Concilios de Medellin y Puebla
Concilios de Medellin y Puebla
Concilios de Medellin y Puebla
Sirve para orientar a sus fieles y demás personas de buena voluntad sobre temas que se
refieren a la sociedad civil
Esos principios no pretenden organizar un sistema sociopolítico especial, sino ofrecer grandes
puntos adecuados para ayudar a las personas a vivir de una manera más humana y fraterna a
la luz del Evangelio de Cristo.
No compete, por lo tanto, a la Iglesia dar normas sobre un tema meramente humano o
temporal como el construir, o no, un puente en determinado barrio.
Sin embargo, cabe a ella -siempre y en todo lugar- orientar a sus fieles y demás personas de
buena voluntad sobre temas que se refieren a la sociedad civil, así como a la ética, por
ejemplo, el aborto, la eutanasia, la ideología de género, la familia, ciertos sistemas de ideas
políticas radicalmente anticristianas, etc.
Algunos documentos sociales de la Iglesia hasta Hoy:
Rerum novarum, del papa León XIII, en 1891, trata de la situación de los trabajadores, pero
también hace una crítica a los materialismos comunista y capitalista; Mater et Magistra, del
papa san Juan XXIII, en 1961, habla de la relación entre el cristianismo y el progreso social,
Pacem in Terris, del mismo Papa, en 1963, sobre los peligros de la guerra nuclear entre las
dos grandes potencias de entonces: Estados Unidos y Rusia (llamada Unión Soviética de las
Repúblicas Socialistas Soviéticas).
Y finalmente. la Laudato Si, del papa Francisco, en 2015, sobre una ecología integral – el ser
humano insertado en todo la obra creada. Es muy útil, también, el Compendio de la Doctrina
Social de la Iglesia publicado, en 2004, por el Pontificio Consejo Justicia y Paz, de la Santa
Sede.
Cada ciertos años se realiza una asamblea ordinaria a la cual asisten los presidentes de las
conferencias episcopales nacionales, la cual define las tareas pastorales y la elección de
autoridades.
Conferencias Generales
La primera, la promoción del hombre y de los pueblos hacia los valores de justicia, paz,
educación y familia
en tercer lugar, se tomó en cuenta los problemas que giran en torno a toda la comunidad para
que sea más fuerte la unidad y la acción pastoral.
ORIENTACIONES SOCIALES
Recordamos, ante todo, que la Iglesia ha elaborado en estos últimos años de su obra secular,
animadora de la civilización, una doctrina social suya, expuesta en documentos memorables
que haremos bien en estudiar y en divulgar. Las encíclicas del Pontificado Romano y las
enseñanzas del Episcopado mundial no pueden ser olvidadas ni deben faltarles su aplicación
práctica.
No juzguéis parcial nuestra indicación si os recordamos la más reciente de las encíclicas
sociales: la "Populorum progressio" . Una mención particular merecerían también muchos de
vuestros documentos, como la "Declaración de la Iglesia Boliviana" de febrero último; como la
del Episcopado Brasileño, de noviembre de mil novecientos sesenta y siete, titulada "Misión
de la Jerarquía en el mundo de hoy"; como las conclusiones del "S eminario Sacerdotal"
celebrado en Chile de octubre a noviembre de mil novecientos sesenta y siete; como la carta
pastoral del Episcopado Mexicano sobre el desarrollo e integración del País, publicada en el
primer aniversario de la encíclica "Populorum progressio"; y recordaremos igualmente la
amplia carta de los Padres Provinciales de la Compañía de Jesús, reunidos en Río de Janeiro
en el mes de mayo de este año y el documento de los Padres Salesianos de América Latina
reunidos recientemente en Caracas.
Las testificaciones, por parte de la Iglesia, de las verdades en el terreno social no faltan:
procuremos que a las palabras sigan los hechos.
