Amor Adulto
Amor Adulto
Amor Adulto
PAREJA
INTRODUCCIÓN
Amar satisface un ansia, un deseo de prodigar ternura; ser amado llena otra necesidad: el
deseo individual de ser querido y apreciado.
Si amar constituye una clase especial de realización; ser amado es la recompensa que se le
otorga. Como estos dos sentimientos pueden existir independientemente, deben ser
diferentes y es necesario diferenciarlos. Amar significa anhelar a alguien. La satisfacción
de ser objeto de la ternura de otra persona tiene con toda evidencia el carácter de un
halago del yo; se relaciona con el sentimiento de la vanidad satisfecha, del orgullo
complacido, de la ambición realizada; hincha el yo y aumenta el sentimiento del propio
valor. El amor en sí no tiene al parecer las mismas características: el que ama se siente
humilde.
El amar y ser amado no es el único placer dentro de la relación de pareja también existe
satisfacción en el proteger, ayudar y guiar al otro, al tiempo de sentir seguridad y
confianza.
CONCEPTUALIZACIÓN
Existen pocos criterios científicos que determinen el cambio de un período a otro. Los
límites que señalan el comienzo y fin de cada etapa son arbitrarios; para facilitar el
entendimiento, se tomará la edad adulta como dividida en tres partes:
AMOR: El amor es una emoción que se desarrolla desde temprana edad. Cuando es
positivo, constituye la base de los logros humanos; es origen de tolerancia, autosacrificio,
amistad y muchas otras manifestaciones que pueden disfrutarse en las relaciones sociales.
Por otra parte, usado negativamente y dirigido hacia uno mismo, se convierte en vanidad,
egocentrismo y orgullo; distorsionado se puede transformar en odio y unido al miedo, causa
los celos (Sferra, 1977).
Empédocles decía que el amor y el odio son las dos fuerzas metafísicas de la vida, causas
de todo movimiento y de toda separación y unión. En el curso de la historia ha
experimentado el hombre diferentes aspectos y formas del amor y les ha dado nombre. Con
la palabra Eros (Platón) se designó el amor a la belleza. Filia (Aristóteles) significaba el
amor a los semejantes, a los pertenecientes al mismo grupo. ágape, al contrario es el amor
cristiano incluso hacia lo que no es digno de ser amado. Epithynia, era el factor de deseo en
el amor sexual (Dorsch, 1985).
TEORÍA
En los últimos 10 años se ha trazado un perfil de desarrollo normal desde la adolescencia
hasta la madurez, se describe un proceso típico de desarrollo, en el que se puede ver:
La cultura masiva de poemas, arte, etc, afirma que todo los que el joven necesita es amor
(Sheehy, 1985). Es en esta etapa donde se prepara para comprometerse en una relación
íntima con otra persona (amistad íntima, coito, matrimonio). Sin negar lo anterior, se puede
ver que el aislamiento es necesario para reforzar la individualidad; aunque si este es
excesivo, puede desencadenar un estado de soledad constante (Papalia, 1988).
Se han descubierto una serie de principios que explican cómo elegimos nuestras parejas. El
más importante de estos principios es la interacción entre las características de una persona
y la apreciación de esos rasgos por la otra.
AMOR
FORMACIÓN DE PAREJA
En resumen, se deben conciliar los valores de ambas partes, desarrollar pautas que apoyen
la acción del otro y ceder parte de la individualidad para ganar un sentido de pertenencia
(Rubilar, 1995).
INVESTIGACIONES RECIENTES
Feingold (1990), en su investigación acerca del efecto del atractivo físico en las relaciones
románticas, sostuvo que la importancia de ser atractiva en las mujeres, para atraer al sexo
opuesto, es sólo una creencia popular.
El atractivo físico está correlacionado positivamente con la popularidad frente al sexo
opuesto, tanto en hombres como en mujeres. Más importante es el hecho de que las
correlaciones varían entre los sexos y según el tipo de popularidad. Para la popularidad
romántica, la correlación es más fuerte en las mujeres que para los hombres; en
comparación, la correlación entre el atractivo físico y la popularidad platónica es mayor
para los hombres que para las mujeres; porque las mujeres son más propensas a preferir que
sus romances nazcan de amistades, lo que incentivaría a "hacer amistad" con hombres
atractivos.
Las diferencias de sexo pueden ser mayores en la conducta que en la atracción. Por ejemplo
en las sociedades donde el hombre controla los recursos valiosos, las mujeres bellas se
casarían con ellos para obtener recursos y status, en vez de ser llevadas a ellos por sus
atractivos físicos.
Sprocher, Sullivan y Hatfield (1994), refiriéndose a las preferencias en selección de
pareja y a los criterios que en ella se utilizan, han realizado un estudio en el que se explican
las diferencias de sexo en relación a los factores socioculturales: que la preferencia de los
hombres tiende a una mujer que sea atractiva y joven y que la de las mujeres tiende a un
hombre que pueda proveer bienestar material, se explica por la socialización tradicional da
los roles del sexo y por las mínimas oportunidades económicas que enfrenta la mujer.
Específicamente, los hombres están más predispuestos que las mujeres a unirse con alguien
más joven (5 años menor), alguien no acostumbrado a mantener un trabajo estable, alguien
que "gane" menos o posea una menor educación. Las mujeres están dispuestas a
emparejarse con quienes no son apuestos, mayores, que ganen más y que posean un mayor
grado de educación.
