El Discipulado en Los Escritos Lucanos
El Discipulado en Los Escritos Lucanos
El Discipulado en Los Escritos Lucanos
Por tanto, si por una parte es posible remitir, como trasfondo palestinense
y judaico para el vínculo que unía a Jesús con sus discípulos, a la relación
entre Elías y Eliseo en 1Re 19,20, o entre un profeta y sus seguidores, sin
embargo en lo referente a ese vinculo expresado en términos de
‘discipulado’, es mejor mirar al mundo helenístico contemporáneo a Jesús.
Por esa razón, es posible que el sentido religioso específico del discipulado,
que se encuentra expresado en los evangelios y en los Hechos, se deba a
un fenómeno típicamente cristiano de la relación entre Jesús y sus
discípulos.
una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos.» (Lc 22,31-
32). Así atenúa Lucas un poco el escándalo de la negación de Pedro.
Él no puede desconocerlo; así Lucas hace de Pedro un discípulo a
favor de quien Jesús piensa interceder de modo especial ante el
Padre. Él confía a Pedro específicamente el papel de fortalecer a los
otros discípulos.
Lucas se aparta de la tradición de Marcos que narra el abandono de
los discípulos a Jesús cuando fue arrestado en el monte de los olivos.
Marcos dice: «todos lo abandonaron y huyeron» (14,50). Por eso,
para reforzar en el lector el sentido de este abandono total, añade la
escena del joven que ‘seguía’ a Jesús vestido sólo con una sábana y
que capturado soltó la sábana y huyó desnudo (Mc 14,51-52). Este
gesto expresa simbólicamente el abandono total de Jesús por parte
de los que se consideraban sus seguidores. Lucas en cambio no dice
nada de eso. Lucas llega a incluir a los mismos discípulos junto a las
‘mujeres de Galilea’, en el grupo que asiste a la crucifixión de Jesús:
«Pero todos los que lo conocían a él (pa,ntej oi` gnwstoi. auvtw/|) y
las mujeres que le habían acompañado desde Galilea, estaban a
cierta distancia viendo estas cosas.» (Lc 23,49). En estos detalles del
relato lucano es posible descubrir la generación tardía de los
discípulos cristianos interesados en reinterpretar el gran escándalo
de la defección de los primeros discípulos en el momento de su
arresto. Lucas trata de endulzar esta píldora tan amarga que Marcos
menciona descarnadamente.
Encones, son estos seis detalles los que diferencian el retrato del discípulo
de Lucas del retrato de Marcos. Hay otra escena en el inicio de Hechos: al
final del evangelio, el resucitado ordena «a los 11 y a los que estaban con
ellos» (24,33) que sean «testigos de todas estas cosas» (24,48). Además
les dice que esperen en Jerusalén la «promesa de mi Padre» (24,49), que
en Hch 1,4-5 es explicada como efusión del Espíritu Santo sobre ellos.
Luego, siempre en los Hechos, se nos informa que los 11 estaban reunidos
en una habitación superior, en espera y dedicados a la oración, con un solo
corazón y una sola alma «junto con las mujeres y con María la Madre de
Jesús, y con los hermanos de él» (1,14). Este es el cuadro de la primera
comunidad creyente, que Lucas nos dice que estaba compuesta por 120
personas (Hch 1,15). Para Lucas este es el núcleo originario de la
comunidad cristiana. Pasará todavía un poco de tiempo antes de que se
nos diga que «en Antioquia los discípulos por primera vez fueron llamados
cristianos» (Hch 11,26).
Dado ese traslado de acento en los escritos lucanos, que revela un interés
cotidiano por el discipulado, las exigencias que deben empeñar a un
cristiano se pueden sintetizar en tres voces principales según la
perspectiva de Lucas:
La reacción esperada por los hombres al kerigma cristiano.
Ante el kerigma cristiano los discípulos deben responder con la fe, el
arrepentimiento, la conversión y el bautismo.
- La fe: en Hch 16,31 Lucas presenta a Pablo diciendo al
carcelero de Filipos: “Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú
y tu familia”. Ahí está expresada claramente la relación fe-
salvación; para los discípulos la fe es el único camino de
salvación. Más aún, en la parábola del sembrador, “los
discípulos son los que escuchan la palabra y la ponen en
práctica con un corazón noble y generoso; estos producen
fruto con su perseverancia” (Lc 8,15). Esa fe implica la
escucha de la palabra proclamada, empeño y disponibilidad
(“corazón noble y generoso”) y una perseverancia que no
sufre desarraigo, ni apostasía, ni distracciones mundanas.
Para Lucas, “la fe” significa a veces la misma vida cristiana,
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