Economia Incaica
Economia Incaica
Economia Incaica
Índice
1Organización política
o 1.1La diarquía
o 1.2La jerarquía imperial
2Organización administrativa
o 2.1División territorial: Suyos o regiones
o 2.2La base decimal de la administración
o 2.3El sistema vial y el transporte
2.3.1Qhapaq Ñan o camino real
2.3.2Los puentes
2.3.3Los tambos
2.3.4Los chasquis
3Organización militar
o 3.1Instrucción premilitar
o 3.2El ejército
o 3.3La jerarquía
o 3.4Armas ofensivas y defensivas
o 3.5Fortalezas
o 3.6Métodos de lucha
4Organización social
o 4.1El Ayllu
o 4.2Clases sociales
5Economía
o 5.1El trabajo
o 5.2División de las tierras
o 5.3Agricultura
o 5.4Ganadería
o 5.5Pesca
o 5.6Comercio y navegación
6Artes
o 6.1Arquitectura y urbanismo
o 6.2Escultura
o 6.3Cerámica
o 6.4Pintura
o 6.5Orfebrería y platería
o 6.6Textilería
o 6.7Música y danza
o 6.8Momificación
7Literatura
o 7.1Literatura cortesana
o 7.2Literatura popular
8Ciencia y tecnología
o 8.1Medicina
o 8.2Matemáticas
o 8.3Astronomía
o 8.4Geografía
o 8.5Historia
o 8.6Metalurgia
o 8.7Tecnología agrícola
o 8.8Tecnología de la conservación de alimentos
o 8.9Trabajo de la piedra
o 8.10Los quipus y otras formas de comunicación
9Religión
o 9.1Divinidades
o 9.2Festividades
10Véase también
11Referencias
12Bibliografía
13Enlaces externos
Organización política[editar]
Detalle de una galería de retratos de los soberanos incas que fue publicada en 1744 en la obra Relación
del Viaje a a la América Meridional en la que Jorge Juan y Antonio de Ulloa fueron sus autores.
La organización política incaica fue una de las más avanzadas de América precolombina. A
decir de Luis E. Valcárcel, el propósito del Estado inca era garantizar el bienestar de todos sus
súbditos, a diferencia de otras monarquías históricas que buscaban solo defender los
privilegios de grupos reducidos. El imperio incaico «garantizó a la totalidad de seres humanos,
bajo su jurisdicción, el derecho a la vida mediante la satisfacción plena de las necesidades
físicas primordiales de alimentación, vestido, vivienda, salud y sexo.» Ello se logró
organizando de manera meticulosa a los pobladores, considerados ante todo como actores del
proceso de la producción económica, de modo que pudieran evitar las hambrunas y estar
siempre prevenidos ante los embates destructivos de la naturaleza. El Estado inca tuvo, pues,
un alto sentido de previsión social.1
La diarquía[editar]
Los cronistas españoles, cuyos escritos constituyen la fuente primaria de la historia inca,
interpretaron al sistema político de los incas según su concepción europeísta y occidental. Es
por eso que describieron al gobierno inca como una monarquía absolutista, a la cabeza del
cual se hallaba un solo soberano absoluto, el Inca. Sin embargo, los modernos estudios nos
dejan entrever que existieron dos gobernantes que ostentaron al mismo tiempo el mando.23
Uno pertenecía a la parcialidad del Hanan Cuzco (Cuzco alto) y el otro a la del Hurin Cuzco
(Cuzco bajo). Esta dualidad del Hanan y del Hurin se daba también en los curacazgos, y se
remonta a la época preincaica; es pues, típica de la cosmovisión andina.4 Según Waldemar
Espinoza Soriano, si bien en el Imperio había dos administradores o jefes máximos, ello no
significa que existiesen dos monarquías paralelas, sino que solo había una, debidamente
unificada. Los dos gobernantes tenían sus bienes y posesiones de manera equivalente,
aunque era el de Hanan el que reunía más rango por ser el que manejaba la vida cívica,
política, económica, social y militar; por eso se le llamaba el Sapa Inca. El otro gobernante, el
de Hurin, concentraba en su persona el poder sacerdotal: era el Willaq Umu, y aunque era de
menos rango, no por ello dejaba de tener enorme influencia en las decisiones imperiales.5
La jerarquía imperial[editar]
El Sapa Inca o, simplemente, el Inca era pues, el máximo gobernante, que compartía el poder
con el sumo sacerdote o Willaq Umu. Todos sus súbditos debían acatar con sumisión sus
órdenes. Símbolo de su poder era la mascapaicha, una especie de borla de lana roja que
ceñía en la cabeza. Ejercía las funciones de su gobierno desde el palacio particular que cada
uno se hacía construir en el Cuzco. Allí concedía audiencia todo el día y administraba justicia.
