Antropologia Pedagogica

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ANTROPOLOGIA PEDAGOGICA

1. INTRODUCCION
La Antropología Pedagógica es una disciplina científica de reciente aparición
que forma parte de algunos planes de estudio de las carreras destinadas a
formar profesionales de la educación. Desde su inicio se ha configurado
siguiendo principalmente dos enfoques: una Antropología Pedagógica con un
método empírico y una Antropología Pedagógica con un método filosófico. El
hombre como ser social dentro de un contexto educativo nos lleva a
reflexionar acerca de la forma en que como docentes interactúan con
alumnos, es importante conocerlos, saber cómo se comportan ante diferentes
situaciones, algunas espontaneas y otras preparadas, donde con la
observación directa o indirecta y la participación en dichas situaciones se
podrá evidenciar la forma que utilizan para comunicarse con los demás, y todo
lo que tiene que ver con su cultura, la forma en que transmiten y adquieren
los diferentes conocimientos en todo lo que tiene que ver con su mundo dentro
y fuera de la escuela, sabiendo respetar las diferencias entre todas las
personas y más aún entre todos los alumnos que están a nuestro cargo o que
estamos analizando, es muy importante que en nuestra formación docente
conozcamos o nos interesemos por conocer las personas con las que estamos
trabajando, su desarrollo, todo lo que necesitan para una adecuada
potencialización de sus habilidades y capacidades; nosotros como maestros al
igual que los alumnos tenemos algunos prejuicios y estereotipos que debemos
combatir y podemos darnos cuenta de esto aplicando ciertas técnicas como lo
son encuestas o entrevistando a diferentes personas que se muevan en este
medio educativo.
Algunas investigaciones demuestran que al no tener en cuenta la cultura de
los alumnos dentro del currículo, se nota un bajo rendimiento educativo, y nos
sugieren que si por el contrario desechamos los prejuicios y se respetan las
identidades culturales de todas las personas ese rendimiento que era
negativo, se convertirá en positivo, ese bajo rendimiento también puede estar
relacionado con la forma en que son impartidas las ordenes, y el querer que

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todos realicen las mismas tareas, de la misma forma y al mismo tiempo, y los
castigos públicos que se dan por el no cumplimiento de las órdenes dadas
anteriormente, por esto es muy importante, conocer la cultura de cada uno de
nuestros alumnos y respetarla, desde luego hay que educar y que la cultura
pase de generación en generación, porque de no ser así el hombre
desaparecería, o se convertiría en una especie de animal al no recordar nada
de su pasado.
Se debe tener en cuenta que cada una de las personas estamos dotados de
un código genético, con variables dadas por el medio ambiente y la cultura de
la sociedad en la cual viven, y todos debemos ser educados, pero para esto
debemos saber que es el hombre, su capacidad de razonar, de socializar y de
hablar entre otros, lo que nos permite interrogarnos acerca de todo aquello
que sabemos, el educarnos nos incita a ser mejores cada día, nadie pretende
educarse para ser un ladrón, asesino, terrorista, no, nos educamos para ser
mejores, incluyendo valores, para lograr ser personas mejores cada vez.
Es por esto que el ser humano a lo largo de su vida se enfrenta con muchos
cambios y sucesos que le hacen fácil o difícil su crecimiento personal, es aquí
donde la moral es tan importante y nos hace diferentes, al igual que la libertad
manejada con responsabilidad, y otras cualidades que nos dan la oportunidad
de ser originales, por eso es necesario que los educadores tengamos una
actitud distinta, porque la mayoría de los maestros pensamos que somos los
únicos que enseñamos y las cosas no son así, la realidad es que seguimos
aprendiendo cada día; de cada persona, debemos adoptar una actitud crítica y
hacer que nuestros alumnos tomen esta misma actitud, logrando cualidades
superiores de convivencia, no debemos aceptar la presencia de la rigidez, la
incomprensión, la mala comunicación, por el contrario si queremos enseñar
debemos aprender constantemente, no dejar de hacerlo jamás.
Debemos ser conscientes de que nuestra función como docentes es dirigir,
orientar, y facilitar el aprendizaje de nuestros alumnos, siendo guía,
innovador, investigador, consejero, creador, autoridad, logrando así conocer y
enfrentar la realidad que esta alrededor, teniendo en cuenta las necesidades

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del hombre como son compañía, solidaridad, afecto, comprensión, seguridad
entre muchos otros, así todos los hombres trascendemos en el tiempo y el
espacio, esto quiere decir que dejamos huella, por esto la educación es una
tarea personal y de la comunidad de lograr proyectos, de aprender a aprender
para lograr ser, dentro de las pautas que le dicte su cultura, sus principios, por
esto la educación es clave en el proceso y como docentes tenemos una gran
responsabilidad la cual debemos manejar de una manera asertiva, logrando el
ideal de una sociedad más justa.

