Soledad Farina
Soledad Farina
Soledad Farina
Poemas de Safo
R.P.I.: 218715
I.S.B.N.: 978-956-8558-13-0
© Soledad Fariña
© Pequeño Dios Editores
Nueva de Lyon 19, departamento 21
Providencia, Santiago de Chile
info@pequeñodios.cl
www.pequeñodios.cl
SERIE POPULAR
CONTENIDO
Biografía 9
Nota 11
10
Nota
11
cautivadora de esta traducción? La misma Mary Barnard se
encarga de explicitarlo en la nota aclaratoria a su traducción:
su afán es ofrecer a quienes no leemos griego “algunas de las
cualidades que las primeras traducciones no tienen, por lo
menos para el oído moderno”. De todas sus virtudes, dice,
“la más acentuada por sus críticos modernos y menos toma-
da en cuenta por sus traductores es la de su discurso directo,
fresco y coloquial (...) Este estilo de escritura, que ella lleva
al más alto grado de perfección, era peculiar a su tiempo y a
la tradición lírica eólica. Los escritores en la métrica yámbica
usaban la cadencia del habla…”.
Siguiendo su línea, quise poner en castellano algunos de los
100 poemas y fragmentos recogidos en su libro. Las versiones
y los intentos fueron muchos, y datan de mediados de los años
90. Sin embargo, el resultado final no siguió con absoluta fi-
delidad su traducción. La musicalidad y el ritmo del idioma
castellano dista mucho del que se consigue en inglés. Es por
eso que he tratado de indicar la cadencia, el ritmo y los silen-
cios mediante espacios en blanco, escogiendo, en algunos ca-
sos, cada palabra y frase para situarlas en el lugar donde mejor
se acomode a su musicalidad; en este sentido, no he seguido
en ningún momento la división en las estrofas originales de
Safo –esfuerzo que sí han hecho algunos de sus traductores–.
Entre poemas y fragmentos Mary Barnard recogió 100
textos, algunos, ínfimos fragmentos que decidió no com-
pletar, sino dejar en blanco. Aún así, a través de ellos pode-
mos conocer claramente su temática, mayormente poemas
de amor a sus amigas o pupilas, himnos a la diosa Afrodita,
epitalamios, descripciones de sus ritos de danzas, perfumes y
flores junto a las jóvenes.
Por otra parte, la vida de Safo ha estado rodeada de leyendas
y mitos; pero al parecer, lo verídico es que vivió en el siglo
VI antes de nuestra era y perteneció a una familia notable de
12
Mitylene, capital de la isla de Lesbos. Según Mary Barnard,
“la tradición biográfica (…) que está llena de contradicciones,
dice que nació en Mitylene, o en Eresus, en la misma isla. Que
su fecha de nacimiento fue alrededor del 612 A.C., o antes, o
después; que el nombre de su padre fue Scamandronymous,
o Eurygyus, o Simon, o Eunominus, o Euarchus, o Ecrytus,
o Lemus; que el nombre de su madre fue Cleis; que se casó
con un comerciante de Andros, llamado Cercolas, y tuvo una
hija Cleis; o, al contrario, que Cercolas es un nombre ficticio y
Cleis no fue su hija; que tuvo tres hermanos, siendo uno Cha-
raxus, que cayó en desgracia frente a su hermana cuando com-
pró la libertad de una cortesana llamada Doriche; que Safo
misma fue una prostituta; que no lo fue; que, enloquecida por
su amor sin esperanzas por Phanon, un botero, se lanzó des-
de el acantilado de Leucadian (en una isla situada entre Itaca
y Corfú); o al contrario, que murió en su lecho, en su casa,
atendida por su hija Cleis. Que las muchachas cuyos nombres
son mencionados en los poemas –Anactoria, Atthis, Gongyla,
Hera, Timas– eran sus alumnas y participaban junto a ella en
las prácticas religiosas de Kallichoron Mitylene (Mitylene de
las hermosas danzas); o, al contrario, que no eran tal cosa”3.
