Medios Sedimentarios
Medios Sedimentarios
Medios Sedimentarios
Un medio sedimentario puede defi nir como una parte concreta de la superfi cie terrestre
donde se acumulan sedimentos y que se diferencia física, química y biológicamente de
las
zonas adyacentes (Selley, 1970).
Los factores limitantes están íntimamente relacionados entre sí y cualquier cambio en uno
de ellos afecta irremediablemente a los otros.
En este marco físico operan los procesos sedimentarios responsables del transporte y
depósito
de los sedimentos.
Un medio sedimentario puede ser un lugar de erosión, no depósito o sedimentación, y en
general, alternan etapas diferentes en cada medio o en cada parte de un medio: así, un
delta
puede crecer rápidamente en las avenidas de los ríos que lo alimentan, puede
permanecer estable
durante el estiaje y puede, fi nalmente, sufrir erosión durante grandes tempestades en el
mar, especialmente en su borde subaéreo externo.
Los sedimentos se acumulan en depresiones de tamaño variable denominadas cuencas
sedimentarias,
cuyo relleno registra la evolución paleogeográfi ca de las mismas. Este relleno está
formado no sólo por los sedimentos, sino por las superfi cies de omisión o hiatos, refl ejo
de
etapas de no deposición y por las discordancias, que registran etapas de erosión,
acompañadas
o no de actividad tectónica.
Como la reproducción de las condiciones naturales de sedimentación en un laboratorio es
prácticamente imposible por razones de escala, o bien, si se realiza, obliga o simplifi
caciones
drásticas (p. ej., en un canal de experiencias), el sedimentólogo utiliza la superfi cie actual
de
la Tierra como su mejor laboratorio. En ella observa el marco físico (el medio
sedimentario)
y los procesos que en él actúan dando lugar a sedimentos.
La observación de la superfi cie de la Tierra ha demostrado que sólo existe un número fi -
nito de medios y procesos sedimentarios y que, utilizando el principio del uniformismo («El
presente es la clave del pasado»), podemos extrapolar nuestras observaciones al pasado
y, como
veremos, utilizar la analogía en la interpretación genética de sucesiones antiguas de rocas
sedimentarias.
Este es el objetivo fi nal de la Sedimentología.
Los medios sedimentarios actuales son fi nitos y deben clasificarse para su mejor
caracterización
y estudio.
La forma habitual de hacerlo es utilizar parámetros físicos (precipitación, temperatura,
medio de transporte, velocidad y sentido de las corrientes), químicos (composición de los
sedimentos
y las aguas, composición de la roca madre) y biológico (tipo de fauna, fl ora, interacciones
organismos-sedimentos) y de aquí surge la división entre medios marinos y continentales
mediante la línea de costa, pero como los procesos
continentales (p. ej., corrientes fl uviales durante avenidas) pueden
extenderse a medios marinos y los marinos (olas, mareas)
a medios continentales, existirán en esa frontera disputada una
serie de medios de transición o mixtos. Por otra parte, los
medios continentales pueden ser subaéreos o subacuáticos.
Estas ambigüedades han dado lugar a numerosas clasifi -
caciones más o menos complejas de medios sedimentarios
(p. ej., Krumbein y Sloss, 1959; Pettijohn, 1956; Dunbar y
Rodgers, 1957; Blatt, Middleton y Murray, 1972; Selley,
1976 y Reading, 1996). Aquí adoptaremos una simplifi cada,
sintetizando algunas de las anteriores:
Otra forma de clasifi car los medios sedimentarios puede ser la de utilizar, en combinación
con su situación continental o marina, la acción de los procesos sobre los sedimentos y si
ésta
se traduce en una erosión o sedimentación neta o un equilibrio o no-deposición (Selley,
1976).
Los medios sedimentarios de erosión neta son básicamente terrestres, especialmente en
aquellas áreas de relieve acusado y clima húmedo, en las que la meteorización y la
erosión y
transporte de sus productos son intensos, pero también existen en zonas costeras, como,
por
ejemplo, costas en retroceso por acción de olas y corrientes submarinas, los cañones
submarinos
o algunas plataformas continentales o fondos marinos sometidos a la acción de corrientes
intensas de origen variado (geostrófi cas, de turbidez, etc.). La variación temporal de la
profundidad
del nivel de compensación de la calcita puede dar también áreas de erosión por disolución
más o menos profundas.
Los medios sedimentarios de depósito son fundamentalmente subacuáticos y de entre
éstos,
los costeros y de plataforma son los que en la actualidad acumulan mayores cantidades
de
sedimentos y en las series antiguas también forman la mayor parte del registro geológico.
En
medios subacuáticos terrestres, como ríos y lagos, se pueden formar grandes
acumulaciones de
sedimentos, especialmente en áreas cratónicas sometidas a subsidencia lenta y continua.
Los
medios subaéreos como los eólicos sólo ocasionalmente dan lugar a depósitos
importantes,
siempre que se encuentren asociados ligados a la tectónica activa.
Los medios sedimentarios de equilibrio o no-deposición son mucho más frecuentes de lo
ordinariamente admitido. En ellos, y durante un largo tiempo, no hay erosión ni depósito.
Si
se mantienen estables durante largo tiempo el substrato rocoso sufre importantes modifi
caciones
químicas (perfi les de alteración). Se dan en condiciones subaéreas, como, por ejemplo,
en
parte de los cratones africanos, expuestos desde el Cretácico superior al menos, y en los
que
se ha desarrollado alteraciones y suelos que son prueba de estabilidad muy prolongada.
En el
registro antiguo se manifi estan como hiatos.
Bauxitas, lateritas y costras ferruginosas son los productos típicos de la acción de
diversos
climas sobre sustratos específi cos en estos medios de sedimentación en equilibrio.
También pueden existir en medios subacuáticos marinos, y entonces el substrato
reacciona
con el agua del mar, dando lugar a depósitos de fosfato, óxido de manganeso y otros
productos
de diagénesis, sufriendo simultáneamente la acción de organismos que lo perforan y
modifi
can. Son los «hard-grounds» de las series antiguas, normalmente mejor conservados en
sedimentos carbonatados.
Resumiendo, estos medios pueden clasifi carse de la siguiente forma según el tipo de
sedimentación
o su ausencia (Selley, 1976):