Orientacion

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1.

INTRODUCCIÓN

La historia de la orientación educativa, vocacional, profesiográfica y cualquier otra


denominación por la que se le conoce en México, ha transitado por diversos momentos
y circunstancias que han llevado a lo que hoy conocemos como una disciplina de las
ciencias de la educación.

Escribo sobre la historia de la orientación por ser una tarea pendiente que no hemos
realizado los diversos estudiosos del tema y considero que ha llegado ya el momento
de analizar, interpretar y debatir sobre la trayectoria de esta disciplina y precisamente
he seleccionado algunos momentos trascendentales en la historia como es el periodo
de finales del siglo XIX y los primeros años del siglo XX por los cambios
trascendentales que presenta en nuestra sociedad justo en plena época pre y
postrevolucionaria.

Me centraré principalmente en la perspectiva teórica de Foucault sobre la genealogía


del saber, es decir, sobre la arqueología del conocimiento de una actividad llamada
orientación con sus diversos apellidos en los momentos y circunstancias que la crearon
y sobre todo la desarrollaron hasta nuestros días.

Este trabajo además pretende analizar los discursos de algunos de los personajes
significativos en esta arqueología del saber que decidieron participar en algunos
eventos académicos sobre el tema de la orientación y dejaron su testimonio por escrito
sobre los significados y sentidos que para ellos denotaba en los eventos diversos
dirigidos a los alumnos principalmente y además a los padres de familia y la
comunidad escolar. Estos discursos fundacionales podríamos llamarlos así –aunque en
la genealogía del saber esto no es lo más importante- sí se analizan estos documentos
por representar testimonios invaluables que dejaron por escrito algunos de los
personajes que se involucraron en dichos actos llamados Sesiones de Información
Profesiográfica.

Por otro lado, se realiza un trabajo de investigación en la historia de la educación en


México y se ha logrado identificar algunos de estos discursos claves para comprender
el momento y las condiciones sociales y políticas bajo las cuales se formularon los
proyectos educativos alternos o contra hegemónicos de los grupos de poder
principalmente de la iglesia católica que imponía su visión propia de la educación.
Principalmente hago referencia a los debates que propicia el fundador de la Escuela
Nacional Preparatoria Don Gabino Barreda (1870. "Carta dirigida a Don Mariano Riva
Palacio, Gobernador del Estado de México, el 10 de octubre de 1870 y la justificación y
argumentación del porqué era necesaria e impostergable una educación científica
basada en los conocimientos de las diversas disciplinas de las ciencias y las bellas
artes. Además se pudieron localizar en diversas bibliotecas los documentos originales
de las Conferencias de Información profesiográficas en la Escuela Nacional Preparatoria
de los años 1906 a 1908 de las cuales se retoman sus principales discursos.

Para mí es fundamental el contexto histórico y el momento social y político en el que


se circunscribe este debate de ideas, toda vez que ha sido determinante para la vida
política del México postrevolucionario las propuestas de los diversos grupos e
individuos sobre el ideal de sociedad que se quería construir y el porvenir de la patria.
FUNDAMENTOS TEÓRICOS

De la orientación en México hay algunas contribuciones derivadas de trabajos de tesis


principalmente y muy pocos estudios sistemáticos sobre la historia y los comienzos de
la orientación en México, por lo que queda empezar a aportar en este sentido y
contribuir con este trabajo a escribir esta parte de la orientación que no se ha podido
realizar por diversas circunstancias. La noción de arqueología del saber es retomada
también de Foucault en el sentido de vincular el discurso con la historia de las ideas.

El derecho de las palabras –que no coincide con el de los filólogos- autoriza, pues, a
dar a todas estas investigaciones el título de arqueología. Este término no incita a la
búsqueda de ningún comienzo; no emparenta el análisis con ninguna excavación o
sondeo geológico. Designa el tema general de una descripción que interroga lo ya
dicho al nivel de su existencia: de la función enunciativa que se ejerce en él, de la
formación discursiva a que pertenece, del sistema general de archivo de que depende.
La arqueología describe los discursos como prácticas específicas en el elemento del
archivo. (Foucault, 1982: 223).

