Bolilla XV - Ineficacia Del Acto Juridico

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BOLILLA XV – INEFICACIA DEL ACTO JURIDICO.

1. Ineficacia del acto jurídico. Distintos supuestos de ineficacia: estructural y funcional. Sus efectos
sobre las relaciones jurídicas originadas.
Es la privación o disminución de los efectos propios del negocio jurídico, vale decir, de los efectos que las
partes persiguen de manera inmediata al otorgarlo.
La ineficacia es un concepto jurídico amplio que abarca diversas situaciones en la que los actos carecen de
valor, fuerza o eficiencia para lograr sus efectos propios.
Los tipos: -Ineficacia estructural: son las causales de ineficacia que provienen de vicios existentes en el
momento mismo de la formación del negocio jurídico y que atañen a su estructura, es decir, que se localizan
dentro del mismo. El acto jurídico nace defectuoso. Sus elementos esenciales están viciados. Tiene 3
supuestos: Nulidad, Inoponibilidad, Inexistencia.
-Ineficacia funcional o dinámica: son aquellos casos de ineficacia que adquieren relevancia con
posterioridad a la celebración del acto y en virtud de causas que se hallen fuera de su estructura. El acto nace
bien pero cuando empieza a funcionar aparece el vicio. Tiene 3 supuestos: Resolución, Rescisión,
Revocación.

La teoría de la inexistencia de los actos jurídicos.


Cierto sector de la doctrina alude a la inexistencia, como expresión de la ineficacia más radical que puede
afectar a un negocio jurídico.
Desde una perspectiva conceptual, se dice que la inexistencia jurídica del negocio no puede resumirse en la
noción de invalidez, puesto que solo un negocio existente puede ser valido o invalido. Así se decía es
inexistente el matrimonio entre personas del mismo sexo o de una persona y un animal o el celebrado ante
quien no es funcionario del Registro Civil. Esa noción que se gesto en Francia con motivo del matrimonio se
extendió a todos los actos jurídicos, como una categoría más conceptual que legal.
En el derecho argentino tuvo recepción en la Ley de Matrimonio Civil 2393 en tanto establecía que para la
existencia del matrimonio era necesario la diversidad de sexos y el consentimiento ante el funcionario del
registro civil. Pero fuera de ello nunca tuvo otra recepción legislativa.
El actual CCyC ha prescindido de toda mención de la inexistencia como categoría de la ineficacia pero,
curiosamente, el art. 406 alude a los “requisitos de existencia del matrimonio”, y bajo ese epígrafe dispone:
“Para la existencia del matrimonio es indispensable el consentimiento de ambos contrayentes expresado
personal y conjuntamente ante la autoridad competente para celebrarlo, excepto lo previsto en este Código
para el matrimonio a distancia”.
De donde se deriva que si falta alguno de estos requisitos: consentimiento y autoridad competente, el
matrimonio es inexistente, y no produce ningún efecto civil. No puede dejar de señalarse la incongruencia de
esta solución normativa con el régimen general de la ineficacia que prescinde de toda consideración de la
inexistencia

