Eneida Wikipedia

Descargar como txt, pdf o txt
Descargar como txt, pdf o txt
Está en la página 1de 19

Eneida

Ir a la navegaci�nIr a la b�squeda
Para la editorial, v�ase Editorial Eneida.
Eneida
de Virgilio Ver y modificar los datos en Wikidata
GiorcesBardo42.jpg
Fresco del Palazzo del Magnifico, en Siena,
pintado por Girolamo Genga y conservado
en la Pinacoteca Nacional[6] de la misma ciudad:
Fuga de Troya (Fuga da Troia, 1507 - 1510). Eneas carga con Anquises, su padre; su
hijo, Ascanio, est� con ellos.
La mujer que corre puede ser su esposa, Cre�sa.
Al fondo puede verse el Caballo de Troya.
G�nero �pica Ver y modificar los datos en Wikidata
Idioma Lat�n Ver y modificar los datos en Wikidata
T�tulo original Aeneis Ver y modificar los datos en Wikidata
Pa�s Imperio romano Ver y modificar los datos en Wikidata
Fecha de publicaci�n Siglo I a. C.juliano Ver y modificar los datos en Wikidata
Texto en espa�ol Eneida en Wikisource
[editar datos en Wikidata]
La Eneida (en lat�n, Aeneis) es una epopeya latina escrita por Virgilio en el siglo
I a. C. por encargo del emperador Augusto con el fin de glorificar el imperio
atribuy�ndole un origen m�tico. Virgilio elabor� una reescritura, m�s que una
continuaci�n, de los poemas hom�ricos tomando como punto de partida la guerra de
Troya y la destrucci�n de esa ciudad, y presentando la fundaci�n de Roma a la
manera de los mitos griegos.

Virgilio trabaj� en esta obra desde el a�o 29 a. C. hasta el fin de sus d�as (19 a.
C.). Se suele decir que Virgilio, en su lecho de muerte, encarg� quemar la Eneida,
fuera porque desease desvincularse de la propaganda pol�tica de Augusto o fuera
porque no considerase que la obra hubiera alcanzado la perfecci�n buscada por �l
como poeta.1?

�ndice
1 Caracter�sticas formales
2 Modelos de los que parte la obra
3 Historia de la composici�n
4 Argumento
4.1 Resumen
4.2 Libro I
4.3 Libro II
4.4 Libro III
4.5 Libro IV
4.6 Libro V
4.7 Libro VI
4.8 Libro VII
4.9 Libro VIII
4.10 Libro IX
4.11 Libro X
4.12 Libro XI
4.13 Libro XII
5 Aspectos controvertidos del contenido de la obra
5.1 Los dioses, los hombres y el destino
5.2 Eneas y Dido
5.3 Eneas y Turno
5.4 Destino de Eneas, Roma y Augusto
6 Influencia posterior
6.1 Antig�edad
6.2 Versiones medievales
6.3 Literatura en lenguas vern�culas influida por la Eneida
6.4 Traducciones a lenguas vern�culas
6.5 Obras literarias que tratan sobre personajes de la Eneida
6.6 La Eneida en la educaci�n posterior a la Edad Media
6.7 Continuaciones
6.8 M�sica
6.9 Cine
6.10 Televisi�n
7 V�ase tambi�n
8 Bibliograf�a
9 Notas y referencias
10 Enlaces externos
Caracter�sticas formales
La obra, de casi 10.000 hex�metros dact�licos, est� dividida en 12 libros que a su
vez se pueden agrupar en dos partes:2?

Libros I a VI, en los que, a imitaci�n de la Odisea, se narran los viajes de Eneas
hasta llegar a Italia.
Libros VII a XII, en los que, a imitaci�n de la Il�ada y del Ciclo troyano, se
narran las conquistas de Eneas en Italia.
Virgilio emplea figuras literarias como la aliteraci�n, la onomatopeya y la
sin�cdoque; tambi�n el s�mil, la personificaci�n y otras met�foras, frecuentemente
para dotar a los pasajes de tensi�n y de fuerza dram�tica.

Como en la Il�ada y en la Odisea, la narraci�n de la Eneida comienza in medias res,


en este caso con la flota troyana en la parte occidental del Mediterr�neo y
dirigi�ndose a Italia.

Modelos de los que parte la obra


Se dice que, m�s a�n que una imitaci�n de la Il�ada y de la Odisea, Virgilio se
plante� una suerte de competici�n con Homero. As�, frente a los 24 cantos de que se
compone cada una de las epopeyas hom�ricas, la Eneida se compone de 12. Se puede
encontrar paralelismos, con sus correspondientes oposiciones, entre las dos obras
griegas y esta otra latina:

El regreso o nostos, m�s propio de la Odisea y de la primera mitad de la Eneida.


En la obra latina, el regreso no es el de un h�roe a su hogar, sino el de parte de
un pueblo a uno de los lugares de origen de la estirpe de alguno o de algunos de
sus h�roes, lugar determinado por elecci�n divina y que los h�roes habr�n de
averiguar. En la cronolog�a m�tica, el viaje del Eneas literario coincidir�a en el
tiempo con los nostoi griegos.3? Como en la Odisea, en la Eneida hay una deidad que
se opone a que el h�roe llegue a su destino (Poseid�n en el poema griego y Juno en
el latino), otras deidades que se al�an con ella, otras que ayudan al h�roe
(algunas, teni�ndolo como su protegido: Atenea protege a Odiseo; Venus protege a
Eneas), cambios de alianzas y deidades que no toman un partido.
La justificaci�n de la guerra entre dos pueblos con motivos m�ticos y de amores y
desamores.
En la Il�ada, y en general en el Ciclo troyano, se presenta como causa humana de la
guerra inmediata, contempor�nea o reciente el despecho de Menelao por el abandono
de que es objeto por parte de Helena, aunque �ste habr� de explicarse por asuntos
de los dioses. En la Eneida, se presenta como causa humana de futuras guerras el
despecho de Dido por el abandono de que es objeto por parte de Eneas, y tambi�n
habr� de explicarse tal abandono por intrigas divinas.
El poema de Virgilio se compara tambi�n con las Argon�uticas de Apolonio, y es
f�cil que el poeta romano tuviera presente la traducci�n latina de Varr�n. Tambi�n
en este caso, hay similitudes y diferencias entre una obra y la otra en varios
aspectos, empezando por los amores de Dido y Eneas y los de Jas�n y Medea.
Los modelos latinos m�s importantes de los que se vali� Virgilio para la
composici�n de la Eneida y para el contraste con ellos son la Guerra p�nica
(Poenicum Bellum) de Nevio y, sobre todo, los Anales (Annales) de Ennio, el gran
cl�sico de la �pica romana en ese tiempo. En varios pasajes de la Eneida se citan
otros del poema de Ennio, a veces literalmente.

Historia de la composici�n
Ya en las Ge�rgicas, anunciaba Virgilio su intenci�n de escribir una epopeya:4?

Pronto, sin embargo, me dispondr� a cantar las ardientes batallas

de C�sar y a llevar la fama de su nombre a tantas edades cuantas son

las que han transcurrido desde que tuvo en Tit�n su primer origen.

mox tamen ardentis accingar dicere pugnas

Caesaris et nomen fama tot ferre per annos,

Tithoni prima quot abest ab origine Caesar.

Georgicon, III, 46 - 48.


Augusto estaba muy interesado en la composici�n de una obra de esas
caracter�sticas, y se la pidi� al poeta.

En principio, Virgilio ten�a la intenci�n de escribirla en prosa, pero despu�s se


decidi� por el verso y, en concreto, por los hex�metros dact�licos. Durante la
elaboraci�n de los cantos, hizo varias lecturas p�blicas para probar su sonoridad y
el efecto que ten�an en el p�blico. Se hab�a propuesto forjar un poema abundante en
detalles y con un alto grado de calidad.

Jean-Joseph Taillasson (1745 - 1809): Virgilio leyendo la "Eneida" a Augusto y a


Octavia (Virgile lisant l��n�ide � Auguste et Octavia). National Gallery de
Londres.
Mantiene la tradici�n que Virgilio ley� a Augusto y a su hermana Octavia los cantos
II, IV y VI, y que la menci�n de Marcelo en el Canto VI caus� el desmayo de
Octavia.5?

