
(lastima) en todo el mundo. Pablo ha traíúdo este punto de vista falso a
su conclusioú n loú gica. Si no hay resurreccioú n del cuerpo, deberíúan
abandonar la fe.

Consecuencias de la resurrección de Cristo:


1. Verso 20 Afirma que es cierta y tambieú n que la resurreccioú n de
Cristo es la garantíúa de resurreccioú n de aquellos que han muerto (cf.
tambieú n 11:30, donde se refiere a la muerte como suenñ o y no el mal
monstruoso que representaba para el mundo pagano). Las
primicias de una cosecha muestran que hay maú s para levantar.
2. Verso 21 Al hombre le cupo la responsabilidad de la muerte (Geú n.
2:17), y la resurreccioú n de los muertos tambieú n vino a traveú s de un
hombre.
3. Verso 23 El proceso tiene su orden. Cristo es primero; luego,
cuando eú l aparezca, los cristianos le seguiraú n.
4. Verso 24 Luego viene el final, el uú ltimo acontecimiento de la
historia coú smica, cuando Cristo entregue el reino en manos del
Padre, despueú s de haber dominado a todos.
5. Verso 25 EÚ l reinaraú como el ÚÚ nico Senñ or soberano de tierra y cielo
hasta que todo esteú sujeto a eú l.

La doctrina cristiana relativa a la resurreccioú n se basa en varios pasajes


ampliados del N.T. En ellos, la resurreccioú n de los muertos se atribuye al
mismo Cristo, que completaraú asíú su obra de redencioú n de la especie
humana. Todos los muertos resucitaraú n para ser juzgados, "aquellos que
han hecho el bien" llegaran "a la resurreccioú n de la vida; y aquellos que
han hecho el mal, a la resurreccioú n del juicio" (Jn. 5, 29).

Los Gnoú sticos que consideraban la materia como inherentemente mala,


naturalmente rechazaban la resurreccioú n.

Jorge David Marulanda


39
Escatología

Naturaleza de la resurrección
1. A Cristo se le llama las primicias de la resurreccioú n (1ª Cor. 15:20-
23)
2. El primogeú nito de los muertos (Col. 1:18; Ap. 1:5).

Esto implica que la resurreccioú n del pueblo de Dios seraú semejante a la de


su celestial Senñ or:
1. Corporal, y la de ellos tendraú que ser de la misma clase.
2. La redencioú n obrada por Cristo incluye tambieú n la del cuerpo
(Rom.8:23; 1ªCor. 6:13-20).
3. Los cuerpos seraú n levantados (Rom. 8:11).
4. Habraú una resurreccioú n del cuerpo (1ª Cor. 15:35-49).

Para los Creyentes la resurrección significa:


1. La redencioú n del cuerpo.
2. La entrada a la vida perfecta.
3. La comunioú n con Dios.
4. La bienaventuranza de la inmortalidad.

TIEMPO DE LA RESURRECCIÓN

Concepto premilenial:
A. La resurreccioú n de los santos estaraú separada de la de los malvados
por espacio de mil anñ os.
B. La final resurreccioú n estaú reservada para los malvados.
C. Todos los santos de las primeras dispensaciones juntamente con la de
la actual seraú n levantados en la parousia del Senñ or.
D. Aquellos que todavíúa vivan seraú n transformados en un momento.

Jorge David Marulanda


40
Escatología

EL ORDEN DE LAS RESURRECCIONES

Las resurrecciones se clasifican en dos categorías:

1. Primera resurrección

La resurreccioú n de vida o de los justos (Lucas 14:13; Jn. 5:29). Esta


resurreccioú n incluiraú varios grupos:
 Cristo las primicias (1ª Cor. 15:20; 15:23).
 Los que son de Cristo en su venida (Parousia) (1ª Cor. 15:23;
15:52; 1ª Ts. 4:16).
 Los santos muertos de tiempos del A.T. (Dn. 12:2).
 Los maú rtires de la gran tribulacioú n (Ap. 20:6).

2. Segunda resurrección

La resurreccioú n de condenacioú n (Jn- 5:28-29; Ap. 20:11-13)

Bosquejo del AT:


 Volver a la vida terrena 1 R 17.17-24; 2 R 4.17-37.
 Al final de los tiempos Dn 12.2; 2 Mac 7.9, 14; 12.43-45.
 En sentido simbólico Is 26.19; Ez 37.1–14.

Bosquejo del N.T:

Resurreccioú n de Jesuú s:
 Anuncios hechos por Jesuú s Mt 16.21; 17.22; 20.17-19; Jn 10.17;
14.19.
 Narraciones en los evangelios Mt 28; Mc 16; Lc 24; Jn 20-21.
 Proclamacioú n de los discíúpulos Hch 1.22; 2.24-36; 3.15; 4.2, 10,33;
5.30; 10.40; 13.30,37; 17.31.
 En las cartas de Pablo Ro 1.4; 4.24-25; 6.4, 9-10; 8.11,34; 10.9; 1 Co
15; 2 Co 4.14; Gl 1.1; Ef 1.19-21; 1 Ts 1.10; 2 Ti 2.8.
 En otros escritos Heb 7.25; 1 P 1.3, 21; 3.18,21-22; Ap 1.5,18.

