Garantias Constitucionales Mono

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GARANTÍAS CONSTITUCIONALES

Las garantías jurisdiccionales comprenden el conjunto de instrumentos


procesales que -dentro del sistema jurídico estatal- cumplen la función de la
tutela directa de los derechos humanos. Instrumentos que vienen consagrados
constitucionalmente y los organismos judiciales encargados de impartir la
protección.

1. La Acción de Hábeas Corpus, que procede ante el hecho u omisión, por


parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza la
libertad individual o los derechos constitucionales conexos.

2. La Acción de Amparo, que procede contra el hecho u omisión, por parte de


cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza los demás
derechos reconocidos por la Constitución, con excepción de los señalados en
el inciso siguiente.

No procede contra normas legales ni contra resoluciones judiciales emanadas


de procedimiento regular.

3. La Acción de Hábeas Data, que procede contra el hecho u omisión, por parte
de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza los
derechos a que se refiere el Artículo 2º, incisos 5 y 6 de la Constitución.

4. La Acción de Inconstitucionalidad, que procede contra las normas que tienen


rango de ley: leyes, decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados,
reglamentos del Congreso, normas regionales de carácter general y
ordenanzas municipales que contravengan la Constitución en la forma o en el
fondo.
5. La Acción Popular, que procede, por infracción de la Constitución y de la ley,
contra los reglamentos, normas administrativas y resoluciones y decretos de
carácter general, cualquiera sea la autoridad de la que emanen.

6. La Acción de Cumplimiento, que procede contra cualquier autoridad o


funcionario renuente a acatar una norma legal o un acto administrativo, sin
perjuicio de las responsabilidades de ley.

