El Estudio de Las Prácticas Sexuales en Bolivia: The Study of Sex Practices in Bolivia
El Estudio de Las Prácticas Sexuales en Bolivia: The Study of Sex Practices in Bolivia
El Estudio de Las Prácticas Sexuales en Bolivia: The Study of Sex Practices in Bolivia
Resumen
Abstract
The paper argues that the study of sexual practices is not irrelevant to sociology
nor something relatively recent as it is usually thought, and raises a balance of how
this subject has been studied in human and social sciences in Bolivia. Based on
Morrows work (2008) mainly, it explains the history of the relationship between
sociology and sexual practices in the United States and Europe, landing on what
happens in Latin America with the support from other sources. On the other
hand, based on a bibliographical review of what has been written in Bolivia
regarding sexual practices, it states a categorization of how the subject has been
approached and what is still pending.
Introducción
Estudiar las prácticas sexuales desde la sociología parte del interés de estable-
cer la relación de este tema con los procesos socio-culturales e identificar qué
pueden decirnos las prácticas sexuales de las personas sobre un determinado
grupo o sociedad. Asimismo, con frecuencia se cree que hablar de sexo o re-
laciones sexuales se reduce a hablar de una relación coital entre dos personas,
por lo que nada tendría que interesarle a la investigación social.
muchas veces las prácticas sexuales pueden estar atravesadas también por
prácticas violentas, no creo que se pueda decir que el “placer” está siempre
involucrado en una práctica sexual, sino que se trata de algo más complejo. Es
así que intentar conocer o comprender las prácticas sexuales, algo que suele ser
vivido por la mayoría de las personas, no tendría por qué ser ajeno a la socio-
logía. Quizás incluso puede que sea, como dice la autora de un estudio sobre
sexualidad en países árabes, que “si queremos realmente conocer un pueblo,
hay que empezar por mirar dentro de sus habitaciones” (El Feki, 2014: 12).
1. Una breve historia del estudio de las prácticas sexuales desde la so-
ciología
Morrow comienza por señalar que en la obra de Comte, Spencer y Marx, que
data de mediados del siglo XIX, hay referencias, al menos en parte, a tópicos
sexuales. Marx escribió sobre el sexo como un “poder natural” de las especies
que podía socializarse o humanizarse, siendo esto un importante indicador del
“auto-desarrollo humano”. Él y Engels también escribieron sobre la sexua-
lidad alienada del matrimonio burgués y la prostitución, la sexualidad en el
comunismo y la necesidad de entender históricamente las relaciones sociales
de la reproducción social humana. Por otra parte, Comte se refirió al “instinto
sexual” como algo que podía ser satisfecho y disciplinado en el matrimonio
para alcanzar la armonía, mientras que la libertad sexual resultaría en desor-
den social. Él pensaba que la superioridad de las sociedades occidentales en
la vida social se debía principalmente a la monogamia. Por su lado, Spencer
analizó “la pasión que une a los sexos”, considerando esta pasión como la
más compleja y más poderosa de todos los sentimientos (2008: 12). Morrow
continúa explicando que, a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX,
sociólogos en Europa, como Letourneau, Durkheim, Westermack, Tönnies,
Simmel, Weber y en Estados Unidos, Lester Ward y William Graham Sum-
ner, continuaron escribiendo sobre temas sexuales. Para considerar algunos
ejemplos de los autores más conocidos que se nombran: Durkheim abordó
esto en varios trabajos, incluyendo El Suicidio, un artículo sobre la naturaleza
y orígenes del tabú del incesto, una reseña sobre un trabajo de “matrimonios
primitivos” y una discusión sobre educación sexual, entre otros; Simmel, por
su parte, escribió sobre la relación entre las mujeres, el dinero y la prostitución,
así como varios ensayos sobre el coqueteo y el amor; Weber escribió sobre el
sexo y el matrimonio en las castas hindúes, sobre las orgías religiosas y sobre
la forma en que los procesos de “racionalización” podían transformar el amor
sexual (lo que él describía como “la más grande fuerza irracional en la vida”)
en deseos sexuales y prácticas rutinarias (2008: 14-15).
