De La Prosperidad A La Crisis de 1929

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De la prosperidad a la crisis de 1929

EEUU ENTRE LAS DOS GUERRAS: DE LA PROSPERIDAD A LA CRISIS

EL AUGE ECONOMICO (1920-1929)


Tras un comienzo con problemas después de la guerra, la economía de EEUU comenzó a crecer
nuevamente. La producción industrial aumentó a niveles sin precedentes, y lo mismo ocurrió con las ventas y las
ganancias de las empresas. Había una gran variedad de artículos novedosos que comprar: radios,
refrigeradores, lavarropas, aspiradoras, motocicletas, ropas con diseños modernos y, sobretodo, automóviles.
Al finalizar la guerra había ya 7 millones de automóviles circulando en los EEUU; para el año 1929 había
ya 24 millones. Henry Ford era el que más vendía con su barato modelo T; pero también en estos “locos años
20" se van a desarrollar una cantidad de modelos de lujo, al “estilo europeo”.

¿Cuáles fueron los factores de este auge?


1) Esta época fue la culminación de un período de crecimiento económico que había comenzado a fines
del siglo XIX, cuando los EEUU alcanzaron a sus dos rivales, Inglaterra y Alemania. La guerra dio a la industria
norteamericana un impulso tremendo: muchos países europeos que se habían visto afectados por la destrucción
de la guerra comenzaron a comprarle a EEUU. Lo mismo pasó con países no europeos que hasta ese momento
dependían de la importación de artículos europeos; al no poder comprarlos en aquel continente, los compraron
en EEUU. Este era el verdadero ganador económico de la Primera Guerra Mundial.
2) La producción industrial norteamericana se vio estimulada por las tarifas proteccionistas impuestas
en 1922 que elevaron los impuestos de importación protegiendo los productos fabricados en EEUU.
3) Aumento considerablemente el consumo de los norteamericanos. La población tenía más dinero para
gastar porque los salarios aumentaron (un 8% entre 1923 y 1929) y los impuestos a la renta bajaron. Además se
masificó el uso de la publicidad y la promoción de los productos para seducir a los compradores: avisos en radio,
revistas, carteles multicolores, avisos luminosos llamaban la atención de los consumidores. La sociedad
norteamericana de los 20 fue la primera sociedad de consumo de masas. La mecanización, especialmente la
cadena de montaje, permitía la producción en gran escala y satisfacer la creciente demanda.
4) La existencia de créditos baratos. La facilidad para obtener préstamos o comprar en cuotas estimuló
el consumo y la compra de acciones o tierras para especular. Ciudadanos comunes y corrientes comenzaron a
comprar acciones con la expectativa de volverse ricos de la noche a la mañana. Esto aportó mucho dinero a las
empresas cuyas acciones se colocaban con facilidad.
5) El impulso dado a toda la economía por las dos industrias de punta: la automotriz y la de
construcción. La masificación en el uso de automóviles desarrolló otras actividades además de su fabricación:
era necesario construir carreteras y mantenerlas en buen estado; producir combustible y por lo tanto aumentar
las perforaciones petroleras y las refinerías; construir moteles y restaurantes junto a las rutas; desarrollar la
fabricación de neumáticos, repuestos, tapizados, etc.
La industria de la construcción se desarrolló con el aumento de población, sobretodo por la llegada de
inmigrantes atraídos por la prosperidad. Creció la construcción de viviendas, pero también de edificios
comerciales y con ello la fabricación de materiales de construcción, cemento, carpinterías, pinturas, etc. El uso
del automóvil permitió el crecimiento horizontal de las ciudades, formandose barrios suburbanos, lo que provocó
la extensión de las líneas eléctricas, la construcción de calles, redes de agua y saneamiento, etc.

Pero...¿todo era prosperidad?