Por herencia secular francesa, en el Perú se habló siempre de garantías


constitucionales en un sentido distinto al que hoy empleamos. Primero fueron
las garantías individuales, luego las nacionales y ya entrando el siglo XX, las
llamadas sociales. En la actualidad, sin embargo, existe un consenso
doctrinario, que se traduce incluso en los principales textos constitucionales de
occidente, en considerar lo que antes se denominaba garantías como derechos
de las personas, derechos fundamentales, o simplemente derechos humanos
(en Francia, y en algunos países por él influidos, todavía se utiliza la
nomenclatura clásica y hoy totalmente inadecuada, de libertades públicas). En
fin, lo cierto es que lo que antes se denominaba garantías, hoy son conocidas
como derechos, esto es, derechos de la persona consagrados en la
Constitución Política del Estado.
Como consecuencia de esta evolución, las garantías han pasado a ser parte
del arsenal en donde siempre debiera estar: el ámbito del proceso; es decir, de
la defensa y protección jurídica de los derechos. En efecto, como bien señaló
en su momento Sánchez Viamonte, una garantía como la libertad de prensa,
que a su vez necesitase ser garantizada por otro medio jurídico, no es en el
fondo garantía.
Garantía que nada garantiza, no merece tal nombre, por lo menos a nivel
jurídico.
Por otro lado, todo esto encaja, como decíamos, con los avances procesales
en el ámbito constitucional, que son por lo demás bastante recientes (por lo
menos es sus planteos teóricos, de los cuales, en nuestra América, es notable
el caso de Eduardo J. Couture, y más recientemente, Héctor FixZamudio).
En consecuencia, la garantía así concebida, en su sentido restringido,
moderno, técnico y práctico, está limitada a las figuras o instituciones de
estricto carácter procesal que sirven para la defensa inmediata de
determinados valores o principios que el texto constitucional consagra.
Es decir, no se trata de instrumentos que protegen a todo el orden
constitucional, pues con ese criterio, los códigos procesales (civil y penal)
serían también garantías constitucionales (que en realidad no lo son). Aquí hay
que tener presente que como bien decía Pellegrino Rossi, la Constitución en
realidad contiene los tetes de chapitre de todo el ordenamiento jurídico, esto
es, no lo contiene en su integridad, sino sólo los enunciados o principios
generales.
Pero aquellos valores, enunciados o instituciones que la Constitución otorga su
máxima importancia, por ser de carácter o naturaleza estrictamente
constitucional y adicionalmente les establece los medios procesales adecuados
(aun cuando de diverso alcance y calibre), estamos en estos casos ante
verdaderas garantías constitucionales, o sea, procesos específicos (como en el
ámbito civil lo pueden ser el juicio de alimentos, de deslinde u otro similar).
Admitido lo anterior, se llega a la conclusión de que las garantías
constitucionales en sentido estricto varían de acuerdo a las tradiciones y a los
respectivos textos constitucionales que los países adoptan. En tal sentido, no
pueden extrapolarse realidades ajenas a la nuestra, y aplicar los mismos
criterios, por lo cual debe aceptarse que en principio cada Constitución tiene y
admite sus propias garantías o institutos procesales constitucionales. Ello no
obsta, sin embargo, para que, por la común interinfluencia de los pueblos o las
bondades de determinado instituto, existan ciertas garantías que han dado para
múltiples creaciones allende sus fronteras (como es el caso del centenario
amparo mexicano).
Ahora bien, la garantía constitucional es, como decíamos, tan solo el
instrumento procesal protector, pero ella no se encuentra aislada, sino dentro
de un contexto mayor que encuentra su apoyo dentro de la Teoría General del
Proceso (pues éste, como ha corroborado recientemente Vescovi, tiene bases
y estructuras comunes). En consecuencia, dentro del amplio concepto de
proceso constitucional, se encuentran precisamente las garantías
constitucionales a las que nos hemos referido (y por así entenderlo, ha dado
este título a un libro reciente y alusivo al tema, el constitucionalista brasileño
Baracho).
Entendemos que todo esto debe situarse dentro de un amplio espectro, que es
denominado, hace ya varias décadas, como "Derecho Procesal Constitucional",
y que grosso modo puede ser dividido en tres grandes apartados:
i) jurisdicción y acción,
ii) procesos constitucionales, y
iii) magistratura.
En lo relacionado con la parte estrictamente peruana y en forma tentativa,
creemos que las garantías constitucionales en nuestro derecho son las
siguientes:
i) Habeas Corpus,
ii) Amparo,
iii) Inconstitucionalidad,
iv) Acción Popular, y
v) Juicio político
Analizando cada una de éstas, en forma sumaria, podemos indicar lo siguiente:
i) el Habeas Corpus se introduce en 1897 en el ordenamiento peruano, y es el
que con más persistencia ha sido ejercitado ante los tribunales, y
probablemente el más importante por sus alcances, aun cuando por sus
resultados quizá el argumento se revierta; ii) el amparo es introducido en 1974,
dentro de un contexto de reforma agraria (Ley 20554), pero sólo generalizado
con la vigente Constitución de 1979; ambos, éste y el anterior, se encuentran
regulados, como se sabe, por la Ley 23506; iii) la Inconstitucionalidad,
proclamada como una necesidad por los juristas peruanos desde el siglo
pasado, y aprobada tan sólo por el Código Civil de 1936, como inaplicación, ha
tenido su remate con la Acción de Inconstitucionalidad creada también en la
Carta de 1979, de manera tal que hoy la inconstitucionalidad se ejercita no sólo
en vía de excepción (como cuestión prejudicial y ante el fuero común) sino en
vía de acción (ante el Tribunal de Garantías Constitucionales de acuerdo a la
Ley 23385); iv) la Acción Popular es creada en 1933 en la Carta Política de ese
año; ratificada en la vigente Constitución de 1979, ha sido recientemente
regulada por la Ley 24968; y v) el juicio político o ante-juicio existe desde el
siglo pasado, y es en realidad un proceso, pero sin la característica
jurisdiccional que pueden tener los otros, toda vez que si bien existe acusación
en forma y análisis y evaluación de hechos, con derecho de defensa incluido,
es tan sólo para permitir que una Sala de la Corte Suprema juzgue al presunto
infractor de la Constitución; esto aparece regulado, aparte de la Constitución
misma, en la vieja Ley de Responsabilidad de los Funcionarios Públicos de
1868, así como en los reglamentos de las Cámaras.
La acción contencioso-administrativa podría también considerarse como una
garantía constitucional. Sin embargo, la revisión de diversos planteos
realizados por Niceto Alcalá-Zamora y Castillo, y sobre todo conversaciones
con el administrativista argentino Agustín Gordillo y la posterior revisión de su
Tratado, me llevaron a la convicción no sólo de la impropiedad del término, sino
a desecharlo como garantía constitucional stricto sensu. En efecto, la llamada
acción contencioso-administrativa no es más que la simple revisión judicial de
lo resuelto en última instancia en cualquier dependencia administrativa, sin
interesar cuál sea su contenido y alcance, y sin tener, aún más, el requisito de
estricto interés constitucional en juego (aún cuando esto pueda suceder). A
nuestro criterio, pues, las garantías constitucionales, o si se quiere, procesos
constitucionales en rigor, estarían limitadas a las cinco antes enunciadas.
En lo referente a su utilización, ella varía de acuerdo a su propia naturaleza. El
juicio político ha sido muy poco utilizado (por razones harto explicables) y las
condenas existentes son muy pocas, y algunas incluso fruto de venganzas
políticas (como es el caso de Leonidas Rivera, durante el ochenio). La Acción
Popular es más reciente; sólo opera a partir de 1963, y habrá que esperar su
desarrollo a partir de la nueva ley, que esperamos sea promisorio.
En cuanto a la inconstitucionalidad, ésta ha obrado muy parcamente en la vía
judicial (cuestión prejudicial), y casi es inexistente ante el Tribunal de Garantías
Constitucionales (tan sólo cinco acciones en el lapso de su corta existencia). La
masa inmensa de resoluciones es la que existe en materia de habeas corpus y
amparo, para sólo referirnos a la emitida desde la dación de la ley 23506
(diciembre de 1982). Sin embargo, de los aproximadamente 3.000 casos que
se han dado en los últimos siete años, es muy poco lo que puede extraerse de
ahí, de alcance positivo, creador, correctivo o reparador.
Si bien existen algunos casos importantes y de resonancia (como es el habeas
corpus de Liberona o los amparos contra la estatización de la banca), lo cierto
es que la masa publicada hasta la fecha es chata, uniforme, poco creadora, y
en el mejor de los casos mecánica (es decir, constatada la arbitrariedad
manifiesta, ordenan la reparación inmediata del derecho conculcado), pero sin
que en ningún momento se advierta en los numerosos fallos, algún intento de
creación, teorización o reflexión original a partir de situaciones concretas, como
sucede en otros ámbitos culturales distintos y hasta afines al nuestro. Incluso
en la casación que realiza el Tribunal de Garantías Constitucionales la situación
es similar. Con las excepciones que nunca faltan (algunos magistrados
honorables en el ámbito judicial y votos singulares, interesantes y creadores en
el Tribunal de Garantías Constitucionales como los de M. Aguirre Roca), el
material producido por este Tribunal es lamentable, por decir lo menos.
Si bien en un principio tuve entusiasmo y esperé demasiado de nuestro novel
Tribunal de Garantías, estas expectativas se han desvanecido. El Tribunal no
ocupa todavía, dentro de nuestro sistema institucional, el lugar que se merece,
y esa responsabilidad recae, no en uno o dos hombres, sino en la institución
toda.
Las anteriores consideraciones, expresadas frente a una realidad en cierto
sentido desconsoladora, no debe desechar la esperanza de un mejor
funcionamiento de esas instituciones en el futuro. Esto será posible solo si
insuflamos de un nuevo espíritu a las nuevas hornadas universitarias y a los
actuales y futuros magistrados.
HABEAS CORPUS
La acción de hábeas corpus es una garantía constitucional que procede contra
el hecho u omisión por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que
vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales
conexos a ella (Const., arto 200 inc. 1). Esta acción se ejerce con el objeto de
reponer las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de violación de la
libertad individual (Ley N° 23506, arto 1).
El hábeas corpus, en estricto, es una garantía constitucional destinada a
proteger directamente derechos constitucionales, y en cuanto protege derechos
reconocidos en la norma constitucional, pretende la vigencia plena de la norma
constitucional como norma jurídica y fundamental. El derecho que conforma
objeto de protección del proceso constitucional que se comentará en este Título
II es la libertad individual y sus derechos conexos (artículo 200.1 CP).
Esta libertad individual es la libertad personal a la que se refiere el artículo 2.24
CP y que tiene como derechos conexos los ocho apartados en los que se
compone este artículo. Este derecho de la persona viene igualmente
reconocido en el artículo 7.1 CADH, que dispone que "Toda persona tiene
derecho a la libertad y a la seguridad personales".
La acción de hábeas corpus puede ser interpuesta por la propia persona
perjudicada o cualquier otra en su nombre, sin necesidad de poder, papel
sellado, boleta de litigante, derecho de pago, firma de letrado o formalidad
alguna (Ley Nº 23506, arto 13).
Cuando se trata de menores de edad (niños o adolescentes) que han sido
detenidos, estos no solo pueden impugnar la orden que los ha privado de su
libertad, sino también ejercer directamente la acción de hábeas corpus, cuando
se trata de una detención arbitraria (Ley Nº 27337, arts.185 y 186).