Tambi�n seg�n la tradici�n, Virgilio viaj� a Grecia hacia el a�o 19 a. C. para


revisar la Eneida. Tras encontrarse con Augusto en Atenas y tomar despu�s la
decisi�n de volver a casa, hizo una visita a una ciudad cercana a Megara, y all�
cogi� unas fiebres. Luego, durante la traves�a, se fue debilitando, y muri� en el
puerto de Brundisium (Brindisi) el 21 de septiembre de ese mismo a�o, habiendo
expresado su voluntad de que se quemase el manuscrito de la Eneida por estar
inacabado y porque le desagradaba uno de los pasajes del Canto VIII: en �l, Venus y
Vulcano tienen juntos disfrute carnal, lo que no se consideraba acorde con la
moralidad romana. Tras la muerte del autor, Augusto prohibi� a sus albaceas
literarios, Lucio Vario Rufo y Plotio Tuca, que cumpliesen esa �ltima voluntad, y
mand� que se publicase la obra con tan poca modificaci�n como resultase
aceptable.6?

La obra, al quedar incompleta, presenta versos que no llegan a conformar el


hex�metro dact�lico: algunos constan de un solo hemistiquio. Por a�adidura, al
haber mandado Augusto que la modificaci�n que se hiciera fuese m�nima, no es f�cil
distinguir el trabajo de los poetas que le dieron la forma que se conoce.

Argumento
Resumen
El viaje de Eneas.
Eneas, pr�ncipe de Dardania, huye de Troya cuando la ciudad fue tomada por el
ej�rcito aqueo. Entre su gente, van con �l su padre (Anquises) y su hijo (Ascanio).
Ante la confusi�n de la fuga Eneas pierde a Cre�sa, por lo que regresa y la llama
entre las ruinas de la ciudad. Esta se hace presente en forma de aparici�n y le
pide que no vierta m�s l�grimas por ella, ya que el destino le ha asignado otra
consorte de sangre real (La Eneida, Libro II).

Juno, esposa de J�piter, rencorosa todav�a con toda la estirpe troyana, trata de
desviar la flota de supervivientes de su destino inevitable: Italia.7?

Las peregrinaciones de Eneas duran siete a�os, hasta que, llegado el �ltimo, es
acogido en el reino emergente de Cartago, gobernado por Dido (llamada tambi�n Elisa
de Tiro). Por un ardid de Venus y Cupido, Dido se enamora perdidamente de Eneas y,
tras la partida de �ste por orden de J�piter, se quita la vida maldiciendo antes a
toda la estirpe venidera de Eneas y clamando por el surgimiento de un h�roe
vengador: de esta forma, se crea el cuadro que justifica la eterna enemistad entre
dos pueblos hermanos, el de Cartago y el de Roma, que conducir�a a las guerras
p�nicas.

De camino a Italia, a Eneas se le aparece el alma de su padre Anquises y le pide


que vaya a verlo al Averno: Eneas cede y, acompa�ado de la Sibila de Cumas, recorre
los reinos de Plut�n, y Anquises le muestra toda la gloria y la pompa de su futura
estirpe: los romanos.

Llegados por fin los troyanos a Italia, el rey Latino los recibe pac�ficamente, y,
recordando que una antigua profec�a dec�a que su hija Lavinia se casar�a con un
extranjero, decide aliarse con Eneas y darle a Lavinia por esposa.

Trastornado por las Furias, Turno, rey de los r�tulos y primo y pretendiente de
Lavinia, declara la guerra a Eneas. Los dos ej�rcitos adquieren aliados y se
enfrentan fieramente, ayudados los troyanos por Venus y los r�tulos por Juno, sin
que intervenga J�piter. Se producen muertes en ambos bandos y, finalmente, Eneas
mata a Turno.

Libro I
Juno, sabedora del glorioso destino que aguarda a los troyanos, pues habr�n de
fundar el Imperio Romano, intenta impedir que lleguen a Italia. Para ello, pide a
Eolo que se valga de sus vientos para hacer naufragar a los fugitivos, y a cambio
le ofrece por esposa a una de las ninfas de su propio s�quito: Deyopea (????pe?a),
la de cuerpo m�s hermoso. Eolo, aunque no acepta el soborno, s� accede a ayudar a
Juno, y los troyanos terminan dispers�ndose en el mar. Al saberlo Neptuno, lo toma
como una injuria, ya que el mar es su dominio, y ayuda a los troyanos a llegar a
las playas de Libia, pero no llegan todos juntos, sino en dos grupos separados por
la tormenta.8?

Turner: Dido funda Cartago (Dido building Carthage) o El nacimiento del Imperio
Cartagin�s (The Rise of the Carthaginian Empire, 1815). National Gallery.
Mientras tanto, Venus, madre de Eneas, se presenta con la forma de una virgen
espartana y con un aspecto de cazadora muy parecido tambi�n al de la diosa Diana, y
les informa de que las tierras donde est�n son de la reina Dido.9? Pigmali�n,
hermano de Dido, hab�a hecho matar a Siqueo, t�o de ambos y esposo de ella. Dido
huy�, compr� unas tierras y fund� all� una ciudad.

Eneas se dirige a la ciudad y, cuando llega, ve a los compa�eros de los que les
hab�a separado el mar. Llegados a esa tierra, hab�an pedido a la reina hospitalidad
y que les ayudase a buscar a su caudillo. Al presentarse �ste, Dido lo acoge junto
con el resto de los troyanos.

Con la intenci�n de que Dido trate bien a Eneas, Venus pide a su hijo Cupido que
tome la forma de su sobrino materno Ascanio, lo suplante e infunda en la reina amor
por el troyano, y Cupido accede. Venus adormece a su nieto Ascanio y lo lleva a
Idalion, lugar de culto de ella.

Tal como le ha pedido su madre, Cupido infunde en Dido un apasionado amor por Eneas
y, maternal, por Ascanio, al que suplanta �l mismo. Pero Dido jur� a su esposo no
volver a casarse.10?

Durante el banquete en honor de los reci�n llegados y del encuentro de �stos con
sus paisanos, Dido pide a Eneas que cuente sus desgracias.

Libro II

Pierre-Narcisse Gu�rin: Eneas describe a Dido la ca�da de Troya (�n�e d�crit �


Didon la chute de Troie, 1815). Museo del Louvre.
Los libros II y III son relatos dentro del relato.11? Eneas, a petici�n de Dido,
cuenta la ca�da y el saqueo de Troya (Libro II) y las tribulaciones sufridas por �l
mismo y por su gente desde ese acontecimiento (Libro III).

El troyano cuenta hechos casi inmediatos a los que se refieren en el final de la


Il�ada. El relato que hace Eneas de la toma de Troya se abre con el episodio del
caballo: Ulises, junto con otros soldados griegos, se oculta en un caballo de
madera "alto como un monte" (instar montis equum), mientras que el resto de las
tropas griegas se oculta en la isla de T�nedos, frente a Troya. Los troyanos,
ignorando el enga�o, entienden que los griegos han huido y hacen entrar el caballo
en su ciudad. Piensan que se trata de una ofrenda a los dioses, a pesar de las
advertencias de Laocoonte, que es muerto con sus dos hijos por dos monstruos
marinos. Llegada la noche, Ulises y sus hombres salen del caballo y abren las
puertas de la ciudad para que entren los dem�s griegos, y entre todos someten a
Troya al fuego y al terror. En el momento del asalto, a Eneas se le aparece en
sue�os H�ctor, le anuncia el fin de Troya y le manda que salve a los Penates y que
huya.

Esmalte de Limoges (ca. 1530): La sombra de Cre�sa se aparece a Eneas. Museo del
Louvre.
Los ruidos del combate terminan por despertar a Eneas, que, viendo su ciudad en
llamas y a merced de los griegos, decide al principio luchar con sus compa�eros
hasta la muerte. Visita el palacio del rey Pr�amo y contempla la muerte del hijo de
�ste, Polites, a manos de Pirro, que luego decapita a Pr�amo.

