Parcial de Perez y Civetta - Problemas

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PARCIAL DOMICILIARIO: PROBLEMAS DE LA SOCIEDAD

CONTEMPORÁNEA

INTEGRANTES: ​TOMÁS CIVETTA Y LUCAS ENZO PÉREZ

AÑO: ​2018

MATERIA: ​SEMINARIO PROBLEMAS DE LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA


INTRODUCCIÓN

En el siguiente trabajo nos proponemos hacer un análisis mediante los conceptos de


gubernamentalidad, primordialmente y a lo que ella respecta, pero no descuidaremos el
“hacer vivir y deja morir” de la biopolítica, sabiendo que son conceptos de unión intrínseca,
de la situación de la comunidad del Pueblo La Toma. Ante la problemática de la negación de
parte de su identidad como pueblo originario en la provincia, (en parte porque ya hay un
reconocimiento de sujetos de derechos, en la práctica cultural y de valorización de la
comunidad hay elementos, puntos, hechos que aún no han sido considerados) trataremos de
hallar técnicas de gubernamentalidad que se enciman sobre ellos por parte de los sistemas
gobernantes contemporáneos. Si bien el grupo de comechingones que integran la comunidad
son pocos no se rehúsan a abandonar sus tradiciones y buscan una reivindicación de ella en
un terreno claro y es por eso que vemos la necesidad de hacer un análisis simple desde la
perspectiva ya mencionad.
Además, es dable analizar y fijar un correlato con fragmentos del pensamiento de
Achille Mbenbe en su “Critica de la razón negra” con el caso a analizar. Algunas señas sobre
la cuestión cultural que hace Kuper, sumándole los aportes que menciona Rose de Hunter y
Bennett.
El trabajo partirá de un recorrido histórico para tener en cuenta los factores que
influyeron en la situación actual; luego se expondrá los conceptos a utilizar para después
llegar al análisis.

DESARROLLO

Breve historia
El Pueblo de La Toma es una comunidad originaria de la Ciudad de Córdoba quienes, antes
de la llegada de los españoles a América, ya habitaban esta zona. En su momento, los
comechingones ocupaban un territorio mayor al que concentra hoy la ciudad. En un principio
donaron tierras para uno de los principales cementerios del momento, el San Jerónimo. Por
otra parte, el pueblo era llamado de esa forma porque la intendencia de Córdoba utilizó un
pequeño grupo de esta comunidad para llevar agua a las quintas como mano de obra barata.
Estos no se dedicaban solo a llevar agua sino que, un cierto número de ellos, ocuparon
cortaderos de ladrillos fabricando tejas y sacando arena del río. Con el paso de los años, el
pueblo aborigen fue siendo desplazado y poco a poco fueron ubicándose en barrios aledaños
hasta que, para el centenario de Juan Bautista Alberdi (1910), el Concejo Deliberante aprobó
que el pueblo de La Toma pase a llamar Barrio Alberdi.

El paso de los años no provocó la desaparición de estos, pero la historia y los mestizajes
hicieron que los habitantes se fueran desplazando. En 2008 el Instituto de Culturas
Aborígenes realizó una investigación que buscaba descendientes de Comechingones, y como
resultado 8 familias se reconocieron como tales y constituyeron una comunidad. En total
suman más de 300 personas, pero sólo un pequeño porcentaje de ellos milita por la causa.

En la actualidad las tribus comechingonas luchan, junto a otras organizaciones mediante


procesos legales, por mantener su identidad y mantener espacios que consideran propios tanto
el territorio ancestral, como la casona de Alto Alberdi que perteneció a uno de los curacas
comechingones hace muchos años y que fue expropiada durante la última dictadura; y un
árbol de más de 600 años que se alberga en el patio del inmueble.

A principios del 1900, en esta casa que hoy se encuentra abandonada, vivía el curaca
Villafañe, representante de la comunidad originaria del territorio que hoy ocupa el barrio
Alberdi y sus alrededores. “Curacas” es como el pueblo comechingón llama a los jefes y jefas
de familia: cada grupo familiar tiene uno, que luego se junta con el resto para elegir al curaca
mayor de toda la comunidad. Según cuentan, Villafañe prestó su casa al Gobierno para que la
policía se estableciera ahí con el fin de garantizar mayor seguridad a la zona. Además de esto,
los Comechingones ocupaban varias manzanas alrededor de la casona, incluso extendiéndose
hasta Alta Gracia.