Pero también viajaba con frecuencia por todo el territorio de su imperio, llevado en andas
sobre hombros de cargadores, para atender personalmente las necesidades de su pueblo.6
Al Inca le seguían en jerarquía:
Organización administrativa[editar]
División territorial: Suyos o regiones[editar]
Artículo principal: Suyos del Imperio incaico
Mapa del imperio incaico: Chinchaysuyo (en rojo), Collasuyo (en azul), Antisuyo (en verde)
y Contisuyo (en amarillo).
Los cronistas afirmaron que el imperio incaico estuvo dividido en cuatro grandes distritos
conocidos como suyos (del quechua suyu, que significa
surco): Chinchaysuyo, Antisuyo, Collasuyo y Contisuyo. El centro de esta división era el
propio Cuzco. Debido a ello, el imperio adoptó el nombre de Tahuantinsuyo, es decir, los
cuatro suyos o regiones, concordantes con los cuatro puntos cardinales. El concepto
del suyo era más que nada demarcativo. No equivalía a una denominación política ni étnica,
tan así que nunca los pobladores del imperio se autodenominaron tahuantinsuyanos.
Los suyos se dividían a la vez en huamanis o grandes provincias, los cuales solían coincidir
con las fronteras de los territorios de los pueblos o etnias sometidas al imperio.
Los huamanis se dividían a su vez en sayas o sectores, que eran dos: Hanansaya o parte alta,
y Hurinsaya o parte baja. En cada saya vivía un número variable de ayllus o grupos
familiares.11
Se ha atribuido al inca Pachacútec la creación de este sistema de organización del territorio;
sin embargo sabemos que se trataba de una práctica mucho más antigua.
El Qhapaq Ñan o Camino Real es, indudablemente, el más imponente ejemplo de la ingeniería
civil incaica. Tiene una longitud de 5.200 km y servía de enlace a una red articulada de
caminos e infraestructuras de más de 20.000 km, construidas a lo largo de dos milenios de
culturas andinas precedentes a los incas. Todo este sistema de caminos recorría, superando
los potenciales obstáculos de los candentes desiertos, de la escabrosidad de las montañas,
los zigzag de las quebradas, las correntadas de los ríos, vinculando diversos núcleos
productivos, administrativos y ceremoniales: cuyo centro era la ciudad del Cuzco, donde,
como en la Roma antigua, todos los caminos confluían.15
El Qhapaq Ñan se dividía en dos ramales longitudinales: el camino de la costa y el camino de
la sierra. Interconectaba localidades tan distantes como Quito, al norte, y Tucumán, al sur. Los
cronistas españoles alabaron no solo su extensión, sino su trazado, anchura y calidad, sobre
todo por el esfuerzo que significó su construcción en medios tan agrestes como los Andes y
los desiertos costeros; tanto así que lo compararon con la red vial del Imperio romano.16 Es
evidente que la red vial incaica facilitó la conquista española, según lo aseveran los
entendidos.