En medio del caos, Eneas ve a Helena y, lleno de ira, se dispone a castigar a la


culpable de la guerra. Venus, madre de Eneas, se le aparece y le manda contenerse:
los verdaderos culpables son los dioses, no Helena. Luego, Venus manda a Eneas que
busque a su familia y a los dioses Penates.

Eneas busca y encuentra a su padre Anquises y a su hijo Ascanio. En principio,


Anquises se resiste a partir, hasta que un presagio divino lo convence. Escapan
entonces de la ciudad en llamas. Habiendo perdido de vista a su mujer, Cre�sa, que
ha sido apartada por Venus y luego ha sido una v�ctima m�s de la matanza, Eneas
regresa a Troya en busca de ella. Finalmente, tras aparec�rsele la sombra de Cre�sa
y serle revelado por ella que su destino es la fundaci�n de Roma, Eneas vuelve con
los suyos a las afueras de Troya, y all� prepara lo necesario para la partida.

Libro III
Eneas huye con los suyos a la ciudad de los tracios, que eran sus amigos. Habiendo
desembarcado all�, Eneas quiere cumplir su intenci�n de fundar la nueva ciudad en
esa tierra. Para encender la hoguera sacrificial, toman ramas de un arbusto, y
�stas empiezan a sangrar. Eneas se halla frente al t�mulo de Polidoro, y las ramas
son las lanzas que emple� Polim�stor para matarlo. Una voz suena desde el interior
del t�mulo: es la de la sombra de Polidoro, que advierte a los troyanos de que el
rey de Tracia est� a favor de los griegos. Los viajeros deciden entonces abandonar
ese lugar contaminado.

Grabado de Johann Wilhelm Baur (1607 - 1640) para una edici�n de la obra de Ovidio
Las metamorfosis: Eneas se re�ne con Anio. 1659.
Eneas y su gente van entonces a la corte del rey Anio, en Delos. All� llegan a
saber por los or�culos de Apolo que habr�n de buscar a la Madre Antigua (antiqua
mater) y fundar una nueva ciudad all� donde vivieron sus antepasados, desde donde
sus generaciones venideras ser�n las �nicas dominadoras del mundo. Anquises piensa
que el or�culo se refiere a Creta, el lugar de culto de la diosa Cibeles y la
tierra donde naci� su antepasado J�piter, y all� se dirigen.12? Llegados a la isla,
fundan la ciudad de P�rgamo.

Es pleno verano, sobreviene una fuerte sequ�a y mueren hombres y bestias. Anquises
pide a Eneas que vuelva a consultar el or�culo de Apolo, aunque no har� falta, pues
a Eneas se le aparecer�n en sue�os los Penates, mandados por Apolo. Por ellos sabr�
del resentimiento del dios supremo, que no se les permite quedarse y que las
tierras aludidas por el or�culo de Apolo son las de Italia o el Lacio. Anquises
recuerda que all� naci� su antepasado D�rdano, y deciden viajar a esos lugares.

Los fugitivos se hacen a la mar, y habr�n de soportar una tormenta de tres d�as. Al
cuarto d�a, entre las islas del Mar J�nico, llegan a las llamadas Estr�fades (St??
f?de?). Desembarcan en una de ellas y all� encuentran reba�os sin vigilancia, de
reses peque�as y grandes. Ofrecen con algunas de ellas sacrificios a J�piter y
comienzan el festejo. Las arp�as los acosan volando por el campamento y sueltan sus
deyecciones en la carne. Eneas les prepara una emboscada que tiene �xito, y al
conseguir escapar las criaturas, una de ellas, Celeno, augura al troyano que,
cuando lleguen a la tierra que est�n buscando, habr�n de pasar hambre en ella.

Los viajeros abandonan las Estr�fades, navegan despu�s cerca de �taca, la isla de
Ulises, uno de sus peores enemigos, y acaban arribando a la playa de Accio. All�
celebran unos juegos, y dejan en el templo de Apolo el escudo de Abas, el capit�n
de una de las naves.13?

Montes Ceraunios, en la actual Albania.

Viaje de Eneas: la ubicaci�n de la roca de Escila aparece marcada en rojo.


M�s adelante, Eneas se entera de que un hijo de Pr�amo, H�leno, que se ha casado
con Andr�maca, viuda de H�ctor que despu�s de la muerte del h�roe troyano hab�a
sido concubina de Pirro, reina en Butrinto, una ciudad cercana, y all� se dirigen
los troyanos. Llegan a Butrinto a principios del invierno, y ven que es una r�plica
de Troya. Ya acogidos, H�leno predice a Eneas que llegar� a Italia, pero que para
entrar en ella tendr� que sufrir un poco, pues all� habitan griegos. Le dice que
debe cuidarse tambi�n de Escila y de Caribdis, y le aconseja que implore al numen
de Juno y que atienda al or�culo de la Sibila de Cumas.

Continuando su viaje, los troyanos pasan junto a los Montes Ceraunios. Antes de
dirigirse a Trinacia, ofrecen sacrificios a Juno y a Minerva. Ya cerca de la costa
de Trinacia, avistan el penacho del Etna.

Ya en el Estrecho de Mesina, por intentar evitar a Escila, casi acaban diezmados


por Caribdis, pero el remolino de la bestia los impulsa mar adentro, y as�,
perdidos, arriban a las costas de los c�clopes.14? All� se encuentran con un griego
abandonado por Ulises y sus hombres: Aquem�nides (??a?�e??d??), que les pide que lo
lleven con �l y les aconseja escapar pronto. Los c�clopes se aprestan a atacarlos,
pero no llegan a alcanzarlos.

Habiendo escapado de los c�clopes, Aquem�nides conducir� a los troyanos a Trinacia.


Pasan por Ortigia, y luego por el puerto de Dr�pano, donde muere Anquises.

Con la relaci�n de estos hechos, Eneas termina de contar la historia a su


anfitriona.15?

Libro IV

Dido y Eneas salen de caza. Obra de 1774 de Jean-Bernard Restout (1732 - 1797).
La reina Dido, por influjo de Cupido, se enamora del troyano Eneas, que se est�
hospedando en su casa, en Cartago. La reina decide compartir sus sentimientos con
su hermana Ana. Le cuenta que sufre un dilema, ya que se ha enamorado del h�roe
troyano, pero sigue respetando la memoria de Siqueo, su difunto marido, muerto por
fratricidio (asesinado por su hermano). Su hermana la anima a seguir adelante con
su amor, ya que en todo el tiempo que hab�a estado viuda, hab�a rechazado a muchos
pretendientes. Al saberlo Juno, decide aliarse con Venus para conseguir que Eneas
se enamore a su vez de Dido, con la intenci�n de desviar la ruta de �ste hacia el
reino prometido de Roma, haciendo que se quedara en Cartago (Libia), junto a Dido
para siempre. Venus acepta la complicidad de Juno e idean un plan para que ambos,
solos, consumen el himeneo.

Eneas y Dido salen de caza. En el transcurso de la misma, las diosas mandan una
gran tormenta. Eneas y Dido quedan refugiados en una cueva, donde se lleva a cabo
el plan de la diosa, con el que unen sus dos pueblos.

Act�a la Fama (el rumor), y la noticia del matrimonio llega a Iarbas, rey de
Numibia, y pretendiente rechazado de Dido. �ste, enfurecido, suplica a J�piter que
no permita que Eneas se quede en esas tierras con Dido, ya que fue �l quien le
cedi� los terrenos a la reina para que reconstruyera la ciudad. Al saberlo J�piter,
temiendo que Eneas detenga su viaje, env�a a Mercurio para que recuerde al troyano
que su destino es fundar Roma. Eneas y Dido ya est�n haciendo construir una gran
ciudad cuando llega Mercurio a darle el mensaje. El troyano no sabe c�mo dec�rselo
a la reina, por lo que decide mandar a Sergesto, Seresto y Mnesteo que preparen la
flota con sigilo y secretismo.16? Pero vuelve a actuar la Fama, y Dido se entera de
lo que est� ocurriendo. Cuando va a reproch�rselo y a suplicarle que se quede a
Eneas, �ste no da su brazo a torcer, ya que se defiende habl�ndole de su futuro,
decidido por los dioses. Dido no est� conforme con la intenci�n de Eneas, pero
permite su partida. S�lo pide a su hermana que lo convenza para que zarpen con
viento favorable y en mejores condiciones meteorol�gicas.