2. JUSTIFICACION
Dentro del ejercicio de la docencia y del contexto educativo en general, los
procesos de enseñanza y de aprendizaje son mediados por la Pedagogía;
para algunos puede ser entendida como ciencia, para otros, concebida como
disciplina. Lo cierto es que la Pedagogía, como ciencia o disciplina, tiene un
objeto de estudio y este no es más que la Educación. La Pedagogía se
fundamenta en el conjunto de herramientas teóricas, metodológicas y
prácticas que le permiten al docente, asimilar y comprender los contenidos de
las diferentes disciplinas, para interpretarlos y transformarlos en verdaderos
saberes de enseñanza. De ahí su importancia dentro del contexto educativo.
El papel de la Pedagogía dentro del contexto educativo es determinante para
la construcción del conocimiento, en ella se consolida la Educación más allá
de la transmisión de saberes, pues si bien en la Educación se forma al
individuo en costumbres, valores y formas de comportamiento, es mediante la
Pedagogía, donde el individuo comprende a través de un saber reflexivo, la
importancia de su cultura y el impacto que genera su formación para su vida
en sociedad. Dicho en otras palabras, la Educación asegura la formación del
individuo, la transmisión del legado cultural de la sociedad, mientras que la
Pedagogía analiza los fenómenos que hacen posible la construcción de la
cultura, determina y explica los procesos de formación del individuo, es decir,
se encarga de comprender sus particularidades de acuerdo con sus vivencias
sociales y culturales.

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La Pedagogía posibilita además, nuevas y mejores metodologías y técnicas
para resignificar los procesos de enseñanza; orientando el quehacer de los
docentes, y de aprendizaje; proporcionando a los estudiantes elementos que
faciliten la asimilación de los conceptos y la construcción de los saberes. En
este sentido, puede decirse que la Pedagogía se constituye en el medio a
través del cual, la Educación adquiere un valor más allá de la instrucción. Es el
instrumento que permite tanto a docentes como estudiantes el reconocimiento
de su propio proceso de desarrollo, de sus habilidades, destrezas y
potencialidades; aspectos que son inherentes a la formación humana y que
son elementos fundamentales en la creación de seres autónomos y
competentes para la vida en sociedad.
Así mismo, la Pedagogía orienta los saberes dentro del aula; marca las
pautas, coordina los procesos, direcciona la construcción de los
conocimientos, permite la interacción entre estudiante- docente y entre
estudiante-estudiante, lo que quiere decir que la Pedagogía posibilita el
fenómeno educativo. Dicho de otra manera, la Pedagogía puede constituirse
como herramienta de trabajo y como principio de acción de la Educación.
De la misma manera, la Pedagogía como herramienta y principio de acción de
la Educación, se desarrolla a su vez, con base en dos procesos: La Teoría y la
Práctica. Ambos procesos son fundamentales en la formación inicial y
permanente tanto del docente como de sus estudiantes, quienes son los
actores principales del proceso educativo, en la medida en que posibilitan la
construcción de los saberes.
El carácter Teórico de la Pedagogía es determinado por la construcción social,
donde se generan conocimientos alrededor de las diferentes disciplinas de
saber, se transforman realidades y se posibilitan mecanismos de acción que
unidos a la Enseñanza, son favorables en la búsqueda de los objetivos de la
formación humana. Es entonces en la Teoría, donde se potencia la
comprensión de los fenómenos que son producidos y que giran en torno a la
cambiante sociedad.

