URITORCO Un Cerro Sagrado Que Convoca Al Misterio
URITORCO Un Cerro Sagrado Que Convoca Al Misterio
URITORCO Un Cerro Sagrado Que Convoca Al Misterio
DANGEL
URITORCO
UN CERRO SAGRADO QUE
CONVOCA AL MISTERIO
Libros de la Tortuga
1
©1996- 2008-2010 Guillermo Dangel
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PRIMERAS
Indice5
PALABRAS 5
CAPÍTULO I 9
9 de enero de 1986 23.20 horas
TESTIMONIO I 9
Gabriel Gómez 9
TESTIMONIO II 12
Jorge Suárez 12
TESTIMONIO III 14
Dante Franch 14
EXPEDICION AL URITORCO 18
EL GRUPO AGUILA DE LOS 12 18
SOBRE LA HUELLA DEL PAJARILLO 21
TESTIMONIO IV 22
EL CABLE DE LA AGENCIA OFICIAL 22
CAPÍTULO II 27
El cerro de las energías
CIENTIFICOS NORTEAMERICANOS y SOVIETICOS
EN CAPILLA DEL MONTE 28
CAPÍTULO III 31
Otros casos
11 DE MARZO DE 1986: 32
OPERATIVO URITORCO 32
DECLARACION OFICIAL DE RUBEN ALVARAZ 33
CONSECUENCIAS 36
JUNIO DE 1986: 36
PERDIDOS EN EL URITORCO 36
ENERO DE 1988: 37
OVNI SOBRE EL URITORCO 37
ENERO DE 1990: EXTRAVIO DIMENSIONAL 38
UNA GRAN MENTIRA 43
¡ME QUIEREN MATAR! 45
UNA BOLA ACHATADA DE LUZ 47
12 DE ENERO DE 1996 50
CAPÍTULO IV 53
ERKS, una ciudad
intraterrena habitada por seres cósmicos
SARUMAH 54
EL DOCTOR ACOGLANIS 55
SARUMAH Y TRIGUEIRINHO 56
LAS CEREMONIAS 57
SARUMAH Y TERRERRA 59
EL CRIMEN 60
CAPÍTULO V 63
Mitos, Leyendas y
Antecedentes
(Antes del 9 de enero de 1986)
POBLADORES INDIGENAS 64
AMPAJANGOS Y AYAMPITINES 64
Conquista 65
COMECHINGONES: 65
UNA CULTURA PECULIAR 65
UNA LEYENDA INDIGENA 69
POBLAMIENTO 71
Capilla del Monte 72
CAPÍTULO VI 75
Dos personajes
enigmáticos
75
Huertas Malas 75
El Ermitaño 75
Charbonier 76
Don Pepe Segundo, 76
el ahijado del diablo 76
CAPÍTULO VII 81
Los nuevos habitantes
primeras
palabras
A medida que el sol sale a sus espaldas, vira a diferentes
tonalidades de verdes. Al mediodía, la luz vertical lo
inmoviliza en un ocre claro, salpicado de brillos plateados,
pero al atardecer, -al caer el sol-, parece comenzar a latir,
como si en su interior tomara vida un ser indescriptible. Pero
es al anochecer cuando adquiere la majestad imponente y má-
gica que hizo del Cerro Uritorco, un centro de convocatoria
a muchos misterios.
Quienes han vivido o viven frente al Cerro Uritorco, saben
que no es un accidente geográico cualquiera.
El Cerro, como lo llaman quienes viven en su vecindad,
fue orgullo de los capillenses, -pobladores de Capilla del
Monte- desde que el pueblo fue naciendo sin que nadie se lo
propusiera expresamente alrededor de una pequeña capilla de
barro erigida primero junto a una elevación, allí donde siglos
después se construiría la capilla que hoy conocemos. Decía-
mos que el Cerro mucho antes de que su peril comenzara a
aparecer en fotos periódicos, libros, revistas y videos, a raíz
de una larga lista de maravillas, ya recibía el homenaje de
5
aprendices de poetas o poetas hechos, de todas las edades
y sexos, y era tema insoslayable de los talentosos pintores
capillenses. También su belleza era admirada por la gente de
paso, y sobre todo por quienes pasaron su niñez trepando entre
sus piedras y arañándose la piel con sus espinos y arbustos.
Todos sin excepción ya sospechaban que ese Cerro no podía
ser igual a otros, por esta razón nadie se sorprendió cuando se
comenzaron a hacer públicos los diferentes fenómenos que
parece insitar su presencia. Más bien llamó la atención que
se hubiera tardado tanto tiempo en hablar en todas partes del
Cerro Uritorco.
Pero ese día llegó el 9 de enero de 1986, cuando una familia
fue testigo del descenso de una nave de dimensiones gigan-
tescas en la falda de las sierras del Pajarillo, que al posarse
durante unos minutos dejó impresa una huella circular de
pastos quemados. Al día siguiente, la noticia de este aterrizaje
ocupó hojas y hojas de periódicos nacionales, minutos de
noticieros televisivos y poco a poco, como si se fuera corrien-
do un telón, el Uritorco comenzó a descubrir que este hecho
no era el único acontecimiento extraordinario que exigía la
atención de la opinión pública. Pronto se supo que se habían
producido fenómenos similares. El tiempo pasó y el Uritorco,
los OVNIS, y otra clase de fenómenos comenzaron a volverse
noticia corriente.
Hoy, a más de diez años del llamado descenso del Paja-
rillo, ya nadie duda de que el Cerro y su zona de inluencia
son lugares que convocan a manifestaciones excepcionales
de todo tipo.
Estas condiciones particulares del Cerro han llevado a una
gran cantidad de estudiosos en el tema OVNI a Capilla del
Monte, como los argentinos, Pedro Romaniuk y Fabio Zerpa,
el doctor Alfredo Terrera, investigador antropológico, meta-
6
físico; a los españoles, el ya fallecido Fernando Jiménez Del
Oso, el escritor Juan José Benítez, autor, entre tantos otros éxi-
tos, de los "Caballo de Troya". Otro prócer ya desaparecido,
el famoso investigador catalán, Antonio Ribera, recopilador de
toda la documentación habida y por haber del extraordinario
planeta Ummo se interesó en este Cerro y le dedicó un video.
La lista de visitantes ilustres es extensísima y podría sumar
a personas relacionadas con el fenómeno OVNI, contactados,
chamanes, parapsicólgos, sensitivos, en in, a los que se agre-
gan los millones que ya han visitado la zona interesados en
experimentar personalmente el inlujo que emana Uritorco.
Como ya se dijo, todo este movimiento de gente, parece
haber comenzado a raíz de la huella del Pajarillo, pero como
se registra en este libro existen datos que remontan los sucesos
misteriosos a muchos años, e incluso décadas antes. En este
sentido vale recordar que el doctor Alfredo Terrera reiere
en sus escritos el interés que tuvo el Cerro Uritorco para su
maestro Orfelio Ulises en la década del 30, a partir de los
datos que éste recabara de textos tibetanos de una antigüedad
difícil de precisar.
Sin remontarse a tanto tiempo atrás, existe otra referencia
anterior a la noche del 9 de enero de 1986, fecha en que
algunos parecen querer dar por inaugurado el tema feno-
menológico alrededor del Uritorco. Se trata de todo lo que
rodeó a la llamada Ciudad Perdida de Erks. En este caso las
reuniones secretísimas convocadas y presididas por el doctor
Angel Cristo Acoglanis con el objeto de tomar contacto con
esta ciudad intraterrena, ubicada en proximidades del Cerro,
se remontan a cinco años antes de 1986, y concluyeron, por
lo menos bajo la dirección de Acoglanis, en abril de 1989,
cuando éste es asesinado en Buenos Aires.
Otro hecho poco difundido, es la participación del grupo
7
FUPEC (Fusión para el Encuentro Cósmico) como testigo
privilegiado del avistamiento del 9 de enero de 1986, a través
de su líder, Dante Franch. Este contactado se trasladó una
semana antes del 9 de enero a Capilla del Monte, alertado
por una comunicación telepática enviada por extraterrestes
y recibida en Buenos Aires, que incluso quedó registrada en
un diario de la época. Frente al Uritorco organizó una expe-
dición que le valió recibir un mensaje de estos seres para la
humanidad.
A estos antecedentes, se debe sumar la historia de dos per-
sonajes que habitaron la zona a principios de siglo, y que la
imaginación popular cubrió de aspectos folklóricos, pero a la
luz de los acontecimientos posteriores exigen una revisión.
8
Capítulo I
9 de enero de 1986
TESTIMONIO I
23.20 horas
GABRIEL GÓMEZ
9
vo, la envidia o vaya uno a saber porqué, los vecinos conside-
raron la adquisición como un despilfarro sin sentido. Después
de todo se preguntaban para qué necesitaba tanta luz alguien
que a las 8 de la noche ya está durmiendo.
Pero a la mujer estos comentarios dañinos no le importaban
nada. Con el farol se podía dar el gusto de cenar viendo lo
que estaba comiendo, salir a envenenar hormigueros en mitad
de la noche, o, como esa noche que cambiaría su vida, jugar
una partida de naipes con su hija Sara y su nieto Gabriel, de
11 años.
Lo cierto es que en el preciso momento que la mujer iba a
bajar un chinchón, el ruido de las chicharras comenzó a cre-
cer hasta convencer a Doña Esperanza que algo raro ocurría.
Debía ser un coche, pensó, pero no, era demasiado ruido. Si
no era las chicharras, un auto, ni un camión debía ser algo tan
moderno que merecía echarle un mirada. Pero cuando su hija
Sara abrió la ventana y el camino estaba tan desolado como
siempre, aunque iluminado como si el sol hubiera salido en
mitad de la noche, todos se asustaron. Doña Esperanza miró
enseguida hacia el farol a gas pensando que tal vez el artefacto
estuviera excediéndose en su tarea de alumbrar. Pero no, la
luz intensísima y rojiza provenía de afuera. A Sara, entonces,
se le fue enseguida la curiosidad, y cerró la persiana de un
golpe seco que hizo rebotar la hoja en el marco. Dio tres pasos
hacia atrás y miró a su madre sin poder decir palabra. Por el
espacio que dejaba esa ventana medio abierta, y a través de
los intersticios de las persianas de la casa, entraba tanta luz
que el bulbo del farol a gas les parecía apenas una brasa casi
apagada.
Cuando la anciana pudo hablar le ordenó a su nieto Gabriel
que trabara la ventana con un madero. Pero, Gabriel se acercó
y atrapado por el brillo persistente de la luz vio algo que días
después relató al periodista del diario La Voz del Interior, de
la ciudad de Córdoba con estas palabras:
10
"Lo primero que pen-
sé fue en la luz mala,
porque venía de la sie-
rra y no podía ver bien
qué era. Se veía cada
vez más grande y se
movía de un lado para
otro. Después, cuando
se apagó la luz roja
la pude ver bien. Era
una cosa redonda con
ventanillas. A la altura
de las ventanillas alum-
braba la luz roja y la de
arriba era clarita”.
