Alemania

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Desafíos de Alemania a los acuerdos

de Posguerra 1933-1938

Institución: Colegio de Bachillerato “Carmen Mora de Encalada”


Integrantes: Daniela Aguirre, Danna Castillo, Juleidy Bowen, Leslie Mera y
Vanessa Orellana
Docente: Lic Sergio Reyes
Asignatura: Historia Nivel Superior
Curso: Primero de Diploma IB “A”
Fecha de Entrega: Viernes, 20 de Octubre del 2018
Año Lectivo: 2018 - 2019

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Desafíos de Alemania a los acuerdos
de Posguerra 1933-1938

Tratados de Posguerra

El tratado de Versalles

Luego del armisticio en 1918 que marca el fin de las hostilidades de la Primera Guerra

Mundial, el 28 de junio de 1919, se firma el Tratado de Versalles, Francia. Este Tratado

establece las condiciones impuestas a la Alemania derrotada en la Primera Guerra Mundial.

Al cabo de una negociación en donde sólo se encuentran representados los vencedores:

Francia, Inglaterra, Estados Unidos e Italia, se fijan las condiciones de paz. El Tratado de

Versalles obliga a pagar a Alemania fuertes indemnizaciones a los vencedores, especialmente

a Francia, se le prohíbe tener ejército, pierde territorios creando un clima de miseria y

humillación. El principal punto del Tratado de Versalles determinaba que Alemania aceptaría

todas las responsabilidades por causar la Gran Guerra (así se conocía a la Primera Guerra

Mundial antes de que aconteciera la Segunda Guerra Mundial) y que sobre los términos de

los artículos 231-247, que fijaba indemnización de guerra para las potencias vencedoras "La

Triple entente".

Cláusulas del tratado de Versalles

A causa del tratado, Alemania redujo considerablemente su territorio europeo de 540 766 km²

(1910) antes de la guerra, a 468 787 km² (1925) después de la guerra. Además fue obligada a

ceder todo su imperio colonial, que fue repartido entre las naciones vencedoras

(principalmente entre Reino Unido y Francia).

 Mapa de Alemania (1919) en el que se muestran sus pérdidas territoriales en Europa.

 Alsacia-Lorena fue restituida a Francia (14 522 km², 1 815 000 habitantes en 1905).

 Sarre quedó bajo la administración de la Sociedad de Naciones, que concedió a Francia su

explotación económica durante 15 años.

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 Eupen y Malmedy fueron cedidas a Bélgica, así como Moresnet.

 El norte de Schleswig-Holstein pasó a dominio danés después de los resultados de un

plebiscito (3984 km², 163 600 habitantes hacia 1920).

 La mayor parte de la Provincia de Posen y Prusia Occidental, parte de Silesia, pasaron a

dominio polaco: 53 800 km², 4 224 000 habitantes en 1931 incluyendo 510 km² y 26 000

habitantes de Alta Silesia. (Véase Corredor polaco).

 Danzig y Memel, ciudades costeras del mar Báltico, se configuraron como ciudades libres

bajo autoridad polaca y de la Sociedad de Naciones.

 El valle del río Niemen quedó bajo completo control de Lituania.

 Las colonias de Togolandia (87 200 km²) y Camerún se dividieron entre Francia (2/3 partes)

y Reino Unido (1/3 parte).

 África del Sudoeste (835 100 km²) (actual Namibia) quedó bajo tutela de la Unión

Sudafricana.

 El África Oriental Alemana o Tanganica (995 000 km²) pasó en su mayor parte al Reino

Unido, con la excepción de Ruanda y Burundi (que quedaron en manos de Bélgica) y el

puerto de Kionga, que fue devuelto a Portugal.

 La Nueva Guinea Alemana (241 231 km²) (parte en la actualidad de Papúa Nueva Guinea)

pasó a ser británica, aunque finalmente quedó bajo tutela de Australia. Las islas de Polinesia

que se dirigían desde ésta se repartieron entre Reino Unido y Japón.

 Prohibición de toda unión política de Austria con Alemania (el Anschluss).

