Análisis de La Deuda Pública en Colombia 2019
Análisis de La Deuda Pública en Colombia 2019
Análisis de La Deuda Pública en Colombia 2019
En Colombia la Deuda Pública en su historia ha sido un factor de profundo conflicto dentro de las diversas
vertientes filosóficas que políticamente pugnan por administrar las arcas de la nación, y esto ha generado a lo
largo del acontecer Colombiano, la gran causa del conflicto social que persiste en nuestro país, y que ahora se
acentúa por el incremento de esta deuda que fue tomada como herramienta para lograr el propósito de la paz. Por
eso es de gran importancia este análisis lleno datos y conclusiones de muchos estudiosos de la Administración
Pública Nacional.
“La utilización de la deuda externa como arma de dominación jugó un papel fundamental en la
política imperialista de las principales potencias capitalistas a lo largo del siglo XIX, y prosigue en el
siglo XXI bajo otras formas.” (Toussaint, 2018, pág. 11)
“La deuda pública se convierte en una de las palancas más potentes de la acumulación originaria.
Es como una varita mágica que infunde virtud procreadora al dinero improductivo y lo convierte en
capital sin exponerlo a los riesgos ni al esfuerzo que siempre lleva consigo la inversión industrial e
incluso la usuraria... la deuda pública ha venido a dar impulso a las sociedades anónimas, al tráfico
de efectos negociables de todo género, al agio; en una palabra, a la lotería de la bolsa y a la
moderna bancocracia” (Marx, 1867, pág. 143)
Es importante destacar como desde 1810, es decir desde el nacimiento de Colombia como
República independiente en el marco de la Gran Colombia incluía Venezuela, Ecuador y Panamá,
la deuda ha estado presente en su configuración político-económica, pues a través de
empréstitos con la Corona Británica fue que se financiaron las contiendas independentistas y su 11
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consolidación como nación, como se observa en la ilustración no.1 frente al nivel de
endeudamiento de la República de la Gran Colombia con Inglaterra, quien en su momento
experimentaba un auge en el mercado bursátil y en el comercio exterior, lo cual desencadenaba
a su vez que el monto que se cobraba a los Estados fuera superior al que había sido entregado,
tesis que también ha sido sostenida por Eric Toussaint, como se evidencia en el siguiente
extracto:
“A partir de los años 1820, los gobiernos de los países latinoamericanos, recién salidos de las guerras
de independencia, se lanzaron a una ola de empréstitos. Los banqueros europeos buscaban con
entusiasmo las ocasiones para endeudar a esos nuevos Estados, ya que les resultaba
extremadamente beneficioso. En un primer momento, esos préstamos se destinaron a cubrir los
esfuerzos de la guerra para garantizar y reforzar la independencia. En los años 1820, los préstamos
externos tomaban la forma de títulos de la deuda emitidos por los Estados por el intermedio de
banqueros o corredores de bolsa en Londres.” (2018, pág. 13)
Ilustración 1 Créditos Británicos a América Latina: Condiciones financieras originales y sumas recibidas 1822-1825 [1]
“La entonces Gran Colombia fue el primer país de América Latina en recibir un préstamo -£2
millones- de los banqueros privados de Londres a principios del auge crediticio en 1822.
Posteriormente, en 1824, la Gran Colombia sacó avante un préstamo por £4.75 millones, el más
grande recibido por una nación latinoamericana, y el segundo en tamaño -después de Dinamarca-
contratado por nación alguna durante el período 1821-1825. Las dos operaciones fueron seriamente
motivadas por el imperativo de consolidar la independencia de España. De aquí el que las deudas
acumuladas por la Gran Colombia fueran típicamente deudas de guerra. El acceso al financiamiento
internacional fue facilitado por razones de política internacional; de hecho, la Gran Bretaña
reconoció formalmente la independencia de los nuevos estados latinoamericanos en 1824 cuando
las campañas militares aún no habían concluido.” (Avella Gómez, 2007, págs. 17-18)
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Ahora bien, cuando en la década de los 30 del siglo XIX se genera la separación de Ecuador
y Venezuela, se realiza un reparto de la deuda que para el momento tenía la Gran Colombia, de
acuerdo a la población y al territorio de cada una de las nuevas naciones. Sin embargo, desde
1832, e incluso desde antes, cuando se llevó a cabo la división se realizaron moratorias, ceses de
pago y renegociaciones de deuda con estos tres países, lo cual en Colombia se estabilizó con el
Acuerdo firmado en 1861, la Convención de Paris. [2]
“En términos agregados la deuda pública total de la Gran Colombia (externa e interna) ascendía a
$102 millones de pesos de los cuales 51 millones se le asignaron a la Nueva Granada, 29 millones a
Venezuela y 22 millones a Ecuador” (Villaveces Niño, 2007)
“Desde el comienzo de la lucha por la independencia, Simón Bolívar, así como otros dirigentes
independentistas, se lanzó a una política tanto de endeudamiento interno —que evidentemente
terminó beneficiando a las clases dominantes locales— como de endeudamiento externo ante
Inglaterra y sus banqueros. Con el fin de poder pedir préstamos en el exterior puso como garantía
una parte de las riquezas de la nación y tuvo que suscribir acuerdos de libre comercio con Gran
Bretaña.” (Toussaint, 2018, pág. 37)
Teniendo en cuenta los altos montos de deuda externa que se habían contraído con Gran
Bretaña, la crisis financiera que se desencadenó en Londres a partir de 1825 [3], y las
renegociaciones y convenios que se suscribieron con los acreedores luego de la separación y
reparto de saldos, la deuda interna y los baldíos adquirieron gran importancia, debido a los
intereses de las clases económicas dominantes que ostentaban estos títulos. [4]
Una de las soluciones que la Nueva Granada brindó dentro de los diversos convenios
que suscribió fue destinar montos de ingresos específicos para el pago de estas acreencias, la 33
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venta de títulos y el pago de estos con baldíos [5], disposiciones que se vieron recogidas en el
ordenamiento jurídico nacional, como lo ha expuesto Absalón Machado:
“La crisis fiscal del Estado fue recurrente durante casi todo el siglo XIX y los baldíos fueron
una ayuda valiosa para sortear el pago de la deuda. Hacia los años veinte las rentas del
Estado (tabaco, oro y aduanas) estaban hipotecadas como garantía de la deuda y de sus
intereses.
Fue en 1826 (Ley 22 de mayo de 1826) cuando se articularon de manera definitiva los
baldíos a la amortización de deuda pública. Y en la década del treinta la política permitió el
otorgamiento de baldíos a cambio de bonos de la deuda externa y la Ley 20 de abril de 1838
dispuso la venta de bonos por dinero o por vales de deuda.
Las leyes de 1838 y 1839 cambiaron la política de fomento a la migración para destinar las
tierras baldías al pago del servicio de la deuda externa. Lo mismo sucedió con leyes sucesivas en
1843 y 1853.” (Machado, 2017)
Desde 1820 América Latina afrontó diferentes crisis de Deuda [6] que Colombia asimiló de
forma particular, debido a las especialidades de su desarrollo económico y sus relaciones
internacionales; sin embargo, no puede olvidarse que existen diferentes reformas en nuestro país
que se dan debido al manejo de estas crisis por las Instituciones Financieras Internacionales.
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Tabla 2 Títulos de concesiones de baldíos hasta 1874 [8]
Como se puede observar de las Tablas No. 1 y 2 si bien se llevaron a cabo mayor número
de concesiones a cultivadores, los tenedores de bonos se vieron beneficiados con un mayor
número de hectáreas, esto teniendo en cuenta que las adjudicaciones de baldíos que se llevaron
a cabo en este periodo no tenían unas reglas claras, respondieron a auges de la demanda del
comercio exterior [9] y en su mayoría fueron dirigidas al pago de deuda pública, lo cual conllevó
a una gran acumulación de tierras en manos de extranjeros y de la élite financiera, militar y
hacendataria nacional que o bien eran tenedores de bonos o intermediarios en su
comercialización, y que sentaron las bases para los conflictos posteriores que surgirán en torno
a la distribución de la tierra, anudado no sólo a la adjudicación sino a las condiciones que se
desarrollaron en las bonanzas de las exportaciones de productos agrarios. [10]
Desde 1903, con la separación de Panamá, y aún con mayor fuerza en la década de 1920,
Colombia fortaleció sus relaciones con Estados Unidos, en el periodo que para la economía
colombiana se conoció como la “prosperidad al debe”, en donde la financiación externa desde
E.E.U.U jugó un papel trascendental en un escenario marcado por el auge y crecimiento del
mercado financiero y bursátil internacional. Este fortalecimiento de relaciones con E.E.U.U tuvo
como punta de lanza la misión Kemmerer de la cual se conllevó a una “reforma integral de las
estructuras monetaria y financiera colombiana.” (Caballero Argáez, 2016, pág. 98)
“A comienzos de la década del noventa, en Colombia se dio inicio a una serie de reformas de carácter
estructural. Se asumió un nuevo modelo de desarrollo económico basado en la internacionalización y
apertura de la economía, consecuente con la implantación de un conjunto de reformas de tipo
estructural y, después de un siglo, se reestructuró el esquema sociopolítico con la reforma de la
Constitución político-administrativa del país.