En el 2014, la Unesco proclamó al Qhapaq Ñan como Patrimonio de la Humanidad. 17
Los puentes[editar]
Para cruzar ríos, salvar quebradas o desfiladeros, los incas construyeron ingeniosos puentes.
Existieron tres clases de estos:18
Los puentes de piedra o puentes fijos, que se construían en medio de ríos de poco caudal
o quebradas angostas.
Los puentes colgantes, fabricados de resistentes fibras de maguey, que soportaban el
peso de hombres y animales de carga.
Los puentes flotantes o de oroyas, constituidos por grandes cestos o balsas sujetas con
gruesas sogas, que se extendían de una orilla a otra, donde los cabos se sujetaban a
peñascos o pilares. Para cruzar el río el viajante se subía a la balsa y tiraba de la soga,
hasta llegar a la otra orilla.
Los tambos[editar]
Un tambo era una construcción que servía de depósito de alimentos, vestidos, herramientas y
armas, que los incas hicieron construir a lo largo de los caminos que cruzaban el imperio, a fin
de que allí pudiesen descansar y reparar sus fuerzas los funcionarios, los ejércitos en
campaña y aun el mismo Inca con su séquito. Los viajeros particulares no podían participar de
estos beneficios pues estos estaban obligados a llevar alimentos de su propia tierra. Había
tambos aún en los lugares desiertos y cuando estaban cerca de algún pueblo tenían por
objeto evitar que el paso del ejército y los funcionarios no aumentara la carga tributaria al
mismo. Los españoles admiraron este sistema y lo aprovecharon.1920
Los chasquis[editar]
Para llevar las órdenes y disposiciones del Inca a todos los confines del Imperio en la menor
brevedad posible, existió un sistema de correo de postas denominado de los chasquis. Estos
eran jóvenes corredores apostados en los caminos y que se cobijaban en chozas. Cada
puesto estaba a una distancia prudencial del otro, aproximadamente de 1.5 km, pues decían
que aquello era lo que un joven podía correr con ligereza, sin cansarse. Cuando el encargado
de llevar el mensaje llegaba al puesto en donde terminaba, anunciaba su llegada por medio de
un pututo (trompeta hecha de concha marina), saliendo a su encuentro otro mozo, que
escuchaba el mensaje dos y tres veces, hasta memorizarlo exactamente y, a su turno, salía a
la carrera para transmitirlo al próximo puesto. Por ello el mensaje debía ser corto, concreto y
muy simple para evitar que se olvidasen. Otras noticias se transmitían por quipus o hilos con
nudos, sistema mnemotécnico cuyo significado solo lo podían descifrar las personas
entendidas. De ese modo, se llevaba a cabo una gigantesca carrera de postas que permitía
que las órdenes, noticias, mercaderías, etc., llegara a su destino con bastante rapidez. Se
asegura que así se conocían en Cuzco las noticias de Chile o Quito sólo en el término de 15
días y aún menos; y que el Inca recibía en su palacio cuzqueño pescado fresco desde la
costa.1920
Organización militar[editar]
Véase también: Ejército inca
Manco Inca fue el primer guerrero inca en adoptar la técnica militar de los hispanos (espadas, corazas
de hierro y caballos de guerra).
Los incas formaron un ejército fuerte acorde con las necesidades de su Estado expansionista.
Se dividía en grupos de guerreros profesionales y soldados reclutados especialmente para
cada campaña, y basaba su poder en la cantidad de hombres, la eficiente logística, la férrea
disciplina y moral de combate, y la construcción de fortalezas militares. Las acciones bélicas
guardaban un carácter religioso.
El Estado Incaico planificó tanto las conquistas de pueblos vecinos como la defensa del
territorio propio. Su base fue un ejército bien dotado, una red de caminos que facilitaban su
desplazamiento y la construcción de grandes fortalezas que cumplían como principal función
la disuasión de posibles ataques y su contención, si se producían.