Adolesciencia

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B

ADOLESCIENCIA
CÓMO
¿Tienes un hij@ adolescente y no eres ENTENDER

Bárbara Tovar ADOLESCIENCIA


Bárbara Tovar es psicóloga y experta
SELLO TEMAS DE HOY
capaz de entenderle? en emociones y salud por la Universidad

¿Sientes que se aleja de ti


A MI HIJO Complutense de Madrid. Ha participado
en congresos y en conferencias con temas
COLECCIÓN
FORMATO 15 x 23 cm
Rústica con solapas
y de tu entorno familiar? ADOLESCENTE relacionados con la comunicación, el estrés,
la ansiedad y el desarrollo del talento personal. SERVICIO

¿Pierdes los nervios y el control cuando Desde hace diez años colabora en programas
de televisión y en la actualidad es la psicóloga
intentas comunicarte con él/ella? Bárbara Tovar PRUEBA DIGITAL
del exitoso programa Hermano mayor de VALIDA COMO PRUEBA DE COLOR
La psicóloga más popular la cadena Cuatro. Dirige talleres y masterclass EXCEPTO TINTAS DIRECTAS, STAMPINGS, ETC.
Bárbara Tovar, la psicóloga del programa Hermano de televisión por toda España orientados a padres
mayor y especialista en terapia con adolescentes,
y adolescentes. Ha recibido un premio honorífico DISEÑO 18/04/2016 GERMAN
te ofrece las herramientas necesarias para conocer
por su participación en medios de comunicación,
las emociones de tu hij@ y ayudarle a gestionarlas. EDICIÓN
otorgado por el Colegio Oficial de Psicólogos
En Adolesciencia encontrarás las claves para acercarte de Madrid. Hoy dirige su propio despacho y lo
a su universo y descubrir que, pese a que no lo parezca, compagina con su labor de madre y educadora.
CARACTERÍSTICAS
tenéis mucho que compartir en esta difícil etapa en
la que te necesita más que nunca. Eso sí, tienes que IMPRESIÓN 4/0
saber cómo, y este libro te ayudará a conseguirlo.

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PVP 19,90 € 10137559

www.temasdehoy.es Diseño de la cubierta: Departamento de Arte y Diseño,

www.planetadelibros.com 9 788499 985435 Área Editorial Grupo Planeta


Fotografía de la cubierta: Cortesía de © Iris García Ruiz- IGR Fotógrafos

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11mm
BÁRBARA TOVAR

ADOLESCIENCIA
CÓMO ENTENDER A MI HIJO ADOLESCENTE

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El papel utilizado para la impresión de este libro
es cien por cien libre de cloro
y está calificado como papel ecológico.

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un


sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea
este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el per-
miso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede
ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (art. 270 y siguientes del Có-
digo Penal).
Diríjase a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o
escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con Cedro a través de la web
www.conlicencia.com o por teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.

© Bárbara Tovar, 2016


© Editorial Planeta, S. A., 2016
Temas de Hoy es un sello editorial de Editorial Planeta, S. A.
Avda. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona
www.temasdehoy.es
www.planetadelibros.com

ISBN: 978-84-9998-543-5
Depósito legal: B. 10.934-2016
Preimpresión: Safekat, S. L.
Impresión: Black Print

Printed in Spain - Impreso en España

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 13

1. VIVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA 19


¿Qué puedes esperar en cada etapa adolescen-
te y cómo actuar? 19
Los lobos que luchan en el interior de tu hijo 25

2. EDUCAR LAS EMOCIONES: CÓMO LOGRARLO 37


Emociones adolescentes 37
Las emociones en los padres: cómo dejarles
miguitas de pan 46
Mi compañera de viaje: la preocupación 63

3. ¿CÓMO SE TRATA A SÍ MISMO? 75


Un termómetro que mide la autoestima 75
El camino de la verdadera felicidad 83
Convertir su exigencia en excelencia 86