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Por su parte, la Práctica, puede ser considerada como el conjunto de acciones
que derivadas de la Teoría, orientan la Educación y dirigen los procesos, los
métodos y las técnicas que son utilizadas para favorecer los procesos de
enseñanza y de aprendizaje dentro del contexto educativo. La Práctica es el
espacio en donde se integran las diferentes teorías, orientaciones o modelos
educativos que direccionan el quehacer docente y que permiten la interacción
entre el saber, el docente y los estudiantes. La Práctica posibilita la
interpretación y la transformación de los fenómenos sociales.
Podría decirse entonces, que la Teoría es una forma de concebir la
Educación, y la Práctica, una forma de aplicarla o de llevarla a cabo a través
de la Pedagogía. La Práctica se convierte así en una forma de adquirir y
reconceptualizar la Teoría, el estudiante, incentivando hacia el ejercicio de la
autonomía y de la toma de decisiones, y desarrollando un individuo dinámico y
participativo, capaz de comprender su realidad y asegurar la transformación
de su contexto social.
Para concluir, se puede decir que la Pedagogía no sólo es el objeto de la
Educación, sino que es en ella y junto a ella, donde se orienta al individuo para
asumir su vida racional; analizando y eligiendo de manera eficaz y permanente
los valores, las tradiciones, las costumbres y los comportamientos que hacen
parte de su legado cultural y que se convierten en elementos fundamentales
para su desarrollo, en tanto promueven el ejercicio de destrezas, habilidades,
actitudes y potencialidades que lo convierten en un ser integral, autónomo y
competitivo para su vida en sociedad.

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3. OBJETIVOS
3.1 OBJETIVO GENERAL
Conocer las características principales de la Antropología Pedagógica para
identificar la importancia que tiene para el proceso educativo.

3.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS


 Desarrollar el concepto de Antropología Pedagógica para identificar su
lugar entre las ciencias Sociales.
 Explicar los antecedentes históricos que tiene la Antropología
Pedagógica.
 Analizar los métodos que utiliza la Antropología Pedagógica.

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4. MARCO TEORICO
4.1 DEFINICIONES CONCEPTUALES
En el contexto académico universitario se entiende que una asignatura es
un cuerpo de conocimientos sobre un objeto, que se disponen para ser
transmitidos y adquiridos. Desde la perspectiva de la formación que puede
aportar una asignatura, en el planteamiento de sus objetivos se considera
promover una serie de competencias y habilidades. La configuración de
ese saber en una asignatura arranca de dos consideraciones: qué se
enseña y a quién se enseña, se sugería con respecto a la cuestión de a
quién se enseña con la Antropología Pedagógica: “Esta disciplina ha de
capacitar a educadores y pedagogos para entender, more anthropologico,
las cuestiones educativas con capacidad reflexiva y crítica”.
Para responder a la pregunta de qué es lo que se explica con esta materia,
es preciso abordar una revisión en la que se entrecruzan los aspectos
teoréticos y epistemológicos con las circunstancias históricas en las que
un grupo de pensadores, investigadores y profesionales dan lugar a lo que
denominamos Antropología Pedagógica. El primer paso consiste en
aclarar las tendencias y corrientes más importantes en esta especialidad,
que se establecen en función de: el interés del estudio, el objeto de
investigación y el método que se estima válido. La pluralidad de
planteamientos en estos tres puntos no obedece únicamente a la
peculiaridad de la Antropología de la Educación, sino que depende de la
variedad de enfoques y desarrollos de la Antropología y de la gama de
teorías acerca de la educación y de las ciencias de la educación.
Por una parte, la apreciamos en correlación con el modo cultural
divulgativo de presentar en sociedad lo intercultural –encuentros, foros,
exposiciones, noticias, museos–. Es el más antiguo, se puede titular de
“folklórico”, y se expone como un modo de introducir en las costumbres de
una comunidad, formas de entender la vida de personas de procedencia
diversa o etnia distinta –inmigrantes, minorías culturales, grupos
regionales- o de expresar lo que hace y gusta a la mayoría, presentado en

