Caso Práctico Parálisis Cerebral

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TERAPIA MIOFUNCIONAL DE DEGLUCIÓN ATÍPICA

En nuestro tratamiento, el punto de partida es reconocer el problema y la necesidad de corrección.

Es fundamental el compromiso de todos (paciente y familia). Si el niño no practica en casa todos los
días, no habrá avances. Además, el trabajo en casa no requiere esfuerzo, sino constancia.

Por ello, a la vez del tratamiento miofuncional, se va a realizar una técnica de modificación de
conducta, basada en los reforzamientos, que se denomina economía de fichas, en la que se va a
negociar previamente con los padres, cómo se le va a reforzar y cuándo, según una hoja de registro
que el niño deberá llevar siempre en su libreta.

Es necesario modificar hábitos deglutorios incorrectos para corregir la mordida abierta en


colaboración con la ortodoncista.

El tratamiento, por un lado, va a ir enfocado a la toma de conciencia del patrón deglutorio habitual y
compararlo con el correcto, y por otro, a tomar conciencia de la posición lingual en reposo y
comprender la necesidad de modificarlo.

Se le va a dar una serie de instrucciones:


• Elegir horario fijo para trabajar en casa dos veces al día. Negociar con el niño y uno de los
padres
• Los ejercicios se realizarán en casa delante de los padres. Y anotará todo en la libreta.
• Los padres observarán la ejecución y darán puntos positivos por la realización correcta.

La primera sesión, por tanto, debe ser una sesión de concienciación del problema, comprensión del
programa y compromiso de cada una de las partes, niño y al menos uno de los padres.

DISTRIBUCIÓN DE LA SESIONES:

• Una sesión diaria de lunes a viernes durante el primer mes de unos 30 minutos
aproximadamente.

• Dos sesiones semanales durante el siguiente mes (30 minutos aproximadamente por
sesión).

• La intervención constará también de unos ejercicios que se llevarán a cabo a


determinadas horas del día y de manera relajada fuera de las sesiones específicas y
periódicas de la intervención.

Cada sesión constará de un número determinado de ejercicios, de los cuales, habrá unos con los que
se comience siempre cada sesión, y otros que se irán sustituyendo por unos nuevos cuando se crea
que algunos de los primeros ejercicios ya han conseguido su objetivo.
SESIONES DE LA 1ª A LA 15ª:

En estas primeras sesiones se llevarán a cabo los mismos ejercicios durante los primeros
15 días.

Ejercicio 1:

Praxias rítmicas:

Linguales:

 Sacar y meter la lengua sin rozar los dientes ni los labios.


 Dirigir la lengua hacia ambos sentidos, derecha e izquierda, tocando las comisuras
labiales.
 Limpiarse los dientes superiores e inferiores con la lengua, permaneciendo la boca
cerrada.
 Limpiarse el paladar en dirección anteroposterior con al ápice lingual, mantenido
la boca sellada.
 Extraer la lengua de la cavidad bucal, y moverla de arriba a abajo, manteniendo
la boca abierta.
 Mover la lengua de arriba a abajo, tocando la parte interna de los incisivos
superiores e inferiores, manteniendo en todo momento la cavidad bucal abierta.
 Rotar la lengua por el labio superior e inferior en ambos sentidos, derecha e
izquierda, realizando círculos.
 Manteniendo los labios sellados, mover la lengua en dirección a las agujas del
reloj, así como en dirección contraria.
 Con la boca cerrada. Con la punta de la lengua presionar el reborde interior de la
encía de los incisivos superiores contando mentalmente hasta 10.
 Con la boca ligeramente entreabierta: Con la punta de la lengua presionar el
reborde interior de la encía de los incisivos superiores contando mentalmente
hasta 10.
 Con la punta de la lengua tocar el reborde interior de la encía de los incisivos
superior y de los incisivos inferiores alternativamente 20 veces.
 Con la boca cerrada sin presionar los labios ni las mandíbulas y la lengua en
posición correcta apretar y relajar las mandíbulas 10 veces.

