Georadar 2
Georadar 2
Georadar 2
MARCO TEÓRICO.
1 Radar de penetración terrestre (GPR)
Una de las cualidades que los investigadores aprecian del GPR es que no es un método
destructivo o invasivo y además tiene la capacidad de dar información de alta resolución en
tiempo real (Basile et al., 2000). Esta técnica se basa en la emisión de ondas
electromagnéticas y en la recepción de la retrodispersión que ocurre en la discontinuidad de la
constante dieléctrica y conductividad eléctrica del material (Davis y Annan, 1989). Para la
adquisición de datos se desplaza la antena sobre una superficie mientras que ésta emite y
recibe las ondas electromagnéticas (sistema monoestático). Los datos de GPR se recolectan
generalmente a lo largo de transectos2 con espaciado muy angosto dentro de una malla de
medición; cada transecto consiste en miles de ondas de radar que han sido retrodispersadas
por interfases en el suelo.
Los sistemas de GPR estándar consisten de tres elementos principales (fig. 1.14): la unidad
de control (generador de pulso, computadora y software asociado), las antenas (transmisor y
receptor) y la unidad de despliegue (pantalla de la computadora). La unidad de control
produce un pulso eléctrico de alto voltaje, el cual es enviado a través de cables a la antena
transmisora, la cual incrementa la amplitud del voltaje y de las formas del pulso para después
transmitirlo. Los cables (coaxiales o de fibra óptica) conectan a las antenas con el sistema que
puede ser localizado en la estación de base. Los cables de fibra óptica generan menos ruido
que está relacionado con el equipo y que puede afectar la claridad de la señal en algunos
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cables coaxiales (Davis y Annan, 1989). Todos los sistemas de GPR generan pulsos
electromagnéticos necesarios para crear ondas de propagación directamente en la antena.
Algunos sistemas transmiten la onda retrodispersada enviada al sistema de control para
registrarla como dato digital o como dato analógico en la forma de cambios de voltaje, los
cuales pueden ser digitalizados y almacenados en el sistema de control.
Las ondas de radar que viajan tanto en el aire como en el suelo son energía electromagnética
compuesta por un campo eléctrico y uno magnético, perpendiculares entre sí y de forma
oscilatoria. Estas ondas se producen cuando una corriente oscila de ida y vuelta en un cuerpo
conductivo, produciendo de esta manera un campo magnético inducido (Kraus, 1950;
Rojansky, 1971). Las ondas electromagnéticas generadas se propagan hacia fuera de la
fuente, con la parte eléctrica de la forma de onda moviéndose perpendicularmente con
respecto a la parte magnética (fig. 1.2; Conyers, 2013). Si cualquier componente eléctrico o
magnético se pierde —ya sea que se atenúe o absorba— la onda dejará de propagarse.
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Dependiendo de la frecuencia de oscilación (medida en ciclos por segundos), se producen
ondas de radar de una cierta longitud de onda. Entre más alta sea la frecuencia de oscilación,
más corta es la longitud de onda de la energía electromagnética producida, y viceversa. Se
requiere de antenas de tamaño grande con frecuencia de oscilación menor para generar
longitudes de onda de radar grandes. La energía con longitud de onda mayor se propaga más
profundamente y con menor dispersión debido a objetos pequeños. Las longitudes de onda
más cortas penetran distancias no muy profundas, pero con mayor dispersión debido a
pequeñas discontinuidades. Además penetran a menor profundidad porque se atenúan debido
a la mayoría de las condiciones de suelos (Leckebusch, 2003).
3 Procedimientos de adquisición
La mayoría de los sistemas de GPR transmiten pulsos de radar a frecuencias muy elevadas
que van de 25000 a 50000 pulsos por segundo y los convertidores digitales en estos sistemas
no son lo suficientemente rápidos para muestrear las ondas retrodispersadas recibidas de
estos pulsos (Leckebusch, 2003).
El método de adquisición de datos conocido por pasos usa el mismo método general, con la
excepción de que se reciben datos discretos en una traza de retrodispersión y se registran en
cada intervalo de paso. Cuando se mueve la antena al siguiente paso, se adquiere una traza
de retrodispersión de nuevo y se registra digitalmente con 512 o más muestras. Para crear
una imagen vertical de las retrodispersiones subterráneas, se despliegan todas las trazas de
retrodispersión registradas, sin importar el método de adquisición, en un formato en donde se
grafica el tiempo de dos sentidos o profundidad aproximada de las ondas retrodispersadas
sobre el eje vertical y la posición superficial sobre el eje horizontal.
4 Mediciones de propagación y retrodispersión de radar
La meta principal de la mayoría de las investigaciones de GPR es diferenciar y mapear
espacialmente las interfases subterráneas importantes. En cualquier momento que la energía
de radar cruce un contacto entre dos materiales en el suelo con propiedades físicas y
químicas diferentes, la velocidad de las ondas que las atraviesan cambia y parte de la energía
se retrodispersa hacia la superficie.
La RDP se determina empíricamente a partir de mediciones en el campo o se mide
directamente en el laboratorio. Entre mayor sea la RDP de un material, menor es la velocidad
de propagación. La RDP es una medida general de qué tan bien se transmite la energía de
radar en el subsuelo. Por lo tanto, es posible medir la velocidad de propagación de la energía
de radar y también su intensidad.
Para la mayoría de las aplicaciones de arqueología, los valores de RDP y las mediciones de
velocidad de propagación en el suelo son equivalentes. Por ejemplo, si la RDP de agua fresca
es muy elevada (alrededor de 80), la energía de radar puede transmitirse con facilidad a
través de ésta, sin atenuarse (especialmente en estado sólido), solamente a una velocidad
muy lenta. Es muy importante entender el concepto de RDP (o velocidad) del material en cada
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lugar que se investigue, ya que éste se usará para convertir el tiempo de propagación en
profundidad.
5 Procesamiento de datos después de la adquisición
El tipo más común de filtrado que se puede aplicar a cualquier conjunto de datos consiste en
la eliminación de bandas horizontales que aparecen en la mayoría de los perfiles de
retrodispersión de GPR (fig. 1.3; Conyers, 2013). Se registran estas bandas debido al ruido
generado por algunas antenas o son causadas por ruido del sistema (Leckebusch, 2003; Shih
y Doolittle, 1984; Sternberg y McGill, 1995), el cual es inherente a cualquier equipo de GPR o
por frecuencias de interferencia (radio). Estas bandas contienen retrodispersiones importantes
que de otra manera serían
visibles en perfiles.
Fig. 1.3. Eliminación de bandas. El perfil sin procesar (A) contiene bandas que opacan
retrodispersiones importantes. Cuando se remueven estas bandas (B), se hacen visibles
retrodispersiones por arriba de los 5 nanosegundos.
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por el número de las trazas sumadas. El resultado es un promedio de todo el ruido de fondo
que produce estas bandas y después se resta del conjunto de datos (Conyers, 2013).
Si existe mucha interferencia debido a teléfonos celulares, radio transmisores u otros
dispositivos cercanos, los perfiles pueden contener ruido conocido como “nieve” o bandas que
hacen que la información no pueda interpretarse (Conyers, 2013).
Tal método realiza una estimación de la forma del pulso transmitido por la antena y cómo ésta
se modifica conforme viaja por el subsuelo. Se basa en el hecho de que conforme el pulso es
transmitido en el subsuelo, parte de la onda electromagnética cambia de forma en un proceso
de convolución. El propósito de este filtro es eliminar parte de las ondas registradas que
convolucionaron durante la transmisión en el suelo. El procesamiento de deconvolución
restaura las ondas retrodispersadas en un perfil hasta obtener el patrón original. El método de
deconvolución puede usarse para identificar y después eliminar las retrodispersiones múltiples
al predecirse con precisión.
Los sistemas de GPR estándar producen en ocasiones imágenes distorsionadas de la
estratigrafía del subsuelo. Esto es causado por el rayo6 ancho del radar el cual provoca varios
caminos del rayo así como cambios en la velocidad y por lo tanto la refracción del rayo
transmitido con la profundidad (Conyers, 2013).
El proceso de migración es un procesamiento de imagen de dos dimensiones que se ha
usado para eliminar algunas de estas distorsiones causadas en todos los procedimientos de
recolección de datos (Beres et al., 1999; Fischer et al., 1994; Fisher et al., 1992; Grasmueck,
1994; Malagodi et al., 1996; Milligan y Atkin, 1993; Young y Jingsheng, 1994). El proceso de
migración puede usarse para ajustar espacialmente todos estos tipos de retrodispersiones
distorsionadas o hiperbólicas para “colapsarlas” hacia su punto de origen (fig. 1.4; Conyers,
2013). El método de migración más sencillo para la eliminación de hipérbolas se logra al
sumar todas las retrodispersiones a lo largo de los brazos de una hipérbola y colocando el
promedio en su ápice (Conyers, 2013).
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Fig. 1.4. Método de migración. Hipérbolas de retrodispersión producidas por la parte
superior y lateral de las paredes de piedra en Petra, Jordania (A), son migradas a sus
orígenes (B), filtrando el perfil y dejando sólo los ápices de las hipérbolas.
El proceso de migración debe emplearse solamente cuando estemos seguros del origen de
las retrodispersiones distorsionadas, la velocidad de los materiales y la geometría de los
caminos de transmisión en el subsuelo.
