Competencia Judicial
Competencia Judicial
Competencia Judicial
SUMARIO: I. Notas introductorias. II. Sectores constitutivos del contenido del Derecho
Internacional Privado. III. La importancia de la competencia judicial internacional.
IV. La norma de competencia judicial internacional autónoma convencional. Atri-
buir y distribuir. V. La norma de competencia judicial internacional ad intra y ad
extra. 1. Ventaja de un sistema competencial autónomo monista. 2. Desventajas de
un sistema competencial autónomo monista. 3. Necesidad de una regulación compe-
tencial internacional armónica ad intra. VI. La norma de competencia judicial inter-
nacional sustantiva y adjetiva. VII. Conclusión: Necesidad de algunos parámetros
en la normativa competencial actual. VIII. Bibliografía.
I. NOTAS INTRODUCTORIAS
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dos que han estado (y siguen estando) como partes del contenido (naciona-
lidad y extranjería). La correcta ubicación de este sector servirá para asen-
tar las bases sólidas que consideramos debe tener el instrumento regulador
de este primer sector, la norma de competencia judicial internacional. Así
las cosas, debemos analizar los elementos, requisitos, características que ha
de contener toda norma de competencia judicial internacional para poder-
los aterrizar después en la normativa mexicana. Una norma que debe dar
respuesta al plano internacional de manea diferenciada al nacional; debe
tener cubierto el plano sustantivo (los supuestos de hecho) y el adjetivo (los
problemas procesales derivados de su aplicación); debe regular de manera
armónica y uniforme la atribución de competencia judicial internacional al
interior de la República Mexicana.
La suma de todos estos elementos nos ayudará a dar una respuesta global
y adecuada a la regulación que debe presidir toda norma que pretenda
responder de manera actual y contextualizada a las necesidades crecientes
que surgen en el sector competencial del DIPr. mexicano.
No queremos terminar esta breve introducción sin advertir que las críticas
que se vierten en las próximas líneas se realizan con el único objetivo de
construir un sistema normativo competencial mejor, más adecuado y nece-
sario para la realidad mexicana.
Partimos de afirmar que el contenido del DIPr. está compuesto por la suma
de tres sectores, los cuales actúan de forma concatenada y condicionada.
Nos referimos particularmente a: a) La competencia judicial internacional;
es decir, a la pregunta de “quién” es la autoridad nacional, que se declarará
con competencia en el plano internacional, para entrar a conocer y resol-
ver el fondo de una determinada pretensión jurídica; este primer sector es
también conocido como competencia judicial directa, b) El Derecho aplica-
ble; es decir, a la resolución del interrogante de “cómo” esa autoridad nacio-
nal que se declaró competente a nivel internacional va a resolver el fondo de
la pretensión; y, c) El reconocimiento y ejecución de sentencias judiciales
extranjeras; es decir, los requisitos sine qua non que cada ordenamiento
jurídico determina como necesarios y suficientes para poder llevar a cabo el
proceso de reconocimiento, exequatur y ejecución propiamente dicha; este
tercer sector es también denominado como competencia judicial indirecta,
como contrapunto y complemento al primer sector mencionado.
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entre la doctrina mexicana. En este sentido encontramos a Pereznieto Castro quien afirma
al hablar del derecho a la nacionalidad que “su objeto es estudiar la relación de una per-
sona en razón del vínculo político y jurídico que la integra a la población constitutiva de
un Estado. Se trata de una relación de derecho público y, por tanto, rebasa la naturaleza
propia del DIPr. La razón de su inclusión entre los temas que se examinan en esta obra es
que en México se han seguido tradicionalmente los planes de estudio de las universidades
en Francia, en donde el derecho de la nacionalidad, como ya se mencionó, constituye un
tema previo para abordar la técnica o método conflictual”, PEREZNIETO CASTRO, L., Derecho
Internacional Privado, Parte General, México, Oxford, séptima edición, 1999, p. 6.
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6/12/87 como depósito del instrumento. Cabe mencionar que México a la hora de firmar
y ratificar realiza una declaración interpretativa al artículo 3 de este instrumento y en este
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sentido señala: “que en caso de abandono de incapaces por parte de sus representantes lega-
les, el domicilio de aquéllos se determinará en base a lo establecido por el Artículo 2 de la
Convención”. Véase http://www.oea.org/juridico/spanish/firmas/b-44.html
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4 Entre otros véase, CALVO CARAVACA, A. L., y J. CARRASCOSA GONZÁLEZ, Derecho Inter-
nacional Privado, vol. I, op. cit., y FERNÁNDEZ ROZAS, J.C. y S. SÁNCHEZ LORENZO, Derecho
Internacional Privado…, op. cit.