Gabriel Gómez
Sin embargo, el grito oportuno de la abuela permitió que Ga-
briel se liberara de la maligna atracción de la luz que lo había
atrapado. Cerró la ventana. Unos minutos después, por efecto
de la tensión vivida o, como explican los expertos en OVNIs,
por alguna razón relacionada directamente con la energía que
emanan estas naves, los tres se durmieron profundamente.
Al día siguiente, un tío de Gabriel que llegó temprano de
visita los despertó con la noticia de que había aparecido una
mancha circular en una de las faldas de la sierra del Pajarillo.
Pero esto no era todo. El sauce centenario junto a la casa esta-
ba achicharrado como si lo hubieran rociado con ácido desde
el cielo. Esa misma tarde, el tío de Gabriel fue a Capilla del
Monte, pueblo donde está la sede del gobierno municipal de
la localidad para contar lo que había pasado, y sobre todo para
que le explicaran qué podía haber dejado esa huella en medio
de la sierra , y porqué se había quemado la copa del sauce.
11
TESTIMONIO II
JORGE SUÁREZ
12
Apenas arribaron al lugar, la sierra del Pajarillo se encon-
traba oculta tras unas espesas nubes, así que las primeras
informaciones las recibieron de boca de doña Esperanza de
Gómez y Gabriel, quienes les relataron lo ocurrido durante
la noche. Pero estos testimonios, al principio confusos quizá
por la tensión vivida unas horas antes, no lograron romper la
coraza de escepticismo de los funcionarios municipales, hasta
que “las nubes que tapaban las sierras se disiparon”, escribió
Suárez, “ y como si se hubiera levantado un telón pudimos
avistar, muy cerca de la cumbre, una mancha circular de
color marrón oscuro que se destacaba sobre el verde esme-
TESTIMONIO III
DANTE FRANCH
14
Dante Franch es muy conocido en los círculos ufológicos, y
su presencia frecuente en programas de televisión, reportajes
radiales y gráicos. Director del FUPEC (Fusión para el En-
cuentro Cósmico), autor de cinco libros sobre esta temática,
y protagonista de incontables contactos cercanos con naves
extraterrestres, que él identiica con integrante de una Con-
federación Intergaláctica que responde a un Plan Cósmico,
Franch asegura que sus experiencias paranormales comenza-
ron dos años antes del 9 de enero de 1986, y se consolidaron,
justamente frente al Cerro Uritorco, unos meses antes de esta
fecha.
Dante Franch posee un largo historial de avistamientos a lo
largo de su vida. Todas ellas parecen prepararlo para las expe-
riencias cumbre de contacto vivida en las sierras de Córdoba.
Todo comenzó en 1984, cuando recibió una serie de mensajes
telepático, primero durante el sueño y luego en todo momento,
que le comunicaban que debía asistir a un lugar para tomar
contacto con algo. Esta imprecisa invitación llevó a Franch
a mantenerla en secreto por miedo a que juzgaran su buen
juicio. Finalmente, surgió en él la necesidad imperiosa de
viajar a Capilla del Monte, y lo hace en junio de 1985 junto
a tres personas más. Ese sería su primera encuentro con el
Cerro Uritorco.
Su desconocimiento de la zona era tal en esa fecha, que la
noche que llegó a Capilla del Monte ni siquiera se dió cuenta
de que pasó de largo por el pueblo y siguió hasta una localidad
próxima a Charbonier. Pero el error no fue tal, porque en ese
momento, sintió que debía dejar la ruta y seguir por un camino
lateral de tierra. El lugar donde ingresaba esa noche iniciati-
ca con su coche, luego se enterará, era el Valle del Silencio,
próximo a Los Terrones. Todos espacios que adquirirán un
sentido extraordinario a lo largo del fenómeno Uritorco.
15
En medio de la desolación del
valle, Franch se detuvo con su
coche y lo que sigue es su relato
sobre lo ocurrido esa noche:
16
al auto, junto a los demás, pero unos minutos después, siento
nuevamente que debo alejarme. Me separo unos treinta o
cuarenta metros del auto y veo muy claramente en la la-
dera de enfrente una forma de color opaco con forma de
campana. De esa campana sale un punto luminoso, y ese
punto se alarga como si fuera un tubo que barre la ladera
de las sierra, de izquierda a derecha, sin completar el cír-
culo total. Lo llamativo es que ese haz de luz compacto, a
medida que iba barriendo la sierra, iluminaba sólo el sector
que involucraba el tubo. Hace todo un giro, y sin terminar
de girar completamente vuelve a convertirse en un punto.
Eso debió ocurrir durante 10 ó 12 minutos. En un momento
de-terminado, de esa campana sale otra luz que se acerca
y se queda lotando a unos doscientos metros de donde yo
estaba. Entonces, levanto la mano para agradecer, y eso
se vuelve hacia atrás y regresa hacia la campana. Pasan
unos segundos y vuelve a salir otra luz y se acerca todavía
más. La gente que estaba en el auto comienza a gritar. En
ese momento que la luz se acerca a mí, vuelvo a levantar la
mano, y de la esfera de luz sale un haz de luz muy ino, como
un láser, que se dirige a mí, entonces siento un cosquilleo
en la frente y en el pómulo derecho. En ese momento siento
algo que me dice que estoy en contacto con ellos, que vienen
en una misión de amor, que no quieren hacernos ningún
daño, y que a partir de ese momento comenzaría a recibir
indicaciones de encuentros. No se trataba de palabras, es
muy difícil de explicar. Luego la esfera regresa a la campana
y ésta desaparece. Mi regreso a Buenos Aires fue impresio-
nante porque sentía que estaba en una nube. El cosquilleo
en la frente me duró dos o tres meses”.
(De una entrevista realizada por el autor a Dante Franch
en 1994)
17
EXPEDICION AL URITORCO
18
conocimiento de la zona.
Su objetivo era dirigirse
al lugar que se le había
encomendado a través de
los mensajes telepáticos de
unos meses atrás.
El segundo grupo, lo en-
cabezó Osvaldo Biscioni.
Barrería con su marcha la
zona llamada La Higue-
rita, aunque partieron jun-
to al Grupo Aguila para
luego separarse. En mitad Dante Franch sobre la Huella del Pajarillo.
del camino Franch le comunicó a Biscioni que permanecieran
juntos, pero éste preirió continuar con el objetivo planeado,
perdiendo la oportunidad de avistar el OVNI. Un tercer grupo,
comandado por Raúl Cardoni se apostó sobre Los Terrones,
en las tierras propiedad de Olmos. Sin embargo a último
momento se formó un cuarto grupo , que integraron en su
mayoría habitantes de Capilla del Monte, y quedó a cargo de
Raúl Somma que ocupó la zona de la Toma.
Al día siguiente, 8 de enero, los expedicionarios se inter-
naron en la sierras, y esa noche el grupo Aguila de los doce
acampó en la quebrada de Macero. A la mañana siguiente ya
separados del grupo de Biscioni, Franch continúo su marcha,
y a las 23.20 se produjo el avistamiento:
“Estabamos en un arroyo de la quebrada de Macero, en
medio de un río, sobre unas piedras, mirando el Pajarillo.
Entonces vimos una bola anaranjada, con una cúpula bri-
llante que se levantaba y lotaba arriba de la sierra. De esa
esfera grande salían otras luces más chiquitas, hasta quince
o veinte esferas de luz que se movían a su alrededor.
19
Yo en ese momento me separo del grupo para mirar por
un telescopio que habíamos llevado. Pero cuando trataba
de enfocarlo se movía, entonces me doy cuenta de que no
debía mirar por el telescopio porque tal vez me dañaría la
vista. Vuelvo entonces junto a los demás. Recuerdo que
una persona que me toma del brazo me dice: 'Dante, esto
es increíble', una chica que grababa lo que ocurría registró
el esta-do de excitación del grupo. Lo cierto es que la nave
se quedó allí unos cinco minutos. Debía estar a unos dos-
cientos metros de donde estábamos nosotros. No sabíamos
qué hacer.
En el momento que volvieron a entrar todas las naves
pequeñas en la más grande, sentí en mi cabeza como una
especie de zumbido, después un dolor en la frente y escuché:
'El hombre tiene que ver para creer, acá tienen la prueba,
difúndanla'. Cuando escuché este mensaje se lo comuniqué
a los demás, pero en ese primer momento creímos que esa
prueba era para nosotros doce, pero nunca pensamos en la
huella. Al día siguiente, regresamos a Capilla y nos entera-
mos del revuelo que
se había armado.
Entonces relaciona-
mos la nave con la
huella y decidimos
regresar a la zona
para investigarla”.
20
SOBRE LA HUELLA DEL PAJARILLO
21
Suponemos que la nave estuvo elevada sobre el lugar y tal
vez era redonda, pero su proyección en un ángulo inclinado
dio esa forma ovoidal. Con sogas tomamos la medida de la
huella y nos dio 115 metros de largo por 95 metros de ancho.
Con el tiempo me di cuenta que esa medida también es un
mensaje, porque nuestra galaxia mide 115 mil años luz de
largo por 95 mil años luz de ancho”.
