Historia de La Musica en Honduras
Historia de La Musica en Honduras
Historia de La Musica en Honduras
en Honduras
Docente: Lic. German Barahona.
Alumno: José Carlos López Uclés.
Número de Cuenta: 20151002283
Asignatura: Guitarra Popular.
Sección: 10.00
31/07/2015
Consideraciones Preliminares
Los problemas de la historia de la música de Honduras son los mismos de las
demás disciplinas de la cultura de la región centroamericana en cuanto a sus mas
remotas etapas. Esto es debido a que la investigación musicológica no se ha
emprendido mediante los procedimientos que impone la objetividad científica para
esta materia. Todo se reduce hasta la fecha a la empírica compilación de retazos
que ofrecen fragmentariamente las tradiciones, misma que acusan el riesgo de ser
corregidas y modificadas cuando en su oportunidad sean sometidas a la severidad
analítica de su secuencial desarrollo.
Periodos
En la historia de la cultura del istmo, suele plantearse la presunta división en tres
etapas, que la mayoría de los historiadores propone en los periodos precolombino,
colonial e independiente. Sin embargo, las características de la música en lo que
al capitulo del periodo independiente se refiere, ofrece ostensibles cambios que
precisa señalar a manera de subetapas, toda vez que el análisis se concentre,
independientemente del panorama político, en los aspectos de la naturaleza
objetivamente estéticos, premisa que se cimiente en la independencia misma del
arte, cuando este no se subordina a moldes de regímenes políticos impuestos. Por
tal motivo, la historia de la música en Honduras, lo mismo que la de Nicaragua, El
Salvador y Guatemala, pueden ubicarse, por un lado, en las tres etapas señaladas
por la mayoría de los historiadores, vale decir, en precolonial, colonial e
independiente, siguiendo desde luego, el curso de su vida arcaica o prehispánica,
empero, desde la proclamación de la independencia hasta nuestros días, la
música experimenta cambios de conversión notables en su marcha, no
precisamente por movimientos estéticos de alguna envergadura promovidos en los
gremios artísticos nacionales ni regionales, sino por el tenue eco de las
revoluciones musicales europeas percibidas en nuestras costas, como destellos
de relámpagos producidos en los mas lejanos horizontes del Mar Atlántico.
Etapa Precolombina
Como ocurre con la historia de la música en todos los países del mundo, ni los
arqueólogos, los antropólogos ni los rudimentarios de la musicología
centroamericana han podido descubrir la ruta sucesiva de la música cultivada de
estas regiones durante el largo periodo que precedió al descubrimiento de
América por Cristóbal Colón. Por este motivo, no nos queda otra alternativa que
remitirlos a las hipótesis y a los vestigios arqueológicos, estos últimos por cierto
muy imprecisos en lo que al cultivo de la música se refiere.
Instrumentos musicales
Las tradiciones y empeños de conservación de las costumbres con matices
eminentemente folklóricas, emprendidas en México y Guatemala, suelen
remitirnos a posibles borrosas huellas de lo que fueron las danzas, los ritmos y
algunos instrumentos musicales de la civilización maya, en vista de la
comprobación de ciertas analogías detectadas en la infinidad de monumentos
arqueológicos de los indios aztecas, los quichés de Guatemala y los antiguos
habitantes de las Ruinas de Copán, desde luego con la salvedad de los estilos y
diferentes muestras de refinamiento, con acomodo, probablemente a los periodos
arcaicos y clásicos respectivos,
La reproducción de dibujos mostrando algunas danzas ceremoniales de quichés y
aztecas, hace suponer el hallazgo de vasijas y otros objetos arqueológicos de las
épocas de mayor esplendor de esos pueblos en cuya riqueza decorativa externa,
presumiblemente aparezca, como en las cerámicas egipcias y griegas, gran
variedad de escenas de la vida y rondas de danzantes, lo mismo que instrumentos
musicales de diversas formas.
Características rítmicas
Aun cuando carecemos de testimonios directos `para establecer la legitima
autenticidad de la música de los mayas, por medio del folklore actual, que suele
ser, a pesar de las variaciones introducidas por el transitar de los siglos, el espejo
reproductor de algunas de las costumbres del remoto pretérito, nos atrevemos a
valorar una de las posibles características de las danzas de estirpe autóctona, en
las que se acentúa una ostensible hegemonía de ritmos trinarios sobre los
binarios, fenómeno coreográfico que sin duda prevaleció incluso en las melodías
cantables de los mayas. Pero alguna fuerza extraordinaria de índole esotérica o de
carácter estético debe justificar la predilección de los ritmos trinarios en las danzas
que pueblos primitivos y folklóricos de muchos lugares del mundo. Esta modalidad
de los ritmos en tres tiempos, incluso para la música culta y religiosa en la alta
Edad Media europea, tuvo una connotación mística.
