De La Prosperidad A La Crisis de 1929
De La Prosperidad A La Crisis de 1929
De La Prosperidad A La Crisis de 1929
Pero la quiebra de la Bolsa no fue la causa de la crisis, sino el efecto visible de causas más profundas.
¿Cuáles fueron las verdaderas causas?
1) La superproducción. Las fábricas norteamericanas, estimuladas por las grandes ventas y las
ganancias obtenidas, estaban produciendo demasiado, mucho más de lo que los norteamericanos podían
comprar. Al principio la producción era absorbida ante la novedad de los productos y el aumento de los ingresos
familiares pero hubo un momento en que la oferta sobrepasó a la demanda de mercaderías y los productos
comenzaron a acumularse sin posibilidades de venta inmediata. Por lo tanto las fábricas disminuyeron la
producción, se terminaron las horas extras, se despidieron trabajadores y estos, al no tener medios de
subsistencia disminuyeron su consumo, aumentando la diferencia entre la oferta y la demanda.
También había superproducción agrícola. Los granjeros no podían vender toda su producción y los
sobrantes hacían caer los precios. La situación se agravaba para los granjeros porque habían invertido en la
mecanización (tractores, cosechadoras, electrificación, etc) y estaban endeudados con los bancos. Estos,
estimulados por el clima de optimismo debido al auge económico, prestaban dinero sin solicitar demasiadas
garantías. Si los endeudados no pagaban los bancos y los ahorristas que habían depositado su dinero en ellos,
se verían perjudicados.
2) La desigual distribución de los ingresos. La prosperidad de los años 20 no había alcanzado a todos
por igual. Las inmensas ganancias de los industriales no se distribuían equitativamente entre los trabajadores.
Es cierto que el salario promedio de los obreros de las fábricas creció en la década del 20 un 8%; pero durante
esos años las ganancias de los fabricantes habían crecido en un 70%. El crecimiento salarial del 8%, que no fue
para todos los trabajadores, no alcanzaba para absorber todos las mercaderías producidas. Mediante las
compras a crédito e inducidos por las campañas publicitarias los norteamericanos habían mantenido un alto
consumo pero este no se podía mantener permanentemente. Y al no aumentar más los salarios y distribuirse
mejor las ganancias la superproducción era inevitable. Salvo que se aumentaran las exportaciones, pero en ese
aspectos también había problemas.
3) Caída de las exportaciones norteamericanas. Las exportaciones disminuyeron, entre otra razones,
porque los países europeos observaban con disgusto los altos impuestos aduaneros que EEUU ponía a los
productos extranjeros, entre ellos los procedentes de Europa, e hicieron lo mismo. Los impuestos aduaneros
norteamericanos elevados a partir de 1922 defendían la producción propia y aseguraban el mercado para los
fabricantes de EEUU impidiendo el ingreso de mercadería competitiva. Esto impedía que otros países pudieran
vender en EEUU, porque sus productos, con los impuestos aduaneros se elevaban a precios mucho más altos
que los productos norteamericanos. En esas condiciones los países europeos no obtenían dinero para poder
comprar productos a EEUU y poder pagar las deudas que habían quedado de la guerra. La reacción en algunos
países europeos, por ejemplo Italia bajo el fascismo, fue elevar sus impuestos para impedir el ingreso de
productos norteamericanos.
4) La especulación sin límites. Las personas que tenían algún dinero disponible compraban acciones
con dos posibles objetivos: obtener dividendos (la distribución anual de las ganancias de la empresa) o realizar
una ganancia revendiendo las acciones a un precio más alto del que pagaron para comprarlas. Esto último era lo
que más atraía a los inversionistas, a veces gente común y corriente, empleados, amas de casa, que creían en
la posibilidad de enriquecimiento rápido. A medida que se conocían las cifras de las ganancias de las empresas,
más gente comenzó a comprar acciones, elevando los precios de éstas. El valor promedio de una acción subió
de 9 dólares en 1924 a 26 dólares en 1929; en poco más de un año una acción de la RCA pasó de 80 a 500
dólares.
Todos querían comprar enseguida para vender a los pocos días y obtener la ganancia con la diferencia
de precios, sin pensar muchos en las consecuencias. Personas de escasos recursos gastaban sus pocos
ahorros o pedían dinero prestado para comprar acciones; los bancos compraban acciones con el dinero
depositado por los ahorristas; los corredores de bolsa, que ganaban con las ventas, las vendían a crédito. Era
como un juego de azar basado en la confianza que había en la prosperidad económica.
Pero cuando aparecieron los primeros síntomas de superproducción y las ventas de mercadería
empezaron a disminuir, los inversionistas mejor informados vendieron sus acciones aprovechando los precios
altos. Esto despertó sospechas y aumentaron las ventas de acciones. Más persona vendieron antes de que los
precios se desplomaran. La confianza en el futuro económico comenzó a romperse. A medida que había más
temor por la caída de los precios de las acciones, más vendían y por lo tanto se producía esa temida caída por
que el valor estaba basado en la oferta y demanda. En octubre se producían “corridas” de la gente tratando de
desprenderse de sus acciones antes “de que fuera tarde”. Las compraban aquellos inversionistas que querían
mantener los valores para no verse perjudicados por la caída, pero como era mucho mayor la venta, los precios
fueron bajando más y más. El jueves 24 de octubre se vendieron 13 millones de acciones. El precio llegó al piso.
LA GRAN DEPRESION
¿Quienes y cómo se vieron afectados por la crisis?
En primer lugar la quiebra del mercado de valores arruinó a millones de inversionistas que habían pagado
altos precios por sus acciones cuando estaban en suba. Grandes y pequeños inversionistas se vieron afectados.