 Reducción del Imperio otomano al territorio de la actual República de Turquía, ocupando

sólo la península de Anatolia y la región de Tracia en torno a Estambul. Los territorios de

Siria, Líbano, Irak, y Palestina eran colocados bajo administración francesa y británica,

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mientras los antiguos territorios otomanos en la península arábiga eran convertidos en

estados independientes.

Clausulas militares

Además de la reducción del territorio Alemania se ve obligada a

cumplir una serie de restricciones militares que se encuentran en la

parte V

“PARTE QUINTA “

Cláusulas militares, navales y aéreas

Con el fin de hacer posible la iniciación de una limitación general de, armamentos de todas

las naciones, Alemania se compromete a observar estrictamente las siguientes cláusulas

militares, navales y aéreas:

 Entrega de material militar y de la flota de guerra.

 Ocupación de la orilla izquierda del Rhin y desmilitarización de Renania.

 Reducción del ejército a 100.000 hombres y 4.000 oficiales, sin artillería pesada,

submarinos ni aviación.

 Prohibición de fabricar material de guerra y del servicio militar obligatorio.

 Disolución del Estado Mayor (OHL).

 Eliminación del servicio militar obligatorio en Alemania.

 Internacionalización del canal de Kiel.

 Todas ellas eran medidas humillantes para un país como Alemania.

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La cláusula de culpabilidad de la guerra

El artículo 231, más conocido como la cláusula de culpabilidad de la guerra, fue el primer

artículo de la sección dedicada a las reparaciones dentro del Tratado de Versalles, que puso el

punto final a la Primera Guerra Mundial, en la que se enfrentaron el Imperio alemán y las

potencias aliadas y asociadas. No se empleó la palabra «culpabilidad» para la redacción del

artículo, pero este sirvió como base legal para obligar a Alemania a pagar en concepto de

reparaciones de guerra.

El artículo fue uno de los puntos más polémicos del tratado. Especificaba lo siguiente:

Los gobiernos aliados y asociados declaran, y Alemania reconoce, la responsabilidad de

Alemania y sus aliados por haber causado todos los daños y pérdidas a los cuales los

gobiernos aliados y asociados se han visto sometidos como consecuencia de la guerra

impuesta a ellos por la agresión de Alemania y sus aliados.

Alemania se tomó esta cláusula como una humillación nacional, ya que la obligaba a asumir

la responsabilidad total del inicio de la guerra. Los políticos alemanes expresaron su rechazo

en un intento de granjearse simpatías internacionales, mientras que los historiadores de ese

mismo país trabajaron para minar el artículo con el objetivo de desvirtuar el tratado en su

conjunto. A los líderes aliados les sorprendió la reacción de los alemanes, puesto que ellos

veían la cláusula como la mera base legal para conseguir una compensación de manos de

Alemania. El artículo, tras un cambio en el nombre de los firmantes, se incluyó también en

los tratados firmados por las Potencias Centrales, que no veían la cláusula con el mismo

desprecio que los alemanes. El diplomático estadounidense John Foster Dulles —uno de los

dos encargados de la redacción— se arrepintió más tarde de haber usado tales términos, ya

que creía que agraviaban a la población alemana en demasía.

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En general, los historiadores están de acuerdo en el hecho de que ni responsabilidad ni culpa

iban adjuntas al artículo. En cambio, la cláusula era un prerrequisito para permitir, con base

legal, los pagos en concepto de reparaciones que se iban a exigir. Los historiadores también

subrayan el daño que la cláusula provocó de manera inintencionada, ya que impregnó de

rabia y rencor a la población alemana.

El tratado de Saint-Germain-en-Laye

El Tratado de Saint-Germain-en-Laye fue firmado el 10 de

septiembre de 1919 entre las potencias aliadas y Austria. En

este tratado se establecía el desmembramiento de la antigua

monarquía de los Habsburgo, el Imperio Austrohúngaro, y

Austria quedó limitada a algunas zonas en las que se hablaba

solamente el alemán y en su lugar quedó reconocida la República de Austria como "estado

sucesor", la cual quedó limitada a algunas zonas en las que se hablaba solamente el alemán.