Jorge David Marulanda


41
Escatología

Resurrección de otros:
- Hija de Jairo Mt 9.18-26.
- Muchos hombres santos Mt 27.52-53.
- Hijo de la viuda de Naíún Lc 7.11-17.
- Laú zaro Jn 11.1-44.
- Dorcas Hch 9.36-42.
- Eutico Hch 20.7-12.

Resurreccioú n final, de todos Mt 22.23–33; Lc 14.14; Jn 5.21,25-29; 6.39-


40,44,54; 11.24; Hch 23.6-8; 1 Co 15.12-58; 2 Co 4.14; Flp 3.11; Heb 6.2;
Ap 20.5-6,13.

Jorge David Marulanda


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Escatología

LOS JUICIOS

Juicio,
Acto por el cual Dios y el ser humano procuran la vindicacioú n del inocente
y el castigo del culpable.

En Israel, Moiseú s, los ancianos, los jueces y los reyes presidíúan los juicios
entre las partes contendientes (Ex 18.13–26; Dt 1.16–18; 16.18–20; 1 R
7.7).

En el NT el enfoque se centra en el “juicio venidero”, el juicio futuro y


definitivo que acompanñ araú al regreso de Cristo (Mt. 25.31–46; Jn. 5.22,
27s; Ro. 3.5s; 1 Co. 4.3–5; He. 6.1s).
a. Se trata del futuro díúa del juicio (Jn. 6.39; Ro. 2.15s; 1 Co. 1.8; 5.5; Ef.
4.30; Fil. 2.16; 2 Ts. 1.10; 1 P. 2.12; 2 P. 3.12; 1 Jn. 4.17; Jud. 6; Ap.
6.17; 16.14).
b. Cristo mismo seraú el juez (Jn. 5.22; 12.47s; Hch. 10.42; 17.31; 2 Ti.
4.8).
c. Todos los hombres seraú n juzgados; no faltaraú nadie (2 Ti. 4.1; He.
12.23; 1 P. 4.5).
d. Todos los aspectos de la vida seraú n revisados, incluidos “los
secretos de los hombres” (Ro. 2.16), “las intenciones de los
corazones” (1 Co. 4.5; cf. Mr. 4.22; Lc. 12.2s), y “toda palabra ociosa”
(Mt. 12.36).
e. El juicio no estaraú limitado a los increú dulos. Los creyentes tambieú n
enfrentaraú n un juicio (2 Co. 5.10; He. 10.30).
f. No habraú forma de eludir este juicio (He. 9.27); es tan seguro como
la muerte misma (Ro. 2.3; He. 10.27).
g. Hasta los aú ngeles seraú n sometidos a juicio (2 P. 2.4; Jud. 6).

En ninguna parte se asevera maú s claramente este hecho que en la


ensenñ anza de las paraú bolas de Jesuú s (Mt. 13.24–30, 36–43, 47–50; 21.33–
41; 22.1–14; 25.1–13, 31–46; etc.)

Entre los muchos juicios mencionados en las Escrituras los siguientes


están revestidos de especial importancia, ellos son:

Jorge David Marulanda


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Escatología

1. El juicio de los pecados del creyente en la cruz de Cristo (Jn.


12:31). El juicio de Cristo Jesuú s al llevar EÚ l los pecados del creyente.
Los pecados de los creyentes han sido ya juzgados en Jesucristo,
quien fue "levantado" en la cruz. El resultado de este juicio fue la
muerte para Cristo y justificacioú n para el creyente, quien nunca maú s
puede estar en peligro de perderse (Jn. 5:24; Ro. 5:9; 8:1; 2 Co. 5:21;
Gaú . 3:13; He. 9:26-28; 10:10,14-17; 1 P 2:24; 3:18).
2. El juicio de sí mismo por el creyente (1 Co. 11:31) Este juicio no es
tanto la condenacioú n moral de parte del creyente de sus propios
haú bitos y caminos, sino de sí mismo por haberse permitido
semejante manera de conducta. El juicio de síú mismo evita el
castigo. Si se hace caso omiso de este juicio, el Senñ or juzga y el
resultado es castigo, pero nunca condenacioú n (v. 32; 2 S. 7:14, 15;
12:13, 14; 1 Co. 5:5; 1 Ti. 1:20; He. 12:7).
3. El juicio de las obras del creyente (2 Co. 5:10) Es el juicio de las
obras del creyente, y no de sus pecados, lo que se discute aquíú. Estos
han sido ya expiados y Dios nunca maú s se acordaraú de ellos (He.
10:17); pero toda obra tiene que llegar a juicio (Ro. 14:10; Ef. 6:8;
Col. 3:24). Este juicio ocurriraú enseguida del arrebatamiento de la
Iglesia.
4. El Juicio de Babilonia (Ap. 17:1-7; 18:1-24) El nombre Babilonia,
"confusioú n", se usa varias veces en los Profetas en sentido simboú lico
(veú ase Is. 13:1, nota).

El Apocalipsis habla de dos babilonias:


1. La Babilonia eclesiaú stica, que es el cristianismo apoú stata bajo el
dominio deI Papado.
2. La Babilonia políútica, o sea la confederacioú n imperial de la Bestia, la
forma final del poder mundial de los gentiles.

La Babilonia eclesiaú stica es "la gran ramera" (Ap. 17:1), y ella es destruida
por la Babilonia políútica (Ap. 17:15-18), con el fin de que la Bestia pueda
ser el uú nico objeto de adoracioú n (2 Ts. 2:3, 4; Ap. 13:15). El poder de la
Babilonia políútica es destruido por el Senñ or cuando El venga en gloria.

Jorge David Marulanda


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Escatología

El Juicio de la Bestia
(Anticristo) (Ap. 19:20) Esta
"Bestia" es el "cuerno
pequenñ o" mencionado en
Dan. 7:24-26, y el "desolador"
de Dan. 9:27; "la abominacioú n
desoladora" de Mt. 24:15; el
"hombre de pecado" en 2 Ts.
2:4-8; el uú ltimo y maú s terrible
tirano sobre esta tierra; el
instrumento cruel de la ira y
odio de Satanaú s contra Dios y
los santos. El es, quizaú ,
ideú ntico con el jinete del
caballo blanco en Ap. 6:2, quien comienza su obra con la conquista
pacíúfica de tres de los diez reinos en los que estaraú dividido entonces el
primitivo imperio Romano, pero que estableceraú pronto la tiraníúa
eclesiaú stica y políútica descrita en Dan. 7, 9, 11; Ap. 13. A eú l le concede
Satanaú s el poder que ofrecioú a Cristo en el desierto de la tentacioú n (Mt.
4:8, 9; Ap. 13:4). Cuando Cristo Venga en Gloria el anticristo seraú
apresado en la batalla de Armagedoú n y eú ste seraú el primero en ser lanzado
al Lago de Fuego (Dn. 2:35; Ap.19:17-20).

El Juicio del Falso Profeta (Ap.19:20) La primera bestia proviene del mar
mostrando su condicioú n como un monstruo marino, como el mismo
dragoú n y por lo tanto demoníúaco. La segunda bestia viene de la tierra. Esta
diferencia corresponde a la que hay entre el behemot, el monstruo
terrestre (Job 40:15–24) y el leviataú n, el monstruo marino (Job 41). La
segunda bestia tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero,
simulando el caraú cter de Cristo, pero sus palabras eran demoníúacas (cf.
Mat. 7:15). El hecho de que esta bestia hace que la tierra y sus habitantes
adoren a la primera bestia sugiere que representa el sacerdocio del culto
del emperador y las autoridades políúticas que lo apoyan. El Falso Profeta
seraú apresado y lanzado al Lago de Fuego juntamente con el Anticristo.

Jorge David Marulanda


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Escatología

El Juicio De los Reyes (Ap. 19:21)

El juicio de las naciones en la segunda venida de Cristo (Mt. 25:32) Este


juicio debe distinguirse del juicio del gran trono blanco. Aquíú no hay
resurreccioú n; los que comparecen ante el juicio son los miembros de las
naciones que en ese tiempo viven sobre la tierra; no se abre ninguú n libro;
hay tres clases presentes: ovejas, cabras y hermanos; el juicio se efectuú a al
venir Cristo (v. 31), y la escena es terrenal. Todos estos particulares se
hallan en contraste con Ap. 20:11-15. La base del juicio es la manera en
que los gentiles (Gr. ta etne.» hayan tratado a aquellos que el
Senñ or llama "mis hermanos". Estos "hermanos" son los judíúos del
remanente fiel que predicaraú n el Evangelio del reino a todos los gentiles
durante la tribulacioú n. La base en el juicio de Ap. 20:11-15 tiene que ver
con la posesioú n de la vida eterna.

El juicio de Israel al regreso de Cristo (.Ez. 20:37) Este pasaje es una


profecíúa del juicio futuro de Israel, despueú s que todos los miembros de
este pueblo que se encuentran dispersos entre las naciones hayan
regresado al antiguo desierto de las peregrinaciones (v. 35). Este juicio
determinaraú quieú nes de los Israelitas entraraú n en aquel díúa en la tierra
para recibir la bendicioú n del reino (Sal. 50:1-7; Ez. 20:33-44; Mal. 3:2-5;
4:1, 2).