El dolor que le causa a Dido la partida de Eneas hace que se plantee suicidarse, ya
que no quiere ni volverse a casar con los antiguos pretendientes ni seguir a la
armada troyana para derrotarlos. Idea un plan secreto con ayuda de una sacerdotisa
experta en temas de amor, pero enga�a a su hermana para que crea que no hay peligro
por su vida, sino por las pertenencias de Eneas.

Mercurio vuelve a visitar a Eneas en sue�o y apresura su ida, ya que le advierte de


consecuencias funestas que puede tener. Eneas le hace caso y, en medio de la noche,
despierta a sus soldados y parten inmediatamente.

Cuando Dido se entera, comienza entonces su plan. Hace una gran pira con objetos de
Eneas, rodeada toda de altares y sacrificios. Se sube a ella y se clava una espada
bajo el pecho, espada regalada por Eneas. En su discurso de muerte, clama por un
vengador.17?
Luego vosotros, tirios, perseguid con odio a su estirpe
y a la raza que venga, y dedicad este presente
a mis cenizas. No haya ni amor ni pactos entre los pueblos.
Y que surja alg�n vengador de mis huesos
que persiga a hierro y fuego a los colonos dardanios
ahora o m�s tarde, cuando se presenten las fuerzas.
Costas enfrentadas a sus costas, olas contra sus aguas
imploro, armas contra sus armas: peleen ellos mismos y sus nietos.

tum uos, o Tyrii, stirpem et genus omne futurum


exercete odiis, cinerique haec mittite nostro
munera. nullus amor populis nec foedera sunto.
exoriare aliquis nostris ex ossibus ultor
qui face Dardanios ferroque sequare colonos,
nunc, olim, quocumque dabunt se tempore uires.
litora litoribus contraria, fluctibus undas
imprecor, arma armis: pugnent ipsique nepotesque.

Aeneis, IV, 622 - 629.

Momento en el que Dido se coloca sobre la pira y se clava la espada de Eneas.


Por sus gritos y los de las doncellas, su hermana acude y la ve moribunda. Sube a
la pira y se lamenta de que le hubiera ocultado sus planes. Dido sigue agonizando
mientras su hermana la sostiene en sus brazos lavando su herida. Juno se apiada de
ella y manda a Iris a cortar el cabello rubio que une a las personas con la vida.
As�, haciendo el trabajo de Proserpina (Pers�fone, esposa de Plut�n, soberano de
los Infiernos), Iris cumple con el encargo de Juno y Dido muere entre los brazos de
su hermana. En su abordaje del despecho femenino, es uno de los cap�tulos m�s
intensos y conmovedores de la obra.

Libro V
Ya habiendo zarpado, Eneas ve desde el mar la llama que arde en la costa de
Cartago, y demasiado bien sabe de qu� se trata.

Los viajeros intentan ir a Italia, pero se desata otra tempestad y, cuando se


calma, prueban a alcanzar otra vez Trinacia.18? Habiendo llegado a Trinacia, se
dirigen los troyanos a las tierras de su amigo Acestes, por quien son bien
recibidos.

Cumpli�ndose ya un a�o de la muerte de Anquises, Eneas hace llevar a cabo sus


funerales. Durante los sacrificios, una serpiente se come las ofrendas del altar.
No sabiendo si se trata de una mala criatura o del genio del lugar, Eneas prefiere
tomarlo como un buen presagio.

Despu�s manda Eneas celebrarse unos juegos.19? Cloanto vence en la competici�n de


remo. En la carrera, Salio y Niso (hermano de Asio) tropiezan, y entonces vence
Eur�alo, pero los tres reciben premios. En la lucha, nadie quiere enfrentarse con
Dares, hasta que el anciano Entelo se atreve a hacerlo y lo vence.20? En el tiro
con arco vence Acestes. Luego, Ascanio y sus amigos hacen una representaci�n de la
guerra.21?

Juno env�a de nuevo a Iris: esta vez, para que suscite en las mujeres troyanas el
deseo de no viajar m�s. Tomando Iris la forma de la anciana Beroe, que no ha
acudido porque est� enferma, se dirige a las mujeres troyanas, que han sido dejadas
apartadas de los juegos, les dice que se le ha aparecido en sue�os Casandra y que
le ha dicho que hay que quemar las naves, pues ya se ha alcanzado el objetivo del
viaje, y cumple el encargo llevando a las mujeres a quemar las naves y comenzando
el incendio ella misma. Pirgo, que fue nodriza de Pr�amo, advierte a las otras de
que Beroe no ha acudido porque est� enferma, y que esta otra es muy semejante a una
diosa. Al punto, la mensajera se da a conocer y�ndose de all� en forma de arco
iris. Las troyanas, exaltadas, toman la antorcha del altar de Neptuno y empiezan
ellas a prender fuego a las embarcaciones.

Los hombres y los muchachos ven las llamas, y Ascanio, el hijo de Eneas, se acerca
con su montura y consigue hacer entrar en raz�n y �librarse de Juno� a las
incendiarias.

Palinuro cae al agua. May�lica de Francesco Xanto Avelli da Rovigo. 1535.


Eumelo avisa a Eneas, que llega r�pido al lugar. Una vez all�, Eneas implora a
J�piter, y �ste hace que empiece a llover.

S�lo se han perdido cuatro piezas de la flota, pero se aconseja fundar una ciudad
para quienes quieran quedarse y renuncien a continuar el viaje. Nautes, el
consejero m�s anciano, se muestra de acuerdo.

Eneas a�n est� indeciso, y esa noche se le aparece en sue�os su padre Anquises, que
le recomienda que haga lo que dice Nautes: en el Lacio habr� que derrotar a un
pueblo belicoso, as� que conviene que vayan s�lo los m�s aptos para ello. Anquises
dice a Eneas que, para que pueda darle m�s detalles de su destino, habr� de ir a
visitarlo al inframundo. Para llegar hasta all�, Eneas habr� de consultar primero a
la Sibila de Cumas y ofrecer sacrificios.

Los troyanos fundan la ciudad para quienes no quieren proseguir el viaje, y le


ponen el nombre de Acestes.22? Por fin, zarpan, y las mujeres, que ahora s�
querr�an ir, los despiden entre llantos. Una vez m�s, los viajeros intentan
dirigirse a Italia.

Venus ruega a Neptuno que los troyanos ya no sufran males, y el dios del mar le
promete que llegar�n a las puertas del Averno con s�lo un hombre menos:

una cabeza por muchas ser� dada

unum pro multis dabitur caput

A medianoche, todos duermen, hasta Palinuro, el timonel, de lo que se ha encargado


Somnus, el Sue�o. Palinuro y el tim�n caen al agua, y el resto sigue durmiendo. La
nave va a la deriva, pero Eneas despierta, ocupa el puesto de Palinuro y corrige el
rumbo, y justo a tiempo, pues ya se dirig�a la nave a los dominios de las Sirenas.

Libro VI
Los troyanos arriban a las playas de Cumas, y visitan la gruta de la Sibila
acompa�ados de la sacerdotisa De�fobe de Glauco.23? La Sibila es pose�da por Apolo,
y Eneas pide al dios sus or�culos y que permita que los troyanos se establezcan en
el Lacio. Apolo predice que se librar�n batallas por causa de una mujer, pero que
Eneas saldr� victorioso de ellas. El troyano pide que se le diga c�mo habr� de
entrar en el infierno. La Sibila dice que Eneas habr� de presentar una rama dorada
y que, adem�s, primero habr� de enterrar a un amigo suyo, insepulto hasta el
momento.24?

Eneas y la Sibila de Cumas. Ca. 1646.


�leo en lienzo de Fran�ois Perrier
(1590 - 1650). Museo Nacional de Varsovia.

La sibila conduce a Eneas al inframundo.


Obra de 1673 de Claudio de Lorena.
Eneas sale de la cueva y se entera de la muerte de Miseno, as� que manda hacer sus
funerales. Venus env�a entonces dos palomas para que lleven a Eneas al �rbol donde
est� la rama dorada. Eneas la toma y la lleva a la cueva de la Sibila, que entonces
lo conducir� hasta un bosque.

Llegan al infierno, y arriban a la corriente cruzada por el barquero Caronte para


llevar las almas al otro mundo. Eneas ve a Palinuro, que le pide que busque su
cuerpo en el puerto de Velia y lo sepulte para que as� su sombra sea admitida en la
barca de Caronte. La sibila se opone, pues hacerlo ser�a contrario al destino
marcado, pero se le promete a Palinuro que sus propios enemigos le erigir�n un
cenotafio, y que un cabo o promontorio llevar� su nombre.25?

Para ser llevados en la barca de Caronte, Eneas y la sibila le presentan la rama


dorada.

Jan Brueghel el Viejo: Eneas y la sibila en el inframundo


(Aneas en de sibille in de onderwereld, ca. 1600).

Eneas y la Sibila de Cumas se disponen a montar en la barca de Caronte. Maestro de


la Leyenda de Orfeo. 1500 - 1525.
Ya navegando, ven la cueva de Cerbero, los jueces de los muertos y los campos
llorosos. Eneas ve a Dido, se lamenta por lo sucedido y le pide perd�n, pero ella
no responde. Eneas ve tambi�n muchas almas de grandes guerreros de otros tiempos,
como De�fobo, que se cas� con Helena despu�s de morir Paris.

Alexandre Ubeleski (1649 � 1718):


Eneas y Anquises en el Hades (Eneasz i Anchizes w Hadesie).
Pasado un rato, los pasajeros de la barca ven una bifurcaci�n: una v�a conduce al
palacio de Plut�n; la otra, al T�rtaro. Despu�s, arriban a los bosques afortunados,
y all� buscan a Anquises.

Tras un nost�lgico encuentro, Anquises le cuenta a Eneas que las almas buenas,
despu�s de mil a�os, pierden la memoria y se las manda nuevamente a la tierra en
otros cuerpos. Anquises predice el gran linaje de Eneas: su hijo Silvio (que le
nacer� de su esposa Lavinia), Camilo, C�sar, M�ximo, Serrano, Romano, Marcelo y
otros. Tambi�n le cuenta las batallas a las que est� destinado, y c�mo habr� de
salir con bien de ellas.

Eneas regresa despu�s al lugar donde le esperan sus amigos por una puerta de marfil
del Sue�o. En seguida, se dirigen todos al puerto de Cayeta.26?

Libro VII
Finalmente, se dirigen al bosque del Lacio por el que pasa el r�o T�ber. Vive en
esas tierras Latino, esposo de Amata. Ambos son padres de Lavinia, que est�
comprometida con Turno, aunque se ha predicho que no se casar� con �l, sino con un
extranjero.

Los troyanos celebran una comida, pero se quedan con hambre. Entonces, Eneas
recuerda que se le predijo que, cuando sucediera eso, llegar�a el fin de sus males.
Manda Eneas cien emisarios a la corte del rey Latino, que los recibe. En nombre de
Eneas y apoy�ndose en los or�culos, Ilioneo pide a Latino unas tierras donde puedan
asentarse los troyanos. Latino reconoce en Eneas al yerno prometido, y pide a los
troyanos que su caudillo venga a verlo.

Mientras tanto, Juno, con la intenci�n de causar una guerra que perjudique a los
troyanos, env�a a Alecto para que siembre la discordia. Con una de sus serpientes,
Alecto inyecta las furias en Amata, y �sta se enfrenta con su esposo para que no d�
la mano de Lavinia a Eneas, sino a Turno. Al ver que Latino no cambia de parecer,
Amata hace por poner de su parte a las otras mujeres y esconde a Lavinia. Despu�s,
Alecto se dirige a Ardea, ciudad en la que reina Turno, y, para suscitar en el
monarca el odio a Eneas como usurpador, le hinca una de las serpientes, llena de
furias. Turno decide entonces enfrentarse con Latino por la mano de Lavinia.

Alecto ejerce despu�s su influjo en los perros cazadores de Iulo (Ascanio), que
conducen a su amo en pos de un ciervo del que es due�o el latino Tirreo. Al
enterarse los latinos, se emprende una batalla y resultan de ella las primeras
v�ctimas. Alecto se siente satisfecha, y, con ella, tambi�n Juno. Todos los latinos
piden a su rey que declare la guerra a los troyanos, pero �l se resiste. Llegan
mientras tanto los aliados, como Lauso, Aventino, Catilo y Camila.27?

Libro VIII

Paisaje con Ascanio asaeteando el ciervo de Silvia (1682), de Claudio de Lorena,


Ashmolean Museum, Oxford.
El r�o T�ber habla a Eneas y le recomienda que busque la alianza con los palanteos,
a cuya ciudad podr� llegar precisamente siguiendo su curso. Eneas prepara el viaje
y reconoce entonces un buen augurio.

Acompa�ado por Acates, Eneas llega a la ciudad justo cuando el rey Evandro y su
hijo Palante est�n ofreciendo sacrificios a H�rcules, y piden al rey establecer una
alianza para hacer frente a los r�tulos. Evandro acepta, viendo que eran ambas
naciones descendientes de Atlante. Evandro invita a Eneas a tomar parte en los
sacrificios a H�rcules.

Mientras tanto, Venus pide a su esposo Vulcano que fabrique armas para Eneas, y
Vulcano acepta.28?

Entonces, Venus avisa a su hijo de que le llegar�n armas divinas. Luego, Evandro
env�a a Eneas con su hijo Palante a buscar m�s alianzas. Posteriormente, ya Eneas
recibe las armas prometidas por su madre y todos se maravillan de ellas.29?

Libro IX
Juno env�a a Iris para que lleve a Turno prontamente a la batalla. La mensajera
informa al rey de que los troyanos est�n sin su caudillo. Eneas ha mandado a su
gente que, de ser atacada, se refugie tras la empalizada. Turno intenta incendiar
la fortificaci�n y todo los dem�s. Entonces, Ops, madre de J�piter, aparta del
incendio las naves troyanas convirti�ndolas en ninfas.

Turno piensa que as� los troyanos ya no podr�n escapar, y hace que sus tropas
descansen y se regocijen bebiendo vino.

D�ndose cuenta de esto Niso y Eur�alo, piden permiso para ir en busca de Eneas a
quienes �ste ha encomendado el mando: Mnesteo y Seresto. Iulo promete muchos
premios por la haza�a a Niso y Eur�alo, y ellos parten inmediatamente.

Niso abre el camino dando muerte a algunos r�tulos. En el camino, Eur�alo se rezaga
y es alcanzado por Volscente. Advirti�ndolo, Niso regresa para rescatar a su amigo,
se encomienda a Apolo y da muerte a varios r�tulos. en la refriega, mueren Eur�alo,
Niso y Volscente. Luego, las cabezas de los dos troyanos son exhibidas por los
r�tulos.

Mesapo logra abrir la empalizada y se inicia una sangrienta batalla. Ascanio entra
en la batalla y da muerte a Numano. Marte infunde fuerza en los latinos. Luego
Turno queda cercado por los troyanos sin que le pueda ayudar Juno, pero se arroja
al r�o y se salva.
Libro X
J�piter proh�be a los otros dioses que participen en la batalla. Venus le pide
clemencia para sus troyanos, y Juno se hace la desentendida. Entonces, J�piter
decide que a nadie habr� de favorecer �l en la batalla.

Llega por mar Eneas con alianzas firmadas. Le siguen guerreros como M�sico, Abante,
Asilas, Astur y otros. Se acercan a Eneas las naves troyanas convertidas en ninfas
y le informan de la batalla.

Relieve de Louis-L�on Cugnot: Mezencio, herido, es socorrido por su hijo Lauso.


