Tipos de Fosilización
Tipos de Fosilización
Tipos de Fosilización
La fosilización (1)
En pleno de las ciencias de la tierra y de la vida, entre geología, biología,
química, y con la contribución de avanzadas técnicas científicas de otras disciplinas (*),
la paleontología incrementa sin cesar nuestro conocimiento sobre la evolución de la
vida y sus mecanismos.
(*) El paleontólogo suele trabajar en equipos pluridisciplinarios (geólogos, biólogos, ( Son muchas las
ramas de la biología que intervienen: Bioquímica; Biología molecular; Genética; Antropología molecular,
filogenética….);geofísicos; oceanólogos; climatólogos; Físicos nucleares,…..
La primera al fin del ordovícico (-440 M.a.); del devoniano (-367 M.a.); del pérmico (-
245 M.a.); del trías (-208 M.a.); del cretácico (-65 M.a.). Esta última que da paso a la
era terciaria marca la desaparición de los dinosaurios, de los ammonites y gran parte
de los habitantes de los fondos marinos; Sobrevivirán los pequeños mamíferos, las
plantas terrestres, los peces y ciertos corales.
Después de cada ola de extinción, la vida se ha recuperado ; La diversificación de los
posibles lugares de vida debida al disloque y a la deriva de los continentes (orogénesis,
formación de cordilleras, 0 islas volcánicas, cambios oceánicos, climáticos,…) ha ido
enriqueciendo cada vez más la biodiversidad.
En el superficie de nuestro planeta, por tierras, aire y mares, una explosión increíble de
formas de vidas, animales y vegetales se ha propagado: Organismos nadando,
coleando, reptando, trepando, andado o volando, echando raíces… todos dotados de
sofisticas herramientas de atracción, de defensa como de combate, dando prueba de
increíbles subterfugios para adaptarse y sobrevivir cueste lo que cueste…
Sin sus restos o huellas fosilizados, no podríamos reconstituir lo que fue la vida pasada,
saber entre otras cosas como hemos conseguido liberarnos de las formas elementales
de vida que nacieron en los mares primitivos para llegar a “dominar” el planeta. En
esta búsqueda, paradójicamente, algunas criaturas muy alejadas del hombre nos
pueden aclarar sobre nuestro propio pasado.
Entre las numerosas herramientas de la que dispone la biología par estudiar la fauna
desaparecida se puede citar la filogenia que es el estudio de las características
heredadas de la evolución de las especies en vista de reencontrar sus vínculos
evolutivos, lazos que se representan en esquemas o “árboles genealógicos”; Otra es la
etología que consiste en estudiar el comportamiento de los animales actuales en su
medio natural, los cuales supuestamente pueden tener puntos comunes con ciertos
antepasados fosilizados. Por otra parte, la ecología estudia las interacciones de los
seres vivos entre ellos así como los lazos con su medio ambiente…
Sacando así analogías entre presente y pasado, podemos entrever el modo de vida de
estas criaturas, saber de que se alimentaban, como se reproducían… bajo que climas y
ecosistemas actuaban….
A pesar de ser un tanto hastiados de imagen y reportajes, la multiplicidad de aspectos
que adoptan los fósiles no deja de interrogarnos, de suscitar el asombro, la
expectación. Por eso, a menudo el cine nos proyecta millones de años atrás en mares y
bosques virtuales que nunca el hombre pudo pisar, haciéndonos compartir la suerte de
reptiles gigantes y otras criaturas extraordinarias.
Que sean microscópicas o gigantescas, muchas formas de vida han tropezado con un
umbral de adaptación infranqueable y se han extinguido, unas solo dotadas de poco
tiempo de vida , otras como los famosos dinosaurios reinando durante unos 135
millones de años antes de volatilizarse para siempre, como si no hubieran existido
nunca. Algunos fracasos de la evolución fueron cruciales para el desarrollo del hombre
cuyo linaje puede ser casi reconstituido hasta los primeros vertebrados.
Aunque muy fragmentarios, los restos fosilizados que poseemos son instantáneas de la
evolución, clichés de una larga película de cambios paleogeográficos, que revelan
múltiples fracasos, divergencias y formas de transición en el árbol de la biodiversidad,
desde las primeras bacterias, algas y hongos del llamado “caldo primigenio orgánico”
del precámbrico hasta la fauna y la flora actual del holoceno.
A pesar de que algunos yacimientos suelen contener gran cantidad de fósiles, los
científicos consideran que aproximadamente un 99% de las especies que antes
existieron hoy han desaparecido o más exactamente, que las especies que poblan hoy
el planeta solo representan el 1% de las que antes existieron. Se considera también que
la proporción de seres vivos fosilizados es del orden de del 0,1%, ¡ muy pequeño
porcentaje del cuál solo conocemos unas 300 000 especies fósiles!
Por múltiples razones, una gran mayoría de los seres vivos que han poblado de la tierra
no han dejado rastro alguno después de su muerte, al no poder reunir las condiciones
suficientes para fosilizar.
Los fósiles pueden ser:
– Organismos enteramente conservados fuera del medio acuático:
Mamutes, bueyes almizclados, …congelados en el permafrost; Insectos, pólenes,
bacterias…en el ámbar; Microfósiles en algunos sílex; Organismos presos en sales,
turba, asfalto, cenizas volcánicas…
– Huellas:
Moldes externos o internos de conchas; Hojas; Plumas; Escamas…
– Producción biogénica
Huellas debidas a actividades de seres vivos del pasado:
Huellas o rastros, señales locomoción (icnitas *);
Bioturbaciones y perforaciones en lodo o cieno;
Madrigueras;
Huellas de reproducción: nidos;
Larvas;
Polen;
Cambios de muda; Coprolitos; Gastrolitos…
(*) El estudio de las pistas fósiles (icnitas) es la paleoicnología.
Por regla general, los fósiles de organismos acuáticos abundan más y son mejor
conservados que los organismos terrestres,
Aunque en algunos biotopos terrestres el volumen de sedimento desplazado puede ser
también importante, éste no llega forzosamente a captar y sepultar con “suavidad”
cantidad de organismos como ocurre en el fondo marino. Hay focos de fosilización
continentales excepcionales pero son muy puntuales.
Otra causa es que en los medios ambientes terrestres suele predominar la erosión,
además el aire libre posibilita la alteración, y por consiguiente los restos de fauna o
flora terrestre escasean más, excepto quizás en lugares secos ( desiertos, estepas…)
donde las condiciones son más propicias a la conservación: Enterramiento rápido, sin
perturbación, suponiendo un proceso de desecación, más bien que descomposición.
Desde los pequeños primates con posición vertical hasta las manadas socialmente
estructuradas de homo sapiens, un largo camino lleno de recodos ha sido recorrido,
conduciendo a una evolución social sin precedentes.
(1) Con la acción del hombre (Caza y pesca intensiva, destrucción de bosques de
plantas, de hábitat, introducción de otras especies) la taza de extinción es varias
centenas de veces superior a la taza de extinción natural.
Se calcula que hace unos 10 000 años la población total de la tierra era de unos 10
millones de almas, hoy rozamos casi los siete millares de individuos.
El inicio de esta crisis biológica nos conduce a reflexionar sobre el porvenir de nuestra
especie, la del llamado “Homo Sapiens” (el hombre “sabio”…), convertido hoy aprendiz
de brujo capaz para lo bueno y para lo malo de modificar el curso natural de la
evolución con sofisticadas herramientas genéticas; único y temible predador frente a
las demás especies. No somos solos, la evolución nos interroga también sobre nuestras
relaciones con las demás especies y nuestro medio ambiente.