Lección 1 La Doctrina de La Revelacion
Lección 1 La Doctrina de La Revelacion
Lección 1 La Doctrina de La Revelacion
LA DOCTRINA DE LA REVELACION
Introducción:
“Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y
sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas
hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó
antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo
conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de
gloria. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han
subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le
aman” (1Cor. 2:6-9).
En 1Cor. 2:6-9 Pablo nos dice que hay ciertas cosas que nunca han sido
percibidas por nuestros sentidos (es decir, que no pertenecen al reino de la
observación humana), ni pueden ser deducidas a través de un proceso de
racionalización o introspección.
Pero si estas cosas no pueden ser percibidas por los cinco sentidos, ni pueden
ser descubiertas a través de un proceso de razonamiento, o a través de la
meditación o la reflexión, ¿cómo podemos, entonces, conocerlas?
Pablo responde esta pregunta en el siguiente versículo: “Pero Dios nos las
reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo
profundo de Dios” (1Cor. 2:10). Dios ha revelado ciertas cosas a los hombres que
de otro modo no hubiesen podido ser conocidas. Es a este proceso que llamamos:
REVELACION.
La palabra “Revelación” proviene del latín “revelatio”, la cual es a su vez la
traducción de la palabra griega αποκαλυψις, que significa “desvelar”, “descubrir”.
Conlleva la idea de dar a conocer lo que antes estaba velado. En lo que respecta a
la revelación divina, la fuente de revelación no puede ser otra que Dios mismo
(comp. Mt. 11:27; 16:17; 1Cor. 2:10).
El hombre nunca hubiese podido conocer ninguna cosa acerca de Dios, si Dios
no hubiese tomado la iniciativa de revelarse. Esta imposibilidad no solo se debe al
hecho de que el hombre es pecador, sino también por el abismo infinito que existe
entre Dios y Su creación.
La Revelación es parte del plan de Dios para con el hombre, por cuanto la
humanidad fue creada originalmente para tener comunión con El. Eso separa al
hombre del resto de la creación. Al leer el relato de Gn. 1 nos damos cuenta de que
el hombre es la única criatura de Dios que podía comunicarse con El y, por lo
tanto, la única con la cual podía tener comunión.
Comunión No comunión
Pero el hombre cayó en pecado y la comunión con Dios quedó rota. Ahora el
hombre no podía hacer nada para reparar esa situación. Por sí mismo el hombre es
incapaz de aprender algo acerca de Dios, tanto por su finitud como por su
pecaminosidad.
Comunión No comunión
Pecado
Dios Hombre & Resto de
la creación
I. CARACTERISTICAS DE LA REVELACION:
Con esto no estamos diciendo que Dios está enraizado en la historia. Dios es,
en realidad, supra-histórico. El no está limitado a la historia, sino que la
trasciende. Pero El ha condescendido obrando y comunicándose con el hombre
en el tiempo y en el espacio.
La revelación que Dios les dio a nuestros primeros padres en el Huerto del
Edén no fue tan detallada como la que encontraremos luego en las epístolas del
NT. Génesis 3:15 tiene un alcance muy limitado. Es la pequeña semilla de lo
que vendría a ser, andando el tiempo, un sinnúmero de promesas.
Evolución Revelación
C. La Revelación es parcial:
“Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son
para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las
palabras de esta ley” (Deut. 29:29).
Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara.
Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido (1Cor.
13:12). Dios escogió no revelarnos toda la verdad. Existen muchos
rompecabezas que no nos fueron explicados; muchas preguntas que no han
sido respondidas.
Estas son las cosas secretas que sólo pertenecen al Señor. El día de la completa
revelación llegará, pero no ha llegado aún. El punto importante aquí es que las
cosas que fueron reveladas nos pertenecen. Dios nos las dio y nosotros
debemos tenerlas como un especial tesoro.
Creador Redentor
Estos dos contextos también sirven para señalar los dos tipos de revelación: La
Revelación General y la Revelación Especial.
Creador Redentor
A. Definición:
“En la revelación general, Dios declara Sus maravillas y nos dice algo de Su
naturaleza básica. El hace esto por medios que están disponibles para todos los
humanos, que es la razón por la que la llamamos ‘general’. Este tipo de
revelación viene a los hombres tanto externa como internamente. Entre las
cosas que son dadas a conocer generalmente están la gloria de Dios, Su poder,
Su naturaleza y bondad, así como la dependencia espiritual del hombre de, y
sus deberes hacia, su Creador” (Bob Burridge;
http://www.girs.com/library/theology/syllabus/reveal.html).
B. Apoyo Bíblico:
Sal. 19:1-6 (la huella de un pie en la novela de Robinson Crusoe le hizo ver al
protagonista que él no estaba solo en la isla; del mismo modo, los cielos y la
tierra están repletos de incontables huellas del Creador); Rom. 1:19-20.
Noten que Pablo nos habla de este conocimiento que viene al hombre a través
de la creación como una revelación. La presencia de Dios en el reino de la
naturaleza es visible para el hombre porque Dios la ha revelado a nosotros.
