Eneida Wikipedia
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Para la editorial, v�ase Editorial Eneida.
Eneida
de Virgilio Ver y modificar los datos en Wikidata
GiorcesBardo42.jpg
Fresco del Palazzo del Magnifico, en Siena,
pintado por Girolamo Genga y conservado
en la Pinacoteca Nacional[6] de la misma ciudad:
Fuga de Troya (Fuga da Troia, 1507 - 1510). Eneas carga con Anquises, su padre; su
hijo, Ascanio, est� con ellos.
La mujer que corre puede ser su esposa, Cre�sa.
Al fondo puede verse el Caballo de Troya.
G�nero �pica Ver y modificar los datos en Wikidata
Idioma Lat�n Ver y modificar los datos en Wikidata
T�tulo original Aeneis Ver y modificar los datos en Wikidata
Pa�s Imperio romano Ver y modificar los datos en Wikidata
Fecha de publicaci�n Siglo I a. C.juliano Ver y modificar los datos en Wikidata
Texto en espa�ol Eneida en Wikisource
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La Eneida (en lat�n, Aeneis) es una epopeya latina escrita por Virgilio en el siglo
I a. C. por encargo del emperador Augusto con el fin de glorificar el imperio
atribuy�ndole un origen m�tico. Virgilio elabor� una reescritura, m�s que una
continuaci�n, de los poemas hom�ricos tomando como punto de partida la guerra de
Troya y la destrucci�n de esa ciudad, y presentando la fundaci�n de Roma a la
manera de los mitos griegos.
Virgilio trabaj� en esta obra desde el a�o 29 a. C. hasta el fin de sus d�as (19 a.
C.). Se suele decir que Virgilio, en su lecho de muerte, encarg� quemar la Eneida,
fuera porque desease desvincularse de la propaganda pol�tica de Augusto o fuera
porque no considerase que la obra hubiera alcanzado la perfecci�n buscada por �l
como poeta.1?
�ndice
1 Caracter�sticas formales
2 Modelos de los que parte la obra
3 Historia de la composici�n
4 Argumento
4.1 Resumen
4.2 Libro I
4.3 Libro II
4.4 Libro III
4.5 Libro IV
4.6 Libro V
4.7 Libro VI
4.8 Libro VII
4.9 Libro VIII
4.10 Libro IX
4.11 Libro X
4.12 Libro XI
4.13 Libro XII
5 Aspectos controvertidos del contenido de la obra
5.1 Los dioses, los hombres y el destino
5.2 Eneas y Dido
5.3 Eneas y Turno
5.4 Destino de Eneas, Roma y Augusto
6 Influencia posterior
6.1 Antig�edad
6.2 Versiones medievales
6.3 Literatura en lenguas vern�culas influida por la Eneida
6.4 Traducciones a lenguas vern�culas
6.5 Obras literarias que tratan sobre personajes de la Eneida
6.6 La Eneida en la educaci�n posterior a la Edad Media
6.7 Continuaciones
6.8 M�sica
6.9 Cine
6.10 Televisi�n
7 V�ase tambi�n
8 Bibliograf�a
9 Notas y referencias
10 Enlaces externos
Caracter�sticas formales
La obra, de casi 10.000 hex�metros dact�licos, est� dividida en 12 libros que a su
vez se pueden agrupar en dos partes:2?
Libros I a VI, en los que, a imitaci�n de la Odisea, se narran los viajes de Eneas
hasta llegar a Italia.
Libros VII a XII, en los que, a imitaci�n de la Il�ada y del Ciclo troyano, se
narran las conquistas de Eneas en Italia.
Virgilio emplea figuras literarias como la aliteraci�n, la onomatopeya y la
sin�cdoque; tambi�n el s�mil, la personificaci�n y otras met�foras, frecuentemente
para dotar a los pasajes de tensi�n y de fuerza dram�tica.
Historia de la composici�n
Ya en las Ge�rgicas, anunciaba Virgilio su intenci�n de escribir una epopeya:4?
las que han transcurrido desde que tuvo en Tit�n su primer origen.
Argumento
Resumen
El viaje de Eneas.
Eneas, pr�ncipe de Dardania, huye de Troya cuando la ciudad fue tomada por el
ej�rcito aqueo. Entre su gente, van con �l su padre (Anquises) y su hijo (Ascanio).
