Fitotoldo
Fitotoldo
Fitotoldo
Llamado también invernadero es un lugar cerrado, destinado al cultivo de plantas y este ayuda a protegerlas del exceso
de frío en ciertas épocas del año, permitiéndonos cultivar plantas durante todo el año.
Por encima de los 3500 msnm se recomienda producir bajo fitotoldos, que son infraestructuras que generan un clima
tropical y nos permite cultivar cualquier tipo de hortalizas en lugares fríos.
En el fitotoldo, el calor de los rayos solares entra por el techo, que está cubierto con agrofilm y se impregna en el
ambiente interno. La tierra y las paredes retienen el calor y lo irradian en la noche, generando un ambiente adecuado
para el desarrollo de las hortalizas.
Finalidad:
Producir hortalizas y otras plantas comestibles y mejorar la disponibilidad de diversos alimentos, mejorar la nutrición
y contribuir a la seguridad alimentaria de nuestro colegio.
Para ayudar a mejorar la alimentación, para estar sanos, fuertes y tener buen rendimiento físico e intelectual.
Prevenir enfermedades como la tuberculosis, desnutrición crónica, anemia y otras afecciones.
Su producción es sin usar agroquímicos: solo se aplica abonos y plaguicidas orgánicos.
Paso 1.- Limpiar el terreno, retirando los desperdicios como vidrios, metales, plásticos, piedras y otros, que pueden
impedir el buen desarrollo de las hortalizas.
Paso 2.- Remover el suelo de 30 a 50 centímetros de profundidad, hasta que quede completamente suelto. Es
importante realizar el volteo, es decir que la parte de encima del terreno quede en la parte inferior y la parte inferior
en la parte superior; esto permitirá oxigenar el suelo, dejarlo suelto y aprovechar mejor los nutrientes.
Paso 3.- Retirar las piedras grandes que haya y nivelar el suelo con una tabla, para evitar el encharcamiento durante
las lluvias o el riego.
Paso 4.- Incorporar la materia orgánica, como estiércol descompuesto, para mejorar la textura y calidad del suelo.
Siembra
La siembra se realiza de dos formas: directa e indirecta.
Directa: Consiste en colocar las semillas directamente al terreno en surcos o en camas. En ambos casos, el campo debe
estar adecuadamente preparado.
Indirecta: Se realiza mediante la producción de plántulas en un ambiente especial llamado almácigo o almaciguera,
para luego ser trasplantadas al terreno definitivo.
Riego
El riego es dar agua al suelo para que pueda ser absorbido por las raíces de las plantas. Un buen riego mantiene
húmeda la zona de las raíces, permite la absorción de nutrientes, el desarrollo de las hortalizas y la obtención de
productos de calidad. Se recomienda no utilizar agua contaminada, ni de consumo humano.
Existen 2 tipos de riego: por gravedad en la superficie (surcos) y bajo presión o tecnificado (riego por aspersión o
goteo).
El riego por aspersión es recomendable para los huertos familiares a campo abierto, por su fácil manejo, ahorra agua
y requiere menos trabajo. Especialmente los micro-aspersores, que riegan entre 2 a 5 metros a cada lado, con gotas
pequeñas útiles para hortalizas.
En cultivos dentro de fitotoldos o invernaderos se recomienda instalar riego por goteo, en vez de riego por aspersión.
Se ahorra agua y mano de obra, no malogra las paredes durante el riego, pero su instalación demanda mayor inversión
económica.
Abonamiento
Es la aplicación de abonos orgánicos al suelo, para devolverle los nutrientes extraídos por cultivos anteriories y lograr
el buen desarrollo de las hortalizas. Se puede aplicar al voleo (esparcir), en línea, en bandas, en golpes, o a través de
líquidos.
La materia orgánica mejora la estructura del suelo, lo hace más suelto, mejora la retención de humedad, actúa como
una esponja, e incrementa la vida de microorganismos que se encuentran en la tierra. Es más económico porque se
hace con materiales de la chacra y con su uso se
obtiene productos sanos y de buena calidad.
Cosecha
Para cosechar las plantas hay que tener en cuenta lo siguiente:
Que el cultivo se encuentre maduro.
Cosechar en horas de sombra, para evitar la deshidratación.
Usar las herramientas adecuadas (cuchillo o tijera de podar), para evitar daños durante la cosecha.
Usar recipientes apropiados para trasladar las hortalizas.
Almacenar en recipientes y ambientes adecuados (frescos y en sombra).
Separar los productos dañados por plagas y enfermedades para evitar contagios.