Zapatillas de Escalada
Zapatillas de Escalada
Zapatillas de Escalada
Las tillas, pies de gato, pédulas, o como sea que te guste llamarlas, son
imprescindibles. ¿Por qué? Porque su uso facilita la escalada al ofrecer
precisión y adherencia al momento de ocupar los pies. Es necesario que
tengas las tuyas ya que para que sean efectivas deben ser de tu talla y
porque, digámoslo, andar compartiendo zapatillas no es de lo más
“higiénico”.
Seguramente tus amigos que ya escalan hace algún tiempo te darán varios
consejos para cuando vayas a la tienda pero, ojo, que hay muchos mitos
respecto a la elección de las pédulas ¿viste?
¡Pide un número menos de lo que calzas! Umm esto no es tan así. Cada
fabricante utiliza sus propias hormas, por lo que pueden haber diferencias
considerables entre dos zapatillas del mismo número pero de distinta
marca. Pruébalas con calma y “siéntelas” sin pensar mucho en la talla.
¡Cómpralas apretadas, todas se agrandan! Falso. Si bien no son pocos los
modelos que tienen la fama de agrandarse, sobre todo los de cuero sin
forro interno, la verdad es que la mayoría de las zapatillas de material
sintético prácticamente no lo hacen. Pregúntale al vendedor por cada
modelo en particular.
¡Si no duele, está grande! Falso. El dolor es insano, sobre todo si es tu primer
par. Lo ideal es que sean cómodas y que no te hagan doler los pies. La
zapatilla de escalada se debe usar ajustada y debe apretar hasta el punto
antes de que su uso comience a ser doloroso. Si sigues escalando ya
tendrás tiempo para sufrir más adelante.
Existen modelos con cordones y con velcro. La elección de una u otra
alternativa depende mucho del gusto personal. Considera que los
cordones ofrecen un mayor rango y una mayor precisión de ajuste, ideal
para pies muy pequeños o femeninos.
Zapatilla de escalada en acción
Es ideal probarse las zapatillas al final del día cuando los pies estén
“hinchados” de tanto ajetreo, de esa manera se emula la condición de las
patitas después de una aproximación o de un par de rutas de escalada.
Recuerda que los pies de gato están diseñados para ser utilizados sin
calcetín, a pesar de los olores que esto acarrea.