Ante la confusi�n de la fuga Eneas pierde a Cre�sa, por lo que regresa y la llama
entre las ruinas de la ciudad. Esta se hace presente en forma de aparici�n y le
pide que no vierta m�s l�grimas por ella, ya que el destino le ha asignado otra
consorte de sangre real (La Eneida, Libro II).
Juno, esposa de J�piter, rencorosa todav�a con toda la estirpe troyana, trata de
desviar la flota de supervivientes de su destino inevitable: Italia.7?
Las peregrinaciones de Eneas duran siete a�os, hasta que, llegado el �ltimo, es
acogido en el reino emergente de Cartago, gobernado por Dido (llamada tambi�n Elisa
de Tiro). Por un ardid de Venus y Cupido, Dido se enamora perdidamente de Eneas y,
tras la partida de �ste por orden de J�piter, se quita la vida maldiciendo antes a
toda la estirpe venidera de Eneas y clamando por el surgimiento de un h�roe
vengador: de esta forma, se crea el cuadro que justifica la eterna enemistad entre
dos pueblos hermanos, el de Cartago y el de Roma, que conducir�a a las guerras
p�nicas.
Llegados por fin los troyanos a Italia, el rey Latino los recibe pac�ficamente, y,
recordando que una antigua profec�a dec�a que su hija Lavinia se casar�a con un
extranjero, decide aliarse con Eneas y darle a Lavinia por esposa.
Trastornado por las Furias, Turno, rey de los r�tulos y primo y pretendiente de
Lavinia, declara la guerra a Eneas. Los dos ej�rcitos adquieren aliados y se
enfrentan fieramente, ayudados los troyanos por Venus y los r�tulos por Juno, sin
que intervenga J�piter. Se producen muertes en ambos bandos y, finalmente, Eneas
mata a Turno.
Libro I
Juno, sabedora del glorioso destino que aguarda a los troyanos, pues habr�n de
fundar el Imperio Romano, intenta impedir que lleguen a Italia. Para ello, pide a
Eolo que se valga de sus vientos para hacer naufragar a los fugitivos, y a cambio
le ofrece por esposa a una de las ninfas de su propio s�quito: Deyopea (????pe?a),
la de cuerpo m�s hermoso. Eolo, aunque no acepta el soborno, s� accede a ayudar a
Juno, y los troyanos terminan dispers�ndose en el mar. Al saberlo Neptuno, lo toma
como una injuria, ya que el mar es su dominio, y ayuda a los troyanos a llegar a
las playas de Libia, pero no llegan todos juntos, sino en dos grupos separados por
la tormenta.8?
Turner: Dido funda Cartago (Dido building Carthage) o El nacimiento del Imperio
Cartagin�s (The Rise of the Carthaginian Empire, 1815). National Gallery.
Mientras tanto, Venus, madre de Eneas, se presenta con la forma de una virgen
espartana y con un aspecto de cazadora muy parecido tambi�n al de la diosa Diana, y
les informa de que las tierras donde est�n son de la reina Dido.9? Pigmali�n,
hermano de Dido, hab�a hecho matar a Siqueo, t�o de ambos y esposo de ella. Dido
huy�, compr� unas tierras y fund� all� una ciudad.
Eneas se dirige a la ciudad y, cuando llega, ve a los compa�eros de los que les
hab�a separado el mar. Llegados a esa tierra, hab�an pedido a la reina hospitalidad
y que les ayudase a buscar a su caudillo. Al presentarse �ste, Dido lo acoge junto
con el resto de los troyanos.
Con la intenci�n de que Dido trate bien a Eneas, Venus pide a su hijo Cupido que
tome la forma de su sobrino materno Ascanio, lo suplante e infunda en la reina amor
por el troyano, y Cupido accede. Venus adormece a su nieto Ascanio y lo lleva a
Idalion, lugar de culto de ella.
Tal como le ha pedido su madre, Cupido infunde en Dido un apasionado amor por Eneas
y, maternal, por Ascanio, al que suplanta �l mismo. Pero Dido jur� a su esposo no
volver a casarse.10?
Durante el banquete en honor de los reci�n llegados y del encuentro de �stos con
sus paisanos, Dido pide a Eneas que cuente sus desgracias.
Libro II
Esmalte de Limoges (ca. 1530): La sombra de Cre�sa se aparece a Eneas. Museo del
Louvre.
Los ruidos del combate terminan por despertar a Eneas, que, viendo su ciudad en
llamas y a merced de los griegos, decide al principio luchar con sus compa�eros
hasta la muerte. Visita el palacio del rey Pr�amo y contempla la muerte del hijo de
�ste, Polites, a manos de Pirro, que luego decapita a Pr�amo.