A los granjeros no les llegaba la prosperidad como a otros. Les había ido bien durante la guerra, pero a
partir de 1920 los precios de los productos del agro fueron cayendo. La ganancia de los granjeros disminuyó y
los jornales que les pagaban a los peones en las zonas agrícolas del medio oeste y del sur era la mitad de lo que
se le pagaba a los obreros de las ciudades industriales del norte. La causa era que con las nuevas maquinarias
agrícolas los granjeros estaban produciendo demasiados alimentos, más de los que los consumidores
norteamericanos podían comprar. Era difícil exportar los sobrantes porque había una competencia muy fuerte en
precios de la producción agrícola de Canada, la URSS y Argentina.
El gobierno, en el cual se venían sucediendo representantes del Partido Republicano, partidarios de
evitar la intervención del estado, se oponía a comprar los sobrantes.
Otro elemento que podía traer consecuencias negativas en el futuro era la concentración de empresas
formandose monopolios o supercompañías. En 1929 el 5% de las empresas más poderosas se quedaba con el
85% de las ganancias. Los partidarios de los monopolios argumentaban que estos aumentaban la eficiencia
porque usaban procedimientos cada vez más modernos para producir y organizarse; pero los monopolios podían
llevar al aumento de los precios y además mantenían los salarios más bajos e impedían que los trabajadores se
sindicalizaran. Los gobiernos del Partido Republicano no impidieron la formación de estas superempresas ni
ejercieron ningún control sobre ellas. Había optimismo y confianza en el futuro.
LA CRISIS DE 1929
En setiembre de 1929 la compra de acciones en la Bolsa de Valores de Nueva York (conocida como
Bolsa de Wall Street por la calle en la cual se encuentra), empezó a disminuir, y al difundirse los rumores de que
el auge económico parecía estar llegando a su fin, la gente se apresuró a vender sus acciones antes de que se
desvalorizaran demasiado. El 24 de octubre la prisa por vender llegó a tal punto que los precios se desplomaron
y millares de poseedores de acciones quedaron en la ruina. Este hecho, recordado como el “jueves negro”, “el
crack” o la “quiebra de Wall Street”, desencadenó otros: muchas personas en apuros financieros retiraron sus
ahorros de los bancos y estos debieron cerrar. La compra de mercancías disminuyó abruptamente y las fabricas
debieron cerrar provocando desempleo. Al haber desempleo el consumo disminuyó más y afectó también a la
compra de alimentos con lo que la crisis llegó a los granjeros. Estos no pudieron pagar sus deudas con los
bancos por los préstamos recibidos para comprar maquinaria. Los bancos norteamericanos que tenían dinero
depositado o invertido en Europa lo retiraron llevando la crisis a Europa; EEUU y Europa en crisis disminuyeron
sus importaciones por lo que la crisis se traslado a casi todo el mundo, transformandose en una crisis mundial,
conocida como la Gran Depresión.