2. Supuestos de ineficacia funcional o dinámica: rescisión, resolución y revocación. Diferencia entre


cada una y sus efectos
La resolución es un modo de ineficacia de los negocios jurídicos, que se da razón de la producción de un
hecho sobreviniente a la constitución del negocio. Ese hecho puede ser imputable a una de las partes: el
incumplimiento que habilita a la otra parte a resolver el contrato. O ser ajeno a ellas, como puede ser que
acaezca un hecho futuro e incierto al cual se sujeto la permanencia del contrato. La resolución puede operar
por la declaración de voluntad de la parte interesada o puede operar automáticamente con el advenimiento
del hecho previsto en el mismo acto y sin necesidad de una nueva declaración de voluntad que produzca la
ineficacia, pues ya se la había tenido en mira al crearse el negocio. La resolución tiene efectos retroactivos al
día de la celebración del negocio jurídico. La retroactividad obliga a las partes a restituirse lo recibido en
razón del negocio o su valor, además, la parte al declararse incumplidora deberá la indemnización por daños
y perjuicios. El efecto retroactivo no afecta a terceros de buena fe y a titulo oneroso.
La revocación es una causal de ineficacia de los actos jurídicos en virtud de la cual la ley autoriza al autor de
la manifestación de voluntad en los actos unilaterales, o a una de las partes en los actos bilaterales, a retraer
su voluntad, dejando sin efecto, hacia el futuro, la relación jurídica. La revocación opera en los actos
unilaterales, como el testamento. Pero también puede revocarse ciertos negocios jurídicos bilaterales, como
el mandato y la donación. Es un acto unilateral, pues basta la voluntad del autor o de una sola de las partes si
el acto que se revoca es bilateral. Además es un negocio entre vivos, tiene efecto inmediato. Es voluntaria, la
revocación opera solo en los casos autorizados por la ley, pero debe ser puesta en ejercicio por la voluntad
del sujeto legitimado. En cuanto a sus efectos, la revocación opera hacia el futuro.
La rescisión es una causal de ineficacia, por la cual, un acto jurídico valido queda sin efecto para el futuro en
razón del acuerdo de las partes, o de la voluntad de una sola de ellas, autorizada por la ley o por la propia
convención. Puede ser unilateral (cuando proviene de la voluntad de las partes del acto jurídico, ya sea
porque ellas acordaron expresamente esa facultad o bien porque la ley lo autoriza) o bilateral (esta extinción
produce efectos para el futuro y no afecta derechos de terceros, excepto estipulación en contrario). Funciona
en los contratos de duración y en aquellos cuyos efectos no han empezado aun a producirse. Es voluntaria y
de uso discrecional. Es aplicable solo a los negocios bilaterales. La rescisión opera solamente para el futuro
y a partir del momento que la manifestación de la voluntad se presento. Sin embargo, en los supuestos de
distracto los efectos de la rescisión dependerán de lo que las partes estipulen, pudiendo convenirse que el
contrato originario quede sin efecto retroactivamente, con la obligación consiguiente de las partes de
restituirse lo obtenido en virtud de él, obviamente, con el límite de no poder perjudicar los derechos
adquiridos por los terceros a causa del contrato originario.

Ineficacia simple o pendiente


Quedan comprendidos aquellos supuestos de negocios jurídicos validos, ineficaces ab initio, pero que
pueden a posteriori, lograr eficacia o convertir en definitiva su ineficacia de origen. Se trata de los actos
jurídicos validos, pero ineficaces desde su otorgamiento, por estar pendiente el cumplimiento de requisitos
ajenos a la estructura del negocio, impuestos por la voluntad del o los otorgantes, o por la propia ley.
Padecen este tipo de ineficacia: los actos modales(los actos jurídicos subordinados a condición o plazo
suspensivo. Son validos mientras no se cumpla la condición o venza el plazo); compraventa sujeta a
condición suspensiva (); contratos sobre bienes futuros (los bienes a futuros pueden ser objeto de contratos.
La promesa de transmitirlos está subordinada a la condición de que lleguen a existir, excepto que se traten
de contratos aleatorios).

El acto indirecto
Art. 385. Acto indirecto: Un acto jurídico celebrado para obtener un resultado que es propio de los efectos
de otro acto, es válido si no se otorga para eludir una prohibición de la ley o para perjudicar a un tercero.

3. Supuestos de ineficacia estructural: la nulidad del acto jurídico. Concepto de nulidad.


La nulidad es una sanción legal que priva a un acto jurídico de sus efectos propios o normales, por adolecer
de defectos originarios, orgánicos y esenciales, a través de un proceso de impugnación y de declaración.
La nulidad tiene naturaleza de sanción y consiste en la privación de los efectos propios del acto jurídico
defectuoso. Las sanciones se aplican a los actos sino a las personas. Por eso la ley sanciona a quien provoco
la nulidad del acto, imponiéndole la obligación de reparar los daños, la devolución de lo recibido con motivo
del acto y negándole los derechos que tenia por causa del mismo, pero primordialmente la nulidad declarada
significa ineficacia del negocio, privación de sus efectos propios. La sanción de nulidad solo puede ser
establecida por la ley.
Durante la vigencia del Codigo de 1869 se discutió y trabajo sobre las clases de nulidad, llegándose a la
conclusión generalizada de que el Codigo distinguía las nulidades expresas y virtuales(o implícitas),
absolutas y relativas, totales y parciales, y los actos nulos y anulables. El CCyC siguiendo en esto al
Proyecto de 1998 ha simplificado la cuestión y hoy incluye 2 clasificaciones: nulidades absolutas y relativas;
y totales y parciales.

