Resumen Abel Papi
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Si bien estos supuestos metafísicos no son cuestionados por el realismo científico, muchos han
planteado serias sospechas respecto del segundo de ellos1 y numerosos filósofos han puesto
en tela de juicio alguno de ellos o los tres.2 De hecho, las principales sospechas con respecto a
la validez de estos supuestos metafísicos son parte de la base para distinguir las diferentes
corrientes epistemológicas históricas y actuales. De tal modo, aunque en términos generales
el empirismo lógico defiende el segundo principio, opone reparos al tercero y asume una
posición fenomenista, es decir, admite que el hombre puede comprender la naturaleza
siempre que por naturaleza se entienda "los fenómenos" (el producto de la experiencia
humana) y no la propia realidad.
En pocas palabras, lo que intenta la filosofía de la ciencia es explicar problemas tales como:
La filosofía de la ciencia comparte algunos problemas con la gnoseología —la teoría del
conocimiento— que se ocupa de los límites y condiciones de posibilidad de todo conocimiento.
Pero, a diferencia de ésta, la filosofía de la ciencia restringe su campo de investigación a los
problemas que plantea el conocimiento científico; el cual, tradicionalmente, se distingue de
otros tipos de conocimiento, como el ético o estético, o las tradiciones culturales.
Algunos científicos han mostrado un vivo interés por la filosofía de la ciencia y algunos
como Galileo Galilei, Isaac Newton y Albert Einstein, han hecho importantes contribuciones.
Numerosos científicos, sin embargo, se han dado por satisfechos dejando la filosofía de la
ciencia a los filósofos y han preferido seguir haciendo ciencia en vez de dedicar más tiempo a
considerar cómo se hace la ciencia. Dentro de la tradición occidental, entre las figuras más
importantes anteriores al siglo XX destacan entre muchos
otros Platón, Aristóteles, Epicuro, Arquímedes, Boecio, Alcuino, Averroes, Nicolás de
Oresme, Santo Tomas de Aquino, Jean Buridan, Leonardo da Vinci, Raimundo Lulio, Francis
Bacon, René Descartes, John Locke, David Hume, Emmanuel Kant y John Stuart Mill.
Para Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.) la ciencia era conocimiento cierto por medio de
causas. Esta definición (teniendo en cuenta el amplio concepto de ciencia de la
antigüedad, diferente del más restrictivo actual) tuvo vigencia en Europa occidental durante
siglos, hasta que fue rechazada por la nueva filosofía natural que nacía en los
siglos XVII y XVIII
Después de sus conquistas en Europa, partiendo de España, y en Asia hasta la India, los
árabes comenzaron a interesarse tanto por las civilizaciones de Occidente como por las de
Oriente, a tanto que manifestaron la ambición de heredar la aportación grecorromana. Al-
Manzor (712-775 d. C.) fue el primer califa que estimuló esta ambición, pues hizo traducir
al árabe todos los libros de los griegos y fundó en Bagdad una especie de universidad, que
comprendía una importante biblioteca y un observatorio astronómico. Durante varios
siglos, el idioma árabe fue considerado como la lengua de la ciencia, y las gentes de
diferentes países de Europa iban desde muy lejos a Bagdad para beber en las fuentes de
la ciencia antigua salvaguardada por los árabes.
El desarrollo de la ciencia entre los árabes alcanzó su apogeo hacia los siglos IX y X y,
como la astronomía gozó siempre de popularidad en Oriente, fue completamente natural
que los árabes dedicaran una muy particular atención a esta rama de la ciencia.
Sirviéndose del Almagesto, traducción árabe del famoso Tratado de Astronomía, de
Ptolomeo, los astrónomos árabes trataron de reducir las teorías a tablas, perfeccionar los
instrumentos de medida y multiplicar las observaciones con más precisión. Pronto se
dieron cuenta de ciertos errores cometidos por el astrónomo alejandrino, principalmente en
lo relativo al tiempo de revolución de la Luna, los límites de los eclipses solares y las
posiciones respectivas de Mercurio y Venus con relación al Sol.
El descubrimiento más importante hecho por los astrónomos árabes fue la precesión de
los equinoccios.3 Este importante aporte se atribuye a Al-Battani, también llamado
Albatenio, gran señor, que vivió entre finales del siglo IX y comienzos del X.
La escolástica propuso la regularidad y uniformidad para su aplicación en la
ciencia.[cita requerida]
René Descartes (1596-1650) pretendía un conocimiento cierto basado en la existencia
indudable de un sujeto pensante, así como avanzar gracias a ideas claras y distintas,
dejando el papel de la experiencia en segundo plano. No es de extrañar que en el campo
de la ciencia, los racionalistas destacaran en matemáticas, como el mismo Descartes
o Leibniz, creador junto con Newton del cálculo infinitesimal.
La corriente filosófica iniciada por Francis Bacon (1561-1626) proponía un conocimiento de
la naturaleza empirista e inductista. Para elegir entre teorías rivales no había que recurrir a
la argumentación, sino realizar un experimento crucial (instantia crucis) que permitiese la
selección. David Hume (1711-1776), el principal filósofo empirista, subrayó aún más la
importancia de los hechos frente a las interpretaciones. Pero el racionalismo y el
empirismo clásicos destacaban excesivamente uno de los aspectos de la ciencia (la
racionalidad o la experiencia) en detrimento del otro. El idealismo trascendental
de Kant (1724-1804) intentó una primera síntesis de ambos sistemas en la que el espacio
y el tiempo absolutos de Newton se convirtieron en condiciones que impone la mente para
poder aprehender el mundo externo.
Dentro de la tradición empirista Auguste Comte (1798-1857) propuso una filosofía,
el positivismo, en la que la ciencia se reducía a relacionar fenómenos observables,
renunciando al conocimiento de causas. Ernst Mach (1838-1916) ejerció, con
su empiriocriticismo, una gran influencia que preparó el nacimiento del Círculo de Viena.
Mach desarrolló una filosofía de orientación empirista centrada en los conceptos y
métodos de la ciencia. Ésta debe estudiar sólo las apariencias (los fenómenos), de forma
que intentar estudiar algo que no se nos presenta directamente a los sentidos es
hacer metafísica. Coherente con sus ideas filosóficas, Mach se opuso hasta el final a la
nueva teoría atómica, cuyo objeto es inalcanzable a la experiencia.
Pierre Duhem (1861-1916) afirmó que "toda ley física es una ley aproximada; por lo tanto,
siguiendo la lógica estricta, no puede ser ni verdadera ni falsa; cualquier otra ley que
represente las mismas experiencias con la misma aproximación puede pretender, con
tanto derecho como la primera, el título de ley verdadera, o, para hablar más exactamente,
de ley aceptable". Aun así, Duhem opinaba que a medida que la ciencia avanza, se va
acercando progresivamente a una descripción más fiel de la naturaleza.