El Juicio de Gog y Magog (Ap. 20:7-9) Aquíú Juan sigue la profecíúa de


Ezequiel sobre la invasioú n de la tierra de Israel por Gog y Magog despueú s
del reino mesiaú nico ya establecido. Si bien en Ezequiel 38, “Gog de la
tierra de Magog” viene del norte para invadir la tierra santa, en la visioú n
de Juan, Gog y Magog ocupan el lugar de ”las naciones que están sobre los
cuatro puntos cardinales de la tierra. Estas subieron sobre lo ancho de la
tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada”; El
evento es tan simboú lico como el Armagedoú n y representa un ataque sobre
la manifestacioú n del dominio de Cristo en el mundo. Los presuntos
destructores son destruidos con fuego de Dios que descenderaú del Cielo.

El juicio de Satanás y los ángeles Cuando Cristo regrese en gloria,


Satanaú s seraú encadenado por mil anñ os (Ap. 20:2); pero despueú s del
milenio, seraú desatado "por un poco de tiempo" (Ap. 20:3, 7, 8), y llegaraú a

Jorge David Marulanda


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Escatología

ser el dirigente de un esfuerzo final para destruir el reino. Derrotado en


este intento, seraú finalmente arrojado en el lago de fuego, lo que es su
ruina final.

La nocioú n de que eú l reina en el infierno es de Milton, no de la Biblia.


Satanaú s es el príúncipe del presente sistema mundial, pero seraú
atormentado en el lago de fuego. (Jud. 6) El juicio de los aú ngeles caíúdos. El
"gran díúa" aquíú mencionado es el díúa del Senñ or (Is. 2:9-22). Siendo que el
juicio final contra Satanaú s ocurre despueú s de los mil anñ os y antes del
uú ltimo juicio (Ap. 20:10), es razonable concluir, en cuanto al tiempo, que
otros aú ngeles caíúdos seraú n juzgados con eú l (2 P. 2:4; Ap. 20:10).

Los cristianos tendraú n parte con Cristo en la realizacioú n de este juicio


(1Co. 6:3).

El juicio de los muertos impíos, con el cual termina la historia del mundo
presente. El juicio final. Los que compareceraú n en este juicio son "los
muertos"".- Como los redimidos resucitaraú n mil anñ os antes (v. 5), y
habraú n estado en gloria con Cristo durante el milenio, "los muertos"
pueden ser solamente los impíúos pertenecientes a todos los tiempos,
desde el principio de la historia humana hasta el establecimiento del gran
trono blanco en el espacio. Siendo que hay diferentes grados de castigo
(Le. 12:47, 48), los muertos seraú n juzgados seguú n sus obras. El libro de
vida estaraú allíú para responder a aquellos que deseen justificarse a base
de sus obras; por ej. Mt. 7:22, 23; con terrible angustia contemplaraú n allíú,
en las paú ginas del Libro, el espacio donde su nombre pudo haber sido
escrito.

Jorge David Marulanda


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Escatología

EL MILENIO

El reino milenial será el cumplimiento de los pactos con israel

F Pacto abrahaú mico


F Palestino
F Davíúdico
F Nuevo Pacto
Mateo presenta a Jesuú s en orden geneoloú gico como personaje principal la
autoridad real del Mesíúas se indica en nombres tales como: El Rey (Is.
33:17), en el A.T. Jehovaú era Rey sobre su pueblo Israel (Sal. 10:16) “Rey
eternamente y para siempre... ” Lo fue antes de Sauú l.
Han visto mis ojos al Rey Jehovaú de los ejeú rcitos (Is. 6:5; 321:22) Jehovaú
es nuestro Rey (Is. 44:6) lo llama el “Rey de Israel”, (Jer. 10:10) lo llamoú
“Rey eterno”, (Mal. 1:14) porque yo Soy gran Rey dice Jehovaú de los
ejeú rcitos, (Jn. 1:49) Natanael declaroú “tu eres el Rey de Israel”. (Jn. 12:12-
13) “el Rey de Israel”, (Mt. 27:37) el monarca gentil dijo “este es el Rey de
los Judíúos”, (1ª Tm. 6:15) “rey de reyes y Senñ or de senñ ores”, (Ap. 17:14;
19:16) un rey no solo puede tener un rey, esta forma comparativa nos
asegura que no hay dos reyes, sino solo uno y que su Nombre es Jesuú s.

El milenio y sus condiciones existentes


F Perfeccioú n de la creacioú n terrenal como al principio(Rom.8:19.22)
F Paz nacional e individual seraú el fruto del reino del Mesíúas, 8is. 2.4; 9:4-
7; Zac.9:10)
F Gozo perfecto, (Is. 9:3-4, 12.3-6) caracteríústica de su reino
F Santidad, la tierra, la ciudad, el templo, los subditos del Rey, IS. 1.26-27;
Jl. 3:21).
F Este reino seraú glorioso (Is. 24:23; 40:5; 60:1.5).
F Consuelo perfecto (Is. 12:1-2; Ap. 21:4)
F Justicia (Is. 9:7; 11:5; 32:16;42:1-4 Y 65:21-23)
F Conocimiento pleno (Is. 11:1-9; 41: 19,20; Hab. 2:14)
F Instruccioú n (Is. 2:2-3; 12:3-6; 25:17-24;Jer. 3:14-15; Miq. 4:2)
F Remocioú n de la maldicioú n, que fue pronunciada sobre la creacioú n
(Gen.3:17-19; Is.11:6-9; 35:9; 65:25)

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Escatología

F Remocioú n de la enfermedad (Is.33:24; Jer. 30:17)


F Proteccioú n (Is. 41:14; Amoú s 9:15)
F Sin opresioú n políútica, religiosa y social (Is. 14.3)
F Muchos anñ os de vida (Is. 65:20)
F Reproduccioú n de las gentes vivas (Jer. 30:20, 31:29; Ez.47:22 y Zac.
10:8)
F Habraú trabajo para todos (Is. 62:8-9; 65:21-23; Jer.31:5; Ez. 48:18.19).
F Prosperidad econoú mica (Is. 4:1; 35:1-2; Ez. 36:29-30; Jl. 2:21-27
F La presencia de Dios seraú manifestada (Ez. 37:27-28; Zac.2:2 y 10:13).

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Escatología

1. EL TRONO BLANCO
En el Juicio Posmilenial no hay maú s que el gran trono blanco (Ap.20:11-
15). La Biblia ensenñ a con claridad, que Dios hasta el presente, visita el
mal con castigos, y recompensa el bien con bendiciones. Este
comportamiento es positivo (Dt. 9:5; Sal 9:16; Sal.37:28 y 59:13).
Los juicios de Dios en la vida presente no son los finales, el mal algunas
veces continuú a sin su debido castigo. El bien no siempre es
recompensado con las bendiciones de la vida presente.
El malvado en los díúas de Malaquíúas se envalentonaba diciendo ¿donde
estaú el Dios del juicio? Decimos, pues, ahora: bienaventurados son los
soberbios y los que hacen iniquidad no soú lo son prosperados, sino que
tentaron a Dios y escaparon (Malq. 3:15).
El juicio final es la respuesta definitiva de Dios a todos los impíúos, la
solucioú n, remocioú n y castigo del hombre por todos sus pecados (Mt.
25:31-32; Jn. 5:27-29; Rm. 2:5-11; Heb. 9:27; 2ª 3:7; Ap. 20:11-15). Estos
pasajes no son un proceso sino un evento muy definido en el fin del
tiempo.
La Biblia siempre habla del juicio venidero como evento, nos ensenñ a a
mirar hacíúa lo que esta adelante no a los díúas del juicio, sino el díúa del
juicio (Jn. 5:28; Hech. 17:3) Habla de un díúa “aquel díúa”
(Mt. 7:22) el díúa de la ira y de la revelacioú n del justo juicio (Rm. 2:5).
El juicio del trono blanco seraú precedido,
Con relacioú n al juicio del gran trono blanco declaran las Escrituras “que
huyeron el cielo y la tierra y ninguú n lugar se encontroú para ellos” (Ap.
20:11). Cumplida la carrera de la historia de la humanidad tambieú n el
primer cielo y la primer tierra pasaron (Ap. 21:1) relacionado con (2ª Pe.
3:10-12), el cual se refiere a este acontecimiento dramaú tico de
destruccioú n y juicio.
Seguú n Apocalipsis 20:12 Juan vio:
1. Los muertos impíúos resucitados grandes y pequenñ os, de pie ante Dios.
2. (Ap. 20:3-13) el mar entregoú los muertos que habíúa en eú l.
3. El Hades entregoú los muertos que habíúa en ellos.

De los muchos condenados algunos relativamente son buenos en


comparacioú n con otros que eran muy malos, la tragedia es que, seguú n las
escrituras, no experimentaron el nuevo nacimiento y por tanto no tienen
vida eterna, iraú n a condenacioú n (1ª Jn. 2:2).

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Escatología

2. EL INFIERNO
Definición y concepto:
Hay tres meú todos diferentes con relacioú n al teú rmino Infierno y son los
siguientes:

a. Racionalismo.
El racionalismo con frecuencia se cubre con el manto de la ciencia de
Harold Bryson, el contenido de su ensenñ anza es que no existe Dios y por
lo tanto no puede haber infierno. Úsando el estudio cientíúfico de la
disolucioú n de los elementos quíúmicos del cuerpo niegan toda posibilidad
de una resurreccioú n corporal. Ademaú s, la teoríúa de la evolucioú n orgaú nica
intenta demostrar el origen comuú n del hombre con las formas inferiores
de la vida. La evolucioú n destruye la base para creer que el hombre tiene
un destino maú s elevado que el de cualquier otra criatura.

b. Burla.
“Puede que haya Dios”, seríúa vago especular a cerca de multitud de
espíúritus incorpoú reos ardiendo en el Lago de fuego literal en alguna parte
infernal, el ateo Roberto Ingersol dijo: La idea del Infierno nacioú de la
venganza y de la brutalidad por una parte, y de la cobardíúa por otra... No
siento ninguú n respeto por cualquiera que la predique...No me gusta esta
doctrina, la odio, la desprecio, la desafíúo.

c. Contenido de la Religión.
El Dios que existe, siendo que es amor, por lo mismo no mandaríúa a nadie
al Infierno. El Infierno seguú n Carl Barth y Pauú l Tilich, en gran parte la
teoríúa de la ciencia sectas del cristianismo tienen una cosa en comuú n: que
no hay infierno. La teoríúa de la ciencia religiosa cristiana define el
infierno como un error de la mente mortal.
Los testigos de Jehovaú consideran en su doctrina, que los malvados son
aniquilados.

Los mormones creen en el infierno pero no como una existencia sin fin,
estos ensenñ an que la vida tiene tres niveles:
 El celestial
 El terrenal
 El teleste

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Escatología

El primero incluye a los mormones en un estado intermedio, que


finalmente se convertiraú n en dioses.
El segundo incluye a los cristianos y otras personas que rechazaron el
mensaje mormoú n.
El tercero esta reservado para los que estaú n en el infierno actualmente
esperando una resurreccioú n final; no sufriraú n castigo eterno.
Los adventistas del seú ptimo díúa sostienen que alguú n díúa Dios eliminaraú
todo el pecado y todos los pecadores para volver ha establecer un
Úniverso limpio, seguú n James Pike un cielo de dicha infinita y un tormento
infinito es una contradiccioú n imposible.
Declaracioú n Bíública, dogmaú ticamente la Biblia declara la existencia y la
realidad del infierno.
Antecedentes del infierno, hacíúa el final de la seú ptima dispensacioú n de la
presente edad, los muertos no salvados seraú n resucitados del Hades para
comparecer ante el juicio, del gran trono blanco (Ap. 20:11-15). Entonces
seraú n echados en el infierno para siempre (Mt. 5:22, 29, 30; 18:9; 25:15,
33; Mr.9:43, 45; 9:47; Lc. 12:5; St. 3:6).

La ubicación del infierno:


¿Doú nde estaú el infierno? “Abrioú la tierra su boca y los tragoú a ellos, a sus
casas a todos los hombres de Coreú , y todos sus bienes. Y ellos, con todo lo
que teníúan, descendieron vivos al Seol, y los cubrioú la tierra, y perecieron
de en medio de la congregacioú n” (Nm. 16:32, 33).

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Escatología

d. Enseñanza acerca del Gehenna:


Por los siguientes cinco versíúculos se ve claramente que el infierno de
Gehenna estaú ubicado fuera de esta tierra, en un lugar de oscuridad
remota, a ser hallada tal vez en un lugar lejano lugar cerca del borde del
universo de Dios:
 “Maú s los hijos del reino seraú n echados a las tinieblas de afuera allíú seraú
el lloro y el crujir de dientes” (Mt. 8:12).
 “Entonces el rey dijo a los que servíúan: Atadle de píúes y manos, y
echadle a las tinieblas de afuera; allíú seraú el lloro y el crujir de dientes”
(Mt. 22:13).
 “Y el siervo inuú til echadle en las tinieblas de afuera; allíú seraú el lloro y el
crujir de dientes” (Mt. 25:30).
 “Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para
los cuales la maú s densa oscuridad estaú reservada para siempre” (2ª Pe.
2:17).
 “Fieras hondas del mar, que espuman su propia verguü enza; estrellas
errantes para los cuales estaú reservada eternamente la oscuridad de
las tinieblas” (Judas v. 13).

Características del infierno.


1. El infierno es un lugar de fuego inextinguible. “...Y quemará la paja
en fuego que nunca se apagará” (Mt. 3:12), “...Y a los que hacen
iniquidad, y los echarán en el orno de fuego; allí será el lloro y el
crujir de dientes” (Mt. 13:41, 42) “...Ir al infierno, al fuego que no
puede ser apagado” (Mr. 9:43).

2. El infierno es un lugar de recuerdo y arrepentimiento. (Lc. 16:19-


31) el hombre rico no salvo experimentoú el recuerdo y el
arrepentimiento por su condicioú n perdida.