TESTIMONIO IV
EL CABLE DE LA AGENCIA OFICIAL
CAPILLA DEL MONTE, Uno de ellos un chico de unos
Córdoba, 18 (TELAM) Un 8 ó 9 años, quien luego dibujó
objeto volador no identiica- el extraño objeto, dándole
do de grandes dimensiones, forma circular, con numero-
cuyas evoluciones fueron sas ventanillas, despidiendo
observadas por espacio de luces de colores brillantes que
una hora, descendió en la la- viraban entre el blanco, azul
dera de una de las lomas de la y naranja.
sierra del Pajarillo, a unos 12 Al trascender la insólita
kilómetros al noreste de Ca- aparición, el intendente local,
pilla del Monte.La nave luego Diego Sez, acompañado por
de un tiempo no precisado, se Suárez y el diputado pro-
elevó velozmente dejando la vincial Heráclio Argañaraz
maleza totalmente quemada (UCR), quien se encontraba
en un diámetro de 100 me- de vacaciones en esa locali-
tros, según aseguró a Telam el dad serrana, se dirigieron al
secretario de Gobierno de la lugar, comprobando la veraci-
comuna local, Jorge Suárez. dad de los dichos, en cuanto a
El fenómeno se produjo a la quemazón de maleza.
las 23 del jueves último, ante Según relato de testigos,
la mirada de varios lugareños. la evolución del objeto se
22
produjo a unos dos kiló- Desde su ubicación, los
metros del camino que une atónitos testigos notaron el
Charbonier-Quebrada de incendio de la maleza y al
Luna-Ongamira, a unos seis llegar allí comprobaron que
kilómetros a la derecha de la misma estaba quemada en
la Ruta Nacional 38, cuyo un diámetro casi perfecto de
cruce se en-cuentra a unos 100 metros.
ocho kilómetros de Capilla Asimismo, notaron que en
del Monte. La zona se conoce otra loma vecina, dentro de un
como sierra del Pajarillo. grupo de árboles típicos de la
Allí unos pocos lugareños región se encontraba un sauce
-habitan la zona tres familias que -sin haberse quemado-
típicamente serranas- vieron había cambiado la coloración
que un inmenso “aparato” verde de su follaje tornándose
perdía altura y se mantenía rojizo y luego a-marillento
por alrededor de una hora “como si le hubieran echado
sobre una de las lomas, de ve- ácido”.
getación muy baja y achapa- El funcionario comunal, Jorge Suá-
rrada, a unos dos kilómetros rez, conirmó a Telam que la maleza
se encontraba quemada “de arriba
del lugar de observación. hacia abajo, chamuscada, en un
Luego de hacer evoluciones radio que medimos y nos dio entre
muy lentas, el objeto descen- 49 y 50 metros, por lo que resulta
dió apa-rentemente en la la- una circunferencia de 100 metros”.
dera opuesta y posteriormente Luego agregó: “la gente del lugar
no especula con estas cosas. Es muy
se elevó velozmente para tranquila, pe-ro al abordar este tema
desaparecer en el irmamento. se inquieta mucho. No es miedo, sólo
temor a lo desconocido”.
Este cable inició un alud informativo sobre la zona y el
Cerro Uritorco que todavía, a más de diez años de ocurridos
los hechos, sigue interesando a miles de personas que viajan
año a año a ese lugar de las sierras para intentar percibir algún
rastro de esa huella gigantesca que el tiempo y lo incendios
serranos ha terminado por hacer desaparecer.
23
Cuando la noticia de la huella del
Pajarillo llegó a los diarios Nacio-
nales, el periodista se encontraba
cubriendo la temporada de verano
en Carlos Paz, una ciudad turística
a unos 70 kilómetros de Capilla del
Monte.
El olfato periodístico de José De
Zer lo llevó inmediatamente al
lugar donde presumiblemente, en
ese momento había descendido una
nave extraterrestre. Sus informes
increíbles de aquellos primeros días sobre el descenso de la
nave para el telenoticiero Nuevediario fueron los que hicieron
del tema un suceso periodístico y que el Uritorco se convirtiera
en un centro de atracción a nivel nacional y mundial.
Se dice que el noticiero alcanzó con este tema los 45 puntos
de rating y por supuesto se hicieron frecuentes los viajes de
José De Zer a Capilla del Monte y el Uritorco.
En una oportunidad para ingresar a una caverna, otra para
ascender al Cerro Uritorco y grabar una seria de naves vo-
lando por los cielos. También llegó al día siguiente de que se
produjera el raro descenso y avistamiento del Cerro Overo
en 1988, del cual luego nos extenderemos.
Pero más allá de toda las discusiones que levantaron sus notas
sobre el Uritorco y otros fenómenos paranormales que José
De Zer supo tratar con un espíritu tan atrayente y divertido, es
importante señalar que sin las notas de José De Zer sobre la
Huella del Pajarillo este tema no hubiese logrado la difusión
que alcanzó la zona y el Cerro.
24
Estos testimonios permiten reconstruir lo ocurrido esa noche
que no sólo transformó las vidas de sus protagonistas, sino
también sacó de su milenaria calma a toda esa zona.
TESTIMONIO V
EL PERIODISTA DE LO INCREÍBLE: JOSÉ DE ZER
25
26
Capítulo II
El cerro de las energías
El descenso de una nave sobre la sierra del Pajarillo no fue
el único hecho que le dio al Uritorco un carácter mágico. Ha-
bía mucho más. La difusión alcanzada permitió que salieran
a la luz otros fenómenos y casos extraordinarios que vistos
desde la temática OVNI, conirmaron la excepcionalidad de
la zona. Pero la pregunta que surgió de inmediato fue: ¿cuál
era la razón de que esa mole de piedra y vegetales convocara
a estas naves?. Se habló de que la estructura interna del cerro
poseía enormes cantidades de uranio, se dijo también, que el
cerro era hueco y dentro de él existía una base extraterrestre.
Pero el argumento que mayor difusión y aceptación tuvo para
la mayoría de la gente que recorrió la zona y la investigó fue
que el cerro Uritorco emanaba una clase de energía particular
que provocaba cambios a niveles físicos, psíquicos y espiri-
tuales, inéditos. Esta energía, se dijo también, era la prueba
de que el Cerro era un nodo energético del planeta, o si se
quiere, para compararlo con el cuerpo humano, uno de los
tantos chakras del planeta Tierra.
Por supuesto, estos nodos unen fuerzas de energía que a su
vez se conectan con otros nodos, que coinciden con otros
montes o montañas sagradas del planeta o espacios sagrados.
Como suele ocurrir con los chakras del cuerpo que exigen del
ser humano una atención particular en diferentes etapas del
desarrollo, estos nodos terrestres, según la evolución
27
planetaria y espiritual, poseen su “momento” de preponderan-
cia sobre los otros centros. Siguiendo este criterio existirían
nodos pasivos y nodos activos. El Uritorco sería uno de estos
últimos, es decir, un centro en plena actividad. Los períodos
de preponderancia pueden extenderse a lo largo de siglos o
milenios, sin que exista coincidencia entre la duración de
estos períodos.
A esta teoría esotérica, correspondería la explicación que
ofrece el doctor Guillermo Terrera, en su trabajo sobre los
triángulos de Energía.
Terrera es uno de los estudiosos más consecuentes de la
zona, autor de una abundante bibliografía relacionada con el
Uritorco y su carácter mistérico, cuyos conocimientos los vol-
có en el libro El valle de los Espíritus. En este trabajo reiere
que el Uritorco se encontraría en el centro de un triángulo de
fuerzas, relacionándolo, además, con la posibilidad de que este
Cerro marque la Antípoda terrestre y espiritual de la ciudad
mística de Shamballa.
28
cientíicos norteamericanos interesados en la huella circular,de
la que tomaron muestras y fotografías que fueron rápidamente
enviadas a los Estados Unidos.
El mismo interés por el Uritorco parece haber llevado a los
soviéticos a visitar Capilla del Monte. Esta anécdota se la
relató Monnir Addur, ex-secretario de cultura de Capilla del
Monte a la revista española Año Cero, en 1985.
30
Capítulo III
Otros casos
La huella del Pajarillo no fue el único caso que se produjo
en la zona. Los avistamientos, como también otros sucesos
extraños se sucedieron sin pausa a partir de 1986. Este ca-
pítulo incluirá los hechos que tuvieron mayor repercusión, y
ocuparon espacio en la prensa. Sin embargo, las experiencias
extraordinarias vividas por cientos de personas a lo largo
de estos años podrían ocupar un número igual de páginas.
Para darse una idea de la frecuencia y cotidianeidad de estos
avistamientos en la zona del Cerro, bastará mencionar que
por su periodicidad y puntualidad, los habitantes del pueblo
han bautizado a una nave en particular con el nombre de “el
expreso”.
31
11 DE MARZO DE 1986:
OPERATIVO URITORCO
(*) Esta intencionalidad que se señala puede parecer exagerada, pero lamentablemente
es cierta. Porque más allá de las opiniones divergentes que generó lo ocurrido el 9 de
enero de 1986, a partir de la inmensa difusión que tuvo el caso, los principales detractores
de lo ocurrido en Capilla del Monte fueron los medios de prensa más importantes de
Córdoba. Y este repentino ataque de escepticismo no se debe a cuestiones relacionadas
con la racionalidad, sino más bien a las inversiones publicitarias y de promoción que
efectúa una ciudad próxima a la Capital, que ha querido siempre monopolizar el turismo
de la provincia. Se dice que todo esto ha cambiado, desde 1995. Esperemos que sea así.
32
DECLARACION OFICIAL DE RUBEN ALVA-
RAZ
33
el campamento y un grupo de 5 personas, encabezadas por el jefe de
comunicaciones, radioaicionado Adrián López, deciden subir a la cima
del Cerro, y desde allí hacen una emisión para Radio LV2 de Córdoba.
El dicente al oír que tenían recepción en la punta del Cerro decide
subir junto a tres personas. Al llegar a la cima toman contacto con
Córdoba, y al observar el lugar no bajan al campamento. La gente que
había subido primero decide ir a buscar provisiones y ropa de abrigo
para pasar la noche en ese lugar. El primer avistamiento se produce a
las 20:30 horas del día de ayer. Quince personas avistaron una luz que
se desplazaba en sentido noreste hacia el Cerro, aproximadamente a
unos 400 ó 500 metros de esa luz, similar a una estrella, pero del do-
ble del tamaño, desvía su rumbo imprevistamente y se desplaza hacia
el sureste, a muchísima velocidad en forma de zig zag. Luego se pier-
de en el sector de las sierras que están delante de Capilla del Monte.
Estas mismas personas, distribuidos en grupos de cuatro, después de
las 22 horas, observan la misma luz que sale con mayor intensidad del
mismo lugar, donde supuestamente se había asentado, emprendiendo
el mismo regreso, en ese momento, la coloración es rojo intenso a
gran velocidad, lo que descarta que fuera un avión, incluso se pide por
radio comunicación al aeropuerto de Córdoba, para saber si había un
vuelo a esa hora, con respuesta negativa. A las 12:22 horas aparece
nuevamente esa luz, por espacio de 4 minutos, asentándose en el mis-
mo lugar de antes, la guardia del puesto central de los grupos, avista
en ese momento, dos juegos de luces en el sentido sudestede luces
pequeñas, con forma ovoide, el de la derecha más pegado a la cadena
del Uritorco, perfectamente delineadas a modo de cuadrados naranja.