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10

Conviértele en su mejor coach motivacional 90


Solo él puede tomar las riendas 100

4. LA HUELLA QUE DEJAMOS EN NUESTROS HIJOS.


ESTILOS EDUCATIVOS 107
El estilo sobreprotector: «Pobrecito, yo solo
quiero que no sufra» 109
El estilo autoritario: «¿Emociones? ¿Y qué
tiene que ver eso?» 117
El estilo negligente: «Ahora no tengo tiempo» 122
El estilo democrático: «Amar a veces es exigir
y a veces conceder» 125

5. CUANDO LA IRA SECUESTRA A TU HIJO 135


Emociones que dañan: la ira 140
Una desagradable visita 141
Las gafas de la ira y otras trampas de su mente 145
Efecto Pigmalión: ahora más que nunca 149
Antídotos infalibles 154

6. ENAMORARSE DEL ESFUERZO 159


El esfuerzo: compañero de viaje 159
El camino es lo importante 162
Descubriendo el poder arrebatador del esfuerzo 166
Deshojando la margarita: «Me apetece o no
me apetece» 170
STOP: se acabó dejar todo para el final 174
El verdadero compromiso 176

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11

7. FITNESS EMOCIONAL EN FAMILIA 181


¿Qué es el fitness emocional? 181
Ejercicio uno: encontrar tu propio rumbo 183
Ejercicio dos: cultivar la actitud 184
Ejercicio tres: convertirte en el padre que a ti
te hubiese gustado tener 186

AGRADECIMIENTOS 191

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1
VIVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA

Lo que en la juventud se aprende, dura toda la vida.

FRANCISCO DE QUEVEDO

¿QUÉ PUEDES ESPERAR EN CADA ETAPA ADOLESCENTE


Y CÓMO ACTUAR?

La adolescencia siempre me ha resultado una etapa


fascinante. Es un periodo con grandes posibilidades,
quizás es una de las etapas más decisivas en la vida, y
conocerla a fondo nos permitirá ayudar a nuestros
hijos, sin duda, a que le saquen el máximo partido.
Como todo, tiene su ciencia, y mi objetivo es mostrár-
tela para reforzar tu labor como padre durante estos
años.

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Hoy en día, la adolescencia es una etapa que cada


vez resulta más dilatada en la vida de nuestros hijos. Ya
no se trata de algo pasajero que, simplemente, aguantan-
do la respiración conseguimos atravesar. Ahora necesi-
tamos respirar en ella, ya que debido a factores funda-
mentalmente educativos y vinculados a nuestra sociedad
actual, este periodo es cada vez más largo. Además, en
él se resuelven las encrucijadas más importantes para la
vida de nuestro hijo, por lo que debemos zambullirnos
de lleno, en lugar de pasar de puntillas. De esta forma,
tanto tú como tu hijo, aprenderéis cosas nuevas y mara-
villosas, decisivas para continuar por el camino del cre-
cimiento y la transformación.
Si tienes un hijo con diez años, tienes un hijo que está
entrando en la adolescencia. Un hijo que va a necesitar
que escuches más y hables menos, que hagas aquello que
dices que vas a hacer, y que pienses antes de actuar. Es
muy probable que hayas notado algunos cambios en él,
que hayan aparecido ciertos altibajos de carácter, emo-
ciones más complejas e, incluso, que hayan aumentado
las tensiones en casa. Algunos niños, y especialmente
niñas, pueden comenzar a manifestar rasgos adolescen-
tes incluso antes, en torno a los nueve años. Recuerdo
cómo una madre me explicaba, algo sorprendida, que su
hija de nueve años se encerraba en su habitación a escu-
char música durante largas horas cada vez que tenía
algún problema con una amiguita. Este es un rasgo cla-
ramente adolescente. Su entorno, madurez, personali-