El programa de apertura económica, adoptado en 1990, incluyó una serie de medidas tendientes a la
modernización y mejoramiento de la organización institucional del Estado, acordes con el
reordenamiento económico y sociopolítico.” (Garay, 1998, pág. 71)
Años más tarde se dio la adopción casi total de las disposiciones del Consenso de
Washington por medio de un desarrollo legislativo que se llevó a cabo de 1990 hasta 1998, y que
tuvo cabida en la construcción de la Constitución Política de 1991, en donde con disposiciones
como la autonomía del Banco de la Republica, la organización del gasto, la descentralización y los
principios orgánicos económicos que regirían la estructura y funcionamiento de la
administración pública, se consolida la constitución económica neoliberal dentro de la
Constitución del Estado Social de Derecho, lo que muchas de las veces ha llegado a ser
contradictorio.
“Las medidas adoptadas a finales de los ochenta fueron complementadas y profundizadas por la
administración Gaviria (1990-1994), la cual planteó la decidida apertura e internacionalización de la
economía. Las reformas estructurales llevadas a cabo abarcaron desde una Asamblea Constituyente
que daría origen a la nueva Constitución Nacional de 1991, hasta reformas estructurales e
institucionales en sectores como el laboral, el financiero, el cambiario, el comercial y el tributario.”
(Garay, 1998)
Dentro del desarrollo legislativo de este año se encuentran reformas laborales y pensionales,
privatización de los servicios públicos, desregulación y privatización del sistema financiero y
cambiario, comercio exterior, reformas tributarias y el estímulo a la inversión extranjera directa,
entre otros.
La ley 49 de 1990 fue la primera reforma tributaria de la década de los 90, sin embargo
llamó la atención no solo por los beneficios tributarios que ella contenía sino por las
disposiciones en torno al saneamiento fiscal por medio de la adquisición de títulos de deuda
pública, ha sido conocido por los expertos nacionales en el tema, que los principales
beneficiarios de estas disposiciones fueron en su mayoría dineros del narcotráfico, lo cual hace
bastante ilegitima esta disposición pues parte de la deuda externa que se convirtió en deuda
interna a través de los bonos vendidos en razón de esta medida fueron adquiridos por este
sector, sector que generó una crisis social y una ola de violencia que afectó a la población en
general.
Para poder acogerse a la Ley de saneamiento de capitales se debía cumplir con una o
varias de las siguientes condiciones:
“[...] la combinación del recurso al endeudamiento exterior con la adopción del libre comercio
constituyó el factor fundamental de la subordinación de Latinoamérica a partir del siglo XIX.”
(Toussaint, 2018, pág. 23)
La crisis financiera de 1998-1999 tuvo sus raíces en las reformas que en principios de los
90 se realizaron por parte del gobierno colombiano para cumplir con los objetivos del Consenso
de Washington y desregularizar varios aspectos de la economía. La aplicación de la ley 45 de 1990
y la ley 9 de 1991 repercutieron en el funcionamiento del sistema bancario. Sin embargo,
también es necesario destacar las implicaciones presupuestales que tuvo la puesta en marcha de
la nueva constitución en 1991.
“[…] la crisis del final de la década de los noventa ha sido catalogada por los economistas e
historiadores como la peor del siglo XX, tanto por sus costos fiscales y económicos como por sus
implicaciones sociales. A inicios de esta década, el marco institucional de la economía colombiana,
al igual que el de otras economías en desarrollo, registró cambios importantes, “tendientes a elevar
la eficiencia de la economía, incentivar el crecimiento del producto y responder a los retos del nuevo
escenario internacional” (Fogafin, 2009).
Esta crisis financiera, también conocida como la crisis del UPAC trajo consigo
repercusiones de considerable importancia en la sociedad colombiana, en el entendido que la
crisis estuvo relacionada con una burbuja inmobiliaria que al momento de estallar debido a los
desproporcionados intereses del momento conllevó a que muchas familias perdieran sus
hogares al ser hipotecados por el no pago de los créditos que se habían convertido en
imposibles de pagar.
• Reducir las tasas de interés sobre los préstamos vigentes e instruyó al banco central para
que estableciera una tasa máxima de interés para este tipo de préstamos.
“Las crisis financieras no van a desaparecer. Pero sería una actitud agorera sostener que no es
posible lograr que sean menos frecuentes o graves. Como primer punto del orden del día está la
prevención de las crisis. Con ese fin, el FMI ha intensificado la actividad ordinaria de supervisión
sobre la política económica de los países, centrándose en los factores que podrían llevar a que sean
más vulnerables a las crisis, por ejemplo, medidas macroeconómicas inadecuadas, sistemas
financieros frágiles, regímenes cambiarios inapropiados y otros aspectos similares. También ofrece
incentivos financieros a los países que adopten medidas para que las crisis sean menos probables.”
Este acuerdo, que fue uno de los primeros acuerdos stand-By suscritos por Colombia con el
FMI, contenían las siguientes condiciones:
• “Ajuste fiscal del sector público combinado de 5,9% en 1999 a 1,3% del PIB en 2002, a
través de reformas tributarias para ampliar la base impositiva, reducir la evasión y
eliminar rentas exentas; reducir el gasto del gobierno comenzando por reducir las
transferencias a los territorios.
• Estabilizar la deuda externa del sector público en un 34% del PIB en los cuatro años de
gobierno. Política monetaria dirigida a obtener un 11% de inflación en 1999 y pasar a un
6% en 2002.
• Política cambiaria orientada a que el mercado de divisas fije el tipo de cambio y facilite
el manejo de la conducción de la política monetaria.
• El déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos para 1999 de 1,3% del PIB; y para el
2002 de 3,2% del PIB.
• El crecimiento económico que en 1999 fue de -3,5%, para el 2002 debería registrar un
porcentaje alrededor del 4,8%”
“Las dos crisis financieras sistémicas que experimentó la economía colombiana a lo largo de la
segunda mitad del siglo XX fueron de naturaleza diferente, pero con algunos elementos en común.
Estos eventos estuvieron antecedidos por períodos de auge y aumentos significativos de los flujos de
capitales del exterior. Ese entorno macroeconómico propició el aumento del endeudamiento externo
(privado y público), lo cual, en su conjunto, se tradujo en la expansión de la cartera del sistema
financiero nacional y el surgimiento de burbujas en los precios de los activos. Otro elemento en
común de las crisis financieras mencionadas es que su detonante fue una crisis financiera externa,
la cual hizo disminuir los flujos de capitales del exterior, generó una caída abrupta en el precio de
los activos, un deterioro en la capacidad de pago de los agentes y finalmente se tradujo en la caída
del producto y la quiebra de varias entidades financieras”
En desarrollo de las disposiciones del Acuerdo Extendido con el FMI se desarrolló otro
proceso de consolidación normativa y constitucional del neoliberalismo en Colombia por medio
de reformas constitucionales y legales, dentro de las cuales se destacan las reformas laborales,
privatización de los fondos de pensiones, recentralización del control del presupuesto para la
deuda de los entes territoriales, reforma del sistema de transferencias, introducción del marco
fiscal de mediano plazo, implementación del superávit primario, y la reforma constitucional para
introducir las disposiciones de sostenibilidad fiscal e impacto fiscal, entre otras.
La crisis de la caída de los precios del petróleo generó en Colombia, entre otras, dos
consecuencias a resaltar: i) el aumento casi inmediato de la deuda transada en dólares debido a
la valorización de esta divisa; ii) aumento del déficit fiscal, y por consecuente recortes
presupuestales al gasto público, debido a la disminución de los ingresos del Estado que en su
mayoría dependen de esta actividad.