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5 Encontramos aquí una importante diferencia respecto a las fuentes normativas que se
manejan en el contexto comunitario. Así, en la Unión Europea se manejan tres fuentes: el
DIPr. autónomo, el DIPr. convencional y el DIPr. institucional. Lo anterior desde que en
la Unión Europea existe un poder legislativo supranacional que, a través de Reglamentos
comunitarios o Directivas comunitarias, prevé normativamente relaciones jurídicas pri-
vadas e internacionales, y cuya incorporación es, en principio, obligatoria para todos los
Estados miembros. Lo anterior ocasiona una red normativa elevada, que complica la apli-
cabilidad de las distintas normas, de no tener el cuidado y conocimiento requerido.
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cit., p. 168.
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vo, a dicho pronunciamiento judicial, a fin de que tenga pleno sentido hablar
de un “eco extraterritorial”. Este tercer sector, como viene siendo habitual,
se responde igualmente a través de dos fuentes normativas de distinto orden
jerárquico aplicativo; por un lado, volvemos a encontrar los distintos CPC
de las entidades federativas y del Distrito Federal y, por otro lado, el único
Convenio Internacional firmado y ratificado por México a la fecha, el Con-
venio bilateral entre España y México sobre reconocimiento y ejecución de
sentencias y laudos arbitrales extranjeros de 1989, así como la Convención
Interamericana sobre eficacia extraterritorial de las sentencias y laudos ar-
bitrales extranjeros.
A este tercer sector se le puede anexar la cooperación procesal civil in-
ternacional entre autoridades, denominada por la doctrina como el “cuarto
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pilar” del contenido del DIPr. Que sea denominado como el cuarto sector
del contenido del DIPr. o bien se considere como un anexo del tercero, a la
competencia judicial indirecta, no impide que reconozcamos la creciente
importancia de la cooperación entre autoridades, principal y específicamen-
te si nos referimos a la materia familiar. Sin duda, de no existir cooperación
(judicial o administrativa por las denominadas Autoridades Centrales) entre
los Estados a través de las autoridades señaladas sería imposible darle sen-
tido pleno al DIPr., y concretamente al DIPr. de enfoque familiar como re-
presenta, por ejemplo, la adopción internacional de menores; la restitución/
sustracción internacional de menores; el reconocimiento de la obligación de
alimentos para menores, cónyuges, excónyuges, parientes colaterales cuarto
grado menores o incapaces, concubinos y en filiación adoptiva; divorcio;
nulidad matrimonial; separación matrimonial, tutela de menores, impedi-
mentos para contraer matrimonio derivados de la minoría de edad o de la
existencia de vínculos familiares, entre otros.
Las notas finales que podemos sacar de las líneas anteriores se resumen
de la siguiente manera:
11 Cfr. BOGGIANO, A., Curso de Derecho Internacional Privado, Derecho de las Rela-
ciones Privadas Internacionales, Argentina, Abeledo-Perrot, 2001, p. 125. Se ha puesto de
manifiesto por la doctrina que es un punto funcional, SILVA, J.A., Derecho Internacional
sobre el proceso. Procesos civil y comercial…, op. cit., p. 87.
12 CALVO CARACAVA, A.L. y, J. CARRASCOSA GONZÁLEZ, Derecho Internacional Privado,
16 FERNÁNDEZ ARROYO, D.P. (coord.)., Derecho Internacional Privado de los Estados del
MERCOSUR, Argentina, Zavalia, 2003, p. 151.
17 En este sentido el profesor Silva ha señalado que “agreguemos a la vez en el caso
de las normas internas, que no es posible pensar que una ley interna pueda establecer que
el tribunal competente para conocer y resolver de equis asunto sea un tribunal extranjero,
porque ello significaría que un Estado estaría legislando respecto a lo que debe hacerse
en otro. En todo caso, cuando la ley de un Estado establece que el tribunal competente
puede ser un extranjero, ello no quiere decir que necesariamente el tribunal extranjero deba
asumir la competencia, sino que solamente se indica por esa ley, que el Estado expedidor
de esa ley, es incompetente para conocer de equis asunto y que por tanto, le envía la com-
petencia a un tribunal extranjero. En el extranjero, toca al tribunal decidir si acepta o no
la competencia que se le envía. Debemos entonces diferenciar el caso en que una norma
envía la competencia hacia un tribunal extranjero, del hecho de que tal tribunal extranjero
deba asumir la competencia que se le envía”. Cfr., SILVA, J.A., “Estructura de la norma de
competencia judicial civil y comercial internacional (consideraciones en torno al sistema
mexicano)”, Jus, Escuela de Derecho de la Universidad Autónoma de C. Juárez, núm. 9,
1990, p. 25 y SILVA, J.A., Derecho Internacional sobre el proceso. Procesos civil y comer-
cial, op. cit., p. 77.
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18 Cfr. SILVA, J.A., Derecho Internacional sobre el proceso. Procesos civil y comercial…,
vol. I, op. cit., p. 47. En este sentido afirman que de consultar las normas extranjeras de
competencia judicial internacional “dañaría la Soberanía estatal, ya que cada Estado fija
de modo soberano los casos en los que interviene su Poder Judicial”.
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21 FERNÁNDEZ ARROYO, D.P. (coord.): Derecho Internacional Privado de los Estados del
MERCOSUR, op. cit., p. 151; CALVO CARAVACA, A-L. y J. CARRASCOSA GONZÁLEZ, Derecho
Internacional Privado, vol. I, op. cit., pp. 47 y 124; FERNÁNDEZ ROZAS, J.C. y S. SÁNCHEZ
LORENZO, Derecho Internacional Privado, op. cit., p. 85 e IGLESIAS BUIGUES, J. L., Compe-
tencia judicial, reconocimiento y ejecución de decisiones judiciales en la CEE y en Dere-
cho español, Instituto de Estudios Administrativos, España, 1977, p. 25.
22 En este sentido se expresa también, en un contexto español, PÉREZ VERA, E. et al.,
fracciones distintas del CPC del Distrito Federal, a saber, la III (accio-
nes de estado civil), la IV in fine (al hablar de herencia menciona espe-
cíficamente la ausencia) y la VIII (jurisdicción voluntaria). Respecto
a la primera el punto de conexión es el “domicilio del demandado”,
respecto a la segunda es el “último domicilio del ausente” y respecto
a la tercera es el “domicilio del que promueve”, criterios personales
de atribución de la competencia que no tienen porqué coincidir en el
plano internacional. Así, si bien se despierta la estrategia procesal que
representa el forum shopping también la posibilidad de hacer fraudes
al foro y a la ley. Respecto a la adopción igualmente se puede encua-
drar ante la falta de una fracción específica en dos, la III y la VIII, con
resultados competenciales igualmente opuestos.
Si una “regulación por exceso” nos preocupa no lo hace en la misma
proporción que una “regulación por defecto”. Si bien hemos mencio-
nado la posibilidad de que un supuesto de hecho pueda encuadrarse
en varias fracciones con resultados competenciales contrarios, exis-
ten otras categorías jurídicas que no están contempladas en la norma
competencial. Hablamos, por ejemplo, de la restitución internacional
de menores o el aspecto civil del tráfico internacional de menores, es
decir, la localización y la restitución del menor al estado de su última
residencia habitual.
Partimos de la premisa de que la actual normativa autónoma com-
petencial mexicana ad extra, sustantiva y adjetiva, necesita mejorar;
este propósito se conseguiría si pudiéramos contar con unos paráme-
tros mínimos y específicos de los distintos supuestos de hecho que se
presentan en el ámbito internacional, un catálogo ex novo y ex profes-
so de criterios, elementos y requisitos específicos para alcanzar una
buena norma competencial de DIPr. Como técnica de soft law podría-
mos tener como referente el vigente Código de DIPr. de Venezuela.
f) Por último, pero no menos importante, debe contemplar y contextua-
lizar los problemas procesales que se puedan presentar con la apli-
cación de dicha norma (por ejemplo, la prueba, la tutela cautelar, el
emplazamiento internacional) al tiempo que se debe dejar abierta la
puerta a estas figuras (por ejemplo, litispendencia y conexidad).
VIII. BIBLIOGRAFÍA