Las retrodispersiones generadas debido a cambios sutiles en el suelo también pueden
resaltarse por medio de la transformada de Hilbert (Annan, 1999; Todoeschuck et al., 1992;
Turner et al., 1992; Yilmaz, 2001). Este proceso transforma las amplitudes de retrodispersión y
su geometría en frecuencia espacial e información de fase. Las retrodispersiones de fase, ya
sean deflexiones positivas o negativas, indican cambios importantes de la permitividad
dieléctrica relativa de los materiales en una interfase reflejante (Conyers, 2013). El cambio de
fase en amplitudes a lo largo de un perfil puede dar información al intérprete del tipo de
material que está produciendo la retrodispersión. Lo mismo ocurre con los cambios de
frecuencia a lo largo de una retrodispersión de interés, ya que pueden indicar cómo el suelo
está absorbiendo y dispersando la energía de radar durante la transmisión y cuando se
dispersa hacia la superficie.
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and Goodman, 1997; Goodman, 1994; Nishimura and Goodman, 1993). Este tipo de
procesamiento permite construir un modelo de estratigrafía conocida y características
arqueológicas antes de ir al campo para determinar si un estudio de GPR será capaz de
delinear los materiales de interés.
Ya que los modelos sintéticos hayan sido analizados y las retrodispersiones puedan
compararse con las características arqueológicas modeladas, los modelos pueden usarse
como una herramienta de aprendizaje que ayude a comprender cómo se propaga la energía y
se refleja en el suelo.
Los modelos sintéticos de componentes importantes de un sitio arqueológico pueden
obtenerse si se conoce antes información sobre las condiciones del subsuelo. Las
características eléctricas y magnéticas de sedimento deben estimarse así como la
composición de los objetos arqueológicos de interés. Estos datos se incluyen en el modelo y
la computadora usará esta información para predecir los coeficientes de reflectividad
(Conyers, 2013), calculados por la ecuación:
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La ubicación precisa de todas las retrodispersiones, si son procesadas en varios cortes
secuenciales, puede analizarse como un cubo tridimensional de datos y ciertas amplitudes
pueden graficarse para obtener imágenes realistas del subsuelo como objetos
tridimensionales llamados isosuperficies (Conyers et al., 2002; Goodman et al., 1998; Heinz
and Aigner, 2003; Leckebusch, 2003; Leckebusch and Peikert, 2001).
VENTAJAS:
No se requiere romper o perforar para conocer el estado de las estructuras en el subsuelo. Al
hacer recorridos se puede realzar un modelo del subsuelo y las estructuras humanas
existentes a profundidad.
Es ampliamente utilizado previo a cualquier obra de excavación, permitiendo conocer la
trayectoria de:
Tuberías de agua enterradas.
Cables eléctricos o conductos en el subsuelo.
Fibra óptica de comunicaciones enterrada.
Drenajes y líneas pluviales bajo la superficie.
Encofrados
Tuberías de gas natural enterrada.
De esta manera, se evita el daño parcial o total de cualquier servicio existente, evitando
perjudicar su correcto funcionamiento.
APLICACIONES:
Estudios del Subsuelo , Detección de instalaciones subterráneas.
Localización de tuberías de plástico o PVC.
Localización de tuberías de metal.
Detección de huecos y fracturas bajo el pavimento.
Localización de fugas y humedades.
Localización de objetos enterrados.
Arqueología y mapeo de estructuras.
Investigaciones Forenses, tumbas clandestinas.
Análisis de concreto, varillas.
Medio ambiente, localización de residuos.
Uso militar: búsqueda de minas y armas sin explotar.
Localización de túneles.
REFERENCIAS.
Basile, V., Carrozzo, M.T., Negri, S., Nuzzo, L., Quarta, T., Villani, A.V., 2000. "A ground
penetrating radar survey for archaeological investigations in an urban area (Lecce, Italy)." J.
Appl. Geophys. 44, 15–32.
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Beres, M., Huggenberger, P., Green, A.G., Horstmeyer, H., 1999. "Using two- and three
dimensional georadar methods to characterize glaciofluvial architecture." Sediment. Geol.
129, 1–24.
Conyers, L.B., Ernenwein, E.G., Bedal, L.A., 2002. "Ground penetrating radar (GPR) mapping
as a method for planning excavation strategies, Petra, Jordan." Rep. Soc. Am. Archaeol. 7.
Davis, J.L., Annan, A.P., 1989. "Ground-Penetrating Radar for High-Resolution Mapping of
Soil and Rock Stratigraphy." Geophys. Prospect. 37, 531–551.
Kraus, J.D., 1950. Antennas. McGraw-Hill.
Leckebusch, J., 2003. "Ground-penetrating radar: a modern three-dimensional prospection
method." Archaeol. Prospect. 10, 213–240.
Milligan, R., Atkin, A., 1993. "The use of Ground-Probing Radar within a digital environment on
archaeological sites." Comput. Past CAA92 Comput. Appl. Quant. Methods Archaeol. Aarhus
Univ. Press Aarhus 21–32.