Mediante este tratado se reconocía la independencia de Hungría y la creación de los nuevos

estados de Checoslovaquia (con Bohemia, Moravia y Silesia) y Yugoslavia (con Eslovenia,

Bosnia-Herzegovina, Croacia, Voivodina y parte de Dalmacia). También se estableció la

cesión del Trentino, Tirol del Sur, Trieste, Istria, varias islas de Dalmacia y el Friuli a Italia,

Galicia a Polonia. Hungría cedería Transilvania, parte del Bánato y Bucovina a Rumanía,

algo que se concretó en el Tratado de Trianon, y el Burgenland a Austria.

La cláusula de Saint-Germain-en-Laye

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Una cláusula importante era la prohibición de revisar o revocar la independencia de Austria,

esto con el fin de impedir una unión política o económica con Alemania (Anschluss), sin la

autorización de la Sociedad de Naciones, ya que tras la pérdida de su Imperio se planteó la

unificación fracasada en 1866 tras la guerra austro-prusiana.

La Política Económica

La Alemania nazi llevo a cabo un programa de expansión fiscal, desarrollando baterías de

inversión básicamente alrededor del ejército, la industria pesada, infraestructuras, una enorme

red de autopistas, y las obras públicas para los Juegos Olímpicos del 1936.

El desarrollo militar fue el principal motor de crecimiento, empleo y destinatario

presupuestario. Si en 1933 el gasto militar suponía el 2% del PIB, en 1940 ya llegaba al 44%.

Tan temprano como en 1934, el sector militar suponía ya la mayor parte de nuevos puestos de

trabajo creados. El hecho que el pleno empleo fuera casi exclusivamente reducido al sector

militar, no potenció, como podrían indicar los índices, a un aumento significativo del

consumo privado o al poder adquisitivo de la población, si bien sí que era ya superior a los

niveles de 1928.

Alemania consiguió rápidamente el pleno empleo y se recuperó de la depresión antes que

EEUU o la GB. Los índices de rentabilidad del sector privado se multiplicaron, al combinar

el crecimiento con un estancamiento del margen salarial y un alargamiento del horario

laboral. Además, superó la contradicción de las necesidades económicas a partir de una fuerte

limitación a las importaciones y, a la vez, incrementar la expansión territorial para garantizar

la demanda a los productos germánicos.

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La unidad de mercado en los territorios de habla alemana (Austria, Sudetes, Danzig) fue la

primera fase de un proyecto que ya tenía como objetivo la totalidad del continente europeo y

la obtención de recursos del este eslavo. El apoyo del sector privado a la guerra en sus inicios

no resultaba de un odio ideológico al bolchevismo o a la cultura anglosajona, sino en la

sostenibilidad a largo plazo del proyecto capitalista alemán: la obtención de nuevos mercados

y fijar las reglas del comercio librecambista intra-europeo desde una posición ventajosa.

El plan cuartanal: en 1936 el gobierno aprobó un plan estratégico de reindustrialización y

rearmamento, basado en una expansión fiscal y monetaria, que evitó la recaída y consagró el

pleno empleo. No se pueden considerar keynesianas las políticas económicas

nacionalsocialistas. De un lado hay un remplazo por el estado, no un apoyo, al consumo

privado. Del otro, la expansión fiscal no se basaba en aumentar el poder consumista de la

población, sino en estancar el margen salarial para aumentar la rentabilidad del sector

privado.

La estrategia del plan era crear las condiciones para lograr el crecimiento y desarrollo a largo

plazo, es decir, los preparativos militares para ganar una guerra que garantizase la expansión

territorial y perpetuar el control alemán sobre un amplio mercado, de donde absorber recursos

y colocar los productos

La Política Exterior

Después de la llegada de los nazis al poder, el gobierno de Adolf Hitler condujo una política

exterior que apuntaba a la incorporación dentro del Reich de personas de etnia alemana

(Volksdeutsche) que vivían fuera de las fronteras de Alemania, a la dominación alemana de

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Europa occidental y a la adquisición de un vasto y nuevo imperio de "espacio para vivir"

(Lebensraum) en Europa oriental. Hitler calculaba que la concreción de la hegemonía

alemana en Europa demandaría entablar una guerra, especialmente en Europa del Este. Los

eslavos “de raza inferior” deberían ser expulsados hacia el Este de los Urales, o de lo

contrario esclavizados o exterminados. Además de la adquisición del Lebensraum, Hitler

preveía que la “expulsión hacia el Este” destruiría el bolchevismo.

