Origen de La Escritura

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HISTORIA DE LA ESCRITURA

La Escritura a Través de la Historia

Por lo que se refiere a la palabra escrita, nos encontramos en uno de esos

momentos decisivos que se producen raras veces en la historia de la humanidad. Estamos

presenciando la introducción de nuevos medios y herramientas de escritura. No ha

sucedido más que dos veces en lo concerniente al alfabeto latino: una, en un proceso que

duró varios siglos y en el que los rollos de papiro dejaron paso a los libros; Y ahora, el

cambio significa que durante un breve periodo muchas de las convenciones que rodean a

la palabra escrita se presentan fluidas; somos libres para imaginar de nuevo cómo será la
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relación que tendremos con la escritura para configurar nuevas tecnologías. ¿Cómo se

verán determinadas nuestras elecciones? ¿Cuánto sabemos del pasado de este medio?

¿Para qué nos sirve la escritura? ¿Qué herramientas de escritura necesitamos? Tal vez el

primer paso para responder a estas preguntas sea averiguar algo del modo en que la

escritura llegó a ser como es.

El conocimiento de la escritura lo conservan en muchos lugares diferentes

expertos en distintas culturas, estudiosos de la epigrafía (la escritura en piedra) y la

Paleografía (el estudio de la escritura antigua), calígrafos, tipógrafos, abogados, artistas,

diseñadores, tallistas de letras, rotulistas, científicos forenses, biógrafos y muchos más

que a través del tiempo irán generando y utilizando este medio para expresar sus

conocimientos y pensamientos que quedaran plasmado para una historia futura.

La escritura a través de la Historia

Los orígenes del alfabeto son bastantes prosaicos ya que se hallan en unos

cuantos símbolos utilizados hacia el final del Imperio medio egipcio (en torno al 1850 a.

C.) por los funcionarios administrativos de rango inferior para escribir en sus lenguas

inmigrantes. Las señales más antiguas del alfabeto se encontraron en una pared rocosa

llena de grafitis, cerca de una árida carretera en Wadi el-Hol (el Valle Terrible) que

atraviesa el desierto egipcio, Los descubridores de estas sencillas inscripciones, aún sin

descifrar, fueron John y Deborah Darnell, egiptólogos de Yale, cuando en 1993


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encontraron las inscripciones de Wadi el-Hol reconocieron de inmediato ciertas formas

de la escritura protosinaítica y protocananea relacionada con la más antigua escritura

alfabética de la península del Sinaí y más al norte, entrando en territorio cananeo, en

Siria-Palestina, que databa del 1600 a. C. en adelante, pero estas inscripciones en

territorio egipcio podrían fecharse, examinando materiales relacionados con ellas, unos

doscientos cincuenta años antes.

Allí estaba el Alef, la cabeza de buey; el signo ondulado que significa ‘agua’ en

los jeroglíficos, quizá ya adaptado de la n egipcia (nt y nwy,‘agua’) a la m semítica (de

mayim, ‘agua’); el signo encrespado que significa ‘casa’ y en egipcio se lee p-r, pero en

las formas semíticas occidentales acabó dando Beth en hebreo, bait en árabe y beta en

griego, lo que esto nos indica es que se trata de una escritura que se ha alejado de los

ideogramas y símbolos silábicos de los jeroglíficos y ha optado por usar solamente sus

elementos consonánticos (la escritura jeroglífica tiene veinticuatro).


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Es de los jóvenes que somos en nuestra relación con la palabra escrita y no fue

hasta el siglo pasado cuando la escritura se convirtió en una experiencia común, y hasta

las últimas décadas los jóvenes empezaron a desarrollar su propia cultura gráfica

característica. La escritura tiene un futuro apasionante, podemos seguir imaginando de

nuevo cómo apelará el mundo de la palabra escrita a la plenitud de nuestra humanidad; la

escritura designa un sistema convencional de signos gráficos con vistas a transmitir el

lenguaje bajo una forma visual.

La invención de la escritura está estrechamente ligada a la organización de las

sociedades complejas, cuyas necesidades administrativas y económicas implican una

proliferación de la documentación que sobrepasaba el estadio de lo oral; a grandes rasgos,

podemos distinguir, en función del análisis de los caracteres que los componen tres tipos

principales de escritura:

1) Pictogramas

2) Ideogramas

3) Fonogramas (escrituras silábicas)

Pictogramas:
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Aparecieron hacia el 3300 a.C. (IV milenio a.C.) en Mesopotamia (Sumer).

Sirviéndose de un dibujo, representan objetos concretos, grabados sobre arcilla, tendían a

desarrollarse hacia la escritura cuneiforme (lat. Cuneus, cuña). En otros casos se optó por

asociar dos pictogramas para designar una idea nueva.

El ideograma

El ideograma es una idea representada mediante símbolos y no mediante objetos

como pasa en el pictograma, no se parece a la idea que quiere representar (es muy

abstracta) normalmente el significado de los ideogramas es más compleja que la de los

pictogramas; un ideograma es un icono, imagen convencional o símbolo, que representa

un ser, relación abstracta o ideas; n ciertas lenguas, además, el ideograma simboliza una

palabra o morfema pero no representa de modo gráfico a cada una de sus sílabas o

fonemas.

Fonograma

Un fonograma es un grafema que representa un fonema o una combinación de

fonemas, como las letras del alfabeto latino o las sílabas de los silabarios japoneses. Un

fonograma es un carácter escrito que, a diferencia de los morfogramas, ideogramas y

logogramas, es la transcripción arbitraria de un sonido.


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La causa de la escritura: La religión

Los egipcios se referían a su sistema de escritura como "escritura de las palabras

divinas", o "palabras divinas". Es decir, para ellos su sistema de escritura no era una cosa

común, sino algo asociado con cuestiones religiosas. Los egipcios creían que los

jeroglíficos tenían el poder de dar vida a lo que describían o afirmaban. Una fórmula

funeraria invocando los beneficios de un dios era suficiente en sí misma, si estaba escrita

en jeroglífico, para asegurar la recepción de dichos beneficios siempre que el nombre del

destinatario fuera mencionado. El nombre de la persona, inscrita en jeroglífico,

personificaba la identidad de la misma. Si en la representación de una persona faltaba su

nombre, también faltaba el medio de asegurar su existencia de ultratumba. Destruir el

nombre de una persona era privarlo de su identidad y reducirlo a la inexistencia.

Encargados de la escritura en la antigüedad

Los escribas del antiguo Egipto eran los encargados de inscribir, clasificar,

contabilizar y copiar, utilizando varios tipos de escritura, como la hierática o demótica,

que permitía escribir rápidamente, con la ayuda de un cálamo sobre papiros u ostracas.

En Egipto, toda la administración del Estado dependía de los escribas (administradores,

contables) literatos o escribanos públicos, maestros del cálculo y la escritura, trabajaban

en todos los departamentos de la administración, llegando incluso a ser escribas reales,

dominando la administración central.


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En principio, los escribas eran escogidos entre aquellos privilegiados que habían

sido formados en el entorno de la familia real. Al final del Antiguo Imperio, el desarrollo

de la administración conllevó la aparición de una casta de escribas. Los cargos se

transmitían, generalmente, de padres a hijos. El célebre texto titulado “De la enseñanza de

Jety” habla de un oficio noble, eran muchos los padres de familia que consideraban que

para sus hijos “no había trabajo más hermoso que el de escriba”. Educados en una causa

de vida, que dependía de un templo, los escribas aprendices estudiaban, de los 5 a los 17

años, la escritura jeroglífica y hierática, gramática y textos clásicos, además de aprender

derecho, idiomas, historia, geografía y contabilidad. La profesión de escriba te salvaba de

la labor, te protegía de todos los trabajos, te evitaba el tormento, no habrias de estar bajo

las órdenes de muchos amos. “Todo aquel que ejerce el oficio, de escriba es el rey.” Apud

F. Barbier, op. cit., p. 17.

Podríamos quedarnos relatando y comentando de lo que es y lo que significa la

escritura y su evolución a través del tiempo, más sin embargo cabe anotar aspectos

significativos de la importancia de la misma ya que la escritura, como otros grandes

hallazgos de la humanidad, también tuvo varias cunas a lo largo de los tiempos: en

Mesopotamia, en Egipto, en China, en la India o en América. Cabría interpretar que el

hombre, una vez alcanzado un determinado momento en la evolución de sus respectivas

sociedades, hubiera sentido la necesidad de escribir para perpetuar el recuerdo, ante

aquellos antecedentes históricos, se inició entonces lo que se conoce como creación del
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texto, los rudimentos de la lectura y, en consecuencia, los primeros pasos de la historia del

libro.” La escritura se convierte en el pilar de la creación humana, en el medio más

poderoso de comunicación en todo el universo” (José Manuel Prieto, 2013, p. 26)

Conclusión

La escritura es la representación de la palabra o ideas por medio de símbolos

gráficos. Como podemos evidenciar anteriormente la invención de la escritura represento

para la humanidad una adquisición revolucionaria. Pues gracias a ella los hombres

pudieron comunicarse con sus semejantes a distancias significativas a las que no se

permitía el alcance de la voz humana; la escritura edifica también sociedades complejas

en donde unos de los aspectos importantes a destacar es que no hay sociedad que no

tenga un lenguaje, inclusive el escrito como medio de expresión y comunicación como

código compartido a través del cual se emite la comprensión de diferentes tipos de

saberes, sentimientos y formas de interacción verbal.


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La habilidad de comunicar ideas ha permitido al hombre desarrollar patrones de

conducta que llamamos cultura y en donde la escritura nos posibilita la recuperación de

tradiciones para hacer una proyección hacia el futuro.

Lista de Referencias

Barbier, Frédéric, Historia del libro, Madrid, Alianza, 2005.

Damasio, Antonio, Y el cerebro creó al hombre, Barcelona, Destino, 2010.

DRAE, Madrid, Real Academia de la Lengua, 2014 (23ª ed.).

Ewan Clayton, Historia de la escritura, 2015

Gelb, Ignace J., Historia de la escritura Madrid, Alianza, 1985.

MacGregor, Neil, La historia del mundo en 100 objetos [2010], Barcelona, Galaxia

Martin, Henri-Jean, Historia y poderes de lo escrito, Gijón, Trea, 1999.

Moliner, María, Diccionario de Uso del Español, Madrid, Aguilar, 1998.

Paz, Octavio, El arco y la lira (1955, 1967), México, FCE, 1972.

Prieto, José Manuel, La cultura escrita, Madrid, CSIC, 2013.

Seco, Manuel & Olimpia Andrés & Gabino Ramos, Diccionario del Español Actual
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Siruela, Jacobo, “Gilgameš”, Libros, secretos, Girona, Atalanta, 2015.

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