Clasificación:
a) nulidades absolutas y relativas:

Art. 386. Criterio de distinción: Son de nulidad absoluta los actos que contravienen el orden público, la
moral o las buenas costumbres. Son de nulidad relativa los actos a los cuales la ley impone esta sanción
sólo en protección del interés de ciertas personas.
La nulidad es absoluta cuando el acto afecta el orden público o es contrario a la molar o buenas costumbres.
Aunque esta distinción no es demasiado precisa ya que puede suceder que se afecten normas de orden
público y el acto sea de nulidad relativa. Tal es lo que sucede con el acto otorgado al menor de edad: las
reglas sobre capacidad son de orden público pero el interés protegido es exclusivamente individual. El orden
público se vincula con la tutela del interés colectivo, el orden económico social, en el que está interesada
toda la comunidad. También pueden dar lugar a la nulidad absoluta, los actos que importen la violación de
normas que protegen intereses particulares, cuando ese interés privado este en función del reconocimiento
de intereses generales. Lo dicho demuestra que el tipo de ley que rige el caso no basta para calificar la
nulidad. Solo el examen del fundamento y fin de una disposición legal determinada permite afirmar si está
afectado de nulidad absoluta o relativa el acto que la infringe.
Art. 387. Nulidad absoluta. Consecuencias: La nulidad absoluta puede declararse por el juez, aun sin
mediar petición de parte, si es manifiesta en el momento de dictar sentencia. Puede alegarse por el
Ministerio Público y por cualquier interesado, excepto por la parte que invoque la propia torpeza para
lograr un provecho. No puede sanearse por la confirmación del acto ni por la prescripción.

Debe ser declarada de oficio por el juez, si es manifiesta en el momento de dictar sentencia; puede invocarse
por todos los que tengan interés legitimo para hacerlo, excepto que la parte que invoque su propia torpeza
para lograr un provecho; puede ser alegada por el MP; no es susceptible de confirmación; la acción es
irrenunciable e imprescriptible.
La nulidad es relativa cuando la sanción esta impuesta solo en protección del interés de una persona. Por
ello, se ejemplifica siempre con la nulidad de los actos otorgados por incapaces. Aunque también lo son las
causadas en los vicios del acto voluntario, el error o el dolo causan la nulidad, pero la nulidad está
establecida en beneficio de la víctima del error o del dolo de la contraparte por lo que pueden confirmar el
acto y la acción de nulidad es prescriptible.
Art. 388. Nulidad relativa. Consecuencias: La nulidad relativa sólo puede declararse a instancia de las
personas en cuyo beneficio se establece. Excepcionalmente puede invocarla la otra parte, si es de buena fe y
ha experimentado un perjuicio importante. Puede sanearse por la confirmación del acto y por la
prescripción de la acción. La parte que obró con ausencia de capacidad de ejercicio para el acto, no puede
alegarla si obró con dolo.

No corresponde que el juez la declare de oficio; solo puede invocarse por aquellos en cuyo beneficio ha sido
acordada, excepcionalmente puede invocarla la otra parte si es de buena fe y ha experimentado perjuicio; no
puede ser invocada por el MP; el acto viciado puede ser confirmado; la acción es renunciable y prescriptible.

b) nulidad total y parcial: según la extensión de la sanción, la nulidad será total o parcial. En el primer
caso, todo el acto resultara ineficaz; en el segundo, solo la clausula o disposición viciada.
Art. 389. Principio. Integración: Nulidad total es la que se extiende a todo el acto. Nulidad parcial es la que
afecta a una o varias de sus disposiciones. La nulidad de una disposición no afecta a las otras disposiciones
válidas, si son separables. Si no son separables porque el acto no puede subsistir sin cumplir su finalidad,
se declara la nulidad total.
En la nulidad parcial, en caso de ser necesario, el juez debe integrar el acto de acuerdo a su naturaleza y
los intereses que razonablemente puedan considerarse perseguidos por las partes.