Este trabajo no está sustentado en la historia oficial; porque la genealogía en la


perspectiva de Foucault (1983) en el discurso del poder, afirma que no se busca la
verdad, ni el origen; en el análisis histórico se reconocen los sucesos, las sacudidas,
las sorpresas, las victorias y las derrotas, los comienzos inciertos y diversos al mismo
tiempo que los atavismos de las herencias. Se pretende conocer algunos de los
secretos que pudieran surgir en la re-escritura de esta otra versión de la historia. El
genealogista no busca las continuidades sino las dispersiones, y sobre todo el azar, los
sucesos plagados de incertidumbres, los comienzos, los accidentes.

De aquí se deriva para la genealogía una tarea indispensable: percibir la singularidad


de los sucesos, fuera de toda finalidad monótona; encontrarlos allí donde menos se
espera, y en aquello que pasa desapercibido, por no tener nada de historia – los
sentimientos, el amor, la conciencia, los instintos-; captar su retorno, pero en absoluto
para trazar la curva lenta de una evolución, sino para rencontrar las diferentes escenas
en las que han jugado diferentes papeles; definir incluso en punto de su ausencia, el
momento en el que no han tenido lugar (Platón en Siracusa no se convirtió en
Mahoma…). (Foucault, 1983: 134)

El análisis histórico está inmerso de juego de conceptos, de discontinuidad, de ruptura,


de umbral, de límite, de serie, de transformación, es una manera de repensar
nuevamente lo sucedido en ese momento de la historia de la educación en nuestro
país. Es también una búsqueda de nuestro sentido identitario que se empieza a
configurar a lo largo del tiempo y como toda identidad es incompleta, cambiante e
inacabada.

El estudio de la historia de la educación se ha visto relegada hasta décadas recientes


por la historiografía nacional, a pesar de la trascendencia que supuestamente se le ha
concedido como factor indispensable en la formación y el desarrollo de la mayoría de
los mexicanos, así como para el desenvolvimiento cultural y material del país, lo que
hace de éste un tema ineludible y necesario. Como dice la investigadora del Colegio de
México (Torres, 1997:17).

No pretendo ser el poseedor de la verdad, ni seguir los postulados de la historiografía


positivista para hacer demostraciones inobjetables a partir de los "hechos evidentes" y
justificar e imponer una visión de la historia como la verdad a partir de condiciones de
poder, como lo formula Charabati, (1995) siguiendo las tesis de Foucault sobre la
historia; antes bien, se propone analizar el discurso de la historia como una historia de
las ideas, y la manera en que el discurso configura a la práctica y la práctica configura
el discurso. En este sentido, se han identificado algunos Actos, Eventos que gracias a
que se ha logrado encontrar los documentos respectivos, se puede analizar como actos
discursivos de gran importancia y trascendencia para el estudio de la genealogía de la
orientación que ayuda a crear y recrear otras versiones diferentes a la de los "hechos
inobjetables" de la historiografía funcionalista.

FINALES DEL SIGLO XIX Y LA PROPUESTA DE GABINO BARREDA


PARA LA CREACIÓN DE LA ENP

Se empieza por el discurso del fundador de la Escuela Nacional Preparatoria por su


importancia y trascendencia en el debate de las ideas y sobre todo por los argumentos
que construye para justificar su propuesta de lo que hoy denominados el modelo
educativo, la concepción pedagógica, y al mismo tiempo identificar las nociones
básicas de la orientación centradas en el proceso de elección de carrera. Su método
está basado en las ideas del positivismo lógico de su maestro Augusto Comte y
pretende que los jóvenes preparatorianos sigan los razonamientos del pensamiento
racional deductivo e inductivo que realicen inferencias, y silogismos que les permitan
explican los fenómenos de las ciencias naturales y las artes.

Pero si se reflexiona en tales estudios, y en general todos los preparatorios, son una
verdadera gimnástica intelectual, destinada a fortalecer y desarrollar nuestras
aptitudes o facultades diversas, a la vez que reglamentarlas, todas las objeciones que
pudieran hacerse a estos estudios desaparecen. … La educación, es preciso repetirlo, la
educación intelectual es el principal objeto de los estudios preparatorios; la variada y
sólida instrucción que ellos proporcionan, es una ventaja inmensa, y sin embargo
secundaria, si se compara con lo que resulta de la disciplina mental a que nos
acostumbran. (Barreda, 1870: 118)

