Transición Energética

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UNIVERSIDAD ABIERTA Y A DISTANCIA DE MÉXICO

UnADM

LEGISLACIÓN Y NORMATIVIDAD

UNIDAD 3
LEGISLACIÓN Y NORMATIVIDAD EN EL SECTOR ENERGÉTICO

Actividad 2
Análisis de la transición energética

ELYN_U3_A2_LULA

Licenciatura: Ingeniería en Energías Renovables


División: Ciencias de la Salud, Biológicas y Ambientales.
Estudiante: Luz Cecilia Lazcano Araujo
Folio: ES1821010953
Grupo: ER-ELYN-1901-B2-001
Fecha: 25 de mayo del 2019.

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UNIVERSIDAD ABIERTA Y A DISTANCIA DE MÉXICO
UnADM

ANÁLISIS DE LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA

Luz Cecilia Lazcano Araujo

Mayo, 2019

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INTRODUCCIÓN

Cuando se llevan más de cien años viviendo de los combustibles fósiles


como principal fuente de energía, no resulta fácil hacerse a la idea de que un
día ya no habrá más de los cuales disponer para cubrir todas nuestras
necesidades, tanto individuales como sociales. Es como tratar de cambiar un
paradigma de la noche a la mañana.

La mejor manera –o quizás la única- es llevar a cabo una transición


paulatina de un estado a otro, aunque en el caso de la producción y consumo
de energía en México, requiere de un esfuerzo enorme.

Dicho proceso implica necesariamente la creación de nuevas Leyes, de


nueva infraestructura, de voluntad política, de conciencia social. Y con buenas
Leyes, ya contamos, el problema es lo demás.

Pretender continuar con las políticas de centralización energética ya no


procede porque el reto es demasiado grande, de manera que una de las
mejores herramientas con las que se puede contar para conseguir una
transición efectiva, pronta y pacífica, es abrir las puertas a la inversión privada,
proceso que ya ha comenzado con la política de generación diferida.

De esa manera, los inversionistas crearán la infraestructura necesaria


para alcanzar los objetivos de producción energética, que si se logra que
respeten las Leyes que normen esos procesos, podríamos estar en buen
camino, aunque se hace necesario apurar el paso para alcanzar los cambios
mínimos necesarios, ya comprometidos en acuerdos internacionales.

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ANÁLISIS DE LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA

En el último medio siglo de nuestra historia, se han llevado a cabo muchas reuniones
internacionales tipo Cumbre en las que se ha planteado el tema energético como algo
fundamental para alcanzar un desarrollo sostenible: el Primer Informe del Club de Roma y la
Conferencia de Estocolmo de las Naciones Unidas, en 1972; el Informe Brundtland en 1987;
las Primera y Segunda Cumbres de la Tierra (Agenda 21), en los años 1992 y 1997
respectivamente; la Cumbre Mundial de la Tierra en Johannesburgo, en 2002, en la cual ni
los Estados Unidos ni la OPEP aceptaron firmar los Acuerdos; la Cumbre sobre Desarrollo
Sostenible, en Río de Janeiro 2012 y a la cual no asistieron los Presidentes de Alemania,
Reino Unido y Estados Unidos, en su negativa de disminuir sus niveles de generación de
contaminantes; y la Cumbre de París, en el año 2015, en la cual hubo muchos Acuerdos
vinculantes y ofrecimientos de apoyo para encontrar mecanismos de mitigación y adaptación
sobre cambio climático, transferencia de tecnología, disminución de contaminantes, etc. Todo
esto sin resultados concretos, ni mucho menos suficientes.

