Enntender Flamenco
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Enntender Flamenco
Publicado por: Miguel Ortiz en Blog flamenco 20 febrero, 2012 4 Comentarios 13,972 Visitas
El flamenco es un tipo de música que utiliza sus recursos musicales de forma ingeniosa, pero sus
herramientas son básicas, y su utilización diestra es la que lo hace posible. Con las palmas, el tacón, el cante
desnudo es capaz de estremecer a un numeroso auditorio. Y todo alrededor del instrumento musical más
español, la guitarra.
A continuación vamos a repasar las claves de la música flamenca, aquellos elementos que definen cada uno
de los estilos. En primer lugar hablaremos sobre las formas musicales, elementos estructurales que rigen el
fenómeno musical flamenco. También comentaremos las distintas tonalidades sobre las que la guitarra
flamenca acompaña los distintos estilos. Enseguida entraremos en el compás, la métrica y el ritmo,
indagando en las distintas formas que los flamencos usan para medir su música, y finalmente daremos las
pautas detalladas para poder diferenciar unos estilos de otros. Con estas explicaciones no vamos a poder
enseñar a tocar, cantar o bailar flamenco, pero si a comprender mejor como se regulan musicalmente
hablando los estilos que lo conforman. Si usted no tiene nociones de música, no se preocupe.
El método explica de forma gráfica, y esperamos que didáctica, las diferentes cuestiones en torno al
compás, la armonía, etcétera. No desmaye si en un principio encuentra dificultades de comprensión. Siga
leyendo y acabará asimilando los conceptos.
ESTRUCTURA FORMAL
El género flamenco tradicional tiene unas determinadas estructuras formales, que son las que han
permitido que cantaores, guitarristas y bailaores puedan entenderse sin un ensayo previo. Al igual que
ocurre con el jazz, debido a la codificación de los elementos que forman el corpus expresivo de la música
flamenca, tocar por bulerías, una vez acordada la tonalidad (al 2 por medio, a 14 por arriba…) entre
guitarrista, cantaor y bailaor hay códigos expresivos de sobra para hacer realidad el fenómeno. El arte
musical flamenco se basa en una serie de patrones melódicos (cante), armónicos (guitarra), rítmicos y
métricos, además de una versificación concreta para las letras sobre las que se interpreta.
Cada estilo se diferencia del otro según la combinación de dichos patrones. El guitarrista que acompaña el
baile o el cante conoce, no sólo la música que corresponde, sino que sabe también dónde debe acelerar el
tiempo, dónde retardarlo, dónde rematarlo, intuye la dinámica que impone una estética musical concreta
como es la flamenca. Aunque en la actualidad se tiende a preparar cada cante, toque o baile particular, lo
que obliga al ensayo previo, el flamenco tradicional al día de hoy sigue manteniendo su norma.
Algunos de los elementos formales propios del flamenco:
Tercio, verso o letra de un cante que tiene una entidad musical determinada. Así en la soleá el primer
tercio es la primera letra y en una malagueña el primer tercio corresponde al primer verso melódico.
Letra de cambio o macho es con la que remata un cante.
Antífona que usan la caña y el polo, una sucesión de ayeos característicos.
Variaciones en la guitarra, secuencias propias de cada estilo que se interpretan para preparar el cante.
Falseta, pieza compuesta para la guitarra interpretada entre las diferentes letras de un cante.
Y también son elementos formales la salida, llamada, escobilla o el desplante, diferentes momentos de
un baile flamenco.
Si nos centramos en el cante, el modelo habitualmente usado es el siguiente:
Introducción de guitarra.
Salida. El cantaor templa la voz, se afianza en la tonalidad y en el tempo que marca la guitarra, y entona
los ayeos propios de cada estilo, o las tarabillas como tirititrán, lerele, ay ay. Este es el elemento
primitivo, el quejío, el lamento. Y de ahí surge el modo y tonalidad características del flamenco, sobre
una armonía propia que llamamos cadencia andaluza (ver más adelante). El enharmonismo al que se
TONALIDAD
La escala andaluza
Los elementos musicales que conforman el género flamenco, por mucho que parezcan específicos, se
pueden encontrar, prácticamente en su totalidad, rastreando en el folklore español. Los patrones musicales
que configuran ese folklore se encuentran reunidos en los tres géneros más populares, la seguidilla, la jota
y el fandango. Además de patrones rítmicos muy concretos (que comentamos más adelante), seguidillas y
fandangos proporcionan un tipo de cadencia que se denomina andaluza, porque es en ese folklore donde
se encuentra más extendida que en ningún otro del mundo hispano. Sobre esta cadencia se realizan estilos
tan significativos como la soleá o la seguiriya. Es pues la tonalidad flamenca por antonomasia.
Pero existen otros modos que se utilizan en el flamenco, los llamados armónicos, propios de la cultura
occidental, los modos mayor y menor. La principal diferencia entre el modal andaluz y los modos
armónicos es que en aquel entre el primer y segundo grado de la escala, en vez de un tono entero, como
ocurre en los modos armónicos, hay medio tono. Esta característica, propia del modo dórico griego, o del
frigio medieval, hace que la tonalidad se construya con cuatro acordes principales, 1° Mi, 2° Fa, 3° Sol, 4°
La, los tres primeros mayores y el 4° menor. Esta cadencia (normalmente en sentido descendente, La, Sol,
Fa, Mi) se transporta a toda la guitarra.
Tradicionalmente los tocaores para interpretar estilos sobre la escala andaluza han utilizado dos acordes
básicos: La mayor y Mi mayor; es lo que vulgarmente se viene llamando toque por medio y toque por
arriba, respectivamente. Esta denominación hace referencia a la posición que los dedos de la mano
izquierda ocupan sobre el diapasón de la guitarra al pulsar el acorde; en acorde de Mi el guitarrista tocando
por la parte superior del diapasón -por arriba-; en acorde de La lo hace por la zona central -por medio-.
Puesto que los guitarristas utilizan la cejilla para adaptar el tono de su instrumento a la voz del cantaor, se
EL COMPÁS
Estilos ternarios
La métrica flamenca, la forma que los flamencos tienen para medir el ritmo de los diferentes estilos, es
eminentemente ternaria, se realiza sobre compases de tres tiempos, por ejemplo el clásico 3×4, propio de
fandangos, jotas y seguidillas. La disposición de los acentos será la que proporcione suficientes variantes
métricas para una expresión rítmica formidable, como es la flamenca.
A continuación mostramos, a fin de una mejor comprensión, la distribución natural de los acentos en un
compás de 3×4. Arriba la medida en negras, los tres pulsos básicos, abajo en corcheas, cada pulso se divide
en dos partes (compás ternario de subdivisión binaria). Más adelante explicaremos porqué estas dos formas
de escribirlo:
Negras 3×4 1 2 3 / 1 2 3
| | | | | |
Corcheas 3×4 1 2 3 4 5 6 / 1 2 3 4 5 6
Los más primitivos estilos, alegrías (jotas), fandangos, sevillanas (seguidillas), jaleos y boleras (abandolao)
se interpretan sobre un compás de 3×4. El ritmo abandolao de una guitarra acompañando una tonada lo
podemos considerar básico y primigenio. Una vez liberado del acento primitivo enfocado hacia el baile,
poco a poco el aire bolero o abandolao de la guitarra ralentiza el tiempo, a fin de matizar más y mejor la
línea melódica del cante.
[Escribir texto] Página 3
Primitivos géneros como las rondeñas, las jaberas, en incluso jaleos o la alboreá se realizaban sobre este
aire, que podemos escuchar en estilos como el verdial, la bandolá y en muchos fandangos malagueños. Y
en esta liberación del sometimiento al baile se encuentra el principio del cante jondo. Dando la oportunidad
al cantaor de manifestar en toda su extensión, ética y estética, su arte. Dando rienda suelta a su capacidad
musical, hablando en primera persona. Así es como, partiendo del folklore, se emprendió el camino hacia el
arte. Mucho debe el flamenco a ese acompañamiento abandolao en 3×4, que podemos escuchar en
discografía flamenca más antigua, en estilos como la bulería o incluso la soleá.
Estilos binarios
Siendo el flamenco una música tan completa, lo jondo no podía desaprovechar los compases binarios. Son
muchos los estilos que se realizan en dos o cuatro tiempos cada compás. El culpable fue el tango, el tango
cubano primigenio, su sucesor el tango español, el americano y, ya entrado el siglo XX, el flamenco y el
porteño. El patrón de tango o de habanera está en 2×4, un compás binario de subdivisión binaria. En el
flamenco esta medida, es la propia de los tangos y toda una larga serie de variantes, que van desde los
tientos hasta los tanguillos, pasando por la rumba, la farruca, el garrotín, la zambra, la mariana, la milonga
y hasta el taranto. El marcaje básico (en rojo los acentos):
Negras 2×4 1 2 / 1 2 / 1 2 / 1 2
| | | | | | | |
Corcheas 1 2 3 4 / 1 2 3 4 / 1 2 3 4 / 1 2 3 4
2×4
Pero no hay que olvidar que en los tangos flamencos y en casi todos las variantes, se acentúan las partes
débiles del compás (en negro) y las palmas características se realizan sobre los tiempos 2, 3 y 4 (corcheas).
De nuevo el primer tiempo en silencio.
1 2 3 4 / 1 2 3 4 / 1 2 3 4 / 1 2 3 4
El otro compás binario que utiliza el flamenco es el 6×8, pero esta vez de subdivisión ternaria, cada parte se
subdivide en tres:
6x8 1 2 3 4 5 6 / 1 2 3 4 5 6
En el caso del tanguillo y el zapateado hay una polirritmia subyacente que combina las tres especies de
compases, uno básico de 6×8 en la rítmica de la guitarra y los pies, uno de 3×4, en los pies, y uno de 2×4, de
tangos ligeros, en las palmas.
En los estilos con compases binarios, como ocurre con los ternarios, la, diferente velocidad con la que se
interpreta la música supone la realización de un estilo diferente: los tangos lentos, son tientos, zambra,
farruca o taranto. A velocidad media, tangos o garrotín, y rápidos, rumbas y tanguiIlos.
Estilos que alternan un compás binario con uno
ternario
La música histórica española, la del Siglo de Oro, nos dejó constancia de varios géneros que se interpretan
en compás ternario, pero intercalan un compás binario alternativo para obtener medidas más extensas que
dejen más tiempo a la expresión. Es el caso de la chacona o la zarabanda, las jácaras y los zarandillos, todos
se miden alternando un compás de 6×8 con otro de 3×4 en corcheas.
Binario en corcheas
6x8 1 2 3 4 5 6 / 1 2 3 4 5 6
Ternario en corcheas
3x4 1 2 3 4 5 6 / 1 2 3 4 5 6
Ternario en corcheas
3x4 1 2 3 4 5 6 / 1 2 3 4 5 6
Si observamos el 6×8 tiene las mismas unidades de tiempo (6) que el 3×4 pero acentúa (en rojo) en sitios
distintos. El fenómeno de amalgamar estos dos compases da lugar entonces a un compás de 12 tiempos.
Alternando un compás de 6×8 con otro de 3×4:
1 2 3 4 5 6 / 1 2 3 4 5 6
Pero los flamencos, que no conocen ni necesitan conocer teoría de la música, han contado esos doce
tiempos que se obtienen de amalgamar un 6×8 con un 3×4, con sus respectivos acentos naturales, de una
forma más como para ser “dicha”, y en la que dicho recuento no coincide con el recuento que haría un
músico sobre un pentagrama. No coincide en el nombre de los tiempos, pero sí coincide en los acentos. Esto
ha provocado no pocas confusiones. Los flamencos miden el compás de 12 tiempos así (los acentos en rojo).
A continuación, primero el recuento tradicional y después el musical:
1 2 3 4 5 / 6 7 8 9 10 1 / 2 1 2 3
1 2 3 4 5 6 / 7 8 9 10 11 12 / 1 2 3 4
Las causas de este “desfase” entre el recuento real que impone la música, y el tradicional usado entre los
bailaores, ha despistado a muchos estudiosos que han interpretado el primer 1 del recuento tradicional, con
el 1 musical, que en realidad corresponde al último 2 del recuento tradicional, ya que el primer tiempo del
compás, el 1, en el flamenco suele ser silencio, y no se acentúa elemento de claro origen africano.
Otra de las causas de la confusión se puede deber a la forma de rematar los compases en el flamenco,
remate conocido en el baile antiguo español como “bien parao”, que en vez de cerrar en el primer tiempo
del último compás, como se hace en la música Europea, el compás flamenco cierra la frase musical en la
penúltima parte de un compás de doce tiempos o en el cuarto de un compás binario y esta singular y
andalucísima forma de cerrar el compás aún despista más al neófito.
Pero sigamos a lo nuestro. Este compás de 12 tiempos, con esa amalgama y esa distribución de acentos, es
la que rige la rítmica de grupos de estilos como la soleá y todos sus derivados y las cantiñas. Y al invertir
esa amalgama, es decir, si primero medimos un compás de 3×4 y después uno de 6×8, al revés que en la
soleá, obtendremos entonces la métrica de la seguiriya, que se mediría así.
A continuación el recuento musical y después el tradicional:
| | | | | |
(5) 1 2 / 3 4 / 5
Y concluyendo ya con los compases de doce tiempos, existen otros dos géneros que utilizan esta amalgama,
aunque sin el final en ello, ni el primer tiempo en silencio, tal y como ocurre en la soleá. Se trata de la
guajira y la petenera, estilos que distribuyen los acentos según el modelo básico de amalgama de 6×8 y 3×4,
con sus acentos naturales:
1 2 3 4 5 6 / 7 8 9 10 11 12 / 1 2 3 …
Pero ahí no acaban los problemas para comprender la métrica flamenca, ya que los guitarristas y, sobre
todo, los cantaores, suelen estirar o acortar alguno de los tiempos del compás a discreción, a fin de
conseguir un efecto emocional determinado, acorde con la estética del cante jondo. Por eso no debe achacar
el lector a su falta de oído para llevar a cabo este ejercicio, intentar acompañar con las palmas una
grabación flamenca cualquiera, ya que debido a esa “elasticidad” del aire flamenco, encontrará muchas
veces que le resulta casi imposible.
En las grabaciones de baile este problema no se presenta debido al ajuste métrico obligado entre las partes
del compás. No obstante cuanto más lento es el tiempo musical, más difícil es acertar con las palmas.
Si el lector quiere ejercitar el compás flamenco deberá marcar con las palmas una secuencia de doce
tiempos iguales, acentuando los señalados en rojo. Contar en voz alta la secuencia de doce tiempos y hacer
las palmas. Aconsejamos, por ser fonéticamente más factible, el recuento tradicional. Con la práctica este
ejercicio permite incorporar ese marcaje a numerosos estilos, los considerados comúnmente más flamencos.