Eneas y sus aliados llegan al campo de batalla, y Turno no ceja en su ataque.
Empieza as� un fiero combate. Turno pide a su hermana, la diosa Juturna, que le
ayude en la batalla. Tras haber hecho grandes estragos, Palante es muerto por
Turno, tomando �ste algunas de sus armas. Lleno de ira, Eneas da muerte a muchos
r�tulos.

En tanto, J�piter provoca a Juno y �sta le pide que demore la muerte de Turno. Ella
misma toma la figura de Eneas y, confundiendo a Turno, hace que le persiga y as� lo
pone a salvo. Turno, al darse cuenta del enga�o, intenta volver sobre sus pasos,
pero la diosa no se lo permite.

Mezencio toma el lugar de Turno en la batalla, que es observada por los dioses.
Eneas hiere a Mezencio, cuyo hijo Lauso, que le asiste y le ayuda a huir, es muerto
por Eneas. Mezencio vuelve a la batalla y tambi�n halla la muerte en las manos del
troyano.

Libro XI
Eneas env�a el cuerpo de Palante a su padre. Llegan luego emisarios latinos
pidiendo tregua para poder enterrar a sus muertos, a lo que accede Eneas. Mientras
tanto, Evandro se lamenta por la muerte de su hijo, pero no retira su apoyo a
Eneas. En el reino de Latino, algunos se muestran a�n a favor de Turno, pero otros
piden que se entregue la mano de Lavinia al troyano Eneas.

Unos emisarios llegan de la ciudad de Diomedes, que recomienda a los latinos tener
mucha cautela con Eneas por lo que este ha hecho.

Latino quiere ya detener la guerra dando tierras a los troyanos. Drances recomienda
tambi�n darle la mano de Lavinia a Eneas. Turno se opone y promueve nuevas
batallas, apoyado por la reina Camila. Diana pide a su sierva Opis que proteja a
esa guerrera, y le da un arco para ese fin.

Los troyanos se acercan a las murallas latinas y se desata otra vez la contienda.
Camila destaca por sus haza�as. J�piter infunde valor en Tarc�n. Arruntes,
encomend�ndose a Apolo, dispara una flecha a Camila y logra su objetivo de darle
muerte. Opis se lamenta entonces. Huyen los r�tulos, pero Turno, enterado de los
hechos, no abandona el campo. Llega la noche y se interrumpe la batalla.

Libro XII
Latino y Amata piden a Turno que detenga la guerra, pero �l, enamorado de Lavinia,
manda a Eneas un mensaje ret�ndole a un combate singular. Eneas acepta.

Juno emplea un nuevo ardid: env�a a la hermana de Turno, Juturna, a buscar que se
rompan los acuerdos que se hagan, pues sabe que Turno con las armas es menos
diestro que Eneas.

Mientras tanto, se hacen los juramentos ante J�piter para que el fin de la guerra
se reduzca al combate entre Eneas y Turno. Pero Juturna asume la forma del guerrero
Camerto e insta a la intervenci�n de los r�tulos en la batalla. En eso, un augurio
es interpretado por Tolumnio como favorable a lo que pide Juturna en la forma de
Camerto, y se rompen los acuerdos.

Eneas, en cambio, se opone a la ruptura de los acuerdos y quiere emprender el


combate singular. Repentinamente, le hiere una flecha que no se sab� qui�n ha
dispardo. Turno hace entonces grandes estragos.

Fresco de la Casa de Sirico (Pompeya): Y�pige extrayendo una punta de flecha de la


pierna de Eneas, con el hijo del h�roe, Ascanio, llorando junto a �l; detr�s de
Y�pige, Venus. Siglo I. Museo Arqueol�gico Nacional de N�poles.
Iulo lleva a su padre a un lugar seguro. Venus inspira al anciano Y�pige para que
cure a Eneas.

El h�roe troyano recupera sus fuerzas y regresa a la batalla. Los r�tulos huyen,
pero Eneas s�lo busca a Turno; �ste tambi�n busca el combate con Eneas, pero su
hermana Juturna se lo impide.

Venus infunde en la mente de Eneas la idea de dirigirse a la ciudad. La reina


Amata, vi�ndolos venir, piensa que Turno ha muerto y se mata, con gran pesar del
rey Latino.

Cuando se entera Turno, se desprende de su hermana para ir en busca de Eneas, y


�ste, al o�r que se acerca su adversario, se dirige a su encuentro.

Turno hered� de su padre Dauno una espada hecha por Vulcano, pero no es la que
lleva ahora, pues ha tomado por error la de uno de sus compa�eros. En el combate
con Eneas, se rompe el arma de Turno, que huye en busca de la suya. Eneas lo
persigue, pero se le queda prendida la lanza entre las ra�ces de Rauno, �rbol
divino. Venus desenreda la lanza; por su parte, Turno recobra su espada. El combate
se reanuda.

�leo en lienzo de Luca Giordano: Eneas vence a Turno (Enea vince Turno).
Mientras tanto, J�piter pregunta a Juno qu� espera de la guerra y le proh�be volver
a tomar parte en ella. Juno reconoce haber persuadido a Juturna de que ayudase a su
hermano, y acepta dejar de intervenir en la guerra, pero pide que cuando se unan
los troyanos a los latinos desparezca el nombre de los primeros. J�piter accede y
env�a una furia al campo de batalla para que retire a Juturna.

Eneas hostiga a Turno, y �ste comienza a sentir temor. Eneas hiere con la lanza a
Turno, que por su parte tira a su contrincante una enorme piedra que no lo alcanza.
Ya rendido, Turno pide a Eneas que le perdone la vida y se quede con Lavinia. El
troyano duda al principio, pero al darse cuenta de que Turno lleva armas de
Palante, carga de nuevo y mata al rey r�tulo.

Aspectos controvertidos del contenido de la obra


Los dioses, los hombres y el destino
Los dioses intervienen en los asuntos humanos, pero los mortales no son meros
juguetes de sus caprichos, y, muchas veces, un mortal recibe ayuda de una deidad.
La mayor parte de las deidades representa la fortuna, mientras que J�piter
representa el fatum que ha de doblegarla: el aspecto teleol�gico de la historia.30?
Hasta el momento en que se cumple el destino (fatum), los dem�s dioses operan a
veces contra �l y otras veces a su favor.

Virgilio intenta mostrar que es voluntad de Eneas someterse a su destino, que a


menudo est� ligado al futuro pr�spero de Roma, pero que otras veces est� ligado a
hechos que no tienen que ver con ese objetivo, como ocurre cuando desaparece
Cre�sa, y se ha de mandar a Eneas que busque el cumplimiento de su misi�n. Aun
habiendo sometimiento del h�roe, dice Eneas a Dido31?

No voy en pos de Italia por mi voluntad

Italiam non sponte sequor

Aeneis, IV, 361.


Eneas y Dido
Se ha querido entender la relaci�n de Eneas con Dido como un conflicto

entre el deber y el deseo: Eneas es un h�roe desinteresado y al servicio de una


causa superior, y adem�s, precisamente a instancias del dios supremo, J�piter, que
es tambi�n el dios de la felicidad personal.
entre la frialdad masculina y el amor sincero: se contrapone as� la pietas
(lealtad, devoci�n o sentido del deber) de Eneas con el furor (locura o pasi�n) de
Dido, como se har� luego con el de Turno, que adem�s es enemigo.
La mente permanece inm�vil, las l�grimas caen sin efecto

mens immota manet, lacrimae volvuntur inanes

Se ha discutido si esas l�grimas son las de Dido o las de Eneas. Ovidio, en las
Heroidas, parece acogerse m�s bien a la segunda interpretaci�n.32?

Eneas y Turno
Dado que Eneas mata a Turno cuando �ste ya est� indefenso, para Lactancio el h�roe
es impius (desleal). �Como conciliar ese acto de Eneas con el destino de los
romanos tal como le aconseja a Eneas el alma de Anquises en el Canto VI?

perdonar a los vencidos y dominar a los orgullosos

parcere subiectis et debellare superbos

En principio, Eneas tiene la intenci�n de perdonar la vida a Turno, pero, al ver


que lleva las armas de Palante, lo mata con

ardorosa furia e ira

furiis accensus et ira

Se explica este hecho porque la muerte de Palante por parte de Turno ha sido
injusta: Turno ha sido presa del furor impius, y su personaje, presentado como
caprichoso y entregado a los m�s bajos instintos, sin ejercer control de sus
pasiones, corresponde al modelo del de Aquiles, en contraste con el nuevo h�roe,
lleno de pietas, representado por Eneas, al que se puede interpretar como una
estilizaci�n de Augusto en su papel de vengador de Julio C�sar, tal como se har�a
a�os despu�s de las lecturas de la Eneida en el Templo de Marte el Vengador
(Templum Martis Ultoris).

