LEISHMANIOSIS
LEISHMANIOSIS
LEISHMANIOSIS
Introducción.
La leishmaniasis constituye un espectro de enfermedades causadas
por especies del protozoo Leishmania, de la familia
Trypanosomatidae. Este parásito es flagelado, intracelular obligado
del humano y otros mamíferos. Leishmania produce lesiones a
niveles cutáneo, mucocutáneo y visceral. La parasitosis se
considera endémica en grandes áreas tropicales, subtropicales y en
la cuenca del Mediterráneo (Akhoundi et al., 2017; Van der Auwera
& Dujardin. 2015).
Se transmite a los humanos por la picadura de flebótomos hembra
infectados. En América, el vector es un mosquito del
género Lutzomyia, y en Europa, del género Phlebotomus.
Morfología.
Ciclo de vida.
Los promastigotes metacíclicos, extracelulares, una vez en la
probóscide del mosquito hembra, también conocido como "mosca
de arena", son introducidos en la piel de un hospedero vertebrado
durante la ingesta de sangre. Los parásitos son fagocitados en piel
por macrófagos, células de Langerhans y activan el complemento.
Aunque muchos promastigotes son destruidos por los
polimorfonucleares, algunos se transforman en amastigotes en las
células del sistema fagocítico mononuclear; en los fagolisosomas
(vacuola parasitófora), pierden el flagelo y se transforman en
amastigotes, multiplicandose por división binaria. La replicación
ocurre en cantidades que oscilan desde decenas hasta cientos. Las
células infectadas se rompen finalmente y los amastigotes se
diseminan, de acuerdo a factores del parásito y del hospedero,
entre otros, hacia diferentes tejidos. Cuando moscas libres de
infección se alimentan de individuos infectados, ingieren las células
con amastigotes que sufren cambios bioquímicos y morfológicos en
el intestino medio del insecto, se multiplican y finalmente migran a la
probóscide como promastigotes metacíclicos, altamente infectantes
y promastigotes.
Una animación flash: El ciclo de vida de la leishmaniasis en
humanos. The Wellcome Trust/TDR/WHO.
Transmisión.
La forma infectiva, el promastigote metacíclico, es inoculado a
través de la picadura de dípteros del género Lutzomyia, en América,
y constituye el principal mecanismo de transmisión. Estos insectos
pueden adquirir la infección de humanos y reservorios tales como
roedores, cánidos y primates. La transmisión entre humanos puede
ocurrir por contacto con material de una lesión, transplante de
órganos, transfusión sanguínea y a través de la placenta.
Solano et al.,
Leishmaniasis canina en
animal de compañía. Caso 2011. LeishVet
autóctono. Imagen: Dra. guidelines for the
Teresa Uribarren B, Facultad practical management
de Medicina, UNAM.
of canine leishmaniosis.
Formas clínicas.
- Leishmaniosis cutánea localizada (LCL) o úlcera de los chicleros.
- Leishmaniosis cutánea difusa (LCD).
- Leishmaniosis mucocutánea (LMC) o espundia.
- Leishmaniosis visceral (LV) o Kala-azar.
Diagnóstico.
Para considerar un diagnóstico presuntivo se deben tener en cuenta
el cuadro clínico y los antecedentes epidemiológicos (residencia o
visita a zonas endémicas).
Diagnóstico diferencial.
En el caso de la leishmaniosis visceral, se deben descartar:
paludismo, tuberculosis miliar, brucelosis, fiebre tifoidea,
histoplasmosis, toxoplasmosis, hepatitis, desnutrición, linfoma,
leucemia, entre otros.
Por otra parte, impétigo, picaduras infectadas de mosquitos, lupus
vulgar, lepra, sífilis, cáncer de piel, lesiones causadas por amibas
de vida libre y otras patologías, pueden simular un cuadro de
leishmaniosis cutánea.
Tratamiento.
Todos los tratamientos convencionales implican un elevado costo,
falta de efectividad en muchos casos, resistencias (Hendrick et al.,
2016) y diversos efectos secundarios.
En una gran proporción de casos, el tratamiento de leishmaniasis
cutánea y mucocutánea considera a los antimoniales pentavalentes:
antimoniato de meglumina (Glucantime) y estibogluconato de sodio
(Pentostam).
Otros fármacos sistémicos utilizados son: Anfotericina B,
Anfotericina B liposomal (AmBisome), Anfotericina B desoxicolato, y
pentamidina, esta última de empleo muy restringido debido a su
toxicidad.
Miltefosine, fue aceptado en India para tratamiento de la
leishmaniosis visceral desde 2002, y en América se acepta para
tratar lesiones cutáneas y mucocutáneas; sin embargo, se han
identificado un gran número de recaídas, lo cual se considera un
reto mayor para el programa de eliminación de Kala-Azar en la
India, así como un problema para los programas de control en otros
países. (Rai et al., 2013).
Ante la leishmaniasis cutánea diseminada, los resultados son
desalentadores, con frecuentes recaídas. Se ha reportado el
empleo de meglumina + anfotericina B con efectos moderados, y
resultados excelentes pero transitorios con la utilización de
miltefosine. (Ordaz-Farias et al., 2013).
Cuando coexisten infección por VIH y leishmaniasis, la literatura
especializada sugiere el tratamiento establecido para la infección
por VIH combinado con anfotericina B liposomal y miltefosine para
la leishmaniasis. (Rossiere-Echazarreta et al., 2013).
Epidemiología.
La leishmaniosis se encuentra distribuída en más de 98 países, en
trópicos, subtrópicos y y cuenca del Mediterráneo, como ya se
mencionó.
Control.
Es fundamental la educación de las comunidades en riesgo sobre
las características de la enfermedad, sus formas de presentación
clínica, los insectos transmisores, la importancia de su control y en
el empleo de métodos de protección, tales como el uso de ropa
protectora y repelentes. Los grupos médicos y paramédicos deben
tener los recursos mínimos para la identificación rápida del parásito;
asimismo, las autoridades locales deben estar conscientes de la
tarea de eliminación de reservorios domésticos, adecuación de las
viviendas al entorno e implantantación de medidas básicas de
sanidad.
Debido a la significativa presencia del perro doméstico y por lo
tanto, a su relevancia como reservorio, en algunos países se ha
implementado la vacunación de perros y el empleo de collares
impregnados de piretroides con resultados alentadores. (Otranto &
Dantas-Torres. 2013).
La colonización de áreas enzoóticas, la movilización de tropas, la
explotación de los recursos naturales, los hábitos relacionados con
la enfermedad, aumentan las probabilidades de infección debido a
la interacción del hombre con reservorios y vectores.
Las acciones encaminadas a la protección para evitar el contacto
del hombre y transmisor, y el acceso oportuno al tratamiento
adecuado son los principales condicionantes para el control de la
enfermedad.