Ahora toda la energía de la comunidad está puesta en recuperar la casona. ​En 2016,
presentaron al Gobierno de Córdoba una reseña histórica del lugar y desde ese momento han
pasado por distintas dependencias del gobierno sin tener ninguna respuesta. Por eso ahora
realizan encuentros y festivales en la casa, como una manera pacífica de reclamar. ​“Para
nosotros es muy importante, porque la comunidad no tiene un espacio físico donde reunirse.
Además, esta casona para nosotros sería reafirmar nuestra identidad como pueblo nación
Comechingón. Por eso es tan importante la devolución de la casona y del árbol que tenemos
ahí, que es un símbolo de los aborígenes comechingones. Una vez que recuperemos la casa
va a haber un cambio” comenta Hugo Acevedo, tataranieto del último curaca.

Bioplítica, gubernamentalidad y pueblo aborigen

El concepto de biopolítica da cuenta de cómo las nuevas formas de poder no disciplinarias


pasan por la administración de la vida de las poblaciones, en el sentido biológico , pero
también en el sentido simbólico a nivel del cuerpo social; no sólo perpetuando la vida, sino
también en reproducirla. Damos cuenta de cómo el Estado intenta controlar y lidiar con la
existencia del pueblo originario como una forma cultural paralela a la forma de vida
occidentalizada instaurada en el territorio provincial.

Para poder hacer cumplir las garantías estatales y las políticas públicas del Estado, hacia el
pueblo La Toma, se tornan necesarias instancias burocráticas que administran a la población.
Se instalan estos dispositivos burocráticos que contribuyen, por cierto, a este concepto de
biopolítica, el cual hace alusión a la nueva forma de control social, es decir, de los
acontecimientos propios de la vida en la población como cuerpo social, pasan a estar sujetos a
las prácticas de los organismos de poder, el Estado interviene las formas en que se hace
posible la vida. Queda materializada esta afirmación al describir estos dispositivos de control,
que pretenden administrar de alguna manera la población indígena. Estos dispositivos
burocráticos corresponden a distintas organizaciones, programas y políticas de bienestar
social y conservación cultural específica, destinadas a tratar las materias indígenas.

La gubernamentalidad es “entendida en el sentido amplio de técnicas y procedimientos


para dirigir el comportamiento humano. Gobierno de los niños, gobierno de las almas y de
las conciencias, gobierno del hogar, del estado o de sí mismo” (Foucault, 1997: 82).
Gubernamentalidad se había vuelto el suelo común de todas las formas de acción y
pensamiento político modernas. La gubernamentalidad, argumentaba, era el “ensamble
formado por instituciones, procedimientos, análisis y reflexiones, los cálculos y tácticas
que permiten el ejercicio de esta muy específica aunque compleja forma de poder. A
grandes rasgos, Foucault sostiene que, a partir de la frase “el saber es poder”, que el
conocimiento es una de las tantas formas de poder que se sitúa en toda la sociedad. Por otra
parte, sostiene que las ciencias sociales no están hechas exclusivamente para el conocimiento
de la sociedad, sino que, para el dominio de la sociedad, aludiendo a que a mayor
conocimiento sobre un objeto, mayor posibilidades de dominarlo se tendrá.

Siguiendo con estos conceptos, el Estado utiliza diversos organismos que a la vista de todos
aparentan ser afines a las pretensiones de las comunidades indígenas pero terminan por ser
puentes que unen a los gobernantes con sus objetivos de invisibilizar a aquellos que puedan
complicar el normal desarrollo del sistema. En la mayoría de los casos, aquellas que integran
estos organismos, no son conscientes de que son útiles al sistema capitalista, aunque las
intenciones de estos sean las mejores para con los pueblos aborígenes.

Tomando estos conceptos de Foucault, podemos ver cómo las lógicas capitalistas se
contraponen a las formas de vida de la mayoría de los pueblos aborígenes (incluyendo a los
Comechingones) donde el individualismo y el sujeto autónomo es lo que se pretende
establecer en el modelo de sociedad. Los pueblos ancestrales están más sujetos a
colectivismos donde no se privilegia la propiedad privada ni la lógica empresarial gobernada
por la mano invisible del mercado, sino un esquema más grupal y solidario entre aquellos que
conforman la comunidad. De esta manera, el poder político intenta desarticular de manera
minuciosa a todos aquellos que se opongan al orden del sistema vigente.

