Orientacion
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INTRODUCCIÓN
Escribo sobre la historia de la orientación por ser una tarea pendiente que no hemos
realizado los diversos estudiosos del tema y considero que ha llegado ya el momento
de analizar, interpretar y debatir sobre la trayectoria de esta disciplina y precisamente
he seleccionado algunos momentos trascendentales en la historia como es el periodo
de finales del siglo XIX y los primeros años del siglo XX por los cambios
trascendentales que presenta en nuestra sociedad justo en plena época pre y
postrevolucionaria.
Este trabajo además pretende analizar los discursos de algunos de los personajes
significativos en esta arqueología del saber que decidieron participar en algunos
eventos académicos sobre el tema de la orientación y dejaron su testimonio por escrito
sobre los significados y sentidos que para ellos denotaba en los eventos diversos
dirigidos a los alumnos principalmente y además a los padres de familia y la
comunidad escolar. Estos discursos fundacionales podríamos llamarlos así –aunque en
la genealogía del saber esto no es lo más importante- sí se analizan estos documentos
por representar testimonios invaluables que dejaron por escrito algunos de los
personajes que se involucraron en dichos actos llamados Sesiones de Información
Profesiográfica.
El derecho de las palabras –que no coincide con el de los filólogos- autoriza, pues, a
dar a todas estas investigaciones el título de arqueología. Este término no incita a la
búsqueda de ningún comienzo; no emparenta el análisis con ninguna excavación o
sondeo geológico. Designa el tema general de una descripción que interroga lo ya
dicho al nivel de su existencia: de la función enunciativa que se ejerce en él, de la
formación discursiva a que pertenece, del sistema general de archivo de que depende.
La arqueología describe los discursos como prácticas específicas en el elemento del
archivo. (Foucault, 1982: 223).
Pero si se reflexiona en tales estudios, y en general todos los preparatorios, son una
verdadera gimnástica intelectual, destinada a fortalecer y desarrollar nuestras
aptitudes o facultades diversas, a la vez que reglamentarlas, todas las objeciones que
pudieran hacerse a estos estudios desaparecen. … La educación, es preciso repetirlo, la
educación intelectual es el principal objeto de los estudios preparatorios; la variada y
sólida instrucción que ellos proporcionan, es una ventaja inmensa, y sin embargo
secundaria, si se compara con lo que resulta de la disciplina mental a que nos
acostumbran. (Barreda, 1870: 118)
El primer deseo que naturalmente debe tener todo el que trata de elegir una carrera,
ya sea para sí, ya para las personas que de él dependan, será el de hacer la elección
en conformidad con las inclinaciones y con las capacidades de los interesados; pues de
esa suerte el éxito se asegura de antemano y todas las dificultades se allanan por sí
solas. Para lograr este fin, que está enteramente de acuerdo con los verdaderos
intereses de la sociedad, a la cual perjudican tanto esas profesiones adoptadas y
ejercidas sin gusto y sin aptitud, nada puede ser más eficaz ni más seguro que
demorar la elección definitiva de profesión hasta el tiempo en que en virtud de una
edad más avanzada y del conocimiento que se ha tomado, durante los estudios
preparatorios, de todos los métodos y de todas las doctrinas que constituyen el vasto
campo de la ciencia, el alumno puede ya con perfecto conocimiento de causa y con
maduro juicio, seguir el consejo de Horacio, de calcular con precisión lo que puedan y
lo que rehúsen aguantar los hombros. (Barreda, 1870: 125, 126)
¿A quién interpela Gabino Barreda? Considero que lo hace principalmente a los jóvenes
estudiantes, se dirige a ellos con el propósito de incentivarlos para que continúen sus
estudios, para que se preparen mejor en su vida de estudiantes de la ENP, les deja
bien claro cuáles son los fines y propósitos de esta escuela y sobre todo se deslinda de
las ideas religiosas y conservadoras para ofrecer una nueva visión del mundo y de lo
que es y debería ser un futuro profesionista. Se podría decir también que es un
discurso contra hegemónico de las ideas religiosas y en un deslinde político e
ideológico con las escuelas confesionales que hasta el momento han sido las
dominantes. Por otro lado, cuando hace mención de las "inclinaciones" y "capacidades
de los interesados", está haciendo clara referencia a los procesos psicológicos del
sujeto, a las cuestiones internas que debe tomar en cuenta al momento de decidir
sobre su futuro.
