La Guerra Del Agua

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LA GUERRA DEL AGUA PROTESTA Y ACCIÓN SOCIAL EN

COCHABAMBA
Lo que más me llamo la atención sobre la guerra del agua
La Guerra del Agua es el nombre popular de una serie de protestas que tuvieron lugar
en Cochabamba, entre los meses de enero y abril de 2000. Su detonante fue
la privatización del abastecimiento de agua potable municipal.
En septiembre de 1999, impulsada por el Banco Mundial, la multinacional Bechtel firmó
un contrato con Hugo Banzer, presidente y ex dictador de Bolivia, para privatizar el
servicio de suministro de agua a Cochabamba. El contrato fue oficialmente adjudicado
a una empresa denominada Aguas del Tunari, un consorcio empresarial formado
por Bechtel (que participaba con el 27,5 por ciento), la empresa norteamericana Edison,
las empresas politropolis sa A. Petricevich y SOBOCE S.A., así como el consorcio
español Abengoa S.A. (que participaba con el 25 por ciento). Poco después, surgieron
quejas sobre el aumento de las tarifas del agua (servicio del que se carecía hacía varios
años en la ciudad); las mismas se habían elevado en más de un 50 por ciento hasta llegar
a un 300%. Todas estas acciones culminaron en las protestas de la guerra del agua de
2000. Muchas personas se vieron obligadas a retirar a sus hijos de las escuelas o a dejar
de visitar médicos como consecuencia de los precios del agua. Se declaró la ley marcial y
la policía boliviana mató al menos a una persona (Víctor Hugo Daza, de 17 años) e hirió
a 121 y 172 encarcelados participantes en las protestas. En medio del colapso de la
economía nacional y el aumento de los disturbios, el gobierno de Bolivia invalido el
contrato con Bechtel.
Entonces, la empresa de ingeniería Bechtel inició un proceso legal contra el gobierno de
Bolivia, reclamando indemnizaciones por daños por valor de 25 millones de dólares.
Bechtel argumentó que el contrato únicamente le permitía administrar el sistema de
aguas, que era un servicio deteriorado y que había sido el gobierno local quien había
subido los precios del agua. La batalla legal atrajo la atención de los movimientos
anticapitalista y anticorrupción.
LA LEY 2029
La ley 2029 ratificaba el contrato con Aguas de Tunarí y ella permitía que la empresa
cobrara grandes tarifas a los cochabambinos por su derecho al agua. Los precios eran
irrisorios, tanto que la misma población tuvo que sacar a sus hijos del colegio para pagar
las facturas.
Ni siquiera habían empezado el megaproyecto, por eso una gran movilización empezó
en el año 2000. Su meta: desbaratar la perversa ley donde los bolivianos perdían su
derecho a una vida digna.
Recordemos que la ley no clasificaba a los bolivianos según sus necesidades: no habían
tarifas diferenciadas para el campesino que tenía que irrigar el suelo, para el rico
citadino o el marginado indígena que vivía en la ciudad.
Las grandes marchas y la utilización de los medios de comunicación sirvieron para unir
toda la población en contra de ese consorcio que les cobraba hasta el agua lluvia. Omar
Hernandez, dirigente de la Federación Departamental Cochabambina de Regantes
(FEDECOR) organizó a los campesinos y a todos los inconformes en la famosa y siempre
célebre Coordinadora para la defensa del agua y de la vida.
La organización de la protesta masiva sirvió en gran parte para mostrar las
irregularidades en las excavaciones de Aguas de Tunarí, vieron que no era nada rentable
para la población pues esa empresa no conocía nada referente a las dificultades de la
sociedad. Al inicio los acercamientos pasivos no sirvieron para nada, pues el gobierno
no daba paso atrás, con el tiempo todo cambió.
LA VICTORIA DEL PUEBLO BOLIVIANO

El dirigente de los cultivadores de coca, Evo Morales (actual presidente de Bolivia), fue
una de las principales cabezas en este proceso contra el gobierno. Las grandes
manifestaciones trajeron una cantidad de protestantes detenidos y heridos, además el
estudiante Víctor Hugo Daza murió por el disparo de un oficial del ejército.
Fue cuestión de tiempo para que se cayera ese proyecto y el agua volviera a ser un
servicio sin intermediaciones capitalistas. La empresa Bechtel demandaría en el 2001 al
estado boliviano al ver que caía su negocio, pero con el descontento mundial por este
acto tenían que retirar la absurda demanda. El pueblo cochabambino actualmente sigue
esperando una solución para el problema del agua.
La película “También la lluvia” enmarca cómo fue la Guerra del Agua, arguyendo
implícitamente lo que fue (¿es?) el colonialismo en nuestro continente

EL IMPACTO DE LA GUERRA DEL AGUA EN LA POLÍTICA: MUNDIAL Y BOLIVIANA


No pasó mucho antes de que la noticia de la victoria de Cochabamba sobre la multinacional
Bechtel viajara lejos. Los informes realizados por “El Centro para la Democracia” mostraron el
camino a seguir. Un documental de la PBS sobre la revuelta, informaría posteriormente:

“A pesar de que una importante corporación estadounidense fue el eje de un conflicto en


Bolivia, ni siquiera un periódico de EE.UU. tenía un reportero en el lugar de los hechos. Sin
embargo, las noticias de la insurgencia llegaban a una audiencia mundial por medio de Internet.
La fuente [de la información] fue un correo electrónico que llegó a miles de lectores, escrito por
un estadounidense que desveló la conexión Bechtel”.

COMO SE VE LA GERRA DEL AGUA EN LA ACTUALIDAD

A 19 años de la Guerra del Agua, en abril de 2000, los líderes del conflicto recordaron a
las víctimas, entre ellas a Víctor Hugo Daza, ayer en un acto en la Gobernación.
Además, se remarcó que, si bien se evitó la privatización del servicio por una
transnacional como Aguas del Tunari, hoy, la gente paga una de las tarifas más elevadas.
El vocero de la Coordinadora del Agua, Óscar Olivera, aún recuerda los silbidos de alegría
de la población cuando se logró que el agua fuera administrada por Semapa, que
finalmente se aceptó bajo la premisa que sea social y lleve el servicio a todos.
Sin embargo, luego de 19 años, el 60 por ciento de Cochabamba cuenta con agua de
Semapa, mientras el 40 por ciento restante recurre a cisternas u otras formas de
abastecimiento. Además, hay cinco proyectos que no se concretaron en este tiempo.
EL AGUA COMO UN DERECHO HUMANO

El sexagésimo cuarto período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas


(ONU) aprobó una histórica resolución, a iniciativa de Bolivia, que reconoce al agua
potable y al saneamiento básico como derechos humanos universales y coronó una
intensa campaña internacional liderada por el presidente del Estado Plurinacional, Evo
Morales Ayma.
Tras 15 años de debates, 122 países votaron a favor de una resolución de compromiso
redactada por Bolivia que consagra ese derecho, mientras que 41 países se abstuvieron.
El texto de esa histórica resolución señala:
La Asamblea General, recordando sus resoluciones 54/175, de 17 de diciembre de 1999,
sobre el derecho al desarrollo, 55/196, de 20 de diciembre de 2000, por la que proclamó
2003 Año Internacional del Agua Dulce, 58/217, de 23 de diciembre de 2003, por la que
proclamó el Decenio Internacional para la Acción, “El Agua, Fuente de Vida” (2005-
2015), 59/228, de 22 de diciembre de 2004, 61/192, de 20 de diciembre de 2006, por la
que proclamó 2008 Año Internacional del Saneamiento, y 64/198, de 21 de diciembre
de 2009, sobre el examen amplio de mitad de período de las actividades del Decenio
Internacional para la Acción, “El Agua Fuente de Vida”, el Programa 21 de junio de 1992,
el Programa de Hábitat de 1996, el Plan de Acción de Mar del Plata de 1977, aprobado
por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua, y la Declaración de Río sobre
el Medio Ambiente y el Desarrollo de junio de 1992.

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