Desde ese momento permanece inmóvil en el lugar, sin ningún tipo de
señalización o contacto. Ala izquierda de esta luz en un plano inclinado
de 35º, se encuen-tra suspendido otro aparato de mayores dimensio-
nes, doblando o triplicando su tamaño con el primero, de forma ovoide,
también visto con binoculares con zoom, se puede apreciar la forma
casi nítida de 4 ó 5 grandes luces en el medio, y en la parte superior e
inferior como una especie de banda metálica plateada con
34
mayor irradiación de luz en la parte inferior. Inmediatamente de avista-
do ésto, todos los grupos se unen en uno, prestando a-tención a este
fenómeno. Mientras tanto todo esto era relatado por radio LV2, lo que
llevó a participar a los oyentes. Uno de ellos, que no pudo ser indivi-
dualizado, preguntó si el grupo tenía relectores, a lo que contestaron
que tenían linternas muy potentes, entonces les propuso una prueba
de contactos que consiste en realizar señales de luces de cuatro
linternas a un ritmo estipulado. Hacen la prueba y no logran observar
nada inmediatamente, pasado un tiempo prudencial observaron que
de la nave mayor, en su sector derecho, se enciende una luz ro-ja po-
tente, a la que se une una más tenue, de color blanca, y mucho más
ténue las demás luces que marcan su contorno. Cuando relataron
esto por radio el oyente de la prueba, relató que se había producido
un contacto de segundo tipo, ya que a ellos, sin saberlo, dieron la
clave de la luz roja, y que en términos cientíicos, signiica una contes-
tación de la nave a ese llamado. Esto fue corroborado en la mañana
de hoy por el prof. Alvarez López, profesor de la Universidad Nacional
de Córdoba, experto en el tema OVNI, quien le dio una trascendencia
mundial y de carácter histórico a esta experiencia, ya que se trataría
del primer contacto y avistamiento de este tipo, del que participaron
15 personas como testigos, mientras era relatado en vivo y en directo
por radio desde las 10 de la noche. En el momento de a-parecer por
segunda vez la luz, las brújulas se descalibran y la de levaje central
salta de su eje. Toda esta experiencia duró hasta pasadas las cinco
de la mañana, lapso en el cual se rea-lizaron otro tipo de experiencias
con resultados similares. En un momento determinado pretendieron
hacer concentración mental, pero debido al cansancio les fue impo-
sible y se durmie-ron todos, y no vieron cuando las luces se fueron.
Cuando des-pertaron a las 7 de la mañana pudieron observar que en
el terreno no había indicios de ninguna construcción ni luces ni pobla-
ción cercana que pudiera confundirse.
Que esto es todo a grandes rasgos con lo que termina el acto, que
irma al pie para constancia por ante mí que certiico.
35
CONSECUENCIAS
JUNIO DE 1986:
PERDIDOS EN EL URITORCO
36
lugar, .fueron los que informaron a Córdoba sobre la posibi-
lidad de que se hubieran perdido.
Finalmente el lunes 23 de junio, luego de casi ocho días de
búsqueda, sobre un sendero que comunica con la cima del
Cerro fueron observados desde un helicóptero dos hombres,
que al ser rescatados intentaron ocultar bajo unas piedras las
túnicas blancas que vestían.
Cuando se los revisó se supo que tenían las plantas de los
pies destruidas y su estado general era grave. No era para
menos, habían permanecido desabrigados y descalzos, sin
comida y soportando temperaturas bajo cero. Esto llevó a
temer por la suerte corrida por las dos últimas personas que
todavía no habían sido hallados. Pero esa misma noche dos
muchachos que se encontraban cazando en la sierra encontra-
ron a Gabriela Castalzano, y al día siguiente un helicóptero
dio con el último extraviado.
Lo cierto es que los canales de televisión capitalinos ya se
habían desplazado hacia la zona, y cuando la muchacha fue
entrevistada por uno de los periodistas sorprendió a todos
diciendo que había tenido una experiencia de contacto con
OVNIS. Sin embargo, al día siguiente, desmintió que tal cosa
fuera cierta.
ENERO DE 1988:
OVNI SOBRE EL URITORCO
37
OVERO, y consecuentemente pudo ser observado por casi
todos los habitantes y turistas de Capilla del Monte.
Sin embargo, existen dudas sobre la interpretación que se
le ha dado al fenómeno, debido a que nadie pudo observar la
aproximación de la nave o su ascenso. Más bien se especula
con la posibilidad de que se tratara de un fraude o, también
de una potente iltración de radiación, proveniente del inte-
rior del Cerro, ya que en el lugar existe una grieta de grandes
dimensiones.
Lo cierto es que la presencia en el lugar de un grupo de
investigadores que acampaban en proximidad de la base de
ascenso al Cerro, permitió que horas después del amanecer,
estos se aproximaran al lugar del avistamiento, comprobando
la existencia de una huella similar a la de la sierra del Pajarillo,
sólo que de una dimensión inferior: 42 metros de diámetro.
38
El protagonista de esta vivencia fue Jorge Juan Carlos
Barrera, de 42 años, habitante de la ciudad de Córdoba, que
se encontraba junto a un amigo pasando sus vacaciones de
verano en un hotel de Cosquín, localidad muy cercana a Ca-
pilla del Monte.
Barrera junto a su amigo llegó muy temprano a la base del
Cerro con la intención de ascender, comer una vianda sobre
la cumbre del Uritorco y, como hacen muchos turistas y visi-
tantes a esa altura del año, descender para regresar a su hotel
al atardecer. La subida al Cerro no presentó diicultades, sal-
vo el esfuerzo que exige ascender los casi 800 metros desde
Capilla del Monte.
Pero al descender Barrera viviría una experiencia extraor-
dinaria. Al encontrarse a mitad del descenso, acompañado
por su amigo y un grupo de turistas, Barrera se sentó en una
piedra a descansar. El grupo continúo su camino. Sentado
y mirando el paisaje Barrera sintió frío y decidió ponerse
un pulóver que llevaba en un bolso. Comenzó a ponerse el
pullover en la cabeza cuando al quedar sus ojos tapados por
la prenda sintió un leve mareo y un sonido indiscriptible,
cuando volvió a ver todo había cambiado. El grupo que lo
acompañaba había desaparecido de su vista y el paisaje ya
no era el mismo. Preocupado por perder a sus acompañantes
comenzó a correr, pero pisó en falso y se desbarrancó. Con
alguna diicultad logró ponerse de pie y ya repuesto, intentó
seguir, pero volvió a caer y se golpeó la cabeza. Volvió a
levantarse y dio unos pasos cayendo nuevamente, así una
cantidad de veces difíciles de precisar hasta que se encontró
perdido y completamente desorientado. Comenzó a caminar
por ese nuevo paisaje y luego de cruzar cañadas, subir por
lomas y bajar, cuando estaba oscureciendo logró divisar una
ciudad a lo lejos que creyó era Capilla del Monte.
39
Esta visión lo tranquilizó, aunque cuando quiso tomar el
camino que le permitiera llegar al pueblo, comenzó a inter-
narse en lo que él describió como una selva. Si, una selva
donde incluso creyó ver bananeros. Rápidamente oscureció
y sintiéndose vencido al no encontrar un sendero, se acostó
entre unas ramas. El relato de esa primera noche lo hizo el
mismo Barrera a un periodista del diario de la Ciudad de
Córdoba la Voz del Interior:
40
Por supuesto, su amigo, que lo había esperado junto a su
coche en la base de ascenso del Cerro Uritorco, ya había
realizado la denuncia en la policía de Capilla del Monte,
que había iniciado la búsqueda, pero al caer el sol se decidió
recomenzarla al día siguiente, ni bien amaneciera. Así fue
como a la mañana más de 100 personas no dejaron un lugar
del Cerro sin inspeccionar, pero misteriosamente no se en-
contró ningún rastro de Barrera.En tanto, en su segundo día
de extravío, Barrera siguió caminando por un paisaje que
describió “como arenosa, casi lunar”, pero a esa hora ya nada
podía sorprenderlo, lo único que lo angustiaba era la falta de
agua, y cuando se acercaba la noche de su segundo día per-
dido, la sed se volvió tan insoportable que tomó la decisión
de beber su propia orina. Al tercer día, volvió a observar las
naves lanzando rayos, pero ya su estado era deplorable y sólo
una tormenta de verano, le permitió recuperar la conianza.
Logró beber su primer trago de agua en casi tres días. Horas
después de esa tormenta, siguió caminando y logró encontrar
un sendero que lo llevó hasta la casa de un habitante de Ojo
de Agua, quien lo trasladó a Capilla del Monte.
Durante esos tres días ninguno de los 100 hombres, vaquea-
nos del lugar, lograron dar con Barrera, algo verdaderamente
inexplicable, que abre un interrogante de difícil respuesta.
41
Nilda Amil tenía costumbres muy extrañas.
Permanecía la mayor parte del día en su habitación, de donde
sólo salía cuando el sol ya había caído. Entonces paseaba por
el centro del pueblo, y después de las diez de la noche se en-
caminaba hacia la ladera principal del Uritorco. Permanecía
allí toda la noche y regresaba cuando el sol comenzaba a ele-
varse sobre el cerro. Ya de vuelta en la hostería se encerraba
en su cuarto hasta el atardecer.
Pasados tres días de su estadía en el pueblo sus hábitos
cambiaron repentinamente. Se la comenzó a ver en diferentes
horarios repartiendo en la calle unos cuadernillos que conte-
nían un texto realmente asombroso.
El material constaba de cuatro hojas y lo irmaba «Asthar,
Comandante de la Flota de los hombres del espacio, que
ocupan actualmente Bases establecidas al alcance del planeta
Shan (TIERRA)». La portada del cuadernillo estaba ilustrada
por un dibujo algo tosco de un platillo volante con la palabra
RAMA, inscripta en uno de sus bordes. Este detalle llevo a
creer en un primer momento que el mensaje provenía de los
grupos Rama, fundados por el peruano Sixto Paz Wells (1) , y
si bien luego fue distribuído por estas agrupaciones no existen
constancias de que haya surgido en su seno.
En cuanto a Asthar Sherán se debe recordar que las nuevas
corrientes esotéricas-ufológicas, lo consideran la manifesta-
ción cósmica del Arcángel Gabriel.
(1)LOS GRUPOS RAMA Estos grupos fueron disueltos por su creador, el famoso contactado Sixto
Paz Wells, en octubre de 1990. Se tomó esta medida ante la aparición de misiones paralelas y fantasmas
en algunos casos que iltraban supuestos mensajes extraterrestres contradictorios con los generados por
Paz Wells, desa-creditando así la misión. Sin embargo la continuación de estos grupos se realiza a través
del movimiento contactista Misión Humanidad, que se han convocado para preparar a los hombres al
cambio de era sin traumas.
42
UNA GRAN MENTIRA
43
Conversaron más de una hora y si bien no prestaron de-
masiada atención a lo que Nilda les decía, luego,-cuando los
hechos le dieron la razón a la muchacha-, la pareja se esforzó
en reconstruir el diálogo .
En un momento de la charla Nilda acercó el medallón de
su collar a la frente de Carmen y José. Este era de piedra de
color verde musgo, y en una de sus caras llevaba dibujado algo
parecido a la letra griega Épsilon. Inmediatamente después de
esta inspección les informó que ambos serían misioneros como
ella. Cuando José le preguntó qué tipo de mensaje difundirían,
ella se limitó a contestar que llegado el momento lo sabrían.