Pero la quiebra de la Bolsa no fue la causa de la crisis, sino el efecto visible de causas más profundas.
¿Cuáles fueron las verdaderas causas?
1) La superproducción. Las fábricas norteamericanas, estimuladas por las grandes ventas y las
ganancias obtenidas, estaban produciendo demasiado, mucho más de lo que los norteamericanos podían
comprar. Al principio la producción era absorbida ante la novedad de los productos y el aumento de los ingresos
familiares pero hubo un momento en que la oferta sobrepasó a la demanda de mercaderías y los productos
comenzaron a acumularse sin posibilidades de venta inmediata. Por lo tanto las fábricas disminuyeron la
producción, se terminaron las horas extras, se despidieron trabajadores y estos, al no tener medios de
subsistencia disminuyeron su consumo, aumentando la diferencia entre la oferta y la demanda.
También había superproducción agrícola. Los granjeros no podían vender toda su producción y los
sobrantes hacían caer los precios. La situación se agravaba para los granjeros porque habían invertido en la
mecanización (tractores, cosechadoras, electrificación, etc) y estaban endeudados con los bancos. Estos,
estimulados por el clima de optimismo debido al auge económico, prestaban dinero sin solicitar demasiadas
garantías. Si los endeudados no pagaban los bancos y los ahorristas que habían depositado su dinero en ellos,
se verían perjudicados.
2) La desigual distribución de los ingresos. La prosperidad de los años 20 no había alcanzado a todos
por igual. Las inmensas ganancias de los industriales no se distribuían equitativamente entre los trabajadores.
Es cierto que el salario promedio de los obreros de las fábricas creció en la década del 20 un 8%; pero durante
esos años las ganancias de los fabricantes habían crecido en un 70%. El crecimiento salarial del 8%, que no fue
para todos los trabajadores, no alcanzaba para absorber todos las mercaderías producidas. Mediante las
compras a crédito e inducidos por las campañas publicitarias los norteamericanos habían mantenido un alto
consumo pero este no se podía mantener permanentemente. Y al no aumentar más los salarios y distribuirse
mejor las ganancias la superproducción era inevitable. Salvo que se aumentaran las exportaciones, pero en ese
aspectos también había problemas.
3) Caída de las exportaciones norteamericanas. Las exportaciones disminuyeron, entre otra razones,
porque los países europeos observaban con disgusto los altos impuestos aduaneros que EEUU ponía a los
productos extranjeros, entre ellos los procedentes de Europa, e hicieron lo mismo. Los impuestos aduaneros
norteamericanos elevados a partir de 1922 defendían la producción propia y aseguraban el mercado para los
fabricantes de EEUU impidiendo el ingreso de mercadería competitiva. Esto impedía que otros países pudieran
vender en EEUU, porque sus productos, con los impuestos aduaneros se elevaban a precios mucho más altos
que los productos norteamericanos. En esas condiciones los países europeos no obtenían dinero para poder
comprar productos a EEUU y poder pagar las deudas que habían quedado de la guerra. La reacción en algunos
países europeos, por ejemplo Italia bajo el fascismo, fue elevar sus impuestos para impedir el ingreso de
productos norteamericanos.
4) La especulación sin límites. Las personas que tenían algún dinero disponible compraban acciones
con dos posibles objetivos: obtener dividendos (la distribución anual de las ganancias de la empresa) o realizar
una ganancia revendiendo las acciones a un precio más alto del que pagaron para comprarlas. Esto último era lo
que más atraía a los inversionistas, a veces gente común y corriente, empleados, amas de casa, que creían en
la posibilidad de enriquecimiento rápido. A medida que se conocían las cifras de las ganancias de las empresas,
más gente comenzó a comprar acciones, elevando los precios de éstas. El valor promedio de una acción subió
de 9 dólares en 1924 a 26 dólares en 1929; en poco más de un año una acción de la RCA pasó de 80 a 500
dólares.
Todos querían comprar enseguida para vender a los pocos días y obtener la ganancia con la diferencia
de precios, sin pensar muchos en las consecuencias. Personas de escasos recursos gastaban sus pocos
ahorros o pedían dinero prestado para comprar acciones; los bancos compraban acciones con el dinero
depositado por los ahorristas; los corredores de bolsa, que ganaban con las ventas, las vendían a crédito. Era
como un juego de azar basado en la confianza que había en la prosperidad económica.
Pero cuando aparecieron los primeros síntomas de superproducción y las ventas de mercadería
empezaron a disminuir, los inversionistas mejor informados vendieron sus acciones aprovechando los precios
altos. Esto despertó sospechas y aumentaron las ventas de acciones. Más persona vendieron antes de que los
precios se desplomaran. La confianza en el futuro económico comenzó a romperse. A medida que había más
temor por la caída de los precios de las acciones, más vendían y por lo tanto se producía esa temida caída por
que el valor estaba basado en la oferta y demanda. En octubre se producían “corridas” de la gente tratando de
desprenderse de sus acciones antes “de que fuera tarde”. Las compraban aquellos inversionistas que querían
mantener los valores para no verse perjudicados por la caída, pero como era mucho mayor la venta, los precios
fueron bajando más y más. El jueves 24 de octubre se vendieron 13 millones de acciones. El precio llegó al piso.