Destino de Eneas, Roma y Augusto


Tal vez el aspecto m�s problem�tico en la lectura moderna del poema sea la
glorificaci�n de la Roma imperial y de Augusto como �ltimo objetivo de la
historia .

Ya desde el principio de la obra, se percibe la lejan�a del objetivo final de las


tribulaciones de los troyanos:

de tan grande envergadura era el fundar el pueblo romano

tantae molis erat Romanam condere gentem


Aeneis, I, 33.
Augusto aparece en varios pasajes como la culminaci�n de ese desarrollo. Se
presenta la situaci�n pol�tica buscada, y en parte lograda, como un imperium sine
fine, al tiempo que se busca mostrar compasi�n por las v�ctimas de la hegemon�a
romana.

Como en tantos otros casos, se ha de entender la obra como un producto de su tiempo


y de su civilizaci�n. Fue escrita en una �poca de cambios pol�ticos y sociales de
primer orden, en la que la �ltima guerra de los tiempos de la rep�blica y la ca�da
de �sta hab�an socavado hondamente la fe en la �grandeza de Roma�. Augusto, el
nuevo emperador, daba comienzo a una nueva era de paz y prosperidad, en particular
con la restauraci�n de la moral tradicional romana. Se ve�a el poema de Virgilio
como un reflejo de esas intenciones, al presentar un h�roe dedicado con lealtad a
su naci�n y a la hegemon�a de ella m�s que a su propio beneficio, y emprendedor de
un viaje para el engrandecimiento de Roma. La obra tambi�n supon�a un intento de
hacer leg�timo el papel de Julio C�sar (y, de ah�, tambi�n el de su hijo adoptivo
Augusto y el de sus herederos) renombrando a Ascanio, llamado tambi�n Ilo (de
�Ili�n�, nombre antiguo de Troya), como Iulo, y present�ndolo as� como ancestro de
la gens Julia, adem�s de hacer menci�n de muchas grandes figuras del imperio como
parte de una profec�a o�da por el h�roe en el inframundo.

Tras un siglo de sangrientas guerras civiles, muchos romanos vieron en Augusto un


salvador, y �l pidi� abiertamente a Virgilio una Augustea, un poema a la gloria de
los dirigentes. Por eso, el h�roe del poema estar� inmerso en un plan del destino y
habr� de cumplir con su deber: deber, obligaci�n, oficio, pietas constituir�n el
motivo conductor de la Eneida. Habiendo de dejar clara la legitimidad del puesto de
sucesor de Julio y la del imperio, la grandeza de �ste se cifra en su misi�n, y no
se trata de un destino vac�o, sino de establecer leyes y traer la paz al mundo.

t�, romano, piensa en gobernar bajo tu poder a los pueblos

(�stas ser�n tus artes), y a la paz ponerle normas,

perdonar a los sometidos y abatir a los soberbios.

Eneida, VI, 851 - 853.


T�, Romano, regir debes el mundo;

Esto, y paces dictar, te asigna el hado,

Humillando al soberbio, al iracundo,

Levantando al rendido, al desgraciado

Eneida, VI, 851 - 853 (traducci�n de Miguel Antonio Caro en octava real).

tu regere imperio populos, Romane, memento

(hae tibi erunt artes), pacique imponere morem,

parcere subiectis et debellare superbos.

Aeneis, VI, 851 - 853.

En la lista de romanos insignes que pronuncia el alma de Anquises para su hijo


Eneas, el n�mero de versos dedicados a Augusto es comparable a los de R�mulo y Numa
juntos.
Un aspecto propagand�stico que llama la atenci�n por su anacronismo es que en el
escudo de Eneas est� representada la Batalla de Accio.

Una l�nea de investigaci�n estadounidense establecida en los a�os 60 conocida como


la Escuela de Harvard sostiene la teor�a de las dos voces: por un lado, en el poema
se intenta la glorificaci�n de Augusto; por otro, el final de la obra presenta al
h�roe como perdedor moral, de acuerdo con la observaci�n de Lactancio y de modo
an�logo a como en el final del Libro VI la vuelta de Eneas y la sibila al mundo de
los vivos se da por la puerta de marfil en lugar de ser por la de cuerno: tal como
Eneas, Virgilio ha hecho un esfuerzo por cumplir con lo que se le ha encomendado;
pero al final de su vida prefiere que se haga desaparecer su obra, a lo que
Augusto, como era de esperar, se negar�.

Influencia posterior
V�ase tambi�n: Categor�a:Obras inspiradas en la Eneida

Virgilio lee la Eneida a Livia, Octavia y Augusto (1812), de Jean-Auguste-Dominique


Ingres, Museo de los Agustinos, Toulouse
La de la Eneida fue una importante influencia en la literatura a lo largo de los
siglos, sobre todo en la Edad Media. El personaje �pico por excelencia en esa �poca
era Eneas, m�s a�n que Ulises, cuyo prestigio no era muy alto: se consideraba a
este �ltimo un personaje astuto, que conquista Troya gracias a una estratagema; en
la Divina Comedia de Dante, por ejemplo, Ulises estar� en los infiernos. En cambio,
se consideraba un honor descender de Eneas: as�, en su Historia regum Britanniae,
Godofredo de Monmouth presenta a los britanos como descendientes de Britus o
Brutus, descendiente a su vez de Eneas.

Antig�edad
V�ase tambi�n: Vergilius Romanus

Servio comentando la obra de Virgilio (Servius commentant Virgile). Maestro de


Robert Gaguin. Siglo XV. Biblioth�que municipale patrimoniale et d'�tudes de Dijon,
ms. 0493, f. 056.
Se considera la Eneida como una de las piedras angulares del canon occidental. A
pesar de tratarse de una obra incompleta, se emple� en las escuelas de la
civilizaci�n romana.33? En ese �mbito, desplaz� a los Anales de Ennio. El poema de
Virgilio ejerci� un fuerte influjo en otras obras de la Antig�edad, incluidas
algunas cristianas, y se hicieron traducciones al griego. La Farsalia de Lucano fue
una contrapropuesta del poema de Virgilio, pero no alcanz� la importancia cultural
de �ste.

A�n despu�s de la ca�da del Imperio Romano, se segu�a considerando la Eneida como
un instrumento esencial para la educaci�n latina.34? En la cultura cristiana latina
o cristiana occidental, la Eneida era uno de los textos can�nicos, y era empleado
como objeto de comentario para servir a prop�sitos educativos y filol�gicos.35? El
m�s completo de los comentarios conocidos de esa etapa hist�rica es obra de Servio,
gram�tico del siglo IV.36?37?

As� como se consideraba la Il�ada como la obra suprema de la literatura griega, en


general se consideraba la Eneida como la obra cumbre de la literatura latina, y
hasta la Antig�edad tard�a se tuvo como obra ejemplar.

A finales del s. IV o principios del s. V, del c�rculo de S�maco surgi� una edici�n
mejorada que se conoce como el Virgilio Vaticano (Vergilius Vaticanus). Como indica
su nombre, se conserva en la Ciudad del Vaticano (Cod. Vat. lat. 3225; Vergilius
Vaticanus).

Junto con las de Lucano y Claudiano, La Eneida sirvi� de orientaci�n a Coripo para
su obra �pica.
La tradici�n manuscrita fluye sin interrupci�n hasta la Edad Media, �poca en que se
consideraba a Virgilio como el poeta por excelencia.