EL ESTUDIO DE LAS PRÁCTICAS SEXUALES EN BOLIVIA 119
2 Cabe recalcar que también la “izquierda freudiana” tuvo un fuerte interés sociológico en
la represión de los impulsos sexuales que se desplegaba por las instituciones sociales, así
como sobre el tema de la liberación sexual, esto se representó sobre todo en el trabajo de
personas como Wilhelm Reich y Herbert Marcuse, cuyas ideas se popularizaron durante
la “liberación sexual” de los años 60 (Morrow, 2008: 25).
120 TEMAS SOCIALES Nº 41 – Natalia Lucía Siles Costa
3 No está de más recordar que cuando salieron los estudios, Estados Unidos vivía los
inicios de la Guerra Fría y cuando se publicó el primero, El comportamiento sexual del
hombre, en 1948, Kinsey fue considerado “un pervertido, una amenaza, e incluso un
comunista” (Carey, 2004).
122 TEMAS SOCIALES Nº 41 – Natalia Lucía Siles Costa
que a mediados del siglo XX sin duda debieron parecer escandalosos, como
que gran parte de la población era adúltera, se masturbaba y había tenido ex-
periencias o fantasías homosexuales4. Describieron además cosas como: qué
posiciones sexuales solían hacer en el coito, qué fetiches tenían (incluyendo
la zoofilia) y qué sentían al momento de tener un orgasmo. Buscaron también
describir qué diferencias había entre los hombres y las mujeres en relación a
cómo vivían el sexo, hallando valores como que los hombres, sobre todo los
que tenían más altos niveles de educación, sentían alguna forma de obliga-
ción por hacer que sus parejas se sientan complacidas al momento de tener
relaciones sexuales (Kinsey et al., 1981: 372), o que las mujeres no entendían
por qué sus parejas (hombres) podían excitarse accediendo a alguna forma
de material pornográfico y consideraban que les estaban siendo infieles si lo
hacían (Kinsey et al., p. 1981: 663).
Pese a las muchas críticas que hubo hacia las obras de Kinsey y todas las
limitaciones que pudieron tener, su contenido hizo que sean, en palabras del
doctor en Antropología Urbana y docente de la Universidad de Barcelona,
Oscar Guasch, investigaciones que “la Sociología debería incluir entre sus
clásicos” (1993: 105). Fue a partir de estos estudios que se desarrollaron va-
rios otros similares, convirtiendo además a Kinsey en una referencia central
durante la denominada “liberación sexual” que ocurrió en Europa y Estados
Unidos en la década de los 60. Las encuestas sobre prácticas sexuales durante
esa época continuaron siendo algo común y se hicieron también mucho más
intensamente con el advenimiento de las epidemias de VIH-Sida (Kekma &
Giami, 2014: 13).
4 Para los autores, la orientación sexual de una persona no podía definirse simplemente
como “heterosexual” u “homosexual”, entonces establecieron una escala de 7 niveles
para una eventual categorización: desde una persona exclusivamente heterosexual hasta
una exclusivamente homosexual (Kinsey et al., 1981: 470-472).
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5 Foucault utiliza este concepto para referirse a la idea según la cual, desde el siglo XVII
en occidente, se habría reprimido, negado, ocultado lo referido a la sexualidad. Para
Foucault, lo que sucedió fue en realidad más complejo y no se trató de una “represión”,
sino que más bien hubo una “multiplicación de discursos sobre lo sexual como parte del
campo de ejercicio del poder” (1976: 27).
124 TEMAS SOCIALES Nº 41 – Natalia Lucía Siles Costa
del siglo XX, por ejemplo, estuvo relacionado con las teorías evolucionistas
y con las políticas imperialistas de Estados Unidos y Europa. Los sociólogos
de esa época buscaban comparar sus propias sociedades “civilizadas” con las
sociedades “primitivas”, preocupándose de cómo una sociedad “primitiva”
podría “evolucionar” hacia una “civilizada”. Esta misma lógica estuvo pre-
sente en los estudios que abordaron de alguna forma la sexualidad. Mientras
que a partir de la Primera Guerra Mundial se rompió con la supremacía de las
teorías de evolución social y los sociólogos se enfocaron más en sus propias
sociedades, más específicamente en los problemas y desordenes de éstas, lo
que se estudió a partir de las encuestas. Es así que lo sexual pasó a conside-
rarse como algo que podría ser problemático para la sociedad (2008: 13-17).