Nulidades implícitas
La nulidad implícita es la que se declara no estando la sanción de nulidad prescripta específicamente por la
ley, pero debe declararse la nulidad, debido a la vigencia de las pautas atenuadoras del principio de
legalidad.

Articulación de la nulidad de los actos


Art. 383. Articulación: La nulidad puede argumentar por vía de acción u oponerse como excepción. En
todos los casos debe sustanciarse.
La impugnación judicial puede tener lugar por vía de acción o por vía de excepción. Ocurre lo primero,
cuando el impugnante toma la iniciativa de requerir la declaración judicial de nulidad; ocurre lo segundo,
cuando esa persona deduce la impugnación a titulo de defensa, al tiempo en que la contraria le exige
judicialmente el cumplimiento del acto. La acción de nulidad debe ser intentada contra todos los que
intervinieron en el acto jurídico, a fin de que la sentencia pueda surtir, respecto de estos, los efectos de la
cosa juzgada. La acción de nulidad, en cuanta potestad jurídica, tiene una vida propia e independiente. Esa
acción puede extinguirse por prescripción, en el supuesto de que la nulidad sea relativa, las acciones
dirigidas a la declaración de una nulidad absoluta son imprescriptibles.
Cuando el acto defectuoso no ha sido ejecutado, la parte legitimada dispone de una excepción de nulidad
que podrá interponer como defensa frente a la pretensión de la otra parte de ejecutar las obligaciones
surgidas del acto viciado.

4. Inoponibilidad. Concepto. Principales supuestos.


La inoponibilidad es un supuesto de ineficacia establecido por la ley, que priva a un negocio valido y eficaz
entre las partes, de sus efectos respecto de determinados terceros a quienes la ley dirige su protección,
permitiéndolos ignorar la existencia del negocio e impidiendo a las partes del mismo ejercitar pretensiones
jurídicas dirigidas contra un tercero. Radica en la protección de determinados terceros, denominados
terceros interesados. La inoponibilidad fue una construcción doctrinaria, el código de Vélez no la regulaba
expresamente. El nuevo CCyC en cambio prevé expresamente esta categoría de ineficacia en los art.396 y
397. La inoponibilidad configura supuesto de ineficacia, es decir, importan la privación o disminución de los
efectos del negocio jurídico. Es un supuesto de ineficacia funcional y relativa, a diferencia de la nulidad que
propaga una ineficacia estructural y absoluta.

Efectos del acto inoponible frente a terceros


Art. 396. Efectos del acto inoponible frente a terceros: El acto inoponible no tiene efectos con respecto a
terceros, excepto en los casos previstos por la ley.

Oportunidad para su invocación


Art.397. oportunidad para invocarla: La inoponibilidad puede hacerse valer en cualquier momento, sin
perjuicio del derecho de la otra parte a oponer la prescripción o la caducidad.

5. Efectos de la declaración de nulidad


Por efectos de la nulidad de los actos jurídicos, se entienden las consecuencias jurídicas que produce la
declaración de nulidad. La nulidad priva el acto jurídico de sus efectos propios o normales, vale decir, de
aquellos efectos que las partes persiguieron al otorgarlo. De tal manera, descalifica como tal al negocio
jurídico, que justamente se caracteriza por tener como fin inmediato la producción de esos efectos jurídicos
queridos por las partes. Por lo que dictada la sentencia de nulidad, y encontrándose esta firme, las cosas
deben volver al estado en que se encontraban antes de otorgarse el acto jurídico, para ello, desaparecen los
derechos y obligaciones que hubieran nacido de aquel acto y, en su caso, deben restituirse los bienes que se
hubiesen entregado en virtud de él.

Efectos entre partes: la obligación de restituir y la de reparar sus consecuencias


Art.390. Restitución: La nulidad pronunciada por los jueces vuelve las cosas al mismo estado en que se
hallaban antes del acto declarado nulo y obliga a las partes a restituirse mutuamente lo que han recibido.
Estas restituciones se rigen por las disposiciones relativas a la buena o mala fe según sea el caso, de
acuerdo a lo dispuesto en las normas del Capítulo 3 del Título II del Libro Cuarto.