Es en este contexto en el que emerge la orientación, definida en principio como la


elección de carrera y la importancia para el estudiante preparatoriano de formarse
plenamente para fortalecer sus estudios previos a emprender la elección de su futuro
profesional. Gabino Barreda ya desde 1870 empezaba a vislumbrar esta necesidad de
una elección sólida en los siguientes términos:

El primer deseo que naturalmente debe tener todo el que trata de elegir una carrera,
ya sea para sí, ya para las personas que de él dependan, será el de hacer la elección
en conformidad con las inclinaciones y con las capacidades de los interesados; pues de
esa suerte el éxito se asegura de antemano y todas las dificultades se allanan por sí
solas. Para lograr este fin, que está enteramente de acuerdo con los verdaderos
intereses de la sociedad, a la cual perjudican tanto esas profesiones adoptadas y
ejercidas sin gusto y sin aptitud, nada puede ser más eficaz ni más seguro que
demorar la elección definitiva de profesión hasta el tiempo en que en virtud de una
edad más avanzada y del conocimiento que se ha tomado, durante los estudios
preparatorios, de todos los métodos y de todas las doctrinas que constituyen el vasto
campo de la ciencia, el alumno puede ya con perfecto conocimiento de causa y con
maduro juicio, seguir el consejo de Horacio, de calcular con precisión lo que puedan y
lo que rehúsen aguantar los hombros. (Barreda, 1870: 125, 126)

¿A quién interpela Gabino Barreda? Considero que lo hace principalmente a los jóvenes
estudiantes, se dirige a ellos con el propósito de incentivarlos para que continúen sus
estudios, para que se preparen mejor en su vida de estudiantes de la ENP, les deja
bien claro cuáles son los fines y propósitos de esta escuela y sobre todo se deslinda de
las ideas religiosas y conservadoras para ofrecer una nueva visión del mundo y de lo
que es y debería ser un futuro profesionista. Se podría decir también que es un
discurso contra hegemónico de las ideas religiosas y en un deslinde político e
ideológico con las escuelas confesionales que hasta el momento han sido las
dominantes. Por otro lado, cuando hace mención de las "inclinaciones" y "capacidades
de los interesados", está haciendo clara referencia a los procesos psicológicos del
sujeto, a las cuestiones internas que debe tomar en cuenta al momento de decidir
sobre su futuro.

En otro apartado de la fundamentación del nuevo plan de estudios de la ENP Gabino


Barreda interpela directamente a los estudiantes al señalar que:

La conducta que hasta aquí se había seguido de hacer una elección tan difícil y
trascendental, desde los primeros pasos que se daban en la carrera de los estudios, no
podía menos que exponer a frecuentísimos errores y a desilusiones lastimosas
obligando muchas veces a los alumnos a perder un tiempo precioso, y a retrogradar
algunos años para tomar el hilo de los estudios preparatorios necesarios a otra carrera.
(Barreda, 1870:126)

De la misma manera aparece otro interlocutor directo en este discurso e interpela


nuevamente a la iglesia ahora en el sentido de no tomar en cuenta sus propios
procesos internos del sujeto, sus aptitudes ni mucho menos sus deseos conscientes y
volitivos cuando afirma:

Así es que la iglesia católica, a pesar de sostener como un dogma la infalibilidad de su


jefe, y de que goza constantemente de la protección directa de la divina inteligencia,
ha establecido como regla general e invariable de todas sus provisiones y
nombramientos, que estos hayan de hacerse siempre a posteriori, es decir, después
que los candidatos han manifestado tener los dotes indispensables para ello. Fiados en
un Espíritu Santo particular, del que la iglesia no hace mención, predestinan a sus
hijos, y, en general a los alumnos, a una carrera particular sin apelación, y también sin
conciencia, por no consultar sus aptitudes ni sus voluntades muchas veces. Todos esos
inconvenientes quedan obviados con hacer los estudios uniformes y completos para
todos. (Barreda, 1870: 126)

Está claro que en la reconstrucción del Estado-Nación lo fundamental del desarrollo


nacional, del crecimiento económico y sobre todo de incremental el nivel de vida de la
población debiera pasar por una mejor educación. Este punto sobre el debate Iglesia-
Estado es relevante toda vez que son justamente las instituciones eclesiásticas junto
con algunas escuelas privadas las que controlan un sector importante de la población
estudiantil en todos los niveles.