Versiones medievales
A imitaci�n de La Eneida, inspiradas en ella o una cosa y la otra, surgieron
durante la Edad Media varias obras en lenguas vern�culas:

Romance de Eneas (Roman d��n�as, ca. 1160), obra �pica en franc�s antiguo.38?
Romance de Eneas (Eneasroman o Eneide, ca. 1183), de Heinrich von Veldeke, obra en
alto alem�n medio basada en la anterior.39?
Literatura en lenguas vern�culas influida por la Eneida
Se ha se�alado la gran influencia del poema de Virgilio en el desarrollo de las
literaturas europeas en lenguas vern�culas.

Algunas obras inglesas que muestran esa caracter�stica son �stas:

Beowulf.
Brut de Layamon (La?amons Brut, ca. 1190 - 1215) o La cr�nica de Britania (en
ingl�s moderno, Layamon's Brut o The Chronicle of Britain). Es un poema en ingl�s
medio con rima inicial, y a menudo tambi�n final, entre los hemistiquios de cada
verso. La obra, cuyo t�tulo alude a Bruto de Troya, se basa en el Roman de Brut,
trata en extensi�n los hechos del Rey Arturo y fue recogido y arreglado por
Layamon, que se presentaba en su escrito como cl�rigo.40?
La Reina Hada (The Faerie Queen, 1590 y 1596), de Edmund Spenser, obra de la �poca
isabelina.
El para�so perdido (Paradise Lost, 1667), de John Milton.
La obra de Dante acusa una fuerte influencia de La Eneida. En concreto, la Divina
Comedia, considerada tambi�n como parte del canon occidental, tiene un estilo muy
similar a ella a partir de su Libro VI (el del viaje al inframundo) y presenta a
Virgilio como gu�a de Dante en su visita al Infierno y al Purgatorio. Dante no
hablaba griego, as� que solo pudo basarse en la visi�n del infierno de Virgilio,
influenciada a su vez por el Canto XII de La Odisea.

Traducciones a lenguas vern�culas


Del poema de Virgilio tambi�n se hicieron traducciones a lenguas vern�culas
europeas. Algunas son �stas:

Al espa�ol, la de Enrique de Villena (1427 - 1428).


La primera traducci�n completa y fiel de la obra original que se hizo a una lengua
�nglica fue la versi�n al escoto medio que termin� en 1513 el obispo Gavin Douglas
(ca. 1474 - 1522): Eneados, que inclu�a la continuaci�n de la obra de Virgilio que
hab�a escrito Maffeo Vegio en 1419.41? A�n en el siglo XX, Ezra Pound consideraba
que �sta terminada por Douglas era la mejor traducci�n del poema de Virgilio entre
las llevadas a cabo en lenguas �nglicas.42?43?
La alemana de 1515 de Thomas Murner (1475 - 1537): Vergilii Maronis Dryzehen
Aenneadische B�cher von troianischer Zerst�rung und Uffgang des R�mischen Reichs
(Los trece libros de la "Eneida" de Virgilio Mar�n, a partir de la destrucci�n de
Troya, y los albores del Imperio Romano).44?
La traducci�n inglesa del siglo XVII del poeta John Dryden.45?
La mayor�a de las traducciones cl�sicas del mundo anglosaj�n, incluidas la de Gavin
Douglas y la de John Dryden, se hac�an con estrofas rimadas, procedimiento muy poco
romano que por lo general se evita en las versiones modernas.

Entre las recientes traducciones inglesas en verso, se cuenta la de 1963 del poeta
laureado brit�nico Cecil Day-Lewis, que se esforz� en reproducir el hex�metro de
Virgilio.

Obras literarias que tratan sobre personajes de la Eneida


Dido1594titlepage.jpg
La historia de Dido y Eneas fue tratada en obras de Boccaccio (Amorosa visi�n, que
presenta rasgos similares a los de la Divina Comedia), Petrarca y Chaucer (La
leyenda de la buena mujer y La casa de la fama).

Otras obras literarias que tratan sobre esos personajes son �stas:

Francesco Maria Molza (1489 - 1544): Dido muriendo (Dido moritura).46?


Christopher Marlowe: Tragedia de Dido, reina de Cartago (The Tragedie of Dido,
Queene of Carthage, ca. 1586), tal vez terminada por Thomas Nashe.47?
Isabel Barcel� Chico: Dido, reina de Cartago, 2008.48?
La Eneida en la educaci�n posterior a la Edad Media
La educaci�n latina se consideraba fundamental en la cultura occidental:

[...] desde 1600 hasta 1900, el aprendizaje del lat�n era la m�dula de la educaci�n
europea, all� donde se diese.

[...] from 1600 to 1900, the Latin school was at the center of European education,
wherever it was found.

49?

En ese aprendizaje del lat�n, la obra de Virgilio se ense�aba en los cursos


superiores. En la Inglaterra del siglo XIX, se premiaba a los estudiantes
sobresalientes con ediciones especiales de textos de Virgilio.49?

Durante la �poca del clasicismo de Weimar y, sobre todo, durante el Romanticismo,


mengu� la reputaci�n de Virgilio, considerado entonces como un ep�gono, y se
prefer�a al "genio original": Homero.

En el siglo XX, hubo un resurgir del inter�s por el poema de Virgilio. Como en la
antig�edad y en �pocas posteriores, en el siglo XX se reconoc�a la importancia de
la obra hasta el punto de darse en los cursos de educaci�n secundaria la costumbre,
como anta�o, de memorizarla.50?

Continuaciones
Ya desde antiguo hubo intentos de completar la Eneida con un 13er libro. La notoria
falta de la narraci�n del casamiento de Eneas con Lavinia y de la fundaci�n de Roma
en el poema de Virgilio llev� a algunos escritores a intentar enmendar esa
carencia:

1419: Maffeo Vegio, con su llamado Mapheus Vegius, del que habr�a muchas
impresiones durante el Renacimiento y que se incluir�a en la traducci�n de 1513 del
obispo Gavin Douglas.51?
Pier Candido Decembrio (1399 - 1477), que no lleg� a acabar su obra.
Claudio Salvucci: La Laviniada (The Laviniad, 1994).
Ursula K. Le Guin: Lavinia (2008). ISBN 0-15-101424-8
M�sica
V�ase tambi�n: Categor�a:Dido (�pera)
En m�sica, la Eneida ha inspirado a numerosos compositores argumentos para �peras.
Las m�s conocidas son La Didone (1641) de Francesco Cavalli, Dido and Aeneas (1689)
de Henry Purcell - primera �pera en lengua inglesa - y la gran �pera heroica Los
troyanos (Les Troyens, 1858) de Hector Berlioz. Otra �pera bien conocida es la de
Joseph Martin Kraus: Eneas en Cartago o Dido y Eneas, VB 23 (Aeneas i Cartago eller
Dido och Aeneas, 1781 - 1791, 1799).

Son bien conocidos tambi�n la comedia-zarzuela de 1698 Destinos vencen finezas, de


Lorenzo de las Llamosas, y el mel�logo de 1811 Dido, de Franz Danzi.
Cine
1961: La guerra de Troya (La guerra di Troia), dirigida por Giorgio Ferroni (1908 -
1981) y con Steve Reeves en el papel de Eneas.52? La acci�n discurre desde la
muerte de H�ctor y desde el punto de vista de Eneas.
1962: La leyenda de Eneas (La leggenda di Enea), secuela de la pel�cula anterior;
esta pel�cula de 1962 fue dirigida por Giorgio Venturini (f. 1984), y tambi�n cont�
con Steve Reeves en el papel principal.53?
1991: La Eneida (en ucraniano, ??????; en ruso, ??????), pel�cula de dibujos
animados producida por los estudios Ucranimafilm (?????????????)[7] y dirigida por
Volod�mir Dajn� (en ucraniano, ????????? ?????; en ruso, ???????? ?????: Vlad�mir
Dajn�; 1932 - 2006). Es una adaptaci�n del poema hom�nimo del escritor ucraniano
Iv�n Kotliari�vskiy (en ucraniano y en ruso, ???? ?????????????, 1769 - 1838). En
el poema, parodia de la Eneida de Virgilio, el autor sustituye a los h�roes de la
Guerra de Troya por los cosacos de Zaporozhia.54?
Televisi�n

También podría gustarte