De 1933 a 1938, Konstantin von Neurath, diplomático de carrera conservador, se desempeñó

como ministro de Relaciones Exteriores de Alemania. Durante su mandado, Alemania

condujo una política revisionista dirigida a vencer las restricciones impuestas sobre ella por el

Tratado de Versalles y a quitarle la iniciativa diplomática a Gran Bretaña y Francia.

Alemania se retiró de la Liga de Naciones, comenzó un rápido rearme, firmó un pacto de no

agresión con Polonia, volvió a adquirir el territorio de Saar mediante un plebiscito, ayudó

militarmente a los partidarios de Francisco Franco en la Guerra Civil Española y volvió a

militarizar la región del Rin.

De 1938 a 1945, Joachim von Ribbentrop, miembro del partido nazi y ex embajador en Gran

Bretaña, tuvo el cargo de ministro de Relaciones Exteriores. Durante estos años, Alemania

afianzó sus vínculos con la Italia fascista y con Japón al firmar el Pacto Anti-Comintern,

dirigido a combatir el comunismo internacional, el Pacto de Acero (con Italia) y el Acuerdo

de las Tres Potencias (con Italia y Japón).

En 1938, Alemania adquirió nuevos territorios mediante la amenaza de guerra. En febrero,

Hitler presionó al canciller austríaco Kurt Schuschnigg para que firmara el acuerdo austríaco-

alemán (Berchtesgaden Diktat) que incorporaba nazis al gabinete austríaco. El mes siguiente,

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Alemania llevó al cabo el Anschluss, la anexión de Austria. Entonces, Hitler comenzó a

exigir una solución de la crisis de los Sudetes, un conflicto sobre la región homónima de

Checoslovaquia ocupada mayormente por personas de etnia alemana. El 30 de septiembre de

1938, el Primer Ministro británico Neville Chamberlain (defensor de la pacificación), el

Primer Ministro francés Edouard Daladier, el Primer Ministro italiano Benito Mussolini y

Hitler firmaron el Pacto de Munich, mediante el cual se cedían los Sudetes a Alemania. En

marzo de 1939, Alemania ocupó y desmembró el resto del estado checoslovaco.

En agosto de 1939, Ribbentrop firmó el pacto alemán-soviético de no agresión. Este acuerdo

fue un alejamiento temporario de la política exterior de Alemania, que era normalmente

anticomunista, y permitió a Hitler la libertad de atacar Polonia el 1 de septiembre de 1939 sin

temor a la intervención soviética. Gran Bretaña y Francia, aliados de Polonia, declararon la

guerra a Alemania el 3 de septiembre de 1939. La agresiva política exterior de Hitler causó el

comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

La Política de Apaciguamiento

Se denomina política de apaciguamiento (appeasement) a la política exterior británica

aplicada especialmente desde el nombramiento del conservador Neville Chamberlain. El

nuevo premier británico había sustituido a Baldwin en Downing Street en mayo de 1937, una

vez acabada la crisis sucesoria abierta por la abdicación de Eduardo VIII y su sustitución por

Jorge VI.

Chamberlain es el hombre del apaciguamiento, pero también es el líder que inició el rearme

británico y declaró la guerra a Alemania. Su política, hoy unánimemente vista como uno de

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los elementos clave para entender el expansionismo hitleriano y el estallido de la segunda

guerra mundial, no consistía en una simple cesión ante las ambiciones hitlerianas. La política

de apaciguamiento se basaba en una serie de ideas compartidas en aquella época por muchos

británicos: el Tratado de Versalles había sido un tratado innecesariamente duro con

Alemania que era necesario revisar; Hitler era una barrera que impediría la expansión del

bolchevismo a la Europa central; en definitiva, si se negociaba con espíritu pragmático,

cediendo ante las reivindicaciones razonables de Hitler, tales como la reunión en el Reich de

las poblaciones alemanas que el Tratado de Versalles había dejado fuera, se conseguiría

apaciguar al Führer y así evitar la guerra en Europa. Este era el núcleo de las ideas en las que

se basó la política exterior británica. Muy pocos, entre ellos otro líder conservador, Winston

Churchill, eran contrarios a este planteamiento.