Sobre qué tipo de relación tenía Safo con las jóvenes que
aparecen en sus poemas, Barnard cita a C.M. Bowra, cuya
tesis es que Safo “fue directora y cabeza de una institución
que educaba a jovencitas, pero de acuerdo a las costumbres
de la época dicha institución tenía un carácter especial. Era,
tal como ella lo nombra, un moisopolon domos, una casa de
aquellas que cultivaban las Musas; pero era mucho más que
una escuela o una asociación ocasional de niñas con un pro-
pósito religioso. Estaba vinculada primordialmente al culto
de Afrodita, y sus miembros formaban un thiasos, parecido
3 Sappho, A translation by Mary Barnard. pp. 109-110 (La traducción al castellano es mía).
13
al de Eresus, –que excluía a los hombres– o a la compañía de
mujeres en Paros, unidas en el culto de Afrodita Oistro. El
thiasos de Safo no era el único en su tipo en Mitylene. Los
otros eran controlados por sus rivales Gorgo y Andrómeda, y
las relaciones de Safo con ellas no eran de carácter amistoso.
Las miembros de los thiasos estaban unidas entre ellas y a sus
líderes por lazos de gran fuerza e intimidad y Maximus de
Tyro no estaba tan equivocado cuando comparaba las rela-
ciones entre Safo y sus alumnas con aquéllas de Sócrates con
sus discípulos. Pero mientras Sócrates mantenía a sus jóve-
nes unidos gracias a su influencia personal y la atracción que
confería a la búsqueda de la verdad, Safo estaba unida a sus
doncellas por lazos que eran, al menos, religiosos. Un thiasos
de esta naturaleza no puede realmente ser considerado en su
aspecto exacto si lo juzgamos con las características del mun-
do moderno. Sus cultos no eran de un confuso esteticismo,
sino un culto genuino hacia una diosa en la que todas creían.
Las Musas eran honradas junto con Afrodita. Se suponía que
sus ceremonias necesitaban cánticos, y en los cánticos sus de-
votas eran instruidas por Safo...”4.
Editada por los alejandrinos, en Roma su poesía fue di-
fundida a partir de Catulo, cuyo Poema 50, a excepción de
la última estrofa, es una transcripción del fragmento 31. En
este poema, que está casi completo, podemos apreciar –o po-
dríamos apreciar, si leyéramos el griego– la maestría de su es-
critura en la que más tarde se llamaría estrofa sáfico-adónica,
estrofa mixta compuesta por tres versos endecasílabos sáficos
y un cuarto pentasílabo adónico con acento en la primera
sílaba. Como lo hemos anotado anteriormente, la poesía de
Safo ha dado origen, desde la antigüedad, a una multiplici-
dad de traducciones y versiones, siendo también imitada en
14
la literatura moderna, especialmente en la estructura sáfica.
Conocido es el poema de Neruda Angela Adónica incluido en
su libro “Residencia en la Tierra”.
Sobre su obra, algunas investigaciones han llegado a la
conclusión de que escribió nueve libros, se calcula que su
obra en total comprendía unos 12.000 versos, de los cuales
han llegado 200 fragmentos5.
En mi ordenación de los poemas he seguido la de Mary
Barnard, sin poner numeración a los fragmentos y omitiendo
algunos. El poema titulado Oración para mi Reina de Paphos,
es más conocido como Oda a Afrodita o Himno a Afrodita.
Paphos es una ciudad de Chipre, isla que habría sido la mo-
rada permanente elegida por la diosa.
Terminaré esta introducción repitiendo lo que Mary Bar-
nard dice finalmente de su traducción, pues creo que este rigor
y sinceridad es lo hace de esta traducción algo tan fino: “en
cuanto a la música, he hecho lo que he podido. La falta que
más cuidadosamente he evitado, es la de prolongar el frag-
mento para construir el poema. Lo que hay aquí, con las ex-
cepciones señaladas, es lo que Safo dijo, o en todo caso, lo que
dijeron que dijo”.
Soledad Fariña
Mirasol, 2012.