En términos evolutivos, los hombres prefieren parejas que tengan rasgos que evidencien su
valor reproductivo y las mujeres prefieren hombres con potencial de adquisición y recursos
económicos.
Las mujeres están más dispuestas a unirse a alguien que ya haya tenido hijos, por que su
tiempo de fertilidad es limitado, no así los hombres que protegen a sus futuros hijos
biológicos. Además los hombres son menos reacios a relacionarse con alguien de una raza
diferente, debido en gran parte a la socialización diferencial de mujeres y hombres.
Dos estudios relacionados con la elección de pareja del "Journal of Personality and Social
Psychology", hablan del cómo nos conducimos al momento de elegir. El primer estudio
plantea el modelo de la "similaridad", que postula que escogemos a nuestra pareja en base a
una escala de valores, gustos, etc., y que luego, comparamos con nosotros mismos y en la
medida de una mayor similitud al momento de comparar, hacemos nuestra elección. El
segundo estudio habla de un modelo "ideográfico", que basa su hipótesis en el hecho de que
nosotros actuamos, basándonos en criterios ideosincráticos al momento de elegir a un
compañero, abandonando, así, la posibilidad romántica de la elección por amor y el
sentimiento de haber encontrado el único y para toda la vida: "verdadero amor" (Lykken,
1993).
CONCLUSIÓN
Uno de los aspectos terribles de la juventud es la convicción de que las elecciones que
hacemos son irrevocables. Si escogemos una carrera o ingresamos en una empresa, si nos
casamos o no, si decidimos no tener hijos o no seguir una carrera superior, interiormente
nos asusta que tengamos que vivir para siempre de acuerdo con esa elección. No sólo es
posible que se produzcan cambios sino que es, hasta cierto punto inevitable que tenga lugar
alguna alteración de nuestras elecciones originales.
Como es habitual, durante este período actúan dos impulsos. Uno de ellos es el de edificar
una estructura firme y segura para el futuro contrayendo fuertes compromisos que nos
llevarán a asentarnos; ésta es la forma de serle fiel a nuestro Yo Fusionador. El otro
impulso consiste en explorar y experimentar haciendo que toda estructura sea provisional y,
por lo tanto, fácilmente reversible; de esa forma satisfacemos los anhelos de nuestro Yo
Buscador.
El mayor o menor equilibrio entre estos dos impulsos es el que marca las diferencias entre
las formas en que la gente atraviesa este período de adultez provisional y determina
fundamentalmente el modo en que sentimos, acerca de nosotros mismos, cuando concluye.
Tanto el impulso de exploración y experimentación como el de edificación pueden verse
saciados a través del amor, ya que el amar y ser amado satisface una gran parte de las
necesidades relacionadas con el yo, la personalidad y el autoestima. Pero para lograr el
amor "hacen falta dos", lo que por supuesto requiere de una elección, tal vez la más
importante de todas, la elección de pareja; quién creemos será nuestro compañero de toda la
vida, con quién compartiremos la responsabilidad de los hijos del trabajo, la casa, etc.
Como sea, la elección de la pareja se da de dos formas: una puramente racional o
emocionalmente intuitiva. Pero, ¿Qué razones le llevarían a elegir una persona como
compañero o pareja? Las posibilidades son: que Ud. lo(a) ama, porque el o ella lo(a) ama,
porque le gusta alguien que pueda ser su mejor amigo o porque le gusta alguien con quien
pueda tener una relación sexual satisfactoria. Actualmente estos atributos han reemplazado
ampliamente las cuestiones que han sido históricamente importantes en la elección de
pareja tales como consideraciones financieras o de linaje, dándosele una mayor importancia
a la interacción entre las características de una persona y la apreciación de los mismos
rasgos por la otra. Pero no sólo es necesario realizar la elección, sino también que la
elección sea mutua, para este efecto existe una serie de reglas de atracción y elección de
pareja que se describen con detalle en lo que se refiere a la TEORÍA, al comienzo de este
trabajo.
REFERENCIAS
• Davidoff, L. (1989). Introducción a la Psicología. Madrid: McGraw-Hill.
• Dorsch,F. (1985). Diccionario de Psicología. Barcelona: Herder.
• Feingold, A. (1990). Gender differences in effects of phisical attractiveness on
romantic attraction: A comparison across five research paradigms. Journal of
Personality and Social Psychology, 59 (5).
• Lykken,D., & Tellegen, A. (1993). Is human mating adventitious or the result of
lawful choice? A twin study of mate selection. Journal of Personality and Social
Psychology, 65 (1).
• Papalia, D. (1988). Psicología. México: McGraw-Hill.
• Reik,T. (1955). Psicología de la Sexualidad. Buenos Aires: Nova.
• Rubilar,C., Morales, V. y otros. (1995). Ciclo vital y funcionamiento familiar.
Seminario para optar al grado de licenciado en Psicología. Concepción: Universidad
de Concepción.
• Sferra, A., Wright,M. E., & Rice, L. (1977). Personalidad y relaciones humanas.
México: McGraw-Hill.
• Sheehy,G. (1985). Las crisis de la edad adulta. Barcelona: Grijalbo.
• Sprecher, S., Sullivan, Q., & Hatfield, E. (1994). Mate selection preferences:
Gender differences examined in a national sample. Journal of Personality and
Social Psychology, 66 (6).