Se deberían tomar medidas extremas para impulsar la educación nacionalista y sobre


todo la orientación de estos estudios hacia el pueblo, hacia la gran mayoría de la
población que no tenía acceso a las escuelas o el nivel educativo era muy deficiente.
Así entonces, el 21 de octubre de 1833, a iniciativa del intelectual José María Luis Mora
con la anuencia del Presidente Valentín Gómez Farías, deciden clausurar la Real y
Pontificia Universidad de México por considerarla "Inútil, perniciosa e irreformable"
(Martínez, 2000: 720) y creando nuevas instituciones como la Dirección General de
Instrucción Pública.

En otros documentos que se han podido analizar referentes a la noción de orientación


se pueden encontrar escritos de Gabino Barreda, como en la sesión solemne de la
cámara de diputados el día 1 de marzo de 1868 cuando en su discurso afirmaba sobre
la importancia de la elección de carrera que:

¿No es mucho más ventajoso que una persona antes de elegir definitivamente una
carrera se ensaye y pruebe sus fuerzas intelectuales y sus inclinaciones particulares,
recurriendo lo más fundamental e importante de las diversas ciencias, para hacer
después, una elección definitiva, que necesariamente será más acertada, de la carrera
a que su propia organización lo llame realmente? (Barreda, 1868: citado en Álvarez,
1985)

La elección de carrera se convierte en esta propuesta en una noción del sujeto, sobre
la base de un conocimiento de sus condiciones particulares y de identificar sus
potencialidades y capacidades además de saber cuáles son sus inclinaciones, es decir
sus deseos, sus intereses hacia una determinada profesión, así entonces se puede
decir que se está empezando a construir la posible intervención de un profesionista
que aún no tiene nombre y que en la consolidación de las instituciones se va a definir
con posterioridad.

EL SIGLO XX Y LA ORIENTACIÓN EDUCATIVA EN MÉXICO EN EL


PERODO PRE Y POST REVOLUCIONARIO

El siglo XIX fenece y deja atrás una patria convulsionada, saqueada, destruida; y al
mismo tiempo emerge con las leyes de reforma y con los profundos cambios y
transformaciones; la consolidación del Estado-nación y la construcción de las
instituciones y sobre todo de la democracia y la legalidad. La educación se convierte
luego entonces, en una prioridad nacional y al mismo tiempo que se empiezan a gestar
los proyectos pedagógicos diversos, se fortalecen las nuevas escuelas y sobre todo se
empieza a definir el rumbo de la patria con la inversión en la educación en todos sus
niveles.

En 1900 la población total del país ascendía a 13 millones 607 mil 257 habitantes de
los cuales 23.8 por ciento (3 millones 239 mil 989) correspondían al grupo de edad
entre 6 y 15 años. De ellos sólo 21 por ciento estaba inscrito en algún grado escolar
(González, 1956: 47). El analfabetismo reportado en el censo de 1895 era de 85 por
ciento, cifra que representaba una mejora, aunque pobre, respecto del 99.38 por
ciento declarado al inicio de la vida independiente de México (Meneses, 1998a: 848,
citado en Granja, 2010:66)

Es en este contexto en que empieza a tomar forma con las primeras conferencias
profesiográficas lo que en el futuro sería la orientación profesional, vocacional y
educativa. Hago referencia a los discursos de los primeros eventos del siglo XX que
abrieron el debate sobre la noción de profesionista y de estudiante universitario que
urgentemente era requerido para enfrentar y resolver los graves problemas nacionales
y sobre todo los relacionados con la educación.

Se empieza a gestar un personaje clave en la educación mexicana que no es


propiamente un docente, ni directivo, ni especialista, se empieza a definir una
profesión que va tomando forma y surge como producto del desarrollo histórico, social
y político en que se encuentra inmerso el país y la educación. Es una profesión y un
profesionista que no tiene nombre ni apellido, no se le identifica teóricamente como un
orientador, aunque se le empieza a dibujar aunque sea de manera muy sutil. Es el
advenimiento de una profesión producto del desarrollo del capitalismo en una fase
monopólica y en México apenas se crea una economía del capitalismo subdesarrollado
donde aún perviven relaciones de producción feudales en algunas regiones.