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VIVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA 21

dad y circunstancias favorecerán que en ocasiones esa


adolescencia asome con precocidad por casa, cuando tú
probablemente, como padre, no te habías planteado aún
tener que empezar a caminar por esta senda.
Por otro lado, comprobamos lo complejo que ha
sido para los expertos del mundo fijar una edad definida
como final de la adolescencia. Desde la Organización
Mundial de la Salud proponen como final los diecinueve
años, aunque, no obstante, desde la neurociencia, se ha
podido observar que la corteza prefrontal, junto con
otras estructuras cerebrales que son responsables del
desarrollo emocional del niño, del desarrollo de su ima-
gen personal y de su madurez en los juicios y razona-
mientos, no está del todo madura pasados los dieciocho
años, alcanzando su total desarrollo en torno a los vein-
te años. Este es el momento en el que parece que la
neurociencia ha decidido dar por finalizada la adoles-
cencia, coincidiendo con la maduración completa de
nuestro cerebro. No obstante, hay muchos expertos que
trasladan su final hasta los veinticinco años.
Todos conocemos a alguna persona más cerca de los
treinta que de los veinte, que, sin embargo, sigue siendo
un adolescente inmaduro. En cualquier caso, lo cierto es
que la adolescencia no acaba de forma súbita; uno no
cumple años y se pasan las turbulencias, llegan la madurez
y la responsabilidad y, qué bien, todo se arregla, tu hijo
estudia, se apasiona, habla con respeto, trata bien a sus
hermanos, mide la forma de dar rienda suelta a su ira, etc.

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Se trata de un cambio progresivo, lento, con grandes


altos y profundos bajos, en el que poco a poco las curvas
del camino se van suavizando, con menos picos, menos
valles y que son, sobre todo, menos frecuentes. Este es
el auténtico síntoma indicativo de que el adolescente
está superando esa etapa.
La adolescencia se ha dividido en tres capas, cada
una con un nivel madurativo distinto:
1.ª capa: de diez a catorce años. Se caracteriza por
ser una etapa de lucha contra su identidad, de conflictos
con los padres, de cambios repentinos de humor, com-
portamiento infantil cuando hay una situación de estrés
o un cambio en su vida. Crece el pensamiento abstracto.
2.ª capa: de quince a diecinueve años. Aparece en
esta etapa un cambio determinante aumentando su inte-
rés por el razonamiento moral y su reflexión sobre el
significado de la vida. Aparece el distanciamiento de los
padres y un fuerte acercamiento a los amigos. Se inicia
la capacidad de marcarse objetivos.
3.ª capa: de veinte a veinticuatro años. Afortunada-
mente comienza a solidificarse la identidad y una mayor
estabilidad emocional. El individuo ya piensa en el futu-
ro y sigue usando el razonamiento moral. Se desarrolla
la capacidad cerebral para gestionar ideas complejas.
Cada una de estas capas requerirá un acercamiento
distinto al hijo adolescente. En este cuadro se resumen las
principales características que los padres deben conocer
para apoyar y ser realmente una ayuda para él en esta etapa.

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VIVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA 23

DE LOS 10 A LOS 14 AÑOS DE LOS 15 A LOS 19 AÑOS DE LOS 20 A LOS 24 AÑOS

Momento crucial para Los padres tendrán peso Aunque le veamos más
sembrar valores antes de en la medida en que su estable, sigue necesitan-
que lleguen las verdade- hijo vea en ellos algo que do tu escucha y tu guía.
ras turbulencias de la necesita y no tiene. Es Pero cada vez hay que
adolescencia. importante que nuestro dejarle más autonomía,
hijo vea que le compren- para que aumente su
demos y entendemos su independencia en la
forma de ver la vida. forma de gestionar su
vida.

Los padres deben apro- Fuerte vínculo con sus Como padres, ser su alia-
vechar para sembrar un amigos y con la figura do, su incondicional,
fuerte liderazgo emocio- líder, su opinión puede pero sin miedo a expre-
nal y de valores en su ser más importante que sar de forma adecuada lo
hijo. Luego será más la de sus padres. Puede que nos parece incorrec-
difícil. traicionar nuestra con- to; sin temor a su recha-
fianza por ellos. zo. Hay que decírselo.

Necesita sentirse acepta- Fuerte idealismo y vincu- Error muy grave encasi-
do en el grupo de amigos lación a valores, aunque llarlo como «malo»,
y hará por integrarse a veces no actúe de «bueno» o «echado a
todo lo que esté en su acuerdo a ellos. Aprove- perder». Es probable
mano. Muy importante: char esto para inculcarle que se comporte confor-
conocer los valores, acti- principios positivos con me a esas etiquetas. Per-
tudes y entorno educati- argumentos lo suficien- mitirle que muestre el
vo de sus amistades prin- temente bien funda- otro lado. Evitar las eti-
cipales, así como conocer mentados para que le quetas le ayudará a
bien a sus amigos y la motiven en su realiza- expresarse con más
relación que establecen ción. Su afán de prota- libertad.
con él. gonismo favorecerá la
charla centrada en él y
en sus cosas.