Al parecer esta visión se sostuvo con la corriente del funcionalismo y formó
parte de una concepción esencialista de la sexualidad, es decir, pensarla como
un instinto o impulso innato a los seres humanos o con características “natu-
rales” según el sexo de la persona. Esta concepción recién empezó a cambiar
en estos países, como ya mencionaba, recién a mediados de los 70 cuando los
estudios de sexualidad adoptaron el construccionismo social como enfoque
(2008: 29). Entonces, si bien el trabajo de Kinsey o lo que surgió desde los
60 o 70, particularmente la obra de Gagnon y Simon, probablemente sí logró
romper con mucho de lo que sociología previa consideraba sobre las prácticas
sexuales, no puede decirse que la iniciaron.
Para finalizar, cabe recalcar que esta historia de la relación entre la sociología
y el estudio de las prácticas sexuales, aunque mucho más completa, no deja
de basarse sólo en Europa y Estados Unidos. Es difícil pensar más allá de este
molde, sobre todo cuando la mayoría de la literatura disponible sobre el tema
proviene de países anglosajones y ni siquiera ha sido traducida al español. En
lo que concierne a América Latina, me da la impresión de que comúnmente se
piensa que aquí el interés por temas de sexualidad desde las ciencias sociales
recién es significativo a partir los años 90 y que tal interés se ha configurado
en relación a la producción desde el norte, pero como veremos más adelante,
existen escritos (al menos descriptivos) que se refieren a las prácticas sexua-
les incluso desde la Colonia. Sin embargo, aún no he encontrado un trabajo
que haga una revisión histórica del estudio de las prácticas sexuales o de la
sexualidad de manera más general en la región. Aunque quizás vale la pena
referirse a la ponencia de Richard Parker sobre el estado de la investigación
en sexualidad, presentada ante el Primer Seminario – Taller Sudamericano:
sobre Investigación socio-cultural en sexualidad (1995). En ella el autor
plantea justamente que las investigaciones socio-culturales sobre sexualidad
surgen, en nuestra región, recién a mediados de los 90 y apoyadas en la teoría
del construccionismo social (y gracias también a la acción política de los mo-
vimientos feministas y a favor de los derechos LGBT), ya que hasta antes de
eso habría prevalecido un enfoque biomédico (Parker, 1996: 14-15). Pero el
autor se basa sólo en los estudios de entre fines de los 80 y principios de los 90,
sin entrar en detalle de si se habría producido algo hasta antes de esas fechas.
De los textos hallados dos tercios fueron publicados entre el 2000 y el 2009,
17 entre 1991 y 1999, 13 entre el 2011 y el 2016, tan sólo dos textos a fines
de la década de los 80 y uno en 1935. A su vez, 32 correspondían a tesis de
licenciatura, 23 de éstas de la carrera de Psicología –ya sea de la UMSA o de
la UCB–, las tesis restantes provenían de las carreras de Medicina, Trabajo
Social, Comunicación Social, Sociología (4 tesis) y Filosofía (1 tesis) en la
UMSA. De los demás textos, casi la totalidad correspondía también a la pre-
sentación de hallazgos de investigación mediante trabajo de campo, ya sea en
formato de ensayo, libro o capítulos de libros. Hallé también dos ensayos de
un carácter más reflexivo, antes que de presentación de hallazgos de trabajo
de campo: uno reflexionaba sobre la relación entre la cultura andina y la salud
sexual y reproductiva (Rozée, 2007), el otro sobre el placer sexual en Bolivia
en torno a estructuras patriarcales (Geffroy, 2016). Por otra parte, uno de los
textos, el único que era anterior a 1980, se trataba de una descripción de “la
vida amorosa y conyugal de los indios del Chaco”, escrito por John Arnott y
publicado en 1935. El autor no específica cómo obtuvo la información, pero
describe algunas costumbres de comunidades chiriguanas y tobas, relaciona-
das al encuentro sexual (describe, por ejemplo, que en fiestas de la época de
carnaval las jóvenes escogían de forma pública una pareja con la que pasa-
ban la noche sin que se establezca un compromiso formal de pareja). Según
Castro, el trabajo de Arnott, junto con las obras de Erland Nordenskiöld y de
6 Cabe recalcar que en esta lista excluí textos que provenían de la medicina y se enfocaban
exclusivamente en procesos hormonales y fisiológicos, así como textos que si bien pa-
recían abordar las prácticas sexuales lo hacían de una forma muy indirecta o mínima, al
tener como foco de interés otros temas como la violencia (abusos sexuales, explotación
sexual), el trabajo (la prostitución), la identidad homosexual o la descripción etnográfica
de una comunidad rural en su totalidad.