Asimismo, hace ya casi medio siglo, durante el periodo presidencial de José López Portillo
(1976-1982), se ha venido hablando en nuestro país, de energías renovables. En ese
momento, la entonces Secretaría de Patrimonio y Fomento Industrial (actualmente la
Secretaría de Energía) elaboró y presentó el Programa de Energía, el cual planteaba
diversificar las fuentes de energía primaria, “presentando particular atención a los recursos
renovables”, aunque de hecho se habló sobre plantas nucleoeléctricas. Sin embargo, ya se
habían desarrollado e instalado pequeños módulos fotovoltaicos para abastecer de energía a
ciertas zonas rurales del país.

Al hablar de una transición energética, debemos considerar que se trata de un proceso de


creación, adaptación y cambio que apunte hacia nuevas tecnologías que sean limpias, a partir
de las que ya se tengan, pero en el caso particular de nuestro país, el cual lleva más de un
siglo con una dependencia casi absoluta de su economía basada en el petróleo y posee ya
una infraestructura técnica y administrativa muy compleja, un cambio de esa naturaleza
requiere de esfuerzos mayúsculos, pues implica desafíos tecnológicos, económicos y sobre
todo políticos muy profundos.

La llamada Reforma Energética mexicana, que durante la administración de los dos


Presidentes anteriores (2006-2012 y 2012-2018) tuvo ya algunos buenos intentos de iniciar
una transición energética, en los cuales se generaron varias Leyes y Programas importantes
que han servido como antecedentes, de los que menciono:

 Ley de Aprovechamiento Sustentable de Energía


 Ley de Promoción y Desarrollo de Bioenergéticos
 Ley de Aprovechamiento de las Energías Renovables y de la Transición Energética
 Ley de la Industria Eléctrica
 Ley de los Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética
 Planes Nacionales de Desarrollo
 Programa Sectorial de Energía
 Programa Especial de Aprovechamiento de las Energías Renovables
 Programa Nacional de Aprovechamiento Sustentable de Energía
 Estrategia de Transición para Promover el Uso de Tecnologías y Combustibles más
Limpios

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 Comisión Intersecretarial para el Desarrollo de Bioenergéticos
 Fondo de Sustentabilidad Energética
 Fondo para la Transición Energética y el Aprovechamiento Sustentable de la Energía
 Estrategia para la Transición Energética y el Aprovechamiento Sustentable de la Energía.
 Ley de Transición Energética

Prácticamente, la segunda mitad de las Leyes y Programas que menciono, surgen a raíz de
la Reforma Energética del año 2012. En cuanto a la Ley de Transición Energética, se crea a
finales del año 2015, como resultado de los compromisos adquiridos por nuestro país en la
Cumbre de París, de ese año. Desafortunadamente, los esfuerzos de la administración
anterior se enfocaron en llevar a cabo dos subastas internacionales para inversionistas
extranjeros interesados en la explotación de nuestro petróleo, en un afán por descentralizar
el recurso y con él, el enorme compromiso económico y humano que implica su explotación.

Personalmente, esperaba que esta nueva administración pública se enfocara más en el


desarrollo de energías limpias, pero el actual Presidente parece más interesado en fortalecer
la economía mexicana, a partir de la creación de nuevas refinerías y la búsqueda de más
pozos petroleros.

Me queda claro que una transición de este tipo no es nada fácil ni rápida, pues son muchos y
muy importantes los aspectos a considerar: el abastecimiento que no debe interrumpirse de
energía eléctrica a nivel nacional; simultáneamente, continuar en la búsqueda e
implementación de nuevos recursos no contaminantes; la inminencia ante un punto de
inflexión para un cambio climático drástico; el compromiso de cumplir con los acuerdos de
París; la evidente y poderosa oposición de los sectores productivos de capital privado que se
niegan a modificar sus hábitos e instalaciones, y la presión social y ambiental que aumenta
día con día.

Sin embargo, México cuenta con buenas Leyes al respecto, y ya se han implementado
parques eólicos en el sureste, y comienzan a crecer los campos de paneles solares en el
noroeste.