¿Cuál sería la teoría de la música maya?
Mientras no conozcamos la teoría de las escalas, los signos para la escritura y los
principios estéticos usados por los mayas para su música, nada sabemos de esta.
Obviamente, que las modalidades técnicas nos conducen al conocimiento
orgánico de una rama científica como de cualquier campo artístico por antiguos
que este sea.
Y hay algo mas: algunos pueblos o tribus localizados en la altiplanicie andina, sin
duda genuinos descendientes de los incas, usan todavía un tipo de música con
escalas en sentido descendente, por cierto de una expresión quejumbrosa, con
pasajes ajenos a las modalidades mayores y menores. Pero en lo que reparamos
no sin cierta curiosidad, es en la coincidencia de la escala descendente,
característica estética que usaron los griegos en su música de los albores del
periodo clásico. Extraña coincidencia.
Periodo colonial
Para hablar de la música hondureña en la época arcaica, nos hemos eervido de
pequeños testimonios arqueológicos y de las nebulosas transparencias vernáculas
que nos ofrecen el folklore de origen mas o menos genuino, y hemos incursionado
ante el recurso comparativo con datos de la música de los antiguos quichés de
Guatemala, de los aztecas y mayas de México y de los incas de la altiplanicie
andina, tal lo que dejamos dicho en el párrafo anterior.
Muy poco se habla de actividades corales, pero es muy seguro que hayan
funcionado discretos grupos monódicos para el canto llano, y en casos especiales,
alguna que otra practica de polifonía vocal.
Es presumible que la música no haya gozado de gran estima como para señalarla
con destellos de magnitud durante la época colonial, dada la ausencia de artistas
de renombre en este campo, que merecieran figurar con relieves de distinción en
las paginas de la historia de Honduras, durante incluso, de las primeras cuatro
décadas del siglo XIX. Al parecer, la actividad del arte de los sonidos agradables
al oído, siguió la rutina apuntada en los anales de la administración hispánica. Sin
embargo, más que acontecimientos, habrá que mencionar algunos nombres de
ilustres personalidades que reivindican el prestigio de esta expresión artística en el
panorama de la cultura de los años citados, a pesar de lo dicho en las líneas
anteriores. Sucede que, si bien no como artistas, pero si como distinguidos
diletantes, hagamos honor citano nombres como los del maestro Felipe Santiago
Reyes, quien como excelente músico de capilla, transmitió con gran dedicación
sus conocimientos al joven Francisco Ferrera, quien procedente de una cuna
extremadamente humilde del pueblo de Cantarranas, hoy San Juan de Flores,
F.M., llegó a ser Presidente de la Republica, con el titulo de General, de 1841, a
1843. El General Ferrera aprendió a tocar el violín y el órgano. El otro alumno mas
aventajado y sin duda el mas famoso de los muchos que tuvo el maestro Felipe
Santiago Reyes, fue su propio hijo, quien llegaría a ser el ilustre Presbítero José
Trinidad Reyes.
“Art. 1°. Se establece una Escuela de Música práctica en esta Ciudad, cuyo
Maestro gozará el sueldo de quinientos pesos anuales; en la que serán admitidos
todos los que quieran aprenderla.
Art. 2°. Esta pensión se sacará de la cuarta parte de los diezmos que está
asignada para el cabildo y la fábrica de la Catedral, y su duración será hasta que
sea necesario invertir estos fondos en el objeto a que son destinados.
Intérpretes y compositores
De lo relatado en los capítulos anteriores se desprende que la actividad musical en
Honduras no ha contado con instituciones sólidas y de duración permanente para
el fomento de la música en todas sus formas. Sim embargo, su panorama histórico
cuenta con un número considerable de músicos, quienes de acuerdo con su
modesta formación, unos, y con alguna capacidad de sello académico, otros, su
trayectoria cuenta en los anales del registro cultural del país. Por eso, es digno y
necesario citar los nombres de varios de aquellos que a través de su modesto
radio de acción, algo dejaron de lo mucho que significó su fines del siglo XVIII,
puesto que fue el padre del Presbítero José Trinidad Reyes (quien nació en el año
1797). Fue filarmónico y compositor de las iglesias de Tegucigalpa. Don Santiago
fue maestro de su ilustre hijo y de varios jóvenes que se acercaron a él con
deseos de aprender música. Otro de sus alumnos, fue el que más tarde con el
grado de General, ascendería a Presidente de la República, nos referimos a don
Francisco Ferrera, de quien ya hicimos algunas acotaciones en párrafos
anteriores. Esos intérpretes y compositores en la historia de la música hondureña
son: