El Orden Del Discurso COMENTARIOS
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Esta materialidad tiene dos niveles. Por una lado, Foucault afirma que todo
discurso existe en el contexto de un sistema de regulaciones, de mecanismos
restrictivos o como el los denomina también, de rarefacción. Todo discurso por lo
tanto refiere a estos mecanismos. Significativamente Foucault no afirma que un
discurso existente refiere a los discursos excluidos, tal como lo hiciera Bakhtin con
la noción de polifonía. Se contenta en este contexto con señalar que el modo
general de producción de discursos es la rarefacción de los mismos, su
encauzamiento por una serie de mecanismos. Estos se dividen en tres categorías:
1) Procedimientos de Exclusión:
Existen tres procedimientos de exclusión. Por un lado la prohibición simple y llana
(p. 11). Por otro lado la división y el rechazo (p. 12), procedimiento cuyo ejemplo
fundamental es la división de los discursos en cuerdos y locos, y la consiguiente
exclusión de estos últimos (tema estudiado por Foucault en Folie et Déraison) y
por fin el procedimiento de la división de discursos en verdaderos y falsos (p. 15),
tema que lleva a la hipótesis de una ‘volonté du savoir’, es decir, a la pregunta
porque el ser verdadero o falso es algo pertinente para un discurso.
Pertenecen a este,
3) Limitación de los sujetos que emiten discursos. Los mecanismos que permiten
limitar el numero de sujetos que pueden originar o repetir discursos son, el ritual,
las sociedades de discursos, la doctrina (p. 44), y los mecanismos de apropiación
social del discurso (45-46).
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El Orden del Discurso
Michel Foucault
Bien. Foucault plantea en su discurso, que "en toda sociedad la producción del
discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por un cierto
número de procedimientos que tienen por función conjurar los poderes y
peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible
materialidad." Para lograrlo, clasifica los principales sucesos que afectan al
orden del discurso.
Bueno, pero cuando Foucault pronunció este discurso, no tenían a bien existir
estas ideas (y otros no teníamos a bien de haber nacido...). El plantamiento de
Foucault para "atacar" los "problemas" antes mencionados incluye cuatro
principios:
Por último Foucault identifica un tercer conjunto de relaciones de poder que regulan la
distribución de los discursos en el cuerpo social: los procedimientos de enrarecimiento
de los sujetos que hablan. Éstos no dominan los poderes del discurso, sino que
determinan sus condiciones de utilización, imponiendo a los individuos cierto número
de reglas (por ejemplo, el uso de criterios para citar documentos en una exposición
científica, filosófica o ensayística) e impidiendo, por otra parte, el acceso universal al
discurso, restringiendo su entrada. Un ejemplo de ello, propuesto por el propio
Foucault, son los sistemas escolares, los cuales definen criterios para ingresar a los
grupos sociales al dominio de ciertos saberes, excluyendo de ellos a otros sectores
sociales.15
De tal forma que la "analítica del poder" será una forma de historizar el presente para
delinear la cartografía política de nuestro tiempo, preguntándose siempre por el modo
de circulación de las relaciones de poder en nuestras sociedades. En este sentido, la
pregunta política de la "analítica" desarrollada por Foucault es ¿cómo se ejerce el
poder? y no ¿qué es el poder? Pregunta a la que se suele responder con modelos
institucionales o jurídicos. Para Foucault, la teoría política es una conceptualización
esencialista que estructura el análisis del poder en una disyuntiva como la siguiente: o
bien el poder es represivo y restrictivo, por lo cual adopta la forma de la ley y del
consenso (modelo legal estructurado en la pregunta ¿qué es lo que legitima el poder?),
o bien es isomorfo a la economía y por consiguiente desempeña la función formal de
ser un instrumento de la clase dominante (modelo institucional que gobierna la
pregunta ¿qué es el Estado?)18 En ambos casos, argumenta el pensador francés, la
especificidad y la materialidad de las relaciones de poder resultan invisibilizadas por la
teoría al plantearse preguntas metafísicas para cuestiones políticas.
Sin embargo, podemos preguntarnos cuál es la relación que la "analítica del poder"
establece entre las formaciones discursivas, que organizan los saberes dominantes, y
el orden del discurso, que regula la performatividad de las discursividades (incluso de
las locales y sometidas); ¿o es que ambos procedimientos de control y de formación de
los discursos son equiparables entre sí? Para Foucault esta relación se da de la
siguiente manera:
La formación regular del discurso puede integrar, en ciertas condiciones y hasta cierto
punto, los procedimientos de control (es lo que pasa, por ejemplo, cuando una
disciplina toma forma y estatuto de discurso científico); e inversamente, las figuras de
control pueden tomar cuerpo en el interior de una formación discursiva (así, la crítica
literaria como discurso constitutivo del autor): así pues, toda tarea crítica que ponga
en duda las instancias de control debe analizar al mismo tiempo las regularidades
discursivas a través de las cuáles se forman; y toda descripción genealógica debe
tener en cuenta los límites que intervienen en las formaciones reales. Entre la empresa
crítica y la empresa genealógica la diferencia no es tanto de objeto o de dominio como
de punto de ataque, de perspectiva y de delimitación.19
De la misma manera podemos decir que entre la arqueología del saber y la genealogía
del poder la diferencia no son los objetos o los lugares de ataque, sino la perspectiva y
el campo de delimitación. Mientras la arqueología describe el archivo de los sistemas
de pensamiento que organizan las hegemonías epistemológicas de nuestro tiempo, la
genealogía estudia las relaciones entre esas discursividades y su interrelación con otro
tipo de procedimientos de poder que se ejercen sobre el cuerpo social.
Haciendo uso de ese pensamiento estratégico, Foucault muestra que la condición para
el ejercicio del poder es la alteridad y la práctica de la libertad. En sus palabras:
[...] una relación de poder sólo puede articularse sobre la base de dos elementos que
son cada uno indispensable si se trata realmente de una relación de poder: ese "otro"
(sobre quien se ejerce una acción de poder) debe ser enteramente reconocido y
mantenido hasta el fin como una persona que actúa; y que, ante una relación de
poder, se abra todo un campo de respuestas, reacciones, resultados y posibles
invenciones.21
Por estas razones la actualidad de Foucault sigue a la orden del día. Sin embargo, y
precisamente por ello, la preocupación debe permanecer; pues ¿bastará con describir
los sistemas de pensamiento que rigen nuestras vidas para poder librarnos de ellos? El
"análisis del discurso" será, sin duda, una herramienta fundamental en la tarea de la
crítica por venir; por ello su desarrollo es indispensable para los teóricos que estudian
el impacto de la dominación política, económica, étnica o de género sobre la alteridad.
Si bien Foucault no resolvió todas las dudas y los problemas con los que su
pensamiento irrumpió en la escena de la modernidad, la capacidad de
problematización que su trabajo nos ha heredado puede contribuir a establecer frentes
en pro de la emancipación; toda vez que la finalidad de la "analítica del poder" es
establecer frentes de solidaridad contra las relaciones jerárquicas y verticales. El
estudio de las formas del discurso público y sus efectos de poder será, entonces, un
instrumento más que podremos usar de la caja de herramientas que constituye el
pensamiento foucaultiano. La crítica del orden del discurso es una tarea que todavía
está por hacerse.
ara Foucault la crítica se la encuentra sobre todo en la resistencia: crítica es
entonces estrategia de desujetación frente a relaciones de poder específicas
que someten a los individuos en dominaciones locales o globales.