3. El infierno es un lugar de sufrimiento, de sed y dolor. “Y no tienen


reposo de día ni de noche” (Ap. 14:10,11).

4. El infierno es un lugar de ira (Mt. 13:42; 24:51).

5. El infierno es un lugar preparado originalmente para Satanaú s y sus


aú ngeles. (Mt.25:41).

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Escatología

6. El infierno es un lugar para toda la eternidad. La palabra griega


para “eterno” es amonios “amonios”, y se encuentra 71 vez en el N.
T. 64 de ellas se refieren a Dios, a su Poder, Espíúritu, Reino, y pacto
eterno, entre otros. Las otras 7 veces estaú n directamente
relacionadas con la duracioú n del infierno. En otras palabras, el
infierno duraraú el mismo tiempo que las obras de Dios, o sea para
siempre. Muchos pasajes muestran esta verdad: “...Y otros para
verguü enza y confusioú n perpetua” (Dn. 12:2) “ E iraú n estos al castigo
eterno” (Mt. 25:46) “Sufriendo el castigo del fuego eterno” (Jud.
V.7)

Los candidatos al lago de fuego


1. El anticristo. (2ª Ts. 2:8)
2. El falso profeta (Ap.19: 20) El anticristo y el falso profeta estos dos
espantosos criminales se convierten en la primera y la segunda
criaturas no salvas en entrar en el lago de fuego.
3. El diablo “y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y
azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados
día y noche por los siglos de los siglos” (Ap. 20:10).
4. Los demonios. “...Al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”
(Mt. 25:41).
5. Todas las personas inconversas clasificadas en ocho categoríúas
generales:
Los cobardes e increú dulos – Los abominables y homicidas
Los fornicarios y hechiceros – Los idoú latras y mentirosos

Tendraú n su parte en el lago que arde con fuego y azufre que es la muerte
segunda (Ap. 21:8).

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Escatología

7. EL CIELO
El cielo cae en el concepto de los ateos en el mundo y ridiculizan negando
su existencia.
El doctor Wilbur Smith menciona dos citas negativas de un teoú logo y un
cientíúfico de renombre mundial acerca del cielo. “es imprudente que los
cristianos afirmen tener conocimiento o de los muebles del cielo o de la
temperatura del infierno. El doctor Reinhold Niebuhr dijo: ¿Se podraú
imaginar algo maú s espantosamente idiota que la idea cristiana del cielo?.
Ún enfoque comuú n del cleú rigo liberal es creer en un cielo y un infierno
literales en otras palabras, las buenas experiencias de la vida son “el cielo”
y los momentos malos “el infierno”.

1. El primer cielo: el hogar de las aves y las nubes “Mireú , y no habíúa


hombre, y todas las aves del cielo se habíúan ido” (Jer. 4:25; Dan. 4:12;
Mat. 8:20). Es faú cil ver que por hermoso que este cielo pueda llegar a
ser, no es el hogar eterno de los redimidos.
2. El segundo cielo: Hogar del Sol la Luna y las estrellas, “Los cielos
cuentan la Gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus
manos” (Geú n. 22:17;Sal. 19:1). Por amplio y maravilloso que sea el
segundo cielo (como el primero) no puede ser confundido con el cielo
de la salvacioú n.
3. El tercer cielo. “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce anñ os
(si en el cuerpo, no lo seú ; si fuera del cuerpo, no lo seú ; Dios lo sabe), fue
arrebatado hasta el tercer cielo” (2ª Cor. 12:2). “pero, ¿es verdad que
Dios moraraú sobre la tierra? (1º Re. 8:27,30). No se puede inventar
ninguú n vehíúculo espacial que lo lleve del segundo al tercer cielo, este
viaje soú lo es a traveú s del Nuevo Nacimiento seguú n (Jn. 3:3). La Biblia
ensenñ a que dentro de esta habitacioú n celestial existe una Ciudad
deslumbrante, noble y Santa llamada La Nueva Jerusaleú n, esta
hermosa y bendita ciudad no soú lo es el centro de la presencia de Dios
sino que seraú el hogar permanente de todos los redimidos en la
eternidad. Los creyentes del AT como del NT esperaban y anhelan
llegar a esa ciudad celestial, “El Santuario de las moradas del Altíúsimo”
(Sal. 46:4), “Cosas gloriosas se han dicho de ti, ciudad de Dios” (Sal.
78:3), “Porque les ha preparado una ciudad” (He. 11:10,16), “Sino que
os habeú is acercado al Monte de Sioú n, a la Ciudad del Dios Vivo” (He.

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Escatología

12:22; Jn. 14:2-3), “Y yo Juan vi la Santa Ciudad, La Nueva Jerusaleú n,


descender del Cielo de Dios” (Ap. 21:2).