LA GRAN DEPRESION
¿Quienes y cómo se vieron afectados por la crisis?
En primer lugar la quiebra del mercado de valores arruinó a millones de inversionistas que habían pagado
altos precios por sus acciones cuando estaban en suba. Grandes y pequeños inversionistas se vieron afectados.
Los grandes inversionistas que vendieron a tiempo no tuvieron problemas. Otros se vieron de un día para otro en
la pobreza. Muchos se suicidaron al no soportar su ruina. Millones de pequeños inversionistas perdieron sus
ahorros de toda una vida.
Los que habían dado préstamos para comprar acciones también perdieron porque sus deudores no
tenían con que pagarles.
Los bancos se vieron afectados por varios lados. En primer lugar los bancos que habían entrado en el
juego de la especulación habían perdido con la caída de los precios de las acciones que habían comprado. Por
otro lado los ahorristas que habían depositado su dinero en los bancos lo retiraron por que lo necesitaban de
apuro o por que no tenían confianza en los bancos. Muchos que habían obtenido préstamos, como los granjeros
o fabricantes, al no poder pagar los préstamos recibidos provocaban el desfinanciamiento de los bancos que se
quedaban sin dinero. Por lo tanto tampoco tenían dinero para prestar para que se volviera a producir y aumentar
las fuentes de ganancia. En 1929 había más de 25 mil bancos en EEUU, pero en 1933 quedaban 15 mil.
Muchos se quedaron con las tierras de los granjeros endeudados, pero ¿a quien vendersela?
La reducción de las compras llevó a las fábricas a despedir trabajadores. Muchas empresas cerraron. En
1933 había 14 millones de desempleados, cerca de la cuarta parte de los trabajadores norteamericanos. Muchos
recorrían las calles con carteles ofreciendose para trabajar por cualquier sueldo. También eran muchos los que
hacían cola para conseguir un plato de sopa en los lugares de caridad. Los que no podían pagar el alquiler eran
desalojados y quedaban en la calle. Muchos habitantes del este, donde se concentraba la mayor fuerza laboral,
emprendieron el viaje hacia la costa del oeste pensando que allí vivirían mejor, con la esperanza de que aún era
posible “el sueño americano”.
Muchos países recibieron las consecuencias de la crisis. A excepción de la URSS que, por sus sistema
económico y por que estaba bloqueada por los países del área capitalista, no sintió sus efectos, el resto en
mayor o menos grado se vio afectado. Europa, especialmente Alemania y Austria, se veían perjudicados por sus
economías tenían que recuperarse después de la guerra y dependían de los préstamos de EEUU. Este, en
crisis, suspendió los préstamos, retiró inversiones y exigió el pago inmediato de los préstamos ya realizados.
Para 1931 la mayor parte de Europa se hallaba en crisis. Si lo más países más desarrollados estaban en crisis,
disminuían las compras que hacían a los menos desarrollados, por lo tanto estos también pagaron los platos
rotos. La dependencia que los países de América Latina tenía de sus exportaciones de materias primas hacia
Europa y, en forma creciente después de la guerra hacia EEUU, los sometía a lo que aquellos determinaran. Las
disminución de las compras de materia prima provocó el menor ingreso de dinero en los países
latinoamericanos. Los más afectados eran los que dependían de productos perecederos, productos
agropecuarios, que tenían un corto tiempo para ser vendidos. En Brasil, para evitar la baja de los precios, se
arrojó café al mar. En Argentina el trigo se utilizaba para alimentar a las calderas en lugar de carbón o leña.
Las protestas de los trabajadores en Europa y América fueron reprimidas. El temor de que se plantearan
situaciones revolucionarias ( los partidos comunistas crecieron en adherentes y organización) llevó a la
implantación de gobiernos autoritarios: una sucesión de golpes de estado sacudió a América Latina. En Europa,
el resentimiento social y el temor ante la inseguridad fue hábilmente aprovechado para lograr amplios apoyos a
partidos autoritarios: el fascismo aumentó su poder, el nazismo se transformó en el principal partido de
Alemania, en España el falangismo preparaba el camino para Franco. Una ola de nacionalismo envolvió a
Europa.
¿Qué hizo el gobierno norteamericano para atenuar los efectos de la crisis?
La crisis tomó por sorpresa al gobierno. En diciembre de 1928, en el último año de su presidencia, el
presidente Calvin Coolidge había dicho: “La gran riqueza que han creado nuestras empresas y nuestras
industrias, y que ha ahorrado nuestra economía, ha sido distribuida ampliamente entre nuestra población y ha
salido del país en una corriente constante para beneficiar a la economía de todo el mundo... El país puede
contemplar el presente con satisfacción y mirar hacia el futuro con optimismo”.
Este pensamiento, que seguramente era compartido por su sucesor Hebert Hoover, también del Partido
Republicano, demuestra el clima de confianza que había previo a la crisis. Pero Hoover sufrió, a pocos meses de
asumir la presidencia, el impacto de octubre de 1929.Hoover intentó resolver el problema instando a los patrones
a no reducir los salarios ni despedir trabajadores, prestó dinero a los bancos, los industriales y los granjeros y en
1931 dio a los países de Europa un año de plazo para pagar sus deudas para que pudieran tener dinero y
comprar productos norteamericanos. Pero e stas medidas no tuvieron resultado por dos razones:
a) llegaban demasiado tarde;
b) Hoover no quería una intervención del estado en la economía, porque era un liberal que creía en la
libre competencia y el más absoluto individualismo y sostenía que cada hombre debía bastarse a si mismo. Por
esos sus medidas fueron escasas ante el tamaño de la crisis.
No resultó sorprendente que Franklin Roosevelt, del Partido Demócrata, venciera a Hoover en las
elecciones de 1932. La mayoría de los norteamericanos quería otras soluciones.