Gráfica 2 Exportaciones en Colombia en algunos sectores desde 1915 hasta 2012 en (%) [12]
Gráfica 3 Precio de las materias primas entre 1999 y 2015 en (puntos básicos) [13]
Este incremento de los precios de las materias primas generó el aumento demencial del
extractivismo en los países dependientes en particular en los países de América Latina y,
claramente, en Colombia. Según el Atlas Global de Justicia Ambiental, Colombia es el país con
mayores conflictos ambientales con alrededor de 72 conflictos para el año 2014.
“En América Latina, el mayor número de casos de conflicto documentados por el atlas están en:
Colombia (72), Brasil (58), Ecuador (48), Argentina (32), Perú (31) y Chile (30)” (Semana Sostenible,
2014)
Aunque se evidencia en la gráfica 2- como en el año 2014 los precios de las materias
primas o Commodities tienen un gran desplome en sus precios internacionales, estas dinámicas
de sobreexplotación de la naturaleza no cesaron, puesto que la tesis gubernamental en el país y
en gran parte de América Latina ante la crisis devenida de la caída de los precios de las materias
primas es recuperar lo perdido por los bajos precios con una mayor explotación de los recursos
naturales y/o Commodities.
Anudado a esto se observa como desde los inicios de las negociaciones para el fin del
conflicto con las FARC-EP, la deuda fue vista como una alternativa para el financiamiento de las
disposiciones que de estas se concluyeran.
Con la publicación del proyecto de Presupuesto General de la Nación para el año 2018 en
Colombia, el primer presupuesto en la era del pos-acuerdo en el país, se develan los intereses
del gobierno nacional y por ende el verdadero compromiso en la construcción de una sociedad
más justa para con la sociedad colombiana; una sociedad que en los últimos meses ha estado
dinamizada por múltiples manifestaciones que van desde las demandas de los indígenas por la
autonomía y la autogestión de sus territorios, pasando por las consultas populares lideradas
por comunidades empoderadas en la defensa de sus ecosistemas, hasta las reivindicaciones de
sectores como el de la educación encabezado por los maestros en el país.
monto se va al pago de intereses. A nivel de los entes territoriales, se evidencia como, aun
cuando existe un control desde el Gobierno Central, estos se siguen endeudando siendo
representativo el ultimo cupo de endeudamiento que se aprobó para la ciudad capital Bogotá
con el fin de financiar la construcción del metro, proyecto que en su funcionamiento será
concesionado lo cual generará una privatización de las ganancias como se ha presentado con el
sistema de transporte público TRANSMILENIO. Y finalmente, a nivel de los hogares y las
empresas, se ha puesto de manifiesto los altos niveles de cartera vencida que se ha llegado en
estos sectores, los cuales llegan incluso a ser mayores a los que se presentaron en 1998-99
previo a la crisis financiera.
4) Conclusiones
Es por esto que consideramos la deuda como un eje transversal de las reivindicaciones y
que puede servir como punto de unión para los diferentes movimientos y organizaciones
sociales para reclamar al gobierno un verdadero compromiso con la paz con justicia social,
ambiental y económica, que puede desarrollarse a través de una auditoria ciudadana de la
deuda en nuestro país con el fin de examinar cuales son los orígenes de la deuda y cuáles no
debemos pagar, lo cual significaría un aumento de recursos para otras asignaciones como
derechos fundamentales.
Bibliografía
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Vélez Álvarez, L. G. (2010). Politica y legislación de tierra en Colombia en los siglos XIX y XX.
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[2] “La independencia política de las repúblicas latinoamericanas abrió un nuevo escenario a la
inversión extranjera. El auge llegó a su fin cuando una crisis financiera en el centro, en 1825,
paralizó tanto el crédito doméstico como las salidas de capital financiero. Las moratorias sobre
la deuda soberana se extendieron ampliamente en América Latina desde mediados de 1826,
luego del colapso simultáneo del comercio internacional y de las exportaciones de capital.