Labiales:

 Con la boca cerrada, proyectar los labios simulando dar un beso y a su vez,
estirarlos simulando una sonrisa.
 Proyectar los labios hacia delante y elevarlos tocando la parte inferior de la
cavidad nasal.
 Mover los labios proyectados hacia la derecha y hacia la izquierda.
 Proyectar los labios emitiendo besos silenciosos en primer lugar y después
sonoros.
 Proyectar los labios para silbar.
 Hacer vibración con los labios.
 Sostener una pajita, lápiz, bolígrafo, o cualquier objeto que se asemeje a la forma
de estos, entre el labio superior y la nariz durante un minuto.
 Sujetar una cuchara de plástico entre los labios y moverla de arriba a abajo y de
izquierda a derecha, primero sin canica y luego con una canica encima.
 Este ejercicio consiste en tirar de un botón mediante un hilo, mientras lo sujetamos
en la zona situada entre los labios y los dientes. El botón ha de estar en posición
vertical y ha de tener un tamaño lo suficientemente grande para que abarque la
máxima superficie labial, al mismo tiempo que permite el cierre la boca.
Tiraremos del hilo en todas direcciones dando suaves golpecitos y procurando que
el botón no se escape. Alternaremos los golpecitos con presión continuada tirando
del hilo hacia fuera y también en todas direcciones.
 Según se vaya avanzando en fuerza, reduciremos el tamaño del botón para forzar
aún más el sellado y que tenga que hacer más presión. Debe repetir los
movimientos unas 5 veces
 Sostener con los labios una cuchara de plástico con una canica encima todo el
tiempo que sea posible, sin utilizar la lengua.
 Abrir y cerrar la boca sellando solo con los labios, y sin juntar los dientes.
 Sujetar una pajita entre los labios durante un minuto.

Con las mejillas:

 Inflar y desinflar las mejillas manteniendo aire en la cavidad bucal.


 Inflar de manera alternativa ambas mejillas, en tanto que, mientras una se
encuentra inflada, la otra está desinflada y al revés.
 Succionar ambas mejillas de manera simultánea.

Mandibulares:

 Abrir la boca exageradamente y cerrarla contactando solo los labios entre sí,
proporcionando diferentes velocidades marcadas con un metrónomo.
 Alternar la mordida, mordiendo labio inferior y labio superior.
 Desplazar la mandíbula inferior en ambos sentidos, derecha e izquierda y
viceversa.
 Rotar la mandíbula, manteniendo la boca cerrada, simulando que masticamos
chicle.
 Hacer la posición de las vocales a, o y u, sin emitir el sonido correspondiente y de
manera exagerada.

Repetir 5 veces cada uno de estos ejercicios.

Ejercicio 2:

Objetivo: coordinación del soplo, inspirando por la nariz y espirando por la boca.
Se ha de coger aire por la nariz en una cantidad suficiente para realizar varios soplos
continuados imitando el ritmo de un tren. Tres veces.

Ejercicio 3:

Con la ayuda de un depresor el sujeto debe empujar con fuerza hacia la izquierda,
mientras que el logopeda ejerce fuerza hacia el lado opuesto, y al revés. Este ejercicio
también se realiza hacia arriba y hacia abajo.
Ejercicio 4:

Objetivo: Estimular y tonificar la musculatura de los labios.

Consiste en coger un depresor lingual o una cuchara y realizar movimientos de


contraposición al cierre y a la propulsión anterior de los labios.

Primero, cogemos el depresor con ambas manos y lo apoyamos en posición horizontal


sobre el labio superior, lo sostenemos con la yema de los pulgares y empujamos hacia
arriba. Con el labio superior, intentamos bajar el palo hacia el labio inferior, relajamos y
repetimos de nuevo.