Muy dado a hacer lo que Ofrecerle compromisos Época para luchar contra
la mayoría o el líder concretos y posibles. No el hedonismo y el mate-
mande. Aunque lo hará cumplir con nuestras rialismo que impera en la
igualmente, alentarle promesas puede generar- sociedad y que puede
para que tome sus pro- le una actitud de rechazo manifestarse de forma
pias decisiones, en fun- hacia nosotros y romper masiva en esta etapa. Su
ción de sus preferencias. su confianza. pensamiento más elabo-
rado le ayudará a absor-
ber estos conceptos.

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DE LOS 10 A LOS 14 AÑOS DE LOS 15 A LOS 19 AÑOS DE LOS 20 A LOS 24 AÑOS

El deporte tiene un Gran sentido del ridícu- Enfatizar la diferencia


papel decisivo. No per- lo. Mucho cuidado con existente entre la discipli-
mitir que lo abandone las críticas delante de na interna —el deseo de
por motivos inconsisten- otros, las bromas o crecer y sentirme bien
tes, y si lo hace, ayudarle comentarios personales conmigo mismo— y la
a encontrar otra activi- ante terceros, ya que es disciplina externa —evitar
dad deportiva como especialmente sensible. el suspenso o el castigo—,
alternativa. Poseen gran haciendo hincapié en la
energía y vitalidad. importancia de la primera.

Todavía hay competitivi- Es la fase de la rebeldía, Su relación con los otros


dad en los estudios. Es es la etapa en la que padres comienza a verse influen-
fundamental canalizarla aseguran no poder con ciada por el deseo de una
de forma correcta para las quejas continuas y la relación más íntima con
que sea útil como moti- desobediencia de sus alguien del otro sexo.
vación. hi jos. Es imperativa Aunque puede aparecer
Competitividad orienta- nuestra paciencia combi- desde antes, ahora es más
da hacia sí mismo. nada con límites, afecto y llamativo. Resaltarle su
seguridad en nosotros aspecto maravilloso, pero
mismos a la hora de argu- ayudarle a no descuidar
mentarle nuestras decisio- otros aspectos o intereses
nes, siempre después de de su vida. Equilibrio.
haberle escuchado.

Hacerle participar en Sus conversaciones son Sienten preocupación


vuestras conversaciones apasionadas y vivas y así por su futuro profesional.
y escuchar mucho. No deben ser también las Asegurarnos de que no
prolongar ningún diálo- nuestras con él, para elige ciertas opciones por
go más de treinta minu- fomentar la empatía y la no verse capaz de hacer
tos. escucha activa. lo que realmente quiere.
Fomentar su motivación
y confianza en sí mismo.

Es importante fomentar Tiende a rechazar todo lo Es importante para


la disciplina, que puede que tiene que ver con su seguir siendo influyentes
empezar a verse amenaza- vida anterior, pudiendo en su vida tener respues-
da. Ayudarle a gestionar alejarse de amigos sanos y tas inteligentes y argu-
su tiempo con equilibrio de actividades positivas. mentadas a sus pregun-
entre sus responsabilida- Recomiendo escuchar y tas. En esta fase el joven
des y sus aficiones. alentar su entusiasmo es capaz de darse cuenta
y compromiso con lo que de si, como padre, vives
le beneficia. Decirle lo coherentemente con eso
mismo, de modos distintos. que predicas.

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VIVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA 25

LOS LOBOS QUE LUCHAN EN EL INTERIOR DE TU HIJO

Existe un proverbio alemán que dice: «Cuando el niño


crece, tiene un lobo en el vientre». Yo creo realmente
que tiene dos, lo explicaré más adelante. Lo cierto es que
esta expresión resalta el componente de lucha que aflora
en la adolescencia, una dura batalla entre el que es y el
que quiere ser. La diferencia entre cómo le ven los
demás y cómo quiere que le vean. Y esa lucha interna
produce muchas veces un estado anímico cambiante,
con altos y bajos, explosiones emocionales, mutismo,
alegría desbordante o tristeza profunda. Si la adolescen-
cia se caracteriza por algo es precisamente por albergar
emociones a raudales, muchas de ellas extremas, que nos
desconciertan como padres. Esas emociones intensas
son observables por nosotros como espectadores de pri-
mera fila y, con frecuencia, van precedidas por una lucha
interna que, o bien ha finalizado, o bien sigue abierta
dentro de él.
Recuerdo el caso de María, de quince años. Un día en
nuestra sesión me dijo: «No puedo con mi madre, cuan-
do se pone en plan crítica sobre si la falda no me queda
bien, si esta camiseta es horrorosa, y todo, apenas unos
minutos antes de salir con mis amigas, no lo soporto de
verdad, parece que lo hace a propósito para sacarme de
quicio». El caso es que María llevaba horas en su habi-
tación probándose diferentes conjuntos de ropa que no
acababan de convencerla y libraba una férrea batalla

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interior con respecto a su imagen. El comentario de su


madre probablemente hizo que se dispararan sus emo-
ciones y pagó con ella toda la tensión acumulada. María
está en la fase dos y, como hemos visto en el cuadro, es
fundamental el manejo de la crítica en esta etapa, saber
detectar esas luchas interiores en nuestros hijos para
profundizar en sus emociones y actuar en consecuencia.
A veces observarás que tu hijo llega a casa más serio
de lo habitual, o, por el contrario, lo hace con una
amplia sonrisa. O que, en ocasiones, se encierra en su
cuarto sin apenas hablar y en otras se muestra más cola-
borador que nunca. Nosotros asistimos perplejos a estos
cambios de humor aparentemente inexplicables, pero
que tienen su fundamento en el universo de tu hijo. Algo
ha sucedido que le está provocando esos cambios. Ser
sensible a ello es muy importante, porque nos permitirá
conectar con su vida y los acontecimientos que en ella
suceden. A ellos les resultará difícil abrirse emocional-
mente si perciben que te enfadas o te sientes herido por
lo que hace. Eliminar esa percepción es parte de nuestro
trabajo como padres; de lo contrario, nos expulsará de su
vida íntima, y perderemos una información que es de vital
importancia conocer.
A todas estas emociones encontradas hay que añadir
los cambios físicos. Siempre que pienso en ello, me viene
a la memoria el famoso cuento del patito feo, ¡cuántas
veces nuestros hijos se han sentido como patitos feos en
el camino de su trasformación física! Acné, bello, altiba-

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VIVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA 27

jos en el peso, cambios en la voz, crecimiento del pecho…


hasta convertirse finalmente en bellos cisnes, pero, qué
arduo es el camino hasta alcanzar esa meta, qué inapro-
piados se pueden llegar a sentir, y qué bello proceso de
entrenamiento han de recorrer para ir superando sus
primeras adversidades. Pretenden aparentar ser mayo-
res, pero se sienten inseguros; quieren ser fuertes y autó-
nomos, pero experimentan una incuestionable necesi-
dad de pertenecer al grupo; quieren ser libres y tomar
sus propias decisiones, pero los padres todavía son los
gestores de su libertad y su economía. En cualquier caso,
ellos tampoco están preparados para tantos cambios, tan
pronto, tan rápido, tan por sorpresa... El deporte es una
de las mejores maneras de ayudarles a gestionar mejor
todos esos cambios físicos, prevenir los problemas rela-
cionados con la alimentación, o la insatisfacción con la
imagen corporal, sobre todo en las niñas. Siempre reco-
miendo que el deporte esté incorporado a las rutinas
familiares desde el inicio de la infancia, pero si no es así,
siempre hay tiempo para incorporarlo.
En Jaime, un muchacho de diecisiete años al que tra-
taba en la consulta, su adolescencia empezaba a dejar
mella en el rostro, a través del acné que había aparecido
en su frente y sus mejillas. Le estaba minando enorme-
mente la autoestima. Entonces Jaime comenzó a correr
con frecuencia y ocurrió algo que él calificaba como
mágico; cuando salía de casa se puntuaba del uno al diez
en función de cómo se veía a sí mismo. Normalmente, se

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otorgaba una media de tres. Tras correr alrededor de


cuarenta minutos, después de una ducha y ponerse cómo-
do, debía repetir la valoración, y esta aumentaba, por
término medio, hasta los 6 puntos. No solo se autoapro-
baba, sino que se concedía un bien. Indudablemente, era
el mismo que una hora antes se castigaba con un insufi-
ciente, los mismos granitos, en los mismos lugares,
—«mágico, ¿no?»— me decía Jaime. No es magia, es
química, es serotonina, adrenalina, opiáceos endógenos,
que ayudaban a Jaime a verse mejor. ¡Qué buena receta!
La autoestima, el bienestar, aunque a nuestros hijos
les cueste darse cuenta, nace desde su interior hacia el
exterior. Si el interior no está bien, el exterior tampoco
lo estará. Darán igual los esfuerzos estéticos que se
inviertan, solo si el interior está bien, relativizaremos
nuestra percepción del exterior.
También se producen cambios en la manera de ves-
tir. La adolescencia es la época en la que muchos jóvenes
comienzan a cambiar su atuendo. Pueden decidir vestir
solo de negro, teñirse el pelo de colores, rapárselo o
cubrirse el cuerpo de tatuajes o piercings. Todo ello no
es más que una necesidad individual de proclamar a
gritos quién es, cómo es, lo que siente, qué piensa, y
cuándo lo piensa. En estos casos, el desprecio de los
padres a estas formas de expresión suele ser interpretado
por el adolescente como un rechazo a su persona, a sus
ideales, a sus emociones y al grupo de referencia al que
pertenece sin reservas. Mala receta. Recuerda que estos

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VIVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA 29

cambios suelen ser temporales, suelen evaporarse, igual


que vienen se van.
La ropa, en estas etapas, se manifiesta como un obje-
to instrumental para alcanzar cierta seguridad, solo eso.
Cuando nuestro hijo descubra quién es, no le importará
que los demás no lo sepan, porque, en caso de que les
interese saberlo, ya se esforzarán por acercarse y cono-
cerlo. En definitiva, habrá madurado. Por el contrario,
es información útil acerca de sus gustos y sus ideales.
Invierte más tiempo en descubrirlos con una mente
abierta que en juzgarlos. Dará mejores resultados.
Hasta aquí tres claves indispensables para entender
la adolescencia:

• La lucha abierta e interior del adolescente, con


claro reflejo en el exterior. No se debe tomar
como algo personal.
• Las emociones encontradas, expresadas torpe-
mente y a borbotones.
• Los numerosos cambios físicos y de forma de
vestir que le llevan a reivindicarse ante el mundo
de una determinada manera.

Son los lobos que habitan en el vientre de tu hijo los


que en ocasiones hacen que no reconozcamos a ese
dulce y cariñoso niño de antes. ¿Dónde está?, se pregun-
tan muchos padres. Está ahí mismo, frente a ti, pero no
siempre quiere mostrar dulzura y, a veces, la oculta tras

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su frialdad o indiferencia, que le confiere, o eso cree, un


aire mucho más maduro. A veces, esa indiferencia tiene
su origen en algo que le preocupa, y entonces se aísla, se
distancia, no quiere abrirse, no quiere derrumbarse, y
contigo es posible que ocurra, al fin y al cabo eres mamá,
eres papá, y a tu lado sigue siendo un niño. Pero, afor-
tunadamente, podemos hacer muchas cosas para llegar
hasta él de otros modos. Tal y como decía Einstein: «En
los momentos de crisis solo la creatividad es más impor-
tante que el conocimiento».
Recuerdo a un padre que vino a mi consulta. El
hombre, conocedor de la distancia que confiere en oca-
siones el inicio de la adolescencia, decidió compartir con
su hija de diez años un nuevo hobbie: patinar. Aquel
padre tenía cuarenta y ocho años, un trabajo de lunes a
viernes y otros dos hijos mayores de quince y dieciocho
años, pero, aun así, sacó tiempo para cumplir su objeti-
vo. ¡Qué héroe!, ¿no creen? Aunque era un buen depor-
tista, acometió un verdadero reto subiéndose a unos
patines junto a su ágil y osada hija. Durante años, esa
rutina les ayudó a sentirse cerca, a compartir un espacio
en el que, más allá de la propia actividad en sí, compar-
tían el miedo a las caídas, la satisfacción por su evolución
positiva, la diversión ante una buena mañana de patina-
je, y algún que otro rasguño. Hoy, todavía continúan
patinando juntos. Qué maravillosas herramientas: inti-
midad, tiempo compartido de calidad e intereses comu-
nes. Buena receta.