La orientación educativa en México se inscribe en el contexto del desarrollo de la


sociedad en su conjunto. Sus propuestas de formación de los profesionales que se
encarguen de dirigir la nación y sobre todo en la creación de los cuadros dirigentes.
Estos profesionales son claves para consolidar la patria y fortalecer sus instituciones
por medio de científicos de las ciencias naturales, sociales y humanidades. Como les
señalaba el Dr. Terrés a los estudiantes preparatorianos:

Serán los que deben dirigir el país, pensadores realmente útiles a la colectividad, para
obtener todo lo que la educación es capaz de proporcionar,(…) no debemos permitir
que cada joven se lance por cualquier carrera, por el primer camino que mira al
levantar los ojos queriendo descubrir el porvenir. (Terrés, 1906:4-5)

Durante esta época, a finales del siglo XIX e inicios del XX la presencia de las
instituciones denominadas privadas o particulares, esto es, con un régimen financiero
principalmente sostenido por particulares se incrementó significativamente con el plan
de Porfirio Díaz de promover la inversión extranjera directa en nuestra economía.

La definición de los propósitos de estas escuelas estaba bien definida cabe hacer
mención porque es justamente en la gran disparidad de objetivos entre la iglesia y el
estado en que se presentan las contradicciones que inclusive llegarían en los años
treinta a declarar la llamada "guerra cristera".

El propósito central de las escuelas religiosas y por ende del tipo de hombre que
pretenden formar se sintetiza en la conformación de su propia cultura católica, en la
transmisión de sus propios valores, identificados por sus propias formas de pensar y
de actual. Formación de cuadros específicos para fortalecer sus sistemas económicos,
políticos y religiosos. Además se crean fuertes lazos de amistad y sobre todo de
negocios y por supuesto el ingreso a organizaciones directivas, también presentan
algunos modelos pedagógicos alternativos y finalmente sirven como una ayuda al
deteriorado sistema educativo nacional. (Torres: 1997)

En este mismo sentido se afirma que en general las escuelas particulares o privadas
aunque presentan sus diferencias significativas entre ellas mismas por no representan
un bloque homogéneo, pero no obstante lo anterior, según la investigadora del Colegio
de México (Torres, 1997:305-306)

La educación privada en México fue un claro ejemplo del fenómeno de reproducción de


estructuras: es decir, se le consideraba un factor importante en la transmisión de
"órdenes" sociales, que en ocasiones resultaban desiguales e injustos. La educación
privada permitió que grupos de altos ingresos conservaran y mejorarán su situación de
privilegio, al continuar en poder de los puestos de más jerarquía y remuneración en la
esfera privada, y en muchos casos, también en la pública. Víctor Urquidi señaló que la
enseñanza privada, en algunos casos, "Actuó como filtro social o sea que constituyó
una barrera de acceso a la educación y en consecuencia contribuyó a la inequidades
del sistema educativo.

Al identificar los extranjeros que la educación en México presentaba graves


deficiencias, decidieron traer junto a sus empresas sus instituciones escolares con el
firme propósito de afirmar su identidad nacionalista, ideológica, y sobre todo la
preservación de su cultura y el idioma propio. En la mayoría de los casos, los alumnos
integrantes de esta comunidad son hijos de los trabajadores de estos países, hijos del
cuerpo diplomático o como en el caso de Alemania: "Súbditos del imperio alemán": De
esta manera se aprecia una orientación que no tiene opción, está estrechamente
vinculada con la filosofía educativa y su modelo pedagógico de cada escuela y sobre
todo muy alejados de los valores y tradiciones del México de esa época.

Ciertamente tienen en común características similares: la mayoría de estos colegios se


crearon con la intención de perpetuar valores de la comunidad que representan, a la
vez que aglutinar a la comunidad en torno a un grupo con una lengua y objetivos
propios. El contenido académico de cada colegio se apega estrictamente –y en
ocasiones sobrepasa- a las exigencias de las instituciones educativas mexicanas.
(Torres, 1997:351)

Los primeros colegios que se crearon con esta visión del mundo y con su propio
modelo pedagógico fueron: El Colegio Americano (1888); El Colegio Alemán (1892). En
los años posteriores se siguieron incrementando estas escuelas y aunque cambiaron de
nombre llamándose Liceos, en realidad siguen los principios similares a este grupo; se
siguieron incrementando con la presencia del Liceo Franco Mexicano, el Colegio
Israelita, el Colegio Luis Vives y el Colegio Madrid. Actualmente está la presencia del
Liceo Mexicano Japonés y el Lancaster School entre muchos otros más.

Como se puede observar, la presencia de estas instituciones presentan algunas


características comunes como las señaladas líneas arriba, aunque con propósitos muy
diferentes entre cada una de ellas, pues no es lo mismo el Colegio Madrid creado por
los exiliados de la guerra civil española con una perspectiva política ideológica
socialista muy diferente con los liceos Japonés o Alemán donde lo fundamental es la
preservación de su cultura e idioma. En otros casos presentan un etnocentrismo al
autodenominarse por ejemplo los integrantes del Colegio Americano como miembros
de la colonia americana, y su fin es:

La reintegración de los estudiantes al sistema educativo de los Estados Unidos y


mientras están aquí la inculcación de hábitos sociales y culturales semejantes o iguales
a los de los EE.UU. El presidente del consejo administrativo del colegio Americano
decía: Debemos enseñar "domestic science" capacitación manual y cultura física, y
mientras hacíamos esto construir en la mente del niño un espíritu escolar, que deberá
acentuar la idea y los ideales americanos. (Torres, 1997: 352).

Esta situación del Colegio Americano es similar a los demás institutos educativos. En
otras palabras, nunca se han integrado a la cultura nacional ni mucho menos y sólo
quieren una educación para sus hijos igual a la de sus países del primer mundo. Esto
sin lugar a dudas no lo puede lograr ninguna institución mexicana y su orientación está
más que definida. Se realiza esta breve reseña para señalar la diáspora de opciones
educativas de nuestro país y la multiplicidad de propuestas educativas que perviven en
el mismo tiempo y espacio.

EDUCACIÓN PARA EL PUEBLO: ORIENTACIÓN PARA LA CIENCIA,


PROGRESO Y LA PATRIA

En la definición de un proyecto de nación se van construyendo opciones diversas y


aparecen y desaparecen opciones que van en diferentes direcciones.

Los delirios del dictador Huerta: las escuelas preparatorias y normales se deben
convertir en escuelas militares. Con esta genial idea, Victoriano Huerta, luego de
traicionar a Francisco y Madero, impone su voluntad a sangre y fuego. Para
incrementar su fuerza militar sigue el método de reclutar a la "leva", es decir,
secuestrar a los jóvenes del campo y la ciudad por medio de la fuerza para hacer
crecer la fuerza militar y pasar de 50 mil a 250 mil soldados.

Este dato parecería irrelevante a no ser por la orden que impuso en las escuelas:
"Todos los maestros de la República, concurrirán a clases con uniformes de campaña y
que se les concediera el grado de capitán". (Loyo, 1995: 37).

A la misma ENP se intentó imponer la condición de ser una escuela militar y a los
alumnos en militares. Justo Sierra recordaría un pasaje de este periodo:

[…] La comandancia dividió en tres grupos a los alumnos de la Preparatoria. Con los
mayores del 4° y 5° año constituyó un escuadrón de caballería. Con otro, de edad
escolar menos avanzada, formó la banda y el cuerpo de zapadores. En la infantería,
más numerosa, ingresamos todos los "perros" sin protestar. Por lo pronto la
militarización se redujo a una fórmula intrascendente. De once a doce en lugar de
encerrarnos en el gimnasio, los prefectos nos alineaban a lo largo de patios y
corredores para llevar a cabo prácticas de instrucción.(…) Aquellos fusiles servían para
hacernos más fatigosas las marchas que realizábamos desde la estación de San Lázaro
hasta la escuela. (Loyo, 1995: 49)

Con esta narrativa de un personaje que vivió estas circunstancias, se puede advertir
que la vocación se imponía como un decreto de estado de llevarlos al servicio militar
sin oponer resistencia, sin libertad de decidir y con el poder de una dictadura. Por
supuesto que esta visión de la educación y de la vocación no era compartido por
muchos educadores. Inclusive el mismo secretario de educación García Naranjo no
estaba de acuerdo con esta política vertical e impulsó el debate sobre la Preparatoria
en el sentido de formar el espíritu de la nación abriendo a todas las corrientes de
pensamiento.

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