Ahora, con el palo colocado verticalmente contra los labios ejerciendo presión contra los
mismos, intentamos hacer un beso fuerte hacia delante protruyendo los labios, mientras
con el palito intentamos impedir ese movimiento.

3 veces.

Ejercicio 5:

Objetivo: Fortalecer la musculatura de ambos labios.

Éste es uno de los mejores ejercicios para fortalecer y tonificar el músculo orbicular de
los labios. Si los labios son más fuertes y se desarrollan, el sellado anterior será más
competente.

Este ejercicio consiste en tirar de un botón mediante un hilo, mientras lo sujetamos en la


zona situada entre los labios y los dientes. El botón ha de estar en posición vertical y ha
de tener un tamaño lo suficientemente grande para que abarque la máxima superficie
labial, al mismo tiempo que permite el cierre la boca. Tiraremos del hilo en todas
direcciones dando suaves golpecitos y procurando que el botón no se escape.
Alternaremos los golpecitos con presión continuada tirando del hilo hacia fuera y también
en todas direcciones.
Según se vaya avanzando en fuerza, reduciremos el tamaño del botón para forzar aún más
el sellado y que tenga que hacer más presión. Debe repetir los movimientos unas 5 veces.

Ejercicio 6:

Objetivo: Tomar conciencia del lugar de apoyo lingual mediante la pronunciación.

Los fonemas linguoalveolares coinciden en su punto de articulación, con el lugar donde


apoyamos la lengua en el inicio de la deglución correcta o funcional. Así pues, se
articularán estos fonemas para tener consciencia de dónde se apoya la lengua en la
deglución.

El ejercicio consiste tomar aire por la nariz y pronunciar repetidamente los fonemas /n/ y
/l/, que son los más fáciles de articular y los que más se aproximan al lugar que nos
interesa hasta que se nos acabe el aire. Deberán articularse en combinación con todas las
vocales. Primero por separado cada uno de los fonemas ejemplo: nanana… nenene… etc
lalala… lelele… etc y posteriormente alternando, nalanala… nelenele… etc.
Ejercicio 7:

Del mismo modo que en el anterior ejercicio, pronunciar sílabas y palabras con los
fonemas /T/D/N/L/S/.

Repetir: TA TE TI TO TU
DA DE DI DO DU
NA NE NI NO NU
LA LE LI LO LU
SA SE SI SO SU

Repetir: TODO TODA TALA TELE TELA TILA


DATO DATA DALE DILE…

Repetir de forma alterna y continuada durante aproximadamente un minuto: ac ec ic, aj


ej ij…

Igual que en el ejercicio anterior, pero con la boca cerrada, pronunciar kkk… durante unos
30 segundos.

Estos dos ejercicios repetirlos tres veces.

Ejercicio 8:

Objetivo: Tomar conciencia del lugar de apoyo lingual mediante la pronunciación.


Durante la fase inicial de la deglución, el ápice o punta de la lengua ha de estar apoyado
sobre las rugas palatinas. Es una posición correcta siempre que no se ejerza presión sobre
el paladar ni caiga la lengua contra los incisivos superiores; es decir, la lengua se apoya
sobre los alvéolos, pero no presiona, ha de estar relajada.

Para realizar este ejercicio, durante unos 2 minutos, mientras hace cualquier otra
actividad, deje la lengua en el “lugar intermedio de la cavidad bucal”. La lengua debe
mantener la posición correcta sin tocar los dientes por ningún lado.

Ejercicio 9:

Objetivo: Normalizar la deglución observando los movimientos linguales de la misma.

Este ejercicio consiste en encontrar el punto de apoyo del ápice lingual, que podemos
facilitárselo con la producción del fonema /n/ o /l/, producimos el fonema, introducimos
una porción de líquido con jeringa, se le pide al niño que pare, que se conciencie de la
posición lingual y del movimiento que debe realizar, que vaya apretando con la lengua de
delante atrás con un contacto suave de las arcadas, y trague.