Libro III
Eneas huye con los suyos a la ciudad de los tracios, que eran sus amigos. Habiendo
desembarcado all�, Eneas quiere cumplir su intenci�n de fundar la nueva ciudad en
esa tierra. Para encender la hoguera sacrificial, toman ramas de un arbusto, y
�stas empiezan a sangrar. Eneas se halla frente al t�mulo de Polidoro, y las ramas
son las lanzas que emple� Polim�stor para matarlo. Una voz suena desde el interior
del t�mulo: es la de la sombra de Polidoro, que advierte a los troyanos de que el
rey de Tracia est� a favor de los griegos. Los viajeros deciden entonces abandonar
ese lugar contaminado.
Grabado de Johann Wilhelm Baur (1607 - 1640) para una edici�n de la obra de Ovidio
Las metamorfosis: Eneas se re�ne con Anio. 1659.
Eneas y su gente van entonces a la corte del rey Anio, en Delos. All� llegan a
saber por los or�culos de Apolo que habr�n de buscar a la Madre Antigua (antiqua
mater) y fundar una nueva ciudad all� donde vivieron sus antepasados, desde donde
sus generaciones venideras ser�n las �nicas dominadoras del mundo. Anquises piensa
que el or�culo se refiere a Creta, el lugar de culto de la diosa Cibeles y la
tierra donde naci� su antepasado J�piter, y all� se dirigen.12? Llegados a la isla,
fundan la ciudad de P�rgamo.
Es pleno verano, sobreviene una fuerte sequ�a y mueren hombres y bestias. Anquises
pide a Eneas que vuelva a consultar el or�culo de Apolo, aunque no har� falta, pues
a Eneas se le aparecer�n en sue�os los Penates, mandados por Apolo. Por ellos sabr�
del resentimiento del dios supremo, que no se les permite quedarse y que las
tierras aludidas por el or�culo de Apolo son las de Italia o el Lacio. Anquises
recuerda que all� naci� su antepasado D�rdano, y deciden viajar a esos lugares.
Los fugitivos se hacen a la mar, y habr�n de soportar una tormenta de tres d�as. Al
cuarto d�a, entre las islas del Mar J�nico, llegan a las llamadas Estr�fades (St??
f?de?). Desembarcan en una de ellas y all� encuentran reba�os sin vigilancia, de
reses peque�as y grandes. Ofrecen con algunas de ellas sacrificios a J�piter y
comienzan el festejo. Las arp�as los acosan volando por el campamento y sueltan sus
deyecciones en la carne. Eneas les prepara una emboscada que tiene �xito, y al
conseguir escapar las criaturas, una de ellas, Celeno, augura al troyano que,
cuando lleguen a la tierra que est�n buscando, habr�n de pasar hambre en ella.
Los viajeros abandonan las Estr�fades, navegan despu�s cerca de �taca, la isla de
Ulises, uno de sus peores enemigos, y acaban arribando a la playa de Accio. All�
celebran unos juegos, y dejan en el templo de Apolo el escudo de Abas, el capit�n
de una de las naves.13?
Continuando su viaje, los troyanos pasan junto a los Montes Ceraunios. Antes de
dirigirse a Trinacia, ofrecen sacrificios a Juno y a Minerva. Ya cerca de la costa
de Trinacia, avistan el penacho del Etna.
Libro IV
Dido y Eneas salen de caza. Obra de 1774 de Jean-Bernard Restout (1732 - 1797).
La reina Dido, por influjo de Cupido, se enamora del troyano Eneas, que se est�
hospedando en su casa, en Cartago. La reina decide compartir sus sentimientos con
su hermana Ana. Le cuenta que sufre un dilema, ya que se ha enamorado del h�roe
troyano, pero sigue respetando la memoria de Siqueo, su difunto marido, muerto por
fratricidio (asesinado por su hermano). Su hermana la anima a seguir adelante con
su amor, ya que en todo el tiempo que hab�a estado viuda, hab�a rechazado a muchos
pretendientes. Al saberlo Juno, decide aliarse con Venus para conseguir que Eneas
se enamore a su vez de Dido, con la intenci�n de desviar la ruta de �ste hacia el
reino prometido de Roma, haciendo que se quedara en Cartago (Libia), junto a Dido
para siempre. Venus acepta la complicidad de Juno e idean un plan para que ambos,
solos, consumen el himeneo.
Eneas y Dido salen de caza. En el transcurso de la misma, las diosas mandan una
gran tormenta. Eneas y Dido quedan refugiados en una cueva, donde se lleva a cabo
el plan de la diosa, con el que unen sus dos pueblos.
Act�a la Fama (el rumor), y la noticia del matrimonio llega a Iarbas, rey de
Numibia, y pretendiente rechazado de Dido. �ste, enfurecido, suplica a J�piter que
no permita que Eneas se quede en esas tierras con Dido, ya que fue �l quien le
cedi� los terrenos a la reina para que reconstruyera la ciudad. Al saberlo J�piter,
temiendo que Eneas detenga su viaje, env�a a Mercurio para que recuerde al troyano
que su destino es fundar Roma. Eneas y Dido ya est�n haciendo construir una gran
ciudad cuando llega Mercurio a darle el mensaje. El troyano no sabe c�mo dec�rselo
a la reina, por lo que decide mandar a Sergesto, Seresto y Mnesteo que preparen la
flota con sigilo y secretismo.16? Pero vuelve a actuar la Fama, y Dido se entera de
lo que est� ocurriendo. Cuando va a reproch�rselo y a suplicarle que se quede a
Eneas, �ste no da su brazo a torcer, ya que se defiende habl�ndole de su futuro,
decidido por los dioses. Dido no est� conforme con la intenci�n de Eneas, pero
permite su partida. S�lo pide a su hermana que lo convenza para que zarpen con
viento favorable y en mejores condiciones meteorol�gicas.
El dolor que le causa a Dido la partida de Eneas hace que se plantee suicidarse, ya
que no quiere ni volverse a casar con los antiguos pretendientes ni seguir a la
armada troyana para derrotarlos. Idea un plan secreto con ayuda de una sacerdotisa
experta en temas de amor, pero enga�a a su hermana para que crea que no hay peligro
por su vida, sino por las pertenencias de Eneas.
Cuando Dido se entera, comienza entonces su plan. Hace una gran pira con objetos de
Eneas, rodeada toda de altares y sacrificios. Se sube a ella y se clava una espada
bajo el pecho, espada regalada por Eneas. En su discurso de muerte, clama por un
vengador.17?
Luego vosotros, tirios, perseguid con odio a su estirpe
y a la raza que venga, y dedicad este presente
a mis cenizas. No haya ni amor ni pactos entre los pueblos.
Y que surja alg�n vengador de mis huesos
que persiga a hierro y fuego a los colonos dardanios
ahora o m�s tarde, cuando se presenten las fuerzas.
Costas enfrentadas a sus costas, olas contra sus aguas
imploro, armas contra sus armas: peleen ellos mismos y sus nietos.
Libro V
Ya habiendo zarpado, Eneas ve desde el mar la llama que arde en la costa de
Cartago, y demasiado bien sabe de qu� se trata.
Juno env�a de nuevo a Iris: esta vez, para que suscite en las mujeres troyanas el
deseo de no viajar m�s. Tomando Iris la forma de la anciana Beroe, que no ha
acudido porque est� enferma, se dirige a las mujeres troyanas, que han sido dejadas
apartadas de los juegos, les dice que se le ha aparecido en sue�os Casandra y que
le ha dicho que hay que quemar las naves, pues ya se ha alcanzado el objetivo del
viaje, y cumple el encargo llevando a las mujeres a quemar las naves y comenzando
el incendio ella misma. Pirgo, que fue nodriza de Pr�amo, advierte a las otras de
que Beroe no ha acudido porque est� enferma, y que esta otra es muy semejante a una
diosa. Al punto, la mensajera se da a conocer y�ndose de all� en forma de arco
iris. Las troyanas, exaltadas, toman la antorcha del altar de Neptuno y empiezan
ellas a prender fuego a las embarcaciones.
Los hombres y los muchachos ven las llamas, y Ascanio, el hijo de Eneas, se acerca
con su montura y consigue hacer entrar en raz�n y �librarse de Juno� a las
incendiarias.
S�lo se han perdido cuatro piezas de la flota, pero se aconseja fundar una ciudad
para quienes quieran quedarse y renuncien a continuar el viaje. Nautes, el
consejero m�s anciano, se muestra de acuerdo.
Eneas a�n est� indeciso, y esa noche se le aparece en sue�os su padre Anquises, que
le recomienda que haga lo que dice Nautes: en el Lacio habr� que derrotar a un
pueblo belicoso, as� que conviene que vayan s�lo los m�s aptos para ello. Anquises
dice a Eneas que, para que pueda darle m�s detalles de su destino, habr� de ir a
visitarlo al inframundo. Para llegar hasta all�, Eneas habr� de consultar primero a
la Sibila de Cumas y ofrecer sacrificios.
Venus ruega a Neptuno que los troyanos ya no sufran males, y el dios del mar le
promete que llegar�n a las puertas del Averno con s�lo un hombre menos:
Libro VI
Los troyanos arriban a las playas de Cumas, y visitan la gruta de la Sibila
acompa�ados de la sacerdotisa De�fobe de Glauco.23? La Sibila es pose�da por Apolo,
y Eneas pide al dios sus or�culos y que permita que los troyanos se establezcan en
el Lacio. Apolo predice que se librar�n batallas por causa de una mujer, pero que
Eneas saldr� victorioso de ellas. El troyano pide que se le diga c�mo habr� de
entrar en el infierno. La Sibila dice que Eneas habr� de presentar una rama dorada
y que, adem�s, primero habr� de enterrar a un amigo suyo, insepulto hasta el
momento.24?
Tras un nost�lgico encuentro, Anquises le cuenta a Eneas que las almas buenas,
despu�s de mil a�os, pierden la memoria y se las manda nuevamente a la tierra en
otros cuerpos. Anquises predice el gran linaje de Eneas: su hijo Silvio (que le
nacer� de su esposa Lavinia), Camilo, C�sar, M�ximo, Serrano, Romano, Marcelo y
otros. Tambi�n le cuenta las batallas a las que est� destinado, y c�mo habr� de
salir con bien de ellas.
Eneas regresa despu�s al lugar donde le esperan sus amigos por una puerta de marfil
del Sue�o. En seguida, se dirigen todos al puerto de Cayeta.26?
Libro VII
Finalmente, se dirigen al bosque del Lacio por el que pasa el r�o T�ber. Vive en
esas tierras Latino, esposo de Amata. Ambos son padres de Lavinia, que est�
comprometida con Turno, aunque se ha predicho que no se casar� con �l, sino con un
extranjero.
Los troyanos celebran una comida, pero se quedan con hambre. Entonces, Eneas
recuerda que se le predijo que, cuando sucediera eso, llegar�a el fin de sus males.
Manda Eneas cien emisarios a la corte del rey Latino, que los recibe. En nombre de
Eneas y apoy�ndose en los or�culos, Ilioneo pide a Latino unas tierras donde puedan
asentarse los troyanos. Latino reconoce en Eneas al yerno prometido, y pide a los
troyanos que su caudillo venga a verlo.
Mientras tanto, Juno, con la intenci�n de causar una guerra que perjudique a los
troyanos, env�a a Alecto para que siembre la discordia. Con una de sus serpientes,
Alecto inyecta las furias en Amata, y �sta se enfrenta con su esposo para que no d�
la mano de Lavinia a Eneas, sino a Turno. Al ver que Latino no cambia de parecer,
Amata hace por poner de su parte a las otras mujeres y esconde a Lavinia. Despu�s,
Alecto se dirige a Ardea, ciudad en la que reina Turno, y, para suscitar en el
monarca el odio a Eneas como usurpador, le hinca una de las serpientes, llena de
furias. Turno decide entonces enfrentarse con Latino por la mano de Lavinia.
Alecto ejerce despu�s su influjo en los perros cazadores de Iulo (Ascanio), que
conducen a su amo en pos de un ciervo del que es due�o el latino Tirreo. Al
enterarse los latinos, se emprende una batalla y resultan de ella las primeras
v�ctimas. Alecto se siente satisfecha, y, con ella, tambi�n Juno. Todos los latinos
piden a su rey que declare la guerra a los troyanos, pero �l se resiste. Llegan
mientras tanto los aliados, como Lauso, Aventino, Catilo y Camila.27?
Libro VIII
Acompa�ado por Acates, Eneas llega a la ciudad justo cuando el rey Evandro y su
hijo Palante est�n ofreciendo sacrificios a H�rcules, y piden al rey establecer una
alianza para hacer frente a los r�tulos. Evandro acepta, viendo que eran ambas
naciones descendientes de Atlante. Evandro invita a Eneas a tomar parte en los
sacrificios a H�rcules.
Mientras tanto, Venus pide a su esposo Vulcano que fabrique armas para Eneas, y
Vulcano acepta.28?
Entonces, Venus avisa a su hijo de que le llegar�n armas divinas. Luego, Evandro
env�a a Eneas con su hijo Palante a buscar m�s alianzas. Posteriormente, ya Eneas
recibe las armas prometidas por su madre y todos se maravillan de ellas.29?
Libro IX
Juno env�a a Iris para que lleve a Turno prontamente a la batalla. La mensajera
informa al rey de que los troyanos est�n sin su caudillo. Eneas ha mandado a su
gente que, de ser atacada, se refugie tras la empalizada. Turno intenta incendiar
la fortificaci�n y todo los dem�s. Entonces, Ops, madre de J�piter, aparta del
incendio las naves troyanas convirti�ndolas en ninfas.
Turno piensa que as� los troyanos ya no podr�n escapar, y hace que sus tropas
descansen y se regocijen bebiendo vino.
D�ndose cuenta de esto Niso y Eur�alo, piden permiso para ir en busca de Eneas a
quienes �ste ha encomendado el mando: Mnesteo y Seresto. Iulo promete muchos
premios por la haza�a a Niso y Eur�alo, y ellos parten inmediatamente.
Niso abre el camino dando muerte a algunos r�tulos. En el camino, Eur�alo se rezaga
y es alcanzado por Volscente. Advirti�ndolo, Niso regresa para rescatar a su amigo,
se encomienda a Apolo y da muerte a varios r�tulos. en la refriega, mueren Eur�alo,
Niso y Volscente. Luego, las cabezas de los dos troyanos son exhibidas por los
r�tulos.
Mesapo logra abrir la empalizada y se inicia una sangrienta batalla. Ascanio entra
en la batalla y da muerte a Numano. Marte infunde fuerza en los latinos. Luego
Turno queda cercado por los troyanos sin que le pueda ayudar Juno, pero se arroja
al r�o y se salva.
Libro X
J�piter proh�be a los otros dioses que participen en la batalla. Venus le pide
clemencia para sus troyanos, y Juno se hace la desentendida. Entonces, J�piter
decide que a nadie habr� de favorecer �l en la batalla.
Llega por mar Eneas con alianzas firmadas. Le siguen guerreros como M�sico, Abante,
Asilas, Astur y otros. Se acercan a Eneas las naves troyanas convertidas en ninfas
y le informan de la batalla.
En tanto, J�piter provoca a Juno y �sta le pide que demore la muerte de Turno. Ella
misma toma la figura de Eneas y, confundiendo a Turno, hace que le persiga y as� lo
pone a salvo. Turno, al darse cuenta del enga�o, intenta volver sobre sus pasos,
pero la diosa no se lo permite.
Mezencio toma el lugar de Turno en la batalla, que es observada por los dioses.
Eneas hiere a Mezencio, cuyo hijo Lauso, que le asiste y le ayuda a huir, es muerto
por Eneas. Mezencio vuelve a la batalla y tambi�n halla la muerte en las manos del
troyano.
Libro XI
Eneas env�a el cuerpo de Palante a su padre. Llegan luego emisarios latinos
pidiendo tregua para poder enterrar a sus muertos, a lo que accede Eneas. Mientras
tanto, Evandro se lamenta por la muerte de su hijo, pero no retira su apoyo a
Eneas. En el reino de Latino, algunos se muestran a�n a favor de Turno, pero otros
piden que se entregue la mano de Lavinia al troyano Eneas.
Unos emisarios llegan de la ciudad de Diomedes, que recomienda a los latinos tener
mucha cautela con Eneas por lo que este ha hecho.
Latino quiere ya detener la guerra dando tierras a los troyanos. Drances recomienda
tambi�n darle la mano de Lavinia a Eneas. Turno se opone y promueve nuevas
batallas, apoyado por la reina Camila. Diana pide a su sierva Opis que proteja a
esa guerrera, y le da un arco para ese fin.
Los troyanos se acercan a las murallas latinas y se desata otra vez la contienda.
Camila destaca por sus haza�as. J�piter infunde valor en Tarc�n. Arruntes,
encomend�ndose a Apolo, dispara una flecha a Camila y logra su objetivo de darle
muerte. Opis se lamenta entonces. Huyen los r�tulos, pero Turno, enterado de los
hechos, no abandona el campo. Llega la noche y se interrumpe la batalla.