Esta revelación también es llamada como “revelación natural”, no porque
venga a nosotros naturalmente, sino porque es una revelación que toma lugar
en el reino de la naturaleza.
Este pasaje declara que hay dos aspectos específicos de la existencia de Dios
que son revelados en la creación.
1. Su eterno poder.
2. Su Deidad.
La otra expresión (del griego νοιεω) señala aquello que captamos por el uso de
la mente, a través de un proceso lógico de razonamiento. Así que lo que Pablo
está diciendo en este texto es que la revelación que Dios ha dado de Sí mismo
al hombre a través de la creación, se capta distintivamente por medio de los
sentidos y se entiende lógicamente a través de la reflexión mental, dejando al
hombre sin excusa delante de Dios.
Finalmente, en el vers. 21, Pablo nos dice cuál es el problema humano: Aunque
los hombres han conocido a Dios por medio de la revelación general, no
quieren reconocerlo para no postrarse ante El y mostrarle gratitud y
dependencia.
D. La limitación de la Revelación General:
Ver He. 1:1-2. En estos dos breves versículos el autor de la carta a los Hebreos
nos provee un resumen de la Revelación Especial. Esta es el mensaje que Dios
habló…
A. En varias porciones:
B. En diferentes maneras:
Luego que Dios hablara a través de Sus profetas en el antiguo pacto, hubo un
gran silencio. Por 400 años no hubo ningún profeta que hablara la Palabra de
Dios. Pero en esta etapa, que el autor de la carta a los Hebreos denomina “los
postreros días”, Dios ha hablado al hombre de nuevo a través de una nueva
agencia: Su propio Hijo, la segunda Persona de la Trinidad, Quien trajo al
hombre la completa revelación de Dios.
Dios ha hablado...
Así que la revelación completa y final de Dios toma lugar cuando Dios el Hijo
se viste de carne y viene a morar entre nosotros (Jn. 1:14; comp. 1:18; 14:9).
Ningún profeta hubiese podido decir lo que el Señor Jesucristo dice de Sí
mismo en Jn. 14:9, porque el conocimiento que ellos tenían de Dios era
limitado. Jesús, en cambio, tenía un conocimiento experimental de Dios porque
El es Dios.
PARENTESIS A
La Neoortodoxia:
Sin embargo, Barth no pudo desembarazarse del todo del alto criticismo
liberal. Según él, el registro bíblico contenía errores e imperfecciones
humanos, aún los autógrafos. ¿Cómo podía ser, entonces, la Palabra de Dios?
La respuesta de Barth fue la siguiente: La Biblia viene a ser la Palabra de Dios
en el momento en que El escoge usar ese canal imperfecto para confrontar al
hombre con Su Palabra perfecta.
“Para Barth, la Biblia y sólo la Biblia revela a Dios al hombre en una forma
única – no en proposiciones acerca de Dios, sino como un medio de encuentro
personal de Dios con el hombre en un acto de revelación. En esta experiencia
existencial… las manchas de tinta en las páginas de la Biblia saltan para hablar
al hombre en una forma concreta y significativa. En ese ‘momento de
significado’, la Biblia viene a ser la Palabra de Dios al individuo” (Ibíd.).
Uno de los partidarios de la Neoortodoxia, Emil Brunner, decía que considerar
objetiva y proposicionalmente que la Biblia sea la Palabra de Dios, era
“Bibliolatría”; equivale a establecer un “Papa de papel” Protestante.
Para Brunner, la Biblia misma no es una revelación, sino más bien “un registro
de revelación que fue recibido personal, individual y existencialmente por otros
hombres, y que puede venir a ser una revelación a nosotros si la recibimos de la
misma manera” (NLG; pg. 41).
Dos cosas claras saltan a la vista al leer este texto: Primero, que Dios ha
hablado; y segundo, que durante el antiguo pacto lo hizo a través de los
profetas. El profeta era el portavoz de Dios, el instrumento a través del cual
Dios revelaba Su voluntad.
Al comparar los términos RO’EH – HOZEH con NABHI’, vemos que apuntan
a conceptos distintos. “Ya que ambos términos, ro’eh y hozeh, significan ‘ver’,
la idea fundamental que ambos expresan se refiere al discernimiento de la
voluntad de Dios. En otras palabras, estos términos tienen que ver con el
aspecto ‘revelacional’ de la función del profeta al escuchar a Dios y discernir
Su voluntad. Por su parte, nabhi’… tiene que ver con el hablar de los profetas
al transmitir la información que Dios les había dado previamente en el
momento de revelarles el mensaje. Por tanto, los términos ro’eh – hozeh se
refieren a la recepción del mensaje, mientas que el término nabhi’ se refiere a
la comunicación del mensaje” (Wood; op. cit.; pg. 65).
B. La obra del Espíritu en los profetas:
Y en su obra Contra Apión, Flavio Josefo dice lo siguiente, en defensa del AT:
“Nuestra historia ha sido escrita desde Artajerjes, muy particularmente, pero no
ha sido estimada de la misma autoridad que la de nuestros antiguos
antepasados, porque no ha habido una sucesión exacta de profetas desde ese
tiempo” (1:8).