Las iniciativas del gobierno de Londres fueron seguidas por una vacilante Francia,

obsesionada por asegurarse el apoyo del Reino Unido. La inacción ante la remilitarización de

Renania y el apoyo a la farsa del Comité de No Intervención en la guerra civil española

habían dado ya ejemplo de la política exterior de las democracias. Con Chamberlain como

premier británico, el gobierno de París siguió manteniéndose en una posición subordinada a

la política británica.

Conclusión
Alemania había aceptado el armisticio tomando como base los "catorce puntos" de Wilson.

Sin embargo, se encontró con que no se le permitió participar en la Conferencia de Paz y se la

trató duramente en la Paz de Versalles. El ser declarada "responsable del conflicto", las

pérdidas territoriales en el este y las enormes reparaciones de guerra a las que se vio obligada

fueron las cláusulas especialmente inaceptables para los alemanes. Sin embargo, excepto

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algunas zonas de Renania temporalmente y la cuenca del Sarre, Alemania no fue ocupada

militarmente y su poderío económico no sufrió una merma sustancial. El Tratado de Versalles

trataba de imponer una paz muy dura a un estado que aún era muy poderoso. En estas

condiciones, agravadas por las dificultades de la posguerra, las posiciones "revanchistas"

contra el Tratado de Versalles pronto se extendieron en

Alemania. En la Conferencia de Lausana de 1932,

Alemania, Gran Bretaña y Francia acordaron la

suspensión formal de los pagos de compensaciones

impuestos a los países derrotados después de la Primera

Guerra Mundial. Cuando Adolf Hitler asumió el cargo como canciller de Alemania en enero

de 1933, estaba decidido a anular las disposiciones militares y territoriales restantes del

Tratado de Versalles y a incluir a la etnia alemana en el Reich como un paso hacia la creación

de un imperio alemán en Europa. Las fuerzas armadas alemanas participaron de un rearme

secreto incluso antes de que los nazis llegaran al poder. A partir de entonces, los nazis

apoyaron el rearme y expandieron rápidamente la producción de armas. El 16 de marzo de

1935 volvió a introducirse la conscripción militar, lo cual violó abiertamente el Tratado de

Versalles. Al mismo tiempo, Hitler anunció la expansión del ejército alemán a más de

500.000 hombres. En el Pacto de Locarno de 1925, Alemania reconoció tanto la

inviolabilidad de sus fronteras con Francia y Bélgica como la desmilitarización de la región

del Rin. El 7 de marzo de 1936, Hitler repudió este acuerdo y ordenó que las fuerzas armadas

alemanas (Wehrmacht) ingresaran en la desmilitarizada región del Rin. La acción de Hitler

fue condenada por Gran Bretaña y Francia, pero ninguna de las dos naciones intervino.

Después de un período prolongado de intensa propaganda dentro de Austria, las tropas

alemanas ingresaron al país el 12 de marzo de 1938 y recibieron el apoyo entusiasta de la

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mayor parte de la población. Austria fue incorporada a Alemania al día siguiente. En abril,

esta anexión alemana fue retroactivamente aprobada en un plebiscito que se manipuló a fin de

indicar que aproximadamente el 99 por ciento de la población austriaca deseaba la unión

(conocida como Anschluss) con Alemania. En 1938, Hitler amenazó con desencadenar una

guerra europea, a menos que los Sudetes, una zona de frontera de Checoslovaquia con una

mayoría de etnia alemana, fueran cedidos a Alemania. Los líderes de Gran Bretaña, Francia,

Italia y Alemania celebraron una conferencia en Munich, Alemania, los días 29 y 30 de

septiembre de 1938, en la que aceptaron la anexión alemana de los Sudetes a cambio de que

Hitler prometiera la llegada de la paz. Checoslovaquia, que no participaba de las

negociaciones de Munich

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Bibliografía

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