Estas respuestas de Nilda demostraban para la pareja que ella
no andaba nada bien de la cabeza. Y con este mismo tolerante
criterio consideraron lo que fue quizá una de las revelacio-
nes más impactantes de la charla: según Nilda descendían
diariamente dos naves de la Confederación Intergaláctica
frente al cerro Uritorco. Pero no contenta con ello se ofreció
a acompañarlos esa misma noche para verlas y comunicarse
con los hermanos del cosmos.
A esa altura, tanto Carmen como José, no dudaban de que
Nilda estaba rematadamente loca.
Rechazaron la invitación con un pretexto cualquiera, pero
antes de irse Nilda le pidió a Carmen que aceptara su collar
como un regalo, «por todo lo que harás por mí». Carmen sin
entender muy bien a qué se refería, lo rechazó. Entonces la
muchacha del vestido loreado insistió con un argumento que
parecía increíble. Según Nilda esa medalla estaba realizada
con una piedra de Ganímedes, y ese mineral las mantendría
unidas, «incluso cuando yo ya esté lejos», explicó.
El argumento era tan disparatado como la historia de la
naves, pero Carmen esta vez preirió seguirle la corriente.
Después de todo no dejaba de ser un hermoso gesto de parte
44
de Nilda. Entonces Carmen aceptó el regalo frente a la mirada
sorprendida de José.
Cuando la pareja se retiró estaban con-vencidos de que
nunca más volverían a verla. Como ocurre en estos casos, se
equivocaron.
45
Un hombre se encontraba parado junto a un arbusto, exac-
tamente donde acaba de salir Nilda.
El desconocido llevaba puesta una camisa blanca y una
corbata negra, un vestuario realmen-te extraño para esa zona,
mientras en su mano derecha cargaba un bolso.
Pero Carmen primero vio a Nilda y se dió cuen-ta que estaba
asustada, y temblaba. No dudó en abrir la puerta del coche, y
Nilda con deses-peración, entró. «¿Qué pasó?», le preguntó
varias veces Carmen sin obtener respuesta.
Algo había ocurría con Nilda porque no podía articular pa-
labra. Tal vez respondiendo a un im-pulso, Carmen encendió
la luz interior del coche y así pudo ver que la muchacha tenía
en su mejilla derecha tres marcas profundas y rojas, como las
que deja en los animales el hierro de la yerra. Carmen sólo
atinó a exclamar con pavor «‘¡Qué te hicieron!».
José, que tenía a la izquierda al sujeto del bol-so, no pudo
menos que exigir una explicación,¿qué está pasando aquí?».
Pero el hombre no se inmutó, parecía drogado, sólo se li-
mitó a contestar: «Nada, nada, está ner-viosa», fue entonces
cuando Nilda sacando fuerzas, dijo algo que la pareja sólo
comprendería después: «¡Escapemos! son hombres de negro.
Me quieren matar».
Carmen y José se encontraron de pronto en una situación
que no llegaban a entender del todo. Si el hombre la había
atacado tal cual lo decía Nilda, no podían entender por que no
aprovechaba y se escapaba. Un último :»¡Vamos!», angustiado
de Nilda, puso en guardia a José, que quiso inferir que si no
escapaba ese desconocido se debía a la sencilla razón de que
se sentía muy seguro y pro-tegido por algo o alguien. Enton-
ces lo que siguió no pudo ser más claro y directo. El hombre
sacó del bolso un arma. José dejó de intentar entender algo y
optó por acelerar y escapar a toda velocidad.
46
UNA BOLA ACHATADA DE LUZ
47
variando su forma levemente. Esta presencia los tranquilizó.
Sobretodo cuando vieron que Nilda sonreía. Ya no cabía du-
das de que era una de esas naves de las que la muchacha les
había hablado.
Ocurrió algo que sólo percibió José. El muchacho creyó
ver que de la nave salían unos rayos silencioso que hicieron
estallar la luces que los perseguía.
La visión duró unos pocos segundo porque de inmediato
llegaron al inal del camino, donde en el balneario La Toma
se abre una gran playa de estacionamiento cubierta por una
gran arboleda.
Allí José realizó un giro completo y puso el coche en direc-
ción al pueblo. Aparentemente la nave se había ido aunque
volvió aparecer después de una curva del camino. Los tres
pasajeros no podían hablar. Durante los escasos tres minutos
que duró el trayecto, hasta un punto del camino donde co-
mienzan los primeros barrios del pueblo, la luminosidad fue
lentamente apagándose hasta que desapareció completamente.
En unos minutos más llegaron a la puerta de la hostería
donde se hospedaba Nilda.
La muchacha estaba gravemente desmejorada. Casi la tu-
vieron que cargar hasta el cuarto, para lo cual tuvieron que
cruzar dos patios descubiertos, donde José sintió miedo de
que los hombres pudieran emboscarlos.
Ya en el cuarto la acostaron.
Nilda no se veía nada bien. Las tres marcas a fuego en su
mejilla comenzaban a mostrar unos rebordes verdosos, así
que José decidió salir a buscar un médico.
Carmen la tomó de la mano. Nilda parecía empeorar a cada
instante, pero con un esfuerzo muy grande logró levantar la
mano y señalar el collar que tenía Carmen en su poder. Ella
entendió que debía colocárselo en el cuello y así lo quiso
hacer, pero Nilda lo rechazó con la mano. Nunca se expli-
48
cará por qué, como tantas otras cosas que ocurrieron esas
noche, pero Carmen, instintivamente, apoyó el medallón en
las tres heridas. El resultado fue inmediato. Nilda comenzó
a respirar profundamente y enseguida le pidió a Carmen que
apagara la luz del cuarto. Así lo hizo Carmen, y cuando vol-
vió a sentarse en el borde de la cama y le tomó la mano, no
sólo no encontraba la mano sino que el cuerpo parecía haber
desaparecido. Sin embargo podía escuchar la respiración de
Nilda, exactamente en la cama. Por in, Nilda habló. Le pidió
que se tranquilizara.
Luego de un minuto de estar a oscuras la claridad de la
Luna que entraba por las persianas le permitió a Carmen ver
la silueta de Nilda. Esta se desdibujaba como si se estuviera
desmaterializando y materializando. Incluso en un segundo
el cuerpo pareció desaparecer completamente. Diez minutos
después, Nilda pidió que encendiera la luz. Ya estaba bien. Se
incorporó en la cama, pero quien ahora se sentía enferma era
Carmen. Lo vivido en esos última hora le había tensionado
el cuerpo al máximo, y su cabeza amenazaba con estallar en
mil pedazos. Entonces fue Nilda quien socorrió a Car-men.
Le apoyó una mano en la nuca. Enseguida cesaron los dolores
de Carmen.
Carmen deseaba hacerle mil preguntas. En tanto volvió José
que no había encontrado a ningún médico, y había vuelto con
la idea de llevarla al hospital. Ya no era necesario.
Tanto Carmen como José sintieron un lógico deseo de pre-
guntarle a Nilda mil cosas. Pero la muchacha les pidió que
la dejaran, que ya ten-drían oportunidad de conversar al día
siguiente. Les pidió que ya no temieran porque le acababan de
informar, -supusieron que telepáticamente, porque ninguno de
los dos había dejado sola a Nilda- que los hombres de negro
habían sido eliminados y el resto había partido del pueblo.
49
Finalmente la pareja se fue con la esperanza de regresar al
día siguiente.
Toda esa noche, ninguno de los dos pudo dormir. A primera
hora fueron a visitar a Nilda, pero el cuarto estaba vacío,
sobre la cama había una carta dirigida a Carmen.
12 DE ENERO DE 1996
50
FINALMENTE EL 12 DE ENERO DE 1996
51
Lo interesante fue que el grupo que se encontraba en San
Marcos Sierras también pudieron presenciar esa luminosidad,
pero a diferencia del grupo de Villamil ellos sí habían leído la
historia de Carmen y José y no pudieron menos que relacionar
una cosa y otra.
Recién al día siguiente, ambos grupos tomaron contactos y
el grupo de Villamil supo que en un libro de alguna manera
se anunciaba que en esa fecha algo ocurriría.
52
Capítulo IV
ERKS, una ciudad
intraterrena habitada por
seres cósmicos
Lo que sigue es solo una aproximación a un tema que
desarrollé en el libro titulado La Ciudad Perdida de Erks. Sin
embargo en este capítulo describo los puntos más relevantes
de una historia que sería difícil de creer si no existieran tantos
testimonios de quienes presenciaron las ceremonias de los
Terrones, así como los datos ofrecidos por los discípulos más
cercanos al doctor Acoglanis.
Por otra parte, importa señalar que la causa judicial por el
asesinato de Acoglanis fue llevada a cabo por la jueza Ser-
vini de Cubría, y estuvo sospechada de irregularidades por
la Cámara de Diputados de la Nación, junto con el llamado
Yomagate. Otro dato importante: el asesino de Acoglanis se
suicidó en 1993, se llamaba Rubén Antonio, y era hermano
del inancista Jorge Antonio, amigo y protector del General
Juan Domingo Perón.
53
La ciudad de
Erks, gráico
computadoriza-
do realizado por
Chechi Peinado.
SARUMAH
54
sánscrito original, lengua original de los extraterrestres. Un
fragmento de esas oraciones se transcriben a continuación:
Guana Imanuak
Guana Igikuna
Guana cuanti
Manuana iku
Naguana y mu
Maiuma guana
Ene gu naiuk
Guana iguaikuana
Guana guanta
...
Luego Sarumah dirigía su mano hacia un punto del cielo,
y pedía que se prestara atención a los mensajes que emitían
unas luces que unos segundos antes parecían simples estrellas.
Las luces comenzaban a titilar de una manera extraña, y los
más sorprendidos eran aquellos que conocían perfectamente
el mapa estelar, y sabían que esas luces no podían ser estre-
llas. De inmediato, Sarumah bajaba el brazo para señalar
un lugar oscuro en el valle, entonces exclamaba, mientras
movía lentamente su mano frente a los ojos: “Los hermanos
intraterrenos de Erks van a mostrarnos su ciudad”. Y donde
antes no había más que vegetación y oscuridad, comenzaban
a encenderse las luces de una ciudad, con sus ediicios y sus
calles. Sarumah satisfecho daba por terminada la ceremonia
y emprendían el regreso. Sarumah hacía estas cosas porque
era el portero de la ciudad perdida de Erks.
EL DOCTOR ACOGLANIS
55
se sabe había realizado estudios de metafísica en oriente.
Luego en la Argentina se dedicó a sus tareas curativas, con-
virtiéndose en un profesional respetado y exitoso. A partir de
la década del 70 compró una casa en Quebrada de Luna, muy
cerca de los Terrones, donde pasaba la mitad de la semana.