Solamente un deudor, el Brasil, con una posición comercial privilegiada, podría honrar
cumplidamente el servicio de su deuda.” (Avella Gómez, 2007, pág. 18)
[3] “En diciembre de 1825, comenzó la primera gran crisis mundial del capitalismo después del
estallido de la burbuja especulativa creada durante los años anteriores en la Bolsa de Londres. Esa
crisis provocó una caída de la actividad económica, produjo numerosas quiebras de bancos y creó
una aversión por el riesgo. A partir de 1825, los banqueros británicos, seguidos de los banqueros
europeos, cortaron los préstamos tanto hacia el exterior como en el mercado interno. Los nuevos
Estados, que contaban financiar el reembolso de sus deudas con nuevos préstamos de Londres o
de París, no encontraron banqueros dispuestos a prestarles el dinero requerido. La crisis 1825-
1826 afectó a todas las plazas financieras de Europa: Londres, París, Frankfurt, Berlín, Viena,
Bruselas, Ámsterdam, Milán, Bolonia, Roma, Dublín, San Petersburgo… La economía entró en
depresión, centenares de bancos, comercios y manufacturas quebraron. El comercio internacional
declinó fuertemente.” (Toussaint, 2018, pág. 27)
[4] “En 1861, la llamada Convención de París estableció un nuevo acuerdo entre los
negociadores colombianos y los tenedores de bonos para restablecer el servicio de la
deuda. En primer término, se acordó que los intereses devengados y no pagados se
capitalizarían formando un sólo acervo con el antiguo capital de la deuda; el nuevo acervo
ganaría un interés de 2% entre el 1º de diciembre de 1860 y el 1º de diciembre de 1866, y
3% en adelante. Para el servicio de la deuda se asignó el 25% de los recaudos aduaneros
entre el 1º de diciembre de 1860 y el 1º de diciembre de 1866, y el 37% en adelante; una
décima parte de dichos porcentajes se destinó a amortización de la deuda. Además, se
estableció que, para efectos de redención de la deuda mediante la entrega de tierras
baldías, la relación de cambio sería de treinta hectáreas de tierra por cada £100 de deuda
activa, y dieciséis hectáreas por cada £100 de la deuda diferida de 1845.” (Avella Gómez,
2007, págs.
46-47)
[5] “Con la Ley de 1838 y el denominado Convenio Ordóñez de 1845, se activó el mercado de
bonos de deuda en toda la República. Así los grandes prestamistas del Estado (internos y
externos) se hicieron adjudicar inmensas extensiones de tierras baldías a un precio ínfimo.”
[6] “Desde su independencia, en los años 1820, los países de América Latina sufrieron
cuatro crisis de la deuda.
– La primera se declaró en 1826, producida por la primera gran crisis capitalista
internacional que comenzó en Londres en diciembre de 1825. Esta crisis de la deuda se
prolongó hasta los años 1850.
– La segunda comenzó en 1876 y terminó en los primeros años del siglo xx.11
– La tercera comenzó en 1931, como prolongación de la crisis que había estallado en 1929
en Estados Unidos. Se acabó a finales de los años 1940.
– La cuarta estalló en 1982, ligada al giro tomado por la Reserva Federal de Estados Unidos en
materia de tipos de interés, junto a la caída de los precios de las materias primas. Esta cuarta
crisis terminó en 2003-2004, cuando la subida de los precios de las materias primas aumentó
enormemente las rentas en divisas. Los países de América Latina se aprovecharon también de
tipos de interés internacionales que habían bajado enormemente como consecuencia de las
decisiones de la FED, seguida por el BCE y el Banco de Inglaterra, a partir de la crisis bancaria en
el Norte iniciada en 2008-2009.” (Toussaint, 2018, págs. 15-16)
[9] “[...] la aceleración de las adjudicaciones de baldíos está asociada con el auge de la
demanda de ciertos productos, como la quina, que llegó a su pico más alto durante el
periodo comprendido entre 1871- 1875. Un nivel similar se alcanzaría a principios de la
década de los noventa, como consecuencia de la expansión del café.” (Huertas Blanco, 2016,
pág. 23)
[10] “El Estado terminó así estimulando y articulando el capital mercantil al especulativo [...]
Estas adjudicaciones se hicieron con gran liberalidad, arbitrariamente y con límites
imprecisos de las propiedades que dieron origen a conflictos posteriores.” (Machado, 2017)
[11] Deudocracia ha sido definida como la dictadura de los mercados y acreedores que se
hace evidente en los procesos de endeudamiento que han llevado a los pueblos del Sur y
también en el viejo continente, a procesos de empobrecimiento e incremento de las
desigualdades, al poner el pago de la deuda por delante del bienestar de las poblaciones.
(Fresnillo, 2012)