Técnica y Pastoral
Nosotros no somos técnicos; somos, sin embargo, Pastores que deben promover el bien de
sus fieles y estimular el esfuerzo renovador que se está actuando en los países donde se
desarrolla nuestra respectiva misión.
Nuestro primer deber en este campo es afirmar los principios, observar y señalar las
necesidades, declarar los valores primordiales , apoyar los programas sociales y técnicos
verdaderamente útiles y marcados con el sello de la justicia, en su camino hacia un orden
nuevo y hacia el bien común, formar sacerdotes y seglares en el conocimiento de los
problemas sociales, encauzar seglares bien preparados a la gran obra de los mismos,
considerándolo todo bajo la luz cristiana que nos hace descubrir al hombre en el puesto
primero y los demás bienes subordinados a su promoción total en el tiempo y a su salvación
en la eternidad.
Testimonio de la pobreza
Tendremos también nosotros deberes que cumplir. Estamos informados de los rasgos
generosos realizados en algunas diócesis que han puesto a disposición de las poblaciones
necesitadas las propiedades de terrenos que les quedaban, siguiendo planes bien estudiados
de reforma agraria que se están actuando . Es un ejemplo que merece alabanza y también
imitación, allí donde ésta sea prudente y posible. De todas formas, la Iglesia se encuentra hoy
frente a la vocación de la pobreza de Cristo.
Existe n en la Iglesia personas que ya experimentan las privaciones inherentes a la pobreza,
por insuficiencia a veces de pan y frecuentemente de recursos; sean confortadas, ayudadas
por los hermanos y los buenos fieles y sean bendecidas. La indigencia de la Iglesia, con la
decorosa sencillez de sus formas, es un testimonio de fidelidad evangélica; es la condición,
alguna vez imprescindible, para dar crédito a su propia misión; es un ejercicio, a veces
sobrehumano, de aquella libertad de espíritu, respecto a los vínculos de la riqueza, que
aumenta la fuerza de la misión del apóstol.
¿La fuerza? Sí, porque nuestra fuerza está en el amor: el egoísmo, el cálculo administrativo
separado del contexto de las finalidades religiosas y caritativas, la avaricia, el ansia de poseer
como fin de sí mismo, el bienestar superfluo, son obstáculos para el amor, son en el fondo
una debilidad, son una ineptitud para la entrega personal al sacrificio. Superemos estos
obstáculos y dejemos que el amor gobierne nuestra misión confortadora y renovadora.
Es decir En esta conferencia, los obispos latinoamericanos acordaron que la Iglesia Católica
en Latinoamérica haría la evangelización con estos tres principios:
Opción Preferencial por los Pobres - La Iglesia mira en los pobres y necesitados el rostro
doliente del Señor y es por esa razón que le nace como madre cobijar en su seno a estos sus
hijos. Dios por medio de su Iglesia los defiende y los ama entrañablemente, y son los
destinatarios primordiales de toda la misión, y su evangelización es redimir su situación a los
ojos de la fe.
Opción Preferencial por los Jóvenes - La juventud hoy en América Latina está atrasada por los
vicios y por una situación familiar donde no existe la palabra familia. Frente a esta realidad
que es deprimente, la Iglesia presenta a los jóvenes a un Cristo vivo, como el único Salvador
del hombre que tiene la fuerza de liberarlo de sus cadenas. Ya el joven experimentando esta
liberalidad de Cristo, saldrá a evangelizar como respuesta al amor que Dios le ha tenido en
Jesucristo.
Puebla , Mexico en 1979. El propósito de esta visión histórica es situar nuestra evangelización
en continuidad con la realizada durante los cinco siglos pasados cuyos pilares aun perduran
tras haber dado origen a un radical sustrato católico en América Latina. Sustrato que se ha
vigorizado aún más después del Concilio Vaticano II y de la II Conferencia General del
Episcopado celebrada en Caracas con la conciencia clara que la Iglesia tiene su misión
central.