El resto de los días los dedicaba a atender pacientes en su
consultorio de Buenos Aires.
SARUMAH Y TRIGUEIRINHO
56
gran sobre, que colocó ante mí. Era como si aquel encuentro
se hubiera estado preparando hacía miles de años”. Luego,
en otro encuentro, Sarumah le dijo con aire de broma a Tri-
gueirinho: “ Soy el portero de Erks, mi tarea es conducir a
Erks a los que deben entrar allá. Al respecto, desde el punto
devista terrestre, este nombre -que por otra parte, es una
sigla- puede signiicar: Encuentro de los Remanentes Kós-
micos Siderales”. En esa misma obra Trigueirinho dice que
Sarumah le describió la misión que debía realizar: “la evacua-
ción masiva de millones de seres humanos que se efectuará
cuando llegue el momento correcto. Ya se ha evacuado a un
número reducido de personas. Durante el último terremoto
de la ciudad de México, por ejemplo, fueron lle-vados hacia
Erks 5.000 individuos entre los considerados desaparecidos”.
LAS CEREMONIAS
57
taciones se realizaban luego de una atenta y cuidadosa se-
lección. Según un testigo presencial, en un hotel de Capilla
del Monte se realizaba una charla previa con los elegidos, a
quienes se los invitaba a partir en coches hacia los Terrones
a las 10 de la noche. Si bien este lugar es privado, Acoglanis
poseía una llave del candado de la tranquera, y los automóvi-
les, en ila india, remontaban la cuesta hasta llegar a la playa
de estacionamiento del paseo. Allí se realizaban las ceremo-
nias donde Acoglanis se vestía con una túnica blanca, y sus
discípulos más cercanos lo llamaban Sarumah. Un habitante
de Capilla del Monte, muy riguroso para juzgar estos fenó-
menos, como también estudioso de la astronomía, fue testigo
de una de las tantas ceremonia. De ella contó que antes de
sorprenderse con la aparición de la ciudad de Erks en otra
dimensión, Acoglanis-Sarumah les señaló la estrella Sirio,
y sostuvo que Sirio era en realidad una Nave que eclipsa a
una estrella. Y cuando le pidió a la nave que respondiera a su
saludo, con no poco des-concierto de parte del testigo, Sirio
se apagó y encendió tres veces.
58
SARUMAH Y TERRERRA
59
A todo esto el lugar se encontraba poblado “de raras luces
que se elevaban en la sierra, el cielo y la vegetación. A la
distancia que nos encontrábamos parecían tener unos veinte
centímetros de diámetro”. La profesora Tear reiere que luego
de esa noche tuvo una serie de visiones y, al día siguiente,
Sarumah-Acoglanis, -ella no duda que se trata de la misma
persona-, le reveló que ella era de otro planeta, un remanente,
que debía cumplir una misión. Sorprendida le pidió que se ma-
nifestara tal cual era, a lo que Sarumah contestó: “Por ahora
no puedo mostrarme ante usted como soy realmente porque
usted se desmayaría. Por su vibración actual no lo po-dría
soportar. Yo soy iridiscente. Soy un ser de luz”. La profesora
Tear reiere también algo muy importante. “Desde el primer
momento en que nos conocimos, Sarumah me dijo que debía
partir muy pronto, de
ahí su prisa por mi pre-
paración espiritual. Yo
suponía que su partida
sería en una Nave, pero
nunca supuse que fuera
en forma de muerte vio-
lenta, como aconteció”
EL CRIMEN
60
rio de Buenos Aires atendiendo a sus pacientes recibió la visita
de un amigo muy íntimo. Mientras sus pacientes esperaban
en una sala lo hizo pasar a la cocina, donde le sirvió un café.
De improviso su amigo extrajo dos revólveres y le disparó
el cargador en el pecho. Guardó el ar-ma en el bolsillo y
pasó entre los pacientes aterrorizados de Acoglanis. A unos
cincuenta metros del ediicio donde estaba el consultorio de
Acoglanis, en Callao y Las Heras se encuentra la Comisaría
17, hacía allí se dirigió su matador. Este, cuando el policía
de guardia lo detuvo, le dijo; “vengo a entregarme, acabo
de matar a un brujo, y a los brujos hay que matarlos”. Este
hombre fue considerado demente por la justicia y, tres años
después del crimen, se suicidó arrojándose de una terraza.
Si bien aquí parece terminar esta historia, a partir de la muer-
te de Acoglanis, Trigueirinho publicó sus dos libros dedicados
a Erks y Sarumah: el ya citado Erks, mundo interno, donde
oculta el emplazamiento de la ciudad perdida, y Señales de
Contacto, obra dedicada íntegramente a esta ciudad intrate-
rrena, y donde no deja dudas sobre su ubicación junto al Cerro
Uritorco. Muchas personas dicen haber ingresado men-tal o
físicamente a esta ciudad, a la que describen como enorme
y espaciosa, cruzada de canales secos donde transitan naves
de luz o etéricas, y en cuyo centro se en-cuentra el templo
de la esfera o de los tres espejos, con el cual se intercambian
datos cósmicos y pueden seguir en detalle la vida de cada ser
humano. Existen muchas grabaciones de audio que son pre-
sentadas como el sonido que realizan estos gigantescos espejos
cuando se mueven dentro del templo. Pero dejemos a Sarumah
describir este templo. Para ello transcribimos el relato que le
hizo a Elsa Tear. “Contamos con tres tipos de espejos. Los
primeros, más simples, son de lapislázuli. A través de ellos
podemos visualizar todo lo que pasa en el planeta. Lo que
61
piensan y sienten cada uno de nuestros elegidos a través de
nuestras naves. Los segundos espejos son de oro y a través
de ellos podemos saber todo lo que pasa en la galaxia y en
sus diversos sistemas solares, habitados por las distintas y
variadas formas energéticas, y además hacer una instantánea
conexión entre nuestras naves madres y naves de rastreo, que
hay millones de ellas en estos momentos rodeando a vuestro
hermoso planeta Tierra para vuestra protección. Y los terceros
espejos están hechos de una aleación de minerales descono-
cidos por ustedes porque no existen en la Tierra, mediante
los cuales con la velocidad del pensamiento nos podemos
intercomunicar con todo el Universo”.
62
Capítulo V
Mitos, Leyendas y
Antecedentes
(Antes del 9 de enero de 1986)
Es cierto que existen muchos casos semejantes al Cerro
Uritorco en el resto del mundo, donde un accidente
geográico se convierte en un centro de convocatoria espiri-
tual, o la puerta a una dimensión mágica.
En algunos casos se trata de montañas gigantescas, cuyas
enormes dimensiones le dan un carácter extraordinario por sí
mismo. En otros, sus condiciones especiales se las otorga la
civilización o cultura que se desarrolló en su proximidad. Lo
cierto es que el Uritorco no parece formar parte de ninguno
de estos ejemplos. Más bien, este cerro de poca altura, si se lo
compara con otras sie-rras de la misma provincia argentina,
no posee otra condición extraordinaria que ser el más alto de
las sierras de Punilla., quizá por ello el apelativo sexuado con
el que se lo conoce: Cerro Macho, traducción del lenguaje
aborigen Uri = Cerro, Torco= Macho.
63
Pero fue siempre el centro de diferentes sucesos que signa-
ron su entorno. Aquí se relatan algunos de los antecedentes,
comenzando por las extrañas culturas indígenas que lo con-
sideraron sagrado.
POBLADORES INDIGENAS
AMPAJANGOS Y AYAMPITINES
64
CONQUISTA
COMECHINGONES:
UNA CULTURA PECULIAR
65
argentino y un carácter mucho más sumiso ante el invasor. En
cambio los comechingones resistieron a los españoles hasta
su total exterminio, apenas 50 años después del ingreso de
los europeos a esa región de América.
Sin embargo, a las referencias históricas sobre los Come-
chingones se debe agregar los estudios realizados por el
profesor Alfredo Terrera, quien plantea en una serie de libros,
especialmente en El valle de los Espíritus, que esta cultura
fue poseedora de conocimientos telúricos mágicos peculiares.
Terrera reiere las diferentes características físicas de los
comechingones con respecto a otros grupos indígenas de la
zona, ya que eran de gran altura, y llevaban barbas largas y
espesas, mientras sus cabellos eran de color claro.
Entre otros detalles interesantes Terrera reiere que los mor-
teros de piedra que abundan en diferentes puntos cercanos al
Uritorco, no sólo cumplían una función alimenticia, también
eran empleados en ritos mágicos y sagrados. En la parte in-
ferior de los morteros “estaba representado el cosmos con
sus campos de fuerza destrógiros y levógiros, y esta energía
se podía percibir con sólo introducir la mano dentro de la
concavidad del mortero. Si éste poseía poderes mágicos,
el alimento preparado dentro del mismo adquiría la fuerza
cósmica que se transmitía a quienes lo comiesen”. También
dice Terrera que, “los comechingones, como habitantes de
las serranías cordobesas, convivieron con los cerros, hondas
quebradas, los valles luminosos, y los arroyos y ríos de aguas
transparentes. De allí su gran capacidad de observación y
meditación, que con el transcurso del tiempo se convirtió en
sabiduría empírica y mágica que les permitió crear valles de
los espíritus o quebradas del silencio. Ellos aseguraban ver
hombres que solían caminar por las sierras y desaparecer de
improviso; seres que venían de la profundidad de la
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tierra... También los Comechingones contemplaron embele-
sados las luces o entidades cósmicas que surcaban el cielo
nocturno”.
El profesor Terrera avanza todavía más en su explicación
sobre los misterios que rodeaban a los Comechingones, y
encuentra un nexo con el hallazgo de un Bastón de Mando o
Piedra de la Sabiduría, efectuado en 1934 en las cercanías del
Uritorco, por parte de Orfelio Ulises. Este maestro ocultista
habría obtenido la información sobre el Bastón de Mando en
la doble ciudad tibetana de Samballah, donde estudió durante
ocho años. Allí le fue revelada la ubicación del Toqui Lítico,
que según Terrera, fue ordenado construir “con piedra de
basalto por el Gran Cacique Voltán o Multán de los come-
chingones, hecho acaecido hace más de 8.000 años.”
Este bastón se encuentra en manos del Profesor Terrera desde
el 26 de setiembre de 1948, cuando le fuera entregado, según
sus escritos, por decisión de un grupo de Maestros.
En este bastón, que posee una forma cónica perfecta y una
longitud de 1,10 metros, se encontraría mágicamente codii-
cada toda la sabiduría de la humanidad.
El hecho de que el Bastón haya sido encontrado en las proxi-
midades del Cerro Uritorco respondería a que este mojón de
piedra señalaría el centro de un triángulo menor de fuerzas
cuyos vértices descansarían en Jesús María, Serrezuela y
Conlara.