Art. 391. Hechos simples: Los actos jurídicos nulos, aunque no produzcan los efectos de los actos válidos,
dan lugar en su caso a las consecuencias de los hechos en general y a las reparaciones que correspondan.

La nulidad priva al negocio de sus efectos “normales”, por lo que subsistiendo como hecho jurídico, puede
producir otros efectos: concretamente la obligación de reparar el daño causado a quien celebro el acto
jurídico de buena fe. El código de Vélez disponía que los actos anulados aunque no produzcan los efectos de
los actos jurídicos producen los efectos de los actos ilícitos o de los hechos en general cuyas consecuencias
deben ser reparadas. De ello derivaba que si el acto era anulado y además se daban los presupuestos de
responsabilidad civil, quien había causado la nulidad debía reparar los daños sufridos por la contraparte. El
CCyC mejora el texto manteniendo el principio de que el acto declarado nulo si bien no produce sus efectos
propios es susceptible de ser subsumido en otro supuesto jurídico, constituyendo un hecho jurídico
propiamente dicho, un simple acto lícito o un acto ilícito. Si del acto anulado resulta un daño no justificado,
atribuible a una de las partes, esta debe reparar el daño causado. Un caso claro de daño indemnizable
aparece cuando no se puede cumplir la obligación de restituir.

El efecto frente a terceros en cosas registrables: análisis del 392 CCyC

El efecto de la declaración de nulidad comprende 2 variantes: frente a las partes y ante terceros. Esta ultima
situación puede resumirse en los siguientes términos: si el tercero (subadquirente), a quien el adquirente por
acto anulado ha transmitido o constituido un derecho real o personal sobre un inmueble registrable, se ve
privado o no de esos derechos como consecuencia de la declaración de nulidad.
La cuestión es abordada por el art. 392: “Todos los derechos reales o personales transmitidos a terceros
sobre un inmueble o mueble registrable, por una persona que ha resultado adquirente en virtud de un acto
nulo, quedan sin ningún valor, y pueden ser reclamados directamente del tercero, excepto contra el
subadquirente de derechos reales o personales de buena fe y a título oneroso. Los subadquirentes no
pueden ampararse en su buena fe y título oneroso si el acto se ha realizado sin intervención del titular del
derecho”
Para que funcione la protección del subadquirente que establece el art. 392, deben reunirse los siguientes
requisitos: debe ser invocada por un subadquirente(este es quien recibe por un acto valido un derecho real o
personal de un sujeto que, a su vez, lo adquirió en razón del acto nulo); se debe referir a los derechos sobre
inmuebles o muebles registrables; ha de tratarse de derechos reales o personales; el acto en razón del cual se
constituyen los derechos reales o personales a favor del subadquirente debe ser un negocio jurídico oneroso.
Este art. se menciona al subadquirente de buena fe, que se refiere a la buena fe creencia, es decir, aquella
que se predica de quien se persuade de la legitimidad de su titulo.
El caso de las enajenaciones a “non domino”. Interpretación doctrinaria y jurisprudencial
La trasmisión a non domino es aquella causada en un acto que ha sido otorgado por quien no es titular del
derecho real de propiedad transmitido, sino otra persona que se hace pasar por él. Es decir que el verdadero
propietario no participa del negocio, sino que mientras descansa en su casa (o en el cementerio, como ha
ocurrido muchas veces en la realidad), alguien ocupa su lugar (corrientemente con un documento falso),
para suscribir una escritura de venta. La cuestión que se planteaba bajo la vigencia del Código Civil
reformado por la ley 17.711 era si el subadquirente estaba o no amparado por el art. 1051. Si bien el debate
doctrinario fue arduo y la jurisprudencia al principio vacilante, lo cierto es que predomino el criterio según
el cual el subadquirente no podía invocar la protección del art. 1051, aun cuando fuera de buena fe y a titulo
oneroso, pues la ley no podía convalidar los “robos de inmuebles”
Esta tesis ha venido a quedar consagrada de manera definitiva en el art. 392, segundo párrafo, conforme el
cual “Los subadquirentes no pueden ampararse en su buena fe y titulo oneroso si el acto se ha realizado sin
intervención del titular del derecho”.

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