Debemos hacer numerosas repeticiones y pronunciar el fonema continuadamente hasta


que se traga, intentando así mantener la lengua en su posición evitando que caiga hacia
delante.
Ejercicio 10:

Tragar agua con una cucharilla de café, mientras sonríe.

SESIONES DE LA 16ª A LA 30ª:

Durante los próximos 15 días, las sesiones se centrarán sólo en los siguientes ejercicios:

Ejercicio 1:

Ejercicios deglutorios con y sin alimento:


 Hacer chascar la lengua con la boca cerrada.
 Elevar la lengua en posición del fonema /n/ y abrir y cerrar la boca.
 Emitir el sonido [t] y [k] aisladamente, para posteriormente intercalar ambos
sonidos.
 Realizar los sonidos [l], [n], [r] de forma consecutiva.
 Decir “cha” tres veces y deglutir saliva; lo mismo con “chu”.

Cada ejercicio se repite cinco veces.

Ejercicio 2:

Objetivo: Practicar la deglución forzando el trabajo lingual al eliminar la participación


peribucal.
Este ejercicio consiste en tragar con la boca abierta. En esta posición, todas las estructuras
labiales y maxilares están en apertura.

Para hacer bien este ejercicio y en primera instancia, debemos practicar primero con
saliva y es conveniente apoyarnos con los dedos y colocar un dedo de cada mano entre
los premolares en el momento de tragar. Así nos aseguramos de que la boca va a
permanecer abierta para no mordernos y, además, podemos controlar también que la
lengua no se ensanche.

Este movimiento es bastante forzado y a la mayoría nos cuesta realizarlo bien al principio.
Normalmente, acompañamos con la cabeza el movimiento, se oyen ruidos al tragar y con
mucha agua se nos escapa fácilmente. Sin embargo, se trata de un ejercicio muy útil para
entrenar los músculos linguales, tanto los externos y elevadores como los internos de
adaptabilidad.

Para hacer bien este ejercicio, podemos practicar primero con saliva y asegurarnos de
que la boca va a permanecer abierta y controlar también que la lengua no se ensanche.
Repetir unas tres veces.
Ejercicio 3:

Objetivo: Controlar la deglución y aprender a colocar la lengua mediante la observación.

Pediremos al niño que trague primero saliva, luego semisólidos, sólidos y finalmente
líquidos enseñando los dientes. De esta manera, en primer lugar, evitamos que los labios
succionen o que haya contracciones peribucales y, en segundo lugar, podemos mirarnos
al espejo y controlar qua la lengua no aparezca entre los dientes ni que los toque de
ninguna forma. Le diremos al niño que, en el momento de tragar, enseñe los dientes y
vigile para que la lengua no los toque ni se salga hacia delante o hacia los lados.

Ésta es una de las posiciones elementales durante la fase de aprendizaje, que ha de


incluirse en las rutinas de deglución para que el niño realice el ejercicio varias veces y
durante cada comida.

Repetir unas tres veces.

Ejercicio 4:

Objetivo: Aprendizaje de la deglución normal controlando los movimientos de profusión


lingual.

En la misma posición que el ejercicio anterior, pediremos al niño que coja un palito o
depresor lingual y lo coloque en posición horizontal y entre los dientes incisivos, de
manera que la superficie del palito esté a unos milímetros en el interior de la boca. Se
trata de que la lengua no roce el palito cuando apoyamos y elevamos para tragar.

Ésta es una buena manera de forzar a la lengua a realizar los movimientos que se le exigen
durante la deglución normal. Si vemos que el niño toca o mueve el palito durante la
deglución, es que todavía no ha conseguido dominar su lengua. A algunos niños les cuesta
mucho este ejercicio y, sobre todo con líquidos, se les sale el contenido hacia delante. El
palito es una buena referencia y les anima a competir para conseguir elevar bien la lengua
sin empujarlo.

Ejercicio 5:

Objetivo: Normalizar la deglución observando los movimientos linguales de la misma.

Este ejercicio consiste en encontrar el punto de apoyo del ápice lingual, que podemos
facilitárselo con la producción del fonema /n/ o /l/, producimos el fonema, introducimos
una porción de líquido con jeringa, se le pide al niño que pare, que se conciencie de la
posición lingual y del movimiento que debe realizar, que vaya apretando con la lengua de
delante atrás con un contacto suave de las arcadas, y trague.

Debemos hacer numerosas repeticiones y pronunciar el fonema continuadamente hasta


que se traga, intentando así mantener la lengua en su posición evitando que caiga hacia
delante.

Repetir unas tres veces.


Ejercicio 6:

Objetivo: Control del labio inferior en el momento de inicio de la deglución.

En el momento de iniciar la deglución, tanto con sólidos como con líquidos, el niño
sujetará con sus dedos índice y pulgar el labio inferior, tirando de él muy ligeramente
hacia fuera y sin llegar a abrir la boca. Se trata de que tenga un control táctil sobre la zona
y que sea consciente de si el labio tira hacia dentro o no en el momento en que iniciamos
la elevación de la lengua para tragar.
Al principio, es conveniente que le ayudemos, puesto que los niños, la mayoría de las
veces, tiran demasiado del labio, no pudiendo así determinar si hacemos o no alguna
fuerza en el momento de la deglución. Debemos sostener el labio muy ligeramente para
que podamos notar si aparecen o no presiones hacia la boca.

Ejercicio 7:

Objetivo: Automatizar los movimientos de la deglución correcta

Este ejercicio consiste en realizar movimientos deglutorios con la boca cerrada y


vigilando tres puntos de manera simultánea. En el momento de tragar y al mismo tiempo
que elevamos la lengua desde las rugas palatinas hacia arriba y hacia el interior de la boca,
vigilaremos que los labios estén pegados pero relajados y los dientes en ligera oclusión.
Nos podemos ayudar con palpación, tanto sobre la zona de los maseteros para comprobar
la oclusión de los dientes, como sobre los labios para comprobar que podemos separarlos
fácilmente al no existir ninguna tensión.

Debemos dar instrucciones verbales constantemente al niño hasta que automatice en cada
movimiento:
• Labios juntos pero relajados
• Cierra los dientes
• Sube la lengua
Todo ello al mismo tiempo.
1-2–3
Ejercicio 8:

Objetivo: Practicar la deglución forzando el trabajo lingual al eliminar la participación


peribucal.

Este ejercicio consiste en tragar con la boca abierta. En esta posición, con un dedo de cada
mano colocado en cada lado de la cara, tomamos un sorbo de agua y. De esta forma,
realizamos correctamente la deglución. Para hacer bien este ejercicio, podemos practicar
primero con saliva y asegurarnos de que la boca va a permanecer abierta y controlar
también que la lengua no se ensanche.
Repetir unas tres veces.

Colocando una cuchara pequeña con agua entre los dientes, se trata de que la lengua no
roce la cuchara cuando tragamos.

Repetir unas tres veces todos estos ejercicios.


Durante el siguiente mes las sesiones constarán de ejercicios de la primera parte
mezclados con los de la segunda quincena. El número de ejercicios dependerá de la
disponibilidad del paciente.

EJERCICIOS COMPLEMENTARIOS EN LA INTERVENCIÓN

Estos ejercicios se procurará su realización si se puede todos los días y a ser posible a la
misma hora. A ser posible en los momentos más relajados del día como a la hora de ver
la tele o de hablar simplemente. No hay que hacer todos los ejercicios necesariamente
todos los días, se irán escogiendo dos o tres por día y se irán cambiando con el tiempo:

 Objetivo: Mantener la posición de la lengua en el lugar de inicio de la deglución.

Este ejercicio consiste en sostener un trozo de oblea con la punta de la lengua


sobre los alvéolos superiores y permanecer así hasta que la oblea se disuelva.