Los habitantes de la Ciudad. ¿Quién habitará en esta brillante


Ciudad?.
Los santos y aú ngeles escogidos (Heb.12:22; Ap. 5:11 puede haber tantos
aú ngeles como hay estrellas en los cielos, porque los aú ngeles se asocian
frecuentemente con las estrellas (Job 38:7; Sal. 148:1-3; Ap. 9:1,2; 12:3,4)
si es asíú, hay billones incalculables de estos seres celestiales.(Sal. 68:17;
Mt.26:53; Dn. 7:9, 10)
Los 24 Ancianos (Ap.4:4)
La Iglesia (Heb. 10:22-23)
El Israel salvado; aunque la nueva Jerusaleú n es baú sicamente un regalo de
bodas del esposo (Cristo) a la esposa (la Iglesia) Israel tambieú n es
invitado a morar dentro de estas paredes de jaspe. Pasajes que lo
confirman (Heb.11:16) “porque les ha preparado una ciudad” “entra en el
gozo de tu Senñ or” (Mt. 25:10).

El fundamento de la Ciudad
La ciudad descansa sobre doce cimientos de piedras que sirven de
fundamento, cada capa adornada con una piedra preciosa diferente, son:

 El primer cimiento: incrustado con jaspe, un diamante transparente


como el cristal, brillante como un caraú mbano a la luz del sol.
 El segundo cimiento: incrustado con zafiro, una piedra azul opaca con
salpicado de oro.
 El tercer cimiento: incrustado con aú gata, una piedra celeste
atravesada por rayas de diferentes colores.
 El cuarto cimiento: incrustado con esmeralda, una piedra de un verde
brillante.
 El quinto cimiento: incrustado con oú nice, una piedra blanca con capas
rojas.
 El sexto cimiento: incrustado con cornalina, una piedra de un rojo
encendido.
 El séptimo cimiento: incrustado con crisoú lito, una piedra
transparente de un amarillo dorado.
 El octavo cimiento: incrustado con berilo, una piedra de un verde mar.

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Escatología

 El noveno cimiento: incrustado con topacio, una piedra transparente


de un verde dorado.
 El décimo cimiento: incrustado con crisopraso, una piedra de un
verde azulado.
 El undécimo cimiento: incrustado con jacinto, una piedra violeta.
 El duodécimo cimiento: incrustado con amatista, una piedra de un
morado centelleante.
Estos doce cimientos no soú lo estaban incrustados con piedras preciosas,
sino que cada capa llevaba el nombre de uno de los doce apoú stoles del
Nuevo Testamento.
“Y el muro de la ciudad teníúa doce cimientos, y sobre ellos los doce
nombres de los doce apoú stoles del Cordero” (Ap. 21:14)

El trono de la Ciudad
“Y al instante yo estaba en el espíúritu; y e aquíú, un trono establecido en el
cielo, y en el trono, uno sentado” (Ap. 4:2,3,6).
Podemos contemplar el cielo como tema general.
El reino de los cielos. Este se refiere al gobierno de Dios en la tierra. Al
gobierno Mesiaú nico que fue ofrecido a Israel y que fue rechazado por
ellos, este mismo reino seraú establecido sobre la tierra en su segundo
advenimiento.
Lugares celestiales. Úna designacioú n especial hallada en las epíústola de
los Efesios (1:3)

Los testigos informados.


 Cristo. “Que descendioú del cielo”. (Jn.3.3; Is. 66:1).
 Juan. (Ap. 4:1-2)
 El estado futuro de los redimidos
 Que es muchíúsimo mejor que la tierra (Fil. 1:3).
 Seraú conforme a la imagen de Cristo (Rom. 8:29; Fil 3:20-21; 1ª Jn.
3:13; 1ª Tes. 4:16-17
 Vida abundante (1ª Tm. 4:8)
 Descanso (Ap. 14:13)
 Santidad, servicio, conocimiento, adoracioú n y gloria.

Las siete cosas nuevas (apocalipsis capítulo 21)


 Cielo Nuevo

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 Tierra nueva seguú n (Is. 65:22; 2ª Pe. 3:7-8; Ap. 21:13)


 Las nueva gentes
 La esposa del Cordero: la Nueva Jerusaleú n
 El nuevo templo
 La nueva luz
 El nuevo paraíúso y su ríúo de agua de vida.

Jorge David Marulanda


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Escatología

BIBLIOGRAFÍA

SANTA BIBLIA THOMSON.


Dr.Thompson
SANTA BIBLIA ANOTADA POR SCOFIELD, D.D.
Dr. C.I. Scofield, d.d.
DICCIONARIO BIBLICO ILUSTRADO
Vila Escuan
DANIEL Y APOCALIPSIS
Sunshine Ball
TEOLOGIA SISTEMATICA
L. Berkhof
AUXILIAR BIBLICO PORTAVOZ
Harold L. Willmington

OTRAS FUENTES

Jorge David Marulanda


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