De esta manera comienza a establecerse una forma de “asesinato silencioso a la cultura”, es


decir, se trata de desaparecer a estos colectivismos para insertarlos en el mercado laboral que
impone el capitalismo, esto debido a que las tradiciones de estos pueblos no son afines a la
forma de distribución del trabajo que se intenta establecer. Sobra con la búsqueda de
información de su lucha, por portales de internet, para dar cuenta de la invisibilización de
estas comunidades, ya que la poca información que se encuentra, en su gran mayoría, la
brindan ellos mismos u otras organizaciones que no cuentan con un alcance de gran magnitud
ni poder como el que pueden llegar a tener las instituciones estatales o los grandes medios
hegemónicos que dominan a la opinión pública. Así, si esto no figura en agenda de los
medios, poco puede interesar al resto de la sociedad civil siquiera el debate sobre lo que se
reclama.

Nada más en el año 2017, a raíz del caso de Santiago Maldonado, donde se visibilizó hacia el
resto de la sociedad la lucha del pueblo Mapuche, se comenzaron a dar a la luz otras luchas
de pueblos aborígenes. En el caso del Pueblo La Toma, tan solo unos pequeños párrafos
ocupaban una nota sin mayor relevancia en información que mencionaba a los
comechingones con sus protestas, sumado a otros portales que, a pesar de darle gran
importancia al caso, no poseen los recursos para concientizar y llegar a las grandes masas.

Ante esta falta de interés de los medios, el Estado y el resto de la sociedad (por la cuestión
que sea), y a pesar de que la lucha sigue en pie, se torna cada vez más posible la desaparición
“física” de esta cultura, lo que en definitiva, de concretarse, sólo significaría un logro para las
organizaciones estatales, en conjunto con el mercado empresarial, con sus fines de
producción y reproducción capitalista, y logrando generar a ese sujeto autóctono del que
habla Foucault para el dominio de las masas. En conclusión, sería sacarse una molestia de
encima para imponer su sistema de gobierno.

“En la historia, hasta hoy, ha habido procesos de invisibilización, física y cultural y negación
de la presencia de aborígenes en la Ciudad de Córdoba; tan efectivo han sido estos procesos
que cuando preguntas a un cordobés acerca de los aborígenes piensan en el pasado, en otra
provincia u otro país y piensan en otros.” como afirman Pol Zayat y Marcela Ferrer ​Eureka,
hay aborígenes en Córdoba.

Para Foucault, en cambio, la biopolítica remite al modo en que la vida biológica de la


población en su conjunto se ha convertido en objeto de administración y gobierno
mediante los mecanismos de normalización que, como se ocupó de mostrar, no funcionan
del mismo modo que los dispositivos jurídicos de la ley.

Análisis de las técnicas de gubernamentalidad


La situación de los Comechingones siempre ha sido una piedra en el zapato de los gobiernos
cordobeses por el hecho que estos, a diferencia de muchos otros pueblos que se encuentran en
lugares lejanos de las ciudades, ubican su lugar histórico en el centro de la ciudad y por lo
tanto alzan sus reclamos para poder establecerse allí en el Barrio Alberdi.

Entendemos que el gobierno es un “intento” de cierto grupo que se ve enfrentado a una


realidad que no le es favorable en tanto beneficio por cuanto buscará a través de diferente
manera formas para establecer un mejor estado de las cosas y articular acciones, tecnologías o
programas para las consecución de objetivos. En el caso de los comechingones notamos ya
desde los inicios del colonialismo o los primeros asentamientos en la zona, que el sistema
capitalista mercantil de la época ya comenzaba a tratar de desarrollar sujetos individuales
capaces de ser controlados por un poder mayor y sin fuerza de oposición al sistema que se
imponía. Como mencionamos al principio, la colonia buscaba mano de obra barata y la
encontraba con la explotación de los pueblos indígenas, no solo los Comechingones, sino a lo
largo y ancho del continente. Hoy la situación ha cambiado porque la reacción del Pueblo no
es poco importante ya que sean han organizado por ejemplo con la Mesa del Pueblo La
Toma, el Instituto de Cultura Aborigen (ICA), Mundo Aborigen, u otros movimientos
sociales que apoyan la reivindicación. No obstante, el gobierno ha buscado nueves
tecnologías que irán implementado para dar su organización a los comechingones.
Analizaremos algunas de esas técnicas.

Remontándonos un poco más en la actualidad, logramos ver no solo patrones similares en las
formas de dominio sino, además, invisibilización de estos pueblos aborígenes por parte del
Estado, y que se da a grandes escalas, por lo menos en nuestro país. Una doble acción del
gobierno, la administración o la segregación, el “dejar morir” podríamos decir para hacer
introducción concreta a la biopolitica en el análisis. De esta manera detectamos el caso más
relevante de la actualidad que es el de los Mapuches en la zona patagónica luchando por
tierras expropiadas por sectores afines al poder. Y en menor magnitud podemos observar
también a los Comechingones que, si bien no están de acuerdo con los métodos de lucha de
los Mapuches, poseen similares reclamos justos donde los organismos de poder, a pesar de
que una ley ampare a los pueblos indígenas, hacen caso omiso a esta para poder satisfacer
fines personales.
Considerando que el Estado es un “soporte para las tecnologías”, que en el caso de Argentina
era una burguesía liberal conservadora que por muchas etapas de su historia ​hizo morir a​
grandes comunidades indígenas, utiliza técnicas como la aseguración para que cualquier
problema sea reducido en cuanto a su efecto a la totalidad de la población. El gobierno
buscará una herramienta como lo es la seguridad social que le da una sutil pero efectiva
forma de administración de los sujetos. Justamente estas organizaciones que llevan adelante
la lucha podrían ser formas de control al ser reconocidas por el gobierno y en muchos casos
darle entidad. El reconocimiento de la personería jurídica también son modos, creemos, de
darle administración a estas fuerza, porque si bien implica que el gobierno cede poder
también puede adquirirlo en otra forma, en el control con el sistema de identidad.

El análisis de la gubernamentalidad debe considerar también que al lenguaje como ​tecnología


intelectual que según la perspectiva foucaulteana de gubernamentalidad, el lenguaje puede
ser considerado como un elemento para volver gobernable la realidad. Esto se puede ver en la
obra de Zayat y Ferre anteriormente citado. Los autores dirán que en la educación la forma de
conocer a los pueblos indígena imperan los verbos en pasado; citan luego un dicho del ex
gobernador Angeloz que dijo que en Cordoba no hay indios o como él “este chico es un
indio” se usa en tono peyorativo. De la misma manera citamos a Mbembe quien en su libro
Crítca de la Razón Negra dice ​“En su dimensión fantasmagórica, la raza es una figura de
neurosis fóbica, obsesiva y, en ocasiones, histérica. Para lo demás, es eso lo que se garantiza
a través del odio, la manipulación del pavor y la práctica del altruicidio. Es decir, lo que logra
constituir al otro no en semejante a sí mismo, sino en un objeto amenazador del que
protegerse, deshacerse y al que simplemente habría que destruir para asegurar su dominio
total”. Con esto que expone el escritor, cambiamos la idea de “raza” por la de “etnia” y se
pueden establecer semejanzas. Negar la existencia del otro, como lo hizo el ex gobernador, es
señal de odio o indiferencia hacia aquellos que también conforman la sociedad, y como se
expone, lo que se intenta es destruir a ese otro para garantizar su dominio total.

Cuando nos preguntamos qué es lo que sucede con la identidad comechingón, su


construcción cultural, ya venimos argumentando acerca de esto, pero hay que prestar también
una fuerte atención a cómo se impartió, con el fin de establecerse, hacia esta comunidad la
Tecnologia del Yo. Cuando los estudios de Foucault se vuelcan hacia el ​gobierno de si, s​ e
genera una relación con la ética, pues esta será clave en cuanto a su sentido político. La idea
de que los individuos se perciban como seres autónomos y con ubicación central en el
análisis es cuestionada aquí, en bases a la ruptura que hace Foucault, porque el sentido
comunitario de los pueblos originarios busca ser perpetrado por esta lógica capitalista. La
ética como la piensa el autor en términos de las tecnologías de yo, formas en cómo los seres
humanos entienden y actúan sobre si dentro de ciertos régimen de autoridad y saber, y
técnicas para la ​auto superación​. Como mencionamos más arriba, el destrato hacia estos
pueblos tratándolos como la “barbarie” a lo largo de la historia e incluso en la actualidad, se
debe a las técnicas de los gobiernos por intentar eliminar a estos grupos y que puedan mutar
en individuos que puedan ser capaces de integrarse al sistema neoliberal como mano de obra.
Acá no se trata de hacer morir a los individuos, sino a su sistema de creencias para que las
otras puedan sostenerse como verdaderas y, de esta manera, generando individualismo,
someterlos al sistema de mercado. En definitiva, se trata de hacer vivir al sujeto para
incorporarlo a las pretensiones gubernamentales.

El aparato económico actual ve en el proceso económico aborigen una pérdida de


oportunidades y por lo tanto de beneficios, es así que podemos entender cómo, mediante
diversas técnicas, unas más lamentables que otras, técnicas de gobierno para abarcar ese
espacio de ocio. El análisis de gubernamentalidad que hacemos del caso de la comunidad
comechingona es que hubo un proceso que va desde la quita de tierras, desarraigos subjetivos
de sus principios comunitarios y la autogestión de la comunidad en base a la cooperación y
búsqueda del bien común, para la inserción a una producción en base a la explotación, la
división y aprovechamiento de sus fuerzas que, además, moldeo un carácter individualista a
la hora del consumo. A todo esto se le suma toda la cantidad de impuestos con el que cargan
en este sistema capitalista, que le quitó a casona y que paradójicamente hoy se encuentra
abandonada. Sin embargo, el grupo de personas que hoy militan la reivindicación
comechingón lleva a cabo propuestas de una economía comunitaria o participa en ferias que
realiza el Centro Vecinal Alberdi, que trabaja conjuntamente con la Mesa del Pueblo de la
Toma en la propuestas de charlas para la creación de Huertas Comunitarias. También se
suman a los reclamos por la suba de tarifas de electricidad.
A las técnicas que hemos venido analizando, como el gobierno de sí y las tecnologías del yo,
la seguridad social, el lenguaje y la economía, es necesario volver la vista a la seguridad
social, pues la articulación de esta es estrechamente trabajada en los escritos de Foucault. La
tecnologías del riesgo van a aprovecharse de la creación de problemas imaginados mediante
el uso del lenguaje, crisis económica, de seguridad, ambiental o política, entre otras, son
explotadas para la gesta administrativa del sistema que trae soluciones a estos posibles
riesgos, un ejemplo de solución serían las empresas de seguros o un producto que me
resguarda de ese probable caos. Los comechingones fueron a lo largo de su historia
discriminados y hostigados al punto que uno de los tataranietos del último curaca, Hugo
Acevedo, disputó con su madre el deseo de conocer sus raíces. En el siguiente fragmento se
puede notar como su madre con vistas de “resguardarlo” lo había insertado en una escuela
católica y buscaba alejarlo de esa historia que lo rodeaba para no sufrir esa discriminación
que ella había sufrido.

“En 2007, 2008 reapareció la comunidad de Pueblo La Toma, con personería jurídica, todo;
salieron en la televisión los siete curacas de la comunidad de ese momento. Entonces le digo
a mi madre: “Mirá, algo tenemos que ver con esa gente. Yo tengo ganas de ir a hablar para
saber, para ver que…”. Se para y me dice: “Si vos vas a hablar con esa gente, no me pises
más acá”. ​Con los problemas de ella, la discriminación, el maltrato por ser aborigen, guardó
su identidad y así pudo ser parte de esta sociedad. Por eso es que me mandó a una escuela
católica y trató de resguardar mi identidad, para que no sufriera los daños que ella había
sufrido. Pero bueno, mi madre murió en 2009 y a los seis meses empecé a buscar, hasta que
en 2010 pude reconocerme y empezar a ser parte de la comunidad del Pueblo La Toma.”

De esta manera, citamos nuevamente a Mbembe que escribe: “Para el racista, ver a un negro
es no ver que él no está ahí, que no existe y que no es más que el punto de fijación patológico
de una ausencia de relación.” De esta manera comparamos lo antes mencionado sobre el ex
gobernador de Córdoba quien negaba la existencia de estas comunidades aborígenes, y es que
no hay nada más excluyente y despectivo que negar al otro y, peor aún, negar la identidad del
otro. Esto llegado a tal punto que obligue a una madre a negar su propia identidad y la de su
hijo por regulaciones del sistema que impulsan al individuo a despegarse de sus raíces solo
por tratar de sobrevivir a la exclusividad que pretenden los altos cargos de poder.
Entendemos, por otra parte, que esto se trata de una lucha de poder simbólico haciendo
alusión a la idea de campo social que propone Bourdieu. En términos económicos, no
juzgaremos en profundidad si la entrega de una casa abandonada a un grupo que la reclama
como suya significaría una pérdida para el Estado, ya que no conocemos el valor económico
que este último le da, pero sabido es por ejemplos concretos que Alberdi es un espacio
pensado para la ampliación de un centro comercial de la ciudad que para su lógica capitalista
sí puede llegar a tener una valor de importancia. Por ello, creemos que el otorgamiento del
espacio generaría una fuente de poder para aquellos que lo consigan porque, como toda lucha
y conquista social, por el motiva que fuera, concluiría en un empoderamiento por parte de la
sociedad. Mientras más poder posea estos, más difícil se vuelve manipularlos y asegurarse su
dominio, aunque no hay que dejar de pensar que la voracidad del gobierno siempre buscará
establecer “la mejor forma de las cosas”. Vemos, por tanto, que la situación implica un deseo
fuerte del Estado a no ceder y un anhelo más fuerte quizá de los comechingos por resistir a
esta operatoria.

Por otra parte, como describe Mbembe, los procesos de racialización tienen los motivos de
identificar a estos grupos para precisar los límites en los cuales pueden circular e incluso
expulsarlos por cuestiones de “seguridad social”. Acá nos detenemos porque como venimos
analizando, hay dos cuestiones que se abren: en primer lugar es cierto que se trata de agrupar
a estos para hacerlos funcional al sistema; y en segundo lugar el motivo de eliminación
funciona de diversas maneras que pueden ir desde el encarcelamiento, el destierro o, como
analizamos anteriormente, negarles su existencia.

Tampoco se trata de eliminar su existencia física, sino de hacer vivir a ese individuo
desarraigado de sus bases culturales que lo ponen en estado que genera “peligro” a las
pretensiones de otros. Lo que se busca es que sigan viviendo pero el sistema cultural
impuesto por el capitalismo para generar mano de obra que derivaría en una nueva fuente de
explotación ya que, si bien estos podrán trabajar y ganarse la vida, será más difícil para ellos
conseguir altos cargos de poder en cuestiones laborales por motivos de estigmatización no
sólo de la clase gobernante, sino también por gran parte de la sociedad.
Indagar la cuestión de la cultura comechingón desde la perspectiva de gobierno es importante
pues hay puntos de inflexión para notar algunas técnicas no poco comunes hoy en la
“conquista” gubernamental de las culturas ajenas disidentes. Para esto debemos volver al rico
texto de Zayat y Ferrer sobre la situación en Cordoba. En la introducción los autores dicen:
“Hoy parece haber “buenos vientos”, la nueva Ley de Educación Nacional y la Provincial
reflejan tal presencia, los nuevos diseños curriculares de la formación docente de la
Provincia de Córdoba, expresando políticas públicas concretas de la Dirección General de
Educación Superior prescriben la temática en espacios curriculares concretos y hasta
prevén una orientación en interculturalidad y bilingüismo en los profesorados de primaria
e inicial. De todos modos no podemos dejar de observar que, si bien la nueva ley
provincial aborda (aunque sea sesgadamente) la interculturalidad no explicita el presente
comechingón” (Zayat y Ferrer; pag. 12) . Nos da mucho favor este dato que nos aportan los
autores, sobre todo su crítica al último de la cita ya que lo primero es de saberse.

Entonces, por esto el estudio sobre la gubernamentalidad no pierde de vista la cultura y es


crítico con acciones de gobierno que parecen ir en pos de una igualdad de derechos, en este
caso de enseñanza multicultural, no obviando que las diferencias culturales son técnicas del
mercado. Algunos autores como Hunter pondrán atención en los programas de educación a
las clases trabajadoras, donde se inculcan, según el autor citado, habilidades literarias y
sensibilidades artísticas que pretenden la formación de ciudadanos con cierto modo de
auto-reflexión y ciertas técnicas civilizadas de auto-gobierno. Ahora, en la situación
comechingon se están llevando discusiones acerca de lo que se está impartiendo en el espacio
de la E.N.S Carbo, del barrio Alberdi, lugar de residencia comechingon sobre la
reivindicacion cultural del Pueblo y de otras culturas como es la peruana, por la amplia
ubicación de grupos peruanos en la zona. Sin embargo, más allá de valorar los grandes
esfuerzos de estos movimientos reivindicatorios, desde nuestra propuesta no podemos dejar
de ser críticos a la técnica cultural que el gobierno puede estar pretendiendo llevar a cabo en
esta situación luego de tomar en cuenta el aporte de Hunter, de Bennett, que habla de él plan
de situar los cuerpos en el tiempo y el espacio, y el deseo de hacer posible cierta relación de
los sujetos con los otros y consigo mismo, y la crítica de Kuper de que las culturas no pueden
ser algo que se tenga que interpretar, describir o interpretar, algo que quizá se hace en estos
programas más que tomarlas como “fuentes de explicación mismas”. Por esto último es
notable el esfuerzos del Instituto de Culturas Aborígenes, pero también por lo que dirá Kuper
unas líneas más adelante que la cultura fue el signo de distinción en el apartheid, algo que
vemos en este actuar del gobierno, de otra forma pero llevada a cabo al fin.

Consideramos que todavía esta diferencia cultural es tenida en cuenta por el gobierno, que ya
no le importa las críticas sobre su mal accionar pasado sino que ahora se interesa en que estos
grupos puedan, mediante habilidades literarias, la importante influencia del lenguaje ya
nombrado, las sensibilidades artísticas, la conciencia de riesgo, la adquisición de ciertas
técnicas de auto-gobierno, el ideal prudencialista que les “invita” a insertarse en el sistema
para su aseguración presente y futura, ser civilizados a la orden de los intereses próximos del
gobierno.

Esto último no se da solamente con la comunidad aborigen, sino también, en diversos


ámbitos sociales como la lucha de los trabajadores, movimientos feministas y LGBT, etc. Si
tomamos en cuenta a nuestro país, observamos que la discriminación en el ámbito laboral es
algo que se ejerce día a día por motivos sexistas, racistas, clasistas y xenófobos. Tal es así
que se requieren leyes impulsadas por ciertos sectores para acabar con esta discriminación
como por ejemplo el cupo de género en las bancas de senadores y diputados.

Para concluir aclaramos que trabajo desde la perspectiva del gobiernos nos resultó afortunado
en el caso de la reivindicación de Pueblo La Toma pues vemos allí lógicas claras de acción
gubernamental aunque también otras poco claras que quedaran para el análisis. Somos
conscientes de los grandes esfuerzos de la Mesa del Pueblo La Toma, el ICA y otros
organismos para posicionarse en esta lucha y “escapar” de ese rizoma estructurado por el
sistema capitalista pero, como ya dijimos antes, la administración gubernamentalidad
renovará sus técnicas cada vez que sea necesario en pos de sus intereses
Bibliografía

- Rose, Nikolas; O’Malley, Pat y Valvedere, Mariana. 2012. Gubernamentalidad. Astrolabio,


8:113-152.

- Castro, Edgardo. 2011. Lecturas foucaulteanas. Buenos Aires: Unipe. Caps. 1 y 2.


​ órdoba, 2011.
- ​Pol Zayat y Marcela Ferrer ​Eureka, hay aborígenes en Córdoba. C

- Mbembe Achille. 2016. Crítica de la razón negra. Buenos Aires: Futuro anterior / NED
ediciones. Cap. 1. El sujeto de la raza

- Kuper, Adam. 2001. Cultura. La versión de los antropólogos. Barcelona: Paidós.


Introducción.

- Bourdieu, P., (1991) El Sentido Práctico. Cap 3, Taurus Humanidades, Madrid

- ​https://latinta.com.ar/2018/05/pueblo-la-toma-originarixs-cordoba/

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