Libro XII
Latino y Amata piden a Turno que detenga la guerra, pero �l, enamorado de Lavinia,
manda a Eneas un mensaje ret�ndole a un combate singular. Eneas acepta.
Juno emplea un nuevo ardid: env�a a la hermana de Turno, Juturna, a buscar que se
rompan los acuerdos que se hagan, pues sabe que Turno con las armas es menos
diestro que Eneas.
Mientras tanto, se hacen los juramentos ante J�piter para que el fin de la guerra
se reduzca al combate entre Eneas y Turno. Pero Juturna asume la forma del guerrero
Camerto e insta a la intervenci�n de los r�tulos en la batalla. En eso, un augurio
es interpretado por Tolumnio como favorable a lo que pide Juturna en la forma de
Camerto, y se rompen los acuerdos.
El h�roe troyano recupera sus fuerzas y regresa a la batalla. Los r�tulos huyen,
pero Eneas s�lo busca a Turno; �ste tambi�n busca el combate con Eneas, pero su
hermana Juturna se lo impide.
Turno hered� de su padre Dauno una espada hecha por Vulcano, pero no es la que
lleva ahora, pues ha tomado por error la de uno de sus compa�eros. En el combate
con Eneas, se rompe el arma de Turno, que huye en busca de la suya. Eneas lo
persigue, pero se le queda prendida la lanza entre las ra�ces de Rauno, �rbol
divino. Venus desenreda la lanza; por su parte, Turno recobra su espada. El combate
se reanuda.
�leo en lienzo de Luca Giordano: Eneas vence a Turno (Enea vince Turno).
Mientras tanto, J�piter pregunta a Juno qu� espera de la guerra y le proh�be volver
a tomar parte en ella. Juno reconoce haber persuadido a Juturna de que ayudase a su
hermano, y acepta dejar de intervenir en la guerra, pero pide que cuando se unan
los troyanos a los latinos desparezca el nombre de los primeros. J�piter accede y
env�a una furia al campo de batalla para que retire a Juturna.
Eneas hostiga a Turno, y �ste comienza a sentir temor. Eneas hiere con la lanza a
Turno, que por su parte tira a su contrincante una enorme piedra que no lo alcanza.
Ya rendido, Turno pide a Eneas que le perdone la vida y se quede con Lavinia. El
troyano duda al principio, pero al darse cuenta de que Turno lleva armas de
Palante, carga de nuevo y mata al rey r�tulo.
Se ha discutido si esas l�grimas son las de Dido o las de Eneas. Ovidio, en las
Heroidas, parece acogerse m�s bien a la segunda interpretaci�n.32?
Eneas y Turno
Dado que Eneas mata a Turno cuando �ste ya est� indefenso, para Lactancio el h�roe
es impius (desleal). �Como conciliar ese acto de Eneas con el destino de los
romanos tal como le aconseja a Eneas el alma de Anquises en el Canto VI?
Se explica este hecho porque la muerte de Palante por parte de Turno ha sido
injusta: Turno ha sido presa del furor impius, y su personaje, presentado como
caprichoso y entregado a los m�s bajos instintos, sin ejercer control de sus
pasiones, corresponde al modelo del de Aquiles, en contraste con el nuevo h�roe,
lleno de pietas, representado por Eneas, al que se puede interpretar como una
estilizaci�n de Augusto en su papel de vengador de Julio C�sar, tal como se har�a
a�os despu�s de las lecturas de la Eneida en el Templo de Marte el Vengador
(Templum Martis Ultoris).
Eneida, VI, 851 - 853 (traducci�n de Miguel Antonio Caro en octava real).
Influencia posterior
V�ase tambi�n: Categor�a:Obras inspiradas en la Eneida
Antig�edad
V�ase tambi�n: Vergilius Romanus
A�n despu�s de la ca�da del Imperio Romano, se segu�a considerando la Eneida como
un instrumento esencial para la educaci�n latina.34? En la cultura cristiana latina
o cristiana occidental, la Eneida era uno de los textos can�nicos, y era empleado
como objeto de comentario para servir a prop�sitos educativos y filol�gicos.35? El
m�s completo de los comentarios conocidos de esa etapa hist�rica es obra de Servio,
gram�tico del siglo IV.36?37?
A finales del s. IV o principios del s. V, del c�rculo de S�maco surgi� una edici�n
mejorada que se conoce como el Virgilio Vaticano (Vergilius Vaticanus). Como indica
su nombre, se conserva en la Ciudad del Vaticano (Cod. Vat. lat. 3225; Vergilius
Vaticanus).