La conducta que hasta aquí se había seguido de hacer una elección tan difícil y
trascendental, desde los primeros pasos que se daban en la carrera de los estudios, no
podía menos que exponer a frecuentísimos errores y a desilusiones lastimosas
obligando muchas veces a los alumnos a perder un tiempo precioso, y a retrogradar
algunos años para tomar el hilo de los estudios preparatorios necesarios a otra carrera.
(Barreda, 1870:126)
¿No es mucho más ventajoso que una persona antes de elegir definitivamente una
carrera se ensaye y pruebe sus fuerzas intelectuales y sus inclinaciones particulares,
recurriendo lo más fundamental e importante de las diversas ciencias, para hacer
después, una elección definitiva, que necesariamente será más acertada, de la carrera
a que su propia organización lo llame realmente? (Barreda, 1868: citado en Álvarez,
1985)
La elección de carrera se convierte en esta propuesta en una noción del sujeto, sobre
la base de un conocimiento de sus condiciones particulares y de identificar sus
potencialidades y capacidades además de saber cuáles son sus inclinaciones, es decir
sus deseos, sus intereses hacia una determinada profesión, así entonces se puede
decir que se está empezando a construir la posible intervención de un profesionista
que aún no tiene nombre y que en la consolidación de las instituciones se va a definir
con posterioridad.
El siglo XIX fenece y deja atrás una patria convulsionada, saqueada, destruida; y al
mismo tiempo emerge con las leyes de reforma y con los profundos cambios y
transformaciones; la consolidación del Estado-nación y la construcción de las
instituciones y sobre todo de la democracia y la legalidad. La educación se convierte
luego entonces, en una prioridad nacional y al mismo tiempo que se empiezan a gestar
los proyectos pedagógicos diversos, se fortalecen las nuevas escuelas y sobre todo se
empieza a definir el rumbo de la patria con la inversión en la educación en todos sus
niveles.
En 1900 la población total del país ascendía a 13 millones 607 mil 257 habitantes de
los cuales 23.8 por ciento (3 millones 239 mil 989) correspondían al grupo de edad
entre 6 y 15 años. De ellos sólo 21 por ciento estaba inscrito en algún grado escolar
(González, 1956: 47). El analfabetismo reportado en el censo de 1895 era de 85 por
ciento, cifra que representaba una mejora, aunque pobre, respecto del 99.38 por
ciento declarado al inicio de la vida independiente de México (Meneses, 1998a: 848,
citado en Granja, 2010:66)
Es en este contexto en que empieza a tomar forma con las primeras conferencias
profesiográficas lo que en el futuro sería la orientación profesional, vocacional y
educativa. Hago referencia a los discursos de los primeros eventos del siglo XX que
abrieron el debate sobre la noción de profesionista y de estudiante universitario que
urgentemente era requerido para enfrentar y resolver los graves problemas nacionales
y sobre todo los relacionados con la educación.
Serán los que deben dirigir el país, pensadores realmente útiles a la colectividad, para
obtener todo lo que la educación es capaz de proporcionar,(…) no debemos permitir
que cada joven se lance por cualquier carrera, por el primer camino que mira al
levantar los ojos queriendo descubrir el porvenir. (Terrés, 1906:4-5)
Durante esta época, a finales del siglo XIX e inicios del XX la presencia de las
instituciones denominadas privadas o particulares, esto es, con un régimen financiero
principalmente sostenido por particulares se incrementó significativamente con el plan
de Porfirio Díaz de promover la inversión extranjera directa en nuestra economía.
La definición de los propósitos de estas escuelas estaba bien definida cabe hacer
mención porque es justamente en la gran disparidad de objetivos entre la iglesia y el
estado en que se presentan las contradicciones que inclusive llegarían en los años
treinta a declarar la llamada "guerra cristera".
El propósito central de las escuelas religiosas y por ende del tipo de hombre que
pretenden formar se sintetiza en la conformación de su propia cultura católica, en la
transmisión de sus propios valores, identificados por sus propias formas de pensar y
de actual. Formación de cuadros específicos para fortalecer sus sistemas económicos,
políticos y religiosos. Además se crean fuertes lazos de amistad y sobre todo de
negocios y por supuesto el ingreso a organizaciones directivas, también presentan
algunos modelos pedagógicos alternativos y finalmente sirven como una ayuda al
deteriorado sistema educativo nacional. (Torres: 1997)
En este mismo sentido se afirma que en general las escuelas particulares o privadas
aunque presentan sus diferencias significativas entre ellas mismas por no representan
un bloque homogéneo, pero no obstante lo anterior, según la investigadora del Colegio
de México (Torres, 1997:305-306)
Los primeros colegios que se crearon con esta visión del mundo y con su propio
modelo pedagógico fueron: El Colegio Americano (1888); El Colegio Alemán (1892). En
los años posteriores se siguieron incrementando estas escuelas y aunque cambiaron de
nombre llamándose Liceos, en realidad siguen los principios similares a este grupo; se
siguieron incrementando con la presencia del Liceo Franco Mexicano, el Colegio
Israelita, el Colegio Luis Vives y el Colegio Madrid. Actualmente está la presencia del
Liceo Mexicano Japonés y el Lancaster School entre muchos otros más.
Esta situación del Colegio Americano es similar a los demás institutos educativos. En
otras palabras, nunca se han integrado a la cultura nacional ni mucho menos y sólo
quieren una educación para sus hijos igual a la de sus países del primer mundo. Esto
sin lugar a dudas no lo puede lograr ninguna institución mexicana y su orientación está
más que definida. Se realiza esta breve reseña para señalar la diáspora de opciones
educativas de nuestro país y la multiplicidad de propuestas educativas que perviven en
el mismo tiempo y espacio.
Los delirios del dictador Huerta: las escuelas preparatorias y normales se deben
convertir en escuelas militares. Con esta genial idea, Victoriano Huerta, luego de
traicionar a Francisco y Madero, impone su voluntad a sangre y fuego. Para
incrementar su fuerza militar sigue el método de reclutar a la "leva", es decir,
secuestrar a los jóvenes del campo y la ciudad por medio de la fuerza para hacer
crecer la fuerza militar y pasar de 50 mil a 250 mil soldados.
Este dato parecería irrelevante a no ser por la orden que impuso en las escuelas:
"Todos los maestros de la República, concurrirán a clases con uniformes de campaña y
que se les concediera el grado de capitán". (Loyo, 1995: 37).
A la misma ENP se intentó imponer la condición de ser una escuela militar y a los
alumnos en militares. Justo Sierra recordaría un pasaje de este periodo:
[…] La comandancia dividió en tres grupos a los alumnos de la Preparatoria. Con los
mayores del 4° y 5° año constituyó un escuadrón de caballería. Con otro, de edad
escolar menos avanzada, formó la banda y el cuerpo de zapadores. En la infantería,
más numerosa, ingresamos todos los "perros" sin protestar. Por lo pronto la
militarización se redujo a una fórmula intrascendente. De once a doce en lugar de
encerrarnos en el gimnasio, los prefectos nos alineaban a lo largo de patios y
corredores para llevar a cabo prácticas de instrucción.(…) Aquellos fusiles servían para
hacernos más fatigosas las marchas que realizábamos desde la estación de San Lázaro
hasta la escuela. (Loyo, 1995: 49)
Con esta narrativa de un personaje que vivió estas circunstancias, se puede advertir
que la vocación se imponía como un decreto de estado de llevarlos al servicio militar
sin oponer resistencia, sin libertad de decidir y con el poder de una dictadura. Por
supuesto que esta visión de la educación y de la vocación no era compartido por
muchos educadores. Inclusive el mismo secretario de educación García Naranjo no
estaba de acuerdo con esta política vertical e impulsó el debate sobre la Preparatoria
en el sentido de formar el espíritu de la nación abriendo a todas las corrientes de
pensamiento.