36 Pedro de Valencia VI
36 Pedro de Valencia VI
36 Pedro de Valencia VI
OBRAS COMPLETAS
VALENCIA
VI
ESCRITOS VARIOS
OBRAS
COMPLETAS
VI
ESCRITOS VARIOS
obras completas
VI
ESCRITOS VARIOS
colección humanistas españoles
36
Consejo de Redacción:
Consejo Editorial:
universidad de león
2012
valencia, Pedro de (1555-1620)
Obras completas. VI, Escritos varios / Pedro de Valencia ; Jesús María Nieto Ibáñez
(coordinador). – León : Universidad de León, Instituto de Humanismo y Tradición
Clásica, 2012
661 p. ; 24 cm. -- (Humanistas españoles ; 36)
Índice de nombres propios. – Textos en español, latín y griego
ISBN 978-84-9773-611-4 (T. 36)
ISBN 84-7719-433-5 (O. C. Pedro de Valencia)
1. Valencia, Pedro de (1555-1620). Crítica e interpretación. I. Nieto Ibáñez, J. María. II.
Universidad de León. Instituto de Humanismo y Tradición Clásica. III. Título. IV. Serie
081 Valencia, Pedro de (1555-1620)
321.134.2 Valencia, Pedro de1.07
Fundador:
Gaspar Morocho Gayo
Imprenta kadmos
Salamanca 2012
Al profesor Juan Gil
por su nombramiento como miembro
de la Real Academia de la Lengua
índice general
INTRODUCCIÓN . ............................................................................................. 19
DE TUENDA VALETUDINE
Estudio introductorio (Eduardo Álvarez del Palacio) .................................. 27
1. El concepto de salud en el siglo XVI español ........................................ 27
2. Análisis del tratado médico de Pedro de Valencia ................................ 37
Edición y traducción (Antonio Mª Martín Rodríguez) ............................... 47
DE HEBRAEORUM CORO
Estudio introductorio (Raúl Manchón Gómez) . .......................................... 73
Edición y traducción (Raúl Manchón Gómez) ............................................. 77
9
índice general
10
ÍNDICE GENERAL
11
presentación
La presente obra es la primera que sale publicada, después de que al Dr. Juan
Gil Fernández, catedrático de Filología Latina de la Universidad de Sevilla, se le
nombrase académico de la lengua. Pocas personas nos han prestado una ayuda
tan valiosa y desinteresada como la suya. Por ello nos complace dedicarle esta pri-
mera obra que sale de la imprenta tras el mencionado nombramiento. Nadie como
él y su hermano Luis conocen tan bien los entresijos del humanismo español, del
que se han convertido ya en clásicos estudiosos. En mi caso, la gratitud debe ser
doble, puesto que la labor de don Juan Gil también como americanista ha influido
muy directamente en mi investigación. Pero amén de esto debo felicitarle en nom-
bre del fallecido Dr. Gaspar Morocho Gayo, nuestro fundador, que sin duda se
habría alegrado, como nadie, del merecido honor que se le ha concedido y que fue
quien le atrajo a colaborar con nosotros.
Dentro de las obras completas de Pedro de Valencia se publica ahora el tomo IX,
coordinado por el catedrático de Filología Griega, Jesús Nieto Ibáñez, que ha
colaborado en la elaboración de otras obras de este autor y que se ha distinguido
siempre por su buen hacer. Precisamente el Dr. Nieto sustituyó como catedrático
de Filología Griega en la Universidad de León al Dr. Gaspar Morocho Gayo, fun-
dador de esta colección y en cuyo tiempo se inició, bajo su supervisión, la edición
completa de las obras del autor segedano, por el que siempre sintió una profunda
admiración, como demostró en sus escritos y en la elaboración de su biografía en
el volumen V/2. Incluso fue el, quien despertó en todos nosotros, el interés por el
mencionado Pedro de Valencia.
Si nuestros grupos de investigación se han caracterizado por la interdisci-
plinariedad y por ser interuniversitarios, tal y como quiso el Dr. Morocho Gayo
y tal como lo hemos mantenido, este es uno de los mejores ejemplos de ello. En
él colaboran miembros de nuestros grupos de investigación, precisamente uno
de ellos dirigido por el mismo Dr. Nieto Ibáñez, y otros autores que, aunque con
fuertes vínculos con nuestros proyectos, no forman parte directa de los mismos.
Tanto unos como otros pertenecen a diferentes universidades españolas, amén de
la de León, que van desde Santiago de Compostela a Jaén. Sin esa interdiscipli-
nariedad sería difícil para un solo especialista abordar la variedad de temáticas
13
presentación
que confluyen en esta obra y que van desde asuntos de salud a obras literarias,
pasando por tratados de educación, arte, derecho, moral, política e incluso de su
actividad como censor de libros.
Queremos desde aquí agradecer a la Universidad de León y a su Área
de Publicaciones que hayan mantenido su interés por esta colección, que va
aumentando de año en año, así como a todas aquellas personas e institucio-
nes que de forma directa o indirecta colaboran con nosotros, especialmente a
los grupos de estudios de Humanismo, como los de la Universidad de Cádiz,
Huelva, Salamanca, Bonn, Humboldt de Berlín, Palermo, Rudecolombia, Instituto
Nacional de Antropología e Historia de México, entre otros. Igualmente he de
agradecer al Dr. Gómez Canseco el prólogo de esta obra, ya que él ha sido y es uno
de los más destacados estudiosos de los escritos de Pedro de Valencia.
14
Prólogo
Hay quien pudiera pensar que un título de Escritos varios es poco menos que
el cajón de un sastre; pero erraría por completo, al menos en lo que corresponde a
este libro, en el que se refleja con claridad meridiana la diversidad de intereses y
conocimientos en los que un hombre como Pedro de Valencia ocupó sus trabajos
y sus días. Es ésa precisamente la herencia del humanismo que llegó a alcanzarle,
todavía bajo la doctrina acuñada por Terencio: Homo sum: humani nihil a me alie-
num puto. Sin embargo y aun cuando dedicara buena parte de su existencia al
estudio, Pedro de Valencia fue un sabio en el mundo, un humanista en una corte
tan compleja, tan llena de protocolos, con tantos vaivenes políticos y esquinas
inesperadas como fue la de Felipe III. De ahí que esos escritos sobre filosofía,
medicina, filología o moral adquieran a veces un tinte de obligación, de halago
cortesano, de labor hecha incluso con hastío, aunque no por ello pierdan un ápice
de su valor histórico e intelectual.
De entre los tratados aquí recogidos, probablemente los que le fueron más
próximos y queridos al autor son los dedicados a la filosofía, su campo de batalla
más personal y original. Así los Humanae rationis paralogismavtwn illustriora exem-
pla se ocupan de los errores y falsas opiniones sostenidas por grandes filósofos a
lo largo de la historia, mientras que los Ejemplos de príncipes, prelados y otros varones
ilustres, que dejaron oficios y dignidades y se retiraron, de suave tinte estoico, se avie-
nen a la filosofía moral para hacer un recorrido ejemplar sobre el retiro desde la
Antigüedad clásica hasta la Edad Media, que se propone como ejemplo para el
lector contemporáneo.
Muy próximos también hubieron de serle los tratados que, de algún modo,
remitían a su maestro Benito Arias Montano. Me refiero no ya a la Descripción de la
justicia en ocasión de querer Arias Montano comentar las leyes del reino, que se adentra
en territorios la política, sino a la Descripción de la pintura de las virtudes, donde
se traza un programa iconográfico para el palacio real, retomando la atención a
materias simbólicas y pictóricas, a las que fue siempre Montano tan afecto. Lo
mismo ocurre con el breve tratado latino De hebraeorum coro expensa quaedam et
examinata, en el que trata de dilucidar la medida exacta del «coro», una unidad
15
prólogo
16
prólogo
cátedra ha de ser un buen jurista, pero docto también en las humanidades como
un instrumento indispensable para comprender el texto justinianeo. La conclu-
sión a la que llega es incontestable y todavía sigue siendo útil, por muy obvia que
pueda resultar: «La cátedra se debe dar de derecho a quien es más idóneo regente
para ella; y es ridículo y lastimoso otro método de elección».
Este volumen avanza –y casi culmina– una larga labor en torno a Pedro de
Valencia, que se viene realizando desde comienzo de los años 90. Durante esos
casi veinte años –que ya dice pronto– han ido viendo la luz la edición y traducción
de las Academica, los escritos económicos y políticos, las maravillosas relaciones
de Indias, el Discurso acerca de los cuentos de las brujas, los tratados espirituales,
incluyendo las versiones de san Macario y su adaptación castellana del Dictatum
christianum de Arias Montano y las demás traducciones que llevó a cabo. Son
todas ediciones pulcras, traducciones excelentes y estudios que ponen en suerte al
lector para adentrarse luego en los originales. En el caso del volumen que ahora
se presenta merece una mención especial el arduo esfuerzo realizado –y fenome-
nalmente resuelto– a la hora de fijar las atribuciones de algunos textos prohijados
tradicional y erróneamente a su maestro.
Aun cuando el diseño original del proyecto fuera idea de don Gaspar
Morocho, a quien tanto debe el humanismo renacentista en España, desde su
muerte ha sido Jesús Nieto Ibáñez quien lúcida e incansablemente ha continuado
un trabajo que sólo dentro de unos años valoraremos como se merece. En un
momento en el que Europa parece renunciar a su pasado, a su propia cultura y a
su historia, el legado del humanismo se torna precioso e imprescindible, porque
en él reside lo mejor de lo que somos: la libertad de pensamiento, la tolerancia, la
exigencia en el conocimiento o la voluntad de saber por sí misma. No me cabe la
menor duda de que el esfuerzo por recuperar ese patrimonio, restaurarlo con los
instrumentos de la filología, hacerlo visible y trasladarlo a las generaciones futu-
ras es la mejor tarea en que pueden ocuparse las pocas gentes que todavía consa-
gran sus vidas al cultivo de las humanidades. Vaya para ellos y con estas palabras
mi más hondo agradecimiento.
17
Introducción
19
introducción
1 Sobre la cronología y autoría de las obras del humanista son fundamentales los
estudios de G. Morocho Gayo, «Introducción a una lectura de Pedro de Valencia. Primera
parte (1588-1587)», en Pedro de Valencia. Obras completas V/1, León 1993, 15-60, e «Introduc-
ción a una lectura de Pedro de Valencia. Segunda parte (1588-1620)», en Pedro de Valencia.
Obras completas V/2, León 1995, 15-64.
20
introducción
de la pintura de las virtudes y el Informe sobre los escritos del P. Alonso Sánchez y el
Dr. Jerónimo Hurtado, que podrían constituir por sí mismas un volumen indepen-
diente. Los autores han seguido las normas de transcripción y edición estable-
cidas, si bien han actuado con libertad, acordes con el contenido y extensión de
los correspondientes textos manuscritos, a la hora de redactar sus estudios intro-
ductorios, de ahí que en algunos casos se recoja una bibliografía final y en otros
simplemente, por ser escueta, la que aparece en las anotaciones a pie de página.
Esta falta de uniformidad aparente se debe al manejo de un material misceláneo
y desigual.
Agradezco la dedicación de los autores de cada uno de los apartados de
este volumen, su esfuerzo y entusiasmo durante años, por contribuir desde su
interdisciplinariedad a este volumen colectivo dedicado a ir completando la obra
de Pedro de Valencia, a Eduardo Álvarez del Palacio, Avelina Carrera de la Red,
Mª Dolores Campos Sánchez Bordona, Raúl López López, Raúl Manchón Gómez,
Antonio Mª Martín Rodríguez, Juan Matas Caballero, Abdón Moreno García,
Manuel Mª Pérez López, a Mª Isabel Viforcos Marinas, y a Vicente Bécares Botas,
cuyas observaciones y sugerencias han servido para mejorar algunas de las notas
de estos Escritos varios.
21
CRITERIOS DE EDICIÓN
23
criterios de edición
Signos y abreviaturas
add.: additum
corr.: correxit
del.: delevit
dub.: dubitante
mg.: in margine
Ms.: in manuscripto
non leg.: non legitur
r: recto
sscr.: supra scriptum
trans.: transposuit
ut vid.: ut videtur
v: verso
vac.: vacuum
‹ ›: supplendum
24
de tuenda valetudine
Estudio introductorio
por Eduardo Álvarez del Palacio
Edición y traducción
por Antonio Mª Martín Rodríguez
ESTUDIO INTRODUCTORIO1
27
de tuenda valetudine
durante el siglo XVI, lo que nos ayudará a abordar el estudio de la obra médica
de Pedro de Valencia.
Una de las constantes que distinguen al humanismo renacentista es su
interés por recuperar los principios del saber establecidos en el clasicismo
greco-romano. Durante esta época, todo lo referido al cuerpo humano y su
desarrollo se aborda desde los ámbitos educativo, filosófico y, fundamen-
talmente, médico. La terapéutica renacentista guiará sus pasos siguiendo la
senda establecida por la gimnasia médica galénica4.
El organismo humano, igual que todas las demás cosas existentes, está
constituido, según el presocrático Empédocles, por la combinación de cuatro
elementos, ordenados en dos pares de contrarios: caliente-frío y húmedo-seco.
A partir de esta interpretación los médicos hipocráticos elaborarán sus teorías
fisiológicas sobre el funcionamiento orgánico, que van a encontrar su defini-
tiva expresión en la antropología galénica –Sobre la naturaleza del hombre–, aña-
diendo a la noción de «elemento» la más compleja de «humor», fundamento,
a su vez, de una trilogía a partir de la cual se llegarán a explicar las causas de
la enfermedad y la correspondiente ordenación de sus tratamientos.
La composición de los diferentes humores vendrá determinada por una
mezcla específica de «elementos» cuya corrupción podría ser la causa desenca-
denante de diversas alteraciones biológicas. La medicina griega establece la
existencia de cuatro humores diferentes: la sangre, la flema o pituita, la bilis
amarilla y la bilis negra o melancolía, cuya generación vendrá dada por la
descomposición de los alimentos; siendo su actividad, junto con la del calor
innato, decisiva en el funcionamiento orgánico; además de depender de su
adecuada proporción o perturbación la causa más inmediata de la salud o de
la enfermedad. La mayor presencia cuantitativa de alguno de estos humores,
por vía hereditaria, será la causa de las diferencias individuales, dando lugar a
la constitución de una tipología definida por los cuatro biotipos clásicos: el
sanguíneo, el flemático, el colérico y el melancólico5.
En el ámbito de la medicina, el humanismo del siglo XVI va a ser la última
y más esplendorosa etapa en la historia del galenismo. Nunca Galeno había al-
canzado tanta y tan general influencia, hasta el punto de emplearse el término
«galeno» para designar al profesional de la medicina. Tan sólo dos corrien-
4 Ibid., p. 18.
5 La dietética racional fue motivo de honda preocupación en el mundo clásico,
debido fundamentalmente a la alta estimación helénica de la salud y a su convencimiento
de que los usos sociales (nómoi) podían modificar la physis del hombre. Este es el plantea-
miento básico del escrito hipocrático Sobre los aires, aguas y lugares, que posteriormente el
galenismo sistematizará bajo el nombre de sex res non naturales, seis cosas no naturales.
28
de tuenda valetudine
6 Sobre la ordenación de las corrientes del galenismo del siglo XVI, aplicada a la
medicina española de la época, cfr. J. M. López Piñero, «Tradición y renovación de los sabe-
res médicos en la España del Siglo XVI», Medicina Española 77 (1978), LXXVII, pp. 355366.
P. Laín Entralgo, Historia de la Medicina, Barcelona, 19824, pp. 248-253.
7 J. Mª. López Piñero, «Tradición y renovación de los saberes médicos en la España
del siglo XVI», Medicina española 77 (1978) 355-366.
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11 E. Álvarez del Palacio, Cristóbal Méndez. Libro del ejercido corporal, Universidad,
León, 1996.
12 F. Núñez de Coria, Regimiento de Sanidad, Francisco del Canto, Medina del
Campo, 1569.
13 F. Valles, Cantroversiarum Medicarum et Philosophicarum libri decena, traducido,
anotado y comentado por J.M. López Piñero y F. Calero, Los temas polémicos de la medicina
renacentista: las Controversias (1556) de Francisco Valles, Madrid, 1988. Véanse los estudios de
A. I. Martín Ferreira, El humanismo médico en la Universidad de Alcalá (siglo XVI), Alcalá de
Henares, 1995, y «Las ‘controvertidas’ «Controversiae» del médico humanista Francisco
Valles: «Controversiarum medicarum et philosophicarum libri decem» 1556-1590», Res
Publica Litterarum Supl. 2008.
14 B. Álvarez de Miraval, La conservación de la salud del cuerpo y del alma, Andrés
Renaut, Salamanca, 1601, LX, ff. 242-244 v.
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Otro humanista que trata el tema de la salud sin ser médico, es Bernar-
dino Gómez Miedes, nacido en la villa turolense de Alcáñiz, en 1520, fue un
intelectual de gran prestigio y erudición, Arcediano de Sagunto y canónigo en
Valencia, ciudad en la que residió gran parte de su vida. Su actividad polifa-
cética le llevó a escribir obras de gran variedad temática, cuyo denominador
común es el conocimiento de diversas ramas del saber de su época.
La primera obra de Gómez Miedes es un tratado dedicado al estudio de
la sal, cuyo contenido está dividido en cuatro partes, dedicadas al estudio de la
sal desde el punto de vista físico, médico, místico y alegórico. Este estudio cien-
tífico se ajusta fielmente a los saberes tradicionales, aunque incluye numerosas
observaciones del autor, sobre todo en las salinas españolas y de otros países.
Se trata de la monografía más antigua publicada en Europa sobre este tema20.
En el campo de la higiene médica, es importante destacar el tratado que
Gómez Miedes dedicó al estudio de la gota, el conocido enchiridión, o «manual
instrumento de salud contra el morbo articular, que llaman gota, y las demás
enfermedades que por catarro y destilación de la cabeça se engendran en la
persona, y para reducir y conservar en perfecto estado de sanidad el cuerpo
humano»21.
Es de gran interés el contenido de esta obra, si valoramos que el autor no
es médico. Está dedicada a Felipe II, y su finalidad es aconsejar al rey, paciente
de gota como el propio autor, sobre un método para aliviar los insoportables
dolores que produce esta enfermedad.
El propio Gómez Miedes justifica su trabajo al sentirse desengañado de
los médicos, que «por mucho que consulté tanto a los antiguos como a los
modernos, no hallé cosa mas laxos dellos que la verdadera cura y medicina
porque ni aun del origen y causa della daban una razón».
Manifiesta el autor su miedo a levantar polémicas sobre su osadía al es-
cribir sobre el tema no siendo especialista en ello, y se justifica dada su prepa-
ración intelectual y sus amplios conocimientos sobre el cuerpo humano.
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de tuenda valetudine
pero su extraordinaria avidez por saber más y más le llevó a estudiar medicina, graduán-
dose como bachiller de dicha especialidad en 1563 en la Facultad de Valencia.
30 En el fol.30r se anota con el número 23 el título de Medicina; cfr. M. P. Hitos
Natera, «Índice de manuscritos existentes en la Biblioteca Nacional de Madrid de interés a
la historia de la farmacia», Boletín de la Sociedad Española de Historia de la Farmacia 76 (1968)
161-162.
31 El intelectual seguedano inicia su obra aludiendo a uno de los ideales clásicos
de la Medicina humanista: la excelencia de la salud corporal, y el medio más eficaz para
procurarla y tenerla, que es la virtud. Cfr. C. Méndez, Libro del ejercicio corporal y de sus pro-
vechos, Sevilla 1553, Prólogo, f. Ib. F. Núñez De Coria, Regimiento y aviso de sanidad, Medina
del Campo, 1586, Prólogo, f. A2. B. Álvarez De Miraval, La conservación de la salud del cuerpo
y del alma, Salamanca, 1601, Cap. I, fol. I y Cap. VI, pp. 19-24, que el médico de Carmona
titula: «Como de la enfermedad del cuerpo viene a enfermar el alma, y como de la enfer-
medad del alma viene a enfermar el cuerpo».
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de tuenda valetudine
sica que presida este principio; se ha realizar siempre con ganas y es mejor
quedarse un poco insatisfecho que llegar al empacho32.
La utilización del alimento para el mantenimiento de los tejidos y el cre-
cimiento, y para la liberación de energía química, requiere su digestión previa.
Pero no hemos de olvidar que para que esto ocurra, el individuo se ha debido
de sentir motivado para ingerir el alimento, para comer, en definitiva.
A la acción mecánica de comer, que tiene su continuidad en los procesos
de trituración, transporte, digestión y absorción de los nutrientes para facilitar
su paso a la sangre, le seguiría, tal y como plantea Pedro de Valencia, la fase
de evacuación de los productos de desecho surgidos de la digestión de los ali-
mentos –superfluidades para los médicos humanistas– a través de las diferen-
tes vías establecidas para ello: intestinal, hepática, renal, cutánea, pulmonar,
etc. El proceso de evacuación es natural y no debe ser alterado por la voluntad
del ser humano, de modo que, como afirma el Humanista seguedano, la difi
cultad en el funcionamiento, o la interrupción de ese proceso natural, acarrea-
rá graves disfunciones en el organismo humano.
La bebida, complemento imprescindible en el proceso alimentario del
ser humano, debe ser regulada convenientemente para que no entorpezca el
proceso digestivo. Mientras se come, afirma Pedro de Valencia, hay que beber
poca agua, y su efecto será más positivo si se alterna con vino. Al finalizar la
comida hay que saciar la sed, si existe, y posteriormente, durante el proceso
digestivo, no es bueno beber. Una vez completada la digestión, se puede beber
libremente y en la cantidad necesaria33.
A continuación, Pedro de Valencia, recoge un planteamiento de origen
galénico, y ampliamente desarrollado por los médicos humanistas en sus tex-
tos terapéuticos: en qué momento se ha de practicar el ejercicio físico. El mo-
mento del día más adecuado para ejercitarse es una vez finalizado el proceso
digestivo, y antes de realizar una nueva ingesta de alimentos. Así lo refiere el
autor, «que dé un paseo antes de comer para calentar progresivamente el cuer-
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de tuenda valetudine
po, o que haga algún otro tipo de ejercicio que lo canse un poco. Sigamos, en
fin, el siguiente consejo en general: que se ejercite el cuerpo progresivamente
hasta cansarlo y que entre en calor, e inmediatamente, una vez recuperado el
aliento después de un breve descanso, que se tome el alimento»34.
El fundamento, como ya hemos apuntado, se centra en la teoría galéni-
ca de las tres digestiones, de modo que, para el médico pergameno, el calor
natural juega un papel trascendental en la transformación de los alimentos
ingeridos, para que puedan ser absorbidos por el organismo y trasladados vía
sanguínea a los depósitos de almacenamiento de las células musculares. El
calor natural posee grandes virtudes, aumentándose y perfeccionándose sus
cualidades mediante la práctica del ejercicio físico, lo que en definitiva redun-
dará en un mejor funcionamiento orgánico y muscular del cuerpo humano35.
No obstante, el respeto a un principio higiénico básico exige que, como
muy bien plantea Pedro de Valencia, al finalizar la sesión de práctica física, y
tras un período de recuperación, se lave el cuerpo fatigado con agua caliente,
se repose de nuevo un poco, e inmediatamente se tome la comida.
Al terminar la comida debe de existir un período de reposo, ocupado, si
es posible, en conversar con el resto de los comensales –lo que entre nosotros
conocemos como sobremesa–. No es aconsejable la realización de ningún tipo
de ejercicio físico, excepción hecha de aquellas personas que por su constitu-
ción tienen una digestión muy pesada, o en caso de haber comido alimentos
que provoquen ventosidades, o haber ingerido mucha cantidad de alimentos,
en cuyos casos se aconseja el paseo como elemento facilitador del proceso di-
gestivo.
Pedro de Valencia trata a continuación otra de las sex res non naturales, el
sueño y la vigilia. Siguiendo los dictados de la época, plantea que el hombre
debe de dedicar al sueño la tercera parte de las veinticuatro horas del día,
desde una hora después de la puesta del sol, y hasta la salida del mismo, pro-
curando levantarse de la cama antes de que éste se eleve sobre el cielo.
Se precisa, incluso, la posición más apropiada para dormir, de modo que
no es conveniente adoptar una postura boca arriba o boca abajo, sino que la
posición de recostado hacia el lado derecho o izquierdo, serían las actitudes
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de tuenda valetudine
posturales más correctas para descansar. En este sentido, todos los tratadistas
de la época, siguiendo los dictados de los clásicos –Hipócrates, Aristóteles,
Galeno– coinciden en que se debe de iniciar el descanso recostándose sobre el
lado derecho, para a continuación volverse sobre el lado izquierdo; la razón
que esgrimen para ello es que en la primera posición el hígado aprieta y man-
tiene el calor del estómago; pasado un tiempo se debe realizar la operación
contraria para aumentar el calor natural en el lado contrario36.
Para los médicos humanistas que siguen las enseñanzas galénicas, la ne-
cesidad del sueño surge de la propia naturaleza del ser humano, de forma
que es un medio para recuperarse del cansancio y la fatiga producidos du-
rante el tiempo de vigilia, es decir durante el día dedicado al trabajo. El sueño
da fortaleza y vigor al cuerpo cansado, previniendo de graves enfermedades
que acortan la vida del hombre. Era una creencia generalizada entre los espe-
cialistas médicos de aquella época que el enfermo que no dormía, ni de día,
ni de noche, padecía alguna alteración grave en su funcionamiento orgánico-
funcional. Velar de día y dormir de noche era una regla de oro de la dietética
humanista37.
Sin embargo, existen limitaciones al sueño, como por ejemplo después
de la comida, en que se aconseja no dormir, por ser muy perjudicial para la
salud: «...Y no se debe dormir inmediatamente después de haber comido, sino
tras haber dejado pasar tres o cuatro horas; antes de que transcurra ese tiempo
el sueño debe evitarse»38. Una posible manera de superarlo sería levantán-
dose de la mesa y dando un paseo que ayude a despejarnos. No obstante si
la pasión de la siesta fuese capaz de vencer nuestra voluntad, podría tomarse
no más allá de media hora, siempre y cuando se cumpliesen estas seis condi-
ciones: la primera, que se tenga costumbre de tomarla; en segundo lugar, que
sea sentado o recostado sobre el lado derecho; en tercer lugar, que se tengan
cubiertas las extremidades –pies y manos–; en cuarto lugar, que sea durante
un tiempo limitado, una hora como máximo; en quinto lugar, levantarse nada
más despertarse; y, por último, evitar el despertarse sobresaltado39.
Seguidamente el Humanista seguedano pasa a estudiar el efecto de al-
gunos alimentos en el estómago y, como consecuencia de ello, el orden en que
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de tuenda valetudine
40 Los tratadistas de esta época que dedican su obra al estudio de la salud, coinci-
den en este planteamiento que hace Pedro de Valencia. El médico toledano F. Núñez de
Coria, realiza un completo y documentado estudio sobre los diferentes alimentos, su uso,
y el efecto que producen en el cuerpo humano. Cfr. su obra Regimiento y aviso de sanidad,
Medina del Campo, 1586, Libro II, Caps. 1 á 68, ff. 60-181. Al mismo tema se refieren tam-
bién en sus escritos los ya citados Luis Lobera de Ávila, Andrés Laguna, Blas Álvarez de
Miraval, y el extremeño, paisano de Pedro de Valencia, Juan Sorapán que en su paremiolo-
gía médica dedica varios refranes a este tema, sirvan como ejemplo los siguientes: «De las
41
de tuenda valetudine
carnes el carnero, de los pescados el mero», «Carne de pluma quita del rostro la arruga»,
«Capón de ocho meses, para mesa de Reyes».
42
de tuenda valetudine
41 Pedro de Valencia recurre para reafirmar su postura, a una sentencia del sabio
rey Salomón: «Quien custodia su boca y su lengua, mira por las dificultades de su alma»,
como si dijera quien custodia su boca del uso de alimentos malos o en exceso, y su lengua
de una charla inoportuna y superflua».
42 A pesar de no recogerse ninguna razón científica en la explicación que los médi-
cos humanistas hacen sobre el peligro de tomar el baño después de haber comido, su intui-
ción les permite razonar dicho fenómeno a través del efecto negativo que ello supone para
el proceso digestivo. Hoy día la justificación científica está perfectamente clara.
43 El tema del baño es tratado ampliamente en los escritos terapéuticos humanistas,
de modo que todos coinciden en resaltar los efectos beneficiosos que de su práctica se
derivan. Por su interés merece ser citada la obra de Francisco Núñez de Coria, que en su
«Tratado del uso de las mujeres» dedica dos capítulos al desarrollo de este tema. F. Núñez
de Coria, op. cit., ff. 306-310.
43
de tuenda valetudine
44 Prov. 30. Este tema es tratado con frecuencia por los médicos humanistas, en
algún caso de forma amplia y razonada. Cfr. B. Álvarez De Miraval, Op. cit., Caps. XXIX-
XXXVII, ff. 108-138. F. Núñez de Coria, dedica un breve tratado titulado «Tratado del uso de
las mujeres», situado al final de su libro y en el cual se analiza todo lo relativo a este tema.
44
de tuenda valetudine
45 Respecto a este tema es preciso señalar que todos los autores citados, entre ellos
el propio Pedro de Valencia, afirman que el uso indiscriminado del concúbito fue causa
durante aquella época de un alto índice de mortandad. Este hecho, sin duda cierto, es
más atribuible a las precarias condiciones higiénicas y a la promiscuidad en las relaciones
sexuales que a la frecuencia e intensidad de las mismas. No hemos de olvidar que durante
el siglo XVI una de las llamadas, por Luis Lobera, «enfermedades cortesanas» era la cono-
cida como mal francés o bubas –la sífilis–, derivada precisamente de los referidos desór-
denes en el uso de la Venus, que dice Álvarez de Miraval. Cfr. L. Lobera De Ávila, Vergel
de sanidad, Alcalá de Henares, 1551, Cap. VII, ff. 23-27. B. Álvarez De Miraval, op. cit. Cap.
XXIX, f. 108.
46 No hemos de olvidar que el motivo supremo de una práxis médica bien ordenada
lo constituyen el tratamiento y la prevención de la enfermedad. Curar al enfermo y con-
servar la salud del sano son los verdaderos fines de la ars medica. Sólo en las enfermedades
curables es útil y necesaria la medicina. Ya la medicina clásica estableció tres órdenes de
enfermedades: las que la naturaleza sana fácilmente por sí sola, las que para su curación
exigen el auxilio del arte, y, más allá de las posibilidades de éste, las mortales e incurables.
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edición
Y
TRADUCCIÓN
Presentación. Criterios de transcripción
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pille con el estómago lleno ni demasiado vacío, ni con la vejiga llena, y debe
uno abstenerse si tiene ese día que sangrarse o marchar de viaje –o haber
vuelto de él–, y no tratar de hacerlo ni sentado ni de pie.
Quien siga estrictamente estas prescripciones, se señala al final del tratado,
a no ser que tenga algún tipo de disfunción congénita, o se convierta en víctima
de algún accidente o calamidad común, llegará sano a la vejez. En el caso de
personas que tengan alguna enfermedad concreta, hay, además, que acudir a
los tratados de medicina, en los que pueden encontrarse remedios específicos.
Y termina, en fin, el breve tratado con un consejo sobre el lugar ideal
para vivir, una población en la que no falte ninguna de estas diez comodida-
des: un médico, un artesano, una casa de baños, letrinas, agua corriente (un
río o una fuente), una iglesia, un maestro de escuela, un escribano, limosne-
ros, un juez y sus ministros.
En lo que se refiere a los criterios de transcripción y edición, he procu-
rado en la medida de lo posible, puesto que se trata de un texto autógrafo,
que constituye, por lo demás, el testimonio único de la obra que nos ocupa,
mantener las grafías originales, aun cuando no se ajusten a las clásicas, siem-
pre, eso sí, que se trate de un uso común en la época o frecuente en nuestro
humanista. Cuando aparece una forma no canónica de manera sistemática,
no hemos vacilado en mantenerla; es el caso, por ejemplo, de la forma con
y en las designaciones del invierno (hyemem, 31v, 32r, 32v; 33r; 33v; in hyeme,
32r; hyberno tempore, 32v), la simplificación del grupo –xs– en –s– o incluso la
escritura uniforme del adjetivo acidus con falsa geminación de la velar, por
probable influjo de siccus. Hemos mantenido también la forma no clásica de
nominativo-acusativo melle, que aparece dos veces en el tratado (32v). En
cambio, en los casos en los que se documentan formas de una misma palabra
tanto en correspondencia con las grafías clásicas como con otras no clásicas,
me he inclinado por unificar el texto en favor de las primeras, consignando,
en todo caso, en el aparato crítico la forma efectivamente empleada. Así, aun-
que en el texto aparecen varias formas del verbo sumo con una geminada no
etimológica (summuntur, 32r; summenda, 32r; summat, 33r), hemos optado por
regularizar estas formas a la manera clásica (sumuntur, sumenda, sumat), toda
vez que se encuentran también formas sin la geminada (sumantur, 31v; praesu-
mantur, 31v). De este modo, aparecerá en el cuerpo del texto, por ejemplo, la
forma clásica sumat, en lugar de la aberrante summat, y se remitirá al lector a
una nota en el aparato crítico, en el que podrá leerse:
sumat scr.: summat Ms.
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[355, 31r]
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[355, 31r]
Puesto que la buena salud del cuerpo entra dentro de los asuntos que ata-
ñen al interés divino (pues nadie que esté enfermo puede saber o comprender
nada de lo que conocemos sobre nuestro creador), conviene que el hombre evite
lo que es pernicioso para su cuerpo y desee adquirir y procurarse en cambio lo
que resulte saludable57. Que nadie tome alimento a no ser cuando tenga ham-
bre, ni beba agua salvo que tenga sed, y ello entre comidas. Y que no se demore
en expulsar las excreciones naturales ni siquiera durante un breve tiempo, sino
que, cada vez que sea necesario descargar o el vientre o la vejiga, que lo haga lo
antes que pueda. Y que nunca se sacie de comer58, sino que deje hasta una ter-
cera parte de alimentos antes de saciarse59. De agua durante las comidas, poco, y
que lo beba mezclado con vino60. Aunque, cuando el alimento comience a asen-
tarse, que beba cuanto sea necesario, pero absténgase de beber sucesivamente.
Una vez que el alimento esté ya guisado, que no coma antes de examinarse
concienzudamente, por si conviene evacuar algo. Que dé un paseo antes de
comer para calentar progresivamente el cuerpo, o que haga algún otro tipo de
ejercicio que lo canse un poco61. Sigamos, en fin, el siguiente consejo en general:
que se ejercite el cuerpo progresivamente hasta cansarlo y que entre en calor, e
inmediatamente, una vez recuperado el aliento después de un breve descanso,
que se tome el alimento; con todo, lo mejor sería lavar el cuerpo fatigado con
agua caliente, y luego, después de intercalar una pequeña demora, alimen-
tarse. Conviene siempre, sin embargo, después de haber tomado alimento, o
permanecer sentado o recostarse sobre el costado izquierdo62, pero no caminar,
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non autem deambulare nec vehi nec fatigari nec alias corpus quassare nec
agitare a, / [355, 31v] donec cibus insiderit; quicumque enim post cibum
deambulat aut exercetur, sibi et graues et difficiles morbos parat.
Dies et nox 24 horas continet: satis homini est tertiam partem somno
impendere, id est horas octo, ita tamen vt ex quo dormire incipit ad solis
vsque ortum octo fluant horae et ante solis ascensum e lecto surgat. Nec vero
aut pronus aut supinus dormiat, sed in latus recumbens, initio in sinistrum,
deinde vero in dextrum. Nec statim a pastub dormiat, sed post tertiam aut
quartam a cibo horam; interdiu vero somnus vitandus.
Ea quae aluum soluunt, vt vuae, ficus, mora, nuces, melopepones et
cucumerum et cucurbitarum genera, initio cenae sumenda, nec cum aliis
miscenda epulis, sed paululum expectabit, donec a superiori ventriculi loco
descendant; hic vero reliquum cibum sumat. Quae vero aluum difficilius
efficiunt, vt mala granata, persica, poma, crustula, a cibo, eaque parce,
sumantur. Quando autem alicui placuerit auium et quadripedum carnibus
simul vesci, prius auium carnibus vescendum; si autem ouis et auibus, oua
anteponenda; si autem carnibus quadrupedum maioris et minoris, minoris
praesumantur; denique semper a tenuioribus inchoandum. Aestiuo tempore
frigidioribus cibis et aceto rarisque condimentis vtendum; per hyemem vero,
calidioribus cibis et condimentis / [356, 32r] indulgendum, et si libuerit
sinapi aut raphani non nihil adhibeat, eademque ratio habeatur loci frigidi
aut calidi quae temporis.
Ex iis quae in cibum sumunturc, quaedam vsu deterrima sunt, vt pisces
nimium grandes atque a longo tempore saliti et caesus antiquior et fungi
a Semper tamen oportet post cibum asumptum aut sedere aut supra sinistrum latus
recumbere. Avic. et eius asseclae contrarium consulentes toto errant coelo, decubitus in
sinistrum latus statim a (prandio del.) cibo assumpto ventriculi actioni congruit maxime,
ut situs et eius figura ostendunt. et negat uehementer laborare donec cibus insiderit. nescio
tamen an in praecepto de potu hoc tempus insinuare voluerit in annexo.
b post ut vid. corr. : pastu mg. elucidandi gratia scripsit.
c sumuntur scr. : summuntur Ms
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el queso demasiado viejo, los hongos y setas, y las carnes saladas hace mucho
tiempo y secas, y los condimentos o salsas cuyo olor ya se haya desvanecido,
y todo lo que tiene mal olor ha de considerarse tan nocivo como si fuera
veneno. Otros, en cambio, se consideran menos dañinos que estos, y su uso
no se prohíbe, con tal de que sea espaciado, de modo que no se convierta en
un hábito alimenticio: los peces demasiado grandes, el queso, la leche veinti-
cuatro horas después de haber sido ordeñada, la carne de un animal vacuno
demasiado viejo, la de carnero, taisina66, las habas, las lentejas, y los frutos de
Chipre o alcaparras, el pan de cebada y el ácimo, las algarrobas, el puerro, las
cebollas, los ajos, la mostaza, el rábano, de todo lo cual no conviene comer
nada o muy poco, y ello en invierno; en verano, en cambio, nada en absoluto.
La mostaza y las lentejas no deben tomarse ni en invierno ni en verano, pero
nada impide que se coma un poco de calabaza en verano.
En cambio otros alimentos son menos malos que los que ya hemos
mencionado, como las aves acuáticas, los pichones de pocos días, los dátiles,
el pan con aceite, frito o migado67, y el candeal, pero su uso frecuente es des-
aconsejable. Quien es sensato y capaz de controlar su apetito, por muchas ase-
chanzas que le tienda su gusto, en ningún modo, sin embargo, / [356, 32v] se
dejará arrastrar por él, y no hará uso de este tipo de alimentos, salvo cuando
lo exija su empleo medicinal, y de esta persona, en verdad, habrá que decir
que tiene fuerza de voluntad. En lo que se refiere a los frutos de los árboles,
conviene siempre moderarse, aunque se trate de frutos desecados; pues de
los ácidos no es necesario decir nada, dado que antes de que maduren no son
menos dañinos que una espada; de las algarrobas, en todo caso, hay que abs-
tenerse siempre. Todos los frutos ácidos son nocivos y no deben añadirse a las
comidas sino muy parcamente, y ello en verano y en lugares bastante cálidos.
61
de tuenda valetudine
Probatissimi omnium fructus, ficus, vuae et agmidala, tum recentes, tum aridi
aut passi, ex quibus quantumlibet comederea licet, modo non assidue. Melle
et vinum pueris noxia, senibus vero salubria, hyberno praecipue tempore.
Confert homini calore incipiente tribus aut quatuor primis diebus eisdem vti
cibis quibus hyemem absoluit.
Primam et perpetuam curam lubrici ventris facileque exonerabilis
esse oportet, vnde commune morborum periculum et initium multorum
ex alui duritie et difficultate esse apud medicos constat, cui malo hoc pacto
occurrimus et medemur. Quisquis alui difficultate laborauerit, si iuuenis est,
vrticas oleo cum sale et muria mixto iniectas absque pane mane comedito
aut betae aut brasicae decoctum cum muria et sale bibito. Qui vero senex
fuerit, melle calida dilutum mane bibat et quatuor post horas prandeat; quod
quidem vno aut altero aut tribus, si sit opus, diebus repetendum erit, quoad
aluus recte ac leniter habeat.
Commune etiam aliud ad sanitatem corporis praeceptum a sapientibus
traditum non satiari cibis et labori sese impigrum praebere aluumque mollem
conseruareb; hoc enim pacto morbis maxime cauetur, viresque firmantur;
quin et ad minus probatum victum et ad omnia quae noxia videntur tutior
haec ratio et cura est. Contra vero otium et alui moratio aut difficultas
etiam optima quaeque victus et caeterorum omnium corrumpunt et medicis
obseruationibus obstant, viresque etiam / [357, 33r] robustissimas eneruant
ac debilitant.
Praeterea di‹f›ficiles cibi corpori pro veneno sunt variosque afferunt
morbos. Maxima morborum pars quibus homines vexantur a ciborum vel
vitio vel multitudine etiam bonorum proficiscitur; id quod sapiens indicat
Salomon, qui suum os suamque linguam custodit, animae suae difficultatibus
prospicit, ac si diceret: custodiens os suum a mali vel nimii cibi vsu, linguam
suam ab importuno et superuacaneo sermonec.
De balnei ratione balneum septimo quoque die petendum, non tamen a
prandio aut caena, sed nec prorsus inani ac sicco ventre, sed digestione iam
incipiente. Totum vero corpus calida, non tamen feruenti, lauandum, caput
autem impense calidiore; deinde corpus tepida abluatur, tum etiam subtepida,
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de tuenda valetudine
Los frutos más recomendables de todos son los higos, las uvas y las almen-
dras, bien frescas, bien secas o pasas, de lo cual puede uno comer cuanto
quiera, con tal de que no sea continuamente. La miel y el vino son dañinos
para los niños, pero saludables para los viejos, sobre todo en invierno. Es cosa
buena, cuando empieza ya el calor, durante los tres o cuatro primeros días,
comer el mismo tipo de alimentos de que se sirvió uno durante el invierno.
Conviene procurar en primer lugar y siempre que el vientre se suelte y
alivie con facilidad, de donde consta a los médicos que se origina un peligro
general de que se inicien muchas enfermedades como consecuencia del endu-
recimiento del vientre y la dificultad para evacuarlo, mal al que podemos salir
al paso y curar del siguiente modo. Quien sufra de dificultad para aliviar su
vientre, si es joven, que coma por la mañana ortigas echadas en aceite mez-
clado con sal y salmuera, sin acompañarse de pan, o que beba una cocción de
acelga o col con salmuera y sal; quien sea, en cambio, viejo, que beba por la
mañana miel diluida en agua caliente y coma cuatro horas después; lo cual
habrá de repetirse uno, o dos, o tres días, si es necesario, hasta que el vientre
adquiera un ritmo regular y suave.
Otro precepto común transmitido por los sabios para la salud del cuerpo
es no saciarse, mostrarse dispuesto para el trabajo y mantener el vientre
blando; de esta manera, en efecto, se evitan en gran medida las enfermeda-
des y se reafirman las fuerzas; es más, incluso para la alimentación menos
recomendable y para todo aquello que parece nocivo esta regla y este proce-
dimiento son bastante seguros. Por el contrario el ocio y el retrasarse o la difi-
cultad en la evacuación del vientre corrompen incluso lo mejor de la alimenta-
ción y de todo lo demás, constituyen un obstáculo para los diagnósticos de los
médicos / [357, 33r] y enervan y debilitan incluso las fuerzas más vigorosas.
Además, los alimentos difíciles de digerir son como veneno para el
cuerpo, y ocasionan diversas enfermedades. La mayor parte de las enfer-
medades que aquejan a los hombres se origina o por la mala calidad de los
alimentos o por su exceso, aun cuando se trate de alimentos buenos, cosa que
hace notar el sabio Salomón: «Quien custodia su boca y su lengua, mira por las
dificultades de su alma», como si dijera quien custodia su boca del uso de ali-
mentos malos o en exceso, y su lengua de una charla inoportuna y superflua.
En lo que se refiere a los baños, hay que bañarse cada semana, pero no
después del almuerzo o la cena, ni tampoco con el vientre vacío y seco, sino
con la digestión ya empezada68. Debe lavarse todo el cuerpo con agua caliente,
pero no hirviendo, y la cabeza, en cambio, con agua mucho más caliente;
luego ha de lavarse el cuerpo con agua tibia, después, un poco más fría,
63
de tuenda valetudine
porro demum a frigida; caput autemb nullo pacto vel tepida vel frigida
tentandum. Per hyemem vero frigida lauantibus non vtendum. Lotio vero
ante sudorem non inchoanda. Exiccato vero corpore in balneo non diutius
morandumc, sedd sudore exiccato lotoque corpore quam primum egrediatur.
Nec balneum quisquam nisi prius aluo vesicaque expeditis subeat; id quod
semper curandum fuerit ante et post caenam, ante et post concubitum, ante
et post laborem et la‹s›situdinem, ante et post somnum, iuxta istorum decem
temporum rationem. E balneo autem egressus et vestitus caput quoque velato.
In exteriore domus balnei parte maneat, ne frigidiore laedatur vento, id quod
aestate etiam cauendum, et e balneo egressus vsque ad facilem respirationem
membrorumque quietem et caloris temperamentum conquiescat; deinde
cibum sumate. Quam primum autem egresso a balneis somnus vel breuis
commodissimus fuerit; eodem vero tempore frigidae potus valde inutilis, in
ipso vero balneo inutilissimus. Si vero e balneo egressus sitim / [357, 33v]
perferre nequeat, aquam vino aut melle bibito commixtam. Per hyemem
autem lotum corpus oleo vtilissime inungitur.
Sanguinis mittendi omnino fugienda consuetudo est, nec sine certa
et vrgenti causa venae sectio laudatur; quae neque per hyemem neque per
aestum adhibenda, sed vere et autumno ineuntibus, idque parcius. Quinqua-
gessimo vero aetatis peracto anno a sanguinis missione omnino abstinendum.
Quo vero die venam secueris, nec balneum adito, nec viam facito, neque
eodem die quo viam peregeris sanguinem mittito. Ipso sectionis die potu et
cibo solito parcius vtitor, quantumque fieri potest animo et corpore cessato.
Semen genitale corporis virtus et vita et oculorum lumen est; quae
omnia concubitu nimio deteruntur et pereunt, id quod a Salomone sapienter
significatum est: Ne des mulieribus robur tuumf. Immodicos igitur concubitus
haec comitanturg: senectus cita, virium defectus, oculorum hebetudo et
caligo, grauis halitus, teterrimus ex alis odor, capillorum defluxio, nimia
pilorum supercilii, barbae et axillarum prolixitas, dentium commotio et
cassus doloresque praeterea permulti ac varii. Communis sapientum
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de tuenda valetudine
y por fin fría; la cabeza, en cambio, no debe de ningún modo lavarse ni con
agua tibia, ni con agua fría. Durante el invierno, con todo, no debe usarse agua
fría para lavarse. El lavado no debe emprenderse antes de sudar. Una vez que
se haya secado el cuerpo no debe quedarse uno más tiempo en el baño, sino
que es conveniente salir de él lo antes posible una vez secado el sudor y lavado
el cuerpo. Y que nadie entre en el baño sin haber vaciado antes el vientre o la
vejiga, cosa que habría siempre que procurar antes y después de la comida,
antes y después de acostarse69, antes y después del esfuerzo y el cansancio,
antes y después del sueño, ajustándose a estos diez momentos del día. Una
vez que haya salido uno del baño y se haya vestido, que se cubra también la
cabeza. Se debe permanecer en la parte exterior de la casa de baños de modo
que no se vea uno dañado por los vientos en exceso fríos, cosa de la que hay
que precaverse incluso en verano, y una vez salido del baño, debe descansarse
hasta que se recupere la respiración regular, la relajación de los miembros y la
temperatura normal; luego puede uno comer. Recién salido del baño, resulta
muy beneficioso echar una cabezadita, aunque sea breve; en cambio es muy
poco conveniente en ese momento beber agua fría, y sumamente perjudicial
en el propio baño. Si, con todo, al salir del baño / [357, 33v] no puede uno
soportar la sed, puede beberse agua mezclada con vino o miel. Durante el
invierno, por otra parte, es muy bueno ungirse el cuerpo una vez lavado con
aceite.
La costumbre de sangrarse ha de ser del todo evitada, y no puede apro-
barse el corte en la vena sin una causa evidente y urgente. No debe aplicarse
ni durante el invierno ni durante el verano, sino al comenzar la primavera o el
otoño, y ello parcamente. Cuando se haya pasado ya de los cincuenta hay que
abstenerse por completo de las sangrías. En todo caso, el día en que te abras
la vena, ni te bañes, ni viajes, ni te sangres el mismo día en que hayas llegado
de un viaje. En el propio día de la sangría come y bebe menos de lo acostum-
brado, y mantente tranquilo de ánimo y cuerpo lo más que te sea posible.
El semen genital es la fuerza y la vida del cuerpo, y la luz de los ojos,
todo lo cual se desgasta y perece por el abuso de las relaciones sexuales,
cosa que señaló Salomón sabiamente: «No des tu vigor a las mujeres».
Al coito inmoderado lo acompaña lo siguiente: la rápida vejez, la men-
gua de la fuerza, entorpecimiento y neblina en los ojos, aliento fuerte,
terrible olor de las axilas, caída del cabello, excesiva pilosidad en las
cejas, la barba y las axilas, los dientes que se mueven y acaban cayendo, y,
además, muchísimos dolores, y muy variados. Es opinión común de los
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de hebraeorum coro expensa
qvaedam et examinata
Estudio introductorio, edición y traducción
por Raúl Manchón Gómez
ESTUDIO INTRODUCTORIO
73
de hebraeorum coro expensa qvaedam et examinata
Budé con su célebre tratado De asse et partibus eius (1514). Mención especial
merece el jesuita Juan de Mariana (1535-1624), contemporáneo de nuestro
autor, dado que en uno de los capítulos de su De ponderibus et mensuris (1599)
también presta detenida atención a la misma medida hebrea de la que se
ocupa Pedro de Valencia, con argumentos muy similares y con las mismas
fuentes que menciona nuestro autor, sin obviar las dificultades que plantea
el análisis de tales fuentes para determinar el peso exacto del «coro». Dice al
respecto Juan de Mariana: «Auctores discrepant in re hac maxime, neque facile pro-
nuncies quae sit praeferenda sententia» 3.
En el caso del texto de Pedro de Valencia no estamos propiamente ante
un tratado como el de Juan de Mariana, cuya autoridad en la materia es de
sobra conocida, sino más bien ante unas breves «consideraciones y apreciacio-
nes», como se indica expresamente en el título del texto, consideraciones en
las que nuestro autor, como buen exégeta bíblico, incluye, casi de rondón, una
interpretación muy personal del número de manjares que se distribuían en
la mesa del rey Salomón (3 Reyes, 22-23), quizá uno de los aspectos más inte-
resantes y originales del texto de Pedro de Valencia por sus atinadas deduc-
ciones. El autor hace además gala de un buen conocimiento de las medidas
vigentes en su época. Resulta, a nuestro juicio, llamativo que Pedro de Valen-
cia no mencione ni una sola vez las medidas españolas, sino las italianas a la
hora de establecer la equivalencia entre el «coro» hebreo y las medidas vigen-
tes en su época. De ellas se ofrece además al final del texto una especie de
tabla o relación con indicación del nombre correspondiente en lengua italiana
(moggio, tumulo, rotulo, barile, rubbio). Determinadas reflexiones del autor sobre
ciertas unidades de peso o capacidad quizá hubieran merecido un tratamiento
más detenido y un análisis más profundo para su cabal comprensión, dada la
complejidad del asunto tratado. Pedro de Valencia parece excusarse de ello al
concluir su texto con estas modestas palabras: «Dado que he ido escribiendo estas
cosas básicamente como yo las entiendo, que juzguen los eruditos lo que consideren
más apropiado».
El escrito de Pedro de Valencia, tal y como nos ha llegado, tiene muy
pocas tachaduras en el cuerpo del texto, que, por lo demás, son correcciones
de poca monta. Sólo una afecta al orden de palabras y las restantes, a alguna
palabra inicialmente mal transcrita, lo que revela que el texto no carece de
una última mano por parte de su autor. El latín empleado es muy correcto
74
de hebraeorum coro expensa qvaedam et examinata
75
edición
Y
TRADUCCIÓN
de hebraeorum coro expensa qvaedam et examinata
[153r]
a Epiph. de pond.; Hieron. In Ezechiel. cap 45; Euch. de pond. et mens.; Joseph. Antiq.
XV, cap. 12; Diod. Bibliot. 3, cap. 12: mg.
b clill del. p. c.
c Libr. XVIII, cap. 7 mg.
78
de hebraeorum coro expensa qvaedam et examinata
[153r]
79
de hebraeorum coro expensa qvaedam et examinata
a Reg. 4 mg. (= 3 Reg., 22-23: Erat autem cibus Salomonis per dies singulos triginta cori
similae, et sexaginta cori farinae, decem boves pingues, et viginti boves pascuales, et centum arietes,
excepta venatione cervorum, caprearum, atque bubalorum, et avium altilium).
b Antiq. VIII, cap. 2 mg.
c honeste del.
80
de hebraeorum coro expensa qvaedam et examinata
Creo que también pueden ayudar a esclarecer este asunto las provisiones
diarias del rey Salomón. Si comparamos la cantidad total de harina con la de
carne, podríamos deducir que en el reparto de alimentos de la población de
esa época (lo que ahora en nuestro país sabemos que se sigue haciendo en
las familias de los miembros de la nobleza) se distribuían diariamente a los
familiares dos libras de pan, cuando se servían, pero sólo una de carne. Por
lo tanto, dado que leemos que Salomón solía gastar cada día diez bueyes
cebados, o bien veinte de los alimentados en los pastos, y cien carneros, aparte
de toda clase de animales de caza y de aves cebadas, habrá que determinar
la suma total de libras de carne a partir del número de bueyes y carneros.
Yo creo que no me aparto mucho de lo que es verosímil si calculo en setenta
libras el peso de cada buey y en cien el de cada carnero y si estimo al menos en
la cuarta parte de la suma final toda la carne de caza y la de las aves cebadas.
De ese modo, aunque treinta bueyes sobrepasen la suma de veinte mil libras,
creo que poco más habría que añadir, puesto que con la adición de la porción
de cien carneros parece que podría acrecentarse de forma muy respetable
hasta treinta mil. Por último, si tenemos en cuenta la carne de la caza y la de
las aves, podría aumentarse completamente hasta un número de cuarenta mil
libras. Y si alguien –como atentamente advirtió Josefo– cree que también es
necesario tener en cuenta el número de peces (que debemos suponer que no
faltaron de ninguna manera en la mesa de Salomón, como corresponde sin
duda a la fastuosa riqueza de semejante rey y como es habitual entre quienes
son apreciados por sus gustos muy exquisitos, habida cuenta, además, de que
a este tipo de personas se las considera excepcionales), considerará sin dificul-
tad y acertadamente que a las referidas cuarenta mil libras deberían sumarse
al menos cinco mil libras de peces cada día. Sin embargo, yo creo que no hay
que tener en consideración ese número de libras para, por un lado, agasajar
con más honores a la familia y, por otro, para proveer incluso con mayor apa-
rato y suntuosidad la mesa del rey.
Por lo tanto, si mi hipótesis no va a parecer débil ni infundada, se
podrá averiguar fácilmente cuál es la medida de la harina comparándola
con la cantidad de carne, de manera que por cada libra de carne, es decir
por cada persona, se distribuya tanta cantidad de pan cuanta pueda ser
conveniente y satisfactoria –costumbre, como he dicho, propia de nuestra
época en la alimentación exquisita de las familias de miembros de la nobleza.
Por lo tanto, si establecemos que para un número de cuarenta mil personas
cuarenta mil libras es una cantidad diaria suficiente, esta cantidad requerirá
diariamente una suma de cien mil libras de pan. Si queremos que esa sea
nuestra ración habitual, es decir, dos libras de media fanega de pan por cada
libra de carne, debemos determinar que esa cantidad o incluso una mayor,
81
de hebraeorum coro expensa qvaedam et examinata
82
de hebraeorum coro expensa qvaedam et examinata
Me he visto obligado
Moyo: medida de Etruria. Moggius. Sólo para áridos a designar las propias
Tomolo: medida de Apulia. Tumulus. Sólo para áridos medidas con los nom-
bres nuevos que ahora
Rotulo: peso de Apulia. Rotulus. Para áridos y líquidos
usamos en italiano
Barile: medida de Roma. Barilis. Sólo para líquidos para no dificultar más
Rubbio: medida de Roma. Rubius. Sólo para áridos la comprensión de un
asunto tan difícil
83
Humanae rationis
PARALOGISMATWN
illustriora exempla
Estudio introductorio, edición y traducción
por Avelina Carrera de la Red
ESTUDIO INTRODUCTORIO
87
Humanae rationis PARALOGISMATWN illustriora exempla
ella las tinieblas que genera la ausencia de la luz divina. Los filósofos no han
conocido esta inspiración y a menudo han ignorado el faro del entendimiento,
lo cual los ha conducido a la oscuridad y en más de una ocasión al desvarío.
Para demostrarlo realiza en los Paralogismata un breve y electrizante
recorrido cronológico por la filosofía griega postsocrática, aquella que atiende
a la lógica y a la ética. Fiel a su voluntad humanista de dejar hablar a los
clásicos, apenas discute su crítica; reune argumentos que él considera dispa-
ratados, relacionados en su mayoría con cuestiones morales, y los presenta
en sus propias fuentes y en su propia lengua. Una de las mayores riquezas
de este opúsculo son los numerosos textos griegos que ofrece. Copia de pri-
mera mano a Homero, Platón, Sófocles, Calímaco y Plutarco. Para Epicuro, el
más representado, se sirve de la transmisión de Cicerón, Plutarco, Diógenes
Laercio y Sexto Empírico. Los mismos autores son la principal fuente de los
fragmentos de Metrodoro, Aristipo, Teodoro y Crisipo. De Aristóteles curio-
samente no ofrece ningún texto; resume algunas ideas que extrae de Diógenes
Laercio y de Ático, éste tomado, a su vez, de la Preparación Evangélica de Euse-
bio de Cesarea.
En la nómina de los amonestados figuran los primeros espadas de la
filosofía helénica. Nadie se libra de la reconvención del autor, pues diríase que
todos los filósofos griegos cayeron en algún momento en las tinieblas de la sin-
razón. No obstante, Valencia demuestra una mayor o menor cercanía hacia los
filósofos que reseña. Deja ver, por ejemplo, su proximidad a Platón, los estoicos
y los académicos; manifiesta cierta distancia respecto a Aristóteles y abomina
abiertamente de Aristipo, Teodoro, Epicuro y sus respectivas escuelas.
Cuando habla de Platón, subraya que las ideas que merecen figurar en
su trabajo deben de ser fruto de una especie de enajenación mental transitoria;
sólo así se explica –dice– que ensucie algunos de sus insignes Diálogos con la
defensa de la palingenesia, la transmigración de las almas, la pederastia, la
participación de las mujeres en el gobierno, la comunidad de mujeres e hijos
en la república, el incesto o la idolatría. A Platón parece aplicarle el horaciano
Quandoque bonus dormitat Homerus, pues viene a decir que hasta los mejores
sufren de vez en cuando ‘el sueño de la razón’. En relación con los estoicos, se
identifica con el ideal de vida de acuerdo con la naturaleza y con la búsqueda
de la virtud que dicta la ley de la razón; sin embargo, reprueba vivamente
que Zenón y Crisipo consideren razonables cosas como el suicidio del sabio, la
comunidad de mujeres e hijos, el incesto y la antropofagia; lamenta, además,
que acaben con la posibilidad de llegar a ser mejores personas, al no reconocer
una gradación natural en el mal, en el pecado o en la ignorancia. La reseña
de los planteamientos centrales de escépticos, académicos y pirrónicos ocupa
un breve espacio ya al final del opúsculo. De los escépticos subraya que al
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3 Academica sive de iudicio erga verum ex ipsis primis fontibus, Amberes, Oficina Plan-
tiniana, Juan Moreto, 1596. La edición crítica y la traducción de esta obra, a cargo de Juan
Francisco Domínguez Domínguez, configuran el Volumen III de esta Colección (Universi-
dad de León, 2006). Los Academica fueron la única obra que Pedro de Valencia publicó en
vida.
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4 Academica, p. 171.
5 Debió de seguir la versión latina de Hypotyposes Pyrrhoniarum de Henri Estienne
(1531-1598) y de Adversus Mathematicos realizada por el helenista Gentian Hervet (1499-
1584), aparecidas en París en 1569, a cargo de Martin le Jeune.
6 Academica, p. 443.
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hágase necio para ser sabio. Pues la verdadera sabiduría la oculta Dios a
los amantes de la falsa sabiduría y la revela, en cambio, a los pequeñuelos7.
7 Academica, p. 445.
8 Manuscrito de los siglos XVI y XVII, de 200 ff., de 320 x 215 mm. En él se incluyen
diversas obras de Pedro de Valencia, algunas editadas ya en esta Colección (es el caso de
las traducciones al latín de autores griegos, ofrecidas en el Volumen X). Los Paralogismata
ocupan los folios 188v-190v. El deterioro y mutilación de los folios 188 y 189v los hacen
prácticamente ilegibles.
9 El Manuscrito, escrito con letra del siglo XVII, contiene algunas cartas y opúscu-
los de Pedro de Valencia. Son 82 hojas, numeradas de la 227 a la 308. Agradezco a Beatriz
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Criterios de traducción
algún caso incorrecta, como possuerat. Estas grafías, particulares del Manuscrito, no las he
recogido en la edición por no considerarlas relevantes para la misma.
12 Agradezco al profesor Ángel Ruiz Pérez las correcciones y sugerencias que me ha
hecho en la edición del texto griego.
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edición
Y
TRADUCCIÓN
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[300v]
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[300v]
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Simonidem, kala; oi|sin aijscra; mh; mevmiktai iudicemus [Id est: Honesta quibus
turpia non commiscentur, citat Plato in Protagora. Et subiungit non hoc esse ac si
diceret alba se iudicare quibus nigra non sint admixta, sed quod mediocriter
dicta non reprehendit]a.
Turpissimorum tantum paralogismavtwn exempla quaedam, quae sibi
diffidere et captivare intellectum in obsequium Christi homines admoneant,
colligemus, tragicam imprecationem minime veriti quae ait: [Oloio qnhtw'n
ejklevgwn ta;" sumfora;" [Id est: Pereas qui calamitates hominum colligis. Tragi
cuiuspiam apud Plutarchum]b.
Igitur coryphaeus seu, quo eum nomine vocat Cicero c , deus
philosophorum Plato, pulcherrima dogmata creditus ex hebraeis furatus,
illustrem De animae immortalitate disputationem turpissimo paliggenesiva"
mendacio aegyptiorum sterquiliniis petito conspurcat. Nam necessarium
esse putat ut animae in diversa corpora transmigrent; alioquin cito in
mortuos omnia / [301v] insumenda, nisi ex mortuis viventes fiant sicut
ex dormientibus vigilantes [In Phaedone sive De immortalitate animi]d. Item
pulcherrimam De Rep(ublica) ceu De Iusto disputationem crasso naevo foedat.
Credas hominem repente morbo correptum delirare, qui, dum quid iustum
in animis hominum, quid in reipublicae gubernatione sit, docte explicat, in
eo etiam versari affirmat rectum politicae koinoniva" modum, ut mulieribus
cum viris omnia civilis gubernationis, officia communia sint; ut mulieres
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Simónides, pensamos que kala; oi|sin aijscra; mh; mevmiktai [Esto es: Lo noble y lo
indigno no deben mezclarse. Es una cita de Platón en Protágoras. Añade también
que no es como decir que el blanco es aquello que no está mezclado con el
negro; pero él no critica lo que está expresado sólo a medias].
Vamos, por tanto, a reunir únicamente algunos ejemplos de paralogis-
mos, seleccionados entre los más detestables, con el fin de que los hombres
aprendan en ellos a desconfiar de sí mismos15 y a mantener su entendimiento
cautivo en la obediencia de Cristo16, sin sentir ningún temor ante esta trágica
imprecación: [Oloio qnhtw'n ejklevgwn ta;" sumfora;" [Esto es: Perezcas tú, que te
dedicas a reunir las desgracias de los mortales. Frase tomada de un tal Trago, en
una obra de Plutarco].
Digamos, pues, que Platón (corifeo o, como lo llama Cicerón, dios de los
filósofos) ensucia su insigne tratado Sobre la inmortalidad del alma trayéndose
de los estercoleros egipcios la obscena mentira de la palingenesia, al tiempo
que conscientemente toma de los hebreos dogmas limpios como la patena [En
Fedón o Sobre la inmortalidad del alma]. Considera que ha de darse necesaria-
mente la transmigración de las almas de unos cuerpos a otros, porque, de lo
contrario, en muy poco tiempo no quedaría absolutamente nada / [301v] de
los muertos, a no ser que los vivos nazcan de los muertos, igual que los que
están despiertos lo hacen de entre los dormidos. El mismo Platón envilece con
una oscura mancha su magnífica disertación Sobre la República o Sobre lo justo.
Se creería que se ha apoderado de él una enfermedad repentina y ha empe-
zado a delirar17 cuando, en el transcurso de su sabia explicación sobre qué hay
de justo en las almas de los hombres y en el gobierno de la república, afirma
que la recta práctica de la comunidad política consiste en que mujeres y hom-
bres compartan las funciones de la gobernación civil; es decir, que las mujeres,
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18 Ideas ridet. La misma expresión aparece en una de las epístolas escritas por Philip-
pus Melanchthon (con el pseudónimo Didymus Faventinus) en defensa de Lutero. Compa-
rando los teólogos que se afanan en dominar los sofismas filosóficos con aquellos que con-
sideran a Cristo su única guía y el horizonte último de su conocimiento, señala: …cum hic
essentiam divinam re ipsa a relationibus, ille ratione distinguit; cum hic aliquot realitatum myriadas
in eo numerat, ille realitates inter Platonicas Ideas ridet (Philippi Melanthonis Opera quae supersunt
omnia: Epistolarum Libri II. Edidit Carolus Gottlieb Bretschneider, Halis Saxonum, 1834,
Vol.I, p.305). Son muchas las resonancias que hay en el texto de Valencia de esta carta de
Melanchthon (las frases de San Pablo y de Gregorio IX; referencias constantes a la insania,
stultitia y vagabunda ratio de algunos eruditos, etc.). ¿Se trata de una simpe coincidencia?
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19 Aristipo «el Viejo» nació en Cirene, a finales del siglo V a.C. Alumno de Sócrates,
adaptó el mensaje socrático a sus acomodadas costumbres de vida. Fue el primero en con-
siderar las sensaciones como base del conocimiento y en situar el bien supremo en el pla-
cer. Sus trabajos se han perdido; su principal fuente de transmisión es Diógenes Laercio.
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bonum»]a. Et 2. Polu; mevntoi tw'n yucikw'n ta;" swmatika;" hJdona;" ajmeivnou" ei\\nai,
kai; ta;" ojclhvsei" ceivrou" ta;" swmatikav" [2. Id est : Multo autem animi voluptati-
bus corporis voluptates esse praestantiores et perturbationes deteriores]b. Et 3. Mhdevn
ei\nai fuvsei divkaion h] kalo;n h] aijscrovn, ajlla; novmw/ kai; e[qei [3. Id est: Nihil est
natura iustum aut honestum aut turpe, sed lege et consuetudine,]c. Reliquas omnes,
quas ibi refert Laertius, cyrenaicorum et, qui ex eorum grege sunt, hegesia-
corum et annicereorum sententias reprehendere possis. Nam quid sensibus,
quibus veritatis iudicia committunt, iudicarint, nec tamen sensu omnia per-
cipi posse aiunt, sed solum ta; pavqh [Ex Plutarcho Pro;" Kwlwvthnd, et Laertio in
Aristippo]e; reliqua imperceptibilia utpote extra sensum! Ut quum percutiare,
id / [303v] quidem te percipere quod percutiare, noctu autem an interdiu,
ferro vel fuste, in caelo vel in terra id fiat percipi non posse, similiter et quum
voluptate afficiare id ipsumf tantum te percipere.
Ex eodem etiam Aristippi grege theodorei a Theodoro quodam, qui,
quoniam omnes de diis opiniones sustulit, «Atheus» est cognominatus. Huius
turpissima dogmata refert in eodem Aristippo Laertius. Inter quae et haec:
4. Klevyein te to;n sofo;n kai; moiceuvsein kai; iJerosulhvsein ejn kairw/:̃ mhde;n ga;r
ei\nai touvtwn aijscro;n fuvsei, th'" ejp j aujtoi'" dovxh" aijromevnh" h} suvgkeitai
e{neka th'" tw'n ajfrovnwn sunoch'". fanerw'" de toi'" ejrwmevnoi" a[neu pavsh"
uJforavsew" crhvsesqai to;n sofo;n. Dio; kai; toiouvtou" lovgou" hjrwvta: «a\ra; ge gunh;
grammatikh; crhvsimo" a]n ei[h par j o{son grammatikhv ejsti;» «naiv.» «kai; pai'" kai;
neanivsko" crhvsimo" a]n ei[h par j o{son grammatikov" ejsti;» «naiv.» «oujkou'n kai;
gunh; kalh; crhsivmhg a]n ei[h par j o{son kalhv ejsti, kai; pai'" kai; neanivsko" kalo;"
crhvsimo" a]n ei[h par j o{son kalov" ejsti;» «naiv.» «kai; pai'" a[ra kai; neanivsko"
kalo;" pro;" tou'to a]n ei[h crhvsimo" pro;" o} kalov" ejsti;» «naiv.» «ejsti; de crhvsimo"
pro;" to; plhsiavzein.» w|n didomevnwnh ejph'gen. «oujkou'n/[304r]ei[ ti" plhsiasmw'/
crw'/toi par jo{son crhvsimov" ejstin, ouj diamartavnei. oujde; eij a[ra kavllei crhvsaito
par jo{son crhvsimovn ejsti, diamarthvsetai.» Toiau'ta a[tta dierwtw'n i[scue tw/'
lovgw/ [4. Id est: Furto quoq(ue) et adulterio et sacrilegio, quum tempestivum erit,
daturumj operam sapientem. Nihil enim horum natura turpe esse si auferatur quae de
a mg.: D. L. II 88.
b mg.: D. L. II 90.
c mg.: D. L. II 93.
d Kolwvthn corr.
e mg.: Plu., Col. 40-45; D. L.II 92.
f ipsum H : ipsud N
g crhvsimo" corr.
h didwmevnwn corr.
i crw'tw corr.
j daturum N : daturam H
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dice Hipoboto en su libro ‘Sobre las sectas’, «aunque la acción sea reprobable, sin
embargo, el placer ha de ser elegido por sí mismo, como un bien». 2. Los placeres del
cuerpo están por encima de los del alma, y provocan menos daño que éstos. 3. Nada es
justo, honesto o vergonzoso por naturaleza, sino por la ley y la costumbre]. También
podrían censurarse el resto de juicios recogidos allí por Laercio, tanto de los
cirenaicos como de su escuela, es decir, de los hegesiacos y los anicereos. ¡Pues
qué clase de jueces serían los sentidos, encargados de sentenciar acerca de la
verdad, cuando se dice que la experiencia es lo único que se puede percibir a
través de ellos y que todo lo demás es imperceptible en tanto que está situado
fuera de las sensaciones! [De Plutarco en Contra Colotes, y de Laercio en Aris-
tipo]. Así como cuando eres golpeado / [303v] te das cuenta de que recibes un
golpe pero no acabas de entender si sucede de noche o de día, con un hierro
o con una fusta, en el aire o en el suelo, lo mismo ocurre con la sensación del
placer, solamente alcanzas a percibir la sensación en sí misma.
A la escuela de Aristipo pertenecen también los teodoreos, seguidores
de un tal Teodoro, a quien se conoce como «el Ateo» por haber suprimido
todas las doctrinas sobre los dioses20. Laercio, en la Vida de Aristipo, recoge
sus principios más infames. Entre ellos se encuentran los siguientes: 4. Klevyein
te to;n sofo;n kai; moiceuvsein kai; iJerosulhvsein ejn kairw':/ mhde;n ga;r ei\nai touvtwn
aijscro;n fuvsei, th'" ejp j a ujtoi'" dovxh" aijromevnh" h} suvgkeitai e{neka th'" tw'n ajfrov-
nwn sunoch'". fanerw'" de toi'" ejrwmevnoi" a[nv eu pavsh" uJforavsew" crhvsesqai to;n
sofo;n. Dio; kai; toiouvtou" lovgou" hjrwvta: «a\ra; ge gunh; grammatikh; crhvsimo" a]n
ei[h par j o{son grammatikhv ejsti;» «naiv.» «kai; pai'" kai; neanivsko" crhvsimo" a]n ei[h
par j o{son grammatikov" ejsti;» «naiv.» «oujkou'n kai; gunh; kalh; crhsivmh a]n ei[h par j
o{son kalhv ejsti, kai; pai'" kai; neanivsko" kalo;" crhvsimo" a]n ei[h par j o{son kalov"
ejsti;» «naiv.» «kai; pai'" a[ra kai; neanivsko" kalo;" pro;" tou'to a]n ei[h crhvsimo"
pro;" o} kalov" ejsti;» «naiv.» «ejsti; de crhvsimo" pro;" to; plhsiavzein.» w|n didomevnwn
ejph'gen. «oujkou'n /[304r]ei[ ti" plhsiasmw'/ crw't / o par oj s
{ on crhvsimov" ejstin, ouj
diamartavnei. oujde; eij a[ra kavllei crhvsaito par oj s { on crhvsimovn ejsti, diamarthv-
setai.» Toiau'ta a[tta dierwtw'n i[scue tw/' lovgw/ [4. Esto es: El sabio puede cometer
hurto, adulterio y, si se tercia, sacrilegio. Ninguna de estas cosas son detestables por
20 Pedro de Valencia se fija en las tres corrientes en que se dividieron a lo largo del
siglo IV a.C. los llamados «segundos cirenaicos»: hegesiacos, encabezados por Hegesias «el
persuasor de muerte»; los anicereos, seguidores de Aníceris, y los teodoreos, la escuela de
Teodoro «el Ateo». Hegesias consideró que el placer era el fin de la vida, pero lo declaró
inalcanzable, afirmando que todo resultaba indiferente. Aníceris trató de superar este
pesimismo existencial ensalzando junto al placer otros valores como la amistad, el amor a
la patria o la gratitud, igualmente portadores de felicidad. Teodoro, buscando una postura
intermedia, adoptó algunas ideas cínicas. Refutó con vehemencia las ideas sobre los dioses
propuestas por los filósofos griegos, lo que le valió el sobrenombre de «el Ateo».
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ipsis est opinio, quae conficta est ad continendos in officio insipientes. Publice autem
absq(ue) ulla suspicione cum ama(n)tiisa congressurum sapientem. Quapropter sic
interrogabat: «Nonne mulier grammatica utilis est quatenus gra(m)matica est? Et
puer et adolescens grammatici utiles fuerint quatenus gra(m)matici sunt? Igitur
et mulier pulchra utilis fuerit quatenus pulchra est; et puer et adolescens pulcher
utiles erunt quatenus pulchri sunt; et puer et adolescens pulchri utiles erunt ad id ad
quod pulchri sunt. Sed sunt utiles ad rem cum ipsis habendam». Quib(us) concessis,
subinferebat: «Ergo si quis concubitu utatur quatenus utilis est, non peccat; neq(ue)
si pulchritudine utatur quatenus utilis est, peccabit». Talia quaedam interrogans
probare videbatur vel convincebat, etcaetera]b.
De stoicis autem eorumque dogmatibus homericum illud possis
pronunciare: Favrmaka, polla; me;n ejsqla; memigmevna, polla; de; lugravc. Natura
convenienter vivere finem bonorum statuunt; id esse secundum virtutem ex
rationis norma, nam rationem se semper sequi affirmant et vitam cum ratione
aliis praeferre. Sed vide quantum a ratione naturaque ipsa discedant. Peccata
omnia aequalia esse dicunt, et omnes malos aeque malos, et omnes insipientes
aeque insipientes; adeo ut nec perditissimis tyrannis Socrates melior fuerit,
siquidem non fuit sapiens. Ita prokophvn tollunt [profectum in virtute]d. Esse
etiam secundum rationem ut, quum videbitur, sapiens sibi mortem inferat.
Sed quomodo eum, cui secundum ipsos nihil deest, tot bonis se privare
eu[logon putant? Placuit etiam ipsis, quod et Platoni, mulieres liberosque
communes esse oportere. Id enim dogma Zeno et Chrysippus, eius sectae
principes, posuerunt in libris De Rep(ublica), ut testature Laertius in Zenone,
qui et cynico Diogeni id placuisse dicitf./ [304v] Placent etiam ipsis alia multa,
quibus non assentiare, sed illa turpissima. In libro De Rep(ublica) et in libro
Peri; tw'n mh; di jeJauta; aiJretw'n Chrysippus affirmat nihil prohibere quin cum
matre aut filia vel etiam filio quis rem habeat [Ex Laertio in Chrysippo, et Sexto
philosopho Adversus Mathematicos Libro 11g]h. Sed et ipse stoicae sectae author
Zeno in Diatribis [Libri nomen N]i, ut Sextus testatur, rationi consonum putavit
cum filiis, sive masculis sive foeminis, rem habere [Ex Sexto eodem Libro 11j]k.
a amantiis N : amatiis H
b mg. : D. L. II 99-100.
c Hom., Od. IV 230.
d mg.
e testatur N : testater H
f D. L. VII 33.
g 10 corr.
h mg. : D. L. VII 188; S. E., M. XI 192.
i mg.
j 10 corr.
k mg. : S. E., M. XI 190.
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Humanae rationis PARALOGISMATWN illustriora exempla
naturaleza si acabamos con la opinión que se tiene de ellas y que ha sido fabricada a
fin de retener la lealtad de los ignorantes. El sabio podrá tener trato con sus amantes,
abiertamente. En consecuencia, hacía preguntas de este tenor: «¿No es cierto que una
mujer docta en gramática es útil en cuanto que es docta en gramática? ¿Y un niño y
un adolescente doctos en gramática serían útiles en cuanto que son doctos en gramá-
tica? Por tanto, también una mujer hermosa sería útil en cuanto que es hermosa. Y
el niño y el adolescente hermosos serán útiles en cuanto que son hermosos. Y el niño
y el adolescente hermosos serán útiles para aquello para lo que son hermosos. Pero
son útiles para lo que hay que tener con ellos». Hechas estas concesiones, sacaba la
siguiente conclusión: «Si uno hace uso del concubinato, no peca en cuanto que es útil;
ni tampoco pecará si se sirve de su belleza, en cuanto que es útil». Planteando tales
cuestiones, parecía demostrar, convencer, etc.].
En relación con los estoicos y sus teorías podría decirse aquello de
Homero: Hay muchos fármacos saludables y otros muchos perniciosos. Colocan
el bien supremo en saber vivir de acuerdo con la naturaleza. Esto significa
vivir siguiendo la virtud que dicta la ley de la razón, pues afirman que ésta
es siempre su guía y que anteponen a otras la vida que va unida a ella. Sin
embargo, fíjate cuánto se apartan de la razón y de la naturaleza misma. Dicen
que todos los pecados son iguales, que todos los malos son igual de malos y
que todos los ignorantes son igual de ignorantes; hasta el punto de que, según
ellos, Sócrates no habría sido mejor que los más pérfidos tiranos, por no haber
sido realmente sabio. Así acaban con la posibilidad de mejorar [mejorar en
la virtud]. Creen, también, que se ajusta a la razón el hecho de que un sabio
se infiera la muerte a sí mismo cuando le parezca bien. ¿Pero cómo pueden
pensar que es razonable que alguien a quien, según ellos, no le falta de nada
se prive de tantos bienes? También están de acuerdo en que conviene que las
mujeres y los hijos sean comunes (y en esto coinciden con Platón). Esta doc-
trina la asentaron los fundadores de la secta, Zenón y Crisipo, en sus libros
Sobre la República, tal como atestigua Laercio en Zenón, donde señala que tam-
bién el cínico Diógenes opinaba lo mismo. / [304v] Hay otras muchas cosas
(por cierto, más que escabrosas) en las que coinciden los estoicos y con las que
no se estaría de acuerdo. En sus libros Sobre la República y Sobre las cosas que no
son dignas de ser elegidas, Crisipo afirma que nada impide que uno tenga rela-
ciones sexuales con su madre, con su hija e, incluso, con su hijo [De Laercio en
Crisipo, y del Libro XI de Contra los matemáticos del filósofo Sexto21].
21 Sexto Empírico vivió durante la segunda mitad del siglo II d.C. y murió, proba-
blemente, a comienzos del siglo III. Es uno de los últimos representantes del escepticismo
antiguo. Nos han llegado dos de sus obras: Hipotiposis pirrónicas y Contra los matemáticos.
Ésta incluye Contra los matemáticos (entendiendo por matemáticos aquellos que profesan las
artes y las ciencias) y Contra los dogmáticos. Cultivar las artes, en cuanto que son útiles para
la vida, es uno de los preceptos de la ética empírica de Sexto.
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a et H : aut N
b mg. : D. L. VII 188.
c decimo corr.
d mg. : S. E., M. XI 193.
e aujtw' corr.
f mg. : S. E., M. XI 194.
g liberarit H : liberaret N
h mg.: Plu., Suav. viv. Epic. 1100E-1102D.
i mg.: Epicur., Sent. 139, I; D. L. X 139; Cic., Nat. deor. I, 17, 30, 40 y 41.
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[d. Id est: Ego vero ad continuas adhortor voluptates, no(n) ad virtutes quae vanas,
futiles ac turbulentas fructuum spes habent. Ex Plutarcho Pro;" Kwlwvthn]a. Sed
et eius discipulus Metrodorus his non dissimilia: Peri; gastevra ga;r, inquit, w\
fusiolovge Timovkrate", peri; gastevra oJ kata; fuvsin badivzwn lovgo" th;n a{pasan
e[cei spoudhvn [Id est: Circa ventrem, o naturae indagator, Timocrates, circa ventrem
omnis, quae secundum naturam procedit, ratio omne suu(m) confert studium]b. Et in
eadem Epistola: 2. Oujde;n dei' swvzein tou;" {Ellhna"c, oujd j ejpi; sofiva/ stefavnwn
par jaujtw'n tugcavnein, ajll j ejsqivein kai; pivnein oi|non, Timovkrate", ajblabw'" th'/
gastri; kai; kecarismevnw" [2. Id est: Nihil attinet salutem Graeciae propugnare nec a
Graecis coronam sapientiae testem promereri; sed comedamus vinaq(ue) bibamus, mi
Timocrates, absq(ue) ventris inco(m)modo cumque ipsius oblectatione]d. Et: 3. wJ" kai;
ejcavrhn kai; ejqrasunavmhn o{ti e[maqon par j jEpikouvrou ojrqw'" gastri; carivzesqai
[3. Id est: Ut laetor ac prae fiducia gestio, postquam didici ab Epicuro recte gratificari
ventri]e. / [306v] Igitur ne quando sapiens magno hoc voluptatis bono careat
dubitare Epicurum ait Plutarchus: 4. eij gevrwn oJ sofo;" w]n kai; mh; dunavmeno"
plhsiavzein e[ti tai'" tw'n kalw'n aJfai'" caivrei kai; yhlafhvsesin [4. Id est: Vtrum
sapiens affecta iam aetate, quum res venereas nequeat exercere, contactu formosorum
et contrectatione adhuc gaudeat]f. Longe aliter Sophocles poeta, ut narrat initio
primi libri De Republica Plato, qui, quum ex eo quidam iam affecta aetate
quaereret, utereturne adhuc rebus venereis g, eujfhvmei, inquit, w\ a[nqrwpe:
aJsmenevstata menvtoi aujto; ajpevfugon, w{sper luttw'ntav tina kai; a[grion despovthn
ajpofugwvn [Id est: Dii meliora, o homo!, libenter vero istinc tanquam a domino agresti
ac furioso profugi. Ex Cicerone, De senectute]h. Multa alia de Epicuro et contra
illum possem dicere [Multa de Epicuro Laertius in eius Vita; Plutarchus in
libro Pro;" Kwlwvthni et in libro {Oti oujde; zh'n ejsti;n hJdevw" kat j jEpivkouron]j. Tiv"
ga;r ouj rJeva Foi'bon ajeivdoi; [Id est: Enim quis non fec<erit> Phaebum lau<des> ?
Callimachi secundo]k. Immo quis non Epicurum facile vituperarit? Sed haec
sufficient de ipso et de dogmaticis omnibusl.
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[d. Esto es: Yo os animo a disfrutar de los placeres adheridos a nosotros; y no las virtu-
des, llenas de diferentes, fútiles y turbulentas esperanzas de alcanzar frutos. Tomado
de Plutarco, Contra Colotes]. Igualmente, su discípulo Metrodoro22 dice cosas
similares a éstas. Así: Peri; gastevra ga;r, w\ fusiolovge Timovkrate", peri; gastevra
oJ kata; fuvsin badivzwn lovgo" th;n a{pasan e[cei spoudhvn [Esto es: ¡Oh Timócrates,
indagador de la naturaleza! Sobre el vientre, sobre el vientre pone todo su empeño la
razón que procede de acuerdo con ésta]. Y en la misma Epístola afirma: 2. Oujde;n
dei' swvzein tou;" {Ellhna", oujd j ejpi; sofiva/ stefavnwn par jaujtw'n tugcavnein, ajll j
esqivein kai; pivnein oi|non, Timovkrate", ajblabw'" th'/ gastri; kai; kecarismevnw" [2.
Esto es: Querido Timócrates: Nada importa defender la salvación de Grecia ni mere-
cer de los griegos una corona, testimonio de nuestra sabiduría; lo importante es comer
y beber vino, sin perjuicio para el vientre y sí con su deleite]. Y esto otro: 3. wJ" kai;
ejcavrhn kai; ejqrasunavmhn o{ti e[maqon par j jEpikouvrou ojrqw'" gastri; carivzesqai
[3. Esto es: Así me siento dichoso y me muestro confiado, después de haber aprendido
de Epicuro a dar cumplida satisfacción al vientre]. / [306v] En consecuencia, Epi-
curo, según Plutarco, pone en duda que el sabio pueda prescindir en ningún
momento de este gran bien que es el placer: 4. eij gevrwn oJ sofo;" w]n kai; mh;
dunavmeno" plhsiavzein e[ti tai'" tw'n kalw'n aJfai'" caivrei kai; yhlafhvsesin [Esto
es: 4. Acerca de si el sabio de edad ya avanzada puede disfrutar aún del contacto y el
roce con lo hermoso cuando ya no puede tener relaciones sexuales]. Cuenta Platón en
el comienzo del Libro I de su República que el poeta Sófocles pensaba de forma
muy distinta a ésta; cuando en cierta ocasión, siendo ya de edad avanzada,
alguien le preguntó si todavía disfrutaba de los placeres del amor, él contestó:
eujfhvmei, w\ a[nqrwpe: aJsmenevstata menvtoi aujto; ajpevfugon, w{sper luttw'ntav
tina kai; a[grion despovthn ajpofugwvn [Esto es: Hombre, los dioses me concedan
cosas mejores. Con gusto he huido ya de eso, como quien escapa de un señor rudo y
enfurecido. Tomado de Cicerón, Sobre la vejez]. Muchas otras cosas podría decir
acerca de Epicuro y contra él [Hay mucha información sobre Epicuro en su
Vida, escrita por Laercio; y en Plutarco, Contra Colotes y No se puede vivir feli-
ces siguiendo a Epicuro]. Tiv" ga;r ouj rJeva foi'bon ajeivdoi; [Esto es: Pues, ¿quién no
cantaría a Febo de buen grado?] ¿Y quién no criticaría fácilmente a Epicuro? Pero
bastará lo dicho sobre él y sobre todos los dogmáticos.
22 Metrodoro «el Joven» (ca. 330-277 a.C.) era originario de Lámpsaco, ciudad griega
del Helesponto. Discípulo predilecto de Epicuro, se convirtió en un exponente fundamen-
tal de su escuela. Aunque escribió una obra prolija, sólo se conservan algunos fragmentos,
transmitidos en su mayor parte por Diógenes Laercio.
113
Humanae rationis PARALOGISMATWN illustriora exempla
a perturbatione N : purturbatione H
b mg.
c aut H : uel N
d mg.
e et H : siue N
f Cic., Nat. deor. I, V 12.
g mg.: S., Ant. 706-708.
114
Humanae rationis PARALOGISMATWN illustriora exempla
En cuanto a los escépticos, como no dicen nada, nada hay que censurar-
los excepto esto precisamente, que no digan nada. Con la suspensión del juicio
esperan alcanzar la ataraxia, es decir, la tranquilidad mental, a fuerza de no
pronunciarse sobre tema alguno y sostener que el ser no es superior al no ser,
la verdad a la mentira ni el bien al mal. En consecuencia, cuando se les hace
cualquier pregunta, responden siempre: ejpevcw oujde;n ma'llon oujde;n oJrivzw [Esto
es: Me abstengo de opinar, simplemente; no me pronuncio].
/ [307r] De forma algo diferente, los académicos, con su fundador Arce-
silao a la cabeza, sí admiten que hay cosas verdaderas y cosas falsas, cosas
buenas y cosas malas; sin embargo, creen que no existe modo de que nadie las
diferencie; cuando no podemos determinar la verdad, hemos de seguir aquello
que más apariencia de verdad tenga; sobre lo verdadero y lo falso, lo bueno y
lo malo debemos abstenernos de opinar, es decir, suspender el juicio. Según éstos
unas cosas son más verosímiles que otras; por el contrario, los pirrónicos pien-
san que todas las razones son iguales y que panti; lovgw/ lovgon i\son ajntivkeisqai
[Esto es: A toda sentencia se opone otra sentencia igual]. La diferencia que separa
a escépticos, pirrónicos y académicos la señala Marco Tulio en el primer libro
de Sobre la naturaleza de los dioses: No soy alguien a quien nada le parezca verdadero,
sino alguien que afirma que cualquier verdad lleva unida una parte de falsedad, y existe
tan gran semejanza entre ambas cosas que no contienen ninguna nota cierta para juz-
gar o aprobar algo. Es decir, no soy pirrónico sino académico23.
En resumen. Todos estos ejemplos de falsa opinión sobre la propia sabiduría
que tienen los hombres nos advierten de la necesidad de saber, pero no saber
más de lo que hay que saber:
{Osti" ga;r aujto;" h] fronei'n movno" dokei',
h] glw'ssan, h}n oujk a[llo" h] yuch;n e[cein,
ou|toi diaptucqevnte" w[fqhsan kenoiv.
[De la Antígona de Sófocles]
115
Humanae rationis PARALOGISMATWN illustriora exempla
116
Humanae rationis PARALOGISMATWN illustriora exempla
117
ADVERTENCIAS PARA LA
CRIANZA DE LOS PRÍNCIPES
CUANDO PEQUEÑOS.
CONTRA EL ABUSO DE
PROCURARLOS CALLAR CON
ESPANTOS
Estudio introductorio, edición y traducción
por Jesús M. Nieto Ibáñez
ESTUDIO INTRODUCTORIO
121
ADVERTENCIAS PARA LA CRIANZA DE LOS PRÍNCIPES CUANDO PEQUEÑOS
«Es tan propia virtud de los reyes la clemencia y liberalidad que la llama
Dión Crisóstomo en el cuarto De reino, que escribió para el emperador
Trajano, que es el caráter, sello o señal que tienen impreso en el alma los
verdaderamente reyes naturales, como es proprio del rey de las abejas el
no tener aguijón con qué picar»10.
122
ADVERTENCIAS PARA LA CRIANZA DE LOS PRÍNCIPES CUANDO PEQUEÑOS
gua y medieval12. Los cuatro discursos de Dión, Sobre la realeza, llegaron a ser
de lectura obligada en todas las cortes europeas. El tema central de todos ellos
es el del rey ideal.
La lectura de Dión en las cortes renacentistas europeas del siglo XVI
se consideraba necesaria para ser un perfecto príncipe13. Desde muy pronto
se traducen las obras relativas al tema de la «educación de Príncipes» a las
lenguas vernáculas. Diego Gracián de Alderete traduce estos cuatro discursos
para la educación de los hijos de Maximiliano II, que se estaban educando en
España. En 1551 con este mismo fin había traducido los discursos de Isócrates,
A Nicocles y la Carta de Agapeto14.
En 1513 El Príncipe de Maquiavelo es el libro que marca un antes y un
después en la ciencia política de su época. Con el fin de orientar a los gober-
nantes cristianos Erasmo escribe también su Institutio principis Christiani, que
se publica en 1516 dedicada al príncipe Carlos, que luego sería emperador15.
En este conocido tratado se contienen orientaciones para la instrucción de un
príncipe, donde adelanta ideas que luego van a ser desarrolladas por pensa-
dores políticos del siglo XVI.
El tratado de Pedro de Valencia, que ahora presentamos, se compone de
doce parágrafos numerados en los márgenes, que estructuran el contenido.
El 1, 2, 3, 4, 5 y 8 llevan numeración arábiga, mientras que el 7, 9, 10, 11 y 12
romana.
Al final del tratado la firma resume el contenido del tratado, sin hacer
la concreción que aparece en el título inicial: «De Pedro de Valencia, de la
crianza de príncipes cuando muy pequeños». El título, «Advertencias para
la crianza de los príncipes, cuando pequeños. Contra el abuso de procurarlos
callar con espantos», hace pensar que el tema central es el del abuso en produ-
cir miedo en los niños pequeños, si bien realmente se tratan más cuestiones.
12 Mª A. Galino, Los tratados sobre educación de príncipes. Siglos XVI y XVII, Madrid
1948.
13 Dión había sido leído en la Italia del XV y en el mundo bizantino durante los mil
años de su existencia: su visión de la política y la concepción teocrática del poder.
14 Sobre este humanista y secretario de la corte de Felipe II cfr. A. Paz y Meliá,
«Otro erasmista español: Diego Gracián de Alderete», Revista de Archivos, Bibliotecas y
Museos, 5 (1901) 27-36, 125-139 y 608-625; J. López de Rueda, Helenistas españoles del siglo
XVI, Madrid 1973, pp. 386-393, G. Morocho, «Diego Gracián y sus versiones de clásicos
griegos», en FIDES Interpres, (ed. J. Santoyo et alii), León 1989, II, 353-363.
15 Erasmo de Rótterdam. Educación del príncipe cristiano, estudio preliminar de P. Jimé-
nez Guijarro, y traducción de P. Jiménez Guijarro y A. Martín, Madrid 1996, y Erasmus. The
education of a Christian prince, translated by N. M. Cheshire y M. J. Heath, Cambridge Univer-
sity Press 2002.
123
ADVERTENCIAS PARA LA CRIANZA DE LOS PRÍNCIPES CUANDO PEQUEÑOS
124
ADVERTENCIAS PARA LA CRIANZA DE LOS PRÍNCIPES CUANDO PEQUEÑOS
19 Precisamente el discurso Sobre la realeza de Dión comienza con una apología del
poder de la música y sus similitudes con la fuerza de la palabra.
125
ADVERTENCIAS PARA LA CRIANZA DE LOS PRÍNCIPES CUANDO PEQUEÑOS
El único temor que han de tener los reyes es el temor a Dios (10)20:
«De que sienten temor, este se ha de enderezar a que sea de solo Dios.
Porque el rey no ha de tener temor de hombres ni de otra cosa con la tie-
rra más que de Dios. Y este temor es seguridad y defensa de todos otros
temores como lo dice el Spíritu Santo».
Se cita el pasaje bíblico de Eclesiástico 34, 16, Qui timet Dominum nihil
trepidabit, et non pavebit quoniam ipse est spes eius. El temor a Dios es el principio
y fundamento de la educación de los niños y «la corona también». El huma-
nista precisa que tampoco hay que producir un temor exagerado por Dios,
sino un temor hacia un Padre y Señor, «no mostrándole a Dios como coco o
cosa de espanto, sino como a Señor y Padre todopoderoso». Pone el ejemplo
de Abrahán e Isaac en el pasaje de Génesis 31, 53, Iuravit ergo Jacob per tiimorem
patris sui Isaac. Esto le permite en 11 distinguir entre el temor a Dios y la reve-
rencia al padre, «Pero con ninguna mano se le ponga miedo que de Dios, y
reverencia y respeto de su padre y de los eclesiásticos y de los sabios y ancia-
nos, y amor de todos los hombres» (11). Sin duda Dión de Prusa está detrás de
estos ideales, pues para el autor griego el verdadero rey es el que tiene temor a
los dioses y vela por sus súbditos21.
Quizá el tema menos original es el de las virtudes excepcionales que ha
de tener un príncipe, que conecta con una larga tradición en este tipo de tra-
tados22:
126
ADVERTENCIAS PARA LA CRIANZA DE LOS PRÍNCIPES CUANDO PEQUEÑOS
23 Editada por Rafael González Cañal en Pedro de Valencia, Obras completas IV/1, op.
cit., pp. 73-76.
24 Párrafo 19; edición de A. Mª Martín Rodríguez, Pedro de Valencia. Obras completas
IX/2. Escritos espirituales. La «Lección cristiana» de Arias Montano, León 2002. Véase también
el estudio introductorio de J. Paradinas, ibid.
25 Párrafo 84.
127
ADVERTENCIAS PARA LA CRIANZA DE LOS PRÍNCIPES CUANDO PEQUEÑOS
2. El manuscrito
«En el uso del temor hay un grande abuso muy pernicioso, que no por
el bien de
los niños» (5)
«sienten y les agrada la armonía y la diferencian el cantar del hablar
ordinario» (2)
«espantos muy violentos y de grave daños amedrentándoles» (5)
Incluso se tacha parte de una palabra para ajustarla a la sintaxis: «como
sepamos que no lo causa dolor» (12)
128
ADVERTENCIAS PARA LA CRIANZA DE LOS PRÍNCIPES CUANDO PEQUEÑOS
– Adiciones, inserciones dentro del bloque del texto. El autor tras una
segunda lectura corrige la redacción añadiendo términos en el lugar
del texto señalado con ^ y escribiendo la palabra añadida encima de la
línea:
«i siendo así que ^ en esta parte del ánimo» (5)
«en el uso del temor hay un grande ^ abuso » (5)
«que haga ^ o deje de hacer esto o estotro» (11)
129
edición
ADVERTENCIAS PARA LA CRIANZA DE LOS PRÍNCIPES CUANDO PEQUEÑOS
[289r]
a la del.
b pero corr.
132
ADVERTENCIAS PARA LA CRIANZA DE LOS PRÍNCIPES CUANDO PEQUEÑOS
a la teta corr.
b grande sscr.
c muy pernicioso del.
d y de grave daños del.
e espantos corr.
f en sscr.
133
ADVERTENCIAS PARA LA CRIANZA DE LOS PRÍNCIPES CUANDO PEQUEÑOS
a ni del.
b Eccle. 34 mg. Eclo 34, 16.
c que para nosotros tiene sscr. dub.
d Eccle. 1 mg. Eclo. 1, 11.
134
ADVERTENCIAS PARA LA CRIANZA DE LOS PRÍNCIPES CUANDO PEQUEÑOS
quiere Dios. No mostrándolea a Dios como coco o cosa de espanto, sino como
a Señor y Padre todopoderoso. Así enseñób Abraham a su mayorazgo Isaac,
de manera que se llama Dios en la Escritura el temor de Isaac: Iuravit ergo Jacob
per timorem patris sui Isaacc.
11. Ha se de usar también para estod del temor reverencial de su padre el
rey nuestro señor y así unas veces se le dirá que no quiere Dios, y otras que
disgusta y que reñirá su padre; y si sin esto bastase pedirle por mi ignorancia
a su alteza que haga o deje de hacere esto o estotro, será bien mostrado así y
que se acostumbre a hacer ruegos y mercedes. Pero con ninguna mano se le
ponga miedo que de Dios, y reverencia y respeto de su padre y de los eclesiás-
ticos y de los sabios y ancianos, y amor de todos los hombres.
12. Y no se ha de pensar que se les ha de quitar en todo el llorar a los
niños, que por ventura no conviene quitárselo. Ellos no saben hablar ni cantar
ni pueden con otra manera ejercitar los instrumentos de la voz, los pulmonesf
y otras partes interiores, a quien les hace mucho provecho este ejercicio. Nog
ha de dar pena que lloren algunos ratos, sabiendo que tristeza no cae en ellos,
como sepah que no lo causa dolor ni enfermedad. Dios guarde al príncipe
nuestro señor y todas sus altezas y los críe para su gloria y servicio y público
bien destos reinos y de toda la Iglesia católica. Amen.
a representándole sscr.
b crió sscr.
c Gen. 31 mg. Gén 31, 53.
d para esto sscr.
e o deje de hacer sscr.
f los pulmones sscr.
g nos del.
h sepamos corr.
135
descripción de la pintura
de las virtudes
Estudio introductorio
por Mª Dolores Campos Sánchez-Bordona
139
descripción de la pintura de las virtudes
Del contenido y cita del párrafo anterior se infiere que el destino de las
pinturas era una galería de alguno de los palacios reales hispanos, si bien no
se especifica cuál. Tras analizar las diversas posibilidades nos quedamos con
las referencias que en 1633 anotaba el teórico y pintor real, Vicente Carducho,
en su obra Diálogos de la Pintura, para aludir al Palacio de El Pardo:
Lo que mandó pintar el Rey Felipe III en la real casa de El Pardo….
En la sala donde Su Majestad da las Audiencias estuvo a cargo (la traza
y ejecución) de Eugenio Caxés, que la adornó de estuques tallados y
cartelas doradas ricamente y en medio de la bóveda está pintado aquel
caso portentoso, tan celebrado en la Sagrada Escritura, de Salomón
quando dio aquella sentencia en el pleito de las dos mujeres…., En unos
espacios pintó virtudes y en las lunetas países, todo con gran magisterio
y bizarría2.
140
descripción de la pintura de las virtudes
141
descripción de la pintura de las virtudes
142
descripción de la pintura de las virtudes
143
descripción de la pintura de las virtudes
más preocupados por la efectividad del gobierno que por la forma de gobierno,
orientan su ideas en la necesidad de que el príncipe defienda su privilegiada
situación como cabeza del estado, cualquiera que fuera su coste y mantener
el poder, ya que, como hombre sabio y prudente, lo que es útil para él lo es
para el resto de la comunidad. Aunque cada línea de pensamiento tenía sus
defensores y detractores14, una buena parte de los consejeros y figuras cerca-
nas a Felipe III, como Cristóbal de Moura, Juan de Idiáguez y Luis Fernández
Cabrera, Conde de Chinchón, estaban más cerca de la corriente neo-estoica,
sostenida por autores como Giovanni Botero15, Joan Bodino16 y el humanista
flamenco Justo Lipsio, este último relacionado con el círculo de Arias Montano
y por lo mismo con su discípulo Pedro de Valencia17.
El programa iconográfico descrito por Pedro de Valencia para una de las
galerías del palacio real venía a sumarse a esa corriente que trataba de perfilar
las virtudes de Felipe III como perfecto gobernante y simbolizar en su figura
todo el poder de la Monarquía. La propuesta del humanista se centraba, como
ya hemos indicado, en las cuatro virtudes cardinales y otras ocho virtudes
subordinadas y relacionadas con ellas: la prudencia con la providencia y la
solercia, la justicia con la clemencia y la gratitud, la fortaleza con la magnanimidad y
la constancia, la templanza con la magnificencia y la frugalidad que completaban el
elenco virtuoso del príncipe, como preludio y garantía de otros ocho venturosos
frutos de los que se derivaría el acrecentamiento del reino y el bien de sus
súbditos: Felicidad, Paz, Concordia, Abundancia, Vitoria, Honra, Fama y Eternidad.
No fue el único ejemplo de estas características, ya que a lo largo del rei-
nado fue perfilándose una imagen de buen gobernante plasmada en retratos
y grabados, como el de la portada que ilustraba la obra de Juan Antonio Vera
y Zúñiga, El Embaxador (Sevilla, 1620)18, donde el monarca, vestido con arma-
144
descripción de la pintura de las virtudes
texto contiene ideas políticas y diplomáticas cercanas a las teorías de Justo Lipsio. El ejemplar
consultado se guarda en la Biblioteca Nacional de Madrid, Signatura: raros, 22.525 (suelta
I-H 2947-16). Ha sido publicada en Los Austrias. Grabados de la Biblioteca Nacional, Catálogo de
la Exposición, Madrid, 1993, p. 196. Sobre los escritos de J. Antonio Vera y sus influencias: J.
Elliot, El Conde Duque de Olivares: el político en una época de decadencia, Barcelona, 1991, p. 47.
19 En el grabado se puede leer el autor o título de los tres libros: «Comines» (posi-
blemente Philippe de Commines, autor de Les Memoires) el segundo lleva por título el
«Gobernador Cristiano», (quizás la obra de J. Marquez) y el tercero «Política Cristiana».
Sobre estas referencias: Los Austrias. Grabados de la Biblioteca Nacional, Catálogo de la Expo-
sición Madrid, 1993, p. 196.
145
descripción de la pintura de las virtudes
146
descripción de la pintura de las virtudes
CLEMENTICA
Arco iris – La JUSTICIA GRATITUD
betónica Fasces Imperiales- Cigüeña – Cocodrilo
Constantino el Avestruz Alejandro Magno
Grande Zaleuco
MAGNIFICENCIA
TEMPLANZA
Elefante – Cabeza FRUGALIDAD
Coloso Rodas – Jilguero – Colmena
Toro
Teatro romano Marco Antonino Pio
Felipe II / El
Escorial Continencia Escipión /
Curio Dentado
147
descripción de la pintura de las virtudes
Prudencia
148
descripción de la pintura de las virtudes
ánades, cuyo prudente vuelo sobre el monte Tauro, les libera de ser presa de
las águilas, tal y como narra Plutarco en los Moralia26.
Junto a su trono se disponen cuatro varones ilustres, dos griegos: Solón
y Pericles, dos romanos: Fabio Máximo y Cayo Lelio, referentes históricos de
prudencia y buen gobierno, como señala Pedro de Valencia en la breve sinop-
sis biográfica que realiza de cada uno de ellos enfatizando sus actos políticos
y bélicos, guiados siempre por un prudente proceder.
Tal representación iconográfica no se parece a las versiones más cono-
cidas de la Prudencia a comienzos del siglo XVII. No se acerca demasiado
a la del tratado de Cesare Ripa27. Tampoco porta los atributos del espejo,
la serpiente o el cetro que fueron habituales en la representación tardo-
medieval más próximas a la escolástica28 y se mantuvieron a comienzos del
Renacimiento29. Por el contrario las fuentes de inspiración parecen situarse en
otros textos y referencias gráficas cercanas a la cultura de tradición clásica y
renacentista. Así en el Triunfo de la Virtud de Mantegna (1497), es la imagen de
Minerva virtuosa la que expulsa a los vicios. Las interpretaciones de Alciato
también muestran una cercanía con lo aquí referido30. Una idea recogida en
la obra de Cartari, Imagini de i dei, cuya Minerva prudente es la que denota
26 La fuente de esta referencia una vez más tiene que ver con los Moralia de Plu-
tarco, quien alude a ese tema en su escrito Sobre la inteligencia de los animales: 977B (Hemos
consultado la edición Plutarco, Obras morales y de costumbres (Moralia) IX, Introducción,
traducciones y notas V. Ramón y J. Bergua, Madrid, Gredos, 2002, p. 284). Allí leemos que
las «ocas de Cilicia» …por temor a las águilas, cuando cruzan el monte Tauro toman una piedra
de tamaño regular en el pico, como si pusieran un freno y acallaran su ruidosa locuacidad, para así
pasar desapercibidas en silencio.
El texto manuscrito de Pedro de Valencia dice: el otro símbolo (de la Prudencia) son los
ánades que para pasar el Monte Tauro que es muy poblado de águilas, toman piedras en el pico y van
volando sin soltarlas por estorbar el graznido de que suelen usar siempre que vuelan, porque no lo
sientan las águilas.
27 C. Ripa, Iconología, t. 2, pp. 233-235.
28 Iconografía medieval de la prudencia y de otas virtudes remitimos a las amplias
referencias que figuran en E. Male, L’Art religieux de la fin du Moyen Age, París, 1908; R. van
Marle, Iconographie de l’Art profane au Moyen Age et a la Renaissance, N. York, 1971; Guy Terva-
rent. Atributs et symboles dans l’Art profane: dictionaire d’un langage perdu, Ginebra, Droz, 1997.
29 Otras alegorías de la Prudencia como personificación femenina las encontramos
en la serie de grabados de sobre las virtudes cardinales de Marco Antonio Raimondi, (con
serpiente y cabeza de Jano) y Virgil Solis (con espejo, lanza y serpiente-dragón) Estas obras
se encuentran reproducidas en The llustrad Bartsch, tomo 19, parte 1, Virgil Solis, N. York,
1987, nº 200 y 208 (269); Idem, tomo 26-27, Anonimus master of the Raimondi School , N. York,
1978, nº 081.
30 Ver emblemas XVIII y XIX de este autor.
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descripción de la pintura de las virtudes
Solercia
151
descripción de la pintura de las virtudes
38 Plu., Lys.7.4.
39 Fue Heródoto, III, 85-88, quien narró la secuencia de la leyenda, según la cual
Darío fue proclamado rey con la ayuda de su caballerizo Ebares, quien dispuso el método
para que el caballo del pretendiente al trono para que relinchara el primero, mediante la
cercanía de una yegua.
Darío se hizo con el poder mediante un golpe de Estado en el 521, si bien propagó
la leyenda de que había sido elegido rey mediante la hipomancia o adivinación por los
caballos. Con la muerte de Gaumata y el aplastamiento de sus partidarios, Darío sometió
a la casta sacerdotal persa. Hasta el 518 se dedicó a consolidar su poder, eliminando com-
petidores, además de someter las rebeliones de Babilonia, Susa y Egipto. Pronto retomó la
dinámica de expansión de sus predecesores.
40 Nos referimos de nuevo a Moralia de Plutarco, y en concreto en el escrito Soll.
anim., 969A, donde afirma el autor clásico: Todavía hoy los tracios, cuando se disponen a cruzar
un río helado utilizan a un zorro a modo de indicador de la solidez del hielo. El zorro avanza despa-
cio y aplica el oído al suelo; y si por el ruido percibe que la corriente fluye cerca de la capa de hielo,
conjeturando que dicha capa no es profunda sino fina e insegura, se detiene, y, si se le permite, da
marcha atrás.
Por su parte Pedro de Valencia anota como símbolo de la Astucia a una zorra que para
pasar por cima de un río helado, está escuchando atentamente, si suena el agua que corre por debajo
del yelo, Porque es tan recatada que, si oye correr el agua, no pasa, siendo tan pequeño el peso de su
cuerpo.
41 ALCIATO, Emblema CXXV, p. 422.
152
descripción de la pintura de las virtudes
lidad de beber del fondo de un cántaro, procede a echar piedras con el pico a
fin de subir el nivel del agua42.
Providencia
42 Fábula esópica «El cuervo y la jarra», incluida en la colección del Pseudo Dosi-
teo, 390 Parry. El texto es frecuente en los humanistas, cfr. por ejemplo J. Fradejas Lebrero,
«Lorenzo Palmireno. Cuentos», AFA 63-64 (2007-2008) 174-175. Agradezco al Dr. Jesús Mª
Nieto este dato y otras observaciones que nos ha aportado para la elaboración en este trabajo.
43 Vicenzo Cartari, Le imagini de i dei…, p. 314
44 Plu. Soll. anim, 983A, 983B, 983C.
45 La cita literal del humanista español es: Los alciones que no labran su nido, si no
cuando saben que ha de haber serenidad.
46 Volvemos a citar a los Moralia de Plutarco, y en concreto en el escrito Soll. anim:
967B, También es muy conocida la forma de volar de las grullas… .cuando hace mucho viento y el
aire es recio, no vuelan como cuando hace buen tiempo, en fila o formando un arco como el de una
luna creciente, sino que al punto forman un triángulo cuya punta corta el aire en movimiento de
manera que no se desbarate la formación… Esta idea la toma el humanista hispano cuando
escribe como símbolo de la Providencia a …las grullas, porque para guardarse de las grandes
lluvias y tiempos ásperos se levantan altas a buscar aire quieto y no perturbado, y descubren desde
allí las regiones que gozan de más serenidad, para irse a ellas.
153
descripción de la pintura de las virtudes
Justicia
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descripción de la pintura de las virtudes
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descripción de la pintura de las virtudes
53 P. Valeriano, Hier. LXXXIX; Orozco, Emblemas Mor. LI; Solórzano Emblema LXXIX
Sic Docti a Potentibus sublimandi;
54 El texto manuscrito de Pedro de Valencia se anota: una pirámide triangular que tenga
gradas por todas tres partes, en las cuales gradas están sentados en el un lado reyes, emperadores, y
príncipes; en el otro senadores y nobles, en el otro gente popular, porque esta pirámide significa las tres
formas de gobierno legítimo en que se administra la justicia, que son monarquía, aristocracia y demo-
cracia, el reino, y señorío de un príncipe, y el de muchos nobles y el gobierno popular.
55 Frances Yates, Astrea. The Imperial Theme in the sixteenth century, Londres, 1975.
56 El pintor, Francisco Pacheco, hace referencia esta obra en su libro Arte de la
Pintura. No obstante, en el programa de la casa señorial también intervino como mentor
el maestro Francisco Medina, autor de Definición de la pintura, figura estrechamente rela-
cionada con Pablo de Céspedes y también con Pedro de Valencia. Sobre F. Pacheco, Arte
de la Pintura Edit. B. Bassegoda, Madrid 1990. En lo que concierne a la casa de Pilatos y su
morador y patrocinador, el Duque de Alcalá, remitimos al estudio de Vicente Lleó Cañal,
La Casa de Pilatos, Electa, 1998. Las relaciones del humanista extremeño con el círculo
sevillano y con Céspedes en Jesús Rubio Lapaz, Pablo de Céspedes y su círculo. Humanismo y
contrarreforma en la ultura andaluza del renacimiento al barroco, Granada, 1993.
57 El techo de esta antigua casa sevillana se encuentra en la actualidad instalado en
una de las dependencias de la Junta de Andalucía. Sobre esta obra vid. Vicente Lleó Cañal,
Nueva Roma mitología y humanismo en el Renacimiento sevillano, Sevill,a 1979, pp. 52 y ss.
58 El texto de Pacheco Arte de la Pintura está muy relacionado con Pablo de Céspedes
con quien, a su vez, Pedro de Valencia mantenía correspondencia y comunión de ideas
artísticas. Cfr. Mª Dolores Campos Sánchez-Bordona, «Las ideas artísticas en el epistolario
de Pedro de Valencia» en El Humanismo Español entre el Viejo Mundo y el Nuevo, Coord. J.Mª
Nieto Ibáñez y R. Manchón Gómez, Jaén-León, 2008, pp. 17-32; Idem, «Humanismo y arte
en Pedro de Valencia» en El humanismo Extremeño (coord. C. Solis et als), Real Academia de
Extremadura de las Letras y las Artes, Trujillo, 1998, pp. 411-428.
156
descripción de la pintura de las virtudes
59 Álvaro Recio Mir, Sacrum Senatum, Las estancias capitulares de la catedral de Sevilla,
Universidad de Sevilla Fundación Focus Abengoa, Sevilla 1997, pp. 368-391. Por nuestra
parte recordamos que en el programa del conjunto catedralicio hispalense participó el ya
citado Francisco Medina, con quien Pedro de Valencia mantenía correspondencia y al que
solicitó parecer sobre el epitafio de Arias Montano que le había sido encomendado, y así
se lo hizo saber a su vez a Pablo de Céspedes, en carta fechada en Zafra el 25 de agosto de
1604 ( Sobre este último documento remitimos a Jesús Rubio Lapaz, Pablo de Céspedes y su
círculo.., pp. 401-403).
60 Alfredo J. Morales, La obra renacentista del ayuntamiento de Sevilla, Sevilla, 1981, p. 100.
61 Juan de Horozco, Emblemas morales, Segovia, 1591, L.II, p. 64.
62 Ibidem, Horozco cita las referencias a cónsules romanos y a los reyes etruscos
que se acompañaban de doce lictores portadores de fasces, los pretores lo hacían con seis
y los procónsules con cinco. El emperador también los portaba, incluso cuando entraba
en carro triunfal en Roma, tal y como se contempla, según este mismo autor, en el arco de
Tito. Por lo que respecta a Plutarco, Horozco introduce un comentario sobre la opinión del
autor clásico en relación a los fasces portados por esas dignidades romanas como atributos
de la Justicia, afirmando que se traían así (atados): porque siquiera aquel poco espacio que se
tardaba en desatarlas tuviese para mirar lo que hacían.
63 Juan de Torres, Philosophia moral de príncipes para la buena crianza y gobierno y para
personas de todos los estados, (Barcelona 1598), Burgos, 1602, L. VII, cap. IX, p 366. Según
Torres: Costumbre fue de los cónsules romanos llevar delante de si ciertos oficiales llamados lictores
con un manojo de varas y en medio un cuchillo largo, todo muy bien atado con cuerdas; las varas
eran para azotar y el cuchillo para degollar a los delincuentes. Pero nota Plutarco que con particular
consideración ordenaron llevasen aquellos instrumentos de castigo muy liados con sus cordeles, para
que cuando el Cónsul, o cualquier magistrado mandase depuesto ajusticiar alguno, hubiese si quiera
aquél poco tiempo que daba el desatar las varas y el cuchillo para mirar mejor si era justa la senten-
cia o la daba enojo.
Pedro de Valencia lo traduce:
Los símbolos de justicia son los fasces, que llevaban por insignia de imperio los lictores
delante de los cónsules romanos. Lictores eran ministros y ejecutores de la justicia, los fasces eran
157
descripción de la pintura de las virtudes
unos haces de varas con que azotaban. Estaban ligadas con cuerdas que servían de atar los presos. Y
de este oficio de atar vino el nombre a los lictores, que quiere decir ligadores. Cada haz destos tenía
la parte alta un segur o hacha para ejecutar la sentencia de muerte en los ciudadanos. Añádense a
estos fasces unas coronas o guirnaldas, para sinificar también el premio como el castigo, que están a
cargo de la justicia.
64 C. Ripa, Iconología, T.II p. 10; Juan De Solórzano, Emblemas Regio-Políticos, Ed. A
Cargo de J. M. González De Zárate, p. 85.
65 También C. Ripa, Iconología, T.II. p. 10, alude al avestruz como uno de los símbolos
de la Justicia, aunque mantiene los tradicionales atributos de la balanza y espada. Sobre este
animal y su alegoría vid. J. M González De Zárate, «Imágenes y poder. Alegorías y emble-
mas», en Emblemata aurea, coord. R. Zafra y J. Azanza, Madrid, Akal, 2000, pp. 231-232.
66 Durero concibe a Nemesis –hija de la Justicia– con alas de avestruz y así realiza el
conocido grabado, fechado en 1501-1503.
67 Una de las salas que integran las estancias de la Signatura del Vaticano pintadas
por Rafael, en concreto la dedicada a Constantino, presenta una bóveda con la personifi-
cación de las cuatro virtudes del buen gobierno, a saber: la Teología, la Filosofía, la Poesía
y la Justicia que se acompaña del avestruz. Estas cuatro imágenes se asocian a cuatros
elementos y se intercalan con historias tomadas de Tito Livio.
68 Rosso en la galería dedicada a Francisco I en el palacio de Fontainebleau reitera el
motivo asociativo.
69 En la sala del Palacio Farnesio de Roma, cuyo programa está relacionado con
Vasari, (ca.1543) figuraba una alegoría de la Justicia, de la verdad y los vicios, (hoy en el
Museo Capodimonte) donde está presente el avestruz.
70 C. Ripa, Iconología, T.II p. 10.
158
descripción de la pintura de las virtudes
el realizado por Philippe Soye del papa Pío V71, o el de Enea Vico del empe-
rador Carlos V72, con cercanas referencias a las ideas expuestas por Pedro de
Valencia sobre determinadas virtudes del poder.
Aunque en los primeros párrafos dedicados a la personificación esta
virtud, Pedro de Valencia cita de forma general a los representantes de las
tres formas de gobierno: monarquía, aristocracia y democracia, dispuestos
de forma piramidal, y tras haber establecido los símbolos, pasa a proponer
un modelo humano justo y virtuoso. Selecciona es este caso a Zaleuco, legis-
lador de los locrios (Magna Grecia). No se ha conservado texto de sus leyes.
Cuentan la anécdota de un hombre acusado del delito de adulterio, que
resultó ser hijo de Zaleuco, para el que la legislación, aprobada con anterio-
ridad por el propio padre en calidad de gobernante, dictaminaba la pena de
sacarle los dos ojos. Ante la súplica de la muchedumbre, Zaleuco se hizo sacar
él un ojo a fin de que su hijo conservara el otro. Es representado como modelo
de virtud política. Así figura en la obra del Beccafumi (c 1530) en el Palacio
Público de Siena.
Clemencia
159
descripción de la pintura de las virtudes
73 Son varios los textos que denotan ese carácter en la época, entre ellos destacamos
los de Álamos Barrientos, Suma de preceptos justos necesarios y provechosos en el consejo de
Estado al rey Felipe III siendo príncipe, 1599, (edit). Modesto Santos, Madrid, 1991, y en espe-
cial el Memorial a Felipe III. Las influencias de la obra de Séneca, Los dos libros de la Clemencia
es evidente, en este tipo de pensamiento son evidentes, como muy bien ha constatado A.
Ferós, El duque de Lerma…., p. 121.
74 Pedro Ribadeneira, Tratado de la religión y virtudes.., p. 554.
75 Alciato, Emblema CXVIII, p. 258, Vesparum quod nulla unquam Rex spicula figet,/
Quodque aliis duplo corpore maior erit;/ Arguet imperium clemens moderataque regna;Sanctaque
iudicibus credita iura bonis.
76 C. Ripa, Iconología, T. I pp, 191-192. Considera a la Clemencia virtud necesaria
para aquellos que gobiernan y han de administrar justicia. La compara con la indulgencia
y misericordia divina y con la compasión humana que invita al perdón. La personifica-
ción de la Clemencia propuesta por Ripa se aleja bastante de la descrita en este tratado
por Pedro de Valencia, sobre todo en lo concerniente a los atributos y símbolos, ya que el
italiano prefiere la rama de olivo o la de laurel e incluso los faces consulares que aluden a
la Justicia. El único elemento común a ambos autores es el bastón o vara de castigo que la
figura femenina aleja de sí.
77 Juan De Solórzano, Emblemas Regio políticos, hace diversas referencias a las vir-
tudes de la justicia y la clemencia, necesarias para el buen gobierno, así en sus emblemas
LXIII, LXXI, LXII, LXXIV, LXVII.
78 El cordero fue el atributo más frecuente de virtudes como la paciencia, manse-
dumbre, inocencia y humildad. En relación con la paciencia figura en grabados de Behan
(1540) y Aldegrever (1549). Veronés repite la alegoría del animal con la virtud en su pintura
de la Mansedumbre del Palacio Ducal de Venecia. Sobre este símbolo remitimos A Guy
Tervaremt, Atributs et symboles... p, 20.
79 Se repite la relación con el círculo de humanistas y eruditos sevillanos que ya
hemos puesto de manifiesto en notas anteriores al comentar la virtud de la Justicia.
160
descripción de la pintura de las virtudes
Gratitud
161
descripción de la pintura de las virtudes
162
descripción de la pintura de las virtudes
de Martin Nucio, à la enseña de las dos Cigueñas. Año de 1556 En la portada de esta edición
figura un grabado con dos cigüeñas en el nido y la empresa: TUTISSIMA VIRTUS PIETAS
HOMINI, cuyo sentido se acerca a las virtudes por las que este animal es valorado como
símbolo de gratitud.
90 En 1263 se fecha la obra de Brunetto Latini Libro del Tesoro donde se recrea la
escena del cocodrilo y el ave llamada estrofiros (que en Aristóteles es trochilo), capaz de
entrar en la boca del cocodrilo y comer sus insectos. Sobre este tema Vid. Manuel Barbero
Richart, Iconografía animal, Universidad de Castilla la Mancha, 1999, vol. I pp. 144-145.
Sobre el Fisiologo Cf. Santiago Sebastián, El Fisiólogo, Madrid, Taurus, 1986.
91 Plu. Soll. Anim., 980E, narra la misma secuencia que copia Pedro de Valencia, si
bien el nombre del pájaro es el chorlito, pájaro de las marismas y orillas de los ríos que
vigila al cocodrilo, ..no alimentándose por si mismo sino de los restos de aquél; en efecto cuando
el cocodrilo duerme y el chorlito advierte el acecho de la mangosta, que se reboza en sus gritos y
picotazos, el cocodrilo se muestra tan manso con él que le permite introducirse en sus fauces abier-
tas de para en par y se complace en dejar que el ave hurgue y recoja tranquilamente con su pico los
pequeños fragmentos de carne pegados en sus dientes…Este párrafo de Plutarco, el humanista lo
utiliza como símbolo de la Gratitud y transcribe El Crocodilo también que es agradecido a una
ave llamado Trochilo, que, estando aquella fiera tan cruel, llena la garganta de sanguisuelas, abre la
boca y el Trochilo entra y le quita las sanguisuelas y se sustenta con ellas y el crocodilo, agradecido
deja salir el ave, sin hacerle ofensa.
92 Véase Plu. Alex. También pudo cotejar obras de Diodoro Siculo, Justino, Pseudo
Calistenes, Vida y hazañas de Alejandro Magno o Quinto Curcio, Historia de Alejandro.
93 Plu. Alex. 71, 5-8. El pasaje escrito por Plutarco, donde narra la elección de Ale-
jandro por los persas y el disgusto de los Macedonios por lo que consideraron un rechazo,
es como sigue: …Por fin vueltos en sí se fueron sin armas y en ropilla al palacio, ofreciéndosele á
discreción con lamentos y suspiros, y pidiéndole que no los tratara como á hombres malos é ingra-
tos. No les hizo caso, sin embargo de que ya estaba aplacado ; y ellos no desistieron, sino que le
rodearon de aquella manera dos días y dos noches, y continuaron en sus plegarias, llamándole amo
y señor. AI tercer día salió, y viéndolos miserables y abatidos, no pudo contener las lágrimas por
largo rato. Reprendiólos después con blandura, y saludándolos afablemente, licenció á los inútiles,
163
descripción de la pintura de las virtudes
Fortaleza
remunerándolos con largueza, y escribiendo á Antipatro que en todos los juegos y en todos los tea-
tros se sentaran coronados en lugar preferente. Señaló asimismo pensiones á los hijos huérfanos de
los que habían muerto.
El texto escrito por Pedro de Valencia dice así: Alejandro Magno agradecido de los servi-
cios de sus soldados, estando en Persia, después de haber vuelto de la India, tomó muestra del ejército
de los Macedonios y a todos los que halló cansados, estropeados y viejos, o en otra manera inútiles
para la guerra, los envió a sus casas honrados y ricos con grandes dádivas, y escribió a Antípatro,
que por él gobernaba Macedonia, que en las fiestas y juegos los pusiese en el mejor lugar para que de
allí señalados con coronas en las cabezas mirasen, y fuesen vistos. Mandó que los hijos de los solda-
dos muertos sucediesen a sus padres, gozando de sus sueldos y entretenimientos.
94 Santa María en República política cristiana, p. 43.
95 Pedro de Ribadenerira, Tratado de la religión y virtudes..., pp. 470-471.
96 Sobre este tema remitimos a los diversos trabajos publicados en Helene Tropè
(ed.), La representation du favori dans L’Espagne de Philippe III et de Philippe IV, París, 2010.
97 Véase, por ejemplo, a pesar de los problemas de la atribución a Benito Arias
Montano, los Aforismos sacados de la historia de Publio Cornelio Tácito por el doctor..., para la
conservación y aumento de las monarquías, Barcelona, 1609.
98 Así figura citada en el presente tratado manuscrito de Pedro de Valencia.
164
descripción de la pintura de las virtudes
165
descripción de la pintura de las virtudes
Magnanimidad
Esta virtud fue considerada como una de las que debían adornar al prín-
cipe por su largueza de ánimo, generosidad y calidad real107. También Pedro
de Valencia le concede un lugar primordial y la describe como
doncella amazona y varonil, que sobre las ropas largas bermejas esté
como Hércules vestida de una pielle de león. Ha de ir como arrojándose
y acometiendo una fortaleza o castillo, llevando en la mano derecha una
hacha encendida, y embrazado un escudo, y con su alfange ceñido.
Los símbolos propuestos son un león que suelta de sus uñas a un pájaro
que se había cobijado en sus garras para defenderse del frío nocturno108 y un
segundo símbolo que el humanista denomina «un animalejo» que entra con-
fiadamente por la boca del cocodrilo o caimán y una vez en su interior lo mata
al romperle las entrañas109.
Ejemplo de esta virtud para Pedro de Valencia es la figura de Anchuro
príncipe de Frigia e hijo del rey Midas, quien dio muestras de su amor patrio
166
descripción de la pintura de las virtudes
Constancia
167
descripción de la pintura de las virtudes
que quizás haya consultado algún otro autor116. Se trata del general romano,
apresado por los cartagineses durante la primera guerra púnica (256 a.J.C.),
y enviado a Roma con la embajada cartaginesa para negociar la paz, bajo
palabra de que en caso de que los romanos no aceptaran regresaría para ser
ejecutado. Tras convencer al Senado de que no aceptase las condiciones del
enemigo, volvió a Cartago, donde murió duramente torturado.
Templanza
116 Este pasaje lo citan Cicerón, Horacio y Livio, también hay referencias al hecho en
Dion Casio, Floro, Apiano, etcétera. En la obra atribuida a Aurelio Victor De viris illustribus
urbis Romae ( 40,4).Sobre este personaje romano vid :Antonio Ruiz de Elvira, «Regulo y
Agátocles», Cuadernos de Filología clásica 9 (1976) 9-24.
117 Pedro Ribadeneira, Tratado de la religión y virtudes .., cap. XX, p. 393.
118 El la portada de la obra de Juan Antonio Valera, El Embaxador, (1620) ya citada en
notas anteriores, figura Felipe III con los emblemas del buen gobierno, entre ellos el freno y
bocado sustentado por una mano, y la leyenda: In Maxillis Populorum, en alusión al control
y gobierno del pueblo.
119 Otras alegorías de la templanza como personificación femenina las encontramos
en la serie de grabados de sobre las virtudes cardinales de Marco Antonio Raimondi,(
con el freno y bocado como atributo) y Virgil Solis con dos cuencos y animal comiendo de
caldero. (The llustrad Bartsch, tomo 19, parte 1, Virgil Solis, N. York, 1987 nº 206 y 214 (269);
Idem tomo 26-27, Anonimus master of the Raimondi School , N. York, 1978, nº 080).
120 El ejemplo podría estar tomado indirectamente de Plutarco, ya que en los cita-
dos Soll. Anim. 968D dedica algunos párrafos a las virtudes e inteligencia de los elefantes,
168
descripción de la pintura de las virtudes
y ciertos pasajes relacionados con intentos de engaño en la comida a ellos destinada, parte
de cuidadores de elefantes, tratando de llenar calderos con piedras y otros trucos, que los
animales supieron captar y hacer ver al resto. Un tema que relata Plinio y de donde lo ha
tomado literalmente Plutarco. Sin embargo, ninguna de las referencias mencionadas en
estos dos autores recuerda al dato que anota Pedro de Valencia, relacionado con la Tem-
planza del elefante auto-controlándose en el comer. Sobre este detalle algunos grabados de
la época, como el citado en la nota anterior de Virgil Solis también incluyen a otros anima-
les comiendo de un caldero o plato.
121 Val. Máx., IV 3, 1; Cfr. también Tito Livio, XXVI 50,2; Frontino, Strat, II 11,5; Floro,
I 22, 40; Polibio, X 18,7.
122 Pedro Ribadeneira, Tratado de la religión y virtudes .., cap. XX, 399, cita al margen
Val. Máx, IX.
123 Los ejemplos de obras pictóricas que representan este tema son numerosos. Así:
una serie de tapices del siglo XV del Palacio Real de Madrid; una tabla del pintor italiano
Pinturicchio del s. XVI, un gran cuadro de Giovanni Bellini de 1505, dos lienzos del fla-
menco Anthony van Dyck, del siglo XVII, y otros dos de los franceses Nicolas Poussin y
Lemoine del siglo XVII en el Museo del Louvre de Paris; para finalizar, un gran cuadro del
veneciano Tiépolo, del siglo XVIII, en el Museo del Prado y una serie de frescos del mismo
autor en la Villa Cordellina Lombardi de Vicenza.
124 Val. Máx, IV, 3, 5,: Manio Curio, el más exacto modelo de frugalidad humana y, al
mismo tiempo, el más perfecto espécimen de su valor, ofreció a los embajadores de los samnitas el
espectáculo de verlo a él, todo un triunfador, sentado al amor de la lumbre en un rústico escaño y
cenando en una escudilla de madera. Cuales fueran los manjares se puede deducir por el ajuar. Éste,
169
descripción de la pintura de las virtudes
Plutarco125. El tema fue pintado en los siglos XVI y XVII para aludir a la aus-
tera virtud de los primitivos romanos, y así lo vieron artistas como Holbein el
Joven126 y más tarde Jacopo Amigoni.
Magnificencia
pues, mostró su desprecio por las riquezas de los samnitas al igual que ellos admiraron su espíritu
de pobreza. En efecto, habiéndole traídos estos en pública comisión, una suma considerable de oro,
le rogaban con amables palabras que la aceptara, pero Curio estallo de risa y añadió a continuación,
legados de una inútil, por no decir necia, embajada, decid a los samnitas que Manio Curio prefiere
dar órdenes a hombres ricos que llegarlo a ser él mismo; llevaos de nuevo este metal reputado por
precioso pero que no es más que un don inventado para desgracia de los hombres y tened bien enten-
dido que yo, ni puedo ser vencido en el campo de batalla, ni ser corrompido por dinero.
El texto de Pedro de Valencia es como sigue: Marco Curio Dentato, siendo Consul de
Roma, y embiándole los Samnitas una embaxada y un presente mando entrar los embaxadores, y
les dio Audiençia, estando como entonçes se hallava sentado en un escaño rústico junto al fuego
çenando en un banquillo de madera manjares muy ordinarios, y viles conformes al demas aparato,
y no quiso reçivir el presente que le traian que era de mucho oro, antes riéndosse les respondio que
dixessen a los Samnitas, que Marco Curio dentato quiere mas haçerse dueño de los ricos que de las
riquesas, debolvedlas dixo este don preçioso pero descubierto y hallado para mal, y destruiçion de los
hombres, y sabed que io no me dexo vençer con las armas ni con el dinero.
125 Plut, Pyrrh. 25.
126 Holbein realizó la obra Marco Curio Dentado y los embajadores samnitas, fresco de
la Gross-Ratsaal de Basilea, fechada en torno a 1521-1522.
127 Juan de Santa María, República…, cap. XXVII, f. 8. La amplia relación de virtudes
que anota este autor está tomadas, según sus palabras, de S. Próspero, L.3, De vita Contemp,
cap. 19.
128 Pedro Ribadeneira, Tratado de la religión y virtudes..., p. 554.
170
descripción de la pintura de las virtudes
la cual se realizan grandes obras y magníficos edificios. Por este motivo dis-
pone como símbolos dos renombrados conjuntos de la Antigüedad: un teatro
romano y el Coloso de Rodas. La elección de ambos conjuntos arquitectónicos
se deriva de su consideración como una de las siete maravillas del mundo,
en especial el Coloso de Rodas, así denominado desde Antípatro y Herodoto.
Pedro de Valencia deseaba subrayar esta idea ya que su propósito era esta-
blecer la analogía con la figura del rey Felipe II, verdadero artífice de la que
en el siglo XVII era denominada por diversos autores la octava maravilla del
mundo, El Escorial129.
En consecuencia con lo anterior, como ejemplo de virtud, no recurre a la
habitual cita de personalidades clásicas, sino al rey Felipe II y la gran empresa
por él levantada como Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Frugalidad
171
descripción de la pintura de las virtudes
134 Así como la magnificencia parece se acerca a los términos del un extremo vicioso, que es
la prodigalidad, por la parte contraria la frugalidad se acerca a los linderos de la escasez. Pintase la
frugalidad a la puerta abierta de una casa de campo donde está recogiendo y guardando frutos, con
la llave de la puerta en la mano, y otras menores colgando de la cinta. Ha de estar la casa cerca de
un puerto de mar, en que se vean naves de que se descarguen oro, plata y varios frutos y cosas de las
necessarias y útiles a la vida, que también se han de llevar a guardar a la casa.
135 P. Valeriano, Hier. L. XXVI.
136 Solórzano, Empresa LXII.
137 Plinio H. N. XI, 5.
138 En el manuscrito de Pedro de Valencia estos pájaros figuran mencionados como
siguerillos.
139 Pedro Ribadeneira, Tratado de la religión y virtudes… cap. XI. 56.
172
descripción de la pintura de las virtudes
Una referencia que nos conduce a los señalado en los párrafos introduc-
torias de este breve tratado, en los que Pedro de Valencia hace una síntesis de
las virtudes que van a ser representadas en el conjunto del programa y tras
mencionar a las cuatro cardinales y sus subordinadas, anota: Del ejercicio de
estas virtudes se siguen como frutos dellas en los reinos y en repúblicas, felicidad, paz,
concordia, abundancia, vitoria, honra, fama y eternidad. Estas virtudes y los frutos de
ellas se adornan con algunos símbolos y ejemplos140.
En la relación y descripción de estas ocho alegorías se perciben ciertas
diferencias con los doce ejemplos anteriores, el humanista ha recurrido más
a la emblemática y a la Iconología de Cesare Ripa que a sus habituales fuen-
tes de Plutarco y Valerio Máximo, de los que toma únicamente los ejemplos
humanos y hazañas históricas representativas de cada una de las virtudes.
En este aspecto se aprecia también otra de las disparidades en la concepción
formal del conjunto pictórico, ya que se ha suprimido la dualidad de ejem-
plos reseñada en cada una de las doce virtudes del primer bloque, ahora
reducida a un solo personaje o hecho. Mantiene, sin embargo, la dualidad de
símbolos141.
Los frutos más notables que del ejercicio de estas virtudes se suelen
seguir en los reinos y repúblicas son los ocho referidos al principio.
Felicidad
140 Ms A f. 22.
141 No podemos precisar el motivo de esta diferencia. Quizás se deba a la ubicación
o espacio más reducido donde iban a ser representadas estas ocho últimas virtudes, razón
por la Pedro de Valencia se vería obligado a suprimir el número de imágenes.
142 Aunque Ripa anota esta fuente (C. Ripa, Iconología, T.I.p. 411), sin embargo
fueron numerosas las medallas romanas que representaron diversas maneras la felicidad
pública, felicitas romanorum, felicitas republica. En muchas de ellas figura la imagen femenina
de pie con caduceo y cornucopia. Vid: Thomás Andrés De Gusende, Diccionario numismá-
tico general para la perfecta inteligencia de las medallas antiguas.., Madrid, Imprenta Joaquín
Ibarra, 1773, t. III, pp. 223-226.
173
descripción de la pintura de las virtudes
143 En Ripa la figura coronada de flores está sentada en un trono y sustenta también
el caduceo y una cornucopia llena de frutos. Así figura en el texto y en el grabado de la edi-
ción que hemos consultado para este trabajo, C. Ripa, Iconología, T.I. p. 412.
144 La vid que se enrosca en un olmo es uno de los emblemas de Alciato para defi-
nir a la Amistad que dura aún después de la muerte ( Alciato, Emblema CLIX, pp. 63 y 349 ).
145 Sobre este tema y sus implicaciones alegóricas y simbólicas para la Orden del
Toison vid: M D. Campos Sánchez-Bordona, «El lenguaje artístico de la orden del Toison
de Oro. Leyendas, signos y símbolos», Estudios humanísticos 19 (1997); Rafael Domínguez
Casas, «Los símbolos borgoñeses en el escudo de la monarquía española: de Alfonso V de
Aragón a Felipe I de Castilla (1445-1506)», Reales Sitios: Revista del Patrimonio Nacional 122
(1994) 41-48; Idem; «Tradición clásica y ciclo bretón en las órdenes de caballería», De arte:
revista de historia del arte 5 (2006) 43-61.
146 La cita de Pedro de Valencia es como sigue: Pondrase para dotrina y exemplo la
conversación o plática que tuvo Creso, rey de Lidia, con Solón, que fue uno de los siete sabios de
Grecia Y habiéndole mostrado el rey sus riquezas, en que había grandes montones de oro y plata,
y preguntándole cuál era el hombre mas feliz que había visto en el mundo, esperando que le había
de responder que lo era el mismo rey, dijo que el más dichoso que había conocido había sido un hor-
telano en Athenas, llamado Telo, que, después de sana y larga edad había dejado por herederos de
su huerta a sus hijos, y muerto en paz en su casa. Tras éste refirió otros ejemplos de felicidad y en
ninguno puso al mismo Creso, porque nadie podía ser juzgado por dichoso mientras vivía y estaba
sujeto a varios sucesos.
147 Plut.. Sol. 27-28, La figura de Creso rey de Lydia también es mencionada por
Pedro de Ribadeneira como ejemplo de la virtud de la Clemencia, siguiendo las citas de
Justino Li. I y las de Plutarco In Apopht.. Sobre esta referencia vid: Pedro Ribadeneira, Tra-
tado de la religión…, p. 380.
174
descripción de la pintura de las virtudes
La paz
148 Lo escrito literalmente por Pedro de Valencia es: La paz se pinta en pie, con una
hacha encendida, poniendo fuego a un montón de armas y en la otra mano un ramo de oliva.
149 C. Ripa, Iconología, T.II, p. 183.
150 Nicoleto Rosex da Modena la graba con la rama y la antorcha que con trofeos
militares; Marco Antonio Raimondi recurre al olivo que le está siendo entregado por un
cupido/putti; también porta rama de olivo en la izquierda la alegoría de la Paz grabada por
Ph. Galle.
151 Mujer con rama de olivo en una mano y paloma en la otra es la alegoría de la
Paz representada en el siglo XVI el palacio de Fontainebleu, actualmente en el museo de
Aix-en Provence.
152 Vicenzo Cartari, Le imagini de i dei…, pp. 260-264. Recoge la referencia de Plinio
(Li. 29) y las de Plauto y Pietro Appino sobre Mercurio.
153 Con ese mismo sentido y alegoría de la paz se utilizó en el arco triunfal levan-
tado para el recibimiento que tributó la ciudad de Sevilla a Felipe II en 1570. También se
dispusieron alegorías de la Justicia y la Victoria y la Fe. Sobre esta obra vid. Juan de Mal
Lara, Recibimiento que hizo la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla a la C.R.M del Rey Felip II,
editada en Sevilla en 1570, Edi. M Bernal Sevilla 1992, pp. 106-107.
175
descripción de la pintura de las virtudes
Concordia
176
descripción de la pintura de las virtudes
La abundancia
160 En medallas romana de Faustina Augusta, según Ripa, Op. Cit., T.I, p. 210. La
fuente puede ser el texto de Policiano Miscelaneos donde se hacer alusión a esa medalla en
cuyo reverso la corneja se acompaña de la inscripción concordia.
161 Alciato, Emblema XXXVIII, p. 56, 309. La Concordia. De la concordia muy clara
figura/ Son las cornejas, en quien la pureza/ (Sin ser jamás corrompida) de amor dura;/Amor que
al reino tanta fortaleza/ Promete, quanta quita la locura/ Que de constancia nunca dio certeza./ De
aquí guardan el sceptro que en concordia/ S’ensalza quanto se abaxa en discordia.
162 Vicenzo Cartari, Le imagini de i dei…,pp. 306 y 314. Estos animales también son
aludidos como símbolos de la prudencia.
163 Este emblema también fue empleado por Picinelli (Mundo simbólico) y utilizado
en el programa Eucarístico para la ciudad de Granada. Sobre esta obra remitimos a P.
Ángel Palou, «La teoría emblemática de Picinelli a la teoría contemporánea del discurso
de Heron Pérez Martínez» en B. Skinfill Nogal Y E. Gómez Bravo (Edit), Las dimensiones del
arte emblemático, Michoacán, México, 2002, pp. 373-381.
164 Plut, Tim. 3 y 4: Pedro de Valencia escribe: la concordia y amistad que hubo entre
Timoleón Corinthio y Theóphanes, al cual libró Timoleón de un gran peligro, teniéndolo cercado y
derribado del caballo los enemigos en una batalla entre los Argivos y los Corinthios.
165 C. Ripa, Iconología. T. I, pp. 52-53. La primera descripción de la abundancia y sus
atributos se tomaron, según escribe el propio Ripa, de la Metamorfosis de Ovidio. El texto
del italiano la refiere como: Una dama gentil, con bella corona de hermosas flores que le ciñe la
frente, y el vestido de color verde, recamado de oro. Con la diestra mano ha de sostener el cuerno de
la abundancia, repleto de muchos y diversos frutos, uvas, olivas, y otros semejantes. Con el brazo
izquierdo ha de sujetar un haz de espigas de trigo, maíz, panizo, legumbres y otras similares, muchas
de las cuales se han de ver cayendo y esparciéndose en tierra.
177
descripción de la pintura de las virtudes
166 Así se denominaba en el siglo XVII al pavo real. Este ave es el símbolo de la diosa
Juno por la belleza de sus plumas y por ser un rico manjar. De ella existen muchas citas en
la literatura clásica greco-romana, como Ovidio o Marcial y más tarde en San Isidoro.
167 Pedro de Valencia refiere a esta figura como el encargado de abastecer de trigo a
Roma, trayendo de algunas provincias y partes del Imperio, como Egipto, Sicilia y África,
el cereal. Hoy sabemos que la función del prefecto de la annona era no tanto la distribución
del trigo sino la de su almacenamiento para facilitar el óptimo abastecimiento. Esta figura
denominada praefectura annonae, fue creada en tiempos de Octavio Augusto y dependía del
emperador, tenía a su cargo personal subalterno y otros funcionarios, pero no fue nunca
una magistratura como por error anota el humanista español. Sobre este tema vid: A. Apa-
ricio Pérez, Las grandes reformas fiscales del Imperio Romano, Oviedo, 2006, p. 29 y ss.
168 La exaltación a Trajano pudo haberla tomado de diversas fuentes. Entre ellas la
ya citada de Plutarco. En la obra de Plinio Cecilio Segundo, se cita este aspecto de la vida
del emperador, su papel en la provisión del comercio y en proporcionar trigo al imperio,
así como las importaciones de Egipto y otros lugares que también refiere Pedro de Valen-
cia de la que hemos consultado la Edición Plinio Cecilio Segundo, Panegirico de Plinio en
castellano pronunciado en el Senado en alabanza de su mejor príncipe… traducido del latín por el
licenciado Francisco Barreda… impresa por Antonio Espinosa en Madrid en 1787.
169 Castillo De Bovadilla, Política para corregidores y señores de vassallos, en tiempo de
paz, y de guerra, y para juezes eclesiásticos y seglares.. Castillo de Bovadilla, consejero de Felipe
III, cita pp. 44, algo similar a lo escrito por Guevara en su Reloj de Príncipes.
178
descripción de la pintura de las virtudes
todo; los ojos con que vemos son los buenos en la república que segui-
mos; las orejas que oyen lo que dezimos son los vassallos que hazen lo
que mandamos; la lengua con que hablamos son los sabios de quien
las leyes y doctrinas oýmos; los cabellos que cuelgan de la cabeça son
los agraviados que piden al rey justicia; las manos y los braços son los
cavalleros que resisten a los enemigos; los pies que sustentan a todos
los miembros son los labradores que dan de comer a todos los estados;
los huessos duros que sustentan a la carne flaca son los hombres sabios
que llevan el trabajo de la república; los coraçones que no vemos público
son los privados que dan los consejos en el consejo secreto; finalmente la
garganta que junta el cuerpo con la cabeça es el amor del rey y del reyno
que hazen una república170.
La victoria
179
descripción de la pintura de las virtudes
La honra
172 Una vez más son muy evidentes las referencias a la iconografía propuesta por C.
Ripa, Iconología, T. II, pp. 401.
173 Fue uno de los árboles elegido por Alciato para su Emblema CCX en el que alude
a las victorias de Carlos V.
174 C. Ripa, Iconología, T. II, pp. 400-401.
175 Así lo identifica C. Ripa, Iconología, T. I, pp. 479-480.
180
descripción de la pintura de las virtudes
recurre a Hércules para aludir a la honra. De los tres símbolos del héroe, qui-
zás fue el águila la que se utilizó con mayor énfasis debido a su vinculación
con Júpiter, suprema divinidad y su presencia en la heráldica de los reyes
españoles.
La analogía de la monarquía hispana con el héroe mítico fue habitual
desde etapas anteriores y se hizo más firme a partir de Carlos V y sus emble-
mas heráldicos176. La cuestión se consolidó en décadas posteriores, de manera
que todavía en el reinado de Felipe IV persistía esa estrecha vinculación con
la figura hercúlea, tal y como se puso de manifiesto en el salón de reinos del
palacio del Buen Retiro con la representación pictórica de los doce trabajos de
Hércules a cargo de Zurbarán177.
La fama
Pedro de Valencia pinta a la Fama como una figura femenina con alas
extendidas para iniciar el vuelo, pero con la punta del pie apoyada en la tierra
y la cabeza entre las nubes. Las plumas de las alas han de estar llenas de ojos
y el manto sembrado de orejas y lenguas. Todas estas referencias se describen
en la Iconología de Ripa, cuyo modelo son unos versos de Virgilio que Ripa
copia en su obra178. Sin embargo, el humanista español introduce algunos
cambios respecto de esa fuente, ya que en lugar del habitual atributo de la
trompeta, que suele acompañar a la Fama, se propone que porte en la mano
papeles que va esparciendo por el aire.
Mantiene, no obstante, dos de los símbolos más frecuentes de la Fama
Preclara, propia de emperadores y personalidades ilustres; uno, el caballo
Pegaso179 y, otro, el rayo entre nubes. El primero en alusión a la rapidez con
que se extiende y el segundo a que su voz resuena por todo el orbe.
181
descripción de la pintura de las virtudes
La eternidad
180 En la obra de Ripa las tres cabezas aluden al pasado, presente y futuro, que resu-
men la Eternidad.
181 C. Ripa, Iconología, T. I, pp. 392-393.
182 Las propiedades benefactoras del cedro, su carácter incorruptible, y por lo tanto
su simbología con la eternidad, así como otras referencias que cita Pedro de Valencia, tal es
el caso de perfume de su madera que se traspasa a las ropas conservadas dentro de recep-
táculos y arcas de esta materia, de todo ello también se hace eco Sebastián de Covarrubias
Orozco en su Tesoro de la lengua castellana, Madrid, Castalia, 1995, p. 292.
182
edición
El texto que contiene el tema de las virtudes se halla recogido en tres ver-
siones diferentes en el manuscrito 13348. Los folios 22r-27r contienen el texto
completo de las veinte virtudes, con sus símbolos y ejemplos1. En los folios
28r-30v, hasta algo menos de la mitad de éste, se recogen los símbolos de las
virtudes, abreviados sobre el texto anterior. Se numera cada una de las virtu-
des con números arábigos y en los márgenes se anotan los nombres de los per-
sonajes que sirven de ejemplo a estas virtudes, precisando en algunos de ellos
la fuente seguida. En el folio 30v, hasta el folio 31v, se incluye un esquema con
las virtudes y sus símbolos, como se ve en la siguiente imagen del folio 3ov:
185
descripción de la pintura de las virtudes
186
descripción de la pintura de las virtudes
Vitoria A: Victoria B
Otras modificaciones, que suelen afectar a la sintaxis:
y que su nombre lo sinifica A: como lo sinifica su nombre B
traía flotas ordinarias para traer A: con flotas ordinarias traía trigo B
187
descripción de la pintura de las virtudes
[22r]
a Relación de la traza de las virtudes fecha por Pedro de Valencia y Juan Baptista
Lavaña B.
b galería A: galaria B
c estas del. A
d doce A: las doce B
e prudencia, justicia, fortaleza, templanza, providencia om. B
f la add. B
g como frutos dellas sscr. A
h res del. A
i como la del. A
j vitoria A: victoria B
k estas virtudes y los frutos de ellas se adornan A: adórnase la pintura de estas vir-
tudes y de sus frutos B
l corona de real del. A
m y el imperio A: e imperio B
n vestiduras reales B
ñ y por esto mismo ha de estar con vestidura real de púrpura y oro mg. A
o la significación que se le da a la oliva A: la significación de sabiduría que se le da a
la oliva B
p por la luz del aceite A: porque su aceite alumbra y tiene superioridad sobre los
demás licores B
188
descripción de la pintura de las virtudes
y pintaron los antiguosa. Lab lechuza a los pies, porque esta ave, siendo no
tan fuerte como otras y muy inferior en vueloc, con prudencia usandod de las
tinieblas alcanza y vence a las demás cogiéndolas en el sueño al tiempo de
su descuido y flaquezae. En las gradas de su trono se ponenf cuatro varonesg
señalados por prudentes, Solón y Pericles griegos, y Fabio Máximo y Cayo
Lelio romanos. Solón fue el que dio leyes a la republica de los atenienses, y
usó de grande prudencia en ordenarlas y establecerlas de manera que las
guardaronh siempre los atenienses y de ellas tomaron los romanosi lasj de las
doce tablas. Pericles fue capitán de los mismos ateniensses y usó de mucha
prudencia en cercark de muros a la ciudad de Atenas sin que lo supiesen ni
pudiesen estorbar los Lacedimonios. Y en otras muchas ocasiones se mostró
prudentísimol. La prudencia de Fabio Máximo es muy celebrada por haber
echado de Italia a Anibal con sólo elm diferir la batalla a quen fue provocadoñ
de los enemigos, e incitadoo de sus soldadosp y del mismo senadoq romano.
Cayo Lelio tuvo por sobrenombre sapiens, que en latín significa el prudenter,
principalmente porque en la sedición de los dos hermanos Gracos, habién-
dose comenzado a declarar por ellos, presto reconoció el peligro a que se
ponía aquel bando, y con prudencia y sin nota se retirós.
Por símbolos de la virtud se ponent la cabeza del dios Jano con dos caras
con que mira, con la una lo pasado y con la otra lo venidero, como deben
189
descripción de la pintura de las virtudes
hacer los hombres prudentesa. El otro símbolo son los anades, que para pasar
el Monte Tauro, que es muy poblado de águilas, toman piedras en el pico con
que van volandob sin soltarlas, por estorbar el graznido de que suelen usar
siempre que vuelan por que no lo sientan las águilasc.
Para ejemplo de esta virtudd se pintasee a un lado Marco Porcio Catón,
llamado Censorinof, persuadiendo al Senado romano después de la segunda
guerra Púnica que destruyesen a Cartago. Por la perpetua enemistad que era
cierto había de tener aquella ciudad a la de Roma para acometerla en las oca-
siones, principalmente que los romanos después de la vitoriag de Asia yh la
herencia del rey Atalo se daban a adquirir / [22v] riquezas y a gozar de rega-
losi, con que perderían el antiguo valor, y serían fáciles de vencer por un tan
poderoso enemigo y tanj vigilantek y vecino como se podía echar de ver por
la frescura de aquellos higos, que el saco del regazo de la togal, que había tres
días se habían cogido en Cartago. Al otro lado levantándosem Publio Escipion
al que llamaronn Nasica. ñContradijo este parecer de Catón y dijoo que, por la
misma razón del descuido con que comenzaba a vivir yap el pueblo romano,
convenía sustentarq a aquella ciudad su competidora, para que les fuese
ejercicio de guerra y comenzaba a vivir ya ren que se afilasen los ánimos y
bríos de los romanos. Ambos consejos parecieron al senado bien considerars
a como deben hacer los hombres prudentes A: como conviene hacer para disponer
bien lo presente B
b con que van volando A: y vuelan con ellas
c por estorbar el graznido de que suelen usar siempre que vuelan. Por que no lo
sientan las águilas A: por no descuidarse y graznar como acostumbran hacer siempre que
van volando este recato es por no despertar las águilas contra sí B
d de esta virtud om. B
e se pinta A: píntase B
f Censorino A: el mayor o el Censorino B
g la vitoria A: señores B
h de add. B
i regalos A: deleites B
j vecino y del. A
k que estaba a la mira tan del. A
l diciendo add. B
m levantándose A: se levantó B
n llamaron A: llamaban B
ñ y add. B
o y dijo A: diciendo B
p comenzaba a vivir ya A: ya comenzaba a vivir B
q en frontera add. B
r comenzaba a vivir ya A: les sirviese de piedra B
s ambos consejos parecieron al senado bien considerar A: ambos pareceres alabó el
Senado como bien considerados B
190
descripción de la pintura de las virtudes
a senadores A: consejeros B
b finalmente se decretó que no se destruyese Cartago, pero que se despoblase A: se
decretó finalmente que Cartago no fuese destruida, sino que se despoblase la ciudad B
c vecindad y del. A
d otras A: por otras B
e consintieron A: no quisieron consentir B
f púnica add. B
g con que fue destruida la ciudad de A: cuyo fin fue la destrucción de B
h Viniendo A: llegando B
i vencidor de otras partes add. B
j con aplauso add. B
k della A: om. B
l metido del. A
m hospedado sscr. A.
n para que la viese con sus soldados A: con sus soldados para que la viese B
ñ él lo vido y agradeció todo A: vidolo todo y agradeció con buenas palabras la con-
fianza que habían hecho del B
o y habiendo salido A: en recompensa B
p atenienses om. B
q ningún A: un B
r providencia mg. A.
s parte A: lugar B
t proprio A: propio B
u de esta A: festa B
v y que su nombre lo sinifica A: como lo sinifica su nombre B
191
descripción de la pintura de las virtudes
prevenir y tajar sus inconvenientesa. Para lo cualb parece que no bastan solos
dos ojos. Tiene en la mano el globo del mundoc, en el gobierno del cual se ejer-
cita la providenciad.
Símbolose:
Sus Símbolosf son los alciones en su nido sobre la marg y unash grullas
volando altoi, porque estas aves, las unas y las otras, preveen y se previenen
para lo venidero. Los alciones que no labran su nido, si no cuando sabenj que
ha de haber serenidadk. Las grullas, porque para guardarse de las grandes llu-
vias y tiempos ásperos se levantan altas a buscar aire quieto y no perturbado,
y descubren desde allíl las regiones que gozan de más serenidad para irsem an
ellas.
Ejemploñ:
Habiendo vencido Aníbalo, capitán de los cartaginensesp, en una famosa
batalla, que se llamaq la de Cannas, porque aconteciór cerca de una pequeña
aldea de la Puglas en el reino de Nápoles, llamada Cannaet, llevó la nueva
a Cartago Magón y diola en el Senado, diciendo cómo habían sido rotos los
romanos y muerto de once mil dellos, la mayor parte de la nobleza. Para
a que lleguen antes las cosas venideras para disponerlas y prevenir y tajar sus
inconvenientes A : con el entendimiento y discurso las cosas antes que acontezcan para pre-
venirlas y atajar los inconvenientes y disponer de manera que hagan menor daño B
b lo cual A: esto B
c del mundo A: de la tierra B
d en el gobierno del cual se ejercita la providencia A: en cuyo gobierno se ejercita la
humana providencia B
e símbolos mg. A
f sus símbolos A: Símbolos suyos B
g tranquila add. B
h unas A: algunas B
i alto A: altas B
j saben A: conocen B
k serenidad A: bonanza durable B
l descubren desde allí A: desde allí descubren B
m irse A: cogerse B
n a A: en B
ñ ejemplo mg. A
o a los del. A
p habiendo vencido Aníbal, capitán de los cartaginenses A: habiendo Aníbal capitán
de los cartaginenses vencido a los romanos B
q llama A: llamó B
r aconteció A: sucedió B
s pugla A: pulla B
t Cannae A: Cannas B
192
descripción de la pintura de las virtudes
prueba de lo cual trajo allí cantidad de anillos de oro, los cuales no podían
traer sino los nobles équites y patricios. Midiéronse los anillos, y halláronse
tras modios. Pregunto Hannón sia después de aquella rota / [23r] se habíanb
pasadoc a los cartagineses algunos de los confederados de los romanos, y
respondiendo Magón que no, aconsejó Hannónd a los cartaginensses que
enviasen a Roma embajadores a tratar de paz. El cuale consejo, si lo tomaran
entonces los de cartagineses, nof fueran vencidos en aquella segunda guerra
ni destruidos en la tercera.
Solerciag:
El vestido de la solercia esh de varias coloresi, porque ella se ha de
vestirj de diversidad de pensamientos y discursos, y mudar consejos y pare-
ceres según la variedadk de los negocios y acontecimientos. Está cosiendo
una pielle de zorra con otra de león por el dicho de Lisandro, capitán de los
Lacedemonios, que para significar que lo que no se puede conseguir ni acabar
por fuerza se ha de procurar por astucia y traza. Decía que adonde no alcanza
la pielle de león, se ha de añadir y coser la de zorra. Tiene envuelta en el brazo
izquierdo una culebra, que es animal astuto y recatado, que mira mucho por
su seguridad, como sabe que es aborrecida de todosl. Acompañan a la soler-
cia, de un lado Ulises y de otro Sinón, griegos famosos enm ardides, por cuya
astucia fue destruida Troya.
Símbolosn:
Son sus símbolos una zorrañ, que para pasaro por cima de un río helado
está escuchando atentamente, si suena el agua que corre por debajo del yelo;
a por del. A
b apartado de los romanos y del. A
c se del. A
d Hannon Sscr. A
e el cual A: este B; non leg. del. A
f no A: ni B
g solercia mg. A
h ha de ser del. A
i ella del. A
j vestir A: aderezar B
k diversidad A: variedad B
l mira mucho por su seguridad, como sabe que es aborrecida de todos A: como sabe
que es aborrecida por todos mira mucho por su seguridad B
m engaños del. A
n símbolos mg. A
ñ pasando del. A
o que para pasar sscr. A
193
descripción de la pintura de las virtudes
porque es tan racatada que, si oye correr el agua, no pasa, siendo tan pequeño
el peso de su cuerpoa. El otro símbolo esb un cuervo, que para beber en una
urna o cántaro, que tiene el agua baja, a que no alcanza, trae piedras en el pico
y las va echando dentro hasta que el agua suba y él pueda beber.
Ejemploc:
Compitiendo siete, los másd nobles de Persia, sobre cuál de ellose había
de ser rey se convinieron en que el día siguiente al salirf del sol saliesen
ellos de la ciudad caminando a caballog, y que aquel, cuyo caballo primero
relinchaseh, fuese recibido por rey. Darío, que era uno de ellos, comunicó
lo concertado con un caballerizo suyo llamado Oebaro. El cual, usando de
astucia de eni la ocasión dar al caballoj olor de una yegua, hizo que al punto
relinchasek, con que luego los seis saltando en tierra se postraron adorándo-
lol por rey.
Justiciam:
La justicia, que es la segunda de las cardinalesn después de la prudenciañ,
se pone sobre una pirámide triangular que tenga gradas por todas tres partes,
en las cuales gradas están sentadoso en el un lado reyes, emperadoresp, y prín-
cipes; en elq otro senadores y noblesr, en el otros gente popular, porque esta
pirámide significa las tres formas de gobierno legítimo en que se administra
a porque es tan racatada que, si oye correr el agua, no pasa, siendo tan pequeño el
peso de su cuerpo A: y siendo tan poco el peso de su cuerpo y ella tan ligera es tan recatada
que si siente que corre agua no pasa B
b es del. A
c ejemplo mg. A.
d los más sscr. A
e de ellos A: dellos B
f salir A: nascer B
g hacia el oriente para saludar o adorar al sol del. A
h relinchase primero A: primero relinchase B
i en om. B
j de su amo add. B
k y luego del. A
l adorándolo A: y lo adoraron B
m justicia mg. A
n de las cardinales transp. A
ñ después de la prudencia om. B
o de del. A
p reyes, emperadores A: emperadores, reyes B
q el om. B
r senadores y nobles A: nobles y senadores B
s otro A: tercero B
194
descripción de la pintura de las virtudes
a la om. B
b y om. B
c de A: en B
d gobierno A: reino B
e la A: su B
f A om. B
g de Dios A: de la divina justicia B
h tiene add. B
i derecha un ramo de oliva, y en la izquierda mg. A
j tiene om. B
k paz y sscr. A
l y labrarse los campos y ser favorecidos los sembrados con las lluvias y bendición
del cielo A: y seguridad y hartura que los campos se cultiven y las labores de los hombres
sean favorecidas con la bendición y lluvia del cielo B
m símbolos mg. A
n traían del. A
ñ llevaban sscr. A
195
descripción de la pintura de las virtudes
Ejemploa:
Zaleuco fue legislador de los loerenses griegos, en el reino de Nápoles;
enb sus leyes puso pena al adúltero, de que le fuesen sacados los ojos. Un
hijo suyo cometió este delito y, habiéndolo el padre sentenciado conforme a
su ley, todo el pueblo reclamó rogando que le fuese remitida o conmutada la
pena, por ser hijo de un tan grande bienhechor de la república. Zaleuco no lo
consintió y, después de larga porfía, satisfizo a la ley sacándose asíc primero
un ojo y luego otro a su hijo, con que cumplió con los dos oficios de padre
piadoso y juez justicierod.
Clemenciae:
Las compañeras de estaf virtud son la clemencia y la gratitud. La cle-
mencia está vestidag de blanco y tiene abrazado con la mano izquierdah un
cordero, y de la derecha está arrojando una vara para sinificar la sencillez y
candor de estai virtud y su mansedumbrej, y que remite los rigores y castigos,
y suelta la vara o azote con que suele castigar.
Símbolosk:
Símbolos suyos son el arco del cielo y una yerba llamada betónica. El
arco en las nubes puso Dios por señal de su clemencia para con los hombres,
prometiendo de no destruir otra vezl el mundo con diluvio, como en tiempo
de Noém. La betónica es una yerba cuyas hojas y ramas son muy benignas y
medicinalesn, pero su raíz dicenñ tiene algún veneno con que seo aconseja a los
príncipes que encubran y disimulen la amargura y el rigorp, y den muestrasq
de mansedumbre y clemencia.
a ejemplo mg. A
b Non leg. del. A
c mesmo add. B
d padre piadoso y juez justiciero A: juez justiciero y de padre piadoso B
e clemencia mg. A
f de esta A: desta B
g está vestida A: viste B
h abrazado con la mano izquierda A: con la mano izquierda abrazado B
i de esta A: desta B
j y su mansedumbre om. B
k símbolos mg. A
l otra A: segunda B
m como en tiempo de Noé om. B
n benignas y medicinales A: medicinales y beninas B
ñ dicen A: escriben que B
o se om. B
p la amargura y el rigor A: el rigor y la amargura B
q en sus obras y palabras add. B
196
descripción de la pintura de las virtudes
Ejemploa:
Por la persona y el lugar del hecho del grande Constantino es muy
insigne el ejemplo en esta virtudb, que habiéndosele dado papeles de dila-
ciones y acusacionesc contra muchos de los deld Concilioe, al fin delf, estando
todos con temor de ser de los comprehendidos y de cómo / [24r] procedería
el emperadorg, hizo sacar todos los papeles y procesosh y los mandó quemar,
como se hizo allí luego en presenciai y con grandej aplauso y loor de todosk.
Gratitudl:
En un palacio real que tenga muchas puertas, todas abiertasm, está senta-
da en medio en trono real sentada la gratitud (que es el agradecimiento): una
n
a ejemplo mg. A
b por la persona y el lugar del hecho del grande Constantino, es muy insigne el
ejemplo en esta virtud A: por el lugar y por la persona demás de por el hecho es muy
insigne el ejemplo del gran Constantino en esta virtud B
c dilaciones y acusaciones A: acusaciones y dilaciones B
d del A: congregados en el B
e niceno add. B
f al fin del A: y B
g con ello add. B
h papeles y procesos A: procesos y papeles B
i como se hizo allí luego en presencia A: luego allí a la vista B
j grande om. B
k todos A: todo el Concilio B
l gratitud mg. A
m todas abiertas A: abiertas todas B
n está sentada A: se pone B
ñ que sini del. A
o tiene a los lados dos matronas que la acompañan A: a los lados la están acompa-
ñando dos matronas B
p notifica A: da a entender B
q símbolos mg. A
197
descripción de la pintura de las virtudes
de comer al nido, y los sacan a volar llevándolosa sobre sus hombros y alas.
El crocodilob también que es agradecido a una ave llamado troquilo, que,
estando aquella fiera tanc cruel, llena la garganta de sanguisuelas, abre la boca
y el troquilo entrad y le quita las sanguisuelase, y se sustenta conf ellas y el cro-
codilo agradecidog deja salir el ave, sin hacerle ofensa.
Ejemploh:
Alejandro Magno agradecido de los servicios de sus soldadosi, estando
en Persia, después de haber vuelto de la India, tomó muestra del ejércitoj de
los macedoniosk, y a todos los que halló cansados, estropeados y viejosl, o en
otra manera inútiles para la guerra, los envió a sus casas honrados y ricos con
grandes dádivas, y escribió a Antípatro, que por él gobernabam Macedonia,
que en las fiestas y juegosn los pusiese en el mejor lugar para que de allí seña-
lados con coronas en las cabezasñ mirasen y fuesen vistoso. Mandóp que los
hijos de los soldados muertos sucediesen a sus padres, gozandoq de sus suel-
dos y entretenimientos.
Fortalezar:
La fortalezas está representada en la format que los antiguos pintaban
a la diosa Palas o a Roma armada, y queu en la mano derechav tiene una
a llevándolos om. B
b dicen add. B
c bruta y add. B
d el troquilo entra A: entonces entra el troquilo B
e le quita las sanguisuelas A: se las quita B
f se sustenta con A: se mantiene de
g de la buena obra add. B
h ejemplo mg. A.
i de los servicios de sus soldados A: a sus soldados B
j ejército A: estado B
k que le habían servido en aquella gran jornada add. B
l cansados, estropeados y viejos A: estropeados, viejos y cansados B
m por él gobernaba A: gobernaba por él B
n las fiestas y juegos A: los juegos y fiestas B
ñ para que de allí señalados con coronas en las cabezas A: con coronas en las cabe-
zas para que desde allí señalados con honor B
o de todos add. B
p también add. B
q gozando A: y gozasen B
r fortaleza mg. A
s fortaleza sscr. A
t forma A: figura B
u y que sscr. A
v derecha sscr. A
198
descripción de la pintura de las virtudes
a símbolos mg. A
b del rinocerote es muy conocida A: es terrible en el rinocerote B
c por símbolo de la fortaleza real que el león A: que el león por símbolo de la forta-
leza real B
d superioridad add. B
e tiránica e interesada A: interesada y tiránica B
f contra animales del. A
g su superioridad sobre animales no de su specie A: contra animales que no son de
su especie y que lo temen y aborrecen B
h guía del. A
i padre sscr. A
j Agammenon A: Agaminon B
k al cual llama A: que fue general de los griegos contra Troya y que él llamaba B
l y no al león add. B
m ejemplo mg. A
n el rey Porsena, de la Toscana A: Porsena rey de Toscana B
ñ ejército bastante A: fuerzas bastantes B
o a gran priesa a la ciudad add. B
p solo add. B
q y esperó add. B
r del Tibre sscr. A
s que del. A
t contrario add. B
u por detrás A: a sus espaldas B
v así se hizo A: hiciéronlo así B
w una add. B
199
descripción de la pintura de las virtudes
ala río y salió de la otra parte a nadob, favoreciendo Dios con el buen suceso
la fortaleza de aquel gran varón.
Magnanimidadc:
Acompañan a la fortaleza la magnanimidad y la constanciad. Píntase la
magnanimidade una doncella amazona y varonil, que sobre lasf ropas largas
bermejas esté como Hércules vestida de una pielle de león. Ha de ir como
arrojándose y acometiendog una fortaleza o castillo, llevando en la mano
derecha una hacha encendida, yh embrazado un escudo, y con su alfange
ceñido.
Símbolosi:
Tiene por símbolo al león, y a un león que suelta de las uñas libre un
pájaro que había tenido aquella noche en las manosj parak defensa del fríol.
Ejemplom:
n
Anchuro, hijo de Midas rey deñ Frigiao,p habiéndose abierto en Celene,
lugar de Frigiaq, una gran boca en la tierra, que tragaba atrayendo hacia sí
grande número de hombres cada díar. Preguntado por remedio de aque-
lla calamidad, respondiós un oráculo que no se cerraría, si no era echando
a al A: en el B
b de la otra parte a nado A: a nado de la otra parte B
c magnanimidad mg. A
d y add. B
e como add. B
f las A: sus B
g como arrojándose y acometiendo A: depriesa arrojándose a acometer B
h y del. B
i símbolos mg. A
j aquella noche en las manos A: en las manos toda la noche B
k calentarse del. A
l o en lugar de algunos destos al icneumón, un animalejo como vieron que se entra
por la boca de un crocodilo o caimán, que así dicen que lo hace y mata tan horrendo ene-
migo rompiéndole allá dentro las entrañas, y saliendo libre por un lado add. B
m ejemplo mg. A
n anculus del. A
ñ Lidia del. A
o Frigia sscr. A
p Anchuro hijo de Midas rey de Frigia A: Anchuro príncipe de Frigia hijo del rey
Midas B
q Frigia A: de aquel reino B
r tragaba atrayendo hacia sí grande número de hombres cada día A: atrayéndolos y
arrastrándolos hacia así tragaba cada día gran número de hombres B
s respondió A: como hubiese respondido B
200
descripción de la pintura de las virtudes
allía la cosa más preciosa que hubiesenb. Este príncipe, entendiendo que la
más preciosac es la vida del hombre, subió en und caballo y habiéndose des-
pedido dee su padre, y de su esposa Timoteaf, se arrojó de carrera dentro en
aquellag hoya y ofreció su vida por el bien de su patria.
Constanciah:
Píntasei sentada en una piedra cuadrada, con la una mano sobre el
muslo, y con la otra alta como quien afirma una cosa que ha dichoj.
Símbolosk:
Una roca en medio del mar combatida de grandes olas, y una encina
robusta combatidal de la furia de los vientos.
Ejemplosm:
Atilio Régulon, capitán general de los romanos, fue cautivo yñ preso poro
los cartaginenses y llevadop a Cartago, donde aquella república trató con élq
que, debajo de juramento de volver, si elr truecos no tuviese efeto, fuese a
Roma a tratar con los romanos que trocasen todos los cartaginenses captivos
que teníant, y los diesen por el solo y viejo. Idou a Roma persuadió al Senado
que no hiciesen trueco tan desigual. Y, aunque nadie le compelía a volverv
a Cartago, élw volvió allá por guardar la fe del juramento. Los cartagineses,
201
descripción de la pintura de las virtudes
202
descripción de la pintura de las virtudes
a un mancebo sscr. A
b ilustre A: principal B
c si un mancebo del. A
d Non leg. del. A
e allí add. B
f mucho A: mucha cantidad de B
g que le traían add. B
h Non leg. del. A
i no lo quería, que lo llevasen por A: lo llevasen que él no lo quería, y lo añadía para B
j un add. B
k como entonces se hallaba add. B
l comidas A: manjares B
m viles y ordinarias A: ordinarias y viles B
n de ellos om. B
ñ de mucho oro que le traían A: que le traían que era de mucho oro B
o Dentato add. B
p quería A: quiere B
q y add. B
r y dijo mg. A
s y dijo volvedles A: devolvedlas dijo B
t y hallado add. B
u y destrucción add. B
v soy venci del. A
w magnificencia mg. A
x cargado A: que está cargado B
y que está om. B
203
descripción de la pintura de las virtudes
cogiendo de las manzanas con la una mano y con la otra repartiéndolas a per-
sonas dignas de calidad.
Símbolosa:
Tieneb por símbolos un teatro sumptuosoc y el Coloso de Rodas, porque
esta virtud se ejercita, demás de en dádivas grandes yd que enriquecen a los
que las reciben, en obras públicas de ostentación y costa extraordinariae, a
quef no alcanzan los ánimos ni las haciendas de los particulares, y así a ellos
no les toca esta virtud, sino la liberalidad.
Ejemplog:
No es razónh buscar el ejemplo de la magnificencia en la antigüedadi,
teniéndolo tan ilustre y cercano en casa en la persona del rey don Felipe II nues-
tro señor, que se pintara mirando a su obra de la fábrica de san Lorenzoj.
Frugalidadk:
Así como la magnificencia parece se acercal a los términos del un extremo
vicioso, que es la prodigalidad, por la parte contraria la frugalidad se acerca
a los linderos de la escasez. Pintase la frugalidadm a lan puerta abiertañ de una
casa de campo, donde está recogiendo y guardando frutos, con la llave de la
puerta en la mano, y otras menores colgando de la cinta. Ha de estar la casa
cerca de un puerto de mar, en queo se veanp navesq de que se descarguenr oro,
plata y varios frutos y cosas de las necesarias y útiles a la vida, que también se
han de llevars a guardar a la casa.
a símbolos mg. A
b tiene A: tendrá B
c sumptuoso A: romano B
d y om. B
e de ostentación y costa extraordinaria A: y edificios de costar y ostentación extraor-
dinaria B
f que A: los cuales B
g ejemplo mg. A
h razón A: justo B
i buscar el ejemplo de la magnificencia en la antigüedad A: que se vaya a buscar en
la antigüedad el ejemplo de la magnificencia B
j de san Lorenzo A: del Escorial B
k frugalidad mg. A
l acerca A: arrima B
m con honesto vestido, no galano ni pomposo, puesta add. B
n la A: una B
ñ abierta sscr. A
o que A: donde B
p vean A: verán B
q que traen del. A
r descarguen A: descargan B
s han de llevar A: llevan B
204
descripción de la pintura de las virtudes
Símbolosa:
/ [25 v] bSímbolos de la frugalidad seránc una colmena, por la diligencia
con que aquel ejambre, que es comod un reino natural, pone en recoger y guar-
dar, y gastar con limitación el mantenimiento de cadae año. Los sirguerillos
comiendo las semillasf de una alcachofa de un cardo, contentos con tan vil
y fácilg comida, contienen también símbolo de esta parte deh moderación y
templanzai.
Ejemploj:
Fue grande ejemplo de esta virtudk l emperador romano Marco Antonino
Píom, que tuvon ñ particularo p cuidado deq moderar los gastos del imperio y de
su casa, informándose de ellos y reconociendor los que se podían excusars o
reducirt a menos.
Frutosu:
Los frutos más notables que del ejercicio de estas virtudes se suelen
seguir en los reinos y repúblicas son los ocho referidos al principiov.
205
descripción de la pintura de las virtudes
Felicidada:
El primero la felicidadb que se pinta en pie arrimada a un pedestal para
denotar el deseoc d ye cuidado que conviene tenerf g queh sea firme y durable.
En la mano derecha tendrá un caduceo largo como lanzai con que escriba en el
sueloj, porquek no puede haber felicidad cumplida sin la paz, la cual es sinifi-
cada por el caduceo de Mercurio con la mano izquierda. Ha de tener recogido
el seno o regazo, y en él muchos frutos de la tierra.
Símbolosl:
Sus símbolos sonm una vid muy fértil muyn cargada de racimos, que esté
arrimada y tenga abrazado a un olmo. El otro una oveja conñ el vellocino de
oro.
Ejemploo:
Pondrásep para dotrina y ejemplo la conversación o plática que tuvoq
Creso, rey de Lidia, con Solón, que fue uno de los siete sabios de Grecia. Y
habiéndole mostrado el rey sus riquezas, en que había grandes montones de
oro y plata, y preguntándoler cuál era el hombre mas feliz que había visto en
el mundo, esperando que le había de responder que lo era el mismo rey, dijos
que el más dichoso que había conocido había sido un hortelano en Atenas,
a felicidad mg. A
b el primero la felicidad A: la felicidad que es el primero y los contiene todos B
c de del. A
d que se tiene add. B
e el add. B
f y cuidado que conviene tener sscr. A
g que conviene tener A: con que se ha de procurar B
h la felicidad add. B
i o báculo add. B
j que así fueron al principio los septros de los reyes add. B
k porque A: y no B
l símbolos mg. A
m son om. B
n muy A: y B
ñ la lana o add. B
o ejemplo mg. A
p pondrase om. B
q al rey del. A
r la conversación o plática que tuvo Creso, rey de Lidia, con Solón, que fue uno de
los siete sabios de Grecia. Y habiéndole mostrado el rey sus riquezas, en que había grandes
montones de oro y plata, y preguntándole A: se pintara Creso rey de Lidia que habiendo
mostrado a Solón uno de los siete sabios de Grecia sus riquesas y tesoros en que había mon-
tones de oro muy grandes y de plata le preguntó B
s dijo A: pero Solón dijo B
206
descripción de la pintura de las virtudes
llamado Telo, que, después de sana y larga edada, había dejado por herede-
ros de su huertab a sus hijos, y muertoc en paz en su casa. Tras éste refirió
otros ejemplos de felicidad y en ninguno puso al mismo Creso, porqued
nadie podía ser juzgado por dichosoe mientras vivía y estaba sujeto a varios
sucesos.
Pazf:
La paz se pinta en pie, con una hacha encendidag, poniendo fuego a un
montón de armas y en la otra manoh un ramo de oliva.
Símbolosi:
La paloma con un ramoj de olivak en el pico, como volvió al arca de
Noé , sinificó las paces entre Dios y los hombres, quem es el fundamento
l
a sana y larga edad A: de haber vivido con salud y alegría larga edad B
b y de su ejercicio add. B
c y muerto A: muriendo B
d de felicidad y en ninguno puso al mismo Creso, porque A: sin acordarse de contar
por dichoso a Creso en ningún grado y preguntándole el rey la causa respondió que B
e dichoso A: feliz B
f paz mg. A
g en la mano add. B
h mano sscr. A
i símbolos mg. A
j pequeño add. B
k de oliva A: del mismo árbol B
l después del diluvio add. B
m que A: y la paz con Dios B
n de la paz verdadera de ellos entre sí A: de todos los bienes y de que los hombres la
tengan dentro de sí y unos con otros B
ñ caduceo A: ceptro aura B
o pintan A: pintaban B
p es el símbolo más conocido entre los antiguos A: que llamaban caduceo fue entre
los antiguos el símbolo de paz más conocido B
q Su add. B
r ejemplo mg. A
s en Bethlem add. A
207
descripción de la pintura de las virtudes
que el emperador Augusto Cesar cerró el templo de Janoa. Este templo era el
erario público o caja del tesoro de donde se proveían los gastos de las guerras
y se tenía abierto siempre mientras las había, y cuando faltaban del todo, que
acontecía raras veces, se cerrabab.
Concordiac:
Píntase la concordia en pie, en la mano izquierdad un plato lleno de cora-
zones juntos unos con otrose, y en la derecha un labarof, que es una bandera o
estandarte imperial antiguo, en cuya asta estén clavadas las insignias eg imá-
genes de los emperadores, comoh se ve en las medallasi.
Símbolosj:
/ [26r] Símbolosk de concordia son dos cornejas juntas, luna enfrente
de otra, que son aves que no se hallan bien solas, sino dos juntasm. También
se ponen para sinificar esta virtudn y unos pececillos muy pequeños llama-
dosñ apuas, que andan siempre juntos en gran manadao, y se arriman a las
peñas para defenderse con aquella uniónp de que no los coman los pecesq
mayores.
a que fue una de las veces que el emperador Augusto César cerró el templo de Jano
A: que comenzó cuando la tercera vez el emperador Octavio César Augusto, compuestas las
paces por toda la tierra y habiendo últimamente vencido a los cántabros en España, que en
todo el tiempo antes desde que Numa Pompilio lo fundó no se había cerrado más de otras
dos veces, pero de las veces que lo cerró Augusto hay alguna duda entre los autores, que
muchos dicen que no fue más de una B
b Este templo era el erario público o caja del tesoro de donde se proveían los gastos
de las guerras y se tenía abierto siempre mientras las había, y cuando faltaban del todo, que
acontecía raras veces, se cerraba del. A
c concordia mg. A
d derecha del. izquierda sscr. A
e en la mano izquierda un plato lleno de corazones juntos unos con otros A: con un
plato de corazones juntos unos con otros en la mano izquierda B
f labaro A: vara B
g e A: o B
h como A: al modo que B
i antiguas add. B
j símbolos mg. A
k símbolos A: antiguo símbolo B
l la add. B
m dos juntas A: ordinariamente apareadas B
n sinificar esta virtud A: sinificación de concordia B
ñ y unos pececillos muy pequeños llamados A: unos pececillos menudos que les
llaman B
o juntos en gran manada A: en manadas muy juntos unos con otros B
p con aquella unión om. B
q peces A: peces B
208
descripción de la pintura de las virtudes
Ejemploa:
Esta virtud conviene que la haya primeramente entre los hermanosb.
Así se pone aquí para ejemplo dellac la concordia y amistadd que hubo entre
Timoleón Corintio ye Teófanes, al cualf libró Timoleón de un gran peligrog,
teniéndolo cercado y derribado del caballo los enemigos en una batalla entre
los argivos y los corintios.
Abundanciah:
La Abundancia ha de estari coronada con dej una guirnalda de flores y
diversidad dek frutosl y ha de tener en la una mano una cestam colmada de
frutosn, de manera que caigan della en la tierra por no caber en la cestañ o, de
donde los estén cogiendop unos niños. En la otra mano unas espigas muy
gruesas, yq granadas abiertas.
Símbolosr:
s
Símbolos serán la t higuera con higos tempranos y tardíos: unos
maduros, que son las brevasu y otrosv verdes todavía. Yw el pavón con sus
a ejemplo mg. A
b esta virtud conviene que la haya primeramente entre los hermanos A: conviene
haya concordia en toda la república, pero primeramente que la tengan los hermanos entre sí B
c della om. B
d concordia y amistad A: grande amistad y concordia B
e un hermano suyo llamado add. B
f Teófanes del. A
g gran peligro A: peligro muy apretado B
h abundancia mg. A
i ha de estar A: se ha de pintar B
j de om. B
k y diversidad de A: entretejidas muchos y diferentes B
l de espigas del. una guirnalda de flores y diversidad de frutos sscr. A
m grande add. B
n y ha de tener en la una mano una A: en la una mano tendrá B
ñ caigan della en la tierra por no caber en la cesta A: por no caber se caigan muchos
en la tierra B
o con ambas manos recogido el regazo o seno de la vestidura y en él muchos frutos
que no quepan y trasviertan y se caigan al suelo del. en la una mano una cesta colmada de
frutos, de manera que caigan della en la tierra por no caber en la cesta A sscr.
p ni del. A
q unas espigas muy gruesas, y A: tendrá cinco o seis espigas fértiles y gruesas, y dos
o tres B
r símbolos mg. A
s sus add. B
t la A: una B
u unos maduros, que son las brevas A: los tempranos que son las brevas maduros B
v otros A: esotros B
w y A: el segundo símbolo B
209
descripción de la pintura de las virtudes
polluelosa recogidos debajo de las alas, que, demás de que cría tres veces en el
año, es lucidab su fecundidadc por ser losd hijos tane hermosos.
Ejemplof:
Los emperadores romanos tuvieron grande cuidado de proveer aquella
grang ciudad de mantenimientos, primeramenteh del pan. Para lo cual habíai
un magistrado que llamabanj Prefecto de la annona, que traíak flotas ordina-
rias para traerl trigo de Egipto, de África ym Sicilia, yn otras partes; y demás
de estoñ, parao sustentar a los que no tenían propiedadp fundaron un posito y
señalaron raciones de a dos horas cada día que daba a los necesitados. Llegó
a ser el número de los que recibían estas racionesq en tiempo de Augusto de
docientasr mil personass, que ha hanega cada mes, como sale la cuenta, viene
a montar otras tantas milt hanegas al mes, que parece cosa increíbleu. Pero
escribe que algunas veces llegó a mayor número de repartimiento del pan y
quev el emperador Trajano añidió los niños y niñasw de nueve años arriba para
que se les diese ración, por esta particularidadx y por ser Trajanoy español, y
210
descripción de la pintura de las virtudes
a príncipes A: reyes B
b de esta A: desta B
c (que así la llamaban) mg. A
d la add. B
e de proveer A: con que proveía B
f aquí add. B
g vitoria mg. A
h quedan del. A
i también las victorias navales A: las victorias navales también B
j otras A: las B
k que es muy cierto A: también para confirmar B
l grande add. B
m alcanzar ni conservar vitoria ni señorío A: alcanzar vitoria ni conservar paz y
señorío B
n señor add. B
ñ símbolos mg. A
o la add. B
p que aun secas del humor quedan verdes en el color add. B
q por add. B
r en su ramo add. B
211
descripción de la pintura de las virtudes
a su verdura A: el verdor B
b y nunca echando ni produciendo ramo ninguno sino hacia arriba add. B
c peso que le ponen y cargada A: peso y carga de B
d la virtud de la constancia y perseverancia la más importante A: constancia y per-
severancia en el bien la más importante virtud B
e alcanzar add. B
f honra mg. A
g de tan humilde nacimiento A: tan humilde de nacimiento B
h venciendo y ganando A: si vence y gana B
i e A: o B
j ha se de pintar A: píntase la honra B
k grana del. A
l y en medio de esta corona enfrente como una joya un sol A: en la frente en medio
de la corona ha de tener un sol de oro como una joya B
m demás de la vitoria A: con la corona la vitoria y con el sol B
n conocidos e ilustres A: ilustres y conocidos B
ñ varias A: diferentes B
o por premios add. B
p los add. B
q y en las guerras los griegos y A: los griegos y en las guerra B
r símbolos mg. A
s son om. B
212
descripción de la pintura de las virtudes
dioses gentilicos, sinifica los reyes, que son los más honrados y los dueños y
repartidores de las honras humanas. Su vuelo se levanta sobre el de todosa y
su fuerza rinde y avasalla a todo el resto de las aves.
Famab:
La fama celebrando las vitorias y las virtudes y hechosc loablesd produ-
cene la honra. Porque éstaf no es bien interior, que está en elg que es honrado,
como la virtudh se halla dentro del ánimo del virtuoso yi en sus obrasj. La
honra y fama están en los que loan, y honran y tienen buena reputación dek
cada uno. Píntasel una mujer como que se levanta a volar tendidas las alasm,
yn con la punta del unñ pie en el suelo, y la cabeza cercao de las nubes. Las
plumas de lasp alas han de estar llenas de ojos y elq manto sembrado de orejas
y lenguas, Llena la una manor de papeles, que con la otra los va sacando y
esparciendo por el aire.
Símboloss:
Símbolos de la fama son el rayo entre las nubes, por el estruendo con que
se da a sentir y por el resplandor con que se manifiesta de polo a polo. El otro
símbolo es el Pegaso, un caballo con alas que va volando.
213
descripción de la pintura de las virtudes
Eternidada:
Aunque la verdadera eternidad sola estáb en la vida y gloria eterna que
se alcanza de Dios por Jesucristo nuestro señor. Pero aquí tratando de virtudes
humanas morales y políticas no se toma el nombre de eternidad más que en la
significación que lo usaron los romanos, entendiendo la posteridad, yc dura-
ción de la generación yd honra y fama dee los buenos en el mundof. Píntase
una doncella con los cabellos canos, pero que se echeg de ver que ella es virg-
enh y hermosa, antigua por las canas, y fresca y no envejecidai con el tiempo.
Elj rostro cubierto con un velo transparente, porque lo que serák en los tiempos
venideros, aunque no se vel, se conjetura. En las dos manos tiene en cada una
su cabezam, en la derecha la de Apolo, y en la izquierda la de Diana, que son el
sol y la luna, que miden el tiempo y duran con él en perpetua juventud. Va en
un carro tirado de dos elefantes, // [27r] que los gobiernan dos niños, porque
los elefantesn son los animales de más larga vidañ.
Símboloso:
Son símbolos de la eternidad el Ave Fénix, por lo que se cuenta de su
renovaciónp perpetuaq sin generación, y el cedro por la incorruptibilidad de su
madera y la que comunica su olor a las vestiduras y cosas que se guardanr en
las arcas que de ellas se labran.
a eternidad mg. A
b la verdadera eternidad sola está A: la eternidad verdadera solamente consiste y se
halla B
c y A: la B
d sucesión add. B
e de A: que dejan B
f que a esta llaman también gloria add. B
g bien add. B
h moza add. B
i ni debilitada add. B
j El A: su B
k será A: ha de ser B
l claro se trasluce y add. B
m en cada una su cabeza A: dos cabezas B
n dicen add. B
ñ más larga vida A: vida más larga B
o símbolos mg. A
p y duración add. B
q por sucesión add. B
r con del. A
s della A: de él B
214
descripción de la pintura de las virtudes
/ [27v]
Descripción de la pintura de las virtudes1
/[28r]
1b. La figura de la prudencia. En un palacio, y ella semejante a la de
Minerva desarmada, coronadac, a sus pies tenga la lechuzad, y esté vestida de
púrpura oroe. En pie en un trono compuesto de tres gradas altas, en las cuales
se pondrá. En la más alta ha de estar ella y en las otras dos a sus lados, de una
parte Solón y Pericles, griegos, y de la otra Fabio Máximo y C. Lelio Sapiensf,
romanos, y en lag mano derecha un timónh.
2i. Justicia. Sobre pirámide triangular, vestida y hermosa como se pin-
taba la imagen del signo de Virgo. La ropa azulj sembrada de estrellas. En las
gradas de la parte derecha estarán sentados reyes; en la izquierda senadores;
en la tercera populares. Cercada la pirámide de muchedumbre del pueblo
mirando todos a la justicia y como pidiéndola.
3k. Fortaleza. Una mujer como se pinta Palas o Roma armada. Tendrá en
la mano derechal la Vitoria, como se suele pintar, y en la izquierda la lanza; a
1 Se inicia en el fol. 28v una versión abreviada de lo expuesto en las páginas ante-
riores. En el fol. 30v se incluye otra versión más abreviada aún, un esquema de las virtudes,
sus símbolos y sus ejemplos.
215
descripción de la pintura de las virtudes
los dos lados dos grandes trofeos y más abajo gente militar dea varias nacio-
nesb. Por remates del templo se pondrán trofeos pequeños y ramas de oliva y
de laurel.
4c. Templanza. En medio de su palacio asentada no en un trono sublimed,
y amarradose como cautivos Baco, Venus y su hijof. En la mano ung cíngulo.
5h. Providencia. Ha se de pintar un paísi y en una parte eminente de él sej
pinte la providenciak en pie mirando a lejos, vestida de una vestidura sembrada
de ojos por la parte delanteral, y en la manom izquierda el mundo, y con la dere-
cha señalando en este país. Hay diferentes personas con varios ejercicios.
[28v]
Pag. 1665 Pirro rey de los epirotas saliendo de la fortaleza de Atenas
acompañado de su guarda hace una plática a los atenienses2.
[29r]
6n. Solertia. En medio de un bosque vestida de varios colores. Enñ la
mano izquierdao una serpiente cogiendo una piel de zorra, con otra de leónp.
De una parte Ulises y de otra Sinón.
7q. Clemencia. En un palacio real a la puerta vestida de blanco y que
tenga abrazado un cordero con el brazo izquierdo, y de la derecha arrastra
2 Esta referencia, que es lo único que aparece escrito en el fol. 28v, anota el ejemplo
1, la figura de la prudencia.
a todas del.
b en del.
c Scipión Africano caso de la doncella. Curio Dentato. Valer. Max. Pág. 169 mg. Val.
Máx., IV 3, 1.
d en medio de dos árboles de la parte derecha el cedro y de la izquierda el agnocasto del.
e a los árboles del.
f Baco al cedro y Venus al agno del.
g un freno del.
h Hannón Cartaginés después de la batalla de Canas. Valer. Pág. 809 mg. Val. Máx., VIII 3.
i en él una parte emi. del.
j ha de del.
k con dos caras del. sscr.
l por la parte delantera sscr.
m el mundo del.
n En el fol. 28 r, 6. Solertia. Ulises. Vulpes. Sinón. Equus durateus. mg. Darío Histaspis.
El relincho del caballo. del.
Darío de Histaspis. El relincho del caballo. Valer. pág. 314 mg. Val. Máx., VIII 3, ext. 2.
ñ una mano del.
o la mano izquierda sscr.
p Sscr. La derecha en la mejilla como pensativa del.
q Constantino Magno en el concilio niceno. Theat. H. 2661 mg.
El ejemplo de Augusto César perdonando a Lucio Cinna. Sueton. et Dio pág. 166 q. mg. del.
216
descripción de la pintura de las virtudes
una vara como que no quiere castigar. A los lados hombres inclinados como
agradeciendo, y por el suelo a sus pies grillos y cadenas quebradas.
8a. Gratitud. Un palacio abierto y de muchas entradas, y en medio de él
una princesa. Tendrá en lab mano izquierda un cornucopie de varios frutos
y flores, y en la derecha muchas coronas diferentes. Han de acompañarla
dos matronas ancianas. A la mano derecha la razón haciendo además con las
manos como quien persuade a la memoria; de la otra leyendo un papel largo
como minuta escrito por ambas partes.
9c. Magnanimidad. En pie en un campo raso sobre un pedestal, vestida
de telad de color verde, y a los lados edificios grandes y puentes, anfiteatros y
otros; y ellae señalando como que les manda hacer el coloso, mausoleo, pirá-
mide y anfiteatro.
[29v]
10f. Constancia. Sentada en un cubo con la mano derecha alta delante de
el rostro, alzando el dedo segundo como afirmando. Con la mano izquierda
afirmada sobre el muslo.
11g. Magnificencia y liberalidad. En un campo en medio de las dos un
naranjo grande con naranjas de oro y plata. La magnificencia vestida como
reina, y a la parte derecha cogiendo de las naranjas de oro y dándolas a per-
sonas de calidad. La liberalidad, a la mano izquierda con hábito moderado.
Cogiendo las frutas de plata y dalos a personas de menos calidad. A la parte
de la magnificencia edificios suntuosos como templos, puentes, palacios.
12h. Frugalidad. A la puerta de una casa de campoi ha de tener en la
mano una llave.
217
descripción de la pintura de las virtudes
a Solón hablando con Creso y diciéndole (de los del.) cuáles son los verdaderamente
felices. Ha le de señalar un hortelano con sus hijos mg.
b en la falda recogidas pelotas de oro con la del.
c Augusto César cerrando el templo de Jano mg.
d Timoleón Corintio y Teófanes su hermano 3327. Dos cornejas. Los peces apuas
arrimados a una peña mg.
e Trajano dando el congiario y enviando naves cargadas a Egipto.
Una vid. Una corneja mg.
f dos cornu del.
g olivas del.
h palma. Laurel mg.
i y en la izquierda una palma del.
j el águila. La clava y la piel de Hércules mg.
k a caballo sscr.
l colorada del.
m de del.
n el rayo entre nubes mg.
ñ el vestido del.
218
descripción de la pintura de las virtudes
[30v]
La cabeza cerca de las nubes. En la auna mano papeles, y con la otra
echándolos.
b
20c. dEternidad. Una doncella con cabellos canos, que, aunque los tenga,
se echa de ver que es moza. Cubierto el rostro con un velo, pero transparente.
El vestido muy largo, que cubra los pies. En las dos manos tiene dos cabezas:
en la derecha el sol, y en la izquierda la luna. Ha de ir en un carro triunfal en
pie y han le de tirar dos elefantes con dos niños que los gobiernen.
a ma del.
b 18 corr.
c cedro mg.
d una del.
e Fol. 31v.
f anades del.
g Cáucaso del.
h un freno del.
i agnocasto vitex del.
j cabeza de toro coronado del.
219
descripción de la pintura de las virtudes
Providencia
N. Alción con el nido sobre el mar.
O. aUna grulla volando.
[31r]
Solertia
P. b La zorra sobre el río helado.
Q. c El nautilo.
Clemencia
R. El arco del cielo.
S. Un delfín.
Gratitud
T. Crocodilo con el troquilo.
V. La cigüeña con su padre.
Magnanimidad
X. El león
Y. El falcón soltando el pájaro.
Constancia
Z. Una roca en al mar.
AA. Encina sola.
Magnificencia y liberalidad
AB. Una fuente manando.
AC. El coloso.
Frugalidad
dd. Una colmena
ee. Unos jilguerillos comiendo en un cardo.
Felicidad
ff. Una oveja con piel de oso.
gg. Una vid.
Paz
hh. La paloma con la diosa.
ii.
Concordia
Cornejas. Corneja.
Abundancia
d
Una higuera
220
descripción de la pintura de las virtudes
Vitoria
Palma
Laurel
Honraa
Una águila
La clava y piel de Hércules.
Fama
Un rayo
Pegaso
[31v]
Eternidad
Cedro
Fénix
a Del.
221
DESCRIPCIÓN DE LA JUSTICIA
EN OCASIÓN DE QUERER ARIAS
MONTANO COMENTAR
LAS LEYES DEL REINO
Estudio introductorio y edición
por Jesús M. Nieto Ibáñez
1 El título aparece en el folio 33v. El cosido del manuscrito impide una lectura com-
pletamente segura de algunos de los términos escritos a la derecha del fol. 32r.
2 En nuestra edición transcribimos al comienzo estos textos. Prácticamente la
mitad de la anchura de cada uno de los folios lo ocupan estas anotaciones marginales.
225
DESCRIPCIÓN DE LA JUSTICIA EN OCASIÓN DE QUERER ARIAS…
toda honra y le tenga todo respeto, porque sino los desampara a éstos y a sus
reinos y se irá a quejar al Supremo Señor y rey padre suyo, que le ama con
terneza y no la dejará sin venganza.» Con estas expresiones Pedro de Valencia
pasa al segundo de los temas del escrito, a saber, la justicia como la virtud
más importante de los reyes y príncipes, en este caso con la alusión directa a
Felipe III, «defensor de la justicia». Se tocan así temas habituales en nuestro
humanista, en especial el hecho de que los reyes reciben el poder de Dios. Se
apoya esta idea con dos citas clásicas, una de Homero sobre la herencia que
Agamenón recibió de su cetro, y la otra de un peán de Píndaro, que llama a
Dios, a Zeus de Dodona, el supremo artífice y maestro, Ἀριστότεχνας, Dodonaee
potentissime optimae artis artifex, pater. Felipe III está dotado de las demás virtu-
des, pero especialmente de la justicia. Importantes son los intérpretes, profe-
tas y sacerdotes de la justicia, es decir, los juriconsultos que tienen que aplicar
la ley en el reino. Los juriconsultos se han de esforzar para que las leyes sirvan
para el bien del reino. De Valencia recoge la frase de los Digesta de Justiniano,
Cuius merito nos quis sacerdotes appellet, que llevaba a considerar al jurista como
verdadero y propio sacerdote, e indica la importancia y reconocimiento que
los romanos tenían por los juristas.
Hacia el final del escrito se manifiesta el interés de interpretar las leyes
del reino, las de los antecesores, es decir, hacer una historia de la legislación.
Por alguna de las expresiones de este breve escrito parece que el objeto es
escribir un libro sobre la justicia, ¿puede ser simplemente este escrito o ésta es
la dedicatoria del libro al rey?, «me puse a escribir este libro en interpretación
de las leyes de los reyes», «Vuestra Excelencia, en quien concurren todas las
partes que se buscan y desean en los príncipes grandes cuyo patrocinio se
procura para los libros, que son poder y autoridad, sabiduría y humanidad y
particularmente benevolencia al autor». Con la insistencia en la dedicación al
rey se cierra este breve escrito.
Para una mejor comprensión del escrito, como ya hemos indicado, enca-
bezamos la edición con las dos largas anotaciones marginales, compuestas
a base de citas ciceronianas, referidas, la primera (fol. 32r) a la justicia, y la
segunda (fol. 33v) al rey Felipe III.
226
edición
Editamos también el borrador de la epístola dedicatoria en latín del
opúsculo sobre la justicia del folio 32r, así como su traducción. Como es habi-
tual en Pedro de Valencia, primero escribe una versión abreviada y después
la amplía; así, en el primer párrafo presenta un resumen de las ideas que
desarrolla en el segundo. Los dos fragmentos están sin concluir totalmente;
las tachaduras y correcciones son numerosas, y ambos conservan algunas
construcciones agramaticales, pendientes, probablemente, de una revisión
definitiva (según informa él mismo, debió de escribirlo siendo joven aún).
En ningún momento ofrece el nombre de la persona a la que se dirige. Sí
se refiere a ella como Vir excelentissime y Comes excelentissime et laudatissime.
Además de esta filiación a la nobleza, menciona su ascendencia emparentada
con la realeza, su dedicación a la ciencia jurídica y la admiración que hacia él
sentía su padre.
Las citas clásicas abundan en esta dedicatoria: se inicia con tres afirma-
ciones en griego del Agesilao de Jenofonte, referidas al encomio de este rey
espartano, que se acompañan con citas de Cicerón y Tácito. En el texto se
incluye una referencia a las Cartas de Séneca y un texto, también en griego, del
Himno a Apolo de Calímaco, introducido como el poeta de Cirene.
229
DESCRIPCIÓN DE LA JUSTICIA EN OCASIÓN DE QUERER ARIAS…
[32r]
ἤσκει δὲ ἐξομιλεῖν μὲν παντοδαποῖς, χρῆσθαι δὲ τοῖς ἀγαθοῖς. ἐπαινούμενος
δὲ ἔχαιρεν ὑπὸ τῶν καὶ ψέγειν ἐθελόντων τὰ μὴ ἀρεστά, καὶ τῶν παρρησιαζομένων
οὐδένα ἤχθραινε, δόξης δὲ οὐδεμιᾶς ἤρα ἧς οὐκ ἐξεπόνει τὰ ἴδια.
Considerata agere pluris est quam cogitare prudenter. Palam laudare
boni non odissenta. Res suas spectattissimo cuique ex fama mandabat. Nam
quod praeclare facere non poteram, primum erat non attingere, secundum
quam parcissime facere. Infirmitati aut invidiae assignatur.
17
b
Pythagorasc, quem moralis philosophiae avumd, si parentem Socratem
dicere malimus, agnovisse oporteat, dicere plerumque solebate sacramf rem
laudem esseg, nec consilium quod iam olim sacra res prędicabatur; adeo
ut laudem sacram esse, consilii enim adversus homines solummodo usum
esse. Laudes Deo praecipue debentur et deferri solent. Atque neh habere
quidem homines aliud praeter laudes quod Deoi dare dicantur, id quam
maxime aestimarej nec indignis impertiri oportuerit, temeratur enim laus
immerentibus communicata. Ceterum arbitror ut immerentem laudare
nefariumk, ita merentem (quod sapiens alius dixit) iustitial est. Cuius nos cultores
et sacerdotesm ten, de republica de literarum studiiso de iuris sapientia de parente
meo benemerentissimump, multis inclytisque laudibusq venerari debemus.
a odidisent corr.
b Vir, viri excelentissime mg.
c illum del.
d agnoscere del.
e eum qui verae gloriae studio teneatur talem se prestare debere qualis videri audi-
rique vult del.
f enim del.
g magis del.
h que del.
i dent del.
j facere del.
k nepharium corr.
l iustititia corr.
m sumus del.
n tibi del.
o studiis del.
p eximiis del.
q debemus del.
230
DESCRIPCIÓN DE LA JUSTICIA EN OCASIÓN DE QUERER ARIAS…
Dedicatoria
Solía reunirse con todo tipo de personas, pero tratar sólo con los buenos3.
Se alegraba cuando era elogiado por los que están dispuestos a criticar lo que
no les gusta y no se molestaba con nadie que hablase con total franqueza4. No
deseó ninguna fama que no se ganara por sí mismo5. Actuar después de haber
reflexionado vale más que pensar concienzudamente6. A los buenos no les
supone ningún problema alabar en público. Sus asuntos se los encomendaba
a los más reputados expertos7. Pues si había algo que no podía llevar a cabo
perfectamente, de entrada intentaba desentenderme de ello, y si no me era
posible librarme, lo hacía en un santiamén8.
17
Excelentísimo Sr.:
Pitágoras, a quien habría que nombrar abuelo de la filosofía moral (si
optamos por considerar su padre a Sócrates)9, solía repetir que la alabanza es
una cosa sagrada10; no así el mérito, a pesar de que antiguamente se le confería
este carácter; a tal punto la loa es sagrada, pues el mérito siempre se utiliza
contra los hombres. Las alabanzas se deben preferentemente a Dios y a Él se
suelen referir. Y que el hombre no tiene nada que no sean las alabanzas que
se dedican a Dios, esto es lo primero que habría que valorar, y no ofrecérselas
a quienes no las merecen, pues se profana la alabanza que a ellos se entrega.
Además creo que hacer una loa inmerecida es una infamia; y, por el contrario,
como dijo otro sabio, alabar a quien se lo merece es de justicia. Nosotros, cul-
tivadores y sacerdotes de ésta, a ti, el más meritorio hacia mi padre de entre
todos los miembros de la república literaria y de la ciencia del derecho, debe-
mos honrarte con muchos e ínclitos elogios.
231
DESCRIPCIÓN DE LA JUSTICIA EN OCASIÓN DE QUERER ARIAS…
232
DESCRIPCIÓN DE LA JUSTICIA EN OCASIÓN DE QUERER ARIAS…
233
DESCRIPCIÓN DE LA JUSTICIA EN OCASIÓN DE QUERER ARIAS…
a possim del.
b -que del.
c his iuris hisc del.
d ard del.
e et disputatione del.
f et reverendam del.
g specimen del.
234
DESCRIPCIÓN DE LA JUSTICIA EN OCASIÓN DE QUERER ARIAS…
235
DESCRIPCIÓN DE LA JUSTICIA EN OCASIÓN DE QUERER ARIAS…
[32v]
Descripción de la justicia en ocasión de querer Arias Montano comentar
las leyes del reinoa
b
Tenebat non modo autoritatem, sed etiam imperium in suos13. Iustitia societa-
tem coniunctionis humanae munifice et aeque tenens14. Mirifica quaedam res multi-
tudini videtur. Iustitiae partes non violare homines15. Fundamentum est perpetuae
commendationis et famae est iustitia sine qua nihil potest esse laudabile16. Una exce-
llentissima virtus iustitia17. Haec virtus omnium est domina et regina virtutum cuius
tanta vis est18. Iustitia opus firmat. Iustitiam acerbitas imitatur19.
c
Vir tanta temperantia, tanta mansuetudine, tanta humanitate, ut ii beatissimi
esse videantur20, quibus illius consuetudine, gratia atque benignitate perfrui liceat.
Magnus in hoc homine auctoritatis splendor, multa honore ornamenta, illustris dig-
nitas. Nulla res est quam non ille consilio regere, modestia temperare, integratitate
tueri et virtute conficere auctoritate conservata posssit21. In eo omnes boni viri experti
sunt amicissimi hominis benevolentiam et constantissimi amici fidem et summam
animi magnitudinem22. Praetor patriae a reipublicae utilissimus.
A la justicia como señora y reina no solamented de las virtudes, sino
de todos en cielo y en tierra se le atribuye juntamente con el imperio y reino
poder y fuerzase tan aventajadas, que ella pone y quita los reyes y es el fun-
damento y firmeza de todos los tronos reales, no sólo de los humanos, sino
que el mismo cielo y trono de Dios no pudiera estar firme ni permanecer sin
la justicia señalando y haciendo las órdenesf y ejércitos angélicos y los cielosg,
sol y luna, estrellas y elementos cada uno sus partes sin perjudicar ni impedir
las ajenas, como lo han considerado y confesado todos los antiguos sabios y
a Fol. 33v.
b Fol. 32v mg. supra.
c Fol. 33r mg.
d no solamente sscr.
e Non leg. del.
f de los del.
g estrellas del.
236
DESCRIPCIÓN DE LA JUSTICIA EN OCASIÓN DE QUERER ARIAS…
23 Fr. 94.
24 Arat., 96-136, Ovid. Met. I 149, Hig., Poet. Astron. II 25, Juv. VI 19, Lucan. IX 534,
Nonn., D. VI 102 y XLI 214.
25 Astrea es la Justicia, Diké, hija de Zeus y Temis en Hesíodo, Th. 902 y Op. 256. En
otras fuentes Astrea es hija del titán Astreo y catasterizada como la constelaicón de Virgo o
Virgen (Arat., 96-136).
a la menor del.
b figuras del.
c y señorío sscr.
d dub.
e primeramente sscr.
f sus sscr.
g Dub.
237
DESCRIPCIÓN DE LA JUSTICIA EN OCASIÓN DE QUERER ARIAS…
26 Il. II 100-110.
27 Pi., Fr. 57. Se trata de una invocación al Zeus de Dodona, el más antiguo culto
profético griego.
28 Iust., Dig. I 1, 1, 1, Ulpianus 1 Inst.
29 Son varios los pasajes platónicos en los que se recoge esta imagen del escultor o
pintor que realiza una imagen ideal, que en la realidad pierde parte de su perfección; cfr.,
por ejemplo, R. 472 d.
a y artífice del.
b Dub.
c han sido los reyes de España de manera que sscr.
d Non legitur del.
e de del.
f contenidos en este libro del del.
g llamados sscr.
238
DESCRIPCIÓN DE LA JUSTICIA EN OCASIÓN DE QUERER ARIAS…
a más del.
b a quien se les quieren del.
239
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES,
PRELADOS Y OTROS VARONES
ILUSTRES, QUE DEJARON OFICIOS
Y DIGNIDADES Y SE RETIRARON
Estudio introductorio
por Jesús M. Nieto Ibáñez
243
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
2. El manuscrito
3. Contenido
244
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
tampoco hay ejemplos de este tipo. Nadie se retiró de sus oficios por cansan-
cio ni vejez, sino que se mantuvo en él hasta la muerte. Señala de Valencia el
caso de Samuel que se retiró, no por su voluntad, sino porque le echaron de
su cargo. La finalidad de esta larga introducción es referir la fidelidad de los
Patriarcas, Jueces y Reyes de Israel que sirvieron al Señor hasta la muerte.
Al acabar esta introducción pasa ya a la exposición de los ejemplos: para el
autor los casos más dignos son los de los príncipes y prelados cristianos, si bien
por claridad y por seguir el orden cronológico se incicia la serie por los gentiles.
He aquí los ejemplos de la gentilidad: griegos, como Laertes, Belero-
fonte, Quirón, Pitágoras, Minos, Timón Niceo, Timón Ateniense, Timoleón,
Pítaco de Mitilene, Cadmo; romanos, Numa, Marco Antonio, Lucio Luculo,
Quinto Fabio Máximo, Publio Lentulo, Lucio Sila, Símilis, el emperador Dio-
cleciano y Manlio Torcuato, otros como Sábaco, rey de Egipto.
También se citan príncipes y prelados cristianos: Emperadores de Occi-
dente, Avito; de Oriente, Miguel el Mayor, Miguel II y Alejo Mouseles, sin
contar otros casos de personajes de este imperio que fueron forzados a tomar
la vida monástica, como Marciano, Glicario, Teodosio III; emperadores del
Imperio de Carlomagno. Aunque empieza por Lotario y sigue por el propio
Carlomagno, es muy larga la lista, pues añade otros reyes bárbaros que obra-
ron, «a ejemplo de Carlomagno»: Elesbaan de Etiopía, Raquis de Lombardía,
Vermudo y Wamba de España, Trebelio de Bulgaria, Ine de Sajonia occidental,
Uvinnoco de Bretaña, Constantino II y Alejandro de Escocia, Straquicuas de
Bohemia, Boleslao de Polonia, Alonso de Nápoles, Carlos V, los duques de
Venecia, Juan Baduario, Sebastián Ciano, Jacobo Tiépolo, Pedro Urseolo, Vital
Candiano, Aureo Mastropietro, Vingiso, duque de Espoleto, Anselmo, duque
de Friuli, Guillermo, duque de Aquitania, Velpo, duque de Baviera. Al final de
esta lista y antes de pasar a los Papas Pedro de Valencia incluye el caso de san
Leonardo, de la época del rey de Francia Clodoveo.
Los Papas citados son san Gregorio Magno, san Nicolás, Celestino V y
Amadeo, Duque de Saboya, que fue papa con el nombre de Félix V.
Seguidamente se recogen los casos de aquellos personajes que han ocu-
pado obispados o que han rehusado esta dignidad por optar por una vida
retirada: san Marcos Evangelista, san Antonio Anacoreta, Lamón de Hierápo-
lis, san Goar de Tréveris, Esquilo de Dania, Efrén, Adalberto de Praga, Miguel
de Atenas y Juan Panonio.
En casos no hay orden, como la mención de Eleesbam, rey de Etiopía
entre los soberanos del imperio carolino.
Pedro de Valencia tiene pues un sentido claramente cristiano en la orde-
nación de los ejemplos. Los modelos clásicos están supeditados a los cristianos.
El humanista hace una conclusión parenética insistiendo sobre la quietud y el
245
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
retiramiento interior y cierra con un texto de Marco Aurelio2, que junto con Dión
de Prusa y Epicteto son los principales representantes del ideal cínico: «Buscan
retiradas para sí en las heredades, en las playas del mar y en los montes y tú sue-
les desear mucho estas cosas. Mas todo esto es de los hombres vulgares, siendo
ansí que a la hora que quisieres te puedes retirar dentro de ti. Porque en ninguna
parte se retira el hombre más quieta y más sin negocios que en su misma alma».
4. Fuentes
2 Med. IV 3.
3 Sigiberto de Gemblous, monje de la abadía de este nombre en la diócesis de
Namur (Bravante), compuso varias vidas de santos, un tratado de hombres ilustres y una
historia que abarca desde el 378 al 1112.
4 Compuso entre otros tratados, Libellus de morbis puerorum (Venecia 1539), De
maculis corporis (Roma 1544) y De memoria libellus (Venecia 1545).
246
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
Egnazio (De exemplis virorum Venetiae civitatis atque aliarum Pentium), para el
duque de Venecia Jacobo Tiépolo; la Crónica Hirsaugiense atribuida a Juan Tri-
temio, para Guillermo de Aquitania; el historiador de Sajonia Alberto Cranzio,
para Velpo de Baviera; Pedro de Natalibus (Catalogus Sanctorum ex diversis ac
doctis voluminibus congestus), para san Gregorio Magno; la Historia delle vite de
i somni Pontefici del Salvatore Nostro fino a Clemente VIII de Bartolomé Platina
para el Papa Celestino V; Marco Maruli (De institutione bene vivendi), para san
Marcos evangelista y Lamón, obispo de Hierópolis; el historiador danés Saxo
Gramático (Danorum Historiae libri XVI) para Esquilo, obispo de Dania; y Anto-
nio Bonfino (Rerum Hungaricarum decadae), para Juan Panonio.
En el folio 146r, con el número 5, se inician «las historias de los griegos»,
que concluyen en el folio 149r con el inicio del relato de los emperadores cris-
tianos. Aquéllas «son las más antiguas que nos han quedado de las de los gen-
tiles, en sus primeras edades, están cubiertas con fabulas y ficciones poéticas.
A aquel espacio de tiempo llamó Varrón Mythicón, fabuloso, como al que se
designó histórico5. En lo fabuloso es el primero y principal autor Homero, y él,
si bien me acuerdo, hace mención de solos tres retirados: Laertes6, Belorofón7
y Quirón». Homero es la fuente, la Ilíada y la Odisea. Más adelante añade otro
ejemplo, tomado también el autor griego, el caso de Minos, «aquí se ofrece a la
memoria otro retirado más antiguo y de quien hace mención Homero8, que es
Minos». Como ocurre en otras ocasiones, también la fuente de esta anécdota
de Minos es Valerio Máximo9. Incluso en el primer caso, en el de Laertes, ade-
más de Homero, se muestra como fuente la Antología de Estobeo (IV 33, 31).
Junto a las fuentes explícitas hay que señalar lógicamente aquellas que
no son citadas, pero que están detrás de las anécdotas del humanista. Además
de la mencionada Antología de Estobeo hay que mencionar la Vida de filósofos
ilustres de Diógenes Laercio. En esta última obra se recogen las anécdotas de
Pítaco de Mitilene y de Timón Niceo, que refiere nuestro humanista. Impor-
tante es también la obra Fructus Sanctorum y Quinta parte del Flos Sanctorum de
Alonso de Villegas (Cuenca 1594), que en su capítulo XXXVII incluye varios
de los ejemplos citados por nuestro humanista.
De Valencia traduce en casos literalmente el pasaje que contiene la anéc-
dota en cuestión. Esto ocurre principalmente en el caso de Plutarco y Valerio
Máximo. Tal es la historia de Timón el Misántropo, tomada de la Vida de Antonio
5 Varrón hace una división tripartita entre teología mítica, teología civil y teología
natural. Cfr. también san Agustín, Civ. libros VI, VII y VIII.
6 Od. XXXIV 202-215.
7 Il. VI 204-206.
8 Od. XIX 170-185. En realidad la anécdota parece haberla tomado de Valerio
Máximo, I 2, ext. 1.
9 I 2, ext. 1.
247
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
En algún caso se conserva parte del texto en latín, cundo se cita una
respuesta de uno de los personajes célebres. Junto a la frase latina se anota la
traducción castellana. El ejemplo de Lúculo sirve para ilustrar esta práctica.
Plutarco, para quien también el tema de la retirada a tiempo de la vida pública
es de gran interés, es la fuente de estas anécdotas11:
Respondía Pompeyo a los que referían esta reprehensión, Magis praeter
aetatem est, senem deliciis vacare, quam imperium gerere12. Más indecente y
desconveniente a la edad es que un viejo se dé a deleites, que se ocupase
en gobiernos.
En este caso se trata de una frase muy conocida, que, por ejemplo Gra-
cián la recoge en su Político14, «No hay cosa más dificultosa –decía Diocle-
ciano– que imperar bien», así como las más conocidas colecciones humanísti-
cas de apotegmas15.
10 Ant. 70.
11 Pom. XXXVIII y Luc. XLVI ss.
12 Plutarco es la fuente de estas anécdotas, Pom. XXXVIII y Luc. XLVI ss. La retirada
a tiempo de la vida pública es un tema que trata Plutarco a menudo.
13 Hist. Aug. Vita Aureliani 43, 2.
14 P. 173, edición de A. del Hoyo, Barcelona 1986.
15 Brusoni, Facetiarium exemplorumque libri I, III, De imperio et imperatore, f. 91r,
Erasmo, Apophthegmata VI, Diocletianus, p. 460, Conrado Lycosthenes, Apophthegmata, p.
336b, Nani Mitabelli-Lang, Polianthea, pp. 682b y 1211b.
248
EDICIÓN16
17 Los Patriarcas referidos en el Génesis, tanto los antediluvianos como los poste-
riores, ocupan sus cargos hasta su muerte.
251
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
18 Hbr 5,4.
19 Lc 22,27.
20 1Sam 8, 7-8.
a Luc. 22 c. 29 mg.
252
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
no había volver atras, sino morir en pie, según el dicho del emperador. Impera-
torem orbis terrarum stantem mori21.
4. En los que no tenían tan auténtica y manifiesta elección ni erección
de Dios, ansí entre gentiles como en las repúblicas cristianas, sino que por
causas humanas y muchas veces ilícitas, o por sus ambiciones y antojos se
levantan y engrandecen, hay libertad y muchas veces obligacion de volverle
a sus lugares particulares y sentarse a descansar cuando y cuanto quisieren.
Así lo hecho esto, algunos con culpa, otros con mérito y loor, otros indife-
rentemente conforme a las causas, ocasiones e intenciones de la retirada.
Los ejemplos destos vamos a referir y, aunque por dignidad debieran pre-
ceder los de príncipes y prelados cristianos, por la antigüedad del tiempo y
para mayor claridad, y por desocuparnos dellos, trataremos primero de los
gentílicos.
/[146r]
5. Las historias de los griegos, que son las más antiguas que nos han
quedado de las de los gentiles, en sus primeras edades, están cubiertas con
fabulas y ficciones poéticas. A aquel espacio de tiempo llamó Varrón miticón,
fabuloso, como al que se designó histórico22. En lo fabuloso es el primero y
principal autor Homero, y él, si bien me acuerdo, hace mención de solos tres
retirados: Laertes, Belorofón y Quirón.
Laertes. Tristeza y despechoa
1. Laertes23 fue rey de Ítaca y de otras islas, ilustre en linaje y famoso por
haber sido padre de Ulises24. Triste naturalmente por la vejezb y por elc ausen-
cia tan larga de su hijo, y mayormente airado y despechado por la perdición
de la casa real y del reino por la poca edad de Telémaco su nieto, y por la vio-
lencia y tirania de príncipes, forasteros que vinieron a pretender casarse con
Penélope su nuera juzgando que Ulises fuese muerto. Se retiró Laertes a una
heredad y casa del campo, y vivía en pobreza y mal trato de su persona; dice
a add. B mg.
b y con enojo del. A
c Sic.
253
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
Homero que con no más compañía ni servicio que «con una vieja su criada
que le aderezaba la comida y la bebida».
Belerofón. Melancolíaa
2. Belerofón fue rey de Licia25, muy valeroso que mató la Quimera y
acabó otras grandes aventuras. A la vejez, triste por desgracias y particular-
mente por la muerte temprana de dos hijos suyos, cayó en melancolía y se
salió por los campos desiertos y andaba solo sin asiento cierto, «de unas par-
tes en otras vagueando»26, huyendo las pisadas de los hombres. Dentro de sí
comiendo sus entrañas, que ansí pinta el poeta la melanconlía.
Quirón. Contemplaciónb 27
3. Quirón se describe y pinta como centauro, porque andaba de ordinario
a caballo y a caza por el monte Pelio de Tesalia, en cuya espesura vivió filo-
sóficamente retirado y dado a la contemplación. Parece que allí no negaba su
comunicación y consejo a los reyes y héroes de aquel tiempo, antes se trataba
mucho con Peles rey de Tesalia, de cuyo hijo Aquiles se dice haber sido maes-
tro, no dejandoc el yermo y yéndose al palacio a enseñarlo, sino llevándolo
consigo al monte adonde lo enseñó y ejercitó en las artes de paz y de guerra,
música y caza, que debajo destos dos nombres se entienden aquellas dos par-
tes de la disciplina heroica y real.
Numa. Contemplación y arted
4. Numa Pompilio, segundo rey de Roma después de la muerte de su
mujer Tatia28, dejó la habitación de la ciudad y estaba de ordinario en los
campos o andaba solo por ellos retirado, pero esto sin dejar el reino, /[146v]
antes ocupado todo en pensamientos y discurso de la religión y del gobierno
que quería ordenar y establecer en la ciudad, ordenando, ceremonias y leyes,
que después para que el vulgo las recibiese y respetase como normas, decía
que en los montes se las había enseñado una ninfa quee se llamaba Egeria.
a add. B mg.
b add. B mg.
c dexando A: dejando B
d add. B mg.
254
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
Pitágoras. Contemplacióna
5. Pitágoras el filósofo estuvo todo un año retirado a solas en una cueva
pensando en la dotrina que había de enseñar a los hombres y gozando de la
communicación y conversación de los dioses, según él atajaba, lo cual o era
ficción del todo o magia.
Minosb
6. Aqui se ofrece a la memoria otro retirado más antiguo y de quien hace
mencion Homero29, que es Minos, de quien dice que se retira al monte Ida
a una cueva donde conversaba con el dios Júpiter, y aprendía las leyes y la
dotrina del gobierno de los pueblos.
Timón Niceoc
10. Timón, filosofo Niceo30, vivía de ordinario en soledad en huertos y
jardines, huyendo de la communicación de los hombres, y por éste y otros
ejemplos decía Hierónimo filósofo peripatético31 que, como los scitas en la
guerra, unos siguiendo otros huyendo, los enemigos siempre los herían con
sus saetas, ansí los filósofos ganaron nombre y discípulos, unos buscándolos
en las ciudades y otros huyendo a los desiertos, se hicieron desear y que los
buscasen más32.
Timón Ateniense, aborrecimiento de los hombresd
11. Éste nos hace acordar de otroe ateniense más antiguo y de su obra,
que fue Timón el llamado Misántropo por sobrenombre33, que quiere decir
el aborrecedor de los hombres; está agraviado y ofendido de amigos quien
tenía confianza, vino a desgustarse de los hombres, y profesar públicamente
a add. B mg.
b add. B mg.
c add. B mg.
d add. B mg.
e otros dos del. A
255
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
desconfianza y odio con todos ellos y por no hablar ni ver a ninguno se retiró,
y no admitía visita ni conversación de persona, solamente acariciaba y hacía
gran fiesta a Alcibiades, siendoa que era muchacho atrevido y travieso. Pre-
guntole Apemanto (con quien por ser de su condición trataba alguna vez)
por la causa de aquella particularidad, y respondió: «Estoy bien con este
muchacho, porque pienso que ha de ser causa de grandes males para toda
esta república». Comían juntos Apemanto y Timón un día de fiesta y diciendo
Apemanto, «Este nuestro es buen convite, Timón». Queriendo entender que lo
era por estar ambos solos, respondióle el compañero. «Fuere lo cierto si tú no
estuvieras aquí»34. Salió una vez Timón a hacer una platica al pueblo, y como
se subió en las gradas, lugar alto dende donde hablaban los oradores, hubo
gran silencio y admiración por la novedadb y todos esperaban que diría. Dijo,
«Yo, atenienses, tengo un pequeño lugar en que está un higuera, de la cual se
han ahorcado ya muchos de los vecinos desta ciudad, quiero hacer un edificio
allí, y ha se de cortar la higuera sólo por si antes quieran ahorcarse algunos de
vosotros». Cuando él murió se hizo enterrar en la playa, y el mar salió por alli
un poco y dejó rodeado y aislado / [147r] el sepulcro que nadie podía llegar a
él. Tenía este epitafio que él mismo compuso y se mandó poner,
a siendo A: om. B
b por la novedad A: om. B
256
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
M. Antonio. Desesperacióna
13. Nob es nada de imitar aqueste ejemplo, pero preciose de quererlo imi-
tar Marco Antonio37. Como le iba mal de guerras con Octavio Agusto y había
experimentado desleales e ingratos a muchos amigos, se retiró de la ciudad de
Alejandría, donde se hallaba, a una habitación que hizo junto a Faros sacando
los cimientos dentro del mismo mar. A esta casa llamó el Timoneo. Allí le vino
la nueva de la pérdida dec la batalla y de su armada en Actio y salió a la ciu-
dad a hacerd grandes fiestas y banquetese, que hizo antes def matarse.
Timoleón. Melancolíag
14. Semejante desesperación fue la de Timoleón el Corintio38. Mató a su
hermano porque intentó tiranizar la patria. Por esta muerte aborreciólo su
madre grandemente y no hacía sino echarle maldiciones, de que él tomó gran
pesar y cayó en profunda tristeza y melancolía, retiróse y dejóse morir de
hambre.
L. Lúculo. Ociosidad y deleiteh
15. De los retirados por descansar y darse a deleites y ociosidad, y huir
la molestia de los gobiernos y negocios, fue uno muy notable Lucio Lúculo,
ilustre romano por nobleza y riqueza y oficios en paz y en guerra39. Éste en
aquella su quietud murmuraba de Pompeyo el grande culpándolo mucho
de que antes de tiempo, siendo muy mozo, se había metido con ambición en
muchos y grandes y embarazosos negocios. Respondía Pompeyo a los que
a add. B mg.
b T. Manlio mg. A
c su del. A
d hacer A: om. B
e grandes fiestas y A
f después corr.
g add. B mg.
h add. B mg.
257
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
referían esta reprehensión, Magis praeter aetatem est, senem deliciis vacare, quam
imperium gerere40. «Más indecente y desconveniente a la edad es que un viejo
se de a deleites, que que se ocupase en gobiernos».
Q. Fabio Máximo. C. Flaminio. Recato religiosoa
16. Más antiguos ejemplos de abdicación o renunciación de los grandes
magistrados en la república romana fueron los de Quinto Fabio Máximo
Dictador y Cayo Flaminio Magister equitum41, que es como decir general de
la caballería y maese de campo general. Estos dos renunciaron los oficios por
haber tenido contrarios agueros en los sacrificios; dice Valerio Maximo42 que
por no ofender a los dioses, ni parecer que amaban la honra y la potencia en
rebeldía y contradiccion dellos. Pero éstos no los refería yo porque, aunque
dejaron aquellos cargos por entonces, no se retiraron para dejar de pretender
ni acetar otros.
Publio Léntulo. Fuerzab
18. Tampoco pertenecen al intento los que renunciaron al oficio no por
recogerse ni por su voluntad, sino por la costumbre general entre los romanos,
que por honrar al que por culpas habían de privar, le avisaban antes para que él
como de propio movimiento hiciese renunciación, y ansí lo hizo Publio Léntulo
pretor de la pretura, como cuenta Cicerón en la 3º oración contra Catilina43. /
[147v]L. Sila. Presunción de sí y atrevimientoc
19. La retirada de Lucio Sila44 sí pertenece aquí y es muy de considerar
como la más inconsiderada y atrevida del mundo. En las guerras civiles con-
tra Cayo Mario había muerto innumerable multitud de ciudadanos. Después
de vencedor y señor absoluto de la república hecho dictador, oficio supremo
y que tenía en Roma absoluta potestad, condenó a muerted sin odios, más que
por enemigos suyos, otros muchos millares de los más nobles y poderosos y
40 Plutarco es la fuente de estas anécdotas, Pom. XXXVIII y Luc. XLVI ss. La retirada
a tiempo de la vida pública es un tema que trata Plutarco a menudo.
41 La fuente es Valerio Máximo I 1, 5.
42 Realmente Valerio Máximo y su obra De dictis factisque memorabilibus libri IX ad
Tiberium Caesarem Augustum es una de las fuentes seguidas en esta recopilación de anécdo-
tas y ejemplos.
43 IV 6.
44 General y político romano, cuyo gobierno se caracterizó por la crueldad y la
utilización del crimen en masa como sistema de gobierno. Después de reformar la consti-
tución y seguro de su poder, abdicó en el año 79. a. C.
a add. B mg.
b add. B mg.
c add. B mg.
d y confiscación de bienes, por vía de la que llamaban procripción mg. A
258
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
emparentados romanos. Vez hubo que hizo matar juntos más de setenta mil
hombres; de otra vez cuatro mil ciudadanos rendidos y sin más. Últimamente
acósejandole un furfidio que dejase algunos vivos para que tuviese a quien
mandar, de quien ser señor, como por concierto para no matar más proscribió
en una tabla para que muriesen como enemigos de la patria dos mil romanos,
los mejores de la caballería y del Senado. Tras eso, para condenara más en junto
ejecutó sentencia de servidumbreb en ciudades enteras de Italia y se vendieron
en almoneda todos los vecinos de Spoleto, Interamno, Preneste, Fluentia. Sería
cosa larga y muy lastimosa referir crueldades y tiranías, y desprecio y afrentas
con que trató a los hombres en particular. Harto en fin de este imperio y como
ahíto del y de los negocios, y pienso que más por otro genero de pompa y
presución mayor de sí y de su felicidad, y para mostrar con desprecio que no
tenía ni hacía caso de todo el resto del mundo, renunció el oficio de dictador y
se quedó en Roma privado y retirado en su casa y paseándosec por las calles,
temido y respetado de todos hasta que murió. Siendo ansí que él sabía la anti-
gua dotrina de todos los sabios en este particular, que el tirano tiene (como dice
el refrán) el lobo por las orejas, aunque pase disgusto con aquel imperio abo-
rrecible, no puede soltarlo sin más riesgo de que se volverá contra él la repú-
blica suelta y libre y hará venganza justa por rigurosa y cruel que la tomase.
Similis. Descanso y deleite honestod
20. Apenas se hallará en estas retiradas de los poderosos griegos y
romanos ejemplo que sea del todo de imitar, no se si es el mejor el de Símilis
capitan de los praetorianose o de la guarda del emperador Adriano, y en que
por su valor y nobleza, prudencia y modestia y toda virtud, ponían muchos
los ojos como en el más digno para suceder en el imperio. Éste, siendo ya de
edad, pidió licencia al emperador, que apenas se la quiso conceder, para dejar
su oficio y los palacios y la ciudad y retirarse a una heredad suya donde pasó
el resto de su vida, que fueron siete años, y mandó poner en su sepultura
este epitafio: SIMILIS HIC SITVS EST, OBIIT AETATIS SUAE ANNO... VIXIT
ANNOS SEPTEM, contando por vida y por vivir sólo el tiempo que pasó sin
corte y sin negocios. Ansí lo cuenta Dión Casio y lo refiere del Xifilino45.
a y matar del. A
b muerte del. A
c paseándose B: om. A
d add. B mg.
e virtudes del.
259
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
a add. B mg.
b vac. A B
c gobierno del. A
d todos A: todas B
260
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
a add. B mg.
b add. B mg.
c añidió A: añadió B
d add. B mg.
261
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
elegido cónsul en los tienpos de las guerras con Anníbal, no quiso acetar el
consulado escusándose por decir que estaba enfermo de los ojos, y que no
era razón que en tiempo de tanto peligro se encargase de la república para
haberla de gobernar y ver con ojos ajenos. Apretáronle y no admitían la
escusa, y él replicó, «Buscad romanos otro a quien deis esta honra, que si for-
záis a acetarla, ni yo he de poder sufrir vuestras costumbres, ni vosotros mi
imperio». Ansí que lo dejaron y eligieron otro en su lugar.
/ [149r]Bastan los ejemplos referidos de la generalidad, y vengamos a
los de los príncipes y prelados cristianos, que generalmente, debemos enten-
der que en sus retiradas procedieron racional y desapasionadamente y que
no ofrecieron, como la gentilidad, a sus ídolos animales brutos, esto es, no se
recogieron por enfados, tristezas, melancolías, aborrecimiento de los hom-
bres, despechos, ostentación de modestia fingida, no por gozar de descanso y
regalo en ociosidad desoccupada, sino que o por no tener satisfación de que
cumplían con las obligaciones de los oficios, o por quitar tropiezos y escánda-
los, o por pública paz, o por no ser derribados de la soberbia y pompa ni de
los demás vicios que suelen hacer siervos a los que tienen potencia y riquezas,
y principalmente por el reino celestial, por seguir la perfeción por camino más
seguro y más áspero y vacar a la contemplación sin la distracción; renunciaron
al mundo y a sus pompas, y con prudente elección quisieron trocar todo lo
terreno y temporal por lo spiritual, divino, y eterno. No todos los ejemplos
tendrán esta pureza, reduciendo ocasiones y medios diversos a una intención
y último fin del reino y gloria de Dios.
Emperadoresa
Avito, devoción, o fuerzab
1. Avito54 fue elegido del Senado por emperador después de la muerte de
Valentiniano, pero él con disgustos y persecución poseyó el imperio algunos
pocos días, y se retiró no muy de su voluntad a la ciudad de Plasencia, donde
fue elegido y ordenado por obispo, de alli se quiso retirar a la basílica de san
Julián en Arvernia huyendo del enojo del Senado, y murió de enfermedad en
el camino.
a add. B mg.
b add. B mg.
262
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
a add. B mg.
b add. B mg.
c Capitán de los ejércitos del. Oriente add. B
263
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
59 Teófilo (829-842) tenía como esposo de su hija María a Alexis (Alejo) Mouseles.
60 Miguel III, el Beodo (842-867)
61 Juan Zonaras, autor de unos Anales, que narraban la historia del mundo desde
sus orígenes hasta 1118.
62 Su Historia eclesiástica. Patriarca de Constantinopla, fue consejero de Constantino
VI y se opuso con firmeza a las actitudes heréticas de León el Armenio y a sus intervencio-
nes en asuntos eclesiásticos. Por ello fue condenado al destierro al monasterio Tou Agathou,
donde murió en 829.
63 Lotario I, emperador carolingio entre 795 y 866. Sucedió a Luis el Piadoso y a su
muerte repartió el reino entre sus tres hijos.
64 Carlomagno; mantenemos la forma latinizante habitual.
65 Carlomagno (742-814), rey de los francos y emperador romano.
a add. B mg.
b add. B mg.
264
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
a add. B mg.
b add. B mg.
265
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
a add. B mg.
b add. B mg.
c add. B mg.
d add. B mg.
266
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
Uvinnocoa
13. Uvinnoco hijo de Judicaildes76 rey de Bretaña salió de Inglaterra para
Francia con tres compañeros y edificó un convento en Monhold en los confines
de Flandres, donde tomó el hábito y fue el primero abad. Murió, año de 716.
Constantinob
14. Constantino tercero77, rey de Scocia se hizo monge, año de 933.
Alejandroc
15. Alejandro hijo del rey de Scocia78 por persuasión de la infanta Mectilde
su hermana, y se fue con ella a Francia, donde desconocido hasta la muerte
pasó guardando el ganado de un convento de frailes. Fulgos lib.4. Cap. 1. d
Straquiquase
16. Straquicuas hijo de Boleslao rey de Bohemia79, enviado a Ratisbona a
los estudios, se aficionó a la vida religiosa, y se hizo monge dejando el reino a
Boleslao su hermano. Escríbelo Dubravio en el libro 6.
Boleslaof
17. Boleslao segundo rey de Polonia dejó el reino y se hizo monge80.
18. Don Alonso rey de Nápoles entró monge en un convento de Messana81.
19. La retirada o huida del mundo más gloriosa que todas las batallas
que venció el gloriosísimo e invictísimo Carlos V Emperador de romanos
y rey de España, renunciando el imperio en los electores, que eligieron al
a add. B mg.
b add. B mg.
c add. B mg.
d dub.
e add. B mg.
f add. B mg.
267
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
a add. B mg.
b add. B mg.
c parece A: om. B
d add. B mg.
e add. B mg.
f add. B mg.
268
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
francés, en el año 978 salió de su casa sin que lo supiesen su mujer ni su hijo
ni otro de su familia y acompañado de tres amigos dejando el oficio y la patria
se fue a Francia, donde creció tanto en virtud y santidad que últimamente
recogido en san Michael de Cussano, donde murió. Fue insigne por milagros.
Sigonio lib. 7 Del reino de Italia.
Vital Candianoa
24. Vital Candiano88 le sucedió en el principado, y lo tuvo solo un año,
porque cayó en una grave enfermedad. De que estando agravado y viendo
que no convalecía, renunció el oficio y se hizo llevar al convento de san Hila-
rio, donde tomó el hábito de monge y profesó, y donde pocos dias murió.
Vingisob
25. Vingiso, duque de Spoleto89, hallándose ya muy viejo dejó el Ducado
y los negocios y entró monge, año de 822 y dentro de poco murió de enferme-
dad sin dejar descendiente varón. Sucediole Suppo conde de Bressa90.
Anselmo.c
26. Anselmo duque de Friuli91, que fue hermano de Giseltruda, mujer
de Aistulfo rey de Lombardía, por amor y devoción de la religión fundó un
monasterio con un hospital, y entrando monge fue primero abad. Él dejó el
ducado a Pedro Muniquis su hijo, año de 750. Sigonio lib. 3.
Guilielmod
27. Guilielmo duque de Aquitania92, que es de Guienna en Francia,
que floreció en el año de 1157, fue en peregrinación a Jerusalem ceñido de
dos cadenas, y a Roma y a Santiago. Dejó el estrado e hízose monge y fue
88 Vital Candiano V, hermano de Pedro Candiano IV, duque de Venecia entre 978-979.
89 Duque de Spoleto durante el dominio de Carlomagno sobre este territorio, que
recibió el nombre de «Rey de los lombardos», conservando el derecho de nombrar a los
duques.
90 Supo I, conde de Brescia, Parma, Plasencia, Módena y Bérgamo en 817, y duque de
Espoleto en 822. De él procede la dinastía de los Supónidas, que tuvo gran poder en el siglo
IX en la Italia carolingia.
91 Conocido como san Anselmo (720-803). Fundó un monasterio y hospital en
Fanano (Módena), y más tarde una abadía en Nonántola. Tomó en Roma el hábito de san
Benito y durante cincuenta años dirigió como abad el citado monasterio.
92 Guillermo X, fue el último duque de Aquitania (1099-1137). Murió cuando estaba
de peregrinación a Santiago de Compostela. Pedro de Valencia anota 1157 como fecha de
su muerte.
a add. B mg.
b add. B mg.
c add. B mg.
d add. B mg.
269
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
93 La Crónica o Anales Hirsaugienses es una una historia universal, hasta 1370, com-
puesta por Juan Tritemio. La obra, que lleva el nombre de la abadía de Hirsau, recoge sobre
todo la historia de Francia y de Alemania, con numerosos datos de la vida y hazañas de
emperadores, reyes, obispos, abades y personajes ilustres.
94 Orión Mastropiero, duque de Venecia entre 1178 y 1192.
95 Enrique el León (1129-1195), de la dinastía de los Güelfos, duque de Sajonia,
como Enrique III, y duque de Baviera, como Enrique XII.
96 Alberto Cranzio, fallecido en 1517, compuso una historia de Sajonia, que se
publicó en 1621.
97 San Leonardo de Noblac o de Limoges, santo de la Galia de finales del siglo V y
principios del VI. De familia noble, próxima al rey Clodoveo, se puso al servicio del obispo
de Reims, san Remigio. No aceptó el episcopado, sino que se retiró a San Maximino en Mic
y, luego, a un lugar cercano a Limoges, donde fundó un gran monasterio.
a add. B mg.
b add. B mg.
c add. B mg.
d add. B mg.
e add. B mg.
270
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
98 Flp 1, 21-24.
99 Considerado uno de los cuatro doctores más importantes de la Iglesia occiden-
tal, fue legido Papa en 590. Pasó una buena parte de su vida en uno de los monasterios
fundados por él como momje benedictino.
a santos add. B
b enseñanza del. A
c de tales puestos del. A
d add. B mg.
271
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
a add. B mg.
b add. B mg.
c add. B mg.
d add. B mg.
272
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
a add. B mg.
b add. B mg.
c add. B mg.
d add. B mg.
273
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
a add. B mg.
b add. B mg.
c add. B mg.
d add. B mg.
274
EJEMPLOS DE PRÍNCIPES, PRELADOS Y OTROS VARONES ILUSTRES…
116 Iván Cesmicki, conocido como Juan Panonio, además de obispo fue uno de los
más destacados representantes del humanismo latino en Croacia. Fue consejero del rey
húngaro-croata Matías Corvin en el momento de mayor peligro otomano para esta región.
Murió en 1472.
117 Antonio Bonfino (1427-1502), historiador italiano que escribió su obra en la corte
húngara de Matías Corvino sobre esta nación.
118 Uno de los tratados de Moralia, Sobre si el estado debe ser gobernado por el anciano.
119 Además de en algunas cartas a Lucilio, Séneca trata este tema en Sobre la paz del
alma II 13.
120 Marco Aurelio, Med. IV 3.
275
dedicatoria a la reina
doña margarita de su
libro intitulado de las
enfermedades de los niños
Estudio introductorio
por Raúl López López
Edición
por Jesús M. Nieto Ibáñez
ESTUDIO INTRODUCTORIO
279
dedicatoria a la reina doña margarita de su libro…
280
edición
Dedicatoria a la reina doña Margarita del mi libro intitulado
De las enfermedades de los niñosa
[20r]
No hay cosa (reina y señora potentísima y benignísima) que más fatigue
y apriete las ánimos agradecidos y deseosos de corresponder a su deber que
la consideración de sus obligaciones cuando las reconocen mayores que su
caudal y fuerzas. Ansí es forzoso nos hallemos en la cuenta y correspondencia
con Dios generalmente todos los hombres, y los súbditos y inferiores con los
reyes y príncipes soberanos. Pero no por esto nos debemos acobardar para
dejar de servirles ofreciéndoles lo que alcanza nuestro caudal por pequeño
que sea. Sería antes presunción y arrogancia aborrecible, si algunob se pro-
metiesec haber de pagar cumplidamente o pensased que los ánimos genero-
sos requieren y cobran con rigor entera paga de las mercedes y favores que
hacen. Con el mismo hacer es con lo que quedarán más pagados, alaban y
estiman como paga y servicio el reconocimiento de la deuda, y si el pobre de
su fuertecillo o heredad les ofrece una manzana lo aceptan y se prendan para
hacerles mercedes mayores comoe obligados de nuevo. Mi deuda y obliga-
ciones al rey nuestro señor y a vuestra majestad el mundo sabe que son cuan
grandes pudieron ser, habiéndose servido en cuanto ha oficio y ministerio a
ponerme en su casa en el mayor lugar que yo, conforme a mi arte y profesión,
podía ocupar y haberme tratado y favorecido en él con especialísima gracia y
acetación. Debo por lo menos demás de conf la voluntad y el deseo servir con
el estudio, cuidado, diligencia y fuerzas a cuanto ella alcanzaren, y ansí lo he
procurado hacer, sin alegar para excusa o para aflojar la flaqueza de la vejez,
como a algunos les parece que pudiera y debiera. Demás que viviendo yo no
pudiera acabar conmigo de faltar de la asistencia y servicio de vuestra majes-
tad me parece que les puedo responder lo que Sócrates el mayor de los filóso-
fos griegosg a los que semejantemente le acongojaban. «Sócrates, ya sois viejo,
aflojad un poco el rigor y puntualidad de vida virtuosa con que hasta aquí
heis procedido». Respondióles, «Esto es como si corriendo yo en el agónh para
a Fol. 21v.
b pintase y del.
c de sí del.
d o pensase sscr.
e pagados y aún del.
f con sscr.
g griegos sscr.
h estadio sscr.
283
dedicatoria a la reina doña margarita de su libro…
5 Posiblemente esta referencia a la autoridad de la reina entre las mujeres proceda del
libro de Ester 1,17, si bien hay en los autores griegos algunas noticias relacionables (Ath. XIII 3
y Ael; NA IV 46). Agradezco esta nota a José Vela Tejada y a Miguel Ángel Rodríguez Horrillo.
6 I Tim 2, 15-45.
a ha tenido ni del.
b y regalo sscr.
c buena del.
d dotri del.
e y que sea proprio oficio de las madres (como del.) lo significa San Pablo. I Tim 2:
Mulier autem seducta in praevaricatione fuit. Salvabitur autem per filiorum generationem,
si permanserit in fide, et dilectione, et sanctificactione cum sobrietate mg.
284
dedicatoria a la reina doña margarita de su libro…
7 La cita marginal de Coéforos de Esquilo no es exacta, pues en vv. 256 ss. se men-
ciona a las crías de las águilas, que en este caso son Electra y Orestes. Las palabras las dirige
el propio Orestes a Zeus para suplicarle compasión hacia él y su hermana. Por otra parte, la
cita marginal en latín se refiere a los portadores de las armas, que pueden ser los rayos, que
habitan Carina, seguramente una montaña de Creta en relación con Zeus (Plin. XXI 7, 9),
aunque la lectura no está clara.
a vac.
b Aeschyl. Choeph. mg.
c procurar del.
d águilas del.
e armigeris alioquin et cultoribus carinarum mg.
f muchos del.
285
dedicatoria a la reina doña margarita de su libro…
8 Ps. 100, 8.
a de del.
b di del.
c expulsan sscr.
d Ps. 100 mg.
e y confirmado del.
286
CARTAs A GÓNGORA EN
CENSURA DE SUS POESÍAS
Prefacio
por Juan Matas Caballero
1. Prefacio1
En el proyecto de edición de la obra completa de Pedro de Valencia
ocupa un papel principal la publicación de uno de sus textos que, con toda
probabilidad, él mismo hubiera considerado como un simple escrito de cir-
cunstancias surgido exclusivamente como compromiso a raíz de la demanda
de un amigo y no como un texto redactado tras una paciente y reflexiva elabo-
ración. Me refiero a la Carta que Pedro de Valencia escribió dando su parecer a
Luis de Góngora sobre sus dos grandes obras, el Polifemo y las Soledades.
Cuando ha llegado el momento de incluir la Carta de Pedro de Valencia
en este volumen de sus obras completas, el coordinador de este tomo, Jesús
Nieto, con buen criterio decidió incorporar el texto de la excelente edición que,
en 1988, publicara Manuel María Pérez López. El editor dejó en manos del
profesor Nieto toda iniciativa encaminada a la reimpresión de su trabajo, cuya
revisión terminó delegándose en quien escribe estas páginas preliminares.
En los casi ventitrés años que han transcurrido desde la aparición de
la edición y estudio de la Carta de Pedro de Valencia llevados a cabo por el
profesor Pérez López se han sucedido numerosas aportaciones bibliográficas
en el ámbito de la polémica o batalla en torno a Góngora en la que se inserta
el texto del humanista ocupando un lugar predilecto2. Sin embargo, hay que
reconocer, con los matices que se expondrán, que el trabajo del profesor Pérez
289
CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
290
CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
luego, la estancia en Madrid del poeta y del humanista en 1607 pudo brindar
alguna que otra ocasión para su reencuentro.
A pesar de las incógnitas que se mantienen en torno a la posible relación
de amistad entre Luis de Góngora y Pedro de Valencia, lo que parece incues-
tionable es que el poeta halló un buen aval en el humanista de cara a sus pre-
tensiones literarias. No obstante, al no haberse encontrado la carta que Gón-
gora escribiera a Pedro de Valencia el 11 de mayo de 1613, aún desconocemos
cuál era la verdadera intención o pretensión del poeta al solicitar la opinión
del humanista sobre sus dos grandes poemas. Pérez López, siguiendo las afir-
maciones de Pellicer (Vida mayor) y del Escrutinio6 sobre el carácter del poeta,
se inclina del lado de Dámaso Alonso para aceptar, de forma inminente, la
actitud de don Luis de acatar la opinión de su consejero y corregir sus obras
de acuerdo con su recomendación. Desde una perspectiva más amplia, Luis
de Góngora debía de actuar –afirma Pérez López– conforme a un plan «diri-
gido a silenciar de antemano las críticas adversas mediante el escudo protec-
tor de opiniones favorables de indiscutible autoridad». De ahí que recabara
la opinión de ilustres eruditos, como Francisco Fernández de Córdoba, o
quizá la de Tamayo de Vargas, entre otros, en quienes terminaría delegando
su defensa contra sus detractores para dosificar su propia participación en la
polémica que terminaría estallando en torno a sus dos grandes obras.
Pérez López deja resueltos con claridad los problemas y dudas de las dos
versiones de la Carta de Pedro de Valencia, que son dos redacciones diferen-
tes. El crítico ratifica y argumenta la hipótesis de que la versión II es la defi-
nitiva, ya que es posterior a la versión I, que debió de ser un borrador, y que
queda notablemente mejorada en varios aspectos7.
Otra cuestión importante que nos aporta el estudio preliminar de Pérez
López es el análisis del contenido crítico de la Carta y de su diseño retórico.
Así, nos ofrece su ubicación en el contexto áureo de la tradición epistolar,
desde sus orígenes medievales (con el nacimiento y desarrollo del ars dicta-
minis o dictandi), y sobre todo del Renacimiento (con modelos como Erasmo,
Luis Vives etc.), sin olvidar la recuperación de los modelos clásicos (Cicerón,
Séneca, Plinio etc.). De este modo, la Carta queda perfectamente situada en
la tradición de la epístola humanística, como una especie de carta filológica
(Francisco Cascales). Y, desde luego, el crítico subraya la estructura clásica
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destacaba la vigencia de aquella demanda señalando las tareas pendientes que quedan
en torno a la polémica gongorina: editar y estudiar con rigor filológico –de acuerdo con
Carreira– todos los documentos que la conforman; empresa que solo puede ser abordada
con ciertas garantías de éxito con el compromiso y el trabajo en equipo de uno o varios
grupos de investigación. Véase Mª J. Osuna Cabezas, Las «Soledades» caminan hacia la
Corte..., op. cit., p. 17, y A. Carreira, «Góngora después de Dámaso Alonso», en Gongoremas,
op. cit., p. 22.
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2. Introducción
Bien entrada la primavera de 1613, eran muy pocos los que, en Córdo-
ba y en Madrid, tenían noticia de las últimas creaciones de Luis de Góngora.
La primera de sus Soledades estaba recién concluida. El Polifemo, alumbrado
no muchos meses atrás, permanecía cuidadosamente celado a la espera de
18 Véase Á. Pariente (ed.), En torno a Góngora, Madrid, Ediciones Júcar, 1987, pp. 13-24.
19 Como ha señalado A. Pérez Lasheras, existe otra copia de la versión II de la Carta,
de la que dio noticia Menéndez Pelayo y L. Fernández-Guerra, y que, según él, se trata del
manuscrito 19.004 (fols. 13r-19r) de la BNE. Otra copia de la versión II se halla también en
la Biblioteca Menéndez Pelayo (ms. 90) que, según Pérez Lasheras, debe de ser copia del
citado ms. 19.004; «Reseña al libro de Manuel Mª Pérez López...», op. cit., p. 95.
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20 Sobre la crisis que parece abrirse en la vida de Góngora cuando, en 1609, vuelve a
Córdoba desengañado de la Corte y ansioso de soledad, ha escrito en varios de sus trabajos
Emilio Orozco. Vid., en especial, «Espíritu y vida en la creación de las Soledades gongori-
nas», PSA, LXXXVII (1963), reproducido con algunas adiciones en En torno a las «Soledades»
de Góngora, Universidad de Granada, 1969, pp. 21-49.
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23 «Deste [el Polifemo] avía una tarde oído leer parte al Sr. Don Henrique Pimentel,
en presencia del Padre Maestro Hortensio, i también me avía recitado mucho dél el Conta-
dor Morales, i ambos prometídome copia, pero no dádomela» (p. 60).
24 M.ª Rosa Lida, a propósito de la influencia argumental en las Soledades de la
Historia del cazador de Eubea, contenida en el Discurso VII de Dión Cocceyano Crisóstomo,
sugiere que pudo ser P. de Valencia, que había traducido el Discurso XX –«Del retira-
miento»– de Dión, quien pudo llamar la atención de Góngora sobre la obra de este autor,
traducida al latín desde 1555, y por tanto accesible para el poeta. Cfr. «El hilo narrativo de
las Soledades», en La tradición clásica en España, Barcelona, Ariel, 1975, pp. 241-251, en esp.
pp. 247-8.
25 Cfr. Dámaso Alonso, «Góngora y la censura de Pedro de Valencia», RFE 14 (1927),
reimpreso en Estudios y ensayos gongorinos, Madrid, 1955. Citaré este trabajo por la ed. de O.
C., t. V, Madrid, 1978, pp. 495-517.
26 Pellicer afirma en su «Vida mayor» del poeta: «Fue docilísimo y se reducía con
facilidad a emendar lo que le censuravan. Jamás harbó soneto ni apresuró obra alguna: no
contentándose con una y otra lima, hacía que pasase por la censura rígida de sus amigos
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de quien tenía satisfación» (en Obras poéticas de D. Luis de Góngora, ed. de Foulché-Delbosc,
N. York, 1921, t. III, p. 306). Y el desconocido autor del Escrutinio...: «Daba orejas a las adver-
tencias o censuras, modesto y con gusto. Emendaba, si había qué, sin presumir...» (en Obras
Completas de Góngora, ed. Millé, p. 1223) (cito por la 5.a ed., Madrid, 1961). Sin embargo,
veremos cómo el abad de Rute se queja de que el poeta desoyera sus consejos, y P. de Valen-
cia le achaca su resistencia a acatar los preceptos «y aun las advertencias de los amigos».
27 Así lo admite E. Orozco, nada sospechoso del antigongorismo que pert urbó la
objetividad de D. Marcelino. Cfr. Lope y Góngora frente a frente, Madrid, Gredos, 1973, p. 156.
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28 Sobre este hecho y las relaciones del posterior Parecer de Fernández de Córdoba
sobre las Soledades con la Carta de P. Valencia, véase el apartado final de este estudio.
29 Corresponde a la carta n.º 56 de la ed. Foulché, y a la n.º 126 de la ed. Millé.
30 D. Alonso (loc. cit., p. 500) dedujo que el día quedaba oculto por la encuaderna-
ción del manuscrito. Hoy es visible la totalidad del margen del folio y se puede comprobar
que no es así, mientras al comienzo de la línea siguiente se aprecia claramente un espacio
en blanco. Así lo vio también y así lo reproduce quien copió la carta en el siglo XVIII (la
copia se conserva en el ms. 5586 de la BN).
31 Corresponde a la carta n.° 56 bis de la ed. Foulché y a la n.° 126 bis de la ed. Millé.
32 Menéndez Pelayo menciona una copia –por una cita textual se deduce que
corresponde a esta versión– propiedad de Aureliano Fernández Guerra, «hecha entre los
años 1613 y 1620, y autorizada por el mismo Pedro de Valencia que en ella estampó su
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¿Cuál se escribió primero y cuál después? ¿Cuál es, sobre todo, la que su
autor consideró como definitiva y envió a Góngora? La mención en solo una
de ellas de los pasajes que sabemos que éste corrigió no es criterio válido de
decisión, ya que en ambas se anuncia el envío adjunto de una lista de «lugares
que juzgué dignos de enmienda»: Góngora tuvo conocimiento de los pasajes
que desagradaban a su censor, cualquiera que fuese la versión que recibió.
Dámaso Alonso resume su planteamiento del problema en los siguientes
términos: o la I es la versión corregida, «y en ese caso tuvo que ser escrita el
mismo día 30 de junio (cosa poco probable, dada la extensión de la carta)», o
la versión corregida es la II, «y entonces resultaría mendaz la afirmación de
Pedro de Valencia de que «no hubo lugar para copiar ésta y enmendarla» (lo
cual parece contradecir la veracidad y rectitud de alma, atribuidas de modo
unánime al erudito)». Y concluye, con admirable humildad: «Para mí el caso
es absolutamente dudoso: falle quien pueda»33.
Sin entrar a considerar los textos, y basándose exclusivamente en los
indicios externos (fecha de ambos y manuscritos de que proceden), C. C.
Smith, en una breve nota34, propone una solución sencilla: el texto I no es más
que un borrador; quedó en posesión de su autor y se ha conservado junto a
otros papeles de éste; al poner la fecha se dejó en blanco el espacio corres-
pondiente al día, para rellenarlo cuando la carta se enviara35, hecho que no se
produjo al cambiar el autor de parecer y escribirla de nuevo.
Creo que la explicación es sustancialmente correcta, aunque esos argu-
mentos no resulten totalmente probatorios por sí solos36 Por mi parte, puedo
afirmar que un cotejo minucioso de ambas redacciones conduce a una solu-
firma. Encabeza una colección de Poesías satíricas de Góngora, mandadas copiar con un
Alcalde mayor de Almería en 1663». Lleva el título de Censura de «Las Soledades», «Polifemo»
y obras de don Luis de Góngora, hecha a su instancia por Pedro de Valencia, cronista de su Majes-
tad. (Vid. Historia de las ideas estéticas, II, en O. C., II, Madrid, 1962, p. 331 n.). Es el mismo
ms. –de cuyo paradero no puedo dar noticias– mencionado también por Luis Fernández-
Guerra en D. Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, Madrid 1871, p. 506 n.
33 Art. cit., loc. cit., p. 500.
34 «Pedro de Valencia’s Letter to Góngora (1613)», BHS 39 (1962) 90-1.
35 He aquí la irónica explicación alternativa que Smith propone: «unless it was left
out temporarily because –in a period unhappily without printed diaries and tear-off calen-
dars– the writer did not know what it was» (p. 91). Es decir: el autor no sabía la fecha y los
humanistas de entonces no gastaban agenda.
36 El que el texto I sea un borrador no excluye la posibilidad de que estuviera des-
tinado a sustituir al II, tras ser pasado a limpio, poniéndole fecha de junio –la misma o
próxima a la de la otra versión–; tampoco sería difícil de explicar el que el texto II, tras la
muerte del autor o incluso antes, fuera a parar a manos de personas interesadas en la cues-
tión gongorina.
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El sistema doctrinal clasicista que sirve como espacio referencial y base sus-
tentadora del contenido propiamente crítico de la Carta queda bien patente a tra-
vés de la espesa trama de erudición grecolatina que el autor teje en apoyo de sus
opiniones. Pero, ¿existe también un marco teórico o patrón genérico al que remi-
tir la concepción misma de esta carta en cuanto forma literaria específica, algún
paradigma formal o estructural al que el autor se acoja al diseñar su escrito?
Al Renacimiento se debe el auge enriquecedor de la epistolografía,
la expansión de su diversidad temática y su ennoblecimiento estilístico, la
afirmada conciencia de su rango artístico o, en otras palabras, su definitiva
dignificación literaria. Pero la elaboración teórica del arte epistolar es una
aportación medieval. Es en la Edad Media cuando se produce el nacimiento
y desarrollo del ars dictaminis o dictandi como disciplina autónoma dentro
del ancho campo de la retórica37, cuyos principios –principalmente en su
37 Cfr. el cap. «Ars dictaminis: The Art of Letter-Writing» del libro de James J. Mur-
phy Rhetoric in the Middle Ages, University of Califonia Press, 1974. Murphy señala como
fases decisivas del proceso las obras de Alberic de Monte Cassino (2.a mitad del s. XI) y del
grupo de Bolonia (1.ª mitad del XII), cuyas teorías irradian a Francia (grupo de Orleans,
2.ª mitad del XII) y otros países europeos. Para el relieve que el ars dictaminis adquiere en
tratados retóricos españoles cfr. Charles Faulhaber, Latin Rhetorical Theory in Thirteenth and
Fourteenth Century Castile, Berkeley-Los Angeles, 1972.
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38 Tal carácter tiene, por ej., uno de los manuales españoles más conocidos de dicho
siglo: el Manual de escribientes (c. 1552) de Antonio Torquemada (ed. de M.ª J. C. de Zamora
y A. Zamora Vicente, Anejos del BRAE, Madrid, 1970), sin perjuicio del interés filológico
que ofrecen sus indicaciones ortográficas, etc. Cfr. las interesantes noticias que sobre tra-
tados epistolares españoles del XVI ofrece Domingo Yndurain, «Las cartas en prosa», en
Literatura en la época del Emperador, Actas de la V Academia Literaria Renacentista, Univ. de
Salamanca, 1988.
39 Cfr. C. I. Kany, The Beginnins of the Epistolary Novel in France, Italy and Spain, Berke-
ley, 1937. La conexión entre los géneros narrativo y epistolar (carta-relación, carta-coloquio,
etc.) se amplía, como es sabido, en el XVI. Relación que, en el caso ilustre del Lazarillo, ha
dado lugar a excelentes aportaciones críticas (C. Guillén, F. Lázaro, F. Rico, V. García de la
Concha...), presentes en el recuerdo de todos.
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CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
40 Cfr. A. Porqueras Mayo, El prólogo como género literario, Madrid, CSIC, 1957. La
consideración de la epístola-prólogo como subtipo estructural, en las pp. 107-110. M. Garci-
Gómez ha editado recientemente Prohemios y cartas literarias del Marqués de Santillana,
Madrid, Edit. Nacional, 1984. El estudio introductorio está planteado desde la perspectiva
del humanismo prerrenacentista del autor, aunque no aborda las cuestiones genéricas de
las obras editadas.
41 Demetrio, Sobre el estilo, ed. y trad. de J. García López, Madrid, Gredos, 1979 (el
volumen incluye también Sobre lo sublime, de ‘Longino’, que es el tratado más utilizado por P.
de Valencia en su Carta). Demetrio a su vez atribuye la definición a su predecesor Artemón.
42 Cfr. la precisa información que sobre este punto ofrece Cecil H. Clough, «The
cult of antiquity: letters and letter collections», en Cultural Aspects of the Italian Renaissance,
Manchester Univ. Press, N. York, 1976.
43 Erasmo comenzó su tratado (Opera omnia, I, ed. de J. Le Clerc, Leyden, 1703; t, II en
la nueva ed. de Amsterdam, 1971, con introd. de J. C. Margolin) en 1497; la primera ed. auto-
rizada es de 1522. Además de ocuparse aún de aspectos técnicos y formularios, sigue los
usos retóricos en la clasificación de las cartas (deliberativas, epidícticas, demostrativas, a las
que añade las familiares, cuya culminación son las que tratan de cuestiones humanísticas).
Cfr. J. W. Binns, «The Letters of Erasmus», en Erasmus, ed. por T. A. Dorey, London, 1970.
El tratado de Vives (1536; en vol. II de sus O. C., ed. de L. Riber, Madrid, Aguilar,
1948) es más escueto y general, e incide en cuestiones sicológicas e incluso morales más
que en las técnicas.
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44 «Nullum fere argumenti genus non recipiat Epistola: et nusquam oporteat oratio-
nes habitum cum argumenti genere dissidere» (Erasmo, op. cit., ed. cit., I, col. 345).
45 J. C. Margolin, loc. cit.; apud M. Bataillon, Erasmo y el eramismo, Barcelona, Crítica,
1983, p. 130.
46 La salutatio –cuyos excesos constituyeron el blanco preferido de los tratadistas
críticos– queda en parte diluida en el exordio, en parte trasladada al final de la carta. Final
al que llama salutación A. de Torquemada en su mencionado Manual de escribientes, advir-
tiendo que «lo que agora nosotros ponemos y escrevimos en el fin, solían antiguamente...
poner en el principio» (ed. cit., p. 251).
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niosa formalidad revelan las prevenciones con que el autor aborda la tarea.
No falta el habitual despliegue de recursos propios de la captatio benevolentiae:
en el plano sicológico, la adopción de una actitud humilde, el elogio del desti-
natario, etc.; en el aspecto técnico, la inserción de sententiae («Beneficium solvit
qui libenter debet», «Res sacra consilium»...). El uso de proverbios, contemplado
ya por la retórica general, es expresamente recomendado por los artes dictandi
para el exordio de la carta47. Todo ello, unido a la propia forma expresiva,
confiere a este comienzo un patente carácter formulario, dentro de un tono de
mesurada elegancia ajena a cualquier exceso48.
El elogio general de la obra pasada y presente del poeta sirve de tran-
sición entre el exordio y la narratio o exposición del tema central de la carta,
cuyo comienzo está explícitamente marcado («No quiero desacreditar con los
loores la entereza del juicio que se sigue dende aquí...», p. 345). Se cumple así
también el precepto retórico de que ambas partes se engarcen en suave trán-
sito, pero que quede claro que una termina y otra se inicia49.
El juicio crítico, cuyo contenido concreto se analizará en seguida,
comienza con un prefacio teórico sobre las condiciones que debe reunir el artí-
fice para conseguir la obra perfecta (natural o ingenio, arte o conocimiento de
las reglas, experiencia o destreza práctica) y sigue la aplicación de esos princi-
pios al poeta y sus obras: sus defectos, más que de abandonarse a su ingenio
con excesivo ímpetu y libertad indisciplinada, nacen de traicionar su natural
con excesos de afectación generadores de oscuridad.
Este bloque central de opiniones da paso a la correspondiente argumen-
tatio, resuelta –con ortodoxia retórica– mediante el uso de los exempla. El autor
aduce en su apoyo las correspondientes autoridades tanto de la preceptiva
como de la práctica poética clásica. De las dos modalidades previstas por la
retórica para esta fase del exemplum, la variedad larga o digressio y la breve
del inciso o alusión, elige la primera en la versión I y tiende a la segunda, tras
una drástica poda, en la II. Aunque los teóricos del arte epistolar admitían –de
acuerdo con el uso de «los antiguos y modernos que bien han escrito»50– el
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fuente, mientras está vecino a ella corre apacible i claro, dexándose vadear de todos; i el
mismo cuando ya con caudal de río i acrecentado en fuerzas... no cabiendo en los primeros
límites, se difunde a unas partes i a otras, i ni guarda riberas, ni en su profundidad pueden
hallar pie sino los mui gigantes» («Discurso sobre el estilo de don Luis de Góngora», en M.
Artigas, Don Luis de Góngora y Argote, Madrid, RAE, 1925, p. 381).
57 Y obsérvese la mitigación eufemística de las «culpas» de que habla en la versión
primera.
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dejarse «atar con precetos ni encerrar con definiciones o aforismos del arte, ni
aun con advertencias de los amigos».
Como defectos sintácticos de compositio, denuncia los hipérbatos violen-
tos («...usa trasponer los vocablos a lugares que no sufre la frasis castellana»),
el empleo muy frecuente de construcciones anómalas, como «si o si bien para
excepción». En el léxico, el uso inmoderado de cultismos e italianismos, o la
atribución a ciertas palabras de acepciones nuevas y extrañas. Respecto a los
tropos, elogia en general lo metafórico, pero matiza que a veces las metáforas
son tan atrevidas que se pierde el nexo con el término objetivo de relación y
no guardan «la analogía i correspondencia que se requiere»; otras son de tipo
degradante y rompen el decoro literario, pues se fundan «en alusiones bur-
lescas y que no convienen a este estilo alto y materias graves, como convenía
a las antiguas, quae ludere solebas». Observaciones, como se ve, casi obligadas
desde entonces en las caracterizaciones globales del estilo gongorino. Es como
si Pedro de Valencia hubiera dejado escritas a principios del XVII algunas
páginas de los manuales del XX.
El inventario de correcciones se completa con la alusión a pasajes concre-
tos merecedores de rectificación, en los que se proyecta la sombra de alguno
de los defectos enumerados: «i no me diga que la camuesa pierde el color amarillo
en tomando el acero del cuchillo, ni por absolvelle escrúpulos al vaso, ni que el arroyo
revoca los mismos autos de sus cristales, ni que las islas son paréntesis frondosos al
periodo de su corriente». Dámaso Alonso ha estudiado este punto con su sabi-
duría y agudeza habituales, localizando los pasajes en la versión primitiva del
poema, cotejándolos con el texto que ofrecen las versiones tardías y valorando
los resultados58. Porque Góngora los corrigió todos. ¿Prueba de la sinceridad
de su consulta? ¿De su docilidad y respeto a la opinión de su censor? Las ver-
siones corregidas son en varios casos inferiores a las originarias, como afirma
el propio D. Alonso, con palabras hostiles para el humanista metido a cen-
sor literario59. Si, como creo por indicios cuya consideración corresponde al
próximo apartado de este estudio, la corrección no se produjo de inmediato,
sino después de iniciada la divulgación de los poemas en la Corte, tal vez
hubo en ello algo de compensación o reconocimiento por la postura activa en
defensa del poeta que adoptaron los autores de las dos censuras previas –en
gran parte coincidentes, por cierto– que se conocen: Pedro de Valencia y Fran-
cisco Fernández de Córdoba.
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Este estudio debe afrontar antes de concluir una última tarea: poner al
autor y su escrito en relación con la controversia que comenzó a desatarse
meses después, rastrear los ecos apagados de su voz serena en medio del
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haya un cetro único de la poesía y que éste no salga de sus manos. Con todo,
lo más significativo a este respecto es que ambos bandos combaten al amparo
del mismo sistema de doctrina literaria, aún vigente, a cuya autoridad se aco-
gen. Invocan los mismos principios y esgrimen las mismas autoridades, con
asombrosa capacidad de adaptación y flexibilidad interpretativa, cuando no
de descarada mutilación manipuladora de los textos. El corpus de doctrinas
clásicas soportaba tales prácticas sin llegar a romperse. No en vano acogía en
su seno una trayectoria creativa tan rica y tan varia, y se había configurado
y desarrollado entre tensiones semejantes, desde los remotos inicios de la
oposición aticistas-asianistas a la cercana polémica en Italia sobre el Orlando
de Ariosto y a la viva discusión del teatro lopesco, con la cual la controversia
gongorina se unía en su raíz. Ambas testimoniaban la profunda crisis de los
valores estéticos vigentes, pero también la flexibilidad y capacidad de super-
vivencia del sistema teórico general, que de hecho no fue sustituido.
Todo ello confirma la necesidad de extremar la prudencia y rehuir la ten-
tación de plantear el debate sobre Góngora en términos de guerra de escuelas,
como hizo Menéndez Pelayo66 . El arraigado tópico de ver en él una lucha
entre conceptismo y culteranismo ha sido contundentemente combatido67 , y
convertido prácticamente en un crimen de lesa crítica: el concepto barroco –rea-
lización verbal ingeniosa de una idea aguda– no fue una categoría meramente
lógica o semántica, sino perteneciente al dominio de la expresión literaria; el
conceptismo fue la base común de ambas tendencias o supuestas escuelas. Lo
que no impide que quienes entonces se enfrentaron sintieran vivamente como
hechos radicalmente diferenciales lo que la crítica actual considera variantes
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punto desorientó la identificación de esta carta con la primera, que L. P. Thomas, Le lyrisme
et la preciosité cultistes en Espagne, Halle-París, 1909, p. 96, atribuye a error de Díaz de Rivas
la fecha que le asigna.
E. J. Gates editó los Discursos apologéticos de Díaz de Rivas en Documentos gongorinos,
El Colegio de México, México, 1960. Y sobre la misma obra, «Sidelights on contemporary
criticism of Góngora’s Polifemo», PMLA 75 (1960) 503-508.
77 «Advertencias de Andrés de Almansa y Mendoza para inteligencia de las «Soledades» de
Don Luis de Góngora»; conservadas en el ms. ya mencionado, las editó y estudió E. Orozco,
«La polémica de las Soledades a la luz de nuevos textos. Las Advertencias de Almansa y
Mendoza», RFE 44 (1961); trabajo incluido en op. cit. [1969], pp. 147-204, donde se hallarán
otras referencias bibliográficas sobre el autor.
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Quien, sin duda en guardia y con los reflejos a punto, reaccionó inmediata-
mente. El día 30 del mismo mes81 sale de Córdoba su réplica: Carta de don Luis
de Góngora, en respuesta de la que le escribieron, que, dentro de un tono de medida
violencia y agresividad contenida, pero amenazante, tiene el interés de ser el
único documento de contenido doctrinal que aportó a la polémica su protago-
nista, quien prefirió delegar las defensas eruditas en sus amigos y reservarse la
puñalada satírica, siempre con precisión y sentido de la oportunidad, frente a
los grandes rivales: Lope y Quevedo. La respuesta, como se sabe, es una espe-
cie de orgulloso manifiesto de su postura estética. El abad de Rute pudo com-
probar cómo volvía del revés alguno de los argumentos que él le había dado
contra la oscuridad, para afirmarse en ella, como estímulo avivador del inge-
nio, como fuente de deleite, como causa de honra ante los doctos y medida de
su desprecio ante el vulgo ignorante. De modo muy directo, en cambio, resue-
nan en la Carta los razonamientos de Luis Carrillo y Sotomayor82.
Tras esta intervención breve y contundente, Góngora deja terminar el
trabajo a otro peón de confianza, Antonio de las Infantas y Mendoza, quien
el 15 de octubre escribe otra carta83. Quiere imitar la dureza despreciativa del
maestro, pero resulta pedante, además de prolijo y sin temple en su capri-
choso desguace del escrito del contrario para responder punto por punto.
La huella de Pedro de Valencia reaparece precisamente en la contesta-
ción de Lope a ambos84. Lope, aparentando esta vez ser un amigo del autor
de la primera carta, le dice a Góngora que la perfección de la que presume
«se ha de verificar con hombres doctos españoles; aquí hay más que en otras
partes, que aunque Mendoza los reduce a catorce, pudiera acordarse... de Pedro
de Valencia y otros hombres graves y doctos, que no solo los que han hecho versos
públicos son capaces de materias tan graves; y si entre todos juntare Vm. tres
pareceres aprobando el suyo, por el ausente doy palabra a Vm. que no le escribirá
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más»85 . Subrayo el texto por su importancia en relación con las opiniones que
aquí se han mantenido. La malicia de la alusión de Lope es patente. Más si se
tiene en cuenta que, como Orozco ha señalado, Mendoza quiso herir a Lope
dedicando sus Advertencias al duque de Sesa, el amo del gran rival de Gón-
gora y simpatizante de este último. Fue un gesto de prepotencia y de chan-
taje, al que Lope responde con esta andanada. Si el duque fue utilizado para
intentar amordazarlo, él lo convierte veladamente en motivo para aconsejar la
prudencia de sus rivales: a través de él –dado el parentesco del de Sesa con el
abad de Rute y sus amplios contactos– conoce algunas de las interioridades
del enemigo; entre ellas, la existencia de los pareceres de Pedro de Valencia y
de Fernández de Córdoba que el bando gongorino ha ocultado, por su conte-
nido comprometedor, para no dar armas al enemigo.
Semejanzas parciales, lógicas e inevitables, entre las opiniones de Pedro
de Valencia y las de Lope pueden hallarse en el escrito más importante de éste
desde el punto de vista doctrinal, el más reposado y reflexivo, incluido el aco-
pio de citas eruditas: la Respuesta al Papel que escribió un señor destos Reinos en
razón de la nueva Poesía, escrito en 1617 y publicado en la Filomena (1621); pero
no es posible establecer una relación directa.
Las demás aportaciones de Lope a la polémica han de quedar fuera de
nuestra consideración86. Y tampoco procede ocuparse aquí de Quevedo, el
más genial y temible enemigo de Góngora, incansable en la sátira personal,
pero que sólo muerto su rival teoriza un poco sobre las virtudes del estilo de
Fray Luis, cuyos poemas ofrece –así como los de un erróneamente identifi-
cado Francisco de la Torre– como vacuna contra el estilo culterano87.
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CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
88 Antídoto contra la pestilente poesía de las «Soledades», edit. por E. J. Gates, Documen-
tos gongorinos, Méjico, 1960.
89 Lope alude por primera vez a él en la conocida Carta echadiza de finales de ese
año, y el abad de Rute, cuya respuesta no debió retrasarse mucho, escribió seguramente
su Examen durante los primeros meses de 1617: en carta fechada el 25 de julio de ese año
(cfr. D. Alonso, «Góngora en las cartas del abad de Rute», Homenaje a... Rodríguez Moñino,
Madrid, 1975, y en O. C., VI, 219-260) informa de que está sacando copias de su reciente-
mente terminado escrito, que pocos conocían aún. Vid. también Orozco, nota adicional en
op. cit. [1984], p. 211.
90 Martínez Arancón, ed. cit., p. 174. La autora adjudica al texto la inadmisible fecha
de 1624, tal vez errata por 1614, tampoco exacta. No suele caer en estos errores: habitual-
mente no da ni fecha ni procedencia de los textos.
91 Ibid., p. 161.
92 Examen del Antídoto o Apología por las «Soledades» de Don Luis de Góngora contra
el Autor de el Antídoto, edit. como Apéndice VII de su estudio por M. Artigas, op. cit., pp.
400-467, según el texto del ms. 3803 de la BN, en el que aparece erróneamente atribuido a
Cristóbal de Salazar Mardones (M. Pelayo lo supuso de Angulo y Pulgar).
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CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
tras la avalancha, como se creyó93, pero sí maduró sus reflexiones y adensó sus
ideas con vistas a su posterior Discurso poético.
Fernández de Córdoba había pasado de fiscal a defensor. Si se compara
el Examen con el Parecer, es inevitable que salten a la vista las contradicciones,
en algún caso llamativas, al tener que justificar ahora incluso lo que él mismo
había desaprobado. Pero no todo se debe a un mero cambio circunstancial o a
exigencias de la amistad. Estos factores proporcionaron al autor la ocasión de
avanzar en su comprensión del significado de los poemas de Góngora como
respuesta estética a la nueva sensibilidad de aquellos tiempos. «A nuestro
juicio, ningún comentarista penetró tan hondamente como él en el sentido
y novedad que representaban las Soledades», afirma E. Orozco94. Quien, de
pasada, ha contrastado en varias ocasiones esa penetración del abad con la
que estima comprensión más corta y postura más cerrada de Pedro de Valen-
cia hacia las innovaciones del poeta cordobés95. Que el impulso de Góngora
hacia la plenitud barroca convirtió a este humanista en un rezagado me parece
evidente y así se indicó. Como es verdad que el aire arcaico de su erudición
resalta más al compararse con la de Fernández de Córdoba, que cita autores
contemporáneos, incluyendo a Chiabrera, Guarini y hasta Marino. Pero, a
la hora de medir la comprensión de uno y otro, no parece justo comparar el
Examen con la Carta, dados sus diferentes planteamientos y circunstancias. Si
la Carta se compara con el Parecer, al que sí es equiparable en esos aspectos, no
creo que la capacidad de comprensión del autor de la primera resulte menos-
cabada. Y ya se ha documentado la evolución de Pedro de Valencia en idén-
tico sentido que el abad de Rute, aunque ciertamente no dejara una prueba de
su nueva actitud tan consistente como el Examen.
Fernández de Córdoba inicia precisamente en su apología la serie de lis-
tas o relaciones de ingenios que aprueban, alaban o defienden los poemas de
93 Tal opinión (E. J. Gates, «New Light on the Antídoto against Góngora’s «Pestilent»
Soledades», PMLA 66 [1951] 746-764 y R. Jammes, «L’Antidote de Jáuregui annoté par les amis
de Góngora», BH 64 [1962] 193-215) ha quedado sin base suficiente de sustentación tras el
trabajo de M. Romanos, «Nuevos aportes al problema de las dos versiones del Antídoto»,
Filología 15 (1971) 215-226.
94 «El Abad de Rute y el gongorismo», Atenea XXXVIII (1961); incluido en op. cit.
[1969], pp. 51-94. La cita en p. 54. Sobre el abad de Rute, además de los trabajos ya citados,
vid. E. J. Gates, «Don Francisco Fernández de Córdoba, defender of Góngora», Romanic
Review XLII (1951), pp. 18-26; D. Alonso, «Sobre el abad de Rute: Algunas noticias biográfi-
cas», Studia... in honorem R. Lapesa, I, Madrid, 1972; N. Marín, «El abad de Rute y una carta
de Lope», RFE 55 (1972) 303-307.
95 Op. cit. [1969], pp. 59 y 93. Y en op. cit. [1973], p. 151: «Pedro de Valencia elogió y
comentó los poemas del andaluz –no siempre demostrando comprensión de su arte– pero
uniendo a los rotundos elogios categóricos reparos».
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entre dos siglos, que se esforzó por librarse de las limitaciones que sus propios
condicionamientos históricos y personales imponían a su visión de la realidad,
y por limpiar su espíritu de prejuicios y dogmatismos. Pedro de Valencia, con
su mente abierta y su mesurado escepticismo de honda raíz filosófica, es uno
de los oscuros forjadores de la España no dogmática –tan ensombrecida por la
otra–, a la que dieron vida gentes que, como él, pasaron por la vida con elegan-
cia discreta e inteligencia silenciosa, sin meter ruido en la historia.
Textos
Almansa y Mendoza, Andrés de, Cartas. Novedades de esta corte y avisos recibi-
dos de otras partes (1621-1626), Madrid, Miguel Ginesta, 1886.
— Obra periodística, ed. H. Ettinghausen y M. Borrego, Madrid, Castalia, 2001.
Artigas, Miguel, Don Luis de Góngora y Argote. Biografía y estudio crítico,
Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, 1925 [«Opúsculo contra el
Antídoto de Jáuregui y en favor de don Luis de Góngora, por un curioso»,
pp. 395-399; F. Fernández de Córdoba, «Examen del Antídoto», pp. 400-
467; «Anti-Jáuregui del licenciado D. Luis de la Carrera», pp. 587-605].
Carreira, Antonio, «La controversia en torno a las Soledades. Un parecer des-
conocido, y edición crítica de las primeras cartas», en Hommage à Robert
Jammes, ed. F. Cerdan, Toulouse, Anejos de Criticón, 1994, t. I, pp. 151-
171; reimp. en Gongoremas, Barcelona, Península, 1998, pp. 239-266.
Carrillo y Sotomayor, Luis, Libro de la erudición poética, ed. de M. Cardenal
Iracheta, Madrid, CSIC, 1946; ed. A. Costa, Sevilla, Alfar, 1987; y en Obra
completa, ed. de R. Navarro, Madrid, Castalia, 1990, pp. 321-381.
Díaz de Rivas, Pedro, Anotaciones y defensas a la primera Soledad, ms. 3906 BNE,
f. 183.
Gates, Eunice Joiner, Documentos gongorinos. Los «Discursos apologéticos» de
Pedro Díaz de Rivas. El «Antídoto» de Juan de Jáuregui, México, El Colegio
de México, 1960.
Góngora, Luis de, Obras de Don Luis de Góngora [Manuscrito Chacón], ed. facsí-
mil RAE y Caja de Ahorros de Ronda, 1991, 3 vols.
— Obras completas, ed. R. Foulché-Delbosc, New York, The Hispanic Society of
America, 1921, 3 vols.
— Obras Completas, ed. J. e I. Millé y Giménez, Madrid, Aguilar, 19615 [1932].
— Antología poética, ed. A. Carreira, Madrid, Castalia, 1989.
— Soledades, ed. R. Jammes, Madrid, Castalia, 1994.
— Obras completas, ed. A. Carreira, Madrid, Biblioteca Castro, 2000, 2 vols.
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Estudios
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edición
Nuestra edición pretende ser fiel a los manuscritos autógrafos de ambas
redacciones de la Carta, siguiendo las normas de transcripción y edición de
la presente colección: ms. BNM 5585 (fols. 165r-168v) para la primera, y ms.
BNM 3906 (fols. 64r-67r) para la segunda103. En el fondo mayasiano de la
Biblioteca del Patriarca de Valencia se conserva una copia de este tratado rea-
lizada por Gregorio y Juan Antonio Mayans (BAHM 356, 16 ff.)104.
Versión I
[165r]
Cuando fuera grande culpa y tan acrecentada con réditos como vues-
tra merced la representa, bastaba la confesión tan humilde y tan encarecida
para entera paga y satisfacióna 105; cuanto más que con otras mil mercedes
que me hace en su carta, favoreciéndome y honrándome con palabras y con
103 M. Serrano y Sanz («Pedro de Valencia», RABM, 111 (1899) 406-416 y op. cit., 1910,
1981, pp. 89-100) publicó la Versión II, dando en notas sólo las variantes más llamativas
de la I. Foulché-Delbosc –ed. cit.– editó ambas, con varios errores en la transcripción de
los ms. Millé –ed. cit.– utilizó exclusivamente la edición de Foulché, modernizando la
ortografía y añadiendo alguna errata. A. Martínez Arancón –ed. cit.– ha publicado, utili-
zando a Millé, una versión mutilada del texto I. Ninguna de las ediciones mencionadas es
anotada.
104 Cfr. A. Mestre, «Manuscritos de humanistas e historiadores (s. XV-XVII) conserva-
dos en el fondo mayasiano del Patriarca», Revista de historia moderna 6-7 (1986-1987) 255-264.
105 En la nota marginal Pedro de Valencia alude al retraso de G6ngora en enviarle
el Polifemo, que otros amigos comunes ya conocían, y también a su propia tardanza en
responder a la carta del poeta y por tanto en tributarle el «himno» de su elogio. Los versos
corresponden, en efecto, a Píndaro, O. X, 1-9.
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a porque dice un proverbio o sentencia antigua: Sacra res consilium sive consultatio,
que es impiedad y sacrilegio y como traición dejar de decir toda la verdad a quien pide
consejo. Clemente Alejandrino refiere una maldición de Buciges contra quien daba consejo a
otro que él no tomaría para sí 4 mg.
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honesto, moral, y sin enfado; por la facilidad y por todas las gracias, que sería
largo y sospechoso de lisonja referir más por menudo. En este mismo parecer
me afirmo todavía, con verdad y sin pasión, según entiendo, aunque no sin afi-
ción, que esta se arrebata forzosamente la belleza. En las materias y poesías más
graves en que vuestra merced ha querido hacer prueba de no mucho tiempo a
esta parte, reconozco la misma lozanía y excelencia del /[165v] ingenio de vues-
tra merced, que en cualquiera género de compostura se levanta sobre todos, y
señaladamente en lo lírico destas Soledades, de que se me ofrece decir lo que un
epigrama griego109 de Píndaro: «Que cuanto sobrepujaa la trompetab, gritando
encima las flautas de los corosc, resuena sobre todas vuestra lira». No quiero
desacreditar con los loores la entereza del juicio que se sigue dende aquí.
Tres cosas dicen los sabios que son menester en cada oficio para que el
artífice lo ejercite bien y se aventaje: 1. Naturaleza, que es ingenio acommoda-
do. 2. Arte. 3. Hábito, experiencia y destreza por el uso. La primera y la tercera
destas partes no faltan en vuestra merced110, y se le puede decir lo contrario de
lo que de Calímaco juzga Ovidio:
Battiades toto semper cantabitur orbe.
Quanvis ingenio non valet, arte valet111 .
Es muy ordinario112, en los que pueden mucho con fuerzas naturales, usar
dellas impetuosamente con libertad y sin cuidado, como de cosa que se la tie-
a se levanta, sscr.
b Antipatri, «sobregrita», dice él mg.
c las que se hacen de sus huesos, que son delgadas mg.
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No se aflija ni desconsuele vuestra merced, que no son tan graves las cul-
pas cuanto áspera y encarecida esta reprehensión, sino que de propósito tuerzo
la vara a la contraria parte para retraer a vuestra merced de dichas travesuras
y apetitos de lo ajeno, siendo sin comparación mejor lo que a vuestra merced
le nace en su huerta. Dionisio Halicarnaseo119 gran maestro de precetos del
decir en prosa y en verso, acaba su libro De compositione nominum predicando
con encarecimiento que no hay tal prosa como la que parece verso, ni tal verso
como el que parece prosa; declárase en esto postrero diciendo que sabe muy
bien que hay un vicio en la poesía llamado de los antiguos Logoidea, que a la
letra quiere decir semejanza de prosa. Este se incurre cuando los pensamientos y
las palabras y modo de decir son del todo viles y vulgares. Yo ejemplifico con
aquel soneto de nuestro poeta:
117 En la nota marginal se precisa que este vicio es la cacocelia, emulación o imita-
ción de lo defectuoso o imperfecto. La cacocelia, en la teoría retórica, era un defecto por
exceso contra la virtud del ornatus (cfr. Lausberg, op. cit., II, pp. 386-388). El abad de Rute,
en su Parecer, se la definía así a Góngora: «La cacocelia ya sabe V.m. que es vicio por afecta-
ción de ornato demasiado».
118 La referencia marginal, en Platón, Grg., 485 e7 y ss., La tragedia, que no se con-
serva, es Antíope. Zeto y Anfión, hijos de Antíope y Zeus, vengaron a su madre dando
muerte al rey Licos y a su segunda esposa Dirce, quienes la habían mantenido en cruel cau-
tividad. Dirce sería a su vez vengada por Dioniso, que hizo que Antíope se volviera loca.
119 Dionisio de Halicarnaso (c. 60-c. 7 a.C.) se estableció en Roma, donde ejerció
como profesor de retórica. Fue historiador (Antigüedades romanas) y preceptista. Entre sus
tratados destaca el titulado Perí synthéseos onomtáton o De compositione verborum (La composi-
ción literaria, ed. y trad. de V. Bécares, Univ. de Salamanca, 1983). En él se preocupa exclusi-
vamente por los problemas de estilo, en especial por la armonía y sonoridad del texto. Ello
prueba « ... que el planteamiento y concepto de la retórica ha cambiado, no es el aristoté-
lico, sino el helenístico-estoico; ‘los pensamientos’ eran campo de la dialéctica, quedando
la retórica reducida al ‘arte de hablar bien’, de expresarse bellamente» (V. Bécares, op. cit., p.
V). P. de Valencia alude al cap. XXVI del tratado.
a a este vicio llaman los artífices cacozelia, pravitatis zelus seu imitatio mg.
b refiérelo Platón in Gorgia mg.
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CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
124 Es problemática la atribución a Demetrio de Falero (c. 350-c. 283 a.C.) del tratado
Perí hermenéias o De elocutione (Sobre el estilo, trad. .esp. de J. García López, op.. cit.), cuya
fecha de composición no ha sido precisada con seguridad (las opiniones van desde el s. III
a.C. al I d.C.).
125 Il. XXI 338.
126 Eloc. II 83-84.
127 Fluchió: fluctuó.
128 An. I 8, 18.
129 Eloc. III 187-188.
130 El largo párrafo que sigue traduce De Sublim. III 3-5.
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son malos los hinchazos, en los cuerpos y en las composi[ci]ones (de /[167r]
prosa y de verso), el bulto de palabras vacías y sin verdad, que nos llevan a lo
contrario de lo que se pretende. Porque (como dicen), no hay cosa más seca que
un hidrópico. Pero, en fin, lo hinchado parece que levanta hacia arriba; mas lo
pueril o juvenil derechamente es contrario a la grandeza, porque es totalmente
vil y humilde, cobarde y nada generoso. ¿Qué, pues, es lo que llamo juvenil?
(porque es de mozos y novicios): Un pensamiento scolástico de estudiantes
y bisoños, que de pura curiosidad y compostura viene a parar en frialdad, y
resbalan y caen en este género con el apetito de lo estraordinario y pulido, y
principalmente de lo sabroso, y dan al través en los bajíos de lo figurado, trópi-
co131 y afectado o cacozelo. Junto a éste habita otra tercera manera de vicio, que
es mover afectos (de lástima, ira y otras pasiones) donde no es menester, o mo-
verlas desmoderadas donde habían de ser moderadas. Porque muchas veces,
algunos, llevados como de locura, se van a pasiones de su propia condición, o a
las imaginadas en las declamaciones de la escuela, y no a las propias del nego-
cio que se trata. Desto se sigue que se apasionan y descomponen con los oyen-
tes que no están nada movidos ni apasionados, y cáusanles risa, con razón,
porque salen de juicio delante de los que están muy en su seso. Pero desto de
los afectos, en otro lugar, etc.». Con el gusto de la cordura desta reprehensión
o advertencia, me iba, sin sentirlo, traduciendo a hecho y a la letra a Longino.
Él pone algunos ejemplos destos vicios y excesos en poetas, historiadores
y oradores, y después de los versos de un trágico que reprehende, dice así132:
«No son estas ya cosas trágicas, sino tragiqueadas, el vomitar al cielo y el hacer
al viento Bóreas tañedor de flauta133, y todo lo demás ha hecho está enturbiado
con el modo de decir, y alborotado y revuelto con los concettos antes que em-
bravecido; y si sacáremos cada cláusula a la luz de la consideración, de espan-
toso se volverá poco a poco en vil y ridículo. Si, pues, en la tragedia, que es
cosa aabultada, y hueca de su naturaleza y que admite estofa y henchimiento,
todavía no se perdona a la hinchazón desentonada, muy menos convendrá a
las oraciones de veras. A este modo son los dichos de Gorgias el Leontino134
a hinchada del.
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CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
de que nos reímos, que dijoa: Jerjes el Jópiter de los Persas, y los buitres, que son
sepulcros vivos; y algunas cosas de Calístenes, que no son altas, sino ventosas,
y más las de Clitarco135 que es un hombre cortezudo y que hincha los carrillos,
como dice Sófocles, etc.».
Poco después136 dice de Timeo el historiador137 que teniendo otras partes
muy buenas y siendo grande censor de lo ajeno, de gana de sacar siempre nue-
vos pensamientos, muchas veces cae en lo pueril y de burla; pone dos ejem-
plos, y añade138: «Pero, ¿qué hay que espantar de Timeo, pues que aquellos hé-
roes (Jenofón, digo, y Platón), siendo de la palestra de Sócrates, con todo, por
decir unas graciasb muy pequeñas, se olvidan algunas veces de sí?». Aquelc,
en la «Republica de los Lacedemonios», escribe así: «Menos les oiréis palabra
que si fuesen hechos de piedra; menos les haréis /[167v] torcer los ojos, que si
de bronce; pareceros han más vergonzosos que las mismas doncellas (niñas)
de los ojos»d. Cosa era esta no para Jenofón, sino para Anfícrates139 llamar a las
niñas que tenemos en los ojos doncellas vergonzosas. ¡Y qué tal es, por Hér-
cules, tener ha hecho por vergonzosas las niñas de todos, siendo así que dicen
que en ninguna parte se echa más de ver la desvergüenza de algunos que en
los ojos! Y así, Homero, al descarado dijo que tenía ojos de perro140. Con todo,
Timeo, como si se topara con una cosa de hurto, no le quiso dejar esta frialdad
a Jenofón, y dice de Agatocles141: «que casándose una prima suya con otro,
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CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
142 Timeo, frg. 122 Jacoby (Die Fragmente der griechischen Historiker, Berlín, 1923).
143 Lg. V, 741 C.
144 Lg. VI, 778 D.
145 De Sublim. VII 1.
146 La multitud de incisos hace confusa la redacción, mucho más condensada y pre-
cisa en el pasaje correspondiente de la versión II.
a de del.
b y del.
c noten esto los escritores mg.
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CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
Ora no hay para qué, ni puedo, traducir aquí todo el libro. Después de
las reglas y ejemplos de la verdadera grandeza tomados de Platón, Demóste-
nes, Homero, etc., dice147: /[168r] Lo más principal para conseguir el intento,
como en lo moral, es leer mucho los buenos escritores y poetas, y no ver ni oír
a los modernos y afectados, sino como dicen: llégate a los buenos y serás uno de-
llos; que Stesícoro, Arquiloco148, Sófocles, Píndaro, se envistieron del spíritu de
Homero con la imitación y tomaron aquel entusiasmo suyo. Pluguiera a Dios
y yo pudiera comunicarle a vuestra merced la leción de aquellos grandazos
y de otros muy mayores, David, Isaías, Jeremías y los demás profetas, cómo
suena con sus propiedades, alusiones y translaciones en sus lenguas originales
hebrea y griega; pero a lo menos lea vuestra merced los buenos latinos que imi-
taron a los mejores griegos: Virgilio y Horacio y pocos otros; no se deje llevar
de los italianos modernos, que tienen mucho de parlería y ruido vano149. En
fin, señor, el cuerpo valiente ha de ser robusto y abultado de huesos y niervos
y carne maciza y apretada, y no grueso por gordura, y menos por hinchazón o
inflamación, por hidropesía de acuosidad o ventosidad, que este bulto derriba
y enflaquece y no tiene cosa de aliento ni fuerzas.
Pondré todavía, traducidos a la letra, algunos ejemplos; y para que sean
a la letra, también sin consonantes y aun sin metro; pero antes, por prefación,
la primera regla de grandeza: Que el pensamiento sea grande, que, si no lo es,
mientras más se quiere engrandecer con palabras y estrañezas, más crece la
hinchazón y más ridícula se hace la frialdad.
«Al (monte) Osa encima del Olimpo150
intentaron poner, y sobre Osa
al alto Pelio para escalar el cielo;
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151 El ejemplo (en el que se mezclan varios pasajes de la Iliada) está en De Sublim. IX
6, pero es más breve. P. de Valencia completa la primera parte.
Aidoneo: Hades, dios de los infiernos.
Enosicton: apelativo de Poseidón, como dios de los terremotos.
a Odyss λ mg.
b Iliad. λ v. 55 mg.
c cruel sscr.
d gran del.
e quedasen descubiertas mg.
f causan corr.
g horror causan mg.
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CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
Pero sin mover tantos afectos, dicen grandezas maravillosas en las poe-
sías líricas los trágicos en los coros, y Píndaro con sus odas. Algunas traduc-
ciones así a la letra le he de enviar a vuestra merced en teniendo lugar, y supli-
carle las imite y mejore con su ingenio, que será honra de la lengua y nación
española hacerla decir con ventajas lo mejor de los griegos, que desta manera
se ilustró y enriqueció la lengua y poesía de los latinos, que eran antes bár-
baros y no sabían género de verso, sino unos saliares153 endiablados. Todavía
parece que cabe aquí la versión del ejemplo de sencilleza y grandeza que trae
de Simónides154 Dionisio Halicarnaseo, y así los pongo:
«Cuando dentro del arcaa 155 artificiosa
bramaba resoplando el viento (airado),
y el lago conmovido,
con espantoso estruendo se hundía,
(Dánae) sobre Perseo156
a Dedalea mg.
355
CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
Si los quisiere vuestra merced en mejor verso, hágalo, que sabe. Yo ma-
nifiesto mi afecto con decir cuanto se me ofrece de bueno o de lo que pienso
que lo es, aun sin mirar por mi decir ni mi reputación, sino por la de vuestra
merced. Conozca vuestra merced esta largueza y lisura de corazón, y sírvase
della mandándome muchas cosas de su servicio y gusto. Verá cómo las hago
sin alegar ocupaciones ni otras excusas de Corte, sino a aquel buen fuero de
los cortesanos de otra corte mejor157: Os nostrum patet ad vos, O Corinthii!158. Cor
nostrum dilatatum est. Non angustiamini in nobisc. No se acorte ni estreche vues-
tra merced en mandarme.
Todos los desta casa tenemos salud, gloria a Dios, y somos de vuestra
merced Doña Inés y mi hermano e hijo besan a vuestra merced las manos mu-
chas veces.
Dios guarde a vuestra merced como deseo. En Madrid ... de Junio, 1613.-
Pedro de Valencia
a y el mar del.
b mal del.
c II Cor. 6 mg.
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CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
Versión II159
[64r]
Por muy grande y acrecentada con réditos, como vuestra merced por su
modestia y gusto de hacerme m[erced] la considera, que haya sido la deuda de
escribirme, la paga vuestra merced con tales usuras, que se truecan los nom-
bres, y de acreedor quedo de nuevo deudor, como siempre lo he sido y lo seré
más y más de muy buena gana, a vuestra merced, cumpliendo con aquella ma-
nera de pagar con que dice n[uest]ro filósofo que pagan los pobres: Beneficium
solvit, qui libenter debet160. Parece que, como vuestra merced esta ahora tan lleno
del spíritu lírico, se le propuso aquel pensamientoa de Píndaro:
Del vencedor de Olimpia, Del hijo de
Arquéstrato,
leedme aquí en qué parte de mi alma
el nombre tengo escrito;
que siéndole deudor de dulce himno, tardado
he por olvido de pagarle.
Pero tú, o Musa,
y la Verdad, que es hija
de Júpiter, con mano derechera
defendedme de dichos mentirosos.
Porque el tiempo, corriendo,
a profundado y hecho vergonzosa
mi deuda; mas la usura
puede satisfacer por la tardanza
y deshacer la nota de los hombresb.
159 Para las citas y pasajes que se repiten en las dos redacciones, vid. las notas
correspondientes del texto l.
Cuesta Saavedra escribió en la cabecera del manuscrito original el siguiente título:
Carta del Pe (sic) Pedro de Valencia escrita a D. Luis de Góngora en censura de sus Poesías. En el
índice de los escritos contenidos en el cartapacio, el mismo Cuesta Saavedra da este otro
título: Carta de Pedro de Valencia a D. Luis de Góngora en censura y juicio que hace de su poesía.
160 Compárese la precisión expresiva y la concisión de este comienzo con el pasaje
correspondiente de I.
a de Pensamiento del.
b Pindar., Olymp. od. X. mg.
357
CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
358
CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
lo dice Píndaro notando a su competidor Baquílides163, que tenía más arte que
ingenio:
Sabio es el que en ingenio se aventaja;
que los que con el arte
crecen en muchedumbre de palabras,
como cuervos inútilmente graznan
contra la ave de Júpiter divinaa.
Mucho dice en esta razón Platón en todo un diálogo que se llama Ion, y
en el Fedro lo resume así:
Quicunque vero sine Musarum furore ad Poëseos lores accesserit, confidens se arte
quapiam satis bonum poetam evasurum, imperfectus remanet el mancus: cordati-
que ipsius poesis a furiosorum poesi superatur ac obscuratur164.
163 El poeta Baquílides (518-452 a. C.) era sobrino de Simónides y coincidió también
con Píndaro en la corte de Hierón de Siracusa, a cuyas victorias atléticas dedicó alguno de
sus epinicios. Los versos citados corresponden a O. II 155-159.
164 Phdr. 245 a5 («Ciertamente, quien sin inspiración de las Musas se acerca a las
puertas de la Poesía, confiando en que logrará ser buen poeta con un poco de técnica, per-
manece incompleto y manco; la poesía de los expertos queda superada y eclipsada por la
poesía de los inspirados»).
165 Adviértase cómo el autor corrige la redacción equívoca de este pasaje. en I.
166 Esta observación figura en el tratado de Longino; no así la que sigue («ni aun con
advertencias de los amigos»), añadida por Pedro de Valencia, que seguramente alude a los
desatendidos consejos del abad de Rute sobre el Polifemo.
359
CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
a oscuridad mg.
b mala compostura, mg.
c glosas o vocablos peregrinos mg.
d metáforas mg.
360
CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
Quiero decir a vuestra merced lo que en una tragedia de Eurípides decía Zeto
a Anfión su hermano:
Tan generoso natural del alma
con máscara aniñada desfigurasa.
361
CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
más y más que estos dichos y sus semejantes sean los recibidos con mayor
aplauso. Nam quaedam vitiosae oraciones169 eo ipso quibusdam placent quo vitiosae
sunta; y los buenos escritores han de querer agradar antes a los buenos que a
los muchos, como lo profesa Terencio; y siendo tan lindo y tan alto este poema
de las Soledades, no sufro que se afee en nada ni se abata con estas gracias o bur-
las, que pertenecían más a las otras poesías que vuestra merced solía ludere en
otra edad. Si vuestra merced considera el rigor antiguo de las censuras de los
críticos, le parecerá la mía muy moderada, especialmente que esta puntuali-
dad se usaba con solos los muy grandes autores, en que hallaban raras culpas,
que a uno que no sabe lo que se tañe o canta no hay para qué notarle falsas170.
Azotaban o empalaban los grammáticos y retores a los Homeros y Píndaros
por una cosa destas, señalábanles las culpas con obelos, chies, y thetas, y los lu-
gares insignes con asteriscos o con dos LLb. Terrible es la sentencia de Dionisio
Longino contra Heródotoc porque llamó a las mujeres hermosas dolores de los
ojos, y esto no en su persona, sino por boca de unos bárbaros persas después
de bien bebidos en un banquete; dice: «Que ni en persona destos no convenía
que por flaqueza de ánimo (y falta de valor para callar un donaire que se le
ofrecía) se descompusiese y afrentase un tan grande escritor para con todos los
siglos venideros». Pone este crítico una buena comparación: «Que, como en la
moral, hay cosas en la vida muy estimadas y apetecidas, /[66r] como las rique-
zas, pompas e imperios, que los sabios las menosprecian y es mayor grandeza»
(El río sigue su curso normal –igual que un proceso legal– mientras no hay un
auto –el de la fuerza de sus aguas– que revoca los autos anteriores –modifica su curso
anterior–. D. Alonso reconstruye estos versos sobre la ed. de Pellicer –vv. 204-205–
donde aparecen alterados).
d) (El río ... ) ... se dilata
majestuosamente
–en brazos dividido, caudalosos, de islas, que paréntesis frondosos al período
son de su corriente–...
(Pertenecen al mismo pasaje de las Soledades que los versos anteriores: son los
vv. 211-215 de la ed. de Pellicer. Dada la belleza de todo el pasaje, es el único caso
claro en que la corrección de P. de Valencia parece desacertada).
169 «Pues algunas expresiones defectuosas son del gusto de algunos precisamente
por ser defectuosas» (Inst. II 5, 10; la cita no es textual: P. de Valencia resume el sentido del
pasaje).
170 Falsas: notas falsas o disonantes; también, cuerdas destempladas de un instru-
mento. «En el blasón, se dicen las armas donde no se observan las reglas del arte» (Dicc. de
Aut.).
a Quintilian mg.
b > θ * LL: locus laudabilis mg.
c in libro De sublimitate Sermonis mg.
362
CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
de ánimo desecharlas que tenerlas, así en el decir hay muchas gracias «que los
grandes oradores y poetas aborrecen y echan a mal». Esta distinción conviene
mucho entender, que hay muchos buenos poetas compuestos, adornados y sin
culpas, que agradan y parecen bien. Pero grandes son solamente aquellos que
por la grandeza y alteza del ingenio bien cultivado y ejercitado hacen obras y
dicen cosas que no solamente agradan, pero admiran y sacan a los hombres de
sí. Destos ha habido rarísimos en el mundo, un Homero y un Píndaro, Sófocles
y Eurípides; entre los latinos un Virgilio (y aun plega a Dios que a éste le con-
cedan los críticos griegos el título de Grande) y no más. Destos, pues, pienso
yo que es o puede ser, si quiere, vuestra merced, mire si tengo razón de celarlo
y suplicarle nos de partos proprios y dignos de su ingenio, cual me parece que
va naciendo este de las Soledades. Prosígalo vuestra merced con esta presun-
ción y no admita en él cosa indigna de tal poema, que no dejará de ser bellísi-
mo aunque tenga naevos, manchas o lunares; pero mejor es que no los tenga.
Algunos envío notados a vuestra merced en particular; pero lo principal es la
advertencia general que aquí he hecho de guardarse de estrañezas y gracias vi-
ciosas y de toda prava emulación de modernos, que es vicio general, a que los
artífices llaman cacocelia. Dionisio Halicarnaseo acaba su libro De compositione
nominum predicando con encarecimiento que no hay tal prosa como la que es
tan numerosa y sonora que parece verso, ni tal verso como el que parece prosa
por la facilidad y claridad con que corre, salva la gravedad y grandeza. Ejem-
plo sean las dos estancias del Polifemo que cité arriba, y aquello de Garci Laso:
363
CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
pide un criado del señor don Pedro de Cárdenas que responda luego), es re-
ferir algunas censuras de las culpas de los grandes antiguos para que vuestra
merced escarmiente en ellas172. Demetrio Falereoa culpa a Homero porque dice:
«Arrededor trompeteó el gran cielo», porque, contra la regla de engrandecer,
toma la metáfora de lo menor, la trompeta, a lo mayor; que mejor se dice que
tronó la trompeta. Nota las hipérboles que se hacen ridículas por increíbles
o incogitables, como la del que dijo que en el peñasco que a la nave de Uli-
ses arrojó el Cíclope, «cabras iban paciendo descuidadas (por los aires)». Por
ejemplos de cacocelia nota al que dijo que el centauro «Venía en sí mismo ca-
ballero», y que a Alejandro, que quería correr en Olimpia, le dijo otro: «Corre,
Alejandro, el nombre de tu madre». Dionisio Longinob dice que hay poetas que
cuanto más se empinan y piensan que se inflaman con furor divino, no dicen
furores ni grandezas, sino hinchazones levantadas con ventosedad y bulto de
palabras vanas, que hacen lo contrario de lo que se pretende. Porque no hay
cosa más flaca ni más seca y falta de carne maciza y de niervos que el hidrópi-
co; que en este género coribantizaban y salían de juicio los modernos oradores
y poetas. Da larga dotrina para huir este vicio y conseguir la verdadera alteza,
y pone por ejemplos de aquellas culpas que un trágico dijo «vomitar» al cielo,
y que el viento Bóreas «tañía flauta»; que Gorgias, orador, llamó a Jerjes «el Jú-
piter de los persas», y a los buitres «sepulcros vivos». Que Jenofónc dice que los
mancebos lacedemonios eran «más vergonzosos que las doncellas de los ojos»,
llamando a las niñas «doncellas», y haciendo vergonzosas en general a las que
en los más son muy desvergonzadas. Que Platón, para decir que las leyes se
escribiesen en tablas de ciprés y se pusiesen en los templos, dijo: «Escritas, las
pondrán en los templos memorias ciparisinas, que es materia incorruptible»,
y que los muros «los dejasen dormir y no los levantasen de la tierra». Largo
y importuno sería referido todo; su principal regla es: que el pensamiento sea
grande, que si no lo es, mientras más se quisiere engrandecer y estrañar con
estruendo de palabras, más hinchada y ridícula sale la frialdad: y que se imiten
los poetas grandes. Recita algunos ejemplos dellos, de Homero y Eurípides. Yo
sólo quiero traducirle aquí a vuestra merced casi sin verso, porque sea más a la
letra, uno de Simónides que trae Halicarnaseo por muestra notable de aquella
172 Las diferencias de redacción entre las dos versiones son especialmente notables
en esta parte final de la carta. Compárese la concisa precisión del pasaje que sigue con la
prolijidad deslavazada de la parte correspondiente del texto I.
364
CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
llaneza con grandeza que él loa /[67r] y aconseja tanto. Hablaba el poeta de
Dánae, cuando iba por el mar en el arca con su hijo Perseo:
Cuando dentro del arca artificiosa
bramaba resoplando, el viento (airado),
y el lago commovidoa
con espantoso estruendo se hundía,
(Dánae) sobre Perseo
poniendo la amorosa mano, dijo:
«O hijo, y en qué cuita que me hallo,
y tú con pecho tierno
y corazón de leche estás durmiendo
en cámara penosa,
con tarugos de bronce c1aveada,
en noche oscura y niebla tenebrosa,
sin cuidar de las ondas
profundas, que por cima
pasan de tus cabellos, sin mojarlos,
puesta tu cara hermosa
en clámide purpúrea.
Pero si a ti te fuese lo terrible terrible,
quizás aplicarías
la oreja delicada a mis palabras.
Duerme, niño, en buen hora, duerma el Ponto,
duerma el mal insaciable (que nos sigue)».
Si quiere vuestra merced esto en mejor verso y estilo, hágalo, que sabe;
que yo sólo manifiesto mi afecto de servir y agradar a vuestra merced muy de
corazón, y saliendo de mí a bailar y hacer lo que no sé. Acete vuestra merced
esta voluntad, y téngame por tan suyo como lo soy y he de ser siempre, y mán-
deme con llaneza muchas cosas de su servicio o gusto, que yo las haré todas sin
escusas ni alegación de ocupaciones de Corte, sino con toda verdad y llan[eza],
con[forme] al estilo que enseñan aquellos cortesanos, quorum conversatio in coelis
erat: «Os nostrum patet ad vos, o Corinthij) cor nostrum dilatatum est: non angustia-
mini in nobis»b; y así vuestra merced tampoco se estreche ni acorte en servirse de
mí. Todos los desta casa tenemos salud, gloria a Dios, y todos somos de vuestra
merced doña Inés, y el licenciado Juan Moreno, mi hermano, y Melquior173 y los
demás mis hijos besan a vuestra merced las manos muchas veces.
a con del.
b II Cor. 6 mg.
365
CARTAs A GÓNGORA EN CENSURA DE SUS POESÍAS
Perdone vuestra merced los borrones, que no hubo lugar para copiar ésta
y emendarla.
174 El consejero Alonso de Cabrera, que fue juez en el proceso contra Rodrigo Cal-
derón, Marqués de Siete Iglesias, fue nombrado por Góngora ejecutor de su testamento,
junto con Paravicino y otros amigos del poeta.
366
CARTA E INFORME DE PEDRO DE
VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS
DEL P. ALONSO SÁNCHEZ Y EL
DR. JERÓNIMO HURTADO
Estudio introductorio y edición
por Mª Isabel Viforcos Marinas
ESTUDIO INTRODUCTORIO
Algunas cargas del cargo: El cronista Pedro de Valencia,
censor
369
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
instituciones, se han publicado ya nueve tomos: dos dedicados a los Escritos Sociales, Eco-
nómicos y Políticos (IV/1 –1994– y IV/2 –1999–) con estudios introductorios de Jesús Paradi-
nas, Rafael González Cañal, Rafael Carrasco y Gaspar Morocho Gayo; dos, conteniendo
sus Relaciones de Indias (V/1 –1993– y V/2 –1995–), a cargo de Jesús Paniagua Pérez; uno,
recogiendo su Discurso acerca de los cuentos de las brujas (VII –1997–), con introducción de
Manuel Antonio Marcos Casquero e Hipólito Benjamín Riesco Álvarez; dos sobre escritos
espirituales (IX-1, San Macario, 2001 y IX/2 La Lección cristiana, 2002) con trabajos de Jesús
Mª Nieto Ibáñez y Jesús Paradinas; uno más, recogiendo la única obra que llegó a ver
publicada: Académica (III, 2006), cuyo estudio realizó Juan Luis Suárez; y otro dedicado a su
labor de traductor, coordinado por Jesús María Nieto Ibáñez: Traducciones (X, 2008). A estas
referencias bibliográficas cabe añadir la aportación de Luis Gómez Canseco, El humanismo
después de 1600: Pedro de Valencia.
5 La misiva fue editada por Eugenio de Ochoa, en Epistolario Español..., pp. 44-45.
6 Pedro de Valencia, alude a este pacto, poniendo como testigos al Conde de Lemos
y al Condestable de Castilla, en carta dirigida a Felipe III, manifestando que de no existir
esa condición no aceptara este oficio ni viniera aquí. AGI, Indiferente 752.
7 Una aproximación a la problemática que rodea esta relación en Gaspar Morocho
Gayo, «Introducción a una lectura de Pedro de Valencia», particularmente pp. 48 y 52-54.
8 Bartolomé Leonardo de Argensola, Conquista de las islas Malucas, en Madrid, por
Alonso Martín, 1609. Vid. Aprobaciones suscritas por Pedro de Valencia, 1.
9 Para una primera aproximación a la evaluación de Pedro de Valencia sobre estos
escritos: John A. Jones, «Pedro de Valencia en su correspondencia: carta y relación de unos
papeles de Alonso Sánchez», pp. 132-142 y Jesús Paniagua Pérez y Mª Isabel Viforcos Mari-
nas, «Pedro de Valencia, a propósito de China y del P. Alonso Sánchez», pp. 469-486. En el
presente trabajo se revisa, actualiza y ahonda en el informe, cuyo texto integro se trans-
cribe y anota.
370
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
Tribaldos de Toledo, Historia general de las continuadas guerras i difícil conquista del gran reino
i provincias de Chile..., pp. 40 y 47-48.
15 Gaspar Morocho Gayo, «Una historia de Felipe III escrita por Pedro de Valencia»,
pp. 1141-1151.
16 Aunque el añorado doctor Morocho siempre sostuvo la esperanza de poder
localizar esta historia, manuscrita y olvidada en algún archivo o impresa y atribuida a
algún otro cronista, nosotros, en vista de las reticencias mostradas por Valencia a la hora
de ejercer el oficio de historiador, nos inclinamos a pensar que no andaba desencaminado
Nicolás Antonio al afirmar que Felipe III había dejado al humanista solutum onere scriben-
dae historiae (Biblioteca Hispana Nova, p. 243).
17 La intervención del Estado en el control de los libros fue estudiada en su día
por José Simón Díaz, El libro español antiguo: análisis de su estructura. La normativa básica
se contiene en la pragmática dada por los Reyes Católicos en Toledo el 8 de junio de 1502,
sobre las diligencias que deben proceder a la impresión y venta de libros del Reino (Novísima Reco-
pilación, Lib. VIII, Tít. XVI, ley I), en las Ordenanzas del Consejo aprobadas en La Coruña en
1554, que reservan al Presidente y Consejo de Castilla la facultad de otorgar licencias para
imprimir libros nuevos (Novísima Recopilación, Lib. VIII, Tit. XVI, ley II), en la pragmática-
sanción que en nombre de Felipe II dio la princesa Dª Juana en Valladolid, el 7 de septiem-
bre de 1558, ratificando la centralización de la censura previa en el Consejo y adoptando
una serie de medidas para hacer más efectivo el control (Novísima Recopilación, Lib. VIII,
Tit. XVI, ley III y Tít. XVIII, ley I), en la pragmática sobre los libros eclesiásticos de 27 de
marzo de 1569 (Novísima Recopilación, Lib. VIII, Tit. XVI, ley IV), y en la dada en Lerma el 4
de junio de 1610 sobre la prohibición de imprimir fuera de estos reinos las obras y libros que en
ellos se compusieren o escrivieren (Novísima Recopilación, Lib. VIII, Tit. XVI, ley VII) Toda ella
372
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
373
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
22 Luís Gómez Canseco (El Humanismo después de 1600…, p. 80) menciona como de
Pedro de Valencia, la correspondiente a la reedición de Refranes o proverbios en romance que
coligió y glosó el comendador Hernán Núñez, que se imprimió en Madrid, en los talleres de
Juan de la Cuesta, en 1619, publicándose con el prólogo del maestro León, añadido ya en la
edición salmantina de 1578, y junto a la Filosofía vulgar de Juan de Mal Lara y cuatro cartas de
Blasco de Garay, que llevan como fecha de edición la de 1618. Después de revisar tanto ésta
como la correspondiente a 1621, no hemos hallado mención alguna al humanista, ni tam-
poco rastro de aprobación/censura, figurando tan sólo la licencia –de por sí supone aproba-
ción–, la tasa, una fe de erratas y una advertencia alusiva a la Nueva Recopilación, Lib. I, Tít.
7, ley 24, por la que se prohibía la introducción y venta en los reinos de Castilla de obras en
romance impresas fuera de ellos; y abundando en esta misma cuestión, tras el prólogo del
maestro León, se incluye también un Auto del Consejo, para que sea público y notorio a todos y
ninguno pueda pretender ignorancia, sobre la obligación de los libreros de Madrid y de los rey-
nos de Castilla, de tener en lugar visible, en sus tiendas, la prohibición de que se introduzcan
y vendan libros impresos en otros reinos, firmado por Simón Ángel Usay.
23 Se reproduce el texto anotado de cada una en las páginas 555 a 573 de este trabajo.
374
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
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375
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
En efecto, las hay tan cortas como la que acompaña al Commentaris rerum
in belgico gestarum de Rolandi Mirtei Onatini, que no consta de más de 56
palabras, mientras en el otro extremo nos encontramos con la que dedica al
Origen de los frayles ermitaños de la orden de San Agustín, de fray Juan Márquez,
que alcanza las 250, siendo la media de unos 149 vocablos. En algún caso
cabe intuir una vinculación directa entre la extensión y las convicciones del
humanista, por ejemplo, lo sucinto de la que avala la obra de Rolandi Mirtei
podría responder al desacuerdo de Pedro de Valencia, generalmente identi-
ficado con posiciones «irenistas», con los planteamientos belicistas del autor.
Sin embargo, no parece que pueda establecerse una relación clara entre éstas
y aquella, no sólo por el riesgo de caer en simplificaciones –las posiciones de
Pedro de Valencia ni fueron siempre coherentes ni se mantuvieron inmutables
a lo largo de su trayectoria–, sino, sobre todo, porque al tratarse de textos tan
breves, la simple longitud del título y de la identificación del autor, puede
hacer variar significativamente la extensión.
Formalmente todas las aprobaciones comienzan con la alusión al comi-
tente, que suele adoptar la genérica forma: Por mandado del Consejo Supremo
de Castilla he visto…, que es la que utiliza en el 68,4% de las ocasiones, apa-
reciendo en el resto la tampoco inusual de Muy Poderoso Señor. He visto por
mandado de Vuestra Alteza.
En cuanto al contenido, es la propia pragmática otorgada por los Reyes
Católicos en Toledo el 8 de junio de 1502, la que lo prescribe en sus líneas
esenciales, al determinar las condiciones por las que debería ser denegada
la licencia de impresión de una obra: las que fueren apócrifas y supersticiosas
y reprobadas y cosas vanas y sin provecho27. La orden de 1558 tan sólo añadiría
la preocupación por la ortodoxia, que se vuelve perentoria tras el reconoci-
miento oficial de la Reforma que implica la paz de Augsburgo (1555) y el des-
cubrimiento de los focos iluministas de Sevilla y Valladolid (1557/58), y que
se traducirá en una intensificación de la acción inquisitorial, de la que sería
un exponente la edición del Catálogo de libros prohibidos del inquisidor Valdés
(1559) y el Index expurgatorius de Quiroga (1584). La observación de una y otra
normativa tendrán su reflejo: en el cuidado con que suele citarse el título de
la obra; en la preocupación por identificar el autor con su nombre, apellidos,
títulos, cargos y honores; en la reiterada y omnipresente certificación de que
no hay en ella cosa contra la fe ni las buenas costumbres; y en el afán por dejar
constancia de la utilidad de lo escrito.
376
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
28 José Simón Díaz, al tratar de la obligación de que en toda obra apareciese con-
signado el nombre de su autor, llama la atención sobre los abundantes casos conocidos de
incumplimiento, y particularmente, apoyándose en el Catálogo razonado de obras anónimas y
seudónimas de autores de la Compañía de Jesús... del P. José Eugenio de Uriarte, sobre los cente-
nares de jesuitas que se valieron de este recurso. El libro español antiguo, pp. 27-28, y 39-44.
29 Para una aproximación biográfica y bibliográfica a su figura: Charles O’Neill y
Joaquín Mª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía..., p. 1069 y Joseph L. Laurenti,
«Martín del Río, S. J. (1551-1608): Obras localizadas», pp. 231-245.
30 Sobre la personalidad de D. Pedro Enríquez de Acevedo, a falta de estudios
recientes, remitimos a la obra de Julio Fuentes, El Conde de Fuentes y su tiempo, aparecida en
1908 y que ha sido editada, en 1998, en DC-ROM, en la Colección Clásicos Tavera, dentro
del conjunto Obras clásicas sobre los Austrias. Siglo XVII, serie III, vol. 8, Historia de España.
377
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
poesía, compuesta con mucho ingenio y singular elegancia, como su prosa, escrita
con artificio y elocuencia no vulgar; de la poesía de Fernando de Herrera afirma
que en ingenio, erudición i lenguage se pueden comparar con las que más, en este
género, celebró la antigüedad i preferir a muchas de las que hoy se precian las Nacio-
nes estrangeras; y en un tono menos enfático reconoce el apacible estilo de Luis
de Bavia y del Inca Garcilaso o el ingenio y méritos de Vasconcelos. Quizás por
su propia experiencia31, sabe apreciar la meritoria labor de Suárez de Figueroa
al trasladar del portugués al castellano la Relación anal de las cosas que hizieron
los Padres de la Compañía de Iesús en las partes de la India Oriental, reconociendo
su trabajo de traductor como digno de galardón y loor; y también la de editor de
Alonso Carrillo, porque en las prefaciones y notas que añadió –a las obras de su
hermano Luis–, da muy grandes muestras de su peregrino ingenio y rara erudición
y estudios. El aval del autor también lo fundamenta, a veces, en su fama, como
ocurre con Covarrubias, persona conocida y estimada en todas partes; con Fr.
Pedro de Salazar, del que recuerda la estimación que tiene en toda su Orden y en
todas las partes que es conocido; o con Fr. Juan Márquez que es singularísimamente
loado con pública y general fama y aprobada su dotrina y elocuencia con lugares los
más eminentes que hay en estos reynos y no cesa de confirmar la verdad, con que
muy justamente posee la celebridad de nombre, con obras continuadas. E incluso
puede justificar la aprobación con méritos extraliterarios del autor, como lo
hace en el caso de las Obras de don Luis Carrillo y Sotomayor, cuya publicación
recomienda porque es muy justo y debido que en todas maneras sea favorecida y
celebrada la buena memoria de aquel caballero que, en los pocos años que vivió en la
tierra, sirvió con admirable ejemplo de virtud y piedad a Dios, y con insigne valor
y perpetua asistencia en la guerra a su rey, con que cumplió el deber y el negocio
principal de un caballero cristiano muy aventajadamente. Y no faltan censuras en
las que el autor aparece validado por la dificultad de la empresa acometida
y el esmero demostrado en el acopio de fuentes y datos; en este sentido se
ensalza al franciscano Torquemada, por haber sabido dar muy particular noticia
de las historias, costumbres, ceremonias y gobierno de los indios occidentales, sacada
con gran diligencia y cuidado de las antiguas tradiciones y pinturas de los mismos
indios; al Inca Garcilaso, porque su historia es muy útil y gustosa, por los ejem-
plos de prudencia y extrañeza y variedad de sucesos, y está tratada con claridad …
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
32 Vid. Fermín de los Reyes Gómez, El libro en España y América, pp. 187, 795-796 y
799-804.
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
se escriba en el tiempo que ella más florece. Recomienda la impresión de los Dis-
cursos Históricos de la muy noble y muy leal ciudad de Murcia, de Cascales, porque
se le debe a tan esclarecida ciudad (que tan bien merecidos tiene los renombres de muy
noble y muy leal) la publicación de sus loores; la Historia de Felipe II de Cabrera,
porque se trata de la Historia i memoria felicísima i clarísima del rey don Felipe N.
S., cuyos loores deben celebrar estos reynos con agradecimiento y veneración; la com-
puesta por Fr. Juan Márquez sobre la orden de San Agustín, por el argumento
que es la antigüedad y loor de aquella sagrada religión, que siendo hija de tan gran
padre lo honra y corona en la tierra con generosa fecundidad de hijos muy semejantes
a él en santidad y letras sagradas y toda buena erudición; y la Relación de las cosas
que hizieron los Padres de la Compañía de Iesús en las partes de la India Oriental y
en otras, en atención a que los gloriosos trabajos de los padres de aquella sagrada
religión… merecen ser leydos en todas lenguas y conocidos y agradecidos por todas las
provincias y naciones del mundo, para gloria de Dios. En el caso de las composicio-
nes históricas además del atractivo de la temática, fiel a su concepción sobre
la historia que es sencilla narración de la verdad33, valora tanto el celo de la verdad y
desapasionada intención en la exposición, como la fidelidad de las fuentes, méri-
tos que halla, por ejemplo, en los Comentarios Reales del Inca, cuyas noticias
juzga haberse tomado de vistas o de ciertas y diligentes relaciones.
La salvaguarda de la honra, tanto de particulares, como de la Corona y
la «Nación», aparece entre las inquietudes más recurrentes de Pedro de Valen-
cia. Hemos aludido ya a cómo el evitar ofensas a personas de calidad e infamias
a la nación española fue la causa esgrimida para negarse a continuar con la
historia de las guerras de Chile, y prueba de que era este del honor un valor
clave para el humanista es que en él fundamenta su negativa valoración de los
escritos de Sánchez y Hurtado sobre China –como veremos más adelante– y
el rotundo rechazo a la impresión, en estos reinos, de la obra de Conestaggio,
publicada en Venecia en 1614, con el título Delle guerre della Germania inferiore.
E igualmente hace de este principio pauta explícita para otorgar su aproba-
ción a la Conquista de las Malucas, historia en la que se honra la nación española,
no solamente con la celebración debida a los hechos de los que, entre tan grandes peli-
gros, en regiones tan lejanas y bárbaras, cercados de innumerables enemigos, a solas
como leones en medio de ganados menores, mostraron ilustremente su valor en exal-
tación de la fe católica y servicio de su rey; y a la Liga deshecha por la expulsión de
los moriscos de los reynos de España, de Méndez de Vasconcelos, a pesar de estar
33 Así la define en el informe emitido Sobre las guerras de Flandes de Gerónimo Cones-
taggio. BNE, ms. 5586, f. 94r.
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34 Vid su Tratado acerca de los morisco de España, editado en Pedro de Valencia, Obras
completas, IV, con estudio de Rafael Carrasco y edición crítica de Rafael González Cañal,
pp. 13-139.
35 Se trata de la Historia, vida y milagros, éxtasis y revelaciones de la bienaventurada Vir-
gen Santa Iuana de la Cruz, de la tercera Orden de ... San Francisco, compuesta por Fr. Antonio
Daza y cuya primera edición –fue objeto de ocho hasta 1627 y se tradujo al italiano en 1619–
había salido del taller madrileño de Luis Sánchez en 1610.
36 Las aprobaciones a la edición de la Relacão annual das cousas que fizeram os padres
da Comp. de Jesus nas partes da India Oriental acometida en Lisboa en 1611, van firmadas por
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
valientes como en el caso del Mercurius Trimegistus de Jiménez Patón, obra que
considera digna de impresión, aunque no por eso se entienda me conformo con la
opinión del autor en el origen de nuestra lengua; en este caso, en su voto particu-
lar se aúnan razones lingüísticas –defensa del latín como lengua madre del
español, al que Jiménez Patón declara idioma directamente procedente de la
confusión babélica–, y razones ideológicas, pues el retórico fundamentaba su
juicio en la autoridad de Gregorio López Madera y en los escritos «del Monte
Sacro de Granada»37, contra los que se había posicionado Arias Montano y
contra los que Valencia tendría que emitir su propio juicio condenatorio el 26
de noviembre de 161838.
Tenemos la convicción de que en el conjunto de las aprobaciones suscri-
tas por Pedro de Valencia, no fueron sus gustos, afectos o conexiones perso-
nales las que primaron. No hay duda de que se podrían hallar vinculaciones
directas o indirectas con algunos de los autores. Con Argensola compartió su
gusto por la vida retirada y el favor del Conde de Lemos; Covarrubias le men-
ciona, como autoridad, en algunas voces de su Tesoro; con Cascales concuerda
en el recelo hacia el culteranismo y en el círculo de amistades, entre las que se
contaba posiblemente la familia de Diego de Ágreda y Fernando de Herrera;
la admiración que Cabrera sintió por Arias Montano tal vez fuera un punto
de encuentro entre los dos cronistas… Sin embargo, sin negar posibles con-
dicionantes de los círculos de poder, creemos que sus censuras fueron tarea
impuesta por el oficio, aunque el cronista no se limite a cumplir con el trámite,
sino que, con todas las cautelas, procure ser fiel a sus certezas.
Con las evaluaciones positivas de obras que han perdurado en edi-
ciones coetáneas o ad futuram como la de Murúa39, cuyos textos ofrecemos
compendiados y anotados, no se agotó la tarea crítica de Pedro de Valencia.
En ocasiones analizó y emitió juicios a solicitud de amigos y particulares,
como ejemplifica la conocida carta dirigida a Luis de Góngora el 30 de junio
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
40 Sobre esta carta, conservada en BNE, ms. 3906, ff-64-67r y 5585, ff. 165-168, y sobre
los estudios que ha generado, remitimos a Joaquín Roses Lozano, Una poética de la oscuri-
dad. La recepción crítica de las Soledades en el siglo XVII, pp. 9-17.
41 BNE, ms. 5585, s/f y 5586, ff. 93-114.
42 Hieronymi Pradi et Ioannis Villapandi, e Societate Iesu, In Ezechielem explanations
et apparatus urbis ac templi Hierosolymitani comentariis et imaginibus illustratus, Romae, Baro-
lus Vulliettus: typis Illefonsi Ciacconii, 1596 (1604).
43 De la condena del segedano habla Luis Gómez Canseco en El humanismo después
de 1600, pp. 80-81. En ella Valencia se alinea con las manifiestas diferencias que sobre el
templo de Salomón mostrara Arias Montano (BNE, ms. 149, f. 159r) y que en su día defen-
diera Pablo de Céspedes: Antonio Martínez Ripoll, «Pablo de Céspedes y la polémica Arias
Montano, del Prado y Villalpando», pp. 135-156; y Patricia Díaz Cayeros, «Pablo de Céspe-
des entre Italia y España», pp. 5-60.
44 El informe se conserva en AHN, Inquisición, leg. 4437, exp. 9; citado por José
Pardo Tomás, «Censura inquisitorial y lectura de libros científicos», p. 8.
45 John A. Jones: «Pedro de Valencia defense’s of Arias Montano; the expurgatory
indexes of 1607 (Rome) and 1612 (Madrid)», pp. 121-136; «Las advertencias de Pedro de
Valencia y Juan Ramírez acerca de la impresión de la Paraphrasis Chaldaica de la Biblia
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Simón Díaz57. El hecho de que Sánchez hubiese acabado sus días vinculado
a la provincia de Toledo y a la casa de Alcalá, nos indujo a pensar que tal vez
Hurtado hubiese encontrado sus escritos en ese ámbito, pero tampoco en los
catálogos de difuntos de esa provincia ni en el archivo alcalaíno de la Compa-
ñía hay referencia alguna a su persona58.
El otro punto de encuentro entre Sánchez y Hurtado pudo ser Roma,
donde el libro se començó a imprimir (f. 646r), y tal vez en el riquísimo archivo
de la Societas Iesu encontremos algún día el rastro del compilador, si es que
realmente se trata de un religioso perteneciente a la Compañía, porque tam-
poco puede obviarse, sin tener delante los materiales que Valencia manejó, la
posibilidad de que en su síntesis se hubiese deslizado algún error, máxime
cuando hemos constatado la coincidencia de nombre y condición académica
con un canónigo de Plasencia, más o menos coetáneo de Sánchez y que en la
década de los noventa pudo haber viajado a Roma. Lamentablemente tam-
poco hemos podido obtener sobre este clérigo más que algunos datos sueltos
que le perfilan como un sacerdote litigante y más aficionado al Madrid corte-
sano que a su iglesia extremeña59. Anduvo en pleitos (1587-1596) con Silvestre
de Guzmán, por los beneficios de los que le había privado Rodrigo de Castro,
cardenal arzobispo de Sevilla y pariente del Conde de Lemos, y de los que
Hurtado obtuvo provisión en Roma y sentencia a su favor del nuncio Caetani;
y de nuevo disputó ante los tribunales con el doctor Vidal, por la penitenciaría
del cabildo de Plasencia60. En cuanto a su vinculación con la administración
filipina, no podemos concretar de qué naturaleza fue, aunque hay datos que
la atestiguan. Así, en 1593, el Consejo de Indias escribía al prelado Juan de
Ochoa de Salazar, avisándole de la ausencia, por varios meses, del penitencia-
rio, por hallarse ocupado en cosas del servicio de Su Majestad61; y en 1597, tras
estudiarse en el mismo Consejo un memorial presentado en su contra y des-
estimado por considerarlo obra de algún enemigo, se acordó concederle 300
ducados de ayuda de costa para su viaje a Roma62. Poco después de aprobada
57 José Simón Díaz, Jesuitas de los siglos XVI y XVII: escritos localizados.
58 Queremos agradecer al responsable del archivo jesuita de Alcalá, H. Amancio
Arnaiz y al P. José I. Martínez Escalera, su disponibilidad y asesoramiento en las pesqui-
sas.
59 Agradecemos a doña Mª del Carmen Fuentes Nogal, responsable de los Archivos
Eclesiásticos de Coria-Cáceres y Plasencia, la información facilitada sobre los fondos archi-
vísticos de la catedral placentina.
60 Vid. José Olarra Garmendia y Mª Luisa Larramendi, Índices de la correspondencia
entre la nunciatura en España y la santa Sede..., pp. 184, 252, 347, 400, 491 y 514.
61 AGI, Indiferente 426, L. 28, f. 168.
62 AGI, Indiferente 744, N. 130 y 527, L. 1, ff. 159v-160r.
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82 Sobre las múltiples ediciones de la Historia de las cosas más notables, ritos y costum-
bres del gran reino de la China de Juan González de Mendoza: Gregorio de Santiago Vela,
Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, vol. III, pp. 206-234.
Acerca de esta embajada: Leandro Tormo Sanz, «Algunas ideas rectoras de las relaciones
entre las Indias españolas y los países del Extremo Oriente durante el siglo XVI», pp. 54-56;
León Lopetegui, «Contactos entre España y China en el siglo XVI», pp. 341-352; Leandro
Rodríguez, «Objeciones y respuestas a un proyecto de embajada a China (S.XVI)», pp. 249-
262; y Mª Isabel Viforcos Marinas, «Semblanza de fray Juan González de Mendoza (OSA),
embajador de Felipe II a China...», pp. 729-758.
83 Pablo Pastells, Historia general de Filipinas en Pedro Torres y Lanzas, Catálogo de los
documentos relativos a las islas Filipinas, T. II, p. CXXXVI.
84 Valentín Marín Morales, Ensayo de una síntesis de los trabajos realizados por las cor-
poraciones religiosas en Filipinas; Antonio Astrain, Historia de la Compañía de Jesús (1581-1615),
T. IV, pp. 449-450 y Antonio M. Molina, Historia de las Filipinas, T. I, pp. 79-81; José Luis
Porras (ed.), El sínodo de Manila de 1582.
85 Pedro de Chirino, Relación de las islas Filipinas..., p. 13.
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265-325; una transcripción completa puede verse en Manel Ollé, Estrategias Filipinas res-
pecto a China, vol.2, doc. 4, pp. 41-131.
91 Algunas ideas sobre las consecuencias de este viaje: Manuel Teixeira, «Os fran-
ciscanos em Macau», pp. 309-375; Manel Ollé, La invención de China, pp. 109-115, y João
Paulo Oliveira e Costa y Víctor Luis Gaspar Rodríguez, Portugal y Oriente: El proyecto
indiano del rey Don Juan, 1992, p. 319.
92 El testimonio lo recoge Antonio Astrain, Historia de la Compañía..., T. IV, p. 472.
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93 Gaspar de San Agustín, Conquistas de las Islas Filipinas (1565-1615), pp. 550-551 y
Manuel Teixeira, «Os franciscanos em Macau», pp. 309-375.
94 El hermano Nicolás Gallardo había acompañado a Sánchez en este primer viaje.
95 El 21 de junio de 1583 en carta a Felipe II, no sólo se mostraba convencido del
interés, riqueza y justificación de la conquista, sino que incluso adelantaba que, para hacer
esta jornada, de tanta importancia, bastarían ocho mil españoles y una armada de diez u doce galeo-
nes, que aquí se podrán hacer a muy menos costa que en otra parte ninguna…. AGI, Filipinas 6, R.
5, N. 53.
96 Sobre la formación y las ideas del prelado dominico remitimos al estudio reali-
zado por José Luis Porras Camúñez, como introducción a su edición del Sínodo de Manila de
1582, pp. 36-116.
97 AGI, Patronato 25, R. 8 y Filipinas 74, N. 22.
98 AGI, Filipinas 74, N. 20; y 84, N. 40.
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había ido a dar a la costa China sin hallar impedimento para comerciar. Esas
dos circunstancias alteraban sustancialmente los planteamientos de inicio,
porque ponían en entredicho justificaciones claves de la conquista –el impedir
el comercio y la entrada a la predicación– y abrían nuevas perspectivas diplo-
máticas99. La ocasión para explorarlas se originaría a raíz del motín producido
en un galeón filipino despachado a Nueva España, que, desviándose de su
rumbo, había recalado en Macao, desde donde preparaba viaje al virreinato
peruano. El suceso justificaba, a los ojos del obispo y el gobernador, una
nueva expedición a Macao para castigar a la tripulación rebelde. Los designa-
dos para llevarla a cabo serían el factor Juan Bautista Román y, de nuevo, el P.
Alonso Sánchez, que partieron de Manila en la primavera de 1584.
El factor iba oficialmente a reducir el navío alzado y castigar a los rebel-
des, y la presencia del jesuita se justificaba por la experiencia de su anterior
viaje, y, sobre todo, por el otro objetivo de la empresa: tantear la posibilidad
de una embajada ante el emperador chino, con la intención de establecer
relaciones diplomáticas que permitiesen a los castellanos gozar de un enclave
en la costa China, similar al que en Macao tenían los portugueses. Aunque
Sánchez no deja de enfatizar en las cartas dirigidas a Acquaviva, su deseo de
servir los negocios de la Compañía como razón de este nuevo viaje y, parti-
cularmente, la necesidad de encontrarse con Ruggieri para llevarle alguna
limosna y el reloj de mesa que reiteradamente había solicitado, las implicacio-
nes políticas de su actuación no pasaron desapercibidas ni para los jesuitas de
Zhaoqing, de los que se esperaba que facilitarán la acción diplomática, gestio-
nando licencias de entrada y actuando como intérpretes, ni para Valignano, y,
por supuesto, tampoco para el General de la Compañía100.
Los resultados de este segundo viaje, que concluyó tras un largo y acci-
dentado periplo por los mares y costas de Hainán, Conchinchina, Camboya,
Siam y Malaca, en junio de 1585, fueron aún más pobres que los del primero.
En efecto, sus logros se redujeron al castigo de los culpados, a la relación y
mapa que, a solicitud del factor, elaboró el P. Ricci, y a los memoriales escritos
por sus dos protagonistas101. El coste, en cambio fue alto: alimentó los recelos
de las autoridades chinas, que se negaron a dar licencia alguna de entrada en
395
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
102 La carta que el 25 de junio de 1584 dirige a Felipe II contiene una completa expo-
sición de sus ideas; se conserva en AGI, Patronato, 25, R.21. Manel Ollé, Estrategias Filipinas
respecto a China, vol. 2, doc. 10, pp. 205-213.
103 Tomado de Antonio Astrain, Historia de la Compañía…, T. IV, pp. 472-473.
104 Matteo Ricci, Storia Dell’ Introduzione dell cristianesimo in Cina, pp. 217-218.
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
que tiene los ojos in finibus terrae, quiero decir, que nunca lo presente le satisface ni
las cosas ordinarias le agradan. Y todavía son más oscuras las tintas con que des-
criben su proceder algunos compañeros de comunidad como el P. Raimundo
de Prado o el P. Hernando Suárez, quien reiteradamente denunció sus exage-
rados silencios y rigurosos retiros, la extrema dureza de las penitencias que
les imponía, y la aspereza de su trato, tal que infundía a todos temor el verle
y tratarle. El mismo rector Sedeño, a quien hubiera tocado remediar estas
desviaciones del P. Alonso, en vez de transigir y someterse a ellas, reconocía
que su natural era tan recio y desabrido que pocos le podían sufrir, aunque no
planteó a Acquaviva, con la claridad que lo haría el mencionado P. Suárez, la
imperiosa necesidad de mudarle de destino105.
Cuando el general de la Compañía se decidió, en 1586, a indicar al pro-
vincial Mendoza la conveniencia de hacer regresar a México al P. Sánchez,
este ya se hallaba involucrado en otra nueva empresa de carácter político y
extraordinario, que eran, a juicio de los jesuitas coetáneos, las únicas capaces
de sacarle de su habitual retraimiento. En la primavera de ese año, a convo-
catoria del presidente de la Audiencia Santiago Vera, se celebraron juntas de
todos los estados de Filipinas, en respuesta al contexto de crisis económica e
institucional que se vivía en el archipiélago, y el resultado fue la elaboración
de un memorial general, en que se planteaban tanto peticiones y reformas de
orden interno, tendentes a garantizar la consolidación de la colonia y su via-
bilidad económica, como consideraciones sobre su proyección exterior106. El
horizonte sínico no sólo no podía estar ausente, dada la creciente importancia
del comercio con los juncos chinos que anualmente acudían a Filipinas, sino
que mereció un documento propio –De la entrada de la China en particular–, que
se añadió, como apéndice, al general, y en el que, además de darse cuenta
de la grandeza y riqueza del Imperio Celeste, para que la esperanza de los
beneficios a obtener actuase de acicate para su aprobación, se planteaba la
legitimidad y viabilidad de la acción armada, reactivando y actualizando
planteamientos de conquista anteriores107. Unánimemente se consideró que
397
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
viaje, sería ya definitivo para reactivar el proyecto, con el respaldo de Francisco Cabral y el
factor Juan Bautista Román, y para su asunción por parte de las juntas generales de todos
los estados de Filipinas, que asumieron los anteriores proyectos sin más modificación
sustancial que la de presentarlo como una acción coordinada hispano-lusa. Manel Ollé, La
invención de China, pp. 115-136.
108 AGI, Filipinas 77, N. 1.
109 Francisco Colin, Labor evangélica, ed. Pastells, pp. 340-343.
110 Francisco Colin, Labor evangélica..., 1900, T.I, pp. 331-349, 362 y 438; Pablo Pastells,
Historia general de Filipinas, T. II, pp. 288-298 y 336-337; Antonio Astrain, Historia de la Com-
pañía..., T. IV, pp. 456-457 y 478; Antonio M. Molina, Historia de las Filipinas..., T. I, p. 83 y
Manuel Villarreal Pérez, Alonso Sánchez sus viajes y embajadas, pp. 22-23.
111 Tomado de Félix Zubillaga (ed.), Monumenta mexicana, II, (1581-1585), pp. 731-733.
Citado por Jose Luis Porras Camúñez, Sínodo de Manila de 1582, pp. 134-135.
112 La rápida difusión de las ideas de Alonso Sánchez se explica por el sistema de
intercomunicación que, siguiendo las directrices de su fundador, mantenían, con regular
periodicidad, los jesuitas con su general; algunas de las cartas enviadas a Roma, circula-
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
pasar a España, el P. José Acosta, que para entonces tenía más que probado su
condición de gran teólogo y profundo conocedor de la realidad indígena ame-
ricana y que ya había concluido, aunque no saliese a la imprenta hasta 1588,
su De procuranda indorum salutate. No pudo Acosta dejar de tomar postura
ante las teorías del P. Sánchez, pues formó parte de la comisión organizada en
la provincia para examinar la documentación de que era portador, condenán-
dolas en dos razonados y amplios escritos, remitidos a Acquaviva el 15 y 23
de marzo de 1587113.
Las complicaciones generadas por la presencia de Sánchez en Nueva
España y su misión no dejaron de crecer. Amparándose en las instrucciones
recibidas en Filipinas sobre que no se diese licencia al establecimiento de nue-
vas órdenes religiosas, se empeñó en disuadir de su paso a la expedición de
dominicos que, con fray Juan Crisóstomo a la cabeza, iba destinada al archi-
piélago, agitando con ello las ya turbulentas relaciones entre la Orden de los
Predicadores y la Compañía114. Por otra parte, mientras esta, preocupada por
las interferencias que pudiesen surgir con el patronato portugués de Oriente,
del que dependían por ubicación y financiación las misiones jesuíticas de
India, China y Japón, se inclinaba porque Sánchez se entrevistase en Roma
con Acquaviva, antes de comparecer en la corte, el virrey Marqués de Villa-
manrique se oponía a ello, y el propio Sánchez se resistía a seguir dilatando
los negocios a los que le obligaba su procuraduría. Finalmente, el General, tra-
tando de suavizar y minimizar tensiones, hacía saber su resolución en sendas
cartas enviadas al P. Alonso, al P. Sedeño y al provincial de Nueva España. En
la primera, tras manifestarle su disgusto por haber aceptado un encargo que
nada tiene que hacer con la profesión de un religioso, conminaba al P. Sánchez a
que con toda brevedad desista de esos negocios, dando a Su Majestad los memoriales
que trae, y a que se redujese a la particular autoridad del P. Acosta, con obli-
gación de consultarle lo que hubiere de tratar, así con Su Majestad como con cual-
quiera otros, y someterse en todo a su orden y juicio; la segunda, contenía una clara
ban después copiadas entre las distintas provincias y casas. Sobre este particular: John
Correia-Afonso, «Contactos indoamericanos a través de los misioneros jesuitas», pp. 57-76.
113 Francisco Mateos, «Personalidad y escritos del P. José de Acosta» en Obras del
P. José de Acosta, pp. XIX-XX. Los escritos mencionados se recogen en esta edición en pp.
331-345. Algunas consideraciones sobre ellos en Mª Isabel Viforcos Marinas, «China, una
prolongación de la polémica sobre el Nuevo Mundo», pp. 57-78.
114 De la tensión generada nos pueden dar una idea las crónicas de Fr. Domingo de
Aduarte (Historia de la provincia del Rosario de Filipinas, Japón y China, Lib. I, cap. 6, pp. 18-20,
y el P. Francisco Colin, Labor evangélica…, Lib. II, cap. 9, pp. 205-207. Desde una óptica más
desapasionada toca el tema José Luis Álvarez Taladriz., «La oposición del P. Alonso Sán-
chez, S. J. a expediciones de misioneros a China (1588)», pp. 1-18.
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
reprensión a Sedeño por haber dado licencia para tal comisión; y en la tercera,
además de participar al P. Mendoza su decisión, le advertía de la conveniencia
de que el P. Acosta no dejase de representar ante Felipe II los inconvenientes
que podían seguirse de la conquista y de su ilegitimidad115.
En marzo de 1587 Acosta y Sánchez abandonaban Nueva España, lle-
gando en septiembre a Sanlúcar de Barrameda. Entre esa fecha y su traslado
a Roma, en el otoño de 1588, sus esfuerzos se centraron en hacer prosperar,
ante el Rey y su Consejo de Indias, las solicitudes de los diferentes estados
de Filipinas de las que era portador. La secuencia de sus gestiones puede
seguirse a través del relato del P. Colin, que refiere cómo a la primera Audien-
cia concedida por Felipe II, le siguió, a instancia de Sánchez, que no cesaba de
representar la importancia de alcanzar una rápida respuesta a las múltiples
demandas planteadas desde el Archipiélago, y con la intermediación de Juan
de Idiáquez, la constitución de una Junta específica, formada por miembros
del Consejo de Indias, del de Estado, del de Guerra y de la Junta de Cámara116.
Los trabajos de la Junta, al decir del P. Chirino, se prolongaron por espacio de
unos cinco meses, sin quedar tilde ni punto de todos los memoriales que no se viese,
tratasse y determinasse, y porque… consultando el asiento que se podría dar en lo
necesario a la conservación y aumento de las Islas, conforme al memorial general en
que topaban y de que se derivaban los demás particulares, luego se reparó en el dere-
cho que la Corona de Castilla tiene a este reyno y en el poder conservarlo, estenderle,
repartirle y llevarle tributos, los consejeros, como tan grandes cristianos, quisieron
ser informados, y assí mandaron al padre Alonso Sánchez lo hiciesse117; la ocasión
permitió al jesuita desplegar, por espacio de casi una hora, todas sus dotes per-
suasivas para dejar asentado el derecho con que Su Majestad está y procede en las
Filipinas, así como su profunda convicción de que la evangelización no podía
dar fruto donde no hay fuerças y gente que assegure118. Ocasión hubo para dispu-
tar más largamente este punto en el transcurso de la polémica suscitada por
la pretensión del dominico fr. Juan Volante de pasar con algunos miembros
de su orden a Filipinas, y por ellas a la China, sin más apoyo que la palabra del
evangelio; a este modo de predicación «apostólica», sin el seguro de fuerzas
armadas ni poderes temporales, defendido también por franciscanos como
115 Francisco Mateos, «Personalidad y escritos del P. José de Acosta» pp. XIX-XX;
Antonio Astrain, Historia de la Compañía..., T. IV, p. 458; y Manel Ollé, La invención de China,
pp. 136-137.
116 Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, caps. IX y X, pp. 207-209.
117 La cita la recoge Pastells en la edición de Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II,
cap. XI, p. 377.
118 Francisco Colin, Labor evangélica, ed. Pastells, Lib. II, cap. XI, p. 377.
400
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119 Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, caps. XIII al XV pp. 222-237. Una síntesis
sobre la cuestión puede verse en Manel Ollé, La empresa de China..., pp. 216-223.
120 Para una pormenorizada visión de las resoluciones y de las gestiones y avisos
elaborados por Sánchez para el gobernador Dasmariñas: Francisco Colin, Labor evangélica,
Lib. II, cap. XVII y XVIII, pp. 239-259.
401
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
Sabemos, por el propio testimonio del jesuita, que a pesar de las contenciones
impuestas por el General de la Compañía, este entregó un memorial secreto
a Felipe II121, además compuso en 1588 una Relación de las cosas particulares de
la China… que se la pidieron para leer a Su Majestad el rey don Felipe II estando
indispuesto122, y, por supuesto, el horizonte sínico estuvo presente en todos los
argumentos esgrimidos en defensa de la autoridad apostólica, del derecho de
los monarcas a la conquista y de la necesidad de que el evangelio avanzase
arropado por armas y colonos. Así pues, no hay duda de que la necesidad de
poner en marcha una gran armada para forzar al emperador Ming a abrir las
puertas de su reino a la predicación y al comercio, llegó a manos de Felipe
II y fue conocida por los miembros de la Junta nombrada para estudiar las
demandas filipinas. Si quedó en una discreta reserva, se debió a la coyuntura
política. La década que media entre 1576 y 1586, en la que se habían fraguado
los planes de conquista más explícitos, había estado marcada por urgencias
políticas europeas: la sucesión portuguesa, la rebelión en los Países Bajos y,
últimamente, la gestación de la campaña contra Inglaterra y el desastre de la
Armada Invencible. Nunca se había alentado desde la corte ningún proyecto
imperial y belicista hacia China, sino al contrario, como bien refleja la res-
puesta de Felipe II a Sande, conminándole a que se procure con los chinos buena
amistad y no se les diese ocasión para que tengan justa indignación con nosotros123.
El propio Sánchez, si aceptamos el testimonio de los cronistas jesuitas, fue
consciente de lo inoportunidad de la empresa y de la inutilidad de insistir en
ella, máxime en un tiempo de horas bajas para la facción castellana y sus idea-
les de monarquía universal124.
Concluidos los asuntos que como procurador de Filipinas había de ges-
tionar en la corte, el P. Alonso se dirigió a Roma en otoño de 1588. Aunque
su estancia se preveía corta, se prolongó hasta 1592. Durante el tiempo que
estuvo en aquella ciudad, su principal ocupación fue la de negociar con los
sucesivos papas –Sixto V, Gregorio XIV, Inocencio IX y Clemente VIII– la
concesión de una serie de breves, reconociendo los derechos de los monarcas
españoles a ampliar su dominio sobre las Indias, y particularmente sobre
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130 La carta ha sido transcrita y publicada por el hispanista John A. Jones, «Pedro de
Valencia en su correspondencia...», pp. 141-142.
131 Sobre las ediciones y los manuscritos más destacados: Juan González de Men-
doza, Historia de las cosas más notables, ritos y costumbres del gran reino de la China, ed. de F.
García; Gregorio de Santiago Vela, Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de
San Agustín, vol. III, pp. 206-234; León Lopetegui, «Contactos entre España y China...»,
pp. 341-352; Leandro Rodríguez, «Objeciones y respuestas...», pp. 249-262; Agustín Palau
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Claveras, Manual del librero hispanoamericano, T. II, pp. 270-271; José Simón Díaz, Bibliografía
de la literatura hispánica, T. VIII, pp. 655-656, T. IX, p. 621, T. XI, pp. 160, 161, 179, 199-200, 449-
450, 452, T. XIII, p. 308 y 342, T. XIV, p. 277, y T. XVI, pp. 521 y 522; Beatriz Moncó, «Estudio
introductorio» a Adriano de las Cortes, Viaje a la China, pp. 34-48; Luis Fernández, «Las
misiones de Indias y Extremo Oriente vistas por un sobrino de san Ignacio, fray Martín
Ignacio de Loyola, 1584», pp. 519-529.
132 Para una más cumplida noticia de las relaciones, memoriales, cartas e historias
de China: Manel Ollé, La invención de China, pp. 26-75 y Anna Busquets i Alemany, «Un
siglo de noticias españolas sobre China: Entre González de Mendoza (1585) y Fernández de
Navarrete (1676)», pp. 275-291.
133 Síntesis todavía útil sobre el concepto de Historia en la Modernidad: Santiago
Montero Díaz, «La doctrina de la historia en los tratadistas españoles del Siglo de Oro»,
pp. 6-19.
134 El doctor Morocho valoró, en su día, la posibilidad de que el tema de los dere-
chos filipinos al trono portugués hubiese sido tratado entre Arias Montano y su dilecto
discípulo, antes de que aquel acudiese a Guadalupe –donde se hallaba el Monarca– la
primavera de 1580, para, junto a Diego de Chaves y Pedro Cascales, emitir un informe ava-
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lando la candidatura del Rey Prudente. Asimismo expresó su convicción de que el aseso-
ramiento de Pedro de Valencia pudo estar tras la elogiada disertación que Alonso Ramírez
de Prado, ligado a nuestro humanista por amistad y parentesco, pronunció en Elvas en
1581. Gaspar Morocho, «Introducción a una lectura de Pedro de Valencia, pp. 33-36. Sobre
el dictamen de Montano, Chaves y Cascales: Angélica García Manso, «Humanismo y polí-
tica. A propósito de Arias Montano y sus relaciones con Portugal», pp. 599-614.
135 Sobre este contexto remitimos a los trabajos de Claude Gaillard, Le Portugal sous
Philippe III d’Espagne...; Santiago de Luxan Meléndez, La revolución de 1640 en Portugal...;
Bernardo José García García, La pax hispanica...; y Paul C. Allen, Felipe III y la pax hispanica...
136 Sobre este aspecto: Jesús Paniagua Pérez, «Pedro de Valencia ante la presencia
de España en América», pp. 58-60.
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137 Acerca de estas cuestiones: Simón Valcárcel Martínez, Las crónicas de Indias como
expresión y configuración de la mentalidad renacentista.
138 Pedro Borges, «Postura de los misioneros ante la duda indiana», pp. 597-630, y
«El sentido trascendente del descubrimiento y conversión en Indias», pp. 141-177.
139 Todas estas ideas formaban parte de un Tratado grave y profundo de la singular pro-
videncia con que Dios Nuestro Señor a extendido su fe y evangelio en las Indias, presentado por
el P. Alonso Sánchez a Felipe II y recogido por el P. Chirino y después por Pablo Pastells,
Historia general de Filipinas, T. III, pp. 64-78.
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ensalzar el valor estratégico de Filipinas, clave para los contactos con Japón, la
conservación de Macao y las Indias portuguesas, el acercamiento a los reinos
de Siam y Mindanao, y para frenar el peligro de expansión del Islam y de la
herejía, así como para impedir las expediciones inglesas y francesas, si descu-
briesen entrada al Mar del Sur por el estrecho que dicen hay del Labrador (f. 647r)148.
Al llegar a este punto se interrumpe la relación de Filipinas y Pedro
de Valencia modifica el orden capitular seguido hasta aquí en el sumario,
adoptando como referencia a los escritos de Hurtado una paginación, que
comienza con el «folio 80». Desde éste y hasta la página 96, se extiende la rela-
ción de las cosas de China, que el cronista juzga como historial y digna de saber
(f. 647v). Sin embargo, la considera: insuficiente para constituir por sí sola una
historia de aquel Imperio, ya que su extensión se limita a ocho hojas; innece-
saria, puesto que existían ya muchos libros sobre la materia, a pesar de que se
sabe tan poco; y superada en sus planteamientos, porque, tras las entradas de
Sánchez, sin necesidad de armas y pacificaciones previas, se habían produ-
cido otras muy exitosas de diferentes miembros de la Compañía, de los que
únicamente menciona al P. Pantoja, que destinado en principio a Japón, había
recibido la orden de Valignano de unirse a Mateo Ricci en Nankin (1600),
y desde allí partiría con él a Pekín, donde permanecería desarrollando una
intensa labor misionera de enero de 1601 a febrero de 1617, fecha en la que el
decreto imperial de expulsión le forzaría a dirigirse a Macao, donde fallecería
al año siguiente149.
A partir de la página 97 se reanuda el orden capitular. Los capítulos
duodécimo y decimotercero, que en el cuaderno de Hurtado se extenderían
de la página 97 a la 102, se dedican a trazar una panorámica de las entradas
efectuadas en China hasta la protagonizada por el P. Alonso y el factor Juan
Bautista Román en 1584, con especial atención a las emprendidas desde Fili-
pinas150. Se concluye el relato de estas incursiones, ponderando lo mucho que
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temen los chinas a estos pocos que están en Filipinas y no osan ofenderlos gravemente,
porque no se venguen (f. 647v).
El decimocuarto capítulo –contenido en la página 102– se dedica a acon-
sejar al monarca la conveniencia de impedir la comunicación de Filipinas
con China, porque se reputa innecesaria para el comercio, inútil para allanar
el camino a la conversión, e inconveniente para la buena armonía de portu-
gueses y castellanos. Se recomienda, en cambio, apoyar la presencia lusa en
Macao y la amistad con los cristianos del Japón para los grandes fines que se
proponen y pretenden (f. 647v). Nada apostilla Valencia sobre el tenor de este
capítulo, claramente contradictorio con los objetivos de abrir canales directos
de comercialización entre castellanos y chinos, que Sánchez considera una de
las metas de su segundo viaje al Imperio Celeste.
Se pone fin al libro segundo con el capítulo quince, que parece se iniciaba
en la página 102 del cuaderno del doctor Hurtado, y que en opinión de Valen-
cia era todo digno de leer (f. 647v); en él se contenía una breve síntesis acerca de
las creencias de China, elaborada a partir de un relato del P. Ruggieri.
El libro tercero, compuesto de tres capítulos, ya no continúa la pagina-
ción anterior. El primero se inicia con la reflexión sobre el escaso conocimiento
que de la tierra y su población se tuvo en la Antigüedad, lo que da pie para
exaltar la grandeza de las posesiones españolas, admirarse de la «normalidad»
con que se podía dar la vuelta al mundo, de la variedad de lenguas, costum-
bres y etnias, y del hecho de que en los territorios filipinos fuese a un tiempo,
según las provincias, sábado, domingo y lunes, coincidencia imposible, pues
no cabe más diferencia horaria que la que media entre el día que amanece y
el que fenece. Se cierra tan amplia apología con una curiosa metáfora sobre la
Corona –anillo que ciñe al mundo con cortes, audiencias, gobernadores, etc. de Su
Majestad... con el valor español por diamante del anillo (f. 648r)–, que cabe vincular
con la idea de círculo perfecto, aplicada a la monarquía de Felipe II. El doctor
Hurtado atribuye al P. Alonso la elaboración de un mapa de la monarquía
española, que según criterio del P. Clavio (Christoph Klau), su supuesto ante-
cesor en la cátedra de matemáticas en Roma, era el más perfecto y completo
de cuantos se habían trazado, aunque tal atribución no deja de suscitarnos
duda, pues no hay ninguna noticia que avale las dotes cartográficas de Sán-
chez y sí claras evidencias de las de sus correligionarios Ricci y Ruggieri151 .
El segundo capítulo se dedica íntegramente a la comparación entre la
honda religiosidad hispana y la superficialidad de los chinos, quienes –según
el testimonio de Sánchez– ignoran a Dios y no tienen conciencia alguna de
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152 AGI, Indiferente General 739, N. 240 y Juan González de Mendoza, Historia de las
cosas más notables..., pp. 44, 50, 56, 58, 237, 331 y 334.
153 Presbítero de Mantua, fue nombrado patriarca de Jerusalén en 1585 y, tres años
más tarde, promovido al cardenalato por Sixto V. Ludovicus Schmitz-Kallenberg y otros,
Hierarchia Catholica, vol. III, pp. 52 y 210.
154 Acerca de estos aspectos: Carlos Prieto, El Océano Pacífico: Navegantes españoles
del siglo XVI.
155 Respecto a la labor desarrollada por los agustinos y por el P. Rada son impres-
cindibles: Isacio Rodríguez Rodríguez, Historia de la Provincia Agustiniana del Santísimo
Nombre de Jesús de Filipinas, vol. XIV, y «Los agustinos y la evangelización de Filipinas,
1565-1600», p. 47-87 y Manuel Merino, «Semblanzas misioneras: Fr. Martín de Rada, Agus-
tino», pp. 167-212.
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lo más y mejor que sabe (f. 649r)156. Se incluyen asimismo diversas noticias sobre
la erección de la catedral y la figura del primer diocesano, fray Domingo de
Salazar, encomiándose la estrecha amistad surgida entre el prelado y el jesuita
y su intensa colaboración en el sínodo de 1582, en el que el P. Alonso actuaría
como secretario157.
En el capítulo cuarto se inicia un pormenorizado relato del primer
viaje a China del P. Alonso (1582)158, que se prolonga hasta el décimo, y que
corresponde con el contenido previsto para el libro cuarto. Aunque, como
reiteradamente señala Valencia, gran parte del relato es historial y bueno, no
faltan digresiones, anécdotas inanes y apasionados juicios de valor. Toda la
narración va encaminada a mayor gloria del jesuita, de aquellos miembros de
la Compañía con los que tuvo contacto (PP. Ruggieri y Valignano), de todos
cuantos compartían su parecer sobre la necesidad de una acción armada para
dejar expedito el camino a la predicación, cerrado por la terca maldad de los
mandarines, como el patriarca Andrés de Oviedo, y, por supuesto, a encum-
brar el instituto ignaciano por las veras con que esta religión procura la sujeción
de los pueblos a los príncipes (f. 650r). El relato de las aventuras del P. Alonso
incluye, en el capítulo ocho, una valoración del viaje, calificándolo de muy
positivo en lo que respecta al reconocimiento de Felipe II como nuevo sobe-
rano por parte de la colonia portuguesa de Macao, pero de infructuoso en su
aspiración más profunda: la obtención de licencia de las autoridades chinas
para predicar libremente el evangelio. En el décimo y postrer capítulo, dedi-
cado al recibimiento de que fue objeto la expedición en Manila, se insertan
algunas noticias sobre la hermosura de la ciudad y su riqueza piscícola, y un
breve apunte sobre la muerte del gobernador Ronquillo, de la que Sánchez se
conduele especialmente, por ser uno de los convencidos de la necesidad y fac-
tibilidad de la empresa China. Resulta especialmente curioso el panorama de
idílica armonía y cooperación entre castellanos y portugueses –atribuida en
parte al quehacer del jesuita–, en total contradicción con el trazado por otros
autores como González de Mendoza159 e incluso con algunos juicios vertidos
en otros puntos de este mismo cuaderno.
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160 De él elaboró el jesuita una Relación, la segunda y menos rica en noticias sobre el
imperio chino, que fue enviada a Felipe II en 1585. Se conserva en AGI, Filipinas 19, N. 13.
161 Ágreda M. Rodríguez Cruz, «Alumnos de la Universidad de Salamanca en
América» y Prometeo Cerezo, «Influencia de la Escuela de Salamanca en el pensamiento
universitario americano», pp. 499-550 y 551-596.
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Según el testimonio del cronista, además de los dos cuadernos del doc-
tor Hurtado, se le había entregado, para su examen, un envuelto de diversos
papeles referentes a las embajadas desempeñadas por el P. Alonso en la corte
madrileña y en la romana, y a diferentes cuestiones sobre China y Filipinas.
El zafrense da cuenta de este material del f. 652r al f. 654v de su suma-
rio. La mayor parte del material lo ordena en doce apartados de desigual
extensión:
1. Un índice de los cuarenta y tres tratados escritos por el jesuita con des-
tino al Papa162.
2. Otro de los cincuenta y cuatro memoriales presentados a Felipe II, la
mayoría enderezados –puntualiza Valencia– a justificar las conquistas hechas
por armas y la necesidad de proseguirlas, principalmente en Filipinas y
China163.
3. Un memorial de desengaños de las cosas de Indias, en que Sánchez trata
de demostrar cómo no era el afán de conquista lo que había movido a los
reyes portugueses y castellanos, sino el de la evangelización de los indios. Las
conversiones no se habían hecho nunca a la fuerza, aunque en ocasiones se
hubiese tenido que llegar a la dominación, porque era potestad del papa y de
los príncipes garantizar la seguridad de la predicación y remover los estorbos
que la impedían. El P. Alonso insiste una vez más en su tesis de que no hay
conversión perdurable, si no hay colonización, y ésta no puede darse sin la
seguridad de la conquista y sin incentivos materiales, en una línea argumental
de claros ecos sepulvedianos. Muestra el jesuita el desencanto sufrido ante la
actuación del Consejo, que había hecho oídos sordos a sus planes de penetra-
ción armada en China, dando más crédito a las relaciones –para él falaces– de
otros religiosos, a los que permitían incursiones misionales, atendiendo a su
bajo coste económico, sin reparar en que no eran sino ocasión de burla entre
los infieles y en que tanto el rey como los ministros faltaban con esa actitud a
su obligación de procurar el más seguro modo de conversión, que es con armas (f.
652r). Repetidamente interviene Valencia para denunciar la pasión descubierta
de Sánchez que, con frecuencia, falta a la mínima ecuanimidad y prudencia,
al satirizar y ridiculizar a las demás órdenes religiosas comprometidas con la
labor misionera y al descubrir las flaquezas de sus miembros, o al criticar a los
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
ministros y consejeros de quien dice que oyen de mejor gana a los ignorantes como
ellos, que no a los que saben, por no ser convencidos de que ignoran lo que debieran
saber (f. 652r). En esta crítica no hay duda de que Sánchez tenía in mente la
polémica sostenida con el dominico Fr. Juan Volante y el franciscano Jeró-
nimo Burgos, que pretendían obtener licencia para entrar a evangelizar China
sin acompañamiento de soldados, siguiendo el ejemplo de Cristo que había
enviado a sus discípulos como ovejas entre lobos164. Concluye Valencia la sín-
tesis de este memorial sentenciando, con cierto deje estoico, que el papel es muy
digno de consideración y verdaderamente causa desengaño de ambas partes (f. 652r).
4. Otro papel titulado idas y frutos, en el que Sánchez refiere más de
sesenta ejemplos de entradas de religiosos, fundamentalmente seráficos,
subrayando su inutilidad y tachándolas incluso de perjudiciales, porque
sólo habían servido para predisponer a los chinos en contra. Con la radica-
lidad demostrada en otros juicios anteriores, acusa a algunos religiosos de
que, amparándose en sus inquietudes misioneras, no buscaban sino librarse
del control de sus superiores y permanecer fuera de los ojos y censura de los
cristianos viejos (f. 652v). Finaliza el memorial con la aseveración de Sánchez
de que era rebelarse contra la voluntad divina, el pretender convertir sin el
amparo de mercaderes y soldados, puntualizando, en forzada sintonía con las
tesis de la segunda generación del iusnaturalismo salmantino, que su fuerza
era imprescindible, no para forzar a la conversión, sino para garantizar el
gobierno de los convertidos.
5. Un memorial sobre las restituciones que los conquistadores de Filipi-
nas debían a los indios. Problema debatido en el sínodo de Manila y que cons-
tituyó uno de los temas básicos tratados por Sánchez con Felipe II165.
6. Otro memorial sobre Filipinas destinado al papa, que coincide básica-
mente con lo ordenado por Hurtado y extractado por Valencia en los quince
capítulos del libro segundo.
7. Papel breve, en cuatro capítulos, en el que se pondera la riqueza de
Filipinas y el enclaustramiento de China.
8. Memorial elevado a Felipe II acerca de la conveniencia de mantener en
Filipinas una fuerza de cuatrocientos soldados, sostenidos con 40.000 pesos de
las cajas reales de México, a fin de asegurar la conservación del Archipiélago
y la evangelización de Japón, China y Malaca. Vase –anota Valencia– a la con-
troversia principal de el arrimo de las armas para la conversión, dice que sin ellas no
se han hecho ni hará nada, pues ni los religiosos han hecho hasta ahora más de lo que
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
los soldados le han dado llano y seguro... y otras cosas dice de advertir, llevado deste
hervor de aconsejar el arrimo de las armas para la conversión (ff. 652v-653r).
9. Una extensa relación titulada memorial y apuntamiento, en el que funda
en esperiencias, autoridad de los doctos y con razones, la justicia de las entradas
con armas a predicar el evangelio en tierras nuevas, particularmente en la China
(f. 653r). Está estructurada en tres partes. La primera se divide en quince
capítulos todos ellos encaminados a defender la licitud de las expediciones
armadas. Los argumentos a los que Sánchez recurre en los tres primeros, de
innegable raíz escotista, son: la autoridad de las favorables opiniones de pre-
lados, clérigos y jesuitas doctos, entre los que –puntualiza Valencia– nombra
muchos en Japón y Filipinas (f. 653r); la existencia de antecedentes, pues hubo
ya una frustrada expedición de la armada portuguesa, de la que formó parte
el jesuita Lorenzo Mexía, y eran frecuentes los enfrentamientos de lusos y cas-
tellanos con los soberanos de la India Oriental que entorpecían el comercio; la
universal potestad del papa para enderezar a los hombres al bien espiritual,
poder que le facultaba para compeler a los reyes a admitir comercio, a brin-
dar hospitalidad y a adecuar sus leyes a los principios del derecho natural;
los monarcas españoles, por delegación papal, tienen potestad indirecta para
extender la predicación y remover cuanto la obstaculice. Tales argumentos
no hacen sino evocar, aunque de forma matizada, el texto del requerimiento
redactado por Juan López de Palacios en 1513166. Continúan los razonamien-
tos de Sánchez, con la afirmación de que la Iglesia, si no utilizó la fuerza en
los primeros tiempos, fue simplemente porque no la tenía, pero desde enton-
ces ha progresado siempre con su apoyo; tesis expresamente rechazada por
Vitoria y especialmente por la segunda generación de la escuela salmantina,
integrada, entre otros, por Pedro de Aragón, Juan de la Peña, Mancio y Sebas-
tián Pérez167. El humanista zafrense es rotundo al valorar el pensamiento de
Sánchez: No se puede decir, sin gran sentimiento y horror, cuán escandalosas son
estas palabras (f. 653r).
Del cuarto al decimotercero desgrana el jesuita una larga serie de agra-
vios infringidos por los chinos, que luego sintetiza en el decimoquinto. En
virtud de ellos, considera justo humillarlos y allanarlos con las armas y hacer plaza
a la predicación del evangelio (f. 653r). Su enumeración evidencia que Sánchez
tenía muy presentes las condiciones de guerra justa debatidas por la escuela
salmantina y asumidas por el obispo Salazar: impedir la libre navegación, el
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169 Se trata del apéndice De la entrada de China, que cerraba el memorial general
aprobado por la Junta General de Manila en 1586. Su texto puede verse en Francisco Colin,
Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, pp. 438-455.
170 La carta la transcribe Pablo Pastells, Historia general de Filipinas, T. III, pp. 95-99.
171 Sobre la Armada Invencible y el significado de su fracaso en la política de Felipe
II: Mía J. Rodríguez Salgado, Armada, 1588-1988. An international exhibition to commemorate
the Spanish Armada; Henry Kamen, Felipe de España, pp. 284-318; Manuel Fernández Álva-
rez, Felipe II y su tiempo, pp. 541-616.
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175 Leandro Tormo Sanz, «Algunas ideas rectoras...», pp. 38-56 y Manel Ollé, La
invención de China..., pp. 115-136.
176 Mª Isabel Viforcos Marinas, «Dos visiones de Chile, dos ejemplos de Huma-
nismo: Lizárraga y Machado», pp. 509-520 y Jesús Paniagua Pérez y Mª Isabel Viforcos
Marinas, El Humanismo Jurídico en las Indias, p. 167.
177 Mª Isabel Viforcos Marinas, «Semblanza de fray Juan González de Mendoza...»,
pp. 729-758.
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178 Es esta una faceta del pensamiento humanista no demasiado conocida y que se
ha puesto de relieve a partir de los trabajos de Rafael González Cañal (ed.), «Discurso en
materia de guerra y estado compuesto de sentencias y palabras de Demóstenes», juntadas y traduci-
das por Pedro de Valencia, y de José M. Floristán, Pedro de Valencia traductor regio en romance de
Felipe II, ambos en Obras completas, X. Traducciones, pp. 245-264 y 283-299.
179 Pablo Pastells, Historia general de Filipinas, T. III, p. 53.
180 Luis Cabrera de Córdoba, Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España, pp.
160, 346, 384 y 464.
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Fuentes y bibliografía
181 Sobre las estrategias para reducir los posibles «humores» de oposición y descontento
a la política impulsada de Lerma y asumida por Felipe III: Antonio Feros, El duque de
Lerma..., pp. 337-372 y Paul C. Allen, Felipe III y la pax hispanica, pp. 317-330.
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445
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
446
edición
Presentamos a continuación la transcripción del informe –hasta ahora
inédito, a excepción de la carta que lo encabeza– elaborado por el humanista
a fines de 1609 y conservado en la British Library (Ms. Add. 13977) y los textos
ya editados de las aprobaciones – censuras suscritas por Pedro de Valencia
entre 1609 y 1619.
En el caso del informe se siguen las normas de edición y transcripción
del presente volumen, y en el de las aprobaciones, puesto que el objetivo es
ofrecer una compilación que facilite su conocimiento y consulta, se han res-
petado las características textuales y ortográficas de sus respectivas ediciones.
Las notas se han dirigido a aclarar el sentido del texto para el lector actual, de
manera que se han limitado a explicar aquellas expresiones que se nos antojan
más obscuras o inusuales y a ofrecer unas mínimas referencias sobre los indi-
viduos mencionados en ellas.
En cuanto a las anotaciones del informe, dado el innegable interés de la
temática, hemos optado por no reducirlas a la aclaración de voces y expresio-
nes, ni a la mera contextualización de los personajes y acontecimientos aludi-
dos, sino ampliarlas, siempre que ha sido posible, con referencias bibliográfi-
cas y documentales precisas, incluso con reproducción de aquellos párrafos
que pudieran ser especialmente significativos, para hacer más inteligible el
suceso aludido en el sumario de Valencia, tratando así de aproximarnos a la
realidad de los escritos que el humanista vio y examinó.
Por lo común las citas bibliográficas de las notas a pie de página apare-
cen con el título abreviado, desarrollándose completamente en la bibliografía
general recogida anteriormente.
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[644r]
Carta e informe de Pedro de Valencia sobre los escritos del
P. Alonso Sánchez y el Dr. Jerónimo Hurtado182
182 British Library, ms. add.13977, f. 644. La carta ha sido transcrita por John A. Jones,
«Pedro de Valencia en su correspondencia: carta y relación de unos papeles de Alonso
Sánchez», pp. 141-142.
183 Alonso Sánchez (Mondéjar, ca. 1545-Alcalá, 1593): se ofrece una breve sem-
blanza en el estudio que precede a este informe.
184 Como ya se comentó, la apreciación del zafrense es bastante ajustada, pues en
1609 había ya un considerable número de manuscritos acerca de China, elaborados por
algunos de los religiosos que habían viajado al Imperio Celeste, como el dominico portu-
gués fray Gaspar de la Cruz (1569) y el agustino español Fr. Martín Rada (1575), verdaderos
pioneros, y por algunos servidores de la Corona, como el soldado Miguel de Loarca (1575)
y el factor Juan Bautista Román (1584). Eran también varios los libros publicados, desde el
del portugués Galeote Pereira, compuesto en Roma en 1561, hasta los de los jesuitas Pedro
de Guzmán y Diego de Pantoja, editados en Valladolid (1603) y Sevilla (1605) respectiva-
mente, sin olvidar los Avisos de la China y Japón, del fin del año de 1587. Recebidos en octubre
de 88. Sacados de las cartas de los padres de la Compañía de Iesús que andan en aquellas partes,
impresos en Madrid en 1589 y, por supuesto, la Historia de las cosas más notables, ritos y cos-
tumbres del gran reino de la China, del agustino Juan González de Mendoza, el mayor éxito
bibliográfico, si tenemos en cuenta las 38 ediciones en castellano, italiano, francés, inglés,
latín, holandés y alemán, que se acometieron entre 1585 y 1600.
185 El Consejo de Portugal fue creado por Felipe II en 1582 con la finalidad de ase-
sorarle en la administración de aquel reino, tras la unión de las dos coronas, y controlar
la actividad naval. Modificado desde la proclamación como rey de Juan IV, duque de
Braganza, no desaparecería oficialmente hasta las paces de 1668. En 1609 formaban parte
de él, en calidad de consejeros: Francisco Nogueira (desembargador do Paço), Pedralvares
Pereira (consejero de Estado), Enrique de Sousa (consejero de Estado), Manuel de Castello-
branco, Diego de Fonseca (desembargador do Paço), Diego de Silva (veedor de Hacienda)
y Carlos de Borja (veedor y más tarde presidente del Consejo); como secretarios: Francisco
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[644v]
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año de 1609 con las obligaciones de mi oficio, habiendo asistido en esta corte
y hecho, por mandado del Consejo, esta parte de historia o preparación para
ella, y principalmente con la promtitud que tengo para hacer todo lo que el
Consejo se sirviere de mandarme, demás que por mandado de Su Majestad y
de su real Consejo de Castilla tengo otras ocupaciones192. He menester dicha
declaración o certificación de Vuestra Merced para que el secretario me dé un
testimonio para que yo pueda cobrar mi salario193.
Guarde Dios a Vuestra Merced como deseo y le de muy buenas pascuas
En Madrid, 21 de diciembre, 1609
Pedro de Valencia
[646r]
Lo que contienen los papeles del doctor Hurtado y del padre Alonso
Sánchez que me entregó el Consejo para reducirlos a forma de historia o pre-
paración para ella.
1. Un borrador de introductión o prefación194 no acabada. Es más teoló-
gica y filosófica que para la sencillez de historia. De las consideraciones del §
4 se puede usar para mostrar fue obra maravillosa de Dios para propagación
de su Iglesia el descubrimiento y conquista de las Indias, aunque los ministros
hayan sido llevados en sus intentos de otros menores fines195.
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la codicia de los hombres al oro, plata, especias, que para este intento puso en
aquellas provincias203.
§ 2. Que resulta en servicio de la Sede Apostólica este su trabajo, por la
gloria de la muchedumbre de hijos que ha engendrado a Dios en aquellas
regiones, en recompensa de la discesión204 (sic) con que se han apartado de la
fe las nationes septentrionales205; y que constará de la justicia de los reyes y
autoridad de los pontífices, para darles derecho en que han dudado «algunos
graves teólogos, no penetrando lo mucho que Cristo, del poder, transfirió y
dejó por herencia a su Iglesia, de hacer y deshacer con suprema autoridad
todo lo necesario para plantar en cualesquier partes el evangelio y extirpar
por todas vías lo que le fuese contrario»206.
§ 3. Refiere obligaciones particulares de su persona al servicio de la Sede
Apostólica por mercedes que montaban más de 5.000 ducados de renta, etc207.
§ 4. Obligaciones a la Majestad del rey de España, con gran loor de la
persona de don Felipe 2º nuestro señor, llamándole padre del mundo viejo y
nuevo, que de ambos cuida con afecto y beneficencia paternal, en especial de
las Filipinas, en que gasta más mucho de lo que le rentan208, de donde nace
(dice) haber en ellas muchos negocios de 5, 6 y ocho mil ducados de renta.
203 Vuelve a aludir a las tesis del jesuita, avaladas por el mencionado breve de Grego-
rio XIV de 28 de julio de 1591. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XX, pp. 267-272.
204 Tal vez por disceptación.
205 El planteamiento concuerda con un gran número de autores del siglo XVI,
particularmente con el del franciscano Pedro de Azuaga. Vid. Pedro Borges, «Postura de
los misioneros ante la duda indiana», pp. 597-630 y «El sentido trascendente del descubri-
miento y conversión en Indias», pp. 141-177.
206 El entrecomillado es de Pedro de Valencia. Las ideas aquí sintetizadas forman
parte de un Tratado grave y profundo de la singular providencia con que Dios Nuestro Señor ha
extendido su fe y evangelio en las Indias, presentado por el P. Alonso Sánchez a Felipe II y
recogido por el P. Chirino y después por el P. Pablo Pasttells en Historia general de Filipinas,
T. III, pp. 64-78. Colin transcribe el Razonamiento que el Padre Alonso Sánchez hizo en la gran
Junta sobre el derecho de Su Majestad, obligación y conveniencia de conservarse en la posesión de
Filipinas, buena parte del cual se dedica a esta temática y, como ya hemos apuntado, en el
sumario de los escritos de Sánchez, deja constancia de los diferentes memoriales elabora-
dos por el jesuita sobre esta materia. Vid. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XII,
pp. 216-220, cap. XXIV, pp. 299, 302-305 y 307, y cap. XXV, pp. 311-317.
207 De las mercedes obtenidas para Filipinas y para la Compañía por parte de Sán-
chez en su embajada ante la Santa Sede da cumplida cuenta Colin. Vid. Francisco Colin,
Labor evangélica, Lib. II, cap. XX, pp. 262-281. También se hace referencia a ellas en Pablo
Pastells, Historia general de Filipinas, T. III, pp. 40-51 y 54-64.
208 En la introducción de la obra de Colin, se ilustra el esfuerzo económico que le
supone a la Corona la expansión evangélica, recogiendo la tradición que atribuye a Felipe
II el haber dicho que por una sola ermita en que en Filipinas se conservasse el santo nombre de
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
Crónicas de Filipinasa
§ 5. El gran servicio con que corresponde a dichas obligaciones, haciendo
que se conozca el derecho de Su Majestad a aquellas tierras y conquistas ser
más maciso (sic) por autoridad apostólica y más fundado que puede ser; y el
uso deste dominio el menos principal el oro, plata, etc., que son los jornales
de los ministros, lo principalísimo es la conversión, que es la cosecha que se
entrega, para que sirven tantas armadas, oficiales, casas, etc.209.
§ 6. Que también se alienta por haber de servir a la religión de la Com-
pañía de IHS, a que es muy deudor y aficionado, manifestando sus grandes
obras en esta conversión; celebra con gran loor las hazañas de caridad y
dotrina de dicha Compañía por todo el mundo.
Este libro se comenzó a imprimir [en Roma]b
§ 7. Muévese últimamente por celebrar las obras del padre Alonso Sánchez,
que fue la ocasión desta scriptión, al qual loa210; dice que en tiempo de Innocen-
cio 9211 se comenzó a escribir esto, y en su sede vacante se comienza a estampar212.
Dios, gastaría la renta toda de sus reynos. Y en la memoria de los tratados que Sánchez dejó
en borrador, hay dos dedicados precisamente a ponderar los menoscabos producidos por
las Indias a la Corona, porque el Nuevo Mundo forzaba a grandes y constantes gastos de
gentes, armadas, bastimentos, sin contar el esfuerzo económico que requería el manteni-
miento de las estructuras administrativas civiles y eclesiásticas, y todo ello sin más ganan-
cia que las muchas almas que se multiplican para el cielo, pues los beneficios no los ven sino
quatro mercaderes gruesos, y al fin va a parar a Génova y en otros estrangeros. Francisco Colin,
Labor evangélica, Introducción, s. p. y Lib. II, cap. XXIV, p. 309.
209 Enumerando los remedios alcanzados para la conservación de Filipinas por el
jesuita Sánchez, el P. Colin recoge este mismo sentir, ponderando la ayuda que anualmente
se envía desde el virreinato novohispano -cerca de 200.000 pesos- sin que de las Filipinas
hasta hoy haya tenido el rey, ni tenga otro fruto, sino solo la salvación de las almas. Francisco
Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XVII, p. 253.
210 Más allá de lo polémico de su figura y de sus actuaciones, el P. Sánchez había
sido ya objeto de encendidos elogios por parte de Gregorio XIV y de Inocencio IX, y si
hemos de dar crédito a su propio testimonio, del presidente del Consejo de Indias y de la
Junta constituida para estudiar la cuestión filipina en 1588, que han dicho muchas vezes que
a ninguno de quantos han pasado a las Indias desde que se descubrieron, se deviera tanto como a mi
solo. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XX, pp. 264, 271 y 273 y cap. XXV, p. 311.
211 Inocencio IX (1519-1591) fue designado papa tras Gregorio XIV, el 3 de noviem-
bre de 1591, pero tan sólo ocupo la cátedra de San Pedro unos pocos meses, pues falleció
el 30 de diciembre de ese mismo año. La sedevacante fue breve, pues su sucesor Clemente
VIII, estaba ya designado el 30 de enero de 1592.
212 No parece que la edición se llevase a término, quizá porque en ese tiempo
Alonso Sánchez hubo de abandonar Roma y dirigirse a España en cumplimiento de la
a mg.
b mg. sic.
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a mg.
b § 2 mg.
c § 3 mg.
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a mg.
457
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
castigo del incestuoso en Corinto225; y que otras veces después por ministros
de príncipes cristianos la Inglesia (sic) empuñó armas, en lo cual se cumplió
el compellite eos intrare226, para forzar no a los que se convierten, sino a los que
estorban la predicación y conversión.
§ 5 Que persuadido desto, Su Majestad se animará a la ejecución de lo
acerca desto acordado por el Consejo acerca de las Filipinas227, y estimará
mucho a la Compañía de IHS y al padre Alonso Sánchez, que, debajo del cui-
dado de las Filipinas, ha tratado en este viaje, en todas partes y en Roma228, de
asentar la utilidad universal para todo lo nuevamente descubierto.
§ 6. Que se publicará en cátedras y púlpitos esta dotrina, y se callará la
contraria, por cuya afirmación en púlpito fue privado de predicar un predi-
cador por sus superiores y por los tribunales que cuidan de la pureza de la
doctrina229. § 7a. Y se animarán los ministros de allá.
Capítulo 4. Escúsase de que escribe en las dos lenguas vulgares, caste-
llana y toscana, y de que está sin libros, y de que lo más de la obra es en loor
de un vivo230 [el padre Alonso Sánchez] b.
a § 7 mg.
b sic.
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
§ 7a. Elige poner a la letra en latín las autoridades de autores que citará
en esta obra, y discurre sobre cuánto se pierde en las versiones, mayormente
de verso.
Capítulo 5231. § 1. Que Cristo es suprema cabeza universal de fieles y
infieles por creación, redempción, gobernación y preparación de su parte para
que [a]ceten su doctrina, etc232.
§ 2. Que también el pontífice romano, a su modo, es pastor universal y le
está encargado aquel preceto de Cristo: «Predicate evangelium omni creature233 &
Docete omnes gentes234», que los apóstoles no lo pudieron acabar de cumplir en
sus vidas.
§ 3. Que en la parábola los convidados a las bodas, Lucas 14235, declaró
Cristo tres modos lícitos de evangelización, diciendo: Vocate, la predicación
persuasoria; Adducite, la con ejemplo proprio; Compellite eos intrare, con poder
y violencia aun de fuerza temporal, a los que estuvieren inter saepes, que quiere
decir a los que impidiesen con dificultades la libre administración desta celes-
tial dotrina236. No para forzar voluntades, como queda dicho, capítulo 3 § 4.
a Repite el numeral 7.
459
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
§ 4. Que por esto todos los escritores eclesiásticos han concedido la supruma
(sic) autoridad al Pontífice en todo lo temporal en orden al bien espiritual, y brazo
y poder para hacer y deshacer, quitar y poner, y alterar todo el estado de los
reyes, príncipes y repúblicas, y sus leyes y fueros, siempre que fuese necesario
para la introdución abierta y libre del evangelio. Cita muchos nombres de los
autores desta sentencia y dice que lo probará a la larga en el libro 8237.
§ 5. Que se ha hallado, por razón y experiencia, que estamos en el tiempo
del compellite y que aquellas naciones bárbaras están inter sepes238 y espinas;
y que sobre esta compulsión con armas, si es lícita, hubo concilio, en que se
declaró en Manila239, y juntas en Goa240, México241, Madrid242, Roma243, con el
padre Alonso Sánchez, en que se declaró y fundó esto; y que los pontífices
Sixto V244, Urbano 7º245, Gregorio 14246, Inocencio 9247, Clemente 8º248, lo sintie-
ron ansí, como se verá abajo.
460
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
§ 6. Que en todo tiempo, y ahora más que nunca, convino tratarse y apu-
rarse este derecho de Su Majestad para entradas, conquistas, etc.249 A esto se
endereza principalmente este libro./
[647r]
461
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
de Peñalosa, gobernador de Filipinas y del Sr. Obispo y oficiales de S. M. desde la isla de Luzón y
ciudad de Manila (AGI, Filipinas, 79, 2, 15). La segunda, la menos rica en noticias sobre el
Celeste Imperio, es la Relación breve de la jornada que hizo el P. Alonso Sánchez la segunda vez
que fue a China el año de 1584 (AGI, Filipinas, 79, N, 13), que se envió a Felipe II en junio de
1585. Finalmente, la tercera, compuesta durante la estancia en la corte (1587-88) es la Rela-
ción de las cosas particulares de la China, la cual escribió el P. Sánchez de la Compañía de Jesús,
que se la pidieron para leerla Su Majestad el rey don Felipe II estando indispuesto (BNE, ms. 287, ff.
198-226). Todas ellas han sido transcritas y anotadas por Manel Ollé en el «Apéndice Docu-
mental» de su tesis doctoral: Estrategias Filipinas respecto a China..., vol. II, doc. 4, pp. 41-131;
doc. 12, pp. 239-268; y doc. 14, pp. 274-311; http://www.tesisenxaxa.net/TDX-0318108-
101219/index.html (consultado el 5 de marzo de 2010).
253 Alusiones a las creencias y prácticas religiosas de los chinos, así como a la resis-
tencia a la libre predicación evangélica por la política de encerramiento del Imperio, hay en
la primera y en la tercera relación de Sánchez. Vid. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto
a China…, vol. II, doc. 4, pp. 65-69, 92-95 y doc. 14, pp. 294-296; http://www.tesisenxaxa.net/
TDX-0318108-101219/index.html (consultado el 5 de marzo de 2010).
254 La Formosa de los portugueses, hoy Taiwan.
255 Alonso Sánchez fue a China en dos ocasiones. La primera en 1582, formando
parte de la embajada enviada por el gobernador de Filipinas Gonzalo Ronquillo a Macao,
para obtener el reconocimiento de Felipe II como rey de Portugal y, subsidiariamente, para
recoger información estratégica sobre el Imperio Ming; este primer periplo se prolongó
por espacio de un año e incluyó estancias en Guangdong, Macao y la costa de Taiwan; la
experiencia quedó recogida en la mencionada relación de 1583. El segundo viaje lo realizó
el jesuita en compañía del factor real Juan Bautista Román y se prolongó de mayo de 1584
a junio de 1585; el motivo fue doble: castigar un galeón de Filipinas que se había desviado
a comerciar con Macao, y preparar una posible embajada de Felipe II ante la corte de
Pekín; en el regreso, Sánchez sería desviado de su rumbo, tocando Cochinchina, Camboya,
Sumatra y Java, hasta llegar a Malaca, desde donde, por fin, podría regresar a Manila; la
experiencia la relata en la segunda Relación.
256 El término tiene aquí un sentido amplio, pues engloba la serie de Juntas que,
intermitentemente, debido a las dos idas de Sánchez a China, se fueron sucediendo de 1581
a 1586. Durante su primera ausencia se produjo la muerte del gobernador Ronquillo y el
incendio y destrucción de Manila. A su regreso se celebraría una Junta dedicada a tratar
específicamente de la legitimidad de la conquista de China (1583). De vuelta del segundo,
en la primavera de 1586, se reunieron las Juntas Generales de Filipinas, convocadas por
el presidente de la Audiencia, Santiago Vera. Precisamente para trasladar a Felipe II sus
conclusiones sería comisionado el jesuita, que partió del puerto de Cavite en junio de 1586.
Para algunas precisiones sobre el sínodo: José Luis Porras, «El sínodo del obispo Salazar,
OP, y su proyección en Filipinas», pp. 795-819.
257 Designado por la Juntas Generales y vencidas las resistencia del P. Sedeño, su
superior, y del propio Sánchez tras el auto de apremio de la Audiencia de 5 de mayo de
1586, partió de Filipinas el 28 de junio de ese año y arribó a Acapulco el 1 de enero de
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
1587, pasando luego a la capital novohispana. Las reticencias que suscitaban sus tesis en
la Compañía, especialmente en lo referente a China, le forzaron a permanecer en México
por espacio de seis meses, hasta que, subordinado a la autoridad del P. Acosta, pudo partir
rumbo a la Península. Llegó a Sanlúcar en septiembre de 1587 y su primera audiencia ante
Felipe II se produjo en diciembre. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. VII, pp. 194-
199 y cap. IX, pp. 205-207.
258 La estancia en Roma que preveía corta, pues su intención inicial era regresar a
Filipinas junto al nuevo gobernador Gómez Pérez Dasmariñas, se prolongó por espacio de
tres años, desde el otoño de 1588 hasta 1592.
259 Los predecesores de Clemente VIII fueron: Sixto V (mayo, 1585-agosto, 1590),
Urbano VII (septiembre 1590), Gregorio XIV (diciembre, 1590-octubre, 1591) e Inocencio IX
(noviembre, 1591-diciembre, 1591). Durante este tiempo su principal ocupación fue negociar,
con los sucesivos pontífices: la concesión de una serie de breves, ratificando los derechos
de los monarcas españoles a ampliar su dominio sobre las Indias, y particularmente sobre
Filipinas, a fin de asegurar la cristiandad; la obtención de algunos jubileos, indulgencias
y reliquias, debidamente autentificadas, destinadas a la Iglesia del Archipiélago, así como
diversos privilegios para acrecentar la autoridad del obispo de Manila. Su habilidad nego-
ciadora quedaría evidenciada también ante el general de la Compañía, Acquaviva, no sólo
por la parte que tuvo en la consolidación de los jesuitas en Filipinas, sino también por haber
sabido ganarse su confianza al punto de ser enviado como comisario particular para tratar
de aquietar las turbulencias por las que atravesaba la Orden en la Península y allanar el
camino hacia la V Congregación General. Antonio Astrain, Historia de la Compañía de Jesús
(1573-1615), T. III, pp. 535-553 e Historia de la Compañía de Jesús (1581-1615),T. IV, pp. 465-467.
260 Una cumplida relación de lo obtenido por Sánchez ante la Santa Sede puede
verse en Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XX, pp. 263-281.
261 Se reitera, una vez más, el objetivo principal de las actuaciones de Sánchez, que,
como repetidamente señala Pedro de Valencia, es el fin último de la pretendida publicación.
262 La protestación de la fe, fue después de Trento, parte obligada de toda obra
impresa. Vid. José Simón Díaz, El libro español antiguo..., p. 55.
263 El cronista se limita con ella a llamar la atención sobre la alternativa de penetra-
ción y evangelización pacífica de China, ejemplificada en la labor del P. Ruggieri, al que se
alude efectivamente en el capítulo 11 del segundo cuaderno de Hurtado (f. 650v).
a mg.
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
Libro 2
Capítulo 1. En este libro habla con el Pontífice264, y primeramente le da
cuenta del viaje de Roma a Madrid, a Sevilla265, a México, al Mar del Sur266, al
puerto de Acapulco267, a donde se embarcan para Filipinas; a las islas de los
Ladrones268 (que son las primeras islas) hay mil y ochocientas leguas, están
muy pobladas de gente muy crecida, a manera de gigantes, muy hermosa
y totalmente desnuda269; de aquí al Japón, 400270; a las primeras islas de las
Filipinas, 300271; destas a la principal isla de Luzón y a su corte de Manila, 100,
etc. Prosigue el itinerario marítimo de todo lo oriental hasta volver a España,
y suma la cuenta de las leguas hasta dar vuelta al mundo y volver a Roma,
12.047 leguas, hasta fin del capítulo272.
264 A tenor de lo dicho sobre el comienzo de la impresión del libro en Roma, el papa
aludido debe ser Inocencio IX.
265 Sevilla era paso obligado para los que querían partir al Nuevo Mundo, no sólo
porque en ella residía la casa de contratación, donde habían de gestionarse las licencias de
partida, sino porque el punto de salida habitual era el puerto de Sanlúcar de Barrameda.
266 Océano Pacífico.
267 Puerto clave en las comunicaciones entre Nueva España y Filipinas desde que
en 1565 Urdaneta lograse culminar con éxito la vuelta de Poniente y hasta que la Indepen-
dencia interrumpe el tráfico comercial con el Archipiélago.
268 Se refiere a las Islas Marianas inicialmente denominadas Islas de las Velas Latinas,
que se sitúan al este de las Filipinas y al sur del Japón; la más meridional de ellas es la
isla de Guam, bautizada por Magallanes como de los Ladrones, en 1521. Amancio Landin
Carrasco, Islario español del Pacífico, p. 73.
269 Gaspar de San Agustín, al relatar el viaje de Urdaneta, escribe a propósito de la
llegada a esta isla: llegaron los navíos como dos leguas cerca de la tierra, y al punto les cercaron
innumerables paraos con velas latinas de petate de palma muy curioso... En cada parao venías seis u
ocho, desnudos, con algunas armas de punta de hueso, y eran todos indios muy corpulentos y grue-
sos. Gaspar de San Agustín, Conquistas de las islas Filipinas..., p. 122.
270 Aunque en las instrucciones recibidas por López de Legazpi y Urdaneta en
1564, se insinuaba la posibilidad de que en su trayectoria a través del Pacífico se tocase
Japón, el archipiélago, al que ya hacía tiempo que habían llegado los portugueses y en el
que se habían dado los primeros pasos evangelizadores de la mano de Francisco Javier en
1549, nunca iba a formar parte de la ruta de conexión Nueva España -Filipinas. Lo que si
se dio entre este archipiélago y el nipón fueron crecientes contactos, de carácter mercantil
y diplomático unas veces, y otras, claramente amenazante, como ejemplifican los ataques
corsarios de los años 80 y el plan de conquista ideado en 1592. Para una aproximación a
las relaciones hispano-niponas en la Edad Moderna: Juan Gil, Hidalgos y samurais: España y
Japón en los siglos XVI y XVII.
271 Debe referirse al grupo de las Bisayas, de la que formaba parte la isla de Samar, la
primera que encontró Magallanes después de haber dejado atrás la de Guam, aunque su pri-
mer desembarco en tierras filipinas no se produjo en ella, sino un poco más al sur, en la cercana
isla Homonhon, al este de Leyte. Amancio Landín Carrasco, Islario español, pp. 78, 87 y 123.
272 El apartado del memorial elaborado en Roma por el jesuita Sánchez, al que aquí
se hace referencia, lo sintetiza Colin del siguiente modo: …viage que se hace de Roma a las
464
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
Capítulo 2. Dende Filipinas a Roma por el viaje más breve hay 5.500
leguas273.
§ 1. Islas Filipinas llaman las que se van convirtiendo y reduciendo de
aquel gran archipiélago, dende Japón a las Molucas, etc. Nótese que estiende
mucho el número de Filipinas a Sumatra, etc274.
2. Dícese del número destas islas que pasan de 11.000. Dice este autor
que no se pueden contar275.
3. Tamaño de las islas: muchas pequeñas; Luzón mayor que Italia; Min-
danao, que tiene mucha canela276, mayor que España, etc277.
Filipinas y de la buelta que pasando de ellas a la India Oriental, que allí concurre con las Occiden-
tales, se da al mundo, hasta tornar a Roma. Pónense todas las distancias particulares y millas que
ay de puesto a puesto, como de aquí a Génova, y de allí a Alicante; de allí a Madrid, a Sevilla, a las
Canarias, &, hasta de trecho a trecho, como de una en otra venta, dando una buelta al mundo tornar
a Italia. Y sácanse en suma las millas que tiene la dicha redondez. Francisco Colin, Labor evangé-
lica, Lib. II, cap. XXIV, pp. 305-306.
273 En los avisos dirigidos al gobernador Gómez Pérez Dasmariñas, Sánchez se
muestra menos preciso, advirtiendo al mandatario que va a governar una gente que está cinco
mil leguas del rey y del papa. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XVIII, p. 257.
274 La apreciación de Valencia resulta acorde con lo que leemos en el memorial
elaborado en México y destinado a Felipe II, en el que se dice: Lo primero, aunque por Filipi-
nas se entiende comúnmente Luzón y otras islas de españoles, pero tomadas en sí son toda aquella
cordillera y multitud de islas sembradas y entretejidas, desde las Javas hasta Japón, que son más de
ochocientas leguas y aún de novecientas comprendiendo las de leste a oeste y saliendo de tierra firme
hacia el sur más de cuatrocientas de ancho…AGI, Patronato 24, 66, f. 56r.
275 En el memorial redactado en México, escribe Sánchez: …tantas en número que aun-
que algunos dicen que son once mil yo no sé quién ni como las pueda contar… AGI, Patronato, 24,
66, f. 56r. Gaspar de San Agustín se hace eco igualmente de la gran cantidad de islas, tantas
en número que causa admiración su multitud, comparándolas con hermosos lunares del mar, y
asegurando, en sintonía con el jesuita, que se cuentan once mil en todo este archipiélago, desde
Japón a Nueva Guinea, aunque precisa que sólo quinientas se reputan pertenecientes al gobierno
del imperio español. Gaspar de San Agustín, Conquistas de las islas Filipinas, p. XXXVIII.
276 Chirino, en el capítulo que dedica a Mindanao, pondera igualmente su abun-
dancia de algalia i de canela, afirmando que esta se nace por los montes (Pedro Chirino, Rela-
ción de las islas Filipinas..., p. 81). Gaspar de San Agustín abunda en la riqueza de canela de
la isla, puntualizando que su calidad es muy inferior a la de Ceilán o Tropobana (Gaspar de
San Agustín, Conquistas de las islas Filipinas, p. L). En ese mismo sentido se había manifes-
tado Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. I, cap. X. p. 43.
277 En el memorial compuesto en México, Sánchez se limita a decir respecto al
tamaño: aunque hay muchos islotes pequeños, pero hay otras muchas islas grandes y otras mayores
y algunas casi tan grandes como España y algunas mayores y algunas dos veces mayores y todas de
ordinario pobladas y llenas de gente. AGI, Patronato 24, 66, f. 56r. En parecidos términos, aun-
que con mayor detalle, se expresa el P. Chirino: … hay islas mucho mayores que España, como
son Manila i Burnei. Otras nada menores como Mindanao i Calamianes. Otras algo menores: como
Mindoro, Ibabao, Isla de Negros, otras mucho menores, como Leite, Sebú, Panai. Pero todas mui
pobladas… Pedro Chirino, Relación de las islas Filipinas…, p. 16.
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
25. En la nota 9 de Wenceslao E. Retana al capítulo primero de Antonio Morga, Sucesos de las
Islas Filipinas, se recogen los diferentes nombres por los que fue conocido el archipiélago. Vid
Antonio Morga, Sucesos de las Islas Filipinas, ed. de Patricio Hidalgo Nuchera, p. 30.
283 A pesar de las repetidas expediciones emprendidas en la época de Carlos V, la
conquista y evangelización de Filipinas habría de esperar hasta la época de Felipe II, ini-
ciándose a partir de la expedición de Miguel López de Legazpi y del agustino Urdaneta
(1565-69). Para aproximarse a los primeros tiempos de conquista y colonización sigue
resultando muy útil: John Leddy Phelan, The Hispanization of the Philippines: Spanish aims
and filipino responses. 1565-1700. Respecto al avance de la cristianización Colin sintetiza en
su obra, no sólo la llegada de las primeras órdenes –agustinos, franciscanos y jesuitas–,
sino también las apreciaciones contenidas en el breve de Gregorio XIV, que hemos de inter-
pretar como fruto de las informaciones del P. Sánchez, sobre la facilidad con que la nación
de Filipinas admite el evangelio y el progreso experimentado por las cosas de la Iglesia… que
en el espacio de pocos años ha aumentado el Señor el número de los fieles con algunos centenares de
millares de almas. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. I, p. 168 y cap. XX, pp. 269-270.
284 Diego Ronquillo en una relación elaborada probablemente en 1584 estimaba que
las gentes quen todas las islas hay en las poblaciones... no son ochocientos hombres entre chicos y
grandes. AGI, Filipinas, 6, R. 5, N. 57.
285 Según el recuento de «gente de armas» efectuado en junio de 1592, había en
Filipinas 5 compañías de soldados que suponían 294, a los que había que sumar otros
20 recién llegados de Nueva España, lo que hacía un total de 314. AGI, Filipinas 6, R.7, N.
95. Felipe II, a instancia de la Junta que estudió las demandas de las de Manila de 1586,
ordenó: …que los hombres pagados sean cuatrocientos, con los capitanes dichos –seis–, y seis alfé-
rez y seis sargentos y doze caporales. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XVII, p. 245.
286 En 1581, sólo había en Filipinas 11 clérigos, seis que ya estaban a la llegada del
obispo Salazar, y los que arribaron con el prelado, que aunque al salir de Acapulco eran
siete, quedaron reducidos a cinco, por fallecimiento de uno de ellos en la travesía y porque
otro tomó el hábito franciscano a su llegada. Lucio Gutiérrez, Historia de la Iglesia en Filipi-
nas, pp. 69 y 201. Pueden contrastarse los datos ofrecidos por Sánchez con los aportados
por el obispo Salazar en el censo del archipiélago, remitido el 25 de junio de 1588, conser-
vado en AGI, Filipinas, 74, N. 31 y transcrito por Isacio Rodríguez Rodríguez, Historia de la
provincia agustiniana…, vol. XV, pp. 343-370.
287 Esa es la cantidad que da Sánchez en la carta que dirige a fray Juan Volante.
Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XV, p. 234.
288 Retana ofrece una lista de 139 encomenderos, tomada de una relación elaborada en
junio de 1576 (Wenceslao E. Retana, nota 30 al capítulo segundo. Vid. Antonio Morga, Sucesos
de las islas…, ed. Patricio Hidalgo Nuchera, p. 55). Una panorámica más cumplida puede obte-
nerse a partir de la Relación punctual de las encomiendas que hay en esta isla de Luzón y las demás
islas Filipinas, así de Su Majestad como de particulares, conservada en AGI, Patronato, 25, R. 38.
289 Los primeros regulares en llegar a Filipinas fueron los agustinos; cuatro de ellos
viajan ya con Villalobos, aunque su acción no tendrá continuidad hasta la expedición de
467
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
Año 15..290 a
Capítulo 3. 1. Temple de la tierra; la gente es blanca y de buena gracia291.
2. Fertilidad y abundancia de mantenimientos y todo lo necesario y de
gusto292. Todo el capítulo es historial.
3. Minas y copia grande de oro293.
Legazpi, que incluía a cinco frailes: Fr. Andrés de Urdaneta, Fr. Diego de Herrera, Fr. Pedro
de Gamboa, Fr. Martín de Rada y Fr. Andrés de Aguirre, quienes fundarían los primeros
conventos de la Orden en Cebú y Manila. En 1578 se añaden a la labor evangelizadora los
franciscanos, reclamados por el gobernador Sande. En 1581 llegan los primeros jesuitas y
seis años más tarde fundan los dominicos. Alonso Sánchez ya había muerto cuando llega-
ron al archipiélago, en 1606, los primeros recoletos precedentes de la Península y tampoco
llegaría a conocer ningún monasterio femenino, dado que las clarisas no fundarían hasta
1621, aunque fue parte activa en la aparición del colegio de Santa Potenciana, instituido en
tiempo del gobernador Pérez Dasmariñas, para recoger hijas de soldados beneméritos (AGI,
Filipinas, 18B, R. 4, N. 27). Pedro Borges, Historia de la Iglesia en Hispanomérica y Filipinas...,
vol. II, pp. 709-712 y Lucio Gutiérrez, Historia de la Iglesia en Filipinas..., pp. 47-63.
290 Pedro de Valencia no se atreve a aventurar el año exacto de referencia del
memorial que va sintetizando, pero, puesto que éste parece corresponder al compuesto
para el pontífice en Roma, hemos de situarlo cronológicamente entre 1588 y 1592.
291 En la Relación destinada a Felipe II, Sánchez sostiene al respecto: Lo primero,
aunque el temple de la tierra inclina más a calor que a frío, pero muchas veces habemos dicho allá
que es mucho más pesado el verano de Sevilla y aún de Toledo que el mayor calor de allá y aunque a
tiempos quema más, pero no es dañoso como el de acá. Los seis meses de junio a noviembre, ningún
calor hace, porque cada día llueve y siempre está nublado. Los otros seis está siempre claro, mas cada
mañana con el sol se levanta el viento y va creciendo hasta el mediodía, que es ya muy recio, y ansí
donde quiera que hay viento, no hay calor, sino un fresco muy agradable; y aunque en las playas se
siente el sol y la gente es más baza (sic), pero en los altos y la tierra adentro, que es muy poblado,
antes parece que inclina a frío y la gente es más blanca y de buena gracia; y lo uno y lo otro es muy
sano, y si algunos mueren es de otros achaques y flaquezas que allá se saben y cada uno se toma.
AGI, Patronato, 24, 66, f. 56v.
292 En la citada Relación, Sánchez traza la panorámica de las «bondades de la tierra»
en el capítulo 2º, dedicándole los puntos 2º a 5º, a lo largo de los cuales va encomiando la
abundancia de arroz, frijoles, miel, cera, cañas de azúcar, batatas, hortalizas, verduras,
frutas, palmas, cocos, aves de diferentes especies, algodón, jarcia, brea y madera para
la construcción de navíos…, que con la abundancia de todo lo dicho y lo mucho que se trae de
China... se puede afirmar que no hay tierra tan proveída ni abundante de bastimentos y comida para
los que tienen algún ánimo o pasadía en todas las Indias, ni aun en Europa. AGI, Patronato, 24, 66,
ff. 56v y 57r.
293 Aunque no con la extensión con que lo hará, años más tarde, el P. Colin, Sán-
chez, trata también el tema de la riqueza aurífera, dedicándole el punto 6º del capítulo 2º
de la Relación destinada a Felipe II: … que tiene esta tierra muchas y muy abundantes minas y
lavaderos de oro, las quales no benefician los españoles, sino los indios, por no estar la tierra asen-
tada, y se tiene por cierto que por no saberlo beneficiar a nuestro modo sacan mucho menos, y con
a mg.
468
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
todo anda tanto que casi todos los indios traen gargantillas y manillas y sortijas, y los principales,
cadenas gruesas, y las mujeres chapas o medallas en los vestidos y grandes orejeras; y es mucho lo
que los españoles rescatan y cobran de tributos, y lo que sacan de allí chinas y japones, y otros indios
extranjeros que tratan con los de las islas. AGI, Patronato, 24, 66, f 57r. Francisco Colin, Labor
evangélica, Lib. I, cap. XII, pp. 49-51.
294 La Relación para Felipe II concluye también su capítulo 2º alabando la riqueza de
Filipinas en los siguientes términos: …que ansí con la cosecha que se ha dicho de la cera, algo-
dón, lienzo y oro de la tierra, como con la mucha seda cruda y mucha labrada y en piezas de muchas
maneras y la mucha lencería, hilo de oro y plata, y otras mercancías que viene de la China, es aquella
tierra la más abundante y barata de todas las Indias, no sólo para su provisión y ornato y regalo con
tanta abastanza y aun superfluidad que todos, chicos y grandes, visten de seda, sino también para
mercancía y trato grueso y de mucha ganancia. AGI, Patronato, 24, 66, f 57r.
295 Aparece al margen, como Nª. Posiblemente como abreviación de nota ad quaestio-
nem. El cronista suele señalar de este modo las ideas, frases y párrafos que le parecen más
significativos.
296 En la Relación para el monarca no se expresa esta convicción, pero sí en el ela-
borado en Roma, lo que asegura nuestra impresión de que fue ese memorial el que le tocó
evaluar a Pedro de Valencia, pues el P. Colin concluye la referencia al mismo diciendo: ...
y muéstrase quánto sea necesario que aya las riquezas y comodidades dichas para la conversión, y
cómo, donde no las hay, no se hace ni se conserva cristiandad. Francisco Colin, Labor evangélica,
Lib. II, cap. XXIV, p. 306.
297 En la Relación de 1587 Sánchez señala la importancia geoestratégica del archipié-
lago al iniciar el capítulo 3º, en estos términos : primero que las puso Dios en medio de aquel
Nuevo Mundo, porque comenzando desde el Perú, de donde ya se ha hecho viaje a las islas en sesenta
días, y luego a la Nueva España hasta la California y toda aquella grandísima costa de el cabo Men-
docino y tierra de Quivira, y luego aquella grande ensenada a donde se entiende que responde el
estrecho que se imagina de el Labrador que por las islas se ha de descubrir, o si corsarios septentrio-
nales le descubriesen con ellas se a de atajar o defender el paso, de donde pende la seguridad de todas
las Indias Orientales y Occidentales por el Mar de el Sur; y luego, de la otra parte, tiene el reino
de Corea y de allí al Japón, y luego a la China, Cochinchina y reinos hasta Malaca y por allí toda la
India más desde Malaca saliendo al sur tiene las grandes islas de Sumatra, Javas, Burney, Minda-
nao, Maluco y otras muchas de aquel piélago, por las cuales y la Nueva Guinea y islas de Salomón,
tornando al Perú, se cierra la rueda y queda dentro tanta multitud de islas y gentes que no se pueden
comprender; y las Filipinas parece que lo tiene a la mira todo y hacen trabazón de cosa tan remota
como Indias Orientales y Occidentales. AGI, Patronato, 24, 66, f 57r.
a mg.
469
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
470
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
303 El islamismo había sido introducido en Achén por los árabes ya en el XIII. A
finales del XV y principios del XVI, de la mano de los comerciantes malayos, se había
extendido a las Célebes, Malucas, Borneo, Mindanao y Joló.
304 Son muchos los escritos en que Sánchez defendió su convicción de que el pro-
greso de la cristiandad sólo era posible con el amparo y seguridad del dominio temporal.
Lo hizo en la exposición ante la Junta sobre la conservación de Filipinas, en la que lamen-
taba la imposibilidad de predicar donde no hay fuerças y gente que asegure, por cuya causa
han sido muertos muchos que lo intentaron, como en la Florida y en el Brasil, entre chichimecos
y en otras islas y tierra firme de la India; y al revés en las partes de la Nueva España y en el Perú
y Filipinas, que hay seguridad para apartarse un ministro muchas leguas, se ven conversiones y
bautismos milagrosos, y ponderaba la obligación y necesidad de que Su Magestad tenga aquella
tierra y cristiandad fortificada y segura, por razón de enemigos estrangeros y muy poderosos, que
suelen acudir y acabarlo todo; como son los japones… y de los chinos… y mucho más de algún navío
o navíos ingleses. De nuevo advirtió de los peligros que acechaban a la conservación y cris-
tiandad del archipiélago en la presentación del memorial de las Juntas de Filipinas de 1586,
resumiéndolos en seis: el alzamiento de los naturales. El segundo de los chinos. El tercero de
los japones. El quarto, de los Malucos. El quinto de los Burneyes. El sexto, de los ingleses. Aunque
donde su pensamiento sobre la materia puede verse de forma más ordenada y extensa es
en el capítulo que el P. Colin, titula: Algunas consideraciones de que se ayudaba el padre Alonso
Sánchez para encenderse en el zelo de la conversión de las Indias y sus descubrimientos y conquis-
tas, donde el jesuita refuta a los defensores de la evangelización apostólica, afirmando
con rotundidad que casi ninguna cosa de cristiandad se ha conservado en la Asia, África, ni en
nuestra Europa, sino la que ha sido defendida y amparada de los emperadores, reyes y principes cris-
tianos. Como se ve en toda la Iglesia griega y oriental, y en la latina y occidental, Francia, Alemania,
Inglaterra y en las islas y tierra firme del septentrión, donde solamente ha escapado de las uñas
de turcos y herejes, lo que ha tenido este amparo de la Iglesia y Reyes Católicos. Francisco Colin,
Labor evangélica, Lib. II, cap. XI, pp. 215 y 216; cap. XVII, p. 246 y cap. XXV, pp. 311-317.
305 Dejando a un lado los primeros viajes por el Atlántico Norte –Juan (1497) y
Sebastián Caboto (1508), al servicio de Inglaterra, el del portugués Corte Real (1501)–, la
búsqueda del paso a China por el Noroeste se intensificó a partir del primer cuarto del
XVI. En los primeros tiempos la iniciativa es esencialmente francesa –Verrazano (1524),
Cartier (1534)–, pero a partir del último cuarto de siglo serán exploradores al servicio
de Inglaterra los que tomen la delantera. En 1576 Martín Frobisher recorre el litoral de
Groenlandia y continúa frente a las costas orientales de la Península de Labrador y la
Tierra de Baffin. En la década siguiente será John Davis el que protagonice tres sucesivos
intentos: 1585, llega a las costas orientales y meridionales de Groenlandia; 1586, costea la
isla de Baffin y navega frente al estrecho del Hudson, y en 1587 alcanza los 72º grados de
latitud Norte. Posiblemente son estos intentos los que tiene in mente el jesuita Sánchez al
aludir al peligro de la presencia extranjera en el Pacífico norte. Para una panorámica de
las exploraciones francobritánicas: Peter T. Bradley, Navegantes británicos, pp. 145-152 y
Philippe Bonnichon, Los navegantes franceses y el descubrimiento de América..., pp. 43-65.
471
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
472
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
y otros padres310 han penetrado hasta la corte del rey y hecho mayores efetos
en la conversión, sin usar de armas ni prevenir, con la pacificación que preten-
den persuadirnos principalmente estas relaciones y papeles del padre Alonso
Sánchez y del doctor Hurtado311.
Página 96. Trata del encerramiento de los chinas y gran prevención y
rigor para que no les entre dotrina ni conmunicación de estranjeros312.
Página 97. Capítulo 12. Refiere algunas entradas de religiosos y portu-
gueses, y dice el poco efeto que han tenido a causa del rigor y recato dicho313.
473
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
Página 99. Capítulo 13. De las entradas que han intentado el castellano
y eclesiásticos de Filipinas: 1ª De los frailes augustinos314. 2ª Los descalzos
en tiempo del gobernador Francisco de Sande315. 3ª Sin orden, un N. Arias
y otros soldados316. 4ª El padre Alonso Sánchez, enviado por el gobernador
don Gonzalo Ronquillo317. 5ª Los descalzos franciscos318. 6ª Los mismos
314 Se refiere a Fr. Jerónimo Marín y Fr. Martín de Rada, que junto con algunos
encomenderos de Filipinas, entre los que se contaba Miguel de Loarca y Pedro Sarmiento,
fueron enviados, en 1575, por el gobernador Guido de Lavezares, tras el compromiso de
capturar y entregar al pirata Lin Feng (Limahon) a las autoridades chinas, en el junco
imperial del comandante Wang Wanggao, que había llegado a las costas de Filipinas en
persecución del pirata. Vid. Gaspar de San Agustín, Conquista de las Islas Filipinas..., pp.
304-308; y Juan González de Mendoza, Historia de las cosas más notables..., ed. dirigida por
Mª José Vega, Lib. III, cap. XXIV, pp. 227-234; e Isacio Rodríguez Rodríguez, Historia de la
Provincia agustiniana..., vol XIV, pp. 262-330. Sobre esta primera embajada filipina a Fujian:
Manel Ollé, La empresa de China, pp. 53-63 y Mª Isabel Estolaza, «Fray Martín de Rada,
evangelizador, cosmógrafo y embajador en China», pp. 177-198.
315 Sande gobernó Filipinas entre 1575 y 1580. En 1579, sin licencia y de secreto salieron
de Filipinas rumbo a China los franciscanos Fr. Pedro de Alfaro, Fr. Agustín de Tordesillas,
Fr. Juan Bautista Luccharelli di Pesaro y Fr. Sebastián de Baeza, en la fragata pilotada por
Francisco Dueñas y Juan Díaz Pardo. Llegaron a Cantón en junio y, tras meses de penalida-
des, fueron expulsados. Alfaro y di Pesaro se dirigieron a Macao, donde fundaron casa en
septiembre de 1580, aunque no tardarían en ser echados por los portugueses. Los seglares,
junto con Agustín de Tordesillas y Sebastián de Baeza, regresaron a Manila en febrero de
1580. Lorenzo Pérez, Misiones franciscanas en China, pp. 8-9; Lucio Gutiérrez, Historia de la
Iglesia en Filipinas, pp. 241-242 y Manuel Teixeira, «Os franciscanos em Macau», pp. 309-375.
316 Así refiere Alonso Sánchez esta entrada: la 3ª vez se fueron sin licencia con una fra-
gata y con otros soldados, un fulano Arias que era caudillo, y los cogieron y tuvieron en la cárcel de
Cantón cerca de un año, con unas esposas de unos grandes zoquetes de madera a las muñecas y con
mucha hambre y trabajo. Y después de harto peligro, lo portugueses de Macán los abonaron y fiaron
y llevaron consigo. No hay noticia en otras fuentes de esta expedición, que parece estuvo
formada por 18 seglares, posiblemente soldados huidos; Sánchez alude a ella también en
la Breve Relación de 1583, Manel Ollé Rodríguez, Estrategias Filipinas respecto a China, vol 2,
doc. 4, p. 87 y doc. 14, p. 308.
317 Gonzalo Ronquillo de Peñalosa fue gobernador de 1580 a 1583. La expedición
de Sánchez, partió de Manila en 1582 con un doble objetivo: lograr de los portugueses de
Macao el reconocimiento de Felipe II como rey de Portugal; y abrir camino ante las auto-
ridades chinas para una embajada oficial, que culminase con la obtención de un puerto
comercial para los castellanos en sus costas. Este viaje es el que se narra en la Relación breve
compuesta en la primavera de 1583, conservada en AGI, Filipinas 79, 2, 15 y transcrita por
Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China, vol 2, doc. 4, pp. 42-131.
318 La 5ª vez –refiere Sánchez– fueron otros Padres Descalzos y los prendieron y los tuvie-
ron muy maltratados y por ladrones en la cárcel pública de Cantón, donde también comieron de los
cálices, como ellos me contaron, y al fin los portugueses los rescataron y llevaron a Macán. Manel
Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China, vol 2, doc. 14, p. 308. Los franciscanos aludidos
eran Fr. Jerónimo de Burgos, Fr. Martín Ignacio de Loyola, Fr. Agustín de Tordesillas, Fr.
Jerónimo de Aguilar, Fr. Antonio de Villanueva, Fr. Francisco de Córdoba y Fr. Cristóbal
Gómez. Habían partido de Manila en junio de 1582, si no furtivamente, al menos extra-
474
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
oficialmente, y después de sufrir prisión por más de seis meses, fueron liberados, por la
intermediación del oidor de Macao Matías Panela, a fines de ese año, regresando a Manila
con la expedición de Sánchez en marzo de 1583. Juan Gil, Hidalgos y samurais, pp. 26-36 y
Manel Ollé, La empresa de China, pp. 115-120.
319 Esta expedición franciscana estaba compuesta por Fr. Diego de Oropesa, Fr.
Francisco de Montilla, Fr. Pedro Ortiz, Fr. Bartolomé Ruiz, Fr. Manuel Santiago, Fr. Cristóbal
Gómez, Fr. Francisco Villarino y Fr. Diego Jiménez. Lorenzo Pérez, Origen de las misiones
franciscanas, pp. 26-28. En la Relación de Sánchez se lee: La 6ª vez fueron otros padres descalzos a
la Cochinchina, y como allá los trataron muy mal y les dieron muchos palos y tales que algunas veces
daban con ellos en tierra, según que un padre dellas me lo dixo a mí, y les despojaron de la fragata y
les echaron con ella el río abajo. Viniéronse a la isla de Aynao –Hainan– que es muy grande y rica,
poblada de chinas, y allí los prendieron y, a pie y maniatados, los pasaron a tierra firme y de cárcel en
cárcel vinieron a la de Cantón, de donde también les sacaron después de mucho tiempo los portugueses
con mucho trabajo y amenazas de los mandarines en la chapa de que havían de matar de allí adelante a
los que fuesen. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China, vol 2, doc. 14, p. 308.
320 Este navío, que el jesuita identifica como el San Juan, lo mismo que el cronista
Gaspar de San Agustín, había sido enviado por Diego Ronquillo en junio de 1583 a Nueva
España para dar cuenta de la muerte de su tío el gobernado Gonzalo Ronquillo y del incen-
dio que había asolado Manila, además de para las habituales transacciones mercantiles.
Habiéndose amotinado parte de la tripulación, a instancia de un prófugo de Perú llamado
Juan de Mendoza, alteró su rumbo y en vez de dirigirse a Acapulco se desvió hacia las cos-
tas de China y Macao, para luego navegar hasta Perú. La noticia fue conocida en Manila en
marzo de 1584, gracias al comerciante portugués Bartolomé Vaz Landeiro, que fue quien
facilitó el regreso al archipiélago al capitán Francisco de Mercado y a los tripulantes que no
participaron en el alzamiento. Sobre estos acontecimientos que Sánchez había relatado con
mayor pormenor en la Relación de 1585: Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China, vol 2,
doc. 12, pp. 249-251. También se recoge en la mencionada crónica de Gaspar de San Agustín,
Conquista de las islas Filipinas, pp. 585-586. Vid. asimismo Isacio Rodríguez Rodríguez, His-
toria de la provincia agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas, vol. XV, pp. 159-162.
321 Se trata del factor Juan Bautista Román, que es autor de una relación en la que
además de recoger la misiva que le remitió el P. Mateo Ricci en septiembre de 1584, aporta
noticias obtenidas en su viaje. Conservada en AGI, Filipinas, 29, N. 49, ha sido transcrita por
Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China, vol 2, doc. 11, pp. 215-237.
322 De las peripecias de este segundo viaje, que se prolongó de mayo de 1584 a junio de
1585, da cumplida noticia Sánchez en la relación elaborada en Manila, a su regreso, y remitida
a Felipe II el 20 de junio de ese mismo año. Se conserva en AGI, Filipinas, 79, N. 13 y ha sido
transcrita por Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China, vol 2, doc. 12, pp. 239-268.
a sic.
475
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
323 El jesuita Sánchez alude a esta entrada en su última Relación en los siguientes
términos: la nobena vez fue una fragata de portugueses que havían hecho biaje a la Nueva España
con mercancías y vuelto a Manila, y, desde allí yba a Macán. Y los chinas los cogieron, y uno de ellos
me escribió de Cantón que estaban presos y les havían tomado la fragata y mucho dinero. Y en casi
todos los viajes se han quedado con las fragatas, matalotaje y todo lo demás. Manel Ollé, Estrategias
Filipinas respecto a China, vol 2, doc. 14, p. 309.
324 Efectivamente, la enumeración de las entradas que hace Alonso Sánchez con-
cluye afirmando: … en todas las jornadas y precisiones, no han muerto ni tenido preso ninguno de
las Yslas –Filipinas– ni osaron haber presa en el navío grande que dio en su costa. No lo han hecho
por virtud ni misericordia, sino porque aunque saben que los de las Yslas son pocos para poderlos
conquistar su tierra, pero a lo menos entienden que es bastante para bengarse muy bien si les diesen
alguna ocasión con maltratarles o retener por esclavos a algunos. Y que los podrán hacer grandes
daños y molestias en sus armadas y saquearles cualquier ciudad o pueblo de la costa en que diesen
de repente, y por eso disimulan y pasan con nosotros. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a
China, vol 2, doc. 14, p. 310.
325 Como acertadamente señala Manel Ollé, el parecer no lo suscribe el P. Alonso
Sánchez individualmente, sino que lo presenta como una convicción compartida por todos
los de una y otra parte, es decir, castellanos de Filipinas y portugueses de Macán. Manel
Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China, vol 2, doc. 14, p. 310.
326 Así se expresa en la Relación de Sánchez: Lo primero que por agora Vuestra Majestad
ataje totalmente el paso y las idas de las Philipinas a la China ni Macán, porque si se hace por vía de
mercancía, las Yslas no lo han menester, y a los portugueses se hace daño y les es muy pesado. Y si
por razón de la predicación, hasta agora no se ha hecho ni se haze más que alterar los chinas y hacer
que se recelen y fortifiquen por la sospecha que siempre tienen, de los portugueses por una parte y
de los castellanos por otra, o de que todos juntos con estas idas y benidas tratamos o podemos tratar
algo contra ellos, no sólo se hace cada día más difícil la entrada por cualquier vía que aya de ser,
pero se teme que, o de hecho han de echar de Macán a los portugueses, o a lo menos hacerles tantas
molestias y agravios que no los pueden sufrir, ni sustentarse allí. Manel Ollé, Estrategias Filipinas
respecto a China, vol 2, doc. 14, p. 310.
327 En su síntesis, se olvida de reseñar Valencia el énfasis que el jesuita pone, en este
punto, en la necesidad de fortificar Manila. En el texto de la Relación se lee: Lo 2º que pareze
a todos es que, ya que los de Macán no se pueden fundar ni fortalecer ni mudar del estado que agora
tienen, que es estar de gracia, porque se habría de romper del todo con los chinas, o poner en peligro
de ser echados de allí si quisiesen fortificarse, que importa muchísimo que las Filipinas se funden
y fortifiquen y vaya allanando y poblando, porque del sostén que ellas tuvieren de españoles y de
476
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
muchos yndios amigos y fieles a nuestras cosas, y de la amistad con los cristianos del Japón se ha de
tener, por los Babuyanes y isla Hermosa, de Lechios hasta ellos, pende no sólo la seguridad de las
mismas yslas y de todo lo circunscrito, sino lo que Dios querrá haber en todo ello y en la gran China.
Y esto es agora lo sumamente necesario y de gran importancia. Manel Ollé, Estrategias Filipinas
respecto a China, vol 2, doc. 14, pp. 310-311.
328 Tal y como recoge Pedro de Valencia, Sánchez concluye su Relación aludiendo al
memorial consensuado en las Juntas generales en Manila en 1586, que el ya había presen-
tado ante la Junta instituida por orden de Felipe II. El citado memorial se conserva en el
AGI, Patronato 24, 66, ff. 46-55. Nos ofrece una suma del mismo, añadiendo las resoluciones
tomadas en Madrid, Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XVII, pp. 239-250.
329 El italiano Michele Ruggieri había nacido en 1543 en Spinazzola (Bari); se doctoró
en Nápoles en derecho antes de ingresar en la Compañía; cantó misa, ya como jesuita, en Lis-
boa, desde donde partió para la India acompañado de una docena de miembros de la Orden,
entre los que se encontraba Mateo Ricci. Llegó a Macao en 1579, donde inició el aprendizaje
de la lengua china. En 1582, tras cinco viajes de contacto, logró asentarse junto con Ricci en
Zhaoqing. Dos años más tarde publicó su catecismo chino. En 1588 fue enviado a Roma para
solicitar que la Santa Sede mandase una embajada al emperador Wanli y conseguir con ella
permiso imperial para que los religiosos pudiesen asentarse en el Imperio. Sus negociacio-
nes diplomáticas no prosperarían, ni él volvería a regresar a su destino asiático. Desde 1593
se ocuparía en tareas de dirección espiritual en Salerno, donde moriría en 1607. Charles E.
O’neill y Joaquín Mª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía..., pp. 3433-3434.
Alonso Sánchez se entrevistó con Ruggieri en Guangzhou (Cantón) y Macán, en el trans-
curso de su primer viaje, y volvió a tener contacto epistolar con él en 1584; en su segundo
viaje, fue su interlocutor en Macao. Alude a él repetidas veces en las dos relaciones primeras,
reconociendo el afecto que había sabido granjearse –Este padre ytaliano es de condizión blanda y
semejante a los chinos y por eso lo quieren tanto–, aunque no debió de haber demasiada sintonía
entre ambos, pues no sólo disentían en sus planteamientos evangelizadores, sino además,
a criterio de Sánchez, en el papel que los castellanos debían de jugar en la zona. Vid. Manel
Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China, vol 2, doc. 4, pp. 84 y 90.
330 Probablemente Guanshi’yin, bodhisattva de la compasión que suele vincularse
al buda Amida. En Occidente se la conoció como la diosa de la misericordia.
331 En parecidos términos a los del memorial de Sánchez se expresan los jesuitas
Melchior Nunes Barreto («Información de la China, Macao, 23 de noviembre de 1555» ed.
de Carlos Sanz, Primitivas relaciones de España con Asia y Oceanía, pp. 60-61) y Alessandro
a arrojan sscr.
477
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
es de los mandarines, que dicen que sobre los cielos que se mueven332 hay un
cielo immueble, que éste es Dios y que aquella gran cosa que apareció en las
partes del Poniente se añadió al hombre y la invocan con la palabra Mitophet
o Mitophat333, que significa Dios hombre. No conceden providencia más de lo
natural, ni otra vida; en esta, a la mala que ellos dan al vulgo en las cárceles,
llaman infierno, y a vida mandarina, bienaventuranza, y a los mandarines,
dioses334. Todo el capítulo es digno de leer.
Libro 3º
Capítulo 1. Consideración encarecida de la conterdad (sic) de los anti-
guos en el conocimiento de la población de la tierra335; grandeza de los nuevos
descubrimientos porque se da vuelta al orbe terrestre todo por tierras del rey
Valignano (Historia del principio y progreso de la Compañía de Jesús en las Indias Orientales
1542-1564, ed. de Joseph Wicki, pp. 253-254).
332 Manel Ollé interpreta esta alusión a los cielos móviles, que aparece en la Breve
Relación de 1583, como una referencia a la multiplicidad de los cielos budistas. Manel Ollé,
Estrategias Filipinas respecto a China, vol 2, doc. 4, p. 94.
333 En la Relación breve (1583), el P. Alonso Sánchez escribe: Omithophet (Manuel Ollé,
Estrategias Filipinas respecto a China, vol 2, doc. 4, p. 95). El nombre deriva de un mantra,
dedicado al buda Amitabha, cuyo significado sería: «Veneración al buda Amida». Stephan
Schuhmaher y Gert Woerner (comp.), Diccionario de la sabiduría oriental: budismo, hinduismo,
taoismo zen, 1993, pp. 8-9.
334 Aunque en la Relación preparada para Felipe II dedica un apartado a la religión,
hablando de la secta vulgar, el idolillo femenino que solían llevar en la popa de los navíos,
los bonzos y los templos, lo aquí reseñado parece seguir lo escrito en la Breve Relación de
1583, que es donde más extensamente se ocupa de la temática. Vid. Manel Ollé, Estrategias
Filipinas respecto a China, vol 2, doc. 4, pp. 92-95.
335 Desde los tiempos de Anglería, los sucesivos descubrimientos irán evidenciado
los hierros de los clásicos; el propio autor de las Décadas en carta al Marqués de Vélez,
fechada en Valladolid a 24 de agosto de 1523, así lo reconocía: a juicio mío… hay que admitir
fueron falsas cuantas cosas dejaron escritas en largos discursos sobre estos fenómenos el historiador
Livio, el astrónomo Manlio y otros muchos autores no vulgares. Cfr. Demetrio Ramos Pérez,
Variaciones ideológicas en torno al descubrimiento de América. Pedro Mártir de Anglería y su
mentabilidad, p. 57. Abundando en esta misma cuestión, Antonio de Herrera, exclamará, al
narrar la vuelta al mundo: … ya la filosofía quedó desengañada con la navegación que mostró la
nave Victoria, que volvió de los Malucos el capitán Juan Sebastián del Cano… por la redondez de la
tierra, tocando en unos y otros Antípodas, por debajo de ambos Trópicos y de la Equinoccial, con que
dio claridad a todas las naciones del Mundo, de esta duda… con que queda acabada la cuestión de los
Antípodas, que negaron los antiguos, por sola la dificultad e imposibilidad que hallaron, en poderse
navegar el otro mar de la India Oriental, ni éste de las Indias Occidentales, como sintieron particu-
larmente Cicerón, Pomponio Mela y Plinio… Antonio de Herrera y Tordesillas, Historia general
de los hechos de los castellanos..., T. I, p. 264. Y en el mismo sentido el jesuita Acosta, además
de dedicar algunos capítulos del libro I –del IX al XII– a los errores de Platón, Aristóteles y
Plinio, hace expresa su admiración, porque parece cosa muy extraña, que sea tamaño este Mundo
como con nuestros ojos le vemos, y que en tantos siglos atrás no haya sido sabido por los antiguos.
José de Acosta, Historia natural y moral de las Indias, p. 85.
478
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
de España; que había en Sevilla y Lisboa muchos que habían hecho el viaje y
dado dicha vuelta una y más veces, algunos 15 y 20 veces, y el padre Alonso
Sánchez conoció persona, 24 veces; que es ya mayor nuestra correspondencia
y más fresca con los remotísimos, que solía ser a España y Italia./
[648r]
§ 3. Grandeza de la Monarquía de Su Majestad336, que llama monarquía
española; diversidad de lenguas en ella, y que en todas partes se procura
saber y se sabe la española337.
§ 4. Que no como la heredad de Alcibíades, que por pequeña no la hallaba
Sócrates en el mapa338, sino que, por grande, no se halla cumplida la monarquía
de España, hasta que ahora el padre Alonso Sánchez hizo un mapa perfeto339,
a satisfación del padre Clavio, al cual padre Clavio340, su maestro, dice haber
sucedido este doctor Hurtado en la cátedra de matemáticas en Roma341.
336 La exaltación de la Monarquía Hispana a partir del espacio geográfico que seño-
reaba gracias a la Providencia, fue panegírico recurrente desde principios del siglo XVI y
durante buena parte del XVII. El énfasis con que Hernán Cortes solicita de Carlos I que se
intitule emperador de Nueva España, con no menos mérito que el de Alemaña, que por la gracia
de Dios Vuestra Majestad posee (Hernán Cortés, Cartas de Relación, p. 161) o la edición de la
Política española del benedictino fr. Juan de Salazar, publicada en 1619, así lo ejemplifican.
337 El dicho Dios se ha hecho español, ampliamente difundido en la Italia del XVI y
en los Países Bajos, no sólo simbolizaba el poder de las armas hispanas, sino también el
poder del idioma, extendido al Nuevo Mundo y convertido en lengua culta y diplomática
hasta finales del XVII. Geofrey Parker, Felipe II, p. 94 y Santiago Roca Marín, La lengua en la
España de los Austrias: el siglo XVI.
338 La anécdota que relata cómo Sócrates mostró a Alcibíades la pequeñez de la
heredad de que se jactaba, al tratar de localizarla en un mapa, la recoge el retórico Claudio
Eliano (165-235), aunque es posible que, en vez de ser cita directa, esté tomada de Juan
Estobeo (S. V-VI), autor de un florilegio de textos de la antigüedad griega, titulado Antolo-
gía de extractos, sentencias y preceptos, que es fuente habitual, entre otras, de Pedro de Valen-
cia. Vid. Eliano, Historia Varia, III, 28 y Estobeo, Antología, III, 22, 33.
339 El dato nos suscita duda. Tal vez haya cierta confusión con Mateo Ricci, for-
mado en el colegio romano, donde efectivamente estudio matemáticas y geografía con
Clavius, y que en 1584 dio a la imprenta un mapamundi con caracteres chinos; o incluso
con el P. Ruggieri, del que consta que trajo a Roma en 1588, varios mapas de China. Charles
E. O’Neill y Joaquín Mª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía..., pp. 3351 y 3434.
340 Christoph Klau o Cristophorus Clavius (1537-1612), jesuita alemán, gran astró-
nomo y matemático, enseñó en el colegio romano y fue autor de una encomiada traducción
comentada de Euclides (1574) y de Commentarii in sphaeram (1581); por invitación de Grego-
rio XIII, llevó adelante la reforma que daría lugar al calendario gregoriano (1582). Charles
Naux, “Le père Chistophore Clavius (1537-1612): Sa vie et son oeuvre”, I: pp. 55-67; II: pp.
181-193; y III: 325-347.
341 Se refiere al colegio romano, fundado en 1551, en vida de Ignacio de Loyola; con
el apoyo de Paulo IV y Pío V, el centro adquirió categoría universitaria; en 1560, bajo el gene-
479
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
ralato de Láinez, la marquesa Vittoria della Valle, viuda de Orsini, donó para su instalación
las propiedades que hoy ocupa parcialmente la iglesia de San Ignacio en Roma, y Gregorio
XIII la renta suficiente para garantizar su funcionamiento, además de financiar su edificio,
inaugurado con la presencia papal en 1584. Su actividad se prolongaría hasta la supresión de
la Compañía en 1773. Entre sus profesores más destacados estuvo efectivamente el P. Clavius,
que fue quien desde su cátedra de matemáticas, que regentó por espacio de 47 años, orientó al
colegio en una línea de estudios científicos que le hizo famoso en toda Europa. Sin embargo,
la sucesión en esa cátedra por parte del doctor Hurtado, resulta muy dudosa, pues siempre se
cita como tal al jesuita austriaco Cristoph Grienberger (1564-1636). Vid. Charles E. O’Neill y
Joaquín Mª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía..., pp. 848-849 y 1814-1815.
342 El filólogo Antonio Tovar calcula que en la Hispanoamérica del siglo XVI se
hablaban más de 2.000 leguas, agrupables en 170 grandes familias. Frente a esta gran
diversidad lingüística, las Leyes de Burgos (1512) y la política de Carlos I, impusieron la
enseñanza del castellano, política que sería rechazada por la mayor parte de los evange-
lizadores y que cambiaría con Felipe II y el IIIer Concilio de Lima y México, que, mante-
niendo la conveniencia de enseñar al indio la lengua hispana en la escuela, ordenaron que
para su instrucción cristiana se utilizara como lengua vehicular la vernácula, obligando
a misioneros y doctrineros a dominarla, antes de emprender la tarea evangelizadora,
política que se mantendría hasta el decreto de Carlos III de 1770. Sobre el desarrollo de la
política lingüística española durante la etapa colonial, además de a Antonio Tovar y Con-
suelo Larrucea de Tovar, Catálogo de las lenguas de América del Sur, pp. 191-194, remitimos a
Ana Gimeno Gómez, «La aculturación y el problema del idioma en los siglos XVI y XVII»,
pp. 303-317 y «El Consejo de Indias y la difusión del Castellano», pp. 191-210; Ángel Rosen-
blat, «La hispanización de América. El castellano y las lenguas indígenas desde 1492», pp.
87-123 y José Luis Suárez Roca, Lingüística misionera española, especialmente, pp. 254-276.
343 El patronato indiano tiene su antecedente en la bula Ortodoxae fidei propagatio-
nem, otorgada en 1486 por Inocencio VIII, por la que se reconocía a los Reyes Católicos
poder conferido en catedrales, iglesias, monasterios y prioratos conventuales en las islas Canarias,
reino de Granada y Puerto Real, y derecho de presentación para canonjías, prebendas y dignidades..
Las primeras concesiones papales sobre la iglesia indiana se hacen explícitas a partir de la
Eximia devotionis sinceritas de 15 de noviembre de 1501, por la que Alejandro VI concedía a
perpetuidad el diezmo de las iglesias fundadas en Indias, si bien el núcleo fundamental de
las concesiones que constituyen el regio patronato, con derecho de presentación incluido,
no se hizo efectivo hasta la Universalis Ecclesiae de Julio II. Una clarificadora síntesis sobre
el particular la encontramos en Alberto de la Hera, «El patronato y el vicariato regio en
Indias», pp. 63-79. La Recopilación de las Leyes de Indias regula lo concerniente al patronato
regio en las 51 leyes de que se compone el título VI del libro I.
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[648v]
Libro 2
2º cuaderno. Comienza del libro 2, siendo ansí que el primero cuaderno
contuvo hasta el capítulo 3 del libro 3.
Capítulo 1. Después de grandes loores del Instituto y frutos en la conver-
sión de los pecadores y principalmente de los infieles y herejes de la sagrada reli-
gión de la Compañía de IHS, dice, en particular, del padre Alonso Sánchez: que
nació en Andujar349, año 1545; entró en la Compañía en Alcalá de 17 años350; alaba
su ingenio, estudios y trato espiritual y predicación; año 1578 pasó en Nueva
a § 5. 6 mg.
b pláticas o sscr.
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351 El paso se produjo en 1579. Los jesuitas que viajaron a Nueva España, según
el asiento de 21 de mayo de ese año de la casa de Contratación, fueron 19: Del colegio de
Medina del Campo: Antonio de Torres y Francisco Ramírez; del colegios de León: Bernar-
dino de Acosta; del colegio de Salamanca: Gaspar de Toledo y Diego de Torres; del colegio
de Ocaña: Martín Hernández y Francisco Tercero; del colegio de Valencia: Pedro Vidal y
Ramón Prat; de Roma: Juan Fernández, Diego García, Alonso Ximénez y Pero Sánchez; del
colegio de Valladolid: Gaspar Moro; del colegio de Caravaca: Alonso Sánchez; del colegio
de Plasencia: Pedro Carriedo; del colegio de Alcalá: Juan de Loaysa; del de Mújica: Hernán
Vázquez; y del de Sevilla: Juan Díaz. AGI, Contratación, 5538, L. 2, ff. 9v-10r.
352 Hasta agosto de 1580 dirigió la Compañía Everard Mercurian, al que sucedió Clau-
dio Acquaviva, cuyo mandato se prolongaría del 19 de febrero de 1581 al 31 de enero de 1615.
353 Pablo Pastells refiere, en efecto, como el P. Mercurian, a ruego de Felipe II, que
a su vez atendía los de López de Legazpi y Lavezares, dio instrucciones al P. Juan de la
Plaza, nombrado visitador y luego provincial de Nueva España, para que enviase algu-
nos sujetos de la Compañía a Filipinas, para donde estaba a punto de partir como obispo
Domingo de Salazar. Realmente los enviados fueron pocos, aunque Pastells apunta a otras
razones: Fue muy poco el número de los enviados a ellas, por no estar seguro de que en aquellas
islas tuviesen los nuestros medios suficientes para establecerse y permanecer en ellas. Pablo Pas-
tells, Historia general de Filipinas, T. III, p. CXXXI.
354 Nacido en San Clemente (Cuenca) en 1535, Antonio Sedeño había ingresado en
la Compañía en 1558 en Loreto; después de un tiempo en Roma, vino a la Península y tras
un fallido intento de pasar a Japón, fue destinado al Nuevo Mundo. Tras un periodo en
Florida y en Cuba, pasó a México en 1572, convirtiéndose en motor de la presencia jesuítica
en la capital novohispana. El provincial Juan Plaza, le envió como superior en la misión de
Filipinas y en el archipiélago permanecería hasta su muerte en 1595, primero como rector
de Manila y después como viceprovincial. Él fue quien realizó los planos de la fortificación
de Manila y quien enseño a los nativos a construir con las piedras volcánicas de las canteras
de Makati. Además de la semblanza que en tono hagiográfico nos brinda Francisco Colín,
Labor evangélica, Lib. III, cap. 1, pp. 335-342, podemos hallar algunas notas biográficas en
Nicolás Cushner, «Los jesuitas en Filipinas en el siglo decimosexto...», pp. 332-333 y Charles
E. O’Neill y Joaquín Mª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía..., pp. 3544-3545.
355 Gaspar Suárez de Toledo, hermano del teólogo Francisco Suárez, que efectiva-
mente falleció en la travesía, era tan sólo escolar; como hermano coadjutor se cita al valliso-
letano Nicolás Gallardo, que sería el acompañante de Alonso Sánchez en su viaje a China
en 1582. Antonio Astrain, Historia de la Compañía de Jesús, T. IV, p. 449 y Charles E. O’Neill y
Joaquín Mª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía..., p. 1422.
356 Arribaron a Filipinas el 17 de septiembre de 1581. Charles E. O’Neill y Joaquín
Mª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía..., p. 1422.
a de la Comp. del.
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que ahora, de 80 años, (dice) está bueno y sirve plaza de capitán en Manila368;
este se escapó en un navíoa y llevó de secreto en un tiesto, en un baúl, dos
b
cebollas de jengibre, que regaba con disimulación, tomando bocados de agua
como para refrescarse, y fue a dar por el cabo de Buena Esperanza a la isla de
Santo Domingo, donde las sembró y se han propagado de suerte que agora
aquella isla puede proveer desta especie mucha parte del mundo369.
§ 5. El año de 1569 don Luis de Velasco370, virrey de Nueva España, por
mandado de Su Majestad para encaminar por allí la especiería de la India,
envióc a descubrir las Filipinas al adelantado Miguel López de Legazpi en
tres navíos con 500 soldados371; estos padecieron increíbles trabajos y peligros
de las mismas fue el portugués Diego da Rocha en 1520. Amancio Landin Carrasco, Isla-
rio español..., p. 104. El relato de Escalante es como sigue: A los veintitrés de enero, habiendo
andado cincuenta leguas adelante, en altura de 18 grados, pasamos por una isla pequeña y bien
poblada, al parecer muy hermosa. No surgimos en ella. Salieron de paz los indios señalando con las
manos la señal de la cruz, y en castellano se les entendió decir buenos días matalotes, por lo cual les
pusimos nombre de Matalotes. García de Escalante Alvarado, Viaje a las islas del Poniente, p. 42.
368 Francisco Colín lo menciona como Juan Pablos Carrión, capitán que en 1581
dirigió la jornada de pacificación de Cagayán y la fundación de Nueva Segovia, servicio
que está documentado en AGI, Filipinas, 29, N. 37; 34, N. 47; y 6, R.4, N.49 y Francisco Colin,
Labor evangélica, Lib. I, cap. XXII, p. 143.
369 Concuerda este aserto con lo que refiere Juan de Torquemada, en cuanto que el jen-
gibre fue traído a España desde las Indias Orientales por los supervivientes de la expedición
de Villalobos, aunque no es a Carrión a quien el franciscano señala como agente: De los que
escaparon de esta navegación (y aportaron a la India de Portugal y fueron presos de los portugueses de
aquellas provincias) fueron uno de los religiosos, llamado frai Andrés de Urdaneta… y García de Esca-
lante y Guido de Labaçares, el qual dicen que sacó de allá el jengibre, con grande secreto y recato, por no
ser sentido de los que lo tratan y manejan, que lo traxo con muy gran cuidado, y lo llevó a Castilla, y de
allí lo traxo a esta Nueva España, y se sembró en Quauznahuac, en la huerta de Bernardino de el Cas-
tillo, de donde ha procedido la quantidad que hay el día de hoy en las islas de Barlovento, en especial en
la de Santo Domingo. Juan de Torquemada, Monarquía indiana, T. I, Lib. Quinto, cap. XI, p. 608.
Sobre la extensión e importancia de su cultivo: Justo L. del Río Moreno y Lorenzo E. López y
Sebastián, «El jengibre: historia de un monocultivo caribeño del siglo XVI», pp. 63-87.
370 Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón (Carrión de los Condes, 1511 - México, 1564)
sucedió a Antonio de Mendoza como virrey novohispano en 1550 y desempeñó el cargo
hasta su fallecimiento en 1564. En consecuencia en 1569 no era él el virrey, ni siquiera su
sucesor Gastón de Peralta, III marqués de Falces, que desempeñó el cargo sólo hasta 1567,
sino Martín Enríquez de Almansa y Ulloa, que fue titular del virreinato de Nueva España
desde 1568 hasta 1580, en que pasó al peruano.
371 Antonio de Morga da esta misma cantidad para el total de los expedicionarios
(Antonio de Morga, Sucesos de las islas Filipinas, p. 25), aunque, en realidad la armada de
Legazpi, se compuso de dos naos –San Pedro, la capitana, y San Pablo, la almiranta–, el
a en un navío sscr.
b del. non leg.
c fue sscr. del.
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entre los canales de aquellas islas hasta que entrando en la de Cebú y atemori-
zándose que matando los indios les vino a prender las mujeres y niños y al fin
los redujo372; entonces fue la invención dicha del niño IHS; pacificó también
otra que le dicen Panai y otras, últimamente la grande de Luzón, que dice es
la mejor de entrambas Indias373, rica de minas de oro374, etc.
§ 6. Con este adelantado pasaron seis padres de la orden de San Agus-
tín375 que fueron los primeros que hicieron la conversión de las islas; ellos y
otros de su religión que les fueron sucediendo, de los que fue nombradamente
fray Martín Herrada376, insigne en santidad y dotrina; dice que tuvo don
galeoncete San Juan, el patache San Lucas, más una fragatilla de remos que marchaba a
remolque de la capitana, y 380 hombres, de los cuales 150 eran marineros, 200 soldados, y 5
religiosos. Amancio Landin Carrasco, Islario español, pp. 30-31.
372 Arribaron a Cebú el 27 de abril de 1565.
373 Desde Cebú, buscando un lugar que brindase mejores condiciones de abasteci-
miento y defensa frente a la hostilidad lusa, la expedición de Legazpi se trasladó a Panay,
considerada por Gaspar de San Agustín la Sicilia de Filipinas, por la abundancia de arroz y su
formato triangular. Desde esta isla el adelantado enviaría a Martín de Goiti, en mayo de 1570,
hacia Luzón. Ante la resistencia encontrada, Goiti optó por regresar a Panay, desde donde el 15
de abril de 1571 Legazpi emprendería la campaña que llevaría al asiento definitivo en Manila,
desde donde comenzaría la conquista de la isla. Gaspar de San Agustín, Conquistas de las Islas
Filipinas…, p. XLIV y Antonio de Morga, Sucesos de las islas Filipinas, pp. 25-27 y 36-37.
374 Las demarcaciones de Luzón más ricas en oro, según refiere Colin, eran las de
de Ilocos y Pangasinán. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. I, cap. XII, p. 50.
375 Los seis agustinos designados para la jornada de Legazpi fueron: Andrés de
Urdaneta, Martín de Rada, Diego de Herrera, Andrés de Aguirre, Lorenzo Jiménez o de
San Esteban (que falleció antes de emprender la travesía) y Pedro de Gamboa. Gaspar de
San Agustín, Conquistas de las Islas Filipinas…, pp. 107-108.
376 Martín de Rada nació en Navarra el 20 de julio de 1533; se educó en las universi-
dades de París y Salamanca, y estando en esta ciudad tomó el hábito agustino en 1553, profe-
sando al año siguiente. Tras un breve destino en Toledo, pasó a Nueva España, donde se ejer-
citó en la evangelización en lengua otomí. En 1564 formó parte de la expedición a Filipinas de
Legazpi-Urdaneta, pasando el resto de su vida vinculado a aquel archipiélago. Inició su pri-
mera tarea evangelizadora en el convento de Cebú, aprendiendo con rapidez la lengua bisaya
y destacando por la defensa de los indígenas frente a los abusos de los encomenderos. En 1572
fue elegido provincial, en el segundo capítulo de la Orden celebrado en Manila, teniendo ya
entonces la vista puesta en China, aunque la ocasión de pasar a ella no llegaría hasta 1575. Su
estancia en el Imperio Celeste sirvió para hacer acopio de más de un centenar de libros sobre
aquella cultura y para la elaboración de una relación, de la que se serviría ampliamente Juan
González de Mendoza para su reeditada Historia de China (Juan González de Mendoza, His-
toria de las cosas más notables…, pp. 115-119 y 149-238). Falleció en 1578 en el transcurso de una
expedición a Borneo emprendida por el gobernador Francisco Sande. Da cumplida relación
de su trayectoria vital el cronista Gaspar de San Agustín, Conquista de las islas…, pp. 513-524.
Para completar la visión sobre Rada y sobre la labor de los agustinos: Manuel Merino, «Sem-
blanzas misioneras: Fr. Martín de Rada, agustino», pp. 167-212; Isacio Rodríguez Rodríguez,
«Los agustinos y la evangelización de Filipinas 1565-1600», pp. 47-87 e Historia de la Provincia
Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas, vol. XIV, pp. 24-35, 41-42, 110-117, 131-133,
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181-193, 206-217, 262-358, 378-383, 470-494, 502-506 y 508-511; Mª Isabel Estolaza, «Fray Martín
de Rada, evangelizador, cosmógrafo y embajador en China», pp. 177-198.
377 Su facilidad para las lenguas fue reconocida y exaltada por el cronista Juan de
Grijalva, Crónica de la orden de N. P. S. Agustín en las provincias de la Nueva España, pp. 389-392.
378 Por tagala. El jesuita Chirino dice del P. Rada que fue el primero que hizo cristianos
en Filipinas, y les predicó a Jesucristo en su lengua, de la qual hizo el primer vocabulario, que yo he
visto y estudiado por él. Pedro Chirino, Relación de las islas Filipinas, p. 3. Generalmente se le
atribuye la autoría de un Arte y vocabulario en lengua cebuana, aunque hay dudas al respecto.
Vid. Isacio Rodríguez Rodríguez, Historia de la provincia agustiniana…, vol. XV, p. 527.
379 Las costumbres, ritos y clase de esclavitud que hay en las Filipinas, las expuso Rada en
la carta remitida desde Calompit, el 16 de julio de 1577, al también agustino Alonso de la
Veracruz. La misiva está publicada en Isacio Rodríguez Rodríguez, Historia de la provincia
agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús, vol. XIV, pp. 476-494.
380 La faceta científica de Rada ha sido puesta de relieve por José Antonio Cervera
Jiménez, «Martín de Rada (1533-1578) y su trabajo como científico en Filipinas», pp. 65-77.
381 Aunque efectivamente se le reconoce como gran cosmógrafo, hay aquí una
indudable confusión con el agustino fray Andrés de Urdaneta, a quien la historia reconoce
como el responsable del primer tornaviaje exitoso, ante las dudas suscitadas por la travesía
de Alonso Orellano con el patache San Lucas. Urdaneta, acompañado de fray Andrés de
Aguirre, partiría de Filipinas en la nao San Pedro el 1 de junio de 1565, rumbo nordeste,
ascendiendo hasta el paralelo 40, donde encontró la corriente de Kuro Siwo, que desde
Japón les llevó hasta más al norte del cabo Mendocino (California) desde donde costearon
rumbo sur hasta Acapulco, a donde arribaron el 8 de octubre. Amancio Landín Carrasco,
Islario español…, pp. 32-34 y José Antonio Cervera Jiménez: «Dos grandes cosmógrafos
españoles en las Filipinas: Andrés de Urdaneta y Martín de Rada», pp. 169-176.
a mg.
b mg.
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
ción de los isleños, han hecho y hacen grande fruto382. Tras ellos entraron los
dichos padres de la Compañía; dellos dice lo más y mejor que sabe, y que han
convertido en aquellas islas más de 300.000 personas en 40 islas y más de un
millón que se han pacificado383.
Folio 19a. Erección de iglesia catedral por autoridad apostólica, año de
1580, concediéndose el patronazgo como de las demás Indias a Su Majestad, a
cuya costa se hizo todo384; fue electo primero obispo el maestro fray Domingo
de Salazar, de la orden de Santo Domingo, en él, y su compañero fray N. de
a mg. 18 del.
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
385 Fray Cristóbal de Salvatierra, del convento salmantino de San Esteban, el único
dominico que llegó a Filipinas, de la nutrida expedición que partió con Salazar de España.
386 El riojano Domingo de Salazar nació en Labastida (Álava) hacia 1512. Ingreso en
la orden de Santo Domingo en 1545 en Salamanca, donde se formó en las tesis de Francisco
Vitoria. Pasó a Nueva España en 1553 y allí completó su formación universitaria hasta obte-
ner el grado de maestro en teología. Participó en la expedición de la conquista de Florida
emprendida en 1558. En 1566 pasó a ocuparse de los indios Zacatecas, denunciando las pési-
mas condiciones de explotación en las minas. En 1571 era nombrado calificador del Santo Ofi-
cio. En estos años participó activamente en diferentes cuestiones espinosas como la negativa
de los religiosos a predicar la bula de la Santa Cruzada a los naturales, la resistencia de las
órdenes mendicantes a aceptar la visita diocesana, o la polémica sobre la justicia de la guerra
contra los chichimecas. En 1576 sería enviado como procurador de su Orden a España, donde
viviría tiempos difíciles, pues sus tesis le granjearían la oposición del Consejo y del propio
nuncio, que llegó a ordenar su encarcelamiento en el convento de Atocha. Estaba retirado en
el convento de san Esteban en Salamanca, cuando llegó la hora de su rehabilitación, eligién-
dole como primer obispo de Filipinas. Consagrado en Sevilla en 1579, no pudo partir hacia
Nueva España hasta mayo de 1580 y no iniciaría viaje hacia su destino hasta marzo de 1581.
Permanecería en su sede por espacio de diez años, decisivos para la organización eclesiástica
filipina, como ejemplifican las cuatro juntas claves que, suelen agruparse genéricamente bajo
el inexacto nombre de sínodo de Manila: 1ª) 1581, sobre la cuestión de la esclavitud; 2ª) marzo
de 1582, sobre el problema de las encomiendas; 3ª) primavera de 1583, sobre la cuestión de la
guerra de China; y 4ª) abril 1586, de la que saldría el nombramiento del jesuita Sánchez como
delegado de todos los estados de Filipinas ante Felipe II y la elaboración de los memoriales
con sus principales demandas. Años de intenso trabajo a favor de los naturales, pero no exen-
tos de escollos: graves tensiones con los agustinos, con el gobernador Ronquillo y sobre todo
con Dasmariñas, distanciamiento de las tesis de Sánchez con respecto a la conquista y evan-
gelización de China… En 1591 el desencuentro con Gómez Pérez Dasmariñas por la vieja
cuestión de los tributos y las encomiendas, movió al prelado a abandonar su destino filipino
y venir a España a defender directamente sus tesis en la Corte. El 4 de diciembre de 1594, des-
encantado de sus gestiones ante el Consejo de Indias, y sin haber conseguido pasar a Roma,
fallecía en Madrid, sin haber visto como su sede se elevaba a la categoría de metropolitana
con Nueva Segovia, Cebú y Nueva Cáceres como sufragáneas. Quien más ha estudiado la
figura de este prelado es, sin duda, Lucio Gutiérrez: «Domingo de Salazar, OP Primer obispo
de Filipinas, 1512-1594...», pp. 449-496; «Domingo de Salazar, OP Primer obispo de Filipinas,
(1512-1594). Trabajo misional y civilizador en México y Florida (1553-1576)», pp. 494-569; Labor
evangelizadora y misional de Domingo de Salazar en Filipinas (1581-1591), Universidad de Santo
Tomás y Domingo de Salazar, O.P., First Bishop of the Philippines, 1512-1594... También podemos
encontrar una panorámica muy útil en la introducción de José Luis Porras Camúñez a la edi-
cion de Domingo de Salazar, Sínodo de Manila de 1582, pp. 36-116.
387 Aunque el obispo Salazar había partido de España con 18 dominicos, llamados
a ser los fundadores de la orden dominicana en las islas de Poniente, a Filipinas sólo lle-
garon él y su compañero Salvatierra. Estando todavía en Nueva España, el prelado mandó
a Fr. Juan Crisóstomo al Viejo Mundo para solicitar religiosos para Filipinas. El envío se
demoraría hasta 1586, año en que Fr. Juan logró reunir a 39 dominicos que partieron de
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
Folio 20a. Conmunicación del padre Alonso Sánchez (que pasaron juntos
en Filipinas) con el obispo y mejora del obispo por ella en la devoción388. Aus-
teridad de vida del padre Alonso Sánchez, orden del comer y beber que intro-
dujo en el obispo y en todosb, de suerte que sobraban los regalos, conservas,
etc. en la nave389. Viaje y llegada del obispo y padres, concilio sinodal y perso-
nas eclesiásticas que se hallaron a él (22)c y seglares (23)390 d. Duró el sinodo 5
Cádiz el 17 de julio, bajo la autoridad del P. Juan de Castro, vicario de la misión, aunque
sólo surcaron el Pacífico camino de Filipinas, 15, por haber muerto algunos y haber desis-
tido otros ante las negras perspectivas de pasar a China que les pintó Sánchez, mientras
en México esperaba avío para trasladarse a España. El grupo llegó a Cavite el 21 de julio de
1587, fundándose con ellos el convento principal de Manila ese mismo año e iniciándose
la tarea evangelizadora, que se extendió hasta Bataen y Pangasinán. Pablo Fernández (OP),
«Dominican apostolate in the Phiplippines», pp. 148-170 y Manuel González Pola, Evangeli-
zación de los dominicos de Filipinas en los siglos XVI y XVII.
388 Dice Colin, al respecto: Al primer sermón o plática que le oyó el obispo en la nao
viniendo a Filipinas, se le aficionó y rindió de manera que no se meneaba sin él. Dióle quenta de
su oración y penitencias, que como santo hazía. Y por su consejo asentó el modo de vivir que havía
de tener en el obispado, no solamente en lo exterior de su persona, sino en lo interior de su alma. Y
llegados a Manila, no hazía cosa de momento sin parecer del Padre. Francisco Colin, Labor evangé-
lica, Lib. II, cap. XXIII, pp. 292-293.
389 En el encendido elogio que Colin hace del P. Sánchez, incluye, además de el don
grande que tenía de oración y trato con Dios, su mucha mortificación y penitencia, que eran
propias de un anacoreta, y añade, en consonancia con el texto: Guardaba tan continua y rigurosa
abstinencia, que aun en el pan se ponía tassa, señalando luego que se sentaba a la mesa la cantidad
que havía de comer… y en el agua de la propia manera. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II,
cap. XXIII, pp. 291-292.
390 En el prólogo y capítulo primero de las actas que se conservan en el Archivium
Romanum Societatis Iesu (Roma), Sección Philippinarum, vol. 12, ff. 268-289v, respecto a los
asistentes, se dice: Juntáronse con el señor obispo, en diversos tiempos y lugares, el ilustre y muy
reverendo señor deán de Manila, el provincial de San Agustín, el custodio de San Francisco, el rector
de la Compañía de Jesús, el P. prior de San Agustín de Manila, el P. guardián de San Francisco, otro
religioso teólogo y predicador de la Compañía de Jesús, otros dos religiosos de San Francisco y San
Agustín, canonistas y juristas. Halláronse, a tiempos, algunos sacerdotes, personas doctas. Asistían
demás desto, a sus tiempos convenientes, seis capitanes de las personas más principales y experimenta-
das en las cosas destas Islas, ansí para que informasen de lo que fuese necesario, como para que viesen
la verdad y rectitud con que se trataban todas las cosas y pudiesen ayudar a la mejor ejecución de lo
que se determinase y pareciese convenir. José Luis Porras, Sínodo de Manila de 1582, p. 378. Gaspar
de San Agustin, aventura no sin inexactitudes, algunos nombres concretos: el Ldo. Diego
Vázquez de Mercado (deán de Manila); Fr. Pedro Alfaro (OFM), el dominico Salvatierra,
los jesuitas Sánchez y Sedeño y los agustinos Fr. Andrés de Aguirre, Fr. Juan Pimentel, Fr.
a Fol. 20 B mg.
b 21. B mg.
c 22 sscr.
d 23 sscr. et mg.
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
años391, fue como secretario el padre Alonso Sánchez, que recibía y refería en
suma los memoriales y arbitrios que se daban y ordenó el tenor de los cánones
y decretos, que sin él no se podía hacer nada, y que en haciendo ausencia se
suspendía el sínodo, como en los dos viajes a la China, etc392. Afición de todas
las religiones al padre y que usaban de su intervención y consejo dentro de
sus conventos en sus capítulos y cosas más secretas, cosa maravillosa393 a. Salió
Francisco Manrique, Fr. Diego Muñoz, Fr. Juan de Quiñones y Fr. Diego de Espinar (Gaspar
de San Agustín, Conquistas de las islas Filipinas, p. 551). Y a la Junta reunida bajo la presiden-
cia de Salazar en Tondo a 17 de octubre de 1581, consta que asistieron: los franciscanos Fr.
Pablo de Jesús, custodio de San Francisco y Fr. Juan de Plasencia; los agustinos: Fr. Andrés
de Aguirre, provincial, Fr. Francisco Manrique, prior del convento de Manila, y Fr. Diego de
Múxica, prior del convento de Tondo, además de Fr. Alonso de Castro y Fr. Juan Pimentel; el
rector jesuita Antonio Sedeño, el dominico Cristóbal Salvatierra, y, por supuesto, el P. Alonso
Sánchez. Isacio Rodríguez Rodríguez, Historia de la provincia agustiniana..., pp. 34-35.
391 José Luis Porras, tras plantear los motivos que obran a favor y en contra de
aplicar el término sínodo a la junta que se hizo a manera de concilio, plantea la cuestión de su
duración, subrayando el hecho de que las copias conservadas van fechadas en 1582 y que
las actas originales se quemaron en el incendio de Manila de 1583. Con todo, el mismo
autor, reconoce que generalmente se engloban dentro de la Junta-sínodo las reuniones que,
de forma intermitente, se mantienen hasta 1586, y en ese sentido sería admisible la dura-
ción que da el texto. José Luis Porras, «El sínodo del obispo Salazar…», p. 804.
392 Francisco Colin, recogiendo el testimonio del P. Chirino, testigo cercano a aquellos
tiempos, escribe: Diósele… el cargo de poner por escrito la resolución de todas las sesiones, cuyos
quadernos vi yo después de su letra –está citando a Chirino– y leí con estima de cosa tan docta
y justificada. Y tratando desto con algunos de los que se hallaron en el sínodo, me dixeron que el
obispo le mandaba al padre Alonso Sánchez traer digeridas las materias, y decir en primer lugar
su parecer, y que de ordinario no discrepaba dél ninguno, remitiéndose todos a él, porque decidía
los puntos tan docta y acertadamente, que no dexaba qué añadir. Y prosigue Colin: Concluido el
Concilio, se le dio al misionero padre el cargo de publicarle, como lo hizo con varios sermones en la
catedral, después del primero, que a su instancia predicó el obispo: Si bien la última conclusión de
la Junta y publicación de sus resoluciones, no fue tan presto, por ausencia del Padre, sin el qual no
se determinaba nada. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. I, p. 170. Y Astrain, muy
crítico generalmente con la figura de Sánchez, además de dar total crédito a Chirino y a
Colin, se hace eco de la opinión del P. Sedeño, para el que Sánchez había sido el todo en todo.
Antonio Astrain, Historia de la Compañía…, T. IV, p. 449.
393 El P. Chirino, que hubo de sustituir a Sánchez en Filipinas y que se muestra
mucho más comedido en los elogios hacia su persona que Colin, reconoce la general consi-
deración de la que gozaba su predecesor, en estos términos: El P. Alonso Sánchez, aunque de
suyo inclinado a la clausura i a retirase de las gentes, como era hombre de tan gran pecho i pruden-
cia, no pudo esconder su luz. Ni le dexaban un momento en su rincón, obispo, gobernador, ministros
reales, perlados de las religiones i regidores de la república. Que siempre le traxeron ocupado en
Manila i fuera de ella en negocios graves: ya del bien de las almas, ya de la seguridad de las con-
ciencias, ya de la quietud y buen ser de la república, ya del servicio de la Majestad del Rei Católico,
nuestro señor. Pedro Chirino, Relación de las islas Filipinas, p. 13.
a 24 mg.
492
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
394 Un completo análisis del sínodo y sus complejidades, que incluye la valoración y
problemáticas de las actas conservadas, puede encontrase en José Luis Porras Camúñez, El
sínodo de Manila de 1582, y «El sínodo del obispo Salazar, OP, y su proyección en Filipinas»,
pp. 795-819.
395 Alude a la crisis sucesoria portuguesa de 1580, abierta al morir sin descendencia
el joven Sebastián I, en 1578, en la batalla de Alcazarquivir, y fallecer el cardenal Enrique,
su sucesor. Felipe II, como hijo de Isabel de Portugal y nieto de Manuel I, hizo valer sus
derechos, con el apoyo de la tropas dirigidas por el Duque de Alba, que entrando en el
reino luso por Badajoz, avanzaron hacia Lisboa, a donde llegó el monarca en la primavera
de 1581, para tomar posesión del trono y ser reconocido por las cortes de Tomar.
396 Se refiere al Estado da Índia, nombre que englobaba a la red de enclaves coste-
ros, que con carácter básicamente mercantil, había ido ocupando Portugal desde fines del
XV. Incluía las factorías de la India, Malaca, la especiería de las Molucas, el enclave chino
de Macao y el japonés de Nagasaki, gobernado todo ello desde Goa, ocupada en 1510 y
sede del gobernador o virrey correspondiente.
397 El gobierno de Filipinas correspondía desde abril de 1580 a Gonzalo Ronquillo
de Peñalosa, con carácter vitalicio. La Audiencia no sería erigida hasta el 5 de mayo de
1583, y no se asentó en Manila, con el doctor Santiago Vera como presidente, hasta el 9 de
junio de 1584. Ernesto Schäfer, El consejo real y supremo de las Indias, pp. 84-85.
398 Guangzhou, capital de la provincia de Guangdong, de donde deriva el nombre
de Cantón con que fue conocida la ciudad.
399 Recabar información estratégica sobre China para una eventual entrada misio-
nal y tal vez militar, y abrir el camino a relaciones mercantiles que permitiesen la obten-
ción de un enclave comercial similar al que gozaban los portugueses, era el objetivo subsi-
diario de la misión confiada a Sánchez, pues el fin prioritario era asegurar la obediencia y
reconocimiento de Felipe II. Manel Olle, La empresa de China…, pp. 96-97.
400 La presencia estable de los portugueses en Macao se basó en un acuerdo verbal
entre el capitán Leonel de Sousa y el haidao de Guangdong, Wangpo, por el que, extraofi-
cialmente –sin conocimiento de la corte de Pekín– se otorgaba a los comerciantes lusos el
mismo trato que a los de Siam. El enclave contaba en 1563, cuando llegaron a él los jesuitas,
con más de 900 habitantes. Desde 1574, la construcción de las autoridades chinas de una
a 25 mg.
493
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
llevaba pasaporte del gobernador para que lo dejasen pasar los guardas de la
China como a embajador, sin molestia401; iba muy principalmente a confirmar
en la obediencia del rey, los portugueses de Macána, para si hubiese movi-
miento en la India por don Antonio402. Embarcóse el padre en dos de abril
de 82, en un galeoncillo403, y fue a dar a la China por la parte de Chincheo404
muralla para separar el asentamiento portugués del continente chino, vino a significar el
implícito reconocimiento de la extraterritorialidad de Macao, sin que se interrumpiesen los
contactos mercantiles, pues cada cinco días se abrían las puertas para permitir el intercam-
bio comercial. Sobre el asentamiento luso en Macao: T’ien-tse Chang, Sino-portuguese Trade
fron 1514 to 1644:. A synthesis of portuguese and chinese sources y Kai Cheong Fok, Estudos
sobre a instalaçao dos portugueses en Macau.
401 Refiriéndose a la credencial a la que alude, en su Relación breve, escribe Sánchez:
Escribióse esta carta en lengua china por medio de uno de los capitanes que de la ciudad de Chincheo
bienen a contratar a Manila. Y en suma contenía la carta pedir al virrey de Cantón que, pues había
concedido a los portugueses trato y comercio y entrada en sus puertos y ciudad de Cantón, ansí lo
concediese a los castellanos en el puerto o ciudad que les pareciese, pagando ellos también sus dere-
chos. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, pp. 43-45.
402 Don Antonio había nacido en Lisboa, fruto de una relación extramatrimonial
del infante Luis con Violante Gómez, judeo-conversa. Educado en Coimbra y miembro
de la Orden de San Juan de Jerusalén, desde 1571 por decisión de Sebastián I, gobernó las
posesiones portuguesas del norte de África y siete años más tarde acompañó al monarca
en la expedición marroquí que le costaría la vida. A su regreso a Portugal intentó que se
reconociesen sus derechos al trono, aunque las cortes lusas se decantaron por su tío, el
cardenal Enrique, y sus intrigas provocarían el destierro a Crato. Muerto Enrique, con-
fiando en su popularidad, se autocoronó rey de Portugal en Santarén el 24 de julio, un mes
más tarde, en Alcántara, fue derrotado por las tropas del Duque de Alba y huyó, mien-
tras Felipe II era jurado en las cortes de Tomar. Corrió entonces el rumor de que se había
embarcado hacia la India, aunque en realidad se refugió en las Azores, desde donde siguió
intentando ejercer como monarca hasta 1583, en que fue expulsado. Viajó entonces a Fran-
cia e Inglaterra, tratando de buscar apoyos para su causa. Falleció en 1595. Isidro Dubert
García, «Don Antonio, realidad y mito...», pp. 133-153 y Javier Marcos Rivas, «El prior de
Crato frente a Felipe II: Una pesadilla», pp. 40-46.
403 La Relación breve data la partida de Manila el 14 de marzo de 1582. La fecha del
2 de abril es la que marca el abandono del entorno de Luzón, pues según relata el jesuita,
de Manila se dirigieron a Pangasinán, donde recogieron a dos seráficos –uno de ellos, Juan
Díaz Pardo, conocido como Juan Pobre– y, después, costearon hasta Ilocos, donde tomaron
una fragata mayor, continuando viaje hacia la punta de Bojador y las islas Babuyanes,
punto cercano a las costas chinas, hacia las que pusieron rumbo el lunes dos de abril. Manel
Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, pp. 45-47.
404 El topónimo Chincheo no se utilizaba en sentido idéntico por portugueses y caste-
llanos, aunque siempre hace referencia a una localidad de la provincia de Fujian y a la bahía
de Xiamen, que bien pudiera identificarse con la ciudad de Quanzhou o la de Zhangzhou.
Vid. nota 49 de Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, pp. 43-44.
a 28 mg.
494
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
que es allí como 140 leguas [más]a oriental que Macan405; dice la tempestad
con que corrieron, el milagro del agua bendita, que se bendijo para bautizar
dos indios catecúmenos visto el peligro406; llegaron en tres días, un jueves, a
tierra firme, pero no la tomaron, por juntarse con muchas naves chinas que
les huíanb, en pos de los quales entraron viernes, 6 de abril a mediodía, en
un puerto407 lleno de más 1.500 navíos chinos; dificultad con que el supi408 y
general hizo llevar trasc sid al padre en un batel; descripción de las naves de
los chinas y de la capitana409 dicha, van con todo lo que se sigue de la majestad
con que lo llevaron ante el capitán general, al qual, porque se la pidió 2ª vez
405 El desconocimiento de las costas chinas, por parte de los piloto de la expedición,
les desvió de la ruta a Macao, yendo a parar a un puerto militar situado más al norte, en la
de la provincia de Guangdong.
406 Relata Sánchez, lo que reputa como acción milagrosa, de la siguiente forma: …
martes por la mañana…, vino a parar en tormenta que hiciera temer no solamente a quien yba en
fragata…, mas a navíos de alto bordo. Lo que a los religiosos más nos puso temor fue ver al piloto
–Alonso Gómez– y marineros que lo entendían amarillos y callando. Comenzamos a confesarnos
y a hazer otras diligencias espirituales como echar anus deis y cruces a la mar…, sacamos la estola y
misal y bendiximos agua y echamos della a la mar, después bendijimos el navío como lo usa la Igle-
sia. Inquirimos entre los yndios si yba alguno por bautizar. Hallamos dos, hicímoslos christianos…
con las quales diligencias no se puede dexar de decir para gloria de Dios y aviso y fe y confianza de
otros que se vieren con semejantes peligros, quanta fuerza tengan estas cosas hechas con fe, porque
cada vez que echábamos agua bendita, la mar no parecía syno que cada vez le dábamos un gran azote
con que le hacíamos allanar y assí nos comenzaron a dexar los montes de agua que nos cercaban la
fragata. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 47.
407 Este puerto se identifica, en la copia, realizada en Manila en 1583, del salvo-
conducto que las autoridades chinas entregaron al jesuita, con Zhelin. Sánchez alude a él
llamándolo Uto y en la traducción castellana de la «chapa» o salvoconducto de regreso, se
hace referencia al puerto de Chana. Vid. nota 63 de Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto
a China…, vol 2, doc. 4, p. 48.
408 Por shoubei o comandante de una fortificación local de defensa. Charles Hucker, A
Dictionary of Official Titles in Imperial China, p. 433 y Manel Ollé, La empresa de China..., p. 265.
409 Sánchez describe así el bancón que hacía de nave capitana: son estos navíos de
guerra muy grandes, aunque delicados y flacos, porque todo lo echan en que sean muy limpios y
pulidos y tiene el casco de abajo hasta más de un estado sobre el agua, todo repartido en cajones
donde traen sus bastimentos y bestidos. Y sobre esto se entra en una sala tan grande y limpia y tan
llana como la que pueda tener un señor en la corte. Y al cabo de ella un aposento para el capitán, tan
limpio y de buen olor como cualquiera de la tierra. Nunca vimos en sus navíos un ratón, ni hormiga,
ni cucaracha, ni otra sabandija, ni mal olor, ni aun saliva, tanto se remiraban en la limpieza. Manel
Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 51.
a sic.
b 30 mg.
c con del.
d go del.
495
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
y temió enojarlo, dio la carta para el virrey de Cantón410. Todo lo que se sigue
hasta fin de capítulo es historial y bueno.
Tomado Vto 1. 39 Ba
Capítulo 5. De los sucesos del camino hasta Cantón411 –ven la labor y
riego de la tierra, llegan a un gran puerto de Lambo412, en que había otra
grande armada que hizo su estruendo y apariencia de gran poder. Aquí vie-
ron y los despachó a tierra el chupi413, que es de los mayores mandarines de
la China y general de las armadas. Describe la fortaleza y aparato y majestad
arrogantísima del mandarín414; cómo no entendiendo al padre se enojó el
mandarín y los trataron muy mal, con peligro de muerte415; cómo un capitán
a mg.
496
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
se entendió con el padre en lengua del Japón416 y le pidio una carta para el
gobernador de Luzón, etc.a. Entraron en una gran ciudad, vieron otro manda-
rín, pasan adelante a la ciudad de Chancheo417.
Juntas de dos ríos grandes y en el remanso dellas, tres mil naves o barcas
que son casas con mucho aposento en que viven y crían lechones, gallinas, patos;
pasaron por muchas ciudades, todas, sino una, mayores que Cantón418, que la
grandeza desta tiene fama porque no han visto los que la celebran las otras419./
[649v]
Capítulo 6b. Resto del viaje hasta volver a Macan420. Habiendo caminado
15 días por aquellos ríos, caminan otros tres por tierra; ven en la ribera del
nombrado río de la Sal421, de un lado y otros, tres o quatro ciudades. El río se
que ya había mostrado harto blasón, les despidió con el anuncio de enviarlos a Cantón al día
siguiente. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, pp. 58-59.
416 Se confunde Japón con Luzón, como evidencia el texto de la Relación breve, en el
que el P. Sánchez refiere cómo, después de la audiencia, fueron distribuidos de dos en dos
por diferentes barcos, y a él le tocó un capitán principal de uno de ellos, que nos dio cena… con
este nos entendíamos en lengua de Luzón –probablemente tagalo– porque había estado en Manila,
y ansí después de la cena nos llevó a dormir a un buen aposento y, en secreto, nos pidió una carta
para el governador de Luzón porque quería volver a ella a contratar y partirse presto. Manel Ollé,
Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 60.
417 A juicio de Ollé la ciudad podría ser Haifeng. Sánchez se refiere a ella como
Haucheo, topónimo que en las crónicas de portugueses y castellanos aparece como
«Aucheo», «Fucheo» o «Ucheo» y que suele identificarse con Fuzhou, capital de Fujian.
Vid. nota 94 de Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 61.
418 La síntesis de Pedro de Valencia no recoge cómo desde «Haucheo», Sánchez, con
su compañero Nicolás Gallardo y los dos franciscanos, prosiguieron viaje hacia Cantón,
mientras los 22 restantes que componía la expedición fueron retenidos en aquella ciudad,
limitándose a apuntar el trayecto del jesuita, la impresión que le causó las embarcaciones
vivienda que llenaban la confluencia de los ríos y el número y tamaño de las ciudades.
Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, pp. 63-64.
419 Se obvia la alusión expresa a los portugueses, pues en el texto del P. Sánchez se
dice literalmente: …si esta tierra tiene fama –se refiere a Cantón– la razón es porque de ella solo
tenemos noticia y, a los portugueses que nos la han dado, a sola ésta les dexan llegar, y es maravilla
quán poca noticia tienen de la China por el grande recato con que los tratan en todas estas ciudades.
Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 65.
420 Sería más correcto emplear el verbo llegar, puesto que Sánchez no había estado
nunca en Macao y lo que se relata es su viaje hasta alcanzar el asentamiento luso.
421 Desconocemos a qué curso fluvial se refiere con el apelativo de río de la Sal,
que también utiliza Lucarelli para referirse al río Cantón, lo que nos inclina a pensar que
puede tratarse de alguno de los cursos de agua que forman el delta del Zhu Jiang o de las
497
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
llama ansí porque provee de sal toda la China de la que se hace en su entrada
en el mar, donde entra por muchos brazos422. Día y medio antes de llegar a
Cantón, vieron una gran ciudad mayor que Cantón llamada Ucheo423, allí
dio unos ant[e]ojos a un mandarín corto de vista, que estimó mucho (no los
conocen) y le daba una plancha de plata en contra, no la recibió el padre, diole
tres ventalles424 ricos y convidolo al cha425 y regalolo, proveyolo de guía hasta
Cantón, donde reside el aitao426 (o virrey) grande, que entonces se hallaba en
Tanquon427, ciudad ribera del mismo río, seis leguas antes de Cantón, que es
atarazana donde labran siempre navíos; salió a encontrarlos como acaso en
un navío por el río, donde le hablaron y ofrecieron dones428 que él no recibió
y envió al padre et ceteros a Tancóna. Llegan a Cantón, cuyo río se navega
por 500 leguas429 hasta Paquien430, corte del rey. Llegaron doce431 de mayo.
Perlas. Sobre la dificultad de localización Vid. Paul Pelliot, «Les franciscains en Chinea u
XVIe et au XVIIe siecle», p. 209.
422 Se hace eco igualmente de la abundancia de sal en el entorno de Cantón, Fran-
cisco Jesús de Escalona, que estuvo en China entre 1637 y 1640. Paul Pelliot, “Les francis-
cains en Chinea u XVIe et au XVIIe siecle”, pp. 195-197 y 209.
423 Ollé la identifica con Huizhou, ciudad interior de la provincia de Guangzdong.
Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 77.
424 Abanicos. En la Relación breve, aparecen como ábacos o mosqueadores de man-
darín. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 77.
425 Te.
426 Portugueses y castellanos solían dar el título del virrey al funcionario que per-
cibían como máxima autoridad provincial, que para China sería el dutang. Manel Ollé, La
empresa de China, pp. 247-248.
427 Pedro de Valencia parece dudar de la grafía, pues escribe Tanquon, subrayando
con puntos la sílaba final y poniendo, sobre ella, «con». Tal vez la incertidumbre del cro-
nista obedezca a la misma razón que la nuestra: el desconocimiento de a qué localidad
concreta se refiere, pues, en principio no hay ninguna localidad con la que identificarla
fonéticamente, aunque Olle, apunta a que pudiera ser Dongguan, próxima a Guangzhou.
Manel Ollé, La empresa de China, p. 102.
428 Además de las cartas de que Sánchez era portador, le ofrecieron una piedra
negra, a modo de ara, y unos borceguíes bordados en oro. Manel Ollé, Estrategias Filipinas
respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 78.
429 Se refiere al río del Este o Xijiang, afluente del Zhujiang o río de la Perla;
los españoles y portugueses percibieron el río Cantón con un único curso fluvial, sin
reparar en que se trataba, en realidad de un brazo de mar. Respecto a su navegabilidad
no era factible, a pesar del Gran Canal y de los múltiples canales existentes. Manel Ollé,
Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, notas 139 y 140, p. 79.
430 Pekín, nombre castellanizado de Beijing.
431 Debe tratarse de un error del resumen de Pedro de Valencia, pues en la Relación
breve, se da la fecha de 2 de mayo, que por otro lado no se corresponde con la cronología
del itinerario que venía dando Sánchez.
a 46 mg.
498
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
432 Según Francisco Colin, se trataba del P. Miguel Ruggieri (Labor evangélica, Lib. II,
cap. II, p. 176), aunque la narración de Sánchez parece desmentirlo, pues más adelante, al
producirse el encuentro con Ruggieri, lamentándose de la ininteligibilidad del interprete,
dice: Era tan mala la lengua que traíamos…, que aunque nos decía que nos llevaba donde estaba
un padre de San Pablo, que ansí llaman todos los chinas a los de la Compañía, nunca le podíamos
entender sino que había en Cantón un padre de San Pablo y nosotros pensábamos que decía por el
que havíamos visto con los portugueses, porque de este otro nada sabíamos. Manel Ollé, Estrategias
Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 83.
433 Dice Sánchez, con inexactitud, pero en sintonía con lo que arfimaría Ricci en
1584, que, en más de mil y quinientos años que se fundó, nunca hasta hoy se ha bisto en ella hambre
ni guerra ni pestilencia y bien se parece en su concurso y grandeza. Manel Ollé, Estrategias Filipi-
nas respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 81.
434 El manuscrito de la Relación Breve está roto en este punto, de manera que en él
no figura el nombre del ladrón de la China. Sánchez no se refiere aquí a Limahón, pirata can-
tonés que atacó Manila en 1574 y que estuvo en el origen de la expedición de Rada a China,
sino probablemente al legendario relato que vincula el asentamiento portugués en Macao,
con la victoria obtenida frente al poderoso pirata Zhang Si Lao, hacia 1555. Cfr. Juan Fran-
cisco Maura en la introducción a Guido de Lavezares «Relación del sucesso de la venida
del tirano chino sobre este campo...», pp. 3-4.
435 Zhefu, máximo mandatario de una prefectura. Manel Ollé, La empresa de China,
p. 268.
436 Sánchez se expresa en estos términos: Tenía fama este hombre de muy manso y
piadoso, apartado de negocios. Hacíanle por fuerza tener este oficio por su mucha prudencia y man-
sedumbre… Por ninguna bía tomaba nada, ni llevaba dinero ni salario y, aunque era muy rico de su
patrimonio, bivía muy pobre y nosotros le bimos con los bestidos biles y borceguíes biejos y desolla-
dos. Dizen que nunca comía sino arroz y bledos, que son grandes las virtudes morales que cuentan
de éste los portugueses, que no le faltaba sino la fee biva para tenerlas. Era mocito de muy buena
gracia y, después de pocos días que nos despachó, murió el pobre sin alcanzar la luz que buscaba a
oscuras. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 81.
a 47 mg.
b 48 mg.
c Ch. del.
499
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
a 49 mg.
b 50 mg.
c 51 mg.
d del. non leg.
e 52 mg.
500
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
otrosa padres portugueses mostraron para con el padre y mal oficio que, en
esta sazón, hizo contra él y los castellanos un lengua china, inducido por mal
afectos portugueses, diciendo eran una mala nación que andaban a robar los
reinos ajenos, matando los señores y alzándose con las tierras, por [lo] que se
dificultó su despacho después de hecho444. Sobrevino ser llamados el visitador
padre Alejandro Valignano y demás padresb 445 de la Compañía, que en la India
colegio de Macerata y en 1573, recién elegido Mercuriano como general, fue designado como
visitador de las misiones de Oriente –de Mozambique a Japón–. De Génova se traslada a
España primero y a Portugal después, para reclutar misioneros, y el 21 de marzo de 1574,
tras obtener del rey don Sebastián sustanciosos privilegios para la fundación de un colegio
en Malaca y para la financiación de la misión japonesa, parte hacia una empresa que se
prolongaría hasta su muerte, acaecida en 1606 en Malaca. Su personalidad no dejaría de
despertar juicios encontrados incluso entre algunos miembros de la Compañía, aunque
su labor no admite discusión en cuanto a su capacidad organizativa, su sentido práctico
y su renovador planteamiento evangelizador, conocido modo «suave» o de acomodación.
Instalado en Goa, desde la capital de la India portuguesa, viajaría incansablemente por los
diferentes enclaves lusos de la India, por Malaca y especialmente por Japón, la joya de las
misiones jesuitas en Oriente, que visitó en tres ocasiones: de 1579 a 1582, de 1590 a 1592 y de
1598 a 1603, abriendo la puerta a la penetración de la Compañía en China. En síntesis, «su
modo» pasaba: por conocer la lengua y la cultura de la sociedad a cristianizar, para adaptar
el mensaje evangélico y hacer viable su propagación; por comenzar el proceso de conversión
desde las clases dirigentes; y por acelerar la formación de un clero nativo. Aunque en ocasio-
nes, como lo hace Sánchez, se le tildó de anti-castellano o filo-portugués, procuró mantener
la independencia de la Compañía de los poderes estatales y evitar en su seno el excesivo
protagonismo de los padres lusos, pero siendo consciente de que las misiones jesuíticas de
Oriente dependían por ubicación y financiación de la corona portuguesa. Entre sus obras es
obligado recordar Sumario de las cosas de Japón (1583) y las Adiciones al Sumario (1592); Apología
de la Compañía de Jesús de Japón y de la China (1598) y Principio y progreso de la religión cristiana
en Japón (1601-1603). Jesús M. Granero, «Un gran misionero. El P. Alejandro Valignano», pp.
199-206; Carmelo Lisón Tolosana, La fascinación de la diferencia. La adaptación de los jesuitas al
Japón de los samurais, 1549-1592, especialmente desde el capítulo 3º; y Charles E. O’Neill y
Joaquín Mª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía..., pp. 3877-3879.
444 Después de concluida la visita del Chayuan, el perfecto de Guangzohou, volvió
a llamar al P. Sánchez, y sus compañeros, tras nuevos interrogatorios, dictaminó a su favor:
Estos son unos Padres de San Pablo y San Francisco que ban a Macán a ver a otros sus compañeros.
No traen armas ni hazen mal a nadie, y ansí pueden pasar su camino…. El problema vino del
dutang Chen Rui, que era quien debía confirmarla, y cuya voluntad se torció como conse-
cuencia del testimonio de un lengua portugués, que fue quien declaró en contra de los cas-
tellanos, en los términos que recoge la síntesis de Pedro de Valencia. Manel Ollé, Estrategias
Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, pp. 86-87.
445 En su Relación breve Sánchez afirma que había sido convocado por el dutang un
padre de SanPablo, aunque en realidad se solicitó la presencia del obispo de Macao, Leonardo
a 53 mg.
b demás padres del.
501
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
llaman padres de San Paulo, por el famoso colegio de San Paulo de Goa446, y
el capitán mayor de Macán447 a por el tután (como virrey) de Jachín448 para que
diesen cuenta con qué autoridad habían poblado a Macan, yb tanta vecindad
dec la China contra sus leyes, enviaron subsalutos449 d a este llamamiento; y
de la licencia que tienen los portugueses de Macán para ir dos veces al año a
las ferias a Cantón y con ellos un padre, que entonces era el padre Rugero450,
etc. Ostentación de potencia y majestade y braveza y amenazas del tutan de
Jachin451 al auditor452 portugués y al padre Rugero, con que los amedrentó
a reconocer y firmar ser vassallos del China los de Macán, él los acarició y
remitió a mandarines y se redujo el negocio a un buen presente de terciopelos
y dinero453. Se sacó el padre Rugero, por añadidura, la libertad del padre
de Sá, que había sido nombrado en octubre de 1578 y moriría en esta localidad en septiembre
de 1597. Finalmente no comparecería el prelado, sino el P. Michele Ruggieri. Henri Bernard-
Maitre, Aux portes de la Chine. Les missionnaires du sizième sieclè, 1514.1588, p. 164.
446 El colegio de San Pablo de Goa tuvo su origen en el centro fundado en 1541 por
la Confraternidad de la Santa Fe. Hacia 1544-45, Francisco Javier lo aceptó como colegio de
la Compañía y entre 1548 y 1584 conoció una gran expansión, pues en esos años, además
de funcionar como colegio e internado, servía de seminario, orfanato (1553), catecumenado
y noviciado (1555). En él estuvo instalada la primera imprenta (1556) y la casa profesa hasta
1585. Su iglesia acogería los restos de san Francisco Javier, desde 1554, cuando fueron trasla-
dos desde Malaca, hasta 1624, en que pasaron a la del Bom Jesús, asimismo jesuítica. El cole-
gio estrenaría nuevo emplazamiento, básicamente por razones de salubridad, desde 1610.
Charles E. O’Neill y Joaquín Mª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía..., p. 2001.
447 El capitao mor de Macao era entonces Airez González Miranda, pero, en repre-
sentación suya, acudió a la convocatoria el ouvidor Matías Panela.
448 Zhaoqing, ciudad situada a 110 km al noroeste de Guangzhou.
449 La lectura es dudosa, nos inclinamos por el término «subsalutos» que indicaría
que les mando llamar con la disculpa de un saludo.
450 Miguel Ruggieri.
451 Dutang de Zhaoqing.
452 Por ouvidor, magistrado del imperio colonial portugués.
453 La actitud de Chen Rui responde a una serie de circunstancias coyunturales:
acababa de acceder a su cargo, deseaba aclarar la irregular presencia portuguesa en Macao
que cada vez parecía más consolidada, y el testimonio del intérprete portugués despertó la
desconfianza de la expedición castellana. Ruggieri y Matías Panela, conocedores de la len-
gua y el modo de proceder del funcionariado chino, lograron ganarse la confianza del dug-
tan, con gestos de sumisión, presentes y dineros. Sánchez lo cuenta así en su Relación breve:
Fueron juntos al tutan y, después de muchas preguntas y amenazas, con mucha gente armada, que
502
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
es la de su guarda, y ruido y aparato que para esto tenían, diciéndoles que con [qué] licencia estaban
en su tierra, con casas de teja e iglesias y monasterios, después de que los dos se hubieron umillado,
diciéndole que los portugueses eran y habían sido siempre basallos y fieles criados del Señor Rey de
la China, y que tenían a su excelencia por señor y amparo. Con esto él se ablandó y ensanchó mucho,
diziendo que el quería ser padre de los portugueses, y a los dos hizo muchos favores dándoles algunas
chapas de plata. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, pp. 88-89.
454 La síntesis no refleja exactamente el relato de la Relación breve, pues los avalados
fueron, en principio, los cuatro religiosos, y, según Sánchez, la desconfianza de Ruggieri
hacia los castellanos, fue causa de que sólo saliese fiador de los 22 miembros de la expedi-
ción, que habían quedado retenidos, cuando fue forzado por el dutang; con todo, el hecho
de que la prisión de éstos se prolongase todavía hasta noviembre de 1582, arroja ciertas
dudas sobre la versión del P. Alonso, que dice: Quando el Padre –Ruggieri– lo vido tan bené-
volo, dijóle que ya savía de aquellos padres castellanos que estaban en Cantón, que los hiciese merced
de dexarlos pasar a Macán donde yban. Respondió el Tutan que si el padre salía por fiador de ellos
y los tomaba sobre sí, dexando de ello firma, que sí dexaría. Dixo el Padre que lo haría. Y añadió el
Tutan que si les había de dar a aquellos quatro que estaban en Cantón, que también había de fiar
y tomar a su quenta los veinte y dos que habían quedado en Haucheo con la fragata. Respondió el
Padre, que aquellos no eran padres ni él los conocía y así no podía salir por ellos, porque no sabía si
era buena gente. Díxole el Tutan que si los padres eran buena gente, buenos criados traerían consigo
y que, al fin, los havía de llevar todos a su quenta o ninguno. Por lo que fue forzado al Padre o dexar
a nosotros o fiarlos a todos. Esta fianza era de que por nosotros nunca bendría a la China ningún mal
ni rebuelta. Y no le era al padre muy fácil hazerla, por lo que él sospechaba de los castellanos y de sus
intentos… Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, pp. 89-90.
455 El jesuita describe así el proceder de los verdugos: Dánsele al triste aquellos sayo-
nes que ellos llaman upos y, con gran presteza le tienden boca abajo, desnudo el medio cuerpo, y
desde las corbas hasta la cinta le dan con una caña de las que hay allá, macizas, hendida por medio
y tostada, del ancho de una mano y algo más gruesa aunque agudas las orillas. Y al primer azote
ordinariamente le rompen las carnes y salta la sangre a una parte y a otra. Manel Ollé, Estrategias
Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 91.
456 Algunos de éstos –refiere el P. Alonso– biéndolos yo tender en la tierra, me yncaba de
rodillas y ponía la frente en ella ante el mandarín, lo qual ningún chino osara hacer sin ser azotado,
y le pedía con señas, las manos hacia el cielo y con mucha humildad, que no le diese. Y siempre lo
hacían con muestras de holgarse que los rogasen, y después benía el reo y sus amigos a darme muchas
gracias. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 91.
a 56 mg.
b 57 mg.
503
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
[650r]
de que se precian. Que contienen sus leyes que se guarden de los dichos ojos
de gato460. 59. A
a mandarín sscr.
b non leg.
504
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
a
Ejemplo de cierta chapa o provisión del mandarín de Cantón en que
dio licencia a los castellanos para volverse a Luzón461 b. Que se detuvieron con
achaque de esperar embarcación, tratando de secreto con los portugueses de
la obediencia al rey nuestro señor462. Dice grandes loores de santidad y dotrina
del padre Andrés de Oviedo de la Compañía463, electo futuro sucesor del padre
leyes que tienen ojos de gato, de los quales nos debemos guardar y, dando noticia al tután de esto,
respondió que nuestras leyes a toda gente admiten sino a ojos de gato, por lo cual mandó les vol-
viesen su carta y presente y enbiasen a Macán, pues agora mandamos que la gente castellana se
vuelva a Luzón y no se dexen más engañar de los chinas que están allá porque no los castiguemos
ni matemos si vinieren más, acá. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc.
1, p. 11 y doc. 4, p. 112.
461 La chapa o salvoconducto la reproduce en caracteres chinos y latinos, transcri-
biendo y comentando, además, la traducción de que fue objeto en Manila al regreso del P.
Sánchez, Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 1, pp. 3-14.
462 Según cuenta Sánchez en su Relación breve, a su llegada a Macao ya había comu-
nicado, por carta, al visitador Valignano, su intento de lograr que se reconociese y jurase a
Felipe II como rey de Portugal. Y él mismo fue dando a conocer la nueva, con sigilo, a algu-
nas personas principales, antes de hacerla pública. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto
a China…, vol 2, doc. 4, p. 96.
463 Vino al mundo en Illescas (Toledo) en 1518. Se graduó en artes en Alcalá y fue
recibido en la Compañía en 1541, por Ignacio de Loyola, que le envió a completar su for-
mación teológica a París, si bien la hostilidad hispano-francesa le forzaría a desplazarse
a Lovaina (1542-1544), y más tarde a Coimbra (1544-45). Participó en la fundación del
colegio de Gandía del que fue su primer rector (1547) y tres años más tarde acompañó a
Roma a Francisco de Borja. En Italia intervendría en la fundación del colegio de Nápoles,
del que fue rector (1552). A presentación del monarca portugués Juan III se le nombró
obispo de Hierápolis, además de coadjutor y sucesor de Nuñez Barreto, al que acompañó
a su destino en Etiopía. La ambigua postura del emperador etíope desaconsejó el paso del
patriarca titular, de manera que sería Oviedo, con otros cinco misioneros, el que partiría
de Goa en febrero de 1557, rumbo a Arquito (Etipopía). Tras años de misión infructuosa
ante Atanaf Segued y sus sucesores –Adamas Sagad (1559) y Malac Segued (1563)–, siendo
ya patriarca titular por muerte de Barreto, Pío V dio breve para que pasase a Japón y
China (1566), pero como los turcos impedían la partida, Oviedo optó por permanecer en
la aldea de Fremona, predicando y escribiendo en defensa del primado del Papa, hasta
su muerte en 1577. Charles E. O’Neill y Joaquín Mª Domínguez, Diccionario Histórico de la
Compañía..., pp. 2936-2937 y Eduardo Javier Alonso Romo, «Andrés de Oviedo, patriarca
de Etiopía», pp. 215-231.
a 58 mg.
b 60 mg.
505
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
a 61 N mg.
b 62 mg.
506
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
ción, habiendo ido a Malaca un navío de Portugal para que la India reconociese
al Rey, y no queriendo admitir dicho navío en el puerto el capitán ni ciudad de
Malaca, diciendo no venía por orden del virrey468. Celebra el servicio que aque-
llos padres y la Compañía hicieron en esto a Su Majestad y las veras con que
esta religión procuraa la sujeción de los pueblos a los príncipes469.
Capítulo 9b. Del naufragio que queriendo volver a Filipinas padeció el
padre470 y de cómo se penetró por los del pueblo de Macan la secreta obediencia
chior Carneiro–, que posaba en ella, y al obispo de Macán –Leonardo de Sá– y al capitán Mayor
–Joao Almeida– y los quatro electos de la ciudad, que son como regidores, y a otros ancianos y
principales y allí les dixe lo que Dios abía hecho: Cómo había juntado los reynos de Castilla y Portu-
gal y, tratando blandamente el subceso del negocio y disimulando las guerras y sacos, mostrándoles
con esto algunos papeles en que no había incobeniente, cómo los que trataban de cómo las cavezas
de Portugal nombradas allí se habían ido llanamente a Su Majestad y las grandes mercedes y dones
que a todos hacía y la justicia que Su Majestad en esto tenía, no solo a juicio de universidades y de
los letrados de casi toda la cristiandad que él abía consultado, mas aún del mesmo rey Enrique y
jueces de Portugal. Y cómo Su Majestad tenía más de portugués que de castellano…, añadiéndoles
las que había para que, ya que Dios ansí lo había hecho, entendiesen quán bien les estaba y quántas
más fuerzan tendrían agora para defenderse de tantos enemigos de que esteban cercados en toda la
Yndia…Y prosigue Sánchez: Lo que ellos sentían de esta novedad Dios y ellos lo saven, pero lo que
yo bi entonces fue que en todo tiempo… mostraron muy buen rostro y contentamiento… Y luego
dixeron que Su Majestad se jurase públicamente por su Rey y Señor, lo cual no se hizo por enton-
ces… por el escándalo y alteración que podríamos causar a los chinas. La nueva fue predicada
desde el púlpito en los días siguiente por Valignano, por el P. Domingo Álvarez y por el
propio Sánchez. Y finalmente, el 18 de diciembre de 1582, habiéndose recibido la confor-
midad del virrey de Goa, las autoridades lusas de Macao prestaron juramento. Manel Ollé,
Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, pp. 96-98 y Francisco Colin, Labor evan-
gélica de la Compañía... , ed. Pablo Pastells, T. I, p. 291.
468 En la Relación breve se menciona esta nao de Malaca, que efectivamente llegó
a Macao el 7 de agosto de 1582, y que era la que enlazaba la India portuguesa con las
posesiones orientales a través del estrecho de Malaca. Pero no se alude a ella en el sentido
que lo hace la síntesis, sino como causa de no haber podido mantener en secreto, para no
despertar los recelos de los chinos, las nuevas de la unión de las dos coronas, pues con su
llegada se difundió que en la Yndia habían sabido estas nuevas los moros de los portugueses y
esclavos, que tenían muchos xapones y jabos, molucos y bengalas y otras naciones, andaban ame-
nazando y diziendo que ya agora tenían otro Rey muy poderoso y que los castellanos los bengarían.
Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, p. 97.
469 Acerca de la estrecha relación mantenida entre los jesuitas y la monarquía de los
Austria, remitimos, por su interés, al trabajo de Javier Burrieza Sánchez, «La compañía de
Jesús y la defensa de la monarquía Hispánica», pp. 181-229.
470 Para evitar el peligro que supondría volver a caer en manos de las autoridades
de China, una vez que había sido conocida la misión política de su viaje, se hizo aconse-
507
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
a 65 mg.
b 66 mg.
508
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
los del junco476 hicieron balsas de madera y de la yerba que llaman rota,
mercancía de la Cochinchina477, como mimbre de admirable uso y tenacidad
correosa para atar y hacer sogas etc. 478; descríbela muy bien , página 69a.
Que salieron a la isla 491 personas con poquísimo y corrompido arroz
y muchas y ricas mercancías, y estuvieron allí tres mesesb, que eran los 90
chinas con su tucán479 o superior, los cuales se convinieron y apartaron en un
real, velando y en todo con disciplina concertadísima, mientras los nuestros
porfiaban y voceaban y mandaban todosc y nadie obedecía, hasta que, confun-
didos del concierto de los chinas, se pusierond en concierto a su imitación, y
persuadieron al tucán con dádivas y promesas que de las reliquias del junco
labrasen un navío en que salvarse480. Dice las capitulaciones deste concierto y
la fábrica del navío y el concierto y excelencia admirable de los chinas en esto
y en todas sus fábricas, su betún de cal de conchas y aceite de jengibre, el cual
betún llaman galagala481 e. Todo lo que se sigue del peligro en que allí estuvie-
476 Navío a vela de popa corta y carente de quilla, que se empleo en Asia tanto para
el comercio como para la guerra y fue uno de los predilectos de la piratería en el Mar de la
China y el sudeste asiático.
477 Así designaron los portugueses a partir del siglo XVI al reino Annanita, situado
al norte del reino de Champa; su denominación derivaba, en ese tiempo, de su ubicación
intermedia entre India y China.
478 La rota, rotang o ratán (Calamus rotang) es una especie de palma con cuyo tallo,
delgado, flexible y fuerte, se pueden elaborar una gran variedad de productos: muebles,
cestas, bastones…, y por supuesto, cabos de embarcación. Se encuentra en el sudoeste de
Asia, en el sur de la India y en Sri Lanka. Sánchez en la Relación de las cosas particulares de
China, que compuso para Felipe II, la compara con el bejuco, al describir la vestimenta de
los soldados. BNE, ms. 287, ff. 198-226.
479 Fonéticamente recuerda al «tutuan», que es el nombre que González de Men-
doza emplea para designar al corregidor de las ciudades (Juan González de Mendoza,
Historia de las cosas…, p. 93), o al tután, término que cabe identificar con dutang, aunque el
rango de la autoridad china aquí aludida no se corresponde.
480 Este apreciativo juicio de los chinos, contrasta con la general actitud negativa
de Sánchez hacia ellos y hacia su civilización, y resulta más acorde con los juicios de Rada,
Ricci o González de Mendoza.
481 El vocablo galaga es portugués y deriva del malayo gala-gala, mezcla de pez
y resina usada para calafatear embarcaciones; también se empleaba este nombre para el
betún elaborado a partir de cal y aceite. Lo menciona Francesco Carletti, Razonamiento
a 69 mg.
b estuvieron allí tres meses sscr.
c mandaban todos sscr.
d 70 mg.
e 74 mg.
509
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
de mi viaje alrededor del mundo (1594-1606), p. 102 y también, pero dándole el nombre de
«japez», Juan González de Mendoza, Historia de las cosas más notables…, p. 129.
482 Esta síntesis del naufragio no resulta coincidente con el relato que hace Sánchez
en su Relación breve, en la que se lee: En esta –se refiere a Taiwan– dimos por descuydo del
piloto un domingo a medianoche y con grande biento, con el junco o navío muy grande en que yo
iba y toda la hacienda de Macán… Y salimos la gente como pudimos, unos en tablas, otros nadando,
quedando ahogadas algunas personas y, por abreviar, el gran junco se hizo pedazos y toda la
hacienda se tendió y pudrió por aquella playa. Acudieron luego los naturales desnudos con sus arcos
y aljabas y con grande ánimo y determinación… y nos despojaron de quanto se había podido escapar
hasta que después nos enjugamos y pertrechamos para defendernos, que cada día y cada noche nos
bisitaban, con sus flechas mataban algunos y herían muchos. Y ansí pasamos más de tres meses con
algún arroz que se pudo enjugar asta que acabamos un navichuelo que de los pedazos del grande
hicimos. En este nos metimos todas las personas que eran más de duzientas nobenta y partimos sin
lastre ni bastimento, syno sólo cinco o seis botijas de agua y un poco de arroz, porque la barra por
donde havíamos de salir era tan baja y la costa tan fragosa, que no era posible salir con más carga,
porque aun esto nos fue tan difícil que después de acabado el navío gastamos más de un mes en pasar
coyunturas … Salidos al fin, Dios nos dio tal viento que en siete u ocho días volvimos a Macán,
donde fuimos recibidos con harta tristeza y dolor de todos, chicos y grandes, porque no hay ninguno
tan pobre que no enbie a Xapón su cornadillo, ni tienen otra biña ni otro sustento. Manel Ollé,
Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, pp. 101-102. No hay, como puede cons-
tatarse, referencia explícita a la tripulación china, auque ésta era habitual y casi obligada
en la navegación con juncos, pues, como más adelante reconoce el jesuita, refiriéndose a
los oficiales y marineros del navío en que regresó a Manila: todos son chinas fuera del piloto,
porque sólo ellos saben gobernar esta suerte de navíos con sus soldados y artillería, porque sin esto…
no hay seguridad. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol 2, doc. 4, pp. 113.
483 Como ya apuntamos, el juramento de reconocimiento y fidelidad a Felipe II no
se oficializó en Macao hasta haber recibido la confirmación del virrey luso, el 18 de diciem-
bre de 1582. Francisco Colin, Labor evangélica…, ed. Pablo Pastells, T. I, p. 291.
484 Taiwan.
485 Vuelven a registrarse diferencias respecto a la Relación breve de Sánchez. Así
el importe de lo gastado por el armador luso, del que encomia su generosidad, amor a la
Compañía de Jesús, servicios al rey y habilidad en el trato y comercio con los japoneses,
lo cifra en más de tres mil pesos. Y, respecto a la duración del viaje, escribe: Partimos de
Macán a trece de febrero de mil y quinientos ochenta y tres… y por ser ya pasado el tiempo de los
vientos de este biaje, tuvimos muchas calmas y contrastes de otros vientos yendo y arribando. Y al
510
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
de que estando desahuciado lo sanó una viejo portugués con una medicina
asquerosa de que usan los chinas486. Cómo llegó a Luzón y el alborozo y
aplauso conmún con que fue recibido en Manila487. La cual ciudad poco había
se había quemado con un incendio488 y había muerto el gobernador don Gon-
zalo Ronquillo de Peñalosa489, que se prometía [no vanamente] teniendo Su
Majestad a Macán, allanarle la China fácilmente490; en su lugar había sucedido
final gastamos cuarenta y tres días en viajes, que a su tiempo es de seis o siete; y es el propio desde
mediado de octubre a mediado enero para volver a Manila. Manel Ollé, Estrategias Filipinas res-
pecto a China…, vol. 2, doc. 4, pp. 110, 114-115.
486 No se alude en la Relación breve a la medicina curativa, aunque sí a la enfer-
medad sufrida por el jesuita, al referir su negativa a acceder al deseo de las autoridades
de Filipinas de que se desplazase a la Corte a rendir cuenta de lo obrado en Macán y los
sucesos del archipiélago: havía más de seys meses que el Padre andaba cayendo y levantando de
calenturas y viniendo de Macán le sobrevino calentura continua con la qual y los travajos, cansan-
cio y distracciones de tantos biajes se escusó totalmente. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto
a China…, vol. 2, doc. 4, p. 118.
487 Así se registra en la Relación breve: … la llegada del padre a Manila causó tanta
alegría y alteración, que salían sin capas a darse las nuevas unos a otros, principalmente sabidos
los recaudos y despachos que traía y la gente principal que de Macán benía en el navío y el mucho
bastimento y mercancías que traían… Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol. 2,
doc. 4, p. 116.
488 Diego Ronquillo refería el incendio y destrucción de Manila en el informe remi-
tido a la Península el 21 de junio de 1583, en estos términos: En postrero de hebrero deste año
fue Dios servido que se emprendió fuego en el monasterio de San Agustín desta ciudad que estaba
al principio della y fue prosiguiendo de manera con la fuerza del viento, que era muy grande, que
sin poderlo resistir, se abrasó toda la ciudad en un momento, por ser las casas de madera y cubiertas
con hojas de palma y aunque yo acudí luego a la fortaleza y mandé al alcalde y otros soldados hacer
muchas prevenciones y reparos para el fuego, no hubo remedio alguno, como también la muralla
era de madera y así se quemó con todas las municiones de Vuestra Majestad, salvo ocho barriles de
pólvora que mandé sacar de presto y con harto riesgo, y echarlos en el río, porque no hubo otro lugar
seguro del fuego, que fue tan grande que se derritiéron la mayor parte de las piezas de artillería…
AGI, Filipinas 6, R. 5, N. 53. También describe el incendio Gaspar de San Agustín, Conquista
de las islas Filipinas, pp. 584-585.
489 Hay un cierto desajuste de fechas respecto al día del fallecimiento del goberna-
dor, pues el testimonio enviado al Consejo lo sitúa el 13 de febrero, mientras su sucesor y
pariente Diego, en carta remitida al rey el 8 de abril de 1584, dice que ocurrió el 14 de dicho
mes. AGI, Patronato 25, R. 6. y Filipinas 6, R. 5, N. 55.
490 El proyecto de conquista de China, insinuado por Martín de Rada y Hernando
Riquelme y defendido por Guido de Lavezares, fue formulado con extensión y detalle por
Francisco de Sande. Gonzalo Ronquillo, sin desechar la idea, como prueba su empeño en
el desarrollo del puerto de Nueva Segovia (Cagayán), clave en una hipotética expansión
territorial hacia China, tuvo que reconocer la insuficiencia de los recursos filipinos para
a 75 mg.
511
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
emprender una ofensiva hacia el Imperio de los Ming, de ahí el interés en que el P. Alonso
Sánchez no sólo lograse el reconocimiento de Felipe II en el enclave portugués de Macán,
sino también abriese la puerta a las relaciones comerciales bilaterales con el Imperio
Celeste. Con menor realismo que su antecesor, Diego Ronquillo planteaba la viabilidad y
conveniencia de la conquista en el informe remitido a Felipe II el 20 de junio de 1583. AGI,
Filipinas 6, R.5, N. 53 y Manel Ollé, La empresa de China, pp. 72-80 y 95-97.
491 No son muchos los datos conocidos sobre Diego Ronquillo. Según la carta remi-
tida a la Corona en abril de 1584, hacía 33 años que servía en el Nuevo Mundo, la mayor
parte –veinte y seis de ellos– en Chile, donde había sido 14 años capitán. Debió de mudar
de destino al tiempo que su pariente obtenía la gobernación de Filipinas, pues ambos
compartían ambiciones y negocios mercantiles. Seguramente resultado de esta estrecha
colaboración fue la decisión del gobernador de designarle como sucesor el 12 de agosto de
1580. En virtud de este nombramiento, ejerció el gobierno interino desde febrero de 1583
hasta la llegada a Manila de la Real Audiencia con Santiago Vera como presidente, en 1584.
Tras un tiempo en la Península, obtuvo una renta de 1.000 pesos y el título de maese de
campo, a condición de que regresase a Filipinas a desempeñar su oficio. La casa de Con-
tratación le dio licencia para partir a su destino el 12 de abril de 1590 y en el archipiélago
permanecería hasta su fallecimiento en Manila en 1598. AGI, Patronato 25, R. 6; Contratación
5231, N. 80 y 5788, l. 1, ff. 223v-224; Indiferente 741, N. 195; y Filipinas 6, R. 5, N. 55. Sobre los
intereses de los Ronquillo en el tráfico mercantil con el virreinato peruano: Fernando Iwa-
saki Canti, Extremo Oriente y el Perú en el siglo XVI, pp. 21-62.
492 No hay ninguna referencia a Manila ni al precio de los bastimentos en la Relación
breve de Sánchez. Esta interpolación no deja de resultar curiosa por las dificultades de abas-
tecimiento y el encarecimiento de precios que soportó la ciudad en los primeros años de la
década de los ochenta, circunstancias ligadas al asentamiento y desarrollo del comercio con
los chinos del parián. Por otro lado, aunque al decir de Gaspar de San Agustín, la sardina no
es muy frecuente, sino rara, pero tan buena como la de Coruña, no faltan testimonios que procla-
man su abundancia, como el de Antonio de Morga. Manel Ollé, «La formación del Parián
de Manila: la construcción de un equilibrio inestable», pp. 28-49; Gaspar de San Agustín,
Conquistas de las islas Filipinas, p. LVIII; y Antonio de Morga, Sucesos de Filipinas, p. 262.
a 76 mg.
b 77 mg.
512
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
493 Fueron recibidos –se dice en la Relación breve– con grande alegría y con todo el aparato
que se les pudo hazer de piezas gruesas de artillería y una revista de los capitanes y soldados biejos
que aquí se hallaron y concurrieron con tanta destreza en cargar y disparar la arcabucería, que ellos
se quedaron bien espantados de ver la brevedad con que se repetía y bien alegres de ver que se hiciera
por ellos aquesta fiesta, con el concurso de toda la ciudad. Fueron todos muy bien aposentados por
las casas de los más principales, dando una particular y muy buena al capitán del navío –Sebastián
Jorge, sobrino de Vaez Landeiro–, al cual el señor governador llevaba cada día a comer a su mesa,
acompañándole a la yda y buelta algunos caballeros y capitanes castellanos. De esta manera fueron
regalados todo el tiempo que estuvieron en Manila, que fue mes y medio poco más o menos, y des-
pués de despachados y de haber bien bendido las haziendas que traían y haberles dado algunos pre-
sentes y proveyéndoles el navío de abundantes matalotaje, se bolvieron muy contentos con propósito
de volver cada año con las haziendas que acá juzgaron ser más necesarias. Manel Ollé, Estrategias
Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 4, p. 117.
494 Atribuir a Sánchez el buen entendimiento luso-castellano sólo se explica por el
tono general de panegírico que presentan los escritos sometidos a la evaluación de Pedro
de Valencia. Morga, con más justeza, considera que la colaboración –cuando la hubo– fue
por haber sucedido Su Majestad en lo reynos de Portugal, y mandado al governador de Manila:
tuviese buena correspondencia con el capitán mayor de la isla de Tidore, en el Maluco, y la soco-
rriese de lo que huviese menester. Consecuencia de este mandato sería el envío de Juan Ron-
quillo, pariente del gobernador Gonzalo, con gente de guerra a pedimento de Diego de Azam-
buja capitán mayor de Tidore, para la jornada y conquista de la isla de Terrenate; y la continuación
de los auxilios en tiempos de Diego Ronquillo, el qual prosiguió con lo que don Gonzalo dexó
començado, especialmente en el socorro del Maluco y otras pacificaciones de las islas. Antonio de
Morga, Sucesos de Filipinas, pp. 58 y 59.
495 Como ya se ha dicho el segundo viaje del jesuita Alonso Sánchez se realizó en
compañía del factor real Juan Bautista Román y se prolongó de mayo de 1584 a junio de
1585. De él ha quedado memoria en una Relación breve de la jornada que hizo el P. Alonso Sán-
chez la segunda vez que fue a la China el año 1584. En adelante se citará como Relacion (1584).
Enviada a Felipe II en junio de 1585, se conserva en AGI, Filipinas 79, N. 13. La transcribe
Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 12, pp. 239-268.
496 De Miguel Ruggieri, del que ya hemos hecho una breve semblanza biográfica,
dice Sánchez: Es el P. Rogero de la Compañía de Jesús, italiano, hombre docto, primero doctor en
leyes y después, en la Compañía, teólogo, y por otra parte de singular virtud y gran sencillez y puri-
a 78 del. mg.
b Aparece un corchete de cierre, aunque no hay ninguno de apertura.
513
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
dad, por lo qual los chinas lo aman y estiman mucho. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a
China…, vol. 2, doc. 12, p. 240.
497 El primer destino de Ruggieri fue la costa Malabar, donde permaneció algunos
meses aprendiendo la lengua; llegó a Macán en julio de 1579, con el cometido ordenado
por el superior Valignano de dedicarse al aprendizaje de la lengua china, cuya dificultad
pondera en varios párrafos la Relacion (1584) de Sánchez. Manel Ollé, Estrategias Filipinas
respecto a China…, vol. 2, doc. 12, pp. 240-244.
498 Relata el P. Sánchez: Solamente le daban lugar –a Ruggieri– a que, quando los por-
tugueses iban a comprar sus mercancías a Cantón (que entonces era una vez al año, aunque ya son
dos –a partir de 1580– por haberse acrecentado otro viage para la India) fuese el Padre con ellos, lo
qual aun los mesmos mandarines mandaban a los portugueses que no fuesen a Cantón sin el Padre
de San Pablo (que así llaman en Yndia y China y Japón a los padres de la Compañía), porque quando
van sólos dicen que hazen mil desatinos, mas que los padres son como chinas, hombres de razón y
justicia, y pacíficos, y que no traen armas, y por eso quieren que vayan con ellos para que los refre-
nen. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 12, p. 244.
499 Haidao.
500 Como bien señala Ollé, Sánchez contradice en este punto lo expresado en la
Relación breve de su anterior viaje sobre la prohibición de oficiar misa e incluso las afirma-
ciones vertidas en la Relación de las cosas particulares de China entregada a Felipe II. Manel
Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 4, p. 85 y doc. 14, p. 308.
501 En otras ocasiones mencionado como conchifu; se trata del zhefu o prefecto de
un departamento.
502 Dice Sánchez en su Relacion (1584): A esta capilla vino el aitaho con el conchiphú, que
es el segundo mandarín y como corregidor de Cantón, a ver la manera de nuestros sacrificios y orna-
mentos. Y qué cosa era decir misa. Aunque después, porque ya le notaban las visitas que hacía y las
que recevía del Padre, se retiró y dixo al Padre que le era muy amigo, pero que no podíamos tratarle
más. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 12, p. 245.
503 El encuentro en el alojamiento de Cantón del P. Alonso con Ruggieri tuvo lugar
en el primer viaje, como bien precisa la Relación (1584): En esta casa estaba el Padre quando yo
fui la primera vez a la China y en ella y con él me pusieron a mi los mandarines y dixe muchas veces
misa. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 12, p. 24.
504 Dutang.
a 79 mg.
514
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
damente le envía una chapa a Macán, dándole licencia que viniese a asentar
en su ciudad, como sabía que deseaba505. Que fue con dos compañeros sacer-
dotes y algunos chinas legos506, y estaba bien visto de todos hasta que fue
depuesto el tutan (cosa que por muy ligeras causas allá se hace) y al padre
le fue forzoso salir de Xauquin507 y volverse a Macán, que lo envió el mismo
tutan con ardid antes de dejar el oficio508. En los actos del cual oficio (como
usan de todas las cosas) dejó escrita la venida de los padres con grande loor
de su sabiduría, pero que los echó por no tener gente estranjera509. Lo primero
505 Con cierta reiteración, el P. Sánchez lo relata así: Acabada pues la estada de los
portugueses en Cantón, fuimos a Macán y, cinco o seis meses después, quando menos pensabamos.
Habiéndole ya venido al P. Rogero sus compañeros, y ejercitándose siempre en la lengua, el tutan o
virrey –se refiere al dutang de la provincia de Guangdong: Chen Rui– , que había tenido noti-
cia del padre y hecho particular inquisición en Cantón de la vida y costumbres suyas y de los demás
padres, y también porque ya una vez le había enviado llamar para informarse de cosas de Macán y
de los portugueses y hecho algunos regalos y presentes, como una chapa de plata a manera de escudo
de dos palmos de largo y más de uno de ancho, por la qual le daba licencia de ir y venir de Macán a
Jauquin –Zhaoqing–, donde reside con su corte, sin que los guardas lo estorbasen. Digo que por la
buena información que tuvo del padre y sus compañeros, quando menos pensabamos, llegó a Macán
una embarcación de su parte con una chapa en que llamaba al padre para que se asentase en su ciu-
dad, como sabía que deseaba. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 12,
pp. 245-246.
506 Por decisión de Valignano, el designado para acompañar a Ruggieri fue el tam-
bién italiano Francesco Pasio, mientras Ricci permanecía en Macán aprendiendo chino.
También les acompañaron dos hermanos, Baltasar y Gonzalo, y algunos chinos cristiani-
zados, como Filippo Mendes, al que se cita reiteradamente como intérprete. Esta estancia
se prolongó de diciembre de 1582 a marzo de 1583, meses en los que se trabajó en la obten-
ción de licencia para la entrada del P. Ricci y de los hermanos Diego, Manuel y Antonio.
Se conservan algunos relatos epistolares de Ruggieri y Pasio sobre su viaje y estancia,
dirigidos al visitador Valignano, al P. Sánchez y al rector de Macao, Pedro Gómez en AGI,
Filipinas 71, 13 y Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 3, pp. 20-40.
507 Zhaoqing.
508 Sigue fielmente la síntesis el relato de Sánchez, que dice: lo que después pasó, fue
que estando los padres muy asentados en Jauquin y favorecidos del virrey y de otros muchos man-
darines, el virrey fue depuesto de su oficio, porque los chinas lo usan mucho, y por pequeñas faltas
en que cojan a los jefes o gobernadores y por su disposición a los padres fue necesario dejar la China
y tornarse a Macán, con tanto dolor quanto se puede imaginar. Manel Ollé, Estrategias Filipinas
respecto a China…, vol. 2, doc. 12, p. 246.
509 En un tono laudatorio, poco habitual, refiere Alonso Sánchez el proceder del
dutang en estos términos: Mas para que se vea la providencia del señor y la prudencia de estos
jueces y gobierno de la China, es de saber que cada vez que un mandarín acaba su oficio y entra otro,
el que sale escribe en el libro de sus memoriales todas las cosas señaladas que en su tiempo han suce-
dido, y el que entra lo primero que hace es leer todo lo que ha pasado. Pues sabiendo este virrey que
él se había de ir de Jauquin y que el que venía, si hallaba allí a los padres, había de alterarse y inquirir
cómo y para qué habían entrado aquellos estranjeros en la China contra sus leyes; y que aunque no
515
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
que hace el sucesor es leer los actos de su antecesor y leídos estos loores, envió
por los padres con grandes caricias510 a. Vinieron y les dio casa y solar para
iglesia y los admitió por vecinos de la China, con pregón en que los incor-
poró y naturalizó511. Estos eran los padres Rugerio y Ricio512, italianos. Estos
fuese sino por ser cosa que su antecesor había hecho, la había él de deshacer, usó desta maña y fue que
determinó de despedirlos él totalmente de la China y, después de echados, escribió en los anales cómo
en su tiempo habían venido a Jauquin unos hombres sabios y muy sanctos de la parte del poniente.
Y puso allí dellos grandes partes y virtudes, tanto que a cualquiera moviera a tener gana de los ver
y conocer, y luego, al cabo, puso que aunque los había sufrido allí algunos días, mas que después los
hecho fuera de la China, por no poder tener estranjeros según sus leyes. Manel Ollé, Estrategias
Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 12, pp. 246-247. (La lectura del documento –AGI,
Filipinas 79, N. 13– ha obligado a alguna rectificación, respecto a la transcripción de Ollé).
510 Quando el segundo tutan vino y, leyendo otras cosas notable, halló esta –escribe Sán-
chez– luego le dio deseo de ver aquellos padres de quien tantas cosas hallaba escritas, y, quando ellos
más descuidados y desahuciados estaban, llegó la chapa o provisión suya con un navío y mandarín
menor y soldados de guarda a Macán, en que rogaba mucho a los padres que se volviesen a Jauquín,
y que aunque el turan pasado los había expulsado y no había sabido regalar ni tratar como merecían,
él lo quería en su tierra y les daría casa e iglesia y lo demás necesario. Manel Ollé, Estrategias Fili-
pinas respecto a China…, vol. 2, doc. 12, p. 247.
511 Con esta buena voluntad del tutan –Guoyinping– que los llamó y el favor y ayuda de
otro mandarín grande amigo de los padres –Wang Pan–, les dieron luego casa y solar para hacer
iglesia, y chapa para poder restar en la China y andar por toda ella. Y fueron pregonados por vecinos
e incorporados y hechos naturales de la China, porque no sea contra sus leyes estar en ella. Manel
Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 12, p. 248.
512 Nacido en Macerata en 1552, en el seno de una destacada familia, estudió derecho
en Roma. Ingresó en la Compañía en 1571 y se formó en el colegio romano con el famoso P.
Clavio. En 1577, abandonó Roma, para dirigirse a Lisboa, y de allí a la India, adonde arribó
en septiembre de 1578. Tras un tiempo en Cochin, donde se ordenó, y en Goa, fue recla-
mado por Valignano, trasladándose a Macao en agosto de 1582, donde comenzó a estudiar
chino. En septiembre de 1583, aprovechando la llamada del gobernador Guo Yinping, y del
prefecto Wang Pan, se asentó con Ruggieri en Zhaoqing, donde permanecería por espacio
de seis años. En 1589 Ricci logró licencia para establecerse en Shaozhou, al norte de la pro-
vincia de Guangdong, donde cambió el hábito de monje budista, del que se habían servido
los padres en sus primeras entradas, por el vestido de letrados, dejándose crecer pelo y
barba. Para entonces dominaba el chino hasta el punto de traducir los Cuatro Libros de Con-
fucio al latín e idear el primer sistema para transcribir en caracteres latinos el idioma chino.
En 1595, convencido de que la conversión de China había de empezar por el emperador y su
corte, se dirigió a Nankín, primero y luego a Nanchang, siempre con la mirada puesta en
Pekín. Allí continuó su tarea intelectual publicando sus primeras obras en chino, incluido
su catecismo Tiazhu shiyi, hasta que en 1598 logró, acompañado de Lázaro Cattaneo, licencia
para llegar a Pekín. No obtendría éxito este primer intento, de manera que su asentamiento
a En este caso la barra inclinada / no señala el cambio de folio, sino que aperece
en el texto. Encima de ella, anota Valencia una N., posiblemente, como hemos advertido, se
trata de la abreviatura de nota ad quaestionem.
516
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
en la capital del Imperio Ming habría de esperar hasta enero de 1601. En 1604, independi-
zada la misión de China de la provincia de Japón, Ricci fue su primer superior, además de
reconocido sinólogo e impulsor, como ya se ha comentado, de la evangelización por acomo-
dación, método que alimentaría la conocida controversia de los ritos chinos. A su muerte,
ocurrida en Pekín el 11 de mayo de 1610, la misión de China contaba con ocho jesuitas, otros
tantos hermanos coadjutores chinos, y unos 25.000 bautizados. Charles E. O’ Nelly y Joa-
quín Mª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía..., pp. 3351-3353.
513 Domingo de Salazar.
514 Diego Ronquillo.
515 A la cabeza de estos estaba el P. Antonio Sedeño.
516 Efectivamente Sánchez alude a estas cartas de Ruggieri, afirmando que en ellas
se pedía que las autoridades de Filipinas abogasen ante el Rey y ante el general de la Com-
pañía a favor de la misión de China, para que entendiese y ponderase quánto importa que aquel
principio se conserve, sustente y ayude, así de sirvientes y obreros como de otras cosas necesarias,
porque los portugueses no atienden más que a sus granjerías y no pretenden de la China sino la
pacífica entrada en el río de Cantón, y, a trueque de que no les falte ese granillo, como dicen, no sólo
no pasarán ellos más adelante, más aún, estorbarán cualquier mudanza que las cosas mostrasen
poder tener por ocasión de la predicación. Sin embargo, lo expresado resulta poco acorde con
el planteamiento de Ruggieri y más ajustado al proyecto de Sánchez y a la justificación de
su segundo viaje. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 12, p. 249.
517 El navío de nombre San Juan, según testimonia Sánchez, en la Relación de las
cosas particulares de la China entregada a Felipe II, y el cronista San Agustín, había partido el
12 de junio de 1583. Diego Ronquillo, en carta a Felipe II de 8 de abril de 1584, ofrece algún
pormenor de interés, informando que había despachado la nave hacia Nueva España con
el aviso de la muerte del gobernador y el incendio de Manila, para que nos remediasen de
pólvora, gente y otras cosas de que se careçía, y en esta nao iban las reliquias de las haçiendas de los
vezinos de estas yslas, con que pensaban remediar el infortunio pasado. Manel Ollé, Estrategias
Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 12, p. 249; Gaspar de San Agustín, Conquistas de las
islas Filipinas, p. 585; e Isacio Rodríguez, Historia de la provincia agustiniana, vol. XV, p. 159.
518 Diego Ronquillo, en la mencionada carta de 8 de abril de 1584, narra así lo suce-
dido: haviendo tenido uracanes entre esta costa y la de China, al cavo de muchos días de navegación,
les fue necesario querer arrivar a Macán, población de mercaderes portugueses, y pareciéndoles
llevaban buena derrota por la costa, dieron en un bajo que está a la entrada de Lamao, puerto de
la China; aquí alijeraron mucha parte de la ropa, y mucha hurtaron los soldados chinas…, y desta
manera llegaron a Macán, donde no hallaron al capitán mayor, que era ydo al Japón, y como la gente
a año de 84 sscr.
b 81 mg.
517
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
de la nao fuese ya medio amotinada contra Francisco de Mercado, que yba por capitán della, trataron
de excluirle del cargo y aderezar la nao para irse con ella al Perú con ruynes disinios, y esto pudieron
yntentar fácilmente por el aparejo que hallaron en un Damián González, que es oydor en Macán, al
cual sobornaron el maestre, piloto y escribano, que estaban conformes, con buena cantidad del oro
ageno que llevaban a su cargo… y al presente se están aderezando con gran prisa para irse al Pirú o a
Chile con las haciendas agenas, y algunos dellos que llevaban oro de particulares se yban ya con ello
a la India y a Sián, que ha sido y es total destrucción de esta república por sobrevenir tras el yncen-
dio pasado. Isacio Rodríguez, Historia de la provincia agustiniana, vol. XV, p. 159.
519 La noticia de lo sucedido con la nave enviada a Nueva España fue conocida en
Filipinas gracias a Bartolomé Vaz Landeiro, que en dos juncos de su propiedad trasladó a
Manila, en marzo de 1584, al capitán depuesto, Francisco Mercado, y a cuantos no secun-
daron el motín. Isacio Rodríguez, Historia de la provincia agustiniana, vol. XV, p. 160.
520 Sobre estos sucesos hay cierta confusión. No es fácil determinar si, como sos-
tiene la versión oficial, representada por el gobernador Ronquillo, el jesuita Sánchez y
el factor real Juan Bautista Román, se trató de un motín, o fue más bien un «desacuerdo
comercial» entre los mercaderes peruleros y Diego Ronquillo, que había sustituido a su
pariente Gonzalo no sólo en la gobernación, sino también en la dirección de los «negocios
familiares». Vid. Fernando Iwasaki Canti, Extremo Oriente y el Perú…, pp. 71-73.
521 Juan Bautista Román era contador de la isla de Cuba, para la que había partido
en mayo de 1577, cuando obtuvo el título de factor y veedor de las islas Filipinas el 13 de
julio de 1579, tras la muerte de Andrés de Mirandaola. Fue un absoluto convencido de la
necesidad de intensificar las relaciones comerciales con China, si no era posible por medios
pacíficos y diplomáticos, a través de la acción armada, y así lo expresa tanto en las dos cartas
remitidas a Felipe II en junio de 1584, como en la relación elaborada en Macao en septiembre
de ese mismo año, recogiendo la experiencia de su viaje y las noticias aportadas por Mateo
Ricci. Falleció probablemente en los primeros meses de 1591, pues ese año, a 27 de marzo, se
despachaba cédula, a instancia de su hermano Juan Alonso, canónigo en Palencia, para que
el gobernador Pérez Dasmariñas hiciese averiguación de los bienes dejados por el tesorero.
AGI, Filipinas, 339, L. 1, ff. 161-162 y L. 2, f. 2; Filipinas 29, N. 49; Contratación 5226, N. 2, R. 1.
522 El castigo y recuperación del navío, no era ni el único ni el principal objetivo de
la expedición ordenada por Diego Ronquillo, pues como él mismo explicita en la ya men-
a 82 mg.
b 83 mg.
c España Roma &. del.
518
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
a 84 mg.
519
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
527 Ciertamente el jesuita compone un retrato muy negativo: la más mala gente destas
partes, grandes ladrones, traidores, fingidos, y, sobre todo, crueles y gente muy pobre, pero en su
Relación (1584) no hay alusión ninguna a las mujeres. Manel Ollé, Estrategias Filipinas res-
pecto a China…, vol. 2, doc. 12, p. 263.
528 Según Sánchez, el sorpresivo ataque, obligó a dejar en tierra, presos y muertos
(según creyeron) 24 o 25, de los quales ocho o diez eran castellanos y los demás yndios y negros.
Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 12, p. 264.
529 Reino del norte de la península de Malasia. Sánchez lo considera tierra de ene-
migos, pero, en realidad, las relaciones con Portugal, desde el inicio de la expansión lusi-
tana y particularmente desde que en 1518 Manuel I planteó un tratado de alianza comer-
cial, política y militar, habían sido cordiales, aunque no demasiado intensas, por estar
situado fuera de las principales rutas lusas del Índico y de los países del sudeste asiático.
Donald Frederick Lach, Asia in the making of Europe, pp. 519-521.
530 Conquistada por Alfonso de Alburquerque, se convirtió en un centro mercantil
clave, junto con Goa y Ceilán, para los intereses lusos en el sureste asiático, especialmente
a partir de los esfuerzos de saneamiento del gobernador Martim Afonso de Souza (1542-
45). Lawrence Noonan, «The portuguese in Malaca», pp. 33-104.
531 Aunque incidiendo más en los peligros de tormenta y bajíos y en la desconfianza
en remedios humanos, las distancias aquí señaladas responden a las apuntadas por el jesuita
en su Relacion (1584) e igualmente la deriva general, aunque Sánchez pormenoriza las
penalidades que pasaron, al ser arrastrados por los vientos hacia la isla de Sumatra y de las
Javas, para salvar el estrecho de Singapur y alcanzar Malaca. Manel Ollé, Estrategias Filipi-
nas respecto a China…, vol. 2, doc. 12, pp. 264-267.
532 El relato del jesuita no da demasiados datos de la estancia en Malaca, limitán-
dose a señalar el agasajo y acogida de los jesuitas, mientras permanecieron reponiéndose
y esperando tiempo bonancible –tres o quatro meses– y lo que tardaron en llegar a Manila:
cuarenta y tantos días. Manel Ollé, Estrategias Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 12, p.
267.
533 Ocho o diez de la ciudad de Manila, se dice en la Relación (1584). Manel Ollé, Estrate-
gias Filipinas respecto a China…, vol. 2, doc. 12, p. 267.
a 85 mg.
b metieron corr.
c 86 mg.
520
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
iban los que habían quedado desamparados en Cochinchina, menos uno, que
había muertoa. Aventura y ventura maravillosa534./
[651r]
Capítulo 12. Se gasta, con mucha razón, en celebrar la liberalidad y mag-
nanimidad y piedad del capitán Bartolomé Voz Landero, portugués de Macán,
de quien refiere diez grandes actiones en servicio de Dios y del rey, dignísimas
de todo loor y premiob. Dice que le llaman los japoneses el rey de los portugue-
ses, que representa con acompañamiento y guarda, grande autoridad535.
Capítulo 13c. De la enbajada del padre Alonso Sánchez a Roma a impe-
trar gracias de Su Santidad en favor del obispo y iglesia de Filipinas536. 2 Para
facilitar el uso de los sacramentos. 3 Para impedimentos matrimoniales, resul-
tados en los catecúmenos y recién convertidos, de la multitud de mujeres en la
a N mg. U
b 91 mg.
c 92 mg.
521
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
537 Este tema fue objeto de tres tratados elaborados por el jesuita en Roma, el uno
sobre la calidad de los matrimonios de aquella tierras y gentilidad y de las costumbres, ritos, usos
y abusos, condiciones primero y después repudios, con que los contrahen y de las muchas mugeres
que admiten y dexan y de otras muchas y perplexas dificultades del hecho y del derecho que intervie-
nen…; ylos otros dos… sobre si el sumo pontífice puede dispensar en los matrimonios de gentiles.
Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. 2, cap. XXIV, pp. 306-307.
538 De Filipinas traía ya Sánchez compuesto el correspondiente tratado sobre cómo
y cuándo habían de restituir conquistadores y herederos lo usurpado a los indios. Fran-
cisco Colin, Labor evangélica, Lib. 2, cap. XXIV, p. 300.
539 En la relación de las mercedes otorgadas por Clemente VIII, se lee al respecto: …
se an sacado y traen, para enviar a aquella tierra las grandes reliquias que en otra lista aparece, de
braços, piernas, cascos y otras pieças insignes, de ciento y sinquenta y sinco santos mártires, y entre
ellos de veinte papas. Francisco Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, p. 479.
540 Sánchez recogió en un sumario las muchas determinaciones, breves y gracias e indul-
gencias que los Santos Pontífices… han hecho al obispo, religiosos, ministros de doctrina, hospitales
y lugares píos; y las que han concedido a medallas, granos y cruces… Francisco Colin, Labor evan-
gélica, Lib. II, cap. XXIV, p. 308.
541 Casi en idénticos términos se trata la cuestión en: capítulo 3, § 4, f. 646v. Vid.
páginas 456-457 de esta edición.
542 Se alude a la Mayor declaración y confirmación del derecho de Su Magestad, conce-
dida por Gregorio XIV. Francisco Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, pp. 475-476.
543 Aunque no se explicite, la síntesis sigue El memorial general de todos los estados de
las yslas Filipinas sobre las cosas de ellas para Su Majestad, elaborado en 1586, como documento
a negociar en la Corte por Alonso Sánchez. El primer capítulo, al que indirectamente hace
a 93 mg.
b 94 nota ad questionem mg.
c 95 mg.
522
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
referencia el párrafo anterior trataba De lo que toca a las cosas espirituales, los nueve restantes
versan sobre cuestiones diversas, las más, en efecto, de carácter temporal, aunque no
en todas las materias tratadas se pueden deslindar uno y otro ámbito. El memorial se
conserva en AGI, Patronato 24, R. 66, ff-46-55r y, con las resoluciones adoptadas en la Corte
al margen, en AGI, Filipinas 77, N. 1.
544 Al tratar de la designación del jesuita como embajador de la Audiencia y «esta-
dos de Filipinas», Colin recoge el empeño, mostrado ya con ocasión del primer viaje, de
que Sánchez se desplazase a la Corte, en los siguientes términos: …pusieron de conformidad
los ojos en nuestro padre Alonso Sánchez, en quien tanvién los havían puesto para lo mismo los por-
tugueses eclesiásticos y seculares de Macán y Malaca, quando estuvo alli. Y le huvieran hecho ir por
la vía de la India, si el padre no se escusara y resistiera con la obligación forçosa de bolver a Manila.
Francisco Colin, Labor evangélica Lib. II, cap. VII, pp. 194-195. Cuestión distinta, aunque vin-
culada con la embajada, es el apoyo que, según Sánchez, se prestó en aquellas latitudes al
proyecto de penetración en China, del que él mismo se hace eco en la carta remitida, desde
Macao, a Felipe II el 27 de junio de 1584, en la que afirma que todas las veces que el obispo das
Filipinas se ha ayuntado con todos los religiosos y otras personas doctos sobre éste y otros negocios,
en las cuales juntas yo me he hallado, ha parecido a todos negocio muy llano el poder entrar Vuestra
Majestad por todos los reinos estraños, por la vía y orden tan justo como en sus ordenanzas (que
muchas vezes habemos leido) tiene dado; y pasando dos veces a estas partes de China he hallado el
mesmo parecer en todos los hombres doctos della, de los cuales, aunque pudiera señalar más de una
docena, pero basta agora decir que el obispo que agora es y el patriarca de Etiopía que aquí estaba
el año pasado en este colegio de la Compañía y el padre visitador de quien Vuestra Majestad ha de
tener más larga noticia o por carta suya o por presencia, si Dios le hubiere dado buen viaje, y el
padre Francisco Cabral, rector agora deste colegio de Machán,… lo tienen por tanto más llano y
justo, cuanto están más cerca de los chinas. AGI, Patronato 25, R. 30.
545 La cuestión de la penetración armada había contado con defensores lusos
–Vasco Calvo, Cristóbal Vieira, Núñez Barreto– y castellanos –Guido de Lavezares, Fran-
cisco de Sande–. El primer viaje de Sánchez y su relación, en la que se sostenía la imposi-
bilidad de evangelizar China sin apoyo armado, sería esencial para suscitar la discusión y
fundamentación teológico-jurídica de la conquista, que se articuló en la primavera de 1583
en la junta reunida al efecto, con el respaldo de Diego Ronquillo y del obispo Salazar, que
impulsó la información sobre los impedimentos a la predicación en China… para el papa Gregorio
XIII y el rey Felipe II, de 19 abril 1583. El segundo viaje sería ya definitivo para reactivar el
proyecto, con el respaldo de Francisco Cabral y el factor Juan Bautista Román, y para su
asunción por parte de las juntas generales de todos los estados de Filipinas, como eviden-
cia el apéndice De la entrada de China en particular, con el que concluye el memorial general
elaborado para la defensa de su intereses en la Corte. Manel Ollé, La invención de China, pp.
115-136. El apéndice de la entrada de China se recoge en Francisco Colin, Labor evangélica,
ed. Pablo Pastells, pp. 438-445.
a N. China mg.
523
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
que hacer ridículas nuestras trazas en los ojos de los chinas y a ellos cautos
para prevenir nuestros intentos. 4º Para representar a Su Majestad el estado
de Filipinas y lo conveniente a él para lo cual podía ser a propósito la persona
del fator, hombre celoso, etc.546 y convenia que viniese persona religiosa y
desinteresada, porque no pareciese encaminar las cosas a sus pretensiones.
5º Por estar resfriado el ejercicio de la milicia necesaria a la conservación de
Filipinas, que no basta defenderlas sino augmentarlasa con conquistas, que
ya no es tiempo de creatión sino de progreso de la orden natural, y ansí, no
por milagros, sino por armas, quiere que se mantenga y augmente el cuerpo
de la Iglesia militante, que parece que notanter (sic) la nombra aquí militante,
mirando a que de hecho milite con armas547. 6º Para procurar la dotación con-
veniente a la Iglesia de Filipinas548. 7º Ultimo, por estar el padre tan enterado y
aventajado con estudios y disputas para convencer a cualesquiera del derecho
de Su Majestad para las conquistas y entradas hechas y por hacer en aquellas
partes549 b. El padre rehusaba la venida y respondía con un dilemma: si es tan
a 96 mg.
b 97 mg.
524
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
garle su poder como persona tan cristiana y de tan buena vida y ejemplo y de tanta erudición y
opinión en letras, y asimismo por la mucha experiencia que tiene no sólo de estas islas, mas de las
demás circunvecinas y tierra firme de China, y estar enterado de las necesidades urgentes que de
presente se ofrecen. Francisco Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, p. 337.
550 Ya tras el primer viaje de Sánchez hubo intentos de enviarlo como delegado ante
la Corte. En esa ocasión el jesuita se excusó por diversas razones, de las que dio cuenta en
carta a Felipe II de 17 de junio de 1583 (AGI, Filipinas 84, N. 40); entre los motivos aduci-
dos estaba el aquí aludido: la conveniencia de que fuese el mitrado el que se desplazase a
Madrid; en aquella ocasión el obispo consideró que no debía ausentarse de su diócesis sin
licencia y, en consecuencia, la embajada no prosperó. Cuando en 1586 se replanteó esta,
Domingo de Salazar se postuló en los siguientes términos: El señor obispo dijo que no embar-
gante que él se ha ofrecido hacer la dicha jornada por entender ser las necesidades de la tierra gran-
des y de mucha importancia para tratarlas con su Su Majestad y que las remediase, es de parecer que
vaya el P. Alonso Sánchez, por ser de calidad e suficiencia que se requiere, y que si fuere necesario,
con el susodicho, irá. Francisco Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, p. 336.
551 De todas estas Juntas, y de sus votos y poderes, se da cumplida cuenta en Fran-
cisco Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, pp. 331-348.
552 Tal vez se refiera a Antonio Sedeño, aunque todavía no había sido nombrado
viceprovincial en 1586.
553 El acta de la congregación del obispo y los religiosos de 16 de abril de 1586 dice
al respecto: Después de haber hecho todas las santas diligencias que arriba se han dicho y algunas
más… dijeron todos…, con particular afecto y moción uniforme, que a su parecer todos propiamente
juzgaron ser del Espíritu Santo por el alegría y consuelo con que todos lo sintieron y dijeron, y a una
voz, sin esperar votos, lo aclamaron, que les parecía en el Señor y en la verdad que a la gloria suya
deben y por lo que debían a las demás circunstancias de el servicio de su rey… que no se acudiría a
todos estos respectos… sino era nombrando y señalando al muy reverendo padre Alonso Sánchez.
Francisco Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, p. 339.
554 Se alude al memorial general ya mencionado y conservado en AGI, Filipinas 77, N.
1 y Patronato 24, R. 66, ff. 47r-55r.
a 98 mg.
b 3 del obispo, prelados y religiosos sscr.
c 99 mg.
d ministros de las Filipinas mg.
525
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
Capítulo 14. Del viaje del padre Alonso Sánchez de las Filipinas a
Madrid555. Que pareciendo esta embajada aprobada del cielo, por otra parte,
para que fuese preciosa y costase sangre, tuvo gravísimas dificultades, de
suerte que un apreciador algo material juzgaría que era aborrecida de Dios556;
primero peligrosaa enfermedad del padre de que quedó y se embarcó, víspera
de san Pedro, flaquísimo; volvióle la calentura, detúvose, al finb partió en la
mayor de dos naves de conserva; la menor, bastándole menos viento, se ade-
lantó; la mayor padeció tormenta, y en ella el padre graves trabajos y peligros;
refiere en particular las desconmodidades de falta de agua dulce, de malas car-
nes con gusanos, bizcocho que cría mordehuis557, la madera cría alacranes que
pican sin riesgo, mas de que el dolor dura 24 horas, cucarachas volátiles en
gran cantidad, la niebla dicha garua558, que penetra todo y corrompe lo guar-
dado en los cofres559 c./ Que los indios de Nueva España aborrecen el peregri-
nar y mueren de melancolía sacados de su patria, los filipinos, al contrario, se
esconden estrañamente dentro en las navesd que se aprestan para navegar.
Venían con el padre cuatro religiosos, un muchacho filipino, dos indios hon-
rados y de buen talla560. Que vino siempre acostado por su enfermedad, sino era
cuando se levantaba para administrar sacramentos y predicar, que los sermones/
a 100 mg.
b 101 mg.
c 102 mg.
d sic. N mg.
526
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
[651v]
eran deseados y pedidos aun de la chusma, porque se había esperimentado
que siempre se acabarona con mejoría de temporal; a cuatro meses y medio
de navegación, domingo, día de la Magdalena, a la mediab noche hubo una
revolución y travesía de vientos & y en ella un milagro por la invocación de
Nuestra Señora estando en terrible y último peligro, repentinamente se ende-
rezó la nave y corría con prosperidadc; alega loando los testigos grandemente
al padre maestro Ledesma, y padre licenciado Francisco Gómez561.
No descubrieron el Japón562, dieron vista a las islas de San Bartolomé563,
no lejos de las cuales, en medio del ancho mar, se levantan dos piedras de
mármol como dos montes o piramides de estraña grandeza, llámanles fare-
llonesd, etc. De que subiendo hacia el polo para tomar vientos564, entraron en
561 No es la primera vez que el feliz término de los viajes de Sánchez se atribuye
a acciones milagrosas vinculadas a su piedad, pues ya en el viaje de Acapulco a Filipinas
se consideró que gracias a la especial protección de la cruz de Caravaca se había podido
superar una gran tormenta que había puesto al borde del naufragio a la nave en que iba el
jesuita. Así lo refiere Juan de Robles Corbalán en su Historia del aparecimiento de la Santísima
Cruz de Caravaca, editada en Madrid en 1615. Vid. José Antonio Melgares Guerrero, «Bases
antropológicas de la devoción de la Cruz de Caravaca en América Hispana», pp. 95-103.
Por otro lado, Francisco Colin se hace eco de la gran devoción mariana del P. Alonso, afir-
mando que tuvo por particular patrona y abogada en todos sus viajes y empresas a la Reyna de
los Ángeles María Nuestra Señora, a quien se encomendaba muy a menudo y llamaba en todos sus
peligros, que había visitado los santuarios de Monserrat y Guadalupe y en Italia el de Loreto,
virgen con la que se le vincula en relación a otro suceso milagroso (Francisco Colin, Labor
evangélica, Lib. II, cap. XXIII, p. 294). Respecto a los mencionados Ledesma y Gómez hay
muchas dudas acerca de su identificación, pues dominicos de apellido Ledesma, al mar-
gen del obispo de Oaxaca Bartolomé Ledesma, existieron al menos dos: fray Pedro y fray
Gaspar, que llegaría a provincial de México a principios del XVII; y en cuanto a Francisco
Gómez, el más conocido fue un franciscano, estrecho colaborador de Montúfar y gran
devoto de la Virgen de Guadalupe.
562 Habitualmente y hasta 1596, para la ruta de retorno de las Filipinas, los barcos
comenzaban zigzagueando hasta tocar Japón. Manuel Carrera Stampa, «La nao de la
China», pp. 97-118.
563 Generalmente identificada con Taongui, isla de las Carolinas a la que Alonso de
Salazar bautizó como San Bartolomé en 1526. Amancio Landin Carrasco, Islario español del
Pacífico, p. 135.
564 En algunas ocasiones la nao de Manila tocaba las islas Carolinas y de allí ponía
rumbo al septentrión, huyendo de los alisios y buscando los vientos del noreste, lo que
a 103 mg.
b 104 mg.
c 105 mg.
d 106 mg.
527
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
aire frío, enfermaron y morían con hipos, como acontece de ordinario, que de
cada nao se esquilman 50 o 60 hombres, desta faltaron 23, entre ellos el capi-
tán N. Arriarán, cuyo testamento en que mando que la mitad de su matalotaje
se diese para repartir en usos píos, alivió muchos de losa enfermos y necesi-
tados565; llegaron a Acapulco, donde se detuvieron mes y medio porque se
reparase el padre. De allí fueron a México, donde entró año 1589, en enero566 b.
Allí propuso el padre en disputa el principal punto de su embajada: del dere-
choc de Su Majestad para empresas, conquistas y embajadas, y se concluyó de
común parecer (a que solos dos repugnaron al principio) que tiene derecho
particularmente en las Filipinas por la más forzosa necesidad de las cosas,
y para tener en Macán armada que se haga señora del mar y quite y prohiba
a los chinas toda navegación y que desto piensa tratar en el 4 libro y que
esto se confirmó en Roma567; después llegó el armada 80 o más navíos a las
significaba llegar al paralelo 39 y hasta el 42 de latitud norte. Manuel Carrera Stampa, «La
nao de la China», p. 101.
565 El aludido es el capitán Amador de Arriarán, alférez general, de quien se con-
serva información de servicios, noticia de su matrimonio por poderes con Leonor Carrillo,
residente en México y sobrina del presidente de la Audiencia de Filipinas Santiago de Vera,
y de su fallecimiento, además de algunos asientos de los bienes relacionados en su testa-
mento. AGI, Filipinas 59, N. 12; y 18A, R. 6, N. 36; y Contratación 482, N. 1, R. 5, f. 14.
566 La fecha es a todas luces errónea, pues el jesuita llegó a Acapulco a principios de
enero de 1587, de manera que su llegada a la capital del virreinato tuvo que ser en febrero
de ese mismo año.
567 De «tormenta en tierra» habló el P. Chirino para referirse al revuelo que en el
seno de la Compañía y particularmente en la provincia de México levantó la misión de
Sánchez. Siguiendo las instrucciones del visitador Valignano y de Acquaviva, el provincial
Antonio de Mendoza le retuvo en México esperando órdenes del padre general, mientras
se discutían sus polémicas ideas sobre el derecho real a la conquista y a la imposibilidad
de evangelizar sin apoyo de las armas. Resulta ciertamente sesgado reducir la oposición
que suscitó a sólo dos sujetos, pues consta que sus cartas habían sido objeto de censura
tanto en Perú, por parte del provincial Piñas, como en México, ya antes de su llegada. El
P. José Acosta sería el encargado de refutar sus argumentos en dos razonados y amplios
escritos remitidos a Acquaviva en marzo de 1587: Parecer sobre la guerra de China, Méjico,
15 de marzo de 1587, y Respuesta a los fundamentos que justifican la guerra contra China, en
Obras del P. José Acosta, ed. Francisco Mateos, pp. 331-345. El general de la Compañía, a la
vista de estos escritos, decidió permitir a Alonso Sánchez la continuación de su viaje, pero
con la orden terminante de consultar a Acosta lo que hubiere de tratar, así con Su Majestad,
como con cualquiera otros y someterse en todo a su orden y juicio. Aunque al principio se había
barajado la posibilidad de que el jesuita viajase directamente a Roma, la resuelta oposición
a 107 mg.
b 108 mg.
c sic. ad questionem mg.
528
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
Tercerasa dende La Habana, donde las esperaba el Marqués de Santa Cruz 568
con los galeones, y juntas casi 140, llegaron a Sanlúcar569.
Nótese que no tenía resolución en la división de los libros, porque el
primero cuaderno procedió hasta el capítulo 3 del libro 3/ y después parece
llamar a todo aquel cuaderno libro primero, porque a todo el 2º cuaderno le
llama libro segundo, y pone, al fin de dicho capítulo 14, esta cláusula. Fin del
segundo libro./
[652r]
Demás de lo que el doctor Hurtado redujo a forma de historia en los dos
cuadernos o libros que dejó escritos, hay un envuelto de diversos papeles del
padre Alonso Sánchez pertenecientes a su embajada en las cortes romana y
católica, y a cosas de Filipinas y China.
1. Primeramente un sumario de los tratados que había escrito, que
reduce a número de 43 tratados, y los presentó a Su Santidad570.
2. Otro que llama número de los tratados, que lo presentó a Su Majestad
en Madrid, que llega a número de 54 tratados.
b
Todos los tratados por la mayor parte fueron enderezados al fin de la
justificación de las conquistas hechas con armas, y a que se prosigan prin-
cipalmente en Filipinas y en China, para propagación y amparo de las Cris-
529
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
571 Así se proclama desde el título del Catálogo de los tratados, que especifica que
se han escrito en declaración y defensa de la plena potestad y autoridad que la Sede Apostólica y
Pontífices romanos tiene para predicar, introducir y conservar el santo evangelio en todo el mundo;
y de la que en su nombre tienen y usan los católicos Reyes de España para la misma introducción,
conservación y defensa en todas las partes de las Indias y Nuevo Mundo, Oriental y Occidental,
descubierto y por descubrir. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XXIV, p. 297.
572 Se trata de la carta escrita en respuesta a las críticas vertidas contra el jesuita por
el dominico Juan Volante, el franciscano Jerónimo Burgos y el obispo Salazar, que Sánchez
tituló: Desengaños de cosas graves de las Indias que por acá falsamente se dicen o erradamente se
aprehenden, por lo cual las cabezas eclesiásticas y seglares que gobiernan padecen engaños y las
cosas gobernadas de allí gravísimo daño. Manel Ollé, La empresa de China, p. 199.
573 Se conserva en el Archivo Dominicano de Manila, T. 64, ff. 511-521 y T. 420, ff.
87-99, aunque no hemos tenido oportunidad de consultarlo directamente.
574 Consciente de las tesis iusnaturalistas, Sánchez insiste siempre en que la protec-
ción armada que invoca no es para forzar voluntades a la conversión, sino para garantizar
la libre predicación, argumento que reitera en el punto tercero.
575 Se alude aquí al «trato de la seda», medio del que se valieron los jesuitas para
sostener sus misiones en Japón; básicamente se inició cuando Luis de Almeida, protector
de la Compañía y experto en el comercio entre Macao y Japón, donó 2.500 cruzados para
invertir. Comenzó así, desde 1555 el uso de confiar una determinada cantidad de plata a
un comerciante luso, que actuando como factor, compraba seda en Macao y la vendía en
Japón. El beneficio de los jesuitas, que se evalúa en unos dieciocho o veinte mil ducados,
a el 3º del.
530
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
De que otros no han hecho conversión ninguna de las que han publicado ni
en la China, ni Cochinchina & / dende el 5º, los ocho hasta el 13 pertenecen a
competencia de los padres de la Compañíaa sobre el modo de la predicación
y conversión de los indios y misiones a ellas con las demás religiones, son
satíricos contra ellas, y riñen y descubrense faltas576. El 13b desengaño dice
que no excede de su legación en tratar cosas acá fuera della, que la principal y
más encargada de allá era persuadir a Su Majestad la entrada con armas en la
China, y que desta propuesta no se hico caso en el Consejo, siendo cosa muy
lícitac y de gran servicio a Dios577, etc. 14. Que los moros y turcos no predican
con desnudez y ejemplo en la India como acá han querido decir, que van
gruesos navíos del turco por el mar Rojo a traer drogas y especias, y que estos
han predicado su seta, que ha sido recibida por ser conformes sus torpezas a
las de la gentilidad, y allá han resultado unos maestrillos que predican una
descontados los tres mil del gasto de la misión, suscitó recelos y polémica ya desde el gene-
ralato de Borja, de modo que en 1570 se dio orden de cancelar «el trato». La prohibición se
mantuvo con Mercuriano, pero ante la absoluta precariedad en que quedó la misión, el
visitador Valignano planteó, en 1576, la situación a Acquaviva, quien logró de Gregorio
XIII permiso para reabrir «el trato» (15, febrero, 1582) y, poco después, por medio del virrey
Mascareñas, Felipe II confirmó la licencia (18, abril, 1584). Todavía experimentaría una
nueva suspensión entre 1585 y 1587, pero el comercio se mantuvo como principal soporte
financiero, pese a críticas y ataques, hasta el siglo siguiente. Charles E. O’Nelly y Joaquín
Mª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía..., pp. 871-873.
576 Al contrario de lo que se deduce del juicio de Pedro de Valencia, los jesuitas no
quedaron a salvo de las críticas del P. Sánchez, como lamentaba el visitador Valignano
en carta a Acquaviva de 17 de diciembre de 1585, en la que dice de él que, aunque lleno de
devoción y espíritu, a mí me pareció muy falto de prudencia, y que le parece que puede juzgar a todos
y que «a nemine debet judicari»... hace cuenta y escandalizase grandemente de cosillas de no nada, y
muy poco de las impertinencias y malas maneras que él tiene, con que quedaron los padres del Japón
y de la China y los de la consulta de aquí muy enojados, recomendando, en consecuencia, una
dura penitencia que le enseñase a hablar mejor de la Compañía. Tomado de Antonio Astrain,
Historia de la Compañía…, T. IV, pp. 472-473.
577 No le falta razón a Sánchez en este «desengaño», en el que responde a la acu-
sación del obispo Domingo de Salazar sobre haberse extralimitado en su función de pro-
curador, al no ceñirse a los acuerdos de las Juntas de 1586, pues no ha de olvidarse que el
Memorial general concluía con un apéndice titulado: De la entrada de China en particular. Res-
pecto al fracaso del proyecto de la empresa de conquista, el mismo jesuita, a juzgar por su
falta de insistencia, debió de ser consciente de la adversa coyuntura en que se presentaba,
especialmente tras conocerse la suerte sufrida por la armada en el Canal de la Mancha.
531
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
532
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
dice que tales misiones, como de acá van, las desprecian allá y no las obede-
cen ni pueden por ser muy disonantes a lo que conviene581. 17 Que por celo
de mansedumbre y piedad y porque son baratas las misiones de religiosos
pobresa sin armas, admite Sub Majestad y sus Consejos estas pláticas, y falta a
su obligación con que debe ayudar y procurar el más seguro modo de conver-
sión que es con armas. 18 Es satírico contra los consejeros y ministros de acá,
de quien dice que oyen de mejor gana a los ignorantes como ellos que no a
los que saben por no ser convencidos de que ignoran lo que debieran saber &
19. Dice contra las relaciones que envían de alla [otros religiosos acerca de la
conversión] que son creídas acá con gusto582. 20. Es contra las personas y poco
efeto de los dichos religiosos con grande irrisión dellos y de los que los creen
y estiman y que después que se descubrieron las Indias hace Dios aquella con-
versión contra el juicio y parecer de los que más la deben procurar, y que estos
son los que más han impedido y impiden a Dios esta su obra583.
Este papel es muy digno de consideración, y verdaderamente causa des-
engaño de ambas partesc./
mismo envió al año siguiente con el seráfico Pedro Bautista a la cabeza. Charles E. O’Neill
y Joaquín Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía..., pp. 2131-2135 y 2541-2542.
581 Es éste un argumento reiterativo, que Sánchez desarrolla también en la carta
de refutación de las tesis del dominico fray Juan Volante y que se recoge asimismo en el
capítulo X del Memorial general de 1586. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XIV,
especialmente, p. 229 y AGI, Filipinas 77, N. 1.
582 En el punto décimo del Memorial general se contiene esta advertencia: Se puede
contar por daño y grave inconveniente la fama que se ha echado por Nueva España y en Castilla y
Roma con cartas, de que la China o Conchinchina, con Bajar, Sian y otras partes se convierten, de
lo cual es menester que Su Majestad se desengañe y sepan que después de todas estas idas, se hizo
enbajada por orden del gobernador y obispo y de la república y se han andado todos estos reinos
hasta Malaca, y agora están más cerrados que nunca y ni los religiosos que han ido sin orden han
hecho más que ser afrentados y maltratados y dejar los gentiles más engreídos y avisados. AGI,
Filipinas 77, N.1.
583 En la ya mencionada carta de Sánchez a Volante se expone esta misma idea en
términos más claros: y cierto sería gran atrevimiento pensar nadie que tan grandes cosas como
se han hecho de ochenta años a esta parte en las almas de la gentilidad, no se hayan hecho por los
medios que Dios quiere y permite, sino como acaso y sin quererlo Él, y que pensemos que si Él qui-
siera haverlo hecho al modo de la primitiva Iglesia, no pudiera. Francisco Colin, Labor evangélica,
Lib. II, cap. XIV, p. 230.
533
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
[652v]
a
4º Papel del padre Alonso Sánchez que llama <<idas y frutos>>. En que
refiere de noticia y de esperiencia propia sesenta ejemplos de idas y entradas
de religiosos de diversas religiones, por la mayor parte franciscos y descalzos,
que con celo de la conversión y a vueltas gusto de libertad y independencia de
los superiores ordinarios y desvio de los ojos y censura de los antiguos cris-
tianos, castellanos y portugueses, impetraron del rey, del papa, del nuncio, de
sus superiores, licenciasb y misiones para entradas con omnimoda potestad584
en la China y otras provincias de la India oriental , y o no hicieron fruto nin-
guno (que esto es lo general y lo menos malo) o hicieron grandes daños con
sus porfias, encuentros y disensiones entre sí, y desobediencias a los superio-
res, escandalizando a los cristianos viejos y recien convertidos y a los gentiles,
y enojando y irritando a los chinas y japones, y dejándolos enajenados y con
desprecio y aborrecimiento de nuestra autoridad y prudencia y de nuestra
fe, y recatados contra nosotros y hecha más difícil la conversión demás de las
pérdidas de gente y dineros, costas y daños de rescates585, etc.
Concluye que es ir contra la evidente voluntad de Dios en esta parte, el
porfiar a intentar la conversión de aquellas gentes por otra vía que la que Dios
ha abierto y concedido y aprobado con buenos sucesos en más de cienc años,
que es entrar con arrimo y a la sombra y amparo de mercaderes y soldadosd
cristianos viejos, no para forzar a la conversión ni para conquista, sinoe para la
necesaria correspondencia con las provincias y cabezas cristianas y socorro de
todo lo conveniente y necesario para el culto divino, ornamentos, trigo y vino
para misas, gobierno de los convertidos que no se puede fiar de indios, que
a N mg.
b para del.
c sic.
d sic.
e sic.
534
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
586 Por constituir la tesis central del pensamiento de Sánchez, estas ideas se repiten
en varios de sus escritos. Así, por ejemplo, en la respuesta a fray Juan Volante, refiriéndose
a lo ocurrido en Molucas, dice: Y pondere Vuestra Reverencia si quando el Maluco, que era
otra cosa tan rica como las Filipinas, estaba en la misma extrema necesidad que ahora están ellas
y clamaban por socorro se le dieran de religiosos, como de hecho se le dieron, que consuelo y alivio
les podría ser, ni les fue, sino perderse todo, como se perdió sin quedar un alma cristiana?. Y en el
razonamiento desarrollado ante la Junta sobre la conservación de Filipinas, de forma aún
más contundente, defiende la imposibilidad de evangelizar donde no hay fuerzas y gente que
assegure, por cuya falta han sido muertos muchos que lo intentaron, como en la Florida y en el Bra-
sil, entre chichimecos, y en otras islas y tierra firme de la India; y al revés en las partes de la Nueva
España y en el Perú y Filipinas, que hay seguridad... se ven conversiones y bautismos... Francisco
Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XI, pp. 215 y 227.
587 El tema había sido ampliamente tratado en las juntas sinodales presididas por
Salazar, particularmente en el capítulo quinto, pero también fue abordado por Alonso Sán-
chez en la Corte, pues formaba parte del capítulo IX del Memorial general, en cuyo primer
punto se expone cómo por ser la tierra nuevamente conquistada, la mayor parte de los conquistadores
se estaban vivos, los cuales en las entradas hicieron muchos daños y cómo también estaban vivos o los
indios a quien los hicieron o sus herederos o a lo menos los pueblos y provincias, los confesores no quie-
ren absolverlos sin que paguen cada uno el todo insolidum o que se junten todos a pagarle, lo cual nunca
harán por ser cosa de muchos y porque son muchos los muertos y los idos y los pobres, y ansí los que
quedan son pocos y les cabe gran suma que no quieren pagar o no pueden sin gran daño suyo, y muchos
quedan pobres o en el estado primero, piden que pues aquellos daños se hicieron ganando a Su Majes-
tad la tierra y quedando ellos con poco o ningún provecho... que Su Majestad les ayudase con algún
dinero, para que con el que los conquistadores están aparejados a dar, puedan satisfacer a los indios y
confesarse... o a lo menos Su Majestad escriba al Papa conceda bula de composición... para que cada uno
cumpla con pagar lo que entiende hizo de daño y no el todo... Una y otra petición logró el jesuita que
fuera atendida, obteniendo una ayuda real de 12.000 pesos. AGI, Filipinas 77, N. 1 y Francisco
Colin, Labor evangélica..., Lib. II, cap. XVII, p. 248. El peso del tema en el sínodo puede consta-
tarse en Domingo de Salazar, Sínodo de Manila de 1582, ed. José Luis Porras Camúñez.
588 Vid pp. 464-478. Como ya se ha comentado Alonso Sánchez redactó dos infor-
mes sobre Filipinas: uno en Roma, para el pontífice, que sólo conocemos indirectamente a
través de las alusiones de Francisco Colin (Labor evangélica, Lib. II, cap. XXIV, pp. 305-306) y
otro en Madrid, que es el conservado en AGI, Patronato 24, 66, ff. 56-59.
a sic.
535
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
[653r]
en Japón sin armas, ha sido por estar poseído de diversos reyecillos que com-
piten sobre llevar cada uno así el trato de los portugueses y como saben la
mano que tienen para esto los padres de la Compañía, no solo admiten los
padres, pero los llaman y convidan con casas y iglesias y conversión de sus
vasallos y aun de sus hijos591. Esto dize en el número 14, que es muy notable
536
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
tos de gentes ,[no] ha querido el Señor hazer nada sin el arrimo y sombra del poder secular de nues-
tros Cathólicos Reyes y de sus capitanes y ministros. Y si en sólo Japón parece que hay algo sin esto,
hase hecho con otras armas, para los gentiles tan fuertes y más, que son las de la codicia, que para
traer a sus puertos los grandes navíos de los portugueses, de que tienen mucho interés, han dado
entrada a los padres de la Compañía, porque los pueden ayudar mucho en esto; y aun lo poco que hay
hecho por este interés de la mercancía, y sólo en las partes donde lo hay, no se puede ya conservar
sin armas, y piden a Su Majestad con grandes lástimas y cartas que yo tengo, que los ampare, sino
quiere se acabe presto. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XIV, p. 229.
592 El dominico Domingo de Salazar.
593 No podemos aventurar quiénes son los aludidos como avalistas por Sánchez.
Sabemos que pese a la opuesta trayectoria misionera de Ruggierei, Passio y Ricci, el P.
Alonso los implicó en la génesis del plan de conquista; tal vez considerase afín, por sus
experiencias, al fallecido Melchor Nunes Barreto, que siendo viceprovincial de la India,
viajó con Mendes Pinto a Malaca, Macao y Cantón para gestionar la puesta en libertad de
unos portugueses apresados por los chinos. Pero el que no admite duda, en cuanto a la
defensa del proyecto de conquista, es Francisco Cabral, superior de la misión de China y
Japón. Charles O’Neill y Joaquín Mª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía..., pp.
353, 663-664 y Manel Ollé, La empresa de China, pp. 158-160.
594 Lorenzo Mexía (1539-99) ingresó en la Compañía en Coimbra en 1560; fue rector
en Braganza (1571) y maestro de novicios en Lisboa (1574); partió de Portugal como misio-
nero en 1576, llegando a Macao dos años después; en aquellas latitudes actuó de secretario
de Valignano, a quien acompañó a Japón (1579-82); más tarde fue superior de Macao, pri-
mero entre 1587 y 1588 y después de 1594 a 1597. Charles O’Neill y Joaquín Mª Domínguez,
Diccionario Histórico de la Compañía..., p. 2645.
a 8 del.
b sic.
c sic.
d Dos corr.
537
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
595 Aunque no faltó algún plan de conquista por parte de Portugal, a menudo tras
el fracaso de alguna iniciativa diplomática, como el que se contiene en las cartas de Cris-
tóbal Vieira y Vasco Calvo, prisioneros de los chinos tras la fallida embajada enviada por
Manuel I y liderada por Tomás Pires (1517-21), y también como resultado de algunos hosti-
les encuentros costeros, en las relaciones sino-lusas dominaron los intereses comerciales;
después de la obtención del enclave de Macao (1557) hubo incluso episodios de apoyo a las
autoridades de Guangdong en su lucha contra piratas y corsarios (1564). Tal ves esta sin-
tonía animó a la embajada de Gil Gois, en la que participaron los jesuitas Francisco Pérez,
Manuel Teixeira y Andrés Pinto. El fracaso de esta legación no impidió que se consolidase
la presencia portuguesa en Macao, al igual que los intercambios comerciales, pues, a la
postre los portugueses no pretenden de la China, sino la pacífica entrada en el río de Cantón, y, a
trueque de que no les falte ese granillo, como dicen, no sólo no pasarán ellos más adelante, más aun
estorbarán qualquier mudanza que las cosas mostrasen poder tener por ocasión de la predicación.
Manel Ollé, Estrategias Filipinas..., vol. 2, doc. 12, p. 249. Para una certera aproximación a las
relaciones luso-chinas: Rui Manuel Loureiro, Fidalgos, Missionarios e Mandarins. Portugal e a
China no século XVI.
596 Sánchez fue autor, ya en Manila, de un tratado de la potestad espiritual y temporal
de Christo en la tierra y de la que dexó a su vicario el pontífice romano, y de cómo la puede comu-
nicar y cometer a quien le pareciere convenir; y también en Filipinas se ocupó, en otro tratado
del derecho que tienen los Reyes de España (o por mejor decir obligación después que esta Santa
538
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
Sede se lo cometió) de ordenar flotas y armadas con predicadores y con soldados y ministros que les
aseguren los mares de corsarios y los puertos y entradas en quantas tierras se han descubierto y des-
cubrirán en el Nuevo Mundo, que el Vicario de Christo les cometió, y hazer que les dexen predicar y
amparar a los que quisieren convertir. Se abundó en esta materia redactando nuevos tratados
en México sobre la potestad del Romano Pontífice y lo muy fundado del dominio y señorío que
los reyes de España tienen en las Indias. De nuevo se defendieron los derechos justísimos, que Su
Majestad, en nombre de la Santa Sede, tiene en aquellas tierras para todas las cosas dichas y para
todas las demás necesarias a la introducción y conservación del santo evangelio. Y aún consta otro
tratado, en borrador, en el que el jesuita prueba con el discurso y relación de muchísimos exem-
plos y pruebas que se han hecho, cómo desde que Dios quiso que esta Santa Sede cometiese a sus fie-
les hijos los Reyes de España el amparo y la defensa de la predicación, nunca ha querido que se haga
casi nada o lo menos que se conserve ni asegure nada de conversión o cristiandad, sino con el dicho
amparo temporal. El fruto de tanta insistencia sería la aprobación de Sixto V y los breves de
Gregorio XIV confirmando el derecho de Su Magestad. Francisco Colin, Labor evangélica, Lib.
II, cap. XXIV, pp. 299, 302 y 309. Sobre las concesiones papales: Pedro Torres Lanzas, Catá-
logo de los documentos relativos a las Islas Filipinas..., pp. LXXXI y LXXXIV-LXXXVII.
597 No sólo Pedro de Valencia señala esta motivación como la principal de Sánchez.
El jesuita Colin, al referir la temática del breve de Gregorio XIV, dice que versa sobre el
punto principal que trata el Padre Alonso Sánchez, que es el arrimo de las armas y potencia secular,
para seguridad de los predicadores evangélicos y del mismo evangelio. Francisco Colin, Labor evan-
gélica, Lib. II, cap. XX, p. 267.
598 En similares términos se expresa el breve de Gregorio XIV, como puede consta-
tarse en la síntesis que ofrece Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XX, p. 267.
599 Probar esta situación, como premisa para declarar justa la entrada armada en
China, es el objetivo declarado de la información incoada por el obispo Salazar y enviada a
Gregorio XIII y Felipe II en abril de 1582. La transcripción en Manel Ollé, Estrategias Filipi-
nas..., vol. 2, doc. 7, pp. 146-188.
a sic. N mg.
539
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
En el capítulo 5 dice esta suma acerca de los chinas: «que no dejan pasar
por la mar, ni dejan llegar a sus costas, ni dejan entrar, ni dejan predicar, ni
dejan que los lenguas hablen, ni ellos quieren oir, ni dejan que los demás
oigan, desprecian los ministros y la dotrina, y al que se la envía que es Dios, a
todo lo contrario de lo cual se le puede compeler» [conviene a saber, porque
estas cosas son contra derecho de las gentes].
Capítulo 6a. Cuenta históricamente diez ejemplos de agravios, escarnios,
y denuestos hechos con los religiosos que han intentado la predicación en la
China600.
Capítulo 7. Ejemplos del rigor y crueldad contra los que dellos se con-
vierten, por miedo de lo cual o no se convierten o retroceden muchos601./
[653v]
Capítulo 8. Otros rigores contra los lenguas cristianos y contra cuales-
quiera cristianos y dificultades y estorbos que ponen al evangelio y conver-
sión de los simples, y cómo los hacen retroceder602.
Capítulo 9. De cómo amparan los trásfugas del cristianismo y se ríen
de que los pide el obispo de Macán603 para reducirlos y darles penitencia; de
a Ve mg.
540
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
cómo no hacen caso de cosa que se les pida por razón y derecho, que todo es
confusión y arrogancia.
Capítulo 10. Que han tomado muchos navíos portugueses por solo que
pasaban por sus mares, muerto y captivado las personas con grande cruel-
dad, sin esperanza de rescate y hundido los vasos604, que ni aun a los que dan
chapa605 de seguridad los dejan seguros y que si salidos de su puerto diesen
a la costa, los roban y matan como a enemigos, y que el navío que sus guar-
das pueden hundir sin que quede rastro, lo hacen. Justas causas de guerra si
nos conviniera irla a buscar al fin el mundo. Cuenta algunos ejemplos destas
infamias.
Capítulo 11. Cuenta agravios insolentísimos que los chinas hacen a los
portugueses, particularmente a ellos y a todos los cristianos que viven en
Macán606. Justas causas de guerra si bastasen los de Macán para hacerla y
mantenerla o ellos y los de Filipinas.
Capítulo 12. Otros agravios y violencias semejantes hechas a los portu-
gueses y a todos los cristianos.
Capítulo 13. Tiranía despótica con que el rey y los mandarines tratan a
todos los naturales de la Chinaa oprimiéndolos con tributos inmensos, tanto
que son las rentas del rey cada año 170 millones607 b; que matan los ricos por
le maltrataron y aun pusieron mano. Y si no fuera porque los portugueses entraron a defenderlo, le
açotaran. Manel Ollé, Estrategias Filipinas..., vol. 2, doc. 7, p. 166.
604 Por embarcaciones, pues en una de sus acepciones vaso significa casco de
embarcación.
605 Salvoconducto que permitía entrar, salir y circular por territorio chino. El docu-
mento debía especificar fecha y lugar de entrada a China y era obligatorio para cualquier
embarcación que quisiese atracar en sus costas y, asimismo era necesario en los desplaza-
mientos interprovinciales para los mismos chinos y para cualquier traslado de mercancías.
606 En las respuestas a la decimoquinta pregunta del informe del obispo Salazar,
los testigos son coincidentes a la hora de señalar que los vecinos de Macao son vejados y
maltratados por las autoridades chinas, llegando algunos, como Pedro Sibal, a afirmar que,
de no cesar estas molestias..., no podrán perseverar en la dicha ciudad los portugueses que en ella
residen, porque ya se van algunos a la India por causa de los pocos mantenimientos y tan caros como
se los dan, con haver, como hay, mucha abundancia de bastimentos en aquella tierra, y que, si la dicha
ciudad se perdiese, luego se perdería la cristiandad de Japón, porque pende el sustento de ella del çelo
que cada año le va de la dicha ciudad. Manel Ollé, Estrategias filipinas..., vol. 2, doc. 7, pp. 156-157.
607 En la carta remitida por Francisco Cabral a Felipe II el 25 de junio de 1584, la
estimación de las rentas se rebaja a 150 millones anuales, que es la misma cantidad que da
Mateo Ricci en la relación que envía al factor Juan Bautista Román. Manel Ollé, Estrategias
filipinas..., vol. 2, doc. 10, p. 206 y doc. 11, p. 223.
541
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
tomarlos las haciendas; al rey nadie lo ve, y está como encantado con solas sus
mugeres y eunucos; que los azotan cruelmente a cualquiera, por rico y hon-
rado que sean, por cada niñería; que se admiran los chinas de ver la libertad
de nuestros súbditos, y si viesen arrimo se rebelarían contra su rey608.
Capítulo 14. Que no hemos de esperar que hagan efeto de consideración
los dos padres de la Compañía que entraron y están en Xaoquin609 [corte del
rey]a que éstos no han visto al rey, ni los favorece, sino solo un mandarín
a quien llevaron un reloj, y han estado mostrándolo a regir610, y después,
diciendo quieren aprender sus leyes y modo de gobierno, que con prudencia
dejan de dar el baptismo a muchos que lo piden, por la incerteza de su estada
allí, que cada día los quieren echar, y por la certeza de que todo lo hecho se
perderá y apostatarán, aunque sea mucho numero. Que corre riesgo de entrar
allá el mahometismo611. Que el pontífice, pudiendo, debe usar de medios
mayores más eficaces y apresurados y no dejar perder tantas almas, que van
cerrando cada día más la puerta al evangelio.
Capítulo 15. Suma de lo dicho: que las culpas y daños que tienen y
hacen los chinas son las temporales dos: cerrar el conmercio y comunicación
humana contra el derecho natural de la sociedad humanab; 2º malo y injusto
trato contra los que han admitido y dejado fundar poblaciones, como a los
de Macán. Espirituales, dos: 1 Que impiden los poderosos la conversión del
a sic.
b contra Chinam mg.
542
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
544
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
[654r]
apremiallos a más de lo que ellos quieren por su devoción. Por esto no hay
obispo ni orden de admitirlo, ni el de Macán ha osado ir a visitar621, que si
prendiese a alguno lo matarían y de las censuras se reirían.
Capítulo 3. Inconvenientes y daños que se siguen en aquella cristiandad
de estar sin obispo ni gobierno ni coactión, no se confirman, tienen las muj[er]es
que quieren de las muchas que tenían siendo gentiles y no la legítima, usan el
repudio, no oyen misa, y en fin, viven al apetito y gusto propio, que aun anti-
guos cristianos dejados ansí se perderían622.
Capítulo 4. Daños que hace el estar el poder en los gentiles y no haber
mano con que resistirlas, que estorban la conversión, que fuerzan a retroce-
der y apostatan facilmente islas y pueblos enteros, queman iglesias, quiebran
cruces, matan en las guerras muchos cristianos623, captivan gran cantidad de
niños y los venden a peso o a tomí624, y si no hallan comprador los matan con
crueldad, esto es, alzán la catana [alfanje]b diciendo si quieres dar por cada
621 El primer obispo de Japón que llegó a pisar su diócesis fue el jesuita Pedro Mar-
tínez, nombrado en 1591; sólo permaneció en ella de agosto de 1596 a marzo de 1597, visi-
tando en su estancia a Hideyoshi. Falleció en 1598, de camino a la India. Charles E. Oneill y
Joaquín Mª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía..., pp. 2530-2531.
622 El juicio que se contiene en la Historia de China de González de Mendoza es bas-
tante más suave, pues aun reconociendo la práctica de la poligamia y que sus ingenios, aunque
son buenos y sutiles, naturalmente se conocen inclinados a guerras y robos y a hacer mal, y el día de
hoy, con ser cristianos, siguen sus malas inclinaciones, considera que son mejores cristianos que los
de la India Oriental. Juan González de Mendoza, Historia de las cosas más notables..., pp. 366-367.
623 Tras el asesinato de Nobunaca, en junio de 1582, se produjeron varias destruc-
ciones de iglesias –Echizen. Mino y Owari–. Al asumir el poder Hideyoshi se acentuó la
dispersión de los cristianos, destruyéndose las iglesias de Okayama, Sanga y Wanae y des-
pués del decreto de expulsión, el cierre y destrucción continuó con las de Miyaco, Osaka,
Sakai, Settsu, Harima, Mino y Owari. Charles E. O’neill y Joaquín Mª Domínguez, Diccio-
nario Histórico de la Compañía..., pp. 2133-2134.
624 Por tomín, moneda de ínfimo valor, cuyo peso era de 0,598 gr.
a Japo mg.
b sic.
545
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
uno tanto y si no, y luego descargan y parten el niño en dos partes, que tales
cosas y innumerables homicidios, adulterios, & se evitarían con la cristiandad,
teniendo mano poderosa625.
Que sienten mucho los padres que por no ser gente los japones que
quieran sustentarlos como debieran con limosnas ni darles un pan, les es
forzoso traer en trato 24.000 ducados con mucho escándalo de la India y de
Portugal626.
Tercera parte de dicho papel. Del estado de la cristiandad de Filipinas,
tiene dos capítulos: 1º Muestra el buen efeto del poder temporal por lo mucho
más que se ha hecho aquí que en Japón, en menos tiempo, porque habrá con-
vertidos o en próxima disposición más de 500.000 almas627 a. Que es necesario
más poder para la propagación y defensa contra infieles, moros, ingleses.
Que hay muchos señores particulares y ansí muchas guerras y robos entre los
gentiles, y no súbditos nuestros. Que a los súbditos se les han seguido gran-
des bienes que ellos conocen y agradecen: 1 paz y seguridad en sus labores y
granjerías; 2 que no hay muertes ni esclavitudes; 3 que poseen sus bienes con
libertad de la tiranía de los señores particulares, que se los tomaban cada día
como a esclavos628.
546
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
antigüedad. Pues en estas islas no havía más ley, ni justicia de lo que quería cada uno de los cabeças
de familia o parentelas, que eran los reyes que castigaban en la hazienda, libertad y vidas, como les
parecía, sin haver apelación, ni residencia. Y demás desto. De ordinario andaban en guerras unos
con otros…Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, cap. XIII, p. 221.
629 En torno a estos argumentos giró la defensa que Alonso Sánchez hizo ante la
Junta nombrada al efecto … sobre el derecho de Su Majestad, obligación y conveniencia de con-
servarse en la posesión de las Filipinas (Francisco Colin, Labor evangélica, Lib. II, caps. XI y XII,
pp. 210-220). Asimismo en el memorial general de 1586, se dedicó un capítulo, el octavo, al
tema de las entradas y apaciguación necesaria en estas yslas. AGI, Filipinas 77, N. 1.
630 Se trata del apéndice De la entrada de China en particular, que cerraba el memorial
general, aprobado en Manila en 1586, cuyas ideas fundamentales se sintetizan en las líneas
siguientes. Puede verse transcrito en Francisco Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells,
pp. 438-455.
631 Estos mismos son los provechos que señalaba el jesuita Francisco Cabral en la
carta a Felipe II de 25 de junio de 1584. Manel Ollé, Estrategias Filipinas…, vol. 2, doc. 10, pp.
207-208.
632 En el segundo punto del apéndice de China se trataba de esta obligación en los
términos siguientes: Si los que estamos acá y lo vemos y entendemos, por algunos respetos o de
huir del trabajo e inquietud, peligro, costa o alguna otra cosa, dejamos de avisar a Su Magestad y
persuadir a cosa tan grande, ni cumpliríamos con el celo que a Dios y a las almas de nuestros pró-
jimos debemos, ni con la fe y lealtad que en tal razón y coyuntura se deba a nuestro rey y a nuestra
patria, y sin duda todos con razón debíamos ser notados de ánimos bajos, cobardes y de poco valor,
pues estando a la puerta de tanto bien nos contentamos con lo poco que ahora tenemos y a trueque
de holgar y entretenernos con el cebo de lo poco que aquí se ofrece, dejamos de poner los ojos y las
manos en cosa tan grande para el mundo y para Dios, para nuestro rey y para nosotros y, sobre todo,
para ellos. Francisco Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, p. 438.
a es sscr.
547
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
suerte que presto serán inexpugnables633. Que es de temer les entrará presto
el mahometismo, con que serán del todo inexpugnables a nuestras armas y
cerrados del todo al evangelio634. 2º En cuanto a la justicia y derecho de gue-
rra, remítese a la información que hará el padre Alonso Sánchez635. 3º Medios
necesarios para esta conquista: Que de España vaya armada de diez o doce
mil soldados y que allá se añediran (sic) otros tantos japones y bisayas, estos
son filipinosa, gente animosa y robusta; dice de los capitanes y capitán gene-
ral, armas, artilleros, ingenieros y demás aparato de guerra636. 4. Prosigue de
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
los pertrechos y armas637. 5. Y de los que se puede tener prevenido allá en las
islas y la conmodidad y bondad del puerto de Cagai638, bastimentos, carpin-
teros y todo genero de ministrales. 6. Propone cuatro caminos que pudiera
llevar la armada de España, y elige el por el estrecho de Magallanes639. 7 Que
ha de ir otra armada portuguesa por el oriente y las condiciones della640. Que
arcabucería, coseletes y picas y algunos mosqueteros…, que se envíe…chusma para cuatro galeras y
los comitres y mandadores diestros para ellas,…tres o cuatro fundidores de artillería. Se demanda
también de parte del virrey de la India, quinientos esclavos, pues que allá los hay tantos y tan
baratos, y, finalmente, de España, uno o dos ingenieros para máquinas de guerra y artificios de
fuego y algunos oficiales de hacer alquitrán…, maestros de hacer galeras y fragatas de alto bordo…
Francisco Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, p. 439.
637 Bajo este subtítulo, y en siete puntos, se va pormenorizando en el papel De la
entrada de China: La necesidad de cotas y arcabuces –señaladamente quinientos mosquetes y
de la Nueva España tres o cuatro mil picas y mil coseletes y mil morriones borgoñeses–; la proce-
dencia de donde conviene traer el material: de la China, cobre, salitre y balas muy barato, de
la India, jarcia, de Nueva España, paños para el abrigo de la gente; y, por supuesto, el volu-
men de dinero a prevenir –doscientos mil pesos– y los presentes que se han de enviar de
España para ganar voluntades: terciopelos y granas, espejos, vidrios, coral, plumajes, pintura al
óleo y de pluma, globos y otras curiosidades, y algún vino blanco y tinto para el mismo efecto. Fran-
cisco Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, p. 439.
638 Por Cagayán. Se señalan como ventajas todas éstas: la primera que se viene desde
España derecho, sin islas ni vajos ni otro peligro. La segunda, que el río tienen buena barra y fondo
de cuatro brazas y más de bajamar. La tercera que está enfrente del Japón y de la isla Formosa y
Lequios. La quinta, que desde allí a la China hay tantas islas que se puede ir en barcos y puede haber
aviso de una parte a otra muy a menudo y breve y es fácil el reparo a cualquiera suceso de la fortuna.
La sexta que tiene allí junto muchas islas llaman de Babuyanes, donde hay muchos puercos, cabras
y gallinas y algún arroz. Y continúa la enumeración, alabando la abundancia de bastimentos,
maderas para fabricar navíos, hierro traído de China, indios muy diestros en hacer navíos y
fragatas, y así hasta la decimonovena y principal, que si Su Magestad quiere tomar esta empresa
de veras, los encomenderos de estas islas le servirán con fragatas y personas y hacienda, como siem-
pre lo han hecho en las jornadas y ocasiones que se han ofrecido. Francisco Colin, Labor evangélica,
ed. Pablo Pastells, p. 440.
639 Respecto a las vías de entrada se precisa: Que de cuatro caminos que se pueden tomar,
conviene a saber, el 1º desde Sevilla a la Nueva España, pasando por Méjico al puerto de Acapulco.
2º viniendo desde Sevilla a Nombre de Dios y Panamá. 3º viniendo por el cabo de Buena Esperanza y
a Malaca, y de allí por Macán a Cagayán. 4º por el estrecho de Magallanes. El mejor y más breve de
todos es éste 4º del estrecho. Francisco Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, p. 440.
640 Bajo el subtítulo: Que conviene que concurran portugueses en esta jornada, se
reflexiona en el apéndice sobre la importancia de que la Corona, al abordar la empresa de
China, dé parte de esta conquista a los portugueses, porque podrán ayudar mucho por la experiencia
que tienen de los mares y tierras y gente de estas partes, y que su ejército no venga junto con el de
Castilla, ni se acometa por una sola parte, sino ellos por Cantón y los castellanos por Chincheo, y se
procure sea a un tiempo, cuanto más se pudiere. Y se va desgranando qué calidades ha de tener
el general de la armada lusa, de qué poderes debe ir investido, cómo debe tener subordi-
nación y reconocimiento al capitán general de la armada castellana. También se sopesa la con-
549
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
se saquen primero de la China los padres que están en Xanquín641 para que
sirvan de lenguas y oradores con los pueblos de la China para persuasión642.
Que el general de la Compañía643 mande a los padres del Japón no impidan
el alzar y sacar los 6.000 japones que se han de sacar para esta guerra644. 8.
Inconvenientes y daños que podrá tener esta conquista. [Solo ellos bastan a
disuadirla del todo]645 a.
veniencia de que los japoneses que interviniesen en la campaña lo hiciesen a sus órdenes
y la necesidad de contar con la colaboración de los jesuitas de la misión nipona. Francisco
Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, pp. 440-441.
641 Zhaoqing.
642 En el punto octavo del apartado en que se aborda en el apéndice de China la
concurrencia portuguesa, se precisa acerca de los jesuitas de China: …antes que llegue la
nueva de las armadas a noticia de los chinos se saquen los padres de la Compañía que están dentro
de China, en la ciudad de Jauquin, para que den noticia a los ejércitos de lo que saben de la tierra y
de sus fuerzas y gente de guerra y de sus pertrechos y de cualquier otros peligros y avisos, y para
que sirvan de lenguas, así para persuadir a los chinos que de paz den entrada y oigan y reciban los
predicadores y la ley que Dios les envía y el amparo que Su Majestad les quiere hacer, para que sin
miedo la puedan recibir y cómo les hace tan grande beneficio como librarlos de las tiranías de sus
mandarines…, y para que de esto los padres escriban muchas chapas y las derramen por toda la
China y para otros muchos probechos que por los años que han estado dentro podrán causar, y que
esto mande el mismo general de la Compañía de Jesús a su comisario. Francisco Colin, Labor evan-
gélica, ed. Pablo Pastells, p. 441.
643 Desde 1581 lo era Claudio Acquaviva (1543-1615).
644 Esta cuestión se aborda en el punto sexto, aunque en él no se precisa número,
si bien con anterioridad sí se había evaluado la ayuda japonesa en unos cinco o seis mil.
Francisco Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, p. 440.
645 Las advertencias que se hacen en los siete puntos de que se compone el apartado
De los peligros y ocasiones de grandes males que debe advertir y evitar Su Majestad en esta jornada,
van todas encaminadas a ponderar la necesidad de que la empresa se acometa con rapidez
y garantía, para lo cual se considera imprescindible que las fuerzas de entrada sean mani-
fiestamente superiores, tanto en número como en armamento, para disuadir de cualquier
resistencia; que su actuación sea lo más moderada y menos violenta posible, para que no se
siga el asolar y abrasar el reino, porque, quitada la gente, la China, será tan pobre como todas las
otras Indias despobladas; que no se destruyan sus leyes y modo de gobierno, tan admirable
que por solo él y por la mucha maña, cuidado y diligencia con que es enfrenada y moderada tanta
multitud… se conservan con tanta paz y quietud, con riqueza, sanidad y hartura. Se subraya
asimismo la inexcusabilidad de evitar los abusos y errores cometidos en la conquista de
América, considerándose que en ello sería determinante la estricta observación de las orde-
nanzas que tratan de las entradas y descubrimientos, y la calidad y autoridad de los oficiales
al mando. Se insiste en la clarificación del objetivo de la empresa, que no ha de ser como
las que se emprenden contra turcos o moros, sino para facilitar, acompañar y guardar, la tarea
evangelizadora. El séptimo punto es tan concluyente, que justifica plenamente el juicio de
550
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
a sic.
551
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
11. Prosigue, como en sueño, otros muchos frutos de aquel imperio, obis-
pados, beneficios, conquista de todos los menores reinos adyacentes hasta las
unas y otras Indias y confinar con el sofi648, trabar con él amistad y unión649, etc.
Este parecer firman el obispo de Filipinas y el Audiencia año de 1586, en
6 de junio650.
XI. Papel del padre Alonso Sánchez que intitula apuntamientos breves
de las cosas de la China. Es una descripción o relación sumaria de aquel reino
y de sus cosas, que puso a la letra el doctor Hurtado, en el libro 2 folio 80. Allí
dije lo que me parece della651.
12. Papel intitulado del cerramiento y repugnancia en que está la China
para nuestro evangelio. Pone también todo este papel el doctor Hurtado, en el
libro 2 folio 96. Allí dije de lo contenido en el652.
Valencia, muy distinto a lo ocurrido en las otras Yndias, donde no ha habido lugar por dos
razones: la primera... ser la gente tan vil y bárbara, pobre, fea, sucia, ignorante e indigna de que la
nobleza y valor de los españoles se envolviese con ella; la segunda, por haber sido la tierra en sí pobre
o de la manera desas riquezas tal como es, sin fundamentos, ni raíces, ni cosas en que las poder echar
y fundar. Francisco Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, pp. 443-444.
648 Con toda probabilidad se refiere al monarca persa, pues no es rara la confusión
entre el término árabe sufí y el persa safaví, nombre de la dinastía que reinó en Persia de
1502 a 1736.
649 Los otros frutos que esperaban obtenerse, en caso de culminar con éxito la
campaña, se resumen en quince puntos, a lo largo de los cuales se van ensalzando los
arzobispados y obispados a los que daría lugar, las nuevas órdenes militares que podrían
fundarse, con más rentas que las de Santiago, Calatrava y San Juan; los virreinatos que
podrían instituirse. Se valoran: las paces que podrían formalizarse con los tártaros y con
cualesquier otras gentes que entretengan hasta la tierra del Turco; el fortalecimiento y la amistad
antigua con el Sofí y con los armenios o cualesquiera otras gentes que se irán descubriendo, tratando
y conociendo en toda Asia; cómo, señoreando China, se controlarían los reinos comarcanos,
Cochinchina y Camboja, Siam, Patan y hasta Malaca, y es muy fácil lo de las islas Samatra, Javas,
Burney, Maluco, etc. El resultado de tan amplio señorío sería el incremento de las rentas,
la seguridad de las rutas comerciales, la intensificación de los intercambios, incluso entre
China, Perú y Nueva España, y, por supuesto, el fin del peligro que hay de franceses e ingle-
ses y de otros herejes y naciones septentrionales y, sobre todo, la ocasión para que en todos estos
mundos se sepa el nombre de Jesucristo y se vayan las almas convirtiendo en todos ellos. Francisco
Colin, Labor evangélica, ed. Pablo Pastells, pp. 444-445.
650 Como repetidamente se ha comentado este informe De la entrada de China se aña-
dió como apéndice y colofón al Memorial suscrito por la Junta general de todos los estados
de Filipinas, y se suscribió no el 6, sino el 26 de junio. Francisco Colin, Labor evangélica, ed.
Pablo Pastells, p. 445.
651 El parecer de Pedro de Valencia puede verse en las páginas 472-478. Allí hicimos
las anotaciones pertinentes.
652 Puede constatarse la referencia a este escrito en la página 473.
552
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
a a la del.
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
antes se debían celebrar cada tres años, se celebren cada cinco, concesión por
diez años.
Iten. Hay nombramientos del padre Alonso Sánchez para la emba-
jada de las cortes apostólica y católica: Del obispo y cabildo de la iglesia658;
del obispo y religiones659; de la Junta universal de Manila y Filipinas660; del
Audiencia de Manila661; del cabildo de la ciudad662; del maese de campo y
capitanes de Filipinas663.
Iten. Memoriales: de la Audiencia de Filipinas; del obispo; de la ciudad
de Manila, y otro de adiciones a éste; del maese de campo y capitanes de
Filipinas.
Iten cierto papel o proceso de cosas que pidieron los oficiales de la
hacienda real de dichas islas664.
Hay diversos borradores destos libros del doctor Hurtado, que sacó en
limpio después. Item borradores de bulas apostólicas en forma que no son de
uso; borradores de peticiones y memoriales que tampoco son de provecho.
Estáa un recibo del señor Pedro de Ledesma665, en que dice haber recibido
del doctor Hurtado 41 breves que trajo de Roma. Destos no hay copia ni rela-
ción en estos papeles./
[655r]
Relación de Pedro de Valencia, coronista de la Indias, de unos pape-
les del padre Alonso Sánchez de la Compañía, que, de orden del Consejo,
reconoció.
a N mg
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
APÉNDICE
Aprobaciones suscritas por Pedro de Valencia (1609 y 1619)
-1-
Bartolomé Leonardo de Argensola, Conquista de las islas Malucas…, Madrid,
por Alonso Martín, 1609.
666 La obra, dirigida a Felipe III, fue compuesta a instancia del Conde de Lemos,
entonces presidente del Consejo de Indias, para ensalzar la conquista de Ternate, llevada a
cabo por Pedro de Acuña, en 1606.
667 Nacido en Barbastro en 1562, curso derecho canónico y teología en Salamanca,
ciudad en la que fue ordenado sacerdote. Gozó, igual que su hermano Lupercio, de la
protección del duque de Villahermosa, Fernando de Aragón y Borja. Desde 1601, año
en que fue nombrado capellán de la emperatriz María de Austria, estuvo vinculado a la
Corte. Protegido del Conde de Lemos, en Nápoles, formó parte de su corte de literatos y
fue miembro destacado de la Academia de los Ociosos. En 1615 fue nombrado cronista de
la diputación del reino de Aragón, al año siguiente obtendría una canonjía de la seo zara-
gozana y tres años más tarde alcanzaría el cargo de cronista real para el reino de Aragón.
Falleció en Zaragoza en 1631. Reconocido poeta, su obra lírica fue publicada, junto con la
de su hermano, por su sobrino Gabriel Leonardo (Rimas de Lvpercio i del doctor Bartolomé
Leonardo de Argensola), en Zaragoza en 1634. A su cargo de cronista de Aragón responde su
Primera parte de los Anales de Aragón, que prosigue los del Secretario Gerónimo Zurita desde el año
MDXVI del Nacimiento de Nuestro Redentor, publicada en Zaragoza en 1630.
668 Sirvió el cargo de capellán de Maria de Austria, hermana de Felipe II y empera-
triz de Austria, de 1601 a 1603, año en que falleció.
669 Villahermosa del Río (Castellón), villa perteneciente al ducado de Villahermosa,
a la que estuvo vinculado como rector parroquial hasta 1592.
555
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
-2-
Sebastián de Covarrubias Orozco, Tesoro de la lengua castellana o española,
Madrid, Luis Sánchez, 1611.
-3-
Rolandi Mirtei Onatini, Commentarius rerum in Belgio gestarum a Petro Hen-
riquez de Azeuedo Comite de Fuentes, &. Matriti: ex Typographia Regia (apud
Ioannem Flandrum), 1610.
556
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
672 Seudónimo del jesuita Martín Antonio del Río (1551, Amberes-1608, Lovaina).
Doctor en derecho por Salamanca (1574), formó parte por orden de Felipe II del Consejo de
Brabante (1577). Habiendo ingresado en la Compañía de Jesús hacia 1578, estudió filosofía
en España y teología en Maguncia y Lovaina. Su labor docente le llevaría por diversos
centros europeos: Douai, Lieja, Graz y Salamanca donde enseñó exégesis. Mantuvo una
estrecha relación con el humanista Justo Lipsio. Escritor prolífico su obra más conocidas
fue, sin duda, Disquisitionum magicarum (ca.1599) y entre las de temática histórica, además
de la que es objeto de esta aprobación, cabe destacar: Comentarios de las alteraciones de los
Estados de Flandes, sucedidas después de la llegada del señor don Juan de Austria a ellos, hasta su
muerte. (Madrid, Pedro de Miguel, 1601). Algunos datos sobre su obra y biografía en Char-
les O’Neill y Joaquín Mª Domínguez, Diccionario histórico de la Compañía…, p. 1069; José
Simón Díaz, Jesuitas de los siglos XVI y XVII..., pp. 332-337; Joseph L. Laurenti «Martín del
Río, S. J. (1551-1608): Obras localizadas», pp. 231-245.
673 El zamorano D. Pedro Enríquez de Guzmán y Acevedo (1525-1610) era hijo de
Diego Enríquez de Guzmán, conde de Alba de Liste y Catalina de Toledo y Pimentel. Casó
con Juana de Acevedo y Fonseca de la casa de los condes de Monterrey. Siempre destacó
por sus dotes militares, sirviendo con su tío y cuñado el Duque de Alba, en Flandes; como
capitán general de Portugal, defendiendo con éxito Lisboa del ataque inglés y abortando
con ello la posible rebelión lusa contra Felipe II. En 1593 fue gobernador interino de Flan-
des, tras la muerte de Alejandro Farnesio, y de nuevo en 1595, por el fallecimiento del
Archiduque Alberto. En 1600, en reconocimiento de sus servicios, el Conde de Fuentes
de Valdepero –condado instituido por Felipe II en 1572– fue honrado con la Grandeza, un
puesto en el Consejo de Estado, y, poco después, con el cargo de gobernador general de
Milán (1602). En ese destino fallecería en julio de 1610. El único estudio monográfico sigue
siendo el de Julio Fuentes, El conde de Fuentes y su tiempo.
674 La obra va dirigida a Juan Fernández de Velasco y Tovar (1550-1613), V duque de
Frías, III marqués de Berlanga y XI condestable de Castilla, que sería designado goberna-
dor de Milán, cargo que había desempeñado de 1595 a 1600, a la muerte del Conde Fuentes.
675 El pancracio era una competición de los juegos olímpicos antiguos, mezcla de
boxeo y lucha, cuya invención era atribuida por los griegos a Teseo; lograr la corona en el
pancracio sin antes haber sido ephedros –atleta que llegaba descansado a la prueba final–
se consideraba un triunfo notable. Entre las posibles referencias, que agradecemos al Dr.
Nieto Ibáñez, remitimos a: Filóstrato, Gym. 11 y 36, Artemidoro I 64 y Luciano, Demon. 49.
676 Por orden del Supremo Consejo Real de Castilla he leído este comentario de
Rolando Mirteo Onatino sobre las acciones militares realizadas en Bélgica por Pedro Hen-
ríquez de Acevedo, conde de Fuentes y lo he considerado digno de que se imprima para
utilidad pública y para gloria de un jefe militar de gran valentía y de sus valerosísimos sol-
dados; y además para que no le falte ninguna corona para el pancracio al escritor, brillantí-
simo campeón en las letras. En Madrid, 1 de octubre de 1610. Pedro de Valencia. Agradece-
mos a la doctora Asunción Sánchez Manzano la versión castellana de la aprobación.
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
-4-
Fr. Pedro de Salazar (OFM), Coronica y historia de la fundación y progresso de la
provincia de Castilla de la orden del bienauenturado padre san Francisco, Madrid, en
la Imprenta Real, por Juan Flamenco, 1612.
558
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
ria teológica, y porque todo lo que contiene y mucho más, y más dificultoso,
se imprimió en esta Corte el año pasado de 1610 en libro propio680, con licencia
del Consejo, y aprovaciones de personas a que se cometió681. Esto me parece,
en Madrid, en 28 de henero de 1611. Pedro de Valencia.
-5-
Luis Carrillo y Sotomayor, Obras de don…, en Madrid, por Juan de la Cuesta, 1611.
Por mandado del Supremo Consejo de Castilla he visto este libro, cuyo título
es Obras682 de don Luis Carrillo y Sotomayor683, caballero del hábito de Santiago684,
religiosa femenina», pp. 483-490; Mª Victoria Treviño, Mujer, predicadora y párroco. La Santa
Juana (1481-1534); y Mª del Mar Cortes Timoner, Sor Juana de la Cruz (1481-1534).
680 Se refiere a la obra de Fr. Antonio Daza (OFM), Historia, vida y milagros, éxtasis y
revelaciones de la bienaventurada Virgen Santa Iuana de la Cruz, de la tercera Orden de ... San Fran-
cisco, publicada por primera vez en Madrid, por Luis Sánchez en 1610. Prueba del éxito de
esta obra, hacia la que Pedro de Valencia muestra tantos recelos, son sus repetidas ediciones
y reimpresiones: Valladolid y Zaragoza, 1611; Madrid, 1613 y 1614; y Lérida, 1613 y 1617.
681 Además de con el aval del arzobispo granadino Pedro González de Mendoza,
la obra contó con las aprobaciones de los franciscanos Fr. Alonso de Herrera y Fr. Fran-
cisco Álvarez, lectores de Teología (8, julio), del provincia Fr. Luis Vázquez (22, julio), de
fray Melchor de Cetina, por comisión del vicario general de Madrid (3, agosto), del doctor
Gutiérrez de Cetina, por comisión del Consejo (4 agosto) y, por petición expresa de Fr.
Antonio Daza, del inquisidor general Bernardo de Rojas Sandoval, tras el examen de Fr.
Ignacio de Ibero, abad de Santa María de Fitero (16, septiembre).
682 La edición, como especifica la aprobación, la acometió su hermano, don Alonso,
que se la dedicó a D. Manuel Alonso Pérez de Guzmán (1550-1615), conde de Niebla y
duque de Medina Sidonia.
683 Pocos son los datos concretos que se conocen de Luis Carrillo y Sotomayor, pues
casi se reducen a los títulos que figuran en la portada de la edición y que recoge la apro-
bación de Pedro de Valencia. Nacido en Baena hacia 1585, fueron sus padres el cordobés
Fernando Carrillo de Valenzuela –presidente del Consejo de Hacienda (1609-1617) e Indias
(1617-1622)– y doña Francisca de Valenzuela Fajardo. Parece que adquirió sus letras en Sala-
manca, donde estudió seis años, decantándose posteriormente por la carrera militar, de
la que apenas se conoce otra cosa que su condición de cuatralbo y su servicios en la lucha
contra los moriscos en Laguar y Alfaques. A pesar de su corta vida –falleció en 1611 en El
Puerto de Santa María– se hizo acreedor de grandes elogios, tanto por su piedad, como por
sus dotes literarias y sus servicios de armas, de manera que las alabanzas que le dedica
Pedro de Valencia concuerdan plenamente con la fama de que gozó entre sus coetáneos.
Para una aproximación a su figura: Rosa Navarro Durán «Introducción biográfica y crí-
tica» en Luis Carrillo y Sotomayor, Obras, pp. 9-90.
684 Su expediente para la concesión del hábito lleva fecha de 1604. AHN, OM-
CABALLEROS_SANTIAGO, Exp. 1639.
559
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
-6-
Juan Méndez de Vasconcelos, Liga deshecha por la expulsión de los moriscos de los
reynos de España. Madrid, por Alonso Martín, 1612.
560
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
-7-
Luís de Bavia, Quarta parte de la Historia Pontifical y Católica, Madrid, Luis Sán-
chez, 1613.
561
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
-8-
Juan de Torquemada (OFM), I Parte de los veynte y un libros Rituales y Monar-
chía Indiana con el origen y guerras de las Indias Occidentales. De sus poblaciones
descubrimiento, conquistas, conversión y otras cosas maravillosas de la mesma tierra
dystribuydos en tres tomos. En Sevilla, por Matías Clavijo, 1615.
Por mandado del Real Consejo de Castilla he visto Los veinte y un libros ritua-
les y monarquía indiana694 compuestos por el padre fray Juan de Torquemada695,
693 En línea con la penuria de datos sobre los autores precedentes, tampoco resulta
fácil rastrear la trayectoria vital del doctor Bavia. Nacido en Madrid en el seno de una
familia de plateros, su padre, el toledano Juan Rodríguez de Babia, fue platero de Felipe
II, y su madre, Inés Álvarez, era hermana del platero Francisco Álvarez; y con plateros
se comprometieron sus tres hermanas –María, Luisa y Feliciana–. Tuvo además dos her-
manos: Juan y Alonso, que tomó el hábito agustino. Luís se doctoró en teología en Alcalá
hacia 1590, fue beneficiado de San Mateo de Cáceres y por concesión de Felipe III obtuvo el
oficio de capellán de la real capellanía de Granada, ciudad en la que residiría durante años;
falleció en 1628. Como historiador fue alabado por Gracián y mereció el soneto de Góngora
que aparece precisamente en la Quarta parte de la Historia Pontifical y Católica; tradujo, ade-
más, La unión del reino de Portugal a la Corona de Castilla del italiano Conestaggio, siendo su
traducción la única que pasó a la imprenta en 1610. José Antonio Álvarez y Baena, Hijos de
Madrid ilustres en santidad..., T. tercero, pp. 402-403; Dámaso Alonso, «Góngora en las cartas
del Abad de Rute», pp. 40-41; José Manuel Cruz Valdovinos, «Juan Rodríguez de Babia,
platero de Felipe II», pp. 657-672 y Margarita Pérez Grande, «Las piezas de platería del
ayuntamiento de Toledo», pp. 118-146.
694 Además de la licencia real y la aprobación de Pedro de Valencia, la edición
cuenta con licencia del superior de la provincia del Santo Evangelio, fray Hernando Durán,
dada en México el 17 de mayo de 1612; la aprobación de fray Luis Vaez, lector de teología
y guardián de Tecalli, dada en Santiago Tecalli el 22 de febrero de 1612; la aprobación
del reverendísimo fray Francisco de Arribas, de la Provincia de la Concepción, dada en
Madrid el 4 de febrero de 1613; y la licencia para proceder a la impresión, de fray Antonio
de Trejo, comisario general de las Indias, dada en San Francisco de Madrid el 5 de febrero
de 1613. A tales avales hay que añadir la protección divina, a la que se invoca en la Carta
Nuncupatoria, en la que Torquemada proclama la dedicación de su Monarquía indiana a
la Sacratísima Magestad del Rey del Cielo, Dios Nuestro Señor. Sobre las ediciones de la obra:
Jorge Gurría Lacroix, «Ediciones de la monarquía indiana», pp. 467-470. También en edi-
ción digital: http://www.iih.unam.mx/publicaciones/publicadigital/monarquia/volu-
men/07/mi_vol07.html (consultada el 12 de diciembre de 2010).
695 Nacido posiblemente en Torquemada hacia 1562, debió pasar al Nuevo Mundo
con sus padres, siendo niño; su fecha de ingreso en la orden franciscana se debe situar
562
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
de la orden del señor San Francisco y definidor de la Provincia del Santo Evan-
gelio en la Nueva España, que están escritos en tres tomos grandes, y me parece
que se le puede conceder la licencia que pide para imprimirlos, porque no con-
tienen cosa contra la fe ni buenas costumbres, antes muchas para la edificación
de la iglesia y gloria del nombre de Dios, por la conversión de tantas ánimas y
buenos ejemplos de los santos varones que en ella se ocuparon y porque dan
muy particular noticia de las historias, costumbres, ceremonias y gobierno de
los indios occidentales, sacada con gran diligencia y cuidado de las antiguas
tradiciones y pinturas de los mismos indios696, que todo puede aprovechar para
mayor conocimiento de aquellas provincias y de lo tocante a su buena adminis-
tración. En Madrid, 5 de mayo de 1613. Pedro de Valencia.
-9-
Historia y anal relación de las cosas que hizieron los Padres de la Compañía de Iesús,
por las partes de Oriente y otras, en la propagación del Santo Euangelio, los años pas-
sados de 607 y 608. / Sacada, limpiada y compuesta de portugués en castellano por el
Doctor Chistóval Suárez de Figueroa ..., Madrid, Imprenta real, 1614.
563
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
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CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
-10-
El Inca Garcilaso de la Vega, Historia general del Perú. Trata el descubrimiento del y
como lo ganaron los españoles. Las guerras civiles que huvo entre Piçarros y Almagros
sobre la partija de la tierra. Castigo y levantamiento de tiranos y otros sucessos particula-
res que en la Historia se contienen, Córdoba, por la viuda de Andrés Barrera, 1617.
Por mandado del real Consejo de Castilla, e visto un libro que se intitula
La segunda parte de los Comentarios Reales702, escrito por el Ynca Garcilasso703,
repartido en ocho libros704, y no hallo en él cosa contra la fee ni buenas costum-
700 Las aprobaciones a la edición de Lisboa de 1611 las suscriben: Fr. Antonio Sal-
daña (23 de diciembre de 1610), Bartholomeu Dafonsequa (8 de enero de 1611), Sarayva (13
de enero de 1611), F. Magalhães, Francisco Vaz Pinto, Machado, Barbosa (15 de enero de
1615) y el provincial Jerónimo Dias (SJ) (15 de abril de 1611).
701 Además de la de Pedro de Valencia, la edición castellana lleva la censura del
ordinario, suscrita por el doctor Gutierre de Cetina.
702 La edición de la obra, que va dirigida a la limpíssima virgen María, Madre de Dios y
Señora Nuestra, se gestionó, efectivamente, con el título de Segunda Parte de los Comentarios
Reales, subrayándose la continuidad con la Primera parte, impresa en Lisboa en los talleres de
Pedro Crasbeeck, en 1609. Sin embargo, al morir el Inca, parece que su albacea Andrés Fernán-
dez de Bobadilla, permitió que se impusiese como título el de Historia general del Perú. Carmelo
Sáenz de Santa María, «Estudio preliminar» a Obras completas del Inca Garcilaso de la Vega, p. LX.
703 Nacido en Cuzco en 1539 fue fruto de la unión del capitán Sebastián Garcilaso
de la Vega, y la princesa inca Isabel Chimpu Ocllo. Fue bautizado con el nombre de Gómez
Suárez de Figueroa, aunque al poco tiempo de residir en España lo cambió por el de Inca
Garcilaso de la Vega, por el que fue y es conocido. Su formación en tierras peruanas fue
el resultado de un verdadero mestizaje cultural, en el que el latín y las prácticas caballe-
rescas convivieron con las tradiciones y las historias incas. Superados los difíciles años de
las contiendas civiles y fallecido su padre, viajó a la Península (1560), donde pensó seguir
la carrera militar –alcanzó el grado de capitán y participó en la represión de los moriscos
de Granada–, aunque finalmente, pasados los 50 años, se inclinó por las letras. Publicó
primero su traducción de los Diálogos de amor de León Hebreo (1590); en 1605 ya andaba
impresa La Florida del Inca; y cuatro años más tarde veía la luz la primera parte de sus
Comentarios Reales; la segunda, a la que Pedro de Valencia da su aprobación y en la que
abordaba el relato del descubrimiento, conquista y guerras civiles del Perú, no llegaría
a verla impresa, pues la muerte le sobrevendría en abril de 1616, y su obra no aparecería
hasta el año siguiente. Una semblanza de su vida y obra puede verse en Carmelo Sáenz
de Santa María, «Estudio preliminar» a Obras completas del Inca Garcilaso de la Vega, pp. IX-
LXVI; y con carácter más breve: Francisco Esteve Barba, Historiografía indiana, pp. 532-537.
704 Los tres primeros libros abarcan el proceso de la conquista, desde la formación
de la sociedad entre Almagro, Pizarro y Luque, hasta el gobierno de Vaca de Castro; el
565
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
bres. Paréceme muy digno de que se dé licencia para que se imprima, porque
la historia es muy útil y gustosa, por los exemplos de prudencia y extrañeza y
variedad de sucessos, y está tratada con claridad y apacible estilo, y principal-
mente con zelo de la verdad y desapasionada intención, y que muestra averse
tomado de vistas o de ciertas y diligentes relaciones705. En Madrid, 6 de enero
1614. Pedro de Valencia.
-11-
Francisco de Cascales, Al buen genio encomienda sus discursos historicos de la mui
noble i mui leal ciudad de Murcia, Murcia, Luis Beros, 1621.
Por mandado del Supremo Consejo de Castilla, e leído este libro inti-
tulado: Discursos Históricos de la mui noble i mui leal ciudad de Murcia706, por el
licenciado Francisco Cascales707, i me parece se pude dar licencia para que se
imprima. Porque no ai en él cosa contra la fe, ni buenas costumbres, y tiene
muchas, que acrecientan i ilustran la noticia de nuestras historias; i asimismo
libro cuarto se centra en la acción del virrey Núñez Vela; el quinto se inicia con la elección
del pacificador Pedro de la Gasca; y en los tres restantes se van desgranando las agitacio-
nes habidas hasta el breve mandato del Virrey Mendoza, la sublevación de Hernández
Girón y su castigo por la Audiencia y, por último, la llegada del Marqués de Cañete.
705 De acuerdo con Carmelo Sáenz de Santa María, en las fuentes de la Historia general
del Perú, hay mucho de la erudición personal del Inca, mucho de intento apologético, pero
también, sobre todo a partir del cuarto libro, son indudables los «préstamos» de Gómara,
Zárate y el Palentino, entreverados con los recuerdos personales del autor. Carmelo Sáenz de
Santa María, «Estudio preliminar» a Obras completas del Inca Garcilaso de la Vega, pp. LV-LVII.
706 La obra va dirigida a la ciudad de Murcia y a la casa de los Fajardo, particular-
mente a don Juan Fajardo de Guevara, caballero de Calatrava, miembro del Consejo de
Guerra y capitán general del estrecho de Gibraltar. Su impresión, además de la aprobación
de Pedro de Valencia, contó con la del dominico Fr. Fernando de Castillo, por comisión del
ordinario de Cartagena, el obispo Martínez de Ceniceros.
707 De origen murciano y nacido hacia 1564, en la primera parte de su vida probó
suerte con las armas, sirviendo en Flandes y viajando por Francia y Nápoles, para poste-
riormente dedicarse al campo de las letras. En 1598 se hallaba asentado en Cartagena, ciu-
dad a la que dedica sus Discursos a la ciudad de Cartagena. Poco tiempo después obtenía la
cátedra de poesía y retórica en el colegio de San Fulgencio de Murcia, y en esta ciudad, des-
tinataria de la obra aprobada por Valencia, pasaría el resto de una vida, que se prolongó
hasta 1642, y en la que hubo lugar para tres matrimonios, cuatro hijas y una considerable
producción literaria: Tablas Poéticas (1617), Cartas Filológicas (1634), Epistola Horatii Flacci de
Arte poetica in methodum redacta versibus Horatianis stantibus, ex diuersis tamen locis ad diuersa
loca translati (1639). Además de la biografía que en su día compusiera Justo García Soriano
(El humanista Francisco de Cascales: Su vida y sus obras. Estudio biográfico, bibliográfico y crítico),
son de interés las aportaciones de José Ballester, El licenciado Cascales; Juan Torres Fontes,
«Notas y documentos sobre el licenciado Cascales», pp. 61-76; y Juan Carlos Domínguez
Nafría, Inquisición de Murcia en el siglo XVI: el licenciado Cascales.
566
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
porque se le deve a tan esclarecida Ciudad (que tan bien merecidos tiene
los renombres de mui noble i muy leal) la publicación de sus loores: i que
sea favorecido el intento y diligencia del autor, que hizo buen empleo de su
tiempo i trabajo en celebración de su patria i de la nobleza i virtudes de sus
ciudadanos. En Madrid, 12 de noviembre de 1614. Pedro de Valencia.
-12-
Luis Cabrera de Córdoba, Filipe Segundo Rey de España, Madrid, Luis Sánchez, 1619.
Por mandado del supremo Consejo de Castilla e visto el libro intitulado
Felipe II. Rey de España708, que compuso Luis Cabrera de Córdoba709 criado de
Su Magestad, i me parece digno de que se le conceda la licencia que pide para
imprimirle. Porque no ai en él cosa contraria a la Fe i buenas costumbres, antes
muchas mui útiles para exenplo i dotrina de los príncipes i de los particulares,
juntas con mucho cuidado i acompañadas de eloquencia i varia lección; i prin-
cipalmente porque se trata de la istoria i memoria felicísima i clarísima del rey
don Felipe Nuestro Señor, cuyos loores deben celebrar estos reynos con agra-
decimiento i veneración, i favorecer a quien tan bien los escrive. En Madrid a
11 de enero, 1615. Pedro de Valencia.
708 La obra la dedicaba al cronista al todavía príncipe Felipe IV. Abarca desde el
nacimiento de Felipe II en 1527 a su proclamación como rey de Portugal; en concreto se
concluye en el año 1583, cuando el Rey Prudente regresa de su estancia en tierras lusas a
Madrid. Los acontecimientos siguientes (1583-1596) se abordaban en una segunda parte,
que no sería impresa por considerarse en la Corona de Aragón que los asuntos relativos a
Antonio Pérez, y, en concreto, los referidos a 1591, habían sido reflejados de forma tenden-
ciosa; se encargó la revisión a Bartolomé Leonardo de Argensola, pero Cabrera se negó a
introducir enmienda alguna, de manera que no habría publicación completa de la Historia
de Felipe II hasta 1876. Vid. José Martínez Millán y Carlos Javier de Carlos Morales, Intro-
ducción a la edición de la Historia de Felipe II, Rey de España, pp. XX-XXIV.
709 Nacido en Madrid, en 1559, fue hijo del guarda mayor de El Escorial, Juan Bau-
tista Cabrera; entre 1584-1588 al servicio del Duque de Osuna, primero, y de Alejandro
Farnesio, después, viaja por Nápoles y Flandes, interviniendo en diversas misiones de con-
fianza de la Corona. En 1589 se hallaba nueva mente asentado en España, habiendo here-
dado el oficio de su padre –su único hermano Andrés era monje bernardo–. Sus ambicio-
nes cortesanas se verían truncadas por el alejamiento de Madrid de su principal valedor, el
consejero Cristóbal de Moura, padrino de su primer hijo. Con todo, en 1599 fue nombrado
tapicero mayor de la reina Margarita de Austria, cargo que le permitiría desarrollar su
carrera escrituraria, a la que se dedicó hasta su muerte, acaecida en 1623. Sólo una pequeña
parte de su producción fue impresa antes de su fallecimiento: la obra que nos ocupa, que
se publicaría en 1619 y De historia para entenderla y escrivirla, que había salido en 1611. Que-
darían inéditas hasta el siglo XIX: Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España desde
1599 hasta 1614, el poema Laurentina, y la ya aludida segunda parte de la Historia de Felipe
II. José Martínez Millán y Carlos Javier de Carlos Morales, Introducción a la edición de la
Historia de Felipe II, Rey de España, pp. IX-XVII.
567
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
-13-
Diego de Guzmán, Reyna católica: vida y muerte de D. Margarita de Austria, reyna
de Espanna, Madrid, Luis Sánchez, 1617.
Tiene este libro aprobación de Pedro de Valencia, coronista de Su Majes-
tad, a quien le remitió el Consejo710.
-14-
Fr. Martín de Murúa, Historia General del Pirú, origen i descendencia de los Incas,
ed. de Manuel Ballesteros, Madrid, Dastin, 2001.
Muy Poderoso Señor. Por mandado de Vuestra Alteza e leído este libro intitu-
lado Historia General del Pirú, origen i descendencia de los Incas, etc.711 Compuesto por
el padre fray Martín de Murúa712, elector general de orden de Nuestra Señora de
las Mercedes Redención de Cautivos, comendador i cura de Huata713, i me parece
568
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
se le puede dar la licencia que pide para que se le imprima, porque no contiene
cosa contra la fe ni las buenas costumbres y ayudará mucho al cumplimiento de
la historia del Perú714, porque con nueva diligencia a descubierto i trata muchas
cosas de las antigüedades de aquel reino i del govierno i descripción, grandeza i
maravillas naturales dél. En Madrid, 28 de abril de 1616. Pedro de Valencia.
-15-
Fr. Juan Márquez (OSA), Origen de los frayles ermitaños de la Orden de San
Augustín y su verdadera institución antes del gran Concilio Lateranense, Sala-
manca, Antonia Ramírez, 1618.
Por mandado del Real Consejo de Castilla he leydo un libro intitulado
Origen de los Frayles Ermitaños de la Orden de San Agustín y su verdadera institu-
ción antes del gran Concilio Lateranense715, compuesta por el padre maestro fray
Iuan Márquez716 de la mesma Orden, predicador de Su Magestad y catedrático
de propiedad de vísperas de Teología en la Universidad de Salamanca, y me
parece cosa muy digna y justa que se de la licencia que pide para imprimirlo,
por el argumento que es la antigüedad y loor de aquella sagrada religión,
que siendo hija de tan gran padre, lo honra y corona en la tierra con generosa
fecundidad de hijos muy semejantes a él en santidad y letras sagradas y toda
569
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
-16-
Aquiles Tacio Alexandrino, Los más fieles amantes, Leucipe y Clitofonte…, tra-
ducida, censurada y parte compuesta por don Diego Ágreda y Vargas, Madrid, por
Juan de la Cuesta, 1617.
Por mandado del Real Consejo de Castilla he visto un libro intitulado
Leucipe y Clitofonte717, es una historia fabulosa, compuesta en griego, con
mucho ingenio y elegancia, por Aquiles Tacio Alexandrino718, que anda tradu-
cido en latín y en toscano, y aora la bolvio en lengua castellana719 don Diego
Ágreda y Vargas720, y me parece cosa digna de que se imprima para apacible
570
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
-17-
Fernando de Herrera, Versos de …, emendados i divididos por él en tres libros,
Sevilla, Gabriel Ramos Bejarano, 1619.
Por mandado del Real Consejo de Castilla e visto el libro de los Versos
de Fernando de Herrera721, emendados i divididos en tres libros, i me parece
mui digno de que se imprima, porque no tiene cosa contra nuestra santa fe
católica, ni contra las buenas costumbres; i por la estimación que se deve a la
buena memoria del autor722 i la elegancia de sus poesías, que en ingenio, eru-
dición i lenguage se pueden comparar con las que más, en este género, celebró
la antigüedad i preferir a muchas de las que oi se precian las naciones estran-
geras. En Madrid, 30 de agosto de 1617. Pedro de Valencia.
Marqués de Santa Cruz y participó en el socorro de La Mamora (Mehdía)– con las letras,
y gozó del hábito de Santiago por concesión de Felipe IV. Amigo de Céspedes y Ruiz de
Alarcón, a su pluma debemos la traducción de Lugares comunes de letras humanas, especie
de elemental diccionario vertido del toscano y publicado en Madrid en 1616, además de la
de Leucipe y Clitofonte, y la composición de Novelas morales, útiles por sus documentos, de cuyo
éxito nos hablan las ediciones realizadas en 1620 en Madrid, Barcelona y Valencia, y su
traducción al francés al año siguiente. La muerte le sobrevendría en 1639. Mª Soledad Arre-
dondo, «Novela corta, ejemplar y moral: Las Novelas Morales de Ágreda y Vargas», pp. 79-81.
721 La edición la acomete Francisco Pacheco (1564-1644), pintor, tratadista de arte,
y maestro y suegro de Velázquez, que se la dedica a don Gaspar de Guzmán, conde de
Olivares. Sobre la figura de Pacheco, remitimos al estudio realizado por Bonaventura Bas-
segoda i Hugas para la edición de su Arte de la Pintura, pp. 11-50.
722 La mayor parte de los escasos datos biográficos conocidos de Fernando de
Herrera, apodado «El divino» se deben precisamente al editor Pacheco, autor del Libro de
Verdaderos Retratos de Ilustres y Memorables Varones, que aunque compuesto hacia 1599, no se
editaría hasta el siglo XIX. Nacido en Sevilla en 1534, recibió las órdenes menores, lo que le
permitió gozar de un beneficio en la parroquia hispalense de San Andrés. Formó parte de
la tertulia literaria que don Álvaro de Portugal, conde de Gelves, mantuvo en Sevilla –de
la que también eran partícipes Juan de Mal Lara y Pacheco–, e hizo de la condesa, –doña
Leonor de Milán– el centro de su poesía amatoria. Falleció en la ciudad del Guadalquivir
en 1597, dejando tras de sí algunas obras en prosa –Relación de la guerra de Chipre y suceso de
la batalla naval de Lepanto, publicada en Sevilla en 1572; Tomás Moro, impresa en Sevilla en
1592–, una polémica edición –verdadera obra de crítica literaria– de las Obras de Garcilaso
de la Vega, publicada en el taller sevillano de Alonso de la Barrera, en 1580; y una antología
poética, que con el título Algunas obras de Fernando de Herrera ... salió de la imprenta de
Andrea Pescioni en 1582. Acerca de la figura de Herrera remitimos a la todavía fundamen-
tal monografía de Oreste Macrí, Fernando de Herrera.
571
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
-18-
Bartolomé Jiménez Patón, Mercurius Trimegistus, sive de triplici Eloquencia,
sacra, española, romana, Pedro de la Cuesta Gallo, typographo Biatiae, 1621.
572
CARTA E INFORME DE PEDRO DE VALENCIA SOBRE LOS ESCRITOS DEL P. ALONSO…
573
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES
DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
Estudio introductorio y edición
por Raúl López López
ESTUDIO INTRODUCTORIO
577
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
578
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
8 Fernando Bouza Álvarez, «Corte es decepción. Don Juan de Silva, conde de Por-
talegre», en José Martínez Millán (dir.), La Corte de Felipe II, Alianza Editorial, Madrid 1999.
9 L. A. Rebello da Silva, Historia de Portugal nos séculos XVII e XVIII, Lisboa 1862;
Fernando Jesús Bouza Álvarez, Portugal en la Monarquía Hispánica (1580-1640). Felipe II, las
Cortes de Tomar y la génesis del Portugal católico, Madrid 1987; M.A. Brunes Ibarra - E. García
Hernán, «La expedición de D. Sebastián y el mundo mediterráneo a finales del s. XVI»,
Hispania 187 (1994) 447-465.
10 La editio princeps corresponde a Girolamo Bartoli en Génova, 1585. Dedica la obra
Al Serenissimo Dvce, et Illvstr.ss. Governatori de la repubblica di Genova. Stefano Andretta,
«Scrivere di altri paesi: Il Portogallo e le Fiandre nell’opera di Girolamo Conestagio
de’Franchi», en Nunc alia tempora, alii mores. Storici e storia in età postridentina. Atti del Con-
vegno internazionale, Florencia 2005, 477-501.
11 En Italia, 6 ediciones: Génova 1585 y 1589, Venecia por Paolo Ugolino en 1592
(BNM 3/38242 y U/2533), Milán en 1616 por Gio Battista Videlli (BNM 7/13060), Venecia y
Verona 1642, y Florencia 1642. Otras seis ediciones en Francia: Besançon 1596 y 1601, Arras
1600 y 1613, y París 1660 y 1680. Una en lengua alemana en München 1598. En Reino Unido
en Londres 1600. En latín en Frankfurt en 1602 y 1603. Esta última edición incluía Hispaniae
Illustratae seu rerum urbiumque Hispaniae, Lusitaniae, Aethiopiae et Indiae (pp. 1062 a 1220).
Primera edición inglesa The Historie of the Uniting of the Kingdom of Portugall to the Crowne of
Castill., Londres 1600. Arnold Hatfield para Edward Blount. La traducción fue muy proba-
blemente realizada por Blount (1565-1632), aunque se ha atribuido a Christopher Marlowe.
Quien tradujo y editó al inglés obras populares en español e italiano. Existe una edición
moderna en francés: Union Du Royaume De Portugal a La Couronne De Castille, Contenans Les
Dernieres (1600), editada por Thomas Nardin publicada en 2009.
12 Historia de la unión del reyno de Portugal a la Corona de Castilla, de Gerónimo de Fran-
chi Conestaggio. Traduzida de la lengua italiana en nuestra vulgar castellana por el Doctor Luis de
Bavia, Sebastián de Cormellas, Barcelona, 1610. En 4º. Compuesta por cuatro hojas prelimi-
nares más 227 folios, y uno más con las señas de impresión. Parece ser que Lope de Vega
utilizó esta obra para informarse para alguno de sus comedias.
13 B.N.M. MS. 2423; Ms. 2851; Ms. 10667; B.U.B. 3-6-4.
14 Baltasar Gracián, El Criticón, II, IV. Aunque al conocer la traducción de Bavia
alaba a Conestaggio en Agudeza y arte de ingenio, discurso LXII. A. Stopenro, Avertimenti
sopra l’istoria delle guerre della Germania inferiore, di Geronimo Conestaggio: fatti da Adriano Sto-
579
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
penro, ad instanza del sig. Marchese N. Principe del Sacro Imperio. Tradotti dal francese in italiano
per T. P., 1619. Sobre este tema véase el artículo de Monserrat Casas Nadal, «Sobre la difu-
sión de «L´Unione del regno di Portogallo alla Corona di Castiglia» de Conestaggio (1585).
Con la edición de una versión manuscrita desconocida del Prólogo a la segunda edición
(1589)», Epos 23 (2007) 197-220.
15 Giacinto Manuppella, «A lenda negra de Jeronimo de Franchi Conestaggio e da
sua «Unione del Regno di Portogallo alla corona di Castiglia» (Génova, 1585)», Revista da
Universidade de Coimbra 31 (1984); «Um «inimigo» de Portugal: Jeronimo de Franchi Cones-
taggio e a sua História da união do reino de Portugal à coroa de Castela», Boletim internacio-
nal de bibliografia luso-brasileira 3, Fundação Calouste Gulbenkian, 1960, 352-376.
16 Por Giusseppe Pauoni, Génova 1601. Traducción castellana anónima manuscrita
del siglo XVII en B.N.M. Ms. 9855 (H.164V.-178R.).
17 Fernand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, 2
vols., Madrid 2001.
18 La obra de Jerónimo de Mendoza Jornada de África se ha publicado en: Lisboa en
1785, transcrita por Bento Joze Souza Farinha y editada por Joze da Silva Nazareth; Porto
en 1878 por F. Maria Rodrigues; en la Bibliotheca de Classicos Portuguezes XXXVIII, Lis-
boa 1904. Sebastián de Mesa, Jornada de Africa por el Rey Don Sebastian y vnion del Reyno de
Portugal a la Corona de Castilla, Pedro Lacaualleria, Barcelona 1630
19 Venecia, Antonio Pinelli, 1614. 4º, 551 pp. (BNM 1/46171 y AHMO 492483);
Milano, Gio. Battista Bidelli, 1616, 20 hojas + 471 pp.+colofón.
20 …di Ieronimo Conestaggio, gentil’huomo genouese : parte prima. : divisa in dieci libri. ;
al molto illvst. et eccellente sig. il signor’ Ottauio Contardi, dottor di leggi dedicata ; con la tauola
copiosissima delle cose notabili ... (portada).
580
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
Flavio Josefo, Tito Livio, Julio César o Tácito21, que en algunas ocasiones ilus-
tran los acontecimientos, mientras que en otras le sirven para tomar parte
subjetiva en ellos. Mostrando un notable habilidad retórica, como deja de
manifiesto Valencia en las primeras líneas de su crítica22. Utiliza las obras de
Lodovico Guicciardini sobre Flandes23. Tuvo una gran difusión, como deja de
manifiesta la cantidad de obras que se escribieron en su contra. Estas críticas se
debían fundamentalmente a la visión en favor de los flamencos y de Guillermo
de Orange y contraria a la política española. Este será el principal argumento
de Pedro de Valencia en su censura en contra de publicar la obra en España.
La muerte de Conestaggio acontecería poco antes de 1619. En estas fechas
se publicarán las primeras críticas, que también atacaran la autoridad de la
obra sobre Portugal24. El humanista español nieto de Pedro Mártir de Anglería,
Juan Pablo Mártir Rizo25, escribió una obra en contra de la creada por Cones-
taggio y en defensa de España26. Otros autores que difamaron en sus obras a
Conestaggio fueron Luis Cabrera de Córdoba27 y el francés Pierre Mathieu28.
581
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
Como era de esperar, y había ocurrido ya con Dell’ Unione del regno di
Portogallo alla corona di Castiglia en Portugal, la obra no se imprimió nunca en
España. Fue incluída por la Inquisición desde el Índice de Zapata de 163229
en todos los posteriores hasta 174730. En fecha posterior texto de Pedro de
Valencia, en 163531, se realizó la censura que posiblemente utilizó el texto del
de Zafra.
Cuando preparaba un libro sobre las poesías que había escrito a lo largo
de su vida en Amberes, murió Jerónimo Conestaggio en 1618. La pequeña
obra, Rime del Sr. Ieronimo Conestaggio, fue publicada en Ámsterdam en 161932
de la mano de su amigo Jacomo Nichetti.
Prologada por Pedro Mártir Rizo con el título Advertencias a la Historia de Flandes del Cones-
taggio. (BNM 2/19392; 2/23801; 2/58576; r/22216).
29 Catalogada como Libri certorum Auctorum prohibiti, aut expurgati se dice de ella
y su autor: Hieronimo Conestaggio. Su Istoria delle guerre de la Germania inferiore hasta que se
expurgue. (p. 502). Novvus index librorum prhohibitorvm et expvrgatorum, editus autoritate
& iussu Eminentissimi ac Reverendissimi D. Antonio Zapata, Hispali ex Typographaeo Francisci
de Lyra, Sevilla 1632.
30 Incluida en los Índices inquisitoriales de libros de Antonio Sotomayor de 1640
(Novissimus Librorum prohibitorum et expurgatorum Index pro Catholicis Hispanorum Regnis,
Philippi IIII. Reg. Cath. Anno 1640. Iussu ac Studies Illustrissimi ac R.D.D. Antonii a Soto Maior,
supremiu praesidis, ac in Regnis Hispanorum. Sicilae et Indiarum Generalis inquisitoria. Librorum
Expurgatorum, luculenter ac vigilantissime recognitus, Didaci Díaz, Madrid, 1640); 1667 (Index
Librorum Prohibitorum et expurgatorum novissimus pro Catholicis Hispanorum Regnis Philippi
IV. Regnis Cathol. III ac R.D.D. Antonii a Sotomaior Supremis Praesidis, Didaco Díaz, Madrid
1667), el de Valladares-Marín (Novissimus librorum prohibitorum et expurgandorum index pro
Catholicis Hispaniarum Regnis Philippi V Reg. Cath. , Madrid 1707 y el de Pérez de Prado
(Index Librorum Prohibitorum, ac expurgandorum novissimus, Madrid 1747).
31 BNM, Mss. 18721/22=Cc-84, titulado Advertencias a la Hª de Ger.mo Conestagio, delle
guerre della Germania inferiore, ff. 63-74.
32 Rime del Sig. Ieronimo Conestaggio gentil huomo genovese, Amsterdam, por Giacomo
di Pietro, 1619. Contiene 91 páginas.
582
edición
[125r]
Sobre Las Guerras de Flandes de Gerónimo Conestaggío33
He leído por mandato de Vuestra Señoría los diez libros de la Historia de
las Guerras de Flandes34 de Jerónimo Conestaggio, y me parecen muy bien en
cuanto al ingenio, elocuencia y artificio del autor. Pero, muy al contrario, en
cuanto a su intención y voluntad o juicio de las cosas de España. De ninguna
de las cuales se agrada ni dice bien. Condena nuestras intenciones y consejos
en general. El proceder, dice, es todo astucia y artificio enderezado con avari-
cia y ambición sin llaneza, ni verdad. La condición arrogante, cruel y bárbara.
Las faciones35 a que no puede negar resolución y valentía, las procura
afear con colores de temeridad y presunción, y con infamia de crueldad, odio
y desesperación de las demás naciones. En la relación de los motines, desgra-
cias y malos sucesos nuestros se detiene y alarga con gusto. Y allí despliega
su elocuencia. Por las hazañas pasa corriendo y como por brasas. Semejante-
mente trata las personas de los ministros en particular, y la del ministro santo
rey don Felipe II diciendo que era lento de condición, severo y inexorable.
Principalmente, trata mal al Duque de Alba36 y a don Fabrique, su hijo. Y peor
que todos, al señor don Juan de Austria37, a quien ordinariamente no llama
más que Giovane. Es insufrible todo lo que dice por todo el libro décimo, que
es una invectiva contra su alteza. Que con gana de guerrear y mandar abso-
lutamente y sin freno, destruyó las cosas y quebrantó la paz de los pactos y
juramentos contra toda virtud y buen trato.
Por el contrario, aprueba con gusto todas las cosas de los flamencos. Su
ingenio y proceder como generoso, sencillo y verdadero. Y sus consejos como
prudentes y acertados, sus acciones valerosas y constantes, hechas necesa-
riamente en defensa de la libertad y de los privilegios de su patria. No hay
585
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
38 Chapín Vitelli, era maestre de campo italiano de las tropas del Duque de Alba en
Flandes. Nacido en Vitelli, Umbría. Comenzó su carrera de armas en la lucha contra Barba-
rroja en el Mediterráneo. Defendió las localidades de Orbitelo y Hércules, por lo que se le
otorgó el marquesado de Cetona, al que posteriormente se uniría el de Petriolo y el señorío
de Montoné. Hombre de confianza del Duque de Alba en extremo orondo, murió en 1576
al caer de la silla de manos en la que era transportado. Diseñó las primeras fortificaciones
del Peñón de Vélez en 1564, era un experto en arquitectura militar. Antonio Bravo Nieto
«Poder y Arquitectura militar española en el siglo XVI: La organización de la frontera
mediterránea del sultanato de Fez», en Miguel Ángel Aramburu-Zabala Higuera y Javier
Gómez Martínez, Juan de Herrera y su influencia. Actas del Simposio, Camargo 14-17 de julio de
1992, Obra Pía Juan de Herrera – Universidad de Cantabria 1993.
39 Margarita, Duquesa de Parma (1522-1586).
40 Provincia occidental de los Países Bajos también llamada Hainaut.
41 Guillermo de Nassau, Príncipe de Orange (1533-1604). VV.AA., Guillermo de
Orange. De capitán de reveldes a pater patriae, Madrid 1998.
42 En español consejo desaconsejado. Franciosini, Lorenzo, Vocabolario Italiano e Spag-
nolo, Roma 1620.
586
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
española y hacerla odiosa ante todas las naciones. De manera que no se puede
llamar esta historia (que es sencilla narración de la verdad). Antes se dirá apo-
logía hecha en defensa de la rebelión y discesión43 de la fe de aquellos Estados.
Y en vituperio y acusación de los españoles. Porque su narración es oratoria
que mira a abono y loor de la parte defendida y reprehensión de la acusada. Y
la agudeza y elocuencia del historiador o orador no es nada loable empleada
contra la justicia y verdad. Y no es por eso más perjudicial y dañosa como los
buenos aceros de la espada puesta en manos del enemigo. Ansí, me parece
que su majestad debe mandar que no se imprima este libro, ni se permita en
España. Pues, si hubiera salido, se debiera prohibir. Y el Duque de Alba y otras
personas que son ofendidas en él, darían muy justa querella por su particular.
No admite corrección o expurgación por ser todo él en la forma dicha. Como
fácilmente verá quien leyere cualquiera parte, y más notablemente el libro
décimo. En este señalo los lugares más insignes para muestra y para confir-
mación de este mi parecer. No excusa al autor el haber referido muchas de las
malicias y detracciones en persona de los Estados y de boca de los contrarios.
Porque es muy fácil y usado este artificio, y él no encubre mucho su aproba-
ción de los dichos ajenos. Como quiera que sea, vino a resultar una historia tal
como la escribieran los holandeses. / [126v]
1. v. 1.a L´ostinate guerre, de´ popoli dell´Alemagna bassa contra il Rè di
Spagna lor Signore44.
Este principio entra mostrando el intento del escritor de mejorar las
acciones de aquellos pueblos rebeldes, haciéndolos actores, siendo reos, lla-
mando guerras a las sediciones y levantamientos. Y ellos no hicieron guerra
al Rey de España. El Rey sí la hizo a ellos para reducirlos a la obediencia de la
Iglesia Católica y a la suya, y castigar sus delitos.
2. v. 9. b E dall´altra, la piccioleza de´ paessi bassi etcétera.
También esto mira a hacer odiosa la potencia del Rey Católico y ganar
benevolencia y loor para los flamencos que tuvieron ánimo para defenderse
de tan gran poder.
43 Separación, escisión.
44 Todas las citas textuales italianas han sido presentadas en cursiva. La comproba-
ción y corrección, en algunos casos, de la acentuación, puntuación y terminología, si fuese
necesario, del texto italiano de los manuscritos se ha realizado con la edición impresa de
Historia delle Guerre della Germania Inferiore di Jeronimo di Conestaggio. Gentil huomo genovese.
Divisa in Diequi Libri, 1536.
a mg.
b mg.
587
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
45 Causas innecesarias.
46 Cartel, edicto u ordenanza que se fija en las esquinas para noticia del público.
Diccionario de la Real Academia de la Lengua, 22ª edición, Madrid 2005.
a mg.
b sic.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g mg.
h mg.
i sic.
j sic.
k sic.
588
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
22. v. 22.a Bien era, que dijese alguna vez que estas pláticas que esparcía
el de Orange y las sospechas de los pueblos de que el Rey quisiese introducir
la Inquisición de España eran fingidas y falsas. Vide 26. v. 24.-32. v. 18.
24. v. 12.b Que les parecía a los sediciosos que el cardenal Granvela47 servía
al Rey de instrumento para tener sujetos a los nobles y cumplir sus deseos. Cosas
conformes a la condición del Rey y según el modo que él gobernaba España.
25. v. 19. Que con mañas sembraron los principales cabezas de la sedi-
ción desconfianza grande entre el Rey y los pueblos. La cual, después fomen-
tadas por estos e trascurata dal Re, si e confirmata di sorte.
30. v. 10.c Culpa al presidente Viglio y a los demás, que parece eran de la
parte del Rey, a que llamaban cardenalistas por imitar al Granvela para justifi-
car más la parte de los sediciosos. Vide 31. v. 20.
37. v. 4.d Culpa al Rey de no haber condecendido en nada de lo que
pedían los flamencos por medio del Conde de Egmonte. Y dice, que el Rey, o
por celo cristiano o pareciéndole que con la religión había de tener enfrenta-
dos a los pueblos (vide 42. v. 16)f. Sin distinguir si por eso convenía que ella
fuese voluntaria o forzada. No consintió largueza ninguna en este particular.
Antes, volvió a enviar al Conde confirmando los decretos del Emperador con
nueva instrucción.
[37.] v. 19.g Todo lo que desde aquí se disputa en el nombre de los Con-
sejos del Rey, va con presupuesto de que el Rey quisiese introducir en los
Estados la Inquisición de España. Lo cual, es contrario a la verdad (vide 43. v.
23.-53. v. 3.)h. Y este presupuesto se prosigue adelante por muchas planas. Vide
44. v. 5. / [126v]
39. v. 14.i Dice que el conde de Egmont, vuelto a Bruselas, hizo velación
de su embajada y presentó la instrucción española. Estas últimas palabras
son picantes por irrisión (41. v. 19)j. Va cargando al Rey de que quebrantaba
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e Egmont A: Cogmont B.
f mg.
g mg.
h mg.
i mg.
j mg.
589
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
la palabra en querer que se guardasen los placartes a que siempre toma como
introducción disimulada de Inquisición. Y aunque habla en persona de los
sediciosos, pero bien se entiende esta traza de introducir para decir los histo-
riadores lo que quieren.
44. v. 21. v/g-48. v. 11.a Pone a la letra la confederación hecha por los
sediciosos contra su Majestad. En que hablan muy descompuestamente con-
tra la Inquisición de España. En fin, como herejes que aborrecen el juicio legí-
timo. Parece que no debiera ponerla así a la letra, sino referirla en suma sin
particularizar dichas blasfemias.
50. v. 10.b En persona de los franceses, que incitaban a los flamencos a
negar la obediencia a la Iglesia romana y al Rey. Dice contra los españoles, y
en esta razón dice en la plana (51. v. 6), que sería cosa indigna que los flamen-
cos se consintiesen reducir debajo del yugo vil de una nación extranjera.
58. v. 16.c Que la gobernante respondió a los sediciosos con indicios de
temor (73. v. 7).
60. v. 19.d De la Junta de los Confederados dice que hicieron algunas
cosas indignas di cosi nobile audanza.
Libro 2
83. v. 2.e Vogliono Alcuní dice lo que a algunos parecía que debiera haber
hecho la gobernante para quietar los tumultos y duda si los sediciosos habían
cometido crimen lesa Majestad. Y parece inclinarse a que no.
[83.] v. 24.f Dice que la gobernante estaba inquieta en su ánimo. Como
aquella que por ventura había prometido en [el decreto pasado]g lo que no
pensaba cumplir (84. v. v/g-93. v. 17.)h. Y que procuraba dar a entender que
quería cumplirlo por su parte y con mandatos secretos hacía lo contrario, cas-
tigando entre los no perdonados a los perdonados, etcétera.
85. v. 15.i Que por cartas de don Francisco de Alba a la gobernante, que
vivieron a manos del Príncipe de Orange, etcétera, vieron aquellos señores
que los engañaba la gobernante y el Rey con falsa seguridad.
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g sic.
h mg.
i mg.
590
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
109. v. 18.a Dice del Rey que no estuvo firme en su parecer de pasar a
Flandes en persona antes, o por ser él de naturaleza lento o por otros por ven-
tura no mal fundados respetos, etcétera.
113. v. 19.b El duque de Alba en el Consejo de Estado en España aconseja
al Rey la Guerra de Flandes, y que algunos príncipes se holgarían con la oca-
sión para romperles a los Estados los privilegios. Fresneda aconseja lo contra-
rio (120. v. 16).
123. v. 8.c Que el duque de Alba persuadió al Rey a la guerra de Flandes
no por otra causa que por ambición de salir con del cargo de Capitán General.
Desde aquí, comienza a juzgar mal del Duque.
[123] v. 13.d Y el spinosa huomo de picciola leratura como acostumbrado
más a condenar a herejes en los procesos que a tratar materias de Estado, fue
llevado fácilmente del Duque a su parecer.
123. v. 17.e Que Ruigómez de Silva y el duque de Feria aconsejaron la
paz, no por tener mejor celo, sino por sus designios particulares. Porque eran
émulos del de Alba, al cual no querían que se le acrecentase poder con el
cargo. Y así dice, que cosa de tanta importancia era gobernada de pasiones
particulares.
124. v. 1.f Representa la astucia del Duque con que fingiendo no quería
el cargo, antes tratara de retirarse, engañó a sus émulos e indujo a su parecer
al duque de Feria que pensó ir por general. Onde assai tosto variato per questa
cagione i pareri nello sconsigliato consiglio fu resoluto l´espedition de la guerra. El
Rey eligió por capitán al de Alba y el de Feria se halló burlado. / [127r]
126. v. 5.g Que las cosas que luego acontecieron aprobaron el parecer del
Rey en no dejar a España. Porque Carlos, su primogénito, Giovane di troppo mal
misurati pensieri si governò di modo que convene al Padre ansicurarsi di Lui y los
moros de Granada se revelaron. Puesto que todos estos y otros trabajos fueron
después con el tiempo y con el hierro y con otras rigurosas ejecuciones venci-
dos de la prudencia del Rey.
129. v.-130. v. 24. et seg.h Pone las causas que tuvo el de Orange de reti-
rarse a Alemania, a cuya persona y causa se muestra aficionado.
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g mg.
h mg.
591
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
131. v. 9.a Onde convien dire che´l destino menichi vi consente e tire per forza
chi non sa contradirvi.
132. v. 14.b Refiere las razones con que los herejes de Flandes pretendían
justificar su desobediencia.
136. v. 21.c Dicen los dichos que el pueblo se había quietado hasta que
vieron que la Duquesa de Parma no guardaba las promesas.
137. v. 5.d Cierta distinción de la sujeción que procede de sentimiento
de conciencia y de la que no, que es tal y como la dicen. Y, verso 14, quieren
defender el haber quitado las imágenes sagradas.
138.e Que aunque la duquesa escribió con calor a España pidiendo que
se quedasen los pueblos quietos como estaban, sin alterarlos con nuevas
guerras ni ejecuciones de castigos. Los españoles, [que son]f muy imperiosos,
quisieron tentar con fuerza a poner en aquellos países nuevas leyes a su modo
para que en lo venidero no pudiesen aquellos pueblos alzar la cabeza.
139. v. 25.g Representa la arrogancia del Duque, diciendo que a la
entrada de los Estados hizo alto para ver si alguno se le oponía, o esperando
que el de Orange y los demás culpados se saliesen al encuentro para hacerlos
prisioneros a todos de un golpe.
140. v. 5.-Vide 143. v. 1.h Luego representa con elegancia de palabras
la quietud y paz en que toda la tierra estaba a la entrada del Duque. Como
haciendo testigos de ello. Discurre en nombre y a favor de los flamencos, que
pudieron vedar la entrada al Duque, si quisieran resistirle, y que no entrara
jamás. Lo cual, hubiera sido mejor para que las cosas vinieran a buenos
medios.
141. v. 9.i Prosigue haciendo odioso al Duque, representando su arrogan-
cia y mala intención. Como si fuese a caza y que esperase con deseo que se
juntasen muchos rebeldes para hacer mayor la presa y la matanza.
v. 14. j Que el Duque mostró desconfianza no queriendo entrar en
Ambers, pueblo que había estado fiel, sino que primero se alojasen dentro
algunos españoles.
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f sic.
g mg.
h mg.
i mg.
j mg.
592
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
Libro 3
143. v. 11.a Que aunque el Duque de Alba representaba paz y quietud,
pero que su intención y resolución era castigar a todos los culpables en las
personas y en los bienes.
144. v. 15.b Prisión de los Condes de Horno y de Egmont. Que las pinta
como traición, habiéndolos convidado a comer el prior don Fernando. Des-
cribe trágicamente y con lástima las prisiones de estos señores y las de otras
muchas personas que al mismo tiempo se hicieron en diversas ciudades.
146. v. 5.c Que en España fue preso Floro de Montmorenci, hermano del
Conde de Horno embajador. Habiéndose muerto antes el Marqués de Ber-
gues, su compañero en la embajada, no sin sospecha de veneno. Véase ade-
lante (197. 15). / [127v] Donde se dice en nombre de los flamencos que fueron
muertos contra derecho de las gentes, siendo embajadores.
Que el Duque envió preso a España al Duque de Bure, muchacho hijo del
Príncipe de Orange o por prenda o porque padeciese los pecados de su padre.
En todo, va afeando cuanto puede y haciendo odiosas las acciones del Duque
y del Rey. Y esto se puede decir de todo lo que se sigue y de toda esta historia.
147. v. 12.d Del riguroso tribunal que formó el Duque, dicho Consejo de
Tumultos. Que dice llamaron los flamencos, no impropiamente, Consejo de
Sangre. Tomando las cosas de sus principios sin reparar en decreto ni perdón
alguno del gobernante o del Rey. En fin, dice, parecía que se había condenado
todo el país y el Rey había sido absuelto de juramentos y privilegios. Adelante
(163. v. 10), prosigue con encarecimiento el riguroso proceder del Duque y de
este Tribunal.
Página 149. v. 19.e Que el de Orange buscó favores del Emperador y de
los príncipes de Alemania para reconciliarse con el Rey. Que no le aprovechó
nada, porque se le respondió que no había de ser oído hasta que se entregase
a prisión. Y él, desconfiado de los ánimos españoles o conociéndose culpado
no se quiso entregar. Y desesperado, determinó de valerse por las armas. Y,
como él decía, aventurar la vida con más valor. Recobrar los bienes, el honor y
el hijo. Es de ver cuan elocuente es este historiador en abono del Príncipe y de
toda la parte contraria a los españoles.
151. v. 7.-152. v. 11.-153. v.f Plática del de Orange a los príncipes herejes
de Alemania en dieta, en que se queja del Rey. El cual, dice, que con la mezcla
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
593
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g mg.
h esa om. B.
594
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
con que estos soldados españoles48 forzaron a su capitán que diese la batalla
con que se perdió.
176. v. 24.a Muestra gusto de los malos sucesos de los españoles en
todas las palabras essendoli felicemente succeduto (177. v. 17.)b ma il bottino su
ragionerole.
178. v. 1.c Españoles. Dice que los españoles cuentan esta jornada de otro
modo, callando las razones del Conde de Aremberg y excusando la temeridad
de su nación. Pero, / [128r] persona que estuvo presente se lo certificó. Tan
fácilmente cree, como sea, contra españoles.
180. v. 12.d Representa con lástima, como horrendo espectáculo, las eje-
cuciones de muertes que hizo el Duque de Alba.
[180.] v. 17.e Relación de la ejecución de la sentencia de muerte de los
condes de Egmont y de Horno, fondata con larga diceria in esser colpati nel crime
de laesa majestad.
181. v. 14.f Que al valor de este Conde de Egmont se atribuían las victo-
rias de los españoles en Granvelingas y San Quintín. En todo, hace ingratas
las ejecuciones de estas muertes. Y dice, que esta sangre llamó un gran diluvio
de sangre. Vide infra 182. 12, etcéterag.
185. v. 17.h El Duque de Alba, después que con el hierro y con el fuego,
vació las cárceles con strage inusitada, se puso en camino.
197. v. 1.i El Duque, amigo de guerra y de vencer más aína49 los cuerpos
que los ánimos de las gentes, publicó dos decretos. Uno contra los secretarios
de la religión, otro contra los que no manifestasen bienes. Que esto desagradó
a los mismos amigos del Duque por ser hecho a mal tiempo y que confirmaba
48 Julio Albi de la Cuesta, De Pavía a Rocroi. Los Tercios de infantería española en los
siglos XVI y XVII, Madrid 1999. Especialmente el Anejo I «Los Tercios de Flandes (1567-
1600)», pp. 375-382.
49 Ayna: Palabra bárbara, muy usada, con que damos priesa a que se haga alguna cosa; vale
lo mismo que presto. Proverbio: «La mujer y la gallina por andar se pierde ayna». Sebastián de
Covarrubias, Tesoro de la Lengua Castellana o Española, Luis Sánchez, Madrid 1611.
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g mg.
h mg.
i mg.
595
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
las razones de los confederados. Que el fin de la victoria de los españoles era
la avaricia y la Inquisición. Pero, el Duque estimó más cuatro mil ducados,
etcétera.
202.a Desde la plana 202 a la 210, resume en tres hojas todo el gran hecho
del Duque de Alba, con que sin batalla resistió y echó de los Estados al Prín-
cipe de Orange y al gran ejército de alemanes y franceses. Con loor habla del
Duque, pero bien muestra que no gusta de alargarse ni mostrarse elocuente a
favor de españoles. Como lo hace en loor de la parte contraria. Y no advierteb
que uno de los principales inventos del Duque fue no matarle gente al de
Orange, por no librarlo de los acreedores que lo habían de apretar y desacre-
ditar, vuelto a Alemania, por las pagas que les debía.
216. v. 3.c Refiere la sentencia del pontífice Pío V con que declaró por
hereje a Isabela y la privó del reino de Inglaterra y alzó la obediencia a los
católicos. Culpa este con mal consejo o mal ejecutado.
Libro 4
218. v. 9.d Representa la presunción del Duque con que vanamente per-
suadido de haber desengañado en aquella jornada al de Orange y a los demás
de sus fuerzas, pensó que no habían de volver más y se puso a ver fiestas y
torneos en el propio lugar donde poco antes habían sido degollados aquellos
señores, etcéterae.
219. 3.f Ponerse a reprender muy en particular el mal gobierno del Duque
en la paz. Reparte este gobierno en tres puntos. Primero, edificar fortalezas.
Segundo, quietar los ánimos de los pueblos con perdones del Rey y del Papa.
Tercero, sacar dinero de los pueblos con que sustentar presidios perpetuos en
las fortalezas. Todas tres cosas reprende. De la segunda burla mucho, diciendo
que habiendo alcanzado el Duque dichos perdones, hicieron sus familiares,
antes de la publicación de ellos, gran rumor exagerando la gran clemencia de
su santidad y de su majestad con que los pueblos tomaron alguna esperanza
(220.v.17)g. Llegado el día de la publicación, se hicieron en la plaza de Anvers
un soberbio teatro muy adornado en que se puso el Duque y los ministros.
Recita el tenor del perdón, por hacerlo más odioso. Porque de otra manera
a mg.
b del. non leg.
c mg.
d mg.
e señores om. B.
f mg.
g mg.
596
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
597
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
y apremios crueles, etcétera. Como los loa de condición generosa. Por el con-
trario, extraña mucho las demasías del Duque y los hierros con que encendió
fuego que él no pudo apagar jamás.
240. v 1.-22.a Como el emperador Maximiliano envió a España al archi-
duque Carlos, su hermano, a interceder con el Rey por el de Orange y por los
Estados.
Que el archiduque Carlos dio un memorial que contenía relación de lo
acontecido en los países, pero dicho de modo que parecía que el Emperador
y los electores no aprobaban el proceder del Rey. Prosigue en relación de esta
embajada culpando en particular de dicho proceder de parte del Emperador.
Conviene ver toda esta relación, que parece puesta para con mayor autoridad
hacer odioso al Rey y a los españoles. De la cual nación, dice, no se debía
servir el Rey en aquellos Estados, por ser odiosa no solamente a los naturales
(242. 6.)b pero a todos los vecinos. Es la relación de esta embajada hasta la
página 243 v. 11, que comienza la respuesta del Rey.
254. 18.c Que el Duque de Alba se quiso quedar en Flandes y dejar de
venir acompañando a la reina Doña Ana guiado de maligna estrella. Porque
con esto esperó la borrasca que le sobrevino por sus dacios.
259. 21.d Que las guerras con los pueblos sobre las cosas de la religión
son casi inextinguibles. Esta sentencia mira a confirmación de su opinión a
cerca del conceder libertad de conciencia. Llama absolutamente rey de Nava-
rra al de Bernae.
261. 20.-266.e Perseveraba todavía el Duque de Alba en sus designios, en
la obstinación del azote de los pueblos, etcétera (página 27 v. 2). Dice que por-
fiando a vencer el Duque con su obstinación la de los pueblos, no atendió a los
males que le maquinaban los enemigos en todas partes.
267. 11.f Burla la presunción del Duque de Alba de que por dinos de
memoria sus hechos en / [129r] aquella provincia y de la estatua pedestre que
para esta memoria él mismo se levantó en Anvers.
268. 18.g Habiendo burlado de la estatua y sus partes, dice de esta estatua
y conceptos de ella fue inventor il prete51 Aria Montano. Habiendo sido tan
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g mg.
598
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
insigne varón en letras y piedad cristiana el doctor Arias Montano, del hábito
de Santiago y capellán de su Majestad, etcétera. Debiera nombrarlos de otra
manera que il prete Aria Montano.
269. 5.a Dice cómo su majestad mandó quitar esta estatua y que los fla-
mencos, con nueva suerte de malicia, decían que el Rey debiera dejarla estar.
Porque a los que dejan mal nombre, las estatuas son sepulturas. Ex Tácito52.
[269.] 18.b Los llantos de los belgas, demás del efecto que hacían en Fran-
cia, habían despertado en Germania e Inglaterra a todos aquellos que podían
dolerse de los males de aquellos pueblos. Muestra aprobar la compasión y el
socorro.
271. 22.c Que el Duque no estimó mucho la entrada primera de los ingle-
ses en los Estados, stimando la potenza del suo Re di gran lunga superiore aquella
de nemici irrisión.
272. 5.d Refiere como murmuración de algunos que decían que el Duque,
viendo que el Rey lo quería quitar del gobierno de los Estados sin que le suce-
diera su hijo, como había pretendido, se descuido de la guarda de las plazas.
Para que perdidas, el Rey tuviese la necesidad de su persona. Y que otros más
enemigos decían que el Duque había ayudado con dinero a los enemigos para
estas presas. Él dice que no cree estas cosas. Pero que todos clamaban que la
iniquidad de los dacios y las extorsiones parían esto. Con todo, el Duque no
aflojaba de su rigor, hasta que al son de las armas callaron las leyes (v.16)e.
275. 21.f Que el Duque no había conocido la importancia de las Islas
Zelanda, Holanda, etcétera. Por eso no les había puesto presidios.
277. 7.g Los pueblos de Zelanda estaban a la mira para no dejarse poner
el pie sobre el pescuezo, y lóalos de prudencia.
a mg.
b mg.
c mg.
d lo mismo refiere infra 323. 15 mg.
e mg.
f mg.
g mg.
599
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
Libro 5
308. 11.a Condena el proceder riguroso del Rey y sus ministros, y dice
que el camino de la blancura habría llevado al Rey más fácilmente al fin
que se debía desear. Hasta el fin de la plana siguiente prosigue esta censura
contra los españoles, que dice no saben usar otro camino que el de rigor. Y
que siendo ellos tratados con sujeción en España, envidiaban la libertad de
los Estados y querían conquistarlos como a libres. Todo este discurso es muy
perjudicial.
324. 8.b Que la frialdad del Duque de Medinaceli, encarecida al Rey por
cartas del de Alba, fue causa que el de Alba obtuviese su pretensión de conti-
nuarse en el oficio (18)c y quedarse a aclarar lo que él mismo había enturbiado.
Pero que los flamencos juzgaban que por no dejar sucesor menos riguroso que
él, no quiso el de Alba que le sucediese el de Medina.
325. 4.d Que otras razones y el odio que había concitado el de Alba,
movieron a revelarse muchas ciudades de Holanda, etcétera. / [129v]
[325.] 22.e Que las más apretadas por los dacios se levantaron más presto.
327. 8.f Notabil cosa era veder]g. Desde aquí, en catorce renglones, aprueba
y loa la causa de los Estados en su rebelión. Diciendo que era cosa notable de
ver como aquellos pueblos tan constantes y fieles que en la primera entrada
del Príncipe no se quisieron mover contra su señor, en tiempo que con cual-
quiera movimiento hubieran puesto las cosas en gran peligro. Y que ahora,
escandalizados y agraviados del poder del Duque, por la calidad del perdón,
por la fábrica de las fortalezas y por la imposición de los dacios, cosas todas
contra sus privilegios, tocaron los ánimos. Cosa bien prevista del Príncipe. El
cual, a los que lo culpaban de temeridad por traer guerra contra un rey tan
grande, solía responder que las codicias y la crueldad de los españoles le abri-
rían las puertas de toda la inferior Germanía.
328. 11.-330. 18.-332. 3.-333. 19.h A Chiapin Viteli atribuye toda la auto-
ridad y el hecho de la empresa de Mons, y la Via. De Mur, de Genlis y los
franceses.
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g sic.
h mg.
600
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
362. 20.a Dende aquí nota un grande yerro del Duque de Alba en no
haber ido donde la presa de Mons y de Malinas a cobrar, o asegurar a Zelanda
como muchos se lo aconsejaron. Este dice que se ha tenido por el mayor yerro
que se hizo en toda la guerra. Y parece tiene razón (364. 1).
Libro 6
374. 25.b O como otros quieren, siendo de su naturaleza cruel, [don
Fabrique, hijo del Duque]c, rompiendo los pactos, y la razón de las gentes.
Entrando en la ciudad, no se contentó con saquearla cruelmente, pero todo
lo metió a fuego y a hierro sin perdonar sexo ni edad. Y con tales crueldades
que rehúsa y aborrece la pluma de escribirlas. Y así, la piadosa intención del
Rey con sus vasallos aprovechaba poco siendo ejecutada cruelmente por sus
ministros.
375. 11.d Non dimeno li essempi di violata fede producevano contrario efecto,
etcétera. Hasta la línea 16.
[375.] 17.e Fra le terre.]f Celebra la fidelidad de Ámsterdam para con el
Rey. Reprehende el mal pago y desagradecimientos con que fue tratada.
376. 2.g Assai tosto della rotafede si videro i fruti.
383. 1.h Ma la sospeta fede del Capitano [de don Fabrique]i.
[383]. 8.j Los soldados españoles codiciosos de guerra, o antes de rapiña
[o robo]k.
387. 11.l Come prevaleva in Federico la autorita all´ esperienza.
430. 25.m Refiere con encarecimiento el rigor y crueldad de Don Fabrique
contra los de Harlem, rendidos contra los pactos. Vide 432. 3, etcétera.
431. 22.n Que Bordet, capitán francés, informado del ánimo de don Fabri-
que, hizo a un soldado suyo que lo matase de un arcabuzazo. Con el cual,
dice, se liberó dalle manigolde mani.
a mg.
b mg.
c sic.
d mg.
e mg.
f sic.
g mg.
h mg.
i sic.
j mg.
k sic.
l mg.
m mg.
n mg.
601
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
432. 20.a Que el mismo don Fabrique, por mucho que se guardaba, le
alcanzó un arcabuzazo.
433. 3.b De esta manera se rindió Harlem, ciudad principal de Holanda.
Bien defendida, mal socorrida y digna de mejor fortuna. Loa y llora como pro-
pias las cosas de la parte contraria.
Libro 7
436. 4.c El grave daño que hicieron al Rey para enajenar más los ánimos
de los holandeses los españoles en Harlem (439. 6).
453. 18.d Que el Rey, aunque tarde, echó de ver que era mal camino el del
rigor y quiso tentar el camino / [130r] de la dulzura o blandura. La cual, tam-
poco fue bien puesta en efecto.
459. 13.e Que Fabrique estaba en los Estados más odiosos que su padre y
que a él se atribuían los sacos de las ciudades, los motines de los soldados y
las extorsiones de los pueblos que fueron ocasionadas de la pérdida de aque-
llos países.
492. 5.f Que los amotinados saquearon la casa del señor Chiampañi,
gobernador de Ambers. Quizás, a instancia de Sancho de Ávila, que eran ene-
migos por causa de mujeres.
493. 25.g Los amotinados se desvergonzaron más con el comendador
mayor, que hubieran osado hacer con el Duque de Alba, por ser el comenda-
dor mayor hombre de paz y de menor calidad.
Libro 8
505. 1.h Que la armada que se aprestaba en Vizcaya dejase de enviarse a
Flandes por haber muerto P. Menéndez, no es verosímil. Porque no había de
faltar a España otro que supiese tan poco como él [de los mares y canales de
Flandes]i. Los chistes y motes todos son para contra españoles. Atribuye el
no haber ido esta armada a ignorancia de los consejeros del Rey. Pretendida
y apasionada de la gran potencia por la mar de los holandeses y zelandeses.
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g mg.
h mg.
i sic.
602
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
Que él engrandece por ventura con verdad, pero con afición. Culpa mucho de
los congresos del Rey del desprecio de esta parte.
517. 15.a Dice con encarecimiento de la animosidad y hechos cercanos
a Leiden, y exclama: Cotanto potena in quelli animi il desiderio di conservare la
liberta (518. 12)b Volvió entretanto a Rótterdam el Boisot con el almirante
Ziriczea y el de Flesinges, cuarenta capitanes y ochocientos marineros. Gente
valerosa y feroz, que tales son los zelandeses. Ver infra 562. 19.
531.c Es muy de considerar la elocuencia con que va celebrando y des-
cribiendo la constancia de los de Leiden en el sufrir el cerco. Cómo refiere las
palabras de valeroso ánimo de P. Adrián, burgo maestre, llamándole viejo
constante. Por otra parte, la buena correspondencia y diligencia del Príncipe
y del Boisot y de los demás, que enviaban y llevaban el socorro. Bien está, que
no da semejantes ejemplos de buena voluntad en las hazañas de los españoles.
537. 9.d Supone que las gentes del Rey se habían puesto en huída debían
decir que se habían retirado. Usa de los más feos vocablos.
539. 5.e El de Orange dice a los de Leiden, habiéndolos socorrido, que
estimen aquella libertad que los españoles querían convertir en servidumbre.
539. 5.f Vogliono fiaminglu].g Que los flamencos atribuían a milagro la libe-
ración de Leiden. A inspiración divina en el Príncipe, y los cercados, y exceca-
ción de Valdés, que no la batiese ni asaltase (540. 12)h. Más que todas estas cosas
había obrado el Señor por no permitir la crueldad inhumana que los españoles
suelen usar con los vencidos. Tras esto, echa de ver que se ha detenido en esta
narración tan extensa, dice, por excusa. Que la acción merece ser escrita por
extenso y sumamente alabada. Y que no es menos antes muy más maravilloso
este socorro que el que hicieron los españoles a la isla de Gous apeando el mar.
En referir aquel no se detuvo el historiador tan de buena gana.
543. 16.i Que los medios que el Rey había usado para reducir a paz los
Estados habían aprovechado poco./ [130v] El primero fue quitar el gobierno
al Duque de Alba, que era aborrecido de los pueblos por las rigurosas eje-
cuciones de castigos, por la imposición de los dacios, que intentó, por la
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g sic.
h mg.
i mg.
603
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
molestias que sin ningún respeto daba con la guerra. (544.)a Que el Duque
había hecho llaga incurable, y que como vieron que el Rey no lo castigo, no se
desenfadaron. Discurre el disgusto que tuvieron del comendador mayor y de
su consejero, Jerónimo de Roda, prete naturale de Murcia, y porque no fue de
provecho el perdón por haber perdido sazón. Que últimamente el Rey trato
pláticas de paz por medio del emperador Maximiliano, a quien pidió que
diese a entender que las movía de suyo por bien de Alemania.
550. 11-551. 11.b Quejas de los flamencos contra la soberbia y maltrato de
los españoles.
552.c En nombre de los flamencos, defiende la causa de ellos, como
demás agraviados y ofendidos de España. Que ofensores, beneméritos de
antigüedad por los servicios en las guerras de Francia y África al emperador
Carlos V y al Rey, y no remunerados, prosiguen sus quejas. Principalmente de
la tiranide, así dicen, (533.18)d del Duque de Alba. Porque tuvieron justa causa
de hacer cualquiera esfuerzo en contra por defender sus vidas, sus mujeres,
hijos y haciendas, etcétera.
554.e Dicen que no han de dejar su religión condenándola como herética,
siendo apostólica y evangélica. Y que da las cosas de Dios a Dios y las del Rey
al Rey. Y que «no es posible que tanto número de personas de todas las suertes
y edades, que no sin guía del Espíritu Santo, ni sin gracia de Dios, siguen la
religión reformada, dejen su patria», etcétera.
559. 16.f Que las armas que tenían se las habían puesto en las manos la
soberbia y la avaricia y el dominio insoportable de los forasteros [españoles]g.
560. 5.h Que en cuanto a la religión se ofrecían de hacer jueces los Esta-
dos. Porque (dicen) «no siendo la fe sino un don de Dios, una virtud del
Espíritu Santo y una voz del verbo divino instilada en los entendimientos de
los hombres, no parece conveniente que los que han recibido la doctrina de la
religión reformada hayan con daño suyo y de la autoridad y del dominio real
de dejar las tierras propias», etcétera.
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g sic.
h mg.
604
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
561. v.12.a Prosigue culpando el poco caso que dicen haberle hecho el Rey
de la intercesión del Emperador. Y que en cuanto a promesas y juramentos
que hiciese el Rey, que el Papa lo absolvería fácilmente conforme a la ley de
que a los herejes no se les debe guardar la fe. Y, juntamente, tocaban de paso
las promesas debajo de que se rindieron los moros de Granada que no se les
guardaron.
564. 10.b Mauricio, hijo del Príncipe, que fue después hecho capitán gene-
ral de los Estados y militó valerosamente contra el Rey. Este vocablo, valeroso,
y valerosamente, da casi siempre a los contrarios del Rey.
574. 13.c Es de ver con qué buenos colores honra al coronel de la guarda
en el haber rendido a Utrech.
Libro 9
598. 24.d Que la Reina de Inglaterra, viendo que el Rey se obstinaba en
llevar a delante la guerra con los Estados, lo persuadía a la paz. Protestándole
que si porque algunas fuerzas de Zelanda y Holanda no viniesen a manos con
los franceses, sus enemigos, ella las tomase, la tuviese por excusada de culpa.
/ [131r]
601. 1.e A Juan Bautista Monti, capitán de la caballería italiana, alaba de
muy buena gana y sin repelo donde quiera, y no así a los españoles. A Juan
Bautista atribuye casi toda la victoria contra el Conde Ludovico (470. 8-631. 21).
601. 20.f Dice de la muerte del comendador mayor. Como estaba dis-
gustado por haber quedado desacreditado, a causa del decreto que el Rey
había hecho contra los hombres de negocios, como le hacían oposición los del
Consejo de Estado a todos sus designios. Finalmente, (dice), este hombre apto
para embajadas y más para la industria de la paz que para el arte de la guerra,
comenzó su gobierno con gran confianza de sí mismo. Prosiguiólo con igno-
rancia y murió con angustia de ánimo. Bien descubre el gusto con que lastima
e hinca la lanza a los españoles.
603.g Que el Rey tuvo sentimiento de la muerte del Comendador mayor
como de hombre que amaba. (Si es verdad, (dice)h, que en los príncipes se
halle amor).
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g mg.
h sic.
605
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
[603.] 10.a O que el Rey por medio de los rigores pasados quisiere probar
este camino de lisonjear a los flamencos o por creer mucho al Hopero. Ordenó
que el Consejo de Estado gobernase mientras proveía gobernador.
604. 1.b Que unos culpaban esta resolución del Rey y discurrían que por
no tener persona que nombrar para aquel gobierno, vino a dar en tan débil
provisión. Otros la loaban, etcétera.
606c. 18.d Describe el motín de los soldados españoles del Tercio de Val-
dés. Y aunque es digno de ser contado, pero vese el cuidado artificio que lleva
para hacer odiosa la nación española (608. 10)e. Afligían a los miserables más
que lo que hicieron los más crueles enemigos. Y no contentos con esto, avan-
zaban a Bruselas, etcétera.
611. 12.f Que el Marqués de Aure vino descontento y mal satisfecho de
España por no haberle hecho el Rey moneda pecuniaria, sino sólo hecho lo
de su cámara. Y que el despreciaba esta honra tan estimada por los españoles.
612. 10.g Que los capitanes principales de españoles y tudescos que ser-
vían al Rey temieron desmoderadamente, [o sin medida]h, y fueron la princi-
pal causa de los males que sucedieron. Que negaron la obediencia al Consejo
de Estado, etcétera. Prosigue culpando a estos en todo, que se inclinaban por
su oficio y profesión más a guerra que a paz. Que no sabían de Consejo de
Estado y que por ventura eran de la opinión de algunos que dicen que a los
soldados españoles les es lícito amotinarse cuando les diere gusto, y que los
vasallos del Rey de aquellos Estados están obligados a sufrir las insolencias y
la crueldad de ellos. (614. 1.)i.
617. 13.j Sancho de Ávila y los demás bien vían que el remedio consistía
en quietar a los amotinados, más no querían hacerles fuerza. Quisieron con-
tentarlos con ofrecerles algún dinero, y ellos no quisieron menos que todo el
que se les debía.
619. 18.k Que los Consejos de Bravante prendieron al Conde de Masfelt
a N. N, que eran los más españoles del Consejo del Estado General. Hicieron
a mg.
b mg.
c 608 corr.
d mg.
e mg.
f mg.
g mg.
h sic.
i mg.
j mg.
k mg.
606
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g mg.
h mg.
i sic.
607
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
646. 20.a Describe la presa y saco de Ambers por los españoles encare-
ciendo trágicamente la rabia y fiereza con que trataron hombres y mujeres,
y las torpezas que cometieron. Bien procura aquí hacer odiosa y detestable a
todas las naciones la española.
647. 14.b Concluye diciendo, de manera que se puede decir, que una de
las más felices y más ricas ciudades del mundo fue por baja gente (que tales
la mayor parte de los soldados) reducida a la mayor infelicidad que sopor-
tarse pueda. La paréntesis (que tal es, etcétera) que añade por encubrir el
haber llamado baja gente a la que hizo esta presa es ridícula. Porque en todas
las tomas de las ciudades, y en la de Troya y Cartago, son soldados los que
abaten las ciudades y repúblicas (18)c. Bien se ve que quiso llamar así a los
españoles el genovés53. Que los flamencos decían que no podían acabar de
entender de que religión fuesen los soldados españoles, especialmente los
amotinados. Haciendo efectos muy diferentes de la palabras. Pues, que como
católicos romanos traían por insignia a Cristo nuestro señor y a la bendita Vir-
gen, y hacían oración al entrar en las batallas. Y después, a un mismo tiempo,
encrueleciéndose contra los rendidos ejercitaban tantas impiedades cuantas
pueden caber en un ánimo ateísta. Más, son fruto de la guerra.
648. 25.d Las riquezas que quedaron en manos de los robadores fueron
sin medida y el modo con que usaron de ellas bárbaro. Porque el juego, la
lujuria, etcétera.
649. 6.e Al rey, aunque de naturaleza riguroso desplacían los saquea-
mientos de las ciudades.
650 v. 14.f Pone las capitulaciones que hicieron el Príncipe y los Estados
juntos en Gante contra / [133r] el Rey y contra los españoles. Y antes, dice,
que las pondría por extenso porque importan mucho a la suma de las cosas
y por haber sido juzgadas por capitulaciones justas y convenientes así al Rey
como a los Estados, etcétera. Esto afirma, y que formaron un acuerdo y una
paz general para todo el país sin contravenir a la religión católica ni a la auto-
ridad real. Con esto, declara este autor su sentimiento, al cual a enderezado
toda su historia, para abonar los intentos y obras del Príncipe contra el Rey y
53 Referencia a Conestagio.
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
608
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
contra los españoles. Véanse las capitulaciones desde la plana (651. 2)a. En fin,
sigue la opinión de los Estados (681. 17)b.
674. 12.c Creció de tal manera la arrogancia de aquesta gente vil, etcétera.
Habla de unos soldados españoles.
Libro 10
678. 10.d Que entró en los Estados el señor don Juan habiendo pasado por
Francia desconocido y mudado el hábito por el poco aparato de compañía y
de armas que llevaba para conforme a su calidad. No quiere dar alguna buena
razón de conveniencia para haber pasado así.
679. 4.e Que el señor don Juan bien recibido en Flandes de todos aquellos
pueblos que son gente fiel.
[679.] 16.f Entre los capítulos de la comisión del Rey al señor don Juan,
dice era uno que hiciese un perdón general a todos los culpados en las rebe-
liones pasadas. Reservando al Príncipe de Orange, que llama llamaba indigno
de perdón. El escritor no juzga que lo era, antes entiendo que le parece yerro
haberlo reservado y exceso el haberlo llamado, etcétera (680. 6)g.
[679.] 24.h El juicio que hace en persona de los flamencos de esta comi-
sión es el suyo. Condenándola toda y hablando de ella con irrisión. Particular-
mente en aquellas palabras: «Procurar de soggiogar la Olanda con l´armi se non
govase la indulgenza, parera risolutione dafar a bell´ aggio, ne da metter in mano a un
giovane». Y aun, para ser tan maliciosos como el historiador, podemos enten-
der que el parera risolutione quiere decir primero risa que resolución.
682. 7.i Refiere otra nueva capitulación de los Estados que hicieron des-
pués de llegado el señor don Juan. Que dicen haber hecho y hacer viendo la
patria aflita54 por la opresión más que bárbara, tiránica, de los españoles, etcé-
tera. Esta concordia y unión que ellos y el historiador llaman, es una conjura-
ción contra el Rey y los españoles.
a mg.
b mg.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g mg.
h mg.
i mg.
609
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
687. 16.a Que su Majestad respondió al señor don Juan que antes que
venir a guerra concediese los dos puntos principales que pedían los Estados:
primero, echar de la tierra los españoles; segundo, y aprobar la pacificación de
Gante.
689. 18.b Los flamencos, toda la causa de las alteraciones atribuyen a la
crueldad del Duque de Alba en los castigos e imposiciones de dacios, y a la
mala disciplina y motines de los soldados. Y aconsejan al señor don Juan, muy
en conformidad de sus intentos y deseos, con persuasión que amenaza fuerza
y necesidad.
694. 5.c Que el señor don Juan acordó la nueva paz con los Estados, aun-
que en el capitularla se ofrecieron algunas dificultades. Por las cuales, eno-
jado, con más cólerad que prudencia, se tornó a la Marcia. Que en este enojo,
dijo públicamente palabras muy / [133v] libres amenazando guerra. Con lo
cual, hizo cautos a sus adversarios. Cúlpalo de esta claridad.
702. 8.e Que los soldados españoles que por la dicha paz fueron «echados
fuera de los Estados. Se lamentaban y no podían soportar ser echados fuera
tan vilmente con título de traidores y de rebeldes enemigos del Rey y del
país».
705. 18.f Por las cuatro hojas siguientes, refiere las palabras de una larga
carta del Príncipe de Orange a los Estados en que les da advertencias para
el asiento de la paz. Enderezadas a que pidiesen demandas injustas y perju-
diciales al Rey, para que así se desacordasen. Esta carta dice cosas contra los
españoles y contra el Rey, pero cosas generales.
722. 24.g Que el señor don Juan, lleno de sospechas y temores y descon-
fianza de los Estados, y desgustoso del modo de gobierno. Comenzó a desgus-
tarse porque le parecía que aquel gobierno era contra su condición amiga de
mandar absolutamente y de guerrear. Y que aquí tenía las manos atadas.
727.h Comienza las ocasiones de desavenirse el señor don Juan con los
Estados atribuyendo siempre culpa, demandas injustas contrarias a las capi-
tulaciones y gana de guerrear por mocedad e inexperiencia del señor don
Juan. Que no consiguiendo nada de los Estados crecieron sus disgustos sobre
a mg.
b mg.
c mg.
d se tornó del.
e mg.
f mg.
g mg.
h mg.
610
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
a mg.
b sic.
c mg.
d 730. 3 A: 703. 3 B
e mg. 729 del.
f mg.
g mg.
611
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
todas las dificultades y, en cierta manera, haber ganado [de nuevo]a aquellos
países, hizo hacer a la España la mayor pérdida que haya quizás hecho jamás,
quitando las cosas de esta manera. Su destino fue, etcétera (736. 1). Esta es la
suma o argumento de la acusación que haceb del señor don Juan que después
va particularizando por entero y por sus capítulos. Diciendo como con ficcio-
nes, espantos y promesas indujo a la infantería tudesca y a sus coroneles y
a otros, a que se hiciesen de su parte contra los Estados. Opóneles mentiras,
engaños, violación de los pactos y juramentos (746.). Por el contrario, pinta
justificadísimo el proceder de los Estado.
748. 19.-759. 19.-770. 23.c Vuelve a la acusación del señor don Juan (749. 9 d.
Otra vez a la justificación del proceder de los Estados.
758. 10.e Por otra parte, como oponiendo a la imprudencia del goberna-
dor, describe la vigilancia y prudencia del Príncipe de Orange.
765. 23.f Es de notar, en cuanta manera encarece, aquí y en otras partes,
la dificultad que tiene el hacer guerra en Holanda. Representándola poderosí-
sima e inexpugnable.
768. 8.g En persona de los Estados, dice que la religión no se ha de con-
servar con armas ni fuerzah (769. 18)i. Dicen que son tan fieles al Rey su señor
natural (770. 6)j, que aunque ausente e inexorable, no le han podido perder
la afición. Habiendo sido oprimidos con tantas extorsiones y crueldad de los
ministros. Pretenden mostrar que son más fieles al Rey que España. Que no
consiente leyes si no hechas en cortesk, que no consiente que se le edifiquen
fortalezas en las ciudades, que hizo comunidades por muy menores causas y
que los soldados españoles se amotinan cada día y pelean contra su Rey.
771. 20.l Que Carlos V, aunque procuró impedir la propagación de los
errores de Lutero porque no dañasen a la tranquilidad pública. Pero que
después, viendo el argumento que aquellas opiniones tenían en Alemania y
en lugar de evitar alteraciones, se causaría grande efusión de sangre. Caló las
a sic.
b del del.
c mg.
d mg.
e mg.
f mg.
g mg.
h fuerza A: fuerzas B
i mg.
j mg.
k leyes si no hechas en cortes om. B.
l mg.
612
SOBRE LAS GUERRAS DE FLANDES DE JERÓNIMO CONESTAGGIO
velas como piloto sabio y concedió libertad de religión. Esto dice en nombre
de los flamencos.
772. 13.a Para dar razón de que justamente desconfiaban de la que el
señor don Juan decía ser su intención, traían los ejemplos de los indios inocen-
tes y de la fe quebrantada de los moros de Granada. Acción en que el mismo
don Juan había sido capitán.
En suma, este libro décimo es la peroración de esta declamación en que
este autor pretende hacer odiosa a todo el mundo la nación española y conde-
nar su proceder y gobierno. Y así, carga más la mano y mueve los afectos para
concitar ira, desprecio y aborrecimiento. Y con sólo leer este último libro, verá
cualquier persona prudente y desapasionada la pasión del escritor.
a mg.
613
INFORME SOBRE UNA CÁTEDRA DE
LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
Estudio introductorio y edición
por Jesús M. Nieto Ibáñez
ESTUDIO INTRODUCTORIO
617
INFORME SOBRE UNA CÁTEDRA DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
Otro ejemplo de Platón está tomado del diálogo Amatores, 134 E, que es
uno de los escritos apócrifos conocido más bien con el nombre de los Rivales,
Anterastaí, donde se toca el tema de la erudición o conocimiento de todas las
artes. La idea básica platónica es que no se puede ser experto en cualquier
arte, sino que hay que ser capaz de seguir a los expertos en cada parcela del
conocimiento. Sólo se puede dominar de forma debida una destreza, como
también se indica en varias ocasiones en la República1. El texto referido hace
alusión a quién pertenece la competencia de supervisar los ejercicios y ali-
mentos que ha de tomar un atleta, al médico o al pedotriba.
Se añade el testimonio de Valerio Máximo, VIII 12, 1, de Quinto Escévola,
el célebre maestro y especialista en jurisprudencia, además de cónsul en 117,
que cuando le consultaban algo remitía a Furio y a Cascelio, especialistas en
esta disciplina. El autor latino sacaba como moraleja que los mejores maestros
son aquellos que tienen una modesta opinión de su talento y aprecian más los
conocimientos de los otros. El ejemplo es recogido también por Cicerón en Pro
Balbo 45, como anota el propio Pedro de Valencia, y es la fuente que reproduce
Valerio Máximo.
Con esta anécdota sobre Escévola Pedro de Valencia ha entrado de lleno
en el tema en cuestión, a saber, el derecho, habida cuenta de que la cátedra es
de esta materia, y lo hace con otra cita de Platón, del Alcibíades Primero, con la
idea de que algunos maestros dicen saber algo que no saben y que nunca han
aprendido. En realidad ésta es una de las claves del tratado, el aprender del
maestro y la conciencia de la ignorancia.
Se insta a tener una buena erudición griega y latina, que no la pueden
tener los ὀψιμαθείς, los que han empezado a aprender ya tarde. La erudición
ha de ser completa, ambidiestra dirá el humanista. El axioma de ser parco
en la utilización de medios, es decir, la simplicidad, para conseguir buenos
resultados, es recogido por medio del conocido dicho latino, del ámbito legal,
frustra fiunt per plura, quae possunt fieri per pauciora, en vano hacen con muchas
cosas lo que pueden hacer con pocas2.
La frase bíblica de Mateo 15, 14, «si un maestro ciego guía a otro ciego,
los dos caerán en el hoyo» se acompaña de la referencia a la parábola del
evangelio de Mateo, 21, 33, sobre los viñadores homicidas.
En la parte final hay referencias personales, una directa al predicador
Padre Castroverde, para quien son «profesores vulgares de derecho sin eru-
dición ni noticia de la antigüedad del imperio constantinopolitano para inter-
pretar el volumen». La queja alcanza no sólo a los profesores de derecho, sino
618
INFORME SOBRE UNA CÁTEDRA DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
también a los de filosofía moral y de Sagrada Escritura. Los que ocupan estas
cátedras, pero que sólo se dedican a temas teológicos, en especial escolásticos,
dejan a un lado el texto. En este debate de la teología, con el texto original
como base, contrapone a los teólogos de la Escuela de Salamanca, Padre Man-
cio del Corpus Christi o Francisco de Vitoria, con Arias Montano. Está claro
que la opción para nuestro humanista es Montano.
Tras estas alusiones contemporáneas se vuelve al modelo de los clásicos,
al caso de Sócrates, que para nuestro humanista es modelo de la física, no
sólo de la moral. Sócrates fue discípulo de Anaxágoras en esta materia. En
el tratado Timeo, que describe la creación del mundo desde tres puntos de
vista diferentes y que por tanto es la obra más completa de la física platónica,
Sócrates no tiene un papel central, como en otros diálogos, sino secundario, es
decir, es un discípulo del maestro Timeo.
Una persona ruda en erudición, que no sabe casi latín, no puede ocu-
par una cátedra de derecho, esta es la más clara conclusión del informe, que
apoya con el refrán in dolio figlinam artem discere, recogido por Erasmo en sus
Adagia (I 6, 15), que apunta en esa dirección de que no hay que empezar por la
parte más difícil o especializada, sino por la más básica, en este caso la lengua
latina. En esta misma línea se inserta el broche que se pone con Diógenes Laer-
cio, IV 10, y su anécdota de Jenócrates, según la cual a uno que quería asistir
a su escuela sin haber aprendido antes las disciplinas precisas le respondió
«Aquí no cardamos la lana». Pedro de Valencia no precisa a quién pertenece
la anécdota, si a Platón o a su discípulo Jenócrates. Con esta frase griega y su
traducción más amplia concluye de Valencia su informe, «no se carda o hila
el vellón rústico sin preparar como se acaba de desquilar», es decir, antes de
llegar a un conocimiento superior hay que dominar el más esencial.
619
edición
[5r]
Praemia quidem ipsa non sunt in eius facto qui adeptus est, sed eius qui dedit
Cicero Pro Balbo 5163 y Cuando se trata con juicio si están bien o mal dadas,
mas se alaba o se culpa y condena el que los dio que el que los recibió, la obra
es principalmente del que los dio, y corren por su cuenta.
1- Presupónese como commún noticia conocida naturalmente por todos
los hombres y confirmada por todos los sabios del mundo, que ninguno debe
ser admitido a oficio ni ministerio que no sabe ni aún en las cosas menores,
sino que un barbero y un herrador y un sastre han de ser esaminados y apro-
bados y principalmente para enseñar se requiere no sólo que sepa el maestro
medianamente el arte, sino perfectamente y con primor, no empíricamente,
sino con método y por sus principios. Prueba esto Platón largamente en el
Alcibíades primero:
2- El proverbio griego dice: ἔρδοι τη;ν ἔκαστος εἰδείη τέχνην, Faciat quam
quisque norit artem, establece ésta por ley general de la razón para todas las
naciones y repúblicas4. A los maestros fingidos que representan autoridad
y profesan dotrina, no teniendo sciencia, llama el Apóstol, fontes sine aqua
que van a ellas con sed viendo una fuente de mármol muy bien labrada y
muy capaz, y llegados la hallan seca. Así acá cuando llegan con sus dudas y
dificultades a los dotores en las cosas que ellos no saben. Plato in dialogo qui
inscribitur Amatores página 134 E docet peritum in unaquaeque arte de sua arte
interrogandum. Quem interrogantes de laboribus et cibis qui adiuvandum corpus
moderati sint, iuste interrogaviamus? Medicum scilicet aut paedotribam quantitate
conveniente? Nemque agricolam, etc.5
Úsase en todo caso el título 12 del libro 8 de Valerio Máximo, cuyo título
es Optimis artium magistris concedendum esse. El 2º ejemplo de Q. Scaevola
jurisconsulto, que cuando le preguntaban algo de iure praedicatorio remitía
los consultoresa a Furio y Cascelio, Quo quidem facto moderationem magis suam
3 Balb. 6.
4 Realmente el proverbio griego es ἔρδοι τις ἥν ἕκαστος εἰδείη τέχνην que aparece
por primera vez en Aristófanes, V. 1431, y después en Diogeniano, Paroem. P 1, 4, 5, Iul.,
Them. 7, 4 y Suda, s.v.
5 Amat. 134 e.
a Ad Furium et Cascellium se lee en Cicerón, Oratio Pro Cornelio Balbo 522, donde
habiéndose referido lo de Q. Scaevola añade: Si nos de aqua nostra C. Aquilium consuleba-
mus, quod adsiduus usus uni rei deditus et ingenium et artem saepe vincit infra mg.
623
INFORME SOBRE UNA CÁTEDRA DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
624
INFORME SOBRE UNA CÁTEDRA DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
refieren que dijo en acabando de pronunciar este dicho, pensé que a cardado-
res tan a despropósito y más que a cardadores para la viña son los profesores
vulgares de derechos sin erudición ni noticia de la antigüedad del imperio
constantinopolitano para interpretar el volumen. En las cátedras de filosofía
moral y en la de Escritura hay otro total ejemplo en esta Universidad, que
cuando se dan a teólogos solamente scolásticos, en efeto no se leen. Porque se
van a cuestiones teológicas y dejan el texto asignado de Aristóteles o de algún
profeta sin tocarle. Docto jurista ha de ser el que lea esta cátedra de volumen,
pero necesariamente erudito en humanidad. Si se opusiera el maestro Mancio
o Vitoria11 con Arias Montano a la cátedra descrita, quién dudaría en que se
había de preferir Montano. En la de prima de teología fuera la duda. Pues
acerca de mí ni aún con otras cátedras no tienen duda las consecuencias de
vuestras mercedes, que me deseen preferir en la de volumen, ni aun competi-
dores pienso que tendrán frente para negarme incomparable ventaja. No hay
para que esperar ascenso y órdenes menores como que sea necesaria la corona
y grados de instituta y, como si me hubiesen de ordenar de Epístola la cátedra,
se debe dar de derecho a quienes más idóneo regente para ella. Y es ridículo y
lastimoso otro método de elección / [6v] y disparate como los que se piensan
para causar risa en las comedias. Tráiganme un tundidor que me confiese,
etc. Gran filósofo fue Sócrates, según yo pienso también en la parte física, un
tan aventajado ingenio que tuvo en ella por maestro a Anaxágoras. Con todo
porque era más insigne en lo moral y político, Platón que lo introduce siempre
por maestro en las materias morales, en llegando a tratar de los físico lo intro-
duce por oyente y a Timeo por maestro en el diálogo llamado Timeo. Llegarse
un muy moderado en la noticia del derecho comm<ún> y muy rudo en toda
buena erudición, que apenas sabe ni entiende el latín, que a lo menos si el
latín <es> de buenos autores, totalmente no lo entiende a querer interpretar
en cátedra pública el volumen lo que dice el refrán ἐν τῷ πείθῳ τῶν κεραμείων.
In dolio figlinam [artem discere]12 De prender a ser ollero <co>menzando por
hacer una gran tinaja. A Platón o a Jenócrates le traían un discípulo para que
le enseñase la filosofía13. Preguntó si había oído las matemáticas, respondieron
que no, y él, pues aprende<dlas>, παρ’ ἐμοί γὰρ πόκος οὔ κναπτέται, Apud <me
enim> vellus non carminatur aut netur. Porque en mi <es>cuela no se carda o
hila el vellón rústico sin preparar como se acaba de desquilar.
625
índice de nombres propios
627
índice de nombres propios
628
índice de nombres propios
629
índice de nombres propios
Asia 161, 190, 471, 477, 509, 543, 552, 607 AZAMBUJA, D. de 513
ASTRAIN, A. 386, 389, 390, 391, 393, 395, AZANZA, J. 158
396, 397, 398, 400, 403, 404, 463, 482, Azores 494, 529
483, 492, 529, 531 Azpeitia 128
ASTREA, 155, 156, 195, 237 AZUAGA, P. de 409, 425, 454
ASTREO 225, 237
ASTULFO 265
Asturias 266 Babilonia 152, 187, 217
ATALO 190 Babuyanes, islas 494, 549
Atenas 174, 191, 206, 216, 350, 355 BACIERO, C. 412, 420, 461
ATENEA 148 BACO 168, 292, 216
Ática 73, 79, 83 Badajoz 493, 560
ÁTICO 88, 103 BADUARIO, Juan 245, 268
Atjeh 532 BAECK, L. 561
Atlántico 471 Baena 559, 572
AUBIN, J. 543 BAEZA, S. de 474
Aucheo vid Haucheo Baffin, tierra de 471
Augsburgo 376 Bajar 533
AUGUSTO, OCTAVIO CÉSAR 147, 155, BALBO 617
175, 176, 178, 180, 187, 257, 208, 209, BALLESTER, J. 566
218, 219 BALLESTEROS GAIBROIS, M, 382, 568
AURE, Marqués de 606 BALLESTEROS Y SAAVEDRA, F. 572
AUSTRIA (dinastía) 407, 426, 458, 479, BAMBA vid. WAMBA
507 BAÑOS Y VELASCO, J. 561
Austria 285, 286, 555 BAQUÍLIDES 359
AUSTRIA, Alfonso 280 BARBARROJA, Jeireddin 586
AUSTRIA, Ana de 598 Barbastro 555
AUSTRIA, Ana María Mauricia de 279, BARBERO RICHART, M. 163
280 BARBILLO, C. 166
AUSTRIA, Carlos de 279, 591 BARBOSA 565
AUSTRIA, Fernando (Cardenal-Infante) BARBOSA MACHADO, D. 561
279 Barcelona 388, 571, 579, 580, 589
AUSTRIA, Fernando de 560 Barlovento, islas de 486
AUSTRIA, Juan de 384, 385, 557, 577, BARONIO, César 577
585, 609, 610, 611, 612, 613 BARRERA, A. 565, 569, 571
AUSTRIA, Margarita de 124, 185, 142, BARRETO, F. 506
277, 279, 280, 283, 375, 558, 567, 568 BARRIENTOS GARCÍA, J. 461
AUSTRIA, María Ana de 171, 279 BARTOLI, Girolamo 579
AUSTRIA, María de 555, 558 BARTOLOMÉ vid. SUMITANDA, O.
AVENDAÑO, D. de 459 BARZIZZA, Gasparino da 309
AVICENA 29, 30, 53, 59 BASEGODA I HUGAS, B. 571
ÁVILA, Sancho de 602, 606, 607 Basilea 170, 272
AVITO 244, 245, 261 BASILIO, San 244, 246, 265, 275
Aynao vid. Hainan BASILISCO CÉSAR 263
630
índice de nombres propios
631
índice de nombres propios
632
índice de nombres propios
CARLOS, Archiduque 598 556, 557, 558, 559, 561, 562, 565, 566,
CARNEIRO, M. 393, 506, 507, 540, 553 567, 569, 570, 571, 579, 580, 581, 582
Carolinas, archipiélago de las 485, 527 CASTILLO, B. del 486
CARRASCO, R. 370, 381 CASTILLO, F. de 566
CARREIRA, A. 291, 292, 294, 295, 333, CASTILLO DE BOVADILLA 178
335. CASTRO, J. de 491
CARRERA, Luis de la 333 CASTRO, A. de 425, 492
CARRERA DE LA RED, A. 21, 185 CASTRO, L. de. 374
CARRERA STAMPA, M. 527, 528 CASTRO, R. 387
CARRIEDO, P. 483 CASTROVERDE, Francisco de 618, 624
CARRILLO DE VALENZUELA, F. 559 CATALINA GARCÍA, J. 390
CARRILLO Y SOTOMAYOR, Luis 290, CÁTEDRA, P. 335.
298, 317, 327, 333, 377, 378, 379, 381, CATILINA 258
559, 560, 561 CATÓN 171, 187, 215
CARRILLO, A. 378, 559, 560 CATTANEO, L. 516
CARRILLO, F. 560 Cáucaso 219
CARRILLO, L. 528 CAVANNA CAPINA, Maristella 578, 581
Cavite 462, 491, 526, 544
CARRILLO, L. de 568
CAXÉS ver Cajés
Carrión de los Condes 486
CAYO FLAMINIO RECATO 258
CARRIÓN, J. P. de 485, 486
CAYO LELIO 147, 149, 189, 215
CARRO, V. D. 461
CAYO MARIO 258
Cartagena 202, 566
Cazalla 588
Cartago 168, 169, 190, 191, 192, 201, 202,
CEA, S. de 560
215, 608
CEÁN BERMÚDEZ, J. A. 141
Cartago Nova 202
Cebú 465, 466, 468, 484, 487, 489, 490
CARTARI, V. 146, 148, 149, 150, 153, 164, Ceilán 465, 509, 520
165, 175, 176, 177, 180 Célebes 471, 532
CARTIER, J. 471 Celene 167, 200
CARVAJAL, L. de 142 Celeste imperio vid. China
Casarrubios del Monte 558 CELESTINO V 245, 272
CASAS NADAL, M. 385,580 CELIO AURELIANO 246, 273
CASCALES, F. de 379, 380, 382, 566 CELMA VALERO, Mª P. 328, 336
CASCALES, Francisco 291, 293, 310, 320, CENSORINO 190, vid. MARCO POR-
331, 337 CIO CATÓN
CASCALES, P. de 406, 407 CENTAURO 349
CASCELIO 618, 623, 624 CENTENO, A. 406
Casino 265 CENTENO VALDERRAMA, D. 568
CASTAÑEDA DELGADO, P. 411, 459 CERDA Y SANDOVAL, C. de la 426
CASTELLOBRANCO, M. de 450 CERDAN, F. 333, 340
Castellón 555 CEREZO, Pr. 417
Castilla 286, 369, 371, 372, 373, 374, 376, CERVANTES, M. de 561, 564
379, 381, 383, 384, 400, 407, 451, 452, CERVERA JIMÉNEZ, J. A. 473, 488
457, 486, 507, 512, 518, 530, 533, 549, Cesarea Carola vid. Mindanao
633
índice de nombres propios
CÉSPEDES, P. 156, 157, 160, 383, 571 CIANO, Sebastián 245, 268, 270
CETINA. G. de 381, 559, 565 CICERÓN 88, 89, 90, 99, 111, 113, 115,
CETINA. M. de 381, 559 150, 151, 168, 225, 229, 231, 236,
Cetona 586 246, 257, 258, 291, 308, 478, 617, 618,
Champa 472, 509 623, 624
Chana 495 CÍCLOPE 349, 364
Chancheo vid. Haucheo CIPELLI, Juan Bautista 247
CHANG, T’ien-tse 494 Cirene 103, 229, 233, 345
Charcas 568 CIRIZA, J. de 372
CHÂTELAIN, E. 99 CISNEROS vid. JIMÉNEZ DE CISNE-
CHAVES, D. de 406, 407 ROS, F.
CHECA CREMADES, F. 142, 159, 181 Ciudad Real 572
CHEN RUI 501, 502, 542 CLAROS, Conde 125, 132
CHENRUI vid. CHEN RUI CLAVIJO, M. 167, 562
CHEONG FOK, K. 494 CLAVIUS, C. 386, 414, 479, 480, 516
CHIABRERA, Gabriello 330, 353 CLEMENTE DE ALEJANDRÍA 103, 344,
CHIAMPAÑI (Gobernador de Amberes) 358
602 CLEMENTE III 272
Chieti 500 CLEMENTE VII 553
Chile 371, 372, 380, 425, 512 CLEMENTE VIII 402, 403, 404, 410, 411,
CHIMPU OCLLO, I. 565 455, 457, 458, 460, 463, 521, 522, 561
China 370, 385, 388, 390, 391, 392, 393, CLEOPATRA 257
394, 395, 396, 397, 398, 399, 400, 401, CLITARCO 351
402, 404, 405, 406, 407, 408, 411, 412, CLITOFONTE 377, 379, 570
413, 414, 416, 417, 418, 419, 420, 422, CLODOVEO 245, 270
423, 424, 425, 426, 450, 457, 460, 461, CLOSE, A. 338.
462, 463, 468, 469, 470, 471, 472, 473, CLOUGH, C. H. 309, 336
474, 475, 476, 477, 479, 481, 483, 485, COBO, J. 532
487, 488, 489, 490, 491, 492, 493, 494, COBOS, Francisco de los 30
496, 497, 498, 499, 500, 501, 502, 503, Cochín 506, 516, 553, 563
504, 505, 506, 507, 508, 509, 511, 512, COELHO, G. 532, 543
513, 514, 515, 516, 517, 518, 519, 520, Coimbra 494, 505, 506, 537, 580
521, 523, 525, 526, 528, 529, 531, 533, COLIN, F. 389, 390, 392, 395, 397, 398,
534, 536, 537, 538, 539, 540, 541, 542, 399, 400, 401, 402, 403, 412, 416, 418,
543, 544, 547, 548, 549, 550, 551, 552, 422, 451, 452, 453, 454, 455, 456, 457,
553, 563 458, 460, 461, 463, 464, 465, 467, 468,
China, mar de la 509, 519 469, 471, 477, 483, 485, 486, 487, 489,
Chincheo 494, 549 491, 492, 496, 499, 507, 510, 521, 522,
CHINCHÓN, Conde de 144 523, 524, 525, 526, 527, 529, 530, 533,
Chipre 61, 571 535, 536, 537, 539, 542, 546, 547, 548,
CHIRINO, P. 391, 400, 408, 409, 451, 454, 549, 550, 551, 552
456, 465, 488, 492, 526, 528 COLLADO PERALTA, P. 572
Choram 506 COLLARD, A. 320, 336
Chuquiago 568 Colonia 581
634
índice de nombres propios
635
índice de nombres propios
CRUZ, Juan de la 381, 558, 559 DIÓGENES LAERCIO 88, 103, 105, 107,
CRUZ, P. de la 532 109, 111, 113, 255, 619
Cuba 483, 518, 526 DIOGENIANO 623
Cubas 558 DIÓN CASIO 168, 187, 216, 246, 259
Cuenca 483, 556, 572, 581 DIÓN COCCEYANO CRISÓSTOMO 301
CUESTA GALLO, P. de la 572 DIÓN DE PRUSA 121, 122, 123, 125, 126,
CUESTA SAAVEDRA, Andrés 295, 303, 243, 246, 424
326, 331, 338, 357 DIONISIO DE HALICARNASO 305,
CUESTA, J. de la 374, 382, 559, 570 317, 335, 347, 348, 355, 363, 364
CUPIDO 168, 202 DIONISIO LONGINO 306, 309, 316, 317,
CURIO DENTADO, M. 147, 169, 170 336, 346, 349, 350, 360, 362, 364
CUSHNER, N. 390, 483 DIRCE 347
Cuzco 565, 568 Dodona 226, 238
DOLCE, L. 570
DOMICIANO 180, 182
DAFONSECA, B. 382, 565 DOMÍNGUEZ CASAS, R. 174
Damau 553 DOMÍNGUEZ DOMÍNGUEZ, J. F. 89,
DÁNAE 355 115
DARÍO 152, 193, 216 DOMÍNGUEZ JARA, M. 568
DARÍO DE HISTASPIS 187 DOMÍNGUEZ NAFRIA, J. C. 566
DAVID 16, 252, 353 DOMÍNGUEZ, J. Mª 377, 386, 388, 389,
DÁVILA, Roa 143 390, 404, 413, 414, 473, 477, 479, 480,
DAVIS, J. 471 482, 483, 501, 502, 505, 506, 517, 531,
DAZA, A. 381, 559 533, 537, 543, 545, 546, 557, 564
DEMETRIO FALEREO 309, 336, 349, 364 Dongguan 498
DEMÓSTENES 353, 426 DOREY, T. A. 309, 335.
DENIFLE, H. 99 Douai 557
DESIDERIO 265 DU NUWAS 265
DIANA 182, 214 DUBERT GARCÍA, I. 494
DIAS, J. vid. DÍAZ, J. DUBRAVIO, Juan 247
DIAZ CAYEROS, P. 383 Dueñas 561
DÍAZ DE RIVAS, Pedro 321, 323, 324, DUEÑAS. F. 474
325, 331, 332, 333, 339, 340 DUQUE DE ALBA vid. ÁLVAREZ DE
DÍAZ PARDO, J. 474, 494 TOLEDO, F.
DÍAZ PLAJA, G. 340 DUQUE DE BRAGANZA vid. JUAN IV
DÍAZ, H. 569 DUQUE DE FRÍAS vid. FERNÁNDEZ
DIAZ, J. 382, 483, 565 DE VELASCO Y TOVAR, J.
DIEGO, G. 332, 336 DUQUE DE LERMA vid. GÓMEZ DE
DIKÉ 225, 237 SANDOVAL Y ROJAS, F.
Dinamarca 117 DUQUE DE MEDINA SIDONIA vid.
DIOCLECIANO 244, 245, 246, 248, 260 PÉREZ DE GUZMÁN, M. A.
DIOCLES DE CARISTO 30 DUQUE DE OSUNA vid. TÉLLEZ-
DIODORO SÍCULO 73, 79, 163, 246, 261 GIRÓN Y DE LA CUEVA, P.
636
índice de nombres propios
637
índice de nombres propios
EUCLIDES 479 FELIPE III 15, 121, 127, 128, 140, 141, 142,
EUQUERIO DE LYON 73, 79 143, 144, 146, 160, 164, 167, 168, 176,
EURÍPIDES 117, 347, 348, 355, 361, 363, 178, 225, 226, 238, 279, 284, 290, 298,
383 338, 369, 370, 371, 372, 407, 426, 427,
Europa 89, 121, 386, 409, 461, 468, 471, 460, 554, 555, 556, 562, 569
480, 578, 580, 581 FELIPE IV 164, 181, 279, 373, 560, 567,
EUSEBIO DE CESAREA 88, 103, 109, 161 571, 578, 582
Évora 564 FÉLIX V 245, 272
Extremadura 61 FÉNIX, AVE 214, 221
Extremo Oriente 391, 392, 406, 416, 489 FERAS, J. R. 155
EZEQUÍAS 252 FERDINANDO, S. 473
FERIA, Duque de 122, 591
FERNANDES DE SÁ, L. 502, 507, 540
FABIO MÁXIMO 147, 149, 150, 151, 189, FERNÁNDEZ, A. 466
215 FERNÁNDEZ, J. 483, 532
FABRE, P. A. 404 FERNÁNDEZ, L. 406
FAJARDO, casa de los 566 FERNÁNDEZ, P. 491
FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M. 585
FAJARDO DE GUEVARA, J. 566
FERNÁNDEZ ÁLVARO, M. 422
FAJARDO Y DE LA CUEVA, L. 478
FERNÁNDEZ CABRERA, L. (conde de
FARÍA Y SOUSA, Manuel 320
Chinchón) 144
Farnesio, palacio 158
FERNÁNDEZ DE BOBADILLA, A. 565
FARNESIO, A. 557, 567
FERNÁNDEZ DE CASTRO, P. 369, 370,
Faros 257
382, 387, 407, 426, 451, 555
FAULHABER, Ch. 307, 336
FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, Francisco
FAUSTINA AUGUSTA 177
(ABAD DE RUTE) 291, 298, 302,
FEBO 92, 113, 233 303, 314, 315, 321, 322, 323, 325, 326,
FEDERICO II, Rey 117 327, 328, 329, 330, 333, 335, 336, 337,
FEIO, A. vid. FEYO, A. 340, 562
FELIPE II 121, 123, 145, 147, 154, 161, 171, FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, G. 558
174, 175, 204, 217, 267, 372, 380, 384, FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, D. 406
385, 391, 392, 393, 394, 396, 398, 400, FERNÁNDEZ DE PALENCIA, D. 566,
401, 402, 403, 404, 406, 407, 409, 411, 569
412, 413, 414, 416, 417, 418, 419, 422, FERNÁNDEZ DE VELASCO Y TOVAR,
425, 426, 450, 451, 453, 454, 456, 457, J. 369, 370, 557
460, 461, 462, 463, 465, 466, 467, 468, FERNÁNDEZ ENCISO, M. 425
469, 470, 472, 474, 475, 477, 478, 480, fernández guerra, a. 303.
481, 483, 484, 489, 490, 493, 494, 500, fernández guerra, l. 296, 304
505, 509, 510, 512, 513, 514, 517, 518, FERNÁNDEZ HIDALGO, G. 568
523, 525, 529, 531, 536, 539, 541, 543, FERNÁNDEZ MARCOS, N. 384
544, 547, 555, 556, 557, 562, 567, 577, FERNÁNDEZ SANTAMARÍA, J. A.
579, 580, 581, 585, 586, 588, 590, 591, FERNÁNDEZ TEJERO, E. 384
593, 597, 598, 599, 600, 601, 602, 603, FERNANDO III DE HABSBURGO 279
604, 606, 608, 609, 610, 611, 612, 624 FERÓS, A. 143, 144, 160, 162, 166, 371, 427
638
índice de nombres propios
639
índice de nombres propios
640
índice de nombres propios
GRAN CAPITÁN vid. FERNÁNDEZ DE GUTIÉRREZ, L. 416, 461, 467, 468, 474,
CÓRDOBA, G. 490
Granada 177, 322, 382, 480, 562, 565, 572, GUZMÁN, D. de 375, 568
573, 591, 613 GUZMÁN, Luis de 334
GRANERO, J. M. 501 GUZMÁN, P. 405, 450
GRANJA, A. de la 337. GUZMÁN, S. 387
Granvelinas 595 GUZMÁN, L. de 472
Graz 557 GUZMÁN Y PIMENTEL, G. 571
Grecia 73, 83, 113, 174, 206
GREGORIO IX, Papa 99, 101
GREGORIO XIII 423, 479, 480, 489, 523, Habana, La 417, 529
531, 532, 539, 540, 553 HACO, M. 171
GREGORIO XIV 402, 410, 453, 454, 455, HADES 354
457, 458, 460, 463, 467, 521, 522, 539 Haifeng 393, 497
GREGORIO MAGNO, San 244, 245, 246, Hainán 395, 475, 519
247, 270 HANKE, L. 420
GRIENBERGER, C. 386, 480 HANNÓN CARTAGINÉS 154, 187, 193,
GRIJALVA, J. de 488 216
Groenlandia 471 Harima 545
Guadalajara 147, 388, 390 Harlem 601, 602
GUADALAJARA, M. de 561 HARVEY, W. 32
Guadalquivir 571 HATFIELD, A. 579
Guadalupe 406, 527 Haucheo 497, 498, 503
Guam, isla de 464, 484 HEBREO, L. 565
Guangdong 462, 493, 495, 496, 498, 516, HEGESIAS 105
538 HEGESIPO 256
Guangzhou 393, 396, 477, 493, 498, 501, Helesponto 113
502, 504, 506 HELÍ 252
GUARDIOLA, J. B. 143 HELIODORO 570
GUARINI, Giovan Battista 330, 353, 564 HERA, A. de la 480
GUARINO 268 HERÁCLITO 225, 237
GUERRA, F. 29 HERÁCLITO PÓNTICO 231
GUERREIRO, F. 381, 563, HÉRCULES 147, 152, 166, 179, 181, 200,
GUEVARA, A. de 142, 178, 179 212, 221, 351, 386
GUICCIARDINI, L. 581, 597 HERMES, ver MERCURIO
Guienna 269, 270 Hermosa vid. Taiwán
GUILLÉN, C. 308. HERNÁNDEZ, M. 483
GUILLERMO DE AQUITANIA 245, 247, HERNÁNDEZ, R. 461
269 HERNÁNDEZ GIRÓN, F. 566
Guinea 563, 564 HERÓDOTO 152, 171, 246, 261, 324, 352,
Guipúzcoa 484 362
Gujarat 532 HERRADA, M. vid. RADA, M.
GURRÍA LACROIX, J. 562 HERRERA, A. de 373, 381, 559
GUTIÉRREZ, C. 558 HERRERA, D. 390, 468, 487
641
índice de nombres propios
HERRERA, Fernando de 290, 298, 316, HURTADO, J. 370, 380, 384, 385, 386, 387,
317, 319, 328, 337, 378, 382, 571 388, 405, 407, 408, 409, 410, 411, 412,
HERRERA, JUAN DE 586 413, 414, 415, 417, 418, 419, 423, 450,
HERRERA Y TORDESILLAS, A. de 478 452, 463, 473, 479, 480, 482, 506, 526,
HERRERO GARCÍA, M. 336 529, 535, 552, 554
HERVÁS MONSALVE, J. 572 HURTADO, Jerónimo 21
HERVERT, Gentian 90 HURTADO DE MENDOZA, A. 566
HESÍODO 117, 225, 237 HURTADO DE MENDOZA, G. 564
HIDALGO NUCHERA, P. 419, 461, 467 HURTADO DE MENDOZA, J. A. 564,
HIDEYOSHI, T. 532, 545, 546 581
Hierápolis 247, 505
HIERÓN DE SIRACUSA 355, 355
HIGINO 237 Ibabao, isla 465
HILL, M. 335. IBARRA, J. de 458
Himera 353 IBERO, I. de 381, 559
HIPOBOTO 105 ICAZA, F. de 484
HIPÓCRATES 40, 53, 57, 62, 63 Ida 255
Hirsau (Abadía) 270 IDIÁQUEZ, J. de 144, 400, 401, 457, 458,
Hispanoamérica vid. Indias 460
HOCSTRAT, Conde de 594 IGLESIAS FEIJOO, L. 336
Holanda 427, 599, 600, 602, 605, 609, 612 IGNACIO DE LOYOLA, M. 406, 474, 544
HOLBEIN EL JOVEN 170 Illescas 505
HOMERO 88, 107, 165, 199, 226, 238, 246, ILLESCAS G. de 561
247, 253, 254, 255, 324, 348, 349, 351, Ilocos 487, 494
353, 362, 363, 364, 388 INAS DE WESSEX 266
Homonhon, isla 464 India 392, 393, 399, 406, 420, 423, 465,
HORACIO 162, 168, 292, 316, 346, 353, 469, 470, 471, 477, 485, 486, 493, 494,
358, 363 500, 501, 506, 507, 509, 510, 513, 514,
HORACIO COCLES 147, 165, 199, 215 516, 518, 521, 523, 531, 532, 534, 535,
HORAPOLO 158, 162 537, 538, 542, 543, 545, 545, 546, 548,
HORNERO 324 549, 553, 563, 564
HORNO, Conde de 593, 595 Indias 16, 17, 369, 370, 371, 373, 374, 387,
HOROZCO, J. ver OROZCO 388, 389, 390, 391, 392, 397, 398, 399,
HOYO, A. del 248 400, 401, 402, 406, 407, 408, 409, 411,
HUARTE DE SAN JUAN, Juan de 36 412, 413, 417, 418, 423, 424, 425, 451,
Huata 568 452, 453, 454, 455, 456, 459, 460, 461,
HUCKER, Ch. 495 463, 464, 468, 469, 471, 472, 476, 479,
Hudson, estrecho del 471 480, 483, 484, 487, 489, 512, 526, 527,
Huelva 14 530, 534, 539, 539, 546, 551, 552, 553,
HUERGA, Cipriano de la 33 554, 555, 559, 562, 564, 569
Huizhou 498 INDÍBIL 169, 203
HUMAMAY 484 Índico, océano 520
HUMBON 484 INE DE SAJONIA 245
Hungría 274 INFANTAS, Antonio de las 295, 327, 338
642
índice de nombres propios
Inglaterra 267, 402, 422, 471, 494, 599 JENOFONTE 121, 229, 231, 324, 348, 349,
INOCENCIO VIII 480 351, 364
INOCENCIO IX 402, 410, 411, 455, 458, JEREMÍAS 16, 271, 353
460, 463, 464, 521 JERJES 351, 364
Interamno 269 JERÓNIMO, San 73, 79, 244, 246, 275
IRUJO, F. de 568 JERÓNIMO DE RODAS 255
ISAAC 126, 135 Jerusalén 269, 415, 482, 569
ISABEL DE PORTUGAL 493 JESUCRISTO 214
ISABEL I DE INGLATERRA 596, 605 JESÚS, P. de 492
ISAÍAS 16, 353 JIMÉNEZ, D. 475
ISIDORO DE SEVILLA, San 178 JIMÉNEZ, L. 487
ISMAIL 543 JIMÉNEZ DE CISNEROS, F. 558
ISÓCRATES 424 JIMÉNEZ GUIJARRO, P. 123
ISRAEL 245 JIMÉNEZ PATÓN, B. 382, 572, 573
Ítaca 253 JIMÉNEZ ZAMUDIO, R. 49
Italia 146, 150, 266, 294, 320, 335, 336, 383, Joló, isla de 471
465, 479, 505, 527, 548, 564, 570, JONES, J. A. 337, 370, 383, 385, 405, 450
577, 579 JORDÁN DE URRÍES, J. 337
IWASAKI CANTI, F. 392, 512, 518 JOSAFAT 252
IZIAR, Juan de 311 JOSUÉ 252
JUAN III 505, 506, 553
JUAN IV 450
Jachín Vid Zhaoqing JUAN DE PORTUGAL 393
JACOBY, F. 352 JUAN PARTICIACO, VID BADUARIO
Jaén 572 268
JÁMBLICO 229 JUAN POBRE vid. DÍAZ PARDO, J.
JAMMES, R. 292, 295, 330, 333, 336, 561 JUAN TRITEMIO 247, 270
JANO 147, 148, 149, 176, 189, 208, 218 JUANA vid. HUMAMAY
Japón 393, 396, 399, 404, 405, 407, 412, JUANA, princesa 372
413, 414, 419, 420, 421, 450, 451, 464, JUDERÍAS, J. 577
465, 469, 470, 472, 476, 477, 481, 483, JUDICAILDES 267
488, 497, 501, 505, 508, 510, 514, 517, JULIÁN DE ARVENIA, San 262
521, 523, 526, 527, 530, 531, 532, 536, JULIO II 453, 480
537, 543, 543, 544, 545, 546, 548, 549, JULIO CÉSAR 581
550, 553, 563, 564 JUPITER 181, 212, 255, 260, 359, 364
Jardines, isla de los 485 JUSTINIANO 16, 226, 238
JASÓN 174 JUSTINO MÁRTIR 103
Jauquin vid. Zhaoqing JUSTINO POMPEYO TROGO 163, 174
JAURALDE POU, P. 328, 337, 340 JUVENAL 237, 572
JÁUREGUI, Juan de 295, 319, 320, 329,
333, 334, 337, 339
Java 165, 462, 465, 469, 470, 472, 520, 542, KAMEN, H. 422, 585
548, 552 KANY, C. I. 308.
JENÓCRATES 619, 625 Kioto 532
643
índice de nombres propios
644
índice de nombres propios
Lisboa 381, 422, 472, 477, 479, 485, 493, LOUREIRO, R. M. 538
506, 516, 557, 561, 564, 565, 578, Lovaina 117, 505, 557, 557
578, 580 Loyola 128
LISÓN TOLOSANA, C. 501 LOYOLA, I. de 406, 479, 505, 506
LISSARRAGUE, F. 166 Lucania 260
LIVIO, T. 478 LUCANO 237
LIZÁRRAGA, R. 425 LUCARELL vid. LUCCHARELLI
LLEÓ CAÑAL, V. 156 LUCAS, San 459
LOAISA, J. de 466, 483 LUCCHARELLI DI PESARO, J. B. 474,
LOARCA, M. de 405, 450, 474 497
LOBERA DE ÁVILA, Luis 30, 41, 45 LUCENA SALMORAL, M. 413
Lombardía 265, 269 LUCIANO DE SAMOSATA 255, 557
Londres 579, 611 LUCILIO 275
LOPE DE VEGA 295, 314, 320, 324, 326, LUCIO CINNA 187, 216
327, 328, 329, 334, 337, 338, 564, LUCIO LÚCULO 245, 246, 248, 257
569, 579 LUDOVICO ARIOSTO 294, 320
LOPETEGUI, L. 391, 405 LUDOVICO I ETICÓN 270
LÓPEZ, D. 162 LUIS, infante portugués 494
LÓPEZ, G. 390 LUIS EL PIADOSO 264
LÓPEZ, V. 141 LUIS XIII DE FRANCIA 279
LÓPEZ BUENO, B. 337 LULIO, Raimundo 99
LÓPEZ DE GOICOECHEA ZABALA, LUNA Y MENDOZA, J. de 570
J. 569 Lund 274
LÓPEZ DE GÓMARA, F. 566, 569 LUQUE, H. de 565
LÓPEZ DE LEGAZPI, M. 415, 453, 464, LUTERO, Martín 612
466, 467, 483, 484, 486, 487 LUXAN MELÉNDEZ, S. de 407, 451
LÓPEZ DE MONTOYA, P. 373 Luzón 412, 453, 462, 464, 465, 467, 470,
LÓPEZ DE PALACIOS, J. 420 481, 484, 487, 489, 494, 496, 497, 504,
LÓPEZ DE RUEDA, J. 123 505, 508, 511, 542, 548
LÓPEZ DE TORO, A. 617 LYCOSTHENES, Conrado 248
LÓPEZ DE VILLALOBOS, R. 412, 415, LYRA, F. de. 144, 582
466, 467, 485, 486,
LÓPEZ GRIGERA, L. 337
LÓPEZ LÓPEZ, R. 21, 277, 575 Maastricht 607
LÓPEZ MADERA, Gr. 382, 573 Macam vid. Macao
LÓPEZ NAVIO, L. 337 Macao 386, 392, 393, 395, 396, 398, 413,
LÓPEZ PINCIANO, Alonso 317 414, 416, 417, 421, 460, 462, 470, 472,
LÓPEZ PIÑERO, J.Mª. 29, 31 473, 474, 475, 476, 477, 481, 485, 493,
LÓPEZ TORRIJOS, R. 141 494, 495, 497, 499, 500, 501, 502, 503,
LÓPEZ Y SEBASTIÁN, L. E. 486 505, 506, 507, 508, 510, 511, 512, 514,
LORENZO DE ZÚÑIGA, J. 572 515, 516, 517, 518, 519, 521, 523, 528,
Loreto 483, 527 530, 537, 538, 540, 541, 542, 543, 545,
Lotaringia 264 546, 548, 549, 553
LOTARIO 264 MACARIO, San 17, 53, 378
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índice de nombres propios
SALAZAR, D. 388, 390, 391, 394, 397, 473, 474, 475, 476, 477, 478, 479, 481,
401, 416, 420, 422, 425, 457, 459, 460, 482, 483, 485, 489, 490, 491, 492, 493,
461, 462, 467, 483, 489, 490, 492, 493, 494, 495, 496, 497, 498, 499, 500, 501,
517, 519, 523, 525, 530, 531, 535, 537, 502, 503, 504, 505, 506, 507, 508, 509,
539, 540, 542, 543, 544, 546, 548 510, 512, 513, 514, 515, 516, 517, 518,
SALAZAR, J. de 479 519, 520, 521, 522, 523, 524, 525, 526,
SALAZAR, P. 378, 381, 558 527, 528, 529, 530, 531, 532, 533, 534,
SALAZAR MARDONES, Cristóbal 329, 535, 536, 537, 538, 539, 540, 546, 547,
336 548, 552, 554
SALDANHA, A. vid. SALDAÑA, A. SÁNCHEZ, L. 381, 556, 559, 561, 567, 568
SALDAÑA, A. 382, 565 SÁNCHEZ, LUIS 585, 595, 597
Salerno 477 SÁNCHEZ, M. 466
SALOMÓN 63, 74, 81, 140, 141, 383 SÁNCHEZ, P. 483
Salomón, islas de 469 SÁNCHEZ DE LAS BROZAS (EL BRO-
Salona 260 CENSE), Francisco 299, 317, 319
SALUSTIO 99 SÁNCHEZ GRANJEL, L. 27, 29
SALVATIERRA, Cr. 490, 491, 492 SÁNCHEZ MANZANO, Mª A. 557
Samar, isla de 464, 466, 484 SÁNCHEZ ROMERALO, J. 340
SAMUEL 245, 252 SÁNCHEZ SALOR, E. 39
SAN AGUSTÍN, G. de 392, 394, 456, 464, SANCHO, M. 398, 526
465, 474, 475, 484, 487, 491, 492, 511, SANDE, F. de 391, 397, 402, 425, 468, 474,
512, 517 487, 489, 511, 523, 544
San Bartolomé, islas de 527 SANDOVAL, familia 371
San Clemente 483 Sanga 545
SAN ESTEBAN, l. vid. JIMÉNEZ, l. Sanlúcar de Barrameda 400, 417, 463,
San Hilario, convento de 464, 466, 529
San Lázaro, archipiélago vid. Filipinas SANTA MARÍA, J. de, 154, 164, 166, 170
San Maximino, convento de Santarén 494
San Miguel 484, 529 SANTIAGO, M. 475
San Miguel de Cussano, convento de SANTIAGO, Orden de 167
San Quintín 595 Santiago de Compostela 269
SAN ROMÁN DE RIVADENEIRA, A. SANTIAGO VELA, G. de 391, 405
406 SANTILLANA, Marqués de (ÍÑIGO
San Vicente de Pampliega 266 LÓPEZ DE MENDOZA) 309
SÁNCHEZ, A. 16, 21, 370, 380, 383, 384, SANTISTEBAN, J. 466
385, 386, 387, 388, 389, 390, 391, 392, Santo Domingo 486
393, 394, 395, 396, 397, 398, 399, 400, SANTOS, A. 397, 506, 540, 543, 553
401, 403, 404, 405, 406, 407, 408, 409, SANZ DE BREMOND Y MAYANS, A.
410, 411, 412, 413, 414, 415, 416, 417, 558
418, 419, 420, 421, 422, 423, 424, 425, SANZ, C. 477
426, 450, 451, 452, 453, 454, 455, 456, SANZIO, Rafael 158
457, 458, 459, 460, 461, 462, 463, 464, Sarangani 485
465, 466, 467, 468, 469, 470, 471, 472, SARANYANA, J. I. 461
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