Genesis 3 Sabiduria y Mito PDF
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Resumen
Se aborda el relato de Edén y la Caída (Génesis 3) desde una perspectiva mítica.
En diálogo hermenéutico con textos de nuevos descubrimientos de las ciencias
bíblicas, esta propuesta se aleja de la interpretación tradicional, centrada en
la culpa y la condenación, para apoyarse en una teología de la gratuidad y en la
narración originaria de un relato liberador de sabiduría.
Palabras clave
Árbol; Mayoría de Edad; Mito; Sabiduría; Serpiente.
Abstract
The story of Eden and the Fall (Genesis 3) is approached from a mythical
perspective. In a hermeneutic dialogue with texts of new discoveries of the
biblical sciences, this proposal is far away from the traditional interpretation,
focus on blame and condemnation, in order to base it on a theology of gratuity
and the original narrative of a liberating story of wisdom.
Keywords
Tree; Age of majority; Myth; Wisdom; Snake.
*
Magíster en Filosofía de la Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia y Magister en Ciencias Bíblicas de la
Universidad Bíblica Latinoamericana, Costa Rica. Candidato a doctor en Teología sistemática de la Universidad
de Hamburgo, Alemania. Orcid.org/0000-0002-2814-6381. Correo electrónico: [email protected]
Introducción
El paraíso es algo que se pierde todos los días
(Roberto Juarroz)
Si bien es cierto que las interpretaciones de este relato son muy diversas
y tienen diversos representantes, la postura representada en este artículo no
proviene de un pensamiento aislado. Varios académicos la sustentan desde el
punto de vista de la crítica de las formas y la crítica de las fuentes, como es el
caso de Crüsemann, Grelot y Albertz (1992), en el mundo europeo. Mientras
que en el ámbito latinoamericano destacan los acercamientos de Ivone Gebara
y Severino Croatto.
El mito
Paul Ricoeur acentúa que el texto de Génesis 3 está narrado en forma mítica. Se
trata de un relato simbólico que pretende dar una comprensión de la realidad
humana en su totalidad, al resaltar cómo comenzaron las cosas y situar la
experiencia humana en un Cosmos que da orientación y sentido para la vida.
Según Ricoeur, el mito:
no es una falsa explicación por medio de imágenes y de fábulas, sino un relato tradi-
cional referido a acontecimientos ocurridos en el origen de los tiempos y destinado
a fundar la acción ritual de los hombres de hoy y, de modo general, a instaurar todas
las formas de acción y de pensamiento mediante las cuales el hombre se comprende
a sí mismo dentro de su mundo (2004, pp. 170-171).
Este relato no tuvo nunca como propósito ser la base de una teología de la
culpa. No tiene una importancia preeminente en el Primer Testamento ni tam-
poco en los profetas. Para la Biblia Hebrea, es mucho más importante hablar
de Abraham, e incluso de Noé, que de esta narración. Tampoco Jesús se refirió
a ella. El nazareno acepta la existencia del mal y reconoce que éste proviene
del corazón (Mc 7), pero no alude propiamente al mito del Génesis. Pablo sí lo
retoma, en 1 Corintios 15,21-22 y Romanos 5,12-21: Adán como personaje arque-
típico, pero esto no implica siquiera la literalidad del relato. Es, más bien, un
símbolo de nuestro ser.
Jamás se dirá bastante el daño que, durante muchos siglos de cristiandad, hicieron
a las almas, en primer lugar, la interpretación literal de la historia de Adán, después,
la confusión de este mito, tratado como una historia, con la ulterior especulación,
especialmente agustiniana, sobre el pecado original (2004, p. 383).
Sin embargo, esto no quiere decir, que el texto no sea verdadero ni pro-
fundo, que no se acuse un mal o un sufrimiento. El dolor y la herida los vemos
a diario en nosotros, en los otros, en la tierra. El humano está alienado de su
verdadero ser. Es evidente la hostilidad del hombre ante sí mismo, hacia Dios
como sentido, hacia el prójimo como horizonte, hacia la tierra como casa.
Un relato mítico
No hay un transcurrir telúrico del tiempo. Una escena ocurre tras otra
vertiginosamente. Adán y Eva han sido instalados en el jardín. Inmediatamen-
te comen, se les abren los ojos, y oyen a Dios paseándose (Gen, 7-8). Yahvé da
pronto su sentencia. No se sabe cuánto pasa entre una cosa y otra. El tiempo
carece de tiempo: precede a la temporalidad y es supra-histórico. Con lo que
se indica la realidad mítica dentro del texto y la experiencia humana, donde lo
que se tiene de paradisiaco y bello a la vez se está yendo con la muerte, el exilio
y la angustia.
desoladoras. El ser humano, enfrentado a otra realidad. Sin duda, los mitos se
alimentan de la tierra de la que brotan y esta es una leyenda que nace del de-
sierto que sueña con oasis.
El Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal (`etz haddah `at tôb wa-rah)
es un motivo sapiencial1. Se trata de la adquisición de la sabiduría humana para
tomar decisiones, trascender los instintos, penetrar en los secretos del mundo
y tener el poder de imitar las obras de Dios, es decir, la creatividad. En este sen-
tido, la frase “conocer el bien y el mal” es un merismo para referirse a una to-
1
Esta interpretación dice que el árbol se refiere a la adquisición de ciertas facultades humanas, como criterios
morales, madurez humana o capacidad de auto determinación, o la responsabilidad de tomar decisiones (K.
Budde, H. Gunkel, U. Cassuto, E. Speiser, R. de Vaux, W. M. Clark). Cf. Wallace, Ibíd. Howard N. Wallace.
En: Freedman, David Noel, ed., Op. Cit.
talidad, tal como se usa en otros textos bíblicos (Gen 24,50; 2 Sam 14,17, 20; Jer
42,6; Lam 3,38; Ecl 12,14). Conocer el bien y el mal consiste en que se abran los
ojos de las personas y se adentren en la múltiple dimensionalidad de la existen-
cia: la luz y la sombra, la alegría y el sufrimiento, Yahvé y la serpiente. Al abrirse
los ojos, saben que la vida duele y también desborda de alegría.
Según Wallace (1997), muchos eruditos han concluido que los dos árbo-
les no forman parte de la narrativa original. Sólo el Árbol del Conocimiento del
Bien y del Mal jugaba este papel. Los dos árboles se empiezan a mencionar jun-
tos con la combinación de diferentes tradiciones en la etapa pre-yahvista de
la historia. El Árbol del Conocimiento y el Árbol de la Vida pudieron haber sido
variantes de un motivo literario que al final se fusionó en una sola historia.
Este relato puesto en diálogo con otros similares de Antiguo Oriente2, se lee
como una búsqueda de la sabiduría. Los árboles y la serpiente son símbolos
frecuentes de otros textos de literatura sapiencial, no de literatura oracular
profética, ni de literatura sacerdotal basada en la culpa.
2
El texto contiene motivos mitológicos de Antiguo Oriente, Canaán y Egipto, según Von Rad, 51, 60, 71f; Grelot,
33; Westermann, 259-269. Las razones principales son semánticas.
El Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal también está asociado a la
sabiduría. La mención nos traslada al ambiente sapiencial, donde se busca la
sabiduría para “conocer el bien y el mal de los hombres” (Eclo. 39,4).
No sólo comer del fruto, sino también la expulsión del paraíso significa ha-
cerse adulto. Salir de allí tiene muchas fortalezas: una amplia libertad, mayoría
de edad, autodeterminación. Pero también tiene debilidades y peligros: la pér-
dida de la cercanía con el Creador, tensiones con la pareja, con otras personas
y con los animales. Se trata de ser responsable de sí mismo en medio de la ne-
cesidad (Wilmes, 2008).
La redacción final
El texto final que tenemos en la Biblia da, sin embargo, una mirada más negativa
que positiva al relato originario, dada la complejidad del problema del Mal, pero
también debido a la historia de la composición del texto. En el segundo caso, se
debe a que hay aquí, por lo menos, dos narraciones superpuestas una sobre
otra.
Según la crítica literaria (BJ, 1997), el texto hace parte de una unidad tex-
tual que va de 2,4b a 3-24, conocida como el relato yahvista de la creación y la
expulsión. Se diferencia del capítulo 1 en que aquí Yahvé forma a las criaturas
con sus manos y no hay una rigidez en cuanto a los días de la creación.
Esta adición posterior, desde una visión sacerdotal, pretende explicar por
qué la mujer debe someterse al varón y su papel en la sociedad ha de ser el de
madre y por qué el trabajo y la vida humana son tan difíciles. Así, muta el con-
cepto sapiencial hacia un juicio ritual, inserción posterior que busca conectar
la concepción sacerdotal de pecado con la experiencia del mal y el exilio.
El texto realiza una reflexión sobre el exilio (Garash), tema tan presente en
la mentalidad de los israelitas. La relación del pecado con el exilio habita en el
imaginario simbólico sacerdotal. De esta manera, se cuenta aquí la historia de
Israel en miniatura, desde una perspectiva en busca de alguna explicación a los
constantes exilios que sufriera el pueblo a lo largo de su historia: quien peca, es
expulsado de la buena tierra. Un tema que se repite en las historias de Caín y de
Jacob-Israel, personaje fundante del pueblo (Gen 27,22-26).
Conclusiones
El relato de Génesis 3 está compuesto por tres capas: (a) un relato mítico
sapiencial que se une a un relato de expulsión, (b) un narrador yahvista, que
conserva mucho de los relatos míticos y (c), finalmente, un editor sacerdotal,
que vincula la expulsión con una maldición. A esto se le añade, además, una
historia de la interpretación (Wirkungsgeschichte) que ahonda en el tema de
la culpa y el pecado y borra las huellas de los relatos iniciales.
Conflicto de intereses
El autor declara la inexistencia de conflicto de interés con institución o
asociación comercial de cualquier índole. Asimismo, la Universidad Católica
Luis Amigó no se hace responsable por el manejo de los derechos de autor que
los autores hagan en sus artículos, por tanto, la veracidad y completitud de las
citas y referencias son responsabilidad de los autores.
Referencias
Albertz, R. (1992) “Ihr werdet sein wie Gott” (Gen 3,5). In: Crüsemann, F.
Hardmeier, C., Kessler, R. (Hgg.), Was ist der Mensch…? Beiträge zur
Anthropologie des Alten Testaments (FS H.W. Wolff). München, 11-27.
Crüsemann, F. (2003). “Eva – Die erste Frau und ihre ‚Schuld”. Ein Beitrag zu
einer kanonisch-sozialgeschichtlichen Lektüre der Urgeschichte“. In:
ders., Kanon und Sozialgeschichte. Beiträge zum Alten Testament.
Gütersloh, 55-65.
Wallace, N. (1997). “Garden of Eden”. In: Freedman, D. N. (ed.). The Anchor Bible
Dictionary on CD-ROM. New York, USA: Logos Library System Version
2,1, 1997.