5 “Fueron los filólogos alejandrinos quienes dieron orden y forma y conservaron los textos
mientras hubo una tradición directa, es decir, hasta la época bizantina. Gracias a descubri-
mientos del siglo XX tenemos ahora un códice en pergamino del siglo VII. Sin embargo,
sigue siendo invalorable la edición alejandrina en la que los poemas estaban distribuidos
en nueve libros ordenados según el esquema métrico de las composiciones; el primer libro
contenía las odas sáficas con cerca de 1.320 versos, es decir, 330 estrofas; el segundo,
los pentámetros eólicos; y así seguían los demás libros con otros metros, pero el noveno
comprendía epitalamios escritos en metros muy variados…/ Esta tradición directa que se
interrumpe en la época bizantina, quedó completamente perdida hasta que en los últi-
mos decenios, numerosos papiros y también pergaminos provenientes de Egipto nos han
aportado importantes fragmentos de Alceo y Safo (hasta ahora 22 y 18 respectivamente,
algunos con estimables notas)/…/ Los fragmentos de Alceo son hoy 448 y los de Safo
213”. (Antología de la poesía lírica griega. Siglos VII – IV a.C. García Gual).
15
A Eliana Ortega, Olga Grau y
Claudio Bertoni, cómplices de esta lectura.
Hoy entonaré hermosos cantos
para el placer de mis amigas
¡Vamos a disfrutarlo!
19
De pie junto a mi lecho,
en sandalias doradas,
me ha despertado el Alba del instante.
Me he preguntado
¿Safo,
qué puedes dar a Afrodita
que todo lo posee?
Me he dicho entonces
20
Haré una confesión:
amo lo que me acaricia
21
Al mediodía
cayendo implacable
sobre los grillos que han alzado
el tono
del canto de sus alas
conviértete
en un instrumento hablante.
22
Aunque sean
sólo aliento
23
Esa tarde
El joven Adonis
se muere ¡Oh! Citerea
24
De nada sirve
madre querida
no puedo terminar mi tejido,
la culpa es de Afrodita
suave como es
casi me ha consumido
de amor por ese joven.
25
La gente murmura
hablan de Leda.
escondido
bajo jacintos silvestres.
26
La paz
reinaba en el cielo
la Ambrosía
ya estaba mezclada en la jarra
de vino
Hermes
fue quien cogió
el cántaro
27
Cuando vi a Eros
descendiendo
de los cielos
de intenso
color púrpura.
28
Tú eres
el pastor de la tarde
Hesperus
29
Duerme,
mi niña.
30
Mañana estarás mejor
y cubrir
tus hermosos rizos
ellas huyen
de una cabeza desnuda.
31
Pusimos la urna
a bordo del barco
estos rizos
de sus cabellos suaves.
32
Cyprian
en mi sueño
el pliegue de un pañuelo púrpura
33
En el atardecer primaveral
la luna llena brilla
de un altar
hollando un círculo
34
Sobrecogidas
por su esplendor
35
Ahora,
mientras danzamos
y vosotras
36
La estrella de la tarde
es la más hermosa
de todas las estrellas
Ya es tiempo
para ti que eres tan bella y seductora
¡Ah!
Jamás seré virgen para siempre.
37
Por su amor
os pedimos
38
¡Hymen
Hymenaon!
¡Hymen
Hymenaon!
Canta Hymen
¡Oh! Hymenaon.
39
Bebemos a tu salud
¡Afortunado novio!
¡Seguramente Afrodita
se ha eclipsado a sí misma
para rendirte honores!
40
Canto de la Novia I
Y quizás Hesperus
te lleve no en contra de tu deseo
hasta que asombrada te encuentres
ante el plateado Trono de Hera
41
Canto de la Novia II
Virginidad
¡Nunca!
42
Lamento por un himen
Como manzana
madurando
en la rama más alta de la copa de un árbol
Como un jacinto
en la montaña
pisoteado por los pastores
43
¿Por qué estoy llorando?
44
Conoces el lugar
deja entonces Creta
consagrado a ti.
En los prados
donde los caballos han crecido lustrosos
entre flores de primavera,
el eneldo aroma el aire
¡Reina! ¡Cyprian!
45
Oración para mi Reina de Paphos.
Ven
como la vez que escuchaste mi grito lejano
y atendiéndolo
dejaste la casa de tu padre.
Entonces
feliz diosa desplegando tu inmortal sonrisa
preguntaste qué me ocurría para invocarte de nuevo
46
Y si no te ama, pronto va a amarte,
aún contra su voluntad...”
47
Es más que un héroe
Él,
que en la intimidad escucha
el dulce murmullo
de tu voz la seductora
risa que hace a mi corazón
acelerar sus latidos
Pues
de sólo mirarte
me quedo sin palabras
la lengua se me quiebra
y una delgada llama corre bajo
mi piel
mi cuerpo es sacudido
por temblores
y me vuelvo
más pálida
que la hierba
amarilla
48
En ese instante
la muerte
no esta lejos de mí.
49
Sí,
Atthis,
lo sabemos,
mil oídos de la noche repiten ese grito
a través del mar que brilla entre nosotras.
50
A una esposa del Ejército, en Sardis
Pero yo digo
que la más hermosa visión
en esta oscura tierra
es aquello que amamos.
51
No he recibido ni una palabra
de ella.
Yo dije
“Ve y sé feliz”
52
Fuiste tú, Atthis, quien dijo
“¡Safo, si no te levantas
y nos dejas mirarte
no te amaré de nuevo!
Praxinoa, mi niña,
¿quieres cascar unas nueces para nuestro desayuno?
ella caminará
entre nosotras como una madre
con todas sus hijas alrededor
53
como cuando vuelve a casa desde el
exilio...”
54
Sin aviso
como un torbellino
abatiendo una encina
55
Gracias querida mía
¡Bendita seas!
mientras no estabas.
56
Con su veneno irresistible
y agridulce
como un reptil
me ha derribado.
57
Temerosa de perderte
corrí aleteando
58
Está claro ahora
ni la miel
ni la abeja que la daba
59
Dije,
Safo,
¡Basta!
¿Por qué
tratas de conmover
a un corazón endurecido?
60
Puedes olvidar,
61
El dolor me penentra
gota
a gota.
62
Anoche
soñé
que tú y yo teníamos
palabras:
Cyprian.
63
Esta noche
la medianoche pasó
la juventud se ha ido
y en mi lecho
estoy sola.
64
Persuasión
Hija de Afrodita,
engañas
a los mortales.
65
Por mucho tiempo
66
A mi edad
67
De esta forma,
de la otra
No sé qué hacer:
estoy hecha de dos mentes.
68
Te pido
señor
muéstrame
el favor de tus ojos.
69
Por supuesto que te amo
pero si tú me amas
¡desposa a una mujer joven!
70
Safo, cuando algún tonto
enciende la ira
en tu pecho
retén esa
lengua ladrante.
71
Extraño
es decirlo
72
Enseñé a quien tenía talento
73
No importa
cuán rica seas
la muerte te alcanzará
no tendrás lugar
entre las rosas del Pireo
planearás invisible
oscilando entre muertos informes
en el Palacio del Infierno.
74
No me preguntes qué usar
75
Si eres delicada
no recojas
los cascajos de la playa.
76
Antes de ser madres
Leto y Niobe
habían sido
amigas entrañables.
77
La experiencia
nos muestra
78
Demasiado bien lo sabemos
la muerte es un mal
tenemos la palabra de los dioses:
79
Sé amable conmigo
Gongyla,
80
Muchas veces te he pedido
que no vengas
Hermes Señor,
tú que conduces
los espíritus a casa
81
Son las Musas
ellas
me enseñaron su arte.
82
¿Debo recordarte
Cleis que los sonidos de la aflicción
son indignos
en la casa de un poeta?
83
No tengo quejas
la prosperidad que
las musas doradas
me otorgaron
no fue ilusión
muerte,
no voy a ser olvidada.
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DE LA MISMA SERIE
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