El Concepto de Turismo Indígena
El Concepto de Turismo Indígena
El Concepto de Turismo Indígena
Durante las décadas de 1980 y 1990 el turismo indígena fue definido por la literatura
científica internacional como el conjunto de experiencias de primera mano con
culturas indígenas (Harron y Weiler, 1992), una forma de colección cultural
(Volkman, 1990) y como un campo de relaciones coétnicas (Van den Berghe, 1980
y 1994a; Van den Berghe y Keyes, 1984) caracterizado por la atracción del otro y
su cultura, lo diferente y el “exotismo étnico”, es decir, lo nativo como objeto de
curiosidad “turistado”, mediatizado por los mediadores. Vale Smith lo definió como
el turismo de las cuatro H:
La visión optimista o positiva del turismo indígena Hay autores que destacan
sobremanera los efectos positivos del turismo indígena en América Latina, por
ejemplo: conocer gente diferente, el intercambio cultural y el estímulo para la
producción artesanal (Getino, 1991: 123; omt, 2001 y 2006). El turismo en
comunidades indígenas puede crear un mayor respeto hacia éstas, ayuda a
mantener o revitalizar lenguas o tradiciones (Mastny, 2003: 28), trae beneficios
económicos y combate la pobreza extrema (omt, 2006). Algunos análisis que
presentan esta visión positiva son los de Ingles (2002) para el caso de la Amazonía
peruana, los de Maldonado (2006) sobre la Red de Turismo Comunitario de América
Latina (Redturs),2 el de Espinosa (2010) sobre la red de turismo comunitario
Saraguro Rikuy en Ecuador y el de Chernela (2011) para el ecoturismo guna. Otro
ejemplo es el proyecto Mundo Maya (Morales y Marías, 2007: 131), una iniciativa
de cooperación turística regional en la que participan México, Guatemala, Belice, El
Salvador y Honduras. En el proyecto las mujeres fabrican blusas y otros productos
con motivos indígenas para los visitantes, así como maíz y chile. De acuerdo con
estos trabajos y otros muchos, el turismo revitaliza a las comunidades indígenas,
les da rendimientos económicos y les abre una puerta para mostrar su identidad
cultural al mundo.
La tercera perspectiva es capaz de valorar las dos caras del turismo y considerar
que, si bien puede tener impactos positivos y negativos, también hace que las
comunidades receptoras se adapten de forma creativa (Henrici, 1999; Kirtsoglou y
Theodossopoulos, 2004; Da Silva, 2007; Pérez Galán, 2011; Carpentier, 2011). Un
ejemplo es el trabajo de Grünewald (2001a y b y 2003). Este autor brasileño ha
trabajado con los indígenas pataxó del noreste de Brasil, quienes han desarrollado
un turismo que les ha dado un estatus diferenciado y una nueva producción cultural
instrumental. Se han mostrado creativos e inventivos de su cultura a partir de la
selección de varios orígenes, algo que también apunta el documental de Peter
Anton Zoettl (2010) sobre los pataxó de la comunidad de Coroa Vermelha.el rutismo
indígena es un arma de doble filo que tiene efectos de variados tipos, pero si es
controlado políticamente por el grupo indígena posibilita generar una mejor
distribución de sus beneficios, una disminución o paliación de los efectos negativos,
una adaptación creativa a las relaciones local-global y una afirmación étnica positiva
en la perspectiva de los tsotsiles y tseltales. La resistencia cultural casi no se da de
parte del turismo indígena sino abreva desde distintos elementos o grupos
indígenas. Lo que trabajan bajo el esquema del turismo alternativo indígena se
someten y se vuelven pasivos, porque lo que está constituido en su subjetividad es
lo económico, muy pocos aumentan sus derechos culturales y su autoestima
colectiva. Podemos afirmar que el turismo indígena puede representar una forma
alternativa de hacer un turismo más reflexivo, ético y educativo. Pero sólo será
posible siempre que se haga de manera planeada (Butler y Hinch, 1996) y
autocontrolada (Coronado, 2014) en su velocidad, forma, recursos y
empoderamiento por los propios indígenas. Es lo que algunos autores denominan
turismo con responsabilidad social, turismo de base comunitaria y viajes a la
conciencia (Fernández, 2011: 10).
Reflexión final
Para muchos siguen pensando que las culturas indígenas son inviables y la única
viabilidad es mediante lo económico, fuera de ella, no son nada, ahí empieza otro
problema que no están pensadas en eso que llámanos alternativo y menos a un no
hemos avanzado para ofrecer otro proyecto distinto al capitalismo.
Bibliografía
Menchen, Denise do Rio, 2012, “Brasil tem 305 etnias e 274 línguas indígenas,
aponta Censo 2010”, en Folha de São Paulo, 10 de agosto, en línea: , consultado
el 27 de mayo de 2019.
Ruiz, Esteban et al., 2008, “Turismo comunitario en Ecuador. Comprendiendo el
community-based tourism desde la comunidad”, en Pasos. Revista de Turismo y
Patrimonio Cultural, vol. 6, núm. 3, pp. 399-418.
Ryan, Chris, (2005ª) “Introduction. Tourist-Host Nexus. Research Considerations”,
en Chris Ryan y Michelle Aicken (eds.), Indigenous Tourism: The Commodification
and Management of Culture, Elsevier, Oxford, pp. 1-15.
Volkman, Toby Alice, 1990, “Visions and Revisions: Toraja Culture and the Tourist
Gaze”, en American Ethnologist, vol. 17, núm. 1, pp. 91-110.
Yang, Li y Geoffrey Wall, 2009, “Ethnic Tourism: A Framework and an Application”,
en Tourism Management, vol. 30, núm. 4, pp. 559-570.
Zorn, Elayne y Linda Clare Farthing, 2007, “Communitarian Tourism. Hosts and
Mediators in Peru”, en Annals of Tourism Research, vol. 34, núm. 3, pp. 673-689.