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Relato I
Con una ligera sonrisa, aparqué el coche
en el círculo situado al final de aquel callejon de las afueras. Otros habían llegado antes que nosotros para agruparse junto a la piscina y disfrutar de una barbacoa de fresca tarde veraniega. Seguramente iría llegando más gente a medida que avanzase la tarde hasta que unas 2 docenas de parejas estuvieran a disposición de la fiesta; todas fueron recibidas, al igual que Ana y yo, por nuestros anfitriones. Roberto era un distinguido ejecutivo de mediana edad de buen parecer, como el de una estrella de cine italiano. Beatrice, su mujer, era su opuesto: una esbelta exmodelo que todavía hacía girar cabezas por donde quiera que pasase. Ana bien podría haber sido modelo. De hecho había sido bailarina: flexible y de piernas largas, con un cuerpo esbelto y unos perfectos pechos pequeños que forman un conjunto muy armonioso. Ella es alta, pero sólo me llega a los hombros, y su oscura belleza rivaliza con mi bronceada constitucion atletica y mi pelo oscuro. Para el que pudiera estar mirando por casualidad tan sólo se trataría de otra fiesra de fin de semana en una de mas mejores zonas residenciales, y así sería hasta la hora mágica de las 8, cuando no se admitirían más invitados, y empezaría la verdadera diversión de la noche. Todos estábamos allí con una meta. Pero, siendo tan pronto, paseábamos, saludando a las amistades, observando quién más había venido, tomando algún bocado, y relajándonos con grandes vasos de refrescantes bebidas. La casa era enorme, con varias plantas y moderna. Uno casi se atrevería a llamarla mansión. Ostentaba una gran cantidad de dormitorios, así como también una cocina de último diseño y un salón-comedor de grandes dimensiones. La cocina en especial estaba considerada como una zona neutral cuando la temperatura erótica subía en el ambiente. Ana y yo ya habíamos estado allí anteriormente, y muchos de los invitados eran, si no viejos amigos, si viejos conocidos. Algunas de las mujeres eran nuevas y, eran esposas o amantes de hombres que eran asiduos de las fiestas de Roberto. Llegaron las 8 de la tarde y todo gradualmente: primero algunas mujeres deambulando en topless, y después cada vez más y más invitados despojándose de las prendas exteriores, hasta que la mayoría de nosotros nos quedamos con poco más que la ropa interior o incluso ni eso. Algunas parejas se abrazaban y besaban intensamente por los rincones del salón, mientras que otras se encaminaban hacia los dormitorios. Una morena con una figura magníficamente bien proporcionada se dirigió hacia el bar vestida tan sólo con una cadena de oro alrededor de la cintura. Ana y yo paseamos hasta más allá de los ventanales que dominaban el apartado césped situado detrás de la casa. La palma de mi mano descansaba sobre su encantador culito, y su brazo de rodeaba la cintura. Me incliné para besarla, excitado ya por la proximidad de tanta energía, aunque sin ninguna precipitación en particular. Eran noches para disfrutar, y ambos queríamos tomarnos un largo preámbulo, besándonos y acariciándonos mutuamente, antes de encaminar nuestros pasos de vuelta hacia arriba en busca de un dormitorio libre. Varios dormitorios ya estaban ocupados al máximo de su capacidad, tal como evidenciaban los sonidos producidos por los gemidos ardientes y la carne humeante uniéndose en su ya ritmo tradicional. La luz de las velas iluminaba la bombeantes nalgas y los palpitantes pechos y, aqui y allá, se podía ver el destello de un collar de oro o de una muñequera de tenis. Además de algunas parejas activamente entrelazadas, había otras mirando, esperando el momento oportuno o la invitación para unirse a ellas. Encontramos una habitación donde las camas habían sido alineadas una junto a la otra para formar una amplia y sugerente zona de juegos. Allí había un hombre tumbado de espaldas que estaba siendo montado por una rubia, aparentemente insaciable, de enormes pechos bamboleantes y largas uñas rojas. Había 2 siluetas más abrazándose en el otro extremo de la habitación, y Ana y yo nos deslizamos hasta sentarnos, y observamos cómo el hombre empujaba a la mujer hasta el lecho y empezaba a comerle el coño con evidente placer. La mano izquiera de Ana se deslizó hacia mi polla y empezó a masturbarme con suavidad, mientras su otra mano acariciaba su coño rasurado. La mujer a quien le lamian el coño volvió la cabeza hacia nosotros y sonrió. Ella murmuró algo a su pareja, quien tendría que haber respondido algo, pero parecía no haber perdido en ritmo en absoluto. Su mano se alzó hacia Ana y le hizo señas para que se aproximara. Ana se levantó graciosamente y se arrodilló a su lado inclinándose para besar a su nueva amiga. Yo la seguí cómo una sombra, esperando que la mujer me invitara a unirme a ellos. Cuando me acerqué, me di cuenta que les conocíamos ligeramente, aunque nunca habíamos practicado sexo con ellos. Julio era una prometedora estrella de la banca, y creía que su esposa se llamaba Vera. Ana me atrajo hacia ellos, y Vera acercó su mano a mi polla y empezó a masturbarme mientras yo también me inclinaba para besarla. Ana se deslizó hacia abajo y besó la oreja de Julio, forzándole a abandonar su festín el tiempo suficiente para darle un apasionado beso perfumado con la fragancia de Vera. Vera me empujó sobre ella de manera que pudiera abrir las piernas sobre sus hombros, dándole así fácil acceso a mi polla. Por encima de mi hombro vislumbré a Julio y a Ana que, por turnos, intentaban incordiar a Vera para que se corriera, pero rápidamente me distrajo su cálida boca, que me devoraba la verga. Parecía tener una garganta sin final, y pronto me encontré sujetándole la cabeza y follándole la boca, cuando el movimiento tras de mí me indicó que las cosas habían cambiado también ahí detrás. Un rápido vistazo me permitió ver la cara de Ana sepultada bajo el coño de su amiga mientras Julio se disponía a tomar a Ana por detrás. Sentí el empuje de su penetración inicial y gradualmente Vera y yo adecuamos nuestro ritmo al de ellos. Al otro lado de la habitación, la tetuda rubia estaba gimiendo mientras se corría una y otra vez, hundiendo sus rojas uñas en los hombros de su pareja, a la vez que él se erguía para enfrentarse a su bamboleante culo. De pronto él se agarrotó y asió sus caderas, obviamente disparando a chorros su leche dentro de ella. Vera empezó a estremecerse debajo de mi cuando Ana la llevó más allá del límite, y eso hizo que mis pelotas se endurecieran aun más. Mi polla se hinchó al máximo cuando entré en erupción dentro de la boca de Vera. Ella tragó, tosió y volvió a tragar, y gemía continuamente. Me volví para ver como Ana aún succionaba otro espasmo orgásmico de su amiga y se entregaba a su propio clímas. Julio siguió penetrándola hasta que él también se agarrotó y se derrumbó sobre la espalda de mi mujer. Descansamos durante un rato para a continuación ir en busca de un cuarto de baño. La iluminación era intensa, y había montones de toallas limpias y esponjosas, además de un cuenco de porcelana china repleto de condones de varios colores. Ella me hizo caer en la cuenta de que cogiera un par de ellos después de que nos hubiéramos duchado, por si nuestro siguiente encuentro fuera con alguien que no conociéramos. Esperaba encontrar algún culo antes de que la noche tocara a su fin, pero nunca se sabía con que se podía topar uno. Queria comer y beber alguna cosa, de manera que fuimos hacia la cocina. Como siempre, Roberto había dispuesto un copioso bufet, y estuvimos un rato probando diferentes viandas mientras observábamos las travesuras amorosas de otros invitados. Una vez saciado nuestro apetito, nos dirigimos de vuelta a los dormitorios y, decidimos tácitamente que íbamos a observar a los demás durante un rato. Ana, siempre práctica, cogió el condón, que yo había olvidado, y entramos en un dormitorio al azar. Me apoyé contra la pared con mi mujer al lado e inspeccionamos la habitación. Una hermosa mujer de cabellos castaños- rojizos estaba de pie en brazos de un hombre maduro. No había nadie más en aquel momento, y Ana decidió tomar cartas en el asunto. Se puso al lado de la pelirroja y le cogió de la mano, volviéndola hacia ella para darle un beso que recibió con avidez. Las 2 mujeres se dirigieron hacia la cama y se echaron en ella, explorándose mutuamente los pechos y el culo antes de situarse en posición para hcer un sesenta y nueve que, obviamente, las excitó. Yo me acerqué con la mano sobre mi polla, acariciándomela hasta endurecerse de nuevo. Al otro lado de la cama, el otro hombre estaba haciendo lo mismo, pero de forma más pausada. Creí que le gustaba mirar, y yo respeté su actitud. La mujer que estaba con él era digna de ser observada. Las 2 mujeres se sujetaban por las nalgas, y dejaban escapar unos gritos apagados a medida que ambas empezaban a estremecerse con el inicio de lo que parecía una serie de orgasmos cada vez mas intensos. Cuando emergieron para tomar aire, la belleza de cabellos castaño-rojizos alzó la mirada hacia su pareja y él sonrió en señal de aprobación. Las chicas volvieron a unirse, pero esta vez Ana se situó encima de la otra besando y mordiendo sus pezones mientras ella la follaba con los dedos de su mano derecha. La espalda de la otra se arqueó debajo de mi mujer, quien gimió mientras era poseida por otro orgasmo que la estremeció hasta los huesos. Ella levantó su mirada hacia mi y entonces las 2 me agarraron y me arrastraron a su lado. Me colocaron tendido sobre mis espaldas y en pocos momentos había 2 bocas voraces chupándome la polla. El otro hombre estaba de pie tocándose y sonriendo entusiásmadamente. Ana cogió mi cipote con su mano y desenrolló el condón que todavía sujetaba. Haciendo señas a la otra mujer para que separara mis caderas, ella guió mi miembro enfundado en látex hacia su destino, y la pelirroja se dejó caer sobre mi con un gemido de placer. Cuando ella empezó a montarme, Ana escudrinó al otro hombre, pero e´l se contentaba con hacerse una paja mientras observaba y articuló un "no, gracias" cuando se le invitóa unirse. Ana se acercó y me besó antes de sentarse sobre mi cara y dejarme lamer su magnifico coño, mientras ella besaba a su última compañera de juegos. Cabalgaba sobre mi lengua con tanta avidez como la otra mujer lo hacía sobre mi verga, y era un auténtico dilema saber quién de nosotros se correría primero. En realidad fue el coño de la pelirroja el que tuvo espasmos momentos antes de que Ana se agarrase a ella, atormentada por su propio placer salvaje. Me había estado conteniendo mejor de lo que yo creía, pero pronto me deshice en una corrida abundante, estremeciéndome y brincando bajo la dulce carga de tan suculenta carne femenina. Cuando Ana se apartó un poco pude ver que nuestro compañero silencioso se había corrido, y chorreaba esperma sobre su mano mientras el coño de su pareja me ordeñaba hasta que mi debilitado miembro se escurrió fácilmente de su chochito. Pronto la otra pareja se marchó, y nosotros permanecimos tumbados en silencio durante unos minutos, antes de que ella se escabullese para asearse. Volvió al poco rato cogida de la mano de otra mujer, obviamente recién salida de la ducha, y ambas resplandecían de una manera que delataba que habían estado jugando entre ellas mientras se refrescaban. Detrás de ellas venía un hombre joven, más o menos de mi estatura, con una de los miembros viriles más grandes que había visto aquella noche. Ana y la morenita estaban ansiosas por continuar sus juegos, así que me aparté a un lado y les dejé la mejor parte de la enorme cama. El hombre se apoyó en el estribo del lecho y me lanzó una sonrisa de conspiración. Su enorme porra estaba lista para la acción, y las 2 chicas se abalanzaron sobre ella con sus ávidas bocas. Pero enseguida renunció a favor de mi mujer, mientras ella se revolvió a un lado con la clara intención de reanimar mi fláccido órgano. Demostró poseer una boca y unas manos de un talento excepcional, y casi me alegré de estar un poco cansado, ya que me dio la oportunidad de disfrutar de sus servicios durante un mayor periodo de tiempo antes de tener que dejarlo. Ana estaba echada de espaldas con las piernas hacia arriba, y guiada la larga y gruesa polla del hombre hacia su, por fortuna, dilatado coño. Sus ojos se engrandecieron cuando ella se estiró para hacer que él penetrara por completo en su interior, y gimoteó lastimosamente cuando él a follarla, lenta y gentilmente al principio y con fuerza y ritmo crecientes posteriormente, espoleado por sus gritos. Era una visión asombrosa, y yo estaba seguro de que él estaba escenificando su postura de manera que obtuviera las mejores vistas de su vasta erección desapareciendo dentro del voraz coño de mi mujer. Entre los servicios dispensados por la boca de su pareja, y la prodigiosa follada de mi mujer, volvía a tenerla dura y lista para la acción. Ella cogió un preservativo que estaba al lado de la cama y lo desenrolló sobre mi polla, usando tan sólo su boca. Giré la mujer sobre su estómago y la puse de cuatro patas de forma que podía tomarla al estilo perruno. Me deslicé en el interior de sus cálidas profundidades con facilidad, deleitándome con su avidez mientras ella encastraba sus caderas en mi. Ella volvió la cabeza y dijo algo que no pude entender del todo, después se aclaró la garganta y me pidió que la follara el culo con violencia. Aquellas fueron las palabras mágicas, y me aparté de su chorreante coño, preparé su culo con sus propios jugos y hundi mi palanca hasta el fondo. su estrecho pasadizo me masajeaba mientras la follaba más y más fuerte para si intento placer. Entonces, de pronto, sus músculos se reblandecieron con esa suavidad que siempre me vuelve loco, y se la metí y se la saqué como un poseso hasta que sentí que sus piernas empezaban a temblar y que su ano se cerraba sobre mí de nuevo. Con una última arremetida y un grito de guerra victorioso, me corrí, arrastrándola a ella conmigo. Nos estremecimos y brincamos al unísono antes de dejarnos caer sobre la cama. Mi mujer todavía estaba siendo empalada por su último amante, y estaba claramente embriagada por toda su intensidad. movió su cabeza adelante y atrás sobre la almohada, y sus ojos se pusieron vidriosos cuando se estremeció a través de un clímax tras otro. Cuando le venció el cansancio, él se retiró y se hizo una paja sobre su cuerpo postrado, y su polla se hinchó hasta hacerse aún más grande justo antes de que su corrida saliera a borbotones. La morenita se movió debajo de mí, ávida de lamer el semen del cuerpo de mi mujer, y me hice a un lado, para que pudiera hacer justamente lo que pretendía. Las 2 mujeres yacían una en brazos de la otra cuando me levanté para ir al lavabo a asearme. Al salir se levantaron y se besaron. Entonces las chicas fueron a ducharse y a jugar un poquito más. Me desplomé en una butaca y me quedé adormilado pero enormemente satisfecho. Relato II Tras separarse todos, Sergio se colocó enfrente de mi, mientras yo continuaba tumbada en el suelo. Por un momento levanté la vista hacia la cama, pero pude observar como mi chico continuaba prácticamente inconsciente, yo le miraba como suplicándole: “me van a follar estos locos y tú ahí sin enterarte de nada...” - Preciosa... - me dijo Sergio, haciendo una pausa. Se arrodilló a mis pies. Me separó aún más las piernas, me agarró por las caderas y acercó mi coño hasta pegarlo a su sexo. Me cogió por los tobillos y los colocó en cada uno de sus hombros. Nuestros cuerpos parecían pegarse por el sudor. Él de rodillas, yo tumbada con mis piernas a lo largo de su cuerpo y nuestros genitales en pleno contacto. Colocó la punta de su polla en mi húmeda conchita y comenzó a acariciar con el glande mis labios vaginales. Yo me moría de gusto, sin poder reprimir algún gemido, pero aún tuve fuerzas para resistirme diciendo: - ¡ Por favor, no me la metas...! Me sonrió de nuevo, sin hacer el menor caso de mis palabras, siguió con su polla arriba y abajo de mi caliente rajita. Cerré los ojos... - ¡ Que coño más lindo tienes ! - comentó mientras su polla crecía en la entrada de mi sexo mojadito. - ¡ No me la metas ! - insistí por si no me hubiera oído. Pero todo mi cuerpo deseaba ser penetrada y penetrada hasta la extenuación. - ¿ Sabes ? - me contó - Tu novio Carlos, el que ahora está ahí totalmente grogui, ha estado follándose a mi futura mujer toda la tarde. Abrí los ojos. Su cara sonriente resplandecía. - ¿ Que ? - contesté confusa y sorprendida. - Lo que oyes,... - continuó Sergio, colocando su falo en la entrada de mi cueva -...mientras tú estabas en la peluquería, él y Tomás han estado follándose y comiéndose a Rosa de todas las formas posibles, incluso metiéndosela los dos a la vez, uno por delante y otro por detrás... ¿ que te parece? - ¿Como lo sabes? - pregunté algo incrédula. - Les he estado vigilando toda la tarde y lo he visto con mis propios ojos.- me contestó. Era increíble, me quedé un instante sorprendida, no sabía si era verdad ó mentira, sentí algo de rabia y celos. El cachondeo que tenía era tan grande que aquellas palabras provocaron que yo me vengara. De pronto le agarré por el culo y le apreté contra mí, notando como toda su polla entraba dentro de mí. Necesitaba ser penetrada y no podía aguantar más. Poco a poco toda su verga se metió en mi coño. Que sensación. El gusto era increíble, ya que todos me habían excitado muchísimo, pero tras oir las palabras de Sergio el gusto era aun mayor y sentía su polla contra las paredes de mi chochito, arrancándome frases de gusto que no podía ni controlar: - ¡ Que bien me follas, cabrón ! - le decía. - ¡ Así, así, así, hasta dentro !, ¡ Quiero notarla entera dentro de mi !, ¡ fóllame, fóllame !... Estaba totalmente ida en aquel maravilloso polvo. Él empezó a moverse dentro de mi coño con gran maestría, con un rítmico adentro y afuera, haciendo una paradita casi al final y colando toda su polla de golpe hasta el fondo en un intento por darme un trozo extra. La verdad es que follaba muy bien. Los demás se limitaban a observar a distancia y a pajearse mientras observaban como Sergio y yo nos uníamos en un coito increíble. El gusto me fue llegando más fuerte, incluso una vez, aún tuve tiempo de asomarme a ver la cama donde estaban Carlos y Tomás, que seguían igual, profundamente dormidos. De pronto, en una de las fuertes embestidas, sentí como mi piel y mi cabello se erizaban, como mi cuerpo sudoroso se convulsionaba, como mi coñito se humedecía aún más, como de mi boca salían gritos y gemidos de extremo placer y como un intenso orgasmo recorría mi interior, mientras mordía mis labios y arañaba el culo y la espalda de aquel hombre. Cerré los ojos e hice sentirme en aquel orgasmo por más tiempo apretando mi coño contra sus huevos. Por mi cabeza pasaban las imágenes de todos los chicos sobándome y besándome y mi novio tirándose a Rosa. Me corrí como pocas veces. Sergio continuaba en el rítmico vaivén, haciendo su parada, y metiéndola después hasta el fondo, mirándome y sin borrar la sonrisa de su rostro. El ritmo se fue acelerando hasta que de pronto noté como él cerraba los ojos y en una de sus fuertes metidas, su polla se tensó y se corrió dentro de mi , notando su semen caliente y potente. Por un momento se quedó inmóvil. Me abrió las piernas, las dejó caer al suelo y se tiró sobre mí, besándome y juntando nuestras lenguas en su boca. Todos seguían observándonos y masturbándose gracias a aquel polvo. Unos segundos después Sergio se separó de mi y se quedó observándome, siempre con su bonita sonrisa y mirando mi cuerpo tendido en el suelo. - ¡ Estas que triscas ! - me dijo. Siguió observándome y sonriendo. Yo me quedé pensativa mirándole y algo me pasó por la cabeza: - ¡ Ahora lo entiendo ! - salté de pronto - habéis organizado todo esto con toda la intención, para vengaros de Carlos, joderle bien y de paso joderme a mi. Todos sonrieron y de alguna manera lo asintieron. - Bueno, si tu le quieres llamar venganza - contestó Sergio - Carlos le ha hecho una buena despedida de soltera a mi novia y tu me la estás dando a mí. ¿no? Me reí. - ¡ Visto así ! - dije - . Yo lo he pasado muy bien. Espero que te haya gustado a ti... - ¿A mi? - preguntó - ¡ he disfrutado como nunca !, pero... pasa una cosa. - ¿Que ocurre? - Pues... la fiesta no ha acabado. Tendrás que follar con todos. No se van a quedar con esa empalmada... Me quedé mirándole, y sus palabras me gustaron, seguí sus órdenes, me sonrió y a partir de ahí continuó la fiesta-orgía de despedida de soltero. Me dejé hacer de todo como si fuera la mayor puta. Me pusieron a cuatro patas. César colocó su polla junto a mi boca y sin tardar me la metí hasta el fondo de mi garganta. Echó su cabeza hacia atrás y gozó como loco. Chema se colocó tras de mi, deseoso de follarme, puso la punta de su falo en mi chochito, al principio le costó algo colarla en mi chochito y al fin , poco a poco me penetró. Lolo se puso bajo mi vientre tocándome y besándome las tetas, gozando como loco y dándome a mi mucho gusto también. Sergio me acariciaba la espalda y el pelo, supongo que agradeciéndome el polvo que habíamos echado minutos antes. Las embestidas que me daba Chema por detrás eran bastante fuertes y mi coño se adaptaba bastante bien a su polla. La postura no le gustaba demasiado y decidió ponerse debajo mío porque según me dijo quería verme las tetas bailar al ritmo de un buen polvo. Sergio se fue excitando de nuevo y también quiso ser el primero en encularme, y así como estaba, a cuatro patas, pasó su pene por mi vagina, recogiendo mis flujos y luego poco a poco fue acercando su polla a mi agujerito y mientras me acariciaba la espalda fue metiéndomela por el culo, haciéndome daño al principio y luego más y más gusto. Chema que ya se situó debajo, logró penetrarme por delante, y casi al mismo ritmo empezaron a follarme uno por delante y otro por el culo con mucha fuerza. Yo sentía algo de escozor y dolor, pero también mucho placer. Lolo, bastante excitado, metió su polla en mi boca y yo con mucha dulzura comencé a chuparle. Era todo un enjambre de hombres comiéndose a una insaciable mujer. Chema, sin dejar de decirme cosas bonitas y acelerando su ritmo, no pudo aguantar mucho tiempo y fue el primero en detener el ritmo, se corrió dentro de mi mientras me sobaba las tetas, lo que hizo que yo también me corriera, que en cadena hizo tener un orgasmo a Sergio soltando su leche dentro de mi culo y que a su vez llegando la vibración a Lolo se corrió dentro de mi boca, tragándome su leche que entraba en mi garganta a borbotones. Sin apenas recuperarme César que estaba a la cola y deseoso de follarme, me cogió en volandas se sentó en una silla y me puso encima de su verga tiesa. Mi coñito escocido recibió con gusto a aquel tronco y empecé a subir y a bajar por toda su longitud. César prefería follarme él solo, además los otros estaban bastante cansados por el momento. Me agarraba por el culo y hacía subir mi coño hasta la puntita de su glande y luego me soltaba, lo que hacía que todo mi cuerpo cayera sobre aquella dura polla. Una y otra vez me metía su pene, notando como chocaban sus huevos en la entrada de mi rajita. Debido a la gran excitación y a mis grititos de gusto y de mis frases de aliento, César no tardó en correrse dentro de mi. Se quedo un rato con los ojos cerrados y luego me besó con ganas. Era increíble el gusto y la excitación que yo seguía sintiendo a pesar de haberme corrido varias veces y de haber complacido a aquellos chicos, que a pesar del alcohol, estaban en plena forma y parecía que querían más. Eché un nuevo vistazo a la cama, pero mi Carlos como si nada. Luego sin tardar me colocaron en el aparador y me follaban, me enculaban, me metían sus pollas en la boca, me sobaban, me chupaban, me mordían. Se apartaban unos a otros diciendo “ahora me toca a mi” e iban pasando por mi chochito una y otra polla sin parar. ¡ Que gusto ! Es una sensación alucinante. Cuando me intentaba recuperar, volvían a follarme una y otra vez, haciéndome sentir orgasmo tras orgasmo, sin dejar de chupetearme y besarme por todo el cuerpo. No había un centímetro de mi sin tocar. Nunca hasta entonces había sido devorada de aquella forma por esos cuatro hombres, que se quedaron completamente satisfechos y me hicieron sentir muchísimo placer. Todo aquello duró varias horas, hasta el punto de que empezaba a amanecer, nos duchamos, bueno mejor dicho, entre todos me ducharon, me follaron alguna otra vez, aunque ya casi los pobres no podían. Ellos se vistieron, lograron llevarse a Tomás a su habitación, yo me puse un camisón y me metí en la cama junto a Carlos, pues la noche había sido agotadora y me dolía todo el cuerpo. A la mañana siguiente, Carlos y yo nos confesamos mutuamente nuestras historias que incluso ahora recordamos de vez en cuando, sin reproches, ya que respetamos que cada uno pueda hacer lo que quiera en cuanto al sexo se refiere. Creo que eso nos ha hecho ser más felices y estar más unidos. Relato III Cada uno de aquellos tíos, empezaron a acariciarme, a hacerme cosquillas con las yemas de los dedos, pero solo con una mano, con la otra se masturbaban, se escupían en la palma de la mano y se la refregaban arriba y abajo por el capullo. A un chasquido de los dedos de Loli, todos empezaron a chuparme, me lamían todo el cuerpo, la cara, los pechos, la cintura, las caderas, las piernas,... yo me revolví un poco en señal de protesta, como indicando que me dejaran en paz pero ellos hicieron caso omiso y siguieron con lo suyo. En el fondo me gustaba, pero ... ¡ estaba esposada a una cama en un almacén de una ciudad que no era la mía y con seis tíos (muy muy buenos) pero no se con que intenciones ! ¿ cómo me iba a poner caliente? Enseguida vino la respuesta. A otro chasquido de Loli, el uno, aunque aún iba desde el principio con el tanga, dejaba ver su número, pues el tanga lo llevaba metido por la raja de su hermoso, maravilloso y atlético culo, se dirigió hacia el pie de la cama. En dicho pie que no rebasaba en altura al colchón, se acostó el uno, metiendo la cabeza entre mis piernas atadas y abiertas a la fuerza, mientras el resto continuaban lamiéndome, con unas lenguas tan suave como la seda, el satén o el terciopelo. Yo tenía la cabeza incorporada por unos cojines también de raso que tenía en la espalda, por lo que podía ver todo lo que acontecía sobre mi cuerpo, y en toda la habitación. Para dejar de ver, sólo podía cerrar los ojos, pues mirara donde mirara, por el efecto de los espejos siempre me veía. Entonces vi como el uno adelantó la cabeza y sentí como su lengua entraba en mi coño. Yo estaba seca por el efecto de la impresión de todo aquello, y el tamaño de la lengua, bastante grande, al entrar en mi coño reseco, hizo que de mi boca surgiera un grito lastimero, que hizo que levantara una sonrisa en el resto del equipo. La lengua del uno se movía con un meticuloso ritmo adentro y afuera, arriba y abajo, a izquierda y a derecha, en círculos... llegaba a todos los rincones de mi sexo. Sentía oleadas de placer por todo mi cuerpo, y aunque quería disimularlo, de mi boca surgían débiles gemidos de gozo mientras mi cuerpo experimentaba suaves sacudidas. Me estaban poniendo caliente, pero no quería que lo supieran por lo que pudiera pasar. - Ya está chorreando - dijo el uno. - Pues comiencen pues - respondió Loli. Yo estaba desconcertada. ¿ Qué venía ahora ? Me estaban soltando de mis ataduras, yo sabía que no podía escapar, así que decidí unirme a la fiesta, una fiesta en mi honor. Capítulo VIII El primero en actuar, fue el dos, que me metió su polla en mi boca. Me pareció tremendamente parecida a la de Alberto, casi gemela, y con un sabor también muy agradable para el paladar. El tres se tiró en la cama, boca arriba, mientras el uno y el cuatro me levantaban entre los dos en peso, para depositarme encima del tres. Sentí entrar la polla del tres en mi coño ya chorreante de jugo. Me recosté hacia atrás, cubriendo totalmente al número tres, mirando hacia arriba, viendo mi reflejo en el espejo. Podía perfectamente la polla del tres entrar y salir de mi triángulo de pelo rizado negro. Entonces el cuatro agachó la cabeza y empezó a chuparme el clítoris, me lo empujaba con su lengua hacia la polla del tres que entraba y salía, sintiendo doble placer. Sentía que cuando salía la polla del tres, el cuatro tenía que pasarle la lengua, pues le pasaba de camino. Todo mientras le chupaba con fuerza la polla al dos. El cuatro, el que chupaba el clítoris, dejó paso al cinco por abajo de él, y empezó a chupársela. El cuatro la tenía más bien delgada, no era delgada en sí, solo que era la mas delgada del resto de las maravillas. El uno y el seis, se separaron un poco, y entre el hueco que me dejaban entre todos, pude ver como el seis se la metía al uno. Aún no había podido ver la polla al uno, si la tenía en proporción al cuerpo y a la lengua ¡ Madre de Dios !. El uno estaba a cuatro patas, moviéndose en un vaivén hacia el seis, el cual levantaba la vista hacia arriba en señal de placer. El uno gemía, de placer, mientras incrementaban el ritmo. El seis fue el primero en correrse, dentro del uno, en una estampida de gritos y convulsiones. Después le siguió el cuatro, el que se lo estaba chupando. Se corrió en la boca del cinco, a la vez que el dos se corría en mi boca. Yo tenía la boca llena de polvo, y no quería tragármelo, no me apetecía. Entonces el cinco se dirigió a mí con rapidez y empezó a comerme la boca. No me dio tiempo a vaciar mi boca de la leche blanca del dos. Sentí que el cinco traía la boca también llena de polvo, y mientras nos comíamos la boca, hacíamos un cóctel de polvos, cóctel que ambos tragamos con muchas ganas. Sólo quedaban el uno, el tres y el cuatro. El resto se separó del grupo, se sentó en el suelo apoyándose en las paredes y se dispusieron a ver el espectáculo con un dibujo de placer marcados en sus rostros. Capítulo IX El uno se dirigía hacia mí, por fin le vi su polla. Era grande, gorda, la mejor. Pero, cuando se acercó hasta llegar a mí, descubrí la realidad. Un miedo se apoderó de mí. Era mucho más grande de lo que creía en un principio. No me iba a caber. Me iba a destrozar. El uno abrió la boca y dijo: " Para tu información, te diré que mide veinte centímetros de largo, y seis de ancho." Era imposible que me entrara, aunque estuviera chorreando. Me abrieron las piernas entre dos de los que habían terminado. Primero hizo que se la chupara para mojársela, yo accedí, pues era mejor para mí, para que no me doliera tanto. Para que el capullo entrara en mi boca, tuve que abrirla al máximo, mas o menos se sabe lo que son seis centímetros de carne en la boca. Luego fue para abajo, para mi coño, y ... me la metió despacio, muy despacio. Sintiendo como entraba el capullo primero, luego el pequeño salto de donde acaba el capullo y empieza el resto, y así hasta el fondo. Noté que me llegaba muy adentro, donde jamás había llegado nada. Sentí como me desgarraba los labios exterio res, como si fuera virgen, recordé mi primera experiencia. Cuando ya estuvo dentro entera empezó a moverse arriba y abajo. Debido al grosor de su polla, cada movimiento se me resentía en mi clítoris, éste estaba en continuo roce con la polla. Era como si me rozara haciéndome una paja con toda la mano, pero además el gusto de sentirla tan adentro. El tres me la metió en la boca, y el cuatro se la metió por atrás al uno, por lo que recibía el doble de fuerza en cada empujón. No dure mucho tiempo de esta manera. Estaba a punto de correrme. - ¡Me voy a correr ya! -, grité. Me faltaba tan poco. Ese poco me lo suministró el tres, que cuando iba a correrse se la llevó hasta la boca del uno, y ahí se corrió. El uno con la boca abierta recibía chorreadas de polvo blanco. Yo lo estaba viendo por primera vez en directo, antes sólo había sido en películas. El ver al uno con la boca rebosante de polvo, la cara también llena, y para colmo que se lo pasara a la boca del cuatro mientras se la metía por detrás hizo que me corriera. Por mis gritos también se corrió el uno, la saco y se corrió en mi clítoris, mientras el cuatro se corría también dentro de él. Para que mis gritos no pararan, el uno me chupó el clítoris, tomándose todo su polvo. En su cara se podía ver la felicidad, el gusto, el placer, el deleite, la satisfacción, ... Yo, simplemente quedé dormida, como si el poco resto de polvo sobre mi clítoris fuera una droga que me hiciera dormir, mientras pensaba, "esto hay que repetirlo". Capítulo X -¡ Señora, señora !, ¿qué le ha pasado? - preguntaba Loli. Yo estaba mareada, confusa. No sabía donde estaba. - Oí un fuerte ruido, como de una caída desde el probador, entre haber si estaba usted bien y la encontré en el suelo sin sentido. Debió marearse por la calor que hace aquí dentro .- ( Ahora recordaba, entré a probarme este conjunto de cama y ... Entonces todo lo que me ha ocurrido, esos seis amigos, la cama con barrotes, todo ha sido un sueño, una de mis muchas fantasías. Pero, mi coño esta chorreando, me he corrido hace muy poco tiempo. Debe de haber sido mientras estaba inconsciente. Porque, esto no se parece a nada del almacén, es un probador normal de tiendas de ropa, con dos paredes en forma de L de espe jos.) - ¿ Se encuentra ya mejor ? - dijo la chica. - Sí, gracias - argumenté mientras me ponía de pie. - Envuélvamelo, por favor -. - Enseguida - respondió complacida la dependienta. Pagué con la tarjeta VISA Oro del BBV, me despedí de la chica y tomando un taxi, volví al hotel. Eran aproximadamente las una del mediodía cuando volví al hotel. Me dirigí directamente hacia mi habitación, justamente para llevarme una gran sorpresa. Capítulo XI La apertura de la puerta de la habitación, se hacía a través de una tarjeta de crédito que facilitaba el hotel a los clientes, por lo que al abrir la puerta, no hice ruido alguno. Una vez dentro, dejé la compra realizada en la entradita y me dirigí hacia mi cama para echar una siestecita antes de ir a almorzar. Pero cual fue mi sorpresa cuando al entrar en el dormitorio, descubrí a la chica encargada de arreglar las habitaciones, con el televisor puesto, y acostada en mi cama. Escuché gemidos, y vi que procedían del aparato de televisión, el cual estaba sintonizado en la cadena privada del hotel, en la que pasaban cine porno del mejor las veinticuatro horas del día. Y ella, acostada en la cama, no estaba precisamente durmiendo. Abierta de piernas, frente a mí pero sin darse cuenta de mi presencia, se estaba masturbando, se estaba haciendo una paja en mi cama, donde yo iba a dormir. En un principio, mi primera intención, fue gritarle, y dar las quejas oportunas al director del hotel, pero a los diez segundos de estar viéndola, salió de dentro de mí es voayer, ese mirón que todos llevamos dentro y que muy pocos lo aceptan. Retrocedí un poco, para pasar inadvertida. Ella era una morena imponente, mediría alrededor del metro setenta y cinco, con unos ojos muy negros, y la piel igualmente morena, agitanada. Se humedecía los dedos y la palma de la mano, para luego restregarlos arriba y abajo por su coño, un coño moreno, afeitado formando un perfecto triángulo isósceles invertido hacia abajo. Desde donde estaba, al abrirse aún más de piernas pude ver perfectamente los labios carnosos, su clítoris rojo brillante por el rozamiento. - Vamos, entra, vamos a hacerlo las dos juntas - dijo ella. Yo quede estupefacta, anonadada. Ella sabía que yo estaba allí desde el primer instante, y también sabía que aquello me estaba gustando, que me iba a unir a ella. A los dos minutos, ambas estábamos sobre la cama, mirando hacia la televisión, y de reojo mirándonos para ver como nos hacíamos cada una paja. - ¿ Por qué no me la haces tu a mí y yo a ti ? Así, si cambiamos el ritmo o hacemos un movimiento extraño, no nos lo esperaremos y gozaremos más.- dijo la sirvienta. Yo asentí con vergüenza, nunca una mujer me había tocado el coño, y mucho menos yo a nadie. Pero me gustaba. Ella me tocaba de una forma diferente a la que yo estaba acostumbrada por mi mano al igual que ella, que no estaba acostumbrada a mi ritmo. Aparecieron los primeros jadeos por parte de las dos. No había prestado atención a la película, pero en pantalla, dos pivas, muy jóvenes, no pasaban de diecisiete años, estaban haciendo un 69. La chica debió de darse cuenta, por que retiró la mano de mi coño ya chorreante, se giró a empezó a comerme el coño. Pero no como yo estaba acostumbrada por Alberto, u "otros" que también se deleitaron con él, aquella chica me lo estaba chupando simplemente con la punta de la lengua y muy despacio. Sabía donde tenía que dar. La chica me empujó la cabeza hacia su sexo.Yo con asco y repugnancia, sentí los pelos rizados en mi boca. Sin embargo enseguida noté un olor que me abría, y como una loba atraía, comencé a comerle el coño con ganas, con deseo, con mucho afán y una increíble apetencia. Y así estuvimos durante un breve rato pero que se nos hizo eterno. Las dos disfrutando de lo lindo. Gozando como locas hasta que nos corrimos, como por una magia increíble, nos corrimos las dos a la vez, y como decía Alberto, las mujeres también se corren. Noté como salía mayor cantidad de jugo de su coño, mientras se corría entre gritos, entre sacudidas, y yo corriéndome también, engullendo todo su jugo, disfrutando con cada trago que cruzaba mi boca y que sentía caer por mi garganta. Como es lógico, después de un buen polvo, viene un buen sueñecito. Me desperté a las cuatro de la tarde, sola, sin nadie más junto a mí. Recordé con una sonrisa en los labios lo que había ocurrido hacía pocas horas, y tomé la determinación de que ese iba a ser mi secreto por ahora, que no se lo iba a contar a Alberto. Todas tenemos un secreto igual o muy parecido.¿ O no ? Pero tal misterio no es tan secreto, pues los novios o maridos, o la mayoría lo saben que ha ocurrido algo así, o se lo imaginan, pero nosotras por pudor, vergüenza o desconfianza, nunca se lo hemos contado. Me duché, me arreglé un poco, y bajé a almorzar algo. Si me cruzaba con la morena, no sabría que hacer, por lo menos le sonreiría. Pero un presentimiento pasó por mi cabeza, que ya no volvería a verla en los cuatro días que me quedaban por pasar allí a esa maravilla del sexo. A ese fenómeno del placer y portento del goce. Capítulo XII El resto de los días, transcurrieron normales, echando un polvo aquí a allá con Alberto. En la cama, en el baño, en la terraza, incluso en la playa una noche de luna llena, y un día que pedimos por una mañana completa el servicio de yakuzi, echamos un magnífico polvo entre agua caliente, sales de baño aromáticas y burbujas. Pero llegó el último día, el sábado. El domingo por la mañana volvíamos a casa. Volvíamos a la rutina del hogar sin haber realizado nada fuera de lo normal en el ámbito sexual, (me refiero a nada, pues lo de mi trato con la sirvienta, nunca se sabría), no habíamos hecho lo que tanto deseaba, dos tíos para mí sola y a la vez. - Esta tarde, a las ocho, quiero que estés bien guapa, y arreglada para cuando yo llegue, quiero me esperes caliente, muy caliente y preparada para todo - dijo Alberto en el almuerzo. Y así lo hice, me di un buen baño, me marqué los límites de mi coño con la depiladora eléctrica, me perfumé con la mejor fragancia y esperé. Esperé acostada en la cama viendo la televisión. Hice una pasada rápida por todos los canales del aparato, hasta llegar a pararme en el canal X del hotel, el de todo el día sexo. En ese me detuve, atraída por una influencia especial, por algo que me tiraba desde dentro. En la cadena, lo que echaban, eran pequeñas películas de unos diez minutos de duración, y todas ellas de muy variados temas. Igual salía una pareja normal, que salía dos hombre o dos mujeres o grupos entremezclados. A mí lo que más me ponía caliente era ver dos hombre follar, cuando uno se la chupaba a otro, o se la metía por detrás, era algo que deseaba ver en directo, no en una pantalla. A las ocho y diez oí como se abría la puerta, era Alberto que venía caliente, loco por follarme. Y me di cuenta porque tal como llegó empezó a comerme el coño, pasando luego a chupársela yo y terminar follando como cosacos. En un momento de respiro, entre tanto gritos y goces, le dije a Alberto: - Me apetece un poco de champagna - . Alberto. - Está bien, bajaré por él abajo - respondió. - ¿ Para qué está el servicio de habitaciones ? - le recordé. - Tienes razón. Cogió el teléfono y pulsó el número correspondiente al servicio de habitaciones. Habitación 426 ... una botella de champagna, por favor. ... Gracias. Bueno pues ahora la suben. - Y seguimos follando. A los cinco minutos, ya metidos en faena otra vez, ni nos acordábamos de la bebida cuando llamaron a la puerta. Alberto se puso su batita de seda y fue a abrir. Yo me quedé en la cama, boca arriba y abierta de piernas esperando el regreso de Alberto, mientras me masturbaba un poco para no enfriarme. Cerré los ojos y sentí venir el goce. - ¡¡ Laura !! - gritó Alberto. - Yo abrí rápidamente los ojos y me encontré frente a mí a Alberto, pero acompañado, acompañado de ... Jesús, el morenazo del bar, el antigua amigo de Alberto. - Coño, te digo desde la puerta que va a pasar Jesús a tomarse una copa, que te tapes un poco y ni te enteras, menos mal que Jesús es como un hermano - me dijo Alberto. Yo estaba roja como un tomate por la vergüenza que sentía, alguien a quien no conocía de nada, sólo en sueños me había visto como me hacía una paja, frente a él. Jesús venía vestido con un pantalón negro, una camisa blanca de brillo, cubierta por un chaleco rojo en el pecho y negro en la espalda, todo ello rema tado por una bella pajarita de brillo negro en su musculoso cuello. Un auténtico camarero. - ¿ Te apetece echar un polvo, Jesús ? - bromeó Alberto. - Mucho, Laura está buenísima, y entre amigos, ya se sabe, ¿ o no ? - respondió con broma Jesús. - Pues empieza a comerle el coño, anda - dijo Alberto. Hasta el momento, creí que todo era broma, todos hablaban en broma, pero todos queríamos que pasara a ser parte de la reali dad, y así fue. Alberto se tiró en la cama, me abrió las piernas con suavidad y empezó a comerme el coño ante la mirada asombrada de Alberto. Lo que empezó como una broma se había convertido en realidad. Jesús estuvo unos tres fantásticos minutos comiendome el coño frente a la mirada fascinada de Alberto. De pronto se levantó, y yo creí que se iba a marchar, que aquello se iba a acabar. Pero lo que hizo fue desnudarse, dejar un fantástico, increíble y maravilloso cuerpo ante mi vista. Y sobre todo resaltaba una fantástica polla, bien empalmada, con un capullo rojo brillante. La tenía normal pero muy, muy bonita. Mediría unos quince centímetros de largo por cinco de ancho. No sé por que pero desde siempre me ha encantado medir el tamaño de la polla de los tíos, y si no, primero hacer un calculo estimado. - Déjate sólo la palomita- le pedí. Y se la puso de nuevo mientras sonreía a Alberto. Alberto me puso a cuatro patas y me metió su conocido miembro en mi coño ardiente. Jesús, sin dejar de mirarme a los ojos, me la metió en la boca. Nunca había sentido nada así. Me la estaban metiendo por la boca y por el coño a la vez. Era la ilusión de mi vida hecha realidad. Antes follando con Alberto, me había metido los dedos en la boca mientras me follaba, pero no tenía ni comparación con esto. Nunca pensé en follar con dos tíos a la vez, y aún más siendo uno de ellos mi marido. Cambiamos de postura rápidamente, me imagino, porque ninguno de nosotros queríamos corrernos muy pronto. Aquello tenía que durar. Acosté a Alberto en la cama boca arriba en la cama y empecé a chupársela. De pronto Alberto empezó a hacer unos movimientos extraños con el cuerpo, y cuando levanté la vista, maravillé al ver que se la estaba chupando a Jesús. Mi marido le estaba comiendo la polla a un antiguo amigo ante mí, y lo mejor era que ambos estaban disfrutando, porque soltaban gemidos en un tono elevado, audible para todo el hotel. Jesús, se hacía una paja en la boca de Alberto y con la otra le cogía la cabeza por el pelo para empujársela hacia él. Jesús me separó de Alberto, le dio la vuelta y lo puso boca abajo.- Chúpale aquí - me dijo señalándome la entrepierna, la parte más baja. Yo accedí rápidamente, y Alberto empezó a disfrutar ante la atenta mirada de Jesús. Entonces me retiró, se agachó lentamente sobre él, y ante mi fija mirada, empezó a pasarle la brillante punta de su polla por el agujero del culo. Tenía la punta mojada por el lubricante que echan los hombres cuando están muy calientes. Alberto, al sentir el paso de la punta por su trasero, soltó un gemido de placer. - Ábrelo para que lo veas mejor - dijo Jesús. Yo le abrí el culo a mi esposo, mientras veía deslizarse la puntita de Jesús por toda la raja trasera. En uno de las pasadas por el agujero, se detuvo, me miró con una sonrisa en los labios, y apretó un poco hacia dentro. La punta entró con mucha facilidad, me pareció increíble, y de la boca de Alberto solo salió un dulce gemido., al parecer no le había dolido como yo me imaginaba. Pero ahí no se detuvo Jesús, porque empezó a apretar hacia dentro, a metérsela entera. Apenas habían entrado cinco milíme tros más a partir del capullo, Alberto soltó un pequeño grito, claramente de dolor, estaba claro que ahí era donde empezaba a doler. Jesús, al contrario de echarse atrás, pareció gustarle el débil grito de Alberto, pues en sus ojos se dislumbró claramente el deseo. Lentamente continuó penetrándolo. Yo veía como se abría el orificio al paso de la medida de la polla. Alberto se mordía sus labios por el dolor mientras echaba los brazos hacia atrás hasta tomar contacto con el cuerpo de Jesús y clavar sus cortas y limpias uñas en la piel de su verdugo. De la estrecha unión entre la polla y el agujero, salía un tenue hilillo de sangre, claro está de Alberto. Pensé en detener aquello, miré a la cara de Alberto y le pregunté - ¿ Te duele ? a lo que el respondió con una sonrisa en sus labios - sí, pero me encanta -. Faltaba poco para que se la metiera entera. Jesús se alzó, y de un golpe seco y rápido se la metió entera. Hasta los huevos. Alberto soltó un fuerte grito. Temí que alguien del hotel viniera a ver que estaba ocurriendo. Jesús, con sus dos manos incorporó a Alberto hasta ponerlo a cuatro patas. Una vez que alcanzó dicha postura, empezó a moverse adelante y atrás, con un ritmo desenfrenado mientras ambos levantaban la cabeza por el gusto y soltaban gemidos de placer. Estuvieron así unos cinco minutos. Mientras, yo me pasaba un par de dedos arriba y abajo por mi clítoris sin perder de vista a la pareja de folladores. - Jesús, desvírgame por detrás - le pedí. - Vas a disfrutar como nunca, no se parece a nada que se halla hecho antes - dijo Alberto. - Pero quiero los dos a la vez - dije. Alberto se tumbó boca arriba en la cama. Yo, boca abajo, me tiré encima con las piernas abiertas. Mientras Alberto me la metía, pensé que podía correrme con un simple movimiento, pero no quería. Deseaba correrme cuando Jesús me la metiera. Jesús me pasaba la lengua por detrás para mojármelo, para que entrara mejor. Luego me pasó arriba y abajo su punta mojada para que cuando menos lo esperara me la metiera. Igual que cuando te ponen una inyección y te golpean varias veces con la mano primero para que cuando no te lo esperes te pinchen. Fue entonces cuando sentí miedo. Pero ya era demasiado tarde. Entonces sentí como la suavidad del capullo de Jesús comenzaba a entrar en mí por donde nunca antes había entrado nada. Sentí el paso de la parte del capullo al resto de la polla. Entraba y entraba sin parar, pero muy despacio, con calma. En esos momentos solo sentía un dolor que me recorría desde tal parte hasta los terminales nerviosos de mi cerebro. Cuando sentí que me la había metido entera, Jesús empezó a meterla y sacarla, adentro y afuera. Despacio al principio, pero incrementando la velocidad por momentos. Jesús y Alberto parecían estar interconectados pues ambos empujaban y la sacaban al mismo tiempo. Era algo inenarrable. Una sensación única en el mundo. Si ya es difícil de por sí describir un orgasmo, aún más difícil es explicar algo así. Estuvimos así durante al menos cinco minutos, al final de los cuales, yo fui la primera en empezar a corrernos. Los dos, al oírme empezaron a correrse también. Debido a los gritos y movimientos incontrolados, creí que íbamos a echar abajo el hotel. Luego me quedé dormida por el cansancio y el deleite. Capítulo XIII Cuando desperté a la mañana siguiente, Alberto ya había preparado las maletas para nuestra partida. No le pregunté por Jesús, pero me imagino que se despidió también por mí. Volvíamos a casa. A la monotonía de los trabajos en nuestra ciudad natal. Al quehacer diario del invierno. El año que viene Dios dirá. O ... Quizás apareciera Jesús un día por casa para saludarnos y quien sabe ... Relato IV La siguiente historia ocurrio en el año 1998 , mas precisamente en verano(enero).- Me fui de vacaciones con mamá a la casa de unos familiares a los cuales no veiamos hace muchisimo tiempo. Llegue y me instale en la casa de un primo soltero que vivia solo , bastante alejada de la casa en la que se alojo mi vieja. Todo era maravilloso , desde la primer noche , vinieron unos amigos de él , compramos un par de cervezas y la pasamos muy bien , charlando de nuestras vidas.- A los dos dias de estar alli , uno de sus amigos , josé, hizo un comentario que invitaba a la diversión .- "…hay que mostrarle a este pibe lo bueno de la noche de aquí…" y fue asi que salimos los seis en un vehículo a en busca de "putas".- No tardaron en aparecer , alli estaba , con su mini color roja asomandole por abajo , en la entre pierna un trozito de su minuscula tanga. Paramos y preguntamos cuanto nos cobraba por una noche de placer y lujuria …y nos desilusionamos al darnos cuenta de que no llegabamos a juntar ni la mitad de lo que pedia.- Entonces fue Carlos , mi primo, quien dijo :-"…bueno,te damos $20 y hacele un buen pete a mi primo que esta de paseo por aquí…" y asi fue , ella se encargo de bajarme el pantaloncito corto que yo tenia puesto y se meto toda mi pija en la boca que ya estaba erecta desde el momento en que paramos.- Chupo y chupo hasta que se lleno la boca de leche …y la muy sucia no lo escupia…. Volvimos a la casa y organizamos para el otro dia la noche soñada. La noche siguiente salimos , buscamos una flaquita muy bonita , morena , de labios carnosos y unas gambas espectaculares.-La llevamos a la casa y empezo la fiesta… Primero fue una buena mamada a todos. Llegue a ver hasta tres pijas dentro de su boca. Tenia una facilidad escalofriante para manejar la situación. Todo fue una gran orgia de sexo fuerte . En un momento fue penetrada por dos vergas en su conchita coloradita que ya no daba mas.Al culito tambien le toco su parte , …si , si , si , dos pijas por el culo tambien , salio cara la loca , pero lo gozamos…. La noche siguiente hice un comentario delante de mi primo ….de como gozaba la negra , de la facildad para llevarnos a todos al extasis total , de lo reina que se sentiria entre todos nosotros haciendola gozar y desesperados por ella no? ….y en un tono comico me respondió …."bueno, que queres , estar en el lugar de ella?...a lo que respondi sin pensarlo …" no estaria tan mal …..".-"¿Cómo?" …me dijo el….y senti que ya era muy tarde para echar atrás semejante comentario que habia hecho…"Si , no estaria mal ser el centro de todos por un día…no?" … No termine de decir eso que el ya me estaba acariciando mi culito redondo y chiquito, pero no por eso menos tentador…y estaba llegando hasta mi zona mas intima, hasta mi ano.- Yo mudo, no queria decir nada ni respirar….queria saber hasta donde iva a llegar…Saco su mano,se escupió los dedos a modo de lubricación y no dudó un instante en metermelos en el culo. Primero me queje acusando dolor , luego deje que hiciera lo que quisiera conmigo, al fin y al cabo , ese dolor no era mas que placer…. Me dilato tanto el culo que ya pedia a gritos una verga dentro de él. Y asi fue, no habian pasado cinco minutos que me pidio que me pusiera en cuatro patas ….yo ya estaba entregado , casi ni me conocia y no pensaba volver jamas a ese lugar. Me puse en cuatro patas y comence a sentir como se introducian esos cas 20 centimetros de carne dentro mio… Empezó a bombear con mas fuerza y todo mi dolor paso a ser placer , pero yo no emitia sonido , hasta que empezo a pegarme en mis nalgas y me repetia "¡¡¡grita puto del orto…GRITA!!! Y comence a gritar como un loco , loco de placer …. En eso entro José living …que era donde se daba la escena .El amigo de Carlos no entendía nada y solo dijo …- "…Que paso acá? ….y nosotros buscando putas cuando en realidad la teniamos en casa? No termino de decir eso , pelo su bonita pija y me la puso entre los labios…yo abrí la boca y comence a chupar su pedazo que ya estaba bastante mojado… Carlos seguia dandome por el culo y pegandome cada vez mas fuerte en mis nalgas que ya estaban enrojecidas .- Llegaron luego dos amigos mas y tuvieron la misma reaccion de José , solo se quitaron la ropa y me obligaban a chuparles la pija . En un momento , mi primo saco todo su pedazo de mi interior y se acosto boca arriba , yo me sente sobre el tragandome nuevamente su gran pija , José me tomo de las piernas , y las levanto expresando al mismo tiempo …."¡Ahora vas a sentir lo que ayer sentia esa putita!.... y me imagine lo que venia… Se lubrico bien la pija con crema e intento meterla junto con la de mi primo en mi culito , como vió que costaba mucho , me comenzó a abrir el orto con los dedos , yo siempre con la pija de Carlos hasta el fondo de mi ser…Luego de eso , volvió a insistir y esta vez , costo muchisimo , pero entro , en ese momento senti tocar el cielo con las manos … esos dos flacos me daban sin asco , mi culo se dilataba mas y mas y los otro dos no paraban de meterme sus vergas en mi boca… Luego de un rato , sacaron sus pijas y acabaron en mi boca …y por supuesto , ahora les tocaba a los demas ….e isieron lo mismo conmigo pero esta vez yo boca abajo….con la diferencia que uno de ellos acabó dentro de mi culo….el otro no pdia acabar …saco su pija y comenzó a introducirme la mano …parece que esto le calentaba mas , y comenzó a masturbarse….Yo , con el orto destruido y totalmente dilatado ya aceptaba cualquier cosa , froto y froto una y otra vez hasta lograr introducir hasta el puño , y alli acabo sobre mi cola…Me levante , note que de mi culito salia un poco de sangre y me fui al baño a pegarme una ducha…a ellos los escuchaba reir ….Nunca mas los volví a ver …. Relato V Salimos de vacaciones a un camping de montaña en pleno Pirineo, donde llegamos el viernes por la mañana, hacia un día radiante con un sol espléndido, cosa que nos permitió alojar la caravana en un punto muy solitario, con una vista inmejorable. Estuvimos preparando la acampada hasta la hora de comer, cosa que hicimos en un restaurante de carretera fuera del camping. Al regresar por la tarde, sorpresa alrededor de nuestra caravana se habían alojado dos tiendas tipo iglú, cuyos ocupantes viajaban con unas motos Harley Davinson que, que contar, no estando presentes los mismos, las admiramos y vimos que eran de procedencia alemana. No le dimos mas importancia y a lo nuestro. Al atardecer pudimos conocer nuestros vecinos, dos alemanes de unos 38-40 años grandotes y fuertes, vestidos tipo moteros, cuero etc. Solo verlos ya surgieron los comentarios, si están buenos, si demasiado hombretones, que si esto que si lo otro, pero mi mujer o mejor dicho compañera, fue persiguiéndolos con la vista en todo momento. Sé cerro el día y nos fuimos a dormir, sin faltar los comentarios oportunos respecto a nuestros vecinos. Por la mañana, lo mismo, seguía persiguiendo con la vista a los susodichos vecinos que haciendo gala de sus cuerpazos, paseaban por delante nuestro en bañador, hasta que nos largamos a esquiar, a una conocida pista de los alrededores. Durante la mañana no se hablo mas de los vecinos, pasamos el día de lo mejor. Por la tarde ya cayendo el sol, regresamos al camping, mi querida observo que no estaban, cosa que le dio a suponer que estarían de excursión. Al cerrase el día fue nublándose y bajado la temperatura de mala manera, sobre las ocho de la tarde se puso a llover y de que forma, cual fue la sorpresa que nuestros perseguidos vecinos llegaron con sus motos, mojados como lechugas, cosa que sugirió algún que otro comentario, que invítales a entrar y cambiarse, a tomar una copa para calentarse, que si dejares dormir dentro, que si acostarse con ella etc. Pero sin tomarlo en serio, cosa que cambio de tono cuando uno de ellos nos pidió si podíamos guardarle una bolsa, a partir de este momento el tema fue cambiando de sentido. Si quieres diles que entren me decía mi mujer Yo le replicaba, pero tu quieres, No pero si tu quieres invitarles a una copa o que se cambien etc. Y así durante un rato. Intentando acertar sus deseos, le propuse que con bragas y una camiseta de algodón blanco muy fina, saliera a retirar unas toallas que se estaban mojando en el tendedero. Sin intercambiar palabra se quito el tejano, la camiseta, los sostenes y se puso la camiseta blanca. Salió de la caravana lloviendo y se puso a retirar las toallas, dejando que su cuerpo se empapara de agua cosa que hizo totalmente transparente la camiseta y las bragas, coincidiendo que los vecinos observaban la lluvia desde el iglú, observe que intercambiaban misivas. Al entrar no mostró el mínimo interés por mis comentarios, dejo las toallas, cogió una de seca, el J.B., me beso ardientemente y se encamino al iglú donde estaban los dos vecinos. Desde la caravana pude observar como le hacían paso para entrar y se cayeron las cortinillas de entrada al iglú. Mi espera en la caravana, fue un autentico ataque de calentura como pocas veces se tienen. Otro día os contare el resto. El tiempo que pase solo dentro de la caravana, fue de locura pensando lo que podría estar ocurriendo dentro del iglú, os lo podéis imaginar, tu esposa con dos hombretones, deseada y complacida. Pues no pude pegar ojo en toda la noche, me consolé a mí mismo varias veces, hasta que regreso. Pensé que serian sobre las cuatro de la madrugada, al entrar no pude ver su rostro, pero su voz era angelical, se movía como una flor en la brisa de la mañana, irradiaba felicidad. Le pregunte que tal estaba, contesto que muy bien pero que tenia sueño, no cruzamos mas palabras y nos pusimos a dormir. Al día siguiente nos levantamos a medio día, entonces si pude ver su rostro de satisfacción y placer. Que felices nos sentimos en aquel nido, jugueteamos un poco e intente comentarle como le fue la noche, conversación que no cuajo y deje para mejor momento, El hambre nos empujaba, y el exterior estaba con dos dedos de nieve, cosa que nos llevo a correr para asearnos y salir del camping para comer. Mientras se vestía me comento, te parece que voy a pasar frío, llevaba puesto un tejano, con una blusa blanca con botones delanteros sin mangas, le comente que si se ponía un anorak no, que el frío era primaveral y si salía el sol tendríamos calor. Sin mas nos marchamos. Comiendo le volví a insistir sobre que tal paso la noche, comento que los dos eran muy agradables amables pero mientras uno era muy considerado el otro cuando se excitaba era muy rudo, sonrío y desvío la conversación, supuse que no quería hablar de ello y seguimos por otros temas. Pasamos la tarde comprando en grandes almacenes y regresamos al camping, por cierto el restaurante excelente, volveremos. Al llegar observe que los vecinos ya estaban, ella me pidió que al bajar del coche fuéramos a saludarles pues nos habíamos ido sin saber que tal estaban, por consiguiente sin saludarlos. Así que, aparque el coche, nos acercamos donde ellos y con un mal ingles les salude, ella comento no sé que, pues no entiendo casi nada de ingles, con uno de ellos y observe que él le daba una falsa negativa por respuesta, a lo que ella insistía, quedaron de acuerdo y nos dirigimos a la caravana. Al distanciarnos le pregunte que les había dicho y me contesto que les había invitado a cenar. Accedí de lo mas conformado pues me acorde al momento de la noche anterior, y como podía ser esta. Encendí la calefacción y nos pusimos preparar la cena, ensaladas con entremeses, tortillas, frutos secos, y pastas de té para picar, un buen vino, observe que antes de llamarles ella se cambiaba de ropa, cosa que hizo que yo apuntara ¿Que te vas a poner? ¿no se?, Intentando adivinar, le propuse, ponte el vestido negro de tirantes sin nada debajo, sonrío y me comenta, Con bragas ¿no? , Y asenté que sí con la cabeza. Con el vestido mas sexy, me encanta pues es muy corto y muy escotado, sale y los llama para cenar. Entran y les ofrezco asiento en la mesa frente por frente nuestro, sirvo el vino,, y brindamos a la salud de la fémina de la reunión. Durante la cena las miradas de los vecinos no salieron de los pechos de mi mujer pues con el escote y sin sostén se los regalaba en todo momento. Hablamos de las cosas más banales, de las que yo me enteraba claro. Sonrisas y vino va vino viene, nos zampamos dos botellas, me levante para hacer un poco de café y mientras vi como uno de ellos acariciaba el brazo de mi mujer mientras comentaba algo, del brazo paso a acariciar le el pecho, cosa que me puso a cien, lo que me llevo a despejar la mesa para distraerme y servir los cafés. Al acercarme para retirar los platos observe, que el de enfrente de ella retiraba el cuerpo hacia atrás al tiempo que ella, dejando que retirara la mesa, me percate de que ella tenia su pie entre las piernas de el, no podía resistir mas y la bese en la boca locamente, sin mirar a los ojos de nadie retire el resto de la mesa, mientras conversaban serví los cafés y puse la botella de J.B. antes de sentarme le propuse si querían jugar algún juego de mesa, cosa que accedieron y sugirieron los dados de póker, saque la caja y me senté, tomamos café y nos servimos varios J.B. y jugamos al póker de dados perdiendo y ganando fichas, en un ambiente muy distendido. Cuando ganaba mi mujer se felicitaba dándome un beso en la boca. La vista de los pechos de ella, el whisky, y algo mas por debajo de la mesa el ambiente estaba de lo mas caliente. Al rato ya supuse quien era el rudo de los dos vecinos, el que estaba sentado delante de ella. Él estaba perdiendo y termino con las fichas cosa que llevo a mi mujer a pedirle la camisa ya que no podía pagar, accedió de mil amores pues mi mujer también iba perdiendo y ya debería estar pensando ¿? , Dicho y hecho, cuando le llega el turno de pagar a mi mujer, no pudo, los tres le pedimos el vestido que se lo sacara a cambio de dinero, pero cual fue la sorpresa, levantando sus nalgas del sofá, hurgó por debajo de la falda y se quito las bragas, que ofreció como pago. Imaginaros que calientes nos puso a todos, El otro vecino que se sentaba delante de mí las recogió de encima de la mesa, las olfateo y se acaricio la cara con ellas, mas que sonrisas eran suspiros de lujuria, lo que se sentía en el ambiente. Seguimos jugando hasta que el vecino que iba perdiendo se tuvo que sacar los pantalones cosa que hizo que tuviera que levantarse para sacárselos y pudimos ver sin mas su aparato en plena erección, cosa que origino algún que otro comentario. Y de esta forma fue cerrándose la noche por cierto que tuvimos que bajar los oscurecedores para que no nos vieran de fuera que nos estábamos jugando la ropa. Siendo las dos de la madrugada decidimos dejar la partida e ir nos a dormir, todo el mundo estuvo de acuerdo pues por la mañana queríamos aprovechar el día. Nos levantamos de la mesa cada cual mirando en diferentes direcciones pues los tres estábamos en estado menbril alto, recogimos las tazas y el juego y mientras los estaba guardando observe como el rudo la besaba y ella se la agarraba por encima del calzón, dejando al rudo hizo otro tanto con el otro, me saludaron y los tres salieron de la caravana, y me quede preguntándome ¿ volverá o no? . Tiempo de ordenar todo se abre la puerta y entra mi caliente mujer. No aguarde ni un momento, nos abrazamos, nos besamos e hicimos el amor como locos, los orgasmos eran de campeonato mojamos lo indecible. Repuestos de nuestra calentura, se abrió a contarme lo que no le preguntaba y así fue contándome la noche anterior. Y será ella quien os lo cuente Cuando entre en la tienda, mojada de la lluvia, no sentía ni el frío de la calentura que llevaba encima asentí algún orgasmo solo de pensar que me iba a meter en la tienda con ellos pues fue lo que me comentaron cuando recogía las toallas. Yo Que si querían un Whisky para calentarse. Ellos No que mejor entrara yo con ellos, que tenían suficiente. Yo Que si las dos cosas etc.. Les ofrecí la botella de Whisky y tomaron un trago con unos vasos de plástico que tenían allí ofreciéndome uno a mí el cual acepte y que me puso mas caliente si cabe. Mientras ellos seguían bebiendo me saque la camiseta para secarme, empecé a secarme con la toalla cuando uno de ellos el considerado la tomo él y se puso a secarme mientras el rudo me tumbaba en el suelo de y procedía a sacarme las bragas cosa que hizo con la mayor suavidad recorrió con sus rudas manos mis nalgas hasta alcanzar el caliente coño donde ubico sus dedos y manoseo con destreza y fuerza, mientras el considerado seguía secándome la cabeza, dejo la toalla debajo de mi cabeza y succiono mis pezones con una intensidad que parecía que los arrancaría dándome mas gusto cuanto mas fuerte, alargue mi brazo hasta alcanzar los pantalones del mas rudo los abrí pues estaban desabrochados y pude alcanzar un vigoroso pené erecto que me izo enloquecer acerque mi cuerpo hacia el y me lo puse en la boca, lo succione, con delirio desprendía liquido cosa que aun me ponía mas y mas caliente mientras el considerado advertí que se estaba desnudando, los dedos del rudo me hacían daño en el coño pero el gusto era tal que no me importaba, cuando quise separar mi cabeza del pené del rudo no me dejo me apretó sobre su pené cosa que me pareció bien y seguí mamándolo, note como mis pechos eran manoseados por el considerado u que su miembro intentaba buscar mi coño pero estaba demasiado plana pues allí estaban los de dedos del otro, me ladee mas para ponerle mejor mis nalgas y probar si podía penetrarme por detrás, cosa que no conseguía pero yo me ponía al mil notar su pene entre mis nalgas, cogí el brazo del rudo y insistí de que sacara los dedos del coño para que su amigo pudiera penetrarme, accedió y note sus manos sobre mi cabeza, al tiempo que su amigo me penetraba con un pene increíble, así estuvimos no se cuanto tiempo, si mejor dicho hasta que el rudo se corrió en mi boca, estaba loco de placer, separe mi cara de su pene gracias a que no podía aguantar mas después de correrse, trague su leche hasta la ultima gota cosa que me cogió de sorpresa que no me dejara separarme para correrse fuera, me la izo tragar. Pero mi calentura era tal que no me importo lo mas mínimo se relajo y estuvo manoseando mis pechos mientras el otro seguía fallándome y de que manera, me retire y le di la cara y volvió a penetrarme besando mi cuerpo, de pronto el rudo coloco su pene entre mis nalgas pero por detrás intentando penetrarme pero no podía pues la tenia flácida, me incorpore puse plano a su amigo me monte encima y así pude acceder al miembro del rudo, se lo tome con las manos hasta que se lo puse bien duro, lo moje y volví a ponerme de lado para que los dos pudieran penetrarme uno en cada sentido, que locura, el considerado no se molesto en ningún momento y a mi el rudo me ponía a cien, me abrí de nalgas para que me penetrara por detrás, que dolor mas agradable y luego siguió penetrándome por delante el otro que gustazo tenerlos lo dos dentro, y así hasta que se corrió en el coño. Si me preguntáis cuantos orgasmos tuve no sabría decir pero un montón. Estuvimos durante un buen rato manoseándonos y besándonos hasta que me volvieron a poner calienta. Besos a todos / as y disfrutad de algo tan maravilloso como es el sexo Es mi marido quien esta ilusionado en contaros el resto, ahí os lo dejo.
Hola amigos, voy a seguir contando lo
que mi mujer me relato que ocurrió después de tan fantástico polvo, y sabréis, él porque a uno le llamamos el rudo y al otro considerado. Después de quedar rendidos por la pasión del primer encuentro, los tres desnudos se quedaron dormidos, pero de pronto despierta y se encuentra al considerado comiéndole el coño hecho que la puso a cien, medio dormida busco los dos miembros de sus acompañantes los agarro con fuerza, del inmenso placer que sentía, viendo que uno de ellos no respondía al igual que el otro no dudo en llevárselo a la boca para comérselo con toda intensidad, al tiempo un dolor en sus pezones la sacaba de quicio pues se los estaban retorciendo, cuanto mas dolor sentía, mas fuerte mordía el miembro el cual succionaba, sintiendo que pertenecía la mismo personaje, de esta forma entraron en un juego de dolor y gozo que la ponía a mil. Sin poder conseguir ponérselo duro, le invito a que se colocara encima de su cara, mientras el otro seguía comiendo por los bajos fondos, se lo introdujo en la boca y lo chupo cuanto pudo, no consiguiendo la erección anterior, el rudo se la saco de la boca y la golpeo con fuerza en la cara, consiguiendo una erección inmediata, llevando a mi mujer a comprender que al rudo le iba la violencia, con tal reflexión ella le agarro con fuerza los huevos cosa que hizo estremecer de dolor y placer a su compañero, que le propino una bofetada que encajo con inmenso placer y gozo, momento en el que volvió tirar de los huevos, recibiendo una racha de bofetadas a cambio y una erección de caballo por parte del rudo. Sin mas el rudo le pidió a su compañero que la inmovilizara con los brazos por encima de la cabeza, el considerado la agarro por las muñecas y condujo las manos a su pene que ella acogió con dulzura, mientras el rudo la penetraba por la boca hasta que quiso, la manoseaba por todo el cuerpo, pechos, coño, la abrió de piernas y la penetro a su gusto por delante y por detrás, cosa que a ella la hacia gozar como una loca, pues me dice que no sabia cuando acabaría tal combinación de dolor y gozo. Después de un breve descanso retorno a la caravana y así termino su primer encuentro con los germánicos. Relato VI Yo trabajo en una tienda de informática y un día como otro cualquiera tenia que ir a reparar un ordenador. Hoy tocaba Sonia, una profesora de instituto de 24 años, alta, pelirroja y con unos ojos verdes preciosos. Vive con otras dos chicas en una pequeña urbanización a pocos kilómetros. El chalet era precioso, escondido entre los árboles, con un jardín muy bien cuidado y una piscina gigantesca. Cuando llegué me recibió en albornoz y con una toalla liada a la cabeza. "Me has pillado recién salida de la ducha, ya sabes donde esta el ordenata, mira a ver que le pasa mientras que termino de vestirme". No era la primera vez que iba a esa casa, por lo que ya me sabia el camino. Yo comencé como lo mío. Sonia tardaba mucho en venir y yo tenia que preguntarle unas cosillas así que me puse a ojear su colección de música para entretener mi espera De pronto empecé a escuchar unos murmullos en la habitación de al lado, no logré entender lo que era así que no les presté mucha atención, pero después los murmullos se hicieron más claros, eran como gemidos. Dejé lo que estaba haciendo y presté atención a lo que oía. Pude distinguir claramente como una voz femenina decía: "no sigas Maite, por favor que está aquí el chico del ordenador ", "no pasa nada Sonia, si seguro que no se entera", y después siguieron los gemidos. Yo no me podía creer lo que estaba pasando, había dos chicas dándose el lote en la habitación de al lado, cada vez los gemidos eran más fuertes y continuos, se podía ver que estaban disfrutando de lo lindo y yo ya me estaba poniendo cachondo. Sin prensármelo dos veces me dirigí a la habitación donde estaba la juerga. La puerta estaba entreabierta. Me asomé con sigilo para ver lo que estaba pasando sin ser descubierto. Allí estaba Sonia, comiéndole el coño a una chica que debía ser Maite. Maite es rubia, con un físico espectacular y unos pechos bastante grandes. Estaba tendida boca arriba en la cama, con las piernas bien abiertas. Pude ver que se depilaba la zona pubica. Sonia me sorprendió cuando la vi desnuda. Su cuerpo era impresionante, nunca me pude imaginar que debajo de su ropa hubiera un cuerpo tan precioso. Toda su piel era sonrosada, sus pechos eran firmes y duros, y su culo...... simplemente perfecto. Aquella escena termino de ponerme totalmente cachondo y además Sonia parecía ser muy experta en comer coñitos, porque la cara de placer de Maite y sus gemidos eran espectaculares. Cuando se iban a cambiar de posición, Maite se dio cuenta de mi presencia y con un gesto me invito a que me uniera a la fiesta. Yo entré y Sonia se quedó un poco sorprendida, quizás mas por vergüenza que por la sorpresa, pero su amiga no estaba dispuesta a que se detuviera la fiesta, se dirigió hacia mi y en un segundo me dejó totalmente desnudo y tendido en la cama. Se echó sobre mi y empezó a besar mi cuerpo, bajando poco a poco hasta llegar a mi verga. La cogió con las manos y empezó a chupar avidamente, como si fuera la última vez que lo fuera a hacer. Se notaba que ya era experta en el tema, nunca hasta entonces me habian hecho una mamada tan buena, era un placer inmenso. En el calor del momento cogi a Sonia, la sente sobre mi boca y empecé a comerle su rojizo coño. Primero lamiendo sus sonrosados labios, después los abri en busca de su clítoris. Alli estaba ese músculo rojizo, acerqué mi lengua y empecé a lamerlo suavemente. Sonia se movia acompañando a mi lengua, cada vez gemia mas y mas, y cuanto más gemia, mas apretaba su cuerpo contra mi boca. Entonces se dio cuenta de que cuando Maite chupaba mi verga con más fuerza, yo hacia lo mismo con ella, asi que entre sus gemidos de placer animaba a Maite a que me la chupara mas fuerte. Entonces moje mi dedo corazon en mi saliva y se lo meti a Sonia hasta el fondo. Ella se estremecia de placer, cogio mi cabeza con sus manos y la apreto contra su coño hasta que con grandes gemidos tuvo un orgasmo. Sus jugos caian por sus muslos y me dejó la cara totalmente mojada. Segui lamiendo el coño de Sonia mientras que Maite hacia lo mismo con mi verga, asi hasta que no pude contenerme mas y mis semen inundo la boca de Maite, quien parecia sedienta, porque no dejó escapar ni una gota de su boca. Entonces Sonia se echó en la cama boca arriba, se abrio de piernas y me pidio que la follara. Yo me eché sobre ella y empecé a comerle los pechos y a mordisquearle los pezones. Ella, entre gemidos me dijo que necesitaba tener mi verga dentro de ella. "Te lo suplico, metemela toda" dijo ella. No la hice esperar mas y empecé a metersela, ella gritaba de gusto y se movia acompañando mis movimientos de tal forma que el placer que ambos recibiamos era inmenso. Mientras Maite ofrecio su depilado coño para que Sonia se lo comiera y ella acepto. Los tres nos moviamos rítmicamente, mientras yo se la metia a Sonia , besaba y lamia los pechos de Maite. Al fin caimos los tres a la vez en un intenso y placentero orgasmo. Maite queria más y se puso a cuatro patas sobre la cama y me dijo que ahora le tocaba a ella ser penetrada. Yo acepté con mucho gusto, estaba deseando follarme aquel depilado y humedo coño, asi que cogi mi verga y me dispuse a penetrarla con suavidad, pero ella, al notar ya la presencia de mi verga, empujo su cuerpo contra el mio provocando una violenta penetración que le hizo lanzar un estridente gemido de placer. Ella queria llevar la voz cantante en el asunto y empezo a moverse según el ritmo que le convenia, provocando penetraciones lentas y largas y con sutiles gemidos de placer y penetraciones rapidas y violentas con grandes gemidos. Mientras tanto, Sonia se echó en la cama para que Maite le devolviera la comida de coño que le habia hecho antes y esta se lanzo de cabeza a lamer el dulce y rojizo conejito de su amiga. Sonia me pidio que en mis acometidas empujara fuertemente a Maite para asi provocar mayor presion en los lamidos de su conejito. Así lo hice y comprendi que Sonia me pidiera mayor empuje, porque sus gemidos ahora eran mayores y su cara de placer era inmensa. Asi segui empujando mi verga dentro del conejito de Maite, el placer era inmenso, la tenia agarrada de las caderas para ayudarme a penetrarla con mayor profundidad. La sensación de su precioso culo golpeando mi cuerpo era fantastica. Entonces senti que no queria acabar la fiesta sin metersela por detrás. Saqué mi verga del coño de Maite, cogi su culo y lo acaricié. Era muy suave y con una forma perfecta. Cogi mi verga y la acerqué y cuando Maite se dio cuenta de lo que iba a hacer, paró de moverse y se quedo quieta para facilitar la penetración. Mojé con mi saliva la punta de mi verga y el culo de Maite y empece a metersela con suavidad, no queria hacerle daño. Poco a poco mi verga se fue abriendo paso por el culo de Maite hasta que consegui meterla toda. Ella lanzo un entrecortado gemido. Empezo a moverse con suavidad y siguió comiendo el conejito de Sonia. Yo acompañaba sus movimientos hasta que note que el orificio se habia hecho lo suficientemente grande. Entonces yo tomé la voz cantante, la cogi de las caderas y empece a empujar. Ella cada ver gemia mas y mas y yo empujaba cada vez con mas y mas fuerza. El placer era inmenso, ambos gemiamos ampliamente de gusto y ella me pedia que la penetrara con mas fuerza. Asi lo hice hasta que descargué violentamente todo mi esperma dentro del culo de Maite. Ella, al notar mis ardientes jugos inundar todo su culo empezo a empujar violentamente su culo contra mi verga, lanzando intensos gemidos y empezo a gritar "...que me corroooo, que me corrooooo..." hasta que paró exhausta, se tendio sobre la cama, con la respiración acelerada y con la cara llena de felicidad. Me confesó que nunca la habian penetrado por el culo y que habia sido una experiencia maravillosa. Intentamos convencer a Sonia que se dejara penetrar por detrás, porque tampoco a ella la habian penetrado por ahí, pero se nego en rotundo, dijo que ya se habia quedado bien satisfecha y que ya lo probaria la proxima vez. Cuando nos recuperamos, nos vestimos y quedamos en repetir la experiencia mas veces. Asi lo hemos hecho, y casualmente, cada semana me llaman para que vaya a arreglarles el ordenador, Relato VII Yo era una estudiante de Fisioterapia bastante modosita, mis amigas ligaban bastante y alguna de ellas tenia novio. A mi me gustaba salir con ellas, beber un poco y reirles las gracias idiotas a los chicos para estar integrada en el grupo y que no dijeran que era una aburrida. Una noche paso lo que os voy a contar. Estaba en un pub con mis amigas, habia bebido una copa de mas, no mucho pero lo suficiente para estar mas desinhibida que otros dias. Se me acerco Juan, un chico que conocia de oidas, tenia fama de haber estado con bastantes chicas, la mayoria bastante lanzadas y de haberlas dejado contentas. Me dijo si queria bailar, yo le iba a decir que no pero al ver que mis amigas me ponian una cara rara y temiendo que me considerasen una estrecha y que no quisieran salir conmigo, acepte. Despues de un rato, me maree un poco y le dije a Juan que me iba a casa, el, sonriendo me dijo que me acompañaba y acepte, sin sospechar nada. Al salir, resulto que tres amigos de Juan tambien se iban y nos acompañaron. Eran todos muy fuertes y rudos, ya que jugaban con Juan en el equipo de rugby de la universidad. Al llegar al portal de mi casa, me dispuse a despedirlo, pero me pregunto si podia subir, le dije que no, pero insistio, y como estaba mareada y no queria discutir acepte. Abri el portal y entro Juan ¡y sus amigos! Llame el ascensor y en el entre, tambien entro Juan y cuando se iba a cerrar la puerta entraron sus tres amigos. El ascensor era pequeño y apenas cabian dos personas, en ese momento estabamos 5, yo en el centro. Mientras subiamos, Juan me agarro de la cadera como cuando bailabamos, y empezo a acariciarme el vientre a la altura del ombligo, senti tambien una mano que me acariciaba el culo. Aquello no me gustaba pero me quejaba tan debilmente que no me oian, estaba bastante mas mareada. Llegamos a la puerta del piso y cuando abri todo se desencadeno. Juan me cogio en brazos mientras uno de sus amigos cerraba la puerta, Juan me empezo a besar en la boca con pasion, mordiendome incluso, yo repetia: "NO, no, por favor. ¿Que me vas a hacer?" Me rompio la blusa y quede en sujetador, me cogio de nuevo en brazos, abrio la puerta de la habitacion de una compañera de piso y me tiro en la cama. Uno de sus amigos me rompio el sujetador y comenzo a chuparme los pezones de mis pequeños pechos, yo intente taparme para que no lo hiciera, pero al momento se pusieron dos de ellos uno a cada lado y me agarraron por los brazos. Juan, mientras me pasaba la lengua por los pechos y el vientre me bajaba los vaqueros y me dejaba en braguitas, sus amigos se habian bajado los pantalones y habian sacado sus pollas ya duras como rocas, de tamaño medio, me atrevo a calibrar ahora, entonces me parecieron descomunales. Entonces Juan saco una navaja de barbero del bolsillo de su pantalon, la abrio, me paso su hoja fria por el cuello, los pechos, el vientre y la introdujo bajo mis braguitas, intente gritar, pensando que me iba a abrir en canal empezando por mi sexo pero sus amigos me hicieron callar, cuando abri la boca el que estaba a mi derecha metio su polla en mi boca, yo intente quitarmela con asco pero el me sostuvo la cabeza. Entretanto Juan habia roto mis bragas con la navaja, y el otro amigo, le habia dado un bote de espuma de afeitar con la que cubrio el vello que cubria mi entrada, con gran maestria me afeito en pocos segundos. Yo intentaba cerrar mis piernas para que no me hicieran nada de aquello pero los que estaban a mi lado me agarraron por los tobillos y mantuviero mis piernas separadas. Cuando termino, Juan se bajo los pantalones y saco su polla dura, roja y reluciente, saque la polla que tenia en la boca y mire para la de Juan, me quede sin respiracion, era de un tamaño bestial, llegaria a los 28 cm. y era muy gorda. Gemi: "Por favor, no me metas eso, por favor no!" El sonrio ante mis suplicas. Yo intente cerrarme para que no pudiera penetrarme, hizo un gesto a sus amigos y ellos me abrieron las piernas mas aun. Agarro su cipote con su mano y la dirigio a mi entrada, yo senti su contacto, su calor ardiente, su presion desaforada por entrar y mi dolor. El empujaba con fuerza pero no conseguia entrar, yo no podia gritar de dolor porque de nuevo tenia una polla metida hasta la garganta, asi que empece a llorar. Tras tres intentos de entrar en mi sin poder, desistio y me senti aliviada al sentir que dirigia su boca a mi sexo, note su lengua calida en mi clitoris, algo mucho mejor que mis dedos y empece a humedecerme, su legua frotaba chupaba y empujaba mi clitoris, era muy agradable, me estaba poniendo a cien, estaba muy mojada. Juan se agarro de nuevo el pene, lo puso en la entrada de mi coño y de nuevo empujo con hombria y potencia, llore aun mas de dolor al sentir sus embestidas que no podian entrar por su tamaño. El desistio de nuevo, me dijo "Puta, abrete mas o te reviento!!", yo le dije entre sollozos "No puedo abrirme mas, no me rompas por favor". Mando a uno de sus amigos a la cocina y volvio con mantequilla, el se la unto en la polla, y volvio a intentarlo, "Te metere solo la cabeza, vale?" me dijo, y tras mucho esfuerzo suyo y mucho dolor mio senti la gran cabeza de su polla dentro de mi, era una sensacion de lleno completo, "Ya esta, no metas mas, ya me llega " le dije. "que te crees tu eso, ahora veras", y apoyo todo su peso, unos 85 kg. en su polla y me la metio toda, rompiendo mi virgo y rasgandome la vagina. Me quede sin aire en los pulmones, parecia que todo mi vientre estaba ocupado por su polla. Mi grito habria sido descomunalsi no lo hubiera ahogado la eyaculacion de uno de sus amigos en mi boca. "Era virgen, la modosita era virgen.!" grito Juan al sacar su polla cubierta con mi sangre, visiblemente excitado, y se metio de nuevo completamente en mi dandose a un frenetico mete-saca que me destrozo por dentro. La revelacion de que era virgen habia hecho a sus amigos correrse sobre mi vientre y cuando ellos se limpiaban el esperma de las pollas con mi pelo, Juan se corrio en mi, senti los borbotones de su leche ardiente dentro de mi, y eyaculaba sin parar, guau que cantidad de leche, como bombeaban sus huevos. No se porque entre el dolor y la leche sobre mi cuerpo me dio en pensar que probablemente quedaria preñada ya que no habia utilizado ningun metodo anticonceptivo. Cuando acabo aquelllo, yo reventada, crei que todo habia acabado, pero senti un hombre apoyandose sobre mi y poniendo una polla sobre mi entrada aun sangrante, era uno de sus amigos , "Creias que te ibas a quedar sin tener mas polla dentro. Aun te quedamos tres" me dijo. Me follaron los tres salvajemente, mientras Juan recuperaba su gran ereccion. Cuando acabaron, Juan les hizo otro gesto y me pusieron boca abajo en la cama, yo no sabia que me querian hacer hasta que Juan me agarro por la cadera y me elevo el trasero, yo le dije "No, eso no." y esta vez estaba dispuesta a resistirme hasta el final. ME cerre de piernas e intente escaparme pero sus amigos me pusieron de nuevo en posicion y separaron mis nalgas, el se agarro a mis pechos y puso su polla en la entrada de mi ano. Yo estaba aterrada y le rogaba llorando que no lo hiciera, el me mordio la oreja y me dijo "Intenta relajarte o tendras que ponerte pañales el resto de tu vida." Tras untarse de nuevo con mantequilla empezo a empujar, yo crei que aquello nunca me entraria, pero era un chico fortisimo y sus amigos aguantaban bien. Senti una rotura intima y note su polla en mis tripas, me quede sin aliento mientras el la metia y sacaba rompiendome aun mas y haciendome sangrar aun mas profusamente. Al final, me apreto los pechos hasta cas explotarmeos, me la metio toda y senti su esperma caliente bañando mis entrañas y lubricando mis tripas. Vacio sus huevos definitivamente y la saco. Sus amigos estaban avidos de hacerme lo mismo, pero el, al sentir mi sufrimiento y notar que estaba sangrando bastante opto por cogerme, llamar a un taxi y dejarme en el hospital en urgencias. El ginecologo que me atendio se quedo asustado y me pregunto si habia sido violada, yo, sin saber porque conteste "No." y me desmaye alli mismo. No volvi a ver a Juan. Una dolorosa pero completa iniciacion, desde aquella mi sexo y mi ano son un sumidero donde vacian sus huevos decenas de hombres al mes, quede preñada, por cierto, pero aborte. Aun conservo la imagen de modosita. Relato VIII Como todos los días, el despertador sonó a la misma hora con un desesperante tintineo en los oídos de Lucía. Su profundo sueño se interrumpió de inmediato, e instintivamente su mano apareció entre las sábanas para golpear el despertador, que cesó en su intención de hacer cada vez más ruido. De un manotazo, apartó las sábanas dejando al descubierto su cuerpo desnudo, tan solo cubierto por unas diminutas braguitas blancas. Aún sin despertar y con sus músculos entumecidos, pudo alcanzar a ciegas el baño y abrir a tientas el grifo de la ducha. Cuando notó en su mano que la temperatura del agua estaba en su punto, entró. El agua sobre su piel empezó a despertarla de su letargo, para darse cuenta de que se había metido con las bragas puestas. Empapadas, las deslizó por sus muslos y las dejó caer en el suelo de la ducha. La mata de pelo negro oscuro que cubría su sexo, comenzó a mojarse con el agua que caía como una cascada desde sus pechos, acariciando cada centímetro de su piel. Ya más despierta, salió de la ducha y comenzó a secarse, primero su largo pelo negro, para después continuar recorriendo sus brazos y detenerse a secar con mimo sus grandes pechos, con forma de pera y oscuros pezones. Su singular recorrido por la geografía de su cuerpo alcanzó el valle de su estómago, se topó con el matorral negro que cubría la entrada a la cueva húmeda y cálida del placer. Levantó una de sus piernas y la apoyó sobre el borde de la bañera, para a continuación deslizar la toalla desde la zona interior de sus muslos hasta su tobillo. Una vez estuvo su cuerpo bien seco, extendió sobre él crema hidratante. No dejó ni un solo rincón sin aplicar la crema, incluidos sus pechos. De un cajón extrajo unas braguitas rojas de encaje y con equilibrio, levantando una de sus piernas, la introdujo por uno de los orificios para hacer lo mismo con la otra pierna. Deslizó las braguitas por sus muslos hacia arriba con cierta dificultad, pues eran pequeñas. Finalmente, se las colocó tapando con dificultad el vello de su pubis, que luchaba por salir por los bordes de la braguita. Con sus dedos, recorrió el borde de las bragas, que estaba metido en la hendidura de su culo, para sacarlo y colocarlo sobre sus nalgas acentuando aún más si cabe su redondez. Después de secar y peinar su melena, eligió del armario ropa ligera pero atractiva. Cogió una blusa blanca y una minifalda roja. Prefería llevar sus pechos libres y, como se mostraban bastante firmes y levantados, decidió no ponerse sujetador. Con delicadeza y extremada sensualidad se puso unas medias, lo bastante altas como para quedar tapadas por la minifalda. Para terminar, se colocó con dificultad unas botas negras, que le llegaban hasta las rodillas, y con prisas recogió sus libros para salir con dirección al instituto. Cuando entró en el aula todos estaban de pie hablando, gritando y fumando, algo que odiaba, sin embargo, sí había una cosa que le gustaba, en cuanto la veían entrar comenzaban a sentarse y se callaban. - Buenos días - dijo haciéndose oír entre el murmullo - la clase de hoy tiene relación con... - continuó explicando. Desde que fue nombrada profesora suplente en aquel instituto su vida había cambiado, siempre había deseado dar clases, y por eso estudió biología. Pero lo que no la convencía mucho era, el hecho de que sus alumnos fueran tan solo unos años menores que ella, y algunos, bastante atractivos y desarrollados para su edad. Ella sabía que no estaba mal, a su edad, 23 años (muy joven según sus compañeros de trabajo), vestía ropa ajustada y provocativa, lo que sabía que producía el comentario y murmullo entre sus alumnos y las malas miradas de sus compañeras más mayores. Aquello no le importaba, pero sin embargo, no le parecía bien que sus alumnos se distrajeran por su causa, aunque por supuesto le gustaba sentirse mirada y admirada. Desde que empezó en aquel instituto, había un grupo de cuatro alumnos que se sentaban en su clase al final y que siempre estaban murmurando y hablando sin prestar atención. Ese día se había propuesto descubrir que es lo que les hacía murmurar tanto día tras día. Por eso, al final de la clase se dirigió a ellos: - Por favor, Tomás, Alberto, Carlos y Gonzalo quiero que me veáis en mi despacho dentro de una hora, tengo que hablar con vosotros. Una cosa buena que tenía su despacho, era que como había sido la última en llegar al instituto, le habían asignado uno en una zona que se encontraba cerrada y apartada del resto, hasta que pudieran darle otro mejor situado, cosa que ella no deseaba. Como estaba previsto, una hora después de la clase, alguien llamaba a la puerta de su despacho. Eran sus cuatro alumnos. Ella les abrió la puerta y les hizo pasar. El despacho no era muy grande, pero al menos tenía un pequeño baño en su interior, al que se accedía por una puerta situada nada más entrar a la derecha. Una ventana se encontraba justo enfrente de la entrada y detrás de la mesa, ante la cual solo había dos sillas, sobre una gran alfombra. Tomás y Carlos se sentaron en las sillas, mientras que Gonzalo y Alberto se quedaron de pie frente a la mesa, detrás de la cual se sentaba Lucía. - Bien, os he dicho que vengáis porque quiero que me respondáis unas preguntas... - usted dirá - dijo Carlos - Por favor, habladme de tu, - hizo una pausa para mirarlos lentamente y añadió - …soy casi de vuestra edad. Todos sonrieron y se miraron entre ellos. - Quiero saber por qué en mis clases siempre estáis murmurando y hablando en voz baja.. Ninguno de ellos se atrevió a contestar - Vamos, ¿de qué habláis?, Decídmelo… - insistió Lucía. - De nada, cosas nuestras, fútbol, chicas, ya sabe... - respondió Gonzalo. - Vamos, ¿os creéis que soy tonta?, Decid la verdad, no os dé vergüenza… - en realidad... bueno,... hacemos apuestas... - dijo Tomás. - ¿Apuestas?, ¿Sobre qué...? - preguntó extrañada Lucía que no esperaba esa respuesta. Ella hubiera admitido una respuesta como "está usted muy buena", "hablamos de usted", o cosas por el estilo pero ¿apuestas?, ¿Qué respuesta era esa?. Todos bajaron la cabeza y ninguno quiso responder. - Creo que todos somos adultos, así que no veo motivo para que os comportéis como chiquillos. Hablad claro y sin vergüenza. Tomás que parecía el más lanzado fue el que respondió: - Hacemos apuestas sobre... - Tomás se detuvo observando la reacción de sus compañeros antes de responder. - … sobre el color de su ropa interior... Todos le miraron, indicando que se había pasado sincerándose. Para Lucía, aquella respuesta era la que había estado esperando, ahora comprendía lo de las apuestas, tenía sentido, ella era el objetivo de aquellos murmullos constantes. Así que, no atendéis en mi clase porque queréis saber cuál es el color de mi ropa interior... bien, entonces haremos algo, yo os diré cuál es el color de mi ropa interior al comienzo de la clase y así podréis concentraros en mis explicaciones.. Verá,... verás... Lucía, en realidad también apostamos quién es el primero en vértela... - Dijo Alberto un tanto temeroso. Entiendo - dijo Lucía levantándose de su silla y colocándose delante de la mesa y apoyada sobre ella - bien,... esto ya es otra cosa... - aquello daba un giro nuevo a la situación y abría nuevas expectativas a Lucía. Veréis, - continuó hablando - voy a hacer algo que debe quedar entre nosotros y quiero que sepáis, que lo hago por vuestro bien... - Dicho esto, se desabrochó la minifalda y la dejó caer al suelo dejando a la vista sus braguitas rojas.- ¿Veis?, Son rojas - dijo Lucía mostrando sus braguitas ante los ojos asombrados de sus alumnos - a partir de ahora, las llevaré siempre de color rojo. Ya las habéis visto, así que espero que a partir de ahora prestéis más atención a mi clase y os olvidéis de este tema. Todos permanecieron en silencio, mirando aquellas piernas envueltas en medias negras, con las botas puestas, que le daban un aspecto realmente sensual. Pero lo que les hizo mirar con más interés era la entrepierna de Lucía, tapada con las bragas, que dejaba trasparentar una mancha oscura por cuyos extremos se escapaban algunos pelos. Lucía, se giró para volver a colocarse detrás de su mesa, deseando que alguno de ellos dijera algo antes de finalizar aquella reunión. Sus nalgas se mostraron redondas y desafiantes, con las braguitas metidas entre ellas, lo que hizo que los cuatro alumnos allí presentes sintieran levantarse sus pollas. Para Lucía, la reunión había terminado al menos en la teoría, pero ella deseaba que no fuera así. De hecho, para sus alumnos acababa de empezar. Fue Tomás el que habló: ...el, el problema es que ahora no podremos olvidarte... ¿Qué? - preguntó Lucía sorprendida. Si nos dejas así, ¿Cómo quieres que atendamos a tu clase? Lucía sonrió pícaramente y volvió a colocarse delante de la mesa. Pobres, - dijo poniendo voz mimosa - ¿la tenéis dura?, Vamos bajaros los pantalones y los calzoncillos. Todos se quedaron sorprendidos y alegres al mismo tiempo por la petición de su profesora. Pero, y si alguien entra. Esto no está bien- dijo Gonzalo. Vamos, desde el momento en que yo me quité la falda nada está bien, ¿qué más da una cosa más?. Además, aquí no va a venir nadie ¿o es que os da vergüenza? Aquellas palabras desafiantes hicieron reaccionar a Tomás, que desabrochó su pantalón y lo dejó caer para seguidamente bajar su calzoncillo. Su polla dura y apuntando hacia el techo quedó libre. Lucía sonrió y miró a sus compañeros. ¿Y bien?, ¿Me las enseñáis? Ellos, observando la reacción de su compañero hicieron lo propio y todos quedaron con sus pollas al aire. Eran cada una de una forma distinta, curvada, tiesa y apuntando al techo, levantada pero paralela al suelo, gruesas y delgadas. Parecía una exposición de pollas. Lucía, se arrodilló delante de ellos y les pidió que se acercaran formando un círculo. Comenzó primero a acariciarlas, tocarlas y palpar su grosor y dureza. Las rodeaba con su mano y empezaba a menearlas, arriba y abajo, lo que hizo que pronto empezaran a jadear por la excitación, pero aún les quedaba lo mejor. Lucía, se metió la polla de Tomás en la boca y comenzó a mamarla, para seguidamente continuar con las otras tres dándoles el mismo tratamiento. Como una puta, chupó aquellas pollas con deseo y gusto. Lucía, sabía que aquello no estaba bien, pero en el momento en que entró a trabajar en aquel instituto y vio la edad de sus alumnos comprendió que tarde o temprano terminaría haciendo aquello. Era su forma de ser, su sexualidad, no podía evitar sentirse excitada al ver un grupo de hombres. Desde que comenzó a estudiar, había follado con todos sus compañeros de clase y algún que otro profesor, incluida una de sus profesoras, una mujer de unos 30 años de buen cuerpo y grandes tetas que siempre vestía ropa ceñida. Fue su obsesión desde el comienzo del curso, y pronto entabló amistad con ella, una amistad que terminó en una fantástica follada en casa de su profesora. Ahora, la profesora era ella y se encargaba de darle a sus alumnos lo que ella hubiera deseado que le hubieran dado en su época de estudiante. Las pollas, estaban tan duras y los chicos tan calientes, que pronto terminaría aquella triple mamada. Fue Gonzalo el primero en correrse, y lo hizo sobre el pelo moreno de Lucía mientras ella chupaba la polla de Tomás. Grandes chorretones de esperma adornaban ahora su negra melena. Avisadme cuando os vayáis a correr - dijo Lucía separando su boca de la polla.- no quiero que pueda mancharse la alfombra... - les aviso en tono de broma. Una de las manos de Lucía continuó masajeando la polla de Alberto y la otra la de Carlos mientras su boca, seguía ocupada en enseñar que todo cabe si se sabe cómo hacer. Alberto, estaba ya al límite y solo tuvo tiempo de avisar justo cuando empezaba a correrse. Ya, ya... señorita Lucía, ¡me corro! Ahhhhhh Lucía giró su cara hacia la polla, justo en el instante de recibir el primer chorro sobre los ojos y la nariz, mientras el segundo caía en su boca ya abierta y lo tragaba con delectación. Con su dedo, recogió el que había quedado sobre sus ojos y lo llevó a su boca chupándoselo. Casi inmediatamente, sin tiempo para recuperarse de la corrida de Alberto, Carlos sintió que le venía. ¡Me corro!, ¡Uuummmffff! Lucía, se giró hacia él tan rápido como pudo, pero él ya estaba disparando sobre su pelo y su mejilla. Puso su mano para evitar mancharse y el resto de la corrida cayó sobre ella. Al final, limpió su mano con la lengua para rápidamente seguir con Tomás. Este era algo más difícil, a Lucía le estaba costando hacerlo terminar, pero su experiencia mamando pollas era algo con lo que Tomás no contaba. Su lengua, era como una serpiente enroscándose alrededor de la polla y su boca parecía una máquina de succionar. Inevitablemente no podría aguantar más, ella era una chica con matrícula en mamadas y sabía como sacar hasta la última gota. Ah, joder, me voy a correr, ya, Lucía. ¡Chupa!...así, ¡trágate toda mi leche!... Tomás, comenzó a correrse en el interior de la boca de Lucía y esta tragó todo lo que pudo, aunque ella no contó con que un chico de su edad fuera a llenarla. La corrida de Tomás, comenzó a salirle entre sus labios y a chorrear por su barbilla. Ella no tuvo más remedio que sacar la polla de la boca, de forma que el último disparo de esperma fue a parar sobre su blusa blanca. ¡Mierda!, ¡Joder! Ya me has manchado, ahora tendré que limpiarla- dijo recogiendo con su dedo el esperma que había sobre la blusa y metiéndoselo en la boca. Lucía se levantó y fue tras la mesa para abrir un cajón, del que sacó un pañuelo de papel con el que comenzó a limpiarse la cara. Mientras, Tomás, Alberto Carlos y Gonzalo empezaron a ponerse sus pantalones con la intención de marcharse. ¿Qué coño hacéis?- preguntó Lucia. Extrañados, se miraron entre ellos sin saber que decir. Nos vestimos- dijo Alberto. No pensareis iros ¿no? pues... Quiero decir, que ahora os toca a vosotros hacerme acabar a mí. ¿No pensareis dejarme así? Dicho esto, Lucia se quitó sus bragas rojas, tiró al suelo todo lo que había sobre la mesa y se tumbó sobre ella con las piernas abiertas. Por primera vez su sexo aparecía con todo su esplendor, húmedo y jugoso. ¿Quién es el primero en darme una clase de anatomía femenina?- preguntó Lucia Fue Tomás el primero en acercarse, colocándose entre sus piernas observando con gusto el coño que se le ofrecía jugoso y abierto, rodeado por una capa de pelo negro brillante por la humedad. Se acercó y colocó sus manos sobre las rodillas de Lucía sintiendo el tacto de sus medias. Con temor, fue acercándose lentamente mientras Gonzalo y Alberto se colocaban a los lados de la mesa y acariciaban suavemente, a través de la blusa, los pechos de Lucía. Podían notar que no llevaba sujetador y que sus pezones estaban duros, tan duros que casi podían pinchar. Carlos estaba a la altura de su cabeza, con la polla sobre la cara de Lucía tratando de que ella volviera a mamársela. Tomás, bajó sus manos por la parte interna de los muslos hasta llegar a rozar los pelos que rodeaban la entrada de la vagina. Notó la humedad, pero no se atrevió a tocarla. Lucía, pasó su mano por encima de su sexo e introdujo un dedo dentro ante la mirada de deseo de Tomás. Ella llevó sus dedos a la boca y los chupó como si fueran un delicioso manjar. Entonces se decidió Tomás a tocarla, pasó sus dedos sobre su rajita y notó como una fuerza irresistible los succionaba al interior sin ninguna dificultad. Gonzalo y Alberto trataban, quizás con poco éxito, de desabrochar la blusa de Lucía. Ella tuvo que ayudarlos y al quitar el último botón sus pechos aparecieron desafiantes, con sus pezones apuntando al techo y con una gran forma redondeada al estar tumbada. Lucía trataba de alcanzar con su boca las pollas que tenía a su lado, pero era difícil pues sus dos alumnos estaban más preocupados de chupar sus pezones que de dejarla hacerles una mamada. Por este motivo, tuvo que conformarse con chupar la polla de Carlos, al menos de momento. Lucía se revolvió levantándose y quedando a cuatro patas sobre la mesa. En esta posición, no solo su coño quedaba a la vista de Tomás, sino también el orificio de su ano que se mostraba limpio y pequeño ante sus ojos. Alberto y Gonzalo no pudieron evitar colocarse donde estaba Tomás con la intención de ver el espectáculo que se les ofrecía. No contenta con eso, Lucía separó sus nalgas ofreciendo una mejor vista. Carlos no perdió el tiempo y en la posición de Lucía se colocó delante ofreciéndole su polla, que ella aceptó como un regalo, metiéndosela en la boca entera hasta rozar con la nariz los pelos del pubis. Tomás, estaba tan excitado que sin pensarlo más metió su cabeza debajo de Lucía entre las piernas y con su lengua empezó a lamerle su rajita. Alberto por su parte se adelantó a Gonzalo y como pudo se dedicó a pasarle la punta de su lengua por el ano. Gonzalo, que había perdido posiciones se dedicó a sobar y lamer los pechos de Lucía que colgaban como bolas de Navidad. Todos los rincones del cuerpo de Lucía eran recorridos por una lengua que dejaba su huella de saliva. Tomás, subió a la mesa a la espalda de Lucía y trató de introducir su polla en el coño, pero no era capaz. Tuvo que ser ella, la que metiendo su mano entre sus piernas dirigió la punta del capullo a la entrada de su orificio, lo suficiente para que Tomás empujara y su aparato se clavara hasta los huevos. Lógicamente, Alberto tuvo que dejar de jugar con el culo de Lucía, pero esto le sirvió para unirse a Carlos de manera que ahora Lucía se metía en su boca las dos pollas al mismo tiempo. Lucía no era mala chica, y entendía bien a todos sus alumnos, en realidad los conocía y por eso sabía de la cierta timidez de Gonzalo, por lo que quiso premiarle y moviéndose se puso de rodillas sobre la mesa dejando a Tomas con su polla erecta y decepcionada. Túmbate en la mesa- le pidió a Gonzalo dejándole sitio. Gonzalo obedeció sabiendo lo que le esperaba. Ella chupó su polla y cuando consideró que ya estaba suficientemente dura y húmeda se colocó sobre ella dándole la espalda a Gonzalo. Lentamente y sujetando en posición recta la polla fue sentándose sobre ella introduciéndosela por su ano. Cuando estuvo toda dentro, empezó a mover en círculos su culo haciendo que Gonzalo gimiera de gusto. Tomás volvió al ataque y colocándose sobre ella se la metió en su coño formando un sándwich con Gonzalo. Con sus manos, Lucía acariciaba las pollas de Carlos y la de Alberto para mantenerlas duras. Después de un rato follando en esta posición Tomás cedió su sitio a Alberto que rápidamente la embistió follándola con fuerza mientras Gonzalo debajo, la agarraba por las caderas tratando de acompasar su ritmo con las embestidas de Alberto, que parecía dispuesto a correrse a toda costa por la velocidad con que se movía lo que no le parecía bien a Lucía, al menos de momento. Tranquilo,... deja algo para luego... - le dijo Lucía tratando de apartarlo. Cuando lo consiguió, se levantó bajando de la mesa. Gonzalo permaneció tumbado extenuado por su esfuerzo. Ella se colocó a un lado de la mesa para chuparle su polla mientras ahora Carlos, a su espalda la penetraba desde atrás. Tomás y Alberto observaban la escena mientras se masturbaban. No os corráis todavía,... aguantad... - les pedía Lucía. Era una ventaja que el despacho estuviera apartado del resto de las instalaciones porque en la habitación solo se oían gritos y gemidos de placer, sobre todo de Lucía que cada vez que sentía una polla llegar hasta el fondo de su vagina no podía evitar gritar. Lucía, masturbaba con su mano la polla de Gonzalo subiendo y bajando la piel de su capullo al tiempo que pasaba su lengua por ella. Era excitante el sonido de su boca dando lametazos a la polla, unido al ruido de sus nalgas golpeando sobre Carlos a cada embestida. Gonzalo estaba ya al límite y Lucía lo sabía, por eso cambió su boca por sus pechos. Los colocó sobre la polla rodeándola y empezó a moverlos apretándolos contra ella con fuerza. Durante este lapso entre el cambio de la boca por los pechos Carlos cedió el sitio a Alberto que estaba deseando follar a Lucía por el culo. No le costó trabajo, apoyó la punta de su pene sobre el ano y empujó hasta que empezó a entrar. Lucía estaba tan acostumbrada a ser enculada que apenas protestó por aquella intromisión. Gonzalo estaba ya en el punto de no retorno, trataba de aguantar pero era imposible, los pechos de Lucía eran como una máquina de masturbar, un potente chorro de esperma salió disparado de su polla golpeando sobre el cuello de Lucía. Los siguientes disparos cayeron sobre sus pechos empapándolos de esperma. Cuando Gonzalo acabó, Lucía se dedicó a pasar la lengua por sus pechos tratando de recoger el esperma con dificultad, pues apenas llegaba a rozarlos. Mientras, Alberto seguía enculándola con rabia sujetándola por las caderas al tiempo que Carlos y Tomás seguían masturbándose. Quizás por casualidad o quizás adrede Alberto, empezó a gemir y a gritar al mismo tiempo que el resto de sus compañeros. ¡ aahh!...me corro. Me corro. ¡Hazlo sobre la mesa!, ¡Sobre la mesa!...¡correros en la mesa! - gritaba Lucía. Alberto, sacó su polla del culo disparando ya los primeros chorros de esperma y se acercó a la mesa soltando toda su carga sobre ella. Al unísono, Carlos y Tomás corrieron hacia la mesa y sin dejar de menear sus pollas empezaron a lanzar copiosas descargas de leche. Al final, toda la mesa estaba cubierta por una espesa capa blanca de salpicaduras de semen. Lucía, se subió a la mesa y con su lengua fue recorriéndola toda recogiendo hasta la última gota. Cuando levantó su cara sudorosa, estaba llena de esperma que goteaba de sus labios. Con su lengua, los recorrió recogiendo todos los restos que quedaban ante la atenta mirada de sus alumnos. Agotados, todos estaban sentados sobre la alfombra, excepto Lucía que estaba sentada sobre la mesa con sus nalgas apoyadas sobre un charco de saliva y esperma. - Bien, no ha estado mal. Sois buenos alumnos. Si seguís así y hacéis los deberes, tal vez aprobéis este año mi asignatura. -¿deberes?- preguntó Tomás. - Por supuesto, - respondió Lucía - todos los días a esta hora tendremos una clase práctica como la de hoy, y espero que vayáis mejorando con el tiempo y seáis más aplicados... Los cuatro se miraron con cara de alegría sabiendo el año que les esperaba, tal vez el mejor de sus vidas, y quizás no aprenderían mucha Biología, pero si que conocerían perfectamente la anatomía femenina. Relato IX Todo ocurrió una calurosa tarde de verano de hace unos años, cuando estabamos en casa de mi novio Carlos, una gran amiga mía, Maite , su novio Juanjo y yo. La casa estaba vacía pues los padres de Carlos estaban de viaje. La tarde, aparte de calurosa, era bastante aburrida, aunque amenizada por buena música, algunos cubatas y algo de picar. Nos entretuvimos con el trivial y otros juegos a los que solíamos jugar en tardes lluviosas como aquella. De buena gana estaríamos los cuatro en la playa o de excursión. Hacía mucho calor con toda la casa cerrada de par en par por culpa de la dichosa lluvia. Despues de unas cuantas partidas, Juanjo el novio de mi amiga, nos propuso jugar a algo nuevo. - ¿De que se trata? - pregunté - Es un juego que me han dicho es muy divertido - contestó - ¡ es el parchis de streap-tease ! Hubo unos segundos de silencio..... - ¿que es eso? - preguntó intrigado mi novio. - ¡Muy fácil! - respondió eufórico Juanjo. Se juega como al parchis normal, y se diferencia en que cuando le comes una ficha a alguien, además de contar diez, la víctima se debe quitar una pieza de la ropa con cierto aire de erotismo a modo de streap-tease. Cuando alguien llegue al final, contará veinte y todos los demás se quitarán una prenda de ropa. Si a alguien se le acabara la ropa, deberá pagar obedeciendo un pequeño mandato del que haya comido ficha o si éste llega al final todos pagarán prenda u obedecerán un mandato. El que gane la partida eligirá una orden que todos deberán acatar. Otro silencio..... - ¿Tú estas loco? - le preguntó su novia Maite bastante mosqueada. Carlos y yo nos miramos sorprendidos, ya que Juanjo, al que conocemos hace tiempo, sería la última persona de la que hubiéramos sospechado se le ocurriera algo semejante, ya que es muy serio, además de muy celoso con su chica. A mi en el fondo aquello me intrigaba bastante, ya que conocía a mi novio desnudo y a mi amiga Maite, pero no a Juanjo, el cual, por cierto, estaba que rompía. Si embargo salte con una pregunta: - Estas de broma, ¿verdad? - le dije. - Y ¿por qué no? , ya nos conocemos hace tiempo como para asustarnos, creo yo. - contestó muy convencido. Nos quedamos mudos. La propuesta en el fondo me excitaba mucho y creo que a los demás tambien, entre el alcohol, las risas, el calor y todo eso. Parecía algo muy fuerte, pero, ¿por que no?, como decía Juanjo - se trataba de un simple juego. Despues de discutir y comentarlo durante un rato, Carlos y yo nos miramos y nos dirigimos una sonrisa de asentimiento. - ¡ Por mí de acuerdo ! - dijo Carlos. - ¡ Por mí tambien ! - afirmé yo. Maite nos miraba super extrañada, como si estuvieramos locos, y repitió una y otra vez: - ¡ No ! , me parece un juego idiota. A veces Juanjo pareces gilipollas. En un principio dimos por cerrado el asunto pensando en jugar a otra cosa, pero fue su novio quien tras ciertas discusiones la convenció: - Mira, sois vosotras quienes teneis la llave, cuando lo deseis, paramos el juego y no se hable más, pero creo que podríamos intentarlo, puede ser divertido. En eso si tenía razón Juanjo, podría ser muy divertido.... Al fín, despues de muchos "tira y afloja" y aunque aún no estaba muy convencida mi amiga, decidimos comenzar la partida. Colocamos el tablero en el centro de la alfombra del salón y unos cojines alrededor donde nos colocamos todos comodamente, sentados o medio recostados. El juego empezó sin mayor transcendencia y fue precisamente Maite quién me comió a mi la primera ficha. Sonreí, me puse en pie y me quité uno de las sandalias de tacón que llevaba, mientras la hacia girar en mi mano cantando el ¡tariro, tariro!. La cosa era divertida, mucho más que una partida de trivial. A todos nos producia aquello una risa nerviosa. El juego se puso más interesante cuando Maite se tuvo que quitar una prenda a elegir entre sus jeans ajustados o su camiseta blanca de tirantes. Optó por ésta última, se puso en pie y sacó lentamente sobre su cabeza aquella camiseta. Sus tetas se movieron al compás de sacar los brazos. Se quedó en pantalones y en un sujetador color rosa palo que le sujetaba mínimamente sus enormes pechos. Parecía que ella y todos nos íbamos animando con aquel juego. Luego Juanjo comió ficha a Carlos y éste se quitó la camisa, despues yo le comí una a Juanjo, que lentamente se despojó de su camiseta. Su torso era musculoso, bien depilado, pues practicaba natación, tenía una enorme espalda, unos brazos fuertes y los abdominales muy marcados, además de muy guapo, vamos, que estaba como quería el tío. Fue entonces cuando me tocó a mi quitarme el vestido que llevaba. Aquel vestido me sentaba realmente bien, era estampado de flores de muchos colores, cortito, de tirantes y con 8 botones que iban a todo lo largo de arriba a abajo. Me puse en pie y me fui quitando uno a uno los botones, mientras meneaba las caderas con un ritmo muy insinuante. A Carlos, le encantaban aquellos movimientos, pero a Juanjo aun más, ya que nunca me había conocido así de sexy y estaba deseando verme sin el vestidito, se le salían los ojos de las órbitas. Despues de soltarme todos los botones y continuando con aquel baile, me puse de espaldas y me fui bajando el vestido que fue cayendo por mi espalda, hasta dejarlo caer al suelo. Mi ropa interior era blanca y ajustadita. Me dí la vuelta y Juanjo se quedó con la boca abierta. Posiblemente esté mal que yo lo diga, pero estoy bastante bien, al menos el cuerpo me gusta cuidarle y resaltarle. Me tumbé recostada con cierta sensualidad y continuamos jugando. Al rato, Maite metió una ficha en la casilla de llegada, por lo que a todos nos toco despojarnos de una prenda. Comenzó por turno mi novio Carlos que se fue bajando la cremallera de la bragueta poco a poco, y dándose la vuelta y sacando el culete se despojó de los pantalones. Llevaba unos calzoncillos de raso que yo le regalé de tipo boxeador. A continuación fue Juanjo quien se levantó y fue quitandose, al ritmo de la música, uno a uno los botones de la bragueta de su vaquero. Poco a poco se fue bajando la prenda y apareció ante mis ojos todo un hombre macizo con un slip negro ajustado, modernillo, y que tenía debajo un paquete enorme. Yo creo que estaba empalmado. Miré hacia su novia Maite y le sonreí. Después me tocó a mi quitarme una prenda y solo tenía dos opciones: quitarme las braguitas o el sostén, y fue por este último por el que me decidí. Siguiendo el ritmo me llevé las manos a la espalda, solté el broche y me saqué el sujetador de los brazos aguntandolo sobre mis pechos. Todos querían verme las tetas y levanté de golpe mis brazos, cayendo el sostén al suelo y dejándose ver mis tetas botando. No son excesivamente grandes, pero si bien puestas. Yo sabía que a mi novio le encantaban, pero a Juanjo parecía que tambien le entusiasmaban, no había más que verle la cara. Despues de varias jugadas, risas, copas, etc, llegamos al momento en el que Juanjo metió su tercera ficha en la meta. Y como os podeis imaginar aquello estaba tan caliente como una caldera. Procedimos a quitarnos por turnos una prenda. Primero Maite se quitó muy despacio su ajustado pantalón, y enseñando sus bonitas piernas, ya que Maite era muy hermosa, con una cara muy dulce, pelo largo pelirrojo, labios carnosos, grandes tetas, cinturita, buenas caderas y espectaculares piernas. Mi chico no le quitaba ojo, y no era de extrañar. Nos hizo a todos un baile erótico en el centro de la alfombra y se quedó solo con su ropita interior rosa. Peor lo tenía yo que debía quitarme la única prenda que llevaba: mis braguitas blancas, que ya se empezaban a humedecer con aquel ambiente. Me puse en el centro, y girando sobre mi misma, me fui bajando las bragas lentamente, enseñando mi culito, mis caderas, dejandolas bajar por mis muslos, por mis rodillas y.... ¡zas! me las saque. - ¡ guau ! - dijo Juanjo sin poder reprimir su asombro. Mi cuerpo que yo cuidaba a base de mucha gimnasia estaba muy bien proporcionado, y aun continúa estándolo, me cuido mucho y me gusta lucirme, un pelo rubio y rizado, boca muy sensual, tengo bonitas tetas, bonitas piernas y culo redondo y respingón. Todos disfrutaron de mi desnudez. Me volví a mi cojín y me senté de lado dejándo a la vista mi sexo con las piernas ligeramente entreabiertas. Noté como a Juanjo le crecía su ya dilatado paquete bajo el slip negro. A mi me encantaba ponerle cachondo. Mi chico fue el siguiente en despojarse de su única prenda el calzoncillo, que se bajó también lentamente ante la mirada de todos y al hacerlo saltó su pene supererecto, botando sobre aquel calzoncillo, se le notaba muy excitado, quizás por mi baile ó por el de mi amiga. Maite me miró sonriente , se iba animando paso a paso y se le veía muchísimo más caliente. Solo había que ver como se dejaban ver sus erectos pezones tras el diminuto sostén. Carlos tenía su miembro como una estaca , deseoso de ser devorado. - ¡ estas como una moto ! ¿eh cariño? - le dije. Él me besó ardientemente y ocupó su lugar. Total, que Carlos y yo quedamos despelotados, Maite en sujetador y braguitas y Juanjo en slip. Yo para entonces, estaba a cien y deseaba con locura, ver a Juanjo desnudo, es que no os podeis imaginar que pedazo de chico era. Luego yo comí una ficha a Maite, que de un salto se puso de pie, lanzó una dulce sonrisa a todo el personal y en el centro de la sala se quito lentamente el sujetador rosita, dejando al aire sus hermosas y grandes tetas. Carlos se ponía vizco. Pero lo bueno es que inmediatamente después de sentarse, Juanjo le comió otra ficha a Maite y tuvo que seguir con su particular streap-tease. A mi chico, Carlos, se le ponía aquello como a un toro mientras la sensualidad de Maite nos electrizaba a todos. Tras unos pases por delante de cada uno de nosotros, prácticamente se arrancó las bragas dejando ver a todos a una preciosa mujer completamente desnuda. - ¡ Preciosa ! - saltó Carlos. - ¡ Tia buena ! - le gritó su novio. ¡que guapa estaba!, con una carita tan dulce, con aquel cuerpo moreno, tan cuidado, sus bonitas tetas, sus largas piernas, su vientre liso y con el vello del pubis bien recortadito. No era de extrañar que los chicos estuvieran como lobos. En aquel momento solo quedaba Juanjo en quedarse desnudo, me lo hacía desear el muy cabrón, pero nada, no había manera, él iba ganando poco a poco la partida. De repente sucedió un episodio nuevo: Carlos le comió ficha a Maite, que la pobre tenía tres en casa. Y surgió la pregunta. - ¿Y ahora que? - preguntó Carlos desafiante. - ¡ Tu mismo ! - contestó Juanjo. - debes ordenarle algo a Maite. - ¡ Bieeeen ! - grito Carlos que estaba muy caliente y superempalmado. Hubo unos segundos de silencio y al fin dijo - ¡ quiero, quiero, quiero.......! - ¿Que quieres? -preguntamos todos. Y mirando con ardiente deseo a Maite le dijo: ¡ Que me hagas una buena mamada ! - ¿Queee? - saltó Maite asustada mirándo su empinada polla. - Pues que quiero que me la chupes, ese es mi mandato.- respondió. Maite no podía creerlo y yo tampoco, ya que no nos lo esperábamos. Yo, la verdad, es que sí deseaba que se la chupase a mi chico, quería verle disfrutar con mi amiga, con su hermosura y con sus labios. -¡ No, no y no ! - dijo Maite - creo que debemos dejar este juego. Hasta aquí ha sido divertido, pero eso no. No quiero. Pero fue su novio quien respondio: - ¡Vamos mujer! No te mosquees. A partir de ahora puede ser mucho más divertido, total se trata de jugar a algo nuevo ¿no?. Solo son juegos eróticos.... Maite no podía creer lo que oía de los labios de Juanjo, y creo que entre su mas que visible excitación y con las ganas de obedecer las palabras de su novio a modo de venganza, se levantó, acercandose hasta mi novio, se arrodilló frente a él, se abalanzó sobre la erguida polla y la cogió con su mano suavemente. Maite me dirigió una mirada a modo de aprobación y yo que estaba muy cachonda asentí. Se retiró su rojizo pelo hacia atrás y comenzo a chupar los huevos de mi chico con frenesí, mientras con su mano subía y bajaba aquel nabo tieso. A continuación y cogiéndolo por la base, empezó a besar y a chupar por todo lo largo de aquel poste, para luego dar pequeños besitos en el glande, mientras con su otra mano acariciaba el pecho de Carlos y él acariciaba el cabello de ella. Maite siguió besando el capullo mientras le sonreía con cierta picardía, y sacó su lengua para chupar con mayores ganas. Juanjo y yo nos lanzamos una mirada. En ese momento yo sentía entre celos, rabia, excitación, de ver aquella escena en la que mi amiga se comía la polla de mi novio, algo que nunca me había sucedido. De repente Maite bordeó con sus carnosos labios la punta de aquel nabo y empezo a subir y a bajarlos suavemente hasta que llegó el momento de metérsela hasta dentro. Él daba grititos de placer a modo de aullidos, y ella seguía con aquella operación que desarrollaba con mucho estilo; sacaba y metía aquel falo en su boca mientras Carlos resoplaba . Maite sacó la polla de su boca, agarrandola con la mano, levantó la cabeza y se incorporó de rodillas con las piernas medio abiertas dejando ver toda su desnudez entera, como diciendo: ¡cómeme! , mientras masturbaba a mi chico. Volvió a agacharse sobre la polla y practicamente se la comió una y otra vez, hasta que otra vez retirada su boca, se reincorporó de nuevo y él sin poderse contener, hasta que soltando un apretado gemido, lanzó varios potentes chorros sobre la cara y pecho de Maite. Ella pareció estrecemecerse de placer agarrando sus pechos con ambas manos y esparciéndose la leche por todo su cuerpo y relamiéndose los labios con la lengua, mientras el pene de Carlos seguía lanzando su leche y dando pequeños espasmos de placer. La escena era muy excitante, viendo a Carlos resoplando con la cabeza hacia atrás, su pene convulsionado, mientras Maite seguia con los ojos idos, magreándose y luciendo su cuerpo brillante de aquel esperma. De verdad que aquella mamada, no se la había hecho yo nunca a mi novio con tanto estilo, ya que Maite era toda una experta, haciéndole gozar muchísimo. Ella volvió a su sitio y continuamos la partida. La cosa estaba muy caliente, pero se puso aún más cuando yo metí una ficha en la meta. Esta era la mía. - ¡ Tu mandas ! - dijo Carlos. Juanjo, naturalmente, aún disponía de una prenda por lo que procedió a quitársela. Se colocó en el centro de la alfombra y dándonos la espalda nos hizo un super streap-tease. Bajaba y subía el calzoncillo sobre su duro y redondo culete, haciendonos sufrir, hasta que en un ligero movimiento se lo bajó de golpe hasta los tobillos, quedando su escultural musculatura de espaldas a nosotros. El seguía bailando y momiendo su trasero mientras apoyaba sus brazos sobre su nuca. ¡Que hermoso cuerpo! . Nunca había sentido tantas ganas de ser follada por un hombre como aquel. - ¡ Date la vuelta ! - grité como una posesa. No pude reprimirlo, estaba deseando verle su hermoso pene. Y ....poco a poco, se fue dando la vuelta hacia nosotros mostrándonos una polla erecta como yo hasta entoces nunca habia visto. Era enorme. Miré a Maite con ojos de asustada, pues nunca me había contado nada sobre el extraordinario tamaño de aquella verga. Ella me sonrió. Seguí mirando aquella polla con deleite. Yo pensaba "es preciosa, pero a mi creo que no me entra en el coño" "ojalá me perforara ese nabo". Mis pensamientos me torturaban. El se la cogió con ambas manos y la subia y bajaba al ritmo de una canción muy sensual, mientras nos mostraba su violáceo capullo. Poco a poco se volvió de nuevo de espaldas y se sentó en su lugar, dejando ver su daga en alto. - Y ahora.... - comenté, haciendo una pausa. Todos me miraron con expectación. Y solté: - ¡Quiero que Carlos y Maite me chupen entera! A Juanjo parecía gustarle la idea. Y a los otros también, ya que en un momento se acercaron al centro de la alfombra para obedecer mis órdenes. Yo, igualmente, me situé en el centro en pie, mientras ellos como dos esclavos sumisos empezaron a lamer mis piernas con sus lenguas. Primero Carlos me chupaba por entre mis rodillas por delante y Maite me besaba por detrás de mis muslos. Aquello era sensacional, ya que no me habían chupado dos personas a la vez. A continuación Carlos me besó el ombligo y me lamió los brazos, la cintura, las tetas y el cuello. Maite seguía en mi espalda y de pronto bajó hasta mi culo concentrándo su lengua en mi agujero. Yo me estremecí y sentí un escalofrío que me hizo tambalear. Mi chico que era un experto en comerme el coño, no tardó en bajar hasta él y besarlo y chuparlo como si comiera un dulce, metió su lengua y mi clítoris rozó sus labios. Todo pasaba muy deprisa. Mientras uno me lamía el culo y el otro el coño, me acariciaban a lo largo de mi cuerpo, poniendome el vello erizado. No pude aguantar y me corrí de repente, acariciando sus cabezas a modo de gratitud. Tuve un orgasmo largo y profundo. Les di un apasionado beso en la boca a cada uno y ocuparon de nuevo su lugar, mientras yo hacía lo mismo en el mío. Todo mi cuerpo se sentía extraño, pero aún sentí mayor excitación con solo recordarlo deseando ser penetrada por una polla bien cargada. Todos mis deseos parecían hacerse realidad cuando Juanjo consiguió llegar a meta con su última ficha, ganando la partida. Nos quedamos mirándonos unos a otros como esperando cual iba a ser el mandato de Juanjo, que dirigiéndonos una dulce sonrisa y tras pensarlo durante poco rato dijo señalándome: - ¡ Quiero comerte entera, quiero que me comas tu a mi y quiero que hagamos el amor como nunca lo hayamos hecho ! La onda expansiva de aquella frase se reflejó en la cara de todos. Yo alucinaba, ya que es lo que más deseaba en ese momento, olvidándome de si era el novio de mi amiga el que proponía aquello o si mi chico estaba delante de mi mientras me follaba otro. La cara de Maite era un poema y no tardó en decir. - ¡ Eres un cabrón ! , Lo que has estado buscando todo el rato es follartela y nada más, con este juego en el que nos has hecho caer a todos. El sonrió sin negarlo. - ¡He ganado!- gritó al fin. Y soy ahora yo quien pide un deseo. Vosotros lo habeis pasado muy bien ¿no? - Una cosa es una mamada, unos besos y unas caricias y otra tirarte a mi novia. - soltó de repente Carlos con un cierto aire de celos. Creo que en el fondo él deseaba verme follar con otro, pero dijo aquello como justificando su poder sobre mi. Juanjo se levantó e hizo colocarse juntos a Maite y a Carlos en el sofá para que disfrutaran con el espectáculo olvidándose de todo lo que había oido hasta entonces. Me señaló con el dedo y me hizo ir hacia él al centro de la habitación. Nuestras parejas debían sentir en esos momentos lo que yo sentía: nervios, confusión y mucha, mucha excitación. Sin mediar palabra Juanjo me cogió por ambas manos y me contempló durante unos segundos, recorriendo con su vista todos los poros de mi piel. Mi cuerpo era muy pequeño junto al suyo. - ¡ Pero que buena estás ! - me dijo sin dejar de contemplarme. Me agarró por la cintura, me apretó contra él chocando mis tetas por debajo de su fornido pecho, su falo en erección golpeó cerca de mi ombligo y en un apasionado abrazo inclinó su cabeza susurrándome al oido un sensual y cariñoso: ¡ te deseo ! ...y comenzó a besarme con mucha suavidad. Nuestras lenguas se juntaron acompañando aquel tierno abrazo. Sus manos recorrían mi espalda y yo acariciaba sus duras posaderas. Nuestros ojos se cerraban en un ardiente beso. Su lengua buscaba la mía y yo apretaba su culo con mis manos. Con una mano me acariciaba las tetas con suavidad y con la otra me palpaba una de mis nalgas. Su polla se apretujaba entre nuestros cuerpos. Mi chochito soltaba todos los jugos del placer. El bajó con su lengua por mi cuello, besó y mordisqueó ligeramente mis pezones, chupó mi cintura, mi ombligo mis muslos, bajo por mis rodillas, me giró y siguió por detrás de mis muslos, me separó las piernas y siguió lamiendo mi culo. Yo seguía en pie muriéndome de gusto, mientras me lamía por todas partes. Me giró de nuevo frente a él y metió su lengua entre mis muslos hasta llegar a mi húmedo sexo, cuando sin poderme contener lanzé un gritito de placer. -¡ ahhhhhhhhhhhh, eres un cabrón, que gusto me das ! Él seguía en su labor de chuparme todo el coño con sus labios y lengua, yo le introducía los dedos en su ensortijado cabello negro. Notaba los latidos de mi corazón en mí clítoris, notaba su lengua como se habría entre mis labios vaginales, como si estuviera buscandome todos los rincones del placer, hasta que de pronto sentí en mi interior una ola de calor y gusto que nunca había sentido, produciéndose en mí un monumental orgasmo que deje llevar con gemidos profundos. Se incorporó y nuestras lenguas volvieron a juguetear mientras nos abrazabamos y acariciábamos. Ahora me tocaba a mi. Fui bajando con mi lengua por su cuello, le mordisqueé en los fornidos hombros, le acaricié los potentes brazos, le chupé las tetillas y con mis manos iba bajando por su espalda, salté sus genitales y seguí besando, chupando y mordiendo sus muslos, sus rodillas, sus gemelos, subí por detrás hasta llegar a su culo, lamiendo aquellas sabrosas y duras posaderas. Miré hacia el sofá y ví a Maite y a Carlos , éste muy empalmado, como nos miraban muy atentos con la operación que llevabamos a cabo. Me puse de nuevo frente a Juanjo a la altura de su aparato, subí la mirada hasta sus ojos, le sonreí y empecé a besuquear aquel nabo enorme. Primero lo hice suavemente jugueteando con mi lengua y dando pequeños golpecitos del glande contra mis suaves labios. Arrastré mi lengua por toda su longitud, recorriendo de arriba a abajo notando sus dilatadas venas, mientras con mis uñas le arañaba por detras de sus muslos y por su culo. De golpe, me metí aquella polla en la boca, aunque que no me cabía entera. Ahora era él quien acariciaba mi rubio cabello, mientras soltaba resoplidos de gusto cerrando los ojos. Yo seguía intentando comerme aquel tronco una y otra vez, adentro y afuera de mis carnosos labios. Mi saliva lubricaba aquel falo, hasta que repentinamente él me tiró del pelo separándome de su sexo, evitando correrse. Yo para entonces ya estaba como una moto y deseaba ser penetrada por aquel potente hombre. Juanjo me cogió por la cintura como si yo no pesara nada y con su extremada fuerza , pero con suma delicadeza, me trasladó hasta la mesita de madera que estaba frente al sofá, justo a los pies de nuestras parejas. Era alucinante, el hijo de puta quería colocarse cerca de ellos para que vieran bien la operación de como me follaba. Para entonces a ellos se les veía muy excitados. Me tumbo boca arriba en aquella reducida mesita, me agarró por los muslos y puso mi coño al borde de la pieza. Cogió su pene por la base y acercó su punta hasta mi húmeda caverna. Paseo ligeramente arriba y abajo su glande por mi raja, mientras yo me sobaba mis tetas que apuntaban al techo. - ¡ Mmmmmm, métemela , métemela ! - gemía yo. Sabía dar gusto a una mujer, esperando el momento propicio. Sonrió maliciosamente mirando a Maite y a Carlos. Introdujo la punta en mi chochito y yo pensaba: ¡ me va a rajar !. Entonces empecé a sentir un gusto extraordinario. Aquel enorme tronco fue entrando en mi cuerpo. Me penetró : un centímetro, dos, tres, cuatro....,yo me extremecía, ...ocho, nueve, diez..., aquello no acaba nunca, dieciseis, diecisiete, dieciocho, diecinueve..., no sé cuanto mediría aquello pero os juro que era monumental. La sentía en mi interior y como mi coñito se adaptaba relamiendo su largura. De repente entró entera dentro de mí, sientiendo sus huevos chocar en mis glúteos. Nunca había sentido tanto placer por todo lo largo de mi cuerpo. - ¡ ahhhhhhhhhh, uuuuuuuuffff ! - gritaba como loca. Me estaba taladrando las entrañas. En apenas unos segundos, sentí dentro de mí una sensación superextraña, un placer mayúsculo, un orgasmo que llegó a ponerme la piel de gallina, se apagaba y pronto volvía a calentarme más y más, y así corriendome una y otra vez, con múltiples orgasmos. Él también soltaba algún gemido, mientras bombeaba suavemente al principio metiendo la punta y apretando al final su gran polla dentro de mi pequeño agujero. Mi conchita se adaptaba dificilmente a su duro y gigante miembro. Se detuvo. Sus músculos se tensaron y en un vaivén dejó toda la polla metida hasta el fondo. - ¡ Dios mío ! , ¡ que gozada ! - dijo Y tuvo una larga corrida, llenándome toda con su semen dentro de mí. Notaba como botaba con espasmos la polla en mi interior, soltando aquellos jugos y él apretaba su cuerpo contra el mío. Volví a correrme mientras acariciaba su torax y sus abdominales tensados. Nuestros cuerpos sudaban y brillaban uno pegado al otro. Nunca me había ocurrido: tuve más de siete u ocho orgasmos seguidos y muy profundos. Nunca me habían follado de esa manera ni me habían hecho gozar como lo hizo aquel pedazo de hombre. Tan concentrados habíamos estado en nuestro ajetreo, que cuando alzamos la mirada pudimos ver como Maite, bien abierta de piernas, cabalgaba sentada frente a nosotros sobre la erguida polla de mi chico. La vista era espectacular, primero la cara de gusto de Maite con sus ojos cerrados, sus tetas bailando al vaivén, su cinturita sudorosa y su coñito metiéndose en el nabo de Carlos hasta llegar a los huevos. La estaban gozando en pleno. La cara de Carlos apenas podía verse tras mi amiga, pero se le oía gemir y decir: - ¡ Si, si, que bien follas ! , ¡ me vas a matar !. Aquello excitó tanto a Juanjo, que tuvo una erección al momento, me incorpore e introduje aquella verga dentro de mi boca de nuevo, chupando con vehemencia: adentro, afuera, adentro, afuera.... mientras él contemplaba el folleteo de su novia sobre Carlos. - ¡ ahhhhh, que bien, que bien ! - se le oía decir a Juanjo entrecortadamente. Yo seguía en mi tarea de comerle toda su polla, que sabía deliciosa, jugaba con mis labios sobre su capullo, con mi lengua recorría toda su longitud y le mordisqueaba por todas partes. En ese momento de mi dulce mamada a Juanjo, mi novio Carlos, dando pequeños aullidos, se corrió dentro del excitado sexo de Maite y ella a continuación empezó a cabalgar más fuerte hasta alcanzar también un escandaloso orgasmo unos segundos después. Ella apoyo su espalda sobre el pecho de Carlos y cerró los ojos intentando guardar aquel gusto en su interior. Aquello pareció excitar enormemente a Juanjo, que pillándome desprevenida, viendo la escena de los otros, noté como su polla se hinchaba al límite y soltó dentro de mi boca una corrida expléndida, sintiendo ese dulce/amargo y caliente sabor cayendo por mi garganta. Era delicioso. Me tragué toda la leche y le chupé con ahínco con mi lengua por todo su miembro. Él se relamía de gusto. Los otros se abrazaban, se acariciaban y besaban sin parar. Juanjo se separó lentamente de mí y me besó agradeciéndome aquel maravilloso polvo. A continuación me volvió a tumbar sobre la mesita y con su lengua exploró de nuevo sobre mi húmedo sexo. Mientras me tocaba los senos con dulzura, su lengua recorría mis ingles, mi pubis e introdujo la punta de su lengua en mis labios vaginales haciendo estallar de nuevo a mi clítoris supersensible y haciendome correr de nuevo. Apenas me tocaba yo estallaba de placer. Aprendí esa tarde que las mujeres podemos sentir esto tantas veces seguidas. La verdad es que aquella tarde nos dejamos llevar los cuatro por nuestro deseo y por nuestra excitación hasta el punto de sentir el máximo placer. Fue toda una gozada, creo que irrepetible. La lluvia cesó afuera. El sol empezó a brillar y se colaba por los ventanales del salón. Todo se iluminaba poco a poco. Nos fuimos duchando y vistiendo uno a uno, y salimos a la calle en busca de algo de aire fresco que nos relajara de aquella agitada y divertida tarde. Fue una experiencia que repetimos varias veces después durante unos meses y que sirvió para conocernos mejor incluso a nosotros mismos. Después por otras razones el destino nos separó y aquello quedó en un dulce recuerdo. Relato X Hace un par de años mi amiga Rosa, gran amiga mía desde la niñez, se trasladó a vivir a Barcelona por motivos de trabajo y allí conoció a un chico estupendo con el que decidió casarse después de unos meses de salir juntos. Debido a que todos sus amigos y amigas vivíamos lejos de Barcelona, nos propuso hacer la despedida de soltera y soltero justo un día antes de la boda para que casi todos pudiéramos acudir; total, uno solo puede celebrar su despedida de soltero una vez en la vida. Carlos que es mi novio y sus amigos no conocían mucho al novio, pero se unieron a la fiesta de despedida de soltero de los hombres y yo naturalmente a la de las chicas. La boda al día siguiente era por la tarde, por lo que disponíamos de toda noche y la mañana posterior para dormir. Mi novio Carlos y yo llegamos pronto a Barcelona, fuimos directamente a la casa nueva de Rosa y conocimos a su futuro marido Sergio, que además de alto y guapo, era encantador. Rosa estaba guapísima, con su pelo negro, largo y rizado, sus ojos castaños y una cara tan dulce . Toda la mañana, hasta la hora de comer, la dedicamos a ayudar a la novia a formalizar algunas cosas que quedaban pendientes de la boda. A la hora de la comida se unió a la ayuda nuestro amigo Tomás que llegó a esa hora. Y a eso de las 4 de la tarde, mientras Carlos y Tomás se quedaban ayudando a Rosa a subir un montón de cosas a su casa nueva, Sergio fue a preparar el banquete del día siguiente y yo me fui a un salón de belleza y me hice un corte y un peinado moderno con el pelo muy rubio cortito y con escalones, también me hice la manicura, tomé unos rayos UVA, un tratamiento de piel, depilado total de piernas, dejando el vello de mi pubis muy recortadito, tal y como le gusta a mi hombre. A las nueve llegue al hotel donde ya me estaba esperando Carlos. Aquella noche se presentaba muy calurosa y húmeda por lo que debíamos ponernos ropa ligera. Yo me quise poner sexy y me decidí por un vestidito amarillo de gasa, muy vaporoso, con tirantes, gran escote y muy cortito de muslo; a mi novio le encantaba y le ponía como una moto. - ¡ Como te queda ese vestido ! - me decía - Ya sé que te gusta amor mío, luego te dejo que me lo quites. - le respondí. - No sé si voy a poder aguantar... - contestó excitado. - ¡Estas buenísima! A mí me encanta y me pone a tono que me diga esas cosas y él lo sabe, pero es que además aquel vestido era realmente muy sexy y me quedaba muy bien, las cosas como son. Nos despedimos con unos ardientes besos y nos dirigimos cada uno a nuestra fiesta, él con los chicos y yo con las chicas. Al