Los teólogos católicos comparan la revelación divina con una fuente de la que
fluyen dos corrientes a través de las cuales Cristo nos transmite Su Palabra.
James G. McCarthy, en su libro El Evangelio Según Roma, nos explica:
“La Iglesia Católica enseña que a fin de que el cúmulo de la verdad revelada
por Cristo ‘se conservara por siempre íntegro y fuera transmitido a todas las
edades’, el Señor mandó a los apóstoles que transmitieran la revelación a otros.
Esto se llevó a cabo de dos maneras”.
No debemos pasar por alto el hecho de que la relación que existe entre la Biblia
y la Tradición como fuentes de verdades reveladas, ha sido y sigue siendo un
dolor de cabeza para los teólogos dentro del catolicismo.
Esta diferencia de interpretación plantea una situación difícil a una Iglesia que
clama infalibilidad en sus dogmas. La Oficina de Prensa del concilio, tratando
de suavizar la situación frente al público, manifestó que “ninguna de las dos
tendencias rechaza la Tradición como fuente de Revelación, pero divergen
sobre el modo de entender la relación existente entre Tradición y Escritura.”
(Ibíd.)
Así que cuando la Iglesia Católica habla de la Palabra de Dios, se refiere a una
“sola cosa” formada por las Escrituras y la Tradición: “La Tradición y la
Escritura constituyen, pues, un solo depósito sagrado de la Palabra de Dios,
confiado a la Iglesia.”
Como bien señala, José Grau: “Un mero cambio de palabras no puede resolver
una cuestión tan importante... Aunque se diga que existe una sola Fuente de
Revelación, si se sigue afirmando que la misma nos es comunicada a nosotros a
través de una doble vertiente: Escritura y Tradición, queda en pie,
sustancialmente, el mismo error de querer equiparar la Tradición apostólica
inspirada (contenida en el Nuevo Testamento) con la tradición eclesiástica no
inspirada... Cambiar los vocablos de Trento y del Vaticano I sin alterar la
sustancia de lo que los mismos querían expresar, no hace más bíblica la
tendencia teológica del nuevo Romanismo. El problema que tiene planteado
Roma es insoluble. Se opuso a la verdadera reforma de la Iglesia en el siglo
XVI cerrando los oídos a la Palabra de Dios y, no sólo dividió a la Cristiandad
occidental con su rechazo, sino que en Trento formuló sus “propias” doctrinas
que canonizaron, de hecho, todas las desviaciones medievales. Mas, ahora,
cuatro siglos después, y luego de haber estudiado un poco más atentamente la
Sagrada Escritura, los teólogos romanistas se dan cuenta de que, aún
deseándolo, no pueden afirmar que la Reforma fue un movimiento surgido a
espaldas de la Biblia, sino todo lo contrario. ¿Qué hacer? ¿Rectificar Trento?
Imposible, ¿cómo confesar que se equivocó hace cuatro siglos una iglesia que,
según se formuló en el Vaticano I, se cree infalible? Todo intento de seria
reforma dogmática se enfrentará siempre con estos dos muros: Trento y
Vaticano I. No queda otra salida más que el juego de palabras” (op. cit.; pg.
852).
“Es en este contexto de la llegada de ‘la plenitud del tiempo’ tal como fue
planificado por Dios, que el asunto del fin de la revelación debe ser
contemplado. La terminación de la actividad reveladora de Dios no debe ser
llorada como si fuera algo así como el deceso de un amigo cercano. Más bien
debe ser vista como la apertura completa de un cofre que expone a la vista los
inapreciables tesoros que lleva dentro” (The Final Word; pg. 52-53).
“En este libro sugiero un entendimiento del don de la profecía el cual requiere
una pequeña modificación en los puntos de vista de cada uno de estos dos
grupos (cesacionistas y carismáticos). Les digo a los carismáticos que si quieren
seguir usando el don de profecía que lo hagan, pero que paren de llamarle
‘Palabra del Señor’ simplemente porque esa expresión hace sonar exactamente
como la autoridad de la Biblia, guiando a un gran malentendido. Por otro lado,
pido a los que están en el campo cesacionista, pensar seriamente en la
posibilidad de que la profecía en las iglesias nuevotestamentarias no era puesta
a la altura de las Escrituras en autoridad, sino simplemente un reporte
parcialmente errado y muy humano de algo que el Espíritu Santo trajo a la
mente de alguien. Y yo pido que ellos piensen mejor acerca de esos argumentos
de la cesación de ciertos dones…. Yo debería poner muy en claro desde el
principio que no estoy diciendo que el punto de vista de los carismáticos y
cesacionistas son errados en su mayoría. En vez de eso, yo pienso que ambos
están en su mayor parte correctos (en las cosas que ellos toman por esenciales),
y pienso que un ajuste en como ellos entienden la naturaleza de la profecía
(especialmente su autoridad) tiene el potencial de traer un acuerdo en este tema
que podría salvaguardar temas o asuntos que ambos ven como cruciales” (cit.
por D. Scott Meadows; Discerning The Word of God; pg. 12).
A. Su Significado: