Refuerzo 2

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Revolución

Hasta fines del siglo XVIII, la economía europea se había basado casi exclusivamente en
la agricultura y el comercio. Lo que hoy llamamos productos industriales eran, por entonces,
artesanías, como por ejemplo los tejidos, que se fabricaban en casas particulares. En una
economía fundamentalmente artesanal, el comerciante entregaba la lana a una familia y
ésta la hilaba, la tejía y devolvía a su patrón el producto terminado a cambio de una suma
de dinero.

Esta forma de producción se modificó notablemente entre fines del siglo XVIII y mediados
del XIX. El país donde comenzaron estos cambios fue Inglaterra. Allí se daban una serie de
condiciones que hicieron posible que, en poco tiempo, se transformara en una nación
industrial; lo que permitió impulsar la inventiva y aplicarla a la producción y a los transportes.
Surgieron entonces los telares mecánicos, que multiplicaban notablemente la cantidad y la
calidad de los productos, y los ferrocarriles y los barcos de vapor que trasladaron los
productos de Inglaterra. Este período, conocido como la Revolución Industrial, fue posible
porque:
© Este reino disponía de importantes yacimientos de carbón, el combustible más usado en
la época. También, poseía yacimientos de hierro, la materia prima con la que se hacían las
máquinas, los barcos y los ferrocarriles;
© La burguesía (ver Vocabulario) inglesa había acumulado grandes capitales a partir de su
expansión colonial y comercial.
© Las ideas liberales, muy difundidas en la Inglaterra de esa época, favorecían la iniciativa
privada. A esto se sumaban las garantías que daba un parlamento que representaba
también los intereses de esta burguesía industrial y comercial.
© La marina Mercante inglesa era una de las más importantes del mundo. Esto garantizaba
a los productores de ese país una excelente red de distribución en el orden mundial.
4. Realizar un párrafo que sintetice la información con no menos de 10 renglones de tu
cuaderno.

Si consideramos la idea de revolución como algo puntual está claro que estamos ante un
proceso de industrialización, iniciado espontáneamente en Inglaterra y que se afianzó y
convirtió en irreversible entre 1750 y 1850. Su base estaba en el desarrollo de la industria
manufacturera, generalizando el uso de la maquinaria para reducir tiempos y costos de
producción, lo cual alteró las formas de la misma, trabajos y vida en sociedad. El conjunto
de invenciones e innovaciones conexionadas que caracterizaron este período, permitieron
lograr una enorme aceleración de la producción de bienes y asegurar un crecimiento
económico auto sostenido, independiente de la agricultura. Durante el transcurso de este
proceso, el desarrollo de la economía, legislación y comercio, acabaron por conjugarse y
dieron como resultado un tiempo nuevo, una explosión desde el punto de vista de los bienes
materiales. Inglaterra acabó presentándose como modelo de sociedad a la que había que
atender. Por eso, con posterioridad a este despegue británico, la industrialización se
difundió por otros países de Europa y América, pasando por etapas parecidas de aumento
en la producción y repercusiones en las formas de vida humana, especialmente en las
formas de urbanización. La profunda importancia que tuvo esta revolución fue la de
cambiar, materialmente hablando, las condiciones sociales y las relaciones sociales de
producción que llevaron a diversos problemas incontenibles.
AVANCES TECNOLÓGICOS El uso de máquinas terminó por desplazar la actividad del
hombre realizada hasta ese instante y cambiar su mismo trabajo, el cual se convirtió en
algo continuo. La maquinaria revolucionó la forma de producir bienes, no solo aumentando
la rentabilidad, sino liberando la mano de obra necesaria para la industria. El movimiento
industrial se inició cuando James Hargraves inventó en 1764, la maquina textil conocida
con el nombre de Spinning Jenny (Juanita la Hiladora), cuya capacidad de producción era
superior a la de 36 hiladoras de rueda. Dicha máquina fue el punto de partida de un proceso
de perfeccionamiento que se fue realizando con correr los años. Edmundo Cartwright, en
1784 inventó el telar mecánico operado con fuerza hidráulica, el cual aceleró
considerablemente la fabricación de tela. También se destacó el norteamericano Ely
Withney, quien creó en 1793 la desmotadora de algodón, que hizo posible utilizar más
adecuadamente la fibra. Inglaterra, celosa de tan importantes descubrimientos, y con el
propósito de mantener la supremacía en la Industria Textil, prohibió la exportación de los
telares mecánicos.
Pero no consiguió su propósito, debido a que los trabajadores que los manejaban conocían
las especificaciones y los detalles de construcción de esas mecánicas y pudieron fabricarlas
en otros países. Fue así como Samuel Slater, construyó en los Estados Unidos, en 1790,
el primer telar mecánico. Este le permitió fundar la primera fábrica de telas en este país.
Por otra parte, en todos los países se empezaron a producir cambios en la forma de explotar
la tierra, al reincorporar nuevas técnicas en la agricultura que permitieron romper los techos
de producción de los agricultores. Los procedimientos tradicionales suponían una gran
limitación, la cual fue resuelta a través del cambio en los cultivos. En el primer cuarto del
XVIII apareció una serie de innovaciones que se concretaron en las formas de plantar las
semillas (en surcos), los cambios en el arado, (aplicando un nuevo modelo) y en el
perfeccionamiento de la técnica del drenaje*. Posteriormente, en el XIX, aparecieron las
primeras máquinas agrícolas (por ejemplo, la trilladora a finales del XVIII). Hacia el cuarto
de siglo XIX comenzó a cambiar el proceso del carbón vegetal, utilizando más el carbón
mineral, que cuenta con un mayor poder energético.
La necesidad de energía implicó un desarrollo minero fundamental. La industria minero-
metalúrgica, de carácter pesado, utilizó carbón y hierro como los productos esenciales, los
cuales hicieron posible la construcción de los ferrocarriles, piezas primeras que dan soporte
a un nuevo sistema de transporte y comunicaciones. También la máquina de vapor fue de
gran importancia en el desarrollo de los barcos y ferrocarriles. La navegación y el ferrocarril
El transporte empezó desarrollándose en el aspecto fluvial. El barco de vapor fue el primero
en ponerse en funcionamiento, y tardó poco en superar a los viejos buques del transporte
interoceánico en manos de los clippers* ingleses. Lo primero en aplicarse fue la rueda, pero
esta no fue utilizada ni para la navegación de altura ni para la de cabotaje*, restringiendo
su uso únicamente a la navegación fluvial.
Hacia 1830 aparece la hélice y a mitad de siglo empezó a tener consecuencias en el
transporte oceánico, al incorporarse al mismo, vapor y hélice simultáneamente. La aparición
del ferrocarril se establece buscando un complemento al transporte fluvial. El primer
ferrocarril es de tracción animal. A partir de 1825 entraron en servicio los primeros
ferrocarriles prácticos movidos por máquinas de vapor inventadas por George Stephenson,
que permitían mayor velocidad. El ferrocarril se convirtió finalmente en un medio eficaz para
transportar productos en grandes cantidades, y se fue utilizado como instrumento para
activar el desarrollo económico de las zonas a atravesar. Fomentó la industria no solo por
el intercambio, sino también por su propia demanda, sobre todo en material
siderometalúrgico. Minas, siderurgia, gas, ferrocarril, fueron productos muy relacionados
entre sí. El proceso de industrialización se vio así activado.

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