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los medios de comunicación, y a través de las nuevas tecnologías. Tiene
repercusiones en el mundo de la empresa, de gestión cultural, de
patrimonio, de ocio, de turismo, de los medios de comunicación, así como
en el área política. Guarda mucha relación con las costumbres de moda y
supone un estudio de la persona y de las comunidades en su capa más
superficial, con la ventaja de que supone un aprendizaje fácil en el análisis
y reflexión sobre lo cultural, pero con el peligro de que lo educativo –en lo
que tiene de afección y acción en las personas– pase a un segundo
plano.
Por otra parte se sigue la escuela norteamericana en su primera etapa,
estudiando cómo se realizan los procesos educativos en relación con el
contexto sociocultural. Se sumerge a los estudiosos en la importancia de la
cultura y su repercusión en la educación, en concreto su influencia en: los
planteamientos morales, los valores, los fines educativos de un grupo; los
estilos de comunicación, uso de lenguaje y estilo de aprendizaje de cada
persona; en las tendencias de las instituciones de educación no formal,
formal y en la familia. Lo cultural sirve de prisma bajo el cual se atisba lo
educativo. Sin duda este enfoque ayuda a los futuros educadores a
compren- der cómo el proceso educativo está imbuido de lo cultural y sólo
se penetra con la referencia al con- texto y a la tradición culturales, e
incluso, es imprescindible para vislumbrar el entorno social. Sirve para
concienciar en los temas de ciudadanía y convivencia social, abriendo la
perspectiva más allá de los centros educativos.
Supone un estudio más arduo porque la materia es complicada y, dado
que depende de la Antropología cultural, se pierde la perspectiva de la
complejidad del proceso educativo en dos sentidos: pasa desapercibida la
contribución propia de cada persona en su crecimiento y aprendizaje y
apenas se aprecia el aporte también propio de ámbitos personales como la
familia y los grupos de amigos. Se aprecia cierta tendencia a recalcar el
carácter condicional acusado de lo socio- cultural y apenas se consideran
los recursos persona- les y familiares, e incluso estos segundos sólo se

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observan como obstáculo para que la educación dictada desde el sector
social público sea la norma.
Por último, se integran a la enseñanza de la Antropología Pedagógica las
investigaciones acerca de la transmisión cultural en los entornos en que se
produce, fijando la atención en los cauces de mediación. La Antropología
cognitiva ha influido en esta perspectiva y ha dotado de herramientas de
análisis para comprender cómo se transmite la cultura. El temario en este
caso consiste en compaginar el conocimiento de mecanismos de
aprendizaje con el estudio de las formas de aculturación, y en relación con
diversos grupos o agentes: la familia, grupo de iguales por edad, sexo,
trabajo, afición, cultura de masas, instituciones educativas formales y no
formales.
Este enfoque, de alguna manera concreta el anterior y supone la
coordinación con los estudios de otras disciplinas que nutren a la
Pedagogía. Aunque reproduce la dificultad que hemos hecho notar en
líneas precedentes: no tanto dejar al margen elementos tan importantes
como la familia, sino perderse lo antropológico específico como es la
consideración de la persona en su integridad, protagonista de la
educación, y sólo considerar las cuestiones relativas al aprendizaje.

4.2 ANTECEDENTES
Si se rastrea en la historia, es difícil encontrar un título que diga
exactamente “Antropología Pedagógica” e incluso que diga Antropología.
La división de campos científicos actual arranca de la modernidad, pero
partir únicamente de esa época en todo caso es ser fiel a una
denominación, Antropología, y poco leal con un contenido: el conocimiento
del ser humano. El saber de la persona sobre sí misma es connatural al
ser humano, y en cuanto obtenemos vestigios de esta sabiduría,
entremezcla- da con los interrogantes acerca del mundo, la naturaleza, la
divinidad y la sociedad, se puede afirmar que hay contenidos de
Antropología, de conocimiento sabido y expresado acerca del ser humano

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desde la Antigüedad. Encontrándolo en todas las culturas, la nuestra, que
hunde sus raíces en gran parte en la Grecia clásica, enmarca ese saber
acerca del hombre en el cuerpo filosófico. Además hay una serie de
conocimientos acerca del ser humano enraizados en la tradición sapiencial
judeocristiana, que cuenta con fuentes propias.
La Historia de la Filosofía revela la idea acerca del ser humano como
realidad y como ideal, como ser existente y como proyecto. En esa
tensión, ser y deber ser, el asunto educativo siempre está presente. Este
hecho explica que bajo el epígrafe de: Antropología de la Educación,
Antropología Pedagógica, Antropología Educativa, Antropología
Educacional, las publicaciones, cursos y programas versan sobre los
modelos antropológicos y su repercusión en los planteamientos
educativos. Esos modelos se sitúan desde Platón hasta la etapa
contemporánea. Comprenderlos exige un ejercicio especulativo que no
sólo se mantiene en el plano de la argumentación y de la deducción sino
que, bien hecho, conduce a entender el contexto histórico en el que se
eleva un ideal de ser humano y la correspondiente educación demandada
para el efecto. En el conjunto de conocimientos sobre los seres humanos
encontramos ideas acerca de la educación, y en los tratados de educación
encontramos ideas acerca del hombre.
Antropología y Pedagogía –entendiendo esta segunda como ciencia de la
educación– se reclaman recíprocamente tanto en el plano teórico como en
el práctico. Entre las ideas acerca del ser humano, su condición educable
conduce a plantearse cuestiones antropológicas de relevancia y así se
funda sobre lo humano, y sobre lo educable humano, el fundamento de la
educación –punto de partida, medios, fines, contexto, etc. –. La teoría
acerca de la educación como proceso tiene contenidos antropológicos.
Esta relación se registra en obras de tipo filosófico e histórico, desde la
Antigüedad. En el tiempo en el que las disciplinas se separan y aparece la
especialización y concreción práctica, se confirma esa mutua interrelación,
y así por ejemplo, los datos obtenidos por una Antropología de corte

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empírico se usan para adoptar medidas educativas, y la información logra-
da en investigaciones sobre el fenómeno educativo aporta datos útiles
para la búsqueda antropológica.
Esa vinculación entre lo antropológico y lo educativo que aparece desde la
Antigüedad, combinada con las relaciones de otros conocimientos –
económicos, matemáticos, jurídicos, filológicos, etc. – que posteriormente
también se cultivan por separado, muestra su parte tensional en el
momento de la especialización. La tirantez que observamos entre la
Antropología y la educación al decir Antropología de la Educación, también
llamada Antropología educacional o educativa, Antropología Pedagógica,
Pedagogía antropológica, arrastra y acumula la tracción en el seno de la
Antropología y en el seno de la Pedagogía. Esta perspectiva es digna de
tener en cuenta como paso previo al recorrido de los diversos caminos
epistemológicos de esta materia.
En la Antropología nos encontramos con una división de Antropologías por
razón del método y del objeto; del mismo modo, a la hora de abordar las
Ciencias de la Educación, nos tropezamos con la presentación de diversas
metodologías e intereses en los campos de investigación. La pugna más
notoria se produce entre la asunción de un método filosófico, a su vez
dividido en diversos enfoques, y un método empírico, con el que se
alcanzan unas dimensiones, y no otras, del fenómeno que haya que
estudiar.
Indudablemente el contexto cultural y científico en esta era del
conocimiento, marcado por la corriente de la Postmodernidad, incita a los
educadores en su reflexión y en su práctica a desconfiar del pensamiento
filosófico, a hacer uso de las adquisiciones culturales de las letras, más por
gusto esté- tico que por expresión de lo real humano; y a asegurarse de
hacer algo, no tanto en el terreno de las ideas como en el de la práctica,
con aplicación de la técnica. Se siente el peso de lo cuantitativo y, aun-
que se experimenta una recuperación por lo cualitativo, se ofrece con
timidez y relativizado. La crisis de la Antropología de la Educación fundada

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en pará- metros cuantitativos alcanza a los educadores, lo cual se
convierte en una situación de peligro por el escepticismo sembrado por las
corrientes antropológicas postmodernas que deconstruyen los trabajos
etnográficos de las décadas precedentes, y se inclinan por hacer literatura
como alternativa científica.
El educador comprometido con los problemas que se le plantean en el
contexto real en el que se desenvuelve, o se aleja de esos postulados, o si
se envuelve en ellos deja de procurar educar porque el nihilismo
conceptual de estas teorías paraliza, no orienta hacia la práctica. La
alternativa escogida en este caso es conducir la educación por los
derroteros utilitaristas en los que prima un valor: la destreza en la
adquisición y transmisión de la información. Lo más genuino de la
educación muere por anemia axiológica al no prestarse fundamento firme
a ningún valor y defenderse sólo lo utilitario.

4.3 ANTROPOLOGIA PÉDAGOGICA CON UN METODO POSITIVO


La Antropología de la Educación que adopta un método positivo o empírico
se considera una Antropología –científica– de la educación. Como sucede
en más disciplinas científicas se sigue discutiendo sobre si constituye un
campo científico propio, sobre su método y su objeto, y así se reitera la
polémica que existía en el campo de la Antropología sociocultural y de la
Antropología en general y repercuten en ella los ecos lejanos del debate
sobre la validez de las ciencias sociales.
En Estados Unidos, la impronta de la Antropología cultural que también
influía notablemente en la actividad de la Sociología es la que configura la
Antropología Pedagógica. Aunque el objeto de esta antropología es la
cultura, se puede afirmar que en todas las teorías sobre lo cultural se
mantiene a la vez un concepto de ser humano más o menos explícito. Esa
orientación predominante, la cultural, fundamenta que al hablar de una
Antropología de la Educación que adopta un método positivo estamos
mencionando una Antropología “cultural” de la Educación que se puede