Pero a este tema, Terrera agrega un nuevo elemento, toda-
vía más mítico y extraordinario en su trabajo Antropología
Metafísica donde reiere: “es sabido que el caballero Pársi-
fal -custodio insobornable del Vaso Sagrado- viajó con él y
con la Cruz Templaria, partiendo del puerto de Rochedalle
hacia el año 1170, con el objeto de depositar el Santo Grial
junto al Bastón de Mando, en la cordillera de Viarava. Esta
cordillera, así denominada por aquel entonces, especialmen
67
te por el minnesinger germano Wolfram von Eschenbach en
su inmortal poema Parsifal, es conocidaactualmente como
Sierras Chicas de Córdoba, lugar donde se eleva el Sagrado
Cerro Uritorco”.
Una cuestión interesante abordada por Terrera en su libro El
valle del los Espíritus, es la siguiente: “No olvidemos que este
cerro, muestra en su supericie varios cráteres de volcanes
aparentemente apagados, según una creencia generalizada.
Ahora bien, estén totalmente apagados o se encuentren po-
tencialmente activos, lo real es que se han hallado canales o
troneras abiertos desde la corteza interior del planeta Tierra”.
En cuanto a este punto, se ha planteado hace muchos años,
la posibilidad de que en el interior del Cerro Uritorco existan
galerías que comunican con enormes salas. Esta creencia ha
llevado a incontables exploradores a buscar las cuevas de in-
greso o, los llamados, respiraderos del Cerro, sin que hasta el
momento se haya logrado ubicarlos. De todos modos existen
algunas referencias generales para hallar esas entradas. Una
de ellas se encontraría en la falda opuesta al paraje Ojo de
Agua, otra en el cerro Overo, y uno de los respiraderos más
importantes, cerca de la cumbre, en un cerrito muy próximo
a la cruz que señala la máxima altitud.
68
UNA LEYENDA INDIGENA
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ron una idea. Sabían muy bien que sólo aquellos que se acer-
caran con buenas intenciones lograrían encontrar las tierras
de sus enemigos, así que separaron de la tribu a dos varones
recién nacidos, y los criaron alejados de odio hacia el pueblo
del Cacique. El plan era perfecto. Cuando los varones se hicie-
ron hombres se los invitó a emprender viaje hacia las tierras
del Cacique. Allí fueron recibidos con afecto, y no tardaron
en enamorar, -con amor verdadero-, a las hijas del Cacique.
Y como no podía ser de otra manera, se casaron con ellas.
Con el tiempo los jóvenes sintieron deseos de volver a visitar
el lugar donde habían sido criados, y retornaron a su tierra.
Había llegado el momento esperado durante tanto tiempo
por lo enemigos del Cacique. Se los recibió con contenida
expectación, y cuando los jóvenes se saciaron de recuerdos,
emprendieron el camino de regreso para reencontrarse con sus
mujeres. Pero a diferencia del viaje de ida, esta vez fueron
acompañados por una avanzada de guerreros que, ocultos y
a prudente distancia, señalaron cada rincón del camino, para
guiar al grueso del ejército. El resto es muy triste contarlo.
Apenas lograron entrar a las tierras del Cacique, asesinaron
a toda persona que se cruzaba en su camino. La matanza fue
terrible. Los jóvenes esposos no podían entender lo que su-
cedía, y aunque habían sido preparados para el amor y la paz,
defendieron el pueblo de sus mujeres. Incluso uno de ellos
murió en la pelea, mientras el otro fue apresado junto al Ca-
cique, su mujer y sus hijas. Después de esperar tanto tiempo
tenían en sus manos al Cacique, y se dispusieron a arrancarle
el secreto de la cueva oculta. Pero el cacique se negó a hablar.
No pronunció palabra, ni siquiera cuando fueron torturadas
hasta morir su mujer y sus hijas. Mucho menos cuando él
mismo fue atormentado durante días. Pero cuando el cacique
estaba por expirar, su rostro se transformó hasta asustar a sus
enemigos, entonces lanzó un grito de
70
dolor que hizo temblar la tierra y oscurecer los cielos. En el
suelo se abrieron enormes rajaduras donde fueron cayendo
los enemigos del cacique; el resto lo hizo el fuego que saltó
desde el fondo de la tierra, y el que cayó del cielo. Fue enton-
ces cuando el cacique, llamado Uritorco, se hizo Cerro. Su
rostro puede adivinarse en los pliegues de la pendiente que
mira al oeste. Sus hijas se volvieron el cerro Las Gemelas, y
la mujer del cacique se convirtió en el río que acaricia eter-
namente ambos cerros, y se lo llama Calabalumba al pasar
junto al pueblo. El peril del joven que murió defendiendo a
una de las hijas de Uritorco, también fue eternizado, y puede
verse en Los Terrones. Todos murieron ese día, salvo el joven
que había sido apresado, quien sobrevivió para poder contar
lo ocurrido.
Es una leyenda, pero en Capilla del Monte se dice que
quien no quiere bien al pueblo se pierde antes de llegar, o más
temprano que tarde es tragado por la tierra; porque el Cerro,
aunque no lo parezca, está vivo y continúa protegiendo a los
suyos.
POBLAMIENTO
71
Gualamba (hoy Balumba), que se extendían en un perímetro
similar al actual. Esta merced fue dada el 30 de diciembre
de 1575 por Don Lorenzo Suárez de Figueroa, a Doña Lucía
González Jaimes, hija del cofundador de Córdoba, Don Bar-
tolomé Jaimes. Doña Lucía y su esposo, Juan Maldonado,
no ocuparon las tierras las que fueron vendiendo a diferentes
parientes hasta que, pocos años después quedaron en manos
de Don Miguel Jaimes, quien realizó el primer poblamiento.
Entre 1695 y 1719 el dueño de esa zona fue el Capitán Anto-
nio de Ceballos. Este hizo construir la Estancia de Balumba
y la Capilla de San Antonio del Monte, que le dio el nombre
al pueblo.
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caserones que le dieron a Capilla del Monte su característico
aire señorial.
Durante toda la primera mitad de este siglo, la villa se fue
poblando rápidamente de inmigrantes italianos, españoles y
árabes. En la actualidad, a los descendientes de éstos se ha
comenzado a incorporar un nuevo tipo de pobladores, venidos
de las ciudades del país, en particular de Buenos Aires, que
en estos últimos años han generado una dinámica inédita en
el pueblo. La población de Capilla del Monte se calcula en
13.700 habitantes.
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Capítulo VI
Dos personajes
enigmáticos
HUERTAS MALAS
EL ERMITAÑO
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guía por un sendero solía desaparecer como un fantasma.
Son muchas las versiones sobre las razones que llevaron a
este hombre a vivir aislado de la sociedad, y a medida que
pasa el tiempo el misterio alrededor de su solitaria igura se
agiganta hasta extremos inconcebibles. Ultimamente muchos
sostienen que no era terrestre, y tenía por misión estudiar la
región para preparar los contactos y avistamientos que hoy
son tan frecuentes. Esta versión se basa en la percepción de
muchos sensitivos y radiestesistas, que presienten en Huer-
tas Malas energías superiores a las que se detectan en otros
lugares del valle.
Pero los decires más razonables lo hacen alemán, holandés
o criollo, y sostienen que su marginación se debió a que el
ermitaño tenía una deuda con la justicia. Según parece había
asesinado a su mujer, quien lo engañaba con su mejor ami-
go.
Escapando de la ley de lo hombres se internó en la sierra,
donde no pudo, sin embargo, escapar a la ley de Dios. Muchas
veces, quienes andaban cerca de Huertas Malas, escuchaban
los gritos desgarradores de ese hombre; gritos que no los
provocaba ningún dolor físico, sino otro tipo de dolor, más
profundo e incurable. Su cuerpo fue encontrado en un sendero
medio devorado por un león del monte. Siempre se dijo que
así murió, aunque tal vez los animales dieron cuenta de un
cuerpo que sólo fue un disfraz, con el cual ocultó siempre su
verdadera naturaleza.
CHARBONIER
DON PEPE SEGUNDO,
EL AHIJADO DEL DIABLO
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hablar; y de él siguen hablando los habitantes viejos de Capilla
del Monte, Charbonier y Copacabana. Estos dos últimos luga-
res se encuentran muy cerca de Capilla del Monte. Charbonier
está muy cerca de la sierra del Pajarillo. Su población, que
a principios de siglo superaba a la de Capilla del Monte, se
ha reducido hasta el extremo de parecer un pueblo fantasma.
Mientras Copacabana, en el departamento de Ischilín, es un
territorio de sierras leves, cubierto de palmeras donde, dis-
persas y silenciosas, sobreviven unas pocas casas. Para darse
una idea de lo aislado que está todo eso de la civilización,
basta decir que el centro urbano de Copacabana lo ocupan dos
medias manzanas. Sin embargo, en el casco de una estancia
tradicional de la zona, se levanta una capilla construida en
1842, donde se reúnen cerca de 6.000 personas para home-
najear a la pequeña y milagrosa imagen de la virgen de Co-
pacabana, todas las primeras semanas de febrero. Hay algo
más en Copacabana, y puede verse desde el campanario del
pequeño templo: la entrada a la Salamanca, o si se preiere,
la entrada al inierno.
En estos lugares transcurrió la vida de Don Pepe Segundo,
de quien se dijo que fue ahijado del diablo. Por supuesto es
difícil escuchar esta airmación en boca de los testigos que
lo trataron; todos ellos mayores de 60 años. Sólo cuando se
ha logrado ganar la conianza de quien lo conoció, surge la
sospecha satánica. Porque el miedo hacia ese hombre, -al
que se lo describe alto, siempre con sombrero negro, muy
buen mozo en su juventud, y en la madurez deformado hasta
extremos increíbles-, continúa.
Cuentan que Don Pepe siempre tuvo plata. Sus negocios
fueron prósperos; tuvo las mujeres más bellas y jóvenes de la
región, -tantas como hijos naturales y legales se le atribuyen.
Nadie quiso nunca jugar a los naipes con él porque se lo sabía
imbatible. Y cuando no tenía a quien engañar con las car
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tas, las barajaba como un mago de feria para diversión de la
concurrencia; incluso hacía ese truco de romper un huevo en
un sombrero, batirlo y después devolverlo tan secos como le
fue entregado. Pero un día bebió más de la cuenta, y tiró el
mazo de cartas al techo, y éstas se quedaron pegadas y espar-
cidas en el cielo raso, como si arriba fuera abajo. Entonces
comenzó a preguntarle a los presentes: “¿qué carta quieren
que caiga primero?”. Y las cartas fueron cayendo de a una,
según cada pedido, como si las cartas le obedecieran. Esa
no-che el truco no divirtió como otras veces; causó miedo.