verme llegar mis amigas me saludaron. - ¡ Joder chica, nos vas a quitar los pretendientes ! - comentó Carmen, que por entonces estaba soltera y buscando novio. - ¡ Que guapa y que sexy estás ! - dijo otra - ¡ Vaya piernas ! - me piropeó mi amiga Rosa. Cuantas más cosas oía, más me gustaba, más me recreaba y me paseaba entre ellas y mi vestidito levantaba el vuelo vaporoso y dejaba ver por entero mis muslos. El camarero que nos serviría la cena, no me quitó ojo en toda la noche. Toda la cena fue de cachondeo, risas, mucho vino y sobre todo criticando a los hombres, yo no se que pasa pero siempre que nos reunimos las mujeres acabamos hablando de los mismo, de hombres, supongo que ellos hagan lo mismo hablando de mujeres. Luego , tras el cava y los cafés, se hizo un reparto de cosas típicas de despedida, regalos de sex-shop, como : condones de colores y de sabores, pollas andantes, conjunto de lencería supersexy , un pequeño consolador para la futura novia, etc... Después nos fuimos a una discoteca donde casi todas seguimos bebiendo bastante y estuvimos hasta las tres y pico de la madrugada riendo, vacilando y bailando. Recuerdo que otras dos amigas y yo estuvimos bailando encima de los altavoces de la discoteca con bailes más que sensuales y poniendo cachondo al personal. Un camarero nos tuvo que ayudar incluso a quitarnos de encima unos tipos que no hacían mas que intentar meternos mano. En aquella discoteca había un chico mulato que me gustaba mucho, le hice unos gestos insinuantes, se acercó a mi y después estuve bailando un buen rato frente a él acariciándome a través del vestido y a él evidentemente le encantaba. Aquel chico tenía unos ojos negros muy penetrantes y un cuerpo divino. Pasado un rato se arrimó mucho a mi por detrás, llegando a notar como su paquete hermoso se endurecía pegado a mi culo. Me pasaba una mano por la cintura que yo notaba a través de la ligera tela de mi vestido y con la otra rozaba uno de mis pechos y yo al mismo tiempo, acariciaba por detrás de mí su precioso culo. La verdad es que le puse muy cachondo y él a mi, pero la cosa quedó ahí, en unos simples magreos y unos roces ardientes y sensuales. Él insistía en llevarme a su apartamento, pero aunque me apetecía bastante retozar con aquel moreno, le dije : - Hoy no, no puedo, ¿quizás otro día?... No es que le convenciera demasiado, pero a pesar de todo, se comportó educadamente y aceptó mi negativa. El chico tenía un polvo... A eso de las cuatro decidimos irnos cada una a su casa o a su hotel, ya que al día siguiente teníamos una boda y debíamos descansar, sobre todo Rosa que era la que se iba a casar. Nos despedimos, cogimos varios taxis y nos fuimos a descansar. Yo llegué a mi hotel, pedí la tarjeta en recepción y me fui a mi habitación. Antes de abrir la puerta se oían ruidos y risas tras ella. Mi sorpresa fue cuando nada más entrar encontré una escena curiosa: Carlos, mi novio, totalmente borracho, tumbado en la cama en calzoncillos roncando como loco, junto a él estaba Tomás, su amigo inseparable, también en calzoncillos e igualmente borracho, Cesar que es otro amigo de la pandilla, tirado en el suelo bebiendo a morro de una botella de ron y junto a éste Lolo y Chema que eran amigos del novio y Sergio que era el futuro novio, sentados en el suelo sobre la moqueta azul contándose chistes verdes. Todos ellos tan solo con los calzoncillos. Me observaron cuando entré, menos Carlos y Tomás que estaban profundamente dormidos y roncando el uno junto al otro. Se hizo un silencio... - ¿Que ha pasado? - pregunté sorprendida. - Estos, que no saben beber - dijo Sergio. Según me explicaron, el caso era que habían estado en una discoteca y algunos no habían aguantado muy bien la mezcla de copas, como era el caso de mi novio y Tomás, entonces habían decidido traerles a la habitación del hotel , quitarles la ropa, tumbarles en la cama y esperar a que se les pasara la mona. - Y ¿que hacéis todos en calzoncillos? - pregunté de nuevo La pregunta se contestaba sola, ya que hacía mucho calor ese día, sobre todo en aquella habitación, ya que recuerdo que aquella noche fue muy caliente en todos los aspectos. Lolo se disculpó diciendo que hacía mucho calor y que se habían sofocado acostando a los chicos en la cama y hasta que se les pasara la borrachera, no era cuestión de dejarlos solos, por lo que continuaron su particular fiesta en nuestra habitación del hotel y lo más frescos posible. - ¡ Vale !. Esperaremos un rato hasta que se les pase un poco ¿no? - comenté. Me invitaron a sentarme en el suelo con ellos y accedí, me quité los zapatos y me acomodé encima de una almohada en el suelo, me sirvieron una copa y seguimos contando chistes , charlando, bebiendo y fumando durante un buen rato. Después de algún chiste con cierto picante, Sergio, el futuro novio, me invitó a que me quitara el vestidito, para quedarme en ropa interior como ellos. - ¿Por que no te quitas ese vestido?, estarás más cómoda,...hace tanto calor. - comentó. Yo en principio me negué, no era cuestión de despelotarse delante de seis tíos, aunque dos estuvieran k.o. en la cama. - ¡ Vamos mujer, no te hagas la estrecha ! - insistió Sergio. Parecía muy interesado en verme sin el vestido. Pero yo seguí negándome. Lo cierto es que el calor invitaba a desnudarse. - ¡ Venga bonita !, no nos asustaremos. - saltó Cesar para animarme. César es un amigo que conozco desde niña y naturalmente él no se iba a asustar de verme sin ropa ya que me ha visto desnuda varias veces e incluso hemos hecho el amor cuando éramos más jóvenes, somos de la misma panda desde que teníamos catorce años, pero al fin y al cabo Lolo, Chema y Sergio eran desconocidos para mi. La verdad es que yo estaba muy caliente y en el fondo deseaba desnudarme delante de ellos, ya que me apetecía ponerles cachondos, además que mi magreo con el chico de la discoteca me había dejado muy excitada, pero aun así seguí en mis trece. Fue después de unos cuantos chistes y unas cuantas copas, cuando Sergio insistió tanto que al final accedí a quitarme el vestido, total, tampoco tenía tanta importancia el hecho de quedarme en ropa interior. - De acuerdo, me quito el vestido. Pero sólo el vestido. - les aclaré. Me puse en pie, y César me ayudó a bajarme la cremallera de la espalda que se resistía un poco y mi vestido cayó al suelo lentamente. Todos se quedaron contemplando mi figura en ropa interior, mirándome de arriba a abajo fijamente, aproveché para hacer lentos mis movimientos y haciendo posturas muy sexys para que disfrutaran de las vistas. Para ser sincera me gusta lucirme y que los chicos disfruten viéndome. Además sentía una sensación rara sabiendo que mi novio estaba dormido en la cama y yo le estaba haciendo una pequeña trampa con otros chicos, prácticamente a sus pies. Mi sujetador, sin tirantes, de seda de color blanco con encajes cubría casi justos mis pezones, que para entonces ya se notaban erectos a través de la tela, al igual que mis braguitas de seda brillantes, que tapaban lo mínimo por delante en forma de uve y con una tirilla por detrás que se me metía por el canalillo del culo. - ¡ Date la vuelta ! - me gritó Sergio que se iba excitando más y más mientras bajo su slip se empezaba a notar un paquete mucho más abultado, al igual que a los otros chicos. Yo le obedecí y me giré lentamente. Mis muslos morenos les encantaban a todos y así me lo hicieron saber con algún que otro piropo, mi cintura y mis senos duros también les gustaron. Al final me senté de nuevo apoyándome sobre una de mis caderas. Todos los chicos apuntaban sus ojos hacia mi, incluido César que aunque me conocía bien, le gustaba bastante mi cuerpo. Aquello de que cuatro chicos cachondos me desnudaran con sus miradas me hacía sentir un placer enorme. El más lanzado era Sergio que no hacía más que comentarme: - ¡ Que buena estas tía ! , ¡ tienes un cuerpo divino !, ¡ quien te pillara !, ¡ te follaría ahora mismo ! . El tío no se cortaba un pelo, delante de todos y delante de mi novio aunque éste estaba dormido sobre la cama. Yo le hacía entender que él se iba a casar al día siguiente y que lo iba a hacer con mi amiga, que se cortara un poco, que incluso estaba mi novio allí, pero él como si nada. Lo cierto es que aquellas frases me ponían a tope y supongo que al resto de los chicos también. - ¡ que boca, que piernas, que tetas, que todo.... ! - comentó otra vez, sin dejar de mirarme con descaro. La cosa se animó cuando todos se unieron a las frases de admiración. Lolo, César, Chema y Sergio no pararon de piropearme. Como me gusta que me digan cosas bonitas y es que me pongo a cien. - Perdónanos - dijo Chema en un arranque de disculpa- pero es que justo nos hemos tenido que venir cuando íbamos a ir todos a un streap-tease, y sobre todo este (refiriéndose a Sergio) anda muy salido, ya sabes... se casa mañana y... Sonreí. Sergio clavó sus ojos en los míos y me preguntó con descaro: - ¿podrías hacernos tú un strep-tease privado? Le miré sorprendida. - ¿ que dices ? - pregunté con un leve enfado. - Si quieres nos desnudamos nosotros primero. - saltó Sergio. - Oye no, mejor no. - conteste algo seca, aunque mi otro yo deseaba verles desnudos. - Nosotros tenemos calor y nos despelotamos, ¿verdad chicos? - volvió a decir Sergio. Después de estas palabras, en un visto y no visto, procedieron a quitarse la única prenda que llevaban cada uno de ellos, sus calzoncillos. Se pusieron en pie y lentamente se bajaron sus calzoncillos al unísono, dejándome ver todos sus cuerpos desnudos y sus pollas tiesas como robles. Parecía que se habían puesto de acuerdo. Lo hicieron a la vez como si lo tuvieran ensayado. La situación me parecía increíble, como si de un sueño se tratase. Como me gustaba contemplar sus cuerpos desnudos y con aquellas pollas a tope apuntando al techo. A Cesar ya le he visto otras veces desnudo y esta bastante bien, ya que a pesar de no ser muy alto y fornido, tiene un paquete hermoso. Lolo es normalito, aunque más de una le quisiera y es aparentemente muy tímido, ya que no se le oyó decir casi nada. Chema tiene un polvo, ya que está bastante cachas, con unos brazos fuertes, espalda grande y fornida, unos ojos verdes muy claros y unos labios gruesos muy bonitos. Y Sergio es muy guapo, con una barba muy recortada, ojos canela, bastante alto y con una buena polla, sin duda la más grande de todas. Yo estaba alucinada viendo a esos cuatro hombres desnudos y deseosos de sexo mientras mi novio estaba totalmente ebrio durmiendo en la cama. Hay que reconocer que esta situación era el doble de excitante, sobretodo porque yo estaba muy caliente, el alcohol ayudaba a deshinibirse y el calor era sofocante. - ¡ Venga preciosa ! - dijo Chema - ahora te toca a ti. Los demás chicos le ayudaron a jalearme y animarme a desnudarme. Tuve que resistirme lo justo, ya que aquellos chicos, el alcohol y el calentamiento me animaron, entonces decidí complacer a aquellos cuatro lobos en celo y hacerles un streap-tease completo: - Me habéis pillado borracha que si no.... dije a modo de disculpa. - ¡ Bien ! - gritó Chema bastante excitado. - No me creo que vaya a hacer esto - insistí en las disculpas, cuando era todo mi cuerpo el que me empujaba a desnudarme y lucirme delante de esos cuatro hombres desnudos. Me levanté, me situé en el centro de aquel corro de chicos sedientos de sexo y fui girando sobre mi misma lentamente mientras me contoneaba sensualmente. Ni yo misma me creía lo que estaba haciendo. Me fui desabrochando los corchetes del sostén, haciéndoles sufrir un rato sin desvestirme del todo. Sus ojos se clavaban en mi cuerpo y deseaban ardientemente verme desnuda. Poco a poco retiré el sujetador de mis pechos, dejando asomar mis pezones, siguiendo con mis giros, para luego, poco a poco mostrar por entero mis tetas. Ellos aplaudían. me silbaban y me piropeaban. A todo esto, los de la cama ni se enteraban. Aquella situación me hacía sentirme muy cachonda sabiendo que mi novio podía despertarse y pillarnos. Después y siguiendo con mi baile giratorio, me humedecí los labios y me sobé las tetas sin dejar de contonearme. Alguno de ellos se agarraba su polla con la mano intentando contenerla como si fuera un caballo desbocado ante aquella lujuriosa danza. Metí la punta de los dedos por dentro de la braguita rozando ligeramente mi vello púbico. Eso les gustaba, incluso alguno se masturbaba mientras me contemplaba. Luego, de espaldas, metí mi mano también por la braguita acariciando mi culo. Con la punta de mis pulgares, entre mis caderas y los elásticos de las braguitas lentamente las bajé, dejándolas un rato a la altura de mis ingles, dejándoles contemplar mi culo redondo, girándome después y dejando entrever los pelitos recortados de mi sexo, luego procedí a bajarlas por completo, haciendo una parada en mis muslos, otra en mis rodillas, otra en mis tobillos y me las saqué por completo, quedándome en pelotas rodeada de esas cuatro pollas que me apuntaban como cuatro cañones dispuestos a disparar. Mi cuerpo moreno y excitado, se contoneaba como si fuera el baile de los siete velos, pero sin velos. Seguí por un rato con mi erótico baile, y ellos continuaban observándome por todo lo largo de mi cachondo cuerpo. Me sentía húmeda cada vez más. Ellos seguían gritándome todo tipo de cosas, desde “guapa” hasta el “vaya polvo que tienes” y otras cosas. Yo, sin dejar de girar sobre mi misma, recorría con mis manos la silueta de mi cuerpo, apretaba mis manos contra mis caderas, me giraba y me sobaba el culo, volvía a girar y me acariciaba la parte interior de mis muslos, mi culo, mis tetas, mi pelo, me acariciaba el coño, sacaba mi lengua y la pasaba por mis labios, les guiñaba un ojo... parecía toda una profesional. Ellos naturalmente babeaban... Sergio, el más excitado de todos, no se pudo resistir, se levantó de pronto. - ¡ Te voy a devorar ! - me gritó. Y se lanzó sobre mí, metiéndose una de mis tetas en su boca, agarrándome fuertemente el culo con sus manos. Tan fuerte fue su embestida que caímos al suelo los dos, yo de espaldas y él sobre mí. La verdad es que fue un golpe fuerte y me hizo daño. Como pude le di un empujón, quitándomele de encima y él se quedó un poco sorprendido. - ¿ Que haces ? , ¡ Estas loco ! - le grité Pero aquel chico, estaba superexcitado, no estaba en sus casillas y quería comerme entera sin miramientos y sin importarle lo que yo le hiciera o le dijera. De nuevo volvió a las andadas, se tiró sobre mí, me quedé tumbada en el suelo sin casi poderme mover y él volvió a colocar sus labios y su lengua en mis tetas, inmovilizándome con sus brazos; yo al principio intentaba separarle de mí empujándole sobre sus hombros, pero al mismo tiempo sentía en mi interior un gusto enorme. Al lamerme los pezones y acariciar mis pechos me hizo sentir un gusto enorme y deje poco a poco de resistirme, empujándole cada vez con menos fuerza. Mi punto débil son las tetas... - ¡ Para ya, por favor ! - le repetía intentando guardar una invisible distancia. Estaba como un toro, se retorcía sobre mí y apoyando su cuerpo sobre el mío, me sostenía los brazos con su cuerpo y mientras me besaba el cuello, me lamía las orejas, me metía la lengua entre mis labios... Yo apenas podía hablar y menos levantar la cabeza y ver como reaccionaban los demás, que sin tardar mucho me rodearon y empezaron a sobarme como si de un rito satánico se tratase. Notaba sus manos por mis pies, por mis piernas, tocándome el coño, los muslos, otros me besaban, me chupaban. ¡ que sensación !. Yo estaba prácticamente inmóvil. - ¡ Dejarme, no me hagáis esto ! - volvía a suplicarles, pero al mismo tiempo estaba totalmente entregada a aquel maravilloso acto. Es una sensación en la que sientes un miedo terrible y eso se suma a un gran gusto interior que te hace captar mayores vibraciones... Mis gemidos se hacían más y más fuertes, acompañados de algún grito y alguna lágrima, no sé si de gusto, de dolor, de miedo ó de nervios. Cuanto más oía mis gemidos y mis gritos notaba más y más placer. Cuatro hombres estaban chupándome, besándome y tocándome por todo el cuerpo. Yo me iba relajando cada vez más, cerraba los ojos y me concentraba intentando darle a mi cuerpo todo el placer que recibía de ellos. Notaba como se humedecían mis muslos, seguramente por los flujos de aquellos ardientes penes, por mis propios fluidos o por sus húmedas lenguas. Sergio recostado a mi lado, me sostenía la cabeza con sus manos y me besaba mientras nuestras lenguas se cruzaban, primero dentro de mi boca y luego dentro de la suya. Ligeramente podía ver como Cesar, de rodillas a mis pies, acariciaba la planta y los dedos, chupeteaba mis tobillos y mis pantorrillas, Chema me acariciaba la cintura y el ombligo con una mano y con la otra me acariciaba el vello de mi coño, mientras recorría con su lengua el interior de mis muslos y Lolo me chupaba los pezones mientras sostenía las tetas entre sus manos... Aquello era increíble. Siempre había soñado con algo parecido, que varios chicos ardientes me sobaran, me metieran mano por todos lados y me chuparan me besaran e hicieran con mi cuerpo lo que quisieran. Me giraban poniéndome boca a abajo en el suelo, me chupaban los glúteos, la espalda, la parte de atrás de mis muslos, la nuca, las piernas, me volvían a girar otra vez boca arriba y yo me dejaba hacer como si fuera una muñeca. - ¡ Dios mío, que gusto ! - me salió un grito de repente. Sergio levantó su cabeza y me sonrió. Se puso en pie. Me daba miedo. Yo seguía tumbada boca arriba. Los demás continuaban en sus chupeteos, tocamientos y besos por todo mi cuerpo. Sergio se sentó sobre mis hombros aplastándome contra el suelo y colocando su polla sobre mi barbilla. Comenzó a pasar su glande por la comisura de mis labios. Yo notaba el dulce sabor de sus jugos pre-seminales. Saqué mi lengua instintivamente y empecé a lamer aquella verga. El cerró los ojos y lanzó un gemido. A pesar de estar aplastándome, el gusto que me daban entre todos era muy superior al dolor que pudiera sentir por el peso de Sergio sobre mi. Yo seguía metiendo y sacando de mi boca su extraordinario miembro erecto. Sentí de pronto como uno de ellos me separaba las piernas, no podía ver quien era, puso su boca en mi pubis, comenzándome a besar alrededor de mi recortadito vello, por mis ingles y pasando su lengua por mis labios vaginales. ¡Que gusto! Reconocí que era Chema cuando dijo: - ¡ Que rica estás ! Un placer inmenso recorrió mi cuerpo, era tal el gusto que sentía que parecía que me iba a desmayar. El chupeteador de Chema metió su lengua en mi coño y lamía mi clítoris. Movía con estilo su lengua dentro de mis labios y todo mi chochito se estremecía de gusto. Chupaba, besaba, mordía y acariciaba mi coño. Le agarré de las orejas para notarle más dentro de mí y enseguida tuve un orgasmo increíble , lanzando una especie de lamento. Él a continuación bajó a mi ano chupando a su alrededor, mientras yo seguía corriéndome en un largo orgasmo, sin dejar de degustar toda la polla de Sergio como si fuera un rico caramelo. Alguien recorría la parte interior de uno de mis muslos con su lengua, pudiendo notar su ardiente aliento. Otro hacía lo mismo con la otra pierna, dándome ligeros mordiscos y el último me sobaba las tetas y con su capullo recorría mis curvas, por las caderas, el vientre, las axilas... Estaba siendo comida entera por cuatro lobos y estaba totalmente entregada a aquel juego tan ardiente que no quería que acabara nunca. Con mis dientes dibujaba círculos en el duro falo de Sergio, haciéndole sentir mayor placer. Él me acariciaba la cara, el cuello y el pelo. De pronto Chema dijo: - ¡ Que buenísima estas, te voy a follar ! Sergio sacó de repente la polla de mi boca que para entonces parecía le iba a estallar y se levantó empujando a su amigo y a la vez separando a todos los demás de mi cuerpo, yo no entendía lo que pasaba. - Yo debo ser el primero. - dijo como confirmando un turno prefijado. Me asustaba todo aquello, pero al mismo tiempo quería que continuase.