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definir, generalizando todas las posiciones diversas a la hora de describir
esta materia, como el estudio de las conductas y sociedades
contemporáneas. Ya no sólo se estudian sociedades “primitivas” –como
era tradicional, forma de hacer oriunda de Europa– sino que se accede a
las sociedades en las que se vive y que se tornan complejas. Se estudia lo
que la gente hace y piensa acerca de lo que hace –lo que le parece que
debería hacer y lo que realmente hace–.
En el Reino Unido, la huella de la Sociología y de la Antropología social es
la que hace de la Antropología de la Educación una Antropología “social”
de la Educación, que podría definirse como el estudio del proceso de
socialización teniendo en cuenta categorías como la clase social o status
socioeconómico, la transmisión de conductas sociales o antisociales, las
costumbres, la adquisición de la identidad de grupo, etc. Con frecuencia el
campo de investigación se refiere a grupos marginales en las grandes
sociedades desarrolladas, o grupos separatistas como pueden ser algunas
bandas juveniles o familias que presentan alguna característica especial.
El balanceo entre las dos posiciones, acentuar lo cultural-acentuar lo
social, expresa que estas dos dimensiones están intrínsecamente ligadas
en la realidad y en el proceso educativo. Podría darse otro tono de
intensidad al entrever el aporte de lo propio de cada individuo en la
educación. La Antropología cultural, la Sociología y la Psicología
contribuyen para dar diversas orientaciones a la Antropología Pedagógica,
pero paralelamente la realidad educativa es la que incita al investigador a
tener en cuenta todas las dimensiones; como no se pueden abarcar todas
se adopta un enfoque entre los posibles. Una vez más se comprende que
en la historia de la Pedagogía se reiteren los intentos de una teoría
integral.

4.4 ANTROPOLOGIA PEDAGOGICA CON UN METODO FILOSOFICO


La Antropología de la Educación norteamericana corre la suerte de las
otras antropologías aplicadas, de modo que se desarrolla como disciplina

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académica, como actividad de investigación y como profesión que se
ejerce en centros educativos y en comunidades al servicio de las
instituciones gubernamentales, políticas y agencias de servicios sociales.
Se describe, como hecho clave para la configuración de esta disciplina en
el mundo académico de Estados Unidos, la Conferencia sobre Educación
y Antropología que convocó George Spindler en Stanford, en 1954. Los
primeros trabajos que relacionan la Antropología norteamericana con la
educación son de principios del siglo XX y pertenecen a Hewett. En esta
época se dispone de más recursos para la investigación, se realizan
esfuerzos interdisciplinares entre la Antropología y la Sociología y se
produce una expansión académica de la Antropología en las
universidades. En una etapa precedente, desde la década de los 20, se
pueden diferenciar entre los estudios de los antropólogos los dedicados a
los sistemas forma- les de educación y de enculturación de los niños24. El
interés por estos estudios presentaba una faceta política: aplicarse en
prácticas educativas eficaces para solventar problemas sociales mediante
la educación en colonias o antiguas colonias y en sociedades multiétnicas
cono sucedía en Estados Unidos. Los fenómenos del multiculturalismo y el
bilingüismo comienzan a ser objeto de desvelo.
La corriente de la Antropología cultural denominada “Cultura y
personalidad” es considerada como la principal escuela que inspira y en la
que se forman antropólogos que se decantan por prestar mayor atención
al fenómeno educativo, al mismo tiempo que se aproximan a la Sociología
en torno a la década de los 30. Desde entonces se extiende esta
subdisciplina en varios ámbitos: se investiga más y en más contextos
académicos y sociales; se estudia en más lugares y niveles educativos, y
hay más antropólogos profesionales que intervienen en los problemas de
convivencia multicultural con las respectivas sociedades científicas,
fundaciones y asociaciones profesionales que respaldan este tipo de
investigaciones y de antropólogos profesionales25. Las publicaciones