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VIVIR A SU LADO LA ADOLESCENCIA 31

Otras veces, comprobamos que su interés por todo


lo que le enseñamos está en lucha con su apatía y su
indolencia. De esta manera, trata de aumentar su auto-
nomía, de separarse de nosotros, de ver qué sucede si
camina solo.
Los padres, frustrados y rechazados, nos retiramos
ante la falta de interés de nuestros hijos por nosotros.
Ahora, su alegría, su energía, su ilusión, las invierte en
su novio o en su novia, en sus amigos, mostrándola en
casa con poca frecuencia. El tema es que a vosotros ya
os tiene conquistados, ahora es al resto del mundo al que
ha de conquistar.
Los lobos siguen estando ahí; se manifiestan en la
constante dualidad que subyace entre lo que debe hacer
y lo que quiere hacer, entre lo que dice y lo que final-
mente hace. Esta lucha se materializa en una anécdota
entrañable que me sucedió hace unos años en la boda de
un familiar. Era una ceremonia sencilla, con pocos invi-
tados, pero todos muy allegados. Mis hijos andaban de
aquí para allá entre las mesas hablando con unos y otros.
Entonces, un familiar del novio se levantó y comenzó a
tocar el violín de forma deliciosa. Mi hijo mayor, Óscar,
un amante de la música desde muy pequeño, más inclu-
so de lo que reconoce, siempre se ha empeñado en di-
simular la enorme emoción que le genera la música, pero
lo cierto es que su cuerpecito se mueve de manera invo-
luntaria en cuanto escucha las primeras notas. En esta
ocasión se me acercó y me dijo: «Mamá, quiero bailar,

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32

pero me da vergüenza, me van a mirar todos…». Com-


prendí perfectamente lo que debía de sentir y le dije:
«Mira cariño, a veces sentirás que tienes dos lobos
luchando dentro de ti: uno es el de la vergüenza, el otro
el de la valentía». Rápidamente me interrumpió: «Y
¿quién gana, mamá, quién gana?». «Ganará aquel al que
tú decidas dar de comer. Si hoy no bailas, estarás alimen-
tando al lobo de la vergüenza y este se hará más grande
y fuerte. Sin embargo, si bailas, estarás fortaleciendo tu
valentía». Me miró con cara de estar asimilando cuanto
acabada de oír, y con la música del violín de fondo,
comenzó a moverse y a bailar, ante la atenta y divertida
mirada de amigos y familiares. Recuerdo la escena con
todo detalle, porque comprobé que mi hijo, a pesar de
su sonrojo, no dejaba de bailar, y no dejó de hacerlo
durante un buen rato. Me sentí orgullosa y feliz por verle
gestionar aquella situación que le sacaba fuera de su
zona de confort. Cuando la música terminó, vino corrien-
do, se echó en mis brazos y me dijo: «Mamá, me he
puesto rojo, pero lo he hecho». Fue un gran hito para él,
porque logró superarse y de vez en cuando recuerda
aquellos lobos para enfrentarse a una nueva situación de
superación. Los niños son realmente sabios y nunca
olvidan una herramienta útil cuando disponen de ella.
Hoy sé que todos llevamos esos lobos dentro, no
importa la edad que tengamos, tampoco si somos hom-
bres o mujeres, si nuestra estatura es alta o baja, si somos
o no malos estudiantes, pacientes o impacientes, todos,