Junto con las de Lucano y Claudiano, La Eneida sirvi� de orientaci�n a Coripo para
su obra �pica.
La tradici�n manuscrita fluye sin interrupci�n hasta la Edad Media, �poca en que se
consideraba a Virgilio como el poeta por excelencia.
Versiones medievales
A imitaci�n de La Eneida, inspiradas en ella o una cosa y la otra, surgieron
durante la Edad Media varias obras en lenguas vern�culas:
Romance de Eneas (Roman d��n�as, ca. 1160), obra �pica en franc�s antiguo.38?
Romance de Eneas (Eneasroman o Eneide, ca. 1183), de Heinrich von Veldeke, obra en
alto alem�n medio basada en la anterior.39?
Literatura en lenguas vern�culas influida por la Eneida
Se ha se�alado la gran influencia del poema de Virgilio en el desarrollo de las
literaturas europeas en lenguas vern�culas.
Beowulf.
Brut de Layamon (La?amons Brut, ca. 1190 - 1215) o La cr�nica de Britania (en
ingl�s moderno, Layamon's Brut o The Chronicle of Britain). Es un poema en ingl�s
medio con rima inicial, y a menudo tambi�n final, entre los hemistiquios de cada
verso. La obra, cuyo t�tulo alude a Bruto de Troya, se basa en el Roman de Brut,
trata en extensi�n los hechos del Rey Arturo y fue recogido y arreglado por
Layamon, que se presentaba en su escrito como cl�rigo.40?
La Reina Hada (The Faerie Queen, 1590 y 1596), de Edmund Spenser, obra de la �poca
isabelina.
El para�so perdido (Paradise Lost, 1667), de John Milton.
La obra de Dante acusa una fuerte influencia de La Eneida. En concreto, la Divina
Comedia, considerada tambi�n como parte del canon occidental, tiene un estilo muy
similar a ella a partir de su Libro VI (el del viaje al inframundo) y presenta a
Virgilio como gu�a de Dante en su visita al Infierno y al Purgatorio. Dante no
hablaba griego, as� que solo pudo basarse en la visi�n del infierno de Virgilio,
influenciada a su vez por el Canto XII de La Odisea.
Entre las recientes traducciones inglesas en verso, se cuenta la de 1963 del poeta
laureado brit�nico Cecil Day-Lewis, que se esforz� en reproducir el hex�metro de
Virgilio.
Otras obras literarias que tratan sobre esos personajes son �stas:
[...] desde 1600 hasta 1900, el aprendizaje del lat�n era la m�dula de la educaci�n
europea, all� donde se diese.
[...] from 1600 to 1900, the Latin school was at the center of European education,
wherever it was found.
49?
En el siglo XX, hubo un resurgir del inter�s por el poema de Virgilio. Como en la
antig�edad y en �pocas posteriores, en el siglo XX se reconoc�a la importancia de
la obra hasta el punto de darse en los cursos de educaci�n secundaria la costumbre,
como anta�o, de memorizarla.50?
Continuaciones
Ya desde antiguo hubo intentos de completar la Eneida con un 13er libro. La notoria
falta de la narraci�n del casamiento de Eneas con Lavinia y de la fundaci�n de Roma
en el poema de Virgilio llev� a algunos escritores a intentar enmendar esa
carencia:
1419: Maffeo Vegio, con su llamado Mapheus Vegius, del que habr�a muchas
impresiones durante el Renacimiento y que se incluir�a en la traducci�n de 1513 del
obispo Gavin Douglas.51?
Pier Candido Decembrio (1399 - 1477), que no lleg� a acabar su obra.
Claudio Salvucci: La Laviniada (The Laviniad, 1994).
Ursula K. Le Guin: Lavinia (2008). ISBN 0-15-101424-8
M�sica
V�ase tambi�n: Categor�a:Dido (�pera)
En m�sica, la Eneida ha inspirado a numerosos compositores argumentos para �peras.
Las m�s conocidas son La Didone (1641) de Francesco Cavalli, Dido and Aeneas (1689)
de Henry Purcell - primera �pera en lengua inglesa - y la gran �pera heroica Los
troyanos (Les Troyens, 1858) de Hector Berlioz. Otra �pera bien conocida es la de
Joseph Martin Kraus: Eneas en Cartago o Dido y Eneas, VB 23 (Aeneas i Cartago eller
Dido och Aeneas, 1781 - 1791, 1799).