Otra noche, en Charbonier, bebió hasta quedarse sin plata.
Como él también era comerciante no pidió iado. Dijo que se
iba a su casa a buscar dinero. El vivía en Copacabana, una
distancia que desde Charbonier, lleva cerca de dos horas, dos
horas y media recorrerla a caballo, ida y vuelta. A la media
hora estaba de vuelta. Se sabía que Don Pepe tenía dinero
escondido en cada rincón de la sierra, así que se pensó que
había ido a algún escondite cercano. Siguió bebiendo hasta
muy tarde, y por in se fue.
A la mañana siguiente regresó para hablar con el dueño del
almacén donde había estado perdiendo el tiempo, y le dijo que
le venía a pagar. El hombre se sorprendió pero igual fueron
a la caja. La abrió, y entre la plata encontró chalas cortadas
del mismo tamaño que los billetes. Le cambió una chala por
billete. Quedaron a mano. Esa noche habían atendido tres
personas distintas y ninguna se había dado cuenta del cambio.
Pero a medida que pasaron los años la gente le comenzó
a temer más y más, sobre todo los padres con hijas jóvenes,
porque de los bailes siempre se llevaba a las más hermosas.
Una vez una mujer pudo resistirse a su misteriosa seducción,
entonces Don Pepe movió una mano y, así cuentan, a la pobre
se le cayó el vestido al suelo.
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En otra oportunidad se enojó con alguien, se sacó el cinto
y lo arrojó sobre una mesa; cuando el cinto llegó a la mesa
ya era una víbora.
En cuanto a las mujeres que vivieron con él, todas termina-
ron por escaparse de su lado. Por ellas se supo que Don Pepe
salía a la noche con un libro de muchas páginas, y les hacía
comentarios tan raros como que estaba aprendiendo a volar,
o que había estado caminando bajo la tierra.
Los hombres que trabajaron con Don Pepe Segundo cuentan
que les hacia bromas extrañas. “Vaya a buscar una botella de
vino”, les decía, ellos levantaban el brazo para alcanzarla de
un anaquel pero la botella volaba al encuentro de la mano.
Entonces Don Pepe se reía a carcajadas.
Una mañana iba a Capilla del Monte con su chatita, acom-
pañado de un chico que oiciaba de ayudante. En mitad del
camino era tan espesa la niebla que no podían seguir avanzan-
do. Se bajó insultando y le ordenó al chico que no se moviera
de la chata por nada del mundo. El chico vio como Don Pepe
desaparecía entre la niebla, y a los pocos minutos, esta se
disipó. Volvió entonces Don Segundo, y otra vez la carcajada.
Nadie olvida sus ojos profundos, sobre todo cuando se
comenzó a poner viejo; y algo desagradable, tenía los dedos
gordos de los pies largos y torcidos, con uñas largas que se
cruzaban sobre los otros dedos.
Los últimos meses de Don Pepe Segundo fueron terribles.
Lo abandonó la que sería su última mujer; sólo una hija cui-
daba de él. En las noches ya no podía dormir. Y aunque la
gente le escapaba no había noche que no se lo encontraran
en medio de la sierra, gimiendo y hablando con las sombras,
gritando y maldiciendo. Una noche quemó algo en una fogata,
¿el libro?, ¿papeles? Su hija se asomó por la ventana, y él la
mandó a dormir. Y aunque nunca es suiciente la distancia en
esas sierras para apagar un ruido fuerte, se alejó lo necesario
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para que no fuera su hija la primera en encontrarlo; y se pegó
un tiro en la cabeza.
Así terminaron los días de un hombre extraño, que algunos
lo creyeron una víctima del diablo, y otros lo sospecharon un
estudioso de los secretos de la magia negra, o de los misterios
Esotéricos, conocimientos que desperdició en juegos de salón
y amores extraviados.
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Capítulo VII
Los nuevos habitantes
El repentino interés que suscitó el cerro Uritorco, a partir
de 1986, llevó a muchas familias de la ciudad de Buenos Aires
a mudarse a Capilla del Monte. Creándose en el pueblo un
núcleo poblacional que convirtió a este lugar en un verdadero
laboratorio social de búsquedas alternativas. De esta manera el
pueblo sufrió una serie de transformaciones que repercutieron
en su infraestructura urbana y económica. En pocos años se
construyeron cinco hoteles de categorías, se abrió una radio,
dos canales de cable, por lo menos cinco comedores naturistas,
se inició también una forma de turismo espiritual-esotérico
de alto nivel, se fundó un barrio de artesanos, templos bu-
distas e hinduístas, y por lo menos se asentaron en la zona
cinco grupos, algunos de los cuales permiten la caliicación
de espirituales y otros de sectas poco agradables. Lo cierto es
que en poco tiempo y, sin duda debido a la huella elíptica que
quedó impresa en la ladera de un cerro, Capilla del Monte se
convirtió en uno de los lugares más interesantes e intensos
del Valle de Punilla.
Una extensa nota publicada en la revista del diario Clarín del
domingo 3 de octubre de 1993, titulada Capilla del Monte.
La meta de los que buscan un lugar en el mundo, irmada
por Ricardo Acebal, describe el brusco cambio sufrido por la
villa a través del testimonio de los nuevos habitantes:
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«En Capilla del Monte, un pueblo del noroeste de la provin-
cia de Córdoba, ha comenzado a producirse un fenómeno de
repoblación con características inéditas, que recuerda, lejana-
mente, lo ocurrido a inales de la década del 60 en El Bolsón,
Río Negro. En cinco años se establecieron allí 2000 nuevos
habitantes, una cifra signiicativa si se considera que hasta
entonces la villa contaba con 7.700 personas. Sin embargo,
los «nuevos capillenses» sólo tienen en común con aquellos
pintorescos hippies de los 60 su rechazo a la frenética vida de
las ciudades y un profundo apego a la naturaleza. Nada más.
Los nuevos pobladores de la localidad abandonaron sus ac-
tividades como profesionales, comerciantes y empresarios que
desarrollaban en grandes centros urbanos, para convertirse,
de un día para otro, en artesanos, agricultores, panaderos,
hoteleros, libreros esotéricos, expertos en piedras energizadas
o terapeutas alternativos. Todos coinciden en que la decisión
se debió a una imperativa necesidad de ´vivir mejor´, en un
lugar que les ofrecía condiciones naturales y espirituales ex-
traordinarias por la presencia del cerro Uritorco. Esta mole
ha ganado cierto renombre internacional desde 1986, cuando
se informó sobre el avistamientos de platos voladores en la
zona. A partir de ese momento hay quienes creen que es una
base oculta de descenso de OVNIs y quienes piensan que
se trata de un centro de energía que convoca a aquellos que
estén dispuestos a iniciar una transformación espiritual. Los
que encontraron motivos para mudarse ofrecen testimonios
que en algunos casos resultan conmovedores.
«Dios quiso que estemos acá, en paz, en comunión con El
-dice Sergio Sedita, un ex vendedor de productos alimenticios
de Rosario que se instaló en el pueblo con su esposa, Cristina
Vechio, quien trabajaba en una inmobiliaria de aquella ciudad -
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. Antes nos iba bien económicamente, pero buscamos una
manera de vivir en paz. Al principio uno se imagina que va
a aislarse y a formar su propio paraíso, pero hacer el pan nos
permitió comunicarnos con los demás».
El matrimonio vive con sus dos hijos, Yamil, de 7 años, y
Sofía, de 3, en una amplia casa ubicada al pie del Uritorco
donde producen panes artesanales.
Un profunda búsqueda espiritual también llevó hasta Capilla
del Monte a la esteticista Beba Scally quien aplica tratamien-
tos naturales y basados en la bionergía. «La energía tiene un
ying y un yang, un polo positivo y otro negativo- señala- .
Capilla tiene los dos tipos de energía en equilibrio: la energía
receptiva que es la que te da y vos incorporás, y la expansiva
que va hacia afuera. Es muy fuerte, por eso hay gente que no
puede quedarse aquí». (...)
Para el médico cardiólogo doctor Eduardo Zembone y su
mujer, la maestra Myriam Sánchez, la decisión surgió una
noche de diciembre de 1990 en sugestivas condiciones. La
pareja se encontraba de vacaciones acampando junto al río
Calabalumba que desciende del Uritorco. De pronto vieron
una luz a gran altura. «Fue más rápido que un lash -dice ella-
. La sensación era que se abría algo y dejaba ver más . Fue
un guiño, un «métanle», una suerte de mensaje codiicado
que recibimos los dos. Al analizarlo nos sintonizamos con la
necesidad de cambiar nuestras vidas. Entonces abrazamos la
terapia con piedras.» Se reiere a la gemo-terapia, una técnica
alternativa que se emplea con la inalidad de armonizar el
organismo mediante piedras. Para el doctor Zembone esta te-
rapéutica no era desconocida. Mientras trabajaba en el hospital
Durand, de la Capital Federal, se dedicó a investigar métodos
no convencionales. «Leímos, trabajamos con mucha gente-
sigue Sánchez-, pronto decidimos radicarnos en la sierra.» (...)
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Javier Peralta Ramos llegó hace 4 años a ese pueblo que había
conocido cuando era chico. Fue para hacer un curso de control
mental y biopsicoenergía, y en esa oportunidad experimentó
algo especial. «Es un lugar tan fuerte que me pegó en todo
sentido», airma. Por eso regresó con frecuencia, hasta que
un día entendió que «el hombre viene al mundo para buscar
su esencia y ser feliz», y se propuso dejar todas sus activida-
des en Buenos Aires donde no sufría problemas económicos
(fue productor de televisión y radio, tenía una inmobiliaria).
Desde hace un año vive en la pequeña localidad cordobesa
donde organiza tours ecológicos y de aventura. «La excusa
es que yo hago turismo de aventura y puedo transmitir a los
visitantes todo lo que es Capilla. He tenido experiencias muy
reveladoras que me han dado esta tranquilidad de saber que
estoy en el lugar correcto haciendo lo que tengo que hacer.
Aquí viene gente para encontrarse consigo mismo, para me-
ditar, para estar bien.»
Fernando Zanotti, un arquitecto salteño que vivía en Buenos
Aires llegó a Capilla del Monte de vacaciones con su esposa
Olga y sus tres hijos. Terminaron levantando su casa en la
ciudad e instalando una hostería. Para Elvira Macri, su rela-
ción con el lugar puede explicarse como de «amor a primera
vista», dice. Residía con su familia en Martínez, provincia
de Buenos Aires y veraneaba en el pueblo, hasta que sintió
una poderosa necesidad de permanecer allí y, aunque hasta
el momento no se había dedicado a esa actividad, construyó
el hotel Kuntur, quizá uno de los más importante del valle...
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