Los grandes inversionistas que vendieron a tiempo no tuvieron problemas. Otros se vieron de un día para otro en
la pobreza. Muchos se suicidaron al no soportar su ruina. Millones de pequeños inversionistas perdieron sus
ahorros de toda una vida.
Los que habían dado préstamos para comprar acciones también perdieron porque sus deudores no
tenían con que pagarles.
Los bancos se vieron afectados por varios lados. En primer lugar los bancos que habían entrado en el
juego de la especulación habían perdido con la caída de los precios de las acciones que habían comprado. Por
otro lado los ahorristas que habían depositado su dinero en los bancos lo retiraron por que lo necesitaban de
apuro o por que no tenían confianza en los bancos. Muchos que habían obtenido préstamos, como los granjeros
o fabricantes, al no poder pagar los préstamos recibidos provocaban el desfinanciamiento de los bancos que se
quedaban sin dinero. Por lo tanto tampoco tenían dinero para prestar para que se volviera a producir y aumentar
las fuentes de ganancia. En 1929 había más de 25 mil bancos en EEUU, pero en 1933 quedaban 15 mil.
Muchos se quedaron con las tierras de los granjeros endeudados, pero ¿a quien vendersela?
La reducción de las compras llevó a las fábricas a despedir trabajadores. Muchas empresas cerraron. En
1933 había 14 millones de desempleados, cerca de la cuarta parte de los trabajadores norteamericanos. Muchos
recorrían las calles con carteles ofreciendose para trabajar por cualquier sueldo. También eran muchos los que
hacían cola para conseguir un plato de sopa en los lugares de caridad. Los que no podían pagar el alquiler eran
desalojados y quedaban en la calle. Muchos habitantes del este, donde se concentraba la mayor fuerza laboral,
emprendieron el viaje hacia la costa del oeste pensando que allí vivirían mejor, con la esperanza de que aún era
posible “el sueño americano”.
Muchos países recibieron las consecuencias de la crisis. A excepción de la URSS que, por sus sistema
económico y por que estaba bloqueada por los países del área capitalista, no sintió sus efectos, el resto en
mayor o menos grado se vio afectado. Europa, especialmente Alemania y Austria, se veían perjudicados por sus
economías tenían que recuperarse después de la guerra y dependían de los préstamos de EEUU. Este, en
crisis, suspendió los préstamos, retiró inversiones y exigió el pago inmediato de los préstamos ya realizados.
Para 1931 la mayor parte de Europa se hallaba en crisis. Si lo más países más desarrollados estaban en crisis,
disminuían las compras que hacían a los menos desarrollados, por lo tanto estos también pagaron los platos
rotos. La dependencia que los países de América Latina tenía de sus exportaciones de materias primas hacia
Europa y, en forma creciente después de la guerra hacia EEUU, los sometía a lo que aquellos determinaran. Las
disminución de las compras de materia prima provocó el menor ingreso de dinero en los países
latinoamericanos. Los más afectados eran los que dependían de productos perecederos, productos
agropecuarios, que tenían un corto tiempo para ser vendidos. En Brasil, para evitar la baja de los precios, se
arrojó café al mar. En Argentina el trigo se utilizaba para alimentar a las calderas en lugar de carbón o leña.
Las protestas de los trabajadores en Europa y América fueron reprimidas. El temor de que se plantearan
situaciones revolucionarias ( los partidos comunistas crecieron en adherentes y organización) llevó a la
implantación de gobiernos autoritarios: una sucesión de golpes de estado sacudió a América Latina. En Europa,
el resentimiento social y el temor ante la inseguridad fue hábilmente aprovechado para lograr amplios apoyos a
partidos autoritarios: el fascismo aumentó su poder, el nazismo se transformó en el principal partido de
Alemania, en España el falangismo preparaba el camino para Franco. Una ola de nacionalismo envolvió a
Europa.
¿Qué hizo el gobierno norteamericano para atenuar los efectos de la crisis?
La crisis tomó por sorpresa al gobierno. En diciembre de 1928, en el último año de su presidencia, el
presidente Calvin Coolidge había dicho: “La gran riqueza que han creado nuestras empresas y nuestras
industrias, y que ha ahorrado nuestra economía, ha sido distribuida ampliamente entre nuestra población y ha
salido del país en una corriente constante para beneficiar a la economía de todo el mundo... El país puede
contemplar el presente con satisfacción y mirar hacia el futuro con optimismo”.
Este pensamiento, que seguramente era compartido por su sucesor Hebert Hoover, también del Partido
Republicano, demuestra el clima de confianza que había previo a la crisis. Pero Hoover sufrió, a pocos meses de
asumir la presidencia, el impacto de octubre de 1929.Hoover intentó resolver el problema instando a los patrones
a no reducir los salarios ni despedir trabajadores, prestó dinero a los bancos, los industriales y los granjeros y en
1931 dio a los países de Europa un año de plazo para pagar sus deudas para que pudieran tener dinero y
comprar productos norteamericanos. Pero e stas medidas no tuvieron resultado por dos razones:
a) llegaban demasiado tarde;
b) Hoover no quería una intervención del estado en la economía, porque era un liberal que creía en la
libre competencia y el más absoluto individualismo y sostenía que cada hombre debía bastarse a si mismo. Por
esos sus medidas fueron escasas ante el tamaño de la crisis.
No resultó sorprendente que Franklin Roosevelt, del Partido Demócrata, venciera a Hoover en las
elecciones de 1932. La mayoría de los norteamericanos quería otras soluciones.