EL ESTUDIO DE LAS PRÁCTICAS SEXUALES EN BOLIVIA 127
Excluyendo estas obras con un contenido más histórico, lo que hice fue
clasificar los demás estudios según su contenido en el Cuadro Nº 1, donde
se señalan los enfoques o corrientes académicas que adoptan, así como los
principales temas abordados, sujetos estudiados y métodos de investigación
utilizados para cada enfoque.
Así, clasifiqué los estudios que se han hecho sobre las prácticas sexuales en
Bolivia en 4 tipos: de sexología, diagnósticos orientados a plantear progra-
mas de educación sexual o políticas de salud sexual y reproductiva, estudios
psico-sociales y estudios socio-culturales. Esta separación debe entenderse
como tipos ideales, ya que es obvio que hay estudios que pueden entrar en
varias categorías a la vez. A continuación describiré cada uno de estos tipos.
2.1. Sexología
Los estudios que clasifiqué como de sexología corresponden a casi una quinta
parte del total de los estudios y han sido realizados casi en su totalidad por
psicólogxs. La sexología es, de hecho, una rama de la psicología que se aboca
al estudio de la sexualidad en relación a las emociones, el erotismo (la seduc-
ción, la sensualidad, el placer sexual) y las diferencias de género u orientación
sexual en torno a esto (entrevista a la sexóloga Paula Muñoz, 24 de febrero
del 2015). Estos estudios se enfocan justamente en temas como la medición
de la satisfacción sexual y el placer sexual que experimenta una persona (el
saber si tiene o no orgasmos, cómo valora el desempeño sexual de su pareja,
qué sentimientos tiene hacia su vida sexual…), así como en las “disfunciones
sexuales”, es decir, condiciones que impiden que una pareja disfrute de sus
Cuadro Nº 1
128
Por otra parte, es importante señalar que la sexología es criticada con fre-
cuencia desde la corriente teórica del construccionismo social, pues se dice
que se trataría de un discurso disciplinante hacia la sexualidad (adoptando la
terminología de Foucault), que dicta qué es lo normal/anormal o permitido/
prohibido al momento de realizar prácticas sexuales (ver por ejemplo Guash,
1993 y Morrow, 2008). También se señala que ella promovería una visión
“esencialista” de la sexualidad, en el sentido de que asume que existe un
“impulso” o “instinto” sexual que es natural en los seres humanos y que es
diferente según el sexo de las personas, sin tomar en cuenta que la forma en
cómo se vive la sexualidad puede estar también determinado por procesos
socio-culturales y variar según el contexto histórico y local. En este sentido, es
interesante que existan estudios que dicen enfocarse en los procesos sociales
en relación a las prácticas sexuales, sin embargo, esos mismos estudios no
dejan de permanecer en la corriente de la sexología. Tal es el caso de una de
las 4 tesis sobre prácticas sexuales que se hicieron en la carrera de Sociología
de la UMSA. Se trata de El capital sexual de las mujeres universitarias de las
ciudades de La Paz y El Alto, de María Luisa Robles (2006). En esta tesis la
autora se plantea estudiar el “capital sexual” de universitarias de la Universi-
dad Pública de El Alto (UPEA) y de una universidad privada de “alto costo”
en La Paz, la Universidad Católica Bolivia (UCB), a través de la aplicación
de una encuesta y la realización de entrevistas semi-estructuradas. Si bien la
autora parte de un interés en comparar mujeres de estratos socio-económicos
aparentemente diferentes (universitarias de la UPEA y de la UCB), el enfo-
130 TEMAS SOCIALES Nº 41 – Natalia Lucía Siles Costa
Por una parte está un estudio realizado por USAID, en coordinación con el
Ministerio de Salud, a cargo de Valencia, Paz y Protto (2010). Éste se basa en
una encuesta realizada el 2008 a 1.019 hombres homosexuales, bisexuales,
transexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (“HSH”), de 18
años o más, en el eje troncal de Bolivia. La investigación tuvo el fin de deter-
minar la prevalencia de enfermedades de transmisión sexual, particularmente
VIH-SIDA, en esta población, así como identificar las prácticas sexuales que
pueden poner a los hombres en riesgo de contagio. Este estudio tiene un énfasis
en la salud sexual y con frecuencia me parece que se basa en prejuicios hacia
la población no heterosexual, sin embargo, a diferencia de otros estudios que
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Por otra parte está el estudio Sexo… que esto, que el otro. Percepciones y
actitudes sobre la sexualidad en parejas de la ciudad de Sucre, realizado por
Fernando Cardozo (2000). Este tuvo como objetivo brindar criterios para
programas de educación en sexualidad, partiendo del principio de que no se
contaba con información en el contexto nacional sobre la intimidad sexual
de las personas. El estudio se basó en una encuesta a 209 personas de 20 a 51
años en Sucre, de estratos “medio y alto” (aunque no se explica cómo están
entendiendo estas categorías), que en el momento de la encuesta tuvieran una
pareja estable (matrimonio o concubinato). Con la idea de que era necesario
asegurarles a las personas encuestadas que la información brindada sería
anónima y confidencial, las personas llenaron las encuestas por su cuenta, las
depositaron en sobres y las devolvieron depositándolas en un ánfora. Según
el autor, del total de 220 personas a quienes se les propuso participar, 32 se
rehusaron a hacerlo. Lo cual me parece que es un porcentaje bajo, tomando en
cuenta además que la ciudad de Sucre es percibida como uno de los lugares
más conservadores del país. En la encuesta se abordaron temas relacionados
con la edad de la primera relación sexual, con quién fue ésta, cada cuánto
tienen relaciones sexuales con su actual pareja y si alguno de los dos ejerce
dominio o poder, si tienen juegos o caricias previas al sexo, si han engañado
a su pareja teniendo sexo con alguien más, quién creen que inicia, presiona o
decide sobre el tener sexo en la pareja, si sienten satisfacción y orgasmos en
sus relaciones, cuánto tiempo dura el coito, cuánto tiempo quisieran que dure,
si se estimulan sexualmente utilizando pornografía, qué hacen después de tener
relaciones sexuales (abrazarse, dormir, conversar, asearse…), cada cuánto se
masturban, qué satisfacción les da esto, si las poses al tener relaciones sexuales
suelen ser las mismas o se utilizan nuevas y si utilizan anticonceptivos. Todos
132 TEMAS SOCIALES Nº 41 – Natalia Lucía Siles Costa
Los estudios que catalogué como psico-sociales son aquellos que buscan des-
cribir los significados, pensamientos y sentimientos que las personas otorgan
a sus experiencias sexuales, así como a factores asociados a éstas, como el
uso de anticonceptivos, las ETS o los embarazos no deseados. Este tipo de
estudios abunda y este enfoque está también presente en los estudios tipo
diagnóstico, de sexología y en los que catalogué como estudios socio-cultu-
rales. En algunas tesis de Psicología hallé que los mismos estudios se definen
como estudios de psicología social y toman como referencia teorías de las
“representaciones sociales” (ver por ejemplo Jitton, 1997). Encontré también
estudios que si bien no se definen como “psicología social”, sí tienen un in-
terés en las representaciones, los significados o las percepciones que tienen
las personas de sus experiencias sexuales. Hallé esto en los estudios tipo
diagnóstico, como mencionaba, así como en tesis de otras carreras, inclu-
yendo Sociología (Brieger, 2000 y Alarcón, 1997) y Filosofía (Marín, 2005),