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absolutamente todos, libramos batallas de este tipo casi


a diario. Pero en la adolescencia aparecen con toda su
fuerza. Analicemos las principales batallas que se produ-
cen en el interior de nuestros hijos: veremos a la valentía
luchando contra la vergüenza; la reflexión se enfrentará
a la impulsividad; el esfuerzo librará batalla contra la
pereza; la frustración se enfrentará a la paciencia; la ira
al amor; la sinceridad contra el engaño, e incluso, a
veces, serán varias las batallas que se libren a la vez. ¿Y
quién ganará? La victoria va a depender de a quién dé
de comer nuestro hijo. En muchos momentos, esas
luchas se convertirán en entrenamientos para ir encon-
trando su propia identidad, conformando su propia
escala de valores, quién quiere ser, a quién le gustaría
parecerse.
Otras veces, el niño no quiere luchar y ya, desde el
comienzo, parece dar por vencedor a uno de los lobos,
lo que nos resulta más frustrante todavía. En todo este
proceso te animo a que no desesperes. Confía en que en
el interior de tu hijo coexisten no solo la ira, también el
amor; no solo la pereza, también la capacidad de esfuer-
zo; no solo la vergüenza también la valentía, y así suce-
sivamente. Según el taoísmo no existe el yin sin el yang,
como tampoco la luna sin el sol, el día sin la noche, el
orden sin el caos; del mismo modo, nuestros hijos pue-
den estar mostrándonos un único lado de sí mismos, un
cincuenta por ciento. Pero en algún rincón escondido se
encuentra el otro cincuenta por ciento que le convertirá

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en una persona completa, más fuerte, más equilibrada.


Así que, aunque uno de los lobos haga más ruido que el
otro, aunque uno de ellos esté sobrealimentado, verás
que es posible despertar al otro lobo que hay en tu hijo,
facilitando que pueda sentirse fuerte y victorioso ante
sus propios retos.
Recuerda:

• La adolescencia puede surgir de forma más o menos


repentina y muy temprana. Nueve/diez años.
• Su final está marcado por una condición emocio-
nal y madurativa más equilibrada, con menos
inestabilidad en su estado de ánimo y más sere-
nidad en su día a día. Suele ocurrir en torno a los
veinte/veinticinco años, momento en el que se
definen la identidad y el lugar que nos correspon-
de en el mundo.
• Observa las batallas internas que libra tu hijo. Sus
síntomas suelen ser las explosiones emocionales
que manifiesta, o el aislamiento y/o mutismo
desde la trinchera segura de su habitación.
• Acércate a tus hijos, comparte actividades, hob-
bies o cosas que le puedan interesar, necesita tu
proximidad, que se traducirá de inmediato en
una mejor comunicación entre ambos.
• Trata de interiorizar los puntos del cuadro que te
puedan resultar más útiles y comprométete a
llevarlos a cabo desde hoy.

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• Aunque a tu hijo le gane siempre el mismo lobo,


no dudes que el otro también vive dentro de él.
Solo está esperando a que lo alimenten. Todos
somos cincuenta por ciento de uno y cincuenta
por ciento de otro. En este libro descubriremos
cómo alimentar al deseado.
• Los cambios físicos son temporales, y ocasionan
frustración y, a veces, preocupación desmedida
en nuestros hijos. El ejercicio físico es un gran
aliado. Si te piden apoyo para realizar alguna
actividad deportiva, no dudes en brindárselo. Es
vital para mejorar su autoestima.
• La imagen, vestimenta y accesorios pueden resul-
tarnos inadecuados. Procuremos contener nues-
tra crítica feroz y abierta o, al menos, dejar fuera
de ella los valores o ideales que representan. En
su lugar, elaboraremos argumentos serenos, sóli-
dos e inteligentes para ayudarle a aterrizar con
sus pies sobre el suelo, y suavizar el extremismo
en sus posiciones. Normalmente, tu hijo volverá
a vestir como antes cuando conquiste seguridad
en sí mismo y ya no necesite dejar claro ni a él ni
a los demás su propia identidad.

Hay una película muy recomendable sobre la adoles-


cencia: El club de los poetas muertos, del director Peter
Weir.

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