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sobre la enseñanza de la Antropología de la Educación aumentan
exponencialmente desde la década de 1960.
Con respecto a las temáticas que se tratan podemos apreciar cierta
evolución. En la década de los 50, se trabaja la articulación filosófica y
teórica de la educación y la antropología; la necesidad de estudiar el
contexto sociocultural del proceso educativo; la relación entre la educación
y el desarrollo cultural según el ciclo vital; la naturaleza del aprendizaje
intercultural. Autores destacados de esta época son George Spindler y
Thomas Brameld. En la década siguiente se publican trabajos de
Antropología aplicada entre los que sobresalen Spindler, Kimball y Kneller.
Este último autor sobresale por defender una teoría de la cultura ni
relativista ni superorgánica sino universalista y realista, frente a la mayoría
de los autores.
En los años 70 se reiteran las ideas acerca de la necesidad del desarrollo
de la Antropología centrada en el estudio de lo cultural en las sociedades
cercanas, así como su relación con el estudio del desarrollo en la infancia
y del aprendizaje en todos los contextos en que se produzca. A esto se
suman varias consideraciones: cómo la política ha de contar con los
resulta- dos de la investigación antropológica, convencerse de que la
educación se produce en contextos de cambio acelerado, así como el
mayor interés por las minorías étnicas y por el tema de la mujer y la
educación. El tema central que se aborda es la consecuencia educativa
del fenómeno del multiculturalismo. Diez años más tarde, constatando el
número de publicaciones que suponen una revisión de la bibliografía,
trabajos y experiencia acumulada desde el inicio de la andadura de la
Antropología Pedagógica, sobresalen tres grupos temáticos: el estudio de
los estilos de aprendizaje con muchas referencias al currículum, a la
enseñanza de materias básicas como lengua y matemáticas, al
bilingüismo; reflexiones sobre la etnografía, que replantean esta
metodología y proponen nuevas técnicas y planos de análisis; y la

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investigación sobre la transmisión de la cultura –contextos culturales,
valores, dependencia cultural, cultura de las instituciones educativas–30.
La metodología adoptada en este enfoque es la etnografía –denominación
tanto del método de recogida y análisis de los datos socioculturales como
del informe descriptivo de un sistema sociocultural o de una dimensión de
un sistema concreto. La evolución de la Antropología de la Educación
resultado de la etnografía registra similares acontecimientos cien- tíficos a
los acaecidos en el campo de la Antropología sociocultural, a su vez ligada
a la sociología. Si en una primera etapa la Antropología de la Educación
recogía todos los temas relacionados con la educación y la cultura, con
posterioridad (podemos situar la década de los 80), el centro de atención
es la transmisión de la cultura y la metodología empírica rigurosa que para
ello se pueda utilizar.
Algunos autores han considerado que la cultura es el concepto generador
de la disciplina antropológica; su relación con el proceso educativo
constituye la dimensión de ese concepto, que da lugar a la disciplina de la
Antropología de la Educación. Los planteamientos que sustentan esta
Antropología de la Educación siguen los avatares de la Antropología
cultural.

5. CONCLUSION
 La Antropología Pedagógica es una disciplina particular de la ciencia de
la Educación que utiliza técnicas y estudios empíricos experimentales
para elaborar sus teorías y resultados, aunque no por ello considere
irrelevantes las aportaciones de la filosofía y la teología.
 Los orígenes de la Antropología Filosófica son tan antiguos como la
curiosidad del hombre por aprender.
 La Antropología Pedagógica se apoya en métodos filosóficos y métodos
positivos. (científico)
 Existen diferentes modos de entender la antropología pedagógica, pero
su esencia está ligada a la importancia del entorno con el aprendizaje.

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6. RECOMENDACIÓN
 La antropología pedagógica sólo puede desarrollarse a través del
trabajo de campo, por lo que esta rama de la ciencia está muy ligada a
la práctica.
 Aunque existe la vertiente filosófica y científica, ambos métodos son
necesarios y en algunos casos complementarios por lo que no se
puede desechar ninguno de los métodos.

7. BIBLIOGRAFIA
 BROUDY, Harry. Filosofía de la educación. México, Noriega-Limusa,
1991.
 MANTOVANI. La educación y sus tres problemas. Buenos Aires,
Ateneo, NIÑO Mesa, Fidedigno de Jesús. Antropología pedagógica,
intelección,
 WHITEHEAD, Alfred. Los fines de la educación y otros ensayos. 3ª ed.,

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ANEXOS

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