y en otros estudios que tienen enfoques más sociológicos o antropológicos
y buscan reflexionar sobre las relaciones o la influencia de la cultura en la
sexualidad (ver por ejemplo Rozée, 2008 y Saldías, 2012). Estos estudios se
134 TEMAS SOCIALES Nº 41 – Natalia Lucía Siles Costa
Desde mediados de los 90, y sobre todo en la década del 2000-2010, se han
producido alrededor de 20 estudios de alguna manera relacionados con las
EL ESTUDIO DE LAS PRÁCTICAS SEXUALES EN BOLIVIA 135
Por otra parte, parecidos a estos últimos estudios están los que tienen como
eje principal el género. Se enfocan así en las relaciones de género y su nexo
con las prácticas sexuales, por ejemplo, la diferenciación de activo/pasivo en
una pareja. Basándose en las percepciones o actitudes que tienen sus sujetos
de estudio hacia sus experiencias sexuales, plantean que existen relaciones de
poder y estructuras machistas al momento de vivir las relaciones sexuales y
decidir sobre la regulación de la fecundación, donde resulta que las mujeres
están subordinadas a los deseos de sus parejas hombres. Estos estudios indagan
también sobre cómo el sexo es percibido de diferente forma según el género
de quien participa en la relación sexual y se refieren, por ejemplo, a que los
hombres asocian el tener sexo más con el placer y las mujeres más con lo
136 TEMAS SOCIALES Nº 41 – Natalia Lucía Siles Costa
afectivo (ver por ejemplo Alarcón y Pereira, 2003). Otros estudios también
indagan sobre las masculinidades y el cómo se construyen los roles de género
según las prácticas sexuales, como el de Pereira (2000) y la tesis de Sociología
de Viscarra (2015), sobre la que profundizaré más adelante.
con los encuentros sexuales que se dan entre hombres en estos cines. Si bien
este estudio también tiene como fin hacer una especie de diagnóstico para
prevenir el contagio de enfermedades, se logra dar una descripción detallada
de los cines, cómo se constituyen en espacios masculinos para tener relaciones
sexuales y cómo es la dinámica de ligue en estos. Los autores describen los
cines y las características de los hombres que acuden, así como la percepción
que ellos tienen de los lugares y qué códigos se manejan en los cines para
que se dé un encuentro sexual. Se habla por ejemplo de cómo el sexo casual
sucede en los baños de los cines o cómo se considera que quienes se sientan en
los asientos de atrás están definitivamente buscando tener una relación sexual
en el cine con alguien desconocido. Por otra parte, está la tesis de Sociología
de Viscarra (2015), en la cual el autor, tomando como marco teórico la cons-
trucción de la identidad masculina, estudia a los clientes de prostíbulos en La
Paz y El Alto. El autor da una descripción detallada de esta práctica sexual
y profundiza en las características socio-económicas de los clientes: cuándo
y con quiénes acuden, cuánto gastan, qué opinan de los lugares, qué imagen
tienen de las prostitutas, qué les piden cuando acuden, cómo se sienten después
de haber acudido, si el consumo de pornografía o determinadas actividades
con amistades influyen en que acudan, etc.
viviendo las prácticas sexuales con todas sus complejidades y ver con qué nos
encontramos. Es así que creo que es necesario también intentar conocer no
sólo las percepciones de las personas sobre el sexo sino también las caracte-
rísticas de sus vivencias. Finalmente, creo que estudiar las prácticas sexuales
significa simplemente estudiar una dimensión de la vida de las personas y de
cómo interactúan, además la importancia está en que esa información puede
decirnos algo interesante sobre un momento histórico determinado o cómo se
configuran las relaciones sociales en un determinado espacio.
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