LA RESPUESTA DE ROOSEVELT A LA CRISIS: EL NEW DEAL


Franklin D. Roosevelt, quien tenía 51 años al ser electo presidente, provenía de una familia adinerada de
Nueva York y había sido gobernador de ese estado.Era dinámico y poseía gran habilidad para comunicarse con
la gente; él inició el uso el uso de la radio como elemento para llegar a convencer a los norteamericanos,
realizando las “charlas junto a la estufa” para explicar sus actos de gobierno y obtener la confianza de los
votantes. Fue reelecto en tres ocasiones.
Durante su campaña electoral de 1932 había dicho: “Los comprometo a ustedes, me comprometo a mi
mismo, a un nuevo trato para el pueblo norteamericano”. Por eso su política se conoce como el New Deal, o sea
el Nuevo Trato.
¿Cuáles eran los objetivos del New Deal? Esencialmente eran tres:
1) Dar ayuda directa a los más pobres que carecían de alimento y techo.
2) Recuperar la economía para fomentar el consumo y reducir el desempleo.
3) Reformar la economía norteamericana para evitar otra crisis como la de 1929.
Para lograr estos objetivos Roosevelt estaba dispuesto a abandonar la política liberal de “dejar hacer,
dejar pasar” que era tradicional de EEUU y que se había incrementado con los presidentes del partido
republicano (salvo en el proteccionismo donde si había una intervención estatal para fijar los impuestos
aduaneros).
¿Cuáles fueron las medidas tomadas por Roosevelt?
1) Se creó la Comisión de Valores y Cambios (1934) a través de la cual el estado reformó las prácticas
de la Bolsa de Valores y, entre otras cosas, obligó a los compradores de acciones a crédito a pagar por lo
menos el 50% del valor de las acciones. También intervino en los bancos como garantía para que los
depositantes no perdieran su dinero y de esa manera volvieran a hacer sus depósitos sin temor. Así los bancos
volverían a tener dinero para prestar.
2) La ley de Asistencia a los Agricultores (1933) para ayudar a los granjeros pagándoles dinero a aquellos
que disminuyeran su producción, para bajar la oferta de alimentos y aumentar sus precios.
3) La creación del Cuerpo Civil de Conservación con el fin de emplear en forma temporal a jóvenes en
proyectos para conservación de los campos. De esta manera se hacía una tarea útil para la producción y
generaba fuentes de trabajo.
4) La ley de Recuperación Industrial (1933) cuyo objetivo era aumentar el empleo y mediante la cual se
creó la Administración de Obras Públicas, oficina del gobierno encargada de hacer carreteras, puentes,
represas, escuelas, hospitales, aeropuertos y edificios gubernamentales, con lo que se creaba empleo
directamente y se estimulaba las industrias vinculadas a la construcción: cemento, hierro, etc.
5) En materia social se recomendaba a las empresas a reducir la jornada de trabajo a ocho horas (para
que contrataran más gente), no tomar a menores y pagar los salarios a partir de determinado monto mínimo.
Estas medidas no eran obligatorias, pero a las embreas las que llevaran a la práctica se les permitiría usar en su
publicidad y en sus productos una etiqueta con un aguila azul y el gobierno recomendaba a la gente comprar los
productos que tuvieran tal etiqueta y no consumir los que no la llevaran. Una ley de 1938 estableció el máximo
de 45 horas semanales de trabajo, estableció el salario mínimo para algunos empleos mal pagos y
prohibió contratar a menores en las industrias.
También se creó una oficina de Socorros de Urgencia que aportó 500 millones de dólares para las casas
de caridad que daban alimento. La ley del Seguro Social (1935) estableció las pensiones a la vejez y el seguro
de desempleo.
6) Se crearon empresas públicas autónomas como la del Valle del Tennessee, que construyó presas