La acción de hábeas corpus se interpone contra cualquier autoridad,


funcionario o persona; si bien las personas naturales y jurídicas son
emplazadas directamente, la defensa del Estado o de cualquier funcionario o
servidor público la asume el procurador público que corresponda.
La competencia para conocer de la acción de hábeas corpus es:
Juez Especializado en lo Penal.

LA ACCIÓN DE AMPARO
El amparo procede en defensa de los siguientes derechos como son de
igualdad y de no ser discriminado por razón de origen, sexo, raza, orientación
sexual, religión, opinión, condición económica, social, idioma, o de cualquier
otra índole, este artículo es correlato del artículo 2.2 CP en el que se establece
que toda persona tiene derecho "[a la igualdad ante la ley.
Ninguna persona puede ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo,
idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole".
A diferencia de lo que ocurría en el proceso constitucional del hábeas corpus
en el que se permitía que la demanda fuese interpuesta no sólo por el afectado
en su derecho constitucional o por su representante sino también por cualquier
otra persona sin acreditar representación ni interés alguno; en el amparo la
regla general-con el matiz que se comentará más adelante acerca de los
llamados derechos difusos-la demanda constitucional sólo puede ser
interpuesta por la persona natural o persona jurídica afectadas en su derecho
constitucional, ya sea él mismo o a través de su representante. De esta
manera, la legitimación para demandar y seguir un proceso se basa en la
titularidad del derecho en que se sustenta la pretensión (Iegitimatio ad
causam).
La acción de amparo se interpone contra cualquier autoridad, funcionario o
persona; si bien las personas naturales y jurídicas son emplazadas
directamente, la defensa del Estado o de cualquier funcionario o servidor
público la asume el procurador público que corresponda
COMPETENCIA
La competencia para conocer de la acción de amparo corresponde a los
Jueces Especializados en lo Civil -o, en su caso, a los Jueces de Trabajo
cuando la acción versa sobre un derecho de naturaleza laboral- del lugar donde
se afectó el derecho o donde se cierne la amenaza, o donde tiene su domicilio
el afectado o amenazado, o donde tiene su domicilio el autor de la infracción o
amenaza, a elección del demandante. En aquellos lugares donde no hubiese
Juzgados Especializados, es competente para conocer de la acción de amparo
el Juez Mixto

LA ACCIÓN DE HABEAS DATA


La acción de hábeas data es una garantía constitucional que procede contra el
hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que
vulnera o amenaza el derecho a solicitar y recibir, sin expresión de causa, la
información que se requiera de cualquier entidad pública, en el plazo legal y
con el costo que suponga el pedido; derecho contemplado en el inc. 5) del arto
2 de la Constitución (Const., arto 200 inc. 3; Ley N° 26301, arto 1 y ss.),
exceptuándose las informaciones que afecten la intimidad personal y las que
expresamente se excluyan por ley o por razones de seguridad nacional.

Asimismo, la acción de hábeas data procede contra el hecho u omisión, por


parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza el
derecho a que los servicios informáticos, computarizados o no, públicos o
privados, no suministren informaciones que afecten la intimidad personal y
familiar; derecho contemplado en el inc. 6) del arto 2 de la Constitución (Const.,
arto 200 inc. 3).

Esta acción de garantía se ejerce, pues, con la finalidad de que se otorgue la


información solicitada o que se impida la divulgación de información que afecte
la intimidad personal o familiar.
Es importante indicar que, de acuerdo a la Ley N° 26470 -modificatoria del inc.
3 del arto 200 de la Constitución de 1993-, quedó expresamente establecido
que se halla fuera del ámbito de la acción de hábeas data la protección de los
derechos al honor, a la buena reputación, a la intimidad personal y familiar, a la
voz e imagen propias, ya la rectificación de informaciones inexactas y agravios;
derechos contemplados en el inc. 7 del arto 2 de la Constitución, ya que la
protección de estos derechos se solicita por la vía de la acción de amparo, lo
cual es ratificado por la Ley N° 26775 modificada por la Ley N° 26847 (Ver
Capítulo II, Acción de Amparo, rubros I y /1).
Además, es pertinente mencionar que cuando se trata de una violación se
requiere la verificación de un acto (u omisión) de un tercero (autoridad,
funcionario o persona) y que se produzca, además, un efectivo atentado contra
los derechos antes descritos. Cuando se trata de una amenaza de violación se
requiere que esta (por acción u omisión) aparezca como cierta y de inminente
realización (Ley N° 25398, arto 4).
Esta garantía constitucional está regulada en la Constitución de 1993, arts. 200
inc. 3), 202 inc. 2) y 205.
. Ley N° 26470 (12/06/95) Ley que modifica el inc. 3 del arto 200 de la
Constitución de 1993.
. Ley N° 26301 (3/05/94) Ley de Hábeas Data y Acción de Cumplimiento, arts.
1, 2, 3, 5, 6, disp. trans. y disp. Final
Tenemos como titulares de la acción al propio afectado o su representante, o el
representante de la entidad afectada si el agraviado es una persona jurídica.
En casos de imposibilidad física para interponer la acción, sea por atentado
concurrente contra la libertad individual, por hallarse ausente del lugar o
cualquier otra causa análoga, podrá ejercer la acción cualquier tercero sin
necesidad de poder expreso, con cargo a ratificación posterior del afectado,
una vez que se halle en posibilidad de hacerla (Ley N° 23506, arto 26 párrs. 1°
Y 2°).
La competencia para conocer la acción de hábeas data corresponde, a
elección del demandante, al Juez Especializado en lo Civil:
a) Del lugar en donde tiene su domicilio el demandante;
b) Del lugar donde se encuentran ubicados los archivos mecánicos,
telemáticos, magnéticos, informáticos o similares; o, c) Del lugar que
corresponda al domicilio del demandado, sea esta persona natural o jurídica,
pública o privada (Ley N° 26301, arto 1 párr. 1°).
Si la afectación de derechos se origina en archivos judiciales, sean
jurisdiccionales, funcionales o administrativos, cualquiera sea la forma o medio
en que estos estén almacenados, guardados o contenidos, conocerá de la
demanda la Sala Civil de turno de la Corte Superior de Justicia respectiva, la
que encargará el trámite a un Juez Especializado en lo Civil. El fallo en primera
instancia, en este caso, será pronunciado por la Sala Civil que conoce de la
demanda. Este mismo precepto regirá para los archivos funcionales o
administrativos del Ministerio Público (Ley N° 26301, arto 1 párr. 2°).

ACCIÓN DE CUMPLIMIENTO
Es una garantía constitucional que procede contra cualquier autoridad o
funcionario renuente a acatar una norma legal o un acto administrativo -sin
perjuicio de la responsabilidad en que aquel incurra por ese hecho- (Con5t.,
arto 200 inciso e. 6; Ley N° 26301, arto 1 y ss.), con la finalidad de que dicha
autoridad o funcionario cumpla con lo dispuesto en el precepto legal o
administrativo, ya que en el fondo lo que protege esta acción es el derecho
genérico a la vigencia del orden jurídico, el mismo que siempre ha de ir
acompañado de un derecho específico cuya inobservancia es la que se
reclama.
Esta garantía constitucional está regulada en la Constitución de 1993, arts.
200 inc. 6), 202 inc. 2) y 205.
. Ley N° 26301 (3/05/94) Ley de Hábeas Data y Acción de Cumplimiento, arts.
4, 5 Y 7.
. Ley N° 26545 (13/11/95) Ley que deroga el inc. b) del arto 5 de la Ley de
Hábeas Data y Acción de Cumplimiento.
La competencia para conocer la acción de cumplimiento corresponde
Es a elección del demandante, al Juez Especializado en lo Civil:

a) Del lugar en donde tiene su domicilio el demandante;


b) Del lugar que corresponda al domicilio del demandado, sea esta persona
natural o jurídica, pública o privada

ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD
Es la garantía constitucional que procede interponerla contra las normas que
tienen rango de ley, cuando estas contravienen la Constitución en la forma o en
el fondo (Const., arto 200 inc. 4 y Ley N° 26435, art 20), con la finalidad de que,
en tal caso, la norma inconstitucional quede sin efecto para el futuro
(irretroactivamente) y con alcances generales, garantizando de este modo la
primacía de la Constitución.
Esta garantía constitucional está regulada en la Constitución de 1993, arts.
200 inc. 4), antepenúltima párrafo., 202 inc. 1), 203 Y 204.
. Ley N° 26435 (10/01/95) Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, arts.
2, 4, 20 a 40; 53 a 63, 3° Y 7°
COMPETENCIA
La competencia para conocer la acción de inconstitucionalidad corresponde
exclusivamente al Tribunal Constitucional, en instancia única, por lo que la
sentencia recaída en este proceso tiene autoridad de cosa juzgada y contra ella
no cabe recurso alguno

ACCIÓN POPULAR
Es la garantía constitucional que procede interponerla contra las normas de
menor jerarquía, cualquiera que sea la autoridad de la que emanen, que
contravengan la Constitución o las leyes por la forma o por el fondo (Gonst.,
arto 200 inc. 5; Ley N° 24968, arto 1), con la finalidad de hacer efectivo el
control de la constitucionalidad y legalidad, por lo que en tal caso, la norma
impugnada quedará sin efecto para el futuro (irretroactivamente) y con
alcances generales (Ley N° 24968, arts. 1, 2 Y 22).
Esta garantía constitucional está regulada en la Constitución de 1993, arts.
200 inc. 5), antepenúltima. párrafo
. Ley N° 24968 (22/12/88) Ley Procesal de la Acción Popular, art. 1 y ss.
. D.L. N° 25433 (17/04/92) Ley que deroga el arto 7 de la Ley Procesal de la
Acción Popular, arto 2.
Algunas normas que pueden resultar inconstitucionales, (Const., articulo 200
inc. 5, y Ley N° 24968, arto 1):
- Los reglamentos.
- Las normas administrativas.
- Las resoluciones de carácter general.
- Los decretos de carácter general.
La acción popular puede ser interpuesta por las siguientes personas (Ley N°
24968, arto 4):
- Los ciudadanos peruanos en ejercicio pleno de sus derechos.
- Los ciudadanos extranjeros residentes en el Perú.
- Las personas jurídicas constituidas o establecidas en el Perú, a través de sus
representantes legales.
- El Ministerio Público.
Por último, cabe señalar que el defensor del pueblo está facultado, en el
ejercicio de sus funciones, para interponer la acción popular en tutela de los
derechos constitucionales y fundamentales de cualquier persona (Ley N°
26520, arto 9 inc. 2).
La competencia para conocer la acción popular corresponde exclusivamente al
Poder Judicial, de la siguiente manera (Ley N° 24968, arto 10):
- Cuando la norma impugnada es de carácter regional o local, es competente la
Sala de turno que corresponde, por razón de la materia, de .la Corte Superior
del Distrito Judicial al que pertenece el órgano emisor.
- En los demás casos es competente la Sala de la Corte Superior de Lima que
corresponda. Así, por ejemplo, son competentes para conocer la acción popular
en materia laboral las Salas Laborales

GARANTÍAS CONSTITUCIONALES CON TRATADOS Y DECLARACIONES


INTERNACIONALES
En la Declaración Universal de Derechos Humanos se ha reconocido que
"[toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta
Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición" (artículo 2.1); y que todas las personas
"son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la
ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que
infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación" (artículo
7).
En este mismo sentido, se ha establecido en la Convención Americana de
Derechos Humanos que "[todas las personas son iguales ante la ley. En
consecuencia, tienen derecho, sin discriminación, a igual protección de la ley"
(artículo 24).
Mientras que en el Pacto internacional de Derechos civiles y políticos se puede
leer que "[todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin
discriminación a igual protección de la ley. A este respecto, la ley prohibirá toda
discriminación y garantizará a todas las personas protección igual y efectiva
contra cualquier discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma,
religión, opiniones políticas o de cualquier índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social (artículo 26).
Muchos de los derechos fundamentales que reconocen los tratados y
declaraciones internacionales, se encuentran regulados en nuestra constitución
en el artículo 2°, donde hace mención a varios derechos como son a la libertad,
igualdad, a la no discriminación, entre otros.

LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA PERSONA


Están contemplados en el artículo 2 de la Constitución Política del Perú, pero
eso no quiere decir que solo sean esos 24, conforme lo dice el artículo 3 de la
misma constitución, dice que son solo enunciativos pero no excluye a los
demás derechos.
Así tenemos:

A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre


desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le
favorece.

A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen,
raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra
índole.

A la libertad de conciencia y de religión, en forma individual o asociada. No hay


persecución por razón de ideas o creencias. No hay delito de opinión. El
ejercicio público de todas las confesiones es libre, siempre que no
ofenda la moral ni altere el orden público.

A las libertades de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento


mediante la palabra oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de
comunicación social, sin previa autorización ni censura ni impedimento
algunos, bajo las responsabilidades de ley.

Los delitos cometidos por medio del libro, la prensa y demás medios de
comunicación social se tipifican en el Código Penal y se juzgan en el fuero
común.

Es delito toda acción que suspende o clausura algún órgano de expresión o le


impide circular libremente. Los derechos de informar y opinar comprenden los
de fundar medios de comunicación.

A solicitar sin expresión de causa la información que requiera y a recibirla de


cualquier entidad pública, en el plazo legal, con el costo que suponga el pedido.
Se exceptúan las informaciones que afectan la intimidad personal y las que
expresamente se excluyan por ley o por razones de seguridad nacional.

El secreto bancario y la reserva tributaria pueden levantarse a pedido del juez,


del Fiscal de la Nación, o de una comisión investigadora del Congreso con
arreglo a ley y siempre que se refieran al caso investigado.

A que los servicios informáticos, computarizados o no, públicos o privados, no


suministren informaciones que afecten la intimidad personal y familiar.

Al honor y a la buena reputación, a la intimidad personal y familiar así como a


la voz y a la imagen propias.
Toda persona afectada por afirmaciones inexactas o agraviada en cualquier
medio de comunicación social tiene derecho a que éste se rectifique en forma
gratuita, inmediata y proporcional, sin perjuicio de las responsabilidades de ley.

A la libertad de creación intelectual, artística, técnica y científica, así como a la


propiedad sobre dichas creaciones y a su producto. El Estado propicia el
acceso a la cultura y fomenta su desarrollo y difusión.

A la inviolabilidad del domicilio. Nadie puede ingresar en él ni efectuar


investigaciones o registros sin autorización de la persona que lo habita o sin
mandato judicial, salvo flagrante delito o muy grave peligro de su
perpetración. Las excepciones por motivos de sanidad o de grave riesgo son
reguladas por la ley.

Al secreto y a la inviolabilidad de sus comunicaciones y documentos privados.

Las comunicaciones, telecomunicaciones o sus instrumentos sólo pueden ser


abiertos, incautados, interceptados o intervenidos por mandamiento motivado
del juez, con las garantías previstas en la ley. Se guarda secreto
de los asuntos ajenos al hecho que motiva su examen.

Los documentos privados obtenidos con violación de este precepto no tienen


efecto legal.

Los libros, comprobantes y documentos contables y administrativos están


sujetos a inspección o fiscalización de la autoridad competente, de conformidad
con la ley. Las acciones que al respecto se tomen no pueden incluir su
sustracción o incautación, salvo por orden judicial.

A elegir su lugar de residencia, a transitar por el territorio nacional y a salir de él


y entrar en él, salvo limitaciones por razones de sanidad o por mandato judicial
o por aplicación de la ley de extranjería.
A reunirse pacíficamente sin armas. Las reuniones en locales privados o
abiertos al público no requieren aviso previo. Las que se convocan en plazas y
vías públicas exigen anuncio anticipado a la autoridad, la que puede prohibirlas
solamente por motivos probados de seguridad o de sanidad públicas.

A asociarse y a constituir fundaciones y diversas formas de organización


jurídica sin fines de lucro, sin autorización previa y con arreglo a ley. No pueden
ser disueltas por resolución administrativa.

A contratar con fines lícitos, siempre que no se contravengan leyes de orden


público.

A trabajar libremente, con sujeción a ley.

A la propiedad y a la herencia.

A participar, en forma individual o asociada, en la vida política, económica,


social y cultural de la Nación. Los ciudadanos tienen, conforme a ley, los
derechos de elección, de remoción o revocación de autoridades, de iniciativa
legislativa y de referéndum.

A mantener reserva sobre sus convicciones políticas, filosóficas, religiosas o de


cualquiera otra índole, así como a guardar el secreto profesional.
A su identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y protege la pluralidad
étnica y cultural de la Nación.
Todo peruano tiene derecho a usar su propio idioma ante cualquier autoridad
mediante un intérprete. Los extranjeros tienen este mismo derecho cuando son
citados por cualquier autoridad.
A formular peticiones, individual o colectivamente, por escrito ante la autoridad
competente, la que está obligada a dar al interesado una respuesta también
por escrito dentro del plazo legal, bajo responsabilidad.
Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional sólo pueden
ejercer individualmente el derecho de petición.

A su nacionalidad. Nadie puede ser despojado de ella. Tampoco puede ser


privado del derecho de obtener o de renovar su pasaporte dentro o fuera del
territorio de la República.

A la paz, a la tranquilidad, al disfrute del tiempo libre y al descanso, así como a


gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida.

A la legítima defensa.

A la libertad y a la seguridad personales. En consecuencia:


a. Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido de hacer lo
que ella no prohíbe.
b. No se permite forma alguna de restricción de la libertad personal, salvo en
los casos previstos por la ley. Están prohibidas la esclavitud, la servidumbre y
la trata de seres humanos en cualquiera de sus formas.
c. No hay prisión por deudas. Este principio no limita el mandato judicial por
incumplimiento de deberes alimentarios.
d. Nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de
cometerse no esté previamente calificado en la ley, de manera expresa e
inequívoca, como infracción punible; ni sancionado con pena no prevista en la
ley.
e. Toda persona es considerada inocente mientras no se haya declarado
judicialmente su responsabilidad.
f. Nadie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del juez o
por las autoridades policiales en caso de flagrante delito.
El detenido debe ser puesto a disposición del juzgado correspondiente, dentro
de las veinticuatro horas o en el término de la distancia.
Estos plazos no se aplican a los casos de terrorismo, espionaje y tráfico ilícito
de drogas. En tales casos, las autoridades policiales pueden efectuar la
detención preventiva de los presuntos implicados por un término no mayor de
quince días naturales. Deben dar cuenta al Ministerio Público y al juez, quien
puede asumir jurisdicción antes de vencido dicho término.
g. Nadie puede ser incomunicado sino en caso indispensable para el
esclarecimiento de un delito, y en la forma y por el tiempo previstos por la ley.
La autoridad está obligada
bajo responsabilidad a señalar, sin dilación y por escrito, el lugar donde se halla
la persona detenida.
h. Nadie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni sometido a
tortura o a tratos inhumanos o humillantes. Cualquiera puede pedir de
inmediato el examen médico
de la persona agraviada o de aquélla imposibilitada de recurrir por sí misma a
la autoridad. Carecen de valor las declaraciones.

PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES LABORALES


Los principios del Derecho del trabajo
Los principios “son aquellas líneas directrices o postulados que inspiran el
sentido de las normas laborales y configuran la regulación de las relaciones de
trabajo con arreglo a criterios distintos de los que pueden darse en otras ramas
del Derecho”

En concreto, “los principios del Derecho del trabajo poseen sus propias
características y funciones dentro del Derecho laboral

Según el Tribunal Constitucional, los principios del Derecho del trabajo son
“aquellas reglas rectoras que informan la elaboración de las normas de carácter
laboral, amén de servir de fuente de inspiración directa o indirecta en la
solución de conflictos, sea mediante la interpretación, aplicación o integración
normativas”

Al margen de estas definiciones, es pertinente acotar que si bien al Derecho del


trabajo se le reconocen una serie de principios, mencionaremos algunos:

El principio de primacía de la realidad


En materia laboral importa lo que ocurre en la práctica más que lo que las
partes hayan pactado en forma más o menos solemne o expresa o lo que luzca
en documentos, formularios, instrumentos de control’

Con ello en buena se ha determinado la jerarquización y constitucionalizarían


de este principio, no necesitando por lo tanto que sea expresado legalmente
para que rija, pues es claro que se desprende de nuestra Norma Fundamental
como una manifestación natural de su carácter protector, máxime si nuestra
Constitución consagra al trabajo como un derecho fundamental, el cual
perdería precisamente este carácter si no se ve protegido por principios como
el de primacía de la realidad.

El principio de irrenunciabilidad
El principio de irrenunciabilidad se haya situado en el numeral 2 del artículo 26º
de nuestra carta magna como uno de los principios fundamentales de toda
relación laboral.

Sobre el particular, el supremo intérprete de nuestra Constitución ha indicado


que “el principio de irrenunciabilidad de derechos prohíbe los actos de
disposición del trabajador, como titular de un derecho, que está sujeto al ámbito
de las normas taxativas que, por tales, son de orden público y con vocación
tuitiva a la parte más débil de la relación laboral”
En este sentido, este principio “tiene por objetivo proscribir que el trabajador
renuncie a sus derechos laborales reconocidos por la Constitución y leyes
vigentes en su propio perjuicio, en aras de resguardar sus intereses en la
relación laboral, dado que al trabajador se le considera la ‘parte débil’ de la
relación laboral”

Finalmente, el Tribunal Constitucional en reiteradas sentencias, ha manifestado


que la irrenunciabilidad de derechos opera solo frente a los derechos
reconocidos y concedidos por la Constitución y la ley, mas no los que tienen
otro tipo de fuente, pues ello es lo que ordena nuestra carta magna

El principio indubio pro operario


Uno de los principios fundamentales del Derecho al trabajo lo constituye el
principio protector, regla mediante la cual se parte de la tesis de que en una
relación laboral la parte fuerte se ve representada por el empleador, mientras
que la débil la ocupa el trabajador, para construir todo un andamiaje con la
finalidad de evitar y no convalidar los abusos de la parte poderosa, establecido
para ello criterios tendientes a balancear esta relación desigual.

Doctrinariamente se le reconoce a este principio tres variantes: a) la regla in


dubio pro operario; b) la regla de la norma más favorable y c) la regla de la
condición más beneficiosa.

La primera de ellas alude al caso en que debe aplicarse una norma en concreto
para solucionar un conflicto jurídico o parte de él, sin embargo, de ella se
desprenden varios sentidos totalmente válidos y coherentes. Estos sentidos
pueden ser a favor del trabajador, del empleador o de ambos.

El principio de igualdad de trato y no discriminación

Este principio ha sido regulado de forma expresa por nuestra Constitución. Por
un lado, de forma general, en el inciso 2 del artículo 2º; y, por otro lado, de
forma específica, en el inciso 1 del artículo 26º.
En el primer caso, “el principio de igualdad plasmado en la Constitución no solo
exige, para el tratamiento desigual en la aplicación de la ley a las personas,
que la finalidad legislativa sea legítima, sino que los que reciban el trato
desigual sean en verdad desiguales; que los derechos personales a la
dignidad, a la integridad física, psíquica y moral, al libre desarrollo y bienestar,
al honor y buena reputación, a la vida en paz, al goce de un ambiente
adecuado, al desarrollo de la vida y a no ser víctima de violencia ni sometido a
tratos humillantes, son derechos constitucionales aplicables a todo ser humano,
sin que interese su grado de educación, sus costumbres, su conducta o su
identidad cultural. En lo que respecta a estos derechos fundamentales, todas
las personas son iguales, y no debe admitirse, en algunas personas y en otras
no, la violación de estos derechos”.

El Poder Judicial es el encargado de administrar justicia, y tiene los siguientes


principios que lo regulan y están contemplados en el artículo 139 de la
Constitución Política del Perú.

Son principios y derechos de la función jurisdiccional:


1. La unidad y exclusividad de la función jurisdiccional.
No existe ni puede establecerse jurisdicción alguna independiente, con
excepción de la militar y la arbitral. No hay proceso judicial por comisión o
delegación.
2. La independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional.
Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano
jurisdiccional ni interferir en el ejercicio de sus funciones. Tampoco puede dejar
sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada, ni cortar
procedimientos en trámite, ni
modificar sentencias ni retardar su ejecución. Estas disposiciones no afectan el
derecho de gracia ni la facultad de investigación del Congreso, cuyo ejercicio
no debe, sin embargo, interferir en el procedimiento jurisdiccional ni surte
efecto jurisdiccional alguno.
3. La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional.
Ninguna persona puede ser desviada de la jurisdicción predeterminada por la
ley, ni sometida a procedimiento distinto de los previamente establecidos, ni
juzgada por órganos jurisdiccionales de excepción ni por comisiones especiales
creadas al efecto,
cualquiera sea su denominación.
4. La publicidad en los procesos, salvo disposición contraria de la ley.
Los procesos judiciales por responsabilidad de funcionarios públicos, y por los
delitos cometidos por medio de la prensa y los que se refieren a derechos
fundamentales garantizados por la Constitución, son siempre públicos.
5. La motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias,
excepto los decretos de mero trámite, con mención expresa de la ley aplicable
y de los fundamentos de hecho en que se sustentan.
6. La pluralidad de la instancia.
7. La indemnización, en la forma que determine la ley, por los errores judiciales
en los procesos penales y por las detenciones arbitrarias, sin perjuicio de la
responsabilidad a que hubiere lugar.
8. El principio de no dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la
ley.
En tal caso, deben aplicarse los principios generales del derecho y el derecho
consuetudinario.
9. El principio de inaplicabilidad por analogía de la ley penal y de las normas
que restrinjan derechos.
10. El principio de no ser penado sin proceso judicial.
11. La aplicación de la ley más favorable al procesado en caso de duda o de
conflicto entre leyes penales.
12. El principio de no ser condenado en ausencia.
13. La prohibición de revivir procesos fenecidos con resolución ejecutoriada. La
amnistía, el indulto, el sobreseimiento definitivo y la prescripción producen los
efectos de cosa juzgada.
14. El principio de no ser privado del derecho de defensa en ningún estado del
proceso.
Toda persona será informada inmediatamente y por escrito de la causa o las
razones de su detención. Tiene derecho a comunicarse personalmente con un
defensor de su elección y a
ser asesorada por éste desde que es citada o detenida por cualquier autoridad.
15. El principio de que toda persona debe ser informada, inmediatamente y por
escrito, de las causas o razones de su detención.
16. El principio de la gratuidad de la administración de justicia y de la defensa
gratuita para las personas de escasos recursos; y, para todos, en los casos que
la ley señala.
17. La participación popular en el nombramiento y en la revocación de
magistrados, conforme a ley.
18. La obligación del Poder Ejecutivo de prestar la colaboración que en los
procesos le sea requerida.
19. La prohibición de ejercer función judicial por quien no ha sido nombrado en
la forma prevista por la Constitución o la ley. Los órganos jurisdiccionales no
pueden darle
posesión del cargo, bajo responsabilidad.
20. El principio del derecho de toda persona de formular análisis y críticas de
las resoluciones y sentencias judiciales, con las limitaciones de ley.
21. El derecho de los reclusos y sentenciados de ocupar establecimientos
adecuados.
22. El principio de que el régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación,
Rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad.
Modelo de Habeas Corpus
EXPEDIENTE:
CUADERNO : PRINCIPAL
SUMILLA : HÁBEAS CORPUS

SEÑOR JUEZ DEL JUZGADO PENAL DE LIMA

Alexander Omar PINEDO CRUZ ó Juan Zenón


PINEDA NUÑEZ, interno recluido en el E. P.
Miguel Castro Castro, procesado por el delito
Contra el Patrimonio – Robo agravado-. A usted
respetuosamente digo:
Que de conformidad con el Art. 200
inciso 1 de la Constitución Política del Estado presento la acción de
Garantía de HABEAS CORPUS en contra El Juez del 52º Juzgado Penal de
Lima, sustentando mi petición en los siguientes considerandos:
1. Mi situación jurídica es la de procesado, causa que se viene conociendo
en el 52º Juzgado Penal de Reos en Cárcel de Lima, Expediente Nº
9604 - 2007 por el presunto delito Contra el Patrimonio – Robo agravado
– habiéndose decretado Mandato Detención y estando recluido en el
Establecimiento Penitenciario con más de 18 meses de reclusión, sin
sentencia de primer grado.
2. De conformidad con la Ley Nª 28105 publicada el 21-11-03, norma que
modifico el Art.137 del Código Procesal Penal, establece que la
detención no durara más de DIECIOCHO ( 18 ) MESES en el
procedimiento especial...denominado por el Código de Procedimientos
Penales como ORDINARIO.
3. La Prolongación de la Detención está condicionada a :
a. Una especial dificultad o una especial prolongación de la
investigación
b. Y que el inculpado pudiera sustraerse de la acción de la justicia
Si falta uno de ellos no se puede Prolongar el Mandato de
Detención
2. Asimismo la Prolongación de la Detención se acordara mediante Auto
debidamente motivado, de Oficio por el Juez o a solicitud del Fiscal y
con conocimiento del inculpado.

3. En el presente caso al no haberse decretado la libertad inmediata del


accionante de la presente causa tras la culminación más de los
DIECIOCHO ( 18 ) meses de detención, obligándome a que permanezca
detenido ad infinitum, transgrediendo todas las previsiones jurídicas
que garantizan un proceso debido o regular, y que dicha situación, ha
comprometido, en particular, la eficacia o existencia de uno de aquellos
derechos innominados constitucionalmente pero a la par
consustánciales a los principios del Estado Democrático de Derecho y la
dignidad de la persona reconocidos en el Artículo 3° de la Constitución
Política del Estado, como lo es sin duda, el derecho a un plazo
razonable en la administración de justicia.
4. Al respecto el plazo razonable, se encuentra objetivamente incorporada
en el Artículo 9° inciso tercero del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos cuyo texto dispone que "Toda persona detenida o
presa a causa de una infracción penal... tendrá derecho a ser
juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad",
por lo que acorde con la Disposición Transitoria Cuarta de la
Constitución Política del Estado cuyo texto prescribe que "Las normas
relativas a los derechos y a las libertades que la Constitución
reconoce se interpretan de conformidad con la Declaración
Universal de los Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos
internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú",
es deber de este Colegiado no sólo así reconocerlo sino dispensar la
tutela procesal requerida para el presente caso.
5. Es preciso mencionar que cuando el Artículo 137° del Código Procesal
Penal, otorga la libertad por exceso de detención, lo que ofrece en
realidad es un paliativo a la eventual injusticia ocasionada por la lentitud
o ineficacia en la administración de justicia, optando por el mal menor de
que un culpable salga libre mientras espera su condena, frente al mal
mayor de que un inocente permanezca encarcelado en espera de su
tardía absolución definitiva. En tales circunstancias es obvio que hacer
prevalecer el derecho de todo individuo a ser juzgado en un tiempo
razonable, es una forma de anteponer la persona al Estado, tal y cual lo
proclama el Artículo 1° de la Constitución Política del Estado.
6. Por consiguiente, habiéndose acreditado la trasgresión del derecho al
debido proceso en su manifestación de plazo razonable en la
administración de justicia, y consecuencia de ello haberse vulnerado la
libertad individual del accionante al no disponerse su excarcelación,
Amparo la presente Acción Constitucional de Habeas Corpus en los
Artículos V del Titulo Preliminar, 2°, 4º, 25 numeral 15, SS. Del Código
Procesal Constitucional en concordancia con los Artículos 1°, 2° inciso
24), 3° y Disposición Final y Transitoria Cuarta de la Constitución Política
del Estado y el párrafo tercero del Artículo 9° del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos.
Por lo Expuesto:
A usted pido admitir lo peticionado y darle el
trámite correspondiente.
Lima, 16 de Marzo del 2014
Modelo de Acción de Amparo
Sec:
Cuaderno: PRINCIPAL
Escrito: 01
SUMILLA: DEMANDA DE AMPARO

SEÑOR JUEZ ESPECIALIZADO CIVIL DE CHICLAYO


JOSE VICENTE LAINES QUINO Identificado con el D.N.I. 16408508. con
domicilio real Av. Victor Raúl HAYA DE LA TORRE 736, Urb Villareal ,Chiclayo
de profesión ingeniero civil, con regiistro de CIP 34686 señalando domicilio
procesal en Manco Capac 653 2º piso, urb. San Juan – Chiclayo ,
A usted digo:
Que, promuevo la presente demanda de amparo de Reposición Laboral, por
despido incausado que dirijo contra:
I.-LA DEMANDADA: UNIDAD EJECUTORA Nº 005 NAYLAMP LAMBAYEQUE,
(Ministerio de Cultura) , antes UNIDAD EJECUTORA 111 NAYLAM
LAMBAYEQUE PERTENECIENTE AL MINISTERIO DE
EDUCACIOIN,debiendo notificar a su representante en su oficina de los
interiores del Museo de tumbas reales , sito en Andrés Avelino Cáceres s/n.
Lambayeque.

II.- PETITORIO: Solicito declare fundada mi demanda; ordene mi inmediata


REPOSICION LABORAL a mi centro de trabajo, con costo no menor a Cinco
Mil Nuevos Soles y el pago de remuneraciones caídas, mas los intereses
legales correspondientes.
1.- Que, ingrese a trabajar en la demandada, como Asistente técnico de
infraestructura desde el 15 de octubre del año 2009

III.- FUNDAMENTOS DE HECHO:


1.-Que ingrese a trabajar en la demandada, como Asistente
técnico de infraestructura desde el 15 de octubre del año 2009
hasta el 08 de noviembre del 2011 cuando percibía una remuneración
mensual de S/ 2,000 nuevos soles , habiendo acumulado un record de
servicios de 2 años 24 días.

2.- Que, el recurrente inicio su relación laboral sin ninguna formalidad contractual,
en el marco de una jornada diaria de 08 horas, en turnos rotativos de día y de
noche, cumpliendo con la jornada de 48 horas semanales, bajo la
subordinación del coordinador de puntos: Ángel Díaz, pagándome mi
prestación de servicios mediante Recibos de Honorarios que giraba a la
demandada y la demandada efectuaba el referido pago, en mi cuenta de
remuneraciones Nº0011-02850200968825, efectuando los retiros efectivos con
mi tarjeta Nº 4551 038081408408 en el BANCO CONTINENTAL.

3.- Que, la labor desempeñada por el accionante, consistía en Inspeccionar las


diferentes vehículos de transporte de personas, cargas y mercancías, en plena
carretera interprovincial en diferentes puntos: caseta Reque, caseta ex peaje
Pomalca, caseta peaje Morrope, para verificar, supervisar y fiscalizar, que el
vehículo circule en perfectas condiciones técnicas, conforme lo ha establecido
el Ministerio de Transporte y Comunicaciones en lo que respecta a luces, peso
y carga ; llantas, cinturón de seguridad, etc. Elaborando las respectivas actas
de conformidad o multa.

4.- Que, al superar el periodo de prueba de 03 meses que establece la ley, mi


relación laboral se convirtió de plazo indeterminado , correspondía ser
despedido por causa justificada proceso previo de despido, lo que en caso de
autos no ha ocurrido, por que no se me a cursado carta de pre aviso de
despido imputándome falta grave ni menos se me ha cursado la respectiva
carta de despido lo que han incurrido, es un DESPIDO INCAUSADO que el
Tribunal Constitucional ha determinado que precedente a despido NULO, con
derecho a reposición. Es precedente vinculante de obligatoria aplicación en
caso de autos.

IV.- FUNDAMENTOS DE DERECHO


1.- Art. 24 de la CONSTITUCION: Establece que el trabajo es un
derecho fundamental de toda persona.

2.- Art. 26 CONSTITUCION: Regula el carácter protector del


derecho de trabajo

3.- Art. 2.2 LEY 29497: Regula la competencia del juzgado de


trabajo para conocer los procesos específicos de reposición.-Pero
dentro los causales estipuladas en el art. 29 del D.S.003-97-TR en
que no costa como causal el despido -incausado.

4.- SENTENCIA CONSTITUCIONAL DEL EXP. N 206-2005-PA/TC.


Como precedente vinculante, en se establece el despido
incausado como equivalente al NULO.

5.- Art.14 Ley 29497 que regula los costos

6- Art.40 D.S 003-97- TR. que regula el pago de las remuneraciones


caídas

7.-Art.. 10 D.S. 003-97-TR que regula el periodo de prueba. fijado en


tres meses.

8.-Ley28237 ,que regula el proceso de amparo.

V.- MEDIOS PROBATORIOS :

A.- DOCUMENTOS: consistentes en:

1- (09) recibos de honorarios – 5 anuladas , extendidas por el


recurrente entre marzo a julio del 2011 a la demandada con la
finalidad de probar, que mi prestación de servicios era por
contraprestación remunerativa mensual que acredita la relación
laboral invocada por un sueldo de S/ 1.200

2.- (11) Actas de Control de Conformidad elaborado por el recurrente


entre marzo y julio del 2011 en el cumplimiento de sus labores,
con finalidad de probar que mi labor desempeñada era de
Inspector de Transportes.
3.- COPIA CERTIFICADA DE CONSTATACION POLICIA (P.
N. P. – REQUE) de fecha 08 julio 2011, con la finalidad de probar
que mi despido incausado por orden superior, como lo refiere el
jefe de grupo Sr. FRANK LOPEZ FERNANDEZ

4.- (3) Declaraciones Jurada del recurrente de fecha 31-05-11,


29-06-11 y 02-07-11, con (3) anexos consistente en certificado
médicos de fecha 31-05-11, 26-06-11 y 01-07-11, más (2) recetas
medicas y una boleta de venta de medicamento con finalidad de
probar descanso médicos que fueron recepcionados y aceptados
por la demandada como consta en su sello de recepción.

5.- Copia de informe Nº 002 – 2011 SUTRAN/AFRR de fecha


05-07-11 remitida por el recurrente al Superintendente de
Transportes, con la finalidad de probar, mi labor de Inspector de
Transportes en el grupo de Reque – Chiclayo

6.- Copia de Tarjeta del Banco Continental Nº 4551 0380 8140 8408
y vaucher del mismo banco referido, en que consta la cuenta de
remuneraciones Nº 0011 02850200 968825 con la finalidad de
probar que la demandada efectuaba los depósitos de mis
remuneraciones mensuales en la referida cuenta bancaria .

VIA PROCESAL : Constitucional

ANEXOS :

1 A.- Copia legible de mi D.N.I.


1 B.- (09) Recibos de honorarios del accionante
1 C.- (11) Actas de control de conformidad
1 D.- Copia certificada de Constatación Policial de despido
1E.- (03) Declaraciones Juradas, Adjuntando tres certificados
médicos, 2 recetas medicas y (01) boleta de compra venta
de medicinas.
1 F.- Copia de informe Nº 002- 2011 – SUTRAN.
1 G.- Copia de tarjeta de Banco Continental y
1 H.- Vaucher de retiro de depósito.

POR LO TANTO:
Resolver conforme a ley

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