Pero por encima de todos los evidentes beneficios de implementar el uso de energías limpias
en México, quiero hacer hincapié en que nuestro país cuenta con una capacidad enorme de
producción de energía, de varios tipos, como la eólica, la hidráulica, la solar y la de biomasa,
tanto que puede lograr la autosuficiencia. Simplemente, en tres de los 125 municipios del
Estado de México, que son los que menos radiación solar reciben, y están en un rango de
4.40 a 4.49 kWh/m2, reciben cerca del 30 % más que Alemania, que recibe en promedio 3.5
kWh/m2, y sin embargo es una potencia en el campo de la energía solar fotovoltaica.

Finalmente, considero que una de las mejores ideas que se han implementado en la búsqueda
de soporte para la Transición Energética, ha sido la de la “Generación Distribuida”, que por lo
que entiendo, significa que inversionistas particulares pueden generar energía eléctrica limpia
en pequeña escala (entre 3 kW y 10 MW) y venderla a la CFE. Esto abre las puertas a posibles
fuentes de empleo, menores pérdidas de energía por caídas del sistema, mayor participación
ciudadana, menos gasto público, etc.

Por otra parte, el hecho de que ahora esté ya autorizada la producción de energía limpia para
autoconsumo (es decir, yo puedo tener mis propios sistemas fotovoltaicos en casa), aporta
otro poco más en el esfuerzo por alcanzar las metas asumidas por México, en el Acuerdo de
París, que debemos considerarlo como un compromiso también personal.

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CONCLUSIÓN

Los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París en el año 2015, no


se han alcanzado. México se comprometió, de manera no condicionada, es
decir, voluntaria, a reducir su generación de gases de efecto invernadero y de
contaminantes climáticos de vida corta, en un 35 % para el año 2024, y en un
43% de producción de energía limpia para el año 2030. Pero según una
investigación del Grantham Research Institute, de octubre del 2018, sólo quince
países han cumplido su parte de los acuerdos: Algeria, Canadá, Costa Rica,
Guatemala, Indonesia, Japón, Macedonia, Malasia, Montenegro, Noruega,
Papúa Nueva Guinea, Perú, Samoa, Singapur y Tonga. México no está entre
ellos.

México tiene el potencial necesario para ser un país con autosuficiencia


energética, sin pretender que los combustibles fósiles durarán para siempre.
Pero es importante fortalecer los centros de investigación y desarrollo de
proyectos de ciencia y tecnología, así como hacer propios los compromisos
adquiridos a nivel internacional por quienes nos representan.

En la medida en que los ciudadanos nos sintamos no sólo comprometidos,


sino también favorecidos con las políticas públicas de creación de energías
limpias, tanto en lo que respecta al cuidado del medio ambiente, como en el
aspecto económico, participaremos y apoyaremos más en el proceso de
cambio.

Finalmente, no es posible pensar en un desarrollo sostenible, mientras


haya desigualdad social y económica.

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Referencias

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https://es.wikipedia.org/wiki/Generaci%C3%B3n_distribuida

(s.f.). Recuperado el 25 de mayo de 2019, de http://creandoenergialimpia.blogspot.com/

(s.f.). Recuperado el 25 de mayo de 2019, de http://library.fes.de/pdf-files/bueros/mexiko/13901-


20171211.pdf

(s.f.). Recuperado el 24 de mayo de 2019, de


http://www.cua.uam.mx/pdfs/eventos_y_noticas_pdf/2018/24oct/atb-transicion-energetica-
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http://www.pa.gob.mx/pa/conoce/publicaciones/Marco%20Legal%20de%20Reforma%20Energe
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Gallo T., M. Á. (2001). Del Estado Oligárquico al Neoliberal. México: Quinto Sol. Recuperado el 25 de
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Meyer, L. e. (1976). Historia General de México (Vol. 4). México: El Colegio de México. Recuperado el 24
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Viqueira Landa, J. (2012). Energía e Impacto Ambiental (2a. ed.). México: Universidad Nacional
Autónoma de México. Recuperado el 24 de mayo de 2019

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