para suministrar energía eléctrica y agua para los riegos, forestó y conservó los suelos erosionados. Otras se
encargaron de construir nuevas casas y edificios de apartamentos.
Todas estas medidas crearon oposición en los sectores empresariales que temían el crecimiento de los
sindicatos y no querían la reglamentación del horario del trabajo. Los sectores partidarios del liberalismo
económico acusaron a Roosevelt de tomar medidas “socialistas” y trataron de frenarlas. Sostenían que el
gobierno federal estaba tomando medidas que afectaban la autonomía de los estados integrantes de EEUU y la
Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucionales mucha de las leyes proyectadas por Roosevelt. Este
amenazó a los integrantes de la Suprema Corte con cambiarlos por otros jueces si seguían oponiéndose a su
plan de gobierno y algunas de las medidas fueron aceptadas.
No se logró todo lo que Roosevelt esperaba. Algunas medidas fracasaron completamente o tuvieron un
éxito parcial; el desempleo bajo pero para 1938 aún se mantenía una cifra importante de desocupados (10
millones) y ese año el gobierno debió suspender algunas de las medidas adoptadas para bajar los gastos. El
comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939 fue la que hizo bajar el desempleo, que para 1943 era sólo de
un millón de desocupados.
El mayor beneficio del New Deal fue la ayuda a los desocupados y las grandes obras públicas como las
del Valle de Tennesse. También fue importante a largo plazo la legislación laboral. Pero lo más importante fue el
cambio de la actitud del gobierno frente a la situación económica: nunca antes un gobierno norteamericano
había intervenido tan directamente en la vida de la gente, nunca antes había concentrado tanto la atención
un presidente.
El abandono de la política de “dejar hacer, dejar pasar”, no fue un invento de Roosevelt. Era una nueva
tendencia del pensamiento económico que, sin abandonar la defensa del capitalismo, consideraba que el dejar a
la economía totalmente libre, sin ningún tipo de control por parte del estado, podía provocar crisis y problemas
sociales de consecuencias insospechadas. Estas ideas se conocerán con el nombre de “keynesianismo” ya que
su difusor más conocido era el economista inglés John Keynes.
Keynes opinaba que el liberalismo económico tenía dos importantes errores: a) creer que siempre hay
ocupación y que por lo tanto la demanda de productos equilibra “naturalmente” la oferta; b) creer que el dinero
ganado se invierte siempre en la producción asegurando la permanente creación de empleos. Keynes
consideraba que la especulación en acciones, oro, etc, desviaba una masa de dinero de la reinversión productiva
y por lo tano no se cumplía con los “ciclos naturales” de los que hablaban los liberales.
Por lo tanto era necesaria una intervención para equilibrar la economía. ¿Quien debía hacer la
intervención? El estado. Para Keynes el estado debía cumplir un papel “compensatorio o equilibrador”.
Cuando se producía una crisis debía generar fuentes de trabajo a través de obras públicas, de esta manera
generaba salarios y por lo tanto mantenía el consumo y se evitaba la caída de los precios. Pero incluso el estado
debía intervenir para prevenir y evitar las crisis, por que también tenía que tener un papel de control de la
economía. Por eso debía controlar la emisión de moneda a través de bancos nacionales o centrales y regular la
actividad bancaria y la compra y venta de las acciones.
Las ideas de Keynes o adaptaciones de ellas fueron tomadas en cuenta por los gobiernos ante el temor
que las crisis económicas despertaban. Nacía así el “estado de bienestar” o estado benefactor, vinculado en
EEUU al Partido Demócrata y en Europa a los socialdemócratas.

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