Este ejercicio debe realizarse un par de veces.

 Objetivo: Practicar la deglución forzando el trabajo lingual al eliminar la


participación peribucal.

Este ejercicio consiste en tragar con la boca abierta. En esta posición, con un
dedo de cada mano colocado apretando sutilmente a cada lado de la cara,
tomamos un sorbo de agua y tragamos de esta forma, realizamos correctamente
la deglución. Para hacer bien este ejercicio, podemos practicar primero con
saliva y asegurarnos de que la boca va a permanecer abierta y controlar también
que la lengua no se ensanche.

Repetir unas tres veces.

 Objetivo: Controlar la deglución y aprender a colocar la lengua mediante la


observación.

En este ejercicio tomaremos pequeños buches de agua y los tragaremos con la


boca abierta y enseñando los dientes. A continuación, tomaremos yogur con una
cuchara y haremos la misma operación que en el ejercicio anterior.
Realizar este ejercicio en la cena.

 Objetivo: Aprendizaje de la deglución normal controlando los movimientos de


profusión lingual.

 Hacemos lo mismo que en el ejercicio anterior, pero colocando una cuchara


pequeña entre los dientes. Se trata de que la lengua no roce la cuchara cuando
tragamos.

 Introduciendo en la boca un trozo pequeño de miga de pan, el sujeto debe


colocarlo en los alveolos superiores, arrastrarlo hacia atrás y hacia delante,
para finalmente deglutirlo.
 Con la ayuda del ápice lingual, el paciente debe colocar un trocito de chocolate
en el paladar y deshacerlo.
 Introduciendo en la boca un corazón de gominola, el sujeto debe masticar de
manera exagerada, para proceder a su posterior deglución también de manera
exagerada.
 Con una fresa de gominola, el sujeto debe morder un trozo pequeño y pegarlo
en el paladar ayudándose del ápice lingual. Después debe ingerirlo.
 Sostener un barquillo redondo entre los labios e ir mordiendo, masticando y
tragando poco a poco sin utilizar las manos y sin que el barquillo se caiga.
 Sostener entre los labios un espagueti de gominola, y al igual que en el
ejercicio anterior, debe ir succionando paulatinamente para morderlo,
masticarlo y tragarlo paulatinamente sin que se caiga.
 Introducir una pajita en el yogur y sujetarla con los labios para posteriormente
absorber y deglutir correctamente sin soltar la pajita.
 Viendo la tele colarse una pastilla Juanola sujetándola con la punta de la lengua
contra el cielo de la boca o paladar duro y quedarse así hasta que se disuelva.
 Sostener entre los labios un espagueti de gominola, y al igual que en el
ejercicio anterior, debe ir succionando paulatinamente para morderlo,
masticarlo y tragarlo paulatinamente sin que se caiga.

Para asegurarnos de que la deglución normalizada se mantiene a lo largo del tiempo,


debemos ampliar los sistemas de registro. Para ello debe participar toda la familia
mediante actividades incluidas en la agenda diaria. Se trata de que, a lo largo de la jornada,
existan varios momentos de observación y registro. Por ejemplo, podemos sugerir que en
cada comida sea una persona la responsable de observar y anotar cómo el niño realiza
movimientos. Si está solo, puede hacerlo él mismo.

Lo que queremos conseguir es que al niño no se le olvide ningún día que debe seguir
prestando atención a los movimientos. Podemos utilizar cualquier agenda sobre la cual
firmará la persona responsable después de cada comida.

SEGUIMIENTO:

Es fundamental para asegurar el éxito. Nuestro trabajo suele finalizar antes que el de la
ortodoncista. Por eso, damos el alta provisional cuando las funciones se realizan
inconscientemente. Sin embargo, al retirar la ortodoncia hay que evaluar de nuevo ya que
pueden aparecer recidivas, por el cambio estructural que pueda producirse.

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